0103-150-2002 TRIBUNAL TERCERO DE SENTENCIA, San Salvador, a las dieciséis horas del jueves cinco de septiembre de dos mil dos. Visto en juicio oral el proceso penal documentado en el expediente judicial número 132-022a, que se desarrolla contra JUAN ALBERTO RICO LEÓN, de treinta y tres años de edad, albañil, casado, salvadoreño, hijo de María Sixta Mayorga y Juan León Pocasangre; residente en colonia "San Nicolás", calle principal, casa número nueve, Zaragoza, La Libertad; ADONAY ANTONIO GUZMÁN, de treinta y nueve años de edad, comerciante, casado, salvadoreño; hijo de Marta Alicia Guzmán; residente calle Harrison, apartamento cuatro, barrio San Jacinto, San Salvador; y RUTIILIO HILARIO LIBORIO GÓMEZ, de veintitrés años de edad, acompañado, motorista, salvadoreño; hijo de Carmen Gómez e Hilario Liborio, residente en Tercera Calle Poniente, casa uno - trece, Lourdes, Colón, La Libertad; procesados por el delito de robo agravado, tipificado y sancionado en los artículos 212, 213 n° 2 y 3 del Código Penal, en perjuicio patrimonial de Carlos Alberto Portillo García, Matilde Javier Alas Cabrera y Francisco Vinicio Federico Ramírez Pérez; el primer imputado, JUAN ALBERTO RICO LEÓN, es procesado también por el delito de tenencia ilegal de armas de fuego, tipificado y sancionado en el artículo 346-A del Código Penal, en perjuicio de la paz pública. De la vista pública conoció el Tribunal Colegiado, integrado por los Jueces: Licenciados MARTIN ROGEL ZEPEDA, JOSÉ ISABEL GIL CRUZ y MARTA PATRICIA BARAHONA DE JIMÉNEZ, presidida por el primero de ellos, de conformidad con lo regulado en el artículo 53 inciso I número 6 del CPP. Han intervenido como partes: en condición de fiscal del caso, el Licenciada Gladis Azucena Flores de Acosta, de la subregional de San Marcos; como defensor particular, el Licenciado Hugo Ernesto Montano, representando los intereses de los imputados Adonay Antonio Guzmán y Rutilio Hilario Liborio Gómez; como defensora pública del imputado Juan Alberto Rico León, la Licenciada Luisa Carolina Corpeño Castillo. HECHOS SOMETIDOS A JUICIO (fs. 121 y 122 fte.) El martes veintinueve de noviembre del dos mil uno, a eso de las diez horas con cuarenta minutos, en momentos que CARLOS ALBERTO PORTILLO (conductor) y MATILDE JAVIER ALAS CABRERA (ayudante), se conducían a bordo del vehículo placas C 85-916, marca Izusu, color azul, propiedad de Francisco Ramírez (distribuidor de gas "Tropigas") a la altura del cantón "El Morro", sobre la carretera antigua a Zacatecoluca, a la altura del kilómetro dieciséis aproximadamente, cuando se disponían a iniciar la marcha rumbo a San Marcos, se les atravesó un vehículo tipo automóvil, color ocre, de cuatro puertas, vidrios oscuros, en el que se conducían cuatro sujetos desconocidos, bajándose tres de ellos del vehículo, dos portaban armas de fuego, al parecer una pistola nueve milímetros y un revólver al parecer treinta y ocho. El que portaba la pistola nueve milímetros, encañonó a los señores antes relacionados, obligándolos a entrar al vehículo en el que los sujetos se conducían, en el que se encontraba el cuarto sujeto (motorista) agregando los ofendidos, que de los tres sujetos que se bajaron del vehículo, el que portaba la pistola nueve milímetros, era de complexión gorda, piel morena clara, estatura un metro sesenta centímetros aproximadamente; vestía una camisa azul y zapatos negros. Mientras que el que portaba el revólver, el segundo ofendido no lo pudo describir; el tercer sujeto era un poco gordo, el que andaba camisa desabrochada, el sujeto que manejaba vestía pantalón color crema, camisa color amarillo, con franjas de color verde sobre las mangas, dejando el camión en el que se conducían, los ofendidos en el lugar donde fueron interceptados, quedándose en él dos sujetos: el que portaba el revólver y el que andaba vendado, o sea el de la camisa desabrochada, a los ofendidos los obligaron a subirse al vehículo en el que se conducían los delincuentes, llevándolos a un lugar desconocido, llegando a un cafetal donde los bajaron, quedándose un sujeto cuidándolos (el que portaba la pistola nueve milímetros), mientras que el otro sujeto se retiró en el vehículo que ya no regresó y cuando habían transcurrido como tres horas, los ofendidos pudieron huir del lugar. Los agentes Víctor Manuel Lipe Martínez, Mario Rodríguez Hernández y Julio César Ramírez, pertenecientes a la zona trece del sistema de emergencias novecientos once, San Marcos, San Salvador, en momentos que patrullaban el sector de su responsabilidad, fueron alertados por la unidad policial de Santiago Texacuangos, que como a eso de las diez horas con cincuenta y cinco minutos, había sido robado un camión con tambos de gas, marca "Tropigas", que iba custodiado por dos vehículos, un ‘pick up’ y un automóvil de color rojo, en momentos que los agentes se dirigieron al lugar, observaron desde el carro patrulla que al frente de ellos se conducía de Sur a Norte, un camión color azul, placas C 85916, marca "Isuzu", transportando tambos de gas, al frente de este se transportaba un ‘pick up’ color rojo y en la parte trasera iba un automóvil del mismo color placas 409 932, quienes en ese momento custodiaban el camión y al percatarse de la presencia policial y mandarle alto al camión, éste se detuvo, no así los vehículos que los custodiaban, logrando anotar las placas del vehículo de color rojo, al interceptar el camió se procedió a bajar al conductor del mismo y al acompañante, procediendo a efectuar un registro en el vehículo y a los individuos, encontrando en el interior del camión una arma tipo revólver, calibre treinta y ocho especial, cañón corto, pavón negro, serie número treinta mil cuatrocientos cuarenta y cinco, conteniendo cinco cartuchos, en ese preciso momento se dio aviso a todas las unidades para que fueran a interceptar el vehículo que se había dado a la fuga, asimismo al proceder a la detención de los imputados, estos respondieron a los nombres de JUAN ALBERTO RICO LEÓN, quien conducía el vehículo decomisado y el otro es ADONAY ANTONIO GUZMÁN, dichos imputados fueron capturados en el kilómetro dieciocho del desvío a la calle a "Asino", que conduce al lago de Ilopango, Santiago Texacuangos, San Salvador. DECLARACIONES DE DOS DE LOS IMPUTADOS ADONAY ANTONIO GUZMÁN declaró que no ha participado en el hecho delictivo, venía de dejar a un hijo del declarante y de la joven Sonia Marlene Parada Martínez, quien se lo presta los fines de semana y lo tiene que devolver el lunes, fue a dejarlo a San Luis Mariona, que es donde vivía le informaron que se había ido para Zacatecoluca donde la abuela que estaba enferma. El miércoles fue a dejárselo y se quedó en la noche, regresó como a las nueve y media, se retiró de la casa, salió a la carretera, no había transporte y se vino en ‘un pick Up, hasta el punto de buses de la ‘Veintiuno’, se bajó, eran como las diez veinticinco o diez y media cuando venía un camión azul y detrás venía el carropatrulla, interceptaron al camión y se hizo a un lado, siguió caminando y la Policía dijo que él venía en ese camió y lo capturaron. Los antecedentes que tiene son de una falta de familia. Cuando lo detuvieron firmó un acta en la policía, constaba que le habían decomisado una tarjeta de circulación o la licencia de los ofendidos, eso no era cierto. Cuando el firmó eso no aparecía. no sabe cómo fue agregado eso. Su hijo se llama Adonay Antonio Guzmán Parada, el niño vive en San Luis Mariona con su madre, la dirección en Zacatecoluca no la sabe, es a dos cuadras y media abajo del cuartel, en la calle principal. Siempre se ha dedicado como comerciante, va a San Cristóbal o la compra en Simán y la comercia, los hechos fueron un día jueves, fue el día que él se vino de Zacatecoluca, no se hacía acompañar de nadie. Ha conocido a Juan Alberto Rico León, pero en las Bartolinas. Los testigos serían la mamá del niño y la abuela de ella, que estaba enferma salió de la casa como a las nueve y medía o nueve de la mañana. RUTILIO HILARIO LIBORIO GÓMEZ, declaró desde un principio que ese día no trabajó por cuestiones mecánicas del microbús en el que se desempeña, prestó el vehículo en el que andaba, es propiedad del cuñado, buscaba un taller de motos de la zona de San Marcos, para reparar una moto, salió de su casa, como las nueve o nueve y media, rumbo a San Marcos, pasó a un comedor a desayunar, estuvo veinte minutos, al salir del comedor a dos cuadras le atravesaron un vehículo policial diciéndole que se bajara del vehículo y si andaba acompañantes, le pidieron los documentos, no le dijeron nada y luego le dijeron que buscaba un vehículo con las características de las que él conducía, decían que había participado en un robo, luego otro policía llegó y le dijo andaba las placas de su vehículo, las andaba anotadas en un folder amarrilllo. El policía que llevaba las placas, había pasado primeramente en la parte delantera del vehículo, le dijo que andaban las placas anotadas, y que se le detendría, lo llevaron a la delegación de San Marcos y estando ahí estaban otros, le preguntaron si los conocía, y les dijo que no y lo remitieron esposado sin manifestarle cuál era el motivo. Trabajaba en un microbús de Lourdes, Colón, el propietario es Santos Lemus Ayala, vive en el kilómetro veintiuno de la carretera a Sonsonete, cuando lo detuvieron venía de San Marcos a San Salvador, fue a un taller que no encontró la dirección y se regresó, era en la calle que desemboca a la plaza "El Trovador". Cuando estaba en un comedor, eran como las once u once y veinticinco minutos. Podría decir que estaba a las diez y media en San Marcos. El repuesto no lo encontró buscaba un ‘prolin’. En el vehículo andaban unos cartuchos, a la par de la palanca de velocidades, no sabe cuántos cartuchos eran. El vehículo era de su cuñado, René Alonso Alfaro Alvarado, que vive en Colonia "Los corteces", pasaje dos, Lourdes, Colón. I. PRUEBA DESFILADA EN JUICIO PRUEBA TESTIMONIAL CARLOS ALBERTO PORTILLO GARCIA, declaró que el día diez de noviembre del dos mil uno, como a las diez y cuarenta, por la carretera que conduce a Comalapa, por "Calle Vieja", por el cantón "El Morro", se conducía en un camión color azul, marca "Isuzu", placas que no recuerda, era acompañado del ayudante Francisco Javier Matilde Cabrera, en el camión llevaban cilindros de "Tropigas", llevaban ciento cuatro cilindros, cuando repartía en una tienda se le atravesó un vehículo adelante, era color rojo, se bajaron tres sujetos, se acercaron uno a cada lado, uno lo bajó a él, y otro al ayudante y los metieron al vehículo que se les había atravesado, los sujetos portaban armas, el sujeto del lado izquierdo, pelo castaño piel blanca, camisa blanca, el que lo bajó, andaba una venda en su estómago. El señor que lo bajó a él es el que viste camisa verde cuadriculada. El que se encuentra sentado a la par del abogado defensor, en medio de dos abogados. Le dijo que se bajara y que se fuera para adelante, el señor no andaba arma, el otro andaba arma, era el joven de camisa cuadriculada manga larga, con una arma bajó al vigilante, les dijo que se bajaran. El que iba de motorista fue el señor de piel blanca, él se montó a conducir el camión. Los metieron al vehículo y los trasladaron a una finca cerca de San Marcos, eran como, las once y diez u once y cuarto, los tuvieron ahí y el muchacho que dejaron ahí, estuvieron de tres o cuatro horas, el vehículo que los llevó se retiró. El muchacho que los cuidaba se desesperó y se retiró y ellos salieron del lugar. Fueron a un reconocimiento de personas al penal "La Esperanza", lo llevó la Fiscalía, no se realizó la diligencia, porque no llegó el abogado defensor. A preguntas de la defensa contestó: que tenía suficiente visibilidad y los vio en un lapso rápido como de unos cuarenta y cinco segundos o un minutos. El declarante estaba un poco nervioso. El que describe como algo gordo, piel blanca, pelo castaño, le vio su camisa y una venda que andaba puesta. Las personas que lo encañonaron andaban descubiertas las caras. Cuando hizo el reconocimiento estaba seguro de poder reconocer a las personas que lo asaltaron. El declarante ha visto a las personas, que ha reconocido, las ha visto dos veces, y desde que los vio supo que eran ellos, porque los vio al momento de los hechos. MATILDE JAVIER ALAS CABRERA, manifestó que el día veintinueve de noviembre de dos mil uno; cuando laboraba en la distribuidora "Tropigas" como ayudante; eran las diez y cuarenta cuando venían de Santiago, por la "Calle Vieja", por el cantón "El Morro", el motorista Carlos Portillo, en un camión "Isuzu" azul, que conducían ciento cuatro tambos de "Tropigas"; los sorprendieron quitándoles el camión, eran cuatro sujetos que se conducían en un carro rojo, cuatro puertas, vidrios oscuros, se bajaron tres sujetos, los encañonaron y los metieron al carro donde ellos conducían y se llevaron el camión dos de ellos, los que describe: uno gordito, un pechito alto chelito que al parecer portaba un venda en su estómago, ellos los ve, acá están con camisa de cuadros a la par de los abogados. Indica que los acusados son los que están a la par de los abogados, los que están con camisa cuadriculada. Él sólo vio cuando los bajaron, le dijeron que agachara la cabeza, los que ha reconocido son los que se subieron al camión. Al declarante, uno de ellos lo amenazó con un arma, los llevaron por la colonia "diez de octubre" metiéndolos a un cafetal, el vehículo rojo, dio la vuelta, los bajó rápido y se fue. Los dejaron ahí y se fueron como a las cuatro de la tarde el muchacho que los cuidaba les dijo que después de veinte minutos que se fueran se retiraran ellos. En la empresa "Tropigas", al mes les volvieron a robar y no recuperaron el camión. A preguntas de la defensa contestó: Que las personas del segundo robo, a uno de ellos si lo podría reconocer, a los otros no, porque no los pudo ver, al sujeto que le puso la pistola le temblaba la mano. A las personas que reconoce las vio de una sola mirada, porque cuando los vio le dijo que los dejara de estar viendo porque si no se quería morir. A las personas que reconoce las vio desde el momento que se dio el hecho, luego no las volvió a ver hasta la cita que le hicieron acá. Es la tercera vez que los ve. Que al muchacho que le bajó la cabeza, al parecer no lo agarraron. Declararon el día que les robaron, lo hicieron en San Marcos. A preguntas del acusado contestó: Que dejó de laborar con la empresa a los meses. VÍCTOR MANUEL LIPE MARTÍNEZ, manifestó en juicio que labora en la PNC, en la Unidad de la colonia "Diez de Octubre", el día veintinueve de noviembre del dos mil, eran como las diez y cuarenta horas, cuando patrullaba el sector de Santo Tomás en compañía de José Mario Rodríguez y Julio César Ramírez, de Santiago Texacuangos, informaron que un camión había sido interceptado por unos sujetos y que lo habían robado, les dieron las placas y que llevaba tambos de gas, luego vio que delante de ellos iba un camión con las característica y los tambos de gas en la parte de atrás. Le mandaron alto por medio del megáfono, en la parte delantera iba un ‘pick up’ y atrás de él un automóvil color rojo, le atravesaron el patrulla al camión, la información era que el camión lo custodiaba el ‘pick up’ y el carro, en ese momento, el automóvil de atrás se dio a la fuga, sólo se quedaron con los señores del camión y a bajarlos del camión uno de ellos andaba vendado el abdomen, el que conducía era algo robusto de piel blanca, se encuentra en esta audiencia está vestido de camisa cuadriculada colores: azul, verde y blanco, se encuentra en medio de los defensores, el nombre es Juan Alberto Rico León, el otro sujeto se llamaba Adonay Antonio Guzmán, vestido también de cuadriculado manga larga. En la parte del conductor, abajo, iba una arma treinta y ocho especial, el que conducía era el señor Rico León. El camión tenía reporte de robo y cuando habló por el radio del camión les contestó al secretario. El vehículo color rojo se las tomó el otro compañero. Los interceptaron en el kilómetro dieciocho del desvío calle "Asino" de Santo Tomás. La captura se dio a las once horas. A preguntas de la defensa contestó que les informaron que un ‘pick up’ y el automóvil custodiaban al camión. JOSÉ MARIO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, manifestó en juicio: que el día veintinueve de noviembre de dos mil uno, como a las once cincuenta y cinco les informaron de un robo de un camión cargado con tambos de gas, por la zona de Santiago Texacuangos y detectaron el camión junto con el agente Víctor Manuel Lipe y Julio César Ramírez y por el ‘altavoz’ le mandaron alto al camión, atravesaron el patrulla, mandó alto a un vehículo rojo, un particular 409 932, por medio de la mano y oral, este hace una maniobra y se da a la fuga, en él se conducían Juan Alberto Rico León y Adonay Antonio Guzmán, les decomisan el camión y los tambos de gas y el agente Víctor encuentra un arma revólver calibre treinta y ocho, era conducido por Juan Alberto Rico León, alertaron a las unidades por el vehículo que se había dado a la fuga. JOSÉ DUKE ROSALES GONZÁLEZ, declaró que el día veintinueve de noviembre del dos mil uno, cuando supervisaban la autopista a Comalapa por San Marcos, en el kilometro dieciséis habían efectuado un robo, el que les fue informado por el sistema de emergencias novecientos once. Se enteró que fue interceptado un vehículo que conducía los tambos de gas, informaron que era un vehículo color rojo, placas 409 93, "Suzuki", cuatro puertas, que custodiaba el vehículo que portaba el gas, juntamente con otro vehículo, realizaron un plan de bloqueo; y fue un equipo de la zona metropolitana el que localizó el vehículo que se les había escapado, lo interceptaron en la Décima Avenida Sur, calle "Lara", San Jacinto, a las once y treinta de la mañana, se conducía un sujeto de nombre Rutilio Hilario Liborio Gómez, le decomisaron diez cartuchos de treinta y ocho especial, el vehículo y joyas. A preguntas del imputado contestó que: las prendas que se le decomisaron, las tenía puestas el acusado. Que los otros dos acusados no les conoce porque sólo le dio continuidad al vehículo que se perseguía. Que toda persona que merodea el sector se convierte en sospechoso. PRUEBA DOCUMENTAL Se incorporaron mediante lectura y en el orden enunciado, los siguientes documentos: (1) experticia técnica en el vehículo placas P 409932, agregada a folios 103, (2) experticia balística del arma calibre 38, agregada a folios 109. FUNDAMENTOS JURÍDICOS. ELEMENTOS DEL TIPO DE ROBO. TIPICIDAD. El delito que se acusó inicialmente y que se admitió en el auto de apertura a juicio, fue el de ROBO AGRAVADO, regulado en los artículos 212, 213 n° 3, sin embargo, en el desarrollo de la audiencia de vista pública, después de haberse incorporado la prueba testimonial de CARLOS ALBERTO PORTILLO GARCÍA y MATILDE JAVIER ALAS CABRERA, el Tribunal advirtió que con las deposiciones de estos dos testigos no se estableció que se haya realizado el delito de ROBO AGRAVADO, sino que la conducta realizada por los imputados, no obstante haber realizado actos tendientes a la consumación del delito de robo agravado, este no se consumó, en virtud que únicamente existió una posesión transitoria de los bienes muebles objeto del ilícito que nos ocupa. En razón de ello, el tribunal transmitió esta situación a las partes y anunció –de conformidad con el artículo 344 del CPP– sobre la posible modificación de la calificación jurídica del hecho acusado, de robo agravado a robo agravado imperfecto, de conformidad con lo establecido en los artículos 212, 213 n° 2 y 3, 24 y 68 del CP, asimismo se determinó que es aplicable el artículo 7 del CP, para efectos de subsumir el delito de portación ilegal de arma de fuego, a la agravante establecida en art. 213 n°. 13 del CP. Delito de robo agravado tentado y tenencia ilegal de arma de fuego. Para reforzar lo que ya hemos sostenido en párrafos precedentes, en el presente proceso se acusó por el delito de robo agravado consumado, sin embargo, de la relación de los hechos sometidos a juicio, como de la prueba que se produjo durante el juicio, el tribunal ha llegado al convencimiento de que nos encontramos ante un robo agravado, pero imperfecto, basándonos en los puntos siguientes: Para que se dé el elemento del tipo descrito en la norma como "apoderamiento", el sujeto activo debe haber alcanzado la posibilidad de disponer de la cosa como dueño; existiendo tentativa cuando únicamente logra realizar un desplazamiento patrimonial, que no implique actos propios a los realizados por el propietario, no bastando con la circunstancia de tomar las cosas, mientras se es perseguido por la autoridad, porque el apoderamiento constituye la acción del autor de poner bajo su dominio, una cosa que antes estaba en poder de otro. Los agentes captores claramente depusieron, que a los indiciados que conducían el camión los capturaron mientras se daban a la fuga, situación que implica que éstos no tuvieron la oportunidad de disponer de los objetos que habían sustraído, en consecuencia no es posible hablar de un delito consumado, al haber tomado el caminón que portaba los tambos de gas, puesto que los agentes policiales practicamente los detuvieron en flagrancia, por ello se determinará en el fallo que estamos ante un delito de robo agravado tentado. Respecto del delito de tenencia, portación o conducción ilegal de armas de fuego. Se analizó la calificación del artículo 213 CP, que en su número tres, prescribe el robo utilizando arma de fuego. Ello significa que el tipo penal ya comprende la figura de la tenencia de arma de fuego, por lo que no es posible sancionar como hechos diferentes ambas circunstancias, por que se estaría sancionando doblemente la misma conducta, cuestión que sería contraria a lo preceptuado en el articulo 11 de la Constitución de la República, que prescribe que ninguna persona puede ser enjuiciada dos veces por la misma causa; así mismo, es necesario señalar, que debe tomarse en consideración que nos encontramos ante un concurso aparente de leyes penales, que es resuelto con lo dispuesto en el artículo 7 número 3 del Código Penal al establecer: El precepto penal complejo absorverá a los preceptos que sancionan las infracciones consumidads en aquél. Dicho en términos sencillos, significa: que el delito de robo agravado imperfecto comprende o absorve a la tenencia ilegal de arma de fuego, por lo que en el fallo respectivo se resolverá únicamente en lo concerniente al delito de robo agravado imperfecto. Por lo anterior esta autoridad colegiada concluyó que es procedente el cambio de la calificación de los ilícitos en referencia. En consecuencia, esta autoridad determina que el hecho acusado debe ser conocido únicamente como robo agravado imperfecto, según los artículos 212, 213 No. 2 y 3, 24 y 68 del CP. Así, los preceptos penales aplicables al caso sub judice son los regulados en el artículo 212 del CP, que reza: "El que con ánimo de lucro, para sí o para un tercero, se apoderare de cosa mueble total o parcialmente ajena, sustrayéndola de quien la tuviere mediante violencia en la persona, será sancionado con prisión de seis a diez años. La violencia puede tener lugar antes del hecho para facilitar su ejecución, en el acto de cometerlo o inmediatamente después para lograr el fin propuesto o la impunidad". La tentativa está regulada en el art. 24 del CP que se lee: "Hay delito imperfecto o tentado, cuando el agente, con el fin de perpetrar un delito da comienzo o practica todos los actos tendientes a su ejecución por actos directos o apropiados, para lograr su consumación y ésta no se produce por causas extrañas al agente". Para que se configure un delito de ROBO, es necesario que se establezca a nivel de tipo penal los siguientes elementos objetivos: 1) Una acción que consiste en sustraer y apoderarse de una cosa. En el caso que nos ocupa, esta acción consistió en que los sujetos activos, manifestaron verbalmente y efectuaron actos tendientes a apoderarse de los tambos de gas que eran transportados en el camión, propiedad de las tres víctimas acreditadas en el proceso, pero que por causas extrañas, al sujeto activo, la acción de apoderamiento no pudo consumarse. (2) La cosa tiene que ser mueble y además ajena total o parcialmente, tal como sucedía en este caso. (3) La sustracción tiene que ser mediante el ejercicio de la violencia en la persona, sea física o moral. Los imputados, realizaron acciones suficientes como para doblegar la fortaleza moral de quienes se conducían en el camión, en el que eran transportados los tambos de gas objeto del robo, de manera que pudieron lograr el apoderamiento en forma transitoria, juntamente con el vehículo en que se conducían las víctimas: CARLOS ALBERTO PORTILLO GARCÍA y MATILDE JAVIER ALAS CABRERA. (4) El uso de violencia puede ocurrir antes de la sustracción, durante la misma o posterior a ella. Se requiere además el concurso de dos elementos subjetivos; uno de ellos es el dolo, es decir, el conocimiento y voluntad de robar, el restante la doctrina lo califica de "Especiales elementos subjetivos de autoría", siendo estos distintos al dolo, pues requieren que el autor persiga una determinada finalidad, considerando que en el caso sometido a juicio, concurrieron todos los elementos necesarios, que pudieron haber consumado el tipo penal de robo. En el ROBO AGRAVADO IMPERFECTO estos elementos especiales de lo injusto están integrando el ánimo de lucro que mueve al agente activo del delito. VALORACIÓN DE PRUEBA Debe el tribunal estimar de la prueba recolectada, si ésta tiene la suficiencia probatoria para acreditar con certeza el injusto penal del que se conoce y la culpabilidad del acusado. Para ello se deberá merituar la prueba testimonial que se ha recibido en el debate, en tal sentido expresamos: Se tiene una acción ejercida por dos sujetos, identificados por señalamiento –en la vista pública– como Juan Alberto Rico León y Adonay Antonio Guzmán, aunque la prueba indica la existencia de un tercero, pero éste en ningún momento fue identificado por ningún medio, ni mucho menos se dio su descripción, así como no se dijo el rol que tenía en el atraco. Adonay Antonio Guzmán, lo identifican como la persona que al momento del robo usa un arma de fuego, posteriormente los vecinos del lugar donde fueron interceptados, es decir del cantón "El Morro", hasta una finca en jurisdicción de San Marcos. Que con esa acción violenta, pues usar arma de fuego le sustraen un vehículo que en ese momento, los perjudicados distribuían gas propano en tambos, ya que los dos sujetos activos del delito, toman control del vehículo, en el que llevan tambos de gas, el vehículo está ubicado como una cosa mueble; en este caso la violencia se ejercita sobre una tercera persona y siempre está con los supuestos de la violencia exigida en el artículo 212 del CP, así lo reconocen autores como A. Calderón Cerezo y J.A. Choclán Montalvo, en su obra "Derecho Penal". La violencia la ejercieron al momento de cometer el ilícito penal, ya que los dos sujetos neutralizaron a los ofendidos con el empleo de armas y además que son tres; dos de ellos son identificados como ya se dijo anteriormente, pues andaban con sus rostros descubiertos; que tanto Carlos Alberto Portillo García, como Matilde Javier Alas Cabrera, fueron llevados en un carro color rojo a un cafetal por la colonia "Diez de Octubre". Cuando agentes de la Policía Nacional Civil, patrullaban por el sector de Santo Tomás, son alertados del robo de un camión que lleva tambos de gas y lo observan a una distancia de unos veinte metros, les atraviesan la patrulla, y son detenidos el motorista y un acompañante, siendo identificados como Juan Alberto Rico León y Adonay Antonio Guzmán. Es decir, el hecho del robo se origina en el kilómetro dieciséis sobre la carretera antigua a Zacatecoluca y son capturados por el kilómetro dieciocho, por el sector conocido como el desvío a calle a Asino, jurisdicción de Santo Tomás o Santiago Texacuangos, el hecho inició como a la diez horas con cuarenta minutos y fueron detenidos como a las once horas del día veintinueve de noviembre de dos mil uno. Como a las once horas con treinta minutos, es capturado Rutilio Hilario Liborio Gómez, producto de que la Policía Nacional Civil, había montado un operativo "plan bloqueo" un equipo de la zona metropolitana, en la doce avenida sur de San Jacinto, en el vehículo que momentos antes viajaba cerca del camión robado, pero el tribunal tiene dudas que este imputado haya participado en en el robo sucedido en el cantón "El Morro", tiene dudas que haya dado seguimiento al camión que se sustrajo, sólo hay un indicio que estaba en el interior del vehículo rojo, por lo que este proceado deberá absolvérsele de la acusación del delito de robo agravado. Que de la deposición de los testigos ya relacionados, se concluye que se tiene por establecido la existencia del delito de robo agravado imperfecto, siendo los autores directos: JUAN ALBERTO RICO LEÓN Y ADONAY ANTONIO GUZMÁN, lo que se adecúa a lo establecido en el art. 33 del CP, no así la participación del acusado RUTILIO HILARIO LIBORIO GÓMEZ, por no existir dentro de todo el desfile probatorio prueba directa y suficiente que determinara que, con certeza, tal indiciado haya participado en el presente caso. Efectivamente, através de las deposiciones de los testigos CARLOS ALBERTO PORTILLO GARCÍA Y MATILDE JAVIER ALAS CABRERA, éstos se ubican en el lugar, día y hora en que sucedieron los hechos, quienes denotaron espontaneidad y coherencia en sus dichos, por lo que sus testimonios le merecen credibilidad a este tribunal; asimismo es de hacer notar que los mismos testigos fueron las víctimas directas del ilícito que nos ocupa. De los elementos probatorios anteriormente relacionados y aplicando las reglas de la sana crítica, este tribunal al hacer relación con otros elementos de prueba, además de la prueba testimonial, entre otras, el acta de remisión de los imputados JUAN ALBERTO RICO LEÓN y ADONAY ANTONIO GUZMÁN, dos actas de ratificación de secuestro, este tribunal considera que se ha demostrado que los imputados fueron capturados por los agentes (Víctor Manuel Lipe Martínez, José Mario Rodríguez Hernández, Julio César Ramírez, Duke Rosales González y Miguel Ángel Molina Marroquín), afirmaron que se efectuó su detención, por lo que la participación en el ilícito de robo agravado imperfecto, previsto y sancionado en los artículos 212, 213 n° 2 y 3, 24 y 68 del CP, de los imputados JUAN ALBERTO RICO LEÓN Y ADONAY ANTONIO GUZMÁN, se ha establecido plenamente la imputación del hecho acusado, por lo que es procedente declarar culpable a los dos imputados antes referidos, no así al acusado RUTILIO HILARIO LIBORIO GÓMEZ, por el ilícito calificado definitivamente como robo agravado imperfecto. Individualización del Imputado por Señalamiento La calidad de imputado debe ser idéntica, a la misma contra quien se ha interpuesto la acusación fiscal; en doctrina se conoce como identidad física del imputado y se logra con la coincidencia material del sujeto activo del delito, con el sujeto que elevado a jueces a este caso. La identificación del imputado, es un procedimiento directo para conseguir la identidad y puede realizarse de varios modos: (a) identificación nominal, que consiste en averiguar el verdadero nombre y apellido del imputado y demás circunstancias personales; (b) identificación física, que se constituye de los datos de conformación orgánica del imputado, artículo 88 del CPP. La norma del artículo 88 del CPP habilita para que se pueda identificar al enjuiciado "por otros medios que se estimen útiles", como podría ser vídeofilmaciones. Si la norma del artículo 211 del CPP permite el reconocimiento del imputado, junto con otro de características semejantes, entonces ésta es una forma de hacerlo, por disposición expresa; igual se puede hacer por medio de una declaración de un coimputado. El proceso penal busca que toda la prueba se reciba en el juicio, bien si la víctima o captores de una persona en flagrancia, gozan de una inmediatividad con el sujeto activo de un delito, significa que cualquier señalamiento durante la vista pública, es un medio de acreditar autoría, siempre y cuando no se vulnere los artículos 15 y 162 del CPP. ANTIJURIDICIDAD Lo antijurídico de una conducta significa que el agente del delito –en este caso: Juan Alberto Rico León y Adonay Antonio Guzmán– han infringido con sus conductas una norma jurídica –robo agravado– transgrediéndola sin que haya concurrido para dicha injuria una causa que justificara tal actuación, en virtud de una situación de necesidad para proceder al quebranto de la norma jurídica. Pero además, se necesita que los acusados hayan puesto en peligro al menos el bien jurídico protegido; la tentativa en cuanto es un acto ya de ejecución que genera un riesgo para el objeto jurídico de protección, supone ya un estado de afectación para ese objeto de merecimiento que en este caso es el patrimonio. CULPABILIDAD Entiende el tribunal que dos de los acusados, JUAN ALBERTO RICO LEÓN y ADONAY ANTONIO GUZMÁN, son culpables. En primer lugar, en el debate no se ha probado según los elementos de prueba que han desfilado, que los dos justiciables adolescan de un trastorno mental, afectivo o de la voluntad que impidiese que comprendiera lo ilícito de sus actuaciones y el poder asumir una conducta conforme a tal capacidad de comprender. En tal sentido, al no haber concurrido ninguna causa que razonablemente demostrara que los dos procesados son inimputables, debe afirmarse su capacidad de culpabilidad penal como un juicio de exigencia para el imputado. En cuanto a la consciencia de la ilicitud, en los delitos de robo, salvo casos excepcionales, a las personas puede hacérseles un juicio de exigibilidad sobre su conducta, es decir que fácilmente el acusado pordría haberse representado que el robo, es un delito, es decir una conducta prohibida mediante una pena, para ello no se requieren conocimientos exactos de dogmática jurídica; el robo es una conducta que normalmente por la experiencia, las personas que viven en comunidad, saben que no está permitida y que está reprimida por el Derecho Penal. concluimos entonces que a los imputados les es exigible normativamente este conocimiento y por ende tiene aptitud para formarse la conciencia de lo ilícito de su actuar, sin que haya mediado, según la prueba, algun error prohibitivo. Tampoco a nuestro juicio, de la prueba que desfiló en el debate se ha demostrado alguna situación de inculpabilidad que enerve el reproche para poder haber actuado de otra manera, por lo que es exigible a los dos acusados, Rico León y Guzmán, que hubiesen adoptado una conducta diferente a la de participar en el robo y por ende son culpables, lo que así lo declara el tribunal. DETERMINACIÓN DE LA PENA Declarada la culpabilidad, ésta debe graduarse para imponer la pena que corresponda no sólo al desvalor de los hechos sino también al grado de culpabilidad, ello conforme a los parámetros del artículo 63 CP que sienta su base sobre el principio de culpabilidad –artículo 12 Cn– por el que no sólo basta imponer pena a los culpables, sino que además dicha pena debe ser proporcional al grado de culpabilidad. Para ello deberá estimarse que los límites de la penalidad para el robo agravado, se fijan en un rango que oscila entre ocho y diez años de prisión. El tribunal procederá a fijar la pena que se impondrá, teniendo como vector la finalidad de la pena de prisión que acuña nuestra Constitución, en la que no se apela a una sanción meramente retributiva, aunque la culpabilidad será siempre el límite de la pena, ese marco no se puede rebasar por vocaciones preventivas de la instrumentalidad de la pena. Ello es lo que exige el artículo 27 Cn. cuando hace enfásis en la resocialización del delincuente – término no usado peyorativamente– y para cumplir esa idea, la pena debe ajustarse a un parámetro de no drasticidad. En atención al articulo 67 CP se tiene apreciado lo siguiente: 1) En cuanto al desvalor del hecho, se tiene que el injusto ha sido doloso, cometido con dolo directo, en el cual se afectó transitoriamente el patrimonio de la víctima, pero los bienes fueron recuperados, no se ha sufrido un detrimento patrimonial mayor. 2) No hay ningún motivo particular qué apreciar que pudiese influir en la determinación de la pena, y el móvil lucrativo ya está desvalorizado en el tipo penal a nivel de injusto, por lo que no es un parámetro que sirva para modificar la dosimetría de la pena. Obviamente en todo robo hay un móvil económico, pero esto es precisamente lo que colma el ánimo de lucro que ya se exige en el supuesto de hecho del tipo penal, por lo que no pude ser objeto de otra valoración, pues afrentaría el mismo principio de culpabilidad al desvalorar doblemente una situación que ya esta desvalorada en la pena abstracta del tipo penal y que en el robo por sus límites la hace en verdad muy gravosa. 3) En cuanto a la conciencia de la ilicitud, se tiene dos personas con escasa formación educativa, pertenecientes a sectores marginales de exclusión social, por lo que no hay una particularidad que haga más notoria y grave este ámbito de la conciencia de lo ilícito. 4) En cuanto a las circunstancias personales de los acusados, ya expusimos sus niveles de escasa formación, sus precarios niveles económicos, datos que se tienen de sus propias indagatorias de filiación y que se valoran por que le favorecen, ya que esta situación de vulnerabilidad debe atemperar la pena. El Estado no puede imponer sanciones severas a aquellas personas a quienes el mismo Estado no les ha brindado las oportunidades para su inclusión en la bonanza social democrática, por ello esta situación opera a favor de los acusados. No hay circusntancias generales modificativas de la responsabilidad penal que apreciar. En virtud de todas las razones expuestas, que reflejan una afectación no grave en el injusto y una menor culpabilidad, y dado que, como lo preindicamos, la pena debe ser un instrumento real de resocialización, imponemos a los acusados JUAN ALBERTO RICO LEÓN y ADONAY ANTONIO GUZMÁN, una pena de diez años de prisión. PENAS ACCESORIAS Entre las consecuencias jurídicas del delito, encontramos las penas accesorias, que para casos como el presente, consiste en la inhabilitación absoluta, en la modalidad de "pérdida de los derechos de ciudadano" (artículos 46 n° 1 y 58 n° 1 del Código Penal), que se traduce concretamente en la supresión temporal del derecho de toda persona para elegir a sus gobernantes, organizar partidos políticos o constituir los ya organizados. Esta pena, tiene una duración igual a la pena principal por lo que el tiempo de duración de tal pena correrá asociada a la pena principal para los acusados JUAN ALBERTO RICO LEÓN y ADONAY ANTONIO GUZMÁN. RESPONSABILIDAD CIVIL Sobre este particular debe indicarse que los objetos en que recayó el delito de robo, son susceptibles de ser recuperados y tomando en cuenta las implicaciones económicas que reporta el secuestro de los objetos decomisados, propiedad de las víctimas, esta autoridad debe condenar en responsabilidad civil de forma abstracta. Tal condena es abstracta, debido que la parte acusadora no logró probar una cuantía determinada del perjuicio que el delito y la pérdida transitoria de los objetos le haya ocasionado. MEDIDA CAUTELAR El Tribunal considera que el imputado ha permanecido en detención provisional desde el momento en que ocurrieron los hechos, hasta el desarrollo de la vista pública, lo que ha permitido su comparecencia. El tribunal luego de concluido el debate, ha encontrado culpable al acusado en esta instancia, en grado de certeza, por ello aunque se le ha impuesto la pena mímina, ésta no rebasa los tres años de prisión. No obsante, no rebasados los límites punitivos que permitan otorgar un beneficio al procesado, como el de la suspensión condicional de la ejecución de la pena. Esta decisión, la fundamenta el tribunal en dos hechos: no han aparecido en el proceso, elementos que le hagan merecedor al procesado de la aplicación del beneficio referido; tampoco han aparecido elementos que garanticen que el condenado cumpliría con las posibles condiciones derivadas de una suspensión condicional de ejecución de la pena. Por lo anterior, es razonable que la medida de detención provisional debe continuar vigente hasta que esta providencia adquiera firmeza, para que tal medida se transforme en prisión. HECHO ACREDITADO El Tribunal tiene por hecho acreditado el siguiente: El martes veintinueve de noviembre del dos mil uno, a eso de las diez horas con cuarenta minutos, en momentos que CARLOS ALBERTO PORTILLO (conductor) y MATILDE JAVIER ALAS CABRERA (ayudante), se conducían a bordo del vehículo placas C 85-916, marca Izusu, color azul, propiedad de Francisco Ramírez (distribuidor de gas "Tropigas") a la altura del cantón "El Morro", sobre la carretera antigua a Zacatecoluca, a la altura del kilómetro dieciséis aproximadamente, cuando se disponían a iniciar la marcha rumbo a San Marcos, se les atravesó un vehículo tipo automóvil, color ocre, de cuatro puertas, vidrios oscuros, en el que se conducían cuatro sujetos desconocidos, bajándose tres de ellos del vehículo, dos portaban armas de fuego, al parecer una pistola nueve milímetros y un revólver al parecer treinta y ocho. El que portaba la pistola nueve milímetros, encañonó a los señores antes relacionados, obligándolos a entrar al vehículo en el que los sujetos se conducían, en el que se encontraba el cuarto sujeto (motorista) agregando los ofendidos, que de los tres sujetos que se bajaron del vehículo, el que portaba la pistola nueve milímetros, era de complexión gorda, piel morena clara, estatura un metro sesenta centímetros aproximadamente; vestía una camisa azul y zapatos negros. Mientras que el que portaba el revólver, el segundo ofendido no lo pudo describir; el tercer sujeto era un poco gordo, el que andaba camisa desabrochada, el sujeto que manejaba vestía pantalón color crema, camisa color amarillo, con franjas de color verde sobre las mangas, dejando el camión en el que se conducían, los ofendidos en el lugar donde fueron interceptados, quedándose en él dos sujetos: el que portaba el revólver y el que andaba vendado, o sea el de la camisa desabrochada, a los ofendidos los obligaron a subirse al vehículo en el que se conducían los delincuentes, llevándolos a un lugar desconocido, llegando a un cafetal donde los bajaron, quedándose un sujeto cuidándolos (el que portaba la pistola nueve milímetros), mientras que el otro sujeto se retiró en el vehículo que ya no regresó y cuando habían transcurrido como tres horas, los ofendidos pudieron huir del lugar. Los agentes Víctor Manuel Lipe Martínez, Mario Rodríguez Hernández y Julio César Ramírez, pertenecientes a la zona trece del sistema de emergencias novecientos once, San Marcos, San Salvador, en momentos que patrullaban el sector de su responsabilidad, fueron alertados por la unidad policial de Santiago Texacuangos, que como a eso de las diez horas con cincuenta y cinco minutos, había sido robado un camión con tambos de gas, marca "Tropigas", que iba custodiado por dos vehículos, un ‘pick up’ y un automóvil de color rojo, en momentos que los agentes se dirigieron al lugar, observaron desde el carro patrulla que al frente de ellos se conducía de Sur a Norte, un camión color azul, placas C 85916, marca "Isuzu", transportando tambos de gas, al frente de este se transportaba un ‘pick up’ color rojo y en la parte trasera iba un automóvil del mismo color placas 409 932, quienes en ese momento custodiaban el camión y al percatarse de la presencia policial y mandarle alto al camión, éste se detuvo, no así los vehículos que los custodiaban, logrando anotar las placas del vehículo de color rojo, al interceptar el camió se procedió a bajar al conductor del mismo y al acompañante, procediendo a efectuar un registro en el vehículo y a los individuos, encontrando en el interior del camión una arma tipo revólver, calibre treinta y ocho especial, cañón corto, pavón negro, serie número treinta mil cuatrocientos cuarenta y cinco, conteniendo cinco cartuchos, en ese preciso momento se dio aviso a todas las unidades para que fueran a interceptar el vehículo que se había dado a la fuga, asimismo al proceder a la detención de los imputados, estos respondieron a los nombres de JUAN ALBERTO RICO LEÓN, quien conducía el vehículo decomisado y el otro es ADONAY ANTONIO GUZMÁN, dichos imputados fueron capturados en el kilómetro dieciocho del desvío a la calle a "Asino", que conduce al lago de Ilopango, Santiago Texacuangos, San Salvador. Las decisiones fueron tomadas por UNANIMIDAD de votos, y la redacción de la presente providencia correspondió a la Jueza Marta Patricia Barahona de Jiménez, adhiriéndose los jueces Rogel Zepeda y Gil Cruz. POR TANTO: con fundamento en las razones expuestas, disposiciones legales citadas y conforme con los Arts. 11, 12, 27 y 72 Cn., 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1, 4, 45 n° 1, 46 n° 1, 58 n° 1, 62, 63, 65, 120, 212, 213 n° 2 y 3, 346-A, todos del Código Penal; 1, 15, 130, 162, 276, 330, 354, 356, 357, 360 y 361 del Código Procesal Penal a nombre de la República de El Salvador, FALLAMOS: (I) Se declara culpable a JUAN ALBERTO RICO LEÓN y ADONAY ANTONIO GUZMÁN, de generales enunciadas al inicio de esta sentencia, como coautores del delito calificado definitivamente como robo agravado en perjuicio de Carlos Alberto Portillo García, Matilde Javier Alas Cabrera y Francisco Vinicio Federico Ramírez Pérez, razón por la que se les condena a la pena principal de cinco años de prisión. (II) ABSUÉLVESE a RUTILIO HILARIO LIBORIO GÓMEZ del delito de robo agravado, en perjuicio de Carlos Alberto Portillo García, Matilde Javier Alas Cabrera y Francisco Vinicio Federico Ramírez Pérez. (III) Condénase en responsabilidad civil a los procesados JUAN ALBERTO RICO LEÓN y ADONAY ANTONIO GUZMÁN de forma abstracta. (IV) Igualmente condénase a los señores Rico León y Antonio Guzmán, por el mismo período de la pena principal, a la pena accesoria de pérdida de los derechos de ciudadano. (V) Declárase el comiso del revólver, calibre treinta y ocho especial, serie 30445, así como de los quince cartuchos para la misma, debiendo notificar al departamento de Logística del Ministerio de la Defensa Nacional, esta decisión sobre el arma y debe girarse oficio a la División Policía Técnica Científica de la Policía Nacional Civil, para que remita los quince cartuchos al Ministerio ya referido. (VI) En cuanto a los siguientes objetos: un vehículo de color rojo, placas P 409932, marca "Suzuki", con sus respectivas llaves; un teléfono celular marca "Motorola"; una calculadora y una agenda marca ‘Digital Calendar’ que se encuentran depositados en la UDIC de la Policía Nacional Civil de San Marcos, San Salvador: ordénese la entrega a quienes amparen propiedad. Respecto de las tres cadenas, una esclava y un anillo, todos de metal de color amarillo, que se encuentran en la misma dependencia policial, entréguense a RUTILIO HILARIO LIBORIO GÓMEZ. (VII) La billetera de cuero color negro que contiene licencia a nombre de Carlos Alberto Portillo García, deberán ser reclamados por la persona interesada en la Fiscalía General de la República subregional de San Marcos, según se infiere del oficio agregado a folios 139. (VIII) En lo relativo a los ciento diecinueve dólares que fueron secuestrados a dos de los procesados al momento de su captura (de los cuales ciento cuatro dólares le fueron encontrados a Juan Alberto Rico León y quince dólares a Adonay Antonio Guzmán), debe ordenarse su devolución, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 444 inciso I del CPP, razón por la que vía oficial debe indicarse a la UDIC-PNC de San Marcos, que envíe tales fondos al Departamento de Fondos Especiales y en Depósito, Dirección General de Tesorería, del Ministerio de Hacienda, para que esta autoridad posteriormente ordene la entrega a los procesados mediante oficio en formato especial. (IX) Si las partes no impugnan esta sentencia, considérese firme, y certifíquese oportunamente al Juzgado Primero de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena de San Salvador, al Centro Penal correspondiente y al Tribunal Supremo Electoral. Notifíquese mediante entrega de copias esta sentencia. Archívese oportunamente. 132-02-2ª