Capítulo 3 LA GUERRA CIVIL DE 1913

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Hans Werner Tobler
financiera." Aunque Madero abandonó la política porfirista unilateralmente probritánica y evitó implantar una política económica nacionalista
a expensas de las empresas estadunidenses en México, la relación entre
ambos países empezó a deteriorarse a partir de la primavera de 1912.
Ciertamente, tampoco el nuevo gobierno mexicano había cumplido con
las expectativas del gobierno estadunidense y de empresarios norteamericanos, acerca de un apoyo más decidido a sus intereses económicos. Sin
embargo, la principal acusación contra el presidente era que no lograba
dominar los disturbios en el interior, los levantamientos, las huelgas y las
manifestaciones contra Estados Unidos. En resumen, "pese a sus tendencias conservadoras" Madero no les parecía el hombre indicado para
"reinstaurar el sistema implantado por el general Díaz"."
En cambio, los conservadores esperaban que tal retorno a condiciones
porfiristas pudiese realizarse mediante un régimen militar. El 9 de febrero
de 1913 una parte de las tropas encabezadas por los generales Bernardo
Reyes y Félix Díaz, anteriormente liberados de la cárcel, se sublevó contra
Madero, quien encargó el mando de las tropas aún leales de la capital al
general Victoriano Huerta. Durante los siguientes diez días de sangrientas
luchas, conocidos como la Decena Trágica y que causaron muchas víctimas sobre todo entre la población civil, Huerta y Díaz se aliaron en secreto
para derrocar al gobierno, con el apoyo activo del embajador Wilson. El
18 de febrero, Madero y su vicepresidente José María Pino Suárez fueron
detenidos por los militares, obligándolos a renunciar; U nos días más tard .
fueron asesinados, pese a todas las promesas de respeto a sus vidas
expresadas por los nuevos mandatarios." En contra de las expectativas el •
los enemigos de Madero de que el régimen de Huerta impondría una
restauración neoporfirista, el golpe militar de febrero de 1913 no estabilizó la situación política y social, sino que desencadenó la segunda fase
de la Revolución Mexicana, que determinaría mucho más profundamenl
el curso del posterior desarrollo de México.
47 Cf Friedrich Katz, "Mexiko und die Erdiilpolitik in den Jahren 1876 bi~ 1913", ou
Lateinamerika zwischen Emanzipation und Imperialismus, /810-1960, Berhn Oricntnl,
1961, pp. 211-233; Kenneth J. Grieb, "Standard Oil and the Financing of the Mexi '1111
Revolution", en California Historical Society Quarterly, 1971II, pp. 59-71.
48 Katz, Deutschland, p. 187.
49 Cf Ross, Francisco 1.Madero, pp. 293-340; Cumberland, Genesis, pp. 229-243. Reyes
murió el primer día del alzamiento.
Capítulo 3
LA GUERRA CIVIL DE 1913-1914 Y LA CAÍDA
DEL RÉGIMEN HUERTISTA
A pesar de que Huerta se esforzó por dar un matiz seudolegal al cambio
de poder ocurrido en febrero de 1913, su régimen no logró obtener el pleno
reconocimiento diplomático del extranjero ni el sometimiento de todos
los estados del país. Ciertamente el embajador estadunidense, Henry Lane
Wilson, había intentado por todos los medios lograr el reconocimiento
inmediato del nuevo gobierno por parte de Estados Unidos después del
golpe, pero el saliente gobierno de Taft no quería dar un. paso de ta~
importancia a esas alturas, y el nuevo presidente Woodrow W ilson mostro
no estar dispuesto a reconocer oficialmente el régimen de Huerta. Aunque
la gran mayoría de los estados de la república aceptó la nueva situación
de poder, dos estados del norte, Coahuila y Sonora, se neg~ron a reconocer
al nuevo gobierno. Sobre todo la noticia del secreto asesmato de Madero
y Pino Suárez dio un fuerte impulso a la oposición ~ontra. el régimen
huertista. Entonces no sólo empezó a organizarse la resistencia estatal en
Coahuila y sobre todo en Sonora, también grupos espontáneos de rebeldes
empezaron a formarse de nuevo en el norte, mientras que en el sur los
zapatistas pronto emprendieron la lucha contra Huerta.'
. .
En muy poco tiempo se puso de manifiesto que la nueva guerra Civil
iniciada en marzo de 1913 adquiriría mayores dimensiones y tendría
I
Cf Cumberland, Mexican Revolution. The Constitucionalist
249
Years, pp. 11-57.
,
250
Hans Werner Tobler
consecuencias políticas y sociales más trascendentes que el levantamiento
maderista de 1910-1911. No sólo Huerta estaba decidido a llevar a cabo
con todos los medios disponibles la campaña contra los constitucionalistas
en el norte y los zapatistas en el sur, también la coalición formada en su
contra había aprendido la lección del fracaso al que llevó la transigente
política de Madero y estaba resuelta a derrocar el gobierno de Huerta.
Además, pretendía destruir el ejército federal y eliminar la burocracia, las
dos instituciones "porfiristas" que en gran medida fueron responsables del
cambio de poder casi sin contratiempos de Madero a Huerta. Bajo estas
circunstancias había que esperar una larga y enconada guerra civil. Sin
duda la consecuencia más importante a largo plazo de la nueva guerra
civil, decisiva para el curso posterior de la revolución, fue la formación
de fuertes ejércitos revolucionarios en el norte. De ellos surgió -también
desde el punto de vista social- una nueva élite revolucionaria formada
por sus comandantes militares.
La importancia fundamental del ejército revolucionario mexicano, no
sólo como instrumento militar para la caída del régimen huertista sino,
sobre todo, como la principal organización social y política de base del
movimiento revolucionario, resultó del carácter peculiar de esta revolución. A diferencia de las revoluciones europeas desde fines del siglo XVIII
hasta la Revolución rusa de 1917, en México la capital (y las masas
urbanas en general) sólo desempeñó un papel menor. Aquí la revolución
fue decidida por acciones militares que tuvieron lugar lejos de la capital.
Típicas organizaciones revolucionarias urbanas como clubes, partidos,
organizaciones de base ("soviets"), etcétera, por lo tanto fueron de poca
importancia en las fases decisivas de la revolución y los tribunos del
pueblo, intelectuales, oradores y agitadores populares pasaron respectivamente a un segundo plano frente a los jefes militares.
Para esto resulta del todo posible decir que el movimiento revolucionario mexicano en realidad adquirió su estructura política y social sólo a
través de la institución del ejército, siendo que aquí el término "ejército"
abarca, por cierto, formaciones muy diferentes: desde el pequeño grupo
independiente de rebeldes armados, encabezado por un líder reconocido
sólo a nivel local, hasta las divisiones y los "cuerpos de ejército" bien
organizados y jerárquicos del ejército del norte. A este respecto, fue de
gran relevancia el hecho de que este ejército tendía a independizarse como
La guerra civil de 1913-1914
251
organización, creando así en gran medida su propia raison d'étre, proceso
que se vio favorecido en el norte por la vaguedad de los objetivos reformistas. En vez de una cohesión de las organizaciones revolucionarias
lograda por una común voluntad de cambio, como en el caso de los zapatistas del sur, los principales factores de integración dentro de los
ejércitos revolucionarios del norte eran la lógica interna de organización
militar y, sobre todo, la dinámica propia de acciones militares desencadenada en la guerra civil. Las estrechas relaciones personales entre el
comandante y su gente, características de la organización militar, además
coincidían en alto grado con la ya mencionada disposición psicológica de
muchos soldados de estos ejércitos del norte, así como con su falta de
ideas políticas orientadoras. En tanto que el ejército lograba triunfos
militares y cumplía con la importante función económica de asegurar la
subsistencia de sus soldados -ya fuera por paga regular o por la posibilidad de saqueo-- no requería de mayor justificación para su existencia.
Sin embargo, dichas circunstancias implicaban al mismo tiempo un bajo
grado de movilización política independiente de los soldados revolucionarios, que al fin y al cabo sólo ejercieron poca influencia sobre el transcurso de la revolución.'
.
El surgimiento de poderosos ejércitos revolucionarios en el norte
también modificó de manera permanente la composición de la élite
revolucionaria. Al formarse un ejército revolucionario fuerte y bien
organizado naturalmente aumentaba el peso político de sus comandantes,
que desde el punto de vista social se distinguían con claridad de los
notables maderistas. La organización y dirección de las tropas revolucionarias requería de nombres que gozaban de prestigio local y que con
2 Con más claridad aún que en las tropas constitucionalistas,
esta falta de orientación
política se muestra en la gente de Orozco, que después del golpe de febrero terminaron
uniéndose al ejército de Huerta. La lealtad personal de estas tropas las hacía manipulables a
un grado que se aprecia en un interesante informe de Durango del 24 de febrero de 1913, o
sea, inmediatamente después del golpe huertista, al Departamento de Estado norteamericano:
"Cheché Campos se ha acantonado con los aproximadamente 1 200 hombres de su banda de
rebeldes en el rancho Refugio, pocas millas al oeste de la ciudad de Lerdo, Durango. Hizo
llegar al jefe político de Lerdo el mensaje de que aguarda instrucciones del general Orozco
y en caso de que éste lo ordene, con gusto abandonará las armas y ayudará a combatir al
bandidaje en la región. Dicen que Benjamín Argumedo, el Indio Mariano, Galaviz y otros
líderes rebeldes esperan las órdenes de Cheché Campos, de manera que la decisión de Orozco
es de enorme importancia para la situación del lugar y la población la espera con gran
impaciencia y bastante preocupación." NAW, M 274, r. 24, 812.00/6733.
252
Hans Wemer Tobler
frecuencia además ocupaban posiciones de mando locales. Por otra parte,
debían estar suficientemente ligados al pueblo para llevar a cabo las tareas
prácticas del reclutamiento y la creación de un ejército rebelde. No
sorprende, por lo tanto, que los líderes militares del norte provinieran de
un medio social bastante homogéneo, en particular del estrato medio bajo
rural y urbano. Siendo pequeños comerciantes y rancheros independientes, pero también empleados, maestros, etcétera, algunos de ellos ya
habían participado en el levantamiento maderista, sin haber pasado de
posiciones políticas subalternas durante el gobierno de Madero. En el
curso de la guerra civil de los años 1913-1914 se les ofreció ahora por
primera vez la oportunidad de ascender en poco tiempo a posiciones
influyentes de importancia nacional, mediante una exitosa carrera militar.
Esto, sin embargo, exigía suplantar a las viejas clases dirigentes porfiristas
y huertistas en el gobierno, la administración y el ejército. Aunque sólo
fuera por esta razón, transigir con la vieja élite en el poder, como lo había
hecho el maderismo, era imposible para los nuevos líderes de la revolución.
La oposición contra Huerta empezó a formarse, como ya se mencionó,
después del sangriento golpe encabezado por el general. En ella pronto destacó como líder político del movimiento el gobernador del estado de
Coahuila, Venustiano Carranza, que no sólo hizo condenar el golpe huertista
mediante una resolución oficial del parlamento de su estado, sino además
emprendió de inmediato la tarea de formar el núcleo de un frente antihuertista con base en las tropas del estado.' No obstante, en el terreno militar
Carranza tuvo que ceder pronto a la superioridad del ejército federal en
Coahuila, pero ello no impidió que el 26 de marzo de 1913, en el Plan de
Guadalupe, se proclamara jefe del Ejército Constitucionalista." Carranza
derivó este derecho político del hecho de ser -en su calidad de gobernador
electo-- el más alto representante político del "orden constitucional" dentro
de la oposición contra Huerta. El restablecimiento de este orden era, por lo
demás, el objetivo principal del movimiento constitucionalista encabezado
por Carranza.
Al igual que Madero, Carranza provenía del estado fronterizo de
Coahuila, en el noreste del país, pero, a diferencia de él, había realizado
Constitutionalist Years, pp. 17-22.
Cumberland, pp. 70 Y 71.
3 Cumberland,
4
La guerra civil de 1913-1914
253
una exitosa carrera como político de provincia en el Porfiriato, la cual le
hizo recorrer todos los escalones, desde presidente municipal de Cuatro
Ciénagas hasta senador de su estado y, finalmente, gobernador interino.
Puede excluirse pues una oposición fundamental de Carranza contra el
sistema porfirista de poder. En 1909 Carranza presentó su candidatura
para gobernador de Coahuila, pero sus estrechas relaciones con Bernardo
Reyes se convirtieron en una grave hipoteca política en la crítica situación
anterior a las elecciones presidenciales. Porfirio Díaz se opuso a su candidatura, y su consiguiente derrota en las elecciones para gobernador
probablemente fue la principal causa de su adhesión al movimiento
rnaderista de 1910-1911. Como era de esperarse, después del triunfo del
alzamiento maderista Carranza finalmente terminó por ser gobernador de
su estado de origen."
Considerando su carrera política y su posición social de terrateniente
mediano dedicado sobre todo a la ganadería, Carranza pertenecía al
círculo de notables que había integrado la élite maderista. Al contrario de
Madero, en el terreno político no obstante siempre había abogado por
medidas eficientes contra la vieja élite de poder porfirista. Con mayor
claridad que el presidente derrocado reconoció los peligros de un golpe
de Estado para el que en particular se ofrecía el ejército." Con su rechazo
decidido de toda transigencia política con el régimen huertista, Carranza,
entonces de 54 años, coincidió del todo con la mayoría de los líderes
..militares del norte que en la primavera y el verano de 1913 se unieron al
movimiento constitucionalista. En sus ideas sociopolíticas, en cambio, el
conservador gobernador de Coahuila no se distinguía mucho de Madero.
Así pues, la posterior retórica social progresista de Carranza, o ciertas
5
Acerca de la carrera prerrevolucionaria
de Carranza, véase Alfredo Breceda,
DOIl
Venustiano Carranza, rasgos biográficos escritos en 1912, México, 1930, pp. 7 Y ss, Desgraciadamente aún no existe una amplia y bien documentada biografía de Carranza. Unas
cuantas referencias a su posición social y económica pueden encontrarse en Bernardino Mena
Brito, Ocho diálogos con Carranza, México, 1933; y en la ubicación claramente anticarrancista de Clodoveo Valenzuela y Amado Chaverri Matamoros, Sonora y Carranza, México,
1921, pp. 372 Y 373.
6 Acerca de la crítica de Carranza contra las concesiones políticas de Madero a
consecuencia del acuerdo de Ciudad Juárez, véase el cap. 1 de la segunda parte, p. 220. Al
igual que Maytorena, gobernador de Sonora, Carranza solicitó una y otra vez a Madero que
se reforzaran las tropas estatales, independientes del ejército regular. Cf Aguilar Camín, La
frontera, p. 266.
254
Hans Wemer Tobler
iniciativas de legislación, no derivaron tanto de sus ideas personales, sino
más bien fueron adaptaciones tácticas a los rápidos cambios en las
constelaciones de poder. Sin embargo, su posición sociopolítica conservadora se mostró claramente en la concepción del Plan de Guadalupe, en
el que se limitaba a exigir la restauración del orden",constitucional,
excluyendo deliberadamente cualquier postulado de mayor trascendencia
para una reforma económica y social.'
En el curso de los meses siguientes Carranza consiguió afianzar su
autoridad como jefe supremo del movimiento constitucionalista. No
obstante, su función se restringió en particular a la de líder político, que
sólo ejercía una influencia indirecta sobre las actividades militares en las
tropas constitucionalistas, decisivas en aquel entonces. En este terreno la
iniciativa recaía más bien en las organizaciones militares regionales, cuyo
carácter se examinará con más detalle a continuación.
A este respecto los dos movimientos más importantes del norte, el
constitucionalista de Sonora y el encabezado por Villa en Chihuahua,
ocupan el centro de la atención. No sólo recayó en ellos el peso militar
decisivo en la guerra civil contra el ejército de Huerta: los movimientos
revolucionarios de Sonora y Chihuahua representan además dos tipos de
"modelo insurreccional" (Aguilar Camín) muy diferentes, que abarcan
todo el espectro de movilización revolucionaria en el norte.
7 Según un informe de Francisco Múgica, quien en ese entonces pertenecía como joven
capitán a los constitucionalistas de la primera hora, Carranza había rechazado incluir en el
Plan de Guadalupe planteamientos hechos por jóvenes oficiales para una reforma social y en
parte también agraria, con el argumento de que tal medida sólo serviría para despertar
la oposición de círculos poderosos. De esta manera, se alargaría innecesariamente la lucha
definitiva contra el usurpador Huerta. Cf. Silva Herzog, La révolution, pp. 141 Y ss. Acerca
de la negativa de Carranza de incluir la reforma social en los propósitos del movimiento
constitucionalista, véase también Memorias de don Adolfo de la Huerta, según su propio
dictado. Transcripción y comentarios del Lic. Roberto Guzmán Esparza, México, 1957.
pp. 66 Y ss.; Yla entrevista con el general Gustavo Salinas, del 14 de julio de 1961, Archivo
Sonoro, INAH.
La guerra civil de 1913-1914
255
La formación del movimiento revolucionario
constitucionalista en Sonora
El estado fronterizo de Sonora, en el noroeste del país, tuvo una importancia particular en la Revolución Mexicana. Aunque es cierto que la
dirección política tanto del levantamiento maderista de 1910-1911 como
del movimiento constitucionalista de 1913-1914 estaba en manos de
hombres de Coahuila y las unidades militares más fuertes surgieron en
Chihuahua, no cabe duda de que a largo plazo la influencia decisiva sobre
el curso de la Revolución Mexicana partiría de un círculo de líderes
revolucionarios sonorenses, que lograron monopolizar en gran medida el
poder político a nivel nacional en la década de los veinte y a principios
de los treinta. Desde este punto de vista resulta particularmente revelador
estudiar con más detalle el contexto específico de la revolución en Sonora,
sus antecedentes, carácter-y repercusiones nacionales.
Las características generales del desarrollo socioeconómico del norte
de México durante el Porfiriato, descritas en la primera parte, corresponden también en alto grado a Sonora. El acelerado cambio social y económico, que contrastaba con la inmovilidad de la estructura de poder, fue
aquí ante todo consecuencia de enormes inversiones estadunidenses en
las minas de cobre, la agricultura y la ganadería. Este auge económico no
sólo llevó a un crecimiento general de la población, sino también a una
diferenciación social mucho más acentuada de la sociedad sonorense, que
en las zonas agrícolas del altiplano central y del sur. Así, la proporción de
mineros en la población económicamente activa aumentó del nueve al 12
por ciento entre 1877 y 1910, pero sobre todo se desarrolló a un ritmo
acelerado el sector terciario, es decir, el pequeño comercio, las firmas
aduaneras y de exportación e importación, las empresas de transportes,
los restaurantes y las cantinas, los bancos y las escuelas. Esta era la base
económica de una clase media nada insignificante, que llegaría a desempeñar un papel cada vez de mayor importancia en la dirección de la
revolución sonorense."
8 Sobre el desarrollo de Sonora durante el Porfiriato, véase Héctor Aguilar Camín, La
frontera nómada: Sonora y la Revolución Mexicana, pp. 19-124. La siguiente exposición
acerca de los comienzos de la revolución en Sonora se basa principalmente en el excelente
studio de este autor.
256
Hans Wemer
Toblcr
Mientras que en el levantamiento maderista en Sonora la dirección
polí~ica fue a~~mida por el latifundista liberal José María Maytorena, entre
los líderes militares del alzamiento se destacaron -junto con hacendados
en oposición al régimen, como los hermanos Morales, que se colocaron a
la cabeza de sus peones armadossobre todo miembros de la clase
m~dia. Al sur del estado, por ejemplo, el ambicioso agricultor Benjamín
HIlI, síndico del municipio de Navojoa y decidido partidario de Madero
dirigió una tropa de rebeldes, a la vez que en el norte, Salvador Alvarado,
Rafael Romero y Juan Cabral se alzaron bajo la bandera del maderismo.
Al principio Alvarado había sido empleado en una farmacia, y posteriormente se independizó en este ramo en Cananea. Romero también se había
ocupado en el pequeño comercio en ese centro minero del norte, mientras
que Cabral, a su vez, había sido cajero en una maderería.?
Tras la renuncia de Porfirio Díaz, Sonora fue uno de los estados del
norte que experimentaron un cambio de personal de mayor alcance en el
gobierno y la administración. Aunque ahí ciertamente fue elegido gobernador un representante típico de los notables maderistas, Maytorena,
varios jefes militares maderistas empezaron a imponerse a nivel municipal
y ~e distrito. Así, por ejemplo, Hill se convirtió en prefecto político de
Anzpe, Romero tomó cargo de la misma función en Hermosillo, mientras
que Alvarado y Cabral recibieron puestos de mando en las tropas estatales
recién creadas con los maderistas irregulares. 10 De esta manera, durante
la presidencia de Madero se formó en Sonora una nueva clase dirigente po.líti~~ y milita,r de homines no vi -también en un sentido social- que
al pnncipio todavía no ocupaban realmente posiciones políticas de punta,
pero sí consiguieron crear una fuerte base local y regional que después
del golpe huertista les permitió determinar en creciente medida el destino
polí!ico de s~nora. A este gr~po también se aunaron maderistas, que
debían su naciente carrera política a una actividad civil y no militar, como
fue el caso, por ejemplo, de Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles;
ambos llegarían más tarde a ocupar el cargo presidencial. De la Huerta,
que provenía de una respetada familia sonorense, al terminar sus estudios
intentó vivir primero como cantante, luego trabajó como contador en un
banco, para ascender finalmente a administrador de una gran curtiduría.
La guerra
civil de
10
Idem., p. 177.
257
A los 30 años, en 1911, como colaborador de Maytorena dio inicio a su
carrera política, que lo condujo primero como diputado al parlamento del
estado. Plutarco Elías Calles, que junto a Obregón se convertiría en la
figura dominante de la política mexicana en los años veinte y a principios
de los treinta, comenzó su carrera en el año 1911 bajo Maytorena, a la
edad de 24 años, como jefe de policía en la importante ciudad fronteriza
de Agua Prieta."
Calles nació en 1887; fue hijo natural de un rico hacendado, pero pasó
su juventud en circunstancias sociales muy humildes, después del casamiento de su madre con un fondero. Luego de trabajar por corto tiempo
como maestro de primaria, Calles se ocupó en diversas actividades,
principalmente como pequeño comerciante, administrador de una hacienda de su padre natural, socio en un pequeño molino, gerente de un hotel
y empleado de gobierno de bajo nivel. En todas estas áreas se le negó un
éxito contundente. Sólo su nueva función como jefe de policía de Agua
Prieta le ofreció la oportunidad de desarrollar sus grandes talentos administrativos y de organización.
Sin embargo, la nueva clase dirigente política y militar de Sonora no
se componía tan sólo de este círculo de convencidos maderistas. También
ingresaron en ella hombres que casi no habían luchado por la causa
maderista, pero que bajo Maytorena sacaron provecho de la suplantación
política de eminentes porfiristas. Álvaro Obregón, quién más tarde sería
el indiscutible jefe de los líderes revolucionarios de Sonora, entró a la vida
política de esta manera, cuando fue elegido presidente municipal de
Huatabampo, en septiembre de 1911.12
Obregón nació en 1880, el último de 18 hermanos, en la hacienda Siquisiva del distrito sonorense de Álamos. Huérfano de padre, creció en
apremiantes condiciones materiales. Recibió una educación escolar más
bien rudimentaria. Puesto que una pequeña propiedad agrícola que originalmente pertenecía a la familia al parecer no pudo conservarse, Obregón,
cuya gran capacidad para el aprendizaje autodidáctico es destacada por
todos sus biógrafos, desde joven se vio obligado a ejercer diferentes ocupaciones, sobre todo aquellas en las que podía hacer uso de sus habilidades
11 Idem.,
9 Aguilar Camín, pp. 21-22, 35, 85 Y 86,122.
1913-1914
pp. 85 Y 86. Véanse pp. 180 Yss. acerca del origen y la temprana carrera de Calles.
Sobre la biografía temprana de Obregón y los antecedentes de su elección para
presidente municipal, véase Aguilar Camín, pp. 222-232.
12
258
II~
Hans Wemer Tobler
técnicas para subsistir. Era joven aún cuando llegó a administrador de un
pequeño molino de granos, pero renunció al puesto y trabajó como
empleado en un ingenio azucarero del vecino estado de Sinaloa, para
finalmente probar suerte como vendedor ambulante de una fábrica de
calzado en la zona fronteriza entre Sonora y Sinaloa. La meta de Obregón,
sin embargo, era convertirse en agricultor independiente. A principios del
siglo se estableció en Huatabampo, en la fértil región de los mayos, donde
para comienzos de la revolución había logrado establecer una explotación
agrícola mediana de varios cientos de hectáreas de extensión. Obregón
encarnaba, por lo tanto, al ranchero ambicioso con éxito económico que
obviamente no deseaba arriesgar su posición recién adquirida tomando
parte en el movimiento maderista de oposición. A semejanza de Calles,
Obregón también tenía lazos de parentesco con las viejas familias de
hacendados sonorenses, lo que posiblemente haya contribuido a formar
sus concepciones posteriores, más bien conservadoras, acerca de la política agraria. 13
El verdadero punto de partida para la empinada carrera política de
Obregón no fue su posición relativamente insignificante como presidente
municipal, sino en este contexto más bien las tareas de autodefensa militar
local en relación con la amenaza de invasión a Sonora de las tropas
orozquistas en el año 1912.
La movilización de tropas estatales, o sea de tropas independientes del
ejército federal regular, contra la temida invasión de Orozco, correspondían .a una estrategia política que desde el principio fue emprendida
resueltamente por el gobierno maderista del estado de Sonora. En negociaciones tenaces con el gobierno central, Maytorena había conseguido
su aprobación para formar y financiar unidades estatales, lo que no sólo
proporcionó al gobierno del estado una mayor independencia frente al
ejército federal apostado en Sonora y aún dominado por los porfiristas,
sino también le permitió mitigar las peligrosas consecuencias políticas de
la desmovilización de los antiguos rebeldes maderistas, mediante su in13 CJ, además de Aguilar Camín, los datos biográficos que se encuentran, entre otros,
en Roberto Quir6s Martínez, Álvaro Obregón, su vida y su obra, México, 1928; Juan Djed
B6rquez, Obregán. Apuntes biográficos, México, 1929; Carlos Barrera, Estampas de un
caudillo, México, 1957. En vista de la ausencia de una biografía bien documentada, resulta
valioso el esbozo biográfico de Obregón, enfocado en su pensamiento político, de Narciso
Bassols Batalla, El pensamiento político de Álvaro Obregón, México, 1967.
La guerra civil de 1913-1914
259
corporación a las nuevas tropas. 14 Con el levantamiento de nuevos soldados por los prefectos y presidentes municipales en la primavera de 1912
se fue incrementando el potencial de aquellas unidades militares estatales
que de hecho operaban fuera de la jerarquía del ejército.
Uno de los contingentes más fuertes de las nuevas tropas auxiliares fue
levantado por el muy activo presidente municipal de Huatabampo, Obregón: más de 100 reclutas, que recibían armas y paga del gobierno del
estado. Al mismo tiempo Obregón, como comandante del Cuarto Batallón
Irregular de Sonora -por él organizado-,
fue nombrado teniente coronel. En varios combates ganados contra los orozquistas sobresalió el
talento natural de Obregón, que nunca había tenido una educación militar
formal. De esta manera en el otoño de 1912, después de finalizar la
campaña contra Orozco, Obregón había alcanzado, por medio de su
reputación militar recién adquirida, una posición que rebasaba por mucho
. su anterior influencia como presidente municipal.P
Este establecimiento eficaz de un cuerpo militar independiente, antiporfirista y leal hacia el nuevo gobierno del estado, que fue posible en
Sonora en 1911 y 1912, a diferencia de otros estados, se convertiría en
una condición central para el éxito de la resistencia sonorense contra
Huerta. Al mismo tiempo, esta forma de militarización ordenada y controlada por el gobierno del estado, que se mostró en particular en la
organización de la defensa contra Orozco, ya revela elementos fundamentales del "modelo insurreccionar' sonorense, que se impondría sobre todo
a partir de 1913. En relación con la incorporación de Obregón y sus tropas
al aparato militar del estado, Maytorena, como destaca Aguilar Camín, ya
habría reconocido claramente estas particularidades, a saber:
La franca diferencia de estilo entre un jefe revolucionario cuyo liderato agrupa
contingentes espontáneamente nacidos a la lucha y quien, Como Obregón,
principia su carrera revolucionaria no como ciudadano armado ...; sino como
jefe, como teniente coronel con un alto grado y con fuerzas pagadas por el
estado, tan bien armadas y equipadas como las del resto de la federación. 16
La posición clave después del golpe huertista en febrero de 1913
14 Agui1ar Camín, p. 199.
15
16
Idem., pp. 230 Y ss.
Idem., pp. 131 Y 232.
Hans Wemer Tob1er
260
correspondió a los prefectos políticos y a los altos oficiales de las tropas
del estado, que influirían decisivamente en el curso emprendido. ~ás
adelante por Sonora frente al gobierno del centro. Aparte de Coahuila,
Sonora fue el único estado de la república que se opuso a la toma de poder
de Huerta pero, al contrario del gesto más bien simbólico de Coahuila, en
Sonora fue posible organizar muy pronto una resistencia efectiva. En esto
resultó de enorme importancia el hecho de poder apoyarse en tropas del
estado propias, que lograron evitar la toma de poder del ejército federal
apostado en Sonora. Con todo, tampoco en este estado la decisión contra
Huerta se tomó en forma espontánea y como reacción inmediata al golpe
de febrero, en tanto que en otras regiones el cambio de poder transcurrió
sin contratiempos. Porque independientemente de los riesgos de tal política, en vista de la superioridad arrolladora del ejército federal, la cuestión
de cómo organizar un movimiento de oposición de este tipo planteaba
graves problemas a más largo plazo. En Sonora no sólo faltaban las
condiciones necesarias para un levantamiento popular espontáneo contra
el régimen de Huerta, sino que además estaba fuera de discusión t~l
"modelo insurreccionar' para quienes tendrían que encabezar el movimiento: oficiales de las tropas del estado y prefectos políticos. Más bien
veían como posibilidad de una oposición efectiva al régimen de Huerta la
militarización organizada y controlada por el estado, semejante all~vantamiento de las tropas contra Orozco. Sin embargo, como el erano se
encontraba vacío, era necesario abrir nuevas fuentes de financiamiento,
que bajo las circunstancias dadas sólo podían adoptar la forma.de impuestos más o menos confiscatorios a las grandes fortunas pnvadas. No
obstante, tal estrategia, al tomar como blanco a la clase alta, inevitablemente causó la irritación del gobernador Maytorena, destacado representante de la misma. Por esto en el conflicto en tomo a la política que
debía emprenderse después del golpe huertista se pusieron de manifiesto
claramente las diferencias sociales y económicas entre militares y prefectos decididos a la resistencia, por una parte, y el gobernador Maytorena,
por otra, al que asustaba la posibilidad de que "se pretendió .hacer una
confiscación general de bienes, entre ellos los de gentes ajenas a la
política, irresponsables de los acontecimientos de México".'? Ma~t~rena
no estaba dispuesto a entablar la lucha contra Huerta en estas condiciones
17
Cit. por Aguilar Camín, p. 279.
La guerra civil de 1913-1914
261
ni renunciar de manera oficial al poder gubernamental, por lo que se retiró
temporalmente, "por razones de enfermedad", al exilio en Estados Unidos, dejando los asuntos del gobierno en manos de un gobernador interino,
Ignacio L. Pesqueira. Junto con los altos oficiales de las tropas del estado
-Obregón, Hill, Carranza, Alvarado-, Pesqueira sin demora empezó a
aumentar los efectivos militares del estado."
En vista de la ya mencionada importancia fundamental del ejército
como organización básica de la Revolución Mexicana, las modalidades
específicas adoptadas por el ejército revolucionario de Sonora durante su
época de formación revisten enorme trascendencia. También en el caso
del ejército establecido en 1913, cuyo núcleo estaba constituido por las
tropas del estado ya existentes, no se trataba en absoluto de una formación
espontánea de milicias voluntarias en el sentido de un levantamiento
popular desde abajo. Faltaban por lo tanto los rasgos que comúnmente
suelen asociarse con "ejércitos revolucionarios" y que en efecto caracterizaban en alto grado, por ejemplo, al ejército campesino de Zapata. En
cierto sentido se trataba más bien, de un ejército con cualidades indiscutiblemente "profesionales", ya que la iniciativa para establecer estas
unidades estatales y la ocupación de los altos puestos de mando partían
de la autoridad reconocida del estado. Además el equipo y las armas de
las tropas, y sobre todo su paga regular, eran proporcionados directa o
indirectamente por el estado. Si bien las tropas no eran "profesionales" en
un estricto sentido militar, y los soldados y sus oficiales eran casi sin
excepción profanos en el terreno militar,'? el hecho de recibir una paga
regular así como la organización interna del ejército establecida con este
fin hicieron de la existencia como soldado una especie de "profesión",
con todas las consecuencias que de ahí derivaron para un movimiento
revolucionario. El estado aseguraba el sostén de los familiares de los
18 Sobre el desarrollo
político en Sonora en febrero de 1913, ef Aguilar Camín,
pp. 273-281.
19 Sin embargo, no había diferencia entre el ejército revolucionario y las tropas federales
regulares en lo que se refiere a los soldados y el grado de formación militar. También las
tropas federales levantaban la mayor parte de sus reclutas en condiciones similares dentro
del mismo sector de la población, y sólo les daban una formación básica rudimentaria. El
nivel técnico relativamente bajo de las fuerzas militares ni siquiera otorgaba ventajas
decisivas a los oficiales de carrera. Talentos naturales, como Obregón y Villa, no necesitaban
un entrenamiento formal de Estado Mayor para inflingir sensibles derrotas a los comandantes
del ejército federal aun en batallas del todo tradicionales y sin recurrir a técnicas guerrilleras.
Hans Werner Tobler
262
vez a semejanza de los empleados en las
soldados levantados, que a su .:
rt de su paga en efectivo,
.
'lo recibían una pa e
.
1
haciendas Y las mmas, so
pto de armas Y equipo. A
mientras que la otra se les desconta~a P?r co~ce
."
uilar
Camín
indica
lo
siguiente:
Ag
respe cto ,
.
. mente (en la organización de su propio
Así, el gobierno ratificaba microscÓpica
I
traba] o que había hereda.
io) los patrones de emp eo y
..
ej·ército revoluclOnano
. 1 en que se hallaba Inserto.
.
. d la estructura Socia
do como única expenencla e
ara la uerra, sus criterios de trato a los
como emp\eador de mano de obra ~
,g menos eran habituales en las
.
1
e matices mas o
,
soldados reprodUjeron os qu ,
,20
compañías mineras Y las haciendas de la epoca.
rnó en un importante
.
.
la paga regu l ar se to
En tales circunstancias,
..
1
Al varado se dio cuenta
. .
h .,
dOCIlidadde as tropas.
reqUIsito para laca esion y
d 1913 -la necesidad de recursos
cabal de ello al destacar en agos~~ e d 1pago de las fuerzas depende
suficientes para pagar los sueldos , puesdeeOrganl·
zación militar significó,
,
t "21 Esta f arma
.
..
de Sonora no tenía motivos
que éstas esten canten as .
. . nto revoluclOnano
a la vez, que el mOVlmle
1 ·t·m·ldad _realmente revolu.
. n una nueva egl I
para fundar su eXistencia e
t meramente políticos. Los ma.
de los argumen os
1
cionana-,
que pasara
l . , de Sonora en el terreno de a
. if ban la revo UClOn
., d
nifiestos que justl ica
H rta el carácter de una seceSlOn, e
ideología, daban a la lu.c~a contra e ~~tidades territoriales políticamente
un enfrentamiento tradiCional entr 1
t míento popular con motivos
t el de un evan a
autónomas, Y no tan o
d d los líderes sonorenses de la revosociales. Las principales dema~ a~ e
términos como "soberanía",
or conSigUIente, en
lución se expresa b an, P ..
d Id b " etcétera.22
"honor", "patria", "cumplimiento
e e er ,
20 Aguilar Camín, pp. 333 Y 334.
, .
21 Idem., p. 330.
.
Obregón hizo muy al margen la débil
22 ldem.. pp. 288-294. En sus memolnasóded!u:;;~ndamento
social, aunque debido a los
apel en la revo UCl n
.."
pude apreciar
tentativa de dotar a su p
resulta poco convmcente.
...
términos muy generales en que se expre.s~, entre las castas privilegiadas Y las clases
también el desequilibrio. inmenso que ~XIS ll~onvencimiento de que era neces~rio odiar la
trabajadoras ... Esta expenencla me lleva a a t la libertad" Más adelante, sin embargo,
tiranía ya que no sabíamos amar y conqUl~ ~ de "defende~ la legalidad del gobierno Y l~
iustifica su proceder ~on Huerta e~ la necesi a 'lómetros en campaña, México, 1917. AqUl
~ignidad nacional". Alv~ro Ob,regon, Ocho
29. En comparación, las memonas de otro
se utilizó la nueva edlclon, MexICO, 1959, pp una franqueza reveladora. De acuerdo con
general sonorense, Pedro J. Almada, muestran
ml.l::
La guerra civil de 1913-1914
263
Así pues, la revolución de Sonora no sólo carecía en gran medida de
una perspectiva revolucionaria de cambio social, sino que la lógica del
camino emprendido exigía respetar la estructura social y las relaciones de
propiedad existentes para garantizar una administración "normal" del estado y con ella los ingresos "normales". Esto, por cierto, no excluía de
manera alguna ciertas formas de impuestos forzados (en los casos de destacados adversarios políticos, incluso confiscaciones de mayor alcance),
pero estas medidas se efectuaban dentro del marco de una política de
excepción y no tenían nada en común con las manifestaciones destructi vas
de una reordenación espontánea de las relaciones sociales por un exitoso
movimiento popular rebelde. Por consiguiente, el gobierno no permitió
requisas espontáneas por medio de las tropas, sino que trató de imponer
las medidas de la economía de guerra en forma ordenada y estrictamente
controlada. Mientras que al principio de la campaña contra Huerta los
recursos financieros necesarios fueron reunidos mediante la exportación
incrementada de ganado y productos del campo, que los latifundistas
tenían que entregar al gobierno en forma de cuotas obligatorias, ya en
mayo de 1913 fue establecida una Oficina de Administración de Bienes
de Ausentes incorporada al Departamento de Guerra, que se encargó de
administrar directamente aquellas fincas cuyos propietarios habían abandonado el estado como enemigos del constitucionalismo."
Ya para mediados de abril de 1913, las tropas estatales habían logrado
apoderarse de la mayor parte del territorio del estado, con excepción del
puerto de Guaymas. De esta forma no sólo se aseguraron el acceso a los
considerables impuestos de las empresas mineras estadunidenses en el
norte de Sonora sino, igualmente, a las considerables recaudaciones
aduaneras
del tráfico fronterizo. Estos medios financieros eran sumamen,
sus propias palabras, la incorporación de Almada al ejército constitucionalista no parece
haber surgido de ninguna clase de posición ideológica, sino de una circunstancia completamente local--el hecho de que conocía a Obregónasí como de cierta inclinación hacia la
vida castrense. Alrnada, que también vivía en Huatabampo y al igual que Obregón había
lograron establecerse a nivel local gracias a su propio esfuerzo, recibió la oferta de Obregón
de unirse a los constitucionalistas. " ... [Obregón) agregó: 'Y si tú quieres ayudamos, sin
compromiso alguno, tú sabes; ya se desconoció a Victoriano Huerta.' Le contesté inmediatamente que estaba a sus órdenes para lo que dispusiera. 'Muy bien; vente mañana para darte
un nombramiento de capitán 2". '" Pedro J. Almada, COIl mi cobija al hombro, México, 1936,
pp. 148 Y 149.
23 Para mayores detalles a este respecto, véase Aguilar Camín, pp. 320-327.
La guerra civil de 1913-1914
265
Hans Wemer Tobler
264
te importantes para la compra de armas Y pertrechos en Estados Unidos
porque, como los demás ejércitos del norte, también los sonorenses
mantenían agencias comerciales en ese país, cuya función principal era la
compra de materiales de guerra Y su transporte a México."
Bajo estas condiciones se formó un ejército revolucionario en Sonora
que _relativamente
bien equipado, pagado con regularidad Y bastante
disciplinadotenía poco en común con una tropa guerrillera como la que
caracterizaba al movimiento zapatista, que contaba con recursos incomparablemente menores y casi no tenía posibilidades de abastecimiento
desde el extranjero debido a su situación geográfica. También es por esto
que, según comentaron algunos observadores estadunidenses, el ejército
de Sonora podía considerarse como un verdadero factor de orden. Aparte de medidas fiscales extraordinarias, no se tocaba la propiedad extranjera, sobre todo cuando ésta se encontraba en manos estadunidenses. El
28 de marzo de 1913, el cónsul de Estados Unidos en Nogales informó al
Departamento de Estado que "hasta la fecha la administración normal ha
sido restaurada sin demora después de los triunfos militares de las tropas
estatales Y se conserva un buen orden. Las autoridades estatales están del
todo dispuestas a guardar el orden vigente de las cosas" .25 Su colega en
Herrnosillo elogió la disciplina de las tropas, aunque no se abstuvo de
agregar "que la situación pudiera ser otra si no recibieran sueldo" .26
Esta función económica del ejército era tanto más importante, cuanto que
ya durante el levantamiento maderista, la actividad normal de muchas
empresas fue afectada por los acontecimientos de la guerra, lo que íncrementó rápidamente el número de desempleados. Bajo estas circunstancias
correspondió al ejército también una tarea no militar en tanto que, según
hizo constar el cónsul en Nogales, podía contribuir a "resolver el 7problema
de ocupación de los desempleados, incorporándolos al ejército".2
Es posible apreciar la importancia de esta adquisición de materiales de guerra (así
como la indudablemente muy escasa vigilancia de la frontera por parte de Estados Unidos)
por el hecho de que en mayo de 1913 el gobierno del estado de Sonora no sólo pudo comprar
un avión en Estados Unidos para el ejército constitucionalista, sino introducirlo de contrabando (sic) a México. Véase la entrevista con el general Gustavo Salinas del 14 de julio de
24
1961, Archivo Sonoro, INAH.
25 NAW. M 274, r. 24. 812.00/6980.
26 NAW, M 274, r. 24, 812.00/6855. En este informe del 17 de marzo de 1913, el cónsul
calculó el número de tropas constitucionalistas en Sonora en por lo menos seis mil hombrés.
27 NAW, M 274, r. 24, 812.00/6980. EllO de junio de 1913, el director general de una
Estas características fundamental
d
., .
fesional" eran por cierto p rti 1 es e un ejercito revolucionario "proa lCUarmente ace t d
bargo, como se mostrará más adelante t n ua as en Sonora; sin ernsegmentos del Ejército del N rt C
' ampoco faltaban en los otros
de Sonora, organizado y con~r~~d~n ~~d~, las características del ejército
marco de la legalidad estatal
estado y operando dentro del
conjunto del movimiento revolu'c~o p~e den extenderse globalmente al
C
ionano el norte
on el avance del ejército sonor
haci
.
premo de Obregón, en cuyo trans ens~ acia ~l sur, bajo el mando suue
poración de otras tropas revolucio cur.so h creciendo mediante la incorEjército del Noroeste es d . nanas asta convertirse en el cuerpo del
'1'
'
ecir, en una de las t
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le a erorma también
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f .
vos, SInOsobre todo a su integr . "
uan itativo de sus efecti.
.
acion mas completa e 1E' , .
ucionalista como un todo L
.
n et cjerctto Constit
revestía aún mayor impo~n;' ot~a ~ran umdad de é~te probablemente
famosa División del Norte crea~a e~SC~.~l p~nto ~e vista militar; era la
Villa.
I ua ua bajo el mando de Pancho
P:
La formación del movimiento villista en Chihuahua
Con mucha razón Friedrich Katz d
".
.
más difícil de definir de todos 1
es~c~ que el movuruento villista es el
la imagen del propio Villa muOlt~Cm~v~ffilentos
revolucionarios"." No sólo
'
uaceuca y contr di tori
.
el Norte encabezada por él e tá
d
a ICona, SInOla División
d
s n ro eadas de ley das.Anenas reci
mente, sobre todo debido a las extensas i
. .en as. penas recientecobró formas más claras y rasgos ,a~~~veStI~aClOnesde Katz, el villismo
_, .
mas I erenciados." En las páginas 205 y
~omp.ama rmnera estadunidense en Sonora info
..
La s~tua~ión ~esulta sumamente interesante a~ó lo siguiente al Departamento de Estado:
con~~ltucIOnahstas se han apoderado de todo PI a os que somos muy activos en Sonora. Los
hacl~n.dose cargo de los asuntos de Estad e estado con excepción del puerto de Guaymas
administración del estado se realiza en I o .en forma por demás confiable. De hecho I~
tanto al gobierno local del estado como
mls~a forma que siempre. Pagamos impuestos
que a menudo pagamos doble "N
2 gobierno federal en la ciudad de México
28 Katz, Deutschland
p 2'4"1 AW, M 74, r. 26, 812.00/7823.
' o sea
:1
29
,.
.
Cf. Katz, Deutschland, en los árraf
.
brevemente los problemas fundament~les d~~ r~~~rentes al mov~miento villista señala
VI ismo. Ha pubhcado
dos importantes
1
Hans Wemer Tobler
266
206 señalamos brevemente los comienzos de la carrera revolucionaria de
Villa en el levantamiento maderista. Después del armisticio de Ciudad
Juárez, Villa se retiró a la vida privada con el grado de coronel y una
recompensa de 10 mil pesos, a fin de reanudar sus actividades comerciales.
A causa de su profunda lealtad a Madero no participó en la rebelión de
Orozco contra éste, sino que por el contrario se unió, junto con sus anteriores
soldados, a la columna militar que había sido formada bajo el mando
supremo del general Victoriano Huerta para luchar contra los orozquistas.
En el curso de la campaña, Villa fue promovido a general, pero Huerta, quien
como muchos otros oficiales de carrera mostraba un desprecio apenas
disimulado hacia este "general" de formación poco convencional, lo habría
mandado fusilar debido a una supuesta insubordinación, si Madero no
hubiera intervenido personalmente. Más tarde Villa fue transferido a una
prisión en la ciudad de México, de la que logró escapar a Estados U nidos
en diciembre de 1912. Ahí recibió la noticia del asesinato de Madero
perpetrado por Huerta, quien aborrecía particularmente. Por ello a comienzos de marzo cruzó el río Grande a la cabeza de ocho hombres, para
organizar en Chihuahua un nuevo y poderoso ejército contra Huerta; al cabo
de pocas semanas ya contaba con más de tres mil hombres. 30
La formación del movimiento revolucionario constitucionalista en
Chihuahua se distingue en muchos aspectos del desarrollo en Sonora.
Sobre todo en' cuanto a la movilización por lo general espontánea y
popular y a su política mucho más radical en lo que se refiere a confiscaciones, el movimiento villista se diferencia claramente del movimiento
revolucionario organizado y controlado por el gobierno del estado de
Sonora. No obstante, ambos movimientos tenían en común una política
económica de guerra basada en intactas relaciones comerciales con Estados Unidos, cuya lógica consecuente también impidió al"movimiento
villista la realización de auténticos cambios en la estructura económica y
a
ensayos acerca de cuestiones particulares: "Agrarian Changes in Northern Mexico in the
Period ofVillista Rule, 1913-1915", en Confemporary Mexico, pp. 259-273; "Pancho Villa
and the Attack on Columbus, New Mexico", en American Historical Review, 83/1, 1978,
pp. 101-130. Asimismo debo a Katz muchas valiosas indicaciones, expresadas durante
nuestras conversaciones personales. Las consideraciones que siguen acerca del villismo se
basan fundamentalmente, pues, en sus investigaciones.
30 Cervantes, Francisco Villa, pp. 27-43; Almada, La revolución, u, p. 25; Katz,
Deutschland,
I
I
1
1
1
I
I
I
p. 241.
La guerra civil de 1913-1914
267
social dentro de su zona de influencia. Además, tanto en Sonora como en
Chihuahua, la adhesión de la mayoría de los soldados revolucionarios a
los ejércitos no fue motivada por ideas claras de reforma social, lo que en
muchos casos tuvo como resultado una característica debilidad política
de la base con respecto a sus dirigentes. En este sentido, tanto el movimiento revolucionario de Sonora como el de Chihuahua se distinguen
fundamentalmente del movimiento campesino del sur encabezado por
Zapata. Y de esta manera el levantamiento villista pertenece a la Revolución d~l Norte por otras razones además de la situación geográfica, aunque
en vanos aspectos se distinga claramente de las otras corrientes del norte.
Por esto mencionaremos a continuación algunas características fundamentales del movimiento villista en los años 1913-1914.
El desarrollo político de Chihuahua durante el Porfiriato, caracterizado
por l~ hegemonía política y económica de la familia Terrazas, ya fue
desc~to.más a~iba.31 También en Chihuahua, la diferenciación social y
ec~nomlca habla avanzado más que en las tradicionales zonas agrarias del
altiplano central y del sur, dando lugar a un movimiento de oposición
contra el régimen de Díaz y de Terrazas de gran complejidad social, según
lo subrayó el cónsul estadunidense en Chihuahua en octubre de 1913 en
un informe acerca de los antecedentes de la Revolución del Norte. Afirmó
que a~uí y~ no podía hablarse simplemente de dos clases, la campesina y
la latIf~ndlsta, más bien "existe una clase media afianzada de pequeños
comerciantes, artesanos, transportistas, ferrocarrileros, empleados comerciales, etcétera, que hace años lucha por mejorar sus condiciones de
vida ..."32
Sin embargo, a diferencia de Sonora o Coahuila, en Chihuahua faltaban
familias de hacendados liberales como los Maytorena, Madero o Carranza
que en 1911-1912 hubieran podido realizar una auténtica sustitución
pol~tica ~~ la vi,e~aoligar~uía porfirista en su estado." Por consiguiente,
l~ situación polftica en Chihuahua fue muy inestable durante la presidenCIa de Madero. Sobre todo el. gran levantamiento orozquista de I912,
apoyado activamente por la vieja oligarquía de los Terrazas, no permitió
una estabilización militar del gobierno estatal maderista, como ocurrió en
31
Cf cap. 4 de la primera parte, pp. 124 Y ss.
32NAW, M 274, r. 30, 812.00/9484.
33Katz, "Pancho Villa and the Attack
on Columbus", p. 104.
,~
Hans Wemer Tobler
268
11
\
el caso de Sonora. Inmediatamente después del golpe de Huerta, el
gobernador Abraham González, uno de los colaboradores más ín~imos de
Madero, fue destituido por las tropas federales emplazadas en Chihuahua.
El gobierno del estado, la administración y el congreso pasaron a manos
de los seguidores de Huerta, entre los que no sólo se contaban viejos
representantes del régimen terracista, sino también orozquistas que se
adhirieron con su jefe a Huerta." Ciertamente también en Chihuahua
tropas auxiliares del estado dispersas, compuestas de antiguos maderistas,
se rebelaron contra Huerta; sin embargo, dadas las circunstancias el
establecimiento de un eficaz ejército antihuertista no pudo darse a través
del aparato estatal, como sucedió en Sonora, sino que dependió de una
movilización espontánea del pueblo, que fue llevada a cabo principalmente por Pancho Villa y sus subalternos. En ello el carisma personal de Vil~a
y su firme arraigo en el estado de Chihuahua revistieron una importancia
decisiva. El propio Villa estaba perfectamente consciente de este hecho,
según lo pone de manifiesto una conversación sostenida con Adolf~ de la
Huerta -,-y transcrita por éste- poco tiempo antes de~regreso de V ll~a~e
Estados Unidos a México. Villa había rechazado terminantemente la mVItación de De la Huerta para unirse al movimiento revolucionario en Sonora, y en vez de ello decidió volver a Chihuahua. "Yo en su estado n? conozco
a la gente; no conozco la tierra; no. En mi estado que es Chihuahua ...
yo valgo diez por uno de lo que pudiera yo vale~ en Sonora.:'35 El prestigio
de Villa como jefe militar durante el levantamiento madensta, su reputación como bandido al servicio del pueblo y su intenso carisma pronto le
valieron muchos seguidores en los pueblos de Chihuahua. Eran sobre todo
motivos personales, como la admiración por un jefe famoso así co~o la
difusión del deseo de adherirse al ejército villista entre hermanos, vecinos,
etcétera, lo que aumento rápidamente los efectivos de l~ Divis~?n del
Norte en la primera mitad de 1913. En todo caso, esta es la impresion que
despierta el gran número de entrevistas con veteranos villi~tas ~ue ~n
equipo de historiadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia
ha efectuado durante los últimos años."
34Almada,
La revolución, II, pp. 15-28.
35 Memorias de don Adolfo de la Huerta,p. 56 y 57.
36 Cf. el "Programa de Historia Oral" (PHO)del Departamento
de Etnología y Ant.ropología del INAH,bajo la dirección de Eugenia Meyer. En el marco de este programa por pnmera
La guerra civil de 1913-1914
•...;,.,
269
Una.y otra vez. se resalta en ellas la fuerza de atracción personal y el
magnetismo de Villa al que, como parece, sólo muy pocos habitantes de
los pueblos de Chihuahua lograban sustraerse." "Muchos villistas afirman que el simple grito eufórico ¡Viva Villa! provocaba una reacción
popular, la cual acentuaba su adhesión a las armas de una manera voluntaria e inmediata.vv Con frecuencia grupos enteros de hermanos farnilia~es y amigos se adherían a las tropas en su paso por los pueblos: como lo
m~~rma el veterano villista Santos Márquez Parada, quien de joven se
umo a las tropas revolucionarias después de enterarse de que los villistas
se habían llevado a uno de sus hermanos.v También problemas y riñas
pers.onales, querellas locales y el anhelo de aventuras seguramente fueron
motivos ~uy comunes para ingresar al ejército, como se puede desprend~r, porejemplo, de la declaración de Victoriano Macías, quien a los 17
ano~ se integró a las tropas revolucionarias que pasaban: "Me gustaba el
destino. ,No porque tenía idea, ¿cuál idea iba yo a tener? Ninguna. Pero vi
el monton, ¡ah!, ¡pues yo también!"40
Las mismas fuentes que con tal claridad muestran el carácter espontáneo ~e la movilización de masas por parte del ejército de Villa, ponen de
manifiesto tam?ién la escasez de motivaciones claramente ideológicas.
Para un gran numero de hombres extremadamente jóvenes entre los revez se efectuaron de manera sistemática entrevistas a veteranos de la Revolución. Reciente~ente ha ~upado el pnmer plano la "visión popular" de los acontecimientos revolucionanos, es decir, las entrevistas se concentran sobre todo en veteranos de origen económico y
SOCIalhumilde, mucho~ de ellos analfabetos. A comienzos de 1975, por ejemplo, ya se
conta~~ con 86 entr.evlstas de antiguos villistas, que primero fueron grabadas en cinta
magnenca, y posteT1o~ente transcritas y puestas a disposición de los investigadores.
Algunas de esta~ entrevIs~as ya fueron interpretadas por colaboradores del programa en
f~rI?a de pe,quenos estudios hectografiados. Véase, por ejemplo, sobre el movimiento
vllh.sta. ,~ana Isa~1 Souza, "¿Por qué con Villa?", Estudios 8, 1975; Ximena Sepúlveda
ta~;a, !"a revolucl~n en Bachíniva", l!studios 7, 1975.
~eanse, por ejemplo, las entrevistas con el oficial villista José de Báez, PHo/1/34
(~n~revlsta ~~115 de enero de 1973 por María Isabel Souza), p. 14, así como con el veterano
villista ~eclllO Robles, PHoll17 (entrevista del 2 de agosto de 1973 por Alicia O. de Bonfil
y Eugenia Meyer), p. 12.
38 Cf. María Isabel Souza, "; Por qué con Villa?" p 8
39
.
u
• ,
•
•
p~oll/64 (entrevista del 16 de ju.lio de 1973 por María Alba Pastor), pp. 3 y 4. Aparte
tic que SIn duda hubo muchos voluntanos entre los soldados villistas, parece que un número
'onsld~rable de reclutas fue levantado bajo presión social, lo que demuestran ciertas
xpresiones frecuentes ~omo: "nos levantaron", "nos llevaron", "nos trajeron", etcétera.
Véase a este respecto Ximena Sepúlveda Otaiza, "La revolución en Bachíniva" p 5
40PHo/l1l11 (entrevista del 29 de octubre de 1973 por María Isabel Souza): p~. j y 4.
Hans
270
Wemer
Tobler
La guerra civil de 19l3-1914
271
clutas villistas, por lo general simples motivos activistas. parecen ~~~~
figurado en primer plano. Da testim~nio de. ~ll~ el ~o~tenor g~n~~aaños.
berto Fierro Villalobos, quien se umó al ejercito villista a 10 , h "41
I
11
11
:
1
"Entonces toda lajuventud, como ahora, se lanz~a l~ bo~~asv~~(~~rt;~ue
De acuerdo con el oficial villista Pedro Caloca anos, o. ,
t ían
fueron los que militarmente le dieron el triunfo a la revolución, ~o :n~os
ideolo ía" una observación que seguramente vale para gran ~a e. e
rangOsginf~riores del ejército villista (y de otras tropas revolucionari as dlae!
' 1as di'ec araci ones de..muchos veteranos,.lizanorte)." En todo caso, segun
discusiones programáticas casi no parecen haber influido en la movl
.,
'11' t d las masas
cionEsto
VI no
IS aexcluía
e.
de ninguna manera que e 1 VI'11"ism o sí apareciera como
, lib rtad y sobre todo por una mayor
un movimiento que luchaba ~o~ mas, I ~
tribuible a la reputación
justicia social, lo que no en ultimo t~~IllO era a igo de los pobres y su
de Villa como ex bandido, su prestigio como am.
. también por
1
itados 43 Según los testrmomos,
apoyo espontáneo a os necesl'·
1913-1914: "Mire, Villa llegah
esto Villa fue tan popular en Chlhua ua en b
todo lo demás. Si traía
b
'
[emplo y nos encontrab a po res y
~ ero.Ioso saca
eJ b a y nos lo daba' , y nadie daba dinero; nadie protegía a los
dinero,
pobres y Villa sí."44
.
d 1
Es cierto que Friedrich Katz ha demostrado que en los cormenzos e
11
1
f b
d 1973 por Eugenia Meyer), p. 24.
PHo/1/42 (entrevista del 13/21 de e rero e or María Isabel Souza), p. 6. La extrema
laración del ex sargento Adalberto
.
1"
edemamfiestoen
a ec
.
d
falta de orientación po mea se pon
ontró en una tropa antivillista, Sin po er
López Jara que después de 1914 de repente se encc
d 120 de febrero de 1973 por Laura
'
.
f
el" PHo/1/43 (entrevista e
,
explicar este cambio de rente. 'J'
bié María Isabel Souza "¿Por que con
v,
e te respecto tam ien
,
Espejel López), p. 21. ease a s
D
hl d p 325 en lo que se refiere a su
Villa?", pp. 10 Y 11. Cf finalme~t~ Katz, eut~a;:n;e'
ued~ aplicarse a la mayoría de
caracterización de I~s va~uero.s ~llh~tas, qU~:~~e "sabían ¿ontra quién luchaban, pero sólo
los soldados revolucionari os villistas: cierta
I
I habían salido a combatir. Sobre todo
tenían ideas muy vagas acerca de la causa por, a c~:ra de la zona muy limitada en que se
faltaba comprensión de los s~c~sos ~ue ocuman
41
42 PHo/l/36 (entrevista del 23 de enero ~e 1973 PI d
11
!I
I
1
encontraba el centro del movimiento .
I
'Ir stas no hacían promesas específicas de
43 En reiteradas ocasiones se cuenta que o: VI blo una mejor vida para el pueblo". Cf.
reforma, pero sí hablaban de "lIbertades para e Pt~e '1~sticia social" y "tranquilidad, paz y
PHo/l/34, p. 14. Según Cecilio Robles, l e~ prome ran
trabajo". ef PHolll7, p. 10. Véase ta~bRI~nPH~I:!!f~'(~~~
María Isabel Souza, del 16 de
44 Véase la entrevista con Andres
Ive.ra
julio de 1973), PHo/I/63, p. 20. Véase también PHo/1/33, p. 19.
villismo tuvo cierta importancia la motivación de una reforma agraria,
sobre todo entre los descendientes de aquellas colonias militares cuya
propiedad fue amenazada o expropiada por la expansión de las haciendas
durante el Porfiriato. Esto, por ejemplo, lo demuestra el alto número de
villistas del pueblo Namiquipa.45 Sin embargo, no deberá exagerarse el
peso de este elemento agrario en la formación del movimiento villista en
general. De todos modos, en las entrevistas con los veteranos villistas casi
no aparecen ideas de una revolución agraria, ni mencionan los veteranos
como motivo consciente de su adhesión al ejército, ni por lo visto se
utilizaban planteamientos para una reforma social, como por ejemplo la
promesa de repartir tierra entre los necesitados, como argumentos para el
reclutamiento.46
Pese a su carácter predominantemente rural, el ejército de Villa no se
convirtió en un auténtico movimiento campesino con claros objetivos de
reforma agraria, como la Revolución del SUr.47Para ello no sólo faltaba
una clara conciencia de clase entre la mayoría de los villistas, incluso los
de origen campesino, también la heterogeneidad social de las tropas
villistas así como la composición de la dirigencia militar y política del
movimiento impidieron tal desarrollo, al que además se oponían las
necesidades específicas para el financiamiento del ejército.
En el curso del año 1913 Villa logró ser reconocido tanto por Carranza
como por sus subalternos como comandante militar supremo de las tropas
revolucionarias de Chihuahua y al mismo tiempo fue capaz de formar un
ejército fuerte, cuyo núcleo al principio consistía sobre todo en la caballena." En mayo de 1913 los villistas ya controlaban gran parte de las
áreas rurales de Chihuahua, mientras que las tropas federales se limitaban
45 Friedrich Katz, The Secret War in Mexico, pp. 8 Y 9; Ximena Sepúlveda Otaiza, "La
revolución de Bachíniva".
46En varios casos se afirma que no hubo promesas de una posterior reforma agraria a la
hora del reclutamiento. Cf., por ejemplo, PHolll7, PHo/1/34. Al contrario, llama la atención
que algunos de los interrogados hicieran comentarios más bien positivos acerca de las
circunstancias en el Porfiriato, incluyendo las haciendas, cuyos rasgos patriarcales son destacados. Véase a este respecto Ximena Sepúlveda O., "La revolución en Bachíniva", p. 5.
47Se pone de relieve una y otra vez el alto porcentaje de soldados villistas de origen
campesino. Véase también María Isabel Souza, "¿Por qué con Villa?", p. 5.
48 Según el ex teniente villista J. Arias, que en 1914, a los 18 años se unió al ejército de
Villa, se incorporaba a las tropas villistas sobre todo aquella gente que ya disponía de caballos
Y armas. PHO/1/33, p. 40.
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