NEFRECTOMÍA ENDOSCÓPICA RETROPERITONEAL 697 monográfico de laparoscopia en urología 4 Arch. Esp. Urol., 55, 6 (697-712), 2002 Nefrectomía endoscópica retroperitoneal. PAÚL ANTONIO ESCOVAR DÍAZ, JOSÉ LUIS GARCÍA SANZ, PAÚL ERNESTO ESCOVAR LA RIVA, FERNANDO PAÚL RODRÍGUEZ ESCOVAR, ANTONIO ESCOBAR, MANUEL REY PACHECO, JUAN RICARDO LÓPEZ ESCALANTE, PABLO EMILIO SÁNCHEZ, RAFAEL CUERVO ARIAS Y JOSÉ GREGORIO MONTILLA. Instituto Docente de Urología. Universidad de Carabobo. Valencia. Venezuela. Resumen.- OBJETIVO: La nefrectomía es probablemente el procedimiento de mayor aceptación para la aplicación de técnicas laparoscópicas en urología. Las grandes ventajas de este abordaje sobre los convencionales han justificado su incorporación en las diferentes indicaciones de extirpación del tejido renal: atrofia, carcinoma renal, tumor urotelial, riñón poliquístico, para donación en transplante y nefrectomías parciales. Esta comunicación tiene como objetivo describir técnicas y ventajas de la nefrectomía endoscópica desarrollada por vía retro-peritoneal, demostrando que representa una efectiva opción para la mayoría de los casos en los cuales se requiera la extracción de un riñón. MÉTODO: Entre enero de 1991 y enero del 2001, en el Instituto Docente de Urología (IDU), 107 pacientes portadores de diferentes patologías renales fueron tratados utilizando técnicas de acceso endoscópico transperitoneal (36 pacientes) o retroperitoneal (71 pacientes). Las indicaciones para el abordaje endoscópico fueron atro- fia, donación, carcinoma renal, TU urotelial, riñón poliquístico y nefrectomía parcial. RESULTADOS: En 33 (91,6%) de los 36 casos de acceso endoscópico transperitoneal fue posible completar con éxito la nefrectomía, siendo necesario, convertir a cirugía convencional los 3 (8,3%) casos restantes. El acceso retroperitoneal fue exitoso en la totalidad de los casos intervenidos (100%). CONCLUSIONES: El acceso retroperitoneal endoscópico constituye un procedimiento sencillo que permite su implementación en la mayoría de los pacientes con indicación de nefrectomía. La lumboscopia proporciona una rápida recuperación, escasa necesidad de analgesia y una hospitalización corta. Finalmente, el abordaje retroperitoneal representa una lógica evolución de las convencionales lumbotomías, proporcionando familiaridad en cuanto a la ubicación del campo quirúrgico y del manejo de patologías para los urólogos que incorporan esta nueva modalidad operatoria. Palabras clave: Riñón. Nefrectomía. Laparoscopia. Lumboscopia. Correspondencia Paúl A. Escovar Díaz Instituto Docente de Urología Avenida Carabobo c/c calle Carabobo Valencia - Estado Carabobo Venezuela. e-mail: [email protected] [email protected] Summary.- OBJECTIVES: Nephrectomy is probably the most widely accepted procedure for the application of laparoscopic techniques in urology. The great advantages of laparoscopy over conventional approaches have justified its indication for different renal extirpative procedures: atrophy, renal carcinoma, transitional cell carcinoma, policystic kidney disease, living kidney donation for transplantation and partial nephrectomies. The objective of this article is to describe the techniques and advantages of laparoscopic nephrectomy through a retroperitoneoscopic approach, demonstrating that it is an effective 698 P.A. ESCOVAR DÍAZ, J.L. GARCÍA SANZ, P.E. ESCOVAR DE LA RIVA Y COLS. option for the majority of cases in which extraction of the kidney is required. METHODS: Between January 1991 and January 2001 107 patients with different renal conditions were treated at the Instituto Docente de Urología (IDU) using transperitoneal (36 patients) or retroperitoneal (71 patients) laparoscopic access. Indications for laparoscopic approach included atrophy, living donation, renal carcinoma, urothelial tumour, policystic kidney disease and partial nephrectomy. RESULTS: Nephrectomy trough a transperitoneal approach was completed in 33 (91.6%) of 36 patients, being necessary to convert to conventional surgery in the remaining 3 cases (8.3%). Retroperitoneoscopic approach was successful in all cases (100%). CONCLUSIONS: The retroperitoneoscopic approach is a simple procedure that allows its implementation in the majority of patients in which there is an indication for nephrectomy. Retroperitoneoscopy provides a rapid recovery, minimal analgesic needs, and a short hospital stay. Finally, retroperitoneoscopic approach represents a logical evolution for conventional flank incisions, providing familiarity with surgical field landmarks and management to those urologists that incorporate this new technical modality. Keywords: Kidney. Nephrectomy. Laparoscopy. Retroperitoneoscopy. con asiento en el parénquima renal o en sus vías excretoras. Más recientemente, la nefrectomía para trasplante a partir de donante vivo, surge como una nueva e interesante alternativa. No obstante su vertiginosa expansión, la nefrectomía laparoscópica lleva implícita la invasión del espacio intra-peritoneal y el riesgo potencial de agresión de su contenido. Esta observación es especialmente válida en los casos de patologías benignas, en las cuales el abordaje lumbar convencional del riñón ha estado tradicionalmente justificado por su naturaleza extraperitoneal. A la luz de estas consideraciones han surgido diversos esfuerzos tendientes a reproducir los evidentes beneficios de las técnicas endoscópicas, pero a partir de accesos retro-peritoneales de la celda lumbar. Esta modalidad, denominada lumboscopia o retroperineoscopia, supone la confección y distensión sostenida de una cavidad de trabajo quirúrgico retrorenal. Popularizados a partir de 1993, los abordajes lumboscópicos han permitido ejecutar con éxito diversos procedimientos sobre el riñón y sus vías urinarias. Este capítulo está dirigido a describir específicamente la técnica de la nefrectomía endoscópica desarrollada por vía retro-peritoneal. RECUENTO HISTÓRICO INTRODUCCIÓN Las técnicas laparoscópicas representan hoy una efectiva opción de mínima agresión en el tratamiento quirúrgico de diversas patologías genito-urinarias. Caracterizadas inicialmente por sus controvertidas indicaciones, propias de una metodología en evolución, han consolidado progresivamente su espacio y la justificación de su empleo en la práctica urológica actual. De las diversas proposiciones de manejo laparoscópico urológico, hasta ahora consideradas, es posiblemente la nefrectomía la de mayor consenso. Reservada en un principio para la extirpación de pequeños riñones hipoplásicos, el abordaje laparoscópico es hoy propuesto como una posibilidad ante las diversas situaciones que justifiquen la ablación de un riñón. Incluyendo sus indicaciones actuales desde patologías renales benignas, hasta las de naturaleza maligna Le es atribuido a Bartel el reporte inicial de acceso endoscópico al retroperitoneo, como una propuesta diagnóstica, para la inspección y biopsia de los órganos localizados en este espacio (2). Wickham, uno de los fundamentales pioneros de la cirugía mínimamente invasiva, describe en una publicación del año 1979, el abordaje lumboscópico para la práctica de ureterolitotomías (11). En 1991, Clayman reporta la primera nefrectomía endoscópica retro-peritoneal descrita. Este abordaje sin embargo fue cuestionado por sus mismos autores en virtud de las limitaciones de operatividad que ofrecía el estrecho espacio pasivamente distendido (3). En 1992, Gaur da a conocer su proposición para generar una amplia cavidad de exposición retrorrenal, a partir de la utilización de un balón insuflado en su interior; esta variable metodológica condicionó nuevas perspectivas para el abordaje endoscópico retroperitoneal, ampliándose desde entonces las proposiciones de su empleo (4). NEFRECTOMÍA ENDOSCÓPICA RETROPERITONEAL En 1994, Rassweiler reporta la primera serie de nefrectomías por vía lumboscópica relativas a la extirpación de riñones con patología benigna, incrementándose desde entonces diversas publicaciones alusivas al uso de la técnica (10). En 1996, Ono publica la realización de nefrectomías radicales, por patología maligna, mediante abordajes retro-peritoneales (9). En 1998, Gill reporta treinta nefrectomías lumboscópicas por tumor, siete de las cuales corresponden a nefroureterectomía por cáncer de células transicionales (5). En 1999, Abbou propone los abordajes lumboscópicos para la realización de nefrectomías parciales (1). En el año 2000, Jacobs describe su técnica de nefrectomía laparoscópica para trasplante renal, siendo luego implementado el abordaje retroperitoneal, con el mismo fin, por diversos autores (8, 7). 699 elementos vasculares involucrados. Adicionalmente este método puede ofrecer valiosa información en los pacientes previamente intervenidos, relativa a la presencia y extensión de adherencias entre los tejidos involucrados y el eventual grado de complejidad quirúrgica a superar (Figs. 1 y 2). La preparación del colon indicada rutinariamente en las nefrectomías endoscópicas trans-peritoneales, no las consideramos habitualmente para los abordajes retro-peritoneales. PREPARACIÓN PREOPERATORIA La evaluación pre-operatoria de los enfermos, es similar a aquella realizada para una cirugía mediante técnicas convencionales. Sin embargo, en nuestro protocolo incluimos de rutina la tomografía helicoidal de abdomen a objeto de valorar las características del hilio renal y de precisar el número y distribución de los Fig. 1: TAC abdominal: se aprecia riñón atrófico izquierdo con hidronefrosis y escaso parénquina, en ausencia de adherencias a la pared lumbar. Es de suponer la presencia de vasos renales de estrecho calibre y la posible extracción del órgano sin mayores dificultades. Fig. 2: TAC abdominal helicoidal. Reconstrucción tridimensional: presencia de tumor renal derecho. Aparente arteria única; vena de grueso calibre y libre de invasión tumoral. 700 P.A. ESCOVAR DÍAZ, J.L. GARCÍA SANZ, P.E. ESCOVAR DE LA RIVA Y COLS. Fig. 3: Posición del Enfermo: paciente en Decúbito lateral. Angulación de la mesa a nivel de la cicatriz umbilical. Protección de las zonas de roce. Acceso inicial subcostal y el posterior costo lumbar. La línea punteada en la imagen de la derecha reproduce el trayecto de una lumbotomía clásica. POSICIONAMIENTO Y MEDIDAS DE SEGURIDAD El paciente es colocado en posición de decúbito lateral, similar a aquella de la lumbotomía clásica, provocando angulación máxima del flanco a intervenir, mediante la elevación del puente central a nivel de la cicatriz umbilical y el descenso simultáneo de los extremos de la mesa operatoria. Esta posición genera un desplazamiento conveniente del colon, hacia de- Fig. 4: Puntos de Acceso: con el paciente en posición operatoria y asegurado a la meza quirúrgica se seleccionan los puntos de acceso. (-) Incisión inicial, (o) Trocar anterior y posterior, (*) Trocar opcional, ( ) Trayecto de una incisión convencional en lumbotomía. NEFRECTOMÍA ENDOSCÓPICA RETROPERITONEAL lante y caudalmente, separándolo de la superficie renal. La movilización colónica puede incrementarse mediante una ligera rotación anterior de la mesa, luego 701 de seleccionados y señalados los puntos de ingreso retro-peritoneal sobre la piel del enfermo. La inmovilidad de la posición obtenida y el resguardo de las zonas corporales sometidas a roce, deben ser de especial consideración durante esta fase de preparación operatoria. La cabeza del paciente debe quedar soportada a un mismo nivel de alineación con la columna cervical y torácica. El brazo ipsilateral es gentilmente extendido sobre un soporte o una mesa de Mayo. El miembro inferior opuesto es flexionado y el ipsilateral extendido sobre el anterior; varios cojines de protección deben estar previstos para colocarlos debajo de la cabeza, entre los miembros superiores y en las superficies de contacto de los miembros inferiores, a nivel de rodilla, piernas y tobillos. Finalmente, la posición debe mantenerse mediante cintas adhesivas, dispuestas transversalmente a nivel superior del tórax, de la cadera y de los miembros inferiores, asegurando sus extremos en las barandas laterales de la mesa operatoria. (Fig. 3). SELECCIÓN DE LOS PUNTOS DE ACCESO Fig. 5: Confección del espacio: el peritoneo es rechazado digitalmente de la superficie anterior del riñon. Se trata de identificar táctilmente el músculo psoas y el polo inferior renal. La mayoría de los procedimientos quirúrgicos lumboscópicos sugeridos, pueden ser efectivamente realizados a través de tres accesos cutáneos; uno de ellos para la introducción del laparoscopio y los otros dos para la manipulación del instrumental de trabajo. Ocasionalmente puede ser necesario un cuarto acceso para maniobras de separación de parte de un asistente adicional. Habitualmente, con el paciente en posición totalmente lateral, señalamos sobre su piel los puntos seleccionados de acceso. Esta metodología proporciona una adecuada evaluación de las referencias anatómicas, al estar el paciente desprovisto de los campos quirúrgicos. El punto de acceso del primer trocar lo señalamos inmediatamente debajo y delante de la punta de la última costilla, sobre la línea axilar posterior. El segundo trocar es colocado anteriormente, paralelo al primero y sobre la línea axilar media y a una distancia aproximada de dos centímetros sobre la cresta ilíaca; una localización demasiado cercana a la cresta provocaría limitación para el desplazamiento caudal de los instrumentos introducidos por esta vía. El tercer punto 702 P.A. ESCOVAR DÍAZ, J.L. GARCÍA SANZ, P.E. ESCOVAR DE LA RIVA Y COLS. lo situamos paralelo al primero, pero de localización posterior, sobre el borde externo de los músculos paraespinales. Cuando se requiere un cuarto abordaje, éste se sitúa sobre la línea axilar media siguiendo la línea de proyección de la undécima costilla y paralelo en un plano vertical al punto de entrada anterior. El hecho de que las distancias entre los accesos estén más limitadas en el retro-peritoneo que en el abordaje anterior, le confiere una gran importancia a mantener una disposición como la descrita, en la cual la situación equidistante de los trocares, disminuye la posibilidad del choque involuntario durante la manipulación instrumental. La unión imaginaria de los tres primeros puntos, señalados sobre el flanco, confecciona una línea correspon- diente a aquella de la incisión de lumbotomía convencional (Figs. 3 y 4). CREACION DEL ESPACIO QUIRÚRGICO Sobre el primer punto señalado, realizamos una incisión de aproximadamente 1.5 cm. que es profundizada hasta la aponeurosis del oblicuo externo, la cual también es incidida; Expuestas las fibras de los músculos oblicuos y transversos, son entonces divulsionadas progresivamente, a punta de tijeras, hasta alcanzar la aponeurosis tóraco-lumbar anterior. El uso de separadores de Farabeuff y de valvas de pequeña dimensión, facilitan este tiempo operatorio. La débil aponeurosis es finalmente abierta, pudiéndose identificar el intenso color amarillo de la grasa retro-peritoneal. Retirados los instrumentos de separación, la punta del dedo índice permite la identificación del polo inferior renal y mediante maniobras digitales iniciar la confección de un área de trabajo, ubicada entre el músculo Psoas por detrás y la fascia de Gerota, por delante. El peritoneo es rechazado digitalmente hacia delante, arriba y medialmente, de su localización sobre la celda renal. (Fig. No. 5). Luego de la disección digital, el siguiente paso consiste en introducir un balón, que inflado en el retroperitoneo, ampliará la cavidad conseguida, proporcio- Fig. 6: Dilatación del Espacio: el espacio inicial es luego dilatado suficientemente, el balón se ubica bajo orientación digital entre el músculo Psoas y la fasia de Gerota. NEFRECTOMÍA ENDOSCÓPICA RETROPERITONEAL Fig. 7: Introducción del trocar de Hasson: traccionando superiormente los anclajes aponeuróticos se avanza el trocar hasta el espacio retroperitoneal. nando un área de trabajo conveniente para la introducción posterior de los trócares. Existen varios tipos de balones, disponibles comercialmente para esta finalidad, sin embargo nosotros empleamos de rutina uno confeccionado a partir de un segmento de 10-12 cm de un drenaje de látex al cual, luego de introducirle un 703 catéter de polietileno No. 14 ó 16, lo clausuramos en sus extremos con ligadura de seda. Con apoyo digital, situamos el balón en el interior del espacio retroperitoneal, luego lo inflamos con solución salina, introducida con jeringas de 100 cc. desde la punta externa del catéter. (Fig. 6). Rutinariamente administramos entre 800 y 1000 cc a este balón artesanal, dependiendo este volumen de la superficie corporal del paciente. En los niños y adolescentes es suficiente con la mitad de esa cantidad; Después de unos minutos de dilatación sostenida, el balón es desinflado. Esta latencia persigue también una hemostasia complementaria, luego de las posibles disrupciones de pequeños vasos durante la creación del espacio deseado. El área existente entre el músculo Psoas y la superficie posterior de la fascia de Gerota es prácticamente avascular y los vasos que pudieran lesionarse, no conllevarían sangramientos capaces de entorpecer la visión endoscópica; sin embargo, si la dilatación se realizara en el interior de la fascia y contra la superficie renal sería posible la lesión de vasos de mayor calibre, pudiendo causar perturbación de la visión por la formación de hematomas y acarreando incremento del tiempo operatorio por la necesidad de una hemostasia complementaria. La identificación táctil inicial de las estructuras, particularmente del polo inferior renal, permitirá además al cirujano la orientación para dirigir la posterior disección y visualización del riñón. Cuando se comienza la experiencia lumboscópica, un recurso útil Fig. 8: Introducción de trocares accesorios: bajo control endoscópico se introducen los trocares accesorios. En la imagen izquierda se aprecia el avance del trocar anterior bajo la supervisión visual desde el primer trocar. 704 P.A. ESCOVAR DÍAZ, J.L. GARCÍA SANZ, P.E. ESCOVAR DE LA RIVA Y COLS. INTRODUCCIÓN DE LOS TRÓCARES Fig. 9: Introducción de los trocares accesorios: el tercer trocar es introducido en el punto de acceso posterior previamente escogido. Desde el trocar de Hasson se realiza el control visual del avance. para ubicar rápidamente el polo renal consiste en señalarlo con un colorante colocado en la punta del dedo índice justo antes de la introducción del primer trocar. Luego de obtenido el espacio de trabajo, colocamos dos puntos de anclaje a nivel aponeurótico con una sutura de seda No. 1; traccionando superiormente estas referencias, se introduce un trocar modelo Hasson No. 10, que es fijado a la pared mediante los anclajes (Fig. 7). Retirado el introductor del trocar, se inicia la distensión gaseosa del retro-peritoneo a una presión de CO2 de 14-16 mmHg y la inmediata inspección del campo operatorio a partir del avance de una óptica de 0º. La evaluación inicial debe estar dirigida a ubicar las referencias táctiles previas. El músculo Psoas es rápidamente identificado mediante la inclinación posterior del laparoscopio. La Fascia de Gerota se ubicará en dirección caudal y levemente anterior. En los pacientes delgados, la primera inspección puede poner en evidencia además los elementos vasculares involucrados (hilio renal, grandes vasos, vasos gonadales) y también el uréter. Con la asistencia de la punta del laparoscopio es posible conseguir una disección complementaria, especialmente del repliegue peritoneal posterior. Los siguientes trocares serán avanzados bajo visión y a partir de los puntos señalados previamente en la piel del enfermo (Figs. 8 y 9). El avance del tercer trocar puede ser difícil de visualizar en algunos pacientes, pudiéndose en estos Fig. 10: Manipulación Instrumental: el equipo quirúrgico se ubica detrás del paciente; el asistente dirige la óptica a través del primer trocar; el cirujano desarrolla las maniobras operatorias a partir de instrumentos introducidos por el segundo y tercer trocar. Otro asistente colocado por delante del enfermo, puede realizar maniobras de separación desde un trocar adicional anterior. NEFRECTOMÍA ENDOSCÓPICA RETROPERITONEAL Fig. 11: Ubicacón de referencias anatómicas: sobre el borde interno del músculo psoas (P) el uréter (U) puede ser identificado. Su seguimiento ascendente permitirá la ubicación del hilio renal. 705 virtud del reducido calibre de sus vasos y de la dimensión requerida de los clips. Para otras cirugías de mayor complejidad, como nefrectomías de gran volumen, tumorales o para donación renal, son habitualmente introducidos tres trocares accesorios debiendo ser uno de estos de 12 mm de diámetro a fin de permitir la introducción del material necesario de mayor diámetro. Los trocares accesorios, anterior y posterior, son utilizados para la manipulación instrumental del cirujano; el trocar adicional, colocado en la prolongación de la undécima costilla, lo es para la realización de maniobras de separación de estructuras (Fig. 10). La decisión de la introducción de este cuarto trocar, se tomará luego de avanzada la cirugía y si las circunstancias así lo ameritasen. IDENTIFICACIÓN DEL HILIO RENAL casos utilizar maniobres de orientación digital, siendo necesario en consecuencia la retirada previa del trocar de Hasson para la introducción del dedo índice. Otra variable de supervisión del avance del tercer trocar, en los casos de dificultad visual desde el laparoscopio, es hacerlo por intermedio de una óptica de 5 mm. introducida a través del segundo trocar. El diámetro y número de los trocares accesorios, varía en función del tipo de nefrectomía a realizarse. La extirpación de un riñón atrófico puede ser realizada, en general, mediante la utilización de dos trocares accesorios de 5 mm, en La estrategia quirúrgica deberá estar dirigida a la ligadura de los vasos principales del riñón, sobre este objetivo, las referencias anatómicas señaladas permitirán conducirse (Fig. 11). A partir del Psoas, el hilio renal se encontrará en una posición anterior y medial, siguiendo la dirección de penetración del tercer trocar pero con una leve inclinación cefálica (Fig. 12). La observación de los latidos de la arteria renal y de la arteria aorta en el lado izquierdo, advierten la proximidad del hilio. La vena Cava inferior debe ser identificada en las lumboscopias derechas, estando a menudo Fig. 12: Identificación del hilio renal: a partir del Psoas, el hilio renal (H) se debe encontrar en una posición anterior y medial, siguiendo la dirección de introducción del tercer trocar, previo desplazamiento superior del uréter (U). 706 P.A. ESCOVAR DÍAZ, J.L. GARCÍA SANZ, P.E. ESCOVAR DE LA RIVA Y COLS. Fig. 13: Control y Sección Vascular: mediante leve tracción superior del uréter (U) y de la pelvis, la arteria (A) es rápidamente ubicada. El uso de pinzas de Babcock para levantar el uréter y de Mixter para disecar la arteria, facilitan el procedimiento. parcialmente colapsada por efecto del CO2. A partir de la identificación del uréter, su seguimiento ascendente conducirá a la pelvis y detrás de ella al hilio renal. Si no es posible identificar el hilio de entrada, a pesar de las maniobras descritas, otra alternativa es la de dirigirse directamente al parénquima o bien a la pelvis hidronefrótica en los casos de riñones atróficos por uropatías obstructivas; para ello se impone la identificación de la Fascia de Gerota y su posterior apertura en sentido longitudinal. En los pacientes delgados esta fascia es muy fina y el tejido renal es fácilmente perceptible, pero en presencia de mucha grasa es útil recordar que la Gerota y el riñón se deben localizar justo paralelos al músculo Psoas. La disección paulatina y cuidadosa del parénquima renal alcanzará finalmente al hilio, a nivel de su borde medial. CONTROL Y SECCIÓN VASCULAR Ubicada la arteria, su liberación total se conseguirá gradualmente a punta de disertor y mediante el apoyo de una pinza de grasper. Avanzada la disección el uso de pinzas de Babcock y de Mixter endoscópicas, Fig. 14: Sección del pedículo vascular: la arteria (A) es seccionada entre clips, colocados proximales y distales al hileo renal. La vena (V) de localización anterior es expuesta suficientemente para su control hemostático y sección ulterior. NEFRECTOMÍA ENDOSCÓPICA RETROPERITONEAL puede facilitar la exposición vascular para la inmediata aplicación de los clips. (Fig. 13). Es importante obtener suficiente longitud de los elementos vasculares a fin de garantizar una segura y cómoda ligadura para la sección posterior de los mismos; en general se utilizan tres clips proximales al origen del vaso y dos distales al punto de la sección. La dimensión de los clips y el tipo de aplicador a utilizar puede estar influenciado por las características de la nefrectomía a realizar. En la extirpación de riñones atróficos los vasos involucrados son en general de estrecho diámetro, pudiendo ser suficiente la utilización de clips de 5 mm tanto para la arteria como para la vena. En ocasiones la vena puede ser de calibre considerablemente mayor que la arteria imponiéndose la utilización de clips de 10 mm, para lo cual debe contarse con un acceso suficiente ya que supone la introducción de un aplicador mayor (Fig. 14). En los casos de riñones tumorales o bien destinados a trasplantes la vena debe ser clipeada y seccionada simultáneamente mediante la utilización de una endoG.I.A. vascular. Habitualmente colocamos clips proximales y distales al sitio de aplicación de la endoG.I.A. a los efectos de disminuir la tensión en esa área de la vena. En los casos de riñones izquierdos se impone la previa sección entre clips de los afluentes suprarrenal y gonadal. La endoG.I.A. es un instrumento aún en evolución, de grueso calibre y en ocasiones de incómoda manipulación, debiéndose disponer de un adecuado campo de exposición para su libre avance hacia la vena, teniendo especial cuidado en evitar alcanzar con sus extremos 707 Fig. 15: Nefrectomía lumboscópica para transplante: la disección del parénquima renal se inicia desde un polo inferior hasta el hilio, a los efectos de prevenir torsiones parciales del pedículo. Nótese el adecuado espacio de disección obtenido. otros tejidos vecinos. La colocación de la endoG.I.A. requiere de un trocar calibre 11-12 el cual puede introducirse a través del punto de acceso anterior. Sobre la base de lo expresado y para resumir, si la indicación de la nefrectomía es un riñón atrófico, podría ser suficiente la utilización de un trocar No. 5 para el acceso anterior. Si existen dudas sobre el diámetro venoso, o bien se trata de un riñón tumoral o para trasplante, se debe usar de entrada un trocar No. 12 provisto de reductor. La orientación pre-operatoria sobre el diámetro de los elementos vasculares Fig. 16: Extirpación del uréter intramural en la nefroureterectomía: mediante maniobras simultáneas transuretrales y suprapúbicas, el uréter intramural es desprendido de su fijación vesical. 708 P.A. ESCOVAR DÍAZ, J.L. GARCÍA SANZ, P.E. ESCOVAR DE LA RIVA Y COLS. armónico facilitar y disminuir el tiempo operatorio por consumir. Al final, el uréter fácilmente liberado hasta su proximidad con los vasos ilíacos es incidido entre clips. Lógicamente, si la nefrectomía a realizar es por causa tumoral la Fascia de Gerota se mantiene indemne y ubicándose sobre ella el plano de disección, debiéndose incluir la glándula suprarrenal correspondiente. En los casos de riñones para trasplante, la disección debe ser iniciada sobre el polo superior, dejando para el final el polo inferior a los efectos de evitar una inadvertida torsión de su pedículo (Fig. 15). Cuando es necesario realizar una nefroureterectomía por tumores de la vía excretora, iniciamos la cirugía por la extirpación endoscópica del cuff ureteral, mediante abordajes simultáneos transuretral y suprapúbico, técnica en la cual efectuamos una ligadura del tercio distal intramural (Figs. 16 y 17). El enfermo es colocado luego en posición de lumboscopia, para completar la extirpación tanto del riñón como del resto del conducto ureteral. Esta modalidad permite la manipulación cerrada del sistema colector comprometido. Fig. 17: Ureterectomía Endoscópica: el uréter intramural es obliterado y desprendido de su inserción, con poco riesgo de migración distal de células tumorales. involucrados puede ser obtenida a partir del estudio tomográfico solicitado. EXTRACCIÓN Y ASISTENCIA MANUAL El retiro del riñón del retro-peritoneo puede lograrse directamente a través del acceso inicial y conjuntamente con el trocar de Hasson, cuando se trata de EXPOSICIÓN DEL PARÉNQUIMA RENAL Una vez controlado el hilio renal, la disección del órgano debe ser completada desde su borde medial, a los efectos de asegurar el control de su irrigación ante la posible existencia inadvertida de vasos accesorios. La disección debe continuarse superiormente hasta separar en su totalidad la glándula suprarrenal. Esta etapa de la liberación adrenal debe ser exigente, a fin de prevenir molestos sangramientos provenientes de la frágil estructura glandular. El uso de clips sobre la glándula es más conveniente que las maniobras de electrocoagulación en el control hemostático de sus fisuras. A partir de aquí la disección se extiende al resto del parénquima renal, pudiendo el uso del bisturí Fig. 18: Extracción del Riñon: el riñon totalmente liberado es introducido en una endobolsa para su extracción desde el retroperitoneo. NEFRECTOMÍA ENDOSCÓPICA RETROPERITONEAL 709 órganos pequeños, siendo necesario ante volúmenes mayores ampliar adicionalmente la incisión. En la actualidad, aunque se trate de riñones atróficos, usamos de rutina bolsas de extracción, luego de constatar en uno de estos casos la presencia de neoplasia de células transicionales en el estudio histológico posterior (Fig. 18). Luego de una exhaustiva revisión, introducimos por el trocar anterior un drenaje en cigarrillo de látex que luego exteriorizamos a través del orificio del acceso posterior. El post-operatorio de estos enfermos es muy bien tolerado, requiriendo escasa medicación analgésica y pudiendo egresar del Hospital entre las 24 a 48 horas siguientes. La técnica descrita está esencialmente dirigida a la ablación de riñones por pérdida definitiva de su función. Sin embargo, el abordaje lumboscópico ha sido también considerado como ya mencionamos previamente, para nefrectomías de riñones poliquísticos, de neoplasias parenquimales o de vía excreta y también en los casos de donantes vivos para trasplante. Aún cuando estas particulares indicaciones serán descritas en otros capítulos de esta edición, vale la pena destacar algunos aspectos relativos a la extracción de estos riñones de tamaño normal o voluminoso desde el espacio retroperitoneal. Ampliar considerablemente la incisión inicial luego de realizada la exigente técnica endoscópica lógicamente carece de justificación y en tal sentido la proposición más difundida sugiere la intraperitorización del órgano a través de una ventana, para su posterior extracción por una incisión anterior, generalmente hipogástrica tipo Pfannenstiel. Nuestra estrategia en estos casos está dirigida a evitar la invasión de la cavidad peritoneal, principal justificación de la técnica lumboscópica. Basados en esta premisa realizamos una incisión abdominal a nivel para-rectal de 6 a 7 cm que luego profundizamos hasta la aponeurosis posterior del músculo recto abdominal, y a partir de aquí, mediante separación instru- Fig. 19: Extracción y asistencia manual: una incisión pararrectal de 6-7 cm de longitud puede permitir confeccionar un trayecto subaponeurótico extraperitoneal hasta la celda renal. Fig. 20: Extracción y asistencia manual: los riñones voluminosos, para transplante o tumorales, pueden ser extraídos por esta vía. La mano introducida en el retroperitoneo puede brindar asistencia complementaria. 710 P.A. ESCOVAR DÍAZ, J.L. GARCÍA SANZ, P.E. ESCOVAR DE LA RIVA Y COLS. peritoneal en que es ejecutada por un asistente que debe estar localizado sentado y de frente al cirujano principal (Figs. 21, 22, 23 y 24). Hasta ahora no hemos requerido en estos casos del uso de las mangas especiales de asistencia, siendo suficiente ser conservador en la incisión de la pared para evitar la pérdida del gas alrededor de la mano introducida. CONSIDERACIONES FINALES La nefrectomía retroperitoneal endoscópica es un procedimiento sencillo especialmente útil para la extirpación de riñones pequeños que hayan perdido su capacidad funcional; siendo sus beneficios reproducibles, representa una opción endoscópica a los abordajes transperitoneales laparoscópicos. A la ausencia de invasión de la cavidad peritoneal y de su contenido, se añade el rápido acceso al espacio retroperitoneal y el inmediato control de la arteria renal. Este hecho incide significativamente en la reducción del tiempo operatorio, el cual con la práctica es equiparable a aquel de la cirugía convencional. En cuanto al postoperatorio, la lumboscopia proporciona una rápida recuperación, caracterizada por inusual íleo reflejo, Fig. 21: Asistencia manual lumboscópica: un asistente colocado por delante del enfermo puede brindar asistencia manual desde una incisión pararrectal, bien para la disección del riñon o para su extracción posterior. mental y disección manual confeccionamos un trayecto extraperitoneal hasta la celda renal (Fig. 19). La presencia del Co2 en el retroperitoneo distiende la delgada fascia transversa, la cual luego de incidida digitalmente permite el acceso extraperitoneal de la mano a la celda renal correspondiente (Fig. 20). Esta modalidad que suponemos de nuestra Institución, puede ser utilizada tanto para la extracción de riñones de moderado y gran volumen como también para la asistencia manual de nefrectomías laboriosas. La asistencia manual lumboscópica difiere de aquella trans- Fig. 22: Asistencia manual lumboscópica: la presencia de la mano en el retroperitoneo puede facilitar la exposición, control y disección del pedículo renal en situaciones quirúrgicas de complejidad particular. NEFRECTOMÍA ENDOSCÓPICA RETROPERITONEAL 711 Fig. 23: Nefrectomía radical lumboscópica: previamente introducido en una bolsa, el riñón tumoral de gran volumen es extraído desde el espacio retroperitoneal. escasa necesidad de analgesia y una hospitalización más corta con relación al abordaje anterior. La ausencia de manipulación intestinal, el confinamiento de las secreciones en el espacio retroperitoneal y la menor exposición del diafragma al efecto irritante del CO2, son los factores directamente involucrados con estos hechos. Aunque si bien es cierto que el espacio de manipulación operativa es menor, la incorporación de una reglada técnica quirúrgica, el uso de separadores endoscópicos y la posibilidad cierta de asistencia manual retroperitoneal, pueden solventar con éxito estas limitaciones. Otro aspecto que merece consideración es la eventualidad de reabsorción de altos volúmenes de CO2 por la grasa retroperitoneal, durante la ejecución de una cirugía prolongada, como lo sería una nefrectomía radical. En nuestra experiencia, esta circunstancia nunca estuvo relacionada con los abordajes lumboscópicos y sí ocasionalmente con las nefrectomías radicales transperitoneales complejas. En todo caso, la elevada sensibilidad y seguridad del equipamiento anestésico actual y la ya acumulada experiencia de los anestesiólogos y cirujanos con los procedimientos laparoscópicos, permiten superar con bajo riesgo esta posibilidad. Finalmente, el abordaje retroperitoneal constituye una lógica evolución de las convencionales lumbotomías, proporcionando familiaridad en cuanto a ubicación del campo quirúrgico y del manejo de patologías para los urólogos que incorporan esta nueva modalidad operatoria. Fig. 24: Nefroureterectomía: el riñón y la totalidad de una vía excretora portadora de un tumor urotelial, han sido extraídos lumboscópicamente. Nótese la ligadura distal del uréter utilizada para prevenir la migración inferior de células tumorales durante la manipulación operatoria. 712 P.A. ESCOVAR DÍAZ, J.L. GARCÍA P.A. ESCOVAR SANZ Y COLS. DÍAZ, J.L. GARCÍA SANZ, P.E. ESCOVAR DE LA RIVA Y COLS. BIBLIOGRAFÍA Y LECTURAS RECOMENDADAS (*lectura de interés y **lectura fundamental) *1. HOZNEK, A.; SALOMÓN, L.; ANTIPHON, P. y cols.: "Partial nephrectomy with retroperitoneal laparoscopy." J. Urol., 162: 1922, 1999. *2. BARTEL, M.: "Retroperitoneoscopy, an endoscopic method for inspection and bioptic examination of the retroperitoneal space." Zentralbl. Chir., 94: 377, 1969. German. No abstract available. 3. CLAYMAN, R.V.; KAVOUSSI, L.R.; McDOUGHALL, E.M. y cols.: "Laparoscopic nephrectomy: a review of 16 cases." Surg. Laparosc. Endosc., 2: 29, 1992. 4. GAUR, D.D.: "Laparoscopic operative retroperitoneoscopy: use of a new device." J. Urol., 148: 1137, 1992. **5. GILL, I.S.: "Retroperitoneal laparoscopic nephrectomy." Urol. Clin. North Am., 25: 343, 1998. 7. JACOBS, S.C.; CHO, E.; DUNKIN, B.J.: "Laparoscopic donor nephrectomy: current role in renal allograft procuretment." Urology, 55: 807, 2000. No abstract available. **8. JACOBS, S.C.; CHO, E.; DUNKIN. B.J. y cols.: "Laparoscopic live donor nephrectomy: the University of Mayland 3-year experience." J. Urol., 164: 1494, 2000. 9. ONO, Y.; KATOH. N.; KINUKAWA, T. y cols.: "Laparoscopic radical nephrectomy: the Nagoya experience." J. 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