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TOMÁS DE AQUINO
TEXTO 1 (TOMÁS DE AQUINO: Suma teológica 1 q.1 a.1 y a.8,
Madrid: BAC, 1962)
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Artículo 1. Si es necesario que haya una doctrina distinta de las ciencias
filosóficas.1
Dificultades. No parece necesario, que exista una doctrina distinta de las
ciencias filosóficas.
1. El hombre no debe empeñarse en alcanzar lo que está por encima de
su entendimiento, como dice en el Eclesiástico: No busques lo que está por
encima de ti. Pero lo asequible a la razón, se enseña suficientemente en las
disciplinas filosóficas, y, por consiguiente, parece superfluo que, aparte de
éstas, haya otra doctrina. (...)
Respuesta. Fue necesario para la salvación del género humano que,
aparte de las disciplinas filosóficas, campo de investigación de la razón
humana, hubiese alguna doctrina fundada en la revelación divina. En primer
lugar, porque el hombre está ordenado a Dios2 como a un fin que excede la
capacidad de comprensión de nuestro entendimiento, como se dice en Isaías:
«Fuera de ti, ¡oh Dios!, no vio el ojo lo que preparaste para los que te aman.»
Ahora bien, los hombres que han de ordenar sus actos e intenciones a un fin
deben conocerlo. Por tanto, para salvarse necesitó el hombre que se le diesen
a conocer por revelación divina algunas verdades que exceden la capacidad de
la razón humana.
Más aún, fue también necesario que el hombre fuese instruido por
revelación divina sobre las mismas verdades que la razón humana puede
descubrir acerca de Dios, porque las verdades acerca de Dios investigadas por
la razón humana llegarían a los hombres por intermedio de pocos, tras de
mucho tiempo y mezcladas con muchos errores, y, sin embargo, de su
conocimiento depende que el hombre se salve, y su salvación está en Dios.
Luego para que con más prontitud y seguridad llegase la salvación a los
1
En este texto se justifica la necesidad de que junto a la filosofía exista una ciencia teológica basada en la revelación. Forma parte de la respuesta a
la quaestio medieva, cuya estructura era la siguiente: 1) tesis a discutir; 2) razones en contra y a favor; 3) solución; y 4) respuesta a las objeciones.
2
Se parte de un principio indiscutible, evidente, y sobre el que no cabe la menor duda: que el hombre está ordenado a Dios. Diríamos por nuestra
parte que comenzar en la Edad Media por un principio tal, era algo tan obvio que negarlo hubiera equivalido a la desintegración de la propia
conciencia personal y social de los individuos de aquella época; constituía un principio sobre el que no cabía ningún tipo de discusión.
Comentario [JMMEP1]: Planteamiento
del problema: si es necesario algún saber
distinto de la filosofía.
Comentario [JMMEP2]: Repuesta
negativa: El filósofo sólo utiliza la razón y
sólo puede creer aquello que la razón, por
medio de deducciones o demostraciones, le
ofrece. No tiene necesidad alguna de luz
sobrenatural.
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hombres, fue necesario que acerca de lo divino se les instruyese por revelación
divina.3
Por consiguiente, fue necesario que, aparte de las disciplinas filosóficas,
en cuya investigación se ejercita el entendimiento, hubiese una doctrina
sagrada conocida por revelación. (...)
Artículo 5. Si la doctrina sagrada es superior a las otras ciencias.
Respuesta. Puesto que esta ciencia es en parte especulativa y en parte
práctica, sobrepuja a todas las demás, sean especulativas o prácticas. Se dice
que una ciencia especulativa es superior a otra, o en atención a su certeza, o a
la dignidad de su materia. Pues bien, por ambos conceptos excede la doctrina
sagrada a las otras ciencias especulativas 4. En cuanto a la certeza, porque las
otras ciencias la tienen de la luz natural de la razón humana, que es falible,
mientras que ésta la toma de la ciencia divina, que no puede engañarse. En
cuanto a la dignidad de la materia, porque ésta trata principalmente de cosas
que por su elevación sobrepujan la capacidad del entendimiento, y, en cambio,
las otras ciencias sólo estudian lo que el entendimiento señorea.
Entre las ciencias prácticas es la más noble la que ordena a un fin más
elevado, y así la ciencia civil es superior a la militar, porque el bien del ejército
se ordena al de la ciudad. Ahora bien, el fin de esta doctrina es la felicidad
eterna, a la cual todas las otras ciencias prácticas están subordinadas como a
su último fin. Por donde se ve que en todos los aspectos es superior a las
demás ciencias. (...)
Artículo 8. Si esta doctrina emplea argumentos.
Respuesta. Así como las otras ciencias no argumentan para demostrar
sus principios5, sino que, basadas en ellos, discurren para demostrar otras
verdades que hay en ellas, así tampoco ésta emplea argumentos para
demostrar los suyos, que son los artículos de fe, sino que, partiendo de ellos,
procede a demostrar otras cosas, como lo hace el Apóstol, el cual, apoyado en
3
Las verdades que se pueden alcanzar por la fe y la razón (por ej. la existencia de Dios y la inmortalidad del alma) son esenciales para la salvación y
no todos los hombres las pueden obtener con las meras fuerzas de su razón. Con la mera razón es muy difícil alcanzarlas, habría que ser filósofo o
teólogo, y muchos no tienen ni tiempo, ni ganas, ni capacidad para ello. Además, el ejercicio de la razón no es muy fiable puesto que en muchas
ocasiones mezcla la falsedad con la verdad, por lo que a muchos les parecerían dudosas verdades realmente ciertas.
4
Tomás de Aquino utiliza más las expresiones “doctrina sagrada” y “doctrina cristiana” que la de “teología” para referirse a toda la enseñanza
cristiana relativa a la salvación y que, en último término, descansa en la revelación. Considera que existe un doble orden de verdades relativo a Dios:
a) Las que sobrepasan la capacidad de la razón humana (que Dios es uno y trino, por ejemplo);
b) Las que pueden ser alcanzadas por la razón natural (como la existencia y la unidad de Dios).
Teniendo en cuenta este doble orden de conocimiento se distinguen dos tipos de teología:
La teología racional o natural: intenta llegar a Dios a partir de las fuerzas meramente naturales como es la razón;
La teología sobrenatural o de la fe o revelada: tiene como fundamento las verdades reveladas y la fe.
Sin embargo, en la primera es también importante la fe porque puede orientar a la razón tanto para preservarla de errores como para indicarle el
camino que debe seguir y el término al que debe llegar; y en la segunda es importante la razón pues el teólogo puede utilizar esta facultad natural
para ordenar y sistematizar los conocimientos, para aclararlos o explicarlos hasta donde sea posible y para defender a la teología de los argumentos
contrarios.
La teología es la ciencia o conocimiento superior, y ello, por dos razones: por la dignidad de la materia que trata (Dios) y por la certeza que contiene,
pues se funda en la luz del propio Dios, que es infalible. Es también sabiduría, y ello en grado sumo, pues la sabiduría es el conocimiento de cada cosa
concreta por las causas más altas, y Dios es la causa primera y más alta de todo.
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Ciencia se dice del conocimiento de conclusiones inferidas por rigurosa demostración de los principios. Las ciencias particulares dan por ciertos
estos principios y dejan su demostración a la Metafísica, que es la ciencia primera. La filosofía tiene su punto de partida en los axiomas o primeros
principios, es decir, parte de verdades evidentes dentro del “orden natural”. Un axioma es una verdad evidente por sí misma y que, por tanto, no
necesita demostración. Ciertos axiomas fundamentales se denominan primeros principios. Ejemplo: principio de contradicción (o de no
contradicción), según el cual una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo el mismo respecto.
La teología sagrada también parte de principios primeros en sus demostraciones, que están demostrados por vía de autoridad (revelados). ¿Cómo
demostrar los principios? Si el adversario admite la fe demostrando su revelación; si el adversario no admite la fe, demostrando la inconsistencia de
sus argumentos.
Comentario [JMMEP3]: 1.Respuesta
positiva: Necesidad de la teología revelada
(o revelación divina o luz sobrenatural) para
la salvación.
2. El hombre orientado a un fin
suprarracional: Dios. Si el principio-Dios
no se discute, nada mejor para su
conocimiento que la palabra expresada en la
revelación divina.
3. Por motivos de rapidez y eficacia: el
hombre podría haber llegado al
conocimiento de Dios, pero si éste se ofrece
ya de por sí en la revelación divina, se
evitarán errores y se ganará tiempo.
Comentario [JMMEP4]: 1.Justificación
de la ciencia sagrada como ciencia y el que
abarque al resto de las ciencias filosóficas:
por dignidad de la materia (divina) y por su
infalibilidad pues su verdad proviene de
Dios (a diferencia de la falible razón
humana) es superior a los demás saberes.
2. No sólo en lo teórico sino también en lo
práctico (sabiduría: saber de lo concreto) es
superior al proveer del fin más excelso: la
felicidad eterna. Conclusión: la razón
humana queda sometida a los principios de
la razón divina.
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la resurrección de Cristo, discurre para probar la resurrección de todos
nosotros.
Pero adviértase que, en las ciencias filosóficas, las inferiores no sólo no
prueban sus principios, sino que tampoco discuten con quienes los niegan
dejando esto a cargo de otra ciencia superior: y, en cambio, la suprema entre
ellas, la metafísica, mantiene controversia con el que niega sus principios,
siempre que el adversario admita algo, puesto que, si nada admite, no queda
medio de discutir con él; no obstante lo cual, se pueden resolver sus
objeciones. Así, pues, como la ciencia sagrada no tiene superior a ella, discute
también con quienes niegan sus principios; y si el adversario admite algo de la
divina revelación, lo hace argumentando; y por eso empleamos la autoridad de
la sagrada doctrina para argüir contra los herejes y utilizamos un artículo de la
fe contra los que niegan otro. Claro está que, si el adversario no cree cosa
alguna de lo revelado por Dios, no quedan medios para hacerle ver con
razones los artículos de fe; pero sí los hay para resolver sus objeciones en
caso de que las ponga porque, asentada como está la fe en la verdad infalible y
siendo imposible demostrar lo que es opuesto a la verdad, es evidente que las
pruebas aducidas contra lo que es de fe no son demostraciones, sino
argumentos que tienen solución.
Soluciones 1. Si bien los razonamientos del ingenio humano no alcanzan
a demostrar las verdades de fe, sin embargo, de los artículos revelados deduce
esta doctrina otras verdades, según hemos dicho.
Lo que mejor cuadra a esta doctrina es argüir por vía de autoridad,
debido a que, como sus principios se toman de la revelación, es necesario
creer en la autoridad de aquellos a quienes la revelación se hizo. Mas no por
esto sufre menoscabo su autoridad, porque, si bien el argumento apoyado en
una autoridad que tiene por base la razón humana es debilísimo, es eficacísimo
el que se apoya en una autoridad fundada en la revelación divina.
Y, sin embargo, la doctrina sagrada utiliza también la razón humana, no
ciertamente para demostrar el dogma, lo cual suprimiría el mérito de la fe, sino
para esclarecer otras cosas que esta ciencia enseña; pues como la gracia no
anula la naturaleza. sino que la perfecciona, conviene que la razón natural esté
al servicio de la fe, lo mismo que la natural inclinación de la voluntad sirve a la
caridad; y por esto dice el Apóstol: «Reduciendo a cautividad todo pensamiento
en obsequio de Cristo»; y de aquí viene que la doctrina sagrada utilice también
la autoridad de los filósofos en lo que por natural esfuerzo alcanzaron de la
verdad; y así San Pablo cita esta frase de Arato: «Como dijeron algunos de
vuestros poetas, somos raza divina.»
Adviértase, sin embargo, que la doctrina sagrada utiliza estas
autoridades como argumentos extraños y probables: las de las Escrituras,
como argumentos propios y decisivos, y las de los otros doctores de la Iglesia
como argumentos propios, pero sólo probables; pues nuestra fe se apoya en la
revelación hecha a los apóstoles y profetas que escribieron los libros
canónicos, y no en revelaciones que hayan podido hacerse a otros doctores.
Por eso dice San Agustín: “Sólo a los libros de la Escritura llamados canónicos
aprendí yo a conceder la prerrogativa de creer firmísimamente que ninguno de
sus autores erró en lo que escribió. Los otros libros los leo con tal disposición,
que, sea cual fuere la ciencia y la autoridad de sus autores, no por ello me
muevo a tener por cierto lo que ellos pensaron o escribieron”
Comentario [JMMEP5]: 1.Al igual que
las otras ciencias no demuestras sus
principios, sino que razonan a partir de
ellos, la doctrina sagrada tampoco lo hace
con los suyos y demuestra otras cosas a
partir de ellos: por ej. la resurrección de
Cristo a partir de la resurrección de Cristo.
2. La ciencia siempre permite que otras
ciencias superiores demuestren un principio
y no discute con quien lo niega: la
metafísica sí discute siempre que el
adversario admita algo y aunque no lo haga
se pueden resolver sus objeciones.
3. La ciencia sagrada también discute,
siempre que el adversario admita algo de la
revelación, y a los argumentos racionales
del adversario se puede responder también
con argumentos racionales.
4. Ahora, aunque no se le pueda convencer
porque no cree, sí se le puede rebatir,
porque la ciencia sagrada se sustenta en la
verdad revelada que es infalible, y todo lo
que es contrario a la verdad no es
demostrable.
Comentario [JMEP6]: 1. Los
razonamientos no demuestran verdades de
fe, sino que desde éstas se siguen otras
verdades.
2. La teología revelada argumenta por vía
de autoridad inmune al desprestigio por
provenir de la revelación.
3. La teología revelada acude a la razón no
para probar los dogmas (destruiría la fe)
sino para esclarecer otras cosas.
4. La teología natural sierva de la fe, ayuda
a comprender la fe y por eso es útil lo que
los filósofos han llegado a entender de la
verdad.
5. Pero las autoridades filosóficas son
usadas como argumentos extraños y
probables; sólo son decisivos los
argumentos de apóstoles y profetas, los de
los doctores de la iglesia son propios y
probables.
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