NE ME QUITTE PAS: CATALUÑA Y EL PACTO FISCAL Manuel Olea Comas Inspector de Hacienda del Estado Septiembre 2012 La Fundación Ciudadanía y Valores como institución independiente, formada por profesionales de diversas áreas y variados planteamientos ideológicos, pretende a través de su actividad crear un ámbito de investigación y diálogo que contribuya a afrontar los problemas de la sociedad desde un marco de cooperación y concordia que ayude positivamente a la mejora de las personas, la convivencia y el progreso social Las opiniones expresadas en las publicaciones pertenecen a sus autores, no representan el pensamiento corporativo de la Fundación Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org Sobre el autor Manuel Olea Comas es licenciado en Derecho y miembro del Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado. Ha desempeñado su labor como Jefe de Unidad Regional de Inspección Aduanera en la Dependencia Regional de Aduanas e Impuestos Especiales de Cataluña. Actualmente se encuentra destinado en la Dependencia Regional de Inspección de esta misma Delegación Especial. Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org NE ME QUITTE PAS CATALUÑA Y EL PACTO FISCAL Manuel Olea Comas Andaban las cosas por Cataluña revueltas de una forma tal, que cada vez que escuchaba al Sr Mas hablar en los medios de comunicación con ocasión del “Onze de setembre”, no podía dejar de imaginarme al Presidente del Gobierno español al más puro estilo Jacques Brel, sudando, de rodillas y gritándole entre sollozos a la pantalla de su televisión: “NE ME QUITTE PAS, NE ME QUITTE PAS”. Poco tiempo después, al ver que Rajoy salía a la palestra y, con aparente dominio de la situación, intentaba restar importancia a lo sucedido mascullando el desafortunado “No es el momento para el lío y la polémica”, tristemente me di cuenta de que los Olea hemos nacido con el mismo olfato para el análisis político que los de Decca Recording Company para los negocios cuando, en 1962, rechazaron producir a los Beatles con su más que famoso: "No nos gusta como suenan y la música de la guitarra está pasada de moda". Pero es que escuchando estos días a los políticos catalanes, tengo la sensación de que no entiendo nada: ¿De qué estamos hablando, de independencia o de Pacto Fiscal? Porque como valientemente apuntó Durán i Lleida, una cosa es incompatible con la otra. El Pacto Fiscal sólo tiene sentido dentro del Estado español como forma singular de gestión de sus propios recursos económicos y siempre de una manera coordinada con aquél. En cambio la independencia, por definición, nos obligaría a situar el punto de partida en una Cataluña constituida como Estado propio al margen de España. Desde mi punto de vista nos encontramos ante el viejo truco de pedir la mayor para lograr la menor. Por ello nos centraremos en aquello que, en mi opinión, configura la reivindicación real del nacionalismo catalán actualmente: El Pacto Fiscal. Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org El Pacto fiscal Se ha escrito mucho estos días sobre el Pacto Fiscal, pero simplificando al máximo la idea, todo se reduce a determinar quién debe tener las llaves de la caja y especialmente, quién debe decidir lo que entra y sale de ella. No deja de ser un debate viejo pero de rabiosa actualidad desde el momento que el propio Parlament decidió constituir una comisión de estudio que analizara tanto la viabilidad, como las ventajas e inconvenientes de la instauración de un nuevo modelo de financiación para Cataluña. Las conclusiones de dicha comisión fueron firmadas por la mayoría de los partidos políticos catalanes con las excepciones del PP y el PSOE. Aunque el contenido del Pacto Fiscal no ha sido desarrollado en profundidad, sí ha trascendido que pretende la creación de una Agencia Tributaria de Cataluña y tomar como fuente de inspiración el Concierto Económico de los Territorios Históricos Vascos que, al igual que la Santísima Trinidad es trío y uno. El objetivo perseguido es quedar fuera del régimen común de financiación previsto en la Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas y pasar a gestionar y decidir sobre la totalidad de sus recursos económicos. Si acudimos a la Ley 12/2002, de 23 de Mayo modificada por la Ley 28/2007, de 25 de octubre, donde se regula el Concierto Económico, es posible advertir los pilares sobre los que se pretendería levantar el Pacto Fiscal, a saber: - - - Otorgar a las instituciones competentes de Cataluña la potestad para establecer, mantener y regular, dentro de su territorio, el régimen tributario, con la única excepción de los derechos de importación y los gravámenes a la importación en los Impuestos Especiales y en el Impuesto sobre el Valor Añadido. Asumir las competencias de exacción, gestión, inspección, revisión y recaudación de los tributos que integren su sistema tributario. Asumir la potestad normativa en los tributos propios siempre que se adecuen a la Ley General Tributaria, mantengan una presión fiscal efectiva equivalente a la del Estado y garanticen la libre circulación y establecimiento de personas, así como la libre circulación de bienes, capitales, servicios en todo el territorio español. Inspirar el Pacto Fiscal sobre los principios de solidaridad, coordinación, armonización fiscal, colaboración con el Estado, sometimiento a los tratados y convenios internacionales y atención a la estructura impositiva general del Estado. Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org La diferencia fundamental con respecto al modelo actual de financiación existente en Cataluña, consistiría en que la Comunidad Autónoma pasaría a financiar sus propios gastos con los ingresos recaudados por ella misma y posteriormente transferiría una cantidad (cupo) al Estado por aquellos servicios, no asumidos por Cataluña, que haya prestado en su territorio. Este cupo se fijaría periódicamente mediante negociaciones entre los representantes de las diferentes Administraciones, tal y como ocurre en el Concierto y Convenio Económico. El gobierno de la Generalitat, con la intención de respaldar y fortalecer las conclusiones de la comisión parlamentaria, decidió encargar un nuevo estudio sobre la viabilidad y conveniencia del Pacto Fiscal al “Consejo Asesor para la Reactivación Económica y el Crecimiento” (CAREC). Todas los que han formado parte de este Consejo, son personas de reconocido prestigio en el ámbito empresarial y docente catalán. El resultado fue un informe que venía a confirmar no sólo la oportunidad, sino también la necesidad, desde un punto de vista económico, de crear una Agencia Tributaria de Cataluña que hiciera posible adoptar un régimen fiscal sostenido sobre los pilares anteriormente mencionados. Conclusiones del autor Tanto el Concierto como el Convenio Económico de los Territorios Históricos Vascos y de la Comunidad Foral de Navarra, encuentran su amparo en la Disposición Adicional primera de la Constitución Española, donde se habla de la necesidad de respetar los derechos históricos de los Territorios Forales, lo que no deja de ser un hecho diferencial con respecto a Cataluña. Pero a su vez, el artículo 138, en su apartado primero, garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad, estableciéndose en su apartado segundo un límite de capital importancia en la materia: la diferencia entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas en ningún caso podrá implicar privilegios económicos o sociales. Desde el prisma constitucional, principios básicos como el de corresponsabilidad fiscal, solidaridad y autonomía financiera se verían gravemente vulnerados con la aprobación del Pacto Fiscal. Por otro lado, percibo en la reivindicación nacionalista cierto grado de incoherencia; y la coherencia, como la cordialidad, ya se sabe, poca pero que dure. Es incuestionable hoy en día que la contribución de los ciudadanos a las arcas públicas se haga en función de su capacidad económica, de manera que aporten más los que más recursos tienen. Hemos aceptado como principios constitucionales básicos de nuestro Derecho Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org Financiero, entre otros, los consagrados en el artículo 31 de la Constitución, es decir, el de justicia horizontal y vertical, que exige tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales, el de capacidad económica o el de progresividad. De esta forma, aquellas personas que disponen de menos recursos, no sólo contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos en menor medida, sino que tendrán derecho a mayores prestaciones que aquellos individuos que dispusieran de mayor capacidad económica. Sin embargo, esta solidaridad aceptada sin fisuras entre individuos, no es vista de una manera análoga si nos situamos en el ámbito territorial de las Comunidades Autónomas. Llevando el razonamiento nacionalista hasta el extremo, nada impediría en su caso, que los ciudadanos de la rica y próspera provincia de Barcelona, se sintieran igualmente agraviados con respecto al resto de provincias catalanas. Pero es que además, es difícilmente entendible que en momentos como el actual donde, como ya indicamos no hace mucho al elaborar las propuestas FUNCIVA, se tiende a un modelo hacendístico común europeo trasfiriendo competencias fiscales a organismos supranacionales, nos perdamos en debates sobre la conveniencia o no de entregar las mismas a favor de las Comunidades Autónomas. En mi opinión, los esfuerzos del futuro deberán ir dirigidos a la apertura de fronteras y nunca a su creación. Entre todas las razones que me llevan a pensar que no prosperará una propuesta como el Pacto Fiscal, quizás la más importante sería que difícilmente podría el Estado español asumir que Comunidades Autónomas como la Catalana, Vasca y Navarra, que representan cerca de un 28 % del PIB total, dejaran de contribuir a las arcas del Estado más que por los servicios prestados por éste en sus territorios. Eso sin mencionar el precedente que supondría para otras Comunidades Autónomas como Madrid y Baleares, con un déficit fiscal aún superior al de Cataluña. Los expertos del CAREC, en la introducción de su informe, hicieron hincapié en que la justificación del Pacto Fiscal no estaba basada en derechos históricos, sino en el principio de eficiencia y los valores de responsabilidad, equidad, esfuerzo y solidaridad. Sin embargo, son estos derechos históricos precisamente los que, desde un punto de vista constitucional, sustentan la diferencia de los singulares regímenes de financiación del País Vasco y Navarra. Por ello, quizás fuera más justo debatir sobre la posible supresión de dichos regímenes forales, cosa por otro lado impensable a día de hoy, que sobre la inclusión de Cataluña en dicho selecto grupo. Si el descontento actual está basado en la forma en que tiene lugar el reparto de recursos entre las diferentes Comunidades Autónomas, si el motivo del movimiento iniciado desde las instituciones catalanas, es que están recibiendo menos de lo que les Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org correspondería y esto supone un agravio real para Cataluña, quizás habría que sentarse a hablar y negociar este extremo. Pero esto nunca debe suponer un pretexto para alentar planteamientos extremos como los que hoy acaparan el debate. Sin duda, uno de los elementos que contribuye a potenciar el ambiente de crispación reinante, es la dificultad con la que nos encontramos a la hora de calcular las balanzas fiscales. El problema surge porque existen dos métodos (el método de flujo monetario y el método de carga-beneficio) y cada uno de ellos toma en consideración variables diferentes, midiendo consecuentemente, efectos económicos distintos. Así en la balanza fiscal del año 2009, según se utilice el primer o segundo método, el déficit fiscal oscilaría entre el -8,4% y el -5,8% del PIB. Apuesto que ya saben qué método es esgrimido como más “adecuado” por Mas-Colell y cuál por el Gobierno central cuando comparecen ante los medios. La realidad es que Madrid, Baleares, Cataluña y la Comunidad Valenciana contribuyen en mayor medida porque su capacidad para generar recursos es superior al de las demás Comunidades Autónomas. Ello sin olvidar que también reciben más que las otras, aunque eso sí, cantidades que se encuentran por debajo de las que aportaron en un primer momento. El verdadero agravio comparativo surge cuando, una vez efectuado el reparto, los ciudadanos de aquellas regiones denominadas “aportantes” quedan en peor situación que los ciudadanos de las denominadas “receptoras”. Entendiendo por peor situación cuando los recursos obtenidos por habitante son menores. Esto ocurre fundamentalmente por la existencia de un complejo modelo de financiación basado en multitud de criterios de reparto donde se tiene en cuenta no sólo la población total de una Comunidad Autónoma, sino también su superficie, insularidad, dispersión y edad de la población, situación de los servicios básicos fundamentales, grado de desarrollo del territorio, entre otros. Los recursos financieros que integran el modelo de financiación a partir del año 2009 son la capacidad tributaria (tributos total o parcialmente cedidos), las Transferencias del Fondo de Garantía de Servicios Públicos Fundamentales, las Transferencia del Fondo de Suficiencia Global (Fondo de competitividad y Fondo de cooperación) y los Fondos de Convergencia autonómica. Cada uno de estos Fondos viene a cumplir una finalidad diferente, de manera que si bien individualmente considerados logran corregir ciertos desequilibrios existentes entre los territorios, de una manera agregada provocan algunos de los desajustes a los que aluden las instituciones catalanas. Por tanto, el primer paso debería ir encaminado a lograr el establecimiento de mecanismos de ajustes entre los diferente Fondos que permitieran acabar, de una vez por todas, con esta situación. Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org Desde Cataluña, Mas, Durán i Lleida e incluso Jordi Puyol han manifestado la conveniencia de establecer un límite máximo al déficit fiscal que debe asumir una Comunidad Autónoma. Abogan por adoptar el modelo de los Länder alemanes donde, según sus propias palabras, aquél no puede superar el 4% de su PIB. Dejando a un lado que no existe tal límite en Alemania (Hessen tiene un déficit fiscal de -10,01%, Baden Wüttemberg un -9% o Baviera un -6,7%), no creo que sea una solución a los problemas que aquí planteamos. El objetivo a alcanzar debe ser que todos los españoles gocen de una situación de igualdad con independencia del territorio donde vivan, lo que a mi entender vendría a chocar frontalmente con la fijación de un techo como el que ficticiamente se le atribuye a Alemania. Para lograr dicho objetivo sería más productivo caminar en una doble dirección: por un lado, mejorar los criterios de reparto de los recursos financieros entre las Comunidades Autónomas y crear mecanismos de ajustes entre los diferentes Fondos que corrijan los desequilibrios que se producen con el modelo actual; por otro, mejorar los mecanismos de control sobre el destino que cada región debe dar los recursos obtenidos. Si para algo ha servido esta crisis es para darnos cuenta que el modelo existente necesita ser revisado. Los fallos del pasado, y especialmente entre ellos, la nefasta gestión en materia de control del gasto público en todos los niveles de la Administración territorial, no nos debe llevar a la equivocación de buscar enemigos fuera con la intención de ocultar los errores que cometimos dentro. En Cataluña, al igual que en el resto de Comunidades Autónomas, se hicieron mal las cosas, y pensar que fue el resto de españoles los que la han llevado a estar donde está, es como decir que el Titanic se hundió sólo por culpa de un Iceberg. Es necesario que los dirigentes políticos dejen de desviar la atención y empiecen a asumir, de una vez por todas, la parte de culpa que tienen en todo esto. Sin duda no estuvo afortunado el Presidente del Gobierno en restar importancia a lo que ocurrió en Cataluña el día de la Diada. Que 600.000 o 1.600.00 catalanes, según quién haga las cuentas, salgan a la calle en señal de protesta, es motivo suficiente para prestarle la atención que se merece. Pero, en mi opinión, no es menos cierto que aquel día tuvo también palabras acertadas al hablar de la necesidad de que todos los españoles, ahora más que nunca, caminemos unidos y colaborando para salir de la situación en la que nos encontramos. Sólo de esta forma lograremos encontrar las flechas que nos lleven al camino desde el que salir del hoyo en el que TODOS los españoles, juntos y unidos de la mano, nos metimos hace ya unos algunos años. Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org Algo así debió pensar la semana pasada el Rey, Oh capitán, mi capitán, cuando escribió la famosa carta donde nos pedía a todos los españoles que “remáramos juntos” para superar las dificultades actuales. Lo que muy pocos saben es que aquel día, en su despacho, mientras escribía aquellas letras, se podían oír lejanos sollozos de Jacques Brel implorando: “No me dejes Es necesario olvidar Todo se puede olvidar Quien se escapa ya Olvidar el tiempo De los malentendidos Y el tiempo perdido A saber cómo Olvidar estas horas Quiénes mataban a veces A golpes de porqué El corazón de la felicidad” Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27, 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org