PROCESOS DE INVESTIGACIÓN, IDEACIÓN Y REPRESENTACIÓN El contexto y la invención REALIDAD – GEOMETRÍA – REPRESENTACIÓN CANON - PROPORCIONES Los grandes artistas que han buscado la belleza en la representación del cuerpo humano se han topado con el problema de las proporciones. Por proporciones se entiende la relación equilibrada entre las partes de un todo. En el caso de la representación de la figura humana, las proporciones hacen referencia a las relaciones de tamaño existentes entre las diferentes partes del cuerpo. Los dos cánones (o relación de proporciones) más conocidos en la cultura grecolatina se deben a dos escultores pertenecientes a la Grecia clásica: Policleto (siglo V a.C.) y Lisipo (siglo IV a.C.). La escultura más difundida de Policleto es el Doríforo, también conocida como El canon por su importancia del tema de las proporciones. En la obra, la altura total del cuerpo corresponde a siete veces y media el tamaño de la cabeza. A partir de esta primera medida de proporción, Policleto estableció relaciones matemáticas muy simples y efectivas en función de las diferentes partes del cuerpo. El canon de Lisipo parte del mismo principio que el de Policleto al relacionar la altura total del cuerpo con el tamaño total del cuerpo humano con el tamaño de la cabeza, con la salvedad de que en el caso de Lisipo la altura total de la escultura es de ocho veces la altura de la cabeza. Gracias a esta proporción, las figuras de Lisipo son más estilizadas y esbeltas que las de Policleto, y reflejan la encarnación de otro tipo de ideal para el cuerpo humano. Cuando la representación del cuerpo sobrepasa las ocho cabezas con relación a la altura total, nos encontramos con unas proporciones más apropiadas para atletas, héroes o divinidades. Éste es el caso de Apolo de Belvedere, atribuido a Leocares, una escultura que responde a un canon en que la altura total equivale a ocho cabezas y media. Policleto. “Doríforo” (440 a.C.). Si se compara el canon utilizado por El Greco en sus pinturas respecto a las proporciones clásicas establecidas por Policleto o Lisipo, el resultado parecerá desmesurado o desproporcionado. Sin embargo, obedece a un propósito muy meditado por el pintor: la figura pintada por El Greco destaca por su cuerpo alargado y muy delgado, con una cabeza que es la novena parte de la altura total. De esta manera, el pintor cretense consigue transmitir una sensación de elevación y espiritualidad muy apropiada para la temática de la obra. Leocares. “Apolo de Belvedere” (s. IV a.C.). El Greco. “San Andrés y San Francisco” (1595).