CAUSA: "Stolbizer, Margarita y otros s/promueven acción declarativa de inconstitucionalidad y solicita medida cautelar (UCR)@ (Expte. N1 4042/05 CNE) BUENOS AIRES FALLO N1 3571/2005 ///nos Aires, 13 de octubre de 2005.Y VISTOS: Los autos AStolbizer, Margarita y otros s/promueven acción declarativa de inconstitucionalidad y solicita medida cautelar (UCR)@ (Expte. N1 4042/05 CNE) venidos del juzgado federal electoral de Buenos Aires en virtud del recurso de apelación deducido a fs. 56 contra la resolución de fs. 41/51 vta., obrando la expresión de agravios a fs. 59/65, sus contestaciones a fs. 70/74 vta. y fs. 75/82, el dictamen del señor fiscal actuante en la instancia a fs. 90/91, y CONSIDERANDO: 11) Que a fs. 1/19 la señora Margarita Stolbizer y los señores Daniel Salvador y Ricardo Vázquez -en sus respectivos caracteres de presidenta, vicepresidente y tesorero del Comité de la AUnión Cívica Radical@ del distrito Buenos Aires- promueven acción declarativa de inconstitucionalidad Ade la presentación de candidatos para el cargo de Senador Nacional [...] que realizara el Partido Justicialista y el Frente para la Victoria, en particular este último@ (cf. fs. 2). Fundan su impugnación en que dicho Frente pretende postular candidatos que pertenecen al partido mencionado (cf. fs. cit.) con el objeto de Aaparentar una competencia electoral en el marco del comicio general [...] en lugar de ocurrir por la vía y forma establecida por la ley de internas abiertas obligatorias y simultáneas@ (cf. fs. cit.).Afirman resultaría claramente que violatorio oficializar ambas del artículo 54 ese respecto, listas de la Constitución Nacional.Explican, a que la agrupación que representan aspira a constituírse Acomo el segundo partido en términos de representación pública, consolidando su lugar en la oposición al partido de gobierno@ (cf. fs. 9), y consideran que si se aceptara Aque un mismo partido político compita en la elección con dos listas de candidatos podría llegarse al absurdo [de] que el mismo partido sea tenido al mismo tiempo como oficialismo y como oposición, como mayoría y también como primera minoría@ (cf. fs. cit.).A fs. 41/51 vta. dicta sentencia el señor juez de primera instancia.Señala que Aha sido práctica frecuente de los partidos políticos, y sus afiliados y dirigentes, presentarse a comicios utilizando el instrumento de las alianzas que les permite disponer de uno o más partidos políticos, a veces con insignificante caudal de votos, pero útil a sus fines por tener reconocimiento previo respecto de su personalidad jurídico política@ (cf. fs. 47 vta./48).Explica que también es habitual que un afiliado de un partido político sea postulado como candidato de otro, en calidad de extrapartidario, o sea nominado en forma simultánea por más de una agrupación (cf. fs. 48).Recuerda que en las elecciones presidenciales de 2003 Ael Partido Justicialista compitió en el comicio con tres fórmulas distintas@ (cf. fs. cit.).Refiere, cuestión a Aajena [su] por otra parte, pensamiento@ si que es el una APartido Justicialista@ y el AFrente para la Victoria@ constituyen la manifestación de una división política que trasunta diferencias relevantes entre corrientes de una tradición política común, o es una manifestación espúrea de una estrategia electoral que solo persigue como objetivo la consolidación de un poder hegemónico. Añade que será el pueblo quien, en su caso, premiará o castigará a sus dirigentes (cf. fs. 48 vta.).Destaca que se encuentra fuera de discusión que las agrupaciones demandadas son dos entidades políticas diferentes (cf. fs. 49). Señala, por otra parte, que el APartido senatoriales a Justicialista@ afiliados lleva propios, en como tanto candidatos que de los propuestos por el AFrente para la Victoria@ uno figura también como afiliado de aquel partido, otro no tiene afiliación alguna y los dos restantes -que son naturales de la provincia- no figuran en el registro electoral del distrito.- Pone de relieve, asimismo, que el acta constitutiva de la alianza contempla la postulación de candidatos extrapartidarios, conforme lo autoriza el art. 21 de la ley 23.298.Con invocación del pronunciamiento dictado -el 4 de junio de 2003- por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa A.135.XXXVIII, destaca que en materia de elección de senadores nacionales la ley fundamental, en su artículo 54, asigna prevalencia a los partidos políticos sobre los candidatos.Explica que, por ello, la afiliación de alguno de los candidatos propuestos no puede prevalecer sobre la agrupación que los nomina, y que acceder a lo solicitado por los accionantes importaría -entonces- desconocer la imposición constitucional y negar la existencia del AFrente para la Victoria@, al obligar a sus candidatos a someterse a la elección interna de otro partido, para la cual no se sienten convocados (cf. fs. 51 y vta.).Resuelve, en consecuencia, no hacer lugar a la petición formulada.A fs. 59/65 expresan agravios los accionantes.Entienden que la decisión se funda en una valoración subjetiva del magistrado, que da por cierto que la Apresunta fractura@ interna del APartido Justicialista@ es real, e Aintenta hacer ver que esta parte interpone una acción como la que da origen a esta causa [...][sobre la base de] meras suposiciones excesivas@ (cf. fs. 60).Manifiestan que el a quo incurre en contradicción al afirmar, primero, que es cuestión ajena a su pensamiento si dicho partido y el AFrente para la Victoria@ constituyen la manifestación de una división política o la expresión espúrea de una estrategia electoral, y resolver, luego, que las fuerzas internas del peronismo constituyen dos entidades diferentes (cf. fs. 60). Sostienen, en tal sentido, que la contradicción radica en que se señala primero que se trata de una cuestión política no judiciable, pero se la juzga después.Alegan que su parte Ano pretende en modo alguno que el juez se pronuncie sobre una cuestión que no podrá dilucidarse (y que pertenece al fuero íntimo de cada uno de los actores del escenario electoral) sino más bien solicitamos desde el inicio [...] que no se otorgue un reconocimiento aparentemente legal a los artilugios jurídicos utilizados por ambos sectores para vulnerar las normas vigentes@ (cf. fs. 61).Afirman, al respecto, que Ala realidad de los hechos indica que frente a la no creación de un partido >nuevo= lo que [...] significaría [...] no poder participar de la elección para legisladores nacionales, salvo que se instrumentara el procedimiento legal de >internas abiertas partidarias= que es lo que se quiere evitar, se crea artificialmente una alianza [...] donde el mero requisito de reconocimiento judicial les daría ese derecho@ (cf. fs. 61).- Señalan como dato relevante que el acta constitutiva del AFrente para la Victoria@ fue modificada por una cláusula que establece que Alos partidos que conforman esta alianza aceptando integrarán expresamente la lista la de candidatos incorporación de comunes [...] extrapartidarios@ (cf. fs. 61).Explican que ello estaría autorizado por el art. 21 de la ley 23.298, pero se preguntan si dicha norma -al permitir las candidaturas de ciudadanos no afiliados- se refiere Aa candidatos no afiliados a los partidos políticos que integran la alianza -o candidatos extrapartidarios- o más bien se está refiriendo a ciudadanos que aunque no estando afiliados a los partidos políticos que la integran sí estén afiliados a otro partido que no integra la alianza@ (cf. fs. 62).Sostienen, luego, que el señor juez de primera instancia efectuó una Amera revisión formal de las circunstancias del caso, sin considerar en absoluto los hechos en los que se funda y que dan origen a esta causa@ (cf. fs. cit.).Consienten lo dicho por el a quo en el sentido de que en la elección de senadores nacionales las bancas se asignan a los partidos políticos, y expresan que Ala realidad de los hechos indica que la Sra. Cristina Fernández como asimismo, la Sra. Hilda Duhalde, siguen perteneciendo a un mismo partido político que no ha podido resolver aún, una interna partidaria@ (cf. fs. 63).- Manifiestan, por otra parte, que el magistrado nada dijo con relación Aal cambio de paradigma en el sentido de la representación que la Carta Magna estipula luego de su reforma, para que el ámbito federal tenga al mismo tiempo una integración que exprese la diversidad de ideas que es propia de la sociedad representada a través de los partidos políticos@ (cf. cit.).Concluyen, finalmente, que se vulneraría el art. 54 de la Constitución Nacional si se oficializaran las Ados listas pertenecientes al Partido Justicialista, para sortear las reglas vigentes para una elección interna y tratar de alzarse con mayoría y minoría@ (cf. fs. 64).A fs. 70/74 vta. contesta agravios el señor Carlos J. Moreno, en su carácter de apoderado del AFrente para la Victoria@, quien sostiene que su representada es una agrupación constituida de conformidad con el art. 10 de la ley 23.298 -que ha presentado una plataforma o plan político de gobierno propio- y que las alegaciones de los recurrentes son meras construcciones de hipótesis imaginarias (cf. fs. 71 vta.) que no se fundan en ningún elemento de prueba acompañado a la causa (cf. fs. 71).Explica que la conformación de la alianza fue una unión programática y electoral de distintos partidos Aque comulgaban con los principios de renovación que permitieran la construcción de un nuevo espacio de gestión política institucional@ (cf. fs. 72 vta.).Respecto de la presentación de candidaturas extrapartidarias, refiere que la circunstancia de que los afiliados a una fuerza política sean candidatos en listas de otra es un asunto sujeto a las normas internas de cada partido o alianza (cf. fs. 73).A Landau, en su fs. 75/82 contesta de apoderado calidad el señor del Jorge APartido [email protected] que los recurrentes carecen de legitimación activa, y que la cuestión que plantean es Aprematura y por ende, en este momento, abstracta@ (cf. fs. 75) puesto que solo después de oficializadas las listas en los términos de los arts. 60 y 61 del Código Electoral Nacional podría generarse el gravamen que se alega (cf. fs. 76).Añade que incluso en ese supuesto no existiría perjuicio ya que Ael mismo podría nacer el 23 de octubre de 2005, fecha en que el cuerpo electoral se expresará y determinará cuál de los partidos obtuvo la mayoría de votos y quién le sigue en número para determinar a cuál de ellos se le adjudican dos bancas de senadores, y a cuál una@ (cf. fs. 76). Sostiene, en tal sentido, que nadie puede predecir el comportamiento de los votantes ni el resultado de las elecciones, por lo que el cuestionamiento formulado en autos es abstracto y el Poder Judicial carece entonces- de facultades para resolverlo (cf. fs. 76 vta.).En cuanto al fondo de la controversia expresa, sintéticamente: a) que el artículo 54 de la Constitución Nacional es claro en cuanto a que las bancas se asignan a los partidos políticos o alianzas electorales (cf. fs. 77); b) que su representado tiene una identidad propia absolutamente diferenciada del AFrente para la Victoria@ (cf. fs. 78); c) que se trata de dos agrupaciones claramente distintas, habilitadas para presentar sus propias candidaturas (cf. fs. cit.); d) que solo uno de los cuatro candidatos del mencionado frente -el señor José Pampuro- es afiliado al APartido Justicialista@ del distrito Buenos Aires, respecto de cuya conducta se expedirá oportunamente el tribunal de disciplina partidario (cf. fs. 77 vta.); e) que de ninguna manera se está ante un ardid o maniobra para alzarse con las tres bancas que se ponen a consideración del electorado (cf. fs. 80) .Finalmente, manifiesta que es de público conocimiento que en el seno del partido que representa Ase ha producido una situación traumática [...] que implicó que algunos de sus afiliados hayan orientado su accionar político integrando otra fuerza@ (cf. fs. 80 vta.), y que suponer que el conflicto que se hace público es una actuación concertada con el propósito de sustraerle las bancas a la oposición, constituye una interpretación errónea de la situación (cf. fs. cit.). En todo caso, concluye, Ael hecho de que una misma ideología se exprese a través de dos partidos distintos, cuando sus integrantes no pueden compartir el mismo espacio político, no lesiona el art. 54 de la Constitución Nacional@ (cf. fs. 81).- A fs. 90/91 emite dictamen el señor fiscal electoral actuante en esta instancia, quien estima que debe confirmarse la resolución apelada.A fs. 93/104 vta. se agregan -como medida para mejor proveer (art. 68, ley 23.298)- copia de las resoluciones de registro y oficialización de las candidaturas senatoriales de las agrupaciones demandadas (art. 61, decreto 292/05 y art. 61 del Código Electoral Nacional). De ellas, se desprende que el AFrente para la Victoria@ participará en los próximos comicios legislativos con la nómina de candidatos impugnada en estos autos (cfr. fs. 93/97 vta.), y que el APartido Justicialista@ llevará la lista que registró en los términos del art. 61 del decreto 292/05, integrando la alianza AFrente Justicialista@ (cfr. fs. 98/104 vta.).21) Que inicialmente deben considerarse las objeciones del representante del APartido Justicialista@ dirigidas a cuestionar la admisibilidad de la acción intentada (cf. fs. 75/76 vta.) con sustento en que, atento a la impredecibilidad del resultado controversia planteada sería prematura de los comicios, la -Ay por ende, en este momento, abstracta@ (cf. fs. 75)-, ya que el perjuicio para la accionante solo podría nacer recién el 23 de octubre, transcurrido el acto electoral, cuando se conozca Acuál de los partidos obtuvo la mayoría de votos y quien le sigue en número para determinar a cuál de ellos se le adjudican dos bancas de senadores, y a cuál una@ (cf. fs. 75/76).Si bien es cierto que el gravamen concreto que se alega en estos autos solo se verificaría en el caso en que los partidos demandados resulten ser los dos primeros más votados y la agrupación que representan los actores la que les siga en número de votos, no lo es menos que para que exista esa posibilidad debe primeramente reconocersele validez a la oficialización de las nóminas registradas por aquellos partidos en el marco de las elecciones internas abiertas simultáneas (art. 29 bis ley 23.298 y art. 61 in fine y cc. del Dto. 292/05), cuya legalidad es objeto de controversia en la causa.Es menester recordar que las acciones que nacen de la violación o incumplimiento de las normas de la Ley Orgánica de los Partidos Políticos pueden iniciarse por denuncia de una agrupación política (Ley 19.108 modif. por ley 19.277, art. 13, ap. I), y aun de oficio por los jueces (cf. art. 13, ap. II, ley cit.), por lo que frente a la alegación en cuanto a que los demandados habrían infringido el proceso de selección de candidaturas previsto en la ley 23.298 -modif. por ley 25.611- (cfr. fs. 4, 8 y 19) el juez no podía soslayar su intervención en cumplimiento de lo dispuesto por la legislación vigente y en virtud de las atribuciones que le competen en los términos del art. 61 de la ley citada -de orden público (art. 51)- en pos del control de las obligaciones regladas con respecto a los partidos y sus candidatos (cf. Fallo 2652/99 CNE).31) Que en diversas oportunidades se ha explicado que los ciudadanos tienen -a través del sufragio, que representa la base de la organización del poder- el derecho de formar parte del cuerpo electoral y, de ese modo, constituir directa o indirectamente a las autoridades de la Nación (cf. Fallos 319:1645 y 2700 -disidencia del juez Fayty 325:524).Por ello, la instancia de oficialización judicial de los candidatos reviste especial trascendencia dentro del proceso electoral, pues el sistema está articulado teniendo como finalidad última y suprema resguardar la manifestación segura e indubitable de la voluntad del elector (cf. Fallos confiriendole CNE 2321/97 certeza y tanto a 3196/03, entre otros), él a propios como los candidatos (cf. Fallos CNE 467/87 y 468/87).En la especie, no es difícil advertir las graves consecuencias que resultarían de una falta de pronunciamiento en esta instancia respecto de la viabilidad de la participación que se impugna, toda vez que se estaría admitiendo que se presentara al electorado una opción política cuestionada que podría luego ser dejada sin efecto. Y el Tribunal no puede en modo alguno crear una situación que origine tal posibilidad, pues frente al interés particular de las partes debe priorizar el interés político general (cf. arg. Fallos CNE 227/85, 1059/91, 1908/95, 3194/03 y entre otros).Cabe señalar, a fin de despejar cualquier eventual confusión, que difieren sustancialmente las de circunstancias las que del culminaron presente con el pronunciamiento que se registra con el número 2984/01 CNE estrechamente vinculado a la cuestión planteada, como luego se verá- dictado en una causa originada con posterioridad a la realización del acto electoral, ya que -a más de no haberse impugnado en esa oportunidad la legalidad de la participación de ninguna agrupación política- no existió, antes de los comicios, como sí ocurre en el caso, recurso alguno que habilitara la jurisdicción del Tribunal en los términos de (modificada Electoral la por ley ley Nacional orgánica N1 19.277, (art. 51); de su art. lo creación, 51), cual fue y del 19.108 Código expresamente destacado al resolverse sobre la admisibilidad del recurso extraordinario por el que se cuestionó el precedente de referencia (cf. Fallo 2997/01 CNE).41) Que es menester, entonces, abordar ahora el fondo de la cuestión planteada.En primer término, debe señalarse que no se encuentra en discusión que las dos agrupaciones políticas demandadas en estas actuaciones se hallan investidas de competencia para postular candidatos a senadores nacionales (artículos 38 y 54 de la Constitución Nacional y art. 21 de la ley 23.298). Cuestión ésta que no podría ser válidamente controvertida, toda vez que el APartido Justicialista@ del distrito de Buenos Aires cuenta con personalidad jurídico política vigente en los términos de la ley 23.298 (arts. 11, 31 y cc.), y el AFrente para la Victoria@ es una alianza transitoria también reconocida en el distrito de conformidad con la legislación aplicable (cf. art. 10 y cc. de la ley cit. modif. por ley 25.611). Componen esta coalición los partidos políticos ANueva Democracia@; APartido para la Acción Nueva@; APartido de la Victoria@; APolo Social@; AMovimiento H.A.C.E.R por Buenos Aires@ y AFrente Grande@ -estos dos últimos incorporados con posterioridad al dictado de la sentencia apelada-, los cuales actúan como tales desde el 28 de abril de 2003, el 2 de septiembre de 1997, el 25 de febrero de 2003, el 29 de abril de 2003, el 30 de junio de 2005 y el 11 de noviembre de 1996, respectivamente (cf. Registro General de Nombres, Símbolos, Emblemas y Números de Identificación de los Partidos Políticos que lleva este Tribunal -cf. art. 39 de la ley 23.298 y art. 4, inc. Ac@, de la ley 19.108-).51) Que ello sentado, cabe hacer notar que el cuestionamiento relativo al registro de algunos de los candidatos de la alianza mencionada, sobre la base de que pertenecen al APartido Justicialista@, no está dirigido a objetar la aptitud legal de aquélla para presentar candidaturas extrapartidarias de conformidad con lo previsto en el artículo 21 de la ley 23.298, sino a fundar el argumento principal de la impugnación, según el cual la coalición sería solo un medio con el cual Ael PJ conseguiría evadir todo tipo de normas que lo obligan a realizar un comicio electoral interno para dirimir quiénes son sus candidatos@ (cf. fs. 61) y a través del cual Atrata[ría] de alzarse con [la] mayoría y minoría@ (cf. fs. 64).- En tal sentido, expresan los apelantes que Auna cosa es que un partido político pueda válidamente constituir una alianza con otros [...] para presentar una candidata propia [...] y otra muy diferente es crear artificialmente una alianza [...] al solo efecto de simular una nueva entidad para proponer una candidata extrapartidaria@ (cf. fs. 61).Con tal fundamento se agravian de lo afirmado en la sentencia apelada en el sentido de que las agrupaciones demandadas son dos entidades distintas (cf. fs. cit.), y refieren que tanto una como la otra encabezan sus listas con candidatas que pertenecen a un mismo partido político que no ha podido resolver una interna partidaria (cf. fs. 63).61) Que a este respecto, no puede dejar de señalarse -en primer término- que la candidata de la alianza AFrente para la Victoria@ a que hacen referencia los recurrentes no es afiliada al APartido Justicialista@ del distrito Buenos Aires (cf. fs. 49 y vta.) y que una afiliación a su similar de otro distrito no podría ser opuesta para sostener lo contrario.En efecto, ya se ha precisado que en tanto el derecho electoral argentino prevé exclusivamente la afiliación de los ciudadanos a través de los partidos de distrito (cf. arts. 23, inc. "a" de la ley 23.298 y 12, II,"d" de la ley 19.108 y fallo CNE 495/83, entre otros), quien se afilia lo hace únicamente al partido del distrito de su domicilio, aun cuando aquél integre una agrupación de orden nacional. Ello, por cuanto dicho partido es una persona jurídica (art. 31 inc. "c") -con sus propias autoridades y carta orgánica- distinta e independiente de sus similares de otras unidades electorales con reconocimiento (cf. Fallos CNE 2194/96 y 2222/96).71) Que, de todos modos, invariablemente se ha reconocido que la potestad que tienen los partidos y las coaliciones de presentar candidaturas de ciudadanos no afiliados (artículo 21, ley 23.298) comprende -sin límite en cuanto a número o lugar en la lista- la de postular a miembros de otra agrupación, incluso en el caso de que fueran al mismo tiempo nominados por aquella a la que pertenecen. Inveterada jurisprudencia (cf. Fallos 721/89; 751/89; 783/89; 2648/99; 2649/99; 2727/99; 2732/99; 2740/99; 2918/01; 2968/01; 2984/01, 2989/02 y Fallos 312:2192; 319:1647 y 326:1778) e innumerables oficializaciones de listas que no dieron lugar a controversia judicial alguna dan cuenta de esta circunstancia, que no escapa, por cierto, al conocimiento de los actores.81) Que en particular, en orden a la elección de senadores nacionales, el caso que motivó el dictado del ya mencionado Fallo 2984/01 CNE -confirmado mediante pronunciamiento que los recurrentes no desconocen (cf. fs. 63)- constituye una elocuente expresión de esta arraigada interpretación.En efecto, tal precedente -en que se precisó el alcance del artículo 54 de la Constitución Nacional- tuvo su origen en la postulación como candidatos de un partido de ciudadanos que, precisamente, integraban uno diferente (cf. resultando 41 in fine).Ninguna relevancia determinante adquiere el hecho de que tales postulantes fueran al mismo tiempo nominados por el partido de su pertenencia -que es lo que motivó la controversia- puesto que, como allí se estableció (cf. consids. 32 a 35), las candidaturas son propias de cada agrupación que las registra.91) Que, por otra parte -y en afín orden de ideas- ya ha resuelto el Tribunal que la circunstancia de que autoridades de un partido político sean postuladas como candidatos de una alianza electoral que aquél no integra, no importa que indirectamente significa otra dicho partido en comicios, los cosa que la intervenga Atoda vez directa que participación ello de ni no [tales autoridades] en calidad de >extrapartidarios= en la nómina de candidatos de la coalición@ (cf. Fallo 1420/92 CNE).101) Que de todo lo expuesto no cabe concluir sino que la integración de la lista de la alianza AFrente para la Victoria@ con candidaturas extrapartidarias, una de las cuales corresponde a un afiliado al APartido Justicialista@ del distrito de Buenos Aires -puesto que los restantes no están afiliados a ningún partido en el distrito (cf. fs. 49 y vta.)- no puede ser jurídicamente objetada.La decisión de un ciudadano de postularse como candidato de una agrupación distinta de aquella a la que se encuentra afiliado constituye una conducta que puede ser eventualmente materia de consideración en el seno del partido al que pertenece, pero que no puede dar lugar, en este estado, a cuestionamiento judicial alguno. Cabe destacar, por otra parte, lo afirmado en tal sentido por el apoderado del APartido Justicialista@, al señalar que su representado no solo no le ha otorgado mandato al afiliado que fue nominado por el AFrente para la Victoria@ sino que su comportamiento configura -según lo previsto en la Carta Orgánica- una grave inconducta partidaria, a cuyo respecto oportunamente se expedirá el Tribunal de Disciplina (cf. fs. 78 vta.).111) Que siendo el APartido Justicialista@ y el AFrente para la Victoria@ dos agrupaciones investidas de competencia para la postulación de candidaturas senatoriales (cf. consid. 41), y no pudiendo válidamente objetarse la oficialización de la lista registrada por el frente mencionado (cf. consid. 10), la legalidad de la participación de las agrupaciones demandadas no puede -entonces- ser puesta en duda. Sin perjuicio de que ello bastaría para confirmar la sentencia apelada, cabe asimismo formular otras consideraciones que conducen a idéntica conclusión.Como resulta de los agravios transcriptos en el considerando 51, los recurrentes cuestionan, en definitiva, que la participación electoral de la alianza AFrente para la Victoria@ sea Areal@; en el entendimiento de que se trataría de un artificio o simulación (cf. fs. 61 y 64) que ocultaría la verdadera intención del APartido Justicialista@, de evadir el proceso legal de selección interna de sus candidaturas y de acceder -en su nombre, y por vía de la coalición- a las tres bancas que en el Senado de la Nación le corresponden la representación de la provincia de Buenos Aires.121) Que en el ámbito del derecho existe simulación cuando Ase encubre el carácter jurídico de un acto bajo la apariencia de otro (artículo 955 del Código Civil) para producir el aspecto de uno que no existe o es distinto de aquél que realmente se ha llevado a cabo@ (cf. Fallo 3374/04 CNE; y Ferrara, Francisco, ALa simulación de los negocios jurídicos (Actos y Contratos)@, Madrid, 1926, p. 74; Belluscio-Zannoni, ACódigo Civil...@, t. IV, 1982, Ed. Astrea, p. 386 y ss.; Messineo, Francesco, AManual de Derecho Civil y Comercial@, t. II, 1971, Ed. Ejea, p. 446 y ss.; Salvat-López Olaciregui, ADerecho Civil Argentino Parte General@, t. II, 1964, Ed. Tea, p. 670, n1 2508).De tal forma, coexisten dos planos distintos: uno visible exteriorizado por el negocio simulado y otro oculto representado por el acuerdo simulatorio (cf. Compagnucci de Caso, Rubén, AActualidad en la jurisprudencia sobre simulación, LL 1999-F-955; Mosset-Iturraspe, Jorge, ANegocios simulados, fraudulentos y fiduciarios@, t. I., 1974, Ed. Ediar, p. 27 y ss. Y AContratos simulados y fraudulentos@, t. I, 2001, Ed. Rubinzal-Culzoni, p. 43 y ss.).El contenido del acuerdo simulatorio consiste en establecer Acuál sea el alcance jurídico efectivo que deben tener las declaraciones de voluntad, emitidas simultánea o sucesivamente por las partes@; alcance jurídico que, de cualquier manera, es diverso del que esas declaraciones tendrían si se las considera en su tenor literal y objetivo (cf. Messineo, Francesco, AManual de Derecho Civil y Comercial@, t. II, 1971, Ed. Ejea, p. 447).Dicho acuerdo subyace entre las partes y tiene por objeto no atribuir al acto los efectos que, por naturaleza, debe producir (cf. Zannoni, Eduardo A., AIneficacia y nulidad de los actos jurídicos@, 2000, Ed. Astrea, p. 351 y ss.).131) Que más allá de que no se ha aportado a estos autos elemento alguno que autorice a tener por acreditada la existencia de un acuerdo de la naturaleza descripta, y que ni siquiera se ha definido cuáles serían las partes que habrían convenido la simulación que se alega -vgr. el APartido Justicialista@ con los candidatos del AFrente para la Victoria@, para acceder a las tres bancas en juego; las supuestas líneas internas del mencionado partido, para evadir el proceso legal de selección de candidaturas, etc.- lo cierto es que aun cuando se estuviera frente a un acto complejo en el que todos los sujetos involucrados hubieran acordado realizar la maniobra simulatoria -incluyendo a los partidos que conforman la coalición-, no resultaría posible, de todos modos, que la participación electoral del AFrente para la Victoria@ generara una consecuencia diversa de la que el orden jurídico determina.Ello, en mérito a lo que seguidamente ha de verse.141) Que en la forma representativa de gobierno -consagrada por los arts. 11 y 22 de la ley fundamental- el pueblo, como entidad política, es la fuente originaria de la soberanía. El modo de ponerla en ejercicio es la elección de los representantes por el cuerpo electoral (cf. Fallos 168:130; 310:819; 312:2192, disidencia del juez Petracchi; 315:1399; 319:1645 y 2984/01, entre otros).Cuando el elector acude a votar lo hace Aen virtud de una vocación que desciende de la Constitución, y por consiguiente en virtud de un título otorgado y derivado [...]. Del hecho de que el elector no tiene poder propio, sino únicamente una competencia constitucional, resulta que sólo puede ejercer esta competencia dentro de los límites y bajo las condiciones que la misma Constitución ha determinado [...] incluso si se supusiera teóricamente un acuerdo unánime de todos los ciudadanos respecto de un punto determinado, este acuerdo no formaría jurídicamente una voluntad estatal si no se ha realizado y manifestado en las formas y condiciones previstas por la Constitución@ (R. Carré de Malberg, Teoría General del Estado -versión española de José L. Depetre-, Ed. Fondo de Cultura Económica, Pánuco, 63, México, pág. 1114 y sig.)@ (cf. Fallo 2984/01 CNE).151) Que los sistemas electorales pretenden traducir la intención del cuerpo electoral -que se declara por medio del ejercicio del sufragio-al ámbito del poder del Estado, por aplicación de ciertas pautas genéricas o específicas de reducción de las voluntades individuales (Fallos 317:1195, voto del juez Fayt y Fallo 2984/01 CNE).En lo que se refiere a la integración del Senado Nacional, la propia Constitución establece el sistema aplicable, al disponer que esa cámara del Congreso Ase compondrá de tres senadores por cada provincia y tres por la ciudad de Buenos Aires, elegidos en forma directa y conjunta, correspondiendo dos bancas al partido político que obtenga el mayor número de votos, y la restante al partido político que le siga en número de votos@ (artículo 54).161) Que la previsión constitucional asigna indudable prevalencia de los partidos políticos sobre las listas de candidatos. Esto -que no se ha controvertido en autos-, ya fue resuelto por el Tribunal mediante Fallo 2984/01 CNE -anteriormente aludido-, en el que se estableció que la norma de referencia obsta a que los votos obtenidos por agrupaciones diferentes que participan en los comicios con una idéntica lista de candidatos puedan sumarse en favor de los nominados.Se explicó allí, en sustancial síntesis, que Ala Constitución Nacional y la ley, al establecer que resultarán electos los dos candidatos de la lista postulada por el partido o alianza electoral que haya obtenido la mayoría de votos y el primero de la del partido político que le siga en número de votos, exige que el escrutinio deba realizarse por agrupación política individualmente considerada@ (cf. consid. 51).Se distinguió ese supuesto del reglado para la elección de diputados nacionales, destacándose que para este último Ael Código Electoral Nacional adoptó el sistema denominado D'Hondt, dando exclusiva prevalencia a las listas de candidatos oficializadas, sin mencionar para nada a los partidos [...][por lo que] el escrutinio se practica por lista@ (cf. consid. 38). APara los senadores nacionales, por el contrario, el artículo 54 de la Constitución Nacional y su reglamentario (art. 157 Código Electoral Nacional) establecen que resultarán electos los dos titulares correspondientes a la lista del partido o alianza electoral que obtuviere la mayoría de los votos emitidos y el primero de la lista siguiente en cantidad de votos, se trata pues de un sistema de lista incompleta por partido@ (cf. consid. cit.).Se concluyó, finalmente, que Ael rol asignado por el art. 54 de la ley fundamental a los partidos políticos -reconocidos [...] como uno de los vehículos de la manifestación elección carácter de de de voluntad senadores del cuerpo nacionales instituciones es electoralcompatible fundamentales del en la con el sistema democrático que les reconoce el nuevo art. 38 y en nada altera los principios que dan vida al federalismo argentino@ (cf. consid. 46).Esta interpretación fue, por lo demás, confirmada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (cf. Fallos 326:1778), que señaló que Aen materia de elección de senadores nacionales, fue intención del constituyente asignar las bancas de ese cuerpo a los partidos políticos@ (cf. consid. 131).171) Que, en síntesis, conforme el sistema electoral establecido en la Constitución Nacional, las bancas en el Senado de la Nación no se asignan a candidaturas personales sino a las agrupaciones políticas que obtengan las dos primeras mayorías relativas de sufragios (cf. Bidart candidato Campos, más Germán votado? Un J., más A)Partido dilema para la votado o democracia electoral@, L.L., t. 2002-B, p. 1233/4), puesto que es a través de éstas ordenamiento y no decidió de los canalizar candidatos la que nuestro representación de la voluntad popular (cf. Fallos 326:1778, consid. 13, in fine).En el caso de una alianza transitoria, las bancas logradas deben considerarse obtenidas por los partidos que la conformaron (cf. arg. Fallos CNE 1584/93; 1593/93; 1585/93; 2669/99, 2916/01, entre otros).181) Que lo expuesto en los considerandos que anteceden evidencia que -como se dijo- no es jurídicamente posible que con la intervención de la alianza AFrente para legislativos la pueda Victoria@ simularse en los próximos comicios un acto diferente del que resulta de los propios términos de esa participación. De obtener dicha agrupación la primera o la segunda mayoría de los votos emitidos, la banca o las bancas que logre corresponderán necesariamente a los partidos que la integran y no podrían considerarse asignadas al APartido [email protected] principio de la soberanía popular, que se ejerce mediante la elección de los representantes por el cuerpo electoral, únicamente a través de los mecanismos previstos en las normas vigentes (cf. consid. 14), obsta a que la imputación de la representación al ámbito del poder del Estado (cf. consid. 15 a 17) pueda verse afectada por supuestos acuerdos de partes, que -de existir- habrán de permanecer dentro del campo de la reserva mental o de las intencionalidades exclusivamente subjetivas y, por tanto, ajenas al ámbito de lo jurídico.Suponer desconocer que las normas lo contrario imperativas que importaría regulan los comicios no pueden ser dejadas de lado -tanto menos por convenio de partes (cf. Fallo 2984/01 CNE y doctr. allí cit.)- en virtud de que en toda elección en la que se decide la representación del pueblo para integrar las instituciones de la república se encuentra en juego el interés de la Nación, lo cual torna las cuestiones en debate indisponibles para las agrupaciones políticas y sus candidatos (cf. Fallo cit.).191) Que lo expuesto es suficiente, asimismo, para desestimar lo argumentado respecto de la violación del candidaturas proceso por el legal APartido de selección Justicialista@, interna ya que de son únicamente los candidatos que registró a los fines de su oficialización en los términos del artículo 60 del Código Electoral Nacional (artículo 61, decreto 292/2005) los que representarán boletas de al partido sufragio de -mediante la alianza su inclusión que integra- en en las la contienda electoral.Sin perjuicio de ello, no puede dejar de destacarse que el referido planteo, sustentado en que Adentro del peronismo no existió acuerdo entre las facciones que lo componen@ (cf. fs. 64) es ciertamente contradictorio con aquel según el cual la pretensión del APartido Justicialista@ consistiría en obtener la totalidad de la representación política de la provincia de Buenos Aires en el Senado de la Nación (cf. fs. 63). Ello, toda vez que lo primero supone un desacuerdo real en el seno de la agrupación, mientras que lo segundo -por el contrario- da por sentado la existencia de un acuerdo simulatorio tendiente a vulnerar el sistema electoral previsto en el art. 54 de la Constitución Nacional, el cual como se vio- de existir, carecería de toda virtualidad jurídica.201) Que más allá de lo antedicho, y de que las circunstancias del caso difieren sustancialmente del invocado por el a quo respecto de la participación del APartido Justicialista@ en los comicios presidenciales de 2003 bajo la figura de lo que dio en llamarse Aneo-lemas@ -cuestión sobre la que pronunciarse- este no Tribunal puede nunca tampoco tuvo dejar de oportunidad de advertirse la actuación que en tal caso cumplió el para AFrente la Victoria@, -integrado, como el que aquí se presenta, por el partido del que deriva su nombre (APartido de la Victoria@)la cual, a más de que podría autorizar a presumir la génesis de una fuerza política escindida de aquel partido, permite al menos- verificar un desenvolvimiento significativo en su rol de intermediación entre el cuerpo electoral y los representantes, suficiente para descartar su constitución con meros fines simulatorios como alegan los recurrentes. Tal actuación, en efecto, constituye un precedente que no cabe obviar aquí, pese a los serios reparos que puede merecer la modalidad de participación a que se ha hecho alusión.211) Que, por otra parte, sin perjuicio de que no es objeto de debate ni se encuentra acreditado en estas actuaciones miembros de si dicha alguno o agrupación algunos de constituyen los o partidos no grupos escindidos del APartido Justicialista@ -lo cual carece de relevancia para la resolución del caso-, cabe hacer notar, no obstante, que el texto constitucional establece la elección de los senadores nacionales por voto directo, universal, igual, secreto y obligatorio (artículos 37 y 54 de la ley fundamental) conforme a un criterio pluripartidista, según el cual al Senado deben acceder los dos titulares correspondientes a la lista del partido o alianza electoral que obtuviere la mayoría de los votos emitidos y el primero de la lista de la sufragios obtenidos.- agrupación que siga en cantidad de Ello implica que el criterio de representación de mayoría y -primera- minoría se impone para convertir los autorizaría a votos en excluir escaños, de la pero en competencia modo alguno electoral a agrupaciones que por ser desprendimientos de otras pudieran compartir con éstas un origen ideológico o una concepción filosófico-política común.Por el contrario, la ley 23.298 contempla el otorgamiento de la personalidad jurídica como partido político a las fracciones que se independizan de uno ya reconocido, estableciendo solo una restricción más intensa al principio de la libre elección del nombre (cf. art. 16, in fine, de la ley 23.298) en procura de evitar la captación indebida de adherentes y la confusión a que pudiera dar lugar -en el cuerpo electoral- la utilización total o parcial de la denominación con que se identifica la agrupación de origen.221) posible abstraerse instituciones que Que de los en la llegado este esenciales presente punto, no es principios e causa aparecen involucrados.Como se advierte de lo que hasta aquí fue objeto de tratamiento, la materia en examen comprende -en conexión con la tutela jurisdiccional del principio de normalidad funcional de los partidos políticos- aspectos axiales de la forma representativa de gobierno, que se vinculan, en última instancia, con la legitimidad de los títulos de aquellos que tienen la carga de conducir los destinos de la Nación.231) Que la representación política es, en clásica definición, una relación social por la que la acción de un partícipe se imputa a los demás (cf. Weber, Max, Economía y Sociedad, 3era. reimpresión, México, 1977, t. III, p. 46).La ley fundamental determina quiénes y bajo qué condiciones tienen derecho a gobernar. Su investidura proviene de la Constitución y de las leyes que confieren legitimidad a sus actos en virtud de la forma en que han sido designados y las funciones que desempeñan. La legitimidad se refiere, por esencia, a la investidura. La representación, por consiguiente, es la situación objetiva por la que la acción de los gobernantes se imputa a los gobernados (cf. Fayt, Carlos S., ASufragio y Representación Política@, Bibliográfica Omeba, Bs. As., 1963, p. 91).241) Que tradicionalmente se ha definido como Alegitimidad de origen@ a lo que al título del gobernante se refiere. Depende concretamente del derecho positivo de cada estado, como que consiste en el acceso al poder mediante las vías o los procedimientos que ese derecho tiene preestablecidos (cf. Bidart Campos, Germán J., AManual de la Constitución Reformada@, EDIAR, Bs. As., 2001, T. I, p. 425).Se distingue, así, de lo que ha dado en llamarse Alegitimidad de ejercicio@, que se refiere al modo en que ese poder se ejerce (cf. ob. cit. p. 426). Cuando una autoridad con legitimación de origen se desvía de su propio fin natural pierde su legitimidad de ejercicio (cf. Bidegain, Carlos María, ACuadernos del Curso de Derecho Constitucional@, Abeledo-Perrot, Bs. As., 1979, t. II, p. 105).Desde otra perspectiva, también se ha recurrido a la clásica distinción entre legitimidad de origen y legitimidad de ejercicio, para explicar que los representantes encuentran legitimidad de origen en las leyes electorales y procedimientos de acceso al poder; en tanto que la legitimidad de ejercicio depende del grado de aceptación que tengan los ciudadanos sobre los actos de los gobernantes (cf. De Vega García, Pedro, ALegitimidad y Representación en la Crisis de la Democracia Actual@, Working Papers, Instituto de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Autónoma de Barcelona, Núm 141/98).251) Que en nuestra forma de gobierno el carácter representativo de las autoridades depende de que su designación haya tenido o no origen en las elecciones (Fallos 312:2192 y 319:1645, entre otros). Se ha definido, así, a la democracia como el Arégimen en el cual los gobernantes son escogidos por sinceras y los gobernados, libres@ (Maurice por medio Duverger, de ALos elecciones partidos políticos@, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1957, p. 376).En afín orden de ideas, ha destacado el Tribunal que los procesos electorales dan vigencia efectiva a los artículos 11, 22, 33, 37, 46 y 81 de la Constitución Nacional (cf. Fallos CNE 751/89, 2648/99, 2649/99 y 3451/05), y que el pronunciamiento del poder electoral del pueblo es lo que proporciona legitimidad a los gobernantes (cf. Fallos CNE 751/89, 2378/98, 2401/98, 2648/99 y 2649/99).261) Que respecto de la verificación de ese proceso de imputación de la representación, los sistemas institucionales contemporáneos han definido un régimen compuesto de una doble vía. Por una parte, lo que se refiere a la evaluación estrictamente política -la cual integró desde tiempos inmemoriales el devenir de las instituciones- y por la otra, la revisión técnica de la justicia intrínseca de la imputación de esos poderes, de conformidad al plexo normativo electoral. Legislación que no es otra cosa mas que una expresión de la voluntad general (cf. Fallos 317:1469, voto de los jueces Fayt y Boggiano, y Fallos CNE 3196/03 y 3303/04, entre otros).A este último proceso buscó darse respuesta con la creación de la justicia electoral (cf. Fallos cit.).271) Que la incorporación legislativa de las atribuciones del Poder Judicial en la realización de los comicios significó un singular avance del estado de derecho (cf. Fallos 317:1469, voto de los jueces Fayt y Boggiano, y Fallos CNE 3196/03 y 3303/04, entre otros), puesto que los jueces representan la máxima garantía de imparcialidad que ofrece la estructura del Estado (cf. Fallo 3533/05 CNE).281) Que, en tal sentido, se explicó (cf. Fallo cit., consid. 81) que en tanto son los encargados de asegurar la necesaria primacía de la verdad jurídica objetiva (cf. Fallos 284:375; 315:490 y 2625, disidencias del juez Fayt)- la intervención de los jueces resulta indispensable para observar y custodiar la transparencia en la génesis del reconocimiento de los poderes vinculantes derivados de la imputación de la representación política (cf. Fallos 317:1469, voto de los jueces Fayt y Boggiano, considerando 151).Se añadió, asimismo, que los tribunales de justicia genuinidad son del los únicos sistema, que pueden Acontrolando garantizar todo el la proceso democrático de formación y expresión de la voluntad política del pueblo -que se inicia con la organización de los partidos políticos, prosigue con la selección interna de candidatos y culmina con la realización de comicios destinados a elegir autoridades nacionales (cf. González Roura, Felipe, ALa justicia nacional electoral@, E.D. -1986- 117:826, página 830)-, asegurando -a su vez- su subsistencia pues si ésta se cuestionase, lo que estaría puesto en duda sería entonces la propia legitimidad del proceso, su carácter democrático y representativo (cf. Santolaya Machetti, Pablo, AManual de Procedimiento Electoral@, 41 edición, Ed. de la Secretaría Gral. Técnica del Ministerio del Interior de España, Madrid, 1999, página 38)@ (cf. Fallo 3533/05, consid. 91).291) Que en la actualidad los jueces electorales tienen a su cargo todo lo relativo a la organización, dirección y control de los procesos comiciales, entendidos como el conjunto de actos regulados jurídicamente y dirigidos a posibilitar la auténtica expresión de la voluntad política del pueblo. Así -entre otras atribucionesconfeccionan las listas de electores (cf. artículos 25, 26, 29 y 30 del Código Electoral Nacional); atienden los reclamos o impugnaciones que -por errores u omisiones- pueden presentarse (cf. artículos 27, 28 y 33); designan los lugares donde se ubicarán las mesas de votación (cf. artículo 77), y oficializan las listas de candidatos (cf. artículos 60 y 61). Integrando las juntas electorales nacionales (cf. artículo 49), nombran las autoridades de mesa (cf. artículo 65); oficializan y aprueban los modelos de boletas (cf. artículos 62 a 64); distribuyen la documentación y útiles necesarios para los comicios (cf. artículo 66); realizan el escrutinio definitivo (cf. artículos 112 y ccdtes.); resuelven los reclamos y protestas que versen sobre la constitución y funcionamiento de las mesas (cf. artículos 110 y 111); pueden declarar la nulidad de las elecciones realizadas en una o varias mesas (cf. artículos 114 y 115), requerir la convocatoria a elecciones complementarias (cf. artículo 116) y proclaman, en su caso, a los que resultaren electos (cf. artículo 122).301) Que, en suma, la intervención judicial garantiza la validez de los actos que constituyen la causa jurídica de legitimidad respecto de los títulos -vale decir, el antecedente necesario e inmediato para la asunción de los electos (cf. arg. Fallos 2979/01 CNE)- mediante el cumplimiento estricto de lo que se ha dado en llamar el Adebido proceso electoral@, como una garantía innominada de la representación política o de los derechos electorales que sirven de fundamento jurídico de la democracia representativa (cf. Fallos 317:1468 y Fallos CNE 2979/01, 3275/03, 3220/03, entre otros).311) Que ningún otro alcance reviste el pronunciamiento que en la presente causa corresponde emitir, referido -precisamente- a uno de los aspectos que hacen a la legitimidad del título de quienes eventualmente puedan resultar proclamados en virtud de su participación electoral a través de las agrupaciones políticas demandadas.Resulta así -acorde con lo dicho en torno de la simulación que se alega (cf. consid. 18)- que la conjetura relacionada con el carácter verdadero o ficticio de la Afractura@ interna del APartido Justicialista@ (cf. fs. 59/60) carece de toda virtualidad para la resolución del caso, puesto que el comportamiento político posterior de quienes puedan resultar electos por la alianza AFrente para la Victoria@ -el cual no puede predecirse y atañería, eventualmente, a la legitimidad de ejercicio- incumbe al modo en que la imputación de la representación encuentra forma de expresión y no a la transparencia en la génesis de su reconocimiento (cf. arg. Fallos 317:1469, voto de los jueces Fayt y Boggiano, consid. 15).321) Que lo expuesto hasta aquí no importa efectuar un examen valorativo de las normas que regulan la actividad de los partidos políticos en nuestro medio, pues los resultados de su aplicación -que, por lo demás, no son su consecuencia necesaria- podrían aconsejar soluciones diversas cuya formulación escapa a las facultades que poseen los tribunales para resolver los casos sometidos a su jurisdicción.La decisión que aquí se adopta en modo alguno constituye una deducción lógica restringida, ni un mero apego a la letra de la ley que pudiera considerarse un excesivo ritualismo formal. Por el contrario, la misión de los jueces es dar pleno efecto a las normas vigentes sin sustituir al legislador ni juzgar sobre el mero acierto o conveniencia de disposiciones adoptadas por aquél en el ejercicio de sus propias facultades (Fallos 304:1007; 305:538; 308:1745; 321:2010, entre muchos otros).Como desde antiguo se nos ha enseñado, en la forma de gobierno adoptada por nuestra Constitución, tan peligrosa como la falta de control jurisdiccional es la extralimitación de ese control (cf. Fallos 243:466, voto de los jueces Araoz de Lamadrid y Oyhanarte), y la Justicia Ano ha de ser eco de las pasiones individuales o colectivas del momento para dar fallos fundados al margen del derecho@ (cf. Fallos cit., voto del juez Boffi Boggero).En la especie, nada puede llevar a una interpretación que importe desconocer la personalidad jurídico-política de dos agrupaciones reconocidas en los términos de la legislación vigente, y habilitadas para la postulación de las candidaturas que proponen, cuya intervención en los comicios no puede tener otro resultado que el claramente fijado por el constituyente en el artículo 54 de la ley fundamental, según el cual las bancas en el Senado de la Nación se adjudican a los partidos, confederaciones o alianzas que participan en la contienda electoral, más allá de la influencia que pueda tener -en la formación de voluntad del elector- la figura de los candidatos incluídos en sus nóminas.En mérito de lo expuesto, oído el señor Fiscal actuante en la instancia, la Cámara Nacional Electoral RESUELVE: confirmar la resolución apelada.Regístrese, notifíquese y vuelvan los autos al juzgado de origen. RODOLFO E. MUNNE - ALBERTO R. DALLA VIA - SANTIAGO H. CORCUERA - FELIPE GONZALEZ ROURA (Secretario).-