annales iv 2009-2010 - Belgo

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Reyes, monjes y sabios
Estudios internacionales de historia
del libro y de la lectura
Kings, monks and wise men
International studies of history of book
and reading
AnnAlEs du CInquAntEnAIRE
AnAlEs dEl CInCuEntEnARIo
IV
ACAdémIE BElgo-EspAgnolE d’HIstoIRE
unIVERsIdAd ComplutEnsE dE mAdRId
madrid & Bruxelles
2009-2010
AnAlEs dEl CInCuEntEnARIo - AnnAlEs du CInquAntEnAIRE
IV
(2009-2010)
Reyes, monjes y sabios
Estudios internacionales de historia del libro y la lectura
Kings, monks and wise men
International studies of history of book and reading
ConsEjo dE REdACCIón
secretaria
dra. dª Ana Belén sánchez prieto
Vocales
dr. d. Alfonso de Ceballos-Escalera gila, dr. d. juan Van Halen y Acedo,
dr. d. Félix martínez llorente, dr. d. luis de Cevallos-Escalera gila,
Ir. Ruud van Rossem, dr. d. Rafael Feria pérez,
dr. d. Fermín de los Reyes gómez, dr. d. Antonio Carpallo Bautista
y dra. dª Rosario Arquero Avilés
© de esta edición, universidad Complutense de madrid y Académie BelgoEspagnole d’Histoire - Academia Belgo-Española de Historia
Es propiedad. queda hecho el depósito que marca la ley.
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y otros que están avalados por la firma de sus respectivos Autores, que son los
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Impreso en España por ElECE IndustRIA gRáFICA s.l.
Reyes, monjes y sabios
Estudios internacionales de historia
del libro y de la lectura
Kings, monks and wise men
International studies of history of book
and reading
Ana Belén sánchez prieto (directora)
Universidad Complutense de Madrid
Académie Belgo-Espagnole d’Histoire
Presentación
Aún parece que fue ayer cuando, una fría pero soleada mañana de noviembre de 2007, Antonio Carpallo y yo nos dirigíamos en tren a toledo para
aprovechar el día en su biblioteca catedralicia, cuyas encuadernaciones artísticas estábamos estudiando, cuando, como de pasada, surgió en la conversación
una convocatoria de la universidad Complutense para organizar encuentros
internacionales y comenté que quizá podría interesante para nuestro grupo de
investigación organizar alguno en el futuro.
Cualquiera que conozca a Antonio Carpallo, sabe que tiene una personalidad poco usual. Este hombre de gesto amable y ademán tranquilo no solo
rebosa energía, sino que además es capaz de contagiársela a todo aquel que se
le aproxima. Y así, cuando nos despedimos en la estación de nuevo en madrid,
ya teníamos un plan de trabajo y muchas ideas.
Y allí estábamos los dos, sin experiencia ninguna, pero con mucha ilusión; con poquísimo dinero, pero determinados a hacer valer el refrán castellano que dice que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Así que hablamos con
nuestros amigos, y estos con los suyos, y todos se pusieron manos a la obra. Y
contactamos también con personas e instituciones a las que nunca habíamos
visto.
Y, en fin, celebramos nuestro seminario, el primero de esas características que se celebraba en la jovencísima Facultad de Ciencias de la documentación de la universidad Complutense de madrid. Y fue un éxito en
participación y en asistencia, pero sobre todo fue un éxito por lo mucho que
aprendimos todos los asistentes.
de aquel seminario nace el presente volumen de estudios. sin embargo, no es un volumen de actas al estilo tradicional, porque ni están todos
los que son, ni son todos los que están. Básicamente, este volumen recoge las
ponencias que trataron de historia del libro y de la lectura en la Edad media y
principios de la Edad moderna, y a ellas se ha unido algún trabajo más para
completar el panorama.
Alejandro Rodríguez de la peña proporciona en su “Rex elucubrans
in libris: bibliotecas palatinas y monarcas bibliófilos en el occidente medieval”, un excelente marco en el que situar el resto de las contribuciones (porque
al fin y al cabo en la Edad media es el Rey el que da el tono a su reino, como
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
espejo en el que se miran los “grandes”), al tiempo que da cuenta de la historia
de la bibliofilia real en la Edad media y de su historiografía.
Rosamond mcKitterick sorprenderá con un brillante y penetrante análisis sobre las posibilidades reales de conocer las bibliotecas temprano medievales, que resultan sorprendentemente limitadas, sobre todo si se tiene en
cuenta los ríos de tinta que durante ya más de un siglo han venido corriendo
sobre ellas.
la contribución de la profesora mcKitterick se ve complementada por
mi propia aportación sobre bibliotecas monásticas, si bien con ella ya entramos
en la historia de la lectura, para poner de manifiesto cómo en el monasterio
toda actividad intelectual estaba orientada a la intelección (en un sentido más
místico que racional) de la Biblia. pero a la vez esa necesidad de conocer la
Biblia hace que el monje medieval se abra a las ciencias y a las artes, y que el
microcosmos del libro se acabe convirtiendo en el microcosmos de la Biblioteca (en el sentido moderno del término, pues en la temprana Edad media el
término “biblioteca” era equivalente a “Biblia”).
la otra categoría de biblioteca típicamente eclesiástica, la catedralicia,
está ejemplificada por la de toledo, que presenta Ramón gonzálvez Ruiz, que
la conoce mejor que nadie por haber sido su bibliotecario durante muchos años,
y que reconstruye el proceso de su formación a lo largo de todo el período medieval, hasta el siglo xV.
Anna Adamska nos transporta al otro extremo de Europa con su “Formación de bibliotecas catedralicias en el límite de la latinitas centro-europea
(polonia, Bohemia y Hungría) en la Alta Edad media (c. 950-c.1250)” (The
Formation of Cathedral Libraries on the Edge of Central European Latinitas
(Poland, Bohemia and Hungary) in the Earlier Middle Ages (c. 950-c.1250),
donde encontramos – no inesperadamente – que el panorama no difiere mucho
del de la península Ibérica.
Hasta este momento hemos estado instalados en un mundo totalmente
(o casi) eclesiástico (con la excepción relativa de los reyes, que en la Edad
media gozaban de un estatus quasi-sacramental). Ahora, sin embargo, la profesora Elisa Ruiz nos introduce en el mundo laico y en un modo de lectura
mucho más privado, presentándonos el canon de lecturas del estamento nobiliario, que lee ya al margen de su profesión, muchas veces en su tiempo de
ocio y predominantemente en lengua vernácula (incluso la Biblia).
Con josé luis gonzalo llegamos al mundo del Renacimiento y de Felipe II y la creación (casi por casualidad) de la impresionante biblioteca que
REYES, MONJES Y SABIOS
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aún se puede disfrutar en El Escorial, que el profesor gonzalo conoce como
nadie. pero para ello nos introduce previamente en los diferentes intentos de
fundar una biblioteca real “de Estado” durante los reinados de los Reyes Católicos y del Emperador Carlos V, y después en las complicadas intrigas cortesanas con la finalidad de conseguir los libros más antiguos y apreciados para
la librería real.
más o menos en la misma época nos mantiene el profesor Alfonso de
Ceballos-Escalera, aunque en un ambiente muy distinto, ya que su objeto de
estudio es esta vez no la corte, sino la ciudad de segovia, que siendo una auténtica capital de la industria textil, carecía de un centro de enseñanza superior
como salamanca o Valladolid, por lo que puede ser tomada como un caso más
representativo de la generalidad de las grandes ciudades de la Corona de Castilla que los grandes centros universitarios. Encontramos aquí, junto a la biblioteca catedralicia, las distintas bibliotecas de los conventos de las órdenes
mendicantes y otras, pero sobre todo cabe destacar la paciente labor del doctor
Ceballos-Escalera reconstruyendo las librerías privadas de numerosos letrados
segovianos, tanto eclesiásticos como laicos, y tanto nobles como plebeyos; a
más de los profesionales de los oficios del libro en aquella ciudad -escritores,
iluminadores, encuadernadores y mercederes de libros-. Es un estudio el suyo
muy transversal.
Antonio Carpallo trata de la materialidad del libro en su exterioridad,
con su estudio de las encuadernaciones artísticas más antiguas de la sensacional
Biblioteca Complutense, que se remonta a los albores del siglo xVI y que con
el correr del tiempo incorporaría además otras insignes y ricas colecciones.
la época de la Ilustración nos deja el magistral estudio de Fermín de
los Reyes gómez sobre la espectacular biblioteca particular del bibliófilo Andrés gonzález de Barcia, un madrileño metido a político y uno de los fundadores de la Real Academia Española.
Y, para terminar, margarita martín Velasco describe el mundo de la
imprenta en Italia a principios del siglo xVIII, centrándose los impresores napolitanos que se involucraron en la vida política imprimiendo panfletos de propaganda en el curso de la guerra de sucesión.
Con todo esto, creemos haber cubierto prácticamente todo el espectro
del libro antiguo europeo occidental, desde la más temprana Edad media hasta
la Ilustración, y desde la península Ibérica a las regiones eslavas de escritura
latina; desde el proceso de factura del libro como objeto material, hasta los
modos de lectura. sin duda faltan muchas piezas para completar el mosaico
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
que compone la historia del libro y de su lectura, pero esperamos que el lector
atento pueda a partir de los detalles que retratamos hacerse una idea del cuadro
completo.
El proyecto que hoy ve la luz hecho realidad, no hubiera podido realizarse sin el mecenazgo de muchas personas e instituciones, y como de bien
nacidos es el ser agradecidos, no quisiera desperdiciar la ocasión de hacer público mi agradecimiento. En primer lugar, a la Facultad de Ciencias de la documentación de la universidad Complutense de madrid, una de esas pocas
tierras en la que los hijos pueden ser profetas, y por ello no quiero dejar de
mencionar a su entonces decano, don Fernando Ramos simón, que desde el
primer momento puso a nuestra disposición todos los medios materiales y humanos que estaban a su alcance. pero no solo a él, porque en el grupo de investigación Bibliopegia jamás hemos encontrado nada en la Facultad salvo
ayuda cuando era posible, y cuando no, al menos apoyo y comprensión: los
servicios informáticos y sobre todo su jefe, Bernardo garcía (a quien rendimos
aquí nuestro póstumo homenaje), hicieron posible la comunicación entre los
participantes, antes, durante y después de las conferencias; manuel Blázquez
ochando diseñó la página web y organizó su difusión a través de la red; los
ordenanzas de la Facultad se ocuparon de que no faltara nada material… sin
salir de la universidad Complutense, también quiero hacer mención de la Biblioteca Histórica marqués de Valdecilla, que contribuyó a la financiación y
acogió por un día el seminario en su magnífica sede de la calle noviciado de
madrid, y de su vicedirectora marta torres, que preparó el tereno. pero también
contamos con ayudas exteriores a la universidad y sin ninguna de ellas hubiéramos podido salir adelante: los alumnos de la Escuela de traductores e Intérpretes Estudio sampere, de madrid, demostraron su profesionalidad en su labor
de interpretación haciendo accesible al público hispanoparlante las ponencias
pronunciadas en inglés y a los participantes angloparlantes las pronunciadas
en español. la Fundación Hullera Vasco-leonesa, la Academia Belgo-Española de Historia, la editorial orbis medievali y la sociedad Cervantina de madrid financiaron la estancia o los gastos de viaje de los participantes extranjeros.
Y por último gracias también de nuevo a la Academia Belgo-Española de Historia y al académico don Claudio Chaqués, que de forma totalmente desinteresada han financiado y editado este libro.
dra. Ana Belén sánchez prieto
profesora titular de la universidad Complutense
(dir.)
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Rex elucubrans in libris: bibliotecas palatinas y
monarcas bibliófilos en el Occidente medieval
MANUEL ALEJANDRO RODRÍGUEZ DE LA PEÑA
Universidad CEU San Pablo
Monarquía y bibliotecas en la época de las Invasiones
temistio menciona en sus Orationes (4, 59d-60c) la iniciativa del segundo emperador cristiano de Roma, Constancio II (imp. 337-361), de fundar
una biblioteca imperial en el año 357. según apunta guglielmo Cavallo, esta
iniciativa entroncaba de forma indudable con la tradición sapiencial helenística
de la Biblioteca de Alejandría, aunando fundación regia y su doble condición
de ser a un tiempo centro de estudio y scriptorium de copia de libros. lo que
parece descartado es que fuera una suerte de “biblioteca pública” diferenciada
de la biblioteca palatina, ya que estamos hablando de una biblioteca situada
en el palacio imperial aunque abierta a las consultas de los doctos(1).
poco después de la muerte de Constante, Valentiniano (m. 375) se convertía en el primer emperador romano en establecer una comisión imperial permanente que velara por la conservación de los libros de todas las bibliotecas
públicas del Imperio(2). A esta medida se unió la fundación de dos “universidades” imperiales, una en Roma y otra en Constantinopla. sin embargo, solo tres
años después de su muerte, Amiano marcelino ya se lamentaba de que en su
1. guglielmo CAVAllo, Introducción a Le biblioteche nel mondo antico e medievale, ed. g.
Cavallo, Roma, 1988, p. xVII.
2. Charles n. CoCHRAnE, Christianity and Classical Culture. A Study of Thought and Action
from Augustus to Augustine, nueva York, 1940, ed. esp. Cristianismo y cultura clásica, méxico,
1949, p. 307. A finales de la época de los severos había desaparecido la antigua figura del procurator bibliothecarum cuyas funciones ahora asumía esta nueva comisión imperial (vid. lorne
d. BRuCE, “the Procurator bibliothecarum at Rome”, The Journal of Library History, 18,
1983, pp. 143-162).
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
época las bibliotecas están cerradas perpetuamente, como si fueran tumbas(3).
si en la Roma cristiana del decadente siglo IV todavía había veintiocho bibliotecas públicas, tras los sucesivos saqueos de la Ciudad Eterna en la época
de san gregorio magno apenas quedaba la biblioteca que sostenía el propio
pontífice(4).
Y este negro panorama es predicable del conjunto del occidente latino.
En el oscuro periodo de tres siglos que media entre la caída del Imperio Romano de occidente (año 476) y el brillante renacimiento intelectual que tuvo
lugar durante el reinado de Carlomagno (768-814) resulta muy difícil encontrar
indicio alguno de la existencia de bibliotecas palatinas en las cortes de los reyes
bárbaros que se habían enseñoreado de la Romanitas.
Fue esta una época en la que los monasterios benedictinos que iban
surgiendo por todas partes fueron sustituyendo a las grandes ciudades y a los
conjuntos palatinos como depositarios de las principales bibliotecas de Europa.
tan solo encontramos una biblioteca palatina digna de tal nombre en funcionamiento en el sacrum palatium de Bizancio. Y es que incluso en el caso de
aquellos monarcas germánicos cultivados (como teodorico el grande en Italia,
Childerico de neustria en la galia merovingia o sisebuto en la Hispania goda)
que quizá pudieron haber poseído bibliotecas para su uso personal, la evidencia
documental de su existencia permanece en las sombras del olvido más completo(5).
tan solo cabe aducir una excepción a este silencio de las fuentes. una
de las escasísimas evidencias documentales de la existencia de una biblioteca
real en la época de las Invasiones lo encontramos en la corte visigoda de toledo
en los años del rey Chindasvinto (reg. 642-653). Esta evidencia nos la propor-
3. james W. tHompson, The Literacy of the Laity, in the Middle Ages, nueva York, 1960, p.
2; g. CAVAllo, Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., p. xVIII.
4. desde los tiempos del papa san dámaso (pont. 366-384) había existido una especia de biblioteca y archivo, pero fue san Hilarión (pont. 461-468) quien fundó la primera gran Biblioteca
pontificia en san juan de letrán con dos salas, una para los libros griegos y otra para los latinos.
El papa Agapito I (pont. 535-536) había intentado fundar, a instancias de Casiodoro, otra biblioteca y una “universidad” en la iglesia de san juan y san pablo, pero su repentino fallecimiento abortó el proyecto (vid. C. CAllmER, “die ältesten christlichen Bibliotheken in Rom”,
Eranos, 83, 1985, pp. 51 y ss. y giuseppe sCAlIA, “gli archiva di papa damaso e le biblioteche
di papa Ilaro”, Studi Medievali, 18/1, 1977, pp. 39-63).
5. g. CAVAllo, Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., p. xVIII.
REYES, MONJES Y SABIOS
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ciona una carta del obispo de zaragoza, san Braulio, discípulo de san Isidoro,
quien escribía hacia el 640 a uno de los más destacados intelectuales áulicos
del aula regia, el abad Emiliano de toledo, para obtener una copia del Comentario del Apocalipsis de Apringio de Beja. la respuesta del abad Emiliano resulta muy clarificadora: esta obra estaba en el armarium de un aristócrata godo
laico, el conde toledano lorenzo (Laurentius), pero tras su muerte la nutrida
colección libraria que había reunido se dispersó(6). El abad también refiere que
ha buscado esta obra en la biblioteca personal del rey Chindasvinto, sin
éxito(7).
Este dato por sí solo resulta revelador de la existencia de una biblioteca
palatina del monarca visigodo, seguramente en toledo, una biblioteca que
debía ser lo bastante importante cómo para justificar las expectativas del abad
Emiliano de hallar en ella el libro que buscaba. En todo caso, en esos mismos
años florecía en la propia toledo de los reyes godos una rica biblioteca diocesana, que sabemos manejó el metropolitano san julián y que contenía obras
de san Agustín, san Isidoro, san gregorio magno, así como de clásicos como
marcial, Virgilio, Horacio y terencio(8).
Los emperadores carolingios y sus bibliotecas
La biblioteca de Carlomagno
Con todo, no cabe duda de que el primer monarca medieval en reunir
una biblioteca de cierta importancia fue Carlomagno. Hace cuarenta años, en
el curso de una exhaustiva investigación, Bernhard Bischoff reconstruyó el que
consideró que pudo haber sido el catálogo de la biblioteca palatina (Hofbiblio-
6. manuel dÍAz Y dÍAz, «la cultura de la España visigótica del siglo VII», Caratteri del
Secolo VII in Occidente, V settimane de studio del Centro Italiano di studi sull’Alto medioevo,
vol. 2, Espoleto, 1958, p. 819; pierre RICHé, Éducation et culture dans l’Occident barbare (VIVIIIe siècles), parís, 1967, p. 209.
7. san BRAulIo dE zARAgozA, Epistolario, xxV y xxVI, ed. l. Riesco, sevilla, 1975,
pp. 122 y 124 (apud Roger CollIns, “literacy and the laity in Early medieval spain”, The
Uses of Literacy in Early Medieval Europe, ed. R. mcKitterick, Cambridge, 1990, p. 115).
8. sobre esta biblioteca y en general, la cultura literaria hispanogoda, vid. manuel dÍAz Y
dÍAz, “la cultura en la España visigótica del siglo VII”, De Isidoro al siglo XI. Ocho estudios
sobre la vida literaria peninsular, Barcelona, 1976, pp. 35 y ss.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
thek) de Carlomagno, una impresionante colección libraria iniciada en el año
780 que este profesor consideró como la más importante de todo el Imperio
Carolingio(9), «un glorioso monumento al deseo de Carlomagno de preservar
los tesoros literarios del pasado»(10).
Ahora bien, investigadores como Claudia Villa, donald Bullough(11) y
Rosamond mcKitterick(12) han redimensionado en los últimos años nuestra visión de la biblioteca de Carlomagno, disminuyendo su importancia. se ha
puesto incluso en duda que se pueda hablar en rigor de una biblioteca palatina
del emperador, lo que quizá es llevar la revisión de la dimensión de esta demasiado lejos.
lo que sí parece fundamentado es el cuestionamiento de una de las
fuentes documentales con las que trabajó Bischoff. Y es que el manuscrito
(deutsche staatsbibliothek preussische Kulturbesitz diez B. sant. 66, Berlín)(13) con la lista de libros analizado por Bischoff en su día como el posible
catálogo de libros raros de su biblioteca, reunidos en un periodo anterior a la
erección del palacio de Aquisgrán(14), ha resultado ser, según ha demostrado
Claudia Villa, un documento que describe libros de la biblioteca catedralicia
de Verona que, además, no tiene exactamente las características de un catálogo
9. Vid. Bernhard BIsCHoFF, “the Court library of Charlemagne”, Manuscripts and Libraries
in the Age of Charlemagne, Cambridge studies in palaeography and Codicology, vol. 1, ed. m.
gorman y B. Bischoff, Cambridge, 1994, pp. 56-75 (versión definitiva en inglés de “die Hofbibliothek Karls des grossen”, Karl der Grosse: Lebenswerk und Nachleben, vol. 2, düsseldorf,
1965, pp. 44-62).
10. B. BIsCHoFF, Libraries and Schools in the Carolingian Revival of Learning, art. cit., p.
94.
11. Vid. donald BullougH, “Charlemagne’s Court library revisited”, Early Medieval Europe, 12, 2003, pp. 339-363.
12. Rosamond mCKIttERICK, History and memory in the Carolingian World, Cambridge,
2004, pp. 208-210 y Charlemagne. The Formation of a European Identity, Cambridge, 2008,
pp. 345-350.
13. también conocido como Codex Diezianus. Vid. B.l ullmAnn, “A list of classical manuscripts (in an eighth-century codex) perhaps from Corbie”, Scriptorium, 8, 1954, pp. 24-37.
la transcripción definitiva del manuscrito ha sido realizada por michael goRmAn (vid. “peter
of pisa and the Quaestiunculae Copied for Charlemagne in Brussels II 2572: With a note on
the Codex Diezianus from Verona”, Revue Bénédictine, 110 2000, p. 238-260).
14. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., pp. 64-69 y 71-72 y Libraries
and Schools in the Carolingian Revival of Learning, art. cit., p. 95.
REYES, MONJES Y SABIOS
15
de biblioteca, sino más bien de una colección de textos de apoyo para la docencia(15).
Entre los libros que, si aceptamos la tesis de Claudia Villa, quedarían
fuera de la biblioteca del emperador estarían obras de Virgilio, Horacio, Cicerón, tíbulo, lucano, terencio, juvenal, Claudiano, marcial, julio Víctor, salustio y Catón. Con todo, esto tan solo nos quita la seguridad ofrecida por
Bischoff de la presencia en la colección de Carlomagno de estos libros en concreto, lo que no implica que no podamos hablar de una biblioteca palatina, por
muy redimensionada que esté.
sea como fuere, lo que hoy nadie pone en cuestión es que Carlomagno
poseyera una cantidad importante de libros, otra cosa es que fuera tan relevante
como para recibir el apelativo de “biblioteca palatina”. por ejemplo, sabemos,
a través de su biógrafo Eginardo, que al emperador le placía la lectura del De
Civitate Dei de san Agustín (que le leían durante la cena) y de las antiquorum
res gestae (libros de historia de la Antigüedad), mencionando a propósito de
las disposiciones testamentarias del propio Carlomagno el hecho de éste había
reunido “una gran cantidad de libros en su biblioteca” (de libris, quorum magnam in bibliotheca sua copiam congregavit)(16).
por otro lado, de un pasaje del poema latino introductorio de Wigbod
de tréveris* a sus Comentarios del octateuco (Quaestiones in Octateuchum;
c.775-800) se puede inferir, siguiendo a Bischoff, que Carlomagno ordenó
hacia el año 780 buscar y reunir libros raros u olvidados de la Antigüedad procedentes de todos los rincones de sus dominios, aunque Wigbod bien pudiera
referirse tan solo a las obras de los santos padres. Estos son los versos: ¿quién
puede incluso enumerar la colección de libros que vuestra sentencia ha reu-
15. Vid. Claudia VIllA, “la tradizione di orazio e ‘la biblioteca di Carlo magno’: per l’elenco
di opere nel codice Berlin diez. B. 66”, Formative Stages of Classical Traditions: Latin Texts
from Antiquity to the Renaissance, Espoleto, 1996, pp. 299-322 y “die Horazüberlieferung und
die “Bibliothek Karls des großen”: zum Werkverzeichnis der Handschrift Berlin, diez B. 66”,
Deutsches Archiv, 51, 1995, pp. 29-52.
16. EgInARdo, Vita Karoli, c. 33: Similiter et de libris, quorum magnam in bibliotheca sua
copiam congregavit, statuit, ut ab his qui eos habere vellent, iusto pretio fuissent redempti,
pretiumque in pauperibus erogatum (vid. matthew InnEs, “Charlemagne’s Will: piety, politics
and the Imperial succession”, English Historical Review, 112, 1997, pp. 833–55).
* posible procedencia, aunque todavía es solo una conjetura.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
nido juntos, procedentes de diversas regiones y que han renovado la herencia
escrita de los Santos Padres?(17).
también resulta interesante apuntar que la biblioteca de Carlomagno
no estaba destinada exclusivamente al uso del soberano sino que estaba a disposición de todos los clérigos y estudiosos que habitaban en palacio. Y es que,
tal y como ha señalado Anita guerreau, en el periodo carolingio asistimos a
una gran circulación de manuscritos, que fueron objeto de préstamos, donaciones e intercambios entre sus poseedores, siendo la posesión individual de
un libro perfectamente compatible, en el seno de las instituciones eclesiásticas,
con la utilización en común del armarium(18).
En cuanto a determinar cuál era exactamente su contenido, empresa
acometida por vez primera en el año 1957 por Bernhard Bischoff y que fue revisando en diferentes ocasiones, lo cierto es que tan solo tenemos algunos datos
aislados y resulta difícil establecer su tamaño real. Además, no podemos determinar qué libros eran para el uso personal del emperador y cuáles para el
de su círculo palatino, así como el papel que los diferentes palacios del emperador, ya que permanece abierta la posibilidad de una biblioteca previa a la
construcción del palacio de Aquisgrán o posterior a este, así como una biblioteca centralizada en una única sede física en Aquisgrán o acaso dispersa en
distintas residencias imperiales como Ingelheim, Ratisbona o Worms(19).
de una carta de Alcuino de York fechada en el año 798 se deduce que
la Historia Naturalis de plinio se encontraba también in armario imperiali.
de otra epístola se infiere, asimismo, que pudo consultar la Altercatio Hadriani
Augusti et Epicteti philosophi en la biblioteca palatina(20). por otro lado, a partir
de referencias indirectas en las obras de pedro de pisa y pablo el diácono se
puede inferir que se podían encontrar en palacio las obras de los gramáticos
donato, diomedes y pompeyo Festo (de las que el propio pablo el diácono
realizó un epítome que envió a la biblioteca palatina), los Carmina de Enodio
17. Quis saltem poterit seriem enumerare librorum / quos tua de multis copulat sententia terris
/ sanctorum renovans patrum conscripta priorum (WIgBod, Quaestiones in Octateuchum,
monumenta germaniae Historica, poetae, I, p. 95; d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 340).
18. A. guERREAu-jAlABERt, La renaissance carolingienne: modèles culturels, art. cit., p.
19.
19. R. mCKIttERICK, Charlemagne, op. cit., pp. 347-350.
20. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 347.
REYES, MONJES Y SABIOS
17
de pavía, las obras bucólicas del galorromano Rutilio namaciano y el latino
Calpurnio, el Cynegeticon de gratius y las Silvae de Estacio(21). del mismo
modo, de un poema dedicatorio del escriba áulico godescalco (año 783) se
puede deducir que la Mensuratio Orbis (un antiguo manual escolar de geografía basado en el mapa de Agripa) también pudo haber sido copiada para el emperador, así como el Liber Medicinalis de quinto sereno(22).
los papas Adriano I y león III contribuyeron al acrecentamiento de
la biblioteca palatina de Aquisgrán con el envío desde Roma primeramente de
la Collectio de canónes del siglo VI conocida como Dionysio-Hadriana año
774)(23), el primer códice poseído por Carlomagno del que hay evidencia documental(24) y posteriormente del Liber Pontificalis(25). Bischoff consideró auténtica una lista de libros regalados al emperador en el año 805 por el papa león
III que incluía un comentario de las epístolas paulinas debido a san Clemente
de Alejandría y dídimo el Ciego, un comentario de la Epístola a los Hebreos
de san juan Crisóstomo y, finalmente, un comentario de orígenes a la Epístola
a los Romanos(26). también se unió a estas donaciones de códices el abad teodemaro de montecassino (m. 797), quien remitió al emperador el codex authenticus (autógrafo de san Benito de nursia) de la Regula Sancti Benedicti.
otro abad, Adán de masmünster, hizo llegar a Carlomagno un manuscrito de
la anteriormente mencionada Grammatica de diomedes(27).
Alcuino de York también tuvo arte y parte en la provisión de fondos
librarios para el armarium de su regio discípulo. Habiendo sido él mismo bibliotecario de York en su juventud, no tuvo especiales dificultades en conseguir
el epistolario de séneca, el comentario de las diez Categoriae de Aristóteles
que hizo el pseudo-Agustin, una copia de la Biblia Vulgata, el Periermeneias
21. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 346.
22. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., p. 57 y d. BullougH,
Charlemagne`s Court Library, art. cit., pp. 346-347.
23. sobre esta importante Collectio canónica, vid. Hubert moRdEK, «Dyonisio-Hadriana und
Vetus Gallica: Historische geordnetes und systematisches Kirchenrecht am Hofe Karls des
grossen», Zeitschrift der Savigny Stiftung für Rechtsgeschichte, 56, 1969, pp. 39-69.
24. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 344.
25. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., pp. 58-59.
26. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., pp. 58-59 y d. BullougH,
Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 352.
27. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., p. 60.
18
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
de Apuleyo, el comentario del Periermeneias de Aristóteles que escribió Boecio y el Libellus Annalis de san Beda el Venerable (un poema sobre el cómputo eclesiástico)(28).
obras que estaban en el armarium imperial pero de las que se desconoce su procedencia son las Institutiones de Casiodoro (solo el libro II), las
Etymologiae de san Isidoro (el libro I), el De Doctrina Christiana de san
Agustín (quizá dentro de un códice con una recopilación de pasajes de algunas
de sus obras menores), el Excerptum de IV Elementis, el Carmen de Ventis,
los Carmina Figurata de optaciano porfirio, un excerptum de las obras de Boecio, el In Laudem Iustini de Flavio Cresconio Coripo, el tratado exegético de
julián de toledo conocido como Anticeimenon, el De Grammatica de mario
Victorino, un comentario del De Centum Metris del gramático servio Aquilino,
el De Inventione de Cicerón y la Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum de
san Beda el Venerable (copiada en el scriptorium palatino para el emperador
en torno al 800)(29). donald Bullough sugiere que también resulta probable que
estuviera disponible en la biblioteca de Carlomagno una obra tan influyente
en el mundo carolingio como el De Consolatione Philosophiae de Boecio(30).
por supuesto, además de todas estas obras del pasado, muy raras y difíciles de encontrar en su tiempo, hay que añadir a este elenco buena parte de
la producción literaria y teológica de la época, que era remitida a palacio. Y es
que casi todas las obras de Alcuino de York, los Libri Carolini, los opúsculos
de teodulfo de orléans, pablo el diácono, paulino de Aquilea o dungalo de
pavía, así como los poemas de Angilberto de saint-Riquier debían figurar en
el catálogo del armarium del emperador.
podemos concluir, por tanto, que Carlomagno, primordialmente interesado en la Apologética cristiana y los santos padres, también tuvo acceso a
un cierto número de obras de la Antigüedad Clásica, tanto literarias como filosóficas. particularmente interesante resulta el hecho de que el emperador,
imbuido de su papel de Rey filósofo gracias a la influencia que sobre él ejercía
28. B. BIsCHoFF, The Court Library of Charlemagne, art. cit., pp. 61 y 64; de una epístola de
Alcuino de York se puede deducir que el De Anima de san Agustín se encontraba en la biblioteca
regia (Epistolae, patrologia latina, 101, col. 645).
29. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., pp. 351-359. A los que acaso quepa
añadir, si Bullough está en lo cierto en sus conjeturas, el De Architectura de Vitrubio, el De Natura Rerum de Beda el Venerable y las Décadas de tito livio.
30. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 351.
REYES, MONJES Y SABIOS
19
Alcuino de York, tuviera acceso a obras con un discurso sapiencial como las
de Casiodoro, Boecio o san Clemente de Alejandría(31).
Con todo, donald Bullough ha subrayado el hecho de que la biblioteca
palatina de Carlomagno estuviera sobre todo poblada por manuales de uso escolar y que seguramente había varias abadías en Inglaterra y ambos lados del
río Rhin con bibliotecas mejor nutridas que la de Aquisgrán(32). En cualquier
caso, la biblioteca de Carlomagno contribuyó, sin duda, a la preservación de
buena parte del legado literario clásico y patrístico.
La biblioteca de Luis el Piadoso.
Como veíamos anteriormente, Eginardo relata en su Vita Karoli que
el fallecimiento de Carlomagno fue seguido de la dispersión de los códices
contenidos en su biblioteca, siendo vendidos a particulares de cara a subvenir
a las necesidades de los pobres(33), ya que, al parecer, no eran de gran interés
para su sucesor, quien podría haberse hecho fácilmente con ellos y sólo recuperó los Libri Carolini, la Mensuratio Orbis, las obras de Alcuino de York y la
Regla de San Benito(34).
Esta dispersión del legado librario de Carlomagno coincidió con el
final abrupto de la producción de manuscritos (cuyas miniaturas eran de una
calidad artística sin igual en el resto del imperio) en el scriptorium palatino(35),
una coincidencia cuyo cese parece indicar que, con luis el piadoso, la corte
de Aquisgrán abdicó de buena parte de su papel de liderazgo en la vida cultural
del imperio. Además, parece ser que luis aborrecía las obras literarias de los
autores grecolatinos que había leído en su niñez en la schola palatina en los
días de Alcuino de York, en la que era preceptiva la enarratio poetarum(36). En
31. manuel Alejandro RodRÍguEz dE lA pEÑA, Los reyes sabios. Cultura y poder en la
Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media, madrid, 2008, pp. 427-440.
32. d. BullougH, Charlemagne`s Court Library, art. cit., p. 363.
33. EgInARdo, Vita Karoli, c. 33, loc. cit.
34. Bernhard BIsCHoFF, «the Court library under louis the pious», Manuscripts and Libraries in the Age of Charlemagne, op. cit., p. 77, n.º 11 (ed. ingl. de «die Hofbibliothek unter
ludwig der Frommen», Medieval Learning and Literature: Essays Presented to Richard W.
Hunt, ed. j.j.g. Alexander, oxford, 1977, pp. 3-22).
35. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., p. 77.
36. tHEgAn dE tRéVERIs, Carmen XIX, ed. m.g.H. scriptores, t. 2, p. 594 (apud B.
BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., p. 77, n.º 8).
20
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
esta actitud de luis el piadoso se vislumbra, sin duda, una ruptura con el didascalismo de la Academia palatina de Aquisgrán en los tiempos de su padre.
Empero, tanto Bernhard Bischoff como josef Fleckenstein han insistido en que los factores de continuidad cultural fueron más fuertes que los de
ruptura durante este período. En concreto, Bischoff menciona algunos hechos
que pueden contribuir a revalorizar el perfil sapiencial de ludovico pío(37).
Como, por ejemplo, el mismo hecho de que el emperador designara a un palatii
bibliothecarius en la persona del monje alemán gerward de lorsch (circa 814828), quien parece que participó en la redacción de los Annales de xanten(38).
En este sentido, resulta significativo que la función de bibliotecario
palatino fuera considerada lo suficientemente importante por el emperador
como para que gerward de lorsch suscribiera como confirmante los diplomas
imperiales junto a otros oficiales de palacio, tales como el hostiarius o el mansionarius.
Además, hay que considerar el gran número de obras que engrosaron
la biblioteca de luis el piadoso, sin contar las que le dedicaron los intelectuales
de su tiempo (como el De Laudibus Sanctae Crucis de Rábano mauro o el De
Spiritu Sancto de teodulfo de orléans). Entre ellas cabe mencionar el De Doctrina Christiana, el De Genesi contra Manicheos y el De Genesi ad litteram
de san Agustín, el Epitome Iustinii, el Epitome Aegidiana, el Epitome Iuliani,
las Epistulae Morales de séneca, la Historia Naturalis de plinio, el Peri Archon de orígenes de Alejandría (en la traducción latina de Rufino de Aquilea),
las obras filosóficas de Apuleyo, un Tractatus de san Cipriano de Cartago, los
Carmina de sidonio Apolinar, las obras del gramático mario Victorino, el Corpus Agrimensorum Romanorum, las obras de marciano Capella, las Epistulae
ad familiares de Cicerón, así como un compendio de leyes que incluía la Lex
Ripuaria, la Lex Salica, la Lex Burgundiorum y la Lex Visigothorum(39).
37. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, loc. cit., y j. FlECKEnstEIn,
Die Hofkapelle der deutschen Könige (I), op. cit., p. 231 y ss. también Rudolf sCHIEFFER ha
apostado por revalorizar la política cultural de luis el piadoso (vid. «ludwig der Fromme. zur
Entstehung eines karolingischen Herrscherbeinamens», Frühmittelalterliche Studien, 16, 1982,
pp. 58-73).
38. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., p. 78; Heinz lÖWE, «studien zu den Annales Xantenses», Deutsches Archiv, 8, 1950, p. 88 y ss.
39. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., pp. 79-91, y Libraries
and Schools in the Carolingian Revival of Learning, art. cit., pp. 97-98.
REYES, MONJES Y SABIOS
21
un elenco considerable de códices, una «cantidad inmensa de libros»
como la describía Rábano mauro en el año 829, que no tiene mucho que envidiar al de su padre si bien no lo supera. Con todo, el tono general de estas obras
(a excepción de las de marciano Capella) es menos didascálico y de contenido
más piadoso que el de las del armarium de Carlomagno.
Con todo, luis el piadoso mostró una cierta preocupación legislativa
por el cuidado de las bibliotecas. Así, en una encíclica imperial dirigida a los
arzobispos del Imperio carolingio en el año 817, ludovico pío insistía en la
importancia que para el episcopado tenía el don de la ciencia así como en la
cuidadosa preservación del legado de las bibliotecas, de forma que se corrigieran los textos «transcritos con negligencia»(40). A la muerte del emperador,
su hermanastro el arzobispo de metz, drogón (hijo bastardo de Carlomagno),
se haría cargo de la distribución de los numerosos códices de la biblioteca palatina de luis el piadoso, por encargo de éste en su lecho de muerte(41).
Los hijos de Luis el Piadoso y sus bibliotecas
Al menos seis ricos códices carolingios conservados en la actualidad
(un sacramentario, un salterio y cuatro Evangelios) proceden del scriptorium
del hijo mayor de luis el piadoso, el emperador lotario, un gobernante de
fuertes inquietudes intelectuales que no se separaba ni siquiera en sus campañas
militares de su rica biblioteca. En su scriptorium trabajaba un pequeño grupo
de escribas, aunque no se sabe si de forma estacional o permanente. de los seis
códices antes mencionados nos consta que estaban destinados al uso personal
de lotario al menos tres de ellos(42). no podemos tampoco dejar de citar la presencia en el aula regia de lotario en la ciudad lombarda de pavía de todo un
equipo de notarios y escribas.
que, en efecto, lotario fue un gobernante que amaba los libros lo revelan la dedicatoria de varios tratados exegéticos (sobre los libros de jeremías
40. luIs El pIAdoso, Encyclica ad archiepiscopos, ed. g.H. pertz, Ludovici I Capitularia,
op. cit., p. 220.
41. B. BIsCHoFF, The Court Library under Louis the Pious, art. cit., p. 92.
42. Rosamond mcKIttERICK, “Royal patronage of culture in the Frankish Kingdoms under
the carolingians: motives and consequences», Committenti e produzione artistico-letteraria
nell’Alto Medioevo occidentale, xxxIx settimane de studio del Centro Italiano di studi sull’Alto medioevo, Espoleto, 1991, p. 105.
22
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
y Ezequiel, este último a petición expresa del emperador) por parte del abad
de Fulda, Rábano mauro, en el prefacio de uno de los cuales éste alude a la
lectura competente de ellos por parte del emperador(43). su propio preceptor,
el maestro irlandés Clemente, le dedicaría su Ars Grammatica, con un poema
dedicatorio que alude al interés de lotario por la sabiduría de los antiguos(44).
Ahora bien, de entre los hijos de luis el piadoso fue sin duda Carlos
el Calvo (reg. 840-877) el que demostró una mayor pasión por los libros. no
en vano, Carlos el Calvo surge ante nuestra mirada como un verdadero Rex
litteratus, un auténtico príncipe del renacimiento carolingio según la plástica
definición acuñada por el profesor Wallace-Hadrill, quien le ha caracterizado
como «el personaje más grande de su dinastía si exceptuamos a su abuelo, Carlomagno. piadoso, reservado, implacable, sofisticado, autoritario, un auténtico
príncipe del renacimiento y, por ello, un hombre peligroso en cualquier
caso»(45). En este sentido, resulta muy indicativo el hecho de que más de cincuenta obras sobre diferentes cuestiones le fueron dedicadas a lo largo de su
largo reinado(46).
Estos son, sumariamente, los escasos datos disponibles sobre la existencia de una biblioteca palatina de Carlos el Calvo: a/ en el capitular de
quierzy (14 de junio del año 877) el monarca franco, dentro de sus disposiciones testamentarias, establecía que sus libros debían ser divididos entre sus
hijos y sus dos monasterios favoritos (saint-denis y santa maría de Compiègne); b/ la bibliotheca real es mencionada en un poema latino dedicado al
Rey en el preámbulo de la llamada Biblia Viviana; y c/ en las actas del sínodo
de ponthion (año 876) se alude al abad Hilduino de saint-Bertin como abbas
et bibliothecarius. teniendo en cuenta que era capellán y notario palatino, se
puede inferir que era bibliotecario palatino del rey Carlos, ya que no tiene sentido que lo fuera del cenobio del que ya era abad(47).
Y es que, si bien es cierto que en la cancillería de Carlos el Calvo florecieron un cierto número de clérigos instruidos, tales como pardulo, obispo
43. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 30-31.
44. B. BIsCHoFF, Libraries and Schools in the Carolingian Revival of Learning, art. cit., p.
98.
45. john michael WAllACE-HAdRIll, «A Carolingian Renaissance prince: the Emperor
Charles the Bald», Proceedings of the British Academy, 64, 1978, p. 155.
46. pierre RICHé, Les carolingiens. Une famille qui fit l’Europe, parís, 1983, p. 321.
47. Rosamond mCKIttERICK, “Charles the Bald (823-877) and his library: the patronage of
learning”, English Historical Review, 95, 1980, p. 28.
REYES, MONJES Y SABIOS
23
de laon, luis, abad de saint-denis o Ebroin, obispo de poitiers, sin duda, el
más interesante de ellos fue este bibliothecarius, el monje Hilduino, sucesor
del gran Alcuino de York en la abadía de san martín de tours y posteriormente
abad de saint-Bertin y saint-germain des prés.
En la nutrida biblioteca de Carlos el Calvo hay constancia documental
de que se encontraban obras tales como el De Arithmetica de Boecio (regalo
del propio Hilduino, había sido copiado en el scriptorium de tours), algunas
obras menores de san Agustín (expresamente copiadas en un scriptorium para
el Rey), el Epitome Rei Militaris de Vegecio (en una edición del obispo Freculfo de lisieux especialmente dedicada al monarca), el Epitome de Caesaribus de Aurelio Víctor, el De Coelesti Hierarchia del pseudo-dionisio
Areopagita (en la traducción latina de Escoto Erígena), el De Cultu Imaginum
de jonás de orléans y la Vita Karoli de Eginardo(48).
por supuesto, seguramente otras muchas obras de las cuales no ha quedado constancia documental poblarían sus estantes, teniendo en cuenta además
que también se encontrarían entre sus anaqueles obras dedicadas al propio Rey
franco como el Chronicon de Freculfo de lisieux o el de Dissensionibus filiorum Hludowici Pii de nitardo de saint-Riquier, así como al menos otros
dieciocho libros que le fueron dedicados por intelectuales como juan Escoto
Erígena, el arzobispo Hincmar de Reims, Ratramno de Corbie, Heirico de Auxerre o el abad de Corbie, pascasio Radberto(49).
En contraste con el erudito Carlos el Calvo, su hermanastro luis el
germánico aparenta ser un príncipe guerrero sin excesivas inquietudes intelectuales. pero solo a primera vista ya que luis el germánico no fue un patán
ni un Rex illiteratus. Al menos si prestamos atención al hecho de que poseyera
una importante biblioteca, tal y como apunta Bernhard Bischoff(50). no deja de
ser relevante, en este sentido, el hecho de que el abad Rábano mauro le dedicara su enciclopédico De Universo sive De Rerum Natura y que el propio luis
el germánico le solicitara un comentario del Libro de Jeremías para encontrar
reposo de los tumultos políticos en la lectio divina(51).
48. R. mCKIttERICK, Charles the Bald and his library, art. cit., pp. 31-32, 35-36 y 40-41.
49. R. mCKIttERICK, Charles the Bald and his library, art. cit., pp. 30 y 32-33.
50. Vid. Bernhard BIsCHoFF, «Bücher am Hofe ludwig des deutschen und die privatbibliothek des Kanzlers grimalt», Mittelalterliche Studien, vol. 3, pp. 187-212.
51. pierre RICHé, L’Empire carolingien (VIIIe IXe siècles), parís, 1973, p. 268.
24
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
A partir del prefacio de estas obras se deduce de forma irrefutable que
estas dedicatorias no eran meros formalismos y que el soberano alemán realmente leía con atención estas obras e incluso las debatía con sus clérigos áulicos para enmendarlas: os envío este opúsculo, nobilísimo rey Luis, para que
lo leáis y lo examinéis... si algo encontrarais que deba ser corregido, vos u
otros, ya que tenéis con vosotros lectores muy expertos, achacadlo a mi impericia y mi fragilidad(52).
Emperadores y bibliotecas en el Reich otónida
Curiosamente, a pesar de su falta de interés por el mecenazgo, dos de
los sucesores de luis el germánico en el trono teutónico, Arnulfo de Carintia
y Conrado I (911-919), fueron protagonistas de incidentes relacionados con la
sustracción de libros a bibliotecas monásticas. de esta forma, sabemos que Arnulfo fue reprendido por el abad de Fulda por sustraer de la biblioteca monástica un Evangelario, situación por la que también pasó Conrado en la abadía
de saint-Emmeran de Ratisbona(53).
Con todo, tenemos que esperar al reinado de otón II para encontrar
de nuevo un monarca alemán interesado en los libros. otón II ha sido definido
por pierre Riché como un gobernante que «pretendía ser un emperador lúcido
y sabio, protector de los intelectuales»(54). Habiendo recibido una educación
esmerada en las letras latinas y quizá las griegas, el emperador otón II era un
auténtico bibliófilo. En efecto, de creer al monje Ekkehard, sus visitas a la biblioteca de la abadía de saint-gall eran temidas por los monjes, ya que «tomaba prestados» gran número de códices en latín y griego(55).
Aún más cultivado que otón II fue su hijo y sucesor otón III. El monje
cronista francés del siglo xI Ademar de Chabannes lo define como un empe-
52. Quod etiam opusculum tibi, rex nobilissimus Hludowice... ad legendum et ad probandum
direxi... si quid autem aliter per te vel eos, tecum habes peritissimos lectores, positum repereris,
ignoscas imperitiae meae atque fragilitati (apud j.W. thompson, Literacy and the Laity, op.
cit., p. 43, n. 39).
53. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 82.
54. pierre RICHé, Gerbert d’Aurillac, le Pape de l’an mil, parís, 1987, ed. esp. Gerberto. El
Papa del Año Mil, madrid, 1990, p. 51.
55. según relata EKKEHARd en su Casus Sancti Galli (c. 147); apud Kart j. lEYsER, Communications and power in Medieval Europe, londres, 1994, pp. 151-152.
REYES, MONJES Y SABIOS
25
rador-filósofo: imperator qui philosophiae intentus(56). Educado entre mujeres
cultas y refinadas como su madre, su abuela y sus tres hermanas, fue un hombre
a un tiempo sensible y místico, penitente habitual y uno de los mayores patrocinadores de las artes plásticas de toda la Edad media(57). su biblioteca palatina
fue más importante que cualquier otra que hubiera reunido un monarca alemán
en el siglo x, contando con un mínimo de cuarenta y cuatro códices, la mayoría
procedentes de scriptoria italianos y algunos de las bibliotecas palatinas carolingias. de entre ellos cabe destacar la presencia de obras de plinio (la Naturalis
Historia), tito livio (las Historiae), séneca (sus Epistolae), quintiliano, san
Fulgencio, san Agustín (el De Haeresibus), prisciano, orosio, san Isidoro de
sevilla, Casiodoro (las Institutiones), Boecio (comentario del Isagogus de porfirio), juan Escoto Erígena, Heirico de Auxerre, pascasio Radberto e Hincmar
de Reims (la Vita Sancti Remigii)(58).
Curiosamente, no hay presencia alguna de códices en lengua griega o
de autores bizantinos a pesar de que sabemos que juan philogatos, cuando era
preceptor del emperador, le regaló varios libros en esta lengua. Además, que
sepamos, el joven emperador encargó al scriptorium de la abadía de Reichenau
la elaboración de cuatro códices para su biblioteca personal. Estos suntuosos
códices incluyen los Cuatro Evangelios, el Cantar de los Cantares, el Libro
de Daniel (comentado) el Libro de los Proverbios y el Libro de Isaías (con
glosa). también parece que el códice del Apocalipsis de Bamberg fue compuesto a petición de otón III(59).
de entre los obsequios de libros que recibió el emperador conocemos
las Historiae de Richer de Reims (regalo del propio autor), un códice de Boecio
(regalo del obispo Bernardo de Hildesheim), el De Natura Rerum de san Isidoro de sevilla y el De Arithmetica de Boecio (ambos regalo de gerberto de
Aurillac). Este último había pertenecido al rey Carlos el Calvo sin que sepamos
cómo acabó en manos de gerberto. Además, conocemos una serie de manus56. AdEmAR dE CHABAnnEs, Chronicon, III, 31, M.G.H. Scriptores, vol. 4, p. 129 (apud
j. W. thompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 84 y 103, nota 25).
57. josef FlECKEnstEIn, Early Medieval Germany, Amsterdam, 1978, p. 159.
58. Florentine mutHERICH, «the library of otto III», The Role of the Book in Medieval Culture, ed. peter ganz, turnhout, 1986, vol. 2, pp. 11-26; Rosamond mCKItERICK, “Continuity
and Innovation in tenth-Century ottonian Culture”, Intellectual Life in the Middle Ages: Essays
presented to Margaret Gibson, ed. lesley smith, londres, 1992, p. 16, y “ottonian Intellectual
Culture and the Role of teophanu”, Early Medieval Europe, 2, 1993, pp. 60-61.
59. R. mCKIttERICK, Ottonian Intellectual Culture, art. cit., p. 59.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
critos que manejaban los clérigos de la capilla palatina de otón. Entre ellos
destacan las Institutiones de justiniano, varios códices de derecho Canónico
y las Decretales pseudo-isidorianas(60).
Enrique II, el último de los emperadores sajones, fue un digno sucesor
de otón III en lo que respecta a su condición de emperador-filósofo. destinado
en su juventud a la carrera eclesiástica por lo que, naturalmente, recibió una
educación en las Artes liberales, primero en la abadía de Hildesheim y después
en Ratisbona. todo apunta a que Enrique II podía leer latín con facilidad y
tenía cierta reputación como bibliófilo. Así, cuando fundó la que sería luego
su diócesis favorita, Bamberg, proveyó a su catedral de una magnífica biblioteca, a la que hay que añadir su propia biblioteca personal. El meollo de su biblioteca palatina lo formaron los libros que heredó de otón III, completados
con los libros que Enrique II heredó de su maestro, el obispo Wolfgang de Ratisbona. pero, sin duda, los códices más valiosos de su biblioteca, donados
luego a la catedral de Bamberg, los adquirió durante su expedición al sur de
Italia en 1022(61).
por otro lado, a pesar de esta brillante saga de imperatores litterati y
a diferencia de lo que sucede con el mundo carolingio, no hay evidencia alguna
de patronazgo directo por parte de los emperadores otónidas de grupos de escribas asociados de forma permanente a la corte imperial. no hubo una producción libraria estrictamente asociada al apoyo económico de la Realeza y
en las bibliotecas de los emperadores otónidas apenas había libros copiados
en scriptoria alemanes.
Realeza feudal y bibliotecas
guglielmo Cavallo distingue para el periodo feudal entre bibliotecas
monásticas, bibliotecas señoriales, propia de los bellatores, y “bibliotecas de
Estado” (biblioteche di Stato)(62). Estas últimas se distinguirían de las bibliotecas señoriales (cuyo origen estaría en las bibliotecas de la aristocracia laica
carolingia(63) y que cuajarían definitivamente en el siglo xII) no por su propie60. R. mCKIttERICK, Ottonian Intellectual Culture, art. cit., pp 61-62.
61. j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 84.
62. g. CAVAllo, Introducción a Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., pp.
xVIII-xIx y xxVI-xxVII.
63. Vid. pierre RICHé, «les bibliothèques de trois aristocrates laïcs carolingiens», Le Moyen
Age, 69, 1963, pp. 87-104.
REYES, MONJES Y SABIOS
27
tario, ya que las bibliotecas de muchos reyes feudales se ajustaron a un modelo
señorial, sino por sus características propias.
la biblioteca señorial de la época feudal pertenece a un ámbito estrictamente privado, sus contenidos suelen ser muy restringidos, o bien devocionales o bien de entretenimiento (literatura caballeresca sobre todo)(64), sus
códices están celosamente custodiados en un armarium cerrado, fácilmente
transportable (biblioteca itinerante). la idea de tesaurización y custodia celosa
del libro está presente, ya que no hay un espacio de lectura ni política bibliotecaria o proyecto cultural alguno(65).
por el contrario, la “biblioteca de Estado” (o palatina), cuyo primer
ejemplo medieval es la biblioteca de Carlomagno, es un lugar semi-público,
abierto a la consulta de los intelectuales del entorno palatino, está custodiada
por un bibliotecario, además de la literatura piadosa, teológica y exegética
acoge códices con contenidos escolásticos y de autores de la Antigüedad Clásica además de un gran número de crónicas, es decir, es reflejo de un cierto
proyecto cultural, por difuso que este sea.
lo cierto es que la mayor parte bibliotecas de los reyes feudales encajan mejor en el modelo de biblioteca señorial que en el de “biblioteca de Estado”, como no podía ser de otra manera, dada la condición esencialmente
nobiliaria, de primus inter pares de la Realeza feudal. si muchos monarcas de
la Feudalidad no se distinguieron por sus hábitos sociales y mentalidad de la
aristocracia de sus reinos, sus bibliotecas no iban a escapar a esta dinámica.
solo el luminoso renacimiento del siglo XII comenzaría a alterar algo
esta realidad, preparando el advenimiento de las bibliotecas de Estado del Renacimiento Italiano. En efecto, al mismo tiempo que se producía una mutación
de la Realeza feudal gracias a la recepción del derecho Romano y de los modelos políticos de la Antigüedad Clásica, los príncipes del occidente latino
iban a convertirse en muchos casos en reges litterati ávidos de cultura libresca.
Este fenómeno, que ha sido definido como la clericalización de la Realeza feudal (en el sentido de la ecuación acuñada por Herbert grundmann: laicus=in64. por ejemplo, conservamos un catálogo de la biblioteca de un noble laico francés de comienzos del siglo xIV, el señor de la Ferté en ponthieu. El catálogo incluye 46 volúmenes, de los
cuales solo seis son obras en latín. El resto eran romances épicos y obras piadosas en lengua
vernácula.
65. g. CAVAllo, Introducción a Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., p.
xxVII.
28
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
litteratus / clericus=litteratus)(66) sacó a los monarcas de las filas de los laicos,
de los bellatores, para situarles en una esfera intermedia entre el clero y la nobleza. Y esto afectó a todos los ámbitos de la sociedad de corte, también a las
bibliotecas.
también cabe insistir en que la cultura literaria y la alfabetización de
los laicos de la plena Edad media también tuvieron su origen en el crecimiento
de la burocracia y la administración y no solo en un deseo abstracto de educación y literatura. Aún con todo, este proceso de transformación de las “bibliotecas señoriales” de los reyes en bibliotecas palatinas sería muy lento y solo la
proliferación de “bibliotecas de Estado” durante el Quattrocento le dará término.
Las bibliotecas y los príncipes en la Francia capeta
En el siglo xI francés hubo duques y condes que sobrepasaron a los
reyes por el tamaño de sus bibliotecas y su cultura personal. En este sentido,
Ademaro de Chabannes nos brinda en su Chronicon un vivido retrato sapiencial de uno de los más destacados de entre ellos: el duque de Aquitania, guillermo V el grande (duc. 993-1030). El duque había recibido instrucción en
letras latinas en su juventud, conocía las sagradas Escrituras y tenía una gran
biblioteca en su palacio. Cuando se lo permitían los asuntos de gobierno dedicaba su tiempo a la lectura e incluso pasaba las noches de invierno en vela leyendo(67). según subraya thompson, parece que “una de las mayores
inquietudes del duque aquitano fue tener una buena biblioteca” y sabemos que
entre sus tesoros más preciados estaba un manuscrito compuesto en letras de
oro, un regalo del rey Canuto el grande (quien curiosamente, era illitteratus)(68).
En torno al año 1200 en lo alto de la jerarquía feudal francesa surgieron
hombres con un cierto gusto por los placeres del intelecto, nobles que apreciaban los libros y a aquellos que los escribían, nobles que incluso escribieron
66. Vid. Herbert gRundmAnn, “Litteratus Illitteratus: der Wald einer Bildungsnorme von
Altertum zum mittelalter”, Archiv für Kulturgeschichte, 40, 1958, pp. 42 y ss.
67. AdEmARo dE CHABAnnEs, Chronicon, III, 54, ed. j. Chavanon, pp. 176-177: Fuit dux
iste a puericia doctus litteris, et satis noticiam scripturarum habuit. Librorum copiam in palatio
suo servavit, et si forte a tumultu vacaret, lectioni per se ipsum operam dabat, longioribus
noctibus elucubrans in libris, donec somno vinceretur (j. W. tHompson, The Literacy of the
Laity, op. cit., p. 128)
68. j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 129.
REYES, MONJES Y SABIOS
29
ellos mismos libros. los poderosos condes de Flandes (Felipe de Alsacia, Balduino VIII y Balduino Ix, que sería el primer emperador latino de Bizancio)
fueron una dinastía de comites litterati, bien versados en las letras. El conde
Felipe en particular fue un hombre de gran cultura literaria y un mecenas de
las letras. Fue él quien regaló a Chrétien de troyes un libro anglo-normando
con relatos del santo grial del cual el poeta extrajo el material poético para su
famoso poema artúrico en francés, el Perceval, obra que dedicó en justa correspondencia al conde. Consiguió reunir una importante biblioteca que puso
a disposición de los poetas que frecuentaban su corte(69). mientras, en el delfinado (Auvernia), el delfín Roberto I formó una amplia biblioteca en la que recopiló toda clase de libros sobre las más diversas herejías y sectas, lo que llevó
a muchos a hacerse preguntas sobre su ortodoxia(70).
En contraste con estos ejemplos de nobles bibliófilos, el primer monarca Capeto que cuidó de proveerse de una biblioteca palatina digna de ese
nombre fue san luis, doscientos años después de que lo hiciera guillermo V
de Aquitania. de entre sus augustos antepasados, apenas hay evidencia documental de que tuvieran el menor interés por los libros. de luis VII (reg. 11371180) Robert Fawtier nos dice que amaba los libros, pero no aporta ninguna
evidencia documental de que tuviera una biblioteca(71).
sea como fuere, lo cierto es que en un balance historiográfico publicado sobre los inventarios de bibliotecas del siglo xII, un trabajo del profesor
Birger munk olsen(72), no aparece mencionado un solo inventario de biblioteca
regia en todo el occidente latino, lo cual resulta muy significativo. Esta ausencia de inventarios para las bibliotecas regias (debido, sobre todo. a la inexistencia de bibliotecarios), a diferencia de lo que ocurre con las monásticas
y catedralicias, supone un serio obstáculo a la hora de reconstruir posibles bibliotecas palatinas. Casi siempre el único instrumento válido para su estudio
resultan ser los inventarios post mortem de bienes de un monarca difunto o su
propio testamento y, en ocasiones, sus libros ni siquiera son mencionados.
69. j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 140-141.
70. Achille luCHAIRE, La société française au temps de Philippe-Auguste, parís, 1909, p.
377; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 138.
71. Robert FAWtIER, Les Capetiens et la France, parís, 1958, ed. ingl. The Capetian Kings of
France: Monarchy and Nation (987-1328), nueva York, 1966, p. 22.
72. Vid. Birger munk olsEn, “le biblioteche nel xII secolo negli inventari dell`epoca”, Le
biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., pp. 137-162.
30
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
En realidad, san luis fue también el primer soberano francés desde
los tiempos de Carlos el Calvo en valorar la importancia de una biblioteca para
el uso de los clérigos y escolásticos. En efecto, según leemos en la Vita Sancti
Ludovici de godofredo de Beaulieu, san luis, inspirado durante su cruzada
egipcia por la práctica de un gran sultán sarraceno de ultramar de reunir grandes cantidades de libros de toda clase para uso de sus filósofos y considerando
que los hijos de las tinieblas parecían ser más prudentes y celosos que los
hijos de la luz a la hora de custodiar sus errores, estableció a su regreso a
Francia una suerte de “biblioteca central” palatina, que hizo construir en un
lugar apto y fuertemente resguardado junto a su capilla palatina de parís(73).
sin embargo, jacques le goff, en su monumental biografía del Rey
santo ha señalado que esta biblioteca fue personal y que no alcanzó la dimensión institucional de una “biblioteca de Estado”, una dimensión que solo se alcanzaría con Carlos V el sabio(74). también apunta que en ningún caso fue san
luis “un coleccionista de manuscritos”(75). Ahora bien, le goff menciona, sin
citar la fuente, el dato proporcionado por godofredo de Beaulieu respecto a la
fuente de inspiración que supuso para luis Ix la biblioteca del sultán, pero
no somete a crítica esta fuente en lo tocante a las dimensiones de la biblioteca
palatina del monarca francés(76).
Y es que el cronista menciona expresamente el hecho de que la biblioteca de san luis estaba abierta a los literatos y al clero de su corte para su provecho y la edificación de sus prójimos (viri litterati ac religiosi familiares sui
ad utilitatem ipsorum et aedificationem proximorum) y que contaba con un
scriptorium encargado de copiar libros procedentes de todas las abadías de
Francia y enviarlos a esta biblioteca palatina. El propio san luis utilizaba esta
biblioteca para su estudio (libenter studebat) en sus ratos de ocio(77). A nuestro
juicio, la crónica está describiendo una biblioteca de Estado en todos sus as73. godoFREdo dE BEAulIEu, Vita Sancti Ludovici, xIII, ed. Bouquet, HF, xx, 15A; j.
W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 130.
74. jacques lE goFF, Saint Louis, parís, 1996, p. 579.
75. j. lE goFF, Saint Louis, op. cit., p. 581.
76. j. lE goFF, Saint Louis, op. cit., pp.579-580.
77. godoFREdo dE BEAulIEu, Vita Sancti Ludovici, xIII, ed. Bouquet, HF, xx, 15A: Audivit fidelis Rex, dum adhuc esset ultra mare, de quodam magno Sarracenorum Soldano, quod
omnia librorum genera, quae necessaria esse poterant philosophis sarracenis, diligenter faciebat
inquiri, et sumptibus suis scribi, et in armario suo recondi; ut litterati eorum librorum copiam
possent habere, quoties indigerent. Considerans igitur Pius Rex, quod filii tenebrarum pruden-
REYES, MONJES Y SABIOS
31
pectos y no una biblioteca particular. téngase en cuenta que estamos hablando
de una biblioteca de Estado de una monarquía del siglo xIII, no de una biblioteca del Renacimiento italiano.
según godofredo de Beaulieu, el Rey santo tenía un genuino amor por
los libros, pero en particular tenía preferencia por las obras auténticas y probadas de los santos padres (son mencionados san Agustín, san gregorio
magno, san Ambrosio y san jerónimo) por encima de las de los filósofos y
maestros seculares”(78). A propósito de esto, le goff subraya que al genuino interés del Rey santo por la sana doctrina católica hay que añadir la dimensión
del prestigio personal vinculado a la posesión de bellos y costosos libros magníficamente iluminados con miniaturas, “libros con un carácter imperial”, unos
códices que “cruzaban el límite entre el arte y la política”(79).
Con todo, lo cierto es que a lo largo del siglo xIII los reyes de Francia,
a pesar de su creciente interés por los libros, no serán nunca los principales
mecenas del Reino en cuanto a producción de códices se refiere, sino los numerosos clientes generados por la universidad de parís. los clientes universitarios desplazaron en el mercado de libros de parís a monasterios y reyes como
el epicentro del patronazgo(80).
tiores esse videntur filiis lucis, et erroris sui amplius zelatores quam sint filii Ecclesiae verae
fidei christianae; concepit, quod revertem in Franciam, omnes libros Sacrae Scripturae, quos
utiles et authenticos in diversis armariis abbatiarum invenire valerte, transcribi sumptibus suis
faceret, ut tam ipse quam viri litterati ac religiosi familiares sui in ipsis studere possent, ad utilitatem ipsorum et aedificationem proximorum. Sicut cogitavit, ita et reversus perfecit, et locum
aptum et mortem ad hoc aedificari fecit, scilicet Parisiis in capellae suae thesauro, ubi plurima
originalia tam Augustini, Ambrosii, Hieronymi, atque Gregorii, necnon et aliorum orthodoxum
doctorum libros sedule congregavit: in quibus, quando sibi vacabat, valde libenter studebat, et
aliis ad studendum libenter concedebat… Potius autem volebat de novo facere libros scribi,
quam emere jam conscriptos, dicens, quod hoc modo sacrorum librorum numerus et utilitas copiosius augebatur (j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 130).
78. godoFREdo dE BEAulIEu, Vita Sancti Ludovici, xIII, ed. Bouquet, HF, xx, 15d:
Non libenter legebat in scriptis magistralibus, sed in sanctorum libris authenticis et probatis (j.
W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 130).
79. j. lE goFF, Saint Louis, op. cit., p. 580; Vid. jacques KRYnEn, L`Empire du roi. Idées et
croyances politiques en France (XIIIe-XVe siècles), parís, 1993.
80. george d. gREEnIA, “university Book production and Courtly patronage in thirteenthCentury France and spain”, Medieval Iberia: Essays on the History and Literature of Medieval
Spain, ed. d. j. Kagay y j. t. snow, nueva York, 1997, p. 108.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
si todavía pueden existir dudas sobre la verdadera dimensión de la biblioteca de san luis, sobre lo que no hay ya debate alguno es sobre las características de biblioteca de Estado de la reunida cien años después por el rey
Carlos V el sabio (reg. 1364-1380). En efecto, el monarca francés acondicionó
en 1373 en una de las torres del louvre tres plantas como salas de su inmensa
biblioteca que en ese momento contaba con 917 volúmenes(81).
A su muerte, en el año 1380, el catálogo de la biblioteca real en el louvre recogía la enorme cifra de 1.300 volúmenes(82). si se tiene en cuenta que
en esta época la biblioteca particular de los grandes maestros de la universidad
de parís no superaban el centenar de códices, una biblioteca capitular no superaba los doscientos, la de la sorbona con 1.722 (catálogo de 1338) y que las
grandes bibliotecas monásticas francesas de Clairvaux o saint-denis contaban
con 1.700 y 1.600 volúmenes (catálogo de 1465)(83), se entenderá fácilmente
la dimensión extraordinaria de la biblioteca palatina del monarca, solo igualada
por la Biblioteca pontificia (unos 2.000 volúmenes en los inventarios de Aviñón
de 1369 y 1375)(84) y por el duque Felipe el Bueno de Borgoña, que llegó a reunir 800 volúmenes(85).
Las bibliotecas de la dinastía anglo-normanda
El profesor Clanchy ha señalado que “el abandono del Old English en
la documentación de la cancillería real y su sustitución por el latín” tras la conquista normanda de Inglaterra supuso un hito cultural, ya que los normandos
y extranjeros que llegaron en las postrimerías del año 1066 a las Islas Británicas inundaron las bibliotecas monásticas y catedralicias con donaciones de li-
81. Antonio AntElo IglEsIAs, “las bibliotecas del otoño medieval. Con especial referencia
a las de Castilla en el siglo xV”, Espacio, Tiempo y Forma, s. III, Historia medieval, 4, 1991,
p. 290.
82. jacques VERgER, Les gens de savoir en Europe a la fin du Moyen Age, parís, 1997, ed.
esp. Gentes del saber en la Europa de finales de la Edad Media, madrid, 1999, p. 99; vid. François AVRIl y jean lAFAuRIE, La librairie de Charles V, parís, 1968.
83. Bernard guEnéE, Histoire et culture historique dans l`Occident medieval, parís, 1980, p.
104.
84. A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 290.
85. Vid. C. CAspAR y F. lYnA, Philippe le Bon et ses beaux livres, Bruselas, 1944 y La librairie de Philippe le Bon, Bruselas, 1967.
REYES, MONJES Y SABIOS
33
bros en latín o el encargo de nuevos manuscritos(86). por consiguiente, sostiene
Clanchy, “el siglo posterior a la conquista normanda es el más importante en
la historia de la producción de libros de Inglaterra”(87). Al incrementar el uso
del latín en la escritura, la conquista normanda introdujo a Inglaterra y sus bibliotecas en el meollo de la civilización latina medieval.
Resulta curioso el hecho de que juan sin tierra sea el primer monarca
desde la Conquista normanda del que tenemos evidencia de que poseyera una
biblioteca. Como subraya Haskins, juan no era precisamente “un ratón de biblioteca” (bookworm)(88). Esto resulta sorprendente si tenemos en cuenta que
Enrique I Beauclerc fue un Rex litteratus y que Enrique II fue considerado
como el monarca más cultivado de su tiempo y un “mecenas sin rival”(89). de
hecho, Haskins da por descontado que este último soberano reunió una biblioteca, aunque solo fuera con la enorme cantidad de libros que le dedicaron, entre
ellos obras tan destacadas como el Dragmaticon Philosophiae del filósofo guillermo de Conches(90). Con todo, no disponemos evidencia documental de sus
bibliotecas en forma de catálogos. En cambio, este dato no resulta tan sorprendente si se tiene presente que “los libros del rey de Inglaterra estuvieron mucho
peor custodiados y registrados durante mucho tiempo que los de los monjes
benedictinos o los frailes mendicantes”(91).
lo cierto es que la evidencia documental de los libros del rey juan procede de una referencia casual en los archivos reales. una referencia en los pipe
rolls del tesoro de 1203 alude al elevado coste de transportar los libros del
Rey al otro lado del Canal, lo que indica que juan sin tierra poseía una biblioteca personal del tamaño de toda una biblioteca monástica(92).
86. Vid. R.m. tHomson, “the norman Conquest and English libraries”, The Role of the
Book in Medieval Culture, ed. p. F. ganz, vol. 1, 1986, pp. 27-40.
87. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record. England 1066-1307, oxford, 1993, p.
27.
88. Charles Homer HAsKIns, The Renaissance of the Twelfth Century, Cambridge, ma., 1927,
p. 84.
89. Reto R. BEzzolA, Les origines et la formation de la littérature courtoise en Occident
(500-1200), parís, 1967, p. 3; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 176.
90. CH. H. HAsKIns, The Renaissance of the Twelfth Century, op. cit., p. 84 y, del mismo
autor, “Henry II as patron of literature”, Essays in Medieval History Presented to T. F. Toul,
manchester, 1925, p. 174.
91. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., p. 161.
92. William l. WARREn, King John, londres, 1961, p. 157.
34
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
sin embargo, sobre los contenidos de esta biblioteca o su ubicación
apenas tenemos información. En el año 1205 el Rey recibió de uno de sus senescales (steward) una Historia de Inglaterra romanceada (esto es, en francés).
En 1208 la abadía de Reading le envió un ejemplar latino de plinio (sin más
especificaciones) que parece que le pertenecía originalmente. unos pocos días
antes esa misma abadía había hecho llegar al Rey una copia del Antiguo testamento, el De Civitate Dei de san Agustín, una obra de Hugo de saint Victor
(Summa de Sacramentiis), las Sententiae de pedro lombardo, el De Moribus
de Valeriano, un Comentario de orígenes y algunos textos escolásticos(93).
Esta última referencia es la más interesante, ya que era habitual que
un laico leyera historias romanceadas o que tuviera en su biblioteca a un clásico
como plinio, pero juan sin tierra es el primer monarca europeo del que se
tiene noticia de que leyera teología de los escolásticos modernos del siglo xII.
Con todo, es probable que su interés procediera de su disputa con Esteban
langton sobre los privilegios del clero(94). Además, los libros los pidió en préstamo a la abadía de Reading y no con el fin de adquirirlos. Este episodio demuestra que el gobierno real y el propio monarca ya precisaban de una
biblioteca de referencia, en particular para abordar asuntos eclesiásticos(95).
no obstante, el sucesor de juan, Enrique III, no parece que llegara a
reunir una biblioteca digna de tal nombre. tan solo poseyó libros litúrgicos y
algunas historias romanceadas. Enrique III fue antes un patrón de artistas y artesanos antes de que de intelectuales. Encargó numerosos misales miniados
para su esposa y para sí mismo, al igual que patrocinó la construcción de numerosas capillas en toda Inglaterra. su esposa, Eleanor, parece que poseía un
gran libro en francés en el que estaban contenidas las gestas de los reyes y
del principado de Antioquía, un libro que custodiaban los templarios junto a
otros elementos del tesoro real. Y es que este libro debe de ser el mismo que
el gran libro de romances con guarniciones de plata que es mencionado en
un inventario de Enrique III de 1237. Estos libros eran antes parte de un tesoro
que libros para su uso en búsqueda de información, de ahí que fuera custodiado
por los templarios(96).
93. CH. H. HAsKIns, The Renaissance of the Twelfth Century, op. cit., p. 85; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 179.
94. F.m. poWICKE, Stephen Langton, oxford, 1928, p. 99.
95. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., p. 161.
96. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., pp. 161-162.
REYES, MONJES Y SABIOS
35
tampoco existe evidencia de que Eduardo I poseyera una biblioteca.
Cuando quiso reclamar la soberanía sobre Escocia en 1291 tuvo que recurrir a
las bibliotecas monásticas para que consultaran sus crónicas, ya que no tenía
libros de historia a su alcance (si bien la biblioteca de la abadía de Westminster
era de fácil acceso para el Rey). pocos libros podemos encontrar en el catálogo
que hizo el obispo stapledon del archivo del rey Eduardo. Entre estos pocos
libros había un De Regimine Principum encuadernado en cuero rojo, una Regla
de los templarios, una Vida de San Patricio y un libro con las crónicas de Rodrigo jiménez de Rada, arzobispo de toledo (¿el De Rebus Hispaniae?), acaso
fruto de la relación del rey Eduardo con Alfonso el sabio, quien le ordenó caballero. Con todo, este catálogo da más la impresión de ser una miscelánea de
regalos y adquisiciones que una colección personal(97).
En opinión del profesor Clanchy, la explicación de esta escasez de evidencias respecto a la posesión de bibliotecas por parte de los monarcas ingleses
del siglo xIII “no está en que los reyes fueran laicos ignorantes, más interesados en el combate y la caza que en el estudio. la razón es más bien que los
asuntos de gobierno todavía no exigían el uso de una biblioteca, ya que solo
gradualmente el gobierno quedó asociado al estudio de los libros”(98).
medio siglo después ocupaba el puesto de canciller del Reino de Inglaterra alguien que tenía muy clara la relación entre gobierno y bibliotecas:
Ricardo de Bury, obispo de durham (1287-1345). En su Philobiblon, un auténtico canto a la bibliofilia, el canciller de Inglaterra refiere el apoyo recibido
de su señor, el rey Eduardo III, en su cruzada bibliofila: mientras desempeñaba
las funciones de canciller y tesorero en la corte del ilustre e invicto Eduardo
III… y después de un primer estudio de lo concerniente a la corte y a los asuntos públicos del reino, fui autorizado por la bondad real para investigar con
toda libertad en los rincones más apartados de la bibliotecas del reino… La
noticia de nuestra afición a los libros, sobre todo a los antiguos, cundió rápidamente y se difundió la especie de que nuestro favor se ganaba más fácilmente
por medio de manuscritos que por medio de dinero(99).
97. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., p. 162.
98. m.t. ClAnCHY, From Memory to Written Record, op. cit., p. 162.
99 RICARdo dE BuRY, Philobiblon. Tractatus pulcherrimus de amore librorum, prefacio,
ed. esp. Federico C. sáinz de Robles, Filobiblión. Muy hermoso tratado sobre el amor a los libros, madrid 1969, pp. 58-59; A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval,
art. cit., p. 289.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Las bibliotecas y los príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico
En el siglo xI, tras el fin de la dinastía sajona, con su énfasis en la alta
cultura latina, y el acceso al trono imperial de la Casa de Franconia se produjo
una decadencia generalizada de los estudios en Alemania, muy particularmente
entre los laicos y los propios emperadores(100). no obstante, si bien es cierto
que el primer emperador de la nueva dinastía de los salios, Conrado II, era
completamente analfabeto cuando subió al trono, su hijo y sucesor, el emperador Enrique III (imp. 1046-1056) tenía un perfil muy distinto.
En efecto, el capellán imperial Wipo alaba en su Tetralogus la porfía
de la emperatriz gisela para que su hijo Enrique estudiara las ciencias en los
libros (illa sibi libros persuasserat esse legendos) y así fuera un Rex peritus(101)
y no un Rex idiota como calificó el Chronicon Novaliciense a su augusto progenitor(102). Fruto de esta educación tan cuidada fue el dominio del latín que
mostraría el emperador Enrique y su refinado gusto literario.
Existe abundante material documental, en particular prólogos de obras
que le son dedicadas, que prueba de forma fehaciente el brillante patronazgo
cultural del emperador Enrique III. Ejemplos de ello los tenemos en la Rethorimachia de Anselmo de Besate, el Peripatético, en la dedicatoria de las obras
de Wipo o en la de la crónica de las gestas de Conrado II y Enrique III debida
a la pluma de Hermann de lame, una obra hoy perdida(103). Además, de forma
casual ha llegado hasta nosotros una carta del abad sigfrido de tegernsee (ab.
1048-1068) al obispo de guillermo de utrecht, en la que se excusaba por no
haber realizado todavía la copia de unos códices para él debido a que el scriptorium de la abadía estaba en ese momento ocupado con un importante encargo
de libros al por parte del emperador Enrique III(104). de este documento se infiere más allá de toda duda que el emperador alemán tuvo que haber reunido
100 j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 90-91.
101. WIpo, Tetralogus, Carmen Legis, vv. 158 y ss., ed. m.g.H. scriptores, xI, p. 250: Felix
sit mater memorando carmine digna / Gisela, de Caroli procedens sanguine Magni. / Haec operam dederat, quod rex in lege studebat; / Illa sibi libros persuasserat esse legendos, / Ut varios
ritus diiudicet arte peritus.
102. AnónImo, Chronicon Novaliciense, app. 17, ed. m.g.H. scriptores, VII, p. 128; apud
j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 88.
103. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 88.
104. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 89.
REYES, MONJES Y SABIOS
37
una biblioteca palatina, aunque solo podemos hacer conjeturas sobre su tamaño.
también encontramos un raro ejemplo de noble cultivado en la Alemania de esta época en la figura de Federico II, conde palatino de sajonia (m.
1088). Educado en la escuela monástica de Fulda con la intención de que profesara, Federico se convirtió inopinadamente en conde palatino al morir su hermano mayor. Había sido tan bien instruido en Fulda que era capaz, no solo de
leer y comprender sus cartas, sino también de corregir a sus capellanes cuando
se equivocaban en el servicio divino. según atestigua el Chronicon Gozecense,
el conde palatino adquirió una biblioteca tan grande que requería de varios
asnos para ser transportada y que contenía los Moralia in Job de san gregorio
magno y otros códices valiosos(105).
tras un siglo de imperatores illiterati o como mínimo indiferentes a
la cultura latina, tales como Enrique V, lotario III o Conrado III, encontramos
de nuevo en la época de los staufen a monarcas dignos émulos de los otónidas.
según el cronista Rahewin el emperador Federico I Barbarroja (imp. 11551190) fue un hombre culto, capaz de citar de memoria pasajes enteros Flavio
josefo o sentencias del derecho Canónico, además de como un estudioso de
las sagradas Escrituras y las crónicas: scripturas et antiquorum regum gesta
sedulo perquirit(106).
sean estos o no lugares comunes extraídos de la Vita Karoli de Eginardo, de jordanes y de sidonio Apolinar, como sugiere Franco Cardini o
“pomposas proclamas” en palabras de james thompson (quien recuerda que
el dominio del latín del emperador era cuanto menos pobre)(107), lo cierto es que
parece que Barbarroja sí reunió dos bibliotecas particulares en sus palacios de
Aquisgrán y Hagenau (Alsacia), siendo esta última de cierta importancia(108).
105. AnónImo, Chronicon Gozecense, I, 13, ed. m.g.H. scriptores, x, p. 146; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 91.
106. RAHEWIn, Gesta Friderici, IV, 86, ed. m.g.H. scriptores, xx, p. 490; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 94.
107. Franco CARdInI, Il Barbarossa. Vita, trionfi e illusioni di Federico I o imperatore, milán,
1985, ed. esp. Barbarroja. Vida, triunfos e ilusiones de un emperador medieval, Barcelona,
1987, pp. 121-122; j. W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 94.
108. CH. H. HAsKIns, The Renaissance of the Twelfth Century, op. cit., p. 85; patience AndREWEs, Frederick II of Hohenstaufen, oxford, 1970, p. 11.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
las dudas que pudiera suscitar la eruditio latina de Barbarroja no tienen cabida con sus dos inmediatos sucesores, tanto su hijo Enrique VI (imp.
1190-1198) como, sobre todo, su nieto Federico II (imp. 1220-1250), un auténtico Rey filósofo que dominaba el latín, el griego, el alemán y el árabe, fueron gobernantes muy cultivados.
En opinión de uno de sus biógrafos, “Federico II tuvo que tener una
biblioteca muy destacable”, ya que muchas obras en griego y hebreo fueron
traducidas para él y los mejores intelectuales de la época trabajaban en su corte
multicultural de palermo(109). también en su reciente biografía del emperador
el profesor david Abulafia menciona la existencia de una biblioteca imperial
y subraya que Federico gastó grandes sumas en la compra de libros pero no
abunda más en la cuestión(110).
Aspectos como el posible papel jugado en la configuración y custodia
de la biblioteca federiciana por el cultísimo Logothetes (protonotario de la
curia imperial), piero della Vigna(111), el posible inventario de sus libros o la
producción de manuscritos en el scriptorium imperial quedan abiertos a la especulación. Y es que, como ha subrayado la mayor especialista en la cuestión,
Florentine mütherich, es muy poco lo que sabemos sobre los manuscritos federicianos o sobre la imbricación del scriptorium imperial y la biblioteca palatina con el conjunto de la corte de Federico II(112). de hecho, la mayor parte
de los manuscritos del periodo Hohenstaufen que se conservan corresponden
al reinado de su sucesor, el rey manfredo(113).
109. p. AndREWEs, Frederick II, op. cit., p. 50.
110. david ABulAFIA, Frederick II: a Medieval Emperor, oxford, 1992, pp. 254 y 298.
111. Vid. peter HERdE, “literary Activities of the Imperial and papal Chanceries during the
struggle between Frederick II and the papacy”, Intellectual Life at the Court of Frederick II
Hohenstaufen, ed. William tronzo, Washington, d.C., 1990, pp. 227-239.
112. Vid. Florentine mutHERICH, “Handschriften im umkreis Friedrichs II”, Probleme um
Friedrich II, ed. josef Fleckenstein, studien und quellen zur Welt Kaiser Friedrichs II, 4, sigmaringen, 1974, pp. 9-21; vid. asimismo giulia oRoFIno, “Handschriften aus dem umkreis
Friedrichs II”, Die Zeit der Staufer: Geschichte-Kunst-Kultur, ed. Reiner Hausherr, stuttgart,
1977-1979, vol.1, pp. 645-663.
113. Rebecca W. CoRRIE, “the Conradin Bible and the problem of Court Ateliers in southern
Italy in the thirteenth Century”, Intellectual Life at the Court of Frederick II, op. cit., p. 17.
REYES, MONJES Y SABIOS
39
Los gobernantes de la Italia feudal y las bibliotecas
sin duda, durante toda la Edad media hubo más laicos cultivados en
Italia que en ningún otro país al norte de los Alpes. El acceso al dominio del
latín que convertía a alguien en litteratus era mucho más fácil a un italiano que
a un inglés, un alemán o incluso un francés. por tanto, como no podía ser de
otro modo, encontramos numerosos ejemplos de principes litterati en la península Itálica.
sergio I, duque de nápoles en el siglo Ix, estaba tan versado en el dominio de las lenguas griega y latina que podía traducir fácilmente de una a la
otra con rapidez. no resulta sorprendente, por tanto, que el duque sergio estuviera interesado en los libros y las bibliotecas. En este sentido, se sabe que hizo
una donación de tres copias de Flavio josefo a la biblioteca episcopal de nápoles(114).
En la toscana del siglo xI tenemos un interesante ejemplo de una biblioteca reunida por un gobernante laico, en este caso se da además la circunstancia de que hablamos de una mujer. En efecto, la condesa matilde de toscana
no solo sabía hablar alemán, francés e italiano con fluidez (teutonicam, francigenam et lombardicam optime novit linguam), también dominaba la cultura
literaria latina, pues era una mujer dedicada al estudio de las ciencias, habiendo reunido una gran biblioteca sobre las Artes Liberales según nos cuenta
la Vita Mathildis(115).
En una biografía en verso del mismo nombre compuesta por el poeta
donizo en honor de la condesa de toscana podemos leer que no había en Italia
ningún gobernante más estudioso que ella, que dedicaba los días y las noches
al estudio y a la recitación de los Salmos y que había reunido una inmensa
cantidad de libros(116). Y es que la condesa matilde “podía conversar con fluidez
en cuatro lenguas y podía cartearse en latín con los grandes hombres de su
tiempo sin necesidad de secretario, ya que ella misma escribía sus propias car114. j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., pp. 65-66.
115. AnónImo, Vita Mathildis: fuit etiam scientiarum studio dicata, et Liberalium Artium
grandis bibliotheca sibi non defuit (ed. muratori, scriptores Rerum Italicarum, V, p. 396; apud
j.W. tHompson, The Literacy of the Laity, op. cit., p. 69).
116. donIzo, Vita Mathildis, II, 20, ed. m. g. H. scriptores, xII, p. 405: tempore nocturno
studiosius atque diurno / Est sacris psalmis ac officiis venerandis / Relligione pia satis haec intenta perita / Nullus ea presul studiosior invenietur, / Copia librorum non defuit huicve bonorum;
/ Libros ex cunctis habet in artibus figures (apud j. W. tHompson, The Literacy of the Laity,
op. cit., p. 69).
40
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
tas. promovió el amor al estudio en su corte. tenía también ciertos conocimientos de jurisprudencia y uno de sus grandes placeres era recopilar códices
y estudiarlos”(117).
A partir del siglo xIV, en el nuevo contexto de apreciación por los libros propio del humanismo, los gobernantes italianos empezarán a fundar grandes bibliotecas de Estado en sus ciudades: los sforza en milán, los malatesta
en Cesena y Rimini, los montefeltro en urbino… mientras el rey Alfonso V
el magnánimo de Aragón (reg. 1416-1458) establecía una magnífica biblioteca
palatina en nápoles, con más de 1.000 volúmenes(118). Además, surgieron en
Italia, al mismo tiempo que en Alemania, las primeras bibliotecas públicas de
la Europa occidental, como la de san marcos en Florencia, abierta en el año
1444.
Los reyes de la España medieval y sus bibliotecas
León y Castilla
Alfonso III el magno (reg. 893-910), scientia clarus, a quien manuel
díaz y díaz ha calificado como un “ferviente bibliófilo y devoto isidoriano”
y gonzalo menéndez pidal como un “gran entusiasta de la cultura”, es el primer monarca de la Reconquista que parece que pudo haber reunido una gran
biblioteca personal reuniendo muchos códices latinos traídos por los mozárabes emigrados de Al Andalus(119).
parece ser, en efecto, que fue este príncipe quien hizo copiar, con el
ex-libris Adefonsi principis liber, uno de los más antiguos ejemplares hispánicos de las Etimologías de san Isidoro de sevilla, en la actualidad el Scorialensis P.1.7(120). Asimismo, fue el Rey magno fue quien hizo llevar a oviedo
117. nora duFF, Mathilda of Tuscany: la Gran Donna d`Italia, londres, 1909, pp. 6-7 y 7879.
118. g. CAVAllo, Introducción a Le biblioteche nel mondo antico e medievale, op. cit., p.
xxVI y A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 296.
119. gonzalo mEnéndEz pIdAl, “mozárabes y asturianos en la cultura de la Alta Edad
media (en relación especial con la historia de los conocimientos geográficos)”, Varia Medievalia,
I, Real Academia de la Historia, madrid, 2003, p. 56; gómEz moREno, Iglesias mozárabes,
pp. 130 y 357.
120. jacques FontAInE, Isidore de Séville. Gènese et originalité de la culture hispanique au
temps des Wisigoths, turnhout, 2000, ed. esp. Isidoro de Sevilla. Génesis y originalidad de la
cultura hispánica en tiempos de los Visigodos, madrid, 2002, p. 292; g. mEnéndEz pIdAl,
Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 56.
REYES, MONJES Y SABIOS
41
los códices cordobeses de san Eulogio, cuyas reliquias también hizo trasladar
a la civitas regia asturiana(121).
por otro lado, existe evidencia documental de encargos realizados por
parte de Alfonso III a diversos scriptoria del Reino leonés para que copiaran
libros para su biblioteca. la escriba leodegundia copió para el monarca en el
monasterio de Bobatelle un códice misceláneo que se conserva en El Escorial
(a I 13). también se conserva en la biblioteca de El Escorial (t II 25) un códice
con las Sentencias de san Isidoro copiado para el Rey magno, además de códices con las obras de san gregorio magno, san Eusebio y san Rufino(122).
Habrá que esperar un siglo y medio para que vuelva a producirse un
fenómeno similar de patrocinio regio de la producción libraria en la España
cristiana. sería durante el reinado de Fernando I de león y Castilla (10351065), cuando se produjo un cierto “renacimiento cultural”(123). la Historia Silense (c. 81) consigna el hecho de que este monarca dispuso que sus hijos
recibieran educación en las Artes liberales (Liberalibus Disciplinis erudirentur), siendo esta la primera mención de este tipo en las fuentes hispánicas medievales(124).
En el patronazgo regio de la producción de códices, la esposa del rey
Fernando, la reina sancha, jugó un importante papel. se conservan códices en
los que aparece mencionada la Reina como impulsora de su elaboración. para
ella copió en 1047 el escriba domingo las Etimologías (El Escorial E I 3), el
escriba Cristóbal un Breviario mozárabe en 1059 y también el escriba pedro y
el miniaturista Fructuoso un diurnal terminado en 1055 (conservado en la biblioteca de la universidad de santiago). Además, se copiaron para la biblioteca
real un ejemplar de los Comentarios al Apocalipsis del Beato de liébana (año
1047, por el escriba Facundo) y un ejemplar del Fuero Juzgo (año 1058, por
el presbítero munio)(125). luego cabe concluir, con cierta seguridad, que Fernando I poseyó algún tipo de biblioteca palatina, si bien no es posible calibrar
sus dimensiones.
121. g. mEnéndEz pIdAl, Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 56.
122. g. mEnéndEz pIdAl, Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 169.
123. g. mEnéndEz pIdAl, Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 174.
124. Adeline RuCquoI, “éducation et societé dans la péninsule Ibérique médiévale”, Histoire
de l`Éducation, 69, 1996, p. 9; de hecho, Alfonso VI llama en sus diplomas magistro nostro a
Raimundo, obispo de palencia (Adeline RuCquoI, “Alfonso VIII de Castilla y la Realeza”,
Rex, Sapientia, Nobilitas. Estudios sobre la Península Ibérica medieval, granada, 2006, p. 54).
125. g. mEnéndEz pIdAl, Mozárabes y asturianos en la cultura, art. cit., p. 174.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
para los casi doscientos años que median entre el reinado de Fernando
I y el de Alfonso x el sabio nos vemos limitados por la escasez endémica de
la documentación castellana (en contraste con la riqueza de la catalana-aragonesa o la francesa) y con el hecho de que los inventarios de bibliotecas castellanos más antiguos que se conservan son todos posteriores al año 1429(126).
por consiguiente, aunque nos parece plausible que monarcas de león y Castilla
como Alfonso VI, Alfonso VII, Alfonso VIII, Alfonso Ix y, muy particularmente, Fernando III el santo tuvieran algún tipo de biblioteca, lo cierto es que
no disponemos de evidencia documental que lo refrende(127).
Alfonso X el Sabio y su biblioteca
El primer estudio sobre la biblioteca del Rey sabio se debe a juan
pérez de guzmán y fue publicado en el año 1905(128). El último trabajo publicado sobre la biblioteca de Alfonso x el sabio es el de luis Rubio garcía en
el año 1985(129). lo cierto es que ninguno de los dos arroja excesiva luz sobre
la cuestión, ya que se limitan a especular sobre las posibles dimensiones de la
biblioteca alfonsí a partir de probables paralelismos con los contenidos de otras
bibliotecas del siglo xIII castellano, en particular las tan bien nutridas de los
arzobispos de toledo, y algunas otras evidencias indirectas. Y lo cierto es que,
en ausencia de un inventario, la verdadera dimensión de la biblioteca palatina
del monarca más bibliófilo de todo el medievo español (y quizá del europeo)
continúa siendo un enigma.
En cualquier caso, reuniendo una serie de indicios sí resulta factible
hacerse una idea, si bien somera, de las características de la biblioteca alfonsí,
126. Isabel BECEIRo pItA, “libros, nobles y letrados. El caso de Castilla”, Libros, lectores y
bibliotecas en la España medieval, murcia, 2007, p. 22.
127. la obra de referencia para las bibliotecas medievales en las Coronas de Aragón, Castilla y
navarra es la de Charles Bailey FAulHABER, Libros y bibliotecas en la España medieval.
Una bibliografia de fuentes impresas. londres, 1987; para una actualización, vid. del mismo
autor, “las bibliotecas españolas medievales”, Pensamiento medieval hispano. Homenaje a Horacio Santiago-Otero, ed. josé maría soto Rábanos, CsIC, madrid, 1998, pp. 785-800; vid.
también ángel CAnEllAs lópEz, “Bibliotecas medievales hispanas”, Cuadernos de Historia
Jerónimo Zurita, 31/32, 1978, pp. 259-268.
128. juan péREz dE guzmán, “la biblioteca de consulta de d. Alfonso el sabio”, La Ilustración Española y Americana, 79, nº 9, 8 de marzo de 1905, pp. 131-134.
129. luis RuBIo gARCÍA, “En torno a la biblioteca de Alfonso x el sabio”, La lengua y la
literatura en tiempos de Alfonso X, Actas del Congreso Internacional, murcia, 1985, pp. 531552.
REYES, MONJES Y SABIOS
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inserta en lo que la documentación de la época denomina la Cámara del Rey.
El primero de estos indicios lo encontramos en el registro de préstamos de la
biblioteca de la abadía de santo domingo de silos. Resulta bien conocido que
Alfonso x solicitó a las bibliotecas de numerosos monasterios y capítulos catedralicios el préstamo de sus libros para ser copiados en su scriptorium(130).
de hecho, parece que encomendó a sus clérigos y notarios áulicos un
peinado sistemático de las bibliotecas de sus dominios a la búsqueda de manuscritos para copiarlos(131). pues bien, se conserva una nota de silos datada en
el siglo xIII donde se consignan dieciocho códices prestados y entre ellos se
mencionan los siguientes como prestados al Rey: la Historia Silense y los siete
libros de la Historia Adversus Paganos de paulo orosio(132). sin duda, este préstamo estaba destinado a proveer de materiales al equipo alfonsí que estaba trabajando en la General Estoria y la Estoria de España.
por otra parte, en una carta fechada en santo domingo de la Calzada
el 22 de Enero de 1270 Alfonso x reconoce poseer en préstamo cuatro libros
del cabildo de Albelda, que se comprometía a devolver una vez transcritos:
una colección de cánones, las Etimologías de san Isidoro, las Collationes de
los santos padres de Casiano y la Farsalia de lucano(133). del mismo modo,
en una carta fechada un mes más tarde en el mismo lugar, el Rey sabio reconocía haber tomado prestados de la abadía de santa maría de nájera quince libros de letura antigua que me esprestastes, entre los que cabe destacar: el Ars
Grammatica y el apéndice del Ars Maior (intitulado de barbarismo) de donato,
la Tebaida de Estacio, un “Catálogo de los Reyes godos” (muy probablemente
la Historia Gothorum de san Isidoro), el De Consolatione Philosophiae de
Boecio, un códice del Fuero Juzgo, las Geórgicas y las Bucólicas de Virgilio,
la Institutio Grammatica de prisciano (la parte conocida como Priscianus
Maior), el Epistolario de ovidio, una obra de prudencio que posiblemente sea
la Psycomachia y el comentario de macrobio sobre el Somnium Scipionis de
Cicerón(134).
130. manuel dÍAz Y dÍAz, “notas de bibliotecas de Castilla en el siglo xIII”, Livre et lecture
en Espagne et en France sous l`Ancien Regime, parís, 1981, p. 9.
131. Evelyn s. pRoCtER, Alfonso X of Castile. Patron of Literature and Learning, oxford,
1951, ed. esp. Alfonso X de Castilla. Patrón de las Letras y del Saber, murcia, 2002, p. 143.
132. l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso X, art. cit., p. 545; Antonio BAllEstERos BEREttA, Alfonso X el Sabio, Barcelona, 1963, p. 310.
133. l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso X, art. cit., p. 546.
134. l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso X, art. cit., pp. 547-548.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
obviamente, cualquier estudio de la biblioteca alfonsí debe comenzar
con los propios manuscritos producidos por su fructífero scriptorium, en funcionamiento en sevilla, toledo y murcia(135), bien fueran copias bien traducciones del árabe al latín o al castellano. un somero repaso de estos nos brinda
la siguiente lista, a la que cabe añadir los quince tratados agrupados en el códice de los Libros del Saber de Astronomía: el Libro de los Juegos de Ajedrez,
Dados y Tablas, el Lapidario, el Quadripartitum de ptolomeo, el Liber Magnus
de Iudiciis Astrologiae (traducción latina de un tratado de astronomía árabe de
Abenragel, del cual también se hizo traducción castellana)(136), el Libro de la
Escala de Mahoma (en una versión francesa debida al notario del Rey, Buenaventura de siena), el Libro de las Cruces de ubaid Allah, el Compendio de
Astronomía de Ibn al-Haitam y los Cánones de Al-Battani(137). Resulta plausible,
asimismo, que la primera versión castellana del Purgatorio de San Patricio
(obra de un monje irlandés) se deba al scriptorium alfonsí(138).
las fuentes utilizadas para la elaboración de las Partidas y de las Estorias alfonsíes pueden también resultar útiles de cara al conocimiento de la
biblioteca real alfonsí: entre las fuentes de las primeras, se cuentan las Decretales de gregorio Ix, el Digesto de justiniano y sus glosadores italianos, obras
de san Agustín, san gregorio magno y san Bernardo de Claraval, la Disciplina Clericalis de pedro Alfonso de Huesca y obras didácticas como Bocados
de Oro y el Secretum Secretorum (el famoso tratado pseudo-aristotélico del
cual el Rey ordenó hacer una versión castellana: el Poridad de Poridades)(139).
En cuanto a las fuentes utilizadas para la elaboración de las crónicas
alfonsíes, además de las dos arribas mencionadas (la Historia Silense y la crónica de orosio), encontramos crónicas latinas como la Crónica universal de
135. Ana domÍnguEz RodRÍguEz, “sevilla y el scriptorium alfonsí”, Sevilla, 1248. Congreso Internacional Conmemorativo del 750 Aniversario de la Conquista de la ciudad de Sevilla
por Fernando III, ed. manuel gonzález jiménez, madrid, 2000, p. 636.
136 que es el único manuscrito alfonsí que se conservó en la biblioteca catedralicia de toledo
(ms. 47-15).
137. E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., pp. 23-24; vid. de la misma autora,
“the scientific Works of the Court of Alfonso x of Castille”, Modern Language Review, 40,
1945, pp. 12-29.
138. Antonio gARCÍA solAlIndE, “primera versión castellana del Purgatorio de San Patricio”, Homenaje a Menéndez Pidal, vol. 2, p. 248; E. s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op.
cit., ed. cit., p. 34.
139. E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., pp. 75-76.
REYES, MONJES Y SABIOS
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godofredo de Viterbo (conocida como el Pantheon), la Historia Scholastica
de pedro Comestor, la Historia Regum Britanniae de godofredo de monmouth,
la Historia de Rebus Hispaniae de Rodrigo jiménez de Rada, el Chronicon
Mundi de lucas de tuy o el Chronicon de Hidacio, así como la Historia Gothorum de san Isidoro de sevilla, la Getica de jordanes y obras de lucano,
pompeyo trogo, dión Casio y sulpicio severo(140). también romances en lengua vernácula como los franceses Roman de Troie y Roman de Thèbes, así
como el castellano Libro de Alexandre(141).
otra de las evidencias documentales más valiosas de las que disponemos para conocer los contenidos de la biblioteca del Rey sabio resulta ser su
testamento, otorgado en sevilla el 21 de Enero del año 1284. En su interior Alfonso x dispone que se entreguen a la catedral de sevilla los cuatro libros que
llaman Espejo Historial que mandó facer el rey Luis de Francia. se refiere al
Speculum Historiale de Vicente de Beauvais, una obra que le había regalado
san luis, junto con una espléndida Bible Moralisée (en tres volúmenes), la
cual legó a su sucesor(142). El resto de sus libros los donó a las catedrales de sevilla o murcia, dependiendo de donde acabaran reposando sus restos mortales.
desgraciadamente, no se dan más detalles de estos libros(143).
otro dato relevante para la reconstrucción de la biblioteca alfonsí nos
lo proporciona el intercambio de libros que se produjo entre el embajador de
Florencia en la corte castellana, Brunetto latini (el maestro de dante) y el Rey
sabio. Brunetto regaló a Alfonso x un ejemplar de su obra Li Livres dou Trésor
(El Libro del Tesoro: ms. El Escorial l II 3), una enciclopedia escrita en francés
y también una traducción al italiano (de taddeo Alderotti) de la Ética a Nicómaco de Aristóteles (ms. Biblioteca nacional 10124). A cambio, parece que el
140. l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso X, art. cit., p. 546, n. 9; el prólogo
de la Primera Crónica General resulta ser, en este sentido, una fuente de información de enorme
valor para conocer las fuentes historiográficas alfonsíes.
141. E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., p. 94.
142. parece que fue sancho IV quien la donó a la catedral de toledo, donde hoy se conserva
(Ramón gonzálVEz RuIz, Hombres y libros de Toledo, madrid, 1997, p. 568); por otro lado,
parece que una de las Cantigas alfonsíes tiene como fuente inmediata esta obra de Vicente de
Beauvais (E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., p. 34).
143. g. gREEnIA, University Book Production, art. cit., pp. 104-105; Ch. B. FAulHABER,
Libros y bibliotecas, op. cit., p. 175; l. RuBIo gARCÍA, En torno a la biblioteca de Alfonso
X, art. cit., p. 550.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
monarca castellano regaló a la Ciudad de Florencia un ejemplar de sus Cantigas de Santa María(144).
Respecto a la disposición de la biblioteca del Rey sabio, podemos desechar la idea de una biblioteca de Estado, más o menos abierta a la consulta
de los eruditos. por el contrario, la biblioteca alfonsí seguramente estaba situada en la cámara del Rey, estando reservado su uso a un círculo exclusivo
de íntimos del monarca. george greenia ha apoyado recientemente esta tesis,
formulada inicialmente por Evelyn s. procter, apostillando que la producción
de libros para el uso de la corte alfonsí nunca fue masivo, estando destinado a
un público muy selecto, principalmente el propio Rey y sus colaboradores.
de la configuración de la biblioteca y scriptorium del monarca castellano nos habla don juan manuel, quien nos brinda una reveladora descripción
del lugar: avia muy gran espacio para estudiar en las materias de que queria
conponer algunos libros, ca morava en algunos logares un año e dos e mas…
e ansi avia espacio e estudiar en lo quél quería fazer para si mismo, e aún
para veer e determinar las cosas de los saberes quél mandava ordenar a los
maestros e a los sabios que troya para esto en su corte(145).
En este sentido, apunta el profesor greenia, el gusto de Alfonso x por
los códices de grandes dimensiones, del tamaño de los utilizados en la liturgia,
resulta revelador del estilo de su biblioteca en una época en la que ya se empezaban a producir muchos libros de pequeño tamaño(146). En todo caso, cabe
destacar el hecho de que Alfonso el sabio era el principal y casi único mecenas
del mercado de libros castellano de su época, mientras que los reyes de Francia
no eran más que unos clientes más en el contexto del floreciente mercado de
libros de parís(147).
Ciertamente, resulta decepcionante constatar que el Rey sabio no consideraba lo suficientemente importante la biblioteca palatina como para añadir
la figura del bibliotecario a la larga y exhaustiva lista de oficios adscritos a la
144. julia Bolton HolloWAY, “the Road through Roncesvalles: Alfonsine Formation of
Brunetto latini and dante. diplomacy and literature”, Emperor of Culture: Alfonso X, the
Learned of Castile and his Thirteenth-Century Renaissance, ed. R. I. Burns, philadelphia, penn.,
1990, pp. 117 y 121.
145. Apud gonzalo mEnéndEz pIdAl, “Cómo trabajaron las escuelas alfonsíes”, Nueva Revista de Filología Hispánica, 4, 1951, pp. 372-373.
146. g. gREEnIA, University Book Production, art. cit., pp. 115-116.
147. g. gREEnIA, University Book Production, art. cit., p. 119.
REYES, MONJES Y SABIOS
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Casa del Rey que nos brinda en el Espéculo. Así, aparecen como vinculados a
la Casa del Rey los oficios de capellán mayor, canciller, notarios, físicos, clérigos del Rey y escribanos(148) pero no aparece ningún bibliotecario, si bien de
existir alguien dedicado a la custodia de su biblioteca seguramente estaría incluido en la categoría de clérigo del Rey. lo que sí conocemos, gracias a un
códice de la General Estoria conservado en la Biblioteca Vaticana (ms. urb.
lat. 539) y datado en 1280, es la existencia de la figura del escribano de los
libros del Rey, un oficio no adscrito a la cancillería real, lo que es significativo,
y que desempeñaba entonces martín pérez de maqueda, quien tenía a un grupo
de escribanos trabajando a sus órdenes(149).
Reyes y bibliotecas medievales en Castilla después del Rey Sabio
Alfonso xI intentó seguir la estela de su augusto antepasado y parece
que poseyó una biblioteca. según reza el prólogo de la Crónica de Alfonso X,
mandó catar las corónicas e estorias antiguas, e falló en scripto por corónica
en los libros de su cámara los fechos de todos los reyes que fueron en Espanna
desde los primeros reyes godos(150), lo que parece que avalaría la idea de que
dispuso de algún tipo de biblioteca en su cámara regia(151).
El último monarca medieval castellano que nos interesa es juan II, de
quien la Crónica de Juan II dice: dábase mucho a leer libros de Filósofos e
Poetas… era asaz docto en la lengua latina, mucho honrrador de las personas
de sciencia(152). Aún más, tanto juan de mena como juan Alfonso de Baena dedicaron sus obras, el Laberinto de Fortuna y el Cancionero, al muy prepotente
don Juan el Segundo. sin embargo, la biblioteca del rey juan no es conocida
suficientemente, aunque sabemos que contaba entre sus libros un séneca traducido por manuel Rodríguez de un códice latino que juan II prestó al conde
de Benavente, propietario de una de las tres grandes colecciones del Reino
(junto al conde de Haro y el marqués de santillana)(153).
148. Espéculo, II, título xII, ley V, ed. g. martínez díez, ávila, 1985, pp. 152-154.
149. E.s. pRoCtER, Alfonso X of Castile, op. cit., ed. cit., p.143.
150. Crónica de Alfonso X, prólogo, ed. manuel gonzález jiménez, murcia, 1998, p. 3.
151. A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 292.
152. AlVAR gARCÍA dE sAntAmARÍA, Crónica de Juan II, apud A. AntElo IglEsIAs,
Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 298.
153. A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 298; I. BECEIRo
pItA, Temas y tipos de lectura, art. cit., p. 21.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Con todo, como sostiene Elisa Ruiz garcía, a pesar de que la documentación conservada relativa a las bibliotecas de juan II y Enrique IV es
pobre, “no obstante, podemos conjeturar cierta afición por el coleccionismo
bibliófilo y la existencia de un patrimonio librario, formado a partir de herencias, encargos y regalos cortesanos”(154). Buena parte del fondo librario reunido
por estos dos monarcas pasaría posteriormente a formar parte de la gran biblioteca de Isabel la Católica, constituida en el monasterio de san juan de los
Reyes en el año 1477 y que superó los 400 volúmenes.
Reyes y bibliotecas en la Corona de Aragón
En lo que respecta a los territorios del Casal d`Aragó, a pesar de que
allí “la existencia en los Archivos de la Corona de Aragón de recibos, cartas
de venta, escrituras de subastas y gran número de inventario de bienes nos permite un conocimiento mucho más temprano y completo de las bibliotecas de
los diversos grupos sociales”(155) que en la Corona de Castilla, sin embargo el
primer indicio cierto de una biblioteca palatina que se conoce es el de la perteneciente al rey jaime II, datado en el año 1323, monarca para quien copiaba
libros el notario zaragozano juan de prohome(156), si bien consta la existencia
de una biblioteca regia desde el año 1230, en el reinado de jaime el Conquistador(157).
su sucesor, pedro IV el Ceremonioso, decidió instalar en el año 1381
la biblioteca regia al monasterio de poblet(158), rompiendo así con la tradición
de guardar los libros del Rey en el archivo, la cámara u otras dependencias del
palacio real. En este sentido, el profesor Bohigas ha llamado la atención sobre
varias cartas del Rey Ceremonioso al abad de este monasterio, (años 13811382), con instrucciones precisas sobre la instalación de esta biblioteca. tenía
154. Elisa RuIz gARCÍA, “El poder de la escritura y la escritura del poder”, Orígenes de la
Monarquía Hispánica. Propaganda y Legitimación (ca. 1400-1525), ed. j. m. nieto soria, madrid, 1999, p. 303.
155. Isabel BECEIRo pItA, “temas y tipos de lectura entre los sectores laicos de la península
Ibérica (siglos xIII-xV)”, Temas Medievales, 8, 1998, p. 12.
156. A. CAnEllAs, Bibliotecas medievales hispanas, art. cit., p. 265.
157. I. BECEIRo pItA, Temas y tipos de lectura, art. cit., p. 16.
158. A. CAnEllAs, Bibliotecas medievales hispanas, art. cit., p. 265.
REYES, MONJES Y SABIOS
49
que tener acceso por el claustro, ser de bóveda y piedra picada y poseer bancos
con atriles y cadenas para sujetar los libros(159).
Además de la ya mencionada gran biblioteca palatina del rey Alfonso
el magnánimo en la ciudad de nápoles, también se conservan los inventarios
de las bibliotecas palatinas de los monarcas aragoneses juan I (y su esposa, la
reina Yolanda de Bar) y martín I el Humano (m. 1410), quien en su testamento
decidió donar sus libros a la abadía de poblet.
Ciertamente, la biblioteca de este último soberano debió ser extraordinaria a juzgar por el inventario, que incluye 300 volúmenes en catalán, castellano, latín, griego y francés. llaman la atención la presencia de obras de
plutarco, de estrategia militar y del juego del ajedrez(160). mientras, en el reino
de navarra, donde seguramente sancho VI el sabio ya dispuso de una biblioteca considerable, llaman la atención la biblioteca reunida por el rey Carlos III
el noble (reg. 1387-1425), que compró sus fondos al convento dominico de
Estella(161), y también la de su malogrado nieto, el príncipe de Viana.
159. pere BoHIgAs, El libro español. Ensayo histórico, Barcelona, 1962, p. 134; A. AntElo
IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 291.
160. I. BECEIRo pItA, Temas y tipos de lectura, art. cit., p. 15.
161. A. AntElo IglEsIAs, Las bibliotecas del Otoño medieval, art. cit., p. 292.
2
Carolingian libraries:
what do we know about them?
ROSAMOND MCKITTERICK
University of Cambridge
In about 820, the abbot of the monastery of st gallen in present-day
eastern switzerland received from the abbot of Reichenau, a monastery on an
island in lake Constance, what has sometimes been described as a kind of
Christmas card, in the form of a large plan of an ideal monastery. the plan is
still extant in the st gallen stiftsbibliothek and is as famous as it is important.
It reflects both the Rule of Benedict, as understood in the light of the monastic
reforms of the Emperor louis the pious in 816/817, and a particular understanding of monasticism in the ninth century in terms of the physical space in
which monks would move. It depicts what the monks, lay brothers and guests
would require in terms of accommodation and spaces for liturgical observance;
thus it depicts not only the special altars, chapels and benches in the abbey
church, the buildings such as abbot’s house, school, dormitory and refectory,
cellar and hospital which were to cater for the rhythm of the community’s daily
life, but also the outhouses, herb and vegetable garden, orchard, cemetery, hen
coops and animal sheds which were needed to support all aspects of living and
dying. Research on this plan has suggested that it could in principle have served
as an architectural blueprint, and scale models have accordingly been constructed on the basis of the information supplied in the plan(1).
to the left of the eastern apse of the abbey, with access from the choir,
moreover, provision was made for a small square room with windows, the
1. For illustration and discussion, see the full facsimile ed. H. Reinhardt, Der St Galler Klosterplan (st gallen, 1952). W. Horn and E. Born, The Plan of St Gall (Berkeley, 1979) and W. jacobsen, Der Klosterplan von St. Gallen und die karolingische Architektur : Entwicklung und
Wandel von Form und Bedeutung im fränkischen Kirchenbau zwischen 751 und 840 (Berlin,
1992).
52
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
ground floor of which was the scriptorium with seats for the scribes. the upper
floor was designated as the bibliotheca, library. this library accommodation
is the only clear information we have from the Carolingian period about the
physical place in which books might have been kept. no extant building has
been identified as a library, and no archaeologist has been able to propose any
excavated space in Carolingian building complexes associated with monasteries -not even from san Vincenzo a Volturno(2)- which might be identified as
a library or a scriptorium. tantalizingly, however, despite the meticulous labels
and descriptions added to many other spaces outlined on the plan, the drawing
tells us nothing more than the size of the room deemed appropriate in relation
to the church buildings, and its desired location as far as the draughtsman of
the plan was concerned. We know nothing about book shelves or chests,
whether readers were accommodated in the library or not, nothing about library
furniture, physical ordering of the books or even whether we can extrapolate
from the plan that the windows indicated in the ground floor were also extended to the first floor elevation.
there has been, in addition, plenty of conjecture and surmise about the
physical accommodation of books in the Carolingian period, but it is usually
based on extrapolation from either earlier or later evidence(3). only the structure
of some Carolingian bindings from st gallen has suggested that there at least
books might have been kept in chests, with the foreedges downwards and the
spine uppermost, with the title of the book written on the spine(4). so the simple
answer to ‘what can we know about Carolingian libraries?’ in terms of physical
accommodation and surviving material evidence for buildings or library furniture is: nothing.
this little drawing on the st gallen plan serves as a reminder of the
severe limits of our knowledge about the Carolingian libraries as places, how
2. on san Vincenzo, see F. de Rubeis,, ‘la scrittura a san Vincenzo al Volturno fra manoscritti
ed epigrafi’, in F. marazzi, ed., San Vincenzo al Volturno. Cultura, istituzioni, economia, miscellanea Vulturnense 3 (monte Cassino, 1996), pp. 21-40 and F. de Rubeis, ‘the Codex Beneventanus’, in j. mitchelll andI.l. Hansen eds., San Vincenzo al Volturno 3: the finds from the
1980-86 excavations (spoleto, 1991), pp. 439-49.
3. still the most comprehensive survey is j.W. Clark, The care of books : an essay on the development of libraries and their fittings, from the earliest times to the eighteenth century , 2nd
edn. (Cambridge, 1909)
4. see j. A. szirmai, The archaeology of medieval bookbinding (Aldershot, 1999).
REYES, MONJES Y SABIOS
53
books were stored, or where they were consulted and read. We are, on the other
hand, very well informed about the content of Carolingian libraries. this survives in a variety of forms, such as actual books that can be linked to particular
centres, references (in specific citations or else allusions) by Carolingian writers to the books they used, and above all in book lists or library catalogues
compiled in the ninth century(5). one of my themes in this paper, therefore, is
the limits of our knowledge about Carolingian libraries, the ambiguity of some
of the surviving evidence, and how necessary it is to be as clear about what
we do not know as about what we do. I shall say nothing about the evidence
of extant books, or the allusions in writers such as Boniface of mainz, Alcuin
of tours, Einhard, lupus of Ferrières, Florus the deacon of lyon or Hincmar
of Reims, that has enabled scholars to suggest the range of authors and texts
to which they appear to have had access, for these have been discussed elsewhere(6). Instead I wish to concentrate on the evidence of the book lists or library catalogues. I shall first summarize the main evidence about the content
of Carolingian libraries. I shall then take two case studies, firstly the library of
st gallen itself, and then the so-called library of Charlemagne, in order to illustrate some of the problems of the evidence.
Evidence for the content of Carolingian libraries
Although we have lists of books belonging to particular centres, their
function was not necessarily simply that of catalogues, that is records of a library’s holdings which could serve simultaneously as a finding list. so, before
discussing the function of these lists, let us see what they are like.
In the first place, there are lists of books associated with the activity
of a particular abbot. some are noted as if they are part of his legacy or even a
list of items taken from his will and incorporated into the narrative history of
the abbey over which he presided. the books belonging to the monastery of
5. see R. mcKitterick, The Carolingians and the written word (Cambridge, 1989), pp. 164-210.
6. For Boniface see: H. schülung, ‘die Handbibliothek des Bonfatius’, Archiv für Geschichte
des Buchwesens 4 (1961-3), pp. 285-347; for Alcuin see d. Bullough, Alcuin: achievement and
reputation (leiden, 2004); for lupus of Ferrières see E. pellegrin, ‘les manuscripts de loup
de Ferrières’, Bibliothèque de l’Ecole des Chartes 115 (1957), pp. 5-31; for Florus the deacon,
see C. Charlier, ‘les manuscript personels de Florus de lyon et son activité littéraire’, Mélanges
E. Podechard (lyon, 1945), pp. 71-84. ; for Hincmar of Reims, see j. devisse, Hincmar, archévêque de Reims (geneva, 1976).
54
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
st Wandrille in present-day normandy, for example, are mentioned as gifts
from the abbots(7). Abbot Wando (747-754) donated thirty-one books to his
abbey. Among them were commentaries on the gospels, theological works by
jerome, Augustine and gregory, monastic rules, hagiography and history
books. under Abbot gervold (787-806), a new addition comprised books actually produced in the abbey’s own scriptorium, and these included many books
for the monastic office and celebration of mass and the ritual reading of lives
of saints associated with the abbey. It was not until the abbacy of Ansegis (822833) that books suitable for the reading and meditating hours allowed by the
Rule of st Benedict (which the abbey had adopted by this time) were acquired
in great numbers. the st Wandrille lists therefore, have the character of inventories of property, though there is also the record of patronage and encouragement of learning in the references to books being produced in the abbey
scriptorium.
the books listed by Hariulf in his Gesta ecclesiae Centulensis form
part of a survey of the abbey of st Riquier’s property and thus are also an inventory of the assets of the abbey, some of which are books(8). the structure of
Hariulf’s list might have been that of his ninth-century source, though it is
equally possible that he was imposing the form of organization for book lists
inherited from his ninth-century precursors (though no free standing book lists
from Carolingian west Francia have survived).
It is from the Rhineland and the east Frankish realms that free-standing
book lists are extant. the list from Reichenau, for example, was compiled in
the second quarter of the ninth century and comprises 415 volumes. It begins
with books of the old and new testament, from complete bibles to separate
volumes for gospels, psalter, Epistles, Acts, and the Book of Revelation.
thereafter volumes of the writings of the church fathers are listed: Augustine,
jerome, gregory, leo, Cyprian, Eusebius, Hilary of poitiers, Basil and Athanasius. then there is a section for lives of the saints, and then one for Roman history (the Liber pontificalis and josephus), a large group of law books (Roman
and germanic as well as the legislation of the Frankish rulers), medical books,
liturgical books, and then the work of medieval authors such as primasius,
7. lists from st Wandrille in the Gesta fontenellensis coenobii/Chronique des abbes de Fontenlle
(Saint-Wandrille), ed. p. pridié, les classiques de l’histoire de France au moyen âge 40 (paris,
1999), pp. 106-8, 140-2, 162-66, 172-76.
8. Hariulf, Chronicon centulense, ed. F. lot (paris, 1894), pp. 89-96.
REYES, MONJES Y SABIOS
55
Bede, Aldhelm and Alcuin, with didactic treatises, commentaries, poetry, and
finally sections on canon law, sermons, monastic rues, more saints lives, glossaries, grammars, and poetry. It is notable that subsequent additions to the library include the work of contemporary authors such as Hraban maur, Freculf
of liseiux and paul the deacon. this is, therefore, a list ordered primarily by
subject, but within this more or less by chronological order of author(9). other
ecclesiastical and monastic centres reflect a similar systematization of their
books. shorter lists are extant from Würzburg, Cologne and Fulda(10), and there
are extensive lists, still extant in the original manuscript from st gallen (which
I shall talk about further in a moment) and from lorsch(11).
From lorsch, indeed, we have no fewer than three lists from the middle
of the ninth century. these appear incidentally to record some of the reorganisation of the library, and it was an impressive and comprehensive collection
of biblical, patristic, liturgical and school texts. thanks to Angelika Häse’s new
edition of these catalogues, we can now properly appreciate the strength of this
collection, and the care the librarian took to record even individual items in
the volumes of letters and homilies by such writers as origen, Augustine and
jerome. the murbach catalogue from the middle of the ninth century gives us
a still stronger indication of the control exerted over the library’s contents and
the acquisition of books(12). like the lists of lorsch, st gall, Reichenau and st
Riquier, the catalogue is organized according to author, and loosely by subject.
only the omission of biblical and liturgical books in the murbach list differs
from the others. the authors whose works were owned by murbach are as fol-
9. Reichenau: ed. p. lehmann, Mittelalterliche Bibliothekskatalogen, Deutschlands under der
Schweiz (munich, 1911), pp. 240-52.
10. Würzburg: E.A. lowe, ‘An eighth-century list of books in a Bodleian manuscript from
Wurzburg and its probable relation to the laudian Acts’, Speculum 3 (1928), pp. 3-15,, reprinted
in l. Bieler, ed., palaeographical papers 1907-1965 (oxford, 2 vls, 1972), I, pp. 239-50; Cologne: A. dekker, ‘die Hildeboldische manuskriptensammlung des Kölner domes’, in Festschrift der drei und vierzigsten Versammlung deutscher Philologen und Schulmänner dargeboten
von den höheren Lehranstalten Kölns (Bonn, 1895), pp. 215-51; Fulda: Mittelalterliche Bücherverzeichnisse des Klosters Fulda und andere Beiträge zur Geschichte der Bibliothek des Klosters
Fulda im Mittelalter, ed. g. schrimpf j. leinweber and t. martin (Frankfurt, 1992).
11. lorsch: ed. A. Häse, Mittelalteliche Bücherverzeichnisse aus Kloster Lorsch. Einleitung,
Edition, und Kommentar, Beiträge zum Buch- und Bibliothekswesen 42 (stuttgart, 2002).
12. murbach: W. milde, Der Bibliothekskataloge des Klosters Murbach aus dem 9. Jht. Ausgabe
und Untersuchung von Beziehung zu Csssiodors Institutiones, Beihefte zum Euphorion . zeitschrift für literaturgeschichte 34 (1968).
56
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
lows: Cyprian, Hilary of poitiers, Ambrose, jerome, Augustine, origen, Basil,
john Chrysostom, gregory the great, Isidore of seville, Bede, Cassiodorus,
Cassian, prosper, primasius, julian of toledo and gregory nazianzus, and various minor theologians. there are also works by Carolingian authors such as
Alcuin and Hraban maur. But what distinguishes the murbach list from all the
others are the extended lists of desiderata, with a note made of all the books
the librarian wants for the libraries. He had derived his knowledge of these
from what I have termed the bibliographical handbooks provided by jeromegennadius’, De viris illustribus, Cassiodorus’ Institutiones, and the lists of
their own works helpfully supplied by such authors as Augustine and Bede(13).
the Gesta abbatum and Gesta episcoporum were modelled on the Liber
pontificalis(14) and their records of gifts to the abbey echo the meticulous record
of papal gifts to the churches of Rome, except that the Frankish gifts are more
commonly in the form of books than liturgical vessels, silk hangings or building material. the Rhineland and east Frankish book lists appear to be a new
innovation, developed from the inventory lists of wills and estate surveys, but
wholly concerned with books, and, as we have seen, imposing a very particular
historical order upon the contents.
so far, therefore, I have indicated that evidence from Carolingian libraries takes the form of extant books, which I have not had the space to consider in this paper, the records of authors referring to books to which they had
access, and the extant lists from libraries, whether incorporated into narrative
histories in the west of the Frankish empire, or in the form of free-standing
lists of books compiled in the Rhineland and east of the Frankish empire. these
lists have multiple functions. At an ideological level they represent a definition
of an approved canon of knowledge and a witness to the reception of knowledge from the classical and patristic periods of antiquity(15). this canon, moreover, was organized and classified in a way that proved fundamental for the
organization of all libraries in western Europe in the succeeding centuries.
these library lists are thus precious cultural indicators, reinforcing our understanding of the Franks’ perception of their place in the western intellectual tradition. those lists which record the inclusion of contemporary authors,
13. mcKitterick, Carolingians and the written word, pp. 206-9.
14. see the collection of essays: F. Bougard and m. sot eds, Liber, Gesta, Histoire: Ecrire l’histoire des évêques et des papes, de l’Antiquité au XXIe siècle (turnhout, 2009)
15. see R. mcKitterick, History and memory in the Carolingian world (Cambridge, 2004).
REYES, MONJES Y SABIOS
57
furthermore, witness to the sense of continuity with their classical and patristic
past on the part of this Frankish generation. the store of inherited knowledge
was something to which they could and did add. library catalogues from subsequent centuries which clearly adopt the structure of those from the ninth century, also add contemporary authors, so that we gain a sense of the
accumulation of knowledge and steady addition to the corpus of approved and
accepted authors.
At a practical level the booklists serve as check lists for what is in any
one library, and as a record of what has been lent, or borrowed, or of what the
librarian might like to acquire. these lists were also a means of communication,
for there are sufficient indications of use of the lists to inform potential readers
of copies of the texts elsewhere, so that books were to be found in a particular
place to be borrowed and/or copied(16).
so far, so good, but our difficulties arise when we attempt to link the
library catalogue of a centre with the extant manuscripts, whether those acquired by that library from elsewhere, or those actually produced in the
monastery’s own scriptorium for its own use. let me illustrate this with my
first case study from st gallen.
The book lists from St Gallen
the oldest st gallen book list survives in a ninth-century manuscript,
st gallen stiftsbibliothek 728 with further books listed as acquired by st
gallen during the abbacy of grimald (841-872) in st gallen, stiftsbibliothek,
mss 267 and 614(17). Additions were made to the list in st gallen 728 which
records the loss or loan of a book. like the murbach catalogue there are also
some notes about books the annotator thought should be added to the library.
of particular interest are the notes about a book’s quality or sometimes even
appearance. thus it was the original compiler who disparaged texts, such as
the copy of Isidore of seville’s Etymologiae, saying they were corrupt, and
who claimed not to know the author of particular commentaries on books of
the Bible. Another annotator, who has been identified as notker Balbulus,
16. mcKitterick, Carolingians and the written word, p. 209.
17. st gallen, stiftsbibliothek ms 728, pp. 4-21, ed. p. lehmann, Mittelalterliche Bibliothekskatalogen, Deutschlands under der Schweiz (munich, 1911).
58
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
added the list of books written in insular script (libri Scottice scripti), commented that the life of gallus and otmar was written in a noble hand, that the
books containing Freculf’s Chronicle were very large, and recorded whether
particular works were in one, two or more volumes(18). this apparently straightforward list of books presents a number of problems however. Firstly, it is usually thought to have a close relationship with the work of the st gallen
scriptorium. But it is remarkable how little direct or secure correlation there is
between the works listed and extant st gallen manuscripts, even though the st
gallen library is one of the best preserved of all the Carolingian libraries and
almost the only one with a continuous existence and location from its foundation until the present day. Work is underway at present, as part of the st gallen
library project partly funded by the mellon foundation, to establish how many
of the books listed in the catalogue are indeed among the extant codices in the
st gallen library(19). of the 395 separate works listed, only forty-five identifications have been proposed so far from among ninth century manuscripts still
extant and some of these are debateable. It may well be that we should expect
such a small proportion as a result of the vicissitudes of time. But this low
number may also point to a different function of the list, at least in its first version. that is, it may represent a composite kind of document, recording the
work both anticipated or actually completed in the scriptorium, and possibly
even texts borrowed from elsewhere or accessible in other collections, as much
as the books actually in the possession of the abbey. thus it is possible the list
represents as much aspiration as actuality. the codification of knowledge it offers may have an idealized element. the list should perhaps be regarded at the
very least as a working document. It may well have been designed to be
amended and altered as work in the abbey proceeded, rather than to serve as a
static record of the abbey’s library at one particular moment. Certainly in terms
of our enquiry into what we can know about Carolingian libraries, the st gallen
book list still presents a number of puzzles that remain to be solved.
The royal library
similarly, my second case study is of a list of books that was once
thought to be a library list but may in fact be nothing of the kind. this is the
18. see s. Rankin, ‘Ego atque notker scripsi’, Revue Bénédictine 101 (1991), pp. 268-98.
19. see also the Virtual library on www.cesg.unifr.ch/ and the mellon Funded st gall project
based in uClA. http://www.stgallplan.org .
REYES, MONJES Y SABIOS
59
supposed evidence for the royal library of Charlemagne. Charlemagne’s library
needs to be considered on the basis of two categories of evidence: firstly, the
manuscripts associated with the court of Charlemagne by modern scholars and,
secondly, the famous list of books that Bernhard Bischoff suggested over forty
years ago might be a list of books in the royal library(20).
Carolingian piety and the Frankish palace chapel’s pivotal role in the
development of the liturgy manifested itself above all in special editions of the
key texts required. these were apparently made for the king himself in ateliers
benefitting from his patronage. the stress should be on the ‘apparently’, however, for there is only a little direct corroborative evidence of a personal and
direct connection between the books customarily associated with the Carolingian court and the Frankish king himself. Even Charlemagne’s letter to the lectors of c. 786, for example, also referred to the work of paul the deacon in
preparing, ‘from the treatises and sermons of the various catholic fathers …
two volumes of readings suitable for each separate reading throughout the
Christian year’, which Charlemagne himself claimed to have examined and
authorised to be read in the churches of his realm(21). From the godescalc
gospel lectionary, it would appear that as early as 781 Charlemagne had commissioned a text of the gospels. the particular edition of the gospels in the
godescalc lectionary is also to be found in other gospel books associated with
a group of scribes and artists who appear to have been producing books for the
king(22). these liturgical books were either for his own or his family’s use, or
were intended to act as royal gifts in order to promote the use of authoritative
and correct texts. With such gifts as the Abbeville gospels given to st Riquier
and the lorsch gospels donated to lorsch, Charlemagne extended and developed what may have begun as the provision of a clear text for use in the palace
chapel into the provision of a Carolingian gospel text for the entire Frankish
kingdom(23). the library catalogues discussed in the first section of this paper
20. I present here an abbreviated version of an argument more fully expounded in R. mcKitterick, Charlemagne: the formation of a European identity (Cambridge, 2008), pp. 363-9.
21. mgH Capitularia regum francorum, ed. A. Boretius (Hannover, 1883) I, no. 30, pp. 80-1.
22. W.H. Frere, Studies in the Roman liturgy I The Roman Gospel Lectionary (london, 1930).
see also d. Bullough, ‘Charlemagne’s court library revisited’, Early Medieval Europe 12 (2003),
pp. 339-63, at p. 341, note 9. W. Koehler, Karolingische Miniaturen II: Die Hofschule Karls des
Großen (Berlin, 1958), pp. 14-16, and R. mcKitterick, Charlemagne: the formation of a political
identity (Cambridge, 2008), pp. 330-63.
23. For facsimiles see W. Braunfels (ed.), The Lorsch Gospels (new York, s.d) and schefers,
Das Loscher Evangeliar.
60
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
indicated the creation of an accepted canon of texts. the books linked with the
king himself offer a similar suggestion of authority and control in the creation
of a collection of books, though their primarily liturgical content suggest that
those retained by the king were for use in the palace chapel or for private devotion rather than texts to do with education and learning.
the books linked palaeographically with the ‘court atelier’ manuscripts, that is books produced for Charlemagne, whether for use in the royal
chapel or as gifts to other religious foundations, demonstrate how easily the
question of the ‘court atelier’ merges into that of books associated with the
court more generally. Conflating the royal library with texts used in their own
writings by scholars known to have had some connection with the king certainly produces very interesting insights into intellectual activity in the late
eighth and early ninth-century more generally(24). unfortunately, however, it
tells us nothing of Charlemagne’s own books, for it rests on improvable assumptions about where any scholar was when he wrote.
A further factor is the extraordinary concentration of the earliest surviving manuscripts of classical latin texts in manuscripts produced in early
Carolingian Francia(25). An element of deliberate collection and preservation
on the Franks’ part has been inferred, not only from the sheer number of classical texts extant from this period, but also from Wigbod’s dedicatory poem to
his extracts on the octateuch, customarily dated between 775 and 800. there,
Wigbod referred to the collection of books which Charlemagne’s sententia
brought together from many lands and how he had revived the written heritage
of the fathers(26). Wigbod appears to be referring to Christian patristic works.
Bernhard Bischoff suggested that this statement might indicate that Charle-
24. d. Bullough, ‘Charlemagne’s court library revisited’, Early Medieval Europe 12 (2003), pp.
339-63.
25. the standard survey is l.d. Reynolds ed., Texts and transmission. A survey of the Latin classics (oxford, 1983).
26. Wigbod, mgH poetae latini aevi Carolini I, ed. E. dümmler (Hanover, 1881), p. 95. trans.
Bullough, ‘Charlemagne’s court library’, p. 340. on Wigbod see m. gorman, ‘the commentary
on genesis prepared for Charlemagne by Wigbod’, Recherches Augustiniennes 17 (1982), pp.
173-201, and idem, ‘Wigbod and Biblical studies under Charlemagne’, Revue Bénédictine 107
(1997), pp. 40-76. on the preface, l.. munzi, ‘Compilazione e riuso in età carolingia: il prologo
poetica di Wigbodo’, Romanobarbarica 12 (1992/93), pp. 189-210. Alcuin mentioned the possibility of Augustine’s works on the soul being in a royal collection (si forte in armario imperiali)
pl 101 col. 645 ; see Bullough, ‘Charlemagne’s court library’, p.354.
REYES, MONJES Y SABIOS
61
magne had issued some kind of appeal for rare or interesting ancient texts in
c.780(27). A further hypothesis is that ancient codices were sent to the palace
and copied, or else copies were made in situ in the ancient gallo-Roman repositories that may have held them since the late Roman period, such as Reims,
tours or lyon(28). Certainly the number of Carolingian copies of classical and
patristic texts implies a heightened consciousness of this type of text on the
Franks’ part. this would also accord with Charlemagne’s own insistence on
correct language and latin and Christian learning.
We need to turn now, therefore, to the evidence for Charlemagne’s library and the degree to which it may reflect these interests.
that Charlemagne possessed books of his own is not in doubt. His collection is referred to by contemporaries in passing as the source of such texts
as the Historia naturalis by pliny or Augustine’s letter to jerome on the origin
of the soul(29), but was first broadcast by Einhard in preserving Charlemagne’s
will. In Charlemagne’s instructions for the disposal of his possessions, the
books in the chapel and the great number of books in his own library (de libris,
quorum magnam in bibliotheca sua copiam congregavit), are distinguished(30).
the contents of this royal bibliotheca have proved difficult to determine. Bernhard Bischoff first attempted a reconstruction in 1957 and he presented six
years later a series of incremental hypotheses ‘which enjoyed a high degree of
probability’(31). By 1976 the library was described as one ‘founded on Charlemagne’s orders’ that ‘contained rare and recently-discovered works as well as
27. B. Bischoff, ‘die Hofbibliothek Karls des grossen’, in W. Braunfels, ed., Karl der große.
Lebenswerk und Nachleben II, das geistige leben (düsseldorf, 1965), pp. 42-62, reprinted with
revisions in B. Bischoff, Mittelalterliche Studien 3 (stuttgart, 1981), pp. 49-89 and English trans.
m. gorman in B. Bischoff, Manuscripts and libraries in the age of Charlemagne (Cambridge,
1994), pp. 56-75
28. see R.mcKitterick, ‘the scriptoria of merovingian gaul: a survey of the evidence’, in H.B.
Clarke and mary Brennan, eds., Columbanus and merovingian Monasticism (oford, 1981), reprinted in Books, Scribes and Learning in the Frankish Kingdoms, 6th-9th Centuries, VII 1-35.
29. For example, Alcuin, Epistulae, ed. E. dümmler, Epp. 155, 162, 170, 309; mgH Epistulae
merowingici et karolini aevi (Hanover, 1892) IV, pp. 250, 260, 280, 474; and paul the deacon,
preface to the Epitome of Festus, ed. K. neff, Die Gedichte des Paulus Diaconus (munich,
1908), p. 124 and mgH Epp. IV, p. 508.
30. Einhard, Vita Karoli, c. 33, ed. Halphen, p. 98.
31. Bischoff, ‘die Hofbibliothek Karls des grossen’ (cited above, note 27), especially at pp. 62,
89 (1981 reprint) and 75 (gorman translation) respectively.
62
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
well-known items’ and contributed to ‘the preservation and diffusion of classical and patristic works and to the new educational ideas which depended on
them’(32).
speculation about the contents of this library has centred first of all on
the relatively secure ground of books and texts mentioned as having been read
by, given to, or dedicated to Charlemagne, such as the Dionysio-Hadriana collection of canon law sent by pope Hadrian in 774, the epitome of Festus sent
by paul the deacon in the mid 780s, and Wigbod’s work on genesis(33).
more problematic is the key piece of evidence in Bischoff’s argument,
namely, a list of classical and fourth-century works entered into a late eighthcentury collection of grammatical texts and poems by scholars associated with
the royal court. this is the famous codex Berlin, deutsche staatsbibliothek
preussische Kulturbesitz diez B. sant. 66, a collection of grammars by donatus, servius and pompeius, a text entitled De Litteris, and excerpts from Books
I and III of the Etymologiae of Isidore of seville concerning grammar and
music(34). the codex was written by two main scribes, one trained in north Francia and the other a contemporary north Italian. some insular symptoms are to
be noted as well. It was the Italian hand who added, on spare leaves and empty
spaces on various pages (pp. 2, 66, 67, 116-28, 217, 363), not only the list of
books but also some early court poetry and other short texts. It is the verses
concerning Angilbert, Charlemagne, Angilram and paul the deacon which
seemed to Bischoff to militate against an Italian origin for this section of the
manuscript but it is very difficult to be certain one way or the other.
the texts listed are identified by author, incipits or explicits of particular volumes of the works mentioned, and occasionally by title. It may be
helpful to set the list out with some explanatory comments about the texts:
32. B.Bischoff, ‘die Hofbibliothek unter ludwig dem Frommen’, in j.j.g. Alexander and m.t.
gibson (eds), Medieval learning and literature. Essays presented to Richard William Hunt (oxford, 1976), pp. 3-22, at p. 3, reprinted in Bischoff, Mittelalterliche Studien 3, pp. 170-186 at p.
170 and English trans. gorman in Bischoff, Manuscripts and libraries, pp. 76-92, at p. 76.
33. see Bischoff, ‘die Hofbibliothek Karls des grossen’, 00.
34. ClA 8, 1044. see the facsimile edition: B. Bischoff (ed.), Sammelhandschrift Diez.B Sant.
66. Grammatici latini et catalogus librorum, Codices selecti (graz, 1973).
REYES, MONJES Y SABIOS
63
The list of classical and late antique works in Berlin, Preussische
Kulturbesitz Diez. B. Sant. 66, pp. 218-219(35)
- Extracts from Book Ix of Vergil’s Aeneid and Book III of the Georgics
(from a Cento?)
- lucan, De bello civilis (on Caesar, pompey and the destruction of
Rome’s freedom)
- terence, Andria (and the other comedies)
- Iuvenal, satires, Bk II, satire 6 (Invective on the affectations and immorality of Roman women)
- tibullus, elegiac rural and love poems (in two books; or, Book II)
- Horace, Ars Poetica (500 lines about epic poetry and drama)
- Claudian, De raptu proserpinae (epic myth about persephone’s descent
into the underworld. the capture of proserpina was also the scene
depicted on Charlemagne’s sarcophagus). Claudian was assumed by
the eighth century to have been a Christian. His work was full of
narrative descriptions, speeches, and allusions to classical poets.
- Claudian, Ad Rufinum (invective)
- Claudian, In Eutropium (invective)
- Claudian, De bello Gothico (contemporary history written against
Alaric the goth, 401-2)
- Claudian, De bello Gildonico (an historical epic on the African warlord
gildo)
- martial, Epigrams (Books I –IX (the incipit given is from Book I, epigram 36.
- julius Victor, Ars Rhetorica (a short manual on rhetoric) (a part thereof)
- servius, De finalibus ( a grammatical text)
- Cicero, Catiline orations (political invective) (seven books, so this may
includer the 3 Caesarian speeches)
- Cicero, oration for king Deotarius (prosecution speech)
- Cicero, In Verrem (prosecution speeches, numbers I, II and III?)
- sallust, on the Catiline conspiracy
- Cato, Sententia in senatu (presumably the Dicta Catonis, a collection
of moral maxims in prose and verse)
35. these are as identified by B.l ullmann,‘A list of classical manuscripts (in an eighth-century
codex) perhaps from Corbie’, Scriptorium 8 (1954), pp. 24-37; for fuller discussion see now
mcKitterick, Charlemagne, pp. 365-8.
64
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
- sallust, Iugurtha (history of the Roman war against jugurtha, king of
numidia)
- sallust, Histories (on the period 78-67 BC)
- Alcimus, Dictiones or Controversiae (texts now lost)
- messius Arusianus, Exempla elocutionum (a grammarian writing c. 400
who quotes Cicero, Virgil, sallust, and terence)
discussion of this list has become sidetracked onto the possible relation
of particular items to extant manuscripts (especially those connected with Corbie), whether the list is Frankish or Italian, and whether it can be regarded as
linked with the court(36). these discussions have established that the texts were
current in the early Carolingian period and many scholars knew them, allude
to them, or actually quote from them, quite apart from the number of ninthcentury manuscript witnesses to them extant.
script and contents alike of this codex appear to suggest a Carolingian
court connection in the reign of Charlemagne. of the two Frankish courts at
this time, the Frankish court of pippin of Italy or the Frankish court of his father
are each possible. In that the Frankish script in this book is joined by an Italian
minuscule script, the book has seemed to modern scholars to offer two principal
alternatives. Firstly, it was written and compiled by a Frank and a lombard at
the Frankish court of Charlemagne and the list is of books in Charlemagne’s
court library. secondly, it was compiled in Italy and the list represents a list of
books in northern Italy(37). A book started in Francia and taken to Italy and
completed there is a variant of this.
36. see also B. Bischoff, ‘Hadoardus and the manuscripts of classical authors from Corbie’, in
s. prete (ed.), Didascaliae. Studies in Honor of Anselm M. Albareda (new York, 1961), pp. 4157; revised version in B. Bischoff, Mittelalterliche Studien 1 (stuttgart, 1965), pp. 49-63.
37. For the royal library see Bischoff, ‘die Hofbibliothek Karls des großen’. A case specifically
for Verona was made by C. Villa, ‘die Horazüberlieferung und die “Bibliothek Karls des großen”: zum Werkverzeichnis der Handschrift Berlin, diez B. 66’, Deutsches Archiv 51 (1995),
pp. 29-52, but the precise link is disputed: see t. licht, ‘Additional note on the “library catalogue of Charlemagne’s court”’, Journal of Medieval Latin 11 (2001), pp. 210-213. see also the
comments by m. gorman, ‘peter of pisa and the quaestiunculae copied for Charlemagne in
Brussels II 2572, with a note on the Codex diezianus from Verona’, Revue Bénédictine 110
(2000), pp. 238-60.
REYES, MONJES Y SABIOS
65
As I have commented elsewhere, the list’s possible origin at the court of
pippin of Italy would offer a glimpse of a court circle there(38). the character
of the list as a whole, however, is crucial, and is the one matter consistently
not addressed in discussions of this list hitherto. the codex is predominantly
devoted to latin grammar and style. the list of texts complements the rest of
the contents of the book, for it effectively presents a syllabus for learning to
read latin. It is significant that portions of particular texts are specified, and
that others are rather short(39). thus this is neither a random list nor a shopping
list. It is also not necessarily a list of the contents of any particular collection
of books, let alone a royal library. the works listed form a teaching collection.
the list offers texts which require varying degrees of competence, from the
relatively basic to the more advanced. they would have assisted the process
of acquiring literary skills. three of the authors, statius, Claudian and Cato,
are among the sex auctores associated with the medieval school curriculum
before the thirteenth century. In addition to the late antique authors Avianus
(Fabulae) and the Elegies of maximinian of the sixth century, a Carolingian
member of these sex auctores was the Eclogue of the writer known as theodulus (whom paul Winterfeld suggested was a latinisation of gottschalk),
though he probably wrote his Eclogue during the reign of louis the pious or
Charles the Bald(40). the texts specified in the diez B sant. 66 list offer comments on moral worth, a sample of different types of latin prose and poetry,
variants in style such as the smooth, plain and elegant language of tibullus or
the terse style of sallust, and convey something of classical mythology, Roman
38. R. mcKitterick, History and memory in the Carolingian world (Cambridge, 2004), pp. 8082.
39. on Carolingian teaching and curricula, see the many studies by j. j. Contreni gathered in
his Carolingian learning, masters and manuscripts (Aldershot, 1992), idem., ‘the Carolingian
renaissance: education and literary culture’, in NCMH II, pp. 709-757, and idem., ‘the pursuit
of knowledge in Carolingian Europe’ in R. sullivan (ed.), “The gentle voices of teachers”. Aspects of learning in the Carolingian age (Columbus, ohio, 1995), pp. 106-41. note too the cautionary remarks of d. ganz, ‘Conclusion: visions of Carolingian education, past, present and
future’, in ibid, pp. 261-84.
40. see n. orme, English schools in the middle ages (1976), p. 103, g.l. Hamilton, ‘theodulus:
a medieval text book’, Modern Philology 7 (1909), pp. 1-17 (pp. 169-85) and the text in j. osternacher (ed.),Theoduli eclogam (linz, 1902). despite some of these authors being mentioned
in Carolingian discussions of aschool books he surveyed, günter glauche was disinclined to
define the books in the diez B. sant. 66 list as ‘schullekture: g. glauche, Schullekture im Mittelalter. Entstehung und Wandlungen des Lektürekanons bis 1200 nach den Quellen dargestellt,
münchener Beiträge zur mediävistik und Renaissance-Forschung 5 (munich, 1970), pp. 21-2.
66
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
history and culture. the list is not, in short, a record of books that were necessarily together in any library, royal or otherwise, but of useful texts for teaching
purposes. It offers a glimpse of the process of the formation of a teaching canon
of texts in the early middle ages.
Frustratingly little, therefore, can be established with any confidence
about the royal library of Charlemagne, as distinct from a large number of
major classical and patristic works possessing possible or even probable links
with the king and his family, or with scholars patronized by the king(41).
nevertheless, with all the problems of interpretation and doubts about
the precise function of particular lists of books from the Carolingian period,
the overwhelming impression remains both of the preservation of a rich and
varied legacy from classical antiquity and the early Christian period, and of
the intense production of a huge range of books and texts concerned with Christian latin education and learning from the early middle ages and the Carolingian period itself. many of the extant manuscripts have still not been properly
studied. In particular, those with glosses and annotations may point to an even
greater wealth of knowledge and library resources that once existed. I remain
convinced that with further study our knowledge about Carolingian libraries
will be greatly enlarged and extended in the years to come(42).
41. mcKitterick, History and memory, especially pp. 208-210.
42. I should like to thank dr Ana Belen sanchez prieto for the invitation to be included in this
book as well as the original conference programme on which it based, Alejandro Rodriguez de
la peña for his kind assistance.
3
Monastic Libraries in the Early Middle Ages
ANA B. SÁNCHEZ PRIETO
Universidad Complutense de Madrid
the word monk derives from the greek monachos, which means literally “he
who lives alone”. Being a monk means to live in seclusion from the world, under religious vows and subject to a fixed rule, in order to achieve an ideal of life near to perfection, that separates him radically from the rest of the society. monachism is thus a
way of self-abnegation and organized asceticism that is not exclusive to Christianity
(since it can be found in almost every religious system with a high degree of ethical
development). But for the Christian monk, the asceticism is not and end in itself, and
in fact among the first Christians the idea of living apart from the community was completely out of the question.
the main cause which begot monasticism was the desire to follow Christ’s
footsteps and fulfil his law as radically as possible in a time when the end of the prosecutions and the imperial support to the new religion conveyed to massive conversions
and as a consequence to a general much more lenient attitude.
If the creature is to love god and love is the union of wills, and “greater love
hath no man than this that one lay down his life for his friends” (joh 15:13), and since
Christ had said “Follow me”, and “my kingdom is not of this world”, the world and
its temptations could become an obstacle to loving god. And the monk’s life becomes
then a renunciation to the world, made manifest in the three evangelical counsels of
poverty, chastity and obedience.
In entering the monastery the monk had to put aside all his former life. the
past, with its culture and habits should remain in the outside world, and the monk
started his way through the practical science of asceticism, which led him to the theoretical science of contemplation. Hrabanus maurus described in the ninth century this
itinerary, compiling mainly from the De doctrina Christiana of st Augustine. the quotation is long, but very much to the point:
68
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Ante omnia enim opus est ei, qui
desiderat ad sapientiae pervenire
culmen, Dei timore converti ad
cognoscendam eius voluntatem,
quid nobis appetendum fugiendumque praecipiat. Timor autem
iste cogitationem de nostra mortalitate et de futura morte necesse est
incutiat, et quasi clavatis carnibus
omnes superbiae motus ligno crucis
adfigat. Deinde mitescere opus est
pietate neque contradicere divinae
Scripturae sive intellectae, si aliqua
vitia nostra percutit, sive non intellectae, quasi nos melius sapere
meliusque pracipere possimus; sed
cogitare potius et credere, id esse
melius et verius, quod ibi scriptum
est, etiamsi lateat, quam id quod nos
per nos ipsos sapere possumus.
Above all, he who wishes to reach
the summit of wisdom must with
fear of god convert himself to know
His will, what He does command us
to do and what to flee from. And this
fear is needed to make us meditate
on our mortal condition and our future death, and, as with hammered
flesh, to fix all our feelings of arrogance to the log of the cross. then
it is necessary to become tamed in
the piety and not contradict the Holy
scripture, as well if we understand
it and it condemns some of our
vices, or we do not understand it and
think that we could know more or
do better. Instead we must assume
and believe that what is written
there is better and truer, even if it is
hidden, than anything we could
know by ourselves.
Post istos duos gradus timoris atque
pietatis ad tertium venitur scientiae
gradum, de quo nunc agere constitui. Nam in eo se exercet omnis divinarum Scripturarum studiosus,
nihil in eis aliud inventurus, quam
diligendum esse Deum propter
Deum et proximum propter Deum;
et illum quidem ex toto corde, ex
tota anima, ex tota mente (Mc
12:30), proximum vero tanquam
seipsum (Mc 12:31), id est, ut tota
proximi dilectio sicut etiam nostri
referatur in Deum.
After these two grades of fear and
piety the third grade of knowledge
is reached, and with it we purpose
to deal now. In it every studious of
the divine scripture is trained, and
he will find nothing else than that
god must be loved because of god
and the neighbour because of god,
and that with the whole heart and
with the whole soul and with the
whole mind (mc 12:30), and the
neighbour as oneself (mc 12:31),
and thus all the love for the neighbour and for ourselves is refered to
god.
REYES, MONJES Y SABIOS
Quisquis ergo Scripturas sacras vel
quamlibet earum partem intellexisse
sibi videtur, ita ut eo intellectu non
aedificet istam geminam caritatem
Dei et proximi, nondum intellexit,
quemadmodum oportebat eum
scire. Itaque tria haec sunt, quibus
et scientia omnis et prophetia militat: Fides, spes, caritas. Sed fidei
succedit spes et spei succedit beatitudo, caritas autem etiam istis decedentibus augebitur potius...
Nam ista scientia bonae spei
hominem se non iactantem sed
lamentantem facit, quo affectu impetrat sedulis precibus consolationem divini adiutorii, ne
desperatione frangatur et esse incipit in quarto gradu, hoc est, fortitudinis, quaeritur et sititur iustitia.
Hoc enim affectu ab omni mortifera
iucunditate rerum transeuntium
sese extrahit et inde se avertens
convertit ad dilectionem aeternorum immutabilem scilicet unitatem
eandemque Trinitatem; quam ibi aspexerit, quantum potest, in longinqua radiantem suique aspectus
infirmitate sustinere se illam lucem
non posse persenserit, in quinto
gradu, hoc est, in consilio misericordiae, purgat animam tumultuantem quodammodo atque obstrepentem sibi de appetitu inferiorum conceptis sordibus. Hic vero se in dilectione proximi ignaviter exercet, in
eaque perficitur.
69
And if anyone seems to have understood the Holy scripture or a part of
it but with that understanding does
not build that twofold love for god
and the neighbour, he has understood nothing in the way he should
have known it. And thus there are
three weapons with which all wisdom and prophecy fights: faith,
hope and love. But hope follows
faith and happiness follows hope,
but love will be increased even if
these fail...
And this knowledge of good hope
does not make the man to boast, but
to regret, and with this feeling he
can reach with prayers the consolation of the divine helper, so that he
does not sink into despair, and then
he starts to find himself in the fourth
degree, that is, that of strength, and
he looks for and desires justice. And
with this feeling he withdraws himself from every delight for passing
things and turns into the immutable
love for the eternal, that is the unity
and the trinity itself, and there he
will attend to it the best he can, shining in the distance, but he understands that because of the frailty of
his sight he cannot stand such light.
In the fourth degree, that of the advice of mercy, he cleanses his soul
noisy to a certain point and annoyed
because of the desire or the terrestrial things. Here he truly exercises
in the burning love to the others and
in it he strives for perfection.
70
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Et spe iam plenus atque integer
viribus, cum pervenerit usque ad inimici dilectionem, ascendit in sextum
gradum, ubi iam ipsum oculum purgat, quo videri Deus potest ab eis,
qui huic saeculo moriuntur. Nam in
tantum vident, in quantum moriuntur
huic saeculo, in quantum autem huic
vivunt, non vident. Et ideo quamvis
iam certior et non solum tolerabilior,
sed etiam iucundior species lucis illius incipit apparere; in aenigmate
adhuc tamen et per speculum videri
dicitur, quia magis per fidem, quam
per speciem ambulatur, cum in hac
vita peregrinamur, quamvis conversationem habeamus in caelis. In hoc
autem gradu ita purgat oculum
cordis, ut veritati ne ipsum quidem
praeferat, ut conferat proximum;
ergo nec seipsum, quia nec illum
quem diligit sicut seipsum. Erit ergo
iste sanctus tam simplici corde atque
mundato, ut neque hominibus, placendi studio detorqueatur a vero,
nec respectu devitandorum quorumlibet incommodorum suorum, quae
adversantur huic vitae.
Talis filius ascendit ad sapientiam,
quae ultima et septima est, qua
pacatus tranquillusque perfruitur.
Initium sapientiae timor Domini. Ab
illo enim usque ad ipsam per hos
gradus tenditur et venitur.
And full of hope and full of strength
to the point that he can love even his
enemies, he ascends into the sixth
degree, where he cleanses his eyes,
and he is able to see god in the same
way than those who die for this
world. then they see Him as long as
they die for this world, but as long as
they live for it they do not see Him.
And therefore the vision of light
starts to seem to him more certain as
well as more bearable, and at the
same time more enjoyable, but still
he sees it like in the mystery or on a
mirror, because while we are peregrinating in this life we progress more
through faith than through sight, in
spite that we already have a sort of
presence in heaven. In this degree he
cleanses the eyes of his heart so that
nothing is put forward the truth, not
even the love for the others, then he
does not love himself, and therefore
he does not love the others, whom he
must love as much as himself. this
holy man will possess such an innocent and pure heart that he will not
get astray from the truth, either to
please the men or to avoid all the incommodities that assail us in this life.
such a son ascends into the last degree, the degree of knowledge, that
is the seventh, and in it he enjoys
calm and quiet.
the start of wisdom is the fear for
god. From this and into that we work
and climb up through these degrees.
REYES, MONJES Y SABIOS
71
this is the climbing path of wisdom that every monk must tread the
best he can. the starting point is reading the Holy scripture, and he will read
every sentence, every word with equal attention, like ruminating, trying to
commend them to his memory and keeping them in his heart, as he has read
that mary did, even if he does not understand. And therefore he meditates upon
every word, but for him there is no difference between intellectual learning
and spiritual living: knowing and loving god is one and the same act, as is
claimed in the first three verses of the first psalm, the first verses that every
monk learned by heart:
Beatus vir qui non abiit in consilio
impiorum et in via peccatorum non
stetit, in cahtedra derisorum non
sedit, sed in lege Domini voluntas
eius et in lege eius meditabitur die
ac nocte, et erit tamquam lignum
transplantatum
iuxta
rivulos
aquarum, quod fructum suum dabit
in tempore suo et folium eius non
defluet et omne quod fecerit prosperabitur.
Blessed is the man who hath not
walked in the counsel of the ungodly, nor stood in the way of sinners, nor sat in the chair of
pestilence: But his will is in the law
of the lord, and on his law he shall
meditate day and night. And he shall
be like a tree which is planted near
the running water, which shall bring
forth its fruit, in due season. And his
leaf shall not fall off, and all whatsoever he shall do shall prosper.
But to understand the Bible is not always easy. sometimes some passages seem to contradict some others; sometimes it mentions customs or peoples long ago forgotten or never known in the West, and sometimes the true
meaning is hidden behind symbols or metaphorical expressions. However that
is no excuse to abandon the search, and where one cannot see may be some
other can help, and thus the monks scrutinize the commentaries of the fathers
of the Church and other Christian writers to lead them in their readings of the
scripture, and since latin was the only thinkable language for religious expression but by the seventh century was almost nobody’s natural language, to
understand the Bible and its rhetorical figures they had to study latin, that is,
grammar, and with it, not without contradictions and much hesitation, came
the classics, the great authors of the pagan Rome. And thus in the dawn of the
ninth century, Alcuin of York could describe the building of wisdom, with the
tower of the theology supported on the seven pillars of the seven liberal arts
of the trivium and the quadrivium.
72
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
And this is how the monastery, the world of the one Book, became
the world of the many books, and since the monastic stabilitas and the communal property offered the ideal conditions to preserve the books, the monasteries became more than the palaces of the kings and even more than the
cathedrals the ideal places to build a library and to serve as a repository of culture for the whole Europe. And in fact, very few works of the Roman Antiquity
(pagan or Christian) have survived that the monks of the first millennium didn’t
take the trouble of copying themselves.
no wonder, then, that already in the time of st Augustine of Hippo the
books were highly regarded. According to his biographer, possidius, the saint,
concerned with the future, always commanded that the library and all the books
of the church should be taken good care of(1).
But how came into existence and how were organized this first European libraries?
We know very little. like the monks contemplate god in the mystery,
we discern the monks of the Early middle Ages and their books and libraries
through the mists of time, and as they ruminate the verses of the Bible we
squeeze our scarce and meagre sources. these are basically brief mentions to
the act of reading or the use of books in chronicles, private or official correspondence, saints’ lives or monastic rules, some miniatures that represent
monks in the act of reading or writing, and some, not many, sketchy book lists
preserved for us almost miraculously. some glossaries may give some bookrelated words that sometimes cast some light on the subject. We have as well
the original works composed by monastic authors that use their former readings
as sources, but trying to rebuild the disappeared library of a certain monastic
institution on the basis of the quotations present in the works of some of its
members is a dangerous task, since the very nature of the intellectual working
methods make it relatively probable that the quotations are second hand ones
and therefore taken from someone else in between, or simply the books could
have been read somewhere else. And finally we have the surviving books and
fragments preserved until now, but they pose new problems: from the time we
are dealing with there are no shelf-marks, ex-libris with property marks occur
seldom and ex-dono inscriptions are awkward. If there is a colophon it may
provide some information about the scriptorium where the book was copied
and through palaeographical analysis we can even find it out, if it is not indi1. possidius, Vita, 31.
REYES, MONJES Y SABIOS
73
cated, but with that we come to know the origin of a certain book, not the library where it belonged to, and although most books must have remained in
the same institutions where they were made, we know too that books travelled
some times very long distances for various reasons, and therefore origin and
property do not necessarily coincide. Finally, a library is very much like a living
organism that is born and grows and suffers from illnesses and accidents of
many sorts and may eventually die.
Another problem we must face is the fact that it is impossible to generalize. We are dealing with a period that someone has described as “graphical
particularism” precisely because the regional differences are supposed to be
specially sharp, and even when great part of central Europe was united under
the banners of the great Charlemagne, in the periphery the British Isles, spain
and the south of Italy managed somehow to keep their own cultural traditions,
although it would be absurd to pretend that they did not feel the influence of
the Carolingian court.
But even within the same region there were monasteries and monasteries. most of them were very small, hardly bigger than a private church or
Eigenkirche, and with a very limited number of monks. these monasteries
were very poor and therefore had very few books, probably just the necessary
ones for the liturgy and some of the books of the Bible, and it is even possible
that many of them lacked even a whole Bible or Pandectae. Because books
made of parchment and copied by hand were expensive. Very expensive, even
if their leaves were not purple-dyed and written in golden letters: as late as
1044 the bishop of Barcelona had to sell a house and a plot of land in order to
buy two books, that by chance were two grammatical treatises of priscian.
some other monasteries, specially if they enjoyed the royal favour,
were rich and prosperous with many monks and many other lay people at their
service, and they had rich (for the time) collections of books that in the most
fortunate cases would have reached slightly above one thousand.
It is also difficult to define the concept of library in these remote times.
“A medieval library was not a place so much as a process, a shifting accumulation of changing materials housed in diverse locations, which responded, to
a greater or lesser degree, to a variety of trends in the cultural, educational, social, economical, political and intellectual milieux of its time and place”(2). In
2. david n. Bell, “the libraries of religious houses in the late middle Ages”, in The Cambridge
History of Libraries in Britain and Ireland, volume I, to 1640, (Cambridge, 2006), pp. 126.
74
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
fact, we must assume that in a religious institution the books were kept in different locations, depending on the use assigned to them. For instance, sacramentaries, evangelistaries and other books related to the cult were most
probably stored in the sacristy together with the sacred vases and liturgical
vestments, and may be such books as grammatical treatises or the works of
pagan authors could be found in the school. However, we cannot agree with
those who exclude the liturgical books and the books of the Bible apart from
the library books, since as we have seen the primary object of the study in a
monastery was precisely the Bible, and on the principle of lex orandi lex credendi, we can assume that the liturgical texts were ruminated as well.
the close link that related the scriptorium and the library and the
archive is reflected in the well-known plan of st gall, where the library is over
the scriptorium, at one side of the church. And some Irish sources speak about
a round tower were the books were stored, probably to protect them from pillage and fire(3), although some of the entrances are precisely to record its destruction by the fames. An specific building for books is mentioned in the Irish
annals, which record that Armagh’s ‘house of manuscripts’ survived a great
fire, most likely because the building was made entirely of stone(4).
As for the way of storing the books, the well known Ezra miniature in
the Codex Amiatinus shows behind the writing prophet an armarium or bookcase with heavy books lying on its sloping shelves. the Codex Amiatinus is of
course the product of an English scriptorium, but it was made as a faithful copy
of the Codex Grandior of Cassiodorus, and it is most probable that it reflects
the Italian way of arranging the books more than the English one, since in the
British Isles these standing presses are not attested anywhere else until the 12th
century. Instead, an eleventh-century glossary gives as a gloss for bibliotheca
vel armarium vel archivum the old-English term boochord(5), that is, bookhoard. Here, that is, in England, one of the riddles of Aldhelm reads as follows(6):
3. pádraig p. ó néill, “Celtic Britain and Ireland in the early middle ages”, in E. leedham-green
& t. Webber (eds.), The Cambridge History of Libraries in Britain and Ireland, volume I, to
1640, pp. 86.
4. pádraig p. ó neill, “Celtic Britain and Ireland in the early middle ages”, p. 84-85.
5 Antwerp-london glossary, Antwerp, plantin-moretus museum, m.16.2 + london, Bl, Add.
32246. Wright, Anglo-Saxon and Old English Vocabularies, I, 185 (line 33). Cit. m. lapidge,
The Anglo-Saxon Library, p. 62.
6. Enigma lxxxIx (ed. Ehwald, p. 138). Cit. michael lapidge, The Anglo-Saxon Library, p.
61.
REYES, MONJES Y SABIOS
Nunc mea divinis complentur viscera verbis
Totaque sacratos gestant praecordia biblos;
At tamen ex isdem nequeo cognoscere quicquam:
Infelix fato fraudabor munere tali,
Dom tollunt dirae librorum lumina Parcae
75
now my inwards are filled
with holy words, and all my
entrails support sacred books.
And yet I am unable to learn
anything from them. unfortunately, I am deprived by fate
of such a gift, since the deadly
parcae take away the illumination which books provide.
the answer is arca, that is, chest, and an equivalent old English term,
boccysta is the glosse for armaria in an eleventh century manuscript now in
Cambridge(7). save in the biggest monasteries, one or at least two would suffice
for all books. Adomnán’s life of Columba seems to refer to the same by means
of the word scrinium or scriniolum(8). the arca is also mentioned by the Regula
Magistri, and specifies that there the codices and the important documents
were kept together(9).
In Frankish soil Alcuin referred in one occasion to the Armarium imperiale. Was it the usual way of storing books in Francia or was it one of the
many uses brought from Italy by Charlemagne? In any case, the life of Eligius
declares that the saint had a stand fixed on an axis which allowed him to research easily among several works(10).
In Ireland, together with the mentioned chest or coffer the most extraordinary way of storing books was used. We read in saints’ lives and other
narrative sources that books were often carried in leather satchels very similar
to those that the schoolchildren from the first half of the twentieth century carried. We are told patrick once met a party of clerics with books in their girdles(11); Columba is said to have made satchels, and to have blessed them. the
7. Cambridge, trinity Coll. ms o.I.18. Cit. david ganz, “Anglo-saxon England”, in E. leedham-gree & t. Webber (eds), The Cambridge History of Libraries..., p. 91.
8. pádraig p. ó néill, “Celtic Britain and Ireland in the early middle ages”, pp. 84-85.
9. Regula magistri xVII (Vanderhoven and masai ed., p. 206): “simul etiam arcam cum diversis
codicibus membranis et chartis monastherii”.
10. “Habebat … in cubiculo suo ... sacros libros in gyro per axem plurimos quos post salmodiam
et orationem revolvens, Vita Eligii, I, 12 (mgH, sRm, IV, 679, 1.10). Cit p. Riché, Education
and Culture, p. 461.
11. stokes (W.), tripartite life., 75. Cit. Ernest A. sAVAgE, Old English Libraries, p. 17-19.
76
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
few old Irish satchels remaining are black with age, and the characteristic decoration of diagonal lines and interlaced markings is nearly worn away. two
of them are preserved in England and Ireland: those of the Book of Armagh, in
trinity College, dublin, and of the Irish missal in Corpus Christi College, oxford. the walled at oxford looks much like a modern schoolboy’s satchel;
leather straps are fixed to it, by which it was slung round the neck. the Armagh
walled is made of one piece of leather, folded to form a case a foot long, a little
more than a foot broad, and two and a half inches thick. the Book of Armagh
does not fit in properly. Interlaced work and zoömorphs decorate the leather.
Remains of rough straps are still attached to the sides.
When these satchels were not carried they were hung upon pegs set in
the wall of the cell or the church or the tower where they were preserved(12),
and we are told that when longarad, an acquaintance of Columban’s, died, all
the satchels in Ireland slipped off their bags(13).
A modern writer visiting the Abyssinian convent of souriani has seen
a room which, when we remember the connection between Egyptian and Celtic
monachism, we cannot help thinking must closely resemble an ancient Irish
cell. In the room the disposition of the manuscripts was very original. “A
wooden shelf was carried in the Egyptian style round the walls, at the height
of the top of the door… underneath the shelf various long wooden pegs projected from the wall; they were each about a foot and a half long, and on them
hung the Abyssinian manuscripts, of which this curious library was entirely
composed. the books of Abyssinia are … enclosed in a case tied up with leathern thongs; to this case is attached a strap for the convenience of carrying the
volume over the shoulders, and by these straps the books were hung to the
wooden pegs, three or four on a peg, or more if the books were small; their
usual size was that of a small, very thick quarto. the appearance of the room,
fitted up in this style, together with the presence of long staves, such as the
monks of all the oriental churches lean upon at the time of prayer, resembled
less a library than a barrack or guardroom, where the soldiers had hung their
knapsacks and cartridge boxes against the wall”(14).
As for the order the books were given, it can be inferred from our
sketchy inventories and book-lists, since even when they were conceived as
12 stokes, m., Early Christian Art in Ireland, 50.
13. Ernest A. sAVAgE, Old English Libraries, p. 5-6.
14. the quotation is copyed directly from Ernest A. sAVAgE, Old English Libraries, p. 17-19.
REYES, MONJES Y SABIOS
77
mere property inventories, in most places they are arranged in a similar order,
with certain subjects apparently taking precedence over others, and therefore
the possibility of a common canon of knowledge and categorization of learning
inherited and developed by the Carolingians must be taken into consideration,
although of course no rules for cataloguing survive, nor does an earlier model
in the form of a library catalogue(15): the whole bibles or pandects headed the
collection, together with the single or grouped bible-books, followed by the
Church Fathers, works on theology, and school-books, among which grammatical treatises as well as the works from the pagan Roman authors were included.
the order of the patristic authors, on the other hand, is not so clear.
Alphabetical order of any kind is eschewed in these book lists, although alphabetical florilegia and gnomonologia from the late antique period are fairly
numerous, and there is continuity in the use of alphabetical order in lexicography from antiquity to the middle ages, alphabetical order was not used in other
contexts. In fact, alphabetical catalogues do not appear to have existed before
the twelfth century. But, as has been observed, the author lists are not entirely
random, and a chronological order according to the author’s life can be discerned, and, in addition to this, a fairly consistent classification according to
subject, or type of work (whether florilegium, letter collection, or homiliary)
or function (school books or liturgy)(16). only later additions to already existing
catalogues manifest a random arrangement(17), which suggests that the new
books were simply added at the end of the collection, waiting may be for a
new reorganization of the library.
the 256 codices lodged in st Riquier’s library in Angilbert’s day are
registered in a catalogue in which the compiler carefully annotated the number
and title or author of the separate works or libri bound together to form one
codex or volume. He divided them into sections as well. Biblical books (labelled as libri canonici) and theology for the monks to read, were included in
the first section: st Riquier had a pandect and another Bible divided up into
about forty volumes. the theology books were fairly carefully set out with all
the works by one author together, and with the principal church fathers jerome, Augustine, gregory, Isidore, origen, Hilary, john Chrysostom, Cas15. R. mcKitterick, The Carolingians and the Written Word (Cambridge, 1989), p. 196-197.
16. R. mcKitterick, The Carolingians and the Written Word, p. 197-198.
17. For instance, in the catalogue of Abbot Iskar of murbach, fully documented by geith and
Berschin. Buscar. Cit. R. mcKitterick, The Carolingians and the Written Word, p. 194.
78
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
siodorus (on psalms), Fulgentius, Bede represented by a number of works, and
others with one or two works each, such as julius, Eugippius, paschasius, primasius on the Apocalypse, Arnobius, gregory nazianzus and Athanasius, given
in a very rough chronological order in a short section thereafter. the canon law
collection included gelasius’ De libris recipiendis et non recipiendis and was
followed by three volumes of a homiliary, Boethius’ De consolatione
Philosophiae, gregory of tours De gestis Francorum (that is, the Historiae),
philippus’ commentary on job, and thereafter an increasingly miscellaneous
list of minor works of exegesis and theology, saints’ lives, monastic rules
(Benedict, Augustine, Fructuosus and Isidore), the homilies of Caesarius of
Arles, Alcuin’s De fide trinitatis, seven psalters and three different florilegia,
including defensor of ligugé’s Liber Scintillarum.
the second section of the st Riquier list comprised school books, with
the grammars of donatus and priscian and others, including the Englishman
tatwine, Cicero’s De Rhetorica, Vergil, a number of the late Roman Christian
poets, including Fortunatus, a respectable and interesting group of history
books and other more arcane literature, such as josephus, pliny, Aethicus Ister’s
De mundi descriptione (that is, his Cosmographia), the rare philo Iudaeus, jordanes, jerome’s chronicle and Eusebius’ Historia ecclesiastica, more or less
in the order in which they were written, a law book containing Roman and the
salic Frankish law and a Passio Domini in teodisco et in latino.
Finally, the last section listed the liturgical books used in the churches
and chapels of the abbey. st Riquier possessed copies of all three types of sacramentary in use in the early ninth century in the Frankish kingdoms as well as
a lectionary, antiphonary and a gospel book described as textus evangelii IV
litteris scriptis totus I. two other gospel books are mentioned in the section on
church plate and vestments, presumably because of their precious cases(18).
the Cluny catalogue is lost today(19); its text is known from a copy
made at the beginning of the eighteenth century by the Benedictines of st maur.
the peculiar form of the catalogue was described by three maurists who visited
the abbey in the seventeenth and eighteenth centuries. It was written on four
18. R. mcKitterick, The Carolingians and the Written Word, p. 176-178.
19. For the catalogue, see V. von Büren, “le catalogue de la bilbiothèque de Cluny du xIe
siècle reconstitué”, Scriptorium 46 (1992), 256-67. Cit. Veronika von Büren, “livy’s Roman
History in the Eleventh-Century Catalogue from Cluny: the transmission of the First and the
third decades”, p. 57-59.
REYES, MONJES Y SABIOS
79
wooden panels covered with parchment, measuring 115 cm in height by 45 cm
in width: two columns on three panels recto-verso making a total of twelve
columns, representing probably twelve bookcases (perhaps a reference to the
twelve apostles). these contained description of 570 volumes, and the fourth
leaf was left empty, probably in anticipation of future additions to the library.
the layout of the catalogue and therefore the library can be reconstructed by combining the descriptions mentioned above with the text of the
catalogue.
the sections of the first half of the catalogue, and thus of the library,
were each introduced by a verse. the list begins with the old and new testament in the pentameter of the heading: “prisce necne novae legis honorificae”.
As usual, the Bible and biblical commentaries head the collection. In this section, numbering thirty-three volumes, the first sixteen concern Holy scripture,
and the following seventeen are historical titles, integrated without distinction
into the biblical section, since in the Carolingian period the primary aim of the
study of history was to understand the divine message. the history collection
starts with the works of “local” authors, gregory of tours and Ado of Vienne,
accompanied by the chronology of Anastasius the librarian. the fourth volume,
paulus orosius’s Historiae adversus paganos, marks the transition to a group
of five volumes concerning the history of the Church, which are followed by
three of jewish history. six volumes on Roman history close this first, biblical
section of the library, the last three titles belonging to livy: one volume of the
First decade and two of the third.
We must now turn to the question of how this collections were built.
most abbeys or nunneries owned without doubt few books, probably just the
most necessary ones for the divine cult. In fact, in some foundation charters
we find that among the objects bequeathed, together with the buildings and
vases and vestments, there are some liturgical books. some times the new foundation was endowed as well with other books. For example, we know that the
bonifatian foundations in the Continent received not few books from England.
the donation made in 959 by the Countess mummadona díaz to the monastery
she founded at guimarâes, formerly the monastic see of dumio, is exceptional
in the context of the other documents in that she provided her new house with
a substantial library. this included, as well as the mandatory liturgical books
and a considerable collection of monastic rules, some Isidore, Ildefonsus and
gregory the great, the Vita martini, a Historia Ecclesiastica (Rufinus’ transla-
80
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
tion of Eusebius?), Ephrem syrus and a Troyano, probably indicating dictys
Cretensis(20).
to comprehend the accumulation of books in a major monastic library
we must situate them in the context of the intellectual life of the time, since a
library reflects the tastes and interests of those responsible for it, as well as it
reveals the strengths and weaknesses of the personal or institutional intellectual
formation.
the donations of books must not have been completely infrequent, although the documents that granted them, if they ever existed, have perished.
the Gesta abbatum Fontanellensium, a history of the abbots of st Wandrille,
composed in the middle of the ninth century, records gifts of books made to
the abbey by abbots Wando (747), gervold (787-807) and Ansegisus (823-33),
and in the muratory Catalogue of Bobbio the compiler included different entries for the books that had belonged to dungal, the priests Benedict, theodor
and peter, and the brothers Adalbert and smaragd, who doubtlessly had brought
their books with them when they entered the community.
However, in most cases the scriptorium is the main source of books
for the library. But this poses us the question of the availability of originals,
since the exemplar had to be found somewhere else. the letters of lupus of
Ferrièrs supply a good example of the concerns of a studious monk in search
of new texts for his library.
In some occasions close related monasteries shared parts of their libraries. that is the case of the twin monasteries of monkwearmouth and jarrow
establish by Benedict Biscop, and of san pedro de montes and other three
minor establishments in el Bierzo, in northern spain, which st genadius endowed with the necessary liturgical books for each, and an additional library
of around twenty books that rotated in periodical intervals through all four
cloisters.
Very curious in this respect is the list of desiderata included the compiler of the murbach catalogue. He listed fourteen works by Cyprian and then
noted that the other books by this author were wanted (“reliquos eius libros
adhuc quaerimus”), and then, after Ambrose’s fourteen works is a list of a further eight the library did not have. the abbey possessed twenty-six works by
20. Roger Collins, “literacy and the laity in early mediaeval spain”, The Uses of Literacy..., p.
126-127.
REYES, MONJES Y SABIOS
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jerome, but knew of a further five that remained wanted and sought, and no
less that thirty-nine books by Augustine are enumerated as desiderata. other
requests are inserted after the sections on prosper, primasius and Bede.
As an example of how a monastic library grew we can set the example
of Fleury. the oldest manuscripts surviving from Fleury can be shown, on
palaeographical grounds, to have been imported from Italy, exactly as we can
expect from the information provided by the Historia Translationis by
Adrevald, that inform us that abbot mummolus got the idea of looking for the
relics of st Benedict from reading of the destruction of monte Cassino by the
longobards. other imports came from Africa, septimania and spain. With the
advent of abbot theodulf in 789 the library was to begin its development into
what has been termed a ‘teaching library’: a collection of texts in which, for
the purposes of teaching, any duplicates have to occur. the increase of works
on the liberal arts was accompanied by a growth in the number of liturgical
and hagiographical manuscripts available for communal use. most books
which entered the library were no doubt productions of the Fleury scriptorium,
but by no means all additions to the library were written there, and the collection also grew through gifts. Charles de Bald, for instance, gave a gospel book,
and a sizeable contribution formed the coffer full of books given to abbot
theotbert by count Heccard in 876(21).
Wherever and whatever order the books could be arranged in, we do
not need to understand that they were read there as well. Reading in the monastic mileux was understood as devotional activity that could be communal or
personal and private. If it was communal it would take place in the church or
in the refectory, and if it was personal in the monks cells’ or in the cloister. For
this last purpose, the librarian loaned out the books and took them back in at
prescribed hours.
the librarian was probably the most important person in the monastery
after the abbot. According to the rule of Isidore after his appointment he assumed his office in a solemn ceremony during which the abbot gave him the
keys of the cupboards and admonished him with the words: “be now the
guardian of the books and the chief of the copyists”.
the pacomian rule prescribed that every week the librarian and his
helpers should pick up all the books they had lent and every evening they
21. marco mostert, The Library of Fleury, p. 20-21.
82
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
searched the monastery looking for books that the monks might have left lying
anywhere.
the librarian was of course responsible for the library, but in most
cases of the scriptorium and probably for the valuable objects in the sacristy,
and therefore he received the names of antiquarius, bibliothecarius, chatigraphus, chartularius, scriarius, notarius, custos, secretarius, armarius and other
similar ones. It is even possible that the same person was in charge of the school
and the correctness of the liturgy(22), as well. He or she would be unquestionably
an important person, and may be precisely because of it st Augustine of Hippo
anticipated some sins of arrogance in them and prescribed in his rule that those
in charge of the pantry, the wardrobe and the library should serve the brethren
without complain.
In the great monastery of Fulda, Rabanus maurus dedicated a poem to
gerhoch, the librarian, who is addressed to as clavipotens frater, that is, brother
with the power of the keys.
And indeed the was a sort of dispenser of wisdom, since some sources
let us think that he was in charge of assigning the readings to the monks according to their skills and understanding. For instance, from the Constitutiones
drawn up around 1077 by lanfranc, archbishop of Canterbury, for the monks
the monks of Christ church, derived probably from the customs of Cluny, each
monk was to read one book a year, and on the first monday of lent:
Priusquam fratres intrent capitulum, custos librorum debet habere
congregatos libros in capitulo super
tapetum extensum, prater eos, qui
praeterito anno ad legendum dati
sunt; illos enim intrantes capitulum
ferre debent, quisque suum in manu
sua … librorum ucstos legat breue,
qualiter praeterito anno fratres habuerunt libros. Cum uero audierit
unusquisque nomen suum pronunciari, reddat librum, qui ad legen-
before the brethren go in to chapter,
the librarian should have all the
books save those that were given
out for reading the previous year
collected on a carpet in the chapterhouse; last year’s books should be
carried in by those who have had
them… the librarian shall read out
a list of the books which the
brethren had the previous year.
When each hears his name read out
he shall return the book which was
22 For the functions of the precentor being mixed with those of the librarian, see Richard sharpe,
“the medieval librarian”, pp. 221.
REYES, MONJES Y SABIOS
dum sibi alio anno fuerat commendatus. Et qui cognouerit se non perlegisse librum quem recepit,
prostratus culpam dicat, et indulgentiam petat. Iterum praedictus librorum custos unicuique fratri
alium librum tribuat ad legendum.
Distributis per ordinem libris, praefatus librorum custos in eodem capiutlo inbreuiet nomina librorum et
eos recipientium.
83
given to him to read, and anyone
who is conscious that he has not
read in full the book he received
shall confess his fault, prostrate, and
ask for pardon. then the aforesaid
librarian shall give to each of the
brethren another book to read, and
when the books have been distributed in order he shall at the same
chapter write a list of the books and
those who have received them(23)
And in fact there is a list from Cluny, dating from the mid-eleventh
century, of sixty-four books and their recipients(24).
And they lent not only to their own brethren, but to local clerics as
well and even to lay people, included women, as it is shown in a list of borrowed books drafted in the ninth century by the librarian of the monastery of
Weissenburg, in Alsace, and of st gall.
to conclude, the monks and nuns of these centuries of the Early medieval times, in spite of all the wars, poverty and political instability made possible the cultural transition from the late Antiquity into the middle Ages, not
only giving birth to a new culture neatly Christian, but also preserving the
wrecks of the classical literature. their monasteries were if not the only ones
at least the main repositories of books that came out from their own scriptoria.
We cannot know what the modern Western culture would have been without
them, but certainly it would have been different. may this paper serve as a tribute to the Benedict, Columban, Boniface, leoba and Rabanus, but also to the
thousands of anonymous monks, copyists and librarians, that amid the silence
of their cloisters gave birth to a new civilization, the civilization that after a
long evolution would become ours.
23. d. Knowles (ed.), the monastic constitutions of lanfranc, rev. C.n.:. Brooke (oxford, 2002),
xxviii-xlii. Cit. peter j. lucas, “Borrowing and reference”, p. 243.
24. p. dinter (ed.), liber tramitis aevi odilonis abbatis, Corpus Consuetudinum monasticarum
10, siegburg, 1980, p. 261-4. Cit. peter j. lucas, “Borrowing and reference”, p. 243.
4
La Biblioteca Capitular de Toledo
RAMÓN GONZÁLVEZ RUIZ
Director de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo
En el ala nordeste del claustro de la Catedral de toledo se concentran
el Archivo y la Biblioteca Capitulares que recogen respectivamente la documentación generada por la Catedral desde el siglo xI y los libros (códices e
impresos) acumulados a lo largo de su existencia. la yuxtaposición de ambos
fondos, documentales y bibliográficos, es obra de principios de la segunda
mitad del siglo xx (1958), cuando las necesidades de atender a una investigación creciente y cada vez más exigente impuso el traslado del Archivo Capitular a una zona del claustro alto y la apertura de un acceso común para el
servicios de ambos departamentos. El Archivo Capitular se encontraba hasta
ese tiempo localizado encima de la sala Capitular en un lugar opuesto del edificio sin comunicación posible. En la actualidad (primeros meses de 2010) está
a punto de concluirse la construcción de un nuevo Archivo encima de la sala
de la Biblioteca, procurando que ambas dependencias se encuentren intercomunicadas entre sí por unas escaleras y por un ascensor interno.
la Biblioteca Capitular nunca ha sido movida desde la sala noble edificada a fines del siglo xIV por el arzobispo don pedro tenorio (1377-1399).
A ella se accedía por una sola puerta situada en el claustro bajo, por una segunda puerta interior y por una escalera protegida por una verja en forma de
arco que terminaba en otra puerta, la cual finalmente daba entrada al ámbito
de la Biblioteca. la puerta primera del claustro bajo era una entrada común
para la Biblioteca y para algunas dependencias de la antigua escuela catedralicia. los miembros del cabildo, conscientes del valor de aquel depósito bibliográfico propiedad de la institución, procuraban rodearlos de las máximas
garantías de seguridad. lo recóndito de la Biblioteca responde a unos criterios
de salvaguarda y a unos sentimientos de profunda veneración por el libro.
86
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la Biblioteca constituye hoy un santuario de los libros que la Catedral
ha ido acumulando desde su refundación después de la reconquista de la ciudad
en el siglo xI. por razones de seguridad la visita está muy restringida y no son
muchas las personas que la conocen. los no muy numerosos visitantes que
han tenido la fortuna de verla y examinar sus tesoros suelen quedar bastante
impresionados con la contemplación de las joyas que en ella se encuentran,
con el entorno arquitectónico que la envuelve y con la belleza clásica de las
estanterías de madera donde duermen los libros.
A instancia de los organizadores de este volumen me propongo trazar
en esta conferencia un breve bosquejo histórico de la formación y conservación
de los fondos bibliográficos de la Biblioteca Capitular de toledo. no lo haré
de una manera mecánica, enumerando los ingresos que se fueron produciendo
siglo por siglo, echando mano de los inventarios o mencionando los documentos de las donaciones de personajes de nombre conocido. Interesa más aquí,
pienso yo, insistir en presentar el desarrollo en su marco histórico y en su contexto cultural. Y entiendo por contexto cultural todo el movimiento de creación
y circulación de códices que se da en la ciudad de toledo en cada etapa histórica especialmente en la Edad media, porque los libros que van a parar finalmente a la Biblioteca son una mínima parte de los que anduvieron en las manos
de los hombres que habitaron en la ciudad. tampoco pretendo llegar a la exhaustividad en su evolución, porque tal empresa no cabe dentro de un artículo.
me limitaré a presentar las grandes líneas por las que discurre la historia de su
formación. El método que utilizo, ya ensayado en mi tesis doctoral, es aquel
que, en mi opinión, la hace inteligible, relacionando los libros con los hombres,
es decir, contemplando el proceso de su creación desde el punto de vista de la
historia de la cultura.
los datos que se conocen de la existencia de la Biblioteca que ya está
muy próxima a cumplir el milenio, nos ofrecen un modelo de lo que pudo y
debió suceder, mutatis mutandis, en otras muchas instituciones eclesiásticas
de semejante naturaleza. Esto puede ser la base no sólo para reconstruir la historia de bibliotecas similares que por razones diversas no se han conservado o
solo se han conservado de manera fragmentaria, sino, sobre todo, para recuperar la memoria de la densidad cultural de nuestro pasado. lo que voy a decir
es fruto de muchos años de trabajo, pero me interesa subrayar que en la historia
de la Biblioteca de la Catedral de toledo queda todavía mucho que decir, al
menos en la forma en que yo la concibo, no como un conjunto de libros aislados
del medio humano en que se ha ido formando, sino como una conglutinación
de estos viejos códices con la industria de los artesanos del libro, con sus pro-
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pietarios iniciales y sucesivos, con sus usuarios a lo largo del tiempo y con la
institución a la que pertenecen y los ha conservado. Esta colección de libros
sólo es inteligible si se pone de manifiesto todo el sistema de interrelaciones
que los libros han mantenido con los hombres que los han fabricado, los han
poseído y los han utilizado. El libro aislado no habla, dijo hace algunos años
un historiador francés. más bien habría que decir que el libro aislado habla
poco, habla más cuando se le considera en relación con el resto del conjunto
bibliográfico y, habla, sobre todo, cuando lo ponemos en relación con los hombres que han estado vinculados a él por cualquier motivo.
Cuando pensamos en este tipo de libros no debemos olvidar la perspectiva en que este delicado producto de la industria y de la inteligencia humana era visto en la Edad que lo creó, la cual difiere mucho del modo en que
nosotros tenemos de entender las cosas. El libro en la Edad media –me refiero
al libro de calidad, porque también los hubo, sobre todo al fin de la Edad
media, de calidad inferior, de papel y de letra cursiva- es contemplado en aquel
tiempo bajo una triple dimensión:
1) Como un objeto de gran valor económico; no olvidemos aquella frase
que dijo Vicens Vives, el historiador catalán de la economía medieval:
las tres cosas que se pueden considerar como el símbolo de la riqueza
en la edad medía eran: un cáliz de metal noble, un libro y un caballo.
2) Como una obra de arte, sobre todo, si está ricamente decorado. En
toledo el libro es guardado hasta fines del siglo xIV en el tesoro, junto
con los objetos de mayor valor, como la orfebrería, los tejidos de lujo,
las reliquias de los santos. Ciertos libros, a pesar de la fundación de la
librería, siempre fueron custodiados en el tesoro, como la Biblia de san
luis; en la presentación de la Biblia de Alba en el monasterio franciscano de toledo el prior dijo que es “una de las cosas grande de estos reinos”.
3) El libro es también una realidad sacra o sacralizada, objeto de suma
veneración, especialmente el libro o los libros que contienen la palabra
de dios, como la Biblia y los libros litúrgicos que se componen de textos
bíblicos. Estos libros –sacramentarios, evangeliarios, epistolarios- al
tener la alta consideración de palabra de dios, llevan con frecuencia una
fastuosa encuadernación en consonancia con su prestancia. Así tenemos
noticias de una Biblia mozárabe de toledo citada en un inventario del
año 1300 que estaba recubierta con una encuadernación de plata y marfiles. por eso este tipo de libros no eran manejados por los ayudantes de
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
los oficios divinos con las manos directamente, sino con un paño superhumeral que envuelve los hombros, los brazos y las manos. los demás
libros, aunque no fueran bíblicos, participaban también de algún modo
de esta misma consideración de sacralidad.
Estado de la cuestión
Al abordar el estudio de la Biblioteca Capitular nos tenemos que preguntar en primer lugar de qué hablamos. porque la Biblioteca vista en su conjunto actual, si no se analizan con cuidado las unidades que la componen, puede
conducir a error. toda colección bibliográficas es en último término una consecuencia de la acción humana y en el caso de la Biblioteca Capitular, dado el
amplio arco temporal de su formación, han intervenido muchas personas de
distintos siglos y de diversas culturas, pero con una connotación común: es
una biblioteca formada por o, al menos, para clérigos de la Catedral, cualquiera
que sea la temática de los libros. la colección que contemplamos es sumamente heterogénea, producto de numerosos aportes, de donantes muy diversos,
de muchas procedencias geográficas y de muchos siglos.
los libros que vemos fueron objeto de una última clasificación temática, hace ahora dos siglos, en 1808, por al padre agustino lorenzo Frías. si
procedemos con una mirada retrospectiva hasta el siglo xIII en que encontramos las noticias del primer inventario, comprobamos que ha habido otras clasificaciones que no siempre obedecen a los mismos criterios. En cambio, vistos
todos los inventarios en sentido progresivo comprobamos cómo se va avanzando en el conocimiento del libro, en las técnicas de su clasificación y de su
descripción, tanto desde el punto de vista material como formal. por supuesto
en cada nuevo inventario detectamos altas y bajas. En ciertos momentos, unas
veces por medio de los inventarios, otras por notas en los mismos libros y en
ocasiones por documentos de archivo, advertimos el ingreso de nuevos libros
en forma de lotes o conjuntos que han sido donados. pero en la actual topografía de la Biblioteca Capitular estos lotes ya no forman conjuntos, sino que
la labor de clasificación los ha ido dispersando, mezclándolos por afinidades
temáticas con otros de diversas procedencias.
después de un examen global de la colección, con la ayuda de las noticias recogidas llegamos a la conclusión de que en la Biblioteca Capitular se
han ido integrando tres grandes fondos:
1) El primero es el que se fue formando de una manera orgánica y progresiva desde el siglo xI hasta que los aportes dejaron de afluir a prin-
REYES, MONJES Y SABIOS
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cipios del siglo xIx. Con los datos que tuvo en sus manos, que eran limitados, pero suficientes, el prof. millás Vallicrosa detectó un fondo
propio de la Catedral que él llamó por vez primera Antiguo Fondo toledano (AFt). digo que sus datos eran limitados, porque él, que era historiador de la ciencia, redujo el campo de su investigación a los libros
de traducciones orientales, casi todos los cuales pertenecían a dicho
Fondo.
2) Encontramos un segundo fondo casi todo él de tema litúrgico papal,
compuesto por libros procedentes de las basílicas romanas, especialmente preparado para celebraciones pontificales. Este fondo no es difícil
de identificar, porque cada una de sus unidades lleva una nota latina con
firma autógrafa del cardenal lorenzana, arzobispo de toledo, donde se
dice que el libro en cuestión fue adquirido a un alto precio por dicho
cardenal ilustrado cuando se encontraba en Roma en el tiempo de la invasión napoleónica de los estados pontificios. muchos de ellos llevan
ilustraciones bellísimas de siglos tardíos (xVI al xVIII) que documentan
la pervivencia de la escritura del códice hasta los inicios de la época
Contemporánea. Este fondo que no llega al centenar de libros forma un
conjunto que ha sido designado como Fondo lorenzana (Fl).
3) Finalmente encontramos numerosos indicios de otro conjunto de códices. unos llevan en su encuadernación un escudo heráldico en forma
de árbol y las iniciales Fxz y otros llevan escrito en su interior además
el nombre de Francisco javier de zelada. Este personaje no es desconocido en toledo, porque el cardenal lorenzana mantuvo con él una intensa correspondencia epistolar. Hijo de un agente de preces en la curia
romana, algunos piensan que habría nacido en Roma y otros creen que
en murcia, pero toda su existencia transcurrió en Italia, donde siguió la
carrera sacerdotal hasta llegar a cardenal de curia y secretario de estado
de pío VI. Era un gran bibliófilo y durante su vida pudo reunir una gran
colección de códices. llegó un momento en que vio peligrar su tesoro a
causa de la invasión napoleónica y tuvo el buen acierto de donarlo todo
entero, sin ninguna condición, a la Biblioteca Capitular de toledo. El
número de piezas de su donación (en torno al millar y medio) superaba
con mucho el que se guardaba en toledo. su legado es conocido con el
nombre de Fondo zelada (Fz). Este aporte cuantioso llevó a la necesidad
llevar a cabo a principios del siglo xIx una nueva catalogación de toda
la Biblioteca que corrió a cargo del p. lorenzo Frías, al que ya hemos
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
aludido. El Fondo zelada es, a su vez, el producto de la confluencia de
muchos fondos menores de procedencia principalmente italiana.
no hace falta advertir que de los tres grandes fondos mencionados solamente el primero refleja de verdad la vida y actividad de la institución que
lo ha creado. los fondos lorenzana y zelada son adventicios, llegan muy tardíamente y no guardan otro tipo de relación con la Catedral más que como entidad receptora y beneficiada, es decir, que no son un espejo de su larga historia.
En el desarrollo de este trabajo no serán tenidos en cuenta.
Los orígenes del Antiguo Fondo Toledano
si quisiéramos bucear en los más remotos tiempos de la creación de
este Fondo tendríamos que remontarnos a los orígenes de la institución eclesiástica toledana. no debemos olvidar que la iglesia es una institución religiosa
que por su naturaleza vive y convive con el libro. la iglesia celebra su fe en el
culto, avanza día a día en la comprensión de las fuentes de la revelación mediante la reflexión teológica, polemiza con los brotes de heterodoxia que pueden surgir de su propio seno, necesita poner en marcha un cuerpo de legislación
canónica para su adecuado funcionamiento, crea unas escuelas en las que se
enseña el Trivium y Quadrivium y trasmite a los aspirantes a los ministerios
eclesiásticos la herencia escrita recibida de los padres de la Iglesia. Además
en cada época vive inmersa en una cultura humana que no le es indiferente y
con ella que mantiene unas relaciones dialécticas que pueden ser al mismo
tiempo de asimilación y de rechazo.
toda esta compleja actividad exige y genera libros sin libros no hay
culto, ni progreso teológico, ni leyes, ni escuelas, ni cultura. si nos remontamos
a los comienzos de la iglesia de toledo, tendríamos que ir al siglo IV, que ya
nos ofrece las primeras muestras seguras de que hubo libros y códices en ella.
En el año 400 se celebró el I Concilio de toledo. En él intervino el obispo Audencio, (mencionado en el concilio de zaragoza del año 380 con el nombre de
Auxencio o Augencio), primer obispo de la iglesia toledana del que tenemos
noticias de haber escrito un tratado teológico. Este personaje, cuya noticia nos
transmite gennadio de marsella en su libro De Viris illustribus como de un
autor hispano sin más precisiones parece poder ser identificado verosímilmente
con el obispo toledano de fines del siglo IV, el cual escribió la obra De Fide
adversum omnes haereticos, un manual probablemente muy completo de teología, a juzgar por su título, del que el propio gennadio da un breve resumen
doctrinal.
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muchas actividades de la iglesia de toledo en la Edad tardoantigua y
en el período visigodo presuponen la existencia y el uso de los libros. En el
525 se celebró el II Concilio de toledo bajo la presidencia de montano, primer
obispo de toledo que ostentó el título de metropolitano, el cual elaboró un plan
académico muy preciso para las escuelas dependientes de la iglesia, cuyos esquemas básicos durarían más de un milenio.
En el 589 se celebró el III concilio de toledo y en el siglo VII, siglo
de oro de la cultura visigótica, conocemos numerosos personajes de la iglesia
de toledo, que fueron unos magníficos escritores: san Eugenio II, poeta lírico
del que se conservan composiciones latinas de una gran belleza, san Ildefonso,
escritor ascético, orador consumado y teólogo, san julián de toledo, polígrafo,
teólogo, cronista de guerra, músico, reformador de la liturgia y del derecho.
Algunas de las obras de estos padres toledanos se han conservado, pero otras
han perecido.
Con la invasión árabe de la península se inaugura una nueva época.
la iglesia de toledo sufrió una gran prueba, pero unos años después se recuperó y aún bajo el islam dio muestras de una gran vitalidad. En el siglo VIII
florecieron los arzobispos Cixila, autor de una vida de san Ildefonso, vista
desde un siglo después de la muerte del santo con una perspectiva hagiográfica,
y Elipando, un prelado heterodoxo, creador del adopcionismo, vehemente
como pocos, del que se conservan siete cartas escritas con la punta de una lengua acerada más que con la pluma. también sobresalieron: el autor anónimo
de la Crónica Mozárabe del 754, con toda probabilidad un clérigo toledano;
urbano, veterano himnógrafo y cantor; Evancio, autor de una epístola a los
cristianos de zaragoza y pedro el Hermoso, poeta, computista e himnógrafo.
más tarde emigran hacia el norte cristiano y hacia Europa numerosos
clérigos y monjes con sus reliquias y sus libros, de los que da una noticia escueta el arzobispo jiménez de Rada. Entre los toledanos emigrados podemos
citar principalmente a dos: en primer lugar, al presbítero toledano dulcidio, de
fines del siglo Ix, que se integra en la capilla palatina de la monarquía asturiana
y al que sánchez Albornoz atribuye la autoría de la Crónica Profética. Y ya a
comienzos del siglo x encontramos a Cixila, abad del monasterio Agaliense,
el antiguo monasterio toledano de san Ildefonso, que emigra a león y es acogido por Alfonso III el magno, portando consigo desde toledo una preciosa
carga de manuscritos, de la que conservamos una puntual relación.
Único testigo sobreviviente de la época visigótica parece ser el famoso
R.II.18 de la Biblioteca de El Escorial, copiado, según díaz y díaz, a fines del
92
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
siglo VII, probablemente en toledo. En páginas posteriormente añadidas al
mismo se da cuenta de la existencia de toda una biblioteca que probablemente
no fue propiedad de una persona, sino de una institución, quizás de un monasterio. Aunque no estuvo integrado en la Biblioteca Capitular, lo mencionamos
aquí por ser de toledo y encabezar la lista de toda la serie de libros que se produjeron en siglos posteriores.
todos estos datos históricos ilustran la intensa circulación de códices
relacionada con personajes muchas veces vinculados con toledo y su Catedral.
Los primeros testigos del Fondo Antiguo
se ha pretendido que al final de la época mozárabe la iglesia de toledo
habría decaído hasta el punto de haber quedado sin obispos. tal suposición
viene desmentida, entre otras razones potísimas, por los libros que han llegado
a nosotros y que en un momento determinado han pasado a formar parte del
Antiguo Fondo toledano. de tales libros ya no sólo tenemos noticia escrita,
sino también la materialidad de los propios libros. El final de la época mozárabe de la Iglesia de toledo nos ofrece la sorpresa de una gran vitalidad cultural. Cuando se copian dichos libros, es porque se necesitan y porque la
institución está viva y dispone de recursos suficientes para afrontar la hechura
de un libro, que siempre resultaba una inversión muy elevada.
doy un pequeño elenco de libros hechos por copistas mozárabes para
la iglesia de toledo, todos ellos anteriores a la reconquista de la ciudad en
1085. son los siguientes:
- El Mïsticus BCt 35-6, copiado por Ildefonso en torno al año 1000
- El Misticus BCt 33-2 (hoy en la Hispanic society of America), copiado a mediados del siglo xI por un anónimo
- El Misticus 35-1 (Bn 10.001, guardas), copiado a mediados del siglo
xI para la parroquia de santa Eulalia de toledo
- El Commicus 35-4 (guardas), copiado a medidos del mismo siglo para
la misma parroquia.
- El libro De Perpetua Virginitate BMV de san Ildefonso (hoy en Florencia) copiado en 1067 en toledo por el arcipreste salomón.
- El libro misceláneo 14-23, que, entre otras, recoge las obras de Elipando, copiado en toledo por el presbítero Vicente en 1070.
- El espléndido códice conciliar 14-23, fechado en Alcalá en 1095.
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la mayor parte de estos libros han sido hechos durante la taifa toledana
en que el reino musulmán de toledo estaba gobernado por la dinastía bereber
de los Beni-dinn-nun. Es una época de esplendor también dentro del mundo
islámico toledano. la comunidad mozárabe no solo no ha desaparecido, sino
que vive también un siglo de paz y prosperidad. los encargos de libros suponen
siempre un clima de sosiego, la disponibilidad de medios económicos y la existencia de talleres donde trabajan los artistas del libro (copistas, miniaturistas y
encuadernadores). la comunidad mozárabe sigue siendo numerosa, aunque no
podamos cuantificarla en porcentajes. se ha arabizado culturalmente en su lengua y en su porte externo, pero mantienen una fidelidad a su rito ancestral. son
bilingües por necesidades sociales, pero siguen conservando intactas sus tradiciones hispano-visigóticas.
todos estos libros han sido copiados en caracteres visigóticos –la littera toletana- y son fruto de escriptorios locales, que están regentados por clérigos autóctonos. muchos de ellos son códices para el servicio litúrgico, pero
otros responden a necesidades teológicas y canónicas. Esto demuestra que la
Iglesia mozárabe continúa disponiendo de escuelas y de profesionales en la
confección del libro latino. la iglesia mozárabe puede haber perdido efectivos
humanos, pero no ha experimentado ningún colapso definitivo. lo manifiestan
los libros: detrás de ellos están siempre los hombres.
Una fecha capital: la reconquista de Toledo (1085)
En 1085 el rey castellano-leonés Alfonso VI toma la ciudad de toledo
y la incorpora a su reino. El impacto de esta fecha no se echa de ver solamente
en aspectos políticos, sociales y religiosos, sino también en el mundo del libro
y especialmente en la propia Biblioteca de la Catedral.
Alfonso VI entra en toledo con aires innovadores. él quiere europeizar
sus reinos a los cuales considera demasiado alejados de la modernidad. Está
impulsado por dos grandes fuerzas: el papado, especialmente por gregorio VII,
y por su mano derecha en el ideal de la implantación de la reforma, la orden
de Cluny.
En sintonía con los ideales de la reforma gregoriana, el rey toma tres
medidas políticas de largo alcance:
1) Es abolido en todo el reino el rito hispano-mozárabe y es sustituido
por el rito romano-galicano. El objetivo no se consigue sin gran esfuerzo.
En la iglesia de toledo y en su Catedral-mezquita arrebatada a los moros
y reinstaurada de nuevo se implanta el rito romano. para asegurar la per-
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
manencia se elige un arzobispo nuevo, de origen francés, don Bernardo
de sédirac, monje cluniacense y abad de sahagún, que es seguido por
una serie de arzobispos francos durante un siglo entero, hasta 1180. durante el siglo xII se crean 20 parroquias latinas en la ciudad para los
cristianos no mozárabes. la sustitución del rito hispano se hace mediante
la fabricación de un ingente número de nuevos libros litúrgicos. Es una
operación de tal magnitud que apenas nos podemos formar una idea
desde nuestro tiempo: catedrales, iglesias, parroquias, capillas, monasterios y cada uno de los clérigos han de desechar sus libros en todos los
reinos cristianos de España y han de encargarse otros, tanto para la misa
como para el oficio.
2) la escritura hispano-visigótica –la littera toletana- que se practicaba
en toda la península, excepto en Cataluña, queda también abolida. Es
una operación que afecta a los escritorios o centros de fabricación de libros de toda la península. sin duda no se hace de forma instantánea,
pero todas las personas e instituciones que tienen escriptorios propios y
viven de esta industria han de adaptarse a las nuevas formas gráficas.
3) A la comunidad mozárabe de toledo se le permite continuar en el disfrute de sus libertades y tradiciones. Alfonso VI le otorga un fuero propio en el año 1101 y manifiesta su predilección por esta minoría. no
consta expresamente en el fuero el derecho a usar su propia liturgia, porque esto hubiera chocado con las tajantes prescripciones del papado.
simplemente se permite y como en el derecho medieval la costumbre
hace derecho, al cabo de algún tiempo los mozárabes viven en la legalidad. durante el siglo xII se crean 6 parroquias mozárabes sin territorio,
donde pueden celebrar su rito ancestral. tienen sus propias escuelas,
donde se enseña el árabe y el latín y disponen de clero propio, con la
única condición de que reconozcan como superior jerárquico al arzobispo latino.
por lo que hace a toledo se abre una etapa nueva que se proyecta en
dos líneas o tradiciones, una que podemos llamar europea, plenamente identificada con los usos venidos de Francia para los que siguen el rito romano y
otra que podemos llamar hispana, autóctona, para los que siguen la liturgia
mozárabe, que continúa una evolución propia dentro de la antigua escritura
nacional.
REYES, MONJES Y SABIOS
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La Tradición europea
las consecuencias de estas decisiones en el mundo de los libros son
inmediatas. la sustitución del rito hispano incrementa la demanda de nuevos
libros litúrgicos y esto reactiva la vida de los escritorios. una operación de tal
magnitud afecta a todo el estamento clerical. Cada clérigo se ve en la necesidad
de desechar sus libros y encargar oros nuevos para poder cumplir con el ministerio para el que ha sido ordenado.
Estamos al tanto de lo que ocurrió en la Catedral de toledo, porque
dentro de su Biblioteca se han podido identificar los modelos de algunos de
los libros que se sustituyeron. En primer lugar los libros de la misa. testigos
de excepción es el Sacramentario de Sahagún, libro utilizado por el preste, en
este caso en la misa pontifical. Este libro se copió para el primer arzobispo tal
vez en sahagún por manos francesas y en letra carolina (hoy está en la Bn de
madrid).
Especialmente importantes fueron los Antifonarios. Este tipo de libros
aseguraba la transmisión de la música, que era fundamental para el canto de la
misa solemne y de las horas. quedan dos antifonarios en toledo, los más primitivos de la península. El más antiguo es el Antifonario 44-1, copiado en escritura minúscula carolina con notación musical in campo aperto, utilizado en
toledo a raíz de la consagración de la mezquita como Catedral en el año 1086.
El segundo es el 44-2 de principios del siglo xII con notación musical aquitana.
Este último es el arquetipo de toda una generación de códices, del que se conoce la descendencia en toda Castilla y portugal, desde Braga hasta sevilla.
Es uno de los más antiguos manuscritos con cantos del oficio divino, cuya música puede ser transcrita en notación musical moderna.
Aparte de los libros de uso litúrgico encontramos también en la Biblioteca Capitular de toledo un manuscrito patrístico copiado en el año 1105
por el presbítero pedro, probablemente maestro de gramática de la Catedral
(Comentario de San Agustín al Evangelio de san Juan). Es el primer códice
fechado copiado en letra carolina en Castilla, y por tanto, primer testigo del
cambio de letra.
dentro de lo que hemos llamado tradición europea encontramos ya
muchos modelos en pleno siglo xII. Como libros surgidos de esta tradición
podemos citar, por ejemplo, el Homiliario de Smaragdo, copiado en una letra
pregótica, pero con bellísimas iluminaciones mozárabes, modelo de imbricación de ambas tradiciones. Conviene señalar además la existencia de un activo
centro escriptorio situado en el monasterio de san Vicente de la sierra cerca
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
de talavera, del que conservamos cuatro hermosos libros, algunos de ellos fechados.
La Tradición Hispano-Mozárabe
durante los siglos xII y xIII siguen activos en toledo los escriptorios
mozárabes. Aparte de hallarse especímenes de escritura visigótica en las suscripciones de algunos canónigos en documentos de la Catedral hasta mediados
del siglo xIII, la letra hispana o toledana se halla presente en varios códices
que se copian en estos dos siglos para las necesidades del culto. Apenas se conoce nada acerca de ellos, pero es muy probable que estuvieran vinculados a
las parroquias mozárabes y a sus clérigos más cultivados. digno de subrayarse
es el hecho de que el tipo de escritura termina formando parte integrante del
libro litúrgico mozárabe, es decir, que dicha escritura queda sacralizada. muchos libros litúrgicos son copiados en la letra tradicional durante el siglo xII.
El escaso uso que se hace de ella la va deformando, pero su permanencia en toledo se detecta en libros que todavía se copian a finales del siglo
xIII o principios del xIV, por imperativo del arzobispo don gonzalo pétrez,
él mismo de estirpe mozárabe, que da una orden a ciertas parroquias urbanas
para que se atengan a sus usos y costumbres y renueven los libros en uso.
El mundo mozárabe toledano es muy rico culturalmente. los niños y
jóvenes de las familias mozárabes son instruidos en la lengua materna que es
la árabe y también son iniciados en la lengua latina. quedan en la biblioteca
Capitular algunos ejemplares de gramáticas y de vocabularios utilizados en la
enseñanza de los mozárabes toledanos que ilustran los métodos de adiestramiento en la lectura y escritura, como los manuscritos 99-30 y 99-31, que no
son libros del alumno, sino del profesor y contienen los extractos básicos de
las gramáticas de clásicas de donato y prisciano. los niños y jóvenes mozárabes son iniciados primero en su lengua materna y a partir de ahí aprenden en
latín. muy importantes son también los vocabularios latino-castellanos contenidos en los códices toledanos 99-36 y 99-37 de la Biblioteca Capitular, organizados alfabéticamente, que dan las equivalencias en romance, junto con los
accidentes gramaticales de cada vocablo.
Un gran movimiento cultural: la Escuela de Traductores
llamamos aquí movimiento cultural al fenómeno que otros han designado como Escuela de traductores. Es muy difícil corregir las categorías
que se asientan en la interpretación de la historia. Ya se sabe que no se trataba
REYES, MONJES Y SABIOS
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de una escuela ni de una institución organizada, sino un conjunto de actividades de muchas personas que ponían en manos de los intelectuales europeos la
ciencia griega y árabe traducida al latín, ante todo la filosofía (Aristóteles),
pero también obras de la antigüedad helenística, como ptolomeo, con su Almagesto. pero no me refiero aquí al tipo de organización de los traductores,
sino a los equipos de traductores mismos. si a aquel fenómeno lo llamamos
escuela de una manera convencional, debemos puntualizar que no se trataba
de una escuela, sino de sino dos. una de ellas, la primera y la de más larga trayectoria, pues duró hasta finales del siglo xIII, estuvo constituida por clérigos
casi todos vinculados a la Catedral, por lo que esta escuela con toda propiedad
se puede llamar catedralicia. la otra escuela es más tardía, de la segunda mitad
del siglo xIII y estuvo vinculada al patronazgo del rey sabio, el cual utilizó
con frecuencia el recurso a los traductores judíos.
las traducciones comenzaron en toledo un poco antes de mediados
del siglo xII por iniciativa del arzobispo don Raimundo, un franco que estaba
en óptima relación con la cultura de las escuelas europeas (todavía no existían
propiamente universidades). las escuelas urbanas del siglo xII, precursoras
inmediatas de las universidades, fueron conscientes del déficit que las aquejaba
para poder progresar. Con un conocimiento insuficiente de las obras lógicas
de Aristóteles habían puesto en marcha una verdadera revolución escolar, pilar
sobre el que se asentaría la supremacía de la cultura occidental hasta nuestros
días. pero les faltaba conocer todo el Organon aristotélico, muchas de sus obras
metafísicas y naturales. El arzobispo don Raimundo, que viajó varias veces a
Francia, se dio cuenta de que dichas obras existían en lengua árabe en toledo.
también existía una abundante literatura filosófica de comentaristas árabes de
Aristóteles. él tomó la decisión de hacer a su costa la traducción de varias
obras que los europeos echaban de menos. En toledo florecieron personajes
de tanto relieve en el plano intelectual como domingo gundisalvi, autor de 6
obras propias y de varias traducciones. Fue uno de los filósofos más originales
de su siglo.
El descubrimiento causó sensación y a lo largo del siglo xII una riada
de buscadores de la ciencia árabe cayó sobre toledo. Es lo que el prof. schiperges, historiador de la medicina, ha llamado “la juventus mundi en el camino
hacia toledo”. toledo, en la frontera con el mundo islámico, se constituyó
como una de las ciudades donde había que buscar las ciencias, junto con parís,
salerno, Bolonia y orleáns, sobre todo las ciencias del quadrivium. Así llegaron a toledo, entre otros, gerardo de Cremona, italiano, daniel de morlay, inglés, miguel Escoto, principal introductor del averroísmo en las universidades
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
europeas y Hermann el Alemán, todos ellos, excepto morlay, canónigos de toledo. Aparte de ellos trabajaron en las traducciones muchos toledanos, casi
todos mozárabes, como juan Hispano, marcos de toledo y juan de toledo,
todos canónigos.
la actividad de la Escuela de traductores catedralicia no cesó hasta finales del siglo xIII con la personalidad del arzobispo gonzalo pétrez (12801299). los traductores, aunque casi todos vinculados beneficialmente a la
catedral, trabajaron sin relación con ella, porque el trabajo se hacía por encargo
de mecenas que consideraban un honor poner a disposición de las escuelas europeas el fruto de sus mecenazgo. las traducciones eran caras y las costeaba
con muchas frecuencia un gran señor, generalmente un eclesiástico, el cual lo
sentía como un deber inherente a su cargo y además buscaba hacer méritos
para la vida eterna con esta actividad de protección al desarrollo de la ciencia,
entendiendo en este sentido la sentencia evangélica: “lo que habéis recibido
gratis dadlo gratis” (mt 10-8).
El trasvase de la ciencia griega y árabe al mundo occidental que se
hizo principalmente a través de toledo y cuyo protagonismo desempeñaron
los miembros de la catedral primada constituyó uno de los momentos cruciales
en la historia de la cultura y del pensamiento. El movimiento de las traducciones puso en marcha un gran despliegue de libros. muchas de las obras que interesaban en Europa estaban en manos de los mozárabes toledanos, de los
judíos eruditos y aún del núcleo más culto de la minoría musulmana de toledo.
otras probablemente se hicieron venir de al-ándalus. las versiones latinas o
sus copias emigraron a Francia, las Islas Británicas, Alemania, Italia y otros
países más alejados como polonia, Hungría, Bohemia. Como no podía ser
menos muchas recalaron también en la biblioteca de la Catedral. ésta salió favorecida de todo este tráfico y circulación de códices. Relatar los pormenores
de cómo llegaron a la catedral toledana los libros de traducciones requeriría
mucho espacio Y así, por citar algunos autores, mencionaremos las obras de
Aristóteles y de su gran comentador Averroes, las de filósofos islámicos como
Avicena, las obras médicas de la Escuela salernitana y del propio Avicena con
su Canon, el Almagesto de ptolomeo y las obras de astrónomos árabes, como
la Azafea del toledano Azarquiel, tratados de óptica, de mecánica, de agricultura, de matemáticas.
El final de la oleada de traducciones viene señalado por la personalidad
polifacética del arzobispo gonzalo pétrez, ya citado. Este prelado de noble estirpe mozárabe había cursado las carreras de Artes, teología y derecho hasta
el nivel del magisterio en varias universidades (parís, padua y Estudio Ro-
REYES, MONJES Y SABIOS
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mano), probablemente conoció y trató a santo tomás de Aquino, fue colaborador de la obra de Alfonso x el sabio, mantuvo a su costa un taller de traducciones en una finca próxima a toledo y finalmente llegó a la sede de su ciudad
natal en 1280. Cuando regresó a toledo en 1284 volvió cargado con las obras
de Aristóteles traducidas directamente del griego por el dominico flamenco
guillermo de moerbeke. Aristóteles desempeñó en la Edad media la función
de emperador de las inteligencias y su figura sólo es comparable en influencia
social a la de Carlos marx en los siglos xIx y xx. Aristóteles había llegado a
las grandes universidades europeas envuelto entre los comentarios de Averroes
y había dado lugar a unas doctrinas inficionadas por este autor cordobés muerto
en 1198, dando lugar a grandes debates entre los intelectuales de las universidades. Había que buscar un Aristóteles limpio del averroísmo. la llegada as
toledo de las obras aristotélicas traducidas directamente del griego de la mano
de don gonzalo pétrez coincide con los comienzos de la decadencia de la influencia averroística. Aquellas obras, tal vez destinadas por don gonzalo a la
futura universidad de Alcalá que él quiso por en marcha, terminaron todas ellas
recalando en la Biblioteca Capitular.
Las primeras noticias de los libros de la Catedral
la existencia de libros en la catedral no se detecta hasta que se elaboran los primeros inventarios. El primero que se nos ha conservado es de los
años 1257-1258, comenzado a redactar cuando tomó posesión del sagrario el
tesorero Rodrigo Yuanes. se trata de un inventario integral de las cosas valiosas
de la catedral que se guardaban en el sagrario. El sagrario es un concepto heredado de la antigüedad latina que pasó después a la iglesia y se mantenía todavía en el siglo xIII. Respondía a la tradición de depositar las cosas de valor
en un lugar materialmente seguro y amparado por la sacralidad del titular del
templo. por eso, la entrada en el sagrario de la Catedral de toledo, además de
tener sus puertas blindadas y protegidas por un sistema de tres llaves en manos
de tres personas diferentes, estaba presidida por la imagen de la Virgen del
sagrario, la imagen del siglo xIII conocida como santa maría de toledo, la
cual ocupaba un nicho por encima del arco de acceso al tesoro. A la imagen de
la patrona de toledo le estaba encomendada la función de conferir un halo de
sacralidad al lugar más inaccesible de todo el templo.
El inventario que comentamos no responde a un catálogo de libros,
sino a la totalidad de las cosas que se encontraban en el sacrum aerarium o
sacrarium. dicho departamento era complejo y abarcaba una muchedumbre
100
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de objetos integrados en un mismo local bajo la responsabilidad exclusiva del
tesorero. El conjunto se llamaba también tesoro. En él había libros, ropas, reliquias, orfebrería religiosa y los documentos que tutelaban los privilegios. El
inventario presentaba ya una primera clasificación en cinco apartados. En el
primero de ellos aparecían los libros, pero no de forma exclusiva, ya que otros
libros –sobre todo, los litúrgicos- aparecen dispersos bajo otros conceptos y
en distintos departamentos (cinco), como el revestiario o sacristía propiamente
dicha. digo todo esto para que nos hagamos una idea aproximada de la mentalidad del hombre medieval acerca de los libros. Con lo dicho deseo manifestar
que no existe el concepto de biblioteca en el sentido que nosotros lo utilizamos.
la palabra biblioteca se utilizaba todavía para designar a la Biblia generalmente
en varios volúmenes. no voy a descender a muchos detalles. la totalidad de
los libros de la Catedral, incluyendo los litúrgicos, ascendía a 88, si es que
todos estaban dentro del recinto del sagrario, cosa no probable, como diremos
después. En ellos se distinguían dos subconjuntos, el primero constituido por
los libri spirituales o libros de estudio y formación y el segundo por los libri
ecclesiastici o libros litúrgicos. A la primera categoría pertenecían 72 unidades
y a la segunda 16.
En 1282 volvió a formarse un nuevo inventario, que se conoce con el
nombre del tesorero sancho martínez, pues se hizo con motivo su toma de posesión del cargo. Este documento sigue siendo un índice descriptivo del sagrario, no habiendo en él una neta separación de los objetos entre sí. El número
total asciende a 133. Introduce una clasificación de los libros en cuatro grandes
grupos: a) los libros de teología, filosofía y derecho, que llegan a 64 títulos; b)
los libros de coro, un total de 28; c) los libros prestados, que son 22 y d) los libros recientemente incorporados, de difícil clasificación o lectura. son 19 y
17 de ellos vienen señalados como “mozarabiscos”. En esta clasificación se
advierte ya la intervención de una mente ordenadora, muy superior a la den
inventario anterior.
no obstante, los libros, excluido el pequeño lote litúrgico, forman ya
un conjunto diferenciado dentro del sagrario y, como podemos advertir por el
alto número de libros que se hallaban prestados, el conjunto funciona ya de
hecho como una librería de préstamo. Aún no existe un recinto exclusivo para
ellos, pero a los libros tienen acceso un elevado número de personas que los
extraen con fines de estudio. El inventario menciona uno por uno los nombres
de beneficiados de la Catedral en cuyo poder se encuentran. Esto quiere decir
que la colección no es un depósito inerte, donde los libros duermen el sueño
de los siglos. por el contrario, hay usuarios que los necesitan. Con toda segu-
REYES, MONJES Y SABIOS
101
ridad fuera del sagrario circulaban listas a disposición de los interesados para
que pudieran solicitar los préstamos.
diez de los libros citados parecen ser descritos como propiedad de un
arzobispo llamado gonzalo. Como he puesto de manifiesto en mis tesis doctoral, en realidad no se trata de libros que le hubieran pertenecido, sino de libros
que el arzobispo gonzalo pétrez había tenido prestados durante sus estudios
en la facultad de teología y que ya habían sido devueltos. Estos libros le habían
sido prestados mientras mantuvo su condición de estudiante-canónigo que
había cursado sus estudios teológicos en el Studium Curiae y por tanto habían
hecho un largo viaje de ida y vuelta entre toledo y Viterbo. no es caprichoso
el número de 10 libros. por documentos posteriores sabemos que el máximo
de libros que le podían ser prestados a un canónigo que iba a estudiar era justamente el de diez. He aquí unos datos nuevos que nos informan sobre los servicios que la colección bibliográfica de la Catedral prestaba a sus miembros.
En el siglo siguiente sabemos en qué condiciones se hacían estos préstamos.
la concesión del préstamo se hacía mediante acuerdo de la corporación capitular y se formalizaba solemnemente en forma de contrato mediante un documento notarial, en que constaba el precio en que se estimaba cada libro. los
préstamos no siempre tenían un plazo perentorio de devolución, pues podían
durar toda la vida del beneficiario o bien éste los devolvía cuando ya no le eran
útiles. En caso de pérdida o deterioro, el beneficiario se comprometía a devolver su precio. muchas veces hallamos a los padres de los beneficiarios interviniendo como garantes que respaldan a sus hijos en estos contratos de
préstamo con el valor de sus bienes personales. Cuando el libro se devolvía o
su precio, el documento notarial se anulaba o rasgaba.
En la mentalidad del hombre medieval el libro estaba cumpliendo su función
cuando estaba prestado, es decir, utilizado. El hombre medieval, lleno de respeto hacia el libro, consideraba que éste debía estar al servicio de los hombres
y, por tanto, todavía durante el siglo xIII no se consideraba como un objeto de
lujo para una buena inversión.
El siglo XIV: un cambio de mentalidad
por lo que nos es dado observar a partir del estudio de los libros de la
Catedral toledana, los hombres del siglo xIV –quiero decir, los intelectualescomienzan muy pronto a evolucionar hacia los valores propugnados por la corriente del humanismo procedente de Italia y este nuevo movimiento comporta
también unas nuevas actitudes frente al libro.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
podemos poner el ejemplo del famoso libro del obispo inglés y canciller de Inglaterra Ricardo de Bury, llamado Philobiblion. Este libro se subtitula:
Tratado hermosísimo del amor a los libros. Ricardo de Bury amaba a los libros
tanto por su contenido como por la prestancia de su valor material. por eso, ya
fue en su vida un famoso coleccionista de libros, pero él no hizo más que seguir
la corriente de su tiempo, compartida por los papas de Aviñón.
A partir del pontificado de juan xxII los papas arreciaron en su política fiscal. una de las medidas más eficaces que tomaron en este sentido fue la
de reclamar los derechos de expolio, es decir, el declarar a la santa sede heredera de los bienes de los obispos y de otros eclesiásticos que morían ab intestato. Esto les permitió hacerse con un ingente número de códices de toda la
cristiandad. la posesión de los códices comenzó a ser considerada tan valiosa
como la inversión en metales preciosos.
para hacer frente a esta adversidad y al probable desvío de los libros
hacia la curia pontificia, observamos que varios arzobispos y clérigos de toledo
recurren a estratagemas ingeniosas. Vemos, por ejemplo, que el deán maestre
Esteban Alfonso, hombre insigne por sus saberes jurídicos que le valieron la
presentación al arzobispado de Compostela, que él rechazó, constituye una
fundación con el legado de sus libros, que eran muchos, para que con ellos pudieran ir a los estudios los jóvenes canónigos, comenzado por sus más cercanos
parientes. la fundación la vinculó al tesoro de la Catedral, constituyendo al
cabildo administrador de sus libros con una serie de condiciones y prioridades.
Algo parecido estableció después el arzobispo don Vasco Fernández de toledo,
también gran jurista, muerto en el exilio de Coimbra por orden de pedro I el
Cruel: las disposiciones de este prelado permiten que sus libros estén girando
por larguísimos períodos de tiempo fuera del sagrario, incluso por la vida entera
de los usufructuarios, con riesgos de pérdidas, pero al final terminaban reingresando en el sagrario, cierto que a veces algo mermadas. la treta consistía
en poner los libros bajo la tutela de una piadosa fundación, de modo que los
papas no tenían opción a declararse herederos, pues eran fundaciones que obedecían a las últimas voluntades de sus dueños y éstas no se podían quebrantar.
A mediados del siglo xIV sobrevinieron muchas desgracias. no sólo
la peste negra, sino también un excesivo préstamo de libros concedido al arzobispo don gil de Albornoz, con motivo de su marcha a Aviñón en 1350,
donde renunció a la mitra de toledo y le nombraron cardenal. Es cierto que
los prelados tenían derecho de extraer del tesoro de la Catedral los libros que
les fueran necesarios para su capilla, pero lo llevado por Albornoz excedía lo
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103
normal. Cuando murió en 1367 ni él mismo sabía cuántos libros se había llevado prestados de la iglesia de toledo. por eso, en su testamento había mandado que se devolviesen los libros que llevaran una indicación de que
pertenecían a la Catedral de toledo.
Aún fue peor lo que sucedió en 1360. Como consecuencia de la guerra
civil que asolaba Castilla entre pedro I y su hermano Enrique, un alto funcionario de la cancillería del primero de ellos se apoderó de un buen número de
códices de la Catedral y los puso en almoneda pública. Algunos quizás fueran
vendidos, pero otros, tal vez debido a su elevada valoración, no encontraron
comprador y regresaron al depósito del sagrario. llevan una nota autógrafa
con la firma de Ferrand mateos, canciller del sello de la poridad de pedro I.
doy estos detalles para poner de manifiesto que los papas, los arzobispos y los reyes habían identificado a los libros como objetos de un valor
excepcional. los responsables del cabildo tuvieron que hacer frente a la rapacidad de los poderosos para intentar salvar los tesoros bibliográficos de la iglesia.
El arzobispo Tenorio y la creación de la librería
Hasta fines del siglo xIV los libros de la iglesia siguieron integrados
entre los objetos valiosos del tesoro dentro del sagrario. Correspondió al ilustrado arzobispo pedro tenorio (1372-1399) modernizar aquella situación ancestral.
él había sufrido también el destierro en tiempo del rey don pedro y
aprovechó su marcha al extranjero para cursar una brillante carrera eclesiástica
en varias universidades europeas, culminando su vida académica como profesor en la de Aviñón. uno de sus hermanos falleció de muerte natural y el otro,
atraído fraudulentamente a Castilla por el rey don pedro, fue implacablemente
ejecutado como traidor a su causa. tenorio quedó dueño de toda una fortuna
familiar que debía ser cuantiosa. según lo que él mismo manifestó por escrito,
sus ingresos como profesor, sus rentas como beneficiado en varias iglesias castellanas, y sobre todo, la herencia recibida de sus hermanos las empleó en su
totalidad en la adquisición de libros. no había, según su propia confesión, ningún profesor de su tiempo que poseyera tantos y tan ricos libros como él. tenorio estaba plenamente inmerso dentro de la onda humanística del amor a los
libros que fue una característica de los ilustrados de su siglo precursor del futuro renacimiento.
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Fue un hombre que se dedicó con todas sus energías a la reconstrucción de su iglesia después de la devastadora guerra civil castellana. sin embrago, no pudo superar las consecuencias nefastas del el azote del Cisma de
occidente. En su personalidad confluían al mismo tiempo, por carácter y por
vocación, las dotes propias de un intelectual y de un hombre de acción. no
es este el momento de enumerar las empresas de todo tipo a las que se lanzó,
empleando su fuerza, su tiempo y su dinero.
su obra principal en el recinto catedralicio fue la construcción del
claustro. Comenzó las obras algunos años después de llegar a toledo. la orografía de la ciudad y el emplazamiento del barrio comercial del alcaná, donde
había muchas tiendas de particulares, habían impedido hasta entonces la ampliación del templo con este necesario complemento de catedrales y monasterios. Hubo que hacer desmontes de rocas y aterrazamientos casi inconcebibles
en su tiempo. su pensamiento estaba puesto en la creación de una librería en
un lateral del claustro. pocos años después (1383) la fábrica estaba concluida
y el ilustrado arzobispo pudo hacer entrega de la obra al cabildo junto con todos
los libros de su propiedad. los que se hallaban en el tesoro salieron por fin de
su enclaustramiento y con unos y otros formaron la librería como departamento
independiente. muerto el arzobispo, todavía tardaron en hacer el inventario
unos 40 años, pero la idea de tenorio se impuso y así se consiguió disponer de
una librería abierta diariamente a la consulta. para organizarla, en el sistema
de clasificación de los libros se tomó como modelo más moderno el uso parisiense. la librería se concebía como un lugar donde se podía ir a estudiar en
unas horas determinadas de la jornada, pero ya no se podían extraer los libros,
porque quedaron atados con cadenas a unas bancas colocadas perpendiculares
a unos grandes ventanales aptos para captar la luz del día. un canónigo fue
nombrado bibliotecario.
En suma, con la biblioteca bien organizada y abierta a los interesados
en su consulta, la Catedral de toledo entraba plenamente en la modernidad del
renacimiento.
Estando así las cosas, se produjo la gran innovación de la imprenta.
El arzobispo Carrillo tuvo noticia de la nueva tecnología durante la celebración
del concilio provincial de Aranda en 1473, porque el obispo de segovia Arias
dávila, presente en el concilio, le mostró a él y a los demás obispos los primeros ejemplares salidos de las prensas que juan párix tenía instaladas en dicha
ciudad. Hubo diversidad de pareceres, pero todos quedaron fascinados. por el
momento les parecía que los productos salidos de la imprenta enlazaban como
una simple continuidad con las técnicas del códice medieval. En algún sentido
REYES, MONJES Y SABIOS
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llevaban la razón. se hicieron ensayos no siempre afortunados y al final se
llegó, al menos en toledo, a un cierto consenso: los libros litúrgicos de consumo masivo entre los clérigos de la diócesis, como los misales y breviarios,
se reprodujeron por medio de la imprenta. tenían la ventaja de ser mucho más
baratos, pero no se prestaban a recibir una rica decoración como los códices.
pero la propia Catedral siguió fiel al libro de gran lujo, manuscrito y
ricamente ornamentado. Así en el último cuarto del siglo xV y la primera mitad
del xVI la catedral siguió encargado a los copistas grandes códices, como los
llamados el Misal de Carrillo, los Libros del Águila (cinco cantorales ricamente
iluminados), el Misal Rico de Cisneros en siete volúmenes, el Libro de los Prefacios, el Misal de Tavera (Res.10) y a fines del xVI el Misal de Quiroga en
10 volúmenes, 6 para el lado de la Epístola y 4 para el lado del Evangelio.
todos ellos y otros muchos más libros, manuscritos e impresos, terminaron en la Biblioteca Capitular. En el siguiente inventario los clasificaron
mezclados unos con otros por razón de su temática, lo que es indicio de de que
aún no se habían percatado de que la técnica de la imprenta introducía una verdadera ruptura entre ambas formas de crear un libro. El inventario hecho a
fines del siglo xVI separó ya netamente manuscritos e impresos, creando como
dos bibliotecas, que aunque comparten un mismo espacio, se encuentran perfectamente diferenciadas.
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5
The Formation of Cathedral Libraries on the Edge of
Central European Latinitas (Poland, Bohemia and
Hungary) in the Earlier Middle Ages (c.950-c.1250)
ANNA ADAMSKA
University of Utrecht
Introduction
there is no doubt that in the history of medieval libraries a special place
needs to be reserved for the book collections of the administrative centres of
the Roman Church. It is worthwhile, on occasion, to study the history of the
collections of bishoprics and archbishoprics as something different (even if not
wholly dissociated from) the history of, for instance, monastic libraries. there
is overlap between the contents of cathedral and monastic libraries; their books
may be imported from the same regions, and they may exchange books and
texts among themselves. nevertheless, monasteries and cathedrals are different
kinds of ecclesiastical institutions, and they may need different kinds of books.
they are to some extent, to use the expression of Brian stock, different textual
communities(1).
the aim of this contribution is to present the development of episcopal libraries in the area we call (East) Central Europe (that is the medieval Kingdoms
of Bohemia, poland and Hungary, within their historical boundaries). In the
earlier middle Ages, this region was one of the peripheries of Western Chris-
1. B. stock, The Implications of Literacy: Written Language and Models of Interpretation in
the Eleventh and Twelfth Centuries (princeton, 1983), pp. 88 ff.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
tendom(2). A close-up of this area, which came into Western Christendom with
a considerable delay (Christianisation took place only in the ninth and tenth
centuries), might teach us much about the mechanisms of the transmission of
knowledge. It may also suggest something about the religious, political and
social factors that have influenced this transmission.
However, before we start, let us summarise the historical context of the
process.
1. The Christianisation of Medieval East Central Europe
the Christianisation of slavs and Hungarians is especially interesting because their lands developed into an area of rivalry between the Roman and orthodox Churches(3). the Western (and southern) slav tribes had come into
contact with both Western and orthodox Christendom already by the eighth
century, before they had started the elaboration of stable political organisms
of their own. In this period, one of the most active missionary centres was the
archbishopric of salzburg, undertaking missionary activities in Carinthia(4). Im2. the use of the concept of ‘centres’ and ‘peripheries’ becomes quite popular when discussing
the place of medieval East Central Europe and of scandinavia within medieval Latinitas. see,
e.g.: p. nagy, “peripheries in question in late medieval Christendom”, in: The Long Arm of
Papal Authority. Late Medieval Christian Peripheries and Their Communication with the Holy
See, ed. g. jaritz et al. (Budapest, 2005), pp. 1-10; p. geary, “Reflections on Historiography and
the Holy: Center and periphery”, in: The Making of Christian Myths in the Periphery of Latin
Christendom (c. 1000-1300), ed. l. B. mortensen (Copenhagen, 2006), pp. 323-330; The Edges
of the Medieval World, ed. g. jaritz, j. Kreem (Budapest, 2009). About the difficulties with
drawing the boundaries of ‘East Central Europe’, see: A. Adamska, m. mostert, “preface”, in:
The Development of Literate Mentalities in East Central Europe, ed. A. Adamska, m. mostert
(turnhout, 2004), p. 2.
3.there exists a rich and multilingual scholarly literature on the subject. Among existing surveys,
see for attempts at a comparative approach: j. Kłoczowski, “la nouvelle Chrétienté du monde
occidental: la christianisation des slaves, des scandinaves et des Hongrois entre le Ixe et le
xIe siècle”, in: Histoire du christianisme des origines à nos jours, vol. 4: Evêques, moines et
empereurs (610-1054), ed. g. dragon et al. (paris, 1993), pp. 869-908; Early Christianity in
Central and East Europe, ed. p. urbańczyk (Warsaw, 1997); Europas Mitte um 1000. Beiträge
zur Geschichte und Archäologie, ed. A. Wieczorek, H.-m. Hinz, vol. 1-3 (stuttgart, 2000);
Christianisation and the Rise of Christian Monarchy: Scandinavia, Central Europe and Rus’ c.
900-1200, ed. n. Barend (Cambridge, 2007); Kościół w monarchiach Przemyślidów i Piastów
[the Church in the monarchies of the premislids and piasts], ed. j. dobosz (poznań, 2009).
4. see a.o.: F. zagiba, Das Geistesleben der Slaven im frühen Mittelalter. Die Anfänge des slavischen Schrifttums auf dem Gebiete des östlichen Mitteleuropa vom 8. bis 10.Jahrhundert (WienKöln-graz, 1971), pp. 59 ff.
REYES, MONJES Y SABIOS
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portant, too, was the mission of saints Cyril and methodios (863-885), inspired
by Constantinople. It took place over large tracts of the Bohemian lands and,
maybe, the southern part of what was to become poland. this mission, which
had to adapt to the cultural specificity of the region, proved extremely important for the development of literacy (see below)(5). For political reasons, the
mission was taken over by clergy of the latin, Roman Church -in this case
german clergy. Western missionary effort was crowned in 973 by the foundation of the bishopric of prague, which was dependent from the archbishopric
of mainz(6).
just before the founding of prague’s cathedral centre, the Christianisation
of the polish lands had begun. prince mieszko, from the local dynasty of the
piasts, had concluded an alliance with Bohemia and had married a Bohemian
princess. His baptism took place in 966. Clerics from prague administered the
sacrament; using their offices resulted in avoiding ecclesiastical and political
submission to germany. In poland, ecclesiastical structures were put in place
rather quickly, and it might be said that in this respect poland was luckier than
Bohemia. prague was raised to the status of an archbishopric only in the fourteenth century; in poland, already in the year 1000 the german emperor otto
III founded the archbishopric of gniezno during a pilgrimage to the tomb of
the newly martyred st. Adalbert (Wojciech). this gesture was to enable the
polish Church to look exclusively to the papacy(7).
5. From the rich literature, see, e.g.: Christianity among the Slavs: The Heritage of Saints Cyril
and Methodius: Acts of the International Congress held on the Eleventh Centenary of the Death
of St. Mathodius, Rome, October 8-11, 1985 (Rome, 1988); d. třeštík, “slawische liturgie und
schrifttum im Böhmen des 10. jahrhunderts. Vorstellungen und Wirklichkeit”, in: Language of
Religion – Language of the People. Medieval Judaism, Christianity and Islam, ed. E. Bremer et
al. (münchen, 2006), pp. 321-355.
6. Milenium dioeceseos Pragensis: 973-1973; Beiträge zur Kirchengeschichte Mittelauropas
im 9.-11. Jahrhundert, ed. H. Koller (Wien-Köln-graz, 1974).
7. Cf., e.g.: R. michałowski, “Adalbert, sylvestre II et l’église de pologne”, in: Gerberto d’Aurillac da Abate di Bobbio a Papa dell’Ánno 1000, ed. F.g. nuvolone (Bobbio, 2001), pp. 483515; Idem, Zjazd gnieźnieński. Religijne przesłanki powstania arcybiskupstwa gnieźnieńskiego
[the Conference of gniezno. Religious motifs of the founation of the archbishopric of gniezno]
(Wrocław, 2005); Idem, “Chrystianizacja monarchii piastowskiej w x-xI wieku” [Christianisation of the piasts monarchy in the 10th and 11th century], in: Animarum cultura. Studia nad
kulturą religijną na ziemiach polskich w średniowieczu, vol. 1: Struktury kościelno-publiczne,
ed. H. manikowska, W. Brojer (Warsaw, 2008), pp. 11-49.
110
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
At the same time, a Hungarian Church developed. the nomads who in the
ninth and tenth centuries had settled on the ancient territories of Roman pannonnia and dacia, underwent the influence of both Eastern and Western forms
of Christianity. In 848, one of their tribal chieftains was baptised in Constantinople, and as a consequence Byzantine missionaries were invited(8). However,
at the end of the tenth century, mainly for political reasons, Hungary turned to
the West. In the year 1000 the first Hungarian king, stephen, received his crown
from the hands of pope sylvester II. the pope set up the archbishopric of Esztergom, and in so doing created a second autonomous Church in Central Europe(9).
A direct result of the Christianisation of the region was the introduction of
writing as an instrument of communication and memorisation(10). the course
taken by Christianisation determined a series of specific features of Central
European literacy. the first of these clearly is the chronological ‘delay’ of developments in this region of Western Christendom. As we have just seen, historical circumstances resulted in the ‘late start’ of the initial development of
literacy in East Central Europe – and also its ‘late ending’. A suitable area of
comparison is medieval scandinavia, which finished its gradual shift into the
orbit of Western Latinitas also around the year 1000(11).
the position of medieval Central Europe as a zone of missionary rivalry
between the Roman and orthodox Churches, as well as the choice of orthodox
Christianity made by the Eastern slavs, had serious consequences for the
8. Cf. g. moravcsik, Byzantium and the magyars (Amsterdam, 1970), p. 20 ff.
9. Cf. a.o.: l. Koszta, “l’organisation de l’église chrétienne en Hongrie”, in: Les Hongrois et
l’Europe. Conquête et intégration, ed. s. Csernus, K. Korompay (paris-szeged, 1999), pp. 293313; g. győrffy, König Stephan der Heilige (Budapest, 1988).
10. Cf. A. Adamska, “the Introduction of Writing in Central Europe (poland, Hungary and Bohemia)”, in: New Approaches to Medieval Communication, ed. m. mostert (turnhout, 1999),
pp. 165-190. The Development of Literate Mentalities..., passim.
11. see a.o.: Christianisation and the Rise of Christian Monarchy: Scandinavia, Central Europe and Rus’, c. 900-c. 1200, ed. n. Berend (Cambridge, 2007), passim. From the literature
concerning scandinavian runacy and literacy in the earlier middle Ages, see: Along the OralWritten Continuum. Types of Texts, Relations and Their Implications, ed. s. Ranković et al.
(turnhout, 2010).
REYES, MONJES Y SABIOS
111
choice of the languages of literacy(12). the adoption of the Carolingian and ottonian model of the Church (the Reichskirchensystem) and of latin literacy
overshadows interesting attempts at creating a Christian literacy in the vernacular, slavic languages. the experience of the Cyrillo-methodian mission in
great moravia is generally known. the missionaries came prepared with a
glagolitic alphabet, suitable to transcribe all dialects of the slavic languages
– and with the translation of the Bible and of several liturgical texts(13). this
vernacular, slavic literacy persisted in Bohemia until the end of the eleventh
century. But in Croatia, which belonged to the Kingdom of Hungary from the
late eleventh century, it continued as a separate channel of literacy, in parallel
to the use of the latin script and language(14).
We should, however, remember that within the Roman Church, too, there
is very early evidence for the understanding of the importance of knowing the
local languages for the success of evangelisation. this evidence comes from
salzburg. Because of the mission in Carynthia in the late eighth century,
salzburg became an important centre for the formation of a missionary clergy.
At schools in maria saal, mosapurc and tulln, the intending missionaries learnt
to compose sermons in the vernacular. According to some scholars, a deliberate
language policy elevated the slavic language to the high status of lingua
quarta, giving it the same sacral and literary authority as Hebrew, greek and
latin(15). this elevation of the slavic vernacular took place before the famous
linguistic enterprise of the Cyrillo-methodian mission. However, traces of this
interesting attitude in the contents of libraries are very flimsy.
12. According to some scholars, this receptive attitude to Western and orthodox influences determined the whole cultural history of the region in medieval times. see a.o: l. Havas, “la naissance de la littérature hongroise n latin (Entre la civilisation byzantine et la culture latine
occidentale)”, Camoenae Hungaricae 1 (2004), pp. 7-50. For an orientation in the history of the
Christianisation of the Eastern slavs and its influences on literacy, see: A. poppe, Christian Russia in Making (Alderhot, 2007); s. Franklin, Writing, Society and Culture in Early Rus, c. 9501300 (Cambridge, 2002).
13. see a.o.: d. třeštík, “slawische liturgie und schrifttum im Böhmen des 10. jahrhunderts...”,
passim.
14. see a.o.: V. Štefanić, Glagolijska paleografija [glagolitic paleography] (zagreb, 1959);
Idem, Hrwtska kniževnost srednjega vijeka [Croatian Books in the middle Ages] (zagreb, 1969);
Croatia in the Early Middle Ages, ed. I. supicić et al. (zagreb, 1997).
15. Cf. F. zagiba, Das Geistesleben der Slaven, pp. 63 ff.; F.p. Knapp, Die Literatur des Frühund Hochmittelalters in den Bistümern Passau, Salzburg, Brixen und Trient von den Anfängen
bis zum Jahre 1273 (graz, 1994).
112
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
2. The growth of the Cathedral Libraries in East Central Europe
2.1 Development of Church Administration: Bishoprics, Cathedral Chapters
and their Intellectual Instruments
generally speaking, the development of the ecclesiastical administration
in East Central Europe had been completed before the end of the eleventh century. Around 1100 we can see some eighteen episcopal centres in East Central
Europe: two of them in Bohemia, six in poland, and ten in Hungary. there is
no reason to doubt that, from the beginning, at each of these episcopal centres
the twin structures of an episcopal household and a cathedral chapter had been
present. the group of clergymen accompanying a bishop originally had had a
mixed character, including as it did Benedictine monks and secular clergy alike.
From the middle of the eleventh century one notices the formation of groups
of canons; the rules of the vita canonica, however, were to remain a subject of
controversy for two hundred years to come.
As elsewhere, the group of clergymen helping the bishop with his duties
had to provide for the liturgy and for the administration of the diocese. these
clerics also had to care for the recruitment and instruction of priests. to fulfil
these various functions, institutions developed which provided the elements of
intellectual instrumentation: the library, the scriptorium, the school, and, later
on, the chancery and the archives(16). these institutions used to be studied separately, and only recently some attempts have been made to study the cathedral
environments as homogenous intellectual centres, where the various, different
16. In the scholarly literature the conviction is still dominant that the foundation of bishoprics
in East Central Europe was ‘automatically’ and quickly followed by the development of these
institutions, while, for example, the first evidence of producing and keeping charters only comes
from the twelfth century. see a.o.: K. stopka, Szkoły katedralne metropolii gnieźnieńskiej w
średniowieczu [the cathedral school in the ecclesiastical metropole of gniezno] (Kraków, 1994),
p. 14 ff; E. nemerkényi, Latin Classics in Medieval Hungary. Eleventh Century (debrecen-Budapest, 2004), pp. 25 ff., and, from a different position, A. Adamska, “the Ecclesiastical
Chanceries in medieval poland as Intellectual Centres”, Quaestiones Medii Aevi Novae 20
(2005), p. 171-198.
REYES, MONJES Y SABIOS
113
tasks demanding literacy skills might have been carried out by the same people(17).
the danish scholar lars mortensen, investigating the position of the archbishopric of lund as a ‘literary centre’, likes to speak about the horizon of
books, imported and produced in the cathedral environment, and about the horizon of texts, read, composed and quoted in the same environment(18). our observations on the situation in early medieval East Central Europe will be
organised along the same lines.
2.2 Difficulties: Lack of Sources and Deperdita
studying the history of the cathedral libraries of medieval Central Europe(19)
we are confronted with the problem of a lack of sources, especially for the period before 1200. (this same phenomenon applies to the study of the scandi17. As a model of such a multidimentional study can serve: l. B. mortensen, “the nordic Archbishoprics as literary Centres around 1200”, in: Archbishop Absalon of Lund and his World,
ed. K. Friis-jensen and I. skivgaard-petersen (Roskilde, 2000), pp. 133-157, and to some extent:
m. Blahová, “Bischöffliche Beamte als geschichtsschreiber im ostmitteleuropa des frühen und
hohen mittelalters”, in: Die Diplomatik der Bischofsurkunde vor 1250. La Diplomatique épiscopale avant 1250 (Innsbruck, 1995), pp. 187-195; A. Adamska, “the Ecclesiastical Chanceries
in medieval poland as Intellectual Centres”, passim. see also: Bischofsstädte als Kultur- und
Innovationszentren, ed. s. patzold (special issue of the review: Das Mittelalter 7 (2002).
18. l.B. mortensen, “the nordic Archbishoprics”, p. 143.
19. there exists a rich literature concerning the development of ecclesiastical libraries in every
country of the region, but there are only few comparative studies. see a.o.: E. potkowski, Książka
rękopiśmienna w kulturze Polski średniowiecznej [the manuscript book in the culture of medieval poland] (Warsaw, 1984); C. mews, “manuscripts in polish libraries copied before 1200
and the expansion of latin Christendom in the Eleventh and twelfth Centuries”, Scriptorium
52 (2002), pp. 80-118; C. Csapodi, “ungarische Bibliotheksgeschichte: Vom mittelalter bis zum
Frieden von szatmár”, Gutenberg-Jahrbuch 59 (1984), pp. 332-357; Idem, “A középkori
könyvkultúra kibonkozása magyarországon (1000-1400)” [the development of medieval book
culture in Hungary, 1000-1400)], in: Magyar könyvtártörténet, ed. m. Vértesy (Budapest, 1987),
pp. 9-43; j. pražak, “Ke studiu scriptoríi a knihoven doby přemyslovské” [For a study of the
scriptoria and libraries of the premyslid period], Studi o Rukopisech 12 (1973), pp. 141-159; I.
Hlaváček, “stručný přehled české knižní kultury 12. století” [A short survey of Bohemian book
culture in the twelfth century], in: Kościół w monarchiach Przeemyślidów i Piastów, ed. j. dobosz (poznań, 2009), pp. 333-344; I. Hlaváček, “die Formung der westslawischen schrift-,
Buch und Bibliothekskultur unter dem Einfluss der lateinischen Kirche”, in: Gli Slavi occidentali
e meridionali nell’alto medioevo, 2 vol. (spoleto, 1983: Settimane di Studio del Centro Italiano
di Studi sull’Alto Medioevo 30), vol. 2, pp. 701-743.
114
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
navian bishoprics as well(20)). For the whole of Central Europe, from the
eleventh and twelfth century only two booklists (or inventories) have been preserved(21). We therefore have to resort to the study of the (sometimes amazing)
itineraries of individual surviving manuscripts, remembering, however, the
long list of lost manuscripts. the enumeration of historical calamities which
caused the losses of manuscripts and even entire libraries should not be associated solely with the two World Wars of the twentieth century. For Hungary,
the destruction and dispersion of medieval libraries started after 1521, when
the country was divided between the Habsburgs and ottomans. the Bohemian
cathedral libraries suffered from swedish robberies during the last phase of the
30 years’ war. In poland, the first robbery of cultural goods took place in 1650s
during another swedish campaign. the swedish interest accounts for the fact
that a considerable amount of medieval Bohemian and polish manuscripts can
be consulted today in the libraries at stockholm and uppsala. For Bohemia,
another critical moment came at the end of the eighteenth century when, due
to so-called josephinism, ecclesiastical properties were taken over by the ‘enlightened’ absolutist Habsburg monarchy. According to some scholars, the percentage of preserved manuscripts from the region ranges from 1.5% (in the
case of Hungary, [sic!]) to 30% (in the case of Bohemia)(22). this means that to
study the eleventh- and twelfth-century history of these medieval libraries, we
have to reconstruct their contents. We need to guess how they may have been
equipped, using comparisons and analogies. the situation in which the student
finds himself changes considerably when he considers the thirteenth century,
20. j. pražak, “Ke studiu scriptoríi a knihoven” pp. 143 ff.; l.B. mortensen, “the nordic Archbishoprics”, p. 135.
21. First of them is the inventory of manuscripts belonging to Cracow cathedral (1110); this text
will be discussed later on; the second one was created in olmutz in Bohemia also in the early
twelfth century (I. Hlaváček, “K typologii středověkých soupisú knih a knihoven na přikladu
českých zemi” [on the typology of medieval inventories of books and libraries, using the example of the Bohemian lands], in: Seminář a jeho hosté. Sbornik praci k 60. Narozeninám doc.
Dr. Rostislava Nového (prague, 1982), pp. 63-68, at p. 66). the oldest Hungarian library catalogue, from the late eleventh century, reflects the content of the monastic – Benedictine – book
collection of pannonhalma (C. Csapodi, “A legrégibb magyar könyvtár belső rendje (pannonhalma a xI. században)” [the internal structure of the oldest Hungarian library: pannonhalma
in the eleventh century], Magyar Könyvszemle 73 (1957), pp. 14-24.
22. s. sawicka, “les pertes de collections polonaises dans le domaine de mss. enluminés”, Scriptorium 15 (1961), pp. 300-302; C. mews, “manuscripts in polish libraries”, p. 82; Fragmenta
codicum in bibliothecis Hungariae, ed. l. mezey et al., 1.1- (Wiesbaden, 1983-).
REYES, MONJES Y SABIOS
115
which in several respects opened a new period in the cultural history of medieval Latinitas.
3. The Horizon of Books
Keeping in mind all these difficulties, let us try nevertheless to provide a
sketch of the formation of the ecclesiastical libraries which were to be found
in the eighteen episcopal centres of Central Europe, in what scholars from the
region call with some justification ‘their’ early medieval history. nobody
doubts that these libraries came into being at the very beginning of the presence
of the Roman Church in the region. Book collections were an indispensable
instrument for the liturgy and for the formation of a local clergy in the cathedral
school. When the stability of the local ecclesiastical structures was assured,
that is from the end of the eleventh century(23), these tasks became ever more
important. In the statutes of the first synod of the Hungarian archbishopric of
Esztergom (from c. 1104-1113), we find the prescription that cathedral chapters
should not no longer accept idiotae presbiteri; that canons should be litteratoriae(24). Very soon, the formation of cathedral schools became a stimulus for
the formation of book collections.
there exists very early evidence for the general regulations concerning
cathedral libraries. Into the first chapter of the second law code issued by st.
stephen, the first king of Hungary, in the 1020s, an insertion was made sometime during the eleventh century to the effect that every ten villages were to
build a church and endow it with the necessities for the priests to survive. the
interpolation continues, that:
Vestimenta vero et coopertoria rex provideat, presbiterum et libros episcopi(25). (=the king shals provide vestments and altar cloths, and the
bishop the priest and books).
23. In the 1030s and 1040s poland and Hungary experienced a so-called ‘pagan reaction, which
entailed the destruction of the ecclesiastical infrastructure and the killing of priests. see respectively: j. Kłoczowski, “la nouvelle Chrétienté...”, p. 905- 906; z. Kosztolnik, “the negative
Results of the Enforced missionary policy of King saint stephen of Hungary: the uprising of
1046”, Catholic Historical Review 59 (1974), pp. 569-586.
24. I am quoting after: j. Šedivý, Mittelalterliche Schriftkultur im Presburger Kollegiatkapitel
(Bratislava, 2007), p. 39.
25. The Laws of Medieval Kingdom of Hungary, vol. 1: 1000-1301, ed. j. m. Bak et al. (Idyllwild, 1999), p. 9.
116
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
this regulation must have been very difficult to realise in practice, at least
before the late eleventh century, when the first local scriptoria were in operation. It seems reasonable to suppose, therefore, that in this early period only
the cathedral libraries profited from donations -first of all by local rulers. one
comes to this conclusion from a consideration of the substantial amount of luxurious manuscripts (often so-called codices aurei) imported from abroad. they
were mostly royal or princely gifts to the local Churches(26).
When talking about the formation of cathedral libraries in Central Europe,
in the earliest period two principal ways of getting books should be considered:
you either imported them, or you produced them locally. First, we will consider
possible routes which the imported books took.
3.1 Import of Manuscripts: Missionaries, Foreign Princesses, Foreign
Clergymen (Bishops and Papal Legates), Gifts
there is no doubt that books formed part of the customary missionary
equipment. A confirmation of this can be found in numerous accounts referring
to the evangelisation of early medieval Europe(27). Among missionaries arriving
to our region in tenth and eleventh centuries one encounters such highly literate
clerics as st. gerard, bishop of Csanád and one of first Hungarian martyrs
(†1046)(28). However, one of most coherent accounts of the place of the written
26. the Central European rulers’ offering of glorious liturgical as gifts by to ecclesiastical institutions was an instrument of showing their connection to the Christian sacrum; they were also
aware of following the examples of the Carolingian and ottonian emperors (see: A. gieysztor,
“symboles de la royauté en pologne: un groupe de manuscrits du xIe et du début du xIIe siècle”,
Comptes rendus de l’Académie des Inscriptions et Belles-Lettres 1990, pp. 128-137; R.
michałowski, Princeps fundator. Studium z dziejów kultury politycznej w Polsce X-XIII wieku [
princeps fundator. A study in the history of political culture in poland in the tenth-thirteenthth
centuries] (Warszawa, 1989), pp. 160 ff.
27. For instance, from the rich correspondence of st. Boniface (murdered in Frisia in 754), one
may conclude that he possessed the Bible and biblical commentaries, liturgical books, works of
the Fathers of the Church and collections of canon law, in short: everything he needed as priest,
preacher and missionary. on his travels he took his books with him in chests, together with the
rest of his instrumentarium: altar plates, relics and liturgical clothes. (m. mostert, “Communicationg the Faith: the Circle of Boniface, germanic Vernaculars, and Frisian and saxon Converts” (in print), referring to l.E. von padberg, “Bonifatius und die Bücher”, in: Der
Ragyndrudis-Codex des Hl. Bonifatius, with commentary by l.E. von padberg and H.-W. stork
(paderborn-Fulda, 1994), pp. 7-75). see also: I. Wood, The Missionary Life. Saints and the Evangelisation of Europe, 400-1050 (longmann 2001), pp. 261 ff.
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117
word in missionary strategies comes from a later period; it can be found in the
description of the mission in West pomerania (today in north-West poland)
carried out by otto, Bishop of Bamberg, in the 1120s(29). Books are presented
here as one of the important physical tools in disseminating the new religion:
Assumptis igitur clericis idoneis et eisdem ad iter abunde procuratis
missales aliosque libros et calices cum idumentis sacerdotalibus et alia
queque altaris utensilia, que in gente pagana subito inveniri non posse
sciebat, provida liberalitate secum fecit portare, ne sine instrumentis
agricola fidus in agrum Domini sui exire videretur(30). (=so, having taken
with him excellent clerics and having provided them liberally for their
journey with missals and other books and chalices with priestly vestments and everything else that is needed for the altar – all things which
he knew they would not be able to find instantly among that pagan people, he had carried with him through provident liberality, lest without
the believing farmer were to go out into the field of his lord without instruments).
one wonders, however, how many of these manuscripts had a chance to
survive and to form the start of a future cathedral book collection. usually, the
missionaries’ books were not luxurious, and they were exposed to all the risks
inherent in a mission’s possible failure. In our region, one of the very few preserved manuscripts of ‘missionary’ origin is that of the so-called Praedicationes Cracovienses(31), containing commentaries on the readings from the new
testament on the main feasts of the liturgical year. the manuscript has been
28. E. nemerkényi, Latin Classics in Medieval Hungary, pp. 74 ff. (with rich bibliographical
references).
29. see a.o.: j. petersohn, “otto von Bamberg und seine Biographen”, Zeitschrift für bayerische
Landesgeschichte 43 (1980), pp. 3-27; Idem, Der südliche Ostseeraum im kirchlich-politischen
Kräftespiel des Reichs, Polens und Dänemarks vom 10. bis 13. Jahrhunderts: Mission,
Kirchenorganisation, Kultpolitik (Köln-Wien, 1979), pp. 213 ff.
30. Herbord, Dialogus de vita s. Ottonis episcopi Babenbergensis, ed. j. Wikariak in: Monumenta
Poloniae Historica, series nova, vol. VII/3 (Warsaw, 1974), p. 74.
31. From the abundant literature on this manuscript, see: p. david, “un receuil de conférences
monastiques irlandaises du VIII siècle. note sur le manuscrit 43 de la Bibliothèque du Chapitre
de Cracovie”, Revue bénédictine 49 (1937), pp. 62-89; m. Krasnodębska-d’Aughton, “Praedicationes: słowo i obraz” [Praedicationes: word and image], in: Źródła kultury duchowej
Krakowa (Kraków, 2008), vol. 1, pp. 79-90. pictures of the manuscript: Źródła kultury duchowej
Krakowa (Kraków, 2008), vol. 2, pp. 86-89.
118
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
made shortly before the year 800, in northern Italy, but the choice of texts suggests influences of Irish missionary spirituality. this small manuscript (155165 mm × 215-238 mm), containing only one full-page miniature of the
symbols of the four Evangelists, was probably taken north by missionaries
from salzburg, active in the frontier area between Bohemia and southern
poland in the second half of the ninth century(32).
It may be that in the first period of the formation of cathedral centres (until
1050) the most substantial numbers of books consisted of manuscripts imported
by bishops, by other clergymen of foreign origin, and ... by foreign princesses
coming to the region as brides. quite often, these two groups were closely
linked to each other. Foreign brides took with them both priests and books. According to a trustworthy chronicle’s account, the Christian Bohemian princess
dobrava, who in 965 married the polish prince mieszko, entered poland, literally, “ with great ecclesiastic and religious pomp”:
cum magno ... ecclesiastico religionis apparatu Poloniam introivit(33)
and we may assume that liturgical books formed part of this apparatus.
However, one can not expect the freshly established Bohemian Church to have
been capable of exporting many manuscripts to poland. As one of very the few
still extant examples of this cultural transfer we may mention the so-called
Codex aureus of pułtusk, produced probably in cathedral scriptorium of prague
in the late eleventh century, and brought by an another Bohemian bride, the
queen-widow judith who married polish prince Wladislas Herman(34). one
should emphasize that this manuscript had been fashioned in the Bavarian style.
until the end of the eleventh century, the cathedral and monastic literary centres
of Bavaria, skilled in the production of manuscripts for the ottonian dynasty,
played an extremely important role in the cultural transfer between the West
32. B. Kürbis, “Kazanie na górze w katechezie najstarszego rękopisu katedry krakowskiej”
[the “sermon on the mount” in the teaching of the oldest manuscript of Cracow cathedral], in:
Benedyktyńska praca, ed. A. spież, s. Wielgosz (tyniec, 1997), p. 32.
33. galli Anonymi, Cronica et gesta ducum sive principum Polonorum, I, 5, in: Monumenta
Poloniae Historica, series nova, vol. 2 (Kraków, 1952), p. 15.
34. description of the manuscript in: Sztuka polska przedromańska i romańska do schyłku XIII
wieku [polish preromanesque and Romanesque art util the end of the thirteenth century], ed.
m. Walicki, vol 1, part 2 (Warsaw, 1971), p. 745.
REYES, MONJES Y SABIOS
119
and the newcomers to Western Christendom(35). they offered the model for the
local production of manuscripts, not only for Bohemia, but also for Hungary.
the marriage of the first Hungarian king, stephen, with gisela, the sister of
the duke of Bavaria (in 994 or 995) opened the doors for the arrival of many
clergymen, and for manuscripts from Alemannian and Bavarian scriptoria, in
the first place from the Reichenau, and from the monastery of st. Emmeram
in Ratisbonne (Regensburg)(36).
In the eleventh century, the abbey of st. Emmeram was particularly engaged in the cultural development of the new additions to Christendom(37). We
know, for instance, that in 1028 Arnold, a monk from st. Emmeram, went to
Esztergom. there, he composed a liturgical officium in honour of st. Emmeram, and taught it immediately to the Esztergom canons(38). As for the relations of st. Emmeram with poland, one of the manuscripts produced at st.
Emmeram which is still preserved is the so-called Evangeliarium of St. Emmeram, brought to poland as part of the dowry of judith-marie, the second
wife of the (already mentioned) polish duke ladislas Herman (from 1088) and
the sister of Emperor Henry IV(39).
35. Cf. a.o.: H. Hoffmann, Buchkunst und Königtum in ottonischen und frühsalischen Reich, 2
vol. (stuttgart, 1986), vol. 1, passim; p. spunar, “Ein Beitrag zur Festlegung des platzes des
Vyšehrader Kodex in der Entwicklung der schreiberkunst mitteleuropas”, Scriptorium 23
(1969), pp. 17 ff.
36. j. török, “Influences lotharingiennes sur la liturgie de l’Europe centrale autour de l’An mil”,
in: Religion et culture autour de l’An Mil. Royaume capétien et Lotharingie, ed. d. Iogna-prat,
j.-Ch. picard (paris, 1987), p. 287; A. Kubinyi, “Regensburg – passau – ungarn im mittelalter”,
in: Bayern und Ungarn. Tausend Jahre enge Beziehungen, ed. E. Völkl (Regensburg, 1988), pp.
30 ff.
37. see: m. pippal, “Ausstrahlung süddeutscher skriptorien in die östlich und nördlich benachbarten skriptorien”, in: Europas Mitte, vol. 2, pp. 849-852. About the history of the st. Emmeram
scriptorium, see: B. Bischoff, Die südostdeutschen Schreibschulen und Bibliotheken in der
Karolingerzeit, vol. 1: Die Bayrische Diözesen (Wiesbaden, 1974), pp. 183 ff.
38. E. nemerkenyi, Latin Classics, p. 27.
39. description of the manuscript with pictures of some illuminations, in: Źródła kultury
duchowej Krakowa. Katalog wystawy [sources of the spiritual culture of Cracow] (Kraków,
2007), pp. 29-35. B. malik-gumińska, “Kodeks emmeramski. zagadnienia czasu powstania,
ikonografii i treści miniatur” [the st. Emmeram Codex: problems of the time of its production,
of its iconography and of the content of its miniatures], Folia Historiae Artium 8 (1972), pp. 542; A. gieysztor, “symboles de la royauté”, pp. 134-5.
120
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
the changing map of the political marriages concluded by the Central European rulers of the eleventh and twelfth centuries is very similar to the changing map of the provenances of the manuscripts which continued to enrich the
cathedral libraries. A few examples must suffice to illustrate this phenomenon.
the influx of books from the region of Cologne to poland in the second and
third decades of the eleventh century was the direct result of the marriage between the daughter of the count palatine of the Rhineland and the son of a polish duke in 1013(40). one of the manuscripts brought to poland by Rycheza, the
princess in question, was the well-known Psalterium Egberti, which made an
extraordinary journey. produced on the Reichenau, then transported to Cracow,
in 1043 it went to Kiev with gertrude, the daughter of Rycheza, who married
the prince of the Kievan Rus. there, the codex has been enlarged with four bifolia containing a Liber precum made at gertrude’s personal demand, and five
miniatures in the Byzantine style. Because of political turbulence, the manuscript had then been brought back to poland, and thence to germany. Finally,
it was offered as a gift by st. Elisabeth of thuringia to the cathedral canons of
Cividale di Friuli in northern Italy, where it remains to this day(41).
the role of foreign brides for the importation of manuscripts into Central
Europe can be illustrated also by developments in Hungary. this country had
begun to establish strong ties with northern France and lorraine already at the
end of the tenth century. It may be assumed, for instance, that the usus of the
liturgy observed in medieval Hungary had an important source in lotharingian
customs, transmitted through liturgical books(42). In the twelfth century, contacts
between Hungary and France got a new dimension thanks to two successive
marriages of the Hungarian king Bela III to French princesses, first to Anne of
Antiochia, and then to marguerite Capet, the sister of philip August(43). one assumes that these French brides came accompanied by clergymen, and brought
with them manuscripts containing both religious and secular texts.
40. g. labuda, Mieszko II król Polski (1025-1034) (Kraków 1992), pp. 40 ff.
41. the description of the manuscript: Sztuka polska, p. 791. see also: Liber precum Gertrudae
ducissae e Psalterio Egberti cum Kalendario, ed. m.H. malewicz, B. Kürbis, in: Monumenta
Sacra Polonorum, vol. 2 (Kraków, 2002) [the critical edition of the part added in Ruthenia]; A.
gieysztor, “symbolès de la royauté”, pp. 130 ff.
42. j. török, “Influences lotharingiennes”.
43. l. Koszta, “un prélat français de Hongrie: Bertalan, évêque de pécs (1219-1251)”, Cahiers
d’etudes hongroises 8 (1996), pp. 71 ff.; z. j. Kosztolnyik, From Coloman the Learned to Béla
III (1095-1196) (new York, 1987), p. 212.
REYES, MONJES Y SABIOS
121
Without any doubt, the growth of the cathedral libraries in medieval East
Central Europe was possible in great part thanks to foreign bishops and other
clergymen, especially dignitaries of cathedral chapters and papal legates. the
significance of the importation of books into Central Europe by these people
becomes greater when we realise that, until the middle of the twelfth century,
about 80% of the bishops and the canons of the cathedral chapters were of foreign origin(44). From this perspective, the case of Wojtěch (Wojciech, Adalbert),
of indigenous Bohemian origin, bishop of prague from 983 to 995, is quite exceptional. He spent his youth in the cathedral school in magdeburg. According
to tradition, some manuscripts he brought with him on his way home, became
the beginnings of the cathedral library in prague(45). However, Wojtyech himself
shared the misfortune of many foreign missionaries in the region, finding a
martyr’s death, and becoming the first holy patron of a Church in the region
(in his case – the first patron of the polish Church). st. gerard (gellert), bishop
of Csanád of Venetian origin, become the first patron saint of Hungary(46). the
rebuilding of the structure of the Hungarian Church after the short but violent
pagan reaction in the 1040s was possible thanks to clergymen from the dioceses
of Corbeil, Verdun, Arras, Reims and liège. during the last decades of the
eleventh century many of these western clergymen also had ecclesiastical ca-
44. the prosopographical study of the careers of the high clergy in earlier medieval East Central
Europe (i.e. before the end of the twelfth century) has not been finished yet. see a.o.: z.
sułowski, “początki Kościoła polskiego [the beginnings of the polish Church] “, in: Kościół w
Polsce, ed. j. Kłoczowski (Kraków, 1966), pp. 100 ff.; j. maciejewski, Episkopat polski doby
dzielnicowej, 1180-1320 [the polish episcopate in the period of feudal dismembrement, 11801320) (Kraków-Bydgoszcz, 2003); l. Koszta, “die domkapitel und ihre domherren bis Anfang
des 12. jahrhunderts in ungarn”, in: ... The Man of Many Devices, Who Wandered Full Many
Ways ... . Festschrift in Honor of János M. Bak, ed. B. nagy, m. sebők (Budapest, 1999), pp.
478-491.
45. Cosmae Pragensis Chronica Boemorum, I, 25, ed. B. Bretholz, in: Monumenta Germaniae
Historica, Scriptores Rerum Germanicarum, series nova, vol. 2 (Berlin, 1923), p. 46. Cf.: H.
Brachmann, “magdeburg im 10. jahrhundert – st. Adalberts schuljahre”, in: Tropami Świętego
Wojciecha, ed. z. Kurnatowska (poznań, 1999), pp. 37-52.
46. H. Fros, “le culte des saints en Europe Centrale (Boheme, pologne, Hongrie) et son rôle
socio-politique du xe au xIIIe siècle)”, in: Fonctions sociales et politiques du culte des saints
dans les sociétés de rite grec et latin au Moyen Âge et à l’époque moderne, ed. m. derwich, m.
dimitriev (Wrocław, 1999), pp. 99-110, with rich bibliographical references.
122
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
reers in poland(47). At the same time, the migration of clergymen from the territories of german Empire persisted, even if its dynamic changed over the
decades. this means we have to keep an open eye for the possibility of largescale transfers of manuscripts from important episcopal centres of written culture such as twelfth-century Bamberg(48).
there is ample evidence that bishops who had come from abroad remained
in contact with their countries of origin. they used private networks spanning
Europe to buy and request the books they needed for their work on the edge of
Christendom. A very early example of this phenomenon concerns Hungary. In
1023, bishop Fulbert of Chartres wrote to Bonibert, bishop of pécs (probably
of lombard origin), that he was sending to pécs one of his copies of priscian,
as Bonibert’s messenger had requested.
Significavit autem nobis filius noster tuusque fidelis Hilduinus tuae caritatis erga nos insignia fideliter asserens unum de nostris Priscianis te
uelle, quem et per eundem libenter mittimus, quicquid etiam de nostro
pecieris hilarissime tibi (si possibile fuerit) transmissuri(49). (=our son
and your faithful servant Hilduinus has told us of your gestures of charity
toward us and dutifully stated that you would like one of our copies of
priscian. We are happy to send you this by him, and whatever else you
should ask of us we shall be most delighted to send if we can; and if you
should need and want us to, and if we are able, we ourselves shall most
obediently attend you in person).
For Hungarian scholars, this information about the sending of a copy of
one of priscian’s texts (probably his Institutiones grammatice) is a sign of the
benevolent understanding expressed at an eminent centre of medieval culture,
47. j. török, “Influences lotharingiennes”, p. 288; Rapports historiques et artistiques entre le
pays mosan et la Pologne, du XIe au début du XIIIe siècle (liège, 1981). on the importance of
clergymen from this region for the formation of collegial chapters in the region, see: j. Šedivý,
Mittelalterliche Schriftkultur im Pressburger Kollegiatkapitel (Bratislava, 2007), pp. 32 ff.
48. Cf.a.o: j. Fried, “die Bamberger domschule und die Rezeption der Frühscholastik und
Rechtswissenschaft in ihrem umkreis bis zum Ende der stauferzeit”, in: Schulen und Studium
im Sozialen Wandel des hohen und späten Mittelalters, ed. j. Fried (sigmaringen, 1986), pp.
163-201.
49. Fulbert of Chartres, Epistola ad archiepiscopum Bonipertum, in: The Letters and Poems of
Fulbert of Chartres, ed. F. Behrends (oxford, 1976), pp. 148-149.
REYES, MONJES Y SABIOS
123
that of the intellectual circles at Chartres, for the needs of the Church at the
periphery of the Latinitas(50).
Another spectacular example of the role of foreign bishops in the creation
of a cathedral cultural centre, is that of the cathedral library at płock (poland).
the płock bishopric, established around 1070, was situated at the very edge
of Christendom. this northeastern part of the polish lands bordered on the territories of the pagan Baltic tribes, which resisted Christian missions until the
end of the thirteenth century(51). In the first half of the twelfth century, the płock
diocese suffered considerably from their attacks, until the arrival of a new
bishop, Alexander of malonne, in 1129 (†1156). Alexander belonged to a sizable group of clergymen from the region of the meuse (between maastricht
and liège), who were looking for better positions and careers and turned their
eyes towards the developing structures of the young Church in Central Europe.
Alexander of malonne did not come alone to the region. We know that in his
time the three highest offices in the cathedral chapter of płock were occupied
by men from his region of origin. one of them, dean Walter (Alexander’s own
brother) later on became the bishop of Wrocław(52). that Alexander rebuilt the
cathedral church, settled ecclesiastical lands with colonists from the West and
fortified the bishopric against the pagans, is less relevant to us today. particularly interesting, on the contrary, is the fact that he imported from the region
of the meuse dozens of books, and probably organised a local scriptorium. In
doing so, he provided provincial płock with one of the richest cathedral libraries in poland(53). As far as we know, on Alexander’s request were sent to
50. see o.a.: E. nemerkényi, “latin grammar in the Cathedral school: Fulbert of Chartres,
Bonipert of pécs, and the Way of a lost priscian manuscript”, Quidditas 22 (2001), p. 41-42;
Idem, Latin Classics, chapter 1.
51. For the basic survey of the Christianisation of the region, see a.o.: m. Burleigh, “the military
orders in the Baltic’, in: The New Cambridge Medieval History, vol. V: c. 1198-c. 1300,ed. d.
Abulafia (Cambridge, 1999), pp. 743-753.
52. p. Boroń, “Biskup Walter i początki kultury umysłowej na Śląsku” [Bishop Walter and the
origins of the intellectual culture in silesia], in: Źródła kultury umysłowej w Europie Środkowej
ze szczególnym uwzględnieniem Górnego Śląska, ed. A. Barciak (Katowice, 2005), pp. 115-132.
53. see o.a.: C. deptuła, “Krąg kościelny płocki w połowie xII wieku” [the ecclesiastical milieu
of płock in the middle of the 12th century], Roczniki Humanistyczne 8 (1959), n. 2, pp. 5-122;
A. Vetulani, “Średniowieczne rękopisy płockiej biblioteki katedralnej” [medieval manuscripts
from the cathedral library of płock], Roczniki Biblioteczne 7 (1963), pp. 328 ff.; C. Święcki,
Kultura literacka Płocka w średniowieczu [the literary culture of płock in the middle Ages]
(Warszawa-siedlce, 2007), chapter 3.
124
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
płock, a.o., the gospel of st. marc with the glossa marginalis of Walahfrid
strabo and the glossa interlinearis of st. Anselm(54); pericopes of the gospel(55);
the so-called Bible of płock, a manuscript which was incomplete when it was
imported into poland and was probably completed in the local scriptorium,
which must have been working already(56); a lovely illuminated Lectionarium
called the Bible of Czerwinsk(57); a Pontificale, the so-called pontificale of
płock(58) -and dozens of other manuscripts, mainly liturgical ones. unfortunately, most of them have been stolen by the germans at the beginning of the
second World War, and have never been found back(59), so that we cannot check
the observations made on the manuscripts by scholars in the nineteenth and
early twentieth century. nevertheless, the example of płock shows that a cultivated and ambitious bishop was able to create a cathedral environment with
the requisite intellectual fittings of a book collection and scriptorium almost
ex nihilo.
this example brings us to our next question. When did local book production become a significant source for enriching the cathedral libraries in the region?
3.2 Local Production of Manuscripts
In answering this question, too, we struggle with the problem of a lack of
sources. the development of the cathedral scriptoria in the area can be outlined
only through the study of isolated manuscripts, and through comparisons with
other regions of latin Europe, possessing better written sources. Roughly
54. description of the manuscript and state of research in: Sztuka polska, p. 747.
55. description of the manuscript and state of research in: Sztuka polska, pp. 746-747.
56. see: R. Knapiński, Iluminacje romańskiej Biblii Płockiej [the illuminations of the Romanesque Bible of płock] (lublin, 1993), with rich bibliographical references.
57. description of the manuscript and state of research in: Sztuka polska, pp. 682-683.
58. Pontyfikał Płocki z XII wieku (Bayerische Staatsbibliothek München Clm 28938, Biblioteka
Seminarium Duchownego Płock Mspł. 29). Studium liturgiczno-źródłoznawcze. Edycja tekstu
[the pontificale of płock from the twelfth century (Bayerische staatsbibliothek münchen Clm
28938, Biblioteka seminarium duchownego płock mspł. 29). Critical and liturgical study. Edition of the text], ed. A. podleś (płock, 1986).
59. Cf. s. sawicka, “les pertes de collections polonaises”, pp. 315 ff.; R. Knapiński, Iluminacje
romańskiej Biblii, pp. 18 ff.
REYES, MONJES Y SABIOS
125
speaking, the growth of scriptoria followed the chronology of the development
of stable ecclesiastical structures.
one of the earliest scriptoria connected to a cathedral church is found in
prague. According to some scholars, a manuscript today kept in Wolfenbüttel,
the illuminated manuscript of the so-called Gumpold legend of st. Venceslas,
the first patron of Bohemia, has been produced in prague between 999 and
1006; according to other scholars, however, it had been requested from
abroad(60).
local manuscript production will have started by using foreign models
which had come to Central Europe on loan or as gifts. the imitation of foreign
models can be illustrated, for instance, by the Codex Vyšehradensis, a gospel
book produced in prague for the coronation of the Bohemian king Vratislav II
in 1085(61). this remarkably illuminated manuscript was produced in the cathedral scriptorium of prague, which clearly followed Bavarian examples(62).
the first evidence of the activities of a cathedral scriptorium in the polish
lands comes from Cracow, from the second half of the eleventh century, in the
pontificale Cracoviense(63). It is quite certain that by the very end of the eleventh
century the Cracow cathedral scriptorium employed no less than five scribes.
that is the number of hands found in a manuscript containing several texts of
ecclesiastical law (a.o. the Tripartita), which has been copied there(64).
As far as Hungary is concerned, we can only guess. the earliest extant
manuscripts of local origin can be dated no earlier than the end of the eleventh
or the beginning of the twelfth century. From this period comes, for instance,
60. Česká kniha v proměnách století, ed. m. Bohatcová (praha, 1989), p. 34.
61. For a critical edition and facsimile, see: Codex Vyšehradensis, 1085, ed. j. masin (prague,
1970: Cimelia Bohemica, 13). see also: K. stejskal, “Vyšehradský Kodex a jeho místo v ottónském umění” [the Vyšehrad Codex and its place in ottonian art], in: Královský Vyšehrad,
vol. 1 (praha, 1992), pp. 26-43; p. Černý, “Kodex Vyšehradský, ‘korunovační charakter’ jeho
iluminované výzdoby a nekteré aspekty ‘politické teologie’ 11. století” [the Vyšehrad Codex,
‘the coronation character’ of its illuminations and some aspects of ‘political theology’ in the
eleventh century], in: Královský Vyšehrad, vol. 2 (praha, 2001), pp. 32-56.
62. p. spunar, “Ein Beitrag zur Festlegung des platzes des Vyšehrader Kodex”, pp. 17 ff.
63. For a critical edition see: Pontyfikał krakowski z XI wieku [the pontificale of Cracow
from the eleventh century], ed. z. obertyński (lublin, 1977).
64. K. ożóg, “Życie intelektualne w przedlokacyjnym Krakowie” [Intellectual life in Cracow
before the ‘locatio’], in: Kraków przedlokacyjny (Kraków, 1987), pp. 128 ff.
126
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
the Codex Albensis(65), one of the oldest antiphonaries from the region. It contains the liturgical officium in honour of st. stephen. We also know that, when
the bishopric of zagreb (in Croatia, which was politically dependent on Hungary) was founded in the late eleventh century, some liturgical manuscripts
were sent there from the Hungarian bishoprics of Esztergom and győr. Among
them were the Hertwick pontificale and the Esztergomi Benedictionale(66). this
means that the local centres of manuscript production were able quite early on
to work on demand.
one of the most remarkable illustrations of the local potential in the domain of book production is unquestionably the cathedral literary centre created
by bishop Henrik zdík (1126-1150) in the Bohemian diocese of olomouc
(olmütz). Henrik zdík, a bishop of indigenous origin, was a man of the world.
He made a pilgrimage to the Holy land, and was engrossed in the contemporary attempts at freeing the Church from secular power – which in his case
meant fighting for the independence of his own diocese from local potentates.
Relevant for us is the fact that he quite carefully planned and laid the foundations for one of the largest cathedral libraries in all of Central Europe (in the
fifteenth century it was to boast no less than 300 volumes)(67). using the skills
of at least three scribes trained in the chancery of the archbishop of mainz,
Henrik organized a large scriptorium, producing manuscripts and charters.
later, this institution sometimes gave work to between fifteen and eighteen
scribes. Among its products were liturgical manuscripts (such as a pontificale
and the famous Horologium olomucense, the collection of liturgical texts for
the celebrations in the newly built cathedral) and manuscripts containing legal
texts (a.o. a copy of the Decretum of Burchard of Worms and the Collectio
trium partium or Tripartita of Ivo of Chartres)(68).
65. For a facsimile with critical commentary, see: Codex Albensis. Ein Antiphonar aus dem
12. Jahrhundert, ed. z. Favly, l. mezey (Budapest-graz, 1963).
66. Cf. l. solymosi, “die Entwicklung der schriftlichkeit im Königreich ungarn vom 11. Bis
zum 13. jahrhundert”, in: Schrifttum zwischen Donau und Adria bis zum 13. Jahrhundert, ed.
R. Härtel et al. (Klagenfurt, 2008: Schriftenreihe der Akademie Friesach 8), pp. 483-526, at p.
489.
67. Cf: m. Flodr, Skriptorium olomoucké [the olomouc scriptorium] (praha, 1960); j. Bistřický,
“studien zum urkunden-, Brief- und Handschriftwesen des Bischofs Heinrich zdík von
olmütz”, Archiv für Diplomatik 26 (1988), p. 165.
68. j. Bystřický, “studien zum urkunden-, Brief- und Handschriftwesen”, pp. 203 ff.
REYES, MONJES Y SABIOS
127
the ‘golden period’ of the activity of the olomouc scriptorium under
bishop Henrik zdík is paralleled by the flourishing book culture of polish
płock, already mentioned as an important cultural centre despite its less than
adventageous position at the edge of latin Christendom. From the 1140s and
1150s there is evidence of activity in the cathedral scriptorium in płock. professionals of the written word were able notonly to copy manuscripts (in first
place liturgical ones), but were also interested in putting into writing notices
of events important for the local ecclesiastic community, such as the miracles
which took place in płock cathedral church in 1148(69).
3.3 A Turning Point in the History of the Cathedral Libraries: The Early
Thirteenth Century
Changes in the mechanisms of acquiring manuscripts can be discerned,
which mark a ‘turning point’ in the history of the cathedral libraries in medieval
Central Europe. this took place in the late twelfth and early thirteenth century(70), when ever more books began to be brought into the region by indigenous intellectuals who had been abroad for their studies. Peregrinatio
studiosorum from the region to the western centres of learning was not a new
phenomenon: already in the previous century, a first generation of indigenous
intellectuals was getting an education in the cathedral schools of germany and
in liège(71). From the late twelfth century paris and the Italian law schools be-
69. z. Kozłowska-Budkowa, “płockie zapiski o cudach z r. 1148 [notices of miracles from
płock, 1148]”, Kwartalnik Historyczny 44 (1930), pp. 341-348; A. Vetulani, Średniowieczne
rękopisy”, pp. 329 ff.
70. About the importance of the so-called ‘long thirteenth century’ for the development of literacy and literate mentalities, see a.o.: m. mostert, “Communication, literacy and the development
of early medieval society”, in: Comunicare e significare nell’alto medioevo, vol 1 (Settimane
di Studio della Fondazione Centro Italiano di Studi sull’Alto Medioevo 52: spoleto, 2005), p.
37. I. Hlaváček, “grundzüge der schrift- und Bibliothekskultur im böhmischen staat des 13.
jahrhunderts”, Miscellanea Medievalia 27 (2000), pp. 527-539.
71. Among the students of school of liège (leodium), flourishing in the eleventh century, was
Cosmas (†1125), author of the first Bohemian chronicle. see a.o.: m. Bláhová, Staročeská Kronika tak řečeného Dalimila v kontextu středověké historiografie latinského kulturního okruhu a
její pramenná hodnota. Historický komentář [the old Bohemian Chronicle of so-called dalimil
in the context of medieval latin historiography and its value as a historical source. Historical
commentary] (praha, 1995), pp. 94 ff.
128
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
came the main destination for dozens of polish, Bohemian and Hungarian students(72).
there is rich evidence for the donations of their personal book collections
by these students to the cathedral libraries. In Cracow, in the 1250s and 1260s
at least four members of the cathedral chapter left their personal books (imported from abroad) to the cathedral library(73). one of them was the dean jakub
of skaryszew († 1268), styled Boloniensis doctor decretorum. We know of his
gift from the chapter’s annals:
Qui ex testamento omnes libros suos utrique iuris ad opus ecclesiae Cracoviensis contulit et legavit. E quibus Decretum et Decretales capitulum
eiusdem ecclesie magistro Ade rectori scolarium propter ipsius servicium dedit liberaliter(74). (=He has given and donated by will all his
books on both [canon and Roman] law to [further] the work of the
Church. From among them the chapter of this church liberally gave the
Decretum [of gratian] and the Decretals to magister Adam, the rector
of the scholars, for his use).
the phenomenon of testamentary book donations to cathedral libraries had
a double importance. First, the nature of the books donated began to change
the nature of the holdings of the libraries. the manuscripts contained primarily
texts of canon law and Roman, secular law. From the early thirteenth century
onwards, the cathedral libraries in Central Europe showed the same ‘legal’ orientation which has also been noted in the case of the same type of library in
72. Cf. o.a: B. Kürbis, “maître Vincent dit Kadłubek, disciple des humanistes français du xIIe
siècle”, in: Gli umanesimi medievali. Atti del II Congresso dell’ “Internationales Mittellateinkomitee”. Firenze, Certosa del Galluzzo, 11-15 settembre 1993, ed. Cl. leonardi (Firenze,
1998), pp. 315-323; E. Fügedi, “les intellectuels et la société dans la Hongrie médiévale”, in:
Idem, Kings, Bishops, Nobles and Burghers in Medieval Hungary (london, 1986), chapter 7,
pp. 2 ff.; z. Kozłowska-Budkowa, C. zawodzińska, “I primi studenti polacchi all’università di
Bologna”, in: Commentationes historicae (Kraków, 1988), pp. 27-48. j. Verger, “les étudiants
slaves et hongrois dans les universités occidentales (xIIIe-xVe siècles)”, in: L’Église et le peuple
chrétien dans les pays de l’Europe du Centre-Est et du Nord (XIVe-XVe siècles) (Rome, 1990),
pp. 83-106; m. Bláhová, “studenten aus den böhmischen ländern in Italien im mittelalter. die
přemyslidische zeit”, Civis. Studi e Testi 51 (1993), pp. 153-178.
73. K. ożóg, “ Życie intelektualne”, pp. 126 ff.
74. Annales Cracovienses priores cum Kalendario, ed. z. Kozłowska-Budkowa, in: Monumenta
Poloniae Historica, series nova, vol. 5 (Warszawa, 1978), pp. 97-98.
REYES, MONJES Y SABIOS
129
scandinavia(75). this meant a significant change in the provenance of the imported manuscripts. the old areas of book-hunting, such as Bavaria or the region of the meuse, lost their prominence. the influx of Italian manuscripts,
both ‘medieval’ and then early humanist ones, was to be dominant until the
end of medieval period (that is, until the end of the fifteenth century).
Another important change, which also occurred at the turning-point of the
early thirteenth century, also needs to be emphasized. the large-scale private
importation of books by the alumni of the cathedral schools and universities
in the West changed the dynamics of the transfer of books. It also changed, in
its wake, that of the transfer of knowledge of the new texts produced in the ecclesiastical and university centres of the West. they were now swiftly known
and received by the professionals of the written word in the scandinavian and
Central European peripheries. It may be supposed that, as far as the cathedral
book collections are concerned, from the 1250s onwards there was no longer
that much difference between the ‘centres’ and ‘peripheries’ of latin Europe –
and certainly not between the peripheries themselves(76). this fascinating problem, however, is going far beyond the limits of this paper.
4. The Horizon of Texts
Keeping our focus on the period of the formation of the cathedral libraries
in Central Europe, let us now try to establish the horizon of texts. Which texts
were read, copied and used?
one of the two oldest inventories of books we have to our disposal may
serve as an intermediary between the horizon of books and that of the texts
present in the cathedral libraries of Central Europe. this is the inventory of
items in the treasury of the cathedral church of Cracow in poland, written down
75. the practical legal orientation in the education of the high clergy is a general phenomenon
in the peripheries of medieval Latinitas. see a.o.: A. Adamska, “the Ecclesiastical Chanceries”,
pp. 183 ff; A. nedkvitne, The Social Consequences of Literacy in Medieval Scandinavia (turnhout, 2004), p. 45.
76. A good example of these changes during ‘the long thirteenth century’ is the development of
the intellectual instrumentarium of the collegial chapter in Bratislava (preszburg, posony), at
the time part of upper Hungary. see: j. Šedivý, Mittelalterliche Schriftkultur, pp. 54 ff.
130
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
on a blank page of a manuscript of the Collectio Tripartita(77). the list was composed in 1110 at the demand of the new bishop, maurus (1110-1118), who was
born and educated probably in northern France(78).
After having enumerated the list of liturgical objects and vestments, a list
of almost 50 manuscripts had been dressed. the text starts with the following
introduction:
Anno dominice incarnacionis MCX, defuncto reverendissimo praesule
Balduino, successit in locum eius uenerabilis pontifex Maurus. Cui complacuit ut ecclesiastice res inscripte haberentur. Inuente sunt autem in
cerario sancti Uenceslai(79). (=In the year of the incarnation of our lord
1110, when the most reverend bishop Baldwin had died, in his place
succeeded the venerable bishop maurus. It has pleased him to have the
possessions of the Church written down. In the treasury of saint Venceslas have been found...).
After enumerating several items from the cathedral treasury, the books are
listed:
Bibliotheca; Moralia [in] Job; Isicius super Leuiticum; Isidorus Ethimologiarum; Sermones ab aduentu Domini usque ad quadragesimam;
Omelie; Ordinales IIII; Benedictionales III; Epistolę Pauli; Boecius de
consolacione; Stacius Thebaidos duplex; Salustius; Terencius; Duo Persii; Dialogus Gregorii; Psalteria IIII; Ouidius de Ponto; Dialectica; Arator; Regulę Grammaticę; Leges Longobardorum; Leges Longobardici;
Quinque Lectionares; Antifonarium; Nocturnales III; Missalia II; Gradualia III; Capitular(e); Breuiarium.
this list, precious as it is for all scholars studying the history of written
culture in medieval Central Europe, causes some problems. First, we are dealing with a list of almost 50 objects, of codices, and not with a list of texts. one
can be morally certain that, apart from the titles mentioned in the list (and
77. the description and a photograph of the manuscript in: Źródła kultury Krakowa, pp. 36-39.
For a critical edition, see: Spisy dawne skarbca i biblioteki kapitulnej krakowskiej [the old lists
of items of the treasury and the library of the Cracow chapter], in: Monumenta Poloniae Historica, vol. 1, ed. A. Bielowski (lwów, 1864), p. 377. From the rich literature discussing this
inventory, see: A. Vetulani, “la Bibliothèque de l’église Cathédrale de Cracovie d’après le catalogue de 1110”, in: Mélanges Joseph de Ghellinck, S.J., vol. 2 (gembloux, 1951), pp. 489-507.
78. K. ożóg, “Formacja intelektualna biskupów krakowskich w średniowieczu” [the intellectual
formation of the bishops of Cracow in the middle Ages], in: Cracovia, Polonia, Europa, ed. K.
Baczkowski et al. (Kraków, 1995), p. 162.
79. Spisy dawne, p. 377. st. Venceslas, a Czech saint and martyr, was the first patron of Cracow
cathedral, because until about 990 Cracow belonged not to poland but to Bohemia.
REYES, MONJES Y SABIOS
131
which were merely meant to tell one manuscript from another), some manuscripts contained other texts as well. secondly, the list is most probably incomplete. Apart from a few exceptions, hagiographical and legal texts, for instance,
are missing here, while one may suppose that legal texts had been copied in
Cracow a few years before the inventory was made(80).
the titles of the texts which are mentioned can be divided into three basic
groups. First, there are texts for liturgical needs: the Bible mentioned as Bibliotheca, and the large amount of ordinales, benedictionales, [libri] lectionares,
the antifonarium, the nocturnales, missalia and gradualia.
the second group consists of texts for study or reference. this includes
texts by the Church Fathers, collections of sermons, and ecclesiastical law.
Here we also find texts belonging to the ‘canon’ of early medieval culture, such
as the Moralia in Iob by gregory the great(81), and the Etymologiae of Isidore
of seville. under this heading we can also put the text of leviticus with the
glosses of Walahfrid strabo, the Sermones (probably the scribe meant here the
old Praedicationes Cracovienses, made in the insular manner, mentioned before), and possibly the Epistole Pauli. It is not clear whether these were the
letters of st. paul -in which case they belong among the manuscripts of the
first group -or the apocrypha called Littere Pauli ad Senecam- which would
rather belong here(82). surprisingly enough, on the list there are no texts from
the domain of ecclesiastical law: the Capitulare has been identified by some
scholars not as a juridical text, but rather as a liturgical one, that is a Capitulare
evangeliorum de circulo anni. Instead, there are no less than two Leges Longobardorum (or Longobardici)(83).
80. From this period there is evidence of the copying in Cracow the Tripartita of Ivo of Chartres,
and a collection of papal decretals. Cf. j. szymański, “Krakowski rękopis reguły akwizgranskiej
z roku okolo 1003” [the Cracow manuscript of the Rule of Aachen] , Studia Źródłoznawcze 11
(1966), pp. 40 ff.; A. Vetulani, “Collectio Cracoviensis. z badań nad redakcją zbiorów
średniowiecznych przepisów prawnych” [Collectio Cracoviensis. A study of the redaction of
medieval law collections], Studia Źródłoznawcze 8 (1963), pp. 49-81.
81. Cf. a.o.: Rome and the North: the Early Reception of Gregory the Great in Germanic Europe,
ed. R.H. Bremmer (paris, 2001), passim.
82. A. Vetulani, “la Bibiothèque cathedrale”, p. 493.
83. the long discussions among polish historians about the provenance and use of these texts,
discussions which started in the late nineteenth century, continue until today. see a.o.: K.
modzelewski, L’Europe des barbares. Germains et Slaves face aux héritiers de Rome, transl.
A. Kozak (paris, 2006), p. 360 ff.
132
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
A third group of texts, distinguished quite clearly on the list, has a different
character. the latin classics are present: sallustius, terentius, ovidius, two
texts of persius and the epic Thebais by statius(84). they are accompanied by
Christian authors: Boethius with his bestseller(85); the De actis Apostolorum of
Arator; the Dialogues of gregory the great; finally, there are the unidentified
Dialectica and Regulae grammaticae. one is presented here with a quite small
but coherent group of texts, sufficient for teaching the rudiments of knowledge
in a cathedral school(86) (although gregory’s Dialogues, the only hagiographical
texts mentioned, possibly were used for reading aloud to the canons as well).
the book collection of Cracow cathedral can be seen as typical for the peripheries of early medieval Latinitas. In Bohemian and Hungarian bishoprics,
and similarly in scandinavia, one can see collections of roughly the same size,
some fifty volumes. they were also divided into three sections, those of the
liturgical books, of the texts to be used in the cathedral school, and books of
reference (especially concerning ecclesiastical law)(87). In general terms, these
collections seem to have met the everyday needs of their users(88).
so far, we have looked for the presence of texts only by considering the
surviving manuscripts and inventories. the accessibility of a text may also be
84. Cf. B. munk olsen, L’étude des auteurs classiques latins au XIe et XIIe siècles, vol. 1-4
(paris, 1982-1989), passim.
85. From the rich bibliography on the recption of Boethius, see: Boethius in the Middle Ages:
Latin and Vernacular Tradition of the “Consolatio Philosophiae”, ed. m.j.F.m. Hoenen, l.
nauta (leiden, 1997).
86. Cf. p. Riché, Écoles et enseignement dans le Haut Moyen Âge (paris, 1979), pp. 249 ff., and,
from the perspective of the region, K. stopka, Szkoły katedralne, pp. 152 ff.
87. the situation in dioceses of lund and trondheim is presented by l.B. mortensen, “the
nordic Archbishoprics”, pp. 142 ff. Considering the texts used in East Central Europe, the popularity of gregory’s the great Moralia in Job is evident. the text was present in the cathedral
libraries of olomouc, płock and Esztergom. From the domain of canon law, manuscripts of the
Tripartita can be found from the beginning of the twelfth century at the latest, in Cracow,
gniezno and olomouc. unidentified Regule gramatice from a Cracow book inventory cannot
be identified with priscian’s Institutiones grammaticae, present in pécs cathedral library in the
eleventh century. the earliest evidence of the use of this text in polish cathedral schools comes
from the fourteenth century. (see respectively: j. szymański, “Krakowski rękopis”, p. 42 ff; j.
Bystřický, “studien zum urkunden-, Brief- und Handschriftwesen”, pp. 190 ff.; E. nemerkényi,
Latin Classics, pp. 28 ff.; K. stopka, Szkoły katerdalne, p. 147.)
88. Cf. R. sharpe, “Reconstructing medieval libraries”, in: Bilan et perspectives des études
médiévales en Europe, ed. j. Hamesse (louvain-la-neuve, 1995), p. 399.
REYES, MONJES Y SABIOS
133
assumed on the basis of the ‘evidence of citations’(89) in the episcopal centres’
own literary production. numerous quotations and reminiscences in sophisticated literary works, such as for instance those of gerard, bishop of the Hungarian diocese of Csanád in the 1030s, by prague’s dean Cosmas at the
beginning of the twelfth century, or by Cracow’s bishop Vincent at its end, suggest that the authors had the physical possibility to consult their reference
works somewhere, even if we pay tribute to the craft of their memory(90). By
consequence, one is forced to assume the existence of much larger book collections in the region, containing almost all latin (and some greek) authors,
despite the absence of the manuscripts containing them.
the ‘ideal’ list of the texts present in the cathedral libraries of medieval
East Central Europe should contain also the texts created in the region, mainly
for liturgical purposes. the first wave of hagiographical accounts for the veneration of local saints, of tropes and sequentiae, appeared during the eleventh
century. At the same time the first historical accounts appeared (mainly annalistic notices, often made in the margins of liturgical manuscripts)(91).
the ‘turning point’ of c. 1200 that was as so important for the growth of
the cathedral libraries in the region, also saw the enlargement of the horizon
of the texts that were read and consulted. From the early thirteenth century
comes another list of books that may be connected with the Cracow cathedral
milieu. It has been written down on the first (free) page of a twelfth-century
89. m. lapidge, The Anglo-Saxon Library (oxford, 2006), chapter 5.
90. Sancti Gerardi episcopi Chanadiensis scripta et acta hactenus inedita cum serie episcoporum
Chanadiensium, ed. I. Batthyány (Karlsburg, 1790); E. nemerkényi, Latin Classics, chapter 3;
Cosmae Pragensis Chronica Boemorum, passim; ; Magistri Vincencii dicti Kadłubek Chronica
Polonorum, ed. m. plezia, in: Monumenta Poloniae Historica, series nova, vol. 11 (Kraków,
1994); on early medieval ways of reading and memorizing, see: m. Carruthers, “In memoriae
suae bibliotheca. lecteurs et l’art de mémoire dans l’occident médiéval”, in: Des Alexandries
II: Les métamorphoses du lecteur, ed. Ch. jacob (paris, 2001), pp. 221-232. the comparison
between the ‘horizon of texts’, i.e. the texts known to (because quoted by) Cosmas of prague
and that, sketched in the Cracow inventory from 1110, made recently by C. mews, is mistaken.
there is an essential difference between the textual formation of an individual and the textual
equipment of an institution (cf. C. mews, “manuscripts in polish libraries”, p. 94).
91. A. Adamska, “les débuts de la littérature latine dans les pays de l’Europe du Centre-Est”
in: Latin Culture in Eleventh Century. Proceedings of the Third International Conference on
Medieval Latin Studies, Cambridge, 9-12 September 1998, ed. m. W. Herren, C. j. mcdonough,
R. g. Arthur, vol. 1, turnhout , 2002), pp. 1-15. l. Veszprémy, “the Birth of structured literacy
in Hungary”, in: The Development of Literate Mentalities”, pp. 161-181.
134
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
manuscript containing the book of leviticus with the interlinear gloss Anselm
of laon and a marginal Glossa Ordinaria(92). It contains 41 titles:
Leuiticus. Genesis. Job cum Lamentationibus. Psalterium. Apostolus.
Medietas alterius psalterii. Decem libri Moralium. Sententie magistri
Hugonis cum Ysidoro. Sermones magistri Petri. Duo volumina sermonum magistri hengrammi. Alii sermones cum Reparatione lapsi. Registrum Gregorii cum Miraculis Karoli. Gemma Ecclesię. Orosius.
Sermones vocati Speculum Ecclesię. Summa Gratiani. Epistole Yuonis.
Origenes supra Cantica Canticorum. Epistole Pauli ad Senecam. Miracula sancti Thome. Cronica Pol(onorum) cum libro de via Iherosolimitana et Epistola Alexandri. Excerpta Augustini et diversorum patrum.
Augustinus de verbis Domini Qui dixit fratri suo fatue cum Epistola Villelmi et Epistola Johannis. Liber Augustini de libero arbitrio. Liber Gerboldi de virtutr regis. Psalterium cum Urso. Matheus cum Epistola de
purgatorio igne. Alter Ysidorus cum libro Iuliani episcopi dictus Prenosticon. Questiones Orosii ad Augustinum. Apoccalipsis. Scolastica historia(93)
one notices that the character of this list of books is different from the ‘official’ cathedral inventory from 1110. In scholarly opinion, it is ‘a photograph’
of the private book collection of an individual professional of the written word,
interested in theology and cura animarum as well as in history(94). It could have
been completed by Ivo odrowąż, one of the most eminent polish clergymen
at the beginning of the thirteenth century, and bishop of Cracow (until 1229).
If we accept the identification, Ivo added to his collection while travelling
abroad: to paris, where he entered the milieu of the canons of st. Victor, and
to Italy, where he even exercised some public functions at the university of
Bologna(95). the ‘new’ authors and texts of the twelfth century are eminently
92. Edited in: Spisy dawne, p. 378. description and photograph of the manuscript: Źródła kultury
duchowej Krakowa, p. 94-96. For a survey of the scholarly discussion about the date of this
book list, see: z. Budkowa, “Księgozbiór polskiego uczonego z xII/xIII wieku” [the book collection of a polish scholar from the turn of the twelfth and thirteenth century], Studia Źródłoznawcze 1 (1957), pp. 109-118.
93. Spisy dawne, p. 378.
94. For the detailed identification of the items, see: z. Budkowa, “Księgozbiór polskiego uczonego”, pp. 111 ff.
95. K. ożóg, “Formacja intelektualna”, pp. 165-166.
REYES, MONJES Y SABIOS
135
present in his collection; this confirms our opinion about the faster reception
of new texts and ideas in thirteenth-century East Central Europe, thanks to new
institutions of intellectual life and new ways of acquiring books.
Conclusion
In this paper I have tried to present the process of the formation of cathedral
libraries in East Central Europe, in the period between the introduction of literacy (just before the year 1000), and the early thirteenth century. Important
quantitative and qualitative changes in literate behaviour took place. the formation of libraries in the episcopal centres of the region reflects the attitudes
of the local litterati generally. they acted as ‘recipients’ of cultural currents,
but were also willing to participate earnestly in Latinitas, a word which I have
used here to refer to a religious and cultural unity which was vehiculated
(mainly) by the latin language and the written word. the litterati’s attitudes
inspired the wholesale importation of books and texts; they also led to the ambition of creating local ‘intellectual centres’.
the early development of the book collections in these ‘centres’ seems to
have been strongly stimulated by essential tasks of the local Church: books
were needed for the liturgy, for jurisdiction and in the cura animarum – just as
elsewhere in medieval Latinitas. It seems that the successful creation of a book
collection and the development of book production depended, first of all, on a
local bishop, and on his personal appreciation of the importance of the written
word – again, just as elsewhere. this repetitive observation that much happened
in East Central Europe ‘just as elsewhere’ leads to a final remark. It seems a
sufficient reason to include the episcopal libraries of East Central Europe (as
those of that other periphery of Latinitas, scandinavia) in any further comparative studies of transmission of knowledge and the spread of ecclesiastical literacy in the European middle Ages.
6
Oýr de Biblia. Canon de lecturas de la nobleza
castellana (1430-1520)
ELISA RUIZ GARCÍA
Universidad Complutense de Madrid
1. El otium masculino en el ámbito cortesano
Como es sabido, en la primera mitad del siglo xV se produce en Castilla una expansión gradual de la cultura escrita entre los laicos que no desempeñaban funciones relacionadas con el manejo profesional de la pluma y,
particularmente, entre los miembros del estamento nobiliario(1). El desarrollo
de esta tendencia culminará con el nacimiento de un nuevo público lector y
con la introducción de un importante cambio en los hábitos de transmisión del
mensaje escrito. El procedimiento tradicional de la lectura en alta voz de un
texto destinado a ser oído por otra persona fue progresivamente sustituido por
un acto de descodificación de los signos por el propio interesado de manera
silente. Esta variante propició el establecimiento de una relación tácita entre
el autor y un potencial lector. A la larga, esta forma de aproximación a los textos
fomentaba el individualismo y la introspección, rasgos que irán en aumento
en la sociedad del Cuatrocientos y que se manifestarán de diversa manera. En
efecto, el afán de privacidad tiene su traducción en la planificación estructural
de las viviendas, en la difusión del retrato fisonómico y en las pautas de comportamiento(2). se trata de un fenómeno que ha sido estudiado en profundidad(3).
1. Véase jeremy n.H. lawrance, “the spread of lay literacy in late medieval Castile”, Bulletin of Hispanic Studies, 62 (1985), pp. 79-94.
2. Entre otras, son dignas de considerar el cultivo de la devoción privada y la construcción de
capillas funerarias particulares en las iglesias.
3. una completa visión de conjunto de esta cuestión ofrece la obra colectiva, bajo la dirección
de philippe Ariès y georges duby, Histoire de la vie privée, paris: éditions du seuil, 1999, 3
vols. Véase en particular el volumen II: de l’Europa féodale à la Renaissance.
138
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
son varios los signos externos que prueban la existencia de un cambio
de actitud respecto del libro y de la lectura: el notable número de manuscritos
conservados datados o datables en este período; el espectacular incremento de
traducciones de textos varios a la lengua vernácula, hecho que no tiene parangón en otros países europeos; y la proliferación de bibliotecas nobiliarias, creaciones que, en cierta medida, son el corolario de la labor realizada en pro de
la accesibilidad a obras consideradas de obligada lectura, pero impracticables
para unas personas poco avezadas en la comprensión de otros idiomas que no
fueran el propio.
Respecto del primer punto, baste con examinar los índices del
(4)
BOOST ; en cuanto a las traducciones al castellano, hay una abundante bibliografía sobre este asunto y a la cual remito(5). En lo que concierne a las bibliotecas, es una cuestión que ha sido estudiada ampliamente, al igual de lo
sucedido con el apartado anterior. Únicamente quiero señalar que la formación
de librerías privadas es un fenómeno que se inicia en las llamadas grandes
casas, tales como los mendoza (marqués de santillana), los zúñiga (duque de
plasencia), los Fernández de Velasco (conde de Haro), los Rodríguez pimentel
(conde de Benavente), los Ribera de sevilla (marqués de tarifa), los Fernández
de Córdoba (marqués de priego), etc. la mayoría de estos mecenas y bibliófilos
pertenecían a la llamada nueva nobleza, nacida a partir de las mercedes enriqueñas. sus raíces no procedían de la sangre goda, sino que habían sido elevados a tal dignidad por sus méritos personales y servicios a la Corona(6).
luego, esta práctica fue seguida por la baja nobleza (por ejemplo, Fernán pérez
de guzmán, luis de guzmán y su hijo nuño, etc.). por último, el alto funcionariado cortesano imitó tal hábito (Fernán díaz de toledo, álvar garcía de
santamaría, etc.).
4. Bibliography of Old Spanish Texts, edición electrónica: http:// sunsite.berkeley.edu/philoBiblon.
5. j.C. santoyo, Bibliografía de la traducción en español, catalán, gallego y vasco, león: universidad de león, 1996.
6. los representantes de este grupo adoptaron una posición favorable ante la debatida cuestión
de “las armas vs. las letras”. En cambio, la nobleza más tradicional y conservadora continuó fiel
a sus pautas de comportamiento.
REYES, MONJES Y SABIOS
139
2. Canon de lecturas del estamento nobiliario
toda vez que la posesión de libros por parte de algunos miembros destacados del estamento aristocrático es una realidad documentada, cabe preguntarse ¿qué es lo que leían estas personas? para obtener una respuesta fidedigna
a este interrogante, nada mejor que acudir a fuentes de la época. A tal efecto,
reproduzco un pasaje, escrito en torno al año 1430, por uno de esos posesores
de una biblioteca, el maestre de Calatrava don luis de guzmán, quien en una
carta dirigida a mosé Arragel manifestaba que:
Sabed que avemos cobdiçia de una Biblia en rromançe glosada e ystoriada, lo qual nos dizen que soys para la fazer assý muy bastante. E a
la asý demandar nos movió dos cosas: una, que las Biblias que oy son
falladas, el su rromançe es muy corrupto; segunda, que los tales como
nos avemos mucho nesçesario la glosa para los passos obscuros. Que
Dios sabe que en los tienpos que esentos nos quedan del perseguimiento
de los malvados moros, enemigos de la santa ffe católica, o del seguimiento del pro e serviçio de nuestro señor el Rey e honor de los sus reynos, segund que conviene a la nuestra Orden, que nos más querríamos
dar en acuçia de oýr de Biblia, a fin de con Dios contemplar, que yr a
caça o oýr los libros ystoriales o poetas, o jugar axedres o tablas o sus
semejantes juegos(7)
la finalidad de la epístola era conseguir que el rabino tradujese el Antiguo testamento. El hecho es narrado visualmente en una deliciosa miniatura
al inicio del manuscrito (fig. 1). las líneas reproducidas describen con precisión las actividades propias de aquellos hombres pertenecientes al círculo privilegiado de la nobleza castellana en la primera mitad del siglo xV. la
manifestación de la alegría de vivir discurría en los medios aristocráticos por
diversos cauces. El plan de vida aquí esbozado nos permite averiguar cómo
empleaban su tiempo de ocio tales personas. según el pasaje citado, los miembros de este grupo tenían ante sí las siguientes vías de esparcimiento: la degustación todavía auditiva -que no visual- de textos historiográficos o
cancioneriles(8), la práctica de la caza y el ejercicio recreativo de la mente me7. Biblia romanceada, madrid, Casa Ducal de Alba, ms. 399, f. 2r.
8. El género poético desempeñó un importante papel educativo. la audición de determinados
versos profanos cultivaba el espíritu y moldeaba el comportamiento de los nobles. Ciertamente,
el ingenio, el don de la palabra oportuna, la maestría en la recitación y en el canto, etc. eran cualidades que distinguían al buen cortesano.
140
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 1: don luis de guzmán envía una carta a mosé Arragel con la petición
de que le traduzca la Biblia al romance. Biblia romanceada. madrid, Casa
Ducal de Alba, ms. 399, f. 1v.
REYES, MONJES Y SABIOS
141
diante juegos de tabla diversos(9), es decir, el conjunto de actividades denominadas en el lenguaje de la época fechos curiales. Frente a las actividades tradicionales, don luis de guzmán manifiesta su deseo de oýr de Biblia. En
consecuencia, el encargo realizado por el maestre a un rabino prestigioso no
fue un hecho inusual(10). El comitente quería conocer los textos de su interés en
una versión depurada y con una glosa explicativa(11). Como complemento, también pidió que el ejemplar fuese ilustrado con el fin de poder visualizar los
pasos más notables. El manuscrito resultante fue controlado, en lo que respecta
a su ortodoxia, por algunos biblistas del convento de san Francisco de toledo.
la obra fue acabada en 1430, según reza el colofón (fig 2).
para probar que no se trata de un caso excepcional, traigo a colación
otra cita que evidencia la misma afición. Aquí es el traductor quien toma la palabra:
Señor: Este otro día, deleytándose vuestra merçed en aquello que a todo
virtuoso conviene, es a saber, fazer libros e los leer, [...] e teniendo vuestra señoría en las manos un libro, parte de la Brivia, vi en la primera
plana de aquél pintadas sus armas de vuestra merçed, las quales eran
e son una jarra blanca en canpo azul, de la boca de la qual sallían flores
e frondas propiamente, divisa de vuestra señoría, de quien primero origen e prinçipio ovo(12).
la escena descrita presenta a un noble en trance de leer -y ya no de
escuchar- una parte de la Biblia, en cuyo primer folio figura el escudo de armas
del poseedor, signo inequívoco de que el ejemplar formaba parte del fondo librario del lector. un familiar suyo, al percatarse de la actividad que estaba realizando su señor y de la existencia de un ex libris en el ejemplar que manejaba,
decide traducirle un texto heráldico imprescindible, el tratado De insigniis et
armis de Bartolo de sassoferrato. A partir de este hecho anecdótico, cabe de9. El empleo del tiempo libre en prácticas lúdicas que desarrollasen las capacidades intelectivas
del individuo constituyó una meta importante dentro del programa educativo del noble. la obra
que mejor encarna la aplicación de este objetivo es el extenso tratado alfonsí llamado Libros de
acedrex, de los dados y de las tablas, en el cual se desarrollan distintos tipos de juegos de mesa.
10. la decisión fue tomada por consejo de dos primos suyos: don Vasco de guzmán, arcediano
de la ciudad de toledo, y el franciscano Arias de Encinas. también intervino el dominico juan
de zamora.
11. Recuérdese que esta Biblia sólo contiene el Antiguo testamento.
12. madrid, BNE, ms. Res. 125, f. 1r. se trata de un ms. misceláneo organizado.
142
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 2: El rabino mosé Arragel entrega la obra ultimada al destinatario. Biblia romanceada. madrid, Casa Ducal de Alba, ms. 399, f. 25v.
REYES, MONJES Y SABIOS
143
ducir que el libro leído estaba en romance, de ahí la idea de prestarle un servicio
a su dueño vertiendo al castellano el opúsculo latino. la identidad de este noble
no está clara. quizá se tratase de Alfonso álvarez de toledo(13), contador mayor
de juan II y Enrique IV.
Estas dos escenas se pueden completar con una tercera igualmente esclarecedora. se trata de una traducción de textos bíblicos, los Libros de los
Macabeos, realizada por pedro núñez de osma a instancias de lope de Acuña.
El autor de la versión aclara las razones que movieron al comitente a patrocinar
esta empresa:
El noble cavallero Lope de Acuña [...] quiso que los virtuosos, grandes
e notables fechos de los Machabeos fuessen escriptos en lengua castellana porque pudiessen ser avidos por espejo e por enxiemplo a todos
los fijosdalgo e nobles cavalleros de Castilla que caresçiessen de la lengua latina(14).
El objetivo de esta lectura era tener un marco referencial de comportamiento, según explicita el traductor, para quien los textos vertidos deberían
servir de espejo y de ejemplo. la misma idea de obrar de acuerdo con un paradigma se encuentra ya expresada en otras obras anteriores. Baste con observar los numerosos tratados que presentan en la fórmula titular el término
Speculum. A tal efecto, reproduzco unos versos del Rimado de Palacio del canciller don pero lópez de Ayala (1332-1407), que suenan así:
Quando yo algunt tiempo me fallo más espaciado,
busco por donde lea algunt libro notado,
por fallar buen enxienplo e ser más consolado,
e me provee Dios segunt lo deseado(15).
Como se puede apreciar, el noble, cuando dispone de tiempo libre,
desea leer algún texto notable que le sirva como modelo de conducta (exemplum) y le suponga un alivio (consolatio) ante los altibajos de la Fortuna. Estas
son las dos motivaciones perseguidas en la degustación de un texto. En definitiva, se lee para obtener un provecho y no para alcanzar un disfrute estético
13. Fue primo de Fernando díaz de toledo, el influyente secretario de juan II. Algunos especialistas han propuesto el nombre de su hijo pedro núñez de toledo o bien el marqués de santillana. nuestra atribución se basa en los datos heráldicos indicados por el traductor.
14. madrid, BNE, ms. 1518, f. 1ra.
15. germán orduña (Ed.), Rimado de Palacio, pisa: giardini, 1982, copla 922.
144
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
o evadirse de la realidad. tal finalidad utilitaria queda patente si prestamos
atención a los consejos dados por Alonso de Cartagena, escritor, diplomático
y consejero de juan II, a don pedro Fernández de Velasco, conde de Haro,
amigo suyo y propietario de una magnífica biblioteca(16). En esta muestra del
género epistolar el obispo de Burgos explicita el canon de lecturas propio de
los militares viri o defensores de acuerdo con la teoría medieval de los tres estados. A su juicio, es recomendable la lectura de:
- Biblia y padres de la Iglesia.
- libros de temática histórica (Valerio máximo, salustio, César, quinto
Curcio y tito livio).
- tratados clásicos sobre filosofía moral (platón, la Ética Nicomaquea
de Aristóteles, Cicerón, séneca).
- Compilaciones normativas (Siete Partidas, Doctrinal de caballeros).
- Escritos sobre el arte de la guerra, las armas y doctrinas nobiliarias
(Vegecio, Frontino, Bartolo de sassoferrato, leonardo Bruni).
tales lecturas son aconsejables porque proporcionan edificación y recreación. paralelamente el noble deberá procurarse libros devocionales para el
ejercicio de sus prácticas religiosas y aquellas obras que son propias de su condición aristocrática (tratados referentes a la cetrería, los buenos modales y la
cortesanía).
las indicaciones de Cartagena no son exclusivamente orientativas de
lo que conviene conocer, sino que también advierte sobre los peligros que acechan al que lee obras indiscriminadamente(17). A este respecto condena los libros
que tratan de temas amorosos, caballerescos o pseudo-históricos. por supuesto,
también llama la atención sobre los libros de rezo que contienen un material
considerado herético por la Iglesia. Estas prohibiciones del prelado burgalés
son precursoras y anticipan una actitud de control que tardaría aún varias décadas en implantarse de manera institucional.
Estas y otras muestras que se podrían aducir evidencian que la lectura
de textos bíblicos romanceados constituyó una práctica singular dentro del
canon de obras recomendadas a la nobleza castellana en la Baja Edad media.
16. Epistula ad comitem de Haro. Editado por jeremy lawrance: Un tratado de Alonso de Cartagena sobre la educación y los estudios literarios, Barcelona: universidad Autónoma, 1979.
17. En efecto, el prelado señala “quid fugere, quid sequi in exerciis literalibus debeant” (ed. cit.,
p. 57).
REYES, MONJES Y SABIOS
145
3. Consideraciones sobre los realia
El uso del término altomedieval Bibliotheca con valor intitulativo o
bien la variante Biblia evidencia que desde fecha muy temprana los textos considerados portadores de la Revelación fueron interpretados como un conjunto
de unidades independientes. En consecuencia, los distintos libros que conformaban la serie tenían una vía de lectura y de transmisión propias. su ensambladura era el resultado de una operación posterior y circunstanciada. Este
punto de vista hay que tenerlo en cuenta a la hora de juzgar los testimonios
conservados. por otra parte, la disparidad de las fuentes utilizadas como materia
prima de las traducciones vernaculares había originado una actitud de recelo
por parte de la Iglesia respecto de tales romanceamientos. En el concilio de
tolosa de 1223 y, algo más tarde, en el de tarragona (1233) ya se había suscitado esta cuestión. la decisión tomada fue la prohibición de los mismos(18),
aunque bien es verdad que la medida tuvo un carácter limitado de lugar y de
tiempo. A finales del siglo xV se planteó de nuevo el mismo asunto con más
rigor en la península Ibérica(19).
En realidad, los testimonios conocidos de las sagradas Escrituras en
castellano no son numerosos, a pesar de que debieron de abundar con profusión
en su momento. se conserva algo más de una docena de manuscritos(20). El análisis codicológico, paleográfico y textual de tales fuentes permite conjeturar la
existencia de dos tiempos en el proceso de traducción de esta magna obra. El
primer estadio hay que datarlo en el siglo xIII. la decisión de Alfonso x
(1252-1284) de convertir la lengua vernácula en el vehículo oficial de comunicación escrita, la necesidad de disponer de textos bíblicos vertidos al romance
para la configuración de su producción historiográfica y la labor filológica impagable del círculo toledano son razones que explican la ingente labor de traslación realizada en la época.
quedan algunos testimonios tempranos y otros más tardíos, fruto de
una tarea de copia y quizá de refundición. El grueso de este legado formó parte
18. Item statuitur ne aliquis libros Veteris vel Novi Testamenti in romancio habeat. Et si aliquis
habeat, infra octo dies publicationem huiusmodi constitutionis a tempore sententiae , tradat
eos loci episcopo comburendos, giovanni domenico mansi, Sacrorum Conciliorum nova et amplissima collectio, paris-leipzig-Berlin: geidel Reinecke, 1901 [1692-1769], vol. xIII, col. 293.
19. Véase joaquim llorenç Villanueva, De la lección de la Sagrada Escritura en lenguas vulgares, Valencia: Benet montfort, 1791, pp. 14-17.
20. En el BOOST figuran 17 entradas. Algunas son copias de otros testimonios o bien meros
fragmentos.
146
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 3: jonás sale del vientre de la ballena. Biblia. El Escorial (madrid), Real
Biblioteca del Monasterio, ms. I.I.6., f. 163v.
REYES, MONJES Y SABIOS
147
del patrimonio librario de la Corona(21). En los distintos inventarios estudiados
hay varios asientos referentes a libros que contienen la Biblia o parte de la
misma en romance(22). la identificación y la localización de los manuscritos
ofrecen algunos problemas. En la relación del Alcázar de segovia (C) había,
al menos, una obra completa, hoy perdida, según se desprende de la redacción
del ítem C1 95(23), y otras, fragmentarias. Respecto de los libros transmisores
de partes de la sagrada Escritura, hay cuatro asientos [C1 84, 97, 99 y 138]
cuyas descripciones coinciden con manuscritos conservados. tres de estas piezas debieron de permanecer sin interrupción en poder de la Corona por cuanto
figuran registradas en el inventario del Alcázar y en el listado de volúmenes
entregados por Felipe II al monasterio de El Escorial(24), donde actualmente se
hallan. El ejemplar más antiguo se corresponde con el siguiente asiento:
- BIBLIA. A.T- [N.T.] PROVERBIOS, LIBROS PROFÉTICOS, [LIBROS DE LOS
MACABEOS Y NUEVO TESTAMENTO]. Castellano (s. xIII).
[C1 99] ¶ otro libro de marca mayor, en rromançe, de pergamino, de
mano, que son los Proverbios de Salamón y Profecías, las tablas de
cuero colorado con çinco bollones de latón gruesos y quatro manos
de latón.
manuscrito. pergamino.
Inv. 1545→ Ags.
Esc. I.I.6. Inv. 1576, 8.
El manuscrito laurentino Esc. I.I.6. responde a estos datos (fig. 3).
Contiene, en efecto, los Proverbios y los Libros proféticos, pero también los
Libros de los Macabeos y el Nuevo Testamento. se trata de una traslación de
la Vulgata, probablemente encargada por el Rey sabio.
los testimonios restantes son ejemplares más tardíos en cuanto a su
factura. El segundo ítem reza así:
21. sobre esta cuestión, remito a mi obra Los libros de Isabel la Católica: Arqueología de un
patrimonio escrito, salamanca: Instituto de Historia del libro y de la lectura, 2004.
22. En la presente ocasión no se incluyen los testimonios relacionados con la General Estoria
de Alfonso x o los textos empleados en la Fazienda de Ultramar, obra en la que se encuentran
fragmentos y resúmenes procedentes de una versión muy temprana.
23. [C1 95] ¶ otro libro de papel, de pligo entero, en rromançe, que es la Brivia con cinco bollones de cada parte de latón gruesos y las tablas forradas en cuero colorado.
24. Inv.1576, entradas 7, 8 y 9.
148
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 4: destrucción de sodoma y gomorra. Biblia. El Escorial (madrid),
Real Biblioteca del Monasterio, ms. I.I.7., f. 4v.
REYES, MONJES Y SABIOS
149
- BIBLIA. A.T. [GÉNESIS-IV REYES. Castellano] (s. xV).
[C1 97] ¶ otro libro de marca mayor, de pergamino y papel, que es
el comienço de los veynte y quatro libros de la Brivia.
[manuscrito]. pergamino y papel.
Inv. 1545→ Ags. Ejemplar con pérdida de folios.
Esc. I.I.7. (gen. 8, 11- Reg. IV completo). Inv. 1576, 7.
Este asiento coincide con los datos materiales del manuscrito Esc.
I.I.7., el cual está elaborado con pergamino y papel (fig. 4). En el Inv. 1545(25)
se dice que el ejemplar ha sufrido pérdida de folios. pues bien, esta pieza comienza incompleta en el Génesis (8, 11) y llega hasta el final de los Libros de
los Reyes.
la tercera entrada contiene la siguiente descripción:
- BIBLIA. [A.T. LIBROS PROFÉTICOS - II PARALIPóMENOS]. Castellano (s.
xV).
[C1 138] ¶ otro libro de marca mayor, de pergamino y papel, de
mano y en rromançe, que es una parte de la Brivia y comiença: “ Visión de Ysaýas” con unas coberturas viejas.
manuscrito. pergamino y papel.
Inv. 1545→ Ags.
Esc. I.I.5. Inv. 1576, 9.
la identificación con el manuscrito Esc. I.I.5. no ofrece dudas (fig. 5).
El íncipit de la obra es el mismo y, asimismo, se corresponden las características materiales. El ejemplar contiene los Libros proféticos y termina con el
libro II de los Paralipómenos. El manuscrito ofrece numerosas ilustraciones,
a modo de viñetas narrativas que glosan el texto con gran eficacia.
la cuarta entrada reza así:
- BIBLIA. [ A.T. GÉNESIS - II MACABEOS]. Castellano (s. xV).
[C1 84] ¶ otro libro entero de marca mayor, en pergamino y papel,
de mano, en rromançe, que es una parte de la Brivia, y en la primera
letra tiene un dios padre pintado, con las coberturas cuero colorado,
con unas çerraduras y çinco bollones de latón en cada tabla.
manuscrito. pergamino y papel.
Esc. I.I.3.
25. documento editado por Alfonso de Ceballos-Escalera y gila, en la obra Alcaides, tesoreros
y oficiales de los Reales Alcázares de Segovia. Un estudio institucional, madrid: Real Academia
matritense-secretariado de publicaciones de la universidad de Valladolid, 1995.
150
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 5: Visión de Isaías. Biblia. El Escorial (madrid), Real Biblioteca del
Monasterio, ms. I.I.5., f. 1r.
REYES, MONJES Y SABIOS
151
El manuscrito Esc. I.I.3. coincide con las características materiales
descritas en lo que respecta a las dimensiones (marca mayor) y naturaleza del
soporte (pergamino y papel), ya que la pérdida de la encuadernación primitiva
no permite establecer el correspondiente cotejo. Asimismo, el ejemplar contiene desde el Génesis hasta los Libros de los Macabeos, por tanto sería, en
efecto, una parte de la Biblia. En la misma entrada se dice que en la inicial de
la primera hoja hay un Dios Padre pintado. pues bien, en dicho ejemplar existe
una representación de dios en el acto de crear a Adán y Eva en el lugar indicado
(fig. 6). también ofrece en ese primer folio una orla, en cuya banda inferior se
ha sustituido un motivo ornamental o un escudo heráldico por las armas de los
mendoza-sarmiento. Este hecho lo interpreta josé luis gonzalo sánchez-molero(26) como una prueba de la primitiva procedencia del libro, al tiempo que
descarta su relación con la Reina Católica. A su juicio, el ejemplar habría sido
regalado a Felipe II por doña maría de mendoza, esposa de Francisco de los
Cobos, o por el hijo de ésta. más adelante conjetura que también podría proceder de la almoneda de los bienes de diego lópez pacheco, duque de Escalona. gemma Avenoza acepta tal suposición(27). por nuestra parte, proponemos
una explicación complementaria. Ciertamente, el manuscrito Esc. I.I.3. coincide con los datos contenidos en el ítem C1 84, según se ha señalado. Este testimonio evidencia que la obra en cuestión estuvo en el Alcázar de segovia hasta
1503. Como luego no está en los inventarios de 1576 ni en los granadinos, habría que pensar que en el interregno la obra pasó a otras manos por venta, regalo o una razón desconocida. En esta etapa habría podido pertenecer a los
nobles citados. El nuevo poseedor sustituyó o añadió sus armas. tal vez tras
este segundo paso el ejemplar fue ofrecido al Rey prudente y, por este conducto, volvería a reintegrarse al patrimonio real. El ejemplar ofrece abundantes
ilustraciones que responden a un lenguaje artístico directo y expresivo, rasgos
estilísticos que abundan en la producción manuscrita castellana del siglo xV.
En el tesoro del Alcázar también existieron tres manuscritos dedicados a libros neotestamentarios que no se localizan en la actualidad:
- BIBLIA. N.T. EVANGELIOS. Castellano.
[C1 44] ¶ otro libro de pliego entero, de papel, en rromançe, de
mano, que son los Evangelios, con unas tablas de papel enforradas
en cuero azul.
26. La “Librería rica” de Felipe II. Estudio histórico y catalogación, El Escorial: Ediciones
Escurialenses, 1998, p. 251.
27. La Biblia de Ajuda y la megil·lat Antiochus en romance, madrid: CsIC, 2001, p. 24.
152
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 6: Creación de Adán y Eva. Biblia. El Escorial (madrid), Real Biblioteca del Monasterio, ms. I.I.3., f. 1r.
REYES, MONJES Y SABIOS
153
manuscrito. papel.
Inv. 1545→ Ags. Ejemplar en mal estado de conservación.
El asiento 80 del inventario C2 contenía unos Evangelios que no figuran en C1. El texto de la correspondiente entrada está mutilado.
- BIBLIA. N.T. EVANGELIOS. Castellano.
[C1 115] ¶ otro libro de papel, de marca mayor, en rromançe, de
mano, que son los Evangelios, las cubiertas de cuero colorado.
manuscrito. papel.
Inv. 1545→ Ags.
- BIBLIA. N.T. EVANGELIOS Y HECHOS DE LOS APóSTOLES. Castellano.
[C1 78] ¶ otro libro de pliego entero, de papel, de mano, en rromançe, que tiene los Evangelios y la Vida de los apóstoles con unas
coberturas de cuero colorado.
manuscrito. papel.
Ejemplar desaparecido en la actualidad. Índice del s. xVI (zarco III,
p. 522).
Con destino a la Capilla Real granadina fue enviado un lote de 160 libros en fecha tardía(28). Entre ellos se encontraban algunos textos bíblicos romanceados. El texto del ítem d1 144 es como sigue:
BIBLIA. A.T. GÉNESIS - II MACABEOS. Castellano (s. xV).
[d1 144] ¶ otro libro grande, de marca mayor, de pargamino, escripto de mano, en rromance, dende el génesis hasta el segundo libro
de los machabeos, guarnecido en tablas, cubierto de terciopelo azul
y, a cada parte, un sello de armas de una vanda y una luna y quatro
chapas doradas, quebradas las dos, y una funda de terciopelo morado
labrada. no tiene cerraduras. (Al margen: No tiene terciopelo ni guarnición; No tiene chapas ni funda. En otra nota se dice: “Hallose uno,
que se llama Istoria de Moysén, que deve ser éste”).
manuscrito. pergamino.
Esc. I.I.4.
El ejemplar descrito podría corresponder con el manuscrito Esc. I.I.4.,
el cual contiene también desde el Génesis hasta los Libros de los Macabeos
28. granada, ACR, Libro de visitación. Inventario a. 1536-1540. no he podido consultar el documento original y, en consecuencia, utilizo la versión realizada por Antonio gallego Burín en
su artículo: “nuevos datos sobre la Capilla Real de granada”, Boletín de la Sociedad Española
de Excursiones, 57 (1953), pp. 67-116. Esta relación la he denominado d1.
154
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 7: Comienzo del génesis. Biblia. El Escorial (madrid), Real Biblioteca
del Monasterio, ms. I.I.4., f. 1r.
REYES, MONJES Y SABIOS
155
(fig.7). dicho ejemplar ostenta en la banda inferior de la orla un escudo con
las armas de los Ribera, luna y zúñiga, por consiguiente, están reproducidos
en él una banda y una luna, elementos heráldicos que también estaban en los
planos de la encuadernación según consta en el texto del asiento. Esta indicación parece posibilitar la identificación de la pieza, por cuanto además coinciden el soporte (pergamino) y los textos transmitidos (Génesis - II Macabeos).
Este ejemplar no aparece en el Inv. 1576, lo cual es lógico ya que el ítem procede de la relación de libros de la Capilla Real, cuyo inventario está fechado
en 1536. la colección de libros depositados en la sede granadina fue objeto de
periódicos recuentos. En uno de ellos se echó en falta el ejemplar descrito en
el asiento [d1 144]. El revisor supuso con manifiestas dudas que se tratase del
manuscrito que contenía la Istoria de Moysén. Ahora bien, este enigma se
aclara gracias a un apuntamiento biblioteconómico. El ejemplar Esc. I.I.4. tiene
en el margen inferior del f. 1r una nota de fray juan de san jerónimo que dice
Embiola a su Magestad el Arçobispo de Toledo Quiroga, Inquisidor General(29).
Este prelado ostentó dicho cargo desde 1573 a 1594. En consecuencia, se puede
conjeturar que el manuscrito Esc. I.I.4. fue retirado de su emplazamiento en
cumplimiento de instrucciones del santo oficio a este respecto. luego, fue devuelto al soberano, razón por la cual hoy se encuentra de nuevo en la Real Biblioteca de El Escorial. En cuanto al ejemplar llamado Istoria de Moysén,
señalado por el revisor, hay que decir que era una obra distinta, como lo demuestra el hecho de que formó parte de la relación de libros depositados en
granada y reintegrados en 1591 [d2 56], a petición de Felipe II.
En el inventario más antiguo de la Capilla Real granadina [d1] hay un
asiento en el que son mencionados:
29. El ms. Esc. I.I.8. , realizado probablemente en tierras aragonesas, también presenta una apostilla similar, trazada en este caso por la mano de Arias montano. Esta versión contiene, entre
otros libros, la traslación del salterio elaborada por Hermann el Alemán a partir del texto hebraico. la devolución por parte de quiroga de ambos manuscritos corrobora su incautación por
el santo oficio en una fecha indeterminada. pedro sánchez-prieto considera que este manuscrito
de papel “perteneció a Isabel la Católica” (Carlos Alvar y josé manuel lucía, Diccionario filológico de literatura medieval española. Textos y transmisión, madrid: Editorial Castalia, 2002,
p. 214). El contenido del mismo comprende desde el levítico hasta el salmo 70, 18. la escritura
y el texto son aragoneses. no comparto esa adjudicación, ya que las características de la pieza
en cuestión no se ajustan con las descripciones de los inventarios ni con los usos gráficos y lingüísticos observados en los libros bíblicos relacionados con la Corona
156
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
[d1 136] ¶ dos volúmenes de libros de marca mayor, escriptas de
mano, el uno mayor que el otro, que son de la Bribia en rromance, el
uno aforrado en sus tablas e cuero colorado, el otro de cuero colorado
sin tablas (Al margen: No se halló).
la indefinición de la entrada no permite averiguar el contenido de los
libros. Como luego no aparecen en el acta de devolución de 1591, quizá cabe
suponer que fuesen destinados al servicio de la Capilla Real catedralicia, incautados por la Inquisición o bien que se perdiesen tempranamente, si nos atenemos a la apostilla marginal. En cualquier caso resulta, imposible la
identificación.
los testimonios hasta aquí descritos formaban parte del patrimonio librario de la Corona. Ahora bien, doña Isabel dispuso a su vez de otros ejemplares. En su Cámara, al comienzo de su reinado, hubo otros textos bíblicos
en romance. tres de ellos fueron regalados por ella a Andrés de Cabrera, su
fiel servidor en los momentos difíciles:
- BIBLIA. Castellano.
[H4 leg. 84 24] ¶ otro libro que se llama Bribia, que es bien guarnida,
en rromançe.
manuscrito?
Regalo de la Reina a Andrés de Cabrera, mayordomo y miembro del
Consejo Real.
- BIBLIA. A.T. JOSUÉ- REYES. Castellano?
[H4 leg. 84 21] ¶ otro libro de Josué e de los Reyes.
manuscrito?
libro regalado por la Reina a Andrés de Cabrera, mayordomo y del
Consejo Real.
- BIBLIA. A.T. EZEQUIEL - REYES. Castellano?
[H4 leg. 84 17] otro libro de Eçechiel, de los Reyes.
manuscrito?
libro regalado por la Reina a Andrés de Cabrera, mayordomo y del
Consejo Real.
también figuraba en la Cámara de la Reina el ejemplar que pertenece
en la actualidad a la Casa ducal de Alba:
- BIBLIA. A.T.
[g1 leg. 84 22] ¶ una Bribia, escripta en pargamino, en rromançe,
glosado e estoriado, que fiso faser el maestre de Calatrava, don luys
de gusmán. Es grande e guarneçido de aseytuný carmesý e de plata
REYES, MONJES Y SABIOS
157
dorada, con las armas del dicho mismo don luys. (Margen izq.) Esta
Brivia está pasada en cuenta antes desto (El asiento está cancelado).
manuscrito. pergamino.
Ejemplar depositado en la Cámara de la Reina.
Biblia romanceada. Biblioteca de la Casa ducal de Alba, ms. 399.
salvo este asiento, datado el 13 de abril de 1483, el manuscrito no
vuelve a ser mencionado. se ignora, pues, la razón por la cual esta obra se encontraba en la Cámara de la Reina. según se dijo al comienzo de este trabajo,
esta traducción del Antiguo testamento fue un encargo realizado con una doble
finalidad: una, que las Biblias que oy son falladas, el su rromançe es muy corrupto; segunda, que los tales como nos avemos mucho nesçesario la glosa
para los passos obscuros. Ambos argumentos indican que en la época ya se
consideraba que las versiones en circulación eran poco fidedignas y que además carecían de un aparato en forma de comentarios explicativos. En este caso
el traslado se hizo a partir del texto hebreo. Aunque fue supervisado por expertos conocedores de la materia, el códice fue incautado más tarde por el santo
oficio. En 1642 el Inquisidor general, Andrés pacheco, le envió el ejemplar
al Conde-duque de olivares. El prelado justificó el regalo aduciendo que la
obra había sido encargada por un antepasado suyo, don luis de guzmán. A la
muerte de don gaspar, el manuscrito pasó por diversas manos, debido a herencias y enlaces matrimoniales, hasta quedar en poder de la familia donde todavía continúa.
En la Cámara de la Reina también se registran estos dos asientos:
- BIBLIA. Castellano.
[g1 leg. 84 31] ¶ otro libro escripto en papel, en rromançe, de la Bribia, con coberturas coloradas de papel.
manuscrito. papel.
Ejemplar depositado en la Cámara de la Reina.
- BIBLIA. N.T. EVANGELIOS. Castellano?
[g1 leg. 84 8] ¶ un libro guarneçido de damasco asul con sus cabos
de plata; de los Evengelios.
manuscrito?
Ejemplar depositado en la Cámara del Reina.
Inv. 1545→ Ags.
Ambas obras no vuelven a ser mencionadas en ningún inventario.
Además de los ejemplares vinculados al patrimonio real, se conservan
otros de diversa procedencia. Hay que tener en cuenta la incidencia de las pro-
158
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
hibiciones establecidas por la Iglesia en materia de lectura de la sagrada Escritura en lengua vernácula y la incautación de obras por la Inquisición. todos
estos factores tal vez hayan intervenido en el oscuro camino seguido por algunos manuscritos, tanto del Antiguo como del nuevo testamento. la relación
de textos bíblicos romanceados se completa con las siguientes piezas:
- El Escorial, Real Biblioteca del monasterio, Esc. j.II.19: Biblia.
A.T. Génesis-Reyes.
- madrid, Biblioteca nacional de España, ms. 10288: Biblia. A.T. Isaías-Daniel.
- madrid, Biblioteca nacional de España, ms. 1518: Biblia. A.T. Libros de los Macabeos(30).
- madrid, Real Academia de la Historia, Cod. 87: Biblia. A.T. Libros
de los profetas mayores y menores - Libros de los Macabeos.
- lisboa, Biblioteca de Ajuda, ms. 52-xIII-1. Biblia(31).
la descripción de los contenidos de los ejemplares de la Biblia conocidos revela un especial interés por el Antiguo testamento. Resulta evidente
el papel que desempeñó en los medios aristocráticos la lectura de algunos de
los libros veterotestamentarios: particularmente, los históricos(32) (Libros de los
Reyes, las Crónicas o Paralipómenos y los Libros de los Macabeos) y, en
menor medida, los clasificados como proféticos y sapienciales(33).
4. Los libros “historiales”
Ciertamente, la educación del noble incluía en materia de lecturas el
conocimiento de algunos de los textos anteriormente mencionados. Ahora bien,
esta formación se completaba con la frecuentación de los libros historiales en
30. se trata de una versión libre.
31. la presencia de este manuscrito en la corte lusa quizá se deba a algún enlace matrimonial
con una dama castellana.
32. las figuras de david y salomón fueron un referente durante toda la Edad media. Algunos
otros reyes descritos en la Biblia ejercieron una función similar por su conducta en determinadas
circunstancias. Baste recordar aquí la devoción de Isabel I de Castilla por Ezequías.
33. por ejemplo, el Libro de la Sabiduría, el cual era interpretado como un texto dedicado al
buen gobierno. El versículo inicial: “Amad la justicia, los que regís la tierra” ( I, 1) aparece
citado por doquier en la producción jurídica castellana.
REYES, MONJES Y SABIOS
159
los que se ensalzaban hechos narrados por autores profanos(34). Así lo indicaba
don luis de guzmán(35) y lo aconsejaba Alonso de Cartagena al Conde de Haro
en el pasaje ya citado. tales recomendaciones no eran propias del Cuatrocientos, sino que engarzan con una tradición secular. Baste con traer a colación un
testimonio deparado por Alfonso x el sabio, quien nos describe los siguientes
usos:
Por ende [los antiguos] ordenaron que assí como en tiempo de guerra
aprendiessen fecho de armas, por vista e por prueva, que otrosí en
tiempo de paz l[o] aprisiessen por oýda e por entendimiento. E por esso
acostumbravan los cavalleros, quando comían, que les leyessen las estorias de los grandes fechos de armas que los otros fizieran, e los sesos
e los esfuerços que ovieron para saberlos vençer e acabar lo que querían. E allí do non avían tales escrituras, fazíanlo retraer a los cavalleros buenos e ancianos que se en ello acertavan. E sin todo esto aún
fazían más, que non consentían que los juglares dixessen ante ellos otros
cantares, si no de guerra, o que fablassen en fecho de armas. E esso
mismo fazían que, quando non podían dormir, cada uno en su posada
se fazía leer e retraer estas cosas sobredichas. E esto era porque, oyéndolas, les crescían las voluntades e los coraçones, e esforçávanse, faziendo bien e queriendo llegar a lo que los otros fizieran o passaran por
ellos(36).
la lectura en voz alta de libros historiales durante la comida de los
caballeros constituye una práctica inspirada probablemente en los usos monásticos. En cualquier caso, el hombre de armas debía tener constantemente ante
sí el recuerdo vivo de las hazañas protagonizadas por sus predecesores. las
crónicas -general o particular- habían sido los cauces por donde había discurrido tradicionalmente la narración histórica. Ahora bien, la nobleza, sin abandonar por completo la oralidad como medio de transmisión de sus valores, fue
asumiendo también progresivamente las formas propias de la cultura escrita.
los hechos narrados en esos textos eran interpretados en clave caballeresca.
por esta vía los héroes de la Antigüedad se convertían en modelos a seguir. El
cambio consistió en el modo de recepción, esto es, se practicó la lectura en pri34. tales textos complementaban la visión histórica de los gesta relatados en algunos libros veterotestamentarios.
35. Recuérdese lo dicho en la cita tomada de la Biblia de la Casa de Alba.
36. Partida II, tít. xxI, ley 20.
160
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 8: retrato fisonómico del marqués de santillana. Colección duque del
Infantado.
REYES, MONJES Y SABIOS
161
mera persona de autores clásicos traducidos al castellano, tales como Valerio
máximo, salustio, César, quinto Curcio y tito livio.
5. La idea de la fama
la noción de ejemplaridad estaba íntimamente ligada al concepto de
notoriedad. Ciertamente, la imitación de los hechos realizados por personajes
modélicos franqueaba la puerta de la fama, entendida ésta como un recurso
eficaz para conseguir la perdurabilidad terrenal pues, en efecto, era considerada
una forma vicaria de la eternidad que dependía de la escritura(37). la conjunción
de estos ideales con la tendencia generalizada de valorar las actitudes personales tuvo sus efectos en el plano de la creación. En esta época es exaltada la
dignidad de los destinos singulares, en consecuencia, se procura esbozar una
definición del individuo y elaborar una dramatización del Yo. las manifestaciones concretas de tales aspiraciones se aprecian por doquier(38). En la parcela
de nuestro interés, el retrato fisonómico y el relato de las peripecias vitales de
una persona fueron las soluciones adoptadas. la representación física y moral
de un ser aislado triunfó en el campo de las artes literarias y de las figurativas
(figs. 8-9). Ambos tipos de realizaciones se inspiraban en los modelos aplicados
a la realeza.
En este clima ambiental hay que situar el nacimiento de dos categorías
de escritos: los relatos de acciones individuales y las creaciones de carácter introspectivo. En Castilla tenemos ejemplos notables del primer tipo en forma
de semblanzas biográficas, en cambio, carecemos de testimonios de la segunda
modalidad, la cual estaría representada por diarios, confesiones, libros de recuerdos o memorias, etcétera(39).
6. El auge del lucimiento personal
Este hecho hay que ponerlo en relación con el desarrollo de una conciencia más aguda de la identidad estamental, familiar y, sobre todo, individual.
37. sobre el concepto de “fama” véase el trabajo clásico de Rosa maría lida de malkiel, La
idea de la Fama en la Edad Media, méxico: Fondo de Cultura Económica, 1983.
38. la frase consagrada por ulrich von Hutten (1518) Saepe in turba solus sum refleja un sentimiento muy extendido en la sociedad de la época.
39. las Memorias de Leonor López de Córdoba (c. 1396) constituyen un caso particular por
tratarse de un escrito de estructura casi documental, y encaminado a reivindicar la figura de un
noble.
162
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la aplicación de tal concepto al terreno de las letras dio lugar a la composición
de obras centradas en miembros destacados del estamento aristocrático, bien
de manera colectiva, bien de forma independiente. En el primer caso el producto resultante era una serie de semblanzas o galería de retratos; en el segundo, una biografía.
la utilización progresiva de la escritura convirtió a este medio de comunicación en un canal adecuado para expresar unos valores emergentes en el
marco de la nobleza, por ejemplo, la estimación de los gesta realizados por sus
miembros. semejantes acciones eran portadoras de la fama y dependían del
imprevisible juego de la fortuna.
por supuesto, los libros humanísticos que contenían Vitae fueron un
incentivo en Castilla para la difusión de las dos clases de escritos designados.
tal influencia indica una mayor sensibilidad hacia la corriente estética procedente de Italia. En el proceso de emergencia de un subgénero dedicado a personas pertenecientes a la nobleza también influyó la importancia creciente
atribuida a las crónicas reales, en las que se intentaba reflejar los intereses de
la Corona y se manipulaba en muchos casos las actuaciones destacadas de algunos nobles en función de los vaivenes políticos del momento(40). El monopolio de la memoria colectiva por parte de la cronística regia fue considerado
como un peligro. la solución arbitrada en algunos casos fue la narración de la
vida y milagros de un individuo con el fin de contrarrestar unas versiones de
los hechos, teñidas de parcialidad, a juicio del interesado(41). En consecuencia,
la escrituración de los hechos dejó de ser una creación exclusiva de la Iglesia
y de la institución monárquica(42) en esta época.
Al igual que en otros tipos de textos literarios, las piezas liminares de
obras biográficas contienen reflexiones teóricas sobre el género, al tiempo que
justifican las intenciones del autor y el alcance de la obra. Amén de tales in40. por ejemplo, Fernán pérez de guzmán, en las páginas liminares de sus Generaciones y semblanzas, critica duramente la escasa fiabilidad de la memoria histórica “oficial”. sobre esta cuestión véase: luis Fernández gallardo, “la biografía como memoria estamental. Identidades y
conflictos”, en josé manuel nieto soria (dir.), La monarquía como conflicto en la Corona
castellano-leonesa (c. 1230-1504), madrid: sílex, 2006, pp. 423-488.
41. durante este período en Castilla sólo se exaltaba la figura del aristócrata guerrero que mostraba una conducta intachable respecto del código de la caballería; en cambio, no se ensalzaba
al hombre de letras, a quien no se le reconoce derecho a la fama.
42. Buena prueba de la reluctancia de la Corona hacia este nuevo género historiográfico es la
ausencia de escritos relacionados con la condición nobiliaria en la biblioteca de Isabel la Católica.
REYES, MONJES Y SABIOS
163
formaciones se encuentran también en esas páginas el desarrollo de algunos
tópicos. El más antiguo y, por tanto, el más socorrido proclama la función de
la escritura como remedio contra el olvido. Este asunto era un tema recurrente
en los preámbulos de los documentos solemnes. Aquí se encauza su significado
ya que la desmemoria se convierte en un enemigo de la fama, una de las aspiraciones máximas de la nobleza. por supuesto, la ejemplaridad es otro punto
insoslayable. En definitiva, el autor recaba para sí el mérito de perpetuar las
gestas gracias a una sabia aplicación de la elocuencia, arte que se convierte en
un archivo de la memoria(43).
6.1. De viris illustribus
la narración seriada de hechos gloriosos protagonizados por miembros
destacados de una colectividad concreta alcanzó gran desarrollo en la literatura
clásica grecolatina. Esta tradición literaria profana fue imitada posteriormente
por la Iglesia a través de los escritos hagiográficos, que transmutaron la figura
del héroe en la de un santo.
En la plena Edad media, las manifestaciones más antiguas de la memoria histórica de la nobleza adoptan la forma más elemental de una genealogía. El afán por conocer los orígenes de los linajes no era meramente erudito,
sino que respondía a unas estrategias de legitimación estamental. El establecimiento de un entronque familiar proporcionaba un marco de identidad. la caballería, que era la encarnación de los ideales nobiliarios, había de apoyarse
en unos principios doctrinales, cuyo medio de fijación era la escritura. por esta
vía se inicia la composición de tratados que explicitan las raíces de una gens.
los nombres incluidos en tales obras quedaban acreditados en cuanto a su pertenencia al estado de los defensores. de ahí que estos elencos se convirtiesen
en instrumentos de consulta y de propaganda del estamento. la información
sobre los linajes pronto se enriqueció con datos heráldicos. de este cruce nacieron los nobiliarios, de los que se conserva una producción abundante en
Castilla. Baste con mencionar el Tratado de las armas de diego Hernández de
mendoza, el Nobiliario vero de Ferrán mexía o los múltiples trabajos de garcía
Alonso de torres.
la selección de determinadas figuras y su tratamiento a modo de retrato, en el que se esbozan los rasgos físicos y los morales, da lugar a las series
43. El elogio de los recursos retóricos indica una mayor sensibilización hacia el Humanismo.
164
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
biográficas. las obras más representativas son por orden cronológico la Memoria de algunos linajes (1448) de juan de mena, los Loores de los claros varones de Castilla (ante 1452), las Generaciones y semblanzas (post 1455) de
Fernán pérez de guzmán y los Claros varones de España (1483-1486) de Fernando de pulgar. la utilización del sintagma claros varones en dos de los títulos indica paladinamente su entronque con la familia literaria de los viri
illustres, pues aquella formulación no es más que un calco semántico de la expresión latina. En cambio, la denominación de Generaciones y semblanzas es
muy precisa ya que refleja los dos aspectos que contempla pérez de guzmán,
el genealógico y el descriptivo, al retratar a una persona con sus rasgos físicos
y morales más sobresalientes.
6.2. Vitae
la biografía nobiliaria supone un esfuerzo por hallar el molde formal
idóneo para consagrar la fama individual, previa extracción del personaje del
marco de identidad que suponía el linaje. la tendencia a exaltar a un individuo
aislado frente a la noción de grupo, entendido éste como núcleo primordial de
la sociedad -sentimiento gregario propio de épocas anteriores-, condujo a la
búsqueda de nuevas fórmulas para perpetuar el recuerdo de los rasgos y acontecimientos vinculados a un ser concreto.
las virtudes axiales del ethos nobiliario eran la magnanimidad, término que significaba sosiego y gravedad en la compostura; la liberalidad, es
decir, la generosidad en sus manifestaciones externas(44); y la valentía en las acciones bélicas o lúdicas. En realidad, las tres eran una imitación de virtudes
regias. la posesión de estas cualidades personales era indispensables para alcanzar el fin último de la condición aristocrática o, lo que es lo mismo, la consecución de la fama, ahora bien el disfrute de la misma no estaba por ello
garantizado, sino que dependía de la fortuna, una fuerza mayor indomable(45).
El autor de un escrito de esta índole debía superar el marco administrativo de un memorial de servicio y componer una auténtica biografía, lo cual
44. El afán de suntuosidad degeneró ocasionalmente en actos de derroche y despilfarro. Basta
con leer las descripciones de algunas fiestas y celebraciones.
45. toda la literatura de la época está transida de un sentimiento de inseguridad ante el destino.
El lema personal del poeta gómez manrique lo refleja bien: No puede templar cordura, lo que
no tiempla ventura.
REYES, MONJES Y SABIOS
165
suponía un salto cualitativo. El desarrollo de la vida de una figura sobresaliente
implicaba que el redactor limitase la duración de lo narrado dentro del arco
biológico del protagonista y, al mismo tiempo, se comprometiese a respetar la
verdad. Este último punto cobraba gran importancia dentro del género biográfico ya que se le otorgaba casi un valor jurídico a cuanto se afirmaba sobre el
sujeto de la acción(46).
los dos cauces formales de expresión lingüística –la poesía y la prosa–
fueron utilizados indistintamente. la poesía facilitaba la difusión oral y el proceso de memorización del texto; la prosa permitía realizar descripciones pormenorizadas y desarrollar argumentos más complejos. A título de ejemplo de
la primera modalidad, recuérdense las bellísimas Coplas a la muerte de su
padre de jorge manrique (1477). El poema es una profunda reflexión sobre la
condición humana, la vanagloria y la fugacidad de la existencia, pero de este
entramado emerge la figura señera de don Rodrigo, quien encarna el ideal de
caballero:
Estas sus viejas estorias,
que con su braço pintó
en joventud,
con otras nuevas victorias
agora las renovó
en senectud.
Por su grand abilidad,
por méritos y ancianía
bien gastada,
alcançó la dignidad
de la gran cavallería
del Espada(47).
A veces el recurso a unas formas métricas se encuentra en escritos insospechados. por ejemplo, en una certificación de armas de un hidalgo pueden
incluirse unos versos de loa que completan la descripción del linaje y de las
proezas del titular:
46. A tal efecto era conveniente que existiese una relación directa entre ambos agentes. A veces
un criado letrado o “familiar”, al servicio de la casa, desempeñaba tal función.
47. jorge manrique, Coplas a la muerte de su padre, estr. 31, ed. dámaso Alonso, Poesía de la
Edad Media y poesía de tipo tradicional, Buenos Aires: Ed. losada, 1942, pp. 254-268.
166
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Fig. 9: retrato fisonómico de don álvaro de luna. Retablo de la Capilla de
santiago de la Catedral de toledo.
REYES, MONJES Y SABIOS
167
Y sy de una sola se haze mención,
de aquellas proezas por vos acabadas,
y no son escriptas ni menos contadas
en este tratado de vuestro blasón,
sy aquesta se juzga con gran discreción,
por ésta las otras se pueden saber
pues fueron la cabsa de vos escoger,
como escogieron a Quinto Fabión(48).
obsérvese que en este caso el autor se lamenta de que las hazañas no
han sido escritas ni menos contadas, de ahí la necesidad de recurrir a un testimonio notarial que sancione la veracidad de una de ellas con el fin de revalidar
las restantes.
las obras en prosa encierran gran interés, pero, dado su número y extensión, sólo me limitaré a indicar los principales títulos:
- El Victorial (ante 1435) de gutierre díaz de games(49).
- Corónica de Alonso Pérez de Guzmán (xV med.)
- Historia del ínclito don Álvaro de Luna
primera parte: Fernando díaz de toledo (?)
segunda parte: gonzalo Chacón
- Hechos del condestable Miguel Lucas de Iranzo (+1473)
primera parte: autoría sin identificar
segunda parte: pedro de Escavias
- Hechos de don Alonso de Monroy (post 1477) de Alonso de maldonado
- Historia de los hechos del Marqués de Cádiz (post 1489)(50).
48. Certificación de las armas de Olivera, expedida por garcía Alonso de torres, en su calidad
de rey de armas y fedatario público. madrid, Biblioteca de la Fundación lázaro galdiano, ms.
279, Inv. 14987, f. 3v. Alfonso de Ceballos-Escalera gila, “una interesante Certificación de
Armas renacentista, dada por Aragón rey de armas, en la madrileña Fundación lázaro galdiano",
en Emblemata, Revista Aragonesa de Emblemática, 4 (1998), pp. 79-97.
49. Biografía dedicada a la figura de don pero niño, conde de Buelna.
50. Biografía dedicada a la figura de don Rodrigo ponce de león.
168
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
5. Ultílogo
las categorías de libros hasta aquí analizadas constituían el pensum
ideal recomendado para la recta formación de un noble. de hecho, los correspondientes títulos se encuentran en la mayoría de los inventarios conservados
de esta época. Ahora bien, en tales fondos suelen estar también representadas
aquellas obras dedicadas a la caza, deporte nobiliario por excelencia, a los decires y cantares, y al ocio inteligente en forma de juegos de mesa. Esto es, las
actividades indicadas por don luis de guzmán como contrapunto de la Biblia.
En cambio, brilla por su ausencia una vasta producción que atiende al nombre
de novelas de caballería. Frente al desarrollo del género historiográfico basado
en la realidad, se elaboró y difundió esta otra rama fruto de la ficción. El hecho
merece algún comentario. por supuesto, tales obras nunca fueron consideradas
como lecturas ejemplares(51), sin embargo su influencia fue enorme en el público
lector de corte aristocrático. múltiples son las pruebas que se podrían aducir
en tal sentido, pero yo me voy a limitar a los testimonios estudiados por mí en
dos artículos(52). En el primero se describe puntualmente los festejos organizados con motivo del nacimiento del heredero de Carlos I. para semejante ocasión
los representantes del estamento nobiliario se transforman en caballeros andantes y simulan algunas de las aventuras más notables del género; en el segundo trabajo se encuentra una prueba inequívoca y rara. se trata del inventario
de libros del II duque de Alburquerque, don Francisco Fernández de la Cueva
(1467-1526). En el documento figura el conjunto de obras de carácter convencional que responde a las necesidades de un hombre de su condición, pero además la colección comprende una serie de títulos -un cuarto del número total
aproximadamente- que proclama la afición personal del propietario hacia el
mundo de la imaginación y el entretenimiento. Ello nos hace pensar que el
duque fue un auténtico lector y, por si fuera poco, que no se avergonzó del
contenido de aquellas páginas, sino que las consideró dignas de figurar en sus
anaqueles, a diferencia de lo que solía ocurrir en otros casos similares, en los
que sólo se guardaba la literatura considerada de buen tono social e intelectual(53). por una vez, nos encontramos ante un aristócrata que de verdad lee y
51. Como ya se anticipó, Alonso de Cartagena desaconsejaba su lectura.
52. “Relación de las fiestas caballerescas de Valladolid de 1527: un documento inédito”, Emblemata, 9 (2003), pp. 127-194 y “la biblioteca del II duque de Alburquerque”, Anuario de
Estudios Medievales, 32/1 (2002), pp. 361-400.
53. tal vez los productos de la otra modalidad eran considerados efímeros y, por tanto, eliminados.
REYES, MONJES Y SABIOS
169
lee lo que el público mayoritariamente demandaba. El testimonio de su sinceridad es impagable.
En definitiva, los dos casos citados nos hacen sospechar que muchos
de los libros registrados en los inventarios estuvieron en poder de sus dueños,
pero probablemente en situación de latencia(54). por tanto, si se admite esta hipótesis, el canon de lecturas ejemplares habría desempeñado una función teórica más que práctica. Este margen de duda sobre las lecturas reales del posesor
de una biblioteca es predicable de cualquier información documental relativa
a esta cuestión.
54. Algunos especialistas hablan de libros durmientes.
7
Los libros godos en la Real Biblioteca de El Escorial
en época de Felipe II: un proyecto humanístico
tardío
JOSÉ LUIS GONZALO SÁNCHEZ-MOLERO
Universidad Complutense de Madrid
La fundación de la Regia Laurentina: los modelos a seguir
Al final de sus días, en julio de 1598, Felipe II pidió recorrer el monasterio de san lorenzo de El Escorial, la gran obra arquitectónica y cultural
de su reinado, probablemente deseaba retener en su memoria las últimas imágenes mundanas antes de recluirse, moribundo, en sus habitaciones y prepararse para la muerte. En aquel periplo, llevado sobre una silla adaptada, el salón
de Frescos de la biblioteca fue una de las paradas obligadas. Es muy posible
que ya se hubiera colocado en el hueco reservado entre las estanterías, el retrato
del monarca, anciano, atribuido a pantoja de la Cruz. si fuera así, por unos instantes podemos rememorar la escena en que los ojos del monarca se cruzaron
con los de su sosias pictórico. El primero pronto abandonaría este mundo, el
segundo, en cambio, todavía sigue entre nosotros, ejerciendo el mismo papel
para el que fue concebido: recordar al regio fundador de aquella biblioteca.
¿Cuáles fueron los propósitos de Felipe II al fundar esta biblioteca real
y establecerla en el monasterio jerónimo de san lorenzo del Escorial? tradicionalmente se ha vinculado la creación de la Regia laurentina con el memorial presentado en 1555 por juan páez de Castro ante Carlos V y Felipe II, de
manera sucesiva. En el mismo proponía la fundación de una biblioteca real de
carácter público, al estilo de otras instituciones de la época. Como ya hemos
defendido en otras ocasiones, la relación de este memorial con El Escorial no
es tan directa como se ha creído. páez no preludió esta librería regia, sino que
su proyecto siempre estuvo determinado por un proyecto anterior: el fallido
propósito de Carlos V encaminado a establecer en el castillo de simancas una
gran biblioteca-museo dedicada a su memoria. de aquí la insistencia de páez
172
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Retrato de don Felipe II por Alonso sánchez Coello
REYES, MONJES Y SABIOS
173
porque su biblioteca ideal contuviera escrituras y documentos, junto con los
libros, o sobre la misma no debía situarse en un lugar apartado, sino en una
ciudad, para lo que proponía (con lógica) a Valladolid. sus horizontes, nos parece obvio, se limitaban a la antigua pincia, por entonces sede habitual de la
corte castellana, y al cercano castillo de simancas. sin embargo, cuando Felipe
II regresó a España (1559), las circunstancias habían cambiado de manera tan
notable, que ya no fue posible ejecutar el proyecto de páez tal y como éste lo
había concebido. Es más, incluso cuando en 1567, el 22 de abril, el monarca
firmó la carta fundacional del monasterio, sorprende descubrir en ella la ausencia de una referencia explícita a la biblioteca. se citan los estudios, las letras
y el Colegio (números 69-83), pero no las razones por las que el rey decidió
que el edificio albergara una gran biblioteca de carácter público, o indicaciones
sobre cuáles deberían ser sus funciones. Este silencio es muy significativo(1).
la respuesta a esta omisión se encuentra en que el proyecto de la Regia Laurentina, en expresión de Fernando Bouza, no estaba todavía definido, e incluso
suscitaba enormes dudas sobre su idoneidad.
Varias eran las causas de esta situación. En primer lugar, la corte española se había mantenido ajena, desde mediados del sigo xV, a la pujante corriente bibliográfica renacentista que había fructificado en la creación de
afamadas bibliotecas públicas en Roma (Vaticana), Venecia (marciana) y Francia (Fontainebleau y louvre). Como consecuencia de esto, Felipe II carecía de
unos modelos dinásticos previos a seguir. Es cierto que algunos intentos semejantes se habían producido en Castilla durante el siglo anterior(2), pero ni Alfonso V en nápoles, ni Enrique IV ni Isabel la Católica (en segovia), ni
tampoco el emperador Carlos V (en simancas), habían superado el horizonte
medieval de la librería-tesoro. no obstante, ante la gravedad de esta situación,
dos personajes habían intervenido ante el César, aconsejándole la fundación
de una biblioteca real de carácter público: Hernando Colón, hacia 1537, y juan
1. sobre el mismo se interroga Francisco javier Campos y Fernández de sevilla, “la navidad
en el gabinete de Estampas de la Biblioteca Real de El Escorial”, en Francisco javier Campos
y Fernández de sevilla (coord.), La Natividad: arte, religiosidad y tradiciones populares, san
lorenzo de El Escorial, Real Centro universitario Escorial-maría Cristina, 2009, p. 378 y ss.
2. tratamos este asunto en Regia Bibliotheca. El libro en la corte española de Carlos V. mérida,
Editora Regional de Extremadura, 2005, 2 vols., I, pp. 630-635; y en “Felipe II y los orígenes
de la biblioteca humanística de Escorial”, en Franco Buzzi y Roberta Ferro, La Biblioteca Ambrosiana tra Roma, Milano e L’Europa. Atti delle giornate di studio 25-27 novembre 2004, en
Studia Borromaica, 19 (2005), pp. 139-190.
174
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
páez de Castro en 1555. Ambos propusieron en sus memoriales la fundación
de una institución semejante a las italianas y francesas arriba citadas. se desconoce la literalidad de la propuesta colombina ante Carlos V, pero si atendemos a la trayectoria vital del hijo ilegítimo del descubridor(3), puede suponerse
con cierta verosimilitud que aquella estaba muy determinada por la idea de una
biblioteca universal, incluso antes de que Conrad gesner sancionara este término. no en vano, Colón pretendió formar una biblioteca con todos los libros
impresos en su época, para lo que realizó compras sistemáticas de libros tanto
en España como en los principales lugares de Europa. marcos Felipe, su colaborador y albacea, define este proyecto de la siguiente manera:
Por la capacidad y viveza de su alto y encumbrado ingenio emprendió
cosas grandes y de mucha alteza, entre las cuales la una y más principal
fue que hizo juntar todos los libros de todas las lenguas y facultades que
por la Cristiandad y fuera de ella se pudiesen hallar, lo cual por algunos
príncipes se han hecho, pero fue de los libros que en sus tierras se hallaron; pero él no solamente juntó los que encontró con mucho trabajo
y largo tiempo y crecida costa halló, pero dejó dada orden como perpetuamente se buscasen los que después de él se hiciesen de nuevo volumen, que viniesen a las manos de los hombres, y que después de así
juntos los tales libros, de ello vendrían grandísimos y utilísimos provechos… Deseó mucho que su librería se conservase y aumentase por ser
cosa de tanta calidad que el mundo no la tiene ni ha tenido de la forma
y manera que él la dejó principiada(4).
sin embargo, Colón no pudo convencer a Carlos V de que tomara bajo
su patrocinio los fondos tan ferviente y laboriosamente reunidos (más de quince
mil volúmenes), y a su muerte, en 1539, y tras un complejo proceso judicial,
su biblioteca acabó en la catedral de sevilla (1552). durante este tiempo, el
emperador prefirió patrocinar otro tipo de biblioteca imperial, basada en un
concepto cercano al de wunderkamera, y que se planteó desde sus inicios, hacia
1542, como un museo dedicado a la fama dinástica y personal del soberano.
sospechamos que fue luis de ávila y zúñiga, gentilhombre y protocronista
3. sobre Hernando Colón, vid. juan guillén, Hernando Colón. Humanismo y bibliofilia. sevilla,
Fundación josé manuel lara, 2004. juan guillén, Historia de las bibliotecas Capitular y Colombina sevilla, Fundación josé manuel lara, 2006. josé Fernández sánchez, Historia de la
Bibliografía en España, madrid, Compañía literaria, 1994. Catálogo concordado de la biblioteca de Hernando Colón. madrid, mApFRE; sevilla, Cabildo de la Catedral, 1993-1995. 2 vols.
4. Citado por guillén, Hernando Colón, op. cit., pp. 16-17.
REYES, MONJES Y SABIOS
175
del emperador, el inspirador de esta idea. El lugar escogido para su ubicación
fue el castillo de simancas, donde al mismo tiempo se acababa de instalar el
nuevo archivo real. no olvidemos que en el Renacimiento los conceptos de archivo, biblioteca, e incluso museo, iban muy unidos, por lo que no ha de sorprender que mientras llegaban a simancas los primeros legajos de
documentación administrativa, Carlos V decidiera depositar en su castillo parte
de su cámara, en especial la armería y algunos libros y códices de gran valor,
como el Catálogo Real de Castilla, de gonzalo Fernández de oviedo. los volúmenes tienen un marcado carácter patrimonial y dinástico, y el monarca, sin
duda, era consciente de este contenido, pues no puede considerarse la selección
de estos libros como fortuita o accidental. Al contrario, los títulos recopilados
respondían a un programa muy meditado. Este proyecto, sin embargo, no tuvo
la culminación deseada, pues Carlos V, que no regresaría a Castilla hasta 1556,
fue incapaz de impulsarlo(5).
Aunque estas dos iniciativas fracasaran, resulta de interés destacar, por
su evidente conexión con la posterior fundación de la Regia laurentina, el
hecho de que Felipe II, en su juventud, no fuera ajeno a la idea de la biblioteca-museo de simancas, ni a la de crear una biblioteca de carácter universal.
Con respecto a lo primero, el príncipe Felipe, como lugarteniente de su padre
en los reinos españoles, asistió y colaboró en el proyecto de Carlos V encaminado a establecer en el castillo de simancas una gran biblioteca imperial. Fue,
por ejemplo, él quien ordenó en 1545 que se trasladaran a simancas los libros
que el rey Enrique IV, y después Isabel la Católica, habían depositado en el alcázar de segovia. Este fondo estaba constituido por unos centenares de códices
medievales que habían pertenecido a los reyes de Castilla desde el siglo xIII,
entre ellos un ejemplar de las Cantigas de Alfonso x el sabio. la combinación
de estos volúmenes junto con los del César tenía un innegable valor propagandístico y dinástico, en la línea deseada por este monarca para su fundación(6).
Con respecto al segundo modelo planteado, debemos recordar cómo, al mismo
tiempo que lo anterior, el príncipe Felipe dio muestras de una gran afición bi5. josé luis gonzalo sánchez-molero, “la biblioteca postrimera de Carlos V en España: las
lecturas del Emperador”, Hispania, 206 (2000), pp. 911-944.
6. tratamos sobre esto en gonzalo sánchez-molero, Regia Biblioteca, op. cit., I, pp. 29-38; en
El César y los libros. Un viaje a través de las lecturas del emperador desde Gante a Yuste, Cuacos de Yuste, Fundación Academia Europea de Yuste, 2008; y en “El caballero, la muerte y el
libro. las lecturas del emperador en Yuste”, en el catálogo de la exposición Carlos V en Yuste.
Muerte y gloria eterna, madrid, tF Editores, 2008, pp. 145-178.
176
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
bliófila, como los algo más de ochocientos volúmenes de su biblioteca personal, inventariados en 1553 por su guardajoyas, evidencian todavía hoy. El principal impulsor de este coleccionismo fue su preceptor juan Cristóbal Calvete
de Estrella, quien concibió la denominada como Librería rica principesca
desde la perspectiva colombino-gesneriana de crear una gran biblioteca renacentista(7). Es más, fue en 1545, coincidiendo con la publicación en zurich de
la Biblioteca universalis, sive Catalogus omnium scriptorum locupletissimus,
in tribus linguis, Latina, Graeca et Hebraica, de gesner, cuando Calvete emprendió entre dicho año y 1547 varias compras masivas de libros impresos para
la biblioteca del heredero, especialmente en latín y en griego. no debe desdeñarse, sin embargo, la posibilidad de que en el preceptor palatino influyeran
otras circunstancias. por ejemplo, es posible que tuviera noticias del proyecto
colombino, pues su propio maestro, el Comendador griego Hernán núñez de
guzmán, había colaborado con Colón, recomendando a varios estudiantes para
que trabajaran en su biblioteca sevillana. llama también la atención el hecho
de que los libros adquiridos para el príncipe fueran encuadernados siguiendo
un estricto modelo heráldico, que recuerda las cubiertas heráldicas que Francisco I dispuso para los volúmenes de las bibliotecas reales del louvre y de
Fontainebleau. Como fue precisamente la visita de Carlos V a este castillo en
1539 uno de los principales motivos que le impulsaron a fundar su propia biblioteca imperial en simancas, tal coincidencia permite sospechar la existencia
en la corte española, durante los años siguientes, de una preocupación bibliográfico desconocida hasta entonces, de la que surgieron los proyectos tanto de
simancas como de la librería rica filipina, cuyos libros, primorosamente encuadernados, fueron guardados en el Alcázar de madrid entre 1546 y 1547.
Ahora bien, la recopilación y depósito de estos fondos, dinásticos en
un caso, humanísticos en el otro, constituyeron dos esfuerzos sin continuidad.
ni en simancas ni en madrid se fundó con ellos una biblioteca regia de carácter
público, perdurando en consecuencia, su carácter de bienes privados de la familia real. quizá esto pueda explicarse por las continuas ausencias de sus dos
impulsores, Carlos V, quien permaneció fuera de España, de manera permanente, entre 1543 y 1556, y su hijo Felipe, quien se ausentó entre 1548 y 1551,
y de nuevo entre 1554 y 1559, pero también debe tenerse en cuenta otro factor
intelectual, probablemente de mayor importancia. Hacia 1555, tanto la idea de
que era posible reunir toda la producción bibliográfica de la época, como el
7. josé luis gonzalo sánchez-molero, La “Librería rica” de Felipe II. Estudio Histórico y catalogación, san lorenzo de El Escorial (madrid), Ediciones Escurialenses, 1998.
REYES, MONJES Y SABIOS
177
sueño de una biblioteca imperial concebida al estilo de una cámara de las maravillas, se presentaban como empresas tan espectaculares como impracticables. la multiplicación de ejemplares que trajo consigo la imprenta había
generado un incremento tan extraordinario de obras y de autores, que no era
factible ya su congregación en una biblioteca. Y con respecto al segundo proyecto, éste quedó en suspenso hacia 1553, tras fracasar Carlos V frente al luteranismo en Alemania y ante Francia en el asedio de metz. profundamente
deprimido por esta derrota, el monarca se retiró a Bruselas y se determinó a
abdicar en su hijo entre 1555 y 1556. su fama ya no le preocupaba, sino su
alma.
Fue entonces cuando se propuso la conversión de este proyecto simanquino en
una nueva biblioteca real de carácter público. En 1554 juan páez de Castro,
que había estado sirviendo en Roma al embajador diego Hurtado de mendoza
y al cardenal de Burgos, Francisco de mendoza y Bobadilla, viajó con éste
hasta los países pajos. El prelado deseaba entrevistarse con el emperador. por
entonces ya se tenía por seguro en la corte que el César iba a abdicar en su
hijo. por esta razón, cuando en 1555 don Felipe, rey de Inglaterra y príncipe
de las Españas, regresó a los países Bajos, fue recibido ya como el futuro rey.
páez se reencontró en Bruselas y Amberes con antiguos compañeros de Valladolid, en particular con Calvete de Estrella y con Bernabé de Busto, y, junto
con estos, no tardó en participar en las interesantes relaciones que de inmediato
se trabaron, o reanudaron, entre el entourage del príncipe y los cenáculos humanísticos que, tras el Felicísimo viaje, se habían desarrollado en los países
Bajos, integrados por naturales de aquellas regiones y residentes españoles. En
estos cenáculos, situados fundamentalmente en Amberes, Bruselas y lovaina,
se generó un interesante programa de gobierno para el futuro rey, en el que,
desde una óptica reformista e irenista, (muy dominada por el influjo de la conversión pacífica de Inglaterra al catolicismo), se proponían una serie de medias
en temas políticos, económicos, religiosos y culturales. El célebre memorial
que páez de Castro presentó entonces al rey, proponiendo la creación de una
Biblioteca Regia, nació en medio de este ambiente político y cultural, con el
que debe ser puesto en relación. En realidad, el memorial fue sólo una parte
de un proyecto más amplio de difusión cultural que, desde estos cenáculos, se
esperaba fuera apoyado y promocionado por el nuevo rey, cuya educación humanística y su mecenazgo habían sido ampliamente loados en los países Bajos
por su antiguo preceptor, Calvete de Estrella, el creador de la Librería rica.
uno de los ejemplos de este ambiente nos lo proporciona sebastián Fox
morcillo, amigo de páez y de Calvete en la corte de Bruselas, quien cuando
178
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
dedicó al cardenal Bobadilla y mendoza su De imitatione, seu de informandi
Styli ratione... (Amberes, 1554), hizo preces en su proemio para que todos los
sabios de España publicaran sus ideas, anhelando la llegada de una nueva edad
dorada para las letras en España, bajo el gobierno de Carlos V y de su hijo Felipe. :
Así sucedería ciertamente que en poco tiempo igualaríamos en erudición y abundancia de escritos la gloria de las hazañas bélicas e igualaríamos también a aquellos antiguos Quintilianos, Sénecas, Lucanos,
Marciales, Columelas, o tendríamos otros más sabios que ellos. Pero
hay que empezar alguna vez, y más en esta época en que estamos, en la
que el esplendor del imperio, que se halla en Carlos y en su hijo Felipe,
se une el adorno de la cultura de esta edad, tan floreciente(8).
sus palabras son testimonio de fehaciente de las esperanzas que los
humanistas españoles y belgas albergaban con respecto al nuevo rey, una nueva
era en lo cultural, como también lo político y en lo religioso. Fox morcillo fue
también el primero en tratar de dotar a Felipe II de un programa teórico de gobierno, con su De Regni, Regisque institutione (Amberes, gerad spelman,
1556)(9). dedicada a juan de la Cerda, duque de medinaceli, en este diálogo
humanístico el humanista sevillano propone, por boca de Aurelio, todo un programa de gobierno para el Rey, diseña (entre otras muchas propuestas) un modelo educativo, considerando como uno de los deberes de los reyes la fundación
de academias y de estudios públicos(10).
En la misma línea se sitúa la Institucion de un rey christiano, de Felipe de
8. En Victoria pineda, La imitación como arte literario en el siglo XVI español. (Con una edición
y traducción del diálogo De imitatione de Sebastián Fox Morcillo, sevilla, diputación provincial
de sevilla, 1994, p. 181.
9. Existe un estudio de esta obra: R. W. truman, “sebastian Fox morcillo’s De regni regisque
institutione (Antwerp, 1556). Humanist Approaches to Empiricism”. En I. d. mcfarlane, (ed.),
Acta Conventus Neo-Latini Sanctandreani. (Binghamtom, nueva York, 1986). sobre la obra de
Fox vid. también los trabajos de Antonio Espigares pinilla, “Reflexiones en torno al tratado de
honore de sebastián Fox morcillo”, en Ana maría Aldama Roy (coord.), De Roma al siglo XX,
1996, vol. 2, pp. 697-706, y especialmente La cuestión del honor y la gloria en el humanismo
del siglo XVI a través del estudio del “Gonsalus” de Ginés de Sepúlveda y del “De honore” de
Fox Morcillo, madrid, universidad Complutense, 2002.
10. sebastián Fox morcillo, De regni regisque institutione libri III..., Antuerpiae : apud gerardum spelmannum, 1556 (typis Io. Withagij), ff. Bb1v-Bb2v.
REYES, MONJES Y SABIOS
179
la torre, obra este autor aragonés pretendía instruir al nuevo monarca en unos
principios de gobierno humanísticos, que todavía eran defendidos en los países
Bajos y que muchos, a la luz del entorno del joven rey, creían posible relanzar.
torre propone un modelo de rey sabio, y en el capítulo tercero, titulado Quanta
necessidad tienen los Reyes y Señores de leér libros, y de hombres que les auisen la verdad, afirmaba: Dos causas entre otras hallaran los Sabios para persuadir à los Señores que leyessen libros: la primera, porque tienen gran falta
de hombres que les digan la verdad, la segunda porque tampoco tienen quien
ose con libertad de reprehender sus faltas y vicios(11). para fundamentar la primera causa, de la torre se apoya en séneca y en plutarco, y concluye: De aqui
vino que Platon llamaua aquellas republicas bienauenturadas, donde o los
Reyes sabian filosofia, o los que la sabian gouernaban(12), cita platónica típica
del modelo erasmiano del principis christiani. Con respecto a la segunda causa,
recurre el autor a Isócrates, Orador griego y muy docto varón(13), y a sus consejos al rey demócrito para que se diesse à leér libros: porque (dize) estos no
tienen empacho de dezirte lo que sienten, ni temen (como los criados) de descubrirte tus vicios, y dar juntamente el remedio para ellos(14).
mientras estos autores aconsejaban a Felipe una determinada política
cultural, páez de Castro redactaba y entregaba su famoso memorial. En la primavera de 1555 le llega el nombramiento de cronista y capellán real, con un
pequeño intervalo de tiempo entre una y otra merced(15). El mismo nos dice que
los referidos nombramientos los debo a un grande amigo que tengo en la Cámara de su Magestad, flamenco, que se llama Guillaume Van Male, al que yo
conocí en el Concilio de Trento: él ha sido el movedor de todo, después le ayudarán muchos, entre los cuales fue el Cardenal mi patrón, y el comendador
mayor D. Luis de Avila(16). El cardenal al que se refiere es don Francisco de
11. Felipe de la torre, Institucion de vn Rey Christiano: colegida principalmente de la santa
Escritura, y de sagrados Doctores por el Maestro Felipe de la Torre ..., En Anuers : en casa de
martin nucio ..., 1556, fol. 16r.
12. Ibídem, fol. 18r-v.
13. Ibídem, fol. 18v.
14. Ibídem, fol. 19r.
15. Constancio gutiérrez, Españoles en Trento, Valladolid, Consejo superior de Investigaciones
Científicas, Instituto “jerónimo zurita,” sección de Historia moderna “simancas”, 1951, p. 666.
páez residía en la Corte desde el principio de 1555, según fe dada por Francisco de Eraso (gante,
24-sep-1556). Archivo general de simancas, EMR-Residencias, leg. 8, fol. 358.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
mendoza y Bobadilla. Hacia 1558 debió convertirse en secretario del arzobispo
Carranza, pues en la conocida declaración de fray Baltasar pérez ante el santo
oficio sevillano, acusa a páez poco menos que de ser el soplón infiltrado en la
Corte de Bruselas que mantenía informados de cualquier peligro a los heterodoxos miembros del cenáculo de lovaina, sirviéndose para este fin de sus relaciones como secretario del prelado.
si la acusación era cierta, Felipe II no dio muestras de saberlo. En estos
primeros años al servicio del monarca escribió una traducción al castellano de
la Odisea, que quedó inédita, y propuso la creación en Valladolid de una gran
biblioteca real, proyecto que después se haría realidad (muy modificado) en la
gran biblioteca escurialense. Aunque el contenido de este memorial se ha interpretado en relación con la posterior fundación de la biblioteca de El Escorial,
en realidad su propósito iba enfocado a reactivar el citado proyecto del castillo
de simancas, adaptándolo a los modelos renacentistas (que el propio humanista
había conocido en Venecia y en Roma). páez aconsejó el traslado de los fondos
desde el aislado castillo a la ciudad de Valladolid, sede entonces de la Corte, y
la reconversión de la biblioteca en un centro de lectura y de difusión cultural,
a través de la compra de obras en las lenguas clásicas y orientales y de la creación de una imprenta. Ahora bien, las ideas propuestas por páez de Castro
deben verse en un contexto cultural más amplio que el ofrecido por su memorial. En primer lugar, el citado programa cultural que se desarrolló en la nueva
corte filipina de Bruselas, entre 1555 y 1559; en segundo lugar, la herencia de
las bibliotecas de juana la loca, Carlos V y maría de Hungría, que imbuyeron
en Felipe II un profundo sentido dinástico del libro como bien de la Corona; y
en tercer lugar el ejemplo de la rica cultura bibliófila que se había desarrollado
en los países Bajos, y de la que margarita de Austria y maría de Hungría habían
participado de manera tan activa. la contemplación no sólo de los fondos de
la biblioteca real de Borgoña, sino el conocimiento de las esmeradas librerías
que los cortesanos flamencos poseían, fueron un acicate para el nuevo rey, así
como para los españoles que le acompañaban.
de esta manera, no ha de sorprender que en 1559 Felipe II decidiera
fundar en Bruselas una primera Biblioteca Real, reuniendo los libros que había
16. diego josé dormer, Progressos de la Historia en el Reyno de Aragon, y elogios de Geronimo
Zurita, su primer coronista ... : contienen varios sucessos desde el año de M.D.XII hasta el de
M.D.LXXX ... En zaragoça : por los herederos de diego dormer, 1680, p. 553. páez de Castro
a jerónimo de zurita (ago-1555). sobre esta época y la bibliofilia del humanista de quer, vide
Arantxa domingo malvadí, Bibliofilia Humanista en tiempos de Felipe II. La Biblioteca de
Juan Páez de Castro, salamanca, Ediciones universidad de salamanca, 2011.
REYES, MONJES Y SABIOS
181
heredado de la antigua colección de margarita de Austria, guardados en el castillo de turnhout por maría de Hungría(17). se trataba de una librería-tesoro
compuesta por una magnífica colección de rico códices iluminados, escritos
en francés, y que habían sido recopilados tanto con una mentalidad dinástica
y política, como también para servir en el ocio de las cortes femeninas de
ambas soberanas. ubicada durante décadas en malinas, maría de Hungría la
recibió de su tía margarita como herencia en 1531. En su poder permanecería
hasta que en 1555, decidida a viajar a España junto con su hermano el César,
trasladó estos códices al castillo de turnhout, quizá con el propósito de que se
convirtieran en una librería-tesoro, de marcado carácter dinástico, al estilo de
la de simancas. Al trasladar los libros a Bruselas, Felipe II efectuaba un gesto
de gran calado político, pues se temía que el rey (extranjero) se llevara estos
libros (de tan honda importancia dinástica y nacional para los flamencos) a España, para reunirlos con el resto de la biblioteca de maría de Hungría; pero era
también un gesto hacia el programa cultural que, como acabamos de estudiar,
se le había propuesto desde distintos espacios. El libro, como difusor de la cultura y del pensamiento, era protegido. A su cargo dispuso a Vigle van Aytta
zwykems, un afamado jurista y consejero neerlandés, quien supo desarrollar
una excelente política de adquisición de patrimonio bibliográfico, determinado
en gran parte por los objetivos historicistas y de propaganda de la Casa de Borgoña que ya había inspirado la bibliofilia de margarita de Austria.
para ésta, su biblioteca tuvo un fuerte significado dinástico, vinculado
tanto con la Casa de Austria como con la de Borgoña. no en vano desarrolló
una constante política para adquirir nuevos fondos, con los que enriquecer su
riche libraire de manuscritos, y recuperar su antiguo esplendor dinástico. margarita era consciente de que tras la muerte de su abuelo Carlos el temerario,
17. sobre estas bibliotecas vid. l. p. gachard, “notice sur la librairie de la reine marie de Hongrie, soeur de Charles quint, régente des pay-Bas”, en Comte-rendu des séances de la commission royale d’histoire, ou recuil de ses bulletins, 1 (1845), pp. 224-246. gh. de Boom, “la libraire
de marguerite d’Autriche”, Revue de l’Université de Bruxelles, I, oct-nov, 1926, pp. 1-40; Marguerite d’Autriche-Savoie et la Pré-Renaissance, parís-Bruselas, 1935; m debae, La libraire de
Marguerite d’Autriche: exposition Europalia 87 Österreich: Bibliothèque Royale Albert Ier,
Chapelle de Nassau: du 18 septembre au 5 décembre 1987. Catalogue par Marguerite Debae,
Bruselas, Bibliothèque Royale Albert Ier, 1987. Y finalmente C. lemaire, De librije van Maria
van Hongarije, en B. van den Boogert y j. Kerkhoff, Maria van Hongarije tussen keizers en
kunstenaars van Hongarije 1505-1558. Waanders uitgevers, zwolle, 1993, pp. 179-188, y “la
bibliothèque des imprimés de la reina marie de Hongrie régente des pays-Bas, 1505-1558”, Bibliothèque d’Humanisme et Renaissance. Travaux et Documents, 58 (1996), pp. 119-139.
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en la batalla de nancy (1477), y el interregno sangriento que le siguió, la biblioteca ducal de Borgoña, como el resto de los bienes patrimoniales del difunto, sufrieron un triste saqueo. su hija maría de Borgoña se había visto
obligado a vender gran parte del tesoro ducal, para pagar los gastos de la guerra
con Francia, o para avalar grandes préstamos, entre 1478 y 1487(18). Restañar
esta herida fue uno de sus objetivos. En 1559 el nuevo rey tomó buena nota de
estas ideas, y parte de las mismas se incorporarían en el proyecto de El Escorial
diez años más tarde. Es más, en 1579 el secretario gabriel de zayas escribió a
Benito Arias montano encargándole, de parte del rey, que diera noticias sobre
cómo se estaba organizando la Biblioteca Regia de Bruselas, por si pudiera
servir como modelo para El Escorial: S.M. holgaría saber en qué términos va
la Biblioteca Regia, y por qué orden y de qué manera se han de tener los libros,
por ver si habrá de tomar la traza o algo de ella para los de su Monasterio(19).
sin embargo, nada parecido llegó a ejecutarse en España cuando Felipe
II regresó en 1559. si la decisión de fundar una biblioteca real en la capital de
los países Bajos se pudo interpretar como el preludio del establecimiento en
España de una institución parecida, la decepción hubo de ser completa. durante
dos años la Corte se trasladó desde Valladolid a toledo, y después hasta madrid, buscando una ubicación fija. Cuando finalmente el rey entró en madrid
(1561) lo hizo acompañado de más de setecientos libros más, que, heredados
de su abuela juana la loca, de Carlos V y de maría de Hungría, se reunieron
con los que el Rey prudente traía de Inglaterra y de Flandes, así como con los
que Calvete había comprado años atrás. El conjunto librario superaba los mil
quinientos volúmenes. pero, sorprendentemente, Felipe II desestimó establecer
en la villa una biblioteca semejante a la que él mismo había fundado en Bruselas. ¿por qué? ¿qué conjunto de factores produjeron el tránsito desde la torre
Alta del Alcázar Real de madrid al impresionante salón de Frescos de la Biblioteca de la laurentina?
En primer lugar, la situación política y religiosa de España había sufrido un brusco giro en 1559, cuando el santo oficio descubrió la existencia
de importantes grupos de protestantes en sevilla y Valladolid, entre cuyos
miembros estaban destacadas personalidades como el doctor Constantino
18. j. Finot, Inventaire sommaire des archives départementales antérieures à 1790. nord. Archives civiles. série B, t. VIII, lille, 1895, págs. 164-175.
19. gabriel de zayas a Arias montano (27-jul-1579). En Colección de Documentos Inéditos
para la Historia de España, (CodoIn), 41 (1862), p. 152.
REYES, MONJES Y SABIOS
183
ponce de la Fuente, pocos años antes predicador del propio Felipe II. E incluso
el arzobispo de toledo, fray Bartolomé Carranza, fue detenido y encarcelado
acusado de tener opiniones heréticas. En toda la península se extendió un temor
generalizado hacia el libro, como medio de divulgación del protestantismo, y
no ha de sorprender que en 1559 se publicara el primer gran índice español de
libros prohibidos. Ya el año anterior la Corte de Valladolid se había escandalizado ante el hecho de que los oficiales del santo oficio encontraran ejemplares
del Catecismo de Carranza en manos del príncipe don Carlos y de otros nobles.
Este tipo de episodios se decidió que tuvieran escasa notoriedad pública en
adelante. la idea de fundar una biblioteca quedó aparcada mientras se calmaba
la situación religiosa y el rey lograba consolidar un nuevo sistema de gobierno,
de acuerdo con sus gustos e intereses. sobre todo si tenemos en cuenta que una
parte muy importante de los fondos regios estaban contenidos en las listas del
Índice inquisitorial (1559). no se procedió a una expurgación masiva de los
libros en palacio, pero su existencia fue disimulada.
En segundo lugar, el desarrollo de una potente maquina burocrática y
propagandística que sustentara la naciente monarquía Hispánica, surgida tras
la división dinástica del Imperio carolino, determinó también cambios en la
idea del libro difusor de la cultura y del pensamiento. Al establecer la corte en
madrid (1561), el diseño de la torre Alta del Alcázar respondía a una mixtura
entre la idea de una librería universal y el modelo medieval de tesoro. El gran
giro de 1559 determinó que el modelo de biblioteca real de Bruselas fuera considerado como un episodio previo y demasiado vinculado al ambiente cultural
neerlandés, de modo que sus pautas debían ser modificadas en España. Esto
incluía al proyecto de páez de Castro, que no pudo concretarse desde su presentación en 1555-1556 ante el rey. Ya no era posible una conciliación entre
las diferentes iglesias protestantes y la iglesia de Roma. Además, los sucesos
de España habían puesto de manifiesto que el país no era inmune a la amenaza
de la herejía. En el entorno real se trató de articular un nuevo discurso político
coherente, legitimador del reinado que se iniciaba. Es de este modo como se
modeló el denominado proyecto confesionalista de Felipe II, que consistió en
la imposición de un sistema católico de creencias sociales, una compleja reforma de la administración y un rígido control de la iglesia y la nobleza por
parte de la Corona. En este ambiente el rey decidió fundar en El Escorial un
gran monasterio jerónimo donde sepultar a su padre y a los otros miembros de
su dinastía. Hacia 1561 Felipe encomendó al arquitecto juan Bautista de toledo
que levantara los primeros planos de un colosal monasterio, se buscó una localización adecuada y, por fin, la primera piedra se puso el 23 de abril de 1563.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
podría pensarse que en estos años fundacionales del monasterio el rey ya tenía
decidido que el edificio contuviera una magnífica biblioteca. mas no fue así.
Inicialmente, el proyecto arquitectónico de El Escorial no contempló la inclusión de una biblioteca real pública, sino sólo una librería monacal y una colección de libros litúrgicos para el panteón imperial, continuación de la idea de
tesoro. su ubicación en una torre dentro del ámbito monacal desvela este destino. Esta torre no se construyó finalmente, pero todavía se observan restos de
su traza inicial en la larga fachada que en la actualidad da a un estanque.
En nuestra opinión, hubo que esperar a que la tormenta religiosa amainara, hacia 1564, para que a partir de en este momento tomara cuerpo la idea
de la laurentina como una gran biblioteca renacentista. Y la chispa que generó
este proceso no fue una meditada decisión del monarca, sino una venturosa
coincidencia. En 1564 empezó a discutirse la necesidad de crear un Colegio o
seminario en el monasterio, dotado con una biblioteca propia. los jerónimos
no aventuraban que con esta propuesta iba a convertir el nuevo monasterio de
la orden en la sede de una gran biblioteca real, pero la ocasión fue aprovechada
(no sabemos en verdad por quién) para proponer de nuevo al Rey el proyecto
más ambicioso de establecer en el monasterio la primera biblioteca real pública
española. Alguien debió convencerle de que al edificio le faltaba una joya cultural de este tipo. Fue entonces cuando se elaboró el primer catálogo de los libros que tenía Felipe II en madrid, que fue remitido ese mismo año al prior
Huete para que diera su opinión, y que fue ampliado y corregido, tras perderse,
en 1565(20).
tras obtener la aprobación de la comunidad jerónima a la nueva idea
regia, en noviembre de 1566 se encaminan ya hacia el monasterio los cientos
20. Así parece deducirse de que la lista de libros del Rey, hallados en poder de juan de serojas
en 1574, fuera cotejada con “el catalogo de 1565”. Catalogo de los libros de Su Mag. que se
hallaron en poder de Serojas a (en blanco) de março de 1574, Real Biblioteca del monasterio
de El Escorial (RBmE), &-II-15, fol. 314v. En este año se iniciaron las entregas de libros a El
Escorial, y es de suponer que fue entonces cuando Felipe II ordenó un inventario completo de
su biblioteca. sin embargo, en una carta de 7-jun-1564, el prior fray juan de Huete escribe a
pedro del Hoyo que ya había visto “el catálogo de los libros que su mag. tiene”, y que se lo
había devuelto junto con un memorial. pero Hoyo no lo encontraba entre sus papeles, y Felipe
II le escribe al margen de la carta citada que el prior tenía razón, y que si no hallara el catálogo,
le avisara para buscarlo o enviar otro. probablemente no se halló, y en 1565 se hizo uno nuevo,
que fue el definitivo. si el documento que en 1564 manejó el prior de El Escorial hubiera sido
una copia, el tema no habría tenido tanta trascendencia, pero por el contexto parece deducirse
que se trataba del original.
REYES, MONJES Y SABIOS
185
de volúmenes de la Librería rica del rey, entrega que no concluye hasta 1567.
los libros quedaron depositados en la Fresneda, una casa en la que se asentaron
los primeros jerónimos mientras se construía El Escorial. guardados en sus
cajas y arcones, esperaron así hasta el momento de poder ser trasladados al
edificio. El origen de estos fondos era plenamente regio, lo que permite atisbar
que esta biblioteca real no se diferenciaba en su concepción inicial de la fundada en Bruselas en 1559. En realidad, sólo supuso el traslado al Escorial de
la librería de la torre Alta del Alcázar. En un principio, los libros que llegaron
a El Escorial provenían de la biblioteca que Felipe II había reunido en Alcázar
Real de madrid. presentaban un marcado carácter regio, pero, puesto que el
monasterio de san lorenzo se construía como un mausoleo de los Austria, era
coherente que la librería anexa respondiera también a un concepto dinástico.
por tanto, entre 1565 y 1569 Felipe II fue enviando al monasterio en construcción gran parte de los libros de su colección personal, en tres grandes grupos
cuidadosamente seleccionados. En primer lugar, el rey remitió sus códices litúrgicos, en especial aquellos que podían considerarse como verdaderas reliquias: el manuscrito del De baptismo, de san Agustín de Hipona, los cuatro
evangelios del Codex Aureus, el Apocalipsis de Saboya, o los evangelios de
san juan Crisóstomo. En segundo lugar, durante los meses siguientes fueron
llegando la práctica totalidad de los fondos provenientes de la Librería rica
del monarca, divididos por materias (teología, filosofía, matemáticas, astrología, medicina, derecho, historia y gramática), todos en latín, y después, el 25
de enero de 1567, llegaron los volúmenes en griego según la misma división.
El 14 de febrero se completó la entrega con un nuevo lote de impresos latinos.
En tercer lugar, entre marzo y junio de 1567, el rey remitió a los frailes escurialenses otro gran grupo de impresos y manuscritos, descritos como de diferentes encuadernaciones, casi todos en latín, griego y castellano, que en su
mayor parte provenían de las bibliotecas de juana la loca, Carlos V y maría
de Hungría. poco después llegaron desde simancas los libros que Isabel la Católica había depositado en segovia, y en 1591 Felipe II logró también que le
fueran entregados los que estaban en la Capilla Real de granada. de esta manera, se logró reunir un compendio de la bibliofilia regia hispánica desde el
siglo xIII hasta fines del siglo xVI, donde podemos encontrar desde dos códices de las Cantigas de Alfonso x el sabio a los Breviarios de Isabel la Católica, Carlos V y Felipe II.
no se produjo, pues, una entrega masivasde libros, sino un meditado
programa basado en la selección de los mismos. su carácter dinástico es innegable, pero al incluirse los ejemplares de la librería del rey siendo príncipe, su
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
contenido humanístico está muy bien representado, no sólo por los autores y
las materias que contenían, sino también por las lenguas escogidas, latín y
griego fundamentalmente, con un pequeño espacio para las obras en castellano.
En el Alcázar quedaron los libros duplicados, los prohibidos y los que estaban
escritos o impresos en francés. sobre estos últimos, recordemos que Felipe II
estaba casado entonces con Isabel de Valois, hija del rey Enrique II de Francia,
y que quizá tales volúmenes eran leídos por la reina en compañía de sus damas.
Esta nueva biblioteca tenía cierta relación con la proyectada por Carlos V en
simancas. no olvidemos que El Escorial fue concebida como su mausoleo,
pero el objetivo y propósito de la misma no iba ya a ser el mismo.
Casi al tiempo que los volúmenes arribaban a la Fresneda, cerca del
monasterio en construcción, juan de Herrera cambió la traza inicial de toledo
y situó la nueva biblioteca real en la fachada principal, en un espacio central,
que daba al patio de Reyes y a la Basílica. sus cambios arquitectónicos definen
de manera perfecta el giro que al proyecto había dado Felipe II. se vislumbra
como el rey concibe el nuevo edificio como un gran monumento dinástico, en
el que los conceptos de mausoleo y basílica, es decir, de dinastía y de Fe, debían ir acompañados con el concepto de Cultura. Y esta idea juan de Herrera
la traduce en un gran eje arquitectónico que atraviesa de parte a parte el Real
monasterio, dejando a cada uno de los lados los patios dedicados al Colegio y
al monasterio, mientras que desde la fachada el visitante transita por un espacio
que comienza en la biblioteca, continua por el patio de Reyes, se adentra en la
gran basílica, con el mausoleo bajo el altar, y concluye en las casi ocultas habitaciones reales. Cuando se accede al pétreo patio de Reyes del monasterio
de El Escorial, la mirada del visitante suele dirigirse hacia el frente, donde
desde hace cuatro siglos esperan su particular homenaje las estatuas de david,
salomón y otros reyes bíblicos. pocas veces, sin embargo, se mira hacia atrás,
hacia el pórtico que da entrada al patio. En consecuencia, no suele repararse
en que allí está la biblioteca, y tampoco se advierte en lo extraño de tal ubicación, en la fachada principal del monasterio. ¿por qué se escogió este lugar
para guardar los libros? Cuando una de las principales críticas que se hace a
Felipe II es que decidiera instalar una biblioteca real en un paraje tan alejado
de la Corte, como entonces lo era el Escorial (cenotafio de libros llegará a denominarla algún erudito), no se entiende que sea precisamente en el espacio
arquitectónico más preferente y accesible del monasterio donde se ubicara
dicha biblioteca. Resulta evidente que el Rey prudente no pretendía ocultar los
libros.
REYES, MONJES Y SABIOS
187
la construcción del Escorial en un dibujo coetáneo de Anton van Wingaerde
(Antón de las Viñas)
Ahora bien, ¿qué tipo de biblioteca se adecuaba a este concepto tan
propagandístico? para averiguar la respuesta quizás nos sea necesario abandonar el herreriano patio de Reyes, subir los escalones que nos dan acceso al
salón de Frescos de la biblioteca de El Escorial y admirar su programa iconográfico. Es evidente que sus dimensiones (54 metros de largo, 9 de ancho y 10
de alto) y su impresionante bóveda de cañón, nos remiten a un modelo renacentista de biblioteca, alejado de la idea medieval y monástica de librería-torre.
también su iconografía es humanística. la bóveda está dividida en siete zonas,
ornamentadas con pinturas al fresco que representan las siete artes liberales.
Cada una está representada por una figura alegórica, por dos historias relacionadas con ella y por las figuras de cuatro sabios. por último, en los frontispicios
testeros se hallan representadas la Filosofía (al norte) y la teología (al sur).
Aun cuando ya no hubiera volúmenes impresos o manuscritos en los estantes
(que fueron vaciados en 1810 y en 1937 por la mano de soldados napoleónicos
y republicanos), no tendríamos duda alguna acerca del genuino perfil renacentista de esta biblioteca. El Rey prudente deseaba que aquella librería real fuera
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
una biblioteca universal de carácter público, y que funcionara a su vez como
un centro editorial. Así, tanto en su concepto como en sus contenidos, la Regia
Laurentina se constituyó como un fruto, algo tardío, de la bibliofilia humanística de los siglos xV y xVI. destaquemos que fue también en este momento
cuando se emprendió el gran proyecto tipográfico de la Biblia Regia, propuesto
en 1567 por Cristóbal plantino al monarca español, lo que nos evidencia el
gran impulso cultural que se estaba propiciando.
¿Cómo se transformó esta inicial librería-tesoro, de carácter dinástico,
en una biblioteca netamente humanística? la bibliofilia de Felipe II no era una
cuestión de apariencia, sino de verdadera afición. Fue el mismo monarca,
cuando se realizan las primeras entregas de libros a la biblioteca de san lorenzo, quien escogió personalmente aquellos que deben ir al monasterio, y con
el Catálogo de 1565 en la mano, los anota, creando un particular sistema de
signaturas, y haciendo curiosos comentarios acerca de sus libros. Cuando hubo
alguna duda, fue el rey quien la resolvió, no sus secretarios, demostrando su
autoridad en todo lo concerniente a la materia. sin embargo, a partir de 1570
se evidenció que no bastaba que el monasterio fuera un depósito de los libros
regios, ni tampoco que el monarca que lo impulsaba fuera un bibliófilo. Incluso
los duques de Florencia habían entrado en la elite cultural de la bibliofilia institucional con su librería medicea. ¿podía Felipe II, el mayor monarca de la
Cristiandad, competir con ellos en este terreno? si lo que se pretendía era que
El Escorial se convirtiera en un centro cultural que compitiera con las otras
grandes bibliotecas de la época: la Vaticana en Roma, la marciana en Venecia,
o la del louvre, en parís, era necesario recabar la ayuda de consejeros especializados.
Es entonces cuando surge un meditado propósito para convertir la biblioteca de El Escorial en uno de los grandes centros culturales de su época,
retomándose así las ideas del memorial de páez de Castro entregado en 1556,
si bien se iba ya más allá en sus ambiciones. Es más, no fue este memorial el
principal apoyo para este nuevo desarrollo de la idea de la laurentina, sino
que (de un modo que resulta curioso, e incluso paradójico) en la Corte se acudió
al ejemplo más cercano del difunto don Carlos, quién antes de su prisión había
impulsado un concepto humanístico de biblioteca real notablemente avanzado,
y que marcaría determinadas pautas para El Escorial. Entre 1567 y 1568 éste
trató de emular a su padre, creando una biblioteca propia, concebida por don
Carlos según el modelo clásico imperante, que reunía en un mismo espacio los
libros, las antigüedades y la cámara de maravillas. para llevar a efecto su propósito el heredero optó por el camino más rápido: comprar las reputadas bi-
REYES, MONJES Y SABIOS
189
bliotecas de importantes bibliófilos españoles, como la de su maestro y obispo
Honorato juan (1566), la del secretario gonzalo pérez (1567) y la del embajador diego Hurtado de mendoza. su prisión en enero de 1568 dio al traste
con este proyecto, mas es evidente que su padre lo retomó como propio para
nutrir los fondos de la Regia Laurentina, pues finalmente los libros de los bibliófilos arriba citados fueron depositados en El Escorial, junto con aquellos
que fueron del malhadado príncipe(21).
2. Los libros godos y su papel en el perfil humanístico de la Regia
Laurentina
Hacia 1570 Felipe II decidió consultar a varios de los humanistas de
su Corte sobre cómo debería concebirse la nueva biblioteca en ciernes. se hizo
asesorar entonces por fray Francisco de Villalba, Ambrosio de morales, álvar
gómez de Castro, Antonio gracián dantisco y Benito Arias montano, quienes
le aconsejaron sobre tres grandes cuestiones: qué tipo fondos debían tener cabida en la biblioteca, cómo podían obtenerse, y de qué manera deberían consultarse o, dicho de otra manera, cuál sería el propósito final de la biblioteca.
Como el monasterio estaba todavía en sus primeras fases constructivas, se trataba todavía de una biblioteca virtual, dotada de unos fondos almacenados en
arcas, y, por tanto, era un material moldeable sobre el que se podía elaborar
una estructura nueva. En esta nueva etapa, la adquisición retrospectiva de patrimonio bibliográfico fue la principal prioridad del monarca. no en vano,
donde mejor se demuestran las características de una biblioteca es en los libros
que contiene, circunstancia que, en los fondos de una biblioteca histórica, convierte a los libros en pequeños y humildes testimonios históricos que nos dan
una gran información no sólo sobre sí mismos, sino también sobre sus dueños
y sobre sus arquitectónicos receptáculos.
Con esta búsqueda de informes que asesoran al rey sobre dónde y
cómo adquirir libros para el monasterio, suele vincularse una carta que en 1568
páez de Castro escribió al secretario mateo Vázquez de lecca, entonces al servicio del cardenal Espinosa. Vázquez le había escrito pidiendo consejo acerca
21. Vid. j. l. gonzalo sánchez-molero, Lectura y bibliofilia en el príncipe don Carlos (15451568), o la alucinada búsqueda de la “sabiduría, en p. m. Cátedra garcía y mª l. lópez-Vidriero (dirs.), La memoria de los libros. Estudios sobre la historia del escrito y de la lectura en
Europa y América, salamanca, Instituto de la Historia del libro y de la lectura, 2004, 2 vols.,
I, pp. 705-734.
190
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
de la compra de una biblioteca, que, si atendemos al contenido de la respuesta
del cronista (único documento del que hoy ha quedado noticia), se trataba de
los libros del cardenal de Burgos, Francisco de mendoza y Bobadilla, recientemente fallecido. Ahora bien, no era el rey quien estaba detrás de su compra,
sino el poderoso cardenal, presidente del Consejo Real. páez era el más adecuado para emitir una valoración del precio al que deberían comprarse los libros del prelado burgalés, pues, como el mismo recuerda en su carta:
Abrá diez y siete años que, por mandado del Ilustrísimo. Sor. cardenal
de Burgos, concerté un escribiente, griego de nación [Juan Mauromate,
de Corfú], para tresladar algunos libros raros en Roma, como lo fueron
los dos libros de Phocio que llamó Myrobiblos (sic.), y otros de Sexto
Empírico pagávasele medio real por cada hoja, sin que él pusiese papel
ni enquadernacion. Desde aquel tiempo se han las cosas encarescido
de tal arte, que no se escrivería cada hoja en un real, como se ve por
los escribientes de corte en latón o en castellano. Assí me parece que
con la costa de buscar los exemplares y papel y enquadernacion, que
meresce bien un real cada hoja de aquellos libros que yo hice escrevir
para el Sor. cardenal. Los otros que son de mano moderna en papel, me
paresce que se regulen conforme a los que tengo dicho, siguiendo más
o menos letras en cada renglón; de manera que si tiene doblada escriptura, se pague dos reales, y, si la mitad menos, se pague medio real, y,
si el tercio o quarto más o menos, etc…(22)
Aunque este informe no fue solicitado por el rey, lo cierto es que a
posteriori ejerció un cierto papel en la idea de la laurentina. no en vano, el
original se encuentra hoy en esta biblioteca. Aunque el cardenal Espinosa no
logró llegar a un acuerdo con los herederos del Cardenal mendoza, antes de
que el poderoso prelado falleciera en 1572 el rey manifestó su intención de adquirir los libros. Y así, la carta de páez se incorporó a la documentación relacionada con este asunto, probablemente proporcionada por el propio Vázquez
al secretario Antonio gracián dantisco.
En agosto de 1571 álvar gómez de Castro le enviaba al monarca una
extensa memoria sobre los criterios que solían aplicarse en la compra de libros
22. juan páez de Castro a mateo Vázquez de lecca (quer, 10 de abril de 1568). RBmE, &-II15, fol. 264r-265r.
REYES, MONJES Y SABIOS
191
antiguos(23). El secretario del rey, Antonio gracián dantisco, fue el encargado
de organizar las consultas sobre El Escorial, y no ha de sorprender que de inmediato acudiera a gómez de Castro, que había sido su antiguo maestro, que
no era menos conocido por el rey. Además, el humanista llevaba empeñado
varios años en la tarea de modernizar la vetusta biblioteca de la catedral de toledo, para lo que también había tratado de hacerse con los libros del Cardenal
de Burgos y de diego Hurtado mendoza. Esta actitud constituye un curioso
precedente de los intentos regios posteriores, así como nos presenta un claro
engarce con respecto a la librería principesca que don Carlos había tratado de
construir entre 1566 y 1567. En agosto de 1571 gómez enviaba al secretario
real Antonio gracián dantisco una extensa memoria acerca de los criterios que
solían aplicarse en la compra de libros antiguos, cuyo contenido recuerda
mucho a la carta que años antes había escrito páez de Castro a mateo Vázquez:
... la horden que en comprar estos libros suele hauer es, que si el libro
griego es antiguo (lo qual se conoçe luego por el pergamino y por la
letra) y si es de los autores señalados, qualquier precio valen, porque
siruen de original y tiene mucha autoridad, para las verdaderas alegaçiones, y anssi vn arçouispo griego que estubo aquí, quando la corte
[sin duda, en 1560], me deçia que el libro inpreso en Greçia no le existimauan (sic.) en nada, y los manuscriptos que eran menos de quatroçentos u quinientos años, no curauan dellos, y que esta antigüedad
conoçian ellos por la diuersidad de las letras, como tambien en los libros de latin scriptos en Castilla lo conoçera el que tubiere vn poco de
atençion, pero aunque esto sea anssi toda dia (sic.) ay sus conçiertos
en estas cossas como abaxo dire.
Si los libros no son antiguos, sino trasladados destos originales como
se acostumbran azer en Roma y en Beneçia lo ordinario que me dizen
que allá se paga en vn real por cada oxa, aca por auer menos que hagan
esto toda día la estimaran en real y medio, un Andrea griego natural,
que mora en Beneçia y tiene tracto desto, y creo que pocos días a traxo
vnos libros a su mag., tractando yo con el de hazer çiertos traslados
para la libriria des la yglesia de Toledo, nos conçertabamos vn real por
cada oxa.
23. álvar gómez de Castro a Antonio gracián? (toledo, 28-ago-1571). Real Biblioteca del monasterio de El Escorial, &-II-15, ff. 266r-267r.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Los libros latinos si son antiguos tambien se deben estimar en mucho,
siendo como dixe de auctores prinçipales, y más si son de nuestros santos, de los cuales tiene arta copia esta sancta yglesia, y si yo tengo salud,
terná muchos más porque ya tenemos lengua de donde poderlos auer,
lo qual yo me callaré ahora por allá no nos los salteen, y en lo mismo
se an de estimar las istorias nuestras antiguas que estan scriptas en pargaminos arrinconadas donde no las conoçen, hasta dize y doze libros
de lo vno y de lo otro me an traido pocos dias ha, que aora no los dariamos por ningun dinero, prinçipalmente dos obras de sant Isidoro
nunca inpresas ni uistas y un fuero juzgo scripto en pargamino en latin,
y erregione el Romançe de mucha antigüedad, según pareçe por la letra
tiene juntamente vnas Cortes scriptas en latin celebradas en Leon por
el rey don Alonso el primero, yerno de don Pelayo y vna historia del arçobispo don Rodrigo scripta en romançe, trasladada según pareçe por
la letra, lenguaxe y otras conjeturas en el mismo tiempo que se scriuió.
Está tan enmendada y conforme a como estaua el original, según pareze
por algunos de mano que esta sancta yglesia tenemos, que seruira de
otro muy buen original para enmendar lan impresa que está muy corrupta, esto he dicho por mouerle alguna inbidia y para que sepa que
aunque no somos Reyes nos damos buena diligençia que çierto deue de
auer ahora alguna constelacion que fauoreze estas cosas, según beo los
que menos pensaua tener afiction a esto...(24)
de su informe se extraían algunas normas, como el superior interés de
los manuscritos sobre los impresos, y como la necesidad de obtener magníficas
colecciones de códices en griego, latín y castellano, por este orden. éste era
un joven helenista, por lo que se comprende que, con la aquiescencia del rey
emprendiera una amplia campaña para adquirir manuscritos antiguos en griego
en los mercados europeos habituales. se dio órdenes a sus embajadores en
parís, Venecia y Roma para que adquirieran en los acreditados mercados de
aquellas ciudades códices en griego o en latín, sirviéndose también para este
cometido de Arias montano en los países Bajos, quien enviaba desde Flandes
una interesante colección de manuscritos latinos para El Escorial. En abril de
1573 gracián escribía entusiasmando al rey: Quando V. Mag. pudiere verá vna
muy buena compra y barata que ha hecho Guzman de Sylua en Venecia, son
24. álvar gómez de Castro a Antonio gracián? (toledo, 28-ago-1571). RBmE, &-II-15, ff.
266r-267r. En el sobrescripto: “paresçer del maestro Aluar gomez. sobre los libros manuscriptos”, y de otra letra: “gastaronse en los libros y sus aparejos nouenta y çinco reales”.
REYES, MONJES Y SABIOS
193
mucho de stimar los Chrysostomos y Metaphrastes y otros que yo embio rayados, y no ay studiante de 400 ducados de renta que no diera la mitad della en
tal lançe, porque fue muy bueno. A lo que Felipe II contesta en el margen: Muy
buena compra me parece que deue de auer sido esta, no sé si ay estos libros
entre los del obispo de Burgos y don Diº de Mendoça, myrad lo que he puesto
en su carta y en la de Ayala(25). Es tambien conocida la anécdota en la que Arias
cuenta al secretario gabriel de zayas como logró hacerse a muy bajo precio
con una colección de cuarenta códices griegos que un mercader heleno pretendía vender a la reina Isabel de Inglaterra. su precio era de cerca de cuatrocientos escudos, pero los compró por sólo ciento quince escudos,
aprovechándose de la penuria del mercader, asaltado por unos ladrones en el
camino a Flandes, y ocultando que eran para Felipe II(26).
pero, si bien la cuestión de los códices en griego y latín era importante
(si lo que se deseaba era competir con otras grandes bibliotecas europeas), en
su memorial álvar gómez de Castro supo imprimió al proyecto escurialense
su particular interés por el estudio de las crónicas medievales hispánicas, en
general, y por la obra de san Isidoro de sevilla, en particular. Esto último captó
con rapidez la atención de Felipe II, quien no tardó en patrocinar su proyecto
de editar una Opera omnia del santo hispalense de época visigótica. Ambrosio
de morales y jerónimo zurita eran de la misma opinión. Es cierto que en una
primera etapa (1568-1571), la principal preocupación regia se concentró en
completar los fondos manuscritos en griego de la nueva biblioteca real, pero a
partir de 1572 la búsqueda se centró en los denominados libros godos, en realidad, mozárabes, pesquisa que muy pronto se amplió al resto de manuscritos
medievales hispánicos. su interés para el rey y sus consejeros radicaba tanto
en su utilidad para la elaboración de una historia de España, como para realizar
una magna edición de las obras de san Isidoro de sevilla. Ambrosio de morales
y álvar gómez de Castro fueron los impulsores de ambas iniciativas ante el
Rey. debe resaltarse a este respecto que durante el reinado de Felipe II se impuso desde la Corte una historiografía de carácter humanístico, que tuvo entre
sus objetivos la depuración de las crónicas medievales. no en vano, los cronistas de esta época, como juan páez de Castro, Ambrosio de morales, jerónimo zurita y juan Cristóbal Calvete de Estrella, tenían una notable formación
25. Antonio gracián dantisco a Felipe II (8-abr-1573). Instituto de Valencia de don juan (IVdj),
envío 78, fol. 202.
26. Arias montano a gabriel de zayas (Amberes, 9-nov-1568). En Colección de Documentos
Inéditos para la Historia de España, (CodoIn), 41 (1862), pp. 137-139.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
humanística. Esto les hizo contemplar su trabajo con un gran rigor. su propósito era el de recuperar la historia medieval de España, y para ello coleccionaron manuscritos antiguos y los cotejaron con otras fuentes escritas, como, por
ejemplo, la documentación de archivo.
la recuperación del pasado histórico y cultural de la antigua Hispania
se ofrecía como una vía muy atractiva, tanto para estos eruditos como para la
Corona, que veía en estos proyectos una afirmación de los orígenes históricos
de la nueva monarquía de España. localizar y adquirir manuscritos antiguos
se convirtió en la obsesión de los oficiales reales y de los humanistas a su servicio. Eran los libros de mano los que en verdad daban autoridad y fama a las
bibliotecas. pero, ¿cómo encontrarlos? Entonces, no se disponían de inventarios o catálogos colectivos, si bien los eruditos que rodeaban al rey sabían que
en las bibliotecas de los conventos, monasterios, abadías, iglesias, cabildos y
catedrales existía una notable riqueza bibliográfica, que ellos habían podido
consultar para sus trabajos. En ocasiones se trataba de piezas literarias o teológicas de gran estima, pero su antigüedad y valor cultural no eran siempre
bien comprendidos por los eclesiásticos. durante años, los frailes y los cabildos
de las iglesias se habían dedicado a mal vender los manuscritos de sus librerías
a libreros, encuadernadores y ropavejeros, para comprar con las ganancias nuevos libros modernos, impresos en letra de molde que parecían refulgir como
legados de una nueva autoridad. Algunos humanistas habían aprovechado para
comprar estos manuscritos, rescatándolos de ser troceados para encuadernar
otros volúmenes con su pergamino, o para hacer cartón con su papel. Consciente de la importancia de estos fondos, Felipe II emprendió (siguiendo el
ejemplo iniciado por su hijo don Carlos) la compra de parte de las bibliotecas
de gonzalo pérez, Honorato juan, martín de Ayala, páez de Castro o del cardenal de Burgos.
Esta solicita curiosidad por los fondos de origen medieval se encontraba ya presente en la selección de libros que los criados del rey hicieron en
las bibliotecas de martín pérez de Ayala, arzobispo de Valencia, Honorato juan,
obispo de osma y juan páez de Castro en lo años anteriores, pero para obtener
un mayor número de códices se recurrió a la ayuda de los principales arzobispos y obispos de Castilla. En 1572 se les dirigió una cédula pidiéndoles relación
de las santas reliquias y de los libros antiguos de diversas profesiones y lenguas
escritos de mano e impresos, raros y exquisitos, que eran y podian ser de
mucha utilidad, por tener conocimiento de que no había habido el recaudo y
REYES, MONJES Y SABIOS
195
guarda que convenía en su custodia y conservación(27). la idea de estas cédulas
seguía el modelo de las que pocos años antes se habían remitido a diversas instituciones para que remitieran las escrituras de sus archivos a simancas. En
marzo de 1567 se encomendaba a jerónimo zurita que recogiera todas las escrituras que estaban en poder de embajadores, ministros y oficiales que sirvieron a los Reyes Católicos y a Carlos V, para llevarlas a simancas y entregarlas
acompañadas de las correspondientes relaciones de su contenido. En la cédula
se explicaba la doble finalidad que se deseaba dar a esta recopilación documental. por un lado, un fin administrativo, porque sin la recogida de tales papeles no ai la noticia que convernía para la buena dirección de las (cossas)
presentes y de las que cada dia ocurren; y por otro lado, un fin historiográfico:
Y que assimismo las personas que tienen cargo de escribir la historia e cronicas no tienen el fundamento e luz que devrían tener para que aya de las cossas
passadas la verdadera y particular memoria. sin embargo, pronto se hizo evidente que zurita no podía encargarse él solo de un misión tan amplia, y se optó
por ordenar a los dueños de los documentos que los entregaran al Archivo de
simancas, en cédulas dirigidas en 1568 a los Consejos de Castilla, de Indias,
de Cruzada y de Hacienda, las Contadurías o las Chancillerías y las Audiencias;
pero también a las capillas reales de sevilla, Córdoba, toledo y granada; o a
herederos de antiguos ministros de la Corona, a sus sustitutos y, por último a
cenobios o corregimientos donde pudieran hallarse escrituras de importancia,
como los monasterios de san Francisco de salamanca y san Benito de Valladolid, o la ciudad de palencia(28).
las respuestas fueron llegando a la Corte, no con la amplitud que se
hubiera deseado, mas su contenido sirvió para que se percibiera el importante
legado documental que estaba disperso. Así se hizo patente que este mecanismo
de búsqueda, ideado inicialmente para localizar documentos administrativos,
podía servir también para la búsqueda de otros documentos, como libros o reliquias. Como decíamos, en 1572 se enviaron cédulas semejantes a los prelados, cabildos catedralicios y generales de las órdenes religiosas para que
revisaran sus librerías y remitieran inventarios de los manuscritos de mayor
antigüedad, así como de sus reliquias. Antonio gracián anota en su Diurnal
que el día 11 de marzo el rey me dio firmado el despacho para lo de las reli27. texto citado por guillermo Antolín pajares, Catálogo de los códices latinos de la Real Biblioteca de El Escorial, madrid, Imprenta Helénica, 1910-1923, 5 vols, V, p. 273.
28. josé luis Rodríguez de diego, estudio a la Instrucción para el gobierno del Archivo de Simancas (Año 1588), Valladolid, ministerio de Cultura, 1989, pp. 38-39.
196
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
quias y librería para algunos obispos de España y me dio una cédula del maestro Alvar Gómez y cometió lo en ella contenido de la impresión de los libros
de San Isidro, y mandó escribiese al dicho Maestro sobre ello y también supiese
lo que en Flandes y en Francia se había hecho en esto de los libros y otras diligencias que a su tiempo cuando se hagan se pondrán por memoria(29). una
semana después el secretario anotaba en su diario: Ese día despaché con lo de
las reliquias y librerías tres correos, uno para Sevilla, otro a Asturias, Valladolid y Galicia, otro a Burgos, como parece por los portes de ellos asentados
en el libro de las cartas escritas por mandado de su Majestad(30). la recepción
de estas informaciones dio lugar poco después al Viage Santo de Ambrosio de
morales (1573-1574), con el objeto de que visitara las principales bibliotecas
eclesiásticas del norte de España e informara sobre la verdadera calidad de los
libros allí existentes. las reliquias y los enterramientos reales también se incluyeron en su inspección.
uno de los primeros obispos en contestar al requerimiento regio fue
don pedro ponce de león, obispo de plasencia por entonces y conocido erudito
y bibliófilo. muy relacionado con el humanismo áulico, pues era amigo personal de gómez de Castro, jerónimo zurita, páez de Castro, Honorato juan y
Calvete de Estrella, el prelado estaba en plena sintonía con el proyecto del rey.
A finales de abril y principios de mayo de 1572 el obispo comisionó al licenciado nicolás de Bravo, parroco de la Villa de garcias, y a domingo gonzález,
un clérigo de su Casa, prebendado en la villa de torrejón, para que hicieran
inventario de las reliquias que se encontraban en estas parroquias, ante escribano o notario. las lisapnotecas de estos pueblos eran muy conocidas dentro
del ámbito de este episcopado extremeño, y su devoto contenido fue remitido
a la Corte, conservándose junto con otros documentos al respecto en el manuscrito escurialense &-II-15, ff. 200r-211v. parece que fueron recibidas estas
actas notariales por gracián, el 12 de junio: Recibí un despacho del obispo de
Plasencia con respecto a lo de reliquias y librerías(31). otro obispo muy vinculado con la fundación de El Escorial era diego de Covarrubias, prelado de segovia. Cuando se enviaron las cartas a los obispos para que informaran acerca
de las reliquias y libros que existían en sus diócesis, Covarrubias se encontraba
29. gregorio de Andrés, “diurnal de Antonio gracián, secretario de Felipe II”, en Documentos
para la Historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, madrid, 1962, vol. V,
pp. 21-22.
30. Ibidem, p. 22.
31. Ibidem, , pp. 38-39.
REYES, MONJES Y SABIOS
197
en Burgos, enviado para realizar una visita, o inspección del monasterio de las
Huelgas. Este convento femenino tenía la consideración de real desde la Edad
media, y en su interior albergaba un importante panteón regio y una biblioteca
conventual formada con los legados de las numerosas princesas e infantas, así
como damas de la nobleza, que había profesado en allí durante siglos. la misión de Covarrubias tenía, por tanto, una vertiente muy semejante a la que Ambrosio de morales emprendería casi al mismo tiempo, en su famoso viaje a
león, galicia y Asturias, buscando reliquias, libros antiguos y tumbas reales
medievales. por el momento, sin embargo, lo primero era atender a lo que,
como obispo de segovia, le competía. Ausente de su diócesis, fueron los canónigos de su catedral quienes se encargaron de localizar los libros y reliquias,
remitiendo después a su prelado la relación. Covarrubias envió el informe de
las reliquias a la Corte en agosto de 1572(32), pero se reservó el de los libros,
porque - según escribe a Felipe II - no estaba bien hecho y cuándo volviera a
segovia haría uno nuevo:
(...) Quanto a la memoria de los libros antiguos que ai en las librerias
del obispado y los que yo tengo en la mía particular, porque en ausentia
mia no lo han acertado a hacer y me la han embiado muy mal ordenada,
no la embio, como buelba a Segouia entendré en esto yo mesmo y se
embiaran las memorias a V.C.M.(33)
la prevención de Covarrubias hacia este inventario estaba justificada
por la gran riqueza bibliográfica que aun hoy se conserva en la biblioteca y el
archivo de la catedral de segovia. En ella se contiene una rica colección de incunables (523 en total). no olvidemos que a la iglesia segoviana legaron sus
libros el canónigo burgales diego de miranda, en 1479, y el obispo (y gran bibliófilo) juan Arias dávila, que ocupó la sede entre 1499 y 1501(34). Ahora bien,
el prelado no pudo permanecer en segovia el tiempo suficiente para acometer
la tarea prometida. En el desarrollo de su visita a las Huelgas, recibió el aviso,
32. se conserva esta relación y la carta de Covarrubias (Burgos, 20-ago-1572) en el IVdj, envío
21, fol. 748.
33. diego Covarrubias a Felipe II (Burgos, 26-ago-1572). IVdj, envío 21, fol. 748.
34. sobre este obispo de origen converso, vid. m. E. Contreras jiménez, Diego Arias Dávila en
la tradición y en la historia, “Anuario de Estudios medievales”, 15 (1985), pp. 475-495, y el
más reciente estudio sobre su bibliofilia de F. de los Reyes gómez, El obispo bibliófilo: Arias
Dávila y los libros, en el catálogo de la exposición Juan Parix. Primer impresor en España, segovia, Instituto castellano y leonés de la lengua, 2004, pp. 225-261.
198
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
bajo la cubierta de una carta de gracián, de que había sido provisto presidente
del Consejo de Castilla, en sustitución del fallecido cardenal Espinosa. En octubre de 1572 éste abandonó Burgos y con grandes cautelas se dirigió hacia la
corte, donde le esperaba el rey. El nuevo presidente del Consejo sólo se detuvo
en segovia algunos días para recoger su cámara y librería, retomando el camino
hacia la corte. Entonces uno de sus criados le aconsejó (no sabemos si por interés cultural, o por miedo a la pesada carga), que no mudase su biblioteca, a
lo que el prelado le respondió: No quiera Dios dexe compañía de tantos años
y que tanta honra me ha hecho. Y, ciertamente, durante los años que estuvo en
madrid no dejó pasar día sin estudiar alguna cuestión en ellos(35). A mediados
de noviembre escribía a gracián comunicándole las paradas de su viaje. El Escorial se encontraba entre ellas, y no por una razón cualquiera. Había querido
admirar algunos de los códices de gonzalo pérez y juan páez de Castro, así
como otros godos, que ya se encontraban allí.
En extremo holgué con el nueuo auiso que v. m. me dio por su carta de
la voluntad de Su Mag., y ansi estaré en las Roças mañana lunes bien
temprano antes de medio dia, y para con v. m. lleuo designio de detenerme alli, con que entraré martes antes de medio dia en essa corte. Y
porque no me paresce que conuiene tanto, saldré de las Roças mañana
puesto el Sol y podre llegar a las ocho o a las nueue de la noche, placiendo a nuestro Señor. Comforme a esto v. m. hara lo que fuere seruido.
Estuue en S. Lorenço el sabado todo el dia, vi todo lo que alli se puede
ver. En la librería me detuve algun rato; parecieronme muy bien los libros de mano griegos, y avn reconoscí algunos que yo auia tenido en
mi poder prestados, que fueron de Gonçalo Perez, y holgué de ver algunas adnotaciones del buen Juan Paez, lo demás se tratará quando
nos vieremos. Este correo llegó a las nueue de esta noche, y yo le despacho liego dentro de vna hora(36).
35. su biblioteca ha sido estudiada por gregorio de Andrés, “la colección de códices griegos
de diego de Covarrubias, obispo de segovia”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 163
(1968), pp. 229-238; y de manera más concienzuda y completa por teresa santander Rodríguez,
“Aproximación a la biblioteca de don diego de Covarrubias”, en Salamanca y su proyección
en el mundo, salamanca, 1992, y en La Biblioteca de Don Diego de Covarrrubias y Leyva (15121577). I. Manuscritos, salamanca, 2000.
36. diego de Covarrubias a Antonio gracián (galapagar, 16-nov-1572). IVdj, envío 21, caja
32, fol. 553. El día anterior estuvo en El Escorial, pues el 16 era domingo. Escribía con esta
carta otra para el doctor Velasco.
REYES, MONJES Y SABIOS
199
de manera paralela a estas pesquisas, en 1573 Felipe II envió a su cronista Ambrosio de morales al norte de España para que informara de manera
detallada sobre las reliquias, enterramientos regios y libros antiguos, que se
conservaban en león, galicia y Asturias. según explica el propio cronista cordobés, en marzo de 1572 acababa de terminar los dos tomos de su Crónica General de España, continuación del publicado por Florián de ocampo treinta
años antes, y presentó el original ante el Consejo de Castilla para obtener la licencia de publicación. Es posible que antes acudiera a visitar a su amigo el secretario Antonio gracián, pues éste anota en su Diurnal que: A 13 me mostró
Ambrosio de Morales su historia y platiqué con él sobre lo de los libros de San
Isidoro y reliquias y librerías(37). la implicación del cronista en el proyecto escurialense venía de años atrás, y parece lógico que gracián le consultara estas
cuestiones antes de que partiera para santiago de Compostela, donde morales
había prometido ir en peregrinación si terminaba de redactar su Crónica. tras
dar su parecer sobre los citados libros y reliquias, morales retornó a Alcalá de
Henares para preparar su peregrinación. Entonces, según nos cuenta en el inicio
de su Viage, el rey escribió a la universidad de Alcalá pidiendo el parecer de
morales acerca de un informe que le habían enviado sobre las reliquias, enterramientos reales y libros antiguos que había la catedral de oviedo(38). El cronista remitió un largo parecer sobre la cuestión, recibido por gracián el 9 de
mayo (envióme Zayas el parecer de Ambrosio de Morales acerca de las reliquias de Oviedo)(39). éste se conserva en el ya tantas veces citado manuscrito
escurialense, tras los testimonios notariales sobre las reliquias encontradas en
garciaz y torrejón (plasencia)(40). no nos detendremos en los que dice sobre
37. Andrés, Diurnal de Antonio Gracián, V, pp. 21-22.
38. En el Archivo de la Catedral de oviedo (A.C.o.) se conservan las actas de los acuerdos que
los canónigos tomaron al respecto. libro de Acuerdos Capitulares, nº 13, fol. 448r: Cabildo del
último día del mes de mazo (sic) de 1572: “Comisión para lo de las reliquias y libros”; Ibidem,,
fol. 450r, cabildo del 16 de abril de 1572: “Carta de su magestad sobre las reliquias”; y fol. 451v,
cabildo del 28 de abril de 1572. En tales acuerdos capitulares se constata cómo el Cabildo, a
instancias del rey, encomienda a cinco de sus miembros que relialicen el inventario de sus reliquias y libros antiguos, pese al temor, explícitamente manifestado, de verse despojado de algunas
de sus más veneradas reliquias. Citado por C. B. pereira mira en su tesis El “Codex Miscellaneus
Ovetensis” (MS. ESC. R.II.18). Fuentes y bibliografía. Estado de la cuestión, universidad de
oviedo, 2001.
39. Andrés, “diurnal de Antonio gracián”, op. cit., p. 29. (9-may-1572).
40. “El parescer que ha embiado Ambrosio de morales de las Reliquias y libros de ouiedo”,
RBmE, &-II-15, ff. 212r-218v.
200
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
las reliquias ovetenses, pero sí en los libros. morales tenía unas noticias sobre
ellos bastante concretas y fundadas(41). tras abordar la cuestión de las reliquias,
finalmente expone su juicio sobre los códices:
Los libros de mano que se refieren en la relaçion parece que son excelentes, aunque esto no se puede bien juzgar sino uiendolos con cuydado.
Los de san Isidoro de natura rerum, y Liber sententiarum ejusdem, sin
uerlos se pueden tener por excelentes, pues no se hallan en otra parte.
Las obras de San Eulogio, yo las tengo como he dicho, digo el original
antiquissimo, y es un precioso tesoro, y vna s.... joya que terna la iglesia
de España en estas obras del santo martyr, quando esten impressas(42)
Con esto se acaba lo que yo tengo que dezir en lo que toca a la relacion.
Fuera della se puede dar otra de insignes sanctos de España, cuyos
cuerpos o reliquias insignes dellos están en diuersos monesterios y iglesias de Castilla las vieja, Campos, Asturias y Galizia, que se podrian
traer de camino quando se truxesen las de Ouiedo, y la manera del auerlas pareçe facil para su Mag. y sin estruendo(43)
[Y se añade en nota al pie, completando lo de los libros:] No haze mencion la relacion de otro singular libro escrito de letra Gothica, que tiene
la iglesia de Ouiedo. Este es aquella historia del obispo Pelagio, que
arriba he alegado, donde ay otras muchas cosas y todas muy raras, que
hazen vn gran volumen. Tienelo tambien prestado el obispo de Plazençia, y yo lo tuue algunos meses, que el me lo prestó. Libro es de mucha
estima.
El contenido de este memorial de morales resultó de gran interés para
el monarca, en especial su consejo de que el valor de los libros no se puede
bien juzgar sino uiendolos con cuydado. si esto era necesario, ¿por qué no hacerlo el mismo cronista quien había tenido en sus manos alguno de aquellos
volúmenes, y que, además, se permitía advertir sobre otros santos enterrados
en monasterios del norte de España? tras consultar Felipe II con el doctor martín de Velasco, se mandó al cordobés que (pues iba yo de romeria à Santiago),
fuera también a ver, por vista de ojos de todas las tres cosas dichas, es decir,
reliquias, tumbas y libros, en Castilla la Vieja, Asturias, león y galicia. mo41. Ibídem, ff. 212r-v.
42. Ibidem,, fol. 216r.
43. Ibidem, fol. 216r-v.
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rales recibió la orden de que reconociera las reliquias existentes de los santos,
comprobara sus testimonios de autenticidad y comprobara cómo eran tratadas.
El memorial de álvar gómez de Castro empezaba a tener aplicaciones prácticas y, no en vano, morales prestó especial atención durante su viaje a los manuscritos isidorianos. para facilitar estos cometidos, se le facilitó una cédula,
firmada por el rey en madrid el 18 de mayo de 1572, como credencial ante
cualquier autoridad eclesiástica o civil, para que éstas le dieran entrada a sus
recintos y le informaran cumplidamente de todas las noticias que tuvieran sobre
los particulares de la comisón de morales. su misión era entendida como complementaria a las relaciones que algunos obispos ya habían mandado al rey, en
cumplimiento de la cédula de marzo de 1572, y por esto, se autorizaba al cronista a que veais y reconozcais los libros así de mano, como de molde antiguos,
raros y exquisitos que en las dichas Iglesias y Monasterios hay: y de todo hagais y nos traigais muy particular Relación(44).
Con esta cédula comenzó su viaje morales el 1 de junio. para morales,
un apasionado del pasado medieval de los reinos hispánicos, ésta era una oportunidad única; para Felipe II sus propósitos iban algo más allá de la investigación historiográfica, pues en este viaje tenía puestos sus ojos mirando no tanto
hacia Covadonga como hacia El Escorial. deseoso de que este monasterio se
convirtiera en el monumento emblemático de la España de su época, como
panteón de su dinastía, como depósito de reliquias y como gran biblioteca, al
rey le resultaba indispensable conocer qué modelos previos habían existido en
los antiguos reinos de galicia, león y Castilla. de aquí su interés por que el
nuevo panteón escurialense enlazara de alguna forma con los enterramientos
de los viejos reyes astures, sus antepasados medievales. En este proyecto, se
comprende su interés porque las reliquias y libros que habían permanecido
desde la alta edad media en las iglesias y conventos del norte de España, fueran
llevados al Escorial, para favorecer tanto su conservación, como esa identificación dinástica entre aquellos reyes y la nueva dinastía austriaca. En el argot
cortesano este periplo se denominó como el Santo Viaje. tras cada una de sus
etapas, morales remitía a la corte un detallado informe sobre lo que había visto,
su opinión acerca de lo encontrado y su valoración del interés que podía tener
para El Escorial. Estas cartas eran recibidas en madrid, o donde la corte resi44. En Ambrosio de morales, Relacion del viage de Ambrosio de Morales Chronista de S. M. el
Rey D. Phelippe II A los Reynos de León, Galicia y Principado de Asturias el año de MDLXXII,
ed. facsímil de la editada en madrid en 1765, madrid, Ediciones guillermo Blázquez, 1985, pp.
2-3.
202
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
diera, y eran leídas por el doctor martín de Velasco y por el secretario Antonio
gracián dantisco, quienes solían después leérselas al rey en su alcoba o en su
despacho. todas ellas fueron recopiladas pacientemente en un legajo por Velasco. Aunque Antolín, en su estudio sobre las procedencias de los manuscritos
escurialenses, advierte que creo que fueron pocos los códices latinos que por
esta razón [el viaje de Morales] vinieron a la Biblioteca de El Escorial(45), lo
cierto es que, muy al contrario, la visita del cronista movilizó a las autoridades
religiosas y civiles que se entrevistaban con él, deseosas de servir al rey. por
ejemplo los dos únicos códices que morales destacó que existían en la librería
de san pablo, en Valladolid, no tardaron en ser remitidos al rey para formar
parte de su exquisita colecciones librarias de El Escorial. El primer manuscrito
ya aparece citado por gracián en el inventario de 1576, bajo el inequívoco título Cardinalis a Turrecremata collationes super Evangelia(46). todavía se conserva (RBmE, h-II-12). otro ejemplo, en la almoneda del conde de luna, en
león (1572), se adquirieron por advertencia de morales treinta manuscritos de
excelente letra y buena iluminación, que no en vano habían pertenecido a Alfonso de Aragón. El interés por la posesión de libros que hubieran sido de este
monarca aragonés, soberano a su vez de nápoles, se detecta en el ofrecimiento
al rey de una glosa ordinaria de la Biblia, con este origen, y que se encontraba
depositada en un convento dominico. Hasta la corte llegó un fraile, en nombre
de su comunidad, quien se entrevistó con Felipe II para mostrarle un tomo de
una glosa de la Biblia, que el convento poseía. El libro procedía de la biblioteca
de Alfonso V el magnánimo. Este ejemplar parece que quedó en manos del
rey, quien se mostró interesado por recibir el resto de la obra, otros once volúmenes.
El frayle Dominico que presentó a V. Mag. el libro de la Glosa ordinaria
ha tornado ya y traydome los otros onze cuerpos, querría supplicar a V.
Mag. hiziesse alguna limosna para reedificacion de su Monasterio y que
aquí euitasse el precio destos libros sin andar tassandolos, pues valen
tanto quanto los quisieren estimar. V. Mag. vea si es seruido le encamine
a esto, o que sepa de Ambrosio de Morales y el sº Çorita lo que estos libros podran valer(47)
45. Antolín, Catálogo de los manuscritos latinos, op. cit., V, p. 273.
46. gregorio de Andrés, Entrega de al Librería real de Felipe II (1576), en Documentos para
la Historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, madrid, 1964, VII, p. 108, nº
1934, entre los manuscritos de teología en latín y en folio, de letra antigua.
47. Antonio gracián a Felipe II (10-nov-1573). IVdj, envío 58, caja 79, carp. III, fol. 100r.
REYES, MONJES Y SABIOS
203
El secretario debió despachar a boca con el rey, pues al margen él
mismo anotó la respuesta regia, favorable a que los libros no se tasaran y que
a cambio de ellas se diera una limosna para ayudar a reedificar el monasterio
dominico: Que dé su memorial de lo que pretende, y se comunique al conde
de Chinchon, sin que aya tassa. no hemos logrado averiguar de que comunidad
religiosa se trataba. El destino de esta Biblia latina glosada fue El Escorial. En
el inventario de 1576 figuran entre los codices manuscripti latini, de teólogos
vetustos, en folio y pergamino: Glossa ordinaria scripta ad Alfonsum Regem
Neap., en doce cuerpos(48). Actualmente sólo se conservan dos de estos volúmenes, el tomo III (RBmE, a-I-3), y el xI (RBmE, a-II-2), ambos con encuadernaciones mudéjares. sus tamaños no son homogéneos, pero sí que parece
lo fueron las encuadernaciones. Este episodio o fue singular. Al igual que ocurriera con los manuscritos griegos, las diferentes iniciativas para comprar libros
animaron a que muchos cortesanos, obispos y abades regalaran al monarca los
viejos códices medievales que poseían, como acaeció con don jorge Beteta, o
con el conde de Buendía, quien ofreció a Felipe II el hoy llamado Codex Vigilanus (s. x), o pedro ponce de león, obispo de Ciudad Rodrigo, quien legó al
rey sus libros en su testamento. sabemos también que el 1 de julio de 1572 el
secretario gracián recibió una carta del Prior de San Benito para su Majestad
sobre lo de las reliquias y librerías; la cual mostré a su Majestad aquel día y
estando allá me mandó leerle, escribiendo su Majestad una carta de su mano
al Duque de Saboya(49). Como era natural, el prior ofrecía al rey su buena voluntad en caso de que quisiera tomar para sí algunas de las reliquias o los libros
de los monasterios de su orden. de este modo, gracias a las cédulas dirigidas
a los obispos y a los datos recopilados por morales en su viaje, arribaron a El
Escorial numerosos códices provenientes de guadalupe, san Isidoro del
Campo, de las catedrales de salamanca, oviedo, osma, palencia, Cuenca, del
Archivo de simancas, etc., quedándose definitivamente en el monasterio la
mayor parte. El obispo de plasencia, pedro ponce de león, donó sus mejores
códices al Escorial, algunos de gran valor como la Crónica del Tudense, el Comentario de Macrobio, de bella letra del siglo xII, o el célebre códice Emilianense, que le había prestado el monasterio de san millán de la Cogolla. Este
interés por los concilios visigóticos se había suscitado durante la celebración
en España de numerosos sínodos provinciales, convocados para aplicar los de48. Andrés, “Entrega de al librería real de Felipe II (1576)”, op. cit., p. 103, nº 1829-1840.
49. Andrés, “diurnal de Antonio gracián”, V, op. cit., pp. 40-41.El día 10-ago-1572.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
cretos tridentinos. de inmediato, se encontró un precedente en las asambleas
eclesiásticas de la antigüedad, sobre las que fray Bartolomé Carranza de miranda había llamado la atención en su tratado sobre los Concilios. El Conde
de Buendía obsequió a Felipe II con el más conocido de los manuscritos mozárabes, el Vigilano, y el obispo de lugo envió al rey el Lucense, descubierto
por morales en su Santo Viage, y del mismo contenido se obtuvo el códice
Hispalense, en la almoneda de los libros de martín de Ayala.
Felipe II no olvidó en este contexto la existencia de la antigua librería
real de Castilla, cuyos volúmenes él mismo, siendo príncipe, ordenó llevar
desde el alcázar de segovia al archivo de simancas en 1545, para reunirse con
los libros de Carlos V. El 28 de febrero de 1572 o 1573, gracián se reunió con
Felipe II para consultar a boca varios asuntos. El primero hacía referencia a
los libros que el archivero Ayala debía enviar desde simancas. gracián resumía
con detalla al rey esta cuestión: Con Diego de Ayala traté cerca de traer los libros del Archiuo cuya memoria V. Mag. me dio en el Pardo, dize que se podran
embiar todos, excepto el Fuero Juzgo que por ser leyes destos reynos y original, haura de quedar alli entre los desta qualidad, y assi se ha tresladado sin
el la memoria que se le ha de dar firmada con la cedula que aquí va ordenada
para que siendo V. Mag. seruido la firme. Trayranlos en los carros donde lleua
sus papeles, pero no podra ser en las mismas arcas, porque dize que por no
tener donde poner los papeles se hauran de quedar en ellas algun tiempo. La
costa de algunas caxas donde vengan y de lo demas, haura de pagar despues
Santoyo de la camara, y yo dezirlo aquí a Ayala siendo seruido V. Mag.(50). El
rey resolvió que Diego de Ayala embie tambien el Fuero Juzgo, porque si tocare al archiuo aca se vera y se tornara a embiar, que embie estos libros en
los carros de retorno y les haga sus caxas, cuya costa y del traer se le pagará
aquí de dineros de la camara, que los embie a san Lorenzo, y si es posible para
esta semana santa. Firmó su mag. la cedula.
Con esta recopilación de inventarios, catálogos y libros antiguos se
obtuvo no sólo una nutrida información bibliográfica, sino que también se localizaron datos sobre bibliotecas desconocidas o libros supuestamente desaparecidos. Esto excitó la curiosidad del rey y de sus cortesanos, quienes
protagonizaron algunas búsquedas de libros casi detectivescas. En una de las
más notables se llegó a acudir al santo oficio, una iniciativa que antes se había
desestimado por el temor a que las visitas de los inquisidores tuvieran el efecto
50. IVdj, envío 78, fol. 203.
REYES, MONJES Y SABIOS
205
contrario a lo que se pretendía, es decir, que los dueños de los libros, temerosos
de la verdadera intención de la visita, quemaran sus códices. uno de los ejemplos más interesantes es el que llevó a buscar en Albeada (la Rioja) el paradero
de los libros godos que habían aparecido allí, en una cueva, a fines del siglo
xV. El Codex Vigilianus, arriba citado, había sido uno de ellos, mas ¿dónde
estaban sus compañeros? Y así,por iniciativa de morales, en 1577 los inquisidores de logroño recibieron de la suprema la poco habitual orden de que buscaran en la iglesia colegial de Albelda y en logroño una Biblia de época de
los visigodos y otros manuscritos de la época(51). El 28 de junio de 1577 se
visitó la iglesia colegial de la Redonda, donde le mostraron las arcas del archivo. Con puntilloso detalle se realizó un inventario de los papeles que se hallaron en el archivo, si bien era evidente que no pasaban de ser un conjunto
documental de tipo administrativo. A las preguntas del inquisidor, los archiveros de la Colegiata respondieron que no tenían libros de gran antigüedad en su
poder(52). no obstante, recordaban que quedó en la iglesia de san martín de Albelda, tras el traslado de su archivo a la Redonda, vna biblia escripta en letra
gotica, pero (para desgracia del rey) el chantre de la colegiata, Francisco moreno, advertía que era tan vieja que se decidió romperla, y que despues de echa
pedaços el dicho chantre archiuero dixo auerla dado a Ayala librero difuncto
para enquadernar libros desta yglesia y para en pago de los que enquadernaua
para esta yglesia de La Rredonda, y se quedó con siete u ocho ojas de la dicha
biblia, que las tiene en cassa...(53). Esta noticia no podía ser más desalentadora,
pero por fin, el 29 de junio se logró dar con un arca que había en una de las capillas de la colegiata, que pertenecía al licenciado Ramírez sáenz, cura de dicha
iglesia, donde aparecieron una biblia en dos cuerpos y un breviario de mano,
calificados como viejos. Ambos códices se guardaron bajo llave en el archivo.
también se logró averiguar que treinta años atrás existió un libro antiguo del
Fuero juzgo, ya perdido. A cambio, el chantre moreno quiso entregar algunos
libros de canto y las citadas hojas de la biblia gótica de Albelda, todas ellas
iluminadas, que se guardaron en el archivo de la colegiata riojana(54).
51. se conserva dentro del manuscrito escurialense l-I-13 (ff. 83r-104v), y se trata de la copia
de las diligencias que fue enviada a Felipe II, aunque en realidad fuera utilizada por Ambrosio
de morales. la carta de la suprema fue recibida por los inquisidores riojanos el 22 de junio de
1577 (ibidem, fol. 84r).
52. Ibidem, fol. 86r.
53. Ibidem, fol. 86v.
54. Ibidem, fol. 88v.
206
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
A continuación, el inquisidor se trasladó a Albelda, donde realizó un
amplio y muy interesante interrogatorio, donde se nos descubre la singular historia de los libros. los testigos declararon que en época del conde de Aguilar
don Alonso manrique de lara, el conde viejo, o Cavestuerto, de Aguilar de
Campoo, se había encontrado en una cueva bajo el castillo de la localidad, de
donde aquél era señor, una gran cantidad de libros muy antiguos(55). Años más
tarde, su hijo el conde don pedro reparó de nuevo en estos libros y consultó
sobre su importancia. nebrija se habría interesado entonces por ellos. según
unos había ido al pueblo para consultarlos, pero según otros, se habían enviado
a toledo, donde los canónigos de la catedral los loaron mucho. Esta decisión
había sido providencial, pues muchos testigos recuerdan que ya en la villa los
libros estaban tan rotos, que los niños y las mujeres cogían los pedazos para
rocaderas(56). otros testigos, en cambio, afirmaban que fue el abad de nájera
quien estuvo viendo los libros por orden de nebrija, y que entonces se llevó
algunos. Este clérigo había muerto hacía sólo dos años, con más de ochenta de
edad, por lo que ya no era posible recabar su testimonio. El traslado de los libros a la catedral toledana parecía ser verosímil, pues llanos sólo pudo encontrar en Albelda tres libros, guardados en la cámara del Capítulo eclesial, así
como varios libros de canto, en pergamino de Flandes, en el Coro, ninguno de
gran valor. morales no se desanimó al recibir la infructuosa información de la
inquisición de logroño, pues a continuación de ésta incluyó (y así se conserva
en el mismo manuscrito escurialense) una Memoria de la biblioteca del cabildo
catedralicio toledano, donde el cronista morales marcó con una cruz o estrella
varios de estos libros, que podrían estar relacionados con los de Albelda, al
tratarse de códice mozárabes o visigóticos. por ejemplo: *Gregorij moralium
liber, en pargamino de letra moçarabe, dize que se escriuio era de noueçientos
y ochenta y quatro, reinando Ramiro y el conde Fernando y Basilio obispo(57),
o un Officierium et santural de letra moçaraue de mano en pergamino (fol.
118v). El propio morales consultó algunos de los manuscritos conservados en
toledo, en particular dos antiguos códices de concilios(58). El interés de Felipe
55. Ibidem, fol. 89v.
56. Ibidem, ff. 90v y 107r y ss.
57. RBmE, l-I-13, fol. 110v. la “memoria de los libros que estan en la librería de la santa yglesia de toledo”, en ff. 107r-133v.
58. Anotaciones bajo el título Sancta Ecclesia Toletana duo habet sacrorum conciliorum vetustissima exemplaria gothicis literis perscripta. RBmE, d-II-5, ff. 237bis-239.
REYES, MONJES Y SABIOS
207
II por continuar atesorando en El Escorial manuscritos medievales españoles
se mantuvo hasta el final de su reinado, recurriéndose en numerosas ocasiones
al santo oficio. Es el caso de un Antiguo Testamento en aragonés, texto bíblico
traducido entre los siglos xIV y xV, y que fue enviado al real monasterio. En
el folio 1r, una nota de Arias montano nos desvela su origen: Embiola a su
Mag. el inquisidor General Quiroga arçobispo de Toledo(59).
Aunque en 1576 falleció Antonio gracián, sin que pudiera terminar
un catálogo de la biblioteca de El Escorial, dicho año se hizo entrega al monasterio de una magnífica biblioteca compuesta por 4.546 volúmenes, tanto
impresos como manuscritos, a los que no tardaron en unirse los casi dos millares de libros que habían sido donados por diego Hurtado de mendoza al rey.
¿satisfizo esto la voraz bibliofilia del rey? no. para él se trataba sólo del principio. El monasterio jerónimo seguía en construcción, de modo que los libros
se guardaban en la Fresneda, en arcas, en espera a la sala de la biblioteca se
terminara. Entre 1576 y 1598 los volúmenes siguieron afluyendo a las estanterías escurialenses en un número que duplicaría los fondos anteriores. se mantuvo la tendencia en el acopio de manuscritos en griego, latín y en castellano,
así como por la localización de ejemplares de las obras de san Isidoro, en cuya
edición seguiría empeñado álvar gómez de Castro. En esta etapa Felipe II encomendó a su nuevo secretario personal, mateo Vázquez de lecca que continuara la tarea de gracián, coordinando la adquisición de más libros., En 1577
el embajador en Roma, don juan de zúñiga, podía escribir a mateo Vázquez
cómo pedro Chacón había logrado hacerse con un códice de las Etimologías,
que estaba en nápoles:
Hasta que he tenido en poder de Pº Chacón el exemplar de las etimologias que estaua en Sanct Juan Carbonario de Nápoles no he respondido
a la carta que su Mag. sobre esto me scriuio, ahora lo hago y va en este
pliego vna en sus manos y copias que supplico a v. m. le dé luego y me
mandé auisar del reçiuo(60)
En el sobreescripto se anota: a pliego de Pº Chacón / Álvar Gómez, lo
que parece indicar que el códice debía ser remito al humanista, como era lo
habitual. En enero de 1584 luis Vázquez de Alderete avisaba desde nápoles
59. Traslación de algunos libros del Antiguo Testamento en dialecto aragonés, según el texto
de la Vulgata, RBmE, I-I-8.
60. juan de zúñiga y Requesens a mateo Vázquez de lecca (Roma, 5-jul-1577). IVdj, envío12,
caja 21, fol. 294.
208
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
a su señor mateo Vázquez que Al Conde de Oliuares se embio vna certificacion
del Prior de S. Juan de Carbonara del recibo del libro de las Aetymologias de
S. Ysidro (sic), y en aquella librería ay otros muchos, que lo dexó el cardenal
Siripando(61). parece referirse a la devolución del códice antes citado. por otra
parte, Felipe II siguió adquiriendo libros en almonedas, o gracias a la donación
de importantes bibliófilos, como Antonio Agustín. Y casi todos los libros que
por una u otra razón eran obsequiados al soberano se enviaban de inmediato a
la laurentina.
la recopilación de estos materiales permitió que en la corte de Felipe
II se desarrollara un inusitado interés por los las antiguas obras de la literatura,
la historia y la teología medievales. sin duda, la fundación de la biblioteca escurialense, el Santo Viage y otras disposiciones arriba citadas animaron a generar este novedoso interés cultural. no debemos olvidar que el itinerario del
medievalismo español arranca durante el reinado de Felipe II con nombres
como el de ya citado Alvar gómez de Castro (ca. 1516-1580), gonzalo Argote
de molina (1548-1596) y diego Hurtado de mendoza (1503-1575), dado el interés que en alguna ocasión, especialmente el primero, mostraron por la literatura del medievo. por ejemplo, el obispo Covarrubias lograría que le fueran
prestados dos de los códices del Fuero juzgo que había en El Escorial, para
sus estudios sobre el derecho antiguo español. gracián escribe en diciembre
de 1572: Tomé licencia de su Majestad y del Prior del Monasterio para enviar
al obispo de Segovia los dos originales del Fuero Juzgo que hay en esta librería(62). un año después el prelado devolvía al secretario los dos códices: Con
las buenas nueuas de la salud de Su Mag. se ha regoçijado mucho esta Corte.
Dios le guarde. Los libros del Foro Juzgo enviaré a tiempo, pues estas mañanas que agora yo puedo tener desocupadas no las terné passados los Reyes(63).
Y en 1574, ante las peticiones de los curiosos cortesanos, Hernando de Bribiesca consultó al seretario gracián dantisco sobre si en san lorenzo se debería mostrar la librería y los cuerpos reales, ya entonces depositados en su
cripta(64). no hemos localizado la respuesta del rey, aunque pocos días más tarde
61. no se conserva la carta, sino este resumen en el sobrescrito. IVdj, envío 80, caja 105, fol.
431. luis Vázquez de Alderete a mateo Vázquez (nápoles, 14-ene-1584).
62. Andrés, Diurnal de Antonio Gracián, V, p. 67. El 23-dic-1572.
63. diego de Covarrubias a Antonio gracián (madrid, 30-dic-1573). IVdj, envío 21, caja 32,
fol. 554.
64. Hernando de Bribiesca a Antonio gracián dantisco (san lorenzo, 4-feb-1574). IVdj, envío
61 (II), caja 82, fol. 57.
REYES, MONJES Y SABIOS
209
Bribiesca volvía a escribir a gracián: La yglesia diga v. m a su mag dexo colgada hasta que se acaben los nouenarios, y todos los libros se quedan asi hasta
que v. m. venga por acá(65). Esto da a entender que Felipe II se opuso a esta posibilidad de visitas públicas, al menos hasta que gracián elaborara el catálogo
de sus fondos.
Cuando en 1576 se concluyó dicho catálogo y se hizo la entrega de
todos los libros a la comunidad jerónima, la posibilidad de estos préstamos se
incrementó, convirtiéndose en una merced nada excepcional. En 1585 Felipe
II ordenó al prior de san lorenzo que dejara llevarse a juan lópez de Velasco
los libros que necesitara para la corrección de las obras de san Isidoro, dispensándole de la lógica prohibiçion que está hecha para que no salgan de la
librería. El proyecto de editar las obras completas de san Isidoro de sevilla,
propuesto al rey por álvar gómez de Castro en 1571, influyó de una manera
muy poderosa en el desarrollo de un proyecto cultural para la biblioteca de El
Escorial, en especial hacia su definición como eje del neogoticismo político y
cultural. san Isidoro había sido una de las principales figuras intelectuales de
la Hispania visigótica y su pensamiento había sido recuperado en parte por el
humanismo renacentista, que veía en él a un representante de la cristiandad
primitiva, sólo posterior en dos siglos a san Agustín o san jerónimo, y no de
menor entidad que éstos padres de la Iglesia. la figura de san Isidoro arrastró
consigo al resto del pasado medieval hispánico, que se convirtió también en
una prioridad. la unidad de España era una idea anhelada desde la época de la
invasión árabe del reino visigodo de don Rodrigo. tras la finalización de la
Reconquista en 1492, se consideraba que este antiguo reino había sido restaurado, acuñándose un marcado neogoticismo en el pensamiento político español
(no sólo castellano). En esta tarea de política cultural Felipe II contó con la colaboración de sus cronistas jerónimo zurita y Ambrosio de morales. sus Anales de Aragón o su Crónica de España eran obras emprendidas a través de
rigurosos métodos de investigación, que desmentían numerosos mitos populares. En su búsqueda de documentación medieval, ambos eruditos lograron
rescatar del olvido preciosos manuscritos medievales que Felipe II mandaría
guardar en la biblioteca de El Escorial como verdaderas reliquias del pasado
hispánico.
65. Hernando de Bribiesca a Antonio gracián dantisco (san lorenzo, 11-feb-1574). IVdj,
envío 61 (II), caja 82, fol. 59.
210
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la Regia laurentina en una imagen actual
sin embargo, tan prometedor inicio de la actividad de El Escorial como
biblioteca pública se interrumpió tras la muerte de su fundador, Felipe II, en
1598. Es cierto que en el siglo xVII aportaron dos grandes remesas de libros,
los arábigos del sultán marroquí muley Cidán, y los medievales del Condeduque de olivares, pero eran muy pocos los eruditos que acudían a su salón
de Frescos para consultar los libros. la razón estaba en el cambio cultural representado por el Barroco, menos interesado que el Renacimiento por la erudición filológica, y dominado, en muchos casos, por una disimulada
biblioclastia. Hubo que esperar a la segunda mitad del siglo xVIII, para que
con ilustrados, con su recuperación de los ideales clásicos, los libros de El Escorial recuperen su papel primigenio. Fue entonces cuando Burriel, mayans,
Floranes, Cerdà, llaguno acuden a su sala de lectura para consultar de nuevo
los libros depositados por Felipe II. mucho después, la Biblioteca de El Escorial, el primer reservorio de textos españoles medievales (primacía que sólo le
disputa la Biblioteca nacional) proporcionaría dos herramientas preciosas para
el medievalismo hispánico: los catálogos del beato julián zarco Cuevas (18871936), para manuscritos castellanos (1926), y del padre guillermo Antolín,
para los latinos (1910-1923). Ambas obras constituyen los testigos bibliográficos del extraordinario esfuerzo recopilatorio que Felipe II y sus consejeros
culturales emprendieron durante la segunda mitad del siglo xVI.
8
De libros, de librerías y de libreros
en la Segovia del Renacimiento
ALFONSO DE CEBALLOS-ESCALERA GILA, MARQUÉS DE LA FLORESTA
Universidade Técnica de Lisboa y Académie Belgo-Espagnole d’Histoire
me propongo realizar una cosa notable por ambiciosa, o mejor dicho
por excesivamente osada, cual es un intento semejante al de iluminar una amplia estancia con una diminuta linterna que apenas produce resplandores sobre
algunos de los muros y objetos que en ella se hallan. no otra cosa es el empeño
de precisar el ámbito del libro en una ciudad castellana del Renacimiento,
cuando no contamos apenas con los elementos de conocimiento imprescindibles. Confío, sin embargo, en que el indulgente y comprensivo lector me perdone el atrevimiento, aprovechándose de lo mucho o poco que sea yo capaz
de comunicarle.
la ciudad de segovia, cuna indiscutida de la imprenta en España, nos
ofrece algunas características especialmente interesantes a la hora de aproximarnos a la historia del libro y de las librerías como medios de acceso al conocimiento durante los últimos decenios del siglo xV y los que siguieron al
alumbramiento del Renacimiento: de un tamaño de población notable -pero
lejano al de una gran urbe, como lo eran entonces Valladolid o sevilla-, no
contaba con centros de enseñanza superior -como salamanca o Alcalá-, por lo
que el examen de la presencia del libro en ella puede deparar un panorama más
ajustado de la que tenía en la generalidad del reino de Castilla, considerando
que en los grandes centros universitarios ese panorama ha de ser, forzosamente
distinto, si no distorsionado. notemos además que la ciudad de segovia fue
sede de la Corte durante largos periodos, y que se había convertido ya en la
capital industrial del reino de Castilla merced a una pujante y muy desarrollada
industria textil.
212
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Vista de segovia en 1562, en un dibujo de Antón de las Viñas
(Antonius van der Wyngaerde)
Efectivamente, es bien conocido que desde los finales del siglo xV la
industria pañera segoviana alcanzó un auge notabilísimo, hasta el punto de
convertirse la ciudad, entre los años de 1480 y 1550, en la primera capital industrial de los reinos de Castilla. Esta industria se sustentaba sobre una inmensa
cabaña de ovejas merinas trashumantes que, tras su paso por los numerosos
esquileos de la zona, producían una lana finísima que alcanzó justa fama en
toda Europa. Además, al éxito de la propia industria de la fabricación de paños
-realizada por una masa laboral de tejedores, apartadores, cardadores, pelaires,
tintoreros, tundidores, etcétera- se sumó la aparición de una verdadera nobleza
urbana basada en el comercio, que difundió los productos segovianos por todo
el orbe conocido, desde la América hispana hasta los mercados de Flandes e
Italia: son los mercaderes o hacedores de paños, a los que el cronista barroco
diego de Colmenares llamaba señores de los paños, y calificaba de
verdaderos padres de familia, que dentro de sus casas, y fuera,
sustentan gran número de gentes (muchos de ellos a doscientas, y muchos a trescientas personas), fabricando por manos
agenas tanta diversidad de finísimos paños: empleo comparable a la agricultura, y muy importante en cualquiera Ciudad, y Reino...
Hacia 1580, la ciudad contaba con unos seiscientos telares y quince
batanes, y producía aproximadamente más de 16.000 piezas de paño de a 40
varas de longitud (33,4 metros) en cada año, nada menos. son los días de gloria
de los grandes mercaderes y hacedores de paños, los que crearían la imagen
REYES, MONJES Y SABIOS
213
del segoviano como un hombre económico, esto es, como un gran empresario(1).
la población segoviana, cifrada en 1480 en unos 9.000 habitantes, había crecido hasta los 16.000 habitantes ya en 1530, y hasta los 22.000 en 1591(2).
por otra parte, no parece ocioso recordar que fueron las ideas humanistas del Renacimiento italiano las que causaron una verdadera fames libri
entre los eruditos italianos, con frecuencia papas y príncipes, que bullían en
una verdadera pión libresca: un hambre de libros que la invención y desarrollo
de la imprenta a mediados del siglo xV no llegarían a saciar del todo. El papa
nicolás V fundó la Biblioteca Vaticana hacia 1444, adquiriendo libros y manuscritos por toda Europa, y abriendo luego su consulta a los eruditos; en 1445
la formaban unos 350 manuscritos, que diez años más tarde eran ya 1160; los
médici toscanos poseían 158 en 1456, y más de 1000 en 1494; y al millar se
acercaban las colecciones de nicoli, Visconti, Besarión y Federico de urbino.
la primera biblioteca particular española de orientación renacentista, fue probablemente la del Conde de Haro -según paz y melia-.
pero volvamos al objeto principal de estos párrafos. En segovia hubo
libros y bibliotecas desde tiempos muy remotos. la primera noticia que nos
ha llegado, proporcionada por Colmenares, se data en el siglo xII, cuando domingo pérez (o petit), mediante testamento otorgado en 11 de noviembre de
1117 destina parte de sus bienes a la fundación una biblioteca pública en la
iglesia parroquial de san miguel, sita en la plaza mayor, encargando de ello a
su heredero el prior de santa maría: et prior Sancte Marie... faciat bibliothecam
1. sobre la justamente denominada Segovia de los Paños: jean paul lE FlEm, “Vrais et fausses
splendeurs de l’industrie textile segovienne (vers 1460-vers 1650)”, en Produzzione, commercio
e consumo dei panni di lanna nei secoli XII-XVIII (Florencia, 1976), págs. 523-536. maría
AsEnjo gonzálEz, Segovia. La Ciudad y su Tierra a fines del Medievo (segovia, 1986).
ángel gARCÍA sAnz, “segovia y la industria pañera, siglos xVI al xIx”, en las Actas del
Congreso Segovia 1088-1988 (segovia, 1991), páginas 398-399. Alfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, La Casa del Sello de Paños (segovia, 2003) y “El final de la Real y Antigua
Fábrica de paños de segovia: algunas precisiones sobre un proceso poco y mal conocido (18141862)”, en Estudios Segovianos, 105 (2005), págs. 55-102. Ana Belén sánCHEz pRIEto y
Alfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, Sellos de paños (madrid, 2007).
2. ángel gARCÍA sAnz, Desarrollo y crisis del Antiguo Régimen en Castilla la Vieja. Economía y Sociedad en tierras de Segovia, 1500-1814 (madrid, 1977), pág. 45. maría AsEnjo gonzálEz, op. cit., págs. 142. VV.AA., Historia de Segovia (segovia, 1987), págs. 125. Vecindario
de la Ciudad de Segovia de 1561, edición de Alfonso de Ceballos-Escalera gila (segovia, 1991),
y Vecindario de la Ciudad de Segovia de 1586, edición de Alfonso de Ceballos-Escalera gila
(segovia, 1990).
214
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
bonam et donet illam pro anima mea Sancto Michaeli(3). muy pocos años después parece que existía otra librería en la parroquial de san martín, pues en el
año 1140 su abad pedro encargó al clérigo Bernardo Franco que copiase para
ella -lo hizo a lo largo de un año- el libro de las morales sobre job, obra del
papa san gregorio el magno(4). también en uno de los muros del atrio del templo de san martín se conserva aún la lápida sepulcral del presbítero lupus,
que vivió durante el mismo siglo xII, y aparece calificado en ella de scriptor(5).
He mencionado antes la presencia habitual de la corte en los alcázares
segovianos, a lo largo del siglo xV: no es asunto menor cuando se trata de historiar el acceso al conocimiento por la vía del libro. la corte castellana de aquella época -como tantas otras coetáneas- constituyó per se un importantísimo
centro cultural, pues en ella se reunían los más valiosos elementos culturales
del momento. muy en particular en la corte de don juan II (1406-1453), en la
que como es bien sabido las aficiones literarias y culturales del monarca atrajeron a los más grandes poetas de la época, desde juan de mena al marqués de
santillana. En un momento posterior, la corte de los Reyes Católicos reunirá
también a una pléyade de intelectuales, aunque ya predominando entre ellos
los teólogos y los letrados sobre los poetas y los literatos(6). la Reina Católica
fue muy estudiosa y erudita, e inculcó esos gustos a todos sus hijos(7): al ejemplo
de los príncipes castellanos, la alta nobleza se dio al estudio, y hasta los hijos
de los grandes hasta entonces meros guerreros, alcanzaron cátedras universitarias -en salamanca enseñaron ciencias y lengua los vástagos de los duques
de Alba de tormes, y de los Condes de Haro y de paredes-.
3. ACs, sig. 1-2. luis miguel VIllAR gARCÍA, Documentación medieval de la Catedral de
Segovia 1115-1300 (universidad de salamanca, 1990), doc. 5, págs. 48-49. Citado por diego
de ColmEnAREs, Historia de la Insigne Ciudad de Segovia (madrid, 1637), capítulo xIII,
pág. 219 (pero véanse las notas atinentes en la edición de la Real Academia de san quirce, segovia, 1969, pág. 225).
4. El documento que lo menciona se hallaba en la biblioteca del vallisoletano Colegio de san
gregorio, y lo transcriben garci RuIz dE CAstRo, Comentario sobre la primera y segunda
población de Segovia (ed. j.A. Ruiz Hernando, segovia, 1988), pág. 26; y diego de ColmEnAREs, op. cit., cap. xV, epígrafe 10.
5. santos sAn CRIstóBAl sEBAstIán y Esmeralda ARnáEz péREz-ARgotA, La Parroquia de San Martín de Segovia. Su historia y su arte (segovia, 1990), pág. 20.
6. marqués de lozoYA, Los orígenes del Imperio. La España de Fernando e Isabel, madrid,
1939, págs. 55-73.
7. César sIlIó CoRtés, Isabel la Católica, fundadora de España: su vida, su tiempo, su reinado (1451-1504), Valladolid, 1938, pág. 388.
REYES, MONJES Y SABIOS
215
Vista del Alcázar de segovia, que fue sede de la corte castellana durante gran
parte del siglo xV y las primeras dácadas del siglo xVI, a más de custodio del
tesoro Real castellano (en que se incluían entonces los libros
la importancia cultural de la corte, de toda corte, está pues fuera de
duda, porque en ella se imprimía, en quienes la habitaban, una neta civilté -el
término es de norbert Elías-, es decir un código de conducta y unas pautas culturales que constituían una verdadera civilización y un verdadero centro de
transmisión cultural -la cultura es siempre un traditio- como nos ha demostrado
sabiamente el profesor maravall(8). En la corte se congregaba lo más selecto
del reino, y todos los cortesanos tenían algo que enseñar y algo que aprender;
allí se aprendía no solo de la vida, sino de las letras y de las artes, del derecho
8. norbert ElIAs, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas,
madrid, 1987, págs. 99-129. josé Antonio mARAVAll, “la corte como saber en la Edad
media”, en sus Estudios de Historia del Pensamiento Español, madrid, 1973, págs. 275-285.
216
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
y de la política(9). siempre, en todo caso, la corte es una escuela, en las acertadas palabras del profesor y académico marqués de lozoya, y por eso Baltasar
de Castiglione, en su celebérrima obra El cortesano, publicada en 1528, la presenta como si fuese una verdadera academia. por todas estas razones, yo estoy
convencido desde hace mucho tiempo, y lo afirmo ahora en sede universitaria,
que es ya hora de considerar la corte como uno de los centros de enseñanza
superiores del reino, y a la misma altura que las principales de sus universidades.
En la corte castellana, pues, va a tener lugar una gran difusión del libro
-tanto el manuscrito como el impreso- como medio más idóneo para la difusión
de la cultura y el acceso al conocimiento. Y ese libro, por su escasez y por su
elevado precio, va a ser considerado, naturalmente, como un verdadero tesoro.
Y no escojo este término en un sentido figurado: no, es que a finales del siglo
xV los libros, objetos raros y preciados, van a formar parte integrante del tesoro Real de Castilla, conservado en el Alcázar segoviano durante los dos últimas centurias de la Edad media y buena parte de la Edad moderna.
la del tesoro Real es institución a la que he dedicado alguna atención,
y no me parece inoportuno recordar aquí esas referencias(10). El Alcázar segoviano, sin duda de fundación romana, e importante fortaleza documentada
desde el siglo xII, fue residencia regia frecuentemente durante la baja Edad
media: en él habitaron los Reyes, muy señaladamente los de la familia de tras9. sobre la importancia de la corte como ámbito de poder, pueden consultarse las obras de marc
BloCH, La sociedad feudal. Las clases y el gobierno de los hombres; utilizo la edición castellana de méxico, 1958, pág. 40; de georges duBY, Los tres órdenes o lo imaginario del feudalismo (madrid, 1992), pág. 383; del mismo autor, “los orígenes de la caballería”, en Hombres
y estructuras, págs. 209-228; de percy Ernst sCHRAmm, Herrschaftszeichen und Staatssymbolik. Beiträge zu ihrer Geschichte vom 3. bis zum 16. Jh. (stuttgart, 1954-1956, 3 vols); de joël
BlAnCHARd (ed.), Représentation, pouvoir et royauté à la fin du Moyen Âge (parís, 1995);
y de Aldo sCAglIonE, Knights and Court. Courtliness, Chivalry et Courtesy from Ottonian
Germany to Italian Renaissance (Berkeley y los ángeles, 1991). sobre la corte española y sus
aspectos culturales, los trabajos de Frances minto EllIot, Old Court Life in Spain (londres,
1893, 2 vols.); Fernando BouzA álVAREz, “servir de lejos. Imágenes y espacios del cursus
honorum cortesano en la España de los Austrias”, en ángel Vaca lorenzo (coord.), Europa:
proyecciones y percepciones históricas (salamanca, 1997), págs. 71-86; y “tiempo y espacio
en la corte de Carlos V. Vidas de palacio”, en Carlos V. Europeísmo y universalidad. I, La figura
de Carlos V (madrid y granada, 2001), págs. 47-56.
10. Alfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, Alcaides, Tesoreros y Oficiales de los Reales
Alcázares de Segovia (Valladolid, universidad de Valladolid, 1995); en particular las páginas
139-152.
REYES, MONJES Y SABIOS
217
támara, que lo convirtieron en el más suntuoso palacio del Reino, y allí se celebraron Cortes y otros actos y festejos públicos. En especial don juan II y
don Enrique IV realizaron en la fortaleza-palacio importantísimas reformas,
pues entre sus muros, además de residir constantemente aquellos monarcas, se
encerraba el tesoro regio. El marqués de lozoya nos recordaba que la nueva
dinastía de los Trastamara, de príncipes aficionados al lujo y a los placeres
del espíritu, quiso convertir esta serie de salones [del Alcázar] en un palacio
que sería el más suntuoso de Castilla, rival de los alcázares andaluces(11).
Como consecuencia de lo anterior, tuvo el castillo, durante los siglos xIV y
xV, una notable presencia en la ciudad, marcada por los alborotos y las luchas
políticas (a veces muy sangrientas, como las de 1320-1322, 1467 y 1506-1507).
En 1470, don Enrique IV otorgó su tenencia y alcaidía a su mayordomo don
Andrés Cabrera, pronto marqués de moya y señor de Chinchón; esta merced
fue convertida en hereditaria por los Reyes Católicos, en 1475, al mismo personaje y a su esposa doña Beatriz de Bobadilla, conjuntamente. desde finales
del siglo xV, tras la marcha de la Corte, que ya sólo lo habitaría muy ocasionalmente, el edificio apenas tuvo vida oficial.
la circunstancia de haber sido el Alcázar de segovia la sede o depósito
del tesoro Real de Castilla es la causa inmediata de la institución de un oficial
directamente encargado de su custodia; oficial que, por los avatares de la pequeña historia, quedó radicado en segovia incluso después de que las joyas y
ricos efectos encomendados a su custodia hubieran salido ya de esta ciudad.
El tesoro era, en los siglos de la baja Edad media, una parte importante
del poder Real, pues mediante su posesión y exhibición se garantizaba ese poderío ante súbdito y extranjeros. Esta exhibición era frecuente en segovia, normalmente para lograr ese efecto en el visitante de alta posición social o política.
Así le ocurrió en 1465 al barón león de Rosmithal de Blatna, a su paso por
segovia, pues reconoce que
no ví en España un alcázar más hermoso que éste, ni que tuviese tantas riquezas de oro y plata y alhajas, porque acostumbraban los reyes de España a tener guardados sus
principales tesoros y preseas en esta fortaleza ... Y otras muchas cosas vimos en el Alcázar dignas de admirarse(12).
11. marqués de lozoYA, El Alcázar de Segovia (segovia, 1960), pág. 15.
12. Viaje del noble bohemio León de Rosmithal de Blatna por España y Portugal, traducido y
editado por Antonio maría Fabié en Viajes por España, madrid, 1879, págs. 66-67.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Ya a comienzos del siglo xV encontramos que ese tesoro regio de Castilla y león se guardaba en esta fortaleza, pues en el testamento de don Enrique
III (toledo, 24 de diciembre de 1406), el monarca cita expresamente a Alfonso
garcía de Cuéllar, su contador mayor, que tiene el dicho mi tesoro; y más adelante que tiene por mí el dicho Alcázar de Segovia. El monarca ordenó en el
mismo instrumento que en la torre del Omenage, donde tiene el mi tesoro, que
no entre ninguno en ella, ni lo desapoderen de ella contra su voluntad; e que
le hagan el pleyto e omenage quando entraren en el dicho Alcázar, so pena de
caer en caso de traición ... e que ellos [los tutores] puedan e le dexen estar libremente en el dicho Alcázar...(13)
En tal emplazamiento se guardaría siempre ese tesoro, que en los primeros años del reinado de don Enrique IV llegó a ser de una riqueza fantástica,
según los cronistas de la época:
El Rey mandó que viesen las lavores que fazía en el Alcázar
de aquella çibdat, e mostróles sus joyas e plata, lo qual todo
mandó poner en una gran sala; e podría aver en la plata labrada de diversas formas fasta doze mill marcos, e allende
desto avía algunas pieças de oro en que podría aver fasta dozientos marcos, syn las joyas de gran valor que ally les mostró, asy en joyeles como en collares guarnidos de piedras e
perlas(14).
todavía diego de Colmenares, en 1637, se hacía eco de tan espléndido tesoro:
... con ostentación hizo mostrar a castellanos y granadinos
los tesoros de oro y plata labrada, y joyas, todo puesto en aparadores ostentosos en una espaciosa sala del Alcázar. Refiere
Palencia que había más de doce mil marcos de plata, y más
de doscientos de oro, todo esto en piezas de vajillas y servicios
de mesa, sin las joyas de adorno, collares, cintos, ajorcas y
apretadores que entonces se usaban, que era escesivo el oro
y pedrería. Tesoro grande en corto reino, en poco tiempo y sin
extorsiones de vasallos, que nunca las causó este Rey, siempre
13. pero lópEz dE AYAlA, Crónica de Don Enrique III de Castilla e de León (ed. B.A.E.,
tomo lxVIII, madrid, 1953), capítulo xIx.
14. Crónica anónima de Enrique IV de Castilla (Crónica castellana), cap. xIII (ed. m.p. sánchez
parra), pág. 25.
REYES, MONJES Y SABIOS
219
bueno en lo que todos son malos, y malo en lo que todos son
buenos, pues le faltaron codicia y severidad(15).
parte de este grande caudal se gastó en las continuas guerras civiles
que asolaron el Reino entre 1457 y 1477: tanto don Enrique como doña Isabel
hubieron de echar mano de estas riquezas, de lo cual hay abundantes testimonios(16); baste recordar uno bien insigne, el del comendador poeta jorge manrique (¿1440?-1478), en sus justamente admiradas Coplas a la muerte de su
padre
Las dádiuas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro
las vajillas tan febridas
los enrriques y reales
del tesoro,
los jaezes, los cauallos
de su gente, y atauíos
tan sobrados
¿dónde yremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?
Al morir la Reina Católica, la mayor parte del metálico del tesoro regio
enriqueño ha mucho que había desaparecido(17), pero aún se guardaban en el
15. diego de ColmEnAREs, op. cit., cap. xxxI, ep. IV (año de 1455).
16. Véase como ejemplo el documento 10 (datado en 1465) del apéndice documental de mi antes
citado estudio Alcaides, tesoreros y Oficiales de los Reales Alcázares de Segovia, en las páginas
247-249. En febrero de 1475, la Reina doña Isabel mandó que se le entregase todo el dinero
que hubiera en el tesoro, y de no bastar para subvenir a las necesidades de la campaña contra
los rebeldes, que se deshiciesen las joyas y vajillas para acuñar más moneda. Enrique de olIVER-Copóns, op. cit., pág. 157-158. por esta razón afirmaba garci RuIz dE CAstRo, op.
cit., cap. 9, que en el Alcázar avía grande thesoro que se a gastado en guerras.
17. miguel ángel lAdERo quEsAdA y margarita CAntERA montEnEgRo, “El tesoro
de Enrique IV en el alcázar de segovia, 1465-1475”, en Historia, Instituciones y Documentos,
31 (2004), págs. 307-352.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
don juan II, Rey de Castilla y león (1406-1454), músico, poeta y bibliófilo,
iniciador de la biblioteca regia castellana que continuarían enriqueciendo sus
hijos don Enrique IV y doña Isabel la Católica, en una imagen xilográfica que
representa la entrega por el poeta juan de mena de su obra Las Trescientas.
REYES, MONJES Y SABIOS
221
Alcázar otros muebles valiosísimos: libros, tapices y armas de gran mérito y
precio(18). durante el siglo xVI menudean todavía las órdenes regias solicitando
efectos y muebles a los tesoreros sucesivos; pero como estas solicitudes acabaron provocando el traslado a madrid de todo o la mayor parte de ese tesoro,
creo que a fines del siglo apenas quedaban en el Alcázar objetos de mérito.
Y vamos ya a lo que importa, que es resaltar que en dicho tesoro Real
se integraron, desde los días del Rey don Enrique IV, pero sobre todo durante
el de su sucesora la Reina doña Isabel, libros, muchos libros. lo que no significa que la Corona estableciese lo que hoy entenderíamos como una biblioteca, no: de hecho, los libros estaban allí sobre todo y ante todo como una parte
del patrimonio regio más preciado -esto ya lo dije en 1995, y he tenido una
enorme satisfacción al ver que la primera especialista en el tema, la profesora
Elisa Ruiz, lo ha corroborado en su obra definitiva sobre el patrimonio bibliográfico de la Reina(19)-. Y dado que la profesora Ruiz me seguirá luego en el
uso de la palabra, no he de decir ni una más al respecto; tan solo insistir en que
la presencia de libros en el tesoro Real, por el contrario, significa, de una parte
que el libro se había convertido ya entonces en un objeto patrimonial de precio
y de consideración; y de otra, que su utilización como medio de difusión del
conocimiento se había generalizado ya.
Ese entorno cortesano hubo de influir poderosamente en la ciudad de
segovia, y muy especialmente en sus élites, que no eran otras entonces que las
que formaban el estamento caballeresco, al que se iban ya incorporando letrados y conversos. En aquella corte castellana, y con los libros que en ella circulaban, se educaron los jóvenes de la más alta nobleza segoviana, en todo caso
adscritos a lo que se ha dado en denominar caballería urbana. Y se educaron
bien, pues no es de olvidar que de aquella segovia salieron catedráticos célebres, como el maestro juan de segovia (1400-1458), catedrático de salamanca
18. según el inventario hecho en 1503 por gaspar de gricio, de orden de la Reina Católica;
cuyo texto ocupa más de cien folios, y ha sido publicado dos veces: primeramente por el marqués
de la Fuensanta del Valle et alii, en la Colección de Documentos Inéditos para la Historia de
España, vol. lxxxI; y más recientemente por josé FERRAndIs en Datos documentales para
la historia del Arte Español, vol. III. también debe consultarse a Francisco javier sánCHEz
CAntón, Libros, tapices y cuadros que coleccionó Isabel la Católica (madrid, 1950).
19. Elisa RuIz gARCÍA, Los libros de Isabel la Católica. Arqueología de un patrimonio escrito
(salamanca, 2004).
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
-a la que legó una importante biblioteca- y gloria del Concilio de Basilea(20); el
doctor Andrés laguna (1499-1559), médico del Emperador y de los papas
pablo III y julio III(21); o los hermanos luis y Antonio núñez Coronel (14801521), que tantísimo lucieron en la sorbona(22). por citar solamente a unos pocos
de ellos, ya que, según su coetáneo el bachiller garci Ruiz de Castro, yo conogcí un tienpo, en el año de 1530, a ocho catredáticos segovianos en Salamanca(23).
Al tratar del acceso al conocimiento, es imprescindible hacer referencia
a los centros docentes que entonces existieron en segovia, que ciertamente no
nos son bien conocidos. la ciudad no contó jamás con universidad, por lo que
el sistema de enseñanza local no alcanzaba sino a las primeras letras, y a las
primeras nociones de teología, gramática y artes. las enseñanzas superiores
se impartían, solamente a los jóvenes varones, en algunos de los conventos segovianos, especialmente en el de santa Cruz la Real, de frailes dominicos, que
era el único de la ciudad que tenía la categoría académica de estudio general
de Artes y teología, y que a partir de 1599 se vino a convertir en universidad,
otorgando grados de maestro y de doctor, y cuyas cátedras amplió el Rey don
Felipe IV a instancias de un confesor suyo, hijo de este convento. El padre fray
juan de navamuel nos ilustra brevemente sobre el sistema de enseñanza de
dicho estudio general(24).
¿Cómo eran las bibliotecas de aquellos centros conventuales de enseñanza?. Este es un punto que aún está muy oscuro(25), aunque ciertamente cabe
suponer que todos ellos contarían con un elenco librario más o menos relevante.
20. julio gonzálEz, El Maestro Juan de Segovia y su biblioteca (madrid, 1944).
21. luis sánCHEz gRAnjEl, “Vida y obra del doctor Andrés laguna”, en Estudios Segovianos, xII (1960), págs. 25-44. pero todo el volumen está dedicado a la egregia figura de este
humanista.
22.teófilo HERnAndo, “luis y Antonio núñez Coronel”, en Estudios Segovianos, xxI
(1969), págs. 385-422.
23. garci RuIz dE CAstRo, Comentario, op. cit., pág. 30.
24. AHn, Clero, libro 12389: Estatutos del Estudio de Sagrada Escritura que fundó el maestro
fray Juan Martínez, confesor del Rey, 1657. Fray juan de nAVAmuEl, Cueba de Santo Domingo en Segovia (madrid, 1752), en el Prólogo al lector (in fine), y págs. 25, 37-38, 40, 69,
102-103. maría josefa lloREntE tABAnERA “El Convento de santa Cruz”, en Estudios
Segovianos, xIII (1961), págs. 27-67; en especial las págs. 40-41. Rafael RódEnAs VIlAR,
Vida cotidiana y negocio en la Segovia del Siglo de Oro. El mercader Juan de Cuéllar (salamanca, 1990), pág. 31.
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portada de la iglesia del convento de dominicos de santa Cruz la Real, sede
del Estudio general segoviano en que se educaron los hijos de la nobleza local
durante varias centurias, y que tuvo una importante librería
En el convento dominicano de santa Cruz la Real hubo, ciertamente, un copiosa librería -a ella se refiere algunas veces el fray juan de navamuel-, útil
para ese Estudio general de teología y Artes que en el mismo hubo y al que
acabo de referirme. también nos consta la existencia de una librería en el convento jerónimo del parral, pues el padre sigüenza la cita como construida durante el reinado del Rey don Enrique IV, diciendo que se le prestó una especial
atención desde la fundación regia del convento a partir de los años de 1454 -
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de obra real la califica-, y que todavía él alcanzó a conocer allí a un fraile anciano que realizó un libro de coro desde el pergamino a la encuadernación, escribiéndolo e iluminándolo, y una vez acabado lo ofreció a dios y a la Virgen
sobre el altar mayor de la iglesia conventual(26). Acredita la existencia de dicha
librería, y de su importancia en la vida conventual, una orden regia dada en el
otoño de 1499, en la que se menciona expresamente: la incitativa al corregidor
de segovia para que provea sobre un molino de papel construido junto a la librería del Monasterio de Nuestra Señora de Santa María del Parral, extramuros de la ciudad, cuyo ruido no deja estudiar ni reposar a los frailes, para
que vuelva a ser molino de pan como era en principio(27).
En 30 de mayo de 1466, por iniciativa del erudito obispo Arias dávila,
el Rey don Enrique IV concedió privilegio a la ciudad para el establecimiento
de un Estudio de gramática, lógica y Filosofía moral, dotándolo con treinta
y ocho mil maravedíes de renta anual, mediante un juro perpetuo situado sobre
rentas reales de las alcabalas de ciertos lugares de la tierra de segovia, y de
las tercias de algunas iglesias y parroquias de la Ciudad y sus arrabales(28). El
Estudio, administrado por la Ciudad bajo la supervisión del obispo -siendo el
deán y provisor del obispado su rector-, contaba con varios letores catedráticos
y otros repetidores. según mis notas, parece ser que primeramente se ubicó en
la colación de san martín, donde ya se mencionan en 1466 el corral e casas
del estudio(29), pasando luego a la de san nicolás, donde en 1482 se mencionan
25. Balbino VElAsCo BAYón, “las órdenes religiosas en el pontificado de Arias dávila”,
en Segovia en el Siglo XV. Arias Dávila: Obispo y Mecenas (salamanca, 1998), págs. 323-336.
26. Fray josé de sIgÜEnzA, Historia de la Orden de San Jerónimo (madrid, 1595-1605, 3
vols.), I, capítulo xlI, págs. 347-352.
27. Ags, Rgs,1499, octubre, doc. 449.
28. El original en ACs, sig. 18-12. los lugares, cargados con 18.750 maravedíes, eran los de
Villacastín, navas de zarzuela, lastras, miguel Ibáñez, santa maría de los Huertos, Cienpozuelos, Bercial, pinarnegrillo, Fuentes, moraleja, Aldehuela y la Cuesta; mientras que las parroquias, cargadas con 19.250 maravedíes, eran las urbanas de san salvador, san Esteban, san
sebastián, san Román, la trinidad, san quirce, san nicolás, san juan, san pablo, san Clemente,
san millán y santo domingo, san Andrés, san martín, san Facundo y santa olalla, y las rurales
del Cuadrón, Cabanillas del monte, El parral, Escarabajosa, El temeroso y Costanzana.
29. se menciona en una escritura de enero de 1466, por la que el regidor Alonso martínez tomó
a censo unas casas en la calle de la Cintería: ACs, Inventario de los censes, traspasos y truques;
y en Registro de gabriel de guevara, n1 4, d; y en la vitrina 17 (Casas del ama del Infante).
REYES, MONJES Y SABIOS
225
monjes jerónimo del convento de santa maría del parral, donde existió una
buena librería. la importancia del clero regular en la difusión del libro y de la
lectura fue todavía muy importante en el siglo xVI castellano
unas casas donde solían estar las escuelas de gramática(30). Este privilegio fue
confirmado por los Reyes Católicos en toledo a 20 de mayo de 1482, y de
nuevo por su hija la Reina doña juana en sevilla a 4 de noviembre de 1508(31).
los últimos documentos que de aquel centro de enseñanza nos han llegado, se
datan en los años de 1536(32): a partir de aquellos tiempos debió de decaer la
30. AHn, Clero, libro 13083 (Casas dadas a censo por el cura de san quirce a Antón Rodríguez
de la Cilla).
31. Copia del privilegio y de las sucesivas confirmaciones por diego de ColmEnAREs, Aparato de la Historia de Segovia, Archivo de la Catedral de segovia, ms. B-360, fols. 155-160
(transcrito y publicado por mariano quintanilla, “Estudio de gramática y Filosofía”, en Estudios
Segovianos, III (1951), págs. 234-246.
32. todos los privilegios, documentos y cuentas originales, en ACs, sig. 18-12.
226
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
fundación, pues en adelante ya apenas consta testimonio histórico de su existencia.
Hablemos ya de las personas, es decir de algunos intelectuales y eruditos de la época, que reunieron librerías más o menos extensas y más o menos
selectas. En primer lugar los Reyes, particularmente don juan II, don Enrique
IV -que ya reunió unos 80 volúmenes, según el profesor ladero quesada-. pero
sobre todo su nieta doña Isabel la Católica, que ya hemos visto que integró en
el tesoro Real varios centenares de selectos volúmenes -cinco por lo menos-.
de ello ha tratado magistralmente la profesora Elisa Ruiz garcía, agente en
este seminario, y no osaré yo repetir aquí sus atinadas conclusiones.
En un segundo lugar, poseyeron libros los más preclaros representantes
del estamento eclesiástico, encabezado por obispo don juan Arias dávila
(c.1425-1497)(33), el gran humanista de origen converso que fue quien introdujo
la imprenta en España, estableciendo en segovia en 1470 el taller del germano
juan parix. Este prelado, de quien también he dicho que fundó en 1466 el Estudio de gramática, fue hombre declaradamente bibliófilo, como ha demostrado brillantemente el profesor Fermín de los Reyes en varios de sus
trabajos(34). la librería de la catedral segoviana es en gran medida heredera de
la de aquel obispo bibliófilo, de quien no diré más porque la suya es un figura
reiteradamente tratada por los especialistas, como también lo han sido sus libros y sus aportaciones a la imprenta española.
otro ilustre bibliófilo segoviano del momento fue el deán juan lópez
de segovia. nacido hacia 1440, fue hijo de gonzalo lópez Cocodrillo y de
Catalina lópez, y debió de ser de linaje judío, pues consta que su madre era
conversa y que fue penitenciada y quemada por judaizante. Estudió la gramática latina en segovia, y más tarde ambos derechos en la universidad de salamanca, donde obtuvo el grado de doctor en derecho y explicó una cátedra.
Entonces debió de ordenarse de sacerdote, logrando un beneficio en la parroquial segoviana de santa Columba; más tarde fue abad de Cabañas, canónigo
-lo era ya en 1467- y deán de la catedral de segovia -lo era ya en 1475-, y como
tal asistió al sínodo de 1478. Indispuesto con un poderoso de la corte y acusado
33. su figura ha sido bien estudiada por varios autores, en particular los reunidos en dos volúmenes colectivos: Segovia en el Siglo XV. Arias Dávila: Obispo y Mecenas (salamanca, 1998);
y Juan Párix, primer impresor en España (Burgos, 2004).
34. Fermín de los REYEs gómEz, “El obispo bibliófilo: Arias dávila y los libros”, en Juan
Párix, primer impresor de España (segovia, 2004), págs. 225-261.
REYES, MONJES Y SABIOS
227
de judaizante, fue denunciado y hubo de pasar a Roma para defenderse de la
acusación: allí estaba en 1484, cuando recibió algunas gracias pontificias, como
el oficio de protonotario apostólico, y en el castillo de sant’Angelo fue preso
entre los años de 1487-1488. por entonces, a instancias del cardenal marco
Balbo, escribió su tratado De matrimonio et legitimatione, impreso en Roma
en 1488. también en 1487 hizo pintar en Roma un cuadro de Cristo con la Verónica, y su propia efigie orante a los pies, que colgó durante siglos de los
muros de la capilla mayor de santa Columba. tras ser liberado, el cardenal
piccolomini, arzobispo de siena -y futuro papa pablo III-, le nombró su vicario
general, cargo que sirvió con mucho acierto, escribiendo el tratado De libertate
ecclesastica (impreso en siena en 1491) para fijar la posición de su amo el arzobispo en su enfrentamiento con los magistrados sieneses. Entretanto siguió
escribiendo, siendo autor de dos tratados más, titulados De confederatione
Principum, et potestatum una cum questionibus aureis, notatique dignisimis
(siena, 1491), y De bello et bellatoribus (escrito entre 1491 y 1495 pero impreso póstumamente en 1513), en el cual se adelantó a las tesis de Francisco
de Vitoria sobre el derecho de la guerra. la muerte le alcanzó en Roma en
1496, en cuyo templo de santa maría del pópolo (en el brazo derecho del crucero) fueron sepultados sus restos(35).
dejó fundada una riquísima capellanía -casi una colegiata- en la iglesia
parroquial segoviana de santa Columba, para su entierro y el de sus deudos,
ornada de importantes reliquias traídas de Roma, con rentas eclesiásticas señaladas en muchos pueblos del contorno y de otras diócesis, dotación para capellán mayor, cinco capellanes, sacristán, mayordomo, y una espléndida capilla
de música y coro -organista, diez cantores, seis niños, ministriles y maestroque llegó a competir con la de la propia Catedral. pero lo más relevante para
nosotros es que aquel clérigo humanista dotó esa capellanía con una buena biblioteca: sin duda la que él mismo había formado durante sus largos años de
35. diego de ColmEnAREs, Vidas y escritos de escritores segovianos, apéndice a la segunda
edición de la Historia de la Insigne Ciudad de Segovia (madrid, 1640), págs 703-706. tomás
BAEzA gonzálEz, Apuntes biográficos de escritores segovianos (segovia, 1877), págs. 1418. gabriel maría de VERgARA mARtÍn, Ensayo de una colección bibliográfica-biográfica
de noticias referentes a la provincia de Segovia (guadalajara, 1903), pág. 535-536. juan de
VERA, “notas sobre escritores segovianos”, en Estudios Segovianos, III (1951), pág. 193. santos sAn CRIstóBAl sEBAstIán, “parroquia de san millán, iglesias, instituciones y cofradías del barrio”, en El Libro de la Catorcena, segovia, 1977, págs. 99-100. Alfonso de
CEBAllos-EsCAlERA gIlA, “juan lópez de segovia”, en el Diccionario Biográfico Español (pendiente de publicación por la Real Academia de la Historia).
228
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
estancia en Italia. lamentablemente, no ha llegado hasta nosotros ni un solo
inventario de lo que debió ser -porque sin duda contuvo manuscritos e incunables- un interesantísimo elenco librario(36).
Veamos ya, en tercer lugar, las librerías de los letrados. Ciertamente,
al menos en segovia -y no hay motivo para pensar que en esto fuese diferente
de otras urbes de la época- fueron los letrados, los juristas y los abogados los
que, debido a sus necesidades profesionales -siempre basadas en el estudio y
análisis de los textos legales-, reunieron bibliotecas jurídicas selectas. Conocemos en segovia tres casos muy representativos de este estamento letrado en
las personas del licenciado peralta, del bachiller garci Ruiz de Castro, y del
licenciado jerónimo Arias de Virués.
El licenciado sebastián de peralta (1473-1540) llevó una vida a la vez
apasionada y apasionante, que se refleja en su interesantísimo testamento(37).
nacido durante el último año del reinado de Enrique IV, pasó su infancia y primera niñez en segovia, durante la guerra civil que terminó con el triunfo de
los Reyes Católicos. privado de su padre diego de peralta durante los años
que éste pasó al servicio de los monarcas en las guerras de granada -donde
ganó su escudo de armas en el campo de batalla-, sebastián se licenció en leyes
en la universidad de salamanca, y parece haber inaugurado su carrera de jurista
en 1500, cuando el Consejo Real le nombró pesquisidor en el reino de granada:
su posterior tenacidad de litigante ya se revela y tal vez se aprendiese en aquellos pleitos interminables. Antes de 1506, una cuestión que tuvo en segovia
ocasionó su fuga y refugio en el alcázar, cuyo alcaide era tío suyo. probablemente durante esos años el licenciado se había casado con doña maría de ulloa
y Fonseca, prole de la importante y aristocrática familia de toro, señores de
Coca y Alaejos, estableciendo su residencia en la colación de san Román.
36. no se conservan noticias de esos libros ni en el Archivo parroquial de san millán (al que a
mediados del siglo xIx se anejó la extinguida parroquial de santa Columba), ni en el Archivo
Histórico nacional, sección de Clero. pero en ambos hay otros documentos atinentes a esta capellanía del deán don juan lópez de segovia, así como en el Archivo de la Catedral de segovia
(ACs), cajas F144, H50bis y l50.
37. Conservado en segovia por el general don joaquín Ceballos-Escalera de la pezuela, marqués
de miranda de Ebro, y estudiado por su deudo el erudito Carlos de lECEA gARCÍA, El licenciado Sebastián de Peralta. Bosquejo histórico-biográfico, segovia, 1893. su transcripción y
edición íntegra, realizada conjuntamente por Ian michael, catedrático de la universidad de oxford, y el autor de estas páginas, está ya próxima.
REYES, MONJES Y SABIOS
229
tanto el licenciado como su padre se vieron involucrados, como la
mayoría de los caballeros segovianos, en las turbulencias ocasionadas por la
muerte de la Reina Isabel en noviembre de 1504, formando parte del bando de
don juan manuel (partidario de doña juana y don Felipe), opuesto al de los
marqueses de moya, alcaides del alcázar de segovia (que sostenía a don Fernando el Católico). El odio era ya antiguo: en los días de Enrique IV los Cabrera Bobadilla, aliados de los conversos, desterraron a diego de peralta y a
sus hermanos de la ciudad, acción que dio lugar al duelo tenido entre el hermano de la futura marquesa de moya y un primo del licenciado, que terminó
con Francisco de Bobadilla descabezado y Francisco de peralta fugado de la
ciudad para siempre, con la consecuente confiscación y venta de sus heredades.
Estas viejas diferencias culminaron el día de san matías (24 de febrero de
1507), cuando el licenciado se vió obligado de refugiarse en la iglesia de san
Román junto a su padre y otros parientes, todos muy bien armados, donde se
defendieron heroicamente contra una fuerza de más de cuatrocientos soldados
de los marqueses. El combate acabó con el incendio del templo, y la prisión
del licenciado y sus secuaces.
Este episodio bélico, que el licenciado relata con vívidos colores, merece nuestra atención porque es atinente a los libros, y delata la mentalidad bibliófila del momento, explicando que a san Román truje todos mis libros,
resistiendo hasta que nos pusieron fuego hasta que toda la iglesia por los tejados se ardía, e caían las vigas sobre nosotros ardiendo, e todavía defendíamos la iglesia y entrada de ella ardiendo. Concluida la lucha, y una vez sanado
de sus heridas, dice el licenciado que yo fui a el Consejo, que estaba en Palencia, e me quejé de el encastillamiento e robos, e quema de la iglesia e mis libros, que me quemaron en ella todos... Y más tarde puse demanda a don
Hernando [de Bobadilla] de los bienes e libros que me quemaron. tras varias
peripecias otro día en amanesciendo fui a el cardenal e a el Consejo que estaba
en Madrid, e dile las cartas, e hizo lo que Su Majestad me mandó; e hice rescibir aprueba en mi pleito, e hizo probanza concluiose, e vióse en el Consejo.
Condenaron a don Fernando en trescientas mill por mis libros. Saqué la ejecutoria. Ejecutóle. Pagóme. Tengo la ejecutoria. Aclarando luego que mis libros que condené a un Hernando de Bobadilla en trescientos mil maravedís
por ejecutoria de el Consejo e me los pagó, que se quemaron en San Román.
Esto ocurría en 1517. seguidamente, fue nombrado oidor de la Real
Audiencia y Chancillería de Valladolid; durante la revuelta comunera de 15201521, peralta se declaró imperial, y tras la campaña fue severo corregidor de
230
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la segovia derrotada. dedicando el resto de sus días a interminables pleitos con
sus copropietarios y colindantes, y a ordenar su mayorazgo.
todavía en sus últimos días no ofrece el licenciado peralta un testimonio de su amor por los libros, al ordenar en su testamento de 1528 la fundación de un hospital y asilo para quince hidalgos pobres: por manera que
quiero e mando que esta dicha casa e hospital sea a el modo de colegio, e
como son los colegios de los estudios, e que los tales donados e colegiales,
aunque de edad, aprenda a leer e servir a Dios, e lean en el flos santorun, e
las Epístolas de San Jerónimo y en otros libros de romance míos de devoción,
e para ello lo dó e dejo a la dicha casa e hospital e colegio.
otro letrado interesante por su bibliofilia y sus libros fue el bachiller
garci Ruiz de Castro (c.1514-1491), caballero segoviano que tras estudiar en
la universidad de salamanca ejerció la abogacía durante toda su vida, dejando
además una extensa obra histórica y jurídica inédita -sólo en 1989 ha visto la
luz su Comentario a la primera y segunda población de Segovia-. Algunos de
esos tratados se conservan en la biblioteca catedralicia, y otro que se creía perdido fue localizado por quien esto escribe en la Biblioteca nacional, hará ya
unos quince años. lo más interesante de sus escritos es que en todos ellos solía
hacer mención expresa de las fuentes bibliográficas consultadas: su análisis,
que aún está por hacer, nos revelaría pronto cuáles eran los autores y los textos
que manejaba un escritor jurídico como el bachiller en una ciudad principal de
Castilla.
por último, el licenciado jerónimo Arias de Virués, caballero segoviano perteneciente a dos de los principales linajes conversos de la ciudad -los
de la Hoz, y los celebérrimos Arias dávila-. Hijo del regidor pedrarias de Virués, señor del Hermoro y mayorazgo de la Hoz, y de su segunda mujer doña
Ana osorio de Virués (viuda del comendador Hernando de saavedra), casados
en 1488; era nieto por línea paterna de gome de la Hoz, contador mayor de
Enrique IV, y de doña Isabel Arias dávila, hija a su vez del contador diego
Arias dávila. Hubo de nacer nuestro licenciado en la bellísima Casa de los
picos por los años de 1490, y tras estudiar en su ciudad natal (¿en el Estudio
de santa Cruz la Real?), pasó a cursar los estudios de leyes en la universidad
de salamanca, en la que se hallaba en 1517 -en aquel año ya habían fallecido
sus padres-. después sería licenciado y regidor de segovia, y años más tarde
sucedió en el mayorazgo fundado en 1486 por su tío el deán y protonotario
diego Arias dávila. Fue dos veces casado: la primera con la salmantina doña
Francisca de oropesa; y la segunda con la segoviana doña Catalina del Campo;
y de ambas tuvo hijos.
REYES, MONJES Y SABIOS
231
Como jurista fue uno de los más destacados de la segovia de su
tiempo, y llegó a ser abogado y oidor en la Real Audiencia y Cancillería de
Valladolid. de sus papeles personales -que hoy obran en mis manos por razones
familiares- colegimos que fue un gran litigante, muy aficionado a los pleitos
contra parientes y vecinos. Cuando, siendo ya octogenario, otorgó junto a su
esposa doña Catalina su postrer testamento en Valladolid el 7 de agosto de
1569, ante el escribano juan de Rozas(38), fundó un nuevo mayorazgo de llamamiento agnaticio, pero además estableció un verdadero fideicomiso -casi
un vínculo perpetuo- sobre sus libros y manuscritos, en favor de uno de sus
nietos, entonces niño de siete años:
Yten, yo el dicho licenciado Birués quiero e mando que luego
como yo fallesciere se ponga por ynbentario aparte toda mi
librería que yo tengo en mi estudio y en mis arcas, y todos los
bolúmenes de ynformaziones e cartapacios e todo lo demás
que yo tengo escripto en derecho, ansy de molde como de
mano, e ansimesmo todos los otros libros de rromanze de
molde y de mano que yo tengo e tubiere / y de latín, e que
puesto todo ello por ynbentario lo tenga e guarde después de
ys días doña Catalina del Campo mi muger, e después de sus
días Pedro Arias de Birués mi hijo, e los que ubieren de subceder en la dicha mejora de testamento e rremanente de
quinta e mayorazgo de mis bienes, y de la dicha doña Catalina
del Campo mi muger, para que estén en pie para los dar y entregar a las personas que aquí hirán declaradas con el vínculo, en seguridad e en la manera que aquí hirá puesta e
declarada, conviene a saver: para que después de mis días
aya e lleve toda la dicha mi librería Pedro Harias de Birués
mi nieto, hijo de Pedro Harias de Birués mi hijo, e de la señora doña Ana de Castañeda my nuera, con tal condición que
se llame y nombre en tal caso de mi nombre e apellido de Birués, e no de otro nonbre e apellido ninguno, e que traiga las
armas de Birués en su escudo a la mano derecha / e que si se
38. Archivo Ceballos-Escalera, segovia, sección mansilla, legajo III, doc. 33, a los folios 10v12. mi buen amigo Félix martínez llorente, profesor de la universidad de Valladolid, me ha
favorecido otra vez buscando en los protocolos vallisoletanos, aunque sin éxito, el inventario
de bienes que debió realizarse tras la muerte del licenciado.
232
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
llamare de otro nombre sino solamente de Birués, que pierda
esta dicha manda y pase por el mismo caso e lleve toda la
dicha librería en la manera que dicha es e con las mismas
condiciones otro su hermano, el que le paresciere ser más ábil
para estudiar, hijo del dicho Pedro Harias mi hijo, el que doña
Catalina del Campo mi muger nombrare si a la sazón fuere
biba... e ansimismo en los descendientes barones dellos, conque el que ubiere la dicha librería estudie e travaje el estudio
para que sea letrado y como tal se pueda aprobechar e aprobeche de la / dicha librería. E a falta vde los hijos barones del
dicho Pedro Harias mi hijo, e de los dichos sus descendientes
barones aunque los aya sino quisieren cumplir las dichas condiciones , para tal caso mando toda la dicha librería al monesterio de Nuestra Señora Santa María la Real çerca de
Nieba... pongan todos los dichos mis libros e bolúmenes de
ynformaciones según que de suso van declarados, poniendo
a cada libro e bolumen su cadena para que estén perpetuamente en el dicho monesterio sin que se puedan quitar ny
sacar de allí. E quiero e mando y es mi boluntad que la dicha
mi librería que ansy yo dexo a los dichos mis nietos e a los
otros sucesores descendientes barones por su horden de barón
en varón e de mayor en / mayor, en la manera que dicho es,
con las dichas condiciones, no se entregue a ninguno dellos
hasta que aya estudiado en cánones y en leyes, o en solas las
leyes, por tiempo y espazio de ocho años cumplidos, y conque
dé seguridad que tendrá sienpre en pie la dicha librería y bolúmenes e ynformaciones, que no las benderá ni enaxenará, e
que después de sus días o en su vida, luego que no cunpliere
las dichas condiciones, la entregará toda enteramente al que
después la ubiere de aver, conforme a lo susodicho e a las condiciones en esta manda contenidas e declaradas.
Y sin duda aprovecharon los libros al nietecillo, puesto que con el
tiempo llegó a ser un gran erudito: todavía el 28 de junio de 1626, su aludido
nieto el sabio escritor don pedro Arias de Virués, deán de segovia y arcediano
de sepúlveda, electo obispo de Ciudad Rodrigo, recordaba al otorgar su testamento que
REYES, MONJES Y SABIOS
233
el licenciado Jerónimo Arias de Virués, mi señor y abuelo, en
el año de 69, bajo del testamento con que murió, me dejó sus
libros e informaziones en derecho, que en aquel tiempo balían
mucho, con proibizión de enajenazión, y que si no tubiese yo
hijos eredasse estos papeles la Capilla de la Piedad el monasterio de Santa María la Real de Nieva, donde está enterrado, y por descargo de mi conzienzia digo que los más
destos libros eran y son de impressiones antiquíssimas, y de
zinquenta y seis años a esta parte que a que murió el dicho
mi abuelo, se an impresso tanta cantidad de libros y tan buenos, que los antiguos en su comparazión no balen nada. Y en
mis caminos a Roma me an urtado muchos...(39)
Y yo añado: sic transit omnia, porque los días renacentistas del licenciado Arias de Virués, en los que el libro era tan apreciado, parece que ya habían pasado entonces.
no me he referido hasta ahora más que a los lectores eruditos y letrados, a los que leían en la intimidad. pero es que había entonces otros lectores
de un carácter muy distinto: me refiero tanto a quienes leían en voz alta los libros de devoción y los libros de recreo y deleite, e incluso de alta cultura grecolatina, para terceros oyentes y en ambientes generalmente selectos -costumbre
esta que ha llegado hasta bien entrado el siglo xx-; como a quienes eran en la
práctica unos profesionales de la divulgación de noticias misceláneas -por
ejemplo, los narradores populares, con sus romances o los célebres pliegos de
cordel-. Ciertamente que esta clase de lector-narrador se encabalga justamente
entre la tradición de la cultura oral y la de la cultura escrita, que junto a la expresión icónico-visual fueron las tres maneras de transmitir el conocimiento
en aquella época(40). naturalmente, de la presencia y de la actividad de estos
lectores-mediadores, aunque no cabe dudar de ellas, apenas nos ha llegado ningún testimonio coetáneo.
Finalmente, es forzoso decir algo acerca de otros profesionales relacionados con el mundo del libro: me refiero a quienes los realizaban físicamente, y también a quienes comerciaban con ellos. nuestro conocimiento sobre
39. AHpsg, protocolo 1313, folios 294-296; ante diego lópez.
40. josé manuel pRIEto BERnABé, Un festín de palabras, imágenes y letras. Lectores en la
España del Siglo de Oro (madrid, CsIC, 2008), págs. 9-22.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
este importante aspecto del mundo del libro es absolutamente deficiente para
el periodo del que estamos tratando, sin embargo de que nos han ilustrado con
sus profundos saberes el desaparecido Carlos Romero de lecea, y el profesor
Fermín de los Reyes. sabemos, sí, que el impresor alemán juan parix tuvo su
taller en segovia entre 1471 y 1475; pero después de su marcha al sur de Francia no quedó en segovia ningún taller, ni lo habría ya durante un siglo largo(41).
En cuanto al libro manuscrito, mucho más artesanal, lo realizaban calígrafos e iluminadores, de los que sin duda hubo muchos establecidos en segovia, aparte de los frailes dedicados a tales menesteres, sin que apenas
conozcamos los nombres de unos pocos. notemos, además, que casi todos ellos
eran también encuadernadores, y que a veces acabaron siendo también mercaderes de libros, o sea libreros. durante el reinado de don Enrique IV y los primeros años de sus sucesores los Reyes Católicos, floreció en segovia -en la
autorizada opinión de la profesora de esta misma universidad doña Ana domínguez Rodríguez, sin duda la primera especialista española en la materiael taller del iluminador juan de Carrión, criado del obispo Arias dávila, descubierto hace casi un siglo por manuel gómez moreno, con una obra importante datada entre 1442 y 1479, y documentada hoy en las catedrales de
segovia y ávila, Biblioteca nacional, Biblioteca del Escorial, Biblioteca de
Berlín, British Library londinense, biblioteca de la universidad de Cambridge,
Morgan Library neoyorkina, y Bibliothèque Nationale y Escuela de Bellas
Artes de parís(42). según la profesora domínguez, hubo entonces en segovia,
41. Antonio odRIozolA, Nacimiento y ocaso del libro y la imprenta de Juan Párix en Segovia
(1472-1474?), segovia, 1974. Carlos RomERo dE lECEA, “Raíces romanas de la imprenta
hispana”, en Historia de la Imprenta Hispana, madrid, 1982, págs. 9-66; y “Roma y segovia
en el amanecer de la imprenta hispana”, en Estudios Segovianos, xxxVII (1996), págs. 637648. Fermín de los REYEs gómEz, La imprenta en Segovia (1472-1900), madrid, 1997, 2
vols.; y “orígenes de la imprenta española. Estado de la cuestión”, en Juan Párix, primer impresor de España (segovia, 2004), págs. 65-82; y “la imprenta de juan párix en segovia”, idem,
págs. 127-146; y “las ediciones segovianas de juan párix”, ibidem, págs. 171-200. Además,
Asegovia y los orígenes de la imprenta española”, en Revista General de Información y Documentación, 15 (2005), págs. 123-148.
42. josefina plAnAs BádEnAs y Ana domÍnguEz RodRÍguEz, “Iluminación en ávila
y segovia durante el siglo xV: los libros litúrgicos del grupo de juan de Carrión”, en Archivo
Español de Arte, 256 (1991), págs. 471-487; y “El taller de juan de Carrión: los libros seculares”,
en Archivo Español de Arte, 264 (1993), págs. 353-371. Ana domÍnguEz RodRÍguEz,
“sobre juan de Carrión y su círculo. un documento de pago en la Catedral de segovia y nuevas
atribuciones”, en Goya, 274 (enero-febrero 2000), págs. 17-26. Fernando VIllAsEÑoR sEBAstIán, “los artistas del Rey: documentos iluminados para Enrique IV de Castilla
(1454-1474)”, en Reales Sitios,169 (2006), pags. 2-17.
REYES, MONJES Y SABIOS
235
Vista del convento del parral: allí trabajó como iluminador de libros
fray pedro de Burgos, a finales del siglo xV
probablemente al servicio y al amparo de la Corte castellana, un scriptorium
bien organizado y muy activo.
Fray josé de sigüenza menciona en su magna Historia de la Orden de
San Jerónimo al segoviano fray pedro de Burgos, monje jerónimo de los primeros que entraron en el parral tras la fundación del moderno convento a partir
de 1454, que era hijo de un carpintero de los que labraron el edificio, recordando que tenía el muchacho gran habilidad, deprendió pronto a leer y escrevir
luego, començó a dibujar y a iluminar los libros de choro, de lo bueno que sabían en aquel tiempo(43). En la Catedral, año de 1536, trabajaban simultáneamente Francisco de salazar, que escribía unos santorales y cuadernos pautados
para música; juan Fernández, que escribía salterios; y el bachiller Bartolomé
43. Fray josé de sIgÜEnzA, Historia de la Orden de San Jerónimo (madrid, 1595-1605, 3
vols.), capítulo xlI.
236
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
de dueñas, que copiaba una Biblia, siendo remunerado con sesenta y ocho maravedíes por pliego, más un real por cada mano de papel que utilizaba(44). El
mencionado Francisco de salazar parece que era cercano pariente de Cristóbal
de salazar, escritor de libros domiciliado en la calle de la Almuzara entre 1563
y 1566(45); de manuel de salazar, que en 1570 realizó diferentes letreros en los
arcos triunfales levantados para celebrar las bodas del Rey(46); y de mateo de
salazar, librero, que además figura en escritura notarial de 1618 como escritor
de libros en la ciudad(47). Entre 1566 y 1570 trabajaba en segovia uno de los
mejores iluminadores de aquella época, Francisco Hernández, que años más
tarde (entre 1572 y1586) serviría al propio Rey en algunos trabajos destinados
al monasterio del Escorial(48). Y por la misma época, a partir de 1574, se documenta en la ciudad al artista cretense nicolás de la torre, el llamado Nicolás
Greco, que había trabajado hasta entonces en la biblioteca del Escorial(49).
notemos, una vez más, la aportación de los judeo-conversos a la cultura castellana(50): el primero que en segovia se tituló librero fue un converso,
44. marqués de lozoYA, “noticias sobre artistas inéditos que trabajaron en segovia en los siglos xVI y xVII”, en Universidad y Tierra, II (1936), pág. 38.
45. En sendas escrituras otorgadas ante luis gonzález Varillas el 8 de mayo de 1563 (fianza),
el 17 de diciembre de 1566 (obligación); y ante luis de la Vastida el 20 de junio, 12 y 22 de noviembre de 1566. AHpsg, protocolo 309.
46. mariano gRAu, “polvo de archivos. Cuando Felipe II se casó en segovia”, en El Adelantado
de Segovia del 25 de noviembre de 1946. Reeditado en Polvo de archivos. Primera serie (segovia, 1951), págs. 155-129.
47. AHpsg, protocolo 1009 (ante juan de Benavente). también aparece reiteradamente en la
obra de Alfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, Índice de artistas y artesanos que trabajaron en la parroquial de Santa Eulalia de Mérida (Segovia) (segovia, 1994), al número 402:
arregló los misales en 1606, 1627, 1632, 1636 y 1640; en 1623 y en 1625 vendió dos libros en
blanco; y en 1622 vendió a la iglesia un libro cantoral.
48. mariano quIntAnIllA, “Calígrafos segovianos” en Estudios Segovianos, III (1951), págs.
299-205.
49. Ibidem, pág. 301. sobre este artista, josé luis RodRÍguEz EsCoRIAl, “El pintor nicolás
greco, pirotécnico”, en Estudios Segovianos, I (1949), págs. 585-590. manuela VIllAlpAndo
y juan de VERA, “notas para un diccionario de artistas segovianos del siglo xVI”, en Estudios
Segovianos, IV (1952), págs. 59-160.
50. Ya vemos que Rafael RódEnAs VIlAR, op. cit., pág. 33, tras afirmar que los grandes mercaderes y hacedores de paños segovianos del xVI andaban siempre afanosos entre cuidados
materiales: pasión por el negocio, ceguera para todo lo que no sea dinero, erraba al preguntarse
-casi afirmándolo, en realidad- si ello no sería herencia judaica.
REYES, MONJES Y SABIOS
237
juan Báez, que aparece citado como tal en las matrículas de conversos de
1510(51). de esta misma familia fueron el licenciado jorge Báez de sepúlveda
(1522-1590), abogado e insigne escritor segoviano; el doctor juan Bautista de
Alemania (+1599), doctor en teología por Alcalá, escritor segoviano y canónigo maestrescuela de segovia; y fray diego de sepúlveda el Silenciario, carmelita descalzo famoso por sus virtudes y sobre todo por su poca afición a
hablar con sus prójimos.
En el Vecindario de 1561 aparecen tres libreros (Francisco lópez y
pedro lópez de Isla, a san miguel, y Bernaldo de Yaza, a santa Coloma), y
dos iluminadores de libros (Francisco Hernández a san Esteban, y Bartolomé
gonzález a san miguel). En el Vecindario de 1586 tal panorama apenas ha
cambiado en el cuarto de siglo transcurrido: tres libreros (Benito de madrigal
a san Andrés(52), y juan de Bobadilla y jerónimo de Espinosa a san miguel), y
un iluminador (luis Hernández, a san Esteban)(53). todavía en 1589 aparece
en segovia otro librero, pedro prádamo, vecino de la colación de san miguel(54).
también delata la documentación la presencia en la ciudad de encuadernadores, como los que al servicio del obispo Arias dávila ligaron su rica
biblioteca(55). Ya en las postrimerías del siglo xVI hallamos en los archivos de
la parroquial de santa Eulalia los nombres de los libreros -y encuadernadores,
y calígrafos- luis Fernández (que en 1594 encuadernó un cantoral manuscrito
iluminado, y en 1595 pintó las tablas de aniversarios); de Hernán lópez (que
encuadernó los misales en 1594 y 1595); y de diego lópez, iluminador de libros (que en 1597 hizo una tabla para la puerta de la sacristía; en 1604 escribió
51. British Museum, londres, ms. Egerton 1832. publicado por marcel BAtAIllon, “les nouveaux chrétiens de ségovie en 1510”, en Bulletin Hispanique, lVIII (1956), págs. 207-231; y
en Estudios Segovianos, x (1958), págs. 393-428; la cita en pág. 409.
52. librero e iluminador, residía en la colación de san Andrés por los años de 1570-1580, bautizando allí a varios de sus hijos: Archivo parroquial de san Andrés, libro primero de bautizados.
53. Vecindario de la Ciudad de Segovia de 1561, edición de Alfonso de Ceballos-Escalera gila
(segovia, 1991), y Vecindario de la Ciudad de Segovia de 1586, edición de Alfonso de Ceballos-Escalera gila (segovia, 1990).
54. testamento otorgado el 4 de enero de 1589 por Isabel Ruiz, mujer de pedro de prádamo, librero a san miguel: AHpsg, protocolo 334, folios 120-123 (ante Bernardino de Buisán).
55. Antonio CARpAllo BAutIstA, “las encuadernaciones de los libros de juan párix bajo
el mecenazgo de juan Arias dávila”, en Juan Párix, primer impresor de España (segovia, 2004),
págs. 265-282.
238
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
las tablas de Evangelios y palabras de la consagración; en 1607 hizo un libro
para el oficio de difuntos; en 1610 escribió la tabla de censos; y en 1611, la
tabla de aniversarios)(56).
Concluyo ya. He procurado, como decía al comienzo, iluminar una
amplísima estancia con una pequeña linterna que apenas produce resplandores
entre las sombras; y ahora, del examen tan somero y tan imperfecto que sobre
la realidad libraria segoviana en el Renacimiento castellano os acabo de presentar, puedo deducir en primer lugar que la presencia de la corte en cualquier
parte que fuera, producía un auge cultural muy notable. que también en las
principales ciudades castellanas, incluso en las que eran lejanas al mundo universitario o a los grandes tribunales del reino, existían entonces personas amantes de los libros, y personas que veían en los libros un excelente medio de
difusión del conocimiento. que esas personas eran, en su inmensa mayoría -y
dejando aparte a la Corona y a la corte-, o bien eclesiásticos, o bien letrados.
que esas personas eran ciertamente numerosas -quizá alcanzaron la treintena
en varios momentos-, quiero decir en relación con el escaso número de vecinos
alfabetizados. que además proliferaron entonces los lectores-narradores, tanto
entre las élites sociales como entre la generalidad del pueblo llano. que en esas
ciudades existían ya entonces algunas librerías de importancia, tanto particulares como colectivas -cual las de las catedrales y los conventos de varones-.
Y, por fin, que en esas ciudades fungían diversos profesionales de la producción
y del comercio de libros, desde impresores a mercaderes, pasando por calígrafos, iluminadores y encuadernadores. Ciertamente, el prestigio del libro -cultural y social-, y su difusión, estaban por entonces en auge.
56. Alfonso de CEBAllos-EsCAlERA gIlA, Índice de artistas y artesanos que trabajaron
en la parroquial de Santa Eulalia de Mérida (Segovia) (segovia, 1994), números 149, 241 y
242, respectivamente.
9
Las encuadernaciones gótico y mudéjares
de la Biblioteca Complutense
ANTONIO CARPALLO BAUTISTA
Universidad Complutense de Madrid
La Biblioteca de la Universidad Complutense
la Biblioteca de la universidad Complutense de madrid custodia en la
actualidad uno de los fondos históricos bibliográficos y documentales más importantes del país, procedentes de las colecciones bibliográficas de las instituciones docentes que la precedieron. la universidad Complutense de madrid
nace en 1822, al suprimirse la vieja universidad de Alcalá fundada por Cisneros a principios del siglo xVI, aunque no inicia su actividad hasta 1836 bajo
el reinado de Isabel II. desde su creación hasta la actualidad ha tenido varias
denominaciones como universidad literaria de madrid, luego universidad
Central, y desde 1970 universidad Complutense de madrid, nace en 1822. los
fondos más antiguos proceden de las bibliotecas de los colegios de Alcalá, al
que pertenecen la mayoría de sus códices e incunables. En 1845 incorporó la
antigua biblioteca de los jesuitas del Colegio Imperial de madrid, la más importante de madrid durante el siglo xVII, constituyendo en la actualidad uno
de los fondos más rico y variado de los que forman la Biblioteca. también en
el siglo xIx se agregaron a la biblioteca los fondos del Real Colegio de medicina y Cirugía de san Carlos, fundado por Carlos III en 1780, de la Escuela
de Veterinaria, creada en 1793 y del Real Colegio de Farmacia, fundado en
1806. también se han incluido colecciones particulares como la de juan Francisco Camacho, las de los doctores Hernández morejón, o la última la del doctor Francisco guerra pérez-Carral en el año 2006, con más de 4.200 ejemplares
y numerosa documentación.
El estado de conservación de numerosos ejemplares no es el más idóneo
ya que proceden de instituciones docentes, es decir que han pasado por numerosas manos de alumnos diversos. tampoco hay que olvidar que los libros su-
240
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
frieron la guerra civil en primera línea de batalla de la Ciudad universitaria.
las más importantes obras se habían trasladado, antes del comienzo del conflicto bélico, a la Facultad de Filosofía y letras, donde los libros en ocasiones
se utilizaron de parapeto, y en general quedaron sepultados bajo los escombros
del edificio, de donde se recuperaron después. lo que más ha sufrido de los libros han sido, generalmente, las encuadernaciones, por lo que hoy se impone
una labor intensa de restauración. Esta labor es realizada por los encuadernadores y restauradores del taller de preservación y Restauración de documentos
de la Biblioteca Complutense.
En 2001 se inaugura la Biblioteca Histórica marqués de Valdecilla, con
unos 80.000 volúmenes que forman el fondo bibliográfico impreso anterior al
siglo xIx, además de manuscritos y algunos grabados, y que proceden de las
diversas facultades de la universidad. la Biblioteca cuenta con un depósito
acondicionado con una temperatura y humedad adecuada para la conservación,
con una sala de lectura para investigadores dotada con los medios de referencia
necesarios para la consulta, con un departamento de digitalización, otro de
Conservación y Restauración, y con una zona de difusión, de acceso público,
integrada por la sala de exposiciones y el salón de actos.
Estudios e investigaciones sobre las encuadernaciones artísticas
En 1934 se celebró en nuestra universidad una exposición de encuadernaciones artísticas que trataba de completar otras celebradas en las mismas fechas en madrid. la exposición fue organizada por el director de la Biblioteca
de la universidad, don javier lasso de la Vega y estaba compuesta por una interesante colección de encuadernaciones seleccionadas de los fondos de las Bibliotecas de derecho, Farmacia, medicina y Filosofía y letras. se eligieron
encuadernaciones representativas de los diferentes estilos decorativos. la exposición exhibía 133 encuadernaciones de los siglos xVI al xIx.
los objetivos de esta exposición eran la redacción de un catálogo con
todas las encuadernaciones artísticas depositadas en las Bibliotecas de la universidad y la realización de un estudio identificativo de los distintos utensilios
decorativos como ruedas, hierros sueltos y punzones empleados en los talleres
artesanos de Alcalá de Henares.
En la exposición se incluyeron encuadernaciones pertenecientes al siglo
xVI, las más abundantes, con combinaciones de hierros sueltos, grecas realizadas con ruedas y encuadernaciones estampadas con el sistema de planchas,
que comienza a utilizarse en el último tercio del siglo xV en Holanda; encon-
REYES, MONJES Y SABIOS
241
tramos también numerosas encuadernaciones venecianas, encuadernaciones
clásicas de orfebrería y algunas mudéjares, en las que destacan las pieles de
color oscuro y la estampación gofrada de dibujos de lacerías; figuran varias
encuadernaciones doradas de tipo abanico, otras de los estilos franceses denominados de encaje y del estilo imperio. un importante grupo de encuadernaciones, sobre todo de los siglos xVI y xVII, son las heráldicas, donde se
estampaban los escudos de sus propietarios, entre las que destacaban las que
aparecen con los escudos del Cardenal Cisneros, del Cardenal de solís y las
del Rey Felipe V.
desgraciadamente no ha llegado hasta nosotros nada del trabajo realizado
por lasso de la Vega en lo relativo a la exposición, al catálogo y a la descripción de los hierros empleados en la ornamentación de las tapas, a excepción
de una breve reseña publicada en el Boletín de Bibliotecas y Bibliografía en el
año 1934 y realizada por doña Remedios miquélez de mendiluce.
debido a lo significativo de este estudio, la universidad Complutense
desde el Vicerrectorado de Investigación acordó aprobar el proyecto de investigación titulado Las encuadernaciones de la Biblioteca Complutense: análisis
documental (pR3/04-12378) dentro de los proyectos de Investigación 2004
con el objetivo de impulsar esta investigación ya iniciada. para la realización
del trabajo se seleccionaron alrededor de cuatrocientas sesenta encuadernaciones notables o de valor histórico para ser estudiadas, identificadas y descritas.
El valor de las mismas es variable, como se refleja en el análisis que acompañan a las imágenes de las encuadernaciones. su estado de conservación, por
lo dicho anteriormente, necesita, en muchos casos, de una intervención que
permita su preservación para el futuro.
los objetivos previstos en esta investigación se cumplieron, estudiaron
cuatrocientas cuarenta y tres encuadernaciones mediante una ficha normalizada
donde se describen los materiales utilizados, las técnicas de construcción, la
decoración, haciendo hincapié en la estructura decorativa, los motivos, los
utensilios y las técnicas empleadas y por último el estado de conservación. Esta
ficha forma parte de la tesis doctoral titulada Análisis documental de la encuadernación española, leída en la universidad Complutense en verano de 2001,
y publicada posteriormente en 2002 por AFEdA(1). también se publicó, a prin1.Carpallo Bautista, A. Análisis documental de la encuadernación española: repertorio bibliográfico, tesauro y ficha descriptiva. madrid: AFEdA, 2002, 319 p.
242
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
cipios de 2005(2), una obra con el estudio, análisis y descripción de cada una
de las encuadernaciones seleccionadas, coincidiendo con la exposición Encuadernaciones en la Biblioteca Complutense(3) celebrada en la sala de exposiciones de la Biblioteca Histórica de la universidad Complutense, desde enero a
marzo de 2005. Asimismo las descripciones se incluyeron en el opAC de la
biblioteca de la uCm, junto a los registros bibliográficos de las obras, creándose también una colección denominada encuadernaciones.
El ministerio de Ciencia e Innovación, dentro de la Convocatoria del plan
nacional 2008-2011 (programa nacional de proyectos de Investigación Fundamental), aprobó en 2008 la realización del proyecto de investigación de la
titulado Estudio, identificación y catalogación automatizada de las encuadernaciones artísticas de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense
de Madrid y de la Biblioteca Histórica del Ayuntamiento de Madrid (FFI200802604/FIlo)
En este proyecto, continuación del realizado en 2004, se van a estudiar y
describir las más de trescientas treinta encuadernaciones de los siglos xIx y
xx de la colección Francisco guerra de la Biblioteca Complutense, y alrededor
de seiscientas encuadernaciones artísticas de la Biblioteca Histórica del Ayuntamiento de madrid, desde ejemplares del siglo xV hasta encuadernaciones
del siglo xx de importantes encuadernadores. la novedad de este nuevo proyecto para la Biblioteca Complutense, además de estudiar, identificar y catalogar nuevas encuadernaciones, es que esas descripciones y sus imágenes, van
a formar parte del Catálogo Colectivo de Encuadernaciones Artísticas (CCEA),
junto a las del Ayuntamiento de madrid, del Archivo y Biblioteca Capitulares
de la Catedral de toledo, por el momento, realizándose una catalogación automatizada de sus descripciones y la digitalización de las imágenes de las tapas
y demás partes de las encuadernaciones. sabemos del interés de entidades
como la Biblioteca nacional, la Catedral de segovia, la Biblioteca Regional
de Castilla-la mancha, la Biblioteca lázaro galdiano o la Biblioteca Histórica
de la universidad de salamanca en participar en este catálogo colectivo.
2. universidad Complutense de madrid. Encuadernaciones en la Biblioteca Complutense. Antonio Carpallo Bautista; manuel sánchez mariana, Alfonso de Ceballos-Escalera y gila. madrid
universidad Complutense, 2005, 206 p.
3. http://www.ucm.es/BuCm/foa/exposiciones/14Encuadernaciones/index.htm
REYES, MONJES Y SABIOS
243
La colección de encuadernaciones y sus estilos decorativos
de las encuadernaciones más antiguas, el grupo de las góticas y las mudéjares ofrece, si no un número muy elevado, algo más de una treintena, la posibilidad de estudiar estas encuadernaciones del siglo xV y primeros del xVI.
Estilo decorativo
número de encuadernaciones
Islámico
1
gótico
9
mudéjar
9
gótico-mudéjar
7
gótico-renacentista
2
mudéjar-renacentista
4
gótico-mudéjar-renacentista
1
total
33
la primera de estas encuadernaciones es de un manuscrito árabe con motivos islámicos de cartera, realizada posiblemente durante el siglo xV, con la
signatura mss. 616 (figs. 1-2).
FIgs. 1 Y 2
244
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
En cuanto a la decoración, la estructura de las tapas es simétrica. la ornamentación se compone de dos orlas decoradas con una rueda de eses enlazadas típica árabe. la parte central está decorada con un gran óvalo de piel de
color verde en la tapa central, y de color rojo en la tapa lateral y solapa, estampado con bajorrelieve y decorado con algún motivo que imita decoración floral,
enmarcado por una bordura dorada que continúa hacia arriba y abajo dentro
del rectángulo central. también las esquinas de este rectángulo central están
decoradas mediante un florón cuadrado dorado con cuatro pétalos de flor en
su interior. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y las técnicas
decorativas el gofrado y el dorado. las guardas no están cortadas rectas sino
que aparece un diseño que imita a olas punteadas. las cabezadas, de tipo oriental, están decoradas con el intercalado de los hilos de color amarillo y violeta.
En el corte superior aparece una inscripción manuscrita. la decoración de la
solapa es similar a la de las tapas y se utilizan los mismos hierros. El lomo de
la solapa también está decorado con florones cuadrados dorados con cuatro
pétalos de flor en las esquinas (fig. 3).
FIg. 3
REYES, MONJES Y SABIOS
245
la encuadernación fue restaurada en el taller de restauración de la Biblioteca Histórica de la uCm(4). la tapa anterior tiene pérdidas de piel en parte
superior e inferior y sobre todo en la esquina inferior, además de numerosas
rozaduras; la tapa posterior contiene pérdidas de piel en las cuatro esquinas y
en varios puntos dispersos. los cantos tienen muchas rozaduras y grandes pérdidas de piel. las guardas están restauradas, se encuentran en buen estado aunque algo sucias y con inscripciones. El cosido también está en buen estado
aunque no es el original. las cabezadas y los cortes están en buen estado. la
solapa está restaurada y en buen estado (figs. 4-5-6)
4. primeramente agradecer a la dirección y al personal del taller de restauración de la Biblioteca
Histórica de la uCm, la amabilidad por autorizarme a consultar los expedientes de las restauraciones llevadas a cabo, sobre las encuadernaciones que se estudian en este trabajo. la descripción
de la intervención, imágenes y anotaciones del mss. 616 figuran en el expediente nº 369, archivado en el taller de Restauración de la Biblioteca Histórica marqués de Valdecilla de la
uCm, y del cual se ha extraído la siguiente información. El expediente indica que la obra procede de la Biblioteca de la Facultad de derecho de la uCm y fue depositado por manuel sánchez
mariana, director de la Biblioteca Histórica en ese momento. sobre el estado de conservación
indicar que contenía una contaminación por Lepisma saccharina, comúnmente llamado lepisma
de la harina, lepisma del azúcar o pececillo de plata, con perforaciones y roturas con zonas separadas y grietas, deformaciones como pliegues y arrugas, y suciedad general con manchas.
sobre el soporte de papel de la obra se realizó una limpieza con goma de borrar blanca y aspiradora, junto al planchado y alisado de las esquinas y bordes. En cuanto a la encuadernación, la
descripción del expediente indica que las cubiertas son de piel, que contienen motivos mudéjares
gofrados (estampación en seco), dorados y mosaicos, realizándose una limpieza sobre ellas; del
lomo se indica que es liso, de piel y también se realiza sobre él una limpieza; las guardas son de
papel; el soporte de las tapas era de papelón sustituyéndolas por unas tapas de cartón nuevas; la
encuadernación carecía de nervios; las cabezadas fueron realizadas manualmente y son del tipo
oriental; la costura es de cadeneta y por último se indica que la obra se del tipo cartera con solapa
como broche. la obra fue restaurada entre el 27 de octubre de 1999 y el 20 de septiembre de
2000 por pilar puerto manouvriez. El 6 de febrero de 2008 la obra entró de nuevo al taller de
restauración debido a que se había detectado un error en la paginación al digitalizar la obra
dentro del proyecto dioscórides. la obra se abrió por el cajo más próximo al cuadernillo para
acceder al lomo. no se logró levantar la guarda con lo que se tuvo que abrir el cajo mediante
una espátula. se desprendió la piel que hacía de fuelle en el lomo y de desmontó la costura que
soportaba el cuadernillo que estaba cosido en dos partes. El proceso no daño el centro de los
cuadernillos que una vez colocados en el orden correcto, se volvió a coser en su lugar y como
un único cuadernillo. A continuación se pegó la piel de refuerzo en el lomo y la lomera de la encuadernación, cerrando el cajo sin problemas. El proceso finalizó el 12 de febrero de 2008.
246
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
FIgs. 4-5-6
REYES, MONJES Y SABIOS
247
del grupo de las góticas, la Biblioteca dispone de nueve con motivos exclusivamente góticos, entre ellas una con planchas en el centro. El estilo gótico
se desarrolla entre finales del siglo xIII hasta primeros del xVI, y aunque en
un primer momento fue realizado por los monjes en los monasterios, no tardaron en establecerse talleres laicos en ciudades universitarias.
nº de enc.
Estructura decorativa signatura
división romoboidal
InC Fl 97 - mEd 1176
5
InC Fl 184 - Fll 10564
InC Fl 51
división cuadrangular InC Fll 111
1
Hileras centrales
FoA 146 - dER 438
2
planchas
mEd 1840
1
las características más relevantes, en cuanto a los materiales, es el empleo
de las tapas de madera, normalmente de encina o haya, aunque también nos
podemos encontrar con tapas de madera de olmo, olivo o cedro, recubiertas
por pieles de becerro, cerdo y de pergamino. Abundan en esta época las medias
encuadernaciones, tanto con motivos góticos como mudéjares, debido a la escasez de pieles para las encuadernaciones. un rasgo característico en el gótico
es la aparición de inscripciones con los títulos, nombres de los autores o de los
propietarios, en caracteres góticos, que se escribían en los cortes con tinta o en
un tejuelo de papel sobre el lomo o la tapa anterior. también es muy habitual
encontrarnos con bollones (clavos de cabeza redonda) en el centro y en las esquinas, y broches metálicos (bronce, latón, hierro y plata), a menudo grabados
o cincelados (figs. 7-8).
FIgs. 7-8
248
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Respecto a la decoración, este estilo se caracteriza por la división de la
tapa de forma geométrica, ornamentada con pequeños hierros con forma de
rombos, cuadrados, triángulos, que incluyen dragones, águilas, castillos, rosas
o flores de lis, entre otros; también nos encontramos con planchas estampadas
en el centro de la tapa o toda su superficie, procedentes del centro de Europa
e Inglaterra. la técnica decorativa empleada es el gofrado(5) o estampación en
seco. En este tipo de encuadernaciones también podemos ver motivos decorativos estampados con ruedas, utensilio que hizo que las ornamentaciones se
realizaran rápidamente (figs. 9-10-11-12-13-14-15-16-17-18).
FIg. 9
5. técnica que consiste en el humedecimiento de la piel y presión con un hierro caliente para
estampar un motivo decorativo. Esta técnica también es conocida como estampación en seco.
REYES, MONJES Y SABIOS
FIgs. 10-11-12-13-14-15-16-17-18
249
250
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Comenzamos por las cinco encuadernaciones con motivos góticos que
disponen de una estructura decorativa desarrollada por filetes dispuestos en
diagonal, que se entrecruzan formando figuras romboidales, dentro de las cuales aparecen pequeñas flores de lis y florecillas.
Esta primera encuadernación de finales del siglo xV, con signatura InC
Fl 97, contiene la obra de Angel de Clavasio (Beato) titulada Summa angelica,
publicada en Argentinae (Estrasburgo) por el impresor martinus Flach en
marzo de 1498. sus dimensiones son 330 x 216 x 78 mm.
la obra contiene un exlibris manuscrito de Fray domingo Cisson y perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid, ingresando en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en
2000.
En cuanto a los materiales, las tapas son de madera recubiertas de piel
marrón con restos de un tejuelo de papel en la tapa anterior. las guardas son
de papel blanco de mala calidad. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. El corte delantero contiene inscripción manuscrita en tinta. Existen restos de broches de latón.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante tres nervios sencillos
de piel, teniendo el lomo curvo. las cabezadas están realizadas manualmente
y se encuentran unidas a las tapas (fig.19).
FIg. 19
REYES, MONJES Y SABIOS
251
la estructura decorativa no es simétrica. la decoración, en ambas tapas,
se inicia con una bordura rectangular realizada con tres hilos. En la tapa anterior
el rectángulo central está ornamentado por bandas diagonales de tres hilos que
dan lugar a rombos. En el centro de cada rombo aparece una flor de seis pétalos
dentro de un círculo. En la tapa posterior, el rectángulo central está decorado
por bandas diagonales de tres hilos que dan lugar a grandes rombos, además
de una banda vertical y horizontal que divide la tapa en cuatro partes. En el
centro de cada división aparece una flor de seis pétalos dentro de un círculo.
los utensilios empleados han sido un florón y una paleta y la técnica decorativa
ha sido el gofrado. los entrenervios están decorados con tres hilos gofrados,
el central más grueso, que rodean cada nervio.
la obra no ha sido restaurada. la tapa anterior contiene pérdidas de color
motivadas por las rozaduras, pérdidas de piel en las esquinas y el tejuelo de
papel está muy deteriorado; la tapa posterior también contiene pérdidas de
color por rozaduras, pérdida de piel en las esquinas, y se ha realizado un injerto
en la piel antes de la decoración. la madera de la tapa está deteriorada. la contraguarda anterior contiene numerosa suciedad; la contratapa anterior presenta
una rotura en la bisagra y restos de insectos bibliófagos; pérdida total de la
contraguarda posterior; la contratapa posterior están en buen estado. los nervios tienen pérdidas de piel en los extremos; pérdida del entrenervio superior,
junto a la cabezada, y restos de insectos bibliófagos en el entrenervio inferior.
las cabezadas, cosido y cortes están en buen estado. pérdida de broches de
latón en las tapas.
Esta obra, encuadernada a partir del primer cuarto del siglo xVI, fue escrita por Yuhanna Ibn serapion, s. Ix con el título Practica Io.Serapionis...,
impresa en lyón en 1525. las dimensiones son 260 x 190 x 42 mm. y su signatura es mEd 1176.
Contiene el exlibris manuscrito de la Casa de la Aprobación de la Compañía de jesús de Villagarcía ingresando en la Biblioteca Histórica procedente
de la Biblioteca de la Facultad de medicina.
las tapas son de cartón recubiertas de piel marrón lisa. las guardas son
de papel blanco cosida a los cuadernillos de la obra. los refuerzos de pergamino reutilizado –con presencia de grafía manuscrita- y abundante cola de origen animal. los nervios son de tiras de piel blanquilla. las cabezadas son de
tiras de piel. Aparecen restos de cintas de cierre en las tapas.
las tapas están unidas al cuerpo del libro; sólo una de las dos tiras de piel
de cada nervio, enlaza con la tapa, cortándose la otra tira durante la construc-
252
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
ción de la encuadernación. los orificios de enlace con la tapa están situados a
1 cm aproximadamente del canto del cartón; los nervios enlazan desde la cara
exterior hacia el interior y vuelven de nuevo a la exterior, dejando un lazo de
sujeción de 1 cm aproximadamente. no existen indicios de rebajado del cartón
para alojar el nervio. El cosido está realizado con cuatro nervios dobles de piel
blanquilla y a punto seguido. El cosido de la guarda se salta uno de los nervios.
las cabezadas son manuales unidas a las tapas y a los cuadernillos.
la estructura decorativa de las tapas no es simétrica. la decoración de la
tapa anterior está realizada por medio de filetes que se entrecruzan formando
rombos en cuyo interior aparecen pequeñas flores de cuatro pétalos. los utensilios empleados han sido una rueda y florón y la técnica decorativa ha sido el
gofrado. En el corte delantero aparece un rotulado sencillo con tinta manuscrita.
la tapa posterior carece de decoración (figs. 20-21).
FIg. 20
REYES, MONJES Y SABIOS
253
FIg. 21
la obra ha sido restaurada en el taller de Restauración de la Biblioteca
Histórica de la universidad Complutense de madrid(7). solo se conserva la decoración de la tapa anterior. Existe la pérdida de la tapa posterior completa, de
la guarda de la tapa y guarda volante correspondiente. también hay pérdida
de parte de material de la cubierta -piel- en la zona del lomo. Existe un debilitamiento en las puntas de la tapa que se conserva, con deterioro físico inclu7. la obra ingresó en el taller de restauración de la Biblioteca Histórica de la uCm el 13 de febrero y tuvo su salida el 22 de octubre de 2003. Fue depositado en el taller por Aurora miguel
y el responsable de la restauración fue javier tacón Clavaín. la descripción de los diferentes
procesos e intervenciones han sido extraídas del expediente nº 515 depositado en el taller. En
cuanto al estado de conservación de la obra se indica que contenía zonas perdidas, desgarros,
suciedad general y manchas de grasa, además de un oscurecimiento en la zona donde aparece
la mancha de grasa. Respecto a la encuadernación, las cubiertas y el lomo son de piel con motivos gofrados; las guardas son de papel; las tapas son de cartón; los nervios de badana; las cabezadas, realizadas manualmente, aparecen los indicios y restos; la costura es la denominada a
la española; y los broches eran de cintas y se han perdido. la descripción del tratamiento seguido
aparece de forma completa en: tacón Clavaín, j. El proceso de restauración de un libro de 1525
manchado de aceite. En. El libro como objeto de arte : Actas del II Congreso nacional sobre
Bibliofilia, Encuadernación Artística, Restauración y patrimonio Bibliográfico [2004]. Cádiz :
Ayuntamiento, 2008, p. 335-347.
254
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
yendo pequeñas pérdidas de piel. Aparecen deterioros físicos importantes en
las últimas hojas de la obra. los dos últimos cuadernillos se encuentran casi
sueltos. Roturas de las guardas de la tapa que se conserva y despegado de los
refuerzos del lomo adheridos a esta tapa. pérdida de la cabezada de pie -quedando sólo los hilos de enlace con los cuadernos- y deterioro importante de la
de cabeza, permaneciendo unido el núcleo precariamente por restos de hilos
(figs. 22-23).
FIgs. 22-23
REYES, MONJES Y SABIOS
255
la obra de johannes Versor titulada Quaestiones in Aristotelis Metaphysicorum libros, una cum texto, fue impresa en Coloniae (Colonia, Alemania)
por el Henricus quentell en 1498. sus dimensiones son 330 x 210 x 32 mm,
fue encuadernada posiblemente a finales del siglo xV y su signatura es InC
Fl 184 (fig. 24).
Contiene un exlibris manuscrito del
noviciado de la
Compañía de jesús
de madrid. también
la obra perteneció al
fondo de los Reales
Estudios de san Isidro de madrid. Finalmente ingresó en la
Biblioteca Histórica
procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en
2000.
las tapas son de
madera recubiertas de
piel rojiza, al igual
que el lomo. las
guardas son de papel
blanco con una filigrana de una mano y
una flor; las hojas de
respeto contienen una
filigrana con flor de
FIg. 24
lis y una corona. los
nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. las cabezadas de tiras de piel e
hilo de cáñamo. En el corte delantero aparece una inscripción manuscrita en
tinta. Aparecen restos de broches de latón.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles
de piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales se encuentran unidas a las
tapas.
256
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración comienza
con una bordura rectangular realizada con tres filetes, el central más grueso.
El rectángulo central está decorado con bandas dispuestas en diagonal de tres
filetes, el central más grueso, que dan lugar a rombos. El utensilio empleado
ha sido la rueda y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los entrenervios
están gofrados con dos filetes gruesos en cada lado de los nervios y tres hilos,
el central más grueso, en el centro del entrenervio.
El estado de conservación no es el mejor. la tapa anterior aparece con
numerosas rozaduras y con perdidas de piel en las esquinas; la madera está
partida; los cantos están muy deteriorados, con pérdidas de piel. la tapa posterior también contiene rozaduras, con perdidas de piel en las esquinas, al igual
que en los cantos. las guardas están muy deterioradas, con suciedad y con restos de insectos bibliófagos. los nervios contienen rozaduras; el primer entrenervio superior, junto a la cabezada, está desprendido con riesgo de pérdida.
las cabezadas, cosido y cortes están en buen estado.
Esta encuadernación fue realizada en la segunda mitad del siglo xVI (signatura Fll 10564), y contiene la obra de giovanni Ierio Valerianas Bolzani
titulada Hieroglyphica seu De sacris Aegyptiorum, aliarumque gentium commentarii..., impresa en lugduni (lyón-Francia) por Bartholomaeus Honorato
en 1579. sus dimensiones son 376 x 253 x 83 mm.
la obra perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de
Filología.
las tapas son de madera y recubiertas de piel de becerro marrón clara al
igual que el lomo. las guardas son de papel verjurado blanco. los nervios son
de tiras de piel e hilo de cáñamo. El tejuelo es de papel verjurado. los cortes
están coloreados con tinta roja. las cabezadas están realizadas con tiras de piel
e hilos de colores azul y rojo.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles
de piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas.
la estructura decorativa de las tapas no es simétrica. la tapa anterior está
enmarcada con dos hilos. Este primer encuadramiento se une al rectángulo
central con dos hilos dispuestos en diagonal desde cada esquina de la tapa a
cada esquina del rectángulo central. El rectángulo central formado por tres
hilos, y está decorado en su interior por un gran rombo formado igualmente
con tres hilos. En los espacios libres dentro del rectángulo y fuera del gran
rombo aparecen estampadas hileras de pequeñas flores de lis. El interior del
REYES, MONJES Y SABIOS
257
rombo está decorado por una rueda de tres hilos paralelos dispuestos en diagonal que forman rombos más pequeños. En las esquinas y en el centro de
cada uno de estos rombos aparece una pequeña flor de lis. la tapa posterior
está encuadrada con dos hilos que se une al rectángulo central con dos hilos
gofrados en diagonal desde cada esquina de la tapa a cada esquina del rectángulo central. El rectángulo central está formado por una rueda de tres hilos y
está decorado en su interior por otras ruedas de tres hilos dispuestos en diagonal
en bandas diagonales que dan lugar a rombos. En las esquinas y en el centro
de cada uno de estos rombos también aparece una pequeña flor de lis. los utensilios empleados han sido ruedas, paletas y florones y la técnica decorativa ha
sido el gofrado. los nervios están gofrados con una paleta de un hilo y los entrenervios con paletas de tres hilos a cada lado de los nervios y otros tres hilos
en la parte central del entrenervio, dividiendo éste en dos partes; en cada división aparecen diversas hileras de florones de flores de lis. En el tejuelo aparece
la inscripción manuscrita con el título y autor de la obra BOLZANUS / Hierogliphica (fig. 25).
FIg. 25
258
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
El estado de conservación no es muy aceptable. las tapas están muy deterioradas con rozaduras y pérdidas de piel. las esquinas están muy deterioradas. los cantos tienen rozaduras con restos de refuerzos. los contracantos
tienen pérdidas de piel aunque están en buen estado. las guardas se encuentran
muy sucias; no son guardas completas ya que en los tres lados exteriores hay
adherido papel verjurado que rellena los espacios donde no llegaba la guarda
original. los nervios contienen muchas rozaduras, con pérdida de la estampación. los entrenervios también contienen diversas rozaduras. El tejuelo, cabezadas, cosido y cortes están en buen estado. Aparecen restos de broches y
refuerzos en las esquinas y cantos.
la obra con signatura InC Fl 51 contiene la obra Pharsalia cum Omniboni Leoniceni commentario de marco Anneo lucano (39-65 d.C.), impresa
en Brixiae (Brescia-Italia) por el impresor jacobus Britannicus, en mayo de
1486, con las dimensiones 318 x 216 x 45 mm, fue encuadernada a finales
del siglo xV. Ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de
la Facultad de Filología en 2000.
las tapas son de madera biselada recubiertas de piel marrón, al igual que
el lomo las guardas son de papel verjurado que contiene una gran filigrana.
los nervios son de tiras de piel e hilo de lino. las cabezadas están realizadas
con tiras de piel e hilos de colores. El tejuelo es de papel verjurado.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante tres nervios sencillos.
El lomo es curvo. las cabezadas son manuales y están unidas a las tapas y a
los cuadernillos.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se inicia
con una orla exterior formada por seis hilos gofrados con una rueda; el espacio
entre la primera y segunda orla está decorado con cuadrados gofrados de lados
cóncavos; la segunda orla que forma el rectángulo interior también está formada por seis hilos gofrados; este rectángulo está decorado por hilos dobles,
dispuestos en diagonal, que dan lugar a rombos realizados con una rueda; el
interior de los rombos está decorado con una pequeña florecilla gofrada de
cuatro pétalos. los entrenervios están decorados por hilos dobles dispuestos
en diagonal gofrados que dan lugar a rombos. las cabezadas están decoradas
con el intercalado de los hilos de colores amarillo, verde y rosa. En el corte
delantero aparecen diversas letras manuscritas. En el tejuelo aparece la inscripción Lucani / Pharsaliae / 1486 (figs. 26-27).
En cuanto al estado de conservación la madera de las tapas está en buen
estado, no así la piel, que presenta diversas rozaduras y manchas. la piel de la
REYES, MONJES Y SABIOS
259
FIgs. 26-27
esquina inferior izquierda de la tapa posterior ha sido adherida con posterioridad aunque es la original. En las tapas, como en el interior, aparecen restos de
insectos bibliófagos. Hay restos de un tejuelo de papel en la tapa anterior. El
tejuelo del lomo y el cosido están en buen estado al igual que las cabezadas
aunque estas últimas algo deterioradas. El corte delantero tiene diversas manchas. Restos de broche de latón y de manecillas piel en la delantera de las dos
tapas.
la siguiente encuadernación, encuadernada a finales del siglo xV, con
signatura InC Fll 111, contiene una obra escrita por el papa pío II (14051464) titulada Epistolae in Pontificatu editae, impresa en mediolani (milán)
por Antonio zarotus en 1481. sus dimensiones son 291 x 205 x 40 mm.
la obra perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid, ingresando en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de
Filología en 2000.
260
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
las tapas son de piel rojiza y de madera biselada. no dispone de guardas.
El lomo también es de piel rojiza. los nervios de tiras de piel e hilo de cáñamo.
En el corte delantero aparece una inscripción manuscrita realizada con tinta.
las tapas están unidas al cuerpo del libro. El cosido está realizado con
tres nervios sencillos de piel. El lomo es curvo. las cabezadas están realizadas
manualmente y están unidas a las tapas.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se inicia
con una bordura exterior de seis hilos finos. la tapa está dividida en seis cuadrados por medio de seis hilos finos; los cuadrados superior e inferior izquierdo
y central derecho están ornamentados por hilos dobles dispuestos en diagonal
que dan lugar a rombos; en el interior de cada rombo se encuentra una florecilla
de cuatro pétalos; los cuadrados superior e inferior derecho y central izquierdo
están decorados con rombos de lados cóncavos formado hileras. los utensilios
empleados han sido florones y paletas y la técnica utilizada ha sido el gofrado.
los entrenervios están gofrados con una rueda de dobles filetes en cada lado
de los nervios; en la parte central aparecen dobles filetes dispuestos en diagonal
formando pequeños rombos, con una pequeña flor de cuatro pétalos gofrada
en el interior de cada uno de ellos. En el tejuelo aparece la inscripción manuscrita del nombre del autor, el título y el año Pii II / Epist. / 1481. las cabezadas,
realizadas manualmente y unidas a las tapas, intercalan los hilos de colores
verde y granate (figs. 28-29).
FIgs. 28-29
REYES, MONJES Y SABIOS
261
las tapas presentan numerosos rozaduras y pérdidas de piel, marcas
de un broche central y pérdidas de piel en las esquinas. también aparecen algunas rozaduras en los nervios y entrenervios. la cabezada superior está algo
deteriorada con pérdida de color y la cabezada inferior está muy deteriorada
con pérdida de los hilos. El cosido, los cortes y el tejuelo están en buen estado.
pérdida del broche central.
las dos siguientes encuadernaciones están realizadas en la segunda
mitad del siglo xVI, entre 1560 y finales de siglo, empleándose para su ornamentación la rueda. las dos encuadernaciones proceden, seguramente del
mismo taller y/o del mismo encuadernador. Es muy posible que fueran realizadas en la parte norte de Francia, teniendo una estructura decorativa típica
francesa, con una orla rectangular concéntrica y tres hileras verticales en el
rectángulo central, aunque las tres ruedas empleadas también aparecen en encuadernaciones alemanas, centroeuropeas e inglesas pero no con esa estructura
de tres hileras centrales.
la primera de ellas contiene la obra In Evangelium secundum Lucam
Orationes quinquaginta quator... de Isidoro Chiari, obispo de Foligno, impresa
en Venetiis (Venecia, Italia) por Franciscus Franciscium en 1565, con la signatura FoA 146 y las dimensiones 212 x 155 x 50 mm.
las tapas son de madera recubiertas de piel marrón clara al igual que
el lomo. las guardas son de papel blanco. los nervios son de cordel de cáñamo
e hilo de color azul. las cabezadas son de tiras de piel e hilo azul y blanco.
tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles.
El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se
inicia con una rueda de flores de lis dentro de rombos, flanqueada a ambos
lados por una rueda de tres filetes, el central más ancho. En el rectángulo central aparecen tres ruedas verticales con ornamentación vegetal separadas por
tres filetes, el central más grueso. los utensilios empleados han sido ruedas y
paletas y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los nervios están ornamentados con un hilo gofrado de una paleta que lo atraviesa horizontalmente. los
entrenervios están gofrados por una paleta que decora un recuadro formado
por diversos filetes. El corte delantero contiene inscripción manuscrita (figs.
30-31-32).
En la tapa anterior encontramos una pérdida de piel en la parte central
cercana al lomo y manchas con pérdidas de piel en las esquinas y parte cercana
al lomo en la tapa posterior. los nervios están al descubierto con pérdida total
262
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
FIgs. 30-31-32
de la piel. pérdida casi total de la piel de los entrenervios. El tejuelo, las cabezadas, los cortes, las guardas y el cosido están en buen estado, aunque el primer
cuadernillo está desprendido. pérdida de las esquineras y broches.
del mismo autor Isidoro Chiari, obispo de Foligno, impresa en Venetiis
(Venecia, Italia) por dominicus nicolinus en 1566 tenemos la obra con signatura dER 438 In sermonem Domini in monte habitum secundum Matthaeum...
con las dimensiones 213 x 157 x 47 mm.
Contiene el ex libris de la Biblioteca Complutense y el ex libris manuscrito del Colegio de la Compañía de jesús de la universidad de Alcalá. Ingresó
en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de derecho
en 2000.
las tapas son de madera recubiertas de piel marrón clara y broches de
piel. las guardas son de papel blanco. los nervios e hilo son de cáñamo. El
tejuelo y los refuerzos del lomo son de papel. El corte delantero contiene ins-
REYES, MONJES Y SABIOS
263
FIgs. 33-34
cripciones realizadas con tinta negra. las cabezadas están realizadas de tiras
de piel e hilos de colores azul y rojo.
las tapas encartonadas. Cosido con cuatro nervios dobles de cáñamo.
lomo curvo. Cabezadas manuales unidas al lomo (figs. 33-34).
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se inicia
con una rueda de flores de cuatro pétalos dentro de rombos, flanqueada a ambos
lados por una rueda de tres filetes, el central más ancho. En el rectángulo central aparecen tres ruedas verticales con flores de cuatro pétalos dentro de rombos separadas por tres filetes, el central más grueso. los utensilios empleados
han sido ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los cantos están gofrados con una rueda de dos filetes finos, los contracantos con una rueda con
un hilo grueso, los nervios con una paleta de un hilo grueso que atraviesa la
superficie y los entrenervios con una paleta que rodea toda la superficie con
dos filetes. El tejuelo contiene inscripciones manuscritas y el corte delantero
también contiene la inscripción manuscrita del nombre del autor.
264
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
su estado de conservación es aceptable. En la tapa anterior aparecen restos
de pintura blanca y de cinta adhesiva, además de roturas de la piel en la zona
cercana al lomo y pérdidas de piel en las zonas de los broches. la tapa posterior
está en buen estado con rozaduras en la zona cercana al lomo. los cantos, contracantos, tejuelo, cosido y cortes están en buen estado. las guardas están en
buen estado con roturas en la zona de la bisagra. los nervios contienen rozaduras. los entrenervios también tienen rozaduras y pérdida del entrenervio superior e inferior. la cabezada superior está algo deteriorada y en buen estado
la inferior. Aparecen restos de broches de piel en las tapas.
la última de las encuadernaciones con motivos exclusivamente góticos
es la obra que contiene los títulos Prima pars practice in chirurgia : Practica
in arte chirurgica copiosa Ioannis de Vigo... lugduni: in aedibus Iacobi myt...,
sumptib[us]... Vince[n]tii de portonariis, 1519, y S[e]c[un]da pars practice
i[m]p[er]fessione chirurgica que co[m]pendiosa nu[n]cupat[ur]... / co[m]pilata a Ioannes de Vigo... lugduni: in edibus Iohan[n]es de Cambray, sumptu...
Vincentii de portonariis..., 1518, por de giovanni Vigo (1460-1520). Esta obra
fue encuadernada a mediados del siglo xVI y posiblemente fue realizada en
los países Bajos, ya que
existen otras encuadernaciones con las mismas
planchas realizadas en la
primera mitad del siglo
xVI en Amberes. sus dimensiones son 205 x 140
x 35 mm y su signatura es
mEd 1840.
perteneció al Real
Colegio de Cirugía de san
Carlos de madrid e ingresó
en la Biblioteca Histórica
procedente de la Biblioteca
de la Facultad de medicina.
FIg. 35
REYES, MONJES Y SA-
265
FIgs. 36-37
las tapas son de cartón y recubiertas de piel marrón oscura. las guardas
son de pergamino. los nervios son de piel marrón. los cortes contienen restos
de tinta. las cabezadas son de tiras de piel e hilo.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios sencillos. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas (figs.
35-36-37).
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. En el centro aparecen
planchas estampadas con motivos religiosos gofrados: en la plancha superior
izquierda y en la inferior derecha aparece la imagen de la virgen con el niño
en brazos, dentro de un círculo, con dos ángeles en la parte superior y otros
dos en la inferior sujetando una cartela con una leyenda en letras góticas; en la
plancha de la parte superior derecha e inferior izquierda aparece la imagen de
la Anunciación, junto a una cartela que rodea toda la plancha con una inscripción en caracteres góticos. la decoración de las tapas está dividida en cuatro
partes. En el corte delantero y de pie aparecen inscripciones manuscritas.
En la tapa anterior hay pérdida de piel cercana al lomo. las esquinas están
algo deterioradas. Aparecen restos de broches de botones. En la tapa posterior
266
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
hay una pérdida de parte de piel cercana al lomo. las Esquinas están algo deterioradas. Aparecen restos de broches de botones. las guardas están en buen
estado, aunque algo sucias y con notas manuscritas. Hay una pérdida total del
lomo. la cabezada superior está muy deteriorada, con pérdida de la unión con
la tapa posterior; la cabezada inferior también está muy deteriorada con pérdida
de hilo. El cosido está deteriorado, ya que algunos cuadernillos no tienen costura y algunos nervios no están unidos a las tapas. los cortes están en buen estado. Aparecen restos de cierres de botones en las tapas.
El siguiente grupo es el de las encuadernaciones con motivos mudéjares,
que se compone de nueve ejemplares. Este tipo de encuadernación comenzó a
desarrollarse en la península ibérica hacia el siglo xIII hasta el siglo xVI, por
los artesanos musulmanes y judíos. también es conocido como estilo hispanoárabe o hispano-morisco.
Como características más importantes sobresale el empleo del cordobán,
piel de cabra perfectamente curtida, así como el empleo de cartón, soporte introducido por los árabes, y la estructura de cartera.
En cuanto a las técnicas decorativas es muy común encontrarnos con estructuras decorativas estampadas mediante la técnica de estezado(8) y sobre todo
del gofrado, incluso motivos dorados con panes de oro. Este tipo de técnica
decorativa fue introducida por los artesanos musulmanes, seguramente aragoneses y catalanes en el reino de nápoles sobre 1480, para la decoración de las
obras de la biblioteca de los reyes aragoneses.
Existen varias clasificaciones en función de la estructura decorativa, una
de esas es la creada por julia méndez Aparicio(9), que divide las estructuras en
cuatro tipos: bandas rectangulares concéntricas - bandas rectangulares con el
rectángulo central partido en dos - círculo, estrella o motivos centrales – lacerías.
también Ramón miquel y planas(10), en su obra publicada en 1913, estableció una clasificación de hierros divididos en los siguientes grupos:
8. técnica de estampación que consiste en el humedecimiento de la piel y presión del hierro
para marcarlo en frío. también es denominado estampación en frío.
9. méndez Aparicio, j. la encuadernación mudéjar. En. Encuadernaciones españolas en la Biblioteca Nacional. madrid : Biblioteca nacional : julio ollero, 1992, p. 17-30.
10. miquel y planas, R. Restauración del Arte hispano-árabe en la decoración exterior de los
libros. Barcelona : miquel-Rius, 1913, 23, xxI p.
REYES, MONJES Y SABIOS
267
Hierros empleados por separado como florones empleados para la decoración de los entrenervios (fig. 38).
FIg. 38
Florones utilizados para la finalización de las orlas incompletas en las esquinas o para la repetición de un mismo motivo, creando así orlas con un
mismo motivo decorativo (figs. 39-40-41-42-43-44).
FIgs. 39-40-41-42-43-44
Florones y punzones para ornamentar espacios vacíos de decoración como
las zonas centrales de las tapas (fig. 45-46).
FIgs. 45-46
siguiendo la clasificación de la estructura decorativa antes mencionada,
de los nueve ejemplares que la Biblioteca Complutense dispone, uno de ellos
268
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
contiene un círculo central, otro es de lacerías y los otros siete contienen bandas
rectangulares concéntricas.
Estructura decorativa signatura – Enc. restaurada: (sí/no)
Bandas rectangulares InC mEd 39 - InC I 290
InC I 200 – InC Fl 44
InC Fl 58 – Fll 25623
mEd 360
Círculo central
InC Fl 27
lacerías
InC Fl 17
nº de enc.
7
1
1
Comenzaremos por el análisis y estudio de la encuadernación con círculo central. los datos bibliográficos de la obra son: macrobio, Ambrosio Aurelio teodosio. In somnium scipionis expositio, iuxta textum Ciceronis;
Saturnalia. Brixiae: Binus de Boninis, 1485. sus dimensiones son 325 x 220
x 40 mm y su signatura es InC Fl 27.
la encuadernación fue realizada a finales del siglo xV. procede de los
Reales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en la Biblioteca Histórica
procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en 2000.
las tapas son de madera recubiertas de piel marrón al igual que el
lomo. las guardas son de papel verjurado blanco que contiene una filigrana
de una mano y una flor de cinco pétalos. los nervios son de tiras de piel e hilo
de cáñamo. El corte delantero contiene una inscripción manuscrita con el nombre del autor y el título de la obra en tinta. El tejuelo es de papel verjurado con
inscripciones en tinta. Aparecen restos de broches de latón.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cinco nervios dobles de piel. El lomo es curvo. las cabezadas están unidas a las tapas (figs. 4748).
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la primera orla está
formada por dos filetes, seguida de dos hilos en forma de aspa y a cada lado
dos rombos de lados cóncavos formados por finos hierros de cordelillo con rayado y florecillas en el interior. la segunda orla está decorada con lazos simples de hierros de cordelillo con flores de lis en su interior. En la parte central
las cuatro esquinas están decoradas por cuatro triángulos formados por dos filetes; la decoración interior está ornamentada por lazos simples de hierros de
REYES, MONJES Y SABIOS
FIgs. 47-48
269
cordelillo y con flores de lis en los espacios vacíos. El centro de la tapa está
decorado con un gran círculo formado por dos filetes y relleno de círculos encadenados con motivos rayados. El resto de la parte central está decorado por
varios rombos cóncavos formados con finos hierros de cordelillo con rayado
y florecillas en el interior. los utensilios empleados han sido florones, ruedas
y paletas y la técnica decorativa ha
sido el gofrado. los
entrenervios están
decorados con una
estampación de dobles filetes en diaFIgs. 47-48
gonal y rombos de
lados cóncavos en el interior. tejuelo contiene la inscripción
manuscrita Macrob. / 1485 (figs. 49-50-51).
270
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la obra no está restaurada. la tapa anterior contiene una con pequeña rotura en parte inferior. Ambas tapas tienen las esquinas algo deterioradas, con
pequeñas quemaduras, restos de insectos bibliófagos y de broches. las guardas
contienen manchas, recortadas en su parte inferior, y restos de insectos bibliófagos. Aparecen rozaduras en los nervios y entrenervios, con pérdida de piel
en el entrenervio inferior. las cabezadas, cosido y cortes están en buen estado.
El siguiente ejemplar, encuadernado a finales del siglo xV, es la que tienen una decoración desarrollada por medio de lacerías, es decir una cinta trazada con dos filetes que se van entrecruzando formando diversas estructuras
geométricas, dejando los espacios vacíos para la estampación de pequeños hierros. los datos bibliográficos son los siguientes: Cicerón, marco tulio (10643 a.C.). Oraciones. Venettis: Christophorus Vadenfer, 1471. sus dimensiones
son 258 x 238 x 90 mm y su signatura InC Fl 17.
procede de los Reales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en la
Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en
2000.
las tapas son de
madera recubiertas de
piel marrón, al igual
que el lomo. las guardas son de pergamino.
los nervios son de tiras
de piel e hilo de cáñamo. las cabezadas
son de tiras de piel e
hilos de colores verde y
granate.
las tapas están
unidas al cuerpo del
libro mediante cinco
nervios dobles de piel.
El lomo es curvo. las
cabezadas manuales
están unidas a las tapas
y al lomo (figs. 52-53).
FIg. 52
REYES, MONJES Y SABIOS
271
FIg. 53
la estructura decorativa de
las tapas es simétrica. la bordura exterior está formada por
once filetes. El interior de esta
orla está relleno de aspas de cordelillo que forman una red y de
pequeños puntos cincelados en
los espacios libres. El rectángulo
central se decora mediante la estampación de dos filetes que forman una cinta continua que se
va entrecruzando para desarrollar un trazo geométrico; el espacio alrededor de la cinta continua está relleno de finas aspas de cordelillo que forman una red. los utensilios
empleados han sido florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado.
los nervios están gofrados con una paleta de hilo en la parte central del nervio.
la decoración de los entrenervios se compone de una paleta de cuatro filetes
en cada lado de los nervios, un filete en cada lado enmarcando todo el entrenervio y en el centro pequeñas aspas de cordelillo estampados en diagonal que
forman pequeños rombos, todo ello gofrado. las cabezadas están decoradas
con el intercalado de los hilos de color verde y granate (figs. 54-55-56).
FIgs. 54-55-56
272
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
las esquinas de las tapas están muy deterioradas debido al mal uso; aparecen pérdidas en la parte central de la tapa posterior. las guardas contienen
arrugas debido a la humedad. Aparecen pérdidas de decoración en los nervios
debido a las rozaduras y pérdida de piel en el entrenervio inferior. la cabezada
superior está en buen estado y algo deteriorada la cabezada inferior, con pérdida
de los hilos de seda de color verde y granate. El cosido y los cortes están en
buen estado. Aparecen restos de agujeros y broches en las tapas.
los siguientes siete ejemplares mantienen una misma estructura decorativa desarrollada por bandas rectangulares formadas por hierros mudéjares
que se unen formando orlas o bandas.
la primera de estas obras contiene una encuadernación de finales del siglo
xV o primeros del xVI. los datos bibliográficos son los siguientes: Argidius
Romanus (1243 ca.-1316). De regimine principum. Venetiis: simon Vevilaqua,
1498. sus dimensiones son 314 x 224 x 26 mm y la signatura es InC mEd
39.
Esta obra ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca
de la Facultad de Farmacia.
las tapas son de cartón recubierto de piel marrón oscura al igual que el
lomo. las guardas son de papel verjurado blanco con una filigrana de una mano
y una estrella de cinco puntas. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo.
los cortes contienen inscripciones realizadas con tinta. las cabezadas son de
tiras de piel y cordel blanco.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles
de piel. El lomo es curvo. las cabezadas están unidas a las tapas.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se inicia
con una primera bordura formada con cinco filetes finos; en su parte central
aparece la estampación de florones de eses enlazadas cordiformes; en las esquinas hay tres filetes que unen la primera orla con la segunda. la segunda
orla está decorada con la repetición de un florón de triángulos encadenados y
aspados. la tercera está decorada con rombos encadenados de hierros cordiformes. la cuarta con eses encadenadas como la bordura exterior. El rectángulo
central está enmarcado con tres filetes finos y en la parte central se forma una
geometría ajedrezada con aspas curvas cordiformes. los utensilios empleados
han sido paletas, florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado.
los nervios están gofrados con un filete central, y los entrenervios con un doble
filete a cada lado de los nervios y otro en el centro del entrenervio. El corte
delantero y superior contiene inscripciones manuscritas.
REYES, MONJES Y SABIOS
273
FIg. 57
las tapas contienen
numerosas rozaduras y
pérdidas de piel en la
parte inferior. Aparecen
pérdidas de piel y de cartón en las esquinas. las
guardas contienen manchas y están algo recortadas en sus extremos. Hay
pérdidas de piel en el segundo y cuarto nervio.
también hay pérdidas de
piel en el primer, tercero y
quinto entrenervio. las
cabezadas están algo deterioradas. El cosido tiene
desprendimiento de cordeles en la tapa anterior.
los cortes están en buen
estado. Aparecen restos de
broches en las tapas (figs. 57-58-59-60-61).
FIgs. 58-59-60-61
la siguiente obra, con signatura InC I 290, fue encuadernada a finales
del siglo xV o primeros del xVI. los datos bibliográficos son: johannes de
sacro Bosco. Sphaera mundi, cum commentis Cicchi Escilani, Francisci Capuani et Jacobi stapulensis. georgius purbachius. Theoricae novae planetarum, cum commento Francisci Capuano. Venetiis: simon Bevilaqua, 1499.
sus dimensiones son 330 x 218 x 35 mm.
274
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la obra contiene el ex-libris manuscrito de luis Carrillo y el ex-libris de
la Biblioteca Complutense Ildefonsina.
las tapas son de madera recubiertas de piel marrón al igual que el lomo.
las guardas son de papel blanco. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. El tejuelo es de papel. las cabezadas son de tiras de piel e hilos de color
rojo y azul.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante tres nervios dobles de
piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y al
lomo.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. su ornamentación se
inicia con una primera bordura exterior formada por una rueda de tres filetes,
el central más ancho, seguida de una orla decorada por dos filas de lazos simples redondeados cordiformes formando círculos entrelazados y flanqueada a
ambos lados por una rueda de tres filetes, el central más ancho. las entrecalles
tienen escasa decoración, solamente la aparición de filetes en las
esquinas y también de
pequeños círculos aspados cordiformes. En
la parte superior de la
entrecalle central se encuentra un tejuelo de
papel con una inscripción. El rectángulo
central de la tapa está
enmarcado con tres filetes finos y decorado
en su interior por cinco
hileras de círculos aspados cordiformes dispuestos de forma
jaquelada. los utensilios empleados han
FIg. 62
REYES, MONJES Y SABIOS
275
FIgs. 63-64-65-66
sido paletas, florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el
gofrado. los nervios están gofrados con un filete en el centro
que se estampa de lado a lado. En el segundo entrenervio aparece un tejuelo de papel con la inscripción manuscrita ESCULANS / Capuanus / Stabitleriis / DE / Sphera Mundi. En el resto
de los entrenervios aparece una decoración gofrada con filetes entrecruzados
que forman una gran aspa. las cabezadas están decoradas con el intercalado
de hilos de colores rojo y azul. En el corte delantero aparece una inscripción
manuscrit. (figs. 62-63-64-65-66).
la encuadernación está restaurada(11). tiene pérdidas de madera y piel en
la esquina inferior de la tapa anterior. tiene marcas de broches y rozaduras en
la tapa posterior. Aparece una gran pérdida de piel, aunque está restaurada, en
la parte superior junto al primer nervio de la tapa posterior. las guardas contienen inscripciones y exlibris, restos de insectos bibliófagos, suciedad y manchas de humedad, además de estar recortadas en sus lados. pérdida del primer
11. la intervención que figura en la ficha V-293 describe que se realizó una limpieza de la encuadernación, se colocó un tejuelo colgado de la cabezada inferior y se le aplicó un encerado
protector. también se añade que antes de realizar cualquier intervención, faltaba piel en el lomo
y en el plano posterior. la obra fue restaurada por pilar puerto manouvriez entre el 22 de abril
y el 7 de mayo de 1996 en el taller de restauración de libros de la uCm, situado en el pabellón
de gobierno.
276
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
nervio y rozaduras en el resto. pérdida del primer y segundo entrenervio, y rozaduras en el resto. pérdida de la parte superior del tejuelo. las cabezadas, cosido y cortes están en buen estado. Restos de broches de latón en las tapas.
Este ejemplar de bandas rectangulares y con signatura InC I 200 fue
encuadernado a finales del siglo xV o primeros del xVI. sus datos bibliográficos son los siguientes: turisanus Carthusiensis (ca. 1270-ca. 1350). Plusquam
commentum in Microtegui Galeni. Bononiae: ugo Rugerius, 1489. sus dimensiones son 318 x 223 x 60 mm.
Contiene el exlibris manuscrito del Colegio de la Compañía de jesús
de la universidad de Alcalá.
las tapas son de madera recubiertas piel marrón al igual que el lomo.
las guardas son de papel verjurado blanco al igual que las hojas de respeto
con una filigrana de una mano con estrella de cinco puntas. los nervios son
de cordel e hilo de cáñamo. las cabezadas son de tiras de piel e hilo blanco.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles de cáñamo. media encuadernación. las cabezadas están unidas a las tapas
(figs. 67-68-69-70).
FIgs. 67-68-69-70
REYES, MONJES Y SABIOS
277
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se
inicia con diversas orlas realizadas con filetes. la parte superior e inferior está
decorada, de forma aislada, con lazos simples redondeados cordiformes. la
primera orla está decorada con rombos y enlaces simples cordiformes. la parte
central está ornamentada de cinco hileras de lazos simples redondeados cordiformes, dispuestos de forma jaquelada. los utensilios empleados han sido paletas, florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los nervios
están gofrados con un filete grueso estampado de lado a lado del nervio; los
entrenervios están gofrados con florones de lazos simples redondeados cordiformes en la parte central y filetes dobles que se cruzan desde las cuatro esquinas y de la parte central de los entrenervios. El tejuelo contiene la
inscripción manuscrita TRUSIANUS / in Galeni / Microtech. El corte delantero
contiene la inscripción manuscrita nº 89.
las tapas contienen diversas rozaduras en la piel y pérdidas de madera.
la madera descubierta contiene numerosos dibujos. los nervios y entrenervios
contienen diversas rozaduras. las cabezadas, guardas, cosido y cortes están en
buen estado. Aparecen restos de broches de piel en las tapas.
Esta obra, con signatura InC Fl 44, fue encuadernada a finales del siglo
xV o primeros del xVI. los datos bibliográficos son: plinio segundo, Cayo
(23-29 d.C.). Historia naturales. Venetiis : johannes Alvisius de Varisio, 18
mayo, 1499. las dimensiones son 320 x 220 x 55 mm.
Contiene un ex-libris manuscrito del Colegio Imperial de la Compañía de
jesús de madrid. Ingresó en la biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca
de la Facultad de Filología.
las tapas son de madera recubiertas de piel marrón oscura como el lomo.
las guardas y las hojas de respeto son de papel verjurado. las cabezadas son
de tiras de piel e hilo blanco. El tejuelo es de papel verjurado. los nervios son
de tiras de piel e hilo de lino. los cortes están coloreados con tinta roja y las
inscripciones manuscritas se han realizado con tinta negra.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles.
El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y a los cuadernillos.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica y se basa en bandas u
orlas rectangulares concéntricas; la orla exterior está formada por lazos complejos, encuadrada en un rectángulo constituido por seis filetes paralelos; la siguiente orla está decorada con dobles circulillos punteados y la siguiente con
rombos encadenados; los dobles circulillos punteados decoran la siguiente orla,
278
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
FIgs. 71-72-73-74
todas ellas encuadradas por múltiples filetes paralelos; el rectángulo central
está decorado con crucetas de lazo, unidas por sus vértices, formando tres hileras. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y la técnica utilizada
ha sido el gofrado. los cortes están coloreados con tinta roja y en el corte delantero aparece la leyenda PLINVS (fig.s 71-72-73-74).
la tapa posterior está desprendida del cuerpo del libro; tapa anterior está
muy deteriorada, con numerosas rozaduras que han hecho desaparecer parte
de la decoración gofrada. Aparecen pérdidas de piel en las esquinas y en los
cantos inferiores. En los nervios no se puede observar la decoración, al igual
que en los entrenervios, debido a su agrietamiento; pérdida de la piel en los
entrenervios superior e inferior, dejando al descubierto las cabezadas. El tejuelo
contiene suciedad. la cabezada superior está desprendida de la tapa posterior
y pérdida casi total de la cabezada inferior. las guardas y las hojas de respeto
REYES, MONJES Y SABIOS
279
están muy sucias, manuscritas y con restos de insectos bibliófagos. los cortes
están sucios y con la tinta de color rojo debilitada. El cosido está en buen estado. Aparecen restos de broches de latón y manecillas de piel en la delantera
de las tapas.
la siguiente de las encuadernaciones con motivos mudéjares y con bandas
rectangulares es la que tiene la signatura InC Fl 58, encuadernada entre 1480
y finales del siglo xV. sus dimensiones son 308 x 220 x 36 mm. los datos
bibliográficos son: suetonio tranquilo, Cayo. Vitae duodecim Caesarum. [Venetiis : typ. Vallae: Elegantiae 1480 (H.15809), 1480]. la obra procede de los
Reales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en la Biblioteca Histórica
procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología en 2000.
las tapas son de madera biselada recubiertas de piel marrón como el
lomo. las guardas son de papel verjurado. los nervios son de tiras de piel e
hilo de lino. las cabezadas son de tiras de piel e hilos de color amarillo y rojo.
El tejuelo es de papel verjurado.
las tapas están unidas al cuerpo de libro mediante tres nervios sencillos.
El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y a los cuadernillos (fig. 75).
FIg. 75
280
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración, compuesta de orlas o bandas, se inicia con un encuadramiento exterior formado
por rombos de lados cóncavos. En la tapa anterior, la siguiente orla está formada por lazos simples en ángulo cordiformes; el siguiente encuadramiento
está libre de decoración y unido al rectángulo central por las esquinas con dos
hilos gofrados dispuestos en diagonal; el rectángulo central está decorado por
lazos simples redondeados cordiformes, con una pequeña flor en su interior;
en el interior del rectángulo aparecen dos encuadramientos más pequeños de
dos filetes, libres de decoración, excepto el rectángulo central, en el que aparecen dispersos dos hileras verticales de lazos simples en ángulo cordiformes
dispuestos de forma jaquelada. En la tapa posterior, el segundo encuadramiento
está formada por lazos simples redondeados cordiformes, con una pequeña flor
en su interior; el siguiente encuadramiento está libre de decoración y unido al
rectángulo central por las esquinas con dos hilos gofrados dispuestos en diagonal; el rectángulo central está decorado por lazos simples en ángulo cordiformes, con una pequeña flor en su interior; en el interior del rectángulo
aparecen dos encuadramientos más pequeños de dos filetes, libres de decoración, excepto el rectángulo central, en el que aparecen dispersos cinco hileras
verticales de lazos simples en ángulo cordiformes dispuestos de forma jaquelada. los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la
técnica decorativa ha sido el gofrado. los entrenervios superior
e inferior están decorados con filetes dobles dispuestos en diagonal y con pequeños motivos góticos en los espacios vacíos;
los entrenervios centrales están decorados con rombos de lados
cóncavos y con pequeños motivos góticos. El tejuelo contiene
la inscripción manuscrita 1480 / Suetoni Tran / quilla / De Vita
XII / Caesarum. las cabezadas están decoradas con el intercalado de hilos de colores amarillo y rojo (figs. 76-77-78-79-80).
FIgs. 76-77-78-79-80
REYES, MONJES Y SABIOS
281
las tapas contienen diversas rozaduras y pérdidas de piel en las esquinas
y en las zonas cercanas a las cabezadas. las guardas están en muy mal estado,
con manchas y pérdidas de papel debido a los insectos bibliófagos. la piel de
los entrenervios superior e inferior está muy deteriorada; la cabezada inferior
tiene pérdidas de los hilos decorativos; la cabezada superior está en mejor estado. El tejuelo y el cosido están en buen estado. los cortes contienen suciedad.
Aparecen restos de broches de latón y de tiras de piel en la parte delantera de
las tapas.
El siguiente ejemplar de
bandas rectangulares, con signatura mEd 360, fue encuadernado en el segundo cuarto
del siglo xVI a partir de 1526.
El registro bibliográfico es el
siguiente: turisanus Carthusiensis (ca. 1270-ca. 1350).
Plusquam commentum cum
tabula... Venitiis: expensis
luca Antonii junta, 1526. sus
dimensiones son 313 x 225 x
50 mm.
la obra contiene el ex libris manuscrito del Colegio
theólogo de Alcalá, el del Colegio de la Concepción de Alcalá y la firma de juan
sánchez de Villegas. Estuvo
depositado en el Real Colegio
de Cirugía de san Carlos e ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la
Biblioteca de la Facultad de
FIg. 81
medicina.
las tapas son de cartón recubiertas de piel rojiza, al igual que el lomo.
las guardas son de papel verjurado blanco con una filigrana de una mano y
una estrella de cinco puntas. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo.
El tejuelo es de papel. las cabezadas son de tiras de piel e hilo.
282
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
FIgs. 82-83-84-85-86
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cinco nervios dobles
de piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se inicia
con una primera orla que está formada con tres filetes finos, como todas las
orlas de esta tapa, y decorada en su parte interior por eses enlazadas complejas
cordiformes (grandes y pequeñas eses entrecruzadas); la segunda y la cuarta
están decoradas por rombos encadenados cordiformes; la tercera está ornamentada con eses encadenadas cordiformes. El rectángulo central está decorado
con seis hileras verticales de aspas curvas cordiformes dispuestas de forma jaquelada. los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los nervios y las guardas están sin decorar. los
entrenervios están gofrados con tres filetes finos a cada lado de los nervios.
En el corte delantero aparece la inscripción manuscrita TRVSIAN ENTILIS
(figs.81-82-83-84-85-86).
En las tapas aparecen pérdidas de material en las esquinas y pérdidas de
piel por toda la superficie. Además, hay numerosos rozaduras y marcas de broches. las guardas están muy deterioradas, sucias y con inscripciones. los nervios y los entrenervios contienen diversas rozaduras. El tejuelo contiene mucha
suciedad. las cabezadas, cortes y cosido están en buen estado.
El último de los ejemplares mudéjares de bandas rectangulares, con signatura Fll 25623, fue encuadernado a partir de 1510, y perteneció a los Reales
Estudios de san Isidro (madrid); ingresó en la Biblioteca Histórica procedente
de la Biblioteca de la Facultad de Filología. sus dimensiones son 210 x 150
x 38 mm. El registro bibliográfico es el siguiente: Holkot, Robert. Super quattuor libros Sententiarum questiones...lugduni: johannes Cleyn, 1510.
las tapas son de madera recubierta de piel rojiza, al igual que el lomo.
las guardas son de papel verjurado blanco con una filigrana de una mano y
una estrella de cinco puntas. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo.
los cortes están coloreados con tinta roja. las cabezadas son de tiras de piel e
hilo blanco.
REYES, MONJES Y SABIOS
283
las tapas están unidas al
cuerpo del libro mediante tres
nervios sencillos de piel. El
lomo es curvo. las cabezadas
manuales están unidas a las
tapas y al lomo.
la estructura decorativa de
las tapas es simétrica. En las
tapas todas las orlas están enmarcadas por tres filetes finos,
el del centro algo más grueso,
que se entrecruzan en la bordura exterior formando cuadrados en las esquinas. la primera
orla contiene una decoración de
rombos encadenados cordiformes. la segunda está decorada
por aspas curvadas cordiformes
que forman círculos unidos. la
parte central está decorada por
FIgs. 87-88-89
siete hileras verticales de aspas
curvadas cordiformes, dispuestas de forma jaquelada. los
utensilios empleados han sido
ruedas, florones y paletas y la
técnica decorativa ha sido el gofrado. las guardas y los nervios
carecen de decoración. los entrenervios están gofrados con tres filetes, el hilo central más grueso en cada
lado de los nervios. los cortes están coloreados con tinta roja. En los cortes
delantero e inferior además aparecen letras estampadas con tipos móviles (figs.
87-88-89).
las tapas tienen numerosas rozaduras, manchas y pérdidas de piel en las
esquinas. las guardas están algo manchadas y deterioradas en la zona de la bisagra. los nervios contienen rozaduras y pérdidas de piel en el entrenervio superior. la cabezada superior está algo deteriorada, mientras que la cabezada
inferior, el cosido y los cortes están en buen estado. Aparecen restos de broches
de latón en las tapas.
284
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
los motivos empleados en el estilo gótico, mudéjar y renacentista se han
utilizado a la vez para la ornamentación de numerosas obras, creándose decoraciones con motivos gótico-mudéjar, gótico-renacentista, mudéjar-renacentista, e incluso ejemplares con ornamentaciones que incluyen motivos
decorativos de los tres estilos. En la Biblioteca Complutense se custodian catorce de esos ejemplares con motivos decorativos entremezclados. del grupo
con motivos gótico-mudéjar disponemos de siete ejemplares, de los cuales cuatro están decorados con una estructura decorativa de bandas rectangulares, ornamentadas con hierros sueltos mudéjares y góticos, dos ejemplares mantienen
una estructura formada por filetes que se entrecruzan formando rombos, y un
ejemplar con tres hileras verticales en el centro de la tapa, con una rueda gótica
central. Comenzaremos el estudio del grupo más numeroso, las obras con motivos gótico-mudéjar.
Estilo decorativo Estructura decorativa signatura
gótico-mudéjar Bandas rectangulares mEd 988
InC Fl 29
InC m 27
InC I 168
división romboidal
Fll 7976
Fll 6920
Hileras
InC I 217
mudéjar-renacentista
Bandas rectangulares FoA 125
dER 131
InC I 167
Fll 24878
gótico-renacentista
Bandas rectangulares
InC I 244
división romboidal
dER 1473
gótico-mudéjar-renacentista
Bandas rectangulares
InC Fl 53
nº de enc.
4
2
1
4
1
1
1
REYES, MONJES Y SABIOS
285
El primer ejemplar, con signatura InC m 27, fue encuadernado a partir de 1498. Contiene
el ex-libris manuscrito de la Casa
profesa de la Compañía de jesús
de madrid, e ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de
la Biblioteca de la Facultad de
medicina. sus dimensiones son
323 x 222 x 30 mm. la descripción bibliográfica es la siguiente:
turisanus Carthusiensis (ca.
1270-ca. 1350). Plusquam commentum in Microtegni Galeni.
Venecia: Bonetus locatellus,
1498.
las tapas son de cartón y
están recubiertas de piel marrón,
al igual que el lomo. las guardas
y las hojas de respeto son de
FIg. 90
papel verjurado blanco. los nervios son de tiras de piel e hilo de
cáñamo y los refuerzos son de papel. En el corte delantero aparecen inscripciones con tinta. las cabezadas son con tiras de piel e hilo blanco.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles
de tiras de piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las
tapas y al lomo.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica y se compone de tres
orlas rectangulares concéntricas con entrecalles libres, solo decoradas con tres
hilos dispuestos en diagonal en las esquinas. la primera orla está decorada con
FIgs. 91-92-93-94
286
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
lóbulos encadenados cordiformes y flanqueados por cuatro filetes a cada lado.
la segunda está flanqueada por tres hilos y decorada con pequeñas eses enlazadas cordiformes. la tercera está decorada con flores de lis flanqueadas por
dos filetes a cada lado. El rectángulo central está decorado con cuatro hileras
de aspas curvas cordiformes dispuestas de forma jaquelada. los utensilios empleados han sido el florón y la rueda y la técnica decorativa ha sido el gofrado.
los contracantos están gofrados con una rueda de tres hilos. los nervios están
gofrados con una paleta de un hilo y los entrenervios con una paleta de cuatro
hilos a cada lado del nervio y otros cuatro hilos en el centro del entrenervio.
En el corte delantero aparece una inscripción manuscrita (figs. 90-91-92-9394).
la tapa anterior contiene algunas manchas, restos de insectos bibliófagos, apareciendo las esquinas
muy deterioradas. la tapa posterior tiene pérdidas de
piel, sobre todo cerca del lomo. los cantos y los contracantos están muy deteriorados con numerosas rozaduras. las guardas están algo arrugadas y sucias
con restos de insectos bibliófagos. En los nervios más
cercanos a la cabeza y pie aparecen pérdidas de piel
y rozaduras. pérdida de la cabeza del lomo y roturas
en el pie. las cabezadas están algo deterioradas y descubiertas. El cosido y los cortes están en buen estado.
Aparecen restos de broches
de piel en la delantera de las
tapas.
Este ejemplar, con sigFIgs. 95-96
natura InC I 168, fue encuadernado entre 1485 y el final del siglo xV. Contiene
la firma de juan sánchez de Villegas, el ex-libris manuscrito del Colegio theólogo de Alcalá y del Colegio de la Concepción de Alcalá. sus dimensiones son
185 x 134 x 59 mm. El registro bibliográfico es el
siguiente: nicolaus de Ausmo. Supplementum Summae Pisanellae. Astesanus. Alexander de nevo. Canones poenitentiales. Csilia contra Iudaeos
foenerantes. Venetiis: paganinus de paganinis et georgius Arrivaben, 1485.
FIgs. 97-98
REYES, MONJES Y SABIOS
287
las tapas son de madera biselada recubiertas de piel marrón oscura, al
igual que el lomo. las guardas son de pergamino y las hojas de respeto de
papel verjurado blanco. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. los
cortes superior y delantero contienen inscripciones en tinta negra. las cabezadas son de tiras de piel e hilos de color verde claro y salmón. los broches son
de metal.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante tres nervios sencillos
de tiras de piel. El lomo es curvo suelto. las cabezadas manuales están unidas
a las tapas y al lomo (figs. 95-96-97-98).
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la ornamentación se
inicia con una primera bordura formada por cuatro hilos. Al entrecruzarse estos
filetes en las esquinas se crean cuadrados. A continuación aparece una primera
orla formada por hierros con una cabra estampada, flanqueada a ambos lados
por cuatro filetes. En la bordura exterior más cercana al lomo aparecen estampadas crucetas de lazo cordiformes. El rectángulo central está dividido de
forma vertical en tres zonas, las dos extremas decoradas con motivos que imitan a las flores de lis, y la zona central por tres hileras de crucetas de lazo dispuestas de forma ajedrezada. los utensilios empleados han sido ruedas y
florones y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los contracantos están gofrados con una rueda de tres hilos y los entrenervios con una paleta de tres
hilos a cada lado de los nervios; en el centro aparecen cinco crucetas de lazo
cordiformes que forman una cruz. las cabezadas están decoradas con el intercalado de color verde y salmón. En el corte superior aparece manuscrita la inscripción “E. II.” y en el corte delantero el título de la obra (fig. 99).
FIg. 99
288
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la tapa anterior tiene un pequeño injerto en la parte inferior, además de
diversas rozaduras y restos de broches. la tapa posterior tiene diversas rozaduras, restos de broches de latón, pérdida de piel en la esquina inferior, y en
las zonas cercanas a los nervios superior e inferior. los cantos y los contracantos están deteriorados en las esquinas con diversas rozaduras. las guardas
contienen suciedad con inscripciones y restos de insectos bibliófagos. los nervios contienen rozaduras y los entrenervios numerosas grietas. las cabezadas,
el cosido y los cortes están en buen estado. Aparecen restos de broches de latón
en la delantera de las tapas pero se han perdido las manezuelas de piel y las
puntas de metal.
la siguiente obra, con signatura InC Fl 29, fue encuadernada a partir de
1495. Contiene el ex-libris manuscrito de la Casa profesa de la Compañía de
jesús de madrid. perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid e
ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad
de Filología en 2000. sus dimensiones son 329 x 225 x 35 mm. la descripción
bibliográfica de la obra es la siguiente: tomás de Aquino, santo. Summa theologica. Venecia: Bonetus locatellus, 1495.
las tapas son de madera biselada por el interior recubierta de
piel marrón oscura, al igual que el
lomo. las guardas son de papel
verjurado blanco con una filigrana
de una mano. los nervios son de
tiras de piel e hilo de cáñamo. El
tejuelo es de papel. las cabezadas
son de tiras de piel e hilo de cáñamo.
las tapas están unidas al
cuerpo del libro mediante cuatro
nervios sencillos de tiras de piel. El
lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y al
lomo (figs. 100-101-102-103-104).
la estructura decorativa de las
tapas es simétrica y se compone de
dos orlas rectangulares concéntricas. la decoración exterior está
FIg. 100
formada por una bordura realizada
REYES, MONJES Y SABIOS
289
con tres hilos, de los cuales el central es más grueso. Además aparece repetido
una flor dentro de un rombo, motivo típico del estilo gótico. la primera orla
está decorada con lazos simples en ángulo cordiformes, con una pequeña flor
en su interior. la segunda está decorada con rombos encadenados cordiformes.
El rectángulo central está libre de decoración. las dos orlas están flanqueadas
por una rueda de tres filetes, el central más grueso. los utensilios empleados
han sido el florón y la rueda y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los entrenervios están gofrados con una paleta de tres hilos, el central más grueso,
en cada lado de los nervios. El tejuelo ocupa todo el lomo ocultando la decoración.
FIgs. 101-102-103-104
la tapa anterior de madera contiene grandes grietas, restos de tejuelo de
papel en el centro de la tapa, pérdida de piel en la parte inferior y las esquinas
aparecen con pérdidas de piel muy deterioradas. En la tapa posterior las esquinas están muy deterioradas con pérdida y rozaduras en la piel; también aparece
parte de tejuelo del lomo adherido en la tapa. los cantos y los contracantos
están muy deteriorados con numerosas grietas. las guardas contienen manchas
e inscripciones manuscritas. los nervios y entrenervios están muy deteriorados
con pérdidas de piel. Aparecen restos de tejuelo de papel en todos los entrenervios. las cabezadas están en buen estado aunque descubiertas y desprendidas de las tapas pero no del lomo. los cortes y el cosido están en buen estado
aunque el último cuadernillo está descosido. Aparecen restos de broches de
latón en la delantera de las tapas.
la siguiente obra, con signatura mEd 988, fue encuadernada a partir de
1526. Ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de medicina. sus dimensiones son 313 x 225 x 44 mm. El registro bibliográfico es el siguiente: petrus de Abano. Liber Conciliator differentiorum
philosophorum et medicorum appellatus. Venecia, 1526.
las tapas son de cartón recubiertas de piel de color marrón oscura, al igual
que en el lomo. las guardas y las hojas de respeto son de papel verjurado
blanco. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. En el corte delantero
290
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
aparece una inscripción con tinta negra.
las cabezadas son de tiras de piel e hilo
de cáñamo.
las tapas están unidas al cuerpo
del libro mediante cuatro nervios dobles
de tiras de piel. El lomo es curvo. las
cabezadas manuales están unidas a las
tapas y al lomo.
la estructura de las tapas es simétrica y se compone de tres rectángulos
concéntricos, dejando entrecalles libres
de decoración, si exceptuamos las esquinas decoradas con un pequeño círculo punteado. todos los recuadros
están realizados con tres hilos finos. la
primera orla está decorada con lóbulos
encadenados cordiformes, la segunda
con rombos con cintas onduladas y la
tercera con una rueda de rombos encadenados cordiformes. El rectángulo
central está decorado tres hileras de
FIg. 105
rombos de lados cóncavos con una flor
de cuatro pétalos en el interior de cada rombo; en los espacios libres aparecen
dobles circulillos punteados. los espacios vacíos se rellenan de pequeños círculos dobles punteados. En las esquinas de las entrecalles aparecen dobles circulillos punteados. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y la
técnica decorativa el gofrado. los contracantos están gofrados con un hilo. los
nervios están sin decorar. los entrenervios están gofrados con una paleta de
tres hilos finos en cada lado de los nervios y en el centro del entrenervio. En
el tejuelo aparece la inscripción del autor y el título de la obra. En el corte delantero aparece
FIgs. 106-107-108-109
la inscripción
manuscrita
“ConCIlIAtoR” (figs.
105-106-107108-109).
REYES, MONJES Y SABIOS
291
las tapas aparecen con manchas y con grietas aunque su estado es aceptable. los cantos y los contracantos contienen múltiples rozaduras. la guarda
anterior está en muy mal estado con rotura del papel verjurado, manchas, restos
de insectos bibliófagos, inscripciones manuscritas y pérdida de papel en la bisagra al no haber contraguarda. la guarda posterior está muy deteriorada con
numerosas roturas, restos de insectos bibliófagos e inscripciones manuscritas
por toda la superficie. los nervios contienen numerosas grietas. En la cabeza
y pie del lomo existen diversas pérdidas de piel; el resto está en buen estado
aunque con algunas rozaduras. El tejuelo está en buen estado, con pequeñas
pérdidas de papel a los lados. El alma de la cabezada superior está algo deteriorada con pérdidas de la unión con la tapa e hilo algo flojo. El cosido y los
cortes están en buen estado. Restos de botones de piel en las tapas.
El ejemplar, con signatura Fll 7976, fue encuadernado a partir de 1520,
y contiene un escudo con la Cruz de Calatrava. procede de los Reales Estudios
de san Isidro de madrid e ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la
Biblioteca de la Facultad de Filología. sus dimensiones son 156 x 114 x 34
mm. la descripción bibliográfica
es la siguiente: tomás de Aquino,
santo. Prima pars Summe sacre
Theologie [Rothomagi]: Franciscus Regnault, 1520.
las tapas son de cartón recubiertas de piel marrón oscura, al
igual que en el lomo. las guardas
y las hojas de respeto son de papel
verjurado blanco con una filigrana
de mano y flor de cuatro pétalos.
los nervios son de tiras de piel e
hilo de cáñamo. los cortes están
pintados con tinta roja. las cabezadas son de cordel de cáñamo e
hilos de color rojo y verde.
las tapas están unidas al
cuerpo del libro mediante cuatro
nervios dobles de tiras de piel. El
lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y al
FIg. 110
lomo (figs. 110-111-112).
292
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la estructura decorativa de las tapas es simétrica y se
compone de un rectángulo concéntrico exterior decorado
con eses enlazadas cordiformes. El rectángulo interior está
cruzado por bandas diagonales de tres hilos que dan lugar
a rombos. En el centro de la tapa aparece el escudo de la
cruz de Calatrava, con dos flores de lis encerradas en un
rombo, una en la parte superior y otra en la inferior del escudo. los utensilios empleados han sido el florón y la rueda
y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los contracantos
están gofrados con una rueda de un hilo, los nervios con
una paleta de un hilo y los entrenervios con una paleta de
dos hilos en cada lado de los nervios. las cabezadas están
decoradas con el intercalado de hilos de color rojo y verde.
los cortes están pintados con tinta roja; en el corte delantero aparece la inscripción manuscrita THOM. I. PARS y el
FIgs. 111-112
año 1520.
las tapas contienen numerosas rozaduras y están muy deterioradas en las
esquinas. los cantos y los contracantos contienen rozaduras. las guardas están
arrugadas y con suciedad. los nervios y los entrenervios contienen grietas y
rozaduras. las cabezadas, el cosido y los cortes están en buen estado. Aparecen
restos de broches con botones de piel en las tapas.
Este ejemplar con signatura Fll 6920, fue encuadernado a partir de 1519,
en el primer cuarto del siglo xVI, y perteneció a los Reales Estudios de san
Isidro (madrid), ingresando en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología. sus dimensiones son 271 x 195 x 70 mm. la
descripción bibliográfica es la siguiente: Astesani de Asta (o.F.m.). Summa
Astensis... lugduni: guilhelmus Huyon, sumptibus stephanus gueynard, 1519.
las tapas son de cartón recubiertas de piel marrón como el lomo. las
guardas son de papel verjurado blanco con una filigrana simulando un gusano.
los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. los refuerzos interiores del
lomo son de pergamino. los cortes están coloreados con tinta roja. las cabezadas son de tiras de piel e hilo de cáñamo.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante nervios dobles de tiras
de piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y
al lomo.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica, típica de las encuadernaciones góticas, y está formada por dos rectángulos concéntricos de cuatro
REYES, MONJES Y SABIOS
293
hilos finos. El rectángulo
central está cruzado por dobles bandas diagonales de
cuatro hilos finos que dan
lugar a rombos; en el interior
de estos aparece un rombo
encadenado cordiforme. En
el rombo central aparecen
cinco rombos encadenados
cordiformes formando una
cruz. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y la técnica decorativa ha
sido el gofrado. los nervios
están gofrados con una paleta de un hilo grueso; los entrenervios con una paleta de
cuatro hilos en cada lado de
los nervios y en el centro del
entrenervio. los cortes están
coloreados con tinta roja; en
el corte delantero además
FIgs. 113-114
aparece la inscripción del título de la obra (figs.113-114).
las tapas, los cantos y los contracantos están muy
deteriorados con pérdidas de cartón y piel en la delantera
y en las esquinas, además de tener numerosas rozaduras.
En la guarda anterior aparecen manchas, inscripciones
manuscritas y pérdida de papel en la zona de la delantera.
En la guarda posterior aparecen pérdidas de papel en la
zona de la bisagra y restos de insectos. los nervios están
muy deteriorados con pérdidas de piel que los dejan descubiertos; numerosas
rozaduras y rotura de los nervios en la unión con la tapa anterior. la cabeza
del lomo se ha perdido y el de pie está muy deteriorado. El alma de la cabezada
superior aparece con una rotura y el hilo desprendido, además de estar rota la
unión con las tapas. la cabezada inferior está en mejor estado aunque tiene
una rotura en el alma de la cabezada que se une con la tapa anterior. El cosido
está en buen estado con roturas de los nervios que se unen con la tapa anterior.
los cortes están en buen estado. Aparecen restos de broches de botones.
294
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Este ejemplar, con
signatura InC I 217, fue
encuadernado muy posiblemente a primeros del
siglo xVI en el centro de
Francia. la estructura
decorativa que tiene, con
tres hileras de hierros, el
central, una rueda típicamente gótica, junto a la
decoración de flores de
lis en las borduras, nos
indica que su procedencia puede ser francesa.
la obra contiene el ex-libris manuscrito del Colegio de la Compañía de
jesús de la universidad
de Alcalá. sus dimensiones son 210 x 138 x 55
FIgs. 115-116-117-118
mm. su descripción bibliográfica es la
siguiente: mancinellus, Antonius.
Opera. lugduni: johennes de Vongle,
1500.
las tapas son de madera recubiertas de piel marrón, al igual que el lomo.
las guardas son de papel verjurado
blanco con una filigrana. los nervios e
hilo son de cáñamo. El tejuelo es de
papel verjurado con inscripciones manuscritas. En el corte delantero aparecen inscripciones con tinta. las
cabezadas son de tiras de piel e hilo
blanco.
las tapas están unidas al cuerpo
del libro mediante tres nervios dobles
de cáñamo. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están
unidas a las tapas (figs. 115-116-117-118).
REYES, MONJES Y SABIOS
295
la estructura de las tapas es simétrica y se forma con una composición
rectangular formada por cuatro cuadrados en las esquinas con una flor de lis
en el centro. En el centro de la tapa aparece un rectángulo decorado en la parte
central por una rueda de rombos con una flor de cuatro pétalos en su interior;
a ambos lados aparece una hilera vertical de rombos encadenados cordiformes.
los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la técnica decorativa ha
sido el gofrado. las guardas carecen de decoración pero contienen una filigrana. El lomo carece de decoración y contiene un tejuelo con la inscripción
MANCINE / Opera. En el corte delantero aparecen las primeras letras del nombre del autor, Manci.
la encuadernación está restaurada(12). las tapas están recubiertas con la
piel original superpuesta sobre una piel natural del mismo color. los cantos
contienen pérdida de color debido a las rozaduras y pérdida de piel. las guardas
contienen pérdidas de material, suciedad, arrugas y anotaciones, todo debido
al mal uso y a la humedad. El lomo está restaurado, ya que el original se ha
perdido. los nervios contienen muchas grietas debido a la temperatura y a la
humedad, y pérdidas de color debido al mal uso. las cabezadas, el cosido y
los cortes están en buen estado. los broches se han perdido y aparecen restos
de clavos.
A continuación estudiamos las encuadernaciones con motivos gótico-renacentistas. de este grupo en la Biblioteca solo disponemos de dos ejemplares.
El primero, con signatura InC I 244, fue encuadernado a partir de 1483. Contiene el ex-libris manuscrito del Colegio de la Compañía de jesús de la universidad de Alcalá y el de la Biblioteca Complutense Ildefonsina. sus
dimensiones son 305 x 210 x 28 mm. la descripción bibliográfica es la siguiente: orosio, paulo (ca. 390-ca. 418). Historiae. Venecia: octavianus scotus, 1483.
las tapas son de madera biselada por dentro recubiertas de piel de color
marrón, como el lomo. las guardas son de papel verjurado blanco. los nervios
son de tiras de piel e hilo de cáñamo. los cortes están pintados con tinta roja.
las cabezadas son de cordel e hilo de cáñamo.
12. la intervención que figura en la ficha V-217 indica que se aseguraron los cajos y los cuadernillos interiores, se realizó un injerto de piel en la cabeza del lomo y se colocó un tejuelo
colgado de la cabezada inferior. por último se aplico un encerado protector a la piel y se realizó
una limpieza de toda la encuadernación. Fue restaurada por pilar puerto manouvriez entre el 19
de diciembre de 1995 y el 10 de enero de 1996 en el taller de restauración de la uCm, situado
en el pabellón de gobierno.
296
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
las tapas están unidas
al cuerpo del libro mediante
tres nervios dobles. El lomo
es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las
tapas y al lomo.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica.
la decoración se inicia con
una bordura exterior formada por tres filetes, seguida
de motivos de imitan una
flor de cinco pétalos cordiforme. la primera orla está
decorada con motivos florales estilizados enfrentados y
flanqueada por tres filetes a
cada lado. la entrecalle,
entre la primera orla y el rectángulo central, está decorada con florecillas de cuatro
FIg. 119
pétalos. El rectángulo central
está decorado con pequeños
cuadrados de lados cóncavos, y rodeado de pequeños puntos; en el centro del
rectángulo aparece un hexágono en el cual había un bollón con forma romboidal. los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la técnica decorativa
ha sido el gofrado. los cortes están coloreados con tinta roja (figs. 119-120121-122-123).
la encuadernación ha sido parcialmente restaurada(13). las tapas contienen
numerosas rozaduras, y pérdidas de piel y madera en las esquinas. los cantos
y los contracantos contienen numerosas rozaduras. las guardas están en buen
estado, aunque algo sucias. los nervios y los entrenervios contienen rozaduras;
13. la intervención que figura en la ficha V-246 indica que se realizaron injertos de piel en la
cabeza y pie del lomo, se colocó un tejuelo colgado de la cabezada inferior, se realizó un encerado protector sobre la piel y se hizo una limpieza de la encuadernación. destaca también a anotación que la técnica decorativa utilizada era el gofrado y que contenía hierros interesantes. Fue
restaurada por pilar puerto manouvriez entre el 15 de febrero y el 12 de marzo de 1996 en el
taller de restauración de la uCm situado en el pabellón de gobierno.
REYES, MONJES Y SABIOS
FIgs. 120-121-122-123
297
la cabeza y pie del lomo han sido restauradas añadiendo otra. El tejuelo está
algo deteriorado. las cabezadas, el cosido y los cortes están en buen estado.
Restos de cierres de latón en las tapas.
El segundo ejemplar,
con signatura dER 1473 y
con motivos gótico-renacentista, fue encuadernado a partir de 1531. Contiene el
exlibris manuscrito del Colegio de la Concepción de Alcalá y del Colegio theólogo
de la universidad de Alcalá;
además contiene la firma de
juan Fernández de Villegas.
Ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de
derecho en 2000. sus dimensiones son 333 x 227 x 53
mm. la descripción bibliográfica es la siguiente: patrizi, Francesco. De institutione Reipu. Libri novem...
parrhisiis: petrus Vidoue, impensis galioti a patr, 1520 y
Bude, guillaume. G. Budaei
FIg. 124
... Epistolarum latinarum Lib.
V: annotationibusq[ue] ad
iectis in singulas fere epistolas, Graecorum item Lib. I, Basilii item magni Epistola de vita in solitudine agenda per Budaeum latine facta. [parisiis]: apud Iod.
298
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Badium Ascensium, 1531. Aunque esta obra fue impresa en
parís, es muy posible que no sea francesa sino centroeuropea,
debido a que la estructura decorativa de bandas que se entrecruzan, no se corresponde con la tipología de estructura
dada en las encuadernaciones renacentistas francesas.
las tapas son de cartón recubiertas de piel marrón, al
igual que el lomo. no hay guardas, únicamente en las contratapas hay un papel manuscrito que lo recubre. las hojas
de respeto son de papel verjurado blanco. lo nervios son de
cordel e hilo de cáñamo. El tejuelo es de papel. los cortes
delantero y de superior contienen inscripciones en tinta
negra. las cabezadas son de tiras de piel marrón e hilos de
color blanco y verde claro.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro nervios dobles de cáñamo. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. las
tapas están encuadradas con una bordura de tres filetes. la
banda rectangular está formada por una placa de dos rombos
que contienen en su interior una flor de cuatro pétalos. la
decoración que forma esta banda, se entrecruza en las esquinas formando pequeños cuadrados, decorados con un rombo
y
una flor de cuatro pétalos en su interior. El rectángulo cenFIgs. 125-126
tral está decorado con bandas diagonales de tres hilos que
dan lugar a rombos. los espacios libres están recubiertos por un gran motivo
floral. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y la técnica decorativa la sido el gofrado. los contracantos están gofrados con una rueda de un
hilo, y los nervios con una paleta con un hilo que cruza toda la superficie. los
entrenervios disponen de un cuadrado gofrado formado por dos hilos en la zona
de los nervios y un hilo más grueso en los lados perpendiculares a los nervios.
la parte central está vacía de decoración. El tejuelo contiene la inscripción
manuscrita del nombre del autor y título de la obra. las cabezadas están decoradas con el intercalado de los hilos de color blanco y verde claro. El corte delantero contiene la inscripción manuscrita del nombre del autor y del título de
la obra; el corte de cabeza contiene la inscripción de la leyenda VZ4. la hoja
de respeto de la tapa anterior contiene una filigrana de un animal y la de la tapa
posterior una filigrana de jarra con una flor (figs. 124-125-126).
REYES, MONJES Y SABIOS
299
la tapa anterior contiene un pequeño injerto de piel realizado antes de la
decoración en la parte superior. Aparecen algunas rozaduras y pérdidas de piel
en las zonas cercanas al lomo. la esquina superior contiene una rotura. los
cantos y los contracantos contienen diferentes rozaduras. pérdida del primer y
cuarto nervio, mientras que el segundo y tercero están muy deteriorados con
pérdidas de piel en la zona de la bisagra con la tapa. muy deteriorados el segundo y tercer entrenervios desde la cabeza; pérdida de los entrenervios cuarto,
y de la parte de cabeza y de pie del lomo. El tejuelo contiene diversas manchas.
la cabezada superior está en buen estado, aunque algo deteriorada en su unión
con la tapa, descubierta y sucia; la cabezada de pie está en buen estado, algo
descubierta y sucia. El cosido y los cortes están en buen estado. Restos de botones de piel en las tapas.
El siguiente grupo está formado por cuatro ejemplares que están ornamentados con motivos mudéjares y renacentistas. El primero, con signatura
FoA 125, fue encuadernado
en un taller del centro de la
península ibérica, posiblemente en Alcalá de Henares,
entre 1534 (fecha de la fundación de la Compañía de jesús
por san Ignacio de loyola) y
mediados del siglo xVI. los
hierros sueltos empleados
son muy utilizados en las encuadernaciones renacentistas
y platerescas españolas de
bien entrado el siglo xVI,
como los motivos vegetales o
el cordero pascual, además
las ruedas con motivos mudéjares no son muy comunes, y
desde luego no de finales del
siglo xV y de primeros del
xVI, sino de mediados de
siglo. Contiene el exlibris
manuscrito del Colegio de la
Compañía de jesús de la universidad de Alcalá y de la BiFIg. 127
300
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
blioteca Complutense. sus dimensiones son 270 x 198 x 50 mm. la descripción bibliográfica es la siguiente: pseudo-dionisio Areopagita. Opera Dionysii
: veteris et nove translationis… Argentine, 1503.
las tapas son de cartón recubiertas de piel de color marrón clara, al igual
que el lomo. las guardas son de papel verjurado blanco, al igual que las hojas
de respeto con una filigrana de un jarrón. El tejuelo es de papel verjurado. los
nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. los cortes están coloreados con
tinta roja con una inscripción realizada con tienta negra en el corte delantero.
las cabezadas son de tiras de piel e hilos de color rojo y amarillo.
las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante nervios dobles de tiras
de piel. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las tapas y
al lomo.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se inicia
con una primera orla enmarcada con tres filetes lisos, el central más grueso; a
continuación la misma rueda se repite en la parte superior e inferior. la siguiente orla interior está decorada con la misma rueda de rombos encadenados
cordiformes, con las esquinas dobladas hacia el interior, haciendo que el trabajo
del encuadernador se multiplique y dificulte su ejecución; las cuatro esquinas
de este rectángulo central están estampados dos florones típicos renacentistas
junto a un cordero pascual. En el interior de la cruz y en las esquinas hay estampados diversos florones y en el centro aparece el emblema de la Compañía
de jesús (el anagrama IHS, una cruz encima y tres clavos debajo). los utensilios empleados han sido ruedas y florones y la técnica decorativa ha sido el
gofrado. los nervios están gofrados con una paleta de tres hilos, el central más
grueso. los entrenervios están gofrados con una paleta de tres hilos lisos, el
central más grueso en cada lado de los nervios; en el centro del entrenervio
aparece un florón renacentista. las cabezadas están decoradas con el intercalado de hilos de color rojo y amarillo. los cortes están coloreados con tinta
roja; en el corte delantero aparece la inscripción Dinysius Areo (figs. 127-128129-130-131-132).
FIgs. 128-129-130-131-132
REYES, MONJES Y SABIOS
301
las tapas muestran numerosas rozaduras, sobre todo en las esquinas y
cerca de la zona de las bisagras. las guardas contienen mucha suciedad, con
pérdidas de piel, arrugas y restos de insectos bibliófagos. los nervios contienen
algunas rozaduras. pérdida casi total de la cabeza del lomo; grietas en el pie
del lomo. El tejuelo está en buen estado aunque algo sucio. la cabezada superior está desprendida de la tapa anterior y algunos hilos están sueltos. la cabezada inferior, el cosido y los cortes están en buen estado.
la segunda de las encuadernaciones mudéjar-renacentista, con signatura
dER 131, fue encuadernada,
al igual que la anterior, en el
segundo cuarto del siglo
xVI, a partir de 1542, posiblemente en el mismo taller
que el anterior ejemplar, ya
que muchos de los elementos
decorativos coinciden como
la rueda de rombos encadenados cordiformes y el florón
con motivo vegetal, los cortes
pintados de color rojo, el empleo del cartón como soporte
y la piel de becerro de color
marrón como material de recubrimiento. la obra contiene el exlibris de la Biblioteca Complutense y el exlibris manuscrito del Colegio
de la Compañía de jesús de la
FIg. 133
universidad de Alcalá. Ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de derecho en 2000. sus
dimensiones son 303 x 220 x 58 mm. la descripción bibliográfica es la siguientes: dionysius Cartusianus. D. Dionysii Carthusiani Epistolarum ac
euangeliorum dominicalium totius anni enarratio, adiunctis homiliis [et] sermonibus variis ... : pars prima, sermonum de tempore. Coloniae : petrus quentell suis impensis excudebat, 1542.
302
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
las tapas son de cartón recubiertas de piel de cabra marrón, al igual
que el lomo. las guardas son de papel
verjurado blanco. las cabezadas son de
tiras de piel e hilos de color amarillo y
rojo. los nervios son de piel e hilo de
lino. los cortes están coloreados con
tinta roja. los tejuelos son de papel
verjurado.
las tapas están unidas al cuerpo
del libro mediante cuatro nervios dobles. El lomo es curvo. las cabezadas
manuales están unidas a las tapas y a
los cuadernillos (figs. 133-134-135136).
FIgs. 134
135-136
la estructura decorativa de las
tapas es simétrica. la decoración se
inicia con una orla exterior formada por una rueda de rombos
encadenados cordiformes, y flanqueada por tres hilos a cada
lado, el central más grueso. En el interior aparece un hexágono formado con los mismos motivos que la orla exterior y un rectángulo
central dentro del hexágono. En el centro del rectángulo aparece el emblema
de la Compañía de jesús (el anagrama IHS, una cruz encima y tres clavos debajo) rodeado de hierros que imitan a un sol. En todas las esquinas del rectángulo central, hexágono y orla exterior aparece estampado el mismo motivo
vegetal. los utensilios empleados han sido florones y ruedas y la técnica decorativa ha sido el gofrado. los nervios están gofrados con una paleta de tres
hilos, el central más grueso. los entrenervios están decorados con tres hilos
en los extremos y por un florón en el centro.
las tapas contienen diversas rozaduras y pérdidas de piel. las esquinas
contienen pérdidas de piel. la zona de la bisagra está muy deteriorada con varias roturas. las guardas contienen numerosas manchas, roturas e restos de insectos bibliófagos. los nervios están deteriorados debido a las rozaduras. la
cabeza y pie del lomo contiene pérdidas de piel. El cosido, los tejuelos, los
cortes y las cabezadas están en buen estado.
El siguiente de los ejemplares de este grupo, con signatura InC I 167, fue
encuadernada durante el primer cuarto del siglo xVI. sus dimensiones con
192 x 136 x 53 mm. El ejemplar contiene el ex-libris manuscrito del Colegio
REYES, MONJES Y SABIOS
de la Compañía de jesús de
la universidad de Alcalá. la
descripción bibliográfica es
la siguiente: ludolphus de
saxonia (o. Cart.). Meditationes vitae Christi. Venecia:
simon Bevilacqua, 1498
las tapas son de cartón
recubiertas de piel color
negro, al igual que la charnela y lomo. las guardas y
las hojas de respeto de papel
verjurado crema. los nervios son de tiras de piel e
hilo de lino blanco. las cabezadas son de tiras de piel
e hilo de cáñamo.
las tapas están unidas
al cuerpo del libro mediante
cuatro nervios sencillos de
tiras de piel. El lomo es
FIgs. 137-138-139
curvo. las cabezadas manuales están unidas al lomo
(figs. 137-138-139).
la estructura de las tapas es simétrica y se compone de dos orlas rectangulares concéntricas, dejando las entrecalles
libres de decoración. la decoración se
inicia con una primera orla de rombos encadenados cordiformes, enmarcada con tres filetes lisos, el del
centro más grueso. la segunda está decorada con una rueda de
aspas curvadas cordiformes. El rectángulo central está decorado con cuatro florones dorados en las esquinas y un cordero
pascual en el centro de la tapa, también dorado. los utensilios
empleados han sido ruedas y florones y las técnicas decorativas
han sido el gofrado y el dorado. El lomo carece de decoración.
El corte delantero contiene una inscripción manuscrita.
303
304
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Esta encuadernación ha sido restaurada(14). las tapas tienen numerosos rozaduras y pérdidas de piel. la decoración en algunas zonas casi no se observa.
los cantos y los contracantos contienen numerosas rozaduras. las guardas y
el lomo están restauradas. las cabezadas, el cosido y los cortes originales están
en buen estado. las hojas de respeto originales están restauradas mediante injertos de papel japonés; contienen una filigrana de mano y flor de cinco pétalos.
se ha realizado una restauración completa de la encuadernación, con una nueva
tapa encima de la cual se ha adherido la piel original con sus estampaciones.
las estampaciones del lomo se han perdido.
El último ejemplar se encuadernó, posiblemente en Francia a partir de
1521. su signatura es Fll 24878 y las dimensiones son 176 x 119 x 40 mm.
la obra perteneció a los Reales Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en
la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de Filología.
la descripción bibliográfica es la siguiente: lefevre d’Etaples, jacques
(1450 -ca.1537). Iacobi Fabri Stapulensis in Aristotelis octo Physicos Libros. Alfin: parisiorum Academia,
simon Colinens, 1521.
las tapas son de madera recubiertas de piel marrón, al igual que el
lomo. las guardas son de papel verjurado crema. los nervios son de
tiras de piel e hilo de lino. las cabezadas son de tiras de cáñamo e hilo
de lino.
las tapas están unidas al cuerpo
de libro mediante cuatro nervios dobles de piel y con un cosido a punto
seguido. El lomo es curvo. las cabezadas manuales están unidas a las
tapas y a los cuadernillos.
FIg. 140
14. la intervención que figura en la ficha V-133 indica que el estado de conservación antes de
la restauración era regular. la descripción indica que ha sido restaurado el lomo, el cual fue eliminado y reconstruido. también se indica que se han partido los nervios hacia la mitad del ejemplar. la obra fue restaurada en el taller de restauración de libros de la uCm, situado en el
pabellón de gobierno, entre el 31 de julio y el 11 de octubre de 1995.
REYES, MONJES Y SABIOS
305
la estructura decorativa de las tapas es
simétrica. la decoración se estructura en cuatro bandas rectangulares concéntricas, dejando
entre ellas unas pequeñas entrecalles libres
(figs. 140-141-142-143-144-145-146).
la primera orla está decorada con forma
a candelieri, compuesta de vasos y motivos
vegetales; la segunda orla contiene flores de
cinco pétalos entre roleos vegetales; la tercera
tiene una decoración similar a la primera, pero
algo más estrecha; y la cuarta está decorada
con eses inclinadas cordiformes unidas unas
con otras. El rectángulo central está decorado
con cuatro hileras verticales de pequeños florones de aspas dispuestos de forma jaquelada.
las esquinas de las entrecalles están decoradas por un circulillo doble. los utensilios empleados han sido ruedas y florones y la técnica
utilizada ha sido el gofrado. los cantos están
gofrados con una rueda de hilo y los contraFIgs. 141-142-143
cantos con una rueda de dos hilos. los nervios
están gofrados con una paleta de hilo y los entrenervios, a los lados de los nervios y en el centro, por una paleta de tres hilos. El corte delantero contiene la
inscripción manuscrita del título de la obra.
las tapas están en muy mal estado, con rotura de la piel en la tapa anterior
en la zona de la bisagra. la piel está muy deteriorada con manchas y pérdida
de la decoración. las esquinas están muy deterioradas con pérdidas de piel y
de madera. los cantos y los contracantos están muy deteriorados en las esquinas con pérdidas de piel. las guardas contienen mucha suciedad, arrugas e inscripciones manuscritas. la tapa posterior no se puede abrir bien. los cortes
están desiguales, debido al mal uso y a la suciedad. la cabezada de cabeza está
en muy mal estado, con
pérdida de hilo y rotura
de las uniones con las
tapas; la cabezada de
pie, está en mejor estado, aunque tiene rotuFIgs. 144-145-146
306
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
ras en la unión con la tapa anterior. Restos de broches de piel y latón en la delantera de las tapas.
El último de los ejemplares a estudiar, con signatura InC Fl 53, fue encuadernado a primeros del siglo xVI y
contiene motivos decorativos de tres estilos diferentes, motivos góticos, mudéjares
y renacentistas. sus dimensiones son 315
x 217 x 35 mm. procede de los Reales
Estudios de san Isidro de madrid e ingresó en la Biblioteca Histórica procedente de la Biblioteca de la Facultad de
Filología en 2000. la descripción bibliográfica es la siguiente: Cicerón, marco
tulio (106-43 a.C.). De officiis. Venecia,
1500.
las tapas son de cartón recubiertas
FIg. 147
de piel marrón, al igual que el lomo. las
guardas son de papel verjurado blanco
con una filigrana de mano, en cuyo interior hay dos letras, y flor de cinco pétalos. los nervios son de tiras de piel e hilo de cáñamo. En el corte delantero
aparece una inscripción manuscrita con tinta negra. las cabezadas son de tiras
de piel e hilo granate.las tapas están unidas al cuerpo del libro mediante cuatro
nervios dobles de tiras de piel. El lomo es recto. las cabezadas manuales están
unidas a las tapas y al lomo.
la estructura decorativa de las tapas es simétrica. la decoración se inicia
con una bordura de cuatro filetes, seguida rombos y enlaces simples cordiformes, con una pequeña flor en su interior. la primera orla está decorada con
una rueda de roleos; la segunda contiene con una rueda, típica gótica de rombos, rellenando los espacios libres con florecillas; la entrecalle existente entre
la segunda y tercera orla está decorada con varias eses inclinadas cordiformes;
la tercera orla está decorada con una rueda renacentista de reloes y pequeñas
flores de cinco pétales en su interior. El rectángulo central está decorado con
una rueda renacentista con tallos de animales fantásticos. los utensilios empleados han sido florones, ruedas y paletas y la técnica decorativa ha sido el
gofrado. los contracantos están gofrados con una rueda de un hilo y los nervios
con una paleta de un hilo grueso. los entrenervios están gofrados con una paleta de los cuatro filetes finos en cada lado de los nervios y dispuestos en forma
REYES, MONJES Y SABIOS
307
aspa con un rombo aspado cordiforme en el centro. En el tejuelo
aparece la inscripción manuscrita
Tullius / De / Officiis. En el corte
delantero aparece la inscripción
manuscrita del título de la obra
(figs. 147-148-149-150-151-152153).
las tapas contienen numerosos rozaduras, sobre todo en
las esquinas y cerca de los nervios. los cantos y los contracantos están muy deteriorados con
numerosas rozaduras. las guardas contienen roturas en la zona
de la bisagra, aparecen inscripciones manuscritas, además de
tener pérdidas de papel. los nervios contienen numerosas rozaduras; las tiras de piel están en
FIgs. 148-149-150-151
muy mal estado; en la tapa posterior tres tiras de los nervios están rotas.
los entrenervios tienen rozaduras. El tejuelo está algo sucio. la cabezada superior
está desprendida de su lugar, casi perdida;
la cabezada inferior tiene una rotura en la
tira de piel que se une con las tapas. El cosido está en buen estado; rotura de tiras de piel que se unen con la tapa posterior. los cortes están en buen estado. Restos de broches de piel en las tapas.
Conclusiones
Analizando el soporte de las tapas, podemos indicar que prevalece la madera (19), destacando entre estas las encuadernaciones con motivos góticos,
realizadas en Francia y en el centro de Europa, frente al cartón (14), donde prevalecen las obras del siglo xVI con motivos mudéjares. se puede observar que
la introducción de las tapas de cartón se va realizando, sobre todo en el primer
cuarto del siglo xVI, mientras que la madera continua empleándose durante
el xV.
308
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
la técnica de decoración utilizada en la mayoría de los ejemplares ha sido
el gofrado o estampación en seco. En cuanto a los utensilios empleados destaca
el empleo de hierros sueltos, en las encuadernaciones con motivos mudéjares,
con la excepción de dos encuadernaciones mudéjar-renacentistas realizadas a
mediados del siglo xVI -que están decoradas con una misma rueda mudéjar
de rombos encadenados cordiformes, hecho que destacamos ya que no es muy
común el empleo de ruedas mudéjares-, y de hierros sueltos en las encuadernaciones góticas, aunque si nos encontramos también con ruedas de rombos,
roleos, muy empleadas en las encuadernaciones góticas europeas.
Respecto a las estructuras decorativas, nos encontramos que en las encuadernaciones con motivos mudéjares destaca el empleo de bandas rectangulares concéntricas, y en las que tienen motivos góticos prevalecen las que
contienen formas geométricas romboidales, decoradas en su interior por algún
hierro suelto, aunque también hay que destacar el empleo de planchas en una
de las encuadernaciones góticas.
solo tres encuadernaciones contienen emblemas o marcas de propiedad.
una de ellas es una encuadernación gótica en la que aparece gofrado el escudo
de la Cruz de Calatrava. las otras dos fueron realizadas a mediados del siglo
xVI por el mismo encuadernador y contienen el anagrama de la Compañía de
jesús (IHS, con una cruz encima y tres clavos debajo).
Bibliografía
Carpallo Bautista, A. Análisis documental de la encuadernación española: repertorio bibliográfico, tesauro y ficha descriptiva. madrid : AFEdA, 2002, 319 p.
Carpallo Bautista, A. las encuadernaciones de la Biblioteca Complutense en el periodo de 1471
hasta 1503. Isabel I y la Imprenta. madrid : [s.n.], 2004
méndez Aparicio, j. la encuadernación mudéjar. En. Encuadernaciones españolas en la Biblioteca Nacional. madrid : Biblioteca nacional : julio ollero, 1992, p. 17-30.
miquel y planas, R. Restauración del Arte hispano-árabe en la decoración exterior de los libros.
Barcelona : miquel-Rius, 1913, 23, xxI p.
tacón Clavaín, j. El proceso de restauración de un libro de 1525 manchado de aceite. En. El
libro como objeto de arte : Actas del II Congreso nacional sobre Bibliofilia, Encuadernación
Artística, Restauración y patrimonio Bibliográfico [2004]. Cádiz : Ayuntamiento, 2008, p. 335347.
universidad Complutense de madrid. Encuadernaciones en la Biblioteca Complutense. Antonio
Carpallo Bautista; manuel sánchez mariana, Alfonso de Ceballos-Escalera y gila. madrid :
universidad Complutense, 2005, 206 p.
universidad Complutense de madrid. Historia de la Biblioteca de la Universidad Complutense
de Madrid. Coordinadores: mª Cristina gállego Rubio y juan Antonio méndez Aparicio. madrid
: Editorial Complutense, 2007, 606 p.
10
Bibliofilia y patrimonio:
apuntes sobre la biblioteca de Andrés González de
Barcia y su edición de los Diálogos de las medallas
FERMÍN DE LOS REYES GÓMEZ
Universidad Complutense de Madrid
D. Andrés de Barcia reimprimió muchos Historiadores de Indias y publicó otros escritos, ya en su
nombre, ya en el de D. Gabriel de Cárdenas i
Cano, aviendo sido uno de los hombres más estudiosos y laboriosos que ha tenido el siglo. Aún
yendo en coche por las calles iva leyendo(1).
la pasión por los libros ha llevado a muchas personas a formar bibliotecas particulares y, en ocasiones, también a realizar réplicas de los más raros
para su disfrute. éste fue el caso de Andrés gonzález de Barcia Carballido y
zúñiga, personaje muy conocido tanto por sus actividades políticas como por
las intelectuales, en las que destaca por sus trabajos americanistas. Fruto de su
pasión llegó a tener una extraordinaria biblioteca, una de las mejores de su
época, pero también destinó parte de su tiempo y de su peculio a otras tareas,
como las literarias, bajo diversos pseudónimos, así como a la edición de un
1. Carta de juan Antonio mayans y siscar a juan Vega sentmenat, el 15 de junio de 1783, en
gregorio mayans. Epistolario. XVII. Cartas literarias, correspondencia de los hermanos Mayans con los hermanos Andrés, F. Cerdá y Rico, Juan Bta. Muñoz y José Vega Sentmenat. Valencia: Ayuntamiento de oliva, 2000, n. 14. El epistolario, así como otras obras acerca del
erudito, puede consultarse en la Biblioteca Digital Valenciana en la siguiente dirección, que es
la del índice: http://bv2.gva.es/es/corpus/unidad.cmd?idunidad=20000&idCorpus=20000&posicion=1#gr11 [Consulta: 12 de octubre de 2011]. Es impagable la extraordinaria labor de edición
del epistolario realizada por Antonio mestre sanchís, de quien somos deudores todos los que
alguna vez nos hemos aventurado en el ámbito cultural del siglo xVIII.
310
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
“facsímil” de los Diálogos de las medallas, de Antonio Agustín, obra que no
llegó a ver concluida debido a su fallecimiento. A partir de su muerte uno de
sus herederos, Andrés gonzález de Barcia Carballido, se encarga de los bienes
de su tío, entre ellos de la biblioteca, así como de terminar la edición de los
Diálogos. En las siguientes páginas se verá con algo más de detalle estos asuntos, que muestran la cara y la cruz de la bibliofilia(2).
¿Quiénes son los Andrés González de Barcia?
A la vista de los preliminares de la edición de los Diálogos, su editor
fue el doctor Andrés gonzález de Barcia Carballido, quien menciona, en la
dedicatoria, a Alejandro y Andrés gonzález de Barcia, su padre y tío respectivamente, por lo que en realidad hay dos personas con el mismo nombre y no
una. A continuación se dará una breve biografía de ambos, lo que ayudará a
comprender mejor tanto el proceso de edición de los Diálogos como el destino
de la biblioteca del camarista.
Andrés González de Barcia Carballido y Zúñiga (1673-1743), ilustre
político y erudito(3)
nacido en 1673, tuvo una dilatada carrera administrativa desde 1706
como superintendente del Real Aposento de Corte, juez particular y privativo
de quiebras, intervenciones, alcances y fianzas de Rentes Reales y millones, y
de los negocios pendientes en la junta de la Visita de la Real Hacienda, para
luego pasar a ser Consejero de Castilla, cesando con la reforma de 1715, pero
integrándose en el Consejo de guerra en 1720, y de nuevo al de Castilla en
1729; en 1734 fue nombrado gobernador de la sala de Alcaldes de Casa y
Corte, mientras que en 1736 miembro de la Cámara de Castilla, formando parte
de numerosas juntas, como las de Comercio y moneda, la del tabaco y la de
2. una parte de estos datos se publicó en la siguiente obra: Los diálogos de medallas de Antonio
Agustín. Edición y estudio a cargo de josé maría de Francisco y Fermín de los Reyes. madrid:
Escuela universitaria de Biblioteconomía y documentación, universidad Complutense, 2006.
debo a mi colega josé maría de Francisco una parte de los datos que aquí aparecen, por lo cual
le quedo agradecido.
3. la base de estos apuntes biográficos en josé Antonio álVAREz dE BAEnA, Hijos de Madrid, ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes. Diccionario histórico por el orden
alfabético de sus nombres. madrid: En la oficina de Benito Cano, 1789, I, pp. 106-110. también,
janine FAYARd, Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746). madrid: siglo xxI, 1982,
pp. 949-495 y 500-505, para su faceta como erudito y bibliófilo.
REYES, MONJES Y SABIOS
311
Caballería del Reino. Hombre de gran caudal, con domicilio en la madrileña
calle de san Bernardo, tuvo propiedades y se convirtió en señor de las villas
de Romangordo, la Higuera, Casas del puerto y peñuela (Cáceres).
tuvo, al menos, dos hermanos, teresa, fallecida en 1757, y Alejandro,
padre de Alejandro gonzález de Barcia Carballido, del que hablaré más adelante.
Entre sus actividades intelectuales destaca como fundador de la Real
Academia Española, donde fue el primer ocupante del sillón d. tuvo un gran
interés por los temas americanos, a los que dedicó varios e importantes escritos,
aparte de reunir todo lo que se hubiera escrito sobre las Indias(4). Este prestigio
hizo que juan gómez Bot le dedicara la edición de la Historia de la conquista
de Méjico, de Antonio de solís (madrid: Imprenta de Bernardo perarta, 1732).
Fue autor de varias comedias y otras obras literarias de carácter popular, algunas bajo diversos pseudónimos, como los de Gabriel de Cárdenas y Cano,
García Aznar Vélez y Don Ibón(5).
también realizó tareas bibliográficas, puesto que se empeñó en adicionar la Biblioteca Hispana, de nicolás Antonio, aunque finalmente no llegó
a editarla. sí que adicionó y editó el Epítome de la Bibliotheca Oriental i Occidental, Náutica y Geográfica, de Antonio de león pinelo, al que añadió miles
de nuevas referencias (madrid: Francisco martínez Abad, 1737-1738. 3 v).
Estas tareas le mantuvieron en contacto con intelectuales españoles como gregorio mayans, figura clave en la comprensión del proceso de edición de los
Diálogos de medallas, como se verá, y en el del destino de su biblioteca. En
palabras de Antonio mestre, Barcia y Mayans compartían un aprecio común
por la erudición histórica y por la historia crítica, especialmente por Nicolás
Antonio y Antonio Agustín(6).
Falleció el 4 de noviembre de 1743 a la edad de 73 años dejando varias
obras inconclusas y una excepcional biblioteca.
4. sobre este tema puede consultarse la obra de jonathan EARl CARlYon, Andrés González
de Barcia and the Creation of the Colonial Spanish American Library. toronto, etc.: university
of toronto press, 2005.
5. puede verse su producción en Francisco AguIlAR pIÑAl, Bibliografía de Autores Españoles del siglo XVIII. madrid: Consejo superior de Investigaciones Científicas, 1981-2001, IV,
n. 1908 a 1928; VII, n. 5751.
6. Antonio mEstRE sAnCHIs en el Estudio preliminar al Epistolario XIV. Mayans y los altos
cuadros de la magistratura y administración borbónica, 1 (1716-1750), Valencia: Ayuntamiento
de oliva, 1996, p. 42.
312
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Andrés González de Barcia, sobrino (†1779)
del sobrino, heredero de la biblioteca y editor final de los Diálogos,
Andrés gonzález de Barcia Carballido, apenas había más datos que los que
declara en el libro, ser doctor y Catedrático en Cánones de la universidad de
Alcalá, por lo que ha habido que investigar a partir de aquí.
Antes de detallar su dilatada carrera profesional, resumiré los datos
fundamentales: aunque en documentación académica se declara natural de madrid(7), en su testamento afirma ser natural de la Isla de la Gran Canaria(8). Era
hijo de Alejandro gonzález de Barcia, de los supremos Consejos de Castilla
y guerra, y de magdalena de la mora Castañeda. tuvo dos hermanos, manuel
y Felipa.
se licenció y doctoró en Cánones, fue Catedrático de Cánones en Alcalá (1742-1751), Alcalde de Hijosdalgo de granada (1751-1760), oidor de
la Chancillería de granada (1760-1767), Alcalde de Casa y Corte de madrid
(1767-1770), Consejero togado del Consejo de Hacienda (1770-1774) y, finalmente, Consejero de Castilla (1774-1779, fecha de su muerte).
Estaba adscrito al Colegio grande de san Antonio de portaceli, de sigüenza, donde se presentó el 7 de mayo de 1737 para conseguir los grados de
licenciado y doctor en Cánones, que le fueron concedidos tras los oportunos
exámenes dos días después(9).
su carrera docente la desarrolla en la universidad de Alcalá, donde
entre los años de 1742 a 1746 ocupará distintas cátedras de Cánones: el 7 de
julio de 1742 toma posesión de la Cátedra del libro primero de Instituta; el 18
de marzo de 1743, de la Cátedra de decretales menores y, un año después, el
5 de septiembre de 1744, de la Cátedra de sexto; el 15 de septiembre de 1745,
de la Cátedra de decreto, mientras que, por último, el 3 de noviembre de 1746,
de Víspera de Cánones, plaza que dejó vacante en 1751, año en que toma posesión de la plaza de Alcalde de los Hijosdalgo de la Real Chancillería de gra-
7. Archivo Histórico nacional (AHn). universidades. libro 558-F, f. 22.
8. Archivo Histórico de protocolos de madrid (AHpm). protocolo 18669, f. 1 r (2 de enero de
1779).
9. AHn. universidades. libro 1269, f. 255 r - 256 r.
REYES, MONJES Y SABIOS
313
nada(10). debió de tener problemas con su incorporación en el grado de doctor
por Cátedra, puesto que mantiene varios pleitos con la universidad hacia los
años 1743 y 1744. pese a que hubo decretos que mandaban que tuviera el uso
y goce de insignias, asiento, argumento, propinas y demás derechos de los catedráticos, la universidad lo incumplió y lo recurrió en su caso(11).
su tío Andrés se refiere a él en una ocasión, en carta a gregorio mayans de mediados de 1743, por un asunto relacionado con la obra que éste
había editado, la Censura de historias fabulosas de nicolás Antonio:
El aprovador le elixe el juez de libros. Veremos si quiere remitírsele al Dr. Dn. Andrés González de Barcia, cathedrático de Decretales de la Universidad de Alcalá, que tiene obligazión de
entender antiguallas, como padre conciliar y es un bizarro estudiante, hijo de mi hermano Dn. Alejandro(12).
Al fallecer su tío hereda, junto con su hermana Felipa, sus bienes, entre
ellos la biblioteca, que vende y, lamentablemente, disgrega.
Al finalizar su carrera docente inicia la de la administración, también
ascendente hasta llegar al Consejo de Castilla. El día 18 de mayo de 1751, el
10. AHn. universidades. libro 408. El texto de la notificación dice así: En 21 de abril de 1751
siendo Presidente Mayor de esta Real Academia escribo dando cuenta de haber sido S.M. servido hacerle su Ministro de Hijos de Algo de la Chancillería de Granada, lo que causó a nuestra
R.A. mucho gusto por ser sujeto de muy apreciables prendas y haberle debido imponderable
afecto y celo del buen gobierno y lustre de tan decorosa comunidad y para que conste y haya
memoria lo certifico en 21 de abril de 1751. D. Joseph de Guzmán, Secretario (AHn. universidades. libro 557-F, f. 5 v).
11. se conserva una alegación en derecho suya tras los incumplimientos de los decretos precedentes: gonzález de Barcia, Andrés. Señor. El que numerase la pluralidad de opuestos conceptos
de la Universidad de Alcalà, à la pretension de incorporacion en el grado de Doctor por su Cathedra Canonica de don Andrès Gonzalez de Barcia, la tendrà por violenta è injusta y mas si
passa à exponer su juicio... [s.l.: s.i., s.a.: c. 1744]. 2 h. (Real Academia de la Historia. 11/9382,
nº 323). Como ejemplo de lo que le ocurrió, la alegación dice: “y queriendo continuar su derecho,
entrando al Claustro que dicen de Ánimas, con pretexto de que hiciese Pruebas, se le negó repentinamente la entrada, obrando la universidad contra su propio hecho, y despojando de su
autoridad al posesionado con decreto del Consejo; el que en vista de esta violencia por segunda
sobrecarta de 3 de diciembre del dicho año [1743], mandó que el referido D. Andrés continuase
su posesión, y se le diese la propina de aquel Claustro, como si en él hubiese intervenido…” (h.
2 v).
12. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 29 de junio de 1743 (Epistolario XIV. Mayans y
los altos cuadros de la magistratura… I, n. 410).
314
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Rey le nombró uno de los Alcaldes de Hijosdalgo de la Audiencia y Chancillería de granada en sustitución de Antonio de Castro(13). En 1757 instó a su
hermana Felipa, que estaba de seglar en el convento de Franciscas de Illescas,
a vivir con ella en granada(14), donde adoptaron a manuela Enríquez, hija de
una sirvienta, que vivió con ellos hasta 1779(15).
pasaron unos años hasta que fue nombrado, el 29 de julio de 1760, por
su habilidad y letra, oidor de la Audiencia y Chancillería por fallecimiento de
Bartolomé Ruiz Velarde(16). En granada ocupó dicho cargo hasta su traslado a
madrid en calidad de Alcalde de Casa y Corte, lo que ocurrió el 9 de mayo de
1767(17). la creación de dos plazas para la nueva sala de la Única Contribución,
del Consejo de Hacienda, sirvió para que gonzález de Barcia ocupara una de
ellas, de ministro togado, el 12 de julio de 1770, con un sueldo de 4.000 ducados de vellón(18). su última etapa la empleó dentro del Consejo de Castilla
desde el 13 de noviembre de 1774 hasta su fallecimiento, ocurrido el 13 de
septiembre de 1779, después de haber otorgado poder para testar a su hermana
Felipa(19). su plaza fue ocupada el 26 de septiembre de dicho año(20).
13. AHn. Consejos. libro 737-E, f. 231 r - 232 v.
14. AHpm. prot. 18672, 20 enero 1784: testamento de Felipa gonzález de Barcia.
15. Este curioso episodio es narrado por Felipa en su testamento con todo tipo de detalles, parece
que con el fin de evitar o acallar rumores sobre la paternidad de la niña. Así, afirma: en varias
ocasiones en que ocurrió falta o enfermedad de alguna de las criadas nos suplía y asistía Dª
Rosa de Rivas, mujer legítima de D. Diego Enríquez por solo el tiempo del día, pues por la
noche a la hora regular se iba a dormir a su casa con dicho su marido…. testamento otorgado
por Felipa gonzález de Barcia en 12 de agosto de 1785 (AHpm. prot. 18672, f. 180 v).
16. AHn. Consejos. libro 738-E, f. 85 r - 85 v.
17. AHn. Consejos. libro 738-E, f. 139.
18. AHn. Consejos. libro 738-E, f. 192.
19. otorgó dicho poder el 2 de enero de 1779, al que añadió una memoria el 14 de enero. Al
morir, su hermana Felipa protocolizó dicho poder el 20 de octubre de 1779 e hizo testamento el
día 22 cumpliendo la voluntad de su hermano (AHpm. prot. 18669).
20. AHn. Consejos. libro 738-E, f. 251v y 331. El 26 de septiembre de 1779 ocupó su plaza
manuel Fernández de Vallejo.
REYES, MONJES Y SABIOS
315
por lo tanto, a él puede atribuirse con seguridad la culminación de la
edición de los Diálogos de medallas, y, tal vez, la edición de los Historiadores
primitivos de las Indias Occidentales(21), impreso en 1749.
De Antonio Agustín a González de Barcia: el “facsímil” de los Diálogos de Medallas
la segunda edición en español de los Diálogos de medallas tiene a los
dos protagonistas homónimos, tío y sobrino. El proceso se puede resumir de
la siguiente forma. parece que el tío, miembro del Consejo y Cámara de Castilla, gran erudito y editor de numerosas obras, tenía algo más que avanzado el
proyecto de edición de la obra de Antonio Agustín, que vio truncado con su
repentina muerte el 4 de noviembre de 1743. tomó el testigo su sobrino, entonces Catedrático de la universidad de Alcalá, quien finalizó la edición, publicándola en los primeros meses de 1744. Así pues, a ambos habría que
atribuir la labor de recuperación de un texto tan importante para la numismática. Eso sí, el mérito corresponde fundamentalmente al camarista, dado que
su sobrino parecía estar más interesado en obtener un rendimiento económico
del trabajo previo de su tío que en la difusión de un clásico.
no obstante lo dicho, en el libro no hay constancia explícita de la intervención del tío, pues las palabras del doctor Andrés gonzález de Barcia en
ningún momento parecen indicarlo; sí se podría suponer, aunque lo confirman
otras fuentes, a través del análisis material, como se verá más abajo.
El interés y el éxito de la obra numismática de Antonio Agustín, impresa por primera vez en castellano en tarragona en 1587, motivó que se hicieran numerosas ediciones posteriores, en especial en Roma y Amberes, por
21. Andrés gonzálEz dE BARCIA, Historiadores primitivos de las Indias Occidentales…
[Ed. de Andrés gonzález de Barcia, sobrino?]. madrid: s.i., 1749. 3 v. En la portada aparece expresamente el nombre del camarista como autor, pero no hay ninguna referencia al proceso de
edición, ya que no contiene ni prólogo ni ninguno de los preliminares legales. Esta obra, de gran
rareza, estuvo a punto de desaparecer con la muerte de Barcia, ya que se debieron de vender al
peso para envolver en los despachos mil trescientos ejemplares. Así lo narra diego BARRos
ARAnA, Obras completas. Tomo IX. Estudios histórico-bibliográficos. santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1910, p. 32.
316
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
lo que su difusión fue notable(22). no obstante, se hizo en otras lenguas como
el italiano y el latín, lo que movió el interés de gonzález de Barcia por hacerla
difundir de nuevo en español.
Era notable el interés de Barcia por la numismática, entre otras varias
disciplinas que dominaba, lo que le impulsaba a coleccionar monedas, como
narra, ya en 1726, a pedro leonardo de Villacevallos:
Tendre hasta 60 monedas, pero descompuestas por falta de tiempo
para reducirlas: a orden, la mayor parte son halladas en España;
de Roma 200 Consulares de plata, y algunas muy buenas: un
Othon de cobre que tenía se la di al Padre Dubbanzhon que me
lo pidio algunas veces; hay algunas antiquisimas españolas de el
tiempo al perecer de los Carthaginesas, y de la entrada de los
Romanos en España de cobre, españolas aí también algunas
hasta D. Alfonso VIII que de las del tiempo posterior, aunque hay
muchas, no les hago caso (...)(23)
la causa de la nueva edición, desde luego, la ausencia de ejemplares
de la edición de 1587 en el mercado. En el prólogo al lector, gonzález de Barcia, tío, afirma que muy pronto hubo escasez de ejemplares de la edición príncipe en España debido a la venerada codicia de los discretos en esta obra y
que había grandes elogios a la obra pero ningún Código consultaba a la vista.
Así pues, la mayor dificultad para poder reeditar el libro de Antonio Agustín
22. sobre Antonio Agustín hay una vasta bibliografía, pero remito al capítulo de josé maría de
FRAnCIsCo olmos, Antonio Agustín y la Numismática. En Los diálogos de medallas de
Antonio Agustín. Edición y estudio a cargo de josé maría de Francisco y Fermín de los Reyes...,
pp. 9-73. también véase miguelgómEz uRIEl, ed. Bibliotecas antigua y nueva de escritores
aragoneses de Latassa aumentadas y refundidas en forma de diccionario bibliográfico-biográfico por don ... Edición electrónica a cargo de manuel josé pedraza gracia, josé ángel sánchez
Ibáñez y luis julve larraz. zaragoza: Institución Fernando el Católico; universidad de zaragoza, 2001. 1 Cd. su epistolario en Cándido FloREs sEllés, Epistolario de Antonio Agustín.
salamanca: Ediciones universidad de salamanca, 1980.
23. Carta de Andrés gonzález de Barcia a pedro leonardo de Villacevallos, de 14 de julio de
1726 (sevilla. Institución Colombina. 59-3-44. Citada por jesús sAlAs álVAREz, Los interlocutores y temas tratados en la correspondencia. En josé Beltrán Fortes y josé Ramón lópez
Rodríguez. El museo cordobés de Pedro Leonardo de Villacevallos: Coleccionismo arqueológico
en la Andalucía del siglo XVIII. málaga: servicio de publicaciones de la universidad; madrid:
Real Academia de la Historia, 2003, p. 79).
REYES, MONJES Y SABIOS
317
era la falta de un ejemplar completo(24). podría parecer que el tío, gran bibliófilo,
contaba con uno en su excelente biblioteca, una de las mejores del siglo xVIII,
pero se va a comprobar cómo se pierde en los trabajos de la nueva edición.
Antonio Agustín, ¿espejo de González de Barcia?
Abro un paréntesis para destacar la similitud, salvando las distancias,
entre Barcia y Antonio Agustín, que estableció una imprenta en las localidades
donde estuvo al frente de sus diócesis, lérida y tarragona. En la biografía del
arzobispo se refleja su infatigable actividad publicística, que le llevó a dar a
luz gran número de obras en distintas localidades de Europa, a la par que fue
impulsor de la imprenta en dos localidades donde estuvo al frente de sus diócesis, lérida y tarragona, donde llevó a sendos tipógrafos para sus actividades.
gregorio mayans, su biógrafo, lo describe de la siguiente manera:
como su idea siempre fue aprovechar quanto pudiesse al género
humano; en los ratos que lograva desocupados, se empleava en
ordenar, i limar lo que avía trabajado en una, i otra Jurisprudencia, para irlo imprimiendo, según lo fuera perficionando. Assí
vemos, que por espacio de muchos años hasta que llegó el día de
su muerte, siempre estuvo publicando diferentes Obras, parte legales, trabajadas en su mocedad; parte Canónicas, escritas en lo
más maduro de su vida; i algunas también que fueron hijas de
una honesta diversión...(25)
otra de las características del Arzobispo es la de haber actuado como
impulsor de la imprenta en tarragona. sin embargo, no parece que sea coincidencia la aparición de la imprenta en lérida cuando el Arzobispo estaba ocupando dicha sede. que un tipógrafo como pedro de Robles, que había trabajado
en Alcalá de Henares, se traslade a mediados de 1566 a lérida y comience imprimiendo una obra de Antonio Agustín, Ex consiliis, tal vez no extrañe sabiendo lo que ocurrió más tarde cuando ocupó la sede tarraconense. Así parece
24. Afirma gonzález de Barcia que faltaba quien pudiese servirla de original completo, renovando sus lustres antiguos. Aunque está sin firmar, considero que el prólogo es del tío, tanto
por su estilo como por razonar las causas de la edición de la obra y sus dificultades, ajenas totalmente a las labores usurpadoras de su sobrino, que sí se preocupó por firmar la dedicatoria a
Felipe V.
25. gregorio mAYAns Y sIsCAR, Vida de D. Antonio Agustín, Arzobispo de Tarragona… madrid: por juan de zúñiga, 1734, p. 31.
318
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
confirmarlo mayans, que afirma que, además de traer la imprenta alcalaína,
mandó fabricar un molino de papel(26).
sus actividades editoras están relacionadas tanto con sus tareas pastorales como con las literarias o científicas. de hecho, tuvo gran interés por los
sínodos y concilios, parte de los cuales fueron impresos en sus diócesis. En
lérida, en las prensas de pedro de Robles, edita, entre 1566 y 1576, seis ediciones de sus obras o auspiciadas por él(27).
poco después de ser nombrado arzobispo de tarragona siguió con la
misma política editora. En la ciudad no había imprenta desde 1500, por lo que
hizo llamar a un tipógrafo valenciano, Felipe mey. desde 1578 hasta 1587 (un
año después de la muerte del Arzobispo), salieron de las prensas de mey hasta
una docena de obras por encargo de Antonio Agustín(28). Además, realizó en
una visita pastoral unas composiciones poéticas, Llorando Venus y Los cabellos
de Venus, que se incluyen en el canto La Fuente de Alcover, publicada por Felipe mey en sus Rimas (s.a., pero 1586), tal como afirma el mismo impresor
en su dedicatoria a Ramón ladrón.
otra intervención pudo ser la de la edición de la obra de juan Bautista
Cardona, De Regia S. Laurentii Bibliotheca de Pontificia Vaticana De expungendis haereti cor. propriis nominib. De Diptychis (tarracone: Apud philippum
mey, 1587). ximeno, en la biografía de Cardona, afirma que éste fue gran
amigo de Antonio Agustín y que, al saber que éste tenía un buen impresor le
remitió el libro para que lo corrigiese y lo mandase imprimir, como así lo hizo
mey después de la muerte del Arzobispo.
26. la obra de Romà sol y Carme toRREs, La impremta de Lleida (segles XV-XIX). Alcoletge
(lérida): Ribera & Rius, 1996, pp. 29-33, reproduce las palabras del manuscrito de marià olIVEs, Recull de documents i notes per a la història de Lleida, de su propio archivo.
27. las referencias se pueden ver en la obra de manueljIménEz CAtAlán, La imprenta en
Lérida. Ensayo bibliográfico (1479-1917). Ed. dirigida y coordinada por lola gonzález. [lérida,
etc.]: universitat de lleida; Biblioteca nacional; Institut d’Estudis Ilerdencs, 1997.
28. las referencias se pueden ver en la obra de ángel del ARCo Y molInERo, La imprenta
en Tarragona: Apuntes para su historia y bibliografía. tarragona: Imp. de josé pijoán, 1916; y
del Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español. Ed. en Internet (última actualización: 16 de marzo de 2011).
REYES, MONJES Y SABIOS
319
la edición de los Diálogos de medallas fue póstuma, lo que puede explicar los problemas de variantes. Además, en esta obra llama la atención la
ausencia de preliminares legales que, sin embargo, aparecen en las otras ediciones de mey; como se verá, un extraordinario paralelismo con la edición de
Barcia. la impresión de un libro debía contar con la licencia de una autoridad,
aunque hay diferencias entre los reinos hispánicos(29). En la mayoría de libros
tarraconenses aparecen los textos de la licencia y también es frecuente que los
de las aprobaciones. no obstante, en los Diálogos tenemos una excepción, lo
que no quiere decir que no tuviera licencia, puesto que si hacemos caso a la
portada el libro contaba con licencia del Superior.
Así pues, un erudito que publica sus obras, una de ellas póstuma y con
problemas en sus preliminares, interesado por la numismática y las antigüedades, perteneciente a la jerarquía (eclesiástica) y que reúne una extraordinaria
biblioteca(30), se va a ver vinculado, dos siglos después, y gracias a los Diálogos
de medallas, a otro con similares características.
La edición de los Diálogos de medallas
la edición de los Diálogos de medallas, dado su interés y escasez, se
convirtió muy pronto en un libro apreciado y raro, como lo ilustran los testimonios de bibliógrafos y libreros, además de las altas cotizaciones que ha tenido en el mercado. Apunta las causas el p. Flórez en su obra sobre medallas:
29. para este tema, véase Fermín de los REYEs gómEz: El libro en España y América. Legislación y censura (siglos XV-XVIII). madrid, Arco/libros, 2000, 2 vol. por lo que respecta a Cataluña, en 1568 Felipe II se queja a su Virrey por la falta de control de los libros: (…) en esa
ciudad y en otras desse Principado, los impresores imprimen muchos libros nuevos sin tener licencia nuestra, lo qual, allende que es justo que la obtengan antes de poner mano en la impressión, se sigue dello que los imprimen sin rubricarlos ni tassarlos como conviene, y los libreros
que los venden piden por ellos precios muy excesivos. Carta de Felipe II a diego Hurtado de
mendoza, de 25 de mayo de 1568 (Henri KAmEn, Cambio cultural en la sociedad del Siglo de
Oro: Cataluña y Castilla, siglos XVI-XVII. madrid: siglo xxI, 1998, p. 372). Ello motivó que
a partir del 15 de abril de 1573 se estableciera la censura previa por el Virrey, bajo pena de doscientas libras; pero en los libros tarraconenses será el Arzobispo o el Vicario quien otorgue las
licencias.
30. para su biblioteca, el magnífico estudio de juan F. AlCInA RoVIRA y joan sAlVAdó
RECAsEns, La biblioteca de Antonio Agustín. Los impresos de un humanista de la Contrarreforma. prólogo de joan Carbonell manils. Alcañiz, etc.: Instituto de Estudios Humanísticos,
2007.
320
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Propagóse en fin a toda Europa, en especial desde que el Clarissimo Arzobispo de Tarragona D. Antonio Agustín le ilustró con
su pluma, haciendo hablar a las Medallas de un modo que todos
entendiessen su utilidad, en virtud de unos Discursos los más elegantes, más concisos, y más útiles, de quantos se escribieron(31)
nicolás Antonio es el primero en dar noticia de esta obra(32). lo más
extraño es la información de que hubo una edición anterior de 1575, pero no
da más indicaciones sobre su lugar de edición, por lo que resulta bastante dudosa(33). Ya en el siglo xVIII algunos bibliófilos mostraban con orgullo poder
tener la obra completa de Antonio Agustín, lo que debía de ser bastante infrecuente. por ejemplo, Fernando josé de Velasco, fiscal del Consejo de Castilla,
puesto que eran tan escasas las bibliotecas de Europa, en que se hallan juntas
todas ellas(34). por el contrario, otros como el bibliotecario de la Biblioteca Real,
manuel martínez pingarrón, nos confirman las dificultades de encontrarlo:
Yo no tengo ni encuentro al Antonio Agustín en castellano, si buscándole por más rincones, no se me viene a las manos(35)
gregorio mayans, en su biografía de Antonio Agustín, habla de los
Diálogos expresando su rareza:
Como se imprimieron pocos egemplares de estos Diálogos, según
lo que se puede creer por lo que Don Rodrigo Zapata escriuió a
31. Enrique FlóREz, Medallas de las colonias, municipios y pueblos antiguos de España…
madrid: En la oficina de Antonio marín, 1757, h. 3v.
32. nicolás AntonIo, Bibliotheca Hispana Nova, sive hispaniarum scriptorum qui ab anno
MD. ad MDCLXXXIV floruere notitia… matriti: Apud Ioachinum de Ibarra [et] apud Viduam
et Heredes Ioachimi de Ibarra, 1783, I, p. 106. Existe traducción al español: madrid: Fundación
universitaria Española, 1999.
33. la noticia exacta, traducida del latín, es la siguiente: “Los Diálogos de las medallas, inscripciones y otras antigüedades. Publicados en Tarragona en la imprenta de Felipe Mey en
1587 en 4.º y también antes en 1575 en 4.º, que fueron posteriormente traducidos al italiano
por Dionisio Ottaviano y editados en fol. y en 4.º en Roma en 1592 y en 1600”. también el
editor del xVIII afirma, en su dedicatoria a Felipe V (Ã2 v.), que existió otra de zaragoza.
34. Francisco VIndEl, Los bibliófilos y sus bibliotecas. Desde la introducción de la imprenta
en España hasta nuestros días. madrid: Francisco Vindel, 1934, p. 16.
35. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 23 de noviembre de 1743 (Epistolario VII. Mayans y Martínez Pingarrón. I. Historia cultural de la Real Biblioteca. Valencia: Ayuntamiento
de oliva, 1987, 1, n. 143).
REYES, MONJES Y SABIOS
321
Gerónimo Zurita; i como por otra parte son tan excelentes, se ha
hecho rarísima, i mui estimada esta impressión; tanto que me escrivió Don Manuel Martí, Deán de Alicante, i Príncipe de los Antiquarios de nuestra edad, que en Londres se ha llegado a pagar
por ellos noventa doblones…(36)
El problema que tuvo su editor moderno era que de la primera edición
de los Diálogos tan solo había podido comprar un ejemplar incompleto a causa
de no hallarse un solo ejemplar de dicha obra en las librerías de todo este
país, como le dice a mayans, al que solicita una copia de la parte que le faltaba.
también al valenciano, que tenía un ejemplar, le comunica manuel martínez
pingarrón que por fin había adquirido al librero manuel de mena, la primera
edición de Felipe mey, que había traído de zaragoza, con varias referencias a
su rareza:
Los Diálogos de Dn. Antonio Agustín me han costado sesenta reales de vellón; es verdad que no he regateado i que huviera dado
más si me lo huvieran pedido porque me parecen baratos. Están
tan bien tratados como si acabaran de salir de la imprenta i a la
disposición de Vmd(37)
Huvo muchos golosos aquí, i aun en Zaragoza, a los Diálogos de
Dn. Antonio Agutín sobre lo qual tuvo Mena varios devates i enfados con muchas gentes, pero siempre se tuvo firme por mí que
se le tenía encargado más ha de siete años. I aunque me le han
querido arrancar algunos valiéndose de autoridades, he hecho
presa... (38)
mayans, que había sufrido las continuas peticiones de su ejemplar por
parte de gonzález de Barcia, le aconseja al bibliotecario:
Yo también tengo los Diálogos de D. Antonio Agustín de primera
impressión. I aunque un amigo estrangero me los ha pedido, no
me he atrevido a deshacerme de ellos por la dificultad de hallar36. gregotrio mAYAns Y sIsCAR, Vida de D. Antonio Agustín, Arzobispo de Tarragona…,
pp. 84-85.
37. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 21 de junio de 1749 (Epistolario VII. Mayans y
Martínez Pingarrón…, 1, n. 239).
38. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 12 de julio de 1749 (Epistolario VII. Mayans y
Martínez Pingarrón…, 1, n. 241).
322
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
los, ni es razón que Vm. se prive del gusto de tener un libro tan
exquisito. Solamente deseo que Vm. no diga que le tiene para que
no se le pillen, i que en caso de querer despacharle prefiera Vm.
mi amigo (que es Meerman) a qualquier otro(39)
también hay algunas referencias a la obra en catálogos de libreros,
donde se hace mención a su rareza. por ejemplo, el librero parisino j. B.l. osmont, en su Dictionnaire typographique, de 1768, hace relación de libros raros,
singulares, estimados y buscados en todos sus géneros(40), entre los que se encuentra el que nos ocupa. En un total de ciento veintiún autores españoles, con
ciento ochenta y seis obras descritas, están los Diálogos, del que afirma el experto librero:
Libro raro; cuando está completo deben encontrarse en él 26
hojas que representan las medallas. Ha sido vendido en 164 l. [libras] en casa de M. Girardot de Préfond, y en 199 l. 19 f. [francos] en casa de M. l’abbé de Rothelin(41)
En la siguiente centuria, jacques-Charles Brunet, en su Manuel du libraire(42), describe esta edición, de la que afirma es muy rara y se vendió a elevados precios en diversas librerías. pedro salvá, en su Catálogo de la biblioteca
de Salvá, impresa en 1872, también describe nuestra edición. A continuación
de la descripción y al comienzo del apartado de notas, afirma:
He descrito tan minuciosamente el número de hojas de que consta
este volumen, porque una gran parte de su precio excesivo (ha
llegado a venderse por 210 francos) pende de que el ejemplar
esté completo y bien conservado. El mismo Brunet, que ha tenido
39. Carta de mayans a martínez pingarrón, de 28 de junio de 1749 (Epistolario VII. Mayans y
Martínez Pingarrón…, 1, n. 240).
40. j.B.l. osmont, Dictionnaire typographique, historique et critique des livres rares, singuliers, estimés et recherchés en tous genres. Contenant, par ordre alphabétique, les noms & surnoms de leurs Auteurs, le lieu de leur naissance, le temps où ils ont vécu, & celui de leur mort,
avec des Remarques nécessaires pour en distinguer les bonnes Editions, & quelques Anecdotes
historiques, critiques & intéressantes, tirées des meilleures sources. On y a joint le prix qu’ils
se vendent la plupart dans les Ventes publiques. paris: Chez lacombe, 1768.
41. la traducción es mía. un estudio detallado de las ediciones españolas de este catálogo en
nicolás BAs mARtÍn, libros raros y curiosos españoles en un catálogo francés del siglo xVIII.
En Pliegos de Bibliofilia. 2002, n. 18, pp. 21-44.
42. jacques-Charles BRunEt, Manuel du libraire et de l’amateur de livres. 5e. éd. paris: Firmin didot, 1860, I, 567-568.
REYES, MONJES Y SABIOS
323
ocasión de examinar algunos pertenecientes a bibliotecas muy
célebres, no hace mérito de las 3 hojas blancas que se encuentran
en el cuerpo del volumen, y son indispensables para que los cuadernillos a que pertenecen estén perfectos(43)
El ejemplar que describe salvá tiene las hojas de portada e índice, pero
no el grabado del retrato del autor, 469 folios, las 3 hojas en blanco citadas y
las de láminas, que se distribuyen de la siguiente forma: 2 después del diálogo
primero y 25 al acabar el segundo de las cuales es una la de los tamaños de
las medallas. Continúa en su extensa nota salvá hablando del libro:
La edición es sumamente rara y más aun los ejemplares con las
láminas originales, porque en algunos se han sustituido con las
láminas de la traducción italiana...
Como se puede ver, amplia noticia de una edición rara, que cuando
sale al mercado obtiene altas cotizaciones, pero con el problema de que hay
variantes en las distintas descripciones, tal vez debidas al carácter póstumo de
la edición, o bien a alguna edición contrahecha posterior; sea como fuere, es
indudable la rareza de sus ejemplares y aún está pendiente un estudio más detallado(44).
por todo ello nuestro protagonista, que tenía gran interés por la erudición histórica, había pensado elaborar una nueva edición de los Diálogos de
medallas. la primera noticia que conozco de la edición de esta obra es la que
proporciona lope de los Ríos a Villacevallos en carta del 10 de mayo de 1740,
donde afirma:
El Sr Barcia nos tiene en un hebraísmo esperando la impresión
de Don Antonio Agustino en nuestro idioma como lo escribió el
43. pedro sAlVá Y mAllén, Catálogo de la biblioteca de Salvá. Valencia: Imprenta de Ferrer
de orga, 1872, II, n. 3535.
44. Ya apuntaba los problemas ángel del ARCo Y molInERo, La imprenta en Tarragona, n.
30, pp. 244-249, pero sin poder dar una explicación. Intenta explicarlas james p. R. lYEll en
La ilustración del libro antiguo en España. madrid: ollero y Ramos, 1997, pp. 276-278 (edición
de la británica de 1926). Años más tarde, Antonio pAlAu, en el Manual del librero hispanoamericano. 2ª ed. Barcelona, etc.: librería Anticuaria de Antonio palau, etc, 1948, n. 4097, menciona diferencias y sus altas cotizaciones. las variantes, con hasta cuatro portadas distintas y
un par de modificaciones en el primer cuaderno, se pueden ver con más detalle en Fermín de
los REYEs gómEz, Reflexiones bibliográficas en torno a las ediciones españolas de los Diálogos de medallas de Antonio Agustín. En Los diálogos de medallas de Antonio Agustín. Edición
y estudio a cargo de josé maría de Francisco y Fermín de los Reyes, pp. 75-131.
324
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
autor, y cuya primera impresión ya extinguida se dejan pedir
(cuando lo hay) 25 doblones(45)
la intención de Barcia era publicar dos volúmenes: el primero sería
un “facsímil” de la edición príncipe de 1587, mientras que el segundo contendría la traducción del diálogo de Andrés Escoto y nuevas láminas(46), las de los
diálogos tercero y siguientes, que no se pusieron en la edición príncipe porque
sin duda fue ahorro de los que imprimieron el libro(47). Cuando digo “facsímil”,
se trata, lógicamente, de una edición que imite a la original en todo, incluso en
la portada (pero sin ánimo de engaño) como así pretendía gonzález de Barcia,
no al sentido real con el que se conoce. para ello, pues, necesitaba uno de los
raros ejemplares de la edición tarraconense, y sabemos que Barcia tuvo dos,
aunque se los perdieron. uno lo extravió el impresor que realizó la edición,
antes del primero de septiembre de 1742, es decir, dos años antes de que saliera
a la luz. El mayor problema de Barcia era que tenía que cotejar su edición con
el original para que saliera perfecta la réplica, pero no encontraba en madrid
un ejemplar completo, pues el que manejó en la Real Biblioteca no tenía fin ni
principio. de ahí que solicitara reiteradamente el ejemplar de su amigo mayans:
Ahora se me ofrece que me invie Vd. quanto antes pudiere a Antonio Agustín, Diálogo de Medallas, si le tiene cavalmente perfecto, porque en Madrid no se ha hallado si no es el de la librería
del rey que no tiene fin ni principio, porque queriendo cotejarle
con la impresión que tengo echa no se ha podido encontrar, aunque las estampas tienen número es fácil equivocarse y que no
salga como la ympresión de Tarragona, que aunque yo tenía 2
exemplares, perdió uno el ympresor y el otro que restituí al marqués de Villena también le ha perdido y si Vd. no le tiene me avisará para enviar por él a Córdova, donde me dicen le ay y esta
es otra prueba de nuestra gran simpleza, que llenos de traducio45. Carta de lope de los Ríos a pedro leonardo de Villacevallos, de 10 de mayo de 1740 (sevilla. Institución Colombina. Citada por gloria moRA, Villacevallos y la anticuaria ilustrada.
En josé Beltrán Fortes y josé Ramón lópez Rodríguez. El museo cordobés de Pedro Leonardo
de Villacevallos: Coleccionismo arqueológico en la Andalucía del siglo XVIII, 2003, p. 52.
46. Así se lo comunica a gregorio mayans el 8 de diciembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 337).
47. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 10 de noviembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 333).
REYES, MONJES Y SABIOS
325
nes ytalianas y latinas, nadie ha apetecido ver el original... El
libro lo volveré al ynstante porque en media ora despacho con
él(48)
mayans, aunque amigo de Barcia, no debía de confiar, dados los precedentes, en la custodia de su ejemplar, por lo que no se manifestó tan solícito
como en otras ocasiones en facilitar sus libros al camarista de Castilla. de
hecho, Barcia le vuelve a pedir el ejemplar el 29 de septiembre, garantizándole
que lo volvería el mismo día que me lo trugesen(49). El silencio de mayans
obliga al camarista a la nueva petición, que vuelve a justificar con una crítica
a la Biblioteca Real:
El exemplar de la bibliotheca del rey está como todas las cosas
de aquella santa casa, porque no tiene principio ni fin, ni láminas(50)
A la semana siguiente respondió mayans diciendo que tenía noticia
por josé octavio Bustanzo de que éste le había entregado a Barcia un ejemplar,
pero sin frontispicio, por lo que el olivense realiza una descripción detallada
de los principios:
Como V.S. Ilma. es tan exacto en el cotejo de los libros, i quizá
querrá ver si ai algún prólogo, diré que no le ai por ser obra pósthuma, i los que le publicaron no quisieron añadir palabra(51)
A continuación, mayans describe la portada, que tiene las armas de
D. Antonio Agustín, gravadas en boj, del mismo tamaño que las que vemos en
sus Diálogos De Emmendatione Gratiani, y el índice, del que dice que falta
en muchos ejemplares que ha visto. En cambio, no menciona en ningún caso
la existencia de la hoja con el retrato, ya que dice que la obra comienza después
del índice. por último, afirma que desea que publique esta obra porque todos
están en expectación(52). parece haber un error importante en la descripción,
48. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 1 de septiembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 320).
49. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 29 de septiembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 325).
50. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 13 de octubre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 328).
51. Carta de mayans a gonzález de Barcia, de 20 de octubre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 329).
52. Ibídem.
326
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
pues el año que pone mayans es 1586. pero no pasó desapercibido a Barcia,
que, pese a todo, afirma a la vuelta del correo que tenía comprehendido que la
impresión era de Tarragona el año 1587(53). Cuenta Barcia el estado de la edición, de la que
quedan las láminas tirándose y en el texto no se ha añadido palabra, salvo las mentiras que aia echado el impresor en dos o tres
pliegos que ha tenido que hacer de nuevo y la expectación de
todos se reducirá después a vender 50 libros, no porque aian visto
los modernos, los que presumen de eruditos, sino porque huien
de gastar el dinero en libros(54)
El camarista comunica a mayans que el ejemplar que le dio josé octavio Bustanzo era segunda impresión de Zaragoza de 1587, hecha del mesmo
modo que yo la hize por el de Tarragona un año antes. Es decir, Barcia habla
de la supuesta edición zaragozana que nadie conoce, pero es lógico si lo que
se ha hecho es realizarla a plana y renglón con la portada imitando a la de tarragona. Esto nos plantea la posibilidad de que las variantes antes descritas de
la edición príncipe puedan deberse a esa supuesta segunda edición “facsímil”
o contrahecha.
El 10 de noviembre de aquel año de 1742 se estaban componiendo algunas láminas y tan solo faltaba tener la clave de los módulos y, desde luego,
la portada, por lo que Barcia vuelve a solicitar a mayans que se la hiciese pintar
o que se la enviase pues era muy fácil volverla a pegar(55). En vista de que no
obtiene respuesta, vuelve a pedirle el 8 de diciembre al olivense su ejemplar,
garantizándole que el arriero se lo devolvería en el mismo viaje. mientras, se
abrirían tres o cuatro láminas que se habían perdido y se concluiría la obra(56).
A vuelta de correo, mayans le envió la lámina con el retrato de Antonio
Agustín, que Barcia tenía sacado con otro vestido parecido al que me remite
Vd., pero la cara de uno ni otro no se parece al que puso el canónigo que sacó
a luz su biblioteca. le faltaba la portada, pero el camarista se había preocupado
53. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 27 de octubre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 331).
54. Ibídem.
55. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 10 de noviembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 333).
56. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 8 de diciembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 337).
REYES, MONJES Y SABIOS
327
en ver dos traducciones italianas para poder reproducir las láminas que vinieran
al caso en el segundo volumen,
porque las demás españolas tienen un despropósito de lo que no
trata y por esto avía comenzado a escribir un libro de todas las
que tengo, para provar que los apellidos del tiempo de Cristo y
antes se conservaban oy en toda España, y me acuerdo del de
Parra, que está en una moneda de Traxano, y tengo por primera
impresión la de Tarragona, repetida a la letra en Zaragoza(57)
mayans previene a Barcia sobre las posibles inexactitudes y éste le
dice que queda advertido y aunque no salga con la perfección que yo quisiera,
se executará la perfección del libro, porque el lunes empezarán a tirar las estampas que ya han parecido todas las láminas con que espero promptamente
poder enviar a Vd. el exemplar sin que tenga necesidad de ser tan largo viage
el suio pues pocos conocerán las faltas, según la necesidad que ai del libro(58)
El famoso ejemplar de mayans no llega, pero Barcia lo intenta por
todos los medios, como afirma el bibliotecario manuel martínez pingarrón en
carta al primero:
Estuve con el Sr. Barcia (…). Díjome Su Ilma. tenía pedido a Vmd.
el Antonio Agustín, De medallas, por poco tiempo, porque le necesita indispensablemente, i espera que la copia de las notas, que
me entregó, se las buelva Vmd. porque no tiene otra(59)
por aquellos principios del año 1743 se tenían noticias de la precaria
salud de gonzález de Barcia, cuya vida se truncó meses después. En adelante,
la frecuente correspondencia de Barcia con mayans se refiere a otros asuntos,
sobre todo los problemas que tuvo la edición de mayans de la Censura de nicolás Antonio, que intentó resolver el camarista con sus influencias en la Corte.
la última carta de Barcia a mayans la escribió el 2 de noviembre de
1743, es decir, dos días antes de su muerte(60), por lo que el olivense le creía
57. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 15 de diciembre de 1742 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 339).
58. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 12 de enero de 1743 (Epistolario XIV. Mayans y
los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 345).
59. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 12 de enero de 1743 (Epistolario VII. Mayans y
Martínez Pingarrón…, 1, n. 119).
60. Carta de gonzález de Barcia a mayans, de 2 de noviembre de 1743 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 453).
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
vivo cuando le respondió el día 9, a vuelta de correo(61). Eso sí, pronto se enteró
del fallecimiento, que debió de sentir, pues incluso el impresor Antonio Bordázar le dio el pésame(62).
por aquel entonces, la edición de los Diálogos estaba ya realizada, a
falta de alguna lámina i los principios que publicó Antonio Agustín(63), y dado
el conocimiento que de todo el proceso tenía mayans, además de la posible intervención en el asunto de la Censura de nicolás Antonio, se inició la correspondencia con el sobrino homónimo. En efecto, parece que a instancias de
mayans, el sobrino de Barcia se ocupa del asunto del libro de Antonio Agustín:
Acabé de reconocer los Diálogos de medallas de Dn. Antonio
Agustín, y faltan los pliegos de la tercera rueda de e,e,e, i, i, i, k,
k, k, y la portada la tienen echa. No e disfrutado, ni disfrutaré,
protección alguna para esto, porque veo no se necesita, pero para
publicarlos, me sirve de embarazo los infinitos exemplares que
ay que dar en los Consejos, que según está se llevan la mitad de
la impressión, y que el original de Dn. Antonio Agustín no tiene
aprobaciones sino el renglón después de las armas: con licencia
del superior. Y no sé si me pondrán reparo en las aprobaciones,
y más quando hago ánimo de dedicarlo al rey, por mano del marqués de Villarias, por lo qual creo necessario mudar la impresión
y año que el impresso, que llamo original, trae de Tarragona:
1587. Vm. perdonará y me avisará qué puedo hacer en esto sin
que sea notado, porque estoi en firme ánimo de darlo a luz.
Sólo siento que las medallas estampadas no correspondan más
que hasta el Diálogo segundo y que no estén repartidas en el
cuerpo de la obra, como lo va pidiendo la materia, para evitar la
impertinencia de ir por el número a buscar la medalla estampada
de que habla al fin, donde todas se pondrán juntas; pero esto es
61. Carta de mayans a gonzález de Barcia, de 9 de noviembre de 1743 (Epistolario XIV. Mayans
y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 458).
62. Carta de Antonio Bordázar a mayans, de 13 de noviembre de 1743 (Epistolario XII. Mayans
y los libreros. Valencia: Ayuntamiento de oliva, 1993, n. 206): pero este correo acompaño a
Vm. en el sentimiento que avrá tenido con la muerte del Sr. Barcia, que Dios aya, porque verdaderamente que se ha mostrado buen amigo de Vm. i favorecedor de las letras.
63. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 23 de noviembre de 1743 (Epistolario VII. Mayans y Martínez Pingarrón…, 1, nº 143).
REYES, MONJES Y SABIOS
329
irremediable a no perder toda la impressión que está hecha, y el
completar los diálogos por medallas estampadas es costosso para
quien tiene necesidad de vender aún la bibliotheca y satisfacer
algo de las deudas, que aún en esto soi símil de los herederos de
Dn. Nicolás Antonio de quien tanto lo fue mi difunto amado tío.
Vm. perdonará esta impertinencia, porque yo en todas mis dudas
e de recurrir a Vm. cuia protección sólo e de disfrutar (…)
Dígame Vm. qué práctica ay en reimpresiones, quando no se
añade sino Dedicatorias(64)
son varios los puntos que declara el sobrino con respecto a la edición:
el estado de la impresión y las obligaciones legales de la edición. por un lado
dice que tan solo faltan unos pliegos, mientras que la portada tiene los datos
de la edición tarraconsense, lo que viene a confirmar que la intención de su tío
era copiarla exactamente. El segundo párrafo se refiere a que no están intercaladas las medallas en su lugar correspondiente, puesto que aparecen todas juntas al final, al igual que en la edición príncipe. Variarlo supondría modificar
todo y el sobrino, con los problemas económicos que alega, no parece dispuesto
a ello.
por otro lado habla de aspectos legales de la edición. El primero, el de
los ejemplares que se debían entregar en los Consejos como una carga para seguir adelante con la edición. se está refiriendo a la obligación que había, desde
1728, de entregar un ejemplar de todo lo que se imprimiera a los miembros
del Consejo, a los ministros del Consejo de guerra, al Vicario por la licencia
(dos), a las bibliotecas Real y de El Escorial, y a la Gaceta (para que se incluyera en ella la noticia), con lo que en total eran cuarenta y ocho los ejemplares
que se tenían que dar, número considerable, que motivó una protesta de los
profesionales del libro. suponía un coste que podía oscilar entre novecientos
sesenta y mil novecientos doblones, según el tipo de impresión, a lo que se
añadía que alguno de dichos ejemplares podía ser vendido. de hecho, el 17 de
marzo de 1746 se dispuso que tuviera plena validez el anterior decreto de 9 de
diciembre de 1717 por el que tan solo había que entregar ejemplares a las bibliotecas Real y de El Escorial y un tercero al gobernador del Consejo(65).
64. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 1 de febrero de 1744 (Epistolario XIV.
Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 479).
65. sobre este asunto puede verse REYEs gómEz. El libro en España y América…, I, pp. 414416.
330
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
otro de los problemas legales es el de los trámites que se debían realizar para la impresión de un libro en aquel momento, que consistían básicamente en la obtención de la licencia de las autoridades (el Consejo de Castilla
y el Vicario), previa censura; una vez obtenida ésta, se imprimía el libro (sin
portada ni preliminares) y se debía entregar al Consejo un ejemplar impreso
junto con el original, para su cotejo, de donde salía la fe de erratas, que no era
sino un certificado de concordancia de original e impreso; inmediatamente, el
Consejo tenía que fijar un precio fijo para el libro, la denominada tasa(66). por
último, se tendría que imprimir tanto la portada como los preliminares, entre
los que se incluyen los textos legales (privilegio, licencia, aprobaciones, fe de
erratas y tasa) y también las dedicatorias, prólogo, etc. Aquellos tiempos no
eran precisamente de regular cumplimiento de las leyes de impresión (aún seguían vigentes las de 1558), como lo manifiesta el entonces Corrector general
de libros, manuel licardo de Rivera, en sus quejas sobre las prácticas habituales, falsificación de datos, etc. Alega que tanto lo antiguo que se reimprime
como lo nuevo han de tener licencia y fe de erratas(67). por lo tanto, eran lógicas
las dudas de gonzález de Barcia cuando el libro tiene una portada que no es la
que debería (había obligación de poner los datos de pie de imprenta: lugar de
impresión, impresor y fecha verdaderos), la edición príncipe carecía de aprobaciones, como se ha comentado más arriba, e incluso cuando la voluntad de
gonzález de Barcia, sobrino, era la de dedicárselo al rey, con lo que no iba a
pasar desapercibido.
la petición de consejo a mayans es del 1 de febrero y tal vez éste le
respondió a vuelta de correo aconsejándole que realizara todos los trámites
previstos por la ley, lo que indudablemente hizo, aunque con una rapidez inusual, dadas las especiales circunstancias. la primera fecha que conocemos es
la de la dedicatoria, al igual que la carta a sebastián de la Cuadra, marqués de
Villarias, para que pasara el libro al rey, redactada el 11 de febrero de 1744.
para obtener el máximo beneficio de la edición, el sobrino también solicitó el privilegio de impresión, es decir, la exclusiva concedida por el rey para
que el solicitante pudiera reimprimir y vender el Libro intitulado Antonio Agustín [sic], sin que otra persona lo pueda hacer. para su concesión se requería
66. Además del libro antes citado, para una visión de conjunto del proceso de edición, puede
verse el trabajo de Fermín de los REYEs gómEz, publicar en el Antiguo Régimen. En Historia
de la Literatura jurídica en la España del Antiguo Régimen. madrid: marcial pons, 2000, I, pp.
287-330.
67. Fermín de los REYEs gómEz, El libro en España y América…, pp. 460-464.
REYES, MONJES Y SABIOS
331
la censura previa, que puede ser el “dictamen” de salvador Felipe Bermeo y
Arce(68), del Consejo del Rey, su Fiscal en la sala de Corte, firmado en madrid,
a 27 de febrero de 1744, que se reproduce en los libros. Bermeo, en tono claramente literario, incluso con la utilización de citas (en las apostillas marginales) ensalza la figura de Antonio Agustín:
En la obra que oy se presenta, y en tantas como ilustró su pluma,
ha merecido el Autor la aprobación universal, dando singular
honor a nuestra Nación, y emulación a las demás.
Curiosa es su apreciación sobre la verdadera censura:
y queda reducida la censura al cotejo de la copia con el fiel original de la mejor impresión, debiéndose lo demás a el nombre
solo del Autor.
Culmina con una referencia a la escasez de ejemplares de la primera
edición y con la pertinente aprobación:
La última rigurosa crítica con que se califica esta Obra, es la
honrosa codicia de las Naciones Extrangeras, que ocasiona la
escasez, que padece España de una preciosa perla, congelada en
sus conchas; y manifiesta la importancia de la nueva Prensa, que
se halla fielmente concertada con la elegida, por más opulenta
de Medallas, de está [sic] igualmente enriquecida la que se desea,
y en ella se logra un precioso caudal de erudición, y utilidad, sin
oposición a las costumbres, y Leyes, a que deben sujetarse las
Impresiones.
tras este informe se daría el privilegio, que se incluye a continuación,
aunque bajo la forma de suma, esto es, su forma abreviada, firmada por miguel
Fernández munilla, pero es irregular que no aparezca ni el número de años de
la exclusiva ni la fecha en que se otorgó. por aquellas fechas, el 29 de febrero,
escribe gonzález de Barcia a mayans, sobre todo de aspectos relacionados con
la venta de la biblioteca, pero al final le dice, es de suponer que ante las preguntas del valenciano:
68. Bermeo y Arce es autor del Bosquejo, que ideó el pasmo, y trasladó a el lienzo del asombro
el pincel de la admiración… de la maravillosa festiva magnificencia, con que las ilustres Señoras
Comendadoras de Santa Cruz… solemnizaron el tránsito de su Divino Sacramentado Esposo a
el nuevo sumptuoso Templo… salamanca: Imprenta de la santa Cruz, 1734 (Aguilar piñal, I,
4219).
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
No me descuido en mover la impresión de Dn. Antonio Agustín,
que discurro publicaré en breve(69)
lo habitual en el procedimiento de censura también llevaba a otorgar
la licencia o autorización al Vicario de la diócesis, denominada Licencia del
Ordinario, siempre previo informe favorable o aprobación de algún comisionado. En este caso parece tratarse de la aprobación del licenciado manuel saturio Castejón, abogado de los Reales Consejos en madrid(70), firmada en
madrid el 14 de marzo de 1744, apenas quince días después del “dictamen”.
Es más breve, pero incluye términos elogiosos al arzobispo de tarragona, además de las preceptivas fórmulas de estos textos:
está calificada con tantas otras insignes obras de este insigne
Prelado, que puede servir de Censura la universal aclamación
de todas entre todos los Literatos: Por esto, y por no haver notado
en ella la menor cosa opuesta a la Pureza de nuestra Santa Religión, Doctrina, y buenas costumbres, y considerar muy útil al Público, y a la República Literaria, que renazca en la nueva
completa impressión, que el Doct. Barcia nos promete.
A la vista de esta aprobación, el Vicario de madrid dio la correspondiente licencia, que tampoco tiene data, aunque debió de ser muy próxima,
puesto que la fe de erratas, que se supone deriva del cotejo entre el original y
un ejemplar impreso, tiene como fecha la de 16 de marzo, o sea, tan solo dos
días después de la licencia. En ella, el Corrector general, el licenciado Fernando de Acuña y Figueroa, indica una única errata en la página tres.
si no supiéramos que el libro estaba ya impreso, supondríamos que si
las fechas eran las correctas, el libro tuvo que imprimirse en dos días, entre la
licencia y la fe de erratas, lo cual es imposible. Finalmente, el Consejo fijó la
tasa o precio de venta del libro, a veinte maravedís cada pliego, elevado al
tener los grabados de las medallas. En el documento no consta tampoco la
fecha, también cercana al 16 de marzo. Estos textos legales, la dedicatoria al
rey, la carta a sebastián de la Cuadra y el prólogo al lector, se incluyeron en
69. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 29 de febrero de 1744 (Epistolario XIV.
Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 482).
70. de Castejón tan solo se conoce una Oración que el Colegio de Abogados de madrid dijo el
11 de septiembre de 1746 a Fernando VI con motivo de su subida al trono, impresa ese mismo
año (Aguilar , II, 2145) y otra Oración por la muerte del rey Felipe, de 14 de septiembre, siendo
decano del Colegio (Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico, 277349-x).
REYES, MONJES Y SABIOS
333
cinco hojas que, sumadas a la de la portada e índice, suman seis de preliminares. A ellas les precede una hoja con el retrato de Antonio Agustín. Así pues,
pocos días después podría estar realizada la impresión completa de esta edición,
estampada, según pone en la portada, en la imprenta de josé Francisco martínez Abad(71).
A principios del año siguiente, gregorio mayans le cuenta al p. Burriel
cómo animó al sobrino de gonzález de Barcia a sacar la edición:
Yo insté al sobrino del Sr. Barcia que publicase los Diálogos de
las antigüedades de D. Antonio Agustín que ya estavan impresos
y solamente les faltaba el frontispicio, i assí lo ha ejecutado...(72)
las características materiales de esta edición se corresponden con las
comunes de buena parte de los libros de la primera mitad del siglo xVIII, es
decir, mala calidad del papel, y tipografía corriente. Ya los contemporáneos
hablaban en este sentido. por ejemplo, martínez pingarrón, al dirigirse a mayans, dice tan solo cuatro años después de editada la obra:
Los Diálogos de las medallas de Dn. Antonio Agustín que reimprimió Barcia no valen cosa, ni las láminas están fieles(73)
Rivero, al describirla, afirma:
Las láminas son iguales a las de la primera edición, que ésta no
hace sino reproducir; comprenden las signaturas desde A-EEE,
como en aquélla. El retrato es de pésima factura y falto de todo
carácter. Se omite la continuación de Escoto. Es un en 4º. y la impresión sumamente tosca y de mal gusto(74)
71. Apenas hay datos del impresor, hijo de Francisco martínez Abad, que desarrolló sus labores
desde principios de siglo hasta 1739, primero en la calle de Atocha y posteriormente en la del
olivo Bajo. le sucedió posiblemente su hijo josé Francisco, que comenzaría a imprimir a principios de los años 40; en el pie de imprenta de los Diálogos de medallas afirma que está en la
calle del Olivo Bajo. sus trabajos continuaron con frecuencia hasta, al menos, 1770. En 1772
hay una edición bajo el pie Imprenta de Francisco Martínez Abad, mientras que desde 1775
(quizá antes) hasta 1778, imprimirían los Herederos de Joseph Francisco Martínez Abad.
72. Carta de mayans a Burriel en 16 de enero de 1745 (Epistolario de Gregorio Mayans y Sicar.
II. Mayans y Burriel. Ed. de Antonio mestre. Valencia, 1972, p. 69).
73. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 3 de agosto de 1748 (Epistolario VII. Mayans y
Martínez Pingarrón…, 1, n. 231).
74. Casto maría del RIVERo, don Antonio Agustín, príncipe de los numismáticos españoles.
En Archivo Español de Arqueología. Abril-junio 1945, xVIII, 59, p. 122.
334
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
desde luego, es un libro de su época cuya pretensión no era realizar
nada especialmente original, sino reproducir de la manera más fiel posible la
edición príncipe, a la que se añadiría un volumen complementario que hubiera
mejorado indudablemente su calidad intelectual. no obstante, el libro debió
de venderse bien, dada la necesidad del texto, y a la vista de los ejemplares
que se conservan(75).
La biblioteca de Barcia
Andrés gonzález de Barcia era, además de un erudito, o por ello, un
gran bibliófilo, pues llegó a tener una extraordinaria biblioteca, según afirman
sus contemporáneos:
Muy señor mío. Grandes libros va pillando V. S. cuidando con
imitar a los Sres. don Nicolás Antonio, don Juan Lucas Cortés y
don Andrés González de Barcia, ricos de libros, pobres de dinero(76).
sin poder profundizar en el conocimiento que se tiene de las bibliotecas del siglo xVIII(77), sí que quiero detenerme en una de las noticias que se tiene
de ellas, elaborada por un testigo excepcional. se trata del informe acerca de
las bibliotecas españolas que elaboró pedro Rodríguez Campomanes, titulado
Noticia abreviada de las bibliotecas y monetarios de España, firmado el 25
de marzo de 1788, a petición de la Academia de Inscripciones y Bellas letras
de parís. En dicho informe, que menciona las bibliotecas que existieron desde
la Edad media, algunas ya dispersas, cuando habla de las de las catedrales propone algo que hoy parece moderno y que todavía está por hacer(78):
75. puede verse la descripción en la edición facsímil editada por josé maría de Francisco y Fermín de los Reyes, pp. 125-128, donde también se dan ejemplares. Además, puede consultarse el
Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español en línea, donde se citan treinta y
cuatro ejemplares en bibliotecas españolas.
76. Carta de mayans a Blas jover y Alcázar, de 5 de noviembre de 1745 (Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 190).
77. una visión de conjunto en luis miguel EnCIso RECIo, Barroco e Ilustración en las bibliotecas privadas españolas del siglo XVIII..., madrid: Real Academia de la Historia, 2002.
78. El informe fue publicado por justo gARCÍA moRAlEs, un informe de Campomanes
sobre las bibliotecas españolas. En Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos. 1968-1972, n.
lxxV, pp. 91-120.
REYES, MONJES Y SABIOS
335
Merecería la pena la aceptación de los sabios de un catálogo raciocinado [sic] de los demás manuscritos que se guardan todavía
en las restantes bibliotecas de las catedrales y monasterios de España, muchos de los cuales son inéditos, y aunque no se extienden
a otras obras que las nacionales, por lo común contribuirían a
instruir el orbe literario en las antigüedades y literatura española
con más solidez y crítica, que sólo puede afianzarse en tales monumentos.
Es más prolijo cuando menciona las bibliotecas del siglo xVIII, que conoce mejor, pues cita un buen número de ellas, tanto públicas como privadas,
entre las que se encuentran las de gaspar Ibáñez de segovia, marqués de mondéjar (numerosa y exquisita)(79), de luis de salazar y Castro (copiosa y bien escogida), del marqués de Villena (numerosa en autores españoles), de juan de
Iriarte (exquisita biblioteca en que abundan las mejores ediciones de los autores clásicos griegos y latinos), del marqués de la Compuerta (una de las más
copiosas librerías de este siglo), de Andrés piquer (exquisita librería de autores
médicos y de toda buena erudición), de Fernando josé de Velasco (numerosa
y selecta), de gregorio mayans (exquisita), etc. por supuesto, cita la de gonzález de Barcia, a la que consideraba como la más importante de su época, lamentando su dispersión tras ponerse a la venta(80):
D. Andrés González de Barcia, del Consejo y Cámara, excedió a
todos en lo copioso y útil de su librería, y ayudado de ella, adicionó considerablemente la Biblioteca Oriental, Occidental, y
Náutica que en el siglo pasado había delineado el erudito D. Antonio León Pinelo.
Esta librería contenía una prodigiosa cantidad de libros y relaciones impresos y manuscritos pertenecientes a la navegación,
descubrimiento y conquista de las dos Indias. Sus herederos la
vendieron, y por este medio se desunió esta preciosa colección
tan interesante a la España en particular, como al orbe literario.
se trataba, por tanto, de una gran biblioteca, a la vista de las palabras
de Campomanes, dichas en un contexto en que cita otras magníficas librerías
79. de esta biblioteca se conserva el inventario judicial, datado el 28 de enero de 1709, en la
Biblioteca nacional de España (BnE), ms. 8399. se da la curiosidad de que estuvo en poder de
Barcia.
80. Ibídem, p. 120.
336
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
contemporáneas. Eso sí, para poder comparar una biblioteca con otras se han
de tener varios datos, como el número de volúmenes, que parece ser importante
en el caso de la del camarista, pero, sobre todo, la tasación que se pueda realizar
en algún inventario. Consta la tasación de la de gonzález de Barcia, trescientos
mil reales, cantidad muy elevada, lo que favoreció la venta a su muerte; sin
embargo, está pendiente la tarea de averiguar su composición, aunque debía
de rondar, al menos, los doce mil; la tasación más aproximada es la de la biblioteca de miguel Espinosa maldonado de saavedra, Conde del águila, cuyos
doce mil volúmenes se tasaron por los libreros sevillanos Bérard y Hermanos,
en 1786, en ciento veintiséis mil reales(81). se conoce la composición de algunas
otras colecciones, como los diez mil de la de Fernando josé de Velasco, los
siete mil de la del marqués de Villena, los seis mil del antes citado Campomanes, o los más de mil trescientos de la de gaspar melchor de jovellanos. A
éstas y a las antes referidas bibliotecas, sánchez mariana suma las de otros
buenos bibliófilos dieciochistas, como las de Isidro Fajardo, Blas Antonio nasarre, Francisco pérez Báyer, Antonio Folch Cardona, o domingo Valentín
guerra, entre otros(82).
la variada actividad intelectual de gonzález de Barcia y su pasión por
los libros le llevó a adquirir obras de todo tipo. destacan, por ejemplo, sus tareas para adicionar la Bibliotheca Hispana, de nicolás Antonio, para lo que
compró parte de su biblioteca manuscrita, mientras que otra parte permaneció
en poder del sobrino del autor, Adrián Conique(83). Es de suponer que sus proveedores serían los más importantes libreros de la Corte y de otras plazas, pero
también buscaba la intermediación de los eruditos dieciochescos con quienes
se trataba, como se puede comprobar en el intercambio epistolar entre ellos.
81. sobre este bibliófilo se pueden ver los trabajos de Francisco AguIlAR pIÑAl, “El conde
del águila, insigne bibliófilo sevillano del siglo xVIII”. En Temas sevillanos (Primera serie).
segunda edición, revisada y aumentada. sevilla: universidad, 1992, pp. 59-65; y “una biblioteca
dieciochesca: la sevillana del conde del águila”. En Cuadernos Bibliográficos. 1978, n. 37, pp.
141-162.
82. Es de imprescindible consulta el libro de manuel sánCHEz mARIAnA. Bibliófilos españoles.
Desde los orígenes hasta los albores del siglo XX. madrid: Biblioteca nacional, etc., 1993.
83. la biblioteca de nicolás Antonio hoy se conserva en la Biblioteca nacional, tanto por el
destino de la de Barcia como por la donación que hizo Conique, según afirma gregorio mAYAns en la biografía que de Antonio hace en la edición de la Censura de historias fabulosas.
Valencia: Antonio Bordázar, 1742, p. VI. para el destino de los manuscritos puede verse el interesante artículo de gregorio de AndRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrés
gonzález de Barcia (†1743), del Consejo y Cámara de Castilla. En Revista de Indias. 1987,
xlVII, n. 181, pp. 811-831.
REYES, MONJES Y SABIOS
337
Como ejemplo valga una carta entre nebot y mayans en que se cita la entrega
de libros al camarista y la actividad de busca de ejemplares, en la que parece
destacar aquél:
Ya ve Vmd. que me pide Barcia un Galtier. Siendo, pues, Vmd. el
mayor hurón de libros que ai en essa Ciudad, estimaré que me
haga la diligencia de conseguirle, avisando luego al Canónigo
Cabrera, a quien encomiendo la misma diligencia, la de pagarle
i de hacerle conducir a Madrid por el primer Ordinario que
aya(84).
millares de volúmenes acumulados desde temprana edad, pues existen
ejemplares suyos de finales del xVIII, cuando contaba con poco más de veinte
años, reflejan la personalidad de uno de los grandes intelectuales del siglo xVIII.
sus libros proceden de algunas destacadas bibliotecas, como las del duque de
Híjar, el Conde-duque de olivares, el marqués de mondéjar, el segundo marqués de Velada, jerónimo pardo de Figueroa, el marqués de montealegre, josé
Alfonso guerra Villegas, diego de Colmenares o William godolphin(85).
desgraciadamente, el conocimiento de su biblioteca todavía es parcial,
si bien está iniciada la senda hacia su estudio.
La venta y dispersión de una gran biblioteca
Al fallecer gonzález de Barcia repentinamente y sin testar el 4 de noviembre de 1743, a los 70 años, sus herederos decidieron vender una buena
parte de ella(86).
su sobrino y heredero escribe a mayans, el 14 de diciembre de 1743,
diciéndole que su situación económica es mala y que va a vender la biblioteca,
84. Carta de mayans a josé nebot y sanz, de 23 de junio de 1742 (Epistolario. IV. Mayans y
Nebot: (1735-1742): un jurista teórico y un práctico. Valencia: Ayuntamiento de oliva, 1975,
n. 287).
85. su fallecimiento, acaecido en 1696, coincide con las fechas de inicio de la compra de ejemplares por Barcia. por ejemplo, el ejemplar de la Pastoralis epistola illustrissimi et reverendissimi
D. D. Bernardi de Atayde episcopi abulensis ad capitulum et clerum suae dioecesis (matriti: Ex
typographia didaci diaz à Carrera, 1655. BnE. 3/24539) tiene su nombre en la portada. Es curioso, porque en el catálogo de la BnE la fecha que aparece es 1692, lo que no parece posible
ni por la circunstancia del fallecimiento, ni por la paleografía, donde parece leerse mejor 1697.
86. El proceso está resumido por Antonio mEstRE sAnCHIs en la introducción que hace al
Epistolario. Mayans y Martínez Pingarrón, 1, pp. 57-61. Remito a este trabajo para evitar citas
innecesarias.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
a excepción de los manuscritos relacionados con la Biblioteca Hispana de nicolás Antonio con el fin de publicarlos con el patrocinio del propio mayans y
de Almeida(87).
A partir de ese momento se ponen en marcha las gestiones para la venta
y, cómo no, para su adquisición, en la que intervienen el librero Francisco manuel de mena y el bibliotecario de la Biblioteca Real, manuel martínez pingarrón. de hecho, este último le comunica a mayans, apenas doce días después
de producirse, el fallecimiento de Barcia y le habla del interés por la biblioteca:
Ya sabrá Vmd. que murió el Sr. Barcia cuya librería quiere el rei
se incorpore en ésta. Sobre esto i otras cosas el correo que viene
diré largamente(88).
Hay que tener en cuenta la corta vida de la Real Biblioteca, en plena
formación. Además de los fondos fundacionales y los expropiados a los partidarios del pretendiente de la casa de Austria, se nutría con la entrega, que debían realizar los autores, de un ejemplar encuadernado de lo que se imprimiera,
según la orden de Felipe V, de 26 de julio de 1716, que tenía carácter retrospectivo, pues ordenaba que debía de ser desde 1711, lo que ocasionó numerosos
problemas. tuvieron que pasar unas décadas, probablemente por las peripecias
de casos como el de la biblioteca de Barcia, y a petición del administrador de
la Real Biblioteca, josé Fernández gutiérrez, cuando por Auto de 25 de junio
de 1750 se establece el derecho de tanteo de todos los libros que se vendieran
en cualquier almoneda. los tasadores de librerías de la Corte debían avisar en
ocho días, realizadas las tasas, al Bibliotecario mayor, que usaría el derecho
de tanteo en caso de que faltaran libros en su biblioteca. Este auto se notificó
a los tasadores Francisco mena, pedro del Castillo, Francisco lópez, juan de
moya, Francisco Rodríguez y ángel Corrari(89). El auge del comercio del libro
87. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 14 de diciembre de 1743 (Epistolario
XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 469).
88. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 16 de noviembre de 1743 (Epistolario VII. Mayans y Martínez Pingarrón…, 1, n. 142).
89. madrid. Archivo de san ginés. san gerónimo. pleitos y documentos. 65. transcrito por
Fermín de los REYEs gómEz, El libro en España y América…, II, pp. 956-958. un somero
análisis en la misma obra I, pp. 412-416. Acerca de los datos sobre la historia de la Biblioteca
pueden verse, entre otros, los trabajos de luis gARCÍA EjARquE, La Real Biblioteca de S.M.
y su personal (1712-1836). madrid: Asociación de Amigos de la Biblioteca de Alejandría, 1997;
y la Biblioteca nacional. En Boletín de la ANABAD. 1992, xlII, n. 2-3, pp. 203-255.
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339
en esas fechas y el impulso fundacional de la biblioteca hicieron que ésta multiplicara por cinco sus volúmenes en tres décadas, pasando de diez mil a cincuenta mil.
sea como fuere, al no haberse establecido el derecho de tanteo en
1743, sin perder el tiempo, el Bibliotecario mayor, Blas Antonio nasarre(90), se
dirige al p. Fèvre para que entregase un oficio dirigido al secretario de Estado,
Villarias, en que le habla del valor de la biblioteca de gonzález de Barcia, que
puede extraviarse, pues tiene obras
que no será fácil hallar jamás recogidas y que eran tan necesarias
para el glorioso fin que S.M. se propuso en la erección de esta
biblioteca, por lo que entendía ser muy conveniente, útil y aun
necesario se tragese todo a la real biblioteca, para cuyo fin rogaba se pusiese a los pies del rey suplicando se sirviese mandar
al alcalde o justicia, que entendía en esta herencia, que embargasse la librería y todo lo anexo y perteneciente a la literatura
para que nada de ello se distragese ni enagenase y se comprase
por el justo precio con el dinero destinado por S.M. para estos
fines(91).
Fruto de dichas diligencias, el día 17 el gobernador del Consejo ordenó el embargo de la referida librería y todo lo a ella anexo y perteneciente
a la literatura para que, de este modo, no se extravíe ni enagene cosa alguna
de dicha librería, estando Vm. en la inteligencia de que ha de ser preferida la
real biblioteca en la compra de ella a otra cualquiera...(92). pingarrón quería
para la biblioteca todas las obras que no estuvieran en ella, lo referente a la literatura y, además, el monetario. se conocen las primeras adquisiciones de la
biblioteca, del 25 de diciembre, ciento ocho títulos en doscientos cuarenta y
tres volúmenes(93).
pero el librero madrileño Francisco manuel mena, que se dedica a la
adquisición de grandes bibliotecas para luego revenderlas a sus clientes, será
90. sobre la figura de nasarre y su gestión en la Real Biblioteca véase el citado trabajo de luis
gARCÍA EjARquE, La Real Biblioteca de S.M. y su personal (1712-1836), 1997, pp. 62-105.
91. Carta de nasarre a Villarias, de 6 de noviembre de 1743 (BnE. ms. 18843). la descripción
detallada de los manuscritos citados en julián mARtÍn ABAd, Manuscritos de interés bibliográfico de la Biblioteca Nacional de España. madrid: Arco/libros, 2004.
92. BnE. ms. 18843.
93. BnE. ms. 18766, ff. 51-57.
340
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
quien intervenga en este caso(94). él es quien nos da los datos precisos acerca
del valor del legado del camarista:
La librería de Barcia es muy grande. Está tasada en 300.000 reales. D. Blas la tiene embargada para comprar la real biblioteca.
Creo que los herederos la quieren vender por junto. Yo he vertido
una especie al Sr. Iriarte que, en caso que se venda junta, yo la
compraré, alzando el embargo para mí, con la condición de vender a la real librería la primera. Esto, como es ab intestato, irá
largo. Si pudiere hacer algo, avisaré. Es cierto que la librería es
grande, pero no de lo mejor, pues el Sr. Barcia se embarcó con
poco vizcocho y compró mucho malo por abultar y así es menester grande reflexión(95)
El heredero se queja a mayans de la lentitud del proceso de venta y de
sus causas, como si no tubiera de mi familia quien hubiesse dado intereses al
rey y reyno tan conocidos e importantes(96). Como se verá más adelante, parecen
continuas las fricciones entre el sobrino y los miembros de la Real Biblioteca,
los libreros y bibliófilos que querían adquirir los bienes de tan magnífica biblioteca:
La venta de la bibliotheca está detenida porque los bibliothecarios reales se ban despacio en el reconocimiento de la nómina
para cotejo de los libros que faltan a aquella bibliotheca y hay
en estotra; i nos instan muchos por libros que será precisso que
94. para la actividad de mena en este caso véase el trabajo de Antonio mEstRE, Francisco manuel de mena: la ascensión social de un mercader de libros proveedor de la élite ilustrada. En
Libros, libreros y lectores, Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante.1984, n. 4, pp. 47-72. mena, en un corto espacio de tiempo, adquiere la biblioteca de Isidro
Fajardo (cuyos manuscritos vendió a la Biblioteca Real en abril de 1741 por 12.630 reales), del
marqués del Risco y de la duquesa de Aveiro, entre otras. también pueden verse, entre otras, las
obras de François lopEz, gentes y oficios de la librería española a mediados del siglo xVIII.
En Nueva Revista de Filología Hispánica. 1984, xxxIII, 1, pp. 165-185; y los oficios. las
técnicas de venta. En Víctor Infantes, François lopez, jean-François Botrel (dirs.). Historia de
la edición y de la lectura en España. 1472-1914. madrid: Fundación germán sánchez Ruipérez,
2003, pp. 348-357. Asimismo, el siempre útil trabajo de Antonio RodRÍguEz moÑIno, Historia de los catálogos de librería españoles (1661-1840). Estudio bibliográfico. madrid: s.n.,
1966.
95. Carta de mena a mayans, de 1 de febrero de 1744 (Epistolario. XII. Mayans y los libreros...,
n. 31).
96. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 14 de diciembre de 1743 (Epistolario
XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 469).
REYES, MONJES Y SABIOS
341
paguen, porque todo es authoritate iudicis, y me embarga mi galantería el perjuicio de los acreedores. Según creo la Bibliotheca
Real quiere desflorar la librería y para esto y su paga puede ser
que olvide las leyes del desfloro. Yo por voca del juez hablaré
firme, y si Dn. Asensio Sales quiere libros con las noticias que de
su afición me da Vm. separaré los que quiera y los entregaré aquí
a quien ordenare.
El reconocimiento de lo escrito para la Bibliotheca Hispana pide
mucho tiempo. Está escrita de amanuense parte, pero lo más está
de letra del tío; quando Dios quiera darnos sossiego para esto,
se hablará despacio, porque en confuso me parece que hai mucho
que hacer en ella.
Los manuescritos pide la Real; los más son copias. Si Vm. prosigue con su ánimo de publicar de Nicolás Antonio In Dextri in sociorum mendatia, eversiones, no me detendré en venderlos, y
siempre procuraré reservar los que puedan ser útiles en la imprenta(97).
El mismo mayans intermediaba para adquirir obras para sí y para otros
amigos bibliófilos, mientras que el sobrino se compromete, siempre que queden
los ejemplares (la Real Biblioteca estaba seleccionando libros y además dice
que concurre mucha gente) a rebajarle una cuarta parte del precio que había
puesto el librero, pese a que la librería la tasó mui baja para lo que ella tiene
de coste; incluso llega a afirmar que le lleva mucho tiempo la venta y aplaza
la noticia de otros textos por tener que pasar a Alcalá a leer(98).
las gestiones de los bibliófilos para adquirir obras de la biblioteca de
Barcia, algunas de las cuales incluso le habían facilitado ellos a través de su
mediación, se multiplicaron. muestra de ello son las palabras de Francisco
pérez Báyer a mayans, el gran intermediario en la sombra, por aquellas fechas:
En quanto a libros del Sr. Barcia he dado un tiento a mi bolsillo
y no presta tanto como yo juzgava, saepe enim de rebus suis am97. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 1 de febrero de 1744 (Epistolario XIV.
Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 479).
98. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 29 de febrero y de 4 de marzo de 1744
(Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 482 y n. 483).
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plius quam in his est sperant homines. Y assí me contentaré con
los Vossios, S. Gregorio Nacianceno y algún otro libro que Vm.
juzgue puede conducirme y si se lograsse alguna conveniencia
puede Vm. ajustar asta en cantidad de 60 libras. Si no se hallassen los Vossios o no huviesse conveniencia, puede Vm. escogerme
algunos libros de los raros y grecolatinos. La satisfación estará
in numerato al aviso de Vm (99).
poco después, el sobrino le comunica a mayans que las obras de Bossio, en seis tomos, se las llevó la Biblioteca Real, y que los Gregorio Nizianteno
faltan, aunque hay un sn. Gregorio Magno en 4 tomos de marquilla de a folio
por la Congregación de Sn. Mauro, París 1705(100). Continúan las cartas en que
el sobrino sigue la nómina de los libros que Vm. me avissó, con interesantes
datos acerca de ellos, como el lugar de impresión y año y, por supuesto, el precio según aparece en la tasación; la obra más cara citada es la Biblia Regia de
plantino, tasada en mil quinientos reales. deja para otro momento las obras
manuscritas de josé pellicer, ocho volúmenes en folio (detalla todas las obras
que contiene), tasados en ochenta doblones, aunque los vendía a sesenta. El
14 de marzo, en cambio, se extiende y detalla algunos de los manuscritos con
sus respectivos precios. destacan los Commentarios de Enrique de Villena (660
reales), los tres volúmenes de cartas de reyes y privados (900), y las Décadas
de las Indias, de pedro Fernández del pulgar (1.200). Cita tan sólo un impreso,
los treinta y siete volúmenes de los Papebroquios o bolandos (Acta Sanctorum), impresos en Venecia (3.700)(101).
la Biblioteca Real, en virtud de su derecho de tanteo, siguió adquiriendo parte de la biblioteca el 3 de marzo de 1744, por 14.721 reales. los manuscritos estaban tasados en 6.418 reales de vellón, pero se ajustaron en 5.820,
mientras que los impresos en 9.294 reales, que quedaron en 8.361 tras la rebaja
del diez por ciento que se hizo a los libros en folio; curiosamente, los de for99. Carta de Francisco pérez Bayer a mayans, de 19 de febrero de 1744 (Epistolario. VI. Mayans
y Pérez Báyer. Valencia: Ayuntamiento de oliva, 1977, n. 39).
100. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 29 de febrero de 1744 (Epistolario
XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 482).
101. Carta de gonzález de Barcia (sobrino) a mayans, de 4 y 14 de marzo de 1744 (Epistolario
XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 483 y n. 486). En la última se puede
ver con detalle la descripción y el precio, lo que se podría cotejar con los manuscritos adquiridos
por la Biblioteca Real, que reproduce gregorio de AndRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrés gonzález de Barcia (†1743)…, art. cit., pp. 822-830.
REYES, MONJES Y SABIOS
343
mato menor no obtuvieron dicha rebaja, pues se vendieron a un precio fijo,
cuatro reales los en 4º, tres los en 8º y 12º. En esta partida los impresos fueron
328 títulos, unos quinientos volúmenes, que se incorporaron a la institución
entre el 4 y el 12 del mismo mes. la entrega del dinero la realizó el bibliotecario juan de Iriarte a juan Antonio Albalá, juez de abintestato de Barcia(102).
una semana después se adquirieron las fundiciones que tenía gonzález de Barcia en su casa, de las que se hablará más abajo(103).
Recuérdense las pretensiones de mena y sus gestiones para adquirir la biblioteca, o al menos lo que iba quedando de ella. En paralelo, los principales bibliófilos y habituales clientes procuran adquirirle libros, como ocurrió con
gregorio mayans, que hacía lo posible para conseguir los codiciados ejemplares. le costó su tiempo al librero, pues hubo de esperar a la compra por la Real
Biblioteca y, desde luego, soportar la actitud de los herederos. por ejemplo, el
21 de marzo, martínez pingarrón vuelve a referirse a su voluntad de comprar
algunos libros de la biblioteca de Barcia que mayans le había recomendado,
con tal que no los ayan ya tomado otros, porque ha sido i es grande el desvarato de la tal librería por los que la manejan(104). se queja de la actitud de los
herederos, aunque debía de referirse, lógicamente, al sobrino del camarista:
I ha avido la maula de alterar los herederos las tasas que en muchos libros hicieron los libreros... No obstante bolveré esta Semana Santa a dar otro tiento i registrar de nuevo. Pues los
herederos unas veces retiran libros con ánimo (al parecer) de reservarlos para sí i luego los ponen al público. Han llevado gran
chasco, porque no quisieron creer lo que aquí se les dijo al principio, han complacido a algunas personas, se tienen casi toda la
librería (respecto al cúmulo de ella) i ya no ai quien vaya, ni a
divertirse, en registrarla por los malos modales de que usan...(105).
102. BnE. ms. 19428, expediente xxIx: Memoria de los libros que se compraron en la librería
del Sr. Dn. Andrés González de Barcia, elaborada por juan de Iriarte, en la que consta la relación
de manuscritos e impresos con su correspondiente tasación. se trata de un expediente con quince
hojas más una suelta en que se hace relación de los libros.
103. BnE. ms. 19428, expediente xxV.
104. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 21 de marzo de 1744 (Epistolario VII. Mayans
y Martínez Pingarrón…, 1, n. 150).
105. Carta de martínez pingarrón a mayans, de 28 de marzo de 1744 (Epistolario VII. Mayans
y Martínez Pingarrón…, 1, n. 151).
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
no obstante, la Biblioteca Real siguió seleccionando y comprando libros, a veces a otros intermediarios, como lo muestra la compra realizada a
juan pérez de 44 obras el 21 de agosto de 1744, por 126 reales(106).
pero mena sigue a lo suyo y meses más tarde, el 26 de septiembre de
1744, comunica a mayans que seguía tratando de comprar la librería que existe
de Barcia, lo que no había conseguido todavía el 17 de octubre (la librería del
Sr. Barcia aún no es mía)(107). pero en menos de un mes lo debió de realizar,
pues el 14 de noviembre mena anuncia a mayans que la posee:
Estoy dibidiendo en clases la librería de Barcia, imprimiré el índice y remitiré los pliegos conforme se vayan imprimiendo y los
que a Vm. (no) gusten, se darán a otro, pues de justicia devo preferir a Vm. cuya vida guarde Dios muchos años(108).
la inquietud por el destino de la biblioteca se expresa en la correspondencia conservada, como la carta que poco después escribe Andrés marcos
Burriel a mayans:
Entre los amigos a quienes Vmd. me dize escribió entonzes es uno
Dn. Andrés González de Barzia. Estimaré me diga Vmd. ¿en qué
estado quedó la edizión añadida en que andaba de las Bibliothecas de Dn. Nicolás Antonio si Vmd. lo sabe? A quién ha ido a
parar estos papeles y si se piensa en dar la última mano y sacar
a luz esta importantísima obra que serviría de mucho... Aviendo
muerto de repente Dn. Andrés todo quedaría resuelto y he oído
después que se estaba malvendiendo su exquisita librería... (109).
la respuesta de mayans al p. Burriel se produce a mediados de enero
de 1745:
106. BnE. ms. 19428, expediente xxx: Libro que no hay y se compraron a Juan Pérez. tras
la relación de los títulos aparece el texto del recibí del librero, donde dice que los libros están
tomados de la librería del Sr. Barcia para la Rl. Biblioteca. En el ms. 18766, ff. 58-60, aparece
también la relación de los 44 títulos, esta vez bajo el encabezamiento Libros impresos de la librería del Señor Barcia.
107. Cartas de mena a mayans, de 26 de septiembre y 17 de octubre de 1744 (Epistolario XII.
Mayans y los libreros…, n. 34 y 35).
108. Carta de mena a mayans, de 14 de noviembre de 1744 (Epistolario XII. Mayans y los libreros…, n. 36).
109. Carta de Burriel a mayans en 30 de diciembre de 1744 (Epistolario. II. Mayans y Burriel...,
n. 5).
REYES, MONJES Y SABIOS
345
Su librería se ha puesto en almoneda i después de averse vendido
menudamente muchos libros, la ha comprado un librero de Madrid i ha impresso su índice poniendo los precios de cada libro(110).
mayans se refiere a la publicación, por mena, de un primer catálogo,
de principios de 1745, con los libros que vende en la calle de la paz enfrente
de la Imprenta Quarto segundo(111). no es el primer catálogo impreso de la librería de mena, del que se conoce uno previo (madrid: En la imprenta de juan
de zúñiga, 1742), pero sí el más voluminoso y, sobre todo, con la peculiaridad
de que en la portada aparece el nombre del poseedor de la mayor parte de los
libros, pues, según afirma en el prólogo, añadió libros de otras pequeñas bibliotecas por fallecimiento de sus poseedores, si bien no se distinguen en el
catálogo. organiza los libros por las siguientes materias:
Biblias, Concordancias, Concilios, santos padres y Espositiones.
theología, scholastica, dogmática, moral, Ascética, etc.
Historia sagrada, prophana y genealógica.
Bibliothecas, Historia literaria.
jurisprudencia.
miscelánea.
medicina.
philosophía, matemáticas, Historia natural y gramática, Rethórica,
mythología, philología, y Autores latinos Clásicos.
dentro de cada apartado la división la realiza por formatos y cajones,
ordenando éstos con numeración romana y en algún caso alfabética, con un
total de 243 cajones(112). las descripciones comienzan con el número de volúmenes, continúan con el nombre del autor, el título, lugar de impresión y año,
110. Carta de mayans a Burriel en 16 de enero de 1745 (Epistolario. II. Mayans y Burriel…, n.
7).
111. Cathálogo de los libros, que existen venales, de la Librería que fue de el Ilustríssimo Señor
Don Andrés González de Barcia, del Consejo, y Cámara de su Magestad; juntamente con los
de otras pequeñas Librerías de diferentes sugetos que fallecieron en esta Corte, y fuera de ella.
Se venden en la Plazuela de la Calle de la Paz, enfrente de la Imprenta, Quarto segundo. madrid:
s.i., 1745. 4 h., 327 p., 49 h. un estudio de los catálogos de mena en la citada obra de Antonio
RodRÍguEz moÑIno, Historia de los catálogos de librería españoles, pp. 37-42 y 155-157.
112. la enumeración de cajones es la siguiente: I-xxxxII, A-g, I-xCV, I-lxI, I-xIx, lxlxxVIII.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
seguido de puntos hasta el margen derecho, donde no aparecen los precios,
pues, según indica el librero en el prólogo, son los mismos que se pusieron en
la tasación inicial; además, afirma que vendió sueltos los numerosos volúmenes
misceláneos que contenían alegaciones y papeles políticos(113). En cada página
puede haber una media de unos quince títulos, tal vez alguno más, por lo que
haciendo un cálculo aproximado de los contenidos en el catálogo daría unos
siete mil textos y unos diez mil volúmenes.
Adquirieron piezas al librero mayans y otros bibliófilos, como Asensio
sales y josé nebot. pese a la caótica venta que se ha visto, enmarañada por
los herederos, parece que un importante número de estos ejemplares fue adquirido por la Biblioteca Real en abril de 1745, puesto que se conserva la relación de libros comprados esa fecha por valor de 12.677 reales. nasarre le
resume el proceso a Fèvre el 5 de abril de 1745:
Que desde noviembre de 1743 hasta ahora, le había tenido con
solicitud la librería del señor Barcia, en cumplimiento del orden
de S.M. para que se embargase. La ignorancia y dureza de los
que pretendían la herencia de aquel Ministro hicieron inaccesible
la adquisición entera de la librería, pero se sacó luego de ella lo
que tenía peligro de ocultarse, que fueron 64 volúmenes manuscritos, 291 libros impresos, un surtimiento de letra griega y, por
manos desconocidas para evitar la dureza de los vendedores, otra
cantidad de libros que, entre todos, son más de 2.000(114).
la consulta de la documentación conservada en la Biblioteca nacional
nos explica el sistema seguido por sus bibliotecarios para la adquisición. En
efecto, en el ejemplar del Cathálogo pusieron una cruz al lado de la descripción
de los libros que interesaba adquirir(115), a continuación se realizaría el traslado
de dichas descripciones a un documento, también ordenado por materias, si
bien con algunas diferencias:
Biblias, Concordancias, theológicas, sspp [santos padres], Expositiones
y Concilios.
113. Como curiosidad, culmina el prólogo hablando de los bibliófilos: Y ruego a Dios les dé
mucha salud, ganas de leer y dineros para comprar los Libros.
114. Ibídem. Antonio mestre, con bastante razón, sospecha que esas manos desconocidas son
las del librero mena, que había ofrecido a Iriarte vender en primer lugar a la Real Biblioteca.
115. BnE. 2/60238. Al ejemplar le falta la portada y la última hoja y fue el empleado para realizar
las adquisiciones por Iriarte.
REYES, MONJES Y SABIOS
347
Bibliothecas, Historia literaria.
Historia, geographia y genealogía.
philosophia y medicina.
philológicas y mathemáticas. poéticas.
jurisprudencia.
misceláneas.
En el documento se pusieron anotaciones en los márgenes de algunos
registros: la misma cruz que aparece en el catálogo, otras como véase, véanse,
visto y se quedó, se volvió (en este caso el registro está tachado)(116). Con ese
documento se realizaría la revisión de los libros señalados, algunos de los cuales se desestimaron (tal vez por su estado de conservación o al identificarlo
correctamente y comprobar que no interesaba), lo que motivó las notas anteriores. A la derecha de la descripción aparece la tasación de cada pieza y siempre en cada nueva página aparece la suma de los totales, que llevan a una cifra
de 14.377 reales, a los que se descontó una tercera parte, dando los 12.677 reales antes citados. dicho montante se reparte en dos libramientos de 6.338 y de
3.169 reales, mientras que el restante (3.107) se daría en libros de las impresiones que tiene dicha Rl Bibliotheca. mena recibió el primer libramiento y
los libros el 10 de abril, y el segundo el 28 de julio.
la relación del conjunto da cerca de los dos mil títulos citados por
mena, pero la cifra es engañosa, ya que resultan dos mil trescientos volúmenes.
no obstante, hay que realizar una importante precisión, que se refiere a unos
interesantes 360 volúmenes de alegaciones, cuyo contenido dispararía el número de títulos(117). El mayor número de títulos adquiridos corresponde con los
misceláneos (213), a los que siguen la jurisprudencia (178), las Biblias, etc.
(65); los que menos, los de Bibliotecas o Historia literaria (17). no hay que
olvidarse de los libros del montón que vinieron de los primeros serones, que
se ajustan a un precio por volumen según el formato: dos reales en 8º y 12º,
tres en 4º y 5 en folio; aquí también entran los volúmenes de alegaciones, que
visto el precio total salen a seis reales y medio.
sería tras las ventas de abril y de todos aquellos meses cuando mena
publicó el segundo catálogo, también con libros de Barcia, pero actualizado
116. BnE. ms. 19428, expediente xxxI.
117. suponiendo que cada volumen tuviera tan solo diez alegaciones habría más de tres mil, y
así sucesivamente.
348
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
(el primero era inservible por las ventas) y puesto en orden alfabético. En esta
ocasión en la portada no se hace alusión al camarista (aunque sí en la advertencia) y cambia el lugar de venta, la calle de toledo, frente a la portería de la
Concepción Gerónima, quarto segundo(118). En la advertencia, mena explica
que los libros son de Barcia, que el anterior catálogo ya era inútil
respecto de haverse vendido muchos libros de él, y mas servia ya
de confusión, que de luz, por cuyo motivo se ha formado este
nuevo, poniéndole en mejor método, pues aunque no es el mas
ajustado, no está tan confuso como el primero, y evita mucha molestia a los Lectores, por estar por el orden del Abecedario.
la ordenación del catálogo sigue siendo por materias, pero dentro de
ellas alfabética por autor o título, si bien dentro de cada letra hay una división,
siempre importante, por formatos:
Biblias, Concordancias, Concilios, santos padres, Expositores, theología,
scolástica, dogmática, moral, Ascética, etc.
leyes y Cánones.
Historia sagrada, profana, literatura y genealógica.
medicina, Cirugía y Botánica.
Filosofía, mathemática, gramática, mytología, philología, y Autores latinos.
miscelánea.
los tres primeros apartados son los más amplios, mientras que el último el menor, con muy pocos títulos. Es interesante lo que dice mena al final,
que hay muchos libros que no están en el primero. también que de los libros
en 4º y 8º de la miscelánea imprimirá un Suplemento separado, incluyendo en
él algunos Libros facultativos, que se olvidaron poner en sus lugares. las descripciones, en este caso, tienen el precio impreso. Como curiosidad, se pueden
señalar algunos de los libros más destacados que quedaban por entonces, como
las dos grandes biblias políglotas, la Complutense y la Regia, ambas al mismo
precio, mil quinientos reales; aunque también se podía adquirir Las Trescientas,
118. Catálogo de los libros, que se hallan venales en la calle de Toledo, frente a la Portería de
la Concepción Gerónima, Quarto segundo. madrid: s.i., 1745. 2 h., 227 p. Hay un ejemplar en
la biblioteca del Banco de España. Bs 5884. se conserva en buenas condiciones, tan solo tiene
recortada la parte superior de la hoja de la portada, sin que afecte al texto. En p. 1, a mano, aparece el nombre Arjona y la correspondiente rúbrica.
REYES, MONJES Y SABIOS
349
de mena, edición de 1540, por tan solo diez. por último, en la miscelánea aparecen 36. Tomos de Papeles Políticos curiosos, a 18 reales, 540, de nuevo otros
volúmenes misceláneos que multiplica el número de ediciones. Con las descripciones que aparecen en el catálogo, que superan las dos mil, se podría ampliar el volumen de la biblioteca de Barcia hasta, al menos, los doce mil.
Además de la biblioteca, gonzález de Barcia poseía partidas de tipos
móviles de imprenta que había adquirido para poder componer en lenguas hebrea y griega(119). los tipos se tasaron por el impresor juan de zúñiga en 7.397
reales de vellón y fueron adquiridas por la Biblioteca Real por 6.000 reales(120).
Es posible que hubiera tenido una prensa para realizar algunos trabajos menores, para ello tendría las fundiciones, si bien no hay constancia de ella en los
documentos de la venta(121). también se adquirieron 3.800 monedas de la misma
procedencia.
Así se remata la primera parte del proceso de venta, la más importante,
después de año y medio, que, como comenta nasarre a Fèvre en el escrito antes
citado de 5 de abril, ha estado lleno de escabrosidades y dilaciones por motivos
que han dado los herederos y acreedores del difunto Sr. Barcia y por la falta
de amor al bien público e ignorancia de los tasadores.
Habrán de pasar algunos años para que se vuelva a saber de la biblioteca de Barcia. Como se ha visto antes, los herederos se quedaron con las obras
de nicolás Antonio, a tenor de lo que sugiere para publicarlas, eso sí, a expen119. le comunica en carta a mayans el día 30 de junio de 1742: Yo tampoco hallo quién sepa
más hebreo ni griego para que, empezando mi impresión, corrija algún pliego que suelen pasarse 8 días sin poderlo hacer. Deste modo durará infinito, pero no ay que hacer caso ni en pro
ni en contra, porque ciertamente tienen poquísima sustancia en todo. Yo he traído dos fundiciones hebrea y griega de letra muy gallarda, y aún creo que saldrá mal, porque no me dexan sosegar, pero tiempo ay para servir a Vd… (Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la
magistratura…, 1, n. 312).
120. BnE. ms. 19428, expediente xxV. los materiales son los siguientes: once arrobas y tres
libras de letra redonda, a 7 reales; cinco arrobas y diez libras de cursiva, a 7 reales; cuatro arrobas
de letra griega, a 8 reales; tres arrobas y diez y siete libras de hebrea, a 14 reales; dos abecedarios
titulares, a 6 reales; y otro titular griego, a 6 reales; más otra letra suelta, a saber: dos arrobas y
diez libras de lectura, a 7 reales; y diez arrobas y cinco libras de texto, a 6.
121. sí de la actividad editorial de Barcia y de un testimonio de los oficiales de su imprenta:
[Décimas a Don Andrés de Barcia, en las que los oficiales de su imprenta le felicitan en su día].
1 h. (BnE. ms. 12955/4). Comienza: De las Indias Monarquías / van Señor, hechos, y gloria.
En el encabezamiento se dice que los oficiales dan los días con remesa de los membretes y portadas de los libros impresos de su orden.
350
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
sas de mayans y otros. no sucedió así, como bien es conocido, tal cual comenta
el erudito olivense a g. Cramer en 1748:
No tengan Vmds. el menor recelo de que se imprima en España
la Bibliotheca de D. Nicolás Antonio; porque D. Andrés González
de Barcia, que trabajó muchos años en aumentarla, murió el año
43, dejándola imperfeta en su original trabajo, i no aviendo impresso sino mui pocos pliegos; i sus herederos no están para pensar en continuar. I ténganlo Vmds. por cierto(1212.
¿Y qué ocurrió con los famosos manuscritos? A la muerte del sobrino,
el 13 de septiembre de 1779, sobrevivió su hermana que, por tanto, heredó a
Barcia. no tardó mucho en desprenderse de algunos de los libros (ocho lotes,
entre los que estaban los ejemplares anotados por Barcia de la Bibliotheca Hispana, junto con adiciones y otros papeles curiosos), que vendió al librero Francisco guerrero, pues el 19 de junio de 1780 la Biblioteca Real los adquirió a
éste por valor de 2.300 reales de vellón. poco después, el 23 de junio, fue la
misma hermana, Felipa, quien acaba de vender otra parte (trece códices y dieciocho legajos de materiales, entre ellos obras de los Argensolas, Rodrigo Caro
y quevedo) a la Biblioteca Real por 1.230 reales(123).
según gregorio de Andrés, en las compras referidas la Biblioteca Real
llegó a adquirir ochenta y nueve manuscritos(124).
122. Carta de mayans a g. Cramer, de 10 de febrero de 1748 (Epistolario. XII. Mayans y los libreros, n. 4). A continuación, mayans indica cómo se debería editar la tan ansiada edición de la
Bibliotheca Hispana. El infatigable mayans no cejaba en su empeño por adquirir interesantes
textos que habían sido del camarista (por la afición que tengo a los eruditíssimos escritos de su
tío de inmortal memoria) y solicita al sobrino, en 1762, le consiga unas notas a la Nueva Recopilación impresas, por lo que ofrece un doblón de a ocho. Carta de mayans a gonzález de Barcia
(sobrino), de 30 de agosto de 1762 (Epistolario XIV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura…, I, n. 317).
123. BnE. ms. 6759, f. 15 r - 17 v. Edita esta relación de libros y la siguiente gregorio de AndRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrés gonzález de Barcia, pp. 825-826.
124. gregorio de AndRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrés gonzález de Barcia, p. 818.
REYES, MONJES Y SABIOS
351
Ubi sunt?
A la vista de lo relatado, la dispersión de la biblioteca fue notable, salvando los libros que pasaron a la actual Biblioteca nacional, los dos mil impresos (2.300 impresos más las alegaciones) y los ochenta y nueve manuscritos
en aquellos momentos, a los que habría que sumar los que se incorporaron después de su estancia en los estantes de otros coleccionistas, incluso en fechas
recientes. A modo de ejemplo, un manuscrito de juan de tassis, Conde de Villamediana, que ingresó en 2000 con procedencias de Barcia (5 de octubre de
1696) y de Valentín Carderera, a la que se añade la de Eusebio garcía(125). más
clásica es la pertenencia a pascual de gayangos, que también incorpora algún
libro de Barcia, por ejemplo, La Filis de miguel Botello de Carvallo (madrid:
juan sánchez, 1641)(126).
gregorio de Andrés edita la Lista hecha por Juan de Iriarte de los manuscritos de González de Barcia no adquiridos por la Biblioteca Real en 1744,
que contiene cincuenta y dos entradas que se corresponden con textos de diversa índole y de los que localiza siete en la nacional y uno en la Real Biblioteca(127). sería interesante, si bien compleja, su localización en otras bibliotecas.
Como contrapartida, algunos otros han desaparecido de nuestra primera biblioteca, he aquí un ejemplo bien documentado de su historia:
Había visto citado el libro de inscripciones antiguas de España
que escribió D. Francisco Llansol de Romaní, y Vm. tendrá de él
mucha noticia. Deseaba muchíssimo verle y hoi, por una casualidad, me ha venido a las manos el mismo original, aumentado
por el Dr. Gaspar Escolano, entre los manuscritos de la real biblioteca, cuio índice estoi formando, porque no le hai asta ahora.
Este libro fue primero del Dr. Gaspar Escolano, después de Mn.
Gerónimo Martínez de la Vega, vicario que fue del Hospital General de Valencia (de quien hai una poesía en la Expulsión de los
moriscos de Valencia de Gaspar Aguilar), después fue de D. Hipólyto Samper, después de D. Andrés González de Barcia de cuia
librería passó a la real biblioteca. Hai sin duda en él muchas
125. BnE. ms. 23035. se adquirió a la casa de subastas durán.
126. BnE. R/13278. El ejemplar contiene notas de Barcia y de gayangos.
127. El manuscrito está en la Biblioteca de Bartolomé march. ms. 16-4 y 7. gregorio de AndRés, la biblioteca manuscrita del americanista Andrés gonzález de Barcia, pp. 827-830.
352
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
cosas buenas y especialmente muchíssimas inscripciones que ya
hoi no existen y están las más copiadas con exactitud(128).
no es posible ahora responder a la pregunta que encabeza este epígrafe, pero sí esbozar unas notas para, a partir de ellas, poder realizar las búsquedas. Antes de ello creo que no por conocida es menos pertinente mencionar
la necesidad que hay de incluir los datos de procedencias en los catálogos de
las bibliotecas(129). Así se está haciendo en los más modernos, incluso en los
tradicionales impresos, pero es bastante dificultoso trabajar en la reconstrucción de nuestro patrimonio sin tener a disposición del investigador tan relevantes datos. En este sentido es modélica la base de datos Ex-libris, que la Real
Biblioteca pone a disposición de los usuarios con la colección de los que posee,
la de los monarcas o miembros de la Casa Real y los de los bibliófilos cuyas
colecciones fueron a parar a la Real Biblioteca; y también la de Antiguos poseedores, de la universidad de Barcelona, donde se conectan los resultados
con el registro en el catálogo(130). también la Biblioteca Histórica de la universidad Complutense está elaborando el catálogo de sus ex-libris, del que ha
aportado una relación(131).
128. Carta de Francisco pérez Báyer a mayans, de 19 de enero de 1785 (Epistolario. VI. Mayans
y Pérez Báyer, n. 285). parece que un siglo después marcelino mEnéndEz pElAYo todavía
pudo verlo, pues en La ciencia española. Polémicas, indicaciones y proyectos (2ª ed. madrid:
Imprenta Central a cargo de Víctor saiz, 1879), incluyó la siguiente noticia: “Francisco llanzol
de Romaní: De los Ríos de España.-Colectáneas de las piedras de España, en cinco libros.—
Descripción de África y en particular de la navegación de Hannón Cartaginés. Recorrió toda
España para estudiar su topografía y recoger inscripciones”.
129. por poner un ejemplo, si se realiza una búsqueda en el catálogo automatizado de la Biblioteca nacional los resultados son ínfimos con respecto a los ejemplares que existen de Barcia.
tan sólo la nueva catalogación e incorporación de los datos de ejemplar a éste y a otros catálogos,
laboriosa tarea, daría la oportunidad de poder elaborar trabajos de reconstrucción de bibliotecas
con mayor fiabilidad.
130. la dirección es la siguiente: http://encuadernacion.realbiblioteca.es/Exlibris1.html (Consulta: 3 de abril de 2010). A ella se ha sumado la biblioteca de la universidad de salamanca.
Contiene los datos del ejemplar y la reproducción de los ex-libris, lo que convierte esta página
en una fuente muy útil para el estudio de los poseedores. la de Barcelona se puede consultar en
http://encuadernacion.realbiblioteca.es/index.php?=exlibris (Consulta: 12 de octubre de 2011).
131. http://www.ucm.es/BuCm/foa/doc10099.pdf (Consulta: 3 de abril de 2010). sobre las complutenses, véase el trabajo de marta toRREs sAnto domIngo y Ana sAntos ARAmBuRo. la biblioteca histórica de la universidad Complutense: una primera aproximación a sus procedencias.
En La memoria de los libros. Estudios sobre la historia del escrito y de la lectura en Europa y
América. salamanca: Cilengua, Instituto de Historia del libro y de la lectura, 2004, II, pp. 265286.
REYES, MONJES Y SABIOS
353
A través de las descripciones de los ejemplares de los que disponemos
se conoce que el ex-libris de Barcia consistía en una anotación manuscrita en
la que incluía su nombre, a veces su cargo y con frecuencia la data. Veamos
algunos ejemplos:
De los libros de Don Andrés González de Barcia Carvallido (rúbrica)
Con la misma letra: Buen Retiro y octubre 29 de 1696 (universidad Complutense. Biblioteca Histórica “marqués de Valdecilla”. Fll Res 839).
Ex Bibliotheca... Andrés González de Barcia Carvallido, regii advocati (rubricado).
Con la misma letra: Buen Retiro y Jullio 1 de 1699 (BnE. ms. 5677).
Ex Biblioteca L. D. Andrés González Barcia Carvallido Regis advocatus.
Madrid y Maio 12 de 1706 (BnE. mss. 4267).
los libros de Barcia, además de tener dichas indicaciones, suelen reproducir su rúbrica en la primera página del texto, e incluso también alguna
nota en el colofón. Como muestra, el ejemplar del Compendio de historia Antoniana, de Francisco suárez (sevilla: Francisco pérez, 1603), que había pertenecido a josé Alfonso guerra Villegas(132). más interesantes son otros restos
en los ejemplares vistos (algunos de la Biblioteca nacional y otros de la universidad Complutense), como son las posibles indicaciones de las cajas donde
estuvieron, en las guardas y portadas (ángulo superior derecho): Caxa 432
(BnE. 3/24539), C 531 (BnE. 3/15105), Cax 434 (BnE. 3/23212), C 129
(BnE. ms. 23035), C 579 (uCm. Fll Res.839). En el primero y último citados
incluso aparece la referencia 2 R y 2 Rl, tal vez el precio. parece, por lo tanto,
que a partir de estos datos se puede establecer un patrón común, lo que facilitaría la identificación de ejemplares en otras bibliotecas.
Fuera de la nacional se conservan ejemplares dispersos en varias bibliotecas. una de ellas, la de la universidad Complutense de madrid, con impresos de los siglos xVI y xVII, la mayor parte con su característico ex-libris
manuscrito y datados en Buen Retiro a finales del siglo xVII, en concreto en
1696. Varios de ellos (uCm. Fll Res.839; Fll Res.1156) pertenecieron, además, a la Condesa de Campo Alange o, mejor dicho, a las condesas, pues fueron
dos: Agustina de la torre, contemporánea de Carlos III, que logró reunir unos
mil seiscientos volúmenes, según el testamento de 1760, y el inventario de
132. BnE. 3/15105. Este ejemplar tiene la nota de Barcia “Buen Retiro octubre 18 de 1696”,
pero también la rúbrica de guerra en h. 11 r y bajo el colofón.
354
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
1779(133); la segunda fue maría manuela de negrete y Cepeda, cuyos herederos
vendieron la biblioteca al Estado en 1891, encontrándose la mayor parte en la
Biblioteca nacional y algunos ejemplares en la Complutense(134). parece que
Agustina de la torre fue la adquiriente de los libros de Barcia, por lo que también pudieron ingresar otros más del camarista a la nacional por esta vía.
Además de los mencionados bibliófilos que intervinieron en la adquisición de la biblioteca del camarista, debió de haber otros muchos, por lo que
la dispersión ha de ser notable. un caso conocido es el de la compra de ejemplares por el primer conde del águila Fernando josé de Espinosa maldonado,
como parece demostrarse por las indicaciones en un ejemplar del primer catálogo publicado por mena. la biblioteca la heredó su hijo miguel, ilustre bibliófilo sevillano y se dispersó a su muerte, pasando algunos ejemplares al
Archivo municipal y al cabildo de sevilla, donde deben de encontrarse(135).
se ha localizado un ejemplar en la biblioteca de la universidad de salamanca, el Compendio dell’historia del regno di Napole (Venetia: giunti,
1613), que incluye el nombre del poseedor seguido de su cargo, regij aduocatus
(Bg/29747).
mucho más lejos ha viajado el ejemplar de Las quatro partes enteras
de la Cronica de España que mando componer el Serenissimo rey don Alonso
llamado el Sabio, editada por Florián de ocampo (zamora: Agustín de paz y
juan picardo, 1541), pues se encuentra en la Biblioteca nacional de Argentina
(Fd 686 (R712)). Cuenta con notas de juan lópez de león, con ex-libris de
Barcia (De los libros de Don Andrés González de Barcia Caruallido, Buen Retiro, […]jenbre 30 de 1697), posterior con nombre del poseedor raspado y nota
en Ntra. Sra. del Buen Suceso que se venera en el Real Hospital de la Corte,
año de 1741, y de Raymond Foluché-delbosc.
133. madrid. Biblioteca Histórica “marqués de Valdecilla”. universidad Complutense. mss.
1096. Este inventario fue recientemente donado a la universidad Complutense por Almudena
salamanca y suelves, actual Condesa de Campo Alange.
134. un apunte sobre esta procedencia en mercedes CABEllo mARtÍn, mujeres en la Biblioteca Histórica: lectoras, coleccionistas de libros, bibliófilas. En Folio Complutense. 10 de
marzo de 2010. documento electrónico: http://www.ucm.es/BuCm/blogs/Foliocomplutense/
1438.php [Consulta: 12 de octubre de 2011]. más detalles en Ana sAntos ARAmBuRu, la
colección de libros de caballerías de la Condesa de Campo Alange. En Pliegos de Bibliofilia.
1er. trimestre 2004. n. 25, pp. 3-16.
135. Francisco AguIlAR pIÑAl, “una biblioteca dieciochesca: la sevillana del conde del
águila”, p. 144. El ejemplar aludido por el autor es el conservado en la British library,
11902.aa.4.
REYES, MONJES Y SABIOS
355
Como conclusión se puede afirmar que la inquietud intelectual de Andrés gonzález de Barcia le hizo ser uno de los grandes eruditos del siglo xVIII,
con un gran legado a través de las ediciones que elaboró (no sólo de tema americano, las más conocidas, sino de ámbito literario, histórico y numismático) y
de su extraordinaria biblioteca, por lo que se conoce, la mayor de las privadas
de su época, y cuya parte sustancial se encuentra en los fondos de la Biblioteca
nacional. Algunos ejemplares tuvieron una larga historia antes de llegar al erudito camarista y luego a la Biblioteca Real; otros tardaron algo más en llegar
a la nacional o, peor, en salir de ella. El resto de los que no hayan desaparecido
definitivamente están en sus estantes esperando a que alguien los reúna. Vale.
11
Prensas napolitanas en la Guerra de Sucesión:
el impresor Parrino y el Duque de Uceda
MARGARITA MARTÍN VELASCO
Biblioteca del Centro Universitario Villanueva,
adscrito a la Universidad Complutense de Madrid
Impresores napolitanos en los inicios del siglo XVIII
los estudios sobre el libro antiguo italiano durante los últimos años
se han centrado, por su gran interés, en la producción de los siglos xV, xVI y
xVII alcanzando apenas el siglo de las luces. la idea de recoger sistemáticamente la producción napolitana del xVIII es un proyecto más reciente emprendido con éxito por los encargados de realizar el Catálogo Colectivo de la
provincia de nápoles(1). A pesar de los factores externos que recortaban la actividad impresora, como la censura y el caro sistema de tasas, nada impidió
que las empresas tipográficas de nápoles fueran numerosas e importantes. A
ello contribuyó la floreciente vida intelectual, de la cual el libro es el producto
concreto, que, si bien no era comparable con la francesa de la misma época,
estaba poblada de personajes como Vico, galiani, genovesi, Filangieri, matteo
Egizio o gian Vincenzo gravina para animar los círculos y los salones napolitanos. nápoles era famosa en toda la Europa por el derecho, la música y el
teatro, y era también la tercera plaza italiana en cuanto a importacia de la industria editorial sólo detrás de Venecia y de Roma(2).
En este trabajo vamos a asomarnos a la actividad editora de alguno de
aquellos maestros que se vieron involucrados en la vida política precisamente
por la publicación de panfletos de propaganda relacionada con la guerra, en
concreto de los editores parrino y Bulifon.
1. http://www.iperteca.it/info.php.
2. Harold samuel stonE, Vico’s cultural history: the production and transmission of ideas in
Naples, 1685-1750, new York: E.j.Brill, 1997.
358
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
El primero de ellos, doménico Antonio parrino (1642-1716), después
de unos años de hacer compatible su trabajo de librero con el de actor de teatro
decidió dedicarse exclusivamente a la tarea de editor en 1680, dividiendo a
partes iguales el negocio que compartía con su padrastro Francesco massari,
y abriendo una librería en santa maria la nova que pronto se convirtió en lugar
de tertulias literarias.
parrino desempeñó un papel importante durante la guerra de sucesión
española contraponiéndose al otro gran impresor Antonio Bulifon. los dos Antonios eran competidores en todos los campos: eran rivales por su librería respectiva, por sus escritos de historia, por las publicaciones sobre el Vesuvio,
por la Guía, y finalmente porque militaban en campos políticos contrarios: parrino era filoaustriaco mientras Bulifon era filofrancés. se profesaban un odio
feroz por haber arrebatado este último el privilegio de la publicación de los
Avvisi y de las Relazioni(3) en 1702 cuando parecía firme la soberanía de Felipe
V en nápoles. Especialmente interesante para ambos impresores era el privilegio de los Avvisi, gaceta semanal con información general y política, porque
incluía anuncios sobre la publicación de libros. Antonio parrino pagaba 800
ducados por la publicación de los Avvisi. Este privilegio le fue arrebatado por
Bulifon durante cinco años (1702 a 1707) y su importe se rebajó a 300 ducados,
lo cual procuró a Bulifon muchos enemigos entre los austracistas, no sólo por
el desigual importe del privilegio sino, sobre todo, por las falsedades que, según
ellos, publicaba. la consecuencia de ello fue que con la llegada de los austracistas en 1707 su casa y su negocio fueron quemados, y Bulifon se ve obligado
a marchar a madrid junto con su familia. El daño de perder su librería le fue
generosamente resarcido una vez en España por parte de Felipe V quien le concedió la administración de las salinas de Valencia y otros privilegios. Allí, su
nuera, maddalena peloux es destinada a ser ama de cría del príncipe de Asturias, y el mismo Felipe V se ofrece para ser padrino de bautismo del hijo de
maddalena y giampietro michele Bulifon. Bulifon falleció en madrid en 1714.
la amistad entre Felipe V y Bulifon se fraguó en el primer viaje del rey por
Italia, durante el cual Bulifon actuó como cronista, acompañándole en todos
3. Existen dos interesantes estudios sobre algunos de estos impresores que nos han servido para
enmarcar nuestro artículo. El primero de ellos es el de pasquale pIRontI titulado Bulifon,
Raillard, Gravier: editori francesi in Napoli; in appendice D. A. Parrino publicado en 19884.
El segundo se remonta en su estudio al siglo anterior, pero es útil por la continuidad que suelen
tener estas industrias: Stampatori, editori, librai nella seconda meta del Seicento, de Alfonso
mIRto, publicado en Florencia en 1989.
REYES, MONJES Y SABIOS
359
los desplazamientos. Fruto de ese seguimiento de índole periodística fue el volumen publicado en 1702 en milán y en nápoles Giornale del viaggio di Sra
Maesta cattolica Filippo V de Napoli a Milano descritto da Antonio Bulifon.
publicó también un resumen de ese viaje en francés, en las prensas de su hijo
nicolás Bulifon en 1704.
El Duque de Uceda y su relación con Nápoles: lo que se sabe, lo
que se sospecha
debemos introducir ahora al otro personaje que es objeto de nuestro
estudio, el duque de uceda. don juan Francisco pacheco téllez-girón nació
en madrid, en 1649 era conde de montalbán y se convirtió en IV duque de
uceda tras su matrimonio con Isabel maría gómez de sandoval, hija de la III
duquesa de uceda y del duque de osuna. Antes de su primer destino político
sirvió de gentilhombre de cámara de Carlos II, hasta septiembre de 1682 en
que fue nombrado gobernador de galicia.
En 1687 fue nombrado virrey de sicilia. después de su paso por sicilia
y de su breve regreso a España Carlos II lo nombra embajador en Roma. Este
último monarca de la dinastía austríaca, a las puertas de la muerte, encargó a
uceda que presentara al papa Inocencio xII una consulta que iba acompañada
de los testamentos de sus predecesores para que el pontífice se formase un juicio recto sobre la sucesión. Inocencio xII, después de cuarenta días de estudio,
dictaminó a favor del futuro Felipe V. Esta confirmación fue decisiva para el
esclarecimiento de la legitimidad del futuro rey al principio de la guerra de
sucesión. nadie sabía que el mismo Inocencio xII iba a fallecer antes incluso
que Carlos II. la nueva misión del embajador uceda era la de recabar del
nuevo pontífice, Clemente xI, la misma confirmación sobre la persona de Felipe de Anjou. uceda permaneció en Roma hasta 1710 en que Clemente xI
decidió ponerse a favor del Archiduque Carlos. En ese momento el embajador
fue obligado a marcharse de Roma a génova como ministro plenipotenciario
de Italia, y allí tomó la decisión de cambiar su destino político y seguir al Archiduque, que ya había sido nombrado emperador por esas fechas. uceda falleció en Viena en 1718. En su testamento dejó escrita su voluntad de ser
enterrado en la iglesia de los franciscanos de Viena, y allí, en su cripta descansa
su cuerpo.
uno de los objetivos políticos de la presencia de uceda en Roma desde
la llegada de Felipe V a madrid era lograr que el nuevo papa Clemente xI
aceptara el tradicional y simbólico regalo que se entregaba a los pontífices cada
360
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
año en la víspera del día de san pedro, tras la investidura del reino de nápoles.
dicho reino, al ser territorio pontificio no juraba obediencia al monarca español
hasta que el pontífice reinante aceptaba al nuevo monarca. Este trámite, más
ritual y simbólico que administrativo, consistía en la entrada de una hacanea
blanca enjaezada ricamente, que portaba un generoso donativo en monedas de
oro(4). Clemente xI se había negado taxativamente a recibir este regalo, dando
a entender con ello que no había decidido aún cuál de los candidatos al trono
de España quería que fuera el rey de los napolitanos. mientras duraron las gestiones de uceda en este negocio, los representantes del Archiduque en Roma
luchaban por conseguir lo mismo, y uceda fue testigo de la llegada a Roma de
nobles napolitanos, deseosos de un cambio político, que se reunían para organizar el partido. uno de ellos, josé Capece, debió de informar a uceda de algún
progreso por parte del partido austracista. unos meses después fue este noble
uno de los cabecillas a quien ejecutó el virrey medinaceli, quedando aquél en
la memoria de los napolitanos como un héroe.
Volviendo a los primeros años del reinado de Felipe V, durante la llamada Jornada de Nápoles, descrita en italiano por Bulifon, como hemos dicho,
uceda viajó desde Roma para encontrarse con su nuevo rey, y allí besó la mano
de Felipe V junto con la duquesa y sus hijos, según cuenta para los españoles
el también cronista del viaje Antonio ubilla(5). Es en este momento donde se
juntan las trayectorias de las vidas de los editores napolitanos y del duque de
uceda, pues según cuenta pironti, el editor Bulifon, feliz de recibir en nápoles
al nuevo rey borbón, alojó en su casa a uceda y a su familia, además de a otros
nobles convocados por el acontecimiento(6).
En nápoles uceda asistió a las reuniones secretas con Felipe V junto con el
virrey medinaceli. su fidelidad a Felipe V en el momento en que se estaba dirimiendo en Roma la confirmación de uno de los dos candidatos a la corona
4. El episodio de la entrada de la falsa hacanea en el palacio pontificio en la primavera de 1701
está relatado en pedro VoltEs Bou, Aportaciones a la Historia de Cerdeña y Nápoles., pág.
79, y en miguel ángel oCHoA BRun, Embajadas rivales: la presencia diplomática de España en Italia durante la Guerra de Sucesión. Discurso leído el día 15 de diciembre de 2002
en el acto de su recepción pública, pág. 25.
5. Antonio de uBIllA mEdInA, Succession de el Rey D. Phelipe V nuestro señor en la corona de España, diario de sus viages desde Versalles a Madrid: el que executó para su feliz casamiento, jornada a Napoles, a Milan y a su exercito, sucessos de la campaña y su buelta a
Madrid, madrid: por juan garcía Infanzón, 1704.
6. pIRontI, op.cit., p. 35.
REYES, MONJES Y SABIOS
361
parecía indudable para este monarca(7). A pesar del viaje del rey Felipe, el partido austracista, alimentado por las intrigas del cardenal grimani y el marqués
de pescara junto a algunas autoridades de la ciudad, siguió fortaleciendo la esperanza del Archiduque respecto a las posibilidades de conquista, como se demostró en 1707. El duque de medinaceli pacificó el intento de rebelión, pero
no logró mantenerse mucho tiempo en su cargo(8) pues su gobierno había sido
poco grato para los napolitanos, y Felipe V lo sustituyó a petición de los propios
súbditos en ese mismo año de 1702(9). desde entonces muchos pensaron que
el propio duque de uceda ayudó a la organización de los partidarios del Archiduque, ya que entre la sublevación napolitana de 1701 y la caída del reino
en manos del ejército austriaco en 1707, el movimiento austrófilo, de carácter
eminentemente aristocrático, se rehizo, animado por el interés que esos territorios tenían para el Archiduque como representante del imperio, y no como
posible rey de España, en el caso de que se diera la posibilidad de repartir la
monarquía española. Hasta la caída de nápoles no hubo más que una guerra
de folletos, según la expresión de Voltes:
Medinaceli soportó con paciencia estos ataques, al decir del historiador
Carlo Botta ..., porque no se sintió bastante apoyado por los nobles y la
actitud del pueblo le inspiraba cuidado. La prudencia del virrey logró
que, por el momento, las lanzas se volviesen cañas y que el conflicto se
orientase hacia una guerra de folletos y memorias redactados por juristas de uno y otro bando. En esta polémica legalista llegó a abordarse
la cuestión del derecho de Roma sobre Nápoles, como la planteó Nicolás
Carbita en un sonado libro, al que respondieron los juristas vaticanos
con otro(10).
7. Armando RomAnos RodRÍguEz, “nápoles entre filoaustriacos y filofranceses”, en
Actas de las X Jornadas Nacionales de Historia Militar: La Guerra de Sucesión en España y
América, sevilla: 13-17 de noviembre de 2000, págs. 263-275.
8. Vicente BACAllAR Y sAnnA, Comentarios de la Guerra de España..., madrid: Atlas,
1957, pág. 35. Bacallar atribuye a este hecho el comienzo de la traición tanto del duque de medinaceli como del de uceda
9. sobre la relación entre uceda y el Reino de nápoles hay abundante documentación en el
Ags, sección Gracia y Justicia. para esta introducción a su escrito nos parecen suficientes los
documentos citados.
10. pedro VoltEs Bou, “Aportaciones a la historia de Cerdeña y nápoles durante el dominio del archiduque Carlos de Austria”, Estudios de Historia Moderna, Instituto Jerónio Zurita,
1951, p. 32. El libro de nicolás CARAVItA (1647-1717) lleva el título Nullum jus Romani
Pontificis in regno neapolitano. Caravita había sido nombrado presidente de la Cámara Real el
12 de mayo de 1702, durante el viaje de Felipe V a nápoles.
362
ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
Un memorial del Marqués de Mancera
la caída del reino de nápoles en 1707 provocó que el marqués de
mancera, que era presidente del Consejo de Italia en ese momento, escribiera
un sentido memorial a Felipe V poniendo de manifiesto, desde su probada fidelidad, el dolor de ver los males que producía a la monarquía la presencia de
políticos franceses en el gobierno de España. En este texto, mancera ponía voz
a todos aquellos que habían servido a Carlos II en los distintos Consejos y que
veían los cambios institucionales como un estrategia a favor de la corona francesa:
Yo, señor, ya desde la sepultura, con el justo dolor de ver la corona de
V. M. en tanto riesgo, no puede mi obligación dejar de representar a V.
M. que habiendo sido los castellanos quien la han asegurado sean los
propios franceses quien la ponen en paraje de que se le caiga de las sienes. Desde el noble al pleveio todos lloran, y a nadie se le puede negar
la justicia de su razón. El resto de la nobleza, obscurecido con las vexaciones sólo se oie su nombre en prisiones y destierros. Los Tribunales
ni aun la representación de tales tienen porque con la muchedumbre de
ministros, la introduzión de algunos ha relaxado la autoridad de todos.
El nervio principal de la República que es el comercio ya pereció en los
dominios de V. M. Sin esto no hai ningún monarcha, y mientras V. M.
no juzgare por propio lo que posee será nuestro vasallaje ageno, que es
sensibilísimo, señor, que teniendo V. M. vasallos que con su fineza sostengan y hagan formidable, busque para ésta agenos súbditos que le
pongan en el parage que se halla. A lo sucedido no hai más remedio,
lo futuro de grande le neçesita esta Monarchía. Y en los pocos instantes
de vida sólo pido a Dios que me dege verle y a V. M. con el conocimiento de esta verdad(11).
Esta representación(12) corrió manuscrita por la Corte y trascendió a
Italia, donde fue contestada por un autor anónimo en forma del panfleto austracista. Este pasquín es el que acompaña a este trabajo como anexo documental y del que hablaremos a continuación.
11. AHn, Estado, libro 1009 d, pág. 208.
12. Representación: Súplica o proposición motivada que se hace a los Príncipes y superiores.
Voz tomada del Diccionario de Autoridades en su edición de 1737.
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363
Un pasquín anónimo publicado en Nápoles
se trata de un folleto de 12 páginas en cuarto en el que se glosa cada
frase de la representación de mançera haciendo las rectificaciones correspondientes a la nomenclatura de los partidarios del Archiduque y utilizando el lenguaje hiperbólico y barroco propio de este tipo de escritos.
sobre el contenido político del texto no hace falta ningún comentario,
ya que es obvia la finalidad. sí podría ser objeto de estudio la búsqueda del
autor y del impresor, ya que en su momento causó un cierto revuelo en la Corte
la noticia de la existencia del libelo austracista llegó a Felipe V al
poco tiempo de ponerse en circulación, suponemos que en el mes de noviembre
o diciembre de 1707, y el mismo Rey le encargó a uceda, buen conocedor de
la historia de España, la redacción de una respuesta. Hay una carta formando
parte de un expediente que comienza con la solicitud de información por parte
de don josé de grimaldo dirigida a don Félix de la Cruz(13) para averiguar quién
es el autor del papel sedicioso:
Don José de Grimaldo a don Félix de la Cruz.
Notizioso el Rey de un papel sedizioso que se publicó en Italia muy ofensibo a su Real Persona y de la respuesta que hizo dar a él el señor
Duque de Uzeda desbaneciendo lo engañoso de su asumpto y dando a
conoçer la justa causa de S. Magestad de que entregó V.S. una copia al
Sr. D. Francisco Ronquillo, me manda S. M. dezir a V.S. manifieste todas
las notizias que tubiere de Italia açerca de las partes donde ha corrido
el zitado papel, y si se ha presumido quién pueda ser el Autor. De que
participo a V.S. de su real orden para su cumplimiento.
Dios guarde a V.S. muchos años como desseo. Buen Retiro, 24 de octtubre de 1708. José de Grimaldo
la respuesta que don Félix da a la solicitud parece aludir a dos posibles
autores: el duque de moles(14) o don juan Antonio Romeo y Anderaz(15). men13. don Félix de la Cruz había sido secretario de uceda en sicilia, y mantenía con él una frecuente correspondencia que fue requisada por el Consejo de Estado en 1711 cuando uceda cambió de bando político.
14. El duque de moles era el embajador por parte del Emperador ante la corte del Archiduque
en Barcelona. tanto el contenido como el tono del escrito hacen dudosa esta atribución.
15. El marqués de Erendazu, juan Antonio Romeo, era encargado de los asuntos de Italia en el
Consejo de Estado de la corte de Barcelona. tampoco es muy probable esta atribución, por demasiado simple.
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ANNALES DU CINQUANTENAIRE IV (2009-2010)
ciona incluso a un tercero, al que se refiere genéricamente como un clérigo
agustino recoleto. sin embargo, don Francisco Ronquillo (que sale duramente
criticado en el panfleto, como veremos) sospechaba que el autor del mismo lo
era también de la respuesta, por lo que dejaba caer sus recelos en la persona
del duque de uceda: si el Rey sabía a quién había encargado su defensa, Ronquillo daba la idea de que el autor podría ser el mismo:
Madrid, 25 de octubre de 1708.
A don José de Grimaldo respondiendo a su papel sobre el papel sedicioso.
Don José de Grimaldo.
Sr. mío:
Las notizias que tengo de Italia sobre el papel que V.S. me habla en su
villete de ayer de orden de S. M. mandándome las manifieste son que
algunos (1) me escrivieron de Roma muchos meses a cómo avía llegado
allí i corrido por Italia estampado un papel infame, (2); poco después
me escrivió el Duque de Uzeda lo mismo encargándome supiese si avía
llegado a España i si se avía respondido; preguntelo y no allé luz de
que se huviere visto, con lo qual satisfize al Duque, a que siguió aver
llegado a mi mano la respuesta (3) que entregué al Sr. don Francisco
Ronquillo como vino, por si a los arcanos de su Ministerio sirviese la
notizia. En quanto (4) a la presumpción del autor, no me atrebo a hacer
concepto por no tenerle de que gasten fijas notizias algunos que me escribieron corría por del Duque Moles, don Juan Antonio Romeo, o un
fraile agustino recoleto, i quien no dudo lo avrá descubierto o solizitar
conseguirlo es el Sr. Duque de Uzeda, como tan natural en su viveza y
su zelo.
las notas numeradas que don Félix de la Cruz intercala en su copia
marcan las aclaraciones que debe hacer a uceda para que éste esté al corriente
de lo que opinaban en madrid:
embié copia a S.E. [al Duque de Uceda] destos dos villetes con la adición siguiente:
Como es menester vivir con tanta desconfianza de los tiempos y las gentes, zeñí mi respuesta a lo que parece nos ponía a cubierto de alguna
bastarda inteligencia. Lo que va señalado con el 1 y 2 fue por la especie
que se le soltó a Ronquillo de que, por hacer alarde de su ingenio, el
que respondió pudo forjar el livelo. En el 3 no contexté que V.S. le hizo
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responder, porque el Rey bien save la mano que lo hizo, i la Reyna, que
le a leído i tiene con estimación en su gavinete, y salvé también el por
qué se dio a Ronquillo. En lo 4º, para sacar su origen de España, y que,
si querían saverlo, lo preguntasen a quien devían , dejando a su arbitrio
el cómo i la forma de responder i dar quenta(16).
Guerra de folletos. La Publicística en Nápoles durante la Guerra
se Sucesión
la Biblioteca nacional de madrid conserva un manuscrito que contiene la copia de una carta fechada en génova el 12 de septiembre de 1711, en
la cual se relata un hecho trascendental en la vida del IV duque de uceda: su
traición para algunos, su cambio de filiación política para otros:
[...] El día 8 luego que descubrió la armada se fue el duque de Uzeda a
su casa de San Pedro de Arenas acompañado de su hijo don Melchior,
[...]haviéndose quitado la orden del Espíritu Santo, inmediatamente empezó a tratar con los enemigos declarándose del partido del Archiduque,
acción tan indigna de su sangre que escandalizaba a todos pues nadie
se persuadía pudiera dar este paso tan contrario a los empleos con que
el rey le ha onrado y a las confianzas que ha devido a su Majestad.
Luego que la armada llegó a estas cercanías el día 11 se embarcó con
su hijo en una faluca fue al navío a vesar la mano al Archiduque y bolvió
azerlo el día siguiente quando desembarcó, ayer 13 le siguió en posta a
Milán y según las aparienzias, y lo mal que ha parezido a los tudescos
esta su resolución podrá esperar poco. Ha dicho a algunos cavalleros
ginoveses que en llegando a Milán dará al público un manifiesto, pero
si tiene presente el papel que hizo siendo embajador en Roma intitulado
La Verdad por sí, i en sí, misma, le bastara por respuesta.
Esta referencia, y otra de Bacallar de un tenor semejante nos hicieron
ir en busca de este papel, La Verdad por sí, i en sí, misma, que imaginábamos
entre los impresos catalogados dentro del género político de la publicística, y
su hallazgo en la Biblioteca nacional de Francia nos permitió hacer un estudio
de un documento de información política de especial interés. Allí encontramos
(17)
también el libelo austracista .
16. AHn, Estado, legajo 2989, expediente 81.
17. Biblioteca nacional de Francia, 31509150
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no es la única noticia de la actividad publicística en las prensas napolitanas, pues el mismo uceda cuenta en su escrito que el impresor napolitano
Antonio parrino(18) fue condenado a galeras por imprimir una gaceta en la que
se auguraba que el Archiduque sería nombrado Rey de Romanos por la probada
incapacidad del Emperador para tener hijos(19).
la argumentación de los partidarios de los dos bandos contendientes,
referida no sólo a la defensa de la legitimidad de los títulos que respaldaban el
derecho al trono de sus respectivos candidatos, sino también apoyando las razones de la defección, y el paso al bando contrario de unos y otros tuvo pues
durante la guerra de sucesión ese fruto más o menos literario en forma de propaganda impresa que ha sido estudiado ya en profundidad . A esta confrontación dialéctica no fue ajeno el duque de uceda como vamos a ver. las palabras
que él mismo emplea, con un tono marcadamente exagerado, hacen mención
a este fenómeno:
No es difícil comprender de quién me lamento, pues con un dilatado silencio producido del desprecio an dejado correr al monstruo de la mendacidad por el medio de las sátiras, los libelos y detestables scriptos,
en tal modo que, libre sin la oposición, a pasado la taciturnidad por
convencida, e io [la verdad hablando en primera persona] como ignorada .
El opúsculo de uceda, que quiere explícitamente aparecer también
como de autor desconocido, titulado La Verdad por sí, i en sí misma, y que
lleva como subtítulo una frase de la sagrada Escritura Quia corruit in platea
veritas (Isaiae cap., 59, 14) glosa capítulo a capítulo el libelo austracista, como
hemos dicho.
Conclusión
la finalidad de este trabajo no ha sido otra que la de ofrecer el texto
íntegro de un libelo político antiborbónico impreso en nápoles el año 1707 y
18. En tres ocasiones menciona a este impresor, y eso nos hace pensar en dos realidades: por un
lado en la conocida bibliofilia de uceda manifestada en su actividad patrocinadora de libros, y
a quien la tarea editorial no pasaba inadvertida, y por otro lado en el conocimiento que uceda
tenía de la publicística del sur de la península italiana.
19. margarita mARtÍn VElAsCo, La colección de libros impresos del IV Duque de Uceda
en la Biblioteca Nacional de España, madrid: Calambur, 2009. Allí aparece en edición facsímil
La Verdad por sí.., vid. p.82.
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destacar el papel de las prensas napolitanas durante la guerra de sucesión por
la circunstancia de estar alejadas del control de la Corte y por las afinidades
políticas que tenían los propios impresores.
la lectura del libelo puede ilustrar ese aspecto de la lucha política
desde los papeles, contribuyendo a dar una visión de la época, el Barroco, con
un estilo literario que no excluye el ámbito político.
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ÍNDICE GENERAL
presentación
9-10
manuel Alejandro Rodríguez de la peña
Rex elucubrans in libris: bibliotecas palatinas y monarcas bibliófilos
en el Occidente medieval
11-50
Rosamond mcKitterick
Carolingian libraries: what do we know about them?
51-66
Ana Belén sánchez prieto
Monastic Libraries in the Early Middle Ages
67-84
Ramón gonzálvez Ruiz
La biblioteca capitular de Toledo. Creación y conservación de un legado
bibliográfico medieval
85-106
Anna Adamska
The Formation of Cathedral Libraries on the Edge of Central European
Latinitas (Poland, Bohemia and Hungary) in the Earlier Middle Ages
(c. 950-c. 1250)
107-136
Elisa Ruiz
“Oýr de Biblia”. Cánon de lecturas de la Nobleza castellana (14301520)
137-170
josé luis gonzalo sánchez-molero
Los “libros godos” en la Real Biblioteca de El Escorial en época de
Felipe II: un proyecto humanístico tardío
171-210
REYES, MONJES Y SABIOS
381
Alfonso de Ceballos-Escalera y gila
De libros, de librerías y de libreros en la Segovia del Renacimiento
211-238
Antonio Carpallo Bautista
Las encuadernaciones góticas y mudéjares de la Biblioteca Complutense
239-308
Fermín de los Reyes gómez
Bibliofilia y patrimonio: apuntes sobre la biblioteca de Andrés González de Barcia y su edición de los Diálogos de las medallas
309-355
margarita martín Velasco
Prensas napolitanas en la Guerra de Sucesión: el impresor Parrino y
el Duque de Uceda
357-379
382
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BIBLIA LEONESA DE SAN ISIDORO
Facsímil disponible: Códice completo, editado por la Fundación
Hullera Vasco-Leonesa
La Biblia Leonesa de San Isidoro (Archivo Capitular de la Real
Colegiata de San Isidoro de León. Manuscrito nº 2), que incluye todos
los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, comentados y profusamente iluminados, está considerada como el manuscrito más significativo que nos ha llegado de esa época, tanto por su amplio contenido,
como por su calidad y su originalidad, hasta el punto de que se le atribuye el origen de una importante mutación en la miniatura mozárabe
a mediados de siglo X, que se reflejaría posteriormente en los Beatos
del segundo estilo pictórico.
El Codex Biblicus Legionensis (960), se escribió en el Monasterio
de Valeránica (Burgos) por el presbítero Sancho y fue miniado por Florencio; ambos aparecen retratados brindando en el colofón. Tiene gran
número de miniaturas. Es de enorme atractivo por la riqueza de sus colores, la expresividad de las figuras y por la representación de la vida
social de la España cristiana del siglo X presente en palacios, templos,
ajuar, atuendo civil y guerrero, etc. Es considerado el códice bíblico por
excelencia de la liturgia mozárabe. Se ha publicado una edición facsimilar de esta Biblia. Acompaña al facsímil el libro “Veinte Estudios”
que comprende veinte trabajos de especialistas que tratan exhaustivamente todas las particularidades del códice.
Descripción:
Dimensiones: 485 x 345mm.
514 folios de pergamino en letra minúscula visigótica a dos
columnas de 51 líneas.
Más de 300 miniaturas.
Información en: [email protected]
y http://www.fhvl.es/fhvl/content.asp?ContentId=663
Teléfono 987 572 323 / Fax.: 987 570 369
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Colecciones de estudio