TEMA 44 La Política económica: fines y medios e instrumentos. La Política económica es una rama de la Ciencia Económica, y que consiste en la manipulación deliberada de cierto número de medios para alcanzar ciertos fines. A la hora de adoptar este tipo de medidas debemos diseñar los fines, los medios que vamos a utilizar para alcanzarlos y las relaciones existentes entre ellos. En la selección de los fines se dan los juicios de valor que influirán decisivamente. Aquí hay varias posturas: la ortodoxa, que entiende que el técnico-economista debe adoptar una postura neutral y objetiva; la monista, considera que debe haber una concordancia para que todas las tendencias lo acepten; la postura pluralista reconoce que en el diseño de los fines y de los medios influyen los juicios de valor y la vinculación que hay entre ellos. La Política Fiscal es una manifestación concreta de la Política Económica, herramienta de actuación de los gobiernos en los países desarrollados. Se ocupa de los programas de ingresos y gastos públicos, de los saldos presupuestarios, déficit o superávit. Actuaciones que conllevan una serie de instrumentos encaminados a influir en la producción, la renta nacional, el nivel de precios, los tipos de interés o de empleo. Esta posibilidad de condicionamiento del nivel de actividad económica se transmite a la demanda agregada (consumo privado, consumo público, formación bruta de capital o inversión interna bruta) o al saldo exterior neto (exportaciones e importaciones). La política fiscal puede actuar de manera expansiva, incentivando la actividad económica, o de forma contractiva, detrayendo recursos para contrarrestar un exceso de actividad (calentamiento de la economía) que puede generar desequilibrios no deseables, por ejemplo, inflación. Estas actuaciones pueden ser de dos tipos: Política fiscal discrecional y, Política fiscal automática. La Política fiscal discrecional, se da en una situación de depresión con altos niveles de paro. Deberá ser expansiva para contrarrestar la situación, puede consistir en provocar un gasto adicional que contribuya al crecimiento de la demanda agregada, por ejemplo, la construcción de infraestructuras, carreteras u otras obras públicas, que aumenten el gasto agregado (inversión pública) y por lo tanto disminuyan el desempleo. También la actuación puede venir por el lado de los ingresos. Por ejemplo, reducción de los impuestos que favorezca el crecimiento del consumo privado o estímulos a la inversión privada (bonificaciones o desgravaciones fiscales ante determinadas inversiones). La política fiscal también actúa en caso contrario de fuerte crecimiento con tensión en los precios que provoca el efecto de inflación. Aquí las medidas será de tipo contractivo, por ejemplo, el incremento en la recaudación aumentando la retención en el origen a las rentas de capital. La Política fiscal automática tiene que ver con los instrumentos fiscales que actúan de manera anticíclica independientemente de las autoridades fiscales. Los más importantes ligados a las actividades del sector público por el lado de los ingresos y de los gastos son: Respecto a los cambios automáticos en la recaudación por impuestos, los sistemas fiscales modernos de los países desarrollados descansan en los impuestos (básicamente tributos que gravan un porcentaje de la renta de las personas físicas o de las empresas). Al ser generalmente progresivos, actúan automáticamente ante un aumento de la actividad económica. El nivel de renta se eleva y con ello la recaudación con lo que se detraen recursos del sistema compensando el aumento de la demanda privada. Igualmente, pero en sentido contrario, si la renta disminuye tendrá lugar una reducción de la recaudación fiscal. En segundo lugar, y dentro de la política fiscal automática encontramos mediante el pago de transferencias: el seguro de desempleo y otras transferencias asistenciales. Durante las fases de recesión aumenta el desempleo y los pagos a través de los subsidios de paro. En cambio, en los años de fuerte crecimiento se reduce el desempleo y los subsidios de paro. El seguro de desempleo ejerce una función estabilizadora contribuyendo a reducir la demanda cuando ésta es excesiva o colaborando a mantener el nivel de consumo si la actividad económica está descendiendo. En la actualidad, España como país fundador de la Unión Monetaria, tiene limitada la utilización de la política fiscal y presupuestaria al cumplimiento de los criterios del Plan de Estabilidad y Crecimiento que limita los desequilibrios: déficit fiscal o deuda pública. Las decisiones del gobierno en materia de gastos e ingresos públicos se expresan en los presupuestos generales del Estado, que son una descripción de los planes del gasto que se desea ejecutar y de los recursos que se prevén generar para su financiación. Normalmente el presupuesto recoge una situación de déficit, pues los gastos son superiores a los ingresos (posibilidad limitada un 3% en la Unión Monetaria Europea). Este desequilibrio es necesario financiarlo a través del endeudamiento dando lugar a la deuda pública que está formada por los títulos que el Estado pone en manos del público (economías domésticas, bancos, empresas, no residentes, etc.). Las partidas básicas que conforman los Presupuestos Generales del Estado Español engloban tres grandes subsectores en los que se divide la actuación del gasto no financiero: el Estado o Administración Central; la Seguridad Social y los Organismos Públicos. Los ingresos se presupuestan en función de las previsiones que se realicen sobre la evolución de la economía. Por el lado de los ingresos debemos distinguir entre: Ingresos no financieros, en los que su principal componente son los impuestos directos; y los impuestos indirectos como el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) y los Impuestos Especiales. Los ingresos financieros que tienen escasa importancia. La distribución de los gastos se desglosa en las siguientes grandes políticas: Las actuaciones de carácter económico, que son las infraestructuras, gastos I+D+i, agricultura, etc. Las actuaciones de carácter general, como transferencias o administraciones, Deuda Pública, etc. Servicios Públicos básicos, como justicia, defensa, seguridad ciudadana, etc. Gasto Social, como pensiones, vivienda, desempleo, etc. Debemos tener en cuenta que el presupuesto recoge la actuación de la hacienda estatal no sólo como instrumento de recaudación y gasto sino que a través de su función tiene un papel fundamental en la redistribución de la renta y de la riqueza (transferencias corrientes que el Estado concede al conjunto de agentes de la actividad económica). Además, la forma de financiar los desequilibrios presupuestarios influirá en la actividad económica. En éste último caso, se encuentra el llamado efecto expulsión o desplazamiento que implica que el sector público mediante su actuación puede expulsar o desplazar a la inversión privada. Efectivamente, un aumento de la deuda puede desplazar la inversión privada cuando dicho aumento implique un endurecimiento en las condiciones financieras, bien porque se eleven los tipos de interés al canalizar los fondos disponibles hacia la compra de títulos del Estado, bien porque se reduzcan los recursos financieros disponibles. Por último, los criterios de convergencia para alcanzar la tercera fase de la Unión Monetaria, es decir, la creación del euro, exigía un doble objetivo referido a las cuentas públicas: el déficitno debía alcanzar el 3% del PIB y el volumen de deuda el 60%. A pesar de cumplir estas exigencias el Pacto de Estabilidad y Crecimiento vela para que los Estados miembros de la Unión sigan cumpliendo estos parámetros y para ello prevé un conjunto de sanciones. En definitiva, la Política Presupuestaria es otro de los instrumentos de Política Económica para hacer frente a los grandes retos nacionales como pueden ser los que deriven de la evolución demográfica del país (envejecimiento de la población y financiación del sistema de Protección Social), para prolongar la expansión y creación de empleo por encima de la media europea y así conseguir la convergencia real o la conveniencia de disponer de un adecuado margen de maniobra ante variaciones cíclicas que pudieran producirse en el futuro (para lo que se exige en el ámbito del euro la sostenibilidad presupuestaria a medio plazo). La actividad económica tiene una vertiente monetaria. Se valora en unidades monetarias para intercambiar bienes y servicios en los diversos mercados. Respecto al significado conceptual del dinero y su proceso de creación, podemos comenzar aclarando que el mismo es un instrumento de cambio; es una unidad de cuenta, o sea que, el valor de los bienes y servicios debe ser expresado en dinero; además, se trata de un depósito de valor, esto es, la riqueza individual puede retenerse en dinero, que implica la plena rigidez para transformarlo en bienes y servicios. Otros activos no tienen esta característica de manera plena como puede ser una casa o unos valores mobiliarios. En las sociedades modernas el dinero se crea mediante dos mecanismos: Los billetes y moneda metálica son emitidos por el Banco Central o Banco Emisor. En época de fuerte crecimiento económico, si no se producía un incremento paralelo de dinero que financiara este mayor dinamismo, suponía un límite a la actividad económica y posibilidades de desarrollo. Ante esta situación, lo lógico era hacer variar el dinero según las necesidades de la economía. Se abandonan los patrones metálicos, en el primer tercio del siglo 20, y se deja la creación de dinero a la discrecionalidad de los gobiernos que deberán actuar para aumentar o disminuir la cantidad de dinero según las necesidades de producción y comercio, y el Estado garantiza al público la emisión de dinero. En el total de dinero de un país, además de los billetes y moneda metálica emitidos por el Banco Central, figura el dinero creado por el sistema bancario. Respecto al dinero creado por el sistema bancario podemos decir que, los depósitos bancarios a la vista (fondos cedidos por los particulares a la banca) sirven como instrumento de cambio, también se utilizan como medio de pago y son depósitos de valor. Esta utilización de los depósitos bancarios otorga a la banca privada la posibilidad de crear dinero. Si los bancos tuvieran reservas monetarias para hacer frente a las exigencias de su clientela con un valor igual al dinero que en los bancos se deposita, la banca no podría crear dinero. Sin embargo, la banca no guarda reservas por un valor igual a los depósitos que recibe de su clientela, existe la obligación de mantener un porcentaje de los depósitos de manera líquida y el resto puede dedicarse a conceder préstamos a su clientela aumentando de esta manera la cantidad de dinero existente. La cantidad de créditos que el sistema bancario concede a la economía nacional contribuye a determinar el dinero de que dispone y de esta manera actúa decisivamente sobre las posibilidades de producción y consumo. Por esto, se considera conveniente que el Banco Central o emisor no abandone en manos de la banca privada la creación de dinero bancario, sino que gobierne a ésta con arreglo a criterios de interés general. El control, por parte del Banco Central, de la cantidad total de dinero, exige la definición previa de la oferta y la base monetaria. Por oferta monetaria se entiende la suma de dinero legal en manos del público más los depósitos bancarios a la vista. La base monetaria, o pasivos monetarios del Banco Central está constituida por el dinero legal en manos del público y el encaje bancario, o sea, aquella parte de dinero legal en las cajas bancarias y los depósitos mantenidos por los bancos comerciales en el Banco Central). En relación a los indicadores de la variación del dinero y la inflación, podemos decir que el dinero posee una velocidad de circulación que determina los bienes y servicios que pueden transmitirse con una determinada masa de él. Si circula a mayor velocidad equivale a que exista más dinero en poder del público. La masa de dinero (M) multiplicada por la velocidad de circulación (V) es igual a la cantidad de bienes y servicios vendidos (Q) por sus precios (P). (Total de compras) M.V = P.Q (total de ventas) Si la cantidad de dinero se incrementa, los precios se elevarán también y si los precios fluctúan, la capacidad adquisitiva del dinero dejará de ser estable perdiendo vigencia e importancia la función del dinero. La inflación consiste en un aumento continuo y generalizado de los precios de los bienes y servicios de una economía. Se trata de un fenómeno monetario pues mide la pérdida de poder adquisitivo de las monedas. En el medio plazo, la tasa de inflación viene determinada por la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero respecto al crecimiento potencial de una economía. Sus consecuencias son: La pérdida de valor del dinero, para lo cual debemos tener en cuenta que las rentas más bajas son las más propensas a consumir, con lo cual son las más afectadas. Las diferencias en la capacidad de protegerse contra la subida de los precios. Desincentiva la inversión, lo que significa que la autoridad monetaria incrementa los tipos de interés para combatir la escalada de precios y reduce la competitividad de los productos nacionales en los mercados extranjeros. Y, por último, el hecho contrario que es la deflación, el descenso de los precios, supone un estancamiento de la actividad económica en la medida que es preferente el consumo futuro que el actual. El objetivo de la Política Monetaria es la estabilidad en los precios. Para ello se arbitran los indicadores de medición de la inflación, los más utilizados son: El Índice de Precios al Consumo (IPC), que sirve para detectar la evolución de los precios de una cesta de la compra formada por bienes y servicios de consumo habitual por las familias. El deflactor implícito del PIB, que recoge la variación de los precios del conjunto de los componentes de la principal macromagnitud económica. En la actualidad, en el ámbito de la Unión Europea, tiende a utilizarse un índice de precios de consumo armonizado (IPCA) que sirve para homogeneizarlos índices de precios de los Estados miembros. El sistema financiero de un país está formado por el conjunto de instrumentos, medios y mercados cuyo fin primordial es el de canalizar la mayor cantidad de ahorro posible hacia la inversión productiva en las mejores condiciones, tanto en volumen como en su naturaleza, plazos y costes. Las unidades de gasto con déficit emiten los denominados activos financieros primarios (acciones, obligaciones) mediante los cuales contactan de manera directa o a través de intermediarios (corredores, agentes mediadores o intermediarios financieros) con los ahorradores o unidades de gasto con superávit. En el caso de que coincidan las preferencias entre demandantes de fondos y las de los oferentes, los intermediarios sólo median entre ambos y no crean ningún tipo de activo. Sin embargo, cuando no coinciden las preferencias, la labor de intermediación puede transformar los activos primarios emitidos por las unidades inversoras en activos financieros indirectos o secundarios más acorde con las preferencias de los ahorradores. Las funciones de un sistema financiero son garantizar una eficaz asignación de los recursos financieros; contribuir al logro de la estabilidad monetaria y financiera; y fomentar el ahorro. La mayor o menor complejidad de un sistema financiero deriva del número de instituciones financieras, de la diversidad de activos financieros ideados y del grado de especialización de los intermediarios financieros para atender las preferencias y necesidades a través de los mercados financieros. Los activos financieros constituyen un medio de mantener riqueza para quienes los poseen y un pasivo para quienes los generan. A través de éstos se transmiten fondos, del comprador al vendedor, y riesgos, del vendedor al emisor. Las características que hacen atractivo a un activo son su rentabilidad, como el pago de intereses y otros rendimientos fiscales; el riesgo, que depende de la probabilidad de que al vencimiento el emisor cumpla las condiciones pactadas para su amortización; y su liquidez, que dependerá de la facilidad para ser convertido en dinero antes de su vencimiento sin sufrir pérdidas de valor. Los intermediarios financieros son el conjunto de instituciones que prestan y toman prestados fondos adecuando, mediante un proceso de transformación, las necesidades de prestamistas y prestatarios de fondos. Pueden emitir pasivos que son aceptados por el público como medio de pago, es decir, como dinero. Los intermediarios financieros tradicionales que constituyen el sistema bancario son la banca privada, las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito. Los mercados financieros son el mecanismo a través del cual se produce un intercambio de activos financieros y se determina su precio. Sus funciones son: poner en contacto a compradores y vendedores de activos; proceder al intercambio del activo financiero; determinar el precio del activo; informar públicamente; proporcionar liquidez a los activos; reducir los plazos y los costes de intermediación. Una clasificación de los mercados financieros es la que tiene en cuenta las características de los activos intercambiados: Los mercados monetarios, que pueden ser mercados de activos de caja, organizado por el Banco Central o el interbancario; y el resto de mercados monetarios. Y, los mercados de capitales, que son el mercado de valores de renta fija (bonos y obligaciones) y de renta variable (acciones); y el mercado de crédito a largo plazo. Una de las formas de captar financiación por parte de las empresas es acudir a la bolsa emitiendo títulos que se intercambian en este mercado de valores. Se trata de un mercado de títulos donde la oferta viene dada por la emisión de nuevos valores y de la negociación de los ya existentes. En todo mercado de valores se distingue entre: mercado primario o de emisión, en el que se canaliza el ahorro hacia la inversión a través de títulos públicos y privados; y el mercado secundario o de negociación, que tiene por finalidad potenciar el mercado primario dándole liquidez. Quienes han invertido en el mercado primario pueden vender sus participaciones en el secundario sin ocasionar molestias a la actividad de las sociedades. O sea, que a la Bolsa de valores acuden los ahorradores con la intención de colocar su dinero a cambio de una determinada rentabilidad o de la posibilidad de una plusvalía. En cada Bolsa se define un índice general que al final de cada sesión indicará si prevalecen los deseos de compra, lo que elevará el índice, o de venta que lo disminuirá. Los títulos que se emiten pueden ser de renta fija (obligaciones, bonos bancarios y deuda pública) que consisten en un préstamo con promesa de devolución del principal a un plazo determinado más una renta fija; o bien, de renta variable (acciones) que no tiene con seguridad una renta pero pueden ofrecer mayores rendimientos según los resultados de las empresas. La formación de expectativas juega un papel fundamental en la evolución de los mercados bursátiles. La marcha de la economía nacional y, cada vez en mayor medida debido al proceso de liberalización, la economía internacional, los acontecimientos en el resto de los mercados de valores, las medidas adoptadas por los gobiernos, y otros condicionantes de naturaleza menos económica, hacen impredecible la evolución de estos mercados. La política monetaria es la actuación de las autoridades económicas dirigida a controlar las variaciones en la cantidad o en el coste del dinero con el fin de alcanzar ciertos objetivos de carácter macroeconómico, por ejemplo: el control de la inflación, el pleno empleo, regular el crédito que la banca privada puede conceder al sistema económico. Ésta actuación se articula mediante dos niveles de decisión: Las autoridades tratan de alcanzar determinados objetivos referentes al nivel de empleo, precios, producción, balanza de pagos, etc. Regulando alguna variable monetaria que actuará como objetivo intermedio de la política monetaria. Esta variable podría ser la cantidad de dinero o los tipos de interés a largo plazo. En el segundo nivel, las autoridades regulan la variable elegida como objetivo intermedio controlando una variable operativa, la base monetaria, la liquidez bancaria o los tipos de interés en el mercado monetario. El control de la variable operativa se realiza a través de determinados instrumentos de política monetaria: coeficiente de caja, tipo de redescuento, etc. Al tener que elegir el objetivo intermedio surgen problemas de decisiones como: detectar hasta qué punto las autoridades son capaces de controlarla; y conocer anticipadamente los efectos de las medidas de Política Monetaria para llevar a cabo un seguimiento que permita corregir las desviaciones. Estos problemas se suelen resolver parcialmente con la utilización de indicadores que actúan como testigos que recogen y miden el efecto de la decisión que se ha aplicado. En general, las políticas monetarias pueden ser: De corte expansivo, que tienden a incrementar la oferta monetaria o reducir los tipos de interés para estimular el crecimiento económico. De corte contractivo que, al contrario que la anterior es para aminorar el ritmo de crecimiento económico. FUENTE: ELBLOGSALMON.COM: Mercados de valores, familiarmente llamados Bolsa. Primero deberíamos definir el mercado de valores como un conjunto de instituciones y agentes financieros los cuales negocian los distintos tipos de activos (acciones, fondos, obligaciones, etc…) a través de los instrumentos creados específicamente para ello. Su objetivo fundamental es la de captar parte del ahorro personal y empresarial no por el simple hecho de hacer especulación sino también para conseguir un punto de financiación extra para las empresas como ocurre por ejemplo en la emisión de nuevas acciones. El objetivo fundamental de los mercados de valores es ayudar en cierta medida al movimiento de capitales contribuyendo así a la estabilidad monetario y sobre todo a la financiera. El uso de unos mercados de valores democráticamente definidos ayuda al desarrollo de políticas monetarias más activas y seguras. Por tanto, los mercados de valores son lugares en donde los agentes a través de los intermediarios y usando los instrumentos específicamente desarrollados intercambian activos entre sí, facilitando la transparencia y libertad de cualquier ciudadano a realizar compras o ventas de valores. Los mercados de valores poseen una característica especial que no dan a los activos financieros otro tipo de mercados y es que son capaces de fijar el precio de los valores, en orden a la ley de oferta y demanda de los mismos. Otra ventaja cualitativa es que puede ser una inversión de tipo muy líquido para muchos inversores, ya que en cualquier momento puedes tener la opción por ejemplo de vender tus acciones. Dentro del mercado de valores vamos a hacer la distinción entre mercado primario y secundario, como dos tipos de contratación y negociación totalmente distinta de los valores: Mercado Primario: Se llama así a la colocación o salida al mercado de nuevas acciones. Es decir son acciones procedentes directamente de la empresa y que normalmente se venden a través de una subasta, un concurso público o la negociación directa. En caso de forma indirecta (entran en juego intermediarios financieros), puede realizarse de tres maneras: Venta en firme: Se cierre en firme una cantidad de acciones por una cuantía determinada, independientemente de si se venden todas o no es un trato cerrado. Acuerdo Stand-By: La empresa emisora y el intermediario cierran un preacuerdo, el intermediario realiza las ventas en varias tandas y según necesita ampliar el número la empresa va cerrándole más paquetes accionariales. Esta forma es muy común cuando son varios los intermediarios financieros que simultáneamente gestionan estos valores. Best Effort: Venta directa a comisión de los intermediarios; tanto venden, tanta comisión se llevan de la empresa emisora de estas acciones. Mercado Gris: Es uno de los más extraños, ya que se realiza usando ciertas partes del mercado que las empresas no usan habitualmente; no son ilegales, pero de ahí su nombre de gris, por el no conocimiento del resultado real al ser un mercado no explorado. Colocación Privada: Acciones emitidas y que se colocan en mercado privado a una o varias personas de forma directa pero de carácter privado. El mercado primario es regulado en todo momento por sus dos órganos rectores: la CNMV y la DGTPF. No olvidemos que es una emisión de nuevas acciones al mercado y eso siempre ha de pasar por la tutela de ambas instituciones para el buen funcionamiento del mismo. Mercado Secundario: Es por tanto aquel mercado en donde los valores ya emitidos y vendidos en el mercado primarios son simultánea y públicamente manejados en tiempo real por compradores y vendedores, para ello ejecutan sus operaciones de forma directa o a través de los intermediarios financieros correspondientes marcado de este modo el precio real de dichos valores. Como es entendible todos los tipos de activos que se negocian libremente en los mercados secundarios previamente han pasado por el mercado primaria, en su fase de emisión y colocación, en donde se realizó su primera operación de compra-venta. El mercado secundario es por tanto el lugar común en el que habitualmente particulares realizamos las operaciones de compra venta que, aunque no lo parezcan son las que gestionan el tejido económico y la productividad financiera desde un contexto de inversión y confianza. En definitiva, los mercados de valores son aquellos lugares en donde gran cantidad de los activos financieros que se negocian hoy en día en nuestra economía son medidos en referencia al precio objetivo y confianza que los inversores privados tienen de las empresas que los sustentan. La política monetaria es la actuación de las autoridades económicas dirigida a controlar las variaciones en la cantidad o en el coste del dinero con el fin de alcanzar ciertos objetivos de carácter macroeconómico, por ejemplo: el control de la inflación, el pleno empleo, regular el crédito que la banca privada puede conceder al sistema económico. Ésta actuación se articula mediante dos niveles de decisión: Las autoridades tratan de alcanzar determinados objetivos referentes al nivel de empleo, precios, producción, balanza de pagos, etc. Regulando alguna variable monetaria que actuará como objetivo intermedio de la política monetaria. Esta variable podría ser la cantidad de dinero o los tipos de interés a largo plazo. En el segundo nivel, las autoridades regulan la variable elegida como objetivo intermedio controlando una variable operativa, la base monetaria, la liquidez bancaria o los tipos de interés en el mercado monetario. El control de la variable operativa se realiza a través de determinados instrumentos de política monetaria: coeficiente de caja, tipo de redescuento, etc. Al tener que elegir el objetivo intermedio surgen problemas de decisiones como: detectar hasta qué punto las autoridades son capaces de controlarla; y conocer anticipadamente los efectos de las medidas de Política Monetaria para llevar a cabo un seguimiento que permita corregir las desviaciones. Estos problemas se suelen resolver parcialmente con la utilización de indicadores que actúan como testigos que recogen y miden el efecto de la decisión que se ha aplicado. En general, las políticas monetarias pueden ser: De corte expansivo, que tienden a incrementar la oferta monetaria o reducir los tipos de interés para estimular el crecimiento económico. De corte contractivo que, al contrario que la anterior es para aminorar el ritmo de crecimiento económico.