Pags. 1 a 100 - La Biblioteca Artiguista

Anuncio
ARTIGAS
el HOMBRE frente al MITO
TOMO III
ARTIGAS,
de la cumbre
al exilio
Alfonso Fernández Cabrelli
La Historia,enseña
que solo han sido capaces
de generar mitos aquellos hombres
que por sus obras perdurables
sobresalieron entre sus
contemporáneos
3
ABREVIATURAS UTILIZADAS
AA.
AGN.
AGN. E.G. y H.
AGN. E.G. y H. (Bs. As.)
AGN. Ex. A. y M.H.
AGN. Ex. A.G.Ad.
AGG. Particulares
A.M.
B. de M.
BN.
BN. Mat. Esp.
C. de A. al C.
MHN.
RH.
R. Historia (A)
RHS.
RIGH.
Archivo Artigas. Publicación de la Comisión
Nacional del Archivo Artigas.
Archivo General de la Nación.
Archivo General de la Nación. Fondo
Escribanía de Gobierno y Hacienda.
Archivo General de la Nación, Escribanía
Gobierno y Hacienda (Venido de Buenos
Aires).
Archivo General de la Nación, Fondo Ex Archivo y Museo Histórico.
Archivo General de la Nación, Fondo Ex.
Archivo General Administrativo.
Archivo General de la Nación, Fondo Particulares.
Archivo Miranda.
Biblioteca de Mayo, Buenos Aires, Argentina.
Biblioteca Nacional.
Biblioteca Nacional, Materiales Especiales.
Correspondencia deArtigasalCabildo, Publicación del Archivo General de la Nación,
1940.
Museo Histórico Nacional.
Revista Histórica, Publicación de la Universidad de la República, primera época; del Archivo y Museo Histórico, segunda época; del
Museo Histórico Nacional, tercera época,
Montevideo.
Revista Historia, publicación trimestral de
Historia Argentina, Americana y Española,
Buenos Aires.
Revista Histórica de Soriano, Organo del
Centro Histórico y Geográfico de Soriano.
Revista del Instituto Histórico y Geográfico
del Uruguay.
REPOSITORIOS DOCUMENTALES
Museo Histórico
(Hemeroteca)
Nacional,
ARCHIVO GENERAL DE
BIBLIOTECA NACIONAL
Hemeroteca
Sec. Materiales Especiales
Casa
LA
de
Lavalleja
y
Museo
Romántico
NACION
5
PRIMERA PARTE
DEL SIGLO XVI
A LA REVOLUCION DE MAYO,
SITUACION DE LA COMARCA
PLATENSE ANTES
DE LA REVOLUCION ARTIGUISTA
7
CABEZA DE ARTIGAS del escultor Eduardo Yepes
8
1 - LAS NUEVAS POTENCIAS Y LAS
FUERZAS SECRETAS EN EL RIO DE LA
PLATA
PREAMBULO
En las dos entregas anteriores de este trabajo nos hemos ocupado de
observar y estudiar la vida y la actuación de José Artigas durante el tiempo
en que su gestión no superó los límites de la Banda Oriental; corresponde,
en este estadio de nuestra tarea ocuparnos del caudillo oriental a partir
del hecho de su deserción, el 15 de febrero de 1811, del real servicio,
cuando al integrarse a la lucha emancipadora que habían emprendido las
colonias de España, Artigas se convierte en personaje de la Historia de
Nuestra América. En efecto, su presencia, sus empeños, sus éxitos, sus
derrotas, incluso su mismo silencio en el exilio, forman parte importante
de una Historia que trasciende la región platense para resultar objeto de
atención, también de preocupación, para gobernantes y dirigentes de un
amplísimo sector del mundo occidental.
No es tema del estudio que se haga en esta entrega final de nuestro
trabajo, el registrar todas las reacciones que en su época despertaron la
propuesta política y las acciones del Caudillo oriental; algo se ha dicho en
el tomo anterior, lo que al propósito central de nuestro empeño, interese
y sirva, se dirá en éste.
Nuestra preocupación estará dirigida a considerar la intensa y
removedora participación que tuvo en los acontecimientos políticos que
se desarrollaron en la comarca platense donde sus propuestas y su lucha
movieron conciencias, despertaron pasiones y dejaron huellas permanentes allí donde de la mayoría, sino la totalidad, de sus vencedores"del
momento apenas si quedó el nombre asociado a su circunstancial pasaje
por ese agitado escenario.
Hemos de ocuparnos en esta primera parte por conocer las reales
fuerzas queen el tiempo que duró la actuación de José Artigas en el medio
platense tuvieron preponderante, decisivo papel en el desarrollo de los
hechos políticos y militares que inevitablemente condujeron a la postergación de muchas de sus propuestas y al fin de su protagonismo en la
región.
Me refiero en primer término a las nuevas potencias que dominaban
o comenzaban a dominar el escenario mundial: Inglaterra, Francia y,
poco más tarde, a la recién fundada república angloamericana cuyos
9
comerciantes ya actuaban en América española desde antes de su
independencia.
Inglaterra, que desde el siglo XVI exhibía creciente presencia en el
comercio marítimo, al ingresar en la época en que José Artigas aparece
en la escena política platense ya era reconcida como "reina de los mares"
y el comercio se había constituido en el primer objeto de su política;
Francia que a principios del siglo XVIII, con la instalación de un Borbón
en el trono de España, tuvo acceso al mercado colonial hispanoamericano donde afirmó la influencia de su cultura y, luego, ocurrida la revolución
francesa, incrementó aquella influencia a través de la atracción que las
ideas por ella propugnadas, resultando por esas causas, a fines de aquel
centenio, un rival de cuidado para los británicos; finalmente, los angloamericanos de las "trece colonias", quienes, lograda su independencia,
pudieron incrementar las ya muy desarrolladas y profícuas actividades
mercantiles que mantenían en la América sureña.
En este caso, desde 1750 los marinos y mercaderes de las colonias
anglosajonas de América estaban empeñados en una exitosa competencia con sus colegas metropolitanos.
Por esa fecha "la Compañía Española de La Habana, encargada de
abastecer a Cubay la Florida, firmó contratos con comerciantes de Nueva
York y Charleston para aprovisionar a la Florida (...)".
"A mediados del siglo también se extendió el comercio (de los
angloamericanos) con la península ibérica. Carolina del Sur enviaba
arroz, Nueva Inglaterra, Nueva York y Filadelfia exportaban pescado,
madera, trigo, harina y barcos. Quizá una tercera parte de las ganancias,
fuera oro y plata. Gran parte de las ganancias de las pesquerías de Nueva
Inglaterra se derivaba a este tráfico. Ya en 1755, los norteamericanos
estaban haciendo negocios con una firma de Bilbao que llegaría a figurar
de manera destacada en las relaciones políticas así como comerciales
con América después de 1776: la casa de Gordoqui"(1). Desde 1764
"Nueva Orleans, centro del comercio español, inglésy francés, importaba
harina de Nueva York Baltimore, Filadelfia e Illinois; y allí, los norteamericanos cambiaban manufacturas británicas por maderas de Campeche,
añil de Guatemala, otros productos coloniales y plata. Y los angloamericanos traficaban ilegalmente, asimismo, con la Florida occidental española y con Texas. Después de 1763, navíos de las Trece colonias se
dedicaron al comercio cada vez menos indirecto o triangular, haciendo
más viajes bilaterales de ida y vuelta"(2).
En el relevamiento de las potencias que, en función de los intereses
comerciales de sus mercaderes, más que por afán de conquistas territoriales (que no siempre despreciaron), asumieron papel protagónico en la
región platense en el tiempo en que transcurre nuestroestudio, he omitido
10
mencionar a Portugal.
Conocemos muy bien la historia de su antiguo y nunca depuesto
interés por establecer sobre el Río de la Plata lo que consideraba las
"fronteras naturales" de su imperio colonial, pero asimismo sabemos que
desde principios del siglo XVIII esa nación se había transformado en
dependiente económico de Gran Bretaña y que a partir del forzoso
traslado de la Corte lusitana al Brasil en 1808, tal situación se transformó
en peonazgo político que facilitó la estrategia diplomática inglesa en la
región.
En mi opinión, muy pocas fueron las oportunidades, si las hubo, en
que Portugal se permitió actuarcon independencia,-la conquista de las
Misiones en 1801 pudo haber sido una de ellas-; porotra parte cada vez
que, temporalmente, intentó llevar a la práctica el viejo sueño de ocupar
nuestro actual territorio, detrás estuvo la circunstancial e interesada
aquiescencia del imperio inglés y siempre el final de esas aventuras fue
el mismo: una obligada retirada decidida, cuando a sus intereses convino,
por la Gran Bretaña.
En segundo lugar, será preciso ocuparnos de la Masonería, Institución ésta que en su face moderna, nació en Inglaterra a principios del siglo
XVIII y que constituyó, a mi juicio, por su forma de organización, por sus
métodos de trabajoy portas ideas que prohijóy difundió por el mundo, una
propuesta váliday muy efectiva, dada porta burguesía inglesa, -el grupo
social directamente empeñado en su creación, desarrollo y expansión, a los sentimientos, a los sueños y necesidades del nuevo tiempo que
nacía con el siglo.
La Masonería fue entre otras cosas y en lo atinente a lo esencial de
su mensaje la exitosa propugnadora de la utopía del nuevo centenio o si
se quiere la renovadora y actualizadora de la vieja utopía cristiana de la
Fraternidad Universal; aunque, obvio es decirlo, como en toda institución
humana, lo mismo que había ocurrido, por ejemplo, con la Iglesia de
Cristo, cuando llegó el momento de interpretar y aplicar los principios
proclamados, muchasveces pesaron en sus adherentes menos idealistas
las conveniencias personales o los intereses de los grupos actuantes en
su seno.
En el momento en que ocurre la llamada "Reforma Masónica" era,
precisamente, en Inglaterra donde se estaban manifestando con toda
claridad y antes que en ninguna otra parte, las características del nuevo
tiempo en que culmina la etapa mercantilista y ya se avizora la próxima
revolución industrial. Y fue la burguesía comercial-terrateniente y manufacturera la que, consolidado su poder político desde que sus miembros,
a partir de la revolución de Cromwell, pudieron ingresar al Parlamento,
incrementado su poder económico y en ascenso su estatus social, se
11
constituyó mayoría en los cuadros de las nuevas logias "especulativas"
y, para facilitar la creciente expansión del comercio se preocupó por
impulsar la difusión de la Institución Fratemal en el exterior. Inútil resulta
destacar lo valioso que resultaba a los comerciantes ingleses contar, en aquellos sitios fuera de la isla, donde habían logrado asentar sus
negocios-, con grupos allí radicados que además de tener interés en las
transacciones mercantiles establecidas también mantuvieran con ellos
una vinculación *fraternal" e ideológica que los tuviera sujetos a la
disciplina de la nueva Organización.
Por cierto que pasado algún tiempo desde el momento en que la
Masonería se difundió en el resto de Europa, quebróse en muchos casos
la inicial dependencia que mantenía a las logias del Continente sometidas
a la Gran Logia Madre del Mundo radicada en Londres.
Fue así que se crearon numerosas "obediencias" nacionales que,
manteniendo los principios definidos y promovidos por la organización
matriz, adoptaron en algunos casos nuevos ritos y diversas variantes en
su ordenamiento interno y actuaron en función de los intereses de las
clases dirigentes de los países donde radicaron los nuevos centros de
aquel poder "invisible".
Este fenómeno se produjo también en Francia donde, desde 1725, se
habían instalado las primeras logias fundadas por agentes de la Gran
Logia londinense, reunidas en la Grande Loge Général Ecossaise de
Franca; fue así que en 1772-1773 los Maestros de las logias parisienses
decidieron crear el Gran Oriente de Francia, separado de la Gran Logia
inglesa (2 bis).
Tal acontecimiento tuvo, además de las naturales consecuencias que
se manifestaron en el país galo, las que derivaron de la expansión hacia
el exterior de los trabajos de la nueva "obediencia" cuyas actividades
coincidieron con los intereses de la burguesía gala. En lo político, luego
de los iniciales éxitos de la Revolución Francesa y de la instauración de
la Primera república, los agentes masónicos del Gran Oriente galo y las
logias de esa adhesión que actuaban en Nuestra América sostuvieron y
difundieron en el seno de las sociedades donde actuaban los ideales
democrático-republicanos, generando así en los grupos que luego se
encargarían de dirigir la política de sus países, una corriente de ideas
acorde con las definiciones el centro rector instalado en París.
Esa Masonería de adhesión francesa que en el tiempo de la preparación del "levantamiento" emancipador actuó en consorcio con sus "hermanos" anglófilos, llegado el momento de definir la cuestión de la
institucionalización de las nuevas patrias surgidas de la gran conmoción
independentista-fortalecida su acción en materia política por el apoyo
que recibieron de los miembros de las logias yorkinas" adheridos alas
12
distintas "obediencias" que funcionaban en los Estados Unidos de Norteamérica-, se enfrentaron a sus aliados de la víspera que proponían la
solución monárquica-constitucionalista. Es a partir de este momento
cuando, los logistas anglófilos que se consideraban "regulares' frente a
la "irregularidad" que atribuían a aquellos masones y talleres' que no
dependían de la Gran Logia londinense, fueron conocidos como "masones azules" por contraste con los republicanos a quienes se denominó
"masones rojos". Es preciso señalar que esta división adquirió la mayor
importancia política en el Brasil desde la proclamación de su independencia ya que allí, como es sabido y por contraste con lo ocurrido en la
América española, se impuso hasta fines del siglo pasado la solución
monárquico-constitucionalista, mientras que en la América española
triunfó la solución republicana que había arraigado en la conciencia de las
grandes mayorías, aleccionadas respecto a sus derechos políticos por
dirigentes que, como don Mariano Moreno, se habían formado en las
logias de adhesión gala, habiendo asimilado sus principios doctrinados y
adherido a la solución institucional republicana. En el caso de los
artiguistas fueron las lecturas de los autores de la Ilustración y las
lecciones aprendidas en la Gazeta de Buenos Aires, del tiempo en que
Mariano Moreno escribía en ella, (también las constituciones de los
noveles Estados Unidos del Norte), lo que fundamentalmente influyó en
la formulación de sus propuestas.
A. EL INTERÉS DE LOS COMERCIANTES INGLESES, FRANCESES Y NORTEAMERICANOS EN EL
RÍO DE LA PLATA
La leyenda de una Sierra de la Plata que albergaba incalculables
tesoros, creada por la fecunda imaginación de los primeros marinantes
españoles que llegaron en el siglo XVI al que llamaron Mar Dulce, recorrió
el mundo despertando natural interés en los países cuyos navegantes aventureros - corsarios - piratas se lanzaron a recorrer las costas de esta
parte del globo, recién descubierta y aún innominada, en procura del
camino que los condujera al sitio donde se podían hallar las soñadas
riquezas.
Inglaterra ya en pleno desarrollo la marina que un centenio más tarde
sería señora de los mares", estuvo presente desde muy temprano en el
Río de la Plata, en la persona y actividades de sus corsarios y piratas.
La primera incursión conocida de los navegantes ingleses ocurrió
años antes de la segunda fundación de Buenos Aires; en efecto, el 26 de
13
abril de 1578, Francisco Drake "enfrentó el ancho estuario del Plata"; más
tarde, en 1583, fue el almirante Ricardo Faireweder quien visitó el estuario
y en 1587 Roberto Fenton abordó las naves del emprendedor Obispo del
Tucumán Fray Francico de Vitoria "que regresaban de un feliz viaje por
las costas del Brasil con más de cien mil pesos en útiles de trabajo y de
labranza"(3).
Durante el siglo XVII Holanda y Francia disputaron a Inglaterra el
privilegio de la piratería, y en 1607 el pirata galo David, abordó y robó,
frente mismo a Buenos Aires, un navío español, en un rasgo de infinita
audacia que conmovió a la ciudad"(4).
En 1664, antes que los portugueses, Pedro de Massiac, "caballerizo
y señor de Ste. Colombe", redactó una Memoria sobre como establecer
una colonia en Buenos Aires y "la remitió a Colbert du Terron quien a
suvez la transmitió a su hermano el Ministro francés". En ella y sobre la
base de la información que le proporcionara su hermano Bartolomé, que
había estado algún tiempo en Buenos Aires, proponía un plan destinado
a ocupar la naciente población cuya primera etapa consistía en establecer "desde ya unacolonia en la orilla del río opuesta a Buenos Aires, cerca
de las islas San Gabriel"(5); se adelantaba así en 16 años a la fundación,
en esa misma ubicación geográfica, de la Colonia del Sacramento
lusitana. El proyecto del señor de Massiac no prosperó pero la idea,
concebida cuando los hermanos Massiac estaban en Portugal, se concretó después en beneficio de esta nación y de Inglaterra.
En 1662, ésta última potencia había recibido en dote, con motivo del
matrimonio de Catalina de Braganza con Carlos ti, no sólo Tanger y
Bombay, sino además, privilegios tales como el comercio directo de
esclavos con Africa Occidental portuguesa y del azúcary el oro de Brasil,
ventajas que se vieron consolidadas ya crecidas cuando en 1703, durante
el reinado de Pedro ti, se firmó el famoso tratado de Methuén en virtud de
cuyas disposiciones los tejidos de lana y otras manufacturas inglesas
serían admitidas sin restricciones en Portugal y los vinos portugueses
entrarían en Inglaterra pagando dos tercios de los derechos que pagaban
los vinos franceses.
El tratado de Methuen, nombre del entonces embajador británico en
Portugal, significó la definitiva transformación del reino lusitano en
asociado menorde Inglaterra en materia comercial y en dócil instrumento
de su política exterior. Sin embargo, ya anteriormente, cuando en 1680
los portugueses fundaron Colonia del Sacramento habían concedido a
los ingleses un punto físico de apoyo para su comercio de contrabando
con Buenos Aires en la isla San Gabriel, con lo que facilitaron a sus
aliados el establecimiento de una cabecera de puente que les permitió
más tarde, anudando profícuas relaciones de ilícito comercio con los
14
mercaderes porteños, constituirse en los futuros orientadores de la
política rioplatense. Es necesario tener en cuenta estos antecedentes
para comprender muchos hechos políticos ocurridos en el tiempo que nos
interesa estudiar, principalmente para explicarnos los obstáculos que se
van a oponer a la concreción de los proyectos artiguistas hasta lograr,
sino su fracaso, el final de la carrera política de don José Artigas, su
propulsor.
Es cosa bien sabida que la base de Colonia del Sacramento
transformose en el centro de lasoperaciones decontrabando con Buenos
Aires, comercio ilícito que abrió a los británicos y lusitanos el camino a los
territorios altoperuanos, cuyas riquezas minerales contituían el gran
atractivo que movía el interés de ambas naciones.
Posteriormente, en 1716, Gran Bretaña logró poner su planta en la
ciudad bonaerense, mediante la autorización que, desplazando a la
Compañía francesa de Guinea, se acordó a la South Sea Company para
establecer un asiento del comercio de esclavos africanos.
Si bien esa concesión fue cancelada en 1718, renovada poco después y confiscada en 1727, restablecida en 1729 y suprimida definitivamente en 1739, los lazos que con motivo del comercio ilícito que antes se
habían establecido con sus agentes y socios bonaerenses, se consolidaron y ampliaron a partir de esos años.
los procedimientos de la Compañía del Mar del Sur fueron similares
a los de su antecesora francesa. Junto con el desembarco de los negros
le estaba permitido transportar cierta cantidad de mercaderías que se
juzgaban indispensables para atender las necesidades de los esclavos,
especialmente géneros. Con ese pretexto eran depositados en bodegas
de la Compañía crecidas cantidades de productos destinados al contrabando. Dionisio Alcedo dice al respecto: "... se supuso el falso presupuesto de una gran cantidad de abrigo para la desnudez de los negros,
pidiendo una leve extensión de permisoy licencia para llevar 50 toneladas
de bayeta. Debajo del aparente motivo de las 50 toneladas de bayoneta,
se habilitó otra ilícita e inacabable feria por el Río de la Plata, haciendo
conducto y puente esta autorización para la entrada de muchos navíos
por la conocida escala de la isla del Sacramento (la San Gabriel), colonia
de Portugal, perenne almacén de navíos ingleses para abastecer con
abundancia inexplicable, no sólo la provincia de Buenos Aires, Paraguay
y Tucumán, sino las de Chile y el Perú"(6).
Todo tipo de mercaderías producidas porlas ya florecientes industrias
inglesas llegaban en los barcos fletados por la Compañía: el principal
rubro: las telas, pero además: armas, cerveza, aguardiente, loza de
China, cuchillería, pólvora, sombreros finos, creas, medias de hombre y
mujer, relojes, hojalata, etc; todo esto de acuerdo con las constancias
15
dejadas en los pocos expedientes que con motivo de aquellas operaciones ilegales se tramitaron entonces.
Legalmente, las compras hechas a la Compañía debían ser pagadas
con cueros y sebo (la Compañía fue autorizada a cargar corambre que
recogía en la Banda Oriental); pero la plata y el oro del Alto Perú eran la
forma de pago que en mayor escala se utilizaba en las transacciones del
ilícito comercio.
Cuando en 1739 los ingleses se vieron forzados a abandonar el
Asiento de Buenos Aires quedaron establecidos estrechos vínculos
comerciales con los mercaderes de la ciudad que habían participado y se
habían beneficiado con las transacciones ilegales, muchos de ellos
prosiguieron sus relaciones actuando como agentes o socios encargados
de manejar los mismos negocios, por cuenta de los exportadores británicos. A las relaciones as( creadas se agregaron otras provenientes de las
posibles "iniciaciones" en la Masonería que pudo haber "cosechado" el
Caballero Took, representante de esa Institución, quien regenteó en los
años treinta el asiento de Negros de la Compañía de los Mares del Sur.
Esos lazos, materiales y morales, se reforzaron y ampliaron en el
curso de los siguientes años hasta que, ya en los últimos tiempos del
gobierno colonial, nos encontramos en Buenos Aires con grupos de
mercaderes porteños e ingleses perfectamente organizados y estrechamente relacionados que gozaban de gran predicamento en las esferas
oficiales y que se entendían secretamente con Gran Bretaña a través de
los cauces que les proporcionaba su mutua adhesión a la Gran Logia
londinense.
Ya veremos cómo la presencia de esa verdadera "sociedad" de
intereses y común orientación, actuante detrás el poder político, incluso
incrustada en él a través de algunos de sus socios nativos, tuvo poder
suficiente como para apartar a don Mariano Moreno de la Secretaría de
la Primera Junta Revolucionaria y de la dirección de la Gaceta de Buenos
Aires y de anularlo políticamente (otros, al parecer, se ocuparían poco
después de eliminarlo físicamente). Más tarde, aquella "sociedad" trató
de obstruir con todos los medios a su alcance, los proyectos y los avances
del artguismo en toda la extensión del antiguo virreinato, propuestas y
logros que, sin embargo, aunque anulado el caudillo, no pudieron ser
detenidos pese a la coalición de todos los instrumentos de que disponía
el imperio británico en la región platense.
Francia, por su parte, tuvo presencia importante en el Río de la Plata
a partir de 1700, a raíz del acceso al trono de España de un miembro de
la familia
borbónica (Felipe V), desde que al desatarse la guerra de
Sucesión, provocada por Inglaterra 'los franceses como aliados de
España tuvieron la oportunidad de ingresara¡ comercio con América y fue
16
así que la Compañía de Guinea pudo instalar su "asiento" negrero en
Buenos Aires lo que dio lugar a la radicación en la ciudad de muchos
súbditos galos.
La preponderancia que más tarde adquirió el comercio inglés no fue
óbice para que en materia cultural Francia continuara manteniendo su
prestigio y su presencia en la sociedad platense, como en el resto de
América, a través de los libros de los pensadores de la Ilustración,
también de la Masonería francesa. En la Logia Independencia se agruparon hombres que luego ocuparon lugares de primera fila entre los
luchadores independentistas. Por su parte los comerciantes de los Trece
Colonias que, como se vio, mantenían desde antes de su independencia
activos vínculos comerciales con lascolonias españolas, llegaron con sus
navíos al Río de la Plata a fines de los años 70. En 1777, barcos de Nueva
Inglaterra perseguían ballenas en aguas platenses (7) y pronto ejercitaron activísimo comercio ilegal en el que participaron ciudadanos de esa
nacionalidad radicados en Buenos Aires y comerciantes porteños y
montevideanos.
"Los tiempos emocionantes pero difíciles de 1789 a 1793 ofrecieron
posibilidades de mayor riquezay podera los americanos ambiciosos, con
propiedades y talento... el primer gran empresario de Buenos Aires, el
audaz Tomas Antonio Romero, quien superó a los viejos monopolistas,
mantuvo íntimas relaciones con virreyes y trató directamente con Boston
en un tiempo en que los grandes mercados de cuero en los Estados
Unidos e Inglaterra estimularon el deseo de aumentar las ventas no sólo
desde la Plata sino desde Venezuela y Brasil..." (8). En el tomo primero
de este trabajo se puede leer una circunstanciada información relativa a
un resonante episodio de contrabando descubierto en 1801 en el Río de
la Plata, en el que intervinieron como personajes centrales el citado
Romero y Tomas Halsey, comerciante anglo americano, que más tarde,
cuando desempeñaba el cargo de cónsul de su patria ante el gobierno de
las Provincias Unidas, se relacionó con José Artigas y tuvo destacada
participación en el comercio con la Provincia Oriental, especialmente en
el sistema de corso que el Caudillo organizó desde 1817.
También estuvieron involucrados en el sonado asunto otros comerciantes norteamericanos y muchos criollos y extranjeros que, radicados
en una y otra orilla, tendrían señalada actuación en el período
independentista. (9)
Unos años antes de estos sucesos, "el 20 de setiembre de 1776, José
de Galves informó al Gobernador de Buenos Aires que los angloamericanos debían ser admitidos en los puertos españoles bajo su propia
bandera; algunos llegaron en 1777, trayendo consigo harina y llevándose
carne salada a Cuba..." (10). En 1807 "Buenos Aires dominaba... el
17
comercio del Río de la Plata, Chile y Perú, y sus empresarios fuesen
españoles o criollos, traficaban con comerciantes norteamericanos,
incluso Deforest (que actuaba en la capital porteña como una especie de
encargado de asuntos comerciales de los EEUU) y empleaban navíos y
capitanes originarios de los Estados Unidos. Así, un residente español,
Julián Hernández Banuso, que se había puesto en contacto con mercaderes yanquis por medio de John Stoughton... hizo negocios en asociación con comerciantes de Lima y Montevideo, cargando en Boston, en
navíos de los Estados Unidos, destinados a Chile y Perú. Otros dos
residentes de Buenos Aires, Tomás O' Gorman... y Tomas O' Reilly,
empleaban fragatas norteamericanas" (11).
Anhur Whitaker sugiere que el principal beneficiario del comercio
neutral después de 1797 fue Estados Unidos, la más importante potencia
naval entre los países neutrales. Los norteamericanos obtuvieron grandes ventajas del comercio neutral, a medida que ampliaban sus contactos
con la América española, particularmente la Luisiana, las Floridas, Cuba,
Chile y el Río de la Plata.
"Inglaterra observaba cuidadosamente el creciente comercio de los
Estados Unidos. Los angloamericanos estaban vendiendo a la América
española artículos alimenticios, maderas, manufacturas y esclavos a
cambio de azúcar, café, índigo, cacao y otros productos de las colonias.
Regresaban a su país con grandes cantidades de dinero, lo cual continuaban haciendo aún después de la terminación de los permisos para el
comercio neutral el 18 de abril de 1799" (12).
En cuanto a su comercio con el Río de la Plata los navíos estadounidenses transportaban "cristalería, loza, canecas, telas de seda, paños,
bayetones, lienzos, medias, relojes de sobremesa y fierro" (13).
Después de la revolución de Mayo los barcos norteamericanos
multiplicaron su presencia en el Plata justificando así los temores trasmitidos por Lord Strangford a sus superiores en octubre de 1810 y reiterados
con motivo de la llegada a Buenos Aires el agente estadounidense Joel
Poinsset, en junio de 1811 (13 bis). El incremento de esas relaciones
comerciales que perjudicaban a los mercaderes británicos se acentuó
cuando, a partir de 1815, José Artigas puso trabas a los barcos ingleses
que hacían escala en Montevideo a los que se condicionaba su arribada
a que no llegaran con sus cargas a Buenos Aires, y se incrementó aún
más a raíz de las relaciones de aquel carácter que el artiguismo mantuvo
con el agente estadounidense Halsey principalmente en materia de
abastecimiento de las armas y otros artículos de guerra de que los
orientales siempre estuvieron necesitados.
Por cierto que también la actividad política desplegada ponlos agentes
comerciales estadounidenses en la América Meridional fue intensa a
18
partir de fines de siglo XVIII; al respecto el historiador chileno Gonzalo
Bulnes nos dice que en ese tiempo y a principios del siglo siguiente: "Los
buques bostonianos, que así se llamaba a las embarcaciones de las
excolonias inglesas, vendían efectos con retratos de personajes que
habían figurado en la gran guerra reciente, con alusiones a la causa que
habían hecho triunfar... y más eficaz que eso era el juicio que emitían en
cadaocasión que se presentaba, sobre el sistema vigente,adelante de los
colonos..." (14).
El Morning Chronicle, periódico liberal londinense, se mostró sumamente sensible al creciente poderde los Estados Unidos, particularmente
al desus comerciantes. Este asunto se hacía presente en otros periódicos
ypublicaciones de Inglaterra. Tanto en latierra como en el mar, los barcos
y las mercancías de los Estados Unidos predominaban sobre los británicos. "Los barcos estadounidenses eran conspicuos en todos los puertos
de la América española, extraían plata y dinero, propagaban sus ideas
políticas y ganaban la confianza de los rebeldes por medio de ayuda en
armas y municiones. Se veía con alarma el creciente expansionismo de
los Estados Unidosy los periodistas ingleses lo denunciaron con frecuencia" (15).
La prensa norteamericana mostró evidente interés "por la liberación
de América española... el periódico de Boston, The Columbian Centinel,
apuntaba en diciembre de 1811: "¡DE SUDAMERICA! ¡IMPORTANTE!,
Las últimas noticias de Sudaméria son sumamente interesantes desde
ambos puntos de vista, el político y el comercial, la independencia de esa
grande y rica porción del globo está ahora en disputa entre los ejércitos
combatientes, y si los independientes triunfaran, ¡qué nuevo y amplio
camino se abriría desde el punto de vista político ycomercial! La posesión
de las minas del Perú y la suspensión de la acuñación de dólares
afectaran por lo pronto al comercio y a la política de muchas naciones...
obtener lo que podamos y conservar lo que tenemos debiera ser por
consiguiente nuestra política" (16). Como vemos al apetito fenicio se
agregaba el apetito imperial.
En lo que se refiere a nuestro puerto, la llegada de buques
"bostonianos", ya fuera en actividades legales, ya de contrabando, fue tan
intensa en ese período que en algunos años llegó a superar con mucho
el número de los de cualquier otra nacionalidad.
Sergio Villalobos R., transcribe estos datos contenidos en la correspondencia del comerciante español Santa Coloma, radicado en Buenos
Aires, y relacionados con la importancia de la corriente mercantil que
vinculaba al Río de la Plata con Boston: "... en cierta ocasión, escribe
Santa Coloma en 1798, en sólo unos cuantos días entraron (al puerto
montevideano) nueve barcos norteamericanos... sus mercaderías eran
19
de las permitidas o prohibidas pero todas bajaban a tierra antes de que
concluyesen los expedientes..." (17) y enseguida: "Las introducciones de
efectos que aquí hemos tomado por la vía del Janeiro y americanos
pueden llegar a cinco millones de pesos y en estas introducciones se han
aprehendido y decomisado más de ochocientos mil pesos, sin duda
alguna. En el gobierno del señor Aviles ha sido un escándalo..:" (18).
Aunque ello signifique adelantarnos en el tiempo, para finalizar, voy
a transcribir algunos párrafos de una "relación diaria de los sucesos",
redactada por el Dr. Mateo Magariños y Ballinas durante el primersitio de
Montevideo; los juicios emitidos por Magariños nos eximen de comentarios: "También he propuesto al Virrey la salida de 27 buques americanos
que tenemos en el puerto porque créete de fe que son los más apasionados de los insurgentes... Acaba de venir el edecán del Sr. Virrey
avisándome que se está haciendo la orden para que los buques americanos que estén prontos salgan inmediatamente y que a los demás se les
señalará el término de veinte días y he contestado que le diga a S.S. que
con darse doce tienen suficiente..." (19).
B. LAS LOGIAS
Según las noticias que nosproporcionan Patricio Magüire y Alcibíades
Lappas, desde 1735 existió, sino masonería organizada, interesada
presencia masónica en Buenos Aires. En efecto, ese año se hizo cargo
de la dirección del Asiento de Negros de la Compañía de los Mares del
Sur el Caballero inglés Randolph Took quien traía además otro encargo,
este de carácter secreto, de una autoridad británica que no era la
compañía negrera.
Alcibíades Lappas nos dice al respecto que "a juzgar por los documentos encontrados en la ciudad de Buenos Aires y por otros existentes en
el Archivo de la Gran Logia de Inglaterra, ésta última, con fecha 17 de abril
de 1735, siendo su Gran Maestre Thomas, segundo vizconde de
Weymouth, designa al caballero Randolph Took, como Gran Maestre
Provincial para la América del Sud. Dado que la Gran Logia de Inglaterra
recién a partir de 1750 empezó a tener matrícula de sus miembros,
carecemos de mayores datos sobre el antes mencionado Took y los
masones que pudo haber iniciado en aquella época. Su nombre figura en
1730 como miembro de la Logia Emulación N° 21 de la ciudad de Londres,
cuya fundación data de 1723. En una nómina de Grandes Maestros
provinciales que aparentemente remonta a 1737, Took sigue figurando
con el referido título, así como las Logias fundadas por él que continuaban
en actividad, su nombre no figura en cambio en los registros del año 1750,
20
lo cual hace presumir que en el interín haya fallecido.
En la ciudad de Buenos Aires encontramos a Took, entre 1735 y 1737,
ocupándose aparentemente de negocios, ya que realiza varios viajes
entre la ciudad de Buenos Aires y la región del Caribe y Brasil..."
Sabemos que uno de losjerarcas de la Compañía que él representaba
era el duque de Norfolk, Gran Maestre y activo impulsor de las actividades
masónicas en el exterior de Inglaterra".
De lo dicho por Lappas se deduce que durante su actuación en el Río
de la Plata, Took pudo haber efectuado algunas iniciaciones y fundado
algunas logias; tenemos así ubicado el momento preciso en que la
masonería inglesa hizo pie en Buenos Aires.
Magüire, ampliando y corrigiendo la información del historiador recién
mencionado, nos dice:
"Lappas comete un pequeño error en cuanto a la época de su estancia
(de Took) en Buenos Aires que limita a 1737, cuando en realidad según
las constancias del Archivo General de la Nación, aún se encuentra en
Buenos Aires en 1741, preso desde 1739 a raíz de la guerra entre España
e Inglaterra. En 1741 fue embarcado para España" (20).
La verdad es que al no habernos proporcionado Lappas ninguna
información concreta acerca de los talleres que pudo haber fundado y las
personas que pudo haber iniciado Took durante su estadía en la ciudad
de BuenosAires debemosremitirnosa otro historiador de la Masonería,
Martín V. Lazcano, para conocer la primera noticia, que por cierto es
confirmada después por el propio Lappas, acerca de la actividad de una
Logia de adhesión francesa, Independencia, en la que según la versión
que ambos proporcionan habrían actuado los elementos más radicales
que después participaron en los trabajos revolucionario-emancipadores
de 1810; Mariano Moreno, Juan J. Castell¡, los hermanos Larrea, y Passo,
entre otros. Lazcano se ha referido a esa logia llegando a proporcionar
detalles del local en que habría funcionado y de la ubicación de éste en
la geografía porteña: "un viejo caserón al cual se llegaba por una
prolongada mina o subterráneo, cuya desembocadura hallábase en la
proximidad de la Residencia".
Sin embargo, otro historiador argentino, Juan Cantar, en un trabajo
del año 1942 manifiesta opinión absolutamnte contraria a la sostenida por
Lazcano aunque, porsupuesto, sin conocer las puntualizaciones efectuadas por Lappas en años muy posteriores.
En estos términos expresó Canter su posición: "Se ha atribuido validez a una logia llamada Independencia. Desde ya nos apresuramos no
a dudar, sino a negada rotundamente. Los documentos sobre los que se
ha amparado su extraña apariencia en el escenario revolucionario
carecen de toda autenticidad y no pueden resistir a los dictados de la
21
crítica analítica. Algunos autores se han hecho eco de concepciones
imaginarias, pretendiendo vincularla a la conjuración de los franceses,
cuyo proceso sirvió para dar cuenta de una gran alteración en el Río de
la Plata".
"En una cita, Cantar explica el origen que él atribuye a las aseveraciones de Lazcano, -que también compartió el sacerdote Bergeré Lafont"una novela bastante rara de ser hallada hoy, cuyo único ejemplar, que
puede consultar, forma parte del fondo bibliográfico de la Biblioteca
Nacional".
Por su parte, Lappas, en 1966, confirma la versión de Lazcano
respecto a la real existencia de la Logia Independencia en losaños90del
siglo XVIII, agregando valiosa información:
"Contrariamente a las afirmaciones contundentes de eruditos historiadores hemos podido comprobar como cierta la existencia en Buenos
Aires de una Logia denominada Independencia, fundada a fines del siglo
XVIII y que obtuvo Carta Constitutiva de la Grande Loge Générale
Ecossaise de France, cuerpo éste que fue absorbido el 8 de enero de
1805 por el Gran Oriente Francés, quedando la antes mencionada logia
en libertad de acción sobre su futuro".
Carter, nos da noticia de otra logia, esta de adhesión inglesa, cuya real
existencia no ha sido cuestionada; es la que se llamó San Juan de Jerusalen
de la Felicidad de esta parte de América, respecto a la cual Canter nos
dice: "En América la masonería comenzó a arraigarse en el siglo XVIII,
mas en Buenos Aires las primeras noticias que poseemos de ella se
remontan a 1804"(venimos de enterarnos del rechazo que este autor ha
manifestado respecto a la existencia de la logia Independencia, que
según sus sostenedores habría funcionado desde 1795) "no obstante,
prosigue Cantar, las informaciones otorgadas po rjuan María Gutiérrez,
existía la opinión arraigada de que los primeros talleres masónicos se
debían a la ocupación inglesa de 1806. El error procedía de Nuñez
(Ignacio) y de recuerdos de los hombres de la época que no podían
sospechar la existencia de la llamada "San Juan de Jerusalén de la
felicidad de esta parte de América", que fue objeto de denuncias,
pesquisas y procesos, preocupando el ánimo de las autoridades. Mas
debido a la intervención de una virreína débil a los halagos y prebendas,
el juicio y las actuaciones fueron suspendidas.
Gracias al anticuario don Francisco Pardo, a quien tanto debemos los
que nos ocupamos de estos estudios, he podido inquirir en un interesante
documento, rico en sugerencias e informaciones. Atribuyo su paternidad
a Ignacio Terrada. La referida pieza coincide en la parte general con las
informaciones de Gutiérrez, choca con ciertos detalles o las completa.
Efectivamente, mientras éste por medio de la correspondencia de dos
22
personas respetables e Buenos Aires, nos dice que la referida Logia tenía
su taller en el barrio de las Catalinas, por el documento aludido, podemos
puntualizar ahora que su sede era la casa de José Tabares. El fundador
de la logia fue el portugués Juan Silva Cordeiro, quien además era su
Venerable. Manuel Arroyo Pinedo actuaba de Tesorero y Juan Angel
Vallejos de secretado; Gregorio Gómez, de la renta de tabacos, pertenecía a ella, conocía el ritual y según el autor del documento "sabía beber
masónicamente". Cotidianamente comía en la fonda de los "Tres Reyes",
en una mesa redonda con varios extranjeros, quienes la frecuentaban
con asiduidad y a su vez abonaban el importe del gasto. Afirma además
que se cambiaban señales convencionales que eran perfectamente
correspondidas. Cabe destacar que no obstante su inquietud, se trataba
de personas espectables y de responsabilidad, y hasta pertenecientes
algunas de ellas a la burocracia colonial; el nombre de Arroyo y Plnedo
es suficiente probanza. En cuanto a Gómez, de la renta de tabacos, en
convivencia con extranjeros, su actuación huele a contrabando (..) La
Logia fue denunciada porun descuido de un criado de confianza o por una
circunstancia causal. De acuerdo a lo referido por Gutiérrez, por efecto de
las lluvias se humedecieron objetos y ropas rituales; sacadasafuera, sin
las debidas precauciones una "Capa magna"y ciertos mandiles"fueron
lanzados por efecto del viento ala vecindad. Cayeron en poder de una
mujer creyente, quien puso el hallazgo en manos del Capellan de las
Catalinas. Alarmado acudió éste al Obispo, el cual denunció el asunto al
Virrey.
Ante los instrumentos constitutivos como cuerpo del delito, se llamó
al Oidor Bazo y Berri a los efectos de un levantamiento del sumario
secreto a fin de descubrir la real existencia de la Logia. Las actuaciones
se iniciaron con la intervención del escribano Juan Corttei, desempeñando las funciones de escribiente el autor del documento, en su calidad de
empleado del actuario. En la propia morada de Bazo y Berd inicióse el
procedimiento comenzándose a tomar declaración a los testigos que
debían deponer en el sumario. Exiglósele juramento y reserva al escribiente, se le impuso, además, de las penas en que recaería si quebrantaba el juramento. Pero en el corazón del joven pesaron más los afectos
hacia el secretario de la Logia que todos los temores y los escrúpulos. No
fue esclavo del juramento y protegido por la noche oscura, sondeando
sombras y escurriéndose golpeó quedamente el aldabón de la casa de
Vallejos. Recibió éste con serenidad la noticia; hombre de recursos,
conocedor de las debilidades humanas, se dirigió a la casa de Cordeiro,
quien se sobrecogió de terror al tener conocimiento de las actuaciones.
Llamó el referido secretario a un dependiente, conocido con el nombre de
Barajas, ordenole retirar de una cómoda dos cajas conteniendo alhajas
23
cuajadas de brillantes.
Con el mismo Barajas, las remitió al Fuerte, instándole a que hablara
personalmente con la marquesa de Sobremonte e hiciera entrega del
presente a su nombre y al del señor Cordeiro, rogándole se dignara
aceptarlas y lucirlas el día de San Juan Nepomuceno, cumpleaños de la
virreina. Admitió la señora el presente, ostentándolo luego de manera
ufana pendiente de su cuello, en realidad premio y precio del silencio del
representante del rey en la colonia. Cuando tres días después retomó el
escribano a casa de un juez instructor, una orden del virrey ordenaba la
suspensión de los autos y entrega de los instrumentos probatorios. La
Logia pudo quedardesgarrada pero no muerta. Gracias al referido episodio su existencia no puede ser negada ante tres informaciones coincidentes".
Así finaliza Cantar el informe que nos proporciona sobre la Logia de
San Juan de Jerusalen descubierta en 18041a que, como es obvio, hubo
de ser fundada en años anteriores. El mismo autor en varias notas nos
acerca las siguientes noticias ampliatorias: "Cordeiro habría sido iniciado
en la logia Matritense de Madrid yascendido algrado 33 en Baltimore. En
lo que respecta a Gregorio Gomez, podemos decir que más tarde fue
miembro fundador de la Logia Lautaro, así nos lo asegura Calvo quien lo
alcanzó en la vida (Cfr. Carlos Calvo, Anales históricos de la revolución
de América Latina, acompañados de los documentos en su apoyo, París,
1864, t. 111, p. 103)", y otra: Zúñiga no adelanta mayores informaciones
y habla de un Marcelino Gadea, que no aparece en nuestro documento
(Cfr. Antonio R. Zúñiga, La Logia "Lautaro" y la independencia de
América, Bs. As., 1922, pp. 147-149) Lazcano no hace más que repetir
las informaciones de Gutiérrez (Cfr. Martín V. Lazcano, Las sociedades
secretas, políticas y masónicas en Buenos Aires, Bs. As., 1927, t. L, pp.
105-107). Enrique Martínez en sus observaciones a Nuñez, sostiene que
Sobremonte no se atrevió a adoptar ninguna medida ante el número de
funcionarios que pertenecían a la masonería. Anota además que
Sobremonte se limitó a solicitar instrucciones a la Corte, mas el secretario
Gallegos que era masón hizo desaparecerla indagatoria sumaria. Como
se habrá podido apreciar Martínez no conocía cabalmente lo ocurrido con
la virreina! (Cfr. Enrique Martínez, Observaciones hechas a la obra
póstuma del señor Ignacio Núñez, titulada Noticias históricas de la
República, en Revista Nacional t. XXXV, p. 125)".
Otros autores, además de Canter y aquellos que él cita, se ocuparon
de la logia en cuestión y de la personalidad de su Venerable, el portugués
Cordeiro. Uno de ellos fue el propio general oriental don Enrique Martínez
quien agrega, en un informe de 1853, más datos a los que venimos de
conocer; otro es Patricio José Maguire quien nos dice "en Buenos Aires
24
(funcionaba) la logia San Juan de Jerusalen, primera logia de cuya
existencia no quedan dudas, que era dirigida porun 'caballero portugués
llamado Juan de Silva Cordeiro... un hombre que dominaba varios
idiomas" que debió fugar de Portugal por ser apóstol ferviente del
liberalismo..." 'perseguido porlos esbirros de la Inquisición". Luego de
viajar por España y Estados Unidos, se asienta en Brasil, y más tarde lo
encontramos en Buenos Aires por motivo comerciales, inclusive como
capitán de barco fletado por don Martín de Alzaga. (..) Silva Cordeiro
obtiene licencia (patente constitutiva", según el léxico masónico) para
establecer una logia en Buenos Aires, de una Gran Logia en los Estados
Unidos".
Respecto a esa "patente constitutiva", mientras Lappas afirma que fue
expedida por la GranLogia
de Maryland, Antonio R. Zúñiga otro
historiador oficial de la Masonería argentina y Albert Mackey "quien fuera Gran
Secretario de la Gran Logia del Supremo Consejo de Charleston" aseguran
que la misma fue otorgada por la Gran Logia de Pensylvania.
Vamos ahora a conocer la existencia, en años posteriores del siglo
XVIII, de otras logias masónicas, éstas creadas durante las invasiones
inglesas, no sólo en Buenos Aires sino, al parecer, también en el interior
del virreinato del Río de la Plata.
Es aquí donde corresponde transcribir el informe que en el mes de
octubre de 1853 escribiera Enrique Martínez a solicitud de Andrés Lamas,
interesado éste, en conocer los antecedentes de la acción masónica en
el Río de la Plata. Este es el texto de la respuesta de Martínez: "Desde una
época remota, existían Masones en el Río de la Plata, tanto que llamó la
atención a la Corte de Madrid, e hizo encargos fuertes al Marqués de
Sobremonte (entonces Virrey) para perseguidos, cuyas disposiciones se
dictaron en los años 4 y 5; pero perteneciendo a ella el Secretario del
virreinato Gallegos, cruzó toda medida que se quiso dictar sobre la
Sociedad, a tal extremo que unas noticias muy reservadas que daba
Sobremonte, respecto a ello, Gallegos sustrajo la nota. De modo que no
habiendo llegado a manos de la Corte aquella, no pudo dictar ninguna
medida, débese advertir que Sobremonte no se atrevió a tomar ninguna
medida, porque los avisos que había recibido, eran que a la Sociedad,
pertenecían desde los Oidores hasta los últimos empleados, así civiles
como militares, a más de la parte comercial. En este intermedio vino la
invasión de los ingleses, y prisionero Berresford, se le trasladó a la
Guardia de Luján, y allí se hizo conocer por los signos masónicos del
señor D. S. P. (Don Saturnino Peña) y en sus ratos de ocio le indicó que
su expedición no había tenido otro objeto que promoverla Independencia
de esta parte de la América Española. S. P. (Saturnino Peña) comunicó
el pensamiento a N. P., H. V., a C., D., B., M. B. (Nicolás Peña, Hipólito
25
Vieytes, Castelli, Donado, Berruti, Manuel Belgrano) y algunos otros.
Todos esos Ss. pertenecían a la Sociedad Masónica, pero tratándose de
la independencia de América, formaron una sociedad separando a los
españoles. Esta empezó sus trabajos haciendo fugara Berresford, pues
éste les aseguró que la expedición que debía llegara Montevideo serviría
sólo para proteger sus trabajos; mas esto no tuvo el resultado que se
esperaba, así fue que derrotados los ingleses, y ocupada Montevideo por
las tropas Españolas, Liniers persiguió a .P. y N. P. sin poder descubrir
nada. La sociedad continuó sus trabajos y adelantaba en ellos cuando
estalló el 1º de Enero de 18091a revolución encabezada porAlzaga, con
los Españoles. Su objeto ostensible era quitara Liniers, pero su plan era
separar esta parte de América, haciéndola una monarquía española, es
decir, con Monarca que fuese parte integrante deja España Europea. La
Sociedad americana que comprendió era preciso luchar para no perder
su posición, consiguió que los S. se decidiesen a sostenera Liniers y fue
disuelta la revolución a más de la Sociedad. Desde ese momento la
sociedad Americana, fue preparando la revolución del año f Opera lo que
trajo a su seno, la mayor parte de los jefes que mandaban Cuerpo y todo
siguió bajo su dirección hast a el año 12, en que llegaron de Europa S.,
A., Z, C. (San Martín, Alvear, Zapiola y Chilavert) que traían encargo de
establecer la Sociedad de Caballeros Racionales, cuya fundación ya
había sido hecha en Santa Fe de Bogotá. Esta Sociedad tenía el sólo
objeto de promover la Independencia de todas las secciones de la
América española y unirse de un modo fuerte para repeler la Europa, en
caso de ataque. A esta Sociedad se incorporaron todos los Masones, y
toda la Parte Civil Militar, Eclesiástica y el Comercio, y se ramificó con tal
velocidad que ya nada se hacía en las provincias sin que fuese acuerdo
de ella. Mas era preciso que sobreviniera un mal por pretensiones y así
sucedió. A. (Alvear) quiso andar más adelante y pidió se le dejase hacer
(..) y ese fue el tropiezo que trajo un desquicio y la sociedad suspendió
sus trabajos, por haberse desbaratado.
S. (San Martín) que era el Venerable y no estaba en Buenos Aires
trasmitió sus poderes y volvió a reorganizarla Sociedad. Esta hizo que se
reuniese el Congreso en Tucumán y declararse la Independencia y
nombró a Pueyrredón su Director (...) Terminada el año 20 se reformó en
Buenos Aires la sociedad Carbonada y esta duró dirigiendo los destinos
del país hasta que se concluyó la Presidencia de Rivadavia. Después de
esa época no he conocido más sociedad que la que se reunía en el
Hospital de Caridad, y cuyos antecedentes y trabajos supongo que Ud.
conoce mejor que yo.
He dicho a Ud. lo que conozco de la sociedad yporlo tanto la influencia
que ellas han tenido la influencia que ellas han tenido en nuestros
26
negocios de independencia y demás. No es un trabajo como Ud. podría
deseado pero sí es una verdad sin reproche".
Está probada la realización de trabajos masónicos de iniciación y
creación de logias por parte de los miembros de las Logias militares que
actuaban en el seno de algunos cuerpos del ejército británico que
participaron en las invasiones de 1806 y 1807.
Al respecto se conocen, además de las noticias que proporcionan los
memorialistas y cronistas de la época, los documentos masónicos
dejados en Buenos Aires al tiempo de la rendición y evacuación de los
invasores. Cantar y Maguire reproducen dos de esos diplomas en los
trabajos que he citado. Canter proporciona los nombres de las nuevas
logias creadas en Buenos Aires en aquella oportunidad y menciona las
relaciones masónicas que entonces entablaron los hermanos británicos
con residentes porteños: "El portugues Cordeiro contribuyó al florecimiento de la masonería, extendida por los ingleses cuando se hicieron
dueños de Buenos Aires. Una de las logias era la llamada Estrella del Sur;
otra la conocida con el nombre de Hijos de Hiram. Saturnino Rodríguez
Peña y Manuel Aniceto Padilla pertenecieron a la primera.
No deja de ser curioso que cierto diploma en blanco de logia inglesa,
orlado con raros ornamentos y alegorías, no especifique nombre sino
número de logia con registro en Irlanda. Los nombres de las referidas
logias inglesas serían accidentales dependiendo todas de un Gran
Oriente directriz. (..) Las logias se multiplicaron entonces, no sólo en
Buenos Aires sino en el interior. Mediante ellas los invasores derrotados
procuraron el desarrollo de las ideas emancipadoras, a fin de llevara cabo
la desviación de su plan: la independencia, ante la imposibilidad de la
ocupación. Al fin y al cabo lograban su finalidad primaria, la conquista de
los codiciados mercados. A tal punto llegó la propaganda yla proliferación
de las logias que se las estimó demasiado peligrosas y fue necesario
coartadas. La imprenta de los Niños Espósitos dio entonces a publicidad
un curioso impreso combatiendo a la masonería, fiel testimonio de cómo
había incado raíces" .
La verdad es que, como lo señala Cantar, las autoridades virreinales
se vieron conmovidas y se preocuparon al percibir la multiplicación de la
actividad masónica, sobrevenida en el Río de la Plata a raíz de las
invasiones inglesas.
El historiador argentino Juan María Gutiérrez dio a conocer un
catálogo de las publicaciones salidas de la prensa de la imprenta de los
Niños Espósitos; en esa relación se incluye un folleto, editado en 1808,
conteniendo tres cartas en que se denuncia y combate a la Masonería.
Onsari nos proporciona resumen de su contenido:
"De acuerdo con la primera de estas cartas las dos bases del edificio
27
masónico son la libertad y la igualdad, como lo prueba la palabra hermano
con que se tratan los masones. Pero esta libertad e igualdad -sigue la
misma carta-no tienen porfundamento el sentirreligioso, sino el espíritu
revolucionario que condujo al patíbulo al mejor de los reyes de Francia".
Siguen a esta afirmación tortuosas explicaciones sobre los misterios de
la masonería, su pretendida antigüedad, los terribles juramentos para
asegurar el secreto y sus iniciaciones según el progreso de los grados,
desde el de aprendiz hasta el de Rosa-Cruz, para concluir deduciendo
que el fin último y secreto de los francmasones consiste en derribar los
altares y destruir los tronos.
En la segunda carta se considera el origen de los masones y,
lógicamente, el autorse amaña para concederles la cuna menos honrada
posible, según su manera de comprender la historia. Les niega la
pretensión de descender de los artífices de la Torre de Babel, de las
pirámides de Egipto, del Templo de Salomón; no puede concederles por
mayores a los sabios ytilósofas de la antigüedad, yse decide porhacedos
hijos de los Templarios... 'aquellos caballeros que al tiempo de su
recepción renegaban de J.C., pisaban su cruz y la llenaban de esputos...
que arrojaban a las llamas los hijos que nacían de un Templario... y que,
bajo pena de los castigos más terribles, le obligaban a no violarjamás sus
nocturnos misterios".
La carta tercera pasa revista a las providencias dictadas por los
poderes temporales y por el de la Iglesia contra la "secta de masones".
Las dos últimas bulas que menciona son las del 28 de abril de 1738 y del
18 de mayo de 1751, correspondientes a los pontificados de Clemente XII
y de Benedicto XIV, y tanto en una como en otra se ordena y decreta que
"las sociedades, juntas, congregaciones y conventículos de Franc-Masones sean proscriptas y condenadas", etc., etc. Cita también un decreto de
Napoleón 1, dado en julio de 1804, según el cual y en aquella época
quedaban abiertas las logias masónicas en Francia con determinadas
restricciones, y con la condición de que todo funcionario público o militar
que quisiera incorporarse a alguna de ellas no pudiera hacerlo sin previa
licencia del Emperador, quien se reservaba el derecho exclusivo de abrir
o cerrar todas las logias y de excluir o admitir personas en ellas sin dar
razón alguna de estas medidas.
La reimpresión de estas cartas en 1808 se explica, si tenemos en
cuenta que, después de las invasiones inglesas, empezó a cundir
considerablemente en Buenos Aires el espíritu de asociación masónica".
Encontramos más información acerca de la actuación de las logias
militares inglesas en el Río de la Plata en el antes citado documento
masónico de Montevideo en el que leemos:
"Sobre estas logias irlandesas el Resp. 'H'. Henry Daniel, ex Venera-
28
ble de la Res. 'Augs.'. Logia Acacia"que actúa en nuestra capital bajo los
auspicios de la Gran Logia de Inglaterra", en un importante informe de
fecha 19-7.937, que nos fuera fraternalmente cedido por un muy Resp.
'H'que fuera Gran Secretario de dicha Aug.'. Logia Acacia", manifiesta:
Hace unos 130 años ' 1807) existían cuatro logias militares bajo la Gran
Logia de Irlanda, ligados a cuatro regimientos del ejército británico. La
Logia N'227 estaba con el 46"Regimiento de infantería, la NO 192 con el
NO 47, la ° 218 con el N° 48 y la N° 895 con el 71 % de Highlanders.
Alas logias militares irlandesas se les permitía iniciar civiles, cosa que
estaba prohibida a las otras logias militares bajo la Gran Logia de
Inglaterra, y estas cuatro logias irlandesas fueron responsables de las
actividades masónicas que se conocen en Uruguay, Argentina yAustraIfa.
La logia 895, con el regimiento N° 71 de Highlanders, vino a Buenos
Aires con la poco atortunada expedición británica enviada a tomar las
Colonias españolas del Río de la Plata. Esta logia inició a varios colonos
en Buenos Aires. Se dice también que instrumentó en la formación de dos
logias en esa ciudad, Estrella del Sur e Hijos de Hlnam. Los adornos,
insignias, junto con varios documentos y
certificados de la Logia 895, se encontraron en la Fortaleza reconquistada cuando las tropas británicas evacuaron la plaza y más tarde se
encontraron como adorno en la Iglesia de la ciudad. Un hermano que llegó
a encontrarlas las adquirió y devolvió. Esta logia cesó en 1835'.
LOGIAS V MASONES EN LA BANDA ORIENTAL
El documento que venimos de leer nos revela un hecho hasta hoy
desconocido por la historiografía que se ha ocupado del tema en examen;
el mismo está relacionado con la actuación, en Montevideo, de una de las
ya mencionadas logias itinerantes irlandesas. Esa información está
avalada por un documento masónico expedido por esa entidad. Veamos
lo que se dice en el inédito relato, que de ellá nos da noticia más amplia,'.
La Logia irlandesa con el regimiento N° 47 de infantería, también
formaba parte de la expedición y vino a Montevideo en 1807 Las Tropas
españolas no gozaban de mucha simpatía fuera de los, muros de la
ciudad, algunos colonos españoles fueron iniciados por esta logia: En
nuestra logia figura un certificado de iniciación expedido por la logia N°
192 al Hermano Miguel Furriol, iniciado en la logia en 1807, habiendo sido
presentado el certificado a la logia Acacia por su nieto (en ocasión del
centenario de Acacia, en 1912)". Hasta aquí el relato del "herrüarió"Daniel; prosigue
a las autoridades del la Gran Lógfá del Uruguay) ppr nuestCa.,'p~ilé:
29
expresamos que copia fotográfica del citado certificado nos fue cedida
por un activo miembro de la Logia 'Acacia" y que durante lárgo tiempo
estuvo expuesto en el Hall del palacio Masónico; que del estudio de dicho
certificado se deducen dos comprobaciones: la primera es que la activídad masónica, organizada en la Banda Oriental tuvo origen en esta logia
denominada "Logia de Montevideo" y la segunda que el primer masón
iniciado en ella fue el H.' Miguel Furrio¡, el 18 de julio de 1807, Lucis 5807.
Fue su nieto, el ¿L' y Pod.'. Miguel Furriol, Gdo. 33, Gran Lugarteniente y
gran Maestro de nuestra Obediencia quien entregó dicho histórico
documento a nuestra hermana la logia `Acacia" que lo conserva como
preciado tesoro".
La fecha que se consigna en el primer documento conocido de una
"iniciación" masónica operadaen la BandaOriental podría explicarnos el
motivo que decidió a los numerosos "hermanos" que en 1830 ocupaban
los primeros cargos de gobierno en la novel República independiente, a
elegir el 18 de Julio para proceder a la jura solemne de la primera
Constitución del Estado Oriental del Uruguay. El texto, totalmente manuscrito, del mencionado certificado que expidió en Montevideo la logia N°
192, exhibe este encabezamiento: A la izquierda, un sello en el que
alrededor de un libro abierto sobre el que están dibujados un compás y
una escuadra superpuestos, hay un texto ilegible, y a todo lo ancho de la
hoja otro texto en inglés que dice: "Lodge N'. 192, Helding His Magestys
47th. Regiment (signos incomprensibles)" y debajo: "Principious el Finis".
Debajo de este acápite va el cuerpo central del documento redactado
en inglés y castellano, que dice:
'A todos los verdaderos Noachides iluminados en los misterios
sagrados de la Cábala Divina en que ésta se presenta CERTIFICAMOS
de nuestra parte como el portador nuestro hermano D'Miguel Furriol, fue
introducido y hecho en nuestra Logia Ng 192 debajo en el Registro de
Irlanda, quien después de un perfecto conocimiento en los dos grados de
la Masonería fue elevado al digno y honrado grado de MAESTRO. Por
cuias consideraciones lo recomendamos a todos y en particular a cada
una de nuestra fraternidad, a fin sea atendido y respetado como tal
MAESTRO que es, porque en su caso hizo cuanto pudo en favor de la
Masonería, guiándose siempre sin vacilación y con los límites del honor.
El testimonio de lo cual lo sellamos al margen de este certificado con
el sello de nuestra Logia.
Dado debajo de nuestra firma por nuestra Logia de Montevideo a 18
de Julio del año del Señor de 1807y Lucis 5807". Siguen firmas ilegibles.
Conozco otro relato, elaborado en alguna logia montevideana, que
alude extensamente a la logia de Montevideo de 1807; sin embargo, por
parecerme demasiado imaginativo y no tener el apoyo de documentos
30
fehacientes, omito su transcripción.
Como detalle ilustrativo de las actividades desarrolladas por los
masones ingleses en el corto lapso de su permanencia en Montevideo
transcribiré la escueta noticia, que en relación con alguna de ellas,
proporcionó a los habitantes del puerto el periódico bilingüe Estrella del
Sur (editado por los ocupantes), en su entrega NQ 7 del 4 de julio de 1807.
Debajo del acápite: "Sábado junio 27 de 1807"leemos: "El miércoles
24 del ocrriente se celebró en esta ciudad el día de San Juan Bautista por
el cuerpo de Francmasones". Sin duda refiriéndose a esa celebración
Isidoro de Marfa en sus "Crónicas" de Montevideo asegura que los
miembros de la logia desfilaron por las calles de la aldea luciendo los
atuendos ceremoniales de la Orden.
Por cierto que desde años antes, desde principios de siglo (1801)
habían llegado a Montevideo algunos comerciantes, que utilizaban en las
rúbricas de sus firmas elementos simbólicos característicos de la Institución Fraternal. Uno de ellos, el francés don Luis Goddefroy, más tarde
miembro fundador de la primera logia documentada de adhesión francesa (Les entants du nouveau monde), 1827, usaba los tres puntos entre
dos barras paralelas; otro fue Joaquín de la Sagra y Periz, natural de
Galicia, quien, en tiempos de la ocupación militar luso brasileña (18221829) integró el cuadro lógico de la Perfeita Amizade yposteriormente fue
miembro destacado de la antes mencionada logia francesa.
La actuación ciudadana y masónica de de la Sagra se prolongó hasta
bastante avanzada la vida del estado independiente, donde ocupó altos
cargos en el poder judicial así como en organizaciones de la Orden
Fraternal. Este personaje utilizó en la rúbrica de su firma un signo reticular
que al presente caracteriza un alto grado de la Masonería del rito
escocés. También empleó ese signo, acompañado de los clásicos tres
puntos, el comerciante mahonés Francisco Juanicó, otra figura relevante
de la Masonería montevideana, miembro de la Logia lecorista y partícipe
de los trabajos ¡atómicos en el tiempo de la patria independiente. Aun
antes, en los últimos decenios del siglo XVIII, un no escaso número de
españoles y criollos, miembros destacados de los círculos dirigentes de
la sociedad montevideana, -cuyos hijos o ellos mismos figuraron más
tarde como miembros de logias regulares-, agregaban a sus firmas
alguno de aquellos signos distintivos. Igual cosa ocurrió con algunos
médicos y cirujanos actuantes en el medio, tales Salvador de Mandout
(1773), Ramón Gómez (1776), Vicente Verdú (1780), Francisco Martín
(1756) y Santiago Carsín (1775); este último empleó los dos signos. Todo
lo expuesto, prueba laexistencia en nuestro medio de elementos afiliados
a la Orden Fraternal que pudieron o no actuar orgánicamente, pero cuya
sola presencia constituye demostración de lo temprana que fue la
31
existencia de adeptos a la Institución Masónica que se movieron en
nuestra sociedad colonial, que, precisamente, recién comenzó a adquirir
vitalidad y organización a partir de esos años (1776; expedición de
Cevallos, instalación del virreinato, Reglamento de libre Comercio). (21)
CONCLUSIONES
Ha quedado así documentado y explicado el temprano y permanente
interés que manifestaron las grandes potencias de la hora, -Inglaterra,
Francia y los jóvenes Estados Unidos de América del Norte-, en afirmar
unos e incrementar otros sus relaciones comerciales con la comarca
platense.
Penetración económica, también en el caso de Gran Bretaña frustrados intentos de ocupación física, que se viabilizó a través del comercio
legal e ilegal, y penetración ideológica de que se encargaron principalmente las logias de las respectivas adhesiones.
Fue Gran Bretaña la potencia que pese al fracaso de sus ejércitos
obtuvo las mayores y más firmes ventajas, tanto en el campo de los
negocios como en el político ya que, porejemplo, se debió principalmente
a la gestión de Lord Strangford, el procónsul inglés afincado por entonces
en Río de Janeiro, la caída del primer Secretario de la primera Junta
Revolucionaria. El radicalismo de don Mariano Moreno, su decisión de
declarar en la primera instancia la independencia de estas colonias, su
propuesta de gobierno republicano y federal, su proyecto de llevar la
revolución a los territorios del antiguo virreinato e incluso más allá de esas
fronteras hasta el propio territorio portugués, constituían seria, profunda
perturbación para la política global que en ese momento sostenía Gran
Bretaña. Apoyar, aún consentir, que pudieran prosperar los planes
revolucionarios contenidos en la propuesta morenista, hubiera significado en ese momento para Inglaterra: enajenarse la voluntad de Portugal
y de España, las aliadas más necesarias con que contaba en la guerra
que sostenía con Napoleón Bonaparte y además representaba el riesgo
de que Francia pudiera asumir, a solicitud de los hispanoamericanos, el
papel de sostenedora de la lucha independentista que Gran Bretaña
había promocionado, aunque en muy distintas circunstancias.
Ahí tenemos la clave que explica la abrupta separación de Moreno de
lodos los cargos que detentaba enel gobierno revolucionario,
quizá
también la explicación de su misteriosa muerte en alta mar a bordo de un
buque británico.
Tal como se ha expuesto, era la situación política en el Río de la Plata
al tiempo que José Artigas asume el liderazgo del pueblo oriental, alzado
32
en armasen Mercedes el 28 de febrero de 1811 en apoyo de la lucha por
la emancipación americana cuyo centro político y militar en la América
Meridional radicaba en Buenos Aires, centro éste también en la actividad
de los agentes ingleses que actuaban en la región platense.
Sabiendo lo que ocurrió a don Mariano Moreno y las causas de su
infortunio, podemos adelantarnos a sospechar algunas de las causas que
generaron los obstáculos que encontró José Artigas en el corto, intenso
tiempo de su actuación como jefe revolucionario primero, luego como
gobernante de su Provincia natal y Protector de las Provincias de la
efímera liga que comenzó a organizar.
En efecto si comparamos las propuestas de Mariano Moreno, sus
proyectos para la institucionalización del Estado, sus planes de extender
la revolución, vemos que cada paso que dé Amigas para llevar adelante
el que llamó "sistema americano", porseridéntico el objeto al propugnado
por Moreno, choca contra la política británica de aquel momento, así
como choca a los intereses del comercio británico el estado de permanente conmoción en que las actividades de José Artigas colocaron a la región
y, más aún, las trabas que en 1815 puso al comercio de aquella potencia
y el creciente relacionamiento que logró establecer con el Caudillo
Oriental el encargado de los asuntos comerciales norteamericanos,
Tomas Halsey.
José Artigas, podremos comprobarlo en su oportunidad, será la
segunda gran víctima que cobró en el Río de la Plata la diplomacia del
imperio británico, después tocaría el turno a Juan Manuel de Rosas y más
tarde, al pueblo paraguayo aplastado por la misma alianza de intereses,
orquestada desde Londres, que había derribado a Mariano Moreno, José
Artigas y Juan Manuel de Rosas.
2. LAS VÍSPERAS DE MAYO DE 1810
Fue en el período comprendido entre los años 1805 y 1807, bajo la
presión de los sucesos que ocurrían en la Europa convulsionada por la
acción napoleónica, cuando en el conjunto de las preocupaciones comunes que afectaron a los españoles peninsulares y a los criollos, se
comenzó a insinuar en la capital virreinal la presencia de los diversos
sectores de opinión en que al final vendría a dividirse el ambiente político
porteño. Simplificando, puede decirse que fueron tres los grupos cuya
presencia puede detectarse en la ciudad al menos desde el año 1805: los
españolistas cuyo principal centro de actividad radicada en el Cabildo,
siendo don Martín de Alzaga su rector indiscutido, y, por otra parte, los
criollos separados en dos grupos en función de sus respectivas adhesio-
33
nes alas dos logias existentes en la ciudad o, en el caso de los "profanos",
a sus relaciones con los miembros de alguno de esos núcleos, el
dependiente de Londres, partidario de la solución monárquica
constitucionalista, el de adhesión francesa partidario de la republicana.
Los éxitos logrados en oportunidad del rechazo de la primera invasión
inglesa fueron capitalizados por aquel sector de opinión que lideraba
Martín de Alzaga y que estaba integrado, salvo pocas excepciones, por
los cabildantes, y funcionarios, militares y principales comerciantes
españoles europeos. Más adelante, cuando los miembros de ese "partido" se enfrenten a los sucesos que comprometen su lealtad a la patria
nacimiento, a sus intereses económicos, a sus perspectivas de futuro, a
su orgullo español, que todos esos factores mueven las decisiones de
hombres, unos, la mayoría, van a oponer tenaz resistencia a los trabajos
revolucionarios y más tarde a las autoridades surgidas de los hechos de
Mayo de 1810, mientras otros, los menos, formados en las logias,
estuvieron en los primeros puestos de la acción revolucionaria tales:
Domingo Matheu, Esteva y Llach, Miguel Esquiaga y tos Larrea.
Vamos a remontarnos pues al año 1805 para conocer brevemente
sucedido entonces. Ello importa porque el saberlo facilita la comprensión
del proceso posterior; también porque en su causa inmediata, que radica
en Europa, encontraremos la explicación del hecho de que, en un primer
momento, sean los propios hijos de España quienes en Buenos Aires
compartan con los criollos, a veces a la vanguardia, la responsabilidad
las acciones que afectaron directamente las bases políticas y reales del
sistema.
Sobrevenido, luego del reinado progresistade Carlos ti¡, el malgobierno
de lo que la propia reina María Cristina llamó, con desenfado, "la santísima Trinidad en la tierra", a la humillación que para el orgullo español
debieron significar las lamentables y no disimuladas irregularidades que
ocurrían en las propias habitaciones reales, y las generalmente
desacertadas medidas de gobierno de Godoy, el Príncipe de la Paz (el
otro integrante de la celestial Trinidad) se agregaron, completando el
cuadro desmoralizador, las sucesivas crisis económicas provocadas por
las guerras en que España se encontró mezclada y la influencia que la
Revolución Francesa ejerció sobre los afiliados a las logias españolas.
Todo ello dio lugar que, junto con el incremento de las críticas al sistema
absolutista y la propaganda de los constitucionalistas, surgiera entre los
masones "irregulares" una corriente radical que en 1795 preparaba un
levantamiento republicano. Sus principales cabezas, los profesores
catalanes Picornell, Lax, Cortés y Andrés, fueron procesados, desterrados a América yencerrados en las prisiones del puertodela Guayra desde
donde, mediante vínculos 'Yraternales", ayudaron a los conspiradores
34
Gual y España.
En los propios círculos superiores de la sociedad española existía
plena conciencia acerca de la errada política mantenida por la metrópoli
en sus relaciones con sus colonias americanas; esto queda de manifiesto
en los siguientes párrafos de una Proclama que, en 1810, emitió el
efímero Consejo de Regencia:
Desde este momento, españoles americanos, os veis elevados
dignidad de hombres libres; no sois ya los mismos de antes, encorvados
bajo un yugo mucho más duro mientras más distantes estabais del
del poder. mirados con indiferencia, vejados poda codicia, y destruidos
por la ignorancia".
También ilustran al respecto algunos conceptos vertidos en una
correspondencia que el 12 de marzo de 1811, remite el poderoso
comerciante gaditano Manuel Ferrer Sanz a don Miguel Vilardebó:
¿Cuáles son las quejas que puden tener los criollos en calidad
tales contra los españoles quienes no ignoramos el cetro de hierro
ha oprimido en estos tres últimos siglos?; pero, acaso hemos sido
tratados nosotros, muy por el contrario pues hemos sido los primeros
disfrutarlas plagas o infatuación que un gobierno tiránico ha derramada
sobre nosotros" (22)
Tales críticas, ese resentido reconocimiento de los males sobrevenidos a España y sus posesiones como consecuencia de la desajustada
conducción de sus gobemantes absolutistas que se simboliza con
alusión al cetro de hierro", se manifestaron, con mayores motivos
medio colonial.
Contribuyeron a avivar el fuego del descontento y la conspiración:
incremento de la correspondencia mirandista y la actividad de los agentes
británicos que bajo el pretexto de preocupaciones científicas llegaron
este tiempo a la América hispánica, "Inglaterra preparaba el camino
su planeada invasión. Miranda, que desde el principio del siglo organizaba políticamente a sus 'hermanos' que viajaban a Londres y agitaba
conciencias en América, escribe ahora siduamente a sus 'cofrades'
americanos".
Figura en el Tomo XVI de Archivo Miranda, un documento muy
extenso, elaborado en el lapso previo a las invasiones, en que constan
datos circunstanciados acerca de población, defensas militares, producción, número de milicias y otras informaciones muy significativas,
ellas referidas al Río de la Plata, lo cual, además de demostrar el interés
concreto que despertaba la región en los medios masónico-políticos
Londres, son prueba de la existencia aquí de bien informados colaboradores.
Es a partir de 1804 que se encuentran constancias del arribo al
35
de agentes especiales enviados por la Gran Bretaña para preparar el
camino de sus aventuras militares de los años siguientes.
Los casos más notorios son los del Coronel irlandés Santiago Burke,
quien encubría sus verdaderas actividades bajo el pretexto de "indagaciones científicas"y el minerolog¡sta John Mawe. Aquel en Buenos Aires,
éste en Montevideo, establecieron durante su estadía, contacto estrecho
y afirmaron amistad con destacados elementos francmasónicos del
ambiente.
Burke se relacionó con los hermanos Rodríguez Peña, con Castell¡
otros "¡niciados", tal comolo confirmarían posteriormente, con motivo
su segundo viaje a Buenos Aires en 1809, el agente múltiple Felipe
Contucci y don Saturnino Rodríguez Peña. ste último en una de las cartas
secuestradas por las autoridades españolas con motivo del "caso
Paroissien", anunciaba a su "hermano" el Dr. Juan José Castell¡:
"Muy en breve tendrás el gusto de ver en esa a tu antiguo amigo don
Santiago Burke quien se halla en ésta próximo a pasara esa con los más
vivos deseos de realizarla comisión reservada que motiva su viaje y que
en substancia es muy poco diferente de la que antes tuvo".
Por su parte Mawe llegó a Montevideo en 1806, poco antes de la
primera invasión, y a su misión y vinculaciones, a las que se hará
referencia más adelante.
Sin duda estos personajes vinieron al Plata con el propósito de
entablar relaciones personales con elementos que, por otros cauces,
eran conocidos en Inglaterra comoconfiables y proclives, sino ya actuantes
en pro de la emancipación y, también a traer la propaganda que fue
distribuida desde Buenos Aires a todo el virreinato. Es evidente que
aquellos hombres ten ¡en la "comisión reservada" de preparar el ambiente
que facilitara la expedición militar ya decidida, prometiendo a las personas con quienes se vincularon que las tropas inglesas no vendrían con
intenciones de conquistas territoriales, sino con el objeto de apoyar los
planes de independencia que sus interlocutores ya tenían en mente.
Lo cierto es que los acontecimientos ocurridos después de la estadía
de Burke en Buenos Aires hacen pensar en la existencia de un plan
concertado para desestabilizar la situación política del virreinato
viabilizando así la acción de los conquistadores. Tales trabajos se vieron
facilitados por la carencia de noticias oficiales provenientes de España,
falta que mellaba el ya decaido ánimo de los leales y posibilitaba la
credibilidad de las falsas o exageradas noticias que, acerca de lo que
ocurría en Europa, hicieron circular los agentes británicos.
Indicio claro de la situación creada entonces es laorden reservadísima
cursada el 3 de abril de 1805 por el virrey Sobremonte al OidorJuan Bazo
y Berry, en la que pedía se "indague la repetición de noticias extraordi-
36
narias que, de poco tiempo a esta parte se habían esparcido al público,
anunciando trastornos y variaciones en el gobierno..."A este requerimiento el miembro de la Real Audiencia informó dramáticamente:
"Yo no conseguí más que descubrir una obstinación la más ciega y
motivos para horrorizarme de unas maquinaciones las más delincuentes.
No quiero ni me parece justo trasladar al papel, porque son indignas de
trasmitirse a la posteridad... me basta haber instruido de ellas verbalmente a Vmd".
De lo investigado surgió, además, la constatación de haber circulado
abundantemente en los medios bonaerenses y en las provincias interiores diversos papeles sediciosos, resultando detenido por ello don José
Presas y Marull, futuro secretario privado de doña Carlota Joaquina, la
hermana de FemandoVll y consorte del Regente portugués. Presas fue
extrañado a Patagones por habérsele sorprendido en posesión de un
documento donde se manifestaba que:
`Todo individuo que en la pasada época ha querido hablarde la causa
pública, todas las obras escritas que han merecido la general aceptación
han hallado cerrada la entrada... Nada tenían esos libros que fuese
concemiente a puntos de religión y con todo, el Santo Tribunal, olvidado
en tiempos de Carlos /ti, consideró tener facultades suficientes para
proscribir ycondenarunas obras escritas únicamente para defender a la
humanidad y sus derechos contra la ambición y el despotismo de los
iranos". (23)
Entretanto la agitación se había extendido en el virreinato; en probada
correspondencia con el centro de disidencia porteña, elementos criollos
de Cuzco, Córdoba y La Paz, preparaban la insurrección. En la última
ciudad citada se descubrió una conspiración en la que estaban comprometidos: don Pedro Murillo, mártir del levantamiento de 1809, Palma,
Torres y otros criolos. Murillo resultó convicto de haber sido el redactor
panfletos cuyo texto anunciaba una radicalización de las miras de los
patriotas paceños: "Rey no tenemos, la comisión ha cesadoEuropa no
mandará más a América sus gobiernos", "Viva América".
Por su parte los mercaderes peninsulares se inquietaban por la falta
de noticias de su patria, sus operaciones comerciales se resentían, su
ánimo desfallecía; no era para menos, ya que el movimiento de exportaciones que en 1796, repuntando de bajones anteriores, había ascendido
a cinco millones y medio de pesos, en 1797 no alcanzó los trescientos
cincuenta mil pesos y tal situación no llevaba miras de mejorar.
El 9 de junio de 1805, el comerciante Santa Coloma, estrechamente
vinculado a Martín de Alzaga, escribe a su familiar don Antonio Olaguer
y Feliu, radicado en el interior:
"Hace siete meses carecemos de cartas y noticias ciertas de España.
37
Lo cierto es que la miramos con muy mala disposición..."
El 15 de octubre, el mismo Santa Coloma, escribe a Juan Angel
Molinuevo:
"Va acer éandose un año en que no recibimos cartas ningunas de
nuestra España... ignoramos por qué causa ni motivo..."
El ambiente era propiocio a la multiplicación de rumores y ello
facilitaba la prédica de los conspiradores. El 29 de octubre el mismo
corresponsal informa a Olaguer y Feliu:
"Del Cuzco he tenido adjunta papeleta de la sublevación que allí
estaba fraguada y en todas las capitales ha habido su correspondencia..."
Dice Enrique Williams Alzaga en su libro Dos Revoluciones, que
seguimos para el relato de estos episodios: No cabe duda que Alzaga,
al tanto de estos hechos, y enterado por Saturnino Rodríguez Peña
(vinculado con él muy estrechamente) y José Presas, del plan que se
preparaba se plegó a él y trató de ponerlo en ejecución'.
Belgrano y Rivadavia, en ocasión posterior, cuando en 1814-1815
llevaban adelantesu misión europea de encontrar un príncipea quien
coronar en estas regiones, tratando de persuadir a Carlos IV acerca de
la "inocencia" de los criollos en estas primeras ocurrencias sediciosas del
siglo XIX, acusan a quienes habían sido sus transitorios aliados, en los
siguientes términos:
"Los comerciantes y mercaderes europeos (Alzaga, Santa Coloma,
Villanueva, etc.) muchos militares, y bastante rentistas y los pocos
ilustrados del mismo origen eran exclusivamente dueños de la correspondencia indicada, los que preparagan en toda ocurrencia y trasmitían a los
pueblos del interior!.
Para tener una idea acerca de la forma en que trabajaba y se
manifestaba en el Río de la Plata la propaganda "desestabilizadora"
vamos a conocer parte del texto de una presunta "Memoria presentada
por el Embajador de Francia, el ciudadano Periñon, al Exmo. Príncipe de
la Paz" referida al desastre de Trafalgar (21 de octubre 1805) que
encontramos entre los papeles de Juan Francisco García de Zúñigay que
en lo sustancial dice:
"... Es enfermedad de los gobiernos el accidente de ciertos cánceres
con que se contamina y corrompe el estado político. Es indispensable
abrazar y cortar de raíz esta perniciosa semilla. La Marina Exmo. Sr.
acaba de darnos un ejemplo constante de esta irrefragable verdad, ella
en vez de batir el orgullo inglés que ya empezaba a decaer... ha
fomentado su desvergüenza a tal grado que no se halla semejante. Por
esta causa bastante poderosa va a padecer el comercio, que es la
columna de la monarquía, pérdidas irreparables. La nación entera detesta las pésimas operaciones de la marina y llora con respetuoso temor las
38
desgracias que deben sobrevenir: ella no ha querido pelear... (corramos
el velo que cubre esta traición) han vendido, comprometido el honor de
la Nación, así se ha representado con documentos ciertos y seguros al
Directorio... ° (Los subrayados y paréntesis pertenecen al documento en
cuestión).
Cierto el hecho de la derrota hispana, verdadera o falsa la deprimente
novedad que a su respecto se denuncia, la sola circunstancia de la
aparición y difusión de tal documento demuestra la existencia de una
campaña propagandística tendiente a socavar ta moral de los súbditos
españoles.
En tales circunstancias debió afrontar el virreinato, -directamente
Buenos Aires y Montevideo-, pero también el resto de los pueblos
integrantes que debieron concurrir con sus milicias en ayuda de la capital,
las arremetidas invasoras de los británicos.
Todo estaba preparado para asegurar el éxito de la empresa conquistadora, que además se vio facilitada en un primer momento por la
deserción de la autoridad suprema (se habló de traición de Sobremonte),
la quizá de antemano pactada, aceptación de los grupos dirigentes
(cuyos principales cabezas eran depositarios de las conocidas promesas
de los agentes ingleses) y de las propias autoridades eclesiales.
Sin embargo el ambiente cambió en la sociedad virreinal cuando las
actitudes de los militares extranjeros dejaron en claro sus objetivos de
conquista.
La reconquista significó, entre otras cosas, una vigorosa reacción
antibritánica de muchos de los que habían oído y creído en las promesas
de Burke; la victoriosa resistencia opuesta al segundo intento constituyó
la culminación de aquella reacción,que había prendidoen el pueblo.
En los acontecimientos que siguieron a tales jornadas, de las que
Alzaga, Liniers y Saavedra resultaron, en lo personal, beneficiarios de la
popularidad adquirida en la reconquista, el partido de don Martín encabezó ostensiblemente el que sería decisivo empuje de los proyectos
insurreccíonales, empuje que culminó con el primer exitoso ataque al
edificio legal del sistema colonial y golpe mortal, en América, a las teorías
absolutistas que desde tanto tiempo impugnaba el masonismo y que aún
eran sostenidas en Europa, enfrentadas a los embates teóricos y al
ejemplo triunfal de la Revolución Francesa.
Nos referimos a los sucesos ocurridos en Buenos Aíres en agosto de
1806 y febrero de 1807 que culminaron con la destitución del Virrey
Marques de Sobremonte y su sustitución por Liniers, una semana antes
del ataque de Whitelocke a la sede virreinal. Se trataba, nada menos, que
del "escandaloso" despojo que "en nombre de los intereses del pueblo';
se había hecho de todos los poderes que el rey "por derecho divino" había
39
delegado en su vicario.
Si las victorias militares obtenidas por las milicias ciudadanas contra
los ejércitos profesionales ingleses, dieron a las gentes del común la
medida de su poder y una prueba del abandono en que eran tenidos por
la metrópoli; la destitución, en su nombre, del virrey, las consignas que
acompañaron el "atentado": "Muera el virrey y los Oidores", "Fuera la
Audiencia", "independencia", "Libertad", "República ; incluso lo afirmado
públicamente por miembros de la facción alzaguista (el comerciante
español Piran habría dicho: "que no consideraba a su Majestad después
de haberlos abandonado) deben haber representado golpes demoledores
para el sentimiento de respeto reverencial que por todo aquello que
tuviera atinencia con la institución de la realeza, habían alentado hasta
entonces las clases populares. .
Era tal el desprestigio de la persona desplazada en los sucesos de
Buenos Aires que hasta los legalistas de la Real Audiencia apenas
resistieron, por fórmula, y aun así, encontraron en la pluma del Fiscal
Villota el subterfugio legal que cohonestara los hechos, de los que,
reiteramos, Alzagay su partido sacaron las mayores ventajas inmediatas.
Pedro Andrés García definió en una carta que dirigiera a Francisco
Paula Sanz (enero de 1809) los motivos personales que perseguía don
Martín con estas y las siguientes conspiraciones que acaudilló:
"Aspiró, escribe García, a que todo el mundo leprodigase elogios para
hacer su nombre conocido de uno a otro polo, cohonestando sus
relaciones con aire de protección hacia las viudas, huérfanos y desgraciados en los combates; recabó de los cabildos de las capitales, por tan
apreciables medios, atenciones de las corporaciones capitulares... y
tenerpreponderancia sobre los demás (Cabildos) del continente, sirviendo de modelo a sus ulteriores miras".
Otro episodio que se inscribe en el proceso de acción confluyente que
estamos examinando y en que intervinieron todos los partidos bonaerenses lo constituyó la espectacular evasión de Beresford y del coronel Pack,
los más altos oficiales británicos internados en la Guardia de Luján
después de la primer invasión. Aunque fueron los logistas Rodríguez
Peña y Padilla quienes aparecieron directamente implicados en el caso
y debieron huir junto con sus "hermanos" fugados, todos los grupos
actuantes en la capital estuvieron comprometidos en el hecho ya sea por
la acción ya por el tácito consentimiento. En la emergencia estuvo de por
medio, facilitando las cosas, la promesa renovada por Beresford, de
intermediar ante sus conmilitones ocupantes de Montevideo y ante el
gobierno de S.M.B., para obtener ayuda militar que facilitase los planes
de independencia, haciéndoles conocer que la decisión de los habitantes
de estas comarcas era la de "serindependientes yno, cambiardedueño".
40
(25)
El general Enrique Martínez, trancmason, contemporáneo de tales
ocurrencias, respondiendo a un cuestionario de Andrés Lamas reveló
estos detalles:
"Prisionero Beresford se le trasladó a la Guardia de Luján yallí se hizo
conocer por los símbolos masónicos del Sr. S. P. (Saturnino Peña) y en
sus ratos de sociedad le indicó que su expedición no había tenido otro
objeto que el de promover y protegerla independencia de esta parte de
América española. S. P. comunicó el pensamiento a N. P. (Nicolás Peña),
H.V (Hipólito Vieytes), C. (Castelli), D. (Donado), B. (Berruti), M.B.
(Manuel Belgrano) y algunos otros. Todos esos S.s. pertenecían a la
Sociedad Masónica, pero tratándose de la Independencia de América
constituían una sociedad separándose de los españoles (masones). Esta
comenzó sus trabajos haciendo fugara Beresford, pues éste les aseguró
que la expedición que debería llegar a Montevideo serviría para sólo
protegersus trabajos, mas esto no tuvo el resultado que se esperaba; así
fue como derrotados los ingleses y copado Montevideo por las tropas
españolas, Liniers persiguió a S. P. y a A. P. (Aniceto Padilla) sin poder
descubrir nada. La Sociedad continuó sus trabajos y adelantaba en ellos
cuando estalló el 1 de enero de 1809 la revolución que encabezara
Alzaga, con los españoles. u objeto ostensible era quitara Liniers, pero
su plan era separar esta parte de América haciéndola una monarquía
española" (26)
Podemos hacernos una idea de las turbulencias de aquellos días si
todo lo que había ocurrido y continuaba ocurriendo aquí agregamos los
elementos de inquietud, -angustiosa para unos, esperanzada para
otros-, que introducían en las clases dirigentes las noticias, ciertas o
exageradas, que desde 1808, llegaban por todas las vías: Los sucesos
de Aranjuez, la ocupación francesa Portugal, la huida de la Corte lusitana
y su radicación en Río, la ocupación de España por Bonaparte, las Cortes
de Bayona, la multiplicidad de Juntas en la metrópoli, la proclamación de
José y la colaboración que le prestaba una parte de las jerarquías
masónicas hispanas entre las cuales el Gran Maestre del Gran Oriente
Nacional don Miguel José de Asanza, Presidente de la Junta Nacional de
Bayona, y Urquijo, Cabarrus y Piñuela, miembros de su primer ministerio;
la opuesta ubicación de tantos otros destacados "hermanos" como
Francisco Antonio, conde de Floridablanca, Martín Garay, Argüelles, el
poeta José Quintana, Jovellanos, Calvo de Rosas, entre docenas.
Para completar este cuadro, sin agotar sus detalles, veremos aparecer en el medio platense a los agentes de los intereses lusitanos y
carlotistas, al espía Curado, a los agentes Goyeneche, Molina, Burke y
Marqués de Sassenay; ocurrirá el arresto del médico Paroissien, así
41
como el hecho que consideramos más importante para el futuro de la
Revolución; el conflicto entre Liniers y Elio que, al fin y al cabo, no fue sino
una manifestación de la vieja pugna entre las dos ciudades-puertos, que
pronto culminaría con la definición autonomista de los orientales.
No creemos que sea aventurado afirmar, a la vista de ese convulso
panorama político-económico y social, que la revolución ya se había
instalado en la comarca.
Recurrimos otra vez al expediente de utilizar la correspondencia de
los personajes del momento para sentirnos más cerca de aquella realidad
conociendo algunas de las emociones y reacciones experimentadas por
esos protagonistas al tiempo de ocurrir los hechos y de asumir o enfrentar
los compromisos que les planteaba la nueva situación y sus propias
convicciones. En este caso se trata de la que.mantuvo don Vicente
Anastasio Echevarría, abogado, alto funcionaro de la Real Audiencia de
Buenos Aires e importante figura masónica, con su joven "cofrade" y
colega Lucas José Obes radicado en nuestra ciudad, Asesor del Cabildo
y comerciante del puerto.
El comienzo de esta relación parece haber coincidido con los días en
que el clima rioplatense estaba entrando en su etapa decisiva; en efecto,
en una carta del 13 de enero de 1808, que parece ser primera de Obes
a Echevarría, aquél agradece la relación que éste le propone y le da
detalles de sus actividades como abogado, comerciante y político,
finalizando:
"Considero que Ud. me cree dispuesto a emplearme en su obsequio
y esto me lisonjea demasiado".
El 2 de abril de ese año, Echevarría, que ya cuenta con un corresponsal entre sus "hermanos" montevideanos, se refiere a temas que nos
interesan:
"No compre Ud. las pistolas y el sable hasta que yo le diga... Nada
dice Ud. en orden a noticias públicas y es preciso no lo omita así como
le haré saberlo que sepa... Porahora nada otra cosa hay de interesante
sino que hace días salió el falucho. La Podrida al mando del piloto Larrea
(esa es la barca que Ud. está viendo) sin saberse su destino, por lo visto
parece que es cruzarla boca del Río, a qué objeto ni con qué motivo nadie
lo sabe porque la cosa se ha hecho con la mayor reserva. Pero los
políticos calculan de varios modos que no específico porque me parece
que no va en regla y yo tampoco sé atinar. Una expedición salió por tierra
al mando del piloto Peña con designio, según se dice, de Patagones, pero
tampoco nadie lo sabe con certeza porque ha intervenido la misma
reserva que en la otra". (27)
Los particulares piensan en armarse, movimientos significativos de
barcos, Larrea futuro miembro de la Junta, miembro de la logia "Indepen
42
dencia", en extraños viajes ala boca del Río donde es fácil recoger armas
transportadas por buques de ultramar; un Peña en expedición a Patagones,
otro sitio por el que en alguna oportunidad Contucci pensara entregar su
contrabando de armas, ansiedad por conocer noticias públicas; en fin,
multiplicada actividad cuya índole y objetivos son fáciles de deducir.
El 1 de setiembre vuelve a plantearse el tema político:
"Esta mañana ha llegado el falucho cuyas noticias sabrá Ud. mejor
que yo, porque encerrados el conductordel pliego, el VirreyyGoyeneche,
aún nada ha llegado a mí... sin embargo de los que andan a la caza de
noticias para traérmelas. Entra un militaryme dice: corre que ese Cabildo
ha prendido al Gobernador, con otras especies que me han hecho reír
carcajadas... No me olvido del papel prometido por Ud. que hasta ahora
no me ha enviado..."
En el caso debió tratarse del oficio en que Ello conminaba al virrey
Liniers a renunciar por "ser sospechoso y por francés", todas eran preocupaciones, reserva e incógnitos para estos hombres tan importantes
de la masoneríayde la política platense. La correspondenciade Echevarría
tomará enseguida un tono distinto al producirse en Montevideo los
episodios de la Junta de 1808 en los que Obes tuvo participación tan
destacada; de ella nos ocuparemos en su momento.
Por su parte el trabajo de otros conspiradores y de agentes foráneos
era también intenso, multiplicándose los conciliábulos en los clubes
secretos, cruzándose los planes linieristas, carlotistas, alzaguistas e
independentistas, mientras de Europa y de Río llegan emisarios y la
propaganda inquietante y disociadora volcaba a la calle pasquines,
rumores y traducciones de trabajos como el de William Burke titulado
"Razones adicionales para emancipar inmediatamente a la América
Española" que Rodríguez Peña, en Río, había recibido desde Londres
distribuía por toda la América Meridional; también corría un desconocido
periódico o "Papeleta de Noticias del Sur"al que el mismo Peña se refiere
(remitiendo ejemplares) en su correspondencia con Miranda (28).
La contrapropaganda española, sensibilizada por la notoria actividad
agitativa de Miranda y sus logistas, ponía en circulación un agresivo
panfleto titulado "Retrato y vida del traidor Miranda" respuesta a la Proclama que el "General" había hecho llegar al Cabildo bonaerense conteniendo términos tan subversivos como su encabezamiento:
"No dudando sea notorio a Vuestras Señorías el empeño y esfuerzo
con que he procurado promover la Libertad e Independencia del ContinenteHispano-Americano;yenseguida
noessuficienteelhechodelas
invasiones inglesas para formarjuicio cabal sobre las vistas del Gobierno
Británico..."
Un agente anónimo de Portugal informa esos días acerca del estado
43
de desgobierno y confusión reinante en Buenos Aires:
"Buenos Aires es en substancia una república cuyas resoluciones se
determinan por un movimientomanifiesto o encubierto al cual el gobierno
no puede resistir. El pretexto aparente (en todo lo que se hace) es
siempre: el rey, la patria, la religión; pero la causa verdadera es el interés
particular de los comerciantes; es una conjura de ellos contra los
consumidores"(29).
En otra vertiente, desde marzo, se desencadena por la Corte de Río
una múltiple actividad tendiente a hacerse cargo de la presunta herencia
americana de España; el Regente don Juan, para cuyos asesores estos
eran bienes de difunto, y su "benemérita" esposa Carlota Joaquina que
por hermana se consideraba sucesora de Fernando VII, habían entrado
en disimulada pero enérgica competencia.
Las pretensiones de la Princesa contaron con un importante y
doblemente interesado sustentador, el almirante Sidney Smith jefe de la
escuadra inglesa para los mares del Sur quien, pese a que no oficialmente, debió contar con la aquiescencia de sus superiores, ya que el propio
Lord Strangford, llegado a Río en julio de 1808, actuó en la misma línea
hasta recibir, posteriormente, órdenes contrarias. La única condición
británica: que Montevideo debía ser ocupada por sus militares.
El Conde de Liniers, hermano del Virrey, que se encontraba en la
capital carioca, consultado por su amigo el Primer Ministro don Rodrigo
de Souza Coutinho, había advertido:
"Nunca ni la más mínima expresión que pudiese dar a entender que
(los platenses) desean unirse al Brasil".
Por su parte un informante anónimo había escrito desde
Aires:
"(aquí)... debe manifestarse la oposición más decidida a una unión
que les haga perder su subsistencia. El comercio del Río de la Plata sin
el Perú no es comparable con el (que podría realizarse) con el Río
Grande. La unión interceptaría este comercio y reduciría la ciudad ala
miseria".
Era muy objetivo el corresponsal; al mismo tiempo confirma la
existencia de un partido republicano:
"Existe un partido de la independencia, francés en el fondo, y republicano, que podría serque se nos uniera mudando la idea de la democracia
por la de un estado monárquico separado de Brasil". (30)
Pese a estos informes, tan poco alentadores, la diplomacia lusitana
comenzó su agitada labor. Llegan a Buenos Aires oficios y agentes
portugueses: los primeros intimantes, los otros insinuantes. En mayo,
Alzaga, con el pretexto de atender su salud resentida, pasa a Montevideo;
trae una doble misión: la oficial que le encomendara Liniers y el Cabildo
44
y se refería a la elaboración de un plan para la invasión militar de Río
Grande (31), y la personal, o de su partido, que resultó más afortunada
ya que los contactos con sus amigos los comerciantes españoles y con
el propio Elío le permitieron dejar preparada la parte que a Montevideo
correspondía en un amplio proyecto insurreccional que abarcaba todo el
virreinato, tendiente a imponer una autoridad única y española, con lo
que, aparte de eliminar al odiado Liniers, cerraría el camino a los manejos
de los grupos criollos y quitaría pretextos a las gestiones portuguesas que
en junio se reforzaban con la llegada a Montevideo del Brigadier-espía
Curado, de paso para Buenos Aires.
Entretanto en Buenos Aires los agentes lusitanos que consideraban
a Alzaga como el principal enemigo de sus proyectos, se inquietan por
noticias contradictorias circuladas respecto a la misión de Joaquín Javier
Curado. El 17 de junio uno de esos corresponsales escribe a su Corte:
"Noto de paso que estas noticias contradictorias son efecto de la
conducta ambigua y tergiversadora de Alzaga; nunca se desconfiará
bastante de él, yo temo mucho que consiga paralizar, con sus manejos,
la actividad que necesita una empresa de tanta importancia como la que
se tiene en vista".
Luego de relatar el papel desgraciado que había desempeñado
Alzaga en la llamada conspiración de los franceses de 1795 y otras
novedades de su curriculum, concluye:
'Más tarde, estando Beresford en Buenos Aires, daba oídos ymostra
ba condescendencia con las propuestas de Independencia hechas por
los ingleses... electo por el pueblo e intruso en su magistratura sin el
preciso consentimiento del virrey, renovó su correspondencia con los
partidarios de la independencia desde que los ingleses fueron señores de
Montevideo..." y prosigue: "Debe ser amigo o enemigo declarado pues
siendo directorde todos los comerciante de primera jerarquía, su marcha
equívoca desorienta aun a los bien intencionados que tendrían el coraje
de declararse (porta anexión a Portugal). Los habitantes de Montevideo
y Buenos Aires temen su hipocrecía y genio sanguinario".
Acerca del ambiente político reinante en Buenos Aires, dice el
anónimo informante el 21 de junio de 1808:
"El Cabildo trata de la Independencia; Liniers se opone; la Audiencia
nada decide; el obispo está en guerra con los doctores y el pueblo nada
sabe de lo que se trama".
Otro informe, refiriéndose a las actividades del partido alzaguista, al
amplio alcance de las mismas y a sus trabajos en busca de contarcon una
fuerza armada confiable que oponer a los cuerpos criollos oganizados en
Buenos Aires, explica:
"Por una intriga muy bien conocida tuvo el Cabildo el arte de compro-
45
meteren sus intereses ala mayorparte de los habitantes de BuenosAires
y del Perú, y constituye ahora un poder respetable que es tanto o más de
temer cuanto es difícil destruir el motivo de su preponderancia que es el
interés particular de todas las personas de figuración. Organizando las
milicias en naciones, haciendo nombrarpor los soldadosa los jefes y
oficiales que les eran afectos, manteniendo a su costa el regimiento de
artillería, cobrando impuestos y disponiendo gracias, tiene arrogado en
todo el poder y pide la consideración del soberano, del que sólo existen
ahora las apariencias en manos de Liniers".
Por su parte el virrey, conciente del peligro que corría su primacía legal
en medio de tantos manejos, sabiendo que no contaba con una fuerza
totalmente adicta, -apenas con un grupo de aprovechados amigos-,
conociendo que su anterior popularidad se veía afectada por una insistente propaganda que ponía el acento en su origen francés, en sus correspondencias con Napoleón y en las irregularidades de sus relaciones
particulares, trataba de afirmar su precaria posición; así explica el mismo
agente lusitano los presuntos planes de Liniers:
"Pensó desarmara) pueblo y organizaralgunos cuerpos que estuvieran sujetos a ordenanza, pero el pueblo se quiso conservar annado y
obligó al gobierno a concederte un sueldo abultado que superara las
posibilidades del Estado. Calcúlese que el costo anual será de tres
millones de pesos..."
Vuelto Alzaga a Buenos Aires, luego de su laboriosa estadía montevideana, activó sus contactos, movilizó a sus leales y aunque resultaron
frustrados sus intentos de agosto y octubre de 1808 en la capital,
exultante por el éxito obtenido por sus amigos montevideanos en setiembre de 1808, se jugó el 1 de enero de 1809. Todo estaba minuciosamente
preparado; en los primeros días de agosto el Cabildo había maniobrado
con audacia buscando obtener para sí, no ya en el virreinato sino en toda
América del Sur, la preeminencia que Alzaga buscaba utilizar como
peldaño mayor de sus planes. En efecto, haciendo hincapié en el papel
destacado que en las reconquistas correspondiera al Cuerpo Capitular,
éste escribió a España reclamando el título de "Conservador de la América del Sur, con el agregado de Protector Medianero de todos los
Cabildos del Continente". Mientras de esa manera buscaba obtener un
título que diera alguna validez al golpe que se preparaba, jugó don Martín
su gran carta en ocasión de las elecciones capitulares de 1809. Perdió,
los logistas criollas con quienes se negara a compartir los cargos de "su"
Cabildo, lo abadonaron a su suerte. En efecto, los "hermanos" de
adhesión inglesa dejaban correr los sucesos; por su parte los hombres
la logia Independencia, siendo los más cercanos a su persona debido,
entre otras cosas, a la amistad que unía a don Martín con Mariano
46
Moreno, reaccionaron ante la intransigencia de los "españoles viejos"
pese a habérsele acordado a dos de sus miembros, Moreno y Larrea,
sendos cargos de Secretarios en el proyectado gobierno revolucionario,
abandonaron en el último minuto
la frágil alianza. Esto significó
Sentenach, Teniente Coronel del Cuerpo de Artillería Volante, Miguel
Esquiaga, Capitán del mismo Cuerpo y Esteva y Llach, su Comandante,
los tres catalanes y morenista, retiraran el apoyo de la decisiva fuerza,
cuando ya los tercios de Gallegos, Vizcainos y Catalanes se habían
"quemado" en la plaza junto con los demás conspiradores alzaguistas.
Saavedra, jefe de la mayor fuerza militar, con el prestigio de sus
vínculos Tratemos" y de su actuación durante las invasiones, contribuyó
decisivamente a desbaratara¡ intento. Liniers mantuvo su precario
quedando en deuda con quienes lo sostuvieran en el momento decisivo,
los cuerpos españoles fueron desarmados y disueltos, sus jefes perseguidos y los principales complotados: Alzaga, Santa Coloma, Villanueva,
Neyra y Reynols despachados a Patagones de donde pronto los rescataría su aliado Ello, quien los instaló en Montevideo apoyando la prosecución de sus tareas conspirativas.
La Real Audiencia, cuyos miembros pertenecían al partido derrotado,
acusando el golpe recibido por sus amigos, se dirigieron el 21 de enero
de 1809 a sus jerarcas de España pintando con las tintas más negras
que en el minuto vivía Buenos Aires y haciendo esta clarificante referencia
acerca de la situación política:
"Vacilante el estado o diversidad de opiniones en los vasallos
provincias, fascinados unos portas máximas corruptoras de la revolución
fatal de Francia, inclinados otros a una delirante y desatinada independencia influida porlos ingleses, y resentidos otros del gobierno anterior...
dominado por un ingrato favorito que abusaba de las bondades de
monarcas..."(32)
Ya tenemos esbozado por la pluma de los señores Oidores, el cuadro
político que se presentaba en la capital virreinal; había llegado el tiempo
de las definiciones y, en función de sus intereses, cada cual había
su ubicación: partido españolistay partido criollo y éste dividido en
corrientes que ya hemos considerado.
Para completar ese panorama, configurado por los hechos y los
testimonios expuestos, nos falta referirnos con algún detalle a lo que
simultáneamente estaba ocurriendo con las actividades de los agentes
lusitanos destacados en la capital, a sus vinculaciones con los elementos
francmasónicos porteños, y a la de todos ellos con quienes, desde
Londres y Río (allá Miranda, Padilla, Wellesley, etc., en la capital carioca
Saturnino Rodríguez Peña, Belgrano yalgún otro) combinaban los
para el logro de la independencia absoluta de la América Meridional".
47
Como ya sabemos, desde marzo de 1808, la Corte portuguesa
instalada en Río comenzó a desarrollar, por doble conducto, planes para
obtener el dominio del patrimonio español en América. En esos momentos urgían a Gran Bretaña: la gravedad de los problemas políticos,
económicos y militares que en Europa le creaba la acción napoleónica;
y, en América, la convulsa realidad que examinamos, tan propicia a los
trabajos de los agentes bonapartistas y de los grupos organizados en
logias o clubes paramasónicos, partidarios del sistema republicano y de
las ideas radicales de la Revolución liberal francesa. Por esas razones
Foreing Oficce dejó hacer a la diplomacia portuguesa y aún alentó sus
trabajos por medio del Almirante Sidney Smith y, en sus primeras
actuaciones, también porel diplomático Lord Strangford, quien en julio de
1808, a pocos días de su arribo a Río escribió a Canning:
"... si la expedición (militar portuguesa al Río de la Plata) se lleva a
cabo y es coronada por el éxito, sería muy deseable conservemos para
S.M. ya fuera Montevideo o Buenos Aires" (33).
También Hipólito da Costa, desde su recién creado Correiro Braziliense,
aunque saliendo al paso del posible uso de la fuerza por parte de los
portugueses, recordó en el primer número del periódico, los derechos de
la Princesa Carlota:
"... sin embargo, dijo, las ventajas que el pueblo del Brasil puede y
tiene derecho a esperar del hecho de residirallí su gobierno, serían nulas
o, por lo menos infinitamente pequeñas, si el gobierno intentase ahora
tomarposesión porla fuerza de las armas de todo el territorio americano
a que tiene derecho por parte de la princesa su mujer" (34)
Sin embargo, ya en noviembre de 1808, el grupo masónico que
actuaba en Londres como cabeza visible para los asuntos políticos de la
América hispana y que integraban, además de Miranda e Hipólito, altos
personajes de la política británica tales como: el duque de Glaucester,
Lord Greenville y el general Wellesley, -a quienes se había agregado
como consejero el propio Berestord-, apoyándose en las nuevas circunstancias sobrevenidas en Europa continental logró el cambio deseado en la diplomacia inglesa. Lord Strangford recibió instrucciones precisas de oponerse por el momento a las pretensiones lusitanas; la suerte
de Smith, terco en sus compromisos con Carlota, estaba en entredicho
Hipólito, dominado su ánimo por el peligro de que, desatada en América
una guerra civil, esta pudiera ser aprovechada por los agentes franceses
y sus partidarios criollos, instaba desde su periódico para que las
autoridades británicas asumieran un papel más activo en relación con las
inquietudes de los criollos:
"... una guerra civil será consecuencia inevitable, determinando tal vez
que Francia ofrezca ayudar al establecimiento del nuevo gobierno y
48
obteneren remuneración de tal servicio un ascendiente... que le será muy
favorable. Inglaterra sin embargo tiene en sus manos impediresa ventaja
de la Francia, pero el único medio es tomar la delantera a los franceses
favoreciendo al partido popular, atrayendo así la voluntad de la nación..."
Estas consideraciones acerca del papel que la Gran Bretaña debía
asumir en relación con la creciente inquietud de los ánimos americanos
coincidía perfectamente con la línea de pensamiento y acción que se
había propuesto el grupo masónico que en Londres se ocupaba de los
asuntos de la América Meridional.
En efecto, desde enero de 1808, fecha de su llegada a la capital
británica, Aniceto Padilla, patrocinado por Miranda, multiplicaba sus
reuniones, gestiones y memorandos en los que aportaba elementos de
juicio tendientes a preparar el ánimo de las jerarquías actuales del
gobierno isleño para un cambio de política respecto al Plata. El General
Wellesley, su principal interlocutor, era quien luego trasmitía sus informes
a la superioridad. Da Costa no era ajeno a tales trabajos, manteniendo
permanente relación con Miranda, quien lo proveía de las noticias que
utilizaba en su Correio, (35) por su parte don Francisco se servía de los
agentes que el brasileño enviaba a América para remitir sus "paquetes"
con tal destino (35).
El 8 de abril Padilla entregó a Wellesley un memorandum en que
resume los términos de una entrevista tenida con él el día 2; en ese
documento relata los sucesos de las invasiones, el estado de ánimo
de los porteños, favorable a los ingleses en el primer momento:
"Pero como después de eso la conducta de los jefes británicos no
correspondiera a las esperanzas que el pueblo había concebido, éste
tomó la resolución de expulsarlos... Con ese suceso el pueblo logró un
ascendente hasta ahora desconocido, su primer movimiento fue la
deposición del virrey nombrado por la Corte de Madrid, nombrando a otro
de su gusto sin que los Magistrados se atrevieran a oponerse a las
resoluciones populares".
Enseguida revela la amplitud del acuerdo logrado para la evasión de
Beresford, así como el compromiso que éste asumiera de interesarse en
ayudar los planes de independencia:
"En tales circunstancias, dice, el señor Peña y yo, con la intervención
de un gran número de personas, las más respetables, de la ciudad,
adoptamos la resolución de transportar al Gral, Beresford a Montevideo
bajo la condición expresa de que él empleara sus esfuerzos para que los
jefes británicos que estaban en este país protegieran nuestra independencia con las fuerzas considerables que ellos tenían entonces... los jefes
militares no estuvieron de acuerdo... en consecuencia el Gral Beresford
se decidió pocos días después por volver a Inglaterra dándonos las
49
seguridades de informar personalmente al Ministerio de Estado de las
circunstancias del país... De todos estos hechos podemos deducir que la
disposición del pueblo americano es enteramente contraria a cualquier
dominación extranjera y que el objeto de sus deseos es únicamente la
independencia, y la emancipación..."
El 18 de abril Miranda escribe a Rodríguez Peña y entre otras cosas
dice:
"No descuidará Ud. por allá momento tan crítico, en preparar y
combinar cuanto sea conveniente y necesario para la emancipación
absoluta de la patria..."
En claro así el gran objetivo de las tareas emprendidas por los
encumbrados francmasones americanos radicados en Londres, y sus
ideas acerca de la dirección que Inglaterra debía dar a su diplomacia y
sus actitudes en América.
Es el propio Miranda quien más tarde, en mayo de 1809, nos hará
conocer, por medio de una nota que aparece entre sus documentos, la
estrecha relación que mantenía con sus "hermanos", jerarcas de la
francmasonería y políticos directamente vinculados con el gobierno y la
oposición;
"Me dijo este amigo (el gral. Wellesley) que Cast (Castlereagh,
entonces Ministro de Guerra) le había parecido un poco sorprendido y
embarazado con la carta de Contucci (a que nos referiremos más
adelante)... leyó también otro amigo"(Vansittart) para sí mis respuestas
a Contucci, Peña, Fabless y Hislop, que éste llevó en la faltriquera, y
aprobó todo" (37), paréntesis nuestros.
Desde Río, Rodríguez Peña contesta la carta del 18 de abril, el 28 de
julio de 1808:
"'Recibo con indecible satisfacción la de Ud. de 18 de abril último y
su virtud no perderé ocasión de propagar y animarlas heroicas ideas que
incluye, debiendo informarle que la noticia de ser Ud. el principal agente
de tan digna empresa influirá más en nuestros compatriotas que todo el
poder de Inglaterra... Antes de recibirla de Ud. a impulsos solamente de
mi honor y patriotismo había persuadido a un clérigo portugués de toda
mi amistad (pudo ser éste don Antonio José Ribeiro de Matos, implicado
luego en el caso Paroissien) y confianza y en quien se reúnen las
condiciones de talento, educación y viveza, para despachar a Buenos
Aires con prolijas instrucciones de indagar cuanto nos sea conveniente,
recoger papeles, planos y demás..."
Al informarle sobre las condiciones y posibilidades políticas del pueblo
llano, mantenido secularmente por España al margen de todo conocimiento y actuación en la materia, dice que es:
"... infeliz y ciego con las tinieblas de la misma esclavitud... corre a
50
confusión de sus mayores y de sus Ecl (eclesiásticos) los más fanáticos
en todos respectos; algunos pocos sabios hay sin duda, mas estos o no
tienen facultades para fortificar un partido poderoso o tiemblan con las
consecuencias de la anarquía, guerra interior o general sublevación..."
(38)
Ese mismo día había escrito Peña a su amigo Padilla quejándose por
considerar exigua la asignación de trescientas libras anuales que le había
concedido el gobierno inglés para subvenir a sus necesidades y sobrevivir con su extensa familia en Río, donde se había refugiado a raíz de su
obligada salida de Buenos Aires luego del episodio de la fuga de
Beresford; sin embargo reacciona:
"... lo que importa es agitarlos medios de conseguir nuestra gloria en
la libertad de nuestra patria"(39)
Le informa acerca del envío del clérigo y, de paso, nos ilustra sobre
los medios de que debían valerse los patriotas para financiar sus
actividades:
"... para obligar a un clérigo de excelente autoridad y viveza me he
visto en la necesidad de proporcionarle más de 1.200 libras en géneros
ingleses, Pero sea como sea yo espero que el insinuado clérigo penetrará
en los más ocultos rincones de la Capital y llevará su comisión del mejor
modo..."
le explica asimismo, que espera:
cohechar a un jefe u otro sujeto de importancia para obtener los
planos de defensa, contraseñas y demás... y asimismo utilizar una
correspondencia secreta y segura con todo el reino o con las principales
ciudades de América del Sur..."
finalmente, confirmando la existencia de trabajos de logistas de
adhesión inglesa y francesa que mantenían entre ellos las divergencias
que ya conocemos, dice:
°... siguen los partidos secretos, y públicamente unos desean a los
ingleses y otros los detestan..."
El 29 de julio, sin duda por otro conducto, remite otra carta a Padilla;
en ella responde a alguna en que aquél le informaba de las promesas
inglesas de ayuda. Su contenido demuestra que durante este período
preparatorio, los luchadores por la emancipación americana, pese a su
calidad de francmasones dependientes de ta Gran Logia Madre del
Mundo, no se engañaron respecto al carácter e intenciones de los
directores de la política británica, ni les respondieron ciegamente; esa
claridad dejuicio yvisión sefue acendrandocon el devenirde los sucesos.
Después, asumida la dirección del Estado, todo va a ser muy distinto.
Ahora decía Peña:
No puedo creer que los orgullosos ingleses franqueen sus tropas a
51
un extranjero y americano como es nuestro incomparable Miranda, ni que
quieran sujetara ninguno de sus generales a su dirección, en consecuencia es preciso trabajarsobre esta tan crítica como interesante materia con
la mayorprecaución y sutileza... Creo que ha llegado el momento en que
no debemos comer con mano ajena" (40).
En esto se estaba trabajandp en Londres y Río por parte de los
hombres formados en las logias "regulares"; mientras tanto los agentes
portugueses se agitaban por lo suyo en los medios políticos y sociales de
Buenos Aires. Allí Possidonio da Costa, el Dr. Guezzi y el polivalente
Contucci, entre los másdestacados, encontraban dificultades ensus
primeros intentos. Así lo informa a su amigo el Ministro don Rodrigo, el
capitán Possidonio quien, por medio de comerciantes portugueses, ha
podido establecer contactos con elementos revolucionarios criollos,
abordando primero 'a los más sabios, más dóciles y prudentes"a los que
habló de los derechos de la Princesa, pero "la cosa fue mal vista", concluye.
Sin embargo muy pronto se produce un cambio sorprendente en tales
opiniones. Los sucesos de España se precipitan: Carlos IV ha abdicado,
Fernando VII está en prisión, los ejércitos franceses arrollan a las tropas
metropolitanas y, en el ámbito platense los planes alzaguistas (el informado Alfredo Varela, en Duas Grandes intrigas, asegura que Iracasó en
Buenos Aires un golpe de esa facción, preparado para el 6 de setiembre
yse esperaba otro para el 17de octubre de 1808')conocidos por los grupos
criollos entraban en su etapa definitiva luego del éxito obtenido en
Montevideo.
Fue así que en esos mismos días, algunos patriotas decidieron remitir
a Río los documentos que pasamos a comentar. Era preciso para los
logistas porteños aprovecharla oportunidad que, de frenar a los "españoles viejos", les brindaba el pedido de reconocimiento de sus derechos y
los del infante Pedro Carlos cursado por la Princesa Carlota Joaquina a
las autoridades virreinales con fecha 27 de agosto. Al partido de don
Martín se refieren estos párrafos de la Memoria por aquellos dirigida a la
Princesa borbónica:
"Motivos intrigantes son a la verdad los que se ocultan y disfrazan en
los pretextos (de las autoridades españolas para negar el reconocimiento)... Pero los sujetos en cuyas manos está el gobierno, los que por una
constitución arbitraria se han introducido a la parte de sus deliberaciones,
arrogándose derechos de representación pública (se refiere al Cabildo
alzaguista que se había convertido en cogobemante) y que desde la
ocupación de Buenos Aires por las fuerzas británicas en 1806 no han
cesado de promoverpartidos para constituirse en gobierno republicano...
bien persuadidos a que si en el estado de colonia por consecuencia del
52
sistema hacían ventaja sobre los naturales o americanos, no la harían
menor en el nuevo sistema, por la prepotencia que les daría la posesión
del monopolio"(41).
Esta Memoria junto con sendas notas dirigidas al Príncipe Regente
al Infante Pedro Carlos, todas fechadas en setiembre, iban firmadas por
Castelli, Beruti, Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña y Manuel Belgrano y fue
Contucci el encargado de su conducción y entrega.
Lasnotaseransimplesesquelasdepresentaciónantelosdestinataros
en las que se agregaba una manifestación de reconocimiento de las
pretensiones principescas; la Memoria en cambio, además de denunciar
las maniobras de aquel a quien querían cortar el vuelo, contiene el
obligado reconocimiento de derechos y un verdadero alegato contra el
sistema colonial, un auténtico manifiesto liberal; veamos sino:
"... (quedando el gobierno bajo la Regencia del señor Infante) cesaría
la calidad de colonia, sucedería la ilustración del país, se haría la
educación, civilización y perfección de costumbres, se daría energía a la
industria ycomercio, se extinguirían aquellas odiosas distinciones que los
europeos habían introducido diestramente entre ellos y los Americanos,
abandonándolos a su suerte, se acabarían las injusticias, las opresiones,
las usurpaciones y dilapidaciones de rentas, y un mil de males que
dependen del poder que a merced de la distancia del Trono español, se
han podido apropiar sin temor de las leyes, sin amor al monarca, sin
aprecio de la felicidad general..."
y más adelante prosigue este cuasi panfleto:
¿Cómo es de esperar que estos hombres ensalzados, enriquecidos
y engrandecidos a costa de la servil dependencia de los sumisos, y
hechos árbitros de la suerte de todos los demás, no trabajen en prolongar
la vida de sus pasiones viciosas? Si se prestaran a reconocer el Gobierno
del Sr. Infante don Pedro, ya temieran que no sólo (se procedería) a
apartar los viciosos, ignorantes y corrompidos de los cargos que
indignamente ejercen; por promover la instrucción de las clases, el
fomento de la industria, el repartimiento de la fortuna, la elevación de los
oprimidos abeneméritos; y loor regenerarse el sistema, quedaban deprimidos, más aun desesperanzados porsu ineptitud de altemaren la suerte
de los destinos, o en las artes del monopolio... Las miras ocultas que les
ocupan deben asegurarles la preponderancia, y opresión a la que han
debido su suerte bajo un Gobierno abusivo... En tal estado de cosas no
ha podido ser indiferente a unos hombres amantes de la pública felicidad
en todo sentido, una conducta de parte de los que gobiernan sin
dependencias de las leyes, y sin relación a los sentimientos, de tanto
honrado habitante que más bien sufre y afecta la ignorancia, o la debilidad
para no ser vítima de la opresora mano que los esclaviza..."
53
Con toda razón podrá decir don Saturnino Rodríguez Peña comentando el documento: "Los mudos hablan, los ciegos ven... cuando han
espíritu para dirigirse a estos príncipes en una forma tan solemne la
tendrán para la empresa más ardua".
Y la Memoria, cuyo texto y oportunidad resultan tan importantes para
desentrañar el misterio de este inesperado brote de carlotismo de
circunstancias, finaliza pidiendo la protección y fomento de ese gobierno»para la empresa del Infante (cuyo reconocimiento tan estrechamente
venían de condicionar) y manifestando estar conscientes del riesgo
personal que asumen al realizar tal gestión:
"Si habitamos un suelo que no ha conocido la libertad y que ahora más
que nunca se procura coartar, aun en la opinión racional, por un Gobierno
opresor,, si no obstante esto nos exponemos al riesgo que amenaza
nuestra seguridad individual y ala suerte de nuestras familias..."
A resultas de esta gestión ocurre un hecho que, como la gestión
misma, creemos ha sido erróneamente interpretado por la mayoría de
aquellos que lo han estudiado y juzgado; no así por quienes lo vivieron,
conocían a los personajes actuantes y estaban directamente interesados
en las consecuencias que de esas acciones pudieran derivarse. Nos
referimos al episodio protagonizado por el médico Paroissien, a quien ya
conocimos como agente inglés, francmason y a quien consideramos
sinceramente adicto a las ideas de independencia que sustentaban sus
"hermanos" americanos. El Dr. Peña, enterado de las gestiones de sus
amigos bonaerenses decidió enviar a Paroissien a Buenos Aires para
hacerles conocer, de acuerdo con lo que surge de la superficie de la
documentación ocupada por las autoridades, los detalles de un plan que
aparentemente estaba en la misma línea de lo que ellos habían propuesto
a la Princesa.
La interpretación que consideramos equivocada, sostiene que tanto
las proposiciones de los dirigentes porteños, como las directivas escritas
de Peña significaban un sincero cambio de actitud, de parte de los
protagonistas, que ahora se pronunciaban por la solución carlotista,
abandonando sus planes independentistas.
Sin embargo, debe llamarnos a la reflexión la circunstancia de que
tanto la Princesa Carlota como el Comandante Naval Smith, que prohijaba
sus proyectos, pese a conocer y haber aprobado el texto de la proclama
carlotista que remitía Peña, hayan llevado adelante la repudiable decisión
de traicionar a sus nuevos misioneros denunciándolos a las autoridades
virreinales, recomendando detener y sancionar a los destinatarios de las
cartas del Dr. Peña, que eran los mismos firmantes del Memorandum
favorable a la Señora Regente. Esa actitud sólo puede entenderse
suponiendo que quienes la perpetraron tuvieran serios motivos para
54
sospechar de la sinceridad de estos imprevistos neófitos; cuando no,
evidencias ciertas de un doble juego. Esto último es lo que debe haber
ocurrido y existen documentos más que suficientes y fehacientes que nos
permiten asegurarlo. En efecto, tales evidencias deben haberle sido
proporcionadas a Carlota por el propio mensajero de los logistas bonaerenses, Contucci, a quien Peña habría confiado sus verdaderas intenciones (42).
Será, por lo demás, el propio Contucci quien se jactará más tarde de
su traición en un Memorial presentado en 1810 al virrey Cisneros en
ocasión de que éste (confirmada la calidad de espía lusitano de aquél)
intimara el abandono de Buenos Aires en plazo perentorio; así se expresó
entonces el agitadopersonaje refiriéndose a su intervención en las
ocurrencias que estudiamos:
"... me hice amigo de los agentes de Inglaterra (se refiere a Peña y
Burke) recibí cartas y documentos de la mayor Importancia... escribí a
Londres al General Miranda..., todo con el ánimo de evitar que siguieran
adelante las ideas de independencia democrática..."y prosigue "... las
cartas importantes ylos papeles dirigidos al Cabildo los entregué al señor
Liniers ; al que también dí los nombres de los patriotas a quienes venían
dirigidos los mensajes verbales del Dr. Peña". (43).
Por otra parte en una Relación de servicios de Felipe Contucci,
fechada en Río el 16 de enero de 1815, el mismo agente amplía esa
confesión; refiriéndose a los resultados de su correspondencia con
Miranda, expresa:
"Esta carta ha sufrido en aquel tiempo los mejores efectos, Peña
desde luego confió a Contucci un saco de cartas para entregar a los
Cabildos de Buenos Aires, Paraguay, Córdoba, Salta, Potosí y un
cuaderno manuscrito de las leyes provisionales con que debían gobernarse, todo remitido y escrito o firmado por el puño de Miranda... ",más adelante, para que no nos quede ninguna duda acerca de quién
fue el delator de los planes del Dr. Peña y Paroissien, agrega:
`S.A.R. la Serenísima Sra. D. Carlota Joaquina... estaba completamente informada por el mismo Contucci de todo cuanto se pasaba..."
y comprobación de la autenticidad de los sentimientos democráticos
de don Saturnino:
Peña, de entre todos los rebeldes (era) el más aferrado a infame
sistema democrático y el más contrario a los sagrados derechos de la
Augusta Casa de Borbón..."(44)
Este mismo personaje volverá, en mayo 24 de 1809, a alertar desde
Buenos Aires a la Princesa acerca de los verdaderos fines que se
perseguían con este "misterioso carlotismo", antecedente inmediato del
similar "misterio de Fernando"tras el que, desde mayo de 1810, buscaron
55
ocultarlos mismos protagonistas sus reales intenciones independentistas.
En esta oportunidad Contuccí informará puntualmente a su mandante de
todos los planes de Miranda, diciendo entre otras cosas:
"Respecto de la Inglaterra no parece quede duda o de que ella quiere
poseer estos dominios o adquirir e ellos la preponderancia por la protección de la independencia demócrata; debo hablar claro a VA. R.: ella
aspira porsus emisarios a la desunión de las ideas, de ésta debe resultar
la anarquía yen el caso en que pueda entrarcon sus fuerzas al dominio...
las vocesgeneralescon quesecontenta únicamentecon el comercio libre
que les franqueará un gobierno republicano. Para esto ha trabajado ya
Londres yha escrito a este Cabildo elgeneral Miranda (precisamente esta
era una de las notas confiadas por Peña a Contucci) ... Santiago Brook
(debe ser Burke) venía con este objeto a estos dominios y aunque
aparentó en esa estar adicto a los derechos de VA. R. no era posible que
se desentendiera del plan que había combinado con los gobemantes o
influyentes en el gobierno de la Gran Bretaña de que aquí hay noticias...
(45).
Pero existen incluso argumentos de hermenéutica en que afirmar
nuestra teoría; se trata, en primer término de lo que puede inferirse de
algunos párrafos de las "Instrucciones reservadas a Míster Paroissien ;
dadas por el Dr. Peña al momento de salir el agente para su destino, el
2 de noviembre de 1808. En ellas, luego de aconsejarle cómo y a quiénes
debe vincularse y de qué manera debe presentar sus supuestos proyectos carlotistas a los destinatarios, entre los que figuran Liniers y Alzaga,
le dice:
"Uno de los principales empeños debe ejercitar (qué) en menos de
ocho días haya hablado ytratado todos sus negocios, de modo que en ese
plazo pueda formar unjuicio completo de la disposición en que considera
a aquellos habitantes; en términos de poderasegurarse en qué caso ycon
qué calidades se resolverían a declararse por tal o cual gobierno; puede
convencer a los interesados en la libertad de la patria, que no se puede
dudar un sólo momento; que obtendremos la declarada protección de
Inglaterra; y aun la de cualquier potencia si pudiera pedirse, etcétera".
(46)
Primera conclusión que se puede extraer de fe transcripto: que la labor
principal, la más urgente que se encomienda a Paroissien es la de
practicar una verdadera encuesta de opinión; no va a convencer a nadie
de nada más que de la necesidad de liberar la patria, no sobre lo accesorio; va a tomarle el pulso a la opinión de los personajes principales del
medio (Alzaga y Liniers) y a la de "los amigos".
En segundo término, teniendo en cuenta que para esa
de Gran Bretaña en relación con nuestros asuntos había
56
Foreign Office, por oficio 63/59, número 18, de fecha 2 de setiembre de
1808, había comunicado a Lord Strangford su desaprobación de los
planes portugueses
deanexión;tal comunicación fue recibida al mes
siguiente en Río, Conf. Ruiz Guiñazú, Lord Strangford yla Revolución de
Mayo) y Lord Strangford ya estaba chocando con el Almirante Smith por
el apoyo que éste continuaba prestando a Carlota; bien puede inferirse
ésto que la protección que Peña aseguraba daría Inglaterra a los
'interesados en la Libertad de la patria"se refería a los planes de independencia absoluta" preconizados por Miranda y el grupo masónico
londinense; claro que con las reservas formales que conoceremos y que
propondrá el propio diplomático anglo. Pero el final de la frase aclara aún
más, si cabe, el panorama: allí se afirma que se puede obtener el apoyo
"de cualquier potencia" y la única potencia posible, aparte de Gran
Bretaña, era Francia y la Francia napoleónica no podría apoyar en esos
momentos un plan borbónico y menos lusitano.
Finalmente, lo que no se dice por escrito: No olvide Ud. mis encargos
verbales, que no tengo lugar para escribir todo lo que quisiere; pero le
recomiendo una y mil veces este último párrafo", así finalizan las Instrucciones. ¿Cuáles sino los de esforzarse en convencer a "los amigos"
sobre la necesidad de persistir en los trabajos por la independencia
absoluta, por la que se había estado y se seguirá laborando, terminado
este interludio diversionista, podrían ser esos encargos verbales que no
se habían confiado al papel y cuyo recuerdo se recomendaba 'una y mil
veces'?
Pero hay más; otro elemento de juicio, que en nuestra opinión
confluye para reforzar la interpretación que exponemos, está dado en lo
expresado por Peña en su correspondenciacon Padilla yMirandadefines
de enero de 1809, cuando ya había quedado en evidencia y la delación
de Carlota había cobrado sus víctimas. Esto escribe a Miranda el 24 de
enero:
"Ya he dicho a Ud. que sólo la preponderancia del partido de los
sarracenos en el Río de la Plata, y más que esto el justo temor de causar
una guerra civil y con ella la horrorosa idea de los males que la
acompañan, nos decidió a implorar el auxilio de Inglaterra como medio al
más eficaz y propio para la gran obra de nuestra felicidad y sin costar la
irreparable pérdida de un solo hombre, pero como ya en el día estamos
convencidos que estos heroicos sentimientos han sido desatendidos por
esa Nación y que asimismo ha manifestado el fondo de su interés
particular en el momento en que por una engañada política creyó por
medio de la alianza con España percibir el gran lucro del comercio de las
Américas; en cuya comprobación hemos visto en esta corte grupos de
intrigantes que por nuestra fortuna se han complicado y despedazado con
57
furiosa rabia y en contradicción cada uno se destruye sobre quien nos ha
de gobernar etc., debiendo advertir a Ud. que los tales grupos son
siempre capitaneados o acaudillados por alguno de los ingleses que se
hallan en ésta con alguna representación política lo militar, hemos
determinado obrar pues por nosotros mismos y no sometemos, y puedo
lisonjearme de que estos bajos y despreciables procedimientos, que por
muy poco no han causado la ruina de nuestros Amigos y la mía, ha
resultado la gloriosa satisfacción de que reflexionando nuestros compatriotas sobre sus verdaderos derechos e intereses, se hayan reunido,
acordado y resuelto, con presencia de sus ventajas locales, poder y
riqueza, sostenerse y declarar su independencia absoluta sin la menor
relación ni abatimiento a otra potencia. A este efecto se ha establecido
correspondencia con el Perú y tomadas las más'serias providencias..."
En otros párrafos de la extensa misiva relata Peña el proceso de la
intriga portuguesa en términos que denotan sus verdaderos sentimientos
contrarios a las pretensiones de la Corte lusa, al mismo tiempo que
expresa su satisfacción por el fracaso de la misión del Brigadier Curado,
describiendo así el compromiso asumido por el jefe naval británico:
'... en el interín (no sé por qué medio aunque se habla con poco
respeto sobre el particular) el contralmirante señorSidney Smíth contrajo
una estrechísima amistad con la P. doña Carlota yse propone establecerla y asegurarla en un nuevo imperio..."Por último está determinado que
nuestro incomparable Contucci vaya a Buenos Aires y reuniendo en el
instante de su arribo a aquella capital a todos los Amigos, los haga
entenderel erroren que habían sido envueltos, los gravísimos males que
se seguirían si hubieran obligado a sus compatriotas a seguir el sistema
de la tiranía... Hemos acordado igualmente que se tomen las providencias necesarias para sostenerla guerra contra el Brasil, pues no dudamos
que el Príncipe Regente la declare así como le conste lo de nuestra
Independencia..."(47)
Es decir: primero, que la decisión de apoyar momentáneamente los
planes de la P. Carlota (como la llama Peña) y Smith, estuvo determinada
por el temor de que pudieran triunfar las maniobras del partido alzaguista
("el partido de los sarracenos" lo denomina Peña) fracasadas el 1 de
enero de 1809; segundo: que se proseguía en la vieja idea, nunca
abandonada, de la "independencia absoluta", la misma que en abril del
año anterior proponía Miranda (el grupo masónico londinense) como
"solución necesaria"... En cuanto a los párrafos finales referidos al "error"
en que podían haber caído algunos Amigos" bonaerenses, 'a seguir el
sistema de tiranía"a instaurarse de prosperar los planes carlotinos y a "la
guerra contra el Brasil` su sola mención nos exime de más comentarios
acerca de los reales sentimientos del Dr. Peña.
58
A mayor abundamiento, vamos a conocer ahora lo que en carta
de enero dice Peña a Padilla respecto a los verdaderos objetivos de
misión Paroissien, decidida luego de tener conocimiento de las notas
Memoria remitidas por los "hermanos" porteños a la Corte de Río:
No puedo explicar a Ud. el grado de satisfacción con que le
escribo, ni el valor que me anima al ver que ya los mudos hablan y
ciegos ven, por lo que escribo al General Miranda se impondrá Ud.
la energía con que se intenta la gran obra y que cuando han tenido
espíritu para dirigirse a estos Príncipes en una forma tan solemne lo
tendrán para la empresa más ardua, basta de reflexión, los que
suscribieron los oficios a los príncipes en calidad de diputados fueron
Castelli, mi hermano Nicolás y otros tres patricios que todos son
buenos en todos sentidos... habiendo convenido que de los ingleses
poco se puede esperar, especialmente cuando el intrigante Sr. Sidney
Smith ha declarado que la Inglaterra en las presentes circunstancias
no sólo no favorecería nuestras intenciones sino que habiendo
mandado yo a Parossin (sic) a Buenos Aires con una bien meditada
instrucción para que se estrechase con nuestros Amigos y los manifestara el precipicio en que estaban próximos a despeñarse y mandando diferentes cartas que contenían los planes del Almirante Smith,
obligaron a su soñada emperatriz la Princesa Carlota a que pasase
órdenes a Buenos Aires y Montevideo para que se sorprendiese a
Parossin, se le quitara mi correspondencia e intereses y en efecto se
cumplió a la letra y hoy se halla Parossin preso en Montevideo y aun
lo estuvo mi hermano en Buenos Aires... y (esto) ha causado un terror
inexplicable: pero el resultado es que están nuestros compañeros
determinados a obrar pero sin dependencia alguna. Ya juzgo que
dentro de seis meses a más tardar tendrá el placer de comunicar a
Uds. las noticias de las primeras operaciones del plan para nuestra
felicidad. Para esto lo que sería más importante ejercitar todo el influjo
que se pueda para conseguir separar de esta Corte al Contra Almirante Sr. Sidney Smith..."(4B)
Puntualicemos: primero; Peña se refiere a la importancia que concede
al hecho de haberse dirigido 'los Amigos"en los términos que lo hicieron,
a la Corte lusitana, aceptando los planes carlotistas 'Los mudos hablan,
los ciegos ven..."), pero enseguida habla de la empresa más ardua"que
aquellos demuestran estar en condiciones de afrontar, clara alusión
verdadero objetivo de los trabajos comunes: Ia independencia absoluta",
segunda comprobación: cuando alude a las instrucciones verbales
a Paroissien nos revela lo sospechado: que, en esencia, ellas consistían
tal como lo había manifestado a Miranda en alertar a "los Amigos" que
pudieran abrigar sentimientos monarquistas (Belgrano era uno de ellos,
59
el único de los cinco firmantes) sobre "el precipicio en que estaban
próximos a despeñarse» al apoyar la aventura carlotina.
A nuestro entender nada más podría pedirse como demostración
cabal de cuáles eran los reales fines perseguidos con aquella maniobra
diversionista; de ello estuvieron muy conscientes la Princesa postulante,
el Contra Almirante inglés y también el Ministro Souza Coutinho quien el
20 de noviembre de 1808 alertaba a la Corte sobre el posible mal uso que
podrían hacer los patriotas del nombre "de suAlteza Serenísima ellntante
Pedro Carlos" y de la propia P. Carlota;
"Cuyo nombre, dijo, podrá serviral partido republicano como ellos (los
franceses) se han servido del de Fernando VII, para ocultarsus proyectos
de usurpación..."
Con relación a Sidney Smith cuya separación del cargo Peña consideraba "necesaria", ésta se produjo en junio de ese mismo año en 1808,
siendo de fecha 1 de marzo la resolución correspondiente, signo claro del
cambio ocurrido en la política británica para el Río de la Plata y de la
influencia del grupo masónico londinense en las altas decisiones que
sobre el tema adoptaba el gobierno inglés.
Sin embargo algunos agentes lusitanos radicados en Buenos Aires
parecieron creer en la sinceridad de aquel repentino cambio de opinión;
el 25 de mayo de 1809 Possidonio exultaba; había logrado para la causa
a:
"Manuel Belgrano, secretario del Tribunal del Consulado, persona
docta y respetada... que trabaja bastante por sí y por sus amigos en
beneficio de los derechos de su Serenísima Persona..."
es claro que también se acercaban al agente lusitano personas tales
como el desconocido fraile al que se refiere en su carta del 9 de junio:
"Cierta noche un clérigo y doctor procuró, insistente y cauteloso",
conocer los planes carlotinos, pregúntele en nombre de quien hablaba,
del Obispo, del Gobierno, de la Audiencia y del Cabildo (dijo) porque le
constaba que todos estaban en esa disposición;... era de los mismos que
cuando anteriormente había sondeado me salían con la independencia,
alabando mucho al virrey y a los ingleses..."(42).
Pero allí estaba Felipe Contucci, quien al tanto del doble juego de los
patriotas, propone a la Corte una solución drástica y urgente: la Princesa
debe presentarse frente a Buenos Aires con una flota de guerra, mientras
un ejército de diez mil hombres entre los que no debe haber ningún
inglés", sitiaría Montevideo:
"... de esta manera quienes en Buenos Aires tienen intereseds en la
otra Banda lo mismo que los que no tienen nada que perder, atemorizados seconforman. Cesan de golpe todas las dudas yse disipan los partido
sde que mucho se recela. Sabida la existencia de tropas en la Colonia,
60
sembrados aquí papelitos de convencer (sic) corriente que los de
montevideo se hallan sujetos, todas las tentaciones se desvanecen y
haciendo de la necesidad virtud dirán todos lo que en este momento
quieren muchos" (50).
También titubeaba el anterior optimismo de Possidonio; en su caso
las dudas se referían a quien en ese momento se había convertido en el
eje de la situación militar bonaerense: Don Cornelio Saavedra. Alude a
explicando que recién se atrevió a sondearlo luego de la especial
intervención de un importante personaje portugués amigo del militar:
"Se temía a Saavedra, comandante de la mayor fuerza..." asegura y
agrega que respecto a los planes carlotinos le había expresado que "...
estaba de acuerdo pero que no se lo revelase a nadie, muyparticularmen
te a Contucci y menos al Asesor (Belgrano)..."
Mientras así se entretenía a los agentes lusos, los conspiradores
criollos apuraban sus planes de insurgencia que abarcaban todo el
virreinato. En efecto, en Chuquisaca se agravó la conflictiva situación en
que el Presidente Pizarro y el Arzobispo, acusados de carlotistas, se
enfrentaban a los Oidores de la Audiencia, circunstancia que aprovecharon los patriotas (entre los cuales: Ulloa, Monteagudo, los dos Zudañez,
Michel y numerosos miembros del bajo clero) que desde 1808 laboraban
activamente en proyectos independentistas. Así sintetizaron aquel panorama altoperuano denunciantes españolistas, dirigiéndose al Virrey:
"... eclesiásticos y seculares... ya prorrumpen en discursos libres y se
desahogan en continuos pasquines que les introducen hasta en sus
cuartos..."(51)
El 25 de mayo de 1809 los revolucionarios conmovieron al pueblo,
prendieron y destituyeon a Pizarro y enviaron delegados a la ciudad de
La Paz y otros pueblos de la región. En La Paz el estallido se produjo el
16 de julio y sus dirigentes, que lo mismo que en Charcas, eran en su
mayoría "hermanos irregulares" y jacobinos; (52) dieron el tono radical e
independentista al movimiento. Apresaron y destituyeron al Gobernador
Dávila, dominaron el Cabildo, destituyeron al soberbio obispo de la Santa
y Ortega y crearon una Junta Tuitiva presidida por el proto mártir
americano don Pedro Domingo Murillo, e integrada entre otros destacados patriotas por el ex profesor de don Mariano Moreno y amigo de
Castell¡, el Dr. José Antonio Diez de Medina.
La intención emancipadora del alzamiento paceño quedó definida en
el texto de su primer Proclama que entre otras cosas dijo:
"Ya es tiempo de organizar un sistema nuevo de gobierno fundado en
los intereses de nuestra patria altamente deprimida por la bastarda
política de Madrid. Ya es tiempo, en fin, de levantar el estandarte de la
61
uoertao en estas desgraciadas colonias".
La empresa altoperuana tuvo éxito inicial más, habiendo sido planteada como complementaria de un similar levantamiento que debía ocurrir
en Buenos Aires yque hubo de ser postergado porcausas que enseguida
conoceremos, quedó aislada, siendo sofocada por las tropas que enviara
el virrey de Perú, bajo el comando de Goyeneche. Que su motor estaba
en BuenosAires lo confirman los papelesmanejados por los revolucionarios de La Paz (53) y el relato que de sus actividades hace Moldes en su
"Exposición acerca de sus servicios a la causa pública"suscrita en octubre 26 de 1816 (Cont. Bernardo Frías, Historia de Güemes y de Salta)
donde expresa que habiendo regresado de España a Buenos Aires el 7
de enero de 1809, sus "hermanos" porteños le encomendaron la tarea de
propagarla idea (emancipadora) en todos los pueblos de mi tránsito (cita
Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta) y en La Paz lo hice con
don Clemente Diez de Medina, en Cochabamba con Don Mariano
Medina, tesorero de aquella ciudad".
Finalmente lo confirma el propio virrey Abascal quien en su Memoria
de Gobierno, escrita en 1816, afirmó:
.. que el mal se hallaba concentrado en Buenos Aires es una
proposición que no necesita más prueba que las dadas hasta aquí..."
La sangrienta represión perpetrada por Goyeneche en La Paz dio a
nuestra América, entre otros, uno de los grandes mártires que las
historias oficiales han olvidado: su jefe, el mulato, Murillo quien antes de
su ejecución nos legó vibrante mensaje libertario:
"Yo muero pero la tea que dejo encendida jamás se apagará en
América". "Esa voz se oye como una esperanza en todas las horas de
dolor e injusticia, y a su conjuro se encienden los corazones"nos dice
Manuel Carrasco en su libro "Pedro Domingo Muüllo, abanderado de la
libertad".
En Buenos Aires, los planes de insurrección que habían preparado
criollos en combinación con el Alto Perú, fueron postergados al conocerse
la llegada a Montevideo de don Baltasar Hidalgo de Cisneros con el título
de virrey y reservadísimas instrucciones para el arreglo de la caótica
situación del territorio jurisdiccional.
El 28 de agosto el Dr. Peña escribe a Miranda, informándole que
mientras los patriotas porteños entretenían a los portugueses, a su vez
preparaban los planes de su "gran empresa":
mas la imprevista llegada del nuevo Virrey a Buenos Aires, don
Baltasar de Cisneros, el que según las últimas noticias tomó el mando
30 pdo. ha suspendido el progreso de los tan bien meditados como
importantes proyectos; horroriza las fatalidades que se teme caerán
sobre aquella mi apreciable patria..."
62
Tan profunda como ésta fue la impresión que la novedad del arribo
nuevo virrey produjo en el abigarrado grupo de emisarios portugueses
que trabajaba en Buenos Aires. La reacción de Possidonio es patética:
16 de julio escribe a Río comunicando que con tal noticia Buenos
ha entrado en nueva efervescencia, califica la situación de amenazadora;
agregando que se comenzaba a hablar de resistlr^y de "hacerJunta".
Malditos franceses aliados del demonio" exclama el 20 de julio y se
lamenta que todos los extranjeros incluso losportugueses"actúan
facciones.
Entre tanto Cisneros, que en primera instancia conoció, por boca
Elio, Alzaga y los otros capitulares bonaerenses asilados en Montevideo,
una dramática versión de lo que ocurría y podía ocurrir en la Capital
llegada (versión que sabemos fue atemperada después por agentes
masónicos aquí radicados) envió por delante al Mariscal Nieto como
Gobernador de Armas, con órdenes de hacer entrega a la Audiencia
gobierno político. Los patriotas debieron reestructurar los proyectos
habían quedado pendientes, y trataron de convencer a Liniers para
hiciera resistencia ya que se sabía que el nuevo virrey venía con órdenes
de reintegrar a los antiguos cabildantes en las funciones de que habían
sido desposeídos en enero, armar los cuerpos españoles disueltos,
posesión a Ello de la investidura de Inspector General de las tropas
todo el ivrreinato y remitir a Liniers a la Península.
Esto significaba el gran triunfo de Alzaga y su partido; los miembros
de los cuerpos desarmados en enero lo entendieron así y excitados
duda por órdenes de Don Martín "rompen las hostilidades contra los
criollos por medio de pasquines, frente a frente, de lo que resultarán
pésimas consecuencias"teme Possidonio.
En correspondencia anónima del mes de julio, otro agente lusitano
informa acerca de los urgentes conciliábulos que celebran los logistas
patriotas cuyo jefe político parecía ser Belgrano y su principal mentor
por lo menos el de mayor predicamento entre ellos, nuestro ya conocido
Vicente Anastasio Echevarría.
Dice el informante que en la sesión decisiva, los conspiradores
patriotas habían estado en desacuerdo: un grupo encabezado por
Belgrano y compuesto por Pueyrredón, Viamonte, Castelli, Passo y
Rodríguez Peña propuso continuarla resistencia que organizaban para
oponerse a Cisneros- don Vicente Anastasio Echevarría encabezaba
otro grupo"compuesto entre otros por Díaz Velez, Terrada, Azcuénaga
y Martín Rodríguez que contradijo esta resolución calificándola de
tempestiva y poco sensata en ese momento°, proponiendo que se
cediese como el primero de enero", esto es, que las milicias debían
reforzar el poder que Llniers detentaba", induciéndolo a entenderse
63
el sustituto para que éste desistiese de la aplicación del plan reaccionario
ya que una guerra civil era inevitable si se ponía en práctica"asegurando
que "Liniers allanaría todas las dificultades". Triunfó este arbitrio nombrándose "una comisión integrada por el mismo Echevarría, Martín
Rodríguez y Passo" para cumplir la delicada misión. Señala el agente
anónimo que a esta sesión waltaron solamente Saavedra y Pedro Andrés
García" íntimo suyo y coronel de Cántabros y montañeses.
Tal como lo asegurara don Vicente Anastasio, Liniers aceptó la
sugerencia; siguiendo a los miembros de la Real Audiencia y acompañado de Martín Rodríguez viajó a Colonia donde estaba Cisneros. El nuevo
virrey, estuvo de acuerdo en permitirque Liniers se retirara momentáneamente á Mendoza, admitiendo después su establecimiento en Córdoba,
en lugar de obligarlo a viajar a España como venía decidido; desistió de
rearmar a los cuerpos dispersos y dejó a Ello en Montevideo. Otra vez las
expectativas de Alzaga y sus amigos quedaban burladas.
Importa precisar que en el caso de Cisneros los "hermanos" criollos
de ambas corrientes,-al tanto de las gestiones que el partido alzaguista
realizaba ante las autoridades metropolitanas para lograrla sustitución de
Liniers-,habían decididojugar ellos también sus cartas en España. Para
lalfin enviaron a la península al comerciante y"hermano" José Rivadaneira
quien en sus Memorias relata así los entretelones de su misión:
era necesario despojar a Liniers de su autoridad para que,
pareciendo como mero particular, cesara el influjo y el prestigio de todas
sus relaciones. Me encargué de este proyecto de acuerdo con vanos
individuos que nos reunimos para realizar tan grande objetivo (en una
nota especifica: "Castelli, Belgrano, Vieytes, Larrea, Azcuénaga, Moreno,
Passo, Arias, Leyva y otros individuos acordamos la remoción de Liniers
asumiendo la personería del ilustre Ayuntamiento (del que ya habían sido
removidos los principales alzaguistas y en el que Leyva fungía como
secretario), dándome crédito para pediralgobiemo peninsularsuabsoluta
remoción, con el pretexto formidable en aquella época de ser el Virrey
natural de la Francia. Continué mi viaje a la Península hasta haber
arribado a Sevilla, donde residiendo la Junta Central supe hacer tan
oportuno y buen uso de los poderes que no sólo se separó al virrey, sino
que le sucedió un general pasivo, solicitado por mí de este temple para
que cuando llegasen los momentos que el pueblo proclamase sus
imprescriptibles derechos, no hallara en aquel jefe la tiranía y el furor
español..."
Pero los trabajos que los patriotas bonaerenses realizaron en el
sentido indicado no quedaron ahí, sino que llegado a Montevideo el
"general pasivo"y pasado el primer momento de asedio á que lo sometieron los españolistas empecinados, fue abordado y aleccionado por
64
"hermanos" vinculados a los patriotas porteños; así lo confirman los
términos de una correspondencia que el 12 de julio de 1809 remite a su
padre, don Diego Agüero, el comerciante francmason Blas Antonio
Agüero, radicado en Montevideo:
"El Virrey salió a las 10 para la Colonia, dice el hermano del cura
Julián, bien desengañado de lo que muchas infernales lenguas de este
pueblo le habían metido en la cabeza" (55).
Ya en Buenos Aires el nuevo virrey dispuso la vuelta de los expulsados capitulares y decidió adoptar medidas contra los agentes portugueses. Los primeros en marcharse fueron el Dr. Guezzi y el Capitán Pedro
Antonio Alvarez; a Contucci se le intimó el abandono del territorio en
veinticuatro horas y ya vimos cómo en la nota en que reclama de esta
medida confiesa el doblez de su conducta para con los patriotas y con el
mismo Miranda a quien, todavía en agosto de 1809, trata de enrredar con
las insólitas proposiciones que enseguida conocemos:
Después que llegué a esta capital que fue a fines de abril, hallé un
partido por la independencia absoluta apoyado por las personas que
hacían la primera figura en este importante negocio, los cuales después
de oírme se han explicado en los términos siguientes: Ciertamente hemos
convenido en la importancia ynecesidad de propende ra la independencia
de América de toda dominación europea, sea cual fuera, pero no
podemos conformar con ideas de constitución democrática porque después de haber examinado, discutido y comparado cuanto es necesario
para ello, es visto que falta todo y que seríamos infelices en intentarlo. Por
tanto hemos adoptado el sistema de que se centre la independencia
española en una forma monárquica, regularyconveniente, para cuyo fin
están tomadas todas las medidas necesarias de que no podemos ni
debemos separamos. Los derechos, el talento y las virtudes de S.A, R.
Infanta de España Princesa de Portugal y Brasil doña Carlota Joaquina
son dignos etc... Me han persuadido y lo estoy de que estas ideas son las
que conviene mantener... y desde aquel momento uní con la mía la suerte
de S.A. Esperamos ver a V. E. unido íntimamente con nosotros y que
trabaje en esa Corte en analogía con nuestras ideas... No hay remedio,
estos son los sentimientos generales" (56).
Completando esta reveladora digresión vamos a conocer la escueta
respuesta dada por Miranda, recién en agosto de 1810, a las proposiciones contuccianas; sus términos definen una vez más la firme línea política
mantenida por el grupo masónico londinense durante el tiempo en que
patriota venezolano tuvo allí predicamento y liderazgo:
'Tengo recibida, dice Miranda, hace algunas días, por manos del
Contralmirante SirSidney Smith, la carta de Ud. del22 de agosto de 1809,
junto con el documento que la acompaña etc. Esta nueva idea me parece
65
tan extraña como opuesta a sus antecedentes... y aun a mis opiniones
sobre América. De modo que Ud. en lugar de seguirla opinión pública de
esos pueblos se pone ahora por la opinión particular de diversos partidos
a querer gobernar esos países según el interés de cada facción; el
resultado será siempre desastroso para ellos y para los que fueron
engañados". Finaliza don Francisco proponiéndole el ejemplo de Caracas y le remite el N° 26 del Correio Braziliense. (57)
Volvemos al Buenos Aires de Cisneros donde continuaba el desbande de los agentes lusitanos; sólo Possidonio se mantuvo firme informando a su Corte a mediados de noviembre que el virrey 'temiendo una revolución'y en vista de la ninguna esperanza de Europa".,
"Contaba, según lo afirmado por quien tiene razón para saberlo, para
sobreponerse alas contingencias con formar una Junta, quedando él
como Presidente y general perpetuo" (58).
Esta noticia ilumina el complejo panorama del proceso de Mayo;
vemos que está ya pensada, desde fines del año nueve, la fórmula de
escape que el virrey y los restos del partido alzaguista buscarán y lograrán
imponer por unas horas el 24 de Mayo del año siguiente.
El requiem para esta etapa de los trabajos lusitanos en Buenos Aires
estuvo a cargo de Contucci quien, desde su refugio de Montevideo, singular hasta en esto, el múltiple agente se había casado con Josefa
Oribe, apasionada partidaria de la emancipación y activa participante de
los trabajos revolucionarios-, escribió:
Las intrigas del nuevo virrey y las desgracias de la Península
desbarataron enteramente el partido (carlotista). El de la Independencia
tomó ascendiente. Todo presagia que el territorio de Buenos Aires va a
formar un Estado independiente".
Una nueva circunstancia, favorable a los intereses de los patriotas
porteños, vino a agregrase a fines del año 1809, consecuencia de
medidas adoptadas por Cisneros en perjuicio de los comerciantes ingleses actuantes en la capital.
En efecto, ese año el virrey, impulsado por las necesidades del erario
que experimentaba un déficit superior al millón y medio de pesos, y
justificado por el informe favorable de Belgrano y el conocido alegato de
don Mariano Moreno, su "Representación de hacendados y labradores°,
adoptó, -no obstante la oposición de los círculos monopolistas y sus
representantes oficiales: el Cabildo y el Consulado y del delegado de los
comerciantes gaditanos don Miguel Fernández de Agüero-, medidas
concretas de libertad de comercio lo que favoreció el ingreso masivo de
mercaderías inglesas en los depósitos y almacenes de los mercaderes
esa nacionalidad.
Asimismo se dio seguridades a los británicos de que se les permitiría
66
comercializarlas personalmente y sin ningún impedimento.
Mas, luego, Cisneros, retrocediendo ante presiones de los poderosos
monopolistas, dictó sucesivas resoluciones por las que, prácticamente,
se expulsaba del país a los súbditos de S.M.B. a quienes a fines de
diciembre concedió un plazo de ocho días para salir del virreinato.
Esta draconiana disposición comprometía la suerte de un millón y
medio de pesos, valor de la mercadería bajada a tierra» (59).
Arbitrariedad de tan costosos alcances motivó la lógica reacción de
los perjudicados y aun la del Lord Strangford, sin que Cisneros cejara en
sus propósitos deportatorios; por el contrario reiteró el ultimatum que
venció el 31 de marzo. Podemos imaginar cuánto habrá pesado en el
ánimo del diplomático inglés y en la actitud de sus conciudadanos esta
inflexible decisión.
Es posible que se hayan iniciado en esos días las relaciones directas
o por medio de Peña entre el procónsul inglés y los revolucionarios
bonaerenses. A ellas se refiere Strangford en nota dirigida, -el 10 de
junio de 1810 al Marqués de Wellesley, antes de tener noticia de haberse
producido la revolución-; allí comunica a su superior que los dirigentes
del partido criollo mantienen conmigo comunicaciones confidenciales"
habiéndose limitado por su parte:
a dales seguridad en general, sobre lo cual no pierdo la oportunidad
de repetirles de que en el supuesto de que le Gobierno de S.M. se viera
inclinado a apoyar la causa de la independencia (lo que sin embargo no
tenía autorización de ofrecer) habrá solamene dos circunstancias que
podrían impedir que Inglaterra adelantara a ofrecerse como amigo
eficiente y protector de las Colonias españolas, a saber una prematura
tentativa de parte de las colonias de convertirse en estados independientes antes de decidirse al destino de la madre patria, o cualquier clase de
atención que prestara a las propuestas que pudiera hacerles Francia u
otras potencias bajo su contralor. Esta declaración la he hecho clara y
repetidamente y tuve oportunidad de hacerla poner en conocimiento de
todos los partidarios de la independencia de Buenos Alres, porintermedio
de una persona perteneciente a ese partido..."
Extenso, substancioso, este documento es prueba fehaciente de la
existencia de comunicaciones directas y reiteradas, previas al estallido
emancipador y contemporáneas de los hechos que venimos comentando, entre el diplomático británico y el grupo de elementos porteños
radicaba en Río y, por su intermedio, con los que actuaban en Buenos
Aires; contiene además múltiples observaciones sobre el panorama
político de la Capital virreinal, el peligro del partido `francés", sin duda el
radical morenista, de las maniobras del gobierno galo y aun de "otro
gobierno que no descuidará esta situación, me refiero a los Estados
67
Unidos de América".
Importa, asimismo, transcribir algunos comentarios muy ilustrativos
contenidos en aquel oficio, en los que se hace referencia a los partidarios
actuantes en el puerto bonaerense:
"Creo quees erróneosuponer que no existe un fuerte y formidable
parlido francés en la América española. Los españoles nativos simpatizan con Francia como natural consecuencia de su aversión hacia
Inglaterra, arraigada o inconmovible; ellos saben que nada deben temer
de Francia en materia de competencia comercial; y en el caso de la
subyugación de la Madre Patria, estarían deseosos de involucrar a las
colonias en un destino análogo, sea aceptando una independencia
nominal, garantizada por Bonaparte o por el reconocimiento del nuevo
gobierno que pudiera establecerse en España. Una clase enteramente
adicta a Francia es la constituida por los funcionarios de la Magistratura
y los profesionales intelectuales, quienes simpatizan con aquella nación
debido a las publicaciones difundidas; desgraciadamente esa gente tiene
influencia local".
Si nosotros recordamos la alianza existente hasta los sucesos de
enero de 1809 entre el partido de los "españoles nativos" alzaguistas y
partido o grupo morenista (que de alguna manera persistió con la
presencia de dos "españoles nativos", Larrea y Matheu, como vocales de
la Junta del 25 de mayo), nos podemos explicar esas referencias de lord
Strangford y, comprender, que la personalidad de Moreno y el papel que
desde un primer momento asumió el gran Secretario como conductor de
la política de la Junta Provisoria debió provocar tempranas aprehensiones en quien emitiera el juicio que antecede.
Pero esto es adelantarnos demasiado, veamos ahora lo que el Lord
pensaba de su partido, del grupo de logistas "regulares".
"No hay duda, en el momento actual, que los sentimientos de los
españoles americanos (en contradicción con los españoles nativos) se
inclinan hacia Gran Bretaña. Es hacia ella que miran para obtener
protección y esperan solamente el mínimo de apoyo que pueda ofrecer.
Pero el valor de la protección será apreciado por el empeño en que fuera
ofrecido y es tan ardiente el deseo general de independencia que a pesar
de su actual inclinación hacia Inglaterra, no es difícil que se modificarán
totalmente dichos sentimientos si Francia se anticipa a ofrecerles protección... se desea Independencia: si fuere posible bajo la protección de
Inglaterra, pero a toda costa la Independencia".
Tales afirmacions definen la verdadera posición sustentada entonces
por los "hermanos" revolucionarios de todas las corrientes. Importa
subrayarlo una y otra vez: todos los luchadores de la etapa inicial actuaron
con la convicción que tan bien define el párrafo final del informe
68
strangfordiano: 'a toda costa la Independencia'. Aún la mayoría de los
francmasones de adhesión londinense, sometidos en todo lo demás a la
disciplina de la Orden, rechazaron en materia política toda decisión de la
central ideológica que pudiera contradecir aquel fin que para ellos era
sagrado.
Volviendo al examen de lo que ocurría en Buenos Aires en los
primeros meses de 1810, sabemos por un informe que el Embajador
español en Río Marques de Casa Irujo remitió a sus superiores, cuál fue
la reacción de los comerciantes ingleses enfrentados a la angustia y
gravamen que les provocaban las medidas expulsorias dictadas por
Cisneros. En ese documento el diplomático hispano protesta contra los
mercaderes británicos y los capitanes de barcos ingleses anclados frente
a Buenos Aires por "haberaplaudido al pueblo estimulándolo a la formación de la Junta", así como por realizar otros actos similares de solidaridad
y ayuda con posterioridad a su instalación. José de Salazar, Jefe de
Apostadero Naval español en Montevideo, encarta de13dejuniode 1810,
había dicho por su parte a Casa Irujo: 'los comerciantes ingleses terminaron la revolución"(60).
En efecto, organizados en el Comercial Room, tos mercaderes
anglos, en su mayoría francmasones, apoyaron a sus cofrades por
inclinación y por necesidad.
El primero de enero de 1810, los revolucionarios criollos dieron otro
paso adelante en su proyecto dirigido a ocupar nuevas zonas de poder
hasta ese momento dominadas por los españolistas. En esa fecha se
celebraban las elecciones de nuevos cabildantes. Los logistas patriotas
desencadenaron una verdadera "guerra de nervios" para lograr que
Alzaga y sus tenaces amigos aceptaran que el cuerpo capitular fuera
integrado con igual número de españoles y americanos. Alzaga en carta
del 26 de diciembre de 1809 al Dean Funes, explica:
"El poco éxito que han tenido las empresas de los insurgentes en
Perú, particularmente en La Paz, cuyos resultados se acaban de publicar
pororden de S. E., es regularque contenga bastante los inicuos proyectos
concebidos en esta capital y anunciados para el primero de año... desde
el24 están todas las tropas acuarteladas, si bien que los tres cuerpos de
europeos permanecen hasta ahora sin armas... Las elecciones de aquí
se harán sin el ruido que se preconiza y algunos desearan, de cuya
condición son las especies que se han hecho correr".
Pero don Marlín escribía lo que antecede desde el convento de los
frailes franciscanos donde guardaba prisión bajo custodia de "un sargento y doce soldados del Cuerpo de Patricios'; en tales condiciones se
allanó su partido a aceptar la solución propugnada por los patriotas,
solución a la que no debe haber sido ajena la influencia de don Mariano
69
Moreno, Asesor de la Corporación. Alzaga, disgustado, se negó a formar
parte del cuerpo mixto.
El propio Liniers, ya en Córdoba, hacía su aporte al descrédito del
antes poderosodonMartín y del impetuosoElio cuandoen carta del 19
de mayo de 1810 decía a Cisneros:
"Dime ¿no te dije que Elio es un pícaro revoltoso, que Alzaga y sus
demás coaligados eran unos hombres perversos, que te declarases
abiertamente por el partido más fiel y dominante que había sostenido la
autoridad el día primero? (61).
Tenemos así que el terreno político, social y militar se presentaba muy
favorable y despejado para las tareas definitivas que pensaban emprender los patriotas. Faltaba tan sólo el pretexto idóneo para dar el último
empuje y aquel llegó de Europa cuando, el 15 de mayo, una fragata
inglesa procedente de Gibraltar trajo las noticias de una nueva derrota
española en Ocaña y de la disolución de la Junta de Sevilla. Se creyó en
el fin. Los criollos vieron la oportunidad esperada y pidieron Cabildo
abierto y de los forcejeos agónicos del debilitado partido españolista, de
los postreros esfuerzos de Cisneros por asegurarse los sueldos y honores", de los clásicos titubeos zorrunos de Saavedra y de la prudencia
de los logistas "regulares", surgió la laboriosa transacción procesada
desde el 22 al 24 de Mayo. La que fue en realidad Primera Junta porteña
quedó presidida por Cisneros a quien acompañaron: el cura Juan
Nepomuceno Sola, el comerciante José Santos Inchaurraga y los patriotas Saavedra, por las fuerzas armadas, y Castell¡, por los grupos políticos
criollos.
Creemos que en ese momento, como en todos los instantes culminantes de los procesos revolucionarios, el factorhumano, lacalidad personal,
influyó decisivamente en tal resultado, verdadera salida transaccional
que daba al partido españolista el necesario respiro y le concedía un
tiempo vital para reorganizarse y obtener apoyos militares y políticos del
exterior y de las provincias interiores y, si las noticias de la metrópoli
cambiaban de signo, también una posible variante favorable en la opinión
pública y en el equilibrio de las fuerzas sociales y militares que en el
momento le era adverso. En este caso la circunstancia frustrante parece
haber estado representada por la personalidad "cuidadosa" y conservadora de Saavedra, el hacendado-comerciante y militar-militarista, que en
ese momento era árbitro de la situación en virtud de la importancia de la
milicia bajo su comando y del prestigio que mantenía entre el elemento
jerárquico castrense. Dice de él Ignacio Núñez en sus Noticias Históricas:
"El (Saavedra) había entrado en la revolución más bien arreado que
convencido; originario de una familia no común, educado entre la clase
más vanidosa celos españoles, de costumbres moderadas ytimoratas..."
70
De las Memorias Curiosas escritas por Juan Manuel Beruti, hermano
del connotado revolucionario de Mayo, extraemos:
"Estos jefes expatriados (French y Beruti, apanados de Buenos Aires
con motivo de los sucesos del 5 y 6 de abril de 1611) y algunos de los
vocales como Peña y Vieytes, fueron los que a costa de sus vidas y
haciendas depusieron al virrey Cisneros del mando, formaron una Junta
y dieron libertada la patria... ysentaron a Saavedra que no contribuyó en
cosa alguna a ello; antes al contrario, se retiró sabiendo la cosa a su
chacra para no intervenira la cabeza de la tropa, como lo hizo sin salir de
su cuartel..."
Finalmente Manuel Moreno, testigo presencial de los hechos igual
que los anteriores, consigna en sus Apuntes, refiriéndose ya a los
sucesos del día 25:
0511 prestar (Saavedra) el juramento de estilo al ingreso de sus
funciones lo acompañó de una protesta, en que dijo que sólo obligado por
el pueblo y la fuerza de los sucesos se resignaba a admitir y ejercer el
cargo. Este hecho no se funda en rumores o imputaciones, sino que
consta del Acta del Cabildo, ante quien se dio el juramento".
A esa personalidad acomodaticia, indecisa, se contrapuso otra
impulsiva, decidida, radical: la de don Mariano Moreno. Este, habiendo
acompañado el voto dado por los "tibios" a la moción de Martín Rodríguez
(un hombre de Saavedra) que concedía al Cabildo la posibilidad de
ejecutarla maniobra transaccional, ya en la misma noche del22 comprendió su errory así lo refiere el historiador Vicente Fidel López, trasmitiendo
la versión recogida de su padre, el logista "regular" don Vicente López:
Muy tarde ya (mientras se votaba en el Cabildo) al pasar don Vicente
López por una de las bancas más excusadas, reparó en el doctor don
Mariano Moreno, quien acurrucado en un rincón (la noche era extremadamente fría y húmeda) parecía cabizbajo. -¿Está Ud. fatigado? Estoy caviloso y muy inquieto- ¿Por qué? Todo ha salido bien. -No
amigo, yo he votado con Uds. por la insistencia y majadería de Martín
Rodríguez, pero tenía mis sospechas de que el Cabildo podía traicionarnos; y ahora le digo a Ud. que estamos traicionados. Acabo de saberlo,
y si no nos prevenimos, los godos nos han de ahorcar antes de poco,
tenemos enemigos; algunos que quizá sean los primeros en echarnos el
guante".
Por eso, confirmada la sospecha de Moreno al conocerse las designaciones hechas por el Cabildo, el mismo 24 la Logia o Club morenista
inició intensa labor de agitación entre sus adherentes y los milicianos y
oficiales menores de los cuerpos patriotas; Chiclana y Moreno penetraron
en los cuarteles arengando, explicando, convenciendo, mientras el
cartero French, Dupuy y el funcionario Beruti, cabezas del grupo de
71
milicianos denominados "Chisperos",-que también integraban Manuel
Artigas y Felipe Santiago Cardoso-, movilizaban a sus amigos del
común, los Manolos. Por su parte, dandola razóna Moreno, y para
quedar rezagados en la reacción que así se iniciaba, los elementos del
partido "regular": Belgrano, y Rodríguez Peña, reunieron esa misma
noche su logia a cuyos trabajos invitaron a elementos del partido
morenista, acordándose allí un plan para las acciones del día siguiente
la nómina de la que resultaría laverdadera Junta revolucionaria de Mayo.
Fue este un triunfo, el primero y último de la corriente radical sobre
grupo militarista de Saavedra; sus efectos se apreciaron mientras duró
Moreno en su cargo de Secretario.
Ncx. t?
Pig. t
GAZETA DE BUENOS-AYRES.
JUEVES 7 DE JUNIO DE agio.
Rae-.í temporum felicitate, ubi setrtire que -oelir,
et qu.e sentias, dicere licet.
Tacito lib- :. Hist.
Reproducción facsimilar, reducida, de la portada del primer número de
el in.etrumentn difusor del pensamienta moreniano
72
3. EL PERIODO MORENISTA
DE LA REVOLUCION
"Como el célebre Burke, el Dr. Moreno estableció un Club en Buenos
Aires para proporcionar un punto de reunión a los amigos de la libertad
y propagar los conocimientos, esta Sociedad se reunía todas las noches
en una casa privada".
Manuel Moreno, Vida y Memorias de Mariano Moreno
"Los revolucionarios... con sus infames escritos, que hacen mayores
estragos que los ejércitos más aguerridos, porque ganan la opinión..."
José María Salazar, 4 de diciembre de 1810
PREÁMBULO
"Patria mía, ¡cuántas mutaciones tienes que sufrir! ¿Dónde están
noble y gran Washington las lecciones de tu política? ¿Dónde las reglas
laboriosas de la arquitectura de tu grande obra? Tus principios y tu
régimen serían capaces de conducirnos, proporcionándonos tus luces, a
conseguir los fines que nos hemos propuesto".
Mariano Moreno. Plan Revolucionario de Operaciones
Hasta el momento en que se produjo la reacción del elemento
morenista contra las resoluciones de los días 22 al 24 de mayo, los dos
grupos patriotas habían actuado mancomunados en sus esfuerzos,
coordinada su acción, movidos por el común objetivo de lograr el poder
político, primer paso de su proyecto emancipador.
Ya en las acciones de los días 24 y25, con su recurso a la movilización
del elemento popular integrante de las milicias, y de la juventud inquieta
y despierta, definía el morenismo una de las aristas más destacadas de
su metodología revolucionaria, esto dijo al respecto don Andrés Lamas en
su trabajo sobre la revolución de Mayo:
"El verdadero historiador tendrá que estudiar esos elementos (la
gente modesta que encabezó la reacción revolucionaria de aquellos día)
en los cuarteles de los patriotas, en los clubes, en los cafés en que se
reunía la juventud... Ese estudio explicaría, a nuestro sentir, todos los
trastornos y toda la descomposición que produjo la revolución; explicaría
las luchas individuales y la preponderancia del militarismo"(62)
Estoy de acuerdo en que el temor al pueblo, a esa "gente mínima"
como la llamara algún jefe represor, fue el que impulsó mas tarde a los
73
logistas anglófilos a consentir, cuando no a provocar Ya preponderancia
militarista» iniciada con el golpe saavedrista del 5 y 6 de abril de 1811 y
que dejó como saldo del período comprendido entre este episodio y abril
de 1820 un número cercano a los treinta golpes militaristas.
Fue el populismo republicano, democrático y civilista, característica
definitoria del pensamiento del masonismo «irregular" y así quedó evidenciado en Buenos Aires durante el lapso morenista. Será el propio
Saavedra quien, luego de su "hazaña" militarista de abril de 1811,
creyendo denigrarlo, dirá de Moreno que "quería hacerse cuanto menos
un tribuno de la ~e"(63).
De cualquier manera debe quedar bien claro que en Mayo no parece
haberse manifestado el pueblo porteño como tal, ni como opinión pública
consciente, esclarecida; ni aun físicamente, como multitud exaltada y
actuante, en los eventos de la Plaza del Cabildo y el Fuerte. Pensamos
sí que el día 25 participó,-junto con los elementos populares del partido
morenista: French,Beruti, Manuel
Artigas, Dupuy, Felipe Santiago
Cerdoso, Agustín Donado-, mucha gente de pueblo encuadrada en las
milicias, actuando como milicia, organizada y dirigida por sus jefes (por
mí y por seiscientos"firman French y Beruti la representación del día 25,
refiriéndose a los milicianos del cuerpo de su mando).
Antes de entrar al examen de las que consideramos importantes
proposiciones políticas sostenidas por el morenismo, debemos efectuar
algunas apreciaciones de carácter genérico.
Visto con perspectiva histórica y prescindiendo de las naturales
debilidades y fallas inherentes a la condición humana, sostenemos que
todos los protagonistas de aquellas luchas primeras y fundamentales,
militantes de una u otra vertiente masónica o quienes simplemente se
integraron a sus partidos o a la lucha sin pasar por la etapa iniciática de
las logias, estuvieron siempre riesgosamente empeñados en combatir la
opresión y a los opresores, en Ierminarcon la tiranía ylos tiranos", como
sostuviera Moreno, en trabajar por la Independencia absoluta", por la
Libertad y la dignidad del Hombre. Todos ellos fueron meritísimos y en
medida de sus posibilidades personales, morales e intelectuales,-unos
arriesgados, vehementes, exaltados, arremetiendo contra todo obstáculo, a veces contra toda consideración de interés personal; otros pacientes, moderados, racionales, a veces en extremo; otros, en la zozobra
permanente de los pesimistas, de la indecisión, por temor o exagerada
prudencia; los menos, inclinados al personalismo-, lodos se jugaron y
contribuyeron todos a preparar, generar y encauzar los primeros pasos
de aquella corriente de opinión que permitió a los americanos platenses
enfrentar al sistema colonial y concretar aquel grande avance que
significó vencer sus últimas resistencias e iniciar el largo, inconcluso
74
camino de la liberación, que ellos sabían, y nosotros constatamos, pasa
necesariamente por la integración de todas las patrias iberoamericanas
en la gran nación-continente que natural e históricamente constituyen.
A) DEFINICIONES
Pasaremos ahora al examen de las proposiciones básicas que
distinguieron la doctrina del morenismo. En primertérmino las soluciones
que éste postulaba en materia institucional y que ya fueron anunciadas
al tiempo de formarse la Junta Provisoria del 25 de Mayo por Larrea,
destacado "hermano" de la Logia Independencia y miembro de esaJunta
quien manifestó a su amigo Mister Cook, piloto de marina, norteamericano, vinculado a sus negocios de consignación, que lo que se trataba de
organizar era:
"Un gobierno semejante al de los Estados Unidos en todo cuanto lo
admitiese el genio y la costumbre del país".
La solución republicana es la que van a proponer los hombres de la
corriente "irregular en toda la América ibérica. Eso proyectaban los
insurgentes mineiros de la frustrada revolución de Tirandentes, igual
solución propusieron los levantados paceños de 1809, lo mismo planeaban los pernambucanos en 1817; eso se proponían los mexicanos, los
chilenos carreristas y en igual sentido se pronunciaron desde el primer
momento los diputados de la Junta Caraqueña, la primera que en América
proclamó la independencia en 1810.
En cuanto a don Mariano Moreno, conociéndose su definición republicana democrática, durante mucho tiempo y por la mayoría de los
historiadores se supuso que no había llegado a decidirse respecto al
sistema federativo.
Quién más cerca estuvo de la realidad que ahora conocemos fue
Enrique RuizGuiñazú, cuando en su libro Epifanía de la Libertad examina
los escritos que, de Moreno, se conocían entonces (1952) y hace notar
que ya en el Plan Revolucionado de Operaciones, de agosto de 1810, el
Gran Secretario preceptúa, como cosa previa a una definición en aquel
terreno, constituir un Estadosobre la base de los territorios comprendidos
en el desaparecido virreinato y "recién, como consecuencia, corresponde
examinarla posibilidad de un EstadoAmericano", dice más Ruiz Guiñazú:
"Moreno adelanta sus proyecciones expresando: El principio de esa clase
de gobierno (federal) se halla en que los estados individuales, reteniendo
la parte de la soberanía que necesitan para sus negocios intemos, ceden
a una autoridadsuprema ynacionalla parte de soberanía que llamaremos
eminente para los negocios generales; en otros términos: para todos
75
aquellospuntos en que deba obrarcomo nación", y concluye Ruiz el examen
de todos los escritos entonces conocidos de Moreno llamando al todo,
"obra inconclusa", por faltarle el remate de unproyecto de Constitución
federal.
Eran explicables este y aquellos asertos ya que, si bien es verdad,
como enseguida veremos, que el tal proyecto existió, no habían tomado
entonces estado público los manuscritos morenianos conocidos con
posterioridad (1972).
No faltó tiempo a Moreno para redondear, y rematar su pensamiento
en lo político institucional, le faltó en cambio oportunidad y tiempo, para
llevar a los lectores de la Gazeta el resultado de sus especulaciones, que
ya tenía elaboradas, pues a seguidas de su renuncia a la Secretaría de
la Junta, el 14 de diciembre de 1810, debió abandonar su labor periodística.
Hasta esa fecha muy poco había podido escribir Moreno sobre el tema
en la Gazeta ya que sus referencias al mismo recién comenzaron a
entregarse al público, por las razones tácticas y de conveniencia que
conoceremos, en la Edición Extraordinaria del 6 de noviembre, cuando
los diputados de las provincias interiores habían llegado a Buenos Aires.
Ese día Moreno se refirió a la necesidad de redactar una Constitución
para el nuevo Estado, afirmando que ese sería uno de los medios (por
el) que el Congreso, recién convocado conseguirá la felicidad de los
pueblos".
Más tarde, 6 de diciembre, explicará que '7a autoridad de los pueblos"
deriva de la
"reasunción del podersoberano que porcautivero delreyha retrovertido
al origen de que el Monarca lo deriva y el ejercicio de este es susceptible
de las nuevas formas que libremente quieran dársele".
Enunciaba así la teoría antiabsolutista y abría el camino para el
cambio de organización política; hace, además, una sugestiva referencia
a la posibilidad de formar:
"una Asamblea que represente ala América entera", aunque para ello
insinúa la existencia de obstáculos de circunstancias derivadas -de la
disgregación fomentada por el sistema colonial",
más adelante propone que, como primer paso hacia el objetivo
fundamental de construcción de la Patria Grande:
"No hay inconveniente en que reunidas aquellas provincias a quienes
la antigüedad de íntimas relaciones ha hecho inseparables, traten por sí
solas de su constitución...", sin embargo, "Nada tendría de irregular que
todos los pueblos de América concurrieran a ejecutar de común acuerdo
la grande obra que nuestras provincias meditan por sí mismas; pero esta
concurrencia sería efecto de una convención, no un derecho a que,
76
precisamente, deban sujetarse..."
Claramente esbozada la teoría federal, directamente propuesta;
aunque, reprimiéndose, supone que pueda ser impolítico que esa unión
se realice de inmediato, porlas razones de oportunidad que explicó antes;
enseguida entra a definir conceptos:
"Oigo hablar generalmente de un gobierno federativo como el más
conveniente alas circunstanciasy estado de nuestras provincias..."
pero, cauteloso en su adoctrinamiento y decidido a entrar en amplias
explicaciones, prosigue:
pero temo que se ignore el verdadero carácter de este gobierno y se
pida sin discernimiento una cosa que se vea inverificable cuando sea
conocida".
pasa a explicar de qué se trata:
Los pueblos modernos son los únicos que nos han dado una exacta
idea de gobierno federaticio..."
TranscribeaJef(erson,aquienllama `juiciosa escdtor",encuantoéste
describe la organización federal de los indios de Virginia donde "se ha
encontrado en términos que nunca conocieron los griegos" afirma Moreno y finaliza el extenso artículo:
He aquí un estado admirable que reúne, al gobierno patriarcal, la
forma de una rigurosa federación. Esta consiste esencialmente en la
reunión de muchos pueblos o provincias independientes unas e otras;
pero sujetas al mismo tiempo a una dieta o Consejo General de todas
ellas, que decide soberanamente sobre las materias de Estado que tocan
el cuerpo de la nación. Los cantones suizos fueron regidos felizmente
bajo esta forma de gobierno y era tanta la independencia de que gozaban
entre sí que unos se gobernaban aristocráticamente, otros democráticamente, pero todos sujetos a las alianzas, guerras y demás convenciones
que la dieta general celebraba en representación del cuerpo cívico. Este
sistema es el mejor quizá, pero difícilmente podrá aplicarse a toda
América... Yo desearía que las Provincias, reduciéndose a los límites que
hasta ahora han tenido, formasen separadamente la constitución conveniente a la felicidad de cada una; que llevasen siempre presente la justa
máxima de auxiliarse y socorrerse mutuamente y que reservando para
otro tiempo todo sistema federaticio, que en las presentes circunstancias
es inverificable y podría serperjudicial, tratasen solamente de una alianza
estrecha, que sostuviese la fraternidad que deberá reinar siempre y que
únicamente puede salvamos de las pasiones interiores, que son enemigos más terribles para un estado que intenta constituirse, que los ejércitos
de las potencias extranjeras que se le opongan".
Reitera: las circunstancias del momento no hacen posible concretar
el sueño (la tarea emancipadora recién comienza, existen enormes
77
comarcas sometidas, en otras la lucha es dura e inciertc~.sl resultado),
primero es dar una Constitución a "las Provincias" ya insur'~;idas, preparar
los nuevos Estados que han de ingresar en la pensada federación;
entretanto ir desarrollando una mentalidad de asociación.) fraterna, entre
las Provincias: 'auxiliarse y socorrerse mutuamente". (6•l)
Ya dijimos que muchos autores rioplatenses habían sostenido que,
pese a las explicables reticencias que adopta Moreno en su forma de
exposición, del contexto total, muy extenso, de sus escritos, y aun de los
párrafos transcriptos, podía extraerse sin mayor violencia la conclusión
de que detrás de esos artículos de intención didáctica dirigidos a los
diputados del interior y a los lectores populares de la Gazeta, se podía
deducir con suficiente claridad la adhesión de su autor a la organización
política que explicaba.
Al presente esta opinión ha resultado totalmente confirmada después
del las revelaciones hechas en el año 1972 por Eduardo Dumhoter
quien
en su trabajo: "Mariano Moreno inédito", publicó junto con otros importantes manuscritos de Moreno, hasta ese momento totalmene desconocidos, una traducción suya de la Constitución de los Estados Unidos del
año 1787. Lo más destacable de este documento, lo que lo convierte en
la piedra clave del pensamiento institucional moreniano, es que no se
trata en el caso de una mera traducción literal, sino de una verdadera
adaptación del texto de la Carta Magna estadounidense a la situación
concreta de las provincias iberoamericanas; es decir que (como lo hace
notar Durnhofer) estamos en presencia de un auténtico proyecto circulado entre el elemento dirigente, como posible solución institucional para
Nación Americana (para el "Estado Americano» al que se refiere en su
Plan de Operaciones, Artículo 12, 20a.) a sostener por su partido.
(Veremos a su leal seguidor y fervoroso artiguista Felipe Santiago
Cerdoso, elaborando un proyecto similar en 1813, (65). "Para ello, insiste Durnhofer en su minucioso examen del proyecto, cuya fotocopia
del original de puño y letra de Moreno publica íntegramente--, no reparó
en alterarlos textos: suprimió de la Constitución de los Estados Unidos
todo aquello que no se conformaba con la idiosincrasia de nuestro medio,
ni con los derechos naturales, como él los concebía".
Es por eso que se elimina toda alusión al sistema esclavista (cuya
abolición sugiere en el Plan de Operaciones), omite toda referencia a la
limitación del voto a los indios, agrega algunos artículos, modifica otros
y suprime varios.
En suma, un completo trabajo de adaptación presentado como una
simple traducción, ya que el texto está encabezado por un acápite que
reza: "Constitución federativa asentada por la Convención del 17 de
setiembre de 1787", agregando al final lo que Moreno traduce por "Re-
78
formas"tratándose de la Enmienda de 3 de noviembre de 1791 relativa
a la Declaración de Derechos, cuyo texto modifica notoriamente en sus
artículos quinto yséptimo para simplificarlos yadecuarlos a las realidades
de los países sureños.
Queda así completamente definida, sin omisiones, ni carencias, la
posición de Moreno, que será la de su grupo y la de sus continuadores
artiguísmo, respecto al tema institucional; definición esta que si no llegó
a publicitarse en el momento de auge del dirigente fue simplemente
porque este consideraba necesario preparar primero una opinión pública
favorable, esclarecida y compenetrada acerca del verdadero significado
de la fórmula propuesta.
Con los trabajos cuya publicación había iniciado en la Gazetabuscaba ilustrar a los mayoritarios, a la juventud de su club y de los cafés, donde
se discutían los tópicos políticos con entera libertadygran fervor e interés,
y a los propios diputados del interior, Si tenemos en cuenta que es el 6
diciembre cuando aborda concretamente la explicación del significado
del sistema federal y que el 18 de ese mes debe renunciar a su cargo
la Junta y que, pocos días después, abandona la redacción de la Gazeta,
comprendemos que fueporfalta de tiempo que Moreno no llegó a elucidar
el total de un pensamiento político que tenía perfectamente elaborado.
Pero no se limitaron los trabajos de Dumhofera la exhumación del
documento comentado; posteriormente, en 1975, dio a la imprenta otro
trabajo Artículos que la Gazeta no llegó a publicar"donde se dan a
nocer otros textos morenianos que, como el título anuncia, quedaron
inéditos en las carpetas del Secretario. En ellos se ponen de manifiesto
dos aspectos hasta el momento mal conocidos del pensamiento de don
Mariano Moreno: el de su total y fundada adhesión a los principios
filosóficos de la Revolución Francesa, cuyo proceso demuestra conocer
en profundidad, y su liberalismo (tolerantismo masónico) en materia
religiosa. Este libro, cuya lectura, como la del anteriormente citado,
recomendamos a quienes quieran conocer estos aspectos de la personalidad de Moreno, contiene los siguientes trabajos periodísticos:
3 de agosto de 1789":
que se refiere a las celebraciones realizadas en París para honrar la
memoria de los luchadores del pueblo muertos por la represión en
oportunidad de la toma de la Bastilla. Aprovecha Moreno la glosa de la
oratoria oficial, que ese día estuvo a cargo del abate Fauchet, obispo de
Calvados, para enfatizar:
"Se sabe cuánta ventaja había sacado el Antiguo Régimen y sus
sostenedores (los jerarcas de la Iglesia romana) de estas palabras:
al César lo que es del César. Sí, exclama el orador, deberá darse lo
le pertenece. Ahora la Libertad no pertenece a César sino ala naturaleza
79
humana. El derecho de opresión no pertenece a César, y el derecho de
defensa (contra la opresión) pertenece a todos los hombres... Acusa de
impiedad a los falsos doctores que han pervertido el sentido de un gran
número de pasajes de las Santas Escrituras".
Agrega Moreno que en la Francia Revolucionaria:
"En todas las Iglesias y en varias ocasiones, se predica en favor de
Libertad, se decía que la religión iba a renacer y purificarse con la
Revolución".
. Se trataba sin duda de un dardo que Moreno había decidido dirigir
contra actividades y pronunciamientoscontrarrevolucionarios del Arzobispo de Charcas y de otras altas jerarquías religiosas del antiguo
virreinato y de una incitación a los curas y frailes que, "iniciados" o
profanos, estaban dando entusiasta apoyo al nuevo sistema.
Precisamente, finaliza la lucubración denunciando la actitud de los
altos dignatarios romanos en los siguientes términos:
Así, frecuentemente la religión cubrió con un velo mercenario los
atentados del despotismo. Así frecuentemente se bendijeron los estandartes... para ir a injustos combates a servir de guías del soldado
conjurado con los déspotas contra la Libertad de los pueblos, contra su
propia Libertadll".
El segundo trabajo: "Apoteosis de Volter, el 12 de julio de 1791"
(Moreno, para simplificar castellaniza los apellidos franceses e ingleses)
se refiere al homenaje que la Asamblea Revolucionaria tributó al gran
filósofo de la Ilustración; allí insiste en sus argumentos civilistas y
antiabsolutistas:
"La Antigüedad ha visto más de una vez colocar el reconocimiento en
la clase de los dioses de la guerra... La adulación romana transportó en
lo sucesivo a sus emperadores este honor... Estos dos pueblos, en sus
mejores elecciones no habían dado honor más que a guerreros y
príncipes... estuvo reservado a la Nación francesa regenerada decretar
honores supremos al Poeta Filósofo que no había ejercitado otro poder
que el de su talento, y cuyas hazañas, acreditadas con la caída de las
preocupaciones, habían sido un beneficio para el Universo".
Resalta el hecho de que, conducido a París el sarcófago de Voltaire
fue depositado y honrado por el pueblo durante una noche sobre las
ruinas de la Bastilla que había sido lugar de reclusión y sitio de torturas
suyas y de tantos combatientes de la Libertad.
"Se veía en medio de ellos (las organizaciones revolucionarias entre
las que cita a `Zas SociedadesFratemales)unabanderarasgada,queera
la que fue arrancada de las manos del pérfido Launay (el comandante
militar de la Bastilla que había masacrado al pueblo) en la toma de la
horrible fortaleza. Era seguido de las viudas cuyos esposos murieron por
80
la conquista de la Libertad".
El tercer artículo se titula "Estatua del papa quemada en el Jardín de
la Revolución el 6 de abril de 1791", alude a esta reacción del pueblo
contra la política papal que había condenado, en sus Breves del 10 de
marzo y 4 de abril de aquel año, la Declaración de Derechos del Hombre,
a la propia RevoluciónFrancesay a los curas que la apoyaban:
"Se temía con razón que el pueblo, esclarecido porlos escritos de sus
grandes hombres, que otros escritores celosos acomodaban diariamente
a su uso, ridiculizase los sofismas ultramontanos..."comenta Moreno,
quien aprovecha la oportunidad para exaltarla labor de la Masonería a
que llama Yeliz Organización" y a los hombres de talento" que con su
siembra de ideas liberales abrieron cauces de lucha para la liberación
espiritual y material de la Humanidad;
"... cercados de supersticiones desde su nacimiento, dice Moreno,
qué feliz Organización, qué dones de la naturaleza y qué educación
particular no era necesaria a estos Hombres extraordinarios para exceptuarse de las insinuaciones, yde las preocupaciones tan fáciles de retener
en la edad tierna? Y cuando volando con sus propias alas se atrevían a
fijar el astro que los ofuscaba, los mil brazos del papismo, cuyo poder se
extendía por todas partes donde se seguía su fe... Perseguido sin
intermisión, cuando la muerte o los calabozos no eran el precio de su
coraje, él no tenía otro garante de su seguridad que el desmentirse o
callar"
Finaliza con cruda ironía:
"Cuando se quemó su Breve en París, corrió largo tiempo la noticia
de que él (el papa) iba a venir... la triple corona con que los papas se
cubren su cabeza, dice Montesquiu (sic), como hacía César para que no
se le viera la calva, no hubiera impedido silbar el padre de los fieles..."
El cuarto tema es: Apoteosis de Rossó, el 11 de octubre de 1974":
La Convención Nacional pagó la deuda de la Patria con un grande
Hombre, para con un bienhechor de la humanidad", comienza, y explica
la aparente condena que Rousseau hizo de las artes y las ciencias como
corruptoras de la sociedad, en el primer escrito que le proporcionó
notoridedad:
"Rossó no quiso desterradas de la sociedad, sísólo que cambiaran de
objeto, y que se las destinase a sentir, a aliviar a la debilidad humana, a
no inmortalizar más que las bellas acciones, a inflamarnos por la virtud,
en lugar de disecamos por el egoísmo, y hacemos infelices, duros y
crueles, por necesidades tácticas... Esta primera verdad avanzada por
Rossó debe llegar a sernos nacional por nuestra revolución; y a una
nación que quiere regenerarse es a quien pertenece aprovecharse de
ella".
81
' El resto del artículo es un enfática loa a la personalidad venerada de
quien considera 'maestro luminoso".
En el últimotrabajoinéditodeMorenoquenoshaceconocerDurnhofer:
"Religión", don Mariano expresa su reconocimiento y respeto porta
religión que educa y moraliza, que ayuda al pueblo y complementa la
acción del Estado en la organización de la Sociedad; es la posición de un
católico, revolucionarioy masón; queríauna Iglesia adecuadaa los
tiempos.
Para finalizar ese somero examen del pensamiento moreniano, que
por otra parte fue el sostenido por los francmaones "irregulares" en toda
América, vamos a recoger algunas manifestaciones suyas de civilismo
democrático principio éste definitorio del pensamiento liberal (sostenido
por todas las corrientes del masonismo) pero que Moreno subrayó tal
como lo habían hecho los fundadores de la Confederación norteamericana y los hombres de la Revolución Francesa, tal como lo hará en nuestra
Patria chica el artiguismo, tal como lo había hecho don Francisco
Miranda, sabio consejero, que el 15 de agosto de 1810 había escrito a
Peña:
"...trabajen Uds. con celo y actividad, en echar las bases de un buen
gobierno civil yrepresentativo... así habrán hecho Uds. a la patria el mejor
servicio que los hombres pueden hacer a sus semejantes, que es
redimirlos de la esclavitud y dejados libres e independientes..." (65)
Moreno admirador de la Revolución Francesa y sus principios radicales, condena una y otra vez desde la Gazeta (21 de abril y 28 de junio de
1810) la etapa invasora napoleónica a cuyo principal actor califica de
'tirano"y culpa a sus ejércitos de haber arrasado las libertades.
El 23 de agosto en el NQ 12 de aquella publicación, alude don Mariano,
al acto de inauguración de la Escuela de Matemáticas, resaltando entre
otras virtudes necesarias al ciudadano-militar: la instrucción y la moderación.
"...el oficial de nuestro ejército, dijo, después de asombraral enemigo
por su valor, debe ganar a los pueblos por el irresistible atractivo de su
instrucción, de su moderación y virtudes especiales que deben adomarlo.
El que se encuentre desnudo de esas cualidades renueve su esfuerzo
para adquirirlas y no se avergüence de una dócil resignación a la
enseñanza que se le ofrece... el que no siente los estímulos de una noble
ambición de saber y distinguirse en su carrera, abandónela con tiempo
no se exponga al seguro bochorno de ser arrojado con ignominia,
búsquese para su habitación un pueblo de bárbaros o de esclavos..."
82
B) EL EFIMERO DOMINIO
"El mejor servicio que puede hacerse a la patria es vulgarizar los
principios que ilustran a los pueblos sobre sus intereses y derechos".
Moreno, Gazeta, 5 de julio 1810
Como resultado del gran paso emancipador que se dio en Buenos
Aires el 25 de mayo de 1810, casi todos los resortes del gobierno ejecutivo
pasaron a manos de los patriotas junto con el poder militar que ya
poseían. Sólo quedaron al partido españolistas los descaecidos reductos
de la Real Audiencia y un Cabildo "mediado" de criollos, algunos de los
cuales participaban de las inquietudes independentistas.
De ahora en adelante comprobaremos que, así como todas las figuras
revolucionarias que hemos conocido, todos los hombres designados para
los cargos de importancia y responsabilidad, tanto en la dirección política,
como en la militar y en la jurisdiccional, son afiliados de la masonería.
En la Junta Provisoria representan al grupo "regula: el conservador
y
personalista
don
Cornelio
Saavedra
estanciero,
comerciante,
militar;
don Manuel Belgrano, abogado y armador; don Miguel de Azcuénaga,
estanciero y militar; y el sacerdote don Manuel Alberti; los "irregulares"
además
de
don
Mariano
Moreno
son:
Domingo
Matheu,
español
y
comerciante; Juan Larrea, español, comerciante y armador; Juan José
Castelli, abogado y Juan José Passo, abogado. (67)
Separados los Oidores españoles de la Real Audiencia, el 22 dejunio,
se designó: como Regente a don Lucas Muñoz y Cubero, español y el
único personaje de quien no consta afiliación masónica; jueces a los
doctores
José
Darragueyra,
Vicente
Anastasio
Echevarría
y
Pedro
Medrano, y Fiscal al Dr. Sirpón del Cosio: salvo Medrano que puede haber
pertenecido
a
la
Logia
Independencia,
los
demás
eran
conspicuos
miembros de la corriente anglófila.
Para el Consejo de Guerra de Oficiales Generales se nombró Presidente a un "regular" español don Bemardo Lecocq; como Director de la
Escuela
de
Matemáticas
fue
designado
el
"irregular'
Teniente
Coronel
Felipe Sentenach; siendo nombrado su Protector don Manuel Belgrano;
mientras que la Biblioteca, creada por iniciativa de Moreno fue puesta
bajo la dirección de los sacerdotes masones don Luis José Chorroarin y
don Cayetano Rodríguez; finalmente la Gazeta fue encargada a Moreno
y después al Dean Funes, más tarde al Dr. Agrelo, a Pazos Silva y a
Monteagudo, miembros de la Institución Fraternal.
Pese a que los morenistas dominan en la Junta, las decisiones que allí
se adoptan en los primeros momentos serán producto de una actitud
contemporizadora de Mariano Moreno y su partido, quienes postergan la
83
adopción de las medidas radicales que estaban en su programa a la
espera de que se consolide la situación revolucionaria en todo el territorio
virreinal y, aun la del propio grupo. Estaban además de por medio en la
hora otras razones de oportunidad cuales eran: la necesidad de atraerse
a los elementos indecisos, de no chocar contra arraigados sentimientos
monárquicos de muchos españoles y criollos y, también, de atender los
reiterados "consejos" que fluían desde la sede proconsular de Río, donde
Lord Strangford había vuelto a advertir, ahora personalmente a Moreno
que:
"Una declaración prematura de independencia sería cerrar la puerta
a la intervención amigable de Inglaterra, mientras duren las relaciones
con España". (Conf. Vicente Fidel López).
Revelador de esta actitud transadora de Moreno es el caso de la
primera proclama de la Junta, cuyo borrador, autógrafo suyo, comienza:
"La Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata,
por el señor don Femando VIL..' , allí, según afirma Andrés Lamas: las
palabras porel señordon Fernando VII se encuentran entrerrenglonadas",
es decir que fueron agregadas después de redactado, de primera
intención, el texto original, consintiendo así, en la adopción del "disfraz
Fernando ", cobertura que tanto preocupaba a la diplomacia británica.
También desde la Gazeta y aun hasta después de ocurrida la
destitución de los Oidores y capitulares y de su remisión a España junto
con Cisneros, -hechos que marcaron el comienzo de la escalada
revolucionaria planeada por Moreno-, el Secretario manejó argumentos
y lenguaje contenidos y meramente informativos.
Una vez liquidadas aquellas trincheras del españolismo en Buenos
Aires la etapa siguiente estuvo dedicada: en lo político, a formar, desde
la Gazeta, opinión acerca de los objetivo revolucionarios que Moreno irá
develando al ritmo de los demás sucesos; en lo militar, a organizary llevar
adelante la expedición a las Provincias de "arriba" con el objetivo de
arrasarlos focos opositores organizados porloscontra revolucionarios en
el interior y Alto Perú, luego en Paraguay y Banda Oriental. Para la
dirección de esta importante tarea también fueron designados elementos
masónicos: iban como jefes militares el saavedrista Ortiz de Ocampo y
Antonio Gonzalez Balcarce y, como miembros de la Junta Política, que
integraba el mismo Ortiz de Ocampo: Chiclana, Vieytes y Vicente López.
Fue con motivo de las ejecuciones de Paso del Tigre, aprobadas por
todos los miembros de la Junta, cuando Moreno, -ante el primer conato
de desobediencia por parte de los jerarcas militares encargados de
hacerlas efectivas-, endureció su lenguaje: en la Gazeta, al explicar el
caso y exponer el curriculum contrarrevolucionario de Liniers y los demás
ajusticiados, y en la nota confidencial que remitió a Chiclana el 17 de
84
agosto. En este oficio, que acompañó a una nueva Comisión política
encargada de hacer cumplirla orden de "arcabucear' a los jefes reaccionarios y que integraron los "hermanos" Castelli, Rodríguez Peña y
French,expresaba:
No puede Ud. figurarse el compromiso en que nos ha puesto, y si la
fortuna no nos ayuda,veo vacilante
nuestra fortuna
por este sólohecho.
¿Con qué confianza encargaremos obras grandes a hombres que se
asustan de su ejecución? ¿Qué seguridad tendrá la Junta en unos
hombres que llaman a examen sus órdenes y suspenden las que no les
acomoda? Preferiría una derrota a la desobediencia de estos jefes..."
Refiriéndose a los miembros de la Junta política adjunta a la expedición dijo:
"Lo que esa Junta de Comisión merece es traerla con barras de grillos
y deportada a la Patagonia..."
Efectuado el ajusticiamiento a instancias de Moreno y mientras se
iniciaba contra él en todo el ámbito dominado por las autoridades
españolistas, e incluso en el propio Buenos Aires, una maligna campaña
de desprestigio personal bajo la acusación de 'Yerrorista"e "imitador de
Robespierre", desde Río el procónsul inglés le hacía llegar directa
admonición y reiterado alerta:
"... los últimos procederes de la Junta en cuanto a Líniers y sus
compañeros, poco conformes con el espíritu de moderación que dictaba
vuestras primeras medidas, han dado motivo, aun a aquellos que estaban
muybien dispuestos en vuestro fa vorpara vociferaren contra ypresenlaros
como agitados, que ciertamente no es el que dirige vuestra conducta".
(Conf. Vicente Fidel López, Historia de la República Argentina).
En tanto la revolución impulsada por Moreno se lanzaba a la ofensiva
en el terreno militar, sus partidarios (French, Beruti, nuestros Manuel
Artigas y Felipe Santiago Cerdoso; Agustín Donado, el cura Pazos Silva,
Ignacio Nuñez, etc.) trabajaban exitosamente entre la juventud porteña
desde el organismo paramasónico y partidista que era el llamado Club
que pronto se transformaría en Sociedad Patriótica, Cantar recalca la
raigambre revolucionaria y el radicalismo de este instrumento de organización y dice refiriéndose a él: 'Tuvieron sus componentes la pretensión
de semejarse al Club Jacobino, de ser los curadores de la Revolución y
los defensores de los principios democráticos, es decir, de agrupar a los
inflexibles" (68)
Las reuniones pública y abiertas de discusión y formación política se
realizaban en el café de Marcó (antes reducto españolísta) y otros locales
similares de la Capital. Allí se detectaba nuevos elementos para ser
"iniciados" en el Club secreto, se orientaba ala juventud y se ampliaba la
base popular del partido republicano, paso inexcusable según la concep-
85
ción democrática y civilista del morenismo, para cimentar los avances de
la Revolución.
El proceso de cambio en la actitud del morenismo también se estaba
reflejando en los artículos de la Gazeta que para Moreno era el instrumento primordial de su acción esclarecedora.
Mariano Moreno tenía, desde siempre y por eso no militaba en el
partido dependiente de la central ideológica londinense, una idea muy
clara acerca de cuáles eran los resortes ocultos que impulsaban la
conducta de sus compañeros "regulares" y los verdaderos fines de la
política y la diplomacia de la nación dominante; por eso era consciente
la necesidad de iluminar este último aspecto de la cuestión en procura de
preparar los ánimos de los criollos, que ya tenían una experiencia muy
reciente de la conducta británica, para que también en este terreno
estuvieran de su lado las mayorías populares en el momento, que su
perspicacia política le hacía preveer inevitable, del choque con esos
poderosos e interesados "amigos".
La oportunidad se le presentó con motivo de algunos de los habituales
hechos de contrabando que ocurrían en el puerto y en los que esta vez
se vieron involucrados, comerciantes ingleses, dos barcos mercantes de
la misma nacionalidad y el encargado de la estación naval británica
radicada frente al puerto de Buenos Aires. Con tal motivo, en la edición
de la Gazeta del 12 de julio, N° 6, Moreno publica el texto de un "pliego
oficial" remitido por Lord Strangford, en el que éste "manifiesta los más
generosos sentimientos hacia esta gran parte de la Monarquía española"
y reconoce que "nuevamente,, secp munica con la Junta a cuyos miembros garante "que no serán ihcoiflodados de ningún modo" y que "se
siente animado de los má vivos sentimientos de sedes útil". Tal lenguaje
era, en aquel momento, comprometedor para el procónsul quien, en el
inmediato correo acusará el golpe, reconviniendo agriamente a Moreno.
Acontinuación del texto detal oficio, encabezadocon lafecha "1Odejulio",
Moreno, subraya el contraste entre los dichos y los hechos, ycon el simple
acápite de "Buenos Aires, 11 de julio de 1810" pasa al ataque denunciando el contrabando intentado y la agresiva intromisión de la marina
deguerra inglesa en defensa de sus compatriotas hallados en delito
flagrante. Expone el Secretario los casos de contrabando intentados por
la Fragata Jane y la GoletaJulliety, cómo, respecto a esta última, "la Goleta
de guerra de S. M. pasó abordo del navío"en infracción 'tropa de la Marina
inglesa"enarbolando "el pabellón por vía de hecho y sin precedente aviso
del gobierno".
Enseguida comenta Moreno:
"Un pueblo lleno de entusiasmo y celoso de sus derechos no puede
mirar con indiferencia aquel movimiento que a primera vista se presentó
86
a todos.. como un atentado público. La agitación fue general y el gobiemo
pudo verse en dificultades de difícil reparación, pero la madurez y
prudencia con quese conduce lograron sofocaraquel conflicto".
y agrega, aclarando, que llamado el Comandante Ramsay a la Junta
con una discusión pacífica yatenta terminó felizmente aquella novedad",
a continuación reproduce el abundante intercambio de notas producido
con tal motivo entre la Junta y el encargado de la estación naval
extranjera.
Todo este material cubre más de la mitad (once páginas y media en
un total de veinte) de esa edición de la Gazeta, clara demostración de la
importancia concedida por Moreno al asunto y del interés que tiene en
crear conciencia y opinión acerca del doblez de la política de la nación
dominante.
Ese mismo día 13 de julio, y ya en el terreno diplomático, en un
extenso oficio firmado por Passo y Moreno, la Junta pone en conocimiento de los hechos al Lord Strangford, finalizando:
"... la Junta consecuente a sus principios empeña toda su energía en
mantener con firmeza las providencias expedidas a la persecución del
fraude... y que, en suma, la Junta en esta materia ajustará sus medidas
a lo preciso inevitable, informando a V. E. con la sinceridad y franqueza
con que en esta lo ejecutan..."
A vuelta de correo, con fecha 24 de agosto, el diplomático, sin excusar
la conducta inicial de Ramsay, efectúa la primera grave advertencia
acerca de las actividades militares que la conducción revolucionaria de
Buenos Aires pudiera desencadenar contra el baluarte españolista de
Montevideo, -desde donde se estabá hostilizando seriamente el comercio de la capital revolucionaria-. '
Al mismo tiempo, como medida dramática encaminada a vigorizar el
"consejo" escrito, utiliza un mensajero extraordinario, don Manuel Aniceto
Padilla, para conducir la correspondencia y "describir a VE. varias comunicaciones..." , es decir reforzar con argumentos y explicaciones
verbales la amenaza contenida en los primeros párrafos del oficio, que
decían:
"... no puedo menos que expresarmi esperanza, que ninguna medida
de severidad empleará V. E. ni dará motivos que puedan tener el efecto
de forzara cualquiera parte de los habitantes de Montevideo a recurrir a
los auxilios extranjeros..."
y, por si no se ha entendido lenguaje tan directo, amplía enseguida la
advertencia y precisa la amenaza:
`yo debo, sin embargo, exponer a V. E. francamente, que sucediendo
que el pueblo de Buenos Aires haga un ataque hostil sobre los de
Montevideo, en caso de recurrir estos a la asistencia de esta Corte, temo
87
que su súplica será escuchada prontamente sin una previa consulta de
los sentimientos del Gobierno Británico" y además, "Yo me tomo la
libertad de recomendara V E. con la mayor energía, a fin de que se sirva
tomar estascircunstancias en pronta y seria consideración..."
El procónsul sabía que no se estaba dirigiendo a sus "hermanos
regulares", sino a un radical, a un "irregular", jacobino y "robespierrista";
de ahí la energía y lo recurrente del texto y la sorpresiva, apresurada
utilización del enlace masónico, -que había llegado a Río con misión
encomendada por don Francisco Miranda-, y que ahora traía el encargo
de conectarse directamente con los logistas "regulares" en cuya obediencia se confiaba.
Sigue Strangford:
"Siento inimamente no poder concurrir a los deseos de V. E. en la
provisión de las armas que necesitan... "y a seguidas la queja: "... no puedo
evitar expresarmi sentimiento con toda la franqueza de una amistad real,
que V. E. hubiese juzgado propio hacer una comunicación pública de la
primera carta que yo escribí a la Junta... debo confesar a V. E. que su
prematura publicación me ha expuesto a penosas y desagradables
discusiones"y, además, debo exponera VE. mi sentimiento al encontrar
mi nombre en el contenido de una Gazeta del 19 último hecha en
contestación a la proclama del Ministro español".
y para cerrar el severo reproche agrega una indirecta, dura calificación del proceder del Secretario Moreno:
"... yo estoyconvencido que su ulteriorprocedimiento... será señalado
por la delicadeza y la prudencia..."
Transparente la intención de poner en evidencia ante los miembros
la Junta, ante los compañeros de Moreno, la irritación que la habilidad
informativa de éste había provocado en el delegado imperial, también
muy claro el afán intimidatorio de la misiva, precisamente en el momento
en que la revolución era atacada por las autoridades de Montevideo a
través de la ocupación militarde Colonia y Maldonadoy de las incursiones
de Michelena por el litoral (actos estos de guerra emprendidos fuera de
la jurisdicción de la plaza fuerte oriental) y del bloqueo de Buenos Aires.
Pero hubo más en la emergencia y lo veremos después de enterarnos de
cuál fue la respuesta que, en los hechos y en legítima defensa, apartando
sin oír, la excesiva intervención de Strangford, dio la Junta, -Morenoa éste y a las agresiones de Montevideo.
El 30 de agosto el Secretario presenta a la Junta su Plan Revolucionario de Operaciones que, continúa el acápite, "el gobierno provisional
las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para
consolidarla grande obra de nuestra libertad e independencia". Plan que
aquélla le había encomendado formalizar, el 18 del mes anterior, y sobre
88
cuya autenticidad ya no cabe discusión luego de la aparición de diversas
copias: la del archivo imperial de Petrópolis, otra en Madrid, la que se
guarda en la Universidad de Michigan (procedente de Londres) y la
primeramente conocida, de Sevilla (además de documentación complementaria y confirmatoria que puede ser estudiada en el trabajo de Ruiz
Guiñazú, Epifanía de la Libertad).
Todo el contenidodel expresadodocumentoconstituye unarespuesta desafiante a las "órdenes" strangfordianas que, a no dudarlo, ya
estaban haciendo mella en el ánimo de los miembros moderados de la
Junta y, por supuesto, en la mayoría de los logistas de adhesión
londinense, como el propio Moreno se encarga de insinuarlo en el Plan
cuando expresa:
hablemos con franqueza, hasta ahora sólo hemos conocido la
especulativa de las conspiraciones y como tal cuando tratamos de pasar
a la práctica nos amilanamos".
Expresamente denuncia luego la verdadera esencia de la política
inglesa, de la nación que pretendía imponer la ideología y dirigir la
metodología de la revolución y subordinar la conducta de los revolucionarios. Sin embargo, pese a demostrar claro conocimiento de los fines de
dominio perseguidos por el imperio económico y central ideológica de
Londres, reconoce con realismo la necesidad que en ese momento tenían
los revolucionarios de recurrira su interesada ayuda para así asegurarlos
primeros esfuerzos emancipadores. Así leemos en el Plan:
Artículo 7°. En cuanto a las relaciones secretas que nuestros agentes
y enviados deben desempeñar en los países extranjeros, como en
Portugal e Inglaterra, son los siguientes:
"... (poner) siempre pordelante con las consideraciones y propuestas
de intereses que les deban resultar, para podermerecerla protección que
necesitamos, principalmente de la Inglaterra, mediante a que conocemos
en dicha nación, en primer lugar ser una de las más intrigantes por los
respetos del señorío de los mares, y lo segundo por dirigirse siempre
todas sus relaciones bajo el principio de la extensión de miras mercantiles, cuya ambición nunca ha podido disimular su carácter..." y más
adelante
".. si Portugal entrase a profundizar con más política cuál es el
abatimiento en que la Inglaterra la tiene por causa de su alianza, presto
hallaría la refinada maldad de sus miras ambiciosas, pues no debe creer
que aquel interés sea por el auxilio de sus tropas, ni de su marina porque
claramente se deja entender que sus fines no son sino chuparle la sangre
de su estado, extenuándolo de tal suerte que tal vez sus colonias
americanas se conviertan en inglesas algún día..."
Por lo demás, desde los proyectos de nuevas acciones militares,
89
punuuas y economices a oirigirse contra los baluartes reaccionarios
(españoles o portugueses), hasta el t6rror revolucionario que preconiza
para contrarrestar eficazmente el terror':!e los españolistas, y los proyectos de unidad americana, todo en la e:,tensa exposición supone una
inmediata aceleración de las acciones y definiciones revolucionarias,
opuesta a las advertencias strangfordianas y, para el futuro, proyectos
que contradicen fundamentales líneas de la política británica de largo
plazo.
En lo que tiene que ver con la acción armada aconseja emprender
"como el medio más adecuado y propio la sublevación de la Banda
Oriental... "debiendo continuarse
con los trabajos que, en este sentido,
estaban en marcha, y aun apresurarlos:
Las cosas presentan ya ocasiones que no'deben desperdiciarse,
mandando inmediatamente a los pueblos del Uruguay y demás principales de la campaña una fuerza de quinientos o seiscientos hombres con
oficiales, sargentos, cabos y demás tropa que sirviendo de apoyo vayan
organizando en los mismos pueblos algunos escuadrones teniendo
presente haberse ya atraído a nuestro parlido..."
Por dos veces cita Moreno a don José Artígas a quien, considera
"sería muy del caso atraer`.
así por sus conocimientos que nos consta son muy extensos en
campaña, como por sus talentos, opinión, concepto y respeto..."
proponiendo más adelante que se deberá designarle para general...
de la caballería, por las mismas circunstancias que obtiene con relación
a la campaña".
Existe sin embargo en este Plan un punto que choca a nuestra
concepción de la soberanía, pero que entoncesse planteabay se resolvía
de acuerdo con las necesidades de unos y el poderío y las consideraciones estratégicas de la nación dominante. Se trata de lo contenido en
cláusula séptima del artículo cuarto de aquel documento:
"y en consecuencia de las varias exposiciones, propuestas, benéficas y ventajosas, que nuestros agentes deben entablaren aquel gabinete
(inglés) como un tratado reservado debemos proponerle también, y
obligándonos en toda forma, a que siempre que la España quedase
subyugada porla Francia, y aun cuando no la subyugase (cuyo caso está
muy remoto por las apariencias) y aquel gabinete nos protegiese reservadamente, con los auxilios ydemás circunstancias quegraduemos, para
el efecto de realizar nuestra independencia, haremos entonces una
alianza ofensiva y defensiva, protegiéndonos mutuamente en aquellas
circunstancias con toda clase de auxilios, y ésta a lo menos porel término
de veinte o veinticinco años, por condiciones que entonces se tratarán
entre ambos gabinetes, bajo un acomodamiento o proposiciones más
90
adecuadas, haciéndole al mismo tiempo señor de la Isla Martín Garcia...
para que, poblándola como una colonia y puerto franco a su comercio,
disfrute de ella como reconocimiento de gratitud por la alianza que nos
hubiera dispensado en los apuros de nuestras necesidades y conflictos".
Moreno, que conocía el sentido práctico inglés y sus aspiraciones de
poseer una base física en el Río de la Plata destinada a defender su
comercio en la zona y para sus fines estratégicos relacionados con el
resto del imperio, propone ofrecer este emplazamiento en la isla Martín
García, como parte de un tratado de alianza a realizarse en el futuro, luego
de recibidos los auxilios y protección que en esos momentos se estaban
reclamando para realizarnuestra independencia", es decir a cambio "de
la protección que noshubiera dispensado en los apuros" del minuto
dramático y decisivo que se vivía.
En una palabra: primero los auxilios, en armas, en diplomacia,
logística, etc., depués, lograda la independencia: el tratado dé alianza y
la concesión.
Para aclarar mejor este aspecto del proyecto morenista, debemos
referirnos a la intervención que en esos momentos cupo a don Alejandro
Mackinon,-poderoso agente y comerciante inglés, radicado en Buenos
Aires desde 1809: anteriormente agente de su gobierno en la zona del
Mediterráneo, vinculado estrechamente con altas jerarquías de la Orden
Fratemal (el Coronel HerbertTaylor, secretario del duque de York), activo
corresponsal de la Secretaría del Departamento de Asuntos extranjeros
británico (69) y presidente del centro de comerciantes británicos de la
capital bonaerense, individuo relacionado con don Mariano Moreno (en
cuya casa arrendaba habitación), (Conf. documentación aportada por
Williams Alzaga, en Cartas que nunca llegaron) y con el resto de los
miembros de la Junta y uno de los más importantes nexos entre ellos y
el Lord Strangford. Este personaje salió de Buenos Aires a fines de julio
embarcado en el buque inglés Misletoe llegando a mediados de agosto
a Río donde se entrevistó con el Lord diplomático. En tal oportunidad
debió proporcionarle detalles de lo que en Buenos Aires se pensaba
sobre la impostergable necesidad de armamento para los ejércitos
revolucionarios así como lo que su "amigo" don Mariano Moreno proyectaba exponer en el Plan cuya elaboración le había sido encomendada,
especialmente en cuanto a las concesiones que en lo inmediato, se
harían al comercio británico y a lo que, atendiendo a.las pretensiones
imperiales, se estaba en disposición de ofrecer para el futuro.
Ese debió ser el principal objetivo de la misión de Mackinon, así se
deduce de lo que el Lord inglés, satisfecho de que así "adivinaran" sus
deseos, se apresura a comunicar el primero de setiembre a Wellesley,
aunque exagerando la magnitud del ofrecimiento:
91
"Tengo razones para creer que el nuevo gobierno de Buenos Aires
contempla la idea de realizar ante Gran Bretaña una proposición de
importante e interesante naturaleza.
El proyecto al cual aludo, es una cesión a Gran Bretaña durante la
guerra, de los puertos de Montevideo y Maldonado, con la sola condición
de brindar protección a las provincias españolas contra los atentados
hostiles de Francia y otros poderes".
Más adelante agrega el diplomático:
"... le he declarado parte del proyecto que contempla la Junta. se
ha informado que es su designio otrecera Gran Bretaña la total soberanía
como precio de su protección, no sólo de los puertos de Montevideo y
Maldonado, sino también el territorio entero de Colonia..."
enseguida expone la importancia que a su juicio, asume para los
intereses británicos la supuesta magnanimidad de los revolucionarios:
"Se supone que Gran Bretaña no hesitara en aceptar un arreglo que
le permita cuidar la llave del océano Pacífico y las Indias del Este y que
la harán enteramente independiente de los otros estados con respecto
del aprovisionamiento de víveres para sus islas de las Indias Occidentales, a la cual abastecerá en un seguro y gran depósito naval en estos
mares y plantearía una colonia británica en el centro de estas costas..."
(70)
Como podemos apreciar, en claro una maniobra audaz y hábil
intentada por Moreno tendiente a obtener de Gran Bretaña la protección
y ayuda de que la revolución estaba tan necesitada y en claro también
objetivos perseguidos por aquella afanosa, nunca serenada y al fin
exitosa urgencia británica en procura de lograr un Iterritorio colonial en
centro de estas costas". (Posterior ocupación de las islas Malvinas).
Pero aquellas promesas, desarrolladas en el papel y en las conversaciones de los agentes, no podían ocultar ni contrabalancear los hechos
concretos desatados por las decisiones agresivas del Gobierno de
Montevideo, la conducta cómplice de los marinos ingleses y la propia
política morenista empeñada en acelerar, contrariando las advertencias
strangfordianas, las acciones revolucionarias en toda el área del antiguo
virreinato.
Efectivamente, el enfrentamiento inevitable tomó carácter público a
través de la explosiva campaña que Moreno desplegó en la Gazeta como
consecuencia de la actitud que, desde principios de setiembre, había
adoptado el Capitán Elliot, encargado de la estación naval inglesa en el
Río de la Plata, en apoyo abierto y directo del bloqueo decretado y llevado
adelante por las autoridades españolas montevideanas contra el comercio bonaerense.
Graves eran los perjuicios que este acto de guerra provocaba a la
92
economía y el prestigio del Gobierno revolucionado,pero más grave
resultaba la conducta del marino de S.M. B. por estar en abierta contradicción con las promesas del Lord trangford y porque, de prolongarse, era
seguro el éxito de los planes de reacción.
El 9 de setiembre el incisivo estilo de Moreno se vuelca en el
documento enviado a Strangford:
"La negociación de Padilla presentaba un término feliz y de conveniencia recíproca, cuando la llegada del Capitán Elliot turbó enteramente
nuestras esperanzas, pues descubriendo sin embozos una conducta que
desde su llegada a estas Provincias había divisado la Junta con sentimiento, ha causado en el pueblo una alarma general que liga las manos
de un gobierno obligado por su institución a ser mero órgano de la
voluntad general.."
luego de esta invocación a la opinión pública y a la necesaria y natural
atención que, por su origen popular, le debe el gobierno revolucionario,
sigue:
"... y se ha cerrado la puerta repentinamente ala negociación
encargada a don Manuel Padilla, pues irritado el pueblo con la conducta
del Capitán Elliot, mira toda proposición relativa a los ingleses con la
deconfianza que le inspira la equivocación que ha padecido en sus
primeras esperanzas".
Moreno debió presentir que este cambio en la actitud de la marina
inglesa representaba una forma de presión por medio de la cual la
diplomacia, o el diplomático británico radicado en Río, interiorizado por
Mackinon de los planes morenistas, pretendía obligar a la conducción
revolucionaria a ajustarse al molde de sus "consejos".
Sigue el documento en que Moreno, concordante con lo expuesto en
su Plan revolucionario, justifica las operaciones ya emprendidas por la
Junta en el terreno militar:
"Montevideo... priva a Buenos Aires da los auxilios precisos para su
subsistencia. En estas circunstancias es necesario repeler con la fuerza
tan tmerario arrojo y recuperarlos derechos que se pretenden usurpar sin
otro título que un atrevimiento despechado. Así es cuando expongo a V.
que hemos remitido fuerza armada a la Banda Oriental. Puede V. E., estar
seguro que no tiene otro objeto que asgurar nuestro territorio contra las
irrupciones de los bandidos de Montevido y arrojarlos de aquellos puntos
que ocupan con perjuicio y desdoro de la Capital ".
Este argumento era justo, desde que la jurisdicción de Montevideo
solamente llegaba por el este hasta el cerro Pan de Azúcary por el Oeste
hasta el arroyo en José, por lo que, legalmente, la ocupación de Maldonado y Colonia, significaba no sólo la ruptura del statu quo que defendido
por Strangford, sino un acto de agresión militar.
93
El Secretario de la Junta pasa a referirse alas veladas amenazas que
sobre una posible invasión lusitana deslizaba sistemáticamente el diplomático inglés en su correspondencia:
"Una potencia extranjera jamás puede alegar título legítimo para
ingerirse en nuestro territorio por querellas particulares de los pueblos;
IaCapital tiene derechos legítimos para contener en sus deberes a un
pueblo subalterno, y si éste pide auxilios a la Corte de Brasil, no reviste
carácter distinto de cualquier criminal que quisiese resistir con armas el
castigo de sus delitos".
y, para concluir, el ultimatum:
"... cuando V. E. o el gobierno soberano de la Gran Bretaña disipe los
embarazos que el Capitán Elliot ha producido, será tiempo de regular el
comercio sobre nuevos cálculos establecidos con tal firmeza que no
puedan sertrastomado porla arbitrariedad de un oficial subalterno. Entre
tanto espera la Junta que el Capitán Elliot sea removido de su actual
destino, pues su persona no puede ya inspirar confianza alguna".
Esto debió parecer demasiado al arrogante y doble jerarca británico:
habría que esperar algunos años para encontrar en el Río de la Plata un
patriota capaz de gesto y lenguaje similares dirigidos al representante del
imperio ideológico y económico del día: nuestro Artigas diría en su
oportunidad:
"si (a los ingleses) no se les acomoda respetarnuestras leyes (deben)
retirar todos sus buques de estas costas pues en tal caso yo estoy
decidido a abrir el comercio con quien más nos convenga. Nosotros no
rebajaremos un ápice en la defensa de los derechos de los pueblos..."
No quedó ahí la reacción de Moreno ante la prosecución del esfuerzo
de que se responsabilizaba a Elliot. Tal como era su costumbre política
remitió el problema al conociminto de su pueblo. Desde la Gazeta, N° 16
del jueves 20 de setiembre, pasó al ataque esclarecedor. La edición
consta de 16 páginas, once de las cuales están dedicadas a este tema,
de ellas seis se cubren con una exposición que supera lo circunstancial
para definir conceptos básicos de democracia y dignidad:
"Nada se presenta más lisonjero a un gobierno empeñado en la
felicidad de los pueblos, que ver a estos agitados en las cuestiones y
ocurrencias que tocan directamente a la comunidad. El déspota que teme
el descubrimiento de su conducta, procura sofocar en los hombres hasta
el deseo de examinada, y prefiere sepultarse en los abismos de que su
propia ignorancia lo rodea, antes que permitir aquellas francas discusiones, que producen los recursos consiguientea a una general ilustración.
Por fortuna la confianza recíproca de los que gobiernan y de los que son
gobernado forma la base más firme del nuevo gobierno; y prestando éste
el oído constantemente a el eco de la voluntad general, la encuentra
94
siempre uniforme en aquellas medidas, que removerán al fin todos los
embarazos, que parecen haberse conjurado, para sosfocar en su cuna
nuestra naciente felicidad.
¡Con cuánto entusiasmo se ha explicado el pueblo acerca de la
conducta y contestaciones del Capitán Elliot, relativas al bloqueo de esta
Capital!... ¿Quién no ha blasfemado contra los perturbadores de nuestro
soiego? ¿Y quién no ha renovado ante la sagrada memoria de la patria
le voto solemne, de perder la vida, antes que reducirse a pasarla en la
vergonzosa esclavitud de nuevas cadenas?"
Como vemos; primero las grandes definiciones después, esbozado,
el recuerdo del heroísmo popular ('eljuramento renovado) que enfrentó
a las invasiones, luego el rechazo de las 'huevas cadenas", y, culminante,
el ataque directo:
"Sorprendidos los habitantes de Buenos Aires con una conducta que
nunca debieran esperar de un oficial de S.M. B. se resistieron a creer que
el capricho o la predispoición personal fuesen el único agente de aquellas
acciones. ¿Cómo es posible, decían, que cuando el Ministro inglés
residente en el Brasil, repite las demostraciones más lisonjeras en favor
de la Junta (no en vano había publicado Moreno la carta de Julio, ahora
volvía a "quemar" públicamente al diplomático)... un oficial de marina
atropella los intereses de su nació, rompa las relaciones nacionales..."
"La fuerza de estas reflexiones hacía creer al pueblo que el Capitán
Efliot obraba en virtud de instrucciones secretas, que le hubiesen prefijado aquella conducta, y recelando, que hubiese un empeño oculto en
fomentar la diviión de estas provincias, para sacar provecho de su
debilidad: exclamaban todos generalmente ¡Hombres inhumanos, que
mirando con pesar los principios de nuestro bien, habeis derramado mil
males, que envuelvan en amargura el placer de nuestra regeneración!
¡Hombres ingratos, que habeis pretendido despojamos de algún punto de
nuestro terreno, en el mismo instante que con sincera generosidad, os
ofrecíamos por un comercio bien sostenido, todas las riquezas que
produce! ¡Hombres injustos, que fomentando estorbos a la consolidación
de una obra, cuya legalidad habeis confesado, os poneis de parte de la
mala causa porel vil interé sde los escombros, que aquella pueda dejaros
en su ruina!. Pero al mismo tiempo hombres imprudentes, pues descubriendo miras ambiciosascon demasiada anticipación, dais a la América
entera una lección de la reserva, con que deben conducirse... Estas
reflexiones, que han formado la conversación familiar de nuestros compatriotas; descubren en ellos todo el interés por la causa pública, que
produjo los prodigios de los tiemos heroicos. Es muy laudable que un
pueblo se agite, y se desvele por sucesos, que le tocan tan de cerca..."
Luego de tan tremendo varapalos, encubierto bajo el presunto monó-
95
logo del pueblo, pasa Moreno al lenguaje menos desabrido, pero siempre
esclarecedor, del político:
"La conducta del Capitán Elliot es indisculpable... La conducta del
Ministro de S.M.B. residente en el Brasil destruye hasta los menores
recelos; pues dirigiéndose a la Junta con ofrecimientos expresivos que
indican la más favorable disposición, es imposible, que por algún otro
órgano del gobierno inglés se hubiesen comunicado órdenes contrarias
a la substancia de aquellas comunicaciones. Es verdad que el Lord
Strangford no reviste el carácter público de su ministerio, cuando manifiesta a la Junta los sentimientos personales de una favorable adhesión,
pero un Ministro de su rango yacreditados talentos, no habría comprometido la seguridad de su propio juicio, sino lo contemplase garantido por
predisposición de su gabinete y por el interés de su misma nación".
Otra vez insiste Moreno en poner en evidencia al diplomático británico, en comprometerlo con sus propias palabras, en no permitirle el mal
juego que el Secretario consideraba posiblecuando antesdijera recelarse
de que "hubiese un empeño oculto en fomentar la división de estas
provincias», y prosigue:
"El que observe las relaciones políticas de la Europa en estos últimos
tiempos, descubrirá que todas ellas no giran sobre otro eje que el interés
recíproco de las naciones que contratan; todo gabinete se ha decidido
la guerra apenas se le han ofrecido ventajas en su ejecución y con la
misma facilidad ha vuelto ala paz, apenas cesaron aquellas esperanzas
o se le brindaron mayores en una negociación. El espíritu mercantil
parece que se ha introducido hasta en los mismos tronos y el cálculo de
interés influye en las empresas políticas del mismo modo que en las
especulaciones del negociante".
Leímos en el Plan de Operaciones cuál era la opinión de Moreno
respecto a la diplomacia inglesa, aquí expresa públicamente esa misma
idea; aunque atenúe el modo y los términos, el concepto es el mismo. Más
adelante vuelve a insinuar la posible reiteración de un intento usurpador
y de conquista:
"En estas circunstancias es imposible que la profunda política de los
ministros ingleses se equivocase de un modo tan arriesgado; ¿porqué?,
¿cuál sería el resultado de una pretensión tan irritante como es la
ocupación de un punto de nuestro territorio a la sombra de nuestras
divisiones?"
¿Conocía Moreno los primeros proyectos de Lord Strangtord en el
sentido de ocupar Montevideo como complemento de la operación
planeada por Sidney smith en apoyo de la Princesa Carlota, o es que
había otros planes o existían otras preposiciones?, de cualquier manera,
enseguida echa aceite sobre las olas levantadas:
96
"Es imprudente calcular sobre la ocupación de nuestro territorio y
semejante empresa es tan ajena a la ilustración de los Ministros ingleses,
como el decoro y respetable carácter de su gobierno".
Pero al final descarga nuevamente sus baterías:
"Es un deber del gobierno exhortar al pueblo a que deponga cualesquier prevención contra los ingleses; pero debe al mismo tiempo recomendar y aplaudr el celo con que se ha manifestado inflamado por esta
ocurrencia. Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación
de sus intereses y derechos; y no deben fiar sino en sí mismos. El
extranjero no viene a nuestro país a trabajaren nuestro bien, sino a sacar
cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo en buena hora,
aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su
industria, y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a
manos llenas, pero miremos sus consejos con la mayor reserva y no
incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron
envolver en cadenas en medio del embelesamiento que les habían
producido los chischis y avalorios..."
Pero el mensaje de Moreno tenía una punta más aguda:
"... que no se escriba de nosotros lo que se ha escrito de los habitantes
de la antigua España con respecto a los cartagineses que la dominaron:
Libre,feliz España, e independiente
Se abrió al cartagines incautamente;
Viéronse estos traidores
Fingirse amigos, para ser señores,
Y el comercio afectando,
Entrar vendiendo por salir mandando".
Dijo algo más en la emergencia el gran Secretario, pero esto es
suficiente para definir su dimensión de gobernante, político y periodista,
y debe haber sobrado para desbordar la paciencia del procónsul y sus
mandantes.
Lord Strangford había hecho esperar su respuesta a la nota de
protesta de la Junta; el 75 de octubre la Gazeta transcribe esa contestación llegada dos días antes en la escuna Misletoe. Los términos en que
está concebida no difieren en nada de los que en parejas circunstancias
acostumbraba utilizar la tortuosa diplomacia británica, no muy diferente
aunque más expeditiva que otras. Decía en lo principal:
"... es necesario asegurar a VE. en la más positiva y auténtica
manera, que ningún oficial inglés, ha recibido jamás, ni de mí, ni del
Almirante que comanda en jefe, instrucciones para cooperar al bloqueo
de esa capital.. ni tampoco para concurrir en ninguna medida hostil
contra aquella capital..."
Puede haber sido como lo dijo el diplomático, pero al respecto es
97
ilustrativo conocer algunos antecedentes de hechos similares en que
militares británicos, comprometidos en acciones que luego fracasaban o
ponían en entredicho la corrección de su gobierno, manifestaron haber
actuado por cuenta propia salvando así las responsabilidades de sus
jerarcas. Uno de esos casos ocurrió con motivo del entredicho suscitado
entre el gobierno de los EE.UU., siendo Monroe su presidente, y la Gran
Bretaña a raíz de la ocupación norteamericana de la Península de la
Florida. En la oportunidad Mister Foster, embajador inglés en Washington
envía oficio a su Primer Ministro Wellesley proponiéndole (5 de agosto
1811) la posibilidad de utilizar un oficial inglés de las Indias Orientales
para que ofreciese ayuda a las autoridades españolas de la Florida "en
forma pública, aunque la medida apareciera como la acción individual,
espontánea de un gobernador o almirante inglés."Algo similar había
ocurrido en ocasión de las invasiones inglesas al Río de la Plata: luego
de su fracaso las autoridades inglesas negaron haber tenido conocimiento, ni dado autorización para tales operaciones.
De cualquier manera Elliot fue sustituido y el bloqueo español fracasó;
de momento y en relación con los intereses de Buenos Aires y de la
Revolución, la actitud de Moreno había tenido pleno éxito.
Respecto a la importancia decisiva que en aquel instante tan difícil
para la Revolución, representó el combate emprendido por Moreno desde
la Gazeta y por los conductos diplomáticos, contra el intento de ahogo
económico perpetrado por las autoridades españolas de Montevideo con
la colaboración de la fuerza naval inglesa, vale el siguiente juicio que
emite el historiador español J. M. Rubio en su libro "La Infanta Carlota
Joaquina y la política de España en América, 1810-1812":
"En el mes de diciembre de 1810 el bloqueo de Buenos Aires fue
suspendido para los buques ingleses, lo que puede llamarse suspensión
total (del mismo), ante la amenaza de estos de reunir mayores fuerzas
para proteger el comercio. De esta manera se malogró la idea de hacer
fracasar la revolución de Buenos Aires».
Si en los hechos las actitudes de Moreno tuvieron el éxito que
comprobamos, privadamente el Secretario recibió una última advertencia
(la única correspondencia personal que Lord Strangford se dignó dirigir
a un revolucionario criollo). En esa carta alude el diplomático británico a
las nuevas operaciones militares emprendidas por la Junta sobre la
Banda Oriental y el Paraguay y a los ajusticiamientos de Cabeza del
Tigre, condena a éstos y respecto a aquellas asegura tajante:
"... una modificación de dicho sistema (respeto del statu quo existente
en relación con las autoridades españolistas y las respectivas jurisdicciones) sería muydesagradable para el rey, mi soberano... "y pasa a amenazar
con el poder militar portugués, verdadera espada de Damocles perma-
98
nentemente suspendida sobre la Junta Provisional ahora, después sobre
el artiguismo "... aunque estoy persuadido de que este gobierno desea
mantener con el vuestro todas las relaciones posibles de paz y amistad,
le confieso que temo mucho el efecto que vuestros movimientos militares
le han inspirado... "y finaliza "... quiero pues creer que mientras yo trabajo
en favor de la armonfa entre ambos gobiernos, vosotros no hareis nada
que pueda turbarla..."
Se trataba de un ultimatum cursado a don Mariano Moreno impulsor
de una política condenada por la imperio; era el anuncio de su final
próximo. Moreno se desentiende de la advertencia y hasta el momento
su caída ha de continuar apresurando la campaña militar y la acción
propagandística e informativa destinada a profundizar las definiciones de
la Revolución radical con que él soñaba. Ya abordamos el examen de la
temática institucionalista que comenzó a desarrollar desde la Gazata;
seguiremos conociendo ahora otros asp3ectos de la ideología expuesta
allí por el Gran Secretario ya que ellos, además de haber merecido
muchas fojas en el expediente que contra él se preparaba en el secreto
de la logia anglófila, han de constituir la línea maestra, orientadora de los
próximos afanes del artiguismo.
Para medir la magnitud del desafío ideológico que don Mariano va a
lanzar de ahora en adelante desde su periódico contra el partido "regular"
y sus moderadores del exterior, bastará recordar que la monarquía
constitucional era la única solución aceptable para la Gran Bretaña y que
tal será la que han de sostener muy pronto y a machamartillo, ausente de
laconducción londinense don Francisco Miranda, los agentes vinculados
a la Gran Madre del Mundo llegados al Plata en 1812; y que, como
veremos enseguida, la propuesta de una salida republicano-democrática
era coniderada porta parte inglesa del estado mayorideológico londinense,
cuyo principal expositor para la América será don Hipólito Da Costa, como
anarquizante, afrancesada, jacobina, roboespierrisla (calificativos estos
dos últimos que la propaganda británica asociaba con "anarquía").
En este aspecto John Street, -que ha podido consultar amplia documentación inglesa para su trabajo sobre La influencia británica en la
Independencia de las Provincias del Río de la Plata (71), al referirse alas
actividades que, como asesor militar de los "hermanos" británicos realizaba el General Dumouriez, nos revela que en un informe redactado por
él entre 1807-1808 para el Ministerio de Castlereagh y referido a la
situación del Río de la Plata, divide a los patriotas indepqndéhhsta entre
los favorecedores de la solución monarquittá y quiene queríam..
"un gobierno popular y la anarquía. Los patriotas de la primera clase
comprenden a todos los hombres considerables por su nacimiento, sus
propiedades, su educación... Durante la ocupación' de Buenos Aires
99
fueron sus jefes los que hicieron la propuesta (de independencia). Desde
hace tiempo tienen agentes en Inglaterra yhoycreen habersido engañados porellos y porella. Lospatriotas desean la emancipación, y si el único
medio de conseguirla es pasar por la "anarquía" es decir, por el
republicanismo francés, se arrojarían a ella, algunos deliberadmente, y
otros por desesperación. Era tiempo que Inglaterra diera un rey a los
monárquicos".
A tal profundidad había cavado esa buscada asociación de ideasdescalificadora-, entre republicanismo democrático y anarquía o
afrancesamiento, que don Manuel Moreno, al escribir y editaren Londres
el libro sobre "Vida y Memorias de Mariano Moreno" se sintió obligado a
dedicar un largo párrafo para desvanecer la negativa imagen creada por
los calificativos de "afrancesado", "jacobino", "terrorista" que, por su
republicanismo, se aplicaban a su hermano. Dice así Manuel Moreno:
'Después de la Revolución Francesa ha sido muy frecuente atacarlas
empresas de libertad, denigrándolas con el odioso carácter de
jacobinismo... y el descrédito que estas máximas han merecido ha
continuado en ser empleado como arma poderosa contra el uso de los
derechos sagrados del pueblo. Unas veces se ha buscado una analogía
forzada entre los principios exagerados del Jacobinismo, y las máximas
establecidas como base de la libertad, y otras, el horror afectado de las
doctrinas de aquella Sociedad ha servido de fuñdamento para perseguir
la devastación y la rutina, que a ellas mismas le era atribuida".
Finaliza Manuel Moreno:
"El Dr. Moreno (don Mariano) profesaba principios sólidos de política
y estaba bastante versado en la Historia de las naciones, para no haber
caído en errores que la experiencia hace en el día inexcusables. Con todo
esto, los discursos con que se dirigía en la Gazeta a sus Conciudadanos,
no han dejado de ser mirados por el interés y la prevención como
esfuerzos del jacobinismo, y donde ni remotamente han podido encontrarse algunos visos de fundamento para esta imputación, se ha empleado la afectación de adivinarsus intenciones para confirmarla calumnia".
Por eso cuando Mariano Moreno, desde la Gazeta, dejando ya de lado
el disimulo táctico, comience su labor de ilustración del pueblo en los
principios de la democracia republicana, cuando exalte a los dirigentes
revolucionarios (masónicos) como Washington y Jefferson y a los pensadores liberales, cuando aplauda como ejemplares los principios de la
Revolución Francesa, cuando predique acerca del derecho de los pueblos a declarar su independencia, cuando dedique una edición íntegra y
extraordinaria a la información sobre los sucesos de Caracas que
culminaron con la declaración de independencia, estará, a juicio de los
moderados, sembrando anarquía, "haciendo robespierrismo", como diría
100
Saavedra.
Cuando Moreno diga todo esto y lo explique y se esfuerce por crear
opinión republicana en los sectores populares que en el virreinato tenían
acceso a la lectura, entendiendo que estos a su vez lo trasmitirían a los
iletrados, estará en el sentir o por lo menos en el decir de la gente inglesa
yde la anglófila, anarquizando la región. En realidad cuando Moreno hace
todo eso, como cuando multiplica el impulso de las expediciones armadas
y la actividad de los agentes revolucionarios en la Banda Oriental, y
cuando denuncia las desconcertantes actitudes de los marinos y diplomáticos de S.M.B., está realizando una formidable laborde afianzamiento de
la conciencia revolucionaria, de concientización, de esclarecimiento
político, muy inteligible, muy democrático, pero al mismo tiempo está
chocando frontalmente contra una fuerza que, pronto se vería, era de
momento incontrastable, capaz de liquidarlo política y materialmente.
Pero esa labor de Moreno, desarrollada en aquellos escasos siete
meses, no fue siembra en el mar, como no lo fue la que pronto llevaría
adelante, continuando lasuya, el movimiento popular artiguista. República y federación fueron realidades de las que no escapó el propio Brasil;
en cuanto a las demás consignas: integración americana, democracia
popular, civilismo respetuoso de la dignidad humana, siguieron -semillas vitales, inextinguibles-, esperando que las condiciones históricas y
el esfuerzo de los mejores hijos de la patria americana las ayudaron a
germinar. La historia de los hombres es efímera comparada con la historia
de los pueblos, la historia de las ideas exige a veces distancias aun
mayores y más tiempo para su arraigo, desarrollo y fructificación.
Moreno y sus leales compañeros tuvieron razón el 25 de Mayo; frente
a los titubeos de los "hermanos" regulares, y con el apoyo de los grupos
populares más activos lograron el éxito en el primer gran paso revolucionario y emancipador; en la etapa siguiente quedó demostrado que no
resultaba viable el radicalismo de muchas de sus proposiciones que sólo
se apoyaban en lo que pudiera hacer una estrechísima minoría ilustrada
y un pueblo aun no preparado políticamente para comprender el significado de tales avances, carente de fuerza material suficiente como para
imponerse a sus poderosos contradictores internos. Soluciones que,
además, chocaban contra los intereses económicos y estratégicos de la
potencia dominante. Frente al morenismo, como después ante el
artiguismo, no estaba ya el cuerpo enfermo de un régimen superado al
que sólo apuntalaba una débil minoría de comerciantes y funcionarios
aferrados a lo antiguo; en la etapa siguiente a la toma del gobierno,
tratando de imponer su línea radical, debió combatir contra la nueva
potencia que se enseñoreaba del mundo, contra el nuevo imperio que
dominaba mares y naciones, contra grupos nativos, delegados de aquella
101
y contra los cuerpos militares sometidos a la diciplina de unos jefes que
participaban directamente de los intereses y preocupaciones de una
clase dirigente de la que formaban parte. Victorioso Moreno cuando sus
cálculos políticos fueron correctos, perdió cuando su evaluación de las
circunstancias, de la correlación de las fuerzas actuantes, resultó equivocada.
Decíamos que a medida que los sucesos se complicaban en el
modesto ámbito diplomático en que se movía la Junta, los éxitos militares
retemplaban el ánimo de los morenistas. Desde la Gazeta el gran
Secretario podía informar sobre aquellos triunfos de su estrategia y
acerca de los avances de las luchas emancipadoras en el resto del
Continente; paralelamente su mensaje político se va profundizando. El
de octubre publica una canción patriótica que contienen significantes
alusiones:
"Si hubo un wassinglonlen el norte suelo/muchos wassintoneslen el
sud tenemos/ Si allí han prosperado/ artes y comercio/ valor compatriotas/ sigamos su ejemplo".
Exaltación del héroe republicano, incitación a tomar su ejemplo.
En la edición siguiente leemos:
"Es justo que los pueblos esperen todo lo bueno de sus dignos
representantes; pero también es conveniente que aprendan por sí
mismos lo que es debido a sus intereses y derechos... el pueblo no debe
contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca
obren mal, que sus pasiones tengan un dique más firme que el de su
propia voluntad..."
es la reiteración de un pensamiento, básico de su credo político, -el
roussoniano, de la soberanía popular-,también una advertencia acerca
de los desvíos de conducta que ya se insinuaban en algunos de sus
compañeros y neta manifestación de la influencia que sobre él ejercían
los pensadores de la Revolución Francesa; Robespierre había advertido
en 1793:
Wn pueblo digno de su libertad, no sigue adorando ciegamente a sus
representantes, los vigila, respetando en su persona su propia dignidad".
(72)
Agrega entonces Moreno:
"... el bien general será siempre el objetivo de nuestros desvelos, y
opinión pública el órgano, por donde conozcamos el mérito de nuestros
procedimientos".
En esa misma edición, refiriéndose ya al tema de la emancipación
americana y rompiendo con lo que era tabú para los dirigentes conservadores, adelante:
"Hay muchos que fijando sus miras en la justa emancipación de la
102
América, a que conduce la inevitable pérdida de España, no aspiran a
bien que a ver rotos los vínculos de la dependencia colonial, y creen
completa nuestra felicidad, desde que elevados estos países a la dignidad de Estados, salgan de la degradante condición de un fundo usufructuario, a quien se pretendesacar toda la substancia sin interés alguno
su beneficio y fomento..."
pero, agrega, alertando sobre los peligros que ya están a la vista:
"... todas las pasiones conspiran enfurecidas para sofocar en su cuna
una obra, a que sólo las virtudes pueden darconsistencia y en una carrera
completamente nueva, cada paso es un precipicio para hombres que en
trescientos años no han disfrutado de otro bien que la quieta molicie de
la esclavitud, que aunque pesada había extinguido hasta el deseo de
romper sus cadenas..."
Desde el 6 de noviembre el tema central de sus discursos en la Gazeta
estará constituido por la necesidad de constitucional izar el proceso; el
de ese mes ya aparece planteada la cuestión que habría de resolverse
con la caída de Moreno al mes siguiente; los diputados sostienen que han
sido electos para integrarse a la Junta provisional y luego elegir un nuevo
gobierno; el Secretario, que ve en peligro las posiciones de su partido y
la propia marcha ascendente de la revolución para el caso en que la
conducción política quede en manos de los "moderados", explica:
"Por un concepto vulgar, pero generalmente recibido, la convocación
del Congreso no tuvo otro fin que reunir los votos de los pueblos para
elegir un gobierno superior de estas provincias, que subrogase al virrey
y demás autoridades, que habían caducado. Buenos Aires no debió erigir
por sí sola una autoridad extensiva a los pueblos que no han concurrido
con su sufragio a su instalación... pero este pueblo siempre grande,
siempre generoso, siempre justo en sus resoluciones no quiso usurpar a
la más pequeña aldea la parte que debía tener en la erección del nuevo
gobierno; no se prevaleció del ascendiente que las relaciones de la
Capital proporciona sobre las provincias y estableciendo una Junta, le
impuso la calidad de Provisoria, limitando su duración hasta la celebración del Congreso y encomendando a éste la instalación de un gobierno
firme, para que fuese obra de todos lo que tocaba a todos igualmente...
Pero si el Congreso se redujese a el único empeño de elegir personas
habría puesto un término muy estrecho a las esperanzas que justamente
se han formado de su convocación... dejaría defectuosa su obra si se
redujese a elegir gobernantes, sin fijares a la constitución y ftirina de
gobierno'.
Pasa enseguida Moreno a exponer la importancia, la necesidad, de
elaborar un texto constitucional, afirmando que '7a ignorancia del dereclió
público"en que ha vivido el pueblo, le ha hecho creer que gobierno es la
103
Descargar