EL ROL DE LOS PADRES DE FAMILIA EN LA ESCUELA CATÓLICA ROMULO LÓPEZ SEMINARIO INTRODUCCIÓN • La participación de las familias en la educación es un derecho básico y, como tal derecho, debe llevar aparejada la garantía por parte de los poderes públicos, de hacerlo efectivo de forma constructiva y eficaz. • Existe una amplia evidencia que indica que la participación de las familias en la escuela, además de constituir un derecho y un deber, aporta grandes beneficios, tanto a los estudiantes como a la escuela y a los propios padres y madres. VER VIDEO Indicadores de participación de los padres en la educación, definieron los siguientes cuatro niveles: Indicadores del derecho a la información: ¿Qué información está a disposición de los padres y cuál debe estar de manera obligatoria? ¿La información se adapta a las características de los padres del centro? Indicadores del derecho a elegir: ¿Existe un paisaje diversificado de proyectos de centro? ¿Existen medidas financieras que permitan a los padres elegir escuela? Indicadores del derecho de recurso: ¿Existen mecanismos que permitan ejercer el derecho de recurso? ¿En qué ámbitos? ¿Los mecanismos de recurso son eficaces? Indicadores del derecho de participación: ¿Existen órganos de participación de los padres y cuáles son sus competencias en los diferentes niveles? En los órganos de participación, ¿cuál es el tipo de representación prevista para los padres? ¿El Estado recoge regularmente la opinión de los padres de familia? ¿Existe un procedimiento de formación de los padres de familia? El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define 'participar' como “tener uno parte en una cosa o tocarle algo de ella”. Etimológicamente, apunta al verbo latino participare, que muestra un sentido activo, “tomar parte”, y un sentido causativo, “hacer tomar parte”, lo que vendría a completar la acción de dar con la de recibir en la participación. Así se dibuja otra acepción que es la de 'dar parte, noticiar, comunicar'. El resultado de la participación es 'tener algo en común'. Y si lo que se denomina comunidad surge de la unión de quienes tienen algo en común, la participación resultaría ser una dimensión inseparable de comunidad. La escuela es realmente, o debe ser, una comunidad. La participación requiere querer, saber y poder. Así pues, la motivación es condición necesaria para la participación. Tres ejes motivacionales que están estrechamente relacionados entre sí: El interés subjetivo. Es difícil que alguien se movilice por una causa que desconoce o por un objetivo que no le afecta o no comparte. La satisfacción socio afectiva. No se participa si se siente ignorado o rechazado. Se participa en la medida en que uno se siente miembro y responsable de ese grupo. La percepción de la «rentabilidad». Se participa cuando la propuesta es creíble, cuando se piensa que es útil, que sirve para algo. – Pero no basta con que las personas quieran participar, también es necesario que sepan cómo hacerlo, y para ello necesitan formación. Formación para la tarea, formación para la comunicación y la cohesión, y formación para el funcionamiento organizativo. Es necesario que se den los cauces y mecanismos de participación: estar informados, poder comunicar y contar con espacios y mecanismos que permitan intervenir. En definitiva, es preciso contar con las estructuras organizativas adecuadas. • Crianza de los hijos, que incluye actitudes, valores y prácticas, estilos parentales, tipo de control y relación con los adolescentes. • Relaciones hogar-escuela, que incluyen comunicación con el profesor, participar en eventos del colegio, en voluntariado, participar en grupos de decisión. • Responsabilidad ante los resultados del aprendizaje o ante aquellas actividades del hogar y de la comunidad que promueven el crecimiento social y académico; controlar el progreso académico de los alumnos y tener razonables expectativas de éxito. • La falta de confianza de los profesores en las motivaciones de los padres fomenta actitudes muy negativas en los profesores. • Otra dificultad de directores y de profesores es, en ocasiones, la falta de entendimiento de las diferencias culturales de las familias y el miedo a tratar a los padres. Para ello, se propone: Ayudar a los profesores y padres a «atender y gestionar el poder», a trabajar colaborativamente de igual a igual, sin diferencias de poder. Crear relaciones basadas en la confianza. Las barreras para esta confianza son diversas: 1. desafortunadas primeras impresiones, 2. comunicación pobre, 3. malas experiencias pasadas, 4. falta de interés en la propia familia, en los profesores y en la escuela. Para superar dichas barreras y ganar la confianza, se recomiendan cinco principios, que son: benevolencia, coherencia, competencia, honestidad y apertura. El director debe mostrar respeto, competencia, cuidado e integridad con toda la comunidad escolar, familias y alumnos, y conseguir que los profesores lo asuman. Cabe concluir este apartado afirmando que la participación óptima de los padres en la escuela sigue siendo una «asignatura pendiente». VER VIDEO En este sentido, se propone hablar de participación educativa entendida como: • Una parte de la competencia de padres—capacidad genérica de los padres para educar a sus hijos— que requiere de la adquisición de conocimientos, el desarrollo de actitudes y la ejercitación de determinadas destrezas. • Una competencia que se ha de desarrollar en estrecha colaboración con la escuela, con su profesorado y con su dirección, para compartir con la escuela la tarea de educar a sus hijos. • Una competencia personal específica que se adquiere a lo largo de toda la vida escolar, y cuyos conocimientos, actitudes y destrezas resultan diferentes en función del momento evolutivo del hijo, dentro y fuera de la escuela. La adquisición de conocimientos: Hace referencia a la necesaria capacidad de los padres para informar y ser informado. • Informar sobre: el comportamiento de los hijos en casa; sus necesidades especiales; sus dificultades para el aprendizaje; las tareas escolares y apoyo en casa (ambiente de estudio, control, ayuda, etc.); su carácter y forma de ser; sus expectativas de éxito; la adaptación personal, familiar y escolar; la familia en general, su estilo de convivencia familiar, gustos, reglas y normas de comportamiento, y cultura familiar; la satisfacción con la escuela, y las motivaciones, intereses, capacidades y posibilidades para participar. • Ser informado por el profesor-tutor sobre: el comportamiento de los hijos en clase; el cumplimiento de la normativa del colegio; sus dificultades de aprendizaje; su progreso en los aprendizajes; su adaptación escolar y personal, y los proyectos específicos de convivencia, voluntariado, desarrollo y promoción, entre otros. • Ser informado por el centro sobre: el ideario o proyecto educativo del centro; la normativa y reglamento del centro; las becas y ayudas; los criterios de admisión; los profesores de tus hijos; la atención a necesidades educativas especiales y recursos disponibles; los servicios de que dispone el centro; las competiciones académicas y deportivas; los programas de formación de padres y actividades formativas (conferencias, charlas, cursos, etc.); los cauces de participación en el aula y en el centro (padres encargados de curso, asociación de padres, consejo escolar, etc.), y los procedimientos de evaluación del centro (encuestas de satisfacción). El desarrollo de actitudes: Hace referencia a la necesidad de desarrollar determinadas actitudes que van a posibilitar la participación educativa de los padres, tales como: corresponsabilidad, confianza, respeto, justicia y lealtad, altruismo y solidaridad. Epstein (2011), en su última obra dedicada a la formación de los maestros, basándose en sus años de investigación, confirma seis realidades: Todos los estudiantes tienen familias. Todos los estudiantes y las familias viven en sociedad. Familias y sociedad son importantes en las vidas de los niños y, junto con las escuelas, influyen en el aprendizaje de los estudiantes. Maestros y directores tienen un contacto directo o indirecto con las familias de los estudiantes cada día. Pocos maestros y directores están Existe un amplio consenso y evidencia acumulada Son necesarias más investigaciones y de que los programas y preparados para evaluaciones rigurosas las prácticas de trabajar conjuntamente para mejorar la eficacia colaboración entre con las familias y la de la colaboración escuela, familia y sociedad en la entre familia, escuela y sociedad, bien educación de los niños. diseñadas, benefician a sociedad. los estudiantes, a las familias y a las escuelas. Aunque siempre hay más que aprender, sabemos lo suficiente para implementar investigaciones y programas colaborativos entre escuela, familia y sociedad que impliquen a los padres de forma eficaz para alcanzar el éxito académico de todos los alumnos. Variables En la definición de los perfiles de participación, se han considerado las siguientes dimensiones: • Calidad de la comunicación, • Participación en actividades del centro, • Sentimiento de pertenencia, implicación directa, • Implicación en el Consejo Escolar. Tres son las preguntas: ¿Está asociada la participación familiar con el rendimiento académico? ¿Varían las distintas ¿Qué formas de formas de participación familiar participación familiar están asociadas a un vinculadas al rendimiento mayor rendimiento académico de los académico en función estudiantes? del nivel educativo considerado? LOS INDICADORES CONCRETOS QUE DESCRIBEN LA PARTICIPACIÓN DE LAS FAMILIAS 1. Ayuda con las tareas escolares. 2. Asistencia a reuniones en el centro. 3. Comunicación accesible. 4. Participación en actividades del centro. 5. Sentimiento de pertenencia al centro. RIESGOS Y LÍMITES EN LA COLABORACIÓN DE LA FAMILIAY ESCUELA • El horario de los padres. • Tienen poco tiempo para dedicarle a la educación de sus hijos en la escuela. • La incomodidad que sienten muchos padres con respecto al centro y deciden no acudir. • El temor que puede producir la relación con los docentes . • La creencia de muchos profesores que no es su obligación la de organizar actividades para los padres. • La actitud negativa de muchos maestros a la participación de los padres en la escuela. • La insuficiencia de recursos materiales y personales. Desigualdades y desviaciones en relación familia y escuela: • Olvidar la diversidad de la familia del centro. • No ser consciente de que las actitudes y expectativas de los padres con respecto a la escolarización de sus hijos son distintas. • Algunos padres no se interesan por la institución educativa de sus hijos pero si por la escolarización. • La intención verdadera debe ser integrar a los padres y no imponer en ellas una cultura de forma forzosa. • Imponer un modelo de familia. • A veces en vez de fomentar los recursos los minoraban. • Pensar que la escuela es para los niños y no para los padres. • No siempre los padres que acuden son los esperados. • Los maestros a veces pueden asumir el papel de trabajadores sociales. • Los maestros pueden imponer sus criterios educativos. La edad de los padres y los alumnos. La fractura entre los docentes, los alumnos y padres. Existe también una serie de factores que condicionan esa participación y son: La falta de información de los derechos y deberes de los padres por parte la escuela. Nivel de importancia social de la educación. Nivel socioeconómico y cultural de los participantes. Nivel de formación de los padres. Funcionamiento del programa de intervención. Predisposición al trabajo colaborativo. Las expectativas hacia la participación. Grado de motivación de las familias. Actitudes para facilitar la colaboración de la familia en la escuela: Para conseguir esta colaboración y participación de la familia en la escuela, los docentes deben adoptar las siguientes actitudes: a) Explorar y potenciar los recursos de las familias. b) Muchas veces los padres y madres ponen pretextos para acudir a las reuniones con los profesores por miedo a que se le eche en cara algo que puedan estar haciendo mal con sus hijos. c) Este mismo sentimiento da lugar, en ocasiones, a que los padres defiendan incondicionalmente a sus hijos cuando el maestro les cuente algún problema ocurrido en el aula, negando lo evidente y defendiendo lo indefendible. Actitudes que pueden ayudar a promover la participación de los padres: v Pedir ayudas a los padres. v Escuchar a los padres. v Organizar el tiempo de conversación con los padres. v Convocar a ambos padres. Otorgar a la familia y al menor su papel en el cambio: • Ayudar a los padres a detectar las diferencias. • No aceptar que se atribuya el cambio a algo externo de la familia. • Prestar atención al cambio producido por el menor. • No culpabilizar a los padres de lo que le sucede al menor. • Diferenciar lo urgente y el tiempo en el cambio. • A veces es mejor solucionar problemas menores y conseguir cambios menos urgentes que facilitarán solucionar problemas más urgentes. • Neutralidad frente a las creencias de las familias. • Confianza en las posibilidades de cambio. Proponer actividades en las que puedan participar: • Actividades de colaboración en el aula. • Actividades de colaboración fuera del aula. • Actividades en casa. • Actividades de gestión. GRACIAS