G-186 Asesor Fiscal y su cliente

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G-186 Asesor Fiscal y su cliente
Contrato entre un Asesor Fiscal y su cliente. Culpa contractual.Requisitos de la culpabilidad en este tipo de cont ratos de arrendamiento de servicios. Encargo de
asesoramiento financiero.
No se ha acreditado que el Profesional y la entidad Asesora intervinieran en concepto de asesores
fiscales o de economistas, actuaron únicamente prestando servicios de carácter fis cal, tributario o
laboral. No se aprecia una relación de causa a efecto entre la conducta de los demandados y los
perjuicios sufridos por el actor.
Sentencia de la Sección 3ª de la AP de Tarragona de 27 de abril de 2005 (Rollo 319/2003)
Ponente: Agustín Vigo Morancho
Rollo 319/2003
FUNDAMENTOS JURÍDICOS
PRIMERO.- El recurso de apelación se funda esencialmente en que Don JOAN RAMON
COMPTE DOMINGO y la entidad COMPTE PARRA GABINET D´ASSESORIA FISCAL I
LABORAL, SL deben responder de los perjuicio s ocasionados al actor por su actuación en el
asesoramiento al actor para que invirtiera en las empresas del Grupo GRASET, agravándose dicha
responsabilidad por el hecho de ser asesor también de estas empresas. Al respecto debemos indicar
que la relación contractual entre el actor y el demandado era la de arrendamiento de servicios, ya
que el segundo se comprometió a asesorar en materia de su trabajo al empresario a cambio de un
precio por la prestación de dichos servicios, pues como declaró la Sentencia d el Tribunal Supremo
de 6 de junio de 1983 "los servicios de las personas que ejercen profesiones liberales encajan en el
contrato de arrendamiento de servicios, entre cuyos elementos reales y como requisito esencial se
encuentra el precio cierto, que no es indispensable que se concrete de antemano pro ser suficiente
con que su determinación pueda llevarse a efecto con posterioridad por los propios interesados o un
tercero, o a través de tasación pericial". La calificación jurídica de esta relación contract ual entre el
Graduado Social demandado y su cliente se trata, por lo tanto, de un contrato de prestación de
servicios que define el artículo 1.544 del Código Civil, según el cual "en el arrendamiento de
servicios una de las partes se obliga a prestar a la otra un servicio por precio cierto". La prestación
de servicios, como relación personal incluye el deber de cumplirlos y un deber de fidelidad que
deriva de la norma del artículo 1.258 del Código Civil, y que impone al profesional el deber de
ejecución óptima del servicio contratado, que presupone la adecuada preparación profesional y
supone el cumplimiento correcto del asunto encomendado. Ahora bien, cuando se habla de
responsabilidad por la actuación culposa de un profesional, al que se contratan sus serv icios, como
un Asesor Fiscal o Laboral, es imprescindible que exista una relación de causa a efecto entre la
actuación del Asesor Fiscal y el daño sufrido por su cliente, es decir, que los perjuicios, que reclama
el actor, sean causa directa de la actuació n del Asesor Fiscal y sean imputables a él, pues
claramente la jurisprudencia, al tratar de la culpa contractual prevista en el artículo 1.104 del
Código Civil, ha declarado "para calificar como culposa una conducta no sólo ha de atenderse a la
diligencia exigible, según las circunstancias de personas, tiempo y lugar, sino además al sector del
tráfico o de la vida social en que la conducta se proyecte y determinar si el agente obró con el
cuidado, atención o perseverancia exigibles y con la reflexión necesa ria con vista a evitar el
perjuicio de bienes jurídicamente protegidos" (Sentencia del Tribunal Supremo de 27 de enero de
1985, vid. también las sentencias de 10 de julio de 1986 y 8 de mayo de 1986). En todo caso, para
apreciar la responsabilidad contract ual es requisito previo la existencia del culpa o negligencia en
uno de los contratantes (vid. Sentencia del Tribunal Supremo de 5 de marzo de 1982), pues, como
recogió, entre otras, la Sentencia del Tribunal Supremo de 31 de mayo de 2000, para apreciar la
culpa deben concurrir los siguientes requisitos: "a) Elemento subjetivo por no hacer u omitir algo
que se encuentra fuera de las normas de cautela y previsión socialmente aceptadas, primando los
principios de previsión del riesgo que puede derivar del emp leo del medio productor del evento,
habiéndose atenuado el inicial criterio subjetivo a través de una cierta objetivación; b) la producción
de un resultado dañoso; y c) la existencia de un nexo causal entre ambos (Sentencias del Tribunal
Supremo de 7 de abril y 31 de mayo de 1995, 8 de octubre, 7 de noviembre y 27 de diciembre de
1996 y 29 de mayo de 1998)". Hay que tener en cuenta, en todo caso, que cuando se produce un
encargo, derivado de un contrato arrendamiento de servicios, el profesional contratad o no se obliga
a obtener un resultado, sino de conseguir una solución, pues se trata de una prestación de medios,
no de resultado. En este sentido la Sentencia del Tribunal Supremo de 7 de febrero de 2000
declaró: "Al respecto, hay que tener presente que el demandado cumplió en términos generales la
prestación que le incumbía en virtud del contrato de prestación de servicios profesionales como es
la de llevar la dirección letrada en el juicio por despido que resultó improcedente….por
consiguiente hay que entender que el demandado en este procedimiento cumplió con su prestación
contractual que es la de actuación en defensa de los intereses de la entidad demandante, supuestos
para los que se da esa presunción de existencia de culpa por parte del contratante, que no cumple
con lo que está obligado en virtud de lo pactado, y por consiguiente tiene que demostrar, que el
cumplimiento de la obligación en sus propios términos ha sido imposible, por causas ajenas a su
voluntad (fuerza mayor y caso fortuito), supuesto éste, muy distinto a aquél, para los casos de que la
prestación se refiera a los servicios de carácter profesional, cuyo feliz resultado no está al alcance
de la persona que presta los servicios, por ello se ha dicho que la prestación de estos profesional es,
es una prestación de medios y no de resultado, por lo que para que se entienda cumplida la
obligación, solamente se precisa que se acredite que el profesional haya aportado los medios para
conseguir el resultado apetecido, y éstos se hayan efectuado co n arreglo a la «lex artis», aunque el
resultado final apetecido no se haya conseguido". En el caso enjuiciado, a fin de delimitar si existió
no responsabilidad del asesor fiscal deben examinarse las pruebas practicadas, de las que se deduce
que la entidad COMPTE PARRA realmente no contrató los servicios profesionales, puesto que
todavía no se había constituido dicha entidad cuando el Sr. COMPTE comenzó a asesorar a la parte
actora, por lo que realmente, si existió algún tipo de responsabilidad sólo puede im putársele al Sr.
COMPTE DOMINGO. Por otro lado, de los documentos 2 a 34 del escrito de contestación a la
demanda de JUAN RAMON COMPTE DOMINGO y la entidad COMPTE PARRA GAFL, SL se
desprende que en dichas cartas se requiere la aportación de documentos de c arácter fiscal, tributario
o contable, sin que de dichos documentos se desprenda ningún tipo de asesoramiento financiero o
contable; también debe hacerse constar que en la guía telefónica la sociedad figura como entidad de
asesoramiento fiscal o laboral, p ero no de carácter economista ni financiero. En cuanto al hecho de
que el actor invirtiera en varias empresas y, como consecuencia de ello, perdiera una cantidad de
dinero muy considerable, debe aclararse que el hecho de que el actor al final obtuviera un a
inversión funesta, no es menos cierto que esperaba obtener beneficios y en la época en que se
efectuó la inversión las empresas en las que invirtió no sufrían problemas económicos. En tercer
lugar, debe indicarse que la cantidad entregada en concepto de acciones de MAEU, SA no parece
que se efectuara con la finalidad de compra de las acciones, sino como garantía de la inversión, lo
que explicaría que se hubiera operado con acciones nominativas, resultando inexplicable la
diferencia que se deduce entre el contrato del documento número 1 de la demanda y el contrato de
reconocimiento de deuda - documento 2 - de la demanda. Efectivamente, en el contrato de
compraventa de valores mobiliarios - 315 acciones de la sociedad MAEU, SA - la Sociedad
GRASSET, SL y el actor hacen constar, mediante escritura pública, que el valor de las acciones es
de 5.000.000 ptas., mientras que en el contrato de reconocimiento de deuda de 4 de diciembre de
1992 se indica que el valor de dichas acciones es de 85.000.000 ptas. En todo c aso, en dichos
contratos no se deduce que la operación se efectuara por la mediación del Sr. COMPTE
DOMINGO. En cuarto lugar, el actor, al absolver posiciones, declaró, entre otras cosas, que "prestó
dinero a los Señores GRASSET sin exigir recibo, ni docum ento alguno de entrega" (posición 6); y
que "el deponente leyó, comprendió, conoció y aceptó la firma del documento intervenido por el
Corredor de Comercio, especialmente la cláusula 2ª del documento 1 de la demanda". En dicha
cláusula se indica que las pa rtes se obligan recíprocamente a efectuar los actos jurídicos y a otorgar
los documentos públicos y privado, sin embargo ello no obliga, ni vincula al Sr. COMPTE. En
síntesis, de las pruebas enumeradas y de los documentos incorporados a los autos, se deduc e con
claridad meridiana que no se ha probado que el Sr. COMPTE y la entidad asesora referida
intervinieran en el concepto de asesores fiscales o de economistas, sino que siempre actuaron
prestando servicios de carácter fiscal, tributario o laboral, por lo que no se aprecia la existencia de
relación de causa a efecto entre la conducta de estos demandados y los perjuicios sufridos por el
actor en su inversión, por lo que, aceptando los sólidos razonamientos de la Sentencia apelada, debe
desestimarse el recurso de apelación interpuesto. Por último, debe agregarse que, aunque el asesor
hubiera dado consejos de carácter económico o financiero - extremo no acreditado - quien decide la
operación y le da el destino necesario para obtener un beneficio es el actor, p or lo que del resultado
obtenido no puede ser responsable el asesor, salvo el caso de que la voluntad del inversor estuviera
plenamente supeditada a la opinión del inversor o existieran vicios de voluntad invalidantes de la
prestación del consentimiento, s upuestos que no se han probado, por lo que procede desestimar el
recurso de apelación interpuesto contra la Sentencia de 10 de abril de 2003, dictada por la Iltma.
Magistrada Juez del Juzgado de Primera Instancia núm. 4 de Tarragona, confirmándose
íntegramente la misma.
SEGUNDO.- Conforme al principio del vencimiento objetivo (artículo 398 de la LEC de 2000)
procede condenar al apelante al pago de las costas de esta segunda instancia. Este principio debe
mantenerse porque no se suscitado dudas fácticas o jurídicas, como exige el artículo 394 de la LEC
de 2000, pues las razones por las que se ha desestimado el recurso de apelación coinciden en
esencia con las consideraciones de la Sentencia apelada.
VISTOS los artículos citad os y demás de general y pertinente aplicación.
FALLAMOS
Que DEBEMOS DESESTIMAR Y DESESTIMAMOS el recurso de apelación
interpuesto contra la Sentencia de 10 de abril de 2003, dictada por la Iltma. Magistrada Juez del
Juzgado de Primera Instancia núm. 4 de Tarragona y, en consecuencia, DEBEMOS
CONFIRMAR Y CONFIRMAMOS íntegramente la Sentencia apelada.
Se condena a los apelantes al pago de las costas de esta segunda instancia.
Aprovecho la ocasión para salud arle, atentamente,
Antonio Gavín,
Presidente
902 382 382 - 93 208 28 70 - Bailén, 136-138 08037 BARCELONA - www.a-eic.es
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