Tener un estado propio tiene que significar una mejora para todos, para los que sienten la identidad catalana como propia y para los que no. La independencia de Cataluña no pretende negar ni borrar los vínculos familiares y emocionales con España, ni debe verse como una agresión contra los españoles. Es una etapa más de nuestra historia y, sobre todo, un acto democrático y pacífico que quiere el bienestar de las personas, quiere hacer un país normal y quiere mejorar las relaciones entre ambos pueblos, desde la igualdad, la dignidad y el respeto mutuo. Con la independencia se acabará el eterno conflicto entre Cataluña y España, y en poco tiempo estableceremos una relación normal entre dos pueblos vecinos, reforzada por los numerosos vínculos históricos, familiares y emocionales. El hecho de que el Estado español no priorice las infraestructuras que nos son necesarias para ser competitivos (gestión de aeropuertos, trenes de cercanías, corredor del mediterráneo, terminal de mercancías del puerto de Barcelona...) hace que necesitemos con urgencia un Estado propio para poder decidir cómo se utilizan los impuestos que pagamos. El largo y desafortunado proceso del estatuto que llevó al pueblo catalán a manifestarse multitudinariamente el 10 de julio de 2010, demostró que el único camino que nos queda es la independencia. Cualquier otra vía que se ha intentado desde hace siglos ha resultado infructuosa. Los últimos intentos políticos más significativos han sido: en el s. XIX el proyecto federalista de Pi i Margall (1873), en el s. XX la Federación de Repúblicas Ibéricas de Macià (1931) y en el s. XXI el Estatuto del 2006-2010 que, aprobado tres veces –por el Parlamento de Catalunya, por el Congreso del Gobierno de España y en Referéndum por el pueblo de Cataluña- fue nuevamente recortado por el TC. Actualmente, la crisis económica y financiera sirve de excusa para el proceso programado y sistemático de recentralización y de ahogo de las autonomías y, muy especialmente, de Cataluña qu,e además, es objeto de toda clase de injurias y humillaciones. La principal causa de la gran deuda pública de Cataluña es el retorno insuficiente, por parte del Estado español, de los impuestos cotizados por los ciudadanos de Cataluña. Es el llamado déficit fiscal. Este trato injusto, prolongado y con efectos acumulados en el tiempo, ha provocado un gradual empobrecimiento de Cataluña, ha puesto en peligro su economía productiva y ha degradado el nivel de vida de los ciudadanos. Tenemos suficientes recursos para hacer nuestro camino sin seguir dependiendo de otro estado que nos haga de intermediario, a menudo en contra de nuestros intereses. No tenemos que dejarnos vencer por el discurso del miedo. Hay que iniciar el camino de la ilusión en la creación de un nuevo estado que tenemos que construir entre todos los ciudadanos de la Cataluña actual, libre y soberana, con la democracia, la transparencia, la sostenibilidad y la paz como valores, sin condicionamientos históricos ajenos a nuestros intereses. La política de proximidad, sin duda, hará que se puedan abordar directamente las deficiencias que sufre nuestro sistema político, económico, sanitario, educativo, laboral, social... y que sea más fácil encontrar las soluciones adecuadas. ¿Tendremos que salir de la UE? ¿Continuaremos con el euro? Este proceso que hemos iniciado es nuevo en la UE y, por lo tanto, nadie puede asegurar ni una cosa ni la contraria, pero tenemos que tener en cuenta que ya somos ciudadanos europeos y que, por lo tanto, Europa tendrá que decidir qué hacer en casos como el nuestro o el de Escocia. Dependerá, en gran medida, de cómo hagamos las cosas nosotros. De todas formas, el euro no tendremos por qué cambiarlo: la moneda la escoge el propio país, no hace falta pedir permiso a Europa para usarlo. ¿Qué régimen político tendrá el nuevo estado?¿Será más justo y solidario? El nuevo estado será como sus ciudadanos voten que sea, como sucede en cualquier estado democrático. Entre todos decidiremos la composición del Parlamento y, por lo tanto, las políticas que éste llevará a cabo. Para más información visita: gracia. assemblea.cat Para colaborar contacta con: [email protected]