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4 de abril de 2016
Ponencia presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Audiencia sobre “Deuda Pública, Política Fiscal y Pobreza en Puerto Rico”
I. Introducción (2 min.) Annette Martínez
Buenos días Comisionados y Comisionadas, y representantes del Estado. Soy Annette
Martínez Orabona, dirijo el Instituto Caribeño de Derechos Humanos y la Clínica de
Derechos Humanos de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Nuestra delegación
representa más de 42 organizaciones de PR y de la diáspora, decidimos acudir a este foro,
porque nuestro país atraviesa por una de las peores crisis económicas de su historia. Esta
crisis ha tenido efectos regresivos en los derechos humanos de la población, afectando
especialmente a las poblaciones más vulnerables.
Queremos denunciar la responsabilidad de Estados Unidos y del gobierno local sobre los
derechos económicos, sociales y culturales de nuestra población. También venimos a
demandar que la sociedad civil sea incluida en la discusión sobre la deuda pública, que
las decisiones sobre políticas fiscales sean atendidas con los derechos humanos como
punto de partida. Porque hasta ahora, la discusión ha tornado sobre el pago o no de la
deuda pública, sin que se tomen en cuenta los principios y estándares internacionales
sobre deuda pública y derechos humanos.
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Junto a mí se encuentra José Caraballo, quien expondrá el marco general de crisis
económica en que se encuentra Puerto Rico; Natalia Ramírez, explicará los problemas de
transparencia, acceso a la información pública y falta de participación ciudadana en los
temas sobre la deuda pública; María T. Rodríguez, describirá el impacto de las políticas
de austeridad en los derechos de los y las trabajadoras; Ataveyra Medina, señalará la falta
de protección del derecho al desarrollo integral de la niñez y el derecho a la educación;
Nylca Muñoz, informará sobre las afectaciones al derecho a la salud y acceso al agua;
Ariadna Godreau, expondrá sobre los límites que la política fiscal ha impuesto en el
derecho de acceso a la justicia y de vivienda digna; y Osvaldo Burgos y Ana I. Rivera
Lassén, concluirán nuestras observaciones y expondrán nuestras peticiones y exigencias.
II. Economía– José Caraballo
Puerto Rico está en la depresión económica más alargada y profunda en más de 100 años.
Su nivel de producción se encuentra en el mismo de hace 15 años. Durante la crisis,
Puerto Rico ha perdido alrededor de 268,000 empleos y actualmente solo un 28% de la
población total tiene trabajo, siendo una de las proporciones más bajas del mundo.
La deuda pública es insostenible y representa el 94% del tamaño de la economía. El pago
al servicio de la deuda se aproxima al total de los impuestos sobre ingresos a los
individuos y las corporaciones.
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¿Cómo Puerto Rico cayó en la crisis actual? Los recaudos gubernamentales bajaron
cuando los Estados Unidos desmantelaron el principal motor económico que existía en
Puerto Rico, basado en la exención contributiva a la manufactura, sin un plan alterno
adecuado. La contracción económica indujo al gobierno de Puerto Rico a tomar más
prestado para contrarrestar las crisis ya que la isla no puede emitir su propia moneda.
La mala administración y la corrupción fueron factores exacerbantes, pero no fueron la
causa principal de esta crisis. Sin embargo, para atender el asunto de la supuesta mala
administración, el Congreso estadounidense propone la creación de una Junta de Control
Fiscal. La Junta tiene como propósito asegurar el pago de la deuda mediante la
imposición de más medidas de austeridad, el ajuste de gasto público y recortes de
servicios gubernamentales, lo cual exacerbará la depresión económica.
Recortes similares en servicios públicos hechos por una Junta aquí en Washington D.C.
hizo que la pobreza aumentara de 17% en 1990 a 20.2% en 2000. Políticas de austeridad
similares implantadas por el Fondo Monetario Internacional en Latinoamérica
provocaron un aumento en promedio de 2.7% en pobreza.
Puerto Rico tiene una tasa de pobreza del 46% y una amplia desigualdad. Desde que
comenzó a la depresión se han ido del País, 600,000 personas, 240,000 de las cuales son
pobres. Se ha duplicado el empleo precario del 2000 a 2014: una de cada cinco personas
que trabajan son pobres. El salario promedio ajustado por la inflación es el mismo de
hace doce años. La desigualdad subió del 2006 a 2013, clasificando a la isla como el
segundo país más desigual de Latinoamérica y el quinto país más desigual en el mundo.
Esta desigualdad aumentó no porque los ricos se hicieron más ricos sino porque los
pobres se empobrecieron más.
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El estatus colonial de la isla limita la salida de la crisis. Si Puerto Rico fuese soberano,
pudiese crear el marco legal necesario para reestructurar organizadamente su deuda. Por
otro lado, si Puerto Rico fuese un estado de Estados Unidos, el procedimiento de quiebra
federal le aplicaría a sus corporaciones públicas -las cuales tienen alrededor del 70% de la
deuda- y a los municipios. Sin embargo, tanto el Congreso como los tribunales de los
Estados Unidos han negado la aplicación de un mecanismo de quiebra local o federal.
Actualmente entre un 40% a un 50% de la deuda está bajo control de los llamados fondos
buitre quienes han presionado para evitar todo mecanismo de reestructuración de deuda,
profundizando la crisis humanitaria.
El pueblo puertorriqueño contribuye a la solución de la crisis con múltiples impuestos
aún recibiendo menos servicios públicos, lo que ha retrocedido los derechos humanos de
la población. El gobierno tiene que reducir sustancialmente el servicio a la deuda, con un
severo recorte en aquellos bonos que fueron comprados de forma especulativa, con un
enorme descuento, como los fondos buitres, para mantener el actual nivel de servicios
gubernamentales y para reactivar la economía, que a su vez asegura el repago de
cualquier deuda.
III. Acceso a Información- Natalia Ramírez
En Puerto Rico no existe una política de acceso a la información, transparencia y
rendición de cuentas en la elaboración de estrategias económicas. La negligencia fiscal es
resultado de la carencia de transparencia que impide el cuestionamiento respecto a la
eficiencia del gasto público.
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Aunque el derecho al acceso a la información es reconocido en nuestra Constitución, este
no es respaldado por legislación que le imparta efecto útil.
El incumplimiento del gobierno con su obligación de publicar datos fiscales completos y
confiables, y la falta de herramientas que expliquen las estrategias fiscales a ser
implantadas, ha producido incertidumbre sobre la gestión gubernamental.
Las leyes existentes son laxas y fragmentadas, impidiendo hacer efectiva la solicitud de
información. No existe una ley que fije términos para la entrega expedita de la
información y establezca sanciones por el incumplimiento del deber.
Además, existen otros obstáculos como por ejemplo:
1. La cultura de opacidad prevaleciente, convirtiendo en respuesta automática la
negativa a divulgar la información que se solicita. Se menosprecia la capacidad del
pueblo para entender y analizar los datos.
2. Nuestros tribunales en algunos casos han justificado la no divulgación de
información, bajo la justificación de que “no son pertinentes”, ignorando que el derecho
de acceso a la información no exige demostrar pertinencia. Vemos una clara falta de
conocimiento sobre el principio de máxima divulgación que es norma reiterada en el
sistema universal de derechos humanos.
3. La secretividad que rodea el proceso presupuestario permite la formulación de
presupuestos desvinculados de los gastos reales que habrá de incurrir el gobierno.
4. La abundancia de leyes que decretan la confidencialidad de la información,
propiciando el litigio constante para obtener documentos que deben estar disponibles.
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La falta de acceso a información provoca la práctica recurrente de subestimar gastos y
sobreestimar ingresos lo que constituye una práctica fiscal negligente, evidenciado al
reportar en noviembre de 2015 menos gastos que los reales, específicamente $2.3 billones
de dólares menos.
El proceso de negociación de la deuda adolece de transparencia y rendición de cuenta, ya
que el gobierno se niega a revelar los tenedores de la deuda, y
sus propuestas y
condiciones.
La crisis económica demuestra la incapacidad del gobierno de elaborar políticas fiscales
que promuevan el bienestar común y los principios de derechos humanos. Dentro de la
presente crisis, la voluntad de exigir transparencia y rendición de cuentas no puede ser
sino la mejor alternativa política, social y económica para Puerto Rico.
IV. Trabajo- María Teresa Rodríguez
Las políticas fiscales adoptadas han tenido un impacto discriminatorio en la clase
trabajadora y han debilitado el marco legal protector de derechos laborales, lo cual
implica un claro retroceso en el cumplimiento del derecho humano al trabajo digno.
Entre las medidas adoptadas destacamos: primero, el despido masivo de empleados
públicos; segundo, la suspensión de los convenios y la negociación colectiva; tercero, la
reducción de los sistemas de jubilación; y cuarto la desvalorización a los derechos
adquiridos por la clase trabajadora.
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En el 2009 comenzó un período trágico para el derecho al trabajo digno en la isla. El
gobierno declaró un estado de emergencia fiscal que autorizó el despido de 45 mil
empleados públicos durante los años 2009 y 2010. El 70% de las personas despedidas
fueron mujeres, siendo el grupo social más impactado.
En el 2013 se aprobó una reforma abarcadora a los sistemas de jubilación que llevará a la
indigencia a la clase trabajadora del sistema público en clara violación a su derecho
humano a una vejez digna. El impacto mayor fue contra aquellos trabajadores y
trabajadoras de mayor edad a punto de jubilarse.
La actual administración declaró un nuevo estado de excepción que hace inoperante el
derecho constitucional a la negociación colectiva, y otros derechos adquiridos en luchas
sindicales por décadas. Esta política ha dejado en la total indefensión a la clase
trabajadora. La reducción de beneficios ya negociados ha tenido un impacto que supera
los $1,000 millones de dólares para los trabajadores y trabajadoras del gobierno.
Como agravante, se proponen nuevas reformas laborales como la eliminación del salario
mínimo, licencias por vacaciones, enfermedad y maternidad y la ampliación de los
periodos de probatoria. Lo que se vislumbra para la isla es un mayor retroceso a los
derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras, esto unido al efecto emocional y
psicológico que tiene la precariedad laboral en sus vidas y en las de sus familias.
V. Educación- Ataveyra Medina
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Un 57% de los y las menores de 18 años viven en la pobreza. Estas condiciones
socioeconómicas se reflejan en sus logros académicos: un 43% no obtienen diploma de
escuela
superior.
La Constitución garantiza el derecho a la educación pública, pero el Gobierno ha
privatizado algunos servicios educativos, subcontratando proveedores a los que le adeuda
257 millones de dólares.
La política pública es pagar a bonistas y acreedores de la deuda pública y no los contratos
de servicios, tales como terapias a estudiantes de educación especial, quienes constituyen
un 45% del estudiantado.
Culturalmente, el cuidado a estas poblaciones se asigna a las mujeres, por lo que estas
carencias
implican
más
empobrecimiento
a
una
población
ya
vulnerable.
El Gobierno contrató una firma para reestructurar el sistema educativo que recomendó
consolidar 300 escuelas durante el presente año escolar y 580 para el 2020.
El cierre de escuelas, unido a la interrupción al transporte escolar por falta de pagos,
violan el derecho de acceso a la educación de estudiantes bajo nivel de pobreza,
especialmente en zonas rurales y apartadas.
El magisterio en Puerto Rico, compuesto mayormente por mujeres enfrenta la insolvencia
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de su sistema de retiro, el éxodo a otras jurisdicciones con mejores beneficios laborales,
envejecimiento poblacional, falta de materiales escolares, infraestructura inadecuada
y plazas congeladas.
Las Administraciones han pasado legislación para reducir 542 millones de dólares al
presupuesto de la Universidad de Puerto Rico. Del presupuesto asignado, este ano el
Gobierno retuvo más de 100 millones de dólares adicionales. Los planes de
reestructuración proponen cerrar programas y recintos. Las propuestas de la comunidad
universitaria se han rechazado.
El Fideicomiso de los Niños, creado con una compensación judicial contra las tabacaleras
estadounidenses, debió ser el capital para salvaguardar el sistema de educación publica,
pero fue defalcado para emitir deuda por el doble de los ingresos proyectados,
generándole ganancias a los prestamistas 43 veces mayor al préstamo recibido.
En la medida en que se mercantiliza la educación, se limitan las oportunidades de
desarrollo integral y seguridad económica de la juventud pobre y del país.
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VI. Salud– Nylca Muñoz
Nuestro sistema de salud no solo se ha visto afectado por la crisis económica y fiscal, sino
que además, el propio modelo impuesto como resultado de la privatización a partir de los
noventa, contribuye a la deuda del país, al punto que se ha reseñado que una tercera parte de
ésta responde a los costos en salud. Este modelo es excesivamente costoso e impuesto al
amparo de la condición territorial de la isla, que recibe un tratamiento distinto por parte de los
Estados Unidos en comparación con los 50 estados y el Distrito de Columbia.
Mientras más se invierte en la deuda, menos se invierte en salud. Aún así, el gasto per
cápita en salud es considerablemente alto, calculado en $3,065 para el 2014, mientras que
los indicadores de salud se encuentran muy por debajo de lo esperado y el complejo
industrial del la salud, que incluye a las aseguradoras, lo que aseguran son sus ganancias
astronómicas a expensas de un sistema disfuncional, ajeno a los derechos humanos.
Poblaciones que históricamente han documentado serias violaciones al acceso y servicios
de salud y salud mental, por su edad, raza, estatus migratorio (comunidad dominicana),
género, orientación sexual (documentado ante la CIDH el año pasado), bajo la crisis
fiscal están en peor situación.
Las personas con VIH/SIDA se han perjudicado por los recortes de fondos
gubernamentales a organizaciones comunitarias que les brindan servicios.
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Los adultos con condiciones genéticas (PKU), beneficiarios del plan de salud
gubernamental, no están recibiendo tratamiento y los y las niñas, un tratamiento
inconsistente.
Finalmente, el gobierno local y federal no ha atendido los problemas ambientales de falta
de acceso al agua en el municipio de Guánica, falta de disposición adecuada de
neumáticos en Peñuelas, necesidad de dragado del Caño Martín Peña y la limpieza de las
playas de Vieques, contaminadas por las prácticas de la Marina de Guerra de los Estados
Unidos. Incumpliendo así, con el deber de proteger la vida, dignidad y salud del pueblo.
VII. Vivienda Digna– Ariadna Godreau
La crisis, la austeridad y la especulación viola el derecho a la vivienda, aumentando
dramáticamente los desahucios, ejecuciones de hipoteca, y expropiaciones.
Desahucios
Los
desahucios
han
aumentado
dramáticamente. Las
personas
no
pueden
pagar. Residentes de vivienda pública se ven en riesgo de perder sus viviendas cuando se
atrasan en el pago de agua o energía eléctrica. Estos procesos son sumarios, lo que deja a
la persona afectada con poco tiempo para asegurarse una defensa adecuada
o una vivienda alternativa. No se considera la razón del impago, fuera enfermedad o
desempleo. En el 90% de los casos, la persona demandada va sola al tribunal. En el 90%
de los casos el dueño de la propiedad acude con un abogado.
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Residenciales públicos
160,000 personas pobres viven en residenciales públicos. 81% de las familias están
encabezadas por mujeres.
El Departamento de Vivienda no protege a las residentes víctimas de violencia
doméstica, experimentan discrimen, denegación de servicios y amenazas cuando reportan
la violencia.
Los residentes de vivienda pública pueden ser desahuciados cuando no pagan servicios
de agua o la luz eléctrica.
Estos desahucios revelan un plan para desplazar a comunidades pobres.
Ejecuciones de hipoteca
Las ejecuciones de hipotecas aumentan. Se han ejecutado 11mil propiedades en los
últimos tres años. Hay 19,000 propiedades en riesgo de ejecución. La representación
legal gratuita para estos casos es limitada. Los “mecanismos de mitigación y mediación”
son ineficaces y permiten el abuso de los bancos.
Expropiaciones
El Estado desplaza a las comunidades so color del desarrollo económico. Borra a las
pobres y favorece a inversores foráneos y especuladores, quienes han ido comprando el
País en pedazos.
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Ni gente sin casas ni casas sin gente
No existe un censo global de propiedades abandonadas, aunque la cifra se estima en
cientos de miles. Esto contrasta con la falta de vivienda. Se estima que hay 40,000
personas sin hogar. Puerto Rico es territorio de gente sin casas y casas sin gente.
VIII. Acceso a la Justicia – Ariadna Godreau
Los recortes impuestos por el gobierno han tenido un impacto devastador en el acceso a
la justicia. La falta de acceso a la justicia impide que las personas conozcan y defiendan
sus derechos. Afecta particularmente a pobres, mujeres, envejecidas, inmigrantes,
LGBTTQI, personas con diversidad funcional y privadas de libertad.
El acceso a la justicia no es asunto exclusivo de tribunales o de representación legal, pero
estos mecanismos son indispensables para defender los derechos.
Los fondos federales para la defensa de pobres en casos civiles se redujo a un 40% y se
cerraron la mayoría de los centros que ofrecen representación legal en la esfera civil. A
diferencia de los casos criminales, en los civiles no se reconoce el derecho a que el
Estado provea representación legal. El 80% o más de la necesidad legal en la esfera civil
queda desatendida. Quedan más vulnerables quienes no tienen recursos para defender su
vivienda, trabajo y salud, derechos más precarios ante la crisis.
Rama Judicial
En el 2015, se recortaron 54 millones de dólares a la Rama Judicial. Las medidas de
austeridad incluyeron aumentar los aranceles en un 21%. Una persona que quiera
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reclamarle a su seguro médico tiene que pagar $90 para comenzar un proceso. Una
persona demandada en desahucio tiene que pagar la misma cantidad para defenderse.
Además, las medidas incluyó el cierre de tribunales que afecta algunos de los lugares más
pobres del País. Sin un sistema de transportación eficaz, pobres, envejecientes y personas
con diversidad funcional, forzados a trasladarse para defender sus derechos, quedan aún
más vulnerables.
Mujeres/LGBTTIQ
Nuestro país cuenta con un alto nivel de violencia de género y feminicidios. En contraste,
la austeridad en la Rama Judicial comenzó con la paralización de las Salas Especializadas
en Violencia Doméstica, que ofrecen
apoyo integral a víctimas. Los recortes
además impiden atender con debida diligencia el manejo de la violencia de género,
agresión sexual y crímenes de odio.
Inmigrantes
Debido a la falta de recursos y prohibiciones de fondos federales, los servicios legales
gratuitos para inmigrantes son muy limitados. Estos quedan cada vez más vulnerables
ante los abusos por parte del Estado y privados.
Criminalización de la protesta
Ante este panorama, los defensores y defensoras de derechos humanos que protestan
contra las medidas de austerida se enfrentan a la invisibilzación por parte del estado y a
su represión.
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IX. Conclusión: Osvaldo Burgos y Ana I. Rivera Lassen
Moratoria, Auditoría, reestructuración
El país se encuentra en una situación de profunda crisis económica y política. Ante toda
la situación expuesta aquí también tenemos la amenaza de que se nos imponga por parte
del Congreso de los Estados Unidos una Junta de Control Fiscal. La misma, de
aprobarse, expondría aún más la situación colonial de Puerto Rico, implantaría políticas
fiscales de austeridad con efectos regresivos y atentaría contra la protección de los
derechos económicos, sociales y culturales cuya protección reclamamos aquí. El trabajo,
el acceso a la información, la educación, la salud, la vivienda y el acceso a la justicia no
pueden ser el precio a pagar para los bonistas que exigen el pago de la deuda.
El Gobierno de Puerto Rico tiene que asumir sus errores de políticas y decisiones fiscales
desastrosas. Pero también los EEUU, mediante sus distintas ramas, deben asumir su parte
de responsabilidad en esta crisis, entre otras cosas, por mantenernos bajo la humillante
cláusula territorial, al eliminar motores económicos para Puerto Rico sin dar estrategias
alternativas, al negarse a eliminar las leyes de cabotaje que no nos permite buscar más
competitividad en las exportaciones e importaciones y al no permitir la flexibilización de
los visados para los turistas internacionales, nos niegan instrumentos para que el país
mismo busque reestructurar la deuda.
Pedimos que se decrete una moratoria del pago de la deuda de inmediato, que se
establezca un mecanismo participativo, democrático y transparente de la auditoría de la
misma, se den los recursos necesarios para hacerla, se adopte un mecanismo para su
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reestructuración condicionada, que se establezca el origen de la misma, la legalidad de
ésta, quiénes son los distintos acreedores y se excluya la deuda adquirida de manera
ilegal o ilegítima, por medio de engaño o fraude, que se establezca un marco legal para
asignar responsabilidades civiles y criminales
Es nuestra solicitud a la CIDH que se solidarice, se exprese y monitoree el cumplimiento
con nuestros reclamos tanto de parte del gobierno de los Estados Unidos de América
como del de Puerto Rico. Solicitamos que esta Comisión reafirme que Puerto Rico
atraviesa por una grave crisis de derechos humanos y que ninguna medida que se tome
para resolverla puede ser a costa de la renuncia al disfrute de los derechos de las personas
en nuestro País. La pobreza de Puerto Rico se hace más profunda y las soluciones no
pueden ser negar derechos humanos a quienes más necesitan se les garanticen.
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