Siete prejuicios sobre la adolescencia

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LA ADOLESCENCIA
Compiladores:
José Portillo
Jorge Martínez
María Luisa Banfi
FACULTAD DE MEDICINA FNUAP/ OPS - OMS
EDICIONES DE LA BANDA ORIENTAL
Siete prejuicios sobre la adolescencia
JOSE PORTILLO
El hambre/2
Un sistema del desvínculo: El buey solo bien se lame.
El prójimo no es tu hermano, ni tu amante.
El prójimo es un competidor, un enemigo, un obstáculo
a saltar o una cosa para usar. El sistema,
que no da de comer, tampoco da de amar:
a muchos condena al hambre de pan
y a muchos más condena al hambre de abrazos
Eduardo Galeano
Es muy frecuente en el conocimiento popular, pero muchas veces también en el conocimiento "científico",
realizar generalizaciones a partir de observaciones individuales, en una forma incorrecta o por lo menos
exagerada. También es frecuente aseverar con total certeza, con carácter de verdades absolutas algunos
fenómenos que pueden ser discutibles y tener diferentes enfoques, según la disciplina o la ideología con que se
les aborde. Puede decirse que estos constituyen los elementos que caracterizan entre otros, lo que aquí
denominaremos' 'prejuicio". Un juicio hecho a priori, sin un análisis lógico y racional de lo que se afirma. Estas
proposiciones que constituyen los prejuicios no necesariamente son falsas y pueden ser verdaderas. Sin
embargo muchas veces son totalmente falsas o parcialmente verdaderas o parcialmente falsas.
Su repetición en diferentes ámbitos revestidos de cierto prestigio social, los medios de comunicación,
integrantes del sistema educativo, el personal de la salud, entre otros, termina transformando estas proposiciones en verdades absolutas e indiscutibles.
Si bien esto vale en cualquier disciplina científica o en cualquier área del conocimiento, es mucho más
frecuente en aquellos objetos de estudio de las ciencias sociales. Las dificultades que aún presentan estas
ciencias en la verificabilidad y en la capacidad de predicción (lo cual no les quita en absoluto su carácter de
ciencias), permite que existan diversos enfoques sobre el mismo fenómeno. Existen diversas disciplinas que se
ocupan del mismo fenómeno; dentro de una disciplina existen distintas teorías científicas y filosóficas y dentro
de cada teoría existen diversos matices aportados por la ideología del investigador.
“La adolescencia”, como una etapa de la vida del ser humano que vive en sociedad, en un determinado
medio natural y en un determinado momento histórico, es uno de los ejemplos más claros, de los objetos de
estudio, que permite encararlo desde los más diversos enfoques. Al mismo tiempo, por ser un tema de "moda",
es encarado con gran "facilidad" en cualquier ámbito.
A partir de este abordaje rápido y fácil del tema, y de la diversidad de enfoques, se han popularizado una
serie de "medias verdades" o de "mentiras totales".
En este primer capítulo se enuncian siete proposiciones, a nuestro juicio, parcial o totalmente falsas, pero
que se repiten a diario en las casas, en las escuelas y liceos y sobre todo en gran parte de los medios de
comunicación. Y lo que es peor, que cuando no se señalan en forma explícita, están implícitas (telenovelas,
películas, publicidad, novelas). Es así que finalmente la sociedad entera, incluidos varios “científicos”,
terminan convenciéndose que son "verdades absolutas". Es este entre otros mecanismos, una de las formas en
que los grupos dominantes en la sociedad extienden su ideología, que se transforma en hegemónica.
Estos siete prejuicios no son ni los únicos ni los más importantes, pero son de los que más frecuentemente
aparecen mencionados en diferentes ámbitos.
Además de lo que se pueda señalar en este capítulo, será el resto de los capítulos de este libro, que
permitirá al lector formarse su propio criterio y entender, cuan verdaderos o cuan falsos son estos enunciados.
Se entiende que se contribuye así, modestamente, aportando elementos que contribuyan a formar una
contracultura, con un poco más de base científica en el encare de los problemas.
Primer prejuicio - "Los adolescentes son..."
Este encabezamiento de la frase que inicia los otros seis prejuicios y una infinidad de conceptos que se leen
y oyen a diario, ya es falso en sí mismo. Si no es totalmente falso es, por lo menos, muy parcialmente
verdadero.
Es fácil entender que se hable mucho menos de "los adultos". Por que es fácil comprender que es tan
grande la variedad de individuos, de familias, de clases y grupos sociales, de civilizaciones, de culturas, que
una aseveración de tal tipo, seguramente sería falsa. No se podría agrupar una serie de características que
permitieran conformar un "perfil adulto" más o menos típico. Sin embargo muchos autores, definen características comunes a los adolescentes: ABERASTURY y KN0BEL hablan del "síndrome de la adolescencia
normal" (1), ERIKSON habla de la "crisis de identidad" (2), como un elemento más o menos universal. Si bien
los estudios de estos autores han realizado muy importantes avances en el conocimiento del desarrollo psíquico
del hombre en esta etapa de su vida, la generalización de estos conceptos a todas las clases sociales y a todas
las culturas, los transforma en parcialmente falsos. Las conclusiones a las que arriban estos autores, así como
un conjunto grande de autores europeos y norteamericanos surgen del estudio realizado en adolescentes
provenientes, en general, de los estratos medios de la sociedad y de las áreas urbanas (adolescente estudiante,
inseguro, risueño, irresponsable, con tendencia al ocio, entre otros atributos). Según un psicoanalista alemán, el
defecto de Freud (que también cometerían Aberastury, Knobel, Erikson) fue confundir el hombre con el
burgués.
Por algo es que toda la teoría sociológica se ha ocupado de la estratificación social. Ello se debe a su
importancia'" en la determinación de la conducta de todos los miembros de la sociedad y en todas las edades
(en todos los períodos o franjas etarias que atraviesan el 'hombre en su vida).
"Las experiencias que cada persona tiene de lo social contribuyen indudablemente a determinar cuales son
sus actitudes, valores y creencias en relación con su entorno. Esas experiencias se producen principalmente, en
esferas de sociabilidad diferentes, según el tipo de actividad laboral que cada uno desempeña y el tipo de
consumo al que cada quién pueda acceder. Ciertas experiencias en cierta organización del trabajo y en cierta
participación en el consumo contribuyen a delinear actitudes y cosmovisiones típicas". (3)
BOURDIEU (4) defme el "habitus" de clase de la siguiente forma: "Un sistema de disposiciones durables
y transferibles que, integrando todas las experiencias pasadas, funciona a cada momento como una matriz de
percepciones, apreciaciones y acciones y torna posible la realización de tareas infinitamente diferenciadas,
gracias a la transferencia analógica de esquemas que permiten resolver los" problemas de la misma forma y
gracias a las correcciones incesantes de los resultados obtenidos, didácticamente producidos por estos
resultados.
Parece más fácil ahora entender, cuánto se aproximarán o se alejarán del "síndrome de adolescencia
normal U un adolescente hijo de un trabajador rural en Artigas, un hijo de un comerciante del barrio de la
Unión en Montevideo, un hijo de un filósofo o un hijo de un financista, y por lo tanto qué equivocado será
generalizar conceptos sobre actitudes y prácticas, de adolescentes producto de situaciones tan diferentes. La
tarea de encontrar las similitudes y las diferencias está aún pendiente.
Dice Francoise Dolto (5): "antes de 1939, la adolescencia era considerada como una crisis subjetiva.
Después de 1950, la adolescencia es considerada como un estado. Un estado necesario de la conciencia moderna para descubrir 16 trágico de la condición humana".
Sin duda, si se comparan diferentes civilizaciones y culturas, los patrones de comportamiento van a ser
aún mucho más diferentes. Por lo tanto, cualquier generalización a todos los adolescentes va a ser muy
parcialmente verdadera o dicho de otra manera, casi totalmente falsa.
Incluso el concepto de adolescencia Y el tratamiento que la sociedad le dispensa a los adolescentes cambia
a lo largo de la historia, (6) y a pesar de estas consideraciones y salvedades, se puede decir que la adolescencia
es un grupo o conjunto social con una cierta autonomía relativa.
Segundo prejuicio - "Los adolescentes son sexualmente precoces, libertinos y promiscuos".
Si bien es cierto que hay mucha investigación en general y en particular en América Latina, que concluye
que se ha producido un adelantamiento en la edad de inicio de las relaciones sexuales (7-8), esta afirmación
hay que analizarla con mucho cuidado. Por una parte existen otras culturas en esta misma región, así como han
existido otros períodos de la historia, en que el inicio sexual se produce a edades muy tempranas (12-13 años
para ambos sexos). Por otra parte existen algunas otras investigaciones (9) contemporáneas que no confirman
los datos señalados en el párrafo anterior.
Que sean más libertinos y promiscuos no está demostrado. Sí que tengan más energía y capacidad de
disfrute, propio de una mayor resistencia. En todo caso esta afirmación de libertinaje y promiscuidad es más
que una comprobación científica, una manifestación ideológica propia del sistema de valores hegemónicos
producto de los grupos dominantes de la sociedad. Propia de un conjunto de adultos que profesan un doble o
triple discurso, que tienen una ética en el discurso y otra en su praxis. Ética que reconoce una mujer para el
placer y otra para el hogar; ética que disocia la sensualidad y la sexualidad de la relación conyugal. Etica que
tiene su origen en la cultura griega (10) y que la Iglesia Católica y la sociedad industrial consolidan y
legitiman. Y “los adolescentes son conscientes de que se les critica por conformarse a varios patrones de
conducta”. (11)
. Por lo tanto, este prejuicio, como se ha visto, se sustenta en una valoración ética muy cuestionable y
adultocéntrica, sin base científica. Contribuye junto con los prejuicios que siguen, casi todos con una
connotación denostativa a la “estigmatización” de la adolescencia. (12)
Tercer prejuicio - "Los adolescentes tienen tendencia al consumo de drogas".
Tampoco esta afirmación es cierta. No existe ninguna investigación que lo confirme.
Por una parte, esta proposición se refiere a las drogas ilícitas, desconociendo las legales, como el alcohol o
los fármacos, en especial psicofármacos.
Si tenemos en cuenta todas las sustancias que pueden producir hábito o adicción, sin duda y sin necesidad
de recurrir a estadísticas, se reconoce que hay más adultos que adolescentes, que consumen en forma regular,
sistemática y excesiva, alcohol y psicofármacos. (13)
Si tenemos en cuenta las drogas ilegítimas, sí es probable que haya más adolescentes (aunque no seguro)
que sean consumidores, aunque es menos probable que haya más adolescentes que sean adictos. Lo que sí es
seguro es que hay más adolescentes que ni las conocen, que adolescentes consumidores y adictos, aún
sumando ambas categorías.
Gran parte de este prejuicio se importa de Europa Occidental y Estados Unidos, donde se cuestiona y
critica la adicción juvenil, aunque se tolera e incluso se estimula que altos ejecutivos (YUPIES) fumen marihuana o consuman alcohol o ambas cosas antes de concretar un negocio importante. También aquí, una doble
moral atraviesa los planteamientos que contribuyen a difundir los medios de comunicación.
Cuarto prejuicio - "Los adolescentes son potencialmente delincuentes".
Al igual que al anterior, contribuye fuertemente a la estigmatización de la adolescencia.
Según datos publicados en la prensa en reiteradas oportunidades, que en parte señala Bayce en la
publicación ya referida así como Mercant en otro capítulo de este libro, esta afirmación es claramente
incorrecta.
Por un lado la enorme mayoría, de los detenidos, de los procesados y de los sentenciados son mayores de
18 años. A su vez la enorme mayoría de la población carcelaria es también mayor de 18 años.
Por otro lado, frente a la población total de adolescentes del país, los adolescentes infractores y
delincuentes son una ínfima minoría. Así como también se puede decir que la gravedad de los delitos es en
general mucho menor.
Sin embargo es muy característico, que la prensa destaque con grandes titulares la condición de "menor"
cuando se trata de un posible delincuente, como si se tratara de un "agravante".
Muchos de los menores que delinquen, lo hacen instigados y dirigidos, por adultos que los usan como
herramientas para el logro de sus fines.
Quinto Prejuicio - "Los adolescentes no son capaces de dialogar".
Lo que parece más claro en la relación intrafamiliar es la dificultad de diálogo entre padres e hijos
adolescentes. La marcada brecha generacional, que se hace más notoria sobre todo en el adolescente urbano y
de los estratos sociales medios. Ahora, esta incapacidad ¿es exclusiva responsabilidad de los adolescentes?
¿No es también y quizás en mayor medida, un desconocimiento por parte de los padres de los caminos más
adecuados para el encuentro? ¿Del hallazgo de los puentes que separan ambas generaciones?
Es claro que estas dificultades, son diferentes en las diferentes familias. Cuanto mayor es el grado de
interacción familiar y mayor el tiempo y la disponibilidad al diálogo por parte de los adultos, menor la cantidad
de adolescentes "sin diálogo".
"El incremento en la diferenciación psicológica durante la adolescencia es necesariamente acompañado
por un incremento en la habilidad psíquica; esto se refleja por los disturbios emocionales del adolescente de
variada gravedad y efectos". (14) Estas explicaciones del desarrollo psicológico permiten comprender una
parte de responsabilidad. Sin embargo pese a esta característica, propia de la adolescencia “normal”, es
probable que sea la incapacidad de los padres para establecer un diálogo con sus hijos (y muchas veces y en
especial de los "educadores"), el principal motivo de desencuentro.
"La persona joven está aprendiendo quién es, qué siente, qué puede hacer y qué desea llegar a ser y debe
diferenciarse de la cultura en que se ha criado y de las personas pertenecientes a esa cultura, de los cuales ha
dependido". (15) A partir de este concepto puede comprenderse gran parte de la conflictiva adolescente que se
vive en la cotidianidad. Sin embargo y a pesar estas consideraciones, es probable que los grandes objetivos de
vida, sean coincidentes para el adolescente, su familia y su clase social. Y que por lo tanto, las desavenencias
cuando existen, no pasan de ser un ejercicio dialéctico y parte de su formación y preparación para asumir el rol
de adulto.
Sexto prejuicio - "Los adolescentes son un grupo social que tiende a luchar por la modificación de las
estructuras sociales dominantes (lucha por la justicia social)".
Esta es una característica positiva, desde nuestro punto de vista, pero que está lejos de estar presente en
forma universal.
Por supuesto que variará mucho entre adolescente urbano y rural o trabajador y estudiante. Pero sobre todo
dependerá del momento histórico y del país y región geopolítica en la cual está inserto.
Son conocidas las luchas estudiantiles de la Postguerra en 1918 de las cuales surgió la Reforma de
Córdoba en la Universidad Latinoamericana. También las luchas estudiantiles universitarias e incluso de la
educación media de los 60, que alcanzaron escala mundial. Los motivos son muy variados y mientras en
Europa pueden verse grandes movilizaciones en defensa de los animales domésticos; en Japón se pueden
movilizar para evitar la construcción de un aeropuerto; en China para lograr modificaciones políticas o en
Salvador, donde integran fuerzas revolucionarias, por transformaciones profundas en una sociedad
profundamente injusta.
No son sin embargo todos los adolescentes que se movilizan por las "grandes" causas. Gouldner (16) habla
del surgimiento de una cultura psicodélica. Esta reúne a aquellos' 'desviados" o responsables de conductas
anómicas. Esto sería un síntoma de protesta contra todos los valores utilitarios (tanto individuales como
colectivos). El lema sería que cada uno debe "hacer lo suyo".
Según Batista Neto (9) t los adolescentes podrían clasificarse en tres grupos, de acuerdo con su actitud y
comportamiento hacia el resto de la Sociedad:
Un primer grupo (quizás el más numeroso en nuestros países de América 14tina) que siguen las normas
que les imponen, que viven en armonía con los adultos y la sociedad en general que en el futuro repetirán los
actuales modelos y paradigmas sociales con los cuales conviven. Son los escogidos para el mantenimiento del
status-quo (reproductores sociales).
Un segundo grupo que se presenta como contestatario del sistema, aunque mantiene diversos grados de
complicidad con el mismo. Podrían ser los representantes de las culturas psicodélicas. No participan en ningún
proyecto de transformación social.
Un tercer grupo es de aquellos adolescentes que sí, enfrentan las normas sociales a través de movimientos
políticos, gremiales, estudiantiles, religiosos. No tienen conductas autodestructivas. Intentan canalizar la gran
energía vital, de esta etapa de la vida, hacia procesos transformadores, hacia una justicia social, hacia formas
nuevas de organización social que permiten alcanzar un mayor bienestar colectivo.
La proporción de adolescentes que integra cada uno de los grupos de esta esquemática clasificación,
variará de acuerdo con las condiciones materiales de vida de una determinada sociedad en un determinado momento histórico.
Cada uno de estos grupos podría denominarse de igual manera con la que Durkheim clasifica los suicidios:
grupo egoísta, grupo anómico y grupo altruista, respectivamente.
Séptimo prejuicio - "Los adolescentes son enteramente dependientes de los medios de comunicación".
Si bien es muy cierto que la familia y la escuela, pierden progresivamente importancia, como agentes o
instituciones de socialización, mientras esta importancia aumenta para los medios de comunicación, los grupos
de pares y algunos otros actores, es también cierto que la familia no pierde totalmente la importancia.
Por ejemplo, Rama (17) señala en la investigación recientemente publicada en nuestro país, con una
claridad meridiana, que la escuela actúa como un reproductor de la estructura social más que como un
transformador. Dice “ningún sistema educativo, en cualquier tipo de sociedad diferenciada, es capaz de crear
una igualdad de conocimientos; las sociedades están estratificadas también en la cultura y en el conocimiento”.
Este razonamiento es plenamente válido también para analizar el mensaje de los medios de comunicación.
La capacidad para decodificar dicho mensaje estaría en función del sistema de valores y capital cultural que
posea el receptor adolescente. Este capital dependerá a su vez del grupo social al cual este adolescente
pertenece, así como a la clase social de origen. "Las leyes de transmisión del capital lingüistico son un caso
particular de las leyes de transmisión legítima del capital cultural entre las generaciones" señala Bourdieu. (18)
Parece claro que no todos los adolescentes van a tener los mismos prejuicios dentro de los programas de
los medios de comunicación (telenovelas, musicales, deportivos)t por más similitud que exista. Sin duda dentro
de los diversos medios, será la televisión el de mayor impacto. Pero a su vez, la forma de decodificar el
mensaje que recibe cada adolescente será diferente de acuerdo al capital cultural que este adolescente posee.
Quiere decir que más que influir en la elección del programa, es probable que la gran diferencia esté en la
forma de internalizar los mensajes, tanto explícitos como implícitos. Por lo tanto la influencia futura de los
medios va a ser diferente, aunque la exposición presente a dichos medios sea similar.
Consideraciones finales.
Es probable que estas consideraciones sean discutibles. La intención de las mismas no es justamente decir
verdades absolutas, sino introducir algunos elementos para la discusión, sobre todo resaltando la complejidad
de esta problemática (como es toda la realidad, compleja y multifactorial).
Seguramente los restantes capítulos de este libro, profundizan en varios aspectos de los aquí sobrevolados.
Se podrá así, por parte del lector, elaborar un concepto más profundo y científico sobre el adolescente. Se
tendrán más herramientas, para destruir varios de los prejuicios que circulan en el conocimiento popular y
muchas veces en el conocimiento "científico". Es importante señalar que uno de los errores frecuentes es
valerse de una sola disciplina científica para el abordaje del tema. Por otra parte, no puede dejarse de
reconocer, prejuicios tendenciosos y mal intencionados, que grupos de poder económico estimulan, para lograr
más ventas de ciertos productos, en una lógica de la ganancia, como último fin.
BIBLIOGRAFIA
(1) ABERASTURY, A. y KNOBEL, M.: La adolescencia normal. Un enfoque psicoanalítico, Ed.
Paidós Educador, 3a. Reimpresión. México, 1989.
(2) ERIKSON, Erik: Sociedad y adolescencia, Ed. Siglo XXI, 12a. Edición. México, 1989.
(3) SALTALAMACCHIA, Hornero: La juventud en la época moderna: un análisis conceptual,
Cuadernos del Centro de Investigación para la Juventud Puertorriqueña. Puerto Rico, 1989.
(4) BOURDIEU, Pierre: La distinction critique sociale du jugement, Ed. Minuit. París, 1974. (5)
DOLTO, Francoise: La causa de los adolescentes, El verdadero lenguaje para dialogar con los
jóvenes. Ed. Seix Barral. Barcelona, 1990.
(6) BARRAN, José Pedro: Historia de la sensibilidad en el Uruguay, Ed. de la Banda Oriental, 8a.
Reimpresión. Montevideo, 1991.
(7) O.P.S.: La salud del adolescente y el joven en las Américas, Publicación científica N° 489.
Washington, 1985.
(8) Conferencia internacional sobre fecundidad en adolescentes en América Latin a y el Caribe,
Oaxaca, 1989.
(9) BATISTA NETO, Francisco: A Generacao dos anos 90 (perfil do adolescente), Ed. Promover.
Santa Catarina, 1990.
(10) FOUCAULT, Michel: Historia de la sexualidad, Ed. Siglo XXI, 15a. Edición. México, 1987.
(11) POWEL, Marvin: La psicología de la adolescencia, Ed. Fondo de Cultura Económica, 2a.
Reimpresión. México, 1981.
(12) GOFFMAN, Erving: Estigma, Ed. Amorrortu, 4a. Reimpresión. Buenos Aires, 1989.
(13) BAYCE, Rafael: Drogas. Prensa escrita y opinión pública, Ed. Fundación de Cultura
Universitaria. Montevideo, 1990.
(14) BLOS, Peter: Psicoanálisis de la adolescencia, Ed. 10aquín Mortiz, la. Edición. México, 1988.
(15) MUSS, Rolf E.: Teorías de la adolescencia, Ed. Paidós mexicana, 6a. Reimpresión. México,
1989.
(16) GOULDNER, Alvin: La crisis de la sociología occidental, Ed. Amorrortu, la. Reimpresión.
Buenos Aires, 1970.
(17) RAMA, Germán: Qué aprenden y quiénes aprenden en las escuelas del Uruguay. Los
contextos sociales e institucionales de éxitos y fracasos. Informes al Consejo Directivo Central de la
Administración Nacional de Educación Pública. Montevideo, 1991.
(18) BOURDIEU, Pierre: Ce que parter veut dire. Veconomie des échanges linguistiques, Ed. Fayard.
París, 1982.
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