AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1459/2016 QUEJOSA: ********** MINISTRO PONENTE: JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ SECRETARIA: DOLORES RUEDA AGUILAR En atención a lo dispuesto por el artículo 73, segundo párrafo, de la Ley de Amparo, así como la jurisprudencia de rubro: “PROYECTOS DE RESOLUCIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN Y DE LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. SÓLO DEBEN PUBLICARSE AQUELLOS EN LOS QUE SE ANALICE LA CONSTITUCIONALIDAD O LA CONVENCIONALIDAD DE UNA NORMA GENERAL, O BIEN, SE REALICE LA INTERPRETACIÓN DIRECTA DE UN PRECEPTO CONSTITUCIONAL O DE UN TRATADO INTERNACIONAL EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.”1, a continuación se hace público el fragmento del proyecto de sentencia del amparo directo en revisión 1459/2016, en el cual se realiza el estudio de constitucionalidad respectivo: 78. Estudio. Como se advierte de los elementos antes sintetizados, esta Primera Sala estima que la única cuestión jurídica a determinar, en primer término, consiste en: ¿Fue correcta la determinación del Tribunal Colegiado respecto a la calificación de inoperantes e infundados de los conceptos de violación? 1 Jurisprudencia P./J. 53/2014 (10a.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Pleno, Libro 12, Noviembre de 2014, Tomo I, Página: 61. 79. Se estima que la respuesta a tal interrogante será en sentido positivo, por las razones que se exponen a continuación. 80. Como ya se señaló, en el primer agravio antes sintetizado, la recurrente sustancialmente alega que el Tribunal Colegiado incorrectamente desestimó la inconstitucionalidad planteada respecto al artículo 3, fracción IV, de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única, en relación con el 1-B, párrafo primero, de la Ley del Impuesto al Valor Agregado. Lo anterior, pues sus argumentos no versaban únicamente sobre un problema de definición conceptual, sino sobre un problema de imprecisión que no permite al contribuyente conocer la forma de aplicación de dicho numeral, lo que conlleva que sea la autoridad la que determine el momento en que se entenderá satisfecho el interés del acreedor, por no precisar el alcance de esa expresión ni las consecuencias de las formas de extinción de las obligaciones para efectos de la normativa impositiva. 81. Esta Primera Sala considera que dicho primer agravio resulta infundado, pues la determinación hecha por el Tribunal Colegiado fue correcta y apegada a derecho. 82. Es necesario destacar que esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ya se ha pronunciado sobre el derecho de seguridad jurídica, en el sentido de que es respetado por las autoridades legislativas cuando, por un lado, las normas creadas generan suficiente certidumbre a los gobernados sobre las consecuencias jurídicas de su conducta y, por otro, acotan las facultades de la autoridad en la medida necesaria y razonable de manera que se les impida actuar con arbitrariedad. 83. Lo anterior fue expuesto en la jurisprudencia 2a./J. 144/2006,2 de la Segunda Sala de este Alto tribunal, de rubro: “GARANTÍA DE SEGURIDAD JURÍDICA. SUS ALCANCES.” 84. De tal manera que lo que tutela el principio de seguridad jurídica es que el sujeto de la norma jamás se encuentre en una situación de incertidumbre jurídica y, por tanto, en estado de indefensión. Es decir, que el gobernado “sepa a qué atenerse” respeto de la regulación normativa prevista en la ley y la actuación de la autoridad. 85. Ahora bien, esta Suprema Corte ha aclarado, tal como el Tribunal Colegiado correctamente señaló, que la Constitución, a fin de que se respete el derecho de seguridad jurídica, no exige al legislador ordinario que defina todos los vocablos o locuciones que utilice, pues la exigencia de un requisito así, tornaría imposible la función legislativa, por lo que es suficiente que la redacción que utilice no resulte con un grado de vaguedad o confusión tal que impida a sus destinatarios conocer a qué atenerse al momento de su aplicación dando oportunidad a una actuación arbitraria por parte de la autoridad, tal como se advierte de la jurisprudencia 1a./J. 83/2004:3 “LEYES. SU INCONSTITUCIONALIDAD NO PUEDE DERIVAR 2 2a./J. 144/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIV, Octubre de 2006, página 351. 3 1a./J. 83/2004 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XX, Octubre de 2004, página 170. EXCLUSIVAMENTE DE LA FALTA DE DEFINICIÓN DE LOS VOCABLOS O LOCUCIONES UTILIZADOS POR EL LEGISLADOR.” 86. Expuesto lo anterior, resulta conveniente tener presente el texto de los artículos combatidos, 3, fracción IV, de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única y 1-B, primer párrafo, de la Ley del Impuesto al Valor Agregado que son del tenor siguiente: Artículo 3. Para los efectos de esta Ley se entiende: (…) IV. Que los ingresos se obtienen cuando se cobren efectivamente las contraprestaciones correspondientes a las actividades previstas en el artículo 1 de esta Ley, de conformidad con las reglas que para tal efecto se establecen en la Ley del Impuesto al Valor Agregado. ARTÍCULO 1-B.- Para los efectos de esta Ley se consideran efectivamente cobradas las contraprestaciones cuando se reciban en efectivo, en bienes o en servicios, aun cuando aquéllas correspondan a anticipos, depósitos o a cualquier otro concepto sin importar el nombre con el que se les designe, o bien, cuando el interés del acreedor queda satisfecho mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones que den lugar a las contraprestaciones. 87. Así, en términos del transcrito artículo 3 del derogado impuesto empresarial a tasa única, los ingresos gravados derivados de las actividades contempladas en el diverso 1 de la Ley que lo regulaba, a saber enajenación de bienes, prestación de servicios independientes y otorgamiento del uso o goce temporal de bienes, se perciben cuando se cobren efectivamente las contraprestaciones de conformidad con las reglas que al respecto establece la Ley del Impuesto al Valor Agregado, en su artículo 1-B, que precisa que esas contraprestaciones son cobradas efectivamente cuando se reciban en efectivo, en bienes o en servicios, o bien, cuando el interés del acreedor queda satisfecho mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones que den lugar a dichas contraprestaciones. 88. Las normas no resultan violatorias del principio de seguridad jurídica porque tanto tratándose del impuesto empresarial a tasa única como del impuesto al valor agregado, los contribuyentes conocen las operaciones de enajenación, de prestación de servicios independientes y de arrendamiento de bienes (importación de bienes en caso del segundo gravamen referido), así como las obligaciones a cargo de cada parte, específicamente la contraprestación convenida, de suerte que no se crea incertidumbre alguna al señalarse que los ingresos se obtienen al cobrarse efectivamente las contraprestaciones, lo que ocurre cuando se reciben en efectivo, en bienes o servicios, incluso cuando correspondan a anticipos, depósitos o a cualquier otro concepto, o bien, cuando el interés del acreedor queda satisfecho mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones que den lugar a las contraprestaciones. 89. De este modo, la norma se refiere en primer lugar a la recepción de la contraprestación en efectivo, en bienes o en servicios, lo cual resulta del entendimiento común de las personas, sobre todo si son los propios causantes los que acordaron las condiciones en que dicha contraprestación debe ser cubierta. En segundo lugar, se refiere a la satisfacción del interés del acreedor mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones, lo cual es combatido por la recurrente, que, sin embargo, tiene claridad suficiente, ya que el propio causante determinará, en caso de no haber recibido la contraprestación debida, si por alguna otra forma se ha extinguido la obligación y, por lo tanto, si se está obligado a enterar el impuesto. 90. Resultan aplicables las tesis 1a. XLVI/20064, 1a. XLV/20065 y 2a./J. 156/20056, de rubros: 4 1a. XLVI/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Marzo de 2006, página 211. De texto: El artículo mencionado establece el momento en que se considera que han sido efectivamente cobradas las contraprestaciones, mismo que, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 17 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado, es aquel en el que, por regla general se tendrá obligación de pagar dicho gravamen para el caso de prestación de servicios. Al analizar el artículo 1o.-B, se aprecia que el momento en que las contraprestaciones se considerarán efectivamente cobradas, será cuando se den cualquiera de las siguientes circunstancias: cuando las contraprestaciones sean recibidas, sea que ello ocurra mediante entrega de efectivo, de bienes, o a través de la prestación de algún servicio; o bien, cuando el interés del acreedor quede satisfecho mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones que den lugar a las referidas contraprestaciones. Dado que el impuesto al valor agregado se rige por un sistema de flujo de efectivo desde el año de 2002, el artículo 1o.-B, primer párrafo, de la citada ley, vigente en 2003 y 2004, no transgrede la garantía de legalidad tributaria contenida en el artículo 31, fracción IV constitucional, en tanto que únicamente precisa las circunstancias en las que jurídicamente se entenderá que la contraprestación ha sido cobrada -surgiendo la obligación tributaria respectiva-, todo ello con el propósito de otorgarle certeza a los causantes. Así, respecto al primer supuesto -recepción de la contraprestación en efectivo en bienes o en servicios-, se advierte que difícilmente amerita una definición por parte del legislador, al estar al alcance del entendimiento ordinario de las personas, aunado a que son los propios causantes quienes determinan las condiciones en que la contraprestación ha de ser cubierta, y en cuanto al segundo la satisfacción del interés del acreedor mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones-, resulta también claro, toda vez que el propio causante determinará, en caso de aún no haber recibido la contraprestación debida, si por alguna otra forma se ha extinguido la obligación de tal manera que, en un sistema de flujo de efectivo, ya se encontraría en posibilidad de enterar el impuesto al valor agregado correspondiente. 5 1a. XLV/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Marzo de 2006, página 212. De texto: El artículo 1o.-B de la Ley del Impuesto al Valor Agregado establece el momento en que se considera que han sido efectivamente cobradas las contraprestaciones, mismo que, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 17 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado, es aquel en el que, por regla general, se tendrá obligación de pagar dicho gravamen para el caso de prestación de servicios. Dicho numeral señala el momento en que las contraprestaciones se tendrán por efectivamente cobradas, lo cual acontece cuando se den cualquiera de las siguientes circunstancias: cuando las contraprestaciones sean recibidas, sea que ello ocurra mediante entrega de efectivo, de bienes, o a través de la prestación de algún servicio, aun cuando ello corresponda a anticipos, depósitos o a cualquier otro concepto sin importar el nombre con el que se les designe; o bien, cuando el interés del acreedor quede satisfecho mediante cualquier forma VALOR AGREGADO. EL ARTÍCULO 1o.-B, PRIMER PÁRRAFO, DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO, AL SEÑALAR EL MOMENTO EN EL QUE LAS CONTRAPRESTACIONES SE CONSIDERARÁN EFECTIVAMENTE COBRADAS POR EL CAUSANTE DEL GRAVAMEN, NO TRANSGREDE LA GARANTÍA DE LEGALIDAD TRIBUTARIA (LEGISLACIÓN VIGENTE EN 2003 Y 2004). VALOR AGREGADO. EL ARTÍCULO 1o.-B, PRIMER PÁRRAFO, DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO, AL UTILIZAR LA EXPRESIÓN "CUALQUIER OTRO CONCEPTO SIN IMPORTAR EL NOMBRE CON EL QUE SE LES DESIGNE" NO TRANSGREDE LA GARANTÍA DE LEGALIDAD TRIBUTARIA (LEGISLACIÓN VIGENTE EN 2003 Y 2004). de extinción de las obligaciones que den lugar a las referidas contraprestaciones. El uso de la expresión "cualquier otro concepto sin importar el nombre con el que se les designe", utilizada por el legislador para aclarar que no es relevante la nomenclatura con que se designe a las contraprestaciones para efecto de la fijación de la base del gravamen, no genera incertidumbre para el contribuyente, ya que no incorpora indefinición o ambigüedad en cuanto al momento en el que surge la obligación tributaria, pues únicamente efectúa aclaraciones, a fin de que los causantes puedan tener certeza en cuanto a que cualquier concepto que les sea cubierto por sus acreedores -si es recibido como contraprestación, o bien, si de alguna manera satisface sus intereses, extinguiendo la obligación de la parte deudora-, tendrá el efecto de generar la diversa y correlativa obligación de pago del impuesto al valor agregado, frente al fisco federal. 6 2a./J. 156/2005 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Enero de 2006, página 1262. De texto: El hecho de que el citado precepto establezca que se consideran efectivamente cobradas las contraprestaciones cuando se reciban en efectivo, en bienes o en servicios, aun cuando aquéllas correspondan a anticipos, a depósitos o a cualquier otro concepto sin importar el nombre con el que se les designe, no transgrede el principio de legalidad tributaria contenido en el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, porque conforme al artículo 18 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado la base del tributo, tratándose de la prestación de servicios, es el valor total de la contraprestación pactada, así como las cantidades que se carguen o cobren a quien reciba el servicio por otros impuestos, derechos, viáticos, gastos de toda clase, reembolsos, intereses normales o moratorios, penas convencionales o cualquier otro concepto; mientras que el artículo 1o.-B, párrafo primero, de la Ley citada, sólo regula el momento en que debe considerarse efectivamente cobrada la contraprestación para efectos de determinar la obligación de pago; de ahí que el hecho de que el legislador se haya referido "a cualquier otro concepto sin importar el nombre con el que se les designe", no transgrede el citado principio, en razón de que el momento en el cual se considerarán efectivamente cobradas las contraprestaciones base del impuesto se encuentra establecido en la Ley, por lo cual no se deja a la voluntad de la autoridad fijar esa circunstancia, pues será en el momento en que se reciban en efectivo, bienes o servicios, o cuando el interés del acreedor quede satisfecho; por tanto, no afecta el nombre con el cual se designe a la contraprestación, sino el instante en que se reciba ésta, tal como lo dispone la norma impositiva. VALOR AGREGADO. EL ARTÍCULO 1o.-B, PÁRRAFO PRIMERO, DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO, AL ESTABLECER EL MOMENTO EN QUE SE CONSIDERARÁN EFECTIVAMENTE COBRADAS LAS CONTRAPRESTACIONES, NO TRANSGREDE EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD TRIBUTARIA (LEGISLACIÓN VIGENTE A PARTIR DEL 1o. DE ENERO DE 2003). 91. Por lo tanto, resulta inexacto que la norma vulnere la seguridad jurídica, pues ésta es fácilmente entendible al establecer el momento en que se entiende se han percibido los ingresos por haberse satisfecho la contraprestación, ya sea en efectivo, en bienes o servicios, o bien, cuando quede satisfecho el interés del acreedor mediante la extinción de las obligaciones que le dieron lugar, sin que sea necesaria mayor explicación para que tanto el contribuyente como la autoridad conozcan el momento en que se considera que los ingresos han sido percibidos. Tampoco puede exigirse mayor precisión al legislador y, mucho menos, que determine lo que ocurre en caso de que las operaciones relativas se reviertan, cuestión que en todo caso dependerá de las circunstancias particulares de cada contribuyente y cada operación lo que permita entender o no percibidos los ingresos o efectivamente cobradas las prestaciones, de lo que no puede derivarse la inconstitucionalidad de una ley en atención al criterio contenido en la jurisprudencia 2a./J. 71/20067, de rubro: “NORMAS GENERALES. SON INOPERANTES LOS ARGUMENTOS EXPRESADOS EN SU CONTRA SI SU INCONSTITUCIONALIDAD 7 2a./J. 71/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Junio de 2006, página 215. SE HACE DEPENDER DE LA SITUACIÓN PARTICULAR DEL SUJETO A QUIEN SE LE APLICAN.” 92. No pasa desapercibido que la recurrente señala que no desconoce la existencia del criterio emitido por esta Primera Sala con número 1ª. XLVI/2006 y que, sin embargo, considera no resuelve efectivamente su planteamiento de constitucionalidad. Esto, pues subsiste el problema de alcance en la aplicación de la norma, respecto al momento de causación. Sin embargo, como lo señaló el Tribunal Colegiado, y se ha sostenido en la presente ejecutoria, no existe tal problema de interpretación y, por lo tanto, de alcance, ya que será cada contribuyente quien estime si su interés fue satisfecho o no, en los términos en que él mismo haya convenido la contraprestación. Además, en todo caso, se trataría de un problema de aplicación de la norma de lo cual no puede derivar la inconstitucionalidad de la misma. 93. Por otro lado, respecto a los argumentos vertidos en el segundo agravio, esta Primera Sala estima que igualmente deben declararse como infundados. En dicho agravio, antes sintetizado, medularmente aduce que el Tribunal Colegiado consideró incorrectamente que el artículo 18, fracción I, inciso a), de la Ley del Impuesto sobre la Renta, no viola el principio de proporcionalidad tributaria y pasó por alto que la sola expedición de un comprobante fiscal no supone un ingreso en crédito, ya que no constituye un derecho de cobro, y, por tanto, no implica la modificación positiva de su haber patrimonial. 94. En efecto, en materia tributaria, esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que el principio de proporcionalidad contenido en el artículo 31, fracción IV, constitucional, consiste en que los sujetos pasivos deben contribuir a los gastos públicos en función de su respectiva capacidad contributiva, debiendo aportar una parte justa y adecuada de sus ingresos, utilidades, rendimientos o la manifestación de riqueza gravada. 95. Lo anterior significa que para que un gravamen sea proporcional, debe existir congruencia entre el impuesto y la capacidad contributiva. Se requiere que el hecho imponible del tributo establecido por el Estado, refleje una auténtica manifestación de capacidad económica del sujeto pasivo, entendida ésta como la potencialidad real de contribuir a los gastos públicos, que el legislador atribuye al sujeto pasivo del impuesto en el tributo de que se trate, tomando en consideración que todos los presupuestos de hecho de las contribuciones tienen una naturaleza económica en la forma de una situación o de un movimiento de riqueza y las consecuencias tributarias son medidas en función de esa riqueza. 96. De acuerdo con lo anterior, la potestad tributaria implica para el Estado, a través de las autoridades legislativas competentes, la facultad de determinar el objeto de los tributos, involucrando cualquier actividad de los gobernados que sea reflejo de capacidad contributiva, de ahí que uno de los principios que legitima la imposición de las contribuciones es, precisamente, el de la identificación de la capacidad para contribuir a los gastos públicos por parte de los gobernados. 97. De lo anterior se desprende que la garantía de proporcionalidad tributaria se respeta en la medida en que se atiende a la capacidad contributiva de los sujetos pasivos, pues debe pagar más quien tiene mayor capacidad contributiva y menos el que la tiene en menor proporción. 98. Corroboran lo anterior las tesis sustentadas por el Pleno de este Alto Tribunal, que llevan por rubros: “CAPACIDAD CONTRIBUTIVA. CONSISTE EN LA POTENCIALIDAD REAL DE CONTRIBUIR A LOS GASTOS PÚBLICOS.”;8 “CONTRIBUCIONES. LA POTESTAD PARA DETERMINAR SU OBJETO NO SE RIGE POR EL PRINCIPIO DE GENERALIDAD, SINO POR EL DE CAPACIDAD CONTRIBUTIVA.”;9 y “PROPORCIONALIDAD TRIBUTARIA. DEBE EXISTIR CONGRUENCIA ENTRE EL TRIBUTO Y LA CAPACIDAD CONTRIBUTIVA DE LOS CAUSANTES.”10 99. Adicionalmente, debe considerarse que la capacidad contributiva se vincula con la persona que tiene que soportar la carga del tributo, o sea, aquella que finalmente, según las diversas características de cada contribución, ve disminuido su patrimonio al pagar una cantidad específica por concepto de esos gravámenes, sea en su calidad de sujeto pasivo o como destinatario de aquellos que por traslación deba 8P./J. 109/99 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo X, Noviembre de 1999, página 22. 9 P. LXXIX/98 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo VIII, Diciembre de 1998, página 241. 10 P./J. 10/2003 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XVII, Mayo de 2003, página 144. hacérsele por disposición legal o por las características propias del tributo de que se trate. 100. Ahora bien, para poder comprender el artículo 18, fracción I, de la Ley del Impuesto sobre la Renta que se tilda de inconstitucional, conviene señalar que de conformidad con el artículo 1, fracción I, de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en 2009, están obligadas al pago de este impuesto las personas físicas y morales “residentes en México, respecto de todos sus ingresos cualquiera que sea la ubicación de la fuente de riqueza de donde procedan”. Por su parte, el artículo 17 del mismo ordenamiento precisa que las personas morales “ acumularán la totalidad de los ingresos en efectivo, en bienes, en servicio, en crédito o de cualquier otro tipo, que obtengan en el ejercicio” y el propio artículo combatido determina el momento en que dichos ingresos se consideran percibidos, específicamente tratándose de la enajenación de bienes o la prestación de servicios, en los términos siguientes: Artículo 18. Para los efectos del artículo 17 de esta Ley, se considera que los ingresos se obtienen, en aquellos casos no previstos en otros artículos de la misma, en las fechas que se señalan conforme a lo siguiente tratándose de: I. Enajenación de bienes o prestación de servicios, cuando se dé cualquiera de los siguientes supuestos, el que ocurra primero: a) Se expida el comprobante que ampare el precio o la contraprestación pactada. b) Se envíe o entregue materialmente el bien o cuando se preste el servicio. c) Se cobre o sea exigible total o parcialmente el precio o la contraprestación pactada, aun cuando provenga de anticipos. (…) 101. Este Alto Tribunal ha determinado que el concepto de ingreso para efectos del impuesto sobre la renta regulado en el Título II de la Ley de la materia, que se refiere a las personas morales, es de carácter amplio e incluyente de todos los conceptos que modifiquen positivamente el haber patrimonial del contribuyente, salvo exclusión expresa por parte del legislador, por lo que comprende no sólo los ingresos en efectivo, sino también en bienes, en servicios, en crédito o de cualquier otro tipo, como expresamente lo precisa su numeral 17. Así se advierte de las tesis 1a. CLXXXIX/2006 y P. XCIX/97, de rubros: “RENTA. QUÉ DEBE ENTENDERSE POR "INGRESO" PARA EFECTOS DEL TÍTULO II DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO.”11 Y “INGRESOS EN CRÉDITO Y ENTRADAS DE 111a. CLXXXIX/2006; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXV, Enero de 2007, Pág. 483. De texto: Si bien la Ley del Impuesto sobre la Renta no define el término "ingreso", ello no implica que carezca de sentido o que ociosamente el legislador haya creado un tributo sin objeto, toda vez que a partir del análisis de las disposiciones legales aplicables es posible definir dicho concepto como cualquier cantidad que modifique positivamente el haber patrimonial de una persona. Ahora bien, para delimitar ese concepto debe apuntarse que el ingreso puede recibirse de muchas formas, ya que puede consistir en dinero, propiedad o servicios, incluyendo alimentos o habitación, y puede materializarse en efectivo, valores, tesoros o productos de capital, además de que puede surgir como compensación por: servicios prestados; el desarrollo de actividades comerciales, industriales, agrícolas, pesqueras o silvícolas; intereses; rentas, regalías o dividendos; el pago de pensiones o seguros; y por obtención de premios o por recibir donaciones, entre otras causas. Sin embargo, la enunciación anterior no debe entenderse en el sentido de que todas estas formas de ingreso han de recibir el mismo trato o que todas se consideran acumulables, sino que el listado ilustra la pluralidad de actividades que pueden generar ingresos. Aunado a lo anterior, es particularmente relevante que la legislación aplicable no establece limitantes específicas al concepto "ingreso", ni acota de alguna manera las fuentes de las que éste podría derivar, dada la enunciación amplia de los artículos 1o. y 17 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, que establecen que las personas morales están obligadas al pago del tributo respecto de todos sus ingresos y que acumularán la totalidad de los ingresos en efectivo, en bienes, en servicio, en crédito o de cualquier otro tipo que obtengan en el ejercicio. Así, se desprende que la mencionada Ley entiende al ingreso en un sentido amplio, pues incluye todo lo recibido o realizado que represente una renta EFECTIVO. DIFERENCIAS PARA EFECTOS DE LA LEY DEL IMPUESTO SOBRE LA RENTA.” 12 102. Así, al entenderse “ingreso” como cualquier precepción que modifique positivamente el haber patrimonial sin importar que se reciba en efectivo, en bienes, en servicios, en crédito o de cualquier otro tipo, en cuanto se presente el supuesto legal de percepción de ingreso, éste debe acumularse. Por lo tanto, se entiende que el artículo 18 de la Ley del impuesto sobre la Renta precisa el momento en que se entienden percibidos los ingresos gravados, específicamente, los derivados de enajenación de bienes y prestación de servicios, al darse cualquiera de los siguientes supuestos: se expida el comprobante que ampare el precio o la contraprestación pactada; se envíe o entregue materialmente el bien o cuando se preste el servicio y, por último, se cobre o sea exigible total o parcialmente el precio o la contraprestación pactada, aun cuando provenga de anticipos. para el receptor, siendo innecesario que el ingreso se traduzca en una entrada en efectivo, pues incluso la propia Ley reconoce la obligación de acumular los ingresos en crédito, de tal suerte que el ingreso se reconoce cuando se han actualizado todos los eventos que determinan el derecho a recibir la contraprestación y cuando el monto de dicha contraprestación puede conocerse con razonable precisión. En ese sentido, se concluye que la regla interpretativa para efectos del concepto "ingreso" regulado en el Título II de la Ley del Impuesto sobre la Renta es de carácter amplio e incluyente de todos los conceptos que modifiquen positivamente el patrimonio del contribuyente, salvo que el legislador expresamente hubiese efectuado alguna precisión en sentido contrario, como acontece, por ejemplo, con el segundo párrafo del citado artículo 17. 12 P. XCIX/97 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo V, Junio de 1997, Pág. 159. De texto: Todo ingreso, entendido como la modificación positiva registrada en el patrimonio de una persona, susceptible de valoración pecuniaria, produce un derecho de crédito, que coloca a quien lo obtiene como sujeto del impuesto sobre la renta, aun cuando no produzca como consecuencia inmediata una entrada de efectivo. Este último supuesto no produce una modificación en el patrimonio, aun cuando se produzca al mismo tiempo que la percepción del ingreso. Así, toda enajenación de bienes o prestación de servicios, que se celebra por personas físicas o morales, constituye un acto jurídico que reporta ingresos en crédito susceptibles de ser gravados por la ley, pues éstos derivan de contratos sinalagmáticos en los que las partes se obligan a satisfacerse prestaciones recíprocas, independientemente de que dicho derecho de crédito se satisfaga en el momento mismo en que se entrega la cosa o se presta el servicio (operaciones de contado) o se difiera su entrega (operaciones a plazo). 103. De este modo, no puede entenderse, como erróneamente lo sostiene la recurrente, que la sola expedición del comprobante que ampara el precio o la contraprestación pactada supone necesariamente un ingreso en crédito, porque no implica el derecho de cobro de su importe, como ocurre cuando las operaciones son revertidas y, por tanto, que la norma combatida vulnere el principio de proporcionalidad tributaria al obligar a acumular una suma que no modifica el haber patrimonial. 104. Así, la expedición del comprobante sí implica la presunción, con posibilidad de probar lo contrario, de que se ha recibido el precio o la contraprestación pactada al haberse satisfecho las obligaciones pactadas. Sin embargo, no puede entenderse que por la mera posibilidad de que dichas operaciones sean revertidas el supuesto combatido sea inconstitucional, pues este tipo de casos resultan de una situación particular del contribuyente y se estaría frente a un problema de mera legalidad consistente en la prueba del hecho respectivo y a la situación personal en que se encuentre aquél. Por lo tanto, esto resulta ajeno a la constitucionalidad del artículo conforme a la jurisprudencia 2ª./J. 71/2006 citada con antelación. 105. Por lo expuesto anteriormente, resulta infundado el agravio que nos ocupa, pues como se ha demostrado el artículo 18, fracción I, inciso a), de la Ley del Impuesto sobre la Renta, tal como declaró el Tribunal Colegiado correctamente, no viola la garantía de proporcionalidad tributaria. 106. No pasa desapercibido a esta Sala el planteamiento de la recurrente respecto a que la tesis en la cual se fundamentó el estudio del Órgano Colegiado, no resulta aplicable porque la emisión de un comprobante fiscal no constituye un derecho de crédito. Sin embargo, como ya se estableció, el supuesto general no puede ser considerado inconstitucional y, en supuestos particulares, se tratará de temas de legalidad en materia de prueba que no afectan la constitucionalidad de la porción combatida. 107. Por lo tanto, el Tribunal Colegiado correctamente aplicó la tesis 1a. XVII/200613 de rubro: “RENTA. LOS ARTÍCULOS 17, PRIMER PÁRRAFO Y 18, FRACCIONES I Y II, DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO, VIGENTE EN 2002, AL GRAVAR LOS INGRESOS EN 131a. XVII/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Febrero de 2006, página 645. De texto: El artículo 17 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en 2002, define cuáles son los ingresos acumulables, es decir, determina cuáles son gravables y, por ende, constituyen el objeto del tributo referido. Por su parte, el artículo 18 del citado ordenamiento establece las fechas en las que se consideran obtenidos los ingresos. Así, la circunstancia de que en dichos numerales se prevea la obligación de acumular los ingresos en crédito a los restantes ingresos percibidos por las personas morales, no viola la garantía de proporcionalidad tributaria contenida en el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ello, considerando la naturaleza del impuesto, así como el objeto que grava, en virtud de que la legislación fiscal no estima relevante la entrada en efectivo, sino la obtención del ingreso, incluso uno en crédito, entendido éste como afectación positiva en el haber patrimonial del causante. De esta manera, al obtenerse ingresos en crédito, la persona no percibe necesariamente efectivo u otros bienes, pero sí ingresa en su haber patrimonial un derecho de crédito que le permitirá obligar a su deudor a que cumpla la contraprestación a su cargo, aun en contra de su voluntad, misma que puede consistir en la entrega de efectivo o bienes, o en la prestación de un servicio. En efecto, el derecho de crédito y, por tanto, la modificación en el haber patrimonial, se adquiere con independencia de cuándo se obtenga materialmente el cobro de la contraprestación respectiva. Consecuentemente, sería erróneo señalar que los ingresos en crédito se identifican con una capacidad económica ficticia o aparente y, por ende, calificarlos como violatorios del principio de proporcionalidad tributaria, toda vez que este tipo de ingresos se traducen en una afectación positiva en el haber patrimonial de los causantes, aunque no se reflejen inmediatamente en dinero en efectivo. De ahí que los ingresos en crédito representen un innegable acceso a una manifestación patrimonial positiva, sobre la cual el contribuyente tiene completo dominio, toda vez que el ingreso se reconoce cuando se han actualizado todos los eventos que determinan el derecho a recibir la contraprestación y cuando su monto puede conocerse con razonable precisión. CRÉDITO, NO VIOLAN LA GARANTÍA DE PROPORCIONALIDAD TRIBUTARIA.” Lo anterior, pues en dicha tesis se señala que el artículo 18 de la Ley del Impuesto sobre la Renta “establece las fechas en las que se consideran obtenidos los ingresos”, sin que se considere inconstitucional por contemplar “la obligación de acumular los ingresos en crédito a los restantes ingresos percibidos por las personas morales”, en tanto que “la legislación fiscal no estima relevante la entrada en efectivo, sino la obtención del ingreso, incluso uno en crédito, entendido éste como afectación positiva en el haber patrimonial del causante”, pues “el derecho de crédito y, por tanto, la modificación en el haber patrimonial, se adquiere con independencia de cuándo se obtenga materialmente el cobro de la contraprestación respectiva”. 108. Por último, se estima infundado el tercer agravio en el cual la recurrente argumenta que incorrectamente se determinó en la sentencia recurrida que el artículo 32, párrafos primero, segundo y último, del Código Fiscal de la Federación no es violatorio de las garantías de presunción de inocencia, audiencia previa e igualdad procesal. 109. El numeral combatido es del tenor siguiente: Artículo 32. Las declaraciones que presenten los contribuyentes serán definitivas y sólo se podrán modificar por el propio contribuyente hasta en tres ocasiones, siempre que no se haya iniciado el ejercicio de las facultades de comprobación. No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, el contribuyente podrá modificar en más de tres ocasiones las declaraciones correspondientes, aun cuando se hayan iniciado las facultades de comprobación, en los siguientes casos: I. Cuando sólo incrementen sus ingresos o el valor de sus actos o actividades. II. Cuando sólo disminuyan sus deducciones o pérdidas o reduzcan las cantidades acreditables o compensadas o los pagos provisionales o de contribuciones a cuenta. (…) Para los efectos de este artículo, una vez que las autoridades fiscales hayan iniciado el ejercicio de sus facultades de comprobación no tendrán efectos las declaraciones complementarias de ejercicios anteriores que presenten los contribuyentes revisados cuando éstas tengan alguna repercusión en el ejercicio que se está revisando. 110. De la disposición transcrita se observa que las declaraciones presentadas tienen el carácter de definitivas, esto es, existe la presunción de que son ciertas, ya que es el propio gobernado quien de buena fe realiza el cálculo y entero de sus contribuciones, por lo que se tienen por ciertas, salvo que el propio contribuyente la modifique o lo haga la autoridad en el ejercicio de sus facultades de comprobación. 111. El propio artículo combatido establece que el contribuyente podrá modificar sus declaraciones (i) hasta en tres ocasiones, siempre que no se hayan iniciado las facultades de comprobación y (ii) cuando ya se hayan iniciado dichas facultades, sólo cuando incrementen los ingresos o el valor de los actos o actividades y cuando sólo disminuyan las deducciones o pérdidas o reduzcan las cantidades acreditables o compensadas o los pagos provisionales o de contribuciones a cuenta. 112. Como puede observarse, el artículo 32 del Código Fiscal de la Federación no tipifica una conducta ni establece una infracción administrativa por la que se aplique una sanción que pueda derivar en la privación de un bien o un derecho del contribuyente. 113. Así, es inconcuso que el Tribunal Colegiado estuvo en lo correcto al resolver que no puede analizarse a la luz del derecho humano de presunción de inocencia, pues el artículo combatido no establece sanciones correspondientes a conductas ilícitas, sino sólo se refiere a los supuestos en que se pueden presentar declaraciones complementarias, lo cual no constituye una sanción o pena que deba regirse por el principio de presunción de inocencia. 114. Derivado de lo anterior, y contrario a lo que alega la recurrente, la determinación previa es conforme a la jurisprudencia del Pleno de este Alto Tribunal INOCENCIA. ESTE PROCEDIMIENTO de rubro “PRESUNCIÓN DE PRINCIPIO ES APLICABLE AL 43/2014,14 P./J. ADMINISTRATIVO SANCIONADOR, CON MATICES O MODULACIONES”, en tanto en ella se sostiene que el referido derecho humano “debe ser aplicable en todos los procedimientos de cuyo resultado pudiera derivar alguna pena o sanción como resultado de la facultad punitiva del Estado” y, por tanto, 14 P./J. 43/2014 (10ª.); Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 7, Junio de 2014, Tomo I, página 41. “es aplicable al procedimiento administrativo sancionador -con matices o modulaciones, según el caso- debido a su naturaleza gravosa, por la calidad de inocente de la persona que debe reconocérsele en todo procedimiento de cuyo resultado pudiera surgir una pena o sanción cuya consecuencia procesal, entre otras, es desplazar la carga de la prueba a la autoridad, en atención al derecho al debido proceso.” 115. Refuerza lo anterior lo sostenido por esta Primera Sala al resolver el amparo directo en revisión 3991/2014 en sesión del quince de abril de dos mil catorce, del cual derivó la tesis 1a. CCCXCI/2015 (10a.)15 de rubro: “FACULTADES DE COMPROBACIÓN DE LAS AUTORIDADES FISCALES. LAS PREVISTAS EN EL CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN NO SE RIGEN POR EL PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA.” 116. Por otro lado, tampoco tiene razón la recurrente al afirmar que el artículo combatido es violatorio del derecho de previa audiencia, ya que, se insiste, solamente que las declaraciones presentadas por el contribuyente son definitivas y sólo podrá modificarlas hasta en tres 15 1a. CCCXCI/2015 (10a.); Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 25, Diciembre de 2015, Tomo I, Pág. 254. De texto: De los criterios emitidos por el Pleno y por la Primera Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, deriva que, aun cuando por regla general el principio de presunción de inocencia ha de observarse en el derecho penal, también debe aplicarse a los procedimientos administrativos sancionadores, es decir, a aquellos en los que el Estado ejerce su facultad de ius puniendi, o bien, los de investigación, a efecto de obtener evidencia para utilizarla en dicho procedimiento. Esto es, el citado principio está reservado a las materias en las que pudiera derivar una pena o una sanción como resultado de la facultad punitiva del Estado; de ahí que no es aplicable a normas distintas como serían las administrativas o las tributarias. Ahora bien, el Código Fiscal de la Federación prevé diversas facultades, siendo que aquellas que tienen por finalidad determinar contribuciones omitidas o créditos fiscales, constituyen procedimientos fiscalizadores de los cuales no deriva una pena, al no tener la naturaleza de sancionadores y, por tanto, no se encuentran comprendidos dentro de las figuras que protege el derecho penal. Consecuentemente, los numerales que prevén dichas facultades no pueden analizarse conforme al principio de presunción de inocencia. ocasiones mientras no se haya iniciado el ejercicio de las facultades de comprobación, o bien, ya iniciadas se podrán presentar sólo en los casos que se prevén en la norma. Sin embargo, la disposición no regula cuestión alguna en materia probatoria durante el procedimiento de fiscalización y, si bien no se desconoce que derivado del mismo o con motivo de los datos conocidos a través del ejercicio de las facultades de comprobación, la autoridad fiscal puede determinar algún crédito fiscal a cargo del contribuyente, lo cierto es que en materia tributaria no rige el principio de previa audiencia conforme a la jurisprudencia con el rubro: “AUDIENCIA, GARANTÍA DE, EN MATERIA IMPOSITIVA. NO ES NECESARIO QUE SEA PREVIA.”16 117. Por último, también resulta infundado el argumento que sostiene violación al derecho de igualdad procesal, porque una vez iniciadas las facultades de comprobación, sólo tendrán validez las declaraciones que se hagan en beneficio del fisco y no del contribuyente. 118. Esto, pues el Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido que la autoridad tributaria y los contribuyentes no son iguales, así como que persiguen fines distintos, ya que aunque ambos 16 Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Pleno, Volumen 66, Primera Parte, página 77, registro 233084, con el texto siguiente: “Teniendo un gravamen el carácter de impuesto, por definición de la ley, no es necesario cumplir con la garantía de previa audiencia establecida en el artículo 14 constitucional, ya que el impuesto es una prestación unilateral y obligatoria y la audiencia que se puede otorgar a los causantes es siempre posterior a la aplicación del impuesto, que es cuando existe la posibilidad de que los interesados impugnen, ante las propias autoridades, el monto y cobro correspondiente, y basta que la ley otorgue a los causantes el derecho a combatir la fijación del gravamen, una vez que ha sido determinado, para que en materia hacendaria se cumpla con el derecho fundamental de audiencia, consagrado por el artículo 14 constitucional, precepto que no requiere necesariamente, y en todo caso, la audiencia previa, sino que, de acuerdo con su espíritu, es bastante que los afectados sean oídos en defensa antes de ser privados de sus propiedades, posesiones o derechos.” son sujetos de la relación tributaria, el fisco es una autoridad, parte activa en la recaudación de las contribuciones y está dotado de imperio para hacer cumplir sus determinaciones, porque cumple con una función de interés público. En cambio, los contribuyentes son la parte pasiva de la relación y, como particulares, persiguen los fines que son propios de su interés. 119. En este tenor, el principio de igualdad sólo es aplicable a las comparaciones entre diversos grupos de contribuyentes sin que pueda aplicarse en una comparación frente a la autoridad, tal como se plasmó en la tesis 1a. CXCVII/2011 (9a.)17 de rubro: “EQUIDAD 171a. CXCVII/2011 (9a.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro I, Octubre de 2011, Tomo 2, Pág. 1087. De texto: Del desarrollo conceptual efectuado por este alto tribunal en torno a la garantía de equidad tributaria, se advierte que consistentemente ha sostenido que se refiere al trato igualitario de "los contribuyentes" que se encuentren en la misma situación legal, mas no en relación con la autoridad exactora. En efecto, en la tesis publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 199-204, Primera Parte, página 144, de rubro: "IMPUESTOS, PROPORCIONALIDAD Y EQUIDAD DE LOS.", se sostuvo que "los contribuyentes" de un mismo impuesto deben guardar una situación de igualdad frente a la norma jurídica que lo establece y regula. Posteriormente, en la tesis P./J. 41/97, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo V, junio de 1997, página 43, de rubro: "EQUIDAD TRIBUTARIA. SUS ELEMENTOS.", se expresó que la citada garantía se refiere al derecho de "todos los gobernados" de recibir el mismo trato que quienes se ubican en similar situación de hecho, esto es, que no toda desigualdad de trato equivale a una violación a la garantía de equidad tributaria, sino que dicha violación se configura sólo si la desigualdad produce distinción entre situaciones tributarias iguales, sin que exista para ello una justificación objetiva y razonable. De los citados razonamientos no se aprecia que pueda desprenderse un criterio que haga exigible una equivalencia de trato entre el fisco y los contribuyentes, cuando uno y otros tengan algún derecho oponible entre sí. Posteriormente, al resolver el amparo en revisión 650/93, el Tribunal en Pleno sostuvo que el fisco y los causantes no pueden recibir un trato similar porque no son iguales, como tampoco lo son los fines que persiguen, ya que el fisco es una autoridad parte activa en la recaudación de las contribuciones-, dotada de imperio para hacer cumplir sus determinaciones, siendo su actuación de interés público, pues lo recaudado se destina al gasto público; en cambio, los causantes -parte pasiva en dicha relación- persiguen, como particulares, los fines que son propios de su interés. En el mismo tenor, no es aplicable el criterio contenido en la tesis 1a. CXXXVI/2005, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXII, noviembre de 2005, página 39, de rubro: "EQUIDAD TRIBUTARIA. ÁMBITO ESPECÍFICO DE SU APLICACIÓN.", que establece que cuando se reclama la existencia de un trato diferenciado respecto de disposiciones legales que no corresponden al ámbito específico de aplicación de la garantía de equidad tributaria, los argumentos relativos deben analizarse a la luz de la garantía de igualdad, en virtud de que dicho criterio es aplicable únicamente a las comparaciones entre diversos grupos de contribuyentes, mas no a una comparación entre la autoridad como sujeto activo del impuesto, y el causante como sujeto pasivo. TRIBUTARIA. EL ANÁLISIS DE LA DIFERENCIA DE TRATO ENTRE EL FISCO Y LOS CONTRIBUYENTES DEBE LIMITARSE A VERIFICAR QUE SEA RAZONABLE, SIN QUE PUEDA ESTUDIARSE A LA LUZ DE AQUELLA GARANTÍA.” 120. Por lo tanto, el supuesto normativo establecido en el artículo 32 del Código Fiscal de la Federación, no permite desprender un criterio que haga exigible una equivalencia entre el trato que pudiera merecer el Fisco en relación con los contribuyentes, en tanto posean algún derecho oponible entre sí y, por tanto, confrontable a la luz del principio de igualdad, en tanto la regulación relativa a la presentación de declaraciones complementarias ya iniciado el ejercicio de las facultades de comprobación por parte de la autoridad fiscal, se refiere, por un lado, a la obligación formal de los contribuyentes relacionada con la presentación de las declaraciones y, por otro lado, a la potestad estatal recaudatoria y fiscalizadora que responde al interés público de verificar el cumplimiento a la obligación de contribuir al gasto público. 121. En consecuencia, el artículo 32 del Código Fiscal de la Federación no es susceptible de analizarse a la luz del principio de igualdad y, por ello, no es necesario hacer un estudio de razonabilidad de trato diferenciado alguno como insiste la recurrente. Lo anterior no quiere decir que cuando el fisco y los causantes tengan un derecho oponible entre sí, esto es, cuando se ubiquen en una situación análoga de reciprocidad, cualquier trato diferenciado esté permitido, debido a que este alto tribunal ha sostenido que la ley no debe establecer distinciones arbitrarias, sino que la diferencia de trato debe ser razonable. Por tanto, cuando se aduzca un trato diferenciado entre el tratamiento que da la ley a la autoridad fiscal y al contribuyente, la autoridad jurisdiccional debe limitarse a verificar que la diferencia de trato sea razonable.” 122. Similares consideraciones sostuvo la Segunda Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver el amparo directo en revisión 5440/2015 en sesión del día primero de junio de dos mil dieciséis. 123. En virtud de lo anterior, ante lo infundado de los planteamientos que hizo valer la parte recurrente en el recurso de revisión, lo procedente es confirmar la sentencia recurrida y negar el amparo solicitado.