Al atardecer de la vida

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2ª edición
Título Original: “Al atardecer de la vida "
Autor: Salvador Rodríguez Barrionuevo
SRB – Plaza de España, 11, bajo, 30201 Cartagena
E-mail: [email protected]
Diseño y maquetación: SRB
DL: MU
-
523 - 2013
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Recientemente decía el Cardenal Ratzinger:
"No es una tarea fácil poner la religión en palabras
y conceptos que pueda entender el mundo moderno.
Una forma de describir la esencia del cristianismo en
lenguaje moderno, añadía, es describirlo como una
historia de amor entre Dios y la humanidad. Algo
cariñoso para una sociedad que lucha por hacer sitio a
Dios."
Aquí, se intenta precisamente eso. Se cuenta muy brevemente la historia de amor entre Dios y la humanidad, y
también, de paso, una historia de amor de hermano a
hermano/a, de prójimo a prójimo.
(El amigo/a, hermano/a, “protagonista” de esta historia
no eres tú, por supuesto.)
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INTRODUCCIÓN
Estos folios que te invito a leer, nacen un día cuando
conversando con un amigo de cosas banales en plena
calle, pasó un sacerdote frente a nosotros.
Mi amigo hizo un comentario poco conveniente y absolutamente injusto. Quise saber el motivo de su comentario, y su respuesta fue similar a la que solemos oír
cuando intentamos hablar de Dios con muchos de
nuestros amigos.
Y es que la sociedad actual pretende ignorar a Dios,
y todo lo que dicen sus mandamientos. La sociedad actual
rechaza todo aquello que no conduzca a un beneficio económico los más inmediato posible, u otro tipo de beneficios.
Mi amigo se marchó y yo me quedé pensando en él.
Mi amigo y también yo, hace tiempo que dejamos de ser
jóvenes.
Sentí el impulso de hacer algún tipo de apostolado
con él. Sentí además, que tenía la obligación moral de
hacerlo. Después de pensarlo mucho, tuve la feliz idea de
intentar llegar hasta él por medio de la lectura.
Se ha podido comprobar que casi nadie sabe
actualmente conversar. La conversación es un intercambio de ideas y de conceptos, sobre la premisa de que
la persona que conversa con nosotros merece la caridad
de que le escuchemos, que creamos que lo que dice es
cierto, que además puede tener más conocimientos que
nosotros sobre lo que hablamos, y que incluso puede ser
más inteligente que nosotros.
Por eso, conversando se consigue bastante poco, y si
se habla de Dios o temas de religión, el final siempre es el
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mismo: "Dios y yo nos entendemos muy bien."
nadie me va dar lecciones de religión."
"A mí
Sin embargo, cuando una persona lee no oye, no ve
a nadie, y si la lectura no lleva firma, tampoco nota la
influencia de nadie. El lector se enfrenta con unas letras,
con unas frases que surgen frente a él absolutamente
impersonales, que van penetrando en su mente.
Las frases en realidad expresan un concepto, una
idea, y a veces hasta una imagen, que el lector acepta o
recha da. Éste es el momento en que el lector, abandona
la lectura o sigue leyendo con interés…
Ruego a Dios que mi amigo lea estos folios con interés. Al fin y al cabo los dos estamos en el atardecer de la
vida
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DIOS EXISTE
Posiblemente hace mucho tiempo que no lees nada
sobre temas religiosos. Seguramente nadie te podría
explicar el hecho de que las lecturas sobre religión hayan
sido casi abandonadas.
Sin embargo aunque sólo sea por curiosidad, te
ruego que me leas. Si llegas al final es posible que incluso
me lo agradezcas.
Tú llegaste a este mundo porque un día en una
explosión de amor tus padres te engendraron, y aquí
empieza tu vida. Sin embargo la vida empezó mucho
antes. Calculan los historiadores que la aparición del
hombre en la Edad de Piedra se produce en el año 3.500
antes de Cristo.
Abrahán llega a Palestina en el 1850 a. de Cristo. Y
el Éxodo de los hebreos con Moisés se produce hacia el
1250 a. de C.
El rey David reina hacia el año 1000 antes de Cristo.
Alejandro Magno reinó sobre el año 330 antes de Cristo y
las primeras victorias de los romanos en Oriente se producen hacia el año 167 antes de Cristo...
Y tú y yo, aquí en el año 2004 después de Cristo.
Entretanto, no nos hemos dado cuenta de para la
mayoría de los seres humanos que pisamos el suelo y las
calles de este mundo, el tiempo se divide en dos partes:
antes de Cristo y después de Cristo.
Cuando Cristo nació, cuando Jesucristo nació, cuando
Jesús nació, cuando el niño Jesús nació en Belén, el tiempo se detuvo. Nunca jamás ha sucedido nada tan grande.
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La vida de Jesús, el paso de Jesús por este mundo y
sobretodo los últimos tres años de Jesús, marcaron la
existencia, cambiaron la vida de toda la humanidad.
Antes de Cristo y después de Cristo...
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Si miras a tu alrededor verás muchas iglesias. Verás
iglesias, en tu ciudad, en tu región, en tu país y en todo el
mundo.
Iglesias que rinden culto al Dios de los cristianos, de
los seguidores de Jesús y de su Iglesia, pero verás
también otros templos ; verás otros enormes edificios
dedicados a otros cultos, a otros dioses, y si meditas un
segundo, te tropezarás con una realidad irrefutable: donde existe un colectivo de personas, allí surge un templo
dedicado a un Dios.
Sube tu imaginación a un avión más o menos virtual
y recorre toda la faz de la tierra. Primero de este a oeste,
y después de norte a sur y dime cuantas iglesias, catedrales, mezquitas, sinagogas, templos budistas o de otro
orden, has podido ver y contar. No olvides cuando pases
por África enumerar cuantos altares a cuantos dioses has
encontrado.
Dios existe. Han transcurrido 2004 años después de
Cristo y todos estos testimonios, todos esos templos,
señalan que antes que tú y que yo, han habido otros
seres humanos que han necesitado creer en Dios.
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Te recuerdo las cinco conclusiones de Santo Tomás
de Aquino
 Es necesario un Primer motor no movido por nada. Es
Dios.
 Es preciso afirmar la existencia de una causa eficiente
incausada. Es Dios.
 Es forzoso que exista un Ser necesario, no por otro
sino por sí mismo. Es Dios.
 Es preciso afirmar un Ser que es por esencia. Es Dios.
 Existe un ser inteligente que dirige todas las cosas
naturales a su fin. Es Dios.
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EL CULTO A DIOS
Cuando Jesús nació, el culto a Dios se fundamentaba
en la Antigua Alianza. Era la Alianza establecida entre
Dios y el pueblo de Israel por medio de Moisés en el monte Sinaí.
En la ciudad de Jerusalén, en la gran templo de
Jerusalén, se guardaban las Tablas de la Ley, base de
aquella Antigua Alianza.
Se guardaban en el “Arca de la Alianza" en la tercera
cámara, detrás de un especialísimo velo, donde sólo podía
entrar y sólo en ocasiones muy especiales el sumo sacerdote.
Este templo era la continuación de la "tienda de la
reunión” donde Dios se aparecía a Moisés durante la
travesía del desierto.
En este templo se ofrecían a Dios toda una serie de
sacrificios. Se sacrificaban toda suerte de animales, especialmente corderos, bueyes, tórtolas , palomas, y
otros animales , harina, aceite etc. Estos sacrificios se
ofrecían en el atrio del templo en un inmenso altar de
bronce.
_
Pero un día ...nació Jesús, El Hijo de Dios, viene a
este mundo, toma nuestra forma , nuestra carne, nuestra
sangre y se queda a vivir con nosotros, Durante treinta
años vive con nosotros, come con nosotros, bebe con
nosotros, y se une a todos los mortales para rendir culto
a Dios.
Jesús, Hijo de Dios hecho hombre rindió culto a Dios
como un hombre más. Fue circuncidado, y cumplió todos
los preceptos que mandaba la ley.
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Con Jesús y con la muerte de Jesús, con el sacrificio
de Jesús en la Cruz, la humanidad entera queda liberada
de todos sus pecados, y se establece una nueva alianza
con Dios. Es la Alianza Nueva y Eterna.
Con esta Alianza, con ésta Nueva Alianza, nosotros
ofrecemos a Dios un sólo sacrificio y desaparecen toda la
parafernalia de sacrificios de la Antigua Alianza.
Rememoramos y conmemoramos el sacrificio de su
Hijo en la Cruz. Le ofrecemos mediante toda la liturgia de
la misa, la reproducción exacta del Sacrificio del Calvario.
Allí cruento, en la Santa Misa incruenta.
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LA NUEVA ALIANZA
Dios nos ofrece por este sacrificio, alcanzar la Vida
Eterna el día de nuestra muerte.
¿Tú crees en el Cielo y en la Vida Eterna?
En esta Alianza Nueva y Eterna, Dios nos pide casi lo
mismo que pedía en la Antigua Alianza. Tienes que cumplir el Decálogo. Tienes que cumplir la Ley de Dios.
Dios grabó a fuego en unas tablas de piedra diez
mandamientos, para Moisés, para los israelitas, para ti,
para mí y para toda la humanidad. Son los mandamientos
de la Ley de Dios. Son como te decía el Decálogo.
Pero además de los Mandamientos de la Ley de Dios,
Dios nos pide a nosotros, que cumplamos los mandamientos de la Santa Madre Iglesia.
La Iglesia, en la que tú posiblemente no crees, es la
Iglesia de Cristo. Antes de morir Jesús reunió a sus discípulos, y les dijo que ellos formaban su Iglesia y nombra
jefe de ella a Pedro.
Seguramente lo recordarás: "Tú eres Pedro, que
significa piedra, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y
las fuerzas del infierno no prevalecerán contra ella."
_
Toda la doctrina de Cristo, a su muerte, fue escrita
en cuatro diferentes versiones por los cuatro evangelistas,
y antes y después de escrita, toda la doctrina de Cristo,
fue difundida por su Iglesia, la de antes, la de ahora, la de
siempre.
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Esa iglesia en la que no quieres entrar, es un edificio.
Es un edificio como los demás, pero tiene una diferencia:
es la casa de la iglesia de Cristo, y es por tanto la casa de
la Iglesia de Dios.
La iglesia de Dios, la Iglesia de Cristo, la componen
todos sus discípulos. Tú a lo mejor no lo recuerdas, pero
desde el mismo instante en que fuiste bautizado, tú eres
un discípulo de Cristo. Discípulo de Cristo, con el mismo
derecho que el sacerdote que regenta la iglesia, que el
obispo de tu diócesis, o el Papa.
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De este modo, según la Nueva Alianza, tú le ofreces
a Dios, el sacrificio de Jesús en la misa y también le ofreces el cumplimiento de sus mandamientos y los mandamientos de su Iglesia. Él te ofrece la Vida Eterna
cuando mueras.
Escucho tus preguntas:
— ¿y mientras vivo en la tierra?
— ¿y en esta lucha de cada día por conseguir cosas para
poder vivir lo mejor posible?
— ¿Qué me ofrece Dios mientras estoy en éste mundo?
… pues entra en la iglesia y pregúntaselo.
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LA IGLESIA. LA SANTA CENA
Todas las iglesias son en su concepción iguales.
Todo el edificio gira alrededor de una mesa. Encima
de esta mesa y mirando hacia arriba, está la parte más
alta del edificio, porque desde ésta mesa vamos a mirar al
cielo, a lo más alto, allí donde está el Padre Nuestro, que
habita en el cielo...
Posiblemente tú ya lo sabes. Todo tiene su origen en
la Santa Cena.
Yo estoy seguro mi querido amigo/a, que por lo
menos una vez has escuchado el relato. Después de tres
años de magisterio de Jesús, llega el momento de cumplirse la voluntad del Padre.
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Es la Pascua de los israelitas, pero ésta Pascua va a
ser diferente. Esta vez no van a ser corderos los que sean
sacrificados. Esta vez Dios Padre, nos tiene reservado un
sólo cordero, y un sólo sacrificio. Se trata del sacrificio de
su Hijo, se trata del sacrificio de Jesús, el Cordero de
Dios.
—y Jesús lo sabe. Ha llegado su hora. Va a morir en
una cruz después de sufrir mil vilezas, por parte de un
pueblo elegido por Dios Padre, como “su pueblo".
Este pueblo esperaba un Mesías diferente, un rey
fantástico para este mundo. En el paroxismo del error en
esta Pascua además de los miles de corderos, los israelitas sacrificaron también al Hijo de Dios, al Cordero de
Dios, a Jesús. Lo sacrificaron en un Cruz, y cumplieron así
la voluntad del Padre.
... y Jesús sabía todo lo que iba a suceder.
Sin embargo quedaba algo por hacer. Algo muy
importante. Toda su Iglesia, todos sus discípulos, todos
sus seguidores, toda la humanidad, después de su muerte, debería tener una forma, un modo un "sistema” de
contactar con Él. Él había prometido que permanecería
siempre con nosotros.
La Santa Cena... Entonces y también hoy. Una mesa
y sus discípulos con Él.
Jesús toma un pan, lo parte, y lo reparte entre todos
los presentes, y les dice: "Tomad y comed porque esto es
mi cuerpo, que será entregado por vosotros." Posiblemente sus discípulos no lo entendieron del todo.
Cuando estaban terminando la cena, Jesús cogió un
cáliz lleno de vino, y se lo ofreció a todos ellos diciéndoles:
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"Tomad y bebed todos de este vino, porque ésta es
mi sangre, sangre de la Alianza Nueva y Eterna, que será
derramada por todos vosotros para el perdón de los
pecados." Después dijo:
"Haced esto en conmemoración mía"
... finalmente, se despidió de ellos y se retiró a orar.
Después se consuma todo el drama de su Pasión.
Se consuma el sacrificio físico de su cuerpo. Se consuma
la muerte de su cuerpo y el derramamiento de su sangre.
Jesús muere en la Cruz.
En ese momento se rasga el velo del templo. Se
rasga el velo que separaba el Sancta Sanctorum de las
otras cámaras, y el Arca de la Alianza queda a la vista de
todo el mundo. Se acaba aquí la Antigua Alianza. Se
acaban para los cristianos todos los sacrificios a Dios
Padre en forma de animales.
—y Jesús resucita a los tres días. Es la Resurrección
del Hijo de Dios, como igualmente estaba escrito, para
asombro y desesperación del pueblo israelita.
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Se establece la Nueva Alianza. Dios Padre sólo acepta de los hombres un único sacrificio. El sacrificio de
Jesús, el sacrificio de Dios Hijo, sacrificio que se
reproduce de la misma forma que en el Calvario, cada vez
que conmemoramos la Santa Cena.
Fantástico. Simplemente fantástico. Jesús antes de
morir, nos dice que reproduzcamos la escena de la Santa
Cena. En ésta conmemoración, Él vendrá y estará con
nosotros, y además se reproducirá otra vez su sacrificio
de la cruz.
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Antes de ascender a los Cielos, Jesús vuelve a partir
el pan, cenando con los discípulos de Emaús, y estos lo
reconocen... por el modo de partir el pan.
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LA SANTA MISA
Se impone una pausa para meditar. Jesús se ha
quedado con nosotros por medio de la conmemoración de
la Santa Cena.
Lo inmediato es encontrar un local para celebrar la
conmemoración de esa cena. En primer lugar hace falta
una mesa y en segundo lugar hace falta un protocolo,
unos comportamientos, un celebrante,...una liturgia.
Así surgieron los primeros edificios, donde se reunían
los componentes de la iglesia de Jesús para celebrar la
ceremonia de la conmemoración de la Santa Cena. Esos
edificios se conocen desde entonces hasta hoy como
“Iglesias".
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Aquí y ahora, tienes tú, tu Iglesia. Es este edificio
donde has entrado y que hace un montón de años tus
antepasados lo construyeron para ti, con la esperanza de
que tú también lo visites.
Todas las iglesias, grandes o pequeñas, desde la
pequeña ermita hasta la más grande catedral de la tierra,
se construyen para dar culto a Dios.
Como la forma de dar culto a Dios es la reproducción del sacrificio de su Hijo conmemorando la Santa
Cena, en todas la iglesias, en el lugar más visible, más
amplio, más luminoso, más hermoso, se coloca una mesa
que será el punto donde confluyan todas las miradas,
porque en esa mesa, en un determinado momento, Jesús
volverá con nosotros...
Es la Santa Misa.
Seguro que tú has estado en una misa, en una
celebración de la Eucaristía, pero el problema, el gran
problema, mi querido amigo/a, es que a ti seguramente
nadie te ha explicado claramente, lo que sucede, lo que
está sucediendo en cada fase de la misa.
La persona que asiste a una ceremonia que no comprende, que no entiende, y a la que no encuentra un claro
fundamento, termina por aburrirse, termina por no asistir
o termina por ignorarla.
En otros casos, los buenos modos, las buenas
maneras, los buenos hábitos, las buenas costumbres, y
hasta lo elegante, es asistir a la misa de los domingos,
porque además es un excelente punto de encuentro o es
una perfecta ocasión para lucir el nuevo atuendo de los
días festivos.
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Tú hoy, sin embargo, vas a entrar en esta iglesia
conmigo. Piensa que todo el "decorado" es un mesa
donde se va a celebrar la misa, y los testigos van a ser
el Cielo y los asistentes, entre los que nos encontramos tú
y yo.
_
Voy a intentar resumirte, en pocas líneas el protocolo, la liturgia, de la misa.
Lo haré desde la "experiencia" de un seglar, que ha
intentado entender y comprender la misa, sobre la base
de que nada en este mundo tiene relevancia si se
compara con el divino momento en que Jesús se hace
presente en el altar, bajo las especies de pan y vino:
Ritos iniciales
Sale el sacerdote, debidamente revestido, se sitúa en el
altar, lo besa, y mirando al cielo, se dirige a Dios Padre,
pidiendo perdón por sus pecados, con una oración corta
que nosotros repetimos con él:
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"Yo confieso ante Dios Padre Todopoderoso que he
pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión"
Después el sacerdote invoca a la Santísima Trinidad,
y nosotros con él decimos: "Señor ten piedad, Cristo ten
piedad, Señor ten piedad”
Posteriormente alabamos a Dios recitando el Gloria:
"Gloria Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria de alabamos, te bendecimos, te adoramos..."
Terminado la Gloria hacemos una Oración Conjunta y
pasamos a la fase siguiente de la liturgia de la misa.
¿Qué hemos hecho? Pues lo normal en el inicio de
todas las cosas.
Los primeros discípulos de Jesús, los primeros
cristianos, tuvieron que "fabricar" un primer protocolo
para celebrar las primeras misas, y pensaron que antes
de conmemorar la Santa Cena sería bueno, iniciar la
liturgia, iniciar la ceremonia, con la señal de la cruz,
besando la mesa, pidiendo perdón por todos sus pecados, invocando la misericordia de Dios Padre, Dios Hijo, y
Dios Espíritu Santo, y recitando o cantando a Dios, la más
bella de las alabanzas: El "Gloria"
Liturgia de la Palabra
Después de alabar a Dios cantando la Gloria, se imponía
recordar una vez más la Palabra de Dios.
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La Palabra de Dios, quedó escrita en el Antiguo
Testamento y no muchos años después de la muerte de
Jesús, se terminó de escribir el Nuevo Testamento.
Tú, querido hermano/a, puedes comprar una Biblia
por muy poco dinero, y disfrutar leyendo su contenido.
No tienes idea de todo lo que Dios ha escrito para nosotros en ese libro. Te lo repito: Dios para nosotros.
Poca lectura podían tener los primeros cristianos
cuando apenas existían libros, y muchos de ellos no
sabían leer. Se pensó entonces incluir en la liturgia de la
misa una lectura del Antiguo Testamento, la lectura o el
canto de un Salmo, y la lectura de la Cartas de los
Apóstoles del Nuevo Testamento.
Estas lecturas preparaban para la solemne lectura
del Evangelio. Jesús, era rememorado entonces desde la
corta distancia de unos pocos años. En aquellas lecturas
del Evangelio se podían cortar el silencio y la emoción.
La homilía posterior, era escuchada, con el respeto
que imponían aquellos primeros sacerdotes, que en
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muchas ocasiones, pagaban con la muerte el hecho de ser
discípulos de Jesús, seguidores de Cristo, cristianos...
En la liturgia de las misas actuales, se conservan las
lecturas, el salmo y la lectura del evangelio como antaño.
Jesús, la vida de Jesús, es ahora rememorada desde la
larga distancia de 2004 años, pero me temo que con
menos devoción.
Después de la homilía recitamos el Credo, tanto la
versión de los apóstoles como la versión de Nicea. Si se te
ocurre analizar las frases que recitas en el Credo, observarás que estás afirmando unas cosas, que son Dogma de
Fe.
Es la fe de nuestros padres. Es la fe de nuestros antepasados, y por mantener esos dogmas, los primeros
cristianos sufrieron prisión y muerte.
Liturgia de la Eucaristía
Terminado el Credo, el sacerdote se dispone a conmemorar la Santa Cena. Somos testigos el Cielo, y todas
personas que se sitúan alrededor de la mesa, y que en
ese feliz momento representan a toda la comunidad cristiana.
En el Ofertorio, el sacerdote ofrece a Dios el pan y
después el vino, y le da gracias al Señor por haberlo obtenido de su generosidad. Tú en este momento puedes
ofrecerle a Dios tus buenas obras, tus sacrificios, tu vida
conyugal y familiar, el trabajo diario y si es posible parte
de los bienes que Él te ha dado, para el mantenimiento de
su culto y de su Iglesia.
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Después del Ofertorio el sacerdote nos pide que oremos para que el sacrificio que pretendemos realizar sea
agradable a Dios Padre Todopoderoso.
“Orad hermanos, para que este sacrificio mío y
vuestro sea agradable a Dios Padre todopoderoso"
Nos situamos ya en el momento más importante de la
misa. El sacerdote mira al Cielo, (y nosotros también) y
dice:
–“Levantemos el corazón”
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“Lo tenemos levantado hacia el Señor” –le decimos
nosotros.
Se inicia una plegaria al Señor, en cuyo prefacio— en
síntesis— invocamos a Dios Padre para que acepte y
bendiga los dones que le ofrecemos. El prefacio es
variable y cada tiempo litúrgico tiene un prefacio propio.
El prefacio termina cantando o recitando el himno de
su gloria:
“Santo, Santo es el Señor Dios del Universo.
Llenos están el Cielo y la tierra de tu gloria
Hosanna en el Cielo”
“Bendito el que viene en nombre del Señor
Hosanna en el Cielo”
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Se termina el prefacio y el sacerdote definitivamente dirige de nuevo su mirada al Cielo y dice:
—"Santo eres en verdad Señor, fuente de toda
santidad: por eso te pedimos que santifiques estos
dones con la efusión de tu espíritu de manera que
sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo
nuestro Señor”
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En éste momento mí querido hermano/a estamos conmemorando la Santa Cena.
El Espíritu Santo ha convertido el pan y el vino
depositados en esta mesa que tenemos frente a nosotros
en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, y los asistentes,
entre los que estamos tú y yo, somos invitados a participar en esta cena.
No te asustes. Si eres creyente, si tienes fe, debes
imaginar además, que el sacerdote que tienes enfrente es
en realidad... Jesús.
En las antiguas liturgias se decía:
–"Que toda carne mortal guarde silencio,
Y quede en pie con temor y temblor,
Y no medite nada terreno en su interior.
Porque el Rey de reyes y Señor de señores,
Cristo nuestro Dios, se adelanta para ser sacrificado,
Y para ser dado como alimento al creyente.
Y multitud de Ángeles van delante de Él, cantando:
Aleluya, Aleluya, Aleluya”
El sacerdote en este punto de la liturgia, hace y dice lo
mismo que Jesús en la Santa Cena:
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—“El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión
voluntariamente aceptada, tomó pan, dándole gracias lo
partió, y lo dio a sus discípulos diciendo:
—“Tomad y comed todos de él, porque esto es
mi Cuerpo que será entregado por vosotros "
Del mismo modo acabada la cena tomó el cáliz y dándole
gracias de nuevo lo pasó a sus discípulos de nuevo
diciendo:
—“Tomad y bebed todos de él porque éste es el
cáliz de mi Sangre, Sangre de la Alianza Nueva y
Eterna, que será derramada por vosotros y por
todos los hombres para el perdón de los pecados"
—“Haced esto en conmemoración mía"
El sacerdote dice:
—Éste es el sacramento de nuestra fe.
Y nosotros decimos:
—Anunciamos tu muerte
Proclamamos tu resurrección.
¡Ven Señor Jesús!
...y Jesús viene. Y vuelve a estar, aquí y ahora, presente
entre nosotros.
Éste es justo el momento de la conmemoración de la
Santa Cena. Ésta es la conmemoración que Él nos pidió
que hiciéramos.
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Jesús —el sacerdote le representa ante nuestros
ojos— está en la cabecera de la mesa. (Santa Mesa en
este momento).
En la mesa el pan y el vino, representando su Cuerpo
y su Sangre derramada por nosotros. Somos testigos el
Cielo y nosotros, los presentes y los no presentes.
_
El paso siguiente es ofrecer a Dios Padre el Cuerpo y
la Sangre de su Hijo sacrificado por nosotros para Él,
como un cordero, sin romperlo, sin ningún hueso roto,
con su sangre. Es el Cordero de Dios, que vino a este
mundo porque quiso su Padre, por nosotros, y para nosotros.
Es el momento más difícil de la liturgia de la misa.
¿Qué palabras usar para dirigirse a Dios Padre ofreciéndole el Cuerpo y la Sangre de su Hijo?. Hasta cuatro
protocolos litúrgicos y un quinto con variantes, (cinco
plegarias), pueden usarse en la celebración de la misa.
Te voy a escribir letra por letra, palabra por palabra,
frase por frase, todo lo que el sacerdote le dice a Dios
Padre, por ejemplo en la cuarta plegaria.
(Por favor no leas deprisa, el sacerdote está rogando
a Dios Padre que acepte el Cuerpo y la Sangre de su Hijo
sacrificado)
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El Sacerdote eleva sus ojos al Cielo, y dirigiéndose a Dios
Padre le dice:
—"Por eso Padre,
Al celebrar ahora el memorial de nuestra redención,
Recordamos la muerte de Cristo,
Y su descenso al lugar de los muertos,
Proclamamos su resurrección,
Y ascensión a tu derecha;
Y mientras esperamos su venida gloriosa,
Te ofrecemos su Cuerpo y su Sangre,
Sacrificio agradable a ti
Y salvación para todo el mundo.
Dirige tu mirada sobre esta Victima
Que Tú mismo has preparado a tu Iglesia,
Y concede a cuantos compartimos este pan y este
cáliz,
Que, congregados en un solo cuerpo por el Espíritu
Santo,
Seamos en Cristo,
Víctima viva para alabanza de tu gloria.
Y ahora, Señor, acuérdate de todos aquellos
Por quienes te ofrecemos este sacrificio:
De tu servidor el Papa (N), de nuestro obispo (N),
Del orden episcopal, y de los presbíteros y diáconos,
De los oferentes, y de los aquí reunidos,
De todo tu pueblo santo,
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Y de aquellos que te buscan con sincero corazón.
Acuérdate también de los que murieron en la paz de
Cristo
Y de todos los difuntos cuya fe sólo Tú conociste.
Padre de bondad,
Que todos tus hijos nos reunamos en la heredad de
tu reino,
Con María la Virgen Madre de Dios,
Con los apóstoles y los santos;
Y allí, junto con toda la creación
Libre ya del pecado y de la muerte,
Te glorifiquemos, por Cristo, Señor nuestro,
Por quien concedes al mundo todos los bienes."
Llegado este momento, el sacerdote, toma el pan y el
vino en sus manos, los eleva hacia el Cielo, y los ofrece a
Dios Padre diciendo:
"Por Cristo, con Él y en Él,
A ti, Dios Padre omnipotente,
En la unidad del Espíritu Santo,
Todo honor y toda gloria,
Por los siglos de los siglos"
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Y nosotros respondemos:
—"Amén"
_
Termina aquí la liturgia de la Eucaristía.
Esta fase de la misa, verdaderamente dramática,
quizás no es captada por la mayoría de los asistentes.
Cuesta entender que la esencia de la doctrina cristiana, no haya sido en muchas ocasiones debidamente
explicada.
Yo comprendo, que la primera vez que se sigue la
misa de cerca, con intensidad y con interés, queriendo
entender, queriendo saber y queriendo participar en toda
la liturgia de la Eucaristía, puedan aparecer las dudas,
puedan aparecer otras sensaciones...y hasta pueda
aparecer el rechazo.
Sin embargo la semilla está sembrada.
Si vuelves otra vez, y otra, y otra, sentirás que
existe un momento —cuando el sacerdote invoca al
Espíritu Santo, para que el pan y el vino se conviertan en
el Cuerpo y en la Sangre de Cristo— que de verdad te lo
crees.
Ya, nunca más, la misa será una rutina para ti.
_
32
Rito de la Comunión
No ha terminado la conmemoración. Jesús ofreció de
comer el pan (su Cuerpo), y beber el vino (su Sangre), a
sus discípulos.
En la misa, después de ofrecer a Dios Padre el
sacrificio de su Hijo, el sacerdote se prepara para hacernos también a nosotros partícipes de ese sacrificio.
Conmemora así la escena de la Santa Cena, cuando Jesús
reparte el pan (su Cuerpo), y el vino(su Sangre) entre sus
discípulos.
Nosotros debemos saber, aunque nos parezca extraño con la mentalidad actual, que en el protocolo de los
sacrificios de la Antigua Alianza, en todos los sacrificios
ofrecidos a Dios, especialmente corderos, los participantes
podían comer parte del cordero sacrificado.
El mismo protocolo se cumple en la Nueva Alianza,
cuando el cordero sacrificado es el Cordero de Dios. Jesús
nos invita hoy y ahora a la conmemoración de su Cena.
_
Siguiendo la liturgia de la misa, el sacerdote nos
invita ahora, en acción de gracias, a rezar a Dios Padre la
oración que Jesús nos enseñó.
Se reza el Padrenuestro...
Posteriormente se efectúa el rito de la Paz. El sacerdote invoca las palabras de Jesucristo, diciendo:
—Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La
paz os dejo, mi paz os doy", no tengas en cuenta
nuestros pecados, sino la fe de tu iglesia, y conforme a tu
palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
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Y nosotros decimos:
—Amén.
–y nos damos la paz, (ceremonia que todo el mundo
entiende, y que todo el mundo practica efusivamente).
El sacerdote inicia a continuación propiamente el rito
de la comunión, toma la Sagrada Hostia y la parte, rememorando la fracción del pan, y mostrándola a los asistentes dice:
"Cordero de Dios que quitas el pecado del
mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del
mundo, ten piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del
mundo, danos la paz”
_
A continuación el sacerdote
ora en voz baja, y continúa:
“Éste es el cordero de Dios,
Que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor”
_
Posteriormente y junto con los asistentes el sacerdote
añade:
34
“Señor no soy digno
de que entres en mi casa
pero una palabra tuya
bastará para sanarme"
El sacerdote se dispone a comulgar y dice en voz baja:
"El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna", y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Después toma el cáliz y dice igualmente en voz baja:
"La Sangre de Cristo, me guarde para la vida eterna, y
bebe reverente de el cáliz"
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El sacerdote se dispone entonces a repartir el Cuerpo
y la Sangre de Cristo entre los asistentes.
En la ceremonia de la consagración el sacerdote
consagró no sólo la hostia con la que él celebra la ceremonia, sino simultáneamente varias decenas de pequeñas
hostias, que son igualmente consagradas, y que son las
que reparte entre los asistentes.
El vino que representa la Sangre de Cristo, se reparte también cuando el número de asistentes es reducido,
(podemos verlo en algunas bodas).
Cuando el número de asistentes es elevado, por razones obvias se comulga solo con el cuerpo de Cristo.
El sacerdote, se dirige a los asistentes y toma una
pequeña hostia en su mano, la eleva y dice:
“El cuerpo de Cristo "
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Y la introduce en la boca de la persona que comulga, la
cual responde:
—" Amén"
Sólo deben acercarse a comulgar aquellas personas
que crean en Dios, que crean en Jesús, que crean en la
Iglesia de Dios, y que respeten los mandamientos de la
Ley de Dios, y los mandamientos de la Santa Madre
Iglesia.
Jesús nos invita a su Santa Cena, y debemos asistir
limpios de cuerpo y alma. Nadie debería acercarse a
comulgar en situación de pecado mortal.
Posteriormente el sacerdote vuelve al altar, y se
guardan unos minutos de silencio para que el sacerdote y
los asistentes, mediten una vez más, en que han asistido
a la conmemoración de la Cena de Jesús.
El Cuerpo de Cristo permanece como tal en nuestro
interior aproximadamente unos diez minutos, y debemos
aprovechar para darle gracias, contarle nuestras cosas y
pedirle que nos ayude a ser buenos cristianos.
¡Diez minutos de "contacto" directo con Jesús!
El sacerdote vuelve al altar y dice:
—"Oremus"
Seguidamente reza una oración de acción de gracias.
___________
37
Rito de conclusión
El sacerdote extiende las manos hacia los asistentes y
dice: "El Señor esté con vosotros"
Y los asistentes responden: "Y con tu espíritu"
El sacerdote bendice a los asistentes diciendo:
“La bendición de Dios Padre todopoderoso,
Padre Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros"
Los asistentes responden: Amen.
El sacerdote dice:
Podéis ir en paz
Los asistentes responden: Demos gracias a Dios.
El sacerdote besa el altar como al principio y se marcha.
_________
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A MODO DE DESPEDIDA
Ha terminado la misa. Ha terminado la conmemoración
de la Santa Cena de Jesús. Sin embargo Jesús se queda
con nosotros.
Habrás observado que una vez terminada la comunión de los fieles asistentes a la misa, el sacerdote toma
el cáliz con las formas sobrantes, se dirige al sagrario, y
lo deposita en su interior.
Esto se hace desde las primeras celebraciones, para
que el sacerdote pueda cuando sea necesario llevar la
comunión a los enfermos o impedidos no asistentes a la
misa.
Siempre que entres en una iglesia mira muy superficialmente sus adornos, su estructura, o la belleza del
retablo. Mira también muy superficialmente todas las
imágenes. Busca donde está situado el sagrario. Habitualmente suele haber una luz roja, por lo general tenue,
que lo señala.
Si buscabas a Jesús lo encontraras allí, en el sagrario. Te está esperando...
—Puedes darle las gracias por todo lo que te ha concedido, desde que naciste hasta hoy.
—Puedes pedirle que te ayude a resolver tus problemas de familia, tus problemas de trabajo.
—Puedes pedirle que te ayude a comprender a los
demás.
—Puedes pedirle que te ayude a entenderle, a quererle, y a respetarle.
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Siéntate frente al sagrario, e intenta creer que allí
está Jesús, el mismo Jesús que estaba a la mesa y en la
mesa de la celebración de la Eucaristía durante la misa.
¿Te acuerdas?
Al cabo de unos minutos te sentirás mejor.
No lo olvides, Él te está esperando. Puedes visitarle
siempre que quieras, y aunque no dispongas de mucho
tiempo, cuando pases por delante de una iglesia entra y
dedícale unos minutos...
A lo mejor Él puede explicarte mejor que yo lo que
antes me preguntabas: lo que Él puede ofrecerte
mientras vives en este mundo, porque en el otro
mundo la oferta de Dios para ti es —ya te la ha prometido
en la Nueva Alianza— la Vida Eterna.
_
Como te decía al principio, he intentado por medio
de la escritura llegar hasta tí.
Ya sabes: "Al final de la vida nos examinarán del
amor", y para aprender del amor no hay ninguna escuela
mejor, que situarse frente al sagrario y preguntárselo a
Jesús.
Él te va a decir que recuerdes su vida, su actuación
en este mundo y trates de imitarle, y que del mismo
modo trates de imitar también a su madre, la Santísima
Virgen María.
Si has llegado hasta aquí, con tu lectura, me habrás
hecho sin saberlo inmensamente feliz. Quizás he conseguido mi propósito de ayudarte.
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Dicho sea de paso, tú también pudieras hacer lo mismo con otro amigo/a.
No le hables. ¡No te escuchará!, pero si le escribes, a
lo mejor te lee.
______________
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Estos folios se terminaron de escribir en La Navidad del
año 2004, precisamente el Año de la Eucaristía, y han
sido revisados por personas autorizadas para ello.
Son unas reflexiones sobre la Santa Misa, reflexiones que
al final se convirtieron en un auténtico "medicamento"
para el autor, que un mes de Enero, hace dos años, durante la celebración de la Eucaristía en una pequeña
capilla, en un oratorio, pudo "entender" una buena parte
de la "historia de amor entre Dios y la humanidad."
Estas reflexiones ya son tuyas. Te animo a que las amplíes.
¡Ya sabes cómo!
Con todo mi afecto. Tu amigo
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44
Bibliografía:
Arocena, Félix María, Contemplar la Eucaristía Rialp
Bernadot, M.V. De la Eucaristía a la Trinidad Cuadernos Palabra
Cantalamessa,Raniero, La Eucaristía nuestra santificación, Edic
Editores del Catecismo Catecismo de la Iglesia Católica Grafo SA
Escrivá de Balaguer, Josemaría Camino Rialp
Escrivá de Balaguer, Josemaría, Surco Rialp
Escrivá de Balaguer, Josemaría Forja Rialp
Facultad de Teología Navarra Sagrada Biblia Eunsa.
Fernández Carbajal, Francisco, Vida de Jesús Palabra
Hahn, Scott, La cena del Cordero, Patmos.
Hahn, Scott y Kimberly, Roma dulce hogar, Rialp
Philippe, Jacques, La Paz Interior - Patmos.
Martín Descalzo, Vida y Misterio de Jesús de Nazaret, Ed. Síg
Ortiz López, Jesús, Conocer a Dios, Rialp
Sheed Frank J. Teología para todos Palabra.
45
46
ÍNDICE
Introducción
..................................................
3
Dios existe
. ..................................................
5
El Culto a Dios
................................................
9
La Nueva Alianza ...............................................
11
La Iglesia. La Santa Cena ...................................
15
La Santa Misa ...................................................
21
A modo de despedida ..................…….....................
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La mayoría de las fotos han sido obtenidas de diversas páginas de
Internet. A sus desconocidos autores mi especial agradecimiento.
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Nota a la segunda edición.
La primera edición, muy modesta –mil ejemplares- se
agotó lentamente en estos cuatro años.
La mayoría de los ejemplares han sido repartidos entre
los amigos, y los amigos de los amigos, con la intención y
el deseo de hacer apostolado.
Verdaderamente el resultado ha sido de lo más variopinto
pero en todos los casos “positivo”.
Con ese mismo objetivo nace esta segunda edición, que si
es tu deseo podrás obtener por correo electrónico en
formato pdf, pidiéndola a la dirección de correo de la
portada.
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Este libreto es de fácil lectura
Es una historia de amor, una inmensa
historia de amor, entre Dios y la humanidad.
También se incluye otra historia de menor
dimensión, pero muy importante para ti.
El telón de fondo es "El atardecer de la
vida"
Es en este atardecer cuando los humanos
empiezan a sentir de nuevo el contacto de
su Creador.
La historia adquiere especial belleza y
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