A Ñ O LXV. N U M S . XXXIX Y XL OFICINAS: S A G A S T A , 17.—MADRID AÑO Ó 5 . - N U M 3 . 39 y 40 REVISTA UNIVERSAL E N C I C L O P É D I C A DE B E L L A S A R T E 5 , C I E N C I A S , LlTERATUIíA. A C T U A L I D A D E S Y T U R I S M O Diríjase la correspondencia al i ' i r e c t o r . DIRECCIÓN r>. A b e l a r d o d e C a r l í J » , f u n d a d o r D o c t o r r>. F'ríineiMCtj Colit>H, eontiiiiiíiílí>r ADMIMSTHACIÓN S a g a s t a , 17 Madrid, 22 y 50 de Octubre de 1921 Se publica los días 8, ¡5, 22 y 30 de cada mes. Para anuncios y suscripciones: I^ i l> r e r í £1 d e F* ix e y o . Arenal, d. Afartado 3:>2. Madrid. L\ KUMa. 39 y 40,—422 ÍLÜSTRACíü.N EsPAJíOLA V AMERIüANA 22 y 30 OCTUBRE 1921 wwmiww^ ^ xUmACIOMPSPAj ' \Y AMERICANA" ^ VSUMARIO TEXTO—Crónica.—El Kinetacto. par Luis Gómez Fernández.—Evocaciones: Vida que pasa, por Epifonio Martíne.7 Seprura.—'Latí i^efvolucicmes en América, por J. Fernández Pesquero.— La e l ^ í a de la espada, por Juan B. Delgado.—Del mundo que escribe, por .El Abate Pimente!.^ Glosario: La batalla de Lepanto, por Manuel Rojas E^r'pinosa.—Icono^rrafía Crií^tiana o los Códices miniados de nuestra Biblioteca Nacional, por Clemente Calvo triarte.—El retrato fie Rubén Diario, por Bienvenido Miriel.'—Notabilidades arttf'sticas: Epífanio Barruso Ciria, por P. A. B.—IJOS lazos actuales de unión hispanoameriicana, por Ángel de las Barcenas.— El último íre5?to de Cervantes, por Francisco de los Río?.—Crónica teatral, por Xavier Caballo Lapiedfa.—^Natas hisparoamericanas, ñor Femando Gil Cala.—El final del Segundo Imperio, por Gastón-Routier. GRABADOS: El puente del diablo (agTiafuerte de Castro Gil).—^Bendición de lo? aeroplanos regalados al Ejército de África, i>or algunas regiones de España.—Lleg-ada de heridos y enfermos procedentes de Marruecos.—TnauKurac'ón de la Exposición de arte románico en el Palacio de Bibliotecas, con asistencia de S. S. M. M.— D. Femando Martínez Segura, eximio pceta.— SeípuJcro de E-poz y Mina existente en la Catedral de Pamplona.—D. Fernando Revuelto Sanz, ilustre abogado del Colegio de ef^ta Coi-te, D. Antonio Pérez Amigorena, ríecretario judicial.—^D. Juan d? Austria.—La batalla de Lepanto (dibujo de A. González de la Peña).—Alcalde aragoné^i (cuadro del ilustre académico .leñor Sentenac).—Retrato de Rubén Darío, por Vázquiez Díaz.—Epífanio Barruso Ciria. CRÓNICA La campaña de Marruecos Tropas expedicionarias H A pasado por Madrid el segundo batallón expedicionario del regimiento de Sicilia, procedente dte San Sebaatián. - Las autordadea militares y elermentos t^e la colonia gT^ipuzcoana fueron a la estación a recibir a los soldados. Su paso por las caites de Madrid ha producido LLEGADA I (; HEDIDOS V ENFEBMOH PBOlIZDENThS Dli M*Ií»UECOS inmenso júbilo, siendo ovacionados por la muchedumbre. Toira de Monte Arruit El presidente del Consejo, Sr. Maura, anunció, a su salida d'¿ Palacio, a Icvs periodistas que nuestros soldado.s habían tomado Monte Arruit. La posición, propiamenlc d'cha, no ha podido ocuparse, a c3U?a deJ hfdor insoportable de los cadáveres, que hace irres^pirabie la atmósfera. Desde la mitad del camino de Zeluán a Monte Arruit se comenzó a V3r numei*osos cadáverede soldado*: españoles a ambos lado?: de la carretera. Un corresponsal de un diario madrileño escribe a :-u periódico lo siguiente: , "E[ espectáculo es horroroso. Todos ellos prueban la ferocidad con que procedieron los rebeldes cuando, por sorppai-a, se adueñaron de la posición que tan heroicamente defendían el general Navarro y los suyos. En su mayoría, los cadáveres, presentan horribles mutilacionjes y /nuches tienen la cabeza separada del tronco. Se calcula que pasan de 800, y el hedor que ^despiden es tal, que se perdbe desde larga distancia. También hay má- de 200 caballos y mulos muertos," Entre las huestes de Abd-el-Krim reina la más completa'anarquía. Las últimas victoria.^ de nuestros soldados les ha desmoralizado, haí.ta el punto que la mayor parte de los cabscillas prefieren los castigos más duros, por su cobarde salvajismo, a seguir peleando contra Esipaña. BENDICIÓN DE LOS ABBOPIANOS REGALADOS AL e,ÉRCITO DE AFHICA, POR ALCUNAS REGIONES DE ESPAJÍA ^^f*'' f'° > También se dice que los de Beni-bu-Ifrur andan a tiros entre ellos miímo-s, y están muy disgustados por la mala repartición del botín que cogieron en Annual. En el aercdrcmo de Nador ha ocurrido un acfiidente de aviación, sin que haya que lamentar iJesgracias personales. Los moros han volado el polvorín existente en Yaguren, perteneciente a la Compañía minera. La ewplosión se oyó dqsde Zeluán y Nador; como ya Ee ven perdidos, van dpstniyendo todo cuanto encuentran a su paso. La desorganización militar Con motivo de la catástrofe de Marruecos, se ha puesto de una manera bien patente la desofganÍ2ac'ón y las rivalidades que existen en el líljército y los vergonzosos acto-- y chanchullos JiEihidos. El tfííTiísímo y bizarro general Cabanellas, pue manda lo? escuadiwnes! de Caballería que tanta- pruebas de heroísmo han dado y eontinúari dando, ha dirigido a las Juntas de defensa del Ejército la sipruiente carta: "S1^ñores precedentes de las Juntas de defensa infcrmativas. Muy señores míos: Perdonen que, en la impos-ibilidad de dirigirme a cada uno de ustedes, lo hafi-a en esta forma. Acabamos de ocupar Zeluán, donde hemos enterrado 600 cadáveres de ofkiales y soldados. Estos y lo-, de Arruit se defendieron lo bastante para í^er salvados. El no tener el país unos millares de soldados organizados, les hizo sucumbir. Ante estos cuadro;, de horror, no puedo menos de enviar a us.tedes mis más duras censuras, Creo a ustedes los primeros responsables, al ocuparse sólo de •cominerías, desprestigiar el mando y asaltar el nresupuesto con aumento de plantillas, sin ocu|iar?e del material—que aún no tenemos—, ni de aumentar la eficacia de las unidades. Han vivido ustedes gracias a la cobardía de ciertas clases, que jamás compartí. Que la Hiíitoria y los deudos de estos mártires hafían con ustedes la justicia que se merecen. Siento expresarme tan claro: pero queda así tranquila mi conciencia. De uatades queda, Cabanellas. Esta carta no es reservada." El gallardo y honrado gesto de este ilustre general ha causado no poco revuelo en las clases .nuilitares, hasta el punto de que el ministro de ]a Guerra ha pencado destituirle, cosa que no ha logrado, por haberse opuesto a ello los españoles sensatos, que han impedido un nuevo atro;pello. 22 y 30 ocTUBnE 1921 LA , Está deanodtrado que en España la verdad no s€ p.uede decir, y sí sólo triunfan las gentes sin vei-güenza y sin anror propio. ESPAÑOLA Y AJIERIGANA aleros, Sr. Miláns del Bosch, y ayudante del Rey, teniente coronel de Ingenieros Sr. Gallego. , La Infanta Isabel, que llegó minutos antes al pampo de aviación, iba acompañada por su datada particular, la señorita Margot Bertrán de La apertura de las Cortes Por fin, y contra el parecer de muchos, se ha presentado el Gobierno a las Cortes, a dar cuenta al país del estado de los acontecimientos. Si en las Cortes estuviera representada ia verdadera España, nada más legal ni más justo que sus gobernantes ]a den cuenta de sus actos; .pero, por desgracia, no es así. En las Cortes es.pañolas está representado el caciquimo; todo, menos el verdadero pueblo; por eso muchos han protestado de la príesentacióti del Gobdemo a las Cortes, Nosotros, ¡por qué no decirlo?, aplaudimos el hecho. A pesar de la mala constitución del Parlamento, y como único soberano y representante ^el país, y a pesar de su inutilidad y de su deficiente labor inquisitorial, vemos con agrado ?u apertura, y que se ie dé cuenta de todo. El presidente del Consejo de ministros ha hablado en el Ccmgreso de los Diputados. Pi^escindiendo láf? alardes oratorios—^por lo que muchos han calificado su discurso de sombrío, igris, etc.—, no por eso ha carecido la grande elocuencia de presentar a los ojos de la nación la verdadera catástrofe que llora España entera. DeS'pués habló del pensamiento de] Gobierno y del estado de la situación, confiando en que he depurarán log, errores y las negligencias, y se p a s t i ^ r á a los culpables del derrumbamiento. Pide al Parlamento cumpla HU deber, sin apasionamientos ni personalismos de ninguna clase, y confía en, que, con la ayuda de Dios, todo se ^aclarecerá. El mismo día, el diputado reformista D. Manuel Solano y Manso de Zúñiga pronunció un ^Tandilocueti.te discurso, poniendio ele reliítve y dienunciando hechos escandalosos e indignos de y ente de honor, que han sido la causa del desastre. , Otros diputados, entre ellos el swior marqués de la Viesca.. han levantado su voz en el Cond e s o , señalando a los bandoleros—pues no otro jtombre merecen los culpables—^y denunciando auevos hechos, vergonzosos contrabandos, favolitismos a granel y cobardes rivalidades. ^ Penoso es decirlo; pero no tenemos más remedio. Creíamos los españoles que teníamos un Ejército, y nos encontramos con que nos están engañando vilmente, y en lugar de un Ejército nos encontramos con unos traficantes. ¿Y para eso da España su dinero? ¿Para eso (la sus hijos, dejando las fábricas, los talleres y Jos campos de cultivo abandonados? Verdaderamente que España es un pueblo qu<i d*uerme; por eso sus gobernantes se sostienen, pues, de lo contrario, muchos de los que ocupan poltronas ministeriales y altos cargos hubieran ido a la barra... , ÜTuevamente lo reipetiimos: hemos visto un acierto del Sr. Maura en presentarse a las Cortes a dar cuenta al país de lo ocurrido. Siempre le hemos creído defensor de las instituciones desaocráticas, y e.sta vez, si de algo ha pecado, ha .sido por no haber convocado las Cortes al si.guiente día del desastre. ILUSTnACION ,LÍ9. Después de los Reyes llegaron al Campamento los ministros de la Guerra y Fomento. El señor Cierva vestía uniforme de ministro, de diario. En la puerta de la Escuela Militar de Avia(sión fueron recibidos los Reyes, la Infanta y los OÍinistros por el capftán general^ marqués de Eateiila; gobernador mijitar, getneral Buiguete, y e! jefe de servicio de aviación y demás jefe^: y oficiales que pertenecen al mismo. También recibieron a las personas Realeg las Comisiones civiles de laa respectivas poblaciones^ Í^UQ han venido a Madrid para asistir a este ^cto. Los Reyes ocuparon asiento, al llegar, en los ;SÍllones preparados al efecto. Los alcaldes de yigo, Murcia, Cartagena y Avila pronunciaron entonces breiveg frases, ofreciendo los aeroplanos jr elc^iando la actuación de nuestras tropas en jBíamiecos. El ministro de la Guerra, en nombre del Rey, /:ontestó a loa comisionados, agradeciendo a las poblaciones que representan su cooperación al jUiej ora miento de los elementos para nuestro Ejército, cuya eficacia combativa es cada vez ^ayor. Acto seguido se procedió a "bendecir los aviones, actuando, revestido de pontifical, el obispo de Avila. A continuación verificóse el simbólico acto de bautizar Ic^ aparatos. La Reina fué madrina del de Murcia. La Infanta Doña Isabel, del de Vigo. JLa esposa del ministro de Fomento, Sr. Mae-^tre, del de Cartagena, y la marquesa de Comillas, rejpresentando a la Reina Doña Cristina, del de ,Avila. Terminado este acto, algunos pilotos evolucicvíiaron con los aparatos en presencia de las personas Reales, haciendo algunos ejercicios verdaderamente arriesgados. Después se retiraron los Reyes y la Infanta, así como los ministros, siendo despedidos por el personal de aviación a la puerta de la Escuela Militar. y ' Movimiento monárquico en Hungría El ex Emperador Carlos en Oedenburgo Un correo especial italiano, llegado a Viena, confirma que el ex Emperador Carlos, acompañado de la ex Emperatriz Zita, se han dirigido en aeroplano a Oedenburgo. NUMS. 39 y 40.—423 Se aüegura igualmente que dos batallones han t;alido de Oedenburgo para Budapest, con el fin de p r ^ a r a r la entrada eventual del Rey Carlos i'n la capital, donde es esperado esta tarde. Comunican de Viena que esta mañana ha circur lado el rumor de que el ex Emperador Carlos había llegado a Hungría. El prefecto de Policía no ha confirmado la noticia; pero tampoco la ha desmentido. , A las dos de la mañana se ha reunido, con ¿oda urgencia, el Gabinete, con el fin de tomar Jas medidas que serían necesarias, en el caso de comprobarse la noticia. . Por el contrario, las primeras informaciones recibidas aseguraban que el ex Emperador ha pasado la frontera en aeroplano, procedente de Baviera. El ex Emperador Carlos aterrizó en la ciudad de Oedenburgo, adonde se dirigió en un avión guizo. Se sabe hasta ahora que dos desconocidos dieron a una Empresa de servicios aéreos suiza el encargo de tener un aeroplano preparado en el campo de aviación de Duebendorf, con objeto 4e realizar un viaje de allí a Ginebra y vuelta. Poco antes de la hora de salida llegó un automóvil, del que descendieron tres personas, cuyos rostros estaban cubiertos» siendo imposible cono(Derlae. Subieron con otras tres personas a bordw del avión, que emprendió su viaje a Ginebra, sin que hubiese llegado hasta ahora. Esta tarde, el representante del ex Emipera.dor Carlos se presentó en la residencia del presidente federal suizo, comunicándole que el ex .Emperador y la ex Emperatriz habían partidoi Según noticias de Viepa, poco después de aterrizar el ex Emperador, las tropas que había on .Oedenburgo le juraron fidelidad y emprendieron el avance contra Budapest, con el ex Soberano a la cabeza, Lag comunicaciones ferroviarias entre Austria y Hungría han quedado paralizadas ;por comj>leto. En la capital húngara fué derritbado el Gobierno Betflilen, siendo constituido un rGobierno adicto al ex Eniff>erador, figurando on,tre los ministros Rakovsky y Julius Andrassy. , La Prensa socialista alemana teme que este .golpe de mano del ex Soberano origine el peligro de un movimiento contrarrevolucionario en toda la Europa central. Alemania ante todo, y se difrige al elemento obrero, a fin de que ejerzan ha ímayor vigilancia y presten una ayuda a Viena, jsi fuese necesario. El ex canciller de Austria, Renner, que se encuentra actualmente en Berlín, manifestó, en una entrevista con un representante del Worwaerts, que la culpabilidad de esta situación peligrosa la tiene la Entente, pues las intrigas realizadas desde hace meses en Bijdapest por Francia de un modo incrficial, y por Italia oficialmente, eran conccidas de los aliados, sin flue fuesevi impedidas. Entreg;a y bendición de aeroplanos El día 19 tuvo lugar, en el aeródromo de Cuatro Vientos, el acto de e n t r ^ a r los cuatro aeroplanos que regalan lag poblaciones de Murcia, Vigo, Cartagena y Avila. En. al canípo de aviación se hallaban los citadlos aparatos, que llevan •1 nombre de las ciudades que lo regalan. El de Avila ostenta otro rótulo que dice: "Santa Teresa de Jesús." A las doce en punto llegaron al Campamento Sus Majestades los: Reyes Don Alfonso y Doña Victoria. Acompañaban a las augustas personas la camarera mayor de la Soberana, duquesa de ipan Carlos; jefe superior de Palacio, marqués de la Torrecilla; comandante general de Alabar- INAUGURACIÓN DE L\ EXPOSICIÓN DE ARTE COMUNICO P-.N EL PALACIO DT BinL'OTrCAS, CON ASISTBNCIA DE SUS MAJESTADES f^'"' '"''"-' MUMa. 39 y 40.—424 LA b-^wniBiiiiiiiiaiiiiiiiiiiiiiiiisiiiiiiiiisiiiiiisiMiiiiiiii ILUSTRACIÓN EBi = S = ¿ = ; . ¡ i ^ i g | ESPAÑOLA Y AMBRICANA 22 y 30 OCTUBRE 1921 £i:ii9iiiiiif5EiiíiiiiiiiiiEiiiBiisisiiiiisiiiiiiiHieiniiiiiiniiiiiiiiiiiiiiSiiiaiiiiiiiiif;^ B kmi I EL M _ KINETACTO _ SI rifiiiiiiiuiiiaiiiUiiiiiijiiiiuiiBiifniíaii^iiuiiiiiiunuiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiuBiiitiiigiiuiiBiiiHiHiiiuiiuiiH^^ O s presenté en mi artículo anterior (!) la siguiente tesis: LA HUMANIDAD DEBE COPIAR LOS ÓRGANOS DE 0R1ENTA<JIÜ,\ DE LOS ANIMALES, Y EL DÍA QUE LOS POSEA HERA LA DUEÑA DEL ES- PAoro. Huy quiero contestaros a una objeción, que es tan natural, que siempre se ha posado en los labios de todos los que por p r i m e r a vez me lian oído. Hace ya doa años, fui al- encuentro de Torres Quevedo, el inventor del TBLEQUINO. L e había visto en una célebre Esposicidn que se celebró en Madrid en el Palacio del Hipódromo. Había contemplado mucho tiemipo su apáralo y oído laa explicaciones de un joven ayudante, que le hacía constantemente í'unoionar. T o r r e s Quevedo nos dio también una conferencia de u n a viga rígida aérea interior, que aseguraba la forma del aeronave. En aífuella Extposicidn también (presentaba un panilógrafo ingeniosísimo, u n complicado aparato de reaolución de ecuaciones, y, por último, lo que más llamó la atención de todos.una máqiiina que •juííaba ai ajedrez ci>n ni visitante, Conocía, pues, y apreciaJ>a, como aprecio ahora y cada vez más. a:I sabio inventor y a él ac-iidí como al más indicado en un estudio qui* resolvía cuestiones d&l movimiento en el espacio, como su TECEQUINO, y tiemie a dar orientación en él mismo a 'los dirigibles. El era para mí una esperanza. E n mis aparatos acaso enc-ontraso el maestro algo aprovechable. Su TEI^EQUINO era movido por las ondas h-ertzianas, y esto era un grave inconveniente. Yo poseía aparatos dñ mando interior, a los cuales no se podía manejar desd'e fuera. Es más, lucharían autométicamente con tfldo agento que «e opusiera a 'SU camino. Ved, aquí, pues, la causa d|e las esperanzas que yo ponía en la entrevista. E l TELEQUINO había ehocado en la práctica con una contrariedad; sabido es que este aparato recibe los mandatos de la estación transmisora por telegrafía sin hilos; pues bien, supongamos u n torpedo aéreo camino de su objetivo. Los enemigos podrán, sencillamente, inutilizar el arma ofensiva, dándole órdenes, que el toípedo; ciearamonte, obeflecerá. BOg a.paratos que yo le llevaba no p o drían ser influenciados desde el exterior. El KINETACTO mide metros lo mismo que el r e loj mide segundos. El torp'edo, que tan bien estudiada tenía Torres Quevedo, s e r í a modificado; ahora esas órdenes no vendrían del exterior; un mapa colocaido en el inf.erÍor diría el camino. Allá iría la máquina voladora, r e p i tiendo 1a trayeístoria como repite la canción un fonógrafo. El KINETACTO iría tocando el espacio recorrido y dando las ófüenes importunas; mandaría al motor que moderase la m a r cha, pues una corriente demasiado intensa la favorecía, y no debía llegar antes de su h o r a : a los timones, eorre^'ir una rlerrota. puesto que había tocado el rápido viraje producido por una corriente; conservaría sin piloto la estabilidad riel voladnr, y cuando hubieran transcurrido los metros marcados y loa virajes señalados en su trayectoria, daría ostoicamente, matemáticamente, la onden recibida, destro- (i) Véase el número del 6 y 15 de septiembre de 1921. zándose en el heroico y el horrísono estampido de su carga. ¿No era eso lo ideaído por Torres Quevedo? ¿No aprovechaba mi HIKETACTO los esfuerzos de su inteligencia en su TELEKINO? El camino hasta el laboratorio del ingenie]-o era largo. ¡Cuántas ideas cruzaron mi mente h a s t a que me encontré frente al sabio maestro! Tal vez le parecieran muoho mis promesas; •pero yo le llevaba las pruebas. Pruebas que. Dios mediante, os presentaré' po'onto a vosotros, público ilustrado y desconocido, donde Se esoondeTi mis actúalas -oyentes, de donde espero saldrán mis amigos y mis discípulos. ¿Mucho? ¿No volaba sobre su cabeza la paloma mensajera resolviendo el problema? ¿Repitiendo la misma trayectoria que le apartó del palomar y volviendo a su querido nido? ¿Admitiría esa fuerza desconocida bautizada con pomposo nombre í)ara ocultar mejor la ignorancia de maravilloso y desconocido instinto? i¿La (paloma ve maravilloso y d'esconocido instinto de la luz? ]No! Maravilloso mecanismo físico, imitado por la máquina fotográfica, que pinta en la r e ü n a las imágenes y las ofrece al sistema nervioso. Yo le presentaría el mecanismo físico del a p a r a t o d e orientación d& la palomai, la descripción detallada de las corrientes, el choque de la endolinfa con los cilios, las otocomia^ flotantes, lo^ conductos, las ampollas, los estudios en el cráneo trasparente del MUSTEUJA. Mis palomas, tantas veces -lesionadas, privadas por el bisturí de ese instinto m a r a v i lloso y desconocido que obedece a la afilada hoja del acero. El, que había estilizado la materia llevándola al cálculo de logaritmos y a la resolución de ecuaciones, que nos había hedho jugar al ajedrez con mesa inerte a la cual había comunicado un sopllo de PU espíritu y íiabía dejado incrustado entre sus hierros las leyes de su inteligencia, me comiprenderfa. Por lo menos me sometería; a esperimentoa; p a r a eso recibía u n a subvención del Estadi). según me había diciho un ingeniero amigo suyo y mío que me recomendaba, iPero al mismo tiemjpo me acordaba de las enseñanzas de mi querido maestro esicelentisimo Sr. D. Antonio Senso. Presentad, nos d e cía, una tesis verdadera, si queréis, evidente, a personas que nunca la han oído. Hace la afirmación rotunda. Declarad de golpe vuestro criterio cientiflco a entendimientos que no sepan de antemano lo mismo que decís y ve^el^ cerrarse el cielo sobre vuestras cabezas. De los últimos rincones so levantarán contradictores; feíl m á s ignorante ae creerá 'Sn 'el deber de haieeros observaciones; *>! sabi''' os mirará, con consideración, ea verdad; pero al mismo t i e m . po con incredulidad manifiesta, y todos harán una coro lleno de desharmonías en contra d-e vuestra afirmación. En cambio, presentad cuidadosamente la tesis m á s falsa y procurad que los entendimientos de vuestros oyentes vayan poo a poco contemplándola y lograréis que los más grandes o'rrores st'an aceptados, o, por lo menos, débilmente recíiazados. Es que el espíritu h u m a n o cree verdad aquello que piensa. Aquel mismo día hice u n curioso experimento; cuando todos los alumnos • estábamos reunidos esperando el principio d é l a s clases a los alumnos del último curso de una car r e r a que tiene muy pocos estudios de Qu.mica, les d i j e : Vosotros sabéis que e-l aire es u n a mesóla y no una combinación. Aquella afirmación tan abso'luta conio fuera de luyar provocó una serie de contradictores; hasta un buen amigo, íntimo mío, me quería disuadir diciendo: No recue^c^s bien; creo que la aflrmacián verdadera es la contraria. El aire os una combinación y no una mez-cla. La conciencia de aquella masa estudiantil oy(i una tesis im afirmación atrevida, y ante aquel atrevimiento reaccionaron los espíritus, que instintivamente se oponen a lo desconocido como a lo falso por una seci'eta soberbia individual, que quiere poner d sambenita de la mentira a todo lo que no sabemos. ¿Habría pensado ya el eminejite ingeniero en mi tesis? ¿Le parecería cosa conypletamente nueva? En el p r i m e r caso mi situación era difícil; en el segundo, liaitlaba a un hombre convencido y conquistado. Me encontré en su dL'spacho. Me subyugó la amabilidad con que fui recibido. Huyeron ante ella todas aquellas Ideaa tristes del largo camino. El optimismo dilató mi rostro y ensanchó mi alma, y rápidamentií, con el afán de molestar lo meóos pusiblí', expuse mis estudios. Le agradaba mi caavemaciúii. \ o estaba poseído también de U[i gozo extraño. Le hablé d e las maravillas del aparato, tanto tiempo estudiado; le present^í las fdtogi'afias, que también os he presentado a vosotros en mi p r i m e r artículo eai esta REVISTA; le hice ver la 'exactitud matemática del conjunto, la situación de los planos que la paloma maneja pai'a orientarse en todus süntidüs en el espacio; las ingeniosas combinaciones mecánicas de ampollas y conductos; la precisión del emplazamiento de las manchas acústicas; el oficio de la perilinfa y de ía endoliitla: la^ delicad:>zas anatómica.^ e histológicas en las cuales apoyaba mi tesis... •M"is estudios eran, por desgracia, para él completamente nuevos. No había pensado en el problema de la paloma mensajera. Me negó la existencia de un aparato que le daba el conocimiento de su ruta, el cual la arrastraba con sus indicaciones al palomar, aparato que yo después he construido y cuyas gráficas os enseñaré. Negó a Floureus su descubrimiento del APARATO DE LA ORIENTACIÓN, y tt Uyon, su Sa&NTIDO DEL ESPACIO. No sabía que por las células de Purkinge, como por el piñón del cuentakilómetros, pasaba el espacio y la distancia recorrida, que la paloma r e t e nía e'ñ 9u memoria el dibujo-mapa det espacio recorrido, mapa que a la vuelta veía extenderse debajo de su vuelo, id¿ntic.i al que en au memoria, se pintaba, al final del cual se p r e sentaría la camipiña querida de s u s amores, y en medio su palomar, su nido, sus bebederos, su cajoncito lleno de comida. En su boca se posó la temida objeción. Usted maneja seres vivos, y BU aparato 69 algo muerto. ' , ! Mi contestación no le satisfizo. La vida no puede oponerse a nuestni copia. En los laboratorios de Fisiología se ven hoy aparatos de precisión y delicadeza insospechada a la Química y a la Mecánica. Me mide la corriente nerviosa, que produce un corazón que se m u e ve dentro del pecho y de las gráficaa, que e» cardiógrafo suscribe del electro cardiograma, microsc-ópico, es verdad; pero no por eso m e - L,\ 22 V 30 OCTUBRE 1921 nos preciso depende el pron6stico favorable, o desesperado, la esperanza de una vida, la alegría o la pena d e u n a familia. Hoy u n a r a n a partida en dos pedazos sirve al fisiólogo para encontrar la adrenalina en la sangre de la vena renal, cuando se declaran insensibles t o dos los procedimientos de que el Químico p u e de hec-har mano. Se mide la velocidad de la corriente nerviosa y se cuentan las milégimas de fiogundo empleados en r e t i r a r la mano, que lia sufrido una q u e m a d u r a ; se sustituye el registro del cerebro y de la sustancia gris por los tambores de Marey, que registran la llegada de la onda nerviosa al centro ganglionar, y se domina fele tal m a n e t a el mecanismo vital, q u e parece, a veces, que vamos a poder atar Ja vida (•on la fina seda con que ligamos los tejidos. ILUSl'RACION ESPAÑOLA Y NUMS. 39 y 40.—425 AMBRíGANA cráneo estaba muerto. S i n emibargo, funcionaba. ¿Qué mejor p r u e b a de que la viila es i n d e pendiente del aparato? En sus oídos Seguía sonando lo desconocido; Cilios, linfas..., estructuras anatómicas..., la delicadeza de la Histología..., la estructura del laberinto de la paloma, y lo desconocido le p a reció u n absurdo. Me miró, y en su rostro adivinó u n a sonrisa de cansancio. A mi memoria acudió u n recuerdo. El recuerdo de aque^Ua sonrisa de Alejandro Magno ante el tonel del filósofo. Yerdaderafente. ¡Cuánto proyecto descabellado habría acudido al encuentro de eminente L a vida no puede oponerse a nuestra copia. ingeniero! ¡Cuánto sueño grandioso e irrealiGII*BEiRTO ROSSI combatió la tesis de Y\"ES zable! Si yo hubiera podido explicarme más... Pero J>E I.AGE, que neg'aba las corrientes de endolno podía. El explicarme era tanto como r e v e nifa con el cráneo trasparente de un Mustella. lar el secreto de mis procedimientos, la inyeE n él s e podían observar perfectamente. Aquel ni'.'sa L'umuiuación de mis aparatos; la tesis, L'ii cíjncc'oto, üí> m i s estudios; veudürnie, e n tregarme. ]No] No es posible, me dijo al salir, obligado por BU amabilidad; la palabra imposible habría q u e tacharla del Diccionario. Me despedí. Al salir, aquella extraña alegría con que m e expliqué m e dominaba—me acordaba de su sonrisa triste y resignada, de aquella histórica sonrisa d e Alejandro Magno ante Diógenes, y a m i s labios acudió otra sonrisa triste también y también resig^nada—, sonrisa q u e después m e h a acon^añado siempre en mis estudios d e la orientación de la paloma, sonrisa que so b a presentado en medio de mis conferencias y de mis explicaciones, en las que no puedo explicarme. ¿Sabéis qué sonrisa es ]v. E[anBnoD eui enb & sootsu'juo oui 8nb B^S^ mismo tiempo? La sonrisa de Diógcnes ante Alejandro Magno. LUIS GÓMEZ FETNANDEZ niiimtmiiHMBiii6naMi^MwmHiHMM^«iiw^wwimiiiiimiiiinMmiiiniiHiwiBiwimiiwMiMi^MwmwH^HW^MniitmwgH EVOCACIONES B s VIDA Q U E P A S A mi UBI ^lmlmlllllmllnnMlHllmllmmlnll«llHumlllUHllunM^!BllllpallllllfnllllllllllmlUllm IS, SS S" B S S im M •• ti S *" "'* wm dii IIH 8 HHiiiiiiBiiiiiiBMiiniuimiimimimiimiinHmBBemiiiiiiiiiiiifuHmBHmiil!^ m Si aiiiiiiiimiuiBiiieiiHiiBUluiiBi aw Sü S S;!IHIiniliniHHIUUIDIIIillBlillBlt> •a ,*• li'll Mi <lillHIIUIinil^H»HIIBiniiÍÍÍ8EUIIUII^ IHtl I H B H I I M I W i l U l l U I I U H I I I I I I I S n i l ¡I iílIIIIIIBIIIIISIIIIIBiaílIlHBIIlillilBIÜIIUli «iiiuiiiiaiuiHiiiiiiiniiiiii^iiBHi áNHIlllHllllillim^lllrflHlJfalliñimiUIIIIIIIIIIHB M B Mi e ] Néctar de mágico perfume de los nocturnos abrileños, cuando era goce y era sueños este dolor que me consume! i i a ül revolar sobre el piano, en las alburas de su mano, el allegretto de BeetJioven!... Reinaba entonces Primavera en los jardines de mi huerto; era un trasunto de lo incierto el ruiseñor de la Quimera... ... Y enardecido por la llama de la pasión, brindé a una dama mi co]*azón. En mis rcmánticag querellas, ¡cuántas canciones de misterio ritmé con sones de salterio, bajo la paz de las estrellas I 1 Cuánto rumor de poesía! ¡Cuántos anhelos de imposible! ¡Cuánta emoción suprasensible! 1 Cuánto derroche de Armonía! Z ¡ Santas caricia^ de cariño, cuando sus senos incipientes delineábanse turgentes tras de la pompa del corpino! j Mirada pura y sensitiva de aquella virgen adorable, cuando la voz de lo Inmutable era una música emotiva! ¡ Cuando temblaba el alma joven. IM a 9 m DON FERNANDO MARTÍNEZ S E G U R A , EXIMIO P O E T A i;¡ V ORAN ARTISTA, Q U E EN R E C O M P E N S A A SUS M E - |i;¡ BECIMIENTOS, HABIDO NOMBRADO ACADÉMICO C Q I'! BBESBONDIENTB DE LA REAL DE 3 A N Hf HNANDO j¡J .IniíniiiHiiHiiiiHUiifiaiiBiíaiiiBHiUiíBraiiiaHHiU^ Enardecido por la llama de la pasión, brindé a una dama mi corazón, 1 Resplandecía Primavera en los jardines de mi huerto, y era im trasunto de lo incierto el ruiseñor de la Quimera! FERNANDO MARTÍNEZ-SEGURA III Mii'rtTnnrriTrTiTTrrr-Tinrirrt-ini-nrn" "iTnrri-fciii - n r n -in - -ir nn i — - ^ -i n i n i ir r n n — - - - " n - 11 11 i n i r 11 r r r r r r i n n i nr in i, mii\i\t ií»iiiiniii¥iiliTnfiñn^ ii^wjiwjtf^¥a^MV•^"n^^T^nnr«nl^ a :: •mi ^HUuuHBWBmasiiBiiiuuitiiaiuaiiiailBiaiBauBBiiiaBHaaBHiiiiaBiiBiiiuHiaimiiisiUHBnaBiiBiiiaaniaiiBBinuHiaiHHBiuaHBiHaBinaii^ # • iMiiiwwwiiiiiwilMMwifftiwrfi* I * iapftiffiwi<ii>w<w<^ Bi El '-'• "í-nrí-íim-íiíimintvt —nj • i. NÜM9. 39 y 40.—426 IvA ILÜSTRAGIÜ N ESPAÑOLA Y A MKRIGA r; A 22 V 30 OOTUBHK 1921 ,:niiiiiinmiiiiiiiiiHiiiiiiiiiiiiiiiiiwimi«iwiiiHiBniiimiiminii»iiEisi^^ii^3g!iiiifimiiiiii!i!Hii!iiiiiiiiii i s E S I LAS REVOLUCIONES " "'"''"'' •""' EN AMERICA lllllll.llllllJIÜIIIIJIIIIIIIIIIIIIII1l.llllli:|llllllllllllntUIIIIUIIIIII|.lllll> llllllllllllllllHIIIINIIIIIIlllllll' 1111111 illllJIlillMli'lilllll llili I IIKI.mili: •mili :l|ll||,|(|||||'|||||i'l •iii itiiiiiiiiiMiiii'iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir.iiK •iiiiiiiiiiii'iiiiiMfiiiiiitiiiiiiiiiiii'iiiiiiiiifiiiiiiiiiiiii:iiiiiiiiiiiiiiii,iifi 'ifeiiiiBiiiii .„.......»„.,,„„„.„„. ,.„„.„,•., iaiiilii'JfliillillliiSiiililiiiSiilinBlllllUliUliUlllilBIUiiiiiiii l i l i L A Hispaiio-Amérita, &n donde las mujeres son un poema y los hombres un santo homérico, tierras de tantas virtudes, y por loqU'O.el vicio es más ostensible, aúnaeefitremeoecomo mujer histérica bajo las c>osquilla mortífera y asesina de los exteriores de revoluciones, bien que éstas yaeniieemayo, no alcanzan, pop suerte y prudencia, a revastir mayor ^avedad que la de un cuartelazo máa o menos peraonalis-tsL. que ¡si bien iittra,íaa]a Constitución y pone en tela de tragicomedia todo el andamiaje de seriedad política y social, evita esa leyenda negra de rojo exterminio que tanto debilitíS el alma virgen do esta niibil doncella tentadora y tentable de caricias infinitas. Un cuartelado derroca a Gondra del Paraguay y sube a Ayala; un parlamentarismo fobo y rebelde derroca a Suárez de Colombia y eleva a Hol'gTiiiiij y otro cuartelazo, mág o menos trágico, derroca a Herrera de Guatemala y erige a Onellana, Lima y Larrave en mentores provisionales de la cosa pública con alexia de Estrada Cabrera, que vese Ubre de sus prisiones, en donde lo «ustituye eni prisionero Hernera. En Chile, país serio, Alexandri, .al año, ya dos veces murmrura el caosancio de eu mandato, Alexandri, al que Sanfuentes murmurd calHíza de un motín cuartelero, íjuie abortó en buena hora pai'a ol país, que aún llora su ingratitud con el mártir Balmaceda. No queremog evocar a Méjico, que hoy. bajo la férrea voluntad de Obre^án, como ayer de Porfirio Díaz, parece entrar por el sendero de la paz. para suerte de su suerte y alivio ú(; caminantes extranjeros; Colombia, Guatemala, Paraguay, países de fanta)SÍa y de leyenda, hija del trópico, fuentes selladas de riquezas mil, hablar de uno, es hablar de todos estos cuya fisonomía guarda parentesco con sus historias y sus ensueños de mágica leyenda, en que -sus vírgenes morenas, de ojos de negro acero, paraísos de delicias, labios de grana y carnes de esencia y fascinaeión^ son ellas un tomo de poesias, que guarda en .sus páginas endechas de noche® luna'rias y plenas de aromas, al compás de las aguas cantarinas y de los murmurios ée l a s ' telvas. España, madre inflnita en curva de amor eterno, no puede ser ajena al clamor de sus hijos de honra; por eso, entrem.os en la leyE*nda, y ante el Paraguay, en su persona, oremos la canción de lai fe por estos hijos de honor que en el Mundo Nuevo escriben y continúan las mejores páginas de la España grande que fué y de la Itepaña de recuerdo que será. Pai'aguay, país de leyenda, abí ostá su tradición mitológica, bella, indina. Papaihua, hijo de las aguas del misterioso Paraguari y del lago Iparay, en el valle de Pirayú, ea el Adán de asta raza, (jue tiene por vivienda una regia mansión de delicias tropicales, en la que las oropéndolas, papagallos^ mariposas y luciérnagas san otras tantas luces de eisos bosques de palmeras, qiie los narainjales plenos de azahares incienisan como adulación a las be- rioso, Colombia his- i tórica V Guatemala i :-: :-: fantástica :-: :-: i Pueblos de valientes, tierraB de SS íantasía y Naciones de esperanza I liá3i|g||liiiESiItliiliÍilllllltllSiiilliii§iliiÍÍIfHltillHlflS]lliniBír. llas flor de carne, quese aduermen escuchando las bellas canciones del enamorado Yurubi. Hijas del trópico, manos de hadas, que en Itanguá mariposean con sus yemas rosadas, tejiendo lel sutil velo de naíiduti con que velan sus carnes murenas las agraciadas damas, ser.oras del quiguá-verá, mientras sus labios de grana p-aladean la dulce amSsrosía de platanares, naranjales y frutas silvestres, que, con la miel de la caña, hacen besos de cielo y cielos de un beso. Feudo de religiones, gobierno de místicos, no se parece, ni en su fundación, a ninguna de las dilatadas preseas históricas de la España punta de eu espada y la sangre de sus venas, toda una epopeya, que guarda anales en la historia de las más grandes rebeldías y heroísmos americanos. Cuña interpuesta entre tres naciones, sin puerta) al mar, contenta vive al arrullo de sus caudalosos ríos, afluentes cpie al mar llevan las palpitaciones de esta raza^ que, mediterránea, se deja querer por los que la codician, después de descubrir en ella los mágicos tesoros de riqueza y bienestar, que encierra en cofres de sándalo, como tesoros de valor inmanso que le bastan y sobran p-ara hacerla feiii: y contenta. :^|^IISIHIHIIIIIIIHUIIIi!nElliIi!lflllillilllliÍIIIÍIIIHMIiSIIIIISIilHllllÍSIIIIillllflEOBÍiilliHIIIIIII?4 • LU S •IB ig i g s IS SI • S E P U L C D O D E E S P C Z Y ^;|NA, EXISTENTE EN LA CATEDRAL DE PAMPLONA s Z¡, » .<IIIIIIHIHIIIUilHIIHIIIiliniiniBiUllllliailllllÍIIIIIÍIIÍItlllllHimilIIIHUIIUIinUHIIHIIHIIIUk." coloniaJ, pues los Jesuítas primero y los Franciscanos después, que gobierno de Misiones hicieron en este país de los encantos y de la naturaleza deleitable, dejaron en este pueblo algo de su carácter de místicos y de guerreros, de poesía y misticismOj de fiereza y energía, de poema y de tragedia. Ahí -p&Un Curupayti y Humaitá. monumentos de indomable rebeldía, pedestales de fiereza y patriotismo, émulo de los m;ás altos ejemplos que la Historia humana registra en la independencia y soberanía de los pueblos. Todavía vagan las sombras de los héroes, que en eaos campos de dolor esc?!15T&ron. con la Al arrullo de esos caudales de aguas esm^eralda, por donde suben y bajan los que del mar llegan y al mar vuelven, mientras entre sus lagos de maasa placidea, que a la ensoñación convidan con sus tonalidades tranquilas de pupila azul abierta al ci-elo de ideal, se bañan y juguetean las hadas de esos bosques de azahareis que abanica el platanar; mijentras entre sus altas copais arrulla la oropéndola y canta una endecha suspirante de amor y faniasía el quejumbroso Yurubi; mientras el yacaré, a la orilla verdinegra de las ^fuas cornentosas, llora, traidorzuelo, .el descuido del humano; mientras el tití huye de la glotone- 22 y 30 OCTUBRE 1921 lA ría d& la boa, que^ vigorosa, sube arbusto arriba, y las mariposas de metálicas crisálidas pintan en el ci-elo los arabescos de un cuadro de lu», que llena, con sus manchas fuertes, los plumajes de loros y pajarillos engalaniados de púrpura real, oro liquido y glaucas ondas de azul terciopelo, como manto d© regia despo<sada; las ruinas de Humaitá, Jesús y Trinidad, con axis muros carcomidos por el tiempo y sus derrotas de la edad, en las noches de nii'5terio ouantan los salmos del pasado y las tragedias cuya osamenta muestran como despojos de un combate, en el que los fuertes fueron débiles, y loe débiles, señores de la fantasía, que tierue para ellos no pooo de idolatría. Sarcasmos del destino, oontraetes de la aciaga aventura^ ©se pueblo de clima envidiable, en donde jamás 'Cl cierzo belado pudo posar sus dientes de carnioero; eterna primavera, ya que en toda época se puede dormir a la intemperie; ese pueblo en el que la Naturateaa ILÜflTRAGION BSPAííOLA MUWS. 3G y 40.-427 Y AMERICANA paroce haber escondido, avara, sus mejores cuadros de riqueza vegetal, pues las frutas más exquifiitas y abundantes son arbusto común que nadie ocupa, y sola ella fructifica como en emulación y competencia da indigestar a los golosos da pueblos lejanas que allá llegan ca busca de salud y de placidez quo resta&e las heridas del corazón; ese pueblo, que a borbotones lo iBflfixia la poesía, el encanto y lai abundancia más generosa; efio pueblo quet tranquilo en 901 paz patriarcal, algo mística y odorante de perfumes y ambrosías mil, recreo de la vista, endulce del paladar y letargo de armonías y de deleites del oído, y en donde sus morenas hijas de amor, viven para encanto d© 9U pasión; ese pueblo quei a nadie va a molestar, y que, contento, vive en sus tradiciones de una Arcadia que fuera paraíso, pues tal t'ene de placeres y lisonjas tiernas © hijas de su propia existencia; ese puebla, a veces, seve acometido por la lepra política y contristado por el llanto de los huérfanos y «1 dolor de los gemidos, que el arma cainesca arranca de laa •cai'nefi de hermanos en desgracia. Golombia, Gnatemalai, Paraguay, fuertes y robustofl retoños de edad de gloria, muerta la lepra del prosantilismo y personalista remedo de aciaga, ambición, privara la riqueaa que se impone y la cordura del bienestai', sembrando días floridos en tesos vergeles, de esperaniatan bellog como sus ríos y lagos de ilusión, y al margen de su historia de patricios altivos se suscribiera un apunte de paz que, llevando el sosiego al alma cantadora y reidora de fellcidadee. convierta en realidad ]o que anhela la raza de Quijano: fortaleza, amor, dicha y la grandeza que impone la altivez y que pramiai la honradez y el talento. .T. FERNANDEZ PEfíQüEHO f.hÚP., 1*J2I. ^nmeniuiniiiHiiii [iiiiiBiiiBiii5Bi§ieiimHiiiniiiniminHiimiWWWBM»WBu«^wwiiitMiiayttMiiiiiiiHiHHiiiiiMi^ s H MI i LA ELEGÍA DE LA ESPADA! I B I I Mí Mi AL GENERAL ALVARO OBREGON Relámpago de argento, brilló con diamantino !iniHiimiHHmiifHiHnBimiiniiBiimmiiiinniiiiHHnnH^uaHHiHiHiHiHtfBamiiiigii!iBinmiBBiiiiHiiiiiiiinHii»iiiimira fulgor ta noche trágica en que, al golpe asesino Un clarín somnoliento plañe toque de queda. ...y el silencio se hace; un silencio que rueda con pesantez de plomo, con suavidad de seda^ El campamento duerme bajo el rútilo broche lunar; perla celeste de la princesa Noche, ante quien riega un Büskinghara luceros con derroche. Solemne paz. Los milites, rendidos, no batallan; de las bocas ignívomas, los disparos iio estallan, y las gargantas de oro de las trompetas, callan. Aquí y allái, dispersos, entre rocas y ortigas, cadáveres yacentes: un acervo de espigas cortadas por lasl bocea d« huestes enemigas. Sus alas ponderosas, de bronce, pliega el viento. Tan sóloi a las vegadas, de uno a otro campamento, emerge algún alerta con tremuloso acento. de un Judas, rodó el joven apóstol columbino. Yo fui como una antorcha libertaria en la mano de un Aquiles invicto. Y a luchar no fui en vano cuando el fuerte Patriarca desconoció al Tirano, [Cuál hierea los recuerdos! Pretéritas campañas, con ruidos de epopeya, despiertan mis i'a'zañag entre el cálido rojo de visiones exti-afias. El dolor, como un tigre, me asesta su zarpazo, y heme aquí sin la fuerza dinámica del brazo, rolo por la centella de urente metrallazc. ;.Qu¡én habrá de empuñarme? De hoy, más yaceré inerte, y tendré, que avenirme maguer, pes^ a mi suerte, a no empujar follones al antro de la muerte. ¡Paladín: aunque mutilo con púgiles vigores, entre ignisoente lluvia y entre hórridos fragores, ya no- has de asirme nunca para segar traidores I Alguien se acerca súbito. ¿Quién vieae? Es un poeta noctivago, un, enfermo soñador de alma inquieta, que auscultar quiere el seno de la noche secreta. Y enmudeció la Espada. Después lanzó un lamento, que en su bocina ronca llevó doquiera el viento, y se turbó La vafita quietud del campamento. V mientras los humanos sueñan las espantosas tragedias de la guerra, con voces misteriosas cuentan sus impresiones de campaña, las cosas. l^as voces de las cosas vibran de nuevo, llenas de ternura elegiaca, se difunden serenas y dnlcea como cantos de líricas sirenas. IJn, clarín.—Por mis dianas, en vencer fuí el primero. Un tambor.—Mi redoble dio valor al guerrero. Vn fusil.—En cien frentes hice blamco certero. Un catión.—Tremó pávida^ con mi rugir, la tierra; Una ametralladora.—Soy el almai de la guerra. Un *'bleriot".—Soy un cóndor, que en el combate aterra.Be pronto, de una tienda donde la sien cansada reposa mutilado Capitáai, limpia Elspada dice con voz dulcisouEs, de su tahalí colgada: —Yo soy la vencedora del Mal, la que mantengo por donde pasó el orden. Las victorias que obtengo cantan en epinicios mi encumbrado abolengo. Yo arranco de tres hojas que blandió la hidalguía, y quei nunca supieron temblar de cobardía... Os, hablaré del árbol de mi genealogía : En forjas de Toledo, tres sonoros metalas fie alearon ai fundirme; soy hija de ancestrales espadas legendarias de tipos inmortales. Vengo (para más gloria de mi bravo adalid) de aquellas que esgrimieron antaño, en QOble lid, Don Gonzalo de Córdoba, Don Juan de Ausitria y el Cid. Dicen todas en coro: —Salve, noble Tizona, puea tu valor ea épico, y la lealtad te abona; mereces en el puño lucir una corona. Mereces que te gi'aben en el límpido acero de la hoja este lema, blasón de caballero: "Por ideales, vivo; por libertadeis, muero." Y prorrumpe el Poeta: —¡Oh, Espada vencedora, viuda del férreo brazo que te esgrimid en buenhora, tus inditas proezas con lágrimas añoral Un consuelo en tu aügustia, la suerte no ta niega; al Capitán que un brazo dejara en la refriega, su manquedad no estorba, para seguir la brega. Ftííé. de todas arma el adalid armado^, y entre ellaa, la primera, de temple no igualado, incólumes mantierte «us timbres de soldado. Arma que lleva fallo de muerte a la iníldeiicia, y es, a la faz del orbe, cumpliendo tal sentencia, rectas inflexible, fuerte, sin mancha; su conciencia. Esto dice el Poeta. Y bajo el amplio domo del Eizur enjoyado^ rueda el silencio como con suavidad de seda, con pesantez de plomo... JUAN B. DELGADO NUMS. 39 y 40.—428 L.V ILUSTIL-VCIOX EJ-PAÑQLA V AMERICANA 22 V 30 OOTUBHE 1921 fqissiiiHsiiimiiifnisinginiíiiifíiiiiiiiimnifíiioiiiiiiiniiiiiHiiiiiiiiiiiiiiiiiRigHniiiiiiimnniiniimEn iLíJ iH i DEL MUNDO QUE ESCRIBE i ':íiiiniiiiiiiiiiimiiniuiii!iiiiiiiiiii3iiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiHiiiiH^fsiHtiiiiaiiiiiiiiiiHiiHiiM gilllHIUIÍHiEII|]|IUil«liiii9llS!itlfllHflllIElilHIIIIIIHIIHIIIillllllili¡liiUllliilllilliS3IHaiiÍÍIIi|» ES es D. FEfiNAXDO BHVUELTO SANZ. ILUSTRE ABOGADO DEU COLEGIO DE ESTA CORTE ^lliaiiliniBIIIIIHEIIIIIHS!lllliiUIIEIllllÍIÍIIIÍIÍXilÍIÍllllIMIÍHIiUllltlE£i2SiifHI%IFiBllllillBlinilS: 'inquilinos y propietarios<u (Por D. Fernando Revuelto y Saris y £•• Antonio Pérez Amigorena.) L A familia «s la isociedad primitiva, i'l oj'igpeii y íundaini.'ntü de las Stiüii'ciade-s y d e los Fjstadoe. Y aaí como uo hay Sociedad sin domicilio, ni Fjstado sin territorio, la familia no puede , caracer de su^elo, de caaa, de hogar. El hogar íes la micrópolis, e n relación con los vastos territorios, La familia -es u n mícrocosmos, u n niimdo en cifra, u n Estado e n abreviatura. Pero e! suelo territorial es nada sin ia íorma moral, (fue se llama libertad, independencia, seguridad. El i^sclavo no tiene patina, porque no es libre, [lorque no tiene independfncia, porque no es sui juria. De la misma mane.ra. ftl suelo familiar, el hogar doméstico no sería t&l si no tuviera esas mismas prerrogativas naturales de lil>ertad, independencia y seguridad; y sus moradores oarecerían., indudablemente, de- casa, de solar, desde el momento mLsmiO -en que so coartara esa libertad, se lencadenara esa independencia, se t u r b a r a la tranquilidad; en una palabra, .si !a casa, local de vivienda y morada no fuera, sobre todo, el domicilio moral, el j u rídico tabernáculo. Por eso, la voz latina domxis, derivada ác la griega domos, tiene u n a extensión, al parecer, abusiva. Sif?niñca habitación, asilo, templo, escuela, familia, patria... De domus viene dóminu.^: lel señor, el amo. elj dueño, porqT.ic en la casa se ejerce u n verdadero señorío. De domus vienie dominium, porque con el domicilio se disfruta de u n dominio, siquiera sea útil, eobre la vivienda. De domus se deriva, dominatio, porque en la casa reside el poder, se asienta e] régimen. bi'illa el oetro, la soberanía .sale a las misma? puertas y se aisoma a las ventanas. M a re i a I se j acta de la tranquilidad de su casa. fíii.f Ttiihi dulce sub urbe est, paroaque in urbe DOMUS. P a r a C i c l ó n , la casa -era la misma urbe, en contraposición a la forastería: iDwmi et foris. P a r a Plauto, la casa era la paz, en oposición a la g u e r r a : Domi militiaeque. Pues bien; p e r t u r b a d a esa pa2, esa libertad, era tranquilidad, e-sa seguridad d e la vivienda, por la escasez de casas, por u n a parte-, y por la sacra auri fames, que diría el p'oeta, de m u chos propietarios, por otra, s e agudizó de tal manera el problema, que se hizo necesario el Real decreto regulador de alquileres, protector de los derechos legítimos del inquilino y sancionador de abusos y codicias execrables, que podían llegar a pouer en serio trance el orden social, de donde pende el salus popttli, q u e es la suprema ley. Dfce&e con razón que la letra mata y que el espíritu es el que vivifica; y el espíritu no se infunde en la letra de la ley sino mediante el justo com.entario y la sana doctrina. Y a esto ha venido, precLsamente., la obra de que nos ocupamos, "Inquilinos y propietarios", a interpretar, sabiamente por «ierto. a comentar galanamente el Real decreto citado. Basta conocer a sus autones. E s uno el joven y discreto abogado D. Fernando Revuelto y Sanz, gloria del Foro, togac decus, que diría el poeta bilbilitano, más, q'uizÁ, q u e poT esta obra divulgadísima en toda España, cfmocido c-omo desfacedor de entuertos caseriles, porque son muchos los triunfos que en defensa de inquilinoa atropellados ha logrado victoriosamente xmcir a la carroza do eu brillaní.isima carrera jurídica, como trofeos ganarlos en olímpicaí^ lides a los codiciosos caseros. Es íitro el competente secretario judicial don Antonio Pérez Amigorena, cuyo cargo y cuyo nombre son siempre u n a garantía de aci-erto en estas materias. Ln prinnera edición de este comentario se üpM\ en breve, l^a segunda, que acaba de ver la luz pública, no m un mero comentario del Real decreto de 2 i d e junio die 192(X de la liiiniiiiiiiiiiiiiSSiSHUiiiiiiiiiiinHiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiEiiii liSEIIIlilIHIBIfiyi S " II i:¡ PO.V A N T O M O l>Ék-K2 AMIGORENA, SECBRTAIÍIO JUDICIAL S •• an ilÍÍIÍiBllflSlllllllliiil£lliliIiBilllllIllil8eBIIIIIS!!fll!flillfilll9ll3llllllilfillBIIIIIIIIIIHIIIUIIUIIU9 22 y 30 OCTUBRE iB21 Heal orden de i 3 de julio úe\ mismo año y de la Gipcular de la Fiflcalia del Supremo, sino que contiene ua estudio completo «obre arrendamiento d-e locales mereantiles e industriales, gallarda defensa fie. los iTtqiiilinos industriales y comerciantes no aufleientemente pro~ tejidos y garantidos por el Real dsci-eto mencionado, de ac'uerdo cün la proposición do ley pi-eeentada a las Corte* por el conde de SantaEngracia en 20 do jüliu de 1919; un trabajo muy bien o.sbOizado sobre el contrato de inquijinat-o &n el extranjero: Francia, Portugal Italia, Bólgica, Atemania, Inglaterra, Suiza^ Prufíia, Bavii&ra, Austria, Vanezuela, Chile, Pcrii, Uruguay, Argentina, Méjico, Colombia y Costa Rica; una relación completa rie escogidas sentencias, que constituyen la jurisprudencia del RiOal decreto de alquileres, y los formularios del caso con sus correspondientes notas y aclaracionc-s. I>a obra "Inquilinos y propietarios" resulta, por lo tanto, en -esta segunda edición un libro c1)e consulta, no sólo para inquilinos y propiotarioa sino muy especialmente para RfSgistra. dos. Jueces, Abogadns, Procnrartorpí* y para toda clase de curiales. A nuestro entender, los señores Rievuelto y Amigorena han ciado a rssta obra un matiz sui gertJH'in qur la hace altamente simpática y reüomendEible, puos siguiendo paso a paso, con escrupulosa fidelidad y exactitud el articulado (iel Real decreto sobro alquileres, con atinadas observaciones y legales comientarios de carácter proteccionista para el inquilino'. de conformidad con la letra y el espíritu del texto l^^l, no puede llamarse su libro comopudiera creerse por los atfios de te Justicia y por los blasfemos de la Ley, el arle de no -pagar al casero. Mo; flek!s conw ol fiel de la balanza simbfW lica, rectos y nobles como la espada atributívai, al comentar el Real decreto, justamente tuitivo para el inquilino, no han podido menos do ir jalonando en isu glosa los derechos que la Ley concjedo a éste para su seguridad personal y defensa de sus intereses; pero al propio tiempo no hay que olvidar que la obra está por igual consagrada a in-quilinos y propietarios, porque no sólo muestra a éstos los escollos aeroceráuniüos e-n que pudieran abismarse, sino que también les muestra el faro contra las posibles maquinaciones de los inquiUnos. Porque, acordes con ,el adagio "A río revuelto, ganancia de pescadores", no falta quien, "ai bragas enjutas", pretenda pascar una vivienda a cuenta y riesgo del propietario, o abu'sar de los caseros, precisamente porque éstos pudieran parecer en la actualidad a los nesios el árbol caído, de! que todos hacen leña: ne quid nimis. Al encuentro de lestos disfrazados der,<jchos, colocándose entre ScyJla y Garibdea, sale la obra "Inquilinos y propietarios", y esta condición, repetimos, la bace muy recomendable a todas las Glase,s sociales por su justicia e imparcialidad, de la que profesiónalmente tan gallardas pruebas viene dando el Sr. Revuelto, defendiendo con éxito clamoroso a muchos propietarios y deshaciiendo los burdos amaños de osados y maquiavélicos inquilinos. En flni. este libro de oro lleva un enjKiaste de finísima pedrería: un priílof/o escrito con galanos conceptos, gran erudición y mhusta doctrina por ni decano del Ilustre Colegio de Abogados, de Madrid, D. Manuel García frioto, Marqués de Alhucemas, La sola firma de tan prestigioso personaje político y eminente jurisíjonsulto sería bastante para avalorar en alto preoio el mérito de esta obra. El Sr. Oarcla Prieto afirma y asegura la importancia y utilidad de este libro. Bien podemos nosotros añadir; Magisfer dixit. El Sr. García Prieto felicita muy de veras, hÁ ILUSTRACIÓN E:<PA5;0LA Y AMl^RICANA eíusiva y cordialmente, a sus antores. No cabe duda, pues, que "Inquilinos y propietarios" es una obra digna de los honores del público, pues cutinta con tan glorioso Meoenaa. Para terminar; los sofiores Revuelto y Amágorena son acreedores, por su libro, a universalies plácemes y a generales felicitaciones, y nosotros, haciéndonos eto de la autorizada voa del decano del Colegio de Abogados, de la Asooiacjóu de Vecinas de Madi'id. representada en fiu meritíaimo presidente, 1>. Lorenzo Barrio y Morayta, y de la opinión pública, sin tasa y sin medida les felicitamos, profoLizando la próxima aparición de la edición tercera de •'Inquilinos y propietarios". EL ABATE PIMEWTEL "ANA MARÍA" Nos encontramos dividida a la sociedad humana en dos clases: rica v pudiente, la una, y plebeya, la otra. No somos partidarios de la cruel lucha de •clase'*, puesi ello va contra la marcha normal del mundo; pero sí desearíamos más igualdad entre todos los hombrea, que permita a los humildes alguna mayor comodidad y mejoramiento en sus costumbres. Ac^ontece la mayor parte de laia veces que el poderoso trata do apítdei-arae de los dones de los desheredados, no reparando en obstáculos para conseguirlo. Gomo «i el honor y la honra no estuvieran por encima de todo dinero, de tixla riqueza y de todo feudalismo. Ana María, niña aún, se encuentra sola en el mundo, sin más amparo que el que la prodiga una pordiíksera que. compadecida de la niña, i*pparte con ella ais limíisna'^, tomándola •'nn cariño grande; faltaba para leíla lo más pi-eciso, antes que la nifia ise acostase sin haber cenado bien; y cuando ya el sueño cerrEiba ios ojillos de la muñequita. la bondadosa mujer se levantaba varias veces de la cama, no fuera: q,ue Ana María nn. estuviera biein abrigada". Tal es la protagonista de la nueva producción de mi entrañítblo amigo y compañero Eduardo Mentaberry, gran crítico, periodista de altos vuelos y profundo pensador. Dtespués de su primera novela "La última cogida"', presentimos que ol inquieto ingenio de Mentaberry,. de "Currinche", pseudónimo con el cual firma sus trabajos periodísticos, no tardaría en regalarnos cm nuiwos engf^ndros. Y a fe que bien merece su nueva nuvcla "Ana María" que ^a consagremos unos momentos de atencíOn. X El señorito calavera quo derrocha sus energías y el dinero—que nunca es suyo—en cosas banales, conoce al azar a Ana Mat'ia. que j a no w la mendiga de antes, sino la poseedora de tres mi!]f>nes de pesetas; la que ya no camina a pie y descalca desdo Salamanca a Madrid. Sino la que recori^ las grandes avenidas y )c» parquies en su milord de "dos hermosas yegus inglesas de pura samgre''. Ana María tiene la debilidad de enamorarse del señorito contra el parecer de su fiel doncella Nati, bondadosa y buena, que ve <iue no ss el amor quien guía la Garlos Sandoval, sino el vil metal que le pueda permitir seguir dilapidando y gozando a costa de sai mujereita, que tiene que volvierse desde Parts, sola y sin fortuna, a Madrid, y lo que es aún peor; enferma, por lo que no la admiten en ninguna fonda, y va a parar a la sala de un hospital. Ella, la que un día fué el blanco de todas las miradas, se vo eola, abandonada, cubií^rto su cuerpo de úlceras y amenazada por la Parea. Sólo Sor Trinidad, la hermana de la Caridad, esas santas mujeres que lucha-n contra las in- NUMa. 30 y 40.-429 fercÍMiiL',& y que ^e consagran a servir a sus síMíii'jarites, la cuida solícita, dándola ánimos y pri'pai'ándola a morir santameJite. Sabe la monja que Ana María es buemayquo fué víctima de su amor, demasiado confiado, y por fso se compadece de la den^raciadaí y la prepara a bien morir. En resumen; MeuLaberry ha creado un personaje real que parece vivido por su autor, rodeándole de esc-onjas emocionantes, que interesan y cultivan el ánimo del lector, que, juntamente con el lenguajie correcto y puro de los personajes que intervien«a en la novela, constituyen un éxitOj que le consaigran como maestro en d campo novelesco. J>j todas veras felicitamos al aaitor de "Ana María", y le deseamos nuevos triunfos en sus amlanzas quijotescas por la literatura, augurándole el encuentro, e.n breve plazo, de otia Aldonza Lorenzo que le calce las espuelas y un lluevo Sancho que cuide del roeinante que le conduzca al camino de la gloria... VULCAMUS lilKülilllliülHIIÜISIIiiliilliifSI&ntiiiliiiiiiii flfiuas de Gestona ÚNICAS PARA EL HÍeADO Y ESTREÑIMIENTO Depósito: Pla-ía del Aiig:el, 3.—MADRID iiflilIfililiiiilliililliiill^iflIliliilllllilSüllliía HIPNOTISMO Queiido lector: ¿Deseáis saber cómo podéis ga ar más dinero, ^er más fe ia, gozar meíor salud y ttner ni, jor éxito en los asuntos de esta vida? Somos especialistas y es nuestro deber ayudar a o ros. ¿Ptrmitiféis que os ayude? Nada os costará hasta haberos probado cuanto podemos hacer. Enviaremos GRATIS nuestra obra ilustrdda tfe 64 páginas, que os instruirá acerca de los principios fundamentales del buen éxito en los negocios y en vuestra prrfesión; os dice cómo se curan las enfermedades y cómo se pueden aban:Jonar las malas eos utnbres sin tomar dr- gas, medicinas, ni usar el escalpeo del cirujaf^o. Esta obra revela c mpletameúte los orultos. i P H Í W í l i ^ l l niistetiosdel HIPNOTISMO,el A r ü b f l U b U JMAQNETISMO PERSONAL, CURACIÜM M A G N É T I C A , e t cétera. O .dice l i manera de adquirir maestría en es'as ciencias, en vuestra casa, en pocos días y usar esta potencia entre vuestros amigos y conocidos sin que ellos lo sepan, nuevos "e instantáneos métodos os pendran en aptitud de hipnotizar con la rapídtz del relámpago. Garantizamos el buen éxito o perderemos diez mil pesetas. Este libro maravilloso ha sido causa de la salvación de miles de personas que han estado a punto de rendirse humildemt nte a los reveses de la lorfnna. Mil ares de per;onas deben su i-aluí, felicidad y buen éxito en los negocios a las nociones que inculca. Está llenn de maravillosos secrttos y asombrosas sorpresas. Se enviará a c u a ' q u i r a absrílutamínte gfatis, pldiénd lo al S A G E I N S T I T U T E O F S C I E N C E ( D e p . 67 A . ) r u c de l ' I s l y , 9, P a r í a , I - r a n c i a , incluyfíiJo cincuenta céntimos en sellos de Coreos para ayudar en los gastos de porte y expedi ion. IN CASA &RÍT1S liiliiilSgSiliEíilHilSSílSBiiviilJiiBíllBlIHíiSiiísii Caliiaá "tonioir" l\ ts ie la alia m ú ü •HiMpni^iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiuiiiiifsiiiieHiinHiiiiiiiiifiinHnimHiiininiiiiuaiiiis.^....... ^tuuuuyiiuiiiiuuifUEEUuiíuiiiEiaiiiiiiiiiaiiiiiiiiuuuiiiiiiiiHifiiUiíiiiii^ iiiiiiniiiHiuiiiyuBMnyiuiHiiiiiiiHiiiHiiiiiBaiHiii] imiHiHPiiuiiiHiMHHiiiiiiiiiiimiiniiiiiimiiiiiiíaiiiiiiiiiiiiiai^iiiHi •II .__a EiiiiaiiiniiiiHEiiiRii'Suniiniiiiiimiiniii!ii!fiEii!i]iiiiiiiiniaiiiiiniiiiiiiiii!n»oiiiiiiiii!n!iinimBiiiHi!H!!n!in^^ LA BATALLA DE LEPANTO GLOSARIO ssiiiuiuiiUuaEi^iiiiáii ifiusiiuiiaiiiiiiiiiHiiiiHiiiniiiiiinuHiiraiHiiiDiiiiBnsamiHiUuiiBHmHiiiuiiiiiiRiBiEiiiiHiiH dio la señal de ataque. Un sacerdote espasi^iiHHiniiiiiiiiiimiiiiiiiniaBisiiiiiniiH^ tras posiciones del Mediterráneo. Y, en 'efecto, la migo ñol traza la señal de la cruz sobre los hincados escuadra que mandó contra ellos X>Felipe II fué ffi e de rodillas, y "distinguiéndose—dicie Guerra y é X s derrotada en la isla de Gelbes (1564). Entonces el Papa Pío V lanzó un llamamiento a los reinos europeos para reunir una poderosa escuadra que cortara de raíz el peligro musulmán, al que sólo acudió el Rey de España. Don Felipe II envió, como jefe de la flota española, a su bastardo hermano D. Juan de Austria, gran capitán y hombre de dotes inmejorables, que ya se había revelado como buen gobernante en las Alpuj arras. victoria ios soldados. El humo de la pólvora nn consentía ver lo que ocurría en la alas, donde se combatía con el mismo ardor; mas lo veía muy bien el mai-qués de Santa Cruz, y cayendo con todo el peso de su escuadra de reserva, inclinaba la balanza allí donde los mahometanos .se creían vencedores. Puesto* en fuga, obedeciendo las órdenes de Uluc-Alí, fueron perseguidos y acosados. Alarcón—la galera real de Aüí, por las banderas gue traía, a ella dirigió la proa D. Juan, recibiendo la descarga de su artillería algo lejos, y sin más pérdida que algunos remeros; contestó casi en eil momento de embestir con el espolón, y estando cargados los cañones con metralla y trozos de caidenas, hizo un estrago horrible en los turcos. Siete galeras apoyaban la de Alí, que, con las que seguían al generalísimo, formaban Jamás lograron en la mar victoria tan decisiva y brillante las armas de la cristiandad. Los musulmanes perdieron 30.000 hombres, entre f g ves bajan a un joven, que venía herido con dos arcabucazos en e¡ pecho y otro en un brazo. Era el héroe de la galera "Marquesa". Habían herido a casi toda su dotación; él .=e encontraba enfermo de calenturas; al ver el fragor del combate, se arrojó del lecho y subió a cubierta. El capitán de la galera, Francisco San Pietro y D i ^ o de Urbina, le detienen. "¿Dónde vais enfermo?" —"A defender a España"—contesta e) Í:>ven—. —"Tienes calentura". —"No importa". Acceden los capitanes, y nuestro joven enfermo empuña un arcabuz. El combate arrecia; la IB mu •1 i B DON JUAN DE AUSTRIA ü rillUliilllHilHIlIlBlillilliillillllHIHlUiiliMSa C ADA vez que tomamos la pliima para glosar Un acontecimiento ás nuestra Historia, la mano se estremece y se encoge, queriendo t r a t a r de esconderse, y como avergonzándose de sacar a la luz del mundo nuestra desidia y nuestros males, ínitos de imprevisiones y de maloi procederes de los españoles—triste es decirlo—, que desde lo? altos sitiales del Poder echaron abajo todo un monumento de grandeza y la evocación de algo qua fué pujante, temido y respetado. Pero aún no hemo» perdido !a esperanza. Si hombres degradados trabajaron por el desprest%io de España, por el afán de enriquecerse «líos y su descendencia, a costa del honor y de la caballerosidad del pueblo hispano, todavía quedan muchísimos españoles que con su trabajo, con su ciencia y con su arte no cesan ds noche ni de día de lanzar los frutos gloriosos de sus desvelos par» gritar a los continentes: "España no ha muerto; vive." « ¿Quién al oír pTonunciar los itombres de don Juan de Austria y die D. Alvaro de Bazán, de esas dos grandes figuras de la dinastía austríaca, no se lleva la diestra a la cabeza y se descubre respetuosamente? Ellos, ellos fueron ios que en el Golfo de Lepanto cubrieron de gloria a España, siendo el terror de los musulmanes. Los piratas berberiscos tenían amedrentado el Mediterráneo; soldados del cabecilla Barbarroja tenían, como su jefe, la fiereza y la osadía. Su ocupación constante no era más que apresar a los que navegaban por las costas, cogiéndoles sus riquezas y sometiénidoles a un duro cautiverio, del que salían alguna vez, gracias a la Cofradía de la Merced, cuyos hermanos recaudaban por los pueblos limosnas, con las cuales ejercían la nobilísima virtud de rescatar a los cautivos. Los piratas turcos fueron los que más se distinguieron en estas hazañas de pillaje. Solimán, Emperador a la sazón de Turquía, llegó, en sus correrías, a las puei'tas de Viena, amenazando inundar a Europa de bandidos. Mientras, Andrés Doria, mandando la escuadra española, le saíió al encuentro, deri-otámiolo. Algunos años más tarde tomaban las tropas españolas el litoral africano y rescataban 20.000 cautivos cristianos (1535). *• * Muerto nuestro Emperador Carlos V, creyeron los turcos que les sería fácil apoderarse de nues- flh mi i W SS •• g S «I Mi E i m •m H'II IM >in III* na BUH un m •I >« w • s & •• mu EÜ m Mt Mi wa W» MI •i m» wa •a mi •i Mi llOI 1* DB NW a• • tM Mi Mi •i'i •i.iii •MI (la ME II'• iij» LiRi !.•'• mi a s a MW yn i s Mi mt BU •in a '•"' I sS B S s B B i a •• a •un í i •M B s e mt Mi B •b s Wl m •M na •lO tul ill mil III ff BW BW B.C B B •i MI Mi E E i a •a M 19 Mi m a. ,?HilÍHinÍÍlllÍÍIIillilillHilÍ^ B S' ifaaiiiiiniiiiiiiii|iiiHiiiHÍ .» 3MDtm £ mu an m S B a •M •a •i a8 aB Mi S Mi Pi s !£ Mi m B s S S S gg m tm B S lut •i M Mi 5 m m n MI m B E B MI Mi !j.t M ijs g s M a a s c i 8 l i a il a a S s É MI m ¡£ Mi Hi Mi MI 8MIMi S %iiiitiiiiiiiiiiHUttiint!ifiis? B B "11! 5•• S £ ¡a •« n m mu g m m '¡¡V 9 LA BATALLA DE LEPANTO (P'.fi^Ut liiimiiiiiniiiüiiiiasiiiniiiiiiiHiuiiiiiHiiiiiHiiiiiiiiiHiiiiniuiiig ANTONIO C O N Z X L E Z DE LK PEfiA) llliBinHHIIIiilHIlIHIIUIIIIliHIiiililillIlllillIlillliHimHIIIK mm B Púsose en marcha nuestra escuadra, y, apenas llegados al Golfo de' Lepanto, divisaron a la escuadra enemiga, al mando de Alí-Bajá. Replegóse nuestra flota en tres partes, dirigidas por Andrés Doria, la derecha; el veneciano Barbarijgo, la izquierda, y el centro, D. J u a n de Austria, yendo a retaguardia el marqués de Santa Cruz, D. Alvaro de Bazán. Los mahometanos avanzaban, formando media luna, siendo manidados por expertos jefes. Don Juan de Austria arenga a los soldados y orclenó tocar la miúsica. En esto, un cañonazo del ene- iiiiiiiiiiiHiiiiiaisiiiiiiiiiiiiiiii3!iaiUiimiiniiiHimiiiiiiiiiiHiiS3»ii?ii!iiRi3Hiuimiiiiiiiiiiniimiu^ un grupo compacto, batiéndose al arma blanca con encarnizamiento, ya en la cubierta de una, ya en la áe la otra, según la alternativa de las acometidas. Hubo arcabucero—dice una relación—que dií-paró cuarenta veces, y al cabo de hora y media estaba la peQea como en un principio, rechazados dos veces los españoles y herido el Príncipe en un pie. Por fin, dando las tromipetas la señal de tercer abordaje, en el empuje cayó muerto Alí-Bajá, con lo cual desmayaron los suyos, y, derribadas las banderas, se enarboló |a cruz en la capitana turca, gritando S I muertos y prisioneros, y 130 galeras, apresadas y repartidas entre los vencedores, sin las que se fueron a pique, con riquísimo botín de oro y joyas," y la libertad de 12.000 cautivos que andaban al remo. Las pérdidas de la Liga fueron comparativamente pequeñas, no llegando a 8.000 los muertos, de ellos 2.000 españoles, 800 romanos, y el resto, venecianos.'* Llenos de gloría entraron nuestros navios en Mesina, después de la batalla. De una de las na- metralla enemiga nos causa muchag bajas; ríos de sangre corren por los navios; el estruendo de los cañones y la gritería infernal de los turcos hacen un dantesco y apocalíptico espectro. Por fin, nuestros navío> consiguen romper la línea enemiga, destrozándola. Entonces, nuestro valeroso joven, que se había puesto al mando de lo: supervivientes de la galera "Marquesa", cae rodando por la pc^a... Aún tiene fuerzas para colocar el pendón enemigo, que le habían arrebatado, en uno de los palos. deJ barco; pero las fuerjias le abandonan, y cae... p^^SHuiniiminiiimmiimmiifiniiiiiiHgiiiniiiiiuiiiniaHifHmiimmimHiiiiiiiiiiaiUi^ i Por fin cesa el estruendo y la horrible matanza; nuestras tropas han triunfado. Y e.ste joven, que de.?ciende de la galera "Marquesa", ¿queréis -aber cómo se llama? ¡Miguel de Cervantes Saavedra!, que ostentará sietnqn-e si¿a heridas como recibidas en la más alta ocasión que vieron los siglos ]xisados, los presentes, ni esperan ver los venideros, s e ^ n decía el Manco InmortaJ, que años más tarde había de ser el asombro y la admiración del mundo entero, y que con su Don Quijote de la Mancha a España glorificó y enalteció. a a Tal fué el hecho de Lepanto, en el que España, entonces fuerte y poderosa, asombró a Europa y la libró de caer en las garras de ;a piratería musulmana, y en el que se destacaron los españoles buenos, los verdaderos hijos de España, los que no la engañan ni la escarnecen, y que sirven de ejemplo elocuente y de espejo sublime, en ol que nuestros gobernantes de ahora debieran mirarse, para quie algún día nuestra Patria, sacudiendo la modorra que la tiene postrada, vuelva a ser lo que fué en tiempos lejanos... ^giiUiamimiuiiiiiaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiHmimiiHiHii|ifiii»ii^''fHiiimSminuiiiiiuiiiiiHNiiHi Pi M s No quemmotí tsenminar este humilde trabajo sin rendir un homenaje de admiración a la memoria del infatigable doctor Cobos, y dejarfatnos incon^etos estos apuntes si no dijéramos aquí cómo, gracia.s a él, se levanta hoy, en un pueblo griego, un obelisco, en conmemoración del gran hecho de Leipanto, en medio de una plassa que lleva este nombre. El doctor Cobos, ferviente adorador de ja antigua Grecia, hizo varios viajes a esta nación, y, en una de sus visitas a este país, supo que en Cefalonia, en el lugar denominado allí Barrio de los Arcángeles, existía un terreno, en el cuaJ hacía 330 años que ae erigió una capilla, bajo la advocación de Santa María de la Victoria, que los venecianos hicieron construir en memoria de la victoria alcanzaífe én Ja famosa bataitá de Lepanto el 7 de octubre de 1571, él más grande conibate de la Historia, en e] que la flota de la Liga, de la que formaban parte también 5.000 griegos, bajo las órdenes de Don Juan de Austria, combatieron el poder turco. Esta capilla, que, a causa de uno de los frecuentes teri-emotos que se sienten en esa parte de Europa, no quedaba de ella más que las huellas de su fundación, alguna que otra pilastra, sirvió desde entonces, hasta hace algunos años, para cementerio de los católicos, y sabiendo el doctor Cobos que existía el terreno citado, le sugirió la idea, en ocasión que marchaba hacia Cefalonia, de visitar a] alcalde de Argostoli, señor Cosmieftatos, proponiéndole que el Municipio comprara el terreno para hacer excavaciones y hermosearlo, haciendo una plaza, en la que se erigiría una columna conmemorativa en medio de ella, en recuerdo de este gran hecho histórico, dándose el nombre de Lepanto a esta plaza. El alcalde de Argostoli, hombre patriota y complaciente, aprobó con entusiasmo la idea del doctor Cobos, ofreciéndole llevar el asunto a ?eñión y prometiéndole que el Concejo acordaría la compra del terreno. Toda esta labor del insigne doctor Cobo© despertó los más grandes entusiasmo^ en los pueblos latinos, y en corroboración a [o expuesto, corpiamoii a continuación el telegrama que dirigió al director de El Impa/rcial el correapon.sal del diario de Atenas, Ásty, D. Nicolás Troyano. E B Wl B E a 8 Mi M m 8 •D <M Mi M Mi B MI Mi 3 MS. 39 y 40—432 liA Lkva fecha de 7 de septiefmbrti de 1904, que es cuando tuvo lugar el hecho que describimos. Dice así: ILUSTRACIÓN ESPASOLA Y AMERICANA los temores que la hacía concebir el poder marítimo del turco. La feliz idea del doctor Cobos ha sido acogida con verdadero calor por e| alcalde de e^ta población, que se ha ofrecido a destinar una plaza pú-blica para conmemorar e,l viotorioso heoho do armas. Con ello tendrá España, en Grecia, una plnzb. de Lepanto, que despertará en los griegos el deseo de hacer los más fervientes votos por el resurgimiento de las glorias de ese país,—Nicolás Troyano." Como se ve, es bastante significativo el tele- "El doctor Cobos, el español más helenófUo que aquí conocemos, ha tenido una iniciativa que, seguramenite, ha de ser acc^ida con entusiasmo en España. Excitando a Grecia a perpetuar el recuerdo de ]a meimoi-able batalla naval de Lepante, ha recordado que de Cefalonia partieron las naves aliadas, llevando a bordo de una de ellas a Miguel de Cei-vantes, con sa glorio.-a manquedad, para celebrar una victoria que inmortalizó a España y libró a la civilización cri^iana de 22 y 30 OCTUBRE 1921 grama que hemos transcrito, y revela el entusiasmo que despertó en Grecia, aquel gran hombre que HC llamó D. Francisco Cobos, que vivió laboiando por alcanzar glorias para España, y que en todas las partes del mundo, especialmente en Améi-ica, logró los más grandaa triunfos y las más altas recompensas, siendo la admiración de l(Jí países americanos, que le elevaron a los más altos pueítos sociales, y que trabajó toda su v:.da por lograr el hermoso ideal de la federación de España con las Repúblicas hispanoamericanas. MANUEX R O J A S ESPINOSA ^-^^^^^J^^mí^^^m'^^^^^^-^ 3mi59l5»IIIIIIHiniUllllllllllltÍÍIIilÍlliÍIIIIUIHIIIIIflltl|Í^iÍitfWIESÍBilSSillKFSmiaHllBIIIIIIBÍIiSIIIIIHIIHIIininHI2llil!IBii!iB^ ful •"'' Si ^ a Iconografía Cristiana o Los Códices miniados de nuestra Biblioteca Nacional z eiimiimiiiiiiiiimiiiiiiHBiiniininiiniiimmHmmiiuisiiiiiiieHi^ui^i'iiiiiiiitsiiaitiiiiiiuiiiiiiiiiiiimiinBniíiiiii^^ REPRESENTACIONES DE. LA ANUNCIACIÓN EN NUESTRA BIBLIOTECA NACIONAL IV ANUNCUGION Y NATIVIDAD DEL SEÑOR SIGLO XV Uno de log misterios qu© primeramente r e presentaron los artiistas cristi-aiios fué el de la Anunciación; aquellos arliftces, originariamente paganos y perteueeienteis, .sin duda alguna, 'a las clases ínfimas do la etociedad, acoslumbraflos a oír vanagloriai-se a los urgulloaos patricifn* fie porvenir de las m á s poderosas d i . vinidadns olimpicaü, tenían forzoftament/e que feíicontfar simpátioo el hechr> d^. que u n Diosí, dominador ée todo<s loe elementos, e l i ^ e r a p a r a su eíwarnación el cuerpo d e u n a modestísima joven. Era, por otra parte, un ejemplo, cuya exteriorizacidn podría convenir al mejoramiento do Las relaciooieg sociales y q u e representaba elocuientemente la fraternidad y esencial igualdad de los horaíjres, proclamada por Jesucristo. y qwe estas consideraciones son fundadas, lo priieban fáci Imente los sigulentas irrefutables hechos: la -conciepción y natividad de la Virgen no ae representan bastai el siglo X; la prpsemtación en el templo y matrimonio, h a s ta los r v y V I ; el paso a Belem, hE^ta lel V ; la adoración de los Magos, hasta el IV; etc., etc. E a UQ fresco del cementerio de Priscila (siglos I I o III}, el 4ngel, bajo Ha forma de u n j o vien, s i n atribuios ni alas, tiende la mano d e recha hacia la Virgen, q u e aparece muy joven, y cfuya mano derecha está apoyacEa en el brazo •de u n sillón, y levanta la izquierda e n actitud orante. Una Pepresentaeión del siglo VI nos muestra al ángel con bastón de viajero en la mano izquierda, y la boca entreabierta, en actitud de hablar; la Virgen escucha respetuosamente las palabras divina*, denotando en su semblante la atención y el asombro. Del siglo XI existe efn la Biblioteca Nacional francesa u n manuscrito, que, e n t r e otras, tien e u n a m i n i a t u r a q u e representai e^Ua escena: la Virgen está arrodillada: lleva manto rojizo, y las. manos, separadas y abiertas, en actitud d e aisentimiento; el ángel tiene u n volumen en la mano izquierda, y la derechai, levantada en seílal de indicación. E n u n libro de horas de este siglo muéstraSL' la Virgen de rodillas, con túnica y manto SIBinilHlBflHBBIiyiilBIililliEmBlliailliii azules, nimbo unido, y en las manos, u n libro abierto; a la izquierda, el ángel arrodillado, L'on túnica blanca y manto rojo, la mano \Íquerda, levantada, y en la diestra, el bastón di^ viajero; la Virgen so presenta en actitud humilde, y parece una niña de diez, a dooe años. ÍSIÍÍÍSIÍEIIÍB!ÍliailflBSiÍIElÍíaiaiHIEÍiBElIlflÍiBlilBBHIl2í •MI i: s B I s Si ISl W «ALCAI.DI- ARAGONÉS» (CUADBO DEL ILUSTRE ACADÉMICO S E R O B S E N X E N A C , QUE PIQUDÓ EN EL ÚLTIMO SikLÓN DE OTOñO m» j ^ Z ¡¡¡¡ ^BilBBHBBHIBIIIBEliBBBBflBnmiBIHIHlBilIBIHiiiHBinBKIBBmflnflBIlIBliBBBiBlinKBBUIinNBiniBilBBe riMWtfAHHmflHHHlMill LA 22 y 30 OCTUBRE i 9 2 1 OFICIO PAUVO Uua de las miniaturas de oste bello manuscrito, citado en otros ai'tículos, representa esta escena: la Virgeni. con t-únioa y 'manto azulea, aparw^e arrodillada en un reclinatorio, encima d-cl que se ve un libro abierto; la mano izqniertta, sobre íÁste, y la derecha, abierta, colocada sobre el pecho; vuelve la cabeza hart-Ja la i^quierdarla, como escuchanrin las palabras del anciel. que, de rodillas, manijleeta la voluntad divina; viste aquél tLiuica> blanca y manto rojo, y las manos, abiertas y separadas, dirigidas liaría adelainte. Sobre un trozo de franja léeso la salutación "Ave gralia plena dominus teium"; en el suielo, un florero de orO;, con lirios y azucenas; en la parte superior, una paloma blanca anuncia la presencia del Espíritu Santo; a la izquierda, y saliendo de las nubes, divisante los rayos aimbólicos de Jehová. SIGLO XVI LIBRO DE HORAS DE CARLOS I DE ESPAfíA Como anteriormente hemos indicado, el libro de horas del Emperador es Tiito de los más prcciosüs Códices que ^larda nuestra Biblioteca Nacional. La bellísima escena de la Anunciación ©s repi'iwentada del .siguiente modo: en la parte .su[>erior aparee* una nube, formada por ángeles alados-. qu'C llevan manto rojizo; en^cima de éstos, y en la parte más jirLixima al cielo, cl Padre Eterno, e.n busto; en medio, Ji^ucrifito. con nimbo crucifero y llevando en la diostra la cruz de la resurrección, y debajo, el Espíritu Santo, representado por auia bien dibujada y nimbada paloma blanca; de la indíc-ada nube se desprenden rayois que reflejan en la Virgen; ésta muéstrase de rodillas; delant*'de ella, unu mesita, encima de la que aparece un libro abierto; el ángel aparece a la derecha. con una rodilla en ti^erra y llevando en la man.-i izquierda el bastón de viajero. ILUSTRACIÓN BSPAííOLA Y AMERICANA mayor o menor antigüedad del monumento es la presencia de las com-adronas. En los primeros tiempos no aparecen éstas; un sarcófago del siglo rv nos presenta la escena en toda su simplicidad. La Virgen, sentada!. tiene en sus rodillas al niño, que aparece vendado; en segundo término, la muía y el buey, y después, San José. En otro monumento del siglo V, San José, íicmtado. forma pareja oon la Virgen, llevando aquél lai sierra delante de sus rodillas; piedras •sin labrar sirven de asiento, mostrando todo la rusticidad más absoluta; el pesebre está protegido por un cobertizo sc«stenido por troncos; se ve, como siempre^ a los dos animales; el jiifio apareces acostado en un lecfio que se apoya sobre el muro. Continúa esta representación con los mismos personajes y caracteres durante el siglo V t A mediados diel Vil, la influencia oriental comienza a dominar en el Ocoidente y a reflejarse en las producciones artísticas; reílriándonos exclusivamente a nuestro estudio, encontramos bien determinada esta influiencia en un manuscrito en que la escena se presenta con toda realidad. San José apoya su cabera en la mano, en, actitud de mieditación; el niño, que «n ios primeros tiempos está acostado, se presenta en los brazos de las comadrona«. que le lavan y le v>endan. La píxssencia de tres ángeles, qufs llaman a li\s paistore>a, desnaturaliza algo el carácter realista de la miniatura. Desde el si^'lo IX dejan ya de aparec«r nn muchas casos las comadronas, como puede comprobarse «n un manuscrito de San Ambrosio de Milán, en el que La Virgen apareoe sentada detrás del peseblx^. y al lado, un personaje mitrado, en el cual os difícil reconocer a San José. REPRESENTAGIOXES DE LA NATIVIDAD EN XUESTR.^ BIBIJOTECA NACIONAL aiOLO x i u OBSERVACIONES Desde luego, podemos deducir del examen de las anteriores miniaturas que el Angrel, en los primeros siglos, es representado frecuentem&nte sin nimbo ni alaiS y desprovisto del bastón de viajero, como dando poca importancia a su misión; más adelante se presenta ya con lestois atributos, adopta humildes actitudes, viste mejores ropas, y^ en suma, representa más dignamente .su p,apel de celestial mensajero. En el siglo XV. los artistas, para dar mayor solemnidad al misterio y honrar más 'i la Virgen, hacen intei'venir a algimas dn las parsanas divinas, y^ en ocasiones, a las tros. Por lo que respecta a la Virgen, salvo Jif?rencias puramentie accidentales, con» la m¡iyor riqueza en la indumentaria, por ejemplo. \a vemos siempre en idénticas o casi igualen ;utitudos. revelando on su noble rostro la pure'íi modestia y conformidad, dignas de la- que lirtbía def ser Madre del Salvador. NATIVIDAD DEL SEffOR No resulta fácil la agrupación de las representacioTMs, que ya en sarcófagos, bien en lo-s Códices, rememoran este hecho. Siguiendo a un ilustre escritor francés, cuyasson lasodeasy descripciones que a continuación expr^ngo, señalanemos los siguientes caracteres, que, más o menos efloazmente, ayudan a la investigación. La presencia de los ángeles .sírvenos de alguna guía; basta el siglo XII, no aparecen casi nunca; como excepción puede oitapse «na minitura del Vil, en que se muestra a la Virgen cebada; a su lado, San Josí, y en la puerta, tres ángel-es, uno de los cuales llama a los pastores. Una de las circunstancias que mejor pu&den servirnos de base para detarminar la Un evangeliario <li; este siglo nos presenta una interesante miniatura de estie¡ hecho; en la parte inferior aparecen dos pastores y varios animales, toscan>ente dibujados; on la superior, y .sobre fondo de orm, dos ángeles sostivinen con sus ala"* la cflina del Salvador, que descanisa, además, sobre los fustes de dos columnas; la muía y el buey asoman sus cabezas; 'San José y la Virgen apaix'oen nimbados, llevan túnica azul y manto enoarnatlo y tienden, hacia la cuna sus manos derechas; al remati-i de la miniatura, cuatro ángelevs. con nimbo y aladi"**;. y varios rdiflcins. El Miño Jesús, con túnica verde y nimlío, nepresenta tener cuatro o cinco años. NUMS, 39 y 40.—433 to, que cubre parte del suelo; la Virgen aparece muy joven; a la izquierda, y en el fondo, San José, que, con cabsllo y "barba blancos y llevando en la mano un bastón, se muestra en actitud de arrodillarse; a la derecha, la cabera y el cuello de la muía y el buey. La actitíud die' la Virgen es realmente admirable; la de San José, algo forxada; pero todo e! cuadro revela una sencillez y buen gusto, que honra al incógnito iluminador. Libro de horas de Carlos VIH de Francia.— La Virgen, en primer término, corn túnica y manto azules y nimbo de oro, leai actitud de adorar al niño, que está echado en el suelo sobre un pafio blanco, y representa teníír de cuatro a cinco años; a la izquierda, San José, con túnica violeta y oro y manto encarnado, llevando en la di'ostra un bastón y descubierta la cabeza, mostrando el pelo rizado en bucles: detrás, echados, la muía y el buey; al fondo, un cobertizo, al lado del cual vense dos hombres con túnica y manto, y en la parte siipe^ rior, y como saliendo de las nubes, tres ángeles alados; dos de ellos, con estola adornada de crucecitas, sostienen una franja blanca, en la que aparece la siguiente inscripción: "Gloria in altissimi Deo et in térra", y en la parte inferior de la miniatura, otra, que dice; "Devs in adivtoriv mey intende" . SIGLO XV'l Libra de horas de Carlos I de España.—^Apa_ rece en primer término la Virgen, magníficamente vestida con soberbio manto blanco y adornos de oro, túnica azul nimbada y tocada con isus propios cabellos; mun^strase de rodillas en actitud de adorar al Salvador, que, desnudo y vendado, aparece echado sobre un escabel formado con cuerdas; detrás, dos ángeles, con túnica blauca y nimbados, se muestran de rodillas, en actitud de orar; al fondo y a la dej'ecba. la muía y el buey; a la izquierda. San José, con nimibo y turbante, en poco majesLuosa actitud, Tale« son las principal^'* representaciones do e&te augusto misterio que existen on nuestra Biblioteca. En artículos sucesivos, si nuestras ocupaciomes lo permiten, trataremos de las demás miniaturas, que se refieren a la vida y muerte del Salvador. r.LEMENTE GAI.VO IR 1 ARTE -¿i:riiiiiiiiiii<iiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!iiiiiiiiitiiiiiiuiiiiiiiniiii..iiiiiiituiiiiiiiiiiii*iiiiii SIGLO IV ¡Abro dn horas.—La Virge.n y San Joiüé se presentan arrodillados, en actitud de orar; la primera, que aparece como una joven de diez y seis años, está nimbada; lleva manto azul. cuyo extremo ^ extiende sobre el suelo; eneima 6e él, el niño desnudo, con aureola radiante. San José, de bastante edad viste manto rojo r.wn listas de oro y esclavina azul con capuc)ia, que lo cubre parte de la cabeza; en medio ríe los dos, y acercando la cabeíia al Salvador, están la muía y ie.1 buey; al fondo, cobertizo de paja, en el que hay posadas varias palomas blancas. ' Oficio parvo.—'Cobertizo de madera al fondo, apareciendo en primer tórnaino la Virgen, nimbada y tocada con sus propios cabellos; viste túnica y manto azules, está arrodillada y con las manos unidas, en actituri de adorar al Salvado]', qun. di'snudo. con aureola radiante y nimbo unido, representando un niño i^ecién nacido, está echado sobre un leatremo del man- I Cruz, 19-MADRID j ¡CñSn ESPEClñL EN nMPLlH-| i cioriES E mpoRMñcio- ! rtES Q R ñ F i c n s s s I s a •I I i g TELÉFO^;0 15-91 M. ^Biiiiiiiiiii|[]|iiiittniiiiniiiiiii)iiiiiiiaiiiu»Hiiif.^uiiiiiiiiiituiiiiiiitiiiii)iiiiiitiiiil; | hUMS. 39 y 40.—434 tA jmiiimiMiiiMinmiiiiiini a iiiiii 1111111 ILUSTRACIÓN 1 ESPAfSOLA Y AMERICANA 22 V 30 ocíüBRB 1931 i i i i m i i i i i i m i i m i i i M i i i i n r iMiimiMiiHiiiii iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMMiiiiiiiimiiiiiiiiiiiiim a Mr B I EL RETRATO DE RUBÉN DARÍO 1 8 POR i VÁZQUEZ DÍAZ :áiiiiiiimimiiMiiiiHH9iiitiiiiBHiiaiiiiHiiiitiiiiiiiiuiiiiiiniHaimiiHiiHHiiiiiHiiHiiiHwiniiEramHiiiii»Hmi^iiiiiiHii^ i^HHiiHtiiinimiiiniiniiiiiimifiíiiniíiRiiniiiiiiiiiiiiiniiHiiBiiiiiiiniiHiiHminiiuiiiisi gentino, que tan lejos llevó su nombre, y que ^upo decimos con tanto acierto: e "Dadme otros 03<K vivos que gozan en mirar, como los ojos de los ' atiros locos medio chivos, redondeces de nieve y labios rojos. Dadme otra boca, en que queden impresos los ardientes carbones de asceta, y no esta boca, en que vinos y besos aumenta gulas de hombre y de poeta. s Dadme unas manos de disciplinante, que rae deje el lomo ensangrentado, y no estas manos lúbricas de amante, , que acaricia las penas del pecado, I y quedar libre de maldad y engaño, y sentir una mano que me emrpuja a la cueva que acoge al ermitaño, o al silemcio y la paz de la cartuja!" BIENVENIDO MIRIEL B üuiissuuiiaiiusauíiiiiSiiiiiiiiiUi iiU Siguiendo la tradición de esta Revista, advertimos a los colaboradores espontáneos que no se publicarán, con el carácter de co aboríclón retribuida, otros articules y trabajos que aquéllos que hayan sido previamente solicilados por escrito. Igualmente advertimos que no se mantiene correspondencia sobre los trabajos enviados voluntariamente, ni se reconoce a sus autoras deracho alguno de pubiicidad ilIBili i PARA ADELGAZAR seguramente y sin peligro RETRATO DB RUBÉN DARÍO» ÚLTIMA OBRA DE VÁZQUEZ DÍAZ, QUE HA DE COLOCARSE EN US PASEO O PLAZA DE ESTA CORTE fiíiHnDiiuiiiiiiiiiuiiBiiHiHiiiuiiHiilfiiiHiiiiiniiBluiiiiiEmiiiiiiiiimiiiiiiiiiiiyiiHHRiili: os elefantes salones, sucursal del diario La Na^íián, establecida; en la Gran Vía, se han visto concurridísimos estos díad, ,con motivo de exponer en ellos el retrato del po&ta nicaraguaro, autor de "La marcha trimifal", ejecutado al óleo por el distinguido pintor Vázquez Díaz. L ^ontempJación, que es aqué] que dijo en icartuja": La obra ha llamado poderosameipte la atención, hasta el extremo de surgir entre la concurrencia, formada por lo más saliente de nuestros literatos y artistasj la idea de elevar una iSoUcitud al Ayuntamiento en demanda de la cfcra, para í|ue ésta perpetúe el nombre del venerable poeta en una de las plazas de la Villa y Corte, compartiendo la nii'sión que sólo la Escultura ha represfltntado, ]iasLa nuestros dfas, la inmortalidad de los graiides genios. No tuvo esta obra ni siquiera las discusiones que otras de Su mismo autor, siendo, como son. discutidísimas, por ia labor progresiva que a idiario este joven maestro nos presenta, y es que hay que declarar que, al ver la estatua viviente, .pintada por Vázquez Díaz, simplificada, hieráfica, desprovista de modismos arcaicos desacníditadoí, lo que ya hemo's dicho en otras ocasiones, que es el más vigoroso y moderno de nuestro tiempü. Los aplausos que, envueltos en plácemes y fei3icitaciones, ha recibido por los visitantes de su última Exposición, repercutirán eai América, puando vea el definitivo, el único retrato del ar- Vázquez Díaz, obstinado en su tecnicismo artístico, ha sabido expresar en el lienzo la mis^ica ñgura del monje poeta, en frases tan sever a s y correctas, que no habrá quien dude, a su "La "Este vetusto Monasterio ha visto, secos de orar y pálidos de ayuno, con el Breviario y con ei Santo Cristo, a los callados hijos de San Bruno." Al fin existe un remedio seguro y sin peÜCTO contra la obesidad, que hace adelgazar mejorando la digestión. La papada, los mofletes; las caderas, el pecho, el vientre se reducen con rapidez. Las carnes se fortalecen. Los órganos internos, I aligerados por la eliminación de la grasa, recobran su antigua vitalidad, y la opresión, la sofocación, la dispepsia y otros malestares inherentes a la obesisidad se corrigen rápidamente. Es un verdadtro renacimiento d e l organismo, E s t e adelgazante verdaderamente maravilloso, liene por nombre P i l u l e s Apollo. Hace adelgazar un kilo por semana, poco más o menos, sin la menor molestia. iVli;]ares de curas atestijDichoao» loa esbeltos! gyg^ yg (^ perfecta inocuidad y la eficacia de este adelgazante. Hombres y mujeres se portan admirablemente du ante este tratamiento, sin interrumpir sus ocupaciones. Así, pues, si la obesidad os molesta, no hay que dudar: tomad las P í l a l e s A p o l l o , sin temer nada para el presente ni para el porvenir; estas pildoras son de composición exclusivamente vegetal y no encierran ningún principio riocivo. Un frasco se remite por correo, enviando 12 pesetas en libranza o giro postal a la Agencia de Cebiíán," Lauría, 26, Barcelona. De venia en Barcelona: Farmacia Oliver, Hospital, 2. En Madrid: Farmacia Gajoso, Arenal, 2, y en todas las buenas farmacias. 22 y 30 OCTUBRE 1921 UA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y NUM3. 39 y 40.—i35 AMERICANA :Ulllllllini9IHIIHiiÍlÍÍiilliIIÍSIIiÍÍIIÍiifÍ!lllllillHiantlllEíilliil||iÍIÍIÍiSiiÍllli§lMliHillil!eilllEBneili!§llilillliill!miiltl¡UIi3liíÍlIÍIIUII^ ni: n m m K íi "\T/^T^ A T^ií ir^ Ar^F^^s AF)Ti^npíí^^ IMIIIIIIIIIIIIIIlllIlllllllllllllllllllllKllllllllllllllÉllll. lUllllUItlIlllIlllllllUIIJIIIlllllllllUlllllllllllllllllllL A ^ i.iii* 11111*11,1.I.M ^ ,.^ ,I.^^^^^^ EPIFANIO BARRUSO CIRIA r^lilllimiUIIIIIHiniItlBIfillllllllillilllHIIIUIIUIIIHIHIIIHIinillHBlUIIIEniHHIRHttimiaHUWIIU iBBnBBRBailBBBIiBBnfBBSIBIIIBanBBIIBBBUBHIIBBHW' ¿iiHiiiiiiiiiiiHiiiiminiiiiiBimiiHiiiiuHiiiiiiimimminiHBifiiiiiiiiiüiiiiiHiiiiiiHiiraiiHEi^^ 5 S n i. "I™ EL MAE3TB0, EN 1910 flBIlBUIIUl^UKIiailUlllliUlBIUlinEliniiillUIIIHIIHIIIHIIHIIIliliiiBHIIIIIIIIBilUilliaUBIIUS^ E N el arte, como en todo lo grande, existen ocultos para muchos, eminencias que por su propia idiosincraaia, por su modestia eXíCe;riiva, tienen un valor inapreciable, que para sí quisieran tantos como viven con la aureola del bombo y platillo. Una de las figuras que sobi'esale, por lo moíles.ta, es la del ilustre pintor Barruso, riojano de nacimiento, gran colorista, alma de artista, cuyos pinceles distiugniiéronse siempre en la realidad viviente de cuanto trasladó al lienzo, con una perfección asombrosa. Yo, que más de una vez he visitado su estudio, contemplé, absorto, su excelente labor, admirando aquellos soberbios retratos, al óleo, de Adelardo Sanz, marqués de Cabriñana, conde de Ro¡manones, Villar y Villate, Juan de Dios Raboso, doctores HergTieta y Espina, así como el de su ihermano D. Pedro, que hoy ge conserva en üi Jáuseo Naval, siendo todos un prodigio de color y parecido, con muchos iiiás que sería prolija enumerar. También recuerdo, con asombro, sus excelentes acuarelas, que le dan un relieve de especiali.s'ta entre loa que rinden tributo al arte. Su mérito, su fecundidad, que contrasta con la excesiva modestia de este gran artista, no da derecho a que permanezca en la penumbra, para que en siglos venideros se coticen sus obras magjias a tan altos precios, que a muchos enriquezcan. Es preciso que en vida se le rinda el debido justo tributo 'de popularidad, como merece, y en el número próximo honraremos nuestras columpas con algunas de sus obras, por todos aplaudidas. Hizo sus estudios en la Escuela especial de Pintura, Escultura y Grabado, o sea en la de Bellas Artes de San Femando, ompliándolog en Roma, donde le hicieron socio del Círculo Internaeional de Artistas, y allí se distinguió notablemente, así como en París, donde permaneció algún tiempo, adanirado de todos, como excelente fnaestro. Por sus méritos fué pensionado por la Diputación provincia! de Logroño, y nues.tro Círculo IfMhVWHVIiWWWV de Bellas Artes se honró otorgándole el título de socio de honor. Entre sus cuadros originalísimos, y de un valor inapreciable, uno intitulado *'Y van romas las mujeres, empujando los cañones", inspirado ^n el hermoso poema "El Dos de Mayo", de Berinardo López García, confieso ingenuamente que ;ne produjo una impresión formidable. Aquellas dibujadas figuras destacábanse vivientes, con una realidad suma, conmoviendo al espíritu mág mezquino. Es un óleo de lo más hermoso que yo he visto, en composición, dibujo y colorido. Artista de corazón, expresa, con las curmfla del oñcio, el valer (que supone aquí el valor), ya acrejditado, que le ha hecho )triimfar en el batallar eterno de la lucha empeñada de la vida dentro idel terreno artístico en que milita, marchando a ^a vanguardia de una falange, que en vano se iprecipita y esfuerza en alcanzar triunfos tan tempranos, conquistas semejantes, lauros y ení,omios que sólo a los espíritus cultivados, a las inteligencias preclaras y a los genios superiores üue sobresalen de entre la generalidad, reserva el dios Éxito, como pago y remuneración a todos SUB hechos y a. sus obras, las cuales no siempre llegan al dominio de ]a vulgaridad indocta ni al estudio y curiosidad de la opinión ignorante» vencida unas veces por la incultura, incrédula otras por la labor de ]a envidia, que tira a las sombras, para sumir en ellas a las más altas reputaciones y no ofrecer a la vista que fija contprende la estulticie y la impotencia de los inno.minados o de los moralnwnte ciegos. Sí; quieran o no sus competidores, el nombre y la figura de nuestro biografiado se alTía. por encima de toda baja miseria y de toda ciega pasión. Ignoramos si este artista contará, efectivamente, con enemigos; pero no tenerlos, casi equivale a no valer lo que nuestro biografiado vale y merece; y ta] concepto nos sugiere la suiposi- ^BBHtiBIM^iiíHEIBEBHIBBIlBBBnBBBnBBliflBBIIBBIIIBBIIBaiiBllliaillBBIfiiilBflilliBIIBiill Isr^^llHBBBIHII a s e s im El¡ m» EL M A E S T R O EK EU E S T U C I O COX M í D I S C Í P U L O J O S É G . D E LA PEfÍA 91111 Vu ^iiaaniBIHBBIBBiUlBBHBBinBBilBBflllíSEIBByBBliBBBflBniBBBHBBHBflilBilIBBBBBIIIBBilIBIIIIlUBflUBIHBBín; TiUMS. 39 y 40.—436 lA filón expresada de que acaso no falte quien le tiranice, y siempre será (como sucede comúnmente) aquél que más le deba en la profesión y fuera de ella, y en el concepto moral y material. Es ia íiumana condición. Mas esto no importa para que nosotros, sin dejamos influir a la inversa, por particulares afectos, íntimas amistades ni clase alguna de relación personal, dejemos de colocarnos en la trijbirna de la imparcialidad, y nos constituyamos en tornavoz de la sana crítica y del pensamiento 4e la sensatez, que no opina otra cosa ni ejcpre^ii otro juicio que este que nosotros quisiéramos traducir con elocuencia e interpretar con integridad y exactitud. Queremos, pues, para aproximamos más a la realidad, inspirar este escrito en el análisis cona(iiente de sus obras maestras. Cosa es que confirma la fama, y que testimonian las obrag salidas de sus estudios y de sUs manos, e ideales por •SM inauguración, y cuyo mérito, al proclamarse frntre nosotros y fuera de Madrid, le rodearon ide la aureola rutilante de la popularidad, reserj/ada a los escogidos, como preciado patrimonio. , Nosotros, en fln, quisiéramos suplir con nuestrasí justas alabanzas los 'defectos y carencias exigidas por el rigor bit^ráfico. Pero el arte y la literatura, en este caso, se divorcian, rcmrpen Ja armonía de un amor matrimonial; pues al revés ésta de aquélla, mientras en la literatura los calificativos de los nombres deben ser aman- ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMEHIilVN'A ^ 22 y 30 OCTUBRE 1921 tes pasajeros, que nunca deben unirse para siempre en el mundo del arte, sólo hay fecundidad en las uniones indisolubles del artista con sus instrumentos, herramientas o aparatos. Y este manejo magistral de nuestro bic^rafiado es lo que más le caracteriza. No es extraño, dadas las condiciones singulares que enaltecen el nombre que encabeza estas líneas, que ya se haya proclamado, en unicm de sus méritos. En tales condicioneE, cerramos nuestro artículo, no sin anbeg felicitar cordialraente, y proclamar, también nosotros, el nombre de la notabiilidad que hoy entresacamos, no ya para rendir tributo a sus cualidades, gino para desearle nuevos triunfos que estimulen sus afanes, impulsen su progreso y le hagan describir más dilatados horizontes. P. A. B. LA CRISIS BELGA D- EPIFAMÜ [l\RlíUSD CIHU En el Consejo de ministros celebrado, el ministro áél Trabajo, M. Anseele, fué censurado duramente por los ministros católicos y liberalesEsto motivó la dimisión de M. Anseele, con el cual se solidarizaron los otros ministros socialistas, MM. Vandervelde y Destree, que entregaron en el acto sus dimisiones al jefe del GoJ>iemo, M. Cartón de Wiar. 'V^'í' E'^Hi^iisnEi!iiiiiiimiiuiiniHiiiniiiiimii!iimiiiuiBiiEiiiiiiH!iHiiiiiiiiniiEifiniiiitiiH£íiiiiiiiiiiiiiiiiiiuiiHu LOS LAZOS ACTUALES DE UNION HISPANOAMERICANA lailBIIHHBIiraililllilliUBeUBlUIIIIIIIIIIUIIIIIIIIIIIIIHIIHIIIHIffiiliniBiiEllilBiiliiiiH^lilIHiliil L A Literatura, la. Escena, Sociedades y Reunión espiritual hispanoamericana. vistas... He aquí los lazos actuales en la Ciiando en algunos escritos, reflejo fiel y exacto del modo de sentir de muchos españoles, veo temblar ante el pueril temor de que esta unión no sea más que un sueño hermoso, sonrío, seguro da que esta unión está hecha y tan solo hay quo mantenerla e intensiücarla. ¿Qué sino lazos de ella son todas esas manifestaciones de relación e&piritual entre la América Latina y el solar Hispano: el Teatro, el Libro, las Revistas y Socieda4*s americanistas, y qué sino correspondencia a estas manifestaciones son la simpatía, interés y afect» a que siempre van acogidas? La Literatura, a mi opinión, es une de los lazos que más estrechan nuestras relaciones. El Quijote hizo y hace más hispanistas que la frag a t a mejor artillada o que el ejército más aguerrido, valeroso y fuerte. El Quijote, el libro glorioso del pueblo que un día no tuvo más confines que los del planeta, del pueblo que hoy vive como un hidalgo de sus castellanas tierras, pobre y viejo, pero siempre querido, respetado y temido por su pasado áe sol y de gloria. No ha mucho, y en las excursiones que han realizado por América literatos tan itlustres como Zamacois y García Sanchiz, se ha dado una demostración sincera y profunda del inmenso interés y de la buena aeogída que la Literatura hispana allí tiene. Zamacois nos cuenta c6mo hubo de hacer copias en cantidad de la hermosa poesía La. musa del arroj/o,. del más poeta de nuestros poetas, de Carrére el bohemio, para repartinlas entre el público, que antes !e escuchó su recitado, y cómo le eran arrebatadas de las mano& Ramírez AngeJ, Villaespesa, el sucesor ilustre de Zorrilla; Ló^pez Silva, y mil más, corren en triuinfo por América, en la actualidad, su pluma brillante y su genio hispano. Remembranza de aquellos gloriosos capitanes que por su espada y su dama supieron rendir pueblos, hasta quedar su testa abatida por loa laureles: ;aquéllos con sus espadas y lanzas, aquestos con su pluma! También forman legión los literatos que, biem americanos de raza o de nacimiento, son leídos en cantidad y con entusiasmo entre nosotros, y alcanzan los primeros puestos en la cumbre del Triunfo: Ortega Munilla, majestuoso cronista, hidalgo de capa y espada, maestro insigne, nacido en las Antillas; Hernández Cata, novelista insigne y el primer cuientista en la castellana lengua; Vargas Vila, el deslumbrador rebeflde, espada de fuego y alma de poeta; el divino Rubén, algo tan querido y tan nuestro que, al leer o soñar sus versos, nos enorgullecemos, cual si nuestros fueran: Amado Ñervo, elegante estilista, cuyo recuerdo aún vive grato; Ghiraldo, el fuerte, y mil y mil más en letanía inacabable. La Revista y el Libro español: ¿quién ignora que el mejor meircado de] libro hispano es la americana tierra? ¿Y en cuanto a la Escena? Ahí están las excursiones artísticas y triunfales de tan insignes farandu3eros como María Guerrero, la genuína lliilifllllBIIBBinBBilBBnBBiBBBIIBIHIBBliBBBtBBBnBSK representante de ia mujer española; Fernando Días de Mendoza, el caballero comediante, con su teatro tan español, tan sano y puro; .Vilches, el inquieto; Villaespesa, como director artístico de una compañía que cultiva el teatro poético, nacido en las linfas claras del arroyo clásico... Las Sociedades americanistas; a cada paso brota una nue^a que, con mayores entusiasmos, si cabe, que la anterior, labora por esta aproximación hispanoamericana. Todos los lazos, en ñn, de la unión espiritual entre estos pueblos hermanos se estrechan más y más cada día. España llegó a América con la cruz y la espada; sigue con la pluma. Ahora sí es una realidad esta unión entre los amantes pueblos, sus hijos, 6 Hispania, que en su mirada sobre los mares quiere enviar su alma y su vida toda; el alma y vida toda de este pueblo que hoy vive como un hidalgo de sus castellanas tierras, pobre y viejo, pero siempre querido, respetado y temido por sus días de gloria, y que contempla sonriente cómo A-mérica Latina crece, a su imagetn y semejanza, bajo ej sol que un día cubría siempre tierra hispana. Una pluma más, cual una lanza, se edeva hacia eí cielo, que negrea poblado de ellas, para festejar este día. Esta pluma es la mía, pobre, pero amante de los pueblos hispanoamericanos, que son una brillante prolongación de la Patria ded Cid y de Cervantes... ÁNGEL DE LAS BARCENAS 12 octubre 1921. 22 y 30 ocix'BRE 1&21 LA 'IIIIIHIBIHIIIIIIUIIIIIIIIHiillllUlllillllHllfSflHIllilli ILlJSTHACiON ESPAÑOLA Y AMERICANA NUMB. 39 y 40.—437 liiiiiiiiiiBfiiiiiiiBiifiiHiiiiiiniiniiiaiiBiiHiimiiiuimnaHHiianiiHiiiHiiDiiip; EL ÚLTIMO GESTO DE CERVANTES ÉSEs4¿ = i i ; á 3 * a = = s ¿ i . - = . ^ i - l i i ^ _ ^ E l 3 _ ¿ = f i S Í V^B^ühsT^k'úl^sSSZSi U NA e=i)léndida mañana del pasado invierno quiso mi hijo probar su habilidad en el manejo de una pequeña máquina fotográfica con que le acababan de obsequiar los Reyes Ma^os; al pasar por la plaza de las Cortes, e| aspirante a fotógrafo me preguntó: —¿Papá, qué estatua es ésta? —La de Cervantes—le dije. A lo que él añadió: EiáÍllillÍilIflllÍBBÍIIÍIIÍiailllÍ3if &ÍJ¿ = É Sin emibargo de esto, sentado en un banco de aqael lado, había un caballero, cualidad que se revelsba en su enípaque, no en su atavío. Su rostro amarillento se adornaba con bigote y pera, a la antigua, usanza militar, y eran tan blancos como el cabello de BU cabeza, la que cubría con un sombrero de fieltro blando, colocado con cierta gracia y aire de chambergo a la valona, dándole un a ipEcto t a n señoril como campechano; su cuerpo, alto y enjuto de carnes, se cubría con • H->-<nH.vt^4v lililliiiiiilllliilgilgBllllie iiisaiiBÜBiiiaiii —Nada tiene que agradecerme, señor, por lo que hago; si vengo aquí diariamente, e s para admirar lo que yo califico de "Ultimo gesto de Cervantes", y que va a reproducir este pequeño con su máquina. Como notara e] buen señor la admiración que en mí causaban sus palabras, así continuó: —Ya veo que le h a chocado mi frase de "Ultimo gesto de Cervantes", y aunque me tome por un monomaniaco cervantino, no me importa; y ya que gu pequeño lleva la fotografía de la figura, si no le es molesto, llévese egta impresión mía. —"Con mucho gusto—le repliqué—, que yo también soy un enamorado de las obras del primero que noveló en lengua castellana. Y dando pie, con mi asentimiento, para proseguir su amena charla, así dijo: ^ —Ignoro a qué se debe la designación de la plaza de las Cortes como lugar para colocar la estatua del Príncipe de los Ingenios españoles; yo, veo en ello l a mano del Destino, y en la colocación de la figura, que no mira, no, al temrplo de las leyes, adivino al esipíritu del propio Cervantes actuando sobre el del escultor; si aquél encarnara de nuevo en otro ser, y una buena mañana saliera de su antigtia morada, sita aquí detrás, en la calle de su nombre, y entrando por Ja de San Agui^ín desembocara en este sitio, a buen seguro que, al ver9e frente al palacio del Congreso, adoptaría igual gesto, actitud y dirección que el escultor dio a la figura. Para pensar yo así—añadió—, recuerdo aquel consejo que Don Quijote dio al gcfcemador Sancho Panza: "No hagas muchas pragmáticas; y si las hicieres, procura que sean buenas, y, íobre todo, que se guarden y cumplan: que las pragmáticas que no se guardan, lo mismo es que si no lo fuesen; antes dan a entender que el Príncipe que tuvo discreción y autoridad para hacerlas, no tuvo valor para hacer que se guardasen; y las leye? que atemorizan y no se ejecutan, vie;nen a ser como la viga, rey de las ranas, que al principio las espantó, y con el tiempo la menospreciaron y se subieron en ella." —Pues ya que t a n aficionado eres a leer SUÓ libros, sea ésta la primer fotografía que hago. Entramos en los jardines que rodean la escultura, buiiqué el sitio que me pareció con mejor luz para el caso, el cual, e r a a mi juicio, el lado derecho, conforme se mira a] Sal6n del Prado, que, por permanecer en sombra a aquella hoi-a, era poco apetecido de los concurrentes a dicho sitio. -JLII •riiirrir.iijl n--n--riiririr--r-rr»"i n-r - " • ^••—I. un gabán t a n raído como limpio, por debajo del que salían s u í largas piernas. Iba mi h'jo a enfocar con su máquina la % u r a de Cei-T/ante?, cuando el caballero, levantándose, le dijo: —Colócate aquí, donde yo estoy, y verás me;' ;i- la cara de la estatua. Agradecí la atención al desconocido, que me respondió: Consejo que el buen Sancho no echó en saco roto, y en su descargo de cóm« gobernó la ínfula, dijo, entre otras razones, a los duques: "Aunque pensaba haoer algunas ordenanzaí- provechosas, no hice ninguna, twneroso que no se habían de guardar; que es lo mesmo hacerlas que no hacerlas." Y no podía estar muy conforma?! Cervantes, haciendo hablar así a su otro yo Don Quijote, pon el capítulo I I I de nuestra Constitución, que en sUS artículos 15 y 16 dice: "La potestad de jiacer las leyes reside en l a s Cortes con el Eey, y la potestad de hacer ejecutar las leyes i-eside en el Rey." No hay país en el mando que haya legislado ¿más y mejor que el nuestro, y, sin embargo, si¡<íuen en ese palacio haciéndose pragmáticas y iOrdenanza!i, para que otros se encarguen de haperlas cnjTüplir; vea u.sted el gesto de la estatua, ;que, al dejar atrás el palacio de las leyes, pajece ir pensando en el dicho de Tales: "Las palabras son hembrais y los hechos son varones." EscTBchaba mi pequeño cuanto aquel buen señor decía, de quien al fin me despedí, y cuando de él me separé, me preguntó mi hijo; —¿Conocías a este señor, papá? —No, hijo—^le replique—; no sé ni cómo se Jlama; pero cuanto h a dicho puedes escribirlo al pie de la fotografía que saques, y aún m á s : creo deber darlo a la estampa. FRANCISCO DE LOS RÍOS ¡ÉHOI LA NUM9. 39 V 40.—438 ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y 23 y 30 OCTUBRE 1921 AMERICANA i.?iiiniiiiiiiiiiiiniii!iiifiiroiiHiiiiiiiinimiiiiimiiiiiiiniiii:iiHEBiiiiiiiiHEiiiiiiiaiiHiiiniiniiiiiiiigHiiigiiiiiiii!ii9iiiisu B tr •til IHII e CRÓNICA TEATRAL I imn ruin MI nn IBI aa M SfyilllÍIIIIII£gElitlÍtiiÍiÍllaHÍiiiÍEiÍIHIÍIEMilllÍllWllttlllUHUIilUIEIIIHmiUiHIIEIIIIIiniillllÍliaiflll!ESIiU^^ P OR ia muestra de los estrenos veriíicadctó en la secunda quincena de octubre en loa teatros de Madrid, la temporada actual Va a ser tan desdichada para el arte dramáticOf como lo fué ia anterior. Sólo en el teatro Español, y gracias a Ricardo Calvo, hemos podido deJeitar nuestro espíritu estos días, y aplaudir sin reservas y con gusto, saboreando obras de nuestro g-lorioso teatro clásico. La luna de la stcrro, de Vélez de Guevara, refundida por el ilustre escritor Cristóbal de Castro, y La vida es s u ^ o , del inmenso D. Pedro palderón de la Barca, han sido las dos -obras Qiie han honrado la escena de nuestro primer teatro, ^n esta quincena. Es la primera una bella obra, que algunos su,ponen precursora de la admirable de Rojas Zorrilla, García del Castañar. La idea que preside la obra de Vélez de Guevara parece, en efecto, tener semejanza con la que se desarrolla en el hermoso drama de Rojas. Sea úe ello lo que quiera» está bien manifiesto flue es mucho más interesante, mucho más grandioso, y digna de mayor admiración, por tanto, García del Castañar, donde su autor recogió toda la intensidad dramática quie encierra la frase t[ue sirve de broche a la vibrante escena final, y flue condensa todo el espíritu de simpática in.dej)endencia y de gtillarda dignidad del protasronista: *'Del rey abajo... ninguno." Por cierto «jue esto lleva a la pluma a consign a r con dolor la injusta preterición en que a la obra de Rojas Zorrilla tienen los empresarios y los actores. Ricardo Calvo, como trovador inoomparable, 5omo recitador sin igual, que sabe convertir el arte de la declamación en la más bella y poética armonía, obtiene grandes aplausos en ambas obras. La vida es sueño es, sin duda, una de las de mayor éxito para el artista insigne. Con él comparte loa muchos aplausos, que el •público le otorga en justicia, la bella y notable actriz Carmen Ruiz Moragas. Thuillier, el intérprete admirable de la alta CÍH jnedia, tiene el deber, que sin duda cumplirá, de ípostener los grandes prestigios de nuestra escena y demostrar con sus dotes de artista y la elección de obras, que el arte dramático tiene en él un esforzado paladín. El ardid, de Muñoz Seca, es una comedia boni- • tilla, que representa muy bien la compañía de Catalina Barcena y dirige escénicamente Ricardo de la Vega. Se distingue notablemente en la in.terpretación de esta obr?. Manolo Collado. , El teatro Lara abrió sus puertas con dos obras conocidas: Frente a la vida, de Linares Rivas, y Pipióla,, de ]Os hermanos Alvarez Quintera. Los estrenos que se han verificado en esta seAquella solemnidad clásica que revestía la ^'^gunda quincena d# octubre han sido: La heroica auguración de este coliseo se h a perdido. villa, de AmJches, en el flamante y lindísimo teaEl elenco no es tamipoco aquella escogÍ<fe retro del Rey Alfonso; El ardid, de Muñoz Seca, en Eslava; Go-spar, Mel-ch^or y Baltasar, de Paso unión de nombres acreditados en nuestra escena, gue hicieron de la bombonera de D. Cándido el y La Rosa, en la Comedia, y El clavel de Grateatro más simpático y concurrido de Madrid. nada, en el Coliseo Imperial. Hoy... está bien. Es uno de tantos, en el que Todas ellas son prueba inequívoca de la afirsólo hay dos figuras salientes: Leocadia Alba y mación que encabeza esta crónica. Son comedias Simó-Raso. fíae no descubren ninguna idea nueva, que no En la Zarzuela... De la zarzuela, del estado 4ejan la menor huella en nuestro espíritu, poragónico de nuestro arte lírico y de las causas que £(ue no supieron conmoverle ni emocionarle. lo matan, ya hablaremos despacio otro día. Es Sólo nos entretuvieron durante un rato. Son asunto que merece ser tratado con detención. pasatiempos frivolo?, sin pizca de interés. Por decoro patrio, por amor al arte, que es El teatro del Rey Alfonso es un delicioso rin^simierés^ sacrificio, voluntad, hay que acudir concito cortesano, donde la elegancia y el buen fen su socorro. Todos, autores, compositores... y gusto han sabido cobijarse. actuantes (cantantes y músicos), es preciso que La comfpanía que d i r ^ el gran actor Enülio .Thuillier, el continuador del inolvidable maestro hagan un suprienr» esfuerzo, en favor del arte Emilio Miaño, de un buen conjunto, h a r á segu- lírico español. Algo, bastante, mucho, puede y debe hacer tamramente que él público madrileño acuda a aplaubién el Estado. Ya hablaremos, ya hablaremos. dirles. Esi primera íiffura dte aqudlla artística agruipación la gentilísima actriz Canncn GelaXAVIER CABELLO LAPIEDRA •bort. imnniiimmminnmimiiiiiimimimiminiimimiimiiiimimmifnimiinmiiiniimnHmuiiiiiBmmiiiHiminiiNm Notas hispano americanas EL PARAÍSO DE LA AMERICA E NTRE las riquezas y belleaas que Golombia posee hemos de hac-er mención de un vaillp incomparable por su fertilidad, por su extensión, por su clima, y por sus condiciones todas, que mierecieron de una ilustre p-epsonalidad el título- con que encabezamos esta ligera desscrípción. Es el vall« de Cauca d e u n a extensión s u p e r i o r a 300 kilómetros p o r m á s de 30 de ancho plano en toda su longitud y bañado por el rio Cauca, del cual toma el nombre. Este es navegable por ^vapores de cinco pies de calado, poco más o menos; es, pues, u n a gran vía pluvial d e importancia suma. . E s t e valle tan amplio es, isino lel más, u n o de los más fértiles d« América, y s u s producción nes, qncí ya flguran en nuestro prlm^er artículo, son todais de calidad superior; de au feracidad expondremos u n catóo concreto: la caña de asúcar rinde cosecha a los diez meses de plantada, hecho asombroso que h a r á q u e esta región, en plazo breve, pase a ocupar u n p u e s - to preemineínte on la producción mundial azucarera. El Cauca posee u n a capa de h u m u s •o tierra \6getaí, formada por la vcgetacníh exuberante y por iQs residuos que loe ríos arrastran constantemente de los grandes bosques vírgenes que cubren la mayor p a r t e del país. Esta capa o tierras d e valor incalculable biacen que las ccsechas alcancen cifras inverosímiles y que lo asombroso ocupe el lugar de lo racional. El Cauca posee todos los climas y todos los productos d e las zonas tórrida y templada, y está llamado a ser ima nueva California, ya que loa ínmiensos productos d e «u suelo único p o d r á expedirlos por el ferrocarril del Pacífico u n a vez que éste se enlace con el de Giraisolot. única facilidad que 36 ikotaba y qu© era indispensable para aprovcíhar tan grande prosperidad. Formando p a r t e d e este valle se puede considerar la región del Lunodío, qu« se •estiende desde Gartago a Bognia. al pie de la Cordillera C e n t r a l y degde el r í o Chinchina h a s t a Armenia. La selva majestuosa e impenetrable por !a, exuberancia d e la vegetación trópicaK y que, cual océano de verdura intensa, llegaba al h o rizonte visible, h a sido descuajada, y en su lugar crecen hoy inmenfías plantacio.nes de café, grandes sembrados de algodón y extensísimos pastos que sostienen innúmeras cabezas. De las oordillícras que limitan este valle sin iigual se desprenden arroyos y ríos con cascadas poderosas, capaces d e suministrar fabulosas cantidades de energía para montar serrerías inrrtensas, fábricas de conservas, m o linos harineros, ingenios, fábricas de tejidos. toda u n a amplia y complicada industria t r a n s formadora de los productos agrícolas y n a t u rales de la región. El valle del Cauca sólo, sin considerar más de la enorme República en que está enclavado, es apto para sosteruOT u n a población c r e cida, que ninguna otra nación, sino España, debe enviar, 0 e su valor puede formarse idea si so compara ol q u e rma hectárea de tierra on este valle vale de 30 a 40 pesos, mientras que en la Cordillera, oste precio para igual unidad es de uno a dos pesos. El ferrocarril del Pacífico es el porvenir de los pueblos de este valle, como lo ««, en gemeral, de toda Colombia, y aun de toda Amécosta por este medio, s u s productos tendrán salida, ej-eroerán influencia en el mundo comercial y harán que, en general, América sea u n emporio de riqueza; en particular, que Colombia pase a figurar en p r i m e r lugar e n t r e los grandes países prodiictores del globo, y, en especial, que este valle admirable sea la región más próspera, abundante, hospitalaria y rica de Colombia y de América en general y haga honor al nombre eccoelso del viajero ilustre q u e supo denominarlo con justicia "el Paraiso de la América". FERNANIK) GIL CALA £2 y 30 OCTUBRE 1921 LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA mJMS. 3í y 40.—439 ^—WWWll»^»*HWWW»Mg.' ^^^WH @l ftnal hcl ^eguti^o Imperta (18694870) (GONTINUAGION) Ki coriiUiel do Boautceillis es un gentilhombre; [leu'o ha podido &er en este caso peculiar u n inocente ilusionado o víctima d e mentiras descarEidas. Yo estimo muclio a la condesa dei Villeverte; sé que frecuenta la Corte y está asidua a todas las fiestas—como tú también—, vendo -con su acompañante ordinario, «1 viejo príncipe d e JalsJsach; pero me inclino a creer que, calificarla cual favorita del emperador, PUS eutregairse a u n a sospecha t a n vil como falsa. Verdad que cada día oímosi decir y repetir que acusan a todas las mujeres, sobretodo a las más bonitaisii d e baber sido, poco o mucho, las favoritas de Napoleón. Me parece que debes considerar todas eaaa razonéis antes de abandonarte a u n a desesperación, que acaso nada motiva ahora. Pero la duda, ami^n. la duda, sola ahora basta para matarme, e m ponzoñando mi existencia y destruyendo mi felicidad. Siento que ha paisado algo irremediable y que u n resort-e se ha r o t o en mi ser... No obstante, seguiré tu consejo, esperaré a tener u n a certez-a. ¡Oh. pronto la tendré! Muy pronto... preguntaré a Blanca; la conozco; es demasiado orgullosa p a r a negar la verdad. —Pero, amigo, olvidas que hay cosas q u e n i n ^ n a mujea* confiesa. —¡Bueno Negará; pero lo sabrá todo de otra fuente... Además, m a ñana mato a Beautreilles, o él me mata a mí. Tendrá q u e confesar q u e repitió u n a calumnia, o j u r a r q u e h a dicho verdad. —[Mientras tanto, calma y ánimiol Ya vuelve P r o c e r . Ha debido encontrar a; Vaudreuil; voy a hacer q u e t e lleve u n a tacita de tila a tu cuarto. Descansa, puos necesitarás mañana asentar bien el pie ante Beaulreillis, que es u n espadachín d e p r i m e r a , uno d e los mejores de París... —>]Bah, no importa!... Luchará él con su ciencia de la esgrima; yo con mi corazón... —^Mal sistema en un, duelo, amigo. ]Gon eso se hace uno traspasar de una estocadat Ven a tu liahitación y trata de dormir. Xorge intentó de los consejos de marle. Su fiebre y cer. Mauricio oyó ponerse d e b r u o ^ acostarse; p e r o no pudo conciliar el sueño, a pesíu" su amigo; ni la tila ni su razón llegaron a calsu ira lo mantuvieron despierto hasta el amanemucho t i e m p o sus pasos en la habitación y le vio e n la ventana^ abierta. Cuando las estrellas palidecieron ante el alba, Jorge cerró l a s c o r tinais de la ventana, y, tuinbándose sobre la cama, quedó en completa postración. CAPITULO XVI A la mañana siguiente, a las diez, Mauricio tocó a la pueriai, llamando. Jorge se levantó^ lavándose la cara con a g u a fría; en u n m i nuto estuvo dispuesto. Pi-osper le llevó u n a taza de te, y Jorge concluyó pronto d e vestirse, míentrais Mauricio, sentado en u n a butaca, le contó lo que bahía sido convenido: —Ya lo hemos arreglado todo. Vaudreuil vino, y a las nueve en p u n t o recibimos lai visita de loa padrinos del conde d e Beantreillisi señores d e Vandaní y Arzón de Bréale, dos oficiales dimisionarios por legitimistas fogosos. E n t r e nosotros, querido^ t u adversario h a elegido m u y mal a sus padrinos, p u e s d a así al duelo u n carácter totalmente político. —^Lo prefiero así, pues a toda costa hay q u e no comprometer a Blanca. —lEso sí q u e eerá difícil, queridol iComo que tú has dado anoche un escandalazo en pleno círcoilol Tu provocación fué pública, y todo París, al presente, eistá al corriente de todo. Además, las gentes m i r a n más en tu affaire, el lado político que el lado amoroso. Nadie co- noce t u s íntimas relaciones con la señora de Villeverte, mientras tns amistades con ella y su marido son ya historia antigua p a r a todo el inundo. Además, habiendo ocasionado esta pendencia, por su comparación d e Napoleón n ú m e r o tres con Jíimúque IV, suponen, en general, que protestaste al mismo tiempo contra la calumnia dirigida hac i a la condesa de Villeverte y contra la irreverencia con la cual se niofaba del soberano. Confórtate, pufi^ tendrás síempií'e un bonito papel ante la opinión pública; batirse en duelo p a r a defender a u n a mujeff, no se apreciará nunca mal en Francia. Pero dejemos eso... IJOS padrinoE^, muy correctos, pidieron la cualidad de ofendido p a r a au diente, y la concedimos s i n disscutir; pero haciendo observar solamente que la p r i m e r a injuria venía d e él, aunque no íue&e dirigida contra tu persona^ Esosi señores eligieron las ai'ntas: espadas de combate. Yo seré arbitro del duelo y mandaré los descansos. Hay interdicción de cuerpo a cuerpo, y el combate será suspendido cuando lo digan los módicos. —Confío dirág a tu médico que espere le hagamos u n a señal. —^Sí, fii, puedes estar tranqu-ilo; h e hecho prevenir a mi esniolapio; es u n anciana, máa bien u n vejete, oficial do la Legión d e Honor, j u n a eminencia, según dicen] E n t r e nosotras no he necesitado de su oficio todavía... Pero tiene un carácter- arisco y regañón. Al verle y oírle por p r i m e r a vez, diríase que tiene sed de sangre y cai'nicería; no habla sino d e b i s t u r í s y lancetas, d e operaciones t e r r i bles, de... ide no sé cuantos horrores! No es q u e afectara sensibihdad, ajunque en el fondo sé, por haberlo visto, q u e e s el médico más cuidadoso, más concienáaudo, el mejor corazón que hay en la tierra. iVaya u n tipol E s originalísimo, y te lo advierto, p a r a que ti'i no hagas caso do s u s andanzas y modales, —^Ahora bien. ¿Adonde nos vamos 'a batir? ¿Y a q u é hora? —Dentro de hora y media», en casa de u n amigo de tu adversario, que tiene u n a propiedad en Nieaiilly, a orilla del Sena, frente a la isla d e Puteaux. Hay allí u n a gran avenida enarenada, cerca de u n a alfombra d e césped, con mucha luz^ y parece, según dicen estos señores, que os u n lugar m u y a propósito p a r a "cortarse el pescuezo". Ves que estoy ceta mañaina) con ganas d e alegría; tengo fe, sin saber por qué, q u e tú tendrás suerte. Al fin y al cabo, -en la casa del señor Borilof, u n ruso a quien conozco muy bien,, vamos a estar fuera del alcance de los indiscretos, como d e la Policía, y por eso hemos aceptado Vandreuü y yo sin hacer la menor objeción, —Habéis obrado muy bien. Lo ratiíico todo a ciegas. ¿Ehinde está ahora Vaudreuil? — H a ido a BU casai, a vestirse con la etiqueta d e moda en duelo; está encantado, querido, d e ser Lu padrino, y piensa ya en el relato q u e h a r á en el mundo, en el i u t e r é i con el cual sus conocidos l e v a n a preguntar; tiene un exitazo seguro..., y la baronesa de Menard le m i r a r á conmovida y admirada. Debía venir a buscarnos aquí, en su c-ocbe<; pero, como el mío está aquí hace u n a hora, le he encargado d e ir a casa del médico y llevarlo directamente a casa de Borilof, en Neuylly Además, tenemos q u e impedir a los curiosos y policías dar con nuestra pista. Cuando estés listo, nos marcharemos. No tomamos armas. Borilof las tiene ya, y allí las sortearemos. —.]Entonces, al coche, y lo m á s pronto posible! Tengo gana d e t e r m i n a r cuanto antes. GASTON-ROUTIER (Se continuaráj Reservados los dei>echos d e t^adu[^ción y reproducción lo,.M países. en Lodo* >UM8. 39 V 40.—44ft LA TUJftTRAClOX ESPAÑOLA Y AMERICANA 22 y 30 OGTUBaK 1921 ^:f"'''.V' :"' '!'•.."' . "!'""»¡''.'-"'*i.!tilÜ;r|i!ÍI '-' '^ ;-,',^'V'" Montan, 'es a exportadores de Vínoó y Coñacs, "^fnktii^idú ''Sranjere^ fino, olorosó ••' Qíuná. '^Jerezde la frontera --•W\^.%Arf%í%,P. IBARITA Alvarez y Mayol JEREZ h.'l..l •> I lnl'il ilili: i'iiiii: iiiiiil ilii|i'li>lli|iriiiii:lii||i||||ni..|tlllilllliii: liilltllllll|iilli|ii|ii|ii|iiiiiiiilii||r ^4- £llllll<ll'lllll'l|ll|h||l|ll|l)l|lllllt||||||t|||||1|||||l||I|||||lt1|||||^1||||l||l||||||1||||i:||l|ll|'!|||||l|||||i| .(L: •o<x>ooooooooo<>ooooooo, \% SíBcheiSamroyGonipaiiia \ i VINOS Y C O Ñ A C S % ESPECIALIDAD: FINO BARRERO JBRKZ i VINOS ^ rt><><><><><><><><><><><&<K><><><><><><>0 MANZANILLAS MDSüUERñ " - « ^ ^ COÑACS * o o o o o o <><><><><><><><><><>o<><>o José de la Cuesta i?i Proveedor de la Real Casa Casa F u n d a d a en 1870 VINOS :-: AGUARDIENTES ¿4.^ COÑACS Sanlúcar de Barrameda % = X J a S i r £ ^ v ] A L . ' l J i l U _ U c _ L i A V^iVoA P u e r t o de S a n t a Alaría TíiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiaiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiiiiiiiiiiiiiiiiiifiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiKiiii. .'.iiMihiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiuiiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiiiuiiiiiiifiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiKiiiiiiiiinVi ^oooooooooooo^ooooooo'