s - Hemeroteca Digital

Anuncio
A Ñ O LXV. N U M S . XXXIX Y XL
OFICINAS: S A G A S T A ,
17.—MADRID
AÑO Ó 5 . - N U M 3 . 39 y 40
REVISTA UNIVERSAL E N C I C L O P É D I C A DE B E L L A S A R T E 5 , C I E N C I A S , LlTERATUIíA. A C T U A L I D A D E S Y T U R I S M O
Diríjase la correspondencia al i ' i r e c t o r .
DIRECCIÓN
r>. A b e l a r d o d e C a r l í J » , f u n d a d o r
D o c t o r r>. F'ríineiMCtj Colit>H, eontiiiiiíiílí>r
ADMIMSTHACIÓN
S a g a s t a , 17
Madrid, 22 y 50 de Octubre de 1921
Se publica los días 8, ¡5, 22 y 30 de cada mes.
Para anuncios y suscripciones:
I^ i l> r e r í £1 d e F* ix e y o .
Arenal, d.
Afartado 3:>2.
Madrid.
L\
KUMa. 39 y 40,—422
ÍLÜSTRACíü.N
EsPAJíOLA
V
AMERIüANA
22 y 30 OCTUBRE 1921
wwmiww^
^
xUmACIOMPSPAj
'
\Y AMERICANA"
^
VSUMARIO
TEXTO—Crónica.—El Kinetacto. par Luis Gómez Fernández.—Evocaciones: Vida que pasa,
por Epifonio Martíne.7 Seprura.—'Latí i^efvolucicmes en América, por J. Fernández Pesquero.—
La e l ^ í a de la espada, por Juan B. Delgado.—Del mundo que escribe, por .El Abate Pimente!.^
Glosario: La batalla de Lepanto, por Manuel
Rojas E^r'pinosa.—Icono^rrafía Crií^tiana o los
Códices miniados de nuestra Biblioteca Nacional, por Clemente Calvo triarte.—El retrato fie
Rubén Diario, por Bienvenido Miriel.'—Notabilidades arttf'sticas: Epífanio Barruso Ciria,
por P. A. B.—IJOS lazos actuales de unión hispanoameriicana, por Ángel de las Barcenas.—
El último íre5?to de Cervantes, por Francisco de
los Río?.—Crónica teatral, por Xavier Caballo Lapiedfa.—^Natas hisparoamericanas, ñor
Femando Gil Cala.—El final del Segundo Imperio, por Gastón-Routier.
GRABADOS: El puente del diablo (agTiafuerte de
Castro Gil).—^Bendición de lo? aeroplanos regalados al Ejército de África, i>or algunas regiones de España.—Lleg-ada de heridos y enfermos procedentes de Marruecos.—TnauKurac'ón
de la Exposición de arte románico en el Palacio de Bibliotecas, con asistencia de S. S. M. M.—
D. Femando Martínez Segura, eximio pceta.—
SeípuJcro de E-poz y Mina existente en la Catedral de Pamplona.—D. Fernando Revuelto Sanz,
ilustre abogado del Colegio de ef^ta Coi-te,
D. Antonio Pérez Amigorena, ríecretario judicial.—^D. Juan d? Austria.—La batalla de Lepanto (dibujo de A. González de la Peña).—Alcalde aragoné^i (cuadro del ilustre académico .leñor Sentenac).—Retrato de Rubén Darío, por
Vázquiez Díaz.—Epífanio Barruso Ciria.
CRÓNICA
La campaña
de Marruecos
Tropas expedicionarias
H
A pasado por Madrid el segundo batallón expedicionario del regimiento de
Sicilia, procedente dte San Sebaatián.
- Las autordadea militares y elermentos t^e la
colonia gT^ipuzcoana fueron a la estación a recibir a los soldados.
Su paso por las caites de Madrid ha producido
LLEGADA I (; HEDIDOS V ENFEBMOH PBOlIZDENThS Dli M*Ií»UECOS
inmenso júbilo, siendo ovacionados por la muchedumbre.
Toira de Monte Arruit
El presidente del Consejo, Sr. Maura, anunció,
a su salida d'¿ Palacio, a Icvs periodistas que nuestros soldado.s habían tomado Monte Arruit.
La posición, propiamenlc d'cha, no ha podido
ocuparse, a c3U?a deJ hfdor insoportable de los
cadáveres, que hace irres^pirabie la atmósfera.
Desde la mitad del camino de Zeluán a Monte
Arruit se comenzó a V3r numei*osos cadáverede soldado*: españoles a ambos lado?: de la carretera.
Un corresponsal de un diario madrileño escribe a :-u periódico lo siguiente:
, "E[ espectáculo es horroroso. Todos ellos prueban la ferocidad con que procedieron los rebeldes cuando, por sorppai-a, se adueñaron de la
posición que tan heroicamente defendían el general Navarro y los suyos. En su mayoría, los
cadáveres, presentan horribles mutilacionjes y
/nuches tienen la cabeza separada del tronco.
Se calcula que pasan de 800, y el hedor que
^despiden es tal, que se perdbe desde larga distancia.
También hay má- de 200 caballos y mulos
muertos,"
Entre las huestes de Abd-el-Krim reina la más
completa'anarquía. Las últimas victoria.^ de nuestros soldados les ha desmoralizado, haí.ta el
punto que la mayor parte de los cabscillas prefieren los castigos más duros, por su cobarde salvajismo, a seguir peleando contra Esipaña.
BENDICIÓN DE LOS ABBOPIANOS REGALADOS AL e,ÉRCITO DE AFHICA, POR ALCUNAS
REGIONES DE ESPAJÍA
^^f*'' f'° >
También se dice que los de Beni-bu-Ifrur andan a tiros entre ellos miímo-s, y están muy disgustados por la mala repartición del botín que
cogieron en Annual.
En el aercdrcmo de Nador ha ocurrido un acfiidente de aviación, sin que haya que lamentar
iJesgracias personales.
Los moros han volado el polvorín existente en
Yaguren, perteneciente a la Compañía minera.
La ewplosión se oyó dqsde Zeluán y Nador; como ya Ee ven perdidos, van dpstniyendo todo
cuanto encuentran a su paso.
La desorganización militar
Con motivo de la catástrofe de Marruecos, se
ha puesto de una manera bien patente la desofganÍ2ac'ón y las rivalidades que existen en el
líljército y los vergonzosos acto-- y chanchullos
JiEihidos.
El tfííTiísímo y bizarro general Cabanellas,
pue manda lo? escuadiwnes! de Caballería que
tanta- pruebas de heroísmo han dado y eontinúari dando, ha dirigido a las Juntas de defensa
del Ejército la sipruiente carta:
"S1^ñores precedentes de las Juntas de defensa
infcrmativas.
Muy señores míos: Perdonen que, en la impos-ibilidad de dirigirme a cada uno de ustedes, lo
hafi-a en esta forma.
Acabamos de ocupar Zeluán, donde hemos enterrado 600 cadáveres de ofkiales y soldados.
Estos y lo-, de Arruit se defendieron lo bastante
para í^er salvados.
El no tener el país unos millares de soldados
organizados, les hizo sucumbir. Ante estos cuadro;, de horror, no puedo menos de enviar a us.tedes mis más duras censuras, Creo a ustedes
los primeros responsables, al ocuparse sólo de
•cominerías, desprestigiar el mando y asaltar el
nresupuesto con aumento de plantillas, sin ocu|iar?e del material—que aún no tenemos—, ni de
aumentar la eficacia de las unidades.
Han vivido ustedes gracias a la cobardía de
ciertas clases, que jamás compartí.
Que la Hiíitoria y los deudos de estos mártires hafían con ustedes la justicia que se merecen.
Siento expresarme tan claro: pero queda así
tranquila mi conciencia.
De uatades queda, Cabanellas.
Esta carta no es reservada."
El gallardo y honrado gesto de este ilustre general ha causado no poco revuelo en las clases
.nuilitares, hasta el punto de que el ministro de
]a Guerra ha pencado destituirle, cosa que no
ha logrado, por haberse opuesto a ello los españoles sensatos, que han impedido un nuevo atro;pello.
22 y 30 ocTUBnE 1921
LA
, Está deanodtrado que en España la verdad no
s€ p.uede decir, y sí sólo triunfan las gentes sin
vei-güenza y sin anror propio.
ESPAÑOLA
Y
AJIERIGANA
aleros, Sr. Miláns del Bosch, y ayudante del Rey,
teniente coronel de Ingenieros Sr. Gallego.
, La Infanta Isabel, que llegó minutos antes al
pampo de aviación, iba acompañada por su datada particular, la señorita Margot Bertrán de
La apertura de las Cortes
Por fin, y contra el parecer de muchos, se ha
presentado el Gobierno a las Cortes, a dar cuenta
al país del estado de los acontecimientos.
Si en las Cortes estuviera representada ia
verdadera España, nada más legal ni más justo
que sus gobernantes ]a den cuenta de sus actos;
.pero, por desgracia, no es así. En las Cortes es.pañolas está representado el caciquimo; todo,
menos el verdadero pueblo; por eso muchos han
protestado de la príesentacióti del Gobdemo a las
Cortes,
Nosotros, ¡por qué no decirlo?, aplaudimos el
hecho. A pesar de la mala constitución del Parlamento, y como único soberano y representante
^el país, y a pesar de su inutilidad y de su deficiente labor inquisitorial, vemos con agrado ?u
apertura, y que se ie dé cuenta de todo.
El presidente del Consejo de ministros ha hablado en el Ccmgreso de los Diputados.
Pi^escindiendo láf? alardes oratorios—^por lo
que muchos han calificado su discurso de sombrío,
igris, etc.—, no por eso ha carecido la grande elocuencia de presentar a los ojos de la nación la
verdadera catástrofe que llora España entera.
DeS'pués habló del pensamiento de] Gobierno
y del estado de la situación, confiando en que he
depurarán log, errores y las negligencias, y se
p a s t i ^ r á a los culpables del derrumbamiento.
Pide al Parlamento cumpla HU deber, sin apasionamientos ni personalismos de ninguna clase,
y confía en, que, con la ayuda de Dios, todo se
^aclarecerá.
El mismo día, el diputado reformista D. Manuel Solano y Manso de Zúñiga pronunció un
^Tandilocueti.te discurso, poniendio ele reliítve y
dienunciando hechos escandalosos e indignos de
y ente de honor, que han sido la causa del desastre.
, Otros diputados, entre ellos el swior marqués
de la Viesca.. han levantado su voz en el Cond e s o , señalando a los bandoleros—pues no otro
jtombre merecen los culpables—^y denunciando
auevos hechos, vergonzosos contrabandos, favolitismos a granel y cobardes rivalidades.
^ Penoso es decirlo; pero no tenemos más remedio. Creíamos los españoles que teníamos un
Ejército, y nos encontramos con que nos están
engañando vilmente, y en lugar de un Ejército
nos encontramos con unos traficantes.
¿Y para eso da España su dinero? ¿Para eso
(la sus hijos, dejando las fábricas, los talleres y
Jos campos de cultivo abandonados?
Verdaderamente que España es un pueblo qu<i
d*uerme; por eso sus gobernantes se sostienen,
pues, de lo contrario, muchos de los que ocupan
poltronas ministeriales y altos cargos hubieran
ido a la barra...
, ÜTuevamente lo reipetiimos: hemos visto un
acierto del Sr. Maura en presentarse a las Cortes a dar cuenta al país de lo ocurrido. Siempre
le hemos creído defensor de las instituciones desaocráticas, y e.sta vez, si de algo ha pecado, ha
.sido por no haber convocado las Cortes al si.guiente día del desastre.
ILUSTnACION
,LÍ9.
Después de los Reyes llegaron al Campamento
los ministros de la Guerra y Fomento. El señor
Cierva vestía uniforme de ministro, de diario.
En la puerta de la Escuela Militar de Avia(sión fueron recibidos los Reyes, la Infanta y los
OÍinistros por el capftán general^ marqués de
Eateiila; gobernador mijitar, getneral Buiguete,
y e! jefe de servicio de aviación y demás jefe^:
y oficiales que pertenecen al mismo.
También recibieron a las personas Realeg las
Comisiones civiles de laa respectivas poblaciones^
Í^UQ han venido a Madrid para asistir a este
^cto.
Los Reyes ocuparon asiento, al llegar, en los
;SÍllones preparados al efecto. Los alcaldes de
yigo, Murcia, Cartagena y Avila pronunciaron
entonces breiveg frases, ofreciendo los aeroplanos
jr elc^iando la actuación de nuestras tropas en
jBíamiecos.
El ministro de la Guerra, en nombre del Rey,
/:ontestó a loa comisionados, agradeciendo a las
poblaciones que representan su cooperación al
jUiej ora miento de los elementos para nuestro
Ejército, cuya eficacia combativa es cada vez
^ayor.
Acto seguido se procedió a "bendecir los aviones, actuando, revestido de pontifical, el obispo
de Avila.
A continuación verificóse el simbólico acto de
bautizar Ic^ aparatos. La Reina fué madrina del
de Murcia. La Infanta Doña Isabel, del de Vigo.
JLa esposa del ministro de Fomento, Sr. Mae-^tre,
del de Cartagena, y la marquesa de Comillas, rejpresentando a la Reina Doña Cristina, del de
,Avila.
Terminado este acto, algunos pilotos evolucicvíiaron con los aparatos en presencia de las personas Reales, haciendo algunos ejercicios verdaderamente arriesgados.
Después se retiraron los Reyes y la Infanta,
así como los ministros, siendo despedidos por el
personal de aviación a la puerta de la Escuela
Militar.
y
'
Movimiento monárquico
en Hungría
El ex Emperador Carlos
en Oedenburgo
Un correo especial italiano, llegado a Viena,
confirma que el ex Emperador Carlos, acompañado de la ex Emperatriz Zita, se han dirigido
en aeroplano a Oedenburgo.
NUMS. 39 y 40.—423
Se aüegura igualmente que dos batallones han
t;alido de Oedenburgo para Budapest, con el fin
de p r ^ a r a r la entrada eventual del Rey Carlos
i'n la capital, donde es esperado esta tarde.
Comunican de Viena que esta mañana ha circur
lado el rumor de que el ex Emperador Carlos
había llegado a Hungría.
El prefecto de Policía no ha confirmado la noticia; pero tampoco la ha desmentido.
, A las dos de la mañana se ha reunido, con
¿oda urgencia, el Gabinete, con el fin de tomar
Jas medidas que serían necesarias, en el caso de
comprobarse la noticia.
. Por el contrario, las primeras informaciones
recibidas aseguraban que el ex Emperador ha
pasado la frontera en aeroplano, procedente de
Baviera.
El ex Emperador Carlos aterrizó en la ciudad
de Oedenburgo, adonde se dirigió en un avión
guizo. Se sabe hasta ahora que dos desconocidos
dieron a una Empresa de servicios aéreos suiza
el encargo de tener un aeroplano preparado en
el campo de aviación de Duebendorf, con objeto
4e realizar un viaje de allí a Ginebra y vuelta.
Poco antes de la hora de salida llegó un automóvil, del que descendieron tres personas, cuyos
rostros estaban cubiertos» siendo imposible cono(Derlae.
Subieron con otras tres personas a bordw del
avión, que emprendió su viaje a Ginebra, sin que
hubiese llegado hasta ahora.
Esta tarde, el representante del ex Emipera.dor Carlos se presentó en la residencia del presidente federal suizo, comunicándole que el ex
.Emperador y la ex Emperatriz habían partidoi
Según noticias de Viepa, poco después de aterrizar el ex Emperador, las tropas que había on
.Oedenburgo le juraron fidelidad y emprendieron
el avance contra Budapest, con el ex Soberano
a la cabeza, Lag comunicaciones ferroviarias entre Austria y Hungría han quedado paralizadas
;por comj>leto. En la capital húngara fué derritbado el Gobierno Betflilen, siendo constituido un
rGobierno adicto al ex Eniff>erador, figurando on,tre los ministros Rakovsky y Julius Andrassy.
, La Prensa socialista alemana teme que este
.golpe de mano del ex Soberano origine el peligro
de un movimiento contrarrevolucionario en toda
la Europa central. Alemania ante todo, y se difrige al elemento obrero, a fin de que ejerzan ha
ímayor vigilancia y presten una ayuda a Viena,
jsi fuese necesario.
El ex canciller de Austria, Renner, que se encuentra actualmente en Berlín, manifestó, en
una entrevista con un representante del Worwaerts, que la culpabilidad de esta situación peligrosa la tiene la Entente, pues las intrigas realizadas desde hace meses en Bijdapest por Francia de un modo incrficial, y por Italia oficialmente, eran conccidas de los aliados, sin flue fuesevi
impedidas.
Entreg;a y bendición de aeroplanos
El día 19 tuvo lugar, en el aeródromo de Cuatro Vientos, el acto de e n t r ^ a r los cuatro aeroplanos que regalan lag poblaciones de Murcia,
Vigo, Cartagena y Avila.
En. al canípo de aviación se hallaban los citadlos aparatos, que llevan •1 nombre de las ciudades que lo regalan. El de Avila ostenta otro
rótulo que dice: "Santa Teresa de Jesús."
A las doce en punto llegaron al Campamento
Sus Majestades los: Reyes Don Alfonso y Doña
Victoria. Acompañaban a las augustas personas
la camarera mayor de la Soberana, duquesa de
ipan Carlos; jefe superior de Palacio, marqués
de la Torrecilla; comandante general de Alabar-
INAUGURACIÓN DE L\ EXPOSICIÓN DE ARTE COMUNICO P-.N EL PALACIO DT BinL'OTrCAS,
CON ASISTBNCIA DE SUS MAJESTADES
f^'"' '"''"-'
MUMa. 39 y 40.—424
LA
b-^wniBiiiiiiiiaiiiiiiiiiiiiiiiisiiiiiiiiisiiiiiisiMiiiiiiii
ILUSTRACIÓN
EBi = S = ¿ = ; . ¡ i ^ i g |
ESPAÑOLA
Y
AMBRICANA
22 y 30 OCTUBRE 1921
£i:ii9iiiiiif5EiiíiiiiiiiiiEiiiBiisisiiiiisiiiiiiiHieiniiiiiiniiiiiiiiiiiiiiSiiiaiiiiiiiiif;^
B
kmi
I EL
M
_
KINETACTO
_
SI
rifiiiiiiiuiiiaiiiUiiiiiijiiiiuiiBiifniíaii^iiuiiiiiiunuiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiuBiiitiiigiiuiiBiiiHiHiiiuiiuiiH^^
O
s presenté en mi artículo anterior (!)
la siguiente tesis: LA HUMANIDAD
DEBE COPIAR LOS ÓRGANOS DE
0R1ENTA<JIÜ,\ DE LOS ANIMALES, Y EL DÍA
QUE LOS POSEA HERA LA DUEÑA DEL ES-
PAoro.
Huy quiero contestaros a una objeción, que
es tan natural, que siempre se ha posado en
los labios de todos los que por p r i m e r a vez me
lian oído.
Hace ya doa años, fui al- encuentro de Torres Quevedo, el inventor del TBLEQUINO. L e
había visto en una célebre Esposicidn que se
celebró en Madrid en el Palacio del Hipódromo. Había contemplado mucho tiemipo su apáralo y oído laa explicaciones de un joven ayudante, que le hacía constantemente í'unoionar.
T o r r e s Quevedo nos dio también una conferencia de u n a viga rígida aérea interior, que
aseguraba la forma del aeronave. En aífuella
Extposicidn también (presentaba un panilógrafo
ingeniosísimo, u n complicado aparato de reaolución de ecuaciones, y, por último, lo que más
llamó la atención de todos.una máqiiina que
•juííaba ai ajedrez ci>n ni visitante,
Conocía, pues, y apreciaJ>a, como aprecio
ahora y cada vez más. a:I sabio inventor y a él
ac-iidí como al más indicado en un estudio qui*
resolvía cuestiones d&l movimiento en el espacio, como su TECEQUINO, y tiemie a dar
orientación en él mismo a 'los dirigibles.
El era para mí una esperanza. E n mis aparatos acaso enc-ontraso el maestro algo aprovechable. Su TEI^EQUINO era movido por las
ondas h-ertzianas, y esto era un grave inconveniente. Yo poseía aparatos dñ mando interior, a los cuales no se podía manejar desd'e
fuera. Es más, lucharían autométicamente con
tfldo agento que «e opusiera a 'SU camino. Ved,
aquí, pues, la causa d|e las esperanzas que yo
ponía en la entrevista. E l TELEQUINO había
ehocado en la práctica con una contrariedad;
sabido es que este aparato recibe los mandatos
de la estación transmisora por telegrafía sin
hilos; pues bien, supongamos u n torpedo aéreo
camino de su objetivo. Los enemigos podrán,
sencillamente, inutilizar el arma ofensiva, dándole órdenes, que el toípedo; ciearamonte, obeflecerá. BOg a.paratos que yo le llevaba no p o drían ser influenciados desde el exterior. El
KINETACTO mide metros lo mismo que el r e loj mide segundos. El torp'edo, que tan bien
estudiada tenía Torres Quevedo, s e r í a modificado; ahora esas órdenes no vendrían del exterior; un mapa colocaido en el inf.erÍor diría
el camino. Allá iría la máquina voladora, r e p i tiendo 1a trayeístoria como repite la canción
un fonógrafo. El KINETACTO iría tocando el
espacio recorrido y dando las ófüenes importunas; mandaría al motor que moderase la m a r cha, pues una corriente demasiado intensa la
favorecía, y no debía llegar antes de su h o r a :
a los timones, eorre^'ir una rlerrota. puesto que
había tocado el rápido viraje producido por
una corriente; conservaría sin piloto la estabilidad riel voladnr, y cuando hubieran transcurrido los metros marcados y loa virajes señalados en su trayectoria, daría ostoicamente,
matemáticamente, la onden recibida, destro-
(i) Véase el número del 6 y 15 de septiembre de 1921.
zándose en el heroico y el horrísono estampido de su carga.
¿No era eso lo ideaído por Torres Quevedo?
¿No aprovechaba mi HIKETACTO los esfuerzos de su inteligencia en su TELEKINO?
El camino hasta el laboratorio del ingenie]-o era largo. ¡Cuántas ideas cruzaron mi mente
h a s t a que me encontré frente al sabio maestro!
Tal vez le parecieran muoho mis promesas;
•pero yo le llevaba las pruebas. Pruebas que.
Dios mediante, os presentaré' po'onto a vosotros, público ilustrado y desconocido, donde
Se esoondeTi mis actúalas -oyentes, de donde espero saldrán mis amigos y mis discípulos.
¿Mucho? ¿No volaba sobre su cabeza la paloma mensajera resolviendo el problema? ¿Repitiendo la misma trayectoria que le apartó
del palomar y volviendo a su querido nido?
¿Admitiría esa fuerza desconocida bautizada con pomposo nombre í)ara ocultar mejor la
ignorancia de maravilloso y desconocido instinto?
i¿La (paloma ve maravilloso y d'esconocido
instinto de la luz? ]No! Maravilloso mecanismo físico, imitado por la máquina fotográfica,
que pinta en la r e ü n a las imágenes y las ofrece al sistema nervioso.
Yo le presentaría el mecanismo físico del
a p a r a t o d e orientación d& la palomai, la descripción detallada de las corrientes, el choque de la endolinfa con los cilios, las otocomia^ flotantes, lo^ conductos, las ampollas, los
estudios en el cráneo trasparente del MUSTEUJA.
Mis palomas, tantas veces -lesionadas,
privadas por el bisturí de ese instinto m a r a v i lloso y desconocido que obedece a la afilada
hoja del acero.
El, que había estilizado la materia llevándola al cálculo de logaritmos y a la resolución
de ecuaciones, que nos había hedho jugar al
ajedrez con mesa inerte a la cual había comunicado un sopllo de PU espíritu y íiabía dejado
incrustado entre sus hierros las leyes de su
inteligencia, me comiprenderfa.
Por lo menos me sometería; a esperimentoa;
p a r a eso recibía u n a subvención del Estadi).
según me había diciho un ingeniero amigo suyo
y mío que me recomendaba,
iPero al mismo tiemjpo me acordaba de las
enseñanzas de mi querido maestro esicelentisimo Sr. D. Antonio Senso. Presentad, nos d e cía, una tesis verdadera, si queréis, evidente,
a personas que nunca la han oído. Hace la
afirmación rotunda. Declarad de golpe vuestro
criterio cientiflco a entendimientos que no sepan de antemano lo mismo que decís y ve^el^
cerrarse el cielo sobre vuestras cabezas. De los
últimos rincones so levantarán contradictores;
feíl m á s ignorante ae creerá 'Sn 'el deber de haieeros observaciones; *>! sabi''' os mirará, con
consideración, ea verdad; pero al mismo t i e m .
po con incredulidad manifiesta, y todos harán
una coro lleno de desharmonías
en contra d-e
vuestra afirmación. En cambio, presentad cuidadosamente la tesis m á s falsa y procurad que
los entendimientos de vuestros oyentes vayan
poo a poco contemplándola y lograréis que los
más grandes o'rrores st'an aceptados, o, por lo
menos, débilmente recíiazados. Es que el espíritu h u m a n o cree verdad aquello que piensa.
Aquel mismo día hice u n curioso experimento; cuando todos los alumnos • estábamos
reunidos esperando el principio d é l a s clases
a los alumnos del último curso de una car r e r a que tiene muy pocos estudios de Qu.mica, les d i j e : Vosotros sabéis que e-l aire es u n a
mesóla y no una combinación.
Aquella afirmación tan abso'luta conio fuera
de luyar provocó una serie de contradictores;
hasta un buen amigo, íntimo mío, me quería
disuadir diciendo: No recue^c^s bien; creo
que la aflrmacián verdadera es la contraria.
El aire os una combinación y no una mez-cla.
La conciencia de aquella masa estudiantil oy(i
una tesis im afirmación atrevida, y ante aquel
atrevimiento reaccionaron los espíritus, que
instintivamente se oponen a lo desconocido
como a lo falso por una seci'eta soberbia individual, que quiere poner d sambenita de la
mentira a todo lo que no sabemos.
¿Habría pensado ya el eminejite ingeniero
en mi tesis? ¿Le parecería cosa conypletamente nueva? En el p r i m e r caso mi situación era
difícil; en el segundo, liaitlaba a un hombre
convencido y conquistado.
Me encontré en su dL'spacho. Me subyugó la
amabilidad con que fui recibido. Huyeron ante
ella todas aquellas Ideaa tristes del largo camino. El optimismo dilató mi rostro y ensanchó mi alma, y rápidamentií, con el afán de
molestar lo meóos pusiblí', expuse mis estudios. Le agradaba mi caavemaciúii. \ o estaba poseído también de U[i gozo extraño. Le
hablé d e las maravillas del aparato, tanto tiempo estudiado; le present^í las fdtogi'afias, que
también os he presentado a vosotros en mi
p r i m e r artículo eai esta REVISTA; le hice ver la
'exactitud matemática del conjunto, la situación
de los planos que la paloma maneja pai'a orientarse en todus süntidüs en el espacio; las ingeniosas combinaciones mecánicas de ampollas
y conductos; la precisión del emplazamiento de
las manchas acústicas; el oficio de la perilinfa
y de ía endoliitla: la^ delicad:>zas anatómica.^
e histológicas en las cuales apoyaba mi tesis...
•M"is estudios eran, por desgracia, para él
completamente nuevos. No había pensado en
el problema de la paloma mensajera. Me negó
la existencia de un aparato que le daba el conocimiento de su ruta, el cual la arrastraba
con sus indicaciones al palomar, aparato que
yo después he construido y cuyas gráficas os
enseñaré. Negó a Floureus su descubrimiento
del APARATO DE LA ORIENTACIÓN, y tt
Uyon, su Sa&NTIDO DEL ESPACIO. No sabía
que por las células de Purkinge, como por el
piñón del cuentakilómetros, pasaba el espacio
y la distancia recorrida, que la paloma r e t e nía e'ñ 9u memoria el dibujo-mapa det espacio
recorrido, mapa que a la vuelta veía extenderse debajo de su vuelo, id¿ntic.i al que en au
memoria, se pintaba, al final del cual se p r e sentaría la camipiña querida de s u s amores, y
en medio su palomar, su nido, sus bebederos,
su cajoncito lleno de comida.
En su boca se posó la temida objeción. Usted maneja seres vivos, y BU aparato 69 algo
muerto.
'
,
!
Mi contestación no le satisfizo. La vida no
puede oponerse a nuestni copia. En los laboratorios de Fisiología se ven hoy aparatos de
precisión y delicadeza insospechada a la Química y a la Mecánica. Me mide la corriente
nerviosa, que produce un corazón que se m u e ve dentro del pecho y de las gráficaa, que e»
cardiógrafo suscribe del electro cardiograma,
microsc-ópico, es verdad; pero no por eso m e -
L,\
22 V 30 OCTUBRE 1921
nos preciso depende el pron6stico favorable, o
desesperado, la esperanza de una vida, la alegría o la pena d e u n a familia. Hoy u n a r a n a
partida en dos pedazos sirve al fisiólogo para
encontrar la adrenalina en la sangre de la
vena renal, cuando se declaran insensibles t o dos los procedimientos de que el Químico p u e de hec-har mano. Se mide la velocidad de la corriente nerviosa y se cuentan las milégimas de
fiogundo empleados en r e t i r a r la mano, que lia
sufrido una q u e m a d u r a ; se sustituye el registro del cerebro y de la sustancia gris por los
tambores de Marey, que registran la llegada de
la onda nerviosa al centro ganglionar, y se domina fele tal m a n e t a el mecanismo vital, q u e
parece, a veces, que vamos a poder atar Ja vida
(•on la fina seda con que ligamos los tejidos.
ILUSl'RACION
ESPAÑOLA
Y
NUMS. 39 y 40.—425
AMBRíGANA
cráneo estaba muerto. S i n emibargo, funcionaba.
¿Qué mejor p r u e b a de que la viila es i n d e pendiente del aparato?
En sus oídos Seguía sonando lo desconocido;
Cilios, linfas..., estructuras anatómicas..., la
delicadeza de la Histología..., la estructura del
laberinto de la paloma, y lo desconocido le p a reció u n absurdo.
Me miró, y en su rostro adivinó u n a sonrisa
de cansancio.
A mi memoria acudió u n recuerdo.
El recuerdo de aque^Ua sonrisa de Alejandro
Magno ante el tonel del filósofo.
Yerdaderafente. ¡Cuánto proyecto descabellado habría acudido al encuentro de eminente
L a vida no puede oponerse a nuestra copia. ingeniero! ¡Cuánto sueño grandioso e irrealiGII*BEiRTO ROSSI combatió la tesis de Y\"ES zable!
Si yo hubiera podido explicarme más... Pero
J>E I.AGE, que neg'aba las corrientes de endolno podía. El explicarme era tanto como r e v e nifa con el cráneo trasparente de un Mustella.
lar el secreto de mis procedimientos, la inyeE n él s e podían observar perfectamente. Aquel
ni'.'sa L'umuiuación de mis aparatos; la tesis,
L'ii cíjncc'oto, üí> m i s estudios; veudürnie, e n tregarme.
]No] No es posible, me dijo al salir, obligado por BU amabilidad; la palabra imposible
habría q u e tacharla del Diccionario.
Me despedí. Al salir, aquella extraña alegría
con que m e expliqué m e dominaba—me acordaba de su sonrisa triste y resignada, de aquella histórica sonrisa d e Alejandro Magno ante
Diógenes, y a m i s labios acudió otra sonrisa
triste también y también resig^nada—, sonrisa
q u e después m e h a acon^añado siempre en
mis estudios d e la orientación de la paloma,
sonrisa que so b a presentado en medio de mis
conferencias y de mis explicaciones, en las que
no puedo explicarme. ¿Sabéis qué sonrisa es
]v. E[anBnoD eui enb & sootsu'juo oui 8nb B^S^
mismo tiempo?
La sonrisa de Diógcnes ante Alejandro
Magno.
LUIS GÓMEZ FETNANDEZ
niiimtmiiHMBiii6naMi^MwmHiHMM^«iiw^wwimiiiiimiiiinMmiiiniiHiwiBiwimiiwMiMi^MwmwH^HW^MniitmwgH
EVOCACIONES
B
s
VIDA Q U E P A S A
mi
UBI
^lmlmlllllmllnnMlHllmllmmlnll«llHumlllUHllunM^!BllllpallllllfnllllllllllmlUllm
IS,
SS
S"
B
S
S
im
M
••
ti
S
*" "'*
wm
dii
IIH
8
HHiiiiiiBiiiiiiBMiiniuimiimimimiimiinHmBBemiiiiiiiiiiiifuHmBHmiil!^
m
Si
aiiiiiiiimiuiBiiieiiHiiBUluiiBi aw Sü S S;!IHIiniliniHHIUUIDIIIillBlillBlt>
•a
,*•
li'll
Mi
<lillHIIUIinil^H»HIIBiniiÍÍÍ8EUIIUII^
IHtl
I H B H I I M I W i l U l l U I I U H I I I I I I I S n i l ¡I
iílIIIIIIBIIIIISIIIIIBiaílIlHBIIlillilBIÜIIUli
«iiiuiiiiaiuiHiiiiiiiniiiiii^iiBHi
áNHIlllHllllillim^lllrflHlJfalliñimiUIIIIIIIIIIHB
M
B
Mi
e
] Néctar de mágico perfume
de los nocturnos abrileños,
cuando era goce y era sueños
este dolor que me consume!
i
i
a
ül revolar sobre el piano,
en las alburas de su mano,
el allegretto de BeetJioven!...
Reinaba entonces Primavera
en los jardines de mi huerto;
era un trasunto de lo incierto
el ruiseñor de la Quimera...
... Y enardecido por la llama
de la pasión,
brindé a una dama
mi co]*azón.
En mis rcmánticag querellas,
¡cuántas canciones de misterio
ritmé con sones de salterio,
bajo la paz de las estrellas I
1 Cuánto rumor de poesía!
¡Cuántos anhelos de imposible!
¡Cuánta emoción suprasensible!
1 Cuánto derroche de Armonía!
Z
¡ Santas caricia^ de cariño,
cuando sus senos incipientes
delineábanse turgentes
tras de la pompa del corpino!
j Mirada pura y sensitiva
de aquella virgen adorable,
cuando la voz de lo Inmutable
era una música emotiva!
¡ Cuando temblaba el alma joven.
IM
a
9
m
DON FERNANDO MARTÍNEZ S E G U R A , EXIMIO P O E T A
i;¡
V ORAN ARTISTA, Q U E EN R E C O M P E N S A A SUS M E - |i;¡
BECIMIENTOS, HABIDO NOMBRADO ACADÉMICO C Q I'!
BBESBONDIENTB DE LA REAL DE 3 A N Hf HNANDO
j¡J
.IniíniiiHiiHiiiiHUiifiaiiBiíaiiiBHiUiíBraiiiaHHiU^
Enardecido por la llama
de la pasión,
brindé a una dama
mi corazón,
1 Resplandecía Primavera
en los jardines de mi huerto,
y era im trasunto de lo incierto
el ruiseñor de la Quimera!
FERNANDO MARTÍNEZ-SEGURA
III Mii'rtTnnrriTrTiTTrrr-Tinrirrt-ini-nrn" "iTnrri-fciii - n r n -in - -ir nn i — - ^ -i
n i n i ir r n n — - - - " n -
11 11 i n i r 11 r r r r r r
i n n i nr in i, mii\i\t ií»iiiiniii¥iiliTnfiñn^ ii^wjiwjtf^¥a^MV•^"n^^T^nnr«nl^
a
::
•mi
^HUuuHBWBmasiiBiiiuuitiiaiuaiiiailBiaiBauBBiiiaBHaaBHiiiiaBiiBiiiuHiaimiiisiUHBnaBiiBiiiaaniaiiBBinuHiaiHHBiuaHBiHaBinaii^
#
• iMiiiwwwiiiiiwilMMwifftiwrfi* I * iapftiffiwi<ii>w<w<^
Bi
El
'-'• "í-nrí-íim-íiíimintvt —nj • i.
NÜM9. 39 y 40.—426
IvA
ILÜSTRAGIÜ N
ESPAÑOLA
Y
A MKRIGA r; A
22 V 30 OOTUBHK 1921
,:niiiiiinmiiiiiiiiiHiiiiiiiiiiiiiiiiiwimi«iwiiiHiBniiimiiminii»iiEisi^^ii^3g!iiiifimiiiiii!i!Hii!iiiiiiiiii
i
s
E
S
I LAS REVOLUCIONES " "'"''"'' •""'
EN AMERICA
lllllll.llllllJIÜIIIIJIIIIIIIIIIIIIII1l.llllli:|llllllllllllntUIIIIUIIIIII|.lllll> llllllllllllllllHIIIINIIIIIIlllllll' 1111111 illllJIlillMli'lilllll llili I IIKI.mili: •mili :l|ll||,|(|||||'|||||i'l
•iii
itiiiiiiiiiMiiii'iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir.iiK •iiiiiiiiiiii'iiiiiMfiiiiiitiiiiiiiiiiii'iiiiiiiiifiiiiiiiiiiiii:iiiiiiiiiiiiiiii,iifi
'ifeiiiiBiiiii
.„.......»„.,,„„„.„„. ,.„„.„,•.,
iaiiilii'JfliillillliiSiiililiiiSiilinBlllllUliUliUlllilBIUiiiiiiii l i l i
L
A Hispaiio-Amérita, &n donde las mujeres
son un poema y los hombres un santo
homérico, tierras de tantas virtudes, y
por loqU'O.el vicio es más ostensible, aúnaeefitremeoecomo mujer histérica bajo las c>osquilla
mortífera y asesina de los exteriores de revoluciones, bien que éstas yaeniieemayo, no alcanzan, pop suerte y prudencia, a revastir mayor
^avedad que la de un cuartelazo máa o menos
peraonalis-tsL. que ¡si bien iittra,íaa]a Constitución y pone en tela de tragicomedia todo el
andamiaje de seriedad política y social, evita
esa leyenda negra de rojo exterminio que tanto
debilitíS el alma virgen do esta niibil doncella
tentadora y tentable de caricias infinitas.
Un cuartelado derroca a Gondra del Paraguay y sube a Ayala; un parlamentarismo fobo
y rebelde derroca a Suárez de Colombia y eleva
a Hol'gTiiiiij y otro cuartelazo, mág o menos trágico, derroca a Herrera de Guatemala y erige
a Onellana, Lima y Larrave en mentores provisionales de la cosa pública con alexia de
Estrada Cabrera, que vese Ubre de sus prisiones, en donde lo «ustituye eni prisionero
Hernera.
En Chile, país serio, Alexandri, .al año, ya dos
veces murmrura el caosancio de eu mandato,
Alexandri, al que Sanfuentes murmurd calHíza
de un motín cuartelero, íjuie abortó en buena
hora pai'a ol país, que aún llora su ingratitud
con el mártir Balmaceda.
No queremog evocar a Méjico, que hoy. bajo
la férrea voluntad de Obre^án, como ayer de
Porfirio Díaz, parece entrar por el sendero
de la paz. para suerte de su suerte y alivio
ú(; caminantes extranjeros;
Colombia, Guatemala, Paraguay, países de
fanta)SÍa y de leyenda, hija del trópico, fuentes selladas de riquezas mil, hablar de uno,
es hablar de todos estos cuya fisonomía guarda
parentesco con sus historias y sus ensueños de
mágica leyenda, en que -sus vírgenes morenas,
de ojos de negro acero, paraísos de delicias,
labios de grana y carnes de esencia y fascinaeión^ son ellas un tomo de poesias, que guarda en .sus páginas endechas de noche® luna'rias y plenas de aromas, al compás de las
aguas cantarinas y de los murmurios ée l a s '
telvas.
España, madre inflnita en curva de amor
eterno, no puede ser ajena al clamor de sus
hijos de honra; por eso, entrem.os en la leyE*nda, y ante el Paraguay, en su persona, oremos la canción de lai fe por estos hijos de honor que en el Mundo Nuevo escriben y continúan las mejores páginas de la España grande
que fué y de la Itepaña de recuerdo que será.
Pai'aguay, país de leyenda, abí ostá su tradición mitológica, bella, indina. Papaihua,
hijo de las aguas del misterioso Paraguari y
del lago Iparay, en el valle de Pirayú, ea el
Adán de asta raza, (jue tiene por vivienda una
regia mansión de delicias tropicales, en la que
las oropéndolas, papagallos^ mariposas y luciérnagas san otras tantas luces de eisos bosques de palmeras, qiie los narainjales plenos de
azahares incienisan como adulación a las be-
rioso, Colombia his- i
tórica V Guatemala i
:-: :-: fantástica :-: :-: i
Pueblos de valientes, tierraB de SS
íantasía y Naciones de esperanza
I
liá3i|g||liiiESiItliiliÍilllllltllSiiilliii§iliiÍÍIfHltillHlflS]lliniBír.
llas flor de carne, quese aduermen escuchando
las bellas canciones del enamorado Yurubi.
Hijas del trópico, manos de hadas, que en
Itanguá mariposean con sus yemas rosadas,
tejiendo lel sutil velo de naíiduti con que velan
sus carnes murenas las agraciadas damas, ser.oras del quiguá-verá, mientras sus labios de
grana p-aladean la dulce amSsrosía de platanares, naranjales y frutas silvestres, que, con la
miel de la caña, hacen besos de cielo y cielos
de un beso.
Feudo de religiones, gobierno de místicos, no
se parece, ni en su fundación, a ninguna de
las dilatadas preseas históricas de la España
punta de eu espada y la sangre de sus venas,
toda una epopeya, que guarda anales en la
historia de las más grandes rebeldías y heroísmos americanos.
Cuña interpuesta entre tres naciones, sin
puerta) al mar, contenta vive al arrullo de sus
caudalosos ríos, afluentes cpie al mar llevan
las palpitaciones de esta raza^ que, mediterránea, se deja querer por los que la codician, después de descubrir en ella los mágicos tesoros
de riqueza y bienestar, que encierra en cofres
de sándalo, como tesoros de valor inmanso que
le bastan y sobran p-ara hacerla feiii: y contenta.
:^|^IISIHIHIIIIIIIHUIIIi!nElliIi!lflllillilllliÍIIIÍIIIHMIiSIIIIISIilHllllÍSIIIIillllflEOBÍiilliHIIIIIII?4
• LU
S
•IB
ig
i
g
s
IS
SI
•
S E P U L C D O D E E S P C Z Y ^;|NA, EXISTENTE EN LA CATEDRAL DE PAMPLONA
s
Z¡,
»
.<IIIIIIHIHIIIUilHIIHIIIiliniiniBiUllllliailllllÍIIIIIÍIIÍItlllllHimilIIIHUIIUIinUHIIHIIHIIIUk."
coloniaJ, pues los Jesuítas primero y los Franciscanos después, que gobierno de Misiones hicieron en este país de los encantos y de la
naturaleza deleitable, dejaron en este pueblo
algo de su carácter de místicos y de guerreros, de poesía y misticismOj de fiereza y energía, de poema y de tragedia.
Ahí -p&Un Curupayti y Humaitá. monumentos de indomable rebeldía, pedestales de fiereza y patriotismo, émulo de los m;ás altos
ejemplos que la Historia humana registra en
la independencia y soberanía de los pueblos.
Todavía vagan las sombras de los héroes, que
en eaos campos de dolor esc?!15T&ron. con la
Al arrullo de esos caudales de aguas esm^eralda, por donde suben y bajan los que del
mar llegan y al mar vuelven, mientras entre
sus lagos de maasa placidea, que a la ensoñación convidan con sus tonalidades tranquilas
de pupila azul abierta al ci-elo de ideal, se
bañan y juguetean las hadas de esos bosques
de azahareis que abanica el platanar; mijentras
entre sus altas copais arrulla la oropéndola y
canta una endecha suspirante de amor y faniasía el quejumbroso Yurubi; mientras el yacaré, a la orilla verdinegra de las ^fuas cornentosas, llora, traidorzuelo, .el descuido del
humano; mientras el tití huye de la glotone-
22 y 30 OCTUBRE 1921
lA
ría d& la boa, que^ vigorosa, sube arbusto
arriba, y las mariposas de metálicas crisálidas
pintan en el ci-elo los arabescos de un cuadro
de lu», que llena, con sus manchas fuertes, los
plumajes de loros y pajarillos engalaniados de
púrpura real, oro liquido y glaucas ondas de
azul terciopelo, como manto d© regia despo<sada; las ruinas de Humaitá, Jesús y Trinidad, con axis muros carcomidos por el tiempo
y sus derrotas de la edad, en las noches de
nii'5terio ouantan los salmos del pasado y las
tragedias cuya osamenta muestran como despojos de un combate, en el que los fuertes
fueron débiles, y loe débiles, señores de la fantasía, que tierue para ellos no pooo de idolatría.
Sarcasmos del destino, oontraetes de la aciaga aventura^ ©se pueblo de clima envidiable,
en donde jamás 'Cl cierzo belado pudo posar
sus dientes de carnioero; eterna primavera, ya
que en toda época se puede dormir a la intemperie; ese pueblo en el que la Naturateaa
ILÜflTRAGION
BSPAííOLA
MUWS. 3G y 40.-427
Y AMERICANA
paroce haber escondido, avara, sus mejores
cuadros de riqueza vegetal, pues las frutas más
exquifiitas y abundantes son arbusto común
que nadie ocupa, y sola ella fructifica como en
emulación y competencia da indigestar a los
golosos da pueblos lejanas que allá llegan ca
busca de salud y de placidez quo resta&e las
heridas del corazón; ese pueblo, que a borbotones lo iBflfixia la poesía, el encanto y lai abundancia más generosa; efio pueblo quet tranquilo
en 901 paz patriarcal, algo mística y odorante
de perfumes y ambrosías mil, recreo de la
vista, endulce del paladar y letargo de armonías y de deleites del oído, y en donde sus
morenas hijas de amor, viven para encanto d©
9U pasión; ese pueblo quei a nadie va a molestar, y que, contento, vive en sus tradiciones
de una Arcadia que fuera paraíso, pues tal
t'ene de placeres y lisonjas tiernas © hijas de
su propia existencia; ese puebla, a veces, seve
acometido por la lepra política y contristado
por el llanto de los huérfanos y «1 dolor de los
gemidos, que el arma cainesca arranca de laa
•cai'nefi de hermanos en desgracia.
Golombia, Gnatemalai, Paraguay, fuertes y
robustofl retoños de edad de gloria, muerta la
lepra del prosantilismo y personalista remedo
de aciaga, ambición, privara la riqueaa que se
impone y la cordura del bienestai', sembrando
días floridos en tesos vergeles, de esperaniatan
bellog como sus ríos y lagos de ilusión, y al
margen de su historia de patricios altivos se
suscribiera un apunte de paz que, llevando el
sosiego al alma cantadora y reidora de fellcidadee. convierta en realidad ]o que anhela la
raza de Quijano: fortaleza, amor, dicha y la
grandeza que impone la altivez y que pramiai
la honradez y el talento.
.T. FERNANDEZ PEfíQüEHO
f.hÚP., 1*J2I.
^nmeniuiniiiHiiii [iiiiiBiiiBiii5Bi§ieiimHiiiniiiniminHiimiWWWBM»WBu«^wwiiitMiiayttMiiiiiiiHiHHiiiiiMi^
s
H
MI
i LA ELEGÍA DE LA ESPADA!
I
B
I
I
Mí
Mi
AL GENERAL ALVARO OBREGON
Relámpago de argento, brilló con diamantino
!iniHiimiHHmiifHiHnBimiiniiBiimmiiiinniiiiHHnnH^uaHHiHiHiHiHtfBamiiiigii!iBinmiBBiiiiHiiiiiiiinHii»iiiimira
fulgor ta noche trágica en que, al golpe asesino
Un clarín somnoliento plañe toque de queda.
...y el silencio se hace; un silencio que rueda
con pesantez de plomo, con suavidad de seda^
El campamento duerme bajo el rútilo broche
lunar; perla celeste de la princesa Noche,
ante quien riega un Büskinghara luceros con derroche.
Solemne paz. Los milites, rendidos, no batallan;
de las bocas ignívomas, los disparos iio estallan,
y las gargantas de oro de las trompetas, callan.
Aquí y allái, dispersos, entre rocas y ortigas,
cadáveres yacentes: un acervo de espigas
cortadas por lasl bocea d« huestes enemigas.
Sus alas ponderosas, de bronce, pliega el viento.
Tan sóloi a las vegadas, de uno a otro campamento,
emerge algún alerta con tremuloso acento.
de un Judas, rodó el joven apóstol columbino.
Yo fui como una antorcha libertaria en la mano
de un Aquiles invicto. Y a luchar no fui en vano
cuando el fuerte Patriarca desconoció al Tirano,
[Cuál hierea los recuerdos! Pretéritas campañas,
con ruidos de epopeya, despiertan mis i'a'zañag
entre el cálido rojo de visiones exti-afias.
El dolor, como un tigre, me asesta su zarpazo,
y heme aquí sin la fuerza dinámica del brazo,
rolo por la centella de urente metrallazc.
;.Qu¡én habrá de empuñarme? De hoy, más yaceré inerte,
y tendré, que avenirme maguer, pes^ a mi suerte,
a no empujar follones al antro de la muerte.
¡Paladín: aunque mutilo con púgiles vigores,
entre ignisoente lluvia y entre hórridos fragores,
ya no- has de asirme nunca para segar traidores I
Alguien se acerca súbito. ¿Quién vieae? Es un poeta
noctivago, un, enfermo soñador de alma inquieta,
que auscultar quiere el seno de la noche secreta.
Y enmudeció la Espada. Después lanzó un lamento,
que en su bocina ronca llevó doquiera el viento,
y se turbó La vafita quietud del campamento.
V mientras los humanos sueñan las espantosas
tragedias de la guerra, con voces misteriosas
cuentan sus impresiones de campaña, las cosas.
l^as voces de las cosas vibran de nuevo, llenas
de ternura elegiaca, se difunden serenas
y dnlcea como cantos de líricas sirenas.
IJn, clarín.—Por mis dianas, en vencer fuí el primero.
Un tambor.—Mi redoble dio valor al guerrero.
Vn fusil.—En cien frentes hice blamco certero.
Un catión.—Tremó pávida^ con mi rugir, la tierra;
Una ametralladora.—Soy el almai de la guerra.
Un *'bleriot".—Soy un cóndor, que en el combate aterra.Be pronto, de una tienda donde la sien cansada
reposa mutilado Capitáai, limpia Elspada
dice con voz dulcisouEs, de su tahalí colgada:
—Yo soy la vencedora del Mal, la que mantengo
por donde pasó el orden. Las victorias que obtengo
cantan en epinicios mi encumbrado abolengo.
Yo arranco de tres hojas que blandió la hidalguía,
y quei nunca supieron temblar de cobardía...
Os, hablaré del árbol de mi genealogía :
En forjas de Toledo, tres sonoros metalas
fie alearon ai fundirme; soy hija de ancestrales
espadas legendarias de tipos inmortales.
Vengo (para más gloria de mi bravo adalid)
de aquellas que esgrimieron antaño, en QOble lid,
Don Gonzalo de Córdoba, Don Juan de Ausitria y el Cid.
Dicen todas en coro: —Salve, noble Tizona,
puea tu valor ea épico, y la lealtad te abona;
mereces en el puño lucir una corona.
Mereces que te gi'aben en el límpido acero
de la hoja este lema, blasón de caballero:
"Por ideales, vivo; por libertadeis, muero."
Y prorrumpe el Poeta: —¡Oh, Espada vencedora,
viuda del férreo brazo que te esgrimid en buenhora,
tus inditas proezas con lágrimas añoral
Un consuelo en tu aügustia, la suerte no ta niega;
al Capitán que un brazo dejara en la refriega,
su manquedad no estorba, para seguir la brega.
Ftííé. de todas arma el adalid armado^,
y entre ellaa, la primera, de temple no igualado,
incólumes mantierte «us timbres de soldado.
Arma que lleva fallo de muerte a la iníldeiicia,
y es, a la faz del orbe, cumpliendo tal sentencia,
rectas inflexible, fuerte, sin mancha; su conciencia.
Esto dice el Poeta. Y bajo el amplio domo
del Eizur enjoyado^ rueda el silencio como
con suavidad de seda, con pesantez de plomo...
JUAN B. DELGADO
NUMS. 39 y 40.—428
L.V
ILUSTIL-VCIOX
EJ-PAÑQLA
V
AMERICANA
22 V 30 OOTUBHE 1921
fqissiiiHsiiimiiifnisinginiíiiifíiiiiiiiimnifíiioiiiiiiiniiiiiHiiiiiiiiiiiiiiiiiRigHniiiiiiimnniiniimEn
iLíJ
iH
i DEL MUNDO QUE ESCRIBE i
':íiiiniiiiiiiiiiimiiniuiii!iiiiiiiiiii3iiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiHiiiiH^fsiHtiiiiaiiiiiiiiiiHiiHiiM
gilllHIUIÍHiEII|]|IUil«liiii9llS!itlfllHflllIElilHIIIIIIHIIHIIIillllllili¡liiUllliilllilliS3IHaiiÍÍIIi|»
ES
es
D. FEfiNAXDO BHVUELTO SANZ. ILUSTRE ABOGADO
DEU COLEGIO DE ESTA CORTE
^lliaiiliniBIIIIIHEIIIIIHS!lllliiUIIEIllllÍIÍIIIÍIÍXilÍIÍllllIMIÍHIiUllltlE£i2SiifHI%IFiBllllillBlinilS:
'inquilinos y propietarios<u
(Por D. Fernando Revuelto y Saris y £•• Antonio Pérez
Amigorena.)
L
A familia «s la isociedad primitiva, i'l
oj'igpeii y íundaini.'ntü de las Stiüii'ciade-s y d e los Fjstadoe.
Y aaí como uo hay Sociedad sin domicilio,
ni Fjstado sin territorio, la familia no puede
, caracer de su^elo, de caaa, de hogar.
El hogar íes la micrópolis, e n relación con
los vastos territorios, La familia -es u n mícrocosmos, u n niimdo en cifra, u n Estado e n
abreviatura.
Pero e! suelo territorial es nada sin ia íorma moral, (fue se llama libertad,
independencia, seguridad. El i^sclavo no tiene patina, porque no es libre, [lorque no tiene independfncia, porque no es sui juria.
De la misma mane.ra. ftl suelo familiar, el
hogar doméstico no sería t&l si no tuviera
esas mismas prerrogativas naturales de lil>ertad, independencia y seguridad; y sus moradores oarecerían., indudablemente, de- casa, de
solar, desde el momento mLsmiO -en que so
coartara esa libertad, se lencadenara esa independencia, se t u r b a r a la tranquilidad; en una
palabra, .si !a casa, local de vivienda y morada
no fuera, sobre todo, el domicilio moral, el j u rídico tabernáculo.
Por eso, la voz latina domxis, derivada ác la
griega domos, tiene u n a extensión, al parecer,
abusiva. Sif?niñca habitación,
asilo,
templo,
escuela, familia,
patria...
De domus viene dóminu.^: lel señor, el amo.
elj dueño, porqT.ic en la casa se ejerce u n verdadero señorío.
De domus vienie dominium,
porque con el
domicilio se disfruta de u n dominio, siquiera
sea útil, eobre la vivienda.
De domus se deriva, dominatio, porque en la
casa reside el poder, se asienta e] régimen.
bi'illa el oetro, la soberanía .sale a las misma?
puertas y se aisoma a las ventanas.
M a re i a I se j acta de la tranquilidad
de su
casa.
fíii.f Ttiihi dulce sub urbe est,
paroaque in urbe DOMUS.
P a r a C i c l ó n , la casa -era la misma urbe, en
contraposición a la forastería: iDwmi et foris.
P a r a Plauto, la casa era la paz, en oposición
a la g u e r r a : Domi
militiaeque.
Pues bien; p e r t u r b a d a esa pa2, esa libertad,
era tranquilidad, e-sa seguridad d e la vivienda,
por la escasez de casas, por u n a parte-, y por
la sacra auri fames, que diría el p'oeta, de m u chos propietarios, por otra, s e agudizó de tal
manera el problema, que se hizo necesario el
Real decreto regulador de alquileres, protector de los derechos legítimos del inquilino y
sancionador de abusos y codicias execrables,
que podían llegar a pouer en serio trance el
orden social, de donde pende el salus popttli, q u e es la suprema ley.
Dfce&e con razón que la letra mata y que el
espíritu es el que vivifica; y el espíritu no se
infunde en la letra de la ley sino mediante el
justo com.entario y la sana doctrina.
Y a esto ha venido, precLsamente., la obra
de que nos ocupamos, "Inquilinos y propietarios", a interpretar, sabiamente por «ierto. a
comentar galanamente el Real decreto citado.
Basta conocer a sus autones.
E s uno el joven y discreto abogado D. Fernando Revuelto y Sanz, gloria del Foro, togac
decus, que diría el poeta bilbilitano, más, q'uizÁ, q u e poT esta obra divulgadísima en toda
España, cfmocido c-omo desfacedor de
entuertos caseriles, porque son muchos los triunfos
que en defensa de inquilinoa atropellados ha
logrado victoriosamente xmcir a la carroza do
eu brillaní.isima carrera jurídica, como trofeos
ganarlos en olímpicaí^ lides a los codiciosos caseros.
Es íitro el competente secretario judicial don
Antonio Pérez Amigorena, cuyo cargo y cuyo
nombre son siempre u n a garantía de aci-erto
en estas materias.
Ln prinnera edición de este comentario se
üpM\ en breve, l^a segunda, que acaba de ver
la luz pública, no m un mero comentario del
Real decreto de 2 i d e junio die 192(X de la
liiiniiiiiiiiiiiiiSSiSHUiiiiiiiiiiinHiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiEiiii
liSEIIIlilIHIBIfiyi
S
"
II
i:¡
PO.V A N T O M O l>Ék-K2 AMIGORENA, SECBRTAIÍIO JUDICIAL
S
••
an
ilÍÍIÍiBllflSlllllllliiil£lliliIiBilllllIllil8eBIIIIIS!!fll!flillfilll9ll3llllllilfillBIIIIIIIIIIHIIIUIIUIIU9
22 y 30 OCTUBRE iB21
Heal orden de i 3 de julio úe\ mismo año y de
la Gipcular de la Fiflcalia del Supremo, sino
que contiene ua estudio completo «obre arrendamiento d-e locales mereantiles e industriales, gallarda defensa fie. los iTtqiiilinos industriales y comerciantes no aufleientemente pro~
tejidos y garantidos por el Real dsci-eto mencionado, de ac'uerdo cün la proposición do ley
pi-eeentada a las Corte* por el conde de SantaEngracia en 20 do jüliu de 1919; un trabajo
muy bien o.sbOizado sobre el contrato de inquijinat-o &n el extranjero: Francia, Portugal
Italia, Bólgica, Atemania, Inglaterra, Suiza^
Prufíia, Bavii&ra, Austria, Vanezuela, Chile,
Pcrii, Uruguay, Argentina, Méjico, Colombia y
Costa Rica; una relación completa rie escogidas sentencias, que constituyen la jurisprudencia del RiOal decreto de alquileres, y los formularios del caso con sus correspondientes notas
y aclaracionc-s.
I>a obra "Inquilinos y propietarios" resulta,
por lo tanto, en -esta segunda edición un libro
c1)e consulta, no sólo para inquilinos y propiotarioa sino muy especialmente para RfSgistra.
dos. Jueces, Abogadns, Procnrartorpí* y para
toda clase de curiales.
A nuestro entender, los señores Rievuelto y
Amigorena han ciado a rssta obra un matiz sui
gertJH'in qur la hace altamente simpática y reüomendEible, puos siguiendo paso a paso, con
escrupulosa fidelidad y exactitud el articulado
(iel Real decreto sobro alquileres, con atinadas
observaciones y legales comientarios de carácter proteccionista para el inquilino'. de conformidad con la letra y el espíritu del texto
l^^l, no puede llamarse su libro comopudiera
creerse por los atfios de te Justicia y por los
blasfemos de la Ley, el arle de no -pagar al casero.
Mo; flek!s conw ol fiel de la balanza simbfW
lica, rectos y nobles como la espada atributívai, al comentar el Real decreto, justamente
tuitivo para el inquilino, no han podido menos do ir jalonando en isu glosa los derechos
que la Ley concjedo a éste para su seguridad
personal y defensa de sus intereses; pero al
propio tiempo no hay que olvidar que la obra
está por igual consagrada a in-quilinos y propietarios, porque no sólo muestra a éstos los
escollos aeroceráuniüos e-n que pudieran abismarse, sino que también les muestra el faro
contra las posibles maquinaciones de los inquiUnos.
Porque, acordes con ,el adagio "A río revuelto, ganancia de pescadores", no falta quien,
"ai bragas enjutas", pretenda pascar una vivienda a cuenta y riesgo del propietario, o
abu'sar de los caseros, precisamente porque éstos pudieran parecer en la actualidad a los nesios el árbol caído, de! que todos hacen leña:
ne quid nimis.
Al encuentro de lestos disfrazados der,<jchos,
colocándose entre ScyJla y Garibdea, sale la
obra "Inquilinos y propietarios", y esta condición, repetimos, la bace muy recomendable
a todas las Glase,s sociales por su justicia e
imparcialidad, de la que profesiónalmente tan
gallardas pruebas viene dando el Sr. Revuelto,
defendiendo con éxito clamoroso a muchos propietarios y deshaciiendo los burdos amaños de
osados y maquiavélicos inquilinos.
En flni. este libro de oro lleva un enjKiaste de
finísima pedrería: un priílof/o escrito con galanos conceptos, gran erudición y mhusta doctrina por ni decano del Ilustre Colegio de Abogados, de Madrid, D. Manuel García frioto,
Marqués de Alhucemas,
La sola firma de tan prestigioso personaje
político y eminente jurisíjonsulto sería bastante para avalorar en alto preoio el mérito de
esta obra.
El Sr. Oarcla Prieto afirma y asegura la importancia y utilidad de este libro. Bien podemos nosotros añadir; Magisfer dixit.
El Sr. García Prieto felicita muy de veras,
hÁ
ILUSTRACIÓN
E:<PA5;0LA
Y AMl^RICANA
eíusiva y cordialmente, a sus antores. No cabe
duda, pues, que "Inquilinos y propietarios" es
una obra digna de los honores del público,
pues cutinta con tan glorioso Meoenaa.
Para terminar; los sofiores Revuelto y Amágorena son acreedores, por su libro, a universalies plácemes y a generales felicitaciones, y
nosotros, haciéndonos eto de la autorizada voa
del decano del Colegio de Abogados, de la Asooiacjóu de Vecinas de Madi'id. representada
en fiu meritíaimo presidente, 1>. Lorenzo Barrio y Morayta, y de la opinión pública, sin
tasa y sin medida les felicitamos, profoLizando
la próxima aparición de la edición tercera de
•'Inquilinos y propietarios".
EL ABATE PIMEWTEL
"ANA MARÍA"
Nos encontramos dividida a la sociedad humana en dos clases: rica v pudiente, la una,
y plebeya, la otra. No somos partidarios de la
cruel lucha de •clase'*, puesi ello va contra la
marcha normal del mundo; pero sí desearíamos más igualdad entre todos los hombrea,
que permita a los humildes alguna mayor comodidad y mejoramiento en sus costumbres.
Ac^ontece la mayor parte de laia veces que el
poderoso trata do apítdei-arae de los dones de
los desheredados, no reparando en obstáculos
para conseguirlo. Gomo «i el honor y la honra
no estuvieran por encima de todo dinero, de
tixla riqueza y de todo feudalismo.
Ana María, niña aún, se encuentra sola en
el mundo, sin más amparo que el que la prodiga una pordiíksera que. compadecida de la
niña, i*pparte con ella ais limíisna'^, tomándola
•'nn cariño grande; faltaba para leíla lo más
pi-eciso, antes que la nifia ise acostase sin haber cenado bien; y cuando ya el sueño cerrEiba
ios ojillos de la muñequita. la bondadosa mujer se levantaba varias veces de la cama, no
fuera: q,ue Ana María nn. estuviera biein abrigada".
Tal es la protagonista de la nueva producción de mi entrañítblo amigo y compañero
Eduardo Mentaberry, gran crítico, periodista de
altos vuelos y profundo pensador.
Dtespués de su primera novela "La última
cogida"', presentimos que ol inquieto ingenio
de Mentaberry,. de "Currinche", pseudónimo
con el cual firma sus trabajos periodísticos, no
tardaría en regalarnos cm nuiwos engf^ndros.
Y a fe que bien merece su nueva nuvcla
"Ana María" que ^a consagremos unos momentos de atencíOn.
X
El señorito calavera quo derrocha sus energías y el dinero—que nunca es suyo—en cosas
banales, conoce al azar a Ana Mat'ia. que j a
no w la mendiga de antes, sino la poseedora de
tres mi!]f>nes de pesetas; la que ya no camina
a pie y descalca desdo Salamanca a Madrid.
Sino la que recori^ las grandes avenidas y )c»
parquies en su milord de "dos hermosas yegus inglesas de pura samgre''.
Ana María tiene la debilidad de enamorarse
del señorito contra el parecer de su fiel doncella Nati, bondadosa y buena, que ve <iue no
ss el amor quien guía la Garlos Sandoval, sino
el vil metal que le pueda permitir seguir dilapidando y gozando a costa de sai mujereita,
que tiene que volvierse desde Parts, sola y sin
fortuna, a Madrid, y lo que es aún peor; enferma, por lo que no la admiten en ninguna
fonda, y va a parar a la sala de un hospital.
Ella, la que un día fué el blanco de todas las
miradas, se vo eola, abandonada, cubií^rto su
cuerpo de úlceras y amenazada por la Parea.
Sólo Sor Trinidad, la hermana de la Caridad,
esas santas mujeres que lucha-n contra las in-
NUMa. 30 y 40.-429
fercÍMiiL',& y que ^e consagran a servir a sus
síMíii'jarites, la cuida solícita, dándola ánimos
y pri'pai'ándola a morir santameJite.
Sabe la monja que Ana María es buemayquo
fué víctima de su amor, demasiado confiado, y
por fso se compadece de la den^raciadaí y la
prepara a bien morir.
En resumen; MeuLaberry ha creado un personaje real que parece vivido por su autor,
rodeándole de esc-onjas emocionantes, que interesan y cultivan el ánimo del lector, que, juntamente con el lenguajie correcto y puro de los
personajes que intervien«a en la novela, constituyen un éxitOj que le consaigran como maestro en d campo novelesco.
J>j todas veras felicitamos al aaitor de "Ana
María", y le deseamos nuevos triunfos en sus
amlanzas quijotescas por la literatura, augurándole el encuentro, e.n breve plazo, de otia
Aldonza Lorenzo que le calce las espuelas y
un lluevo Sancho que cuide del roeinante que
le conduzca al camino de la gloria...
VULCAMUS
lilKülilllliülHIIÜISIIiiliilliifSI&ntiiiliiiiiiii
flfiuas de Gestona
ÚNICAS PARA EL HÍeADO Y ESTREÑIMIENTO
Depósito: Pla-ía del Aiig:el, 3.—MADRID
iiflilIfililiiiilliililliiill^iflIliliilllllilSüllliía
HIPNOTISMO
Queiido lector: ¿Deseáis saber cómo podéis
ga ar más dinero, ^er más fe ia, gozar meíor
salud y ttner ni, jor éxito en los asuntos de
esta vida? Somos especialistas y es nuestro
deber ayudar a o ros. ¿Ptrmitiféis que os ayude? Nada os costará hasta haberos probado
cuanto podemos hacer. Enviaremos GRATIS
nuestra obra ilustrdda tfe 64 páginas, que os
instruirá acerca de los principios fundamentales del buen éxito en los negocios y en vuestra prrfesión; os dice cómo se curan las enfermedades y cómo se pueden aban:Jonar las
malas eos utnbres sin tomar dr- gas, medicinas,
ni usar el escalpeo del cirujaf^o.
Esta obra revela c mpletameúte los orultos.
i P H Í W í l i ^ l l niistetiosdel HIPNOTISMO,el
A r ü b f l U b U JMAQNETISMO PERSONAL,
CURACIÜM M A G N É T I C A , e t cétera. O .dice l i manera de adquirir maestría en es'as ciencias, en vuestra casa, en pocos
días y usar esta potencia entre vuestros amigos
y conocidos sin que ellos lo sepan, nuevos "e
instantáneos métodos os pendran en aptitud
de hipnotizar con la rapídtz del relámpago.
Garantizamos el buen éxito o perderemos diez
mil pesetas. Este libro maravilloso ha sido causa de la salvación de miles de personas que
han estado a punto de rendirse humildemt nte
a los reveses de la lorfnna. Mil ares de per;onas
deben su i-aluí, felicidad y buen éxito en los
negocios a las nociones que inculca. Está llenn
de maravillosos secrttos y asombrosas sorpresas. Se enviará a c u a ' q u i r a absrílutamínte
gfatis, pldiénd lo al S A G E I N S T I T U T E O F
S C I E N C E ( D e p . 67 A . ) r u c de l ' I s l y , 9,
P a r í a , I - r a n c i a , incluyfíiJo cincuenta céntimos en sellos de Coreos para ayudar en los
gastos de porte y expedi ion.
IN CASA
&RÍT1S
liiliiilSgSiliEíilHilSSílSBiiviilJiiBíllBlIHíiSiiísii
Caliiaá "tonioir"
l\ ts ie la alia m ú ü
•HiMpni^iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiuiiiiifsiiiieHiinHiiiiiiiiifiinHnimHiiininiiiiuaiiiis.^.......
^tuuuuyiiuiiiiuuifUEEUuiíuiiiEiaiiiiiiiiiaiiiiiiiiuuuiiiiiiiiHifiiUiíiiiii^
iiiiiiniiiHiuiiiyuBMnyiuiHiiiiiiiHiiiHiiiiiBaiHiii]
imiHiHPiiuiiiHiMHHiiiiiiiiiiimiiniiiiiimiiiiiiíaiiiiiiiiiiiiiai^iiiHi
•II
.__a
EiiiiaiiiniiiiHEiiiRii'Suniiniiiiiimiiniii!ii!fiEii!i]iiiiiiiiniaiiiiiniiiiiiiiii!n»oiiiiiiiii!n!iinimBiiiHi!H!!n!in^^
LA BATALLA DE LEPANTO
GLOSARIO
ssiiiuiuiiUuaEi^iiiiáii ifiusiiuiiaiiiiiiiiiHiiiiHiiiniiiiiinuHiiraiHiiiDiiiiBnsamiHiUuiiBHmHiiiuiiiiiiRiBiEiiiiHiiH
dio la señal de ataque. Un sacerdote espasi^iiHHiniiiiiiiiiimiiiiiiiniaBisiiiiiniiH^ tras posiciones del Mediterráneo. Y, en 'efecto, la migo
ñol traza la señal de la cruz sobre los hincados
escuadra
que
mandó
contra
ellos
X>Felipe
II
fué
ffi
e
de rodillas, y "distinguiéndose—dicie Guerra y
é
X
s
derrotada en la isla de Gelbes (1564).
Entonces el Papa Pío V lanzó un llamamiento
a los reinos europeos para reunir una poderosa
escuadra que cortara de raíz el peligro musulmán, al que sólo acudió el Rey de España.
Don Felipe II envió, como jefe de la flota española, a su bastardo hermano D. Juan de Austria, gran capitán y hombre de dotes inmejorables, que ya se había revelado como buen gobernante en las Alpuj arras.
victoria ios soldados. El humo de la pólvora nn
consentía ver lo que ocurría en la alas, donde
se combatía con el mismo ardor; mas lo veía
muy bien el mai-qués de Santa Cruz, y cayendo
con todo el peso de su escuadra de reserva, inclinaba la balanza allí donde los mahometanos
.se creían vencedores. Puesto* en fuga, obedeciendo las órdenes de Uluc-Alí, fueron perseguidos y acosados.
Alarcón—la galera real de Aüí, por las banderas
gue traía, a ella dirigió la proa D. Juan, recibiendo la descarga de su artillería algo lejos, y
sin más pérdida que algunos remeros; contestó
casi en eil momento de embestir con el espolón,
y estando cargados los cañones con metralla y
trozos de caidenas, hizo un estrago horrible en
los turcos. Siete galeras apoyaban la de Alí, que,
con las que seguían al generalísimo, formaban
Jamás lograron en la mar victoria tan decisiva y brillante las armas de la cristiandad. Los
musulmanes perdieron 30.000 hombres, entre
f g
ves bajan a un joven, que venía herido con dos
arcabucazos en e¡ pecho y otro en un brazo. Era
el héroe de la galera "Marquesa". Habían herido a casi toda su dotación; él .=e encontraba
enfermo de calenturas; al ver el fragor del combate, se arrojó del lecho y subió a cubierta.
El capitán de la galera, Francisco San Pietro
y D i ^ o de Urbina, le detienen. "¿Dónde vais enfermo?" —"A defender a España"—contesta e)
Í:>ven—. —"Tienes calentura". —"No importa".
Acceden los capitanes, y nuestro joven enfermo empuña un arcabuz. El combate arrecia; la
IB
mu
•1
i
B
DON JUAN DE AUSTRIA
ü
rillUliilllHilHIlIlBlillilliillillllHIHlUiiliMSa
C
ADA vez que tomamos la pliima para glosar Un acontecimiento ás nuestra Historia, la mano se estremece y se encoge,
queriendo t r a t a r de esconderse, y como avergonzándose de sacar a la luz del mundo nuestra desidia y nuestros males, ínitos de imprevisiones
y de maloi procederes de los españoles—triste es
decirlo—, que desde lo? altos sitiales del Poder
echaron abajo todo un monumento de grandeza
y la evocación de algo qua fué pujante, temido y
respetado.
Pero aún no hemo» perdido !a esperanza. Si
hombres degradados trabajaron por el desprest%io de España, por el afán de enriquecerse «líos
y su descendencia, a costa del honor y de la caballerosidad del pueblo hispano, todavía quedan
muchísimos españoles que con su trabajo, con su
ciencia y con su arte no cesan ds noche ni de día
de lanzar los frutos gloriosos de sus desvelos
par» gritar a los continentes: "España no ha
muerto; vive."
«
¿Quién al oír pTonunciar los itombres de don
Juan de Austria y die D. Alvaro de Bazán, de
esas dos grandes figuras de la dinastía austríaca,
no se lleva la diestra a la cabeza y se descubre
respetuosamente? Ellos, ellos fueron ios que en
el Golfo de Lepanto cubrieron de gloria a España, siendo el terror de los musulmanes.
Los piratas berberiscos tenían amedrentado el
Mediterráneo; soldados del cabecilla Barbarroja
tenían, como su jefe, la fiereza y la osadía. Su
ocupación constante no era más que apresar a
los que navegaban por las costas, cogiéndoles sus
riquezas y sometiénidoles a un duro cautiverio,
del que salían alguna vez, gracias a la Cofradía
de la Merced, cuyos hermanos recaudaban por
los pueblos limosnas, con las cuales ejercían la
nobilísima virtud de rescatar a los cautivos.
Los piratas turcos fueron los que más se distinguieron en estas hazañas de pillaje.
Solimán, Emperador a la sazón de Turquía,
llegó, en sus correrías, a las puei'tas de Viena,
amenazando inundar a Europa de bandidos.
Mientras, Andrés Doria, mandando la escuadra española, le saíió al encuentro, deri-otámiolo.
Algunos años más tarde tomaban las tropas españolas el litoral africano y rescataban 20.000
cautivos cristianos (1535).
*• *
Muerto nuestro Emperador Carlos V, creyeron
los turcos que les sería fácil apoderarse de nues-
flh
mi
i
W
SS
••
g
S
«I
Mi
E
i
m
•m
H'II
IM
>in
III*
na
BUH
un
m
•I
>«
w
•
s
&
••
mu
EÜ
m
Mt
Mi
wa
W»
MI
•i
m»
wa
•a
mi
•i
Mi
llOI
1*
DB
NW
a• •
tM
Mi
Mi
•i'i
•i.iii
•MI
(la
ME
II'•
iij»
LiRi
!.•'•
mi
a s a MW
yn
i
s
Mi
mt
BU
•in
a
'•"'
I sS B S s
B B i a
••
a
•un
í i
•M
B
s
e
mt
Mi
B
•b
s
Wl
m
•M
na
•lO
tul
ill
mil
III ff
BW
BW
B.C
B
B
•i
MI
Mi
E E
i a
•a
M
19
Mi
m
a.
,?HilÍHinÍÍlllÍÍIIillilillHilÍ^
B
S'
ifaaiiiiiniiiiiiiii|iiiHiiiHÍ
.»
3MDtm
£
mu
an
m
S
B
a
•M
•a
•i
a8
aB
Mi
S
Mi
Pi
s
!£
Mi
m
B s
S
S
S
gg
m
tm
B
S
lut
•i
M
Mi
5
m
m
n
MI
m
B
E
B
MI
Mi
!j.t
M
ijs
g
s
M
a
a
s
c
i
8
l
i
a il
a a
S
s
É
MI
m
¡£
Mi
Hi
Mi
MI
8MIMi
S
%iiiitiiiiiiiiiiHUttiint!ifiis?
B
B
"11!
5••
S
£
¡a
•«
n
m
mu
g
m
m
'¡¡V
9
LA BATALLA DE LEPANTO (P'.fi^Ut
liiimiiiiiniiiüiiiiasiiiniiiiiiiHiuiiiiiHiiiiiHiiiiiiiiiHiiiiniuiiig
ANTONIO C O N Z X L E Z DE LK PEfiA)
llliBinHHIIIiilHIlIHIIUIIIIliHIiiililillIlllillIlillliHimHIIIK
mm
B
Púsose en marcha nuestra escuadra, y, apenas
llegados al Golfo de' Lepanto, divisaron a la escuadra enemiga, al mando de Alí-Bajá. Replegóse nuestra flota en tres partes, dirigidas por
Andrés Doria, la derecha; el veneciano Barbarijgo, la izquierda, y el centro, D. J u a n de Austria,
yendo a retaguardia el marqués de Santa Cruz,
D. Alvaro de Bazán.
Los mahometanos avanzaban, formando media
luna, siendo manidados por expertos jefes. Don
Juan de Austria arenga a los soldados y orclenó
tocar la miúsica. En esto, un cañonazo del ene-
iiiiiiiiiiiHiiiiiaisiiiiiiiiiiiiiiii3!iaiUiimiiniiiHimiiiiiiiiiiHiiS3»ii?ii!iiRi3Hiuimiiiiiiiiiiniimiu^
un grupo compacto, batiéndose al arma blanca
con encarnizamiento, ya en la cubierta de una,
ya en la áe la otra, según la alternativa de las
acometidas. Hubo arcabucero—dice una relación—que dií-paró cuarenta veces, y al cabo de
hora y media estaba la peQea como en un principio, rechazados dos veces los españoles y herido el Príncipe en un pie. Por fin, dando las
tromipetas la señal de tercer abordaje, en el empuje cayó muerto Alí-Bajá, con lo cual desmayaron los suyos, y, derribadas las banderas, se
enarboló |a cruz en la capitana turca, gritando
S
I
muertos y prisioneros, y 130 galeras, apresadas
y repartidas entre los vencedores, sin las que se
fueron a pique, con riquísimo botín de oro y joyas," y la libertad de 12.000 cautivos que andaban al remo. Las pérdidas de la Liga fueron
comparativamente pequeñas, no llegando a 8.000
los muertos, de ellos 2.000 españoles, 800 romanos, y el resto, venecianos.'*
Llenos de gloría entraron nuestros navios en
Mesina, después de la batalla. De una de las na-
metralla enemiga nos causa muchag bajas; ríos
de sangre corren por los navios; el estruendo de
los cañones y la gritería infernal de los turcos
hacen un dantesco y apocalíptico espectro. Por
fin, nuestros navío> consiguen romper la línea
enemiga, destrozándola. Entonces, nuestro valeroso joven, que se había puesto al mando de lo:
supervivientes de la galera "Marquesa", cae rodando por la pc^a... Aún tiene fuerzas para colocar el pendón enemigo, que le habían arrebatado, en uno de los palos. deJ barco; pero las
fuerjias le abandonan, y cae...
p^^SHuiniiminiiimmiimmiifiniiiiiiHgiiiniiiiiuiiiniaHifHmiimmimHiiiiiiiiiiaiUi^
i
Por fin cesa el estruendo y la horrible matanza; nuestras tropas han triunfado. Y e.ste joven,
que de.?ciende de la galera "Marquesa", ¿queréis
-aber cómo se llama? ¡Miguel de Cervantes Saavedra!, que ostentará sietnqn-e si¿a heridas como
recibidas en la más alta ocasión que vieron los
siglos ]xisados, los presentes, ni esperan ver los
venideros, s e ^ n decía el Manco InmortaJ, que
años más tarde había de ser el asombro y la admiración del mundo entero, y que con su Don
Quijote de la Mancha a España glorificó y enalteció.
a
a
Tal fué el hecho de Lepanto, en el que España, entonces fuerte y poderosa, asombró a
Europa y la libró de caer en las garras de ;a
piratería musulmana, y en el que se destacaron
los españoles buenos, los verdaderos hijos de España, los que no la engañan ni la escarnecen,
y que sirven de ejemplo elocuente y de espejo
sublime, en ol que nuestros gobernantes de ahora
debieran mirarse, para quie algún día nuestra
Patria, sacudiendo la modorra que la tiene postrada, vuelva a ser lo que fué en tiempos lejanos...
^giiUiamimiuiiiiiaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiHmimiiHiHii|ifiii»ii^''fHiiimSminuiiiiiuiiiiiHNiiHi
Pi
M
s
No quemmotí tsenminar este humilde trabajo
sin rendir un homenaje de admiración a la memoria del infatigable doctor Cobos, y dejarfatnos incon^etos estos apuntes si no dijéramos aquí cómo, gracia.s a él, se levanta hoy, en
un pueblo griego, un obelisco, en conmemoración
del gran hecho de Leipanto, en medio de una plassa
que lleva este nombre.
El doctor Cobos, ferviente adorador de ja antigua Grecia, hizo varios viajes a esta nación, y,
en una de sus visitas a este país, supo que en
Cefalonia, en el lugar denominado allí Barrio de
los Arcángeles, existía un terreno, en el cuaJ hacía 330 años que ae erigió una capilla, bajo la
advocación de Santa María de la Victoria, que
los venecianos hicieron construir en memoria de
la victoria alcanzaífe én Ja famosa bataitá de
Lepanto el 7 de octubre de 1571, él más grande
conibate de la Historia, en e] que la flota de la
Liga, de la que formaban parte también 5.000
griegos, bajo las órdenes de Don Juan de Austria, combatieron el poder turco.
Esta capilla, que, a causa de uno de los frecuentes teri-emotos que se sienten en esa parte
de Europa, no quedaba de ella más que las huellas de su fundación, alguna que otra pilastra,
sirvió desde entonces, hasta hace algunos años,
para cementerio de los católicos, y sabiendo el
doctor Cobos que existía el terreno citado, le sugirió la idea, en ocasión que marchaba hacia Cefalonia, de visitar a] alcalde de Argostoli, señor
Cosmieftatos, proponiéndole que el Municipio comprara el terreno para hacer excavaciones y hermosearlo, haciendo una plaza, en la que se erigiría una columna conmemorativa en medio de
ella, en recuerdo de este gran hecho histórico,
dándose el nombre de Lepanto a esta plaza.
El alcalde de Argostoli, hombre patriota y
complaciente, aprobó con entusiasmo la idea del
doctor Cobos, ofreciéndole llevar el asunto a ?eñión y prometiéndole que el Concejo acordaría la
compra del terreno.
Toda esta labor del insigne doctor Cobo© despertó los más grandes entusiasmo^ en los pueblos latinos, y en corroboración a [o expuesto,
corpiamoii a continuación el telegrama que dirigió al director de El Impa/rcial el correapon.sal
del diario de Atenas, Ásty, D. Nicolás Troyano.
E
B
Wl
B
E
a
8
Mi
M
m
8
•D
<M
Mi
M
Mi
B
MI
Mi
3
MS. 39 y 40—432
liA
Lkva fecha de 7 de septiefmbrti de 1904, que es
cuando tuvo lugar el hecho que describimos.
Dice así:
ILUSTRACIÓN
ESPASOLA
Y
AMERICANA
los temores que la hacía concebir el poder marítimo del turco.
La feliz idea del doctor Cobos ha sido acogida
con verdadero calor por e| alcalde de e^ta población, que se ha ofrecido a destinar una plaza pú-blica para conmemorar e,l viotorioso heoho do
armas.
Con ello tendrá España, en Grecia, una plnzb.
de Lepanto, que despertará en los griegos el deseo de hacer los más fervientes votos por el resurgimiento de las glorias de ese país,—Nicolás
Troyano."
Como se ve, es bastante significativo el tele-
"El doctor Cobos, el español más helenófUo que
aquí conocemos, ha tenido una iniciativa que, seguramenite, ha de ser acc^ida con entusiasmo en
España. Excitando a Grecia a perpetuar el recuerdo de ]a meimoi-able batalla naval de Lepante, ha recordado que de Cefalonia partieron las
naves aliadas, llevando a bordo de una de ellas
a Miguel de Cei-vantes, con sa glorio.-a manquedad, para celebrar una victoria que inmortalizó
a España y libró a la civilización cri^iana de
22 y 30 OCTUBRE 1921
grama que hemos transcrito, y revela el entusiasmo que despertó en Grecia, aquel gran hombre que HC llamó D. Francisco Cobos, que vivió
laboiando por alcanzar glorias para España, y
que en todas las partes del mundo, especialmente en Améi-ica, logró los más grandaa triunfos y
las más altas recompensas, siendo la admiración
de l(Jí países americanos, que le elevaron a los
más altos pueítos sociales, y que trabajó toda su
v:.da por lograr el hermoso ideal de la federación de España con las Repúblicas hispanoamericanas.
MANUEX R O J A S ESPINOSA
^-^^^^^J^^mí^^^m'^^^^^^-^
3mi59l5»IIIIIIHiniUllllllllllltÍÍIIilÍlliÍIIIIUIHIIIIIflltl|Í^iÍitfWIESÍBilSSillKFSmiaHllBIIIIIIBÍIiSIIIIIHIIHIIininHI2llil!IBii!iB^
ful
•"''
Si
^
a
Iconografía Cristiana o Los Códices
miniados de nuestra Biblioteca Nacional
z
eiimiimiiiiiiiiimiiiiiiHBiiniininiiniiimmHmmiiuisiiiiiiieHi^ui^i'iiiiiiiitsiiaitiiiiiiuiiiiiiiiiiiimiinBniíiiiii^^
REPRESENTACIONES DE. LA ANUNCIACIÓN
EN NUESTRA BIBLIOTECA NACIONAL
IV
ANUNCUGION
Y NATIVIDAD
DEL SEÑOR
SIGLO XV
Uno de log misterios qu© primeramente r e presentaron los artiistas cristi-aiios fué el de
la Anunciación; aquellos arliftces, originariamente paganos y perteueeienteis, .sin duda alguna, 'a las clases ínfimas do la etociedad, acoslumbraflos a oír vanagloriai-se a los urgulloaos
patricifn* fie porvenir de las m á s poderosas d i .
vinidadns olimpicaü, tenían forzoftament/e que
feíicontfar simpátioo el hechr> d^. que u n Diosí,
dominador ée todo<s loe elementos, e l i ^ e r a
p a r a su eíwarnación el cuerpo d e u n a modestísima joven.
Era, por otra parte, un ejemplo, cuya exteriorizacidn podría convenir al mejoramiento
do Las relaciooieg sociales y q u e representaba
elocuientemente la fraternidad y esencial igualdad de los horaíjres, proclamada por Jesucristo.
y qwe estas consideraciones son fundadas, lo
priieban fáci Imente los sigulentas irrefutables hechos: la -conciepción y natividad de la
Virgen no ae representan bastai el siglo X; la
prpsemtación en el templo y matrimonio, h a s ta los r v y V I ; el paso a Belem, hE^ta lel V ; la
adoración de los Magos, hasta el IV; etc., etc.
E a UQ fresco del cementerio de Priscila (siglos I I o III}, el 4ngel, bajo Ha forma de u n j o vien, s i n atribuios ni alas, tiende la mano d e recha hacia la Virgen, q u e aparece muy joven,
y cfuya mano derecha está apoyacEa en el brazo
•de u n sillón, y levanta la izquierda e n actitud
orante.
Una Pepresentaeión del siglo VI nos muestra
al ángel con bastón de viajero en la mano
izquierda, y la boca entreabierta, en actitud de
hablar; la Virgen escucha respetuosamente las
palabras divina*, denotando en su semblante
la atención y el asombro.
Del siglo XI existe efn la Biblioteca Nacional
francesa u n manuscrito, que, e n t r e otras, tien e u n a m i n i a t u r a q u e representai e^Ua escena:
la Virgen está arrodillada: lleva manto rojizo,
y las. manos, separadas y abiertas, en actitud
d e aisentimiento; el ángel tiene u n volumen en
la mano izquierda, y la derechai, levantada en
seílal de indicación.
E n u n libro de horas de este siglo muéstraSL' la Virgen de rodillas, con túnica y manto
SIBinilHlBflHBBIiyiilBIililliEmBlliailliii
azules, nimbo unido, y en las manos, u n libro
abierto; a la izquierda, el ángel arrodillado,
L'on túnica blanca y manto rojo, la mano \Íquerda, levantada, y en la diestra, el bastón
di^ viajero; la Virgen so presenta en actitud
humilde, y parece una niña de diez, a dooe
años.
ÍSIÍÍÍSIÍEIIÍB!ÍliailflBSiÍIElÍíaiaiHIEÍiBElIlflÍiBlilBBHIl2í
•MI
i:
s
B
I
s
Si
ISl
W
«ALCAI.DI- ARAGONÉS» (CUADBO DEL ILUSTRE ACADÉMICO S E R O B S E N X E N A C , QUE PIQUDÓ
EN EL ÚLTIMO SikLÓN DE OTOñO
m»
j ^
Z
¡¡¡¡
^BilBBHBBHIBIIIBEliBBBBflBnmiBIHIHlBilIBIHiiiHBinBKIBBmflnflBIlIBliBBBiBlinKBBUIinNBiniBilBBe
riMWtfAHHmflHHHlMill
LA
22 y 30 OCTUBRE i 9 2 1
OFICIO PAUVO
Uua de las miniaturas de oste bello manuscrito, citado en otros ai'tículos, representa esta
escena: la Virgeni. con t-únioa y 'manto azulea,
aparw^e arrodillada en un reclinatorio, encima
d-cl que se ve un libro abierto; la mano izqniertta,
sobre íÁste, y la derecha, abierta, colocada sobre el pecho; vuelve la cabeza hart-Ja la i^quierdarla, como escuchanrin las palabras del anciel.
que, de rodillas, manijleeta la voluntad divina;
viste aquél tLiuica> blanca y manto rojo, y las
manos, abiertas y separadas, dirigidas liaría
adelainte. Sobre un trozo de franja léeso la salutación "Ave gralia plena dominus teium";
en el suielo, un florero de orO;, con lirios y azucenas; en la parte superior, una paloma blanca anuncia la presencia del Espíritu Santo; a
la izquierda, y saliendo de las nubes, divisante
los rayos aimbólicos de Jehová.
SIGLO XVI
LIBRO DE HORAS DE CARLOS I DE ESPAfíA
Como anteriormente hemos indicado, el libro de horas del Emperador es Tiito de los más
prcciosüs Códices que ^larda nuestra Biblioteca Nacional.
La bellísima escena de la Anunciación ©s repi'iwentada del .siguiente modo: en la parte
.su[>erior aparee* una nube, formada por ángeles alados-. qu'C llevan manto rojizo; en^cima de
éstos, y en la parte más jirLixima al cielo, cl
Padre Eterno, e.n busto; en medio, Ji^ucrifito.
con nimbo crucifero y llevando en la diostra
la cruz de la resurrección, y debajo, el Espíritu Santo, representado por auia bien dibujada y nimbada paloma blanca; de la indíc-ada
nube se desprenden rayois que reflejan en la
Virgen; ésta muéstrase de rodillas; delant*'de
ella, unu mesita, encima de la que aparece un
libro abierto; el ángel aparece a la derecha.
con una rodilla en ti^erra y llevando en la man.-i
izquierda el bastón de viajero.
ILUSTRACIÓN
BSPAííOLA
Y AMERICANA
mayor o menor antigüedad del monumento es
la presencia de las com-adronas.
En los primeros tiempos no aparecen éstas;
un sarcófago del siglo rv nos presenta la escena en toda su simplicidad. La Virgen, sentada!. tiene en sus rodillas al niño, que aparece
vendado; en segundo término, la muía y el
buey, y después, San José.
En otro monumento del siglo V, San José,
íicmtado. forma pareja oon la Virgen, llevando
aquél lai sierra delante de sus rodillas; piedras
•sin labrar sirven de asiento, mostrando todo la
rusticidad más absoluta; el pesebre está protegido por un cobertizo sc«stenido por troncos;
se ve, como siempre^ a los dos animales; el
jiifio apareces acostado en un lecfio que se
apoya sobre el muro.
Continúa esta representación con los mismos personajes y caracteres durante el siglo V t
A mediados diel Vil, la influencia oriental comienza a dominar en el Ocoidente y a reflejarse en las producciones artísticas; reílriándonos exclusivamente a nuestro estudio, encontramos bien determinada esta influiencia en
un manuscrito en que la escena se presenta
con toda realidad. San José apoya su cabera
en la mano, en, actitud de mieditación; el niño,
que «n ios primeros tiempos está acostado, se
presenta en los brazos de las comadrona«. que
le lavan y le v>endan. La píxssencia de tres ángeles, qufs llaman a li\s paistore>a, desnaturaliza
algo el carácter realista de la miniatura.
Desde el si^'lo IX dejan ya de aparec«r nn
muchas casos las comadronas, como puede
comprobarse «n un manuscrito de San Ambrosio de Milán, en el que La Virgen apareoe sentada detrás del peseblx^. y al lado, un personaje mitrado, en el cual os difícil reconocer a
San José.
REPRESENTAGIOXES DE LA NATIVIDAD EN
XUESTR.^ BIBIJOTECA NACIONAL
aiOLO x i u
OBSERVACIONES
Desde luego, podemos deducir del examen de
las anteriores miniaturas que el Angrel, en los
primeros siglos, es representado frecuentem&nte sin nimbo ni alaiS y desprovisto del bastón de viajero, como dando poca importancia
a su misión; más adelante se presenta ya con
lestois atributos, adopta humildes actitudes,
viste mejores ropas, y^ en suma, representa
más dignamente .su p,apel de celestial mensajero. En el siglo XV. los artistas, para dar mayor solemnidad al misterio y honrar más 'i la
Virgen, hacen intei'venir a algimas dn las parsanas divinas, y^ en ocasiones, a las tros.
Por lo que respecta a la Virgen, salvo Jif?rencias puramentie accidentales, con» la m¡iyor riqueza en la indumentaria, por ejemplo. \a
vemos siempre en idénticas o casi igualen ;utitudos. revelando on su noble rostro la pure'íi
modestia y conformidad, dignas de la- que lirtbía def ser Madre del Salvador.
NATIVIDAD DEL SEffOR
No resulta fácil la agrupación de las representacioTMs, que ya en sarcófagos, bien en lo-s
Códices, rememoran este hecho. Siguiendo a
un ilustre escritor francés, cuyasson lasodeasy
descripciones que a continuación expr^ngo, señalanemos los siguientes caracteres, que, más o
menos efloazmente, ayudan a la investigación.
La presencia de los ángeles .sírvenos de alguna guía; basta el siglo XII, no aparecen casi
nunca; como excepción puede oitapse «na minitura del Vil, en que se muestra a la Virgen
cebada; a su lado, San Josí, y en la puerta,
tres ángel-es, uno de los cuales llama a los
pastores. Una de las circunstancias que mejor
pu&den servirnos de base para detarminar la
Un evangeliario <li; este siglo nos presenta
una interesante miniatura de estie¡ hecho; en la
parte inferior aparecen dos pastores y varios
animales, toscan>ente dibujados; on la superior, y .sobre fondo de orm, dos ángeles sostivinen con sus ala"* la cflina del Salvador, que
descanisa, además, sobre los fustes de dos columnas; la muía y el buey asoman sus cabezas; 'San José y la Virgen apaix'oen nimbados,
llevan túnica azul y manto enoarnatlo y tienden, hacia la cuna sus manos derechas; al remati-i de la miniatura, cuatro ángelevs. con nimbo y aladi"**;. y varios rdiflcins. El Miño Jesús,
con túnica verde y nimlío, nepresenta tener
cuatro o cinco años.
NUMS, 39 y 40.—433
to, que cubre parte del suelo; la Virgen aparece muy joven; a la izquierda, y en el fondo,
San José, que, con cabsllo y "barba blancos y
llevando en la mano un bastón, se muestra en
actitud de arrodillarse; a la derecha, la cabera y el cuello de la muía y el buey. La actitíud
die' la Virgen es realmente admirable; la de
San José, algo forxada; pero todo e! cuadro revela una sencillez y buen gusto, que honra al
incógnito iluminador.
Libro de horas de Carlos VIH de Francia.—
La Virgen, en primer término, corn túnica y
manto azules y nimbo de oro, leai actitud de
adorar al niño, que está echado en el suelo sobre un pafio blanco, y representa teníír de
cuatro a cinco años; a la izquierda, San José,
con túnica violeta y oro y manto encarnado,
llevando en la di'ostra un bastón y descubierta
la cabeza, mostrando el pelo rizado en bucles:
detrás, echados, la muía y el buey; al fondo,
un cobertizo, al lado del cual vense dos hombres con túnica y manto, y en la parte siipe^
rior, y como saliendo de las nubes, tres ángeles alados; dos de ellos, con estola adornada
de crucecitas, sostienen una franja blanca, en
la que aparece la siguiente inscripción: "Gloria in altissimi Deo et in térra", y en la parte
inferior de la miniatura, otra, que dice; "Devs
in adivtoriv mey intende" .
SIGLO XV'l
Libra de horas de Carlos I de España.—^Apa_
rece en primer término la Virgen, magníficamente vestida con soberbio manto blanco y
adornos de oro, túnica azul nimbada y tocada
con isus propios cabellos; mun^strase de rodillas en actitud de adorar al Salvador, que, desnudo y vendado, aparece echado sobre un escabel formado con cuerdas; detrás, dos ángeles, con túnica blauca y nimbados, se muestran de rodillas, en actitud de orar; al fondo
y a la dej'ecba. la muía y el buey; a la izquierda. San José, con nimibo y turbante, en
poco majesLuosa actitud,
Tale« son las principal^'* representaciones do
e&te augusto misterio que existen on nuestra
Biblioteca. En artículos sucesivos, si nuestras
ocupaciomes lo permiten, trataremos de las
demás miniaturas, que se refieren a la vida y
muerte del Salvador.
r.LEMENTE GAI.VO IR 1 ARTE
-¿i:riiiiiiiiiii<iiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!iiiiiiiiitiiiiiiuiiiiiiiniiii..iiiiiiituiiiiiiiiiiii*iiiiii
SIGLO IV
¡Abro dn horas.—La Virge.n y San Joiüé se
presentan arrodillados, en actitud de orar; la
primera, que aparece como una joven de diez
y seis años, está nimbada; lleva manto azul.
cuyo extremo ^ extiende sobre el suelo; eneima 6e él, el niño desnudo, con aureola radiante. San José, de bastante edad viste manto rojo
r.wn listas de oro y esclavina azul con capuc)ia, que lo cubre parte de la cabeza; en medio ríe los dos, y acercando la cabeíia al Salvador, están la muía y ie.1 buey; al fondo, cobertizo de paja, en el que hay posadas varias palomas blancas.
' Oficio parvo.—'Cobertizo de madera al fondo, apareciendo en primer tórnaino la Virgen,
nimbada y tocada con sus propios cabellos;
viste túnica y manto azules, está arrodillada
y con las manos unidas, en actituri de adorar
al Salvado]', qun. di'snudo. con aureola radiante
y nimbo unido, representando un niño i^ecién
nacido, está echado sobre un leatremo del man-
I
Cruz, 19-MADRID
j
¡CñSn ESPEClñL EN nMPLlH-|
i
cioriES E mpoRMñcio-
!
rtES Q R ñ F i c n s
s
s
I
s
a
•I
I
i
g
TELÉFO^;0 15-91 M.
^Biiiiiiiiiii|[]|iiiittniiiiniiiiiii)iiiiiiiaiiiu»Hiiif.^uiiiiiiiiiituiiiiiiitiiiii)iiiiiitiiiil;
|
hUMS. 39 y 40.—434
tA
jmiiimiMiiiMinmiiiiiini
a
iiiiii
1111111
ILUSTRACIÓN
1
ESPAfSOLA
Y
AMERICANA
22 V 30 ocíüBRB 1931
i i i i m i i i i i i m i i m i i i M i i i i n r iMiimiMiiHiiiii iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMMiiiiiiiimiiiiiiiiiiiiim
a
Mr
B
I EL RETRATO DE RUBÉN DARÍO 1
8
POR
i
VÁZQUEZ
DÍAZ
:áiiiiiiimimiiMiiiiHH9iiitiiiiBHiiaiiiiHiiiitiiiiiiiiuiiiiiiniHaimiiHiiHHiiiiiHiiHiiiHwiniiEramHiiiii»Hmi^iiiiiiHii^
i^HHiiHtiiinimiiiniiniiiiiimifiíiiniíiRiiniiiiiiiiiiiiiniiHiiBiiiiiiiniiHiiHminiiuiiiisi
gentino, que tan lejos llevó su nombre, y que
^upo decimos con tanto acierto:
e
"Dadme otros 03<K vivos
que gozan en mirar, como los ojos
de los ' atiros locos medio chivos,
redondeces de nieve y labios rojos.
Dadme otra boca, en que queden impresos
los ardientes carbones de asceta,
y no esta boca, en que vinos y besos
aumenta gulas de hombre y de poeta.
s
Dadme unas manos de disciplinante,
que rae deje el lomo ensangrentado,
y no estas manos lúbricas de amante,
, que acaricia las penas del pecado,
I y quedar libre de maldad y engaño,
y sentir una mano que me emrpuja
a la cueva que acoge al ermitaño,
o al silemcio y la paz de la cartuja!"
BIENVENIDO MIRIEL
B üuiissuuiiaiiusauíiiiiSiiiiiiiiiUi
iiU
Siguiendo la tradición de esta Revista, advertimos a los colaboradores espontáneos que no
se publicarán, con el carácter de co aboríclón
retribuida, otros articules y trabajos que aquéllos que hayan sido previamente solicilados
por escrito. Igualmente advertimos que no se
mantiene correspondencia sobre los trabajos
enviados voluntariamente, ni se reconoce a sus
autoras deracho alguno de pubiicidad
ilIBili
i PARA
ADELGAZAR
seguramente y sin peligro
RETRATO DB RUBÉN DARÍO» ÚLTIMA OBRA DE VÁZQUEZ
DÍAZ, QUE HA DE COLOCARSE EN US PASEO O PLAZA
DE ESTA CORTE
fiíiHnDiiuiiiiiiiiiuiiBiiHiHiiiuiiHiilfiiiHiiiiiniiBluiiiiiEmiiiiiiiiimiiiiiiiiiiiyiiHHRiili:
os elefantes salones, sucursal del diario
La Na^íián, establecida; en la Gran Vía,
se han visto concurridísimos estos díad,
,con motivo de exponer en ellos el retrato del
po&ta nicaraguaro, autor de "La marcha trimifal", ejecutado al óleo por el distinguido pintor
Vázquez Díaz.
L
^ontempJación, que es aqué] que dijo en
icartuja":
La obra ha llamado poderosameipte la atención, hasta el extremo de surgir entre la concurrencia, formada por lo más saliente de nuestros literatos y artistasj la idea de elevar una
iSoUcitud al Ayuntamiento en demanda de la
cfcra, para í|ue ésta perpetúe el nombre del venerable poeta en una de las plazas de la Villa y
Corte, compartiendo la nii'sión que sólo la Escultura ha represfltntado, ]iasLa nuestros dfas, la
inmortalidad de los graiides genios.
No tuvo esta obra ni siquiera las discusiones
que otras de Su mismo autor, siendo, como son.
discutidísimas, por ia labor progresiva que a
idiario este joven maestro nos presenta, y es que
hay que declarar que, al ver la estatua viviente,
.pintada por Vázquez Díaz, simplificada, hieráfica, desprovista de modismos arcaicos desacníditadoí, lo que ya hemo's dicho en otras ocasiones, que es el más vigoroso y moderno de nuestro tiempü.
Los aplausos que, envueltos en plácemes y fei3icitaciones, ha recibido por los visitantes de su
última Exposición, repercutirán eai América,
puando vea el definitivo, el único retrato del ar-
Vázquez Díaz, obstinado en su tecnicismo artístico, ha sabido expresar en el lienzo la mis^ica ñgura del monje poeta, en frases tan sever a s y correctas, que no habrá quien dude, a su
"La
"Este vetusto Monasterio ha visto,
secos de orar y pálidos de ayuno,
con el Breviario y con ei Santo Cristo,
a los callados hijos de San Bruno."
Al fin existe un remedio seguro y sin peÜCTO contra la obesidad, que hace adelgazar mejorando la digestión.
La papada, los mofletes; las caderas, el pecho, el
vientre se reducen con rapidez.
Las carnes se fortalecen.
Los órganos internos,
I aligerados por la eliminación de la grasa, recobran
su antigua vitalidad, y la
opresión, la sofocación, la
dispepsia y otros malestares inherentes a la obesisidad se corrigen rápidamente.
Es un verdadtro renacimiento d e l organismo,
E s t e adelgazante verdaderamente maravilloso,
liene por nombre P i l u l e s
Apollo.
Hace adelgazar un kilo
por semana, poco más o
menos, sin la menor molestia.
iVli;]ares de curas atestijDichoao» loa esbeltos! gyg^ yg (^ perfecta inocuidad y la eficacia de este adelgazante. Hombres y
mujeres se portan admirablemente du ante este tratamiento, sin interrumpir sus ocupaciones.
Así, pues, si la obesidad os molesta, no hay que
dudar: tomad las P í l a l e s A p o l l o , sin temer nada
para el presente ni para el porvenir; estas pildoras son
de composición exclusivamente vegetal y no encierran ningún principio riocivo.
Un frasco se remite por correo, enviando 12 pesetas en libranza o giro postal a la Agencia de Cebiíán,"
Lauría, 26, Barcelona.
De venia en Barcelona: Farmacia Oliver, Hospital, 2.
En Madrid: Farmacia Gajoso, Arenal, 2, y en todas
las buenas farmacias.
22 y 30 OCTUBRE 1921
UA
ILUSTRACIÓN
ESPAÑOLA
Y
NUM3. 39 y 40.—i35
AMERICANA
:Ulllllllini9IHIIHiiÍlÍÍiilliIIÍSIIiÍÍIIÍiifÍ!lllllillHiantlllEíilliil||iÍIÍIÍiSiiÍllli§lMliHillil!eilllEBneili!§llilillliill!miiltl¡UIi3liíÍlIÍIIUII^
ni:
n
m
m
K
íi "\T/^T^ A T^ií ir^ Ar^F^^s AF)Ti^npíí^^
IMIIIIIIIIIIIIIIlllIlllllllllllllllllllllKllllllllllllllÉllll.
lUllllUItlIlllIlllllllUIIJIIIlllllllllUlllllllllllllllllllL
A
^ i.iii* 11111*11,1.I.M
^
,.^
,I.^^^^^^
EPIFANIO BARRUSO CIRIA
r^lilllimiUIIIIIHiniItlBIfillllllllillilllHIIIUIIUIIIHIHIIIHIinillHBlUIIIEniHHIRHttimiaHUWIIU iBBnBBRBailBBBIiBBnfBBSIBIIIBanBBIIBBBUBHIIBBHW'
¿iiHiiiiiiiiiiiHiiiiminiiiiiBimiiHiiiiuHiiiiiiimimminiHBifiiiiiiiiiüiiiiiHiiiiiiHiiraiiHEi^^
5
S
n
i. "I™
EL MAE3TB0, EN 1910
flBIlBUIIUl^UKIiailUlllliUlBIUlinEliniiillUIIIHIIHIIIHIIHIIIliliiiBHIIIIIIIIBilUilliaUBIIUS^
E
N el arte, como en todo lo grande, existen ocultos para muchos, eminencias que
por su propia idiosincraaia, por su modestia eXíCe;riiva, tienen un valor inapreciable,
que para sí quisieran tantos como viven con la
aureola del bombo y platillo.
Una de las figuras que sobi'esale, por lo moíles.ta, es la del ilustre pintor Barruso, riojano
de nacimiento, gran colorista, alma de artista,
cuyos pinceles distiugniiéronse siempre en la realidad viviente de cuanto trasladó al lienzo, con
una perfección asombrosa.
Yo, que más de una vez he visitado su estudio,
contemplé, absorto, su excelente labor, admirando aquellos soberbios retratos, al óleo, de Adelardo Sanz, marqués de Cabriñana, conde de Ro¡manones, Villar y Villate, Juan de Dios Raboso,
doctores HergTieta y Espina, así como el de su
ihermano D. Pedro, que hoy ge conserva en üi
Jáuseo Naval, siendo todos un prodigio de color
y parecido, con muchos iiiás que sería prolija
enumerar.
También recuerdo, con asombro, sus excelentes acuarelas, que le dan un relieve de especiali.s'ta entre loa que rinden tributo al arte.
Su mérito, su fecundidad, que contrasta con la
excesiva modestia de este gran artista, no da derecho a que permanezca en la penumbra, para
que en siglos venideros se coticen sus obras magjias a tan altos precios, que a muchos enriquezcan. Es preciso que en vida se le rinda el debido
justo tributo 'de popularidad, como merece, y en
el número próximo honraremos nuestras columpas con algunas de sus obras, por todos aplaudidas.
Hizo sus estudios en la Escuela especial de
Pintura, Escultura y Grabado, o sea en la de
Bellas Artes de San Femando, ompliándolog en
Roma, donde le hicieron socio del Círculo Internaeional de Artistas, y allí se distinguió notablemente, así como en París, donde permaneció algún tiempo, adanirado de todos, como excelente
fnaestro.
Por sus méritos fué pensionado por la Diputación provincia! de Logroño, y nues.tro Círculo
IfMhVWHVIiWWWV
de Bellas Artes se honró otorgándole el título de
socio de honor.
Entre sus cuadros originalísimos, y de un valor inapreciable, uno intitulado *'Y van romas
las mujeres, empujando los cañones", inspirado
^n el hermoso poema "El Dos de Mayo", de Berinardo López García, confieso ingenuamente que
;ne produjo una impresión formidable. Aquellas
dibujadas figuras destacábanse vivientes, con una
realidad suma, conmoviendo al espíritu mág mezquino. Es un óleo de lo más hermoso que yo he
visto, en composición, dibujo y colorido.
Artista de corazón, expresa, con las curmfla del
oñcio, el valer (que supone aquí el valor), ya acrejditado, que le ha hecho )triimfar en el batallar
eterno de la lucha empeñada de la vida dentro
idel terreno artístico en que milita, marchando a
^a vanguardia de una falange, que en vano se
iprecipita y esfuerza en alcanzar triunfos tan
tempranos, conquistas semejantes, lauros y ení,omios que sólo a los espíritus cultivados, a las
inteligencias preclaras y a los genios superiores
üue sobresalen de entre la generalidad, reserva
el dios Éxito, como pago y remuneración a todos
SUB hechos y a. sus obras, las cuales no siempre
llegan al dominio de ]a vulgaridad indocta ni al
estudio y curiosidad de la opinión ignorante»
vencida unas veces por la incultura, incrédula
otras por la labor de ]a envidia, que tira a las
sombras, para sumir en ellas a las más altas
reputaciones y no ofrecer a la vista que fija contprende la estulticie y la impotencia de los inno.minados o de los moralnwnte ciegos.
Sí; quieran o no sus competidores, el nombre
y la figura de nuestro biografiado se alTía. por encima de toda baja miseria y de toda ciega pasión.
Ignoramos si este artista contará, efectivamente, con enemigos; pero no tenerlos, casi equivale a no valer lo que nuestro biografiado vale
y merece; y ta] concepto nos sugiere la suiposi-
^BBHtiBIM^iiíHEIBEBHIBBIlBBBnBBBnBBliflBBIIBBIIIBBIIBaiiBllliaillBBIfiiilBflilliBIIBiill Isr^^llHBBBIHII
a
s
e
s
im
El¡
m»
EL M A E S T R O EK EU E S T U C I O COX M í D I S C Í P U L O J O S É G . D E LA PEfÍA
91111
Vu
^iiaaniBIHBBIBBiUlBBHBBinBBilBBflllíSEIBByBBliBBBflBniBBBHBBHBflilBilIBBBBBIIIBBilIBIIIIlUBflUBIHBBín;
TiUMS. 39 y 40.—436
lA
filón expresada de que acaso no falte quien le tiranice, y siempre será (como sucede comúnmente)
aquél que más le deba en la profesión y fuera
de ella, y en el concepto moral y material. Es ia
íiumana condición.
Mas esto no importa para que nosotros, sin
dejamos influir a la inversa, por particulares
afectos, íntimas amistades ni clase alguna de relación personal, dejemos de colocarnos en la trijbirna de la imparcialidad, y nos constituyamos
en tornavoz de la sana crítica y del pensamiento
4e la sensatez, que no opina otra cosa ni ejcpre^ii
otro juicio que este que nosotros quisiéramos traducir con elocuencia e interpretar con integridad
y exactitud.
Queremos, pues, para aproximamos más a la
realidad, inspirar este escrito en el análisis cona(iiente de sus obras maestras. Cosa es que confirma la fama, y que testimonian las obrag salidas de sus estudios y de sUs manos, e ideales por
•SM inauguración, y cuyo mérito, al proclamarse
frntre nosotros y fuera de Madrid, le rodearon
ide la aureola rutilante de la popularidad, reserj/ada a los escogidos, como preciado patrimonio.
, Nosotros, en fln, quisiéramos suplir con nuestrasí justas alabanzas los 'defectos y carencias
exigidas por el rigor bit^ráfico. Pero el arte y
la literatura, en este caso, se divorcian, rcmrpen
Ja armonía de un amor matrimonial; pues al revés ésta de aquélla, mientras en la literatura
los calificativos de los nombres deben ser aman-
ILUSTRACIÓN
ESPAÑOLA
Y
AMEHIilVN'A
^
22 y 30 OCTUBRE 1921
tes pasajeros, que nunca deben unirse para siempre en el mundo del arte, sólo hay fecundidad
en las uniones indisolubles del artista con sus
instrumentos, herramientas o aparatos. Y este
manejo magistral de nuestro bic^rafiado es lo
que más le caracteriza.
No es extraño, dadas las condiciones singulares que enaltecen el nombre que encabeza estas
líneas, que ya se haya proclamado, en unicm de
sus méritos.
En tales condicioneE, cerramos nuestro artículo, no sin anbeg felicitar cordialraente, y proclamar, también nosotros, el nombre de la notabiilidad que hoy entresacamos, no ya para rendir
tributo a sus cualidades, gino para desearle nuevos triunfos que estimulen sus afanes, impulsen
su progreso y le hagan describir más dilatados
horizontes.
P. A. B.
LA CRISIS BELGA
D- EPIFAMÜ [l\RlíUSD CIHU
En el Consejo de ministros celebrado, el ministro áél Trabajo, M. Anseele, fué censurado
duramente por los ministros católicos y liberalesEsto motivó la dimisión de M. Anseele, con el
cual se solidarizaron los otros ministros socialistas, MM. Vandervelde y Destree, que entregaron en el acto sus dimisiones al jefe del GoJ>iemo, M. Cartón de Wiar.
'V^'í'
E'^Hi^iisnEi!iiiiiiimiiuiiniHiiiniiiiimii!iimiiiuiBiiEiiiiiiH!iHiiiiiiiiniiEifiniiiitiiH£íiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiHu
LOS LAZOS ACTUALES DE UNION
HISPANOAMERICANA
lailBIIHHBIiraililllilliUBeUBlUIIIIIIIIIIUIIIIIIIIIIIIIHIIHIIIHIffiiliniBiiEllilBiiliiiiH^lilIHiliil
L
A Literatura, la. Escena, Sociedades y Reunión espiritual hispanoamericana.
vistas... He aquí los lazos actuales en la
Ciiando en algunos escritos, reflejo fiel y exacto
del modo de sentir de muchos españoles, veo temblar ante el pueril temor de que esta unión no
sea más que un sueño hermoso, sonrío, seguro da
que esta unión está hecha y tan solo hay quo
mantenerla e intensiücarla.
¿Qué sino lazos de ella son todas esas manifestaciones de relación e&piritual entre la América
Latina y el solar Hispano: el Teatro, el Libro,
las Revistas y Socieda4*s americanistas, y qué
sino correspondencia a estas manifestaciones son
la simpatía, interés y afect» a que siempre van
acogidas?
La Literatura, a mi opinión, es une de los lazos que más estrechan nuestras relaciones. El
Quijote hizo y hace más hispanistas que la frag a t a mejor artillada o que el ejército más aguerrido, valeroso y fuerte. El Quijote, el libro glorioso del pueblo que un día no tuvo más confines
que los del planeta, del pueblo que hoy vive como
un hidalgo de sus castellanas tierras, pobre y
viejo, pero siempre querido, respetado y temido
por su pasado áe sol y de gloria.
No ha mucho, y en las excursiones que han realizado por América literatos tan itlustres como
Zamacois y García Sanchiz, se ha dado una demostración sincera y profunda del inmenso interés y de la buena aeogída que la Literatura
hispana allí tiene. Zamacois nos cuenta c6mo
hubo de hacer copias en cantidad de la hermosa
poesía La. musa del arroj/o,. del más poeta de
nuestros poetas, de Carrére el bohemio, para repartinlas entre el público, que antes !e escuchó
su recitado, y cómo le eran arrebatadas de las
mano&
Ramírez AngeJ, Villaespesa, el sucesor ilustre
de Zorrilla; Ló^pez Silva, y mil más, corren en
triuinfo por América, en la actualidad, su pluma
brillante y su genio hispano. Remembranza de
aquellos gloriosos capitanes que por su espada y
su dama supieron rendir pueblos, hasta quedar
su testa abatida por loa laureles: ;aquéllos con
sus espadas y lanzas, aquestos con su pluma!
También forman legión los literatos que, biem
americanos de raza o de nacimiento, son leídos
en cantidad y con entusiasmo entre nosotros, y
alcanzan los primeros puestos en la cumbre del
Triunfo: Ortega Munilla, majestuoso cronista,
hidalgo de capa y espada, maestro insigne, nacido en las Antillas; Hernández Cata, novelista
insigne y el primer cuientista en la castellana
lengua; Vargas Vila, el deslumbrador rebeflde,
espada de fuego y alma de poeta; el divino Rubén, algo tan querido y tan nuestro que, al leer
o soñar sus versos, nos enorgullecemos, cual si
nuestros fueran: Amado Ñervo, elegante estilista,
cuyo recuerdo aún vive grato; Ghiraldo, el fuerte, y mil y mil más en letanía inacabable.
La Revista y el Libro español: ¿quién ignora
que el mejor meircado de] libro hispano es la americana tierra?
¿Y en cuanto a la Escena? Ahí están las excursiones artísticas y triunfales de tan insignes
farandu3eros como María Guerrero, la genuína
lliilifllllBIIBBinBBilBBnBBiBBBIIBIHIBBliBBBtBBBnBSK
representante de ia mujer española; Fernando
Días de Mendoza, el caballero comediante, con
su teatro tan español, tan sano y puro; .Vilches,
el inquieto; Villaespesa, como director artístico
de una compañía que cultiva el teatro poético,
nacido en las linfas claras del arroyo clásico...
Las Sociedades americanistas; a cada paso
brota una nue^a que, con mayores entusiasmos,
si cabe, que la anterior, labora por esta aproximación hispanoamericana. Todos los lazos, en ñn,
de la unión espiritual entre estos pueblos hermanos se estrechan más y más cada día.
España llegó a América con la cruz y la espada; sigue con la pluma. Ahora sí es una realidad esta unión entre los amantes pueblos, sus
hijos, 6 Hispania, que en su mirada sobre los mares quiere enviar su alma y su vida toda; el alma
y vida toda de este pueblo que hoy vive como un
hidalgo de sus castellanas tierras, pobre y viejo,
pero siempre querido, respetado y temido por sus
días de gloria, y que contempla sonriente cómo
A-mérica Latina crece, a su imagetn y semejanza,
bajo ej sol que un día cubría siempre tierra hispana.
Una pluma más, cual una lanza, se edeva hacia eí cielo, que negrea poblado de ellas, para
festejar este día. Esta pluma es la mía, pobre,
pero amante de los pueblos hispanoamericanos,
que son una brillante prolongación de la Patria
ded Cid y de Cervantes...
ÁNGEL DE LAS BARCENAS
12 octubre 1921.
22 y 30 ocix'BRE 1&21
LA
'IIIIIHIBIHIIIIIIUIIIIIIIIHiillllUlllillllHllfSflHIllilli
ILlJSTHACiON
ESPAÑOLA
Y AMERICANA
NUMB. 39 y 40.—437
liiiiiiiiiiBfiiiiiiiBiifiiHiiiiiiniiniiiaiiBiiHiimiiiuimnaHHiianiiHiiiHiiDiiip;
EL ÚLTIMO GESTO DE CERVANTES
ÉSEs4¿ = i i ; á 3 * a = = s ¿ i . - = . ^ i - l i i ^ _ ^ E l 3 _ ¿ = f i S Í
V^B^ühsT^k'úl^sSSZSi
U
NA e=i)léndida mañana del pasado invierno quiso mi hijo probar su habilidad en el manejo de una pequeña máquina fotográfica con que le acababan de obsequiar los Reyes Ma^os; al pasar por la plaza de
las Cortes, e| aspirante a fotógrafo me preguntó:
—¿Papá, qué estatua es ésta?
—La de Cervantes—le dije.
A lo que él añadió:
EiáÍllillÍilIflllÍBBÍIIÍIIÍiailllÍ3if
&ÍJ¿ = É
Sin emibargo de esto, sentado en un banco de
aqael lado, había un caballero, cualidad que se
revelsba en su enípaque, no en su atavío. Su rostro amarillento se adornaba con bigote y pera,
a la antigua, usanza militar, y eran tan blancos
como el cabello de BU cabeza, la que cubría con
un sombrero de fieltro blando, colocado con cierta
gracia y aire de chambergo a la valona, dándole
un a ipEcto t a n señoril como campechano; su
cuerpo, alto y enjuto de carnes, se cubría con
• H->-<nH.vt^4v
lililliiiiiilllliilgilgBllllie
iiisaiiBÜBiiiaiii
—Nada tiene que agradecerme, señor, por lo
que hago; si vengo aquí diariamente, e s para
admirar lo que yo califico de "Ultimo gesto de
Cervantes", y que va a reproducir este pequeño
con su máquina.
Como notara e] buen señor la admiración que
en mí causaban sus palabras, así continuó:
—Ya veo que le h a chocado mi frase de "Ultimo gesto de Cervantes", y aunque me tome por
un monomaniaco cervantino, no me importa; y
ya que gu pequeño lleva la fotografía de la figura, si no le es molesto, llévese egta impresión
mía.
—"Con mucho gusto—le repliqué—, que yo
también soy un enamorado de las obras del primero que noveló en lengua castellana.
Y dando pie, con mi asentimiento, para proseguir su amena charla, así dijo:
^ —Ignoro a qué se debe la designación de la
plaza de las Cortes como lugar para colocar la
estatua del Príncipe de los Ingenios españoles;
yo, veo en ello l a mano del Destino, y en la colocación de la figura, que no mira, no, al temrplo
de las leyes, adivino al esipíritu del propio Cervantes actuando sobre el del escultor; si aquél
encarnara de nuevo en otro ser, y una buena
mañana saliera de su antigtia morada, sita aquí
detrás, en la calle de su nombre, y entrando por
Ja de San Agui^ín desembocara en este sitio, a
buen seguro que, al ver9e frente al palacio del
Congreso, adoptaría igual gesto, actitud y dirección que el escultor dio a la figura.
Para pensar yo así—añadió—, recuerdo aquel
consejo que Don Quijote dio al gcfcemador Sancho Panza: "No hagas muchas pragmáticas; y
si las hicieres, procura que sean buenas, y, íobre
todo, que se guarden y cumplan: que las pragmáticas que no se guardan, lo mismo es que si
no lo fuesen; antes dan a entender que el Príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas, no tuvo valor para hacer que se guardasen;
y las leye? que atemorizan y no se ejecutan, vie;nen a ser como la viga, rey de las ranas, que
al principio las espantó, y con el tiempo la menospreciaron y se subieron en ella."
—Pues ya que t a n aficionado eres a leer SUÓ
libros, sea ésta la primer fotografía que hago.
Entramos en los jardines que rodean la escultura, buiiqué el sitio que me pareció con mejor
luz para el caso, el cual, e r a a mi juicio, el lado
derecho, conforme se mira a] Sal6n del Prado,
que, por permanecer en sombra a aquella hoi-a,
era poco apetecido de los concurrentes a dicho
sitio.
-JLII •riiirrir.iijl n--n--riiririr--r-rr»"i
n-r
-
"
•
^••—I.
un gabán t a n raído como limpio, por debajo del
que salían s u í largas piernas.
Iba mi h'jo a enfocar con su máquina la % u r a
de Cei-T/ante?, cuando el caballero, levantándose,
le dijo:
—Colócate aquí, donde yo estoy, y verás me;' ;i- la cara de la estatua.
Agradecí la atención al desconocido, que me
respondió:
Consejo que el buen Sancho no echó en saco
roto, y en su descargo de cóm« gobernó la ínfula, dijo, entre otras razones, a los duques:
"Aunque pensaba haoer algunas ordenanzaí- provechosas, no hice ninguna, twneroso que no se
habían de guardar; que es lo mesmo hacerlas
que no hacerlas."
Y no podía estar muy conforma?! Cervantes,
haciendo hablar así a su otro yo Don Quijote,
pon el capítulo I I I de nuestra Constitución, que
en sUS artículos 15 y 16 dice: "La potestad de
jiacer las leyes reside en l a s Cortes con el Eey,
y la potestad de hacer ejecutar las leyes i-eside
en el Rey."
No hay país en el mando que haya legislado
¿más y mejor que el nuestro, y, sin embargo, si¡<íuen en ese palacio haciéndose pragmáticas y
iOrdenanza!i, para que otros se encarguen de haperlas cnjTüplir; vea u.sted el gesto de la estatua,
;que, al dejar atrás el palacio de las leyes, pajece ir pensando en el dicho de Tales: "Las palabras son hembrais y los hechos son varones."
EscTBchaba mi pequeño cuanto aquel buen señor decía, de quien al fin me despedí, y cuando
de él me separé, me preguntó mi hijo;
—¿Conocías a este señor, papá?
—No, hijo—^le replique—; no sé ni cómo se
Jlama; pero cuanto h a dicho puedes escribirlo
al pie de la fotografía que saques, y aún m á s :
creo deber darlo a la estampa.
FRANCISCO DE LOS RÍOS
¡ÉHOI
LA
NUM9. 39 V 40.—438
ILUSTRACIÓN
ESPAÑOLA
Y
23 y 30 OCTUBRE 1921
AMERICANA
i.?iiiniiiiiiiiiiiiniii!iiifiiroiiHiiiiiiiinimiiiiimiiiiiiiniiii:iiHEBiiiiiiiiHEiiiiiiiaiiHiiiniiniiiiiiiigHiiigiiiiiiii!ii9iiiisu
B
tr
•til
IHII
e
CRÓNICA TEATRAL I
imn
ruin
MI
nn
IBI
aa
M
SfyilllÍIIIIII£gElitlÍtiiÍiÍllaHÍiiiÍEiÍIHIÍIEMilllÍllWllttlllUHUIilUIEIIIHmiUiHIIEIIIIIiniillllÍliaiflll!ESIiU^^
P
OR ia muestra de los estrenos veriíicadctó
en la secunda quincena de octubre en
loa teatros de Madrid, la temporada
actual Va a ser tan desdichada para el arte dramáticOf como lo fué ia anterior.
Sólo en el teatro Español, y gracias a Ricardo
Calvo, hemos podido deJeitar nuestro espíritu estos días, y aplaudir sin reservas y con gusto, saboreando obras de nuestro g-lorioso teatro clásico.
La luna de la stcrro, de Vélez de Guevara, refundida por el ilustre escritor Cristóbal de Castro, y La vida es s u ^ o , del inmenso D. Pedro
palderón de la Barca, han sido las dos -obras Qiie
han honrado la escena de nuestro primer teatro,
^n esta quincena.
Es la primera una bella obra, que algunos su,ponen precursora de la admirable de Rojas Zorrilla, García del Castañar.
La idea que preside la obra de Vélez de Guevara parece, en efecto, tener semejanza con la
que se desarrolla en el hermoso drama de Rojas.
Sea úe ello lo que quiera» está bien manifiesto
flue es mucho más interesante, mucho más grandioso, y digna de mayor admiración, por tanto,
García del Castañar, donde su autor recogió toda
la intensidad dramática quie encierra la frase
t[ue sirve de broche a la vibrante escena final, y
flue condensa todo el espíritu de simpática in.dej)endencia y de gtillarda dignidad del protasronista:
*'Del rey abajo... ninguno."
Por cierto «jue esto lleva a la pluma a consign a r con dolor la injusta preterición en que a la
obra de Rojas Zorrilla tienen los empresarios y
los actores.
Ricardo Calvo, como trovador inoomparable,
5omo recitador sin igual, que sabe convertir el
arte de la declamación en la más bella y poética
armonía, obtiene grandes aplausos en ambas
obras.
La vida es sueño es, sin duda, una de las de
mayor éxito para el artista insigne.
Con él comparte loa muchos aplausos, que el
•público le otorga en justicia, la bella y notable
actriz Carmen Ruiz Moragas.
Thuillier, el intérprete admirable de la alta CÍH
jnedia, tiene el deber, que sin duda cumplirá, de
ípostener los grandes prestigios de nuestra escena
y demostrar con sus dotes de artista y la elección de obras, que el arte dramático tiene en él
un esforzado paladín.
El ardid, de Muñoz Seca, es una comedia boni- •
tilla, que representa muy bien la compañía de
Catalina Barcena y dirige escénicamente Ricardo
de la Vega. Se distingue notablemente en la in.terpretación de esta obr?. Manolo Collado.
, El teatro Lara abrió sus puertas con dos obras
conocidas: Frente a la vida, de Linares Rivas, y
Pipióla,,
de ]Os hermanos Alvarez Quintera.
Los estrenos que se han verificado en esta seAquella
solemnidad clásica que revestía la ^'^gunda quincena d# octubre han sido: La heroica
auguración de este coliseo se h a perdido.
villa, de AmJches, en el flamante y lindísimo teaEl elenco no es tamipoco aquella escogÍ<fe retro del Rey Alfonso; El ardid, de Muñoz Seca,
en Eslava; Go-spar, Mel-ch^or y Baltasar, de Paso unión de nombres acreditados en nuestra escena,
gue hicieron de la bombonera de D. Cándido el
y La Rosa, en la Comedia, y El clavel de Grateatro más simpático y concurrido de Madrid.
nada, en el Coliseo Imperial.
Hoy... está bien. Es uno de tantos, en el que
Todas ellas son prueba inequívoca de la afirsólo hay dos figuras salientes: Leocadia Alba y
mación que encabeza esta crónica. Son comedias
Simó-Raso.
fíae no descubren ninguna idea nueva, que no
En la Zarzuela... De la zarzuela, del estado
4ejan la menor huella en nuestro espíritu, poragónico
de nuestro arte lírico y de las causas que
£(ue no supieron conmoverle ni emocionarle.
lo
matan,
ya hablaremos despacio otro día. Es
Sólo nos entretuvieron durante un rato. Son
asunto que merece ser tratado con detención.
pasatiempos frivolo?, sin pizca de interés.
Por decoro patrio, por amor al arte, que es
El teatro del Rey Alfonso es un delicioso rin^simierés^
sacrificio, voluntad, hay que acudir
concito cortesano, donde la elegancia y el buen
fen
su
socorro.
Todos, autores, compositores... y
gusto han sabido cobijarse.
actuantes
(cantantes
y músicos), es preciso que
La comfpanía que d i r ^ el gran actor Enülio
.Thuillier, el continuador del inolvidable maestro hagan un suprienr» esfuerzo, en favor del arte
Emilio Miaño, de un buen conjunto, h a r á segu- lírico español.
Algo, bastante, mucho, puede y debe hacer tamramente que él público madrileño acuda a aplaubién
el Estado. Ya hablaremos, ya hablaremos.
dirles. Esi primera íiffura dte aqudlla artística
agruipación la gentilísima actriz Canncn GelaXAVIER CABELLO LAPIEDRA
•bort.
imnniiimmminnmimiiiiiimimimiminiimimiimiiiimimmifnimiinmiiiniimnHmuiiiiiBmmiiiHiminiiNm
Notas hispano
americanas
EL PARAÍSO
DE LA
AMERICA
E
NTRE las riquezas y belleaas que Golombia posee hemos de hac-er mención de un vaillp incomparable por su
fertilidad, por su extensión, por su clima, y
por sus condiciones todas, que mierecieron de
una ilustre p-epsonalidad el título- con que encabezamos esta ligera desscrípción.
Es el vall« de Cauca d e u n a extensión s u p e r i o r a 300 kilómetros p o r m á s de 30 de ancho plano en toda su longitud y bañado por el
rio Cauca, del cual toma el nombre. Este
es navegable por ^vapores de cinco pies de calado, poco más o menos; es, pues, u n a gran
vía pluvial d e importancia suma. .
E s t e valle tan amplio es, isino lel más, u n o de
los más fértiles d« América, y s u s producción
nes, qncí ya flguran en nuestro prlm^er artículo, son todais de calidad superior; de au feracidad expondremos u n catóo concreto: la caña
de asúcar rinde cosecha a los diez meses de
plantada, hecho asombroso que h a r á q u e esta
región, en plazo breve, pase a ocupar u n p u e s -
to preemineínte on la producción mundial azucarera.
El Cauca posee u n a capa de h u m u s •o tierra
\6getaí, formada por la vcgetacníh exuberante
y por iQs residuos que loe ríos arrastran constantemente de los grandes bosques vírgenes
que cubren la mayor p a r t e del país. Esta capa
o tierras d e valor incalculable biacen que las
ccsechas alcancen cifras inverosímiles y que
lo asombroso ocupe el lugar de lo racional.
El Cauca posee todos los climas y todos los
productos d e las zonas tórrida y templada, y
está llamado a ser ima nueva California, ya que
loa ínmiensos productos d e «u suelo único p o d r á expedirlos por el ferrocarril del Pacífico
u n a vez que éste se enlace con el de Giraisolot. única facilidad que 36 ikotaba y qu© era
indispensable para aprovcíhar tan grande
prosperidad.
Formando p a r t e d e este valle se puede considerar la región del Lunodío, qu« se •estiende
desde Gartago a Bognia. al pie de la Cordillera
C e n t r a l y degde el r í o Chinchina h a s t a Armenia.
La selva majestuosa e impenetrable por !a,
exuberancia d e la vegetación trópicaK y que,
cual océano de verdura intensa, llegaba al h o rizonte visible, h a sido descuajada, y en su
lugar crecen hoy inmenfías plantacio.nes de
café, grandes sembrados de algodón y extensísimos pastos que sostienen innúmeras cabezas. De las oordillícras que limitan este valle
sin iigual se desprenden arroyos y ríos con
cascadas poderosas, capaces d e suministrar fabulosas cantidades de energía para montar serrerías inrrtensas, fábricas de conservas, m o linos harineros, ingenios, fábricas de tejidos.
toda u n a amplia y complicada industria t r a n s formadora de los productos agrícolas y n a t u rales de la región.
El valle del Cauca sólo, sin considerar más
de la enorme República en que está enclavado, es apto para sosteruOT u n a población c r e cida, que ninguna otra nación, sino España,
debe enviar, 0 e su valor puede formarse idea
si so compara ol q u e rma hectárea de tierra on
este valle vale de 30 a 40 pesos, mientras que
en la Cordillera, oste precio para igual unidad
es de uno a dos pesos.
El ferrocarril del Pacífico es el porvenir de
los pueblos de este valle, como lo ««, en gemeral, de toda Colombia, y aun de toda Amécosta por este medio, s u s productos tendrán salida, ej-eroerán influencia en el mundo comercial y harán que, en general, América sea u n
emporio de riqueza; en particular, que Colombia pase a figurar en p r i m e r lugar e n t r e los
grandes países prodiictores del globo, y, en especial, que este valle admirable sea la región
más próspera, abundante, hospitalaria y rica
de Colombia y de América en general y haga
honor al nombre eccoelso del viajero ilustre q u e
supo denominarlo con justicia "el Paraiso de
la América".
FERNANIK) GIL CALA
£2 y 30 OCTUBRE 1921
LA
ILUSTRACIÓN
ESPAÑOLA
Y
AMERICANA
mJMS. 3í y 40.—439
^—WWWll»^»*HWWW»Mg.' ^^^WH
@l ftnal hcl ^eguti^o Imperta
(18694870)
(GONTINUAGION)
Ki coriiUiel do Boautceillis es un gentilhombre; [leu'o ha podido &er en
este caso peculiar u n inocente ilusionado o víctima d e mentiras descarEidas. Yo estimo muclio a la condesa dei Villeverte; sé que frecuenta la Corte y está asidua a todas las fiestas—como tú también—,
vendo -con su acompañante ordinario, «1 viejo príncipe d e JalsJsach;
pero me inclino a creer que, calificarla cual favorita del emperador,
PUS eutregairse a u n a sospecha t a n vil como falsa. Verdad que cada
día oímosi decir y repetir que acusan a todas las mujeres, sobretodo
a las más bonitaisii d e baber sido, poco o mucho, las favoritas de Napoleón. Me parece que debes considerar todas eaaa razonéis antes de
abandonarte a u n a desesperación, que acaso nada motiva ahora.
Pero la duda, ami^n. la duda, sola ahora basta para matarme, e m ponzoñando mi existencia y destruyendo mi felicidad. Siento que ha
paisado algo irremediable y que u n resort-e se ha r o t o en mi ser...
No obstante, seguiré tu consejo, esperaré a tener u n a certez-a. ¡Oh.
pronto la tendré! Muy pronto... preguntaré a Blanca; la conozco; es
demasiado orgullosa p a r a negar la verdad.
—Pero, amigo, olvidas que hay cosas q u e n i n ^ n a mujea* confiesa.
—¡Bueno Negará; pero lo sabrá todo de otra fuente... Además, m a ñana mato a Beautreilles, o él me mata a mí. Tendrá q u e confesar
q u e repitió u n a calumnia, o j u r a r q u e h a dicho verdad.
—[Mientras tanto, calma y ánimiol Ya vuelve P r o c e r . Ha debido
encontrar a; Vaudreuil; voy a hacer q u e t e lleve u n a tacita de tila a
tu cuarto. Descansa, puos necesitarás mañana asentar bien el pie ante
Beaulreillis, que es u n espadachín d e p r i m e r a , uno d e los mejores
de París...
—>]Bah, no importa!... Luchará él con su ciencia de la esgrima; yo
con mi corazón...
—^Mal sistema en un, duelo, amigo. ]Gon eso se hace uno traspasar
de una estocadat Ven a tu liahitación y trata de dormir.
Xorge intentó
de los consejos de
marle. Su fiebre y
cer. Mauricio oyó
ponerse d e b r u o ^
acostarse; p e r o no pudo conciliar el sueño, a pesíu"
su amigo; ni la tila ni su razón llegaron a calsu ira lo mantuvieron despierto hasta el amanemucho t i e m p o sus pasos en la habitación y le vio
e n la ventana^ abierta.
Cuando las estrellas palidecieron ante el alba, Jorge cerró l a s c o r tinais de la ventana, y, tuinbándose sobre la cama, quedó en completa
postración.
CAPITULO XVI
A la mañana siguiente, a las diez, Mauricio tocó a la pueriai, llamando. Jorge se levantó^ lavándose la cara con a g u a fría; en u n m i nuto estuvo dispuesto. Pi-osper le llevó u n a taza de te, y Jorge concluyó pronto d e vestirse, míentrais Mauricio, sentado en u n a butaca,
le contó lo que bahía sido convenido:
—Ya lo hemos arreglado todo. Vaudreuil vino, y a las nueve en
p u n t o recibimos lai visita de loa padrinos del conde d e Beantreillisi
señores d e Vandaní y Arzón de Bréale, dos oficiales dimisionarios por
legitimistas fogosos. E n t r e nosotros, querido^ t u adversario h a elegido m u y mal a sus padrinos, p u e s d a así al duelo u n carácter totalmente político.
—^Lo prefiero así, pues a toda costa hay q u e no comprometer a
Blanca.
—lEso sí q u e eerá difícil, queridol iComo que tú has dado anoche
un escandalazo en pleno círcoilol Tu provocación fué pública, y todo
París, al presente, eistá al corriente de todo. Además, las gentes m i r a n más en tu affaire, el lado político que el lado amoroso. Nadie co-
noce t u s íntimas relaciones con la señora de Villeverte, mientras tns
amistades con ella y su marido son ya historia antigua p a r a todo el
inundo. Además, habiendo ocasionado esta pendencia, por su comparación d e Napoleón n ú m e r o tres con Jíimúque IV, suponen, en general, que protestaste al mismo tiempo contra la calumnia dirigida hac i a la condesa de Villeverte y contra la irreverencia con la cual
se niofaba del soberano. Confórtate, pufi^ tendrás síempií'e un bonito
papel ante la opinión pública; batirse en duelo p a r a defender a u n a
mujeff, no se apreciará nunca mal en Francia. Pero dejemos eso... IJOS
padrinoE^, muy correctos, pidieron la cualidad de ofendido p a r a au
diente, y la concedimos s i n disscutir; pero haciendo observar solamente que la p r i m e r a injuria venía d e él, aunque no íue&e dirigida
contra tu persona^ Esosi señores eligieron las ai'ntas: espadas de combate. Yo seré arbitro del duelo y mandaré los descansos. Hay interdicción de cuerpo a cuerpo, y el combate será suspendido cuando lo
digan los módicos.
—Confío dirág a tu médico que espere le hagamos u n a señal.
—^Sí, fii, puedes estar tranqu-ilo; h e hecho prevenir a mi esniolapio; es u n anciana, máa bien u n vejete, oficial do la Legión d e Honor, j u n a eminencia, según dicen] E n t r e nosotras no he necesitado
de su oficio todavía... Pero tiene un carácter- arisco y regañón. Al
verle y oírle por p r i m e r a vez, diríase que tiene sed de sangre y cai'nicería; no habla sino d e b i s t u r í s y lancetas, d e operaciones t e r r i bles, de... ide no sé cuantos horrores! No es q u e afectara sensibihdad, ajunque en el fondo sé, por haberlo visto, q u e e s el médico
más cuidadoso, más concienáaudo, el mejor corazón que hay en la tierra. iVaya u n tipol E s originalísimo, y te lo advierto, p a r a que ti'i no
hagas caso do s u s andanzas y modales,
—^Ahora bien. ¿Adonde nos vamos 'a batir? ¿Y a q u é hora?
—Dentro de hora y media», en casa de u n amigo de tu adversario,
que tiene u n a propiedad en Nieaiilly, a orilla del Sena, frente a la isla
d e Puteaux. Hay allí u n a gran avenida enarenada, cerca de u n a alfombra d e césped, con mucha luz^ y parece, según dicen estos señores, que os u n lugar m u y a propósito p a r a "cortarse el pescuezo".
Ves que estoy ceta mañaina) con ganas d e alegría; tengo fe, sin saber
por qué, q u e tú tendrás suerte. Al fin y al cabo, -en la casa del señor
Borilof, u n ruso a quien conozco muy bien,, vamos a estar fuera del
alcance de los indiscretos, como d e la Policía, y por eso hemos aceptado Vandreuü y yo sin hacer la menor objeción,
—Habéis obrado muy bien. Lo ratiíico todo a ciegas. ¿Ehinde está
ahora Vaudreuil?
— H a ido a BU casai, a vestirse con la etiqueta d e moda en duelo;
está encantado, querido, d e ser Lu padrino, y piensa ya en el relato
q u e h a r á en el mundo, en el i u t e r é i con el cual sus conocidos l e v a n
a preguntar; tiene un exitazo seguro..., y la baronesa de Menard le
m i r a r á conmovida y admirada. Debía venir a buscarnos aquí, en su
c-ocbe<; pero, como el mío está aquí hace u n a hora, le he encargado
d e ir a casa del médico y llevarlo directamente a casa de Borilof, en
Neuylly Además, tenemos q u e impedir a los curiosos y policías dar
con nuestra pista. Cuando estés listo, nos marcharemos. No tomamos
armas. Borilof las tiene ya, y allí las sortearemos.
—.]Entonces, al coche, y lo m á s pronto posible! Tengo gana d e t e r m i n a r cuanto antes.
GASTON-ROUTIER
(Se
continuaráj
Reservados los dei>echos d e t^adu[^ción y reproducción
lo,.M países.
en
Lodo*
>UM8. 39 V 40.—44ft
LA
TUJftTRAClOX
ESPAÑOLA
Y
AMERICANA
22 y 30 OGTUBaK 1921
^:f"'''.V' :"' '!'•.."' . "!'""»¡''.'-"'*i.!tilÜ;r|i!ÍI
'-' '^ ;-,',^'V'"
Montan,
'es
a
exportadores de
Vínoó y Coñacs,
"^fnktii^idú
''Sranjere^
fino, olorosó
••'
Qíuná.
'^Jerezde
la frontera
--•W\^.%Arf%í%,P.
IBARITA
Alvarez y Mayol
JEREZ
h.'l..l •> I lnl'il ilili: i'iiiii: iiiiiil ilii|i'li>lli|iriiiii:lii||i||||ni..|tlllilllliii: liilltllllll|iilli|ii|ii|ii|iiiiiiiilii||r
^4-
£llllll<ll'lllll'l|ll|h||l|ll|l)l|lllllt||||||t|||||1|||||l||I|||||lt1|||||^1||||l||l||||||1||||i:||l|ll|'!|||||l|||||i| .(L:
•o<x>ooooooooo<>ooooooo,
\% SíBcheiSamroyGonipaiiia \
i
VINOS Y C O Ñ A C S
%
ESPECIALIDAD:
FINO BARRERO
JBRKZ
i
VINOS
^ rt><><><><><><><><><><><&<K><><><><><><>0
MANZANILLAS
MDSüUERñ " - « ^ ^
COÑACS
* o o o o o o <><><><><><><><><><>o<><>o
José de la Cuesta
i?i
Proveedor de la Real Casa
Casa F u n d a d a en 1870
VINOS :-: AGUARDIENTES
¿4.^
COÑACS
Sanlúcar de Barrameda
%
= X
J a S i r £ ^ v ] A L . ' l J i l U _ U c _ L i A
V^iVoA
P u e r t o de S a n t a Alaría
TíiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiaiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiiiiiiiiiiiiiiiiiifiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiKiiii.
.'.iiMihiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiuiiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiiiuiiiiiiifiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiKiiiiiiiiinVi
^oooooooooooo^ooooooo'
Descargar