CONSTRUYENDO LA REGIÓN DE ABAJO HACIA ARRIBA: Un enfoque metodológico para la sustentabilidad del trabajo conjunto entre naciones por Félix Peña Junio 2016 La metodología de integración desarrollada en América Latina ha estado caracterizada por ser impulsada de arriba hacia abajo. Por lo general se originó en decisiones gubernamentales con objetivos políticos y económicos. Cambios en las políticas, a veces producto de los que se observaban en el contexto internacional de la región, sumado al hecho que la calidad institucional no siempre ha sido sólida, contribuyen a explicar las discontinuidades en el desarrollo de los diferentes procesos de integración económica. Las experiencias del sudeste asiático y la europea, ponen de manifiesto la importancia que tiene para la sustentabilidad en el largo plazo de los procesos de integración, lo que Jean Monnet denominaba las "solidaridades de hecho". Esto es, el desarrollo de tejidos de intereses sociales entre los países de una misma región que, al ser profundos y complejos de desatar, tornan difícil -nunca imposible- el retroceder a cuadros de situación caracterizados por la fragmentación y más aún por la confrontación. Tales tejidos se desarrollan a medida que crece la conectividad física y cultural entre los distintos países, la que facilita entre otros efectos, el desarrollo de redes productivas transnacionales y, en particular, las afinidades y conocimiento recíproco, que resultan del comercio y del intercambio de personas, incluyendo profesionales y estudiantes. De allí la importancia creciente que ellos tienen para el futuro desarrollo de una integración y cooperación más intensa entre países de una región, especialmente en el plano de la producción, la innovación y la creatividad. Sus efectos trascienden a lo económico. Contribuyen a tornar menos reversible la vocación de trabajo conjunto entre naciones impulsado desde el plano gubernamental. En su inserción internacional, la Argentina tiene fuertes desafíos a fin de desarrollar estrategias orientadas a una proyección sostenida de su capacidad para producir bienes y servicios competitivos hacia los mercados del mundo y de la región. Por ser un país federal, tales estrategias deberán potenciar la estructura institucional que los sectores productivos tienen en las distintas provincias del país. Implicará intensificar las sinergias público-privadas-académicas, tanto en el plano de la capacidad de diagnóstico, como en el de la presencia en los distintos mercados en los que se aspira a tener una presencia sostenida, como también en el de la producción de bienes y de servicios, y en el del necesario esfuerzo de innovación y de creatividad. Implica desarrollar capacidades de asociación entre empresas del país y de otros países, y también capacidad de incidir en las negociaciones comerciales en las que participa el país junto con sus asociados. Cómo tornar sostenible en el tiempo el trabajo conjunto entre naciones soberanas que comparten un mismo espacio regional? Es una pregunta de validez actual tan pronto se observa la tendencia recurrente al deterioro de las realidades y de las expectativas que, por momentos, generan los denominados procesos de integración económica entre países que comparten una misma región. Son procesos que han comenzado planteando objetivos ambiciosos y que, por ende, han generado fuertes expectativas en las respectivas ciudadanías. Han abierto horizontes futuros positivos y proyectados al largo plazo. Además de lograr el apoyo de las ciudadanías, han apuntado a impactar a inversores potenciales y a terceros países, por su capacidad para incidir en el desarrollo de los países participantes. En parte todo ello se ha acrecentado por el esfuerzo mediático que se suele emplear en acreditar la solidez futura de los compromisos asumidos por las naciones participantes. Sin embargo, tarde y a veces también temprano, las ilusiones y las expectativas suelen diluirse. Ello ha sido así por diversos motivos, entre los cuales pueden mencionarse los cambios en las circunstancias - exógenas y endógenas - que originaron la voluntad y el compromiso al trabajo conjunto entre las naciones participantes, como también las múltiples deficiencias en los enfoques y en los métodos de trabajo empleados en cada caso concreto (hemos abordado estos temas en otras oportunidades, en especial en este Newsletter de los meses de enero 2014 y de febrero 2014 en www.felixpena.com.ar). Lo antes mencionado se observa en la trayectoria histórica de la integración económica en América Latina. Cabe recordar al respecto, que un primer esfuerzo de integración regional se encaró a través de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALALC). Fue creada en 1960. Su deterioro gradual se produjo a partir del momento en que estuvo claro que no podrían cumplirse las metas ambiciosas de desgravación arancelaria resultantes del pacto fundacional del Tratado de Montevideo. Por presiones externas -especialmente de los Estados Unidos- fue necesario adoptar la fórmula de una zona de libre comercio, sobre la cual no había experiencia previa en la región. Se consideraba que tal fórmula era la única que permitía compatibilizar un área de preferencias comerciales sectoriales de alcance regional -que era el real objetivo perseguidocon las disposiciones del GATT. Fue necesario luego transformar la ALALC en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), introduciendo mecanismos y plazos más flexibles. Tal flexibilidad - que no siempre ha sido suficientemente aprovechada - se legitimó en el GATT en el marco de la Cláusula de Habilitación, negociada especialmente por los países latinoamericanos que Partes Contratantes en la Rueda Tokio, concluida casi simultáneamente con la firma del Tratado de Montevideo de 1980. Tampoco pudo sostenerse a través del tiempo el proceso subregional del denominado Grupo Andino, transformado luego en la Comunidad Andina de Naciones. En sus comienzos, ambos generaron fuertes expectativas y contaron con el liderazgo de algunos de los países que impulsaron luego la actual Alianza del Pacífico. Y hoy se observa un creciente debate sobre cuán sustentable puede ser en el tiempo el Mercosur, al menos con sus alcances y metodologías actuales (ver al respecto y entre otros, este Newsletter de los meses de enero 2016 y de marzo 2016 en www.felixpena.com.ar). Es el mencionado un debate que no se presenta sólo en América Latina, como lo pone de manifiesto la evolución más reciente de la Unión Europea, y los dilemas planteados, entre otros, por el denominado "Brexit" y por la tendencia a un creciente "euro-escepticismo" en la ciudadanía europea. En nuestra región, incluso, es demasiado temprano para considerar que la Alianza del Pacífico será una excepción a la "curva del desencanto". Tiene mucho impulso político y fuerte presencia empresaria. Pero su principal instrumento comercial, el Protocolo Adicional al Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico, firmado el 10 de febrero del 2014, recién ha entrado en vigencia en mayo de este año (ver su texto completo enhttp://www.sice.oas.org/). La metodología de integración económica desarrollada en América Latina ha estado caracterizada entonces por ser impulsada de arriba hacia abajo. Por lo general se ha originado en decisiones gubernamentales con objetivos, a la vez, políticos y económicos. Cambios en las políticas gubernamentales, a veces producto de los que se observaban en el contexto internacional de la región, sumados al hecho que la calidad institucional no siempre ha sido sólida, contribuyen a explicar las frecuentes discontinuidades en el desarrollo de los diferentes procesos de integración económica de la región. Las experiencias de otras regiones y en especial la del sudeste asiático y la europea, ponen de manifiesto la importancia que tiene en una mayor sustentabilidad en el largo plazo de los procesos de integración, lo que en su momento Jean Monnet denominó las "solidaridades de hecho". Esto es, el desarrollo de un tejido de intereses sociales entre los países de una misma región que, al ser profundos y no fáciles de desatar, tornan difícil - nunca imposible - el retroceder a cuadros de situación caracterizados por la fragmentación y más aún por la confrontación. Tales tejidos se desarrollan a medida que crece la conectividad física y cultural entre los distintos países, la que facilita entre otros efectos, el desarrollo de redes productivas transnacionales y, en particular, el comercio y mayor conocimiento recíproco derivado del intercambio de bienes y de personas, incluyendo sobre todo profesionales y estudiantes. De allí la importancia creciente que ellos tienen para el futuro desarrollo de una integración y cooperación más intensa entre los países de la región, especialmente en el plano de la producción, de la innovación y de la creatividad. Sus efectos trascienden lo económico. Contribuyen a tornar menos reversible la vocación de trabajo conjunto impulsado desde el plano gubernamental. Por lo menos en tres planos se pueden avanzar estrategias orientadas a intensificar los efectos de solidaridades de hecho entre los sistemas económicos y sociales de países latinoamericanos. Uno es el de la capacidad de diagnóstico sobre los cambios que se están operando a nivel global y que inciden en la competitividad relativa de los distintos sectores productivos de cada país. Ello implica el desarrollo de redes de espacios de reflexión orientados a la acción. Su función es generar un flujo constante de análisis prospectivo, que permita entender la dinámica de cambio en el mundo - tanto en el plano político y económico, como en el tecnológico y cultural y, en particular, que permita identificar oportunidades y desafíos que pueden resultar de tales cambios (ver este Newsletter de diciembre 2015 en www.felixpena.com.ar). El otro es el de la articulación y acción conjunta de las instituciones representativas de los sectores productivos de los distintos países. Ha sido éste un factor importante en la presencia de intereses empresarios ofensivos -y no sólo los defensivos, como muchas veces ha sido el caso de las experiencias latinoamericanas, por ejemplo, en las negociaciones de las listas de excepción a los respectivos programas de liberación arancelaria-, tanto en el caso de la integración europea como, en especial, en la de la ASEAN. Las redes de instituciones empresarias, especialmente cuando reflejan intereses ofensivos de sus asociados, constituyen un factor positivo en el desarrollo de procesos sustentables de integración regional. Y el tercero es el de los programas de intercambios académicos, siendo un ejemplo destacable, el de las distintas versiones de los Programas Erasmus en la actual UE. Es algo aún incipiente en la región latinoamericana. En su inserción internacional, la Argentina tiene fuertes desafíos por delante a fin de desarrollar estrategias que permitan una proyección sostenida hacia los mercados del mundo y, especialmente, de la región, de su capacidad para producir bienes y servicios competitivos. Son estrategias que, para ser eficaces, conviene que cuenten con una activa participación de las instituciones representativas de los intereses productivos y, en especial, de los de las pequeñas y medianas empresas. Por ser un país federal, para ser plenamente eficaces, tales estrategias deberán potenciar la estructura institucional que a nivel gubernamental y de los sectores productivos tienen o puedan desarrollar las distintas provincias del país. Es el país en su conjunto el que debe movilizarse para proyectar al mundo el talento de los argentinos, traducido en capacidad de producir bienes y servicios inteligentes que sean competitivos y, por ende, valorados en el resto del mundo. Ello implicará intensificar las sinergias público-privadas-académicas en todo el país, tanto en el plano de la capacidad de diagnóstico, como en el de la presencia sostenida y de largo plazo de sus empresas, en los distintos mercados a los que se aspira a llegar con bienes y servicios que sean resultantes de esfuerzos de innovación y de creatividad. Implica asimismo desarrollar capacidades de asociación con otras empresas del propio país y de otros países y, por cierto, capacidades para incidir en las negociaciones comerciales internacionales en las que participa el país junto con sus asociados del Mercosur (ver al respecto, lo planteado en este Newsletter del mes de enero del 2015). Lecturas recomendadas: Ansary, Tamin, "Destiny Disrupted. A History of the World Through Islamic Eyes", Public Affairs, New York 2009. Axelrod, Robert, "The Evolution of Cooperation", Revised Edition, Basic Books, New York 1984. Ayuso, Alejandra Martha, "¿Se acaba el petróleo? 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The Power of Passion and Perseverance", Vermillon, London 2016 Gillingham, John R., "The EU and Obituary", Verso, London - New York 2016. Goldsmith, Jack L.; Posner, Eric A., "The Limits of International Law", Oxford University Press, New York 2005. Greengard, Samuel, "The Internet of Things", The MIT Essential Knowledge Series, Cambridge - London 2015. Hanson, Robin, "The Age of EM. Work, Love, and Life when Robots Rule the Earth", Oxford University Press, Oxford UK, 2016. IEERI, "EE.UU - China. La arquitectura del próximo escenario global y su impacto sobre la Argentina", Círculo de Legisladores de la Nación Argentina - Instituto de Estudios Estratégicos y de Relaciones Internacionales, Buenos Aires 2015. INTAL -LAB, "Made in CHI - LAT. Claves para renovar la convergencia entre Latinoamérica y China", BID - INTAL/LAB - Planeta, Revista Integración & Comercio, nº 40, Buenos Aires, Mayo 2016, en: https://publications.iadb.org/. 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