La renuncia voluntaria a la maternidad en norte américa, Europa y

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UNIVERSIDAD DEL TURABO
ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES
LA RENUNCIA VOLUNTARIA A LA MATERNIDAD EN
NORTE AMERICA, EUROPA Y AMERICA LATINA
A LA LUZ DE LITERATURA CONTEMPORANEA
Por
Jennifer Cuevas Pedraza
PROYECTO DOCTORAL
Presentado Como Requisito para la Obtención del Grado
de Doctor en Psicología
Gurabo, Puerto Rico
mayo 2014
UNIVERSIDAD DEL TURABO
CERTIFICACIÓN DE APROBACIÓN DE DISERTACIÓN
Este proyecto de Jennifer Cuevas Pedraza fue revisada y aprobada por los
miembros del Comité de Disertación. El formulario de Cumplimientos de Requisitos
Académicos Doctorales con las firmas de los miembros del comité se encuentra
depositado en el Registrado y en el Centro de Estudios Graduados e Investigación de la
Universidad del Turabo.
MIEMBROS DEL COMITÉ DE DISERTACIÓN
Dr. Jorge Berrios Lugo
Universidad del Turabo
Director del Comité de Disertación
Dra. Jessica Velázquez Rodríguez
Universidad del Turabo
Miembro
©Copyright, 2014
Jennifer Cuevas Pedraza. Derechos reservados
LA RENUNCIA VOLUNTARIA A LA MATERNIDAD EN
NORTE AMERICA, EUROPA Y AMERICA LATINA
A LA LUZ DE LITERATURA CONTEMPORANEA
Por
Jennifer Cuevas Pedraza
Dr. Jorge Berrios Lugo
Director del Comité de Disertación
Resumen
La mujer posee un rol en la sociedad que por siglos ha estado cargado de
responsabilidades orientadas a la maternidad. Para la sociedad, el rol principal de la
mujer ha sido el de ser madre, ya que es la máxima diferencia, biológicamente hablando,
que posee la mujer del hombre (Dobson, 2012). A pesar de ello, en la mayoría de los
países industrializados en las últimas décadas se ha observado un aumento en la cifra de
mujeres que renuncian voluntariamente a la maternidad (Kingston, 2009). La mujer
actual ha comenzado a desempeñarse en empleos demandantes, se ha preparado
académicamente y ha comenzado a reflexionar sobre la maternidad como una opción y
no una imposición (Gregory, 2007). La renuncia voluntaria a la maternidad ha sido
objeto de interés en literatura popular a través de los últimos años. Se posee información
de referencias académicas, portales electrónicos, testimonios personales y obras literarias.
Se logró a través de revisión de literatura contemporánea obtener un perfil de la
iv
manifestación de la renuncia voluntaria a la maternidad en América del Norte, Europa y
América Latina.
v
DEDICATORIA
La realización y finalización de este proyecto doctoral no hubiera sido posible sin
la cooperación de diferentes personas de valor incalculable. Dedico este documento y la
finalización de este proceso académico a Dios, quien sin duda, ha ofrecido un giro a mi
vida que me ha permitido completar esta magnífica etapa profesional. Además dedico
este trabajo a mis padres, Manuel Cuevas y Connie Pedraza, quienes aceptaron, a corta
edad, la labor de ser mis padres y han realizado una labor indescriptible. Gracias por
haberme enseñado la importancia de la escolaridad, por haberme conducido a completar
mis metas y por haberme enseñado que el cielo es el límite. Gracias, a ustedes debo todo
lo que soy. De igual modo dedico este trabajo a mis hermanas, Connie y Alejandra,
quienes alegraron mis días aún en momentos donde no parecía ser capaz de culminar esta
etapa. Agradezco a mi tía María Pedraza, por haber colaborado en la realización de este
documento a través de su apoyo, no sólo durante el proceso académico, sino desde los
primeros días de mi existencia. Mis abuelos Gladys, Andrés, Conchy y Tony, quienes
cooperaron en la construcción de mi carácter. Gracias a mi familia extendida, cuyos
nombres no están mencionados en el papel, en cambio colaboraron con su amor en este
proceso académico. De igual modo agradezco a mis amigos cercanos y compañeros de
viaje en esta etapa académica, quienes me ofrecieron apoyo y escucharon de mi proceso
hasta en horas de madrugada, en especial a mis colegas de internado Emma, Eric y Kilsy.
De modo especial, también agradezco a mi mascota, a Gucci, quien me acompañó en
todos los años de estudio y redacción desde que se convirtió en parte de mi vida.
Además dedico este documento a mi magnífico comité, al Dr. Jorge Berrios y la
Dra. Jessica Velázquez. Gracias a ambos por creer en mí y en mi visión. Gracias, pues a
vi
pesar de sus cargadas agendas, aceptaron colaborar y dirigirme en la realización de mi
proyecto doctoral. Gracias por haber creído en mi trabajo desde que fueron mis
profesores en mi primer año de escuela graduada. Admiro su labor y dedicación con la
psicología en Puerto Rico y con la educación de los futuros profesionales. Les estaré
eternamente agradecida por su tiempo y por impulsarme a haber trabajado en este tema,
aún cuando no parecía posible. No creo ser capaz de explicar en palabras mi
agradecimiento hacia ustedes.
vii
TABLA DE CONTENIDO
Introducción
1
Justificación
4
Revisión de Literatura
7
Construcción de la Mujer
7
Maternidad
9
Renuncia a la Maternidad
11
La espiritualidad ante la renuncia a la maternidad
17
Transiciones demográficas
19
Renuncia a la Maternidad en Norte América
20
Renuncia a la Maternidad en Europa
35
Renuncia a la Maternidad en América Latina y España
48
Conclusión
56
Implicaciones clínicas de la revisión
60
Guías para el Manejo de la Renuncia voluntaria a la Maternidad
62
Recomendaciones para futuras investigaciones
65
Referencias
67
viii
Introducción
La mujer posee un rol en la sociedad que por siglos ha estado cargado de
responsabilidades orientadas a la maternidad. Para la sociedad, el rol principal de la
mujer ha sido el de ser madre, ya que es la máxima diferencia, biológicamente hablando,
que posee la mujer del hombre. Durante siglos, la mujer fue diseñada socialmente para
desear experimentar la maternidad. Desde niña se le adiestra a manejar una muñeca y
asumir el rol de madre aún cuando no posee la capacidad cognitiva para comprender el
proceso de gestación (Dobson, 2012). En cambio, es el proceso de gestación un evento
semejante a un giro de ciento ochenta grados del cual no hay vuelta atrás.
La mujer se enfrenta ante la decisión de tener hijos, en ocasiones, sin percatarse
que el tener hijos requiere de mayor esfuerzo y dedicación que no tener hijos (Overrall,
2012). En décadas pasadas, la mujer se casaba para tener hijos, dejar de ser un individuo
y volverse miembro de una familia, responsable de toda una micro comunidad. Hoy en
día, la mujer puede, de modo individual o cómo miembro de una pareja, decidir si desea
o no experimentar la maternidad. La implicación de dicha decisión es descrita por
algunas como una compleja y que en ocasiones parece que antes, cuando no se podía
decidir, era más simple ya que no debía manejar las presiones de la sociedad (Klein,
2013).
Según el psicoanálisis freudiano expone, que el deseo de ser madre emerge en la
niña desde tempranas etapas de su desarrollo. Freud, en su teoría, asegura que en el
inconsciente se alojan los deseos más íntimos de los seres humanos, invisibles a primera
vista y en ocasiones reprimidos por la cultura. Este inconsciente es armado desde la
niñez y determinante en el transcurso de la vida. Estas aseveraciones son descritas por
1
Rodrigo Robles Blaessinger en su escrito Maternidad: Un deseo femenino en la teoría
freudiana donde además explica que la maternidad en el inconsciente femenino puede
mantenerse en una delgada línea entre el deber y el deseo. Conclusión a la que Robles
llega a través de un ejercicio de observación de procesos de psicoterapia en mujeres que
renunciaron a la posibilidad de convertirse en madres. La mujer que decide esto no sólo
renuncia al proceso de gestación y parto, sino también a las prácticas sociales vinculadas
como el amamantar, criar, educar y proteger. Este elemento coloca a la mujer, según el
autor, en una encrucijada ya que ésta decide no realizar la actividad de la maternidad a
pesar de que biológicamente está diseñada para eso.
La femineidad suele ser confundida con la maternidad como elementos
sinónimos. El rol de la mujer y su importancia en la sociedad solía, en muchas culturas,
estar vinculado con su capacidad de tener hijos. Para principios del siglo diecinueve en
Irlanda, la mujer al perder su menstruación era ordenada a permanecer en su recamara, en
ocasiones en descanso durante años hasta llegar a su muerte. Esto ocurría ya que la
mujer perdía su valor dentro de la sociedad al terminar así su capacidad de parir (Papalia,
2005). El parir es visto por diferentes culturas alrededor del mundo como la principal
tarea de la figura femenina. En cambio el parir para la mujer actual no es visto como
objetivo principal de vida.
Según Silvia Tubert, en la mayoría de las culturas con orden patriarcal se
identifica la feminidad con la maternidad y a partir de una capacidad reproductora y
biológica se localiza el deber de las mujeres desde las normas que controlan no sólo su
sexualidad sino también su fecundidad. Estas normas no se presentarían de manera
explícita sino como estrategias y discursos que hablan de lo femenino, construyéndolo y
2
limitándolo de manera que la mujer desaparece tras la función de madre y se configura
como un ideal (Robles, 2012).
En la actualidad, la mujer posee nuevos intereses, necesidades y
responsabilidades; y llega a la adultez luego de haber crecido en una sociedad que le
orienta a ser madre, no necesariamente como su única meta en la vida. Es esta mujer del
nuevo milenio la que ha comenzado a cuestionar el impulso inculcado por la sociedad a
ser madre. Esta mujer posee nuevas metas y sueños donde no necesariamente está
incluido el experimentar la maternidad, dar a luz y criar hijos (Delgado, 2013).
En los países industrializados, se ha comenzado a observar mujeres que deciden
obtener otras responsabilidades o realizar otras actividades con mucha más frecuencia
que hace veinte años. A pesar de ésto, la sociedad aún no aparenta estar preparada para
comprender a la mujer que, de manera voluntaria, decide renunciar a la maternidad para
asumir otros roles. En algunas culturas se observa la renuncia de la maternidad como una
decisión que merece ser analizada por profesionales de la salud mental, lo que podría
sugerir una presunción de que la renuncia de la maternidad podría estar vinculada con un
trauma de niñez o psicopatología. Además, la decisión no se trata únicamente de la
mujer que decide no ser madre sino también se vincula con el sistema familiar al que la
mujer pertenece y la postura de su pareja, si tuviera alguna (Delgado, 2013).
La renuncia a la maternidad no es aún comprendida por algunos sectores de la
sociedad. La mujer ya no posee el rol que tenía a mediados de siglo pasado. Décadas
atrás, la mujer asumía una posición pasiva, dependiente económica y emocionalmente del
hombre. Hoy en día, la mujer tiene la oportunidad de enriquecerse académica y
culturalmente sin la necesidad de depender de un hombre; y laboralmente es capaz de
3
ejecutar y obtener autonomía. Dentro de esta realidad, la mujer posee la independencia y
capacidad de decidir no ser madre y mantener el rol que ha construido para sí.
La mujer que decide renunciar a la maternidad posee unas ideas, postura y un rol
en la sociedad que merece ser estudiado con mayor detenimiento. Las motivaciones
detrás de la mujer que posee la firmeza de negarse a ejecutar la actividad para la cual
muchos comprenden que está biológicamente preparada, merecen ser analizadas.
Justificación
Los cambios en la sociedad y economía mundial han movido a la mujer a ingresar
al campo laboral y asumir roles que durante mucho tiempo fueron ocupados por los
hombres. Estadísticas obtenidas de estudios realizados en Puerto Rico reflejan que hay
553,000 mujeres empleadas en el país, lo que corresponde a una tasa de participación de
38% (tendenciaspr, 2006). A pesar de que se aparenta una igualdad entre ambos sexos,
por naturaleza, la mujer también tiene la gran responsabilidad de atravesar el proceso de
embarazo y parto. Es entonces cuando muchas mujeres, principalmente en los países
industrializados, deciden renunciar a la posibilidad de ser madres por variadas razones.
Estudios realizados por el Departamento de Salud de Puerto Rico revelan que se
ha observado una reducción en los nacimientos desde el año 2003. Entre el 2003 y el
2009 se reporta una reducción de 6,723 nacimientos; concluyendo que todas las regiones
de salud en la Isla han mostrado una reducción en el área de natalidad.
Los datos obtenidos registran las siguientes reducciones en nacimientos por área
geográfica: Área Metropolitana - 16%, Bayamón - 11.4%, Ponce - 12.7%, Caguas 12.9%, Arecibo - 14.3% y Mayagüez - 6.9%. Dicha reducción en nacimientos la
vinculan con la tendencia de las parejas contemporáneas de evaluar el costo de tener un
4
niño, así como la posposición del matrimonio para una edad más tardía retrasando y
disminuyendo la reproducción y el número de nacidos en el país.
Además de las razones antes mencionadas, resulta apropiado evaluar un segmento
de la población compuesto por mujeres profesionales que, de manera independiente o
junto a sus parejas, han determinado renunciar a la posibilidad de volverse madres. La
renuncia a la maternidad va en contra de lo que por siglos se esperaba fuera la cúspide de
la vida de una mujer. En cambio, resulta de especial importancia conocer qué motiva a la
mujer a decidir no ser madre. Es necesario comprender el discurso detrás de tan firme
postura.
La renuncia a la maternidad resulta ser una decisión que no era común décadas
atrás. Actualmente, al recolectar información sobre las mujeres que no son madres se
encuentra la infertilidad como una característica común. La infertilidad ha causado
movimientos y tratamientos médicos extraordinarios para conducir a la mujer a
experimentar la maternidad. Durante décadas, se ha investigado sobre la posibilidad de
lograr un transplante de útero con la intención de permitir a la mujer infértil ser madre.
La práctica permite que mujeres que han sufrido accidentes, enfermedades o que nacieron
sin matriz puedan experimentar la maternidad. Además, mujeres que pertenecen a grupos
religiosos donde no se permite alquilar vientres han considerado el transplante de matriz
como una alternativa innovadora, digna de ser estudiada y mejorada (Caplan, Perry,
Plante, Saloma & Batzer, 2007). Además de esta intervención quirúrgica, la fertilización
artificial se ha vuelto un nuevo mercado desde que en el 1978 se produjo el nacimiento
del primer bebé probeta según asegura la autora de Baby Business: How Money, Science,
and Politics Drive the Commerce of Conception, Debora Spar (Fraser, 2006).
5
A pesar de estos avances para la mujer que no es madre a causa de la infertilidad,
poco se conoce sobre la mujer que por decisión propia no es madre. Existen
publicaciones dirigidas a mujeres y parejas que no desean tener niños y entre los temas
más trillados se encuentra la dificultad que la mujer enfrenta cuando es confrontada en las
diferentes esferas de la sociedad por su deseo de renunciar a la maternidad. La constante
pregunta está en conocer las motivaciones de una mujer que quizás está casada o posee
una pareja fija y aún así no desea tener hijos. La escritora del libro Two is Enough, Laura
S. Scott, narra desde el comienzo de su libro, cómo el miedo fue un sentimiento común
cuando comenzó a enfrentar las preguntas de pares ante su deseo de no tener niños (Scott,
2012).
Las barreras, los sentimientos y los elementos en común que poseen las mujeres
profesionales que deciden renunciar a la posibilidad de convertirse en madres es objeto
de gran atención en el campo de la psicología. Este segmento de mujeres está solapado
entre la sociedad y aún no se conoce la información necesaria de dicha población.
A través de la realización de este proyecto doctoral, se espera arrojar luz al
proceso de renuncia a la maternidad, además se espera obtener mayor información sobre
las características esenciales de la mujer que toma dicha decisión. Gracias a la
recopilación de literatura e información del tema, se espera que el campo de la psicología
en Puerto Rico sea capaz de nutrirse de las características e información real de la mujer
que no desea ser madre y puedan considerar esta tendencia para estudios e
investigaciones futuras. Además, abrirá el camino para en el futuro investigar sobre
diferentes manifestaciones de la renuncia a la maternidad en otras poblaciones como lo es
la LGBTT.
6
Revisión de Literatura
Construcción de la mujer
El definir al individuo como hembra o varón es un asunto que se remonta a etapas
tempranas del proceso de gestación. Desde el momento que los padres conocen del sexo
de su hijo comienzan a construir la realidad que dicho individuo tendrá en un futuro
cercano como hombre o mujer.
Según el Diccionario de la Real Academia Española (2001), mujer se define como
persona del sexo femenino; mientras que define al hombre como ser humano del sexo
masculino. Por lo que la diferencia conceptual entre hombre y mujer se limita
únicamente a elementos anatómicos. Es la cotidianidad de la mujer la que le ofrece los
elementos reales de la diferencia existente detrás de dicha definición.
La interrogante respecto a la definición de la mujer fue conceptuada por Simone
De Beauvoir (1949), presentando la disparidad de definiciones existentes. Inicialmente,
la mujer era descrita o diferenciada por la presencia de una matriz y luego se postula que
existen portadoras de matriz que no son tan mujeres como las demás. Por lo que se
colocan las características fisiológicas en un segundo plano y se abre el espacio para una
serie de cualidades que distinguen a la mujer de un hombre por elementos no físicos.
Además, describe que existen individuos hembras que no poseen las características
esperadas de una mujer por lo que no son dignas de dicho título, introduciendo
características místicas, sensuales y misteriosas a la definición de mujer.
De igual modo, la mitología griega vincula el rol de la mujer y su femineidad con
la gestación y el parto. La existencia de deidades femeninas era entrelazada con la idea
7
de que la vida provenía de la mujer en su proceso de dar a luz (Molina, 2006). El rol de
la mujer se definió de manera compleja, provocando la división de las diosas en dos
grupos: Las diosas vírgenes, siendo Artemisa, Atenea y Hestia, representaciones de
diosas fuertes e independientes que no eran entrelazadas con dioses o figuras masculinas,
sino que eran autosuficientes. Mientras que también se presentan las diosas vulnerables:
Hera, Demeter y Persefone, las cuales asumían un rol tradicional de madres, hijas o
hermanas; vinculándose así a figuras masculinas y dominantes.
Por otro lado, desde su origen y en la creencia judeocristiana, la mujer ha estado
asociada con el hombre. Es la mujer un ser creado desde el hombre, diseñada para así
ofrecerle compañía a éste. Por lo que el nacimiento de Eva, la primera mujer, no es
autónomo; sino que desde su origen está atado a las necesidades y deseos del hombre. La
mujer a través de la Biblia, es una figura sumisa orientada a la familia, a los hijos y a los
roles domésticos; siendo el proceso de dar a luz hijos uno de sus roles más importantes
(Molina 2006).
Maternidad
Desde sus comienzos, el hombre y la mujer han necesitado el proceso de
gestación para la perpetuación de su existencia. Es rol de la mujer el cargar físicamente
al nuevo ser durante el embarazo hasta que esté listo para integrarse al mundo. La
maternidad no es meramente un proceso biológico, sino que también es un constructo
social, que durante siglos se ha nutrido para así definir el rol de la mujer dentro de las
sociedades antiguas y contemporáneas. Es la maternidad una actividad que no se limita a
la existencia de una matriz y un feto, sino también a todas las implicaciones vinculadas
8
con el proceso de parto y el ser madre. Por lo que más allá de ser madre, luego de
experimentar un cambio fisiológico, la mujer experimenta una especie de ritual
preconcebido socialmente donde se estipula las implicaciones de ser madre.
De la maternidad se ha escrito y debatido mucho en ámbitos populares, revistas y
medios de comunicación. Ha sido totalmente glorificada y ensalzada, pero así mismo ha
sido considerada la peor opción para la libertad y la autonomía de las mujeres. Por una
parte, se han elaborado discursos y representaciones que la han unido a lo femenino hasta
casi convertirla en la identidad de una mujer y cuando no, en una metonimia de ella
misma (mujer y madre se confunden habitualmente, sin embargo, a pesar de que todas las
madres son mujeres, no todas las mujeres son madres). Incluso, en algunas culturas y
grupos determinados, una mujer que no es madre se considera menos mujer o una mujer
incompleta o, en sentido contrario, las ventajas y cierta imagen de respeto y poder de las
mujeres depende del hecho de haber sido madres de hijos varones (Moncó, 2009).
La complejidad detrás de la maternidad no sólo comienza desde la concepción,
sino que, en algunas culturas, se puede definir una antesala a tal evento en el momento en
que la mujer entra en una edad reproductiva cuando ya es biológicamente capaz de ser
madre.
Marina Becerra en su escrito Ciudadanía Femenina y Maternidad en los Inicios
del Siglo XX (2011) expone que hasta el siglo pasado existió una equivalencia entre lo
femenino y lo maternal; proclamando que la sociedad no poseía una diferencia entre el
rol que asumía la mujer sin ser confundido con el rol de madre. Lo que vincula
directamente con el elemento de igualdad entre ambos sexos. Becerra asegura que, de
manera explicita, el rol de la mujer siempre ha sido uno desigual y en la esfera pública
9
sólo se le permite asumir posiciones dentro del sistema aprobado por una sociedad
patriarcal.
Por otro lado, la Hna. Dra. Elena Lugo explica en su escrito Problemas y
Tendencias Culturales Contemporáneas: El Rechazo de la Maternidad y la Familia
(2010), que el rechazo a la maternidad es una respuesta a una sociedad orientada al
hedonismo y la pérdida de significado de la vida espiritual. La familia que domina en la
sociedad postmoderna no reconoce los roles tradicionales de los miembros de la familia,
además la vida cotidiana evita que las personas asuman los roles para los que fueron
diseñados. Estos elementos se asocian directamente con el hecho de que la maternidad
sea vista en ocasiones como un castigo o cómo un descuido de la pareja.
De modo similar, Patrick J. Buchanan conduce un discurso sobre la pérdida de la
familia y su modelo tradicional en su libro The Death of the West (2001), donde narra
cómo la cultura occidental está en riesgo de disminuir dramáticamente. Entre las razones
que Buchanan expone está el que si la mujer es capaz de ser independiente
monetariamente, entonces el esposo no será necesario; además si el sexo no requiere
parir, gracias a los métodos anticonceptivos no se parirá y por ende desaparecerá el
concepto de familia y más tarde una sociedad joven. De igual modo expone que la mujer
actual se ha integrado al campo laboral y se le ha ofrecido una igualdad que le permite
disfrutar de ser madre, esposa y empleada. Pero al gozar de la libertad que posee se
decide a seguir su carrera y metas profesionales dejando atrás la maternidad y crianza;
negándose así al rol de madre tradicional y aceptado hace décadas atrás.
El rol de madre actual es descrito por Elizabeth Gregory en su libro Ready: Why
women are embracing the new later motherhood (2007), donde explica que la mujer
10
actual se ha preparado académicamente y ejerce empleos demandantes; por lo que desea
disfrutar de los frutos de su arduo trabajo y decide esperar a etapas posteriores de vida
para experimentar la maternidad. Dentro de las publicaciones populares se ha observado
también un incremento de información para las madres luego de los treinta o cuarenta,
Jennifer Graham (2009), escribió un artículo para la revista Health donde se entrevistaba
a varias madres luego de los cuarenta años de edad y narraban los elementos positivos de
esperar luego de las cuatro décadas para tener hijos.
Renuncia a la maternidad
Actualmente, la mujer posee la mayoría de las libertades que merece, derechos
por lo que luchó desde el siglo pasado y antes. Hoy en día, la mujer posee la oportunidad
de ser independiente, intelectual y financieramente. También tiene la oportunidad de
experimentar las diferentes facetas de su vida como nunca antes lo había podido hacer.
Dentro de la serie de cambios que ha experimentado la realidad y cotidianidad de
la mujer está la maternidad. Desde el 1990 en Canadá, al recolectar información para el
Censo, se ha comenzado a preguntar a las mujeres: ¿Espera tener hijos? Pregunta que no
se acostumbraba realizar décadas atrás. A raíz de dicha interrogante, se ha comenzado a
recibir información a nivel internacional sobre dicha tendencia. El Centro Nacional de
Estadísticas de Estados Unidos reportó que en el 2002 un 6.2 por ciento de las mujeres
entre 15 y 44 años de edad no tenían hijos y actualmente se espera que dicha cifra haya
incrementado significativamente. Mientras que en encuestas realizadas en Canadá se ha
descubierto que el 17.1 por ciento de las mujeres entre 30 y 34 años de edad no tienen ni
esperan tener hijos (Kingstons, 2009).
11
La renuncia a la maternidad de manera voluntaria representa una minoría de la
población que ha comenzado a crear eco en las costumbres y estándares de la cultura
mundial. Las mujeres que no desean tener hijos han comenzado a describirse a sí mismas
utilizando nuevos conceptos. Antes se les solía llamar “mujeres sin niños”, por su
término en inglés “childless”, mientras que en literatura que promueve la renuncia a la
maternidad se les llama “mujeres libre de niños” o por su término en inglés
“childfree”(Kingstons, 2009). Por lo que se ha comenzado a manifestar una nueva
mentalidad que promueve la libertad que se obtiene al renunciar a la maternidad.
Muchas mujeres y hombres que apoyan a sus parejas en dicha decisión narran que
la libertad, flexibilidad y excelente vida de pareja que poseen se afectaría si incluyen en
sus vidas el tener hijos. Postura que para la cultura que promueve la fertilidad y
maternidad es descrita como una decisión egoísta. En cambio, muchas mujeres
profesionales que deciden no tener hijos poseen un discurso que consta de una serie de
elementos que superan el simple egoísmo. Autoras como Molly Peacock, describen su
decisión de no tener hijos como una sólida, que deben sustentar y revivir constantemente.
Peacock revela que decidió no ser madre a la corta edad de tres años, según su libro
Paradise, Piece by Piece. El renunciar a la maternidad define la vida adulta de una
mujer. La decisión de no ser madre, es una que resulta ser un camino o trascurso donde la
mujer sustenta y vive lo que decidió (Peacock, 1998). Es un proceso de continuo cambio
donde la amenaza está en el constante juicio que emite la sociedad ante tal decisión,
según refiere la autora.
La influencia de la cultura en la decisión de una mujer en ser madre tiene tanto
impacto que existe un día al año dirigido a reconocer y celebrar la ardua labor de una
12
madre. A través del blog de Savvy Auntie: Melanie Notkin, la autora que no posee hijos,
describe de manera jocosa lo ofensivo que le resultó un mensaje de felicitaciones en el
día de las madres colocado en la Avenida Madison en Nueva York (Knotkin, 2008). El
comentario emitido por Notkin en su blog causó una ola de comentarios de mujeres que
no eran madres. Muchas de ellas narraron con disgusto cómo el mercadeo les causa
enojo ante la presunción de que a su edad deben o están supuestas a ser madres; situación
que aparenta a simple vista ser inofensiva. Dicha autora en su reconocido blog, ofrece
consejos prácticos para mujeres que aman los niños y son tías divertidas; lo que ha
alcanzado gran acogida. Recientemente publicó su primer libro dirigido a tías divertidas
(Knotkin, 2011).
Además, Corinne Maier en su libro Sin niños: 40 Buenas razones para no
tenerlos, promueve la calidad de vida que posee una mujer y una pareja que decide de
manera voluntaria no tener hijos. Su escrito ha obtenido gran acogida en Europa y
Estados Unidos. En éste, se coloca la decisión de tener hijos ante la capacidad de ser
exitoso y tener flexibilidad en la vida. Declara, inclusive, que hay momentos en los
cuales se arrepiente de haber tenido hijos (Maier, 2007). Esta encrucijada ha sido objeto
de gran publicidad y comentarios en Francia, gracias a que la autora se ha convertido en
una defensora de las mujeres que deciden renunciar a la maternidad en ese lugar
(Mihlrad, 2009). Maier menciona toda una serie de razones para renunciar a la
maternidad, siendo nuevamente el egoísmo el objeto de atención. La autora propone que
los padres que deciden tener hijos son igualmente egoístas pues quieren a sus niños para
sí (Gregg, 2011). Por lo que la decisión de renunciar a la maternidad, a pesar de ser
13
comúnmente atacada, resulta ser práctica, costo efectiva y muy válida según la autora y
sus seguidores (Maier, 2007).
La renuncia a la maternidad es tema de interés entre las comunidades
industrializadas y las mujeres profesionales a nivel internacional. Existen blogs, libros,
poemas, obras y discursos que promueven la decisión como una inteligente y dirigida al
éxito. No se conoce con exactitud cómo dicha tendencia ha impactado a Puerto Rico,
donde los roles de la mujer están altamente orientados a la maternidad, fertilidad y
reproducción desde generaciones anteriores. En cambio, la renuncia a la maternidad en
la comunidad académica y profesional posee cierta peculiaridad que la diferencia de la
postura asumida por otros sectores de la sociedad; lo que podría estar asociado al alto
acceso a la información y al impacto de otras culturas. En una publicación reciente del
Nuevo Día, se revela que a raíz de la implantación en el 2009 de la Nueva Ley de
Adopción, el Departamento de la Familia se ha mostrado asombrado ya que la mayoría
de las entregas voluntarias de niños ha sido por mujeres profesionales mayores de 21
años y con preparación académica. Este dato causó gran interés entre el personal que
diseñó el programa con el propósito de impactar otra población (endi.com, 2011).
Resulta relevante mencionar que la mujer profesional puertorriqueña, que decide
renunciar a la maternidad no ha sido estudiada. La falta de información o realización
podría estar asociada al desconocimiento o incredulidad ante la realidad de que existen
mujeres que no anhelan ser madres, aún dentro de la sociedad donde se celebra la
maternidad y la fertilidad.
Tras el estudio realizado por Maira Montilva sobre la postergación de la
maternidad en jóvenes profesionales en América Latina, se señala que los movimientos
14
antes descritos también se han observado desde la década de los noventa en otros países
de habla hispana. Resulta de especial relevancia el hecho de que para la mujer latina
profesional actual, el convertirse en madre no continúa siendo su principal meta personal.
Inclusive, la autora expone que existe una alta correlación entre la disminución de la
natalidad y la preparación académica, asegurándo que a mayor preparación académica
menor probabilidad de tener hijos (Montilva, 2008).
Otras teorías sugieren que la renuncia a la maternidad es un fenómeno construido
desde tempranas etapas del desarrollo de la mujer. Según la corriente psicoanalista, el
desarrollo de la personalidad se extiende hasta los primeros años de edad del individuo
(Corey, 2005), por lo que el ser humano va desarrollando la esencia de lo que será su
personalidad durante la infancia. Bajo este modelo, también se expone que lo que la
mujer será durante la adultez comienza con un proceso de identificación con la figura
materna durante su niñez. Esta situación, durante las últimas décadas, ha causado
complejidades psicológicas en la mujer ya que al llegar a la adultez se percata de nuevas
alternativas de vida para sí ajenas a las demostradas por la madre o el padre. Esto puede
causar un conflicto en la mujer que desea realizarse en múltiples roles y también realizar
el rol de madre y ama de casa. Hasta hace sólo dos generaciones, el rol de la mujer era
predeterminado a replicar lo que realizó la madre y la abuela, mientras que en la
actualidad la mujer puede decidir una nueva realidad de vida para sí (Villareal, 2012).
La Teoría Psicosocial de Erik Erikson establece que durante la adolescencia el
ser humano atraviesa por el desarrollo de su identidad. El resultado final de esta
identidad debe ser congruente o similar entre lo que el individuo define sobre sí mismo y
sobre lo que define la sociedad sobre su persona. El factor determinante de esta etapa es
15
que la adolescente se puede ver influenciada e identificada por la cultura, por los roles en
su familia nuclear y otros roles influyentes dentro de la sociedad en la que se
desenvuelve. Siendo esto así, los elementos e ideales arraigados en la cultura sobre la
importancia de ser madre de familia en la sociedad podrían influir en la toma de
decisiones a la hora de elegir ser madre o no (Corey, 2011).
En segundo, lugar Erikson postula dentro de lo que denominó como etapa de
Generatividad versus Estancamiento, que el ser humano al llegar a la adultez tardía
desarrolla un sentido de generatividad el cual se interesa en establecer y guiar a la
siguiente generación. Esta generatividad es con frecuencia, pero no necesariamente,
expresada a través del rol de padres. De no cumplir con la satisfacción de generatividad
en esta etapa, podría provocar un sentido de estancamiento, impidiendo que se nutra del
cuidado y de guiar a la siguiente generación. Partiendo de ésto es importante considerar
que la renuncia a la maternidad pudiera traer consigo una insatisfacción a largo plazo.
Esta se pudiera transportar a etapas posteriores en donde el sentido de la vida pasada y la
conformidad con ésta se vean negativamente afectadas (Cloninger, 2003).
Por otro lado, Diane E. Papalia expone que estudios realizados en el 1998 en los
Estados Unidos identificaron que una de cada cinco mujeres no tenía hijos. Lo que ha
permitido continuar realizando, según la autora, investigaciones en dicha tendencia. Las
mismas aseguran que las mujeres sin hijos no se sienten más solas, pesimistas o
temerosas de la muerte que mujeres que poseen hijos. A pesar de ello sí se ha sugerido
que al llegar a la adultez tardía suelen referir experimentar arrepentimiento ante su
decisión de renunciar a la maternidad en etapas tempranas de desarrollo (2005).
La espiritualidad ante la renuncia de la maternidad
16
La religiosidad ha sido poco evaluada por investigadores interesados en parejas,
especialmente en parejas de deciden voluntariamente no tener hijos (Steward y Gale,
1994). La religiosidad, en especial la asistencia a alguna iglesia, se ha observado de
modo más consistente en parejas que tienen hijos que en parejas que deciden no tener
hijos (Dietz, 1984: Heaton, 1992; Jacobson y Heaton, 1991; Krishnan, 1993; y Macklin,
1980). Actualmente se han publicado pocos artículos que evalúen el perfil espiritual de
las parejas que deciden no tener hijos. Entre éstos, figura uno publicado en EE UU en el
1992 basado en el National Survey of Families and Household. Este estudio concluyó
que existe una relación negativa entre la religión y la renuncia voluntaria a la maternidad.
Además, reportó que las parejas que no asisten a la iglesia, que no se encuentran afiliados
a alguna comunidad de fe y que no creen en la Biblia están más propensos a no tener
hijos (Krisnan, 1993).
Una de las dificultades relacionadas a investigar la espiritualidad o religiosidad en
comparación con la renuncia a la maternidad es que resulta complejo definir la
religiosidad. La religiosidad y la espiritualidad resultan ser dos constructos ambiguos y
amplios, en ocasiones difíciles de definir (Anderson y Worthen, 1997). La investigación
realizada por Cheryl L. Broneck en el 1997 comparó la espiritualidad en parejas que
tienen hijos con parejas que decidieron no tener hijos. Broneck (1997) define la
espiritualidad como la creencia y participación de la pareja en alguna comunidad de fe.
Para la realización de su investigación, la autora administró una escala de espiritualidad a
una muestra de matrimonios y concluyó que las parejas que se congregan en alguna
comunidad de fe están más propensas a tener hijos.
17
La mayoría de las parejas que tenían hijos pertenecían a alguna comunidad
cristiana. Mientras que entre las parejas que no tenían hijos, se observó una cifra más
baja de pertenencia a alguna religión. Algunos, aunque no se denominaban ateos, no
practicaban ninguna fe (Broneck, 1997). Este elemento causa que se conozca poco sobre
la visión de la iglesia sobre la renuncia de la maternidad. Esto debido a que la mayoría
de las parejas que practican alguna religión tienen hijos, por lo que dicha tendencia no se
ha observado de modo significativo.
Transiciones demográficas
Al finalizar el siglo 19, diferentes demógrafos franceses se percataron que estaba
ocurriendo un cambio en la población de su país. La cantidad de hijos por familia había
disminuido dramáticamente; ésto cómo resultado del esfuerzo de reducir la fertilidad
dentro del matrimonio. Rápidamente se identificó que el reducir la fertilidad entre los
matrimonios era una revolución, por lo que se llamó a dicha tendencia la revolución
demográfica. Poco tiempo después, se comenzó a explicar los motivos detrás de dicho
cambio. Entre las razones principales figuraron que las familias de dicha época buscaban
escalar a una clase social superior y mejorar su calidad de vida. Para lograr ésto, era
necesario reducir la cantidad de hijos. Los cambios en las conductas demográficas fueron
principalmente debido al deseo de mejorar socialmente (Kirk, 1948). En América luego
de la Segunda Guerra Mundial, se comenzó también ha estudiar dicha tendencia y se
reemplazó el término de Revolución Demográfica por Transición Demográfica.
Más adelante, para el 1986, se lanzó el término de la Segunda Transición
Demográfica; donde países industrializados habían alcanzado una nueva etapa en su
desarrollo demográfico. Una etapa donde la población posee control sobre su fertilidad.
18
Aquí, los matrimonios habían comenzado a tener entre 1 y 2 hijos y por ende la cifra de
nacimientos había reducido significativamente (Kaa, 2002).
Por otro lado, la reducción en la cifra de nacimientos se ha estado observando
desde finales del siglo 19. Se cree que este cambio también se relaciona con la actitud
que se posee hacia el cuidar un hijo, donde se ha comenzado a evaluar el cambio abrupto
que causa la maternidad. Antes del 1930 se cree que la reducción de nacimientos se
basada en la responsabilidad, amor y sentimientos que ocasionaba el tener un hijo. Los
matrimonios comenzaron a tener menos hijos para así mostrar más responsabilidad y
cuidado a su familia. Mientras que la reducción que se ha observado luego de ésto, se
relaciona con el sentimiento contrario (Kaa, 2002). La Primera Transición Demográfica
tuvo causas altruistas, mientras que la Segunda Transición Demográfica tuvo razones
individualistas (Sauvy, 1960).
Renuncia a la maternidad en Norte América
La revista Time en su edición de Agosto 2013 publicó en su portada una imagen
de una pareja bajo el título “The Childfree Life When having it all means not having
children”. El artículo escrito por Lauren Sadler explica, de manera educativa, los
beneficios de no tener niños. Sadler comienza narrando el proceso que experimentó
Laura Scott al decidirse a no tener hijos. Laura actualmente posee cincuenta años de
edad, reside en Tampa con su esposo con quien lleva veinte y cinco años de casada y se
refiere a sí como una mujer feliz y auto realizada.
Según la autora, la tasa de nacimientos en los Estados Unidos de América está
más baja que nunca antes en la historia, inclusive está más baja que durante la Gran
Depresión. Los datos más recientes fueron obtenidos desde el 2007 hasta el 2011 y
19
reportaron una baja de 9%. La renuncia a la maternidad se ha observado en aumento en
todos los grupos raciales y étnicos en los EE UU. Pew Research publicó en el 2010 que
una de cada cinco mujeres estadounidenses culminará su periodo de años fértil sin tener
hijos, cifra que en el 1970 era 1 de cada 10; lo que representa una reducción significativa.
Por otro, lado Ross Douthat para el New York Times, publicó en diciembre de
2013 una de sus columnas titulada More Babies, Please. En la misma, Douthat expone
diferentes asuntos de especial interés sobre la renuncia de la maternidad. El autor explica
que ha ocurrido un cambio en la cultura del estadounidense, donde expone que en el
1990, 65% de los matrimonios en EE UU consideraban que el tener niños era una
prioridad, mientras que en el 2007 sólo 41% mantiene dicha postura. Por primera vez en
la historia, Estados Unidos está teniendo menos bebés que Inglaterra y Francia. Lo que
sugiere que en unas décadas no habrá una cifra equitativa de jóvenes y más adelante de
adultos, fuerza laboral y contribuyentes a la economía del país.
Además, Douthat señala que se han observado diferentes tendencias en la
población de clase media que han reforzado la renuncia a la maternidad. El autor expone
que se ha observado una escasez en hombres que desean casarse lo que ha causado que
nazcan hijos fuera del matrimonio y que más mujeres decidan no tener hijos. Por lo que
ofrece una de las razones por la que la mujer estadounidense decide no tener hijos.
También expone que el gobierno podría mejorar la tasa de nacimientos en los EE UU a
través de una intervención económica. Dicha intervención debería estar dirigida a reducir
los costos de parir, criar y desarrollar un niño. Dichos costos deberían extenderse hasta
en ofrecer una reducción significativa en los costos de una preparación universitaria.
Esto, ya que la familia estadounidense suele ahorrar para la carrera de sus hijos.
20
De modo similar, Jonathan V. Last, en su libro What to expect when no one’s
expecting, sugiere que se ha observado una alta correlación entre la renuncia de la
maternidad y el incremento de demanda en el mercado de cuidado de mascotas. Según
eeste, la industria del cuidado de mascotas ha ido aumentando desde el 1980. En el 1994,
los estadounidenses gastaron $17 billones en sus mascotas. Para el 2010 y a pesar de la
recesión económica dicha cifra aumentó a $48 billones. Lo que sugiere que los animales
que poseen hogar son tratados como miembros de la familia. Para el 1998, en el hogar
norteamericano promedio se invirtió $383 en el cuidado médico de su mascota; para el
2006 esta cifra aumentó a $672. Estas tendencias han causado diferentes movimientos en
la vida cotidiana estadounidense. Las compañías aseguradoras de autos han comenzado a
ofrecer pólizas que protegen a las mascotas dentro del auto y actualmente se han
modificado las leyes en algunos estados de modo que las mascotas puedan recibir
herencias. Además de este significativo cambio en la interacción del estadounidense con
su mascota, el autor sugiere que se observa una correlación con la tasa de natalidad;
sugiriendo que la clase media está mostrando más que nunca antes la renuncia a la
maternidad y una preferencia por poseer mascotas. Jonathan V. Last relaciona esta
información con la tasa de fertilidad total.
La tasa de fertilidad total, por sus sigas en inglés TFR, considera no sólo los
nacimientos de un país sino la cantidad de nacimientos en comparación con la cifra de
mujeres en edad reproductiva. Refiriéndose específicamente a la cantidad de hijos que la
mujer promedio podría tener en el trascurso de su vida reproductiva si viviera hasta el fin
de sus años fértiles y si la edad de parir se mantuviera constante. Por lo que el TFR suele
21
ser más alto que la tasa de nacimientos reales. A pesar de ello, se ha observado, en
Estados Unidos, una reducción de TFR.
Last ofrece especial importancia al recalcar que se observa un TFR de 1.78 en
mujeres graduadas de la universidad, mientras que en mujeres que poseen estudios
graduados se observa un TFR de 1.61. Esto sugiere que la mujer estadounidense
perteneciente a la clase media está reproduciéndose menos que en décadas anteriores y
menos que otros segmentos de la sociedad actual. Last ofrece diferentes razones
coloquiales para que la mujer profesional decida no tener hijos, entre las que figuran el
acceso a una educación universitaria, el retraso de la edad de casarse, los métodos
anticonceptivos, regulaciones en el uso de asientos protectores, el cuidado de un bebé, el
aumento del costo de los artículos de bebés y muchas otras. La mayoría de las cuales
están relacionadas con los altos costos de parir, criar y a los cambios de estilos de vida
que ocurren luego de dar a luz.
Contrastando lo descrito por Last, Paul Ehrlich en el 1968 publicó The Population
Bomb, donde expresa las consecuencias del aumento de población que se esperaba que
ocurriera para la época actual. Situación que evidentemente no ha ocurrido según Last. A
pesar de ello, Last sugiere que el descenso de la tasa de natalidad también puede causar
efectos negativos en la población estadounidense y mundial. Entre las cuales pueden
figurar un colapso en la economía, guerras, enfermedades y otras vinculadas con la
ausencia de una clase trabajadora y joven al ser comparada con el resto de la población.
A pesar de las consecuencias negativas descritas por Last, el aumento de la
renuncia voluntaria a la maternidad ha sido evidente en las últimas décadas en los EE
UU. Sin embargo, Amy Richards autora de Opting In: Having a Child Without Losing
22
Yourself, expone que el hecho de que existan tantos tratamientos de fertilidad facilita que
la mujer que no desea ser madre sea señalada más que nunca antes. Richard explica en su
libro, que actualmente la mujer que no experimenta la maternidad por deseo propio o por
esterilidad simplemente será señalada por su decisión.
Richard, una escritora y madre, explica que la renuncia de la maternidad está
correlacionada con una definición errónea del feminismo. Expone que el promover que
la mujer se integre al campo laboral de lleno y que no tenga hijos es obligarlas a
renunciar a su biología; asegurando que el exigir una igualdad no se trata de exigir
características absolutas entre los individuos. Richards se considera a sí misma una
escritora feminista y expone que el feminismo defiende la maternidad como parte de la
mujer. La maternidad en sí no debería ser observada como una privación de la libertad.
Entre las narrativas que presenta para sustentar su postura están historias personales de su
relación con su madre y su hijo; en las que asegura que el estigma que se posee sobre la
maternidad es causado por una construcción errada del género.
A pesar de lo descrito por Richards, la renuncia de la maternidad en EE UU ha
ido en aumento y cada día más estadounidenses conocen a alguna mujer que no desea
tener niños. Por lo que se han tornado más comunes que décadas anteriores.
La mujer que renuncia a la maternidad ha comenzado a desarrollar un nuevo
arquetipo femenino, donde no necesariamente se requiere parir y criar. Algunas refieren
que aman a los niños, pero simplemente no desean tener uno (Sandler, 2013). Algunas de
estas mujeres explican que en lugar de parir hijos han decidido volverse madres del
mundo, actividad que realizan involucrándose en empleos de índole social y
voluntariado.
23
La diversidad cultural en algunas áreas de Estados Unidos ha permitido que la
renuncia a la maternidad se observe en diferentes manifestaciones. Según el Pew Report,
en el 2010 se observó que la mujeres blancas son las más que están emprendiendo el
camino de la renuncia a la maternidad, pero otros grupos étnicos han comenzado a tomar
dicha decisión también.
Este es el caso de Esmeralda Xochitl Flores, una mujer de 34 años que ha escrito
y presentado obras sobre la renuncia a la maternidad en la comunidad chicana.
Esmeralda nació en California de una madre mexicana y un padre hondureño y dentro de
su familia, la maternidad era dada por sentado en la vida de la mujer. Esmeralda asegura
que para su familia, que aunque instituída en EE UU posee unas fuertes raíces
latinoamericanas. El desarrollar una familia y tener hijos es visto como un orgullo.
Inclusive explica que para sus padres y familiares el propósito de haber emigrado era
ofrecer una mejor vida para futuras generaciones. Esmeralda narra que el proceso de
haber decidido no tener hijos fue saboteado por la mayoría de los miembros de su familia
y algunos no mantienen comunicación con ella por ésto. A pesar de esto, Flores posee
una vida plena y goza de una relación de pareja estable con un hombre que también posee
ascendencia latina. Su compañero posee una hija de 15 años que reside con ellos; lo que
a ella le parece favorable (Sandler, 2013).
Mientras en la comunidad afroamericana se observó un aumento de 30% en la
renuncia a la maternidad entre los años 1994 y 2008. Jennifer Hickes Lundquist,
socióloga en la Universidad de Massachusetts, expone que esta mujer no desea ser parte
del esteriotipo de madres solteras afroamericanas que se ha observado en la última
década. Hickes expone que, a través de sus estudios en fertilidad y formación de familia,
24
las mujeres profesionales afroamericanas con alta escolaridad experimentan gran
dificultad en conseguir hombres de su mismo grupo étnico con similares intereses y
escolaridad. Este es el caso de Jena Starkes, quien se desempeña como diseñadora de
páginas web y reside con su madre y mascotas. Starkes expone que para crear su perfil a
través del portal de Harmony sintió que necesitaba mentir sobre su decisión de renunciar
a la maternidad; a pesar de que está decidida a no tener hijos. Jenna ha observado como
la vida de sus amigas, que son madres, se ha tornado totalmente diferente a la suya y ésto
le ha confirmado que su decisión de no ser madre es la mejor para sí.
Es la decisión de Starkes de no convertirse en madre una tendencia investigada
por el Carolina Population Center y su director Philip Morgan. Estos refieren que a
través de entrevistas realizadas a mujeres profesionales estadounidenses han confirmado
que la intención de ser madres ha reducido. Morgan asegura que en los últimos 20 años
se ha pospuesto y renunciado a la maternidad por diferentes razones entre las cuales
figuran conseguir un buen empleo, completar una carrera y conseguir una buena pareja.
A través de la búsqueda de dichos elementos, muchas mujeres alcanzan una vida que
disfrutan y deciden mantenerla al no tener hijos.
El alcanzar una mejor calidad de vida y el posponer la maternidad y el
matrimonio han sido objeto de atención del Dr. Jeffrey Jensen Arnett, quien en el 2000
comenzó una serie de publicaciones dirigidas a analizar dicha tendencia. Entre las
mismas figuran Emerging Adulthood (2013), en la cual Jensen expone que en los últimos
50 años se ha observado un cambio abrupto en el modo en que los jóvenes pasan de la
adolescencia a la adultez. Dicho cambio ha causado que el desarrollo de la familia
también cambie.
25
Por otro lado, el economista Bryan Caplan, autor de Selfish Reasons to Have
More Kids (2011) expone que el parir trae un costo de oportunidad para la mujer
estadounidense profesional de aproximadamente un millón de dólares en salario, asensos
y bonificaciones. Este costo de oportunidad ha cobrado un valor especial debido al
estado de la economía estadounidense en las últimas décadas. También asegura que el
parir es un ejercicio que muchas mujeres realizan para satisfacer necesidades propias, sin
comprender lo que implica traer un niño al mundo. Por lo que la renuncia a la
maternidad es una decisión basada en elementos válidos y propios de la realidad de la
vida actual en EE UU.
Christine Overall Ph D., profesora en Queen’s University en Canadá, expone en
su libro Why Have Children? (2012), que la decisión de tener hijos posee varias
características. Asegura que inicialmente si se espera al momento ideal para tener hijos,
entonces la mujer esperará por siempre y entonces terminará sin tener hijos; que la
decisión de tener hijos no es reversible, por lo que una vez se decide parir no existe modo
de revertir las implicaciones del proceso de maternidad. También explica que el proceso
de ser madre posee implicaciones hacia la madre a lo largo de su vida, muchas de estas
implicaciones no se comprenden hasta que el niño ha comenzado a crecer. Lo que
sugiere que durante el proceso de gestación, la madre no comprende en su totalidad las
responsabilidades y cuidados relacionados con traer un hijo al mundo.
Estas implicaciones figuran entre las razones que utiliza Overall para explicar que
la decisión de tener hijos debe ser vista como una decisión de índole ético. Expone que
una mujer que no desea tener hijos comúnmente es cuestionada por familiares y amigos
en su decisión, cómo si fuera necesario explicar las razones detrás de tal decisión a la
26
sociedad. Mientras que una mujer que acaba de tener un hijo no se le cuestionan sus
motivos para ser madre, sino que se observa dicho evento cómo uno natural que no
requiere motivaciones particulares. El tener hijos no debe ser considerado una conducta
natural, sino como una decisión que merece reflexión. La naturaleza no debe ser
justificación para una acción. Esta decisión posee implicaciones morales, ya que el tener
deseos de ser madre no implica poseer la capacidad moral de convertirse en madre (Lotz,
2008). A pesar de ésto, Overall expone que la naturaleza posee un peso en la
reproducción femenina.
El Dr. Lonnie Aarssen, profesor de biología y especialista en ecología de Queen’s
University, expone que la renuncia a la maternidad no necesariamente perdurará. Entre
sus principales aportaciones relacionadas a lo que coloquialmente llaman el “mommy
gene” el Dr. Aarssen expone que en países industrializados las mujeres profesionales han
comenzado a decidir no tener hijos; pero a pesar de la presentación de esta tendencia aún
hay mujeres que deciden tenerlos. Si en efecto existiera un gen relacionado con la
renuncia a la maternidad, dicho gen no se reproduce pues sus portadoras no están
teniendo hijos. Por lo que los genes que han comenzado a reproducirse están
relacionados con tener hijos; lo que le permite concluir que siempre abundará la
maternidad y el parto (Aarssen, 2007).
A pesar de lo expuesto por Aarssen, actualmente en Estados Unidos, el 49% de
las mujeres entre las edades de 40-44 años que no tienen hijos han asumido tal postura
voluntariamente y no por infertilidad o elementos biológicos (Sandler, 2013). Por lo que
la renuncia a la maternidad voluntariamente ha aumentado en los últimos años en EE UU
al igual que en otros países industrializados. Paul Tudor Jones, un empresario
27
estadounidense, en una conferencia para el estudiantado de la Universidad de Virginia,
expuso que una vez una mujer se convierte en madre experimentará una serie de cambios
en su vida profesional que afectará negativamente su desempeño como empleada. Dicho
comentario fue descrito como uno cargado de prejuicios y estereotipos, aunque expone
un elemento que podría estar relacionado con la renuncia a la maternidad (Dell’Antonia,
2013). Resulta que debido a lo descrito por Jones, algunas mujeres refieren que se
encuentran ante la decisión de convertirse en madre y poner su carrera en pausa o
continuar su crecimiento profesional a través de posponer o renunciar a la maternidad
(Dobson & Birch, 2012).
Actualmente, una de cada cinco mujeres en el occidente culminará sus años
fértiles sin hijos, contrario a una de cada diez como se observaba hace treinta años atrás.
Dicho dato expone que la renuncia a la maternidad voluntaria se ha vuelto una tendencia
y no una decisión poco común. Jodie, nombre ficticio que le otorgaron Samantha
Dobson y Kate Birch a una de las mujeres entrevistadas para su artículo The women
choosing to be child-free (2012), expone que la sociedad debe moverse a que cada
individuo figure que es su estilo de vida ideal y no a colocar a cada persona a un estilo de
vida específico. En el caso de Jodie, se expone que no le parece justo tener hijos ya que
sus prioridades de vida están alejadas del proceso de maternidad. También asegura que a
la mujer actual, desde niña, se le cría diciéndole que es capaz de ser cualquier cosa; de
estudiar, ser empresaria, independiente y hermosa. Estas aseveraciones no parecen ser
reales si se desea ser todo y también tener hijos, por lo que ella decidió por lo que se ha
vuelto su prioridad de vida y alegría.
28
The Childless by Choice Project es un portal cibernético que reúne información
sobre la renuncia voluntaria a la maternidad. La página está diseñada a la luz del
“Childless Revolution” como ellos le describen, que comenzó en el 2003 cuando Laura
Scott leyó el libro The Childless Revolution. Este libro causó gran curiosidad en Scott
quien comenzó a educarse en el tema. Su interés sobre dicha tendencia le motivó a
visitar más de 15 estados y ciudades en EE UU y Canadá para así conocer más sobre la
renuncia de la maternidad. Scott entrevistó aproximadamente 171 individuos de
diferentes estratos sociales y profesiones para así obtener más información. Lo
recolectado y concluído en dichas entrevistas, al igual que su libro Two is Enough están
como referencias principales para la página.
La encuesta realizada por Scott estaba dirigida a personas que no tienen ni desean
tener hijos. Fueron entrevistados 121 mujeres y 50 hombres. Estos debían organizar 18
reactivos según su interés y añadir cualquiera que estuviera dentro de sus alternativas
personales. Los reactivos eran motivaciones para no tener hijos.
La encuesta arrojó que entre las principales razones, dentro de la muestra, para no
tener hijos fueron que los participantes disfrutaban de sus vidas, sus relaciones de pareja
y el tener hijos no añadiría ninguna otra alegría a las mismas. También se presentó entre
las principales razones que los participantes valoraban su libertad e independencia, otra
de las mencionadas fue que los participantes no deseaban asumir la responsabilidad de
tener un hijo. Estas razones estuvieron mencionadas como las principales para la
mayoría de los entrevistados por Scott.
Por otro lado, las razones menos reconocidas entre los entrevistados fueron que
retrasaron el tener hijos y cuando se encontraron ante la decisión final les pareció más
29
apropiado no tenerlos, en segundo lugar estuvo el temor por los riesgos físicos y de salud
de tener hijos. Para Scott fue importante recalcar las razones más destacadas y las menos
mencionadas, ya que el portal, al igual que todas sus publicaciones, desean educar sobre
la renuncia de la maternidad y ofrecer apoyo a quienes se encuentran ante la toma de
dicha decisión (Scott, 2006).
Semejante a “The Childless by Choice Project” se diseñó en el 1972 en Palo Alto
California la National Organization for Non’Parents, la que luego se convirtió en
National Alliance for Optional Parethood, por sus siglas en inglés NAOP. La NAOP está
comprometida con educar sobre la renuncia a la maternidad y la vida sin niños. Han
logrado realizar publicaciones y desarrollar grupos de apoyo en diferentes estados. Fue la
NAOP quien comenzó a celebrar el 1 de agosto el día de los no padres. También cada
año premian a un hombre y una mujer que no poseen hijos y representen apropiadamente
la renuncia a la maternidad y paternidad (Carroll, 2013).
La labor realizada por ambas organizaciones al igual que el de feministas
contemporáneas han ofrecido mayor información y educación sobre la renuncia a la
maternidad. Entre estas feministas figuran Jennifer Baumgardner y Amy Richards.
Baumgardner, escritora, activista y empresaria original de North Dakota, ha colaborado
en diferentes revistas y publicaciones defendiendo los derechos de la mujer. Entre sus
principales escritos figuran Manifesta: Young Women (Ford, 2012). Este fue escrito en
colaboración con Amy Richards. Richards también escritora y feminista, se ha inclinado
a educar y defender la igualdad femenina. Actualmente ha publicado diferentes escritos y
posee una columna abierta a preguntas en feminist.com (Richards, 2012).
30
Manifesta, presenta la colaboración de ambas escritoras en la defensa de los
derechos de la mujer. Entre los puntos mencionados por Baumgardner y Richard está el
derecho de la mujer a decidir si desea o no tener hijos. Exponen que esta decisión debe
ser libre y no debe estar relacionada con el derecho civil, edad, ingreso económico o
etnicidad de la mujer. Además defienden el derecho que debe tener la mujer sobre sí
misma y sobre sus elecciones de vida. También exponen la desigualdad que aún
experimenta la mujer respecto a derechos laborarles, oportunidades de empleo, tasas de
desempleo y roles asignados por la sociedad (Baumgardner & Richards, 2010).
También se han diseñado portales, que aunque no gozan de una cifra de
seguidores definida, han logrado atraer a partidarios y poseen publicaciones informales
como Voluntary Extinction Movement, por sus siglas en inglés VHEMT organizado por
Les U. Knight desde el 1991. Este movimiento se dirige a educar a la población
indiferentemente de su sexo para no reproducirse. Aseguran que el planeta ha sufrido los
efectos de la sobrepoblación humana y la única forma de cooperar en la mejoría del
planeta es a través de no tener hijos. VHEMT, por sus siglas, posee un portal cibernético
y páginas en diferentes redes sociales dirigidas a orientar sobre los beneficios de no
reproducirse. Además, en su portal principal poseen una lista de preguntas y respuestas
que sustentan su lema “may we live long and die out” (Knight, 2013).
A pesar de los beneficios publicados por estas agrupaciones y por defensores de la
renuncia a la maternidad, en el 2012, Psychology Today publicó un artículo donde se
enumeraba las ventajas y desventajas ante la decisión de tener hijos. En el escrito se
explica que si el individuo disfruta de fluir con la mayoría de personas en su entorno,
entonces renunciar a tener hijos no es su mejor decisión. Luego procede a enumerar las
31
desventajas de ser madre o padre. Entre éstas figuran que se posee poca energía para
realizar proyectos personales, ya que todo está comúnmente dirigido a los niños; también
que hay que preocuparse por un niño que es totalmente dependiente. Por último que las
decisiones a tomar por los próximos años estarán dirigidas al niño o niña y no al
beneficio propio.
Más adelante expone las ventajas de decidirse a no tener hijos, entre las cuales se
menciona que el individuo posee tiempo para cuidar de sí para cultivar otras relaciones
interpersonales. También explica que se puede dedicar tiempo a la vida profesional y
otros intereses que pueden ser de beneficio a la sociedad y humanidad. Por último se
estaría colaborando con la sobrepoblación y a una mejor distribución de recursos.
Además menciona una serie de desventajas de la decisión de no volverse padres.
Entre las principales está que el individuo o la pareja estará fuera de grupo en ocasiones,
ya que la mayoría de sus pares tendrá hijos; también que se perderán un evento de vida
que para muchos resulta ser crucial y que no se tendrá ayuda en el proceso de envejecer
(Walker, 2012).
Esta última es un elemento que también fue discutido en el New York Times en un
artículo titulado The Childless Plan for Their Fading Days. En dicho artículo se explica
que en estadísticas publicadas por la American Association for the Retired Persons,
AARP por sus siglas en inglés, el 11.6% de las mujeres entre 80 y 84 años no tenían hijos
para el 2010. Esta cifra se espera que para el 2030 aumente a un 16%. También,
relacionado a esta cifra, está que por cada persona entre estas edades para el 2010 habían
7 cuidadores que cooperaban con el bienestar del familiar. Debido al aumento de
personas sin hijos, se esperaba que para el 2013 cada envejeciente cuente con la
32
cooperación de 4 cuidadores. Uno de los investigadores involucrados, Donald Redford
expone que resulta relevante investigar qué familiares estarán involucrados en el cuidado
de las personas que no desean tener hijos. Lo que ha causado que se exponga que
muchas de estas personas libres de niños cuentan con sobrinos, ahijados y otros
familiares cercanos que han decidido asumir la responsabilidad de cuidar del bienestar de
sus seres queridos.
Gracias a esta investigación, se ha prestado especial atención a la visión del retiro
que poseen las mujeres y parejas sin hijos. Entre los entrevistados para la publicación del
New York Times se confirmó que la mayoría de ellos se preparan para el retiro de forma
diligente ya que no tienen hijos. Algunos refirieron ya tener planificado su retiro, donde
consideran mudarse a residencias más prácticas para cuidar, que les permitan ser
independientes y hasta compartir granjas o espacios con amigos o parejas que tampoco
tienen hijos.
La Dra. Audrey K. Chun, geriatra que también participó en el artículo, expone
que muchos de sus pacientes en el área de Nueva York con hijos, sufren por las
diferencias de opiniones entre sus hijos o dependientes en el proceso de toma de
decisiones sobre el cuidado y proceso de muerte de sus padres. Mientras que los que no
tienen hijos poseen planes estructurados de las decisiones que desean tomar al llegar a la
tercera edad y suelen estar más orientados al uso correcto de recursos económicos en su
cuidado y retiro (Ellin, 2014).
Renuncia a la maternidad en Europa
Para el año 2003 la mujer europea parió un promedio de 1.5 niños, mientras que
para el año 1990 dicha cifra era de 1.8 niños. A pesar de que esta tendencia en los
33
Estados Unidos ha sido estudiada desde la década de los 70, en la mayoría de los países
de centro y este de Europa se ha comenzado a estudiar a partir de la década de los 90.
Este tema fue asunto de interés para una investigación a cargo de Dialog Project. De
dicha investigación se desprende que la reducción en partos en los últimos años está
relacionada a diferentes factores entre los cuales se encuentra la modernización,
individualismo, el deseo de estudiar y alcanzar una mejor calidad de vida antes de formar
una familia (Dialog, 2005).
Entre los países que posee la cifra más bajas de nacimiento figura Alemania. Para
el año 2006 Alemania poseía una cifra de 30% de mujeres que no tenía ni esperaba tener
niños. Mientras que entre las mujeres con preparación universitaria, esta cifra escalaba a
un 40%. Madres alemanas han sugerido que esta situación está vinculada no sólo con la
mujer sino también con el hombre. Se han ofrecido estrategias políticas, económicas y
laborales dirigidas a promover la fertilidad. Entre las recomendadas se mencionaba el
ofrecer una compensación económica justa a los padres al igual que a las madres por un
periodo de entre dos meses y un año luego de dar a luz. Estas recomendaciones no
fueron aceptadas en su totalidad por elementos vinculados al rol de la mujer y el hombre
en la sociedad (Harding, 2006).
Mientras Alemania posee la tasa más baja de natalidad en Europa, se ha
observado una disminución en otros países de la misma forma. Muchas mujeres mayores
de treinta años han definido su vida profesional y personal alejadas de la maternidad; ya
que relacionan la maternidad con pérdida de su libertad, reducción del desempeño
profesional y mayores responsabilidades financieras. Se estima que para muchos países
europeos, 10% de las mujeres alcanza los 45 años de edad sin tener hijos Se espera que
34
esta cifra aumente hasta el doble en los próximos años, excepto en Alemania quien
mantiene estadísticas relativamente superior a otros países (Westcott, 2006).
Algunas investigaciones como Remaining childless in affluent economies: a
comparison of France, West Germany, Italy and Spain, 1994-2001; sugiere que hay
factores relacionados a la renuncia voluntaria a la maternidad que están vinculados con
niveles macro y micro de la conducta de la mujer en la sociedad. A nivel macro, el
permanecer sin hijos está relacionado con diferentes factores. Entre estos está la
incertidumbre en el mercado laboral, el aumento del capital humano ante los empleos, el
aumento de las expectativas ante la empleomanía en las empresas, entre otros. Los
cambios en la economía también han causado cambios en el campo laboral y la mujer ha
deseado competir activamente en dicho mercado. Mientras que en el micro, los autores
aseguran que la mujer ha comenzado a desear unas condiciones de vida mínimas antes de
desear tener hijos. Estas condiciones incluyen una estabilidad laboral, un ingreso
apropiado, una residencia apropiada y una rutina que posea flexibilidad. Estas
condiciones han causado que muchas mujeres pospongan el convertirse en madres y
algunas hasta decidan no serlo (González y Jurado-Guerrero, 2006).
Dichos elementos se han evidenciado en la reducción en los nacimientos en los
últimos años ha sido significativa en Europa y no está presentando señales que sugieran
que este patrón mejorará en los próximos años. Este cambio ha causado el interés de
investigadores ya que desean comenzar a investigar si esta tendencia se convertirá en la
nueva norma de fertilidad (Kapitány, Spéder, 2012).
En el 2012 Balázs Kapitány y Zsolt Spéder realizaron una investigación sobre la
fertilidad en Holanda, Suiza, Hungría y Bulgaria. El artículo titulado Realization,
35
Postponement or Abandonment of Childbearing Intentions in Four European Countries
presenta a través de una revisión de literatura posibles hipótesis que explican el cambio
en la tasa de fertilidad en dichos países.
Según Balázs y Spéder las tendencias de fertilidad en Holanda han cambiado en
los últimos años. En cambio este cambio se comenzó a observar más temprano que en
otros países europeos (Lesthaeghe, 2001). Se ha observado que las mujeres tienden a
parir más tarde que en otros países europeos (Fokema, 2008). Este cambió se observó en
la investigación que realizaron los autores luego de haber completado su revisión de
literatura. Donde concluyeron que en Holanda las mujeres están pariendo 0.2 años más
tarde que en décadas anteriores. A pesar de esto en comparación con Suiza, Hungría y
Bulgaria presenta una tasa de natalidad de 1.7 nacimientos por mujeres. Lo que resulta
ser más alto que los otros países investigados.
Respecto a Suiza los autores exponen que este país se caracteriza por una baja
tasa de natalidad y las mujeres que deciden parir lo están haciendo más tarde, desde los
1990 se ha observado dicha tendencia. La tasa de natalidad en Suiza es de 1.45 niños.
Por otro lado en Hungría la fertilidad ha comenzado a experimentar cambios
desde la década de los 90, comenzando en el 1991 la tasa de nacimientos redujo durante
siete años consecutivos de 1.84 a 1.29 nacimientos por mujer. Desde entonces se ha
mantenido en 1.3. De igual modo la edad de las madres ha aumentado, entre el 2001
hasta el 2004 cambió de 25.3 años a 26.3 años la edad de la madre durante su primer
parto. Este cambio en la edad que suelen las mujeres dar a luz también está supuesto a
causar un cambio en la fertilidad (Bonaarts y Feeney, 1998).
36
Mientras que en Bulgaria ha experimentado un cambio en su patrón de natalidad
que se ha observado en otros países europeos que solían poseer un régimen comunista.
Bulgaria es el único país de los 4 analizados por los investigadores que ha presentado un
leve aumento en la tasa de natalidad. Dicho aumento lo ha llevado a 1.1, también se ha
mostrado que Bulgaria presenta la tasa más alta de nacimientos fuera del matrimonio al
compararse con Holanda, Suiza y Hungría. La fertilidad en dicho país también podría
estar vinculada con que los cambios que ha sufrido Bulgaria en su política, economía y
sociedad han sido más marcados que los observados en otros países europeos (Koytcheva
y Philipov, 2008).
Los investigadores concluyen que la renuncia a la maternidad es menos común en
países post-comunistas como Bulgaria. Además en Suiza se ha observado la renuncia de
la maternidad en mujeres y parejas que inicialmente intentaban posponer el tener hijos
pero culminaron no teniéndolos (Kapitány y Zsolt, 2012).
Respecto a la renuncia de la maternidad específicamente en Holanda, Renske
Keizer, Pearl A. Dykstra y Anne-Rigt Poortman también realizaron una investigación
dirigida a evaluar la relación de las personas sin hijos y sus padres. Esta expone que
desde que se comenzó a observar la renuncia voluntaria a la maternidad se ha
desarrollado un estigma sobre las mujeres y hombres que voluntariamente no tienen
hijos. Entre los prejuicios que se suelen utilizar es que son individuos no ajustados a la
sociedad, materialistas, poco cariñosos, individualistas y más orientados al trabajo que los
individuos que son padres (Ganong, Coleman, y Mapes, 1990; Houseknecht, 1987;
Veevers, 1983). Además de los antes mencionados, otro de los prejuicios que se posee es
que los que no tienen hijos han renunciado a una vida de familia por lo que no deben
37
poseer relaciones saludables y responsables con sus padres. Los investigadores desean
evaluar dicha relación de personas sin hijos con sus familias. Este interés surge gracias al
aumento de personas que deciden no tener hijos en Holanda.
Los estereotipos hacia las personas sin hijos se presentan a pesar de que esta
tendencia se ha comenzado a observar en diferentes países a nivel mundial a partir de las
ultimas décadas (Abma y Martínez, 2006; Rowland, 2007). La renuncia a la maternidad
se ha comenzado a observar en mujeres holandesas nacidas luego de la Segunda Guerra
Mundial. Se observa que un 12% de mujeres nacidas entre 1945 y 1949 en Holanda no
tuvieron hijos; mientras que dicha cifra fue de 15% entre las mujeres nacidas en la década
de los 50. Entre las mujeres nacidas entre el 1960 y el 1970 se estima que esta cifra
alcance el 20% (Merens y Hermans, 2009). Lo que sugiere que uno de cada cinco
holandeses no se convertirá en padre. Gracias a este dato los autores encontraron que
resulta relevante por razones científicas y sociales evaluar el modo en que las personas
sin hijos interactúan y asumen responsabilidad con sus familias.
Entre las hipótesis presentadas por Keizer, Dykstra y Poortman se destaca en
primer lugar que las personas sin hijos han decidido no parir ya que poseen una visión
variada del concepto familia por lo que poseen relaciones distanciadas y poco afectivas
con sus padres y familias. Mientras que la segunda hipótesis sugiere que las personas que
han decidido no tener hijos asumen responsabilidad de sus padres y poseen relaciones
estrechas con su familia. Esta segunda suelen vincularla con que poseen más tiempo y
poseen poder adquisitivo que les permite cooperar con el cuidado de sus padres.
También en algunos casos se explica que algunos no tuvieron hijos ya que deseaban
38
asumir un rol más activo en el cuidado de sus padres o familia nuclear por diferentes
razones.
Cabe mencionar que para efectos de dicha investigación se concluyó que no todas
las personas sin hijos poseen el mismo perfil de relación familiar. En cambio se observó
una relación, exponiendo que los holandeses que no poseen hijos por voluntad propia
poseen relaciones más distanciadas con sus familias. Mientras que los que no poseen
hijos por razones ajenas a su voluntad muestran una relación más estrecha con sus
familias. A pesar de esto, se observó diferencias marcadas en estas tendencias entre
hombres y mujeres (Keizer, Dyknstra y Poortman, 2011).
Los hombres evaluados mostraron mayor responsabilidad hacia sus familias luego
de haber experimentado la paternidad. También mostraban mayor responsabilidad hacia
su familia nuclear luego de haberse vuelto padres. Mientras que la mujer, aunque no
fuera madre mostraba una responsabilidad relativamente equitativa hacia su familia
nuclear indiferentemente tuviera o no hijos. Donde se observó una diferencia fue en el
concepto de familia, en este caso las mujeres con hijos solieron mostrar un concepto más
estructurado de lo que es familia luego de haber experimentado la maternidad (Keizer,
Dyknstra y Poortman, 2011).
Por otro lado en Noruega, según la investigación realizada por Berit Rostad, Berit
Schei y Johanne Sundby en los últimos años la cifra de mujeres sin hijos voluntariamente
no ha aumentado. Estos completaron una investigación dirigida a auscultar las conductas
reproductivas de las mujeres en Noruega. Para ello administraron una encuesta a una
muestra de 9,983 compuesta de mujeres que habían comenzado la menopausia.
39
Entre los elementos que eran objeto de interés, resalta que se poseen estadísticas
en Noruega sobre la infertilidad y sobre las mujeres sin niños, pero poco se conoce sobre
las mujeres que no tiene hijos por decisión propia. De esta investigación se desprende
que 4.1% de las mujeres no tenía hijos por decisión propia. Entre las mujeres que
componen esta cifra dentro de la investigación se observó que poseían una cifra más alta
de ingresos económicos y mayor escolaridad. Mientras que las mujeres que tenían hijos
presentaron preparaciones académicas orientadas a empleos manuales o realizaban
labores en el hogar (Rostad, Schei, y Sundby, 2006).
Por otro lado en Suecia el pasado año se publicó una investigación sobre el
proceso de diseño y estandarización de un instrumento dirigido a evaluar las variables
relacionadas a la renuncia de la maternidad en mujeres de dicho país. El desarrollo de
este instrumento está basado en que se ha observado que las mujeres entre los 20 y 30
años de edad y que residen en países industrializados han mostrado una tendencia a
posponer la maternidad. Estas esperan a independizarse a través de la educación y
ubicarse agradablemente en el mercado laboral. Algunas también desean poseer una
pareja estable, sentirse maduras y capacitadas para volverse madres. Muchas refieren que
a través de la maternidad se alcanza una etapa de vida donde se experimenta grandes
dificultades estableciendo un balance entre el rol de madre y las responsabilidades
laborales.
A través del desarrollo de este instrumento se entrevistaron a 19 mujeres suecas
sin hijos sobre el proceso de maternidad. De dichas entrevistas se concluyó que las
mujeres sin niños entre estas edades observaban la fertilidad es un asunto de poder que
40
debe ser suprimido y experimentado en el presente y futuro. Además la maternidad era
descrita como un evento de vida que limitaba a la mujer en el presente y en el futuro.
Estas aseveraciones y toda la información colectada cooperaron con el desarrollo
de la Escala de Actitudes hacia la Fertilidad y Maternidad o AFCS por sus siglas en
inglés. Lo que resulta ser de gran valor para la comunidad académica en el área de
estudios de la mujer, ya que no se posee otra escala o instrumento evaluativo en el tema
(Soderberg, Lundgren, Christensson, y Hildingsson, 2013).
Por otro lado la Terapista de Familia Kamalamani que posee práctica en Inglaterra
expone que renunciar a la maternidad es un proceso constante (Kamalamani, 2013). La
especialista, quien a sus 38 años de edad no posee ni espera tener hijos, explica que se
trata de un proceso de maduración y crecimiento y no de patología. La terapeuta se basa
en que en Inglaterra cada día más mujeres están finalizando su edad reproductiva sin parir
y muchas de ellas por decisión propia. Las cifras que confirman esto han ido aumentando
en los últimos años, 1 de cada diez mujeres nacidas para el 1945 no tiene hijos y 1 de
cada 5 nacidas en el 1960 no tiene hijos. Actualmente se estima que entre las mujeres
nacidas en el 1990, un 22% no tendrá hijos (Berrington, 2004).
A pesar de estas cifras, se poseen pocos estudios que confirmen cuales de estas
mujeres no poseen hijos por voluntad propia y cuales no poseen hijos por infertilidad o
razones involuntarias (McAllister, 1998). La falta de información en parte está
relacionada a que este tema resulta sensible para la mayoría de las culturas.
Especialmente porque se muestra prejuicio y en ocasiones empatía hacia las mujeres sin
niños según las razones que se poseen para no haber experimentado la maternidad.
41
La autora también expone, al igual que otros conocedores del tema, que no se
poseen términos apropiados para dirigirse a las mujeres sin hijos por voluntad propia. El
uso del término “childless” en inglés, implica que la mujer está falta de algo, mientras
que “childfree” que es la más aceptada también podría asociarse a “sin cuidado” lo que
posee una carga negativa y despectiva (Letherby, y Williams, 1999).
Cultura post-natal es el concepto que utiliza Kamalamani para explicar como la
cultura contemporánea celebra la maternidad en la mayoría de las civilizaciones. Las
mujeres que renuncian a la maternidad voluntariamente representan una resistencia
constante al discurso social hacia la maternidad (Gillespie, 2000).
Además el hecho de que una mujer sea madre no implica que este rol fuera
asumido por decisión propia. Así que la decisión y el deseo de ser madre no
necesariamente está vinculado con poseer hijos, situación que eleva la maternidad a un
constructo no necesariamente vinculado con la presencia de hijos (Campbell, 1999). La
mujer que por decisión propia no posee hijos no necesariamente es diferente a la mujer
con niños, en cambio la sociedad la ha marcado como un ente diferente por no ejecutar
según las expectativas pautadas (Kamalamani, 2013).
A pesar de lo antes descrito Alemania posee la cifra más alta de mujeres sin niños.
Alemania posee a la mujer que se ha denominado más poderosa en la política, Angela
Merkel, quien no posee hijos (Bennhold, 2010).
Actualmente la mujer ha comenzado a alejarse de roles tradicionales y ha
comenzado a integrarse al campo laborar asumiendo posiciones que por años fueron
otorgadas únicamente a hombres. También ha comenzado a integrarse a la comunidad
académica no sólo a nivel sub graduado sino también graduado. Actualmente 66% de la
42
mujer alemana está integrada al campo laboral, pero entre aquellas que poseen hijos
menores de 3 años sólo un 32% trabaja. De aquellas mujeres que poseen 1 hijo sólo 14%
regresa a un empleo a tiempo completo y de aquellas con 2 hijos sólo 6%. Este factor
está vinculado con una natalidad de 1.38 por mujer.
Esto podría estar asociado a la importancia que posee históricamente la educación
en Alemania, en cambio gran parte de la educación estaba fundamentada en el rol de la
mujer con los niños. La mujer asumía el rol activo en la educación de sus hijos, aún en la
actualidad la mayoría de las escuelas en Alemania ofrece clases hasta el medio día.
Actualmente las mujeres académicamente preparadas desean integrase al campo laborar y
explotar sus oportunidades aunque eso cause que no puedan asumir roles tradicionales
como madres (Bennhold, 2010).
El aumento de mujeres que no desean convertirse en madres en diferentes países
europeos ha hecho que éstas comenzaran a integrarse a diferentes roles dentro de la
sociedad más allá de ser madres. A pesar de ello no se posee mucha información sobre la
manera en que la sociedad ha aceptado a la mujer que voluntariamente renuncia a la
maternidad y las variaciones que se observa de esta relación con la sociedad en diferentes
países dentro de Europa. Basado en esto, Eva- María Merz y Aart C. Liefbroer realizaron
una investigación basada en la muestra obtenida por en Censo Europeo en 2006 para así
examinar la actitud que se posee a la renuncia de la maternidad en 20 países europeos
(Merz, y Liefbroer, 2012).
El estudio presentado poseía sus expectativas basadas en la Teoría de la
Transición Demográfica. La misma posee sus orígenes a finales del siglo 19, cuando
varios eruditos franceses observaron que un cambio notable estaba teniendo lugar en la
43
población de su país. El número de hijos por familia se redujo, claramente como
resultado de esfuerzos deliberados para reducir la fertilidad dentro del matrimonio.
Rápidamente se comprendió que la limitación voluntaria de la fecundidad marital era una
novedad revolucionaria.
Basado en esta tendencia se comenzó a utilizar el término "revolución
demográfica". Los esfuerzos para explicar lo que estaba sucediendo comenzó casi de
inmediato. Curiosamente estas primeras explicaciones asumieron el fenómeno cómo un
reflejo de lo que la gente quería de la vida para entonces. Dumont (1890) sostuvo que el
deseo de una movilidad ascendente fue la raíz de tal cambio en las conductas
reproductivas de la época. Ya que para subir de escala social resulta complejo poseer una
familia numerosa. Dumont concluyó entonces que como resultado, la tasa de natalidad
podría disminuir a medida que aumenta la movilidad social .
Otros franceses autores, como Leroy -Beaulieu (1896) y Landry (1909)
atribuyeron a los cambios en la orden moral. Hacia finales de la Segunda Guerra
Mundial, y también después de ella, los académicos estadounidenses prestaron especial
importancia a las discusiones acerca de los cambios demográficos que se estaban
produciendo. Es así como se le comienza a prestar importancia a las implicaciones
económicas de dichos cambios y el término de revolución fue reemplazado por
transición.
Se consideró que los cambios en el comportamiento demográfico era
principalmente una función del progreso de la sociedad (Kirk, 1944). Notestein (1945)
desempeñó un papel crucial en la formulación de la teoría de la transición demográfica,
éste hizo hincapié en la imperiosa importancia de la disminución de la mortalidad y el
44
impacto del proceso de modernización en las vidas de las personas y en la sociedad en su
conjunto. Llegó a la conclusión de que la transición demográfica es probable que sea un
fenómeno universal; todos los países están obligados a pasar a través de él una vez que
habían logrado el nivel de desarrollo requerido (Van De Kaa, 2002).
La Primera Transición Demográfica poseía sus bases en motivaciones altruistas.
Desprendiéndose del deseo de reducir la tasa de mortalidad y de mejorar la calidad de
vida de los niños y familias. Más adelante se introdujo la Segunda Transición
Demográfica (Van De Kaa, 1987), la que expone que Europa ha experimentado unos
cambios demográficos observables en los cambios en matrimonios, uniones civiles,
divorcios y renuncia a la maternidad. Pero en esta ocasión estos cambios están basados
en motivaciones individualistas, dirigidas a la autorrealización y el alcance de metas
personales (Lesthaeghe, 2010).
Otra perspectiva mostrada por Merz y Liefbroer en su artículo fue la Perspectiva
Económica del Nuevo Hogar. Esta sugiere que el individuo ofrece especial atención a las
conductas y sus costos de oportunidad, en este caso el tener hijos resulta costoso por lo
que se mantiene una opinión favorable hacia los que deciden posponer o no experimentar
la maternidad (Axinn, y Thornton, 1993; Goldscheider, y Witsberger, 1986).
Este costo de oportunidad es más alto para la mujer que para el hombre, y que la
mujer es la que suele enfocarse en las tareas del hogar y el cuidado de hijos. Es por eso
que a mayor escolaridad y mejores oportunidades de empleo más probable es que la
mujer decida no tener hijos, basándose en el alto costo de oportunidad de tenerlos.
A pesar de esto, países del Norte de Europa que poseen mejores sistemas de
cuidado de niños y una participación activa de la mujer en la fuerza laboral poseen unas
45
tasas de natalidad más altas que los países del centro y este de Europa. Esto conduce a
los autores a exponer que en países donde hay un pobre sistema de cuidado de niños y
pocas alternativas de empleos para padres, la tasa de renuncia a la maternidad será más
alta que en países donde no se enfrentan estas dificultades.
Los investigadores sugirieron que las razones que poseen las personas y los países
evaluados para mostrar el alza en la renuncia en la maternidad es variada. Pero a pesar de
la variedad de motivaciones se observó que a mayor escolaridad de la mujer, mayor
probabilidad de no tener hijos. Esto debido a que el no tener hijos para estas mujeres es
más aceptado que en mujeres que no poseen preparaciones académicas. También se
observó más acogida a la renuncia de la maternidad en personas que residen en países
menos tradicionales (Merz, y Liefbroer, 2012).
Renuncia a la maternidad en América Latina y España
A mediados del 2011 una encuesta efectuada en la ciudad de Buenos Aires reveló
que el 17% de las mujeres concluye el periodo de fertilidad sin hijos. En los últimos
siglos se han efectuado cambios en las estructuras de los roles de género, los cuales poco
a poco se incorporan al imaginario social, no sin resistencia, o con el consabido sarcasmo
de los grupos más conservadores. La determinación de las mujeres a lograr autonomía en
sus diversas formas: laborales, familiares, luchar por los derechos individuales,
apropiación de su cuerpo, control de la natalidad, y terminar su vida fértil sin ser madres
(Ghedin, 2013).
Se ha comenzado a sacar a la luz el trillado instinto maternal para transformarlo
en deseo maternal, implicando así que se construye en el mundo propio, en la intimidad
de la subjetividad. Cuando la decisión de no ser madre es firme y asienta en argumentos
46
personales sólidos, no da lugar a autorreproches o arrepentimientos futuros (Blardone,
2010).
Los Double Income NO Kids o DINK por sus siglas en inglés han comenzado a
observarse también en América Latina. Donde de igual forma son identificados cómo
parejas compuestas de personas entre los 25 y 39 años de edad que no aspirar a tener
hijos. Inicialmente el que la mujer postergue la maternidad ha causado asombro en
algunas comunidades latinas orientadas al sistema familiar tradicional, en cambio la
renuncia total a la maternidad ha causado en algunos lugares preocupación. Dicha
preocupación está dirigida a preguntarse si la maternidad se ha depreciado, por las
responsabilidades que vienen con ella.
Muchas mujeres en la economía moderna han tenido que reflexionar sobre su
decisión de tener hijos gracia a los costos relacionados a tener un niño y ofrecerle una
calidad de vida agradable. Además la mujer en la actualidad posee oportunidades de
empleo diversas que podrían dificultarse si se experimentara una maternidad. También el
estilo competitivo e individualista de algunos empleos dificulta para la mujer el mantener
un rol de madre tradicional. Estas razones al igual que los cambios de estilos de vida en
algunas ciudades latinoamericanas, donde el consumerismo y el individualismo se han
vuelto parte del comportamiento social; han causado la depreciación de la maternidad
(Gares, 2010).
En cambio la renuncia a la maternidad no se presenta únicamente por
motivaciones económicas o laborales. Un artículo publicado en la revista cibernética
Siempre Mujer expone las ventajas de no tener hijos. Explicando que el tener o no tener
hijos es una decisión muy personal que puede adherirse a muchas razones. Además
47
explica que a pesar de que la cultura latina observa al matrimonio cómo una tradición
conservadora y cultural, existen razones y beneficios al no tener hijos.
Entre los que la autora menciona figura que el noviazgo entre la pareja o
matrimonio se extiende. Exponiendo que muchas parejas traen hijos la mundo pues su
inexperiencia les hacía pensar que sería simple y se trata del curso de la vida, en cambio
al tenerlos se les dificulta manejar las responsabilidades asociadas. Al no tener hijos la
pareja puede fortalecer su relación, puede viajar y concentrarse en una relación de dos
personas únicamente. También son capaz de mantener control de sus finanzas ya que no
necesitan presupuestar todo lo asociado a tener hijos. De igual modo pueden cumplir
metas y sueños personales y cómo pareja (Hernández, 2011).
Actualmente se reconoce la presencia de las mujeres que deciden no ser madres
en la mayoría de las civilizaciones industrializadas, en cambio eso no asegura que sean
aceptadas. La maternidad está constituida cómo el núcleo natural y fundante de la
identidad femenina explica la antropóloga mexicana Yanina Ávila. Pero en la actualidad,
las mujeres descartan o posponen la maternidad por diversas razones: desde el simple
deseo de no ser madres, hasta considerar que la situación personal o contexto social es
inadecuado para criar sus hijos o hijas.
El proyecto de vida de cada mujer tiene una cantidad importante de opciones
donde la maternidad ha dejado de ser obligatoria. Hay mujeres que aseguran que sin ser
madres, la mujer no logra realizarse, en cambio las que deciden no ser madres, forman
parte del cambio histórico que se vive en sociedades contemporáneas (Ávila, 2013).
Juan Carlos Vargas, director científico de Profamilia en Colombia expone que la
renuncia a la maternidad está volviéndose más frecuente que nunca antes. La opción de
48
no ser madres o tener un solo hijo está observándose con más frecuencia en mujeres con
una carrera profesional brillante y con un conocimiento profundo en sus derechos. Según
Profamilia, la tasa de fecundidad en Colombia pasó en los últimos 15 años de un
promedio de 3 hijos a 2 hijos por mujer; mientras que en ciudades como Bogotá hay
menos de 2 hijos por mujer.
Sin embargo, la opinión de la terapeuta Alicia del Socorro Durán, profesora de
Psicología de la Universidad Javeriana, el peor temor de las mujeres que rechazan ser
madres es el de ser consideraras egoístas. Además comenta que dentro de su práctica en
Colombia ha observado que muchas mujeres que decidieron renunciar a la maternidad en
sus años fértiles, al llegar a la vejez mostraban arrepentimiento por su decisión. Por otro
lado, para otro terapeuta en Colombia, Nelly Rojas, las relaciones de pareja sin niños no
son mejores ni peores, simplemente son diferentes. Esa diferencia no es del todo
aceptada, pues en Colombia al igual que en otros países de América Latina la familia
tiene un valor muy importante (El Tiempo, 2013).
Mientras que en España la tasa de fertilidad es de 1.41 hijos como media por cada
mujer. Según la lista confeccionada por las Naciones Unidas, España ocupa el puesto
número 169 de 195 países. La crisis en la fertilidad femenina y de la familia biológica es
un fenómeno asociado a la modernidad. En los países occidentales las mujeres tienden a
demorar la maternidad más allá de su pico biológico o a renunciar a ésta, cada vez llegan
más hijos a madres solteras y su éxito reproductivo no parece estar asociado
positivamente con la calidad genética.
Además según el Dr. Satoshi Kanazawa autor de The intelligence paradox: Why
the intelligence Choice isn’t always the smartest one, la inteligencia de los niños está
49
negativamente asociada al deseo de tener hijos. Explicando que los hombres y mujeres
más inteligentes están significativamente más inclinados a no tener hijos en comparación
a los hombres y mujeres menos inteligentes. Kanazawa llegó a estas conclusiones basado
en información obtenida de National Child Study de EE UU. Lo que sugiere que las
mujeres más inteligentes terminan teniendo éxito en su decisión de no tener hijos. Esto en
la mayoría de los países industrializados. Por lo que la mayoría de las mejores y más
brillantes mujeres occidentales, al menos en términos de inteligencia y escolaridad, están
teniendo un éxito reproductivo relativamente inferior (Zugasti, 2013).
Por otro lado, en Puerto Rico un artículo publicado en el Nuevo Día expone que la
mujer que por decisión propia no posee hijos suele ser victima de prejuicios y estigmas
errados. Las investigaciones sugieren que la mayoría de las mujeres que decide no tener
hijos en Puerto Rico, como en otros lugares del mundo, son mujeres de mayor
escolaridad y asalariadas.
Sin embargo no necesariamente cumplen con el estereotipo de una mujer con
valores ultra feministas y que condenan la vida familiar, le disgustan los niños y se
revelan en contra del plan natural de vida. De hecho se ha observado que en general
mantienen valores convencionales respecto a la vida de pareja, la responsabilidad y la
labor que conlleva tener hijos. Su carrera no es un elemento central en la definición de su
identidad y realización personal. Se ha encontrado que muchas mujeres sin hijos están
sumamente involucradas en su comunidad y vida familiar. En ocasiones son fuentes de
apoyo para hermanos o hermanas que sí han decidido tener hijos o para padre so
familiares envejecidos. En general muchas mujeres que toman la decisión de no tener
hijos asumen la responsabilidad que conlleva no procrear. Entienden que tener hijos
50
puede afectar su estilo de vida, sus relaciones interpersonales y su seguridad económica.
Ven la decisión de no ser madres como una positiva (Navas, y Auger, 2012).
La cultura puertorriqueña mantiene la creencia de que los hijos son necesarios
para asegurar el bienestar personal. En cambio se ha encontrado que muchas mujeres
puertorriqueñas que poseen hijos asumen el rol de madre y padre ante sus hijos. Por lo
que la mujer que decide no ser madre en PR también posee la presunción de que el tener
hijos sería una responsabilidad directa a la figura materna aunque esté en una relación de
pareja estable. En muchas ocasiones la mujer decide no volverse madre ya que reconoce
que no posee la capacidad, el tiempo ni la estabilidad para ofrecer el cuidado necesario a
un hijo y esto se aleja del estereotipo de la mujer egoísta y egocéntrica. Por lo que la
renuncia a la maternidad en PR debe ser evaluada a la luz de la realidad de la sociedad y
no de el individualismo de la mujer moderna (Navas, y Auger, 2012).
El Second Demographic Transition o la Segunda Transición Demográfica, ha
causado interés a diferentes investigadores respecto a su manifestación en América
Latina. Una investigación publicada en la Universidad de Barcelona en 2010 titulada The
“Second Demographic Transition” features in Latin America: The 2010 Update, postula
los rasgos de dicho fenómeno en America Latina. Entre las manifestaciones asociadas al
SDT está la disminución en la tasa de natalidad. En América Latina no se observó un
cambio en la última década del Siglo XX en la media de edad de la mujer cuando
comenzaba una relación de pareja estable ni cuando tenía su primer hijo; esto a pesar de
los cambios en la economía que se sufrieron en la década de los 80 (Fussell, y Palloni,
2004; Rosero-Bixby, 2009).
51
Entre los elementos observados es un alza en la taza de relaciones de parejas que
conviven o cohabitan, en la mayoría de los países Latinoamericanos desde los años 80.
Aunque se observó una alta correlación entre la convivencia y la escolaridad, donde a
mayor escolaridad menos relaciones de convivencia. También se ha observado un
incremento de mujeres que han pospuesto la maternidad entre las mujeres de 25 a 29 años
de edad, este aumento se ha observado desde el 1970 hasta el 2011. Este aplazamiento de
la maternidad se ha observado en mujeres sin pareja y en mujeres con parejas en:
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México,
Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.
Esta cifra de aplazamiento de la maternidad se observa de modo marcado entre
mujeres que poseen un grado universitario. Esta información colectada a través del más
reciente Censo confirma que la maternidad ha comenzado a aplazarse principalmente
entre mujeres con preparación académica, pero la investigación no ofrece información
sobre si estas mujeres al alcanzar los 30 años deciden volverse madres o renuncian a la
maternidad, situación que es descrita por los investigadores cómo una limitación y un
tema de interés para próximas investigaciones (Esteve, García-Román, Lesthaeghe, y
López-Gay, 2010).
Por otro lado un artículo publicado en Demographic Research expone los
cambios que han experimentado las conductas reproductivas en América Latina en los
últimos años. Comenzado con los datos obtenidos del Censo 2000 donde se observa que
los nacimientos de mujeres menores de 30 años han disminuido significativamente en
América Latina y que en investigaciones realizadas en el 2006 en 14 países de America
Latina, se observó un aumento en la cifra de mujeres sin hijos.
52
Los hallazgos en esta investigación concluyen que se ha observado un aumento de
mujeres que finalizando sus veinte y comenzando sus treinta aún no han experimentado
la maternidad. Una cifra significativa de estas mujeres decidirán no convertirse en
madres. Se observa además una alta relación entre la renuncia de la maternidad y la
preparación académica, mientras mayor preparación menos probabilidad de convertirse
en madre. Los cambios que han experimentado la familia latinoamericana son tema de
interés en debates contemporáneos (Quilodrán, 1999; García, y Rojas, 2001). La
expansión de accesibilidad de educación superior y educación universitaria ha causado
una restructuración de la entrada del individuo a la adultez y en consecuencia ha
cambiado el modo en que se construyen las familias (Grant, y Furstenberg, 2007).
Se concluye que en encuestas e investigaciones realizadas en 14 países de
América Latina se observó que el factor más vinculado con la renuncia a la maternidad es
la preparación académica, siendo este factor un elemento básico para predecir la renuncia
de la maternidad en mujeres de todas las edades (Rosero-Bixby, Castro Martín, y MartínGarcía, 2009).
Conclusión
La renuncia voluntaria a la maternidad es una conducta demográfica que se ha
comenzado a presentar en diferentes lugares del mundo desde hace unas décadas. Se
posee información de dicha decisión en foros académicos, portales cibernéticos, revistas
femeninas y todo espacio donde se comparten comentarios y escritos. Comúnmente en
países industrializados se poseen investigaciones de rico valor sobre las motivaciones que
poseen las mujeres para no convertirse en madres por voluntad propia. A pesar de ello no
se posee un perfil que sea aceptado por los diferentes profesionales internacionales que se
53
han dado la tarea de investigar los cambios que se observan en las conductas
demográficas de la civilización moderna.
Tal como explica Madelyn Chain en su libro The Childless Revolution (2001), la
sociedad aún no conoce el modo de separar la femineidad de la maternidad. La renuncia
voluntaria a la maternidad produce confusión y reta a la sociedad a cambiar sus esquemas
de pensamientos sobre la mujer. La revolución que ha causado la mujer que decide no
convertirse en madre puede ser contrastada con la que causó Betty Friedan al escribir The
Feminine Mystique (1963) donde expone que la mujer necesita laborar en alguna
actividad con propósito. Muchas mujeres han encontrado su propósito alejadas al rol de
madres. La mujer está en la actualidad decidiendo lo que desea para sí y no está dejando
dicha decisión a manos de la sociedad (Chain, 2001).
La mujer actual y la tendencia a renunciar voluntariamente a la maternidad han
redefinido las alternativas que se posee para vivir. El acceso a preparaciones académicas
competitivas y de excelencia ha sido un factor mencionado por la mayoría de los
investigadores que han luchado por identificar motivaciones y elementos en común entre
las mujeres que no son madres (Korb, 2012; Baumgadner y Richards, 2010). Estudios
como el del Dr. Satoshi Kanazawa en Londres publicado en el 2013 aseguran que hay
una alta relación entre el Cociente Intelectual y el deseo de una mujer de convertirse en
madre, donde a más alto Cociente Intelectual, menos probable que la mujer se convierta
en madre. El hallazgo de Kanazawa produjo no sólo una conclusión empírica, sino que
una sugerencia de que el Nivel de Funcionamiento Cognitivo de futuras generaciones
podría estar impactado negativamente ya que las mujeres privilegiadas cognitivamente
han decidido no reproducirse (Kanazawa, 2013).
54
A pesar del peso que posee tal aseveración, el investigador en su publicación The
Intelligence Paradox, expone que las personas inteligentes son peores padres. Pues
aunque poseen lo aprendido en la universidad y son exitosos en el trabajo, fracasan en sus
roles sociales, pues esto se adquiere por evolución (Kanasawa, 2013).
La posición del autor respecto a la renuncia voluntaria a la maternidad, no goza
del apoyo de pares profesionales. Luego de culminar la revisión de material relacionado
al tema, la postura asumida por Kanazawa, resulta rígida y perpetúa la visión donde la
mujer que no posee hijos no ha asumido un rol correcto en la sociedad. El sugerir que
una mujer por no poseer hijos, no es realmente tan brillante, evidencia la presencia de
prejuicio y discrimen ante una decisión válida que toma la mujer contemporánea. El
colocar estigmas no coopera ni estimula a la mujer a tener hijos, por el contrario confirma
que aún la sociedad no diferencia a la mujer de la madre.
El sistema laboral, económico y cultural que rodea a la mujer que decide no ser
madre, aún no está preparado para respetar su decisión sin emitir juicios o sin mostrar
posturas punitivas ante su decisión. El vincular el IQ de futuras generaciones con la
renuncia de la maternidad es otro indicador de las complicaciones que enfrenta la mujer
que por voluntad propia no posee prole. La mujer debe ser capaz de tomar decisiones
sobre su cuerpo y su reproducción indiferentemente las tendencias que la sociedad
determine que son ideales. Tal como exponen Jennifer Baumgardner y Amy Richards en
su libro Manifesta, la mujer debe ser capaz de decidir lo que desea hacer con su
reproducción, el tener o no tener hijos debe ser una decisión propia y no social.
La opinión del Dr. Kanazawa, Amy Richards y Jennifer Baumgardner representan
posturas contrastadas ante la renuncia voluntaria a la maternidad. Kanazawa, concluye
55
que la mujer inteligente no sería buena madre, por lo que decide no volverse en una.
Mientras que Baumgardner y Richard defienden que la mujer debe tener total control de
sus conductas reproductivas indiferentemente su edad, posición social y educación.
La mujer contemporánea se topa ante la maternidad con mayor información que
generaciones anteriores. El que una mujer decida no ser madre, no implica que no esté
capacitada para serlo, simplemente significa que decide no serlo por elementos
particulares. Algunas debido a sus carreras, otras por responsabilidades familiares y
algunas porque no necesitan tener hijos para poseer una vida plena.
La decisión de ser madre no debe ser tomada de modo liviano, pues una vez la
mujer se vuelve en madre, no hay vuelta atrás. Por lo que la postura de Richards y
Baumgarder que invita a la mujer a tomar total control de su reproducción, debe incluir
las implicaciones detrás de convertirse en madre. Pues la maternidad es un ejercicio que
involucra no sólo a la mujer, sino también a la comunidad que le rodea. Por lo que la
mujer que renuncia voluntariamente a la maternidad posee motivaciones intrínsecas y
extrínsecas tras su decisión.
Basado en esto autores y profesionales contemporáneos de diferentes lugares del
mundo han mostrado su interés y han realizado investigaciones para conocer las
motivaciones detrás de la mujer que decide no tener hijos. Esta labor aparenta no tener
fin, pues aunque se ha logrado identificar variables relacionadas a la toma de dicha
decisión no se posee un perfil certero que aplique a todas las mujeres contemporáneas.
Quizás el presumir que exista un perfil exacto, intenta acercar la renuncia de la
maternidad con psicopatología que merece una serie de criterios diagnósticos. Situación
que está muy lejos de ser real, ya que en diferentes países se ha confirmado que mujeres
56
que no son madres son activas en el cuidado de sus padres, familias y otras actividades de
índole social. Muchas inclusive interactúan con niños en sus roles laborales y familiares.
La renuncia voluntaria a la maternidad es una decisión que asume la mujer, una
de naturaleza firme, que según quienes la tomaron, deben visitar en cada etapa de sus
vidas. Tal como expone Molly Peacock, la mujer que decide no ser madre revive y
afirma su decisión en cada etapa de su vida. Decisión que está cargada de elementos que
no necesariamente hacen de la vida de quien la asume una pobre, sino diferente. El
poseer en la sociedad actual a mujeres que deciden no ser madres es un ejemplo de que la
diversidad puede dejar un legado académico, filantrópico e intelectual que enriquece a
futuras generaciones más allá que con una herencia genética.
Implicaciones clínicas de la revisión
La práctica de la psicología en Puerto Rico y en el mundo requiere información de
la cultura del paciente y la realidad de su entorno para así reconocer si éste se aleja de la
norma. Actualmente la renuncia voluntaria a la maternidad se ha vuelto una tendencia en
la que el psicólogo y la psicóloga deben ilustrarse, para así ser capaz de mostrar empatía
con el paciente y comprender sus vivencias. Se espera que lo recolectado a través de la
realización de este proyecto ofrezca información que confirme que la renuncia voluntaria
a la maternidad no debe ser considerada como indicador de psicopatología.
A través de la realización de esta revisión de literatura se pudo obtener
información valiosa sobre la renuncia voluntaria de la maternidad en Europa y Norte
América. El tema presentó escritos e investigaciones con hasta 100 años de antigüedad.
Donde se observa el cambio que han experimentado las investigaciones y presunciones
57
que se poseía del tema en décadas pasadas. En cambio no se goza con la misma fortuna al
visitar escritos de America Latina.
Las investigaciones y escritos de América Latina en su mayoría partían de
aseveraciones, muestras y estudios anglosajones o basados en culturas ajenas a la
hispanoparlantes. Esto causa que aún se posean preguntas sobre los retos que
experimenta la mujer hispana cuando decide no convertirse en madre. También es objeto
de interés conocer los retos que experimenta la mujer que decide no convertirse en madre
si pertenece a alguna congregación o comunidad de fe.
Poseería gran valor académico el contar con investigaciones sobre la renuncia de
la maternidad en Puerto Rico. Evaluar de modo cualitativo y cuantitativo las tendencias
que se observa en la mujer puertorriqueña en sus conductas reproductivas. Se posee
información que sostiene que hay un segmento de la mujer puertorriqueña que está
decidiendo no tener hijos. Esta cifra podría vincularse con la tasa de divorcios y
relaciones de parejas que conviven. De modo que se pueda evaluar si esta mujer que no
es madre biológica, se ha encargado del cuidado de hijos de su pareja, situación que no es
discutida en ninguna de las referencias utilizadas.
Por otro lado se observó que la preparación académica que posee la mujer se
identificó como una variable común ante la renuncia de la maternidad en América del
Norte, América Latina, España e Europa. Esta aseveración resultaría relevante el
auscultarla, ya que algunos investigadores se limitaron a mencionar preparación
universitaria sin discriminar si se trata de estudios sub graduados o graduados. Esta
información permitiría también identificar otras variables que podrían estar relacionadas.
58
Por ultimo, las estadísticas respecto a las mujeres que no poseen hijos en América
Latina comúnmente no diferenciaban a la mujer que no es madre por voluntad propia de
la mujer que no es madre por infertilidad o factores biológicos. Esta carencia de
información dificultaba las conclusiones de algunos investigadores ya que solían
presentarlo cómo una limitación de sus hallazgos. Es necesario continuar extendiendo la
investigación en esta tendencia demográfica en América Latina, de modo que se posean
investigaciones y teorías atemperadas a la cultura local.
Guías para el manejo de la renuncia voluntaria a la maternidad:
Laura Scott, autora del libro Two is Enough y una defensora de la renuncia de la
maternidad, narra en el primer capítulo de su libro su proceso ante la sociedad al defender
su decisión de no ser madre. Entre las situaciones mencionadas, narra su reacción ante
un nuevo padre cuando le preguntó “¿Por qué te casaste, si no deseas ser madre?” A
Scott, quien narra que estuvo más de un año leyendo sobre el tema para escribir su libro,
la pregunta le tomó por sorpresa. Esto debido a que no pensaba que tendría que explicar
su decisión de un modo tan trivial.
Una mujer que ha decidido renunciar voluntariamente a la maternidad está
expuesta a interrogantes de su familia y pares. Dentro de este proceso podría decidir
comenzar un proceso de consejería psicológica y el psicólogo o psicóloga deberá estar
preparado para recibirle y manejar su queja principal apropiadamente. A continuación
unas guías breves dirigidas a mejorar la relación terapéutica.
1. La Dra. Kamalamani expone que en el proceso de terapia con la mujer que
renuncia voluntariamente a la maternidad es importante no incurrir en prejuicios.
Luego de haber analizado las posturas compartidas por esta profesional, se
59
comprende que el psicólogo y psicóloga debe asegurarse de no presumir que
comprende del todo las razones que posee la mujer para no ser madre. Además
necesita auscultar sobre el historial y la queja principal de la paciente y no
presumir que la visita está ocasionada por las implicaciones de su decisión.
2. Luego de haber completado el proceso de revisión de literatura sobre autores
como Kamalamani, Scott y Peacock que se han dedicado a investigar sobre la
renuncia voluntaria a la maternidad, se comprende que el profesional de la
conducta no debe vincular la renuncia voluntaria a la maternidad con
psicopatología. Dicha tendencia no debe ser asociada con traumas, sino que se le
debe ofrecer a la paciente la libertad de exponer su postura y narrar el proceso de
llegar a su decisión, sin penalizarle.
3. El Dr. Erik Erikson desarrolló las etapas del desarrollo psicosocial. Durante la
Etapa de Generatividad vs Estancamiento (Papalia, 2008) se le ofrece gran
importancia al proceso de crianza de hijos. Inclusive sugiere que la generatividad
del individuo en esta etapa está vinculada en sentirse útil cuidando de hijos y
criándoles. Si el individuo no logra experimentar dicho proceso entonces
experimentará una crisis según Erikson. Cabe mencionar que las etapas diseñadas
por el autor aunque aplican para la población que anhela tener hijos, no deberían
ser utilizadas de modo rígido con mujeres que por voluntad propia no son madres.
Ya que según los autores revisados, la mayoría de estas mujeres experimentan el
rol de cuidar de otros y sentirse útiles a través del cuidado de otros miembros de
la familia, labores profesionales, cuidado de mascotas y hasta el cuidado de
proyectos filantrópicos o comunitarios. No resulta apropiado presumir que se
60
experimentará una crisis cuando la mujer está realizando los roles que decidió
para su vida.
4. En un proceso de consejería el profesional en psicología no debe presumir que la
mujer que decide voluntariamente renunciar a la maternidad posee un perfil de
personalidad o intereses particular. La Dra. Kamalamani expone que en su
experiencia en el manejo de mujeres que no son madres, se ha percatado que
algunas de ellas trabajan con niños, otras cuidan a familiares y otras laboran
activamente en entidades filantrópicas. Esto suele alejarse de la idea que se posee
de que las mujeres que deciden no ser madres son solitarias, no cooperan en su
comunidad y otras cualidades basadas en prejuicio. Al conocer a la paciente debe
asegurarse de auscultar sobre sus metas personales e intereses más allá de su
decisión de no convertirse en madre.
5. El profesional de la conducta humana deberá prestar atención al proceso de la
mujer decidir no ser madre. Deberá atender desde que edad la mujer asumió
dicha postura, evaluar la opinión de su pareja si posee y el modo en que ha
visitado y confirmado su decisión a través de las diferentes etapas de vida. Ya
que la mayoría de los escritos cómo los de la Dra. Kamalamani y Laura Scott
aseguran que la renuncia voluntaria a la maternidad es una decisión que la mujer
asume y confirma en cada etapa de vida.
6. Por ultimo, la psicóloga o psicólogo debe asistir a la mujer en el proceso de
enfrentar a familiares, amigos, compañeros de trabajo y sociedad en general si
estos no comprenden su decisión y comienzan a presionarle. Dicho proceso debe
estar complementado con empatía e información publicada en el tema. Este
61
último se comprende que es uno de los elementos que suele conducir a la mujer a
un proceso de consejería, ya que algunas enfrentan dificultad al enfrentar
comentarios de seres queridos y reclamos tal cómo exponen Scott y Kamalamani
en sus publicaciones. Se comprende que el proceso de asistir a la paciente en este
proceso debe dirigirse a diferentes áreas.
a. Asistirle en el proceso de inclusión de la pareja en la renuncia voluntaria a
la maternidad. De modo que la mujer pueda, si posee pareja, comunicar
de modo asertivo su deseo de no convertirse en madre.
b. Cooperar en el proceso del manejo de eventos sociales y familiares donde
su decisión de no ser madre sea interrogada y saboteada. A través de
técnicas como el juego de roles, asegurarse que la mujer se siente
dispuesta a responder. Si ésta no desea exponer los motivos de su
decisión, conducirla a comprender que posee el derecho de no explicar su
decisión.
c. Practicar técnicas de comunicación asertiva en terapia, de modo que la
mujer pueda mantener sus estándares de comunicación interpersonal
saludable y no se cohíba de interactuar con las personas que le agradan
debido a comentarios o preguntas sobre su decisión de no convertirse en
madre.
Recomendaciones para futuras investigaciones:
El campo de la psicología en Puerto Rico podría nutrirse significativamente con
entrevistas a profundidad a mujeres que renunciaron voluntariamente a la maternidad. Lo
que se ha escrito sobre este tema en Puerto Rico, recalca de la importancia de no
62
psicopatologizar a la mujer, pero poco se conoce con evidencia empírica para sustentar
dicha postura. Se comprende que a través de una investigación de esta naturaleza se
puede obtener información que permita poseer mayor información del tema y que esta
sea utilizada por los profesionales clínicos al recibir a una mujer en su oficina con este
tema.
Además en América Latina se ha escrito de la renuncia de la maternidad en foros
y blogs, en cambio existen pocas investigaciones que partan de tendencias locales, sino
que parten de tendencias europeas o anglosajonas. Es necesario que en América Latina
se investigue el modo en que se está presentando la renuncia de la maternidad. Sería
relevante que futuras investigaciones analicen el historial de desarrollo de esta mujer, el
proceso de tomar la decisión de no convertirse en madre y evaluar si al culminar su edad
fértil se mantienen firmes y satisfechas con su decisión.
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