“2013 – AÑO DEL BICENTENARIO DE LA ASAMBLEA GENERAL CONSTITUYENTE DE 1813” Senado de la Nación Secretaría Parlamentaria Dirección General de Publicaciones VERSION PRELIMINAR SUSCEPTIBLE DE CORRECCION UNA VEZ CONFRONTADO CON EL ORIGINAL IMPRESO (S-2826/13) PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,… Artículo 1 - Todas las personas inscriptas en los registros públicos competentes, como productores de tabaco; siempre y cuando fueren calificados como Pequeños Productores Tabacaleros Minifundistas, podrán acceder a los beneficios de la presente ley. Artículo 2.- A los efectos de la presente ley se entiende por Pequeño Productor Tabacalero Minifundista, aquel que emprende la labranza en un minifundio con la cooperación incondicional de su grupo familiar, y cuya producción, capitalización, nivel tecnológico y mano de obra son escasos y precarios. El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación establecerá los parámetros de superficie cultivada y producción para determinar la condición de Pequeño Productor Tabacalero Minifundista. Artículo 3 – Tendrán derecho a percibir el haber mínimo jubilatorio establecido por ley 24.241 aquellos Pequeños Productores Tabacaleros Minifundistas que acrediten: a) haber cumplido cincuenta y cinco (55) años de edad; b) tener, como mínimo, veinte (20) años de aportes jubilatorios; y c) haber estado registrados corno productores tabacaleros durante, como mínimo, quince (15) años. Artículo 4.- Tendrán a percibir el haber mínimo jubilatorio establecido por ley 24.241, independientemente de la edad que tuviesen, los Pequeños Productores Tabacaleros Minifundistas que acrediten: a) tener una discapacidad psicomotriz superior al sesenta y seis por ciento (66%), determinada por las autoridades sanitarias que la reglamentación o disposiciones establezcan; y b) haber estado registrados corno productores tabacaleros durante, como mínimo, quince (15) años. Artículo 5 - En caso de fallecimiento, los derechohabientes establecidos en la ley previsional general tendrán derecho a la “2013 – AÑO DEL BICENTENARIO DE LA ASAMBLEA GENERAL CONSTITUYENTE DE 1813” pensión, cuando en momento del deceso, el Pequeño Productor Tabacalero Minifundista estuviera inscripto como tal, independientemente de su antigüedad o años de aportes. Artículo 6 - Créase el Fondo Especial de Jubilación Tabacalera (F.E.Ju.T.) que tendrá bajo su titularidad el remanente pecuniario para solventar las prestaciones de los Pequeños Productores Tabacaleros Minifundistas; y será financiado con: a) uno por ciento (1%) del precio final de la venta al público de cada paquete de cigarrillos que se comercialice en todo el territorio argentino; b) las donaciones y legados que se le hicieren; y c) los recursos que fije anualmente el Congreso de la Nación. Artículo 7 Los recursos del Fondos Especial de Jubilación Tabacalera serán administrados por la Administración Nacional de Seguridad Social, que los aplicará exclusivamente al pago de prestaciones para Pequeños Productores Tabacaleros Minifundistas. Artículo 8 - La presente ley se rige por las demás disposiciones de la Ley 24.241, sus modificatorias y normas complementarias. Artículo 9.- Comuníquese al Poder Ejecutivo. Juan M. Irrazábal.FUNDAMENTOS Señor presidente: El presente proyecto de ley propone dar la posibilidad de contar con una jubilación anticipada a pequeños productores tabacaleros a través de un fondo genuino del sector, debido a que se trata a todas luces de una actividad insalubre. El cultivo de tabaco en la República Argentina, si bien su producto final es criticado por su incidencia negativa en la salud humana, es de suma importancia para las economías regionales de siete provincias situadas en el NEA y NOA argentino como Catamarca, Chaco, Corrientes, Jujuy, Misiones, Salta y Tucumán. En efecto, el cultivo tabacalero nuclea a casi de 18.000 familias, que producen anualmente alrededor de 135 mil toneladas de tabaco, con diferencias considerables entre las provincias, dado a la variedad de tabaco cultivada y al grado de mecanización de la producción. Podemos citar como ejemplo, que el grado de mecanización en las provincias de Salta y Jujuy incide enormemente en la superficie “2013 – AÑO DEL BICENTENARIO DE LA ASAMBLEA GENERAL CONSTITUYENTE DE 1813” implantada por productor. Ambas provincias concentran algo menos a 2.700 productores, un 15% del total, pero producen 65% de la producción nacional, unos 88 millones de kilos anuales. En la provincia de Misiones, la realidad es totalmente distinta. Si bien sus productores concentran casi 27% del total nacional, 36 millones de kilos anuales, nuclea a dos tercios de los productores tabacaleros de nuestro país, casi 12.000 productores, con la característica de que son, casi en su totalidad, pequeños productores minifundistas con una producción promedio por productor cercana a los 3.000 kilos anuales cultivados mayormente con un muy reducido grado de mecanización, con mano de obra en su gran mayoría familiar, realizados en forma manual y con tracción a sangre. La Provincia de Misiones implementó, dado a su gran número de pequeños productores minifundistas, el régimen del Monotributo Social, que posibilita a más de 8.000 productores contar con un régimen tributario especial compatible con beneficios sociales tales como la Asignación Universal por Hijo y las pensiones no contributivas. A mediados de 2012, se encontraban adheridos a este régimen más de 4.500 productores siendo, 1.300 agrupados en proyectos productivos familiares. Esta característica se observa también en las provincias de Catamarca, Corrientes, Chaco y Tucumán, que nuclean el 19% de los productores (cerca de 3.300), y producen anualmente unos 10 millones de kilogramos, que constituye 8% de la producción nacional. Esta situación divide a la producción de tabaco en dos realidades muy diferentes. Por un lado en Salta y Jujuy donde el cultivo se realiza a grandes escalas, con alto grado de mecanización, con la mano de obra en su mayoría asalariada, pudiendo contar los trabajadores del sector con beneficios previsionales establecidos por la legislación argentina. Por el otro, en el resto de las provincias productoras, el cultivo de tabaco se encuentra encuadrado dentro de la agricultura Familiar minifundista, donde la mano de obra requerida por el cultivo es realizada por uno o varios integrantes de la familia, que producen en superficies reducidas y con escaso o nulo grado de mecanización de las tareas agrícolas. Prácticamente la totalidad de los productores minifundistas residen en las zonas rurales, muchas veces desprovistos de adecuadas prestaciones médicas, y en muchos casos sin acceso a agua potable o a electrificación rural. En la mayoría de las unidades productivas minifundistas se cultivan de una a tres hectáreas de tabaco y trabajan dos a cinco personas, que realizan desde las labranzas con arados con tracción a sangre, la “2013 – AÑO DEL BICENTENARIO DE LA ASAMBLEA GENERAL CONSTITUYENTE DE 1813” implantación, las labores culturales, la cosecha, y la clasificación de las distintas clases de hojas de tabaco, de manera manual, lo que genera muchas y arduas horas de trabajo en el cultivo, que genera con el pasar de los años un desgaste físico considerable Otro de los problemas de la producción tabacalera a pequeña escala es el contacto con agroquímicos utilizados para el control de plagas y malezas. Con frecuencia la aplicación se realiza con pulverizadores manuales. Inclusive, debido al desconocimiento de los riesgos en el manipuleo de sustancias tóxicas, años atrás, donde se aplicaba una amplia variedad de productos de alta toxicidad, el contacto directo con los agroquímicos era frecuente. Es común que un productor, luego de varios años de realizar esta actividad, ve reducida su capacidad de trabajo y termina obligado a abandonar la actividad antes de poder contar con un beneficio jubilatorio, quedando totalmente desprotegido todo el grupo familiar, sin la posibilidad de contar con una obra social. Dos aspectos han afectado enormemente en la producción tabacalera en los últimos años, e incidido en la rentabilidad del productor. En primer lugar, el bajo precio de venta del producto y los altos costos de producción, debido a que es una actividad donde los insumos de producción se comercializan en dólares y el precio del tabaco se fija en pesos. Esta situación paulatinamente ha reducido los ingresos del productor dado a un precio insuficiente En segundo lugar, la escasa extensión de las unidades productivas, que en general impide un correcto manejo del área cultivada, limitando las rotaciones de cultivos, lo que acelera gradualmente el desgaste y pérdidas de las propiedades físicas y componentes nutricionales de los suelos, ocasionando pérdidas en la productividad y en consecuencia la rentabilidad del cultivo. A fin de compensar esta pérdida, se puede observar que con el pasar de los años la superficie implantada por cada familia se ha elevado, generando en consecuencia mayor mano de obra, transformando al cultivo de tabaco en un trabajo exhaustivo. Especialmente en el periodo de cosecha, que se realizan en los meses más calurosos del año, de noviembre a enero, donde se efectúan las actividades por un lapso de hasta dieciséis horas diarias. La actividad tabacalera en Argentina, dada a su escasa rentabilidad, se encuentra respaldada por la ley 19.800 que creó el Fondo Especial del Tabaco (F.E.T), que se distribuye en un 80% como recomposición al precio del producto a fin de mejorar los ingresos de los productores y un 20% que se destina a la reconversión productiva de las unidades productivas y el mejoramiento de la calidad de vida del productor, cuyo objetivos fijados en la ley son la de regularización d la tenencia de la tierra, acceso a la electrificación rural, agua potable, entre otras “2013 – AÑO DEL BICENTENARIO DE LA ASAMBLEA GENERAL CONSTITUYENTE DE 1813” Esta suma de factores reflejan que hoy entre la población que se dedican a esta actividad existan innumerables problemas de salud, dado al trabajo intenso con el tabaco, y al contacto con agroquímicos, que en muchos casos, generan incapacidades laborables permanentes. En particular, la producción tabacalera a pequeña escala, cuenta con mano de obra exclusivamente familiar, por los que los hijos de los productores desde muy temprana edad colaboran con distintas tareas en el cultivo. Muy pocos son los hijos de productores que puedan continuar estudios secundarios o superiores, por lo que siguen trabajando con sus padres en las chacras, y así sucede que de adultos, al llegar a los 55 años de edad, han trabajado ya más de cuarenta años en el tabaco arduamente, y por lógica adquieren muchos problemas de salud, pero aun deben esperar más de 10 años para jubilarse. A todos los inconvenientes del sector, se le debe sumar que la gran mayoría de los productores al llegar a los 65 años no cumplen con los años de aportes previsionales exigidos por ley, y no figuran los aportes realizados como autónomos. Apenas se ha normalizado en parte este problema con la implementación del régimen de monotributistas en 1999. Por la imposibilidad de seguir realizando tareas agrícolas por cuestiones de salud, muchos productores se ven obligados a solicitar el beneficio de una pensión no contributiva por invalidez, para poder subsistir, con el inconveniente de que este beneficio es intransferible al cónyuge, y en caso de fallecimiento del beneficiario, los demás integrantes de la familia quedan totalmente desamparados. Distinto sería si contaran con un beneficio jubilatorio, inclusive existen grandes diferencias en la prestaciones médicas brindadas por las obras sociales. En 2011 el Congreso de la Nación aprobó ley N° 26.727, de Régimen del Trabajo Agrario, conocido como Nuevo estatuto del Peón Rural de la República Argentina, que en su título XII de régimen de seguridad social, reduce la edad jubilatoria de los mismos a 57 arios con 25 años de aportes jubilatorios, debido a los esfuerzos físicos que se realizan en la actividad. El objetivo principal de los regímenes diferenciales para las actividades que son consideradas insalubres es la adecuación de la cobertura por vejez a las diversas situaciones que está expuesto el trabajador durante su vida laboral, sea por desempeñarse en tareas que implican riesgo o porque sus experiencias son causa de agotamiento y vejez prematura, o por prestar servicios en ambientes y en lugares con condiciones desfavorables. En pos de proteger al trabajador y darle una adecuada cobertura, el sistema provisional adopta el mecanismo de reducción en las exigencias de tiempos de “2013 – AÑO DEL BICENTENARIO DE LA ASAMBLEA GENERAL CONSTITUYENTE DE 1813” servicios y edad requerida para acreditar el derecho a las prestaciones de sobrevivencia, en función del desempeño de tareas calificadas por autoridad competente como riesgosas, en función de sus características o el lugar de desempeño y del esfuerzo que demandan al trabajador, que producen en menor tiempo un desgaste equivalente al realizado en condiciones normales durante el lapso exigido por el régimen general para obtener la cobertura provisional. El artículo 157 de la ley 24,241 en su segundo párrafo establece que los trabajadores contemplados en los regímenes especiales tendrán derecho a percibir el beneficio ordinario acreditando una edad y un número de años de aporte inferiores en no más de 10 años a los requeridos para acceder a la jubilación ordinaria por el régimen general. En consecuencia, el tope mínimo establecido por el segundo párrafo del Artículo 157, para los regímenes diferenciales quedaría de la siguiente manera acorde al análisis: en cuanto a la edad, los hombres deberán haber cumplido 55 años y las mujeres 50; en cuanto a los arios de servicio con aportes computables, no pueden ser inferiores a veinte. La presente propuesta normativa se adapta a tales exigencias de ley vigente. Con el afán de lograr el reconocimiento del pequeño productor minifundista tabacalero, este proyecto de ley apunta a dar la respuesta social que requiere unos de los sectores más desfavorecidos de las economías regionales sin afectar los recursos del Estado, considerando que se propone que se financie este beneficio a través de los recursos que los mismos productores generan, sin perjuicio de lo que se destina Fondo Especial del Tabaco. En concordancia con un modelo de políticas sociales sin precedentes en nuestro país, lo que se busca es brindar una mayor contención social a los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad, reconociendo el esfuerzo de todos aquellos que trabajan arduamente, en condiciones precarias y que contribuyeron al crecimiento y desarrollo, desde los lugares más recónditos del interior de nuestro país. Indirectamente, estaremos contribuyendo además, a reducir los efectos que paulatinamente se viene dando a lo largo de los años, el desarraigo rural, en los sectores productivos más marginales, que durante muchos años han sido perjudicados con la baja rentabilidad de sus cultivos, que por la escasa superficie que poseen las familias para producir, sus hijos deben abandonar la zona rural en búsqueda de alternativas diferentes. Por las razones expuestas, y por las que se darán en oportunidad de su tratamiento, es que solicito a mis pares que me acompañen en la aprobación del presente proyecto de ley. Juan M. Irrazábal.-