IDEA FUERZA "EL NIÑO TIENE DERECHO A SER BIEN TRATADO

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IDEA FUERZA
"EL NIÑO TIENE DERECHO A
SER BIEN TRATADO Y A NO
SER VÍCTIMA NI PARTÍCIPE
DE ACTOS DE VIOLENCIA"
OBJETIVO DEL TALLER
1. Reconocer el castigo físico y psicológico como un forma de violencia.
2. Conocer estrategias positivas para corregir las conductas disruptivas
3. Favorecer la valoración del hijo como una persona
capaz de reconocer y
responsabilizarse de sus conductas, pensamientos y sentimientos.
MATERIALES
♦ Textos para cada grupo
♦ Hoja de trabajo individual
♦ Lápices
DESCRIPCION DE LAS ACTIVIDADES
1. Trabajo grupal N°1
(25 minutos)
Se deben formar 4 grupos de 6 personas como máximo y cada grupo escoge un
secretario y un relator.
A cada grupo se le proporciona un texto que describe un comportamiento susceptible de
ser observado en los hijos.
Cada uno de los integrantes del grupo expone cómo actúa ante ese determinado
comportamiento y cuál es la respuesta de su hijo.
Una vez que todos los miembros del grupo han expresado su forma de reaccionar ante
determinada conducta deben escoger la actitud o conducta paterna que les parece más
apropiada para atender a la conducta que es descrita en el texto.
Una vez seleccionado el comportamiento considerado más adecuada, se les solicita que
realicen un role playing para representar ese comportamiento y la posible solución.
2. Plenario
Cada grupo presenta su dramatización
(15 minutos)
3. Exposición de las ideas fuerza:
(15 minutos)
Una vez finalizada la presentación de cada grupo, el monitor expone las ideas fuerza y
responde las preguntas que pudiesen surgir .
4. Evaluación individual
(10 minutos)
A cada integrante del taller se le hace entrega de una hoja para que complete de acuerdo
a su propia vivencia y a los que han compartido durante el trabajo grupal, la que puede
ser expuesta a los demás miembros del taller si lo prefieren.
Mi comportamiento ante las situaciones descritas ha sido:
Creo que debe mejorar en:
Siento que lo he hecho bien en:
Me sentí reflejada(o) cuando:
MATERIAL PARA EL TRABAJO GRUPAL
TEXTO N°1
El hijo pregunta: ¿Por qué tengo que ocuparme del jardín y de sacar la basura?, la mamá
de Sergio no le pide que se ocupe de esas cosas…¡Qué injusticia¡ Los niños no deberían
hacer tanto trabajo. Nadie realiza tantas cosas como yo (grita y da un puntapié al suelo)
TEXTO N°2
El hijo de siete años se siente cada vez más frustrado cuando no puede atraer la atención de
sus padres y de los dos invitados que se encuentran cenando en la casa. Los cuatro están
hablando muy entusiasmados, tratando de renovar su amistad después de muchos años de
separación. De pronto el niño grita: ¡Todos ustedes son un montón de sucios chinches
apestosos…Los odio¡
TEXTO N°3
Su hijo de 8 años regresa de la escuela y se prepara un sándwich, dejando la cocina
desordenada y sucia, después que usted se pasó una hora limpiándola ya que tendría que
preparar la cena porque vendrán visitas a comer.
TEXTO N°4
Su hijo de seis años entra a la casa con sus juguetes embarrados y los plumones para
escribir en pizarra sin las tapas. Coloca los juguetes sobre su sillón nuevo y con los
plumones realiza dibujos en la muralla recién pintada. Usted le pide que retire los juguetes
y limpie la muralla, pero él no lo hace y sale corriendo hacia su pieza.
EL CASTIGO ¿COMO UNA FORMA DE VIOLENCIA?
Todos esperamos de los otros formas de
comportarse determinadas, y que se ajusten a los
parámetros que nosotros consideramos adecuados.
Esto ocurre en el trabajo, la escuela, en los grupos de
amigos y por supuesto, en el hogar.
Como la familia no está ajena a esta
situación, los padres esperan de sus hijos modos
de conductas específicos dependiendo de las circunstancias y situaciones sociales. Estas
formas socialmente aceptadas son transmitidas por los padres de manera explícita y
implícita en cada conducta, palabra o gesto que es realizado por ellos. Por lo tanto se
espera que el hijo se comporte de una manera determinada de acuerdo a las enseñanzas
paternas.
Sin embargo, los padres olvidamos que el hijo es una persona independiente que
valora y evalúa las situaciones de una forma distinta a la de los ojos del adulto, lo que
redunda en que al momento de planificar la forma en que se educará a los hijos se parta
de sus intereses y percepciones para que a partir de ellos se logre comprometerlo en su
desarrollo y educación.
Existen dos formas para crear y corregir conductas: los premios y los castigos, pero,
desafortunadamente son estos últimos los que se utilizan de manera más recurrente. Esto,
debido a que el castigo cumple su función de manera inmediata, pero también pierde su
valor rápidamente.
El castigo físico es uno de los más utilizados, a pesar que su resultado es el menos
eficaz. Tiene efectos tremendamente perniciosos para el desarrollo psicológico del hijo,
generando situaciones de ansiedad y temor excesivo ante la figura paterna, figura con la
cual, en algún momento debería identificarse. Esta identificación nociva finaliza en la
generación de adultos tan o más castigadores que sus mismos padres.
También se utiliza el castigo de privación de alguna actividad que el niño quería
realizar, o bien, de la obtención de algún objeto.
Si bien, existen formas de castigo menos nocivas, ninguna promueve el bienestar y
seguridad afectiva la que es muy necesaria para una adaptación y ajuste social que permita
la actualización de formas de actuar proactivas y formativas, donde se valore el diálogo
como una manera alternativa de solucionar los problemas.
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