TOMÁS DE AQUINO TEXTO 1 (TOMÁS DE AQUINO: Suma teológica 1 q.1 a.1 y a.8, Madrid: BAC, 1962) 5 10 15 20 25 Artículo 1. Si es necesario que haya una doctrina distinta de las ciencias filosóficas.1 Dificultades. No parece necesario, que exista una doctrina distinta de las ciencias filosóficas. 1. El hombre no debe empeñarse en alcanzar lo que está por encima de su entendimiento, como dice en el Eclesiástico: No busques lo que está por encima de ti. Pero lo asequible a la razón, se enseña suficientemente en las disciplinas filosóficas, y, por consiguiente, parece superfluo que, aparte de éstas, haya otra doctrina. (...) Respuesta. Fue necesario para la salvación del género humano que, aparte de las disciplinas filosóficas, campo de investigación de la razón humana, hubiese alguna doctrina fundada en la revelación divina. En primer lugar, porque el hombre está ordenado a Dios2 como a un fin que excede la capacidad de comprensión de nuestro entendimiento, como se dice en Isaías: «Fuera de ti, ¡oh Dios!, no vio el ojo lo que preparaste para los que te aman.» Ahora bien, los hombres que han de ordenar sus actos e intenciones a un fin deben conocerlo. Por tanto, para salvarse necesitó el hombre que se le diesen a conocer por revelación divina algunas verdades que exceden la capacidad de la razón humana. Más aún, fue también necesario que el hombre fuese instruido por revelación divina sobre las mismas verdades que la razón humana puede descubrir acerca de Dios, porque las verdades acerca de Dios investigadas por la razón humana llegarían a los hombres por intermedio de pocos, tras de mucho tiempo y mezcladas con muchos errores, y, sin embargo, de su conocimiento depende que el hombre se salve, y su salvación está en Dios. Luego para que con más prontitud y seguridad llegase la salvación a los 1 En este texto se justifica la necesidad de que junto a la filosofía exista una ciencia teológica basada en la revelación. Forma parte de la respuesta a la quaestio medieva, cuya estructura era la siguiente: 1) tesis a discutir; 2) razones en contra y a favor; 3) solución; y 4) respuesta a las objeciones. 2 Se parte de un principio indiscutible, evidente, y sobre el que no cabe la menor duda: que el hombre está ordenado a Dios. Diríamos por nuestra parte que comenzar en la Edad Media por un principio tal, era algo tan obvio que negarlo hubiera equivalido a la desintegración de la propia conciencia personal y social de los individuos de aquella época; constituía un principio sobre el que no cabía ningún tipo de discusión. Comentario [JMMEP1]: Planteamiento del problema: si es necesario algún saber distinto de la filosofía. Comentario [JMMEP2]: Repuesta negativa: El filósofo sólo utiliza la razón y sólo puede creer aquello que la razón, por medio de deducciones o demostraciones, le ofrece. No tiene necesidad alguna de luz sobrenatural. 30 35 40 45 50 hombres, fue necesario que acerca de lo divino se les instruyese por revelación divina.3 Por consiguiente, fue necesario que, aparte de las disciplinas filosóficas, en cuya investigación se ejercita el entendimiento, hubiese una doctrina sagrada conocida por revelación. (...) Artículo 5. Si la doctrina sagrada es superior a las otras ciencias. Respuesta. Puesto que esta ciencia es en parte especulativa y en parte práctica, sobrepuja a todas las demás, sean especulativas o prácticas. Se dice que una ciencia especulativa es superior a otra, o en atención a su certeza, o a la dignidad de su materia. Pues bien, por ambos conceptos excede la doctrina sagrada a las otras ciencias especulativas 4. En cuanto a la certeza, porque las otras ciencias la tienen de la luz natural de la razón humana, que es falible, mientras que ésta la toma de la ciencia divina, que no puede engañarse. En cuanto a la dignidad de la materia, porque ésta trata principalmente de cosas que por su elevación sobrepujan la capacidad del entendimiento, y, en cambio, las otras ciencias sólo estudian lo que el entendimiento señorea. Entre las ciencias prácticas es la más noble la que ordena a un fin más elevado, y así la ciencia civil es superior a la militar, porque el bien del ejército se ordena al de la ciudad. Ahora bien, el fin de esta doctrina es la felicidad eterna, a la cual todas las otras ciencias prácticas están subordinadas como a su último fin. Por donde se ve que en todos los aspectos es superior a las demás ciencias. (...) Artículo 8. Si esta doctrina emplea argumentos. Respuesta. Así como las otras ciencias no argumentan para demostrar sus principios5, sino que, basadas en ellos, discurren para demostrar otras verdades que hay en ellas, así tampoco ésta emplea argumentos para demostrar los suyos, que son los artículos de fe, sino que, partiendo de ellos, procede a demostrar otras cosas, como lo hace el Apóstol, el cual, apoyado en 3 Las verdades que se pueden alcanzar por la fe y la razón (por ej. la existencia de Dios y la inmortalidad del alma) son esenciales para la salvación y no todos los hombres las pueden obtener con las meras fuerzas de su razón. Con la mera razón es muy difícil alcanzarlas, habría que ser filósofo o teólogo, y muchos no tienen ni tiempo, ni ganas, ni capacidad para ello. Además, el ejercicio de la razón no es muy fiable puesto que en muchas ocasiones mezcla la falsedad con la verdad, por lo que a muchos les parecerían dudosas verdades realmente ciertas. 4 Tomás de Aquino utiliza más las expresiones “doctrina sagrada” y “doctrina cristiana” que la de “teología” para referirse a toda la enseñanza cristiana relativa a la salvación y que, en último término, descansa en la revelación. Considera que existe un doble orden de verdades relativo a Dios: a) Las que sobrepasan la capacidad de la razón humana (que Dios es uno y trino, por ejemplo); b) Las que pueden ser alcanzadas por la razón natural (como la existencia y la unidad de Dios). Teniendo en cuenta este doble orden de conocimiento se distinguen dos tipos de teología: La teología racional o natural: intenta llegar a Dios a partir de las fuerzas meramente naturales como es la razón; La teología sobrenatural o de la fe o revelada: tiene como fundamento las verdades reveladas y la fe. Sin embargo, en la primera es también importante la fe porque puede orientar a la razón tanto para preservarla de errores como para indicarle el camino que debe seguir y el término al que debe llegar; y en la segunda es importante la razón pues el teólogo puede utilizar esta facultad natural para ordenar y sistematizar los conocimientos, para aclararlos o explicarlos hasta donde sea posible y para defender a la teología de los argumentos contrarios. La teología es la ciencia o conocimiento superior, y ello, por dos razones: por la dignidad de la materia que trata (Dios) y por la certeza que contiene, pues se funda en la luz del propio Dios, que es infalible. Es también sabiduría, y ello en grado sumo, pues la sabiduría es el conocimiento de cada cosa concreta por las causas más altas, y Dios es la causa primera y más alta de todo. 5 Ciencia se dice del conocimiento de conclusiones inferidas por rigurosa demostración de los principios. Las ciencias particulares dan por ciertos estos principios y dejan su demostración a la Metafísica, que es la ciencia primera. La filosofía tiene su punto de partida en los axiomas o primeros principios, es decir, parte de verdades evidentes dentro del “orden natural”. Un axioma es una verdad evidente por sí misma y que, por tanto, no necesita demostración. Ciertos axiomas fundamentales se denominan primeros principios. Ejemplo: principio de contradicción (o de no contradicción), según el cual una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo respecto. La teología sagrada también parte de principios primeros en sus demostraciones, que están demostrados por vía de autoridad (revelados). ¿Cómo demostrar los principios? Si el adversario admite la fe demostrando su revelación; si el adversario no admite la fe, demostrando la inconsistencia de sus argumentos. Comentario [JMMEP3]: 1.Respuesta positiva: Necesidad de la teología revelada (o revelación divina o luz sobrenatural) para la salvación. 2. El hombre orientado a un fin suprarracional: Dios. Si el principio-Dios no se discute, nada mejor para su conocimiento que la palabra expresada en la revelación divina. 3. Por motivos de rapidez y eficacia: el hombre podría haber llegado al conocimiento de Dios, pero si éste se ofrece ya de por sí en la revelación divina, se evitarán errores y se ganará tiempo. Comentario [JMMEP4]: 1.Justificación de la ciencia sagrada como ciencia y el que abarque al resto de las ciencias filosóficas: por dignidad de la materia (divina) y por su infalibilidad pues su verdad proviene de Dios (a diferencia de la falible razón humana) es superior a los demás saberes. 2. No sólo en lo teórico sino también en lo práctico (sabiduría: saber de lo concreto) es superior al proveer del fin más excelso: la felicidad eterna. Conclusión: la razón humana queda sometida a los principios de la razón divina. 55 60 65 70 75 80 85 90 95 100 la resurrección de Cristo, discurre para probar la resurrección de todos nosotros. Pero adviértase que, en las ciencias filosóficas, las inferiores no sólo no prueban sus principios, sino que tampoco discuten con quienes los niegan dejando esto a cargo de otra ciencia superior: y, en cambio, la suprema entre ellas, la metafísica, mantiene controversia con el que niega sus principios, siempre que el adversario admita algo, puesto que, si nada admite, no queda medio de discutir con él; no obstante lo cual, se pueden resolver sus objeciones. Así, pues, como la ciencia sagrada no tiene superior a ella, discute también con quienes niegan sus principios; y si el adversario admite algo de la divina revelación, lo hace argumentando; y por eso empleamos la autoridad de la sagrada doctrina para argüir contra los herejes y utilizamos un artículo de la fe contra los que niegan otro. Claro está que, si el adversario no cree cosa alguna de lo revelado por Dios, no quedan medios para hacerle ver con razones los artículos de fe; pero sí los hay para resolver sus objeciones en caso de que las ponga porque, asentada como está la fe en la verdad infalible y siendo imposible demostrar lo que es opuesto a la verdad, es evidente que las pruebas aducidas contra lo que es de fe no son demostraciones, sino argumentos que tienen solución. Soluciones 1. Si bien los razonamientos del ingenio humano no alcanzan a demostrar las verdades de fe, sin embargo, de los artículos revelados deduce esta doctrina otras verdades, según hemos dicho. Lo que mejor cuadra a esta doctrina es argüir por vía de autoridad, debido a que, como sus principios se toman de la revelación, es necesario creer en la autoridad de aquellos a quienes la revelación se hizo. Mas no por esto sufre menoscabo su autoridad, porque, si bien el argumento apoyado en una autoridad que tiene por base la razón humana es debilísimo, es eficacísimo el que se apoya en una autoridad fundada en la revelación divina. Y, sin embargo, la doctrina sagrada utiliza también la razón humana, no ciertamente para demostrar el dogma, lo cual suprimiría el mérito de la fe, sino para esclarecer otras cosas que esta ciencia enseña; pues como la gracia no anula la naturaleza. sino que la perfecciona, conviene que la razón natural esté al servicio de la fe, lo mismo que la natural inclinación de la voluntad sirve a la caridad; y por esto dice el Apóstol: «Reduciendo a cautividad todo pensamiento en obsequio de Cristo»; y de aquí viene que la doctrina sagrada utilice también la autoridad de los filósofos en lo que por natural esfuerzo alcanzaron de la verdad; y así San Pablo cita esta frase de Arato: «Como dijeron algunos de vuestros poetas, somos raza divina.» Adviértase, sin embargo, que la doctrina sagrada utiliza estas autoridades como argumentos extraños y probables: las de las Escrituras, como argumentos propios y decisivos, y las de los otros doctores de la Iglesia como argumentos propios, pero sólo probables; pues nuestra fe se apoya en la revelación hecha a los apóstoles y profetas que escribieron los libros canónicos, y no en revelaciones que hayan podido hacerse a otros doctores. Por eso dice San Agustín: “Sólo a los libros de la Escritura llamados canónicos aprendí yo a conceder la prerrogativa de creer firmísimamente que ninguno de sus autores erró en lo que escribió. Los otros libros los leo con tal disposición, que, sea cual fuere la ciencia y la autoridad de sus autores, no por ello me muevo a tener por cierto lo que ellos pensaron o escribieron” Comentario [JMMEP5]: 1.Al igual que las otras ciencias no demuestras sus principios, sino que razonan a partir de ellos, la doctrina sagrada tampoco lo hace con los suyos y demuestra otras cosas a partir de ellos: por ej. la resurrección de Cristo a partir de la resurrección de Cristo. 2. La ciencia siempre permite que otras ciencias superiores demuestren un principio y no discute con quien lo niega: la metafísica sí discute siempre que el adversario admita algo y aunque no lo haga se pueden resolver sus objeciones. 3. La ciencia sagrada también discute, siempre que el adversario admita algo de la revelación, y a los argumentos racionales del adversario se puede responder también con argumentos racionales. 4. Ahora, aunque no se le pueda convencer porque no cree, sí se le puede rebatir, porque la ciencia sagrada se sustenta en la verdad revelada que es infalible, y todo lo que es contrario a la verdad no es demostrable. Comentario [JMEP6]: 1. Los razonamientos no demuestran verdades de fe, sino que desde éstas se siguen otras verdades. 2. La teología revelada argumenta por vía de autoridad inmune al desprestigio por provenir de la revelación. 3. La teología revelada acude a la razón no para probar los dogmas (destruiría la fe) sino para esclarecer otras cosas. 4. La teología natural sierva de la fe, ayuda a comprender la fe y por eso es útil lo que los filósofos han llegado a entender de la verdad. 5. Pero las autoridades filosóficas son usadas como argumentos extraños y probables; sólo son decisivos los argumentos de apóstoles y profetas, los de los doctores de la iglesia son propios y probables.