Integración latinoamericana

Anuncio
.noticiasaliadas.or
g
www.noticiasaliadas.or
.noticiasaliadas.org
información independiente, desde américa latina y el caribe, para el mundo www
ISSN 1563-2458
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
EDICIÓN
ESPECIAL
AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
Noticias Aliadas
Requisitos para una genuina integración
Los principales obstáculos para la unidad de la región no residen fuera de ésta.
La integración regional es un término que
fluye fácilmente de boca de políticos, economistas, académicos y defensores de
derechos, que afirman que ésta es necesaria para el progreso de la región, una
de las más desiguales y no integradas
del mundo. La mayoría de analistas coinciden en que sin verdadera integración,
una estrategia alternativa de desarrollo
para la región fracasará.
La formación de bloques regionales,
acuerdos de cooperación económica y
otras herramientas puede parecer que
forjan la integración regional, pero muchas de éstas son sólo instituciones
endebles cuyos acuerdos se basan en
tratados de libre comercio, lo cual va en
contra de una verdadera integración.
El analista uruguayo Eduardo Gudynas da como ejemplo el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), que “está
repitiendo, erróneamente, muchos formatos propios del libre comercio”. Con
ello hace referencia a que el bloque
no contempla mecanismos para equilibrar la asimetría existente entre los
mercados económicos de Brasil y Argentina frente a la de sus socios menores, Paraguay y Uruguay.
“En los hechos la política real que se
expresa en la región está teniendo muchas dificultades; eso está atado a una
política comercial y económica muy convencional del gobierno brasileño, en la
que se reproducen dentro de América del
Sur situaciones de jerarquía y de dominación, o de presión, de los más grandes sobre los más pequeños”, explicó.
Ese mismo Brasil, que a la hora de establecer relaciones comerciales con sus
socios menores en el MERCOSUR sólo
piensa en sus intereses dejando de lado
una visión integradora, es el país que junto
con Argentina han logrado frenar el Área de
Libre Comercio de las Américas (ALCA)
CARLOS ZÚÑIGA IZQUIERDO
NOVIEMBRE 29, 2006. VOLUMEN 43, Nº 22
impulsada por EEUU. Pero no por ello, el
país de la economía más grande de la región se ha constituido en el líder del proceso
de integración con sus países vecinos.
“En nuestra región nunca se ejerció una
hegemonía clara por parte de las economías mayores, expresada no sólo en términos de un liderazgo político comprometido
con la construcción de las instituciones necesarias, sino también capaz de abrir con
amplitud sus mercados a los otros países y
suministrar además los recursos financieros necesarios para facilitar la participación
de las economías con mayor atraso relativo”, escribió el economista Host Grebe en
el diario boliviano La Razón.
La incorporación este año de Venezuela —cuyo presidente, Hugo Chávez, no esconde sus afanes de convertirse en líder
político de toda la región— al MERCOSUR
parece haber puesto en alerta a Brasil. En
una reciente entrevista al diario paraguayo
Última Hora, el canciller brasileño Celso
Amorim reconoció que sus socios minoritarios del bloque tienen razón para quejarse y dijo que su país debe ayudarlos.
“Nuestra estructura burocrática está
orientada sólo a Brasil; no hay una visión
integrada”, afirmó, y abogó por un cambio
de políticas que faciliten el aumento del
comercio con todos los socios del bloque.
Tras ser reelegido presidente en octubre, el presidente brasileño Luiz Inácio
Lula da Silva ha subrayado la necesidad
de reforzar la integración en América del
Sur, tanto en el MERCOSUR como en la
Comunidad Sudamericana de Naciones.
Requisitos que no se cumplen
Entre los atributos de los procesos de
integración efectivos se encuentran el establecimiento de una unidad comercial —por
medio de un arancel externo común en una
unión aduanera—, coordinaciones productivas, políticas productivas comunes, libre tránsito de personas, un marco laboral regional
y articulaciones en las áreas de educación,
salud y seguridad social. En general, esas
medidas acentúan el comercio dentro del
bloque y reducen las competencias internas
buscando la complementación productiva.
Sin embargo, en la región “los distintos ensayos de integración de los últimos
15 años no lograron armar vinculaciones
productivas entre los países”, resalta Gudynas. Aunque existen coordinaciones en
el área social, éstas aún son débiles.
Además, la prioridad comercial está puesta fuera de la región. Solamente entre el 2000
y el 2006 se suscribieron 12 acuerdos de
libre comercio entre países latinoamericanos y naciones y bloques fuera de la región.
“Somos grandes exportadores de
agroalimentos pero no hemos resuelto
nuestras propias demandas internas.
Para resolverlas se debe compartir la producción y comerciar más entre nosotros.
Lo que sobra, el excedente regional, es lo
que se puede exportar”, plantea Gudynas.
La idea de desarrollo que la mayoría
de los gobiernos de la región —incluidos
los progresistas— vienen impulsando es
2
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
aquella que apuesta por un fuerte crecimiento de las exportaciones y una mayor
inversión extranjera. El mayor desarrollo
económico debe conducir a la reducción
de la pobreza, señalan.
Sin embargo, el 38.5% de los 525 millones de latinoamericanos son pobres y
79 millones (14.7%) viven en la indigencia,
según el “Panorama Social de América
Latina 2006”, de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL).
América Latina y el Caribe constituyen
la región menos equitativa del mundo,
según la CEPAL. Brasil es considerado el
país más desigual de la región, donde el
10% más pobre de la población comparte
el 0.7% del ingreso nacional, mientras que
el 10% más rico acapara el 47%.
Propuestas todavía imprecisas
El modelo de desarrollo que se viene
impulsando depende cada vez más de los
vaivenes de los mercados internacionales y deja de lado la situación interna.
En este contexto crece la articulación
de los movimientos sociales que defienden el derecho de los pueblos a un desarrollo basado en la inclusión social y el
respeto a los derechos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales,
en la preservación del patrimonio cultural
y natural, en un control de los recursos
naturales y energéticos que asegure el
bienestar de las generaciones presentes
y futuras. Es el movimiento que junto a
“Otro mundo es posible” plantean que
“Otra integración es posible”.
En esa línea se inscribe el Tratado de
Comercio entre los Pueblos propuesto por
el presidente boliviano Evo Morales y la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA),
promovida por el presidente venezolano
Hugo Chávez y respaldada por Bolivia y Cuba.
Ambas propuestas plantean una integración que vaya más allá de lo comercial, que abarque educación, salud, cultura, complementariedad y cooperación entre los países de la región.
Estas propuestas alternativas aportan
al debate en torno al rumbo que una genuina integración debe seguir. Sin embargo, aún son imprecisas.
Por ejemplo, aún no se conoce cómo
se va a organizar el ALBA en la práctica.
“Hasta ahora su única aplicación práctica es un acuerdo trilateral entre Venezuela, Cuba y Bolivia que, en realidad, tiene un formato tradicional de cooperación.
Pero todavía no están contempladas ni la
supranacionalidad ni la articulación productiva”, señala Gudynas.
El aporte del movimiento social es clave
en todas estas definiciones. Por un lado debe
luchar por que los bloques subregionales
existentes se democraticen y, por otro, debe
abogar por que la solidaridad y cooperación
alentadas por las propuestas alternativas se
concreticen en políticas sociales regionales
comunes y no se queden en ayudas puntuales. Sólo así la integración latinoamericana
puede encaminarse hacia una unidad regional genuina. †
1
AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
Requisitos para una genuina
integración
3
AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
Un largo y sinuoso camino
5
AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
Entrevista con investigador
uruguayo Eduardo Gudynas
6
AMÉRICA CENTRAL
¿Qué fue de la cooperación regional?
7
MESOAMÉRICA
Plan Puebla Panamá: Otra
agenda “de arriba abajo”
10 AMÉRICA LATINA/ EL CARIBE
Los caminos de la integración
energética
11 CONO SUR
Anillo energético no prende
12 AMÉRICA LATINA
TLC versus integración
13 CHILE
El conciliador de los bloques
regionales
14 AMÉRICA LATINA
Migración restringida
16 AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
Por una integración con justicia
Noticias Aliadas
Aliadas, edición impresa, ofrece información y
análisis sobre el acontecer de América Latina y el Caribe con
énfasis en los temas que afectan a las poblaciones excluidas de
ress
la región. Versión en inglés: Latinamerica P
Press
ress.
Producido por NOTICIAS ALIADAS, organización no gubernamental con sede en Lima, Perú, que por más de 40
años produce información y análisis independiente y confiable. Nuestro objetivo es visibilizar los problemas y situaciones
que transgreden los derechos humanos de las poblaciones
excluidas y menos favorecidas de América Latina y el Caribe.
Además de nuestra edición impresa, ofrecemos recursos electrónicos y en línea, así como informes especiales y servicios informativos gratuitos por e-mail.
Para mayor información sobre nuestros
productos y servicios, vea la página 15.
Directora
Directora: Raquel Gargatte Loarte
([email protected])
Jefa de prensa
prensa: Elsa Chanduví Jaña
([email protected])
Editoras: Cecilia Remón Arnaiz, Leslie Josephs
Editor gráfico, diagramador y productor
productor::
Carlos Zúñiga Izquierdo
Impresión: Ediciones Atenea E.I.R.L, Jr. Carlos
Gonzales 252, Lima 32, Perú (511) 452 4239
Noticias Aliadas
Jirón Olavegoya 1868, Lima 11, Perú
(511) 265 9014 Fax: (511) 265 9186
[email protected]
www.noticiasaliadas.org
www.latinamericapress.org (en inglés)
Información de servicios y productos, suscripciones y reproducciones, contactarse con Patricia Díaz, Responsable de Mercadeo a [email protected]
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
noticiasaliadas
AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
Ramiro Escobar desde Lima
Un largo y sinuoso camino
La historia registra numerosos esfuerzos integracionistas, que
sin embargo no han logrado consolidar la unidad regional.
Desde el comienzo, incluso antes de
que culminara por completo la emancipación latinoamericana, la idea de forjar la unidad continental bulló en las
mentes más lúcidas y en los discursos
visionarios. La lucha por la liberación
estuvo, con frecuencia, asociada al sueño de una mancomunidad.
“Ya que tienen un origen, una lengua,
unas costumbres y una religión, deberían, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes
Estados que hayan de formarse”, escribía en 1815 Simón Bolívar, el Libertador
por excelencia, en su Carta de Jamaica.
Bolívar crearía luego, en 1819, la
“Gran Colombia”, para denominar al
bloque formado por Venezuela, Nueva Granada y Quito. Y entre 1823 y
1840 tendría efímera existencia la República Federal de Centroamérica
(Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Honduras y Nicaragua).
Más tarde, en 1826, Bolívar convocaría el Congreso Anfictiónico —como
se denominaba a la confederación de
antiguas ciudades griegas— de Panamá, con la idea de formar una amplia
confederación de repúblicas.
Sin embargo, a este Congreso sólo
asistieron representantes de América
Central, Colombia, México y Perú. En los
años siguientes se desatarían luchas
en el interior de varios países y a la vez
conflictos interestatales, ocasionados
en parte por la posesión de territorios.
Tiempos de lucha y esperanza
“Esas luchas comenzaron a bloquear ese impulso integracionista inicial”, explica Nelson Manrique, historiador de la Pontificia Universidad Católica
del Perú. Un ejemplo claro, y penoso,
de ese proceso fue la Guerra del Pacífico (1879-83), que ensangrentó ferozmente a Bolivia, Chile y Perú.
Con todo, los intentos de unidad persistieron en toda la región, que más o
menos a partir de 1860 comenzó a denominarse “América Latina”. El surgimiento de este nombre coincidió en el tiempo
con la irrupción de Inglaterra y EEUU
como nuevas potencias imperiales.
Inglaterra vio en la región dos posibilidades muy concretas: la apertura de
nuevos mercados y la explotación de
materias primas. EEUU, por su parte,
ya desde 1823, avizoró el papel que jugaría, cuando el presidente James Monroe (1817-25) proclamó la frase “América para los americanos”.
En 1889, esa doctrina tiene un giro
noticiasaliadas
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
estratégico cuando James G. Blaine,
secretario de Estado de EEUU durante el gobierno del presidente Benjamin Harrison (1889-93), convoca la
Primera Conferencia Panamericana.
Además de EEUU, asisten Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua,
Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
La reunión tuvo un cierto parentesco con los actuales tratados de libre
comercio (TLC), pues se examinaron
temas como los derechos de patentes. El propósito de EEUU era doble:
romper la influencia europea y a la vez
dominar el continente.
Panamericanismo vs. latinoamericanismo
A comienzos del siglo XX ya se perfilan dos tendencias integracionistas: la
“panamericanista” (promovida por
EEUU) y la “latinoamericanista” (más
autónoma). A ellas se suman movimientos e idearios como los de los peruanos Víctor Raúl Haya de la Torre y José
Carlos Mariátegui, que hacia 1930 denuncian el “imperialismo” estadunidense. Haya de la Torre habla, incluso, del
“indoamericanismo”.
En 1939, estalla la Segunda Guerra
Mundial y los procesos de integración
latinoamericana se paralizan. “Recién
después de este conflicto vuelven a cobrar fuerza”, señala el analista internacional peruano Alberto Adrianzén.
Al finalizar la guerra, en 1945, surge
un proceso mundial de descolonización
y, según Adrianzén, eso alienta nuevamente el debate integracionista. El 30
de abril de 1948, en Bogotá, Colombia,
se funda la Organización de los Estados Americanos (OEA), con el concurso
de 21 países.
El perfil de este organismo se hace
evidente en 1962, cuando, por presión
de EEUU, Cuba, ya gobernada por Fidel
Castro, es expulsada.
A pesar de ello, el latinoamericanismo no pierde aliento.
En 1960 se crea la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), que
integra a los países sudamericanos (menos la Guayana Francesa, Guyana y Surinam) y México. En la misma época, se
crea el Mercado Común Centroamericano (MERCOMUN o MCCA), con los países que antes integraron la República
Federal de Centroamérica.
En ambos casos, el propósito era arribar a una zona de libre comercio. Con la
misma lógica, en 1968 se funda la Zona
de Libre Comercio del Caribe, luego denominada Comunidad del Caribe (CARICOM), hoy integrada por 14 miembros.
COMUNIDAD DEL CARIBE
(CARICOM)
Integrantes: Antigua y Barbuda, Bahamas,
Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, Santa Lucía, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las
Granadinas, Surinam, y Trinidad y Tobago
Países asociados: Anguila, Bermuda,
Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, y Turcos y Caicos
Lugar y fecha de fundación: Chaguaramas, Trinidad y Tobago, 4 de julio de 1973
Superficie: 462,353 km²
Población 2005: 15.7 millones
Producto Interno Bruto 2005:
US$17.5 millardos
Exportaciones 2004: US$ 8.8 millardos
Importaciones 2004: US$13 millardos
Fuentes: CARICOM, CEPAL
En 1969 se firma el Acuerdo de Cartagena, acta de nacimiento del Grupo Andino. Inicialmente, los integrantes fueron
Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
En 1973 se integró Venezuela y en 1976
—durante la tiranía de Augusto Pinochet—
se retiró Chile. En 1996, en una reunión
llevada a cabo en el Perú el grupo adoptó
el nombre de Comunidad Andina (CAN).
COMUNIDAD ANDINA (CAN)
Integrantes: Bolivia, Colombia,
Ecuador y Perú. Venezuela hasta
abril del 2006
Países asociados: Argentina, Brasil,
Chile, Paraguay y Uruguay
Países observadores: México y Panamá
Lugar y fecha de fundación: Bogotá,
Colombia, 26 de mayo de 1969
Superficie: 3.8 millones de km²
Población 2005: 96.6 millones
Producto Interno Bruto 2005:
US$247.3 millardos*
Exportaciones 2005: US$50.4 millardos*
Importaciones 2005: US$47.2 millardos*
*Sin incluir a Venezuela
Fuentes: CAN, CEPAL
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
3
A diferencia de la ALALC, la CAN buscó fomentar la integración no sólo comercial. En 1979, por ejemplo, se crea la Corte Andina de Justicia. Y en 1991 se establece una política de “Cielos Abiertos”.
También en 1991 se crea en Asunción,
Paraguay, el Mercado Común del Sur
(MERCOSUR). Conformado inicialmente
por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay,
actualmente incluye a Venezuela, tras su
salida de la CAN en abril de este año.
MERCADO COMÚN DEL SUR
(MERCOSUR)
Integrantes: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela (desde
mayo del 2006)
Países asociados: Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú
Lugar y fecha de fundación: Asunción,
Paraguay, 26 de marzo de 1991
Superficie: 12.7 millones de km²
Población: 262.3 millones
Producto Interno Bruto 2005:
US$1.1 billones*
Exportaciones 2005: US$214 millardos*
Importaciones 2005: US$132.7 millardos*
*Incluyendo a Venezuela
Fuentes: MERCOSUR, CAN, CEPAL
Ese mismo año se crea en Tegucigalpa, Honduras, el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), cuyos objetivos son económicos, comerciales y
políticos. Busca, por ejemplo, la unión
económica, la vigencia de los derechos
humanos y la seguridad regional.
Mientras estos rieles autónomos
avanzan, en 1994 EEUU, Canadá y México firman el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN o NAFTA
por sus siglas en inglés). El acuerdo se
enmarca dentro del propósito de llegar
al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), promovida por EEUU.
El panamericanismo y el latinoamericanismo siguen en pugna. Y este último demuestra no ser ineficaz. Según el
investigador paraguayo Fernando Masi,
entre 1990 y 1998 el porcentaje de exportaciones dentro de la propia región
latinoamericana pasó de 14% a 21% del
total de sus exportaciones.
La era del comercio y los TLC
Hacia el 2000, el comercio intrarregional comienza a decrecer, pues los
propios Estados de la región buscan
nuevos mercados en otras zonas del
mundo, como Asia. Casi simultáneamente, entran en escena los TLC.
Entre el 2000 y el 2006 se firman 12
acuerdos de este tipo entre países latinoamericanos y naciones y bloques de
fuera de la región. Dicha proliferación
coincide con el naufragio del ALCA, que
en el 2003 se estanca debido a la oposición de Argentina, Brasil y Venezuela.
En medio de los profusos TLC se
produce también cierto renacimiento de
la integración regional. Un signo vital de
este proceso fue la suscripción, en diciembre del 2003, de un Acuerdo de Libre Comercio entre la CAN y el MERCOSUR. Luego, el 8 de diciembre del 2004
en Cusco, Perú, se crea la Comunidad
Sudamericana de Naciones (CSN).
El organismo busca que la CAN, el
MERCOSUR e incluso Chile caminen
hacia una zona de libre comercio. Asimismo, promueve la integración energética, la armonización de políticas de
desarrollo rural y la transferencia de
tecnología.
Paralelamente, desde Venezuela el
presidente Hugo Chávez, retomando
según él la senda del Libertador, ha crea-
SISTEMA DE INTEGRACIÓN
CENTROAMERICANA (SICA)
Integrantes: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá
País asociado: República Dominicana
País observador: México
Lugar y fecha de fundación:
Tegucigalpa, Honduras, 13 de diciembre de 1991
Superficie: 523,780 km²
Población 2005: 40.2 millones
Producto Interno Bruto 2005:
US$98.9 millardos
Exportaciones 2005: US$22.2 millardos
Importaciones 2005: US$40.5 millardos
Fuentes: SICA, CEPAL
do la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) en oposición al ALCA. Y ha
firmado un Tratado Comercial de los
Pueblos con Cuba y Bolivia.
¿En qué momento de la historia de
la integración nos encontramos? Al parecer en un cruce de caminos donde,
como en el pasado, chocan las propuestas hegemónicas y las autónomas, pero
a la vez las fórmulas mixtas, que ven
posible juntar en un haz la multiplicidad
de procesos y organismos.
“Durante décadas se ha vivido en
esa indefinición”, comenta con ironía
Manrique, e insinúa que la integración
nunca será eficaz bajo la égida de potencia alguna. Lo sabía Bolívar cuando
dijo “esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por esfuerzos sensibles y bien dirigidos”. †
¿Qué pasa con la integración regional?
El investigador Fernando Masi, en su artículo “La integración en la encrucijada”, publicado en la edición de junio de este año
de la revista paraguaya Acción, señala los siguientes factores que explican el porqué del freno de los procesos de integración regional a partir del año 2000:
1. Los desequilibrios de orden macroeconómico que su- 3. Una falta de voluntad política de avanzar hacia la armonizafren países claves en la región y que repercuten sobre la
capacidad de exportación de sus socios.
2. Un incremento importante de los precios internaciona-
les y de la demanda de materias primas y agrícolas y
mineras —donde los países de la región tienen ventajas
comparativas— principalmente de los países asiáticos
(China en particular) que hace que las exportaciones se
dirijan más fuera de la región.
4
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
ción de normas y el desarrollo de instituciones que vayan
conformando la unión aduanera en cada subgrupo de integración, siendo muy palpable este problema en el Mercado
Común del Sur (MERCOSUR). Ello a su vez se transforma
en mayores restricciones y trabas al comercio entre socios.
4. Una agenda externa muy movida por parte de los bloques de
integración que en la búsqueda de nuevos mercados, postergan los avances de la agenda interna y, por lo tanto, de la
profundización de los mismos procesos de integración.
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
noticiasaliadas
AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
Entrevista con investigador uruguayo Eduardo Gudynas
Eduardo Gudynas, secretario ejecutivo del Centro Latino Americano de Ecología Social-Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad-América Latina (CLAESD3E), con sede en Montevideo, Uruguay, es un agudo analista del proceso de
integración regional.
En la siguiente entrevista concedida a Pablo Long, corresponsal de Noticias
Aliadas en Uruguay, Gudynas señala que el proceso de integración regional
está en una profunda crisis y esto no es sólo consecuencia de un contexto internacional adverso sino que se debe, también, a problemas que tienen raíces en
los propios países de la región.
¿Cómo evalúa la marcha de la integración latinoamericana? ¿Qué perspectivas observa?
La integración regional está en crisis,
aunque algunos gobiernos y organizaciones sociales no lo admitan. Se repiten
medidas comerciales convencionales que
generan un entramado “rígido” que termina imponiéndose sobre las aspiraciones
de la integración, que es “blanda” y no tiene una estructura y funcionamiento lo suficientemente enérgicos como para imponerse a ese convencionalismo. El procedimiento de agrupar países sin profundizar
las reglas de la coordinación política ha
tenido un efecto centrífugo que no fortalece
la integración y desplaza las discusiones
de un escenario a otro. Así, hemos tenido y
tenemos controversias en muchos temas,
tales como la elección de los candidatos
latinoamericanos a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), o sobre la
forma en que debería completarse el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De la misma manera, hay otras disputas sobre temas sustantivos, a lo que
se suman las controversias comerciales.
¿Qué factores operan en esta crisis?
Hay factores propios y externos. Éstos últimos son los más evidentes. El
más destacado es la presión de EEUU,
que aprovechando las disidencias busca firmar acuerdos bilaterales bajo el
formato de tratados de libre comercio
(TLC) que, en sustancia, apuntan al establecimiento de relaciones comerciales asimétricas. El mayor problema de
los TLC es que gran parte de ese instrumento está orientado a cuestiones que
no son comerciales.
¿Cuáles son los factores internos que
mencionaba?
Podríamos hablar de varios factores básicos. Los distintos ensayos de
integración de los últimos 15 años no
noticiasaliadas
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
lograron armar vinculaciones productivas entre los países. No se logró establecer un sustrato económico fuerte
para sostener la integración. Ya sea
dentro del [Mercado Común del Sur]
MERCOSUR como de la Comunidad
Andina (CAN), todos los socios continúan exportando más que nada recursos primarios, materias primas, commodities, un sesgo más marcado en la
CAN, donde entre el 70% y el 80% de
sus exportaciones son primarias [petróleo, minerales, productos agrícolaganaderos y forestales]. En ese comercio, los países compiten entre sí.
En el MERCOSUR ocurre lo mismo,
incluso en el caso de Brasil, que es el
país que tiene el mayor parque industrial pero en el cual el 47% de las exportaciones son primarias. Es así que
los cuatro socios plenos del MERCOSUR —Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay— compiten entre sí para exportar carnes, soja, minerales. Tienen
un patrón productivo similar, con lo que
el comercio intrarregional sólo es muy
importante para Paraguay y Uruguay
—los dos chicos del bloque—, pero
es poco significativo para Brasil y apenas algo importante para Argentina.
¿Qué otros factores de crisis ve en el
ámbito interno?
El primer factor interno sería que no
ha habido una articulación económica y
productiva. El segundo, que la economía
más grande de América del Sur, Brasil,
tiene estancado su proceso de industrialización. Desde principios de los años
90 no ha avanzado en su industrialización y, además, cada vez pone menos
énfasis en aquello de que la integración
regional tuviera un componente político y
un componente económico, porque ahora está con una visión de exportador global y apunta sus intereses también a India, a Sudáfrica, a China.
Esto lleva al tercero de los facto-
PABLO LONG
“Actual proceso de
integración acentúa aún más
dependencia regional
dentro de globalización”
Eduardo Gudynas
res de crisis, que es que la necesidad de acuerdos productivos regionales requiere que haya vínculos y normas respetados por todos y que obliguen a todos. Esta posición de la integración es rechazada por Brasil, que
aduce que eso afecta su soberanía.
Por eso sucede que las tasas de incumplimiento de los acuerdos son
altas, hay muchas trampas de medidas paracomerciales.
Y hay un cuarto factor, dado por el
enorme énfasis puesto por Argentina y
Brasil en el bilateralismo y cuyo punto
culminante fue la aprobación, en febrero del 2006, de un Acuerdo de Adaptación Comercial que excluyó a Paraguay
y Uruguay y constituyó un golpe muy duro
para el proceso de integración. Para los
socios pequeños fue un poderoso acto
de marginación que los llevó a dar una
respuesta que no estuvo a la altura de
los problemas, porque respondieron
con el coqueteo con EEUU.
Detrás de estos desencuentros, ¿se
mueven los intereses de las multinacionales, presionando a los gobiernos
en su afán de sacar mejor partido?
El panorama de las multinacionales ha cambiado drásticamente y eso
afecta a los procesos de integración
de manera a veces insospechada. Las
viejas ideas sobre el rol de las corporaciones ya no son del todo aplicables.
El primer cambio importante es que
en una proporción muy sustantiva, dentro del Cono Sur las empresas ahora
son translatinas. Son de la propia región, que operan dentro de la región.
El caso más claro es Petrobras de Brasil, presente en Argentina, Bolivia,
Ecuador, Perú y Uruguay. En algunos
de estos países hay serios conflictos
con Petrobras, que recuerdan a los
roces de 10 años atrás con las grandes corporaciones petroleras del Hemisferio Norte. En el sector petróleoNº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
5
¿Y eso no favorece a los procesos de
integración?
Si observamos la experiencia internacional, a veces estas empresas
contribuyen al proceso de integración
porque obligan al comercio regional,
se arman cadenas de producción con
eslabones en los diferentes países.
Eso contribuye al proceso de integración, pero tiene que ser vigilado y regulado por los Estados, para que todo
no quede reducido a sacar materia prima de un país para enviarlo a otro. Así
no hay una articulación productiva
real, esa no es la idea conceptual óptima de que si vamos a construir un
automóvil, por ejemplo, uno hace las
bujías, el otro los pistones y un tercer
país hace el radiador. No, aquí lo que
tenemos es un comercio por el que
Petrobras saca gas natural de Bolivia
y con eso alimenta al sector automotor del cinturón industrial de São Paulo, pero la industria boliviana no participa haciendo autopartes para la industria del automóvil de Brasil.
nes progresistas de los tres grandes
países de América del Sur —Argentina,
Brasil y Venezuela— no resuelve este problema, porque en el caso de la energía,
por ejemplo, se confunde interconexión
con integración. Si se construyen gasoductos de un país a otro eso no significa por sí solo integración. Que Bolivia o
Venezuela envíen gas o petróleo a los
vecinos, eso no genera proceso de integración. En un proceso de integración lo
que se necesita es la articulación de la
producción y de la economía.
El caso más claro de que hemos llegado a un estancamiento en la integración verdadera —que es también productiva, social y política—, no son muchas
de las disputas que aparecen a diario en
la prensa sino, por ejemplo, el hecho de
que MERCOSUR carezca de una política
agropecuaria común. Al no tenerla, todos
los países están compitiendo por exportar soja y carne. Sin embargo, hay condiciones ideales para tener una política
agropecuaria común. Hay que resolver
qué es lo que se va a producir pensando
que el primer destino de la producción
debe estar orientado a resolver la demanda agroalimentaria de la región, las demandas nacionales.
¿La integración es un arma idónea para
enfrentar la ofensiva globalizadora?
La integración es indispensable para
tener autonomía de desarrollo dentro de
los procesos globales. Sin embargo, el
actual proceso de integración, tal como
está formulado, acentúa aún más la dependencia regional dentro de la globalización, porque sigue manteniendo el
patrón de una América Latina exportadora de materias primas. La propuesta alternativa que plantean las administracio-
A su modo de ver, ¿qué requiere la crisis actual de la integración para ser
superada?
A mi entender requiere otro tipo de
pensamiento. Este ya no es más el debate de hace 15 años, cuando la integración era la forma de protegerse y de buscar alternativas a la presencia de corporaciones transnacionales o a la influencia negativa de las economías industriales del Norte. Ahora estamos enfrentados a nuestros propios fantasmas, a
gas, en el sector electricidad y en el
agroalimentario ahora hay muchas
empresas regionales.
AMÉRICA CENTRAL
James Smith desde Ciudad de Guatemala
¿Qué fue de la cooperación
regional?
Negociaciones comerciales de cada país dejan del lado
aspiraciones de unidad regional.
Pese a una serie de intentos de integración centroamericana que se remontan
a los años 50, el istmo está conformado
todavía por economías pequeñas, abiertas y dependientes, caracterizadas por
exclusión económica y social, acceso
desigual a los modos de producción y
distribución de la riqueza, y algunos de
los peores indicadores socioeconómicos de la desigualdad en el mundo.
Lanzada en 1951, la Organización de
Estados Centroamericanos buscó promover la cooperación regional, particularmente en términos de políticas comerciales y de salud. Luego, en 1960, el Mer-
6
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
cado Común Centroamericano (MERCOMUN) estimuló una serie de iniciativas
de integración económica que alcanzaron su apogeo a inicios de los años 70.
Dinámica más política
A medida que una serie de conflictos político-militares devastaban la región durante los años 80, la dinámica
unificadora se hizo más política que
económica. En los años 90, la integración regional se centró en los procesos de paz en El Salvador y Guatemala, las reformas económicas neoliberales que empezaron a extenderse por
nuestras propias contradicciones, y estamos ante la paradoja de que con gobiernos que se autodefinen como de centroizquierda, o progresistas, los conflictos regionales persisten y en muchos
casos se han acentuado. Esto requiere
ser pensado más allá del simplismo de
las invocaciones a la integración que
hacen los gobiernos y que luego no se
visualizan en medidas concretas.
Cuando dice “nuestros propios fantasmas”, ¿se está refiriendo a los problemas de soberanía, de nacionalismo mal
entendido?
El nacionalismo es uno de los grandes fantasmas. Esto se manifiesta cuando se abordan los temas regionales y
se intenta disimular los errores propios;
sólo se ven las equivocaciones de los
otros países. Hay, además, una apelación machacona a la imagen de una “distinción” nacional: nuestro país sería distinto y mejor que los demás y, de hecho,
muchos de los problemas nacionales
se deberían a las restricciones y las dificultades que nos imponen los vecinos.
Esto, invariablemente, termina desembocando en análisis superficiales donde se habla mucho de los bloques regionales pero no se revisan en detalle
todas sus estrategias.
Son esos fantasmas los que nos llevan a una miopía geopolítica cuyo ejemplo más claro es cuando se sostiene
que todos los problemas de la integración latinoamericana son culpa de EEUU
y los demás países industrializados.
Hay muchas verdades en esto, pero ello
no puede impedir que seamos capaces
de analizar las tensiones y contradicciones reales que existen entre los países
latinoamericanos. †
cada país, y la asistencia financiera internacional a gran escala que comenzó a inundar la región entera.
Hoy, sin embargo, las fuerzas que
unen los países centroamericanos en
un todo regional, particularmente en sus
agendas sociales o políticas, son menos evidentes que en el pasado, mientras que la integración del sector empresarial está avanzando rápidamente.
La mano de obra barata, los recursos naturales y el fácil acceso al mercado estadunidense son las principales ventajas de la región, siendo consideradas sus industrias prioritarias
el turismo y la manufactura. Dentro de
este contexto, Costa Rica y Panamá
van por delante del resto, mientras que
Honduras y Nicaragua enfrentan significativos obstáculos en sus intentos
por tener un crecimiento liderado por
las exportaciones. Los esfuerzos de El
Salvador y Guatemala por aprovechar
el mercado regional en sectores tales
como finanzas, procesamiento de alimentos y exportaciones manufactureras parecen ser más viables.
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
noticiasaliadas
TLC en avanzada
Entretanto, el MERCOMUN, disuelto en
1969 por el conflicto armado entre El Salvador y Honduras, y restablecido en 1991,
ha sido reemplazado hoy por acuerdos
de libre comercio —el más prominente
de los cuales es el Tratado de Libre Comercio de América Central y República
Dominicana con EEUU (TLCAC+RD, conocido como CAFTA, por sus siglas en
inglés)— que no garantizan un cambio en
las condiciones prevalecientes.
Muchos analistas han criticado la falta de unidad y estrategia común de los
países centroamericanos frente al pacto comercial, cuyas negociaciones se
realizaron separadamente, guiadas por
los intereses particulares de cada país
y no por los de la región en su conjunto.
Vince McElhinny, experto estadunidense en instituciones financieras internacionales y ex miembro de InterAction, una
coalición de organizaciones no gubernamentales, dice que “América Central sería más fuerte si se hubiese unido como
región antes de insertarse en la economía global. Lamentablemente, la reciprocidad y la fortaleza que resultarían de profundas alianzas entre los centroamericanos no existen, y los países compiten entre sí, lo cual los hace más débiles ante el
mercado global. No hay una verdadera
política de integración regional que permita una inserción más eficiente [en la
economía global], y se han hecho pocos
avances concretos para superar este
‘egoísmo’ nacional que existe entre ellos”.
Al son del capital mundial
“Cada país realizó con EEUU negociaciones sobre el CAFTA de diferentes maneras, en un proceso que
parecía una rueda de vagón, con EEUU
en el centro y los demás países afuera. El vínculo que cada país formó con
EEUU fue el factor determinante”, dice
Carlos Barreda, del Colectivo de Organizaciones Sociales de Guatemala.
Honduras y Nicaragua enfatizaron sus
bajos costos laborales en un intento
por ampliar su creciente industria del
vestido, mientras que El Salvador trató
de venderse como futuro centro de
servicios financieros y de apoyo logístico, lo cual es ya el caso en Panamá, y
Guatemala maniobró con sus productos alimenticios especializados.
Entretanto, el equipo negociador de
Costa Rica abandonó las conversaciones afirmando que el tiempo determinado por EEUU para la discusión no era
suficiente para asegurar un acuerdo
aceptable sobre cuestiones delicadas
tales como telecomunicaciones, seguros, textiles y algunos productos agrícolas. “El gobierno costarricense llegó a
ridiculizar a los demás gobiernos por
ceder demasiado terreno a los inflexibles estadunidenses en los días finales [de las negociaciones]”, explica McElhinny en un informe sobre el TLCAC.
Las industrias que, según McElhinnoticiasaliadas
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
ny, perderá la región como resultado del
TLCAC son la agricultura y los grandes
negocios agrícolas (carne de cerdo, carne de vacuno, maíz, frijoles y arroz), mientras que los ganadores serán los fabricantes de cerveza y medicinas genéricas así como las telecomunicaciones y
las compañías de seguros.
Según el grupo de expertos de
Washington Office on Latin America
(WOLA), el probable impacto del TLCAC
sobre el sector rural centroamericano
es un motivo particular de preocupación. Según el acuerdo, los países centroamericanos eliminarán progresivamente los aranceles sobre cereales
básicos tales como el arroz y el maíz,
así como los frijoles, productos de los
cuales depende ahora la vida de millones de personas. Con un mayor acceso aún al mercado centroamericano,
las corporaciones agroexportadoras
estadunidenses, que producen y exportan cereales a precios artificialmente
bajos gracias a apoyos de su gobierno, venderán más barato que sus contrapartes centroamericanas, en su ma-
yor parte pequeña agricultura y agricultura familiar. Inundar el mercado centroamericano con cereales subsidiados, más baratos, podría ocasionar una
pérdida significativa de empleos agrícolas, y por tanto crear mayor pobreza,
hambre y emigración rural.
De hecho, un informe del 2004 de la
Comisión de Comercio Internacional de
EEUU sobre el TLCAC proyectó que
América Central aumentará significativamente sus importaciones de cereales básicos tras la implementación del
acuerdo. En una región donde aproximadamente la mitad de todos los empleos está en la agricultura, esto tendrá
a la larga efectos devastadores.
Mario Godínez, coordinador general
de la no gubernamental Asociación para
la Promoción y el Desarrollo de la Comunidad, señala que el tipo de integración
regional suscitado por el TLCAC “lamentablemente no es la inserción que cada
país está buscando, sino más bien la
imposición que el capital mundial le hace
a cada uno de los países según sus estrategias e intereses de expansión”. †
MESOAMÉRICA
James Smith desde Ciudad de Guatemala
Plan Puebla Panamá:
Otra agenda “de arriba abajo”
Iniciativa es vista como parte de estrategia de integración
regional impulsada por EEUU.
Creado en el 2001 por el presidente
mexicano Vicente Fox como “un instrumento de cooperación que busca integrar a la región mesoamericana, coordinando acciones de los siete países
de Centroamérica y los nueve estados
que integran la región sur sureste de
México”, el Plan Puebla Panamá (PPP)
no ha logrado despegar del todo.
El PPP —impulsado por Washington— ha sido presentado como una iniciativa para mejorar la calidad de vida para
los 68 millones de habitantes de la región
mesoamericana —28 millones de mexicanos y 40 millones de centroamericanos—, de los cuales 41% vive en la pobreza. Colombia, con 46 millones de habitantes, 27% de ellos viviendo en la pobreza, se sumó al PPP en octubre.
Sin embargo, una prioridad de la
agenda del PPP es atraer la inversión
de corporaciones extranjeras creando,
modernizando y privatizando la infraestructura del transporte, zonas industriales y mercados energéticos.
Otros objetivos centrales del PPP
son la privatización de la tierra, el agua
y los recursos y servicios públicos; la
promoción del control regional de Meso-
américa por intereses norteamericanos, y el traspaso de la propiedad local
de la agricultura, industria y silvicultura
PLAN PUEBLA PANAMÁ
Integrantes: Belice, Colombia, Costa
Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, y los nueve
estados del sur sureste de México:
Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco,
Veracruz y Yucatán
Lugar y fecha de fundación: San Salvador, El Salvador, 15 de junio del 2001
Superficie: 2.1 millones de km²
Población: 114 millones
a las corporaciones, según Celia Davis de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo, con
sede en México.
En los cinco años que lleva lanzado
el PPP, se han usado recursos públicos
CONTINÚA EN LA PAG. 10>
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
7
SITIOS WEB OFICIALES
www.comunidadandina.org
Comunidad Andina (CAN). Sitio
con información actualizada sobre
cada uno de los países miembros,
noticias, ejes de acción, instituciones
y servicios.
Destino de exportaciones y origen de impo
(En porcentajes)
Mundo*
www.mercosur.int
Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Información sobre su estructura, tratados, documentos oficiales, arancel común externo, solución de controversias, directorio de
autoridades, publicaciones, entre
otros aspectos.
www.comunidadandina.org/
sudamerica.htm
Comunidad Sudamericana. Proyecto de integración a partir de la convergencia gradual entre los países
que conforman la Comunidad Andina, el MERCOSUR, Chile, Guyana y
Surinam.
Exportaciones
51.6
Importaciones
38.7
Exportaciones
Importaciones
www.planpuebla-panama.org
Plan Puebla Panamá. Información sobre sus integrantes, ejes de
desarrollo, noticias, documentos, enlaces, entre otros. Incluye mapas y
galería de fotos.
www.aladi.org
Asociación Latinoamericana de
Integración (ALADI). Organismo intergubernamental creado por el Tratado de Montevideo de 1980 que promueve la expansión de la integración
en América Latina, a fin de asegurar
su desarrollo económico y social, y
tiene como objetivo final el establecimiento de un mercado común.
www.iirsa.org
Iniciativa para la Integración de la
Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA). Foro de diálogo entre las
autoridades responsables de la infraestructura de transporte, energía
y telecomunicaciones en los 12 países sudamericanos.
8
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
CAN
9.7
14.6
CARICOM
1.6
0.4
MERCOSUR
2.4
11.1
MCCA
2.0
0.3
Exportaciones
Importaciones
CAN
3.6
2.2
Mercado C
Comunidad del Caribe
(CARICOM)
Mundo*
www.sica.int
Sistema de Integración Centroamericana (SICA). Brinda información
completa y oportuna sobre el sus órganos e instituciones, así como una
reseña histórica, marco jurídico, datos sobre cada uno de los estados
miembros y noticias recientes.
www.caricom.org
Comunidad del Caribe (CARICOM). Información sobre el Mercado Común del Caribe, su historia,
proyectos, organismos, servicios,
leyes y noticias de la región.
M
Comunidad Andina
(CAN)
Exportaciones
5.6
Importaciones
6.3
Exportaciones
Importaciones
CAN
1.5
6.8
CARICOM
19.2
8.8
MERCOSUR
0.6
6.5
MCCA
2.5
1.2
Exportaciones
Importaciones
CAN
0.9
5.8
*En millardos de dólares corrientes.
Composición del comercio de bienes 20
(En porcentajes)
Comunidad Andina
Mercado Común Cen
Exportaciones
Exportaciones
67.5
28.1
4.4
29.9
Productos
primarios
Bienes
industrializados
Otras
transacciones
Productos
primarios
69.
Biene
industrial
Importaciones
Importaciones
11.4
87.3
1.2
10.8
Productos
primarios
Bienes
industrializados
Otras
transacciones
Productos
primarios
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
noticiasaliadas
87.
Biene
industrial
ortaciones 2003
En el 2004, mientras que el
www.alternativabolivariana.org
Alternativa Bolivariana para las
Américas (ALBA). Propuesta de integración impulsada por el presidente
venezolano Hugo Chávez, en contraposición al Área de Libre Comercio
de las Américas, lanzada por EEUU.
El ALBA plantea una integración que
vaya más allá de lo comercial, que
abarque educación, salud, cultura,
complementariedad y cooperación
entre los países de la región.
acuerdos intrarregionales
fue del
Mundo*
11.5%,
para los acuerdos
Exportaciones
105.6
extrarregionales
Importaciones
representó el
66.8
MERCOSUR
12.0
18.2
SITIOS WEB ALTERNATIVOS:
flujo de exportaciones en
Mercado Común del Sur
(MERCOSUR)
CARICOM
0.7
0.1
AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
www.bilaterals.org
Información sobre iniciativas de
lucha contra el comercio bilateral y
los acuerdos de inversión que tornan vulnerables a los países frente
al accionar de las corporaciones
transnacionales.
49.5%.—CEPAL
MCCA
0.7
0.1
AMÉRICA LATINA
Las exportaciones
Común Centroamericano
(MCCA)
crecieron 254%
entre 1990 y el
Mundo*
2004, mientras
Exportaciones
11.2
que entre 1990 y
Importaciones
el 2003 la
23.6
CARICOM
1.4
1.9
MERCOSUR
0.2
3.1
www.laneta.apc.org/asc
La Alianza Social Continental
(ASC). Foro de organizaciones y movimientos sociales creado para intercambiar información, definir estrategias y promover acciones conjuntas,
todo ello encaminado a la búsqueda
de un modelo de desarrollo alternativo y democrático. La ASC es un espacio abierto a las organizaciones y
movimientos interesados en cambiar las políticas de integración a nivel hemisférico y en promover la justicia social en las Américas.
proporción del
MCCA
27.5
12.9
comercio dentro
de la región misma creció
apenas
FUENTE: CEPAL
1.6%. —CEPAL
004
ntroamericano
.1
es
lizados
.9
es
lizados
Mercado Común del Sur
Exportaciones
1.0
23.8
75.8
0.4
Otras
transacciones
Productos
primarios
Bienes
industrializados
Otras
transacciones
Importaciones
1.1
16.4
83.2
0.4
Otras
transacciones
Productos
primarios
Bienes
industrializados
Otras
transacciones
FUENTE: CEPAL
noticiasaliadas
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
www.biceca.org
Proyecto Construyendo Incidencia Civil Informada Para la Conservación de la Amazonía Andina (BICECA por sus siglas en inglés). Forma
parte de la Articulación Frente a la
Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA). Esta
red trabaja en la promoción de alternativas a los modelos de desarrollo no sostenible que promueve
la IIRSA.
www.movimientos.org
Comunidad Web de Movimientos
Sociales. Bajo el lema “Unidad en la
Diversidad”, este sitio agrupa a una serie sitios web de organizaciones y redes sociales, permitiéndoles una mayor visibilidad y evitando su dispersión.
Ofrece noticias e información sobre
campañas y actividades relacionadas
con los movimientos sociales.
www.mercosursocialsolidario.org.
El Programa Mercosur Social y
Solidario es una plataforma de acción
integrada por 18 organizaciones no
gubernamentales de Argentina, Brasil,
Chile, Paraguay y Uruguay que buscan incorporar la dimensión social en
el proceso de integración regional.
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
9
<VIENE DE LA PAG. 7
y privados para crear, extender y modernizar proyectos de infraestructura de
transporte y energía en toda la región.
En marzo del 2005, Vince McElhinny, ex
representante de la organización no gubernamental estadunidense InterAction, escribió en coautoría la ponencia “Plan Puebla
Panamá: ¿Receta para el desarrollo o el
desastre?”, que muestra que US$21 millardos del financiamiento propuesto para
el PPP van dirigidos a cuatro de las ocho
iniciativas del PPP —transporte, energía,
facilitación del comercio y telecomunicaciones— que representan la agenda orientada al sector privado. El financiamiento
propuesto para las otras cuatro iniciativas,
desarrollo sostenible y humano, turismo,
mitigación de desastres y comunicación,
suma sólo $3 millardos.
Las organizaciones mesoamericanas de base han hecho resistencia eficaz a varios proyectos del PPP (NA, Mayo
19, 2004). Algunos de éstos han sido
abandonados, otros pospuestos, y otros
modificados. En agosto del 2002, propietarios de tierras comunales de San
popular ha obligado al Banco Interamericano de Desarrollo a delegar el financiamiento de algunos de los proyectos
sociales y ambientales más sensibles
al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
“Como su supervisión, normas y rendición de cuentas son mucho menos rigurosas, el BCIE puede financiar más
fácilmente proyectos social o ecológicamente controvertidos”, señala Davis.
Pero la principal crítica de las organizaciones que oponen resistencia al
PPP es que se trata de una integración
económica impuesta desde arriba.
“[El PPP] es nada menos que una
desnacionalización de los activos estratégicos, en la que se corre el peligro de
que la prerrogativa del Estado de trazar
una política económica se convierte en
cosa del pasado y que el gobierno se
convierta en simple country manager [administrador nacional] del proyecto neoliberal dirigido desde EEUU”, indicó en un
documento publicado en agosto, Manolo
García, de la organización guatemalteca
Servicios Jurídicos y Sociales. †
Salvador Atenco, México, consiguieron
cancelar la construcción de un nuevo
aeropuerto cerca de Ciudad de México.
Las comunidades indígenas de Oaxaca
han modificado planes o detenido la
construcción de carreteras en varios lugares. En marzo del 2002 se formó la
Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos (AMAP) para unificar esfuerzos entre comunidades afectadas por el PPP en todo el sur de México; el foro más reciente de la AMAP se
celebró el 25 de noviembre.
Entretanto, en el Petén, Guatemala, la organización contra el PPP ha
sido particularmente eficaz. El Frente
Petenero contra la Represa, la Alianza
por la Vida y la Paz y la Asociación de
Comunidades Forestales de Petén
(ACOFOP), con apoyo de un conjunto
de organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales, se
han vuelto fuertes en los últimos años
coordinando la resistencia a las amenazas suscitadas por el PPP en las
comunidades afectadas.
En América Central, esta presión
los que hoy son miembros del Mercado
Común del Sur (MERCOSUR).
AMÉRICA LATINA/ EL CARIBE
Ariela Ruiz Caro* desde Buenos Aires
Los caminos de la
integración energética
Construcción de un mercado común energético: largo sueño
con nuevos protagonistas.
10
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
Otros pasos concretos hacia la integración de los mercados energéticos
durante las décadas del 60 y del 70 fueron los proyectos hidroeléctricos binacionales de Salto Grande (Uruguay-Argentina), Itaipú (Brasil-Paraguay) y Yacyretá
CECILIA REMÓN
La integración energética es un objetivo
fundamental de los gobiernos de América Latina y el Caribe, y una de las áreas
prioritarias en la construcción de la Comunidad Sudamericana de Naciones.
Esta integración puede ser un mecanismo decisivo para mejorar el posicionamiento geopolítico de la región en el
escenario internacional.
Para lograrlo, es fundamental la
construcción de una infraestructura
adecuada, y disponer de un esquema
institucional que reglamente la forma
en que ésta operará. Precisamente, el
diseño de los mecanismos técnicos,
así como institucionales, para la construcción de un mercado común energético en América Latina y el Caribe es
uno de los grandes desafíos para poder concretar esa voluntad política que
prevalece crecientemente en la región.
La integración de los mercados de
energía en América Latina ha sido discutida por más de tres décadas. Una
expresión de ello fue la creación de las
organizaciones regionales Asistencia
Recíproca Petrolera Empresarial Latinoamericana (ARPEL) en 1965, Comisión de Integración Eléctrica Regional
(CIER) en 1964, y Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) en 1973.
Energía: vital para desarrollo de región.
(Argentina-Paraguay), impulsados por los
Estados respectivos, en general propietarios de las empresas involucradas. Los
países participantes son precisamente
Nuevo impulso
Durante la década de los 90, las iniciativas de integración energética retomaron un nuevo impulso, con un enfoque —liberal— y con un marco más amplio: el continental. La denominada “Iniciativa Energética Hemisférica” fue lanzada en el marco de la primera Cumbre Presidencial de las Américas, realizada en
Miami en 1994, teniendo como escenario
un proceso de reformas económicas cuyos ejes centrales fueron la plena libertad
de mercado, la disciplina fiscal y la desregulación del Estado. Éstas ya habían sido
anunciadas, tanto en el marco del Consenso de Washington en 1989, como en
la Iniciativa de las Américas en 1990.
En el sector energético, estas reformas significaron la eliminación de los
obstáculos a las operaciones de las
empresas privadas nacionales y extranjeras en todas las ramas de la industria
energética, desde la exploración y producción de gas y petróleo, hasta la distribución y venta de productos petroleros
en el mercado final. Si bien la mayoría de
los países de la región modificaron sus
marcos normativos en el sector, los grados de liberalización fueron diferentes.
En muchos casos, éstos estuvieron limitados por preceptos establecidos en sus
respectivas constituciones; en otros, se
consideró que se trataba de un sector
estratégico para el desarrollo.
A pesar de las presiones que hubo
durante las negociaciones del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN, o NAFTA por sus siglas en inglés) —vigente desde 1994— México no
ha privatizado la petrolera estatal PEMEX.
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
noticiasaliadas
Dicho tratado establece que el Estado
mexicano se reserva el derecho exclusivo de desempeñar y de negarse a autorizar el establecimiento de inversiones en
petróleo y otros hidrocarburos, así como
petroquímica básica, tal como manda la
Constitución. Salvo en algunos casos
como Argentina, Bolivia y Perú, la mayor
apertura registrada en algunos países
productores de petróleo no ha determinado que las empresas estatales pierdan el control de la industria petrolera.
La mayoría de las empresas estatales
de la región conservaron el papel predominante en la producción regional, en las
inversiones, en sus ventas, en el volumen de utilidades, así como en las exportaciones regionales.
No obstante, en las leyes de inversión extranjera implementadas en la
mayoría de países de la región, y consolidadas en los tratados de libre comercio
(TLC) que muchos gobiernos han suscrito o se encuentran negociando con
EEUU, prevalecen presiones para asegurar que las inversiones, en general, no
tendrán ningún tipo de obstáculos.
En efecto, el capítulo sobre inversión
extranjera definido en el TLCAN, así como
en los TLC firmados posteriormente por
otros países, se sustenta en cuatro principios fundamentales: i) trato nacional y
trato de nación más favorecida a los inversionistas extranjeros, ii) prohibición de
imponer a los inversionistas extranjeros
requisitos de desempeño; iii) apertura a
todos los sectores excepto los que se
encuentran registrados en listas de medidas disconformes y iv) establecimiento del mecanismo de solución de controversias en materia de inversiones a través de arbitrajes internacionales.
Se pensó que, en la medida en
que las reformas mencionadas fueran profundizándose, los procesos de
integración del sector también lo harían. Asimismo, se consideró que la
apertura de mercados daría lugar a
una considerable expansión de las
oportunidades de negocios para los
actores privados en la construcción
de infraestructura para las interconexiones energéticas.
Sin embargo, las reformas del sector no han dado los resultados esperados, especialmente en aquellos países
que privatizaron sus empresas petroleras estatales.
Las propuestas de integración energética basadas en la privatización de las empresas del sector, la apertura comercial y
la desregulación han ido perdiendo vigencia, especialmente en América del Sur. Se
observa cierta tendencia a rescatar un papel más activo del Estado en las actividades energéticas y a hacer del planeamiento estatal de los mercados energéticos un
instrumento indicador indispensable en la
canalización y coordinación de las inversiones de los agentes privados y públicos.
Asimismo, la preservación de los recursos no renovables y la autonomía de los
noticiasaliadas
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
Estados para regular su explotación, han
sido nuevamente reivindicadas como parte de las políticas energéticas.
El proyecto hemisférico de integración
energética empezó a perder dinamismo,
y después del 2001 las políticas energéticas liberalizadoras fueron revisadas.
Surge Iniciativa Petroamérica
En este marco ha surgido la Iniciativa Petroamérica, de parte del gobierno
venezolano. Dicha iniciativa de integración energética se basa en la consideración de que la integración regional es
un asunto de los Estados y de los gobiernos, lo cual no implica la exclusión
de sectores empresariales privados.
“Los acuerdos enmarcados en Petroamérica plantean la integración de las
empresas energéticas estatales de
América Latina y del Caribe para operativizar los acuerdos y realizar inversiones conjuntas en la exploración, explotación y comercialización del petróleo y
gas natural”, se lee en el sitio web de la
estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Petroamérica busca, además, la complementariedad económica y la reducción
de los efectos negativos que tienen los costos de energía —originados por el incremento de la demanda mundial de petróleo, así como por factores especulativos y
geopolíticos— en los países de la región.
La propuesta incluye también mecanismos de financiamiento preferencial en el suministro petrolero para las
naciones del Caribe y América Central
como Petrocaribe y el Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas. Se
busca asegurar que los ahorros derivados de la factura energética surgidos
en el marco de algunos convenios
como Petrocaribe —suscrito en junio
del 2005 (NA, Oct. 5, 2005)—, sean
empleados en el desarrollo económico y social, vía el fomento del empleo y
apoyo a actividades productivas y de
servicios de salud pública, educación,
entre otros.
Sin duda, el presidente de Venezuela,
Hugo Chávez, busca promover el proceso de integración energética, utilizando la
CONO SUR
Anillo energético no prende
Divergencias geopolíticas restan fuerza a propuesta.
El denominado anillo energético es un proyecto de interconexión gasífera del
Cono Sur, impulsado fundamentalmente por Chile, con el fin de suplir su déficit
energético, a partir de los problemas de abastecimiento con Argentina. Casi la
totalidad de importaciones chilenas de gas natural proceden de este país, cuya
producción ha declinado significativamente.
Este proyecto de interconexión gasífera plantea distribuir en el Cono Sur
parte de las reservas de los yacimientos de gas de Camisea, ubicados en el sur
del Perú, así como las existentes en Bolivia. En el proyecto han participado,
además de Chile y Perú, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. En las reuniones
realizadas por los gobiernos para este proyecto, Bolivia sólo lo ha hecho en
calidad de observador.
Gran parte del denominado “anillo energético” ya se encuentra construido.
Se trataría de conectar al Perú con la red de ductos que existe en el norte de
Chile y Argentina, mediante la construcción de un gasoducto de unos 1,200 km
de extensión desde la ciudad peruana de Pisco hasta la chilena de Tocopilla, la
cual requiere una inversión cercana a los US$2.5 millardos.
El proyecto ha suscitado reacciones contrapuestas en el Perú, pues, entre
otros factores, se ha insistido en que debe desarrollarse prioritariamente el
mercado interno, garantizando el abastecimiento a largo plazo. Otro de los problemas que ha tornado inviable este proyecto es que Bolivia, país que posee las
segundas reservas de gas de América del Sur, sólo participa del anillo energético en calidad de observador, pues demanda, como condición, una solución a
su situación de mediterraneidad. Por mandato popular resultado de un referéndum en el 2004, el gobierno boliviano no puede suministrar gas a Chile mientras éste no acepte discutir su problema de salida al Pacífico. Sin la participación de Bolivia, el proyecto sólo tenía posibilidades de convertirse en un texto
jurídico para dar garantías a los inversionistas que participen del proyecto.
La meta de suscribir el documento conjunto que permitiría transformar el
acuerdo de implementación del anillo energético en un tratado internacional, no
prosperó, debido, en parte, a divergencias en algunos de los puntos del texto del
tratado. Prevalecen aún opiniones contrapuestas en aspectos clave como la
definición de lo que es una situación de emergencia —que pudiera dar lugar a la
interrupción del suministro—; el mecanismo para solución de controversias; y
las excepciones temporales al régimen de acceso abierto, entre otros.
En ese contexto, el proyecto para la construcción del gasoducto acordado en
noviembre del 2005 entre los gobiernos de Brasil, Argentina y Venezuela, adquiere mayor relevancia. —A.R.C.
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
11
diplomacia petrolera que le permiten sus
enormes reservas de hidrocarburos. Esto
no es menor puesto que la mayoría de
análisis coinciden en señalar que los altos precios del petróleo no reflejan un fenómeno coyuntural sino son más bien un
rasgo estructural del nuevo paradigma
energético.
En este contexto, los gobiernos de Argentina, Brasil y Venezuela firmaron, en
noviembre del 2005, un memorándum de
entendimiento que dio inicio a los estudios de factibilidad para la construcción de
un gasoducto que interconectaría los yacimientos de gas de Venezuela con los principales centros de consumo en Brasil y
Argentina. Los presidentes de Argentina,
Brasil y Venezuela consideran que la realización de este proyecto de integración gasífera será uno de los pasos decisivos en
el proceso de integración sudamericana,
dada la importancia vital de la energía en el
desarrollo económico y social de la región.
Para el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, “el gasoducto podría constituirse en la obra más grande de los próximos 50 años en América Latina y consolidarse como una solución energética para
el mediano y largo plazo”.
Sin embargo, para muchos analistas
subsisten dudas sobre la viabilidad económica de tan magna obra. La mayoría
coincide en señalar que el primer requerimiento es una certificación del nivel de
reservas de gas existente en la franja del
Orinoco, que aún no se ha realizado.
El proyecto del gasoducto entre los
tres países se complementaría con el
destinado a crear el denominado “anillo
energético” a partir de los yacimientos
de gas de Bolivia y de Camisea, en Perú.
Sin embargo, en la medida en que el
anillo energético ha encontrado numerosas dificultades para su concreción, esta-
AMÉRICA LATINA
Noticias Aliadas con información de Ramiro Escobar
TLC versus integración
Tratados bilaterales de libre comercio afectan construcción de
una verdadera integración regional político-económica.
La integración regional corre peligro de
no salir de la modorra en que se halla si
los países de la región continúan poniendo más atención a la firma de tratados
bilaterales de libre comercio con EEUU,
la Unión Europea y países asiáticos.
Este tipo de acuerdos no es nuevo en
la región. Se viene practicando desde comienzos de los años 90, cuando EEUU,
Canadá y México firmaron el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigencia en 1994. La
novedad reside en su proliferación en los
últimos cinco años.
El TLCAN era algo así como la punta
de lanza del Área de Libre Comercio de
las Américas (ALCA), propuesta de integración comercial promovida por EEUU
que vive un estancamiento temporal
desde que, en Miami, en el 2003, Brasil,
Argentina y Venezuela le pusieron freno.
Abocados al libre comercio
Para muchos analistas políticos y
económicos, los recientes tratados de
libre comercio (TLC) promovidos por
EEUU son el resultado del fracaso del
ALCA. Aunque no para todos.
“Esa es una lectura generalizada en
América Latina, pero si se observa el
proceso global se verá que EEUU viene
haciendo acuerdos bilaterales desde
antes del fracaso del ALCA. En realidad,
la idea de hacer acuerdos bilaterales con
muchas naciones es parte de una estrategia global que nace ante las dificultades norteamericanas para llegar a
12
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
establecer acuerdos en el marco de la
[Organización Mundial del Comercio]
OMC”, indica el investigador uruguayo
Eduardo Gudynas.
Al mismo tiempo, los países de la
región en los últimos años han puesto
el énfasis en abrir mercados externos
para sus productos, y ya son 10 los países latinoamericanos que han firmado
TLC con EEUU.
El Panorama de la inserción internacional de América Latina y El Caribe (20052006), elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), observa el fenómeno con más neutralidad. Según el documento, con estos
TLC o sin ellos, en el último quinquenio
“los subgrupos de integración y los países
de manera individual han apostado por los
mercados extrarregionales”.
Según datos de la CEPAL, las exportaciones de América Latina crecieron dos
veces y media entre 1990 y el 2004 —de
US$130 millardos a $461 millardos—,
mientras que entre 1990 y el 2003 la proporción del comercio dentro de la región
misma pasó apenas de 13% a 14.6%.
México —que, al igual que Chile, es uno
de los países latinoamericanos que más
han respaldado la creación del ALCA— es
el mayor exportador de América Latina, con
una participación de 44% en el 2005. Al
mismo tiempo, es el país cuyo comercio
está más concentrado: 89% de sus exportaciones se dirige a EEUU.
Contribuye a este mayor comercio extrarregional la debilidad de proyectos de in-
ría prosperando la idea de unir el Cono Sur
de América del Sur con la parte norte, de tal
manera que otros países de la región también puedan acceder al gas proveniente
de Venezuela, país que posee más de tres
cuartas partes de las reservas gasíferas
sudamericanas y cerca del 60% de las
ubicadas en América Latina y el Caribe. No
obstante, es un proyecto de largo plazo cuya
viabilidad se encuentra en estudio.
Es innegable que todas estas propuestas de interconexión energética se
enmarcan en esquemas políticos y que
las inversiones en energía responden a
éstos. Sin embargo, los países de la
región son conscientes de que una integración real exige también que ésta
tenga lugar en el ámbito energético. †
*Ariela Ruiz Caro, economista peruana que se desempeña como consultora internacional en temas sobre integración, y comercio.
tegración como la Comunidad Andina, en la
que resalta una tendencia creciente de sus
países miembros a exportar a EEUU. Esta
proclividad es alentada por el Acuerdo de
Promoción Comercial Andina y Erradicación
de Drogas (ATPDEA, por sus siglas en inglés), mediante el cual un universo de 6,100
partidas arancelarias goza de acceso libre
al mercado estadunidense hasta el 31 diciembre del 2006, y cuya renovación es ahora
discutida por el Congreso de EEUU.
“Los TLC, en la
lógica economicista
neoliberal,
desfiguran los
proyectos de mayor
integración”.
—Bernard Lestienne S.J.
Amenaza para la integración
Para otros analistas, los TLC constituyen una contracorriente en relación a
los procesos de integración.
“Los TLC, en la lógica economicista
neoliberal, desfiguran los proyectos de
mayor integración”, escribe Bernard Lestienne, S.J., en la revista argentina CIAS,
del Centro de Investigación y Acción Social.
“No basta con la multiplicación del
trueque de bienes y servicios para ampliar la integración”, añade.
Gudynas sostiene en el artículo titulado “Dos caminos distintos: tratados de
libre comercio y procesos de integración”,
publicado en el 2004 por FLACSO Ecuador en el libro TLC. Más que un tratado de
libre comercio, que los TLC “mantienen
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
noticiasaliadas
y en algunos casos refuerzan la competencia comercial que enfrenta a los países latinoamericanos entre sí, y aumentan la subordinación hemisférica”.
En referencia al TLC suscrito entre
Perú y EEUU, el economista peruano
Humberto Campodónico dice: “Este TLC
desvía comercio hacia EEUU”.
“La lógica que se impone es que se
priorizan las exportaciones hacia ese nuevo gran socio, lo que bloquea el crecimiento del comercio intrarregional y, además,
debilita la posibilidad de coordinar estrategias productivas”, puntualiza.
De hecho, “con el TLC con EEUU las
exportaciones de maíz que Argentina
realiza al Perú serán sustituidas por
importaciones provenientes de EEUU
que entrarán liberadas de impuesto y a
precios subsidiados”, escribe la economista peruana Ariela Ruiz Caro en el libro Riesgos del TLC Perú-EEUU, publicado en junio de este año.
Con el TLC que firmó en febrero con
EEUU, Colombia abrió su mercado a
900,000 toneladas de soja provenientes del país del norte. Esto afectará a
otro país miembro de la CAN, Bolivia,
que en la actualidad le vende a Colombia 500,000 toneladas del grano, volumen que constituye el 40% de sus ex-
portaciones de oleaginosas.
Según un estudio realizado por encargo de la Comunidad Andina en el
2004, la vigencia del TLC con EEUU pondría en riesgo 56% del comercio subregional andino, añade Ruiz Caro.
Caminos divergentes
Mientras los procesos de integración
buscan la complementariedad productiva
entre los países al reducir las competencias internas, los TLC mantienen las asimetrías comerciales y productivas. Y esto
no sólo sucede en los casos de acuerdos
de libre comercio entre países en vías de
desarrollo y países industrializados; también ocurre en acuerdos de este tipo entre
países en vías de desarrollo.
Es el caso del Mercado Común del
Sur (MERCOSUR), que se ha extendido
haciendo pequeños acuerdos de libre
comercio con Bolivia, Chile y Perú, además de acuerdos de complementación
económica con Colombia y Ecuador.
“El MERCOSUR, especialmente al
influjo de la administración [del presidente brasileño Luiz Inácio da Silva] Lula,
se ha ampliado haciendo asociaciones
comerciales que son más parecidas a
los formatos de un TLC que al del vínculo político fuerte que está en la esencia
CHILE
Pascale Bonnefoy desde Santiago
El conciliador de los bloques
regionales
Relación chilena con vecinos se basa en factores comerciales
más que en razones geopolíticas.
A pesar de su fidelidad a la receta neoliberal del Consenso de Washington, su
entusiasta apoyo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsado
por EEUU, y su no participación como
miembro pleno en ninguno de los grandes bloques regionales, Chile busca posicionarse como puente político y amortiguador entre las distintas iniciativas de
integración regional, y a la vez, asegurarse el abastecimiento energético y mejorar su balanza comercial en la región.
Con su pujante economía de libre
mercado y saludables índices macroeconómicos —ocupa el puesto 27 entre 125
países en el Índice de Competitividad
Global 2006-2007 del Foro Económico
Mundial—, Chile es a menudo acusado
de renegar de su vecindad y mirar con
desdén a sus socios en la región, más
empobrecidos e inestables tanto política
como económicamente.
Desde el retorno a la democracia
en 1990, Chile se embarcó en múltiples negociaciones comerciales bilaterales tanto en América Latina como
en Europa, Asia y América del Norte. Hoy
noticiasaliadas
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
cuenta con tratados de libre comercio
(TLC) con Canadá, EEUU, China y Corea del Sur, y TLC o acuerdos de complementación económica con una decena de países latinoamericanos. Sin
embargo, aduciendo incompatibilidad
arancelaria, ingresó sólo como miembro asociado al Mercado Común del
Sur (MERCOSUR), mientras intentaba
entrar al Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN o NAFTA por
sus siglas en inglés) —de México,
EEUU y Canadá—, y posteriormente
enarbolaba la bandera del ALCA.
Prioridad a la región
Al asumir el poder en marzo de este
año (NA, Mar. 8, 2006), el gobierno de
Michelle Bachelet prometió dar prioridad
a la región, por razones políticas y económicas. En los últimos años, Chile ha
vivido momentos de tensión con el Perú
en torno a una disputa por fronteras
marítimas, con Bolivia por el histórico
conflicto sobre su acceso al mar y su
negativa a venderle gas a Chile, y con
Argentina, por sus cortes de suministro
de su proyecto originario”, dice Gudynas.
“Si nos ponemos del lado del agricultor o del ganadero peruano, se verá que
tienen las mismas dificultades enfrentando un TLC con EEUU que enfrentando este acuerdo de libre comercio con el
MERCOSUR, porque también lo van a
invadir los productos agroalimentarios
que lleguen desde el Cono Sur”, explica.
Según este analista, “un proceso de
integración tiene una dimensión política”, que no existe en los TLC que actualmente circulan. El continuo ejemplo
que pone es de la Unión Europea (UE)
que, por la ruta integracionista, ha logrado un arancel común, coordinaciones productivas, una moneda común, el
libre tránsito de personas.
En referencia al TLC entre Perú y
EEUU, Campodónico advierte: “Puede
agudizar la pobreza y la desigualdad” y
recuerda el caso de México que, en efecto, hizo crecer su economía, pero a costa de algunos sectores del agro.
Y finalmente, mientras los TLC son
indiferentes a estrategias regionales sociales —para combatir la pobreza, mejorar la educación o las condiciones laborales—, los procesos de integración sí
consideran espacios para la atención de
estos temas. †
de gas a Chile, lo cual sólo se agravará
en los años venideros, impactando fuertemente a la industria, y en última instancia, a los consumidores chilenos.
Por el lado comercial, la Unión Europea es el principal destino de las exportaciones chilenas, comprando el 27.7%
del total, mientras que EEUU sigue siendo el principal destino individual, captando el 17.6% del total de envíos. En cambio, sólo el 4.4% de las exportaciones
totales de Chile va a los miembros de la
Comunidad Andina de Naciones (CAN),
y 6.3% al MERCOSUR. No obstante,
mientras que el comercio con EEUU creció sólo 2.5% en el primer semestre de
este año respecto al mismo periodo del
2005, las exportaciones al MERCOSUR
subieron 51.1%, y a la CAN, 28.6%. Sin
embargo, la balanza comercial chilena
con estos dos bloques sigue siendo negativa. Incluso el superávit de 39% que
tuvo Chile con la CAN el año pasado, cayó
estrepitosamente a un déficit de 9% en
el primer semestre de este año.
“Chile debe acrecentar su influencia
en el proceso de construcción de la Comunidad Sudamericana de Naciones,
mediante la coordinación con los otros
países de la subregión y la promoción del
establecimiento de una institucionalidad
básica, mientras se fortalece el proceso
de convergencia MERCOSUR, CAN y Chile, y la puesta en práctica de iniciativas
concretas en energía, comercio e infraestructura”; afirmó el canciller Alejandro Foxley
en su presentación de la “Visión Estratégica de la Inserción de Chile en el Mundo”
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
13
ante el Congreso en abril pasado.
Meses más tarde, Chile se reincorporaba a la CAN, de la que se había retirado en 1976 debido a la incompatibilidad de sus políticas económicas liberales con las de los miembros del entonces llamado Pacto Andino. Treinta años
después, los miembros de ese bloque
han girado sobre su eje, la mayoría adoptando políticas neoliberales y negociando o firmando TLC con EEUU. Venezuela
ya no encajaba, y se retiró. Bolivia es ahora la única excepción a la regla.
La elección del presidente peruano
Alan García en junio (NA, Jun. 14, 2006)
abrió el escenario ideal para que Chile
llenara el vacío dejado por Venezuela. A
instancias de García, Chile aceptó participar en “áreas determinadas” de la
CAN, una de las cuales, según el gobierno, será la proyección conjunta hacia los mercados asiáticos.
“Chile se integra más por razones políticas que comerciales, para acercarse a
la región, y generar mecanismos de incidencia tanto en la CAN como en el MERCOSUR en torno a la resolución de controversias y la facilitación del comercio, que
es lo que a Chile le preocupa”, explicó
Claudio Fuentes, director de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales
(FLACSO), con sede en Santiago.
Con este nuevo cuadro, se comenzó
a hablar de un “eje del Pacífico”, un bloque libremercadista afín a EEUU, en contraposición al “eje” del MERCOSUR, con
presidentes izquierdistas y una Venezuela inyectándole petrodólares. Algunos
analistas, sectores de derecha e incluso
dirigentes de la coalición de gobierno han
llamado a retirarse del MERCOSUR de
una vez, alegando sus conflictos internos y pocos beneficios comerciales para
Chile, sin ocultar su molestia por la llegada del presidente venezolano Hugo
Chávez al bloque meridional.
Para Fuentes, “es natural el punto de
encuentro en el eje Pacífico, por razones
geográficas, y por el crecimiento de Asia,
y China en particular, que penetra en
América Latina”.
Diferentes, pero no tanto
La supuesta dicotomía de ejes mutuamente excluyentes o contradictorios tal vez
no sea tan abismal, a pesar de las evidentes fricciones entre algunos mandatarios y
las diferencias entre sus políticas domésticas —las de unos países más neoliberales que las de otros, por ejemplo— así
como entre sus políticas exteriores.
Casi todos los países miembros del
MERCOSUR también son socios de la
CAN, y en el 2004 ambos bloques firmaron un acuerdo para crear un mercado
común entre los 10 países asociados. A
finales de ese mismo año, y con la participación de Chile, se creó la Comunidad
Sudamericana de Naciones (CSN), que
incluye a los países de la CAN y MERCOSUR, más Guyana y Surinam (NA, Dic.
15, 2004). La CSN se centraría en buena
14
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
parte en la integración física, a través de
la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana, cuyos proyectos serían financiados por tres
instituciones financieras regionales.
“No es válido que tratemos de mirar
a la región con la mirada de la guerra
fría, en que la dividamos entre los buenos y los malos, entre los más para allá
o los más para acá. Lo que sí tenemos
es el gran desafío de, en esa diversidad, buscar la unidad y resolver los problemas comunes”, afirmó la presidenta
Bachelet en Bogotá durante la toma de
mando del reelecto mandatario colombiano Álvaro Uribe en agosto pasado.
El gobierno chileno busca servir de
articulador, de elemento conciliador, entre los principales bloques regionales, y
considera a la CSN como el punto de
encuentro. No puede quedar mal con
nadie. Por un lado, necesita mejorar sus
condiciones de comercio con la región.
Por otro, Chile es altamente dependiente en materia energética, importando
casi la totalidad del gas natural y petróleo que requiere su economía. Casi el
60% de esas importaciones provienen
de Argentina, Brasil, Ecuador y Perú.
Bolivia, debido al conflicto marítimo, no
le vende gas a Chile y, por contrato, prohíbe a Argentina redireccionar a Chile el
gas que le vende a aquella.
Mientras Chile, que en los 90 apostó
al gas natural como principal recurso
energético, no logre diversificar su propia matriz energética, la política chilena
hacia la región no podrá ser más que
conciliadora y pragmática, basada más
en factores comerciales y energéticos
que en consideraciones geopolíticas.
Chile no quiere ni puede casarse con
nadie, pero tampoco puede darse el lujo
de un divorcio. †
AMÉRICA LATINA
Cecilia Remón desde Lima
Migración restringida
Libre circulación de trabajadores en la región todavía enfrenta
restricciones y reticencia de gobiernos.
La libre circulación de bienes y servicios
es uno de los pilares de los procesos de
integración, pero la libre circulación de
trabajadores no necesariamente lo es.
“Los mayores
explotadores de
bolivianos son los
mismos bolivianos,
particularmente en
Buenos Aires y
zonas fronterizas”.
—Óscar Sandoval
“La migración es un componente indisoluble, visible y relevante de todo proceso de integración, especialmente
cuando éste se posiciona con miras que
apuntan más allá del intercambio comercial”, dice el documento “Lógica y
paradoja: libre comercio, migración limitada”, de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL).
“La integración económica —como
expresión inmediata y visible de la internacionalización de las economías— supone necesariamente menores obstácu-
los para la movilidad de las personas y,
en consecuencia, obliga a una preocupación por las dimensiones sociales y políticas involucradas”, agrega el estudio.
Más retórica que nada
Pero Dirk Jaspers, director del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), de la CEPAL, considera que la inclusión de la temática de la
migración en los procesos de integración “ha sido parcial, difusa y a veces provista de mucha retórica y formalismo”.
Tanto el Mercado Común del Sur
(MERCOSUR) como la Comunidad Andina (CAN) cuentan con disposiciones
en relación a la libre circulación y residencia de trabajadores.
El “Acuerdo de Residencia para nacionales de los Estados Partes del MERCOSUR”, firmado en el 2002, establece la libre residencia de las personas que circulen dentro del espacio del MERCOSUR ampliado —sus cinco Estados miembros (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) y los asociados (Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú)—, mientras que la
CAN posee el Instrumento Andino de Migración Laboral, que permite “la libre circulación y permanencia de los nacionales
andinos en la subregión con fines laborales bajo relación de dependencia”.
No obstante, la mayoría de los países
miembros de estos dos bloques no han
cumplido con incorporar estas disposiciones en sus legislaciones internas; de ahí
que en la práctica no existan políticas migratorias en los bloques subregionales.
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
noticiasaliadas
Suscripciones
anuales
Noticias Aliadas
Edición impresa
• 24 ediciones quincenales de 12
páginas
• Cobertura de primera mano
• Incluye ediciones especiales
• Versión en inglés: L atinamerica
Press – Print edition
Perú:
US$ 95.00
América Latina:
NA-EI-P
US$115.00
NA-EI-AL
EEUU, Canadá y Resto del Mundo:
US$155.00
NA-EI-AL
Noticias Aliadas
Edición electrónica
• 24 ediciones quincenales de 12
páginas en formato .pdf
• Disponibilidad el mismo día de publicación en su correo electrónico
• Incluye ediciones especiales
• Versión en inglés: Latinamerica
Press – electronic edition
Tarifa:
US$85.00
NA-EE
Noticias Aliadas en línea
www
w.. n o t i c i a s a l i a d a s . o r g
• Archivo en línea con artículos desde enero 1999
• Descarga de la versión electrónica
del informativo más reciente
• Acceso a ediciones especiales
Noticias Aliadas en línea –
acceso por contraseña
Acceso individual, a través de contraseña e identificación personal
Tarifa:
US$125.00
NA-EEL-PC
Noticias Aliadas en línea –
acceso multiusuario
Conexión automática a nuestro sitio
web a través de dirección IP
Tarifa por Clase de Rango IP:
Clase A (Rangos 0-127):
US$1,500.00
NAEEL-IP-A
Clase B (Rangos 128-191):
US$500.00
NAEEL-IP-B
Clase C (Rangos 192-223):
US$250.00
NAEEL-IP-C
Realice sus
seguridad en
en::
compras
con
www
.noticiasaliadas.or
g/pr
oductos
www.noticiasaliadas.or
.noticiasaliadas.org/pr
g/productos
Para mayor información sírvase contactar a nuestra Responsable de Mercadeo, Patricia Díaz, a
[email protected].
noticiasaliadas
Integración
latinoamericana
por una verdadera alternativa
La principal causa de la migración es
la insatisfacción económica, el desempleo
y la falta de oportunidades de las personas en sus países de origen. Pero quienes migran, incluso dentro de los bloques
intrarregionales establecidos, experimentan discriminación, xenofobia, privación de
la libertad, amenazas a la integridad física
y psicológica, y a la propia vida.
Para la CEPAL, “la falta de estabilidad
en el crecimiento económico lleva a los
países a una reticencia respecto a abrir
sus fronteras… toda vez que no pueden
asegurar trabajo a sus propios nacionales
y se desconfía de la llegada de inmigrantes: el problema es que estos continúan
desplazándose, se insertan en actividades
que rechazan los nacionales y dada su
desprotección, pueden constituir una mano
de obra sumamente vulnerable”.
“Los migrantes en situación irregular
están indefensos, son víctimas de salarios inferiores y discriminación”, afirma
Óscar Sandoval, oficial de proyectos para
los países andinos de la Organización
Internacional para las Migraciones (OIM).
“Hemos recibido denuncias de migrantes peruanos en Ecuador, a quienes
los empleadores, a sabiendas de que
estas personas están en forma irregular,
les prometen pagarles una cierta cantidad, y una vez que van a cobrar, quienes
los contrataron les dicen ‘miren si ustedes cobran los denunciamos por estar
irregulares’. Hilando un poquito más fino
estos trabajadores serían víctimas de trata, o de estafa”, indica Sandoval.
En Argentina, agrega Sandoval, “los
mayores explotadores de bolivianos son
los mismos bolivianos, particularmente
en Buenos Aires y zonas fronterizas”.
La Convención Internacional sobre la
Protección de los Trabajadores Migratorios
y de sus Familiares no hace diferencia entre trabajadores regulares o en situación
irregular, en términos de sus derechos.
Adoptada en 1990 por la Asamblea
General de las Naciones Unidas y en vigor
desde el 2003, la convención establece el
derecho a la libre emigración de los trabajadores y a contar con todas las garantías
del país donde residan y trabajen, así como
a la reunificación familiar. Sólo ha sido ratificada por 34 Estados, entre ellos Bolivia,
Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Honduras, México, Nicaragua,
Perú y Uruguay. No se han adherido Argentina, Brasil ni Costa Rica, que junto con
Chile son los mayores receptores de inmigrantes de América Latina
Migrar no es un delito
Los ministros de Relaciones Exteriores
de la CAN, reunidos con ocasión de la XVI
Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, realizada en Montevideo,
Uruguay, del 3 al 5 de noviembre, emitieron
un comunicado en que señalan la necesidad “de impulsar una política que propicie
el diálogo entre los países miembros de la
CAN y los países de destino de sus migrantes laborales, a fin de proteger los de-
rechos humanos de estas personas; propiciar que los flujos migratorios ofrezcan contribuciones favorables al desarrollo de las
sociedades emisoras, de tránsito o receptoras; y evitar políticas orientadas a criminalizar al migrante” (NA, Nov. 15, 2006).
Sin embargo, los mandatarios presentes en la cumbre iberoamericana
no aprobaron compromisos concretos
para regularizar a los inmigrantes dentro de sus países.
“Migrar no es un delito”, dice la declaración final, pero no exhortó a aprobar la
convención. El compromiso de los gobernantes es de sólo “tomarla en cuenta”.
De acuerdo con cifras de la OIM, entre el 2000 y el 2005 el número total de
migrantes de América Latina y el Caribe
subió de 21 millones a 25 millones, es
decir, más de 4% de los casi 600 millones de habitantes del hemisferio. De
ellos 19.3 millones viven en EEUU, 60%
de origen mexicano.
Migración extrarregional
A diferencia de los procesos de integración, los tratados de libre comercio
no incluyen el tema de la migración.
Un ejemplo de ello es el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN), que desde su entrada en vigencia en 1994 ha acelerado la migración de trabajadores mexicanos hacia
EEUU, particularmente de los sectores
más afectados por el acuerdo.
“La aceleración de la migración a partir de 1994 tiene que ver con la destrucción del campo por efecto de las importaciones agrícolas subsidiadas de
EEUU”, afirma el economista peruano
Óscar Ugarteche. “Hoy México tiene como
rubros de ingresos netos, primero el petróleo, luego las remesas y en tercer lugar el turismo. México pertenece al bloque de América del Norte porque lo ve
como su mercado natural, al que destina
más del 80% de su comercio total”.
En los últimos años EEUU ha ido endureciendo sus políticas para detener el
flujo migratorio, llegando incluso a aprobar en octubre la construcción de un muro
de 1,126 km a lo largo con su frontera con
México. El año pasado fueron detenidas
alrededor de 1.2 millones de personas intentando ingresar irregularmente a EEUU.
Uno de los elementos claves en la
migración son las remesas. En el 2005,
los países de América Latina recibieron
US$54 millardos de sus nacionales en
el extranjero.
Para Sandoval, un elemento positivo
es que ayudan a que la pobreza en América Latina y el Caribe, que afecta a 38.5%
de la población, no se agudice.
“Posiblemente, si no llegaran las remesas tendríamos un porcentaje mayor
de pobres o de pobreza extrema”, sostiene. “Los bancos centrales saben con muy
buenas cifras cuánto ingresa, pero cómo
se están utilizando y cual es el potencial de
esas remesas, es lo que todavía no se ha
investigado”. †
Nº 22, NOVIEMBRE 29, 2006
15
AMÉRICA LATINA/EL CARIBE
Noticias Aliadas
Por una integración con justicia
APARTADO 18-0964, LIMA 18, PERÚ
Noticias Aliadas es una asociación sin fines de
lucro, con Registro Civil Nº 646, Asiento A-1 (Art. 33º, D.L. 20680).
Hecho el depósito legal Nº 99-4052.
VIA AÉREA - AIR MAIL
El Consejo para el Desarrollo Humano y Social de la Comunidad del Caribe
(CARICOM) es responsable de promover el mejoramiento de la salud, educación, condiciones laborales de los trabajadores, desarrollo de la juventud y
las mujeres, desarrollo de la cultura y
los deportes, y un ambiente saludable
para los habitantes de la comunidad.
Si bien los acuerdos de integración
contienen declaraciones e instancias
relativas al aspecto social, no existen
mecanismos supranacionales que ejerzan un efecto vinculante sobre políticas
sociales comunes acordadas.
En ese sentido, la propuesta del
presidente boliviano Evo Morales de
construir una integración continental
que abogue por nuevas democracias
en el continente pero con una mayor
participación social, constituye una
esperanza en el esfuerzo por darle un
nuevo rumbo a la integración sudamericana, y a lo mejor a la región
latinoamericana y caribeña.
Para que este nuevo rumbo que se
le quiere dar a la integración permita que
el “buen vivir” de sus pobladores sea
una realidad se requiere que la propuesta pase efectivamente de las declaraciones a los hechos.
En el ámbito de América del Sur, la
Cumbre Social por la Integración de
los Pueblos —a realizarse del 6 al 9
de diciembre, de manera simultánea
a la reunión de Presidentes de la Comunidad Sudamericana de Naciones
(CSN) prevista para el 8 y 9 de diciembre en la ciudad de Cochabamba, Bolivia— aportará al contenido de esa
agenda social de la integración.
Los organizadores de dicha cumbre
le dan un alto valor simbólico por el hecho de que se desarrolle simultáneamente con la reunión de la CSN, a la
que describen como “un bloque político
inspirado en las gestas libertarias inde-
Participación de la sociedad civil:
factor clave para una integración
genuina.
pendentistas de Junín y Ayacucho y liderado por presidentes que aceptan la diplomacia de los pueblos”, en referencia
a los presidentes de Bolivia y Venezuela
en particular.
¿Podrá la CSN constituir un real avance integracionista, cuando ha surgido
sin que sus dos bloques originarios
hayan dado previamente solución a sus
problemas internos?
Si se observan en detalle los contenidos más importantes de la CSN,
se verá que son los planes de infraestructura regional, esencialmente carreteras destinadas a vincular las costas
del Atlántico y del Pacífico. La CSN no
es un modelo de integración real sino
que es de extroversión”, afirma el analista uruguayo Eduardo Gudynas.
Son dos los aspectos fundamentales de la dimensión social de los procesos de integración: las políticas sociales comunitarias o sus equivalentes, y
la participación de la sociedad civil.
La sociedad civil, a través de sus organizaciones, tiene una larga lucha por
delante para que las iniciativas de integración regional en la que sus gobiernos participen cuenten con mecanismos formales de participación y consulta, de modo que haya transparencia en
las medidas deintegración política y
económica de la región. †
P rinted Matter
IMPRESOS
La integración regional implica la articulación de políticas económicas y sociales en función del beneficio común de
los países participantes. Sin embargo,
la mayoría de los procesos de esa naturaleza desarrollados en América Latina
se ha centrado en los componentes económicos y comerciales, y los aspectos
sociales sólo giran en torno a ellos.
La Comunidad Andina (CAN) estableció hace más de tres décadas los convenios Andrés Bello, que propone esfuerzos mancomunados en la educación, la
ciencia y la cultura, e Hipólito Unánue,
que se propone mejorar la salud de las
poblaciones del bloque. En ambos casos los resultados concretos han sido
reducidos. Igual suerte han corrido los
acuerdos referidos a la movilidad de trabajadores y seguridad social.
El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) inicialmente no contemplaba compromisos y mecanismos orientados a promover o regular los aspectos sociales de
la integración. En mayo de 1991, dos meses después de la firma del Tratado de
Asunción que dio origen al MERCOSUR,
se reconoció la necesidad de un instrumento sobre la cooperación en regímenes
laborales, de seguridad social y formación
profesional. Se han aprobado la Declaración Sociolaboral, protocolos en educación
y cultura, y un acuerdo de previsión social,
y aunque se han observado avances concretos, todavía el documento marco sigue
siendo una mera “declaración”.
El Sistema de Integración Centroamericano (SICA) prevé que la integración social se alcanzará “de manera voluntaria,
gradual, complementaria y progresiva”.
El artículo cuarto del Tratado de Integración Social Centroamericana, suscrito en
1995, considera que “el proceso de integración social se impulsará mediante la
coordinación, armonización y convergencia de las políticas nacionales entre sí, y
con las demás políticas del SICA”.
WWW.PAHO.ORG
Políticas sociales comunes son cruciales para unidad regional.
VOL. 43, Nº 22 — NOVIEMBRE 29, 2006
Descargar