248 Hans Werner Tobler financiera." Aunque Madero abandonó la política porfirista unilateralmente probritánica y evitó implantar una política económica nacionalista a expensas de las empresas estadunidenses en México, la relación entre ambos países empezó a deteriorarse a partir de la primavera de 1912. Ciertamente, tampoco el nuevo gobierno mexicano había cumplido con las expectativas del gobierno estadunidense y de empresarios norteamericanos, acerca de un apoyo más decidido a sus intereses económicos. Sin embargo, la principal acusación contra el presidente era que no lograba dominar los disturbios en el interior, los levantamientos, las huelgas y las manifestaciones contra Estados Unidos. En resumen, "pese a sus tendencias conservadoras" Madero no les parecía el hombre indicado para "reinstaurar el sistema implantado por el general Díaz"." En cambio, los conservadores esperaban que tal retorno a condiciones porfiristas pudiese realizarse mediante un régimen militar. El 9 de febrero de 1913 una parte de las tropas encabezadas por los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, anteriormente liberados de la cárcel, se sublevó contra Madero, quien encargó el mando de las tropas aún leales de la capital al general Victoriano Huerta. Durante los siguientes diez días de sangrientas luchas, conocidos como la Decena Trágica y que causaron muchas víctimas sobre todo entre la población civil, Huerta y Díaz se aliaron en secreto para derrocar al gobierno, con el apoyo activo del embajador Wilson. El 18 de febrero, Madero y su vicepresidente José María Pino Suárez fueron detenidos por los militares, obligándolos a renunciar; U nos días más tard . fueron asesinados, pese a todas las promesas de respeto a sus vidas expresadas por los nuevos mandatarios." En contra de las expectativas el • los enemigos de Madero de que el régimen de Huerta impondría una restauración neoporfirista, el golpe militar de febrero de 1913 no estabilizó la situación política y social, sino que desencadenó la segunda fase de la Revolución Mexicana, que determinaría mucho más profundamenl el curso del posterior desarrollo de México. 47 Cf Friedrich Katz, "Mexiko und die Erdiilpolitik in den Jahren 1876 bi~ 1913", ou Lateinamerika zwischen Emanzipation und Imperialismus, /810-1960, Berhn Oricntnl, 1961, pp. 211-233; Kenneth J. Grieb, "Standard Oil and the Financing of the Mexi '1111 Revolution", en California Historical Society Quarterly, 1971II, pp. 59-71. 48 Katz, Deutschland, p. 187. 49 Cf Ross, Francisco 1.Madero, pp. 293-340; Cumberland, Genesis, pp. 229-243. Reyes murió el primer día del alzamiento. Capítulo 3 LA GUERRA CIVIL DE 1913-1914 Y LA CAÍDA DEL RÉGIMEN HUERTISTA A pesar de que Huerta se esforzó por dar un matiz seudolegal al cambio de poder ocurrido en febrero de 1913, su régimen no logró obtener el pleno reconocimiento diplomático del extranjero ni el sometimiento de todos los estados del país. Ciertamente el embajador estadunidense, Henry Lane Wilson, había intentado por todos los medios lograr el reconocimiento inmediato del nuevo gobierno por parte de Estados Unidos después del golpe, pero el saliente gobierno de Taft no quería dar un. paso de ta~ importancia a esas alturas, y el nuevo presidente Woodrow W ilson mostro no estar dispuesto a reconocer oficialmente el régimen de Huerta. Aunque la gran mayoría de los estados de la república aceptó la nueva situación de poder, dos estados del norte, Coahuila y Sonora, se neg~ron a reconocer al nuevo gobierno. Sobre todo la noticia del secreto asesmato de Madero y Pino Suárez dio un fuerte impulso a la oposición ~ontra. el régimen huertista. Entonces no sólo empezó a organizarse la resistencia estatal en Coahuila y sobre todo en Sonora, también grupos espontáneos de rebeldes empezaron a formarse de nuevo en el norte, mientras que en el sur los zapatistas pronto emprendieron la lucha contra Huerta.' . . En muy poco tiempo se puso de manifiesto que la nueva guerra Civil iniciada en marzo de 1913 adquiriría mayores dimensiones y tendría I Cf Cumberland, Mexican Revolution. The Constitucionalist 249 Years, pp. 11-57. , 250 Hans Werner Tobler consecuencias políticas y sociales más trascendentes que el levantamiento maderista de 1910-1911. No sólo Huerta estaba decidido a llevar a cabo con todos los medios disponibles la campaña contra los constitucionalistas en el norte y los zapatistas en el sur, también la coalición formada en su contra había aprendido la lección del fracaso al que llevó la transigente política de Madero y estaba resuelta a derrocar el gobierno de Huerta. Además, pretendía destruir el ejército federal y eliminar la burocracia, las dos instituciones "porfiristas" que en gran medida fueron responsables del cambio de poder casi sin contratiempos de Madero a Huerta. Bajo estas circunstancias había que esperar una larga y enconada guerra civil. Sin duda la consecuencia más importante a largo plazo de la nueva guerra civil, decisiva para el curso posterior de la revolución, fue la formación de fuertes ejércitos revolucionarios en el norte. De ellos surgió -también desde el punto de vista social- una nueva élite revolucionaria formada por sus comandantes militares. La importancia fundamental del ejército revolucionario mexicano, no sólo como instrumento militar para la caída del régimen huertista sino, sobre todo, como la principal organización social y política de base del movimiento revolucionario, resultó del carácter peculiar de esta revolución. A diferencia de las revoluciones europeas desde fines del siglo XVIII hasta la Revolución rusa de 1917, en México la capital (y las masas urbanas en general) sólo desempeñó un papel menor. Aquí la revolución fue decidida por acciones militares que tuvieron lugar lejos de la capital. Típicas organizaciones revolucionarias urbanas como clubes, partidos, organizaciones de base ("soviets"), etcétera, por lo tanto fueron de poca importancia en las fases decisivas de la revolución y los tribunos del pueblo, intelectuales, oradores y agitadores populares pasaron respectivamente a un segundo plano frente a los jefes militares. Para esto resulta del todo posible decir que el movimiento revolucionario mexicano en realidad adquirió su estructura política y social sólo a través de la institución del ejército, siendo que aquí el término "ejército" abarca, por cierto, formaciones muy diferentes: desde el pequeño grupo independiente de rebeldes armados, encabezado por un líder reconocido sólo a nivel local, hasta las divisiones y los "cuerpos de ejército" bien organizados y jerárquicos del ejército del norte. A este respecto, fue de gran relevancia el hecho de que este ejército tendía a independizarse como La guerra civil de 1913-1914 251 organización, creando así en gran medida su propia raison d'étre, proceso que se vio favorecido en el norte por la vaguedad de los objetivos reformistas. En vez de una cohesión de las organizaciones revolucionarias lograda por una común voluntad de cambio, como en el caso de los zapatistas del sur, los principales factores de integración dentro de los ejércitos revolucionarios del norte eran la lógica interna de organización militar y, sobre todo, la dinámica propia de acciones militares desencadenada en la guerra civil. Las estrechas relaciones personales entre el comandante y su gente, características de la organización militar, además coincidían en alto grado con la ya mencionada disposición psicológica de muchos soldados de estos ejércitos del norte, así como con su falta de ideas políticas orientadoras. En tanto que el ejército lograba triunfos militares y cumplía con la importante función económica de asegurar la subsistencia de sus soldados -ya fuera por paga regular o por la posibilidad de saqueo-- no requería de mayor justificación para su existencia. Sin embargo, dichas circunstancias implicaban al mismo tiempo un bajo grado de movilización política independiente de los soldados revolucionarios, que al fin y al cabo sólo ejercieron poca influencia sobre el transcurso de la revolución.' . El surgimiento de poderosos ejércitos revolucionarios en el norte también modificó de manera permanente la composición de la élite revolucionaria. Al formarse un ejército revolucionario fuerte y bien organizado naturalmente aumentaba el peso político de sus comandantes, que desde el punto de vista social se distinguían con claridad de los notables maderistas. La organización y dirección de las tropas revolucionarias requería de nombres que gozaban de prestigio local y que con 2 Con más claridad aún que en las tropas constitucionalistas, esta falta de orientación política se muestra en la gente de Orozco, que después del golpe de febrero terminaron uniéndose al ejército de Huerta. La lealtad personal de estas tropas las hacía manipulables a un grado que se aprecia en un interesante informe de Durango del 24 de febrero de 1913, o sea, inmediatamente después del golpe huertista, al Departamento de Estado norteamericano: "Cheché Campos se ha acantonado con los aproximadamente 1 200 hombres de su banda de rebeldes en el rancho Refugio, pocas millas al oeste de la ciudad de Lerdo, Durango. Hizo llegar al jefe político de Lerdo el mensaje de que aguarda instrucciones del general Orozco y en caso de que éste lo ordene, con gusto abandonará las armas y ayudará a combatir al bandidaje en la región. Dicen que Benjamín Argumedo, el Indio Mariano, Galaviz y otros líderes rebeldes esperan las órdenes de Cheché Campos, de manera que la decisión de Orozco es de enorme importancia para la situación del lugar y la población la espera con gran impaciencia y bastante preocupación." NAW, M 274, r. 24, 812.00/6733. 252 Hans Wemer Tobler frecuencia además ocupaban posiciones de mando locales. Por otra parte, debían estar suficientemente ligados al pueblo para llevar a cabo las tareas prácticas del reclutamiento y la creación de un ejército rebelde. No sorprende, por lo tanto, que los líderes militares del norte provinieran de un medio social bastante homogéneo, en particular del estrato medio bajo rural y urbano. Siendo pequeños comerciantes y rancheros independientes, pero también empleados, maestros, etcétera, algunos de ellos ya habían participado en el levantamiento maderista, sin haber pasado de posiciones políticas subalternas durante el gobierno de Madero. En el curso de la guerra civil de los años 1913-1914 se les ofreció ahora por primera vez la oportunidad de ascender en poco tiempo a posiciones influyentes de importancia nacional, mediante una exitosa carrera militar. Esto, sin embargo, exigía suplantar a las viejas clases dirigentes porfiristas y huertistas en el gobierno, la administración y el ejército. Aunque sólo fuera por esta razón, transigir con la vieja élite en el poder, como lo había hecho el maderismo, era imposible para los nuevos líderes de la revolución. La oposición contra Huerta empezó a formarse, como ya se mencionó, después del sangriento golpe encabezado por el general. En ella pronto destacó como líder político del movimiento el gobernador del estado de Coahuila, Venustiano Carranza, que no sólo hizo condenar el golpe huertista mediante una resolución oficial del parlamento de su estado, sino además emprendió de inmediato la tarea de formar el núcleo de un frente antihuertista con base en las tropas del estado.' No obstante, en el terreno militar Carranza tuvo que ceder pronto a la superioridad del ejército federal en Coahuila, pero ello no impidió que el 26 de marzo de 1913, en el Plan de Guadalupe, se proclamara jefe del Ejército Constitucionalista." Carranza derivó este derecho político del hecho de ser -en su calidad de gobernador electo-- el más alto representante político del "orden constitucional" dentro de la oposición contra Huerta. El restablecimiento de este orden era, por lo demás, el objetivo principal del movimiento constitucionalista encabezado por Carranza. Al igual que Madero, Carranza provenía del estado fronterizo de Coahuila, en el noreste del país, pero, a diferencia de él, había realizado Constitutionalist Years, pp. 17-22. Cumberland, pp. 70 Y 71. 3 Cumberland, 4 La guerra civil de 1913-1914 253 una exitosa carrera como político de provincia en el Porfiriato, la cual le hizo recorrer todos los escalones, desde presidente municipal de Cuatro Ciénagas hasta senador de su estado y, finalmente, gobernador interino. Puede excluirse pues una oposición fundamental de Carranza contra el sistema porfirista de poder. En 1909 Carranza presentó su candidatura para gobernador de Coahuila, pero sus estrechas relaciones con Bernardo Reyes se convirtieron en una grave hipoteca política en la crítica situación anterior a las elecciones presidenciales. Porfirio Díaz se opuso a su candidatura, y su consiguiente derrota en las elecciones para gobernador probablemente fue la principal causa de su adhesión al movimiento rnaderista de 1910-1911. Como era de esperarse, después del triunfo del alzamiento maderista Carranza finalmente terminó por ser gobernador de su estado de origen." Considerando su carrera política y su posición social de terrateniente mediano dedicado sobre todo a la ganadería, Carranza pertenecía al círculo de notables que había integrado la élite maderista. Al contrario de Madero, en el terreno político no obstante siempre había abogado por medidas eficientes contra la vieja élite de poder porfirista. Con mayor claridad que el presidente derrocado reconoció los peligros de un golpe de Estado para el que en particular se ofrecía el ejército." Con su rechazo decidido de toda transigencia política con el régimen huertista, Carranza, entonces de 54 años, coincidió del todo con la mayoría de los líderes ..militares del norte que en la primavera y el verano de 1913 se unieron al movimiento constitucionalista. En sus ideas sociopolíticas, en cambio, el conservador gobernador de Coahuila no se distinguía mucho de Madero. Así pues, la posterior retórica social progresista de Carranza, o ciertas 5 Acerca de la carrera prerrevolucionaria de Carranza, véase Alfredo Breceda, DOIl Venustiano Carranza, rasgos biográficos escritos en 1912, México, 1930, pp. 7 Y ss, Desgraciadamente aún no existe una amplia y bien documentada biografía de Carranza. Unas cuantas referencias a su posición social y económica pueden encontrarse en Bernardino Mena Brito, Ocho diálogos con Carranza, México, 1933; y en la ubicación claramente anticarrancista de Clodoveo Valenzuela y Amado Chaverri Matamoros, Sonora y Carranza, México, 1921, pp. 372 Y 373. 6 Acerca de la crítica de Carranza contra las concesiones políticas de Madero a consecuencia del acuerdo de Ciudad Juárez, véase el cap. 1 de la segunda parte, p. 220. Al igual que Maytorena, gobernador de Sonora, Carranza solicitó una y otra vez a Madero que se reforzaran las tropas estatales, independientes del ejército regular. Cf Aguilar Camín, La frontera, p. 266. 254 Hans Wemer Tobler iniciativas de legislación, no derivaron tanto de sus ideas personales, sino más bien fueron adaptaciones tácticas a los rápidos cambios en las constelaciones de poder. Sin embargo, su posición sociopolítica conservadora se mostró claramente en la concepción del Plan de Guadalupe, en el que se limitaba a exigir la restauración del orden",constitucional, excluyendo deliberadamente cualquier postulado de mayor trascendencia para una reforma económica y social.' En el curso de los meses siguientes Carranza consiguió afianzar su autoridad como jefe supremo del movimiento constitucionalista. No obstante, su función se restringió en particular a la de líder político, que sólo ejercía una influencia indirecta sobre las actividades militares en las tropas constitucionalistas, decisivas en aquel entonces. En este terreno la iniciativa recaía más bien en las organizaciones militares regionales, cuyo carácter se examinará con más detalle a continuación. A este respecto los dos movimientos más importantes del norte, el constitucionalista de Sonora y el encabezado por Villa en Chihuahua, ocupan el centro de la atención. No sólo recayó en ellos el peso militar decisivo en la guerra civil contra el ejército de Huerta: los movimientos revolucionarios de Sonora y Chihuahua representan además dos tipos de "modelo insurreccional" (Aguilar Camín) muy diferentes, que abarcan todo el espectro de movilización revolucionaria en el norte. 7 Según un informe de Francisco Múgica, quien en ese entonces pertenecía como joven capitán a los constitucionalistas de la primera hora, Carranza había rechazado incluir en el Plan de Guadalupe planteamientos hechos por jóvenes oficiales para una reforma social y en parte también agraria, con el argumento de que tal medida sólo serviría para despertar la oposición de círculos poderosos. De esta manera, se alargaría innecesariamente la lucha definitiva contra el usurpador Huerta. Cf. Silva Herzog, La révolution, pp. 141 Y ss. Acerca de la negativa de Carranza de incluir la reforma social en los propósitos del movimiento constitucionalista, véase también Memorias de don Adolfo de la Huerta, según su propio dictado. Transcripción y comentarios del Lic. Roberto Guzmán Esparza, México, 1957. pp. 66 Y ss.; Yla entrevista con el general Gustavo Salinas, del 14 de julio de 1961, Archivo Sonoro, INAH. La guerra civil de 1913-1914 255 La formación del movimiento revolucionario constitucionalista en Sonora El estado fronterizo de Sonora, en el noroeste del país, tuvo una importancia particular en la Revolución Mexicana. Aunque es cierto que la dirección política tanto del levantamiento maderista de 1910-1911 como del movimiento constitucionalista de 1913-1914 estaba en manos de hombres de Coahuila y las unidades militares más fuertes surgieron en Chihuahua, no cabe duda de que a largo plazo la influencia decisiva sobre el curso de la Revolución Mexicana partiría de un círculo de líderes revolucionarios sonorenses, que lograron monopolizar en gran medida el poder político a nivel nacional en la década de los veinte y a principios de los treinta. Desde este punto de vista resulta particularmente revelador estudiar con más detalle el contexto específico de la revolución en Sonora, sus antecedentes, carácter-y repercusiones nacionales. Las características generales del desarrollo socioeconómico del norte de México durante el Porfiriato, descritas en la primera parte, corresponden también en alto grado a Sonora. El acelerado cambio social y económico, que contrastaba con la inmovilidad de la estructura de poder, fue aquí ante todo consecuencia de enormes inversiones estadunidenses en las minas de cobre, la agricultura y la ganadería. Este auge económico no sólo llevó a un crecimiento general de la población, sino también a una diferenciación social mucho más acentuada de la sociedad sonorense, que en las zonas agrícolas del altiplano central y del sur. Así, la proporción de mineros en la población económicamente activa aumentó del nueve al 12 por ciento entre 1877 y 1910, pero sobre todo se desarrolló a un ritmo acelerado el sector terciario, es decir, el pequeño comercio, las firmas aduaneras y de exportación e importación, las empresas de transportes, los restaurantes y las cantinas, los bancos y las escuelas. Esta era la base económica de una clase media nada insignificante, que llegaría a desempeñar un papel cada vez de mayor importancia en la dirección de la revolución sonorense." 8 Sobre el desarrollo de Sonora durante el Porfiriato, véase Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada: Sonora y la Revolución Mexicana, pp. 19-124. La siguiente exposición acerca de los comienzos de la revolución en Sonora se basa principalmente en el excelente studio de este autor. 256 Hans Wemer Toblcr Mientras que en el levantamiento maderista en Sonora la dirección polí~ica fue a~~mida por el latifundista liberal José María Maytorena, entre los líderes militares del alzamiento se destacaron -junto con hacendados en oposición al régimen, como los hermanos Morales, que se colocaron a la cabeza de sus peones armadossobre todo miembros de la clase m~dia. Al sur del estado, por ejemplo, el ambicioso agricultor Benjamín HIlI, síndico del municipio de Navojoa y decidido partidario de Madero dirigió una tropa de rebeldes, a la vez que en el norte, Salvador Alvarado, Rafael Romero y Juan Cabral se alzaron bajo la bandera del maderismo. Al principio Alvarado había sido empleado en una farmacia, y posteriormente se independizó en este ramo en Cananea. Romero también se había ocupado en el pequeño comercio en ese centro minero del norte, mientras que Cabral, a su vez, había sido cajero en una maderería.? Tras la renuncia de Porfirio Díaz, Sonora fue uno de los estados del norte que experimentaron un cambio de personal de mayor alcance en el gobierno y la administración. Aunque ahí ciertamente fue elegido gobernador un representante típico de los notables maderistas, Maytorena, varios jefes militares maderistas empezaron a imponerse a nivel municipal y ~e distrito. Así, por ejemplo, Hill se convirtió en prefecto político de Anzpe, Romero tomó cargo de la misma función en Hermosillo, mientras que Alvarado y Cabral recibieron puestos de mando en las tropas estatales recién creadas con los maderistas irregulares. 10 De esta manera, durante la presidencia de Madero se formó en Sonora una nueva clase dirigente po.líti~~ y milita,r de homines no vi -también en un sentido social- que al pnncipio todavía no ocupaban realmente posiciones políticas de punta, pero sí consiguieron crear una fuerte base local y regional que después del golpe huertista les permitió determinar en creciente medida el destino polí!ico de s~nora. A este gr~po también se aunaron maderistas, que debían su naciente carrera política a una actividad civil y no militar, como fue el caso, por ejemplo, de Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles; ambos llegarían más tarde a ocupar el cargo presidencial. De la Huerta, que provenía de una respetada familia sonorense, al terminar sus estudios intentó vivir primero como cantante, luego trabajó como contador en un banco, para ascender finalmente a administrador de una gran curtiduría. La guerra civil de 10 Idem., p. 177. 257 A los 30 años, en 1911, como colaborador de Maytorena dio inicio a su carrera política, que lo condujo primero como diputado al parlamento del estado. Plutarco Elías Calles, que junto a Obregón se convertiría en la figura dominante de la política mexicana en los años veinte y a principios de los treinta, comenzó su carrera en el año 1911 bajo Maytorena, a la edad de 24 años, como jefe de policía en la importante ciudad fronteriza de Agua Prieta." Calles nació en 1887; fue hijo natural de un rico hacendado, pero pasó su juventud en circunstancias sociales muy humildes, después del casamiento de su madre con un fondero. Luego de trabajar por corto tiempo como maestro de primaria, Calles se ocupó en diversas actividades, principalmente como pequeño comerciante, administrador de una hacienda de su padre natural, socio en un pequeño molino, gerente de un hotel y empleado de gobierno de bajo nivel. En todas estas áreas se le negó un éxito contundente. Sólo su nueva función como jefe de policía de Agua Prieta le ofreció la oportunidad de desarrollar sus grandes talentos administrativos y de organización. Sin embargo, la nueva clase dirigente política y militar de Sonora no se componía tan sólo de este círculo de convencidos maderistas. También ingresaron en ella hombres que casi no habían luchado por la causa maderista, pero que bajo Maytorena sacaron provecho de la suplantación política de eminentes porfiristas. Álvaro Obregón, quién más tarde sería el indiscutible jefe de los líderes revolucionarios de Sonora, entró a la vida política de esta manera, cuando fue elegido presidente municipal de Huatabampo, en septiembre de 1911.12 Obregón nació en 1880, el último de 18 hermanos, en la hacienda Siquisiva del distrito sonorense de Álamos. Huérfano de padre, creció en apremiantes condiciones materiales. Recibió una educación escolar más bien rudimentaria. Puesto que una pequeña propiedad agrícola que originalmente pertenecía a la familia al parecer no pudo conservarse, Obregón, cuya gran capacidad para el aprendizaje autodidáctico es destacada por todos sus biógrafos, desde joven se vio obligado a ejercer diferentes ocupaciones, sobre todo aquellas en las que podía hacer uso de sus habilidades 11 Idem., 9 Aguilar Camín, pp. 21-22, 35, 85 Y 86,122. 1913-1914 pp. 85 Y 86. Véanse pp. 180 Yss. acerca del origen y la temprana carrera de Calles. Sobre la biografía temprana de Obregón y los antecedentes de su elección para presidente municipal, véase Aguilar Camín, pp. 222-232. 12 258 II~ Hans Wemer Tobler técnicas para subsistir. Era joven aún cuando llegó a administrador de un pequeño molino de granos, pero renunció al puesto y trabajó como empleado en un ingenio azucarero del vecino estado de Sinaloa, para finalmente probar suerte como vendedor ambulante de una fábrica de calzado en la zona fronteriza entre Sonora y Sinaloa. La meta de Obregón, sin embargo, era convertirse en agricultor independiente. A principios del siglo se estableció en Huatabampo, en la fértil región de los mayos, donde para comienzos de la revolución había logrado establecer una explotación agrícola mediana de varios cientos de hectáreas de extensión. Obregón encarnaba, por lo tanto, al ranchero ambicioso con éxito económico que obviamente no deseaba arriesgar su posición recién adquirida tomando parte en el movimiento maderista de oposición. A semejanza de Calles, Obregón también tenía lazos de parentesco con las viejas familias de hacendados sonorenses, lo que posiblemente haya contribuido a formar sus concepciones posteriores, más bien conservadoras, acerca de la política agraria. 13 El verdadero punto de partida para la empinada carrera política de Obregón no fue su posición relativamente insignificante como presidente municipal, sino en este contexto más bien las tareas de autodefensa militar local en relación con la amenaza de invasión a Sonora de las tropas orozquistas en el año 1912. La movilización de tropas estatales, o sea de tropas independientes del ejército federal regular, contra la temida invasión de Orozco, correspondían .a una estrategia política que desde el principio fue emprendida resueltamente por el gobierno maderista del estado de Sonora. En negociaciones tenaces con el gobierno central, Maytorena había conseguido su aprobación para formar y financiar unidades estatales, lo que no sólo proporcionó al gobierno del estado una mayor independencia frente al ejército federal apostado en Sonora y aún dominado por los porfiristas, sino también le permitió mitigar las peligrosas consecuencias políticas de la desmovilización de los antiguos rebeldes maderistas, mediante su in13 CJ, además de Aguilar Camín, los datos biográficos que se encuentran, entre otros, en Roberto Quir6s Martínez, Álvaro Obregón, su vida y su obra, México, 1928; Juan Djed B6rquez, Obregán. Apuntes biográficos, México, 1929; Carlos Barrera, Estampas de un caudillo, México, 1957. En vista de la ausencia de una biografía bien documentada, resulta valioso el esbozo biográfico de Obregón, enfocado en su pensamiento político, de Narciso Bassols Batalla, El pensamiento político de Álvaro Obregón, México, 1967. La guerra civil de 1913-1914 259 corporación a las nuevas tropas. 14 Con el levantamiento de nuevos soldados por los prefectos y presidentes municipales en la primavera de 1912 se fue incrementando el potencial de aquellas unidades militares estatales que de hecho operaban fuera de la jerarquía del ejército. Uno de los contingentes más fuertes de las nuevas tropas auxiliares fue levantado por el muy activo presidente municipal de Huatabampo, Obregón: más de 100 reclutas, que recibían armas y paga del gobierno del estado. Al mismo tiempo Obregón, como comandante del Cuarto Batallón Irregular de Sonora -por él organizado-, fue nombrado teniente coronel. En varios combates ganados contra los orozquistas sobresalió el talento natural de Obregón, que nunca había tenido una educación militar formal. De esta manera en el otoño de 1912, después de finalizar la campaña contra Orozco, Obregón había alcanzado, por medio de su reputación militar recién adquirida, una posición que rebasaba por mucho . su anterior influencia como presidente municipal.P Este establecimiento eficaz de un cuerpo militar independiente, antiporfirista y leal hacia el nuevo gobierno del estado, que fue posible en Sonora en 1911 y 1912, a diferencia de otros estados, se convertiría en una condición central para el éxito de la resistencia sonorense contra Huerta. Al mismo tiempo, esta forma de militarización ordenada y controlada por el gobierno del estado, que se mostró en particular en la organización de la defensa contra Orozco, ya revela elementos fundamentales del "modelo insurreccionar' sonorense, que se impondría sobre todo a partir de 1913. En relación con la incorporación de Obregón y sus tropas al aparato militar del estado, Maytorena, como destaca Aguilar Camín, ya habría reconocido claramente estas particularidades, a saber: La franca diferencia de estilo entre un jefe revolucionario cuyo liderato agrupa contingentes espontáneamente nacidos a la lucha y quien, Como Obregón, principia su carrera revolucionaria no como ciudadano armado ...; sino como jefe, como teniente coronel con un alto grado y con fuerzas pagadas por el estado, tan bien armadas y equipadas como las del resto de la federación. 16 La posición clave después del golpe huertista en febrero de 1913 14 Agui1ar Camín, p. 199. 15 16 Idem., pp. 230 Y ss. Idem., pp. 131 Y 232. Hans Wemer Tob1er 260 correspondió a los prefectos políticos y a los altos oficiales de las tropas del estado, que influirían decisivamente en el curso emprendido. ~ás adelante por Sonora frente al gobierno del centro. Aparte de Coahuila, Sonora fue el único estado de la república que se opuso a la toma de poder de Huerta pero, al contrario del gesto más bien simbólico de Coahuila, en Sonora fue posible organizar muy pronto una resistencia efectiva. En esto resultó de enorme importancia el hecho de poder apoyarse en tropas del estado propias, que lograron evitar la toma de poder del ejército federal apostado en Sonora. Con todo, tampoco en este estado la decisión contra Huerta se tomó en forma espontánea y como reacción inmediata al golpe de febrero, en tanto que en otras regiones el cambio de poder transcurrió sin contratiempos. Porque independientemente de los riesgos de tal política, en vista de la superioridad arrolladora del ejército federal, la cuestión de cómo organizar un movimiento de oposición de este tipo planteaba graves problemas a más largo plazo. En Sonora no sólo faltaban las condiciones necesarias para un levantamiento popular espontáneo contra el régimen de Huerta, sino que además estaba fuera de discusión t~l "modelo insurreccionar' para quienes tendrían que encabezar el movimiento: oficiales de las tropas del estado y prefectos políticos. Más bien veían como posibilidad de una oposición efectiva al régimen de Huerta la militarización organizada y controlada por el estado, semejante all~vantamiento de las tropas contra Orozco. Sin embargo, como el erano se encontraba vacío, era necesario abrir nuevas fuentes de financiamiento, que bajo las circunstancias dadas sólo podían adoptar la forma.de impuestos más o menos confiscatorios a las grandes fortunas pnvadas. No obstante, tal estrategia, al tomar como blanco a la clase alta, inevitablemente causó la irritación del gobernador Maytorena, destacado representante de la misma. Por esto en el conflicto en tomo a la política que debía emprenderse después del golpe huertista se pusieron de manifiesto claramente las diferencias sociales y económicas entre militares y prefectos decididos a la resistencia, por una parte, y el gobernador Maytorena, por otra, al que asustaba la posibilidad de que "se pretendió .hacer una confiscación general de bienes, entre ellos los de gentes ajenas a la política, irresponsables de los acontecimientos de México".'? Ma~t~rena no estaba dispuesto a entablar la lucha contra Huerta en estas condiciones 17 Cit. por Aguilar Camín, p. 279. La guerra civil de 1913-1914 261 ni renunciar de manera oficial al poder gubernamental, por lo que se retiró temporalmente, "por razones de enfermedad", al exilio en Estados Unidos, dejando los asuntos del gobierno en manos de un gobernador interino, Ignacio L. Pesqueira. Junto con los altos oficiales de las tropas del estado -Obregón, Hill, Carranza, Alvarado-, Pesqueira sin demora empezó a aumentar los efectivos militares del estado." En vista de la ya mencionada importancia fundamental del ejército como organización básica de la Revolución Mexicana, las modalidades específicas adoptadas por el ejército revolucionario de Sonora durante su época de formación revisten enorme trascendencia. También en el caso del ejército establecido en 1913, cuyo núcleo estaba constituido por las tropas del estado ya existentes, no se trataba en absoluto de una formación espontánea de milicias voluntarias en el sentido de un levantamiento popular desde abajo. Faltaban por lo tanto los rasgos que comúnmente suelen asociarse con "ejércitos revolucionarios" y que en efecto caracterizaban en alto grado, por ejemplo, al ejército campesino de Zapata. En cierto sentido se trataba más bien, de un ejército con cualidades indiscutiblemente "profesionales", ya que la iniciativa para establecer estas unidades estatales y la ocupación de los altos puestos de mando partían de la autoridad reconocida del estado. Además el equipo y las armas de las tropas, y sobre todo su paga regular, eran proporcionados directa o indirectamente por el estado. Si bien las tropas no eran "profesionales" en un estricto sentido militar, y los soldados y sus oficiales eran casi sin excepción profanos en el terreno militar,'? el hecho de recibir una paga regular así como la organización interna del ejército establecida con este fin hicieron de la existencia como soldado una especie de "profesión", con todas las consecuencias que de ahí derivaron para un movimiento revolucionario. El estado aseguraba el sostén de los familiares de los 18 Sobre el desarrollo político en Sonora en febrero de 1913, ef Aguilar Camín, pp. 273-281. 19 Sin embargo, no había diferencia entre el ejército revolucionario y las tropas federales regulares en lo que se refiere a los soldados y el grado de formación militar. También las tropas federales levantaban la mayor parte de sus reclutas en condiciones similares dentro del mismo sector de la población, y sólo les daban una formación básica rudimentaria. El nivel técnico relativamente bajo de las fuerzas militares ni siquiera otorgaba ventajas decisivas a los oficiales de carrera. Talentos naturales, como Obregón y Villa, no necesitaban un entrenamiento formal de Estado Mayor para inflingir sensibles derrotas a los comandantes del ejército federal aun en batallas del todo tradicionales y sin recurrir a técnicas guerrilleras. Hans Werner Tobler 262 vez a semejanza de los empleados en las soldados levantados, que a su .: rt de su paga en efectivo, . 'lo recibían una pa e . 1 haciendas Y las mmas, so pto de armas Y equipo. A mientras que la otra se les desconta~a P?r co~ce ." uilar Camín indica lo siguiente: Ag respe cto , . . mente (en la organización de su propio Así, el gobierno ratificaba microscÓpica I traba] o que había hereda. io) los patrones de emp eo y .. ej·ército revoluclOnano . 1 en que se hallaba Inserto. . . d la estructura Socia do como única expenencla e ara la uerra, sus criterios de trato a los como emp\eador de mano de obra ~ ,g menos eran habituales en las . 1 e matices mas o , soldados reprodUjeron os qu , ,20 compañías mineras Y las haciendas de la epoca. rnó en un importante . . la paga regu l ar se to En tales circunstancias, .. 1 Al varado se dio cuenta . . h ., dOCIlidadde as tropas. reqUIsito para laca esion y d 1913 -la necesidad de recursos cabal de ello al destacar en agos~~ e d 1pago de las fuerzas depende suficientes para pagar los sueldos , puesdeeOrganl· zación militar significó, , t "21 Esta f arma . .. de Sonora no tenía motivos que éstas esten canten as . . . nto revoluclOnano a la vez, que el mOVlmle 1 ·t·m·ldad _realmente revolu. . n una nueva egl I para fundar su eXistencia e t meramente políticos. Los ma. de los argumen os 1 cionana-, que pasara l . , de Sonora en el terreno de a . if ban la revo UClOn ., d nifiestos que justl ica H rta el carácter de una seceSlOn, e ideología, daban a la lu.c~a contra e ~~tidades territoriales políticamente un enfrentamiento tradiCional entr 1 t míento popular con motivos t el de un evan a autónomas, Y no tan o d d los líderes sonorenses de la revosociales. Las principales dema~ a~ e términos como "soberanía", or conSigUIente, en lución se expresa b an, P .. d Id b " etcétera.22 "honor", "patria", "cumplimiento e e er , 20 Aguilar Camín, pp. 333 Y 334. , . 21 Idem., p. 330. . Obregón hizo muy al margen la débil 22 ldem.. pp. 288-294. En sus memolnasóded!u:;;~ndamento social, aunque debido a los apel en la revo UCl n .." pude apreciar tentativa de dotar a su p resulta poco convmcente. ... términos muy generales en que se expre.s~, entre las castas privilegiadas Y las clases también el desequilibrio. inmenso que ~XIS ll~onvencimiento de que era neces~rio odiar la trabajadoras ... Esta expenencla me lleva a a t la libertad" Más adelante, sin embargo, tiranía ya que no sabíamos amar y conqUl~ ~ de "defende~ la legalidad del gobierno Y l~ iustifica su proceder ~on Huerta e~ la necesi a 'lómetros en campaña, México, 1917. AqUl ~ignidad nacional". Alv~ro Ob,regon, Ocho 29. En comparación, las memonas de otro se utilizó la nueva edlclon, MexICO, 1959, pp una franqueza reveladora. De acuerdo con general sonorense, Pedro J. Almada, muestran ml.l:: La guerra civil de 1913-1914 263 Así pues, la revolución de Sonora no sólo carecía en gran medida de una perspectiva revolucionaria de cambio social, sino que la lógica del camino emprendido exigía respetar la estructura social y las relaciones de propiedad existentes para garantizar una administración "normal" del estado y con ella los ingresos "normales". Esto, por cierto, no excluía de manera alguna ciertas formas de impuestos forzados (en los casos de destacados adversarios políticos, incluso confiscaciones de mayor alcance), pero estas medidas se efectuaban dentro del marco de una política de excepción y no tenían nada en común con las manifestaciones destructi vas de una reordenación espontánea de las relaciones sociales por un exitoso movimiento popular rebelde. Por consiguiente, el gobierno no permitió requisas espontáneas por medio de las tropas, sino que trató de imponer las medidas de la economía de guerra en forma ordenada y estrictamente controlada. Mientras que al principio de la campaña contra Huerta los recursos financieros necesarios fueron reunidos mediante la exportación incrementada de ganado y productos del campo, que los latifundistas tenían que entregar al gobierno en forma de cuotas obligatorias, ya en mayo de 1913 fue establecida una Oficina de Administración de Bienes de Ausentes incorporada al Departamento de Guerra, que se encargó de administrar directamente aquellas fincas cuyos propietarios habían abandonado el estado como enemigos del constitucionalismo." Ya para mediados de abril de 1913, las tropas estatales habían logrado apoderarse de la mayor parte del territorio del estado, con excepción del puerto de Guaymas. De esta forma no sólo se aseguraron el acceso a los considerables impuestos de las empresas mineras estadunidenses en el norte de Sonora sino, igualmente, a las considerables recaudaciones aduaneras del tráfico fronterizo. Estos medios financieros eran sumamen, sus propias palabras, la incorporación de Almada al ejército constitucionalista no parece haber surgido de ninguna clase de posición ideológica, sino de una circunstancia completamente local--el hecho de que conocía a Obregónasí como de cierta inclinación hacia la vida castrense. Alrnada, que también vivía en Huatabampo y al igual que Obregón había lograron establecerse a nivel local gracias a su propio esfuerzo, recibió la oferta de Obregón de unirse a los constitucionalistas. " ... [Obregón) agregó: 'Y si tú quieres ayudamos, sin compromiso alguno, tú sabes; ya se desconoció a Victoriano Huerta.' Le contesté inmediatamente que estaba a sus órdenes para lo que dispusiera. 'Muy bien; vente mañana para darte un nombramiento de capitán 2". '" Pedro J. Almada, COIl mi cobija al hombro, México, 1936, pp. 148 Y 149. 23 Para mayores detalles a este respecto, véase Aguilar Camín, pp. 320-327. La guerra civil de 1913-1914 265 Hans Wemer Tobler 264 te importantes para la compra de armas Y pertrechos en Estados Unidos porque, como los demás ejércitos del norte, también los sonorenses mantenían agencias comerciales en ese país, cuya función principal era la compra de materiales de guerra Y su transporte a México." Bajo estas condiciones se formó un ejército revolucionario en Sonora que _relativamente bien equipado, pagado con regularidad Y bastante disciplinadotenía poco en común con una tropa guerrillera como la que caracterizaba al movimiento zapatista, que contaba con recursos incomparablemente menores y casi no tenía posibilidades de abastecimiento desde el extranjero debido a su situación geográfica. También es por esto que, según comentaron algunos observadores estadunidenses, el ejército de Sonora podía considerarse como un verdadero factor de orden. Aparte de medidas fiscales extraordinarias, no se tocaba la propiedad extranjera, sobre todo cuando ésta se encontraba en manos estadunidenses. El 28 de marzo de 1913, el cónsul de Estados Unidos en Nogales informó al Departamento de Estado que "hasta la fecha la administración normal ha sido restaurada sin demora después de los triunfos militares de las tropas estatales Y se conserva un buen orden. Las autoridades estatales están del todo dispuestas a guardar el orden vigente de las cosas" .25 Su colega en Herrnosillo elogió la disciplina de las tropas, aunque no se abstuvo de agregar "que la situación pudiera ser otra si no recibieran sueldo" .26 Esta función económica del ejército era tanto más importante, cuanto que ya durante el levantamiento maderista, la actividad normal de muchas empresas fue afectada por los acontecimientos de la guerra, lo que íncrementó rápidamente el número de desempleados. Bajo estas circunstancias correspondió al ejército también una tarea no militar en tanto que, según hizo constar el cónsul en Nogales, podía contribuir a "resolver el 7problema de ocupación de los desempleados, incorporándolos al ejército".2 Es posible apreciar la importancia de esta adquisición de materiales de guerra (así como la indudablemente muy escasa vigilancia de la frontera por parte de Estados Unidos) por el hecho de que en mayo de 1913 el gobierno del estado de Sonora no sólo pudo comprar un avión en Estados Unidos para el ejército constitucionalista, sino introducirlo de contrabando (sic) a México. Véase la entrevista con el general Gustavo Salinas del 14 de julio de 24 1961, Archivo Sonoro, INAH. 25 NAW. M 274, r. 24. 812.00/6980. 26 NAW, M 274, r. 24, 812.00/6855. En este informe del 17 de marzo de 1913, el cónsul calculó el número de tropas constitucionalistas en Sonora en por lo menos seis mil hombrés. 27 NAW, M 274, r. 24, 812.00/6980. EllO de junio de 1913, el director general de una Estas características fundamental d ., . fesional" eran por cierto p rti 1 es e un ejercito revolucionario "proa lCUarmente ace t d bargo, como se mostrará más adelante t n ua as en Sonora; sin ernsegmentos del Ejército del N rt C ' ampoco faltaban en los otros de Sonora, organizado y con~r~~d~n ~~d~, las características del ejército marco de la legalidad estatal estado y operando dentro del conjunto del movimiento revolu'c~o p~e den extenderse globalmente al C ionano el norte on el avance del ejército sonor haci . premo de Obregón, en cuyo trans ens~ acia ~l sur, bajo el mando suue poración de otras tropas revolucio cur.so h creciendo mediante la incorEjército del Noroeste es d . nanas asta convertirse en el cuerpo del '1' ' ecir, en una de las t rru itares del Ejército del N rt . res grandes unidades fisonomí o e, cambió en ci rt . isonorma, Esto sólo no se debi l i le a erorma también su . 10 a Incremento c f . vos, SInOsobre todo a su integr . " uan itativo de sus efecti. . acion mas completa e 1E' , . ucionalista como un todo L . n et cjerctto Constit revestía aún mayor impo~n;' ot~a ~ran umdad de é~te probablemente famosa División del Norte crea~a e~SC~.~l p~nto ~e vista militar; era la Villa. I ua ua bajo el mando de Pancho P: La formación del movimiento villista en Chihuahua Con mucha razón Friedrich Katz d ". . más difícil de definir de todos 1 es~c~ que el movuruento villista es el la imagen del propio Villa muOlt~Cm~v~ffilentos revolucionarios"." No sólo ' uaceuca y contr di tori . el Norte encabezada por él e tá d a ICona, SInOla División d s n ro eadas de ley das.Anenas reci mente, sobre todo debido a las extensas i . .en as. penas recientecobró formas más claras y rasgos ,a~~~veStI~aClOnesde Katz, el villismo _, . mas I erenciados." En las páginas 205 y ~omp.ama rmnera estadunidense en Sonora info .. La s~tua~ión ~esulta sumamente interesante a~ó lo siguiente al Departamento de Estado: con~~ltucIOnahstas se han apoderado de todo PI a os que somos muy activos en Sonora. Los hacl~n.dose cargo de los asuntos de Estad e estado con excepción del puerto de Guaymas administración del estado se realiza en I o .en forma por demás confiable. De hecho I~ tanto al gobierno local del estado como mls~a forma que siempre. Pagamos impuestos que a menudo pagamos doble "N 2 gobierno federal en la ciudad de México 28 Katz, Deutschland p 2'4"1 AW, M 74, r. 26, 812.00/7823. ' o sea :1 29 ,. . Cf. Katz, Deutschland, en los árraf . brevemente los problemas fundament~les d~~ r~~~rentes al mov~miento villista señala VI ismo. Ha pubhcado dos importantes 1 Hans Wemer Tobler 266 206 señalamos brevemente los comienzos de la carrera revolucionaria de Villa en el levantamiento maderista. Después del armisticio de Ciudad Juárez, Villa se retiró a la vida privada con el grado de coronel y una recompensa de 10 mil pesos, a fin de reanudar sus actividades comerciales. A causa de su profunda lealtad a Madero no participó en la rebelión de Orozco contra éste, sino que por el contrario se unió, junto con sus anteriores soldados, a la columna militar que había sido formada bajo el mando supremo del general Victoriano Huerta para luchar contra los orozquistas. En el curso de la campaña, Villa fue promovido a general, pero Huerta, quien como muchos otros oficiales de carrera mostraba un desprecio apenas disimulado hacia este "general" de formación poco convencional, lo habría mandado fusilar debido a una supuesta insubordinación, si Madero no hubiera intervenido personalmente. Más tarde Villa fue transferido a una prisión en la ciudad de México, de la que logró escapar a Estados U nidos en diciembre de 1912. Ahí recibió la noticia del asesinato de Madero perpetrado por Huerta, quien aborrecía particularmente. Por ello a comienzos de marzo cruzó el río Grande a la cabeza de ocho hombres, para organizar en Chihuahua un nuevo y poderoso ejército contra Huerta; al cabo de pocas semanas ya contaba con más de tres mil hombres. 30 La formación del movimiento revolucionario constitucionalista en Chihuahua se distingue en muchos aspectos del desarrollo en Sonora. Sobre todo en' cuanto a la movilización por lo general espontánea y popular y a su política mucho más radical en lo que se refiere a confiscaciones, el movimiento villista se diferencia claramente del movimiento revolucionario organizado y controlado por el gobierno del estado de Sonora. No obstante, ambos movimientos tenían en común una política económica de guerra basada en intactas relaciones comerciales con Estados Unidos, cuya lógica consecuente también impidió al"movimiento villista la realización de auténticos cambios en la estructura económica y a ensayos acerca de cuestiones particulares: "Agrarian Changes in Northern Mexico in the Period ofVillista Rule, 1913-1915", en Confemporary Mexico, pp. 259-273; "Pancho Villa and the Attack on Columbus, New Mexico", en American Historical Review, 83/1, 1978, pp. 101-130. Asimismo debo a Katz muchas valiosas indicaciones, expresadas durante nuestras conversaciones personales. Las consideraciones que siguen acerca del villismo se basan fundamentalmente, pues, en sus investigaciones. 30 Cervantes, Francisco Villa, pp. 27-43; Almada, La revolución, u, p. 25; Katz, Deutschland, I I 1 1 1 I I I p. 241. La guerra civil de 1913-1914 267 social dentro de su zona de influencia. Además, tanto en Sonora como en Chihuahua, la adhesión de la mayoría de los soldados revolucionarios a los ejércitos no fue motivada por ideas claras de reforma social, lo que en muchos casos tuvo como resultado una característica debilidad política de la base con respecto a sus dirigentes. En este sentido, tanto el movimiento revolucionario de Sonora como el de Chihuahua se distinguen fundamentalmente del movimiento campesino del sur encabezado por Zapata. Y de esta manera el levantamiento villista pertenece a la Revolución d~l Norte por otras razones además de la situación geográfica, aunque en vanos aspectos se distinga claramente de las otras corrientes del norte. Por esto mencionaremos a continuación algunas características fundamentales del movimiento villista en los años 1913-1914. El desarrollo político de Chihuahua durante el Porfiriato, caracterizado por l~ hegemonía política y económica de la familia Terrazas, ya fue desc~to.más a~iba.31 También en Chihuahua, la diferenciación social y ec~nomlca habla avanzado más que en las tradicionales zonas agrarias del altiplano central y del sur, dando lugar a un movimiento de oposición contra el régimen de Díaz y de Terrazas de gran complejidad social, según lo subrayó el cónsul estadunidense en Chihuahua en octubre de 1913 en un informe acerca de los antecedentes de la Revolución del Norte. Afirmó que a~uí y~ no podía hablarse simplemente de dos clases, la campesina y la latIf~ndlsta, más bien "existe una clase media afianzada de pequeños comerciantes, artesanos, transportistas, ferrocarrileros, empleados comerciales, etcétera, que hace años lucha por mejorar sus condiciones de vida ..."32 Sin embargo, a diferencia de Sonora o Coahuila, en Chihuahua faltaban familias de hacendados liberales como los Maytorena, Madero o Carranza que en 1911-1912 hubieran podido realizar una auténtica sustitución pol~tica ~~ la vi,e~aoligar~uía porfirista en su estado." Por consiguiente, l~ situación polftica en Chihuahua fue muy inestable durante la presidenCIa de Madero. Sobre todo el. gran levantamiento orozquista de I912, apoyado activamente por la vieja oligarquía de los Terrazas, no permitió una estabilización militar del gobierno estatal maderista, como ocurrió en 31 Cf cap. 4 de la primera parte, pp. 124 Y ss. 32NAW, M 274, r. 30, 812.00/9484. 33Katz, "Pancho Villa and the Attack on Columbus", p. 104. ,~ Hans Wemer Tobler 268 11 \ el caso de Sonora. Inmediatamente después del golpe de Huerta, el gobernador Abraham González, uno de los colaboradores más ín~imos de Madero, fue destituido por las tropas federales emplazadas en Chihuahua. El gobierno del estado, la administración y el congreso pasaron a manos de los seguidores de Huerta, entre los que no sólo se contaban viejos representantes del régimen terracista, sino también orozquistas que se adhirieron con su jefe a Huerta." Ciertamente también en Chihuahua tropas auxiliares del estado dispersas, compuestas de antiguos maderistas, se rebelaron contra Huerta; sin embargo, dadas las circunstancias el establecimiento de un eficaz ejército antihuertista no pudo darse a través del aparato estatal, como sucedió en Sonora, sino que dependió de una movilización espontánea del pueblo, que fue llevada a cabo principalmente por Pancho Villa y sus subalternos. En ello el carisma personal de Vil~a y su firme arraigo en el estado de Chihuahua revistieron una importancia decisiva. El propio Villa estaba perfectamente consciente de este hecho, según lo pone de manifiesto una conversación sostenida con Adolf~ de la Huerta -,-y transcrita por éste- poco tiempo antes de~regreso de V ll~a~e Estados Unidos a México. Villa había rechazado terminantemente la mVItación de De la Huerta para unirse al movimiento revolucionario en Sonora, y en vez de ello decidió volver a Chihuahua. "Yo en su estado n? conozco a la gente; no conozco la tierra; no. En mi estado que es Chihuahua ... yo valgo diez por uno de lo que pudiera yo vale~ en Sonora.:'35 El prestigio de Villa como jefe militar durante el levantamiento madensta, su reputación como bandido al servicio del pueblo y su intenso carisma pronto le valieron muchos seguidores en los pueblos de Chihuahua. Eran sobre todo motivos personales, como la admiración por un jefe famoso así co~o la difusión del deseo de adherirse al ejército villista entre hermanos, vecinos, etcétera, lo que aumento rápidamente los efectivos de l~ Divis~?n del Norte en la primera mitad de 1913. En todo caso, esta es la impresion que despierta el gran número de entrevistas con veteranos villi~tas ~ue ~n equipo de historiadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia ha efectuado durante los últimos años." 34Almada, La revolución, II, pp. 15-28. 35 Memorias de don Adolfo de la Huerta,p. 56 y 57. 36 Cf. el "Programa de Historia Oral" (PHO)del Departamento de Etnología y Ant.ropología del INAH,bajo la dirección de Eugenia Meyer. En el marco de este programa por pnmera La guerra civil de 1913-1914 •...;,., 269 Una.y otra vez. se resalta en ellas la fuerza de atracción personal y el magnetismo de Villa al que, como parece, sólo muy pocos habitantes de los pueblos de Chihuahua lograban sustraerse." "Muchos villistas afirman que el simple grito eufórico ¡Viva Villa! provocaba una reacción popular, la cual acentuaba su adhesión a las armas de una manera voluntaria e inmediata.vv Con frecuencia grupos enteros de hermanos farnilia~es y amigos se adherían a las tropas en su paso por los pueblos: como lo m~~rma el veterano villista Santos Márquez Parada, quien de joven se umo a las tropas revolucionarias después de enterarse de que los villistas se habían llevado a uno de sus hermanos.v También problemas y riñas pers.onales, querellas locales y el anhelo de aventuras seguramente fueron motivos ~uy comunes para ingresar al ejército, como se puede desprend~r, porejemplo, de la declaración de Victoriano Macías, quien a los 17 ano~ se integró a las tropas revolucionarias que pasaban: "Me gustaba el destino. ,No porque tenía idea, ¿cuál idea iba yo a tener? Ninguna. Pero vi el monton, ¡ah!, ¡pues yo también!"40 Las mismas fuentes que con tal claridad muestran el carácter espontáneo ~e la movilización de masas por parte del ejército de Villa, ponen de manifiesto tam?ién la escasez de motivaciones claramente ideológicas. Para un gran numero de hombres extremadamente jóvenes entre los revez se efectuaron de manera sistemática entrevistas a veteranos de la Revolución. Reciente~ente ha ~upado el pnmer plano la "visión popular" de los acontecimientos revolucionanos, es decir, las entrevistas se concentran sobre todo en veteranos de origen económico y SOCIalhumilde, mucho~ de ellos analfabetos. A comienzos de 1975, por ejemplo, ya se conta~~ con 86 entr.evlstas de antiguos villistas, que primero fueron grabadas en cinta magnenca, y posteT1o~ente transcritas y puestas a disposición de los investigadores. Algunas de esta~ entrevIs~as ya fueron interpretadas por colaboradores del programa en f~rI?a de pe,quenos estudios hectografiados. Véase, por ejemplo, sobre el movimiento vllh.sta. ,~ana Isa~1 Souza, "¿Por qué con Villa?", Estudios 8, 1975; Ximena Sepúlveda ta~;a, !"a revolucl~n en Bachíniva", l!studios 7, 1975. ~eanse, por ejemplo, las entrevistas con el oficial villista José de Báez, PHo/1/34 (~n~revlsta ~~115 de enero de 1973 por María Isabel Souza), p. 14, así como con el veterano villista ~eclllO Robles, PHoll17 (entrevista del 2 de agosto de 1973 por Alicia O. de Bonfil y Eugenia Meyer), p. 12. 38 Cf. María Isabel Souza, "; Por qué con Villa?" p 8 39 . u • , • • p~oll/64 (entrevista del 16 de ju.lio de 1973 por María Alba Pastor), pp. 3 y 4. Aparte tic que SIn duda hubo muchos voluntanos entre los soldados villistas, parece que un número 'onsld~rable de reclutas fue levantado bajo presión social, lo que demuestran ciertas xpresiones frecuentes ~omo: "nos levantaron", "nos llevaron", "nos trajeron", etcétera. Véase a este respecto Ximena Sepúlveda Otaiza, "La revolución en Bachíniva" p 5 40PHo/l1l11 (entrevista del 29 de octubre de 1973 por María Isabel Souza): p~. j y 4. Hans 270 Wemer Tobler La guerra civil de 19l3-1914 271 clutas villistas, por lo general simples motivos activistas. parecen ~~~~ figurado en primer plano. Da testim~nio de. ~ll~ el ~o~tenor g~n~~aaños. berto Fierro Villalobos, quien se umó al ejercito villista a 10 , h "41 I 11 11 : 1 "Entonces toda lajuventud, como ahora, se lanz~a l~ bo~~asv~~(~~rt;~ue De acuerdo con el oficial villista Pedro Caloca anos, o. , t ían fueron los que militarmente le dieron el triunfo a la revolución, ~o :n~os ideolo ía" una observación que seguramente vale para gran ~a e. e rangOsginf~riores del ejército villista (y de otras tropas revolucionari as dlae! ' 1as di'ec araci ones de..muchos veteranos,.lizanorte)." En todo caso, segun discusiones programáticas casi no parecen haber influido en la movl ., '11' t d las masas cionEsto VI no IS aexcluía e. de ninguna manera que e 1 VI'11"ism o sí apareciera como , lib rtad y sobre todo por una mayor un movimiento que luchaba ~o~ mas, I ~ tribuible a la reputación justicia social, lo que no en ultimo t~~IllO era a igo de los pobres y su de Villa como ex bandido, su prestigio como am. . también por 1 itados 43 Según los testrmomos, apoyo espontáneo a os necesl'· 1913-1914: "Mire, Villa llegah esto Villa fue tan popular en Chlhua ua en b todo lo demás. Si traía b ' [emplo y nos encontrab a po res y ~ ero.Ioso saca eJ b a y nos lo daba' , y nadie daba dinero; nadie protegía a los dinero, pobres y Villa sí."44 . d 1 Es cierto que Friedrich Katz ha demostrado que en los cormenzos e 11 1 f b d 1973 por Eugenia Meyer), p. 24. PHo/1/42 (entrevista del 13/21 de e rero e or María Isabel Souza), p. 6. La extrema laración del ex sargento Adalberto . 1" edemamfiestoen a ec . d falta de orientación po mea se pon ontró en una tropa antivillista, Sin po er López Jara que después de 1914 de repente se encc d 120 de febrero de 1973 por Laura ' . f el" PHo/1/43 (entrevista e , explicar este cambio de rente. 'J' bié María Isabel Souza "¿Por que con v, e te respecto tam ien , Espejel López), p. 21. ease a s D hl d p 325 en lo que se refiere a su Villa?", pp. 10 Y 11. Cf finalme~t~ Katz, eut~a;:n;e' ued~ aplicarse a la mayoría de caracterización de I~s va~uero.s ~llh~tas, qU~:~~e "sabían ¿ontra quién luchaban, pero sólo los soldados revolucionari os villistas: cierta I I habían salido a combatir. Sobre todo tenían ideas muy vagas acerca de la causa por, a c~:ra de la zona muy limitada en que se faltaba comprensión de los s~c~sos ~ue ocuman 41 42 PHo/l/36 (entrevista del 23 de enero ~e 1973 PI d 11 !I I 1 encontraba el centro del movimiento . I 'Ir stas no hacían promesas específicas de 43 En reiteradas ocasiones se cuenta que o: VI blo una mejor vida para el pueblo". Cf. reforma, pero sí hablaban de "lIbertades para e Pt~e '1~sticia social" y "tranquilidad, paz y PHo/l/34, p. 14. Según Cecilio Robles, l e~ prome ran trabajo". ef PHolll7, p. 10. Véase ta~bRI~nPH~I:!!f~'(~~~ María Isabel Souza, del 16 de 44 Véase la entrevista con Andres Ive.ra julio de 1973), PHo/I/63, p. 20. Véase también PHo/1/33, p. 19. villismo tuvo cierta importancia la motivación de una reforma agraria, sobre todo entre los descendientes de aquellas colonias militares cuya propiedad fue amenazada o expropiada por la expansión de las haciendas durante el Porfiriato. Esto, por ejemplo, lo demuestra el alto número de villistas del pueblo Namiquipa.45 Sin embargo, no deberá exagerarse el peso de este elemento agrario en la formación del movimiento villista en general. De todos modos, en las entrevistas con los veteranos villistas casi no aparecen ideas de una revolución agraria, ni mencionan los veteranos como motivo consciente de su adhesión al ejército, ni por lo visto se utilizaban planteamientos para una reforma social, como por ejemplo la promesa de repartir tierra entre los necesitados, como argumentos para el reclutamiento.46 Pese a su carácter predominantemente rural, el ejército de Villa no se convirtió en un auténtico movimiento campesino con claros objetivos de reforma agraria, como la Revolución del SUr.47Para ello no sólo faltaba una clara conciencia de clase entre la mayoría de los villistas, incluso los de origen campesino, también la heterogeneidad social de las tropas villistas así como la composición de la dirigencia militar y política del movimiento impidieron tal desarrollo, al que además se oponían las necesidades específicas para el financiamiento del ejército. En el curso del año 1913 Villa logró ser reconocido tanto por Carranza como por sus subalternos como comandante militar supremo de las tropas revolucionarias de Chihuahua y al mismo tiempo fue capaz de formar un ejército fuerte, cuyo núcleo al principio consistía sobre todo en la caballena." En mayo de 1913 los villistas ya controlaban gran parte de las áreas rurales de Chihuahua, mientras que las tropas federales se limitaban 45 Friedrich Katz, The Secret War in Mexico, pp. 8 Y 9; Ximena Sepúlveda Otaiza, "La revolución de Bachíniva". 46En varios casos se afirma que no hubo promesas de una posterior reforma agraria a la hora del reclutamiento. Cf., por ejemplo, PHolll7, PHo/1/34. Al contrario, llama la atención que algunos de los interrogados hicieran comentarios más bien positivos acerca de las circunstancias en el Porfiriato, incluyendo las haciendas, cuyos rasgos patriarcales son destacados. Véase a este respecto Ximena Sepúlveda O., "La revolución en Bachíniva", p. 5. 47Se pone de relieve una y otra vez el alto porcentaje de soldados villistas de origen campesino. Véase también María Isabel Souza, "¿Por qué con Villa?", p. 5. 48 Según el ex teniente villista J. Arias, que en 1914, a los 18 años se unió al ejército de Villa, se incorporaba a las tropas villistas sobre todo aquella gente que ya disponía de caballos Y armas. PHO/1/33, p. 40.