y VENEREOLOGÍA LAS TIÑAS DEL CUERO CABELLUDO

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Facultad de Medicina de Barcelon a
Curso
D~RM. ATOLOGÍA
y
de
VENEREOLOGÍA
EN HOM ENAJ E AL PROf . DR. JA IM E PEYRI
ROC AMO RA , C;ON MO TIVO DE SU J UBILA CIÓN
Organizado por los médicos d e su CLINICA UNIVERSITARIA Dres .: F. Alabart - E.
Bassas, J. Bassedas, J. Capdevila , A. Cas tells, J. Colomer, F. de Dulanto, J. finestres ,
A . Goday, J. M . Gómez-Ceballos, J. Mato, J. Me¡'cadal Pey rí, G. Mu ntaner,' J. Peyri
Dalmau, R. Pedragosa, J. Piñal, J. Reig , C. Romaguera, M. Trías Bertrán, R. Torra
Bassols, A .. Va lls Gil y J. V alls Se rra.
XIII
LAS TIÑAS DEL CUERO CABELLUDO Y PIEL CLABRA
e
Dr. J. MERCADAL PEYR Í
la l im it ación de tiempo impue ta p~ir a el desarrollo de. esta leccióu,
nos vemos obligados a reducir la exposición de las t iñas del cuero cabelludo y piel glabra, hablando exclusivamente de las t iñas propiament e d ichas y dejando, por t an to, de lado, las epidermomicosis y blast omicos is supernfi cia~es , t an interesantes en u conocimiento para complet ar el estudio · de las micosis superficiales de la piel humaua. También dejaremos de exponer las reacciones segundas, debidas a los fitoparási tos prod uctores de las tiñas, por iguales m ot ivos.
ON
Generalidades
Entendemos por tiñas aquella~ enfermedades de la piel, producidas por. los
h ongos m ás inferiores , casi en su tot alid ad pertenecientes a los Hyphomycetos
(fungi imperfecti), y con 10calización pred om inan te y casi exclusiva en el cuer :>cabelludo. Afecta n preferentemente el cabello, s iendo, no obstante , posibles las
producciones de est os parásitos por t oda la superficie cutá nea, especialmente cu an ..
do el cuero cabelludo está afectado inicialmente, aunque también de ma nera pr i .
mibva.
.,
L os Hyphomycet os cau an tes de las tii1 as, viven práct icamente de la queratin a epidérmica, en la cual germinan, se desarrollan y expansionan en forma circular o circinada, efecto est e conocido desde HO RACIO. Cuando en el transcurso d e
su vida epidérmica encuen tran un folículo piloso, pen etran en el mismo siguiend n
la epidermis cornean a, apoderándose del pelo inc1uído en el mismo por su constitución especial queratinica, 10 invaden atravesando 'a cuticula ta ngencialment e,
lo ' alteran m ás o menos intensament e y, anida!1do en el .propio t allo del pelo, se
multi.-plican con sus esporos, progresando en 1?rofundidad y llegando hasta · cerca
de1 bulbo, en el preciso lugar de la quera tinizaclón de la fánera, donde se const it u··
yé la llamada Franja de Adams<?n. La génesis del cabe!lo, co ~ su progresió~ ascendente cont inuada, no es sufiCient e para que el paráSi to amdado en .el mism o,
s-ea llevado hast a la superficie libre del prqpio cabello ,quedando inhabitada su
par te profunda ; antes al contrario, el tallo es asiento continuo en t oda la p rpfundidad antes ,dicha, de manera ininterrumpida, por la pululación y. reproducció n
d el parási t o, de manera indefinida, si un tratamient o local a pro¡:>ósllo no provoca
la efluviación . o, depilaci6n complet a y total de cada pelo parasltado, .que p u eda
permitir una actuaci6n de los antisépticqs específi~o~, IJara termi nar con l a v ida
parasit aria intrafolicular y, con ello, lograr la estenhzaC16n de la parte afect a.
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)I. u
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En la mayoría de tiñas, el parásito no se limita tan sólo a Ua invasión del
pelo! s ~ no que, al propio tiempo, puede producir reacción in tra y extrafolicular
( penfo~lcular) que, en determinados casos, llegará a provocar trastorn os generales ,
traducidos en reacciones alérgicas específicas de parásito o de g rupo. En la piel
glab ra, la leSión, cuando no encuentra pelo
guno, se lim itará a est ar s it uada en
la~ capas superhclales como a máximo, con reacciones m ás profundas epidermodér~l~as, en dependencia de la afec tac ión del folículo , para el mayor número de pa'
rasltos.
n grupo de tiñ as, como veremos luego, cura espont ánea mente al llegar a la
pubertad. (tonsu ra?tes) ; por la m icologia se han podido identificar gr an número
~e . especies parasltanas agrupadas tn d istintos géneros y con características obJe.ttvas eu cuan to a los gérm~nes en su localización , con relación al pelo, al pro1>10 tiempo que con carac tenstlcas cult urales espec Iales ; también se hall podido
lleiSa r a .con~er por lO oc u~ ació n e.xperimen tal, substancias biológicas llam adas.
fibn as (t ncofitlOa , mlcrosponna, favma, etc.), producto de endo y exotoxin as del
parásito.
En dos grandes grupos se han d ividido las tiñas del cuero cabelludo : la ti ña
fav osa y las tiñ as tonsu ran t es, divididas estas a su vez, en tricoficias y microsporias ; precisa aflad :r un tercer grupo que corresponde a las t iñas inflam a torias.
(q uerión) .
La diferencia fu ndamen tal en tre el favus y -las t onsurantes, esh'iba en que,
en el primero, la alopecia es consecutiva, más que a una al teración del cabello en
s í, principalment e a un a atrofia d el folículo que llega a la dest rucción completa
del mismo con la caída consecu ti va del cabello asentado en él. En cambio, la ailov.ecia en las tonsuran tes, es , com o su nombre indica , por verdadera tonsura , es
deci r , por caída del cabello enfermo, debido a la profunda alteración d el m ism o a
que el parásito da lu gar , con nula o muy escasa reacción del folículo p iloso.
Favus
El Favus, lI a más an tigua conoci da de entre l as tillas, con con fu sioni smos nominat ivos inic iales, es la más g rave y pers istente, contrayéndose hab itualmente
dura nte la infancia JI no curando sin in tervención ter apéutica, hast a la atrofia total de los folículos enfermo;; y si n conseguir jamás la curación espont á nea al llegar a la pubertad, com o se observa en las tonsurantes L as pequeñas endemias observadas de enferm os fáv!cos corresponden por lo común a medios rurales o fam ili ares, en contraposición a las end emias escdla res, tan frecue ntes en las tonsumntes . Según GAY P RIETO, en España se encuen tran, sobre todo en Extrem adura, León, Galicia y en los más pobres distritos de la provi ncia de Granada (Guadix y Baza) ; n osot ros hemos vivido algunas en Cat al uñ a, siempre familiares.
Etiológicamente, t i favus es deb ido a Uf¡ parásito, el Achonon Schonle!ni, de
cult ivo pelado, lento en 5U creci miento y, en ocasiones dificil, sin órgan os difeI enciados de reprodu cción; excepcionalmen te algun os Achorion de or igen anima!l ,
pueden producir el favus huma no (A. gallinae).
La evolución del favus es extraordina r iament e len ta, c-rónica, cin tendencia a
la curaci ón e p ontá nea, tal como h em os indicado, pudien do ser tolerada sin r eaccióh de orden gene ral, duran te toda la vida del pacien te.
Clínicamente debemos d ist inguir las lesiones propias del cabello y las del
cuerO cabelludo. E l cabello fáv ico tiene un tono g risáceo ama rill ento, com o de
paja mojada y es tan caracterís t ico, qu e el h aberlo observado una v ez es suficient e
para dis t in g uirlo fácilmente en cualquiera otra ocas ión . Cabellos suelt os o m echones de los mismos (fig . 1) adquier en aquellas caracterist icas que perm iten prejuzgar a cierta distancia la posibilidad de encon trarn os ante un caso d e fav tl .
La lesiones cutánea con,sisten en dos tipo disti ntos: el «escudete fá vico»
(fig. 2) , ll amado ta mb ién c~z ol.eta , en. fran~és godet, y en latín s c "Ut~lum., qu e s e i~i ­
cia en forma de tina pustuhta 111tr aepldérmlca y corneana, sobreveOlda a los do dlas
¡¡proximadamen te del cont~gio! pustulita que se deseca a Uas pocas hor as d~ existencia, mostran do la apanenc la, d esde este m om en to, de un a costra amanUent 3,
frágil , a rci llosa, de s i t~a ~ió n. en ~l ostium fol~cul ar! ,que crece m~y len tamen te,
pudiendo llegar a adqumr dlll~ e nslOnes d~ vanos ~l1lhmetr o ~ de diám etro, y que
por confluencia con otras conttguas, 1?odra prodUCir en conjunto cazolet as m ayores, com puestas , no obst an te, ya obJ eh vamen te de vari as cazoletas de dimensiones
oviembre d e 1947
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A LES DE ·MEDICINA y CIR UGIA
Fig. 1 - Fabus de cuero cabellu d o con lesiones
en p iel glabro cabe llo g risáceo -amar illento en
gra ndes zo nas.
Fig . 3 - Pe lo Fá vico, o unos 400 a umentos, en el
cUol se observan los burbu jas de a ire, micelios y
los . tarsos rá vi d os>
307
Fig . 2 -{Fa bus tfp ico del cuero';cabe llu do . O bsérvense los típico s ca zole ta s o escudetes y e
cabello variegado, grisáceo-amarill e nto.
Fig. 4 - Ca bello Fávica en e xamen extem porá neo o lo p atoso cáustico 01 40 0/0 Burbu jas d e
a i re tfpicas .
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~ A LE S
DE M eDICI A y CIR UG I A
Vol. XXII. - N .O 29
inferiores . La cazoleta q ue adquiere un t on o áureq en s.u color amarillo, al ser
mojada p or el alcohol o el agua, está engastada en plena epidermis, sobresaliendo
muy liger amente en la superficie donde asienta y mostrando, las más de las veces,
u n pelo con l as car acterísticas antes an ot adas, que tras.p asa p erpendicularmente
::1 espesor de la ca?;oleta . El olor de esta les ión costrosa es característico, habien-do sido comparado al de nido de ratones. El contenido de la cazoleta, como 10
muestra el microscop io, es puramen te un cultivo m iceliano ; el cabello, al
ser arrancado, muestra en su extrem idad prox imal una vaina gelatinosa que corresponde a la pared del folículo, alter ada .
La segunda lesión característica de la superficie cutánea viene integrada por
la atrofi a del f .ículo y de ' la prop ia piel, m ostrándose p or piel leiforme en la que
el cabello preex is tente no h a dejado el menor rastro.
ta lel?ión del cabello y folículo producida p or el parásito, conduce a un a re..,cción perifolicular, con presencia en la d ermis de linfocitos, 'células ep itelioides
y, en ocasiones, cél ulas g igantes, con <ll t er ació n . de la colág ena y fibras elás ticas
por disla ~e ración de las m ismas, constituyendo un verdadero granuloma, muy bien
descrito por DARIER y HALLÉ .
.
SABOURAUD insiste en que todo folículo afectado por el p ar ásito del favus produce sistemáti camente un a alteracióli más o menos int ensa, de orden perifolicular
que, en último término, se traduce con el granuloma que acabamos. de d escribir.
Aparte de esta forma típica q ue hemos descrito, existen un as variedades clínicas, aunque. poco fr ecuen tes, ¡pero que precisa recordar en clínica, precisamente
para no confu,n dirlas con enfermedades de u n p arecido lesional y cuya propag ación
sería muy fácilmente superior a la que el fav us típico puede producir. Estas formas atípicas s on: el «Íavus p itiroid e., con elementos escamosos en placas circunscritas y p elos fávicos en el interior; en est a forma de la que hemos descrito
recientemente una pequeña endemia , para llegar al diagnóstico, no descuidar emos
de examinar minuciosam ente la superficie cub ierta por aquellas escamas , y en
la que observaremos sistemát icamen te, un os m in úscuflos escu det es, que nos conducirán al diagnóstico , El ufavus im pet igoide. , llamado así p or su parecid o con
el impétigo contagioso, sin mayor s igni fi cado qu e el de las l esiones clín icas, ya
que la evolución tiene la misma lent it ud qu e el favus ti pico, y, por último, el
. favus p a p iroide. , forma rara, d e la que SABOURAU D d ij o no h aber visto s in o escasí,simos ejempl ares y en la que s610 al p r inci,p io de la enfermedad , podremos
observar una formación ap ergaminada o p a pirácea de las escamas compactas que
le const ituyen y que, p or continu id ad pueden sem ejar aquellas lesiones; es una
variedad inicial pues, de tránsito a la forma - tífica.
El diagnóstico del favus n os lo precis ar á e examen rp.icroscópico del cabello
(fig. '3), en cuyo interior 'l os fil am entos micelianos d iseminados por d entro del
cuerpo del mismo, tienen las características particu¡ ares de estar copstituídos por
-esporos alargados de tres y cuatro micras, así como la de dividirse en tri y t etratomías, dando la impresión óptica de los huesos d el t arso y de aquí que vengan
llamánd oseles «tarsos fávicos • .
Otra característica p eculi ar del cabello fávico es el poder evidenciar en el interior del mismo, burbuj as de aire, esféricas, que vien en sustituyendo espacios anteriormente p ar asitados por micelios. (Fi g. 4).
'
El cultivo del favus en medio de crecimiento d e SABOURAUD (Fig. 5) , conduce
lentamente a na formación de placas rugosas en superficie y p eladas, t al como
hemos dicho al principio .
. Aunque el diagnóstico del favus , en p rincipio, pueda ser difícil, por su confusión con otras enfermedades alopécicas, p ri ncipalmente con el lupus er itematoso,
con la pseudopelada de BROCK, y foliculitis atrofiantes, paras itarias o no, el tener
conocimiento clínico de un solo caso típico del mismo, es suficiente para recordarlo y diagnosticarllo, cuando estemos ante la presenc ia de un se~undo caso.
El tratamiento consistirá en la depilación total que, en ocaSlOnes podrá ser
factible, sirviéndonos de la pinza de depilación, J?or la relativa p oco fragilidad
del cabello paras itado y el empleo de los antisépticos co nvenien~es que, para nO
repetir, dejamos ex profeso para el momento de hablar del tra~amlento de !as tonsurantes del cuero cabelludo.
Tiftas toosuraotes
I
Las t iñ as J onsura ntes están caracterizadas por p lacas alopécicas, con tonsu-
Nov iembre de 1947
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ALES DE ME DICINA Y CIR UGIA
Fig.5 - Cultivo fóv ico en med io glucosodo
de crecim ien to, de SABOURAUD, 0 1 mes de
Jo siembro.
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Ftg . 6 - Placa típ ica de microspoddeo, en reg ión occi p itol.
C ultivo, Microsporon Audou i ni . Obsérvense los pelos
blanqu ecino s en su p arte proximal con relac ión a l cuero
cabelluda .
Fig.7 - Pe lo micro spórico . Ve rd ade ro manguito de
esporos .ecia trix' , b ien pocas veces aseq ui b le Ipero
siempre ex iste nte, por dislaceración fócil co n la po tasa ,
el calenlam iénlo y la p re sión de l cubre,
Fig . 8 - Cultivo de microsporon Audouin i en med io d e crec imiento .
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A. 'ALES DE MEDICl ' /1 Y CIRUGIA
Vol. XXII. - N. O29
rada del cabello, d i em (nadas por el cuero cabelludo y debidas al parasitismo in·
que en el propio cuerpo de la fánera, lo fragiliza y destruye en su p orción
libre. En los dos gru pos de t onsuran tes existe, .por entre la supeificie de' las
placas , una. ~escam~ción fina ep idérmica que nas caracteriza.
'.
. La fragl}¡~ad ~el cabell,!, llega. a tal extremo q~el así como eu el favus ' hemos
dicho era pOSible la depllaclOn manúal o con la plllza, en las t ousurantes resulta
imposible por la rotura sistemá t-ica del cabello o · cabellos enfermos exist entes en '
las mismas.
. '
\
'Las. ' tiñas ·tonsuran tes producen endemias escolares, en oca$iones de extraordi· I
naria importancia, 10 que imp1ica un gran couocimiento de las mismas por parte
del médiéo general, ' con el fj.n de impedir y evitar la . propagación endémica y
hasta epidémica a que el desconocimien to de los casos primeros conduciria.
La curación espontánea al llegar. a la pubertad, es la regla, en contraposición
al favus y los casos taras de existencia en la edad adult a , s on d ebidos a gérmenes de especial virulencia, correspondientes a formas atíp :cas de las mismas, que
luego describiremos. Esta curación espontá nea puberal ha llevado a los investigadores al empleo de substancia~ hormonales para el tratamiento de las tonsuran- ,
tes, si bien a nada defini"bvo han conduéido y, en nuestras manos, digámoslo desde
ahora, no nos han proporcionado , en ninguno de nuestro casos ensayados , éxito
alguno.
L os parási tos productores de la ton uran tes SOI1 cont agiados desde la propia
naturaleza, (le una tiña animal o de hombre a hombre , prod u ciendo sobre la piel
lampiña, lesi ones conocidas general m en te C011 el nombre de h erpe circinad o, en las
uiías li as onicomicosis , en el cuero ::abellud o las tiñ as tonsurant es y en éste y en
la piel lamp iña, las t iñas inflamatori as de carácter snbagudo.
t~ns o
Microsporias
Caracteri zadas por la form ac ión de placas tonsuradas de bordes precisos ,
circulares o circinadas en Sil contorno, superfi cie escamosa de escamas farináceas
(Fig. 6), pudiendo confluir va rias de ell as , dando el aspecto policíclico al conjunto
?lopécico, p.u es acos tumbran a ser ún ica o mu y pocas, con t amaño de seis a diez
centímetros , como máximo, en -su di ámetro ; se ha dicho, teniendo en cuenta las
características 'del tamaño mínimo de los esporas causales y el de flas placas , que
It grandes placas, esporas pequeños, correspondiendo a la inversa dé, a pequeñas
placas, grandes esporas, para l as tricoficias.
.
Habitualmente, las placas del mi crosporon en el p eríodo de estado, no posee u
cabello alguno, habiendo desapareci do todos por la destrucción parasitaria, y únicamente las extremidades proximales de la porción l ibre del cabello, emergen a
través de las escamas envueltos por manguitos farin áceos blanquecinos, en , sus
últimos ~ilímetros, haciendo p osibl e arranca rlos ~on la presión y tracción b idig-ital, a' la lDversa de 10 que 'sucede con las tncoficlas, en las que con tales mamoeras no logramos arrancaraos en su totalidad por persistencia de algunos cabellos
no afectados. Podríamos decir que la microsporia es la que con más intensidad
tonsura, ya que por donde progresa arrasa todos los cab ellos preexistentes.
Al examen microscópico, previa Imbibición del cabello en la solución de potasa
cáustica al 40 % (Fig. , 7), p odrem os observar los esporas de tamaño ínfimo de una
micra alrededor que envuelven el cuerpo del cabello, form a ndo, en ocasiones un
,v erdadero mang uito, así como una distribución irregular e n m osaico muy característica. COI;l buena observación pooremos evidenciar que en el interior del cabello existen element9s micelianos que profundizan hasta cerca d el bulbo, y desde
cuya altura ya no profundizan m ás, copst ituyendo la llamad a Franja de ADAMSON.
Las microsporias son, habitu almente, deb idas al micro porum Audouini, de
GRUBY, el cual, además, puede producir en la piel lampiña d~l cuello y de la cara ,
lesiones muy poco -importa ntes sin gran significación, fugaces en s.u curso evolutivo. Por cultivo, podremos identifi car otros gérmenes , en tre los que predominan
el microsporum Velvetium, el Tardum ( abouraud) y otros .
Tanto por el cnltivo como por el microscopio y la clínica, podemos apreci~! ,
en ocasiones, diferencias en el habitua¡1 crecimiento, en el micelio y en las !eSlO- ,
nes; especialmente ,al invadir desde la queratina epidérmica al pelo, formando acú- .'
mulos en el ostium folicular, r epresentando un verdadero escudete, y como mues·
tra de transición entre el favus y l as m icrosporias, transición que micológicam ente
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ALES DE MEDICINA Y ClR UGlA
por propagac ión de
311
Fig. 10, Tonsu ran te tricofitica, a placas múltiples
y peq ue ñas, co nservándose cabellos sanos por entre
las zo nas to nsuradas .
11 ' Microfotografía . Los . si gm a s> vistos a pequeño aumento
Fig . 12', Cabe llo tricofltica , re lleno de esporas cendotrix>
312
A N A. LES D E VIEDICr. A y C IR UCI A
01. XXIl . - N. O29
\'iene integrada en el Acorió n Gipseum, de BODIN, con una evolución clínica más
lápida que la m ic rospor ia d el m icrosporum AUDOUINI.
En a¿gu nos casos, la clínica muestra lesiones de un parecido a las microsparias, con d ife r encias elementales más agud as en lo que al o~bum foli~ular .se
diere, a element os pu stulosos en oca iones y cuando m enos , mflamatonos , sIgni ficand o las formas subagn das, que pueden' presentarse, t an t o en la edad infa~ti1
como en la pubertad, con evoluciones rápidas y curación a corto plazo, constItuyendo la llam ada .forma subaguda., relativamen t e fr ecuente. Estas •.formas. .¡;ubé:gudas. correspond en sistem áticam en te a gérmenes de or igen anim al, cond.uclend?,
cn ocasi ones, a lesiones de ~a piel lampiña, de un a m ayor agudeza y vIrulencIa
que las producid as por el parásito clá ico, iendo debido principalmente . a t res especies: el M. felineum, de Fox y BLAXHAU, el lanosum , de SABOU RAUD, y el
fulvum, d e URIBURU .
Tricoficias
Epid emiológicam ente, las tric oficia~, de parecidas características que las m icrosporias, son las q ue en conjun to con ést as , forman el grupo de las tonsuran tes .
As í, pues, representan otro grupo de tons uran tes, que p odrá n dar lugar a las endemias escolares, ta n frecu entes , cu rando en la pubertad de manera espontáne:l
y siendo necesario el conocimiento de las mismas para evita r esta propagación
cp idémica, a que con faci lidad conduce su contagio.
Así com o en la producción de la microsporias d e or igen humano, in tervient'
habi tualménte un solo parásito, en las tricoficias son mucho m á s numerosos los
gérmenes h abitualmente ' causales, debiendo considerar en p rimera línea los tr icofitones.
L as t ricoficias s e man ifies t an por placas tonsuradas con escamas furfuráceas
.
cu su superficie y pr ese n ~ ia en las m ismas d e ~lg un os cabellos ín tegros .
' El número d e placas es, habitualmen te, múlti ple y ell as de pequeñ as dimensiones (pequeñas placas, g randes esporas) ,
En los exámenes del ,p elo deberemos t ener muy en cuent a que n o son precisamente los cabellos p ersis tentes enteros de en tre las placas, los m ás apropósito
para el estud io, sino que para la recolección de los parasitados deberemos buscar,
aun 1evan t ando las escamas que recubran la placa, unos pequeños puntos negros,
restos de cabello t onsurado, que con la pinza, o h ast a ayudados de u n alfiler,
podremos conseguir y poner d e manifi esto su fo rma irregular en vírgula, s igno
el e admiración, en sigma y, en los q ue, puestos en por t a ob jet os y embibidos en
la solución de potasa, calentandó, después de p rotegerlos con un cubre, p odremos
evidenciar la substanci a propia del pelo relleno m at erialment e 'de esporas, esporas
de situación precisam ente en su in terior (endotrix).
En clínica, y debido a la sagacidad de SABOURAUD, podemos dIstingui r tres
órden es de les iones que nos er virán para orie nt ar nos en el conocimien to eti<xógico del parásito de las tonsuran tes, ellos s on: la existencia de prominenci as minúsculas correspondien tes al ostium folicular , cuando del tricofit ón acuminatum o
Sabouraudi se trata; en es ta clase de tonSUI'an t es es h abi tual la formación inicial
de una pl aca m ayor con d isem inación de placas m en or es por l a periferi a de la
primera . En otras ocásiones , prec isa mente en e1 ost ium foli cular, podremos poner
de mani fiesto la exist encia de verdaderas y minúscu la depresiones en correspondencia con el germen produ ctor , el tri cofitón cra t eriform e o t onsurans, cuya clínica
nos mostrará adem ás la disemil?ación irreg ular de placas, tan to en distrib ución,
como en t a m año, p or la superfi cie del cuer o cabull o , aunq ue las placas son más
bien minÚSculas siempre.
El tricofitón violáceum , mu y exten d.ido por t odos los ' países m edi t erráneos ,
produce en cHn ica, placas alopéci cas diminut as, de dos a t res milim etros de diámetro y diseminadas por todo el cuero cabelludo .
EJ cultivo en m edio d e crecim ien to" de cada , un o de estos tr e~ gérmenes man ifiesta la característica que le ha asignado su nombre, cu ales son la acuminación
(fi g. 13), el cultivo con depresión cen t ral cra teri forme (fig. 14) Y el cultivo p elado
y de color- .vi oláceo (fi g. 15). resp ctivament e, pata el t ricofitone AC4lDinatum,
t ricofi tón Crat eriforme y t'ricofi tón Viol áceum.
Pero apart e de estos tres gérm en es pr imor diales, tamb ién debemos recorda r la
posibi lidad .de les; otles parecidas a la a nte riores, especi alm en t e a las del tr icofi-
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ALES DE MEDIC I NA Y CIR LGI A
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fig. 13· Cul ivo d,e, T. Sqi¡>o urf3u i locu'1'j n~ ly ml vislo d e pe rfjl y
mostrando cla ra men! e ,el -:e l1lq mu\()orgo J el c~ ntr o
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Fig 15 -Cult ivo tfpico mimedo, en med io de cre cimiento moltosado, del
Tricofiton Viol a ceum
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Fig. 16 - Q ue ri on de Cel so, tfp ico, del cuero cabe llu do
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ANALES DE MEDICI A Y CI R UG I A
l.
VoL XXII . - N.O29
in flamat or ias, debidas al t ricofi tón
Diagnóstico. - ' Ant~ cu alquiera lesión alopécica, principalmente con: forma~ i o­
nes, placul.a~es, y especIalmen te en la edad infanh, deberá pensarse en la p osIbIlIdad . d,e q1:le e~temos ante la . presencia de t,lna tiña t onsurante'. .La confus ión con
las pltlrlasls sImples del cuero cabelludo, será posible en u~ principio; .pero e1
exam en detenido del estado del pelo, así com o la existencia de lesiones cutáneas por debajo de las escanl¡as y, principalmente, la presencia de pelo t onsur ado
que en forma de puntos negros o cabellos farináceos . tonsurados, puede existir, n os
pondrá alerta .para la sospecb de una posible t iña tonsuran te; en último t érmin o,
el estudio s istemát ico del cabello enfermo, así comq el cultivo de l os. elementos
últimamente indicados, nos dirá su última palabra.
.
Nunca deberemos s ent ar el d iagnóst ico de tiña sin el reconocimiento del germen causaol , ya en examen directo o extemporáneo o por cultivo del mismo. S i
en ¡el m edio en que nos ballamos no se d ;spone de microscopio apropósitq, recogeren;1os aquellos elementos a examina,r, <:ol ocánd olos entre dos portaobjetos, previamente flamead os, y remitiéndolo al laboratorio apropósito, envolviéndolos en
pa pel para mantener su u nión, pudiendo de esta manera lograr l a conservación
de ,los gérmenes durante varios días, hasta una semana, y así poder constatar los
gér,m enes causales, ya por exam en microscópico 'o p qr cultivo, cuando lleguen al '
la boratorio.
En Ila pelada, la piel fina s in escamas ni vestigios de las mismas, el cabello
en signo de admiración, de la zona progresiva, y la h ipot onia de las placas (signo
de JACQUET), nos permitirá el d iagnóstico con relativa facilidad ; s iendo principalmente con las microsporias, la posible confusión, el examen de los elementos t onsurados de esta últim a, n os permitirán siempre s ent ar l a etiquet a de gar an tía . En
la tiña amiantácea, y falsa t iña amiantácea de AUBERT, ~1 diagnóstico puede llegar
a s er delicado ;pero de t odos modos l a inexistencia de l os e1ementos patológicos
característicos de las tonsurantes y, en último t érmino, el exam en del pelo y el
cultivo de l m ism o, n os dilucidarán l as dudas. En el psoriasis, lIoso pelos atraviesan l as escamas estratificadas, secas, m icáceas, y la alopecia , en realidad, n o
existe; pero en las dudas, siempre será el est udio del cabello con su cultivo eventualmen te, quien precisamente nos aclarará la etiqu et a nosológica.
La tricofi tina no tiene en su inyección intradérm ica un valor reaJ para el
diagnóst ico exacto y preciso, pero la lámpara d e WOOD , aunque escasa de otra
parte en tre _los centros derm atológicos , y m ucho m ás en l os particulares, n os d~r á
idea precisa para el diagnóst ico dudoso, en la mayoría de ocasiones .
, Tratamiento. - El tratamient o en las tiñas del cuero cabelludo, t anto d el
fav us com o de las t onsurantes, debe s er d irigido p artiendo de unos principios
esenciales cuales s on : 1.0 Depilación completa d~l cuero cabelludo, para eliminar
de est a manera los grandes; depós itos parasitarios (pelo enferm o) y permitir, de
'. otra parte, la d es;nfección t ot al d e la superficie del cuero cabelludo , y especialm ente de los conductos foliculares, en l os que t ambién anida el parásito. 2. ° Obligaremos a llevar cubierta la cabeza p or , part e d~l cuer9 cabelludo, a cualquier
enfermo de tiñ a, con el fin de evitar la propagación d e los gérmenes a l os d em ás
seres que los circundan. 3 .° Lavado jabonoso diario de l a superficie enferma. 4 .° Medicación local t ópica, antiséptica, para esterilizar las partes enfermas.
.
Cuidaremos bien de no dar nunca ele alta por curado a un enfermo, hasta que
una vez la clínica y event ualmen t e la l ámpara de WOOD , nos m.u estren el cuero
cabelludo hbre de lesiones y ·los exámen es extemporáneos con cultivo, si es preciso, de las lesiones elem ent ales , nos muestren una negatividad sostenida durante
un espacio de tiempo no inferi or a quince días.
'
.
Durante el curso · t erapéutico evit aremos el cont acto de l os enfermos con los
demás s~no s, especialmen te en lo que se refiere a escolares y demás m ed ios infantiles ' t an sólo en est ablecimient os apropósi to p odrem os junt at los enfermos de
tiña 'e n un ambien t e independ ient e con las precauciones de cubierta de l a .cabeza,
tal como bemos indicad o. En este sentido prodigaremos 1 0s examenes de los niños
que hayan convivido con cualquier enfermo d,e tiña en el am~i~nte que sea , ya
familiar escolar. o centro b enéfico. No deSCUIdaremos de est en hzar, y eventual' m ente ~1imin ar con su destrucción los ins trumentos o utensilios de t ocad or que,
i'
')
I
1"
,
Nov ·embre d e 1947
.'1 rvA LES· DE MEDIC l rvA ~ CIR UGI .--1
31:5
f ig . 17· fo lieulitis trieo fítie a , s ieo s jform e , de l b i;¡o te y borba ,.
fi S. 18· Herpe cireina do, e <;> raele rfstieo de
la p ie l glob r :J .
f ig . 19 . Cozo let aS · e seu8e tes
f6v ieos, tfp /co s en lo pierno Ipiel
' ~ m p iñol
'.
Fig 20· Plo eos «ec zemato ides. tricofítieo$,
en ombo s mus lo s.
3 1e
fiNAL ES DE MEDICl!VA y CIRUGlA
\ 0 . XXIT. -N .o 29
tales com o peines y cep illos, hayan estado en contac to sostenido con el. cuero cabe lludó del enfermo y , por tan t o, con sus lesiones. Asimismo g uarda remos buen
cuidado en destruir, quem ando si precisare, los cabell os y productos de descamat1Ón que, proceden tes del enfermo, obtengam os en el curso evolutivo de ~ a enfermedad y por las operacIOnes t erapéut icas.
..
.
. La depilación en el favus, como hem'o s, dicho anteriormente, podrá practicarse,
. rVléndonos de la pmza d e depilación, ya que la relativa poca fragilidad del ca• bello fávic o, permite la práctica de tal operación. En las t onsurantes deber emos
recurri r por obligación a u na dep ilación poI' efiuv iación, la qu~ se puede con seTui'r de dos m aneras distintas; o si rviéndonos de 1a radiotera·p .a o ' por las sales
dE' T alio.
La radio terap'a, después d e los trabajos de SABOURAUD, NOIRE y KIENBOCHADAMSO , con sigue' con una dosis de 350 rr . en cada u no d e los campos del cuero
cabelludo, divididos a este propósito, según t écnica de los a utores que acabamos
de cit'ar , una dep ilación p or verdadera efiuviación del cabeHo, que empieza a las
dos s em anas de la irradiación y termina al mes.
\
El Talio, sirviénd on os principalmen t e del acetato de protóx ido así com o de
otras sales de las que MARTlNEZ TORRES y AVARRO MARTÍN n os han dado su última palabra, empleado a la dosis de ocho miligramos por kilo de peso, y sin pasar
jamás de la dos is t ot al de veinticu atro centígramos, lo que equivale a deci r u n
peso máximo para el n iño, de treinta ' k ilos, usando l a medicación como a única,
nos proporciona la caída t otal del cabell o, salvo el lan u go de'l borde más periférico
del cuerpo cabell udo, en u na forma y plazo similar a 'l a r adioterapia . Esta medi- ·
cación tálica, de la que se han descrito accidentes verd ader amente impresionan t es ,
IJudiendo llegar , según algunos a utores, a produci r la muerte del Infante, pCi'
Impregnación tóxica del sis t ema nervioso cen tral, d ebe usarse en su caso con
las máximas precanci on es , adminis trándola a las dosis precisadas , 'en ay unas para
faci l itar la absorció n en el tramo d igestivo, t enien do la impresión, compartida por
otros autores , de que, partiendo de est e principio, no acostumbr an a observarse
acciden tes serios (VILANOVA).
Además de la práctica de lavado jabo noso diario , procederemos a una doble
embrocación con verdadera fricción del cuero cabelludo con la medicación an t iséptica, debiendo colocar a l a cabeza de )1na larga serie de productos ensayados,
el alcohol yodado al 1 % ;\ l as pomadas mercuriales al 5 % ; de azufre del 5 %
al 10 %, de an tralina al m edio por . ciento, et c., s on medicac iones que pueden
prestar: su auxilio con gr an valor t erapéutico a su mar a la del yodo o independientem ente en l os casos de intolerancia al mismo.
L a cu bierta permanente del cu e ~ o cabelludo, l a 'log rarem os fácilmente, s irvié ndonos de un gorro de papel o de t ela que cambiaremos m añana y n oc he, esterilizando s istemátitam ente los aprovechables, no dejando de colocarlos hasta la
~a rantí a de curación, de la que hemos hablado hace poco , y con él primord ia'
nn de evitar la propagación epidémica .
Tifias inflamatori as
¡
E l t ipo m ás r epr esenta t ivo de la t :ña inflama tor ia es el lla m ado qúeuióll de
Celso, cOll ocido desde los tiem pos de est e au tor, ~ue se produce en cu alquier parte
rle la superficie cutánea , incl uido el cuero cabel1t\d o.
Inicialmente, el querión se m anifiesta por una superficie eri temato-escam osa
que proÍl to evoluci ona con elementos . pust ulosos id iséminados por en tre la su perfi cie enferma y que, deb ido a una intensa alergía 10cal, la p~aca desde un p nñcipio circinada y escamosa, se enrojece y edem at iza , m ostrando un a continuidad
de elementos pus tulosos de cont enido amari llen to ' y de la que por. expresión r ezuma de cada uno de estos elemen tos u na got ita de pu s , com o en espumadera.
A la semana, áproxim,:d ~ m en t\'! (fig. 16), el ,conj unto o~rec'e la impresión de
una t umoración despega<!a ae plano profundo, aplanada, m ovlbl e, con elevac :ón d e
has ta un par de cent ímetros obre l a superficie norm al circunvecina, aparentando
un verdadero parterre , de la que emergen alg unos pelos que ceden a la menor
t racción y que, en Sil evo ución normal , se de prenderán espontáneamen t e, debido
a la prod ucción dc un a verdadera foliculi tis y perifoliculitis expu ls iva.
En sus d 'm ensi olles acos t umbra a llegar hasta los seis y ocho centímetros de
di ámct -o y Il\Ús. cn Sil expansión máxima, acoshu n brand a ser pl3.ca única y
N ov iembre de 1947
A
ALES DE MEDIC I NA Y CIRUGIA
Fig 23 - Oni.is Tricofrtica
por tr icofi tón violóceum;
ti po cHn i co de Heleoni. is.
Fig . 21 - les io nes eczemoto ides , <escomosos e
hi perquerotós it os> de origen trico lltico, y loco li zoc ión en coro.
Fig. 22 - Paqui o ni.is
(
IV
")
fo libcfón Fó vica s
J
I
317
•
I
Fig . 24 - U ña folióceo po r
propagación desd e la peI
riferia , rde uno T-ricoficio
en sába na.
.4
riLES D E ME DI CI
A y CIR UC I A
0 1. X X II. - N .o 29
tag ios secun dar ios sobrevien e n más ta rd e de la sem ana de iuiciarse la prim en ,
placa , los nuevos elementos n o llegarán a adqu ir ir, por inmu nidad actlya adquirida, más de dos o tres centímet ros de diám et ro, CQ U características menos ;n fb mator ias que la placa inicial.
SubjetIvamente, el querión produce sensación de t ensión y excaso dolor , siend ü
raras las ocasiones en q ue l as m olesti as son super iores , pudien d o en t ales casos.
prod ucir infarto ganglion ar de la r egión correspon diente. En el perí od<> de estado,
el quer ión acos tumbra a du r ar tr es o cuatro sem an as , después de ';as cual es se
inicia la ret rogradació n espontá nea que 1a inmunid ad adq u ir ida por l a propia
h:sión le confi ere, dism inuyen do la s upuración, decreciendo la placa p ara de ja}
vn r ast ro pi gm entar :o q ue durará u na sema nas o m eses , cón el ementos a t róficos
disem inados, correspon dientes a zonas folicu lares en las que el brote del pelo ser;i
imposible, por la atrofia profu nda del foliculo a que cond uce, por 10 g'e neral , el
proceso. E n ocasiones, estas placas cica tricia les hlpercrómicas , vienen acompañ adas de abcesos dérm icos de los qu e mana un líquido gom oso por expresión y qut ,
e l un pen odo de dos o tres m eses , e r uelven espontáneamente, s in necesidad de
in ter venció n qu irúrgica n i m édica alguna .
El ex amen del pelo mos trará en princi pio, cuá udo la in icia:ción de las placas.
dé queri ón, fácilmente el pa rási to al mic roscop; o, con el exa men directo extemporáneo del mismo ; pero más tarde, y a en el período de estado, será b Ien d ifícil
de poner lo en eVIdencia , sien do p rtcis o recurr ir ' al cultivo p a ra la iden tificacióll
del germ en causal.
ñn la barba , ex cepc :ona l m eu te , se present a el quer ión típ ico ; por 10 común ,
s muest ra en forma ' diseminad a , sem ejando u na folicu litis s icos itorme (fig . 17)
e, abcesos m últ iples fol icu lares, pe rifoli cula res y , a v eces , dérm icos .
E ti u.ógicamen te, ébese el q uerión a u nos parás itos vivaces q u e S ABOURAU{)
ha incluído en el g ru po de los microi des y que llR UMPT s egrega de los m ismos
por conS Ideraciones de ordt n botá nico , col ocánd olos en el género d e los Ctenomyces. ~ O ll gérmen es muy vivaces en los cultt vos , pl eomorfizá ndose rá pidamen te,
siendo, por ello, recomendables los med ios poco alUca rados en el est udio de los
m ismos . Las es pec ies más fr ec uen temen l e halladas, son el t ricofit ón g ipseu m ast eroi des (cte n myces men tagrofi tes), el g ranu losum, el niv eum, el lacticolor y el
fu rinol ent um .
Ot ro gru po de t'ñas in fl amatori as, en las que, empero, n u nca ll ega a p roduci rse les iól] de l tipo clínico descr ito con el nombre de q uer ión, lo consb tuyen
les iones foliculares su purativas de evolución subaguda, que s i bien pueden cong lomerarse en algu nas zonas, por 10 general, muestran elem entos disem inados
por el cuero cabelludo, produci endo en la p iel lampiña l esiones m ás o m enos d iscqides , igu alm ente infla m ator ias y pustulosa s; elementos supurat ivos que pueden
ser debidos a gérmenes del g ru po de los fav us , t ales com o el q uer ión gypseum,
III cr osporones de ori gen animal (querión microspórico) (fig . 9) o t ricofiton es, t ales
com o el ~ e r ebri form e , el violáce um y los p ropios m lcroides , así como deb idas a
g érm~nes del g rupo d e los m egas poros , de los que debem os considerar dos categorías diferentes, cuales son las d e cu t ivo pelado con el .tricofi tón r osac ~ um . ::¡
la cabeza, q ue puede d ar l ugar a un a foliculitis s eca y ton su ran te en la bar b'l
y . excepcionalment e, la form a s upu rada subaguda, Y. de ot ro l a do, gérmen es de
( l1 lti vos casi fa viformes , de origen animal , ent re los que destaca n el t ricofitón
!l lbum , el ocrace um, verrucos u m y d iscoi des, que, bab it ual m en t e p roducen lesio'l es inflam ator ias discr et as, d isemin adas por 'l a superficie lampiña de la piel.
El d iagnóstico de las tiñas in fl am a tori as acost umbra a · ser fácil. Solam ente en
su s p rimeros períodos , en q ue pers iste la integridad de l os pelos , podrá caber
al,yu na duda, s i bien en est e m om en to, el examen ¡d ir ecto de estas fá ner as ll OS permi tirá identi ficar el ge rmen y presumir la forma inflam ator ia en qu e bien pronto
e lroluci onará n las lesion es. E n el períod o de est ado, el án trax pod rá dar lugar a
al<run a d uda , pero el intenso dolor de est a estafil oderm ia , así com o la exis tenc :a
GCo cl avos que jamás m ostrará el quer ión y el cultivo pos itivo de los gérmenes de
es te úl t im o, nos d isi pará cu alq u ier dud a.
.
,
L as sicosis estafilógen as, más diseminadas , de localizaci ón hab It u al en el blg-ot e y acompañadas, por 10 .c,omún , ~e b l efar i ~ i s y rin it is vestibul ar , . con car acterísti cas folicul ares de eV01UClOll cróm ca, se dls t ng uen de la evolUCión ag uda y
curs o m enos p rolongado cou los abcesos característicos del quer ión , qu e jun to a
la investig-ac ión pa rasi ta r ia, n os s erv irá para dilucidar el d iagnós t ico .
.!'; ov:embr
de 1947
A
ALE
DE iHEDIC I NA Y ' CI R UG l rl.
31~
exc .pcionalmente· múlt iple cuando s.imultáneas o sucesivas inoculaciones sean producidas dentro de 10s primeros días de exist en cia de la placa inicial. Si los con.!--a i~tr adT~m9 rea~~ión. de tricofitiI!a, después de la primera semana de evoluclOn del mal, podrá servirnos con sus resultados, pa ra la orientación del diagnóstico ; en nuestras m anos hemos obten ido pos itivldades especificas superior es ,
que con los demás extractos micóticos. (<< Revista Ibérica 'de Parasitologia» octubre de 1946.)
, •
'
El trat amien to de as t iñas: inflamatorias debe emprenderse siempre con un a
premisa inexcusable, cual es la de evitar m edicaciones irrit antes, que podrían dar
l ugar .a reacciones segundas (tricofitides), s iendo ,aconsejable el alcohol y odado al
J % en embrocación bi cotidiana y en los periodos de máxima flogos is, lociones.
y odadas o pomadas ligeramente antisépticas y anticongestivas, como las de tume-·
nol al 10 % que, en la mayor parte de los casos, será suficiente. para t erminar
fav orablem en te, el proceso. RAVAUT, aconseja las inyecciones intravenosas de l a soAVARRO MARTfN
l ución de lugol a la dosis de 5 cc. en inyeccion es t risemanales.
ha empleado con éxi to la tripafiavina en solución a1 2 % y dosis de 5 cc . en inyección intravenosa a días al ternos , logrando, según manifiesta el . autor, los.
mismos r esultados que con el l ugol.
La sulfam idoterapia puede actuar en sentido fa vorable, administrada por vía
general. Pero tengamos en cuen ta que la evolución espontánea de las lesiones de
querión , así como las correspondien tes a las dis tin tas fo r~ as . inflamatorias des'
cr it as, es hacia la curación espon tánea , en un período de t iempo que oscila ~nt r c
las cuatro y doce semanas, por lo que, en la m ayoría de los casos, será suficiente
el empleo de una m edicación local ligeramen te an ti séptica, para ayudar favo r ablem ente est a invol ución espontá nea de las lesiones .
Lesiones de piel glabra
Ya hemos indicado, al habla r de las microsporidias y de las tricoficias, la posibilidad de diseminación de lesiones por la piel l ampiñ a, habiendo descrito la
correspondientes .a la más genuina represen t ación d e las mismas , conocida con el
n ombre de «h erpe circinad o. (fig. 18) : lesiones circulares o policíclicas a b o,de
tuicrovesicul ado , con crecimi en to excéntrico y t en dencia a la curación espont áne:t
central.
.
El fav us puede t ambié n diseminarse y pr oducir les iones con ti picas cazoletas
e n el tronco y extremidades (fiO". 19) y, p or excepción, da lugar a · lesiones gigant escas, ostráceas, verrugosas (fa vus squarreux), que corresponden a un cultiv,)
puro del acorión , evidenciable principalmen te en niños secuestrados, infectados con
an terioridad por el parási to, o en niños de familias miserables e in tensamente
abandonados.
Tanto los tricofit ones como los microsporones, mayormente los primeros, pueden producir lesiones de tipo clínico «eczematoide. (fig. 20), que principalmen t e
cn las man os, reg:ón, por otra parte, de predilección en su localización, pueden
despis tarnos fácilmen t e del verdadero diagnóstico, y que, muchas veces, nos ser:óJ.
difíci l lI eO"ar al mismo sin recurrir al cultivo de las lesiones escamosas y del cont enido de" las vesículas, que nos evidenciarán la existencia del parásito.
L os gérmenes pertenec ien tes a est os dos últimos grupos , h icofitones y micro-o
esporones , primordialmen te los primeros, pueden ocasionar, mayormente en las
manos, pero ta mbién en ot ras regiones glabras, lesiones «hiperqueratósicas y esc;)m osas. (fig. 21). en las que, con .un examen minuci?so,. podremos p~n er' de m anifiesto diminutas vesículas, espeCialmen t e en l a penfena de las les lOnes; ést as.
podrán ser confundidas por su gran pa recido clínico, con las similares debid.as -l
ep idermofitones y algunos gérmenes .de las levaduras, que t an solamen te la Identificación del pa rási to por el cultlvo nos lo podrá poner en claro.
R I trat ami en to de est a lesiones de piel ' glabra, ya sea h erpe circinado , las.
formas eczemat oides y las biperqueratósicas y escamosas , se reducirá a embrocación tales como el alcohol yodado al 1 %, solución acuosa de crisarrobina al 2 %'
l~ p~madas li ~e ramen te quera tolít icas al ácido sa~icíl.ico d el ,2 . al 5 %, as~ com oa la crisarroblDa y an trasol del 2 al 5 % ; otra. m edIcaCIón llbl es la soluclól?- sabaada en alcohol del 80°, de alCánfor y fenol a partes iguales, en toques blcobdian os, que manejados oportunament e, tern)inarán con estos procesos fitoparaslta-
320
ANilLES DE MEDICI A Y CIR UC IA
Vo . XXII. - N.o 29
rios de piel lampi.ña, en los casos 'difíciles, felizmente y a corto plazo, en la m ayor
parte de las ocasIOnes.
i .
'
I
.
En las . uñas, tanto el favus como la tricoficia y la microsporia; p éden dar
Illgar a lesIOnes que.. corresponden a los .Onicomieosis. fitoparasitarias.
'
El fa.vus produce espécialmente la «uña en médula r de junco.J (fig. 22), con
c:ngrosamlento . poroso del lech 0, J a expensas de su ' propagac ión que parte del 'b br&
libre de la mIsma y que, en los casos acentuados , puede mutilar total .o .p arcialmente el cuerpo de ella, quedando en ocasiones reducido a Un pequeño muñón
Informe.
. . , ..
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La tri.coficia y 'la .microsporia dan lugar a las m ás distintas lesiones que se
l rau ucen ~ la «he1 co~","is o úlcera de uña. (fig. 23). la «foliación ' ungu'ea. (fig'urp.. 24), frecuente tambIén, pudiendo igualmente estos gérmenes, producir la u ñ¡¡
<-11 .médula de junco., como lo hace el favus.
!
'
En ocas iones, las lesiones, m ás discretas, se reducen a un punteado minúsculo,
pul' I:érd ida de subs tancia de la superficie,. ~ebid o a m~ltip' le s loca i zacion~s de
los germenes, que tanto pueden ser estos fav lcos como tncofíhcos o mlcrdsporicos
(onixis pun,teada). Cuando estas lesiones s e acentúan, muestran la fáne ra con pérdi da del brillo normal, ll egando a producir una rugosidad especial de la superucie
de la uña.
Un buen número de casos, las lesiones ungueales son debidas a propag¡¡ción
de las de su periferia y el diag nóstico p odrá ser relativamen te fác i1 , pero m uchas
veces vienen propagadas por contagio de los elementos existentes en el' cuero
cabelludo, directamente, s in lesiones de piel glabra ni periungueales, s iendo más
(, ifícil el poder precisar el diagnóstico, especialmen te si no t enem os ' conocimientu
de la existencia de estas últ imas, o n o a puramos el examen clínico de 1a s uper ficie cutánea t otal.
Más dificil s erá el llegar a un diag n óstico, si las lesiones ungueales s on pri mitivas; eventualidad pos ible y qu e debem os retener, para que , ante cualqu iera
al teración sospechosa de la uña, practiquemos un examen de los elementos patoló~i co s (escamas espontá neas o provocadas por un r aspa do m et ód ico con el escarincador o escalpelo) que imbibiremos en potasa al 40 %, calentando hasta des¡: rendimiento de vapores, o procederemos al cultivo de las mismas .
Los tratamientos de las tiñas de la p iel glabra, s erán útiles para m edicar las
oni comicosis; pero muchas veces, las lesiones serán r ebeldes y precisará recurr j¡'
a la exéresis de la fánera, si queremos aprovechar el ben efi cioso y definitivo servicio que 'los antisépti cos podrán prestar de sí , compl ementnnd o deb idam ente la
acción quirúrgica ele l,a ablac ión.
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