Otra ciudad es posible Este 25 de Junio la ciudad cumple 229 años. Los últimos 25 han tenido gobierno de un mismo color político. Resulta imposible recordar todas las promesas incumplidas de estos tiempos, más de una décima parte de la historia de la ciudad. ¿Cómo percibe esta realidad el vecino uruguayense?; notamos indiferencia, resignación, excesiva tolerancia social frente a tanta pérdida e involución política. En estas circunstancias, nuestra decisión sigue siendo la de ciudadanos comprometidos con la construcción de una sociedad distinta. Nuestra ciudad, otrora la de “cada día una obra más” es hoy la de cada día una obra parada. No se puede hablar aquí de herencias, de lo que les dejaron, de lo que ignoraban, de lo que encontraron. La constante en estos últimos 25 años ha sido el ocultamiento de información, el escaso respeto a la institucionalidad, el desapego a las normas y la actitud soberbia de quien cree que el poder es imponer sin debatir; aplicar sin consensuar; proclamarse como dueños de la verdad. Y la verdad es la realidad, que no es oportunista ni es gorila. Es lo que nos toca vivir. Realidad que nos dice que los ciudadanos de esta ciudad, que cada tanto se ve sitiada por las aguas del río Uruguay, deberá pasar varios veranos aún padeciendo la falta de agua potable; que para calmar los ánimos exacerbados no se está proponiendo mejor solución que la de realizar perforaciones para inyectar en la red agua de pozos ante la incredulidad de quien tenga el más elemental sentido común. Realidad que nos habla de una ciudad sucia, con basurales que proliferan por doquier, algunos alimentados por el mismo municipio. Del emblemático basural de Talita, que si la justicia y/o la Secretaría de medio ambiente de la provincia hubieran actuado con responsabilidad, nunca debería haberse habilitado o del viejo basural, que mantiene movilizados a todo un barrio, que nunca recibió remediación alguna, como rezaba el contrato firmado por el municipio. Realidad que se aleja cada vez más de la atención primaria de la salud. Realidad que nos crispa cuando enumeramos los bienes públicos perdidos como el Parque de la ciudad y la Salamanca. Realidad que se manifiesta con la indefensión de los derechos federales por la coparticipación de los impuestos nacionales. Realidad que nos duele cuando vemos la desesperanza de los jóvenes que no pueden acceder a su propio techo. Realidad que nos destroza, cuando un nuevo accidente fatal resulta de un tránsito caótico, desordenado, pero fundamentalmente sin controles, sin un servicio urbano de pasajeros que ayude a que esto mejore. Realidad que nos muestra un colapso absoluto de cloacas y desagües pluviales manifestándose especialmente en días de lluvia afectando nuestras cuencas urbanas. Realidad que refleja una obra pública de pésima calidad que se viene destruyendo detrás de su construcción y que, como en el caso del tan necesario entubamiento del arroyo de las Ánimas, haciendo caso omiso a la sugerencia de nuestra parte de crear un ente de control de dicha obra, no se hicieron las conexiones de cloacas que volcaban en el viejo canal, condenando a los vecinos a vivir en una atmósfera totalmente contaminada. Realidad donde las calles de la ciudad, en su tercer intento, “en su totalidad” se arreglen con la intervención de Vialidad Provincial, entre otras cosas porque se compraron máquinas viales que no sirven. Realidad que golpea cuando se habla de Seguridad... Realidad que exaspera cuando, ahora sí, vemos la “nueva terminal”, rodeada de basura, lejos de todo, que nos quedará después de la más escandalosa entrega, solo comparable a las realizadas en la infame década del 90, a cambio de un patrimonio público de mucho más valor, y la sesión del mercado 3 de Febrero por 50 años, para favorecer el flagelo del juego en manos privadas. Realidad donde la red de gas natural llegó a los sectores de mayor poder adquisitivo mientras los que quedaron fuera tienen que gastar entre cinco y diez veces lo que gastan aquellos para llegar a la misma prestación. Realidad que preocupa cuando el principal empleador de la ciudad, el municipio, es el abanderado de la precarización laboral y la injusticia social. Realidad que impacta en forma directa en la calidad de vida de miles de uruguayenses que siguen siendo excluidos, que ven como sus problemas no forman parte de las prioridades ya que no se ponen en primera fila las necesidades básicas del ciudadano que se ve obligado a conseguirlas con movilizaciones, tratando de llamar la atención a dirigentes autistas que no tienen contacto con esta realidad. Realidades que nos comprometen estar a la altura de las circunstancias, a todos quienes pensamos parecido, independientemente de colores políticos, en la búsqueda de una nueva sociedad que nos llevará, sin dudas, a una nueva ciudad. Una ciudad inclusiva, desarrollada, progresista, equilibrada, sustentable, previsible, que brinde calidad de vida y una clara igualdad de oportunidades; con un gobierno respetuoso de la pluralidad, que impulse la participación, con un alto grado de planificación, con claras políticas de estado salidas de un consenso multisectorial y donde se logre un imprescindible equilibrio entre los distintos actores y sus diversas acciones. En este aniversario, saludamos al pueblo de Concepción del Uruguay y señalamos que la Unión Cívica Radical cree que esto no es una utopía y por ello, cumpliendo con nuestro deber, continuará bregando por la ciudad que nos merecemos. Comité ciudad UCR