Visión crítica de la frustración de la chance en la resolución del contrato de distribución 1. El contrato de distribución. 1.1. Concepto. El contrato de distribución ha sido definido por la doctrina argentina como aquél por el cual el productor o fabricante conviene el suministro de un bien final –producto determinado– al distribuidor, quien lo adquiere para proceder a su colocación masiva por medio de su propia organización en una zona puntual. A cambio de ello, el distribuidor recibe del productor un porcentaje –que puede ser un descuento sobre el precio de venta del producto, sin perjuicio de las condiciones relativas a pedidos previos y formas de pago1. En un sentido amplio, Zavala Rodríguez lo define como una forma de actuación de la empresa que, así como recurre a filiales o sucursales, viajantes, agentes, concesionarios y expedicionistas, también se sirve de otras empresas o personas en carácter de distribuidores para lograr que su producción en masa llegue con más facilidad a distintos lugares y a los más diversos clientes2. También en un sentido genérico, Argeri lo considera un contrato por el cual un empresario comercial –distribuidor actúa profesionalmente por su propia cuenta, intermediando en tiempo más o menos extenso y con un negocio determinado, en una actividad económica que indirectamente relaciona al productor de bienes y servicios con el consumidor3. La amplitud de estas definiciones, dice Marzorati4, permite incluir en ellas la variedad de modalidades que el contrato asume en la 1 . PERROTTA, Salvador - COUSO, Juan C., Contrato de distribución, en Contratos de Empresa, II Jornadas Rioplatenses de Derecho, p. 173. 2 . ZAVALA RODRÍGUEZ, Código de Comercio, vol. III, p. 721. En el mismo sentido, ver: CNCiv., Sala C, 14.03.78, “Cunnington S.A. c/La Serrana, S.R.L.”, LL, 1978-B-213. 3 . ARGERI, Saúl A., Contrato de distribución, LL, 1982-B-1039. práctica. Así, puede referirse tanto a las ventas de los productos manufacturados que el distribuidor adquiere al productor para su reventa, cuanto a una distribución de mero uso; tal el caso de la exhibición de películas cinematográficas. Pero lo importante, tanto en uno como en otro caso, puntualiza dicho autor, es la posibilidad de planificación comercial que otorga, permitiendo establecer precios unitarios, régimen de mercados, la aceptación y colaboración de un determinado programa de propaganda o publicidad, etc., facultades centralizadas por el productor pero compartidas, en mayor o menor entidad e intensidad por el distribuidor. A estos pactos se une, normalmente, la obligatoriedad de tener establecimiento abierto, estacionamiento, depósito o inventario de un determinado número de productos manufacturados para atender el mercado que comprende la zona de influencia del distribuidor, etcétera5. En fin, el contrato de distribución permite que el proveedor o fabricante, sin mayor necesidad de invertir capital, obtenga beneficios minimizando sus riesgos ya que sólo vende sus productos a sus distribuidores percibiendo el precio del distribuidor a la vez que traslada el riesgo de la venta al menudeo sobre éste. El distribuidor por su parte toma a su cargo no sólo el riesgo mencionado sino también la organización de la prestación y su funcionamiento, beneficiándose en cambio con el prestigio de los productos que distribuye. En definitiva, se teje entre ambos una relación de colaboración económica, en correspondencia con la inserción del distribuidor dentro de la red de distribución del fabricante. 1.2. Naturaleza jurídica. El contrato de distribución no se incluye en ninguno de los tipos contractuales que regulan el Código Civil y las leyes especiales. No obstante, esa ausencia de caracterización legal no constituye óbice para una configuración generada en el tráfico, mediante la reiteración de los elementos que se incluyen en la 4 . MARZORATI, Osvaldo J., Sistemas de distribución comercial, p. 55. De Astrea, Bs. As., mayo de 1992. 5 . LATOUR BROTONS, Juan, Contrato y subcontrato de distribución, en Revista de Derecho Privado, vol. 55, ene.-dic. 1971, p. 715. práctica, por lo que puede ser considerado como un contrato usualmente típico6, o de tipicidad social7, de donde la tipicidad surgiría de la práctica comercial y no de la ley8. Por esa misma atipicidad se lo ha ubicado en la no menos atípica y elástica categoría de los contratos de empresa. Si bien no existe acuerdo en doctrina sobre el concepto de contrato de empresa, puede decirse que es aquél en virtud del cual, en nombre propio, se promueve por terceros la ejecución de funciones propias, como la financiación, la venta o el suministro9. 1.3. Caracteres. Es un contrato: (i) consensual: por cuanto se perfecciona aún antes de la entrega y con el mero consentimiento, que por su sola expresión crea las obligaciones emergentes del contrato; (ii) bilateral: desde el momento de perfeccionarse el contrato, ambas partes resultan obligadas. La bilateralidad importa la vigencia de los efectos particulares de esta clase de acuerdos: el pacto comisorio, la excepción de incumplimiento, y el doble ejemplar; (iii) oneroso: el distribuidor obtiene una ventaja económica consistente en lo que los terceros abonarán por sus servicios o por los productos prestigiosos del proveedor, mientras que el proveedor recibirá la compensación del distribuidor, limitando su riesgo comercial y aumentando su penetración en el mercado; 6 . CNCom, Sala C, 16/11/81, ED, 97-690; id., Sala E, 16/11/8 1, ED, 96-218. 7 . CAIVANO, Roque J., Contrato de distribución, LL, 22.4.93. 8 . De todas formas, ya sea que se considere al contrato de distribución tiene o no tipicidad social, ello no le resta los caracteres que hasta ahora hemos precisado y los que enunciamos abajo, ni modifica sustancialmente la índole de la normativa legal aplicable. 9 . MARZORATI, ob. cit., p. 58. (iv) conmutativo: determina obligaciones ciertas y apreciables para las partes en el acto mismo en que se perfecciona, donde las partes determinan el alcance de sus obligaciones; (v) no formal: por ser un contrato atípico, rige el principio de libertad de formas, puesto que no hay formalidades de ninguna especie establecidas; (vi) de tracto sucesivo: se trata de un contrato de ejecución continuada o periódica, en el que hay un cumplimiento repetido; (vii) intuito personae: para realizar el contrato se tiene en cuenta la calidad de una o ambas partes; (viii) de colaboración o cooperación: son contratos de colaboración o cooperación aquellos en los que una parte desarrolla una actividad en “concurrencia” con la actividad ajena, aunque de manera independiente. Media una función de cooperación para alcanzar el fin que ha determinado el advenimiento del contrato. 1.4. Elementos propios. Los elementos que distinguen a este contrato, son los siguientes: (i) TERRITORIO. Generalmente, el contrato atribuye al distribuidor una zona territorial determinada de actuación con derecho a exclusividad sobre ella. Esa exclusividad territorial es bilateral: el distribuidor se obliga a no efectuar ventas fuera de la zona determinada y el fabricante a su vez se compromete a no designar otro distribuidor en el mismo territorio. (ii) EXCLUSIVIDAD. Farina considera cierto factor exclusividad a favor del distribuidor en la zona determinada, es un elemento natural del contrato de distribución. El distribuido, dice, no puede por sí, ni con la designación de otro distribuidor, vender aquellos productos o servicios que comprende el contrato, salvo pacto en contrario. A su vez, el distribuidor no debe fabricar, vender o distribuir otros bienes o servicios en competencia con los que le provee el fabricante. Marzorati agrega que la exclusividad del producto a cargo del distribuidor no se pierde por la eventual distribución simultánea de otros productos. Es decir que la exclusividad supone una limitación de la concurrencia y requiere un ámbito espacial y temporal, porque su vigencia se extiende al plazo de duración convenido. 10 (iii) DURACIÓN. El contrato puede convenirse por un tiempo indeterminado, es decir hasta que una de las partes lo denuncie, o bien que se prevea un plazo, que responde a la mutua conveniencia para las partes de poderse liberar de un contrato que no responde a los propósitos perseguidos. Cuando no se ha fijado término a la relación, aunque sea implícitamente, ha de entenderse que las partes han querido hacer durar el contrato hasta el momento en que a cada una de ellas le plazca, o que han querido someter el contrato al término cum voluero, como si lo hubiesen supeditado a una condición resolutoria potestativa. Lo cierto es que una relación de distribución está destinada a perpetuarse en el tiempo, de lo contrario no tiene relevancia ni significación económica10. (iv) SUBORDINACIÓN. Típicamente, el distribuidor es un empresario independiente que pone su empresa al servicio del fabricante, actúa en su nombre y por cuenta propia y no en representación del proveedor. El distribuidor adquiere la propiedad de los bienes cuando los obtiene por compra, con la consiguiente aplicación de la doctrina de los riesgos, por lo que el proveedor queda desvinculado de las sucesivas reventas que el intermediario realice. No obstante, dado que en la distribución comercial se debe atener a ciertos criterios técnicos lo cual está impuesto por la necesidad de conocer el producto y los argumentos de . MARZORATI, ob. cit., pág. 67. venta que su distribución comercial exige conocer, el distribuidor está en una relación de subordinación técnica respecto del principal quien es el que diseña estratégicamente todos estos conceptos11. Ello conlleva a que también se alude a una subordinación económica consecuencia de una regla básica del mercado, ya que el productor es quien posee la capacidad de generar el stock marca las pautas y límites de la distribución. (v) DISTRIBUCIÓN MEDIANTE DE REDES DE 12 COMERCIALIZACIÓN. Farina ubica a los contratos de distribución dentro de los que denomina de canalización de la comercialización por terceros. Por lo común, el acuerdo está acompañado de otros pactos impuestos por el productor y destinados a determinar la conducta del distribuidor, quien los debe aceptar, pues es la condición exigida para obtener las ganancias esperadas derivadas de la relación preferencial con respecto a productos de prestigio en el mercado, a pesar de las mayores obligaciones asumidas por este último. Los más modernos avances de las estructuras distributivas prevén la actuación de los diversos operadores dentro de una red de comercialización, de imagen y prestaciones uniformes, cuyo funcionamiento armónico garantiza el éxito del emprendimiento comercial. 1.5. Obligaciones de las partes. Las obligaciones de las partes son, básicamente, aquellas destinadas a hacer cumplir el fin del contrato13. 11 . Existe una planificación comercial, al establecer precios unitarios, régimen de mercados, aceptación y colaboración de un determinado programa de propaganda o publicidad, centralizado por el productor y compartido en mayor o menor entidad e intensidad por el distribuidor, lo que si bien no implica enajenación de la independencia económica y técnica del distribuidor, denota la existencia de un “régimen de cooperación”. 12 . FARINA, Juan M., Contratos comerciales modernos, págs. 365 a 394. Ed. Astrea, Buenos Aires, 1993. 13 . MARZORATI, ob. cit., pág 76. Como dice Turrín, para el productor, el objeto del contrato es ampliar sus negocios mediante empresas independientes, para evitar costosas estructuras, eludiendo, como principio, responsabilidades de diverso orden, para lo cual dispone de la colaboración especializada de terceros a fin de hacer llegar sus productos o servicios a los consumidores14. En tanto que para el distribuidor, completa Argeri, el objeto del contrato es obtener un margen de ganancias en las ventas que realiza en una zona exclusividad15. Ahora bien, al hallarnos en presencia de un contrato de colaboración, el conjunto de obligaciones para cada sujeto no pueden ser concebidas en forma individual, sino integradas a su totalidad para obtener la finalidad económica que tuvieron en miras al contratar”16. 2. La resolución distribución. intempestiva del contrato de Si se verifica la concertación de un contrato de distribución sin previsión sobre el tiempo de su conclusión, cualquiera de los contratantes se halla habilitado para producir, unilateralmente y sin causa, la conclusión del negocio. Pero esta ruptura contractual (de suyo legitima) se convierte en ilegítima si el proceder de quien decide poner fin al negocio resulta intempestivo17. De manera que, la regla de principio es que los contratos de duración indeterminada pueden ser dejados sin efecto por cualquiera de las partes pues no implican que su duración sea eterna. Por ende, cualquiera de las partes puede rescindir el vínculo una vez 14 . TURRÍN, Contrato de distribución, RDCO, 1989-200. 15 . ARGERI, Saúl A., Contrato de distribución, LL, 1982-B-1041. 16 17 . TURRÍN, ob. cit. . Conf., entre otros, CNCom Sala B, 24/7/89, “Ediciones Arani SRL”, LL 1990-A, 345. superado el límite de estabilidad; esta es una condición natural del contrato18. Ahora bien, en tales casos, se ha entendido que resulta necesario otorgar a la contraparte un preaviso19 suficiente para que ésta pueda reacomodar su situación, ya sea readaptándose para otra actividad o bien liquidándose. La magnitud de ese preaviso tiene directa relación con el tiempo de vigencia de la relación contractual y la naturaleza de la misma. No obstante, la fijación de un plazo de preaviso adecuado, es un tema harto dificultoso. En él, dos tiempos se interrelacionan: el de la vigencia anterior de la relación y el que resulta necesario para evitar daños al distribuidor. Es verdad que, en principio, el mayor tiempo de vigencia puede hacer presumir un aprovechamiento económico adecuado de la relación negocial que excluye la posibilidad de considerar abusiva la terminación de la relación. Empero cuando no se vislumbra pérdida de confianza alguna sino una serena vinculación en el tiempo, la extensión del preaviso debe ser directamente proporcional al de la vinculación 20. Por ello, se ha dicho que a mayor plazo de vigencia del contrato corresponde un plazo mayor de preaviso21, ya que no sólo debe apuntarse a la amortización de las inversiones y la eventual obtención de ganancias sino que en una relación estable debe concederse un plazo razonable tendiente a compensar el lucro 18 . CNCom., sala B, “Contreras Ruben Pablo c/ Pepsico Snack Argentina S.A”, 24.2.05; CNCom, sala A, “Distribuidora Aguapey c/ AGIP Argentina”, 26.2.92. 19 . En tal caso, el que ejerce el desistimiento debe otorgar un plazo de preaviso que debe ser coherente con la naturaleza y particulares circunstancias de la relación (CNCom, Sala B, in re “Domogas S.A.C.I. c/ AGIP Gas S.A.”, del 10/8/89). 20 . CNCom, Sala B, “Austral S.R.L. C/ Nestle Argentina S.A. s/ Ordinario” 31/5/00, LL 5.10.2000. En igual sentido, CNCom, Sala D, 22/12/04 “Rodríguez Aleson y Costoya SA c/ Nobleza Piccardo SAIC s/ ordinario”. 21 . CNCom., Sala B, “Austral SRL c/ Nestlé Argentina”, 31.5.00. LL 5.10.00. cesante por las legitimas expectativas que por el adecuado desarrollo de la relación abrigara el co-contratante22. Incluso la doctrina ha señalado que hay una escala según el tiempo de mantenimiento de la relación jurídica. De modo tal que una relación jurídica que perdura menos de 8 años se debe extinguir con un preaviso de 4 meses; si dura de 8 a 10 años, el preaviso se extiende a 5 meses; más de 12 años, llega a 6 meses”23. No obstante, en sentido contrario se ha señalado que no puede aplicarse una regla de tres simple que llevaría a resultados absurdos, que no puede razonarse que si a un contrato que duró un año corresponde un preaviso de un mes, a otro que hubiese durado 47 años, correspondan 47 meses, pues resulta evidente que 4 años es demasiado tiempo para que una empresa se reorganice24. En definitiva, la jurisprudencia no ha adoptado ninguna regla para fijar el preaviso, sino que lo ha fijado de acuerdo a las características de cada caso en particular. Así: (i) se ha fijado el preaviso en seis meses para una relación que había durado 62 años25; (ii) ó en nueve meses para una relación de 20 años (la misma Sala un mes después)26; 22 . CNCom, Sala B, in re “Contreras Rubén Pablo c. Pepsico Snack Argentina S.A. s/ Ordinario”, del 24/02/2005. 23 . CIFUENTES, Santos, Contrato de agencia a plazo renovado y ejercicio abusivo del derecho por la rescisión unilateral del productor. Indemnización de los daños. El daño moral (ED, 181-261), citando a HANNINE, J. J., Le contrat dagent commercial en droit français et en droit italien, Paris II, 1977, tesis dactilografiada, pág.256. 24 . CNCom, sala D, “José Morandeira S.A. c/ Nobleza Piccardo S.A.”, 22.05.01, DJ 2002-I-102. 25 . CNCom., Sala C, “Organización Gómez Páez SRL c/ L’Oreal”, 17.3.06, JA, 5.7.06 (con disidencia del Dr. Caviglione Fraga que propuso doce meses). 26 . CNCom, Sala C, “Trans Irala Internacional c/ Molinos”, 7.4.06. (iii) ó en 10 meses (para un caso de apropiación indirecta de la clientela y relación de 15 años)27; (iv) en 12 meses para una relación de más de 20 años28. (v) y en 84 días para una relación de 22 años29; Por otra parte, no es suficiente que la rescisión se ajuste al preaviso previsto en el contrato, ya que como lo ha dicho Boggiano, el ejercicio del derecho de rescisión debe ser razonable, y no simplemente adecuado al texto de la cláusula30. 3. Indemnización por indemnizables. resolución intempestiva. Rubros La resolución intempestiva del contrato de distribución da lugar a la indemnización de los daños y perjuicios sufridos por el distribuidor como consecuencia de ello. Sin embargo, tampoco en este punto es pacífica la jurisprudencia respecto de los rubros indemnizables y la forma en que cada uno de los mismos se compone. Sí en cambio puede advertirse una línea de interpretación constante acerca de que la indemnización por falta de preaviso (con la que se resarce el lucro cesante sufrido por el distribuidor) comprende la indemnización de todos los aspectos patrimoniales que la ruptura del contrato pudo haber causado al distribuidor. Seguidamente nos ocuparemos de cada uno de ellos. 3.1. Lucro cesante. La jurisprudencia ampliamente mayoritaria tiene decidido que el lucro cesante está dado por las ganancias que ha dejado de percibir como consecuencia de la ruptura del contrato31. 27 . CNCom., sala B, “Vázquez c/ Fargo”, 22.8.07 28 . CNCom., sala B, “Domogas c/ AGIP Gas”, 10.8.89 29 . CNCom., sala A, “Servi Gas del Interior c/ AGIP Gas”, 28.4.89, ED 136-204 30 . BOGGIANO, Antonio, El poder normativo del caso, L.L., 1989-B-4, pág. 1. 31 . CNCom, sala B, octubre 29-2003, “Científica Trifarma S.A. c. Laboratorios Millet S.A.C.I.”, ED, 208-195. En sentido concordante se ha dicho: - “Cabe reconocer el derecho de la actora a ser resarcida de la pérdida por lucro cesante, entendiéndose por tal las utilidades que la distribuidora se ha visto privada de obtener a consecuencia de la resolución contractual decidida por culpa de la distribuida. Tal indemnización se extenderá durante el lapso que razonablemente debió otorgar esta última para que la distribuidora adoptase las precauciones mínimas necesarias para lograr su reacomodamiento en el mercado o la adopción de algún otro temperamento -v. gr. disolución y liquidación de la sociedad; venta de activos- que evitase los inminentes perjuicios emergentes de la ruptura” 32. - “Lucro cesante: conforme lo expuesto supra punto IV. g) el rubro prosperará por el proporcional que durante 4 meses y medio de 1997 (último año que duró la relación) hubiera obtenido el accionante en concepto de ganancia neta”33. - “Para establecer el valor de indemnización por lucro cesante determiné el promedio anual de venta... y calculé sobre esa cifra la proporción de utilidad neta sobre ventas del 5,24% arribando a la suma de...”34. - “Lucro cesante es la posibilidad objetiva, debida y estrictamente comprobada de las ventajas justamente esperadas conforme a las circunstancias del caso. Su reparación no se apoya 32 . CNCom, sala B, “Prieto, Mabel Carmen c. Coca Cola Femsa de Buenos Aires”, ED, 208-247 (del fallo de primera instancia). 33 . CNCom, Sala B, 10/06/2004, “Godicer S.A. c. Cervecería y Maltería Quilmes S.A.I.C.A. y G.”, LA LEY 29/09/2004, 8. 34 . CNCom, sala B, “Prieto, Mabel Carmen...”, cit en nota 32. en una simple posibilidad de ganancias, ni constituye un enriquecimiento sin causa para el acreedor, sino que debe ser demostrado (art. 519, Cód. Civil), sin que baste la mera invocación para su procedencia. ... En cuanto al monto, coincido con la a quo que deberá efectuarse sobre la base de las ‘utilidades netas’, que constituyen la verdadera ganancia del empresario, que estimó prudencialmente la suma total por este rubro...”35. - “El preaviso de un mes parece poco, quizás sería conveniente hablar de sesenta o noventa días y dejar a la concedente la facultad de dar el preaviso o indemnizar al concesionario por un monto igual a la utilidad neta mensual que ésta hubiera percibido promediando a tal efecto los últimos seis meses de vigencia del contrato, anteriores a la comunicación de la rescisión”36. De los fallos citados se pueden extraer las siguientes conclusiones: - el lucro cesante está dado por las ganancias netas, es decir, no las brutas, que se supone habría de percibir el distribuidor si hubiera continuado el contrato; - para establecer esa ganancia neta se deberá tomar el promedio de los últimos seis (6) meses; - y para precisar el valor de la indemnización por este rubro se deberá multiplicar ese promedio por la cantidad de meses de preaviso omitido. Siempre y cuando, obviamente, las partes no hubieran fijado una indemnización para el caso de ruptura anticipada, pues en tal 35 . CNCom, Sala B, 18/06/2003, “Juarros S.R.L. c. Juarros Automotores S.A.”, LA LEY 2003-F, 1047. 36 . MATTA Y TREJO, Guillermo E., “Algunas consideraciones de actualidad en torno del contrato de concesión comercial” , LL, 1991-A-730. caso, y a menos que se juzgue abusiva, debe estarse a lo allí pactado37. 3.2. El valor llave. La jurisprudencia en general niega el derecho a una indemnización en concepto de valor llave. Así se ha dicho que como la actividad del distribuidor es susceptible de concluir por voluntad de cualquiera de las partes, ello implica la virtual inexistencia del valor llave, que se confunde con el derecho del cocontratante a no padecer una ruptura brusca e intempestiva del negocio, conforme ha sido interpretado reiteradamente por la jurisprudencia”38. Agregándose que tampoco procede una indemnización adicional en concepto de valor llave, cuando la actividad es harto sencilla y alejada de todo tipo de complejidad y sofisticación en su 37 . “2. La cláusula penal dispuso para el caso de ruptura anticipada del vínculo "...como única reparación...la utilidad neta de seis meses (6 meses) según promedio de la gestión del concesionario...". Ergo, el reglamento de concesión estableció una cláusula que fijó anticipadamente la indemnización para el supuesto de ruptura "ante tempus"; esta cláusula es eficaz, en tanto no observo que sea abusiva, inmoral o violatoria de buenas costumbres (arg. arts. 953, 954, 1071 y 1198, Cód. Civil). Tampoco es arbitraria o irrazonable, por cuanto para el cálculo indemnizatorio remite a pautas objetivas que dependen del volumen de ventas de la concesionaria. El monto no depende del arbitrio de la predisponente, sino que surge del resultado mismo del negocio. Por lo expuesto, estimo que el resarcimiento al que resulta obligada la demanda deberá determinarse de conformidad con lo establecido en la cláusula de referencia. A fin de materializar lo anterior, se encomienda al a quo a los efectos de la ejecución de sentencia, la realización de un nuevo peritaje contable según los términos del art. 516 del Cód. Procesal y conforme el procedimiento que él determinará. La condena deberá establecerse sobre las bases que para su cálculo establece la cláusula penal inserta en el reglamento. La suma resultante devengará los intereses ya decididos por el primer sentenciante.” (CNCom, Sala B, 26/03/2001, “Julio Bacolla S.A. y otros c. Sevel Argentina S.A.”, LA LEY 2001-C, 418 - DJ 2001-2, 710 - ED 195, 324). 38 . CNCom, Sala D, 03.10.01, “R. Martín y Cía. c. Autolatina Argentina”, ED, 196220; CNCom, Sala D, 30.5.79, Larramendy, LL, 1979-D-311; CNCom, B, 31.5.00, Austral, S.R.L. c. Nestlé Argentina, S.A. [ED, 194-680] publicado en ejemplar de La Ley del 5.10.00; íd. CNCom., C, 6.6.94, Guimasol, S.A. c. Lever Asociados, S.A., LL, 1995-B-170; entre muchos otros. materialización y en su conducción, y que indemnizado el daño originado por el ejercicio abusivo de tal derecho, queda implícitamente cubierto lo que para otro supuesto, es decir, en el que hubieran expectativas legales de continuación de la explotación, hubiera sido llamado ‘llave’39. Tampoco procede si no comprobó que no pudo continuar con su actividad, y por el contrario a los pocos meses concretó una nueva distribución40. Resumidamente, los fundamentos del rechazo son: (i) que la pérdida del valor llave no es indemnizable porque no es antijurídico disolver el vínculo, sino hacerlo intempestivamente; y (ii) que ello se indemniza con el reconocimiento del lucro cesante por el período del preaviso no dado, máxime si la actividad es harto sencilla, alejada de todo tipo de complejidad y sofisticación en su materialización y conducción lo que hace que se repute virtualmente inexistente el valor llave41. 3.3. La Clientela. La jurisprudencia tampoco admite que pueda indemnizarse la “clientela” como un rubro distinto y adicional a la indemnización por falta o insuficiencia del preaviso. Para fundar este rechazo se ha dicho que: i. la clientela pertenece al producto y no al que lo comercializa. Por ello solo se haría excepción si se comprobara que la clientela se haya incrementado notoriamente comparándolo con otros distribuidores; 39 . CNCom, Sala B, 31.05.00, “Austral S. R. L. c. Nestlé Argentina S. A.”, LA LEY 2000-E, 478. 40 . CNCom, sala B, “Bertolo c/ Nobleza Piccardo”, 7.6.00; CNCom, sala D, “José Morandeira c/ Nobleza Piccardo”, 22.5.01, LL 24.10.01. 41 . CNCom., sala B, “Austral c/ Nestlé”, 31.5.00, LL 5.10.00. ii. el éxito elemento producto; del distribuidor fundamental la tiene como calidad del iii. los “concesionarios” crean y desarrollan una clientela para sus proveedores, pero tal clientela se aporta al concedente. Más específicamente, se ha resuelto que: 42 - “En este tipo de relaciones en las que el fabricante sólo utiliza la organización empresaria de su distribuidor para vender el producto, la clientela pertenece al producto y no al que lo comercializa. Por ello, salvo supuestos de excepción en los que se demuestre que la "clientela" -uno de los componentes del valor llave-, se haya incrementado notoriamente comparándolo con el resto de los distribuidores, se daría la excepción en la que procedería su reconocimiento. Este criterio, que la justicia comercial viene aplicando en forma reiterada desde antiguo, es el que se encuentra plasmado en la más reciente legislación europea, dictado a partir de la Directiva 653/86 C.E.E.”42. - “Es de ponderar que en las relaciones en que el fabricante sólo utiliza la organización empresaria de su distribuidor para vender el producto, la clientela pertenece al producto y no al que lo comercializa; por ello, salvo supuestos de excepción en los que se demuestre que la ‘clientela’ -uno de los componentes del valor llave- se ha incrementado notoriamente comparándolo con el resto de los distribuidores, se daría la excepción en la que procedería su reconocimiento ... el elemento fundamental radica en la calidad del producto que se vende o distribuye, ya que de poco serviría tener un concesionario eficiente y capaz de lograr una considerable clientela como resultado exclusivo de . Ver también, CNCom, Sala B, 9/3/99, “Cafroinba S.R.L. c. Buenos Aires Embotelladora S.A. s/ ordinario”. su idoneidad, si por la calidad del producto no puede mantenerla. Seguramente la perdería rápidamente en el supuesto que los productos carecieran de la calidad deseada. En este concreto caso no se aprecia prueba de desempeños particulares de la distribuidora que autoricen a incursionar en la noción de ‘llave subjetiva’... Por ello, y porque todo aquello que tiene comienzo está destinado a terminar, la parte actora cuando contrató debió suponer que cuando concluyera tal relación, la clientela pasaría necesariamente a su concedente”43. 3.4. Indemnizaciones al personal. Las erogaciones que el distribuidor pudo haber efectuado para indemnizar al personal que despidió por la ruptura del contrato se encuentran comprendidas en la indemnización por falta de preaviso. Ejemplos de este criterio predominante son los siguientes fallos: - 43 “En primer lugar reclamó como daño emergente, le fuera reintegrada la parte proporcional del monto que debió abonar por los despidos generados en la falta de actividad derivada del incumplimiento de la accionada. ... Por estimar que el sub lite enmarca dentro de los supuestos genéricos, estimo que este rubro queda subsumido dentro de la indemnización que sea concedida como sustitutiva del preaviso. ... Entiendo que el preaviso subsume en principio . CNCom, Sala B, 10/06/2004, “Godicer S.A. ...”, cit., con cita de los siguientes fallos: CNCom., Sala B, 31-5-2000, “Austral S.R.L. c. Nestle Argentina S.A.”, CNCom., Sala D, 20-4-2001, “Herrera, Norberto c. Nestle Argentina S.A.”, LA LEY, 2001-D, 719; CNCom, Sala B, 31-10-2002, “Cigoper S.A. c. Massalin Particulares”, CNCom, Sala B, 11-4-1995, “Marquinez y Perotta c. Esso S.A.P.A.”, LA LEY, 1995-D, 636). Ver también CNCom., sala B, Austral c/ Nestlé, 31.5.00, LL 5.10.00; Sala A, Heregal SRL c/ Coca Cola Femsa de Buenos Aires SA, 14.12.06; Sala B, 31.10.02, Cigoper SA c/ Massalin particulares; CNCom., sala B, 10.6.04, Godicer c/ cervecería y Maltería Quilmes, LL 29.9.04; CNCom. sala B, Distribuidora Aguapey c/ AGIP Argentina, 26.2.92. todos los gastos en que pudo haber incurrido la sociedad actora incluyendo los de indemnización de personal”44. - 3.5. “Reintegro de las sumas abonadas como indemnizaciones al personal: este rubro tampoco prosperará. El costo operativo por el despido de empleados para el supuesto de no poder readecuar su actividad luego de rescindido el contrato por parte de 'Quilmes' no sólo debió ser previsto sino que es atendido con la indemnización sustitutiva de preaviso. Reitero que en un contrato por tiempo indeterminado las partes no pueden obligarse "eternamente" y en esta inteligencia el distribuidor debería haber provisionado la contingencia de los montos resultantes de las indemnizaciones por despido de sus empleados. Además, si el distribuidor es un comerciante independiente que tiene autonomía, debe correr con los riesgos de su explotación entre las que se encuentra la pérdida del contrato”45. Gastos en publicidad. Finalmente, los gastos en publicidad tampoco configuran un daño resarcible “si, como en el caso, se verifica que la difusión del producto… aparejaba para el distribuidor una erogación común destinada a incrementar proporcionalmente la cuantía de sus ganancias y no se demostró que tales gastos hayan beneficiado inercialmente la venta de productos de la accionada”46. Es decir que este rubro en principio es improcedente, y sólo se lo ha sido admitido cuando la distribuida haya impuesto obligatoriamente su incorporación. 44 . CNCom, sala B, octubre 29-2003, “Científica Trifarma S.A....”, cit en nota 31. 45 . CNCom, Sala B, 10.06.04, “Godicer S.A....”, cit en nota 43. 46 . CNCom., sala B. 10.6.04, Godicer S.A…” cit en nota 43. - 3.6. “Reintegro de gastos de publicidad: una correcta hermenéutica de los hasta ahora dicho me persuade de que este rubro no prosperará. Del informe pericial contable surge que la accionante realizaba gastos en concepto de publicidad pero ante el supuesto de rescisión del contrato, estos gastos no configuran daño resarcible, si -como en el caso- se verifica que la difusión del producto cuya venta le fue confiada aparejaba una erogación común u ordinaria destinada a incrementar proporcionalmente la cuantía de sus ganancias y no se demostró que los gastos en publicidad hayan beneficiado inercialmente la venta de productos de la accionada”47. Gastos en inversiones no amortizadas. La jurisprudencia tampoco reconoce una indemnización diferenciada para este rubro. 47 48 - “la indemnización propuesta en este voto para resarcir a la pretensora por la omisión en que incurrió la demandada de otorgar un preaviso temporalmente adecuado, resulta de suyo suficiente para reparar tanto el menoscabo patrimonial que pudo haber experimentado el accionante a título de valor llave, cuanto el concretamente esgrimido con fundamento en la depreciación que habrían sufrido -por efecto del finiquito del contrato- los bienes empleados por la concesionaria para llevar a cabo su operatoria comercial” 48. - “En el sub lite no existe dentro del activo, en razón de la actividad desarrollada, consistente en la compra de productos . CNCom, Sala B, 10/06/2004, “Godicer S.A. ...”, cit en nota 43. . CNCom, sala D, octubre 3-2001, “R. Martín y Cía. c. Autolatina Argentina, S.A. y otros”, ED 196-220. farmacéuticos para la posterior venta a través de sus distribuidores, elemento técnico alguno o, por los menos no nos han ilustrado acerca de su existencia, que tenga aplicación exclusiva en este tipo de concesión. Es que, por las ya mentadas características de la explotación, ninguno de los bienes pertenecientes a la sociedad actora posee un destino o aplicación específica o exclusiva, que no pueda ser utilizado para actividad diversa a la venta de medicamentos. Es que, los bienes, además de su fácil venta o liquidación, eran susceptibles de ser aplicados a la concreción de un sinnúmero de actividades que podrían ser encaradas en sustitución de la ya fenecida. No empece a lo dicho que el distracto ha sido el fin de la vida comercial de Científica Trifarma, ni que el único objetivo social estuviera relacionado con la actividad desarrollada entre los contendientes y mucho menos que la experiencia sólo sirviera para cumplir con la tarea que desarrollaba, ya que siendo por esencia el ser humano perfectibles, siempre puede mejorar y por ende acrecentar su bagaje de conocimientos, aprendiendo permanentemente algo nuevo.” Sin embargo, en sentido contrario se ha dicho que “frente a la resolución unilateral y abrupta de un contrato de distribución de mercadería efectuado por la productora, resulta procedente la reparación de las inversiones realizadas por la distribuidora, si la ruptura intempestiva del vínculo produjo daños respecto de aquellas aún no totalmente amortizadas en el tiempo de duración del citado contrato.” 49. 3.7. 49 El valor locativo. . CNCom, sala D, “José Morandeira S.A. c/ Nobleza Piccardo S.A.”, 22.05.01, DJ 2002-I-102. Es procedente la reparación del valor locativo de varios inmuebles que la distribuidora dejó de utilizar con motivo de la resolución unilateral y abrupta del contrato de distribución, efectuado por la productora, pues resulta evidente que dichos inmuebles perdieron su utilidad comercial luego de la ruptura en tanto no constituyen cosas fácilmente convertibles en dinero o aplicables a otro destino distinto del que poseían50. 3.8. Deudores incobrables y morosidad. También se ha resuelto que “es improcedente reparar las pérdidas sufridas por la distribuidora por deudores incobrables y morosidad, pues este daño probable no se vincula con la intempestividad de la ruptura de la relación contractual, las cuales hubieran sido de igual magnitud en caso de haber mediado el preaviso de la finalización del negocio” 51. 3.9. Honorarios de directores y gerentes. Tampoco corresponde la reparación de las sumas de dinero que debieron abonarse a los integrantes del directorio por la funciones cumplidas en la empresa distribuidora y que se vieron canceladas por la resolución abrupta del contrato de distribución por parte de la productora, pues al no haber incumplido maliciosamente el vínculo que la unía con aquella sino sólo omitir el preaviso pertinente, no debe responder por las consecuencias mediatas de su obrar52. 4. La cuestión puntual de la indemnización por pérdida de chance. Liminarmente cabe señalar que la chance es la posibilidad de un beneficio probable, futuro, ya que integra las facultades de actuar 50 . CNCom, sala D, “José Morandeira S.A. c/ Nobleza Piccardo S.A.”, 22.05.01, DJ 2002-I-102. 51 . CNCom, sala D, “José Morandeira S.A. c/ Nobleza Piccardo S.A.”, 22.05.01, DJ 2002-I-102. 52 . CNCom, sala D, “José Morandeira S.A. c/ Nobleza Piccardo S.A.”, 22.05.01, DJ 2002-I-102. de un sujeto en cuyo favor la esperanza existe. Privar de ésta al sujeto conlleva daño, aún cuando pueda ser dificultoso estimar su entidad, porque lo perdido, frustrado, en realidad es la chance y no el beneficio esperado como tal. La pérdida de esa oportunidad configura un daño actual –no hipotético- resarcible cuando implica una probabilidad suficiente de beneficio económico que resulta frustrado por culpa del responsable y puede ser valorada en sí misma, aún prescindiendo de su resultado final incierto, en su intrínseco valor económico de probabilidad, convirtiéndose así en un daño actual resarcible53. Dicho de otro modo, la pérdida de chance configura una frustración de una posibilidad de obtener ingresos54 y es una categoría autónoma de daño resarcible, mediante la cual se pretende reparar la pérdida de posibilidades de ganancias, o de evitación de un perjuicio, provocada por la frustración de una cierta ventaja futura y previsible55. La naturaleza jurídica de esta figura necesita que la posibilidad frustrada no sea simplemente una expectativa general o vaga; no debe tratarse de la mera posibilidad del acaecimiento eventual o hipotético de alguna ventaja, sino que la pérdida ha de tener suficiente fundamentación y entidad, aunque su previsión ocurra en el futuro, en tanto la causa de aquella frustración existe ya en el presente. La chance no se identifica con la utilidad dejada de percibir, sino que lo resarcible es la posibilidad misma de la utilidad56. Por eso puede decirse que la pérdida de chance o de oportunidad es aquel daño cuya característica es ser más que una posibilidad pero menos que una certeza57. 53 . CNCom, Sala A, 17/9/2004,”Perz Elizabeth c/ Fiat Argentina SA s/ Ordinario”. 54 . Orgaz, Alfredo “El daño resarcible”, Desalma Buenos Aires, pág. 70. 55 .CNCom, Sala D, 3/3/1997, “Fleitas, Víctor v. Cuttini, Jorge”, Lexis 11/27620. 56 . CNCom, Sala D, 3/3/1997, “Fleitas, Víctor v. Cuttini, Jorge”, Lexis 11/27620. 57 . López Herrera, Edgardo “Teoría General de la Responsabilidad Civil”, pág. 137, Lexis-Nexis. Así lo tiene resuelto la jurisprudencia, en cuanto afirma que “la pérdida de chance se presenta en el caso de una probabilidad suficiente de beneficio económico que supere la existencia de un daño eventual o hipotético para constituirse en un perjuicio cierto y por ello resarcible58. El análisis de la pérdida de chance confronta por lo general dos extremos, que se hacen bien evidentes cuando se trata de casos límite; de un lado aquello que podría calificarse como "castillos en el aire" ("de Perrette y su cántaro de leche...” ver Mazeaud-Tunc "Responsabilidad Civil" tomo 1 - I N° 219 pág. 312), y del otro la predecible, por lo razonable, expectativa de contar con una ganancia. Lo que está en juego es la probabilidad, de ningún modo la completa certidumbre porque entonces faltaría el elemento de imponderabilidad que signa el concepto de pérdida de chance (véase la multitud de ejemplos, tales como "Encargado de conducir al hipódromo un caballo de carrera o a su jinete, y debidamente advertido del motivo del viaje el transportista, a consecuencia de una tardanza hace que el caballo no llegue a tiempo para la salida de la carrera, el propietario pierde así una oportunidad de ganar el premio; Un editor se niega a imprimir un manuscrito que, por haber superado una primera prueba eliminatoria, tenía probabilidades de obtener un premio literario o del abogado que deja perimir la instancia y la acción no puede ser iniciada luego porque prescribió..etc."). De los ejemplos surge que este tipo de daño puede suceder en un incumplimiento contractual o extracontractual59. La pérdida de chance se diferencia del lucro cesante en que en éste hay total certeza de que el perjuicio se producirá. Por ello, debe distinguirse conceptualmente la pérdida de chance del lucro cesante, que se obtiene mediante la aplicación del arbitrio matemático. Bien señala Matilde Zabala de González que: “dado que la chance no ostenta el mismo grado de certidumbre que 58 59 .CSJN, Fallos: 321:3437. . LÓPEZ HERRERA, Edgardo, Teoría General de la Responsabilidad Civil, pág. 137, Lexis-Nexis. el de un efectivo lucro cesante, el alcance de la indemnización a cobrar por tal concepto es problemático y, al igual que en el caso del daño moral, entronca bastante con el prudente arbitrio judicial”.60 Por ende, el valor a indemnizar por la pérdida de chance no es igual al monto del lucro cesante, sino que lógicamente ha de ser menor que éste, pues se trata no de la pérdida de un lucro, sino de la pérdida de una probabilidad61. Las diferencias entre ambos rubros han sido claramente expuestas por el Dr. Butty en un fallo de la Sala B de la Excma. Cámara Comercial. Allí ha señalado el recordado magistrado que la pérdida de chance difiere cualitativa y cuantitativamente del lucro cesante: “Podría decirse –señala– que el centro de la distinción radica en la menor o mayor posibilidad de obtención de las ganancias, respectivamente. Es decir, se debe realizar un juicio de probabilidades para determinar qué es procedente. Por lo pronto, para admitir la pérdida de chance se analiza la frustración de la posibilidad de obtener ventajas; mientras que en el caso del lucro cesante se estudia el fracaso de ellas. Así, el lucro cesante es una no-ganancia, porque no ha ingresado al patrimonio del damnificado, pero iba a serlo ya que es una consecuencia inmediata y necesaria del negocio celebrado, que en razón de un hecho imputable a la demandada -en el caso el desconocimiento del contrato luego probado- que interrumpió el "curso natural y ordinario" (art. 520 y 901/4, Cód. Civil), ocasionó su frustración. La pérdida de chance -del francés: ocasión o posibilidad-es un daño cierto, por tanto resarcible, por el cual se pretende la reparación por la probabilidad de éxito frustrada; aunque no es más que una consecuencia mediata…. Por ello dije que la diferencia estriba en un mayor o menor grado de certeza sobre la producción efectiva de las ganancias. La chance siempre permanece en grado de probabilidad. Por otro lado, cuantitativamente, el lucro cesante es mayor dada la mayor 60 . ZABALA DE GONZÁLEZ, Matilde, Daños a la personas, Pérdida de la vida humana, t. 2B-274. 61 .CNCom, Sala D, 19/4/2001, “Cala Ricardo y otro c. Transporte Unión Misionera y otro s. Sumario”, Lexis 10/5893. posibilidad de realización del éxito. Por ello considero que, si bien la actora no demostró una ganancia efectivamente realizable -por lo que no procede el rubro lucro cesante-, de las constancias de autos se puede concluir que sí perdió la posibilidad o chance de obtenerlas como consecuencia de la firma del contrato con la demandada. La valuación de la pérdida de la chance se realiza en base a la prudente apreciación judicial de las constancias traídas a la causa, conforme el art. 165, 3° parte Cód. Proc.”62 El fallo toca, si bien tangencialmente y sin adoptar una posición al respecto, el problema relativo a si la pérdida de chance, en materia de responsabilidad contractual, constituye una consecuencia mediata del incumplimiento, cuya indemnización sólo procede en casos de incumplimiento malicioso.63 No obstante, esta discusión no parece tener incidencia sustancial en los casos de resolución intempestiva del contrato de distribución, ya que en estos casos, la pérdida de chance no constituye un rubro indemnizable ya que se encuentra subsumida en la indemnización por falta de preaviso, que indemniza el lucro cesante sufrido por el distribuidor que no pudo continuar con la relación contractual. En efecto, nótese que el lucro cesante indemniza todas las ganancias que el distribuidor se vio privado de obtener, lo cual constituye un concepto mucho más abarcativo que una mera “chance” de obtenerlas. El distribuidor ha debido obviamente haber probado que durante el curso del contrato ha efectivamente obtenido ganancias. Ergo, la obtención de ganancias emergentes del contrato no es una mera “probabilidad” o “chance”, sino que es una realidad acreditada, un hecho probado. 62 . CNCom, sala B, 18/10/2005, “Jauja S.R.L. c. La Papelera del Plata S.A.”, LA LEY 12/04/2006,5, con nota de Gustavo Carranza Latrubesse - LA LEY 2006-B, 626. 63 . BUSTAMANTE ALSINA, “La pérdida de una chance es una consecuencia mediata, previsible y por lo tanto solamente resarcible en caso de incumplimiento malicioso”, LA LEY, 1993-D, 207. Entonces, si el contrato es interrumpido intempestivamente por el productor, lo que pierde el distribuidor no es la mera probabilidad de la obtención de una ganancia, sino las ganancias que ya probó que obtuvo en el pasado, y que, de haber continuado el negocio, debía seguir obteniendo según el curso normal y ordinario de las cosas. Así lo ha remarcado la jurisprudencia al señalar, al respecto, que resulta improcedente convertir en daño por perdida de chance el rubro reclamado a titulo de lucro cesante toda vez que, -como en el caso-, la rescisión dispuesta por el defendido impidió al pretensor "cumplir el contrato" de concesión celebrado y, consecuentemente, lo privó de obtener la ganancia que resultaría de ese cumplimiento. Es decir, no hubo una pérdida de la "chance" de ganancias, sino de "las ganancias" que produciría la continuación de ese contrato64. 64 . CNCom, Sala D, 18/10/02, “Nicolelli, Pedro Edgar Omar C/ Multicanal SA s/ Ordinario”.