JUEVES, SOLEMNIDAD SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO 26 DE MAYO 2016 - Nº 2292 – CICLO C e-mail’s : [email protected] - [email protected] http://liturgia.iglesia.org.bo “ÉSTE ES EL SACRAMENTO DE NUESTRA FE” Misericordiosos como Dios Padre Hoy celebramos el amor infinito de Dios, que se nos manifiesta en forma suprema en Cristo. Celebramos ese amor de Cristo que, en obediencia al Padre, ha realizado la obra de salvación del ser humano. Meditemos la Palabra de Dios en esta Solemnidad. Primera lectura: Génesis 14,18-20 El encuentro entre Melquisedec, sacerdote y rey de Salem, ciudad atacada por crueles asaltantes y Abram que le salva, pone de relieve la bendición que recibe el patriarca de un sacerdote que no desciende de la familia de Aarón. La fe ocupa un lugar central, expresada primero por Melquisedec: “¡Bendito sea Abram de parte de Dios, el Altísimo, Creador del cielo y de la tierra!” y después por Abram: “Alzo mi mano ante el Dios Altísimo, creador de cielos y tierra” (14,22). La victoria daba derecho a tomar botín y rehenes esclavos. Pero Abram no quiere “enriquecerse” de este modo (14,23). Melquisedec, el misterioso rey-sacerdote, hace un sacrificio con pan y vino. A él, Abram le entrega el diezmo de sus ganancias. Segunda lectura: 1Corintios 11,23-26 San Pablo se aferra a la tradición antiquísima de la Iglesia de forma solemne: “Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido…” El apóstol, por tanto, comienza con una confesión de fe: el Señor Jesús. De esta confesión destaca la entrega-ofrenda del mismo Jesús y el Memorial. La participación en la entrega de Jesús es anuncio y espera de su retorno, cumpliendo definitivamente la realidad del Reino. La comunidad reunida, comiendo el Pan y bebiendo el Vino, Sacramento de la presencia real de Jesucristo, anuncia este Reino. Evangelio: Lucas 9,11b-17 La gente tenía ganas de ver a Jesús. De entrada, para los discípulos esto parece que no sea importante. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: “Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto.”Y eso que ellos acaban de llegar de anunciar el Reino de Dios por otros lugares. Para Jesús, aquellas ganas que tenía la gente de verlo se traduce en ganas de una comida que sobrepasa las expectativas: “No tenemos más que cinco panes y dos pescados.” Sin embargo, sigue en pie la importancia de la misión: “Denles ustedes de comer.” Efectivamente, al final acabarán cumpliendo este gran mandato: “Jesús partió los panes y los fue dando a los discípulos, para que ellos los distribuyeran entre la gente.”Lo que para los discípulos parecía una misión humanitaria (a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar víveres para esta gente) alcanza una nueva dimensión, la dimensión eucarística, convirtiéndose así en misión universal: “Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce canastos” Recibir en alimento y bebida de salvación a Cristo-Eucaristía equivale, por un lado, cumplir el mandato de su amor: “Hagan esto en memoria mía”, y, por otro, comprometerse con el Reino: “Denles de comer.” PREGUNTAS ¿Qué importancia tiene la Eucaristía en mi vida cristiana? DE REFLEXIÓN ¿Recibes con frecuencia a Cristo en la Eucaristía? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?// RITOS DE ENTRADA M. Hermanos y hermanas: ¡Jesús está presente en medio de nosotros! Está para donarnos su Cuerpo, su Sangre y la esperanza que viene del Dios Misericordioso. Hoy con mayor gozo, celebramos la Eucaristía, Memorial de la Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. En este año del Jubileo de la Misericordia, vivamos con más intensidad este gran acontecimiento. 1. CANTO DE ENTRADA: “Somos un pueblo que camina”(VSJ 39) Somos un pueblo que camina, y juntos caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad. Somos un pueblo que camina, que marcha por el mundo buscando otra ciudad. Somos errantes peregrinos en busca de un destino, destino de unidad. Siempre seremos caminantes, pues sólo caminando podremos alcanzar… otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad. 2. SALUDO: C: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 3. ACTO PENITENCIAL: C: El Señor Jesús, que nos invita a la Mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos que somos pecadores e invoquemos, con mayor confianza en este Año del Jubileo de la Misericordia, su perdón. (Silencio). C. Tú, que nos amas y nos muestras el Rostro Misericordioso de Dios Padre: Señor, ten piedad. C. Tú, que eres el Pan partido para la Vida del mundo: Cristo, ten piedad. C. Tú, que has derramado tu Sangre para la Redención de la humanidad: Señor, ten piedad. C: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén. 4. GLORIA: “Misa del lago” (VSJ. 474) Gloria a Dios, gloria a Dios en el cielo, paz a los hombres, paz en la tierra. Gloria a Dios, gloria a Dios en el cielo, paz a los hombres que ama el Señor. Te alabamos, te bendecimos, te glorificamos y damos gracias, Dios Padre nuestro. Te proclamamos Hijo del Padre, Rey del universo. Tú eres Santo, Dios Jesucristo. Y al que recibe la misma gloria y es dador de vida, Fuego divino, Dios Santo Espíritu. 5. ORACIÓN COLECTA. C: Oremos (silencio): Señor Jesucristo, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu Pasión, concédenos venerar de tal manera los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que podamos experimentar siempre en nosotros los frutos de tu redención. Que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. 2 http://liturgia.iglesia.org.bo JUEVES, SOLEMNIDAD SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO 26 DE MAYO 2016 - Nº 2292 – CICLO C 5. PRIMERA LECTURA. 7. SEGUNDA LECTURA. M. El pan y el vino que ofrece el sacerdote Melquisedec al M. San Pablo nos transmite la tradición de la celebración de la Dios Altísimo, son signos que anticipan el Pan y el Vino del Sagrada Eucaristía que se remonta a los primeros dias de la Sacramento de la Eucaristía instituido por Jesucristo. Iglesia Apostólica. Lectura del libro del Génesis 14,18-20 Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los En aquellos días: cristianos de Corinto 11, 23-26. Melquisedec, rey de Salem, que era sacerdote de Dios, el Altí- Hermanos: simo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abram, diciendo: Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo «¡Bendito sea Abram de parte de Dios, el Altísimo, creador del siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó cielo y de la tierra! el pan, dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se ¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». tus manos!» De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: Y Abram le dio el diezmo de todo. «Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía». Palabra de Dios. Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclaTe alabamos, Señor. marán la muerte del Señor hasta que Él vuelva. 6. SALMO RESPONSORIAL 109,1-4 R. Tú eres Sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Dijo el Señor a mi señor: «Siéntate a mi derecha, mientras Yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies». R. 8. SECUENCIA BREVE (Proclama toda la Asamblea) El Señor extenderá el poder de tu cetro: «¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos!» R. «Tú eres príncipe desde tu nacimiento, con esplendor de santidad; Yo mismo te engendré como rocío, desde el seno de la aurora». R. El Señor lo ha jurado y no se retractará: «Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec». R. 9. EVANGELIO M. La multiplicación de los panes y de los pescados es anuncio del Sacramento de la Eucaristía. Hoy, la Iglesia ha de multiplicar el Pan de la Eucaristía, es decir a "Cristo, Pan para dar Vida a la humanidad." Aleluia. «Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente», dice el Señor. Aleluia. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 11b-17 Jesús habló a la multitud acerca del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser sanados. Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: «Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en Éste es el pan de los ángeles, convertido en alimento de los hombres peregrinos: es el verdadero pan de los hijos, que no debe tirarse a los perros. Varios signos lo anunciaron: el sacrificio de Isaac, la inmolación del Cordero pascual y el maná que comieron nuestros padres. Jesús, buen Pastor, pan verdadero, ten piedad de nosotros: apaciéntanos y cuídanos; permítenos contemplar los bienes eternos en la tierra de los vivientes. 1Tú, que lo sabes y lo puedes todo, Tú, que nos alimentas en este mundo, conviértenos en tus comensales del cielo, en tus coherederos y amigos, junto con todos los santos. busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto». Él les respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Pero ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente». Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: «Háganlos sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas». Y ellos hicieron sentar a todos. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirvieran a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas. Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor, Jesús. JUEVES, SOLEMNIDAD SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO 26 DE MAYO 2016 - Nº 2292 – CICLO C http://liturgia.iglesia.org.bo COMUNIDAD EUCARÍSTICA: COMUNIDAD MISIONERA 10. HOMILÍA - Silencio 11. CREDO. 3 14. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. 12. ORACIÓN UNIVERSAL C. Celebrando la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, que se hace presente en medio de nosotros, elevemos nuestra oración a Dios Padre, diciendo: Por Cristo Eucaristía, óyenos. Para que la Iglesia viva su fe en Cristo Resucitado y que su labor pastoral y evangelizadora siga siendo una buena noticia para todos los pueblos. Oremos. Para que el Papa Francisco sea fortalecido en su misión y ministerio de Pastor universal, multiplique el Pan de Vida para alimentar a la humanidad. Oremos. Para que los gobernantes de las naciones sean ejemplo de trabajo y honradez, impulsando la paz y la justicia para todos. Oremos. Para que todas las personas, que pasan momentos difíciles de sufrimiento y soledad, encuentren en la Eucaristía la fuerza para seguir adelante en su vida cristiana. Oremos. Para que todas las madres sean bendecidas por el Señor, vivan en sus hogares el amor solidario de sus familiares. Oremos. C: Señor y Dios nuestro, concede bondadosamente a tu Iglesia los dones de la unidad y de la paz, significados en las ofrendas que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. PLEGARIA EUCARÍSTICA 15. CANTO DE COMUNIÓN: “Oh, Buen Jesús”(VSJ. 218) ¡Oh, buen Jesús! yo creo firmemente que por mi bien estás en el altar; que das tu Cuerpo y Sangre juntamente al alma fiel en celestial manjar. (2) Indigno soy, confieso avergonzado, de recibir la santa Comunión: Jesús que ves mi nada y mi pecado, prepara Tú mi pobre corazón. (2) Pequé Señor, ingrato te he ofendido; infiel te fui, confieso mi maldad; me pesa ya; perdón, Señor, te pido, eres mi Dios, apelo a tu bondad. (2) RITO DE COMUNIÓN 16. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN. C. Señor Jesucristo, te pedimos que podamos saciarnos con el eterno gozo de tu divinidad, anticipado en la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén RITO DE CONCLUSIÓN M. Alimentados con el Pan y el Vino consagrados prolongamos nuestra celebración anunciando con nuestra palabra y testimonio a Cristo, "Pan partido para la vida del mundo". 17. BENDICIÓN. C. El Señor esté con ustedes. (Otras intenciones. Es importante que la Asamblea se acostumbre T. Y con tu espíritu. a orar por los acontecimientos que ocurren actualmente) C. Padre de infinita bondad, hoy celebramos con gozo la presencia de tu Hijo en el Sacramento de la Eucaristía, concédenos todo lo que te hemos pedido con fe. Por J.N.S. Amén. 13. CANTO DE OFRENDAS: “Te ofrecemos nuestros dones” (VSJ. 522) Te ofrecemos nuestros dones, Padre Santo, acéptalos; nos unimos a la ofrenda que Jesús hizo en la Cruz. Con ritmo de nuestro cantar, vamos cantando hacia Ti la alegría del vivir y el dolor del caminar. Nuestros dones son vino y pan, nuestra pobreza y pequeñez: sobre el ara del altar, nuestra vida y nuestra fe. Con gratitud llegamos hoy a ponernos ante tu altar, Tú nos llenas de tu amor, y nos pides sólo amar. C. Te pedimos, Señor, que el pueblo que sostienes con tu diestra poderosa, se alegre por crecer en la vida cristiana, y se regocije por los bienes presentes y futuros. Amén C. Y la bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo ( ) y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén. C. La alegría del Señor es nuestra fuerza. Pueden ir en paz. T. Demos gracias a Dios. 18. CANTO FINAL: “No nos moverán” (VSJ. 241) No, no, no nos moverán, no, no, no nos moverán. Como un árbol firme junto al río no nos moverán. Firmes en la fe, no nos moverán (2). Fieles siempre a Cristo, no nos vencerán (2). Unidos en la Iglesia, no nos vencerán (2). SUGERENCIAS PARA LA CELEBRACIÓN Solemne rito de entrada como corresponde a la Fiesta de Corpus Christi. Procesión breve con el Evangeliario antes de la proclamación de la Palabra del Señor. Después de la respuesta a la proclamación del Evangelio, la comunidad reunida aplaude a Jesús por su mensaje y por sus acciones. En el rito de Ofrendas resaltar el Pan y el Vino que se han de consagrar en la celebración. Proclamar lentamente la Secuencia de esta Solemnidad. Ofrecer a los fieles presentes momentos de silencio, especialmente, después de la homilía y después de la comunión. Emplear el Prefacio II de la Eucaristía. Muy recomendable cantar el Prefacio y algunas partes de la Plegaria. En esta solemnidad del Corpus: destacar el rito de la Fracción del Pan acompañado con el canto del Cordero de Dios y los fieles reciben el Pan y el Vino consagrados. Donde tenga lugar la procesión del Santísimo, preparar con esmero altares, oraciones y cantos. 4 http://liturgia.iglesia.org.bo JUEVES, SOLEMNIDAD SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO 26 DE MAYO 2016 - Nº 2292 – CICLO C SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO EL PAPA FRANCISCO NOS EXHORTA En la Última Cena, Jesús dona su Cuerpo y su Sangre mediante el pan y el vino, para dejarnos el memorial de su sacrificio de amor infinito. Con este “viático” lleno de gracia, los discípulos tienen todo lo necesario para su camino a lo largo de la historia, para hacer extensivo a todos el Reino de Dios. Luz y fuerza será para ellos el don que Jesús ha hecho de sí mismo, inmolándose voluntariamente sobre la cruz. Y este Pan de vida ¡ha llegado hasta nosotros! Ante esta realidad el estupor de la Iglesia no cesa jamás. Una maravilla que alimenta siempre la contemplación, la adoración, la memoria. Nos lo demuestra un texto muy bello de la Liturgia de hoy. Las lecturas de hoy, que dice así: “Reconozcan en este pan, a aquél que fue crucificado; en el cáliz, la sangre brotada de su costado. Tomen y coman el cuerpo de Cristo, beban su sangre: porque ahora son miembros de Cristo. Para no disgregarse, coman este vínculo de comunión; para no despreciarse, beban el precio de su rescate”. Nos preguntamos: ¿qué significa, hoy, disgregarse y disolverse? Nosotros nos disgregamos cuando no somos dóciles a la Palabra del Señor, cuando no vivimos la fraternidad entre nosotros, cuando competimos por ocupar los primeros lugares, cuando no encontramos el valor para testimoniar la caridad, cuando no somos capaces de ofrecer esperanza. Y ¿qué significa hoy para nosotros “disolverse”, o sea diluir nuestra dignidad cristiana? Significa dejarse corroer por las idolatrías de nuestro tiempo: el aparecer, el consumir, el yo al centro de todo; pero también el ser competitivos, la arrogancia como actitud vencedora, el no tener jamás que admitir el haberse equivocado o el tener necesidades. Todo esto nos disuelve, nos vuelve cristianos mediocres, tibios, insípidos, paganos. Jesús ha derramado su Sangre como precio y como baño sagrado que nos lava, para que fuéramos purificados de todos los pecados: para no disolvernos, mirándolo, saciándonos de su fuente, para ser preservados del riesgo de la corrupción. SENTIDO DE ESTA SOLEMNIDAD Dios no excluye a nadie de su mesa. Nosotros, nos excluimos a veces, con nuestras ausencias, nuestra ingratitud y nuestra forma de vida alejada del Evangelio. Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión. "La Eucaristía, infundiendo en el corazón del hombre una nueva energía -el amor sobrenaturalrefuerza, encauza y purifica el afecto humano, haciéndolo más sólido y más auténtico. Cuando tiene a Dios en su pecho, todo el hombre queda armonizado en sí mismo. En el sacramento divino, el Señor está sumido en el silencio para escucharnos" (San Juan XXIII).