Proudhon sigue afirmando que ((la justicia, para el ser

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Del
hcgeli~nismo
al marxismo
Proudhon sigue afirmando que ((la justicia, para el ser racional, es al
mismo tiempo principio y forma del pensamiento, garantía del juicio,
regla de conducta, objetivo del saber y fin de la exiStencia: es sentimiento
y noción, manifestación y ley, idea y hecho; es la vida, el espíritu, la razón
universal». Precisamente a través de ]a idea de justicia Proudhon desencadena una crítica encarnizada contra toda solución colectivista del problema económico. Si se ponen en las manos del Estado todos Jos medios de
producción, entonces la libertad de Jos individuos particulares se ve limitada hasta quedar ahogada, y aumenta -en lugar de desaparecer- la desigualdad social. Proudhon piensa que el comunismo jamás podrá respetar
la dignidad de la persona y Jos valores de la familia. El comunismo no
elimina los males de la propiedad privada, sino que los lleva hasta su
últir~10 9xtremo: el Estado, en el comunismo, no sólo es propietario de los
bienes materiales, sino también de Jos ciudadanos. El comunismo no sólo
pretende nacionalizar las industrias) sino también la vida de los' hombres.
Esto anuncia un Estado cuartelero y de despotismo policíaco. Para Prou~
dhon, en cambio, hay que reorganizar la economía haciendo que los trabajadores se conviertan en propietarios de los medios de producción y
que, por lo tanto, tengan la posibilidad de autogestionar el proceso pro~
ductivo. De este modo, el tejido económico de la sociedad se configura
como una pluralidad de centros productores que se equilibran mutuamente. De forma paralela el Estado consistirá en la «reupión de muchos gru~
pos d,istintos en su naturaleza y en su objeto) formado cada uno de ellos
mediante el ejercicio de una función especial, y la creación de un producto
particular, que luego se unifican bajo una ley común y un idéntico interés». Estos grupos se limitan recíprocamente en el ejercicio del poder y así
quedan garantizadas -considera Proudhon- la justicia y la libertad: la
libertad ante el exceso de poder de un grupo o del Estado, y la jus.ticia que
se opone a la apropiación capitalista del trabajo de los obreros.
En consecuencia, el pensamiento de Proudhon se caracteriza por una
aguda sensibilidad ante la justicia, pero un serio análisis de la economía
capitalista y por una fe inquebrantable en la libertad del individuo y en la
fuerza de esta libertad. Aquí pueden detectarse !as razones por las que
hoy en día, después de la totalitaria puesta en práctica de las soluciones
prop'uestas para eliminar Jos males del capitalismo, Prouclhon ha sido, y
continúa siendo, objeto de renovada meditación, sobre todo en lo concerniente al tema de la autogestión. A este respecto cabe rec~Jrdar que
Proudhon intentó aplicar sus principios a través de la fundación de, un
banco de intercambio, donde la moneda había sido substituida por bonos
de circulación emitidos por el banco y garantizados por los productos de
las personas adheridas a esa institución financiera. Por este sistema, todos
los trabajadores podrían obtener anticipos sin pagar intereses, con el fin
ele fundar empresas mediante las cuales quedaría íntegramente en su po~
der el producto de su trabajo.
Marx recibió con entusiasmo el escrito de Proudhon ¿Qué es la propiedad?, pero luego criticó con fuerza (y sin demasiada justicia) su Filosofía
de la m.iseria. Sin embargo) no debemos olvidar que el influjo de Proudhon fue variado y duradero. El sindicalismo francés de los m1os sesenta se
remitió de forma constante a Proudhon, en sus propuestas de organizar
cooperativas de crédito; la mayoría de los miembros franceses de la Pri)74
Karl Marx
mera Internacional eran pr.oudhonianos (contrarios a las huelgas y a la
revolución política, y defensores del mutualismo); a través de los elementos anarcosindicalistas de su programa, Proudhon influyó sobre Bakunin
y, luego, sobre Kropotkin. La crítica que hoy se formula ante el exagerado
poder económico y social del omnívoro comunismo es un tema que halla
en Proudhon una sólida base dentro de la historia del pensamiento. Hasta
el reciente obrerismo, con su desconfianza hacia las jdeologías que no
estén al servicio directo de los intereses del proletariado, su falta de aprecio por el parlamento que decide desde arriba en nombre de Jos demás, y
su rechazo a la participación de los intelectuales en el movimiento obrero,
se encuentra relacionado con Proudhon.
5. KARL MARX
5.1. Su vida 1 sus obras
Karl Marx nació en Tréveris el 15 de mayo de 1818, hijo d·~ Heinrich,
abogado, y de Henriette Pressburg, ama de casa. Tanto el padre como la
madre de Marx eran de origen judío. ,Sin embargo, cuando en 1816-1817
-como consecuencia ele las leyes antisemitas vigentes en Renania- Heinrich tuvo que elegir entre su profesión de abogado y su fe religiosa, Heinrich
optó por la profesión. Karl realizó en Tréveris sus estudios secundarios, y
luego se trasladó a Bonn para estudiar derecho. En Bonn, Karl prefería la
vida goliardesca al estudio, de modo que su padre decidió que continuase
su carrera en la universidad de Berlín, más austera. En 1836 Marx se
traslada a Berlín y eri el verano de ese mismo año se compromete en
secreto con Jenny von Wcstphalen, <da chica más agraciada de Tréveris»,
una muchacha de familia aristocrática con la que Marx contraerá matrimonio en 1843. Jenny tenía un hermano, Ferdinand, que fue ministro del
Interior de Prusia, desde 1850 hasta 1860. Marx asistió en Berlín a los
cursos de Karl von Savigny y Eduard Gans. Se convirtió en frecuentador
asiduo del Doktorclub, círculo de jóvenes intelectuales hegelianos que
asumían posturas raclicalizadas. Allí conoció, entre otros, al profesor de
historia Karl Friedrich K6ppen y al teólogo Bruno Bauer. Se licenció en
Berlín el15 de abril de 1841, en filosofía, con una tesis titulada Diferencía
entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y la de Epicuro.
Una vez licenciado, Marx quiSo obtener algún encargo docente en
Bonn, donde ense6aba su amigo Bruno Bauer. Sin embargo, Bauer -«el
Robespierre de la teología>>- se vio muy pronto alejado de la·universidad.
Y puesto que Bauer no podía apoyarlo, de este modo se cerró la carrera
académica ele Marx. Al desvanecerse esta salida docente, Marx pasó al
periodismo y se convirtíó en redactor de la «Ga~eta renana», órgano de
los radicales burgueses de Renania, donde escribían Herwegh, Ruge, Bru~
no Bauer y su hermano Edgar, y Moses Hess. Muy pronto Marx es nombrado redactor en jefe del periódico. No obstante, el 21 de enero de 1843
fue prohibida oficialmente su publicación: Durante este período Mar.x
estudió a Feue'rbach entusiasmándose con él. En el verano de 1843 escn~
bió la Crítica al dere~ho público de Hegel, cuya introducción se publicó en
París, en 1844, en los «Anales franco-alemanes>> que había fundado Ruge,
175
Del hegelianismo al marxismo
quien quiso que Marx fuese su codirector. En París, Marx entró en contacto con:.Prou~hon y ~la~c; se encontró con Heine y C"bn Bakunin y, sobre
todo, conoció a Fnednch Engels, que será amigo y colaborador suyo
durante to?a su VIda. Sólo vio la luz el primer fascículo de los «Anales
franco:alemanes». ~on_la ayu.da ec:móJ?ica· de algunos amigos suyos de
Col~o.ma, Marx prostgmó sus mves~Igacwnes de filosofía y de economía
pohtiCa. Son de 1844 sus Manuscntos económico-filosóficos (publicados
en 1932). Mientras tanto colaboraba en el <<Vorwiirts» (Adelante), periódico de los artesanos com~mstas, que también se difundía en Alemania.
Justamente esta colaboración provocará su expulsión de Francia (11 de
enero _de 1845). A lo largo de esta época iba madurando su apartamiento
de la IZquierda hegeliana. En 1845 aparece La sagrada familia trabajo
escnt? en cola?ora~Ión con Engels y dirigido contra Bruno Ba~1 er y los
heg~h~nos de tzqmerda. Siempre oponiéndose a éstos, Marx y Engels
escubieron en Bruselas (donde Marx se había refugiado después de se
expulsado de Francia) La ideología alemana. Las tesis sobre Feuerbach s:
r~montana 184_5 (pero Engels las publicó en 1888), mientras que la Misena de la fzi?sof;a,_ respuesta a la filosofía de la miseria de Proudhon es de
184?. En es_t~ ~Ittmo _escr}~.o Marx ataca al «Socialismo utópico» en nombre del «Soctahsm~ CientiÍlCO». Marx permaneció el Bélgica hasta 1848.
~n enero de ese ano, por encargo de la Liga de los comunistas redactó
¡unto con Engels el famoso Manifiesto del partido comunista. Al estallar
los acc:>n.tectmientos de 1848, Marx volvió durante una corta temporada a
Coloma) don~e fundó_ la «Nueva_ Ga~~ta renana») la cual fue obligada a
suspender cas1 ~n~e~mda s~ pu~hcacwn. ~esde Colonia regresó a París,
pero le fue prohibida la residencia en la capital, y así Marx tuvo que partir
hacia lnglaterr?. Llegó a Gran Bretaña el 24 de agosto de 1849.
Una vez alh, Marx se estableció en Londres, donde, entre dificultades
de _todas cbses Y. con la ayuda econón;ica de su amigo Engels, logró llevar
a cab? las mvesttgacwnes de economta, h1stona, sociología y política que
co_nstit~yen la base de El Capital, cuyo ~rimer volumen apareció en 1867,
mient~as .que los. otros dos fue.ron publicados con carácter póstumo por
Engcls, en 1885 Y 1894, :espectivamente. En 1859 había aparecido su otra
obra fundamental: la _Cr¡tzca de la economía politica. Comprometido en la
organrzación deJ ~O:'Imiento obrero, Marx logró fundar en 1864, en Londres, laAsoctacwn m~ernacwna1 de tra?ajadores (la Primera Internacional): que después
diV:e_rsos .e~frentamtentos y vicisitudes fue disuelta en
1872 (aunqu~ su disolucron oficial haya sido decretada en 1876). La última
década de VIda de Marx también fue un período de intenso trabajo En
1875 publicó la Crítica al programa de Gotha, donde analizó las doct~inas
de Lassalle. No ~bstante, trabajó sobre todo en El Capital. El2 de diciembre de 1881 mona la esposa de Marx, Jenny. Karl Marx falleció el 14 de
marzo de 1883 y fue sepultado tres días después en el cementerio de
Highgate.
?e
5.2. Marx, critico de Hegel
.. El pe~s3miento de ~arx se con~igur_a en contacto y en ..2P.Q.$kión~n la
írlosofia de Hegel, las Ideas de la Izq~rerda ~e~e],i_i!~~, las obras de los
176
Karl Marx
econornis.t.as....clá.si<!9.~. y las de los ..soci,&J.istas .que él mismo calificará de
-1UQP.I~Q:$... Engels escribe: «Marx y yo fu~m?s ?asilos ~nicos que salyamos
de la filosofía idealista alemana ( ... ]la dialectrca consciente, trasladandola
a la concepción materialista de la naturalez~ y de la hi.storia.» Marx está
dispuesto a reconocer en Hegel la profundtdad que tiene «el comenzar
siempre con la oposición entre las determinaciones». No obstante, desde
sus primeros escritos se hace evidente la separación de Marx con respecto ·
a Hegel, empezando por la Crítica a la filosofía del derecho de Hegel
(1844), donde se critica la filosofía del derecho de Hegel e_on base en la
situación histórica y política de Alemama, y con la convtccwn de que «las
institucion~s jurídic~s.ypQUtic~.s . a~í como las distintas formas de Estado,
nO p·tiede'n explicarse por sí s?las y en virtud de un a_utoproclama~o. desarrollo del espíritu humano, smo que ~Q-ll..~.9_Q.~9g~;Q9.ta..d~Jg_s.sc.>gq!_9~9!l~.~
ma!erialc.s...ÓJLYiQQ. 1• que Hegel, siguiendo a los france~es e mgleses del
-Siglo xvm, designa con el nombre de "sociedad civil" soct~dad cuya an~to­
mía es proporcionada por la economía política>). En esencia Mar~ cons~de­
ra que la filosofía de Hegel i_~~~r1~:~t~ e! m':lnd? ~.~Y.~.~.::r_nanera If!Y.~~~.~~~.:.
Es ideología. Hegel razona como SI las mst.Ituc10nes ..existe~te1:>, por ejemplo, el mayorazgo, procediesen de una·.l>Iífa riece~\Qad. ra~10~al, y?e este.
mod(). legitima. como. inmutable .el orden ya extstente .. En opmtón de
Marx JO q·ue
hace en realidad es !.~§l:fl.~.fQ[f11~r.~p.y~J{:l,ªQJHQ$.9.f.tg.~Jq,
que no son más que simples hCGh.Qs,.llist9ric.o.s ~.emprncos. De este modo
«Hegel cae siempre desde su esptntuahsmo pohtico en el u:as craso_ m~ te~
rialismo». Por lo tanto Marx dirige contra Hegel_dos acusaciOnes pmnctpales: ·antes que nada, la de subordig?~.J~. ~-º-f.i~dad ciyil al Esta~.~. y lueg;o, la
de invertir el sujeto y el predicado: los individuos humanos, los sujetos
reales, se convierten para Hegel en predica?os de la subs~a~~~a m1stica
universal. Marx insiste, empero, en que «alrgual que la rehgJOn no e~ la
que crea al hombre, sino e! ho~1bre_ crea la reli~ión_, tampoco la constitución es la que crea al pueblo, smo este la constitUCIÓn». Por eso, cuando
.~B:e¡\ell cree que está describiendo la esencia del Estado, lo que hac~. ,B...
·.'-.'re'illidad es decribir y legitimar una realidad ya existen¡e, el Estado pr~~~~­
l·no·~··-Marx escribe: «No hay que reprochar a Hegel que describa _el ser del
'·Esia'do moderno tal cual es, sino que tome Jo que es como SI fuese la
esencia del Estado.» El error de Hegel consiste en que, después de haber
concebido la esencia o substancia de la pera o la manzana, transforma
las peras y manzanas reales en encarnaciones del fruto absoluto, es decir, en peras y manzanas aparentes.
Heg-el
5.3. Marx, crítico de la izquierda hegeliana
Hay que reconocer que, por lo menos hasta ~84~~ la. i~.q_~i.~~~.~..h.eg~.~~a­
ira fue uno de lOS.JlfliP.O.s intelectuales..más a.~C!lv.os.y más combativos de
Europa. No se trataba de un grupo homogéneo. En todos los c~sos, sm
embargo, mientras la derecha hegeliana -en nombre_del pensa~ue~to de
Hegel- quería justif~car el cristia~üsmo y~~ Estado extstente, ~a tzqmerda,
también en nombre de la dialéctica hegeliana, tr.ansfQ[Il}Q.d.!.dtª!l~.!ll~~!'­
ma~rie!i.will.,..convirtió la religlQ.n cristi~P.-ª.Pn un 11~-~_h.g purame.n.t_y_p_wnª-.:.
~0- y mmbatió contraJ-ª..R9JJJi~ª-~·xi:?~g~e. . 9.~s.Qe __p,q~p.tr?l:t;,....4~PJ.Q.G~.áttco""ra177
Del hegelianismo al marxismo
dicale~. No obstante, todo esto resultaba insuficíente para Marx. Debido a
e!ló-;lV!arx y Engels -a través de La §_agrada fan:!J!iE:::ªl&fN! en especial a
!?...!1ill2-a<!.~.!;_y_J.:~!H~r!?~~· «Toda la crítica filosófica alemana, desde
~§J!.~~s hasta_§liJ:n.eJ', .s.~-!ID.liJ:-ª..a la crític~_de las represeotacion,es rel~jo­
_?~.:.~ Y si «los viejos hegélianos habían comprendido cualquier cosa, ape:···-··rias la habían vinculado cbn una categoría lógica hegeliana, los jóvenes
hegelianos criticaron cualquier cosa, descubriendo en ella ideas religiosas
o defíniéndola como t.~ología~~-·...
·En resumen, ~<como estos jóvenes· hegelianos(SQns.L<i~XE.ba.n.\.que las
representaciones, los pensamientos, los conceptos y, ·en generalqJ,gs 12E,2.:_
-~QS..de.J.a...,~oq~i§Jlci.ajlue ellos convertían en autónoma,!S:~w..sd.as~n:
t_jq¡,s....c.a.cteJJas)que atal5an a los hombres, del mismo modo que los~
J!~el!~?.?~i!lg~llí los verdaderos( lazos ~de la.J$0.ciedadJm0;g0.il_:;e ent¡enCle con tacihctaa que los jóvenes hegelianos sólo deben luchar contra
estas ilusiones de la conciencia>}. En la iEI..Yi~L®J~geliaQQ se halla la
~.ción b~sica de que las auténticas s:~.s!.~.tL<!§ .•Qe los hombres .§!:LYES.lf$.!1:.
t.[~11..(1XL§.Y~-J.9~.<:t§.• lo cual provoca que con toda coherencia Jos jóvenes
hegelianos exijan a los hombres, «como postulado moral, que substituyan
su actual conciencia por una conciencia humana, crítica o egoísta, y se
desembaracen de sus impedimentos. La exigencia de modificar la' concien~
cia conduce a otra exigencia, la de interpretar dé un modo difet~ente Jo que
existe, es decir, acept_arlo a través de una interpretación· distinta». No
obstante, <<a pesar de sus frases que, según ellos, "sacuden el mundo'', los
ideólogos jóvenes hegelianos son los más CO.lJ!?J1XY.qJtox~s». Combate[l ~on~.
t~~-.t~.§...fiª:$.~.$....Y. ,lJ.Q.._G.Q.JJ.l!SL.S'!.l mun?o reaJ~que rCflejan diChas· "fxiSeS. · Eá·efecto, <~~~?... ~~..J.~-~~l!5~~~!!~!.?.J_C!_g.JJ.~.:.d.e.hü:mí.n.ª . .l.a_ yid-ª, sino la vida lag_~
,9et~E_~I!:~I}_<:._~-:?.!!S~E.92)>, Por todo ello, también la izquierda hegeliana ve
ellnundo mvertido; el pensamiento de los jóvenes hegelianos es un 12e~:
ID.!~n.tu.id.e.o.Jógico, al igual que el de Hege_L~irma: «A ningúño de
estos filósofos se le ocurrió investigar el ~istent,§_e-IHU!J-ªj}Josofía
alcroaua_y_la.r.ealida.d.alemªl].·ª·' . el nexo entre su crítica y su propio mñbre"O-'
te materiaL>) Por consiguiente, los jóvenes hegelianos no fueron en absoluto radicales: «§.~r.r..u.Qkal -había escrito )'y~_g_t:~- con anterioridad-.. q~.i~y~­
¡l~cir.J;~p.ta)'J¡¡s__ ,¡;ps,¡¡s.~.n.§M. raíz., Pero la .Jl'l~A~Ll!()JnllR.cs.eLhombre­
..!D.i~mo.» La liberación del hombre no avanza un solo paso por el hecho de
que se disuelvan «la filosofía, la teología, la substancia y toda la inmundi~
cía en la autoconciencia», o liberando al hombre del dominio de estas
frases. «~a.Ii.~.eyación es un acto histórico, no...un.acto...ideal, que lL~va~!_~_
S:11.2_9J-ª.§_s;.Qp_Q.J9Q!"H·!$...bis.tóricas, el estado de la industria, del comercio, de
la agricultura.» Los jóvenes hegelianos mantienen separadas la teoría y la
pi· axis; M?LX. lJ9~. -~·~. ~-~·-~? Y.. Pr~?Cis.
5.4. Marx, critico de los economistas clásicos
En opinión de Marx, la economía política sirve de anatomía a la sociedad civiL En los Manuscritos econ6mico-filos6ficos de 1844 (antes que en
El Capital), .Mat:.?: . se~.t~frenta con los [email protected].$.!.2.$~Slási.t;:ns (~müh,,,_,.Ricar,..
.do.,J'.e.c_qJ!.~~-~ 1 §_¡¡y). Marx debe mucho a la labor de estos economistas,
sobre todo a los análisis de Ricardo. Lenin escribe: «Adam Smith y David
178
Kar! Marx
Ricardo [ ... J. echaron las bases de la teoría según la cual el valor deriva del
trabajo. Marx continuó su obra, dando a esta teoría una base c.íentífica
rigurosa y desarrollándola de modo coherente. p~'!lll§W_q!!!LeLYa).OLQe
una. mercancía_ S! l~~lla <kl~.rminact.o.pm:Ja.@!l!i<;iaq_¡le_!J_¡¡_I;¡J!j.Q.. ~.Ode.lmeJ~o.
t~B~ff¿~~i~=~-QQ[~~I-YE.JTIR9._cl~Jl~tb.ªiQ~$9.9i.ªl.m~PJ~..J1~~s:.s.&.rh;q:mr.a . &.u,.
p_rodq.cció!l.» Sin embargo, prosigue Lenin, «allí donde los economistas
burgueses veían relaciones entre objetos (intercambio de una mercancía
por otra), Marx descubrió relaciones entre hombres». En otros términos,
la economía política considera que las leyes que pone en evidencia son
leyes eternas, leyes naturales e inmutables. No se da cuenta de que de esta
forma absolutiza y justifica un sistema de relaciones existentes en un estadio determinado de la historia humana .. Transforma un hecho en ley, en
ley eterna. Es ideología. Gracias al estudio de los económistas:clásicos
.I:YI~.)kga.a ..la.QJ.n.<;)y.ID.QJLcte_q ue.JLuna máxL'!1.?..,R!~2.il!!H;j;5,Ib<\!'o.Jiq¡¡¡;¡;J!..lc
J;_q¡;¡eB.p,g¡¡¡\e.J.Ill,,nJ;iJ¡\¡¡¡p"erop.o.hr.ecimis;.llW.,\t<;\,P.~~I:<h La e cono mía polític·crñO"S dice que las cosas funcionan así, pero no nos dice por qué funcionan
así, y ni siquiera se plantea el problema de cambiarlas. Marx escribe: «La
!:SS!!l9.l1llª--Pillitü;.iJ.,f/!l!.i!Ul&Jle~hQ...dJ0a..p.miJks!ad pri.yada. No. nos la
explica. Pone de manifiesto el J2IQ.qc~~iiaLde la propr;;dad privada,
el proceso que ésta lleva a cabo en realidad,\Jl-lLaY.és,de_(¡j¡;m,qla,'\.g!¡!t<~X~­
.l~~-' l!R>.trac.tas, a las que o!orgeJ\lsgg"el&J!táctex..d~Je;y.es. No comprende
estas leyes, es decir, no muestra cómo surgen· de la esencia de la ptopiedad
privada.» Para la economía política «es válida[ ... ] como última razón el
interés del capitalista: supone, pues, aquello que debería explicar». En
-~:E¡~~~~~~if.:~:~~~~.,:~:~i!i~~~t!~{};'%~~11~rií~~~
.
J
JQ~ P\o\JM.cJof.Ji¡;l,.trab.aj.o.de.los-demás».¿;;:~:riiivkg~<Lprivada no -~1 un
:aato abSóltiTo;qLi'é"htiYa cj"Ue preSuponer en toda argumeñtil"C"íóii, sino ~~§.L.~
Prc;p,ij·'.r \.'(-\P-roJ:ht!~to., el resultado, la ~ecesaria cons~cu~ncia.del !L.<!QªjQ,.~~P.L<?.P-Ü!.9.P.
·-yr¡wop!édad privada ~Jm. b~.cho que es \'.QJl.!i.."-"-ºg¡¡s;ie.,\l!:;Jª.. illi~Jlm;i9n_<!~l ..
. trabajo h':1_!P.anQ- Al igual que en la religión, afirma Matx, <<cUanto más
. _gon_y él" hQ..xi?!?L~. .~JLRJ9.§. 1...~~P.<?~"-~gn~~:?~Y.ª-· J?a.r.A "sí fl.Ji~iñP . ..ill.Silif~iQ.JiUgJ~."
--~t~:~-r!.1~en el ~l?i.S-H:l""'Y-l.a~...Y.a ll.Q.,.J2.~Il&!l.<;:.S,Y.,J!~AJ.~~~!~.E?. . . .ªLº.PJg;W>)~ Dicho
objeto; su producto, «existe fuera de él, con independencia, ajeno a. él,
como un poder independiente ante él, y la vida que él ha dado al objeto se
enfrenta con él como una ex~raña y una enemiga».
~.
5.5. Marx, critico del socialismo utópico
En eltylanifiesto __d_e.lP.artido comunista Marx y Engels plantean la diferenci~.. H~~J1aY:?#f~~- ?.:11 ..?.~CJ:ªJKS,ifE:i:-fk:úJ(~i~O :_y·Iqs Otr_os·"tiP.Q~::.d.~:i'~i~UiU~~ .
.ITISL.. Estos otros son el socialismo reaccionario ·qúe aparece en más de una
versión (1~ feudal, «mitad lamentación y mitad libelo», que ataca a la
burguesía desde la perspectiva de la sociedad feudal y sintiendo nostalgia
de ésta; l<!. pequeilo-lmrguesa que, con representantes como Sismondi,
ataca a la burguesía en nombre de la pequeña burguesía que se ve' amenazada de convertirse en proletariado; la del ~t¡~;~Ü~.Ü$JllQ,_,,.ª-!~.m9n -Grün,
Bauer, Hess, etc.- que constituyó «el complemento dulzón de los amargos
179
Karl Marx
Del hegelianismo al marxismo
cuenta la autoconciencia infinita». Sin embargo,
iados de sus valores de hom-
t
son ,hornbres ahenados.~,.es clec~r, ~~.W-QQd____tr·a·b--a¡o-_,
I1alla
____ '.- - 1,-- ·--0 - ·,0 o a1tenac10n e su
b!:§;:;Qe5LQQ_i1.J.I_ntilf P}aco/i .!l--a cabo operaciones semejantes a las del
-- En realidad' «la arana eva
( el os arqmtectos con la construcción
tejedor' y l~ abeja averg~e~zt aq:~u d~sde( un princtpio ~!~ting}_):~~~- peor
de sus celdillas de cera· 01 0 , .- b Marx en El Capital- es el hecl1o ílt.
atgUitecto de la meJOI abeJa ~.S:!~-~- ', 'antes de construida en cera~
~~ ORLI1~~... A1~.!2f,
1
--~it~~~~~c.t~~i~:~viñ":~kie~!tf~:;¡~if:i1~b~~t;i::-s~:;1 ~~ª~~¡~~~
···'hetl16 de que la base profana· se separe de sr mi~ma y se asigne a s1 misma
un reino independiente en las nu9es, es un hecho que sólo puede explicarse mediante el íntimo desgarramiento y la contradicción interna de esta
base prOfana.» En otras palabras, !9~Jlwbres_ªli..ttlf.a::El:l.~.~I.J?.-f.Qyectándo­
lo~~!l.;!l..!l..Pjg~.. imaginario, s.4!9 .~.!J~UJ..f!QJ~'U~.~i~~~I_l_~?.ia!~~). en_ la ~odedad"de·
qt.i~_E.~¡uéJS.9.11St~J:.~ ~~ ~~ltjt_lla ~n s~u~a~e~l fes\tii'iid0
que -ya se h4llaba
2\L.ll\'ªl d~lJ!.rO~_"SO del, tr~b~Jt,rtra~a-aifor, que estaba presente idealpresent~ al pnnctplO en ld tdea (·-:1:-e a ~fectuar un cambto de forrna en
-merae-·"No se trata de _q~e se tmt
o i ob "etl'lQ .conocido por. él) y
cf?'i~-~ J!!i?_~f~_¿·e¡_SJ.e.s·arr(jJ[g Y,Jª--r~,~!!_z~9i9_!)_de su humanidad- Como_-consecuencia ·-~ªd~r._l~,_~.\!.\\n\\qQ!lfei!fO,S,!J n<:> b.ll_S!? e".~- <]f)~U[lCiada,
eieillento natural»·. aqm ~\reJ!:hZ_ª_«~~:rd~~b¡a;» Tddo esto sigmfica, a
g~e-~~:1~numzLtJ1 ~uanto ey ~~em u~Q..e_ yivii"5!!.1Jlanam_~Dte, hacerse en
cnteno ae Marx, qt!~ eJ hom ..Jt-. ----d actierdo con sus necesidades
' -" an za la natura1eza e __ _
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cuanto hom.b re,~J~!!l.5_w} ..f.L ~áS hoffiblis El trabajQ_,.,$Q 9iª:C.es antropoge~
_sin?_g~J.Iill'_qü~.S-~Hl---U'LJ~.~-~9.1)(!l~J.2fl,_y~--~YJ\llt9i.!D'.J:'rmiten ~a yZ)P.!?.~E.~~~~l.~~q_t.:~_~.!E.~:~, :el:stt~~-~feuerbac~ •. po~ lo tanto, no cayo ~n la
cuenta de que «tam15te·ñ~·I '"Sentimiento rehgwso ' es un producto social, y
el .!99.\W~tm.®_qu_<;:Jl.a!lll!i¡;_'l,.Re!J-'!!l'.\'!l..i!.. ll.':litformª.sociaLd;:te.r:
L"" id~.l!.S..Jllnu;:_c~s._i.lei¡LmGre (fe"'Ios -demás__anirnaJd: en efecto, el
minada».
no S!rve J?ar_a_ m.~.lln&..t!H...'ª-; -raonitüraleza,
--·"E"rhoml?.re e§ g_¡1iro ,;rei!I#.Jeljgión. Pero «el hombre -dice Marx- es _el
muñ~_·ae1Jf2mfti!;=:¡,:íJis't~ao_;!a_}()Ó,iedacCESi_~]'Ifi!Q<i_;:,,-sta ·sacied'\d
·¡;;g_ducéip!'_"'¡_ig~~!l.,__que es u_!l'i::'!.'!!lfi~JAi!l.Y~It.I.(iil.c!el.mundo, porque
----1l"-\1íQ!tl.ill."-.P!l~ÓC transformª.
Opj~~iVl\!:__Se _e.Q 9.ful_,__!lum.ª.mz_ar:-
io -cuer¡;oinorgánico.
la. puede couvertnla en su prop 1
edad vemos que el tntbajo ya no~· 1-"si contemplamos la lustona Y a s~cl·unt¿ a los demás-hombfes-..~J-ª...
también ellos son un müi1~(fó-invertido._fª-~§Jl~QQ.. r;$J(t~Oií~·1~yertida de
este mun~o». Se hace eyidente, de este modo, que «la lucha _Cdritra la
_>e..h¡¡;;e_fl9I)a ncpeS1dad de ap~o~~{¡~~· ~or la necesidad de obj~t1var la
ll.~'l}l]l~a extenor 'Xi\ no ,s tdeas y proyectos, en la matena pnma. ~n
pr_opia humanldad,_leS]l~!lJliastnibaa or su pura subs1s!~i La J<r9.PJ"_::_i\
______ ¡;>cambw, vemos q~e el \ti 0 T:~visiÓnLd~l traba¡o;-C<íñVieÍ:te_eL trabajo en
dad pn~~d~ªL basada en
l
" de la materia nrima; también son,,.
Ab ro
1ena"o al obrero .se l~-"--·_QJ!~lgatOJJO:, """-;,Lili:J~
--~ se ve
d atrabajo·
arra!_)ca el P.r9 d.J.}~t? 1 \
·reliJii9D..LTes Ja.Ju.cha .contra aquel mu_11do cuyo aroma esplñl:ua!-¡is
Ja q;Jigiq!J.ll. Existe el mundo fantástico de los dioses, porque existe el
rnundo·irracional e injusto de los hombres. «La miseria religiosa, en cierto
sentido, es expresión de la miseria
en otro sentido es una pr•otesta
contra la miseria
el
-=--- -- "''
alienados los mstrumentos ed .. , del ttabajo se le mutila su creatlVI:\f
de sü trabaJO, y~__meQt~7tebla ~~~l~~a merc,and~ 'en las ma_nos del caJ?i~al.
:;,¡;t;iQ*su..hu~anidad.. o _r-er ao1_ -aoa'o cte ¡¡¡que se denvan en opmión
En esto consiste la alienacwn e ~e al1e¿ación: la política (en b que el
de Marx todas las otras f<?rma~ los hombres concretos y en contra de
Estado se lev~fl:ta pot e~cuna ar~ esta situación en la que el hor;tb!e se
ellos) o la religiosa ~~~_g_M ----'(fiánie la lucha de clases, que eJ¡mmará
transforma..en_b.estiase.SJ.Jp_erame ¡-· d 1 ¡· ..., ·!- -,1' ..
d pnvad a Y el tt•"a•o
a 1ena o.
',., exactamente,
··
· ·
la
kiJrO.pleda
~.~.1!.--'-"~"":---·s s'te'IJ(más
-. embargo ,en que con I ,
1
Mientras tanto, ~m
, ' ..,
da consiste en el hecho de que e~
aJleQª~i-~ del trabaJO? «Antes qu:rt~~e~~ sJi;er., y por lo tanto és~~-.Q.Q...
tiabaJ·o es exte~~~-~p_b_r_erg~_p.o p_ - --=e-- a- -,,0--s-e siente satisfecho smo
-· - - ------smo que se m g ,
,
1 baJO
,
se for.tale.ce_en_S.tL!Xª--·
· 1 fs 1ca y esptritual sino que e.:&teU!J.3_
'!üJe\iiz" ñ~ ~esarrolla una h~~e en;~r:s~ el obrero sólo ~e halla~ sí mismo
'sucuer o dest_ruyes¿espt~l~~I traba·~ Se encuentra fuera de sí. St no
!).§!..~- qyl_ trabaJ<:, ~ entr~
a· sltrabaja, no está en su casa Por lo
~-
ª
traba¡a, se halla en su propia cas 'y
5.8. La ~ci~":~eUral!ai':
/
~~-d~Jl.~¡:b., ..Marx.pas.a. ciesde.laJ#tisa_g_e.l_ciel~'--ª-Ja.,r¡:Jtica_
de la t1err,a. Aqm, empero, «en.Ja
obligado es un trabajo forzado
tanto,,~~.!I~QaJ_Q n.o e.s..YQlu~a~~ol:I~~~s!aCción 'cte una necesidad, sino
.. ::.::) En consecuencia, -E.9:.::~~ t:aara satisfacer necesidades aje?:as.» Por todo
.t!~rmJgm.e_y_mctonda»·;
no encuentra
~úñ hombre que se haga o se realice transformando o humanizando, junto
con otros hombres, la naturaleza en el sentido de las necesidades, lds ·
conceptos, los proyectos o los planes del hombre mismo. Lo-ql!e Marx
'----"'··--'-----·
l
':l~~nte d~ ~n.me~_Y?_P_ ·ente libre en sus funciOI!~s a~tmal~s (ca- -as·a
y'ves't¡"rse) •-->
~"('e
.siente
solo un,
- ello ' el hombre mucame!!!~~~e
·v r ensluna
e
»-¡
mer, beber, procr~a.r, VI I anas es decir en el trabaJO.
L'¡\-~. ~~
aJ.üro.aL~n_s~u_s~yqQttlnes huJ!i h ' -ue «~1 o tu:~ s~.VJJJ!-l_ya tanto- más.~
La ali~tón 1~L.tiaba]o_ ace q
~atice cuanto más crezca su
,1;..,.
pobre ~Uill.tto may.Q!2.,~l~--P~~-~~ g"Q-e pro
,~
182
1
183
Del hegelianismo al marxismo
Kar! Marx
producción en potencia y en extensión . .El obrero se convierte en una
IJ.!Crcan.s;i~ .. -~nto más vil, cuanto ITlayor -~_ea la canti~~(ícJeñfe:tCiiTiCíá~i"fflie ·
J?,~g.~}~.~,.S~;?,. M:aS-awi:-<<Ca-·aHé'illíd6i1.del Obú~io éll SU p1:oducto n0"S"6f0.
Slgmf:¡ca que -~l! ..tr_g,Qªj_o....s.~. g_ony_i~rt.~. ~P . . 9_Qj_~_~o) en algo que ~xiste ~n el
e_xten9r, síno que .9.icho._trah~jo exist~..f.u_~T<l--<i-~,-.-~~-GQQ,i,ti,<;t,~p,end~~.n.t;:.~ª---º~-~
_él, ajeno a ~!..Y se ~Q)}Y!.~J~~- . -~~éT~_ú.IüWtPPúfü~iª--~'liLro.i~uiúl; significa
que !a v¡éfa que él dio al objeto, se le contrapone como algo hostil y
extraño.» Para concluir, el extrañamiento del obrero en su objeto se manifiesta e1~ el hecho de que..._::.:~l:il}_ts_.~?~s_p_r?..~-~-~e el obrero, m~nQ~ tie,p_S. BASJ,. .
.. co nsu;:?.~~~~ i...~~~-~ ~ ~~,E-~~XSE ..Yal o !J2..roQ_tg:;~ .....men.o.$,;;Yªl9J._y_,.ll1S}I!Q.~... ~~-~g~-~~ -~-a
J1l.YSt:;e; cuanto mas hermoso sea su producto, mas se deforma el obrero;
"'-Cuañtó más refinado sea su objeto~ más bárbaro se vuelve él; cuanto más
p_odero.so. sea_. el. tr?-l?~io,~.él se hace más _impotente; s.uant.Q.mM:_?§PJ.n.tyJt'"~_:sr:____1(\efU~!F.í92.~éf?J.?L~E2J~.YuCl:Y_(_rnas ·.ma t. er~~-YJ114;:;_gg:_l_a..Y.S?_?.~__l.~. na tura eza)).
· .... _···-··-·"''~"-·~~·"·~"
La teoría de la alienación del trabai~ és la mejor introducción a la otra
teoría fundamental de Marx: el~materialisnJ..QJ.¡is.t..Qti,CQ . . . En el Prefacio a
P.ara ~na críti~a de la econo!n[a p?Htica' Marx afirma ·que ~!~n-~.~f.ܪlism.o
~~tónco "_cq!l§JSt%...~lLL<-L..t~,§.!§~-g~¡E_..!ª·· ~YAJ. ~.!!2-t~...,.l~QJJs;:t~m:m..,...cJ!.Jgs,~
ñomb1~_7;:;_ §.:5l~:~.:::?~,!HX!P..L.l.Ht..?.~!... .s."<:?[.,; .;:!ltlJº~;flM.JÜJ2.<2D.!!-}ªJi9""'~~~2l~.~.!..§.9S!-~l. ·<\·
. .~L<íif~3J§.t~JJ:nlrg_l~§JL99J!-f.Lc::.n.Y.ia». 2SfO"I eva a eSjJ'eCifiCar·cuár es w relaciói1"' ·
"qY,:. e~t_~_7ntre_ es"!EYq~Ta. ~c9!1.9.I1l~f-€t y ~yp~·<1~§~IYS'i~ura _ id_~.ohJgh:a. En la
4~W'lQgrr;t., qletrzan'l se ·seññlá: «~A....R!:Q.du.Gdón. 4~ . las. _id~-~~~-- ¡a~ J~¡Jresen t~ ~
_éión·es~Tá~C611Ci:[ii~.Ü:!:.,~-hall<LC?JLI2Ü.ill§..L.l.~g~x dir~-~~~rp-~_p_t_~-yin~.u.l~9-~~ ª··1~
~ctivi<f.~.? ip_aterial. y... a.las r_elaciC?;~es mater_ial~s ~11trelos hombres, allen'·guaj6"Ge. Ja'-VTda· ¡:eai .. L3S" "I·epre·señfiiCi"OTfCS"'f lóS.i)e·ii'Sa'iiife.i1f6s·;· el intercambio espíritual de los hombres continúan siendo aquí un:a. emanació.P.
direc~~ d~ s_u co.mp~rt~mír:;nto mat~rial. Esto se aplica de igual modo a la
producción eSpiritual, hil como ésta se manifiesta en el lenguaje de la
política, las leyes, la moral, la religión, etc., de un pueblo.» Lqs hombre~
~?J~Jos pro~uctores . de sus rep~~es?ntaciones~ ~de~s, etc., _pero'::advi·e·rté
"Marx:::Setrata-cre--~~ros··nomqtes f"éáies..;·:pp.er:n:nces;.JaJ_cO:rn:o.. han_sjdo co~·
4I~·¡ona~·q·s-J:;ó
~-i·cleterrntmitic>· des·a~ro
_"J)XO:éliü~iíY3~:>>:
Véase-·esttffOfiTfuhlé"ióri aún más elata de la teoría del máterialísmo histórico: «Ji_Jo_Jarg.Q.dG.JiLJl!:Q d,QffÍ<lJ:LS.Q9.l~Lsl.<; . s.~."~l'b.\¡mcia" .1 os ]l.Q!!l.RI~§,
-~-~-~-~-~P--- ~~1--~e:Ia_<;~':mes determinadas 1 p_~_\e.~q:das, ind_ep.~rJ9.i.eiJJ~s..JJ.e,su... prof?-i"~-yolgn1ª-d~... ni.<ih:t!~P~RJ~.!~!-.~iQne$. de . . pro..d.ucti Qri~ <)tic se· ·c-orrespon de:n
eón de~~ümQ..q_g_~<:?~~-'e..i~1!-ª~I9llo _9_~.-J~-~f_y_~t~~-~--P..!·oductivas m·_ateria.les. bl conjunto de estas relacwnes\.constttuye la estruCfut·a_eCQ!iQiüT~ª- c.!~
la sociedad, la Q~:>.9 _r~ªl so~r_e_ fa que ~e eleya_ una s_uperestructm:a.j.urídica
t~?-lí~tíC'ir; Y.~.l.~.~sru.e _conesp_9nden _det_ennina~~as formas de la conciencia
S()Cl,?l. ELm9S!.~ de pro<_iucción de_ la viQa m~terial condic.iom~). en·general,
eJJ?.E2.S~§Q_~2E~a~,j?,OrítiC2J~~~§pji:!tú~~!. B~l~- ·ví<:ra~·>;-EfCfeSCUbiimiento de
esta teoría -es Oecír, del condicionamiento Oela-supraestn,Ictu.xa. ~gjR,n.:::..
ción de la estructura económica- le sirvió a Marx de hilo conductor en sus
eStudios, qúe'le hicieron ver que «mediante el cambio de la base ecünómi'-.,. .. ·-·- ........-------·------·-··· .__._., ___ ·- ·---- .......
V
x::-un
184
'"·-Ei~-C0nsecuencia,,_f2J ~JI,IDbre¡; ~~~~~!.!?.~...lYf.J!K~- p;:~_si!Q_slist~qggirSS:JJ.~,­
.!?~a ~~g}.?.:.\~.9--;P-QLJ_<!.I~.!.tgx Qn., Jª-~D-~.r.ºn9a_ o_lo que S~ _q\}tera, -~per<J. .,~9,IR-S~J-1:. .
~~Ein... ,ª-..,Q.f§JJ.qg~_u~~-\L4.~ ...1.9B1EITm!~~-- ~-qªm!.Q....,.<;:Q1fiffi~~1QD.....\LP-t.QdU..C.U:...§.\l..L.
jlf9.P.i.Qe.)1l~.diqs de,.su.bsis~encia?',
Lo que «son los individuos depeilde [... ]
de--Ias.. ·co·nctkiOiies· rífáteúales de su producción». Por lo tanto),.Je_~~
del hombre resi,de e~_..§.!-:[email protected]~~.!.'(~~ La ,.¡;u:iJn.era..acción-.his~~Q.;:!~. ·
~e!ño~consfs.t.e...w.J¡u;&<;J!giJ?JL\L~..J.9..~!l\!@LQS_e\lf;.~Y~<!qs,p.~f,ii::&.~tis",
1
facei:"fas necesicill.®.s..Yítales. La satisfacción deyna necesiQad _gen~ra p_tras
jJ~.f~~I:~~Sl-~.( Y pó1: esto~·.'cuañciO~iltiiñetiTh!ilii~iiiié.~idad.~~;,:~y.a. no..eS_~s.ufi- ·
cien te. c5?.n.JªJªmi!le~s~¡;~~~-,9}fJ~~ ~~~1~S:i?lW.§",~.Q~ÜÜ~~Y-t!Í1to-~L~~Ú.Q
_<felü.r.9..9J.KliJ!lg_ª!iGomQ:el.9:.tªLilJJ~n!g.stti'l.U!~.ff_~i9.~1\§s..o.eLa)lmeU:
to_<f.'!J!!J)oblac[§g_co¡~ml la [lJXJ~iéJ¡,.O,~L\r¡¡p,~jg]or una part~ la división .
~~..!!:.~ ba iSL.W.illl.\!.<l.LY.J.ml??Jg in t~J~'l!ll'LE~.c.e.. !!!l.~!Jl'Jh!~Lll. ae gwJ<;¡,.
f!Ollciencia. o. el -~.l?.P-iritll.d2.ll~~g-~~P~!.~.9o.~s~l'h·lll-ªt~fiª~L.Q~..L~J;J,_~;g.r.tª-.~-­
mientras que por otro lado genera una clase que vive del trabajo de los
otros.
-·---..·-------.................... ·----.,. .... ----......... ·..
5. 9. El materialismo histórico
.
..QULe conmocio!lªS.9Jl ...má. ~. ....Q..J11Q.DQ&...!JlP.i9s:.~... tQ.9.~.. J~. gigan ~es ca_ ~~pr:.ª.~s~
· tructur.a>>.
.... .. ·
.,
¡ro. ·aé··Süs·· ·f\iC ·rz·as
' . Todo esto significa que la J1i,s19Ü~...w!~-lJ..ti_ea.~.iulld..'l!lle!lt¡¡LtjsJa,d.sü'2§.
indi v.i.Q¡¡.Q§.J_<¡_qJsJ.,)tlJ:!!:' sus ·ª~~lR,Psllp1i'í' 1fl[¡i)Y?:tPrílri!.f.la l.1~.!Jix.¡iJi.ij_Y-[a_dL
sus _con0iGi.on~!_!l~~teri3:Je-s--Sit.:X~,;:~{ta·ritO aqUellas ·q·úe ·h~º--~-~~9}}_t.m9Q_
~~~?. -~~I~f~i.t~,?. . ~~~~-~-- ~P9.9.~?-"an t~rioi~~-;~comoae--I~.S-i:íJ:ii]ifi.n ..p;:a.dllcidQ
2.2.ll_§_\!..R~·Qpi~ -~~-~iyicl~d». La conciencia y las ideas son una consecuencia
de esta historia y están entrelazadas con ella: «Ia.xr.wn~L J~Je~i,gión,Ia
ITI~tilfís~ca.y todas las de.más formas i.deológí.caS». 110 SO.n autóno·m····S.··;--en·sr·.··.-¡
mismas Lno .. tienen_ histo_rü~: cuando c;aw!?t? t~. J?.~l?.~.L-~.9.QP9.m.ü;:P.., ...~.am)J_ i_(!l,l{\·-!
junto con ésta. Mm~~---Y-J;.ngels afin:mm.:.. ~~~~as iS"J.~. mLi!9J1lÜ~fJnt~.s~...cle-~u.n.a...
~P.g~~~· -~.~~~P~~_h~!t:J:!.go__ úill_<;_m~J1J~.1~Js.!~~7-~,~J::. . .~~~2!!1ÜHVJ~!~~_, ,. ~''"
~st~~~ SO!:._E)~ame_I_?.~~~~.2!..1?.g~~ VtSion al revés de la reahdad
íusfOí"Ica, JUstifiCacion -a travls de las leyes) la moral~ la filosofía, etc.- del
orden social existente.
5.10. El materialismo dialéctico
En la ldeolo ía alemana Marx y Engels' sostienen: «S.Ó.l.o...cül'wcemos
.~.~.~~.Q.x:~iG..tt.Oi~q_;:. _ _as.iw._c_liu!.~...ª---1§i9J.g. >>BTinatenalíslno a:e·rv.rat)te·s-üí1. ·
rriaterialismo históriCo: su 'hiló Conductor para el estudio de la historia
consiste en la teoría según la cual las ideas jurídicas, morales~ filosóficas,
religiosas, etc., dependen de la estructura económica o constitUyen su
reflejo y su j'ustificación. Tanto es así, que si se modifica la estructura
económica, se producirá una variación corr~lativa en la suprae.structura ideológica. A grandes trazos, las épocas que en opinión de Marx jalonan el avance en la formación económica de la sociedad son los modos de
producción asiático, antiguo, feudal y burgués. Cuando se estudian las
grandes crisis de la historia, las épocas de cambio, <~es indispensable distinguir siempre entre un trastorno material de las condiciones ecoilómicas
de la producción -que puede ser constatado con la precisión característica
de las ciencias naturales- y las formas jurídicas, poHticas, religiosas, artísticas o filosóficas, es decir) aquellas formas ideológicas que permiten que
185
Karl Marx
Del hegelianismo al marxismo
los hombres conciban este conflicto y lo combatan. Al igual que no se
puede enjuiciar a un hombre ciñéndose exclusivaménte a la idea que tiene
acerca de sí mismo, tampoco se puede enjuiciar una época de conmociOnes a través de la conciencia que tenga de sí misma. En cambio, es preciso
explicar dicha cOnciencia a través de las contradicciones de la vida material, y el conflic~o que se da entre las fuerzas productivas de la sociedad y
las relaciones de producción».
~pues,. llilª relación...de_de.tyrmjnaci6n o incluso de condiciona-·
~iento_.R.9L_P-.f!I!! __9_~.J~-~-$.tn.wtYXª--~-~.Qnóm.ü;;a ...sobre~la.~~pyaesffuC~fa
.c~u.ig·ª·-R9L.!~-~.P.L'l..<!'!Sfl9.ru;§_Jit(<UJªles.J:k.. !Q~.!lQm!?Le>ojs ·decir,· su
~ia o -mej.QLaú_l1.:::.§.JLC!~mcienci-ª. social. El materialismO··¿-re-Marx
Sm embargo, .~~·,sobre tod? !fiaterialism~4§!~~H~.9: Eneste5e~ñ_ii~C>;·~~
tende es~ficarse-Y...~JSti~g_l:l![§.~ .. ªet. rnatenahsmo m~gill!!f_~a d~l
siglo xvm o del materialis!!l.R:::!Iamado «VUI!@!» por Engels- de un Vogt"ó
un Moleschott. Lenin señala: <<Ñía1XIr6Se detuvo en el materialismo del
siglo XVIII, sino que impulsó hacia adelante la filosofía. La enriqueció con
las conquistas de la filosofía clásica alemana, sobre todo con el sistema de
Hegel que, a su vez, habían llevado a Feuerbach hasta el materialismo. La
principal de tales conquistas es la dialéctica, la doctrina del desarrollo en
su expresión más plena, más profunda y menos unilateral, la doctrina de la
relatividad de los conocimientos humanos, un reflejo de la materia en
perpetuo desarrollo.» En realidad, Marx reconoce que Hegel tuvo el mérito de «COmenzar siempre con la oposición entre las determi_naciones [ ... ]
y colocar allí el acento)>. Sin embargo, al igual que para Marx la alienación
no es una figura especulativa, sino la condición histórica en la que el
hombre viene a hallarse cuando se enfrenta con la propiedad privada de
los medios de producción, del mismo modo Marx asume la dialéctica
-entendida hegtrlianamente, como síntesis de los opuestos- pero la invierte. En efecto, en el Prefacio a la segunda edición de El Capital Marx
escribe: «Para Hegel, el proceso del pensamiento -que él transforma en
sujeto independ\ente con el nombre de "idea"- es el demiurgo de lo real,
que a su vez sólo constituye el fenómeno externo de la idea o proceso del
pensamiento. Para mí, al contrario, el elemento ideal no es más que el
elemento material trasladado y traducido al cerebro de los hombres( ... ].
La mixtificación a la que está sometida la dialéctica en las manos de Hegel
no quita en absoluto que él haya sido el primero en exponer de manera
amplia y consciente las formas generales de la dialéctica misrna. J;!n él, la
dialéctica está invertida. Hay que darle la vuelta para descubrh el núcleo
racional dentro de la cáscara misticri.»
J ,a dialéctica, pues, _Qermite. a M~somprei?-_c!y_:r:..~Lm.Qy_imiento real de
la historia y pon lo tanto también el estado de cosas existeiüe:-AJITii'SmO
tiempo, tambiéJ.U?_ermite compiende~ el oCaso-~e;;e-sariO-:-ae-este estado de
cosas existente, «porque conCiDeToa·aslaS IOfilias·aparecidas en el fluir del
movimiento asimismo desde su lado transitorio, porque nada la puede
ate,morizar y por esencia es crítica y revolucionaria». Resulta inevitable el
chOque entre el estado de cosas existente y su negación, y ese choque se
solucionará a través de la superación del estado de cosas existente.
.M.aa:.invierte--la··dialéctica..h.~geliana, la vuelve del derechQ; la transporta desde las ideas hasta la historiá·;a;;scre-r;¡·mente hasta Jos hechos,
desde la «Conciencia infeliz» hasta la realidad social en contradicción. En
4
186
substancia, en opinión de Marx, cada _momento históri~o engendra contradicciones en su interior: éstas constituyen el I_U~ca~tsmo de avanc~ del
desarrollo histórico. y al mismo tiem~o que re_!VInd!Ca p_ar~ El Captta/ el
é ·to de ser «el primer intento de aplicar elmetodo dtalecttco a la econo~í:1política>>, ~~ S<?.~tie~~ 9.'-:~-J~ . .9!~l~9Ji~~esJp..I.~y.;_d~ desarrollo de la
realidad histórica, y_q\Le.11Lcfud.e_y_,exp.res,a.la,mev¡tal:ulidad.dd.paso, desde
la socieQ:aCrca:pltªH~JaJ"LI~...$.9~I~d.f14.~omumstª, con el cons1gmente fmal de
~ia explotación y 1.~--~~Ae:gació_n...
·
..
-~-··" _,.
___
5 ' 11. La lucha
clases.
..... ,.,.,.de.. .......
'
~
~
En el Ma!!lfjef!o.!i.~LJH.t.rlid.o cPrrmnista de Marx~ Engels puede leerse:
«La histofíá' de-todas las sociedades que han extstido hasta ahora_ x:o es
más que la_ historia de !aJ.u.cha...de....clas.es.~. Libres y esclavos, pat~Jctos y
plebeyos, barones y sierv~s de la gleba, mtembros de las corporaciOnes y
aprendices, en resumen, ~~f:~.9.~-~~LY... 9.P.X.HXtt9Q.§.• han estado de n~a~lera
continua en una.ffif._(p.roCª-.9J2Q.Sic}.Qp_y han llevado a cabo unaJ11!'1!Htill.tnt~­
rrum_Qida, a veces latente y a veces pública. ~sta l~cha ha acabad?, en
tOdOSTOSCasos, con una transformación revolucwnana de toda la soctedad
o con la ruma común de las clases en lucha.>>
.
.
.
Oprs:~or.s;.¡ y ~nmjd9.¡: .\ista-"'~d',".~e-.•Marx !JLeS~CI_hde la h!SlQna.
humanJL~.IÍ.!l~-toia!ldaiL Nuestra épo7a, la época de la burgues\a moder1-t"" ·~·- ....
o'"e;JíiTiifió
3:bsoluto el antagomsmo de las clases. Lo ha vuelto más
,.a,
n puesto que «la ~~!L~9.0.JUUtO.
.
· "" dQ ea"!LY.ª
simple,
se. va esG~lllüelt
"- - ..
mi\liJ<c!l,dos gr,q!l<!~s camposej¡_~~mi
os, en dos grandes clases dlfectamente
contrapuestas entre sí: \6ii[~ta
.JQl!lliluadO.~..
.
En una nota a la ediclOniñj¡J< sa oe¡-/>fañlfiesto de 1888, Engels exphca
que por «burguesilm hay que entender )a clase. de los m.Qd~mQs.;;a¡uta;¡~:
''¡
en
1;
1,
tas p_Lopli'tarias .de.los,rru:íllOs..de..pr.oducGl\ÍO.Y ¡JJUrQnos.deJas..asJ!la ... -
"cto~. En cambto, \,proletariado» signiftca la ;jase. O!~.los.asalanados.mQQfi_:
'nos que no posee.n me.diQs.prnpr.os.de..~wduccwn.Y se ven red~cld_o§_a_
~ender su fuerza de traQaJO para subSJ.St!f La clase bu_rg?esa surge en el
!ñtenOf de faSC)Ciidad feudal) es la negación de e~ta ulttma Y_ la supera.
Entre los siervOL<t~ ta gleba del medwevo apar~Cl~ron los prnner<?S eleme!ililS dé la burguesía\ Más tarde, el descubnmtento d~ Aménca, la
cifcunnavegaC1ón de Áfnca y los inte1cambios con las colo~uas dteron a la
~tendedora clase burguesa y a la industtia un impulso sm prece?ente~l
«CoñéS'fo iffip 11 m1eron un rápido desarrollo al elem~nto rev_olucwnano
~ue había dentro de la sociedad feudal en es_tado de disgregación>> .Ya no
era suficiente con el ejerciClO de la mdustna, feudal o corporativa, q~~
hasta entonces se había aplicado. En su lugar aparecteron los.Jª.U~xe:s.
manufactureros: «La clase_m~Q..illjp._Q.1\StriaL~uphtnt6 _a lQ.E:!_tnaestros.af:tesa~.
t;Q?:-des-á·"·areQJP ·la _q"fYi.s.fón-deL!n).bajo .~ntr.~ las d_Iver~.t.t~ cor.pq·~ª-c-~q~~~.§
--ie:Uiah~~áñte la división del trab.ajo en c~d~ u~o de.los ,talle.Ies.» Mten1ras tanto, los mercaQ.Q~.ih.~n..c.r~q~n.Q.o. N1 s1qutera fue _suficiente c2n la
industria manufacturera. «llntonces el vapor y las máqumas revolu~IO~a~
ron la ~d}!.c.ci<?.!)...i~_(_i"!J§~E.i.~}!: La industria m~n~factur~ra fue substitUid~
orla grañ illdUstria I!l:9.~~.~P.~.;)a ~·~ªs~.. m~t~!pdust_r~al_fue .reern.pl,~~~.
~a por íoS-íñilloñaiíosdela industna, los Jefes deeJercttos,~dt\stnales
. ..... . ... . • .
187
1
Karl Marx
Del hegelianismo a! marxismo
completos, Jos modernos burgueses.» La burguesía moderna «dejó fuera
del escenario a todas las clases procedentes del medioevo». J;>or esta razón
la .2.~.~--g~-~?}a «~Je.rci? en la historia un_ papel extremadamente_ revQJ.g~ü:m.<'k:..
rio.» .. -En efecto, cuando las rel~~2-~~-~---f-~-~-2~-~~-~-,.Q~..,P.rQp.i~.9~.9.. .YiL!!9~-.ft~. ~
<:.<?E~rES.l?.?~.~_i,e_r?n con las f.JJ.~.f.~-~~-p_~·g·ª~-~.!!Y.ªS que se habían desarrollado,
~eJransforma~--~:~ en otras tantas cadenas: «había que romperlas y ftJ~r9I~­
E~tas>:· Dichas relaciones feudales fuer.on_SlJ9!3Jitqi_9ª?...Il.QL~-ªJ!.P.r.<:!S.Q.ID,P.?.:..
~~~:~fa:, junto con la conveniente constitución social y política, «con el
don'l.iriio económico y político de la clase de los burgueses)).
..~i.l). .;'nibargo, justamente¡;or la lex ¡!~!ª~gj¡¡,!~clif;.'!,.~\. ig_ual. que !~
.__ Q~r~~~~L!~LS2.Q,!!'ad!ESY2..Q.1!!l~nla_._d.e.Lf\(lidahsi~~-~d~L~!~P:1.9 .. modo.~el.
J?_l'<>lellf.tbQ.Q..I.es Ja ..cQntra<ij)';.C\PJ:l.,i!ltfJI!a.de la l'>ii.i'g)l.(O~§.J. En efecto, ¡<la
¡J'fópiedadpriv:a9a -en cuanto riqueza--~~-Y.~__Qbligacl9-.·a mantenerse en el
. _~I__e1_E~'ChiJ.~l~-~-;:. x.~~2n...,~I.L<l•. --~~L.t~~m.in9... 9-ntité.üGo.:..:.e.LpxRl~J~uí(ldo». La
.burgUesía, en conclusión, se desarrolla y crece como tal alimentando en sí
misma el proletariado: «En la mísrha ..PfOPOI:t:i9l1. en que -~_e ...c:Ie~_c::rrolla
la burguesía, es decir, 2.!.capiJ~l,___ §.~ __d_esarrq'_l,a __e_l_pr9:let_a_~i~qq, la clase·c.re-..
los níodernos obreros, que sólo viven en la medida en que encuentran
trabajo y que f?_Ó.l9•. ~nq.g~gJr.ªn... t.r.abajo ..en la medida en..que . su .. -trabajo.
agn~-~.nta el capital.» Así, «las .armas que :;;irvieron a 1~ burg~g?Ja . P.~rª
derrumbar al feudalisn}9_, SJ~.Y.lJ.elven ahora en .contra_ de_ la burguesía misma)>. Para el señor feudal fue inútil tratar de defender los derechos feudales ante su propia criatura, la burguesía. Del mismo modo, ahora resulta
inútil para ésta el esforzarse por conservar sus derechos sobre el proletariado. La realidad es que la burguesía no sólo ha fabrka,clo las .!!.r.mªs que
la l!evarán a la muerte; también ha engendrado Jos .b-9m.!n:_ys que empuñarán tales armas: los obreros modernos, los. pxql.<~Ja:rJ.Q.~J>. El avance de la
gran indus_y·i~ Y.ª... 9:~ª-!1~!_q -en lugar de obreros aislados y que compiten
entre sí--:(IIÜ.9.11.~§.9.e:.Q.bJero.s..o.rg_f:l.IJ~Z.?.d.Q~_ y..G_O.IJS.yiente.~_r;:te su propia fuerZ(i
y su propia)nisi6n. Y «cuando laJ.e,o.d.~_.§.~ ..~P:\!e_ñg_ de_la.s.ma.~as, ..s.e.. cóiiVlEi~:­
t_~_<;:!LY.i9l~ns:~~- _l~\'::X.2h~9JQnarja~>... La burguesía produce, pues, sus propios
enten·adores. «Resultan igualmente inevitables su ocaso y la victoria del
p~·~Ict,ariado.» -~~~--?f:_e~_7_:!!. EL_(_C!f?..[H!L~m.?-__Q..~mostracíón.de la inevita.,.
b.!l!9.ll.i:l.¡!.¡;Ja..YJflQJJA.Ql:[]lr9let.aria¡l.Q..X..<:I~.!..Q.I'.ªeQ.!:~ la bur&uesia,_El.fi!l
~1} ~\gl.9.•.'is.. d,js~!!.~-~!~?:
.
E9.m~.Ú'.N. ~º _«d~s_yela~l':"l k y .e:conóiñiCa "dei móvimie.Ik
--~9-s~~J.<.t _s_ociedad m-Oderna}>.
.. ,~.~is~ Il)..YJG.g!lSL~?- J{HE.&~~&.l-~h·ª·cJ.~R1g.Ps intercambiabl~li...Ct}.}!,.Jlas .P..W,;~
P.~ffil.9l1E::~:9.~tY.lW,.~!lª'9-<!S- ¿En qué consxstirti,'entonces, el valor de canibio
Ge _una mercancía? Marx afinp~que se trat~ ?eia _cantid~d- de tr_~Q~j_q
~-2.~!~.!!_1-~nt~ . ne..c~s~nQ. .R.?-.f.A.Pf.9aucifla . Tiñ'SübStáilCi"á; ·«eii"éüárl.tO"V3.lores,
todas_las m.e~c~ncías no son más que medidas determinadas de tiempo de
t~abaJO sohdfl!cado»J Para una mayor comod!dad en los intercambiqs el
..fJUl.Y.JQ...suh!3tWJ.YY)Q.lL.~.!:J.t~.r.Y.?P19~()S .. cll.J:e.~t9.S- En cualquier caso, tantO-en
l~s interca~b!os direct~s como en los .que se util_ice el dine_ro, ~na. m.e,¡caq:'\",
c~--~:..?_pod_:.~. . .~g!s:p:~.auJ.Qiam_~!.r.ª..§L?LtraqªJg.,.g,~~.!!,~ill:.!9-Rar~. ..PrQQysJL.
l.~J?ll~~!n.no_~u.&YªLal tra.llaº·!l!'s;e.>.¡¡u.2.PE\l,RfillÜ!SILl_~gl!!lsliLiodo
esto nos muestra que hablar e la mercancía en sí, sin prestar atención al
hecho de que es un fruto del trabajo humano, equivale a convertirla en un
ídolo. Lo cierto es que el intercambio de mercancíaS .no es tanto una
r.~lac1.· qp___ffitf.~--~Qp.ª-l?;_.~§I!!. Q.jll.~.!ia....I§J~.@l! en1~i?:~t0fe~JiJi~~t1gJll.:{ . {)
\2!§.§.:-.!::~ __<¿_c:gnomiP.. c,l_~$~-~-~ .P,~.I~S~..2!Y.~~~llQ.~.
J?~ valo;~áñíG~Q.,d~=~~u~. ¡n.er~~.!~~K~..-~~~-á.. dt-:.~-~!!.1:~~-P-~~9~ pues, QOr §J
.\@J2.~J212)C,i'!l. l)~f~.~-~r.i9.. P_ar:a,.prgc!\lcir:I.~- Asimismo, eLtr.abaj.o,:.(la:íu.~l%a
.de \fap¡¡jo . e.~,_\l.f!.a..m~r'2aPi'!!Lq!le..sJLP-Lo¡:ú,?1ill:iJ2.(e.LpmkJ¡¡J:iQ)[Y.<;M~ en el
mercado a cambio del salario al propietario del capital, es decrl':·arcápitª.Jr.st~. J;J. . c.?pJ!a!.re.t.a . pagsu~2$'S1t~Áam~p,t,e por . medw . del. salari.p_[a_ro~xi<m1:.
,cj_a_(fuerza de trabajó)_g~quiere:,\!.;¡_!).i!gª-.<[!l.illilt~ffi'bf!l!l.~Ll!J!JQI.91!!;_.,
.J?ose_~siü::JEU1l.G.l.S.ª-!.:JS;.:1ª-' valor determinado (como en cualquier otra I':ner-
cancía) por la cantidad de trabajo necesario para producirla, esto es, :P.Or
el__ v~_~g;:_O.e; . l.'.l~.J,&s,nsJJ.e.c..~.9.-ªr@;;_p,:':lxª m~ª-ºl~P~I-~Q~Lv.ktª. .a..JJmJ:uüªsh'~r.. Y. . b. 1?JL.
faxmha.
·
La ¡~G;;)g,'t<s una l':)g\i_\ll!.\.'~!:l~u ¿:~~ll~Sii!),_ porgue¿,ll,RIQ,PJ.\¡
y~l2r..de uso IW.J~.~.Ja..p.~_q.¡,JJ_a.r..caraqe.r(~.t..l.~ª.. Q~ §~f. .Q&~gy~;_:uJe tl!l valo..r., En
otras_ palabras, la fllefti_Q~U®~Jo e~fi!}jª}ifft?.~!1~Ia~~~Jf§~~_lg_}?.9,~9..~.-~.11. .
pmpto_Y.aloL sino también la propiedad de_I?roducir valor. En efecto,
después de haber ~g.ITIP.!:..~-~o la fuerza de trabajo, el poseedor de los medios de producción tiene el derecho de consumirla, es decír, de q_b.ligarla a
tr~!2.a~ªr -por ejemplo-· durante doce horas. En eeis . h.Q.,e~ (tiémpb··.de'·
tiª-~-!:!JQ . n.e.~~-$_4nQ), empero, el obrero _cre(l_ ,Pf.9~~Y.<;r.9~. suficientes 'como
. R,?/JLr;.l.-!br~r los_g_?_S_~9S ~e su propio ma~tenimiento. EJ? cambio. ~urante:J.!l~:
,§§lS horas;..J,~s_tant§.§...~ ... H:ª/3~~?,,.~-YH!-~!DJm~ªr.t2/..SE~IUlJLPI.QSÍll~..tQ
?:.
.'l]Jx,RJ..mm.~;¡IJ§.\i!..ll.Q.P!l.~le ·oducto su
fc:~E.~!ln~LQ.Q.p.agado_p.oLeJ
9!P.tt<,~,Jg¡Ja.Jt.l...QJ?r.~ro. gs ~.9__ _que l\:far>;::Jlama .~P"".V-~X,9J!.~1 Mar.x, asimismo,
.
5.12. <~El Capital"
Et' análisis de~a.pital_comienza con uq_análisis de la mercancía. ÉÚa
posee un 29b!,~.~p.}._gr: ~!.~'Ullm:..st~.l!JSLY-!!!LY,~lP~.~---~SW!?.i2..-~ §_l__ ,~~~J.qr,Qg ..
~~de ~m a ru..~.t~&:JJfi.9-.TPQ.r_ejemplo: veinte kilos de café, un traje, un par
di l'elites, un quintal de trigO h~-~~b;u~-'bClLhLcualida.cLde-di.cha_¡x!~fcancía,
.,.GJaGias.jn~t.?I~~e:nte a esa cualidad)~atisfac~..UIW... n~c~g!.Q.ad más_l;úeii:-cple
._Q_t.@;_J>in embargo, vemos que en el mercado se interéa~nbian las mercancías más diferentes entre sí. Por ejemplo, veinte kilos de café se cambian
por veinte metros de tela. ¿Qué tienen en común estas dos mercancías tan
cliv'ersas, para que se puedan intercambiar? L.Q_~J~9P-~J:~~,SD~·~p,mú.q_.,.,~es
P..!:<:5i:~--~m~Q.t:_~§g__yct!q,r ._de cambio. El valor de ca!).1bto ~s~~-lgq_ id_~DÜt;.Q__g\l.~188
distii~gue entre_ ~~W-I.t ~~/Ü? -i?ve1:tido en la ~dqui~ición de m~dios de pro¿uccl~n, por eJemp~o_, !naqumana y matenas pnmas- y c~ptta_I,,y.~!:~q}~_!,y,
uwertido en la adqmstclón de la fuerza de trabaJo. Así, la fófmu1a ·gerieral
que representa el proceso ele producción capitalista es la siguiente: ,.I).~_:rvr_~
.D', en la que Q, es el,._diner.o g9-st~-~l? en la adquisición de la m_er~an~f9}6''
(medios de producción~ fuerza de trabajo), yD' _es el dinero gaiJadÜ,.e[
cual-graCias a la plusvaha no pagada por el cap1tahsta- será mayor que D.
Por lo tanto, _en elpr~~J.\?~ÉS'--Pf.\1.<l'l$EL'ÍILPPÍte!ista,~Ldinew. .pwd)loe!.\l ·
IJo_ásAsld..In_ers.S.~<:,<;Lg.~.e,.g¡¡sSa .. _
emas,~puede aJ:Ime.ijJ&"f.J.a.__ pJ.p~~X.<úJa_a través de dos mét9dos fun:-_
~<J!II_em~I.e.!.' ..~- ¡)foTongaCíóii-óelajoi'lúiifá. qe .trab;Ug,/p]u,>xalia aGsPlv.tª)
~ )a.,re.(]p<;.F.i6I),¡r~;[iíji;i[1!9'IJl.(fi'ií15~J9 -¡¡e\<e.'-ªi'I\i:_(p(qsvalía n;lativa). Al
analizar la proCiucdón de la.pfúsVálf<i relativa Mar;-c_~:l.e:~s:ubx~..tre.s..fases..en_
189
f
De! hegelianismo al marxismo
el ~!lmenl.o..de.la.. roductivi
.. trabajo porparte del.f4Rit,¡Mi§¡¡¡Q. La
1:P!l:..~f:!!!. . ~s 'es la de ~a cooperacwn, que ofrece i,<;>_!.Y~lli.ªlª$ substanciales·
al capttahsta:(!/)la ~C.º~Q\!1Í.~..i'-J'?Jl.J!led,jp~e t_r,!\Q!li.Q.: un mismo taller,
unas m1s!l1as e§(~fas sirven para más obreros~)el ~~_r:g~ptO d~Ja fuerza
__de traba)o: <¡De tgual modo que la fuerza de ataque de un escuadl'óñae
caballena o ·la fuerza de resistencia de un regimiento deN,nfanterfa son
substancialmente diferentes de la~ fuerzas de ataque y de resistencia que
desarrolla cada caballero o ·cada mfante por separado, también la suma.
(l)ecánica .c\eJasJu~gas de los .trabajadores in<:lividuales es substiíncial'=
meñfe(:jíf."J'.<':!If:e'al· E§:f~ljfi~CiilicW:::a.tJil.ii.Wf <¡¡¡¿· se desarrolla cuando
muchos brazq_~---~oo eran al mismo tiempo en una misma operación indivisa., La .segunda fas_ es la de la división del(mb.a·Q y la industria manufacture::a « ~ a !.!L.... §J~.f!. rp._~p._u . ~~.H!r.~ra el ~nriQRt~g.!.!!._~Q!Q."s!~ fuerza productiva soctal por ~arte del con¡unt? de obreros, y por lo tantilc9_t;]EPiLa1
es una G.onsecne.ncJ.a ..del t;_mp_~_'?..!.~~~ffi!~Q!.9 de las ~g~_rgs_productivas del
<?.~r~.:ro»; durante el período de la industria manufacturera la división 'del
trabajo avanza much<l.J..s.~gú~. Marx da (li.Yi~.tQn del trabajo es el_ªSí:§jna-
t()~ri·fp]~~J~tfaT~~li;c;~E~~2ti~~~a:~·~iac.=:~l~
~~onsum~ en ~u _Eec,_e~---~..--~!.~~~.E:~~ªo~,--.~~~9_5l~~~~fát.einvi~.<;gn_,.~
_O?Je100e,E,o:sucüñTI5tr ante la compete_!l.f.U!~- be esta manera, la acumula~
ctón de capital concentr~ P?r una parte la riqueza en _I!l~'Q.Q§.__de un número
~~P-ª-~_ffi~I}.Q!...9.e.. ~-~H?!Jª~.!~.~.as, y por la otra, eliminando al obrero mediante la intr9ducción de nUeVas máquinas, engendra cada vez más miseria en el «ejército del trabajo de reserva». Marx caracteriza esta tendencia
histórica a la acumulación capitalista con estas expresiones que se han
hecho famosas:
Cada ~apitaHsta mata a muchos _otros capitalistas[ ... }. Gradas a la constante disminución
de la cantidad de' magnates del capital que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este
proceso de transformación, crece la masa de la miseria la presión la servidumbre la degeneración, la explota~ió~, pero también cr~á la rebelión de la clase ¿brera, que es c~da vez más
numerosa Y. más d!~Cl~hnada, y está un~da y organizad~ por el mismo mecanismo del proceso
de producctón capttahsta. El monopolio del capital se convierte en un vfnculo del modo de
producción. La centralización de los medios de producción y la socialización de! trabajo
alcanzan un grado en el que se vuelven incompatibles con su envoltura capitalista. Entonces
ésta se hace aiii_cos. Suena la última hora de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son exproptados.
5.13. El advenimiento del comunismo
.&Ueudalislll.(L¡n:o,¡!¡¡.iqJªJ;g¡,rg)l~S(~. La burg~es(?, para existir y des-
arrOITúse,_~!!~~ql:l.i:JH.:rui!J..Cir en su s~no a aquel que la llevará a la muerte,
.~l.P.r!?!~.t.ªrm4Q., nn efecto, éste constituye la antítesis de la burguesía. A lo
largo del via crucis de la dialéctica, el proletariado lleva en sus espaldas la
cruz de toda l~ humani?ad. Es jn~_vi~ªl:>!e.. 'l\!C:: ..!kgl1.'1,.~..f!iA.9L!.l1.. !:~Y.Q),y:
"~'.".U.: __Y este dta, que senalará elJrmllf9..!leLprQl.etariado, será el día de la
r~surrección de tod~ 1~ humanidad. «Las relaciones burguesas de producCIÓ~ representan Ia ultima forma de antagonismo en el proceso productivo
soctal; no se trata de un antagonismo individual, sino de un antagonismo
que brota de las condiciones de vid<) social de los individuos. Sin embargo,
190
Knrl Marx
las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean al mismo tiempo las condiciones materiales para la solución
de este antagonismo. Con esta formación social, por lo tanto, se cierra la
prehistoria de la sociedad humana.>>
..M.arufi.r.rn.a que, con la misma fatalidad que caracteriza los fenómenos de la naturaleza, la prodl!_cció_n capitalista engendr~. po_~__s_t~!:~i~~a. su
P..!2Eia negaci.ó_!2: ~..!~- co~~-.2E-~-~~.~~,~?~~~:~~-.~~.P:~t_?H§t~th~~ta el.
.9Q!!lt.!!l!§!!l.2.-.. :?ste· pas~l~-~~--~~-g~v_a a _ca 5o mediante «pré41cas mo~~I~~-~-n­
tes» que no sirven para. n!l_q~:.. ~~-~~.~9i.~.~-~-:5~1ª_st~~e._.obr.er.a no tiene que i
l[~v.ar a caDofliñ]'úñ-faéaT.)> S.~.lllitª-É.~_l!.I.tR.~-ª~~!.l~S,~..~4!rht.ª' UP:ª ~-º-~-~~-~ad.
siri propjedad ~y.sin..¡;l¡\§"es, sin 1.il'i.sLc)n);!e.L\r~l¡J!i.o."~i!1,f\!iie!l'l9i9.ii.~
_y._,_ sobre. todo ... sin EH?.99...: El comunismo, para Mane, es <<Un retorno pleno
y consci~p_t__t:_il&b..Q..mbre a SÍ _mismo:-Ec?ii1óJ10IñGi.e s6dal;'. es·-d:e.d'i- ,_cQ.riiO"'
42:iñiir~ll..lJ.!Illln.o.»..
---···-· ---------··· - · · ·
A decir verdad, Marx no i~dica con demasiada precisión cómo se
configurará la nueva sociedad. Esta, después del derrumbamiento de la
sociedad capitalista, sólo podrá realizarse de un modo gradual. Al princi:
pio seguirá habiendo una cierta d~sigu~~i!A.d entre los hombres, páo rríás"
~fr?-~, ~-do h~y3__~~.?1l.P-~~g.~i.~-~.:t.f~í~isi~~-e?tr~ t!.~.!?-ª'j.9. ll?..~.~H!al_y. FJ:a_b~\::.
"19..lP1.~l"'tn5l,..y..cua.ndo..ei.tra.b.aJJl..S.~..be.Y<LC.QnYert¡da.en.una. neces1dad... y.
_!10 en un_mec!i9...9.~Y.i.Q,ª..::-.seg(I~'!..~.s.cril;l~_M_arx _en _Para la crítica al programa
de Gotha (1875)- lL~2-S.i1'<!~c! «podnL~!i\'ril:Jir .en su. propia bandera: .Ca4ª'.
UOO§.~g(UJ SU _C@ri'9.ÜJ.ª-d,...!1,"c;.~).{i_ª-.º.PO según SUS eropias 11ec;esidadeS>~ ~­
--~afSeffa-pftra Marx el auténtico cOniüllís'iñ·o; ·que ·-e'ri"IoS"MOñliScritos
de 1844 distinguía del comunismo en bruto, consistente en la atribución de
la propiedad privada al Estado y no en la abolición de dicha propiedad
privada. E_~to implicaría _reducir a proletarios a todos los hombres. :§.~!.e.
comunisffio~eñ _tirüto'-i1egáiía·siempre «la personalidad del hombre». En
reauaacrlVIi:iiX"'CCú-iSi'de'raba qUe una vez abólida ·¡a propitdad privada el
poder político habría ido retirándose paulatinamente, hasta llegar a extingu~~=·~:omodafirmó ~nge_I s. En efecdto, -~r~_Max~.d.eld..E stadbo .. ~m..O. í:!~ m[ ás]. (. -~
q,\l"--'"c.w[!J1Jl... _t.9.rg~mzact n que se an por necest · a 1os urgueses ...
9.Q:.IJ:.illi_i,!_de __,g_ªiªntizarse. recíprocamente su .propiedad y "sUS ·intereses».
"Por lo tanto, cuando ya no exista la propiedad privada ni las clases sociales
-leemos en la Miseria de la jllosofía- «ya no habrá un poder político en
sentido estricto». En efecto, poder político no es más. qUe la '-:iolencia
<;?J,"g_~~1:?:~.9-ª __0_t;: uQa cJase para -Q'i5fiiñit·a1~r6tra.
Sin embargo, esto no se llevará a la práctica de inmediato. Al p_rip._<;jpü?.
.tendremos la ..qi~~-~.9u.r~ .4~1 pr~l~t.a.~~a4.9, que ~gili~ará s!-1 dominio «para
s~n,t,rali¡:ªpqggsJos.instrumJ:ntos de producción en las manos del Estado,
es decir, del p_r.QJ~J~.riado organizado como clase dominante». Obviamente, esto sucederá mediante intervenciones aútoritarias que en las diferentes situaciones promulgarán medidas de este tenor: «1) Expropiación de la
propiedad inmobiliaria, y utilización de la renta inmobiliaria para los gas~
tos del Estado; 2) imposición fuertemente progresiva; 3) abolición del
derecho de herencia; 4) confiscación de la propiedad de todos los exiliados
y rebeldes; 5) centraliiación del crédito en poder del Estado, mediante
una banca oficial con capital del Estado y su monopolio exclusivo;
6) centralización en poder del Estado de todos los medios de transporte;
7) incremento de las fábricas estatales, de los instrumentos de producción,
6
et
191
!'
t
1
1
1
1
1
1,,
1
Engels
Del hegelianismo a! marxismo
roturación y mejora de las tierras de acuerdo con un plan colectivo;
8) obligación igualitaria de trabajo para todos; formación de ejércitos
industriales, especialmente para la agricultura; 9) unificación de la práctica de la agricultura y de la industria, medidas adecuadas para eliminar
gradtialmente el antagonismo entre la ciudad y el campo; 10) instrucción
pública y gratuita de todos los niilos; eliminación del trabajo de los niilos
en las fábricas, en su forma actual; combinación de la instrucción con la
producción material, y así sucesivamente.))
L'ª-.P-l.!.C.Sta...e-n-rn:ádica.de.e.stas medi~as sería la fase intermedia del paso
deSde la sociedad burguesa a la comunista: Más adelaüte·se·dará eL~<saltb,
1i1~Hl5~rfád»,yemonces<da vteja-soCíé.á<id burguesa, con su~_ clases y sus
'"~útagonismos entre clases, ;,~rá s1;1bstit~ida p~t. ~.1.1a _asociación..en la . q.ue..el
libre desarrollo ele cada uno ~s condición para el libre desarrollO' de.
todos».
6.
FRIEDRICH ENGELS Y LA FUNDACIÓN DEL «DIAMAT>)
F. Engels (1820-1895) fue amigo y colaborador de Marx durante cuarenta años. Junto con él, escribió La sagrada familia, la Jdeologfa alemana
y el Manifiesto del partido comunista. Se cuidó de la publicación de las
obras póstumas de Marx, entre las que se cuentan los voll~t'?enes u y m d.e
El Capital. Ayudó financieramente a Marx durante las dtflcultades fa_n:tliares a las que éste tuvo que enfrentarse en I_nglaterra. En _1845 escnbtó
La situación de la clase obrera en Inglaterra (libro que descnbe con elatos
de primera mano el crecimiento, el desarroHo y las consecuencias el~ la
revolución industrial en Inglaterra). El Antidühring es de 1878, El ongen
de la familia,· de la propiedad privada y del Estado, ele 1884, mientras que
en 1888 aparece el libro sobre Feuerbach y el final de la filosofía clásica
alemana. En 1925 se publicó con carácter póstumo su Dialéctica de la
naturaleza, que se remonta a la década de 1870.
El llamado «diamab>, es decir el materialismo dialéctico, constituye el
núcleo fundamental de la visión del mundo propia del marxismo soviético.
Éste encuentra sus textos fundamentales no tanto en Marx, como en En~
gels. En realidad, Marx se había limitado a emplear la dialéctic.a cotr:o
método para interpretar la historia y la sociedad. X:::ngels, en camb10, b8.JO
el estímulo del positivismo, la teoría de la ev?luct~n y l?s avance~ d_? l_a
ciencia,,extendió a la naturaleza la interpretación dtaléctrca. «La dt~lect_¡~
ca conStituye la forma de pensamiento más importante para la ctencw
natural de hoy, porque es la única que nos brinda la analogía, .Y con ésta,
loS métodos para comprender los procesos de desarrollo que tlene.n lug~r
en la naturaleza, los nexos generales, los pasos desde un campo de rnvestt~
gación hasta otro.>} Según Engels, éstas son las leyes_ de la dialéctica: 1) la
ley de la conversión de la cantidad en cualidad (afuma que los grandes
cambios cuantitativos acaban por proqucir cambios cualitativ<?s, como en
el caso de la revolución preparada por procesos lentos y labonosos); 2) la
ley de la compenetración entre los opuestos (según la cual existen en la
realidad contradicciones objetivas que no pueden considerarse separada~
mente la una de la otra); 3) la ley de la negación de la negación (por la cual
el proceso dialéctico se desarrolla mediante sucesivas negaciones) que dan
192
1
.[
origen a configuraciones siempre nuevas, como en el caso del proletariado
que niega la burguesía, produciendo una sociedad más madura y más
elevada). A criterio de Engels, estas leyes no serían ideas apriorísticas
impuestas a la naturaleza, sino abstracciones de la historia efectiva de la
naturaleza y ele la historia real de la ciencia.
Hegel se distancia de este modo con respecto al materialiSmo mecanicista, dogm::í.tico y estático, y sostierie que todo el desarrollo de la Ciencia
confirma las leyes de la dialéctica. Tales leyes, en efecto, no sólo se aplican a la naturaleza, sino también ~como es obvio- a la historia social
humana y al pensamiento. Para Engels la dialéctica es la teoría de tod'o el
universo: «Una representación exacta de la totalidad del mundo, de.su
desarrollo y del de la humanidad, así como de la imagen de este desarrollo
real tal como se refleja en la cabeza de los hombres, sólo puede [... ]
efectuarse por una vía dialéctica, tomando en consideración de manera
constante las acciones recíprocas del nacer y del morir, de los cambios
progresivos y regresivos.»
Eugen Dühring, el «señor Dühring>), se había divertido ridiculizando a
Marx, quien al final del primer volumen de El Capital había escrito: «El
modo de apropiación capitalista que nace del modo de producción capitalista, y por lo tanto la propiedad privada capitalista, son la primera negación de la propiedad privada individual fundamentada en el trabajo personaL No obstante, la producción capitalista engendra ella misma, Con la
inevitabilidad de un proceso natural, su propia negación. Es la negación
ele la negación.» Contra esta pq~tensión de aprisionar la realidad eri las
redes de la dialéctica, Dühring había escrito que «la forma híbrida y nebu~
Josa de las ideas de Marx no sorprenderá, por lo demás, a quien sepa lo
que podría resultar o, más bien, qué clase de ,extravagancias aparecen
~uando se tom~ .c?mo base cien~ífica la dialé~tica de Hegel. Para quien
1gnore estos arttflclos, hay que senalar expresamente que la primera negación hegeliana es el concepto catequístico de pecado original, y la segun~
da, la de una unidad superior-que lleva a la redención. Ahora bien, no es
posible fundar efectivamente la lógica de los heciJos sobre este jueguecillo
analógico, tomado en préstamo del terreno de la religión[ ... ]. El sei'ror
Marx permanece con toda tranqul11dad en el nebuloso mundo de su pro~
pieclacl, individual y social al mismo tiempo, y deja que sus adeptos resue!w
van este profundo enigma dialéctico».
Engels se opuso a Dühring de una forma decidida y fuerte. El Antí~
dühring es una polémica «cuyo final resulta imposible de preved. En
dicha polémica Engels reitera que «la dialéctica es un proceso muy sencillo que se lleva a cabo en todas partes y cotidianamente, que hasta un níilo
puede entender, a condición de que se le libere del gran misterio bajo el
cual lo ocultaba la vieja filosofía idealista, y bajo el cual les interesa con ti·
nuar ocultándolo a los metafísicos poco hábiles, de la clase def se·ñor
Dühring». La dialéctica funciona en todas partes y continuamente. Engéls
dice que es «Una ley de desarrollo extremadamente general de la natura1ew
za, la historia y el pensamiento, y que justamente por ello posee un radio
de acción y una importancia extremadamente grandes; ley que( ... ] se
aplica en el mundo animal y vegetal, en la geología, la matemática, la
historia, la filosofía, y a la cual, a pesar de cualquier lucha y de cualquier
resistencia) incluso el seíi.or Dühring está obligado, sin saberlo, a obedecer
193
'
El positivismo francés
Comte
'
i
2.4. La clasificación de las ciencias
1
2.5. La religión de la humanidad
La ~ociol~gí~, ~uya cons~rtiCció.n _es tatea urgente de la filOsofía política, esta en el vertlce de la Jerarquía de las ciencias. Partiendo desde su
base mate~ática, las ~~encias positivas._están jerarquizadas según su grado
de generalidad decreciente y compleJidad creciente: astronomía:"· IíSka -·
qufmi~~' biología y sociología .. Este esquema no abarca la teol~gía, 1~
metafts_ICa y la moraL Las ~os pnmeras no son ciencias positivas; la tercera
queda mtegrada _en la socwlogía. La psicología también se encuentra excluida de la lista y Comte la reduce en parte a la biología y en pa¡t" a Ia
sociOlogía. Tampoco fi!lura la matemática, pero el primer volumen.dd
Curso de f¡[osofta posztzva está <ied1cado en su totalidad a la matemática"
que «a partir de Descart~s y d__e Newton, con_~titdy~la.v~ili"§.~
J.~nQ~e:.!L~.& ..Q._tL.tQd~ .la ...fllo.sofra .. natural>>, Qe· to as las .ciencias en el
sentido de que es <<una ampliación inmensa y admirable de.ElTó'gfc~ natural.con r.esp~cto adeterminacioorden de deducciones».
· ...... ._......... .
_fgm~~-'!_§P-!f1!...ª-.CU!~. el· .Qfdenªmj-~ptO .9~Jªi_dsm.GiA~. PJ.9P-lJ.º-~JQ __pqr ·~é~
~6-"--~~_!!ll!'m~¡;>o un orde!)_)Qgl9.Q,j}_l$J9.riLo.Y.R.t<l?g<)g_ico .. EL.o.r¡l_e_!l
~~'l-~f":.!l<l"··ªJgJlºrtº->k,!l!..$.(mpl!cLdad.d~l.q.bíe\R: . en piimer !ug~r
~.§!.~~"·~-ª.tf.~§._que_.!~JL~~- 9Pm_JQn_ posee:QJ.m_q_l;?j_~_t9.J!Hi§..~!mP l~; a continuacJ~n, se.,ªY~.!!§tJ!..ill.~Qf!.QJ¡;¡gía,_qy"-e.s.!a ..qy~_t.i!'!l.~_el ..9l?kt.o.r11 ás
comphcaao. EL ordenJlc>tQD.LQ ..fu:_pone..!le-manifiesto...e.rLcl_paso de la~__]í~n[,SJ~S._E~tic'!!ªI~.s_hMt.a .el estªdo.po.siüY.Q: con Copérnico, K~pYer y
Ga üeo, la .a.stronomía abandonó la metafísica; la física llegó al estado
posttlVO wactas a la obra de Huygens, Pascal, Papin y Newton; la química
de¡ó su hmbo metafís1c? de~tdo a Lavoisier, y la biología, con Bichat yBlamvdle. Queda la soclQ]Q¡¡!aJa cual, en cuanto ciencia positiva, .aÍln.se
-~llf!!.'ilJl!-ª-!'_!L~staaoae proyect<?-7-'l\l,e C<:>.~!"-~~-.e~forzó p()r.Jlevar ..aJa
_práct1ca. El orden pedagógzco se ¡ustiflca por~liiibr1i.~-~}.e_¡jar.l.as
.C.l~ cz!!§.E!_~Js.zn..Q_Q.r.Q.e.~..!'.!l. q~e- s.e.ha .prQ4Uk'ido..su_gén.esis...his tórí ca.
De acuerdo con la íerarquía de Comte las ciencia< más compieias
p~-~s-~p~~-~~- .~.~s _men~s ~omplejas: la ~<:ciolo~íá{.?resüj?oneta-bTOtOgtª~·::·fa
~t.QI~o~~tlª~9.lJJ.nfl~Y ésta~la ft~!.~· Sm embargo, esto no significa
que las Ciencias supenores puedan reducirse a las inferiores. Cada una
posee su .P.r.qpi~.... ªu_!.9Il.9_n:l{fl:, sus propias leyes autónomas. Por lo tanto,
la soci?logía .no puede quedar reducida a la biología o a la psicología.
La .~octedad. tiene una realidad natural, Y. Ql:JgJn.ª-füt:Jos ttomJn:~~ .Yiv.e_n_en
..~«?S.~~-ª·~-Q porque esto for.ma ..parte de su naturaleza spc_ial. Son .SOdfifes...... ~ . .
,de$de etcomienzo, y no hay ningunanecesidad de_un contrato social para
que se asocien, como-stigerüi-·IrO-liS'Seau: ..........~..·· · ... ' "'" · ....... ··· · ··· ..... ··
Otro punto importante: Comte no menciona la filosofía en su clasificaN
ción d~ las cie?cias. ?Qué_ lugar ocupa la filosofía en el pensamiento de
Comtel ~~l_a f!los~1a. no es el CQ.\).l.JilllJLde..íodas.J.as._c;i.\'.ll.Gi.as .....La.
.lauo.!L<l.~.la..hlos~fla CQ!!SJ~.!U<D3(j.<;.krmwar-con..e:xru;ti.!'!tLtl.~..IPÍrillL\I.~,
"$~~~~una. de las Ciencias~ 47:s~~-~nr sus ~~l~ciones ~~i9.llt~·,..Y_,!~~L(
~~ ~s p~s1ble. todos s~s gn!lf!Rl9.S.c.eS.P!'CJfi.cQs.._eiL.una..c¡¡u.ti9cad.m(!l.i!Ra. . i;l~ ·
J?-.r~~~~I?.:?s___ corp._':I?:e~, stgutend~ el I!létodo pos~tiyo» ..1-!. filosofía se..!.~-4JJ.Ce
,ast a la metodologta de las ctenc¡as· «es el umco med'í01rüreñtiCamente
raci~mal ·de '¡:iürier en evidencia :'Ja's ~leyes lógicas del espíritu humano»
sostiene Comte.
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En la última gran obra de Comte, el Sistema. de polítü;a posi!iva
(1851-1854), el propósito comtiano d~g~E~~a.r...l!'.~~ie~~~án~9~.f.l\...
el <;.o.!l,Q~Ll]1.WJ.11.Q_d.eJ!l>J~ye§Jl.Q¡:iales.as.l!!!l.".l~Jo~~a_Cl!'- ':'n~. religió~"n la.
que se substituye el amor a Dws por el amor a la fiumari@ait(La hymªni::..
.~tª~Le·s 'ilñ-ser· que· trascrenaea·1os · iiidiV'ídüOS·:·.·g~1~--~2 ~p"üeSia por. t'Qdós
loümlividuos.vivientes, por losfallecidos y por los que aiíii ni:ihan·naddo.
En su interior los individuos se reemplazan como las células d6 un organi's::
mo. Son el producto de la humanidad, a la que hay que venerar como en
otros tiempos se veneraba a los dioses paganos.
Fascinado por el catolicismo, debido a su universalismo y a su capacidad de integrar la existencia humana en su totalidad,.k.9m~§" ..~Q§tj_~~ne. que
la religión de la humanidad.4.~.P.~ . f9n..s~ftuir una c_opia exacta del sistem4
ecle:iliís1Jco::·ya··esfan díspúestos los dogmas de la nueva fe: la filosofía
P.?-SitiVa.Y las leyes Gientíficas. Para la difusión de estos nuevos dó'gilúl·s·es
Preciso que haya ritos, sacramentos, un calendario y un sacerdocio. Habrá
un bautismo laico, una confirmación laica y una extremaunción laica. El
ángel de la guarda positivo será la muíer (no debemos olvidar que Comte
idealiza a la mujer amada: Clotílde de Vaux). Los meses recibirán nombres simbólicos -por ejemplo Prometeo- de la religión positiva, y los días
de la semana estarán consagrados a cada una de las siete ciencias. Se
edificarán templos laicos (institutos cient_í~icos). Habrá un papa positivo
que ejerceiá su autoridad sobre las autoridades positivas que se ocuparán
del desarrollo de las industrias y de la utilización práctica de los descubri. mientos. En la sociedad positiva los jóvenes estarán, so.metic}o.s.a.Jp~_af1cianos y estará prohibido el divorcio. La muj~~ se convierte en gua.~d.i3.n~ y·
fuente de la .vida sentimental de la humanidad. La humanidad es el gran :
·se~;_el...~.~P.~.?~o, el gr~a,n _me.d.i_o ..~mb.i_ent~, y la tierra, el gran .ído.Io: tal es la'
trimdad de la religion positiva .
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2. 6. Las razones de Comte
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Las críticas al pensami-ento de Coro te no tardaron en ponerse de manifiesto. No impidieron, sin embargo, que dicho pensamiento adquiriese
una amplia difusión. Sus principales difusores, por ejemplo Littré, elimi~
naron desde t-ln principio toda alusión a la religión positiva. Por lo demás,
no todo el pensamiento de Comte, sino únicamente algunas de sus partes
influyeron de modo duradero sobre el pensamiento posterior. La noción
de la importancia de la cienci~ para el progreso de la humanidad, la crítica
al pensamiento metafísico no comprobado, la idea de sociología como
ciencia autónoma que no puede reducirse a las demás ciencias, la insisten~
cia sobre la importancia de la tradición; el reconocimiento de la historicidad de·los hechos humanos y de la misma ciencia, la toma de posición con
respecto a la unicidad del método científico y al valor cognoscitivo (y no
sólo práctico) de la ciencia: éstos son algunos de los temas comtianos que
han eíercido un influjo duradero y positivo a lo largo de la historia del
pensamiento.
Sin ninguna duda, la ley de los tres estadios es una metafísica de la
'
1
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278
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... ~-.. -·..::......J.
El positivismo francés
Claude Bcrnard
historía que contradice de manera absoluta el método positivo. La clasificación de las ciencias¡ por su parte) suscita una inmediata perplejidad: las
ideas de simplicidad y complejidad del objeto son algo que se relaciona con los criterios adoptados y no un atributo absoluto de dicho objeto.
A menudo resultan falsas las ideas de Comte acerca de cómo han evolucionado las ciencias: la biología, por ejemplo, no esperó al siglo XIX para
nacer, porque los griegos ya la practicaban. En la actualidad son completamente anacrónicas la dogmatización de las teorías científicas y ciertas
prescripciones corntianas sobre lo que deben hacer o no los científicos.
Los especialistas en el pensamiento de Comte han considerado que era
ridículo el mimetismo manifestado por la religión de la humanidad con
respecto al catolicismo. No obstante, algunos especialistas han otorgado
un cierto valor a esta pa1te de su filosofía. Tal es el caso de Raymond
Aron, para quien .:<el gran ser que Auguste Comte nos invita a amar es
aquello que los hombres han realizado con más perfección[ ... ]. Si hay que
amar algo en la humanidad, salvo unas personas determinadas, lo mejor
sin duda es amar la humanidad esencial, cuya expresión y cuyo símbolo
¿son los grandes hombres, y no dedicarse a amar con pasión un orden
~·económico y social hasta el punto de querer la muerte de quienes no crean
'.:·en esta doctrina de salvación [ ... ]. Lo que Auguste Comte quiere que
. ?1:n.emos qo es la sociedad francesa de hoy, ni la sociedad rusa de mañana,
ni la sociedad norteamericana de pasado mañana, sino la e.xcg.J~D.~~~.Jle
que han sido capaces algunos hombres y hacia la cual deben elevarse otros
hombres».
2. 7. La difusión del positivismo en Francia
En cualquier caso, la religión de la humanidad no fue la herencia más
duradera de Comte. Y si Pierre Laffitte (1823-)903) defendió el pensamrerlto de Comte en su unidad inescindible, Emile Littré (1801-1881)
-como ya se dijo antes- en su campaüa a favor del positivismo dejó a un
lado los resultados de la última fase del pensamiento de Comte. Littré,
que fue académico de Francia y senador vitalicio, fue el autor de la obra
Comte y la filosofia positiva (1863) y del gran Diccionario de la lengua
francesa. El trabajo de Littré logró una gran resonancia. Sin embar~
go, Ernest Renan e Hyppolite Taine fueron los creadores de un clima
auténticamente positivista dentro de la cultura francesa. Ernest Renan
(1823-1892) fue básicamente un historiador del judaísmo y del cristianismo. Son famosas su Historia del pueblo de Israel (1887-1893) y su Vida de
Jesús (1863; se trata del primer volumen de la Historia de los orígenes del
cristianismo). En el estudio de los hechos religiosos Renan aplicó sus ideas
positivistas, despojando a dichos acontecimientos de todo carácter sobrenatural. .La concepción filosófica de Renan aparece en el libro El porvenir
de la ciencia (escrito en 1848, pero publicado en 1890), donde dicho autor
sostiene que <da ciencia, y únicamente la ciencia, puede brindar a la humaM
nidad aquel! o sin lo cual ésta no puede vivir un símbolo y una ley)>.
Hyppolite Taine (1828-1893) fue autor de obras tan célebres como Los
origenes de la Francia contemporánea (5 vols., 1875-1893), Los filósofos
franceses del siglo XIX (1857), Filosofía del arte (1865) e Historia de la
1
280
literatura inglesa (1863). Taine aplicó las ideas positivistas a la crítica !iteran~ y a la :stéttca: t~da obra de arte es el producto necesario de un
ambiente ,s?cml det~nmn~do, con unas condiciones históricas y psicológica~ espectftcas. Segu.n Tame. «Se puede considerar que el hombre es un
ammal .de una especte supenor que produce filosofía aproximadamente
de la m1smaforma que los ~~sanos de ~e?a hacen sus capullos y las abejas,
su~ coln;.enas». En .s~ opmtón, ;<el vxcto y la virtud son productos del
mtsmo tlpo que el VItnolo y el azucar, y todo dato complejo nace a través
del er:tcuentro ent~e otr~s. que son más simples». En Los filósOfos franceses
del SL!JlO XIX Tame cnhca a los espiritualistas como Maine de Biran y
Cousm, y propone un retomo de la cultura francesa a las tradiciones de la
ilustración, a Voltaire y a los enciclopedistas. La obra .Sobre la inteligencia
(1870) representa un intento decidido de reducir toda la vida espiritual a
un. mecan.lsmo regulado por leyes naturales; este libro inflUirá sobre el
pnmer psrcólogo especializado de Francia, Théodule Ribot (1839-1916)
fundador de la psicología positiva.
'
1
2.8. Claude Bern.ard y el nacimiento de la medicina experimental
Para CQ!nte y,_ en general, para los positivistas (con la excepción
de J. S. Mrll), l'-. crerL~5_1:1~__'!?Jlm_'l_.illl."-.!lQ.X~q.uiexe....ningú.tunálisis.
Sm embargo, al 1gnal que Augusto Murri en Italia Claude Bernard
(1813-1878) en Francia y en la época di:! positivismo, ofrece una reflexión
profu?da Yelaborada sobre la lógica de la ciencia. Notable fisiólogo (descubno, entre ?tras cosas, la fun~ión gll,lcogéníca del hígado), determinista
(pero no fatalista), Bernard defrende en su famosa Introducción al estudio
de la medicina experimental (1865) que «no existe ninguna diferencia entre
l~s métodos de ínvest!gación de la fisiología, la patología y la terapía.
S1ernpre se trata del mtsrno método de observación y de experimento que
se ~asa_, en todos los casos, en los mismos principios y que sólo varía·en su
aphcactón, según la complejidad del fenómeno». '
Bernard, pue:s, defiende el método experimental en la medicina. No
obsta~ te, es obvw que el experime~to sie.mpre supone algo que hay que
expenme~tar, ,Y est~ algo son las lupótests. Bernard afirma: «Todos los
hombres tmagman stempre algo ~uando observan y aspiran ,'a interpretar
los fe~ómenos ~aturales, a~tes 1y¡cluso de conocerlos por medio de un
exp~nmen~o. D.tcha ten?enci~ es mnata en el hombre; la idea preconcebida ~tempre
sxdo el pr.Imer 1mp~lso de la mente que indaga y siempre lo
sera. El metod? exp~nm_e~1tal txende a transformar esta idea a priori,
?asada en ~na s.unple 1~tu~c1ón o en un concepto vago de las cosas, en una
mterpretac1ón a postenon basada en el conocimiento experimental de los
fenómenos.>)
. E~ opin~ón de Bernard «el hombre és, por su propia natu!·aleza, fanta~wso, y est(1 lleno de orgullo; ha acabado por creer que las concepciones
Ideales de su mente., que sólo respondían a sus sentimientos, también
representan a la reahd~d. El método experimental, por lo ta:nto, no es en
absoluto espontáneo e mnato para el hombre». Es el resultado de intentos
y errores, de ~s~er~nzas fallidas. El método experimental consiste en
Imponer una diSClphna a la fantasía: ~:sta discip)ina se propone elimin<Ir
!la
281
Malthus
El positivismo francés
te en una medicina que sea capaz de penetrar en el interior del organismo y h_all~r los .m.edios .
para modificar y regular hasta cierto punto los fen?men~s _ocultos de la maquma viVIente.
Los médicos observadores considt!ran que el orgamsmo. v.Jvlente es un pequeno mu.nd_o que
se halla contenido en el graqde, Ul\a especie de pla~eta vtvlCnte y efímero cuyos mov1m1entos
son gobernados por leyes. Unicamente la observac1ón puede darnos a ~onocer estas leyes de
un modo que estemos en condiciones de prever el curso y !a evoluc¡ón de !_o~ fenómenos
biológicos en el estado normal y ~n ef patológico, per? no nos per~!te mod.lftcar su curs~
natura\. Hipócrates expresó tal doctrina en toda su plemtud. La medtCtf!a de stmple observa
c"ón
por lo tanto excluye toda intervención activa, y por ello tambtén se le. ha llamado
1
medicina de espe~a)) es decir una medicina que observa y prevé el curso de las enfermeda~es, sin intervenir di;ectamen:e en ese curso. _$in ei_llbargo, es infrecuente encontr~rs~ con
un médico exclusivamente hipocrático, y sena fácll demostrar que muchos médtcos q_ue
predican en voz alta esta doctrina, no se atie:nen a ella en abs?luto cu~~do ponen en práct1ca
los receptos más temerarios y más insensatos de_ la terapéu~1ca e1_11pmca. ~o ~ondeno_ estos
int!ntos terapéuticos, que casi siempre son exp_e~tmentos one?tattvos! ~e ltm1to a ,deCJr que
ésta no es una medicina hipocrática, sino empmsmo. ~~ médtco em_pmco que actua ~e ~na
manera más 0 menos ciega, constituye en el fondo algUJen qu~ estudta lo~ fenómen_~~ vtta es,
y 'por lo tanto hay que considerarlo como médico pertenectente al penado empmco de la
medicina experimental.
aquellas hipótesis (o mundos posibles) que sean incapaces de describir,
explicar y prever un trozo o\m aspecto del mundo real. Se ha comprobado
que la fantasía no era suficiente pa_ra entender el niundo y entonces se ha
tratado de someterla a una disciplina. La ciencia y su progreso son el
resultado de tal disciplina. Según Bermird, esta disciplina crítica es lo que
distingue al experimentador del ~etafísico y del escolástico. Tanto éstos
como aquél parten de ideas a priori, pero «con la diferencia que el escolás~
tico consideta su idea como una verdad absoluta que él ha descubierto y
de la cual eXtrae todas sus consecuencias con la ayuda exclusiva de la
lógica. En cainbio el experimentador, más modesto, considera que su idea
es un mero interrogante, una interpretación anticipada de la naturaleza,
más o menos probable, de la que se extraen de un modo lógico ciertas
consecuencias que se confrontan a cada momento con la realidad, median~
te el experimento[ ... ]. La idea experimental, por lo tanto, es una idea a
priori que se presenta en forma de hipótesis y cuya validez se juzga sorne~
tiendo sus deducciones al criterio experimentah.
Bernard riplica asimismo a la medicina estas directrices generales de
metodología .. Sostiene: «Sería fácil aducir ejemplos que demuestren que,
al igual que en fisiología, en patología las ideas absurdas a veces pueden
llevar a realizar descubrimientos útiles, y tampoco sería difícil hallar argumentos para demostrar que hasta las teorías más acreditadas tienen que
ser consideraPas como provisionales y no como verdades absolutas a las
cuales tengaQ que someterse los hechos.» Por otro lado, «en el terreno
terapéutico la investigación tambi~n debe ajustarse a las mismas reglas
que la investigación fisiológica y patológica». En efecto, los intentos teraM
péuticos del médico también están guiados por ideas previamente concebidas. El diagnóstico, el pronóstico y la terapia son hipótesis, y hay que
comprobarloS mediante sus consecuencias, para comprobar si correspon~
den o no a los hechos. En realidad «la verdadera característica de la
ciencia consiste en la crítica referente a los hechos», y la duda constituye el
motor del método experimental. «La crítica experimental, tal como hemos señalado en el caso de la fisiología, es la única crítica científica válida
en patología y en terapéutica>>; «la· medicina experimental se basa única~
mente en la observación y en el experimento de control, y [ ... ]la fisiología, la patología y la terapia deben obedecer a las mismas leyes de esta
crítica común».
Bernard colocó la fisiología en la base de la medicina, con lo cual puso
como fundamento de la medicina clínica a la medicina de laboratorio (la
medicina experirnent~l): éste fue el ·mayor mérito de Bernard. Escribe:
Al igual que todas las ciencias de observación difieren de !as ciencias experimentales,
también la medicina experimental difiere de la medicina de observación por la finalidad que
se propone. Una ciencia de observación trata de descubrir las leyes de los fenómenos naturales para poderlos prever; sin embargo, no puede modificarlos y someterlos a su capricho. La
astronomía es una de estas ciencias: los fenómenos astronómicos se pueden prever, pero no
modificar. En cambio, las ciencias experimentales tratan de descubrir las leyes de los fenómenos naturales no sólo para preverlos, sinq también para regularlos y dominarlos: tal es el
caso, por ejemplo, de la química y la física. Ahora bien, algunos médicos creen que la
medicina debe continuar siendo una ciencia 'de observación, es decir, una medicina que esté
en condiciones de prever el curso y el resultado de las enfermedades, pero que no puede
ac.tuar ;directamente sobre éstas. Otros médicos, en cambio, y yo me cuento entre ellos,
consideran que lci medicina puede convertirse en una ciencia experim~ntal, y por consiguien-
La medicina experimental, en .cambio -continúa diciendo Bernarduiere conocer las leyes del organismo sano y del enfern:?' no sólo para
p'iever los fenómenos, sino para poder regularlos Y. mod¡f¡carlos, dentro
de ciertos límites. De lo dicho hasta ahor~ se mflere que la med1c..m~
tiende necesariamente a convertirse en expenmental y que todos los medr
cos cuando suministran fármacos efic~ces a sus enfermos, colaboran en a
con'strucción de esta medicina expenmental. No ob~t.ante, para. que la
actividad del médico experimental abandone el empinsm~ y. mei ezca l el
nombre de ciencia, es preciso que esté basada en ~~ con.ocimtento de as
le es ue ri en los fenómenos biológicos en el ambiente mterno del ~r~a­
ni~moqsanQ ~del enfermo. La fisiología es la base científica de la mediCm~
ex erimental; lo hemos dicho·y repetido r;tuchas ~e~~s, Y h~y q:ue I?:o~la
mfrlo en voz muy alta, porque sin fisiologta no existtna la ct~~cta I?edtca.
Los enfermos en el fondo, no son más que fenómenos flswlóg-tc?s en
condiciones n~tevas que se deben determinar; co:n:o v~remos_, !as a~cwnes
tóxicas y terapéuticas se reducen a simples modtflcacwn.~s flstológicas ~e
las propiedades de los elementos histológicos de los tC]Idos. En ,conc usión si se quiere comprender y explicar el mecam~mo d~ las enfermeda~
des la acción de los agentes terapéuticos y tóxicos, Siempre hay que
recurrir a la fisiología».
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3. JOHN STUART MILL y EL POSITIVISMO UTILITARISTA INGLÉS
3.1. Los problemas de Malthus
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El .utilita_rismo. de la prim~n~: ~i~.a~ _del siglg ._XIX es el. movim~i~~~-)
filosÓfico -,¡;!;,·hereda ia~ J!;ili y"laa~t(tuci,..ci!?. )()s_ Ilustrac!<¡s.,.Y que. e.~ .!l
iriteiiOI-·ae E. tractidó_ü."füosófica eil1ptr.~s~~-- ~O.E~s.~~!~Y~.!.~ . P~~~-~E~ám~m -~-s~
"¡-,¡c·-ófid_e(posii\:Yi:íiri9jq_c)al. enJng]aterra. Los representantes m ?.Imporiarites-deiutiÜtarismo son Jeremiah Bentham, Ja~es Mili Y su hiJo John
Stuart Mili. Bertrand Russell afirma: «La f!losofia de Bentham Y de su
escuela procede en sus líneas principales de Locke, H;"tl~y y ~elv~tms,
su importancia es más política que filosófica, como Je es e1 ra tea 1smo
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282
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E! positivismo inglés
inglés y como hombres que sin proponérselo pr~pararon e;l. camino a las
doctrinas socialistas.» Entre los representantes del utilitarismo se suele
citar también a dos grandes teóricos de la economía clásica: A. Smíth y
D, _Ricardo. Al trazar el cuadro de las ideas económicas y sociales de la
Inglaterra de la primera mitad del siglo xrx, tampoco podemos omitir el
nombre de Robert Owen~ y en especial el de Malthus.
Thomas Robert M.althus (1766-1834) publicó anónimamente en 1798
su célebre Ensayo sobre la población. M.althus parte de dos postulados.
innegables: «1) el alimento es necesario para la vida del hombre; 2) la
atracción entre los dos se.xos .. es indisp~n~?-.bJ~ y se mantendrá siempre
aproximadaniente tal como es en ra 'áctualidad.>> Con base en estos dos
postulados afirma que «e1 poder de crecimiento de la población es infinitamente más elevado que el poder de la tierra para producir los medios de
subsistencia necesarios para el hombre: en efecto, si no se frena la población, ésta aumenta en progresión g_~9.J;Uétrica-; mientras que los recursos
aumentan en progresión aritmética». Si hubiesen encontrado suficiente
alimento y espacio para expandirse, las especies animales y vegetales ya
habrían llenado completamente la tierra. Sin embargo, la escas~z; (ttecesw
sity) -«esta imperiosa ley de la naturaleza que domina todo lo creado>)- las
restringe dentro de límites· muy definidos. Los animales y las plantas se
ven empujados dentro de tales límites por obra de la dispersión de las
semillas, las enfermedades, la muerte precoz; los hombres, a su vez, por la
miseria y el vkio (<<amargos ingredientes que se hallan en el cáliz de
la vida humana»). Para Malthus, el control represivo que la miseria y el
vicio ejercen sobre la población, debe ser reemplazado por un control
preventivo que impida un excesivo aumento de la población mediante el
«freno morab: «la abstención del matrimonio por motivos de prudencia y
con una conducta estrictamente moral durante el período de dicha absti~
nencia.>) Hoy en día la solución propuesta por Malthus no es la más apreciada ni la más válida. Sin embargo, es cierto que los problemas de las
relaciones entre población, recursos naturales y ambiente centrari la atendón mundial, y quizá se han agudizado debí do a la ausencia de una fuente
de energía limpia, suficiente y barata.
3.2. La economía clásica: Adam Smith y David Ricardo
David Ricardo (1772-1823) fue autor de la obra Principios de economfa polftica y de tributación (1817). Ricardo junto con Adam Smith
(1723-1790) fue el representante más prestigioso de la economía política
clásica. Smith en la Investigación sobre la naturaleza y las causas de la
riqueza de las naciones (1776) había sostenido que: 1) únicamente el trabajo manual es productivo, ya que crea bienes materiales que poseen un
valor objetivo intercambiable; 2) los científicos, los políticos, los gobernantes, los profesores, en definitiva, todos' los productores de bienes inmateriales, quae tangere non possumus, sólo colaboran indirectamente en
la formación de la riqueza nacional, por lo cual la riqueza de una nación
será tanto más grande cuanto menor sea el mundo de los ociosos; 3) se
alcanza la cumbre de la sabiduría cuando el Estado, dejando libre a cada
individuo para que consiga el máximo bienéstar personal, asegure auto284
Smith y Ricardo
máticamente el máximo bienestar a todos los individuos. Ésta es la esencia
del librecambismo de Smith: «El estudio de su beneficio personal conduce
a que cada individu? prefiera t_ambié_n la ocupación que resulta más prove~
;hosa pa~a la colect~vl?ad. ~u mtenctón no es contribuir al interés general;
el sólo mira s.u propiO mteres, Y. en. e.ste caso_, al igual que en muchos otros,
s~ ve conduc~do po~· una rna~o lllVlSible hac1~ la realización de u'p objetivo
aJeno a sus mtenctones.» En resumen, extste una armonía natural un
orden natural, en el sentido de que la consecuencia no intencionad; del
egoísmo de cada uno es el bíenestar de todos; en efecto, cuando:existe una
posibilidad de lucro, los hombres de empresa se apresuran a sacarle prow
vecho; produciendo los bienes que pide el mercado. Sólo unos pocos
g?n?.ral?- mucho, pero los demás se apresurarán a producir los mismos
bienes, y al aumentar así la oferta, los precios se igualarán con fos costos.
. , La perspectiva de Ricardo es menos optimista que la de Smith. Tambten él sostt~ne que el valor de un bten es tgual al trabajo que se utiliza
para producirlo, aunque haya que tener en cuenta en la determinación del
valor del producto el costo de los instrumentos utilizados. Las mercancías
tienen el valo~ del trabajo necesario para producirl<fs, mientras que el
v~lor del trabaJ? es la sun:a del valo~ de los bienes necesarios para produ~
c¡rlo y reproducirlo. Teonzador del librecambio en el interior dd las naciones y en~re nación y nación, Ricardo adniitía que el mejor precio de las
mercanctas era el que se establecía en. un ry:ercado libre, mediante el juego
de la oferta y de la demanda, pero se lirega a considerar que el mejor
salario es el que se determina mediante la misma técnica. El valor de una
mercancía .se fija a_ través del trab_ajo necesario para proclücirla. Sin
embargo Rtcardo senala que la ecuactón V = T no se aplica en el caSo del
trabajador, que no siempre queda en posesión del valor de lo que produce. Lle&amo_s así al problema de la renta inmobiliaria (la renta que percibe
el propretano por el mero hecho de ser propietario de un terreno). La
renta inm?biliaria sería nula si existiese una infinita disponibilidad de
terreno. Sm embargo, el aumento de la población obliga a hacer que se
cultiven n? sól~ los mejores terrenos, sino ~ambién aquellos menos._prósperos y mas alejados del mercado. Esto obhga a que, para obtener frutos
de estos terrenos menos aptos para la agricultura, haya que trabajar más.
Por consiguiente, esto aumentará en el mercado el precio de los productos
agrícolas en conjunto, ya que los precios de los terrenos fértiles se elevarán hasta el de los productos procedentes del terreno menos fértiL Así
aumentarán .los beneficios obtenidos en los terrenos fértiles y próximos al
mercado, e 1:á~ a parar en f?rma de _renta a los bolsillos del propietario
del terreno fert~l. Por ~so quten trabaJa no percibe el valor de su trabajo,
el que no trabaJa perctbe cada vez más y los precios aumentan. -Por todas
estas causas la rent~ es antiso~ial, en opinión de Ricardo. Sin embargo, no
por esto aumentaran los preciOs de las mercancías manufacturadas, «para
cuya prod:xcción_ no se requiere ~1in~~na c~ntídad adicional de' trabajo»,
como escnbe R1cm;do en Jos Pnnccpws. ·El está convencido de que «si
a~m~nt~n los salan os
entonces el lucro tendrá necesariarQ.ente. que
dtsmmmr». Esto constituye otra grieta en el imponente edificio del orden
natural mencionado por Adam Smith. La crítica actual contempla con
mucho respeto la obra científica de Ricardo. Marx habrá de enfrentatsc
con muchos de los temas y problemas planteados y debatidos poi: Ricardo.
J. .. ],
285
El positivismo inglés
3.3. Robert .owen: desde el utilitarismo al socialismo utópico
. R?bert O':'en (1771-1858), ingeniero, industrial y filántropo, fue eri un
pnnCIJ?IO. partrdan? del ~tlhtansmo, para acabar más tarde en una forma
de socialismo utópiC.Q. EJemplo de «hombre hecho a sí mismo», OWen, fiel
a la cultura progresista mglesa de la época, confiaba en la posibilidad de
carn~Iar a lo$ h~mbres a través de un cambio que mejorase las condiciones
de. vtda ~ medtante la edu~ació~. Cu~ndo aún no había cumplido los
tremt~ anos, ya era coproptetano y director de una industria textil en
Escocia. Trevelyan, en su Histoha de Inglaterra durante el siglo XIX,
narra lo s1gmente: ~<En qumce años, entre 1800 y 1815, convirtió su hilatura en un mo,delo de previsión~ human~ e inteligente, para las mentes y
para los cuerpos, con un horano moderado, buenos salarios condiciones
de salubridad tanto en la fábrica como en la población anej~. y adecuada
atención escolar, que mcluía el primer asilo infantil de la isla; como resultado, los obreros estaban llenos de entusiasmO.>> Owen estaba convencido de que al haber cambiado el medio ambiente, había cambiado el carácter de sus obreros. Y que al mismo tiempo había logrado también la
fortuna de su fábrica.
Trató de persuadir a otros empresarios para que hiciesen lo mismo
pero frac~só. Entonces intentó convencer al Parlamento para' que promul~
~ase medidas en favor de los obreros, por ejemplo, hi abolición del trabaJO de los m~nores de edad, la reducción de la jornada de trabajo a diez
hor~s y medJa, etc. También fracasó en esto. Dedicó la segunda mitad de
su v1da a pro~over el movimiento cooperativo. También impulsó las uniones de.~rabaJadores. En sus últimos años propugnó un socialismo que en
el utop1smo de. sus formas se asemeja al de Saint-Simon, Fourier y Proudhon. Persuadid? de: qu~ la apariqión de la «maquinaria muerta» perjudicaba ~ la «maqumana VIVa» al entrar en competencia con ésta, creó cooperattva~ en la que los te~renos se, ~ultivaban con pico y pala y en las que
estaba v.tge;nte la comumdad de btenes. Tales formas de socialismo no
convencr~ron a los economistas ni a los filósofos, y mucho menos aún a los
e~pr~sar~os, pero a. I?esar de ello el pensamiento de Owen tuvo una ampha dtfustón: Los utilttaristas estuvieron mucho más de acuerdo con Owen
en lo q.ue se refiere a su noción de. «inmoralidad>), que había que curar
com? SI fu.ese una enfermedad, medwnte una modificación de las circunstancias. Vm?u.lada con esta .úlr~~a noción se halla también la idea de que
todas las religiOnes son perJUdiCiales para el género humano.
3.4. El utilitarismo de Jeremiah Bentham
. Jeremiah' ~ent!>_flm (1748-1832) fue el fundador del utilitarismo, cuyo
pnncipiO fun_damental (presente en la ilustracióñyquid'iütcfiesori y Beccana ya ?abian for.mulado) afirma: «la máxima ..felici(]ad..p.osillle_pam el
.mayoLn!)f!l~r?.POSible 4e personas». Filántropo y político, Bentham de~endtó, stguxend~ las huellas del empirismo inglés, la asociación entre las
Ideas y elle':guaJe, y entre ideas e ideas. _su máximo interés recayo en la
JUrtSp~ud~ncta, y en dtcho campo reconocw a Helvetms y a Beccaria como
sus pnnc1pales predecesores. Más tarde, sus intereses pasaron desde la
286
Bentham
teoría jurídica hacia otros más elevadarnente éticos y políticos. Una
importante idea de Bentham es que las leyes no se promulgan de una vez
para siempre, sino que son modificables y perfectibles. Por consiguiente,
es preciso esforzarse de manera continuada por conseguir una legislación
que promueva «la máxima felicidad para la mayor cantidad posible de
personas».
Bentham sostenía que en el ámbito de la moral los únicos hechos
realmente importantes son el placer y el dolor. Conseguir placer y evitar .el
Q.olqr: éstos son los únicos motivos de la acción. En la Introducción a los
principios de la moral y de la legislación Bentham eScribe: «La naturaleza
humana colocó al hombre bajo el imperio del placer y del dolor; placer y
dolor son las fuentes de nuestras ideas, el origen de nuestros juicios y de
nuestras determinaciones.» Valorar, es decir, manifestar aprobación o
desaprobación ante un acto, significa pronunciarse sobre su capacidad
para generar dolor o placer. El juicio moral se convierte en un juicio
acerca de la felicidad: el placer (la felicidad) es bueno, y el dolor es malo.
Tal es la moral utilitarista. Todos los individuos persiguen siempre lo que
consideran como su felicidad, aquel estado de cosas en el que se da la
mayor felicidad y el mínimo dolor. La moral se reduce así a una especie de
hedonismo calculado, que valora con atención las características del pla~
cer: duración, intensidad, certeza, proximidad, capacidad de producir
otros placeres y ausencia de consecuencias dolorosas. Es sabio el que sabe
renunciar a un placer inmediato para obtener un bien futuro cuyo balance
sea más favorable. Por otra parte, es de veras importante que no se come~
tan errores en la valoración de las consecuencias placenteras o perjudiciales de una acción. Es preciso lograr una especie de aritmética moral que
nos permita llevar a cabo los cálculos adecuados.
Cada uno de los hombres busca su propia felicidad. El legislador tiene
la función de armonizar los intereses privados con los intereses públicos.
Que yo no robe es algo que favorece el interés público, aunque robar
pueda constituir un interés mío particular, a condición de que no exista
una ley penal segura y eficaz. La ley penal, por lo tanto, es un método que
sirve para hacer coincidir los intereses del individuo con los intereses de la
comunidad. Esto es lo que la justifica. La ley penal castiga para prevenir
el delito y no porque odiemos al criminal. Bentham afirmó que era más
importante la seguridad del castigo, que no su severidad. Luchó por la
abolición de la pena de muerte, excepto para delitos muy graves; y al final
de su vida tuvo la satisfacción de ver cómo se mitigaba la ley penal inglesa.
En cambio, por lo que respecta a la ley civil, Bentham piensa que debería
tener cuatro objetivos: la subsistencia, la abundancia, la seguridad y la
igualdad. (En esta lista falta la libertad.) Su amor por la igualdad le llevó a
defender la división de la propiedad en partes iguales y por esto se opuso a
la libertad de testar. También se reveló contrario a la monarquía y a
la aristocracia hereditaria) propugnando una sociedad democrática en la
que las mujeres tuviesen derecho al voto. Negándose a aceptar ninguna
creencia que no tuviese bases racionales, rechazó la religión. Enemigo del
imperialismo, juzgó que las colonias eran una auténtica locura.
Bentham escribió mUcho (aunque nunca se preocupó de publicar sus
obras). Entre sus escritos cabe recordar Introducción a los principios de la
moral y de la legislación (1789); Tabla de los móviles de la acción (1817);
287
El positivi::;mo inglés
Deon.tología o ciencia de la moralidad (publicada en 1834, con carácter
póstumo). Difusor y apóstol de las ideas utilitaristas, Bentham tuvo la
satisfacción de ver en sus últimos años de existencia tin órgano al servicio
de la propagación de las concepciones utilítaristas: la «Westminster
RevieW>L
Utilitarista y hedonista en el terreno moral, Bentham es en política un
librecambista reformador, que se opone al conservadurismo como a los
furores de la revolución francesa. Mostró un gran desprecio por los llama~
dos derechos naturales y por los derechos del ciudadano. Los derechos del
hombre -decía- constituyen evidentes necedades; los imprescriptibles de~
rechos del hombre son necedades y simples trampas. Afirma: «Estos dere~
ch'?s naturales, inalterables y sagrados, jamás han existi~.o: más que regir
al poder ejecutivo, tienden a desorientarlo, y los ciudadanos, al reivindicarlos, no hacen sino reivindicar la anarquía.» Bertrand Russell nos dice
que, cuando los revolucionarios franceses elaboraron su Déclaration des
droirs de l'homme, Bentham la calificó de «Obra nietafísica, el non plus
ultra de la metafísica». Según Bentham, sus artículos podían dividirse en
tres clases: 1) los ininteligibles, 2) los falsos y 3) los que son a la vez
ininteligibles y falsos. En conclusión, Bentham defendía un reformismo
laico radical. Es innecesario decir que las concepciones de Bentham provocaron muchas discusiones. Tampoco se ha de olvidar que Alessandro
Manzoni (1785-1873) escribió (como un apéndice a ]as Observaciones sobre la moral católica) un ensayo titulado Del sistema que fundamenta la
moral sobre la utilidad, en el que se sostiene contra los utilitaristas que los
hombres no fundamentan sobre lo útil, ni de derecho ni de hecho, el juicio
acerca del valor moral de sus acciones.
3.5. El utilitarismo de James Mili
. §.l!'~l1s~.!lli..~!ltn.de.larJ;Jes..JYlill (1773-1836) §<l \1~1la.xi!l!'!!laA9 .<:Q!l..&.l
utthtansmo de B~ntham. Autor de un Análisis de los fenómenos de la
niéiúe·· hüñúúíii"""(1829);' de algunas de las voces más importantes de la
Encyclopedia Britannica (por ejemplo: gobierno, jurisprudencia, leyes,
prisiones), de una Historia de las Indias británicas (1818) y de un tratado
de economía política, Elementos de economía política (1820), James Mili
-padre de John Stuart Mili- fue muy amigo de Ricardo y se contó entre los
colaboradores de Bentham. Desempeñó un alto cargo en la Compañía de
las Indias, colaboró en la «Westminster Review)); muy comprometido en
política, desarrolló una función de primer orden en la difusión del liberalismo en Inglaterra. Fue sobre todo mérito suyo el que el positivismo no
asumiese en Inglaterra los rasgos de una concepción autoritaria.
John Stuart Mili escribe en su Autobiografía: «Mi padre fue el primer
inglés de gran valor que comprendió a la perfección y adoptó en su con~
junto las concepciones generales de Bentham acerca de la ética, el Estado
y la legislación ( ... }. En su concepción de la vida el carácter estoico se
combinaba con el epicúreo y el cínico~ no en el sentido moderno del
término sino en el antiguo. El estoicísmo_ pr,edomjnaba et~- sus_ cuali~ades
personales. Su modelo de moral era epicúreo, tanto por sú- túíüfarisálo
como por haber asumido en calidad de critedo eXclusivo de ki jüS~q_y_de]O
288
'James Mi!l
~' j us~o_Ia !:p:t..e4}cif dt;_l~_s__a~<:i!J.!2<:§_~ J'-[QSlJ!\:Ü;.R!.'!..'i!'.CQ•• d? l~r [... J... Consi-
,. 1 ,
·i~:~e-~i-J~v~·ri't~ud,··Y~ilitli··¿-~;i~s1aii~l~lilfa1i?~~K~~l:~r···p~t9..I9~~:JªJi.~J~-~- v t ••
valOi"escolocaba·a·grañiiJíüiiieT]Jfacei sus¿¡Tacto ¡;;,: ·r~s s~n~~!)7~~~~~ ~=
• ·
J.
benevolencia (..
Nunca modificó su juicio acerca de la superioridad
de los gozos. esptntuales, en compara~ión .con todos los demás, aunque
s¿Io los consideró como placeres, con mdependencia de sus veritajas adiciOnales.»
:
fun~~~~s Mi!l-.'i~fe.~9}9. ,HIJ,~.-!~?.!!.~ . ~~_ociac}.?~l!-~21~-d'7eJ~JE~!!!.~~Y~Rr~.t~D9.i_9
---····---1.~!!...9.~JJ~.ta... e ~espu:_tt.t!.Sl~.~'~Sle.,manera analoga a la ciencia
.n"}Q.r_~l.©.c.!l.,_p_Qseyese...un.sólido.J.uno..e.iii.cn&.li:ii'Jil.Qi§eh\i~:·y
ctC. la
jjiírii'James
!"fill, los hechos ~e la mente consiste~ .~!1 las sensaciones, de 18s que las
1
1
1
tdeas son una copta .. La ley de la conttgmdad en el espacio y en el tiempo
es la que regula la Vtda de las sensactones y de las ideas: si dos cosas han
sx~o per~tb1das JUntas~ no es posible pensar una de ellas sin pensar al
m1smo tiempo la otra ..La J§~_Qe...J.ª·-~.§Q5;:~Jlci.2!Ltª.m.l2Ü~J1..§?_. .(1PH<:-:? en el
t.<Or.r..e.ns>..9eJ.i\.lll.OJllL.Jam"s..Mtll_.e_sc:rib.~: . ~'La. ide, a de_'!.O.I!!.ªser exci!~rá ]a
tde.a.. d.e.la..acqón..9ne. .es.. c..eus~~..?.éli.Y...~:'.al!~o!a)9e~.e?iis.te,la acpión debe
v..:e.m.r..a.c.ontJ,nu.actó.n.» El anahsJs de las 1deas morales muestra que el paso
desde una conducta egofsta hasta otra altruista se explica a través de ]a
asocx.actón. El altrmsmo surge por motivos egoístas, pero no impide que el
~lt1:msmo posea_un valor.e~ sí x:nismo. La.generosidad sigue siePdo gene~
tOSidad, la gratitud contmua siendo gratitud, y el altruismo altruismo
aunque se l~eguen a descubrir su móviles últimos, de carác'ter egoísta:
Sycede lo nusmo que con un rayo de luz-señala James Mili- que continúa
s1en~o blanco para nosotros, a~~ después de que Newton lo haya descom~
pu~sto e!llos colores ~el arco ms. «¿Acaso -se pregunta- un .móvil com~
pieJO deJa de ser móvil, cuando se descubre que es complejo?» El influJO de los valor_es sociales y desmteresados hasta el sacrificio es un móvil
r~al de las acctones; «~s lo que es, y no cambia por el hecho de que sea
stmple o con:l?ue?to». Est~.::::~.l~.-l!!.~.ll~ra_tm-_~Jitm~.!?:~M.ill.trata 9-e funda-·
P!.~.t~!~.t.!L.!:l,~.!.~~!,~.~~~_s_p<;' _ qe:)3,et)t1iam, ...Q1J~sli~.~t~. -~~ . ~nálisis (le los fehómenos. _
cl_~dl_a fl]elndt: .h.~mdana.t. -~~e~pdr~ l1J<J.~~ ró.~u convicción de que ]a política CCJ"T 6 .
po m se omma a a ravt;s e a raz n y· SU hij..O hós····n"·arra··que · p ·of
- """ · ··-· ·
baer~maXíiñO ..ae·spreao·'·por--·i.Ci'd6. -·gé~e;o de emociones pasiona1e: y~~;
todo aquello que se haya escnto o dtcho con el propósito de exaltarlas.
Las co.~stdera?a como una forma. de locura. Para él lo intenso era una
expreswn habitual de desaprobación con menosprecio>>. Gonvencido de
qu:~.Jf:l.J~~2~ .se._hal.l_?-.b~--~~ ~ondidones de dominar la política:·Jam~s . ryt:iU,
altgual que todos los radiCales de ac¡uella época, también estabapersuadi:
d~.. d~.J~ ...~I?:?P.!I?.5?~~~~t.m A~)a Qdl.lcad.ón. Puso eh práctica sus teoríaS· lo''
I~.~~~? ~-~- ~-~--~O~ca_~~?? de su ,hUQ_,, .9-~-~~n--~_re:~U~fQá·a_ es.te· prop,ósiHY:_:3W.ór
-~~-g~e,__respec~a a mt e.ducactón, no .s.é con ~xactitud si su _severidad me
P!:.?.9.~J?. ~~-~~.. ll~COfl;VCIH~ntes que: ventajas, pero lo cierto es ,qu"e nO
~~~ptdw una mfancta fehz.»
·
1
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289
El positivismo inglés
3.6. John Stuart Mil/: la crisis de los veinte años
Los radicales ingleses-y sobre todo, Ricardo y Bentham- frecuentaban la casa de James Mili. En su Autobiografía, 'John Stuart Mill éuenta:
«Yo escuchaba con interés y atención sus [de su padre] conversaciones con
aquellas personas. El hecho de hallarme habitualmente presente en el
gabinete :de trabajo de mi padre me permitió conocer a su amigo más
querido, David Ricardo, quien_ ejercía una fuerte atracción sobre los jóvenes, debido a su aspecto benévolo y a sus maneras corteses( ... ]. Veía con
mucha más frecuencia a Bentham, dada la estrecha intimidad que existía
entre él y mi padre.» Educado por su propio padre (resulta impresionante
lo muchó que James hizo trabajar a su hijo), dentro de la atmósfera
cultural inglesa del liberalismo, amigo del economista francés Jean-Baptiste Say (al que visitó en Francia), influido por los escritos deSaint-Simon
y de sus secuaces, más tarde lector y corresponsal de Comte (cuyas despóticas y autoritarias ideas rechazaba), John Stuart Mil! (1806-1873) .cuando
en su juventud leyó a Bentham por primera vez en 1821, creyó estar en
posesión de lo que suele llaní.arse la fin~lidad de la vida: «ser un reformador del mundo». Empero, «en determinado momento me desperté de este
estado, Como si fuese de un sueño. Ocurrió en el otoño de 1826. Me
hallaba en un estado de depresión_ nerviosa, como a cualquiera puede
acontecei'le en alguna ocasión, y no experimentaba el menor interés por la
alegría o por las excitaciones del placer: un estado de ánimo en el que
parece in·sípido e ipdiferente [... ]aquello que en otros momentos se había
mostrado agradable. En una condición espiritual de esta clase sucedió que
me planteé directamente este interrogante:- "Supón que se realizasen todos los objetivos de tu vida y que precisamente en este instante pudiesen
efectuarse todos los cambios en las instituciones y en las opiniones que son
propugnados por ti: ¿sería esto una gran alegría y felicidad para ti?" Y la
voz irrefrenable de mi autoconcit:~ncía respondió de modo inequívoco:
"¡No!" En ese momento crefque se me paraba el corazón. Se hundía todo
el fundamento sobre el cual había edificado mi vida». La crisis espiritual
de Mill no duró demasiado tiempo y salió de ella convencido de que «>ólo
----~' son ft)_li,!'s [.,.] aquellos que se marcan objetivos el)$ tinto> . de .$u .feliciqad
·personal: por efempló;lá félicidaq déiósdemás, el progreso de la. hum~ni~
dad, ·o inclus(l un arte o una ocupádón qi!e ·se pon gap en. p_tlí!;tica_¡;_QJll.Q.
··:nnes'-ideaJes en sí_¡:nismos y no como medios. Aspirando de estª.IJ:?..aJlerª·~a.
otra cosa distinta,engu.e_pt.ran.Ja.fe\icidada lo \argo del cam.ino. Los goces
.<l!".J_a_vida[: .. J soñ"suficientes para convertirla a ésta en algo agradable
cuandO". s·e les, d~sfruta .. e(!-._ passan(,'- ~.in considerarlos como er principal
objetivo».
.
Durante el resto de su vida -unido a Harriet Taylor por un delicado y
profundo amor- Mili, dentro de la tradición empirista, asociacionista y
utilitarista, trabajó con mucha intensidad para configurar un conjunto de
teorías.lógica~ y ético~políticas, que marcaron con su propia impronta la
segunda :mitad del siglo xrx inglés y que a(m constituyen un punto de
referencia y una obligada etapa para el estudio de la lógica de la ciencia y
para la reflexión en el ámbito ético y político. En efecto, el ensayo Sotu:e.~
lq)ibertad (1859), escrito en colaboración con su esposa, es un cláskóde la
defen·sa
de los derechos
la persona, mientras que su Sistema de lógica
.... .- ___ .. .... de
. . ·-- .
.,_,.
290
_,
·~-'"
John Stuart Mili (1806-1873): fue uno de los teóricos más !(1ddos ~el u~ilitarismo t!loderno;
su _pensamiento constituye una etapa fundamental para la h1stona de la lógJCa
El positivismo inglés
raciocinadora e inductiva (1843) sigue siendo un clásico de la lógica
inductiva.
3.7. Critica a la teoría del silogismo
LaJ¡ígka.esJa,.GknciaAG,la,pry~b,a., .. !!finnaJ\!!iiL y por lo tanto de la
corfeéta~-·ii'lfei~ñCla de proposiciones, partiendo de otras propo_sicio~~s.
Por ello, el primer libro de la Lógica versa sobre los nombres Ysobre las
proposiciones: «Todas las respuestas a cual9.~ier cuestió_t~ que se formule
deben manifestarse a través de una proposición o asercwn. Todo lo que
pueda ser objeto de asentimiento, o también de disentimiento, debe asumir la forma de una proposición, si se expresa mediante palabras: Todas
las verdades y todos los errores residen en !as proposiciones.» Sin embargo, las argumentaciones son cadenas de proposiciones que deberían llevar
a conclusiones verdaderas, si es que las premisas son verdaderas.-- Se·. ha
considerado que el silOgismo constituye una clase de argumentación váli~
da. No obstante, en el capítulo 3 del libro u de la Ló¡¡ica, Mili se pregurüa
cuál será el valor del silogismo. Exammemos el stgmente silogismo: «1 odos los hombres son mortales; el duque de Wellington es hombre; por lo
tanto, el duque de Wellington es mortal.)> Aquí deducimos que «el duque
de Wellington (gue en época de Mili vivía con toda salud) es mortal», de
la proposición «todos Jos hombres son mortales•>. ¿Cómo s~bemos que
todos los hombres son mortales? Lo sabemos porque hemos visto monr a
Pablo, a Francisco, a María y a muchos otros, y porque otros nos han
relatado la muerte de otras personas. En consecuencia, l<:t.....Yf~9~.2...9sJq._
___p.LQpQ~ición.-<4odos..los ...ho.m.b.n~-~---;t9H. DJO.l:t.~Jg,$?::.J~LQ_~J~fJ~~m?$ __ gr_~-~!~E. .~. l?
.~.:~p.~lien_gjg. Y ésta sólo nos per~ite observar c~sos md:v1duales. Por ello
la tesis fund~menta~ qe, M.HJ. $~9:S.tJ~.n~. g~te7' «tO.d(l.~nferenci.~ _ pfisa des_~-~---~~_g9_
J5áiilcüJ~(li~§.~[Qifi~~iJ-~~~j2lit[~~tªf>> ·, éi1lii m"edida en_ que la única justifiéacióii dél «esto será» es "el «esto fue». La J2fOP?St_cxón ~enerai_~~ un
e~pedi~nt~ qu~ . -~_ir_y~ _ p_ara . conservar en ~1. ~·éCuexdO .·mi.ichO:s 11-eChOS-páhic~lál'e$ .. l~i..MH1J:9dos ~strq§_~_QD.Q..qJJU~UJ.Q§.._ toda~ ~as verdades, .~.?.n
9.-º na!Q.fl.ll~J.Lsm:tpj.ricª-.,jndJ.J;y.endo_también.las..pr.op.o.stcio.nes de..las: .P9J1cias deduc~jya~. por ejemplo, la geometría. En efecto, «puesto que m en la
ñatüraJCzá ní en la mente humana existen objetos que se correspondan
exactamente con las definiciones de la geometría [ ... J no podemos hacer
otra cosa que considerar Ia geometría como una ciencia que se ocupa de
las líneas, Jos ángulos y las figuras que existen realmente». Las proposiciones geométricas también son verdades experimentales, generalizaciones
de la observación. Más en general: «las ci~ncias_ deductivas o_ demostrativas en todos los casos sin ninguna exéei)Cfó.ii';-~·ion ci~nciáS""indudiVás y" su
-·-eVl~lencia es la de la e~periencia».
-·
-· ·
En opinión de Mili, el_silogismo es e~~~!!!: ya que no aumenta nuestro
conocimiento: que el cltiCfUC"'dC·weiiiñgton sea· mortal es una verdad que
ya estaba incluida en la premisa según la cual todos los hombres son
mortales. Sin embargo, aquí se complican las cosas. Si es ci~rto que todos
nuestros conocimientos se obtienen mediante la observación y la experiencia, y sí es verdad que la experiencia y la observación sobre la que
debemos basarnos nos ofrecen siempre un limitado número de casos, ¿en
292
Stuart Mili
qué condiciones podemos formular legítimamente proposiciOnes generales del tipo: todos los hombres son mortales, o las leyes universales de la
ciencia? ¿Cómo cabe deducir que todos los homb_res son mortales, del .
hecho de que hayan muerto Pedro, José o Tomás? Este es, en realidad, el
difícil problema de la inducción. En el libro Ili de la Lógica, Mili afirma:
«La inducción es aq':!~}}_?._~p~Jªf.Ü?.n.,.4.Y.Jª--ill~.P.--~~---~?-~)~. gu~. iRXt?!ÜTI9:$ _q~~
lo que saljem0.·. qu~- ~~~ _y_~r~~\~----~.fl: -~~~?.. ..2...~~~-i2~..--~~-~.Q.$j_JjQ.iYJGüales, --~-~-~á
verd"ad. en·_--tQ4o.~_).Q~. -~asos_que
a"s"emejen a los primeros, en ciértos··
aspectos déterminables. En otras palabras, la in~-~~-9.2P. ..'-?.~--~LR~.9.~.~-~-º.,.~-~-­
diante el cual. conclyim9.s q_y.e_ Jg _ qy_e .S::-~...X.9x9ads:~9...d.e..s:iertos_i_psliv..icll1Qs ._de
una clase, también .19. es de to_da la _da~e,_ o que lo que es verdadero
en determinados momentos, será verdcide'ró, en circunstancias.similares, en
todo momento.» La ind,u~ci_~D, continúa Mili, puede definirse de forma
sumaria «como una generalización de la experiencia. Consiste en inferir, a
partir de algunos casós iiJdiyidúaies en los que --s·e observa que seveJ:Tfica.
determinado fenómeno, q~~--§.S..~~- ~-e lley_a___~ -~-~·~-º-· Y.ILt.Qct.o.sJps)::·ª-~~~ de una
clase determinada, es decir, en tod"óS'·aquellos que se asemejan a Jos preceOeUtes, en Jo que se toma como circunstancias esenciales».
se
3.8. El principio de inducción: la uniformidad de la naturaleza
Para distinguir las circunstancias esenciales de las no esenciales -es
decir, ·con el fin «de elegir entre las circunstancias qtie preceden o que
siguen a un fenómeno, aquellas con las que éste se halla en conexión a
través de una ley invariable~)- en el capítulo 8 del mismo libro m de la
Lógica Mili propone lo gue él califica como los_s:_uatro_métodos de)ainducci?n: _ m~t(Jd()_ de:__I_a..~.9.4S9r9.~.I?S~_a, método de la diferencia, método 9e
lM VáriadOn.eS""cóncOínitantes y método de Jos residuos. Sin ·em_bargo, la
cueStión más acucíante es la·ctel fundamento de las inferencias inductivas o
inducción: ¿cuál es, en pocas palabras, la garantía que poseen todas nuestras inferencias a partir de la experien~ia? En opinión de Míll, dicha garantía se halla en el principio según el cual «el curso de la tiaturaleza es
uniforme»: éste es «el principio fundamental o axioma general de la inducción». Ha sido enunciado mediante fórmulas diversas: el universo está
gobeni:ado por leyes, el futuro se asemejará al pasado. Sin embargo, lo
cierto es que «no inferimos el futuro de lo pasado en cuanto pasado y
futuro, sino que inferimos lo des~?nocido de lo c~mocid9, los hechos no
observados de los· heChos observados, ·y lo qúe nO pertenece a nuestra
experiencia lo inferimos de aquello que hemos percibido o~ de lo que
somos directamente conscientes. En ta1 afirmación se encuentra toda la
regi~n del futuro, pero también la parte más considerable, y con mucha
diferencia, del presente y del pasado».·
P0rJo tanto, el p~incipiode inducción (uniformidad de la naturaleza, o
principio de causá'lfciad) copstituye el a·xioma general de las ,..inferencias
inductivas: es la premisa mayor última de todas las inducciones. ¿Cuál es,
empero, el valor de tal principio? ¿Se.trata de algo evidente a priori? No,
responde Mili: «Lo cierto es que esta gran generalización se halla fundamentada en generalizaciones previas. Por su intermedio se descubrieron
las leyes más obscuras de la naturaleza, pero las más obvias fueron proba-
293
·¡
:·
El
positiv~smo
i
·r,,
inglés
blemente, ent~ndid~s y aceptadas como verdades generales antes de que
nunca se hubtese otdo hablar de ~quélla.>> En otras palabras, lª.s geperali,
.clactes.más obvtas que. se .4e!icu9nem!Len.M!lPJ.irciPio (el fuego quema, el
a~ua moJ.a, et~.) sug1e~~n el P.~'nsipio e!~ la pnif9rrnidadde la naturaleza.
Dtcho prmctp!O, uñifVez formulado, es colocado como fundarriento
las
generalizaciones inductivas; cuando se las descubre éstas dan testimonio
d~l principio de uniformidad, para el cual «es ley q~e todos los aconteci~
mtentos dependan de una ley»; «en todos los acontecimientos existe una
combinación de objetos o de acontecimientos [... ] cuyo acaecer se ve
segu}do siempre de dicho fenómeno».
. Estos son per summa capita algunos de los rasgos de fondo de la lógica
mducttva, de Mtll. Sm mnguna duda suscita perplejidad. Algunos la han
acusado de ctrculandad: el pnnc1p10 de inducción justifica las inducciones
pa_rticulares, y ~ su vez ést~s ~undamentarían el principio de inducción.
Mili creyó soluciOnar tal objectón afirmando que sólo sería correcta en el
caso ~e aplicar la doctrina tradicional del silogismo. Sin embargo, ésta no
es váhda: «Todo~ !os hombres son mortales» no es la prueba de que sea
verdad l~ propo~tc!Ó~ «el duque de Wellington es mortal», sino que nuestra previa expenenc1a de la mortalidad nos autoriza a inferir a la vez la
verdad general y el hecho particular, con el mismo grado de seguridad en
a:ub~s casos. El entena de la experiencia consiste según Mili en la exper~encia: «tJ:~y _9ue co,n~ultar a la experiencia para aprender de ella en qué
c~rcuns~a~c~_~s. sdf.l:.··yaitdos.--~?s:··a:gu~entos deducidos_ -~·e· -~·_a··experiencia.)>
En su epoca, de ~odas mane. ras,. Mili tuvo que enfrentarse con William
~hew~l~, un teór~co de la ctencta, quien -rechazando las concepciones
tnductivtStas de Mtll- pensaba que las leyes y las teorías científicas no eran
más que hipótesis inventadas por mentes humanas creativas hipótesis que
había que someter después a la prueba de los hechos.
'
de
3.9. Las ciencias mo_rales, la economía y la política
El libro VI del Sistema de lógica se refiere a la lógica de las ciencias
morales. Mili reafirm!!..aquL!a..l.ib.ei.tad..dcl.Qyrur humano. Si conociése. mos a fondo .a una.person~ y si cono_ciés.emos.!9.:.'!os l~_JE.~Y1~~-s""q~-~~-~~T4'".&i1.
Si515i'e ella, di~_D1!.!!W2Qli!laJllil.S..predecu· sus COllJf00ita~~P!9,~_9()nia mis!".ª--"-~rll:Za_.J:.Qil_la_qll!;._PIT.W!lOS c;t,'!!clu,.ter comr.~rtam~e.n_t9.Jísj~O.· Esta
necestdad ftlosóflca, empero, no se tdenttftca con la !atalidad. La fatalidad
es una coacción misteriosa, imposible de modificar. En cambio la necesidad filosófica no prohíbe que, una vez la hayamos conocido: podamos
actuar sobre la causa de la acción misma, al igual que actuamos sobre las
causas de lo~ I?rocesos na~urales. ~ill escribe: «Sabemos que en el caso de
nuestras voh~wnes no existe esa misteriosa coacción. Sabemos que no·nos
vem_os .e~p~Jados, ~omo por un mágico encantamiento,~ obedecer a un
Il_lOttvo particular. St deseamos dar prueba de que tenemos la fuerza sufiCiente para resist~r. a dicho !Dativo, sentimos que podemos lograrlo (tal
dese~, resu~ta cast mnecesano el mencionarlo, es un nuevo antecedente);
Y sena hup1tllante para nuestro orgullo y, aún más importante, paralizaría
nuestro d~seo de perfección el' pensar de otro modo.» Por eso entre la
libertad del individuo y las ciencias de la naturaleza humana no existe
294
'
Stuart Mili
ningún desacuerdo, Y entre estas ciencias de la naturaleza humana Mill
coloca en primer lugar la psicología,- qUe «tiene por objeto las uniformidades de sucesión[ ... ] según las cuales a cada estado mental le sucede otro
distinto». A una ciencia particular «aún por crear», la etología (de i¡Bo<;,
carácter) Mili asigna la tarea de estudiar la formación del carácter, con
base en las leyes generales de la mente y del influjo de las circunstancias
sobre el carácter. La etología es compleja, pero aún lo es más la ciencia
social que estudia «al hombre en sociedad, las acciones de las masas colectivas de hombres, y de los diversos fenómenos que constituyen la vida
social>>.
En .1§4ª aparecen Los principios de economía polttica, en los que Mili
g~presenta.los resultados que dicha G_i_encia había conseguido gracias a la
obra de §mith, Malthus y Riqrdo. Sin embargo, por lo que respecta a
la <Jistrib1,lción de la riqueza, considera que las leyes de la distribución
g~pencten de la voluntad humana, y por lo tanto del derecho y de la
S:0~-~~-~bre. La ,distribució_q, es «Obra exclusiva del hombre» que «puede
ponerfri ·a disposiciói). de _q~i~I1 quie_f~ y en las condicio~e:s que más le
convenga». Por otro lado, en la política que hay que seguir para mejorar
las condiciones de los trabajadores, Mili reC:bª-.;z;a la.tegría que llama «de la
depende!lcia y c;le la.proteq:ión>>, según la cual «el destino de los pobres y
todo lo que les concierne como clase, debería hallarse regulado en s,u
propio interés, pero no por ellos mismos>). Mili Se muestra opuesto a dicha
teoría por la razón de que «todas las clases privilegiadas y poc,lerosa_s
siempre se han, se-rv~c:l9 de su poder .en beneficio exclusivo de su propio:
egoísmo)>. Mill defiende la «teoría. de la independencia>~, según la cual «el
_l¡i~n~§\ar. d~l pueblo debe provenir de la justicia y del autogobierne>>. No
son las clases privilegiadas sino los trabajadores mismos quienes deben
tomar las medidas necesarias para la mejora de su propia situación, mejora que hay que conseguir no a través de vías revolu.cionarias sino por
medios pacíficos (por ejemplo, con la_~90pJ:r.AJ;t<íp)1'):,a preocupación fundamentar de Mill es ,conciliar la justicia social con ra libertad del individuo.
Esto es lo que impide que Mili se adhiera al socialisrn0 ;. en su opinión, éste
pone en peligro la libertad individual. En pocas palabras, para Mili los
métodos de las reformas sociales y de los actos de gobierno hallan «en la
existencia humana una plaza fuerte sagrada, en la que no debe entrometerse ninguna autoridad».
Las Consideraciones sobre el gobierno representativo se publican en
~-~-9.1. Mili suscita en esta obra un problema muy interesante. Consiste
en _imp~d_ir que la ·clase que posee la mayoría «esté en condiciones de
_qbligªr..a las demás clases a vivir al margen de la vida política, y de controlar el camino de la legislación y de la administración en interés exclusiva
de ella». En realidad, no se excluye en absoluto el que una mayoría pueda
gobernar de manera tiránica. El problema de fondo de la democracia
representativa es el de «evitar este abuso sin sacrificar las ventajas características del gobierno popular». Mili, a este propósito, defiende <<Una democracia representativa, en la que todos estén representados y no sólo
la maYoría; en la que los intereses, las opiniones y. las aspiraciones de la
minoría siempre se Vean escuchados y en la que tengan la posibilidad de
Obtener, gracias al peso de su reputación y a la solidez de sus principios,
una influencia superior a su fuerza numérica; una democracia en la que se
295
E! posítivismo íng)és
combinen la iggaldad, la imparcialidad y el gobierno de todos para todos».
Eti:!Iili!Qrismrires del mismo año 1861. La icl.ea central de esta obra de
Mili es la misma que la de Bentham:',(Dé acuerdo con el.púncipig,si!<)a
máxima felicidad~el fip..,últün-R~_Qe_ todas 1&~-Q~ª$...Y.l<:t.Iª?.!.SJ.J1__pJ?.LL~..S:\.Uil
iódas.JaS:díWlá.s~W.ii.=.d_~~.iibk_s_~~lli!ª.. ~~-~i~.tensLª-.e~~ta:-. ~~-~glqr.s;,~-~n __c~l
xngY.QI..KrªQ.q_p_g__~iQI§_yjg_m-ªs ri_9._ª-. 0~:Q.__g_gg~_Lq1!~..§~_q_~p,9_$}Qle.:>> Dicho_~e otr:fl. _
inanera: «El credo que acepta como fupdamento de la___moralla u_tilidad o :·
el principio de la máxima felicidad sostiene q~~ las.ª,c~<r~W~~~L$.0H-JP-SJ,~.$.,,~p, ·
la medi<t<l..~_Q_q_Q..~-J~.nde~¡_ª~.P.rolll9.Y.2.LJª. 1~l~¡;;;uJ.ad.1 . . ~ ..I.nJJ~~.li!~...en__ c:u_an.~p
· lle!2il~n-<l.P!~ill!JJciLlo_cun!J:aÜQ..cl.eJaJe!icictar:L Por felicidad se entiende
placer y ausencia de pena.)) Hasta aquí Mlll está de acuerdo con Bentham.
Sin embargo, a diferencia de este último, afirma que_n? sólo se debe te:ner
en cuenta la cantidad de placer, sino tam?ién SU s~ahq~ct: «CS pr~fenble
ser un -~'ióc_rates enfermq que un cerdo·sattsfecho.·» Para saber «cual es el
más agudo de dos dolores o el más intenso de dos placeres, hemos de
confiarnos al criterio general de cuantos tienen prá~tica en unos y en
otros». En opinión de Mili, tampoco puede trazarse una línea divisoria
entre la mayor felicidad del individuo y la felicidad en conjunto: la vida
social misma es la que nos educa y arraiga sentimientos en nosotros.
Son de gran interés los ensayos póstumos de Mili Sobre la religión
(1874). El orden del mundo da testimonio de la existencia de una inteligencia ordenadora. Sin embargo, esto no nos autonza a decir que Dxos
haya creado la materia o que sea omnipotente u omnisciente. Como ocurre más tarde en Wílliam James, Dios no es el Todo absoluto; el hombre,
además, es un colaborador de Dios en la tarea de otorgar un orden al
mundo y de producir armonía y justicia. La fe, según Mili, es una esper~n­
za que supera los límites de la experiencia. «¿Por qué no dejarnos gmar
por la imaginación hacia una esperanza, aunque de su realización nunca se
logre producir una razón probable?», se pregunta Mili.
3.10. La defensa de la libertad del individuo
El ensayo\Sobc:e.la !i!?!'JL<.!dlJ859) está &!'dicado -ªJ.ª..li.bM;¡!ljndivid_u~l
y es fruto de [a-colaboración del filósofo con su esposa. Este libro constituye, incluso en nuestros días, la defensa más lúcida y más rica~~~ argum~n­
tos de la autonomía del individuo. Mili se hallaba plenamente convencido
deÚlbro, cuando escribía en su Autobiografía que dicha obra sobreviviría
durante mucho más tiempo que cualquier otro de sus escritos (con la
posible excepción de la Lógica). El núcleo teórico del libro consiste en
reafirmar «la importancia que tiene, para el hombre y para la .soc1edad,
una amplia variedad de caracteres y una completa libertad de la natur~le­
za humana para ~_xpr.ndi.rse en direcciones innumerables y contrastantes».
En opinión de 'Míll, no es suficiente con proteger la libertad ante el despo:tismo del gobierno, sino que es preciso protegerla también contra «!a
tiranía de la opinión y del sentimiento predominantes; contra la tendencta
de la sociedad a imponer, por medios distintos a las penas civiles, sus
propias ideas y costumbres como reglas de conducta a quienes disientan
de ellas [ ... ]. Existe un limite a la interferencia legitima de la opinión
colectiva en la independencia individuah.
296
Stuart Mil!
Mili defiende el,.f!~T~S:)}O del individUo a ,Y~.YfL~?~15?.},e, _J?}.~-~-c~: «Cada
uno es un _g).l(lrd_ián toúil Qe_.su prop~ª--§<~Ju.d, tanto ~S?.J:R~<;U:ªÁ comQ.)W~W.t~l y
espirituaL!' Ello se debe a un motivo fundamental: el desa:rollo soc~al es
una consecuencia del desarrollo de las más vanadas IniCiativas mdiVIduales. «Para que la naturaleza humana puedá manifestarse con fecundidad,
es necesario que los diversos jr_9,~Yi.5ttA9.S.,:~s,tén en c,QnQi.cjpn~_s ..de~,.Ó-~-~a_n·.o:.__
llªL!?!JS diferentes modo_s de vid!i.» Ls llb__s!_:~JªºA,~. caga,U_lJ.O, sm_du_d;;t,Jw.l.l_~J­
un limite .en-la-libertad de.los..demás.... El individuo está obligado a .«QO
IesiOñ~a~·Í~s ~p._te_r.~~.es d<? otro o aquel determinado grupo di inte·reses·Uql:ú;;_,
·por·expl'esa-disposición de la ley o por un consenso tácitO, deben conside~
rarse como derechos», y está 9~~_ig~49. asimismo a <~-ª9_,.gpj,L~U parte de
responsabilidad y de sacrificios necesarios para la defensa de la sociedad y
de sUs iriie'ítibfos, contra todo daño o molestia». Lll.}Jt2ertad crVtk'ünp_u_~-ª-;
a) libertad de pensamicirto, de religi<)n Y. de expresión; b) libertad de
gustos, libertad de proyectar nuestra vida según nuestro.cará~_tt'r; e) libertad de asociación. En consecuencia, la concepción de Mili pretende que
cada uno tengá él máximo posible de lib6rtad, para que se dé el bienestar
en todos. Mili concluye así su escrito: «El Estado, que pretende debilitar
el valor de los individuos para convertirlos en instrumentos dóciles de sus
proyectos (aunque se proponga fines buenos), caerá muy pronto en la
cuenta de que no se pueden realizar grandes cosas con hombre.s pequeños
y de que la perfección del mecanismo, a la cual sacrificó todo, a_cabará por
no servirle para nada, precisamente por carecer de aquel espíritu vital que
se dedicó a envilecer, con objeto de facilitar los movimientos del mecanismo en sí mismo.» Como es natural, dichas ideas llevaron a Mili muy lejos
de Comte: éste, en opinión de Mill,.~h?.!?.f<; pr~p~gn~do un. absolutismo
despóticO, qúe.resultabá ateúador. En el pequeño volumen Augüitó Cóliíte y él positivismo (1865) Mili separa «de lo malo lo que hay de bueno en
las especulaciones de Comte».
Con el mismo espíritu que caracterizó a su libro sobre la libertad, Mill
escribió en 1869 el ensayo Sobre lá ser.vüJ~Irzbreg~lPJ..frzUj<;r~s. Se tra;a de
una obra con elevada sensibilidad moral y una gran agudeza en el analls1s
de la sociedad. Desde liiícé.síg1os.se"éonsidera que la mujer es inferior por
naturaleza. Sin embargo, señala Míll,.la__qª-t':!.U~J~~-ªJ~~i"I.~!:Üii.?,~&~.:iüth~~~~P··
artiflc'i~l es un hecho histórico. Las mujeres quedan relegadas en exclusi. vÓ-·belleÚcio de los hombres o permanecen a cargo de la familia o incfuso,
como ocurría entonces en Inglaterra, en :los talleres, y se dice no obstante
más tarde que no poseen dotes que las hagan sobresalir en la ciencia o en
las artes. Según Mill, el problema hay que solucionarlo a través demedi~.
daS políticas: hay que crear unas c9ndiciones sOciales de paridadentre
hombre y ínu jer. Las idei\s'de Mili sobre l¡¡ emancipación femenina hallaroll muchos seguidores en Inglaterra, a finales de siglo, entre los miembros del movimiento feminista de las sufragistas. En 1919 se aprobó en
Ingla~erra el derecho al voto de las mujeres.
297
El positivismo inglés
4., EL POSITIVISMO EVOLUCIONISTA DE HERBERT SPENCER
4.1. La religión y la ciencia son.)::orrelativas
En 1859: Charles Darwin publica el Origen de las espedes. Antes, sin
embargo, en 1852, Herbert Spencer (1820-1903) había publicado La hipótests del desarrollo, en la que se 3:delanta una concepción evolucionista· en
1855 verán la !u~ Los pri~cí¡Aos de psicología en los que se desarrolla ~on
aJ?phtud la ~eona evoluclOn_Ista. En 1860 Spencer anuncia un proyecto de
Ststema de> filosofía. que debta abarcar todo lo que pudiese saberse. De tal
Ststema ,fiJÓ. Los pnme~os principios en u~ volumen que apareció en 1862.'
La te~ na de la evoluc16n se .Presenta alh como una grandiosa metafísica
del·UJ!IVerso y da lugar a una concepción optimista del devenir, considerado cotuo ú.n progreso imparable. Los primeros principios ya en su primer
capítulo, afrontan la compleja y delicada cuestión de las'relaciones entre
~e'ligión y ciencia. Spencer muestra su acuerdo con William Hamilton
(1788-1856),, filósofo que había dado a conocer en Inglaterra la filosofía
aleman~ ?el romanticismo y que tuvo como alumno e intérprete a Thomas
Lem_gueville Manse! (182~-1871). De conformidad con Hamilton, Spencer
sost{ene que la realidad ultima es incognoscible y que el universo es un
m¡sterio. :anto.I~ religión como la ciencia l.o atestiguan, afirma Spencer.
To?~ teona reh~w~a «es una teoría a priori del universo», y todas las
rehgwnes, prescmdwndo de. sus .dogmas específicos, reconocen que <cel
mundo, con todo lo que contiene y todo lo que lo circunda es un misterio
que requiere explicación, y que la potencia de la cual el ~niverso consti~
tuye una manifestación es por completo impenetrable». Por otro lado en
la. inv~~tigasión derifífica «por grand.e qúe sea el progreso realizado e~ la
cone';'!On de los hechos y la formulación de generalizaciones cada vez más
amplias, por mucho que. se haya adelantado en el proceso de reducir las
verdades hmttadas y denvad~s,a verdades má~ amplias y más profundas,
la v~rd~d fundament~l cont~n~a.stendo más maccesible que nunca. La
~xplic~c16n de lo explicable umcamente muestra con la mayor claridad la
mexplicab1hdad de lo que permanece. Tando en el mundo exterior como
en el ín~im~\ el científic? se v~ r_odeádo por perpetuos cambios, cuyo fin y
C;tYO}~nncip!O resultan Imposibles de descubrir[ ... ]. Mejor que nadie, el
c~enttftco sabe con segundad que nada puede conocerse en su última esenc!a». Los hech~S se exp!icar,t; y a su vez, se explican las explicaciones; pero
~1ernpre h~brá un~ exphcactón que explicar: por esto, la realidad última es
mcognosctble y Siempre lb continuará siendo.
·
~or lo umt~, las religio?es ~testig~an «el misterio que siempre exige
una mt~rpretactón», y l.as ctenc~as r~m~ten a un a~soluto que nunca aprehenderan, ya que constituyen conoctmtentos relativos. Sin embargo, existe lo abso)u¡o, o no podríamos hablar de conocimientos relativos, y por
otro lado «podeJ:!los estar seguros de que las religiones -aunque ninguna
sea verdadera- son todas ellas pálidas imágenes de una verdad». Por consiguieQ.te, religión y ciencia son ccincitiables; ambas reconocen lo absoluto
y lo incondicionado. La tarea de la religión r:onsiste en mantener alerta el
sentido del misterio, mientras que la función de la ciencia es extender cada
vez más el conocimi~~to de lo relativo, sin llegar jamás a aprehender lo
absoluto. Y Sl la rel~~Ión se equivoca presentándose como conocimiento
298
Spencer
positivo de lo incognoscible, la ciencia yerra cuando pretende incluir lo
incognoscible en el interior del conocimiento.positivo. No obstante, dice,
Spencer, dichos contrastes están destinados a irse atenuando cada vez más
con et·paso del tiempo, y «cuando la ciencia quede convencida de que sus
explicaciones sólo son aproximadas y relativas, y la .religión se convenza
de que el misterio que contempla es algo absoluto, entre ambas reinará
una paz permanente». En definitiva, para Spencer religión y ciencia son.
correlativas. Son «Como el polo positivo y el polo negativo del pensamien~
to: no puede crecer en intensidad uno de ellos, sin que aumente la intensi~
dad del otro}>. Y si bien la religión tuvo «el gran mérito de haber vislumbrado desde el principio la verdad última y de no haber dejado jamás de
insistir sobre ella>>, también es cierto -observa· Spencer con agudeza- que
fue la ciencia qtiien ayudó o forzó a la religión a purificarse de sus elemen~
tos irreligiosos, por ejemplo, los de carácter animista o mágico.
4.2. La evolución del universo: de lo homogéneo a lo heterogéneo
Hemos visto hasta ahora la noción que Spencer defiende acerca de la
religión, de la ciencia y de la conciliabilidad entre ambas. ¿Cuál es el lugar
y la función de !a·filosofía dentro del sistema de pensamiento spenceriano? En Los primeros principios se define la filosofía como c<el co.nocimien·
to con el grado más elevado ·de generalidad». LaS verdades científica.s
-dice Spencer- desarrollan, amplían y perfeccionan los conocimientos del
sentido común. Sin embargo, las verdades científicas existen por separado, incluso cu~ndo mediante un proceso .continuado de unificación se
reagrupan y se organizan lógicamente a partir de algún principio fundamental de la mecánica,la física molecular, etc. Pues bien, «las verdades de
la filosofía poseen [ ... ] con las más elevadas verdades de la ciencia la
misma relación que cada una de éstas mantiene con las verdades científicas más humildes. Al igual que todas las amplias generalizaciones de la
ciencia abarcan y consolidan las generalizaciones más restringidas de su
propio sector, del mismo modo las generalizaciones de la filosofía abarcan
y consolidan las amplias generalizaciones de la ciencia>}. La filosofía, por
lo tanto, es la ciencia de los primeros principios, donde se--lleva hasta su
último extremo el proceso de unificación del conocimiento. La filosofía
«es un producto final de tal procesal que comienza Con una mera conexión
de observaciones en bruto, continúa a través de la elaboración de proposiciones cada vez más amplias y separadas de los hechos particulares, y
concluye con proposiciones universales. Para brindar una definición lo
más sencilla y clara que sea posible, diremos: el conocimiento de grado
ínfimo no está unificado; la ciencia es un conocimiento parcialmente unificado; la filosofía es un conocimiento completamente unificadO>>.
Para lograr dicho objetivo, la filosofía ha de tomar como punto de
partida los principios más vastos y más generales a los que haya llegado
la ciencia. Según Spencer, tales principios son: la indestructibilidad de la
materia, la continuidad del movimiento y la persistencia de la fuerza. Los
principios de esta cta·se nO son algo exclusivo de una sola ciencia, puesto
que interesan a todas. Por otra parte, se unifican a través de un principio
más general que en opinión de Spencer es el «de la redistribución conti299
1
1
!:
1
1
i
CAPÍTULO
XII
NIETZSCHE. FIDELIDAD A LA TIERRA Y TRANSMUTACIÓN
DE TODOS LOS VALORES
1.
F. Nietzsche (1844-1900): fue un profeta de la «muerte de Dios)~ y el fundador de una moral
(<más allá de! bien y de! mabl
NIETZSCHE, INTÉRPRETE DE SU PROPIO DESTINO
Crítico despiadado del pasado e ~<inactual>~ profeta del futuro, desmiti~ "'
ficador de los valores tradicionales y propugnador de un hombre que tenía
que venir. Friedrich Nietzsche (1844-1900) fue muy consciente de su destino: <<Conozco mi suerte. Mi nombre estará un día ligado al reCuerdo de
una crisis, como no haya habido otra igual de la tierra, al m'ás hondo
conflicto de conciencia, a una decisión que. se proclama contraria a todo lo
que hasta ahora se había creído, pedido y consagrado. No soy un hombre,
soy una carga de dinamita ... Co11tradigo como jamás se había contradicho, y a pesar de ello soy la antítesis de un espíritu negador ... Junto con
esto, soy necesariamente un hombre que posee un destino. En efecto, si la
verdad entra en combate contra la mentira milenaria, se producirán tales
conmo.ciones, tales .temblores de tierra como jamás se habían soñado. La
noción de política se encuentra ahora del todo en una guerra entre espíri~
tus, todas las formas de dominación de la vieja sociedad han saltado por el
aire; todas reposan sobre la mentira; habrá guerras como nunca las hubo
sobre la faz de la tierra._ Solamente a partir de mi puede com.enzar en la
tierra la gran política.>> ·Nietzsche se interpreta a sí mismo como un hom- '"
bre elegido por el destino 1 como aquel que contradice como jamás se ha
contradicho. Contr.adi.c.e .eLp_ositiv.is.t1]._9 y su fe en d hech_?,.,_P.QF una senci- "
ll~.razón: «El "progreso') es simplemei1fe'una..idea.modiil:na 1 es decir, una
idea falsa.>) Socava las prete'nsiones ele verdad de las ciencias exactas. En
contra de todos los espiritualismos, proclama la muerte de Dios. Dice que
el cristianismo «es un vicio», porque «no existe nada que resulte más
malsano, en medio ele nuestra malsana humanidad, que la compasión
cristiana». «Pablo fue el más grande de todos los apóstoles de la venganza.» Contra la <<moral de los esclavos}>, exalta <<la moral de los sei'iores»: ""
toda la moral de los señores surge de un triunfante decir que sí a uno
mismo; la moral de los esclavos, en cambio, desde el principio dice que sí
a otro; afirma Nietzsche, a un «no uno mismo». Por lo tanto, hay que
defe.nder una «transgtutacióJLd~ todo9Jp.s-Y.aloxes?~---Nietzsche) en""""t"onseé'Ueilda;·es· un··é"S"f.J"írítu que contraCHCé. Lo· es porque piensa que tiene que
anunciar algo grande y nuevo: «¡Os conjuro, hermanos míos, permaneced
379
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Nietzsche ·
i
Vida y obras
fieles a la tierra y no deis fe a quienes os hablan de esperanzas sobrenaturales! Son.envenenadores, conscientes 6 inconscientes. Son menospreciadores de la vida, moribundos, y están ellos mismos envenenados: la tierra
está cansada de ellos; pues bien ¡expulsadlos para. siempre!>> Junto a la
fidelidad a la tierra, Nietzsche· enseña: «No escondáis más la cabeza·en
la arena de las cosas celestiales, si.no llevarla libremente: una cabeza terrenal, que eS la que crea el sentidd'·de la tierra.»
.
agresiva, del EstaCio totalítario y de la raza «pura de los superhombres».
Sin embargo -como lo confirma la edición auténtica de sus escritoshay que excluir del contexto de su filosofía la interpretación del «superhombre» de Nietzsche corno profeta del nazismo. ªL~\IQ.~Lh9.~!1-l?.r~..!!.9..~~--~J
nazi.....&Ü.LQ..~Lfilósofo_..qlJ.e...JUlP.ncia.una_ nueva. humanidad, una. humanidad
qu~.•J_iJ¡eránQQse d§._antigllil.LQ1lden_~ ..Y..::'!...,~m4~ ..~Jl.á,,.f!eJ.. ~.!~~LY... 0.~!.l~!.~1~>..:
Entr~.J:stas..anJ:ijlLl.M c.a9.enas ..Niw:s<:he en~merQJ>Jml;>ién .la idol.!Itría. del
Eslado.:..«El más frío de todos los monstruos _se llama "Estado". También
es frío en el mentir, y la mentira que sale de· su boca es la siguiente: "¡Yo,
el Estado, soy el pueQlo!"» <(En la tierra no hay nada más grande que yo;
yo soy el dedo de Dios -así ruge el monstruo [ ... ]. El Estado está allí
donde todos, buenos y malos, se embriagan con veneno; allí donde todos
se pierden a sí mismos; allí donde el lento suicidio de todos se llama
"vida''.» El Estado es un ídolo que hiede: «Su ídolo huele mal -el frío
monstruo- y todos hieden, todos los adoradores del ídolo( ... ]. ¡Huid del
·mal olor! Huid de la idolatría de los hombres inútiles[ ... ]. Sólo cuando
deja de existir el Estado, comienza el hombre no inútil.» Nietzsche pone
estas palabras en boca de Zaratustra. Y en el ensayo Schopenhauer como
educador leemos lo siguiente: (<Padecemos[ ... ] las consecuencias de aquella doctrina predicada en época reciente desde todos los tejados, según la
cual el fin supr~mo de la humanidad sería el Estado y el hombre no
tendría deber más alto que servir al Estado: en esto no veo una recaída en
el paganismo, sino en la estupidez.» <(El Estado desea que los hombres
puedan. idolatrarlo.» Sin embargo, aconseja Nietzsche, «hieden todos estos adoradores del ídolo}>. En El ocaso de los ídolos, además, Nietzsche
sostiene que da cultura y el Estado son antagonistas».
2. EL DESTINO DE NIE)'?:SCHE COMO «PROFETA DEL NAZISMO»
La filosofía de Nietzsche se erige como una contraposición a las. ideas
filosóficas y a los valores morales tradicionales. La naturaleza de los temas
que trata, la voluntad decididamente provocativa que se dirige a las metas
más dispar~~· el estilo aforístico y, finalmente, ciertas vicisitude_s ligadas. a
la pubhcacwn de La voluntad de poder y del Epistolario, han hecho que,
se hayan producido las más dtversas y controvertidas interpretaciones soM
bre Nietzsche. Según los casos, se ha visto en Nietzsche el antipositivista
q.ue echa a tierra la confianza en la ciencia, o al antidemócrata que despreCia al pueblo, a la plebe y a la nueva clase emergente, Se le ha interpretado como e~ representante más persuasivo deLin:ac!Qnali§.IDQ_y ..de.!. vitalisw
m?; a pri~~ipios de siglo, se· nos ha ofrecido de él una Imagen de.. arüsia
anstocráttco y decadente, en el sentido de D'Annunzio o de Gide. Se le ha
presentado como un materialista convencido; se le ha clasificado de priJ!l~L~ut~Iltico_~xistencialista. No cabe duda de que, en más de· una elleS~
tión, se anticipó~üd;. S'l_ h~_>tna~u influjo sobre las vanguardias
a~tÍSll,_ll;S_ d~ l9s _".ñg.~~yeinte.(~":presionismo ruemán y
francés)
d~btd? a las <:_~teas que dmgtó a la cultura burguesa, y nadie pone en
diSCUSIÓn que. mffiíy6 soore hombres comu-Ritkey'Fhomas Mann. Además existe .toda una corriente interpretativa que ha visto en Nietzsche el
pr?feta del naZismo, la violencia militarista y la superioridad de la raza
sürreallsmo
ana.
No es éste el lugar más adecuado para someter a crítica estas u otras
interpretaciones. Sin embargo, hemos de decir que la interpretación decadentista de Nietzsche es errónea) porque Nietzsche vio en la vida una
tragedia cruel y profunda. Asimismo, es preciso detenerse un momento
en los hechos que justifican (por ejemplo, en la obra de A. Baeumler,
Nietzsche, el filósofo y el político, Leipzig, 193!) la interpretación de Nietzsche como «profeta del nazismo»·, interpretación que entre otros sigue
admitiendo G. Lukács en 1954 en su libro La destrucción de la razón. En
realidad, lo que sucedió es· que la hermana de Nietzsche, Elizabeth
FórsterMNietzsche, celosa guardiana de los manuscritos de su hermano e
impulsada por la idea de una palingenesia. universal que había de confiarse
a la nactón alemana, quiso conv~rtir a su hermano en guía espiritual de
dicha p~l.ingenesia. Así, publicó La voluntad de poder con interpolaciones
arbltranas y tendencwsas efecq.tadas en el manuscnto de su hermano, con
lo cual·ideas como .la de «Superhombre», «voluntad de poder>>, etc. -que
en el contexto global del pensamiento de Nietzsche poseen un significado
muy d1fer~nte- aparecen como la negación de todo humanitarismo y de la
democracra, y como- fundamento teórico de la política más violenta y
380
'
.\
l-
1
3. Su
VIDA Y SUS OBRAS
Friedrich Nietzsche nació el15 de octubre de 1844 en Rocken, cerca de
Lützen. Estudió filología clásica en Bonn y en Leipzig, donde tuvo como
maestro a Friedrich Ritschl. En Leipzig leyó Elmundo como voluniad y
como representación .de Schopenhauer, y esta lectura dejó una impronta
decisiva en el pensamiento de Nietzsche. En 1869, cuando sólo contaba 24
años, Nietzsche fue llamado a ocupar la cátedra de filología cl-ásica en la
universidad de Basilea. Allí entabló amistad con el famoso historiador
Jakob Burckhardt. En este período se- produce su encuentro con Richard
Wagner, que en aquella época vivía con-Cósima von Bülow en Triebschen,
sobre. el lago de los Cuatro Cantones. Nietzsche se convierte a la causa de .
Wagner, a quien siente como «SU insigne precursor en el campo de batalla)>, y colabora con él en la organización del teatro de Bayreuth. En 1872
se publica El origen de la tragedia. Este libro suscitó violentas polémicas y
fue salvajemente atacado por Wilamowitz-Móllendorf. Entre 1873 y 1876
Nietzsche escribe las cuatro Consideraciones intempestivas. Mientras tanto, por motivos personales («Wagner es un histrión sediento de éxitos
mundanos>)) y por razpnes teóricas (<(Wagner no es en absoluto un regenerador de la cultura}}) se produce la ruptura con Wagner. Así lo atestigua la
obra Humano, demasiado humano (1878), donde también se toman distancias con respecto a Schopenhauer y su filosofía. Al año siguiente, en
381
Nietzsche
*-
Lo dlonisíaco y lo apolíneo
1879, Nietzsche -por razones de salud pero también por motivos más
profundos: 'la filología no era su destino- abaridona la enseñanza y comienza su inquieto peregrinaje de pensión en pensión, eütre Suiza y Italia
y el sur de Francia. En 1881 publica Aurora, donde ya se configui·an las
tesis fundamentales de Nietzsche. La gaya ciencia- es de 1882: aquí el
filósofo promete un nuevo destino a la humanidad. Escribe estos dos
libr~s en Génova, donde tiene ocasión de escuchar Carmen, de Bizet, qu.e
proVoca su entusiasmo (<<Aquí habla otra sensualidad, otra sensibilidad,
otra serenidad. Esta música es serena[ ... ], tiene sobre sí la fatalidad, su
felicidad es breve, repentina, sih remisión[ ... J. Esta obra también redime
[ ... ],con ella uno se despide del húmedo Norte, de todos los vapores del
ideal wagneriano»). En 1882 Nietzsche conoce a Lou Salomé, joven rusa
de 24 años. Cree en ella y qúiere contraer matrimonio. Pero .Lo u Salomé
le rechaza y se une a Paul Rée, amigo y discípulo de Nietzsche. La hermana de Nietzsche, Elisabeth, no fue ajena al fracaso de la relación entre el
filósofo y la joven rusa. En 1883, en Rapallo 1concibe su obra maestra: Asi
hablaba Zaratustra. Esta obra quedó terminada dos años después, entre
Roma y Niza. En 1886 entrega a la imprenta Más qllá del bien y del mal.
La Genealogía de la moral es de 1887, y al año siguiente Nietzsche redacta
El caso Wagner, El ocaso de los ídolos, El Anticristo y Ecce homo. Al
mismo período pertenece el escrito Nietzsche contra Wagner. Lee a Dos~
toievski y le parece haber encontrado una vivienda satisfactoria en Turín,
(da ciudad ·que se ha revelado como n1i ciudad». En Túr'ín trabaja en su
última obra, La voluntad de poder, que sin embargo no logra acabar. El3
de enero de 1889 sufre tUl. ataque de locura, tirándose al cuello de un
caballo cuyo dueúo estaba apaleando ante su residencia de Turín. Primero
fue confiado a la custodia de su madre y, al morir ésta, a la de su hermana.
Murió en Weimar, envuelto en las tinieblas de la locura, el25 de agosto de
1900, sin caer en la cuenta del éxito que estaban obteniendo sus libros,
que ha,bían editado a sus expensas. Sin ·ninguna duda, en Nietzsche apare·
cen puntos vulnerables, y en especial su actitud polémica agresiva y furibunda, no siempre se mu6stra justa con sus enemigos. En cualquier caso,
a tantos aiios de distancia de su muerte, resulta indiscutible su influjo
sobre la literatura, el psicoanálisis, la estética y la filosofía, así como sobre
la reflexión moral y la filosofía de la religión. Cierto es que un cristiano
podría responder a Nietzsche con las mismas palabras que el joven Nietzsche hacía llegar por carta a un amigo suyo: «¡Querido amigo, la lógica no
crea ni anula los puntos de· vista sobre la vida! Yo me encuentro bien en
este clima y tú, en otro. ¡Respeta mi olfato, como yo respeto el tuyo!»
Esto es verdad. Pero también es verdad que ética seria y una fe consciente
no pueden ni deben evitar la prueba ele fuego que representa el desafío de
Nietszchc.
··
4.
Lo
«DIONISÍACO», LO '<APOLÍNEO)) Y EL «PROBLEMA DE
SócRATES>>
En Leipzig Nietzsche lee El mundo como voluntad y como representación de Schopenhauer y queda fascinado. Más adelante escribiría: {<Encontré el libro en la tienda de libros antiguos del viejo Rohn [ ... ]en casa me
recosté en el sofá [... J y dejé que aquel genio enérgico y tenebroso comen382
1
¡
¡
r'
¡
z~se a actuar sobre mí. En cada página la renuncia, el :rechazo, la resignaCión, elevab.an la v?z: ~enía a?te mí un_ espej~ en el cual contemplé( ... ] el
mundo, 1~ vtda y mi á mm o mtsmo. Alh, semeJante al sol, estaba fijo. en mí
el ~~anO J. O de! art.e, ~Gparado de ~odo; a.llí ~eía yo enferinedad y curación,
exll10 y r.efugw, m~terno y par~l~O.>) SigUiendo las huellas de SchopenM (\
hauer, N1etzsch~~pxensa que la vtda. es umyU:rac;:íonalidad cruel y ciega,
dolor y destrucc10n. El arte es el úmco que puede ofrecer al individuo la "
fuerza y la capacidad necesarias para afrontar el dolor de la vida didéndo!e sí a ésta. En El origen de la tragedia (1872) Nietzsche busca' demos- •
tr~r .que la civilización g:iega presocrátic~ estalla en un vigoroso sentido
trag1co1 que es una embnagadoraaceptac1ón de la vida, una valentía ante
el hado y una exaltación de lo,s valores vitales. El arte trágico es un valero~ ¡¡.
~~ y sublime decirle que sí a la vida . De este modo Nietzsche ÍIJ'vierte la •
Imagen rom~ntica de la civilización griega. Sü~ embargo, la Grecia de la"'
que habla Nretzsche no es la Grecia de la escultura clásica y de la filosofía
d~ Sócrates, Platón y A~istóteles~ ~ino la Gr~cia de Jos presocráticos
(srglo vr a.C.), la de la antrgua tragedra en la queen'éiró"!Oertrtodo;·o·por
lo menos, el elemento esencial. Nie.tzsche considera qtie el seqeto: de este ,.
mundo gr!eg? c?n.siste en el espíritu.de Dionisos: Dionfsos es i'mageri de ,.
la fuerza mstmttva y de la salud, es ebriedad creativa y pasión sensual es
el símbolo de una humanidad en pleno acu~rdo con la naturaleza. Junto
lo «4ionisíaco», el desarrollo del arte griego e~tá ligado -afinrta Nietzsche:- a lo «apolíneo», ·que es un~ visión ideal, un intento de expr~sar el
se11t~tlo de .las cosas c_o_n una me~tda .Y una moderación, y que se explicita
medran te frgura: eq~rhbradas y hmprdas. <<El desarrollo del arte está liga-"
do a la dtcotomta existente entre Jo apolíneo y lo dionisíaco, en la misma
f!Ianera en que la generación surge de la dualidad de los seri.tidos en
permanente contienda_ recíproca Y.e:1 ~econciJiación meramente Periódica
[... ].En sus [deJos gnegosJ. dos drvrnrdades ~rtísticas, Apolo y f>ionisos,
se fundamenta nuestra teona, según la cual en el mundo griego existe un
e:norme contraste -enorme por su origen y por su fin- entre el arie figurativo~ el de Apolo, y el arte 119 figurativo de la música, que es propiamente
el de Dionisos. Los dos instintos, tan diversos entre sí avanzan uno al
lago del otro en abierta ?iscordia en la mayoría de los cas~s [... J hasta que,
en vntud de un metafrs1co milagro de la «voluntad" helénica acaban
compareciendo emparejados> y gracJ.as a este acoplamiento fiÚ;l engen~
dr.an la obra de arte, tan dionisíaca como· apolínea, que es Iá tragedia
áttca.»
Sin embar~o, .c~1ando con Eurípides se intenta eliminar de la ·tragedia
el elemento dwmsraco en favor de los elementos morales e intelectualistas, entonces la clara luminosidad en relación con la vida se transforma en
superficialida~ silogíst~ca: surg_e Sócr.a~es con su loca presuqción de entender y :Jommar la VIda mediante la razón, y así aparece la verdadera
decadencia. Só.crates y Platón son <<síntomas de clecaüniento instrumeri~
tos ?e la. disolución griega, pseudogriegos, antigriegos». L; dialéctica, ,_
escnbe Nietzsche, «Sólo puede ser un recurso extremo en las nianos de
quien nO posee .otras armas[ ... ]. Lo cual nos demuestra su escaso valor>~·.
La verdad es qu~ «los fil~sofos y los mor~listas se engañan a sí mismos,
cuando creen saltr de la decadence por el sxmple hec~10 de que se declaran
en guerra contra ella ( ... ] lo que escogen como remedio, como áncora de
ra
a
383
Nietzsche
Distanciamiento de Schopenhaur y Wagner
bién contra.lo que califica de "$aturación de historia". No se trata de que
Nietzsche niegue la importancia de la historia. Lo que hace es combatir en
contra de. la idolatría Qel hecho, por una parte, y las ilusiones historicistas,
por otra, con las implicaciones políticas que éstas comportan. Ante todo,
en opinión de Nietzsche los hechos siempre son estúpidos: tienen necesidad de intérprete y por eso la~ teoría$ son las únicas inteligentes. En
segundo lugar, el que crea «en el poder de la historia [ ... ] se volverá
vacilante e inseguro, y ya no puede creer en sí mismo)), Y al no creer en sí
mismo. se convertirá -en tercer lugar- en fascin<:~dQ secuaz de lo existente,
«ya se trate de un gobierno.la opinión pública o la mayoría numérica». En
realidad «Si cada éxito contiene en sí una necesidad racional. si cada acon~
tecimiento es la victoria de lo lógico o de la idea, pues bien, hay que
arrodillarse de inmediato y recorrer de rodillas. toda la escala de los
éxitOS».
.
Ante la historia, según Nietzsche, pueden asurnifse tres actitudes. La
historia monumental e~ la historia de quien busca en el pasado modelos y
maestros que le permi.ten_satisfacer sus aspiraciones. La historia anticuaria
es la historia de quien considera el pasado de su propia ciudad (las pare~
des, las fi~stas, las ordenanzas municipales, etc.) como fundamento de la
vida actual. La historia anticuaría busca y conserva los valores constituti~
vos estables sobre los que radica la vida presente. Por último. está la
historia crítica, que contempla el pasado con el enfoque propio de un juez
que aparta y condena todos los elefl)entos que obstaculicen la realización
de sus valores específicos. Ésta fue la actitud que asumió Nietzsche frente
a la historia. Y ésta es la razón por la que lucha contra. el exCeso o la
saturación de la historia: «Tal exceso perturba los instintos del pueblo, e
iinpide madurar tanto al individuo como a la totalidad; este exceso" provoca la creencia siempre perjudicial en la vejez de la humanidad, al creerse
frutos tardíos y epígonos; debido a este. exceso, una época cae en el peligroso estado de ánimo de la ironía sobre sí misma, y de dicho estado pasa
a otro, el cinismo, aún más peligroso.>>
salvación, en sí mismo considerado no. es más que una nueva manifestación de la décadence; transforrrian su expresión, pero no la suprimen.
Sócrates -fue .una equivocación: toda. la moral del perfeccionamiento, incluida [a cristiana, ha sido una equivocación ... La luz diurna más cruda la
~acionalid~d a cualquíer precio, la vida clara, prudente, consciente, 'sin
mstintos, en contraposición a los instintos, no era más que una enfermedad diferente y en ningún caso un retorno a la virtud a la salud a la
"' f«::licidad».; «Sócrates, Sencillamente, fue un enfermo cró,rtico.» Se rn'ostró
hostil a la vida, quiso morir. Dijo. que no a la vida; abrió un período de
,, decadencia que sigue destrozándonos hasta nuestrbs días. Luchó contra la
~fascinación dionisíaca. Sin embargo, «la fascinación dionisiaca no se limita
a renovar los vínculos existentes entre un hombre y otro: también la naturaleza, alienada, áspera y sUbYugada, celebra la fiesta de la reconcilia-ción
¡;· con su hijo pródigo, el hombre. La tierra brinda de buen grado sus dones
y las fieras rapaces de las cuevas y de los deSiertos se acercan pacíficamen~
te. El carruaje de Dionisos, está cubierto de flores y de guirnaldas; la
pantera y el tigre tiran de él. Cámbiese el "himno a la alegría" de Beethoven en un cuadro pintado con diversos colores, y no se ponga freno la
propia imaginación cuando millones de seres·se echen temblando al suelo,
conmocionados por el prodigio:· sólo así podemos aproximarnos· a lo que
es la fascinación dionisíaca. El esclavo se libera. todos rompen las rígidas y
hostiles barreras que la necesidad, el capricho o la m.oda insolente han
erigido entre los hombres. En el evangelio de la armonía universal todos
se sienten reunidos, reconciliados, fundidos con su prójimo y hechos uno
solo con ·él, como si hubiese desgarrado el velo de Maya y revolotease
hecho jiro~es ante el misterio del uno primigenio.>>
·
a
5.
LOS HEqHOS SON ESTÚPIDOS Y LA SATURACIÓN DE HISTORIA ES UN PELIGRO
El origen de la tragedia fue escrito bajo el influjo de las ideas de
Schopenhauer, pero también de las ideas de Wagner. En este último, en
efecto, Nietzsche·encontraba el" prototipo del artista trágico destinado a
renovar Ia.cultura contemporánea. El origen de /a tragedia está dedicado
a Wagner ~ y al final de la 4edicatoria se lee: «~Op.sider9 que el ane ~s.Ja
tarea suprema y la actividad metafísica propia de' nuestrf\ vida;· según el
pensamiento del hombre al que me propongo dedicar esta obra, insigl)e
precursor mío en el campo de batalla.» Apenas vio la luz esta obra de
Nietzsche -aunque fue defendida por el mismo Wagner y por Erwin Rohde-' recibió tin violento ataque, en nombre de la seriedad de la ciencia
filológica, p'rocedente del gran filólogo Ulrich von Wilamowitz-MOllendorff, quien escribió que «no quiero tener nada que ver con el Nietzsche
apóstol y metafísico», acusándolo de «ignorancia y escaso amor a la ver~
dad». Ent,e 1873 y 1876, oponiéndose a la exaltación de la ciencia y de la
h~s~oria, Ni~tsz~he escribe las qonsideraciones intempestivas. Aquí es el
v1eJo hegehano D.F. Strauss, JUnto con Feuerbach y Comte, quien eS
considerado como la encarnación del filiteísmo y de la mediocridad: «autor de un evan&elio ·ct~ cervecería)>, es el hombre querido e inventado por
Sócrates. Al m1smo tiempo se exalta a Schopenbauer como precursor de
la nueva cultura «dionisíaca».' Aquí. sin emb'argo, Nietzsche lucha taro384
6. EL
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DISTANCIAMIENTO DE SCHOPENHAUER Y DE WAGNER
Mientras tanto, empero, Nietzsche iba madurando su apartamiento de "
Schopenhauer y sobre todo de Wagner. Obras como Humano, demasiado
humano, Aurora y La gaya ciencia. atestiguan tal alejamiento. Hay dos
tipos de pesimismo: el primero es el romántico, «el pesimismo de quienes
renuncian, el de los fracasados y los vencidos»; el otro es el de quien
acepta la vida, aunque conozca su carácter trágico. En nombre de este
último pesimismo Nietzsche rechaza el primero, el de Schopenhauer, del
que rezuma por todas parteS resignación y fenuncia, y que es ·Una huida
ante la vida y no una «VOluntad de tragedia». Schopenhauer «no es más
que el heredero de la interpretación cristiana». Nietzsche escribe: «¡Oh,
de qué modo tan disti'nto me habló Dionisos! ¡Oh, qué lejos estaba en~
tonces de mí este espíritu de resignación!» Por otro lado, el distanciamien- . ,
to con respecto a Wagner fue un acontecimiento aún más .significativo y
doloroso para Nietzsche. Éste había visto en el arte ele Wagner el instrumento de la regeneración, pero pronto tuvo que admitir que había caído en
385
Nietzsche
El Anticristo
una ilusíón. En Ef caso Wagner se afirma que este músico «halaga todos
los instintos nihilistas (budistas) y los camUfla a través de la música, lisonjea toda cristiandad, toda forma de expresión religiosa de la décadence
[... J. Todo lo que haya echado raíces en el terreno de la vida empobrecida,
todas las acuii.aciones de falsa moneda hechas por la transcendencia y el
mundo ultraterreno, tienen en el arte de Wagner su defensor más sublime»: Wagner es una enfermedad; «contagia todo lo que toca: ha cont~gia­
do la música». Wagner·es «un genio histriónico»; «il est une n.évrose;>.
El alejamiento de Nietzsche con respecto a sus dos grande$ maestros
significó para él IlJUCho más que la pérdida de una fascinación o la ruptura
de una amistad. Implicó un apartamiento y una distanciación é:rític? con
respecto al romanticismo con su falso pesimismo, con la resignación y la
ascética casi cristiana de Sc;hopenhauer, y con la retórica de aquel «desesperado romántico podrido» que fue Wagner. Significó una separación y
una crítica de las pseudojustificaciones y los enmascaramientos meta.físicos de.l hombre y de su historia: el idealismo (que crea un ~<antimundo))),
el positivismo (cuya pretensión de aprisionar. sólidamente la realidad, tan
vasta, dentro de sus pobres redes teóricas constituye una aspiración absurda y ridícula), los rcdentorismos socialistas de las masas o a través de las
masas, e incluso el evolucionismo (entre otras cosas, «más afirmado que.
probado•>. «Las especies no crecen en. la perfección: los débiles siempre
vuelven a aventajar a los fuertes [... J. Darwin olvidó -lo cual es muy
inglés- el espíritu: los débiles poseen más espíritu»). Con esto, Nietzsche
parece colocar las raíces de su propia reflexión en la ilustración, lo cual es
efectivamente así. La desconfianza en las metafísicas, la apertura c~.m
respe<:to a las «infinitas}) interpretaciones posibles dé! mundo y de la historia, con una consiguiente eliminación de actitudes dogmáticas, e~ reconocimiento de la limitación y la finitud humana, así como la crítica de la
religión, constituyen. una serie de. elementos que lleva~ a Nietzsche a
afirmar, en Humano, demasiado humano: <~Podemos enarbolar nuevam~nte
Ja bandera de la ilustración.>> Como e$ obvio, esta ilustración de Nxetzsche -que aparece después del romanticismo- será aJenos entusiasta y
superficial que la antigua ilustración. Consistirá más bien en una lúcida
conciencia de la tragedia a la que se enfrenta c;:on un grito de desafío. Ya
no será aquel optimismo superficial que caracterizó con frecuencia a los
ilustrados en rel-ación con la vida. Tampoco Se tratará, sin embargo, de la
resignación de Schopenhauer o de los falsos remedios de Wagner.
con las raíces de la moral tradicional, reaíiza su genealogía y.dCscubre que
<:.s.lª_Dloral de.l9s .<ee~lavos..,_cle los débiles y de los derrotados, que.se h.alJ.illl
resent1a.Os_.s<?.JI.~J:'aJo99 !o q:t;l~ e,s noble, hermoso y aristoqát~Co.
EiiTii gaya ciencia el hombre enloquecido anuncia a Jos hombres que
Dios ha muerto. «¿Qué ha ocUrrido con Dios? Yo os lo diré. Nosotros lo
hemos asesinado, vosotros y yo. ¡Nosotros somos sus asesinos!» La civilización 10ccidental, poco a poco y por dív~rsas razones, .~e. h;:t.i_dq. íi¡5áft~'(1:Q.Q
·de Dios: así es ·como lo ha matado. Pero.. .al. «matar» a Dios, ~e eliminan
todos aquellos valores que sirven de fundamento a nuestra vida, y por lo
tanto se pierde todo punto de referencia: «¿Qué hacemos, separando la
tierra de su sol? ¿Adónde irá ahora? ¿Adónde iremos nosotros, lejos de
todos los soles? ¿No continuamos caye~do, hacia atrás, hacia, los lados y
hacia adelante? ¿Existe aún un alto y ün bajo? ¿Acaso no :avanzamos
errantes eú una nada infinita? [... J. ¡Dios ha muerto! ¡Dios sigue muerto!
¡Y nosotros lo hemos matado!» Hemos eliminado el mundo de lo sobrena- ..
tural, pero al hacerlo también hemos quebrado la tabla de valores) o
ideales, que estaba vinc;ulada con aquéL Nos encontramos así:sin ningún
punto de referencia: hemos asesinado a Dios, y Junto con él ha desaparecido el hombre viejo, pero el hombre nuevo aún no ha aparecido: «llego
demasiado pronto -dice el loco de La gqya ciencia- aún no ha· llegado mi
tiempo. Este acontecimiento 11?-onstruoso .dura todavía y·aún no ha sido
escuchado po"r los oídos de los hombres~--».
,LaJJJ.uer.t.e_deJ2ig_s_e_s_d_m].s_grJ!.m!~.JlJ<.Jos__ he.chos. Es un aconteci- · ·
mieüto que diVide la historia de·· la humanidad. ~P~ ..~s.~l naélmh~~to _d_e
Cristo sino la muerte de Dios la que divide la historia de la )Jumanidad:
«Cualquiera que nazta después que nosotros pertenecerá por éso mismo a
una historia más 'alta que ninguna ·de laS que hayan transcurrido:» Zara·tustra comienza por anunciar este acOJ?.tecimiento -la muerte,de Dios- y
luego, sobre las cenizas de Dios, l~vantará la noción de superh,ombre, del
hombre nuevo, dominado por el i9~_al dionisJ~~o. que ama la vida y que,
volviendo la espalda a las quimeras del cielo, volverá ;_1la saludabilidad de
la tierra. «Oh herni.anos míos, predica Zaratustra, aquel dios que cree era
la obra enloquecida de un hombre, al igual que todos Jos dioses [... ] el
hastío, que de un solo golpe con un salto mortal quisiera llegar a la cima,
el pobre hastío ignorante, que ya no sabe ni siquiera querer:. éste fue el
que creó todos los dios·es y-lo sobrenatm:al.» Aquellos que predicen mundos sobrel'l.ati.trales son «predicadores de la muerte», porque «todos los
dioses han muerto}>.
·
7. EL ANUNCIO DE LA «MUERTE DE DIOS))
8. EL ANTICRISTO, O EL CRISTIANISMO COMO VICIO
La crítica al idealismo, al evolucionismo, al positivismo y al romanti~
cismo no tiene final. Estas teorías son cosas «humanas, demasia.do huma~
nas», que se presentan como verdades eternas y ab:olutas que l~ay _que
desenmascarar. Más aún: Nietzsche.-' .~n. no.mbre_pre.cts.ªnl~J!.~~-- s'.~l..x.JJs.t_gltQ.
dionisíaco,.<,n.n9m\Jre d<'\:á:q:uelsiiTudablehop:¡b'e griego del siglo vi}>. e;.
~~~~-i~~~.·i.m.ª.J.~.Y..Ü:I.c;t~~-Y. que e~ totalmente terrenal, anuncia por un lado «l?
inuer!.~--ª-~--º~-2.~.>-::.~..Y .. P?r el otro lleva a cabo un ataque. a fondo contr~ ~el
CfEU:anisnw, cuya victoria. S:obre e!· mundo antiguo y sobre la concepcwn
gfT~ga sl_~U!O_I_p.~~--~-~nv~n.enó la humanidad. Además Nietzsche se enfrenta
386
La muerte de Dios es un acontecimiento cósmico, del cual_sonrespon:ciicle.ñas ·de Jo. sobrenatural gu~
eilosmii.iiii:ís:Jiabía(U::reado. Hablando de los sacerdotes, Zaratustra·afir.ñ~Me dan
estos sacel'dot"es [... J me parecen prisionerOs y mal'ca~
dos. Aquel a quien llaman redentor les cargó de cepos. ¡De cepos .formados por falsos valores· y _pal:?-bras enloquecidas! ¡Ah; si alguien pudiese
redimirles de su redentol'b Esta es just~mente la finalidad que Nietzsche
quiere lograr con su Anticristo, que consiste en una «maldición del cristiásab!Oslos1iiimlií'es;-y-qij~Je§!i.Dctii-de ·!as
p·eña·
387
1'
• 1
Nietzsche
nismO>>. Segúri Nietzsche. un animal, una especie o un individuo está
pervertido «cuando pierde sus instintos, cuando escoge, cuando prefiere
aquello que l.e es nocivo». ¿Qué otra cosa ha hecho el cristianiSmo -se
pregunta Nietzsche- si no es defender todo lo que es nOcivO para er horil,_
bre? El cristianismo considera como pecado t.odos los valores y los place~
res de la tierra. «Tomó partido por todo lo débil, lo abyecto, lo fracasado;
ha hecho un ideal de la contradicción, de los instintos de conservación de
la vida vigorosa; ha llegado a destruir la razón de las naturalezas más
fuertes intelectualmente, enseñando a sentir que los valores supremos, de
la intelectualidad son pecaminosos, fuentes de extravío y tentaciones. El
ejemplo más priticable lo constituye la ruina de Pascal, que creía que su
razóh se hallaba corrompida por el· pecado or.iginal ¡cuando era su cristia~
"nismo. el único que la había corrompido!>> El cristianismo es la religión de
la compasión. <(Pero, cuando se tiene compasión se pierde fuerza[ ... ]; la
compasión entorpece totalmente la ley del desarrollo consistente en la ley
de la selección. Conserva lo q~e ya. está dispuesto para el. ocaso, opone
resistet:l_cia e!! favor de lo~ deshered~.dos y de los condenados por la vida.»
~ Ni.~tzscf:l~ .afirma que, en realidad, <dii compasión . es.Ja.praxis- del nihilis.mQ_>~ yq.u~ «.~~~.a ~ay m~~ mals~no, en nuestra mal~ana humanid_~d, que la
compastón cnstiana». NHfJZsch~_ ve.en.el_ Dios cristiano «la divinidad de los
iullidos [... ];un Dios degener.ado hasta el punto de contradecir la vida, en
lugar de constituir su transfiguración y ·su eterno· si. En Dios existe una
declaiada enemistad ante la vida, ante la naturaleza, ante la voluntad de
vivir. ¡Dios, fórmula de todas las_ calumnias del "más acá", de todas las
mentiras del "más allá"! ¡En Dios está divinizada la nada, está consagrada
la voluntad de la nada!» El budismo también es una religión de la decadencia y sin embargo Nietzsche lo encuentra «cien veces más realista que
el cristianismo»: en efecto, el budismo no lucha contra el pecado sino
contra el dolor. Y 'además, «los supuestos del budismo consisten en una
atmósfera de gran suavidad, un grap sosiego y liberalidad de costumbres,
y ninguna clase de militarismo».
A pesar de todo esto, Nietzsche está cautivado por la figura de Cristo
(«Cristo es el hombre más noble>>; «el símbolo de la cruz es el más sublime
que haya existido nunca») y distingue entre· Jesús y el cristianismo (<,el
cristianismo es algo profundamente distinto. a lo que su·fundador quiso e
hizo»). Cristo murió para indicar cómo hay que vivir: «Lo que dejó ·en ·
herencia. a los hombres fue la práctica de la vida: su comportamiento ante
los jueces, los esbirros, ·los acusadores, y ante toda la clase de calumnias y
de escarnios, su comportamiento en la cruz[ ... ] .. Las palabras dirigidas al
ladrón sobre la cruz encierran en sí todo el Evangelio.» Cristo fue un
«espíritu libre», pero el Evangelio murió con .él: también el Evangelio
,<fue suspendido de la cruz>) o, mejor dicho, se transformó en Iglesia, en
cristianismo, es decir, en odio y resentimiento contra lo noble y lo aristocrático: <(Pablo fue el más grande de todos los apóstoles de l3; venganza.»
·~· El cristiano -al que Nietzsche cree conocer- es, desde el primero hasta el
último, «por un instinto profundísimo un rebelde contra todo lo privilegiado: vive y siempre lucha por la igualdad de derechos.,
En· el Nuevo Testamento Nietzsche só~o encuentra un personaje digno
de ser honrado: Poncio Pilato, debido a su sarcasmo con respecto a la
verdad. Más atlelante, en la historia de nuestra civilización, el renacimien-
11
388
Genealogía de la moral
to intentó llevar a cabo una ~ransmutación de los valores cristianos, tratando de que triunfasen los valores ari'stocráticos, los nobles instintos terrenos. Si César Borgia hubiese sido papa, esto habría representado una gran
esperanza para la humanidad. Pe·ro ¿qué sucedió? Ocurrió que «un monJe
alemán Lutero, llegó a Roma. Este monje, que llevaba en su pecho todos
los instintos de venganza de un sacerdote fracasado, se indignó en Roma
contra el renacimiento [ .. .].Lutero vio la corrupción del papado, mientras
que se podía tocar con las manos exactamente lo contrario: ¡en la ·.se~e
papal ya no estaba la antigua corrupción, el peccatum originale1 el cnstLanismo! ¡Estaba la vida! ¡El triunfo de la vida! ¡El gran sí~ todas las cos~s
elevadas, hermosas, arriesgadas!. .. Y Lutero volvió a restaurar la Igl~~1a
[... J.. ¡Ah, estos alemanes, cuántd nos han costado!»
. . .
Tales son las razones que impulsan a Nietzsche a condenar al cnstlams~
mo: «La Iglesia cristiana no dejó nada intacto en su perversión, convirtió
todo valor en un desvalor, toda verdad en una mentira, toda honradez en
una abyección del alma.» La Iglesia <'con su blanqueado ideal de santidad,
va bebiendo hasta la 'última gota de sangre, de amor, de esperanza de
vida». El más allá es la negación de toda realidad, y la cruz es una conjura .
«Contra la salud, la hermosura, la constitución bien conformada, la valentía de espíritu, la bondad .del alma, contra la vida misma». ¿Qué otra cosa
debemos augurar, pues, si no que éste sea el último día del cristianis~~?
¿y «a partir de hoy? A partir de hoy -contesta Nietzsche- transmutacwn ~
de todos los valores)>.
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9. LA GENEALOGÍA DE LA MORAL
Junto con el cristianismo o mejor dicho,.,,~l~.... c.?'?:~~nar ~1 cris.tianismo,
Nietzsche somete la rnop~I: ~UHl~.GXüiGf!..rpuy prqft~l)qa. No se reftere tanto
a esta ·mor3i ·o a aquélla -cosa que también hace, sin embargo- sino a la
pretensión característica de toda moral, consistente. en establecer lo. que
está bien y lo que está mal. Dicha crítica queda explicitada, en espectal, a
través de dos de sus obras: Más allá del bien y del mal y Genealogia de la
moral. Nietzsche escribe: «Hasta hoy no se ha experimentado la más
mínima duda. o la más mínima vacilación al establecer que lo "bueno"
tenía un valor superior a lo "malo"[ .. .]. ¿Y sí fuese verdad lo con~rario?
¿Y si en el bien se encontrase oculto un s;ntoma de retroceso, por eJemplo .
un peligro, una seducción, un veneno?>) Este es el problema q~e plante_a la
Genealogía de la moral. En ella Nietzsche investiga lOs mecamsmos pstcológicos que iluminan el origen de los valores; una comprensión de la
génesis psicológica de los valores será suficiente por sí misma para poner
en duda su pretendido carácter absoluto e indubitab!e. Antes que ~ada, L~..-:
moral es UJlí;l.. máquina. quej_~~ CQp.s_t~~~d-~_ p~ra dom~~ar a los den:as, y~e?
Següna'ó._lugar debem()S distinguir de inme.d_iato _entre la mo¡;al anst_ocratlca de los fuertes y la -~~o".fá.(.d_é los esclavos. ~stos son d~qiles y_fracasados.
'?"éoñ\6' aicé el proverbio, los que no pueden dar mal e¡emplo dan buenos
consejos. Debido a ello, los constitutivamente débiles se dedican a ~OJ\!Z-'
gar a los fuertes. «T()d9: n10ral a:r;istocrática ·surge de· UD;a tpunfal aftrma- ·'
CiOñ""de...S( üliSino, mi entra~ que la moral_ de l9.ti esclavo.s opone desde el
~t!!Iªüifc? :u.ñ-.'11éúl_to~-qu,e:_nqJorma parte . Qe __s.í _misma, ~!JQ. mt~ .e_t; .ctif~rente
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ponde en propiedacl.?-1 re~~Q.~_üni~ntq._» Se trata de un resentipüen~9 c.on~_r,a
la fuerza, la sa:!.t!9, ~Larr:t.QJ...a _la_:\':~§.(l. _g~5~ .. ~.9.f!:~ierte en·_,obligación_ y y_irtud
-elevándolos al rango de bien- comportainientos corno el desinte-rés,_ el
sacrificio de uno mismo, la sumis~ón. Por ejemplo, si CXaminamos i3 psi~
cología del asceta, en-apariencia éste mostrará un profundo desinterés por
las cosas y los éxitos de este mundo-. ·sin embargo, un análisis .algo· más
profundo pondrá de manifiesto que hay en él una fuerte voluntad de
dominio sobre los demás. Su moral es el único modo y elúnico.instrumento con el que puede sojuzgar a lOs oifQ~;. ES. un fruto del resentim_i~I.lto. La
moral de los fuertes o de los señOres· e"tila moral del orgullo, de la genero~
sidad y del individualismo; en cambio, ·la moral de los. esclav:os.e.sJa.m.Qr.ªl
de los «filisteos»·resentidos, es la moral de la democracia y del socíaiis!Tio.
Y esta moral de los esclavos se halla legitimada por metafísicas que le dan
apoyo sobre bases presuntamente objetivas, sin caer en la cuenta que
dichas-metafísicas no son más que «mundos superiores» inventados para
poder <<calumniar y ensuciar este mundo», que los esclaVos quisieran reducir a mera apariencia, <<¡Mirad a los buenos y a los justos! ¿A quién odian
más que a ~adie? Al que rompe la tabla de los valores,_ al violador, al
corruptor. Este, empero, es el que crea,>} Este odio prohibió los instintos
más sanos, los instintos que ligan al hombre con la tierra (alegría, la salud,
el amor, el intelecto superior, etc.). Al mismo tiempo, hizo que dichos
instintos «se dirigiesen hacia atrás, contra el hombre mismo», Así fue
como el hombre, en lugar ele d<~:sarrollarse hada el exterior y crear un
mundo ele hermosura y de grandes obras, se desarrolló hacia el interior y
nació el alma, pero un alma aquejada de la «más grave y obscura» enfermedad.
10.
NH:ULISMO, ETERNO RETORNO Y «AMOR FATI»
·Et nihilismo, según Nietzsche, es «la consecuenci(l. necesaria del cri~.,., t.ianismo, de la moral y del concepto de verdad de la filosofía».Cuando cae
la máscara que oculta las ilusiones, no queda nada: estamos ante el abismo
de la nada. «El nihilismo como estado psicológico aparece por necesidad,
en primer lugar, cuando hemos buscado en todo el acontecer un sentido
que "Do existe en él, de manera que al que busca acaba por faltarie el
· valor.» Este sentido podía consistir en !a realización o el aumento de
." un·valor moral (amor,· ar"monía en !as relaciones, felicidad, etc,). Empero,
debemos constatar con valentía que la desilusión con respecto a este objetivo al que se aspira es «una causa·del nihilismo». En segundo lugar, se ha
«postulado la existencia de una totalidad, una sistematización y hasta una
organización en todo el acontecer y en su fundamento». Ahora bien, se ha
comprobado que este universal, que el hombre había construido para
poder creer en su propio valor, no existe. En el fondo, ¿qué ha sucedido?
«Se llegó al sentimiento de la ausencia de valor, cuando se comprendió
que no era lícito interpretar el carácter general de la existencia mediante
la noción de "fin", la noción de "unidad" o la noción de "verdad".>>
Se desvanecen <das· mentiras de varios milenios>>, y el hombre se ve
exento de los engaños propios de la ilusión, pero se queda solo. No bay
390
valores absolutos, los valores son disvalores; no existe ninguna estructura
racional y universal que pueda servir de apoyo al esfuerzo dell.wmbre; no
existe ninguna providencia, ni ningún orden cósmico. «La condición gene~
ral del mundo para toda· la etérnidad es el caos, no como ausencia de
necesidad, sino en el sentido de una privación de orden o de.estructura,
de forma, de herrhosura, de sabiduría. El mundo carece de sentido: «!-le
encontrado en todas las cosas esta feliz certidumbre: prefierenidanzar con
los pies del azar.» No hay un orden, no: existe un sentido. Siít embargo, .;
hay una neceSidad: el mundo tiene en sí mismo la necesidad de la voluntad. El mundo desde la eternidad se_ halla dominado por la voluntad de
aceptarse a sí mismo y de repetirse. Esta es la doctrina del eterno retorno ,.
que Nietzsche vuelve a tomar de Grecia y de Oriente. El mundo no avan~
za en línea recta hacia un fin (como cree el cristianismo)·y su devenir no
consiste en un progreso (como. pretende el historicismo y post~hegeliano ),
sino que «todas las cosas vuelven eternarilente y nosotros con ellas; hemos
sido eternas veces en el pasado, y todas laS cosas con nosotros». Cada dolor
y cada placer, cada pensamiento y cada· suspiro, cada cosa, por infinitamente.pequeña o grande que sea, volverá a ser: «retornará esta, telaraña, y
este claro de luna entre los árboles, y también un momento idéritico a éste,
y yo misino.» -El mundo que 'se acepta a sí mismo y se repite: tal es la ¿....-~~
doctrina cosmológica de Nietzsche. Hay. que vincular con ella la doctrina ':A
del amor fati: amar lo necesario, aceptar este mundo y amarlo. El hombre~
descubre que la esencia del mundo es voluntad, ve ·que es eten~o retorno y
se reconcilia voluntariamente con el mundo: reconoce en la propia voluntad de aceptación del mundo la misma voluntad que se acepta a Sí misma.
Sigue voluntariamente el camino que otros hombres han recoiTido ciega~
mente, aprueba este camino y no trata de escabullirse de él, Como hacen
los enfermos y los decrépitos. Esto es lo que enseña Zaratustra. ~<Todo lo
que ha sido es fragmento, enigma,. espantoso azar, hasta que la voluntad
creadora añade: así quería que fuese, así quiero que sea, 'asf querré que
sea en el futuro.>~
11. EL SUPERHOMBRE ES EL SENTIDO DE LA TIERRA
El amor fati es aceptación del eterno retorno, es aceptación de la vida.
Sin embargo, no hay que ver en.él una aceptación del hombre. El mensaje
fundamental de Zaratustra consiste en el superhombre. «El ~u.J?.erhombre
es el sentido de l.?: ...tierr~. OlJe vuestra voluntad . proclañia::-s·ea-ersu,peí:~
· h~-~"§~:1L§§~[qg__ 9iJª-.l~_errél·."_i Os . é"Oriftiio, henrianos míos, permaneced
fieles a la tierra y no deis fe a aquellos que os hablan de :,esperanzas
sobrenaturales! ['~'"] E11 otras ocasiones el delito contra Dios era el mayor
de los maleficios, pero Dios está muerto ( ... ] ¡Ahora la cosa más triste es
pecar contra el sentido de la tierra!» 'El hombre, el hombre nUevo,. debe
crear un nuevo sentido de la tierra, abandonando las viejas cadenas y
rompiendo los antiguos cepos, El homiz.JSA~_b!ÜDY.entar el_ hombre nuevo,
es d~~_ÍT, el,_s2_1_2~JJ~g_m.Qr:e, e_l_hói~b"~:rq~~:va más allá del hombre, el hom-,
bre mL~~ª-'~~~!Iª-Y-ºill'.2§_~~-~~-~~~--~a __s~l_ud, la voluntad fuerte, el
amor_, Ja ebriedad dionisíaca y un.nuevo orgul1o. «Mi "yo" -dice Zaratus·tra- me enseñó un nuevo orgullo y yo lo enseüo a .los hombres: dejad de
391
Nietzsche
esconder la cabeza en la arena de las cosas celestiales y alzadla libremente:
una cabeza terrena, que crea ella mismo el sentido de la tierra.)>
El superhombre substituye los viejos deberes por su propia voluntad.
¿Existe «Un feroz dragón que el espíritu ya no quiere considerar cOmo su
dueño y su Dios? Se llama: "Tú debes." Pero en contra suyo el espíritu del
león arroja las palabras: "Yo quiero"». Los predicadores de la muerte se
convierten más adelante en predicadores de la vida eterna: éstos predican
mundos sobrenaturales, pero Zaratustra quiere ser «la voz del cuerpo
devuelto a la salud». Es la voz del valor y de la altivez; se quiere el amor al
prójimo, pero <mo vuestra compasión, sino vuestro valor es el que Pasta
ahora ha salvado al que estaba en peligro».
«El horqbre es una cuer~a tensa, tensa entre el irracional y el super·
.., hombre, una cuerda tensa sobre una vorágine.» No se encuentra lejos el
momento del paso del hombre viejo, embrutecido por sus "disvalores" y
con la cabeza oculta en la arena de las cosas celestiales, al hombre que
crea el sentido de la tierra, nuevos valores completamente terrenos: «Y
resplandecerá el gran sol del mediodía de la vida, cuando el hombre se
halle a mitad de camino entre el irracional y el superhombre, y celebre su
ocaso como si fuese su mayor esperanza; porqu.e su ocaso sen\ el anuncio
de una nueva aurora. El que está a punto de perecer se bendecirá en~
tonces a sí mismo, feliz de ser uno que va más allá: el sol de su conoci' miento brillará con. la luz del mediodía. "Todos los dioses están muertos:
ahora queremos que el superhombre viva".» Sin lugar a dudas, «el pueblo
{y la gloria g.iran alrededor de los comediantes>~, pero también es cierto
«que el mundo gira alrededor de los inventores de nuevos valores».
Al igual que en el caso de Protágoras, también para Nietzsche el hombre tiene qtie ser medida de todas las cosas; tiene que crear nuevos valores
'::¡ y ponerlos en práctica. El hombre embrutecido inclina la cabeza ante las
f crueles· ilusiones de lo sqbrenatural. El superhombre «ama la vida» y «crea
(. el sentido de la tierra», y perman~ce fiel a esto. En ello consiste su volun\..._ tad de poder.
«¡Ahora Dios ha muerto! Oh hombres superiores, aquel Dios era
vuestro peligi·o más grave. Sólo ahora que él yace en su sepulcro, podéis
decir que habéis resucitado. Ahpra está cerca el gran mediodía: ¡sólo
ahora el hombre superior se convierte en amo! ¿Comprendéis estas palabras, hermanos? Estáis aterrados: ¿quizás os domina el vértigo? ¿Se abre
de par en par ante vosotros el abismo? ¿Quizás ladra contra vosotros el
can infernal? ¡Pues bien, ánimo, hombres superiores! Ahora es cuando la
montaña del devenir humano se agita con lo.s dolores del parto. Dios
murió: ahora nosotros queremos que viva el superhombre.)) Así hablaba
Nietzsche-Zaratustra.
392
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1
CAPÍTULO XIII
EL NEOCRITICISMO. LA ESCUELA DE MARBURGO Y LA
ESCUELA DE BADEN
1.
TENDENCIAS GENERALES
Hacia mediados del siglo XIX y con posterioridad a es~a fecha se asiste,
sobre todo en Alemania, a un replanteamiento sistemático de la filosofía
kantiana, en el sentido de que se reflexiona sobre los fundamento~, los
métodos y los límites de la ciencia: Más adelante, este replantean11ento
llevará a una ampliación del ámbito en el que se ejerce la reflexión crítica:
este ámbito no se reduce ahora exclusivamente al de la ciencia, sino que
abarcará también otros productos de la actividad humana, por ejemplo la
historia y la moral, y más tarde, el arte, el mito, la religión y el lenguaje.
Al igual" que el espiritualismo, el criticismo se propone luchar contra el
fetichismo positivista del hecho y contra la. noción de ciencia co~o. poseedora de un carácter metafísico absoluto. Sm embargo, el neocnttc1smo ~e
muestra contrario a toda metafísica, ya sea espiritualista o idealista. Asimismo, se opone a cualquier reducción de la filosofía a la ciencia empíric?
(ya se trate de la fisiología o de la psicología), a la-teología o a la metafíSIca. De acuerdo con el neocriticismo, la filosofía debe volver a ser lo qne
fue para Kant un análisis ele las condiciones de validez de la cienci~ ~_de
los demás productos humanos, por ejemplo la moral, el arte o la rehgwn.
Simplificando las cosas, cabe decir que al neokantiano no l~ interesan las
situaciones de hecho (psicológicas, institucionales o económicas) que pueden entrelazarse con la producción y la difusión de una teoría científica; le
interesa la validez de la teoría, es decir, las condiciones de dicha validez.
Sucede algo análogo en el caso de una norm~ moral o jurídica, o ?e un
producto artístico: ¿en qué condiciones es váJida la norma? ¿En q':e condiciones es hermosa esta pintura o aquella otra? Por lo tanto, el ob)eto_de
estudio de la fiLosofía crítica no son cuestiones fácticas (quid factt?) smo
cuestiones de derecho (quid iuris?): cuestiones -reiterémoslo- referentes
a la validez. Esto pone de manifiesto con toda claridad la razón por la cual
los neo kantianos proponen una filosofía dominada por problemas gnoseológíeos y no por problemas empíricos fácti.c?s o por ~~i~mas metafísi_c?s.
El neocriticismo excluye y combate el fact1ctsmo pos;tiv1sta, la metaftsica
idealista del espíritu o el enfoque religioso de los espiritualistas. No debemos olvidar que los neokantíanos también se han mostrado críticos con
393
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CAPÍTULO
XX
MARTIN HEIDEGGER: DE LA FENOMENOLOGÍA AL
EXISTENCIALISMO
l. DE LA FENOMENOLOGÍA AL EXISTENCIALISMO
M. Heidegger (1889-1976) se dedicó a reflexionar sobre !a existencia, entendida como un
«Vivir paru !a nwertc1>, y sobre la angustia, como sentido de !a amenaza radical y !a presencia
de !a nada
El principal representante de la filosofía de la existencia es MarUn
Heidegger. Nació en Mcsskirch en 1889 y estudió teología y filosofía;
alumno de H. Rickert, se doctoró en filosofía en 1914, con una tesis sobre
La doctrina del juicio en el psicologismo. Como tesis de habilitación para
la docencia universitaria, publica en 1916 La doctrina de las categorías y
del significado en. Duns Escoto. Más adelante se descubrirá que la obra de
Escoto que Heidegger toma en consideración, la Gramática especulativa,
no había sido escrita por Escoto. Sin embargo, este hecho n·o influye
demasiado en la evolución del pensamiento de Heidegger, porque su trabajo, debido a los intereses metafísicos y teológicos que prevalecen en él,
es de carácter más teórico que histórico. A este propósito puede resultar
ilustrativa la frase de Novalis con la que Heidegger cierra su libro: «En
todas partes buscamos lo incondicionado., y lo único que encontramos
siempre son cosas.)> Mientras tanto, Husserl comienza a dar clases en
Friburgo y Heidegger le sigue en calidad de ayudante. Profesor durante
varios años en la universidad de Marburgo, en 1929 Heidegger sucede a
Husserl en la cátedra de filosofía de Friburgo y pronuncia su lecCión inaugui·al sobre «¿Qué es la metafí.sica?>, El mismo aflo aparece el ensayo
Sobre la esencia del fundamento (escrito para el volumen conm~morativo
del septuagésimo aniversario de Husserl) y la obra Kant y el prOblema de
la metafísica. En 1927 había visto la luz la obra fundamental de Heidegger:
El ser y el tiempo. Este libro debía tener una segunda parte, que sin
embargo jamás apareció, dado que los resultados obtenidos por la primera parte impedían tal desarrollo. El ser y d tiempo está dedicado a Husserl, y Heidegger afirma que él emplea el método fenomenológico, aunque su filosofía, como constataremos enseguida, es muy diferente a la de
Husserl.
En 1933 Heidegger, que se había adherido al nazismo,·se convierte en
rector de la universidad de Friburgo y pronuncia un discurso sobre La
au.toafirmaci6n de la universidad alemana. Poco después dimite desucargo de rector. Los escritos posteriores a este período son HOlder/in y La
esencia de la poesía (1937); La doctrina de Platón sobre la verdad (1942),
517
Estar en el mundo
Marti_n Heidegger
reeditado en 1947 junto con la Carta sobre el humanismo; La esencia de la
verd~d (1943); Sendas perdidas (1950); Introducción a la metajisica (1953);
¿Que es esto: la f¡iosojia? (1956); En camino hacia el lenguaje (1959);
Nietzsche (1961), er; dos volúmenes. Heidegger murió en 1976.
El ObJetivo explicito de El ser y el tiempo es elaborar una ontología
capaz de determmar de manera adecuada el sentido del ser. Para conseguir dicho propósito, es preciso analizar quién es el que se plantea la
preg~u!lta s~bre e~ sentido del ser. Y si El ser y el tiempo consiste en una
anahtiCa extstenctal sobre aquel ente -el hombre- que se interroga sobre
el sentido del ser, los escritos posteriores a 1930 abandonan el planteamiento ongmano: ya no se trata de analizar aquel ente que busca vías de
acceso al ser, sino que hay que centrarse en el ser mismo y en su autorrevelacjón. En esto consiste precisamente el giro en el pensamiento de Heidegger, quien en el se¡;undo período de su filosofía prescinde de la existencia, la-cual se convierte en una determinación inesencial del ser. Heidegger escribe: «La historia del ser rige y determina todas las condiciones
y situaciones humanas.»
2. EL «ESTAR AHÍ» Y LA ANALÍTICA EXISTENCIAL
«El propósito de este tratado [El ser y el tiempo] es [ ... ]-dice Heidegger- una elaboración concreta del problema relativo al sentido-del.ser .?..~-El
pr~bl~ma del sentido del s_er plantea de inmediato ese interrogante: «¿En
que ente hay que escudnnar el senttdo del ser?» Heidegger continúa":
<<Para plantear de manera explícita, en toda su transparencia el problema
del ser, entonces [ ... J es ne9esario poner en claro las manera~ de penetrar
en el ser, de comprender y de poseer conceptualmente su sentido, así
como la dilucidación de la posibilidad de una correcta elección del ente
ejemplar y la indicación de la auténtica vía de acceso a dicho ente. Pe~
netración, comprensión, dilucidación, elección y acceso son momentos
constitutivos del buscar y, _ al mismo tiempo,_mQQQs... .de--ser ..de ..un .. ente
det_~!_r?_i.~-~9_o, p~e~is~~ente de ·aquel ente que ·ya somos, .nosotro.s.,)O$_q~e
bqsca!UoS,>> Pot todo ello,.«una elaboración del problema del ser significa:
·el Qacerse transparente de u_n ente, poner al que busca en su ser>}. En esto
consiste la analítica existendal.
Por lo tanto, el hombre es el ente que se plantea la demanda acerca <)el
sentic!o¡lel.ser. Debido a ello, tl!' correcto enfoque del problema relativo
al sentido del ser extge una previa explicitación de aquel ente que se
_plantea la pregunta sobre el sentido def ser.;. <<.esJe..~nte qué nosotros som-os
y•, siempre, Y. que tiene entre las demás posibilidad"es-ilé seda posibilidad
de buscar, lo md1camo~ empleando el térm.~_g_o_ "estar ahí" (Dasein))>. En
efecto, el hombre, considerado en su modo de ser, es Da~sein «estar ahí»·
y el «ahÍ» (da) sirve para indicar el hecho de que el hom'bre se hall~
siempre en una situación, arrojado en ella y en ·relación activa con respec~
to a ella. "~L<~~st_~~---a~í>) -_--~l ~C?mbr~~ no e~ únicamente el ente que plantea
l? pre,gunta sobre el sentido del ser, sino también el ente que no se deja·
· _r~.9~~~-~a la noctón ?e ~-e,r, aceptada por la filosofía occidental, que identi. f~?.?.a~ ser. con ·ta obJetividad,. c~mo dice Heidegger, con la simple presenCia. Sm duda, las cosas son dtstl?tas unas de· otras, pero todas son .objetos
518
(ob-jecta) colocados ante mí, y la filosofía occidental ha identificado~~ ser
con este «estar presente». Sin ·embargo, el hombre n~ puede re,duc~rse a
mero objeto en el mundo; ~~.~<estar ahh} nunca es una st~ple presenCia, ya
que es justamente aquel ente para el cual las cosas estan presentes.
... La exíste.ncia e~ el modo de ser del «estar ahí»: «la naturaleza,_la
esericia dd "_estar" consiste en su existencia». «Los rasgos qllf~ aparecen
éOffio propios de este ente no tienen nada que ver con las propiedades de
uii ente simplemente presente.>} Para Heidegger, «el "~~tar ahí" no es una
mera presencia que de manera añadida posea el r~qmsxto .de r,o~er algo,
sino que al contrario constituye primeramente un ser. po,~1ble . .El ~~tar
ahí" es siempre aquello que puede ser [ ... ]. EJ esencial ser pos1ble de
ahí" implica las modalidades ya descntas del tener. cu~dado del
mundo, del tener cuidado de los otros». Por lo tanto, la posibl!Idad ~s.l~
que otorga la esencia de la existencia y no se _reduce a un~ vacta posi_bthdad lógica ni a una simple contingencia empínca. El ser d.el qombre stemI'Fe es una posibilidad que hay que actualizar,y por cons1gmente el hom-bre puede elegirse a sí mismo, puede conqmstarse o perderse. En este
sentido, el «estar ahh (u hombre) es «el ente que. se ap_art?
su ser» Y
«en el sentido de la posesión o ·del fraca~o, la existencia umcamente es
decidida por cada "estar ahí" individuab.
"estar
?e
3. EL «ESTAR EN EL MUNDO>> Y EL «ESTAR CON LOS OTROS»
El hombre es aquel ente que se interro~a acere~ del sentido del ser. El
hombre no puede verse reducido a puro objeto, a s~mple. <~estar presente».
El modo de ser del hombre es la existencia. La ex1stenc1~ es «p?der s.er».
Slñ"iffib'a"igO·, (<·p"oder ser» significa proyectar. Por. lo tanto, la ex~sten~c1a e~
eseriCiáhriente traScendencia, identificada por Hetdegger con ~l1r mas alla
de uno mismo. De este modo, para Heidegger la trascenden_ct~ no es uno
más entre los muchos comportamientos posibles del hombre, smo su cons~
fitución fundamental: el hombre es proyecto, y las cosas del mundo son t.
origii11:1;riamente utensilios en función del proyecto humano. To?o esto nos
iíéva exponer aquel rasgo fundamental del hombre, que He1degger denomina el «estar en el mundo».
. .
El hombre está en el mundo. Puesto que el hombre constitutivamente
es proyecto, _el mundo -a diferencia de lo que pensaba Hu~serl- no e? de
manera oriiiiiaria una realidad que haya que.contemplar, SI?? un con Jun. tó de ·instrumentOS :para -el hombre, un conJunto de {,!-tens1hos, de cosas
"que hay que emplear, al alcance d7 la mano, y no de cosas que haya qu~
_.fQ[i"terri"pTa(CóiriO" presentes. La existencia es «po9er. s.er», P!~yec~o, tras
cenderida haGia el mundo: .estar en el ~undo stgmfiCa o:1gmana~~nte
convertir el mundo en proyecto de las acc1ones y de las actitudes ,POSibles
del horribre. La trascendencia instituye el proyecto o el bosqu~JO de un
"'ffiúiido·; es un acto de libertad, más aún, p.ara Heidegger consiste en la
libertad misma. Sin embargo, aunque es Cierto que todo proyecto está
radicado en un acto de libertad, también es verdad que cada ~royecto
limita de inmediato al hombre, quien se encuentra en depen?e~cw de las
necesidades y limitado por el conjunto de instrumentos constitmdos p?r el
mundo. Estar en el mundo, pues, quiere decir que el hombre mamftesta
a
519
Martin Heidegger
Ser para la muerte
cuid~Qo por las cosas necesarias para sus proyectos,se relaciona con una
realidad-utensilio, I1).ed.io para su vida y para sus acciones.
i
Puesto que el «estar ahí» es constitutivamente proyecto, el mundo
existe como conjunto de cosas utilizable.~. : el mundo llega a ser gracias a su
. ser ~~ilizable. El «Ser» de las cosas equivale a su ~<ser utilizadas por el
hombre». El hombre, en consecuencia, no es un espectador en el gran
teátro del mundo: el hombre está en el mundo, implicado en él y en sus
vicisitudes. Al transfofmar el mundo, se forma y se transforma a sí mismo.
La actitud teórica y contemplativa del espectador desinteresado (sobre la
cual Husserl había insistido mucho, al igual que en general toda la tradición filosófica occidental) sólo es uno de los aspectos de la utilizabilidad
de las cosas, fenómeno más amplio y general. Las cosas siempre son
instrumentos: si es preCiso, serán consideradas Cbrrio inStrumentos que
sastisfacen un placer estético, perO en caso necesario podrán ser vistas
objetivamente, científicamente, sobre el trasfondo de un proyecto totaL
El hoq1bre entiende una cosa cuando sabe qué hacer de ella, aJjgual_.q:ue
se entiende a sí mismo cuando sabe qué puede hacer de sí mismo, cuando
sabe qué puede ser.
Basándose en tales nociones 1 Heidegger hace que desaparezca la cues~
tión gnoseológica que es típica de la filosofía moderna, la cual coloca el
conocer dentro del cognoscente y luego no logra salir del teatro interno de
la mente. En opinión de Heidegger, esto constituye un pseudoproblema
motivado por la equivocada idea de que el conocer es una cualidad interior del sujeto, y por el supuesto completamente infundado de que dicho
conocimiento es el modo oríginari9 de relacionarse el hombre con el mundo. Por lo contrario, el sujeto es una apertura al mundo y no una mónada,
y el conocer no es el modo originario de relación entre hombre y mundo.
Por ello ~<el problema sobre si existe un mundo y si puede demostrarse su
ser, como problema planteado por el hombre en cuanto ser en el mundo
(¿y quién otro podría planteárselo?) carece de sentido>).
Si estar en el mundo (in der Welt sein.) es un «existencial>>, t;;¡mbién lo
es estar con los otros (mit-sein). No hay «un sujeto sin mundo», y tampoco
hay «Un "yo" aislado sin los otros}). En su quinta Meditación. cartesiana
Husserl había propuesto la fenomenología de la intersubjetividad en los
mismos términos en que la plantea Heidegger: los demás no son inferidos
en calidad de otros «yos», sino que desde el origen son dados como otros
tantos ~<yos>). Puesto que la existencia es constitutivamente apertura, los
otros «yOS» son en cuanto tales desde un principio partícipes del mismo
mundo en el que vivo. Por tal razón, si la demostración del mundo exterior constituye un pseudoproblema, también lo es el del solipsismo. Por
otro lado, al igual que el «estar en el mundo» del hombre se expresa a
través del <<manifestar cuidado por las cosas», del mismo modo su estar
con los otros se traduce en tener cuidado de los demás, lo cual constituye
la estructura básica de toda posible relación entre los hombres. El tener
cuidado de los demás puede asumir dos direcciones: en la primera se trata
de substraer a los otros de sus propios cuidados, mientras que la segunda
consiste en ayudarles a conquistar la libertad de asumir su propio cuidado.
En el primer caso se da un simple «estar juntos» y nos hallamos ante una
forma inauténtica de coexistencia; en el segundo, en cambio, hay un auténtico coexistir.
)
520
4. EL «SER PARA LA MUERTE>} 1 EXISTENCIA INAUTÉNTICA Y AUTÉNTICA
El «estar ahí» existe y tiene que existir; el hombre siempre se encuen~
tra e!J-·umr-sit~~.c.i()n·d~terrrtin:ada y"_la afi-onta a traVés de su proyectar: En
ncmedida en que dirige su cuidadO arplano.. <<óntico>> ·o ...<<entitativo>> -al
plano de los entes en su existencia fáctica-:- el hombre perman'ece dentro
de una existencia inauténtica. En ésta el hombre se sirve de las cosas, las
utiliza y establece relaciones con otros hombres. Todos estos proyectos,
sin embargo, mediante una especie de to'rbellino arrojan al hombre al
plano de los hechos. La utilización de las· cosas se vuelve a trasformar en
fin en sí mismo. El lenguaje se convierk en la habladuría-de la existencia
anónima, sometida al axioma según el cual «la cosa está aSí porque así se
dice». Este tipo de existencia anónima trata de llenar el vacío que la
caracteriza apelando una y otra vez a Jo nuevo, se ahoga en la curiosidad.
Y finalmente, además de la habladuría y la curiosidad, la tercera característica de la existencia inauténtíca es el equívoco: la individualidad de las
situaciones, en una existencía consumida por la habladuría y la curiosidad,
se desvanece en la niebla del equfvoco. ·La existencia inauténtica es una
existencia anónima: es la existencia del <~se dice» y del «Se haée».
El análisis existencial revela que la existencia anónima es un «poder
ser» constitutivo del hombre; en la base de dicho poder ser, dice Heidegger está la deyección, la caída del hombre al plano de las cosas del mundo.
Existe asimismo la voz ele la conciencia que llama a la existencia auténtica,
cuando no n.Q~. -(;?Jocat.no~.sn el plano qe lo óntico o lo existente, sino en el
de lo ontológico o existencial, y se busca el sentido del ser de los entes, el
sen'tido de su existir. La voz de la conciencia de nuevo conduce al hombre
dominado por el cuidado ante sí mismo, situándofo ante la cuestión de
aquello que es en lo más hondo y que no puede ocultar. Corno ya sabe~
rnos, la existencia es un «poder ser>~; y sobre este «poder seri> se fundamenta el proyectar o trascender del hombre. Sin embargo~ todo proyectar
hace que el hombre se coloque en el mismo plano que las cosas y que el
mundo. Todo esto significa que, en el fondo, los proyectos y las· elecciones
del hombre siempre son equivalentes: puedo dedicar mí vida al trabajo, al
estudio 1 a la riqueza o a cualquier otra cosa, pero puedo ser hombre tanto
si escojo una posibilidad como si escojo otra. Por este motivo, al considerar como última y decisiva una de estas elecciones o posibilidades, el
hombre se decide por una existencia inauténtíca y se dispersa ~n ella, Sin
embargo, entre las diversas posibilidades que se presentan hay una dife~·.ente, a la que el hombre no . puede rehuir: la muerte. En efecto, puedo
decidir que mi vida se dedique a buscar este objetivo u otro cwalquiera,
puedo elegir una u otra profesión, pero no puedo dejar de morir,__ Cuando
la muerte se hace realidad ya no hay más existe_n~ía. Esto Iiós da a entender· ·qUe;· ffiieütras· eXiSta lo existente 1 la muerte es una posibilidad
permanente, es la posibilidad de que todas las demás posibilidades se
conviertan en imposibles. Heidegger afirma: <<La muerte, en cuanto posibilidad, no le da al hombre nada para realizan>,,es, la posibilidad de la
imposibilidad de todo proyecto, y en coos~cuencia de toda existencia_ En
efecto, la muerte no permite que haya otras posibilidades que elegir y
proyectos posteriores que llevar a cabo.
La voz de la conciencia nos evoca el sentido de la muerte y desvela la
;¡
,,1'
521
l
Martin Heidegger
nulidad de todo proyecto: desde la perspectiva de la muerte todas las
situ~cion~s indi.viduales aparecen como posibilidades que se p~eden conv.ertrr en rmposrbles.J:?.~este m?do, lamuerteprohíb~ que nos quedemos
fiJados en· una situación. deterill:tnáda;··muestra la nulidad de.todo proy6cto
y fundamenta la historicidad de la existencia .. La existencia auténtica es un
«Ser paraJa ffiuerte>>. Únicamente si comprendemos la posibilidad de la
muerte C?mo imposiQ,i~i??d de ~a.existencia, sólo si asumimos esta posibili~
dad medtante una dectswn antiCipadora, el hombre encuentra su auténtico.ser. «Hacerse anticipadamente libres por la propi~ muerte libera de
la dispersión en las posibilidades que se entrelazan por azar, de mane~
ra que lasposibilidades efectivas, las que están situadas más allá de aquella que es msuperable (la muerte), pueden comprenderse y elegirse de una
manera auténtica.»
5. LA
VALENTÍA ANTE LA ANGUSTIA
«La muerte -<:ontinúa Heidegger- es una posibilidad de ser que el
"estar ahi." siempre debe asumir por sí mismo[ ... ]. En dicha posibilidad
el "estar ahí" se juega pura y simplemente su "estar en el mundo" .. Su
~rtes.~.Ja.l'osibilid~c! cleJl.O.Pº<ier ya existir.[ ... ]. Al cóncernirle SÍ
mismo. en esta forma, se desvanecen todas las relaciones con los demás
"estar ahí". Esta posibilidad absolutamente propia, incondicionada es al
mismo tiempo la definitiva .. En .cuanto ".poder sef', ... eL~'estar~ahr~.. no
puecje ir más allá de la posibilidad. de la muerte. La muerte es la posibilidad de la pura y srmple 1mposrb1hdad del "estar ahí". Así, la muerte se
revela_c:n:no la posibiHd~d más propia, incondicionada e insuperable.» Es
la postbiltdad más propta porque la muerte se refiere a la esencia de la
existencia, al «poder sen> del hombre ...E.~Ja posibili!lªc:!iAsuperable, en el
senticlO de_que Ia muerte es. la última posibilidad de la existencia y lleva a
.la nada a la ex1stencta IDISJ11a. Es una posibilidad incondicionada en la
m~dida en 9ue pertenece e·xclusivamente al individuo: «Nadie puede flSU-~.!LtL.monr de otro [... ]. Todo "estar ahí" tiene que asumir. sieinf?.re,
personalmente, su propia muerte. En la medida en que la muerte "es'' es
siempre radicalmente mi muerte.»
'
....J::H__vivir para la muerte constituye, por lo tanto, el sentido auténtico de
Ja .exisf~ri~fa: ··Er ~ivir ¡)ara ·i.a .m.uerte nos aparta de ·v·ernds ahogádOS ·p·or
los hechos y las mcunstanc1as de cada día. !,a anticipación de la muerte
(que no consiste en absoluto en realizarla a tri\léif'delsliicidio) da sentido
. al' ser de los entes, a través de la experiencia de su posible nada.Till
.. ~?~P~.riencia, sin e!n~argo, no ss ?btiene 'grilcüi.s ·a· un actO iriteieCtlvO, 1iiño
.mediante un sentimiento especlftco: la angustia. {<El "ser.para la muerte"
es esencialmente angustia.» La angustia coloca al hombre ante la nada la
~.~d.a d~ St?ntido, esto es, la ·carencia de sentido de los proyectos huma~os
....Y. ..de la ex.istencia misma. «La situación afectiva que mantiene abierta ·la
perpetua y radical amenaza en torno a uno mismo, amenaza que nace del
ser más propio y aislado del e~istir, CQ:QSi$te en la aQgustia; Pn ésta el
"estar ahí" se encuentra ante la nada de la posible imposibilidad de la
propia exi.stencia.»
EXistir· de manera auténtica implica tener la valentía de encarar la
a
522
·¡
t\1
El tiempo
1
_R9.~.i-~~!!.4.~~. del prop}~ ~9. se.r?. sintiendo la a~gustia de ser ~ar~ 1~ muerte.
La existencia 'aúténtica sigmflca una aceptación de la propw fmttud. Esta
aceptación es la que nos solicita la voz de la conciencia: la aceptación de la
propia finitud y negatividad. La existencia inauténtica y anónima, en cambi9, siente temor ante la angustia de la muerte, ..Y. para escapar de esa
angustia, la existencia anónima se aturde con las cosas y se precipita en el
iéino del «Se» (man); «la existencia anónima y superficial no tiene la
·valentía de la angustía ante la muerte». Esto se comprueba en el hecho de
que la existencia anónima trivializa la angustia a través del temor: «El
miedo es una angustia que ha caído al plano del mundo, no auténtica, Y
gtÍe se oculta a s.í misma su carácter de angustia.» __Siempre se ti~ne miedo
de ..algo,. trlientras que ~e siente angustia de nada: .en la angustia se halla
~i?:reserite:Ia rlada, con su poder de anulación. «En la angustia con respecto
a la muerte, el "estar ahí" se ve llevado ante sí mismo, en calidad de
entregado a su posibilidad insuperable. La existencia superficial se preocupa de invertir esta angustia y transformarla en mtedo ante un acontectm:Iento·que sucederá. La angustia, trivializada equívocamente a través del
rriíedo, se presenta como una debilidad que un "estar ahí" seguro de sí
mismo no debería conocer. De acuerdo con el tácito decreto formulado
por la existencia trivializada, lo que corresponde es una indiferente tranquilidad ante el hecho de que se muere.»
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6. EL TIEMPO
Dado que la existencia es posibilidad y proyección, Heidegger en El
ser y el tiempo afirma que entre las determinaciones del tiempo (pasado,
presente y futuro) la flmdamental es el futuro. «El proyectarse hacia delante sobre el 'en Vista de ·sfmismo'', proyectarse que se fundamenta en el
PO~Vei1i'f ;· es. ü·n· iasgo esencial de_ la existencialidad. El ~e!ltido P!ix:n.ario de
ésta es el porvenir.» Sin embargo, el cuidado, que anttctpa postbiltdades,
...s11_rge desde el pasado y lo implica. Y entre pasado y fumro se. da el
alternarse con·Jas cosas, que es el presente. Estas tres determmacxones del
tiempo hallan su significado en su estar «fuera de sí>}: el futuro es un tender
hacia delante, el presente es un estar en las cosas, y el pasado es un_volver a
una situación de hecho en el propósito de aceptarla. Esta es la razon por la
que Heidegger llama «éxtasis» (en su sentido etimológico de «estar fuera») a los tres momentos del tiempo: «Porvenir, "haber sido'' y presente
revelan el carácter del "a por", del «hacia atrás" y del "encontrarse con".
Los fenómenos del ad, el retro y el "cabe" revelan la temporalidad como
un puro f:xmm:t.xóv. La temporalidad es el "fuera de sí" originario, en sí Y
para sí. Por eso llamamos éxtasis de la temporalidad a los fenómenos
.
definidos corno porvenir, "haber sido" y presente.>~
En cualquier caso, cada una de las tre? determt~ac~ones. temi:or~les
cambia en base al hecho de que se trate de tiempo autentiCO o maut~ntlco,
donde el tiempo auténtico es el de la existe~cia auténtica,, y. el heml?o
iiüiiifé.ritico·está repr~sentado por la preocupactón ~cerc~ del extto.' consiSte "en la atención al logro. En cambio, en la eXIStencia auténtica, que
·asume la muerte como posibilidad que cualifica la existencia, el f?~uro es
un vivir para la muerte que no permite que el hombre se vea apnswnado
1
523
j.
Martin Heidegger
por las posibilidades mundanas. El pasado auténtico es no aceptar pasiva~
mente la tradición, sino confiarnos a las posibilidades que nos ofrece la
tradición, reviviendo las posibilidades del hombre· que ya ha sido. A su
vez, el presente aUténtico consiste en e( instante, donde el hombre repudia
al presente inauténtico (cuando el sujeto se ve absorbido de manera ince~
sante en las cosas que tiene que hacer), y decide su propio destino.
A través de este análisis del tiempo se extraen, entre otros elementos,
ciertas consecuencias relevantes dentro del pensamiento de Heidegger. 1)
Los significados del tiempo que se emplean en el pensamiento común y en
la ciencia (el cálculo de fechas y la mediación científica del tiempo) son
tiempo auténtico, porque se refieren a la existencia arrojada entre las
cosas del mundo. 2) La existencia auténtica es la existencia angustiada,
que ve la insignificancia de todos los proyectos y las finalidades .del hombre. Dicha insignificancia convierte en equivalentes todos los proyectos.
Al colocarlo ante la equivalente nulidad de sus propósitos, la angustia
otorga al individuo la posibilidad de aceptar como propio el tiempo que le
corresponde y ser fiel a él, asumiendo como propio, una especie de amor
fatí, el destino de la comunidad humana a la que pertenece. En otras
palabras, el hombre que vive auténticamente continúa viviendo la vida
superficial de su tiempo y de su pueblo, pero la vive con todo el distanciamiento de quien, a través de la experiencia anticipadora de la muerte, ha
tenido una revelación acerca de la nada de los proyectos humanos y de la
existencia humana. 3) La historiografía presupone la historicidad del «es~
tar ahh>: «El conocer 'historiográfico no sólo es histórico en cuanto toinportamiento historificante del "estar ahí", sino que la apertura historiográfica de la historia ( ... ] está en sí misma arraigada en la historicidad del
"estar ahí", de conformidad con la estructura ontológica de éste. A dicha
conexión hace referencia la cuestión del origen existencial de la historiografía, a partir de la historicidad del "estar ahí".>>
7. LA METAFÍSICA OCCIDENTAL COMO OLVIDO DEL SER Y EL LENGUAJE DE LA
POESÍA COMO LENGUAJE DEL SER
La tarea declarada de El ser y el tiempo es determinar el sentido del
Esla investigación que se ha llevado a cabo mediante la analítica
existencial, el análisis de las estructuras de la existencia, ha dado como
resultado que ·e¡ sentido del ser es imposible de obtener a través de la
interrogación dirigida a un ente. El análisis de la existencia hace ver que
la existencia auténtica implica la nada de todo proyecto y la nada de la
misma existencia. El análisis del «estar ahí1> de aquel ente privilegiado que
se plantea la pregunta acerca del sentido del ser no revela el sentido del
ser, sino la nada de la existencia. En su Introducción a la metafísica (1956)
Heidegger explicita estas consideraciones, llevando a cabo una crítica radical de la metafísica clásica. Ésta, desde Aristóteles hasta Hegel e incluso
Nietzsche, ha realizado lo que la analítica existencial ha demostrado que
es imposible: ha buscado el sentido del ser indagando acerca de los entes.
La metafísica identificó el ser con la objetividad, con la simple presencia
de los entes. De este modo, no es metafísica, sino una física absorbida por
las cosas, que olvidó al ser y que conduce al olvido de este olvido. Platón
-~~c.
524
La técnica
-afirma Heidegger- fue el primer responsable de la degradación de la
metafísica al plano de la física. Los primeros filósofos (Anaximandro,
Parménides, Heraclito) habían concebido la verdad como un desvelarse
del ser, cosa que demuestra el sentido etimológico de ó.Ai¡{)cta, donde
AavM.vw (velar) se halla precedido de la a privativa. En cambio, Platón
rechazó la verdad como «no ocultamiento» del ser, e invirtió la relación
entre ser y verdad, fundamentando el ser en la verdad, y· que ésta se
·hallaría en el pensamiento que juzga y establece relaciones el,ltre sus propios contenidos o ideas, y no el ser que se desvela ante el pensamiento.
Así, el ser acabaría por convertírse en finito y relatívo a la mente humana
y, más exactamente, al lenguaje de ésta.
· Es rriuy ciertó qUe nosotros «hablamos el lenguaje», pero el patrimonío de las palabras y reglas lógicas, gramaticales y sintácticas que constit_u~
ye el lenguaje coloca unos límites infranqueables a lo _que podemos decir.
.f:illenguaje d.e Jos hombres puede hablar de los entes, pero no del ser. Por
eTI~ó, la revelación del ser no puede ser obra. de un ente,,aunque se trate de
un ente privilegiado comO es el «estar ahí», _sino que puede producirse.
únicamenJ~.. ª-..tr~Y.~.s...Q~·lqjtJíci.a.tiva.d.el..ser.mismo .. Aquí reside el giro en el
peíis·a·miento de Heidegger. EL!l2~1bno no puede desve!a.r .el sentido. del
ser. Tiene que ser el pastor del ser y no el dueño del ente: su dignidad
·<<cOÍ1si"ste en ser llamado por el ser mismo para hacer de :guardián de
su verdad>>. Para lograrlo habrá que elevar otra vez la filosofía desde su
deformación humanista hasta el misterio del ser, hasta su des:velarse originario. ¿J?_?_~~~ a~~H~_tes~. ~-~~.e. q~?.Y~t~rs~_del ser?_)31 ?er, ..ct.ice Heíd~gg~~ 1 __se
desvela con el lenguaje, pero no en el lenguaJe cwnt1hco propiO de los
eiiteS o erí el kn"guáJe illauténtico de la habladuda7 . ?!P.? ..~-~L~!. . l.~~g~_aje
auté_nti~?. s~.~J~. P!?:t::.~í~.: «El lenguaje e.s la casa del ser ... ~!!.~.~-~-~...!llorada
hiibiüid hombre ... Los poetas y lcis pensadores son los guardwnesde,sta
·moriidci»," éSCiibe Heidegger en su Cartrx sobre el hum.anismo. En la forma
alifói:ar de la poesía, la palabra posee un carácter sagrado: Ja......pQg.§Jª·'
lengua ori~inaria,_ da nombre _a las co.sa~ y fundamenta el. ser;~ ;t:!~t'1-...f.~l!9a­
ilien:tadóri ·del ser, sin einb'afgo, no es· obra del hombre sino. un don del
~e..~:,_ especifica Heidegger en Holder/in y la esencia de la poesia (1937). En
el lenguaje del poeta no es el hombre el que habla, smo el lengua¡e
mismo, y en éste, el ser. Por consiguieqte, .~a actitud ~decuada _d~l. h9IJ?_bre
en relación con el ser corisiste en eJ .silendq que permlt~ escuc.ha~ a1.s.~r; el
abaridOno (Gelassenheit) en el ser es l~ única actitud correcta .. l?PE ...l.<?
tanto el hombre debe hacerse libre a través de la verdad, concebida como
desve\amiento ·del ser:· Debido a ello', libertad y verdad se identifican. Al
_iggªl quela:verdad, ·.fámbién la libertad es un don que el ser hace al
hombre·, una iniciativa del ser.
8.
LA TÉCNICA Y EL MUNDO OCCIDENTAL
Los «pensadores esenciales>} (Anaximandro, Parménide~, Heraclito y
Holderlin, por ejemplo) son los testigos o los oyentes de la voz del ser,_Y
no la metafísica occidental. El dueüo del ente no es el pastor del ser. Sm
embargo el hombre occidental, en virtud de aquella física que pretenc:iió
convertirse en metafisica, se ha transformado en dueño del ente. El g1ro
525
Martin Heidegger
que Platón imprimió a la noción de verdad y, con ella al destino de la
metafístca, explican el destino' de Occidente y el primad~ de la técnica en
el mund9 moderno. La técn~ca no es un instrumento neutral en las manos
d~l hombre, que podria Usarla tanto para el bien como para el mal; la
tec~tca tampoc.? ~s un a~ontecimiento accidental en Occidente. Sefiún
He1degger, la tecmca cons1ste en un resultado lógico de aquella evolución
. por la cual el hombre, olv1dando al ser, se ha dejado atrapar por las cosas,
convutlendo la reahdad en puro ob¡eto que hay que dominar y explotar
Esta actitud no se detiene siq~~era c1_1ando, corno ocurre hoy en día, ll;g~
a a~enazar las bases de la vtda mtsma, y se ha· convertido en actitud
ommvora. Se ha transformado en una verdadera fe en la técnica como
dominio sobre todas las cosas.
'
El tono profético gue utiliza en especial el último Heidegger ha hecho
que SUfJan res~rv~s Importantes en muchos de sus comentaristas. Sin
e~bargo, prescmdtendo de esto, conviene señalar de inmediato que, si
bten toma como punto de partida el pensamiento de Husserl la filosofía
de Heid~gger es muy diferente de la de su maestro .. Sofía Va~ni-Rovighi
s~sttene.· «J;Iuss~rl pr~cede de la matemátiCa y mamfiesta un escaso inte~
res por la h1stona.He1degger~ en cambio, viene de la teología y posee una
notable cultura htstónca y hterana. Para Husserl la filosofía debe ser
ciencia rigurosa, mientras que ·para Heidegger los sentimientos revelan el
ser ~ucho mejor que el intelecto: los poetas lo revelan mucho mejor que
.
los f!lósofos.»
Entre las críticas más frecuentes que se formulan a Heidegger está la
re~erente, a la tortura a que somete al lenguaje, la arbitrariedad de sus
etJmologtas ~<reveladpras» y su obscuridad. Sin embargo narra Hans~
Georg Gadamer, los cur~os de Heidegger «le abrían a uno los ojos [ .. .].
Cuando He1degger ensenaba, se veían las cosas ante uno como si se
pudiesen ~sir físicam~nte». ¿Quién podría olvidar, se pregunÍa Gadamer,
~<el frenéttc.o torbellmo de interrogantes que desarrollaba en las clases
mtroductonas del semestre académico, para luego quedar del todo atrapa~
do en el segundo o el tercero de estos interrogantes mientras que había
que esp~rar a las últimas clases del semestre para dontemplar las nubes
o~scunsti?as entre las que ~entell.e~ban relámpagos que nos dejaban me~
dw ~turdJ~os?» Gadamer stgue dtClendo que «no puede adelantar el pen~
samtento sm caer en la cuenta de ello». La interpretación de la existencia
C?f!l? «estar en el m~ndo»;. la P?lémica contra el psicologismo; el ataque
dmg~do a l.as ab~t~~ccwnes 1de~l.1stas; las sofisticadas investigaciones sobre
la exts~encw ano mm~ que se ?tstpa en.l~ habladuría, se llena de curiosidad
Y se ahmenta de eqmvocos, o el anáhs1s de la conexión entre la historicidad del «Cst.ar ahh y la ~ctividad historiográft~a. son unos cuantos ejem~
plos de las 1deas de He•?egger que mayor influjo han ejercido sobre el
pensamiento contemporaneo.
CAPÍTULO XXI
EL EXISTENCIALISMO
l.
PRINCIPIOS ·GENERALES
El existencialismo o filosofía de la existencia es una amplia corriente
filosófica contemporánea que se consolida en Europa inmediatamente
después de la primera guerra mundial, se impone en el período que trans~
curre entre ambas guerras, y se expande hasta convertirse en una moda
durante las dos décadas siguientes a la segunda guerra mundial. Si tenemos en cuenta el momento en que nació y se desarrolló, de inmediato
comprenderemos que el existencialismo expresa y se hace consciente de la
situación histórica de una Europa desgarrada física y moralmente por dos
guerras; de una humanidad europea que entre ambas guerras experimenta
en muchos de sus territorios la pérdida de la libertad, ocasionada por
regímenes totalitarios que con signos opuestos la atraviesan desde los
Urales hasta el Atlántico, desde el Báltico hasta Sicilia. La época del
existencialismo es una época de crisis: la crisis de aquel optimismo rornán~
tico que durante todo el siglo XIX y la primera década del XX garantizaba el
sentido de la historia, en nombre de la Razón, lo Absoluto, la idea o la
humanidad, fundamentaba valores estables y aseguraba un progreso seguro e imparable. Él idealismo, el positivismo y el marxismo son filosofías
optimistas, que se jactan de haber captado el principio específico de la
realidad y el sentido progresivo absoluto de la historia. En cambio, el
existencialismo considera que el hombre es un ser finito, «arrojado al
mundo>), que se ve continuamente afectado por situaciones problemáticas
o absurdas. El existencialismo se interesa justamente por el hombre, por
el hombre en su singularidad. El hombre del existencialismo no es el
objeto que sirve de ejemplo a una teoría, el miembro de una clase o un
ejemplar de un género reemplazable por cualquier otro ejemplar del mi?~
mo género. El hombre que toma en consideración la filosofía de la exis~
tencia tampoco es un mero instante del proceso de una razón ornnicomprensiva o una simple deducción del sistema. La .existencia es algo imposi~
ble de deducir; la realidad no se identifica con la racionalidad ni se reduce
tampoco a ella. ·
·
La no identificación entre realidad y racionalidad se ve acompañada
por otros tres puntos que son característicos del pensamiento existencialis527
526
1
CAPÍTULO
XXIV
1
1
!
¡,
LUDWIG WITIGENSTEIN
DESDE EL «TRACTATUS LOGICO-PHILOSOPHICUS»
HASTA LAS «<NVESTIGACIONES FILOSÓFICAS»
1
'
L. Wittgenstein (1889·1951): filósofo vienés cuyo Tmcw/Us sirvió de inspiración al neopositi·
vismo. Más tarde, en la década de 1930, fue el principal representante ele la «filosofía del
lenguaje>>
l. Su
VIDA
Ludwig Wittgenstein nació en Viena en 1889. Su padre, Karl Wittgenstein, fundador de la industria siderúrgica del imperio de los Habsburgo,
le empuja a seguir estudios de ingeniería, y se matricula en.la Technische Hochschule de Berlín-Charlottenburg (1906-1907). Más adelante
(1908-1911) se traslada a la facultad de ingeniería de Manchester, desde
donde -en 1911 y por consejo de G. Frege- se desplaza al Trinity College
de Cambridge> para estudiar los fundamentos de la matemática bajo la
dirección de B. Russell. En 1914, cuando estalla la primera guerra mundial, se alista como voluntario en el ejército austríaco. Hecho prisionero
e-n 1918 por Jos italianos, pasa casi todo un aüo en el campo de pr-isioneros
de Cassino. Liberado en agosto de 1919, se reúne de inmediato en Holan~
da con Russell, para discutir el manuscrito del trabajo que se publicará en
1921, con el título -sugerido por G.E. Moore- de Tractatus logico-philosophicus. Entre 1920 y 1926 trabaja como maestro de primera enseüanza
en tres pequeüas aldeas de la Baja Austria. Desde 1926 hasta 1.928 proyecta y supervisa la construcción de la casa de una de sus hermana$ en Viena.
Vuelve a Cambridge en 1929 y en junio de ese año obtiene allí el doctora·
do. En 1930 es nombrado fellow del Trinity College y comienza sus actividades de profesor universitario. Sucede :en 1939 a G .E. Moore en su
cátedra de filosofía. Durante la segunda guerra mundial> y por un cierto
tiempo, trabaja como camillero en el Guy's Hospital de Londres. A con ti~
nuación, participa en las actividades de un labor-atorio médico de Ne;wcastJe. Dicta sus últimas clases en 1947. Transcurre en su soledad, en Irlanda,
el año 1948. En1949 viaja a los Estados Unidos para visitar a su ex alumno
y amigo Norman Malcolm. De regreso en Cambridge, descubre que tiene
cáncer. Muere el 29 de abril de 1951, ~n casa de su médico, el doctor
Bevan, donde residía como huésped. N. Malcolm escribe que, antes de
perder la conciencia, Wittgenstein susurró a la seilora Baven: «¡Decidles
que he tenido una vida maravillosa!>> Malcolm comenta: {(Con este "les"
aludía sin ninguna duda a sus amigos íntimos. Cuando pienso en su pro~
fundo pesimismo, en la intensidad de sus padecimientos mentales y morales, en la inflexibilidad con que espoleó Su propio intelecto, en su necesi581
La antimetafisica
Ludwig Wittgenstein
dad de afecto a la que iba unida una aspereza que rechazaba el afecto,
tengq la impresión de que su vida tiene que haber sido cruelmente desdichad:;L Y sin embargo, cuando estaba a punto de morir, ¡él mismo exclama qUe había sido maravillosa! Se trata de unaS palabras misteriosas y
extrañamente conmovedoras.»
2. EL «TRACTATUS LOGICO-PHILOSOPHICUS»
El Tractatus logico-philosophicus se publicó en 1921, en alemán, en los
«Annalen der Naturphilosophie» XIV, 3-4, p. 185-262. En 1922 aparece
en inglés, con el texto alemán al lado, en la editorial Kegan Paul de
Londres, con una introducción de B. Russell. Las tesis fundamentales del
Tractatus_s.o.ILlas._sigui~n~$: «El mundo es todo aqüe1lo-que-acoñi:ec~»
(prop. 1); «Lo gue acontece, el hecho, es la existencia de los hechos atómicos» (prop. 2); <<El pensamiento es la representación lógica de los hechos»
(prop. 3); «El pensamiento es una proposición exacta» (prop. 4); «La
proposición es una función de verd~--c!~J!:i.t.P.LQP~?i9i9..n.es...elementa!es»
(prop: 5); «La forma general de la f~nción de verdaifes (Q,!;, N(l;)]. Esta
es la forma general de la proposición>~T¡)ro¡)':··6);·«'Aqúeilii"i:felo'cíJ1il no se
puede hablar, se debe callar>> (prop. 7). .
.
En una primera aproximación J:lllJ.t'l.l!!Q.~-~-P.J;~J.-:fLg_qfqtus una ontqlqgí~.:
~Rl.mtmdo. se .divide.en hechos>> (prop. 1.1). Empero, eLiíecho.mismo es
,divisible;· .<<Lo que acontece, el hecho,.es la existencia de los hechos atómi.. ~~-~~> (prop. 2). __Lo.s hechos atómicos, a .su . vez, están _c9QSihllldOs PPr
objetos simples: éstos son la substancia del mundo. «El hecho.atómico .es
una combinación de objetos (entidades, cosas)>> (prop. 2.01); «El objeto
es simple>> (prop. 2.02); «Los objetos constituyen la substancia del muncjo, Por eso no pueden.ser compuestoS>> (prop. 2.021); «Lo fijo, lo consistente, .el objeto, son la misma cosa» (prop. 2.017); «El objeto es fijo, .lo
consWente; la configuración es lo mutable,. lo inestable>> (prop. 2.0~71)_A la teoría de la realidad corresponde una teoría del lenguaje. Esta,
según el Wittgenstein del Tractatus (o como ·se suele decir, el «primer»
Wittgenstein), es una representación proyectiv~ d~_la realidad. «NO$Otros
elaboramos repr~~enrt\ciones·:dé losJie<:ll.os;; (pro¡): :n);··;;r:a form'l ·ª·~
:re-jirOséritádón es un modelo de la reaiicfa4~> (prop. 2.12); <<LªJorm~
de representación es ~qu~ll(_) que la re.presen.t.as::ión ~e.~-~-- te~w.r en. común
_con I~-~-~1~_9a_d, _ p~~a_pode.rl~ representar e:;{aCtft. o. eq~-~.Y.0Cadam~nt.e_$.~K~P
su pro'pia manera>> (prop. 2.17). Sin duda, dice Wittgenstein, ii<a primera
vista río parece que la propqsición -por ejemplo, tal como se imprime en
un papel- sea una representación de la realidad a que se refiere. No
obstante, tampoco la notación musical parece a primera vista una repre·
sentación de la música, y nuestra escritura fonética (las letras) no parece
una representación del lenguaje hablado. Y a pesar de ello, dichos símbolos demuestran ser incluso :etf el sentido ordinario del término, representaciones de aquello que prefiguran» (prop. 4.011). <<Tanto el disco fonográfico como el pensamiento musical,la notación y las ondas sonoras mantienen entre ellos la misma rela~ión interna representativa que se da entre
lengua y mundo. A todas estas cosas les es común la estructura lógica
(como ocurre en la fábula con los dos jóvenes, sus dos caballos y sus
582
~·
azucenas. Todos ellos son, en cierto sentido, la misma cosa)» (proposición 4.014).
.
r
Por lo tanto, el pensamiento o proposición ~ep~esenta, refleJa proyectivamente la realidad. Y a cada elemento constitutivo de lo real le corres-EO.llf_Ie. en d Pensamiento o.tro elemento . La realidad consta~~ hec~os que
··se reducen a hechos atónucos.• compuestos a su vez por obJ~t?s Simples.
be manera análoga, el lenguaje está constituido por p~opostcw~es compleja~ (moleculares), que púeden dividirse en proposrcro~es srmp.les o
atómicas (elementales), que no son ultenonnente dJvlSlbles en otras proposiciones. Estas propo?icioncs elemet;tal~s son lo que corresponde a los
hechos atómicos. Conststen en combmacwnes de nombres, co~resp~m­
dientes a objetos: «El nombre significa el objeto. El objeto es su Sigmfteado [ ... ]>> (prop. 3.203).' Por ejemplo, «Sócrates es ateniense>> es una proposición atómica, que desc~ibe el hecho atómico por el cu~l Sócrat~s. es
ateniense. «Sócrates es atemense y maestro de Platón» es una propos.tctón
molecular que refleja el hecho molecular por el cual S?crat~s e~_at~mense
y maestro de Platón. La proposición atómica es la entrdad hngurstrca más
pequeña de la cual se puede predicar la verdad ? la falsedad ... 1:\I hecho.
a_tómic:o es aquello que convierte a una proposiCJon en v~rdadera o fa~sa_­
J3Chtcho rriolecular es una combinación de hechos atómiCOS que convJeiten a una proposición molecular en verdadera o falsa.
3.
.
'
!
LA ANTIMETAFÍSlCA DE WITfGENSTEIN
Al igual que entre los hechos, entre las proposiciones no existe jerar·
quía; sólo _hay conjuntos de proposiciones, y el conju1~to total es ~l saber
total. ¿Hasta dónde se extiende este saber? ¿Hasta donde ~e extiende la
realidad representable proyectivamente a través del._ lenguaJe? No es que
Wittgenstein se muestre en exceso preocupado por dicho pr~blema. Como
ha señalado con perspicacia Paolo Fili.asi~Carcano~ lo que le tmport~ba era
la teoría del lenguaje (de la cual estaba convencrdo por otro camrno), Y
para salvar a ésta creó su propia ontología, que no es más que una pseud?~
ontología. Sin embargo -y aunque expertos como Maslow, Specht Ysobre
todo Anscombe, no estén de acuerdo e~ este punto con Russell y los
neopositivistas, que interpretar<?n la reai:d~d representable, y en con~e­
cuencia cognoscible, como realidad empmca- en el Tractatus s~. h.all,m
elementos que justifican la interpretación de Russell y los neop?Sltivtsta_s,
por lo menos a este respecto. Enefect?, en la prop. 2.0251 ~rttgenste1n
menciona los objetos en los térmmos stgmentes: «Espacw, ttempo, ~color
(el ser coloreado), etc., son formas de obj~to.s.» Por lo tanto~ segun tal
proposición tos hechos deberían estar espacrahzados, tet?porahzado_s, co~
!oreados, et~., es decir, deberían ser f}sicamente perceptibles. Tam?t.én la
prop. 4.11 indica que las cosas son ast: «La totalidad d~ las propos~cto~es
verdaderas constituye la ciencia natural total (o la totah~ad de las CienciaS
naturales)»; y según la prop. 6.53, ~o. se pue?e d~e~ir «mas que aquello que
se puede decir, esto es, las propostcwnes cwnttfteas)).
.
«El sentido de "la proposición es su ~cuerd.o o su falta de acuerd~ con
las posibilidades de existencia o no extstencta de los hecho~ atómic?S»
(prop. 4.2). En cambio da verdad o falsedad de la representacrón consrste
583
Retorno a la filosofía
Ludwig Wittgenstein
.,
'·
1~
)
en el acuerdo o la falta de acuerdo de su sentido con la realidad» (prop.
2.223). La realidad representable por las proposiciones parece reducirse a
la realidad empírica. Esta base permite comprender el ataque de Wittgenstein a la metafísica: <<La mayoría de las proposiciones y de las preguntas que se han escrito en cuestiones de filosofía no son falsas, sínó insensatas. A preguntas de este género no podemos responder en absoluto, sino
que nos hemos de limitar a establecer su insensatez. La mayor parte de las
preguntas y las proposiciones filosóficas se originan en cr.l hecho de que no
comprendemos la lógica de nuestro lenguaje. (Son del tipo de la pregunta
acerca de si el bien es más o menos idéntico a lo bello.) Y no debe
sorprender que los problemas más profundos no sean, en sentido estricto,
problemas» (prop. 4.003). Por lo tanto, únicamente la ciencia tiene sentido y «la filosofía no es una ciencia natural» (prop. 4.111). «La filosgfía nq
es doctrina, sino actividad. Una obra filosófica consiste: ~~eiiCi~1ili~~)}.~-eñ
dilucidaciones» (prop. 4.112). Y se convierte en actividad filosófica mOstrando la capacidad que tienen Jos símbolos para representar lo simbolizado y poniendo en claro las combinaciones de los símbolos entre sí. La
filosofía se transforma así de doctrina en actividad, actividad clarificadora
de las afirmaciones de las ciencias empíricas, de las tautologías lógicas y de
Jos asertos matemáticos 1 y en actividad supresora de los pseucloasertos de
la metafísica.
En resumen, éstas son las ideas centrales del Tractatus. Wittgenst~ín es
muy consciente de que, aunque la ciencia represente proyectívamente:.et_
mundo, más allá sin embargo de la ciencia y del mundo «Se encuentra en.
realidad lo inexpresable. Se muestra: es lo místico» -(prop. 6.522); «Lo
místico no es cómo es el mundo, sino el que éste sea» (prop. 6.44). <<El
sentido del mundo tiene que hallarse fuera de él. En el mundo todo es
como es y ocurre como ocurre: no hay en él ningún valor, y si lo hubiese,
no tendría ningún valor [... J}) (prop. 6.41). «Experimet~tamos que, aunque
todas las posibles preguntas de la ciencia recibiesen una respuesta, ni
siquiera se habrían rozado los problemas de nuestra vida. Sin duda, no
habría entonces ninguna pregunta; y ésta es justainente la respuesta»
(prop. 6.52). «El problema de la vida se resuelve cuando se desvanece»
(prop. 6.521). En estas afirmaciones consiste lo que se ha dado en llamar
la parte mística del Tractatus.
4. LA INTERPRETACIÓN NO NEOPOSITIVISTA DEL «TRACTATUS})
\
Leído, discutido, investigado en sus supuestos y sus diferentes núcleos
teóricos, e interpretado desde diversas perpectivas, el Tractatus se ha con'verticlo en una de las obras filosófícas más influyentes del siglo actual. El
máximo de influjo Jo ejerció sobre Jos neopositivistas que, si bien rechazaron su parte mística, aceptaron su antimetafísica, asumieron su teoría del
carácter tautológico de las afirmaciones lógicas, interpretaron sus proposiciones atómicas como nrotocolos de las ciencias empíricas e hicieron suya
la idea de que la filosofía era una actividad clarificadora del lenguaje
científico y no una doctrina. Tanto en la Introducción. de B. Russell al
Traclatus como en la interpretación de los neopositivistas, la mayoríe~ de
los expertos consideró que dicha obra constituía la Biblia del neopositivis584
mo. Sin embargo; en nuestros días esta imagen del Tractatus ha ido perdiendo fuerza, con. toda justicia. Wittgenstein no sólo no fue miembro del
Wiener Kreis y no participó nunca en las sesiones del Círculo, sino que
jamás fue neopositivista. Sus propósitos eran muy diferentes a los de los
neopositivistas, como nos revelan sus Cartas a Ludwig von Ficker (1969),
las Cartas a Engelmann (1967) y las reflexiones del propio Engelmann. En
realidad, en 1919 -tres años antes de que M. Schlick, fundador del Wiener
Kreis fuese llamado a Viena- Wittgenstein escribió una carta a L. von
Ficker, con quien se hallaba negociando la publicación del Tractatus. En
dicha carta, entre otras cosas, puede leerse lo siguiente: «Quizás pueda
servirle que le escriba un par de cosas acerca de mi libro: en efecto, de su
lectura -en mi franca opinión- usted no sacará demasiado en claro. De
hecho, no lo entenderá; su argumento le parecerá complelamente extraño. En realidad, sin embargo, no le será extraño, porque el sentido del
libro es un sentido ético. En determinado momento quise incluir en el
prólogo una proposición, que ahora de hecho no está allí, pero que yo le
transcribiré ahora, porque quizás constituya para usted una clave para la
comprensión de este trabajo. Quise escribir que mi obra consta de dos
partes: la que he escrito y, además, todo aquello que no he escrito. Y justamente esta segunda parte es la importante.}} Lo no escrito, lo que no se
dijo porque resultaba importante de decir científicamente, es la parte más
importante: la ética y la religión. De este modo se reconcilian_en un todo
coherente la lógica y la filosofía del Tractatus cOifia mística que se descubre en dicha obra. En opinión de A. Janik y S. Toulmin (La gran Viena,
1973), tal era el problema de fondo de Wittgenstein: «lograr un método
que sirva para reconciliar la física de H.ertz y Boltzmann con la ética de
Kierkegaard y Tolstoi». Sin embargo, los neopositivistas no supieron v~r,
debido a sus propios intereses y puntos de vista, este hondo problema 1 y
condenaron la mística de Wittgenstein como algo carente de Sentido, Engelmann comenta: «Toda una generación de discípulos pudo (:onsiderar a
Wittgenstein como positivista, ya que éste tenía en coniún con los positivistas algo de enorme importancia: había::'trazado una frontera de demarcación entre aquello de Jo cual se puede hablar y aquello· de Jo cuarse debe
callar, cosa que también ellos habían hecho. La única diferencia consistía
en que ellos no tenían nada de Jo cual callar. El positivismo sostiene -y
ésta es su esencia- que aquello de lo cu.al podemos hablar es todo Jo que
importa de yeras en la vida. Wittgenstein, en cambio, cree: de manera
apasionada que todo lo que cuenta en la:vida es, justamente, aquello de lo
cual debemos callar, según su forma de ver las cosas. A pesar de todo,
cuando se toma el inmenso trabajo de delimitar aquello que no es importante, lo que aspira a examinar con tanto cuidado no es la costa de aquella
isla, sino los límites del océano.»
5. EL
RETORNO A LA FILOSOFÍA
En el Prólogo al Traclatus, Wittgenstein escribió que «la verdad de las
ideas aquí comunicadas es intocable y definitiva», y pensaba haber resuelto, en lo esencial, los problemas definitivamente'). Por consiguiente, Wittgenstein dejó de hablar. Los problemas habían sido definitivamente solu585
Teoría de los juegos lingüísticos
Ludwig Wittgenstein
cionados y debido a ello el 4 de julio de 1924 Wittgenstein escribió lo
siguiente a J.M. Keynes (que junto con el matemático F.P. Ramsey quería
que el filósofo austríaco volviese a Cambridge); «Usted me pregunta si
puede hacer algo para hacerme· de nuevo posible la labor científica: No, a
este respecto no hay nada más que hacer; ya no siento ningún vigoroso
impulso interno hacia una ocupación de esta clase. Todo lo que en realidad tenía que decir, ya lo he dicho, y la fuente ha quedado cegada. El
asunto puede parecer extraño, pero es así.~~
A pesar de todo, no seguiría siéndolo por mucho tiempo. En efecto, en
enero de 1929 Wittgenstein estaba otra vez en Cambridge. Y el regreso a
Cambridge es el regreso a la filosofía. Wittgenstein, en esencia, se dio
cuenta de que los problemas filosóficos no habían quedado definitivamente resueltos.
El retorno a la labor filosófica parece haber sido motivado por la
conferencia que el matemático .intuicionista L. E. Brouwer pronunció en
Viena en marzo de 1928, a la cual asistió Wittgenstein. No obstante, con
respecto a su vuelta a la filosofía, hay que recordar tres cosas: a) los
encuentros que tuvo WittgenStein con algunos miembros del Círculo de
Viena, en especial con Schlick y Waismann, que este último ha relatado
en el volumen Wittgenstein y el Círculo de Viena (1967); b) las innumerables conversaciones que Wittgenstein afirma haber tenido .con Ramsey y
que tenían por objeto la revisión de los Principia Mathematica de,Russell y
las tesis del Tractatus referentes a la lógica y· a los fundamentos de la
matemática; e) el contacto con «el lenguaje real de los·niños» de las escuelas de primera enseñanza. Estos tres elementos -la reflexión sobre la
matemátiCa intuicionista, las conversaciones con Ramsey y el lenguaje
infantil- impulsan a Wittgenstein a asumir una nueva perspectiva teórica
para la interpretación del lenguaje.
Mediante un intenso esfuerzo, que va desde las Observaciones filosóficas (1929-1930) hasta las Investigaciones filosóficas (I Parte, 1945; II Parte, 1948-1949) -pasando por la Gramática filosófica (1932-1934), Los cuadernos azul y marrón (1933-1935), las Observaciones sobre los fundamentos de la matemática (1937-1944) y Acerca de la certidumbre (1950-1951)Wittgenstein se aleja de las soluciones del Tractatus y elabora su nueva
perspectiva filosófica, cuyo testimonio más elaborado está constituido por
las Investigaciones filosóficas '(Philosophische Untersuchungen).
6. LAS «<NVESTIGACIONES FlLOSÓFICAS>) Y LA TEORÍA DE LOS JUEGOS
LINGÜÍSTICOS
Las Investigaciones filosóficas comienzan con una vigorosa critica al
esquema interpretativo tradicional, que considera el lenguaje corno un
conjunto de nombres que denominan o designan objetos, esto es, nombre·s de cosas y de personas unidos por el aparato lógico-sintáctico que
forman términos como «y», «O))·, <(si... entonces ... », etc. Evidentemente,
si ellenguaj.e...s.e..c.oncihe así. romprend~L§.~_r~9!-!~~JL9.4L explicaciones que
s&_reduc.~.~--~- ~~!~cio~~Lvas_._tigQi!~.A~~~}}!g~-~~-q~_?]=':OSt~la aquell~_g_,í_e de_a.~t()SJ.fiE~2.~.2§.!!!!;_llJ.!l)!'Lq~e cl_~b~_rí~n .d.ªr cu¡:ntg del paso
desde .el.J.ell!lli~~.'!J."-2~1~_'1'!: Como púede apreciarse, se hallan
586
estrechameñte vicuiadas la teoría de la representación, el atomismo lógico
y la actividad me"ntal.
.
. .. , .
.
.
En realidad sin embargo,.ei ¡uego lmgmstJco de la denommacJón (Benennungssprachspiel) no, es eil absoluto primario. Si in_dicando una. persona o un objeto digo: «Este es Mario», o «esto es roJO», para qmen me
escucha siempre se producirá una cierta ambigüedad,. ~a que no sabe_ a
qué propiedad de la persona o del objeto me estoy refmendo. «Al dec1r:
"todas las palabras de este lenguaje designan algo': no hemos d1cho en
realidad nada)~, escribe Wittgenstein en las Observaczones sobre los fundamentos de-la matemática. «Se acostumbra a pensar que aprender un lenguaje ~.!l§.i§!S:..~ do~in_~~'l?! ~~br:~e~mas!-COlm:~-~§.!~~~~ de
ániíñO, números,etG. Como ya se aiJo, ü'C5rtgna~ eqmvale a colo?ar sobre
'üi1a cosa una etiqueta con un nombre.. Cabe dectr que esto constttuye una
prep'afiiCi6n para la utilización de la palabra. Empero, ¿para qué nos
prepara?» (Investigaciones filosóficas, parág. 26).
.
La teoría de la representación afirma que a través ~e nuestr? lenguaJe
hacemos sólo una cosa: dominamos. Sin embargo, Wlttgenstem se halla
persuadicl<? de__ q_l,l_e_«al contrario, con nuestras pr<?_posiciones hacern~s cosas-arvefsas. :Pi~I).sese únicamente en las exclamaciOnes, y en sus funciOnes
-¡an-"diStiO:ias-.
..,......--~;¡AguaJ
»¡Fuera!
.::
j
~~_¡Ay!
~~¡Socorro!
»¡Bravo!
»¡No!
..
"d
·
·
»¿Se está dispuesto todavía a cahftear estas palabras de enommaciOnes de objetos"?, (ibid., parág. 27).
.
.
Con el lenguaje h,ac~_mos tas cosas más d1versas: h~y m~_umerables
juegos Iingüí~~i9ps; «i~num_e::.~9.!e~. tipos d.!~:r,~n_t~-~ d~ ~ttlhz~~I~n de tod?
·a-'ií"eno--qlle llamamos "signos", n·pa1abtas o pr?pos1C10~:_s . Esta multi~
prtcial!tl"tr<JéTli1]1rh¡o-;crad<rd·e·urr~-ve.~. P.ara"sremprC;apa;ecen n11~~os
tipQL4e lengu~~L...?.~-~~os JUegos lm~tusttcos -como. P~.d!.~~!:n.~~, __ .9.e~u~
mientrª;t.QJJ~.2tJ:()S_"~'"~f":9e.':rY son olv19ados (lo~"'"".b,os. de la_ma.t~ll1~tl
ca serVirían para dar una Imagen ·aptOXlmada de ·este· f~n~~e_no Aq~t la
denOniíñiCiOñ_'.'Tüego--IiifgUíStiéO" está--destinada ·a}Jbhe~ ~n evtdencta el
hecho de que hablar up lenguaje f?n~~ parte ?e una ~cti~~d~d, o_ de un.a
forma de vida. Considerese la multlphc1dad de JUegos lmgmstlcos contemdos en estos ejemplos (y en otros):
»Mandar, y actuar según el mandato.
.
.
»Describir un objeto basándose en su aspecto. y ~n sus_ d1:nenswnes.
»Construir un objeto basándose en una descnpc1ón (dtseno).
))Relatar un acontecimiento.
»Efectuar conjeturas acerca del acontecimiento.
))Ilustrar los resultados de un experimento mediante tablas Y diagramas.
»Inventar un cue~to y leerlo.
».Recitar en un teri.tro.
)>Cantar en un corro.
»Adivinar acertijos.
r
587
1
1
1
El principio del uso
Ludwig Wittgenstein
>>Crear un chiste; contarlo.
>>Resolver un problema de aritmética aplicada.
>>Traducir de una a otra lengua.
»Preguntar, agradecer~ rogar, saludar, maldecir.
»Es interesante comparar la multiplicidad de los instrumentos lingüísticos y de sus modos de empleo, la multiplicidad de Jos tipos de palabras y
proposiciones, con aquello que los lógicos han dicho acerca de la estructura del lenguaje (e incluso el autor del Tractalus logico-philosophicus)»
(parág. 23).
7. CONTRA EL ESENCIALISMO
Hablar un lenguaje forma parte de una activídad o de una forma de
vida. Se rechaza el modelo recluccionista que es propio del atomismo
fógico. Los juegos lingüísticos no se introducen con el objetivo de una
«futura reglamentación del lenguaje», sino como funciones língüísticas
alternativas que a través de semejanzas y diferencias describen y muestran
el uso de las palabras en una determinada forma de vida~ en un contexto
de instituciones y de comportamientos humanos.
1
Junto con el atomismo lógico se hace añicos el mentalismo, fuente
inagotable de perplejidades filosóficas, engendradas por la magia que el
modelo ostensivo produce en nosotros cuando, obligados por la mágica
fuerza de la analogía con el.mundo de los objetos físicos indicados por las
palabras de nuestro.discurso, ~<no pudiendo indicar una acción física, que
llamamos indicar la forma (en contraposición al color, por ejemplo decimos que a estas palabras corresponde una actividad espiritual. Así, nuestt:o lenguaje nos hace suponer la existencia de un cuetpo, pero no hay
nmgún cuerpo: allí, decimos, hay un espíritu» (parág. 36).
.. _Acl~m.4.s del atomisnw y del_m_entalismo, Wittgenstein rechaza el esencialiSiilo que quiere ver detrás de los conceptos la exfstenC:ia cte· subStáitCias~:
rígidas y eternas, y se opone asimismo a la idea de una pureza absoluta de
la lógica. En efecto, escribe Wittgenstein, «en lugar de mostrar lo que hayde común a todo lo que llamamos lenguaje, afirmo que estos fenómenos. __
no poseen absolutan'!-ente nada en común, que justifique que todos em-.
pleemos·la misma palabra, sino que están emparentados unos con otros de muchos modos diferentes. Gracias a este parentesco, o a estos parentes- ·
cos, Jos llamamos "lenguajes" a todos ellos» (parág. 65).
El concepto designa una familia de semejanzas . .Tenemos que abandonar la imagen esencialista del.lenguaje, la «imagen que nos hacía prisioneros» (parág. 115). Los conceptos del tipo «proposición», «palabra»,
«prueba»~ «deducción», «verdad», etc., nq. son supraconceptos (Über~Be­
griffe) que establezcan un supraorden (Uber-Ordnung). Si se emplean
tales palabras, dice Wittgenstein, «debe hacerse a ras de tierra~ como el
caso de las palabras "mesa", "lámpara" o "puerta'\> (parág. 97). En esenci.a, continúa Wittgenstein~ «reconocemos que lo que llamanios "proposiCión'', "lenguaje", etc., no es la unidad formal que imaginábamos, sino
una familia de constructos más o menos emparentados entre sí. ¿Qué pasa
entonces con la lógica? Aquí su rigor parece disolverse ... El prejuicio-de
la pureza cristalina de la lógica sólo puede eliminarse haciendo girar todas
588
nuestras consideraciones.- (Cabría decir: Tiene que girar la consideración,
pero alrededor del eje de nuestra necesidad real)» (parág. 108).
8. EL PRINCIPIO DEL USO Y LA FILOSOFÍA COMO TERAPIA LINGÜÍSTICA
Ellcngt,Jaje es un conj_unto de juegos lingüístico?.·. El significado de l_lll?..PPJ.abr.a.consis_te en su uso. Y el uso posee detenmnadas reglas. P_or otr~
pp_r.te, «ceíiírse a una regla es análogo a obedecer a un mal).dato. Se esta
entrengQ.Q ..~.. 9.lJede_c,¡;~_r _ g))nllndat_o~> (parág. 206). «Seguir una r~gla, efec-hi8.'i~Ú·Íla comunicación, dar una orden o jugar una partida de aJedrez son
costumbres (usos, instituciones)» (parág. 199). Estas reglas se apren~en a
través del entrenamiento y son públicas: «En el sentido en que existen
procesos (también procesos psíquicos) que son característicos del comprender, éste no es un proceso psíquico» (parág. 154). No obstante, habí~
una imagen que nos tenía prisioneros y ha he~ho que el mundo ?e nu~tra
mente quedase poblado de espectros, es der;:1r, de problemas filosóficos:
«éstos, naturalmente~ no son problemas empíricos, sino problemas que ~e
solucionan introduciéndolos en la form<l de actuar de nuestro lenguaJe
pa~·a poder reconocerlo, y oponiéndonos a 1~. fuerte tendencia a malin.terpretarlo. Los problemas no se resuelven llevan~o a cabo nuevas. expenencias, sinó ordenando aquello que nos es co~Oc1do desde hac~ tiempo. La
filosofía es una batalla contra el encantam1énto de nuestro mtelecto por
parte de nuestro lenguaje» (parág. 109).
·
.
.
«Los problemas filosóficos surgen ... cuando el lenguaje toma vacaao~
nes>> (parág. 38). Y la manera de solucionarlo consiste en eliminarlos.
«Cuando los filósofos utilizan una palabra .:...."saber", "see', "objeto'',
"yo", "proposición", "nombre"- y tratan de ca~tar la esenc~a de la cosa,
siempre debemos preguntarnos: ¿Es usada ef~cttvamente as1 ~sta palabra
en el lenguaje, en el cual se encuentra su patna? Nosotros quttam?s. a las
palabras su utilización metafísica y les devolvemos su empleo cotrdwno»
(parág. 116). Ello se debe a que el lenguaje «forma parte de nuestra
historia natural, igual que eJ caminar, el comer, el beber o el jugaP (parag. 25). El lenguaje actúa sobre un trasfondo de nec.es~da?~s humanas,
en la determinación de un ambiente humano .. Como «el stgmflcado de una
·¡;aíabra
su uso en el lenguaje» (parág. 43), la tarea de la filosofía es
puramente descriptiva. Al igual que ~n el psicoat~álisis, el diagnóstico es la
"terapia: «el filósofo trata una cuestión, como sx fuese una enfermedad»
(parág. 225). «No busquéis el significado, buscad el uso», rep~tía Wittgenstein en Cambridge. Y aüadía-: «Lo que os doy es l~ m~rfolog~a ,del ~so
de una expresión. Os demuestro que posee usos que Jamas habnaiS sonado. En filosofía uno se siente obligado a contemplar un concepto de una
manera determinada. Lo que yo hrigo es proponer e incluso inventar otras
maneras de considerarlo. Sugiero posibilidades en las que nunca habíais
pensadO. Creíais que sólo existía una posit~il~c!ad o como má~ximo dos. Sin
embargo, os he hecho pensar en otras postbilxd~des. Adema.s,.~e mostrado que era absurdo esperar 9ue el cor~cepto se aJustase a pos1b1h~~des tan
restringidas. En consecuencw, os he liberado de vuestra congelac1on mental, y ahora podéis mirar a vuestro alrededor en el áiJ?bito . del
. ruso de
la expresión y describir sus diversas clases de uso.» La blosofla, en resu-
és
589
Maestro de enseñanza primaria
Ludwig Wittgenstein
stein antes ue nada quiso que sus alumnos fuesen dueños de la_ lengua
que habría~ ~e utiliz~r durante toda su vida: Si~~ e:nbargo, ~demas, ta~­
bién se preocupó por ampliar su espectro hngui~trco: e_n e ecto.' cua? lo
más amplio y más rico sea el lenguaje que se domma, mas exten~~ se~a ~
realidad ue se comprenda. Wittgenstein llevó a cabo esto m? 1an e e
·
a d'¿ interesar a los niños acerca de problemas cuya soluctón r~q~e­
~~~t~~elar a otros juegos lingüísticos. Por ello se explica qu.e en un Dtccw~
nario ara la escuela primaria se encuentren muchos tér_m~nos corresl?on~
dient!s a la mecánica, la astronomía, la biolog.ía, la b~t~mca, la arqmt~c­
tura 0 la anatomía. Entre otras cosas, en la Wwgenstem s Dokumentatwn
de Kirchberg am Wechsel a~m ?e encuentra el esqueleto de un gato que
fue montado por Wittgenstem JUnto con sus alumnos.
men, es la terapia de las enfermedades del lenguaje. «¿Cuál es tu objetivo
en filosofía? -Indicarle a la mosca el camino de salida de la botella» (parág. 309).
9.
WITI'GENSTEIN, MAESTRO DE ENSEÑANZA PRIMARIA
De regreso a Viena después de su prisión en Italia, Wittgenstein obtuvo el diploma de maestro de enseñanza primaria y entre 1920 y 1926
enseñó en tres pequeñas aldeas de la Baja Austria. Este período de la vida
de Wittg~nstein no sólo nos interesa como testimonio vital, sino también
por otros dos motivos: 1) porque -como han puesto de relieve algunos
especialistas-la escuela primarja hizo que Wittgenstein entrase en contac~
to con la enseñanza (y los complejos problemas que ésta plantea) del
lenguaje «reab), influyendo con toda probabilidad en el paso a su segunda
filosofía; 2) porque Wittgenstein, junto con sus alumnos, elaboró un Diccionario para {{;¡ escuela primaria, que ningún pedagogo puede dejar de
tomar en consideración.
Wittgenstein enseñó en uq. tipo de centro escolar que había sido refor~
ma do por el socialdemócrata O. Glockel con la colaboración teórica de
Karl Bühler. Bühler era un gestaltista (antiasociacionista y antisensista)
vinculado -a través de O. Külpe, de quien fue ayudante- a la escuela de
Würzburgo, donde se elaboró la teoría de la originalidad del sujeto, más
allá de todas las teorías asociacionistas de la mente y en oposición a éstas.
Glückel, por su parte, respaldado por Bühler, trató de crear una escuela
primaria cuyo objetivo fuese «preparar hombres de acción, valientes, jus~
tos, moralmeqte sólidos, amantes del trabajo, hombres que sean autóno~
mos en el mundo, que sepan comprender de un modo inteligible Jos valores culturales ya cr~ados y que creen nuevos valores culturales».
En una escuela de esta ciase, existían muchas actividades -fabricar
figuras de madera o en papel, coleccionar flores y mariposas, hacer excursiones instructivas, redactar listas de palabras correspondiente,s a distintos
temas, etc.- que Ios expertos en el pensamiento de Wittgenstein a menudo
han considerado como innovaciones extrañas o incluso geniales del mismo
Wittgenstein. En realidad, se trataba de actividades recomendadas y favorecidas por el movimiento de reforma escolar. La originalidad de Wittgenstein hay que buscarla más bien en la introducción de determinados
contenidos (matemática, biología, astronomía, historia) y en la enseñanza
de la lengua, para la cual Wittgenstein tomaba el dialecto de la región
como punto de partida.
Por lo que respecta al Diccionario, hay que decir que está constituido
«por las pa'labras en uso entre los niños austríacos de enseñanza primaria», por las «palabras simples e importantes de la vida cotidiana». Estos
términos hacen referencia a diversos ámbitos de experiencia: la casa, la
cocina, los animales domésticos, el establo, el cultivo de las tierras,
la huerta, los árboles, y las flores (de la zona alpina), el bosque, los
pájaros y la caza, los oficios y las herramientas del «áureo trabajo manual>), los pesos y las medidas, y la administración municipal. Se dedica
particular atención a Ia religión y a la vida prirroquial, a las enfermedades,
al cuerpo humano y a los rasgos psicológicos de las personas. Wittgen590
i.
59!
Movimiento de Cambridge
CAPÍTULO XXV
LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
l.
EL MOVIMIENTO ANALÍTICO DE CAMBRIDGE Y ÜXFORD
1.1. La filosofía analítica en Cambridge
La filosofía analítica inglesa, que también recibe el nombre de filosofía
del lenguaje, se desarrolló en dos centros: Cambridge y Oxford, hasta el
punto de que se habla asimismo de Cambridge-Oxford Philosophy. Se
trata más de un movimiento que de una escuela, En efecto, entre los
analistas -no todos ingleses, pero sí de lengua inglesa- no se da un corpus
unitario de doctrinas y a menudo no existe acuerdo sobre los resultados
obtenidos ..En cambio, lo que sí hay en común es una especie de oficio,
una mentalidad, un tipo de trabajo que se ejerce sobre la lengua para ver
cómo funciona el lenguaje. El propósito de ello consiste, entre otras cosas, en que el mundo, para cuya interpretación utilizamos el lenguaje.
resulte cada vez más claro para nosotros y lo conozcamos con más profundidad. En resumen, en la Cambridge-O.J.ford Philosophy se respira un aire
de familia.
B. Russell fue estudiante y profesor en Cambridge. Junto con el suyo,
los nombres más prestigiosos de Cambridge son los de G .E. Moore
(1873-1958) y L. Wittgenstein. La filosofía de Moore se cen\ra en el rechazo del idealismo (El rechazo de idealismo, 1903) y en la defensa de la
verdad del sentido común (Defensa del sentido común, 1925). En su filosofía de la ética (Principia Ethica, ),903) Moore luchó contra la «falacia
naturalista)) (según la cual el bien es una cualidad observable de la cosa) y
defendió lo que más tarde constituiría una de las corrientes más influyentes de la metaética analítica: el intuicionismo, es decir, la noción de indefinibilidad del bien (el bien es una noción 'indefinible, igual que <'amarillo>>).
Moore se mostró básicamente ajeno al mundo de la ciencia. En cambio,
fue atraído por las monstruosas aserciones de aquellos solitarios intérpretes de.! universo que reciben el nombre de filósofos («el tiempo es algo
irreal»; <'no existe el mundo exterior''~ etc.). Su labor consistió en el pa~
cien te análisis ele estas monstruosas afirmaciones. Así, Moore fue el «filó~
sofo de los filósofos» y ensei16 a hacer filosofía analítica.
El sucesor de Moorc en su cátedra de Cambridge fue L. Wittgenstein,
592
cuya segunda filosofía (la primera fue la del Tractatus) se centra en el
pr~ncipio d~l uso y en la teoría de los juegos lingüísticos. Wittgenstein
Solía repetir: <(No busquéis el significado, buscad el uso.>' «El significado
de una palabra es su uso dentro de la lengua.» Y la lengua es un conjunto de juegos lingüísticos emparentados entre sí de diferentes modos. La
tarea de la filosofía consiste en describir los usos que hacemos de las
palabras y hacer que surja el conjunto de reglas que rigen los diferentes
juegos lingüísticos, que actúan sobre un tra~fondo de necesidades humanas, para determinar un ambiente humano. Esto se propone eliminar los
«calambres mentales» causados por la confusión entre los juegos lingüísticos y jugar un juego con reglas propias de otro. No se puede jugar al
ajedrez empleando los r~glas del rugby. «El filósofo trata de una cUestión
como si fuese una enfermedad.» La filosofía es una batalla contra el hechizamiento lingüístico del intelecto.
En Cambridge, por lo tanto, Russell, Moore, Wittgenstein, M.E.
Johnson, C.D. Broad y F.P. Ramsey, a pesai' de sus diferencias, sostuvieron todos ellos que la filosofía es análisis, esdarecimiento del lenguaje y,
por lo tanto, del pensamiento. Fue producto de este clima la revista
«Analysis» que, dirigida por A. Duncan-Jones, apareció en 1933 y en la
que colaboraron L.S. Stebbing, C.A. Mace y el oxoniense G. Ryle, entre
otros. «Analysis» se propuso «publicar artículqs breves sobre temas filosóficos circunscritos y definidos con precisión, temas referentes a la clarificación de hechos conocidos, y no prolijas generalizaciones y especulaciones
metafísicas excesivamente· abstractas, sobre hechos posibles o sobre el
mundo en su totalidad».
Aun estando de acuerdo sobre este programa último, de inmediato
surgió un problema: ¿qué analiza el analista? ¿Una frase, una proposición, un concepto, una palabra? ¿Cómo procede el análisis? ¿Basándonos
en qué criterios podemos aceptar sus resulta(jos? Así fue como L. S. Stebbing y John Wisdom -este último fue el sucesor de L. Wittgenstein en su
.cátedra de Cambridge- se dedicaron a analizar la i1oción de análisis, sin
abandonar del todo el tipo de análisis propio del atomismo lógico de
Russell y las tesis del Tractatus de Wittgenste~n.
Wisdom (nacido en 1904) es en la actualidad el más conocido de los
filósofos de Cambridge. Profundamente interesado por el problema del
arte, la religión y las relaciones humanas, escribió páginas finísima0, llenas
de hwnour y de ironía, sobre las «mentes de los demás»~ y ha juzgado con
simpatía la aventura metafísica, aunque sin regresar a las posturas preneopositivistas de los metafísicos. «La metafísica es una paradoja»;: es «un
intento de decir aquello que no se puede deéir»; las aserciones metafísicas
son <'síntomas de penetración lingüística)>. Las paradojas (paradojas en
comparación con los criterios normales de nUestros usos HngüísticOs) metafísicas -por ejemplo, las afirmaciones del ·solipsista, del defensor de la
irrealidad del mundo externo, o del principio de verificación, etc .. .:. tienen
la función de abrir una brecha en los muros_de nuestros aparatos intelec~
tuales, abrir nuevos horizontes, plantearnos nuevos problemas: preguntas
que no hallan una respuesta pueden engendrar problemas que tienen sol u~
ción. En resumen, el filósofo es un creador. Tiene que ser «COmo aquel
que ha visto mucho y no ha olvidado nada~ y como aquel que ve cada cosa
por primera vez». «No sólo Cristobal Colón y Pasteur han efectuado des593
Henri Bergson
Espirítualismo
cuenta no es tanto la defensa de definiciones con determinada fecha histórica, sino la acentuación del significado moral de la religión. En otras
palabras, el modernismo buscó una combinación entre el dogma y la subjetivid!ld humana, y e.ntre la verdad suprahistórica de la revelación cristiana y la evolución histórica de la humanidad. Los modernistas, sin duda, no
se limitaron a identificar el plano sobrenatural con el plano de la historia y
del hombre; sino que trataron de establecer -cosa que no resultó y que no
resulta fácil- un encuentro entre ambos planos. En cualquier caso, el
rechazo de la filosofía griega y de la filosofía tomista como clave interpretadora de los textos sagrados, la idea de que la verdad se va configurando
en el curso de la historia, la preferencia por la voluntad y la acción en
perjuicio de la razón, y la consiguiente aceptación del método de la inmanencia como instrumento apologético, la idea de que la esencia de la vida
religíosa·hay que buscarla en la experiencia moral, así como la a menudo
áspera polémica antiedesiástica («Jesús anunciaba e.J Reino, pero lo que
llegó fue la Igle~ia»), constituyeron motivos suficientes) a criterio de la
Iglesia, para condenar el movimiento modernista.
.8.
1
fuentes de la moral y de la religión.
HENRl BERGSON Y LA EVOLUCIÓN CREADORA
8.1. La originalidad del espiritualismo de Bergson
La fílosofia de Henri Bergson puede definirse con el nombre de «evolucionismo espiritualista». Constituye el punto de referencia del pensamiento francés entre finales del.siglo XIX y primeras décadas del xx. En
esta filosofía se funden los temas del espiritualismo antiguo (por ejemplo,
el de Agustín) y los de la tradición introspectivo-espiritualista frances.a 1
cuyos paradigm.as son Descartes y Pascal. Dichos tema~ convergen, dentro de una síntesis rica y original, con los problemas del evolucionismo
spenceriano y con la crítica de las «verdades» cientifica.s. En líneas generales, Bergson desarrolla el espiritualismo de Maine de Biran y. de Ravaisson; al mismo tiempo, su pensamiento aparece como una articulada continuación de las reflexiones filosóficas de Boutroux·. Fue considerado el
filósofo francés más importante de su época. En realidad, su pensamiento
no sólo influyó de. manera notable en el pragmatismo norteamericano de
James, sino también en la meditación acerca de la ciencia, el arte, la concepción de la sociedad y de la religión.
Bergson nadó en París en 1859. En sus años de juventud cultivó Jos
estudios de matemática y de mecánica. Más §\delante, decidió que se dedicaría a la filosofía, para lo cual·asistió en la Ecole Normale a los cursos.de
Ollé-Laprune y de Boutroux. Después de obtener el doctorado, durante
varios años ejerció la docencia en distintos centros de enseñanza secundaria. En 1889 publicó su tesis doctoral en la Sorbona: Ensayo sobre los datos
inmediatos de la conciencia. Esta obra logró un gran éxito. Su segundo
trab·ajo, Materia y memoría (1896), consiguió un éxito aú.n más resonant?.
En 1900 Bergson fue llamado a ocupar la cátedra de filosofía del CcHJege
de France, que desempeñará hasta 1924. También se publica en 1900 la
colección de ensayós La risae Dicha obra se subtitula Ensayo sobre el
significado de lo cómico. Allí Bergson defiende·la idea de que «no existe
624
t
nada cómico fuera de aquello que es propiamente humano». Bergson dice
que muchos han definido al hombre como «animal que sabe reír»; pero -'
«habría podido definírsele como animal que hace reír, y que si Jo logra
algún otro animal o algún otro objeto inanimado; siempre ocurre por una
semejanza con el hombre, por la señal que éste deja en él o pór el uso que
hace 'de ello». Para que se produzca su efecto, lo cómico exige «Una especie de anestesia momentánea del corazón: se dirige ata pura inteligencia>),
Además) «nuestra risa es siempre la de un grupo de personas». Por eso «lo
cómico nace cuando un grupo de hombre reunidos dirige la atención sobre
uno de ellos, haciendo que calle su sensibilidad y ejerciendo sólo su inteligencia>). En 1903 aparece la Introducción a la metaftSica, concisa y brillante síntesis de las ideas de Bergson. La evolución creadora que es la obra
más sistemática y de Ínayor relevancia histórica de este autor, se publicó
en 1907. Elegido miembro de la Academia francesa, en 1928 se le concede
el premio Nobel de literatura. En 1932 aparece su última obra: Las dos
:·;; .
¡.
··
·
Bergson era de origen· judío, pero en los últimos años de su vida se
acercó gradualmente al catolicismo, porque -en palabras suyas- éste significaba el complemento del judaísmo. Sin emJJargo, debido al antisemitismo extendido en. aquella época, renunció a una ·conversión en sentido
estricto, como más tarde pudo leerse en su testamento: «Quise permanecer entre aquellos que mañana serán perseguidos.» Cuando los nazis ocuparon París, dispensaron a Bergson -famoso y ya muy enfermo- de inscribirse en el registro en el que debían constar todos los judíos. Sin embargo,
no aceptó tal dispensa y se presentó personalmente para ser fichado. Mu·
rió en 1941, en un París ocupado por Jos nazis.
·
Es muy cierto que la filosofía de Bergson fue una filosofía de moda y
que su enseñanza llegó a veces a convertirse en acontecimiento munda~
no, hasta el punto de que ciertas damas mandaban a sus criadas a que les
reservasen un lugar en el aula, varias horas antes de comenzar 13. clase.
J. Chevaher, que escribió una biografía de Bergson, narra así el acontecimiento constituido por las clases de Bergson: «La personalidad de Bergson, sin duda, no era ajena a su éxito. El silencio se adueñaba del aula y
un tembloroso arcano recorría los ánimos, cuando se le veía aparecer en el
fondo del arifiteat-ro sentarse bajo la luz de .una discreta lámpara, con las
manos libres y habjtualmente unidas, sin notas, con su enorme frente, los
ojos daros cómo dos luminarias bajo las tupidas cejas) los rasgos delicados
que expresaban la potencia espiritual del rostro y la fuerza inmaterial del
pensam.iento. Su palabra era serena, noble y ritmica al igual que su pose;
con una extraordii1aría seguridad y una precisión sorprendente, poseía
una tonalidad cautivadora. y musical, y un defecto de aspiración que le
añadía· un. matiz de coquetería.»
El propósito básico de la filosofía de Bergson era la defensa de la
creatividad y de la irreductibilidad de la conciencia o espíritu contra todo
intento ··reduccionista de cuño positivista. Sin embargo, la defensa del
espíritu que elabora Berg~on adquiere un carácter pecUliar debido a que,
con la finalidad de entender plenamente la vida concreta de la conciencia,
hace suyos los resultados de la ciencia y no minimiza para nada la presencia del cuerpo y la existencia del universo material. En La evolución
creadora Bergs~:m escribe: «El gl'an error de las doctrinas espiritualistas ha
1
1
625
.:.:..¡
1-Ienri Bergson
E:>pidtualismo
cuenta no es tanto la defens8 de definiciones con determinad8 fecha bistó"
rica, sino la 8centuación del significado moral de la religión. En otras
p<~l.a?rw>, el modernismo buscó una combinación cntt'c el .dogma y !a subJCtJVJd~d hummvt, y entre la verdad suprahistórica de la revelación cristian<t y la evolución histórica de la humanidad. Los modernistas, sin duda, no
se limitaron a }dentificar e! plano sobrenatural con el plano ele la historüt y
de! hom~r~, su1o que trataron de establecer -cosa q.ue no resultó y que no
resulta faCJ!- un encuentro entre ambos planos. En ~ualquier c:aso, el
rechazo de la filosofía _griega y de la filosofía tomista como clave interpretadora de Jos textos sagrados, la idea de que la verdad se va configurando
en el curso de la historia, la prcferenci(l por la voluntad y la acción en
perjuicio de la razón, y )(1 consiguiente aceptación del método de !a innHI~
neJ_lc.ia como instrumento apologéticq,, IJ idea de que la esencia de la vida
re!Jgwsa'hay que buscarla en la c;,pcriencia morn!, así como la¡¡ menudo
áspera polémica anticclcsiüstica (<<Jesús anunciaba el Reino, pero lo que
lkgó fue la Iglesia>>), con.5tituycron motivos suficientes, a criterio ·de la
Iglesia, para condenar el movimiento mockrnisLa.
8. HEMR! BERGSON Y LA EVOLUCIÓN CHE,\DORA
8.1. La originalidad del espiritualismo de Bergson.
La filosofía de Henri Ber&$011 puede definirse con el no.mbre de «evolu:ionismo e~piritualis5a». Consti~uye el punto de referencia del pensamiento frC~nces entre fma!es del .s1glo xrx y primeras décadns del xx. En
esta filosofía se funden Jos temas de! espiritualismo antiguo (por ejemplo,
el de Agustfn) y los de !a tradición introspectivo-espiritualista franccs.a,
cuyo::; paradigmas son Descartes y Pascal. Dichos temas convergen, dentro ~e una síntesis rica y origina!, con los problemas él el evolucionismo
spenccriano y con la critic<1 de J<:¡s «verdades)) científicas. En líneas generales, Bergson de::;arrolla el espiritualismo ele Maine de Biran v. ele Ha vaisson; a! mismo tiempo, Sll pensamiento aparece como una artiC.uio.da continuación de las retkxiones filosóficas de Boutroux-. Fue considcr<Jdo el
filósofo fnmcés mtís importante de su época. En realidad, su pensamiento
no sólo influyó de manera notab'!e en el pragmatismo norteamericano de
James, sino L<:unbién en la meditación acerca de la ciencia el arte la concepción de la sociedad y de la religión.
'
'
B~rgson nació en París en 1859. En sus aüos de juventud cultivó los
estud10s de matemática y de mecánica. Más adelante, decidió que Se dcdicaria a la filosofía, para !o cual asistió en la École Normale a los cursos ·de
O!Jé-Laprune y de Boutroux. Después de obtener el doctorado, dürante
varios aii.os ejerció !a docencia en distintos centros de ensetianza secundaria. En 1889 publicó su tesis doctoral en la Sorbona: Ensavo sobre tos daros
inmec~iatos de .la concien.c_ia. Esta obra logr6 un gnm Úito. Su segundo
lr<.dJaJO, Matena y memona (1896), consiguió un éxito aún más resonante.
En 1900 .Bergson fue !Jamado a ocupar la- c;átedra de filosoffa del CoHCge
de Fr~ncc, que desempeilar~ hn5ta 1924. También se publica en 1900 la
co!ccctón ele cnsJyos La risa. Dicha obra se subtitula Ensavo sobre el
sig11ifkado de lo cómico. Allí Berg.son deficnde·la icle<1 de qu~ (<no existe
624
nada cómico fuera d~ ~guello que es propiamen~e humano)). Ber~son dice
que muGhos han defrmdo al hombre como <<ammal que sabe retr», pero '-'
<<habrfa podido definírsele como anima! que hace reír, y que si lo logra
algún otro animal o algún otro objeto inanimado, siempre ocurre por una
semejanza con el hombre, por la señal que éste deja en él o pOr el uso que
hace de ello)}. Para que se produzca su efeclo, Jo cómico exige <<Una especie de anestesia momentánea del corazón: se dirige ata pura inteligencia)).
Además, <<I1Uestra risa es siempre la de un grupo de pel'sonasH. Por eso <<lo
cómico nace cuando un grupo ele hombre reunidos dirige la atención sobre
uno de ellos, haciendo·que calle su sensibilidad y ejey_c¡eúdo s¿Jo su i~lteli­
genciar>. En1903 aparece la Introducción a la m. etaffs~ca, concisa y bnllante síntesis de !as ideas de Bergson. La evolución. creadora, que es la obra
más sístemática y de mayor relevancia histórica de este autor, se publicó
en 1907. Elegido miembro de la Academia francesa, en 1928 se le concede
el premio Nobel de literatura. En 1932 aparece su última obra: Las dos
fuentes de la moral y de la religión..
.
Bergson era ele origen judío, pero en los últimos' afios de s;-t Vld_a s.c
acercó gradualmente al catolicismo, porque -en palabra~ suyas- e~ te Sl$~1ficaba el complemento del judaísmo. Sin _embargo, deb1clo_ al antJsemJ~Js~
mo extendido en a·quella época, renunciÓ a una conversiÓ~ en sent1do
estricto, como más tarde pudo leerse en su t~stamento: «Qtuse per!nanecer entre aquellos que mai'lana serán persegmdos.}} Cuando los naz1~ oc~­
paron París, dispensaron a Bergson -famoso y ya mu~ e~fenn?- de mscnbirse en el regístro en el que debían coirstar todos los JUdtos . S~n embargo,
no ace¡:)t6 tal dispensa y se pre'sentó personah~ente para ser fichado. Murió en 1941, en un Paris ocupado por los naz1s.
.
,
Es muy cierto que la filosofía de Berg~on fue una f1lo~o~Ja de moda Y
que su enseñanza !legó a v.eces a convertirse en acontec1~1ento mundano, basta el punto de que ciertas damas mandaban a sus cuadas a que les
reservasen un lugar en el aula, varias horas antes de comer~zar la das~.
J. Chevalier, que escribió una biografía de Bergson, narra a~1 el acontecimiento constituido por las clases de Bergson: <<La personalldad de Bergson sin duda no era ajena a su éxito. El silencio se adueíí.aba del aula y
un iembloros¿ arcano recorría Jos ánimos, cuando se le veía aparecer en el
fondo del alifitcatro, sentarse bajo la luz de una discreta lámpara, con las
manos libres y habitualmente unidas, sin notas, con su enorme fren~e, los
ojos daros como dos luminarias bajo !as tupidas cejas, los ra~gos dei:cados
c¡Ue expresaban la potencia espiriwal del rost~o Y. la fue_rza mmatenal de~
pensam.iento. Su palabra era serena, noble y n~r~uca, al )gua! que su pos;,
con una extraordÍi1aria seguridad y una precisión sorpre1~den_te, pose1a
una tonalidad cautivadora y musical, y un defecto de asptrac16n que le
ail.adía· un matiZ de coquetería.)>
El p~·opósito b~sico .de.l~\ _filosofía de B~rgs~m era ~a. defens~ de la
creatividad y de la Jrreductlbi!Idad de la concJencJa o .espmtu cont1<1 todo
intento .,rcduccionista ele cuí'io positivista. Sin embargo, !a defensa del .::..¡
espíritu que elabora Bergson adquiere un ca_rácter pecüliar debido _a q~e,
con la finalidad de entender plenamente la v1da concreta· de la conc1encm,
hace suyos los resultados ele la ciencia~ no minimiz~ para nada la pres~n­
cia del cuerpo y la existeücia del umverso mo.ten~L En ~~ ev?luaón
creadora Bcrgson escribe: {(El gl'an error ele las doclnnas espmtuahstas ha
625
Espiritualismo
Henri Bergson
sido el creer que aislando la vida espiritual de todo lo demás, suspendiéndola ~an alto como fuese posible por encima de la tierra, la ponían·a salvo
de toilo atentado.» En realidad, con operaciones de esta clase los espiritualistas exponían la vida espiritual a verse confundida «con efecto de
'1 un espeji$mO». Según Bergson las cosas ocurren de otra ·manera: la concienci~? vida espir!tual es_irredu~tible a la materia; es una energía creadora y fmxt:;t, que se enfrenta contmuamente con condicionamientos y obstáculos q\le pueden bloquearla y degradarla. En pocas palabras, el pensamiento de Bergson e.s una ftlosof~a que pretende ser fiel a la realidad, pero
en la que no se conctbe esta realidad como reducida a los «hechos» de los
positivistas, ni falseada por ellos.
dt
8.2. El tiempo espacia/izado y el tiempo como duración
Precisam.ente por ser fiel a _Ja realida?, ~n sus años de juventud Bergson se entusiasmó ante la teona revolucwmsta de Spencer. Más adelante
confesaría que lo único que quería era perfeccionar y consolidar los Primeros principios de Spencer, sobre todo en lo concerniente a la mecánica.
No obstante, fue precisamente a través de esta labor cómo Bergson cayó
e.n la. cuenta de que el positivismo no mantiene en absoluto su promesa de
frdehdad a los hechos: como pone de manifiesto el tratamiento del problema ?el t1empo, por eJemplo. Ahondando en este tema, Bergson dice que
aqlll «nos esperaba una sorpresa», Tal sorpresa consiste en el hecho· de
que el tiempo de la experiencia cOncreta escapa a la mecánica. Para ésta
-leemos en el Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia- el tiem~
po es. t:na se~i7 de instantes, uno junto a otro, cómo se aprecia en las
suce~rvas posrcro!'es de las ág_ujas del reloj. Debido a ello, el tiempo de la
mecamca es un tlemp~ e?pactahzado; en. efecto, medir el tiempo significa
co~tr?lar que el mo~ur_uento: de un obJ.eto en un espacio determinado
comc1da con el movimiento de las aguJaS dentro de dicho espacio, el
cuadrante del rek>j. Además de espacializado, el tiempo de la mecánica es
un ttempo reve:stble, ya que podemos dar marcha atrás y repetir infinitas
veces el expenmento. Para la mecánica, asimismo, cada momento es
~xterno al.. o~ro y es igual al ot:o: a un instante le sucede otro y no hay un
mstante dtstmto a otro, más mtenso o más importante que otro. Estos
rasgos del tiempo de la mecániéa no logran dar cuenta en lo más mínimo
de lo que es el tiempo de la experiencia ·concreta. Si la espacialidad es el
rasgo característico de las cosas, la duración es lo característico de la
cOnCiencia. La conciencia capta inmediatamente el tiempo en cuanto duración. Duración quiere decir que el «yo» vive el presente con el recuerdo
del pasado y la anticipació? del fu~uro. Fuera de la conciencia, el pasado
ya no es y el futuro todavta no· existe. El pasado y el futuro únicamente
pueden vivir en una con~iencia que los suelde en el presente. La duración
vivida no es, por Jo tanto, el tiempo espacializado de la mecánica. En el
tiempo de la mecánica los instantes sólo se diferencian cuantitativamente
pero en el tiempo de la conciencia un instante puede valer la eternidad,
puede resqltar ,decisivo p~ra la vida: hay m?rnentos que no pasan jamás, y
JOrnadas y penados de trempo que ensegurda desaparecen. En el tiempo
de la mecámca los momentos· son exteriores entre sí; pero en la vida
¿
626
interior en el continuo fluir que es la duración de la conciencia, un momento Penetra en el otro, se suelda con el otro, c~ece sobre el o~r~ ·y queda
ligado con el otro, como demuestra la experienc1a del remordtmtento. El
tiempo de la mecánica es reversible, pero para la conciencia y para la vida
sería inútil ir a la búsqueda del tiempo perdido: el hoy es4istinto del ayer,
el instante siguiente siempre supone la experiencia del instante precedente
y de todo el pasado, y crece sobre dicha experiencia. Por lo tanto, ante ese
pasado se presenta siempre como irre~úcti~l~ y a.uténtic~ novedad. En
resumen, el tiempo concre:to es duractón vtv1da, trrever.sible y nueva a
cada instante. Una imagen adeCuada para representar el tiempo concreto
de la conciencia sería la de un ovillo de hilo que crece -conservándose a sí
mismo: en la vida de la conciencia, en efecto, «nuestro pasado nos sigue y
va acrecentándose sin pausa a través del presente que recoge a lo largo del
sendero». Por otra parte, la concepción espacializada del tiemp.o podría
representarse mediante la imagen de un collar de perlas todas Iguales y
externas unas a otras.
No hay duda de que el tiempo espacializado --cuantita.tivo y mensurable, cristalizado en una serie de momentos externos los unos a los otrossirve adecuadamente a las finalidades prácticas de l'a ciencia, cuya tarea
consiste en el"aborar teorí-as en la medida en que efectúan numerosas previsiones, que se conviertan en instrumentos eficaces para controlar las
situaciones que hay que afrontar de vez .en cuando. Bergson hac~ ~uya. l.a
doctrina de la economicidad de la ciencta propuesta por los empmocntJcistas. Atribuye a la ciencia de la naturaleza y a sus métodos de in~apa~i~
dad y una inadecuación totales para examinar los datos de la conc1enc1a.
Según Bergson, la realidad presenta distintos aspectos que, si s~e.quiere ser
fiel a la experiencia, hay que estudiar con un método espectftco. En su
opinión, aquí es donde fracasa el positivismo: en la noción según la cual la
naturaleza de los hechos es única, y en la pretensión de juzgar todos los
hechos con el mismo método. «Cuando sigo con los ojos, sobre el cua~
drante del reloj, el movimiento de la aguja que corresponde a las os~il~~
cienes del péndulo, no mido una duración, co~o.parece creerse; n;e hmtto. a contar simultaneidades, lo cual es muy dtstmto. Fuera de mi, en el
espacio, sólo hay una única posición de la aguja y del péndulo, porque no
queda nada de las posiciones anteriores. De~tro de mí se _desarrolla _un
proceso de organización y de mutua penetración que constttuye la dura~
ción real. Sólo porque yo duro de este modo, no represento las llamadas
oscilaciones pasadas, mientras que percibo la o~cilació~ actuaL» El mun~
do de la conciencia y el de las cosas en el espaciO son dtferen~es; .B~rgs<:'n
escribe: (<En la conciencia hallamos estados que se suceden sm d!stmgmrse; en el espacio, simultaneidades que se distinguen sin sucederse, en el
sentido de que una deja de exi~tir cuando aparece la otra. Fuera ~e no~­
otros, se da una exter~oridad recíproca sin sucesión; dentro, sucesión sm
exterioridad recíproca.>>
8.3. Por qué la duración fundamenta la libertad
A la idea de «duración», en cuanto rasgo fundamental de la c?x:cien~
cia, Bergson vincula su defensa de la libertad y su crítica al detenmnismo,
627
Espiritualismo
cuando éste se jacta de poder explicar la vida de la conciencia. En realidad, si los objetos «no llevan la sei1al del tiempo transcurrido», si existen
uno fuera del otro en un tiempo espacializado, entonces la determinación
de un acontecimiento posterior a través de un acontecimiento precedente,
distinto a él, se hace posible: los primeros acontecimientos idénticos·(causas) explican posteriores acontecimientos idénticos (efectos). Empero, lo
que resulta posible y útil en el ámbito de los objetos, espacializados, enseguida se revela como imposible para la conciencia. Esta conserva las huellas de su propio pasado; en ella nunca .existen dos acontecimientos idénticos, por Jo cual la determinación de posteriores acontecimientos idénticos
se vuelve imposible. La vida de la conciencia no es divisible en distintos
estados, el «yo}} es una unidad en devenir; y donde nada hay de idéntico,
nada hay de previsíble. Tanto los deterministas como los defensores de la
docttina del libre arbitrio, según Bergson, están equivocados: aplican a
la conciencia las categorías típicas de aquello que, al contrario, es exterior
a la conciencia. Los deterministas buscan las causas determinantes de la
acción y no caen en la cuenta de que la única causa profunda es la concien~
cia en su integridad, con su propia historia. De igual modo actúan los
defensores del libre arbitrio que colocan en la voluntad la causa de la libertad. En defini'tiva, tanto los defensores como los detractores de la
libertad de la conciencia presuponen una idea de cónciencía que está
constituida por una suma ele actos distintos, mientras que el «yO» es una
unidad en devenir, por la cual «somos libres cuando nuestros actos brotan
de nuestra personalidad íntegra, cuando la manifiestam).. Si se afirma que
nuestros actos dependen de nuestro carácter, lo único que se dice
es que dependen de nosotros, de lo que somos, o mejor dicho, de aquello
en lo que nos hemos convertido. Si coincidimos con lo que somos, entonces somos libres. Es cierto que no siempre nuestros actos surgen de la
raíz más honda de nuestro «yo»; a menudo son costumbres, y en cuanto
tales son tan mecanizados y previsibles como los fenómenos externos. En
consecuencia, en tal caso no somos libres. No obstante, si nuestros actos
surgen de lo profundo de nosotros mismos, si expresan la totalidad de
nuestra persona, su libertad resulta indudable. Cuanto más superficiales
seamos y más nos parezcamos a las cosas, más previsibles se vuelven
nuestras acciones; cuanto más profundicemos, seremos más nosotros mismos y más imprevisibles resultarán nuestras acciones.
Todo esto nos indica que hay que superar el dilema en el que el determinismo se enfrenta con el libre arbitrio. La disputa, que es de una gran
importancia, no se puede solucionar, porque las premisas están mal planteadas. El análisis· del tiempo nos ha revelado que la conciencia no es una
cosa como las demás, una cosa entre otras cosas; por esto-, tanto e[ lei1guaje como los métodos aptos para el estudio de las cosas, fracasan cuando
los aplicamos a la conciencia. Bergson escribe: «El "yo", infalible en sus
constataciones inmediatas, se siente libre y así lo declara. Pero cuando
trata de explicarse a sí mismo su propia libertad, sólo se percibe a través
de una especie de 'refracción que surca el espacio; de aquí surge un simbo~
lismo de naturaleza mecanicista, que se.muestra tan incapaz de probar la
tesis del libre arbitrio como de hacerla comprensible o ele refutarla.»
628
Henri Bergson
8.4. Materia y m.emoria
En el Ensayo sobre los datos inmedíatos de la conciencia el tiempo
espacializado de la ciencia se opone a la duración de la conciencia o tiem~
pode la experiencia concreta. Tal oposición se corresponde con otra con~
traposición: la que se da entre una realidad externa, mecánica, nunca
nueva porque siempre es repetitiva, y una realidad interna, fundida dentro de la unidad del «YO», siempre creativamente nueva. A este respecto,
Bergson no podía dejar a un lado el problema de la relación o~ mejor
dicho, del pasaje entre ambas realidades. Dicho problema también se
planteaba obligadamente porque Bergsorl consideraba que la conciencia
tenía la posibilidad de solidificarse y casi petrificarse en situaciones de
repetitividad mecánica.
Bergson afronta la cuestión del paso entre 1a realidad externa (la materia) y la interna (el espíritu) en ·su libro Materia y memoria~ donde se
propone «Captar con más claridad la distinción entre cuerpo y espíritu,
penetrando más íntimamente en el mecanismo de su unión». Algunos
pensadores, dice Bergso.n, con respecto al problema de la relación entre la
materia o el cuerpo y el espíritu, defienden la teoría del paralelismo psicofísíco. Según éste, los estados mentales y los estados cerebrales son dos
modos distintos de hablar de la misma cosa o proceso. En cambio, el
evolucionismo materialista afirma que los estados mentales (la conciencia)
son un epifenómeno, o bien una simple función del cerebro. Bergson se
opone a ambas doctrinas y considera que la primera es básicamente equivalente a la segunda. En las primeras páginas de Materia y memoria puede
leerse: «Ya sea que se considere que el pensamiento es una simple fun~ión
del cerebro y el estado de conciencia es un epifenómeno del estado cerebral, o ya sea que se piense que los estados del pensamiento y los estados
del cerebro son traducciones a dos lenguas diferentes de un mismo texto
original, en uno u otro caso se plantea el mismo principio: si pudiésemos
penetrar en el interior de un cerebro que funciona, asistiendo ~l entrecruzarse de los átomos que forman la corteza cerebral, o si poseyésemos por
otro conducto la clave de la psicofisiología, sabríamos en detalle todo lo
que sucede en la conciencia correspondiente.» En contra de la reducción
del espíritu a materia, Bergson propone y reítera la idea de que el cerebro
no explica el espíritu y que «en una conciencia humana existen infinita~
mente más cosas que en el cerebro correspondiente)).
Para ilustrar dicha tesis, Bergson asume los datos procedentes de los
descubrimientos psicofisiológicos efectuados en aquella época. Con base
en ello, lleva a cabo un profundo análisis de la actividad de la conciencia,
distinguiendo en ella tres momentos diferentes: la memoria, el recuerdo y
la percepción. La memoria coindice y se identifica con la conciencia misma, y es justamente gracias a la memoria, y en ella, como <<nuestro pasado
nos sigu~ en su totalidad a cada momento», y aquello que (<hemos sentido,
pensado y querido desde nuestra primera 'infancia se encuentra allí, inclinado sobre el presente, al que está a punto de absorber en sí mismo,
apretujándose sobre la puerta de la concie:ncia)}: El recuerdo se diferencia
de esta memoria espiritual, que es la duración de la conciencia. Nuestro
ser más verdadero y más profundo se encuentra en la memoria espiritual,
pero la vida nos obliga a prestar atención al presente, y sólo recupera del
629
Henri Bergson
Espiritualismo
pasado aquello que nos sirve para orientarnos en el presente. Esta labor
de selección del recuerdo útil y del olvidar de todo aquello que no sirve
para el presente es algo que efectúa el cuerpo y el cerebro: éstos extraen
del fhlir más hondo de la conciencia aquellos recuerdos que son aprovecha?Ies I?ara mtegrar a nu.estro_organismo, med:ante las percepciones, en
la Sit~ac1ón presente. E:n resumen, el cerebro sólo pasa una parte muy
reduc1da de lo que constituye el proceso de la conciencia: pasa únicamente
aquell~ que puede traducuse. en movimü!nto. Así podremos compren~
de_: meJor a Bergson cuand.o dice que en una conciencia hay infinitamente
mas .cosas que las que eXJSten_ en ?1 cerebro correspondiente. Escribe:
«Qu~en pudiese contempla! elmtenor de un cerebro en plena actividad,
sabna sm duda algo de lo 9ue _sucede en la conciencia, pero sabría muy
poco al re~pecto; de la conciencia sólo conocería aquello que puede expre~
sarse rned~ante gestos, act~tudes, movimientos del cuerpo[ ... ], el resto se
le escapana; con ~efer7ncm a los pe~samientos y los sentimientos que se
d~sarrollan en el mtenor de la conciencia, ·se hallaría en la misma situa~
ctón que un esp7ctador que viese. en claridad todo lo que otros hacen
sobre un escenano, pero no entendtese una sola palabra de lo que dicen.»
L~ memoria espiritual, para adquirir realidad, necesita de los mecanis~
mos ligados al cuerpo, porque es a través de éste como nosotros actuamos
sobr~ Io_s objetos del mundo. Sin embargo, esa memoria se muestra inde~
pendiente· del cuerpo, en la medida en que una lesión del cerebro no
afect.a a .la .conciencia,, sino a la ligazón entre conciencia y realidad: la
c_oncwnc1a permanece mtacta, aunque pierda el contacto con las cosas.
.Según Bergson <<el cuerpo, siempre orientado hacia la acción tiene corno
funCión esencial la de limitar, en vista de la acción, la vida ct'el espíritu».
Esto lo lleva a cabo a través de la percepción que es «la acción posible de
~uestr? cuerpo sobre los dem~s Ct1)'f.POS». La p7rcepción es el poder
de. acc16n de nuestro cuerpo q~e avanza entre las «ImágeneS>> ·de los obje~
tos. El rec!-lerdo, en .cuanto Imagen del pasado, orienta la percepción
actual, deb1do a que Siempre actuamos con base en las experiencias pasadas. <<Todo el pasado de la persona se encuentra abierto» hasta el extremo de convertirse en la acción presente. A cada instante de nuestra vida
por. lo tanto, se da un vín?ulo entr~ memoria y percepción, ep. vista de 1~
acc~ón. <<Todo debe ocurnr .corno st una memoria indeperidiente recogiese
las 1máge.nes a lo largo del twmpo, a medida que éstas van produciéndose,
y como s.I nJuestro cue~P-? con todo lo que lo rodea no fuese más que una
de esta~ IO"?-agenes, la ul.tirna, a~quella que se obtiene en cualquier momento, realizando un corte msta.ntaneo en el devenir general.» De este modo
la mem.oria y la percepción s.e ident~fican con el espíritu y con el cuerpo:
respectiVamente. La rnernona ·funde en una totalidad la vida vivida· la
percei?cióri «~onsiste ~n separ4r, dentro del conjunto de los objetos,
la acc~ón postble de l!u cuerpo sobre ellos. La percepción es, pues, una
selección»; la percepción es algo propio de un ser «absorbido en el presente y capaz de conseguir, por medio de la eliminación de la memoria en
todas sus formas, una visión de la materi:i, inmediata e instantánea al
mismo tiempo». La.liberJad de la conciencia, por consiguiente, se ve limitada por. !a percepción. Esta, a. su vez, vuelve al flujo de la vida .del «yo»,
confundtendose con la memona o conciencia. En esto consiste la verdadera relación entre espíritu y m~teria, y entre alma y cuerpo: por un lado,
630
la memoria <<asume el cuerpo de alguna percepción en la que se h?ya
introducido», y por el otro la percepción es reabsor~ida po~ la. memor~a y
se convierte en pensamiento. El cuerpo tiene la función de hmltar en Vista
de la acción la vida del espíritu; pero el espíritu atraviesa en todo momento los límites del cuerpo. La percepción nos absorbe en el presente, pero
el espíritu, que crece de forma continua, nos empuja hacia el futur?. La
vida consiste en el crecimiento del espíritu a través de sus contracciOnes
materiales, que el espíritu reabsorbe mediante su propia duración.
8.5. Impulso vital y evolución creadora
Bergson no ve el universo a la manera de Descartes, dividido e~t.re la
res cogitans y la res extensa. Para Bergson, en el fo;tdo, el ~spmtu Y
la materia, el alma y el cuerpo .son dos polos de una r1.usma realidad Y no
dos realidades diferentes. Precisamente en La evoluctón creadora (1907)
-obra que James defendió como «aparición divina»- Bergson pasa .desde
el análisis de los datos necesarios de la conciencia hasta 1~ elaboractón_ ~e
una visión global de la vida y de la realidad, propomendo la nocwn
de evolucionismo cosmológico. Las teorías de la evolucrón se. ag:upan en
dos grandes clases: las mecanicistas y las finalistas. El evoluct?msmo me~
canicista queda adecuadamente ilustrado por la teoría de Darwm: el hech?
de una mutación casual sirve para favorecer en la luch~ por la s~p.ervt­
vencia a un individuo más bien que a otros. La mutacwn benef,tcJad~,
transmitida por la herencia a los descendientes, permit.e la supe_r~IVencta
de los más aptos. De esto se deduce que; en la evolució? d~rwmtana, la
transformación de las especies no se ciñe a ninguna fmahdad: es una
evolución ateleológica, sin orden preestablecido. En efecto, u~a vez se
han producido las mutacione~, p_rosigu7 p~r la sen~a de la neces1dad. ~or
otro lado, también el evolucwmsrno fmahsta, segun el ?ualla evol~ctón
seguiría un plan determinado y adaptado a la c?r:secuctón de ur:- ft~, es
una teoría determinista y, por lo tanto, rnecantcista. ~~. evoluc1?msmo
mecanicista explica la evolución eO. términos de causa eflcrer1;te, mientras
que el evolucionismo finalista lo hace ape~~ndo a la c~usa fmal. Uno se
apoya en razones que determinan la evolucwn por me?~o del pasad?, Y el
otro ·se apoya en razones que determi'}an_ la evolt~CI?~ por medto. del
futuro. En consecuencia, tanto el evolucwmsmo mecamctsta como el fmalista ponen de manifiesto su infidelidad a la realidad. Empero, ¿qué es la
realidad? ¿En qué consiste la esencia de la realidad? Spencer -~n optmón
de Bergson- tuvo el mérito indiscutible de proponer una «doctnna evolucionista en la que el cambio habría acabado por transformarse en la su?stancia de las cosas». La doctrina spenceriana Heva el nombre ~e evoluciOnismo, pero de ella están ausentes la evolución con~o el devemr: la ev_o~u~
ción de barwin es mecanicista y la de Spencer constste en <<una metaftstca
según la cual la totalidad de lo real ya ha sido dada en bl?que en la
eternidad, y por la cual la duración aparente de las cosas solo expresa
la debilidad de un pensamiento que no puede con~ce: todas las cc:s~s a un
mismo tiempo». En Consecuencia, tanto el evoluc10msmo n:ecamc1sta co~
rno el finalista son deterministas y justam~nte por esto ?eJan que s~ les
escape la realidad de la evolución. En efecto, Bergson af1rma que altgual
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Henri B.ergson
Espiritualismo
que la vida de la conciencia, la vida biológica no es una máquina que
siempre se repita idénticamente a sí misma, sino que constituye una permanente novedad. Es creación, imprevisibilidad; es vida siempre nueva
que, englobando y conservando todo el pasado, crece sobre sí misma. La
noción de «evolución creadora» nos permite ir más allá de laS dificultades
y la~ falsedades del mecanicismo y el finalismo, porque la vida «es una
realidad que se separa claramente de la materia en bruto~>. Vittorio Mathíeu, ilustre intérprete de Bergson, escribe: «La vida (y no sólo la conciencia) es un sujeto de duración, porque también ella es un sujeto irreversible, en el que el pasado se acumula en una especie ele memoria orgánica,
que no permite que el viven te retorne a una situación idéntica a la de un
momento cualquiera de sti pasado.» La vida, en definitiva, es evolución
creadora, creación líbre e imprevisible, «impulso vital» que «no necesita
más que distenderse para extenderse». La materia no es otra cosa que el
momento de la detención de este impulso vital. La vida es el impulso por
el cual tiende «a crecer en número y en riqueza, gracias a la multiplicación
en el espacio y la complicación en el tiempo»; se trata de una continuada
creacióh de formas, donde aquello que viene después no e~ en absoluto
una mera recombinación de los elementos que había antes. Es «acción que
de manera continuada se crea y se enriquece», mientras que la materia es
«acción que se disuelve y se desgasta» perdiendo poder y degradándose
paulatinamente, como también lo atestigua el segundo principio de la
termodinámica.
Según Bergson «no hay cosas, sino únicamente acciones». Esto quiere
decir que ias cosas u objetos pueden ser aislados en el interior de una
única evolucíón, en la medida en que podemos representárnoslos como
gestos creadores que se desvanecen: «Pensemos en un gesto como.el del
brazo que se levanta; luego, supongamos que el brazo vuelve a caer,
abandonado a sí mismo, pero que a pesar de todo permanece en él, esforzándose por volver!o a levantar, algún elemento de la Voluntad que lo
animó. Esta imagen de un gesto creador que se desvanece servirá para
darnos una representación más exacta de la materia.» La materia es
impulso vilal degradado, impulso que perdió creatividad y que, de ese
modo, se conv1erte en obstáculo para el impulso sucesivo, al igual que la
ola de mar que al retroceder se transforma en obstáculo para la ola que
avat~za. La vida, en cambio, es «corriente que atraviesa los cuerpos que
han rdo poco a poco organizando y que pasa de generación en generación,
dividiéndose entre las especies y esparciéndose entre los individuos». La
materia para Bergson es un reflujo del impulso vital que, a partir de una
unidad originaria, se irradia y vuelve a caer en una multiplicidaQ de elementos, cuyo impulso y creatividad van apagándose. La evolución, por lo
tanto, no describe una trayectoria única, comparable a la de una bala de
caüón maciza: «Por el contrario, nos encontramos ante una granada que
estalla repentinamente en fragmentos que, siendo también ellos granadas,
explo.tan a su vez, produciendo fragmentos que vuelven a estallar, y así
sucesiVamente, durante muchísimo tiempo. Nos damos cuenta de los fragmentos más pequeños: partiendo ele ellos hemos de remontarnos, paso a
paso, hasta el movimiento originario. Cuando la granada hace explosión,
su fragmentación está ligada al mismo tiempo con la fuerza explosiva de la
pólvora y con la resistencia que le opone el metaL Lo mismo se aplica al
632
¡,
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fragmentarse de la vida e_n individuos_ y en especies. Pensamos que se
produ~e como. cm~secuencm ~e dos senes de causas: la resistencia que la
mat~na en bruto. c_>pone a la vtda y la fuerza explosiva que la vida supone,
debido a un eqmhbro inestable entre tendencias.>)
_ . La evoluc.ión creadora no es, pues, ml proceso uniforme. Cabe compaI~rla al esta~l_tdo de 1,1na granada cuyos fragmentos, a su vez,'hacen exploSión. Tamb1en se parece a· un haz de tallos vegetales, cada uno de los
Ct_Iales repres~nta un. c~mi?o evolutivo distinto, et! los que el impulso vital
p1erd.e su um?ad ~ngmat:m. La evolución, en otras palabras, se abre en
abamco con direcciones divergentes, a través de las cuales loS seres vivientes .se especializan en funciones particulares y específicas. La primera
opción fundamental es la ·que se da entre las plantas y los animales. Las
plantas, apns10nadas en la noche de la inconsciencia y" de la inmovilidad
almac;:enan energía pot~nci~l; los animales, móvilCs, se desplazan bUscan~
do allmento, y ~a conc1en~xa nace precisamente gracias a esta búsqueda.
A su vez, los ammales se bifurcan o estallan en nuevas direcciones una de
las cuales conduce a las formas más perfectas de instinto -cómo e; el caso
de los himenópteros- mientras que otra -la de los vertebrados-lleva más
allá del instinto, gracias a la inteligencia humana. La realidad es que
«d~sde todos l?s .Puntos de vista la cOnciencia acabó en u~1 callejón sin
salida, ya que un~camente con el hOmbre prosiguió su camino>L
. De lo que acabaJ?lOS de ex:p~m."e.r, se deduce con facilidad que la relactón entre Impulso vital y matena es análoga a la existente entre memoria
Y per~epción. Lo importante es comprender que tanto la vida como la
matena se hallan en la base de la evolución. La historia de esta evolución
es 1? hi~toria de .la vida orgánica en sus continuos esfuerzos y su incesante
asptra~Ión por hberatse de la pasividad e inercia de la materia. La vida
orgá1~1ca trata de esc~lar aquella pendiente, que la materia se muestra
proclive a volver a baJar. En efecto, la vida orgánica a través de la fotosíntesis clorofílica, recupera la energía solar que se dispersa absorbiendo
de este modo energía potencial, que los animales aprovech~:rán para movers~ y actuar: La materia reto~na así al flujo del _impulso vi"tal. Este, por
mediO de la v¡da, vuelve a sub1r,. apoyándose en sus. pérdidas y caídas.
8.6. !n.stinto1 inteligencia e intuición
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L~ vici.a animal no se desarrolló en una dirección única ..En algunas de
las dtreccwnes que tomó -por ejemplo, aquella en la que ·acabaron.. los
moluscos- se mostró con un callejón sin salida. Sin embargo, en relac;ión
con la movilidad y la cbncie~cia, el mayor éxito lo logró con lo· artrópodos y
los vertebrados. La evolución de los artrópodos alcanza su punto culmir~apte ~n los insectos y muy especialmente en los himenópteros; la evolucwn de los vertebrados alcanza su grado más elevado en el hombre. Y si en
l9s artrópo~os la evolución lleva a formas de instinto cada vez más perfec~as,. en l?s vertebrados conduce hasta la inteligencia. No obstante, el
n!stmto siempre va a.compaña?o por· una especie de «ribeteS de inteligenCia» y en torno a la mtehgencxa se detecta un «halo de instinto».
. Con más preci.sión, ¿q~é e.s el instinto, y en qué consiste la inte!igencw? Bergson escnbe: «Elmstmto es la facultad de fabricar_ y de emplear
633
Henri Berg:son
Espiritualismo
y !~1 ~nteligencia es la facultad de fabricar y de
empl.ear mstrumentos morgamcos [ ... ].Por lo tanto, el instinto y la inteli-.
genci? representan dos sol~ones divergentes pero igualmente elegantes,
del miSn.IO problema.>> Se trata del ¡>roblema de la vida,y se comprende que
on~manamente el hombre ha~a Sido el horno faber y no horno sapiens.
~1. I~stmt? func~ona por mediO. C:e. órgano~ n~turales, mientras que la
~ntel!genc~a crea ms~rUJ?Cntos ar.tl~tctales: El mstmto es hereditario, pero la
mteh~encta no; el m?tl~to se dmge hacta ,una cosa, y la inteligencia, en
cambiO, es un conocimiento de las relaciones entre cosas. El instinto es
in9onsciente, p~ro 1~ inte.Iigepcia e~ consciente; el instinto es repetitivo)
mte?tras que la mtel~genc1a es creatiVa. El instinto actúa con rigidez, es un
hábtto; ofrece soluciOnes adecuadas pero para un solo problema: es incapaz d~ variar. Por su parte, la inteligencia no conoce las cosas mismas
sino las ·soluciones entre las cosas; por eso conoce a través de los concep~
tos lasformas, y distanciándose de la realidad inmediata puede prever la
real!~ttd fut~r?. Por razones prácticas, la inteligencia analiza y abstrae,
clas1fJca y dtstmgue, fragmentando la duración real en una serie de estados, corno si fuese una película cinematográfica. No obstante «mil foto~
grafías de Par(s no son París)),
'
En consecuencia, ni el instinto ni la inteligencia (y la ciencia que ésta
produce) nos ofrecen la realidad: «Hay cosas que sólo la inteligencia es
capaz d~ buscar~ pe!o que no h~llará jamás por sí sola; únicamente Podría
descubnrlas el mstmto, pero este nunca las buscará.» Sin embargo la
situación no es desesperada: la inteligencia, que nunca se halla del t¿do
separada del instinto, puede regresar conscientemente al instinto. Cuando
sucede tal cosa nos encontrarnos con la intuición, que es «instinto convertido en desinteresado, consciente de sí, capaz de reflexionar sobre su
propio objeto y de ampliarlo indefinidamente». La inteligencia gira alrededor del objeto, realiza desde fuera la mayor cantidad posible de enfoques sobre él, pero no entra en su interior; «en cambio, será la intuición.la
que nos conduz~a al ~nte~i<?: de la vida>).; La inteligencia elabora análisis y
trocea el devemr~ la mtmciOn, en cambio, procede mediante la simpatía:
apelando a ella <(nos transporta al interior de un objeto, para coincidir con
lo que tal objeto pose~ de único y, por lo tanto, de inexpresable» (inexpre~
sable a través de los Simbolos y los conceptos de la inteligencia). La intuición <<es la visión del espíritu desde el espíritu»: es inmediata como el
instinto, y consciente, como la inteligencia. Que la intuición es u~ proceso
real lo demuestra la intuición estética, donde las cosas aparecen sin ningu~
n.o de lo~ vín~ulos q~e la.s .atan a las nec~sidades cotidianas y a Ias urgencias de la acción. La m tuiCIÓn es la que Siempre nos desvela la duración de
la conciencia y el .tiempo rea_I; n?~ hace conscientes de la ·libertad que
somos nosotros mtsrnos. La mtuJCtón es el órgano de la metafísica: la
ciencia analiza; la metafísica intuye, y de este modo nos hace entrar en
C?ntacto ?ire.ct.~ cOn las cosas y con la esen.cia de la vida, que es la dura~
ctón .. La . mtmcwn es un sondeo en la esencia de lo real, y la metafísica es
«la ctencta que se propone atravesar la barrera de los símbolos construidos
p~)f el intelecto>). Bergson esqri_be:)~.i.~.~-~i.<;}.0~.-.(~.e~-~~-~~ -~~"P9.~Q~i.qiL9~ . .!:tl)
hilO.. Hai;>r~..Q~..f;Qlt}_j)l}?bar.. PQLSl rn;s¡na SI este hilo S~ ~l~va hasta ~l cielo o
si se ?e.ti~ne.,.a d~t~rminacta ctistiflCia-tre~ta··trerr:~.~:-Ifñ·er-piJiñer-·caso·,··la ·
expenenc1a metafísica estará ligada con la de los grandes místicos, y ha de
constatar personalmente que esto es así. En el segundo caso, l~s experien~
das metafísicas permanecerán aisladas unas de otras, pero sm entrar en
conflicto entre sí. En cualquier caso, la filosofía nos. habrá elevado por
encima de la condición humana.»
instrume~tos orgánico~,
634
8.7. El río de la vida
La inteligencia gira en torno a ~os objet~s e~ que divide a la duración; es
como una filmación- cinematográfiCa que fiJa dtversos momentos o estados
del movimiento pero que, justamente porque fija estos m?mentos o esta~
dos, deja que se le escape el movimiento mismo. En opi.m~n de Be~gso~,
tal es la razón de las paradojas de Zenón sobre e.l movimiento: la mteh~
gencia espacializa el devenir en mome~tos_ sucesivos, cad~ ~no de ellos
inmóvil, de manera que -tal como a~mno Zenót:, por eJemplo, en I.a
paradoja de la flecha- dicha inteligencia se ve obligad~ a negar ~~ movimiento. En cambio, !a intuición nos sumerge en el no de la VJda, nos
desvela la memoria y la duración, ~os permi!e caer en.la cuen.ta d~ ~-uestra
libertad y nos hace penetr~r en eltmpulso vital.. Gractas a la mtmcwn no~
damos cuenta de que la vtda es como <mna ola mmen.sa que _se propa~a a
partir de un centro y que, en casi toda su ci:cunferenct~, ha sidO detemda:
sólo en un punto ha sido forzado el obstaculo, y el Impulso ha pasado
libremente. En otras partes, salvo en el hombre, la c;.onctencta ha acabado
por encontrarse en un callejón.sin salida; sólo con el hombre pudo pros~M
guir su camino. Por lo tanto, el hombr.e continúa indefini~amente el movimiento vital, aunque no arrastre cons1go todo lo que la v1da encerraba en .
su interior». Gracias también a la intuición, comprendemos que «to?os los
seres vivientes forman un conjunto unido, y todos obedecen el mtsmo Y
formidable impulso. El animal tiene su punto de apoyo en la planta; el
hombre, en la animalidad, y la humanidad entera, en el espaciO Y en
el tiempo; es como un ejército sin fin que galopa a~ costado de cada uno
de nosotros, atrás y delante nuestro, en una carga Irref;~nable, capaz de
hechar por tierra toda resistencia y de superar numerosts1mos obstáculos,
incluida quizás la muerte)).
8.8. Sociedad cerrada y sociedad abierta
1
l
rtt'
El impulso vital que se detiene en las ot.ras esp~cies vi~iente.s, concretándose en la repetición fija de comportamtentos Siempre ¡déntlcos~ ~n el
hombre supera los obstáculos y se manifiesta. a través de la a~nvtd~d
creadora humana, cuyas f~_)fmas principales constste en el arte, la ftlosofla,
la moral y la religión. En su última obra, Las dos fuentes de la moral y de
la religiÓn (1932), Bergson centra su atención justam~nte en el tema de la
creatividad moral y religiosa del hombre. Partiendo del ~studiO de la conCíe'ncia, ·-paSa, con La evolución creadora, a una te?r:a del umverso Y
._
concluye con una teoría de los valores (morales y r~h~IQsos).
En su opinión,·. I~.s.. normas rnor~les poseen dos fuentes: la presJOn
social y el impulso amoroso. En el pnm~r ca~o, las norf!las son ~onsecuen­
cia de la presión social, manifiestan exigenctas de la vtda asociada de los
635
Espiritualismo
d~vcrs.os grupos huma~os, tal c?m? .éstos se han dado y se dan en la
htsto!la. Esta nos ensena que el mdzvzduo se encuentra en su sociedad de
la m1:ma forma. q~e. una célula en su organismo ó una hormiga en el
hornuguero. Elm~IvJduo, por regla general, sigue el camino que ve que
otr?s ya han recorndo y que se halla codificado mediante las normas de su
S?Cledad; se adecua a las reglas de ésta, exalta sus ideales y trata de
aJUStarse a ellos. ~~ la base de la sociedad se encuentra únicamente la
costu~b_re de adqumr costumbres, y ante un análisis en profundidad éste
es el umco fundamento de la obligación moral. «La vida social -es'cribe
B~rgson- se nos presenta como un sistema de costumbres, arraigadas con
mas o menos fuerza, que responden a las necesidades de la comunidad.»
No o~stante, esta moral de la obLigación y de la costumbre es la moral d.e
la soctedad cerrada, don.de el individuo ac~úa como parte del todo, y este
todo es un grupo determrnado, como por eJemplo la nación la félmilia o el
club.
'
E~1 esto consiste la m?ral cerrada que se origina en la presión social
que txende a asegurar.!~ v1da de la comunidad, en cuya base se encuentra
la ~o.stumbre de adquu~r ~ostumbres. La presión social, empero, no es en
optmón de Bergso~ la umca fu.e~1t.e de la moralidad y no sirve para expli~
~ar, c?mo pretendmn los posttiVIStas, la vida moral del hombre en su
mtegndad Y en sus rasgos más típicos. En realidad no existe únicamente
1~ t~oral de. la obligación y de la costumbre, la 'moral referente a las
d1stm.tas sociedades cerradas que ha habido a lo largo de la historia. Existe
tambt~n.la ~noral absoluta, la moral c;le !a sociedad abierta. Tal es la moral
del cnsttamsmo, de los sabios de Grecia y de los profetas de Israel. Esa
m_o.ral es 1~ obra crca_?_ora -creadora de valores universales- prOpia de
·hetoes motales ~omo Socrates o Jesús, que van más allá de los valores del
grupo de la soc¡eclad a la que pertenecen, y contemplan al hombre en
cu~nto hombre, a toda la humanidad: toda la j1umanidad es la s'ociedad
abierta: La moral de la sociedad cerrada es estática· la de la socie~
dad.abie!ta es dinámica ..La IX:o~al de la s?~iedad cerrad~ es impersonal y
confonmsta, l?<?rque reptte habrtos adqumdos y convertidos en tabú; la
moral de la soctedad abierta apela a la originalidad y a la profundidad de
la persona.
Todas las sociedades que han existido hasta ahora han sido sociedades
cer~·adas, p~ro la moral abierta o absoluta toina en consideración a la
soc1~da? ab!Crta constituida por toda la humanidad. Por esto no existe
~o~~mUJdad entre la mo:·aJ ·de la fa~nilia o de la nación y aquella que
Instituye los debere~ hacia I.a huma~tciad: .<~Entre la nación -por grande
9u.<? ~ea- Y la humamdad, ~XIste la ~misma distancia que entre Jo finito y lo
mümto, lo cerrado y 1~ ab1erto.>> El fundamento de la moral abierta es la
persona creadora; su fmalidad es la humanidad; su contenido. el amor a
to~os los hombres; su .~aracterística.' la innovación moral, cap~z de rompe¡ con los esquemas fiJOS de las sociedades cerradas. La moralidad abierta .no se enseii.a: es la z:¡or~l d~ los grande~ místicos y profetas. y de todos
los que obedecen a la mspxrac1ón que les mduce a seguir a aquéllos.
636
Henri Bergson
8.9. Religión estática y religión dinámica
Al igual que en la vida moral, Bergson distingue en la vida religiosa
dos posibilidades: la religión estática y la. religión dinámica. La religión
eStática, entrétejida de mitos y de fábulas, es resultado de lo que Bergson
calific~ ,d_~ «función .fabuladora>>, que se desarrolla durante la evolución
. coO unos propósitos básicamente vitales. El ser humano tiene inteligencia,
y ésta representa una continua amenaza, siempre dispuesta a rebelarse
contra la vida. El ser inteligente tiende al egoísmo y a romper sus relaciones sociales; é's consciente de su propia mortalidad; conoce la imprevisibiJ:i.St~9. -q~l futuro y la .precariedad de las. empresas humanas. La religión
-con sus fábulas, sus mitos y sus supersticiones- fortalece los vínculos
sociales entre el hombre y sus semejantes. Por esto, «la religión primitiva
[... ]es una precaución ante el peligro que se corre cuando se comienza a
pensar, a pensar únicamente en uno mismo». Además, la religión brinda
la esperanza de la inmortalid~d, ofrece al hombre una defensa ante la
imprevisibilidad y la precariedad del futuro, le otorga el sentido de una
· piotección sobrenatural y la cr~encia de poder influir sobre la realidad, en
especial cuando la técnica se vuelve impotente.
En consecuencia, la religión es una defensa contra la amenaza que la
inteligencia representa para el hombre y para la sociedad. En este sentido,
es una religión natural, resultado y fu'nción de la evolución nattiral. Para
Bergson esta religión estática y natural es infraintelectuaL Sin embargo,
no es la única forma de religión; junto a eUa está la religión-intelectual, la
religión dinámica, para la cual los dogmas no son más que solidificaciones,·
y que se introduce en el impulso vital y hace que continúe. Esta religión
dinámica consiste en el misticismo, cuya consecuencia -escribe Bergson-.
~.'-~S .ur.a_ toma de contacto, y por lo tanto una coincidencia parcial, con el
esfuerzo· creador que manifiesta la vida. Este esfuerzo pertenece a Dios, si
es que no es Dios mismO>>. En opinión de Bergson, el amor del místico
, hacia Dios coincide con el amor a Dios pOr Sí mismo: <<Dios es amor y
objeto de amor: en esto consiste todo el mi~ticismo.» El misticismo neoplatónico o el oriental son contemplativos, y por eso no creen en la eficiencia de la acción. Bergson, en cambio, :considera que el mjsticismo
adecuado es el de aquellos místicos (por ejemplo, san Pablo, san Francis~
co de Asís, santa Teresa, santa Catalina de ;5iena o Juana de Arco) para
los cuales el éxta.sis constituye un supremo impulso para la accíón dentro
del mundo. Así, el amox a Dios se convierte en amor a la humanidad.
Además de esto, la experiencia mística es la única que nos puede suministrar una prueba de la existencia ele Dios; la concordancia entre los místicos
-no sólo cristianos, sino también de otras religiones- muestra la existencia
real de aquel Ser con el cual nos pone en contacto la intuición mística.
La religión dinámica, o abierta, es la religión de los místicos. La humanidad- -insiste Bergson- tiene hoy una urg6nte necesidad de genios místi~
cos. En efecto, la humanidad a través de la técnica amplió su propia
acción ·que incide sobre la naturaleza. De este modo, cabe decir que el
cuerpo del hombre ha rebasado sus medidas propias. Este cuerpo hiper~
trofiado, afirma Bergson, «espera un suplemento de alma, y la mecánica
exigiría una mística». Tal suplelñento de alma se vuelve necesario para
curar los males del mundo contemporáneo. Y esto no es algo imposible,
637
Espiritualismo
dado que el misticismo -si bien presupone un h b ·
·
·
1
~orma, pri~il~giado- habita en el alma de cada h~~b;!: ~~s~ ~/Pa~~b~~~!
n gran ~tsttco [... ] hallan una resonancia en nosotros, ¿no será acaso
porque _e.~tste en cada uno ~e nosotros un místico' algó adofmiia:do qUe
espera u~Icamente la ocasión para despertar de.su.. sueño?»
'
'
·.!
1
f
CAPÍTULO
XXVII
EL PERSONALISMO
1, PRINCIPIOS GENERALES
El personalismo como fenómeno ·histórico nació en Francia con
Emmanuel Mounier y se desarrolló en torno a la revista «Esprit», fundada
por Mounier y cuyo primer número se publicó en octubre de 1932. La idea
central del pensamiento personalista es fa noción de «persona», en su
inobjetividad, inviolabilidad, libertad, creatividad y responsabilidad; se
trata de una· persona encarnada en un cuerpo, situada en la historia y
constitutivamente comunitaria. Jean Lacroix, uno de los representantes
más significativos de esta tendencia, escribe: «El personalismo aspira en
cierto modo a convertirse en sucesor de las filosofías del "yo", para vol~
verlas a sumergir en el mundo físico y social.» En nombre de la persona y
bajo su estandarte, el personalismo aparece como una protesta contra «su
estado de avanzada putrefacción» y, debido «al hundimiento de su agusanada estructura», propone una salida de la crisis, apelando a una «revolución personalista y comunitaria» basada en una fe cristiana aceptada sin
reservas y vivida sin claudicaciones.
El personalismo, sostiene Mounier, «surgió de la crisis de 1929, que
señaló hoscamente el final de la prosperidad europea y llamó la atención
hacia las revoluciones en curso·. Algunos dieron una explicación meramente técnica de las inquietudes y a las desventuras que entonces comenzaban, mientras que otros se decidieron por una explicación puramente
moral. En cambio, algunos jóvenes pensaron que el mal era al mismo
tiempo económico y moral, se hallaba situado en las estructuras socialeS y
en los corazones. El remedio, por lo tanto, no podía prescindir ni de la
revolución económica ni de la revolución espiritual; finalmente, dado que
el hombre posee la constitución que le es propia, entre una y otra debían
establecerse estrechas conexiones. Antes que nada, era preciso analizar
las dos crisis, para que ambas sendas quedasen expeditas».
Ante el mal económico y moral, algunos· jóvenes pensaron que la vía
para salir del «desorden establecido» no consistía en una revolución eco~
nómica que ignorase los fundamentos morales y religiosos de la crisis, ni
tampoco en una revolución puramente espiritual, desinteresada por los
dramas que provocan las vicisitudes históricas concretas, sino en la refle638
639
i¡
1
Oencias humanas en el siglo xx
micntos dialécticOs, argumentativos, que nos permitan establecer nuestra
convicción?»
Además de la obra de Perelman y de Lucie OlbreChts-Tyteca, hay que
mencionar -siempre en el ámbito de la teoría de la argumentación- el
trabajo de Stephen E. Toulmin Los usos de la argumentación (1958);
Filosofía y argumentación (1959), de Henry W. Johnstone; la obra colectiva (editada por Johnstone y Maurice Natanson) titulada Filosofía, retórica
y argumentación (1965), así como el ensayo Retórica, magia y naturaleza
en Platón, publicado por Viano en 1965, en «Rivista di filqsofia>>. Se trata
de un ensayo muy atractivo, entre los numerosos escritos que en estos
últimos tiempos han sido dedicados a la historia de la retórica, bajo el
estímulo de la «nueva retórica».
1
1
·1
CAPÍTULO
XXXlll
SIGMUND FREUD Y EL DESARROLLO DEL MOVIMIENTO
PSICOANALÍTICO
1.
DE LA ANATOMÍA CEREBRAL A LA «CATARSIS HIPNÓTICA»
En el opúsculo Para la hl:'itoria del m.ovimiento f;sicoan.alítico (1914),
Freud escribió: «El psicoanálisis es( ... ] una creación mía.,> Esta «nueva
ciencia}> creada por Freud y (combatida al principio por la mayoría, y aún
hoy por bastantes) se hallaba destinada a ejercer una enorme influencia a
la vuelta de pocas décadas, un influjo cada vez más notable sobre la
imagen del hombre, de sus actividades psíqUicas y de. sus productos culturales. No existe hecho humano que no se encuentre afectado y trastornado por la doctrina psicoanalítica: el niño se convierte en un «perverso
polimorfo»; el <<pecaminoso>' sexo de la tradición se coloca en primer
plano, con objeto de explicar la vida normal y; sobre todo, las enfennedades mentales; e! «yo)' y su desarrollo se enmarcan dentro de una nueva
teoría; las enfermedades mentales se afrontan apelando a técnicas terapéuticas antes impensadas; los hechos del tipo de los sueúos, lOs actos
faliidos~ los olvi¿os, etc. -considerados por Jo general como hechos extraúos, pero irrelevantes para la comprensión del hombre- se vuelven instrumentos que sirven para contemplar la profundidad humana; fenómenos
como el arte, la moral, la religión e incluso la educación se ven iluminados
por una luz que todavía hoy muchos califican de <~perturbadora,>. Las
costumbres se modifican debido a su choque con la teoría psicoanalitica, y
los términos fundamentales que ésta utiliza (complejo de Edipo, represión, censura, sublimación, inconsciente~ «superyó)>, transferencia, etc.)
son ya parte integrante del lenguaje ordinario y -para bien o para mal~ con
más o menos propiedad, con razón o sin ella- constituyen herrainientas
interpretativas del desarrollo más global de la existencia humana.
Nacido en el seno de .una f~!:tlil.i.a_jJJ..<[email protected] Freiberg (Moravia), Sigrnund Freud (1856-1939) sC-.(loctoró en medicina en Viena, en 1881, aunque «jamás hubiese sentido una especíal propensión por la condición y el
oficio Inédicos». Durante una temporada estudia anatomía cerebraL Sin
embargo, para ganarse la vida, tuvo que dedicarse al estudio de las enfeónedades nerviosas. En Mi vida y el psicoanálisis (1925) Freud escribe:
«Atraído por la gran fama de Charcot, que había conseguido una enorme
nombradía, tomé la decisión de dedicarme a la docencia en el terreno de
804
805
Sigmund Freud
Inconsciente- y represión
las enfermedades nervJOsas or lo
~ tiempo.» Charcot estaba c~n~encid~a~to, traslad~rme a París durante un
e que la h1stena dependía de una
alterac1ón psicológica
de t
1
normalidad a través d~ l~ suge~t:~ne enferm? po?ía volver al estado de
saba que se podía provocar un t en st~actón hipnótica Asimismo penpract¡cada sobre SUJetos ptedts;u~it~~ ~~~~~e:~aF ~ediante la l~tpnosis
pe¡fecc!Onar su técmca htpnóttca sed 1
N reud, ~on ObJeto de
«fu¡ test¡go de los extraotdman~s
esp aza a ancy Alh, ?arra Freud,
enfe1mos del hospital>) A un md .~xpenmentos de Bernhetm sobre Jos
ordena que le agreda u~a vez tra JVJ uoden estado htpnótico BernheJm le
comumque a nadte la orden que ~!~~r~~b~aun lapso det~rmmado y que no
d dado El SUJeto, efectivamente, llevó a cabo lo que le había .d
causa de su acto. Al pnncipio, el~~ ~t~rc~~~d,o _ Bernhenn ~e pteguntó la
qué, pero luego -ante la IOSIStenc/a d B es~o que n~ sa~w exphcar pot
hecho porque le ha?ía Stdo ordenilao eocoe~n etm- afirmo que lo había
De regreso en VIena Freud - u p
J ntes.
una memoria sobre un daso de h!st nt? con osef Breuer- redacta en 1894
a_ños antes: «La paciente ofrecía un e~~~q~e. Breuer había _curado algunos
SIS con contracc 10 nes mhibiCJOne
~e Jo cuadro de smtomas: parálido a la enferma a un Profundo su:_Y ~sta os de confustón [ ,J. Sometientar qué era Jo que en aquellos inst~~te zpnót.Jc~, [~r~u~r] le hacía manifesde tal procedimiento, Breuer hab' s opnmia su. ammo [ .. ) Por medio
todos sus síntomas, gtacias a un ~ conseguido !tberar a la enferma de
Breuer y Freud publican basán~r lo~ga~~/ fatigoso trabajo.» En 1895
Estudios sobre la hzstena donde seose am I n en ?tras _expenencias, los
hipnótico vuelve al orig~n del t ·a aür~: qu_e el SUJeto histérico en estado
que han provocado la enfermeJa~~al, 1lumma aqm·ll_os puntos obscuros
ocultbs en lo profundo De este
arg~l de su VIda y que se hallan
mediante una especw de. catarsis de:.o o se ega a la c~usa del mal, y
do comienza la teoría psicoanalítica parece la perturbación. De este mo;]ás adeiante Freud desarrollaiá
en escntos como Tótem y tabú
(1920), El «YO» y el «ello» (1923)· Caso' /sal/a del pnnclpiO de placer
masas y análisis del «YO» (1921): El/ e Ini~os (1924); Psicología de'ias
además de aquellos que iremos c:ta~d~l~t:~J
ltn~ ~fuszón (1927),, etc ,
Debido a su ongen judío, Freud se v 0 bl' e~to e presente capitulo
mvad!da por los nazis, y a trasladarse ~~ h~gi~f: o ~ ab~ndonar Austna,
como consecuencta de un cáncer en el maxil~r rra, on e munó en 1939
J
(19ljJe
t:
2. DEL HIPNOTISMO AL PSICOANÁLISIS,
cue~~odl:r~~ed~~ufa~s~~~~~s~obre la lust~na, Freud no había caído en la
naturaleza genénca, ,<smo ú~i~~~ntervwnen c;xcitaciones afectivas de
siempre de confhctos sexuales actu rte d~ caracter sexual, tratándose
mientas del pasado,, No obstan;e ef ts o .e repeic:tswnes de acontec¡~abía hecho vislumbar un mund~ HpnotJsm? habia revelado fuerzas y
mvestigaciones de FI eud Éste se que se abna de este modo ante las
por la que los pacientes habían olvi~:~gou~t~~o~: ~~~~u;I ~odía ~~~ la razón
y extenor, y en cambio podían recorda 1 t d
s e su Vlc a antenor
l r os
o os cuando se les ap!Jcaba la
806
-
técnica antes descrita?)) La observación de los enfermos sometidos a tratamiento brindaba una respuesta a dicho interrogante. «Todas las cosas
olvidadas habían tenido, por algún motivo, un carácter penoso para el
sujeto, en la medida en que habían sido consideradas temibles, dolorosas
y vergonzosas para las aspiraciones de su personalidad.» «Para traer de
nuevo a la conciencia aquello que había sido olvidado, era necesario ven~
cer en el paciente una resistencia a través de una continuada labor de
exhortación y aliento.>) Más adelante, como veremos enseguida, Freud se
dará cuenta de que dicha resistencia habrú que superarla de otra manera
(mediante la técnica de la asociación libre), pero. mientras tanto había
surgido la teoría de la represión. En cada ser humano intervienen tenden~
cias, fuerzas o pulsiones que _a menudo entra~l en conflicto: La neurosi~
aparece cuando el ~<yO>> conscH::nte bloquea el Impulso y le mega el acceso
«a la conciencia y a la descarga directa>': una resistencia reprime el impulso
en la parte inconsciente de la psique. Sin embargo, «las tendencias repri~
midas, al volverse inconscientes, podían obtener una descarga y una satis~
facción substitutiva por vías indirectas, anulando así el propósito de la
represión. En la histeria de conversión ese camino indirecto llevaba al
ámbito de la inervación somática, y el impulso reprimido volvía a surgir en
una parte cualquiera del cuerpo, creando aquellos síntomas que consti~
tuían, por lo tanto, el resultado de un compromiso; en efecto, constituían
una satisfacción substitutiva, aunque deformada y desviada c.le sus fines
debido a la resistencia del "yo"». Precisnmente el descubrimiento de la
repre$ión fue lo que obligó a Freud a modificar el procedimiento terapéutico empleado junto con la práctica hipnótica: en la hipnosis se trata de
descargar los impulsos que se habían internado por un camino erróneo.
Ahora, en cambio, se hacía necesario <<descubrir las emociones y eliminarlas por medio de una valoración que aceptase o condenase definitivamen~
te aquello que había excluido el proceso de represión>}; Una vez substitui~
da la práctica terapéutica, Freud también cambia el nombre del nuevo
método de investigación y de curación, empleando por primera vez el
nombre de <<psicoanálisis'> en lugar de <(catarsis>). Ahora, afirma Freud,
«tomando como punto de partida la represión, podemos vincular con ella
todos los elementos de la teoría psicoanalítica>'.
3.
INCONSCIENTE, REPRESIÓN, CENSURA E INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
Gracias al descubrimiento de las represiones patógenas y ele otros fenómenos de los que hablaremos a continttacíón, <<el psicoanálisis [ ... ] se
vio obligaclo [... ]a tomarse en serio el concepto de inconsciente". En las
neurosis lo inconsciente es lo que habla y se manifiesta. Más aún: para
Freud <<lo inconsciente es lo psíquico en sí mismo y su realidad esenciab.
De este modo, Freud invertía la ya consolidada y venerable noción que
identificaba lo consciente con lo psíquico. Su anterior práctica hipnótica,
los estudios sobre la histeria, el posterior descubrimiento de la represión y
las investigaciones que Freud venía realizando sobre la génesis de las
perturbaciones psíquicas y de las demás manifestaciones «no razonables>)
de la vida de las personas, le convencieron cada vez más de la' realidad
efectiva y determinante de lo inconsciente. Esto es lo que se halla tras
807
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La libido
Sigmund Frcud
nuestras fantasías libres; es Jo que gc,nera nuestros olvidos, lo que expulsa
de nuestra conciencia nombre, personas, acontecimientos. ¿Cómo es que
querícunos decir una cosa y nos sale otra? ¿Cómo es que pretendíamos
escribir una palabra y escribimos otra? ¿Dónde estará la causa de estos
actos fallidos, es decir, de nuestros errores involuntarios? ¿Acaso no sur~
gen «de la contraposición de dos intenciones distintas}>, una de la~ cuales
-justamente la inconsciente- es «más fuerte que nosotros? En Ps¿copato~
logia de la vida colidiana (1901), y luego en El chiste y su relación con lo
inconsciente (1905), Freud ofrece brillantes análisis (que, sin embargo, los
intérpretes consideran a menudo como muy discutibles) acerca ele un con~
junto de fenómenos (lapsus, distracciones, asociac!ones im~1ediatas de
ideas, errores de imprenta, extravío o rotura de obJetos, chi?tes, amnesias, etc) que la ciencia «exacta)) jamás había tomado en seno, y en Jos
. cuales Freud demuestra la acción permanente de aquellos contenidos que
\Ia represión eliminó de la conciencia, ocultándolos en lo inconsciente,
., \pero sin lograr reducirlos a !o inactividad. Dicha acción de los contenidos
reprimidos dentro de lo inconsciente había sido demostrada por Freud
unos míos antes, en La interpretación de los sueños (1899). La antigüedad
clásica consideraba que los sueños eran una profecía y la ciencia de la
época de freud los tornaba como supersticiones. Freud, sín embargo,
quiso llevarlos al interior de la ciencia: «Parecía absolu.tamente imposible
que alguien que hubiese !levado a cabo una labor científica pu?iese dedi~
carse más tarde a hacer de intérprete de sueños. No obstante, sm tener en
cuenta esa condenación del suelto; considerándolo en cambio como un
·síntoma neurótico no comprendido, de la misma clase que una idea delirante u obsesiva; prescindiendo de su contenido aparente y, por último,
sometiendo a la asociación libre a cada uno de sus diversos elementos, se
llegó a un resultado completamente distinto.>> Tal resultado consistió en
que en el sueño existe un contenido manifiesto (aquello que se recuerda y
se relata, al despertarse) y un contenido latente (aquel sentido del sueüo
que el individuo no sabe reconocer: «¡esto no tiene ni.pies ni cabezal»).
Este contenido latente «contiene el verdadero significado del sueño mismo, mientras que el contenido manifiesto no es más que una máscar~, una
fachada>), El psicoanálisis también -y a menudo, ante todo- es un mterpretador de suei1os. Tiene que volver a recorrer el camino hacia el contenido latente del sueño, contenido que «siempre está lleno de significado)>,
a partir del contenido manifiesto «que a menudo se muestra del todo
insensato». La técnica analítica, apelando a. las asociaciones libres, «permite descubrir aquello que está oculto>>. En las raíces ocultas de los sueiios
hallamos impulsos ieprimidos que el sueño trata de satisfacer, debido a la
menor vigilancia que ejerce el «yo» consciente durante el sueño: «el sueúo
[ ... ]constituye la realización ele un deseo», de un deseo que la conciencia
considera censurable o vergonzoso, y que «Se muestra propensa a repudiar con sorpresa o con indignación». Sin embargo, no debe creerse que la
acción represora del «yo>> cese completamente durante el sueño: «una
parte de ella permanece activa, en cuanto censura onírica, y prohíbe al
deseo inconsciente que se manifieste en la forma que le es propia>}. Con
motivo del rigor de la censura onírica, <dos contenidos oníricos latentes
deben [ ... ] someterse a modificaciones y .a ateJ:lUaciones, que :onvierten
en irreconocible el significado prohibido del sueño>>. Así se explican aque808
Has deformaciones oníricas a las cuales los sueños les deben sus típicos
rasgos extravagantes. En conclusión: «el sueüo es la realización (enmascarada) de un deseo (reprimido)>>. Lo que acabamos de exponer justifica el
que, en opinión de Freud, «la interpretación de los sueños es [... ] el
camino privilegiclo para conocer lo inconsciente, la base más segura de
nuestras investigaciones[ ... ]. Cuando se me pregunta cómo puede uno
convertirse en psicoanalista, yo respondo: mediante el estudio de los propios sueüos>), afirma Freud.
4.
LA NOCIÓN DE «LIBIDO» Y LA SEXUALIDAD INFANTIL
El tratamieoto de las neurosis, la psicopatología de la vida cotidiana, la
investigación sobre los chistes y la interpretación de los sueüos conducen a
Freud al mundo de lo inconsciente. Aquello que ocurre en la historia de
un individuo -haya sido éste consciente de ello o no habiéndolo sospechado jamás- nunca desaparece. En la historia de nuestro planeta; las capas
terrestres anteriores se van hundiendo pero no desaparecen, y los sucesivos estratos de una dudad multisecular continúan existiendo, aunque no
sean visibles. Del mismo modo, la ps¡que ta111bién se halla estratificada. El
recuerdo, la equivocación, el olvido, los s.ueüos y las neuroSis hallan su
explicación causal debido a pulsiones rechaZadas ·Y a los deseos reprimidos
en Jo inconsciente, pero no eliminados. Aquí se plantea un problema
inevitable: ¿por qué se rechazan determinadas pulsiones? ¿Por qué determinados deseos y determinados recuerdos están a disposición de la conciencia, mientras que otros -al menos, eri apariencia- parecen hallarse
fuera de su alcance y reprimidos en lo inconsciente? Según Freud,.Ja razón
está en que se trata de pulsiones y deseos en abierto contraste con Jos
valores y las exigencias éticas que el individuo consciente proclama y
considera como válidos. Cuando se da una incompatibilidad entre el «yo>}
consciente (sus valores, sus ideales, sus puntos de referencia, etc.) y determinadas pulsiones y determinados deseos, entonces entra en acción una
especie de represión-que arranca a la conciencia estas cosas «vergonzosas»
e «inconfesables» y las hunde en Jo inconsciente, donde una censura permanente se esfuerza porque no vuelvan a aflorar en la vida consciente.
Represión y censura entran en acción gracias a que deben actuar sobre
recuerdos y deseos de naturaleza primordial y ampliamente sexUa-l y por lo
tanto sobre cosas «vergonzosas}>, que no hay que decir sino eliminar.
Freud reconduce la vida humana a una libido originaria, es decir, a una
energía conectada básicamente con el deseo sexual: «análoga aL hambre
en sentido general, la libido designa la fuerza a través de la cual se manifiesta el instinto sexual, al igual que el hambre designa la fuerza a través
de la cual se manifiesta el instinto de absorción de alimentos>). Los deseos
procedentes del hambre y de la sed no son pecaminosos y no están reprimidos, mientras que las pulsiones sexuales sí se reprimen, para reaparecer
más tarde en los sueúos y en las neurosis. <.;El primer descubrimiento al
que nos lleva el psicoanálisis es que, de forma habitual, los síntomas
patológicos están ligados con la vida amorosa del enfermo; este descubrimiento ( ... ] nos obliga a considerar que las perturbaciones de la vida
sexual son una de las causas más importantes de la enfermedad.» Los·
809
~·
Sigmund Freud
Teoría de la transferencia
enfermos no caen en la cuenta de ello, porque «Utilizan para cubrirse una
pesada capa de mentiras, como si hiciese mal tiempo en el mundo de i,a
sexualidacb. La sexualidad reprimida explota mediante una enfermedad o
retorna a través de diversos sueños. Precisamente al analizar estos sueños,
Freud descubre la sexualidad infantil. En efecto, los sueños de los adultos
remiten con frecuencia a deseos insatisfechos -deseos incumplidos- de 1~
vida sexual infantiL
El niii.o no carece de instintos y tampoco carece de pulsiones eróticas.
«La función sexual existe( ... ) desde el comienzo.» Según Freud, el nifío
manifiesta tal instinto desde su más tierna edad: «trae consigo estas tendencias cuando viene al mundo, y de tales semillas nace, a lo largo de una
evolución llena de vicisitudes y con numerosas fases, la llamada sexualidad normal áel adulto)). En Primer lugar, la sexualidad infantil es algo
independiente de la función reproductora, al servicio de la cual se pondrá
más adelante. Sirve más bien para brindar numerosas clases de sensaciones placenteras. «La principal fuente de placer sexual infantil consiste en
la excitación de determinadas zonas del cuerpo especialmente sensibles,
además de los órganos scxu(l.\es: la boca, el ano, la uretra, así como la
epidermis y otras zonas sensibles.•) Por lo tanto, la sexualidad infantil es
«autoerotismo>) que se manifiesta como una conquista del placer que encuentra su objeto en las zonas erógenas del cuerpo. Un primer grado de
organización de los instintos sexuales «aparece bajo el predominio de los
componentes orales>), en el sentido de que la succión de Jos recién nacidos
constituye un adecuado ejemplo de satisfacción autoerótica brindada por
una zona crógena (ésta es la fase. oral y abarca el primer año de vida).
A continuación sigue la fase anal, dominada por el placer de satisfacer el
estímulo ele las evacuaciones (1'! fase anal abarca el período correspondiente al segundo y tercer año de vida). Recién en la tercera fase (fase
fálica: 4-5 años) aparece la primacía de los genitales, en el sentido de que
el nii'io busca pl(lcer tocándose dichos órganos, y experimenta un nueVo y
particular interés por sus progenitores. ,El niüo descubre el pene y tal
descubrimiento va acompañado por el temor a perderlo (complejo de
castración). Las nüí.as experimentan lo que Frcucl califica «envidia del
pene». Tales <<complejos» pueden volverse a presentar en la edad adulta y
convertirse en causa de neurosis. En este momento aparece un proceso al
cual corresponde -en opinión de Freud- un papel muy importante en la
vida psíquica. Se trata de la «crisís edípica)).
el fondo de lo inconsciente, aquél ejerce una actividad importante y duradera. Podemos suponer que constituye, con Sus implicaciones, el compleM
jo central de toda neurosis, y esperamos encontrarlo no menos activo en
los demás campos de la vida psíquica.>> En la tragedia griega, Edipo, hijo
del rey de Tebas, mata a su padre, y toma como esposa a su propia madre.
Este mito, dice Freud, «es una manifestación poco modificada del deseo
infantil contra el cual se eleva más tarde, para expulsarlo) la barrera del
incesto>). En el fondo del drama de Hamlet! de Shakespeare, «se encuentra la misma idea de Complejo incestuoso, piro mejor disfrazado)>. Dada
la imposibilidad de satisfacer su deseo) el niüo se somete a su competidor,
el progenitor del cual se muestra celoso, y éste se transforma en su amo
interior. A través de la interiorización de un censor interior_, para la crisis
edípica, pero mientras tanto se ha llegado a instaurar el «superyÓ>l, junto
con él) la moraL Al estadio fálico le sigue un período de latencia <<durante
el cual surgen las formaciones reactivas de la moral, el pudor y el asco.
Este período de latencia dura hasta la pubertad, cuando entran .en funcionamiento las glándulas sexuales, y la atracción hacia el otro sexo lleva a la
unión sexual. Nos. encontramos así en el período genital en sentido estricto. De todas estas consideraciones, Freud deduce que «en primer lugar
libera la sexualidad de sus vínculos demasiado estrechos con los órganos
gehitales, definiéndola como una función somática más amplia, que tiende
antes que nada hacia el placer y que sólo de manera secundaria se pone al
servicio de la reproducción. En segundo lugar, se incluyen también entre
los instintos sexuales todos aquellos impulsos meramente afectuosos, amigables, para los cuales empleamos -en el lenguaje corriente- la palabra "amor">). Este ensanchamiento de la noción de sexualidad (que además representa una reconstitución de dicho concepto), transformando la
sexualidad en algo que no depende por completo de los órganos genitales,
permite tomar en consideración aquellas activiqactes sexuales no genitales
qucy apar~en tanto en los niños como en los adultos (por ejemplo, la
homosexualidad). Tales actividades no genitales son perversas, ya que no
se hallan destinadas a la generación. Esto explica el significado (que no es
de carácter moral) de la expresión de Freud según la cual el niño es «un
perverso polimorfo)>.
6.
EL DESARROLLO DE LAS TÉCNICAS TERAPÉUTICAS Y LA TEORÍA DE LA
TRANSFERENCIA
5.
EL COMPLEJO DE E DI PO
Freud aclara en estos términos este punto central de su teoría: «El niño
concentra en la persona de la madre los deseos sexuales y concibe impulsos hostiles contra su padre, al que considera como un rival. Mutatis nlutandis la niña asume una actitud semejante.)> Los sentimientos que ~e
forman durante estas relaciones no sólo poseen un carácter positivo -es
decir son afables y llenos de ternura- sino que también resultan negativos)
hostiles. Se forma un «complejo)) (es decir, un conjunto de ideas y de
recuerdos ligados a sentimientos muy intensos) que está condenado sin
ninguna duda a una rápida represión. Freud seóala: «Sin embargo, desde
810
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«Las teorías de la resistencia y de la represión en lo inconsciente, del
significado etiológico de la vida sexual, y de la importancia de las experiencias infantiles, son los elementos princiPales del edificio teórico del
psicoanálisis», escribe Freud. Tales elementos acaban de ser expuestos en
las páginas precedentes. Pasando ahora a otros núcleos it.nportantes de la
misma· teoría psicoanalítica, vemos que, en lo que respecta a la técnica
terapéutica, Freud se vio obligado por las experiencias que iban a:cumulándose .a lo largo de sus investigaciones, en primer lugar, a descartar las
técnicas de hipnosis, y más tarde, a superar también aquella acción «insistente y aseguradora>) ejercida sobre el paciente, para que éste venza la
resistencia. La técnica que le resultó más eficaz a Freud fue la de la libre
811
Estructura del aparato p5íquico
Sigmund Freud
asociación de idea~: el analist~ hace que el sujeto se tienda sobre un diván,
en un q.mbiente donde no haya demasiada luz intensa, de manera que el
paciente se coloque en una situación distendida. El analista se pone detrás
del paciente y le invita.a «manifestar todo aquello que se le presenta ante
el pensamiento, una vez que haya renunciado a guiar voluntariamente
dicho pensamiento». Esta técnica no provoca coacciones en e! enfermo y
es un camino eficaz para llegar a descubrir la resistencia: «el hallazgo de la
resistencia es el primer paso hacia su superación)}. Como es obvio, para
que el análisis avance en el sentido correcto, es preciso que el analista
haya des~rrollado «un arte para que logre el éxito>). El analista no coacciona al paciente, Jo guía, le invita a dejar vía libre a las ideas que le vienen a
la mente; a veces sugiere una palabra, tratando de comprobar qué otras
ideas y sentimientos suscita en el paciente. El analista registra y escribe
todo: no sólo lo que dice· el paciente, sino también sus vacilaciones y sobre
todo sus resistencias_ El analista trabaja, pues, sobre las asociaciones libres del paciente. Sin embargo, en la práctica analítica la interpretación
de los sueños desempeña una función primaria ya que éstos se hallan
profundamente conectados con Jos deseos reprimidos en lo inconsciente, y
estos deseos casi siempre son de naturaleza sexual. El análisis «también
se aprovecha del hecho de que en el sueño resultan accesibles los elementos olvidados de la vida infantil, venciendo, mediante su interpretación, la
amnesia referente a los hechos de la infancia». El sueño realiza así- en
parte la función que antes se confiaba al hipnotismo. Hemos dicho que
casi siempre el deseo (que el sueño reelabora y substituye por otra cosa)
tiene un origen sexual: casi siempre, pero no siempre. Freud dice: «Nunca
he afirmado lo· que con frecuencia se me atribuye: que la interpretación
onírica demuestra que todos Jos sueüos poseen un contenido sexual[ ... ).
Resulta fácil observar que el hambre, la sed y las demás necesidades crean
sueños de satisfacción, del mismo modo que un impulso reprimido de tipo
sexual o infantil.» Los sueüos de los niños sirven para comprobarlo y,
«bajo el empuje de las necesidades imperiosas, también los adultos pueden producir sueños similares, de tipo infantil». Además de la asociación
libre de ideas y de los sueños, el analista es un intérprete de los actos
fallidos, de Jos lapsus, los olvidos, los retrasos, las ensoñaCiones en estado
de vigilia o las asociaciones inmediattts: en definitiva, de todo lo que
constituye la «psicopatología dC la vida cotidiana>~. Utilizando estas hendiduras y estos senderos, el analista se propone devolver al paciente su
inconsciente, poniendo de manifiesto las obstrucciones que han provocado la enfermedad y que causan en el sujeto un estado de sufrimiento q'tte a
veces llega a ser insoportable. Sólo se podrán desatar Jos lazos de la enfermedftd sí se descubren las causas de ésta; sólo si se sabe qué ha sucedido se podrá uno liberar del .sufrimiento. Por tal razón, «donde estaba el
"eilo", debe aparecer el "yo"». El camino de la curación consiste en .::da
transformación de lo inconsciente en consciente», aunque a veces suceda
que el médico «asume la defensa de la enfermedad que está combatiendo». Se trata de aquellos casos «en los que el médico mismo debe admitir
que el que un conflicto desemboque en la neurosis representa la solución
más innocua y más tolerable socialmente».
Éstas son las técnicas terapéuticas elaboradas y utilizadas por Freud.
Freud no ta.rdó en dar~e cuenta de que «en todo tratamiento analítico se
812
establece, sin la menor intervención del médico, una intensa relación sentimental del paciente con la persona del analista~·. Dicho fenómeno.fuc
llamado ,<transferencia». «Ocupa de inmediato, en el paciente, el lugar de
su deseo de curación, y si se limita a ser afectuoso y mesurado, sirve ele
base a la influencia del médico, constituyendo un auténtico aguijón afectivo·en el trabajo analítico compartido., Sin embargo, también puede manifestarse me.diante una hostilidad tal qt~e «se configura como principal
instrumento de la resistencia}> y pone en peligro el resultado mismo del
tratamiento. En cualquier caso, «sin transferencia, se vuelve imposible
todo análisis». La transferencia es un fenómeno humano de carácter general. El analista lo advierte· y lo aísla. <,El analista hace que el enfeqno se
vuelva consciente de la transferencia, y ésta se resuelve cuando el paciente
adquiere la convicción de que en su conducta, determinada por la transferencia, está reviviendo relaciones que provienen ele sus cargas afectivas
más antiguas, dirigidas hacia un objeto y pertenecientes al período reprimido de su infancia.» A través de esta labor, la transferencia se convierte
en el mejor instrumento de la cura analítica, después de haber sido el
arma más importante de la resistencia: «SU utilización y su aprovechamiento constituyen en cualquier caso, la parte más difícil e importante ele
la técnica analítica)).
7.
LA ESTRUCTURA DEL Al' A RATO PSÍQUICO: «ELLO)), «YO» Y «SUPERYÓ»
Lo dicho hasta ahora permite deducir con facilidad lit teoría del aparato psíquico propuesta por Freud. Dicho aparato está formado por el «ello»,
el «yO» y el «Superyó~~. El <<elto» (equivalente al id latino; Freud tornó este
término de Georg Groddeck) es el conjunto de los impulsos inconscientes
. de la libido; es la fuente de energía biológico-sexual; es lo inconsciente
ámofal y egoísta. El «YO» es la fachada del «ello», su representante consciente) la punta consciente de! iceberg que constituye el «ello». El «:superyó)> se forma hacia el quinto año de edad y distingue (en grado, pero no en
naturaleza) al hombre del animal; es la sede de la conciencia moral y del
sentimiento de cn!pa. El «superyó» nace en cuanto interiorización de la
·aütoridad f.amiliar, y a continuación se desarrolla como interiorización ele
las demás autoridades, como interiorización de los ideales, Jos valores y
·los modos de conducta propuestos por la sociedad, a través de una substitución de la autoridad de los padres por la de Jos educadores, maestros y
modelos ideales. El ~<superyó» paterno se convierte en un superyó social.
Por lo tanto, el «yO}> tiene que mediar entre el <<ello)} y el «superyó~>, entre
las pulsiones del «ello>>, agresivas y egoístas, que tienden a una satisfacción total e irrefrenable, y las prohibiciones del <<Superyó» que impone
todas las restricciones y las limitaciones de la moral yde la civilización. En
otros términos, el individuo se halla bajo el impulso originario de una
energía de ~ipo biológico~sexual. Estas ·fuerzas instintivas, sin embargo,
están reguladas por dos principios: el de placer y el de realidad. A través
del principio de placer;la libido tiende a buscar una satisfacción inmediata
y total. Por este camino, no obstante, se encuentra con el censor representado por el principio de realidad, que obliga a las pulsiones egoístas,
agresivas y autodestructivas a encauzarse por otros caminos, !os 'caminos
813
Alfred Adler
Sigmund Freud
de la producción artística, de la ciencia, etc.: los caminos de la civilización.
Si~ e~bargo, a p~sar de la represión ejercida por el principio de realidad,
el mstmto no desiste y no se da por vencido, buscando otros canales de
satisfacci?n. E~ el caso de que nO logre'sublimarse a trávés de las obras de
a:te,. resultados científicos, realizaciones tecnológicas, educativas, huma~
mtanas, y si por otra parte los obstáculos con los que se encuentra se
muestran sólidos e impermeables ante cualquier desviación substitutiva el
impulso del instinto se transforma en neurosis.
'
.. -)
8. LA LUC~IA ENTRE «EROS» Y «THANf\TOS» Y EL MALESTAR EN LA CIVILIZACIÓN
En realidad, la cuestión del instinto, de sus formas y de los principios
que lo estructuran, constituyó· una auténtica preoc¡.tpación para Freud,
que al final llegó a hablar de un· «instinto de vida» o Eros y un «instinto de
muerte» o Thanatos. El instinto de vida se expresa mediante el amor, la
creatividad, espíritu constructivo. El instinto de muerte, mediante el odio
y la destrucción. Se trata de un instinto poderoso, el hombre es un ser
agresivo . .«Horno homini lupus: ¿quién se atreverá a discutir esta afirmación, después de todas las experiencias de la vida y de la historia?», se
pregunta Freud en El malestar en la civilización (1929). En el hombre hay
ur;¡a «agresividad cruel» que revela en él «Una bestia salvajet a la cual
resulta ajeno el respeto a su propia especie». La realidad, en opinión de
Freud, es:que «debido a esta hostilidad primaria de los hombres entre sí,
la sociedad incivilizada se ve continuamente amenazada de destrucción
[ ... y] para cada uno de nosotros llega el momento de abandonar como
ilusiones ficticias .aquellas esperanzas que cuando es joven deposita en sus
propios semejantes, y de experimentar en qué medida la malevolencia de
éstos convierte la vida en algo duro y oneroso)). Por lo tanto, Freud no
condena la civilización tout court, sino las represiones inlitiles y excesivas,
que son una fuente de angustia y de sufrimiento. Justarriente para aliviar
estos sufri"r_nientos Freud ofrece 1 mediante su genealogía de la civilización,
una mayor conciencia desmitificadora de Jos ideales y los valores, para
que éstos, aunque sean necesarios para dominar el instinto de muerte, no
se transfor,men en instrumentos ele tortura para la vida de los individuos.
El hombre renuncia a gran parte de su felicidad para hacer posible una
vida social (la civilización) que no sea autodestructiva. {{El "superyó" es el
heredero del complejo de Edipo y el representante de las aspiraciones
éticas del hombre.)> El «Superyó» obligó a Edipo a arrancarse los ojos. El
trabajo de Freud tiende precis4mente a esto: no a negar la civilización,
sino a no ¡permitir al {<superyó>) que arranque los ojos al nuevo Edipo,
enloqueciendo al hombre y haciéndole la vida insoportable e inhumana.
Es cierto que hay enfermedades (soportables) con las que el hombre debe
aprender a coexistir, pero también es verdad que el hombre civilizado ha
vendido la: posibilidad de la felicidad «a cambio de un poco de seguridad».
Lo importante es que la vida civilizada, en un desarrollo constante, resulte
soportable. Al final de El malestar en la civilización Freud escribe: «EL
problema fundamental del destino de la especie humana me parece que es
lo siguiente: si, y hasta qué punto, la evolución civil de los hombres logrará do!flinar las perturbaciones de la vida colectiva provocadas por su pul-
814
sión agresiva y autodestructora. ( ... ]En el momento.actuallos hÓmbres
han ampliado tanto su propio poder sobre las fuerzas naturales que, apro~
vechándose de ellas, les sería fácil exterminarse recíprocamente, hasta el
último hombre. Lo saben, cosa que provoca gran parte de su presente
inquietud, infelicidad y apresión. Cabe esperar que la otra de las "potencias celestiales", el Eros eterno, haga un esfuerzo para consohd.arse en la
lucha contra su adversario igualmente inmortal. Empero, ¿qu1én puede
predecir si tendrá éxi!o y cuál será e! _resultado final?>>,
, .·
Agreguemos una ultuna observa~tOJ~. Fre_ud reconoce que su doctuna
psicoanalítica manifiesta grandes comc¡denctas con ~a ~l<?sofia de Scho~
penhauer, <{quien no sólo aceptó el prim~do de la. afect1v1dad y la extraordinaria importancia de la sexualidad, smo también el m.ec~msm? de la
represión». Sin embargo, señala Freud, se trata de una comctdenc¡a. pero
no de influjos. Freud confiesa haber leído a Schopenhauer <{e~ una epo.c~
muy avanzada de la vida)>. A.ñade además: «J?u.rante mucho :~~mp? .evite
leer a Nietzsche, otro filósofo cuyos presentnmentos y cuyas mt.mcwnes
coinciden frecuentemente, ele modo sorprendente, con los labon?s~s re~
sultados del psicoanálisis, ya que n~ m~ intere~aba e! tener una pnondad,
sino el mantenerme libre de cualqmer mfluencta.» Fmalmente, por lo .que
respecta al marxismo, Freud nos~ muestra !lada convencido de que d1cha
doctrina baya encontrado «el cammo para ltberar?os del m ah. En efecto,
«con la abolición de la propiedad privada se qtnt.a al humano deseo de
agresión, uno de sus instrumentos.' sin duda un mstrumento poderoso,
pero sin duda también, no el más fuerte>'· ....\
9.
LA REBELIÓN CONTRA fREUD Y EL !'SICOANÁLISIS DESPUÉS DE fREUD
9.1. La «psicologíá individual» de Alfred Adler
En 1910 nació la Sociedad Internacional del Psicoanál!sis, e~~~~ prim~r
presidente fue Carl Gustav Jung. Mientras tanto, el pstcoanahsJS habw
hallado nuevos campos de fecunda aplicación. T. Rei!~ Y el etnólog?
G. Roheim desarrollaron las tesis contenidas en el trabaJO de Freu.d To~
tem y tabú. Otto Rank convertía la mitología en objeto de estudlO. ~~
pastor protestante O. Pfister, .de Zurich -qu~en, según .Freud, «des~u?n.?
que el psicoanálisis era concihable con una forma sublimada de rehg10s1~
dad))- aplicó el psicoanálisis a la pedagogía .. ~n consecuencia,. no fal.tm:o!l
éxitos. Sin embargo, junto con estos, tambten l.l~garon la~ pnrr:eras ese¡~
sienes notables, que rompieron de manera dec¡s¡va la umformtdad dy la
perspectiva freudiana:
.. ,
.
..
. .
,
El artífice de la pnmera esClSIOn (1911) fue Al!red Adler (1870-1937),
fundador de la «psicología individual» y autor de obras como El_temper~~
mento nervioso (19!2), Conocimiento del hombre (1917) o Prax1s Y teona
de la psicología individual (1920). Antiguo cti;cípulo de Freud, Yp~rtrend~
del mismo material en que se basaba la teona freudtana y ~frontand~ los
mismos problemas que Freud, construye un siste~a te.ón~o, q.ue nJCga
punto por punto el Sistema de Freud? con lo que este dtrá tro?~came~te
que «la doctrina de Adler se caractenza no ta?to por lo que afnm~, .smo
por ¡0 'que niega>). La doctrina de Freud constdera que toda la acttv1dad
815
Pslco;wálisls después de Freud
de! hombre está en función de su pasado; la doctrina de Adler considera
que está en función de su futuro (G. Zunini). Adler afirma que el comporta~ni~n~o del incl~viduo !lO está guiado por el principio ele! placer y por el
pnnclpto de realidad, smo por su voluntad de poder. En cada fase de su
ci.es~rrol!o, escrib~ Acller; <~el individuo está guiado por su deseo de supenon~ad, ~e semeJanza dtvma, por la fe en su poder psíquico particular».
La dmátmca del desarrollo del individuo se enfrenta con la disyuntiva
entre el <(complejo de inferioridad)) que se desencadena ante !as obligaciones que hay que cumplir y la competición con los demás, y la voluntad de
afinn~r el propio poder. A lo largo del esfuerzo por la propia afirmación
varoml y por superar el complejo de inferioridad, afirma Adler, ocurren
proces?S ?e compensación. Cuando una actividad psíquica es inferior a los
req~erumentos de la tarea que hay que afrontar, entonces entra en juego
-al 1gual gue e:1 _los procesos biol¿gicos- una compensación por parte de
alguna otra 9CtivJdad que es supenor con respecto a la tarea. Con este tipo
de herramientas conceptuales Adler interpreta de manera diferente el
material freudiano y trata de solucionar de un modo distinto los problemas en q~1e se h~bfa ba~ado el psicoanálisis. Así, en los sueüos no es que
habla Jo l.nconsciente, smo que expresan el proyecto vital del individuo,
qu7 ~~mb1én se pone en e~idencia a través de los actos fallidos y que -en
opmwn de Adler·- se mamfestaría como «plan de vida)) ya a los cuatro o
cinco ai1os de edad. También en las pulsiones sexuales Adler ve en acción
la voluntad de poder que aspira a dominar a los otros. La neurosis es el
sent.imiento de inf~rioridad del individuo que, ante las dificultades, se
r7phega ?o_bre sí m1smo y exige de los otros que le manifiesten comprenSIÓn, obhgandoies a ded1carle su atención. La noción central del sistema
de Adler es la voluntad de poder. Su referencia histórica más inmediata es
el pensamiento de Nietzsche) pero también el de Schopenhauer. Adler
aphc¿ sus t.eorías ~1 arte y a la educación. En Viena surgieron clínicas para
la onentac1ón socwl y asilo para niüos, inspirados en las ideas de Adler.
Karl Popper trabajó en una de estas instituciones. En una ocasión, en
1919 •. Poppe_r refirió a Adler un caso que no consideraba particularmente
adlenano. Sm ,em?argo, narra Popper, Adler «lo analizó sin ninguna dificultad en los tenmnos de su teoría de los sentimientos de inferioridad sin
haber visto siquiera al niño. Un tanto desconcertado, le pregunté cÓmo
P?día estar tan seg~ro. "J?~bido a mi experiencia de mil casosn, respon- ·
chó; ante lo cual -sJgue d¡cxcndo Poppei- no pude evitar añadir: "experiencia que ahora se tranforma en mil y un casos"». Esto sirve para recordar que aquí halla su origen el criterio de falsación popperiano.
9.2. La <<psicologia analftica'> de Carl Gustav Jung
Fam,osopor sus estudios de psiquiatría, el suizo C.G: Jung (1875-1961)
se aproximo a Freud ,, pero en 1913 -dos años después de la secesión ele
~dler- ~ambi~n Jung se alejó de Freud y propuso un influyente sistema de
Ideas psi~ológicas que denominó «psicología de los complejos» o (<psicología analítica». ~ung fue quien introdujo el término «complejo», utilizándo~o en.su~ ~studtos de asociación diagnóstica (1906). La noción de «compleJO» stgmflca para Jung ((grupos de contenidos psíquicos que, desvincula816
Cari Gustav J \ll1g
dos de la conciencia, pasan a lo i,nconsciente, donde continúan llevando
una existencia relativamente autónoma e influyen sobre la conducta» (G.
Zunini). Este influjo puede ser negativo, pero también puede asumir una
valencia positiva, cuando se convierte en razón de nuevas posibilidades de
creación y de éxíto. Jung utilizó la noción de complejo para el diagnóstico
de las asociaciones. Proponía distintas palabras, una a continuación de
otra, a un sujeto que debía responder inmediatamente con la primda palabra que le viniese a la mente. Jung puso de manifiesto que el tiempo de
reacción -el tiempo que transcurre entre la:presentación de la palabra y la
respuesta del sujeto- cambia ele una palabra a otra, y ante las diferentes
palabras también se da en el individuo una actitud distinta. A veces la
reacción es muy vacilante o bien resulta muy apresurada: nos encontramos ante reacciones que son indicativas de' complejos, de los cuales el
sujeto no es consciente. Por este camino, pero también a través del contc~
nido de las reacciones verbales y de los sueñqs, Jung penetra en lo inconsciente. Posteriores investigaciones le llevaron a lo que fue quizás su descubriiniento fundamental: lo «inconsciente colectivo>). Para Jungla estructura de la psique abarca la conciencia y un inconsciente personal, dónde se
conserva y se agita aquello que la conciencia quiere reprimir, abandonar o
cancelar. Sin embargo, además de la conciencia y de lo inconsciente personal, Jung descubre una zona ele la psique que llama «insconsciente colectivo». Lo inconsciente personal consiste, básicamente, en complejos~
mientras que lo inconsciente colectivo, está formado por arquetipos: (<los
instintos [tendencias innatas, no aprendidas] constituyen analogíaS muy
cercanas a los arquetipos. Tan cercanas, gue hay motivos para suponer
que los arquetipos son las imágenes inconscientes de los instintos mismos;
en otras palabras, son esquemas ele comportamiento instintivo. La hipótesis de Jo inconsciente colectivo, por Jo tarito, no resulta más aventurada
que hdmitir que haya instintos>>, escribe Jung. Lo incons.ciente col'ectivo es
hereditario y <<es idéntico en· todos los hombres, constituye un substrato
psíquico común, de naturaleza suprapersonal) gue está presente en cada
uno de nosotros». Los arquetipos son esquemas de reacciones instintivas,
de reacciones psíquicas obligadas que se hallan en los sueúos, pero tam·
bién en las mitologías y en las tradiciones religiosas, y hacen referencia a
características de la vida humana como el nacimiento, la muerte, las imágenes paterna y materna o las relaciones entre ambos sexos. .
Otro tema relevante en el pensamiento de Jung es su teoría de los
<(tipos psicológicos». Analizando la conttoversia entre Freud y Adler,
Jung logra trazar la tipología del introvertido y del extravertido. Freud
sería extravertido, y Adler, introvertido. Para el extravertido los acontecimientos externos a él mismo poseen la máxima importancia consciente.
Como compensación en lo inconsciente la actividad psíquica del extravertido se encuentra en el «YO». Por lo contrario, para el introvertido lo que
cuenta es la respuesta subjetiva del individuo ante los acontecimientos y
las circunstancia~ de carácter externo, mientras gue en lo inconsciente el
introvertido se ve empujado con sentimientos de temor hacia el mundo
externo. Aunque no existe un «tipo puro», Jung admite sin embargo la
extremada utilidad descriptiva de la distinCión entre «introvertido» y (<extravertido». (<Cada individco posee ambos n~ecanismos -la introversión y
la extraversión- y lo único que determina el tipo es el predominio de uno o
8!7
Psicoanálisis despues de Freud
de ?tro.» Tipo~ psic~lót¡icos es de ~92L A partir de este período, Jung
ded1ca su atención prmc.Ipa! al estud.w de !a magia, de las diversas re!igio~
nes ~ de las culturas onentales (Pstco/ogza y religión, 1940; Psicología y
alqu<mza, 1944; El «YO» y lo inconsciente, 1945). .
·
·
Cón.tempiando su l~bor dentro del contexto de nuestra ciVilización
Jung afirmo: «No me Sl~nto espoleado po,r un optimisino excesivo y tam~
poco soy aman.te de los ideales elevados, smo que me intereso simplemen~
~e .P?r ~l destmo del ser humano en cuanto individuo, aquella unidad
mfm¡testmal. de. 1~ cual depende un mundo, y en la cual-si leemos correctameQte el stgmf1cado de~ mensaje cristiano- también Dios busca su fin.>>
La respuest~ que Jung d<o en 1959 a u.n entrevistador de la BBC que le
preguntó. «l. Cree en D~os?» se htzo celebre y se convirtió en fuente de
prolo~gadas controversias. Jung contestó así a la pregunta: «No tengo
necestdad de creer en Dios. Lo conozco.»
Fre:Jd, ante el sistema de. Jung, afirmó: «Aquello de Jo cual los suizos
se s~n.tian tan ?rgullosos no era más que la modificación teórica del psicoanáhsJs, obtem?a .c~ando se :echa7(a el factor de la sexualidad. Confieso
q.~e desde el.pnn~Ip!O entendt este progreso" como una excesiva adecua~
CI.on a. las ex1genc1as de la.actu~lid~d.» P~r su parte, Jung, integrando las
dJvers~ts fuerzas Yte~denctas p~tqUJcas baJo la noción de energía, no quiso
negar en absoluto la tmportancta de la sexualidad dentro de la vida psíquica, «aunque Freud sostenga con tozudez que yo la niego». Jung afirma:
«~O que .pretendo es est::tblecer fronteras ante la desenfrenada terminolo~
g¡a relativa al sexo, que vi.~ia tod~s las discusiones acerca de la psique
huma~a, y colocar 1~ sexualidad misma en el lugar más adecuado que le
~orre.sponda ...El sentido común. sie~pre v.olverá al hecho de que la sexualidad n.o e~ J?8S que uno de. los mstmtos biOlógicos, sólo una de las funcio~
nes ps¡coftSlológiCas, aunque sin ninguna duda muy importante y de un
alcance muy grande.»
9.3. Wilhelrn Reich y la síntCsis entre marxismo y teoría freudiana
Wilhelm
Re~ch
(J897-I957) trató de llevar a cabo una síntesis entre
ma~xrsmo Y teor.w fret}~I~na .. Retch se doctoró en medicina e ingresó en la
\
S~c1edad del Psicoanah~Is. Sm. embargo, sus r~laciones con Freud se en~
fnaron muy pr~nto, debido qmzás al notable interés que Reich manífestaba p~r el marx~smo,. hast.a el pu~to de ingresar en el partido comunista
aleman. En 1931 Re<eh, JUnto con otros amigos, fundo el grupo Sexpol,
destmado a la asistencia médtca a favor del movimiento obrero asistencia
que hacía re~erencj~ a cuestiones sexuales y de higiene mental: Debido a
su c.arácter hrpe~cntic?•. ~bandonará de inmediato tanto el partido como la
Sociedad del P~<coanahSL:'L Después de la llegada de Hitler al poder, se
refugta en Amenca. Alh le esperaba un triste destino: fue detenido a
causa de sus teor~a~ y muri~ ~n la cárcel, en 1957. Sus libros fueron que~
Il_l~dos: Lo que dtstmgue, basJCamente, a Reich de· Freud es una concepM
~lO~ diferente de la naturaleza humana. Freud había insistido sobre el
mstm~o de Thanatos, el instinto de muerte, sobre las pülsiones agresivas
negat1~as, s?bre ~as fuerzas psíquicas destructivas y perversas. A criterio
de Ret~h, d1chas tdeas no son más que teorías metafísicas. La agresividad
818
Carl Rogers
destructora, en opinión de Reich, no es parte integrante de la naturaleza
humana, sino el efecto manifiesto de una represión sexual que inhibe los
instintos sexuales. En nuestra sociedad, éstos no logran expresarse con
naturalidad. De aquí provienen las perversiones, la pornografía y la agresividad contra uno mismo y contra los demás. La opresión de los instintos
sexuales, al igual que cualqier otro tipo de opresión, setia de naturaleza
política, en opinión de Reich. Como consecuencia, el hombre liberado de
las cadenas que le oprimen no podrá menos que ser el hombre de otra
sociedad. En tales circunstancias, resulta urgente una labor de concienciación de las masas para que hagan caer la sociedad actual. Esto justifica el
acoplamiento que Reich efectúa entre marxismo y teoría freudiana.
9.4. El psicoanálisis infantil en Anna.Freud y Me/anie Klein
Freud trató psicoanalíticamente a sólo un niño. Fue su hija, Anna
Freud, la que se ocupó de los niños de más de tres años. Anna Freud
acepta que los factores inconscientes y las pulsiones instintivas, especialmente las de carácter sexual, desempeñan un papel notable en la vida del
niño. Sin embargo, afirma que también poseen importancia los factores
ambientales, como por ejemplo la relación del niño con sus padres. El
libro más conocido de Anna Freud es El «yo» y los mecanismos de defensa
(1937), donde se afirma que el (<YO» se defiende de los impulsos reprimi~
dos en lo inconsciente a través de cinco caminos: la huida a la fantasía, su
negación de palabra y de hecho, la restricción del «yo», la identificación
con el agresor y determinadas formas de altruismo.
.
Anna Freud estudió a los niños de más de tres años. Melanie Klem,
cuyas concepciones ejercieron un notable influjo sobre los psicoanalistas
ingleses, estudió en cambio a los ?iños de menos de ~~~s años. lnv.estigando sobre la actividad de su fantasta, tal como se mamítesta en los JUegos y
en la mímica, Klein estableció que la crisis edípica entra en funcionamien~
to mucho antes de lo que creía Freud. Más aún: el primer objeto del
mundo del niño es el seno materno. La necesidad de chupar está acompañada por el temor a que no se vea satisfecha. Durante esta p:imen~ fase·, el
niño está aterrorizado por el n1iedo a verse dañado (Ivfelame Klem llama
<~posición persecutoria>) a este sentimiento). Más adelante, ha~ia el terce_r
mes, el niño teme destruir a la persona que ama y de la que t1ene necesidad (Kiein llama a este sentimiento <<posición del?resiva»). Al consta.t_?r
después que su agresividad no r~sulta tan destructl~a y poderosa, el m~o
logra superar la posición depresiVa, se vuelve conltado y demuestra .mas
seguridad. Sin embargo, dicha superación no ocurre de una vez para s1em~
pre: la posición persecutoria y la posición depresiva pueden reaparecer en
la vida adulta.
·
9.5. La terapia no directiva de Car/ Rogers
La contiibución de Carl Rogers a la psicoterapia está constituida por
aquel conjunto de principios generales q_ue, implicados en s~ experie~cia
terapéutica, son conocidos como «terapia centrada en el cliente» (Cilent
819
Carl Rogers
Psicoanálisis después de Frcud
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centered 1herapy). Se trata de un sistema abierto de teorías y de hipótesis
que, en cuanto tales, se enuncian de modo provisional y se someten constantemente a lo largo de la actividad clínica, a una criba experimental:
«Siempre he tenido la convicción ele que debo proponer mis ideas corno
algo provisional y que puede ser aceptado o rechazado.» Según la teoría
de Rogers, debe hacerse una referencia constante a una fuerza de base, y
la terapia se centra en la persona porque en ésta «hay una fuerza que
posee una dirección fundamental positiva». Dicha fuerza es defínida como
;<tendencia actualizadora», es la fuente originaria de energía vital que
tmpulsa a la persona en dirección a su desarrollo y su autorreaUzación. En
la relación terapéutica habría que crear justamente las condiciones para
que surja y entre en funcionamiento dicha fuerza.
Otro dato que se refiere al proceso terapéutico es la «experiencia
actual» (experíenóng). Está conectada con el proceso total de nuestra vida
subjetiva, con aquel filón constituido por el continuo flujo de sentimientos
implícitos y con el estado preconceptual. Llegamos a este estado preconceptual para proveer de datos nuestra experiencia actual y permitírle que
alcance significados explícitos y conccptualizaciones. Dicha experiencia
concierne «el dato inmediatamente sentido e implícitamente significativo
[ ... ],el sentimiento que un sujeto experimenta al tener una experiencia.
Se trata de una continua corriente de sentimientos, con algunos pocos,
contenidos explícitos. Es algo dado en el campo fenoménico de cada per~
s?IW». <(Cuando me pregunto "¿qué tipo de experiencia actual es ésta?"~
siempre existe una respuesta implícita, aunque todavía no se haya concep~
tualizado una respuesta explícita.)> La experienda actual, por lo tanto,
implica ~ignificados explícitos y posibles conceptÚalizaciones, como ya
hemos dicho. Cuando Rogers toma en consideración su propia experien~
cia clínica y la de sus colegas, así como los datos suministrados por la
investigación, advierte una diferenciU notable en el modo de experimentar
que muestra el sujeto, según e! estadio en que se encuentre a lo largo del
proceso de modificación y crecimiento. En un extremo del proceso se
halla la fijeza y la rigidez de quien es incapaz de vivir la experiencia con
inmediatez, en el sentido de que la separación con respecto a lo que se
experimenta es considerable y los significados se formulan de modo estereotipado e impersonal. Los estadios intermedios se caracterizan por una
inte!ectualización excesiva, por el discurrir de aquello que se experimenta
en aquel momento como si perteneciese al pasado, por el temor a experi~
mentar con inmediatez de sentimientos, !legando gradualmente hasta una
pl~na aceptación de aquello que se experimenta, aunque se trate de sentimientos negados con anterioridad. «En el estadio más avanzado del continu.um, vivir con inmediatez todo lo que experimenta es la característica
mús relevante del proceso de terapia. En estos momentos lo que se siente
coincide con lo que se piensa; el "yo" es la conciencia refleja de aquello
que se experimenta y la voluntad es la consecuencia natural del significado
de este fluir de referencias interiores. El sujeto, en esta fase, es un proceso
fluido de experiencias aceptadas e integradas.>}
De este modo se llega a modificar también el concepto de uno mismo.
Tendemos a crearnos un concepto de nosotros mismos que sea aceptable
para nosotros y para Jos demás-, sobre la base de valores provenientes del
exterior y no originados por nuestra propia experienci"!. Tales valores se
820
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mantienen de modo rígido y nos inducen a negar que nos pertenezcan
experiencias no compatibles con ellos. Esta ·im~gen de sí es. rígid~, e~tá
distorsionada y resulta incompleta porque excluunos de ella expen~x~c1as
important~s y nos encontramos inse&uros,: en un estado de vuln~rabxhdad
y de incongruencia. «La incongruencra es un constructo fundamental de la
teoría que he~os elaborado. Hace ref~rencia a un,a disc~epanci~ et:t:e la
experiencia real del organismo y de l~ ¡m~gen de si. que tiene el md1~1duo
cuando se representa aquella expenenc1a.' Por ejem~lo, 1!-n estudwnte
puede experimentar, globalmente [... ]temor a la umvers1daq ~ de los
exámenes que se reahzan en el tercer piS? Pe ~eterm~nado edtf~:w, en. la
medida en que éstos p'ueden poner en evtdencia una madecuacton bástca
suya. Puesto que el miedo a dicha inad.ecuación se ha~la e~ taj&nte oposición con la imagen que él tiene de sí_nusmo, tal expenen~ra se. rep~esenta
en su cOnciencia de manera distors10nada, como un rmedo 1rracwnal a
subir las escaleras de este o de aquel edificio, y muy pronto, como un
temor irracional a atravesar plazas.>} La xnodificación del concepto de uno
mismo es, por tanto, otro dato importante en el con.tínuwn del proceso
terapéutico.
:
¿Cómo actúa el terapeuta en dicho p~·oceso? Partiendo de la base ?~l
principio inicial de la «no directividad>l, se ~all~ en un estado d<~ aut~nt1c1~
dad y de congruencia, «es profundamen.t~ e~ Imsmo, y ~u. expenencra real
está fielmente representada en su conciencia» (Autentladad y congruencia). «No sirve actuar de modo sereno y agradable cuando .de hecho nos
sentimos críticos y llenos- de ira. No sirve actuar como si se conociesen las
respuestas que hay que dar cuando e~ realidad no se con~cen.>} «Quiero
aúadir que, aunque me da la sensación de haber aprendido :a fondo la
verdad de estas proposiciones, no la he aprovechado del modo ad.ecu~­
do.>l El terapeuta acepta sin condiciones cada aspecto de la expenenc1a
del cliente y experimenta hacia él una consideración positiva. No expresa
valoraciones o juicios (Aceptación incon4icionada). Entra con él una relación empática; considera la experie~cia del cliente c?locándos.e dentro de
su mundo y de su manera de expenmentar. (Empalla). «Sen tu el mundo
peisonal del cliente como si fuese n~estro, sm pe~·der nu~ca, .empero, esta
cualidad del "como si", en eso consiste la empatw; sentir la Ira, el temo(,
la turbación del cliente como si fuesen nuestros, p~ro sin añadirles nuestra
propia ira y nuestra propia turbación, tal es la condición que'inten~~mos
describir.>> La última condición que las resume a todas es qt~e el cliente
perciba la aceptación y la ~mpatía del te'rapeut~. Para R<;>ge~s n? valen los
criterios externos de descnpc1ón del proceso, smo los cntenos ~nternos al
cliente mismo, con base en aquello q_ue el cliente va experimentando
paulatinamente.
9.6. Rogers: la «comunicación auténtica» el individuo y el grupo
1•
A partir ele 1964 Rogers aljandon.ó ta docen.cia univ~rsitaria para d~di­
carse a la experimentación grupal. Dtcha expenmentactón se ha extend.Ido
a numerosos países europeos. Según Rogers, el grupo pue.de· convertirse
en una situación electiva que ayude a ser realmente uno m1smo1 f~era de
los papeles preestablecidos. Sin embargo, ¿qué es lo que constituye el
821
Psicoanálisis después de Freud
grupo? Es evi.dente que no basta con que existan varias personas juntas en
un lugar o baJO una denominación común (por ejemplo) una clase de una
escuela) para que haya \In grupo. Durante los primeros días del curso la
clase de 1. Bes un grupo, pero sólo lo es en un sentido formal. Para que
se convterta en un grupo real deben darse determinadas condiciones entre las cuales resulta esencial la «Comunicación auténtica». Tanto ~n el
caso de un grupo que viva una experiencia común (una clase eséolar)
como en el de un grupo de científicos que trabajen en un proyecto común
la comunicaci~n au.téntica es el fundan:ento de su existencia como grupo:
¿Cómo se reahza d1cha comunicación? La comunicación afecta a la personalidad íntegra) se comunica con toda nuestra actitud no sólo verbalmente (a veCes las palabras constituyen una ·defensa). '¿Qué comunicamos
sobre nosotros? ¿Aquello que, queremos parecer o lo que somos realmente? Una de las cosas que aprendemos muy pronto -y sin damos cuenta- es
nuestra historia psicológica, es cómo resultar agradables a los de,más para
que nos amen. La consideración y el amor de los demás sirven de funda~.
mento para nuestra identidad: son la condición primordial de nuestro ser
personas. A este respecto, ser valiente, bueno, inteligente, poderoso, rí~
co, etc. (de acuerdo con los valores que cultive nuestro sistema sociocultu~
r~l) qui~re ~ecir «S~r», «exist.i~». ~uy a menudo sucede que uno no se
siente m valiente, m fuerte, m mtehgente, etc. (pensemos en el niño que-se ~alla frente a mod~los mucho mayores que él). En ese caso, la única
salida (d.entro de un.ststema rígido de comunicación, en el que se experime~ten tomo excestvas las .exigencias) c<?nsiste en buscar adaptarse de
f~lgun modo, adoptando actitudes corno Si se fuese valiente, inteligente,
fuerte, etc. Aquí se encuentra la raíz del «querer parecer» (a uno mismo y
a lo.s ?~más), que nace. de una desconfianza básica en .uno mismo y en la
posibilidad de ser considerados y amados, si se nos viese tal como somos
en realidad. Se desenca~ena entonces un mecanismo de actitudes y de
C?nductas que se convertirán .en rasgos constantes de la personalidad pro~
pta, pero que no son auténticos. En este caso la comunicación se halla
distorsionada, porque se está imposibilitado de comunicar aquello que
uno es realmente. En la vida de cada día hay muchos ejemplos de comunicación entre «fantasmas» o «máscaras>). El malestar -y a veces el dramade la incomunicación y de la alienación reside en esta falta dd encuentro
entre individuos que no logran ser aquello que son; de modo que, por un
lado, no podemos reconocernos en el individuo ficticio (pero tan acostumbrado que se desencadena automáticamente) que se suele utilizar en las
relacion~s con los demás, y por el otro no logramos hallar nuestra verdadera .individ~alidad, porque no hemos dejado que surja y actúe, la hemos
perdtdo de vtsta. En r:sumen: sabemos que no somos aquel individuo que
se mueve, habla y actua con los demás, pero no logramos entender quién
somos en realidad.
En un grupo formal coexisten individuos con una personalidad que se
halla ~st:ucturada s?bre las bases más o menos auténticas, y por lo tanto,
con dtstmtas capactdades para la auténtica comunicación. La dificultad
para la fo~mación de un yerd.adero grupo :onsiste en facilitar lo más posible este tipo de comumcactón. ¿De que modo? Actuando en sentido
inverso a_I mecanismo que ha construido la máscara defensiva. Es preciso
crear y dtsfrutar de una atmósfera de libertad y de aceptación eSpontánea
0
Carl Rogers
del otro, sin poner condiciones. Por libertad se entiende ser lib.res del
tener que parecer intel.igentes, valientes,. di~ertidos, et~., a cualq~t~r pre~
cio, para poder ser temdos en cuenta. AsimiStn?, se entl~n.de ser hbt.es d~l
temor de ser y demostrarse tal. como se es, ser libres de VtVI~ la e~~enencta
de «también así» uno es aceptado y amado. Una acepta~tón cahda y espontánea de tos demás ayuda a aceptarse y a ser uno m1smo, y a.crecer
sobre esta base real de nuestra personalidad. «He llegado a sentir que,
cuanto más el individuo se ve entendido y aceptado en profundidad, más
tiende a eliminar las fachadas falsas con las que se ha enfrentado con la
vida, y más avanza en una dirección positiva, de mejoramiento.» El primer paso para sentir~e libres e íntegros •. verdaderam~n.te den~ro d.e los
propios sentimientos, emociones y reaccwnes, para VIVIr las sltuacwnes
como seres vivos, comunicando con toda nuestra persona cosas verdaderas consiste precisamente en esto. En este caso, cualquier cosa que se
dig~ o se haga es una comunicación auténtica. Ba~ándose en esto, un
grupo logrará extraer el hilo conductor de su propta estru~tura. Y ello
consiste en un auténtico punto de llegada. Por lo que se refiere ~l poder
dentro del grupo, si se han establecido las condiciones ~nt~s mencw~adas,
ya no es expresión de un liderazgo en el sentido autontano o autonzado.
Es un poder que paradójicamente se manifiesta e~ e~ momento en el cual
·se cede: es el poder de favorecer en el .otro el sentlmtento de su fue~za de
base, de su energía vital y de sus capac~dades reale~, ~e hac~rle ~enttr. que
tiene poder y que puede asumirlo grac1as a su crecumento mtenor e mte~
lectual.
823
822
El término «estructura>)
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CAPÍTULO
XXXIV
EL ESTRUCTURALISMO
1.
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El término «estructura}) circula hoy con normalidad en el seno del
lenguaje de las ciencias naturales, las ciencias matemáticas y las ciencias
histórico-sociales. Por ejemplo, hablamos de estructuras lógicas y de estructuras lingüísticas; hallamos en física la estructura nuclear del átomo, y.
en astrofísica estudiamos la estructura del universo; en matemática se
habla de estructuras de pertenencia (en los conjuntos), de estructuras
algebraicas (grupos, anillos, cuerpos, es decir, leyes de composición), y de
estructuras espaciales o topológicas. En anatomía tenemos la estructura
del cuerpo humano, y los sociólogos y economistas ponen de manifiesto
las estructuras sociales y económicas; se estudian las estructuras moleculares y químicas, y así sucesivamente. En líneas generales, y con la correspondiente cautela, podemos afirmar -siguiendo las huellas ele Piaget- que
una estructura es un sistema de transformaciones que se autorregulan.
Una estructura, en esencia, es un conjunto de: leyes que definen (e instituyen) un ámbito de objetos o de entes (matemáticos, psicológicos, jurídicos, físicos, económicos, químkos, biológicos, sociales, etc.), establecien~
do relaciones entre ellos y e~pecificando sus conductas y/o sus formas de
evolución típicas. Esto, en resumen, es lo que cabe decir acerca del uso de
la noción de estructura en el interior de las ciencias.
Sin embargo, existe también un uso filosófico o un conjunto de usos
filosóficos del concepto de estructura. Se trata de Jos usos elaborados por
pensadores como Lévi~Strauss, Althusser, Foucault y Lacan, quienes enfrentándose con el existencialismo, el subjetivismo idealista, el humanisJJlO personalista, el historícismo y el empirismo crasamente factualista (y
el error que éste manifiesta ante la teoría) dieron origen a un movimiento
de pensamiento o mejor dicho a una actitud, precisamente la actitud estructuralista, que propone soluciones muy distintas (a las propuestas por
las filosofías que acabamos de mencionar) a los urgentes problemas filosóficos que hacen referencia al sujeto humano o «YO>} (con su presunta
libertad, su presunta responsabilidad y su presunto poder ele hacer historia) y al desarrollo de la historia humana (y su presunto sentido). En pocas
palabras, los estructuralistas quisieron invertir la dirección ele avance del
824
li
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EL USO CIENTÍFICO Y EL USO FILOSÓFICO DEL TÉRMINO «ESTRUCTURA)}
saber acerca del hombre: quisieron despojar al sujeto (al «YO»; la conciencia o el espíritu) y sus tan celebradas capacidades de libet:tad, autodeterminación) autotrascendencia y creatividad; en favor exclusivo de estructuras profundas e inconscientes, omnipresel}tes y omnideterminantes, esto
es, de estructuras omnívoras en relación cOn el «YO». El objetivo perseguido· consiste en convertir las ciencias humanas en científicas. Gévi~Strauss
escribe (en Criterios científicos en las disciplinas sociales y h.wnan.as,
1964): «No existen por un lado las ciencias exactas y naturales, y por lo
tanto las ciencias sociales y humanas. Hay dos modos de enfoque y sólo
uno de ellos posee carácter científico: el de las ciencias exactas·y naturales
que estudian el mundo, y en el cual las ciencias humanas tratan de inspirarse cuando estudian el hombre en la medida en que .forma parte del
mundo. El otro enfoque, el de las ciencias sociales, emplea sin duda técnicas procedentes ele las ciencias exactas y naturales; pero las relaciones que
vinculan las unas a las otras son extrínsecas, no intrínsecas. En comparación con las ciencias exactas y naturales, las ciencias sociales se hallan en la
condición de clientes, mientras que las ciencias humanas aspiran a convertirse e11 alumnas.» Sin embargo, cuando crecen estas alumnas que son las
ciencias humanas, entonces se ve que éstas ''pueden convertirse en ciencias
sólo si dejan de ser humanas». Aquí nos encontramos con el punto clave
que nos permite identificar con mayor precisión la actitud estructuralista.
El cstructuralisrno, en efecto, no se presenta como un conjunto compacto
de doctrinas (no eXiste una doctrina estructuralista); se caraC.teriza más
bien por una polémica colectiva que los estructuralistas mantienen en
contra del subjetivismo, el humanismo, el historicismo y el ympirismo.
Podríamos decir que el estructuralismo filosófico es un abaní,co de pro~
puestas aisladas que hallan su unidad en una protesta común contra la
exaltación del "YO)} y la gloríficación del finalismo de una historia humana
llevada a cabo) guiada o concrea~a por el hombre y por su esfuerzo.
Desarrollada en Francia a partir de la década de 1950, la protesta
estructuralista tuvo como blanco más inmediato el existencialismo, cuyo
humanismo (junto con el papel primordial que éste atribuye al .«JO» condenado a ser libre y creador de historia) fue acusado, entre otras, cosas, de
no ser científico y de mostrarse completamente refractario ante toda una
serie de resultados científicos que de manera inequívoca proclaman la
falsedad de l.a imagen del hombre construida por el humanismo existencia-.
lista, propueita y defendida por todos los espiritualismos y todos los idealismos.
La lingüística estructural, a partir de S3.ussure, ha mostrado los complejos mecanismos (fonológicos y sintácticos, etc.) ele la estructUra formada por el lenguaje, dentro de cuyas posibilidades se mueve nuestro pensamiento; la etnolingüística (Sapir y Whorf) nos ha hecho ver cómo y
en qué medida nuestra visión del mundo depende dellenguaje.que hablamos. El marxisrrio ha puesto de relieve el peso de la estructura económica
en la construcción del individuo) de sus relaciones y de sus ideas. El
psicoanálisis :':mmergió nuestra mirada en la estructura incons:ciente que
rige los hilos del comportamiento consciente d"el <'YO». La ant1~opologfa y
las ciencias etnográficas ponen en evidencia los sistemas compactos ele
reglas, valores, ideas y mitos que nos conforman desde el nacimiento y nos
acompaúan hasta la tumba. Una· renovada historiografía, sobre todo bajo
825
El estructuralismo
1
Claude Lévi-Strauss
el estímulo de Bachelard (su noción d
.
elemento. central)' nos coloca ante unaeh~~~~I~r~ fpts~emológica)) es un
arrollo discontinuo de estructuras u .
e sa er ~n cuanto desy las i.nstituciones de diferentes·é
e mf~rman el penS;anpento, !a praxis
segmentos culturales diferentes /se;!~Jd~~n~~ YZ~~~~;i~~~~e~arrollo de
¿e
1(?~~~1ap~~S~s~~¡'afiy·er;eoamlnar_plúoctieda ~6ndciencia
c~~t~;~í.da
por
de la presión
·
.
.
·
neta e estructuras ps ·e Ió ·
6
n fl_ltcas, eptstémJcas o psicológicas, y sociales se . ~ bol giCas, eco<~su Jeto)) un «yO» una «
.
.
,
guu a ando de un
creativo Yhacedor' de hist~~racten~I~» o un. «espíritu» libre, responsable,
sonreír) o un engaño roced~n~! tgnorancta,. bro~a (ante la que hay que
estructurafi~ un antreng?no (que hay_ que ?esvelar). De este modo,
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~i~~~~~~i~~:~~~í~i~~~e ~t~e)v~s ;~~~i!~~a~ecf~nnri}r~:sa (f¡~;é~s;:~~~~f~~o~~~
reducción que padece'Ia libertad en u va, as~ v~z, a ser c~nscien.te.s de la
y organizado. Es la conciencia de lo n mud~ .o cad~ vez mas admmtstrado
hombre s con JCJOnamiCntos que descubre el
do a cre~!se ~g;;~~~n::~!ann"J~~~~~ ~:~~~2~~t~ct:Ios _q~e ~ismo ha llegaPara sintetizar la cuestión cabe decir
u IniCia JVa I re y creadora.
que para el.estructuralisrno filosófíco la categoría 0 noc'ón f 'd
el SUJ'eto sino la estructu~a ~~ h~mental no ~s el ser smo la relacióri, no es
o las cartas de una baraja y ta::.~es,:ligual que las piezas de ajedrez
lingüísticos, matemáticos o geométri~o~ n~ t~xsmo .m~fdo dque los ent.es
ten fuera de las relacion
l . . ,
nen srgm tca os y no exissu conducta. Los homb~!sq~~s ossuJe~~tuyen,
constituyen y espe7ifican
humanismo (y <<el exístenci~lismo es u~'h son c:'rmas y no_ sub~tancws. El
. umantsmo».' habta afumado Sartre) exalta al hombre pero no lo
pretende explicarlo Al expl'ca 1 exphca. En cambro, el estructuralismo
que el hombre ha m~erto. Ni~tz~c~e ea~~ero, -e¡ es~ructur~Iismo proclama
los estructuralistas afirman que el homb~óhiu~ Dws hlbrha mbt:erto, y hoy
las ciencias humanas. La ciencia de 1
ueno .. e a. nan matado
concie·ncia del hombre En
h?mbre no ~s PO?I?le sm cancelar la
«El fin último de las ci~ncias~!~~~~';uento sa(va¡e, Levt-~tr~uss escribió:
.
no constste en constitUir al hombre,
sino en disolverlo.»
é:
i
¡os
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nos (ritos, mitos, instituciones, etc.) en el seno de una cultura, LéviStrauss se irá apartando poco a poco de esa corriente funcionalista. Ello se
debe a que considera que las investigaciones funcionalistas -aunque elogiables- resultan demasiado se'ctoriales y se circunscriben .a los fines conscientes e individua!izables dentro de un grupo social, en lugar de dedicarse
al estudio -que Lévi-Strauss consideraba fundamental- de las estructuras
in_conscientes y generales que se pueden hallar en todas la$ sociedadeS. En
esta dirección de pensamiento será decisivo el encuentro de Lévi.:.Strauss
con el estructuralismo lingüístico de Jakobson y Trubetzkoi. En Antropología estructural (1958) podemos leer: «El nacimiento de la fonología no sólo
renovó las perspectivaS lingüísticas [ ... ]. Con respecto a las ciencias sociales, la fonología tiene la misma función renovadora que la física nuclear,
por ejemplo, tuvo para el conjunto de las ciencias exactas.» La fonología tendría esta función renovadora dado que «la fonología, en primer lugar, pasa desde el estudio de los fenómenos lingüísticos conscientes
al estudio de su infraestructura inconsciente; se niega a considerar los
términos como entidades independientes, tomando a cambio como base
de análisis las relaciones entre los términos; introduce la noción de "siste~
m a"». De este modo la lingüística aparece como una ciencia que está en
condiciones de ofrecer un estudio riguroso de lln fenómeno humano; con
ella, «por prirnera vez una denci;< .'>ociallogra formular relaciones necesarias)>. El éxito de la lingüística estructural no puede dejar de intereSar a las
disciplinas limítrofeS, señala Lévi-Strauss. Estas deben comprobar si la
aplicación de los métodos que han causado el éxito de la lingüística pueden conducir también a su propio éxito. Lévi-Strauss verificó tal hipótesis
en Las estructuras elerhentales del parentesco (1949). Abriendo nuevas
perspectivas, abandonó el estudio monográfico, sectorial, de las relaciones de parentesco en esta o aquella cultura, estudio que, por mucho que
avanzase, no había logrado llegar a leyes de validez universal, capaces de
dominar la gran diversidad de los modos y las relaciones de parentesco.
Empleando el modelo de la lingüística (utilizando estadísticas, conceptos
y técnicas lógico-matemáticos) Lévi-Strauss consigue poner de manifiesto
relaciones y estructuras constantes, por debajo de la diversidad y de la
distinta complejidad de los sistemas de parentesco. «En el estudio de las
el sociólogo se halla en una situación formalrelaciones de parentesco
mente semejante a la del lingüista fonólogo: al igual que los fonemas, los
términos de parentesco son elementos con significado; adquieren tal significado sólo a condición de integrarse en sistemas; los sistemas de parentesco, como los sistemas fonológicos, son elaborados por el intelecto dunu~te
la fase del pensamiento inconsciente; finalmente, la aparición en regiones
del mundo lejanas entre sí y en sociedades profundamente distintas de
formas de parentesco, regulaciones matrimoniales, actitudes igualmente
prescritas entre determinados tipos de parientes, etc., induce a creer que
en ambos casos los fenómenos observables son resultado de la actividad
~de leyes generales pero ocultas.» Existe, pues, una razón oculta que guía y
estructura el caos (que es tal sólo en apariencia) de los fenómenos huma_qos. En efecto, partiendo de la idea de que das reglas del matrimonio y
lOs sistemas de parentesco sean considerados como una especie de lenguaje, es decir, un conjunto de operaciones destin~das a asegurar determina., do tipo de comunicación entre los individuos y los grupos)), y suponiendo
r.' .]
2. CLAUDE LÉVI-STRAUSS y EL ESTRUCTURALISMO EN ANTRO,fOLOGÍA
2.1. Las estructuras elem'entales del pare~tesco
Nacido en Bruselas en 1908
á
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k~~v;~~g~~'~9f~'b~~~~~.~~~~~tn~S~~f:c~~~~. ~';,'~de~~~eh~~ ~~,~~~~:6~~
. Lévi-Strauss "decidió dedicarse a~a a \onenltac~ón rd~ahsta de la filosofía,
de Marcel Mauss en el Museo Etn~g~[¡~g~~~! ~ a~~t~ ~los seminarios
de Mauss a considerar el mundo pr· 't'
ns. evt- trauss aprende
na!. En 193? se le encarga dictar uni~L~:~oo ec~~~n un mundo _n~da irracio.sus pnmeras investigaciones sobre los salvaj~sa~~ ~rasrl) y lleva a
ato 0rosso. Cercano al funcionalísmo de- Radcliff B mazonas y d~J
nowskr, que se centraban en la función desempeñada peo-r lrooswhn yh del Mah'
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