En la ciudad de Segovia, a veintiséis de marzo de dos mil trece. Vistos por el Ilmo. Sr. D. Jesús Marina Reig, Magistrado Juez del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de esta ciudad y su partido y de lo Mercantil de Segovia, los presentes autos de pieza de calificación del concurso de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U., representada por la Procuradora Sra. Pérez Muñoz y defendida por el letrado Sr. Álvarez, concurso seguido en este juzgado al número 575/07, incidente número 171-03, surgido a instancias de la Administración Concursal y del Ministerio fiscal, contra Javier, representado por el procurador Sr. Galache y defendido por la letrado Sra. Sanz Pastor, contra Gustavo, representado por la Procuradora Sra. Pemán y defendido por el letrado Sr. de la Morena, y contra Luis, representado por la Procuradora Sra. Escorial, y sus ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- Acordada la formación de la pieza sexta del concurso de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. la Administración concursal presentó escrito en el que solicitaba la calificación del concurso como culpable en el que señalaba como hechos relevantes para la misma: Uno.- Las causas alegadas por Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. como justificantes de su estado de insolvencia: la causa principal esgrimida en su escrito de solicitud de concurso es que la crisis financiera se debe principalmente a una estructura administrativa duplicada, la determinación incorrecta del precio de compra de los cerdos, y el sobrecoste del transporte del animal y de la carne elaborada, la dependencia de Campofrío incluidos los saldos que finalmente le adeuda y la cuestionable venta de las granjas situadas en Jaén; a ello hay que añadir las causas comunes del grupo Proinserga, su proceso de integración vertical y la cuestionable adquisición al grupo Campofrío. Dos.- Estado de la contabilidad y libros del concursado: tras remitirse al informe emitido, exponía que el estado de la contabilidad y libros de Andalucía era, en el momento de declararse el concurso el siguiente: a) Andalucía había procedido a la formulación, aprobación y depósito de las cuentas anuales de los ejercicios 2004, 2005 y 2006. La Administración no dispuso del informe de auditoría correspondiente a las cuentas de 2004, pero si los correspondientes a las cuentas de 2005 y 2006. b) El informe de auditoría correspondiente a las cuentas del ejercicio 2005 contenía las siguientes salvedades o manifestaciones: i) En el punto 3, se manifiesta que "Tal y como se indica en las Notas 2-1, 4-c, 6 y 12 de la Memoria adjunta, al 31 de diciembre de 2005, y para aproximados a su valor estimado de mercado a dicha fecha, determinado en una tasación efectuada por un experto independiente, la Sociedad ha revalorizado de forma voluntaria sus terrenos y construcciones en un importe global de 6.416 miles de euros, que ha sido registrado con abono al epígrafe "Ingresos extraordinarios" de la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2005 adjunta. Sin embargo, la mencionada revalorización voluntaria no está de acuerdo con principios y normas contables generalmente aceptados, que establecen que los elementos del inmovilizado material deben valorarse al menor entre su precio de adquisición, neto de las amortizaciones practicadas, y el valor estimado de mercado. Por consiguiente, el resultado del ejercicio 2005 que figura en las cuentas anuales adjuntas se habría visto reducido en el citado importe". (ii) "[...] Como consecuencia de las pérdidas recurrentes que ha venido incurriendo durante los últimos ejercicios (situación que previsiblemente se mantendrá durante, al menos, el ejercicio 2006), la Sociedad tenía a la fecha de cierre del ejercicio 2005 unos fondos propios negativos que, si se hubiera registrado el ajuste indicado en el párrafo 3 precedente, se habrían visto incrementados. Adicionalmente, y según se desprende del balance de situación adjunto, las deudas a corto plazo de la Sociedad al 31 de diciembre de 2005 superaban el importe de su activo circulante a dicha fecha. En estas circunstancias, la continuidad de las operaciones de la Sociedad y, por consiguiente, la posibilidad de realizar sus activos y liquidar sus pasivos, en el curso normal de sus operaciones, por los importes y según la clasificación con que figuran en el balance de situación al 31 de diciembre de 2005 adjunto, están necesariamente condicionadas, al apoyo patrimonial y financiero de su accionista o de terceros y al éxito de sus operaciones futuras". c) En el informe de auditoría correspondiente a las cuentas cerradas a 31 de diciembre de 2006 la opinión del auditor es que las cuentas anuales del ejercicio no expresan la imagen fiel del patrimonio ni de la situación financiera de la sociedad; transcribía dicho informe. En definitiva, se señalaba que si bien Primayor ha realizado un cumplimiento formal de sus obligaciones contables se constatan los incumplimientos reseñados, que la administración concursal reputaba de grave por cuanto revela una total falta de diligencia en el cumplimiento de las obligaciones de los administradores de facilitar la documentación e información legalmente exigible y por no convocar la disolución de la sociedad ex art. 260.1.4 de la LSA, existencia de fondos propios negativos y ello a pesar de los ingresos por las revalorizaciones que contablemente se han sobrevalorado, con más de un año de antelación a la solicitud de concurso, lo que determina la responsabilidad de los administradores en la forma y con el alcance que establece dicho artículo en relación con el art. 262.5 de la LSA. Tres.- Análisis de las cuentas anuales de los años 2004 a 2006: tras remitirse al contenido de su informe en aras a evitar reiteraciones, resaltaba las principales conclusiones, en particular los siguientes hechos: - La sociedad obtiene pérdidas regulares durante los ejercicios 2003-2006 que se corrigen o bien por la revalorización de activos del ejercicio 2005 o por la contabilización del crédito fiscal de 2006, recordando la salvedad relativa a la revalorización. - En el ejercicio 2006 se realiza la revalorización de los activos de la sociedad por importe de más de un millón de euros, que se anula en el ejercicio 2006. - La situación del fondo de maniobra de la deudora se ha deteriorado con el paso de los años, siendo de 7,5 millones de euros negativo en 2003 y aumentando a 11,5 millones a 31 de diciembre de 2006. Hechos estos que ponen de manifiesto, a juicio de la administración concursal: 1.- Que Andalucía se encontraba en situación de insolvencia y disolución legal, con fondos propios negativos, al menos desde el año 2004. 2.- Que la no adopción de medidas económicas adecuadas y la postposición de las obligaciones legales de solicitar el concurso en plazo o proceder a la disolución de la sociedad han incidido gravemente en el estado de su insolvencia. 3.- Que las cuentas de 2005 contienen importantes salvedades y las de 2006 contienen graves irregularidades relevantes para la comprensión de la situación patrimonial de la concursada hasta el punto de que según el auditor no expresan la imagen fiel del patrimonio ni de la situación financiera de la sociedad. Dicho informe de auditoría está jalonado con quince salvedades en las que se reitera la falta de colaboración o de respuesta de la sociedad. Cuatro.- Análisis de las causas que han provocado el concurso de la sociedad, incidencia a los efectos de la calificación: 4.1. Tras corroborar el análisis hecho en el informe exponía que la principal causa apuntada es la idiosincrasia del grupo, más cercana al espíritu cooperativo que al de una sociedad capitalista pura, que los administradores de la sociedad, y el grupo, han venido trabajando más en interés de los socios que en el de las sociedades, más en interés de los ganaderos que de cada una de las sociedad y de la propia del grupo; forma de actuar que no ha estado exenta de riesgos para los ganaderos; con una débil estructura financiera para las inversiones realizadas, la financiación de la expansión se realizó mediante el alargamiento de los períodos de pago a los suministradores, así los propios ganaderos, socios en su mayor parte de las sociedades últimas que controlaban el grupo, han llegado a constituirse en directos perjudicados de una política expansiva no acorde con los recursos del grupo. El proceso de integración vertical iniciado por el Grupo no atendió a las necesidades del mercado y no se adoptaron las medidas de reestructuración necesarias para una producción eficiente, los excedentes empresariales se dedicaron a financiar actividades que siendo interesantes para los ganaderos eran independientes de los fines sociales, que se confundían con los particulares de los accionistas. Lo que se tradujo adicionalmente en un fortísimo incremento de financiación de terceros para afrontar la estructura de grupo y su proceso de integración vertical, e hizo que se tomasen participaciones y se otorgaran préstamos a las compañías del grupo sin una estructura financiera que contemplase la reintegración de los fondos de manera clara sino mediante un proceso de entrega de cantidades y de inversiones en participadas directas o indirectas con criterios cortoplacistas que venían a tapar carencias más que a resolverlas. En el caso concreto de Primayor Alimentación Andalucía, la principal causa de la crisis está en la determinación del precio de compra de los cerdos, atendiendo a la conformación de los mismos, así como a un inacabado proceso de reestructuración fabril, y, como en el caso de su matriz, a una inadecuada adaptación al mercado, que produce un sobrecoste en el transporte del animal y de la carne elaborada y excedentes que presionan, en un mercado sobresaturado, los precios a la baja. Esta falta de racionalización de los procesos productivos llevó a la sociedad a intentar implantar en 2005 un plan estratégico en el que el principal objetivo era la especialización del complejo productivo de su propiedad; para ello, a partir de 2005 cesó en sus actividades de producción ganadera y fabricación de pienso, vendiendo de forma cuestionable y dentro de ese plan, cinco granjas en Jaén en 2005, lo que supuso un importante coste para la sociedad al tener que abordar un plan de prejubilaciones y el pagado de indemnizaciones al personal, para el que carecía de soporte adecuado y que no fue suficiente para remontar una cuenta de resultados deficitaria. 4.2.- Insolvencia de la sociedad y huida adelante: tras lo dicho, señalaba como evidente que una de las causas que sustenta su informe es la huida hacia adelante que protagonizó la administración mercantil de la sociedad -del Grupo de hecho-, cuando era evidente la insolvencia de la sociedad, que motivó que los administradores de Andalucía no solicitaran el concurso de acreedores dentro del plazo del art. 5 de la LC, ni adoptaran otra medida correctora o legalmente impuesta (disolución de la sociedad); la inacción de la administración social provocó un agravamiento de la insolvencia al incrementar notoriamente el pasivo cuando era evidente que la sociedad no sólo se encontraba en situación de insolvencia e infracapitalización sino que era incapaz de desarrollar un negocio rentable. El agravamiento de la insolvencia no sólo es predicable desde el cierre del ejercicio 2005, informe de auditoría, sino incluso desde el cierre del ejercicio 2004. En ese año se constata que sobre la base de las cuenta anuales del período, analizadas en el informe, que los fondos propios son negativos -lo que implica que concurre causa de disolución- y que el activo circulante asciende a 12,82 millones de euros, mientras que las deudas a corto plazo suman 18,57 millones de euros, evidenciando que el fondo de maniobra es negativo, con déficit de 5,75 millones de euros, lo que significa la imposibilidad de cumplir regularmente las obligaciones en plazo. Circunstancia esta en la que ya era necesaria la solicitud de concurso por insolvencia inminente. Sin embargo, la administración social continuó operando generando cada vez más pérdidas, al punto que en el ejercicio siguiente ya se encontraba en causa de disolución e incapacitada para desarrollar su negocio, dramática situación que se hubiera podido acometer si hubieran adoptado las medidas oportunas en ese año. Como consecuencia de no haberse adoptado las medidas oportunas en el año 2004 ó 2005 el procedimiento entró en fase de liquidación al haberse revelado imposible la tramitación de un convenio entre acreedores y la posibilidad de continuación de la actividad empresarial de Andalucía. 4.3.- Breve referencia a Campofrío y a la Junta de Castilla y León: como dos extremos que han influido señaladamente en la evolución de los hechos expuestos para dar cabal imagen de los elementos que conforman la petición de concurso culpable, que han tenido influencia notoria en la historia de la sociedad en el plano empresarial y en el plano de la responsabilidad puesto que han condicionado las decisiones de los administradores de Andalucía. El primero de los hechos versa sobre la operación de venta por Campofrío de su rama de actividad de fresco en el año 2004, cuando la misma era claramente deficitaria y la influencia que, empero, esta sociedad siguió teniendo en la gestión del Grupo. Exponía la administración concursal que a su juicio la adquisición de un negocio claramente deficitario y los términos comerciales impuestos por Campofrío en los años siguientes en la compra de productos desarrollados por el Grupo Proinserga son elementos importantes en la generación de la insolvencia de éste. El segundo de los hechos se refiere al poderoso ascendiente de la Junta de Castilla y León sobre el Grupo Proinserga una vez fue patente la situación de insolvencia: al objeto de evitar alarma social en la región y en el sector cárnico de Segovia y la posibilidad de procederse al despido de cientos de trabajadores, la Junta de Castilla y León anunció (o no desmintió) la concesión de ayudas con carácter previo a la solicitud de concurso, circunstancia que influyó poderosamente en la administración concursal y en sus accionistas a la hora de posponer la decisión de solicitar el concurso de acreedores en la creencia de que a través de la Junta se conseguiría una solución definitiva y satisfactoria, y sólo cuando fue evidente que esto no sucedería el Grupo, siendo ya tarde, procedió a solicitar el concurso de acreedores. No obstante lo cual, la administración concursal decía no disponer de elementos que permitan trasladar ninguna responsabilidad por todo ello más allá del ámbito de los órganos de administración de la sociedad, y por ello ciñe su petición a los miembros de los órganos de administración. Cinco.- Personas responsables: a los efectos del art. 169.1 de la Ley Concursal deberán considerarse responsables o cómplices de la propuesta de calificación a las siguientes personas: a) Personas responsables: los administradores de la sociedad citados en el informe con cargo vigente en el momento de producirse los hechos descritos, esto es, marzo de 2006, fecha en que se formulan las cuentas de 2005, que evidencian (i) El retraso en la solicitud de concurso, agravando la insolvencia. (ii) La formulación de unas cuentas notoriamente incorrectas. Estos administradores son los siguientes: a) Javier. b) Gustavo c) Luis Señalando la correcta colaboración tras la declaración de concurso durante su tramitación. b) Cómplices: no ha determinado la existencia de cómplices. A continuación citaba los fundamentos de derecho que consideraba de aplicación, en particular las presunciones establecidas en el art. 165 de la Ley Concursal, entendiendo que concurre la primera, atendido al hecho de que la sociedad procedió a solicitar el concurso el 5 de abril de 2007, más de dieciséis meses de ser evidente que la sociedad se encontraba en situación de insolvencia y en causa legal de disolución según evidencian las cuentas correspondientes al ejercicio cerrado a 31 de diciembre de 2005, con las correcciones exigidas por el auditor de la Sociedad. En relación con el plazo de presentación del concurso exigido por el art. 5 de la Ley Concursal, dentro de los dos meses desde que se conoció o debió conocer la situación de insolvencia. Citaba también el art. 164.1 y 2, sobre calificación del concurso como culpable; resaltando que concurre la generación y el agravamiento de la insolvencia, por haber desarrollado un comportamiento consistente en: (i) La alteración de las cifras de fondos propios para intentar sostener artificialmente la capitalización de la sociedad. (ii) Por haber actuado en interés primordial de los ganaderos socios del grupo sin considerar los intereses sociales y de los acreedores. (iii) Por no acudir a los procedimientos legalmente previstos, solicitud de concurso y disolución, incluso judicial, de la sociedad, al ser patente su insolvencia e infracapitalización ya al cierre del ejercicio 2005; lo que ha generado o agravado el estado de insolvencia; y son irrefutablemente imputables a los administradores de la sociedad a título de dolo o culpa grave; siendo incuestionable nexo causal entre las conductas de las personas afectadas por la calificación y la generación o agravación del estado de insolvencia; así como describía las irregularidades contables apreciadas; citaba finalmente y el art. 169.1 de la Ley Concursal sobre las consecuencias de la declaración de culpabilidad, y el art. 172 sobre el contenido de la sentencia de calificación. Terminaba suplicando que se que se dicte sentencia conteniendo los siguientes pronunciamientos: a) La declaración del concurso de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U., como culpable. b) Que se condene a los administradores de la sociedad, Javier, Gustavo y Luis, por la comisión de los actos descritos en el cuerpo del escrito y especialmente por haber generado y posteriormente agravado de forma dolosa la insolvencia de la sociedad y haber cometido irregularidades relevantes en su contabilidad para la comprensión de su situación patrimonial o financiera. c) Que se condene a las personas reseñadas a: 1º. La inhabilitación para administrar bienes ajenos, así como para representar o administrar a cualquier persona por un período de dos años. 2º Pérdida de cualquier derecho que pudieran ostentar como acreedores concursales o de la masa. 3º Pagar a los acreedores concursales el importe de sus créditos que no perciban en la liquidación de la masa activa hasta el límite del déficit generado como consecuencia de los hechos denunciados en el cuerpo de este escrito. SEGUNDO.- El Ministerio fiscal presentó dictamen en el que solicitaba la calificación del concurso como culpable; como hechos relevantes para la calificación del concurso señalaba: - La existencia de irregularidades contables en la llevanza de la contabilidad de la mercantil deudora, que vienen representadas, tal y como resulta de la salvedad puesta en el punto 3 del informe de auditoría de las cuentas del ejercicio 2005, en la revalorización voluntaria, en forma incompatible con los principios y reglas contables generalmente aceptadas, de una parte importante de sus terrenos y construcciones y ello por un importe global de 6.416.000 euros; con dicha operación pudo ofrecerse, por un lado, como resultado del ejercicio, unos pretendidos beneficios de 657.000 euros, en lugar de las elevadas pérdidas, superiores a los cinco millones de euros, que de otro modo se hubieran circunstancia que, incrementando artificialmente el valor de los fondos propios de la mercantil, permitió generar la falsa apariencia de que el patrimonio neto seguía siendo superior a la mitad del capital social, y, por ende, que la sociedad no estaba incursa en causa de disolución; una adecuada praxis contable hubiera llevado a incrementar la pérdida del ejercicio 2005 reflejada en las cuentas anuales en 38,4 millones de euros, en términos hubieran hecho manifiesta la inviabilidad de la sociedad. - Incumplimiento de la obligación de solicitar el concurso: desde la emisión del informe de auditoría, al menos, existía plena conciencia, vista las salvedades opuestas, del desequilibrio patrimonial de la mercantil y de su evidente inviabilidad económica, lo que determinaba, ex art. 2 de la Ley Concursal, la obligación de presentar la solicitud de concurso en el plazo de dos meses, que no vino a ser deducida hasta el 5 de abril de 2007, propiciando en el ínterin el incremento del pasivo de la sociedad y consiguiente agravamiento de la insolvencia. Señalaba como personas a las que de afectar la calificación del concurso como culpable a los que en el momento a que vienen referidos los hechos indicados integraban el consejo de administración, a saber: Javier, Gustavo y Luis. Como consecuencias que ha de conllevar la declaración del concurso como culpable señalaba: - De conformidad con el art. 172.2.2 de la Ley Concursal, la sentencia de calificación debe señalar, para las personas afectadas a las que se acaba de hacer mención, la inhabilitación para administrar bienes ajenos, así como para representar o administrar a cualquier persona por un período de dos años. - De conformidad con el art. 172.2.3, deberá declararse la pérdida de cualquier derecho que pudieran ostentar las personas afectadas como acreedores concursales o de la masa. - De conformidad con el art. 172.2.3 deberá, además, condenarse a las tales personas a pagar a los acreedores concursales el importe de sus créditos que no perciban en la liquidación de la masa activa, en concreto a aquella parte de los créditos no satisfechos que guarde con el total de los créditos idéntica proporción a la que el total de las deudas devengadas desde el 19 de mayo de 2006 al 5 de abril de 2007 lo haga respecto de la masa pasiva de la concursada. TERCERO.- Se dio traslado al deudor y se emplazó a las personas afectadas por la declaración de culpable. La concursada Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. opuso por escrito en que comenzaba por resumir los hechos de la administración concursal y ministerio fiscal, y exponer la estructura societaria del grupo hasta diciembre de 2006, fecha en Proinserga S.A. e Incoporc, y después, en que la cabecera del Grupo pasó a ser presidida por Proinserga Inversiones, S.A. separándose en dos el Grupo. Acto seguido exponía: 1. Respecto a la posible generación o agravación del estado de insolvencia, art. 164.1 LC. Discrepaba de las manifestaciones realizadas de contrario aludiendo a una actuación más en interés de los socios que de la propia sociedad, afirmaciones que en el hipotético caso de que pudieran resultar ciertas no resulta acreditado que pudieran tener influencia alguna en la situación de la deudora, cuyos problemas económicos tienen una causa muy identificada y que no es precisamente el trato a los socios, sino el que a la larga se demostró fue un negocio ruinoso, como fue la adquisición de los mataderos a la entidad Campofrío, entidad que en palabras de la administración concursal en su demanda de reintegración posteriormente transigida (incidente concursal 897/08) "contribuyó a estrangulamiento financiero de las concursadas". La idea en su origen, seguía diciendo, era buena y tenía sentido, se basaba fundamentalmente en proceder a la verticalización de la producción, si se tenían las granjas y animales porque no intentar completar el proceso productivo desde su origen: cría de animales, sacrificio y elaboración de productos. El tiempo acreditó la imposibilidad de sacar adelante el ambicioso proyecto. 2. Respecto a las supuestas irregularidades contables, art. 164.2.1, rechazaban las manifestaciones que hacen referencia a que la concursada ha incurrido en ellas fundamentalmente atendiendo a la revalorización de activos por valor de 6,4 millones de euros, y ello porque: 1ª. Las decisiones adoptadas con base y argumentos jurídicos, fueron dotadas de la publicidad que otorga un informe de auditoría, doc.3.1º del informe de calificación de la administración concursal, donde se pone de manifiesto que las cuentas expresan una imagen fiel y situación financiera de la deudora, refiriéndose a una sola salvedad, en el punto 3: "En nuestra opinión, excepto por los efectos de la salvedad que se describe en el párrafo 3 anterior y por los efectos de cualquier ajuste que pudiera resultar necesario si se conociera el desenlace final de la incertidumbre descrita en el párrafo 4 precedente, las cuentas anuales del ejercicio 2005 adjuntas expresan, en todos los aspectos significativos, la imagen fiel del patrimonio y de la situación financiera de Primayor Alimentación Andalucía, S.A. Sociedad Unipersonal al 31 de diciembre de 2005 y de los resultados de sus operaciones y de los recursos obtenidos y aplicados durante el ejercicio anual terminado en dicha fecha y contienen la información necesaria y suficiente para su interpretación y comprensión adecuada, de conformidad con principios y normas contables generalmente aceptados que guardan uniformidad con los aplicados en el ejercicio anterior". 2º Aceptación por parte de los informes de la administración concursal de los criterios de valoración de activos, en la página 4 del inventario de la masa activa del informe acepta como criterio de valoración de los activos el valor de mercado. 4º (sic) Tasación. La revalorización se llevó a cabo para aproximar los inmuebles a su valor de mercado y se soportó sobre la decisión de un experto independiente, no fue unilateral y falta de motivación. Fue incluso prudente, pues el valor de mercado de los activos era notablemente superior. Aportaba la tasación realizada por experto independiente correspondiente a los bienes sitos en Bailén-Motril (matadero de Jaén). 5º Interpretación de las Normas Internacionales de Contabilidad. La deudora optó por anticiparse al criterio de interpretación que existía respecto a la adaptación de las NIC al futuro marco normativo español. Existían opiniones encontradas que obligaron a pronunciarse al máximo organismo contable en España, aportando como documento 2 consulta de Boicac núm. 74/2008. En definitiva, no existió ocultación, disimulo o alteración de los fondos propios, y por tanto, ninguna irregularidad contable relevante que pudiera inducir a que tener una imagen no fiel de la situación patrimonial de la concursada 3. Respecto del supuesto incumplimiento del deber de solicitar el concurso, art. 165 LC. Exponía que administración concursal y ministerio fiscal usan de forma indeterminada conceptos que hay que delimitar; por un lado, la administración concursal hace referencia a que la concursada se encontraba en situación de insolvencia y disolución legal al menos desde el año 2005, y el ministerio fiscal se refiere a la conciencia del desequilibrio patrimonial y su evidente inviabilidad. Frente a ello, afirmaba que el poder encontrarse en causa de disolución no conlleva aparejado automáticamente encontrarse en situación de insolvencia en los términos de la Ley Concursal, es decir, imposibilitado para el cumplimiento regular de sus obligaciones; máxime cuando no resulta probado el momento en que la deudora comienza con sus problemas para atender los pagos, sin incurrir en cesación absoluta, y mientras tanto no estuvo cruzada de brazos, ni actuó pasivamente, sino que se buscaron soluciones, se encargaron planes de viabilidad, la Junta de Castilla y León y socios inversores hicieron propuestas, la gran mayoría de instituciones financieras entraron a la refinanciación de la deuda de la concursada y otras empresas del grupo, nada pone de manifiesto que estuviéramos ante empresas cuya viabilidad económica o situación patrimonial fuera cuestionada. Exponía hechos y actuaciones que reputaba clave para entender que la deudora y el Grupo en general fueron apuestas de futuro durante mucho tiempo, lejos de ser consideradas empresas inviables o sin continuidad, por su transcendencia para la comarca y lo que para la misma suponía, merecían el esfuerzo de encontrar una salida, actuaciones que no pueden ser reprochables en los términos que ahora se pretende: En primer lugar exponía que en el mes de mayo de 2006 se gestionó la contratación de un memorándum informativo de todas las empresas del grupo, preparado por consultores independientes especialistas en estrategia de finanzas y gestión, la empresa CONFIVENDIS, que se terminó en julio de 2006 y se aporta como documento 3, y que en partes transcribía. CONFIVENDIS confección también un memorándum en enero de 2007, que es entregado a las entidades financieras como soporte de la refinanciación que se está planteando, aportado como documento 4. Tras ello se puso en marcha un Plan de Acción diseñado por la prestigiosa KPMG, que se inicia en septiembre de 2006, aportado como documento 6. La deudora buscó incansablemente nuevos socios y ayudas que le permitieran continuar con el desarrollo de su negocio, impulsando el apoyo financiero a través de la entrada de diferentes socios capitalistas, la entidad Madrigal, el grupo Guascor, entre otros, de lo que se hicieron eco medios de prensa, que se acompañan como documento 6. En segundo lugar exponía que la apuesta por las empresas era clara y variada, los propios socios, entidades financieras, y la propia Junta de Castilla y León. Hasta el mes de septiembre de 2006, la entidad Banco Popular había participado en la mercantil su salida fue articulada del siguiente modo: a) En escritura de 9 de septiembre de 2006 el Banco Popular (Popafinsa) vende a PROINSERGA, S.A. las acciones de Pisa (581.405 acciones) por el precio de 4.100.634,27 euros abonado con cheque bancario emitido por Banco de Castilla. b) Con fecha 9 de febrero de 2006 Banco de Castilla le concede un préstamo PROINSERGA por importe de 4.500.000 euros, con plazo de cinco años. c) El préstamo se cancela anticipadamente el 17 de abril de 2007; el motivo de la cancelación anticipada fue la actuación de refinanciación que se llevó a cabo. d) En escritura pública de fecha 17 de noviembre de 2006 PROINSERGA, S.A. e INCOPORC venden sus acciones de PISA a los ganaderos por el precio de 1 euros el paquete de acciones que se queda cada ganadero. e) En escritura pública de fecha 18 de noviembre de 2006 PISA acuerda una "operación acordeón", redujo su capital a 0 para la compensación de pérdidas y aumentó su capital hasta la cantidad de 12.581.180 euros llevado a efecto a través de compensación de créditos que tienen frente a la sociedad socios de la misma. Describía a continuación el grado de intervención de la Junta, descrita en contestación a la demanda presentada por Banco de Castilla en incidente concursal 768/2007. Exponía después que las entidades financieras refinanciaron el 27 de febrero de 2007 (2 meses antes de presentar el concurso) FOODS refinancia su deuda con dos préstamos de 7.450.000 euros y 1,8 concertados por PISA con Banco de Castilla con hipotecas y fianzas de Alresa, que es objeto de impugnación en demanda de rescisión. En definitiva, concluía este apartado con la afirmación de que por la deudora y por todo el grupo se apostó por diversos medios y entidades, antes y después de la propia declaración de concurso, incorporando distintas notas de prensa y noticias. Y reflexionaba que admitiendo a efectos dialécticos que pudiera haber existido una demora en la solicitud de concurso, de la contabilidad de la concursada, certificado tributario (doc 19), de las cuentas formuladas en el año 2007 (doc 20) bajo la supervisión de la administración concursal, y del propio informe de ésta, se extraen las siguientes conclusiones: 1.- Del análisis de las deudas con la AEAT se puede concluir que únicamente impaga con fecha de vencimiento anterior al concurso las declaraciones de diciembre de 2006 y enero de 2007, por importes poco relevantes a los efectos que nos ocupan, -100.000 euros aproximadamente. 2.- Del análisis del informe de la administración concursal se extraen las siguientes conclusiones: el total pasivo asciende a 22.303.5337 euros, el importe a largo plazo con empresas vinculadas asciende a 13.096.060 euros, el importe del préstamo participativo a largo plazo con el IFA asciende a 3.707.644 euros, y la deuda con el resto de acreedores asciende a 5.499.833 euros con los siguientes vencimientos por meses: hasta junio de 2007, 1.876.847 euros, y posterior a junio de 2007, 3.622.986 euros. De donde concluye que por el peso de los impagos la compañía no presentaba un sobreseimiento generalizado hasta fechas muy próximas a la solicitud de concurso. 3.- En cuanto a deuda con trabajadores, no existía deuda concursal con ellos. 4.- Comprobados los archivos contables de la compañía se comprueba que el volumen de deuda neta disminuye desde el 30 de septiembre de 2006 hasta el 30 de abril de 2007, dato ratificado por las cuentas de 2007 formuladas bajo la supervisión de la administración concursal, pasa de 21.785 millones de euros a 18.257 millones de euros. Así concluía que aunque pudiera considerarse que existió una presentación tardía del concurso la situación de la deudora no se agravó, el prestigio de la empresa y su influencia para la zona forzaban a agotar todas las posibilidades antes de presentar la solicitud de concurso, que es lo que se hizo. Terminaba, tras la cita de los fundamentos de derecho que considera aplicables, con el suplico de que se dictara sentencia declarando fortuito el concurso. Javier contestó oponiéndose mediante escrito que comenzaba precisando que no perteneció al consejo de administración hasta mayo de 2007, como podría deducirse del informe, sino que presentó su dimisión en agosto de 2006, como acredita mediante burofax enviado en su día al presidente del consejo de administración aportado como documentos núm. 1, 2, y 3; que luego el consejo inscribiera tal cese en mayo de 2007 es otra cosa; y es que su mandante fue cesado y despedido en su puesto de Director Financiero de Primayor Foods, S.L.U. en ese mes, presentó también su cese como consejero de la participada, ahora concursada, por cuanto que era consejero de dicha participada en cuanto que empleado de la accionista única, como tal empleado su actuación como consejero era puramente formal, sin haber sido convocado jamás a un consejo, pues las decisiones la tomaba el patrón, el socio único de la compañía, es más, fue despedido por sugerir que la empresa, a la vista del informe de auditoría, debía presentarse en concurso, y así lo decía en su contestación a la demanda incidental autos 1066/2008; precisaba que se habla de la fecha de 3 de abril de 2006 (por ejemplo en el informe del ministerio fiscal), como fecha de la que parte la responsabilidad de los administradores, esa es la fecha en que oficialmente se entrega la auditoría, pero esto no es así, a primeros de junio de 2006 la auditoría todavía no se había terminado, aportando en prueba los emails que fueron enviados por la firma auditora como documentos 5 y 6. En relación con el informe de auditoría del ejercicio 2006 ya no pertenecía al consejo de administración, las cuentas no son de su responsabilidad, ni ninguna de las once salvedades que se efectúan, había cesado, y había sido despedido de su cargo de administrador financiero de Primayor Foods, S.L.U., difícilmente hubiera podido facilitar documentación relativa a ese ejercicio. Dicho informe de auditoría señala que las cuentas anuales las firman dos administradores solidarios, no su mandante, que tales administradores solidarios achacan importantes deficiencias de control interno a la época en que Primayor Foods, S.L.U., accionista único de la sociedad, fue propiedad de C.M. Rotec, S.L., lo que demuestra la influencia en la administración de la concursada de sus accionistas únicos, no de sus consejeros. Decía que la Administración concursal oculta el punto 5 del informe de auditoría del ejercicio 2005, que sólo contiene dos salvedades. No se puede concluir como hace la administración concursal que el incumplimiento denunciado por la auditoría es grave, sin más matizaciones, porque ello sólo se puede predicar del ejercicio 2006, falta de rigor impensable en la administración concursal. Seguidamente criticaba el análisis del informe de la contabilidad de la concursada, que calificaba de foto distorsionada de la compañía en tanto no se analicen las causas que han provocado el concurso. Resaltando que en el informe de auditoría de 2005, pese a las salvedades, su opinión ni es desfavorable ni es denegada, una cosa es el informe de 2005 y otra distinta el del ejercicio 2006. En 2005 no se dejó de pagar a la Seguridad, ni un pagaré. Puede haberse errado en la revalorización de activos pero la empresa en ese ejercicio cumplió sus compromisos. Negaba el posible error en la revalorización, si con la contabilidad se quiere reflejar la imagen fiel de la sociedad la revalorización es lógica. Y añadía que la administración concursal olvida la existencia de un préstamo participativo, explicado en la nota 10 de la memoria de 2005, que se considera patrimonio contable a efectos de reducción de capital y liquidación de sociedades según el art. 20 del Real Decreto Ley 7/1996, de 7 de junio. Teniendo en cuenta ese préstamo el patrimonio de la sociedad resulta positivo y las obligaciones corrientes se atendían, lo que pone de manifiesto que no había patrimonio neto negativo ni situación de tener que solicitar el concurso. Cuestionaba el cuarto punto del informe de la administración concursal, en que se señala como causa del concurso "la idiosincrasia empresarial que impregna todo el grupo presente y pasado" y se añade que "en definitiva la causa principal de la insolvencia es el hecho de que los administradores de la sociedad y del grupo han venido trabajando más en interés de los socios que de las propias sociedades". Apuntaba que es contradictorio y que el tema no es baladí, porque Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. es el último eslabón de una serie de sociedades participadas cada una de ellas por otra superior del grupo, y es la última sociedad, que no fue absorbida por Primayor Foods, S.L.U. por la sencilla razón de la existencia del préstamo participativo antes referido, que en otro caso podría desaparecer; entendía que establecer la causa en unos administradores de una sociedad en la que dos de ellos solo son empleados y no tienen ningún poder en un grupo muchísimo mayor es asombroso. Cuestionaba que la administración concursal pensase que dos empleados de la última sociedad del grupo pudieran tomar la decisión de vender cinco granjas, otra cosa es que piensen que la operación no fue tan mala como piensa la administración concursal; la operación, seguía diciendo, se diseñó "arriba" y quien la ejecutó la ejecutó por ser a su vez consejero delegado de la sociedad única accionista, director general de Proinserga y consejero delegado de prácticamente todas las sociedades del grupo, y ahora la culpa está en el empleadillo, titulado director financiero y consejero, que cuando insinúa una opinión proclive al concurso es despedido. Entendía que no está muy lejos de cuanto manifestaba lo que se dice en el informe "es evidente que una de las causas que sustenta el presente informe es la huida hacia adelante que protagonizó la administración mercantil del la sociedad, del grupo de hecho..." Tras insistir en que en 2005 se atendieron todas las obligaciones de pago corrientes, recordaba que los mayores acreedores de la sociedad son su accionista único Primayor Foods, S.L.U. y otra sociedad del grupo, INCOPORC. Continuaba valorando las referencias del informe de calificación a Campofrío y a la Junta de Castilla y León. Y criticaba que tras remachar que la causa se halla en el grupo y citarse reiteradamente a Proinserga, después se hable de los administradores solidarios que firman las cuentas de 2006 con un cúmulo de salvedades, los culpables de todos los hechos son los miembros del consejo de administración de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. Negaba que su representado fuera responsable ni moralmente ni jurídicamente, dos meses antes de conocerse el informe de auditoría es despedido y presenta su dimisión. Finalmente hacía una referencia al dictamen del ministerio fiscal, resaltando que difiere en cuanto a la condena. Tras citar los fundamentos de derecho que consideraba aplicables, terminaba con el suplico de que se dictara en la que se absuelva a su mandante de todos las peticiones formuladas por la administración concursal y por el Ministerio fiscal, exonerándole de toda responsabilidad o, subsidiariamente, se le condene a pagar exclusivamente aquella parte de los créditos no satisfechos que guarde con el total de tales créditos idéntica proporción a la que el total de las deudas devengadas desde el 5 de junio de 2006 al 23 de agosto de 2006 lo haga respecto a la masa del pasivo de la concursada. Luis compareció y contestó oponiéndose a las pretensiones del informe de calificación de la administración concursal; exponía su disconformidad con las alegaciones de la administración concursal para con un ex-trabajador de la concursada que durante muchos meses trabajó codo con codo con los integrantes de dicha administración en su condición de experto en recursos humanos, en los momentos más desagradables del proceso concursal como es el despedir a sus compañeros, y colaboró diligentemente en todo lo que la administración concursal le pidió; tachaba de sorprendente el que la administración concursal le repute responsable de la situación concursal de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. cuando conoce perfectamente cuáles eran sus funciones en dicha empresa, y sobre todo, su integración en un grupo de empresas en las que Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. no tenía independencia de clase alguna, dado el modelo de integración vertical que suponía el Grupo Proinserga; se preguntaba como por la administración concursal no se tiene el menor recuerdo para quienes dirigían la empresa, no sólo de hecho sino de derecho, como representantes del socio único de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U., si no tenían responsabilidad quienes regían los destinos del grupo Proinserga. Negaba la intervención de D. Luis en las causas alegadas por la concursada en la solicitud de concurso, determinadas por los administradores solidarios D. Daniel y D. Andrés, sin intervención de D. Luis, así como haber tenido nada que ver con la estructura administrativa duplicada, que era algo que correspondía a la dirección del grupo, no a la empresa Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U., ni en cuanto a la determinación de precios, sobrecostes de transporte, dependencia de Campofrío y venta de granjas en Jaén; señalando que el D. Luis ocupaba un lugar bastante bajo en el organigrama del grupo, sobre todo en los años anteriores a la presentación del concurso, como se comprueba en los documentos que aporta como números 1 y 2, en el quinto nivel dentro de la empresa, con funciones sobre recursos humanos en la planta de Jaén, y nada más. Señalaba que la misma administración concursal hace referencia a la constitución de un grupo de empresas con integración vertical, donde el que está por encima rige la actuación de la empresa que está debajo; si Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. sirvió a los intereses del Grupo Proinserga es decisión que adopta y ejecuta dicho Grupo, sin que el personal de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. tenga nada que ver; las órdenes se impartían desde Segovia y se acataban y punto. Apuntaba que es esa dependencia, entre otros motivos, la que justifica que el concurso se acumulara, al ser el grupo Proinserga dominante con respecto de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. a través de Primayor Foods, S.L.U. En cuanto al análisis de las cuentas de 2004 a 2006 que hace la administración concursal precisaba que en ningún momento se hace referencia al D. Luis, que fue nombrado consejero, según acredita con certificación del registro mercantil, el 8 de julio de 2004 y cesado el 28 de diciembre de 2006, como consta en la escritura que aporta como documento 4; también fueron nombradas otras tres personas, habiendo olvidado la administración concursal a Manuel, que era su superior jerárquico, pero que, en definitiva, tampoco tenía poder de decisión sobre la empresa. Afirmaba que su representado no acudió a ninguna reunión del consejo de administración, ni ha sido citado ni se esperaba que acudiera. Las cuentas de 2005 no fueron elaboradas por el D. Luis, sino que le fueron pasadas a la firma para su entrega al personal de Segovia. Tampoco tiene nada que ver con la revalorización de activos. Y en cuanto a las cuentas de 2006, no son firmadas por el D. Luis, a quien ni siguiera se dignaron mandárselas para que las viera y firmara en su caso. Lo que entendía que se confirma por el informe de auditoría cuando hace constar que no se ha accedido a documentación acreditativa de los acuerdos de los órganos sociales, la explicación es sencilla, puesto que las decisiones eran adoptadas por el socio único y sus representantes, dentro de los intereses del grupo Proinserga. Todas las imputaciones que se hacen del ejercicio 2006 son de carácter contable y de información; el D. Luis no tenía ninguna responsabilidad en la contabilidad y no firma las cuentas, y en cuanto a la falta de información no hay mención alguna de la falta de colaboración de D. Luis con los auditores o administradores concursales. En cuanto al hecho tercero en el correlativo, se refiere a las pérdidas regulares durante los ejercicios 2003 a 2006, sin que considerase que eso sea en si mismo motivo de responsabilidad de su representado. El presunto retraso en la presentación del concurso no puede imputársele a él, empleado de quinto nivel en la empresa, sin poder alguno en la práctica en la decisión en la misma. En cuanto al análisis del punto 4.1 lo consideraba un refuerzo a su posición, puesto que la situación de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. no se corresponde a una mala gestión de ésta sino que es problema de gestión del grupo Proinserga en que se integraba verticalmente, las conclusiones son del grupo y es el grupo el que tiene la responsabilidad, sin entender como no se piden responsabilidades a quienes dirigían el grupo y por ende a Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U.; trabajar más en interés de los socios que de las propias sociedades no es responsabilidad de D. Luis, que tampoco es responsable de la determinación incorrecta del precio de compra de los cerdos, ni de inacabado proceso de reestructuración fabril ni de la venta de las granjas ni de los despidos consecuencia de dicha venta que sólo fueron ejecutados por el D. Luis en su condición de director de recursos humanos. Consideraba particularmente llamativa la mención del punto 4.2 de la administración concursal referida a la huida hacia adelante del grupo, porque nada pudo hacer el D. Luis en ese sentido, además de negarse a firmar las cuentas del año 2006, lo cual ya constituía un serio desafío para un empleado de quinto nivel para el mantenimiento de su puesto de trabajo. En cuanto a las valoraciones que se realizan de los sucesos relativos a Campofrío y la Junta de Castilla y León, no pueden sino ratificar que la situación se escapa, con mucho, del ámbito de responsabilidades de D. Luis. Finalmente decía no comprender el motivo por el que D. Manuel no ha sido llamado a este procedimiento, ya que se aplica un criterio objetivo, no encaja en ese criterio. Y decía no entender que se ignore quienes eran los verdaderos responsables de la deriva de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U., como establece la propia administración concursal, quien define a estos como administradores de hecho. Terminaba, tras la cita de los fundamentos de derecho que consideraba aplicables, con el suplico de que se dictara sentencia en que se acuerde la improcedente culpabilidad de Luis en el concurso de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. Gustavo compareció y contestó oponiéndose a la calificación como concurso culpable pretendida por la administración concursal y por el ministerio fiscal; alegaba con carácter previo que el informe de la administración concursal ha de ser razonado y documentado, siendo tal informe el que fija los hechos sin que sea posible que posteriormente se añadan otros nuevos ni que se tengan en cuenta otros diferentes, como tampoco lo es la aportación posterior de documento, que precluye; de forma que la sentencia sólo podrá examinar si en base a los hechos imputados en los respectivos escritos de calificación y a los documentos aportados en la sección con el informe de calificación y prueba propuesta con el mismo, concurren las causas concretas alegadas en dichos escritos; precisó que Gustavo cesó el 17 de noviembre de 2006 en todos los cargos que, en virtud de la relación laboral de carácter especial que le unía a Proinserga, S.A. y SAT INCOPORC, ostentaba en los distintos consejos de administración de algunas de las empresas del grupo (contrato aportado como documento 1), entre ellas Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U., y que en esa fecha no se daba ninguna de las causas que, según la Ley, permiten calificar el concurso como culpable. No cabe duda de que los cargos ocupados por D. Gustavo lo eran en su condición de empleado y aunque fuera de carácter especial consta en dicho contrato que su actuación estaba supeditada a las órdenes e instrucciones que le trasladaba el Consejo de Administración de sus empleadoras, Proinserga, S.A. y SAT INCOPORC, por un lado, y Proinserga Inversiones, S.A. por otro, como cabeceras del grupo al que pertenecía aquella Apuntaba que era obvio que respecto de dichas sociedades y quienes formaban su respectivo consejo de administración se dan las circunstancias que la doctrina y jurisprudencia establecen para delimitar la figura del administrador de hecho que incluye en sus previsiones el art. 172, por lo que afirmaba que debían haber sido traídas al proceso las personas que relacionaba y que ostentaban tal cualidad en las fecha a que se contrae el informe de calificación. La relación laboral fue resuelta a instancias de la empresa el 17 de noviembre de 2006, cesando a partir de esa fecha D. Gustavo en todos los cargos que en virtud de la misma desempeñaba. Aportaba como documentos 2 y 3 carta fechada el 17 de octubre de 2006 en que se le comunica la decisión de resolver el contrato laboral de carácter especial que le unía a esas empresas, pasando a prestar servicios laborales de carácter común para Proinserga Inversiones, S.A., citando de esa carta "El acuerdo adoptado es consecuencia del carácter eminentemente técnico que se pretende dar a la nueva dirección de la empresa, desprendiéndole de los poderes de planificación y decisión que pretendemos reservar al propio consejo de administración" El 17 de noviembre de 2006, documento 4, se formaliza la resolución del contrato, siendo concretado por carta de fecha 1 de diciembre de 2006, documento 5, suscrita por Daniel, el alcance del cambio laboral en la que se indica textualmente: "si bien formalmente no se llevó a cabo, en el momento de su cese... la revocación de los poderes inherentes a la labor que con anterioridad a esa fecha desarrollaba, si fueron los mismos, tal y como verbalmente se le indicó en dicho momento, revocados en toda su extensión". Posteriormente, el 10 de enero de 2007, documento 6, Daniel le comunica asimismo la decisión de resolver también la relación laboral común con Proinserga Inversiones, S.A., agradeciéndole los servicios prestados, haciéndose en esa misma fecha efectivo el despido, aportando como documento 7 el finiquito. Lo que constaba a la administración concursal que hace expresa mención a las acciones de reintegración interpuestas en su contra como incidentes 780/2007 y 781/2007. Afirmaba, por lo tanto, que a partir del 17 de noviembre de 2006, D. Gustavo deja de formar parte del Consejo de Administración de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U., pasando a desarrollar tal función, como administradores solidarios de la misma, Daniel y Andrés, quienes en tal concepto formularon y firmaron las cuentas del ejercicio 2006. Su mandante no formuló, ni las primeras cuentas en marzo de 2007 ni las segundas en junio de 2007; a ello no empece en absoluto que en la firma de tales cuentas los nuevos administradores afirmaran que el cese de los anteriores se produjera con posterioridad al cese del ejercicio 2006, pues de los documentos anteriores resulta que la fecha real del cese es anterior al cierre. Con independencia de cuándo o cómo se procediera por los nuevos administradores a elevar a público e inscribir el correspondiente acuerdo, desde el 17/11/2006 D. Gustavo quedó totalmente desligado de la administración de la empresa, no siendo la inscripción constitutiva. Ante la evidencia del desempeño del cargo por los nuevos administradores esa falta de instrumentalización jurídica tampoco empece a los fines de la ley concursal, ya que esta extiende sus efectos a los administradores de hecho, no sólo a los de derecho. Por lo tanto, a tenor de lo dispuesto en los artículos 170.2 en relación con el 172.3, dichos administradores, que además eran los que ostentaban el cargo a la fecha de solicitud de concurso, debieran haber sido considerados afectados por la calificación emitida, máxime cuando todas las salvedades y manifestaciones del informe de auditoría del ejercicio 2006 se refieren, sin excepción, a la actuación de "los actuales administradores solidarios de la sociedad" indicando que son los "que han formulado las cuentas anuales del ejercicio 2006", no obstante la falta de constancia e inscripción del acuerdo de nombramiento a que también se refieren, y mencionan igualmente "las importantes deficiencias de control interno habidas durante el tiempo en el que el capital social de Primayor Foods, S.L.U., accionista único de la sociedad, fue propiedad de la empresa CM Rotec, S.L. (de diciembre de 2006 a marzo de 2007) hechos todos ellos en los que es notorio y evidente que su mandante, ni el resto de los anteriores administradores de la mercantil, tuvieron intervención alguna por ser posteriores a su cese. No obstante todo esto y sin justificar el motivo de la exclusión de dichos administradores, tanto el informe de calificación de la administración concursal como el dictamen del ministerio fiscal se limitan a señalar como presuntos responsables a quienes eran administradores a la fecha de formulación de las cuentas de 2005, esto es Gustavo, Javier y Luis, y lo que es más grave aún, pretenden hacerles responsables de las deudas originadas, vencidas e impagadas con posterioridad a su cese, en cuya contracción no tuvieron intervención alguna. A continuación analizaba el hecho segundo del informe, comenzando por precisar que no podía pronunciarse sobre hechos ajenos que desconocía como la formulación de las cuentas de 2006, y actuación de los administradores desde diciembre de 2006, y que se ceñiría a los acaecidos entre el 1/10/2004 y 17/11/2006 en que ejerció el cargo de consejero, anticipando que de ninguno de los hechos alegados referidos a ese concreto período resulta la concurrencia de los supuestos que, para su aplicación, previenen los artículos 164.1 y 2 y 165.1 de la Ley Concursal. Exponía que Primayor Alimentación Andalucía, S.L. fue propiedad del grupo Campofrío desde su constitución hasta su venta en el año 2004 al Grupo Proinserga; que como relata la administración concursal en su informe de noviembre de 2007, páginas 15 a 23, en el mes de febrero Primayor Foods, S.L., propiedad del mismo grupo empresarial, adquiere el 100% del capital social de aquella, mediante a aportación de la rama de actividad realizada por su anterior socio único, Primayor Alimentación, S.L.U. con ocasión del aumento de capital acordado por el nuevo socio único el 1 de febrero de 2004; la posterior adquisición de Primayor Foods, S.A. por Proinserga Inversiones, S.A. al grupo Campofrío determina la integración de Primayor Alimentación Andalucía, S.L. en el Grupo Proinserga. El 30 de noviembre de 2004 PISA transfiere a Consorcio Ganadero, S.L., que forma parte del mismo grupo, la propiedad de las acciones de Primayor Foods, S.A., y en consecuencia de su filial Primayor Alimentación Andalucía, S.L. Dentro del proceso de integración vertical diseñado para el conjunto del grupo -cuya finalidad era incorporar, dentro del mismo ciclo de negocio, las distintas fases que comprende la cadena alimentaria de los productos cárnicos frescos y elaborados, en los ámbitos del porcino y del vacuno-, la incorporación de la sociedad al grupo Proinserga supuso una modificación sustancial de la orientación estratégica de su negocio, adoptándose medidas destinadas a racionalizar los recursos productivo y a la búsqueda de la futura especialización del complejo productivo; en ese contexto, en el año 2005, se produce la venta a un tercero de la actividad de ganadería que venía desarrollando Primayor Andalucía, con todos sus activos (inmovilizado de granjas y existencias) y personal afectos a esta actividad; a partir de ese momento la actividad de la sociedad se limita a la explotación de su matadero y al alquiler de su fábrica de piensos. El importe neto de la cifra de negocios en el ejercicio 2005 se vio incrementado respeto al ejercicio 2004 en un 5% aproximadamente, pero obviamente este proceso de racionalización de los recursos productivos supuso, en esa primera fase, un importante coste, al haber tenido que abordar un plan de prejubilaciones y pago de indemnizaciones al personal, inherente a un proceso de reorientación estratégica de las características descritas que no puede buscar resultados a corto plazo, para el que contaba con el apoyo financiero del grupo al que pertenecía, que es el contexto en el que actuaban los administradores de la compañía. La entrada de Gustavo en el Consejo de Administración de Primayor Alimentación Andalucía, S.L. como directivo designado por la cabecera del Grupo Proinserga se produce el 1 de octubre de 2004, y su salida el 17 de noviembre de 2006. Desde esa fecha queda desvinculado de la administración social sin que participe ni tenga intervención alguna en los hechos acaecidos con posterioridad a su cese. Respecto de la alegada existencia de graves irregularidades contables que impiden la comprensión patrimonial de la concursada, art. 164.2.1º Ley Concursal, exponía que ambas calificaciones en lo que se refiere al ejercicio 2005, la fundamentan en la salvedad expresada en el punto 3 del informe de auditoría, respecto de la revalorización voluntaria de sus terrenos y construcciones, que entienden no es conforme con los principios y normas contables generalmente aceptados, con referencia al entonces vigente Plan General de Contabilidad. Tras transcribir el citado precepto, recogía la interpretación llevada a cabo por las audiencias provinciales en el sentido de que basta mera irregularidad contable sino que deben cumplirse dos premisas: ha de ser grave y ha de impedir una comprensión cabal de la situación patrimonial o financiera de la sociedad. Acto seguido resaltaba que en toda formulación de cuentas el balance viene justificado con la memoria, ambos documentos, balance y memoria, forman parte indisoluble de las cuentas y si, además, es requerido informe de auditoría, esa información también se ofrece a los terceros; de modo que, seguía diciendo, sólo en el caso de que la irregularidad imputada no tenga reflejo en la memoria y, además, hubiere dado lugar a una denegación de opinión u opinión desfavorable del auditor, puede considerarse relevante a los efectos que previene el citado precepto, pues de otro modo quien examine las cuentas puede perfectamente conocer el impacto que la adopción de un determinado criterio puede tener en el balance social. En este caso consta que: - En la memoria del ejercicio 2005 consta profusamente descrito el criterio de valoración seguido y su impacto en las cuentas y el resultado que, a consecuencia de ello, arrojan. - El auditor emitió informe favorable, no obstante la salvedad, cuyo contenido así como la repercusión que se derivaría de la adopción de los principios y normas del plan general de contabilidad entonces vigente explica de forma detallada, dotándole de publicidad. Así, seguía diciendo, el informe de auditoría de 2005 que acompaña la administración concursal a su escrito como documento número 3.1, expresa textualmente en el párrafo o punto 5 de la opinión, lo que transcribía, y resaltaba en negrita el pasaje: "5. En nuestra opinión, excepto por los efectos de la salvedad que se describe en el párrafo 3 anterior y por los efectos de cualquier ajuste que pudiera resultar necesario si se conociera el desenlace final de la incertidumbre descrita en el párrafo 4 precedente, las cuentas anuales del ejercicio 2005 adjuntas expresan, en todos los aspectos significativos, la imagen fiel del patrimonio y de la situación financiera de Primayor Alimentación Andalucía, S.A. Sociedad Unipersonal al 31 de diciembre de 2005 y de los resultados de sus operaciones y de los recursos obtenidos y aplicados durante el ejercicio anual terminado en dicha fecha y contienen la información necesaria y suficiente para su interpretación y comprensión adecuada, de conformidad con principios y normas contables generalmente aceptados que guardan uniformidad con los aplicados en el ejercicio anterior" Y respecto de dicho informe recordaba las posibles opiniones que según la Resolución del ICAC de 19 de enero de 1991 pueden merecer las cuentas auditadas son favorable, favorable con salvedades, desfavorable o denegación de opinión, estableciendo que cuando el auditor observe en las cuentas anuales que la utilización de principios y normas contables distintos de los generalmente aceptados, al existencia de errores o la insuficiencia de información impidiera su interpretación y compresión adecuada, deberá evaluar y en su caso cuantificar su efecto sobre las cuentas anuales y si concluyera que es significativo y en consecuencia no presentan la imagen fiel de la entidad deberá expresar opinión desfavorable, y ya se ha visto y la propia administración concursal lo reconoce, que no fue este el caso. Del mismo modo señalaba que la revalorización de activos inmobiliarios llevada a cabo por la concursada y su impacto en las cuentas de ese ejercicio 2005 se encuentran profusamente explicadas en las notas 2 b), 4 c), 6 y 12 de la memoria (documento núm. 9), depósito contable que curiosamente la Administración concursal omite adjuntar completo y por lo tanto podía ser plenamente conocida por quienes las examinara. Así los entonces administradores sociales expresan textualmente en la página 2 de la memoria, "bases de presentación de las cuentas anuales", apartado b), en la que se indica lo siguiente: "b) Principios contables. Para la elaboración de las cuentas anuales del ejercicio 2005 se han seguido los principios contables y normas de valoración que se describen en la Nota 4. Los Administradores de la Sociedad, con el fin de anticiparse a lo que, en su opinión, será el futuro marco normativo contable aplicable al Grupo, han decidido iniciar un proceso de adaptación de sus normas de valoración contable a las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC). En este sentido, y según se señala en la Nota 4-c siguiente, en la valoración de los activos de naturaleza inmobiliaria (terrenos y construcciones) se ha aplicado el principio del "valor razonable" (fair value) previsto en la Norma Internacional de Contabilidad 16, en lugar de utilizar el principio del precio de adquisición previsto en el vigente Plan General de Contabilidad. Este cambio de criterio ha supuesto un incremento del valor de los terrenos y construcciones por importe de 6.416 miles de euros, revalorización que ha sido registrada con abono al epígrafe "Ingresos extraordinarios" de la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2005 adjunta." Y vuelven a explicar en la Nota 4, apartado c) página 3 de la Memoria: "c) Inmovilizaciones materiales La mayor parte de los bienes incluidos en la partida "Terrenos y construcciones" han sido revalorizados al 31 de diciembre de 2005 para aproximarlos a su valor estimado de mercado a dicha fecha, determinado en base a una tasación realizada por un experto independiente" Y en la Nota 6, párrafo segundo, página 5 bajo el título "Revalorización de terrenos y construcciones" se incluye de nuevo una explicación detallada de la operación llevada a cabo, los criterios seguidos y el impacto y reflejo en las cuentas en los términos que transcribía. Seguía recogiendo y transcribiendo las menciones a este punto que se recogían en el informe de gestión. Tras lo cual exponía que no parece que quien examinara las cuentas pudiera tener duda o problema alguno para comprender la revalorización de los terrenos y construcciones llevada a cabo, el criterio seguido, y su importe e incidencia en los resultados del año. Concluía que a tenor de la pormenorizada información de las cuentas cualquier tercero podía conocer en toda su extensión la situación patrimonial y financiera de la sociedad, lo que descartaría la concurrencia de la conducta del art. 164.2.1 LC. Analizaba a continuación si la salvedad contenida en el punto 5 del informe de auditoría pudiera ser conceptuada como grave irregularidad a los efectos de dicho precepto, para dar una respuesta negativa, afirmando que la aplicación anticipada de alguna de las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC), no puede constituir irregularidad contable, puesto que en la fecha en que se realiza venía expresamente recomendada por el Reglamento 1606/2002, del Parlamento Europeo. Recogía el contenido de la citada NIC 16. Igualmente citaba la circular del Banco de España 4/2004, de 22 de diciembre, y su definición de valor razonable. En mayo de 2006, en que se produce la decisión del consejo de administración de aplicar las normas internacionales de contabilidad y proceder a la revalorización y contabilización del valor razonable de los activos financieros en la forma en que la NIC 16 establecía, tal decisión estaba plenamente justificada. Aunque finalmente el nuevo marco normativo español, Ley 16/2007, de 4 de julio, de reforma y adaptación de la legislación mercantil en materia contable para su armonización internacional con base en la normativa de la Unión Europea, con bastante posterioridad, optó por no contemplar la aplicación del valor razonable de determinados activos a las sociedades no cotizadas y la no aplicación directa de las NIC/NIF, opción permitida por el legislador comunitario, lo cierto es que tanto en la introducción del Real Decreto 1514/2007 de 16 de noviembre, por el que se aprueba el nuevo plan de contabilidad, como en la Ley 16/2007, e indica que se tomarán aquéllas como referente obligado de toda disposición contable; y que las dudas al respecto surgidas motivaron que fuera necesario pronunciarse al ICAC resolviendo tal cuestión en el BOICAC núm. 75/2008 que se adjunta como documento número 16. Finalmente afirmaba que no puede haber distorsión sobre la situación patrimonial cuando el valor otorgado a los activos inmobiliarios tanto de la concursada como su participada era coincidente con el valor real, hecho reconocido por la propia administración concursal en el inventario de la masa activa, que obra unido al informe provisional del concurso, donde otorgan a estos elementos el valor de tasación que fundamenta tal revalorización. Concluía afirmando que la revalorización voluntaria que reflejan las cuentas del ejercicio 2005 de los terrenos y construcciones que forman parte del inmovilizado material: - No incidió en la comprensión de la situación financiera y patrimonial de la concursada, puesto que tal revalorización, su fundamento e incidencia en los resultados se reflejaban en la Memoria, informe de gestión e informe de auditoría que forman parte indisoluble de las cuentas siendo la opinión del auditor favorable no obstante la salvedad. - No distorsionó la imagen fiel del patrimonio y situación de la Sociedad puesto que el valor otorgado a ese activo estaba soportado por tasación independiente y tal revalorización era coincidente con el valor razonable y con el aceptado por la administración concursal en el inventario de la masa activa de la concursada. - Y tampoco constituía irregularidad grave pues se efectuó conforme a las normas y principios establecidos en las Normas internacionales de contabilidad, cuya aplicación anticipada estaba recomendada entonces por la normativa europea. En cuanto a los hechos y menciones que refiere la administración concursal en el aparto c) del correlativo sobre las numerosas salvedades que expresa el informe de auditoría emitido al cierre del ejercicio 2006, referidas todas ellas a los administradores que las elaboraron tras sustituir en su cargo a su mandante, nada podía decir porque no participó en los hechos, pero consideraba sorprendente que estando plenamente identificados los responsables de tales hechos decida prescindir de dato tan significativo imputando a quien es ajeno, sin expresar el criterio o motivo de la exclusión de tales personas. Respecto del invocado incumplimiento del deber de solicitar el concurso comenzaba diciendo que la administración concursal y el ministerio fiscal utilizan de modo indiscriminado los conceptos de desbalance, que identifican erróneamente con la existencia de fondos propios negativos, e insolvencia, siendo así que existe gran diferencia entre ambos, citando jurisprudencia y doctrina pacífica según la cual si la insolvencia no es actual sino inminente no existe deber legal de solicitar el concurso, y que el activo de un deudor puede ser inferior al pasivo y sin embargo poder éste seguir cumpliendo sus obligaciones a través del recurso al crédito personal o por otros medios. Aun cuando el desbalance no genera, por sí sólo, la obligación de solicitar concurso, tampoco es cierto que a tenor de las cuentas de 2005 la sociedad se encontrara en causa de disolución ex art. 260 LSA. Decía que ambas calificaciones confunden conceptos tales como patrimonio contable y fondos propios, pues aún cuando éste último concepto es uno de los que forman parte de aquel, no es la única partida que lo conforma, ya que además de los fondos propios existen otras partidas del balance que pueden afectar a la cuantificación del patrimonio. No es hasta el 1 de enero de 2008 cuando el apartado 1.4 del artículo 260 TRLSA modifica su redacción por Ley 16/2007, de 2 de julio, sustituyendo el término "patrimonio contable" por "patrimonio neto". Y en el caso que nos ocupa, como expresan los administradores sociales en las notas 9 y 19 de la memoria del ejercicio, la transformación producida por pacto contractual en préstamo participativo del concedido por el Instituto de Fomento de Andalucía a la sociedad, por importe de 3.708.000 euros, determinaba la aplicación al mismo de lo previsto en el art. 20.1 del Real Decreto-Ley 7/1996, de 7 de julio, en su redacción entonces vigente en cuanto establecía: "d) Los préstamos participativos se considerarán patrimonio contable a los efectos de reducción del capital y liquidación de sociedades previstas en la legislación mercantil". Citaba la Resolución ICAC de 20 de diciembre de 1996. Y concluía estableciendo que la contabilización, a tales efectos, con signo positivo del indicado préstamo participativo por importe de 3.708.000 euros, determinaba que el patrimonio contable de la sociedad a 31 de diciembre de 2005 ascendería a 2.569.000 euros muy superior al límite fijado en el art. 260 TRLSA. Por otro lado, señalaba que la solvencia de una empresa es totalmente independiente de cuál sea el estado de su fondo de maniobra, porque aún siendo negativo, no presupone en absoluto que no pueda hacer frente al pago de los vencimientos del ejercicio, como así ha sido; por el contrario, decía, es habitual en el sector alimentario que las empresas funcionen normalmente con fondos de maniobra negativos, por la disparidad entre el pago a proveedores, habitualmente dilatado, y el cobro a clientes que es corto o inmediato, y si existe proceso de fabricación como es este caso también hay que tener en cuenta la duración de éste para calcular su nivel óptimo; las tensiones que pueden derivarse del estado del fondo de maniobra pueden constituir una incertidumbre, tal como se señala en el informe de auditoría, y que para que una incertidumbre motive una denegación de opinión el auditor tiene que considerar que su desenlace final puede tener importancia y magnitud muy significativas, en grado tal que le impida formarse una opinión, y que no ha sido este el caso pues la opinión fue favorable. Seguía diciendo que ninguna de las presunciones que establecen los artículos 162.2 y 165 LC alcanzan a la concurrencia del hecho en sí, que quien alega ha de probar que ha tenido lugar, y, en tal caso, como segunda premisa, acreditado ese segundo hecho, acreditar que éste haya producido o agravado la insolvencia, interpretando que las presunciones del art. 165 han de ser puestas en relación con el art. 164, es decir existirá esa conducta culpable cuando como consecuencia de ella se haya producido o agravado la insolvencia; si no originan la insolvencia o la agravan, el concurso ha de calificarse como fortuito. Y en modo alguno se justifica en las respectivas calificaciones que se hayan dado antes del cierre del ejercicio 2006 y su formulación de cuentas las condiciones requeridas para estar obligado a instar la declaración de concurso, y por lo tanto, haya habido demora alguna en la realizada, correspondiendo a quien la alega la carga de acreditar en qué momento se dieron los presupuestos objetivos requeridos para que tal obligación fuera legalmente exigible y poder determinar si se hizo o no en plazo, y en este caso establecer la presunción que al efecto contempla el precepto. Ni el Ministerio fiscal ni administración concursal proporcionan prueba o evidencia al respecto. Es el art. 5.2 de la Ley Concursal el que establece qué condiciones son las requeridas para que nazca el deber de solicitar el concurso y constituye presupuesto de la presunción del art. 165. Son las condiciones del apartado 4 del art. 2, al que se remite, delimitando una serie de hechos que hacen presumir el conocimiento de la insolvencia por parte de deudor, que enumeraba, que ni siquiera se mencionan en ninguna de las propuestas de calificación. El precepto no menciona en absoluto la existencia de desbalance, o el fondo de maniobra negativo, entre los supuestos a que se refiere. El fiscal se limita a referirse al desequilibrio patrimonial y su evidente inviabilidad, circunstancias ambas que el legislador no contempla pudiendo hacerlo. Y no se mencionan porque en esos períodos de tiempo no existió el estado de insolvencia actual, fuera cual fuese el fondo de maniobra del balance del ejercicio 2004 y 2005 ello no impidió a la concursada atender puntualmente sus compromisos de pago a sus vencimientos. Analizaba la lista de acreedores confeccionada por la administración concursal en informe de 12 de noviembre de 2007, frente al total pasivo concursal cifrado en 22.826.342,30 euros, los créditos que se relacionan con fecha de vencimiento anterior a marzo de 2006 totalizan un importe de 17.754,46 euros, lo que representa en términos porcentuales un 0,08% del pasivo, y de ellos solo tres facturas vencieron en el año 2005 según resumen que hacía. De donde extraía la conclusión de que en la fecha en que se pretende datar la insolvencia como presupuesto de la obligación de solicitar el concurso no existía sobreseimiento general en los pagos de la concursada, lo que excluye la insolvencia actual que exige la ley concursal para que nazca el deber de solicitar el concurso, lo que excluye la aplicación del art. 165.1. De hecho tampoco se dio en los meses posteriores del ejercicio 2006, pues no fue hasta finales de diciembre de ese año y primer trimestre de 2007 que comenzaron los impagos, después de haber cesado su representado en el cargo. De todo lo cual concluía que al menos en el tiempo en que D. Gustavo fue administrador de Primayor Andalucía no pudo existir demora en la presentación del concurso puesto que: - Las fechas de devengo y vencimiento de los créditos incluidos por la administración concursal en la lista de acreedores revelan que la sociedad cumplió regularmente con sus obligaciones exigibles durante los ejercicios 2004, 2005 y 2006, incluso hasta noviembre de 2006, generándose el 99% de los créditos impagados con posterioridad al cese de D. Gustavo, siendo a partir de enero de 2007 cuando se produce sobreseimiento generalizado en los pagos. - Primayor Alimentación Andalucía S.A. no se encontraba en situación de insolvencia con anterioridad a la formulación de las cuentas del ejercicio 2006 puesto que se encontraba al corriente de sus obligaciones económicas, fiscales y sociales, sin que se diera ninguno de los presupuestos objetivos del art. 5 de la Ley Concursal para que nazca la obligación de solicitar concurso. Respecto de la imputada intervención de su mandante como consejero desde el 1 de octubre de 2004 hasta el 17 de noviembre de 2006 en el origen o agravación del estado de insolvencia. Tras negar la primera premisa, esto es, la acreditación de los hechos que se invocan para presumir la culpabilidad de su defendido, argumentaba que tampoco se cumple la segunda, pues no se dan las circunstancias que permitan inferir que la insolvencia tiene su origen causal en dolo o culpa grave de aquel. En absoluto se señalan que actuaciones concretas dolosas o culposas efectuadas por D. Gustavo originaron o agravaron la posterior insolvencia de Primayor Alimentación Andalucía que abocó a la posterior formulación del concurso. Un mero examen de las causas que invoca la administración concursal, pues el ministerio fiscal no refiere ninguna, como provocadoras del concurso, evidencia que son un comentario general al modo de operar el Grupo, la estructura y características de éste, sus dificultades empresariales para sacar adelante el proyecto de verticalización, el mal negocio realizado por Proinserga con la compra a Campofrío de su rama de actividad de fresco en el año 2004, las ayudas comprometidas y finalmente no otorgadas por la Junta de Castilla y León, la búsqueda de financiación, etc. que se analiza incluso de modo contradictorio. Consideraba contradictorios algunas de las causas y reflexiones del informe. Para afirmar acto seguido que es evidente que desde la adquisición de la sociedad y muy poco tiempo después de entrar en el Consejo, los entonces administradores no estuvieron inactivos sino que elaboraron un plan estratégico y de reestructuración con el fin de remontar la sociedad, plan que no podía esperarse tuviera éxito a corto plazo, sino como mínimo a medio plazo. La propia administración concursal reconoce que no llegó a ultimarse el proceso de reestructuración fabril, se buscaron ayudas, entre ellas, las más importantes, los fondos comprometidos, incluso públicamente, por la Junta de Castilla y León. Desde su nombramiento, para los entonces administradores de la sociedad lo que primó fue la viabilidad de la sociedad, y el mantenimiento de los puestos de trabajo, abordando las medidas que entendían necesarias para lograrlo, de modo que, tras la implantación del proceso de reestructuración en el 2005, y con el fin de mejorar los rendimientos, tal y como acredita la concursada con los documentos acompañados a su contestación, en el mes de mayo de 2006 se encomendó a consultores expertos independientes la elaboración de un memorando de actuaciones estratégicas para el conjunto de sociedades del grupo en aras a obtener una mayor rentabilidad y eficiencia, adoptándose medidas como un nuevo sistema de fijación del precio de compra del cerdo, lo que suponía una significativa reducción del coste unitario del mismo, y un aumento de los márgenes comerciales, se especializaron los centros productivos, centralizándose el sacrificio en tres mataderos, según mercados, etc., con el fin de ahorrar costes. Para llevar a cabo tales medidas, en septiembre de 2006 se puso en marcha un plan de acción diseñado por la consultora KPGM, se buscaron nuevos socios, (Madrigal Inversiones, Grupo Guascor. ..) y, además de la ayuda comprometida por la Junta de Castilla y León, muchos de los socios desembolsaron importantes cantidades para reforzar la capitalización de la matriz. Entendía que en el informe concursal del 12 de noviembre de 2007 se contienen datos económicos que desvirtúan la supuesta inacción de D. Gustavo con incidencia en el agravamiento de la posterior situación concursal. El debate entre responsabilidad concursal sanción (AP Madrid, sección 28) y responsabilidad por culpa (AP de Barcelona, sección 15), decía la parte que necesariamente se debía inclinar a la responsabilidad por culpa, conforme al anteproyecto de reforma aprobado en esas fechas. Y ni el informe de calificación de la administración concursal ni el del Ministerio fiscal distinguen si piden la condena solidaria o mancomunada a pagar el déficit patrimonial, afirmando que la responsabilidad concursal, cuando hay varios afectados, es mancomunada, con cita de la SAP Madrid de 6 de marzo de 2008, que se debe graduar en función de su grado de participación. Terminaba, tras la cita de los fundamentos de derecho que consideraba de aplicación, con el suplico de que se dictara sentencia declarando el concurso fortuito, y, en todo caso, aun de declarar la culpabilidad, absuelva a D. Gustavo de las pretensiones deducidas en su contra, al no tener responsabilidad ni participación alguna en la generación o agravamiento del estado de insolvencia de Primayor Foods, S.L.U., todo ello con el pronunciamiento inherente sobre costas del art. 196 de la Ley Concursal. CUARTO.- Se dio traslado al deudor y se emplazó a las personas afectadas por la declaración de culpable. Todos ellos se personaron y contestaron oponiéndose a las pretensiones deducidas en su contra y a la declaración de culpabilidad. Se convocó a la celebración de vista, en el que se concedió la palabra a las partes que expusieron las alegaciones que tuvieron por conveniente. Recibido el juicio a prueba se propuso por las partes las que consideraban necesarias en defensa de sus intereses. Se practicaron las declaradas pertinentes, tras lo que se concedió a las partes el oportuno informe. Y se dio por concluida la vista quedando los autos conclusos para sentencia. QUINTO.- Que en la tramitación de este procedimiento se han observado las formalidades legales. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- Es el objeto de esta resolución la calificación del concurso de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U. como culpable o fortuito, conforme al art. 172.1 de la Ley Concursal, y en el caso de declararse culpable los pronunciamientos pedidos que sean procedentes de los que se dicen en el art. 172.2 y 3 en la redacción aplicable anterior a la Ley 38/2011. Y ello habrá de hacerse en respuesta a las pretensiones deducidas por conforme al art. 169 por la Administración concursal en su informe de calificación y por el Ministerio fiscal. Dichos informe y dictamen cumplen las funciones de la demanda en este incidente, y en el mismo se introducen los hechos y fundamentos de la calificación culpable que se pide, así como las propias pretensiones. Es carga de la demanda, y por tanto en este caso del informe de la administración concursal y del dictamen del ministerio fiscal, la de alegar los hechos que sustentan las peticiones que se deducen, los títulos o fundamentos jurídicos de las mismas, y con exponer con claridad y precisión lo que se pida, art. 399.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. La sentencia no puede basarse en causas de pedir no contenidas en la demanda, lo que no significa que no quepa acudir a normas que no hayan sido acertadamente citadas o alegadas, siempre que eso no implique apartarse de la causa de pedir acudiendo a fundamentos de hecho o de derecho distintos de los que las partes hayan querido hacer valer, art. 217.1.2 párrafo. SEGUNDO.- La Ley 22/2003, Ley Concursal, sigue dos criterios para describir las causas por las que un concurso debe ser declarado culpable, según expone reiterada jurisprudencia desde la sentencia 644/2011 del Tribunal Supremo en aplicación de la redacción aplicable a este supuesto, anterior a la reforma operada por Ley 38/2011, sustancialmente igual en la nueva regulación. Conforme a uno, el previsto en el apartado 1 del art. 164, la calificación depende de que conducta dolosa o gravemente culposa del deudor o de sus representantes legales o, en el caso de personas jurídicas, de sus administradores o liquidadores, de hecho o de derecho, hubiera producido como resultado la generación o agravación del estado de insolvencia del concursado. Conforme al otro, el previsto en el apartado 2 del mismo artículo 164, la calificación es ajena a la producción de ese resultado y está condicionada a la ejecución por el sujeto agente de alguna de las conductas descritas en la propia norma. El art. 165 no contiene un tercer criterio respecto de los otros dos del art. 164, sino que se trata de una norma complementaria de la del art. 164 apartado 1, puesto que manda presumir iuris tantum la culposa o dolosa causación o agravación de la insolvencia, desplazando así el tema necesitado de prueba, doctrina esta que ya fue establecida en la STS 614/2011, de 17 de noviembre. Según el art. 164.1 "El concurso se calificará como culpable cuando en la generación o agravación del estado de insolvencia hubiera mediado dolo o culpa grave del deudor o, si los tuviere, de sus representantes legales y, en caso de persona jurídica, de sus administradores o liquidadores, de derecho o de hecho". Esta causa precisa de una conducta dolosa o gravemente culposa, enlazada con la generación o agravación del estado de insolvencia, con la carga de la prueba del hecho, el resultado y el nexo causal, del lado de quien la alega. El art. 165 desplaza la carga de la prueba con una presunción iuris tantum de dolosa o culposa causación o agravación de la insolvencia para el caso de que el deudor o en su caso sus representantes legales, administradores o liquidadores hubieran realizado las conductas descritas en dicho precepto. Por su parte, el art. 164.2 establece la automática calificación del concurso como culpable cuando concurriera alguno de los supuestos en él descritos, con independencia de la incidencia en la producción o agravación de la insolvencia, aunque la ejecución de las conductas descritas no hubieran generado ni agravado el estado de insolvencia, a diferencia del apartado 1 del art. 164. Esto por lo que se refiere a la calificación. Por lo que se refiere a la responsabilidad en el concurso declarado culpable, como explica la STS 501/2012, de 16 de julio, el sistema reacciona: 1) Mantiene los mecanismos societarios de tutela de la sociedad, socios, terceros y acreedores frente a los administradores. 2) Impone a las "personas afectadas" o cómplices la condena a "indemnizar los daños y perjuicios causados", art. 172.2.3, comprendiendo los directos e indirectos, los de la sociedad, los socios, acreedores y terceros, exigiendo los requisitos clásicos de la responsabilidad por daño -acción u omisión antijurídica, resultado dañoso, y relación de causalidad entre ambos-, con la especialidad de que normalmente se identifican los daños y perjuicios causados con la "generación o agravación" de la insolvencia. 3) Además, si la sección de calificación hubiera sido formada o reabierta como consecuencia de la apertura de la fase de liquidación, se regula la posibilidad de condenar a las personas afectadas o cómplices a pagar a los acreedores concursales, total o parcialmente el importe que de sus créditos no perciban en la liquidación de la masa activa. (art. 172.3, hoy 172 bis tras la Ley 38/2011) Este tercer mecanismo no es una indemnización por daño derivado por la generación o agravamiento de culpa grave, cuya exigibilidad se ubica en el art. 172.2.3, sino un supuesto de responsabilidad por deuda ajena que no requiere más que la calificación del concurso como culpable, la condición de administrador o liquidador, la apertura de la fase de liquidación, y la existencia de créditos fallidos. Se concede amplia discrecionalidad al Juez tanto respecto del pronunciamiento de condena como de la fijación de su importe, a diferencia del segundo de la indemnización por daños, en que se debe responder por todos los causados. Porque, como ha quedado dicho, no es responsabilidad por daños, sino responsabilidad por deuda ajena. Pero ya desde la STS 544/2011, de 6 de octubre, reiterada en la 614/2011, de 17 de noviembre, se afirmaba que esta responsabilidad no es una consecuencia necesaria de la calificación del concurso como culpable, y que "es necesario que el Juez valore, conforme a criterios normativos y al fin de fundamentar el reproche necesario, los distintos elementos subjetivo y objetivo del comportamiento de cada uno de los administradores en relación con la actuación que, imputada al órgano social con el que se identifican o del que forman parte, había determinado la calificación del concurso como culpable, ya sea el tipificado por el resultado en el apartado 1 del art. 164 - haber causado o agravado, con dolo o culpa grave, la insolvencia- y el de mera actividad que describe el apartado 2 del mismo artículo -haber omitido sustancialmente el deber de llevar contabilidad, presentar la solicitud con documentos falsos, haber quedado incumplido el convenio por causa imputable al concursado...-". Y ello porque "no se corresponde con la lógica de los preceptos condicionar la condena del administrador a la concurrencia de un requisito que es ajeno al tipo que hubiera sido imputado al órgano social -y al fin a la sociedad- y que dio lugar a la calificación del concurso como culpable". Si la culpabilidad se desvincula de la relación entre el hecho cometido y la insolvencia, la condena a pagar deuda no cubierta no puede condicionarse a la influencia del hecho cometido en la insolvencia producida. El magistrado Sancho Gargallo, en su voto particular en la sentencia 298/2012, de 21 de mayo, discrepa de que esa "justificación añadida" cuya exigencia comparte, se desvincule de la incidencia que la conducta que ha merecido la calificación del concurso como culpable ha tenido en la generación o agravación de la insolvencia. Pero es doctrina consolidada la expuesta. TERCERO.- De modo que hay dos tipos de responsabilidad en el concurso culpable. Una culpabilística o por daño, artículo 164.1 (y su especie en el art. 165), y otra por deuda ajena, art. 164.2. La culpabilística permite condena ex art. 172.2.3, al pago de los daños y perjuicios. Será precisa la prueba de la acción u omisión dolosa o gravemente culposa, el resultado de generación o agravamiento de la insolvencia, y la relación causa efecto entre una y otra. Con la peculiaridad de que en los casos del art. 165 se invierte la carga de la prueba, se presume el dolo o culpa grave, el resultado y el nexo causal. Y muchas veces el daño será el importe del crédito no satisfecho. La responsabilidad por deuda ajena permite condena ex art. 172.3 al pago de deuda no satisfecha, y su imposición y cuantificación se ha de basar en la valoración de la incidencia de la conducta del afectado en el hecho que ha atraído la declaración de culpabilidad, abstracción hecha de relación o incidencia del hecho con la insolvencia o su agravamiento. Son inútiles, por tanto, las alegaciones que se hagan exigiendo a quien invoca el art. 165 que acredite el dolo o la culpa y su relación causal con la insolvencia o su agravamiento. De concurrir alguno de los hechos del art. 165, la carga de la prueba se desplaza al reputado culpable. Son también inútiles, por tanto, las alegaciones que se hagan a quien invoca el art. 164.2 y acredita uno de los hechos que enumera, exigiendo que se acredite dolo o culpa y su relación causal con la insolvencia o su agravamiento. La responsabilidad existe por que se da el hecho, sin necesidad de conducta, sin dolo, sin culpa, y sin relación causal entre conducta e insolvencia o agravamiento. CUARTO.- El informe de calificación de la administración concursal esgrime tres causas de la culpabilidad que pide. Una, al amparo del art. 165.1, el haber incumplido el deber de solicitar el concurso. Otra, al amparo del art. 164.2.1, irregularidades contables. Y otra, al amparo de art. 164.1, actos de generación o agravamiento de la insolvencia dolosos o gravemente culposos cometidos por los administradores de la concursada. El ministerio fiscal sólo considera las dos primeras. QUINTO.- La primera de las causas, relativa al deber de solicitar el concurso, encajaría en el art. 165.1 de la Ley Concursal, y por tanto, implicaría la presunción del dolo o culpa grave en la causación del insolvencia, presunción iuris tantum que admite prueba en contrario cuya carga gravitaría del lado de la parte señalada como afectada en el caso de concurrir el incumplimiento de ese deber. Estamos ante un concurso voluntario, por lo que más que omisión se alega retraso en la solicitud, un retraso de tal magnitud que se equipara con la omisión. Clave para acoger esta tesis es delimitar el momento en que dice que debió solicitarse la declaración de concurso para poder confrontarlo con la fecha en que efectivamente se pidió y así, de tal comparación, apreciar si concurrió retraso de magnitud que permita su equiparación con la omisión, que permita aplicar el precepto 165.1, ya que no todo retraso merece tal equiparación. En cuanto a la fecha en que debió solicitarse el concurso, ministerio fiscal señala la fecha en que se emite el informe de auditoría de las cuentas del ejercicio 2005, el 3 de abril de 2006; mientras que la administración concursal se inclina por marzo de 2006, fecha límite en que se formulan las cuentas de 2005, que pondrían de manifiesto la insolvencia y la inviabilidad de la empresa, y el conocimiento de estas circunstancias, que no podrían ignorar los administradores que las formulan porque las formulan, les obligaría a solicitar el concurso en los dos meses siguientes. Como quiera que no se solicitó el concurso hasta junio de 2007 sería de aplicación la presunción del art. 165.1 de la Ley Concursal. Esta tesis da una respuesta que se comparte a una de las dudas que el régimen de la calificación de la ley concursal plantea, la fijación del momento en que se ha de pedir el concurso en los casos de insolvencia. El art. 2.2 define el estado de insolvencia como aquel en que se encuentra el deudor que no puede cumplir regularmente sus obligaciones y el art. 5.1 obliga al deudor a solicitar el concurso en los dos meses siguientes no al estado de insolvencia sino al momento en que tuvo conocimiento o debió conocer su estado de insolvencia. El conocimiento es un hecho interno, de muy difícil prueba. Por eso se añade el "debido conocer", y esto se anuda al acaecimiento de un hecho demostrativo de la insolvencia, hecho que el administrador no puede ignorar. La cuestión es, pues, si el estado de la sociedad reflejado en las cuentas de 2005 obligaba a solicitar el concurso. Esa obligación vendría dada para ministerio fiscal y administración concursal por dos motivos: la sociedad estaría incursa en causa de disolución, fondos propios negativos; y la sociedad se encontraría en estado de insolvencia, por el desequilibrio patrimonial que padece y evidente inviabilidad económica. SEXTO.- En nuestro marco legal, en la delimitación del presupuesto objetivo del concurso, se habla de insolvencia inminente, que permite al deudor solicitar el concurso voluntario, y de insolvencia actual, que obliga al deudor a solicitar el concurso voluntario y permite a los acreedores solicitar el concurso necesario. Así se desprende del art 2.1 de la Ley Concursal que establece como presupuesto objetivo de la declaración de concurso la insolvencia del deudor común, y del art. 2.2 que encuentra en estado de insolvencia al deudor que no puede cumplir sus obligaciones exigibles. La obligación se establece en el art. 5.1 de la Ley Concursal, "el deudor deberá solicitar la declaración de concurso dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido conocer su estado de insolvencia". El apartado 2 de ese precepto anuda la presunción del conocimiento del estado de insolvencia al acaecimiento de alguno de los hechos del art. 2.4, que permiten la solicitud de concurso necesario. Los supuestos del art. 2.4 son supuestos de generalizado incumplimiento de obligaciones (sobreseimiento general en el pago corriente de obligaciones, embargos por ejecuciones pendientes que afectan de manera general al patrimonio del deudor, o incumplimiento generalizado de obligaciones de obligaciones tributarias, de seguridad social o laborales extendidas durante tres meses) además del indeseable alzamiento o liquidación apresurada y ruinosa de bienes, que implica una burda manera de colocarse en insolvencia. La regla del art. 5.2 admite al deudor prueba en contrario en estos casos, mediante la oposición regulada en el art. 18 y siguientes. Es el art. 2.3 el que amplía el presupuesto objetivo en el caso del concurso voluntario en relación con el necesario. El deudor que presenta la solicitud de concurso habrá de justificar "su endeudamiento" y "su estado de insolvencia", "que podrá ser actual o inminente". Y define el estado de insolvencia inminente, se encuentra en el mismo "el deudor que prevea que no podrá cumplir regular y puntualmente sus obligaciones". De estos preceptos queda claro que el legislador distingue entre estado de insolvencia (el deudor que no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles) y estado de insolvencia inminente (el deudor que prevea que no podrá cumplir regularmente sus obligaciones). Y sólo obliga al deudor a pedir el concurso en el caso de insolvencia actual. Conclusión reforzada por la interpretación auténtica que se contiene en la Exposición de Motivos, apartado II, en que lee "El deudor tiene el deber de solicitar la declaración de concurso cuando conozca o hubiera debido conocer su estado de insolvencia; pero tiene la facultad de anticiparse a éste". Queda clara también otra cosa, la opción del legislador en la delimitación del presupuesto objetivo del concurso por un criterio que se ha denominado funcional, no patrimonial. En la legislación precedente coexistía la quiebra y la suspensión de pagos, se distinguía entre insolvencia provisional (activo superior al pasivo) e insolvencia definitiva (activo inferior al pasivo), el cauce natural de la definitiva era la quiebra (avocada en principio al cierre y liquidación), aun cuando desde 1922 se introduce la suspensión de pagos (beneficio que trataba obtener una solución negociada), y desde ese momento se vinieron admitiendo ambas insolvencias dentro de la suspensión de pagos, si bien cabía la conversión a quiebra a petición de una mayoría cualificada de acreedores (art. 10 de la Ley de Suspensión de pagos, de 26 de julio de 1922). En la Ley Concursal se unifica el régimen y se abandonan los criterios patrimoniales, delimitando el presupuesto objetivo en torno al cumplimiento regular de las obligaciones exigibles. La legislación societaria contempla los problemas patrimoniales desde ángulo distinto a la concursal. El concurso se centra en los acreedores, por eso parte de la insolvencia. Pretende ser un instrumento para dar continuidad a la empresa mediante convenios con los acreedores. Pero de no ser posible, busca en la liquidación la par condictio creditorum entre los acreedores. La legislación societaria no se pone el foco en la insolvencia, se centra en el capital social y el patrimonio. Obliga a la reducción del capital social cuando las pérdidas reducen el patrimonio neto por debajo de las dos terceras partes de la cifra de su capital y hubiere transcurrido un ejercicio social sin haberse recuperado el patrimonio neto (art. 163 LSA, hoy art. 327 Ley de Sociedades de Capital). Y obliga a la disolución de la sociedad cuando las pérdida reduzca el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social, a no ser que éste se aumente o reduzca (art. 260 LSA, hoy 363 Ley Sociedades Capitalistas). En este caso hay que entender cumplida la obligación solicitando el concurso voluntario (admisible porque hay insolvencia inminente). Y el concurso será la opción obligada cuando a esa situación patrimonial se añada la insolvencia actual, como se desprende del inciso final "y siempre que no sea procedente solicitar la declaración de concurso". SÉPTIMO.- Sentado lo que precede, ni el estar incurso en causa de disolución por perdidas que disminuyan el patrimonio por debajo del capital social, o por inviabilidad de la sociedad, con o sin por fondos de maniobra negativos o desbalance, obligan a solicitar el concurso, es preciso que todos esos problemas se traduzcan en insolvencia actual entendida como imposibilidad de cumplir regularmente las obligaciones exigibles. Y aquí se cumplían las obligaciones exigibles y se cumplían regularmente. No se señala ninguna obligación exigible incumplida en esas fechas, ni se cuestiona la regularidad de los cumplimientos que se conseguían por la deudora. Esa es la clave. Y esto es así porque como el concurso procura salvar la actividad, la empresa, no se puede tachar de culpable la conducta de quien busca salidas a la crisis, aunque fracase, por el mero transcurso de tiempo. Si mientras logra cumplir las obligaciones exigibles. Otra cosa sería que no lo lograse, o lo lograse con medios irregulares. Que no es el caso. No resulta pues, de aplicación, la presunción del art. 165.1 de la Ley Concursal, lo que ahorra el análisis de si concurrían o no las causas de disolución o los fondos de maniobra negativos inútilmente alegados por no implicar insolvencia a los efectos del art. 5 de la Ley Concursal. Lo que hace irrelevante, a estos efectos, el análisis del estado patrimonial que se desprende de las cuentas o del informe de auditoría. OCTAVO.- En cuanto a las irregularidades contables, no basta la concurrencia de irregularidades. El precepto invocado, art. 164.2.1 de la Ley Concursal, anuda la calificación de culpable al que "hubiera cometido irregularidad relevante para la comprensión de su situación patrimonial o financiera en la que llevara". Por lo tanto, se precisa irregularidad, y que además afecte a la comprensión de la situación patrimonial o financiera. En este sentido considera la administración concursal que formalmente Primayor Andalucía ha cumplido sus obligaciones contables, pero que ha cometido los incumplimientos reseñados en el informe de auditoría en tres puntos concretos que transcribía, y que revelan, en su entender, un intento de camuflar la concurrencia de causa de disolución, existencia de fondos propios negativos ex art. 260.1.4 de la LSA, lo que determinaría la responsabilidad de los administradores en la forma y con el alcance establecido de conformidad con lo dispuesto en el art. 262.5 de la LSA, así como la imposibilidad radical de cumplir sus obligaciones exigibles. Además transcribían parte del informe de auditoría de las cuentas de 2006, en un ejercicio inútil a los efectos de este incidente porque no son las cuentas de 2006 causa esgrimida para la culpabilidad que se pide, las personas afectadas por la declaración de culpabilidad son los administradores que formularon las cuentas del ejercicio 2005, no los que formularon las del ejercicio 2006. Por su parte el fiscal considera que las irregularidades son las recogidas en el punto 5 del informe de auditoría, la revalorización voluntaria de forma incompatible con los principios y reglas contables generalmente aceptados, de una parte significativa de sus terrenos y construcciones, y ello por un importe global de 32 millones de euros, lo que permitió generar la falsa apariencia de que el patrimonio neto contable seguía siendo superior a la mitad del capital social y que por ende la sociedad no estaba incursa en causa legal de disolución; ya que una adecuada praxis contable hubiera llevado a incrementar la pérdida del ejercicio 2005 reflejada en las cuentas anuales en 38,4 millones de euros, en términos que hubieran hecho manifiesta la inviabilidad de la sociedad. Conviene transcribir el informe de auditoría, emitido por Deloitte, con fecha 19 de mayo de 2006, con excepción de lo relativo a la ampliación de capital indicada en el apartado 6 cuya fecha es 7 de junio de 2006, subrayando las partes incorporadas al cuerpo del informe de calificación de la administración concursal: “1. Hemos auditado las cuentas anuales de Primayor Aumentación Andalucía, S.A. Sociedad Unipersonal, que comprenden el balance de situación al 31 de diciembre de 2005 y la cuenta de pérdidas y ganancias y la memoria correspondientes al ejercicio anual terminado en dicha fecha, cuya formulación es responsabilidad de los Administradores de la Sociedad. Nuestra responsabilidad es expresar una opinión sobre las citadas cuentas anuales en su conjunto, basada en el trabajo realizado de acuerdo con las normas de auditoría generalmente aceptadas, que requieren el examen, mediante la realización de pruebas selectivas, de la evidencia justificativa de las cuentas anuales y la evaluación de su presentación, de los principios contables aplicados y de las estimaciones realizadas. 2. De acuerdo con la legislación mercantil, los Administradores presentan, a efectos comparativos, con cada una de las partidas del balance de situación, de la cuenta de pérdidas y ganancias y del cuadro de financiación, además de las cifras del ejercicio 2005, las correspondientes al ejercicio anterior. Nuestra opinión se refiere exclusivamente a las cuentas anuales del ejercicio 2005. Con fecha 20 de abril de 2005 emitimos nuestro informe de auditoría acerca de las cuentas anuales del ejercicio 2004, en el que expresamos una opinión que incluía dos salvedades, una de las cuales se ha resuelto durante el ejercicio 2005 (véase Nota II de la Memoria adjunta) y la otra se refiere al asunto indicado en el párrafo 4 siguiente. 3. Tal y como se indica en las Notas 2-1, 4-c, 6 y 12 de la Memoria adjunta, al 31 de diciembre de 2005, y para aproximados a su valor estimado de mercado a dicha fecha, determinado en una tasación efectuada por un experto independiente, la Sociedad ha revalorizado de forma voluntaria sus terrenos y construcciones en un importe global de 6.416 miles de euros, que ha sido registrado con abono al epígrafe “Ingresos extraordinarios” de la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2005 adjunta. Sin embargo, la mencionada revalorización voluntaria no está de acuerdo con principios y normas contables generalmente aceptados, que establecen que los elementos del inmovilizado material deben valorarse al menor entre su precio de adquisición, neto de las amortizaciones practicadas, y el valor estimado de mercado. Por consiguiente, el resultado del ejercicio 2005 que figura en las cuentas anuales adjuntas se habría visto reducido en el citado importe. 4. Como consecuencia de las pérdidas recurrentes que ha venido incurriendo durante los últimos ejercicios (situación que previsiblemente se mantendrá durante, al menos, el ejercicio 2006), la Sociedad tenía a la fecha de cierre del ejercicio 2005 unos fondos propios negativos que, si se hubiera registrado el ajuste indicado en el párrafo 3 precedente, se habrían visto incrementados. Adicionalmente, y según se desprende del balance de situación adjunto, las deudas a corto plazo de la Sociedad al 31 de diciembre de 2005 superaban el importe de su activo circulante a dicha fecha. En estas circunstancias, la continuidad de las operaciones de la Sociedad y, por consiguiente, la posibilidad de realizar sus activos y liquidar sus pasivos, en el curso normal de sus operaciones, por los importes y según la clasificación con que figuran en el balance de situación al 31 de diciembre de 2005 adjunto, están necesariamente condicionadas, al apoyo patrimonial y financiero de su accionista o de terceros y al éxito de sus operaciones futuras. 5. En nuestra opinión, excepto por los efectos de la salvedad que se describe en el párrafo 3 anterior y por los efectos de cualquier ajuste que pudiera resultar necesario si se conociera el desenlace final de la incertidumbre descrita en el párrafo 4 precedente, las cuentas anuales del ejercicio 2005 adjuntas expresan, en todos los aspectos significativos, la imagen fiel del patrimonio y de la situación financiera de Primayor Alimentación Andalucía, S.A. Sociedad Unipersonal al 31 de diciembre de 2005 y de los resultados de sus operaciones y de los recursos obtenidos y aplicados durante el ejercicio anual terminado en dicha fecha y contienen la información necesaria y suficiente para su interpretación y comprensión adecuada, de conformidad con principios y normas contables generalmente aceptados que guardan uniformidad con los aplicados en el ejercicio anterior. 6. El informe de gestión adjunto del ejercicio 2005 contiene las explicaciones que los Administradores consideran oportunas sobre la situación de la Sociedad, la evolución de sus negocios y sobre otros asuntos, y no forma parte integrante de las cuentas anuales. Hemos verificado que la información contable que contiene el citado informe de gestión concuerda con la de las cuentas anuales del ejercicio 2005. Nuestro trabajo como auditores se limita a la verificación del informe de gestión con el alcance mencionado en este mismo párrafo y no incluye la revisión de información distinta de la obtenida a partir de los registros contables de la Sociedad.” Se han subrayado los dos pasajes (los párrafos números 3 y 4) transcritos por la administración concursal en su informe como los puntos relevantes a los fines de su propuesta de calificación culpable por irregularidades en la contabilidad, criterio que comparte el Ministerio fiscal, de modo que la irregularidad consiste en la revalorización voluntaria efectuada. NOVENO.- Siendo cuentas auditadas, y tomando el Ministerio fiscal y la administración concursal del informe de auditoría las irregularidades que se esgrimen como base para la calificación culpable, con carácter previo y general hay que decir que, en contra de la tesis de la culpabilidad opera el que el informe de auditoría emite opinión y opinión favorable aunque con salvedades y con incertidumbre. Ni se niega opinión ni se emite opinión desfavorable. El art. 164.1 culpabiliza las cuentas de una empresa en que se contenga "irregularidad relevante para la comprensión de su situación patrimonial o financiera". Relevante para la comprensión implica que afecta a la comprensión, es decir, que las cuentas no muestran la imagen fiel de la situación de la empresa, que quien las examina obtenga una imagen distorsionada. Lo que, conforme a las Normas Técnicas de Auditorías publicadas por Resolución del ICAC de 19 de enero de 1991, y también conforme a la Resolución del ICAC de 21 de diciembre de 2010 que no supone modificación en estos aspectos, llevaría a una opinión desfavorable o a denegar opinión, que es lo que estas normas prevén para el caso en que el auditor se encuentra ante unas cuentas con circunstancias muy significativas que impidan que las cuentas anuales presenten la imagen fiel o le impidan formarse una opinión sobre las mismas. Las circunstancias que dan lugar a salvedades, aunque significativas, no ocultan la imagen fiel o no impiden formarse opinión. Y las incertidumbres pueden ocultar la imagen fiel o impedir formar criterio, o pueden no hacerlo. De modo que el hecho de que la auditoría recoja una opinión favorable con salvedades es dato contrario a que concurra el presupuesto de hecho del art. 164.1 de la Ley Concursal, porque significa que el auditor, pese a las salvedades o incertidumbres, las juzga suficientes, se ha formado opinión y ésta no ha sido desfavorable. Esto no quiere decir que un informe de auditoría favorable o con salvedades vincule la sentencia de calificación al concurso fortuito, actúe a modo de Jordán purificador. En este caso administración concursal y ministerio fiscal entienden que procede la culpabilidad, y pide que el juez, compartiendo ese criterio, así lo declare. Pero ello implica, necesariamente, discrepar del criterio del auditor, afirmando que las cuentas ocultan la verdadera situación patrimonial de la empresa. DÉCIMO.- Se ha negado que la revalorización constituya irregularidad con el argumento de que es aplicación del criterio de valor de mercado propuesto por las Normas Internacionales de Contabilidad. No se comparte. Las NIC no eran normas incorporadas al derecho interno, ni su incorporación era obligatoria, ni se llevó a cabo después. Ni parece armónico ni sistemático seguir en unas cuentas los criterios del derecho interno y principios y reglas generalmente aceptados en unas cuentas, y en un punto muy concreto y en un año concreto seguir criterios de las NIC. Estamos, pues, ante una irregularidad, e irregularidad importante, por la cuantía que supone, relevante en el orden las cifras manejadas. Son irregularidades, que el auditor no considera que oculten la imagen fiel. Se comparte el argumento. Porque, como también se ha esgrimido por las defensas, las cuentas explican detallada y reiteradamente en qué consisten las revalorizaciones y las consecuencias cuantitativas que el criterio utilizado suponen, y lo hacen en la memoria. No es algo que el auditor haya detectado, que se haya querido pasar de modo subrepticio. El auditor lo ha leído en las cuentas, la memoria, y dice los cuatro pasajes en que lo ha leído: “las Notas 2-b, 4-c, 6 y 12 de la Memoria adjunta”. Veamos esos pasajes: “2.b) Principios contables. Para la elaboración de las cuentas anuales del ejercicio 2005 se han seguido los principios contables y normas de valoración que se describen en la Nota 4. Los Administradores de la Sociedad, con el fin de anticiparse a lo que, en su opinión, será el futuro marco normativo contable aplicable al Grupo, han decidido iniciar un proceso de adaptación de sus normas de valoración contable a las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC). En este sentido, y según se señala en la Nota 4-c siguiente, en la valoración de los activos de naturaleza inmobiliaria (terrenos y construcciones) se ha aplicado el principio del "valor razonable" (fair value) previsto en la Norma Internacional de Contabilidad 16, en lugar de utilizar el principio del precio de adquisición previsto en el vigente Plan General de Contabilidad. Este cambio de criterio ha supuesto un incremento del valor de los terrenos y construcciones por importe de 6.416 miles de euros, revalorización que ha sido registrada con abono al epígrafe "Ingresos extraordinarios" de la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2005 adjunta” “4.c) Inmovilizaciones materiales. […]La mayor parte de los bienes incluidos en la partida "Terrenos y construcciones" han sido revalorizados al 31 de diciembre de 2005 para aproximarlos a su valor estimado de mercado a dicha fecha, determinado en base a una tasación realizada por un experto independiente […]” “6.Inmovilizaciones materiales. El movimiento habido durante el ejercicio 2005 en las diferentes cuentas del inmovilizado material y de sus correspondientes amortizaciones acumuladas ha sido el siguiente: Al 31 de diciembre de 2005, la Sociedad ha procedido a revalorizar de forma voluntaria sus terrenos y construcciones, que incluyen diversos edificios destinados a oficinas y diversas naves de uso industrial, ubicados todos ellos en el término municipal de Jaén, en función de una tasación realizada por un experto independiente, en la que se determinan los siguientes valores de mercado para dichos activos: La revalorización aplicada a estos elementos del inmovilizado material, 6.416 miles de euros, se ha registrado con abono al epígrafe ingresos extraordinarios” de la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2005 adjunta (véase Nota 12)” “12. […] Ingresos y gastos extraordinarios. El desglose de estos epígrafes de la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2005 adjunta es el siguiente: Cualquiera que lea estos pasajes, aunque no lea el informe de auditoría, sabe lo que ha pasado. Está muy detalladamente explicado en la Memoria, que forma parte de las cuentas junto con el balance de situación y con la cuenta de pérdidas y ganancias. En la memoria se explica qué se ha hecho, porqué se ha hecho, y qué ha significado; se ha explicado la diferencia entre el valor contable previo y el valor de mercado, el incremento de valor que ello ha supuesto, que ese incremento se ha registrado con abono al epígrafe "ingresos extraordinarios" de la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2005, se han explicado también las consecuencias que la revalorización ha tenido en "ingresos extraordinarios", se ha dado la cifra de 6.416.000 euros. La auditoría no añade nada, salvo que lo recoge como salvedad. Quiere esto decir que no hay alteración ni ocultación de la realidad, y por tanto no hay razón para aplicar la presunción del art. 164.2 de la Ley Concursal. DECIMOPRIMERO.- El apartado cuarto del informe de calificación se extiende en el análisis de las causas que han provocado el concurso de la sociedad y su incidencia a los efectos de la calificación culpable, en argumentos que podrían tener encaje en el art. 164.1 de la Ley Concursal. Hay tres líneas, una que apunta al grupo y sus socios, otra a la sociedad, y otra que apunta a terceros. Grupo y socios: la principal causa que habría motivado el concurso sería la idiosincrasia del grupo más cercana al espíritu cooperativo que al de una sociedad capitalista, en definitiva, el hecho de que los administradores de la sociedad, y del Grupo, habrían venido trabajando más en interés de los socios que en el de las propias sociedades, más en interés de los ganaderos que de cada una de las sociedades y de la propia del Grupo. Esto no son hechos. Son opiniones. Para sustentar esta opinión se dice a continuación que esto se manifiesta fundamentalmente tanto en los precios de venta del pienso como en los precios de compra de los cerdos en los que el Grupo discriminaría positivamente a sus socios, con grave impacto en el coste de la materia prima y disminución de los niveles de rendimiento medio del cerdo con respecto al de mercado. Esa idiosincrasia, esa discriminación positiva, puede ser cierta o no ser. Pero tampoco son hechos, es una valoración deducida de unos precios de compra y de venta que no se dicen. Se dice la conclusión, se silencia la premisa. Mal puede la parte contraria defenderse. Mal puede la sentencia compartir la conclusión. Las valoraciones no sirven para fundar una sentencia, las sentencias hacen valoraciones de hechos, esas valoraciones llevan a una conclusión. Los precios de venta de pienso y precios de compra de cerdos pueden discriminar positivamente a los socios, pero no lo sabemos, porque no da cifras. En realidad, tampoco argumenta que esa idiosincrasia lleve al concurso. Estamos ante un grupo cuyo inicio se remonta al año 1973, fecha en que se constituye Proinserga, S.A., y 1982, en que se constituye SAT INCOPORC, por ganaderos, una vende pienso a los ganaderos, la otra compra los cerdos a los ganaderos. Puede ser que discrimine positivamente a los ganaderos socios. No lo sabemos, porque no se dan datos de precios. Pero si la idiosincrasia no ha variado y es la idiosincrasia la causa de la crisis, no es la idiosincrasia la que lleva al concurso en 2007. Quien argumenta con la idiosincrasia debe explicar los efectos retardados de tal idiosincrasia. Lo que el informe de calificación dice es que como consecuencia de esa idiosincrasia el proceso de integración vertical iniciado por el Grupo no atendió a las necesidades del mercado y no se adoptaron las medidas de reestructuración necesarias para una producción eficiente, los excedentes empresariales se dedicaron a financiar actividades que siendo interesantes para los ganaderos eran independientes de los fines sociales, que se confundían con los particulares de los accionistas. No se entiende esa conexión causal, el enlace entre la cuestión de los precios de venta de pienso y compra de cerdos con la no atención de las necesidades de mercado en la integración vertical, ni con la no adopción de medidas de reestructuración. Tampoco se entiende, a decir verdad, la necesidad inicial de reestructurar un proyecto novedoso, salvo que se asumiera un negocio lastrado por pérdidas, en cuyo caso el lastre sería previo y ajeno, y el fracaso habría sido no hacer viable un negocio lastrado que se asume, no se habría hecho inviable un negocio viable. Ni se entiende la referencia a excedentes empresariales dedicados a financiar actividades interesantes para los ganaderos pero independientes de los fines sociales es ininteligible, no se sabe de qué excedentes se habla, ni a qué actividades se destina, ni qué interés de los ganaderos ajeno al interés social se satisfacía. No era esto lo que se decía en el informe de la administración concursal del art. 74. En ese informe tras referirse a hechos relevantes en el Grupo de sociedades en el período 2003-2006, es muy explícito: en una introducción dice que "La definición de una estrategia de integración vertical del Grupo Proinserga, diseñada por los administradores de las distintas sociedades, se ha demostrado errónea por la falta de puesta en práctica del Plan Estratégico y la limitación de recursos económicos, así como en la toma de decisiones erróneas tanto en la adquisición de sociedades o ramas de actividad como en su gestión. Es por ello que ha desembocado en la situación en que se encuentran algunas de las sociedades del Grupo Proinserga y su difícil viabilidad futura", página 15 del informe. Y luego, antes de detallar empresa por empresa los hechos relevantes, hace una mención primera que afecta a todo el Grupo: "La adquisición de Primayor Foods, S.L.U., rama de carne fresca al grupo Campofrío, por parte de Proinserga Inversiones, S.A. y su posterior venta a Consorcio Ganadero, S.L. ha resultado totalmente negativa para el devenir del grupo Proinserga". En este análisis no hay rastro de la idiosincrasia, del trato privilegiado a socios, a la que ahora se señala como determinante del fracaso del proceso de integración vertical. Se habla de fracaso, de errores de diseño, de errores en la adquisición de sociedades, de errores en la gestión de las sociedades. Bien distinto del trato privilegiado a los ganaderos a los que ahora se alude de forma tan inconsistente como se ha dicho. En cualquier caso, estas alegaciones, a más de inconcretas, carentes de argumentación, y en muchos casos incomprensibles, se predican del grupo. Y ninguna responsabilidad se imputa a nadie del grupo, no se buscan responsables de las decisiones del grupo; se limita a culpabilizar a los administradores de Primayor Foods, S.L.U., y además a hacerlo en cuanto que administradores de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U..., no por otra razón. De modo que aunque se hubieran hecho de otro modo, ningún reflejo tendrían en sentencia, ya que no son hechos de las personas afectadas, al menos no como administradores de Primayor Foods, S.L.U., que es lo que aquí cuenta. Además, en esta alegación de idiosincrasia viciada por trato de favor se señalan, en general, unos beneficiarios de ese trato de favor, los ganaderos. Tampoco se les considera cómplices. DECIMOSEGUNDO.- En cuanto a la sociedad Primayor Alimentación Andalucía se dice que la principal causa de la crisis estaría en la determinación del precio de compra de los cerdos, atendiendo a la conformación de los mismos, así como a un inacabado proceso de reestructuración fabril, y, como en el caso de su matriz (FOODS), a una inadecuada adaptación al mercado, que produce un sobrecoste en el transporte del animal y de la carne elaborada y excedentes que presionan, en un mercado sobresaturado, los precios a la baja. Y se dice también que esta falta de racionalización de los procesos productivos llevó a la sociedad a intentar implantar en 2005 un plan estratégico en el que el principal objetivo era la especialización del complejo productivo de su propiedad; para ello, a partir de 2005 cesó en sus actividades de producción ganadera y fabricación de pienso, vendiendo de forma cuestionable y dentro de ese plan, cinco granjas en Jaén en 2005, lo que supuso un importante coste para la sociedad al tener que abordar un plan de prejubilaciones y el pagado de indemnizaciones al personal, para el que carecía de soporte adecuado y que no fue suficiente para remontar una cuenta de resultados deficitaria. La referencia a la determinación del precio del cerdo, la inadecuación al mercado, la referencia al transporte, excedentes que presionan los precios a la baja, no se sabe que con qué criterio se hacen en este incidente, en que se han de alegar actos dolosos o gravemente culposos. Las referencias al inacabado proceso de reestructuración fabril tampoco, puesto que se ha de reestructurar lo que no funciona, la crisis sería previa. Se dice que la decisión de vender cinco granjas en Jaén en 2005 es cuestionable, pero no se dice ni que fuera dolosa ni gravemente culposa, ni siquiera se propone cual hubiera sido la alternativa no cuestionable en el incuestionado proceso de reestructuración. En fin, nada se dice susceptible de merecer la culpabilidad postulada. DECIMOTERCERO.- Hecho el análisis de las causas que afectan al grupo, en el informe de calificación encontramos menciones a terceros que habrían influido decididamente en el desarrollo de los hechos, Campofrío y la Junta de Castilla y León. Se dice que se introducen estas menciones para dar una imagen cabal de los elementos que determinan la petición de concurso culpable que se realiza. Se imputa a estos dos terceros el haber "condicionado las decisiones de los administradores". Se alude a la venta de la rama de actividad de fresco en el año 2004 cuando la misma era claramente deficitaria, y la influencia que, empero, esta sociedad siguió teniendo en la gestión del Grupo. A juicio de la administración concursal en este informe de calificación la adquisición de un negocio claramente deficitario y los términos comerciales impuestos por Campofrío en los años siguientes en la compra de los productos desarrollados por el Grupo Proinserga son elementos importantes en la generación de la insolvencia de éste. La adquisición queda fuera del análisis, aunque sea cierto que llevara al grupo a la insolvencia no entra en el ámbito temporal de la culpabilidad, ni se culpabiliza a sus responsables, ni se ha indagado en la cuestión. Tampoco se culpabiliza al transmitente ni por la transmisión ni por las condiciones. En cualquier caso, son hechos ajenos a los administradores de Primayor Andalucía Alimentación, S.A.U. en cuanto tales. Por lo que sería un elemento contrario a considerar su gestión como dolosa o gravemente culposa en cuanto fuerte condicionante impuesto desde fuera, que disminuiría la capacidad de decidir. Lo mismo cabe decir de la cita de la Junta de Castilla y León en relación con expectativas no cumplidas que pudieron influir en la administración de la sociedad en la creencia de una solución definitiva y satisfactoria fuera del proceso concursal. Esto, de ser cierto, sería elemento contrario a valorar como dolosa o gravemente culposa la administración de quien actuara en la confianza creada por la Junta. No se entiende porque se hacen estas menciones. DECIMOCUARTO.- No obstante el fracaso de la demanda, no se aprecian motivos para imponer costas. Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación FALLO Que debo declarar y declaro fortuito el concurso de Primayor Alimentación Andalucía, S.A.U., sin imposición de costas. Notifíquese esta resolución a las partes personadas y administración concursal. Contra esta resolución cabe recurso de apelación, artículo 172.4 Ley Concursal. Así por esta mi sentencia, de la que se expedirá certificación para su unión a los autos a que se refiere, definitivamente juzgando en primera instancia, lo pronuncio, mando y firmo. Jesús Marina Reig. Publicación.- Dada, leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el Ilmo. Sr. Magistrado-Juez que la autoriza en el mismo día de su fecha, hallándose celebrando audiencia pública en la Sala de Audiencia de este Juzgado.