REFLEXIONES CATÓLICAS SOBRE LA BIBLIA Arquidiócesis de Miami - Ministerio de formación cristiana 7 de Junio de 2015 Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Ciclo B) Lectura del santo Evangelio según San Marcos 14:12-16, 22-26 El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él envió a dos discípulos, diciéndoles: “ld a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.” Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo.” Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.” Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Comentario breve: Entre la Pascua y el Tiempo Ordinario, este Domingo celebramos la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre del Señor, la solemnidad de Corpus Christi. Es una solemnidad que nos asegura de la Presencia de Jesucristo, crucificado y resucitado, con su Iglesia en todo lugar y a lo largo de la historia. Todas las lecturas de hoy atestiguan al gran misterio de la Eucaristía. En el libro del Éxodo leemos como Moisés sello con sangre la alianza que Dios instituyo con su pueblo en el monte Sinaí. El salmista expresa como el “levantara la copa de salvación y proclamara el nombre del Señor.” En la carta a los Hebreos en el Nuevo Testamento el autor enseña como Jesús es ambo el verdadero sumo sacerdote y el sacrificio definitivo de la alianza, ‘cuya sangre es mas valiosa que la de cabros y toros’. Y con la lectura del Evangelio recordamos como en su ultima Pascua, Jesús uso los elementos pascuales de pan sin levadura y vino de uva y los transformo en su cuerpo y sangre, que no solamente ratifica la nueva y eterna alianza, sino es esta misma esa alianza. Desde que Jesús llamo a sus discípulos a “tomad y comed, tomad y bebed, hagáis esto en conmemoración mía,” los cristianos han hecho exactamente esto mismo. La santa misa es la perpetuación, participación, y difusión de el único eterno sacrificio: la total auto-donación de amor, “a través del eterno Espíritu” del Hijo de Dios al Padre todopoderoso por nosotros. Contraria a la actitud de auto-preservación, auto-interés y egoísmo, en la Eucaristía experimentamos la presencia del Señor cuya actitud de auto-donación, de servicio, de amor, y de vida vivida para nosotros: “Este es mi cuerpo, entregado por vosotros…Esta es mi sangre, derramada por vosotros…” Ser cristiano significa hacerse eucarístico en vez de egoísta, y vivir para Dios y para el prójimo. El humilde pan sin levadura y la vino de la vid que usamos para la Eucaristía nos dice que este es ‘el pan de los pobres’, y nos debe recordar a los que sufren de hambre de pan, hambre de libertad y justicia, de amor y compañía, de esperanza, y así debe inspirarnos a responder al hambriento. La Eucaristía es cena de la alianza que nos une en comunión con Jesucristo y con su Iglesia, y nos asocia con su misión y la misión de su Iglesia en, y para, el mundo. La Iglesia enseña que en “recibiendo el Cuerpo de Cristo, nos transformamos en el cuerpo de Cristo,” y Pablo nos dice que como el cuerpo de Cristo “cuando un miembro regocija todos se regocijan, y cuando un miembro sufre todos sufren”: Los cristianos han entonces de vivir en solidaridad con los que sufren. Hoy, el cuerpo de Cristo sufre grandes persecuciones en muchas partes del mundo, especialmente en Irak, Siria, Libia, y Nigeria: los cristianos han de estar en solidaridad con ellos. La adoración del Santísimo Sacramento del Cuerpo y Sangre vividora y salvadora de Nuestro Señor Jesucristo entonces significa todo esto y mas. El servicio practico y concreto y la compasión para todo en necesidad, los esfuerzos en transformar nuestro mundo para hacerlo mas justo y compasivo, la participación en la misión de la Iglesia en el mundo, el amor profundo a Dios y al prójimo, todos son los frutos de una verdadera adoración del Santísimo Sacramento. La lectura de hoy nos presenta tres ideas importantes: La Eucaristía esta en el mismo corazón de la fe cristiana, de su culto y de su vida. La presencia de Cristo entre nosotros testigo de su vida, muerte, y su compañía como resucitado: “Estaré con vosotros todo los días hasta el fin de los tiempos.” La Eucaristía atesta a la vida, actitud de servicio y amor de Jesucristo. La Eucaristía debe entonces instruirnos, fortalecernos, e inspirarnos a “tener la misma actitud que es nuestra en Jesucristo” poniendo a Dios y al prójimo en primera plana. Como el Cuerpo de Cristo en la tierra la Iglesia sufre la cruz de la persecución. Los cristianos deben de hacer todo lo que puedan para unirse en actos concretos de solidaridad y venir a la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que sufren, y hacerlo como individuos, parroquias, diócesis, e Iglesia universal. La acción cristiana es integral – no opcional – a la verdadera adoración eucarística. Adorar la Eucaristía significa hacernos eucarísticos, porque nos convertimos mas y mas en lo que mas amamos y adoramos. Para la reflexión personal o comunitaria: Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos. ¿Qué significa para mi el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Cómo estoy viviendo en comunión con Dios y con el prójimo? ¿Cómo puedo ser mas eucarístico en mi familia, parroquia, lugar de empleo, escuela, comunidad? Lecturas recomendadas: Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 1322-1419