propuesta para un mejoramiento en el manejo de residuos

CONSEJO CONSULTIVO
COMISION REGIONAL DEL MEDIO AMBIENTE
REGION DE LA ARAUCANIA
PROPUESTA PARA UN MEJORAMIENTO EN EL
MANEJO DE RESIDUOS SOLIDOS URBANOS (R.S.U.)
EN LA REGION DE LA ARAUCANIA
- TEMUCO, AGOSTO 2003 -
Propuesta para un mejoramiento en el manejo de Residuos Sólidos Urbanos (R.S.U.) en la Región de La Araucanía
COMISION REGIONAL DE MEDIO AMBIENTE
CONSEJO CONSULTIVO
REGION DE LA ARAUCANIA
Temuco, Agosto 2003
Propuesta para un mejoramiento en el manejo de Residuos Sólidos Urbanos (R.S.U.)
en la Región de La Araucanía
Resumen
En el contexto de hacer aportes concretos que contribuyan a la sustentabilidad y
mejoramiento de la calidad de vida en la Región de La Araucanía, el Consejo Consultivo de la
Comisión Regional del Medio Ambiente, ha establecido en su Plan de Trabajo 2002-2003
desarrollar propuestas que apunten hacia este objetivo.
El documento que ahora se presenta, se relaciona con el manejo de los Residuos
Sólidos Urbanos (R.S.U.) y tiene por objeto poner en la discusión regional esta temática que,
lejos de estar solucionada, permanentemente ofrece nuevos e inquietantes aspectos, tanto en
lo ambiental, como en lo social y en lo económico.
Si bien se puede sostener que la temática de los RSU acompaña al ser humano desde
que éste comenzó a establecerse en villorrios y luego en ciudades, no cabe duda que en los
últimos tiempos este tema ha ido cobrando cada vez más relevancia, por el aumento explosivo
de personas que viven en ciudades y por el tipo de desechos que ahora se generan, ya que en
buena medida no son biodegradables.
En nuestra Región y en el País, el “tratamiento” que se hace a las basuras básicamente
se limita a la recolección domiciliaria no clasificada y su disposición final es, en el mejor de los
casos, en un vertedero o relleno sanitario o sencillamente en algún sector poco visible en lo que
se designa como botadero o basural. Si bien el segundo caso es el más conflictivo desde un
punto de vista ambiental y social, el primer caso no está exento de estas mismas categorías de
problemas pero de matices distintos, además de los altos costos que normalmente significa este
tipo de disposición final más tecnificada.
El otro aspecto que se puede observar en esta temática es el hecho que, por años, ha
habido una deseducación por parte de la autoridad hacia el “usuario-generador-de-basuras”, ya
que se le ha llevado a la convicción que la solución al tema de la basura no le pertenece y que
es un tema estrictamente municipal, en circunstancias que es precisamente este usuario quien
debería ser el protagonista en la solución real del problema, dado que es él quien lo genera.
Es en esta perspectiva, más sistémica, que en este documento se hace una propuesta
para reestudiar toda la ingeniería asociada al manejo de los RSU, poniendo al usuario como
centro de la solución del problema y haciendo una primera propuesta de tareas específicas a
desarrollar, las que deberían ser lideradas por las autoridades competentes y puestas en
ejecución por los entes técnicos más idóneos.
Consejo Consultivo de la Comisión Regional del Medio Ambiente, Región de La Araucanía. 2003
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Propuesta para un mejoramiento en el manejo de Residuos Sólidos Urbanos (R.S.U.) en la Región de La Araucanía
COMISION REGIONAL DE MEDIO AMBIENTE
CONSEJO CONSULTIVO
REGION DE LA ARAUCANIA
Temuco, Agosto 2003
Propuesta para un mejoramiento en el manejo de Residuos Sólidos Urbanos (R.S.U.)
en la Región de La Araucanía
Presentación
El Consejo Consultivo de la Comisión Regional del Medio Ambiente, Región de La
Araucanía ha establecido en su Plan de Trabajo 2002-2003 desarrollar propuestas que
contribuyan a la sustentabilidad del territorio regional y mejoren la calidad de vida,
aprovechando su diversa composición y experiencia en la realidad regional.
En ese contexto, se abordarán temáticas de manejo de residuos sólidos urbanos, uso
eficiente de la energía en las construcciones, uso de recursos dendroenergéticos, planificación
territorial y producción limpia entre otros.
En esta oportunidad, se presenta a consideración de la Comunidad Regional un
documento sobre residuos sólidos urbanos (R.S.U.) con el fin de abrir un debate lo más
constructivo posible sobre una temática que cada vez se torna más compleja por las
consecuencias ambientales, sociales y económicas que ésta conlleva.
Introducción
Durante miles de años la situación de los desechos generados por el ser humano no
representó mayor problema y se podría decir que no difería mucho de lo que ocurría con los
desechos de otros organismos, ya que todos los bienes o materiales que ese hombre primitivo
requería, eran sacados directamente desde la Naturaleza y los usaba en condiciones muy
similares a como los encontraba.
De esta forma, esos materiales a la larga eran
inevitablemente reincorporados (mineralizados) a través de los procesos de degradación en los
que participaban una serie de “descomponedores” biológicos o sencillamente los agentes
meteorológicos daban cuenta de la mayor parte de ellos. Esto es tan real que los arqueólogos
normalmente tienen dificultades para describir esas primeras organizaciones sociales humanas,
ya que no cuentan mayormente con objetos o restos de ellos que permitan entender cómo se
desarrollaba la vida. Sólo puntas de flechas hechas con algún tipo de piedra o algunos huesos
elaborados para que pudieran cumplir con una determinada función.
Esta situación, sin embargo, comenzó a cambiar paulatinamente y se tornó más
compleja a medida que algunas sociedades se fueron haciendo sedentarias y a la vez fueron
desarrollando tecnologías que les permitieron crear objetos que no eran mayormente atacados
por los factores ambientales, como por ejemplo la alfarería, la metalurgia, la cerámica y el vidrio.
El crecimiento de la vida en ciudades y la cada vez mayor capacidad del ser humano
para transformar la Naturaleza, hacen que ya en épocas muy remotas se comience a plantear el
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problema del manejo tanto de los residuos sólidos como de los residuos líquidos o desechos
cloacales.
Ya en el siglo XIV quedan de manifiesto los efectos que producen la nula gestión que
había de los residuos sólidos (en ese tiempo prácticamente sólo orgánicos o biodegradables)
sobre las poblaciones humanas de la mayor parte de las ciudades europeas. La acumulación
de desechos orgánicos dentro de las ciudades y a orillas de ríos, trajo consigo el desarrollo de
múltiples vectores (moscas y roedores), que favorecieron el desarrollo de plagas o pestes con
altísimos índices de mortalidad para esas poblaciones.
Con la llegada de la Revolución Industrial, entre finales del siglo XVIII y comienzos del
siglo XIX, la capacidad del hombre para extraer recursos desde la Naturaleza se ve fuertemente
incrementada, mientras se desarrollaban simultáneamente distintas ramas de la Ciencia que
permitieron desarrollar tecnologías, en especial a comienzos del siglo XX, que modifican de
manera importante las características físicas y químicas de esos recursos, llegando incluso a
crear moléculas que antes no existían en la Naturaleza.
También en este mismo periodo se dan dos importantes condiciones favorables para
que la población humana aumente en forma significativa y se concentre en las ciudades: los
avances en las ciencias biomédicas, con la consecuente disminución de la mortalidad infantil,
aumento de la expectativa de vida, control de enfermedades, etc., y la masiva migración de
personas desde los campos a la ciudad, por el mismo proceso de industrialización que cada vez
requería más mano de obra en las fábricas.
De lo anterior, entonces se puede inferir que los desechos que ahora genera este
hombre moderno son distintos tanto cualitativa como cuantitativamente. En efecto, a los
tradicionales desechos orgánicos se suman ahora los desechos constituidos por esas
moléculas que hasta ese momento no existían en la Naturaleza (por ejemplo plásticos), por lo
tanto no biodegradables, ya que no existen “descomponedores” capaces de mineralizarlos.
Además, estos nuevos materiales son resistentes a los factores físico-químicos del medio, que
en poco o nada los afectan.
Desde el punto de vista cuantitativo, por su parte, la sostenida migración campo-ciudad
hace que las urbes crezcan a altas tasas, por lo que estos materiales de desecho,
biodegradables y no biodegradables, se acumulan dentro o en los alrededores de esos centros
poblados, generando a su vez una serie de consecuencias sanitarias, económicas, sociales y
ambientales mucho más complejas que las ocurridas en el periodo medieval.
Así las cosas, en la mayoría de los países con alguna capacidad de organización y con
cierto nivel de desarrollo se van estableciendo reglamentaciones y ordenanzas que permitan
poner orden al problema, quedando los municipios, en la mayoría de los casos, con la
responsabilidad de la ejecución de esas medidas.
Del botadero al vertedero o relleno sanitario
Al comienzo, la basura que se generaban en las ciudades y pueblos, ahora llamada
Residuo Sólido Urbano (RSU), llegaba a botaderos o tiraderos a cielo abierto, en los cuales era
habitual (y en algunos lugares lamentablemente todavía lo es) ver a personas y animales
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buscando algo que les pudiera ser útil, sea para alimentarse directamente o bien para venderlo
luego como recurso a diferentes intermediarios o empresas que usan esos materiales como
materia prima. Estos botaderos eran el resultado de la acumulación de los RSU proveniente de
los sistemas formales de recolección que en esas comunidades se fueron desarrollando,
generalmente a cargo, como se dijo, de los municipios locales o de empresas licitantes. Con
carretas primero y luego con camiones se recorren las ciudades recogiendo la basura, la que es
trasladada y dejada en esos botaderos sin mayor tratamiento.
La grave situación sanitaria, ambiental y social que significaban estos botaderos a cielo
abierto se torna insostenible, dado que se prestaban (lamentablemente, como se dijo, en
muchas partes todavía se presentan) para el desarrollo de vectores de enfermedades y la
mantención de personas y/o animales domésticos que viven en y de la basura. Esto lleva a
postular que la situación de los botaderos debía terminar, con lo que nace el concepto de
vertedero o relleno sanitario, es decir, sé continua llevando a un determinado sitio toda la
basura urbana, pero luego se la sepulta o se la entierra siguiendo un determinado protocolo de
ingeniería que implica importantes movimientos de tierra. Junto a lo anterior, se prohibe el
acceso de personas al interior del predio en el que se encuentra el vertedero, con lo que se
trata de prevenir problemas de salud pública.
Estas medidas tienden a una formalización y ordenamiento en la disposición final de los
RSU, eliminando una parte de los problemas, pero no todos. En efecto, se reduce
drásticamente el problema con vectores y personas asociadas con la basura, pero no se
elimina, por ejemplo, la emanación de gases nauseabundos e inflamables que resultan de los
procesos fermentativos de la materia orgánica, ni tampoco se elimina la percolación de líquidos
contaminados (percolados o lixiviados) hacia el subsuelo, desde donde habitualmente se
capta agua para el consumo humano o para regadío. El manejo de estos gases y lixiviados
generalmente es un problema de muy difícil solución (ver emergencia de mayo 2003 en
vertedero Sta. Marta de la Región Metropolitana), aun cuando estas obras están a cargo de
formales y grandes empresas de ingeniería.
A estas otras problemáticas ambientales asociadas a la existencia de un vertedero, se
buscan soluciones que cada vez implican mayor tecnología y sofisticación en el diseño,
construcción y gestión del vertedero. Por ejemplo, para evitar la percolación del lixiviado hasta
las napas freáticas (aguas subterráneas), en los vertederos más modernos se impermeabiliza
con gruesas láminas de material plástico (geomembrana y geotextiles) el fondo de la zanja en la
que se van a depositar y compactar los RSU. Además, se incorporan sistemas de captación de
estos lixiviados para su tratamiento aparte o bien para su reinfiltración y se habilitan ductos para
la evacuación de los gases de vertedero, para evitar la acumulación de presiones de gases que
puedan infiltrarse hacia el entorno de manera incontrolada. Obviamente, estas tecnologías
encarecen el proceso y esto debe asumirlo tarde o temprano el usuario, es decir, el mismo
sujeto que genera los desechos, sin un criterio claro de la relación generación/costo de
recolección. En efecto, el cobro por la extracción domiciliaria de los RSU en general está
asociado a la tasación de esa vivienda y no a la cantidad de desechos que sus moradores
produzcan. De hecho, este cobro es independiente de la cantidad de personas que ocupan
habitualmente esa casa habitación.
Los problemas de emisiones de gases surgen a raíz de que el vertedero funciona como
un verdadero digestor anaeróbico o reactor bioquímico gasogénico, cuyas entradas son los
desechos de materia orgánica y el agua, mientras que las salidas son precisamente los gases
de vertedero y el lixiviado.
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Si bien este tipo de vertederos o rellenos sanitarios son un claro avance respecto de los
botaderos, no cabe duda que algunos problemas subsisten y han surgido algunos nuevos que
son intrínsecos al concepto mismo de vertedero.
Problemas que se mantienen
En primer lugar, hay un problema de costos económicos y sociales que se pueden
proyectar como cada vez mayores. En efecto, cada vez que se debe habilitar un nuevo
vertedero, ya sea porque el anterior completó su vida útil o por cualquier otro motivo,
necesariamente éste deberá ser emplazado a una mayor distancia que el vertedero anterior,
respecto del centro poblado donde se generan los desechos, con el consecuente incremento en
los costos de transporte. Esta especie de “regla de oro” podrá tener algunas variaciones de un
país a otro o algunas excepciones, pero grosso modo se puede estimar que lamentablemente
se cumple, por la sencilla razón de que los dueños de los predios más cercanos a los centros
poblados tienen la expectativa que, en el mediano plazo, su terreno rural pase a ser urbano, con
el evidente incremento en la plusvalía. Ante la amenaza de la instalación de un vertedero en las
proximidades, esas personas se opondrán tenazmente con todos los instrumentos que les
confiere la ley.
Dentro de los costos habría que considerar también el inevitable conflicto que
normalmente se genera con los habitantes de los pueblos, villorrios, caseríos o predios
agrícolas se encuentran en las proximidades del proyectado vertedero, ya que nadie quiere un
vertedero frente a su casa, por mucho que le digan que será manejado con la última tecnología.
Hay que considerar que la información que en un determinado lugar se proyecta instalar un
vertedero se filtra rápidamente y llega a todos los niveles, incluidos los alcaldes, concejales,
parlamentarios y otros representantes de los ciudadanos de esos lugares, los que generalmente
toman de inmediato la bandera de lucha en contra de la instalación del vertedero. Obviamente
ningún parlamentario, alcalde o concejal quiere pasar a la historia como el que permitió la
instalación del vertedero en la zona que lo eligió.
El otro aspecto que generalmente reclaman los vecinos de un vertedero ya instalado o
de uno en proyecto es el impacto que genera el tránsito de camiones por la ruta que une el
vertedero con el centro poblado, tanto desde el punto de vista de la contaminación propiamente
tal (polvo en suspensión, gases de escape, ruido, etc.), como de la seguridad vial, ya que
normalmente se recargan con vehículos (pesados) caminos ya existentes.
Por otro lado y siempre dentro de los aspectos económicos del manejo de vertederos,
hay una situación muy particular: el costo por tonelada de basura dispuesta en vertedero es
más bajo mientras mayor es el volumen de desechos que llegan hasta allí. Es lo que los
economistas llaman “economía de escala”, a mayores volúmenes menor costo proporcional.
De este modo, para las pequeñas comunidades es muy oneroso tener un vertedero con todo el
cumplimiento de la reglamentación, dado que ello implica, entre otras cosas, disponer en forma
permanente de maquinaria pesada en el vertedero para la sepultación de los desechos,
personal capacitado para su operación, etc. Es decir, el vertedero como solución para la
disposición final de los Residuos RSU de comunidades pequeñas se torna demasiado oneroso.
Esta situación es tan real, que es muy frecuente que varias comunas se unan para compartir un
mismo vertedero, tanto en lo que se refiere a su uso como a sus costos de operación (ver
reciente acuerdo de tres comunas de la IX Región). Por cierto esta solución “económica” del
problema, a larga acarrea problemas o conflictos entre las comunas, ya que en un determinado
momento una se rehusará, por el motivo que sea, a recibir los desechos de las otras (ver
permanentes conflictos que se han generado en la Región Metropolitana por esta razón).
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Fomentando el derroche
Otro aspecto que muchas veces no se menciona dentro de las externalidades negativas
de los vertederos es que se fomenta el uso poco eficiente de los recursos que se extraen desde
el Ambiente y promueve el derroche, con la consecuente pérdida de éstos bienes y de la
energía que se usó para extraerlos, ya que al sepultarlos se les hace inaccesibles y finalmente
se pierden. Se puede suponer que la gente común y corriente ni siquiera se imagina la cantidad
de aspectos no resueltos que tienen los vertederos, suponiendo quizás que las autoridades y/o
técnicos encargados del tema tienen todo previsto.
De hecho, para el común de la gente la basura no es un problema y rara vez se
menciona dentro de sus primeras preocupaciones. Lo que sabe el ciudadano común es que la
basura es recogida por el servicio de recolección de su comuna y ésta aparentemente
desaparece o por lo menos no se le vuelve a ver, suponiendo quizás que será procesada de
una manera tal que no genere mayores problemas en el corto, mediano o largo plazo. Como se
ha descrito, esto no es realmente así.
A todo lo anterior hay que sumar que la saturación de los vertederos, en la actualidad, es
cada vez más rápida debido a que también se ha incrementado la llegada de desechos no
biodegradables (en especial envases desechables), lo que obliga al cabo de un tiempo a tener
que buscar otros emplazamientos para un nuevo vertedero.
Finalmente, hay un riesgo potencial implícito en un vertedero, dado que el impacto que
genera en su entorno puede ser mitigado pero no reducido a cero, en especial en aquellas
zonas expuestas a las inclemencias del clima u otros. Por ejemplo, ha ocurrido que el
emplazamiento de un vertedero es alcanzado por la crecida de un río o bien se ha transformado
en una avalancha por haber estado en un terreno con pendiente y el clima de ese año haber
sido muy lluvioso (año 2002 en Filipinas). En ambos casos cualquier medida tendiente a
minimizar la percolación de lixiviados o fuga de gases es ampliamente sobrepasada y se
produce una amplia dispersión de contaminantes que es imposible de reconducir a algún lugar
para controlarlos.
Buscando alternativas o complementos al vertedero
Si bien los vertederos tienen todas las dificultades expuestas, desde un punto de vista
práctico no es pensable eliminar estos depósitos de basura en forma intempestiva e inconsulta,
ya que no habría dónde dejar las cientos de toneladas de RSU que se generan todos los días.
Lo anterior, obliga a buscar alternativas de menor impacto ambiental y menores costos
económicos, tratando de crear las condiciones en cada comunidad para que se puedan reducir
los volúmenes de RSU per capita que lleguen a los vertederos, como es la tendencia moderna
en muchos países, en especial los de alta industrialización, con el fin de incrementar su vida útil
y, en el largo plazo, no depender sólo de ellos como se hace en la actualidad.
Existen varias formas de reducir los volúmenes de RSU que llegan al vertedero:
?? instalar plantas incineradoras para RSU.
?? reducir la generación de estos residuos a través de una muy buena y acabada
campaña de educación y concientización para que la gente se incorpore como parte
de la solución del problema.
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?? promover amplia y difusamente campañas de reciclaje de desechos no
biodegradables y de compostaje para los que sí lo son, incorporando activamente a
toda la comunidad.
En relación con la incineración de los RSU, esto conlleva algunos riesgos no menores,
ya que si no se cuenta con equipos y tecnología de punta, se podría estar emitiendo gases
altamente tóxicos los que serían luego dispersados por los agentes atmosféricos. Estos
compuestos tóxicos se producen por complejas reacciones que ocurren al interior de la cámara
de combustión, a partir de reactantes que existen en los RSU que, por ejemplo, contienen
compuestos bencénicos y clorados (diversos tipos de plásticos): de la combustión parcial de
ellos resultan las famosas dioxinas, moléculas altamente cancerígenas. Este método también
puede dispersar metales pesados, como por ejemplo los contenidos en ciertas pinturas o tintas
que impregnan papeles y otros materiales, ya que al combustionarse esos soportes, los metales
salen formando parte de los gases de salida. Para evitar esta peligrosa contaminación
atmosférica, el incinerador debe contar obligatoriamente con sofisticados (y costosos) sistemas
de filtros, de otro modo no se podría autorizar su uso.
Las otras dos alternativas, las de la toma de conciencia de reducir los desechos
generados y la del reciclaje, que por cierto se complementan, son las más amigables con el
Ambiente y son las que mayormente se han estado implementando paulatinamente en muchos
países de Europa, Asia y Estados de EE.UU., desde hace unos 20 años, con importantes y
alentadores resultados.
Por cierto que poner en marcha esta nueva manera de gestionar los RSU ha significado
algunos cambios en los recursos humanos, por las nuevas competencias que se requieren y
cambios en la infraestructura y equipamientos que se necesitan en el nuevo estilo de manejar
parte importante de los RSU.
Antecedentes del problema en la IX Región y en especial en Temuco
En la Región de La Araucanía el manejo de los RSU no es homogénea, ni de las
mismas características en las 31 comunas que la conforman, en los distintos aspectos
involucrados en la gestión de los RSU. Así, por ejemplo, de los 28 vertederos existentes en la
Región, 23 están autorizados pero no todos tienen los mismos estándares de gestión ni el
mismo impacto ambiental, como tampoco en cada comuna existe un mismo sistema en lo que
se refiere a quien realiza cada una de las dos más importantes etapas del proceso: en algunas
comunas todo es realizado directamente por el municipio (transporte y disposición final),
mientras que en otros una o ambas funciones están concesionadas.
Lo que sí es común a todas las comunas es que la recolección, el transporte y la
disposición final de los RSU, mayoritariamente siguen el modelo clásico descrito más arriba, es
decir, sin mayor separación en el origen de los desechos, según sean sus características. En
ninguna comuna de La Araucanía existen sistemas formales (municipales o concesionados)
para el reciclaje de RSU, salvo el muy acotado Proyecto Andes de Temuco, iniciativa que nació
en 1995 por una iniciativa de la Universidad de La Frontera en conjunto con la I. Municipalidad
con el fin de ordenar y potenciar el incipiente e informal reciclaje que ya existía. A partir de
enero de 1998 este Proyecto, que todavía existe y funciona en dos sectores de la ciudad, pasó
a depender del Departamento de Aseo de la Dirección de Aseo y Ornato del Municipio de la
Capital Regional.
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En lo que respecta a cada etapa del proceso de manejo, se describirá a continuación la
situación general en la Región de La Araucanía.
1)
Extracción:
La extracción desde domicilio no está regulada en ninguna comuna, salvo el hecho que
la gente debe entregar sus RSU en bolsas plásticas. En ninguna comuna existen contenedores
especiales para el depósito de estas bolsas (como existen, p. ej. en Valparaíso), salvo unos
pocos contenedores artesanales habilitados por los propietarios de algunos condominios o
centros turísticos. Esto hace que la mayor parte de las personas depositen dichas bolsas en el
suelo y sólo algunas, por propia iniciativa, la dejen en especiales canastillos o ganchos en altura
habilitados delante del propio domicilio. De esta forma, las bolsas depositadas en el suelo (la
mayoría) son atacadas y rotas por animales al estado libre o semi libre (principalmente perros
vagos) y/o por el “cartoneo” informal. Ambas situaciones favorecen la dispersión de la basura
en la vía pública.
En el caso de Temuco, hace ya 3 años, la frecuencia de recolección pasó de 3 veces a
la semana a diaria (salvo el domingo), lo que fomenta que la gente no asuma el tema de la
basura como un problema propio y lo transfiera de inmediato al Municipio. Es frecuente ver
bolsas de basura en la vía pública muchas horas antes que pase el camión recolector por el
sector o incluso en días feriados o de fines de semana largo. Parece ser que la gente ha
aprendido (o se ha mal acostumbrado) que la basura puede y debe ser sacada de la casa lo
antes posible, lo que obviamente no tiene ningún sentido y no fomenta por cierto la reducción
de los volúmenes que se generan.
2)
Recolección:
Como se indicó, en ninguna comuna de La Araucanía existen contenedores municipales
para el depósito de la bolsa domiciliaria de basura, salvo algunos sectores de Temuco, por lo
que en alguna de ellas (p.ej. Temuco) se ha implementado un sistema de acopio transitorio o
efímero en ciertos puntos de la calle (habitualmente esquinas), poco antes que pase el camión
recolector. Este trabajo de juntar las bolsas de la "cuadra" en puntos estratégicos lo hace un
peoneta "adelantado" al camión, de tal forma de reducir el número de detenciones del camión y
que éstas sean sólo frente a esos puntos de acopio de bolsas. Si bien este "sistema" tiene
cierta lógica desde el punto de vista de la eficiencia de la recolección, en la práctica presenta
dos problemas. El primero dice relación con lo estresante y agotador del ritmo del trabajo de los
peonetas (es habitual verlos siempre a "la carrera"), tanto para preparar los puntos de acopio,
como cuando pasa el camión y deben bajarse del camión para recoger dichas bolsas y tirarlas a
la "caja" del camión. El otro gran problema es que este sistema hace que en ocasiones haya
vecinos que, "con la mejor intención", llevan su bolsa con desechos al punto ese que se sabe se
transformará en algún momento del día en un acopio de bolsas, lo que genera el desagrado del
otro vecino que "recibe" delante de su casa dichos desechos, a veces muchas horas antes que
pase el camión, con la posterior dispersión por parte de los perros vagos (en gran número en la
ciudad).
3)
Transporte:
Los vehículos para el transporte de desechos fundamentalmente son del tipo camión de
8 ton. de dos tipos: con caja hidráulica compactadora y abiertos. Los primeros son los que se
usan habitualmente para el retiro de las bolsas de RSU y los segundos para los escombros y
restos de podas que, lamentablemente, también se depositan en la vía pública en sectores que
podríamos calificar de microbasurales informales. Respecto al destino de la carga de los
camiones descritos, por cierto, es el vertedero. En el caso de Temuco, hasta la fecha no se ha
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destinado un vehículo menor (tipo camioneta) de apoyo para el Proyecto Andes con el fin de
facilitar el transporte a los distintos compradores de los residuos a ser reciclados, de tal forma
que esa operación corre por cuenta de los mismos compradores o bien los recolectores del
Proyecto deben recorrer largas distancias con sus carritos para hacer dichas ventas.
4)
Disposición final:
En la mayoría de las comunas se cuenta con un vertedero, exclusivo de la comuna o
compartido con otras comunas, el que es de gestión municipal o bien se encuentra
concesionado. El vertedero de mayor desarrollo y que cumple mejor con las normativas
ambientales en la Región de La Araucanía es el de Freire, pero hay otros, como el de Temuco,
que se ha ido adecuando a las exigencias y ha mejorado las condiciones de cierre perimetral,
pero aun no cuenta con planta de tratamiento de percolados. En este vertedero se está
tratando de poner en marcha un sistema de compactación de la basura, con el supuesto fin de
mejorar la gestión y vida útil del vertedero. Si bien en el plano teórico puede resultar atractiva la
idea de compactar la basura y con ello ganar en espacio, por las características climáticas y
geomorfológicas del sector de Boyeco, donde está emplazado el vertedero, se ve como poco
probable un mejoramiento sustantivo en la disposición final de los RSU. Es en mérito a esto
que cuando se solicitó al Instituto del Medio Ambiente de la Universidad de La Frontera un
pronunciamiento técnico acerca de esta innovación, se emitió un informe técnico en el que se
daba una opinión crítica, tanto por la tecnología o metodología a ser usada como por los costos.
Lamentablemente, todavía varios vertederos de la Región en realidad no son tales y
caen dentro de la categoría de botadero, con exposición de la basura sin sepultar por tiempos
inadecuados, poco custodiados al ingreso de extraños y sin tratamiento de los percolados. A
saber en ninguno de los vertederos de la Región hay espacios destinados al confinamiento de
desechos peligrosos, lo que complica el tema, en especial de los lixiviados.
Propuesta
Si bien no es posible la eliminación de los vertederos, ya que no hay otra alternativa, sí
se debiera poner en marcha una fuerte política por parte de la AMRA y de CONAMA Regional
en pro del fomento de la Educación ambiental con fines de producir un cambio en las conductas
de consumo que permitan reducir la generación de desechos y, por otro lado, el decidido apoyo
a las iniciativas en marcha de programas concretos del reciclaje de materiales no
biodegradables o de compostaje de materia orgánica, dado que en el último concurso Fondo de
Protección Ambiental regional, la mayoría de los proyectos versaban sobre esta temática y en el
caso de Temuco en particular, existe uno de los más antiguos programas de reciclaje a nivel
nacional, el Proyecto Andes, que perfectamente podría expandir su todavía acotada área de
cobertura.
Este Consejo estima que están dadas las condiciones para que desde un nivel central
regional (por ej. CONAMA en convenio con alguna Universidad) se establezca una unidad
encargada de apoyar tanto la línea de acción educacional como la de programas de reciclaje.
De este modo se estaría cumpliendo con directrices que vienen ya desde la agenda 21 de la
Conferencia de Río de 1992 y además se demostraría que en estas temáticas no es necesario
esperar leyes o decisiones del nivel central nacional.
Lo anterior significa hacer una reingeniería integral de lo que es la actual gestión de los
RSU, de tal forma de propender a la reducción de los volúmenes que llegan al vertedero, a la
vez de racionalizar el uso de los recursos humanos, materiales y económicos involucrados en la
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recolección, para ponerla a la altura de una comuna moderna y que vela también por los
aspectos laborales de su personal de aseo.
Para el logro de lo que se está proponiendo, sería necesario destinar fondos y recursos
humanos, por ejemplo vía proyecto, para que en el mediano plazo todas las comunas de la
Región tengan eficaces campañas de Educación ambiental y modernos sistemas de gestión de
desechos que incluyan el reciclaje y el compostaje. Toda esta inversión inicial tendrá su retorno
a través de la:
??
??
??
??
??
Generación de nuevos puestos de trabajo estables.
Extensión de la vida útil del vertedero.
Reducción del impacto ambiental en los suelos y napas freáticas.
Reducción en los costos de transporte.
Reutilización de materias primas recicladas que son de menor costo.
Tareas específicas
En lo específico, la elaboración de un plan de la magnitud de lo que se está proponiendo
implicaría una serie de acciones, algunas de las cuales deberían ser:
?? Impulsar una campaña regional de Educación ambiental (a través de los medios de
comunicación) que incluya la necesidad de reducir la generación de RSU a través del
consumo de productos que no sean grandes generadores de futuros desechos (envases
desechables, bolsas de polietileno, etc.).
?? Sensibilizar a la comunidad (medios de comunicación, sistema educacional formal y
organizaciones comunitarias) acerca de que el problema de la basura es de cada
generador de desechos, de tal manera que a los inevitables desechos que se continúen
produciendo se les dé un destino lo más eco compatible posible, como es, por ejemplo,
la colaboración con campañas de reciclaje de materiales no biodegradables y/o
iniciativas debidamente autorizadas de compostaje-humificación.
?? Reducir paulatinamente la actual frecuencia de retiro de los RSU por parte de la
Dirección de Aseo y Ornato de la I. Municipalidad de Temuco, luego de una exhaustiva
campaña explicativa (reducción gastos, implementación de reciclaje generalizado, etc.).
?? Aumentar la fiscalización para infractores que depositan la basura y escombros en la vía
pública, aplicando lo que indican las ordenanzas municipales al respecto.
?? Impulsar específicas campañas a nivel de organizaciones territoriales/funcionales y/o
unidades educativas en los sectores donde ya existan centros de acopio para RSU o
donde se decida habilitar otros, para fomentar la entrega semiclasificada de estos
desechos a organizaciones formalmente reconocidas para que se encarguen de su
específica clasificación, preparación y comercialización, para que finalmente puedan
reinsertarse en los ciclos industriales-productivos. Generar conciencia en los
parlamentarios regionales de la necesidad de modificar la legislación vigente en lo que
se relaciona al cobro por extracción domiciliaria de desechos, para hacerla más acorde
con una política ambiental que social. Potenciar el Proyecto ANDES, mediante el
aumento del número de Centro de acopio, con el fin de ir aumentando la cobertura
territorial dentro de la ciudad de Temuco.
?? Habilitar recipientes ad hoc para la captación de RSU reciclables y colocarlos en lugares
estratégicos, con el fin que con posterioridad se recoja el contenido por parte de
empresas o agrupaciones de recolectores formalizados que se hayan inscrito para
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adjudicarse la licitación. Dar inicio a planes piloto para el compostaje y/o humificación de
la materia orgánica domiciliaria, a través de pequeñas plantas descentralizadas o a nivel
domiciliario.
?? Promover la creación de sistemas de recolección clasificada de los RSU en otras
ciudades de la Región distintas a Temuco.
?? Generar un reconocimiento a organizaciones o personas naturales que trabajen en la
disminución de los RSU y/o de su reciclaje.
?? Realizar acuerdos de producción limpia o APL con industrias, organizaciones y gremios
de la región, que incorporen la segregación de residuos y el control de su disposición
final, como también otras propuestas sustentables con el medio ambiente.
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