2.1 . el rol de los padres de familia en la escuel…

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EL ROL DE LOS
PADRES DE
FAMILIA
EN LA ESCUELA
CATÓLICA
ROMULO LÓPEZ SEMINARIO
INTRODUCCIÓN
• La participación de las familias en la educación es un
derecho básico y, como tal derecho, debe llevar
aparejada la garantía por parte de los poderes
públicos, de hacerlo efectivo de forma constructiva y
eficaz.
• Existe una amplia evidencia que indica que la
participación de las familias en la escuela, además
de constituir un derecho y un deber, aporta grandes
beneficios, tanto a los estudiantes como a la escuela
y a los propios padres y madres.
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Indicadores de participación
de los padres en la
educación, definieron los
siguientes cuatro niveles:
Indicadores del derecho a la información: ¿Qué información está a disposición
de los padres y cuál debe estar de manera obligatoria? ¿La información se adapta
a las características de los padres del centro?
Indicadores del derecho a elegir: ¿Existe un paisaje diversificado de proyectos de
centro? ¿Existen medidas financieras que permitan a los padres elegir escuela?
Indicadores del derecho de recurso: ¿Existen mecanismos que permitan ejercer
el derecho de recurso? ¿En qué ámbitos? ¿Los mecanismos de recurso son
eficaces?
Indicadores del derecho de participación: ¿Existen órganos de participación
de los padres y cuáles son sus competencias en los diferentes niveles? En los
órganos de participación, ¿cuál es el tipo de representación prevista para los
padres? ¿El Estado recoge regularmente la opinión de los padres de familia?
¿Existe un procedimiento de formación de los padres de familia?
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define 'participar' como
“tener uno parte en una cosa o tocarle algo de ella”.
Etimológicamente, apunta al verbo latino participare, que muestra un sentido
activo, “tomar parte”, y un sentido causativo, “hacer tomar parte”, lo que vendría
a completar la acción de dar con la de recibir en la participación.
Así se dibuja otra acepción que es la de 'dar parte, noticiar, comunicar'.
El resultado de la participación es 'tener algo en común'. Y si lo que se denomina
comunidad surge de la unión de quienes tienen algo en común, la participación
resultaría ser una dimensión inseparable de comunidad.
La escuela es realmente, o debe ser, una comunidad.
La participación requiere querer, saber y poder.
Así pues, la
motivación es
condición
necesaria para
la
participación.
Tres ejes
motivacionales
que están
estrechamente
relacionados
entre sí:
El interés subjetivo. Es difícil que alguien se movilice por una causa que
desconoce o por un objetivo que no le afecta o no comparte.
La satisfacción socio afectiva. No se participa si se siente ignorado o rechazado.
Se participa en la medida en que uno se siente miembro y responsable de ese
grupo.
La percepción de la «rentabilidad». Se participa cuando la propuesta es creíble,
cuando se piensa que es útil, que sirve para algo. – Pero no basta con que las
personas quieran participar, también es necesario que sepan cómo hacerlo, y para
ello necesitan formación. Formación para la tarea, formación para la
comunicación y la cohesión, y formación para el funcionamiento organizativo.
Es necesario que se den los cauces y mecanismos de participación: estar informados,
poder comunicar y contar con espacios y mecanismos que permitan intervenir. En
definitiva, es preciso contar con las estructuras organizativas adecuadas.
• Crianza
de los hijos, que incluye actitudes, valores y
prácticas, estilos parentales, tipo de control y
relación con los adolescentes.
• Relaciones
hogar-escuela,
que
incluyen
comunicación con el profesor, participar en eventos
del colegio, en voluntariado, participar en grupos de
decisión.
• Responsabilidad
ante los resultados del aprendizaje
o ante aquellas actividades del hogar y de la
comunidad que promueven el crecimiento social y
académico; controlar el progreso académico de los
alumnos y tener razonables expectativas de éxito.
• La falta de confianza de los profesores en
las motivaciones de los padres fomenta
actitudes muy negativas en los profesores.
• Otra dificultad de directores y de
profesores es, en ocasiones, la falta de
entendimiento de las diferencias
culturales de las familias y el miedo a
tratar a los padres.
Para ello, se propone:
Ayudar a los profesores y
padres a «atender y gestionar
el
poder»,
a
trabajar
colaborativamente de igual a
igual, sin diferencias de poder.
Crear relaciones basadas en la confianza. Las
barreras para esta confianza son diversas:
1. desafortunadas primeras impresiones,
2. comunicación pobre,
3. malas experiencias pasadas,
4. falta de interés en la propia familia, en los
profesores y en la escuela.
Para superar dichas barreras y ganar la confianza, se
recomiendan cinco principios, que son: benevolencia,
coherencia, competencia, honestidad y apertura.
El director debe mostrar respeto, competencia, cuidado e integridad con toda la comunidad escolar,
familias y alumnos, y conseguir que los profesores lo asuman.
Cabe concluir este apartado afirmando que la participación óptima de los padres en la escuela sigue
siendo una «asignatura pendiente».
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En este
sentido, se
propone
hablar de
participación
educativa
entendida
como:
• Una parte de la competencia de padres—capacidad genérica
de los padres para educar a sus hijos— que requiere de la
adquisición de conocimientos, el desarrollo de actitudes y la
ejercitación de determinadas destrezas.
• Una competencia que se ha de desarrollar en estrecha
colaboración con la escuela, con su profesorado y con su
dirección, para compartir con la escuela la tarea de educar a
sus hijos.
• Una competencia personal específica que se adquiere a lo
largo de toda la vida escolar, y cuyos conocimientos, actitudes
y destrezas resultan diferentes en función del momento
evolutivo del hijo, dentro y fuera de la escuela.
La adquisición de
conocimientos:
Hace referencia a la necesaria capacidad de los padres para informar y ser
informado.
• Informar sobre: el comportamiento de los hijos en casa; sus necesidades especiales; sus
dificultades para el aprendizaje; las tareas escolares y apoyo en casa (ambiente de estudio, control,
ayuda, etc.); su carácter y forma de ser; sus expectativas de éxito; la adaptación personal, familiar y
escolar; la familia en general, su estilo de convivencia familiar, gustos, reglas y normas de
comportamiento, y cultura familiar; la satisfacción con la escuela, y las motivaciones, intereses,
capacidades y posibilidades para participar.
• Ser informado por el profesor-tutor sobre: el comportamiento de los hijos en clase; el
cumplimiento de la normativa del colegio; sus dificultades de aprendizaje; su progreso en los
aprendizajes; su adaptación escolar y personal, y los proyectos específicos de convivencia,
voluntariado, desarrollo y promoción, entre otros.
• Ser informado por el centro sobre: el ideario o proyecto educativo del centro; la normativa y
reglamento del centro; las becas y ayudas; los criterios de admisión; los profesores de tus hijos; la
atención a necesidades educativas especiales y recursos disponibles; los servicios de que dispone el
centro; las competiciones académicas y deportivas; los programas de formación de padres y
actividades formativas (conferencias, charlas, cursos, etc.); los cauces de participación en el aula y
en el centro (padres encargados de curso, asociación de padres, consejo escolar, etc.), y los
procedimientos de evaluación del centro (encuestas de satisfacción).
El desarrollo de actitudes:
Hace referencia a la necesidad de
desarrollar determinadas actitudes que
van a posibilitar la participación
educativa de los padres, tales como:
corresponsabilidad, confianza, respeto,
justicia y lealtad, altruismo y solidaridad.
Epstein (2011), en su última obra dedicada a la formación
de los maestros, basándose en sus años de investigación,
confirma seis realidades:
Todos los
estudiantes tienen
familias. Todos los
estudiantes y las
familias viven en
sociedad. Familias y
sociedad son
importantes en las
vidas de los niños y,
junto con las escuelas,
influyen en el
aprendizaje de los
estudiantes.
Maestros y
directores tienen un
contacto directo o
indirecto con las
familias de los
estudiantes cada día.
Pocos maestros y
directores están
Existe un amplio
consenso y
evidencia acumulada Son necesarias más
investigaciones y
de que los programas y
preparados para
evaluaciones rigurosas
las prácticas de
trabajar conjuntamente
para mejorar la eficacia
colaboración entre
con las familias y la
de la colaboración
escuela, familia y
sociedad en la
entre
familia, escuela y
sociedad, bien
educación de los niños. diseñadas, benefician a
sociedad.
los estudiantes, a las
familias y a las escuelas.
Aunque siempre
hay más que
aprender, sabemos lo
suficiente para
implementar
investigaciones y
programas
colaborativos entre
escuela, familia y
sociedad que impliquen
a los padres de forma
eficaz para alcanzar el
éxito académico de
todos los alumnos.
Variables
En la definición
de los perfiles de
participación, se
han considerado
las siguientes
dimensiones:
• Calidad de la comunicación,
• Participación en actividades del
centro,
• Sentimiento de pertenencia,
implicación directa,
• Implicación en el Consejo Escolar.
Tres son las preguntas:
¿Está asociada la
participación familiar
con el rendimiento
académico?
¿Varían las distintas
¿Qué formas de
formas de
participación familiar participación familiar
están asociadas a un
vinculadas al
rendimiento
mayor rendimiento
académico de los
académico en función
estudiantes?
del nivel educativo
considerado?
LOS INDICADORES CONCRETOS QUE DESCRIBEN LA
PARTICIPACIÓN DE LAS FAMILIAS
1.
Ayuda con las tareas escolares.
2.
Asistencia a reuniones en el centro.
3.
Comunicación accesible.
4.
Participación en actividades del centro.
5.
Sentimiento de pertenencia al centro.
RIESGOS Y LÍMITES EN LA COLABORACIÓN
DE LA FAMILIAY ESCUELA
• El horario de los padres.
• Tienen poco tiempo para dedicarle a la educación de sus hijos
en la escuela.
• La incomodidad que sienten muchos padres con respecto al
centro y deciden no acudir.
• El temor que puede producir la relación con los docentes .
• La creencia de muchos profesores que no es su obligación la
de organizar actividades para los padres.
• La actitud negativa de muchos maestros a la participación de
los padres en la escuela.
• La insuficiencia de recursos materiales y personales.
Desigualdades y
desviaciones en
relación familia
y escuela:
• Olvidar la diversidad de la familia del centro.
• No ser consciente de que las actitudes y expectativas de los padres
con respecto a la escolarización de sus hijos son distintas.
• Algunos padres no se interesan por la institución educativa de sus
hijos pero si por la escolarización.
• La intención verdadera debe ser integrar a los padres y no imponer en
ellas una cultura de forma forzosa.
• Imponer un modelo de familia.
• A veces en vez de fomentar los recursos los minoraban.
• Pensar que la escuela es para los niños y no para los padres.
• No siempre los padres que acuden son los esperados.
• Los maestros a veces pueden asumir el papel de trabajadores
sociales.
• Los maestros pueden imponer sus criterios educativos.
La edad de los padres y los alumnos.
La fractura entre los docentes, los alumnos y padres.
Existe
también una
serie de
factores que
condicionan
esa
participación
y son:
La falta de información de los derechos y deberes de los padres por parte la escuela.
Nivel de importancia social de la educación.
Nivel socioeconómico y cultural de los participantes.
Nivel de formación de los padres.
Funcionamiento del programa de intervención.
Predisposición al trabajo colaborativo.
Las expectativas hacia la participación.
Grado de motivación de las familias.
Actitudes para facilitar la colaboración de
la familia en la escuela:
Para conseguir esta colaboración y participación de la familia en la escuela,
los docentes deben adoptar las siguientes actitudes:
a)
Explorar y potenciar los recursos de las familias.
b)
Muchas veces los padres y madres ponen pretextos para acudir a las
reuniones con los profesores por miedo a que se le eche en cara algo que
puedan estar haciendo mal con sus hijos.
c)
Este mismo sentimiento da lugar, en ocasiones, a que los padres
defiendan incondicionalmente a sus hijos cuando el maestro les cuente
algún problema ocurrido en el aula, negando lo evidente y defendiendo lo
indefendible.
Actitudes que pueden ayudar a promover
la participación de los padres:
v Pedir ayudas a los padres.
v Escuchar a los padres.
v Organizar el tiempo de
conversación con los padres.
v Convocar a ambos padres.
Otorgar a la familia y al menor su papel en el cambio:
• Ayudar a los padres a detectar las diferencias.
• No aceptar que se atribuya el cambio a algo externo de la familia.
• Prestar atención al cambio producido por el menor.
• No culpabilizar a los padres de lo que le sucede al menor.
• Diferenciar lo urgente y el tiempo en el cambio.
• A veces es mejor solucionar problemas menores y conseguir
cambios menos urgentes que facilitarán solucionar problemas
más urgentes.
• Neutralidad frente a las creencias de las familias.
• Confianza en las posibilidades de cambio.
Proponer
actividades
en las que
puedan
participar:
• Actividades de colaboración
en el aula.
• Actividades de colaboración
fuera del aula.
• Actividades en casa.
• Actividades de gestión.
GRACIAS
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