amparo directo en revisión 1459/2016 quejosa

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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1459/2016
QUEJOSA: **********
MINISTRO PONENTE: JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ
SECRETARIA: DOLORES RUEDA AGUILAR
En atención a lo dispuesto por el artículo 73, segundo párrafo, de la
Ley de Amparo, así como la jurisprudencia de rubro: “PROYECTOS
DE RESOLUCIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN Y DE LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
SÓLO DEBEN PUBLICARSE AQUELLOS EN LOS QUE SE
ANALICE LA CONSTITUCIONALIDAD O LA CONVENCIONALIDAD
DE UNA NORMA GENERAL, O BIEN, SE REALICE LA
INTERPRETACIÓN
DIRECTA
DE
UN
PRECEPTO
CONSTITUCIONAL O DE UN TRATADO INTERNACIONAL EN
MATERIA DE DERECHOS HUMANOS.”1, a continuación se hace
público el fragmento del proyecto de sentencia del amparo directo en
revisión 1459/2016, en el cual se realiza el estudio de
constitucionalidad respectivo:
78. Estudio. Como se advierte de los elementos antes sintetizados, esta
Primera Sala estima que la única cuestión jurídica a determinar, en
primer término, consiste en:
¿Fue correcta la determinación del Tribunal Colegiado respecto a la
calificación de inoperantes e infundados de los conceptos de
violación?
1
Jurisprudencia P./J. 53/2014 (10a.), publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Décima Época, Pleno, Libro 12, Noviembre de 2014, Tomo I, Página: 61.
79. Se estima que la respuesta a tal interrogante será en sentido positivo,
por las razones que se exponen a continuación.
80. Como ya se señaló, en el primer agravio antes sintetizado, la
recurrente
sustancialmente
alega
que
el
Tribunal
Colegiado
incorrectamente desestimó la inconstitucionalidad planteada respecto
al artículo 3, fracción IV, de la Ley del Impuesto Empresarial a Tasa
Única, en relación con el 1-B, párrafo primero, de la Ley del Impuesto
al Valor Agregado. Lo anterior, pues sus argumentos no versaban
únicamente sobre un problema de definición conceptual, sino sobre un
problema de imprecisión que no permite al contribuyente conocer la
forma de aplicación de dicho numeral, lo que conlleva que sea la
autoridad la que determine el momento en que se entenderá
satisfecho el interés del acreedor, por no precisar el alcance de esa
expresión ni las consecuencias de las formas de extinción de las
obligaciones para efectos de la normativa impositiva.
81. Esta Primera Sala considera que dicho primer agravio resulta
infundado, pues la determinación hecha por el Tribunal Colegiado fue
correcta y apegada a derecho.
82. Es necesario destacar que esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación ya se ha pronunciado sobre el derecho de seguridad jurídica,
en el sentido de que es respetado por las autoridades legislativas
cuando, por un lado, las normas creadas generan suficiente
certidumbre a los gobernados sobre las consecuencias jurídicas de su
conducta y, por otro, acotan las facultades de la autoridad en la
medida necesaria y razonable de manera que se les impida actuar con
arbitrariedad.
83. Lo anterior fue expuesto en la jurisprudencia 2a./J. 144/2006,2 de la
Segunda Sala de este Alto tribunal, de rubro: “GARANTÍA DE
SEGURIDAD JURÍDICA. SUS ALCANCES.”
84. De tal manera que lo que tutela el principio de seguridad jurídica es
que el sujeto de la norma jamás se encuentre en una situación de
incertidumbre jurídica y, por tanto, en estado de indefensión. Es decir,
que el gobernado “sepa a qué atenerse” respeto de la regulación
normativa prevista en la ley y la actuación de la autoridad.
85. Ahora bien, esta Suprema Corte ha aclarado, tal como el Tribunal
Colegiado correctamente señaló, que la Constitución, a fin de que se
respete el derecho de seguridad jurídica, no exige al legislador
ordinario que defina todos los vocablos o locuciones que utilice, pues
la exigencia de un requisito así, tornaría imposible la función
legislativa, por lo que es suficiente que la redacción que utilice no
resulte con un grado de vaguedad o confusión tal que impida a sus
destinatarios conocer a qué atenerse al momento de su aplicación
dando oportunidad a una actuación arbitraria por parte de la autoridad,
tal como se advierte de la jurisprudencia 1a./J. 83/2004:3 “LEYES. SU
INCONSTITUCIONALIDAD
NO
PUEDE
DERIVAR
2
2a./J. 144/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIV, Octubre de
2006, página 351.
3
1a./J. 83/2004 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XX, Octubre de
2004, página 170.
EXCLUSIVAMENTE DE LA FALTA DE DEFINICIÓN DE LOS
VOCABLOS O LOCUCIONES UTILIZADOS POR EL LEGISLADOR.”
86. Expuesto lo anterior, resulta conveniente tener presente el texto de los
artículos combatidos, 3, fracción IV, de la Ley del Impuesto
Empresarial a Tasa Única y 1-B, primer párrafo, de la Ley del
Impuesto al Valor Agregado que son del tenor siguiente:
Artículo 3. Para los efectos de esta Ley se entiende:
(…)
IV. Que los ingresos se obtienen cuando se cobren
efectivamente las contraprestaciones correspondientes a las
actividades previstas en el artículo 1 de esta Ley, de conformidad
con las reglas que para tal efecto se establecen en la Ley del
Impuesto al Valor Agregado.
ARTÍCULO 1-B.- Para los efectos de esta Ley se consideran
efectivamente cobradas las contraprestaciones cuando se
reciban en efectivo, en bienes o en servicios, aun cuando
aquéllas correspondan a anticipos, depósitos o a cualquier otro
concepto sin importar el nombre con el que se les designe, o
bien, cuando el interés del acreedor queda satisfecho mediante
cualquier forma de extinción de las obligaciones que den lugar a
las contraprestaciones.
87. Así, en términos del transcrito artículo 3 del derogado impuesto
empresarial a tasa única, los ingresos gravados derivados de las
actividades contempladas en el diverso 1 de la Ley que lo regulaba, a
saber enajenación de bienes, prestación de servicios independientes y
otorgamiento del uso o goce temporal de bienes, se perciben cuando
se cobren efectivamente las contraprestaciones de conformidad con
las reglas que al respecto establece la Ley del Impuesto al Valor
Agregado, en su artículo 1-B, que precisa que esas contraprestaciones
son cobradas efectivamente cuando se reciban en efectivo, en bienes
o en servicios, o bien, cuando el interés del acreedor queda satisfecho
mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones que den
lugar a dichas contraprestaciones.
88. Las normas no resultan violatorias del principio de seguridad jurídica
porque tanto tratándose del impuesto empresarial a tasa única como
del impuesto al valor agregado, los contribuyentes conocen las
operaciones
de
enajenación,
de
prestación
de
servicios
independientes y de arrendamiento de bienes (importación de bienes
en caso del segundo gravamen referido), así como las obligaciones a
cargo de cada parte, específicamente la contraprestación convenida,
de suerte que no se crea incertidumbre alguna al señalarse que los
ingresos se obtienen al cobrarse efectivamente las contraprestaciones,
lo que ocurre cuando se reciben en efectivo, en bienes o servicios,
incluso cuando correspondan a anticipos, depósitos o a cualquier otro
concepto, o bien, cuando el interés del acreedor queda satisfecho
mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones que den
lugar a las contraprestaciones.
89. De este modo, la norma se refiere en primer lugar a la recepción de la
contraprestación en efectivo, en bienes o en servicios, lo cual resulta
del entendimiento común de las personas, sobre todo si son los
propios causantes los que acordaron las condiciones en que dicha
contraprestación debe ser cubierta. En segundo lugar, se refiere a la
satisfacción del interés del acreedor mediante cualquier forma de
extinción de las obligaciones, lo cual es combatido por la recurrente,
que, sin embargo, tiene claridad suficiente, ya que el propio causante
determinará, en caso de no haber recibido la contraprestación debida,
si por alguna otra forma se ha extinguido la obligación y, por lo tanto,
si se está obligado a enterar el impuesto.
90. Resultan aplicables las tesis 1a. XLVI/20064, 1a. XLV/20065 y 2a./J.
156/20056, de rubros:
4
1a. XLVI/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Marzo de
2006, página 211. De texto: El artículo mencionado establece el momento en que se considera que
han sido efectivamente cobradas las contraprestaciones, mismo que, de conformidad con lo
dispuesto por el artículo 17 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado, es aquel en el que, por regla
general se tendrá obligación de pagar dicho gravamen para el caso de prestación de servicios. Al
analizar el artículo 1o.-B, se aprecia que el momento en que las contraprestaciones se
considerarán efectivamente cobradas, será cuando se den cualquiera de las siguientes
circunstancias: cuando las contraprestaciones sean recibidas, sea que ello ocurra mediante
entrega de efectivo, de bienes, o a través de la prestación de algún servicio; o bien, cuando el
interés del acreedor quede satisfecho mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones
que den lugar a las referidas contraprestaciones. Dado que el impuesto al valor agregado se rige
por un sistema de flujo de efectivo desde el año de 2002, el artículo 1o.-B, primer párrafo, de la
citada ley, vigente en 2003 y 2004, no transgrede la garantía de legalidad tributaria contenida en el
artículo 31, fracción IV constitucional, en tanto que únicamente precisa las circunstancias en las
que jurídicamente se entenderá que la contraprestación ha sido cobrada -surgiendo la obligación
tributaria respectiva-, todo ello con el propósito de otorgarle certeza a los causantes. Así, respecto
al primer supuesto -recepción de la contraprestación en efectivo en bienes o en servicios-, se
advierte que difícilmente amerita una definición por parte del legislador, al estar al alcance del
entendimiento ordinario de las personas, aunado a que son los propios causantes quienes
determinan las condiciones en que la contraprestación ha de ser cubierta, y en cuanto al segundo la satisfacción del interés del acreedor mediante cualquier forma de extinción de las obligaciones-,
resulta también claro, toda vez que el propio causante determinará, en caso de aún no haber
recibido la contraprestación debida, si por alguna otra forma se ha extinguido la obligación de tal
manera que, en un sistema de flujo de efectivo, ya se encontraría en posibilidad de enterar el
impuesto al valor agregado correspondiente.
5 1a. XLV/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Marzo de
2006, página 212. De texto: El artículo 1o.-B de la Ley del Impuesto al Valor Agregado establece el
momento en que se considera que han sido efectivamente cobradas las contraprestaciones, mismo
que, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 17 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado,
es aquel en el que, por regla general, se tendrá obligación de pagar dicho gravamen para el caso
de prestación de servicios. Dicho numeral señala el momento en que las contraprestaciones se
tendrán por efectivamente cobradas, lo cual acontece cuando se den cualquiera de las siguientes
circunstancias: cuando las contraprestaciones sean recibidas, sea que ello ocurra mediante
entrega de efectivo, de bienes, o a través de la prestación de algún servicio, aun cuando ello
corresponda a anticipos, depósitos o a cualquier otro concepto sin importar el nombre con el que
se les designe; o bien, cuando el interés del acreedor quede satisfecho mediante cualquier forma
VALOR AGREGADO. EL ARTÍCULO 1o.-B, PRIMER
PÁRRAFO, DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO, AL
SEÑALAR
EL
MOMENTO
EN
EL
QUE
LAS
CONTRAPRESTACIONES
SE
CONSIDERARÁN
EFECTIVAMENTE COBRADAS POR EL CAUSANTE DEL
GRAVAMEN, NO TRANSGREDE LA GARANTÍA DE
LEGALIDAD TRIBUTARIA (LEGISLACIÓN VIGENTE EN 2003
Y 2004).
VALOR AGREGADO. EL ARTÍCULO 1o.-B, PRIMER
PÁRRAFO, DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO, AL
UTILIZAR LA EXPRESIÓN "CUALQUIER OTRO CONCEPTO
SIN IMPORTAR EL NOMBRE CON EL QUE SE LES
DESIGNE" NO TRANSGREDE LA GARANTÍA DE LEGALIDAD
TRIBUTARIA (LEGISLACIÓN VIGENTE EN 2003 Y 2004).
de extinción de las obligaciones que den lugar a las referidas contraprestaciones. El uso de la
expresión "cualquier otro concepto sin importar el nombre con el que se les designe", utilizada por
el legislador para aclarar que no es relevante la nomenclatura con que se designe a las
contraprestaciones para efecto de la fijación de la base del gravamen, no genera incertidumbre
para el contribuyente, ya que no incorpora indefinición o ambigüedad en cuanto al momento en el
que surge la obligación tributaria, pues únicamente efectúa aclaraciones, a fin de que los
causantes puedan tener certeza en cuanto a que cualquier concepto que les sea cubierto por sus
acreedores -si es recibido como contraprestación, o bien, si de alguna manera satisface sus
intereses, extinguiendo la obligación de la parte deudora-, tendrá el efecto de generar la diversa y
correlativa obligación de pago del impuesto al valor agregado, frente al fisco federal.
6 2a./J. 156/2005 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Enero de
2006, página 1262. De texto: El hecho de que el citado precepto establezca que se consideran
efectivamente cobradas las contraprestaciones cuando se reciban en efectivo, en bienes o en
servicios, aun cuando aquéllas correspondan a anticipos, a depósitos o a cualquier otro concepto
sin importar el nombre con el que se les designe, no transgrede el principio de legalidad tributaria
contenido en el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, porque conforme al artículo 18 de la Ley del Impuesto al Valor Agregado la base del
tributo, tratándose de la prestación de servicios, es el valor total de la contraprestación pactada, así
como las cantidades que se carguen o cobren a quien reciba el servicio por otros impuestos,
derechos, viáticos, gastos de toda clase, reembolsos, intereses normales o moratorios, penas
convencionales o cualquier otro concepto; mientras que el artículo 1o.-B, párrafo primero, de la Ley
citada, sólo regula el momento en que debe considerarse efectivamente cobrada la
contraprestación para efectos de determinar la obligación de pago; de ahí que el hecho de que el
legislador se haya referido "a cualquier otro concepto sin importar el nombre con el que se les
designe", no transgrede el citado principio, en razón de que el momento en el cual se considerarán
efectivamente cobradas las contraprestaciones base del impuesto se encuentra establecido en la
Ley, por lo cual no se deja a la voluntad de la autoridad fijar esa circunstancia, pues será en el
momento en que se reciban en efectivo, bienes o servicios, o cuando el interés del acreedor quede
satisfecho; por tanto, no afecta el nombre con el cual se designe a la contraprestación, sino el
instante en que se reciba ésta, tal como lo dispone la norma impositiva.
VALOR AGREGADO. EL ARTÍCULO 1o.-B, PÁRRAFO
PRIMERO, DE LA LEY DEL IMPUESTO RELATIVO, AL
ESTABLECER EL MOMENTO EN QUE SE CONSIDERARÁN
EFECTIVAMENTE
COBRADAS
LAS
CONTRAPRESTACIONES, NO TRANSGREDE EL PRINCIPIO
DE LEGALIDAD TRIBUTARIA (LEGISLACIÓN VIGENTE A
PARTIR DEL 1o. DE ENERO DE 2003).
91. Por lo tanto, resulta inexacto que la norma vulnere la seguridad
jurídica, pues ésta es fácilmente entendible al establecer el momento
en que se entiende se han percibido los ingresos por haberse
satisfecho la contraprestación, ya sea en efectivo, en bienes o
servicios, o bien, cuando quede satisfecho el interés del acreedor
mediante la extinción de las obligaciones que le dieron lugar, sin que
sea necesaria mayor explicación para que tanto el contribuyente como
la autoridad conozcan el momento en que se considera que los
ingresos han sido percibidos. Tampoco puede exigirse mayor precisión
al legislador y, mucho menos, que determine lo que ocurre en caso de
que las operaciones relativas se reviertan, cuestión que en todo caso
dependerá de las circunstancias particulares de cada contribuyente y
cada operación lo que permita entender o no percibidos los ingresos o
efectivamente cobradas las prestaciones, de lo que no puede
derivarse la inconstitucionalidad de una ley en atención al criterio
contenido en la jurisprudencia 2a./J. 71/20067, de rubro: “NORMAS
GENERALES.
SON
INOPERANTES
LOS
ARGUMENTOS
EXPRESADOS EN SU CONTRA SI SU INCONSTITUCIONALIDAD
7
2a./J. 71/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Junio de 2006,
página 215.
SE HACE DEPENDER DE LA SITUACIÓN PARTICULAR DEL
SUJETO A QUIEN SE LE APLICAN.”
92. No pasa desapercibido que la recurrente señala que no desconoce la
existencia del criterio emitido por esta Primera Sala con número 1ª.
XLVI/2006 y que, sin embargo, considera no resuelve efectivamente
su planteamiento de constitucionalidad. Esto, pues subsiste el
problema de alcance en la aplicación de la norma, respecto al
momento de causación. Sin embargo, como lo señaló el Tribunal
Colegiado, y se ha sostenido en la presente ejecutoria, no existe tal
problema de interpretación y, por lo tanto, de alcance, ya que será
cada contribuyente quien estime si su interés fue satisfecho o no, en
los términos en que él mismo haya convenido la contraprestación.
Además, en todo caso, se trataría de un problema de aplicación de la
norma de lo cual no puede derivar la inconstitucionalidad de la misma.
93. Por otro lado, respecto a los argumentos vertidos en el segundo
agravio, esta Primera Sala estima que igualmente deben declararse
como infundados. En dicho agravio, antes sintetizado, medularmente
aduce que el Tribunal Colegiado consideró incorrectamente que el
artículo 18, fracción I, inciso a), de la Ley del Impuesto sobre la Renta,
no viola el principio de proporcionalidad tributaria y pasó por alto que
la sola expedición de un comprobante fiscal no supone un ingreso en
crédito, ya que no constituye un derecho de cobro, y, por tanto, no
implica la modificación positiva de su haber patrimonial.
94. En efecto, en materia tributaria, esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación ha sostenido que el principio de proporcionalidad contenido en
el artículo 31, fracción IV, constitucional, consiste en que los sujetos
pasivos deben contribuir a los gastos públicos en función de su
respectiva capacidad contributiva, debiendo aportar una parte justa y
adecuada de sus ingresos, utilidades, rendimientos o la manifestación
de riqueza gravada.
95. Lo anterior significa que para que un gravamen sea proporcional, debe
existir congruencia entre el impuesto y la capacidad contributiva. Se
requiere que el hecho imponible del tributo establecido por el Estado,
refleje una auténtica manifestación de capacidad económica del sujeto
pasivo, entendida ésta como la potencialidad real de contribuir a los
gastos públicos, que el legislador atribuye al sujeto pasivo del
impuesto en el tributo de que se trate, tomando en consideración que
todos los presupuestos de hecho de las contribuciones tienen una
naturaleza económica en la forma de una situación o de un
movimiento de riqueza y las consecuencias tributarias son medidas en
función de esa riqueza.
96. De acuerdo con lo anterior, la potestad tributaria implica para el
Estado, a través de las autoridades legislativas competentes, la
facultad de determinar el objeto de los tributos, involucrando cualquier
actividad de los gobernados que sea reflejo de capacidad contributiva,
de ahí que uno de los principios que legitima la imposición de las
contribuciones es, precisamente, el de la identificación de la capacidad
para contribuir a los gastos públicos por parte de los gobernados.
97. De lo anterior se desprende que la garantía de proporcionalidad
tributaria se respeta en la medida en que se atiende a la capacidad
contributiva de los sujetos pasivos, pues debe pagar más quien tiene
mayor capacidad contributiva y menos el que la tiene en menor
proporción.
98. Corroboran lo anterior las tesis sustentadas por el Pleno de este Alto
Tribunal, que llevan por rubros: “CAPACIDAD CONTRIBUTIVA.
CONSISTE EN LA POTENCIALIDAD REAL DE CONTRIBUIR A LOS
GASTOS
PÚBLICOS.”;8
“CONTRIBUCIONES.
LA
POTESTAD
PARA DETERMINAR SU OBJETO NO SE RIGE POR EL PRINCIPIO
DE
GENERALIDAD,
SINO
POR
EL
DE
CAPACIDAD
CONTRIBUTIVA.”;9 y “PROPORCIONALIDAD TRIBUTARIA. DEBE
EXISTIR CONGRUENCIA ENTRE EL TRIBUTO Y LA CAPACIDAD
CONTRIBUTIVA DE LOS CAUSANTES.”10
99. Adicionalmente, debe considerarse que la capacidad contributiva se
vincula con la persona que tiene que soportar la carga del tributo, o
sea, aquella que finalmente, según las diversas características de
cada contribución, ve disminuido su patrimonio al pagar una cantidad
específica por concepto de esos gravámenes, sea en su calidad de
sujeto pasivo o como destinatario de aquellos que por traslación deba
8P./J.
109/99 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo X, Noviembre de 1999,
página 22.
9 P. LXXIX/98 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo VIII, Diciembre de
1998, página 241.
10 P./J. 10/2003 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XVII, Mayo de 2003,
página 144.
hacérsele por disposición legal o por las características propias del
tributo de que se trate.
100. Ahora bien, para poder comprender el artículo 18, fracción I, de la Ley
del Impuesto sobre la Renta que se tilda de inconstitucional, conviene
señalar que de conformidad con el artículo 1, fracción I, de la Ley del
Impuesto sobre la Renta, vigente en 2009, están obligadas al pago de
este impuesto las personas físicas y morales “residentes en México,
respecto de todos sus ingresos cualquiera que sea la ubicación de la
fuente de riqueza de donde procedan”. Por su parte, el artículo 17 del
mismo ordenamiento precisa que las personas morales “ acumularán
la totalidad de los ingresos en efectivo, en bienes, en servicio, en
crédito o de cualquier otro tipo, que obtengan en el ejercicio” y el
propio artículo combatido determina el momento en que dichos
ingresos se consideran percibidos, específicamente tratándose de la
enajenación de bienes o la prestación de servicios, en los términos
siguientes:
Artículo 18. Para los efectos del artículo 17 de esta Ley, se
considera que los ingresos se obtienen, en aquellos casos no
previstos en otros artículos de la misma, en las fechas que se
señalan conforme a lo siguiente tratándose de:
I. Enajenación de bienes o prestación de servicios, cuando se dé
cualquiera de los siguientes supuestos, el que ocurra primero:
a) Se expida el comprobante que ampare el precio o la
contraprestación pactada.
b) Se envíe o entregue materialmente el bien o cuando se preste
el servicio.
c) Se cobre o sea exigible total o parcialmente el precio o la
contraprestación pactada, aun cuando provenga de anticipos.
(…)
101. Este Alto Tribunal ha determinado que el concepto de ingreso para
efectos del impuesto sobre la renta regulado en el Título II de la Ley de
la materia, que se refiere a las personas morales, es de carácter
amplio e incluyente de todos los conceptos que modifiquen
positivamente el haber patrimonial del contribuyente, salvo exclusión
expresa por parte del legislador, por lo que comprende no sólo los
ingresos en efectivo, sino también en bienes, en servicios, en crédito o
de cualquier otro tipo, como expresamente lo precisa su numeral 17.
Así se advierte de las tesis 1a. CLXXXIX/2006
y P. XCIX/97, de
rubros: “RENTA. QUÉ DEBE ENTENDERSE POR "INGRESO" PARA
EFECTOS
DEL
TÍTULO
II
DE
LA
LEY
DEL
IMPUESTO
RELATIVO.”11 Y “INGRESOS EN CRÉDITO Y ENTRADAS DE
111a.
CLXXXIX/2006; Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXV, Enero de
2007, Pág. 483. De texto: Si bien la Ley del Impuesto sobre la Renta no define el término "ingreso",
ello no implica que carezca de sentido o que ociosamente el legislador haya creado un tributo sin
objeto, toda vez que a partir del análisis de las disposiciones legales aplicables es posible definir
dicho concepto como cualquier cantidad que modifique positivamente el haber patrimonial de una
persona. Ahora bien, para delimitar ese concepto debe apuntarse que el ingreso puede recibirse de
muchas formas, ya que puede consistir en dinero, propiedad o servicios, incluyendo alimentos o
habitación, y puede materializarse en efectivo, valores, tesoros o productos de capital, además de
que puede surgir como compensación por: servicios prestados; el desarrollo de actividades
comerciales, industriales, agrícolas, pesqueras o silvícolas; intereses; rentas, regalías o dividendos;
el pago de pensiones o seguros; y por obtención de premios o por recibir donaciones, entre otras
causas. Sin embargo, la enunciación anterior no debe entenderse en el sentido de que todas estas
formas de ingreso han de recibir el mismo trato o que todas se consideran acumulables, sino que
el listado ilustra la pluralidad de actividades que pueden generar ingresos. Aunado a lo anterior, es
particularmente relevante que la legislación aplicable no establece limitantes específicas al
concepto "ingreso", ni acota de alguna manera las fuentes de las que éste podría derivar, dada la
enunciación amplia de los artículos 1o. y 17 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, que establecen
que las personas morales están obligadas al pago del tributo respecto de todos sus ingresos y que
acumularán la totalidad de los ingresos en efectivo, en bienes, en servicio, en crédito o de
cualquier otro tipo que obtengan en el ejercicio. Así, se desprende que la mencionada Ley entiende
al ingreso en un sentido amplio, pues incluye todo lo recibido o realizado que represente una renta
EFECTIVO. DIFERENCIAS PARA EFECTOS DE LA LEY DEL
IMPUESTO SOBRE LA RENTA.” 12
102. Así, al entenderse “ingreso” como cualquier precepción que modifique
positivamente el haber patrimonial sin importar que se reciba en
efectivo, en bienes, en servicios, en crédito o de cualquier otro tipo, en
cuanto se presente el supuesto legal de percepción de ingreso, éste
debe acumularse. Por lo tanto, se entiende que el artículo 18 de la Ley
del impuesto sobre la Renta precisa el momento en que se entienden
percibidos los ingresos gravados, específicamente, los derivados de
enajenación de bienes y prestación de servicios, al darse cualquiera
de los siguientes supuestos: se expida el comprobante que ampare el
precio
o
la
contraprestación
pactada;
se
envíe
o
entregue
materialmente el bien o cuando se preste el servicio y, por último, se
cobre o sea exigible total o parcialmente el precio o la contraprestación
pactada, aun cuando provenga de anticipos.
para el receptor, siendo innecesario que el ingreso se traduzca en una entrada en efectivo, pues
incluso la propia Ley reconoce la obligación de acumular los ingresos en crédito, de tal suerte que
el ingreso se reconoce cuando se han actualizado todos los eventos que determinan el derecho a
recibir la contraprestación y cuando el monto de dicha contraprestación puede conocerse con
razonable precisión. En ese sentido, se concluye que la regla interpretativa para efectos del
concepto "ingreso" regulado en el Título II de la Ley del Impuesto sobre la Renta es de carácter
amplio e incluyente de todos los conceptos que modifiquen positivamente el patrimonio del
contribuyente, salvo que el legislador expresamente hubiese efectuado alguna precisión en sentido
contrario, como acontece, por ejemplo, con el segundo párrafo del citado artículo 17.
12 P. XCIX/97 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo V, Junio de 1997, Pág.
159. De texto: Todo ingreso, entendido como la modificación positiva registrada en el patrimonio de
una persona, susceptible de valoración pecuniaria, produce un derecho de crédito, que coloca a
quien lo obtiene como sujeto del impuesto sobre la renta, aun cuando no produzca como
consecuencia inmediata una entrada de efectivo. Este último supuesto no produce una
modificación en el patrimonio, aun cuando se produzca al mismo tiempo que la percepción del
ingreso. Así, toda enajenación de bienes o prestación de servicios, que se celebra por personas
físicas o morales, constituye un acto jurídico que reporta ingresos en crédito susceptibles de ser
gravados por la ley, pues éstos derivan de contratos sinalagmáticos en los que las partes se
obligan a satisfacerse prestaciones recíprocas, independientemente de que dicho derecho de
crédito se satisfaga en el momento mismo en que se entrega la cosa o se presta el servicio
(operaciones de contado) o se difiera su entrega (operaciones a plazo).
103. De este modo, no puede entenderse, como erróneamente lo sostiene
la recurrente, que la sola expedición del comprobante que ampara el
precio o la contraprestación pactada supone necesariamente un
ingreso en crédito, porque no implica el derecho de cobro de su
importe, como ocurre cuando las operaciones son revertidas y, por
tanto, que la norma combatida vulnere el principio de proporcionalidad
tributaria al obligar a acumular una suma que no modifica el haber
patrimonial.
104. Así, la expedición del comprobante sí implica la presunción, con
posibilidad de probar lo contrario, de que se ha recibido el precio o la
contraprestación pactada al haberse satisfecho las obligaciones
pactadas. Sin embargo, no puede entenderse que por la mera
posibilidad de que dichas operaciones sean revertidas el supuesto
combatido sea inconstitucional, pues este tipo de casos resultan de
una situación particular del contribuyente y se estaría frente a un
problema de mera legalidad consistente en la prueba del hecho
respectivo y a la situación personal en que se encuentre aquél. Por lo
tanto, esto resulta ajeno a la constitucionalidad del artículo conforme a
la jurisprudencia 2ª./J. 71/2006 citada con antelación.
105. Por lo expuesto anteriormente, resulta infundado el agravio que nos
ocupa, pues como se ha demostrado el artículo 18, fracción I, inciso
a), de la Ley del Impuesto sobre la Renta, tal como declaró el Tribunal
Colegiado correctamente, no viola la garantía de proporcionalidad
tributaria.
106. No pasa desapercibido a esta Sala el planteamiento de la recurrente
respecto a que la tesis en la cual se fundamentó el estudio del Órgano
Colegiado, no resulta aplicable porque la emisión de un comprobante
fiscal no constituye un derecho de crédito. Sin embargo, como ya se
estableció,
el
supuesto
general
no
puede
ser
considerado
inconstitucional y, en supuestos particulares, se tratará de temas de
legalidad en materia de prueba que no afectan la constitucionalidad de
la porción combatida.
107. Por lo tanto, el Tribunal Colegiado correctamente aplicó la tesis 1a.
XVII/200613 de rubro: “RENTA. LOS ARTÍCULOS 17, PRIMER
PÁRRAFO Y 18, FRACCIONES I Y II, DE LA LEY DEL IMPUESTO
RELATIVO, VIGENTE EN 2002, AL GRAVAR LOS INGRESOS EN
131a.
XVII/2006 (9ª.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIII, Febrero de
2006, página 645. De texto: El artículo 17 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente en 2002,
define cuáles son los ingresos acumulables, es decir, determina cuáles son gravables y, por ende,
constituyen el objeto del tributo referido. Por su parte, el artículo 18 del citado ordenamiento
establece las fechas en las que se consideran obtenidos los ingresos. Así, la circunstancia de que
en dichos numerales se prevea la obligación de acumular los ingresos en crédito a los restantes
ingresos percibidos por las personas morales, no viola la garantía de proporcionalidad tributaria
contenida en el artículo 31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. Ello, considerando la naturaleza del impuesto, así como el objeto que grava, en virtud
de que la legislación fiscal no estima relevante la entrada en efectivo, sino la obtención del ingreso,
incluso uno en crédito, entendido éste como afectación positiva en el haber patrimonial del
causante. De esta manera, al obtenerse ingresos en crédito, la persona no percibe necesariamente
efectivo u otros bienes, pero sí ingresa en su haber patrimonial un derecho de crédito que le
permitirá obligar a su deudor a que cumpla la contraprestación a su cargo, aun en contra de su
voluntad, misma que puede consistir en la entrega de efectivo o bienes, o en la prestación de un
servicio. En efecto, el derecho de crédito y, por tanto, la modificación en el haber patrimonial, se
adquiere con independencia de cuándo se obtenga materialmente el cobro de la contraprestación
respectiva. Consecuentemente, sería erróneo señalar que los ingresos en crédito se identifican con
una capacidad económica ficticia o aparente y, por ende, calificarlos como violatorios del principio
de proporcionalidad tributaria, toda vez que este tipo de ingresos se traducen en una afectación
positiva en el haber patrimonial de los causantes, aunque no se reflejen inmediatamente en dinero
en efectivo. De ahí que los ingresos en crédito representen un innegable acceso a una
manifestación patrimonial positiva, sobre la cual el contribuyente tiene completo dominio, toda vez
que el ingreso se reconoce cuando se han actualizado todos los eventos que determinan el
derecho a recibir la contraprestación y cuando su monto puede conocerse con razonable precisión.
CRÉDITO, NO VIOLAN LA GARANTÍA DE PROPORCIONALIDAD
TRIBUTARIA.” Lo anterior, pues en dicha tesis se señala que el
artículo 18 de la Ley del Impuesto sobre la Renta “establece las
fechas en las que se consideran obtenidos los ingresos”, sin que se
considere inconstitucional por contemplar “la obligación de acumular
los ingresos en crédito a los restantes ingresos percibidos por las
personas morales”, en tanto que “la legislación fiscal no estima
relevante la entrada en efectivo, sino la obtención del ingreso, incluso
uno en crédito, entendido éste como afectación positiva en el haber
patrimonial del causante”, pues “el derecho de crédito y, por tanto, la
modificación en el haber patrimonial, se adquiere con independencia
de cuándo se obtenga materialmente el cobro de la contraprestación
respectiva”.
108. Por último, se estima infundado el tercer agravio en el cual la
recurrente argumenta que incorrectamente se determinó en la
sentencia recurrida que el artículo 32, párrafos primero, segundo y
último, del Código Fiscal de la Federación no es violatorio de las
garantías de presunción de inocencia, audiencia previa e igualdad
procesal.
109. El numeral combatido es del tenor siguiente:
Artículo 32. Las declaraciones que presenten los contribuyentes
serán definitivas y sólo se podrán modificar por el propio
contribuyente hasta en tres ocasiones, siempre que no se haya
iniciado el ejercicio de las facultades de comprobación.
No obstante lo dispuesto en el párrafo anterior, el contribuyente
podrá modificar en más de tres ocasiones las declaraciones
correspondientes, aun cuando se hayan iniciado las facultades
de comprobación, en los siguientes casos:
I. Cuando sólo incrementen sus ingresos o el valor de sus actos
o actividades.
II. Cuando sólo disminuyan sus deducciones o pérdidas o
reduzcan las cantidades acreditables o compensadas o los
pagos provisionales o de contribuciones a cuenta.
(…)
Para los efectos de este artículo, una vez que las autoridades
fiscales hayan iniciado el ejercicio de sus facultades de
comprobación
no
tendrán
efectos
las
declaraciones
complementarias de ejercicios anteriores que presenten los
contribuyentes revisados cuando éstas tengan alguna
repercusión en el ejercicio que se está revisando.
110. De la disposición transcrita se observa que las declaraciones
presentadas tienen el carácter de definitivas, esto es, existe la
presunción de que son ciertas, ya que es el propio gobernado quien de
buena fe realiza el cálculo y entero de sus contribuciones, por lo que
se tienen por ciertas, salvo que el propio contribuyente la modifique o
lo haga la autoridad en el ejercicio de sus facultades de comprobación.
111. El propio artículo combatido establece que el contribuyente podrá
modificar sus declaraciones (i) hasta en tres ocasiones, siempre que
no se hayan iniciado las facultades de comprobación y (ii) cuando ya
se hayan iniciado dichas facultades, sólo cuando incrementen los
ingresos o el valor de los actos o actividades y cuando sólo
disminuyan las deducciones o pérdidas o reduzcan las cantidades
acreditables o compensadas o los pagos provisionales o de
contribuciones a cuenta.
112. Como puede observarse, el artículo 32 del Código Fiscal de la
Federación no tipifica una conducta ni establece una infracción
administrativa por la que se aplique una sanción que pueda derivar en
la privación de un bien o un derecho del contribuyente.
113. Así, es inconcuso que el Tribunal Colegiado estuvo en lo correcto al
resolver que no puede analizarse a la luz del derecho humano de
presunción de inocencia, pues el artículo combatido no establece
sanciones correspondientes a conductas ilícitas, sino sólo se refiere a
los
supuestos
en
que
se
pueden
presentar
declaraciones
complementarias, lo cual no constituye una sanción o pena que deba
regirse por el principio de presunción de inocencia.
114. Derivado de lo anterior, y contrario a lo que alega la recurrente, la
determinación previa es conforme a la jurisprudencia del Pleno de este
Alto
Tribunal
INOCENCIA.
ESTE
PROCEDIMIENTO
de
rubro
“PRESUNCIÓN
DE
PRINCIPIO
ES
APLICABLE
AL
43/2014,14
P./J.
ADMINISTRATIVO
SANCIONADOR,
CON
MATICES O MODULACIONES”, en tanto en ella se sostiene que el
referido
derecho
humano
“debe
ser
aplicable
en
todos
los
procedimientos de cuyo resultado pudiera derivar alguna pena o
sanción como resultado de la facultad punitiva del Estado” y, por tanto,
14
P./J. 43/2014 (10ª.); Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 7, Junio de 2014,
Tomo I, página 41.
“es aplicable al procedimiento administrativo sancionador -con matices
o modulaciones, según el caso- debido a su naturaleza gravosa, por la
calidad de inocente de la persona que debe reconocérsele en todo
procedimiento de cuyo resultado pudiera surgir una pena o sanción
cuya consecuencia procesal, entre otras, es desplazar la carga de la
prueba a la autoridad, en atención al derecho al debido proceso.”
115. Refuerza lo anterior lo sostenido por esta Primera Sala al resolver el
amparo directo en revisión 3991/2014 en sesión del quince de abril de
dos mil catorce, del cual derivó la tesis 1a. CCCXCI/2015 (10a.)15 de
rubro:
“FACULTADES
DE
COMPROBACIÓN
DE
LAS
AUTORIDADES FISCALES. LAS PREVISTAS EN EL CÓDIGO
FISCAL DE LA FEDERACIÓN NO SE RIGEN POR EL PRINCIPIO
DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA.”
116. Por otro lado, tampoco tiene razón la recurrente al afirmar que el
artículo combatido es violatorio del derecho de previa audiencia, ya
que, se insiste, solamente que las declaraciones presentadas por el
contribuyente son definitivas y sólo podrá modificarlas hasta en tres
15
1a. CCCXCI/2015 (10a.); Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 25, Diciembre
de 2015, Tomo I, Pág. 254. De texto: De los criterios emitidos por el Pleno y por la Primera Sala de
esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, deriva que, aun cuando por regla general el principio
de presunción de inocencia ha de observarse en el derecho penal, también debe aplicarse a los
procedimientos administrativos sancionadores, es decir, a aquellos en los que el Estado ejerce su
facultad de ius puniendi, o bien, los de investigación, a efecto de obtener evidencia para utilizarla
en dicho procedimiento. Esto es, el citado principio está reservado a las materias en las que
pudiera derivar una pena o una sanción como resultado de la facultad punitiva del Estado; de ahí
que no es aplicable a normas distintas como serían las administrativas o las tributarias. Ahora bien,
el Código Fiscal de la Federación prevé diversas facultades, siendo que aquellas que tienen por
finalidad determinar contribuciones omitidas o créditos fiscales, constituyen procedimientos
fiscalizadores de los cuales no deriva una pena, al no tener la naturaleza de sancionadores y, por
tanto, no se encuentran comprendidos dentro de las figuras que protege el derecho penal.
Consecuentemente, los numerales que prevén dichas facultades no pueden analizarse conforme al
principio de presunción de inocencia.
ocasiones mientras no se haya iniciado el ejercicio de las facultades
de comprobación, o bien, ya iniciadas se podrán presentar sólo en los
casos que se prevén en la norma. Sin embargo, la disposición no
regula cuestión alguna en materia probatoria durante el procedimiento
de fiscalización y, si bien no se desconoce que derivado del mismo o
con motivo de los datos conocidos a través del ejercicio de las
facultades de comprobación, la autoridad fiscal puede determinar
algún crédito fiscal a cargo del contribuyente, lo cierto es que en
materia tributaria no rige el principio de previa audiencia conforme a la
jurisprudencia con el rubro: “AUDIENCIA, GARANTÍA DE, EN
MATERIA IMPOSITIVA. NO ES NECESARIO QUE SEA PREVIA.”16
117. Por último, también resulta infundado el argumento que sostiene
violación al derecho de igualdad procesal, porque una vez iniciadas las
facultades de comprobación, sólo tendrán validez las declaraciones
que se hagan en beneficio del fisco y no del contribuyente.
118. Esto, pues el Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
establecido que la autoridad tributaria y los contribuyentes no son
iguales, así como que persiguen fines distintos, ya que aunque ambos
16
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Pleno, Volumen 66, Primera Parte, página
77, registro 233084, con el texto siguiente: “Teniendo un gravamen el carácter de impuesto, por
definición de la ley, no es necesario cumplir con la garantía de previa audiencia establecida en el
artículo 14 constitucional, ya que el impuesto es una prestación unilateral y obligatoria y la
audiencia que se puede otorgar a los causantes es siempre posterior a la aplicación del impuesto,
que es cuando existe la posibilidad de que los interesados impugnen, ante las propias autoridades,
el monto y cobro correspondiente, y basta que la ley otorgue a los causantes el derecho a combatir
la fijación del gravamen, una vez que ha sido determinado, para que en materia hacendaria se
cumpla con el derecho fundamental de audiencia, consagrado por el artículo 14 constitucional,
precepto que no requiere necesariamente, y en todo caso, la audiencia previa, sino que, de
acuerdo con su espíritu, es bastante que los afectados sean oídos en defensa antes de ser
privados de sus propiedades, posesiones o derechos.”
son sujetos de la relación tributaria, el fisco es una autoridad, parte
activa en la recaudación de las contribuciones y está dotado de
imperio para hacer cumplir sus determinaciones, porque cumple con
una función de interés público. En cambio, los contribuyentes son la
parte pasiva de la relación y, como particulares, persiguen los fines
que son propios de su interés.
119. En este tenor, el principio de igualdad sólo es aplicable a las
comparaciones entre diversos grupos de contribuyentes sin que pueda
aplicarse en una comparación frente a la autoridad, tal como se
plasmó en la tesis 1a. CXCVII/2011 (9a.)17 de rubro: “EQUIDAD
171a.
CXCVII/2011 (9a.); Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Libro I, Octubre de
2011, Tomo 2, Pág. 1087. De texto: Del desarrollo conceptual efectuado por este alto tribunal en
torno a la garantía de equidad tributaria, se advierte que consistentemente ha sostenido que se
refiere al trato igualitario de "los contribuyentes" que se encuentren en la misma situación legal,
mas no en relación con la autoridad exactora. En efecto, en la tesis publicada en el Semanario
Judicial de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 199-204, Primera Parte, página 144, de
rubro: "IMPUESTOS, PROPORCIONALIDAD Y EQUIDAD DE LOS.", se sostuvo que "los
contribuyentes" de un mismo impuesto deben guardar una situación de igualdad frente a la norma
jurídica que lo establece y regula. Posteriormente, en la tesis P./J. 41/97, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo V, junio de 1997, página
43, de rubro: "EQUIDAD TRIBUTARIA. SUS ELEMENTOS.", se expresó que la citada garantía se
refiere al derecho de "todos los gobernados" de recibir el mismo trato que quienes se ubican en
similar situación de hecho, esto es, que no toda desigualdad de trato equivale a una violación a la
garantía de equidad tributaria, sino que dicha violación se configura sólo si la desigualdad produce
distinción entre situaciones tributarias iguales, sin que exista para ello una justificación objetiva y
razonable. De los citados razonamientos no se aprecia que pueda desprenderse un criterio que
haga exigible una equivalencia de trato entre el fisco y los contribuyentes, cuando uno y otros
tengan algún derecho oponible entre sí. Posteriormente, al resolver el amparo en revisión 650/93,
el Tribunal en Pleno sostuvo que el fisco y los causantes no pueden recibir un trato similar porque
no son iguales, como tampoco lo son los fines que persiguen, ya que el fisco es una autoridad parte activa en la recaudación de las contribuciones-, dotada de imperio para hacer cumplir sus
determinaciones, siendo su actuación de interés público, pues lo recaudado se destina al gasto
público; en cambio, los causantes -parte pasiva en dicha relación- persiguen, como particulares,
los fines que son propios de su interés. En el mismo tenor, no es aplicable el criterio contenido en
la tesis 1a. CXXXVI/2005, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXII, noviembre de 2005, página 39, de rubro: "EQUIDAD TRIBUTARIA.
ÁMBITO ESPECÍFICO DE SU APLICACIÓN.", que establece que cuando se reclama la existencia
de un trato diferenciado respecto de disposiciones legales que no corresponden al ámbito
específico de aplicación de la garantía de equidad tributaria, los argumentos relativos deben
analizarse a la luz de la garantía de igualdad, en virtud de que dicho criterio es aplicable
únicamente a las comparaciones entre diversos grupos de contribuyentes, mas no a una
comparación entre la autoridad como sujeto activo del impuesto, y el causante como sujeto pasivo.
TRIBUTARIA. EL ANÁLISIS DE LA DIFERENCIA DE TRATO
ENTRE EL FISCO Y LOS CONTRIBUYENTES DEBE LIMITARSE A
VERIFICAR
QUE
SEA
RAZONABLE,
SIN
QUE
PUEDA
ESTUDIARSE A LA LUZ DE AQUELLA GARANTÍA.”
120. Por lo tanto, el supuesto normativo establecido en el artículo 32 del
Código Fiscal de la Federación, no permite desprender un criterio que
haga exigible una equivalencia entre el trato que pudiera merecer el
Fisco en relación con los contribuyentes, en tanto posean algún
derecho oponible entre sí y, por tanto, confrontable a la luz del
principio de igualdad, en tanto la regulación relativa a la presentación
de declaraciones complementarias ya iniciado el ejercicio de las
facultades de comprobación por parte de la autoridad fiscal, se refiere,
por un lado, a la obligación formal de los contribuyentes relacionada
con la presentación de las declaraciones y, por otro lado,
a la
potestad estatal recaudatoria y fiscalizadora que responde al interés
público de verificar el cumplimiento a la obligación de contribuir al
gasto público.
121. En consecuencia, el artículo 32 del Código Fiscal de la Federación no
es susceptible de analizarse a la luz del principio de igualdad y, por
ello, no es necesario hacer un estudio de razonabilidad de trato
diferenciado alguno como insiste la recurrente.
Lo anterior no quiere decir que cuando el fisco y los causantes tengan un derecho oponible entre
sí, esto es, cuando se ubiquen en una situación análoga de reciprocidad, cualquier trato
diferenciado esté permitido, debido a que este alto tribunal ha sostenido que la ley no debe
establecer distinciones arbitrarias, sino que la diferencia de trato debe ser razonable. Por tanto,
cuando se aduzca un trato diferenciado entre el tratamiento que da la ley a la autoridad fiscal y al
contribuyente, la autoridad jurisdiccional debe limitarse a verificar que la diferencia de trato sea
razonable.”
122. Similares consideraciones sostuvo la Segunda Sala de esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación al resolver el amparo directo en revisión
5440/2015 en sesión del día primero de junio de dos mil dieciséis.
123. En virtud de lo anterior, ante lo infundado de los planteamientos que
hizo valer la parte recurrente en el recurso de revisión, lo procedente
es confirmar la sentencia recurrida y negar el amparo solicitado.
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