Boletín sobre Conservación y Restauración

Anuncio
Boletín sobre Conservación
y Restauración
INTI-Celulosa y Papel/ Extensión y
Desarrollo - Biblioteca
Artículos
IISSN 1851-846X
20 Preguntas sobre
Conservación.
Parte I
Arsenio Sánchez
Hernampérez
2
Volumen V - Nº XV MARZO 2012
Prefacio
S
eguimos sumando nuevos espacios para comunicarnos.
A partir de este mes de marzo lanzamos nuestro Blog sobre
Conservación:
http://conservarpapel.blogs.inti.gob.ar/
Vivencias
5
Escriben en
este número:
Arsenio
Hernampérez
Carmen Silva
Staff Permanente:
Ing. Marcelo Novaresi
CELULOSA Y PAPEL
Tco. Carlos Rozas
CELULOSA Y PAPEL
Mg. Carmen Silva
EXT. y Desarrollo-BIBLIOTECA
Lic. Facundo Araujo
EXT. y Desarrollo-BIBLIOTECA
Edición y diseño:
Lic. Facundo Araujo
Nos proponemos que este Blog se convierta en un lugar
más donde podamos compartir información, experiencias, dar
a conocer nuestros cursos, novedades dentro de nuestra profesión, consejos, preguntas y debates. Los invitamos a conocerlo y dejar sus comentarios.
Y como adelantamos en el anterior
número, incorporamos la sección Vivencias,
donde podrán contarnos sus experiencias
en sus trabajos cotidianos.
Página 2
Artículos
20 Preguntas sobre Conservación. ®*
Parte I.
Arsenio Sánchez Hernampérez
Biblioteca Nacional de España
* Artículo reproducido con expresa autorización del Autor y Editorial a cargo. Este artículo fue publicado por
la revista Anaquel, n° 28 del año 2004. Prohibida su reproducción sin la expresa autorización de la editorial
Anaquel: [email protected]
Al hablar de conservación, los bibliotecarios y archiveros se plantean con frecuencia sencillas preguntas para las que no
parecen encontrar respuesta adecuada. Cierto es que la conservación es una disciplina compleja y enigmática y que la literatura al
respecto en lengua española es cada vez mayor y, salvo excepciones, de notable calidad. Pero también lo es el hecho de que los autores no hemos querido, o no hemos sabido, llegar al público menos especializado que demanda informaciones rápidas y eficaces para
problemas sencillos que no requieren largas elucubraciones acerca de la estructura del átomo, las complejidades del control ambiental o la adquisición de materiales de calidad que no tienen posibilidades de conseguir. Conscientes de este problema, algunas bibliotecas y archivos norteamericanos y europeos han realizado una extraordinaria política de difusión de los principios más elementales de
conservación mediante sencillos folletos o informaciones electrónicas acerca de las preguntas más frecuentes –FAQs sobre conservación, informaciones que solucionan problemas. Este artículo pretende sumarse al carro y servir de guía para esas preguntas que se
plantean con frecuencia pero nunca han obtenido una sencilla respuesta. Para informaciones más amplias, se recomienda utilizar la
bibliografía que aparece al final:
1. ¿Qué es la conservación?
La conservación es una disciplina compleja que trata de reducir la velocidad de los procesos de alteración mediante el desarrollo de prácticas y la aplicación de métodos de trabajo que mejoran las condiciones físicas de los libros y documentos. Su finalidad
no es otra que facilitar el acceso a la información durante un período de tiempo, más o menos largo, fijado de antemano. A pesar de
lo que generalmente se cree, la conservación no es una actividad única, sino un conjunto de operaciones, técnicas y elementos de
gestión que pueden ser aplicados aisladamente, pero que logran sus mejores resultados cuando lo son globalmente.
2. ¿Dónde se conserva?
En todo tipo de bibliotecas, archivos y centros de documentación deben existir unas líneas básicas de conservación. Evidentemente, esto es muy variable, pues no se puede esperar la misma dedicación en una biblioteca nacional que en una pequeña sala de
lectura municipal. La diferencia estriba en el grado de dedicación a las políticas a desarrollar y no en los métodos. El alcance de las
políticas de conservación está determinado por el tipo de institución, Los servicios que ha de prestar y el dinero del que dispone
para llevarlo a cabo. De esta forma, se pueden establecer diferentes niveles de conservación, aunque todos comparten de unas
prácticas elementales: La limpieza y cuidados básicos de la colección, la manipulación responsable, la planificación de desastres y la
educación de usuarios y trabajadores. Partiendo de estos cuatro elementos clave, la conservación puede hacerse todo lo compleja
que se desee, llegando al máximo ideal de las bibliotecas nacionales y las bibliotecas especiales, que deben incluirentre sus políticas la
restauración, la digitalización y la difusión de su patrimonio.
3. ¿Quién es responsable de conservar?
La imagen más frecuente de los conservadores de bibliotecas y archivos es la de personas trabajando en laboratorios con
máquinas sofisticadas con las que rellenan las lagunas creadas por hongos e insectos en los documentos, congelan los libros mojados
en una inundación o sumergen las hojas de papel en baños químicos para eliminar la acidez. Esto sólo es una parte de la conservación, la más compleja y especializada, la que se realiza con colecciones de importancia nacional. En realidad, desde el director de la
biblioteca o el archivo al usuario pasando por el personal técnico, auxiliar o los trabajadores de limpieza, todos los que de una manera u otra, conviven en el centro, tienen algún grado de responsabilidad. Son ellos la verdadera vanguardia en la lucha contra el deterioro, pues son los que tienen un contacto más directo y frecuente con las colecciones. Sus responsabilidades son directas, ya sea
estableciendo una política de préstamo, reservando una parte del presupuesto a las tareas de limpieza o mantenimiento de colecciones. Fomentando el uso responsable de las colecciones o determinando la manera idónea de colocar un libro. Es la suma de los pequeños esfuerzos la que permitirá establecer una conservación con éxito.
Página 3
Boletín sobre Conservación y Restauración
4. ¿Es caro conservar?
Sí. Es indudable que la contratación de un servicio de limpieza, la aplicación de una política de contenedores o la adquisición
de una fotocopiadora adecuada tienen un costo elevado, especialmente si lo comparamos con el presupuesto general de la mayoría de
las bibliotecas y archivos de nuestro país. Sin embargo, el coste de la reparación de obras dañadas por el mal uso, la reencuadernación
de los volúmenes reventados por el fotocopiado indiscriminado o la adquisición de nuevos ejemplares para sustituir a los que han quedado arruinados después de una inundación, tiene a la larga un costo mucho mayor. Por ello, la conservación no debe contemplarse
como un gasto, sino como una inversión a largo plazo. No obstante, no es erróneo decir que una parte importante de la conservación
no tiene ningún coste y que ésta es, precisamente, la más beneficiosa. Se trata, principalmente, de lo relativo a la manipulación y el
control en el uso. Colocar los materiales en su posición adecuada, concienciar a los usuarios y a los trabajadores de la necesidad de
manipular con precaución o evitar las reparaciones con cintas autoadhesivas, la utilización de clips, notas de aviso o marcar el punto de
lectura con tiras de papel en lugar de libros, bolígrafos y cuadernos, puede alargar notablemente la esperanza de vida de los libros y los
documentos con un desembolso mínimo.
5. ¿Cuándo sé que un libro o un documento
están deteriorados?
Esta pregunta no tiene una respuesta sencilla, pues la apreciación del deterioro es subjetiva. Todos los objetos sufren a lo
largo del tiempo una serie de procesos que van modificando su apariencia original: las hojas de los libros se van amarilleando y oscureciendo,
las encuadernaciones se ensucian y arañan, los usuarios subrayan o anotan en los márgenes, algunos mutilan párrafos o grabados y el
objeto, poco a poco, va envejeciendo. Parte de estos cambios no tienen consecuencias, pero otros suponen pérdidas de resistencia y
de información. Estos cambios son los que podríamos considerar como deterioro. Por tanto, se puede decir que un libro o un documento están deteriorados cuando existen daños que dificultan su uso. Por ejemplo, cuando una tapa se ha desprendido del lomo,
cuando hay hojas sueltas, si el volumen está cubierto de mugre y polvo o la acidez hace que el papel se vaya partiendo a medida que
se van pasando las hojas, estaremos ante un libro deteriorado. Decidir hasta qué punto lo está y necesita cuidados especiales, dependerá de los criterios del bibliotecario que debe decidir sobre las expectativas de uso o de la importancia del volumen en la colección.
Las causas de alteración son muy variadas, pero pueden ser englobadas en tres grupos esenciales: físicas, químicas y biológicas. Las
primeras son las más abundantes, pues son consecuencia del propio uso de los libros y se hacen más graves a medida que fallan los
elementos más básicos de conservación, esto es, la manipulación cuidadosa y la correcta colocación. Las causas químicas son, por el
contrario, muy difíciles de apreciar, pues se trata de cambios que suceden a escala molecular, por lo que los procesos sólo son apreciables cuando los procesos están muy avanzados, como la pudrición roja del cuero o la hidrólisis del papel. Finalmente, las causas
biológicas son relativamente extrañas y son fácilmente apreciables, pues los síntomas son claros: manchas de color, pérdidas en el
soporte en forma de galerías o de bocados. El ataque biológico sólo se produce cuando existen condiciones adecuadas, generalmente
exceso de humedad y calor.
6. ¿Qué es la acidez?
Por acidez entendemos un proceso de degradación química que hace que el papel se vuelva amarillento, áspero y quebradizo. Los papeles realizados con pasta de madera son más susceptibles a este tipo de alteración, esto es, los fabricados a partir de 1850.
La importancia de la acidez en el deterioro del papel fue demostrada por William James Barrow entre 1940 y 1960, cuando demostró
que el proceso es debido al empleo de pulpa con alto contenido en lignina y encolados basados en sulfato de aluminio y colofonia en la
fabricación del papel moderno. Desde los trabajos de Barrow a la actualidad han corrido verdaderos ríos de tinta y no es exagerado
decir que el problema ha sido considerado el mayor problema cultural de todos los tiempos, pues el hecho de que más del 90% de los
registros conservados en las bibliotecas datan de los siglos XIX y XX, implica que la mayor parte es susceptible de su autodestrucción
por la hidrólisis ácida. Según estudios de la Biblioteca Británica y de la Biblioteca Nacional de Francia, más del 96% de sus colecciones
presenta índices ácidos de pH y, en 1987, las estimaciones más optimistas señalaban que cerca del 9% de los libros de investigación en
bibliotecas americanas se encontraban en estado quebradizo. Desde principios de los años 70, la búsqueda de soluciones al problema
del papel ácido ha generado gastos increíbles en las bibliotecas más activas en el campo de la preservación. La desacidificación en masa,
el control ambiental, el uso de contenedores y la reproducción de la información parecen ser actualmente las medidas más efectivas
aunque, hoy por hoy, no existe una solución definitiva a este grave problema.
7. ¿Es tóxico el polvo de las bibliotecas y
los archivos?
Muchas personas son alérgicas a los ácaros, el polen y al polvo de los libros. En las bibliotecas y archivos, las concentraciones son más
elevadas de lo normal por lo que pueden sufrir reacciones adversas como tos, estornudos, irritación de las mucosas e, incluso, crisis
respiratorias. Pero lo más preocupante es la presencia de importantes cantidades de esporas de microorganismos, capaces de desarrollar enfermedades en la piel, en las uñas y en las vías respiratorias, como dermatitis y eccemas. Por ello deben extremarse las precauciones en bibliotecas especialmente sucias y los trabajadores deberán usar ropa de trabajo apropiada, mascarillas, guantes de algodón
y, sobre éstos, otros de látex o de vinilo para una protección completa. En cuanto a la temida transmisión de enfermedades, los virus
tienen unas condiciones de vida muy críticas y son incapaces de desarrollarse fuera de ellas, por lo que no es posible la transmisión de
enfermedades a través de los libros, como la tuberculosis, la hepatitis o la gripe. Una limpieza al año del recinto y de las colecciones
es el mejor sistema para evitar todos estos problemas. También es recomendable limpiar por aspiración en un recinto diferente del
depósito las nuevas incorporaciones, especialmente cuando se trata de traslados, donaciones y compras de materiales de cuya procedencia no tenemos referencias seguras.
Página 4
Boletín sobre Conservación y Restauración
8. ¿Qué pasa con los insectos?
El orden de los insectos es el más amplio del reino animal. De ellos, sólo un grupo muy reducido puede causar daños en
las bibliotecas y en los archivos, no más de 50 especies. Algunos dañan al papel, como los coleópteros xilófagos y las termitas.
Otros, como las cucarachas y los pececillos de plata, las encuadernaciones y los materiales fotográficos. Las chinches, las cochinillas
de la humedad, grillos, escolopendras y otros insectos que pululan con cierta frecuencia por los depósitos oscuros son totalmente
inofensivos, aunque podrían manchar con sus heces la documentación. En cualquier caso, la presencia de insectos es síntoma de que,
o bien el centro no presenta un grado de limpieza adecuado, o bien que existen elementos apetecibles, como el mobiliario de madera –no aglomerada-, cortinas, alfombras, plantas o depósitos de basura orgánica no controlados. Es habitual la contratación de empresas para la fumigación preventiva de los locales al llegar la primavera. Esta medida, eficaz cuando se trata de insectos que viven
fuera del libro como la cucaracha o el pececillo de plata, pero nada apropiada contra gusanos y termitas, puede ser contraproducente si los productos empleados son tóxicos o químicamente lesivos para el material documental. Por ello, es recomendable, antes de
hacer nada, saber si existe realmente una plaga. En caso de que sea así, será necesario contactar con empresas familiarizadas con el
control de plagas en archivos y bibliotecas. Se solicitará información sobre los productos utilizados y los métodos de trabajo. En
caso de dudas, es preferible dirigirse a instituciones con experiencia en este campo y solicitar información adicional. El hecho de
encontrar un ejemplar horadado por galerías no implica que el ataque sea reciente o que haya una plaga. Para saber si hay motivos
para la preocupación, se examinará cuidadosamente el ejemplar. Un papel atacado por hongos y signos evidentes de humedad es un
mal comienzo, pues los insectos precisan de agua y, en ocasiones, de un ataque previo de microorganismos, para poder consumir
papel. Por otro lado, los coleópteros, responsables de la creación de galerías, atacan al papel sólo cuando son gusanos. Si se está
produciendo un ataque, los gusanos deberían estar allí, porque no saldrán del volumen hasta su fase adulta. Para mayor seguridad, se
examinará el mobiliario y los ejemplares vecinos. Si se trata de un ataque más o menos extendido, será necesario acotar la plaga y
actuar contactando con un especialista y realizando una limpieza por aspiración de todo el recinto y del fondo.
9. ¿Qué hacer en caso de inundación?
El agua y el papel no son buenos amigos. Un exceso de humedad puede provocar graves daños en una biblioteca o en un
archivo, desde deformaciones a la destrucción completa por acción de los hongos y de otros microorganismos. En el caso de una
inundación los daños serán infinitamente más violentos y graves, por lo que será necesario actuar con rapidez y seguridad. Después
de descubrir una inundación o una fuga de agua, lo primero que se debe hacer es acotar la zona afectada con el fin de controlar qué
parte de la colección podría haber sufrido daños. A continuación se deberán ir secando las bolsas de humedad y se irán extrayendo
los volúmenes dañados, sin abrir o cerrar, y se llevarán a una sala donde se procederá a su secado por medio de aire frío. Si es posible, para acelerar el secado es recomendable intercalar hojas de papel seco –papel de estraza, de periódico, Boletines Oficiales atrasados o papel reciclado, es decir, cualquiera siempre que tenga un cierto cuerpo, sea absorbente y no manche- entre las hojas de los
volúmenes más dañados. Una vez secos, el peligro de infestaciones de microorganismos habrá remitido, aunque queden los rastros
del daño realizado –manchas, deformaciones, hojas pegadas-. Para su eliminación, deberá contactar con un especialista en restauración. La mayor parte de las inundaciones son de pequeño tamaño y pueden solucionarse sin problemas en el mismo recinto de la
biblioteca. Sin embargo, cuando sean demasiado grandes, los libros deberán ser empaquetados en papel de estraza o en papel encerado y se llevarán a un congelador en un plazo no superior a 48 horas. Una vez congelados, deberá contactar con alguna institución
con experiencia o con un restaurador experimentado para saber qué pasos debemos seguir.
10. ¿Cómo saber si un hongo está vivo?
El rasgo más llamativo del ataque de microorganismos es la generación de manchas de colores vivos y el papel se vuelve
blando, sin cuerpo y frágil. En ataques severos las hojas se apelmazan y es difícil, si no imposible, separarlas. Además de los hongos,
existen bacterias que pueden nutrirse del papel, del pergamino y del cuero y los efectos son tan similares que no puede determinarse con seguridad el origen a simple vista, por lo que, tal vez, es más útil hablar de microorganismos sin más especificaciones. Suponer que el hongo está activo atendiendo a estos síntomas es incorrecto, pues los efectos son permanentes y sólo pueden ser revertidos mediante complejos tratamientos de restauración. Para saber si se trata de una plaga, es necesario observar los volúmenes
vecinos para determinar si también están contaminados e inspeccionar el área por si hubiera una zona de humedad reciente. Si
hay agua cerca, o los libros están húmedos, el hongo está activo, por lo que será necesario aislar el foco de humedad y secar el libro
aireándolo y pasando las hojas con frecuencia. Una vez seco, será necesario pasar un aspirador para eliminar las esporas. Paralelamente, se deberá solucionar el problema que ha ocasionado la formación de las colonias de microorganismos, cerrando reparando
la vía de agua. Para la eliminación de las manchas y deformaciones, se deberá consultar a un especialista en conservación.
Página 5
Boletín sobre Conservación y Restauración
VIVENCIAS ACERCA DE LA CONSERVACIÓN .....
Razón particular
por Barberán Zangaro
El tipo de intervención de la que daré cuenta no se aplicó directamente sobre
un libro. Antes de estar en una biblioteca, trabajé en un proyecto de inclusión
educativa asistiendo a varios grados de Nivelación.* En uno de éstos, en el barrio
Zavaleta, Barracas, sucedió la siguiente anécdota:
Durante una hora de lectura por placer, me senté junto a un niño y compartimos la lectura. Con mucho esfuerzo leyó en voz alta y pude apreciar su progreso.
Me generó tal alegría que sólo me limité a felicitarlo y a darle aliento para que
siguiese mejorando; no me importó, en ese momento, señalarle que estaba tomando
el libro en forma inapropiada. A la vuelta del recreo, le comenté a todo el grupo
que algunos libros tienen sus hojas cocidas y otros pegadas o simplemente abrochadas, y que se deterioran cuando no se los manipula correctamente…
La semana siguiente, la maestra de grado me contó que el niño, un día de
lluvia, le había pedido una bolsa y que, al preguntarle para qué la quería, él dijo:
“Para envolver el libro, para que no se moje y se despeguen las
hojas… Una vez, mi tío me pegó las zapatillas, pero con la lluvia se me
mojaron todas y se despegaron...”
*
Los Grados de Nivelación están destinados a niños de 8 a 14 años que nunca asistieron o abandonaron la escuela. Asisten a
estos grados alumnos con diferentes trayectorias sociales y escolares con la finalidad de crear las condiciones necesarias para
“nivelar” a cada uno en el menor tiempo posible e integrarlo al grado más próximo a su edad, garantizando los aprendizajes
básicos establecidos por la escuela primaria común.
Página 6
Boletín sobre Conservación y Restauración
Y PORQUE BIBLIOTECOLOGÍA / CONSERVACIÓN?
Por Delfina A. Silva
Terminé el secundario y la pregunta típica ¿Qué estudio? Porque algo voy a estudiar! Empecé a descartar lo que no me gustaba y me quedé con las carreras humanísticas y
de servicio y ahí aparece “Bibliotecología” Me gustó el programa, las “introducciones ..” a
la literatura, a la historia, a la psicología, a la sociología, etc. y ahí partí a inscribirme.
Año 1974, complicado para la universidad, además una situación familiar determinó que no podía perder tiempo y al año siguiente me inscribí en la Escuela Nacional de
Bibliotecarios de la Biblioteca Nacional.
Muchos profesores marcaron mi profesión por su idoneidad,
su responsabilidad,
su calidez, a casi todos los recuerdo con cariño y agradecimiento pero hay una mujer y
profesora que marcó mi vida profesional, la Sra. Tiana Tonescu de Popa, un ser exquisito,
hoy no está con nosotros, pero a ella le debo los conocimientos de “Catalogación” latiguillos que nunca podré olvidar, “… título: copia fiel y ordenada de la portada” y no había
confusión posible. También dictó “Paleografía y Numismática” hermosa materia, ahí descubrí los manuscritos, los incunables, los iluministas, los monjes en los scriptorium, el
manuscrito Las muy ricas horas de Duque de Berry, la historia de la escritura, me fascinó
la edad media y sobre todo adoré hacer esa Monografía, trabajo práctico obligatorio donde
se debía elegir una escritura antigua y relacionarla con el momento histórico y las artes
en general. Yo seleccioné la “Escritura gótica francesa”
y puse todo mi tiempo y dedica-
ción a la búsqueda de bibliografía, cuantas horas de Espasa –Calpe, Enciclopedia del Arte
de Pijoan, láminas, etc. y por último me dedique a encuadernar mi trabajo en cuero, con
piedras, simulando un libro gótico. GRACIAS!! Sra. Tiana, porque me hizo muy feliz
hacerlo, hoy lo guardo en mi biblioteca con mucho amor.
Recuerdo a tres de mis compañeras: a la Sra. Beatriz Nieto, bibliotecaria del Ministerio de Economía, buena persona, divertida y siempre tenía la palabra justa; la Hna.
(monja) Speme Bertolini, un caramelito de miel, italiana y compañera fiel que me seguía
a donde le pidiera, recuerdo cuando la llevé al bar “El Timón” a la vuelta de la biblioteca y el mozo gallego, llegó a la mesa a tomar el pedido y vió una monja en la mesa casi
se le cae la bandeja de la mano, ...jajaja!!!! y a Beatriz Moreira, Jefa del Servicio de referencia de la Biblioteca del Congreso Nacional, inteligente, bella, buena y seria, me ayudó
a estudiar finales de algunas materias. La Sra. de Palma como le decíamos a Beatriz Nieto,
Speme, Beatriz Moreira y Tiana me ayudaron a sobrellevar la muerte de mi papá. Gracias!!!
Página 7
Boletín sobre Conservación y Restauración
Otro ser maravilloso era el bedel de la Escuela “el Sr. Gnecco” perdón si está mal
escrito, atento, educado, servicial como pocos, como lo hacía reir , el se tapaba la boca con
la mano y me decía “Srta. Silva Ud. es terrible” jajaja...
Hubo un referencista de la Biblioteca Nacional, el Sr. Solesi, excelente profesional,
amable, y siempre ayudaba a los alumnos de la Escuela cuando teníamos que hacer los
trabajos prácticos.
Pasaron algunos años y se dio la posibilidad de hacer la Licenciatura en la Universidad del Museo Social Argentino. Un poco mas grande mi visión y mis objetivos al estudiar eran diferentes, cursé con mi hermana, estudiamos muchísimo pero nos divertimos
como nunca, cursar de grande tiene su encanto.
Tuve muchos profesores, entre ellos hay dos que recuerdo con especial cariño,
Eduardo Oliver Muro que dictaba la materia de “Conservación de Materiales” una maravillosa
persona,
muy
profesional
y
divertido
y
Daniel
Spina
que
me
enseñó
“Bibliotecología Comparada” serio, exigente, genial. Gracias a los dos!!!
Seis años resumidos, es mi experiencia como alumna, es lo que conservo en mi corazón.
Mi agradecimiento a la Biblioteca Nacional y a la UMSA.
Mi agradecimiento al Staff del Boletín de Conservación y Restauración del INTI, por permitirme contar mi humilde experiencia.
Lic. Delfina A. Silva
Bibliotecología y Documentación
[email protected]
Descargar