La Univesidad que yo viví. Por Víctor J. Elías.

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Versión 22 de Julio de 2004 (última)
LA UNIVERSIDAD QUE YO VIVI
Como Estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas
1956 a 1961
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Víctor J. Elías*
Victor Elias
23 años
Dado el gran avance tecnológico que registra nuestra sociedad y en especial los estudios
universitarios, al recordar nuestros primeros pasos por la Universidad a uno le ocurre al revés de lo
que sugiere la exitosa película italiana Amarcord en donde se agrandan los hechos del pasado. Por
ello nos obliga a repasar muy bien nuestra primera experiencia universitaria y valorar en forma
apropiada a lo que estuvimos expuesto.
Elegí estudiar en la Facultad de Ciencias Económicas básicamente porque provenía de la
Escuela de Comercio. Fui a la Escuela de Comercio por indicación de mi madre que tenía dos
argumentos. El primero porque pensaba que como Tenedor de Libros o Perito Mercantil había más
posibilidades de trabajar, y el segundo porque ya estaba mi hermano mayor estudiando esta carrera
y por lo tanto se disminuía el costo de información, o sea con un buen análisis de beneficio-costo.
I. EL INGRESO A LA FACULTAD
1. Ingresé a la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT en el año 1956, la cual en esa
época funcionaba en 25 de Mayo 456 (hoy “ocupado” por la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales). No había cupo ni examen de ingreso. La camada de ese año fue de 40 alumnos, sólo el 2
% de los que ingresan ahora y casi todos varones, provenientes en su mayoría de la Escuela de
* Ph. D. Profesor Titular con dedicación exclusiva de Econometría
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Comercio General Manuel Belgrano turnos mañana y tarde (hoy conocida como Escuela de
Comercio No. 1 y que fue el primer “albergue” de la Facultad). También había compañeros del Sur
de la provincia (especialmente Concepción), de Santiago del Estero, un alemán y un poco más
adelante en el tercer año se sumaban algunos de Salta quienes podían hacer los primeros años allí
como parte de un convenio que tenían con la Facultad. El total de alumnos incluyendo todos los
años era de unos 550, un poco menos del 10 % del total actual. En el aspecto edilicio era una casa
señorial antigua que luego alrededor de 1959 se le agregó en su parte posterior aulas, salón de
Biblioteca, oficina de profesores y baños. Mantuvo su patio al final de la casa en el cual don Rojas,
ordenanza jefe y casero, hacía un provocativo asado nocturno una vez por semana, que distraía
nuestra atención en las clases prácticas. El horario de clases teóricas y prácticas era de las l8 a las
24 horas. Sólo había 5 aulas, tipo secundario una para cada año.
II. AUTORIDADES
2. Estaba al frente de la Facultad un Interventor, don José Alonso, y como Secretario Ernesto
R. Cerro. Había un clima electoral para elegir autoridades regulares. Un grupo tipo “elite” de la
Facultad empujaba la candidatura de Horace W. Bliss como Decano, recientemente graduado de la
UBA y que acababa de regresar a Tucumán. Otro grupo de estudiantes impulsaba a José A. Olmos,
pero finalmente el Centro de Estudiantes decidió apoyar a Bliss lo cual sumado al apoyo de los
profesores fue electo Decano y posteriormente tuvo cuatro reelecciones. Bliss mantuvo como
Secretario a Cerro en todos sus períodos y Juan B. Pidutti actuó como Vice-Decano. El Ingeniero
Eugenio F. Virla fue electo Rector y Bliss pasó a formar parte del
entorno del Rector
conjuntamente con Roberto Herrera de Ciencias Exactas y Fonio y Cuenya de Bioquímica. Del
otro lado de la vereda estaba Carlos Landa de Medicina, un gran orador y emblema de la
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“Medicina Humana”. Ellos se convirtieron como los hombres de referencia en esa época y parte de
la década de los sesenta.
Parecía haber un pacto de no agresión entre el terreno de la Facultad con el correspondiente
al Colegio de Graduados en Ciencias Económicas. Cada uno debía ejercer su autoridad dentro de
su dominio. Ello permitió convivir a profesores que competían por los cargos directivos
produciéndose un tipo de segmentación. Esto ocurrió especialmente en las décadas de los
cincuenta y sesenta, y luego desapareció.
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Bliss y Cerro
Típica imagen de Bliss y Cerro en acción
(foto atención de Daphne Bliss)
III. CARRERAS Y EXAMENES
3. La Facultad ofrecía básicamente una sola carrera, la de Contador Público y Perito Partidor
con una duración de cinco años. Una vez graduado de Contador se podía realizar el Doctorado en
Ciencias Económicas para lo cual había que cursar otras cinco materias y escribir una tesis.
Anteriormente algunos Contadores fueron a hacer el doctorado en Córdoba o en La Plata. En el
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hall de entrada de la Facultad había colgado un enorme cuadro con la foto de sus graduados, lo
cual si se actualizara hoy sería muy difícil de sostener.
4. Las materias se dictaban en forma anual con clases teóricas y algunas de ellas con
prácticas. La inscripción era también anual y por curso. Tenían un programa analítico dividido en
capítulos y otro de examen dividido en bolillas. Cada materia tenía un profesor titular y otro
adjunto, y en el caso de las que tenían prácticas uno o dos Jefes de Trabajos Prácticos. Sólo había
un examen final el cual era oral, y existían tres turnos solamente (Marzo, Julio, y Diciembre, más
adelante se agregó el turno de Setiembre para algunos casos). En el examen el alumno sacaba dos
bolillas las cuales eran repuestas (no siempre) al bolillero para el siguiente alumno. De allí tenía
que elegir un tema para empezar a exponer y luego el tribunal de tres profesores podía hacerle
preguntas de los temas de las dos bolillas que sacó. Luego de sacar las bolillas el alumno pasaba a
“capilla” preparando su tema elegido mientras el alumno anterior estaba rindiendo examen. Había
alumnos que inventaban diversos métodos de “machetes” para ayudar a su mente. Tenían que ser
precisos en la búsqueda del “machete” adecuado a las bolillas que les tocó sino corrían el riesgo de
ser descubiertos. Los exámenes duraban aproximadamente 45 minutos, había casos de una hora y
media y otros de apenas un minuto en el cual el alumno pedía permiso para retirarse por tener una
“amnesia” repentina. Había alumnos brillantes que tenían un público numeroso que los iba a
escuchar en cada examen. A veces algún profesor del jurado daba una ayudita moviendo sus labios
para dar alguna señal útil al alumno dubitativo. En algunas materias había algunas preguntas
clásicas como ser: “El trigo es caro porque da renta o da renta porque es caro”, “Cual es el país que
menos producía petróleo”, “Que tipo de aceite se sacaba de la ballena”, entre otras. Ir a rendir el
examen oral final era todo un ceremonial. Por cábala iba siempre con mi traje gris y hacía el
4
mismo recorrido a pie desde mi casa a la Facultad . Teníamos una libreta universitaria del tamaño
de un pasaporte en donde se registraban las notas de las materias y trabajos prácticos aprobados.
IV. MATERIAS, PROFESORES, Y ADMINISTRATIVOS
5. La carrera tenía 25 materias, Preseminario y Seminario. Las materias estaban divididas en
5 ciclos: Contable, Matemático, Derecho, Económico, y General. El ciclo Contable comenzaba con
los principios generales de la Contabilidad rindiendo homenaje a los creadores de la Partida Doble:
Benedetto Cotrugli Raguseo y el fray italiano Luca Pacioli (a quien Leonardo Da Vinci le hacía
sus gráficos). Me acuerdo que el profesor de la materia Vicente D. Massa quiso elevar la categoría
científica de Contabilidad utilizando términos complicados como ser “La sintomatología de las
intertransformaciones patrimoniales” para referirse a un simple asiento contable de Caja a Varios.
En realidad ello no era necesario ya que la Partida Doble figura entre los grandes inventos de
nuestra Sociedad que hizo bajar sustancialmente el costo de los registros y control de las
operaciones que a segundos se concretan en las diversas actividades y además que los contratos
sean “enforceable”. Vale recordar que ya al invento ruso de la Partida Triple no le fue tan bien. Se
hacía énfasis en la buena caligrafía dado que aun no se había introducido la contabilidad
mecanizada. Un tema aparte eran los distintos métodos de depreciación de los activos físicos que
fue el “hobby” doctoral de Massa. Luego Esteban Marchese ofrecía Organización Contable que
era básicamente un Vademecum del Contador, con planes contables para todo tipo de empresas, y
se completaba con los procedimientos y contratos necesarios para constituir distintos tipos de
sociedades comerciales y otras con o sin fines de lucro. También Marchese insistía en su tema
preferido de la valuación del rubro “llave” de un negocio. La tercera era la difícil del ciclo en
donde se estudiaba la determinación de los costos, a cargo de Guillermo Ortega. Allí aprendíamos
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costos variables y fijos, costos directos e indirectos, costos standard. El profesor Juan M. Araoz
ofrecía Contabilidad Pública, dedicada al registro de las operaciones de ingresos y egresos del
sector público y a la parte legal de la administración pública con las disposiciones para efectuar
gastos, realizar licitaciones, ley de presupuesto, actividad que hoy se distribuye entre la Secretaría
de Hacienda y el Tribunal de Cuentas. En otra materia también a cargo de Marchese se ofrecía
Auditoria brindando diversas herramientas para el control de los registros y evaluación económica
financiera de la empresa.
En la materia Seguro y Técnica Bancaria el profesor Telmo Córdoba discutía los
aspectos contables particulares para estos tipos de empresas, que enfrentan una regulación pública
mucho mayor que en otros sectores y actúan en un mercado en donde la incertidumbre y los
riesgos son muy importantes. El profesor Antonio Forns, ofrecía Técnica Impositiva dedicada a
entender toda la regulación impositiva a nivel nacional y más que nada a capacitar para llenar las
declaraciones juradas en los diversos impuestos en donde era crucial saber que ingresos y activos
había que declarar y que tipo de gasto se podía deducir. Como a su vez Forns tenía un cargo
importante en la Dirección General Impositiva Regional en Tucumán, pienso que ello hizo que su
punto de vista siempre estuvo sesgado a favor de las arcas del Tesoro. A raíz de la gran demanda
profesional por temas impositivos se convirtió en el hombre de consulta de la profesión. El
profesor Massa reaparecía luego con su materia favorita Economía de Empresas, que estaba
dedicada a analizar los factores que hacían rentable a las firmas. El ciclo se completaba con dos
materias más jurídicas que contables, las que tenían el título de Práctica Profesional del Contador I
y II. La primera se refería a los diversos procedimientos jurídicos que se debían realizar ante la
justicia provincial para los diversos problemas que podían enfrentar las empresas, y la segunda
dedicada exclusivamente al tema de convocatoria y quiebra de una empresa con problemas de
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cumplir con el pago de sus deudas. Sus profesores eran
Bernardo A. Racedo Aragón y Jorge
Jorrat. Don Jorrat siempre cargaba en su mano todos los antecedentes de una importante quiebra
en la que actuó como Síndico. Aprenderse de memoria el orden de preferencia de los acreedores
era un rito sagrado. Es interesante recordar que dada a la homogénea y baja estatura de Massa,
Ortega, y Racedo Aragón, cuando ellos tres integraban el mismo Jurado era un atractivo especial
asistir a los exámenes. Recuerdo como jefe de trabajos prácticos de este ciclo a Ramón Nereo
Arnedo, Guillermo Martínez, Jorge R. P. Martínez, Ernesto Pérez Ruiz, Oscar Gil, José Blas
Vega, Roberto Tercilio Cristiani.
6. El ciclo jurídico siempre atrajo a los mejores
profesores de Derecho quienes eran
nuestros vecinos. Comenzaba con la materia Derecho Administrativo y Constitucional a cargo de
José O. Miranda. Se enseñaba los diversos procedimientos administrativos jurídicos a que estaba
sujeto el Estado nacional, los bienes públicos, y la forma de proceder jurídicamente ante cualquier
problema relacionado con el Estado. También cubría la parte constitucional que discutía, la
organización institucional, la estructura de los tres poderes, los derechos, deberes y obligaciones de
los miembros de estos poderes y de los individuos. (derechos y obligaciones del Estado).
Continuaba Derecho Civil a cargo de Raúl Cornejo y Humberto Agliano, en donde se analizaban la
estructura jurídica y derecho y obligaciones de sus participantes de los diversos tipos de contratos
civiles: familia, emprendimientos económicos, y otros, y las responsabilidades civiles que
enfrentan los individuos ante cualquier tipo de eventualidad en su relación con sus semejantes,
léase los derechos sobre las “medianeras” que separan las personas y los bienes. Luego Gustavo M.
Silvetti ofrecía Derecho Comercial que es la parte jurídica de los diversos papeles y contratos que
se generan en las actividades económicas y que permiten que la actividad privada funcione. El
ciclo terminaba con Derecho Laboral a cargo de Víctor D. Alvarez que trataba los aspectos
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jurídicos que surgen de la relación de los empleados con los empleadores, y en especial la ley
11.729 sobre despidos.
7. El ciclo matemático era el que asustaba a los alumnos a pesar de provenir de colegios
comerciales en donde se suponía que nos instruían en álgebra y matemática financiera. Comenzaba
con Análisis Matemático a cargo de Reinaldo Steinkrauss que dictaba la parte de cálculo
diferencial y nos introducía al mundo de las funciones beta y gama, y como profesora asistente
estaba la Srta. Elena Rodríguez que presentaba tipo bailarina de ballet la parte de trigonometría y
geometría analítica. De Steinkrauss aprendimos a escribir en forma precisa la nomenclatura
matemática, a utilizar las tablas de logaritmo, a derivar e integrar cualquier problema, y a mantener
un estricto silencio mientras él exponía. Venido a Tucumán durante la segunda guerra mundial era
todo una institución en la Facultad. Luego José A. Olmos ofrecía Estadística Metodológica en
donde hacía gala de su gran capacidad oratoria y nos mostraba como podíamos resumir toda la
información estadística que surgían de la vida en sociedad y de la actividad comercial en
distribuciones de frecuencia, gráficos, medidas de promedios y variabilidad. Aprendíamos las
bases del cálculo de probabilidades, la famosa distribución normal de los errores, entrábamos al
mundo del gran estadístico y probabilista Karl Pearson presentando sus diversas distribuciones que
servían para ajustar distintos tipos de comportamiento de los datos de un fenómeno económico o
social, y al mundo fantástico de las expansiones de Gram-Charlier para los momentos de una
distribución que recién empecé a comprender en parte en mis estudios de posgrado. El profesor
Olmos compartía su tarea académica con la tarea profesional de gerente de la tradicional casa
Guzmán y Sánchez que tenía el monopolio de la distribución de revistas en el NOA. De dicha
actividad nos traía muchos ejemplos y aprendimos del fenómeno del “re-tapado” periódico de las
revistas de historietas, y que se necesitaba mucho activo líquido. En el doctorado en Economía
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Olmos ofrecía Sociología, que junto a Filosofía constituían sus grandes amores, y por supuesto el
de su señora a quien tuvimos el gran placer de conocer. Para lograr recuperar los libros que prestó
a cualquier persona que encontraba en su andar en la Facultad le pedía que le devolviera el libro
que le prestó, sin estar ni cercanamente seguro de que era algún beneficiario de su biblioteca
personal.
El ciclo terminaba con Matemática Financiera y Actuarial a cargo también de
Steinkrauss y como adjunto el flamante profesor Ernesto R. Cerro. El cálculo financiero en todo
tipo de operaciones que se desarrolló en el mercado de créditos se discutía en forma rigurosa:
interés simple y compuesto, valor actual, monto imponible, cuotas de amortización, tasa de interés
efectiva, y otros, todo ayudado por las tablas financieras ante la ausencia aún de las calculadoras.
El cálculo actuarial nos introducía al mundo de las tablas de mortalidad de personas y bienes y al
negocio de los seguros que se suponen nos ayudan a convivir en un mundo lleno de incertidumbre.
Las curvas de la logística y las más generales de Gompertz y Makeham nos servían de base para
pronosticar la evolución de la población humana. El texto clásico de José González Galé era una
lectura obligada. Guido. Frediani, Néstor Juri, Ramón Medina, Raúl Mentz y Octaviano Navarro ,
estaban a cargo de los trabajos prácticos de este ciclo.
8. El ciclo económico incluía cuatro materias que cubrían los tópicos de micro y
macroeconomía, estructura de los mercados, monetaria, ciclos económicos, economía
internacional, y finanzas públicas. La primera materia era Introducción a la Economía, a la cual su
nuevo profesor Manuel L. Cordomí le dio un enfoque totalmente microeconómico en contra de la
corriente que estaba imponiendo el popular texto Economía de Paul Samuelson. También se
mencionaba con cierta devoción a los principales economistas llamados clásicos como ser: Adam
Smith, David Ricardo, John Stuart Mill, Stanley Jevons, y Alfred Marshall, fundadores de la
economía moderna. Luego seguía Economía I a la cual su profesor Ernesto Navarro (de origen
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santafecino) le dio tambien un enfoque microeconómico discutiendo la determinación de los
precios en distintas formas de mercado: competencia perfecta (mucho de todo), monopolio (un
solo vendedor), monopsonio (un solo comprador), oligopolio (varios vendedores pero no muchos),
y otras formas de competencia imperfecta. Con él nos familiarizamos con el modelo de duopolio
elaborado por el matemático francés Cournot y que luego se popularizara a través de John Nash (el
personaje de“Mente Brillante”). A continuación estaba Economía II a cargo de Antonio Forns que
ofrecía temas macroeconómicos diversos como ser: teoría del dinero a la Pedersen (economista
dinamarqués), ciclos económicos a la Harberler (autor del importante libro “Prosperidad y
Depresión”), y economía internacional a la Kindleberger (importante economista del MIT). Forns
había estudiado en España y al parecer de allí elaboró su enfoque a la materia. Se podrá apreciar
que por la diversidad de temas esta materia era una de las “pesadas” en el lenguaje estudiantil, a lo
cual se agregaba el carácter duro de su profesor. El ciclo terminaba con Finanzas Públicas a cargo
de Francisco Martinez, materia que incluyo en este ciclo por el enfoque que le dio su profesor. La
materia se concentraba básicamente en impuestos y no en el gasto público. Se estudiaba los
criterios económicos para tener una estructura óptima de impuestos, y se rendía culto al gran
especialista italiano Luigi Enaudi quien residió uno o dos años en Córdoba durante la segunda
guerra mundial (habiendo dejado un importante manuscrito en la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional de Córdoba). El así llamado Pancho Martínez era también un gran orador
con una voz de tenor que tenía bastante ascendencia en los estudiantes, y generalmente continuaba
sus clases con los mismos en el tradicional bar del Hotel Coventry (hoy Carlos V). Martínez
terminó su carrera como Juez Nacional en Buenos Aires, habiendo privado a la Facultad de un
muy interesante personaje.
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9. El ciclo general comenzaba con Lógica y Metodología de las Ciencias (o Metodología de
las Ciencias Económicas) que estaba a cargo del nuevo profesor Carlos. Villagra, quien era un
enamorado de la Filosofía más que de la Metodología. Nos daba a leer el libro que reproducía las
clases que el filósofo español Manuel García Morente había dado hacía algunos años cuando era
profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, y que comenzaba sus pensamientos iluminado por
una lámpara a media luz (al estilo de “Atracción Fatal”). Luego estaba Historia Económica a cargo
de Bliss y como adjunto Carlos A. Martínez. Se estudiaba historia económica general con énfasis
en la evolución económica de los países europeos y una parte se dedicaba a nuestro país. Bliss
disfrutaba mucho dando estas clases y una vez cuando se cortaron las luces siguió hablando en la
oscuridad, y creo que fue una buena experiencia. Por último estaba Geografía Económica General
a cargo de Enrique Bleckwedel e Isauro Martínez. En esta materia se presentaba un mapa
económico mundial con el registro por país de todos los recursos económicos y del uso de los
mismos. Bleckwedel la hizo muy atractiva a esta materia, la cual antes tenía la fama de ser
infranqueable cuando la enseñaban Ramón Seoane y Nicasio Rivero.
10. Finalmente el plan de estudio se completaba con el Preseminario y Seminario que cada
alumno debía cursar. El Preseminario era un curso que trataba de enseñar la forma de escribir un
trabajo y de iniciar una investigación. Presentaba las diversas reglas que debían seguirse en cuanto
a la estructura organizativa de una monografía. El Seminario era ya la realización del trabajo
específico lo más creativo posible, que se realizaba bajo la dirección de un profesor elegido de
acuerdo al tema. En mi caso hice un estudio sobre la demanda de carne en San Miguel de
Tucumán, para lo cual tuve que tomar una muestra de viviendas, hacer un cuestionario, y visitar las
viviendas elegidas por un muestreo sistemático con arranque aleatorio de las viviendas luego de
hacer un muestreo aleatorio de las manzanas. Mi guía fue el libro de Análisis de Demanda del
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econometrista sueco Herman Wold. Fue una gran experiencia realizar todo el proceso de este
trabajo, y en particular las distintas reacciones que surgían de las familias que visité. Una de las
viviendas que surgió al azar resultó ser “bourdel”, por lo que desesperado leí las recomendaciones
de los tratados de muestreo para ver que hacer. Al eliminarla creo que fue el primer error de
selección que cometí en mis investigaciones econométricas. La división de Seminarios estaba bajo
la dirección de Juan B. Pidutti, quien hizo de este reducto su casa. Pidutti solo dictaba clases en el
Doctorado de Ciencias Económicas ofreciendo la materia Dinámica Económica. Hizo su doctorado
en Córdoba. Era el profesor a tener miedo en las mesas examinadoras. Siguiendo las enseñanzas de
Raúl Prebisch y Alvin Hansen, era un ferviente admirador de John Maynard Keynes. Su rol como
director de Seminarios era coordinar los cursos de Preseminario y los Seminarios, formando parte
del Jurado que luego analizaba el trabajo de Seminario de cada estudiante, quien lo debía defender
al estilo de una tésis. También tenía como rol el formar un banco de datos económicos relevantes a
nivel mundial y de nuestro país. En esa época no había Internet y por lo tanto páginas web, ni
tampoco muchas publicaciones de organismos internacionales ofreciendo un banco de datos o algo
parecido. Como sustituto Pidutti pedía a sus ayudantes a ver diariamente diversos diarios del país y
recortar las principales noticias de relevancia económica (la investigación tijera).
11. Algunos de los ciclos eran coordinados por Institutos. Había tres Institutos: de
Contabilidad, de Economía, y de Matemática y Estadística. Sus directores eran Massa, Forns, y
Steinkrauss respectivamente. Estos Institutos tenían un rol principalmente en la enseñanza, aunque
también contaban con algunos Instructores afectados solamente para las tareas del Instituto. Se
esperaba que iniciaran tareas de investigación. Tuvieron un rol importante en el aspecto
bibliográfico.
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12. La carrera de doctorado en ciencias económicas se podía hacer luego de haber finalizado
la de Contador. Además de la tesis doctoral había que cursar algunas materias más como ser:
Dinámica Económica a cargo de Pidutti y en la cual disfrutaba hablando de John Maynard Keynes,
Política Económica a cargo de Bleckwedel en donde hacía gala de su conocimiento del Plan
Marshall para levantar a la Europa de la posguerra, Sociología a cargo de Olmos que le daba un
enfoque más filosófico que cuantitativo, entre otras. En este período se doctoraron Ernesto R.
Cerro sobre la economía del tanino en Santiago del Estero, Manuel L. Cordomí sobre un análisis
de la política económica latinoamericana a través de CEPAL y Raúl Prebisch, e Ignacio M.
Cornejo sobre la economía lechera en Tucumán.
13. El personal administrativo, hoy mal llamado no docente, era muy importante en la
relación Facultad-alumnos. Algunos eran muy duros en su trabajo y otros se integraban como
amigos al grupo de estudiantes “seniors”. En el área de la Secretaría estaban Manuel Ruesjas, la
Srta. Teresa M. Nieder y Alberto A. Elsinger (periodista y escritor). En el área contable estaba el
contador. Cristiani, rápido en su actuar y caminar y la tesorera Nelly Gutierrez de Wilde que tenía
la llave de la caja fuerte y que era su arma de poder, ya que todo se pagaba en efectivo. En Sección
Alumnos estaba Luis A. Chichuolo que manejaba las inscripciones y el registro de los exámenes
todo en forma manual, jugaba al rugby y era muy querido por los amantes de ese deporte que más
tarde le haría mucha sombra al clásico futbol. En Biblioteca estaba Juan C. Castro un personaje
muy especial, amante de la lectura y muy conocedor de la literatura, muy amigo de los estudiantes
y con algunos compartía largas tertulias. Castro fue testigo de los grandes cambios que registró la
Facultad y se fue acomodando a las nuevas exigencias aunque mantenía vivo al personaje del
antiguo bibliotecario. En su oficina mantenía una muy buena colección de libros con lo cual no le
envidiábamos a la Biblioteca de Filosofía y Letras. Cuando se acercaba el 15 de Junio, día del
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libro, nos acosaba a todos para que hiciéramos donaciones. Con Elsinger mantenía un duelo
personal sobre la capacidad literaria de cada uno. La sala de impresión llamada “rotaprint” estaba a
cargo del (taciturno) Pablo Gutiérrez en donde se utilizaba los esténsils y chapas ya que aún no
existían las fotocopiadoras. Finalmente estaba el Jefe de Ordenanzas Pedro Rojas que actuaba
también como casero de la Facultad, y como tal se sentía como amo y señor especialmente en
horas de la siesta y los días sábados. Colaboraban con él Mariano R. Miranda, Salvador S.
Méndez y Juan Dorado.
V. MI CAMADA Y LA ACTIVIDAD ESTUDIANTIL
14. Mi camada estaba compuesta por algunos compañeros que tuve en el turno de la tarde de
la Escuela de Comercio, la mayor parte provenía del turno de la mañana de dicha Escuela, y por
algunos santiagueños. Con varios de ellos he mantenido una relación de amistad y profesional
durante muchos años. La mayoría al graduarse de Contador se dedicaron a la actividad profesional
como ser: Carlos Dumit, Adolfo Dantur, Marcos Osantisky, Betty Zvetelman, Clara Berno, Hugo
Glagosky, Manuel Olaya, Juan J. Galilea, Miguel Almonacid, Olga Soria, Eduardo Lobo, Víctor
Alcaraz, Antonio Hernández Mesón, José Cortina, Rotella, la bella Zarazaga de Buenos Aires,
y
Ramón. Sólo con Valeriano García nos mudamos al área de Economía oportunidad que se
presentó en 1959. Cuando ya estábamos en cuarto año la camada ya no incluía solo a los que
ingresamos en 1956, sino que como es natural en los estudios universitarios se produce un
desgranamiento de camadas, por lo que se hace más difícil recordar sólo a los de 1956. Con el
“Ñato” García y “Manolo” Olaya formamos un grupo de estudio que nos reuníamos una semana
antes de cada examen final en la casa de ellos en Santiago 777. Era una semana muy dura de
muchas horas diarias de discusión de cada bolilla de la materia. A raíz de esta mecánica conocí a
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quien sería luego mi esposa, Ana María Ganum, quien vivía a media cuadra de ellos por Junín.
Luego me enteré que ella no me tenía registrado como uno de sus admiradores. Mi familia para
facilitar mi traslado a la casa de mis compañeros me compraron una bicicleta. La merienda en
dicha casa era todo un espectáculo (tenían un tío panadero) y el trato de su familia muy especial y
con quienes mantuve y mantengo una gran amistad. Con Dumit comenzamos a estudiar inglés en
1960 en el Instituto Rush, en donde se formó un grupo homogéneo. Jack Rush era un profesor
extraordinario y evitaba que no atendiéramos sus clases con un gran golpe de manos como quien
se sacudiera de la tiza. Me recuerdo que ya más adelante cuando lo veía sacando cartas en la
sección Casilla de Correos del Correo Argentino me decía que yo no podía vivir en dos mundos
(Argentina y Estados Unidos), y que tenía que decidir para mi futuro académico.
De camadas anteriores en este período recuerdo a José M. Nougués, “el cooperativista”
Federico Lannes, Máximo Paz, “el caballero” Rubén Job Ramírez, Gerardo Kaplan, Próspero
Palazzo (que hizo honor a su primer nombre), “el fisiócrata” Eduardo Poliche entre otros.
15. La Facultad empezó a implementar los viajes de los alumnos del tercer y quinto año
(mitad y final de la carrera). Los primeros dentro de Argentina y los segundos al exterior
especialmente si se podía Europa. El financiamiento provenía en parte de la Facultad,
contribuciones logradas por diversas actividades, y el aporte de los viajeros. Al comienzo casi todo
el aporte lo hacía la Facultad lo que luego fue decayendo y también el destino al exterior. En cada
viaje se designaba un profesor como coordinador y jefe de la delegación, quien con ayuda de
algunos alumnos hacían los trámites previos para lograr las visitas que se querían hacer. En esa
época no había o por lo menos acá agencias de viaje. Ello formaba parte de la enseñanza de la
carrera y creo que ayudó a crear muy importantes “networks” en cada camada, y hasta hoy se
escucha a sus participantes a contar diversas anécdotas de los mismos. A mi me tocó realizar el
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viaje del tercer año en 1958 cuando estaba haciendo el servicio militar. Por suerte pude convencer
a mis jefes del Regimiento 19 a que me permitieran por lo menos asistir a los trabajos prácticos en
la Facultad y rendir los exámenes finales de varias materias del tercer año, lo que podía hacer
estudiando entre los varios saltos y cuerpo a tierra que me obligaban a hacer (ya que siempre
llevaba algún libro debajo de mi camiseta). Luego fue toda una odisea lograr que el Ejército me
autorizara a incorporarme al grupo de viaje porque tenía que desplazarme a diversas provincias.
Tuve que lograr una autorización escrita del Comandante General del Ejército de Argentina.
Nuestro viaje fue presidido por el profesor José Segovia quien viajó con su esposa, y fuimos en el
ómnibus de la Universidad a Córdoba, Mendoza, San Juan, San Luis, y La Rioja. Visitamos pozos
petroleros, destilerías, bodegas, viñedos, diques y embalses, la casa de Sarmiento. Apreciamos la
gran reconstrucción de San Juan luego de su terremoto. Por mi parte conocí todos los Regimientos
de la zona cuyana a raíz que debía presentarme con uniforme para decirles que allí estaba. Luego
cuando llegué al viaje de quinto año ya me había dedicado a Economía y no pude realizar el viaje
al exterior, que creo que como ya los fondos que aportaba la Facultad no era tan abultado fueron
sólo a Chile.
En Enero de 1961 formé parte de la delegación argentina de 15 alumnos del último año en
Ciencias Económicas que visitaba la Universidad de Rutgers en New Brunswick, New Jersey,
Estados Unidos. Por Tucumán fuimos yo y Hector Avila. Había alumnos de Buenos Aires, La
Plata, Bahía Blanca, Cuyo, Córdoba, Chaco, y Rosario. El viaje lo coordinaba el profesor James
Street de dicha Universidad. Era un viaje de dos meses en los cuales se ofrecían cursos de
desarrollo económico y de historia económica americana. A su vez visitábamos diversas
instituciones en New York, Washington D.C., Princeton y Filadelfia. También nos hicieron visitar
Trinidad-Tobago y Puerto Rico en donde distraído me senté a la par de la Alcaldesa de Fajardo y
los invitados se preguntaban sobre mi. En la Universidad de Rutgers dormíamos distribuidos en
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distintas fraternidades, y a mi me tocó la Chi Psi. Allí dormían con las ventanas abiertas con 20
grados bajo cero, así que para mi fue un gran shock. En la Universidad de Princeton nos recibió en
su casa el profesor Rolando Ely (quien bautizó su casa “El Hormiguero” y en su baño tenía una
vitrina con sus trofeos y distinciones). También nos invitó a su casa el profesor tucumano radicado
allí Luis Nanni (estadístico), en donde conocimos el otro profesor tucumano Octavio Corbalán (de
letras). Con Avila nos hicimos una escapada a Boston para visitar a Mentz que estaba estudiando
en la Universidad de Harvard. Viajando de Boston a New York un día 4 de marzo me enteré luego
que justamente ese día había fallecido mi padre. Luego por iniciativa del profesor Adolfo Diz que
estaba en esos momentos en la Universidad de Chicago viajamos de nuevo con Avila a Chicago
para entrevistar al profesor Arnold C. Harberger y así lograr la admisión a dicha Universidad.
Viajamos en ómnibus sin dormir, haciendo New York-Chicago, entrevistamos a Harberger y luego
regrasamos inmediatamente para hacer Chicago-New York. Fueron dos días completos pero de
muy alta rentabilidad. Harberger nos dio una carta para presentarla al Sr. Mora, Director del
Departamento de Becas de la OEA, y a quien vimos en Washington D.C. El telegrama de la beca
lo recibí justo un 21 de julio, día de mi cumpleaños, y volvimos con Avila a Chicago un 4 de
Setiembre. En este grupo participaron entre otros: Adolfo Sturzenegger, Tulio Ceconi, Horacio
Nuñez Miñana. La delegación era presidida por el profesor
Martin de Cuyo. En New York
recuerdo que cenamos en el famoso restaurant “Club 21” perteneciente a un argentino, vimos los
billetes de mil dólares y las barras de oro en su Reserva Federal, y asistimos a una función de
teatro en Broadway. Uno de los compañeros porteños se sabía de antemano el nombre de cada uno
de sus rascacielos y hablaba un “fluido” inglés utilizando solo las palabras “Yes”, “No”, “Of
course” “I beg your pardon”, “By the way”. Estos viajes se hicieron solamente en los años 1959,
1960 y 196l. En el primero fueron por Tucumán David Konzevik y Juan C. Di Pinto y en el
segundo Manuel Lizondo Borda y Manuel Figueroa
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16. La actividad sindical estudiantil era muy intensa. Estaban el Centro de Estudiantes de
Ciencias Económicas (CECE), el Movimiento Humanista, y más tarde el Movimiento
Independiente de Ciencias Económicas (MIECE). Yo quería permanecer alejado de esta actividad
pero luego me dejé convencer de alistarme al CECE siendo su Presidente en 1960. En esa época el
CECE acompañaba en forma muy positiva las reformas académicas que estaban ocurriendo, y
como lo mencionara más arriba fue un impulsor muy importante del reinado de Bliss. Yo
acompañaba esta tarea de mejora académica pensando que era lo mejor para los estudiantes, o sea
poder sacar el mejor provecho de la enseñanza y así llegar a ser un buen profesional. Propiciamos
la creación de las Ayudantías Estudiantiles y presentamos un proyecto de Reglamento muy
detallado que creo que rige hasta hoy y que fue adoptado por las otras Facultades. Me recuerdo que
Nicolás Attar que era consejero nuestro en el Consejo Directivo de la Facultad nos dijo orgulloso
que fue el mejor proyecto que pudo impulsar en el Consejo en todo su período como consejero.
Luego llegó el desastre de las elecciones en 196l en la que perdimos no sólo la representación
mayoritaria sino que ni conseguimos la minoritaria. Inmediatamente renuncié a la presidencia y di
por concluida esta dura experiencia electoral. Nuestra campaña se basó en que queríamos mejorar
de la Facultad y no en conseguir facilidades de aprobación de materias, pero parece que no era una
buena estrategia para ganar elecciones. Para votar había dos urnas distribuidas de acuerdo al
abecedario. Nos quedó el consuelo de haber ganado en la segunda urna, de la letra M a la Z, pero
no bastó. Mi hermano Miguel me dijo que faltó proselitismo electoral dirigido a los estudiantes
con apellidos de la A a la L. En la mitad de la campaña electoral vimos que mi enfoque quizás no
era el más propicio y por ello recurrimos a la capacidad oratoria de Manuel Lizondo Borda, pero
ya era muy tarde para cambiar la tendencia. Si bien no hacíamos muestreo de opiniones
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percibíamos la tendencia de las preferencias por los concurridos y ricos asados que hacían nuestros
contrincantes.
En 1960 como representante del CECE viajé con Carlos Dionisi, “Paquita” González y Dora
Bercovich a Porto Alegre, Brasil, para participar de una reunión estudiantil latinoamericana. Fue
mi primer viaje internacional y al regreso viajé por primera vez en avión. La mitad de la reunión se
la pasaron discutiendo sobre la decisión del gobierno brasilero de si dejaban o no ingresar a los
representantes cubanos.
La actividad en el CECE nos permitía conocer a los alumnos de otras Facultades. Muchos de
los representantes parecían estar haciendo una carrera política y sus discursos eran ardientes. Se
citaba muy a menudo a José Ingenieros y a José Ortega y Gasset. Yo todavía no entendía muy
bien sus mensajes. Luego con el estudio de Economía pude organizar mi propio pensamiento.
También recuerdo que a los estudiantes les gustaba escuchar las conferencias del sociólogo Lázaro
Barbieri, que según él cuando se lo propusiera podía llegar a ser rector o gobernador.
17. En 1959 gané una ayudantía estudiantil en la materia de Estadística Metodológica, y el
profesor Olmos me permitía dar clases teóricas. Luego en 1960 gané un concurso de Jefe de
Trabajos Prácticos de dicha materia a pesar de no haberme graduado aun. Bliss y Olmos pujaron
para que se aceptara esta excepción. Para mí fue una muy grata experiencia académica (además de
escribir dos largas notas de clases) y que además me permitía empezar a ganar dinero. En mi
Comisión de trabajos prácticos cursaban muy buenos alumnos como Raúl Soria, César Rengel,
Carlos Cena, Luis R. Acosta, entre otros.
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VI. EL PROCESO DE CAMBIO EN LA FACULTAD
18. La Facultad desde sus inicios estuvo expuesta a grandes cambios en su organización y
plantel de profesores. Así vemos que cuando yo ingresé en 1956 había varios profesores que se
habían doctorado en Ciencias Económicas en Córdoba, La Plata, y España, o sea hubo graduados
de Contador que tenían interés de seguir consolidando su formación y que luego fueron
incorporados al plantel de profesores de la Facultad. Entre ellos tenemos a Pidutti, Massa,
Bleckwedel, Marchese, Forns, y Olmos. Antes de ello hubo un grupo que presionó para que se
creara la Facultad en 1948, dejando su lugar previo que era como parte de la Escuela de Comercio.
Otro cambio fue el sistema de examen pasando del sistema de coloquios en que se iba rindiendo la
materia de a partes y en forma individual al del examen de una sola vez y a todo el curso.
También se crearon los Institutos y luego el Seminario. Gran parte de esta tendencia quizás era
determinada sólo por el aumento de alumnos. Es curioso que la Universidad decidió no tener un
secundario puramente comercial cuando otras universidades como la UBA si lo tienen.
19. Desde el inicio del decanato de Bliss había un grupo “elite” que conjuntamente con el
Decano estaban gestando grandes reformas que permitiera a la Facultad adoptar los cambios
académicos que estaban ocurriendo principalmente en Estados Unidos. Konzevik y “Mané”
Lizondo Borda como estudiantes y los profesores Cerro y Cordomí estaban en ese grupo de
cambio. Un núcleo importante de profesores acompañaba estos objetivos. Las señales eran que se
debía ir mejorando la carrera de Contador, y en especial generar las bases para crear carreras
específicas de Economía y Administración de Empresas.
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20. Se decidió que el camino a seguir era el de contratar uno o dos profesores que pudieran
generar este proceso de cambio. Para Economía Cordomí los entusiasmó a que contrataran a
Adolfo C. Diz de Buenos Aires, quien acababa de regresar de la Universidad de Chicago en donde
obtuvo el título de Master en Economía y que no se sentía conforme con lo que le ofrecía la
Universidad de Buenos Aires (UBA). Cordomí conoció a Diz cuando estuvo como estudiante
visitante en la Universidad de Chicago en 1957 y apostó a él. Diz es contratado a fines de 1958
como Profesor Titular de dedicación exclusiva, con un sueldo equivalente al que correspondía al
de máxima antigüedad y se le provee oficina y una vivienda en el “campus” universitario de Horco
Molle (en el cual ya estaban viviendo profesores de otras Facultades). Se lo nombra Director del
Instituto de Investigaciones Económicas y se respeta su pedido que no se lo incluya en ningún
tribunal examinador en los cuales había que estar muchas horas de espectador.
21. Con la incorporación de Diz nuestra Facultad inicia un nuevo período de cambios.
Aparece la figura del “full time”, oficinas para los profesores, la necesidad del idioma inglés,
exámenes escritos con parciales y finales a libro abierto (los falso, cierto o incierto, elección
múltiple, no escriba más de cuatro renglones en cada respuesta ya que el resto no se lo hará valer),
cursos semestrales en lugar de los anuales, sala de lectura con apoya libros en la biblioteca,
reuniones de discusión de trabajos de investigación (los “workshop” creados en Chicago), el uso
intensivo de las calculadoras Friden, Monroe y Marshall y luego de las computadoras a base de
tarjetas perforadas primero y de cintas después. También se contrató la casilla de correo N° 48 en
el Correo Argentino y apareció la pipa como un mecanismo para fumar y entretenerse en su
limpieza.
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22. El rol de Diz era generar la carrera de Economía en la Facultad. Con él no sólo se crearon
las bases de una nueva carrera de Economía sino también de Estadística. Siguiendo su preferencia
inicial por el área cuantitativa, Diz comenzó en 1959 con un curso de Estadística Inferencial. Para
ello se convocó a un grupo de profesores y de alumnos avanzados para que fueran parte del
experimento. Fue un gran shock para sus participantes. Diz era muy estricto y en el primer parcial
pidió que se retiraran del curso los que habían desaprobado. Ello generó críticas ya que se pensaba
que violaba la libertad de cursar que establecía la Reforma Universitaria, pero no llegó a mayores.
Algunos de ellos luego agradecieron este esquema de exigencia y presión. Los sobrevivientes de
este primer curso fueron Héctor Avila, Manuel Cordomí, Raúl Mentz, y yo. Cuando se repite este
curso al año siguiente sobreviven sólo Valeriano García y Carlos Pucci. Diz adoptó como libro de
texto “Statistics: A New Approach” de W.A. Wallis y H. Roberts que había revolucionado la
forma de enseñar estadística inferencial, y además nos hacía leer el difícil libro “Statistical
Methods and Scientific Inference” del estadístico inglés R. A. Fisher, para algunos el padre de la
estadística inferencial y que competía con la fama previa de Pearson. Nos llevaba un día leer cada
página, y al pasar a la siguiente no recordábamos de que se trataba la anterior. Luego Diz comenzó
a dar clases de Tópicos de Microeconomía, Econometría, y Teoría Monetaria, y en 1960 retorna a
la Universidad de Chicago para continuar con su doctorado. Con los graduados de los dos primeros
cursos que ofreció Diz y algunos otros adeptos se formó un grupo compacto que trabajaban todo el
día en la Facultad y se hizo práctica el café de las 10 de la mañana, la merienda de la 5 de la tarde
en el Bar Central (hoy El Postino), reuniones sociales y asados. Diz desde de su casa en Horco
Molle que ya compartía con su flamante esposa Marta, también de Buenos Aires, impulsaba la
cohesión del grupo como preparándolos para la siguiente batalla: ir a obtener el doctorado en
economía en las mejores universidades de Estados Unidos para luego formar el plantel de
profesores de la futura Licenciatura en Economía.
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23. Diz pidió luego que se incorporara como profesor Eliseo da Rosa de Paraguay que fue su
compañero en Chicago, y que estaba enseñando en Indiana. Más tarde da Rosa se haría cargo de
Economía I en la carrera de Contador. Le gustó mucho Tucumán y la Facultad y rápidamente se
sintió como parte de ella y estuvo tentado para llegar al decanato. Le gustaba la política y no por su
origen de abogado. Recuerdo que nuestro actual rector, entonces alumno, reparaba en forma
magistral las clases de da Rosa especialmente cuando daba el ejemplo de la inelasticidad de
demanda por tortillas a la hora del desayuno. Más tarde Diz intentó que se sumara también Lucio
Reca, un especialista en Economía Agrícola, pero al parecer no se pusieron de acuerdo con la
Facultad de Agronomía.
24. Antes de regresar a Chicago en 1960, Diz concreta la visita de Arnold C. Harberger,
profesor de Economía de la Universidad de Chicago quien ofrece dos conferencias que me
quedaron grabadas en mi memoria. La primera sobre el costo de bienestar social que infringe el
monopolio a la sociedad, lo cual lo estimaba sólo en un 0,1 por ciento del PBI para el caso de
Estados Unidos (resultado que hizo cambiar la temática en economía industrial ya que se
preocupaba demasiado del costo social del monopolio), y la segunda sobre las fuentes del
crecimiento económico tema al cual me dediqué posteriormente. En esa visita Diz trató de
convencer a Harberger que nos abriera las puertas de la Universidad de Chicago, algo que ya lo
habían hecho con la Pontificia Universidad Católica de Chile. Esta estrategia Diz la continuó ya en
Chicago nuevamente y a partir de Setiembre de 1961 comenzó un largo y continuo peregrinar de
graduados de nuestra Facultad en busca del “bellonzico de oro” no solo en Chicago sino en más de
20 de las mejores universidades de Estados Unidos y Europa.
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25. Diz inicia reuniones de Centros de Investigación en Economía en nuestro país que luego
las continúa la Asociación Argentina de Economía Política. En las dos reuniones que se hicieron
participaron economistas chilenos, cordobeses y de Bahía Blanca. Entre ellos estaban Ernesto
Fontaine, Carlos Massad, Rolf Luders, Carlos Clavel, Raúl Ríos, Uros Bacic, Lascar Saveanu..
Las discusiones se hicieron en la Residencia Universitaria en Horco Molle. Recuerdo que Diz y
Massad discutían en ese entonces en forma acalorada si las tarjetas de crédito de reciente aparición
en nuestro país eran o no parte de la cantidad de dinero. Hoy participan unos 300 economistas y se
hacen anualmente rotando la sede de las mismas.
26. Como director del Instituto de Investigaciones Económicas, Diz inicia diversos proyectos
de investigación. Al comienzo con fuerte sesgo estadístico. Para un estudio de urbanismo en la
ciudad de San Salvador de Jujuy, llamado el Plan Jujuy, se toma a cargo el muestreo de familias de
la ciudad para recabar información sobre sus desplazamientos diarios lo cual serviría de base para
el nuevo Plan de Transporte en dicha ciudad. Se puso mucho énfasis en el cuestionario y en la
determinación de la muestra para luego poder hacer las inferencias probabilísticas
correspondientes. Este trabajo movilizó un gran grupo de gente que tuvo que desplazarse a Jujuy y
luego procesar la información en Tucumán. Fue una gran clase práctica de teoría, diseño, y
artesanía de muestreo. Para los interesados hay un documento en donde se informó de los
principales resultados logrados. Luego se intentó hacer algo parecido en el tema salud en Tucumán
que luego no llegó a concretarse. Los instructores que venían de períodos anteriores: Eduardo A.
Abregú, León Zeitune y Jacobo Laks, tuvieron que adaptarse rápidamente con algún sufrimiento a
la dinámica de Diz.
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27. Quedaba la reforma en el área contable y el inicio de la carrera en Administración de
Empresas. Recuerdo que en una de sus visitas a Tucumán el profesor John Hunter de la
Universidad Estatal de Michigan analizando el plan de estudios de la carrera de Contador, dijo que
parecía que estaba diseñado para saber como liquidar una empresa y no para crearla o levantarla.
Quizás sus palabras eran muy duras pero tuvieron un impacto muy grande para pensar en la
formación de los futuros graduados, y ese iba a ser el rol del área de Administración de Empresas.
28. Para desarrollar el área de Administración de Empresas se contrató al profesor Fernando
Rivas Herrera de Chile, conectado con el programa de Negocios de Escolatina, programa
perteneciente a la Universidad de Chile. A él se suma posteriormente el profesor Enrique Kenning
Voss también de Chile. Ambos logran un gran poder de atracción en varios recientes graduados de
Contador y los interesa a que se dediquen a ésta área. El enfoque seguido era básicamente de
Racionalización de Empresas, más que “Business Administration”. Se discutían métodos para
reorganizar el área administrativa de una institución con el objeto de hacerla más eficiente en sus
decisiones y accionar. Luego de cursar la materia que ellos ofrecían se continuaba con un conjunto
de cursos en Chile por un período de dos a seis meses.
29. La mayor parte de los participantes de este programa eran de camadas anteriores a la
mía. Entre otros podemos mencionar a: Juan Carlos Di Pinto, Miguel Ruesjas, Miguel J. Elías,
Raúl Germinal Blanco, Ramón Arnedo, Moisés Lichtmajer, Luis Gentilini, Enrique Valdecantos.
A su regreso de Chile algunos se incorporaron al plantel docente de la Facultad introduciendo la
asignatura Administración en la carrera de Contador, otros formaron parte de las oficinas de
racionalización creadas expresamente en la UNT y en el Estado provincial. El de la UNT se llamó
ASOM (Asesoría de Organización y Métodos), y fue un instrumento de modernización a lo cual le
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dio mucho apoyo el rector Virla. El otro grupo inserto en la Provincia incorporó a la nueva
generación y también allí se constituye en un sector importante para la toma de decisiones en el
área administrativa.
30. Si bien la idea de generar una carrera separada en Administración de Empresas se inicia
con estos primeros pasos, ello luego se consolida con nuevas camadas muchos de ellos que
realizaron un programa más extenso en la Universidad de Chile y otros en Estados Unidos.
Recuerdo que Bliss tenía mucho interés en convencer a Mentz que fuera el director de esta carrera.
Mentz había estado un año en la Universidad de Harvard (1960-1961) en un programa especial de
su famosa Escuela de Negocios. Allí Mentz se entusiasmó con los estadísticos H. Raiffa y R.
Schlaifer y por lo tanto había decidido su futuro en Estadística. Posteriormente surgió como nuevo
candidato Lizondo Borda que había hecho un MBA en la Universidad de California en Berkeley,
pero también se frustró ya que rápidamente tomó obligaciones en el Estado provincial y luego se
incorporaría a la reciente Escuela de Administración de IDEA en Buenos Aires.
VII. EN RESUMEN
31. En mis cinco años de estudiante en la Facultad viví dos subperíodos muy distintos. El
primero que va de 1956 a 1958 como estudiante regular de la carrera de Contador con las materias
clásicas de esta profesión que habían sufrido diversas transformaciones desde 1948. El segundo va
de 1959 a 1961 ya como parte de un importante proceso de cambio y que signó mi futura tarea
hasta el presente. A partir de del 4 de Setiembre de 1961 (ver La Gaceta alrededor del día 5)
comienza para mí una importante nueva etapa ya como estudiante de posgrado en economía en la
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Universidad de Chicago en Estados Unidos y luego como Profesor en la Facultad de Ciencias
Económicas de la UNT.
32. Es muy difícil fijar las fechas de almanaque para identificar comienzos de grandes o
pequeños cambios. Si bien Joseph Schumpeter sostiene que las grandes olas aparecen de golpe y
que hay una fuerza empresaria por detrás, creo que tanto la innovación tecnológica como la
académica es parte de un proceso continuo y que tratamos de resaltar más lo que hemos vivido o lo
que nos han contado innumerable veces. Lo que a mi me ha tocado vivir en la Facultad, en el país
y en América Latina me dio la sensación de que es continuo y que ocurre en varios lugares a la
vez. Lo importante es poder insertarse en esos procesos ya que la oferta no se repite en el
transcurso de nuestra vida (acá el cartero no llama dos veces). La regla para insertarse no es clara y
a veces ocurre por casualidad, pero el que mas estudia o trabaja tiene más posibilidades de entrar
en esa casualidad.
33. Otra cosa importante que uno aprende es que lo que finalmente se obtiene de estos
procesos de cambio no es fácil de predecir y menos aún cuando se trata de una inversión en capital
humano. Uno apuesta a un producto y luego ve que es otro, a veces ni parecido. Esto es un
fenómeno que lo sabe muy bien un investigador, y a un buen empresario quizás no le interese que
sea distinto de lo que esperó inicialmente ya que puede adaptarse a las nuevas circunstancias. Creo
que a Bliss no lo agradó mucho nuestro “exagerado” énfasis en el rol del mercado para solucionar
los problemas ya sea económicos o sociales. La búsqueda de la excelencia es la verdadera guía de
todo proceso innovador. Con ello es difícil equivocarse a pesar que no sea lo que exactamente se
buscó al comienzo.
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