De la capacidad legal

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—
De la
275
-
capacidad legal
ejercer
para
el comercio
(Continuación)
Atdorizacíón marital tácita para
Código de Comercio)
87)
y 19 del
ejercer
{arts. 15
el comercio
.
que paralelamente al régimen de la au
torización marital expresa, se admitiera otro tan liberal y simple como el
de la autorización tácita. Pero esta crítica espontánea, cede, considerando
Siempre pareció incongruente,
los
antecedentes de nuestro
respetables
código
y el interés
general
'
mercio.
forma
zaciones, por lo
pacitativa
89)
''
del
co
'
de autori
Código español de 1829 no reglamenta este tipo
que puede afirmarse que no se admitían, como
El
88)
•-
ca
.
El
Código
francés sólo expresa en su art. 4 que "la femme
publique .sans le consentement de son mari"
ne
peut étre marchande
Consentimiento y
forma expresa
o
no
tácita;-
autorización, por lo
en
este último caso,
que,
puede aquel revestir una
mujer ejerce el co
cuando la
oposición de su esposo.
y es la opinión unánime de los expositores franceses. Varias
sentencias de sus Tribunales, consignaban la misma opinión, como ilus
tra Rogron, citando varios casos de la Corte de París, de fechas 5 de Mar
mercio sin
Tal
zo
de
.
era
1835, 14 de Noviembre de 1820, 27 de Marzo de 1832
y 28 de
Abril de 1841.
Código de Comercio Holandés, no posee un capítulo espe
cial,
mayoría de los americanos y el Francés o Español, que trate
de la capacidad para ejercer el comercio. Pero su Código Civil, como ley
supletoria, contempla el caso de las mujeres casadas, estableciendo en su
art. 168 que "La mujer que ejerce la profesión del Comercio, con txpresa
o tácita licencia de su marido, no necesitará del concurso de éste para
Si dejara
contratar y obligarse por razón del negocio a que se dedica.
de consentirlo el marido, estará a cargo de éste hacer pública la revo90)
El
como
la
"
"
.
"
"
cación del consentimiento."
91)
El
Código General de Comercio Alemán, disponía
en
su
art.
7:
-
"
"
"
"
"
La, mujer casada
de
su
marido.
no
podrá
ser
276
—
mercadera
Existe el consentimiento
pública-
sin el consentimiento
tácito cuando la
mujer ejerce
ciencia y paciencia del marido, sin oposición por
La mujer de un comerciante c[ue no hace más que auxiliar
su
comercio no se reputará mercadera pública."
el comercio
a
su
a
parte.
éste en
92) Por su parte, el Código de Comercio Portugués de 1833, dis
ponía: "Art. 21. O casamento da mulher, propietaria d'un estabelecimento commercial, nao altera os seus direitos e obrigacoes relativamente ao
commercio e gestáo, que d'elle depende."
93) El sistema inaugurado por los Códigos Civil y Comercial de
Portugal, promulgados en 1867 y 1888 respectivamente, es restrictivo. El
Código de Comercio (art. 16) se remite al Civil y éste en sus arts. 1194
y 1196 establece que la autorización marital para el ejercer el comercio,
debe ser amplia o general y otorgarse por escritura pública únicamente.
94) Por su parte el Código del Brasil expresa: Art. 29: "A mulher
commerciante, casando, presume-se autorizada pelo marido, en quamto
este nao manifestar o contrario por circular dirigida a todas as pessoas,
com cjuem ella a esce tempo tiver transacgoes commerciales, inscripta no
Registro do Commercio respectivo, e publicada por editas en os periódicos do lugar."
Es esta disposición, sin duda, la fuente directa de nuestro art. 15.
El art. 19, pudo inspirarse en la jurisprudencia y doctrina francesas. M.
G. Massé, dice a propósito: "1109. II resulte de cette méme discussion que
l'appréciation des faits qui établissement le consentement du mari est abandonnée a la discretions et a la prudence des juges, les quels doivent prononcer d'afiés les circonstances de
temp, de lieu, et la qualité des partes''
(Tomo 2, pág. 272. Le Droit Commercial dans ses rapports avec le droit
des gens et le *droit civil)
95) Cuando la mujer ejercía el comercio en el momento de contraer
matrimonio, y su esposo no hace uso del atributo del art. 15, se le pre
sume autorizada
para continuar el giro, mientras no utilice el procedimien
to de la revocación especial o en la forma establecida
por el art. 25.
Dispone así mismo nuestro art. 15, que tampoco altera el matrimo
nio de la mujer comerciante, los actos del gerente o factor, guardando ar
"
"
"
"
"
"
"
"
"
monía
con
La
cuencia
el art.
presunción
prueba en
326 inc.
5''
de dicho art.
contrario.
15,
Ahora
es
juris
bien;
¿esa
tantum
prueba
y admite
sólo
en
puede
conse
basarse
en la circular
dirigida a las personas que habitualmente comercian con la
mujer, registrada y publicada o por otros medios ?
Segovia cree que la fórmula especial del articulo comentado no es sa
cramental y que los mismos efectos
produciría por ejemplo la notificación
judicial o extrajudicial del marido al tercero, para que no contrate más
con la
mujer. (Ob. cit., tomo 1, pág. 57, N' 81).
277
-
cambio sostiene que la presunción de este artículo no
contra, que la circular pasada a los terceros que
Malagarriga en
prueba
admite más
comercian
publicada
Es
en
la esposa,
con
—
inscripta
en
el
Público de Comercio y
Registro
.
indudable,
nuestro juicio, que también se obtendría el mismo
la forma de revocación de que habla el art. 25.
a
sultado, empleando
En consecuencia,
creemos con
Segovia, que la presunción del art.
puede destruirse en cualcpier forma, respetando sí, en todos los casos,
garantías de Registro y Publicidad, impuestos, en salvaguardia de los
re
15
las
de
rechos de terceros.
Puede también ocurrir, y esta previsión de nuestra ley no está
ninguno de los códigos que sirvieron de modelo, que la mu
casada decida ejercer el comercio después de contraído matrimonio (art.
96)
contenida
jer
19).
en
(Véase Massé, ob. cit., N" 1115, tomo 2).
ejercicio "a vista y paciencia del marido", le permitirá capacitarse,
El
sin necesidad de otras
formalidades
.
difícil para la interesada.
prueba puede
Desde el punto de vista de la esposa, peligrosa, por los efectos que
puede producir el reconocimiento de su calidad de comerciante; es en tal
La
ser
virtud que nuestro
de los Tribunales.
Obsérvese, pues,
arts.
la
legislador
la
deja
librada
diferencia entre las
a
la "discreción y
situaciones
prudencia"
previstas
por los
15 y 19.
mujer ejerza el comercio antes
haga uso del arbitrio de la
revocación para que se presuma autorizada. En el segundo, no basta cjue la
mujer ejercite tal actividad; no basta probar que ejerce el comercio, debe
además justificarse que es a vista y paciencia del marido. Será prácticamen
te imposible que la mujer realice un tráfico mercantil oculta y secretamente;
pero al menos teóricamente, parece ser posible, en el pensamiento de nues
En
el
primer
caso,
matrimonio
de
contraer
tro
legislador.
La mujer
bastará
y
su
que
la
esposo
no
ejerce el comercio; su futuro esposo lo igno
ignorándolo después de contraído matrimonio; no puede
situación, para alegar la incapacidad comercial de su es
posa y sólo le queda el recurso de la revocación, para el futuro.
Mientras que si la mujer ejerce el comercio después de casada y el ma
rido ignora esta circunstancia, no adquirirá la calidad de comerciante.
97) ¿La autorización tácita podrá tener lugar aún en los casos en que
antes de casarse
ra; continúa aún
prevalerse de esta
el marido
sea
menor
de edad?
fundadamente que siendo el marido
la autorización tácita (N' 1114, pág. 274, tomo 2)
Massé
cree
Segovia,
infiere del art. 14
(nuestro
art.
18)
menor
que si el
de edad
no
cabe
marido
no
pue-
278
-
de autorizar solemnemente
puede
a
su
to,
so
ejercer
esposa para
el
comercio, tampoco
hacerlo tácitamente.
Creemos lo mismo. No escapa
no
—
a
nuestro
criterio que los arts. 15 y 19
distinguen, en lo que respecta a la edad del marido; pero este argumen
generalmente razonable, puede llevarnos demasiado lejos, como en el ca
planteado, si admitiéramos la capacitación de la mujer casada con un
menor
de edad, por efecto de la autorización tácita.
disposiciones legislan para la generalidad de los casos, porque
nunca reglamenta los casos de excepción. En consecuencia, los arts,
Dichas
la
ley
aplicables siempre que, como ocurrirá ordinariamente, el ma
edad, pero jamás, cuando aún no ha cumplido los 21 años.
No es posible olvidar los efectos patrimoniales derivados de la capaci
tación de la mujer casada para ejercer el comercio. (Ver N.os 111 y sigtes.).
La lógica jurídica c|ue debe siempre guiarnos en todas las soluciones,
se impone sensatamente, frente al
problema en estudio.
En consecuencia, la mujer casada con un menor, de edad, no podrá nun
ca adquirir la capacidad necesaria para comerciar, por simple autorización
tácita, desde que ésta no puede producirse por la propia incapacidad del ma
15 y 19 serán
rido
rido
mayor de
sea
.
Debe hacerse autorizar expresamente por su esposo y complementar esa
con la
correspondiente venia judicial. (Ver N.os 78 y sigtes.).
Finalmente
98)
dispone el art. 17 que la mujer de comerciante, que
voluntad
meramente
En
auxilia
principio
a
su
marido
en
el
comercio,
no
es
reputada
comerciante.
absolutamente innecesaria la advertencia
legal, pues
explícito.
Sólo lo justificamos, por la prudente preocupación de los comentaris
tas franceses, de recalcar dicho principio. Dice Rogron: "la femme d'un
marchande n'est pas marchand par cela seul" (pág. 9) y expresa Massé:
la femme au surplus n'est pas reputée marchande publique si elle ne fait
que détailler les marchandises du commerce de son mari" (N' 1112, pág.
273, T. 2").
to que
el art. P
era
es
claro y
"
"
"
TERCERA PARTE
CAPITULO I
Efectos
de la
capacitación.,
de los
menores
de edad y
mujeres
casadas para
ejercer el comercio
99) Es evidente que
capacitación, podríamos
claridad a este trabajo.
da
existiendo muchos efectos
comentarlos
en
conjunto,
comunes
en
la referi
pero tememos
restar
—
Menores de edad
100)
ejercer
Los
menores
de edad
con
relación
su
a
vida
a
Amplitud
o
de
habilitados y autorizados para
capacidad.
su
para ejercer el comercio, se encuen
lo que respecta a su capacidad civil, no
los principios generales del derecho común; pero
capacitados
situación:
hay ninguna alteración
—
emancipados
el comercio.
tran en una curiosa
279
en
comercial, están absolutamente asimilados
a
yores de edad, sin excepción alguna. En una palabra, tienen una
civil limitada y una capacidad comercial amplia, sin restricciones.
La
regla
de esta última,
general, aplicable
a
todos los
menores
los
ma
capacidad
de
edad,
está dada por. la parte final del art. 10, que dice: "...el emancipado será
"
reputado mayor para todos los actos y obligaciones comerciales y no go"
zara del beneficio de restitución"
(art. 196)
origen de este principio, creemos encontrarlo en el art. 17 del Códi
go Portugués de 1833 : "Preenchidos os requisitos do artigo precedente, emancipado será reputado maior e "sui juris" em todos os actos e obrigacoes
commerciales" (ver así mismo el art. 487 del Código Civil Francés).
El agregado de que no tendrán el beneficio de restitución, hoy innece
sario y aún en el momento de la codificación, por lo dispuesto en los arts.
1277 del Código Civil y 196 del Código de Comercio, requiere una peque
ña aclaración, justificativa, sin duda, de la razón de su inclusión en el tex
.
El
"
"
to del art.
10.
El
antiguo derecho híspano, vigente al promulgarse nuestro Código de
Comercio, concedía a los menores de edad el beneficio de restitución "in in
tegrum" cuando sufrían lesión en los actos o contratos que realizaban, o
sea el derecho de rescindirlos, volviendo las cosas al mismo estado
que te
nían antes de celebrarlos, probando sólo su minoridad y la lesión sufrida.
Por tales motivos el antiguo Código de Comercio español, entre los
requisitos esenciales que debían cumplir los menores para ejercer el comer
cio, exigía que hicieran renuncia solemne y formal de dicho beneficio obli
gándose a no reclamarlo, bajo juramento, en los negocios mercantiles que
hicieren (art. 4', inciso 4'). (En igual sentido el art. 15, inc. 4" del Códi
go de Comercio portugués de 1833).
Nuestro legislador, más práctico, resolvió negar directamente a los me
nores ese beneficio, injustificable en materia comercial,
derogando así el de
recho común vigente en aquella época.
Una futura revisión de nuestro Código, debe entre otras muchas mo
dificaciones, suprimir las palabras finales del art. 10, como ya lo hizo el le
gislador argentino (art. 11) en virtud de la variación introducida por nues
tro Código Civil (art. 1277)
Las Hmitaciones y privilegios son siempre odiosas en materia comercial,
que por la celeridad propia de sus transacciones, hacen imposible a los co.
280
-
mercíantes estar examinando
de las personas
con
en
cada
c]uienes trafican
dar
ganancia exagerada, pueda
La buena fe, esencial
en
lugar
-
caso
las restricciones de la
calculando la
o
a
una
capacidad
de que
reclamación restitutiva.
todos los actos de la
posibilidad
vida, debe
ser
una
absoluta
el tráfico mercantil.
en
Por tales
razones la preocupación permanente del legislador en esta ma
siempre la de nivelar a todos los comerciantes, impidiendo que
la mala fe, pueda constituir un peligro y traba en el libre juego de las ne
gociaciones mercantiles
teria ha sido
.
Así
pudo
el codificador asimilar la
capacidad de
los
menores
comer
la de los mayores de edad.
Esa capacidad es absoluta y no admite por principios de orden público,
ninguna limitación. O se autoriza o no a los menores de edad, para ejercer
ciantes
el
a
comercio; pero concedida la autorización,
de ninguna clase, porque como expresa
puede sujetarse a restriccio
razón Segovia, éstas serían
difícilmente conocidas de los terceros, darían lugar a pleitos, y serían muchas
veces perjudiciales al menor.
(N' 69, pág. 51, Tomo I).
En el mismo sentido Malagarriga y Sib.uru.
101) Los comentaristas franceses se inclinan en su. mayoría a la tesis
contraria (Alauzet, Bravard y Lyon-Caen
citados por Segovia
Massé
N' 1041, págs. 223|224) pero no sin cierto fundamento,
puesto que .el art.
3' del Código de Comercio francés dispone que los menores de edad deben
cumplir los mismos requisitos necesarios para obtener la capacidad comer
cial,, a los efectos de realizar actos de comercio aislados; luego como dice
Massé, si la autorización dada al menor puede ser limitada a un solo acto,
con
mayor razón puede restringirse a cierto número de actos o a género
nes
no
con
—
—
determinado de comercio.
no
102) Seguimos pues
hay prácticamente nada,
Podrán
de esto, que, en materia de actos comerciales,
que esté prohibido a los menores
capacitados.
consecuencia contraer
deudas
mercantiles por cualquier suma;
vender los fondos o rentas públicas y acciones de
compañías de toda clase;
hacer transacciones comerciales; someter los
negocios de esta clase a juicio
arbitral; estar en juicio por los actos del giro; conferir mandatos judicia
en
les, generales
ridad de las
Por el
mismos
cobrarán
sus
o
especiales y aún hipotecar sus bienes inmuebles, para segu
obligaciones que contraigan como comerciantes (art. 23).
contrario nada de esto les está
permitido en materia civil a los
menores
y cuando
se
trate de realizar actos
de
esa
naturaleza,
re
las
imperio
prohibiciones y formalidades del derecho común.
103) ¿Podrán enajenar sus bienes inmuebles aunque sea por razón de
compromisos comerciales, privadamente y sin cumplir los requisitos de
su
los arts. 310 y 311 del C. Civil?
La negativa^ es evidente,
porque las transacciones sobre bienes inmue--
281
—
—
siempre actos civiles (art. 516, inc, 1', Cód, Com,) sujetos por tan
principios del derecho común.
Obsérvese sin embargo, que esto no impide que los acreedores del me
nor comerciante puedan ejecutarle, aún en sus bienes inmuebles, para el co
bro de sus créditos, porque aunque él no pueda enajenarlos voluntariamente
sin las formalidades predichas, responden por todas las obligaciones del co
bles
to
a
son
los
mercio, sin Hmitación.
El
legislador
demos que
104)
se
no
era
francés
creyó del caso
(art, 6")
necesario
decirlo expresamente, pero enten
.
Se pregunta si el
menor
comerciante
puede
ser
fiador, tratándo
claro está, de obligaciones comerciales. (Aféase art. 2116, C. Civil).
En la doctrina francesa se ha sostenido que la fianza es una obligación
civil y puramente
comercial,
ción mercantil
roso
gratuita.
entre otras
Ambas
Sí la fianza
son
C. Com. y
inexactas
:
la fianza
hecho de acceder
simple
impide
2129, C. Civil)
(art. 603, parte 2')
(arts. 620,
cosas
causas, por el
y nada
que
se
a
preste
puede ser
obliga
una
a
titulo
one
.
prestada por el menor comerciante fuese mercantil, será per
jamás podrá alegarse su nulidad fundándose en la falta
fectamente válida y
de capacidad.
No puede desconocerse el peligro de
puede ocasionar al menor, pero siempre
imprevisión, revocándole la autorización.
estos contratos y los
existirá la
perjuicios que
posibilidad de frenar su
Esc. Julio R. Bardallo.
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