XXIX JORNADAS DE CAMPO DE GEOGRAFÍA FÍSICA Lanzarote 17 al 20 de junio de 2014 Guía de Campo XXIX JORNADAS DE CAMPO DE GEOGRAFÍA FÍSICA Grupo de Geografía Física de la Asociación de Geógrafos Españoles Departamento de Geografía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Departamento de Geografía de la Universidad de La Laguna ISBN: 978-84-940784-3-9 Depósito Legal: M-17259-2014 2 Coordinación: Emma Pérez-Chacón Espino Edición: Emma Pérez-Chacón Espino Antonio Ramón Ojeda Maquetación y Diseño: Antonio Ramón Ojeda Edición cartográfica: Leví García Romero Carolina Peña Alonso Impresión: Copi@s Ansite Inversores S.L.U. © De los textos: los autores © De las fotos y figuras: los autores del capítulo, salvo otros indicados Foto de portada: Fotosaereasdecanarias.com. A. Márquez® Facultad de Geografía e Historia Departamento de Geografía 4 Contenido INTRODUCCIÓN. Emma Pérez-Chacón Espino .......................... 7 CLAVES GENERALES DE LOS PAISAJES ........................... 10 Conjunto volcánico hidromagmático de El Golfo. Javier Dóniz Páez y Amalia Yanes Luque ...................................................... 41 Contexto geológico. José Mangas Viñuela ............................ 10 Geoformas y procesos litorales. Los Hervideros. Amalia Yanes Luque ................................................................................ 43 Componentes geológicos y geomorfológicos. Amalia Yanes Luque ................................................................................ 13 Evolución turística y conflictos ambientales. Antonio Ramón Ojeda ................................................................................. 44 Características climáticas. Pablo Máyer Suárez .................... 14 Los recursos hídricos. Victoria Marzol Jaén .......................... 17 Las salinas de Janubio. Alejandro González Morales y José Mangas Viñuela ............................................................................... 46 Vegetación y fauna. Emilio Fernández Negrín y Antonio Hernández Cordero.............................................................................. 18 Vulcanismo y erosión. El macizo de los Ajaches. José Mangas Viñuela y Amalia Yanes Luque .................................................. 48 Población y poblamiento. Alejandro González Morales .......... 20 MIÉRCOLES 18. LA GRACIOSA ........................................ 53 Actividades económicas. Antonio Ramón Ojeda ................... 22 Rasgos generales. Natalia Cruz Avero ................................... 54 Espacios protegidos. Antonio Ramón Ojeda .......................... 24 Componentes abióticos del paisaje. Luis Hernández Calvento ............................................................................. 55 Problemática ambiental. Antonio Ramón Ojeda ................... 27 MARTES 17. TIMANFAYA Y EL SUR DE LANZAROTE ...... 31 Vulcanismo histórico. Javier Dóniz Páez .............................. 32 Parque Nacional de Timanfaya. Javier Dóniz Páez ............... 34 Conjunto volcánico de Pico Partido. José Mangas Viñuela ... 38 Componentes bióticos del paisaje. Leví García Romero y Antonio Hernández Cordero ............................................................... 57 La actividad humana: usos históricos y actuales. Luis Hernández Calvento .............................................................. 59 5 6 Diagnóstico de la dinámica sedimentaria actual. Carolina Peña Alonso y Emma Pérez-Chacón Espino ................................. 61 La colonización vegetal en malpaíses. Antonio Hernández Cordero .............................................................................. 88 La erosión de las playas. El Salado. Elisabeth Fernández Cabrera y Emilio Fernández Negrín ...................................................... 64 El paisaje de la cochinilla. Las vegas de Mala y Guatiza Alejandro González Morales y Emma Pérez-Chacón Espino ............. 90 Los afloramientos de rocas volcánicas y sedimentarias. Litoral meridional. José Mangas Viñuela ............................... 66 VIERNES 20. FAMARA Y LA GERIA .................................. 93 Los sistemas sedimentarios eólicos y la dinámica de la vegetación. Leví García Romero............................................ 69 Usos tradicionales en los barrancos. Alejandro González Morales .............................................................................. 96 Procesos hidromagmáticos y estrombolianos de Montaña Amarilla. José Mangas Viñuela .............................................. 71 Estructura y desmantelamiento del macizo de Famara. Amalia Yanes Luque............................................................... 99 JUEVES 19. NORTE DE LANZAROTE ................................ 73 Remodelación volcánica en macizos antiguos. El volcán de La Corona. Javier Dóniz Páez ................................................ 74 Acantilados y paleoacantilados en macizos antiguos. Amalia Redes de drenaje. Amalia Yanes Luque ................................. 94 La captación de agua de la niebla. Victoria Marzol Jaén ..... 101 Características de la vegetación y endemicidad. Antonio Hernández Cordero ............................................................. 103 Yanes Luque ........................................................................ 77 La cultura agrícola en terrenos volcánicos. La Geria. Alejandro González Morales y Lidia Romero Martín ..................... 106 Tubos volcánicos y recursos turísticos. Cueva de los Verdes y Jameos del Agua. José Mangas Viñuela y Antonio Ramón Ojeda ................................................................................ 80 Sistema sedimentario eólico de El Jable. Alteraciones antropogénicas. Laura Cabrera Vega .................................. 111 Procesos, formas y materiales en litorales volcánicos. José Mangas Viñuela y Amalia Yanes Luque ....................................... 83 BIBLIOGRAFÍA ................................................................ 115 INTRODUCCIÓN Bienvenidos a las islas de Lanzarote y La Graciosa. Seguro que les sorprenderán. No sólo por su singularidad, por la curiosidad y el interés científico que despiertan, sino también por la capacidad de sus habitantes para relacionarse con el medio de una manera muy especial, tanto en el pasado como ahora. Entre volcanes y arenas resume dos de los componentes esenciales de estas islas. Mientras que su naturaleza volcánica se evidencia claramente en el paisaje, las arenas son más sutiles, pues a veces aparecen escondidas bajo las coladas. Procesos volcánicos y dinámica sedimentaria se interfieren, tanto en el interior de los edificios insulares como en su litoral, dando lugar a una notable variedad de hábitats. En ellos se han adaptado diversas formas de vida y, en la actualidad, algunas localidades de Lanzarote presentan una de las mayores tasas de endemicidad de Canarias. Por su parte, la actividad humana ha transformado el medio, originando paisajes culturales de gran belleza que, sin embargo, contrastan en ocasiones con otros que bien podrían calificarse de “maltratados”. La merecida consideración de Reserva de la Biosfera sitúa a estas islas en la difícil encrucijada que supone conciliar el desarrollo turístico con la protección de su principal activo: una peculiar geografía. Las XXIX Jornadas de Campo del Grupo de Geografía Física, de la Asociación de Geógrafos Españoles, permitirán el encuentro de profesionales que hacen del contacto con el territorio, en primera persona, su principal fuente de información y compromiso con la sociedad. Los departamentos de Geografía de las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y de La Laguna serán las anfitrionas de estas jornadas y, desde estas líneas, quieren agradecer la colaboración de todas las personas, entidades e instituciones que han hecho posible su realización en tiempos de crisis. La guía de campo consta de dos partes. En la primera se muestran las claves generales de los paisajes, realizando una breve aproximación general al medio físico y humano. En la segunda, se exponen brevemente los aspectos fundamentales de los cuatro recorridos que realizaremos a lo largo de estas Jornadas. Comenzamos. 7 ¿Real o ficticia? Sólo una de estas imágenes es real, la otra es un modelo digital. 8 XXIX Jornadas de Campo de Geografía Física MAPA GENERAL DE ITINERARIOS 9 CLAVES GENERALES DE LOS PAISAJES Contexto geológico 10 El archipiélago canario es un ejemplo de islas volcánicas asociadas a punto caliente intraplaca (pluma del manto), con actividad magmática ininterrumpida desde el Oligoceno, hace unos 36 Ma, y cuyos materiales se dispusieron sobre una corteza oceánica jurásica de unos 170 Ma y de 15 km de potencia. No obstante, si consideramos también los montes volcánicos sumergidos alrededor del archipiélago, tanto al norte como al sur, el punto caliente canario habría estado activo desde los 140 Ma hasta la actualidad (Bogaard, 2013). Las islas de Lanzarote y La Graciosa, objeto de análisis en estas jornadas, son parte de un único edificio volcánico mayor, que engloba también la isla de Fuerteventura y Lobos, y los otros islotes del archipiélago Chinijo. Este edificio volcánico en forma de tejado a dos aguas, asimétrico, irregular y alineado en dirección NE-SO, sobresale sobre fondos marinos de profundidades que van desde 1.300 m al este a 3.300 m al oeste, y alcanza altitudes de 807 m en Fuerteventura y 674 m en Lanzarote. Lanzarote es la isla situada más al noreste del archipiélago, a unos 125 km de la costa africana, con una longitud de unos 60 km y una superficie de 846 km2, si se incluyen los islotes del archipiélago Chinijo. Desde el punto de vista geológico, esta isla tuvo una primera fase de construcción volcánica submarina y otra subaérea. Así, en el Oligoceno se produjeron erupciones basálticas efusivas de lavas almohadilladas junto con episodios explosivos cuando estaba el edificio insular en condiciones someras, formándose entonces niveles de hialoclastitas y brechas volcánicas. Al mismo tiempo, se intercalaron sedimentos fosilíferos. Todos estos materiales submarinos se han descrito en un sondeo geotérmico de 2.700 m que realizó el IGME en 1972 en el Parque Nacional de Timanfaya (Sánchez Guzmán y Abad, 1986) y no afloran en superficie. Posteriormente, durante el Mioceno y el Plioceno, tuvo lugar la fase de construcción subaérea, con erupciones poligénicas centradas en dos volcanes en escudo y/o estratovolcanes. Así, está el volcán mioceno de Los Ajaches, en el sur de la isla, que muestra apilamientos tabulares de varios centenares de metros de coladas y piroclastos, atravesados por diques. Estos materiales son típicos de erupciones fisurales, aunque hubo emisiones puntuales con conos estrombolianos y etapas de inactividad con formación de sedimentos. Estos materiales volcánicos tienen composiciones geoquímicas que varían desde ultrabásicas a intermedias y fueron emitidos de forma continuada entre 15,5 y 12,3 Ma (Coello et al., 1992; Ancochea et al. 2004). Por otra parte, está el volcán mio-plioceno de Famara, situado al norte de la isla, que se formó en tres etapas eruptivas entre 10,2 y 3,7 Ma, separadas por periodos de inactividad volcánica y formación de sedimentos intercalados. Los restos del volcán muestran más de 600 m de apilamientos de coladas y piroclastos ultramáficos y máficos, atravesados por diques de la misma composición. Durante el proceso constructivo plioceno del edificio Famara se produjo un deslizamiento gravitacional de grandes dimensiones cuyo anfiteatro es el acantilado de Famara. También existen unos pequeños afloramientos de coladas basálticas en el sector de Tías, con edades comprendidas entre 6 y 7 Ma, similares temporalmente al tramo intermedio de Famara pero sin conexión espacial. Por todo ello, Lanzarote en tiempos mio-pliocenos estaría representado por dos islas, Los Ajaches en el sur y Famara en el norte, con un estrecho entre ambas. A esta construcción volcánica subaérea mio-pliocena, le sigue un periodo de inactividad volcánica en el Plioceno superior, donde predominaron los procesos erosivos de desmantelamiento de los edificios volcánicos antiguos. Ya en el Cuaternario, desde 1,8 Ma hasta épocas históricas, existe una fase de reactivación volcánica insular con la formación de edificios monogénicos con coladas y depósitos piroclásticos de caída, de composiciones ultramáficas y máficas (Ancochea et al., 2004). Podemos señalar que las erupciones se centran en un rift NE-SO, denominado Dorsal Central, durante el Pleistoceno inferior y medio, generándose la conexión entre los edificios antiguos de Los Ajaches y Famara, y formando algunos islotes del archipiélago Chinijo. Finalmente, en el Pleistoceno superior, Holoceno y en etapas históricas, hay erupciones estrombolianas e hidromagmáticas localizadas que se distribuyen en el centro-norte de la isla y en los islotes. Esta historia geológica configura la morfología actual de la isla de Lanzarote y del archipiélago Chinijo. El mapa de su evolución se muestra en la figura 1. 11 12 Fig. 1. Esquema geológico de Lanzarote según Ancochea et al. (2004) Componentes geológicos y geomorfológicos La interacción entre la naturaleza, cantidad, disposición y edad de los materiales, las condiciones climáticas actuales y pasadas, y el trabajo del mar, permiten individualizar en Lanzarote unidades morfoestructurales de caracteres específicos (Dóniz et al., 2002; Romero, 2003). Se trata de: a) Macizos volcánicos antiguos, edificios poligénicos, complejos y voluminosos, como Famara (216 km2) y Los Ajaches (107 km2), en el norte y sur de la isla, respectivamente. La alternancia de múltiples coladas y paquetes de piroclastos miopliocenos y una erosión intensa y continuada determinan el vigor de su relieve, a pesar de la remodelación introducida por el volcanismo cuaternario. Siendo muchos los rasgos comunes: a.1) El macizo de Famara se caracteriza por la transformación de su flanco occidental en un imponente acantilado. Su base está protegida de las olas, en amplios tramos, por abanicos torrenciales de gran desarrollo lateral y, de modo puntual, por plataformas lávicas que se adentran en el mar. El oriental es un dorso entallado por barrancos largos y encajados en coladas antiguas, mientras que en recientes la erosión dibuja cuencas y cauces aún poco definidos. a.2) El macizo de Los Ajaches se distingue por el protagonismo absoluto de las formas de modelado en su área oriental, donde valles amplios y profundos dan paso a escarpes marinos discontinuos, labrados en la terminación de sus interfluvios. El relieve de la parte occidental se resuelve en un antiguo acantilado, cuyo retroceso generó una amplia plataforma de abrasión. La misma ha sido cubierta, en su mayor parte, por malpaíses cuaternarios que evolucionan en superficie a pavimentos pedregosos discontinuos. b) Cadenas volcánicas, construcciones monogénicas, cuaternarias e históricas, que ocupan el centro insular (538 km2). Son centros de emisión magmáticos e hidromagmáticos agrupados en sistemas lineales paralelos, cuyas lavas crean extensas y suaves rampas. Aunque predominan las formas volcánicas directas, en ellas aparecen costras de carbonato y mantos de alteritas, al tiempo que son recubiertas por arenas eólicas en algunos sectores. En los espacios que median entre las alineaciones volcánicas se reconocen pequeñas depresiones endorreicas. 13 14 Características climáticas El régimen térmico y pluviométrico Para explicar las características singulares del clima de Canarias es preciso considerar, al menos, tres escalas de análisis: la zonal, que hace referencia a su posición en el Atlántico medio, próxima al continente africano y bajo la influencia de la corriente fría de Canarias; la insular, de espacios aislados y fragmentados, y la escala local, donde la orografía imprime contrastes climáticos notables, especialmente debidos a la altitud y orientación de las vertientes (Marzol y Máyer, 2012). En el caso de Lanzarote, su posición, en el extremo nororiental y próximo al continente africano, le confiere una situación marginal respecto a las borrascas del frente polar, hecho que explica los escasos registros pluviométricos (Romero y Mayer, 2002). Además, la reducida altitud de sus máximos relieves (Macizo de Famara, en el norte con 674 m de altitud máxima y Los Ajaches en el sur con 562 m) hace que, casi siempre, permanezcan por debajo del nivel de la inversión térmica propia de los alisios, y sean muy pocas las áreas que se benefician del aporte adicional de humedad que supone el mar de nubes. No obstante, pese a su reducida superficie, Lanzarote presenta algunos matices diferenciados en el comportamiento de sus elementos climáticos, tal y como se define a continuación. La temperatura media del aire en Lanzarote se caracteriza por su gran homogeneidad espacial y temporal, oscilando los valores entre 18,7°C y 21,6°C. La altitud del relieve y la distancia al mar constituyen los dos factores geográficos más importantes en los matices espaciales de la temperatura en Lanzarote (fig. 2). Así, las medias anuales inferiores a 19°C sólo se consiguen por encima de 200 metros de altitud en el macizo de Famara en el norte, el sector central y los Ajaches en el sur. El verano es cálido, pues se superan los 20,0°C de temperatura media. Sin embargo, hay que señalar que los meses de agosto y septiembre son los más cálidos (entre 22°C y 25°C). Los inviernos son moderados, con temperaturas medias del aire en torno a los 17°C, e incluso frescos, pues llega a descender hasta los 15,3°C en zonas del interior, siendo enero el mes más frío en la mayoría de las localidades. De esos registros resulta una amplitud térmica media anual moderada, entre 4°C y 6°C, con diferencias en función de la altitud y lejanía al océano. Así pues, la influencia del océano queda de manifiesto no sólo en el atemperamiento del régimen térmico, sino también en el retraso de los meses más cálido y más frío del año. indica Marzol et al. (2006), no se superan los 200 mm anuales, con lluvias en tan solo el 5% de los días del año. Los máximos de pluviosidad se localizan en dos áreas: el norte, en el macizo de Famara y el centro, a una altitud de 295 m, entre el campo de volcanes que compone el conjunto de Zonzomas al sureste, el volcán de Guatisea al suroeste y el de Tao al norte (fig. 3). Fig. 2. Isotermas medias anuales. Con respecto al régimen pluviométrico, la escasez de lluvia y el reducido número de días en la que precipita en el año son dos de los rasgos más característicos. Los 144,7 mm de precipitación media anual, que caen en 28 días, dan claras muestras de los rasgos desérticos de esta isla. Esos valores tan exiguos de precipitación son similares a los que se obtienen en el archipiélago de Cabo Verde, donde, como Otros rasgos característicos de las precipitaciones son su acusada irregularidad interanual, y su desigual reparto a lo largo del año. Esto lo demuestra el hecho de que en todas las localidades se supera el 40% de coeficiente de variación (similares a los del levante español —Martín Vide, 1996—). Las medias mensuales evidencian que el mes de diciembre es el más lluvioso, con altos valores, alrededor de 50,0 mm en las zonas norte y centro, y exiguas cantidades, de 20,0 mm de los sectores de costa. La lluvia se concentra durante el invierno, cuando cae el 56% del total anual. Las demás estaciones del año acumulan menos de un tercio del total. Estas lluvias invernales obedecen básicamente al descenso en latitud de las borrascas procedentes del frente polar. Cuando esas perturbaciones se sitúan muy próximas a nuestras islas, sobre todo en el extremo NE del archipiélago, los frentes perturbados penetran por el S y SO, afectando 15 así a todas las islas, incluso a las más orientales. Con la llegada de la primavera, la incidencia de esas perturbaciones es cada vez menor, hasta que se restablece el régimen de los alisios en los meses del verano. del año supone el 50% de la lluvia recogida en ese mes. Si esa relación se establece con respecto al total anual, la lluvia de ese día es el 20% del año. Esos valores muestran la importancia de las precipitaciones de carácter torrencial (Marzol y Máyer, 2012). La nubosidad y el viento Fig. 3. Isoyetas medias anuales. La abundante nubosidad característica de Lanzarote cumple un importante papel termorregulador, pues, junto con el viento, contribuye a suavizar los valores extremos. El número de días nubosos representa el 70% anual, frente al 22% de días con cielos despejados. Estos datos generales del aeropuerto de Lanzarote debe matizarse en otros lugares de la isla, especialmente en La Graciosa que recibe el 60% de la insolación que le corresponde por su latitud frente al 70% del aeropuerto. Ello es debido al efecto de pantalla que ejerce el macizo de Famara a las masas nubosas propias de los alisios. Esto se evidencia aún más en los meses de verano, frente a los de la primavera y el otoño. En ocasiones, en un único día precipita toda la lluvia de un mes y ese día posee la efeméride del año. En general, en Lanzarote el porcentaje de agua caída el día más lluvioso La escasez de calmas (menos de un 1% en la mayoría de las localidades) demuestra que es una isla carente de grandes obstáculos. Predominan los vientos del primer 16 cuadrante, N y NE, con velocidades medias entre 18 y 23 km/h, direcciones que, en verano, suponen más del 70% de las frecuencias. Durante esta estación se producen las mayores intensidades del viento, que varían entre los 28 km/h de Playa Blanca y los 33 km/h del aeropuerto en julio. Por el contrario, en los meses de noviembre y diciembre se producen los valores más bajos de intensidad del viento. Los recursos hídricos En Canarias los recursos hídricos convencionales proceden de la extracción del agua subterránea, mediante galerías y pozos, y del embalse del agua de la precipitación (fig. 4). Entre los recursos no convencionales, el agua desalada del mar sobresale de la depositada por el mar de nubes y de la depurada. La desalinización del agua marina tiene un papel cada vez más relevante, y en islas como Lanzarote y Fuerteventura representa el 100% de la consumida. En Canarias hay 319 desaladoras, 278 en la provincia de Las Palmas y 41 en la de S/C de Tenerife, con una capacidad de producción de agua potable de 663.463 m3/día (Gobierno de Canarias, 2014). La primera desaladora del país se instaló en Lanzarote en el año 1964. El 70% del agua potable desalada se destina al abastecimiento, el 29,6% a la agricultura y el 0,4% a la industria. Fig. 4. La presa de Mala, en el municipio de Haría, es la única existente en la isla. Se inauguró en los años 70 y presenta problemas de filtraciones y retención de sedimentos. Una isla con problemas de agua y escasez de precipitaciones como Lanzarote ha tenido que utilizar estrategias para obtener recursos hidrológicos y así desarrollar una agricultura de secano. Dos de ellas son el enarenado, que reduce la evaporación, aumenta la infiltración del agua de lluvia, la condensación del rocío, también mitiga los efectos nocivos del boro tanto en el suelo como en los cultivos y optimiza el balance hídrico de los cultivos (Riebold, 1993; Graf et al., 2008; Díaz et al., 2011, 2013), y, por otro lado, las gavias que, a partir de un particular sistema de drenaje, utiliza las aguas de lluvia después de cada tormenta. 17 Vegetación y fauna 18 Su localización en la zona más oriental de Canarias y junto a la escasa altitud que alcanza, condicionan los tipos de vegetación y la fauna de la isla de Lanzarote y de sus islotes. Por este motivo, están ausentes la vegetación de laurisilva, pinar y matorral de alta montaña. Los principales tipos de vegetación presentes en Lanzarote son el matorral xerófilo costero y el bosque termófilo. A éstos hay que sumar la existencia de otros tipos de vegetación azonal, como la de los campos de dunas, en las lavas recientes (malpaíses), las comunidades halófilas costeras, las comunidades rupícolas o los palmerales de Phoenix canariensis (fig. 5). En Lanzarote el matorral xerófilo costero, que se distribuye hasta los 400 metros de altitud, está dominado por la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), que forma los denominados tabaibales dulces (asociación fitosociológica Odontospermo intermedii-Euphorbietum balsamiferae). Le acompañan otras especies como Asparagus nesiotes, Caralluma buchardii, Euphorbia regisjubae, Kleinia neriifolia y Helianthemum canariense. La mayor parte de las especies vegetales presenta adaptaciones a la escasez de agua, como la suculencia, reducido tamaño de las hojas, la transformación de las hojas en espinas y la pérdida parcial o total de las hojas durante la estación desfavorable desde el punto de vista hídrico (verano). Los tabaibales dulces se encuentran muy localizados en la isla, estando sus principales núcleos en el malpaís de La Corona, macizo de Famara, Parque Nacional de Timanfaya, Montaña Roja-Pechiguera, además de los islotes de Montaña Clara y Alegranza. El bosque termófilo (Convolvulo lopezsocasi-Oleetum cerasiformis), desaparecido en la actualidad debido a las actividades humanas, se distribuía por encima del tabaibal dulce y estaba compuesto por diferentes especies arbóreas y arborescentes esclerófilas. Entre ellas destacaban el acebuche (Olea cerasiformis), el lentisco (Pistacia lentiscus), el peralillo africano (Maytenus senegalensis), el olivillo (Phillyrea angustifolia) y el espino negro (Rhamnus crenulata), además de arbustos como Convolvulus floridus (Del Arco et al., 2006). Individuos aislados de estas especies se pueden encontrar todavía en el macizo de Famara, sector que ocuparon los principales bosques termófilos de Lanzarote. En la actualidad la mayor parte del territorio insular está ocupado por comunidades de sustitución, destacando los salsolares (Chenoleoideo tomentosae-Salsoletum vermiculatae) y (Cenchro ciliaris-Launaeetum arborescentis). aulagares La fauna de Lanzarote está dominada por los invertebrados, las aves y los reptiles. Con respecto a la avifauna destacan las aves esteparias, como la avutarda hubara (Chlamydotis undulata), el corredor (Cursorius cursor), el alcaraván (Burhinus oedicnemus), la terrera marismeña (Calandrella rufescens) y el camachuelo trompetero (Bucanetes githagineus). También son importantes las aves marinas y las rapaces, en especial las colonias de pardela cenicienta (Calonectris diomedea), las mayores de Canarias, y poblaciones de halcón de tagorote (Falco pelegrinoides) y águila pescadora (Pandion haliaetus). Los reptiles integran tres especies, todas ellas endémicas de las islas orientales: lagarto atlántico (Gallotia atlantica), perenqué majorero (Tarentola angustimentalis) y lisneja (Chalcides simonyi). Finalmente, hay que resaltar la existencia de un mamífero endémico, la musaraña canaria (Crocidura canariensis). 19 600 600 Vega Chica 400 400 Cercado del Coronel 200 200 Playa Del Risco 0 19.900 Arrieta 8.000 0 6.000 4.000 2.000 Fig. 5. Perfil de vegetación atravesando el macizo de Famara. Fuente: González, 2008 Población y poblamiento 20 Lanzarote presenta dos etapas bien diferenciadas en cuanto al desarrollo de su población. Por un lado, está el periodo de la demografía histórica que abarca desde el momento de la conquista de la isla (1402) hasta 1857, año del primer censo oficial. En esta etapa la población se caracteriza por una elevada natalidad y una importante tasa de mortalidad, con lo cual el crecimiento vegetativo no podía ser muy elevado Si a ello le unimos una constante emigración hacia las islas centrales (Gran Canaria y Tenerife) y también a América (con principal destino en la isla de Cuba) y a la entonces provincia española del Sáhara Occidental, se comprende que el crecimiento real no podía ser muy elevado. Por otro lado, tenemos el periodo moderno, que va desde el año ya mencionado de 1857 hasta la actualidad. En esta dilatada etapa se distinguen al menos cuatro subperiodos: el primero abarca desde 1857 hasta el final de la guerra civil española, tiene las mismas características poblacionales del periodo anterior, es decir, elevada natalidad y mortalidad y, por consiguiente, un exiguo crecimiento (fig. 6). Fig. 6. Poblamiento de Lanzarote. 1970 A ello hay que añadir una serie de crisis que impiden el normal desarrollo demográfico como son las de la cochinilla a finales del siglo XIX, la primera conflagración mundial, el crack de 1929, y la guerra civil española (1936 -1939). A partir de este último año comienza la denominada etapa de transición, que se subdivide en dos periodos: la autarquía (1939-1959), de escaso crecimiento; y la del desarrollismo (1959-1973), con una importante expansión poblacional auspiciada por el cambio de modelo económico, que pasa de una base eminentemente agraria, a una terciarización, donde el turismo juega un papel preponderante y de gran importancia. Desde 1973 hasta la actualidad, y a pesar de atenuarse los índices de natalidad, la población sigue creciendo, gracias al fenómeno de la inmigración, pues la isla pasará de ser un frecuente territorio emisor de contingentes demográficos, a convertirse en receptor de población que viene a trabajar sobre todo en la hostelería y la construcción. Sólo a partir de 2007 las tasas de crecimiento demográfico se han atenuado, y ello es debido a la crisis económica que ha supuesto un freno a la inmigración. El último dato estadístico del padrón da para Lanzarote una cifra de 141.953 habitantes (fig. 7). 21 Fig. 7. Poblamiento de Lanzarote. 2014 22 Desde comienzos de la década de 1960 Lanzarote inició su tránsito hacia el turismo y el sector servicios, abandonando paulatinamente actividades históricas como la pesca y la agricultura. La primera había dotado a la isla de numerosos ingenios salineros a lo largo de toda su costa (Janubio, El Río, del Carmen), y de importantes fábricas de transformación asentadas en Arrecife (Rocar, Garavilla). La agricultura ha pasado a un segundo plano (fig. 8), logrando mantener en cultivo una superficie de unas 3.500-4.500 has (la décima parte de la registrada en el Catastro de 1959), siendo ahora mismo la viticultura el subsector más dinámico, con el 60,6% de la superficie total cultivada. 4.000 3.000 2.000 1.000 Secano Regadío 2012 2011 2010 2009 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 0 2001 Como en el resto del archipiélago, las actividades económicas de Lanzarote están marcadas por la terciarización acontecida durante la segunda mitad del siglo XX. Este proceso deviene en una importante transformación de sus paisajes, donde cada vez tienen menos presencia los elementos propios de actividades tradicionales: molinos, salinas, hornos de cal, industrias conserveras y, por supuesto, el rico patrimonio etnográfico asociado a la singular agricultura lanzaroteña. 5.000 2000 Actividades económicas TOTAL Fig. 8. Evolución de la superficie cultivada. Fuente: Centro de datos Cabildo de Lanzarote. La industria ha sido siempre un sector que ha jugado un papel secundario. Aparte la mencionada industria pesquera, ya desmantelada, hoy apenas cabe reseñar la industria energética y la pequeña central de suministro de Punta Grande, de la que se surte tanto Lanzarote, como Fuerteventura. Puerto y aeropuerto concentran a su alrededor la actividad logística, y las vías de conexión con Arrecife constituyen los principales corredores industriales, basados más en tareas comerciales y de distribución, que en actividades transformadoras. Las futuras prospecciones en busca de recursos fósiles (gas y petróleo) a 60 km de las costas lanzaroteñas no parece que vayan a cambiar esta situación, pero sí amenazan con generar un conflicto entre desarrollo industrial y turístico, sin contar el riesgo medioambiental que pueda generarse. Las actividades económicas vinculadas con el sector terciario han crecido exponencialmente, al ritmo que han decaído las más tradicionales. El turismo se ha convertido en el motor económico y, junto a él, comercio y restauración en sus diversas modalidades (fig. 9). La especialización constituye una de las más importantes debilidades de la economía insular, resultando una dependencia excesiva del turismo. Las plazas turísticas alcanzan las 73.717, repartidas principalmente en los núcleos de Puerto del Carmen (Tías), Playa Blanca (Yaiza) y Costa Teguise (Teguise), y dan cobertura a unos dos millones de turistas anuales, con una ocupación que según ASOLAN alcanzó en 2013 el 75,4%. En conclusión, los últimos 50 años han supuesto un cambio radical en las estructuras económicas lanzaroteñas, lo que ha tenido como resultado notables repercusiones territoriales y ambientales. AGRICULTURA Y PESCA INDUSTRIA B. Industrias extractivas C. Industria manufacturera D. Sum. de energía E. Sum. de agua, actividades de saneamiento y gestión de residuos y descontaminación CONSTRUCCIÓN SERVICIOS G. Comercio y reparación de vehículos H. Transporte y almacenamiento I. Hostelería J. Información y comunicaciones K. Actividades financieras y de seguros L. Actividades inmobiliarias M. Actividades científicas y técnicas N. Actividades administrativas TOTAL 523 1470 26 886 40 % 1,2 3,2 0,1 2,0 0,1 518 1,1 2290 41011 9354 2387 13196 238 175 569 1201 5,1 90,5 20,7 5,3 29,1 0,5 0,4 1,3 2,7 2636 5,8 O. Admón Pública y Defensa; S. Social 3956 8,7 P. Educación 1744 3,9 Q. Actividades sanitarias y de servicios 2628 5,8 R. Activ. artísticas, recreativas y de 934 2,1 entretenimiento S. Otros servicios 1344 3,0 T. Activ. hogares como empleadores y 651 1,4 productores de bienes y servicios uso propio TOTAL 45294 100 Fig. 9. Población ocupada por sectores económicas (2013). Fuente: Centro de datos Cabildo de Lanzarote. 23 Espacios protegidos 24 Desde 1993 Lanzarote es Reserva de la Biosfera, la primera de Canarias en hacerse extensiva a toda la isla. Además, cuenta con 13 espacios protegidos, entre ellos el Parque Nacional de Timanfaya, declarado en 1974 bajo la cobertura de la Ley de Montes de 1957, y el segundo más visitado del archipiélago y tercero de España. La superficie protegida asciende a 356 km2, lo que representa el 42,1% del total insular, incluido el archipiélago Chinijo. Sobre éste, y los Riscos de Famara, se trabaja para la declaración de un nuevo Parque Nacional, marítimo-terrestre, lo que supondría un hito para un territorio de 887 km2. Timanfaya se declaró con la finalidad de proteger el relieve más espectacular de las erupciones históricas de 17301736. Sin embargo, sus algo más de 51 km2 de extensión superficial, no incluyen la totalidad de los nuevos relieves volcánicos, una carencia que se corrigió en 1994 mediante la declaración del Parque Natural de los Volcanes, cuyos terrenos bordean por completo Timanfaya a modo de anillo o colchón de seguridad. El Paisaje Protegido de La Geria completa la salvaguarda de este entorno, de manera que entre estos tres espacios casi se protege íntegramente más del 90% de los terrenos afectados por las erupciones históricas del siglo XVIII. La Geria es un espacio ecocultural, cuya singularidad resulta de la combinación entre la naturaleza y el ingenio del campesino lanzaroteño, que ha convertido las estrategias de supervivencia en un valor añadido de su paisaje. Existen también otros espacios protegidos de interés, como puede ser el caso de los macizos antiguos de Famara y Ajaches, o el espectacular sistema volcánico de La Corona, que alberga los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes, unidades ambas del sistema que conforma el Túnel de la Atlántida, un largo tubo volcánico de algo más de 6 km de longitud. Famara conforma junto al archipiélago Chinijo un Parque Natural, en cuyo interior se encuentra la Reserva Natural Integral de Los Islotes, que comprende los Roques del Este y del Oeste. Los valores naturales son indudables, tanto de sus ecosistemas terrestres, como marítimos. Un espectacular paisaje es soporte de endemismos florísticos locales en los andenes de Famara, de los que más adelante se da cuenta, y dispone también de una más que interesante avifauna, realmente excepcional en los islotes, donde campean halcones, paíños y otras aves amenazadas. Ajaches, como Famara, es otra de las muestras de los materiales más antiguos de la isla y constituye una unidad destacada y de singular interés geomorfológico. En la lista también hay lugar para los ecosistemas troglobios, representados por el Monumento Natural de la Cueva de los Naturalistas y el Sitio de Interés Científico de los Jameos, y para barrancos que, como el de Tenegüíme, se incide sobre materiales de la serie I y constituye un Paisaje Protegido en razón tanto a sus valores naturales, como a los de carácter etnográfico. A la Reserva de la Biosfera y los trece Espacios Naturales se suman otras figuras de protección de competencia comunitaria e internacional. La isla cuenta con once Zonas de Especial Conservación o ZEC (estipuladas según Directiva 92/43/CEE o Directiva Hábitats. Fig. 10 a), de los que 4 son marítimos (Sebadales de La Graciosa, ES 7010020; Sebadales de Guasimeta, ES 7010021; Los Jameos, ES 7010054, y Cagafrecho, ES 7011002) y siete, terrestres: incluidos los Parques (Nacional y Naturales), la Reserva Natural Integral de los Islotes, El Monumento Natural de La Corona y, junto al Islote de la Santa, el Malpaís del Cuchillo y los Risquetes, que no forman parte de la lista de Espacios Naturales contemplada en el vigente Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio de Canarias y de Espacios Naturales de Canarias, heredera de aquéllas de 1987 y 1994 que marcaron la política conservacionista de Canarias. También cuenta la isla con cinco Zonas de Especial Protección para las Aves o ZEPA (figura de protección de la Directiva 79/409/CEE o Directiva Aves. Fig. 10 b): Islotes del Norte de Lanzarote y Riscos de Famara, Salinas de Janubio, Los Ajaches, La Geria y el Parque Nacional de Timanfaya. ZEC y ZEPAS conforman la Red Natura 2000. a b Fig. 10. ZEC (a) y ZEPA (b) de Lanzarote. Fuente: Gobierno de Canarias. 25 ESPACIOS NATURALES DE LANZAROTE 26 La primera Ley de Espacios Naturales de Canarias (Ley 12/1987, de 19 de junio, de declaración de Espacios Naturales de Canarias), contemplaba en Lanzarote tres Parajes Naturales de Interés Nacional (Los Ajaches, Janubio y Barranco de Tenegüíme) y tres Parques Naturales (Islotes y Famara, Volcán de La Corona y Malpaís de La Corona y La Geria). Hoy, vigente el DL 1/2000, la lista asciende a trece y sus denominaciones han variado: Parque Nacional Parque Natural Reserva Natural Integral Monumento Natural L-02 Paisaje Protegido Sitio de Interés Científico L-04 L-11 L-0 Parque Nacional de Timanfaya L-1 Reserva Natural Integral de los Islotes L-2 Parque Natural del archipiélago Chinijo L-3 Parque Natural de los Volcanes L-4 Monumento Natural de La Corona L-5 Monumento Natural de los Ajaches L-6 Monumento Natural de la Cueva de los Naturalistas L-7 Monumento Natural del Islote de Halcones L-8 Monumento Natural de las Montañas del Fuego L-9 Paisaje Protegido de Tenegüíme L-10 Paisaje Protegido de La Geria L-11 Sitio de Interés Científico de los Jameos L-12 Sitio de Interés Científico del Janubio L-09 L-03 L-0 L-07 L-08 L-06 L-10 L-12 L-05 Fuente: Gobierno de Canarias Problemática ambiental Una población de 142.000 habitantes en 846 km2 y más de dos millones de turistas anuales, suponen una presión muy considerable sobre el medio para un territorio reducido y frágil como es Lanzarote. Su densidad demográfica (168 habitantes/km2) duplica la media del Estado, pero el dato tiene mayor alcance por tratarse de un territorio limitado y por la polarización del poblamiento y las actividades humanas en la franja oriental de la isla. El paisaje ha experimentado rápidos procesos de transformación en los últimos cincuenta años como consecuencia del cambio de modelo económico. Éste ha ido aparejado al abandono agrícola (hoy sólo un 4,1% de la isla se encuentra cultivada) y a una expansión desmedida del espacio edificado, que afecta especialmente al litoral de naciente. La población ha experimentado en el último medio siglo un crecimiento del 470% (fig. 11). Para satisfacer su cada vez mayor demanda energética se produce anualmente en la central de Punta Grande 825.000 Mwh, central que está al límite de su capacidad, según estudio del Plan Especial de Infraestructuras Energéticas. También el consumo hídrico se ha disparado y supera los 10,3 millones de m3 anuales, con una dependencia casi total del proceso de desalación (en 2014 está previsto que entre en funcionamiento Lanzarote V, el quinto módulo de desalación por ósmosis inversa), pues el acuífero se encuentra agotado o resulta casi inaprovechable (Consejo Insular de Aguas). 150.000 125.000 27 100.000 75.000 50.000 25.000 Año 1950 1960 1970 1981 1991 2001 2011 Población 29.985 34.818 41.912 53.452 96.781 96.781 142.517 Fig. 11. Evolución la población insular (1950-2011). Fuente: Nomenclátor y Censos de población. En cuanto a residuos urbanos, el volumen de los mismos ronda ya las 100.000 toneladas anuales para un único vertedero, el de Zonzamas, que manifiesta una congestión y sobresaturación próxima al colapso (PTEOR). La fortísima actividad constructora asociada al crecimiento demográfico y al desarrollo turístico ha supuesto un incremento del consumo de cemento, pero también una demanda de áridos que ha derivado en la apertura de numerosas canteras, la práctica totalidad de las cuales carece de plan de restauración (fig. 12). 28 Fig. 12. Cantera ilegal en La Corona con desestabilización de ladera. Pero también existen indicadores positivos, comenzando por los más de 356 km2 protegidos con los que cuenta la isla, ya declarados desde 1987 (LENAC), y que representan el 42’1% de la superficie total, y a lo que se suma su condición de Reserva de la Biosfera obtenida en 1993. Y si bien es cierto que la presión sobre el litoral se ha incrementado (el censo de vertidos recoge 60 registros, el 95% de ellos no autorizados), al menos los informes de Salud Pública indican que existe una calidad excelente de las zonas de baño de toda la isla. Además, no debe olvidarse que los niveles de polución son, en conjunto, espléndidos, bien sea por el todavía contenido parque automovilístico (109.000 vehículos), o bien por las condiciones atmosféricas favorables. Por otra parte, el Plan Territorial Especial de Ordenación de Infraestructuras Energéticas trabaja en alternativas para la central térmica, algunas de las cuales pasan por dotar a Fuerteventura de la suya propia, descargando así a la saturada central de Punta Grande. Pero lo más interesante es que se ha incluido el soterramiento de las líneas eléctricas, lo que sin duda revertirá en la mejora ambiental. Otro Plan, en este caso el de Ordenación de Residuos (PTEOR), ya contempla la recuperación paisajística de canteras y roferas ilegales y acondicionar mediante mejoras ambientales el vertedero de Zonzamas. El nuevo Plan Insular (en redacción) baraja un escenario de crecimiento muy contenido, consolidando las estrategias del PIOT vigente (pionero en Canarias, fue aprobado en 1991) y concentrando los crecimientos y desarrollos en el sector más oriental de la Isla, la zona denominada “de transición” de las contempladas por la Reserva de la Biosfera. Estas estrategias permitirían en teoría salvaguardar los valores naturales más interesantes y singulares de la isla, a cambio de concentrar los desarrollos en la franja de naciente. Es precisamente en esta parte de la isla donde se concentran las infracciones urbanísticas y medioambientales (fig. 13). En conjunto, Lanzarote resulta un territorio saludable, aunque no exento de problemas, que está adaptándose aún a los crecimientos recientes que han generado tensión y desequilibrios territoriales, y una sobre presión respecto de los escasos y frágiles recursos naturales. Existen las herramientas y mecanismos adecuados para permitir a los gestores territoriales diseñar estrategias que, mediante una planificación acertada, se encaminen en pos de un desarrollo sostenible y duradero. 29 Fig. 13. Infracciones urbanísticas y medioambientales con expediente abierto. Fuente: MAPA, Grafcan 2014. 30 MARTES 17. TIMANFAYA Y EL SUR DE LANZAROTE 31 Vulcanismo histórico 32 Las erupciones históricas hacen referencia a aquéllas de las que se tiene alguna constatación escrita, gráfica o audiovisual. En el caso de Canarias son las que han tenido lugar desde la incorporación a La Corona de Castilla, entre 1402 y 1492 (Romero, 2003), hasta la actualidad (erupción de El Hierro en 2011). A lo largo de estos años el volcanismo histórico canario no ha sido continuo ni temporal ni espacialmente (La Palma, Tenerife, Lanzarote y El Hierro son las islas que se han visto afectadas por erupciones históricas) (fig. 14); sin embargo, puede afirmarse que el siglo XVIII es el que mayor actividad eruptiva ha registrado (Romero, 2000). Este aspecto se pone de manifiesto tanto por el número de erupciones, como por el número de días activos y por la superficie cubierta por los materiales emitidos (Romero, 1991). En efecto, durante el siglo XVIII se produjeron en Canarias cinco erupciones: la triple erupción de Sietefuentes-Fasnia-Arafo (1704-1705), la de Garachico (1706) y la de Chahorra (1798) en Tenerife, la del Charco en La Palma (1712) y la de Timanfaya en Lanzarote (1730-36). Fig. 14. Mapa de las erupciones históricas subaéreas de Canarias. Fuente: Romero, 2000. Las manifestaciones volcánicas históricas de Lanzarote corresponden a los estadios geológicos más jóvenes de la isla. Se trata de conjuntos holocenos de la Serie IV (Fúster et al., 1968), volcanes postmiocénicos recientes (Carracedo y Badiola, 1993) e incluso históricos (Ancochea et al. 2004). En cualquier caso, este ciclo volcánico se caracteriza por presentar tasas eruptivas inferiores a las de los edificios mio-pliocenos (Famara, Ajaches y Tías), con valores de 0,013-0,027 km3/ka (Romero 2003). En Lanzarote se han producido dos episodios eruptivos en época histórica: el desarrollado entre el 1 de septiembre de 1730 y el 16 de abril de 1736 (Timanfaya), y el ocurrido entre el 31 de julio y el 24 de octubre de 1824, con la triple erupción de Tao-TinguatónChinero (Romero, 1991. Fig. 15). Por tanto, según el número de eventos eruptivos, Lanzarote es la isla donde el volcanismo histórico presenta menor frecuencia. Sin embargo, ello no significa que la tasa eruptiva de este período posea en esta isla menor entidad que en el resto de las islas activas históricamente, pues ambas son manifestaciones múltiples y corresponden, en realidad, a los procesos eruptivos de mayor envergadura y magnitud de los ocurridos en Canarias en período histórico (Romero, 2003). La actividad eruptiva está marcada por la emisión de rocas de carácter alcalino, que posteriormente evolucionan hacia magmas basálticos con descenso de la alcalinidad, para terminar emitiendo basaltos olivínicos de carácter toleítico (Carracedo et al., 1988; Carracedo y Badiola, 1993). Estos rasgos geoquímicos parecen coincidir con los de Timanfaya, donde los magmas ricos en SiO2 evolucionaron a composiciones olivino-toleíticas (Carracedo et al., 1998 y Carmona et al., 2009). Las dos erupciones históricas de Lanzarote son de rasgos fisurales; de naturaleza basáltica; de dinámicas que varían desde las hawaianas con emisión de fuentes de lava y spatter, a las vulcanianas con episodios explosivos aguamagma (Tinguatón), pasando por las estrombolianas o estrombolianas violentas, de carácter monogénico y de tipo múltiple. Ahora bien, las repercusiones son distintas de una sobre la otra en relación con el mayor periodo activo. Así, la mayor área cubierta, la mayor envergadura, la mayor complejidad estructural, dinámica y morfológica y los mayores efectos en el paisaje de Lanzarote ha sido la de Timanfaya (Romero, 2003). Todos estos aspectos hacen que este paroxismo fuese la mayor erupción registrada en época histórica en el archipiélago Canario (Romero, 1991) y una de las erupciones estrombolianas fisurales basálticas históricas más importantes en el mundo (Carracedo et al., 1988). Según Solana et al. (2004) la segunda, ya que durante seis años Timanfaya emitió unos 3-5 km3 (Carracedo et al., 1988), por detrás de los 14 km3 de la erupción de Laki–Grimsvötn en Islandia durante 17831785 (Thordarson y Self, 1993). Uno de los rasgos más llamativos de los volcanes históricos de Lanzarote es su rica geodiversidad, hasta el punto que 33 la erupción de Timanfaya ha generado la mayor gama de formas y procesos asociados a este tipo de erupciones en Canarias. Entre ellas destacan la multitud de conos volcánicos, coneletes escoriáceos y hornitos con y sin raíz, la variedad de tipos de cráteres cerrados, abiertos, múltiples, etc., los tipos de lavas pahoehoe, aa, bloques, bolas, etc.; además de los procesos y formas que introducen la erosión torrencial, eólica, el mar, los procesos de gravedad y el propio ser humano. Todos estos rasgos denotan la importancia del patrimonio geomorfológico generado durante las erupciones históricas de la isla. 34 Parque Nacional de Timanfaya Fig. 15. Croquis morfológico del Chinero. Fuente: Romero, 1991. Mucha de la información volcanológica de Timanfaya se ha extraído del manuscrito encontrado en el Archivo de Simancas, y de la transcripción que hace Von Buch del documento escrito por el cura Curbelo (Romero, 1991). De las erupciones históricas de Canarias (Lanzarote, Tenerife, La Palma y El Hierro), Timanfaya corresponde a la de mayor periodo activo, con unos 2055 días, la de mayor área cubierta y la de mayor volumen emitido (Romero, 2003. Fig. 16). del Fuego, Santa Catalina); los nudos estructurales donde los aparatos volcánicos muestran una clara disposición en cruz (Timanfaya y Miraderos-Corazoncillo-Rodeos), y las aglomeraciones, donde las fracturas se disponen en red, configurando una malla relativamente densa que origina conjuntos volcánicos de gran complejidad morfoestructural (Macizo del Fuego o Pico Partido-Señalo). Fig. 16. Superficie ocupada por la erupción de Timanfaya. Fuente: Romero et al., 2006. La erupción de Timanfaya se generó a partir de un complejo sistema eruptivo, a lo largo de una fractura de unos 13 km y de dirección dominante ENE-OSO (Romero, 1991). Los diferentes edificios de esta erupción aparecen siempre en el cruce de varias fracturas de distinto rumbo (fig. 17), lo que da lugar a la construcción de volcanes de gran complejidad estructural. Para el conjunto de los aparatos eruptivos de Timanfaya se pueden reconocer diferentes tipos de agrupaciones (Romero, 1991): las alineaciones eruptivas donde los edificios aparecen articulados en torno a una fractura dominante (Montañas 35 Fig. 17. Esquema estructural de Timanfaya. Fuente: Romero, 2003. Los materiales fueron emitidos a partir de más de 180 bocas eruptivas de unos 27 conos volcánicos mayores (Romero, 1991. Fig. 19), de un gran número de centros menores tipo coneletes de escorias y hornitos (Romero et al., 2006), al tiempo que importantes superficies (170 km2) quedaron recubiertas por lapilli y campos de lavas. Los volcanes de Timanfaya se edificaron a partir de magmas basálticos e índices de viscosidad bajos (Romero, 36 1991). Estos aspectos determinan ciertas semejanzas en los materiales de los conos, se trata de piroclastos groseros, generalmente soldados, tipo escoria, jirones y plastrones y, en menor medida, materiales finos tipo ceniza y lapilli. Ahora bien, a pesar de cierta homogeneidad en los materiales, éstos muestran una gran diversidad morfológica que está en relación con factores como el tipo de fracturación, la inclinación o no del conducto eruptivo, la topografía previa o la dirección de soplo del viento durante la erupción (Romero, 1991). Así, es posible identificar desde edificios de planta circular y subcircular con cráter cerrado o abierto, hasta volcanes de plantas elípticas con cráteres cerrados, abiertos en herradura o con bocas imbricadas, yuxtapuestas y coalescentes. Todos estos rasgos nos permiten reconocer toda la gama de morfologías descritas para este tipo de edificios volcánicos (Dóniz-Páez, 2009): volcanes anulares simétricos y asimétricos (Calderas Quemadas, Caldera Colorada, Corazoncillo), volcanes abiertos en herradura típica, diapasón y arco (Conos de Macizo del Fuego), edificios múltiples (Pico Partido, Montaña Rajada) y montañas de lapilli (fig. 19). Las lavas emitidas por Timanfaya ocuparon una superficie mayor que los piroclastos. Las lavas son fluidas y desgasificadas y muestran morfologías superficiales muy variadas: pahoehoe en losas, cordadas, en tripas, drapeadas, bulbosas, tubulares-digitadas, aa, losas basculadas, tableteadas, en bolas, bloques, etc. En estos flujos lávicos son abundantes las estructuras como: tubos, microtubos, túmulos, hornitos de lava, canales de derrames, leveés marginales, centrales y frontales, arcos de empuje, etc. A todo ello debemos sumarle los efectos derivados de la denudación de los volcanes: taludes, ripples, dunas, incisiones, playas, etc. La mayoría de los relieves generados durante la erupción forman parte del Parque Nacional Timanfaya. Se trata del segundo parque canario más visitado (fig. 18). Fig. 18. Visitantes a los Parques Nacionales Canarios (20062012). Fuente: OAPN. La visita al parque, en bus-guagua, sigue un recorrido de 14 km a través de la ruta de los volcanes, así como en un conjunto de visitas guiadas por algunos de los senderos más emblemáticos. Tanto una como otra ponen de manifiesto la geodiversidad del relieve originado durante la erupción, seleccionando los geomorfositios más sobresalientes de la misma (Islote Hilario, Hornitos Manto de la Virgen, Caldera Rajá, Montañas Quemadas, canales lávicos, etc.). Además de los recorridos por el parque, se pueden realizar georrutas por los relieves eruptivos que quedan fuera del parque: Caldera de los Cuervos, Montaña Colorada o Pico Partido, que disponen de un rico patrimonio geomorfológico, representativo de la geodiversidad de formas y procesos eruptivos recientes generados por la erupción de Timanfaya. Cono volcánico CROQUIS MORFOLOGICO DEL SISTEMA ERUPTIVO DE TIMANFAYA (1730-1736) Montaña de lapilli Portillo Coneletes escoriáceos Hornitos Lago de lava Borde de cráter Embudo explosivo Fisura efusiva Colada de lava Dirección flujo lávico Canales de derrame lávico Bloques erráticos Simas volcánicas Cota altitudinal Acumulación piroclástica Fig. 19. Mapa geomorfológico de Timanfaya. Fuente: Romero, 1991. ERUPCIONES HISTÓRICAS Corrientes lávicas de 1824 Erupción de 1730-36 Corrientes lávicas de las Montañas del Fuego Emisiones del Macizo del Fuego y del Nudo Estructural Corrientes lávicas de Pico Partido Emisiones lávicas de los volcanes periféricos ERUPCIONES PLEISTOCENAS Aparatos volcánicos y acumulaciones lávicas 37 Conjunto volcánico de Pico Partido 38 El conjunto volcánico de Pico Partido está asociado a la erupción histórica de Timanfaya. Esta erupción resulta geoquímicamente particular puesto que, mientras que en la mayoría de las islas predominan los productos basálticos alcalinos (que manifiestan bajas tasas de fusión parcial del manto superior terrestre, alrededor del 10%), por el contrario en Timanfaya aparecen también materiales basálticos toleíticos (mayor fusión parcial del manto, 20% aproximadamente), similares a los que se encuentran en las islas Hawai. La erupción denominada Pico Partido y los materiales, morfologías y estructuras volcánicos asociados están dentro del Parque Natural de los Volcanes, colindante con el Parque Nacional de Timanfaya (fig. 20). La actividad del conjunto de Pico Partido tuvo lugar en las etapas precoces de la actividad volcánica de la erupción de Timanfaya y se cree que comenzó sobre el 10 de octubre de 1730 y finalizó en Febrero 1731 (Carracedo et al., 1990, Carracedo y Badiola, 1991, Romero 1991). Así, en estos casi tres meses se desarrollaron varios conos volcánicos estrombolianos de escorias y lapilli de distintos tamaños, teniendo el cono principal una altura de 502 m (fig. 20). Estos edificios monogénicos están alineados a lo largo de fisuras de centenares de metros de longitud y de dirección NE-SO, y varios de ellos se encuentran adosados, puesto que se fueron formando unos junto a otros. Otra característica significativa de estas primeras erupciones de Timanfaya es que, en zonas próximas a los cráteres, es fácil encontrar bombas volcánicas conteniendo xenolitos mantélicos de composición dunítica (compuestos principalmente por olivino magnésico -forsterita 85-, ortopiroxeno magnésico enstatita- y espinela), con dimensiones que llegan a alcanzar los 30 cm. Estos xenolitos son testigos de la composición del manto superior residual que existe bajo la isla de Lanzarote, más allá de la discontinuidad de Mohorovicic (unos 15 km) y que fueron arrastrados por el magma basáltico ascendente. Por otro lado, este conjunto volcánico de Pico Partido se caracterizó por la emisión de abundantes flujos de coladas efusivas vacuolares, sobre todo malpaíses (lavas aa), y en menor proporción, lisas (lavas pahoehoe) que se dirigen mayoritariamente hacia la costa noroeste de Lanzarote. Estas lavas variaron sus composiciones geoquímicas ligeramente a lo largo de los 3 meses de la erupción, desde basanitas a basaltos alcalinos (SiO2 entre 43,6 y 47,3%, MgO 11,3 y 7,6%, y álcalis 4,7 y 3,4%, Carracedo et al., 1990). También los flujos lávicos pueden presentar xenolitos mantélicos peridotíticos, descritos anteriormente. Por otro lado, durante la actividad volcánica se generaron, en menor proporción, depósitos de piroclastos de caída (lapilli y escorias) que se distribuyen alrededor de los edificios cónicos. Además, se pueden observar en el conjunto una gran cantidad de morfologías y estructuras volcánicas de menor dimensión como, por ejemplo, canales lávicos con desbordamientos, cráteres con lagos de lava solidificada (La Cazoleta), cascadas lávicas en las laderas de los conos, morrenas lávicas, tubos volcánicos, salideros de lava y hornitos, lavas cordadas o en tripas, estafilitos, entre otras. etc. Al llegar al cráter de La Cazoleta se aprecia un lago de lava solidificada con fracturas de enfriamiento, que proviene de una cascada lávica del cráter de mayor altura, cuyo desbordamiento da lugar al canal lávico que hemos subido. En los alrededores de los cráteres hay piroclastos lapíllicos, de escorias y bombas conteniendo xenolitos de dunitas. Más adelante se pasa por otro pequeño lago solidificado y se empieza a descender y bordear el cono en herradura de la Caldera Escondida, formado por acumulación de escorias y lapilli, y donde se apreciará un hornito lateral. Finalmente llegamos de nuevo al camino que atraviesa el malpaís donde iniciamos el recorrido. El sendero que vamos a realizar se inicia en el km 9 de la carretera de Yaiza a Tinajo, atravesando primeramente un flujo lávico de tipo aa (malpaís) del cráter de Montaña El Señalo, que estuvo activa desde abril a junio de 1731, constituido por lavas basálticas vacuolares, escoriáceas y afaníticas (fig. 20). Luego se llega a un campo de piroclastos de dispersión del conjunto de Pico Partido (depósitos de lapilli), y se empieza a subir a los cráteres por un canal lávico donde se observan estructuras como, por ejemplo, lavas cordadas, estalacticas de lava (lavacycles), goteos, grietas de contracción, superficies barnizadas, desbordamientos, Desde los cráteres del conjunto de Pico Partido se pueden observar el paisaje volcánico general donde aparecen varios edificios cónicos (en la terminología local se denominan islotes) del Pleistoceno medio (Montaña de los Miraderos, Montaña de Santa Catalina y Montaña Tingafa) rodeados por las coladas históricas, junto con conos posteriores a Pico Partido, como son los cráteres de Montaña El Señalo (abril de 1731) o el edificio del Tinguatón de la erupción de 1828. 39 Fig. 20. Sendero para la visita del conjunto volcánico de Pico Partido y Caldera Escondida, dentro del Parque Natural de Los Volcanes. A) Ortofoto con algunas morfologías volcánicas. B) Mapa topográfico y sendero a seguir en rojo. C) Límite entre el Parque Nacional de Timanfaya y el Parque Natural Los Volcanes. D) Mapa geológico con algunos de los materiales que se van a observar. Fuente: figuras modificadas a partir de la IDE del Gobierno de Canarias. 40 Pico Partido Conjunto volcánico hidromagmático de El Golfo El hidromagmatismo es resultado de la interacción explosiva del magma, durante su ascenso, con fuentes de agua subterráneas o superficiales. Los edificios volcánicos más comunes generados por este tipo de erupciones son los anillos (tuff ring) y los conos de tobas (tuff cone). El volcanismo hidromagmático en Lanzarote está presente en múltiples edificios de la isla (fig. 21) y en volcanes del archipiélago Chinijo, al norte de la misma. El volcán de El Golfo es un cono de tobas complejo con predominio de oleadas piroclásticas basales (Marti y Colombo, 1990), originadas a partir del colapso continuo de sucesivas columnas altamente turbulentas y de gran energía, y emplazadas en cortos intervalos de tiempo y a gran velocidad (Romero, 2003). Aunque existan algunas etapas erosivas entre los depósitos piroclásticos, los datos sugieren que la formación de El Golfo se produjo durante un episodio eruptivo único, en el que se sucedieron varias fases explosivas de caracteres hidromagmáticos (Martí y Colombo, 1990). En los estratos del edificio se pueden identificar todas las formas y procesos propios del hidromagmatismo: laminaciones, estratificaciones cruzadas, dunas, antidunas, lapilli acrecionales, huellas de impacto, líticos de distinta naturaleza y canales de erosión (García y Romero, 2000). Montaña Cavera Montaña Chica Montaña Mosta Caldera del Cuchillo Montaña Saga Volcán de Tao (erupción de 1824) Caldera Blanca Volcán de Tinguatón (erupción de 1824) Caldera del Corazoncillo (erupción de 1824) Montaña Encantada Halcones El Golfo Montaña Bermeja Caldera Riscada Salinas del Janubio Montaña Roja 41 Cono hidromagmático aguas someras Tuff cone Cono con fases hidromagmáticas iniciales y estrombolianas finales Conos magmáticos con fases hidromagmáticas Conos estrombolianos con explosiones hidromagmáticas Conos estrombolianos con fase finales de emisión de agua caliente Edificios de origen hidromagmático discutible Sectores con depoósitos hidromagmáticos Fig. 21. Volcanismo hidromagmático en Lanzarote. Fuente: Romero, 2003. Parece existir una diferenciación en el grado de explosividad y aumento de la energía de las explosiones entre las primeras fases húmedas (wet surge) y las finales secas; en éstas últimas los materiales están más fragmentados (dry surge) (Romero, 2003 y González et al., 2012). Al edificio de El Golfo se le superpone un cono de escorias magmáticas posterior a su formación, pues sus productos recubren los sectores previamente erosionados por el oleaje (Romero, 2003). 42 A la singularidad de tal génesis se une la belleza de un paisaje modelado por el mar. Evidencia su importante labor el gran desmantelamiento del edificio, quedando su estructura interna a merced de las olas. Éstas han tallado un acantilado en el flanco que permanece en pie; una pared rocosa surcada por protuberancias y hendiduras, al progresar la erosión a costa de la disposición de los materiales proyectados en bandas de distinta consolidación y soldadura. La acumulación de cantos y arenas que se extiende en su base explica su falta de funcionalidad. Se trata de la playa del Charco Verde o de Los Clicos; una playa encajada de 500 metros de longitud y 60 metros de anchura, en la que sobresale la berma que marca las oscilaciones diarias de las mareas, a la que se suma la de temporal, y la laguna litoral emplazada en el backshore (fig. 22). A pesar de su reducida dimensión —200 metros— y escasa profundidad, su interés es notable por ser un ecosistema salobre. Alimentado por la infiltración marina, es hábitat de diversos microorganismos adaptados a las condiciones de salinidad y temperatura del agua. Entre ellos destaca Ruppia marítima, alga a la que la laguna debe su coloración. El modelado de este conjunto comporta, por último, la formación de pequeños conos de deyección activos, que enlazan la base del cantil con el ecosistema lagunar. Fig. 22. Playa de Los Clicos. El Golfo, oeste de Lanzarote. Autor: J. Dóniz, 2011. Geoformas y procesos litorales. Los Hervideros El origen insular, el carácter activo del volcanismo y la intermitencia de las manifestaciones eruptivas hacen de la costa de Lanzarote una franja muy dinámica y contrastada, en la que coexisten sectores muy desmantelados y espacios en los que aún se reconoce la estructura volcánica (Yanes, 2006; Yanes y Beltrán 2009). Esto último ocurre en amplios tramos del centro y suroeste de la isla, tras la emisión de lavas recientes e históricas. Su avance diferencial en el mar genera un frente articulado, donde bate un oleaje de cierta intensidad (fig. 23). 1995-2013 Hs (m) Tp (s) 2-4 5-7 8-10 >10 Total 0,5-2 0,06 12,8 24,1 26,7 63,6 2-3 --- 0,3 6,2 19,6 26,1 3-4 --- --- 0,8 6,8 7,6 >4 --- --- --- 2,7 2,7 Total 0,06 13,1 31,1 55,8 100 Fig. 23. Distribución media anual (%) de la altura de ola significante y período pico. Oeste de Lanzarote. Fuente: Puertos del Estado, Wana 1025017. En este tipo de costa, la abrasión marina progresa, de un lado, por la falta de homogeneidad de las coladas, pues su base y techo son escoriáceos, al enfriarse con rapidez en contacto con el aire, mientras su núcleo es masivo (fig. 24). A este hecho se suma la retracción de las lavas, que se solidifican creando un diaclasado prismático. Y, de otro lado, por lo reducido de la plataforma litoral, de modo que las olas se refractan en escasa medida; además se encajan en los canales de derrame y muros laterales de enfriamiento de las coladas que se prolongan bajo las aguas, aumentando su altura y fuerza al romper (Yanes, 2006, y Yanes y Beltrán 2009). Los bufaderos, grutas, arcos naturales y una balma más o menos incipiente caracterizan a un litoral marcado por la funcionalidad. Fig. 24. Costa en fase inicial de remodelación. Los Hervideros, oeste de Lanzarote. Autor: J.L. Sánchez, 2005. 43 44 Evolución turística y conflictos ambientales - Playa Blanca (municipio de Yaiza) En la evolución del paisaje de Lanzarote se pueden distinguir al menos cuatro etapas, marcadas cada una de ellas por hechos puntuales de especial relevancia: la llegada del primer contingente humano de procedencia africana en el siglo II, la conquista y colonización europeas a partir del siglo XIV, las erupciones de 1730-36, que supusieron la remodelación de más de una quinta parte de la superficie insular y, finalmente, la implantación y desarrollo turísticos de la segunda mitad del siglo XX. El Hotel Fariones fue el primer complejo destinado al nuevo turismo masivo de sol y playa (fig. 25). Obra de Manuel Roca, se levantó sobre terrenos de una colada reciente en el litoral de Tías, sobre un promontorio que divide las playas de La Tiñosa (fig. 26). Tal es la importancia y magnitud de este último proceso que, asociado a una paralela terciarización económica, ha supuesto un cambio radical en las estructuras territoriales y también en otros aspectos: sociales, económicos, estructura de la propiedad, demanda de recursos, etc. Fig. 25. Titular del Eco de Canarias de 27 de octubre de 1966. Lanzarote comenzó su transición hacia el nuevo modelo de forma algo más tardía que Gran Canaria y Tenerife, pero reprodujo a otra escala sus mismos esquemas y premisas. Como resultado de ello existen hoy tres polos turísticos principales: - Puerto del Carmen (o Fariones). Municipio de Tías. - Costa Teguise (municipio de Teguise) Tras él se produjo la eclosión, y en apenas dos décadas se había consolidado Puerto del Carmen, que desde entonces ha seguido creciendo y expandiéndose a lo largo de la costa, formando el núcleo turístico de mayor entidad de la Isla (30.942 camas). La oferta alojativa de Lanzarote en 2013 era de 73.717 camas, repartidas casi equitativamente entre hoteleras y extrahoteleras. El incremento de plazas ha supuesto un desarrollo de infraestructuras y un paralelo crecimiento de la población residente, que ha derivado en una mayor presión sobre el territorio y sus recursos. 45 Fig. 26. Turismo y afección territorial. A) Hotel Fariones de Puerto del Carmen (Tías), 1966. Fuente: Memoria digital de Canarias; B) Puerto del Carmen en la actualidad. Fuente: www.fotosaereasdecanarias.com; C) Principales zonas turísticas de Lanzarote; D) Transformación reciente en Playa Blanca (GoogleEarth ®). Las salinas de Janubio 46 Las salinas marítimas de Janubio están situadas en la costa suroeste de la isla y antiguamente se consideró que estaban enclavadas en un anillo de cenizas o ash ring, (Carracedo, 1988), pero en la cartografía geológica de Balcells et al. (2005), esta zona aparece como una depresión costera rodeada al norte por coladas basálticas del Pleistoceno inferior de la alineación de Femés e históricas de la erupción de Timanfaya, al este y sur por materiales basálticos miocenos de los edificios Los Ajaches y Dorsal Central, y un pequeño afloramiento de eolianitas pliocenas, y al oeste por una berma-barra de materiales detríticos marinos actuales (arenas y gravas), que conforma el muro natural de la laguna costera. Aquí se almacena el agua del mar, utilizadas como materia prima para la obtención de sal común (halita, ClNa). Esta salina se sitúa en un ambiente costero donde las precipitaciones son escasas (<150 mm/año), temperaturas templadas (media anual de 23° C) y una fuerte evapotranspiración (media de 1.200 mm/año). Además, esta laguna se rellena de agua de forma natural con los temporales de invierno y por la continua infiltración marina. La explotación minera artesanal para la obtención de halita se desarrolla a partir de agua del mar. Así, se parte del agua marina con una salinidad de 35 g/l y se sube por medio de molinos de viento a las primeras piscinas artificiales (fgs. 27 y 28), para que el agua se evapore, aumente su salinidad a valores de 80 a 140 g/l y su volumen se reduzca a la mitad. En estas primeras piscinas se decantan las arcillas y limos, casi toda la biomasa muere (plancton, microorganismos, etc.), existiendo bacterias anaerobias, y precipitan mayoritariamente carbonatos cálcicos (aragonito-calcita CO3Ca). El agua resultante se traspasa a otras piscinas, donde se sigue evaporando, y su salinidad alcanza valores de 325 g/l, reduciéndose el volumen de 1/4 a 1/9, hay cianobacterias, el agua muestra coloraciones diversas y precipitan principalmente sulfatos (yeso SO4Ca 2H2Oanhidrita SO4Ca 1/2H2O). Posteriormente, esta salmuera se deja evaporar en otras piscinas y su volumen se ha reducido a la décima parte, la salinidad ha aumentado hasta 370 g/l y precipitan los haluros (sobre todo halita). Las salmueras restantes, ricas en sales de Mg y K muy solubles, se devuelven al mar o se dejan cristalizar con la evaporación total del líquido precipitando carnalita Cl3MgK 6H20, silvita ClK, entre otras. Las salinas y el patrimonio cultural En el lugar en el que hoy se encuentran las salinas de Janubio hubo con anterioridad una caleta de notable importancia en el tráfico marítimo interinsular y de cabotaje. Esta caleta aparece representada en el mapa que hizo para la isla en el siglo XVI, por encargo de Felipe II, el ingeniero cremonés Leonardo Torriani. Sin embargo las erupciones de 1730 -1736 transformaron la bahía en una laguna. Ésta tiene una superficie de aproximadamente 1.000.000 de m², y hoy día suministra el agua necesaria para el funcionamiento de las salinas. Esta charca también tiene importancia como ZEPA y además constituye uno de los espacios protegidos de Lanzarote, con la categoría de Sitio de Interés Científico (LENAC, 1994; DL 1/2000). En 1895, el salinero Víctor Fernández construye las salinas junto a la charca, debido a las inmejorables condiciones que hay en la zona para la producción de la sal, esto es elevada insolación y también un viento persistente e intenso. Las salinas disponen de unas charcas mayores denominadas cocederos, que es donde se va configurando la salmuera (fig. 27). 47 Fig. 27. Salinas de Janubio El agua del mar llega hasta estos calentadores mediante un sistema de acequias y de molinos de viento, que se encargan de elevarla hasta la parte alta de la instalación (fig. 28). Una vez que se tiene el deseado grado de salmuera, el agua se pasa a los tajos, que es donde se termina de hacer la sal. Hoy día las salinas se encuentran en franca decadencia debido al desarrollo de la industria del frío (alternativa a la conservación en sal del pescado) y a la crisis del sector pesquero (salazón), que era su principal mercado. Vulcanismo y erosión. El macizo de los Ajaches Características geológicas del edificio mioceno de Los Ajaches El edificio volcánico de Los Ajaches forma un macizo que se sitúa al suroeste de la isla de Lanzarote, desde el sur de Yaiza se extiende por Femés y alcanza la costa en la zona de Papagayo (fig. 1). Sus materiales volcánicos han sido datados en el Mioceno medio con edades comprendidas entre 15,5 y 12,3 Ma (Coello, et al., 1992, Ancochea et al. 2004), edificándose en dos fases (15,5 a 14, y 13,5 a 12 Ma). En esta época Los Ajaches constituiría una isla independiente, asociada a un volcán poligénico en escudo o estratovolcán. 48 Fig. 28. Salinas de Janubio. Vista general y detalle. Este macizo está constituido por apilamientos tabulares de coladas ultramáficas y máficas (basanitas y basaltos alcalinos, hawaitas y mugearitas), junto con algún cono estromboliano, y depósitos de piroclastos de dispersión de la misma composición, fosilizados por nuevas coladas. También, en menor proporción, existen afloramientos de rocas lávicas, piroclásticas y diques de composiciones intermédias (benmoreitas y traquitas), que afloran cerca de la costa que va desde Punta del Águila a la Playa de Papagayo y en las Salinas de Janubio. Todos ellos se localizan en las partes bajas del macizo, y el IGME en su cartografía geológica los ha denominado como Tramo Inferior (Balcells et al., 2005). En las partes intermedias y altas de los macizos aparecen coladas tabulares, diques y piroclastos de composiciones basálticas, que se encuadran en el llamado Tramo Superior (fig. 29) y Episodios Tardíos (Balcells et al., 2005). Además, hay que indicar que hubo episodios de inactividad volcánica, pues se formaron algunos suelos y también se produjo algún basculamiento, puesto que se ha descrito alguna discordancia angular entre coladas, como las que se han citado en los Picos Redondo y de la Aceituna, al sur de Femés (Coello et al., 1992). Los diques y fracturas del macizo tienen predominantemente direcciones NE-SO. Los apilamientos lávicos ultrabásicos y básicos son coladas de potencias métricas, que se disponen de forma subhorizontal o con inclinaciones bajas (10°) al E-SE. Las coladas son masivas, de tipo pahoehoe y aa, tienen texturas vacuolares, frecuentemente porfídicas conteniendo fenocristaldes de olivino (forsterita 85), clinopiroxeno (diópsido-augita) y magnetita, en una matriz con microcristales de plagioclasa, clinopiroxeno, opacos y vidrio volcánico. Con frecuencia, las coladas muestran 49 Fig. 29. Cono estromboliano y enjambre de diques en Ajaches. En la parte superior de la imagen se observa apilamiento de coladas basálticas del Tramo Superior de este macizo. disyunciones columnares y están atravesadas por diques verticales y subverticales de potencias métricas, siendo éstos más numerosos en el Tramo Inferior del macizo. También como consecuencia de la edad de los materiales, estos se encuentran alterados, encontrándose los olivinos transformados en iddingsita de colores rojizos y, frecuentemente, se pueden observar minerales de neoformación claros del grupo de las arcillas, zeolitas y carbonatos, tanto en fisuras como en las vacuolas. Por lo que se refiere a las coladas de características más diferenciados (mugearitas y traquitas), éstas contienen fenocristales de feldespatos (plagioclasas y anortoclasa) y piroxenos sódicos (egirina, kaersutita), siendo los olivinos y clinopiroxenos escasos o ausentes, en una matriz fluidal de feldespato más vidrio, como los que aparecen en la Punta de Papagayo y Salinas de Janubio. 50 Teniendo en cuenta la morfología, mineralogía y petrología de estos materiales volcánicos que aparecen en Los Ajaches, podemos indicar que las coladas ultrabásicas y básicas están asociadas a la fase de construcción subaérea en escudo de este edificio con erupciones fisurales, algunas estrombolianas, y tasas eruptivas altas. Los términos diferenciados estarían asociados a la fase de declive alcalino, con menor tasa eruptiva y con erupciones más explosivas, que darían lugar a coladas piroclásticas (tobas) como las que aparecen en Papagayo y Salinas de Janubio. Se habrían producido procesos de cristalización fraccionada en la cámara magmática. Estas dos fases son típicas en el modelo de formación subaérea de islas volcánicas asociadas a puntos calientes. A ellas le seguiría la fase erosiva, donde se habría desmantelado la mayor parte del edificio de Los Ajaches, del que ahora sólo se conservan restos erosivos. En el macizo no se observan evidencias de una posterior reactivación volcánica y consiguiente aporte de materiales recientes. El valle de Femés es una cuenca endorreica en el macizo mioceno de Los Agaches que se formó cuando se produjeron las erupciones del Pleistoceno inferior de Calderas Gritana y Riscana, y la pleistocena de la Atalaya de Femés, con la formación de conos de piroclastos y coladas asociadas. Estas taponaron el valle y favorecieron la acumulación de sedimentos de limos arenosos. Estos sedimentos han servido de base para explotaciones agrícolas durante muchos años pero actualmente están siendo objeto de extracción en canteras a cielo abierto y usados para los enarenados y jardines de la isla. El impacto ambiental de esta práctica ha sido significativo. Formas del modelado en los Ajaches El paleoacantilado existente en el oeste del macizo volcánico antiguo de Los Ajaches, entre Montaña de La Cinta y Morros de Hacha Chica, es uno de los elementos más destacado del modelado del sur de Lanzarote. Se trata de una pared festoneada de unos 10 km de largo y 400-500 metros de altura, que dista de la línea costa actual entre 3 y 9,5 km (fig. 30). Tal alejamiento se debe, inicialmente, a la denudación de Los Ajaches durante una etapa de calma eruptiva de unos 10 Ma. El resultado es la disposición a su pie de una extensa plataforma de abrasión. El enlace entre ésta y el acantilado primitivo se produce mediante taludes y abanicos detríticos, que tapizan su parte media y baja. El sector distal de esos depósitos de gravedad y torrenciales es modelado en amplios glacis de acumulación poligénicos. Los mismos avanzarían sobre la plataforma costera, a modo de suaves planos inclinados, al pasar su pendiente de 10° en su tramo más alto a desniveles prácticamente nulos en el más alejado (Romero, 2003:125). Su continuidad espacial se reduce allí donde son recortados por ramblas y barranqueras. El carácter fósil de esta pared obedece también a la reanudación del volcanismo en la periferia del macizo a lo largo del cuaternario. Las coladas procedentes de Atalaya de Femés, Caldera Masión y Montaña Roja, entre otros centros eruptivos, no sólo recubren la antigua plataforma de abrasión, sino que amplían el frente costero (El Rubicón). La dinámica subaérea incrementa aún más su protagonismo. 51 Fig. 30. Vista general del acantilado fósil del macizo de Los Ajaches y de las formaciones sedimentarias acumuladas a su pie (Autor: C. Romero, 2003) 52 MIÉRCOLES 18. LA GRACIOSA 53 Rasgos generales La Graciosa se localiza al norte de Lanzarote, encima de una plataforma marina cuaternaria sobre la que también se sitúan los islotes de Alegranza, Montaña Clara y los Roques del Este y del Oeste (fig. 31). En conjunto forman el archipiélago Chinijo, denominado así por analogía con el adjetivo empleado en Lanzarote para referirse a un niño u objeto pequeño. 54 Su origen geológico se considera una prolongación hacia el norte de las líneas de debilidad estructural que organizan el vulcanismo reciente del norte de Lanzarote. Geomorfológicamente, La Graciosa es la isla del archipiélago Chinijo que presenta una estructura más compleja. Destaca la combinación de conos estrombolianos con otros de carácter hidromagmático, así como las superficies cubiertas por malpaís y por arenas eólicas. Los rasgos desérticos y la marcada influencia de los vientos alisios son algunos de los rasgos más destacables de su clima, condicionado por las reducidas dimensiones de la isla, su escasa altitud y su cercanía a Lanzarote. Éstos y otros factores determinan asimismo una importante diversidad de geoambientes de gran riqueza biológica. Fig. 31. (A) archipiélago Chinijo y (B) La Graciosa. Aunque su población es reducida, La Graciosa es la única isla del archipiélago Chinijo habitada de forma permanente. La mayor parte de sus habitantes se concentra en el núcleo de Caleta del Sebo, tradicionalmente pesquero aunque cada vez más orientado al sector turístico. En la actualidad, la isla se encuentra en buen estado de conservación, a lo que contribuye su condición de espacio protegido (PérezChacón y Suárez, 1993; Pérez-Chacón, 2010), a través de diferentes figuras de protección (Parque Natural, Reserva Marina, Reserva de la Biosfera, entre otras). Componentes abióticos del paisaje La plataforma marina sobre la que se alza La Graciosa se localiza a unos 100 m de profundidad. Sobre ella se emitieron materiales de erupciones volcánicas durante el Pleistoceno medio, formando el basamento sumergido de la isla. El vulcanismo posterior originó una alineación de conos estrombolianos, también pleistocenos, que siguen una dirección NE-SO: Las Agujas, Montaña del Mojón y Montaña Amarilla. En varios de estos edificios aparecen depósitos que indican el carácter hidromagmático que tuvieron algunas de estas erupciones. Durante el Pleistoceno superior-Holoceno se formó otro cono volcánico (Montaña Bermeja), que se sitúa al NO de esa alineación. Los materiales procedentes de estos edificios volcánicos, fundamentalmente depósitos de piroclastos de caída y coladas, forman la base de las llanuras y de los acantilados de la isla. La composición geoquímica de estos materiales es basanítica y basáltica alcalina. Coincidiendo en el tiempo con las erupciones volcánicas, los procesos sedimentarios cuaternarios dieron lugar, en las zonas costeras, a depósitos sedimentarios marinos y en las zonas subaéreas interiores, se formaron depósitos eólicos que actualmente se encuentran ligeramente cementados (eolianitas), así como suelos. Ambos contienen gasterópodos terrestres e icnitas de himenópteros y, en el caso de los suelos, también fragmentos de materiales volcánicos y restos de bioclastos marinos (moluscos, equinodermos, rodolitos, etc.), también cuarzo y otros minerales procedentes del Sahara y el Sahel (Menéndez et al., 2014). Actualmente, una parte significativa de la superficie de la isla (50%: 13,96 km2) está cubierta por arenas eólicas sueltas, de edad holocena, que forman el denominado “jable”. Se trata de mantos de arenas de potencia variable, cuyos sedimentos son movilizados por los vientos y, con frecuencia, configuran dunas en montículo asociadas a ejemplares vegetales. Algunos de estos depósitos se presentan estabilizados por la vegetación. Desde el punto de vista petrológico estas arenas contienen una gran cantidad de granos carbonatados biogénicos (abundancia superior al 70%), entre los que se encuentran bioclastos marinos de flora y fauna (mallas de algas coralináceas, moluscos, gasterópodos, equinodermos, briozoos y foraminíferos, entre otros), bioclastos terrestres (gasterópodos) e intraclastos principalmente carbonatados (Mangas et al., 2012). Los escasos litoclastos presentes en 55 los jables están caracterizados por fragmentos detríticos de rocas y minerales basaníticos y basálticos. Desde el punto de vista sedimentológico, la mayor parte de las arenas son de tamaño medio de grano entre 0,25 y 0,5 mm (arenas medianas). 56 Por lo que respecta a sus características climáticas, La Graciosa tiene los rasgos propios de las costas canarias orientadas al norte. Su localización en el sector nororiental del archipiélago implica una posición de marginalidad ante el tránsito de las borrascas templadas de procedencia atlántica, pero, por el contrario, la coloca en una exposición abierta a los vientos dominantes en Canarias, los alisios, de componente NE. La primera de las características citadas es la principal causa de que los registros pluviométricos sean reducidos en cuantía y en frecuencia. Así pues, las precipitaciones son escasas pero intensas (el valor de lluvia media anual es de 116 mm, los cuales se reparten, también en promedio, en apenas 32 días de lluvia al año); presentan, además, una elevada irregularidad interanual y una fuerte estacionalidad: los meses de diciembre, enero y noviembre son los más lluviosos, con valores medios de 27,7 mm, 26,5 mm y 20,2 mm, respectivamente. Por el contrario, el verano es el período más seco, destacando julio con un registro de lluvias nulo. Por otro lado, las reducidas dimensiones de la isla, su escasa altitud y suave configuración orográfica, así como su vecindad con la isla de Lanzarote, determinan los principales rasgos geográficos que inciden directamente en su clima. El macizo de Famara favorece el estancamiento de la nubosidad, capa de estratocúmulos propia de los alisios, sobre todo durante el verano, afectando de manera significativa a La Graciosa. La temperatura media anual es de 19,7°C. Los promedios mensuales de la temperatura oscilan entre 17°C en enero y 22,7°C en el mes más cálido del año, que es agosto. Por ello, la amplitud térmica media anual presenta un valor moderado, de apenas 5,7°C. El viento es un elemento de presencia constante en La Graciosa, de modo que los días de calma tan sólo representan el 1%. La dirección dominante es la norte, con una frecuencia del 32% y 22 km/h de velocidad media anual (“brisa moderada”). Esta velocidad supera el umbral de los 5,1 m/s (18,3 km/h), considerado como el valor por encima del cual el viento comienza a tener efectividad en el transporte de sedimentos de fracción arenosa (vientos efectivos). Componentes bióticos del paisaje En la vegetación de la isla de La Graciosa se pueden diferenciar tres tipos principales, según sea el sustrato predominante: Vegetación estrictamente psamófila. Vegetación de sustratos volcánicos. Vegetación ruderal. La vegetación psamófila, vinculada a los arenales, la componen seis comunidades vegetales principales. Entre ellas destaca la comunidad de Traganum moquinii (fig. 32), que es la que alcanza una mayor altura, con individuos que pueden superar los cinco metros. Otras comunidades psamófilas están compuestas por especies herbáceas o subarbustivas, como es el caso de las praderas de Ononis serrata y la comunidad de Euphorbia paralias (fig. 34). La vegetación de sustratos volcánicos se localiza sobre materiales lávicos o piroclásticos, sobre sustratos más evolucionados como suelos arcillosos o sobre áreas donde se combinan materiales volcánicos y arena. Está representada por ocho comunidades vegetales (fig. 33). De ellas, la comunidad de Salsola vermiculata (fig. 35) es la que ocupa la mayor superficie de la isla. Se trata de un tipo de vegetación subarbustiva, que sustituye a la vegetación original. Se localiza en las laderas de los conos volcánicos y en zonas donde existe una mezcla de materiales volcánicos y arena. También destacan las comunidades de Launaea arborescens y de Euphorbia regis-jubae. Otra comunidad vegetal que existió asociada a los sustratos volcánicos fue el tabaibal dulce (comunidad de Euphorbia balsamífera). Ésta desapareció debido a las actividades antrópicas, principalmente la extracción de leña y el pastoreo. La vegetación ruderal la integran 3 comunidades vegetales (fig. 33), de entre las que destacan los barrillares de Mesembryanthemum crystallinum y de Mesembryanthemum nodiflorum. Uno de los grandes valores naturales de La Graciosa es su fauna, especialmente la avifauna. En esta isla están presentes las principales especies esteparias, incluida la avutarda hubara (Chlamydotis undulata). Existen colonias de aves marinas como la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), pardela chica (Puffinus assimilis), petrel de bulwer (Bulweria bulwerii), paíño europeo (Hydrobates 57 58 pelagicus), paíño de madeira (Oceanodroma castro), además de rapaces como el halcón de tagorote (Falco pelegrinoides). Asimismo se puede avistar el halcón de Eleonora (Falco eleonorae) y el águila pescadora (Pandion haliaetus), que crían en los islotes vecinos. También hay que resaltar las poblaciones de chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), así como los contingentes de aves migratorias que utilizan el archipiélago Chinijo como zona de descanso o invernada. Existen dos especies de reptiles: lagarto atlántico (Gallotia atlantica) y perenqué majorero (Tarentola angustimentalis). Comunidad vegetal Biotipo dominante Vegetación psamófila C. de Traganum moquinii Arbustivo (nanofanerófitos) C. de Ononis serrata Herbáceo (terófitos) C. de Polycarpaea nivea Arbustivo (caméfitos) C. de Ononis natrix Arbustivo (caméfitos) C. de Euphorbia paralias Arbustivo (caméfitos) C. de Cakile maritima Herbáceo (terófitos) Vegetación de sustratos volcánicos C. de Salsola vermiculata Arbustivo (nanofanerófitos) C. de Launaea arborescens Arbustivo (nanofanerófitos) C. de Euphorbia regis-jubae Arbustivo (nanofanerófitos) C. de Chenoloides tomentosa Arbustivo (nanofanerófitos) C. de Frankenia ericifolia Arbustivo (caméfitos) C. de Suaeda vera Arbustivo (nanofanerófitos) C. de Astydamia latifolia Arbustivo (caméfitos) C. de Plantago coronopus Herbáceo (terófitos) Vegetación ruderal Fig. 32. Comunidad de Traganum moquinii C. de Mesembryanthemum nodiflorum Herbáceo (terófitos) C. de Mesembryanthemum crystallinum Herbáceo (terófitos) C. de Lotus glinoides Herbáceo (terófitos) Fig. 33. Comunidades vegetales de La Graciosa La actividad humana: usos históricos y actuales Teniendo en cuenta la relación entre la actividad humana y el medio natural, se han definido y caracterizado seis etapas históricas en La Graciosa (Hernández et al., 2013): Fig. 34. Comunidad de Euphorbia paralias 1) Antes de 1730: La Graciosa era un enclave deshabitado, aprovechado por habitantes de Lanzarote para cazar, pescar y recolectar. También se utilizaban los pastos: entre invierno y verano se mantenían en régimen de suelta los ganados de Lanzarote. La afección al medio debió ser reducida y ejercida de forma discontinua en el tiempo. 2) 1730-1880: tras la erupción de Timanfaya y ante la disminución de los pastos en Lanzarote, las autoridades permitieron trasladar ganado de forma permanente a La Graciosa. La presión sobre el medio se incrementó notablemente, y hubo que reglamentar los usos y aprovechamientos de la isla en un sentido restrictivo. Fig. 35. Comunidad de Salsola vermiculata 3) 1880-1943: se fundó Caleta del Sebo, que pasa de 6 viviendas, a unos 80 hogares hacia 1943, en su mayoría chozas de piedra, barro y leña. Con ello se incrementó la demanda sobre los escasos recursos vegetales de la isla, utilizados tanto para la construcción como para combustible. En la década de 1930 se fundó el caserío de Pedro Barba. 59 60 4) 1943-1967: con la visita del Jefe del Mando Económico de Canarias se inició una etapa de inversiones en infraestructuras básicas (muelle, escuela, iglesia, cementerio, aljibes, etc.), se repartieron 65 lotes de tierra de labor y se construyó una aguada en el interior de la isla. Se produjo un incremento poblacional considerable y un aumento en el número de viviendas. Desde el punto de vista de la estabilidad del sedimento, debió ser significativo el incremento de la tala de arbustos para los hornos de cal, recurso demandado para las nuevas construcciones. La leña fue también un recurso para los hogares y las panaderías. Otro de los usos de más prolongada explotación fue el pastoreo. La consecuencia de esta presión sobre la vegetación alteró la estabilidad del sustrato, causando su removilización y su transporte eólico hacia el sur de la isla, acumulándose la arena en determinados enclaves. Así, se han identificado tres grandes dunas móviles: una cerca de Caleta del Sebo, otra en El Salado y, la mayor, detrás del cementerio, que fue utilizada para la extracción de áridos. 5) 1967-1987: la presión agraria se redujo considerablemente y, con ello, se inició una progresiva regeneración natural de la vegetación. Las causas de ello son, básicamente, cuatro: el descenso en el número de habitantes, que emigran a Lanzarote para trabajar en el turismo o en el puerto pesquero; la llegada del gas; la disponibilidad de energía eléctrica a partir de 1977 y el fin del uso de la vegetación para la quema en hornos de cal (hacia 1967). El único uso que pervivió, con incidencia sobre la vegetación, fue el ganadero. 6) A partir de 1987: la isla es declarada Parque Natural por la Ley 12/1987, de 19 de julio, de Declaración de los Espacios Naturales de Canarias. Toda la isla, salvo Caleta de Sebo, se clasifica como Suelo Rústico de Protección. Se produce un cambio radical en los usos del suelo: el ganado se estabula y los usos agrarios tradicionales se reducen drásticamente. Todo ello crea condiciones favorables para el incremento de la cobertura vegetal. La figura 36 esquematiza la evolución de los usos, así como la presión relativa que debieron ejercer sobre la vegetación y sobre la dinámica de los sedimentos. P: Pastoreo; H: Hogar; C: Caleras Fig. 36. Evolución de los usos del suelo y de la presión relativa sobre la vegetación entre 1730 y 2012. (Hernández et al., 2013). Diagnóstico de la dinámica sedimentaria actual Las intervenciones humanas han tenido efectos ambientales de diferente signo en este territorio. Unas veces han sido positivas, como por ejemplo las iniciativas relacionadas con la protección (Beltrán et al., 1991) hace ya décadas, y otras negativas. Entre estas últimas se encuentra las alteraciones, directas o indirectas, del sistema sedimentario eólico. Los habitantes de La Graciosa han detectado que, en los últimos años, las playas situadas al sur de la isla presentan menos arena. Vinculan este hecho al crecimiento del matorral xerofítico tras el cese del pastoreo, y proponen medidas que suponen la eliminación parcial de la vegetación en el entorno de esas playas. Antes de tomar una decisión, el Centro “Isla de La Graciosa”, perteneciente al Organismo Autónomo Parques Nacionales (Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente), encarga un informe técnico (PérezChacón et al., 2010 y Pérez-Chacón et al., 2012) para diagnosticar la situación y orientar las medidas de gestión. Los resultados del trabajo ponen de manifiesto que el ámbito sedimentario del norte presenta, en los sectores estudiados (Lambra), estabilidad dinámica, pues las pérdidas de arena compensan las entradas. Mientras que en el del sur hay inestabilidad, con diferencias entre la parte occidental de la costa (playa Francesa), que sólo tiene signos de erosión en un pequeño sector de la playa, y la parte oriental (El Salado), con evidencias de una dinámica erosiva litoral significativa. A su vez, el seguimiento realizado mediante parcelas de observación ratifica esta afirmación (fig. 37), pues precisamente la parcela situada en el litoral de El Salado es la que muestra una pérdida de sedimentos mayor entre 2009 y 2012, que afecta al 44,3% de su superficie. Mientras que en la de Lambra las pérdidas de sedimento se equilibran con las ganancias. Tipo de variación Superficie afectada en la parcela (%) Lambra Playa Francesa El Salado interior El Salado costa Disminución 19,6 21,8 16,4 44,3 Estabilidad 63,7 50,4 54,7 55,1 Incremento 16,7 27,8 28,8 0,6 Fig. 37. Variación porcentual del volumen de sedimentos (m3/m2) en las parcelas de observación entre 2009 y 2012. 61 Por lo que respecta al papel de la vegetación, en el interior de las parcelas se observa que la dinámica global está relacionada con la existencia de una cobertura vegetal arbustiva y herbácea, que favorece la acumulación de sedimentos. Pero, a su vez, también permite la circulación estacional de los mismos cuando la planta pierde cobertura durante la estación seca. Las plantas ejercen por lo tanto un papel regulador, limitando los procesos erosivos. Su eliminación en algunos sectores de La Graciosa, especialmente en aquellos en los que actualmente no se está produciendo entrada de sedimentos desde el mar, supondría la pérdida progresiva de los mantos eólicos que actualmente protege la vegetación. Ello se deduce al comparar la parcela de Lambra (fig. 38), donde la vegetación contribuye al equilibrio dinámico del balance sedimentario, con la de El Salado-costa (fig. 39), donde los sectores sin vegetación son los que presentan la pérdida de sedimentos más alta. Fig. 38. Variación volumétrica de sedimentos entre mayo de 2009 y abril de 2012 en la parcela de Lambra. Fig. 39. Variación volumétrica de sedimentos en la parcela de El Salado-costa entre noviembre de 2009 y abril de 2012. 62 En paralelo, otro resultado del diagnóstico realizado pone de manifiesto que, entre 1954 y 2009, apenas se han producido cambios en las geoformas del ámbito sedimentario del norte de la isla, mientras que en el sur, correspondiendo con las zonas históricamente más antropizadas, los cambios (artificialización, estabilización y removilización) han afectado más de la mitad de la superficie del ámbito eólico meridional. La progresión de la artificialización en el entorno de Caleta del Sebo (fig. 40) es muy significativa, y podría estar en el origen de la erosión que se observa en el litoral de El Salado. Fig. 40. Evolución de las edificaciones e infraestructuras en el núcleo de Caleta de Sebo (1954-2009). Fuente: de la imagen de 1954, Ministerio de Defensa; de la imagen de 2009, Stereocarto SL, para el OAPN. 63 La erosión de las playas. El Salado La Bahía del Salado presenta evidencias de que se está produciendo un déficit de sedimentos. Esta bahía se localiza al sureste de La Graciosa y forma una banda de dirección SO-NE, que va desde zonas intermareales hacia ambientes supramareales. 64 Se trata de un subsistema, caracterizado por ser el área de salida de los sedimentos desde el interior de la isla hacia el mar, proceso que tiene lugar tanto a través de transporte eólico, como por escorrentía y por erosión marina. Esta última tiene una alta incidencia en la zona, en especial cuando se producen temporales del suroeste. A esta dinámica erosiva se añade que los sedimentos que son erosionados, de ésta y otras playas ubicadas al sur de la isla, no son compensados por nuevos aportes procedentes del mar, sino, en todo caso, se ven sustituidos por materiales removilizados, erosionados en el interior de la propia isla, que acceden a estos sistemas a través de mecanismos de erosión hídrica. Estudios recientes (Pérez-Chacón et al., 2012) revelan que se ha producido un progresivo retroceso del cantil, que alcanza unos cuatro metros lineales entre noviembre 2009 y octubre 2010 (fig. 43). Los períodos principales en los que tiene lugar el retranqueo del cantil se produce durante los meses de otoño e invierno, debido a la acción erosiva del oleaje generado por temporales del suroeste (figs. 41 y 42). Fig. 41. Cantil costero de la playa de El Salado (noviembre 2009-octubre 2010) Esta zona debe haber recibido en el pasado continuos aportes procedentes del sistema de dunas interior, a través de procesos de transporte eólico; pero también debe haber recibido aportes de arena a través de la deriva litoral de los sedimentos. Previsiblemente la construcción de las infraestructuras portuarias en Caleta del Sebo ha modificado estos procesos de transporte y, al interrumpirlos, se ha reducido el volumen de arena que podría alcanzar la playa de Caleta del Sebo, y que ahora son retenidas al norte del puerto. En la actualidad esta área experimenta un importante retroceso por erosión marina. También son fácilmente detectables las manifestaciones de los procesos de erosión hídrica, especialmente en regueros, en el sector occidental de esta zona, que muestra una gran cantidad de incisiones (Mangas et al., 2012) (fig. 42). Fig. 42. Cárcavas incipientes en la playa de El Salado 65 Fig. 43. Evolución del cantil de la parcela del Salado (2009-2012). Los afloramientos de rocas volcánicas y sedimentarias. Litoral meridional 66 En la isla de La Graciosa se observan materiales volcánicos (lavas y piroclastos) que se emitieron desde el Pleistoceno medio hasta el Holoceno. En paralelo, los procesos sedimentarios cuaternarios insulares dieron lugar a diversos depósitos eólicos (eolianitas) y a paleosuelos ligeramente cementados en zonas subaéreas (supramareales e interiores) y, en las zonas costeras (intermareales y submareales), a beachrock y niveles de rocas sedimentarias detríticas (areniscas y conglomerados marinos). En la actualidad una parte significativa de la isla está cubierta por arenas eólicas bioclásticas que forman dunas en montículo o mantos eólicos. No obstante, hay un déficit sedimentario en algunas playas del sur de la isla, la arena va desapareciendo y aflora de forma continua el sustrato rocoso (figs. 44 y 45). Por lo que respecta a las rocas volcánicas de la costa meridional de La Graciosa, aparecen afloramientos discontinuos de lavas subaéreas, cuyos centros de emisión no se reconocen, pues están cubiertos por materiales posteriores. Así, afloran coladas escoriáceas con potencias métricas que son las más antiguas de la isla, por ejemplo, en Caleta del Sebo (fig. 44), Punta Corrales, Punta de la Herradura (fig. 45) y Playa Francesa. Desde el punto de vista petrológico, son basaltos vesiculares, porfídicos que contienen fenocristales de olivino y, en menor proporción, también plagioclasa cálcica. Geoquímicamente, estos materiales se han definido como basaltos alcalinos (De la Nuez et al., 1997). Fig. 44. Costa de Caleta del Sebo donde se aprecian afloramientos de una colada basáltica y un beachrock. Los estudios geológicos generales de Lanzarote y de los islotes del archipiélago Chinijo (Fuster et al., 1968, Ancochea et al., 2004 y Balcells et al., 2005, entre otros), sitúan temporalmente estas coladas antiguas de La Graciosa en el Pleistoceno medio, sin llevar a cabo ninguna datación radiométrica. De la Nuez et al. (1997) las considera del Pleistoceno superior a partir de dataciones de fósiles en paleoplayas y paleodunas asociados a esos y afloramientos volcánicos, utilizando C14 aminocronología, y otorgándo una edad de más de 43.000 años . Entre playa Francesa, Punta Marrajos y playa de la Cocina también se encuentran otras coladas basálticas olivínico-piroxénicas asociadas a las etapas subaéreas estrombolianas de la erupción de Montaña Amarilla y que han sido datadas por De la Nuez et al. (1997) en 28.700 años BP, mientras que los autores citados anteriormente las consideran del Pleistoceno medio. En la zona intermareal y submareal de Playa del Salado aparece un beachrock de unos 275 m de largo, con 15 m de ancho y menos de 1,5 m de potencia (fig. 45). Este depósito costero muestra aproximadamente 10 horizontes de calcarenitas, con potencias variables comprendidas entre 5 y 40 cm, que buzan ligeramente hacia el mar (menos de 10° hacia el S). Este beachrock está cementado por calcita isopaca (microesparita y esparita), altamente magnesiana (HMC), con una composición Fig. 45. Materiales sedimentarios pleistocenos y holocenos que aparecen en la Bahía del Salado. media de 13% CO3 Mg y 2400 ppm de Sr. Este cemento se habría formado a partir de aguas marinas en los poros de los sedimentos detríticos, en un régimen hidrológico freático, y en zonas intermareales o submareales. A su vez, este beachrock presenta fracturaciones y disoluciones importantes. También entre Caleta del Sebo y playa Francesa (fig. 46) aparecen plataformas de abrasión marina constituidas de calcarenitas marinas y, en menor medida, por conglomerados, con cementación carbonatada importante y formas erosivas notables. Por ello, creemos que se corresponden con depósitos sedimentarios costeros asociados a la subida del nivel del 67 mar del interglaciar MIS 5e (126.000 años BP, límite Pleistoceno superior-medio). No obstante, Balcells et al. (2005), relacionan estos niveles sedimentarios con el interglaciar actual holoceno (MIS 1). 68 Por otro lado, en la Playa del Salado y hasta La Lagunilla, existe un escarpe litoral de menos de tres metros, donde afloran paleosuelos arenoso-limosos, amarillentos, poco cementados y conteniendo nidos de himenópteros y gasterópodos terrestres, que hemos datado por aminocronología como del Pleistoceno superior, con edades entre 15.000 y 23.000 años BP (fig. 47). Fig. 46. Vista de los afloramientos de capas de paleosuelos del Pleistoceno superior (izquierda) y de las eolianitas holocenas (derecha) en la Bahía del Salado. Encima de estos paleosuelos también se observan eolianitas masivas que contienen gasterópodos terrestres y otras con estratificaciones cruzadas de gran ángulo, asociadas a dunas (fig. 47). Estas eolianitas muestran una cementación carbonatada incipiente (cemento isopaco de microesparita) y por ello podrían ser holocenas. En la zona costera meridional de la isla y encima del sustrato rocoso, que está constituido por diversas rocas volcánicas y sedimentarias descritas anteriormente, aparecen los sedimentos detríticos actuales. Estos sedimentos están constituidos principalmente por arenas de grano medio y, en menor medida, de grano fino. Así, los sistemas playa-duna del sur, tanto en medios submareales, intermareales y supramareales, las arenas son generalmente de tamaño medio (0,4-0,5 mm) y los granos contienen porcentajes de 70% de bioclastos (37% fragmentos de mallas de algas coralináceas y 33% de restos de fauna marina) y un 30% de litoclastos (20% de fragmentos de roca volcánica, 8% intraclastos carbonatados y 2% de minerales). Las calcimetrías de estas arenas organógenas costeras siempre dan valores por encima del 80%. No obstante, en algunos sectores costeros aparecen en épocas de temporales, gravas y cantos redondeados, de composición basáltica y calcarenítica. Los sistemas sedimentarios eólicos y la dinámica de la vegetación Actualmente, un área significativa de la isla de La Graciosa está cubierta por arenas eólicas sueltas de edad holocena, que forman el denominado "jable" o sistema sedimentario eólico (fig.47). Fig. 47. Sistemas sedimentarios eólicos de La Graciosa. Estos arenales ocupan una superficie amplia (13,1 km2), tanto en el norte como en el sur de la isla. Se trata de una zona cubierta por mantos de arenas de potencia variable, que son movilizadas por los vientos efectivos y, con frecuencia, configuran dunas en montículos asociadas a especies vegetales. Algunos de estos depósitos se presentan estabilizados por la vegetación, caracterizada por un matorral subarbustivo y arbustivo en el que se combinan especies halófilas, psamófilas y xerófilas. En el norte se localizan tres sistemas sedimentarios eólicos, que se han diferenciado por tener distintas fuentes de alimentación desde el mar: el sistema eólico septentrional (A) es el más extenso (4 km2), le sigue el de Las Conchas (B) con 0,3 km2 y, finalmente, el de Pedro Barba (C), que es el más pequeño de todos (0,085 km2). En el ámbito del sur se ha considerado un solo sistema (D) pues, a pesar de su amplia extensión (8,7 km2), parece que toda el área está conectada desde el punto de vista de la dinámica sedimentaria. Tal y como muestra la figura 48, entre las geoformas que aparecen en estos sistemas hay reducidas zonas con láminas de arenas o con eolianitas con gasterópodos terrestres (a) y dunas en montículos asociadas a especies 69 vegetales (Traganum moquinii, Salsola vermiculata y Launaea arborescens), siendo en ocasiones mixtas por la combinación de estas especies (b). También se producen afloramientos rocosos de origen volcánico y una zona ocupada por una laguna litoral (c). 70 Fig. 48. Ejemplos de geoformas. La cobertura vegetal es uno de los elementos que intervienen en la dinámica sedimentaria de forma significativa, ya que permite la acumulación de sedimentos en los sistemas dunares (Hesp, 1991), siendo también un factor estructurante para el paisaje. Los tipos de cambios que ha sufrido la cobertura vegetal en el período 1954-2009 son el resultado de los distintos usos que se han sucedido en la isla. Considerando el conjunto de los sistemas sedimentarios eólicos, la cobertura vegetal ha aumentado en más del 46% en los mismos; y en cambio, un 21% de la superficie ha sufrido una reducción de la cobertura. Por otro lado cabe mencionar que un 30% de la superficie no ha sufrido cambios significativos en su recubrimiento vegetal, y que poco más del 1,5% ha sido alterado por cultivos o edificaciones. Estos resultados confirman que los sistemas arenosos de La Graciosa han experimentado una recolonización vegetal en las últimas décadas. Las coberturas más densas se localizan en zonas más abrigadas o sectores interiores de la isla (fig. 49, a). En cambio, las coberturas menos densas están sobre todo en zonas litorales asociadas a las entradas de sedimentos (fig. 49, b). a b Fig. 49. Localización de los tipos de cobertura vegetal. Cobertura más densa en zonas de interior (a) y cobertura laxa en zona litoral donde la vegetación se ve limitada por entrada de sedimento (Playa de Lambra) (b). Procesos hidromagmáticos Montaña Amarilla y estrombolianos de El cono volcánico hidromagmático de Montaña Amarilla está situado en el extremo SO de la Graciosa. En la actualidad se encuentra desmantelado parcialmente por la erosión marina (fig. 50), mostrando una altura de 175 m, unos radios de la base de 400 m y 200 m del cráter, y un volumen de materiales de 0,046 km3 (De la Nuez et al., 1997). El desmantelamiento del edificio original ha provocado que se puedan observar los materiales piroclásticos amarillentos que lo constituyen (y le dan nombre al volcán), junto con sus texturas y estructuras volcanogénicas, la cuales confirman su origen relacionado con erupciones surtseyanas explosivas submarinas. Así, Montaña Amarilla está compuesta principalmente por depósitos submarinos de oleadas piroclásticas húmedas y secas (base surges), de unos 135 m de potencia, y por pequeños depósitos estrombolianos de caída (fall deposits) de unos 20 m situados en la parte superior del edificio (fig. 50). El color amarillento que presentan los materiales piroclásticos vítreos, sobre todo cenizas y lapillis, es debido a los procesos de alteración bajo el agua del mar (palagonitización), que les afectó durante o poco después de su formación, cuando todavía estaban calientes. Así, el vidrio básico (sideromelana) se transforma a arcillas (esmectitas), zeolitas y óxidos de hierro, tomando una coloración amarillenta, marrón o rojiza, y además es común que aparezca una cementación en los poros y grietas de halita y yeso, que procederían de la evaporación del agua de mar entre los piroclastos. Por otra parte, también hubo emisiones lávicas asociadas a este volcán, procedentes de los salideros distribuidos principalmente en la parte norte del edificio. Además, en la parte oeste del cono se observan diques subverticales que lo atraviesan y que serían las fracturas de evacuación del magma. Finalmente, algunos de estos materiales volcánicos están hoy tapizados por eolianitas pleistocenas y arenas eólicas actuales de tonos ocres (fig. 50). Los piroclastos hidromagmáticos (tobas de ceniza y lapilli) frecuentemente presentan aspecto masivo o laminaciones paralelas, a veces con pliegues (slumping) debido a procesos de deslizamiento del material fragmentario, poco consolidado y empapado en agua, por las laderas del edificio durante su formación (fig. 50). A su vez se observan algunas estructuras de impacto de bombas y escorias sobre los niveles de lapillis, que se originaron 71 cuando estaban aún sin consolidar, y algunas capas conteniendo lapillis acrecionales típicos de erupciones hidromagmáticas. 72 estudios geológicos generales (Fuster et al., 1968, Ancochea et al., 2004, Balcells et al., 2005), se señala que estas erupciones son del Pleistoceno medio. Desde el punto de vista geoquímico (De la Nuez et al., 1997), los materiales de Montaña Amarilla son de composición basáltica. Los coladas son de tipo aa (malpaíses), vesiculares y porfídicas, conteniendo fenocristales de olivino (forsterita 84), y en menor proporción clinopiroxenos (diópsido) junto con una matriz vítrea con microcristales de plagioclasas Ca (labradorita) y opacos (espinela y magnetita). Todavía existe controversia sobre la edad de Montaña Amarilla y de los conos volcánicos gracioseros de El Mojón y las Agujas (alineación N45E), puesto que no hay dataciones geocronológicas absolutas de sus materiales. Así, De la Nuez et al. (1997), a partir de dataciones geocronológicas de materiales de una playa levantada conteniendo fósiles marinos, situada en la base de Montaña Amarilla y de eolianitas con caracoles terrestres que la cubren en parte, determinan una edad de erupción en el Pleistoceno superior, entre 28.700 y 11.300 BP, respectivamente. Sin embargo, en las distintas cartografías geológicas de Lanzarote y los islotes, y en Fig. 50. Cono hidromagmático de Montaña Amarilla (La Graciosa) y estructuras de slumping en las tobas asociadas a oleadas piroclásticas húmedas. JUEVES 19. NORTE DE LANZAROTE 73 Remodelación volcánica en macizos antiguos. El volcán de La Corona 74 Se trata de un área cuya morfología está condicionada por el volcanismo reciente instalado en una zona de drenaje antiguo y en uno de los sectores orientales más afectados por el retroceso del cantil de Famara (Dóniz et al., 2002: 392). Los volcanes se alinean según una fractura de rumbo NE-SO de unos 5,7 km de longitud, con concentración de la actividad en tramos concretos (fig. 51). Esto se refleja en la construcción de volcanes independientes (Quemada de Órzola y La Corona) y otros no (Quemada-Helechos-Cerca). Las coladas emitidas desde estos volcanes dieron lugar a rampas lávicas homogéneas, con superficies de detalle caóticas, más o menos alteradas por procesos de erosión según la edad de las mismas, aunque aún sin drenaje superficial concentrado. El centro eruptivo más antiguo es La Quemada de Órzola, cuyo cono y coladas aparecen semienterradas por las emisiones lávicas del volcán La Corona y por abanicos aluviales procedentes del flanco oriental de Famara (Romero, 2003: 225). El segundo es La QuemadaHelechos-Cerca con edades de 92.000+2.000 años (Carracedo, et al., 2003: 277). Por último, el más reciente es La Corona con edades radiométricas de 40Ar/Ar21 de 21.000±6.500 años (Carracedo, et al., 2003: 277). Estos datos suponen que el volcán más antiguo posee más de 90-100.000 años y el más reciente en torno a los 21.000. Fig. 51. Alineación del volcanismo reciente en Famara. Base cartográfica de Grafcan. Los datos cronológicos apuntan dos aspectos importantes: que hubo una migración de la actividad eruptiva desde los extremos hacia el centro de la fractura y que el intervalo temporal entre las erupciones de los extremos es reducido si lo comparamos con el lapso de tiempo de unos 70.000 años de calma eruptiva entre los volcanes de La Quemada de Órzola y Los Helechos, y el de La Corona. Estos tres aparatos eruptivos y sus lavas corresponden a un volcanismo de tipo basáltico, monogénico y que presenta unas dinámicas eruptivas caracterizadas por la alternancia de fases explosivas (estrombolianas y estrombolianas violentas) y efusivas (hawaianas). Las construcciones típicas resultantes constan de un cono volcánico mayor y algunos centros menores (hornitos y coneletes) resultado de fases explosivas y una o varias coladas de lava que son consecuencia de fases más efusivas. El volcán de La Corona es una seña de identidad muy emblemática del norte de Lanzarote en relación con su majestuosa presencia que puede observarse desde múltiples lugares y con su malpaís y tubo volcánico. La Corona es un volcán basáltico monogénico de piroclastos (cenizas, lapilli, bombas y escorias soldadas) (González et al., 2012: 114), de morfología anular, con unos 300 m de altura y 1,2 km de diámetro, y con un gran cráter central de unos 480 m de diámetro y más de 180 m de profundidad. Estas dimensiones morfométricas son más elevadas que las habitualmente definidas para los conos de cínder (Dóniz et al., 2012: 515) y se relacionan con cámaras magmáticas profundas entre los 35-40 km de profundidad (Carracedo, et al., 2003: 287). El cráter principal presenta una escotadura en su borde oriental, por donde se produjeron desbordamientos del lago de lava (fig. 52). Tanto desde el cráter principal hacia el NE y el E, como desde las fisuras efusivas localizadas en la base oriental, se emitieron grandes volúmenes de lava, que hacia el oeste desbordaron el cantil del Risco de Famara y generaron varias cascadas lávicas y una pequeña plataforma lávica costera —isla baja—, parcialmente sepultada por taludes detríticos, aluviones y arenas eólicas. Pero, sin duda, los flujos lávicos más importantes se derramaron al este y formaron el extenso malpaís de La Corona, una plataforma costera de unos 40 km2, que descansa sobre una amplia superficie de abrasión marina, excavada en el flanco oriental de Famara (Carracedo, et al., 2003: 280) y donde es posible reconocer morfologías pahoehoe, aa y en bloques y todo el cortejo de formas propias de este tipo de lavas (tubos, jameos, canales, túmulos, grietas de resalida, etc.) (fig. 53). En el volcán de La Corona se pueden definir dos grandes fases eruptivas: la primera formó el cono y los campos de piroclastos y la segunda las emisiones de lava. En el conjunto del malpaís es posible reconocer tres unidades lávicas: la más antigua 75 procede de las fisuras basales, es pahoehoe y es la que formó el tubo volcánico; la segunda del desbordamiento del cráter, mientras que las más recientes fluyen del cráter principal, son aa y cubrieron una mayor superficie (Carracedo, et al., 2003: 279). Los retoques erosivos del volcán son mínimos y están relacionados con la acción la dinámica de vertiente, los procesos torrenciales, eólicos y marinos, pero sobre todo la acción del hombre. 76 Fig. 52. Modelo Lidar del Volcán de La Corona. Fuente: Grafcan. Fig. 53. Croquis morfológico de La Corona. Fuente: Luis y Quirantes, 1984. Acantilados y paleoacantilados en macizos antiguos La forma de modelado más representativa del litoral de Lanzarote son los acantilados, ya que suponen el 74% de los 213 km de su perímetro, mientras que el resto son playas (16%), costa baja (1%) y obras artificiales (9%). La disposición en su costa de construcciones volcánicas de distinta cronología, envergadura, extensión superficial y constitución interna da lugar a escarpes marinos de fisonomía específica, al diferir en altura, perfil, grado de funcionalidad y morfología de detalle (Yanes, 2006; Yanes y Beltrán 2009). Su remodelación por dinámica marina y subaérea, y por procesos ligados a cambios ambientales cuaternarios permite identificar, por un lado, cantiles de continuidad espacial y magnitud apreciables, como son los vinculados a los macizos antiguos. Son paredes rocosas que unen a su gran altura, de hasta 500 metros, una marcada inclinación y funcionalidad en amplios tramos de su desarrollo. Por otro lado, escarpes de dimensión más modesta, al tener entre 5 y 100-150 metros de desnivel, y extensión en muchos casos puntual. Derivan de la denudación de estructuras simples, como coladas, conos de piroclastos e hidromagmáticos, en los que las olas forman y ensanchan de manera progresiva grutas, muescas basales y arcos naturales, evidenciando su carácter activo. Esta diversidad formal es acrecentada por la presencia de depósitos de vertiente y barranco, cuyo tramo final presenta, con frecuencia, un fuerte acantilamiento (fig. 54). 77 Fig. 54. Tipos de acantilados en Lanzarote: A) en macizo antiguo (Famara, autor: E. Ferreras, 2006); B) en cono hidromagmático (El Golfo, autor: J. Dóniz, 2011); C) en coladas (Los Hervideros, autor: J.L. Sánchez, 2005) y D) en depósito fluviotorrencial (La Santa, autor: A. Yanes, 2004). En este contexto, el acantilado de Famara, en el noroeste de la isla, presenta una gran espectacularidad, hasta el punto de ser el más destacado de Lanzarote y uno de los más sobresalientes de Canarias. Y lo es por tratarse de un escarpe de trazado rectilíneo de NE a SO, con una longitud de 22 km y una altura media entre 300 y 500 metros, por lo que entra en la categoría de megaacantilado (Yanes, 2004). A ello se suma su constitución por coladas de entre dos y cuatro metros de potencia, aunque llegan a los veinte en su cima. Entre ellas se intercalan niveles y conos de piroclastos, paleosuelos y acúmulos torrenciales y dunares (Romero, 2003) (fig. 55). 78 Fig. 55. Acantilado de Famara de perfil compuesto e importante dinámica de vertiente (Autor: J. Dóniz, 2011) El interés de este gran escarpe radica, además, en las variaciones de su perfil, funcionalidad y morfología. Así, su parte central (Los Mariscales-Punta del Lomo Banco) corresponde a un cantil activo vertical, cuya base jalonan estrechas superficies de arrasamiento. En los extremos norte (Punta del Lomo Banco-Los Fariones) y sur (Los Mariscales-Morro del Hueso), es fosilizado por abanicos detríticos potentes y de continuidad lateral notable, que arrancan a 300 metros de altura y mueren en la costa. Tales abanicos son acúmulos de gravedad y torrenciales y coluviales, que pertenecen al menos a dos generaciones diferentes. La más antigua está recubierta por costras de caliche y recortada por incisiones de las que surgen los conos de deyección recientes (fig. 56). En su frente, el mar labra pequeños acantilados estabilizados por playas. De ahí que su perfil sea de tipo slope-over-wall o compuesto, al contar con un tramo inferior cóncavo (≤ 30°) y uno superior vertical (70-90°) (Yanes, 2004). La inactividad se debe también a la presencia, por un lado, de antiguas superficies de abrasión. Enmascaradas en parte por abanicos detríticos, resultan del fuerte retroceso del macizo de Famara. Y, por otro, de plataformas lávicas recientes, al reanudarse la actividad eruptiva en el dorso de dicho macizo. Su formación responde al derrame de coladas de los de Chimia, San Rafael, Guanapay y, en menor media, Los Helechos, La Quemada y La Corona por el frente de este escarpe. asimismo grandes deslizamientos gravitacionales (Canals et al.; 2000 y Carracedo et al., 2009) y una activa morfogénesis torrencial cuaternaria, coincidiendo con lluvias breves y violentas. Ésta desalojaría un notable volumen de material de acarreo que, en diversos enclaves de este litoral, se solapan a formas dunares hoy consolidadas (fig. 57). Ello evidencia la simultaneidad de procesos de vertiente y eolizaciones ligadas a un nivel marino diferente al actual (Yanes, 2004). 79 Fig. 56. Abanicos detríticos incididos. Risco de Famara (Autor: C. Romero, 2011). La dinámica marina es un factor destacado de la configuración del cantil de Famara. Lo ponen de manifiesto barrancos colgados como el Gusa, cuyo nivel de base se localizaría a unos 4 km al NO de la costa actual (Romero, 2003). En su génesis y evolución intervienen Fig. 57. Imbricación de masas de derrubios y dunas cementadas en el sector meridional del acantilado de Famara (Autor: A. Yanes, 2004) Tubos volcánicos y recursos turísticos. Cueva de los Verdes y Jameos del Agua 80 Los tubos volcánicos son morfologías cilíndricas asociadas a erupciones efusivas de tipo fisural o estromboliano, de magmas básicos y ultrabásicos (basanitas y basaltos), que pueden tener diámetros que van desde centímetros a metros y longitudes que oscilan entre metros y kilómetros. En nuestro caso, el tubo del volcán de La Corona es el más espectacular de Canarias y uno de los más importantes a nivel mundial, ya que se extiende desde el cono hasta la orilla del mar, con una longitud de 6,1 km subaéreos (fig. 58 A y B), muestra diámetros que alcanzan los 25 m en tramos de los Jameos del Agua y Cueva de Los Verdes (fig. 58 C), presenta 1,6 km de longitud bajo el mar (fig. 58 D), y se han contabilizado unos 22 jameos (desplomes del techo) en su recorrido. Fig. 58. A) Trazado del tubo volcánico del volcán de La Corona, 6,1 km, B) Corte geológico del volcán, C) Corte vertical y secciones de la Cueva de los Verdes (762 m), y D) Corte vertical del Túnel de la Atlántida submarino (800 m) (tomados de Bravo, 1964, Carracedo, 1984, y Díez, 1992). A B C D En Lanzarote se han estudiado 13 tubos volcánicos (Hernández et al., 1998), entre los que destacan las cuevas de Los Naturalistas (1.640 m de longitud), de Las Breñas (950 m) y del Covón (300 m). Las principales características geológicas y reológicas de los magmas efusivos que pueden formar grandes tubos son: bajos contenidos en sílice (<45 a 52% SiO2), por lo tanto bajas tasas de polimerización Si-O, viscosidad y proporción de volátiles (<1% de H2O). Por otro lado, estos líquidos magmáticos son densos, pues son ricos en MgO, FeO y CaO, y sus temperaturas de emisión oscilan entre 1.300 y 1.200°C. En conclusión son erupciones de magmas calientes, muy fluidos, por lo tanto sus flujos alcanzan longitudes de kilómetros y muestran baja explosividad. La formación de grandes tubos volcánicos está relacionada, casi siempre, con el encauzamiento de la lava por un valle, donde los magmas emitidos pierden calor en contacto con las laderas y el fondo rocoso, y con la atmósfera, por lo que se forma una costra rocosa. Ésta da lugar a un túnel que aísla al magma del exterior (flujo en condiciones adiabáticas, sin pérdida de calor), por lo que puede seguir fluyendo mientras dura la erupción. Al parar el flujo, el tubo se vacía, quedando las paredes solidificadas. Este proceso genético se puede reproducir a lo largo del tiempo y por lo tanto generar varios túneles en distintos niveles. Con el paso del tiempo, los techos pueden colapsar y formar ventanas que se denominan localmente jameos. Estos flujos lávicos no producen erosión mecánica en el substrato preexistente, puesto que son fluidos Bingham. Por otro lado, la erosión térmica de estos flujos es insignificante y sólo crean bordes centimétricos de metamorfismo en los extremos. Las coladas que originaron el tubo del volcán de La Corona se emitieron hacia el SE del cono hace 21.000 años, y se encauzaron por un paleovalle conformado al oeste por coladas basaníticas del volcán de Los Helechos y al este por lavas basálticas del La Quemada, ambos datados en 91.000 años BP (Carracedo et al., 2003). Las primeras coladas, que forman el techo y los muros del tubo, son basálticas y se apoyan sobre materiales basaníticos meteorizados de Los Helechos y piroclastos precoces del volcán La Corona. Los flujos que circularon por el interior fueron lavas basálticas subalcalinas (Carracedo et al., 2003). 81 Aprovechamiento turístico El túnel volcánico de La Corona constituye un recurso turístico notable que no sólo alberga Los Jameos del Agua, sino también la Cueva de los Verdes, además de otras menos conocidas y de momento no visitables, como la Cueva de Las Palomas o la de Los Lagos. 82 En 1964 se habilitó la Cueva de Los Verdes para su aprovechamiento turístico, proveyendo las visitas a través de sus galerías mediante una intervención mínima de acceso e iluminación. En 1966 se inauguraron los Jameos del Agua, diseño de César Manrique y su entusiasta grupo de colaboradores. A partir del jameo natural del tubo volcánico, Manrique aprovechó la presencia del lago interior para modelar en torno a él un espacio único al que se accede despacio, mediante una escalera circular que va desvelando al visitante poco a poco el tesoro que acoge. Pero lo más espectacular se reserva para el denominado Jameo Grande, al que se llega tras atravesar el lago suspendido de una pasarela que lleva al espectacular auditorio que se diseñó aprovechando el interior de la gruta volcánica y donde asistir a una audición constituye una experiencia única, el epílogo perfecto del recorrido por el interior del volcán. Jameos acoge en torno a 600.000 visitantes anuales, lo que lo convierte en el segundo recurso natural más visitado de la isla, por detrás únicamente del Parque Nacional. Se calcula que genera unos ingresos cercanos a los cinco millones de euros, sólo en concepto de entrada, sin contar los beneficios de sus instalaciones de restauración. Pero el uso turístico de este recurso también acarrea problemas. El elevado número de visitantes ocasiona una indudable presión sobre este frágil ecosistema troglobio. Desde 2002 está prohibido arrojar al lago monedas o cualquier otro objeto, pues su descomposición estaba contaminando las aguas y afectando a su fauna, el “jameito” (Munidopsis polymorpha), el pequeño cangrejo ciego que, con no más de un centímetro, constituye un endemismo único. En 2008 el CSIC instaló medidores de temperatura del agua en los lagos de Jameos con el fin de realizar un seguimiento a las condiciones térmicas de las mismas y mantener en lo posible el sistema estabilizado. En lo anecdótico, Jameos tiene una particular relación con los premios “turísticos”. El primer “Guanche de Oro”, galardón que distinguía a personas, entidades o empresas por su participación en aras del desarrollo del turismo en Canarias, fue a parar a manos del Cabildo de Lanzarote en 1966, a quien se le hace entrega “por la magnífica tarea de revalorización turística llevada (sic) a lo largo del año, con obras tan meritorias como instalación de luz y sonido en la Cueva de los Verdes y las llevadas a cabo en el Jameos del Agua, fabulosa sala de fiestas única en el mundo, que gracias a los cuidados y celo desplegados por dicha corporación fueron sometidas a trabajos de embellecimiento y decoración.” (Rev. Costa Canaria, 30/09/1966, p. 21). La peana del premio, una figurita obra de orfebres cordobeses, recreación de los guanches según la descripción hecha por Torriani a finales del siglo XV, consistió en una hermosa piedra obtenida en los propios Jameos. Procesos, formas y materiales en litorales volcánicos Procesos y formas litorales La costa de islas volcánicas, como Canarias, goza de entidad propia, pues su historia geológica resulta, en lo esencial, de la combinación de lavas y mar. Su interferencia explica la cambiante configuración de un litoral en el que se emplazan centros de emisión y al que llegan coladas de muy distinta edad y naturaleza, remodelando su morfología. 83 Fig. 59. Adelantamiento de la costa noreste de Lanzarote por actividad volcánica reciente. Vista desde el volcán de La Corona. Las muestras de tal interferencia son numerosas en el perímetro de Lanzarote, si bien resaltan cuando convergen, en el mismo tramo costero, estructuras volcánicas antiguas y recientes. Así sucede, por ejemplo, en el litoral entre Arrieta y Órzola, en el noreste de la isla, al ser remodelado por las lavas de los volcanes de Los Helechos (92.000±2.000 años), La Quemada y La Corona (21.000±6.500 años) (Carracedo et al., 2003). Las mismas crean un nuevo frente marino y rejuvenecen el entorno próximo. En efecto, en su avance hacia la costa, fosilizan el acantilado de unos 200 metros de altura, existente en el flanco oriental del macizo de Famara y la superficie de abrasión extendida a su pie (Carracedo et al., 2003). El resultado es la aparición de una plataforma lávica estructural; una isla baja, según denominación popular en Canarias (Yanes et al., 1988), de unos 40 km2, que se adentra en el mar unos 3 km; el litoral inicial queda, así, retranqueado (fig. 59). 84 Este mecanismo de crecimiento de los territorios volcánicos insulares modifica de forma sustancial el modelado, pues mientras el escarpe fosilizado evoluciona sólo por dinámica de vertiente, la plataforma lávica lo hace por erosión marina (Yanes et al., 1988 y Yanes, 2006). El frente de esa plataforma es, por lo común, recortado e irregular. Está abierto y expuesto a los alisios, cuya constancia hace que el mar de viento del N-NE sea lo habitual. Las olas tienen entre uno y dos metros de altura, si bien en ocasiones rebasan los cuatro metros. Así ocurre cuando Lanzarote es alcanzada por un mar de fondo del NO muy desarrollado, siendo máxima su frecuencia en invierno. En cualquier caso, la litología y la estructura condicionan la labor de las olas. Su efectividad es apreciable considerando el predominio en este litoral de coladas ásperas y rugosas como las aa. La naturaleza escoriácea de su base y techo favorece la erosión, sobre todo si las coladas se superponen. La denudación progresa, entonces, a partir de las fisuras y grietas que marcan el contacto entre unas y otras (Yanes, 2006). La combinación de estos factores está en el origen de un litoral de fisonomía específica, ya que se trata de una costa rocosa baja (fig. 60). El escarpamiento del borde del malpaís de Los Helechos, La Corona y La Quemada no es tan notorio como en otros enclaves de la isla. Ello es comprensible si se tiene en cuenta, por un lado, que sus cantiles son modestos, aunque su altura varía según la potencia y el número de las coladas apiladas; y, por otro lado, que las superficies de abrasión están muy presentes en este ámbito. La acción mecánica del oleaje labra, en las coladas de este malpaís, plataformas horizontales o de muy suave inclinación hacia el mar, que suelen ser intermareales y, en menor medida, de marea alta. Más allá de los resaltes topográficos que las olas crean en la estructura de las coladas, estas superficies muestran una morfología de detalle rica y variada (fig. 61). Destaca la profusión de charcas, cubetas y marmitas de gigante, formadas a expensas de las digitaciones que resultan del enfriamiento de las lavas, una vez que las olas eliminan, en gran medida, su nivel escoriáceo superficial (Yanes, 2006). Fig. 60. Costa rocosa baja formada por coladas basálticas recientes. Punta Mujeres, NE de Lanzarote. Fuente: Google Panoramio. En algunos puntos de este litoral, las superficies de abrasión están recubiertas en parte por areniscas claras y conglomerados con fósiles marinos litorales o beachrocks, correspondientes a una playa cuya berma alcanza los 3 m.s.n.m. (fig. 62). La datación por radiocarbono de dichos fósiles apunta un ascenso marino a continuación del máximo térmico holoceno, probablemente entre 4.000 y 6.000 años. Hay además una segunda oscilación de menos de 2.000 años, cuyos restos se relacionan con el relleno de cubetas abiertas en los depósitos marinos anteriores (Carracedo et al., 2003:298). Fig. 61. Incidencia del sustrato en la fisonomía de las plataformas de abrasión. Punta Mujeres (NE de Lanzarote). Fig. 62. Beachrock modelado en cavidades y depresiones ovaladas y festoneadas. Costa de Los Jameos del Agua (NE de Lanzarote). Autor: J. Mangas, 2003. 85 Materiales en el entorno de costa de Usuaje En el entorno de la costa rocosa de Usuaje, cerca de los Jameos del Agua, se observa una plataforma de abrasión marina con materiales volcánicos procedentes de la erupción del volcán de La Corona, y algunas rocas sedimentarias del interglaciar actual y sedimentos marinos actuales. 86 En referencia a los afloramientos de rocas volcánicas, se observan varias coladas del tipo pahohoe (lisas), asociadas a la Etapa Corona 1, definida por Carracedo et al. (2003), que generó el tubo volcánico del volcán de La Corona y que ha sido datado por el método K/Ar en 20.000 ±7.400 años BP. Durante esta primera etapa se emiten varios flujos basálticos que varían en composición geoquímica, siendo basaltos alcalinos al principio, cuando se forma el tubo volcánico, y por éste circularan flujos de basaltos subalcalinos (pobres en álcalis). Estas coladas presentan diferente grado de vesicularidad, a veces muestran texturas porfídicas con fenocristales de olivino y plagioclasa, y otras veces son más vítreas (afaníticas). La potencia de los flujos volcánicos es inferior al metro y es frecuente observar texturas cordadas y en tripas (fig. 63). MIS Fig. 63. Afloramientos costeros de coladas del volcán de La Corona con formas lisas y texturas cordadas (A y B), y rocas sedimentarias y sedimentos costeros actuales. Sobre estas coladas aparecen niveles de calcarenitas y calciruditas conteniendo algunos fragmentos de gasterópodos del género Patella sp. y que han sido datadas por C14 por Zazo et al. (2002) en 5.265±130 años BP, por lo que corresponde con el nivel isotópico marino IOS 1 del Interglaciar actual (fig. 64). Las calciruditas contienen gravillas, gravas y cantos redondeados de basaltos de las coladas cercanas y restos de moluscos marinos, cementados por una matriz arenosa bioclástica (restos de fauna y flora marina) y cemento esparítico alrededor de los granos (carbonato cálcico). Estas rocas sedimentarias se presentan, en uno o varios niveles de potencias centimétricas, con buzamiento hacia el mar de menos de 10° y son niveles de playa cementados (beachrocks). A lo largo de la costa y en dirección sur, se observan pequeñas calas donde afloran calcirudidas y en otras ocasiones calcarenitas, lo que nos indica distintas condiciones energéticas de formación. Sobre las rocas volcánicas y sedimentarias aparece una berma con cantos de basaltos muy redondeados y en pequeñas zonas intermareales y supramareales hay cierta acumulación dispersa de arena bioclástica que origina microsistemas playa-duna. 87 Fig. 64. Aspectos de afloramientos de calcarenitas (A) y calciruditas (B) del beachrock del interglaciar actual MIS 1, junto con cantos redondeados y arenas sueltas actuales. La colonización vegetal en malpaíses Las coladas de lavas recientes presentan diferentes estadíos de colonización. Ésta depende de varios factores: el ambiente climático, las variaciones microclimáticas, la aportación de suelo alóctono, el tipo de sustrato, la salinidad, la proximidad a terrenos antiguos y la edad de los materiales (González-Mancebo et al., 1996; Beltrán, 2000). 88 tanto, facilitan la retención de finos y nutrientes (Beltrán y Dóniz, 2009: 32). En el caso concreto de Lanzarote, se pueden diferenciar dos tipos de hábitats de coladas (fig. 65) en función del ambiente climático (Beltrán y Dóniz, 2009): territorios volcánicos recientes en ambiente climático cálido con precipitaciones anuales inferiores a 350 l/m2 (Timanfaya, malpaís de La Corona y archipiélago Chinijo) y territorios volcánicos recientes en ambiente climático templadocálido con precipitaciones anuales entre 200 y 600 l/m2 (parte superior del volcán de La Corona). El sustrato es muy importante, ya que las coladas de lava presentan mejores posibilidades para la colonización vegetal que los piroclastos. Esto se debe al carácter móvil de estos últimos. A su vez, dentro de las coladas, las lavas pahoehoe son más aptas que las aa para el asentamiento de las plantas, debido a que son más continuas y, por lo Fig. 65. Distribución de las coladas de lava y mantos de piroclastos más recientes en Lanzarote. La colonización vegetal de las lavas tiene diferentes fases (González-Mancebo et al., 1996; fig. 66). En el estadio 1, con ausencia de suelo, las únicas especies son líquenes, briófitos y algas. La colonización de las lavas de las zonas áridas, marcadas por la insolación y las bajas precipitaciones, comienza con especies de líquenes pioneras, generalmente con talo crustáceo y reproducción sexual. Entre ellos están Dimelaea radiata, Diploicia canescens, Diploicia subcanescens y varias especies del género Caloplaca (González-Macebo et al., 1996: 211). Después del dominio de líquenes crustáceos se pasa a la etapa dominada por Ramalinetum bourgaeanae. En las zonas más húmedas, por encima de los 300 m., la colonización vegetal la encabeza Sterocaulon vesuvianum (González-Macebo et al., 1996: 106). Cuando hay suelo en grietas y oquedades (estadio 2), aparecen las primeras plantas vasculares, destacando los helechos. Las primeras plantas fanerógamas en las coladas pahoehoe son terófitos autóctonos, mientras que en las lavas aa son fanerófitos que presentan adaptaciones rupícolas (González-Mancebo et al., 1996; Beltrán y Dóniz, 2009). En Lanzarote, los mejores ejemplos de coladas en los primeros estadíos de colonización vegetal se encuentran en el Parque Nacional de Timanfaya. Por el contrario, en el malpaís de La Corona se pueden apreciar coladas con un estado sucesional muy avanzado, presentando una vegetación de tabaibal dulce (Euphorbia balsamífera). Tiempo aa pahoehoe Dominancia de plantas no vasculares Dominancia de plantas no vasculares Dominancia de plantas no vasculares Primeras plantas vasculares (abundancia de terófitos) Plantas vasculares Terófitos perennes Dominancia de plantas no vasculares Primeras plantas vasculares (abundancia de helechos) Fig. 66. Etapas de la colonización vegetal en coladas de lava aa y pahoehoe. Fuente: GonzálezMancebo et al., 1996: 255. Dominancia de plantas no vasculares Abundancia de terófitos Primeras fanerógamas perennes Plantas vasculares Perennes Plantas vasculares anuales Fanerófitos Dominancia de plantas no vasculares Abundancia de helechos y fanerófitos Dominancia de plantas no vasculares Primeros fanerófitos Dominancia de plantas no vasculares Abundancia de fanerófitos y terófitos Dominancia de plantas no vasculares 89 El paisaje de la cochinilla. Las vegas de Mala y Guatiza La cochinilla en realidad no es un cultivo, pues lo que de verdad se planta es la tunera (Opuntia maxima). Es en ésta donde se inserta el parásito de la cochinilla (Dactylopius coccus, antes, nopaleacocielifera), del cual se obtiene la materia prima para elaborar los colorantes de color púrpura. Éste tiene diversas aplicaciones: en alimentación como colorante; en la industria textil para teñir las telas; en la cosmética para elaborar las pinturas de labios, etc. El insecto se adhiere a las pencas de la tunera y tarda en procrear unos cuatro meses, mientras tanto está viviendo del jugo de la tunera. Una vez la hembra del insecto ha alcanzado el volumen y peso suficiente, se recoge con una cucharilla para proceder a su secado y descascarillado, finalmente se separa la bolsa de sangre que es de donde se obtiene el tinte. La cochinilla posee un aguijón que es el que le permite clavarse a la tunera y a través de éste se obtiene el jugo del nopal (figs 67 y 68). 90 Fig. 67. Cochinilla y nopal. Fig. 68. Recogiendo cochinilla La plantación de los nopales se realiza en invierno, para que alcancen mayor vigor con la humedad y las lluvias. Se colocan en hileras, dejando una separación de dos metros entre fila y fila, el espacio justo para poder operar en la recogida. Los suelos deben ser de baja calidad o calidad media, para que las pencas no se vigoricen mucho e impidan que la cochinilla se desarrolle bien. La recolección se realiza a mano y es un trabajo muy fatigoso que se realiza bajo condiciones duras. La introducción de este cultivo se llevó a cabo a lo largo del siglo XIX a partir de “madres” traídas desde Latinoamérica. El mayor auge de la cochinilla se produjo a finales del siglo XIX, momento en el que se alcanzaron las mejores producciones, pero también los más altos precios en el mercado. Hoy día constituye un cultivo testimonial de otra época, sólo presente en localizaciones muy concretas y, sobre todo, en las localidades de Mala y Guatiza. En efecto, las vegas de Mala (fig. 69) y Guatiza representan los últimos reductos del paisaje de la cochinilla en la Unión Europea, lo que les otorga una gran singularidad. Prácticamente desaparecido hoy en Canarias, este paisaje se ha conservado en Lanzarote gracias a una arraigada tradición familiar. Los cultivos se localizan tanto en las zonas más llanas, sobre depósitos aluviales, como en otras levemente onduladas que se corresponden con las coladas lávicas. Para acondicionar las parcelas se utiliza la técnica agrícola del enarenado (Díaz y Jiménez, 1990). Un elemento muy significativo de este paisaje es el sistema de muros de piedra volcánica con el que se delimitan parcelas y caminos. Incluso, cuando se abandona el cultivo (fig. 70), su permanencia junto al matorral colonizador de aulagas (Launaea arborescens) imprime una enorme singularidad. Un informe encargado por la Fundación César Manrique (Ruiz et al., 2001) pone de manifiesto el alto valor natural y cultural de la vega de Mala-Guatiza y su entorno. El 86,4% del territorio presenta interés para la conservación (Tavío et al., 2002a). Una buena parte de ese valor se deriva precisamente de la intervención humana. Casi el 68% de la superficie tiene un alto valor paisajístico, y el 54% de la superficie de la vega presenta valor cultural alto. Las prácticas agrícolas tradicionales han originado un paisaje cultural dotado, además, de una gran belleza estética (Tavío et al., 2002b). 91 92 Fig. 69. Cultivos de cochinilla en la vega de Mala. Fig. 70. Muros de piedra y colonización de aulagas en los cultivos de cochinilla abandonados en el entorno de Mala. (Foto: Feliciano Tavío Álvarez). VIERNES 20. FAMARA Y LA GERIA 93 Redes de drenaje 94 Aunque pareciera que las estructuras volcánicas directas son lo esencial del relieve de Lanzarote, su configuración no puede entenderse sin el concurso de las formas de modelado, entre las que destacan las incisiones torrenciales. La morfología lanzaroteña también es producto de los barrancos que la surcan; cauces de desarrollo variable y funcionamiento esporádico pero muy torrencial, en relación con lluvias mediocres y en extremo irregulares. La hidrología insular se manifiesta a través de un total de 1.262 cauces, que dibujan redes de drenaje de muy desigual jerarquía. Las mismas conforman 140 cuencas de dimensiones y rasgos contrastados, en función de los caracteres que concurren en las estructuras en las que se insertan. De ahí la identificación de modalidades de organización de la escorrentía según se trate de macizos antiguos o cadenas volcánicas (Romero, 2003). Famara y Los Ajaches son las morfoestructuras que concentran el mayor número de cuencas, siendo, además, las de mayor tamaño, orden y densidad de drenaje, en respuesta a la edad miopliocena de sus materiales y a la intensa erosión sufrida antes de la reactivación eruptiva plio-pleistocena. Como señala Romero (2003), la linealidad de ambos macizos hace que cuencas y redes adopten una disposición paralela a partir de una divisoria principal. Desde la misma, las aguas vierten sobre todo hacia el este, ante el obstáculo que suponen el acantilado de Famara y El Rubicón en Los Ajaches. Las cuencas de estos macizos son, por lo común, alargadas y suelen alcanzar el orden 4. Su extensión media es de 3-5 km2 (68%), al tiempo que la densidad de drenaje es de 3 a 5 cauces/ km2. Los valles en U, como el de Temisas (fig. 71), son el tipo morfológico más representativo. Fig. 71. Amplitud y suavidad topográfica propias de los valles en U. Barranco de Temisas (norte de Lanzarote). Autor: E. Ferreras. Se trata de barrancos de hasta 300 metros de desnivel, que se definen por su cabecera polilobulada, fondo recorrido por ramblas de amplio perfil longitudinal y transversal y vertientes alomadas. De ellas parten importantes masas detríticas, origen de conos torrenciales de diferentes edades. No son desconocidos, sin embargo, los valles largos, estrechos y encajados, si la potencia de las coladas es notable (Los Dises y Tenegüime). Asimismo, también los hay que han sido transformados en cuencas endorreicas, como el de Femés (Los Ajaches), al emplazarse los volcanes cuaternarios de Caldera Riscada y Gritana en sus tramos medio/bajo (Romero, 2003). Por último, allí donde aparecen materiales recientes, no existe drenaje concentrado o es éste muy incipiente. Ocurre en el 40% y 33% de Famara y Los Ajaches, respectivamente. Las cadenas volcánicas del área central de la isla sólo disponen de un 13% de su territorio con drenaje organizado. Y lo está por cuencas de orden 1 y 2 inferiores a 2 km2, que avenan barrancos pequeños, de cabecera poco definida y mínimo encajamiento, por lo que apenas cuentan con depósitos detríticos. La combinación de productos volcánicos recientes e históricos, la acumulación de arenas y una muy escasa pendiente general determinan el predominio de las áreas arreicas y endorreicas (fig. 72). Las primeras son superficies extensas carentes de escorrentía, pues la porosidad del sustrato favorece la infiltración. Las segundas son pequeñas cubetas emplazadas en los pasillos que se conforman entre los conos volcánicos. En su interior se pueden concentrar las aguas, surgiendo una red hídrica primitiva. Es el caso de La Geria, donde las incisiones de los volcanes próximos escurren hacia el este, perdiéndose bajo las lavas del S. XVIII. Muchas de estas depresiones intervolcánicas tienen suelos profundos y fértiles. De ahí su denominación local de vega (Romero, 2003). Fig. 72. Ausencia de escorrentía concentrada. A) Malpaís en torno a Caldera Blanca (Autor: J. Dóniz, 2011); B) Vega de Tiagua (Teguise). Fuente: Google Panoramio. 95 Usos tradicionales en los barrancos 96 El barranco de Temisas (Haría), tiene su cabecera polilobulada en la parte oriental del Macizo de Famara-Guatifay y desemboca en la zona de Arrieta, conformando una llanura aluvial y una playa de callaos y arenas del propio barranco (fig. 73). Se trata del clásico barranco en forma de “U” originado por la acumulación de glacis y sedimentos cuaternarios en su lecho. Este barranco, al igual que otros muchos de la isla, ha tenido un intenso aprovechamiento agrícola y para ello ha sido necesario que el hombre interviniera de forma decidida cambiando su fisonomía y paisaje. Fig. 73. Barranco de Temisas, al norte de Lanzarote. Entre las principales obras de infraestructura hidráulicas que encontramos en este barranco están las dos galerías que hay en la zona de la cabecera, el lugar conocido como Chafarí (fig. 74), que precisamente en portugués significa fuente. Estas galerías del Chafarí son de factura posterior a las de Famara, y se horadaron debido a la existencia de fuentes en el lugar. Tienen una perforación inferior a la de Famara y sus aguas vierten a un estanque que en estos momentos se encuentra abandonado, tanto el depósito como las galerías. Tanto las de Chafarí, como las de Famara, se realizaron junto a almagres y están perforadas en basaltos antiguos. Fig. 74. Galería de Chafarí. Los sistemas de cultivos principales que encontramos en los barrancos son los siguientes: 1.- El cultivo sobre suelo natural para cereales y leguminosas destinadas al mercado interior o bien, en años de abundancia, a la exportación (Península, Madeira y Azores). 2.- El cultivo en gavias y nateros (fig. 75). Son terrenos delimitados por un caballón de tierra y piedra en el caso de las gavias y un murete de piedras en el sentido trasversal de la corriente de agua en el barranquillo, en el caso del natero. Su finalidad es recoger el agua de lluvia y facilitar la infiltración, formando al mismo tiempo una espesa capa de suelo limoso de alta fertilidad. Muy rara vez se construyen nuevos y los existentes se están perdiendo. 97 Fig. 75. Natero en el valle de Temisas. 3.- Los arenados artificiales (fig. 76) consisten en aplicar la técnica del arenado natural en lugares de suelo vegetal, en terrenos que el hombre mejora, añadiendo estiércol y el polvillo para separar el abono del picón. Se encuentran por toda la isla. 4.- Los traveseros (fig. 77), beberos y cadenas, son construcciones perpendiculares a la pendiente del barranco para frenar la escorrentía, en ellas se suelen plantar cereales y leguminosas, también algunos frutales como almendros e higueras. Fig. 76. Arenado artificial en Temisas. 98 Fig. 77. Traveseros en Temisas. Los beneficios del picón en el cultivo son de índole diversa. En primer lugar cabe citar el carácter higroscópico del lapilli, es decir, que es capaz de captar humedad directamente del medio a pesar de no haber llovido en mucho tiempo. Otro de los efectos beneficiosos es que evita la evaporación, ya que esta capa de rofe aísla el suelo del ambiente impidiendo que la humedad se escape por evaporación hacia la atmósfera. Esta causa, junto con la anterior, facilita el cultivo en la zona de productos que, por condiciones climáticas, no le corresponden, pues son más propios de climas mediterráneos y no subdesérticos como es el de Lanzarote. Un tercer efecto beneficioso es el denominado mulching, que consiste en que la capa de picón hace de colchón aislante para la temperatura, es decir, es capaz durante el día de captar la radiación solar y elevar la temperatura del suelo, sin embargo por la noche no pierde la radiación terrestre y así el suelo se mantiene a una temperatura siempre por encima de la ambiental. Al aumento de la temperatura del suelo contribuye también el hecho de que el color negro del picón absorbe la radiación solar, y al tener un albedo muy bajo apenas refleja los rayos solares. Por último, la capa de lapillis impide, o por lo menos reduce, que se produzca escorrentía superficial, pues si bien es verdad que en Lanzarote llueve muy poco, cuando lo hace suele ser de forma torrencial, con chubascos de gran intensidad horaria, lo que propicia la pérdida de suelo si éste no está a salvo gracias a una cubierta vegetal, casi inexistente, o por un manto protector de lapilli. Toda esta serie de razones son las que explican en última instancia el milagro de la vida y de la agricultura en Lanzarote. Estructura y desmantelamiento del macizo de Famara El macizo de Famara es una construcción volcánica tabular. De edad miopliocena, es fruto de la sucesión de múltiples eventos eruptivos, separados por amplios períodos de inactividad, que dotan al modelado de indudable importancia. Es así un edificio complejo y poligénico (Dóniz et al., 2002; Romero, 2003). estratigráfica el volcanismo pliopleistoceno, que genera más de una veintena de centros eruptivos con sus correspondientes derrames lávicos (Atalaya de Haría, La Corona-Los Helechos, Montaña Temeje o Volcán de Guanapay) (Dóniz et al., 2002). Su estructura está conformada por el apilamiento y yuxtaposición de capas lávicas subhorizontales y de ligera inclinación hacia el este y sureste. Son de naturaleza exclusivamente basáltica, escasa potencia y largo recorrido, consecuencia de la baja explosividad y carácter fisural de las erupciones. Estos hechos determinan el escaso porcentaje de productos de proyección aérea que se intercalan entre las coladas y la presencia de los diques que las intruyen (fig. 78). La mayor parte de los materiales del macizo es emitida en una primera fase volcánica, registrada entre hace 10,2 y 8,3 Ma. Sobre los mismos se disponen de modo discordante los pertenecientes a una segunda y tercera fase, con edades que oscilan entre 6,6 y 5,3 Ma. y entre 3,9 y 3,8 Ma., respectivamente (Dóniz et al., 2002; Romero, 2003). Sucede a esta secuencia crono- 99 Fig. 78. Superposición de coladas y piroclastos que arman el macizo volcánico antiguo de Famara (Autor: C. Romero, 2003). La evolución de Famara está marcada por un intenso desmantelamiento. Éste podría vincularse en parte a grandes deslizamientos, propiciados por las tensiones que suponen los múltiples episodios eruptivos que edifican el macizo y la inyección de diques (Canals et al., 2000 y Carracedo et al., 2009). Con todo, su fisonomía actual obedece a una prolongada erosión, de la que son muestras el acantilado de su flanco oeste y las formas de incisión y excavación que accidentan su relieve, aspectos a los que se hace referencia en otros apartados de esta guía. 100 La acumulación de sedimentos evidencia, asimismo, la enérgica morfogénesis que denuda el macizo. En unos casos, son amplios depósitos de vertiente, como los adosados a dicho acantilado; en otros, formaciones aluviales integradas por elementos heterométricos, que cubren el fondo de muchos valles (fig. 79). Según Romero (2003), esas formaciones son, en lo esencial, pleistocenas y recientes, pues escasean los depósitos ligados a la apertura de los cursos miopliocenos. Las acusadas pendientes del macizo y una muy vigorosa erosión torrencial los habrían eliminado. Fig. 79. Depósito fluviotorrencial incidido. Barranco del Rincón de La Paja (SO de Famara) (Autor: A. Yanes, 2014). No obstante, allí donde aparecen lo hacen como pequeñas terrazas aisladas, que recortan las ramblas actuales. En algunos barrancos llegan a reconocerse dos niveles de terrazas encajadas, correspondientes a dos etapas de acumulación separadas por otra de marcada incisión (Romero, 2003:118). Es el caso del barranco de La Poceta, en el sector meridional del macizo. La captación de agua de la niebla El interés suscitado por el recurso hídrico obtenido de la captación del agua del mar de nubes en Canarias, tanto por la vegetación como a partir de sistemas artificiales, no ha disminuido desde la primera referencia, en el siglo I, hasta la actualidad (Kämmer, 1974; Hernández, 1998; Marzol, 2003, 2010; Sánchez, 2007). Hoy se puede afirmar que es un recurso muy importante en algunas áreas insulares por su frecuencia, por el volumen de agua colectado y porque su carácter estival suaviza los efectos de un largo período de sequía en las islas. velocidad del viento húmedo y el tamaño de las gotas de la nube). En Lanzarote, en el año 2005 comienzan experiencias de este tipo con el fin de reforestar para reducir la erosión del suelo en un sector del acantilado de Famara. En la figura 82 se compara el volumen de agua medio mensual contabilizado en el norte de Tenerife, en el período de diez 101 El instrumental diseñado en la investigación básica (fig. 80) es el SFC (Standard Fog Collector, Schemenauer y Cereceda, 1994) y el QFC (Quarter Fog Collector, Marzol, 2002) mientras que en la fase aplicada se utilizan diferentes modelos de pantallas o atrapanieblas de tamaños y diseños muy variados (fig. 80). Los requisitos que debe reunir una captación eficiente son de índole geográfico (la altitud del lugar y la distancia a la costa, una topografía de collado que canalice el viento así como pendientes suaves) y atmosférico (la fluctuación altitudinal y el espesor del manto nuboso, la dirección y Fig. 80. El SFC y el QFC son pantallas de 1 m2 y 1/4 m2, forradas con malla de polipropileno, conectadas a estaciones meteorológicas automáticas y colocadas perpendicularmente al viento húmedo dominante, que atrapan las gotas de niebla a su paso por ellas. 1 3 2 4 años, en el sentido vertical (precipitación) y en el horizontal (QFC), distinguiendo el total de agua colectada de la proveniente de sólo de la niebla, siendo ésta alrededor de 6 veces más que la registrada en forma de lluvia. En las distintas fotos de la figura 81 se ilustran diferentes usos del agua colectada de la niebla. La figura 82 refleja gráficamente las cantidades de agua colectadas en Anaga. L/m2 Cantidades de agua colectadas en Anaga, Tenerife (2000-2010) 102 5 Fig. 81. Diferentes usos del agua colectada de la niebla con fines forestales (1 y 2: pantallas de 10 m2 y 12 m2 en Tenerife), agrícolas (3: pantalla de 10 m2 en Tenerife, para el riego de 54 manzanos), en fuentes públicas (4: mallas en Binto, El Hierro) y domésticos (5: modelo utilizado en Valleseco, Gran Canaria, para embotellar agua de la niebla). 800 700 600 500 400 300 200 100 0 E F a: 546 l/m2 M A M B: 3.808 l/m2 J JL A S C: 2.541 l/m2 O N D D: 3.361 l/m2 Fig. 82. a: Lluvia; B: total de agua colectada en el QFC; C: agua sólo de niebla los días con niebla; D: agua sólo de niebla las horas con niebla. Características de la vegetación y endemicidad La altitud que alcanza Lanzarote en el macizo de Famara determina la existencia, en esta unidad, de unas condiciones climáticas más húmedas con respecto a las características áridas predominantes en el resto de la isla. Esto permite la existencia de plantas y comunidades vegetales singulares en el contexto insular, por lo que Famara constituye en sí mismo una isla ecológica dentro del propio marco territorial de Lanzarote. De esta forma, en el 6% del territorio insular que representa Famara se concentra el 75% de la flora endémica de la isla (Marrero, 1991: 198). Esto supone 18 endemismos insulares (4 exclusivos del macizo de Famara), 24 endemismos de las islas orientales, 25 endemismos canarios y 12 macaronésicos (Gobierno de Canarias, 2006; figs. 83 y 84). Insulares Macaronésicos Aeonium lancerottense Andryala glandulosa ssp. varia Allium subhirsutum ssp. obtusitepalum Carlina salicifolia var. inermis Argyranthemum maderense Ceterach aureum Asteriscus intermedius Dactylis smithii ssp. hylodes Atractylis arbuscula ssp. arbuscula* Hypericum grandifolium Convolvulus lopezsocasi * Lavandula pinnata Echium lancerottense Melica canariensis Helianthemum bramwelliorum * Patellifolia procumbens Helianthemum gonzalezferreri * Ranunculus cortusifolius Helichrysum gossypinum Rubia fruticosa Helichrysum monogynum Rumex bucephalophorus ssp canariensis Ononis hebecarpa Wahlenbergia lobelioides Ononis laxiflora var. flexipes Plantago famarae Pulicaria canariensis ssp. lanata Sedum nudum ssp. lancerottense Spergularia fimbriata var. Interclusa Tres tipos de vegetación principales definen el macizo: Thymus origanoides El tabaibal dulce (Odontospermo intermedii-Euphorbietum balsamiferae), el bosque termófilo (Convolvulo lopezsocasi-Oleetum cerasiformis) y la vegetación rupícola (Reichardio famarae-Helichrysetum gossypini y Aeonietum lancerottensis). Fig. 83. Endemismos de insulares y macaronésicos presentes en el macizo de Famara. Fuente: Marrero, 1991 y Gobierno de Canarias, 2006. * Endemismos exclusivos de Famara. Canarios Islas orientales Asparagus arborescens Aeonium balsamiferum Atalanthus pinnatus Aichryson tortuosum 103 Avena canarienses 104 Islas orientales Asparagus purpuriense nesiotes 3,00 ssp. Campylanthus salsoloides Bupleurum handiense Carduus clavulatus Caralluma burchardii Ceballosia fruticosa Echium famarae Convolvulus floridus Ferula lancerottensis Crepis canariensis Helianthemum thymiphyllum Erucastrum canariense Kickxia sagittata Forsskaolea angustifolia Lavatera acerifolia var. hariensis Ifloga spicata ssp. obovata Limonium bourgeaui Kleinia neriifolia Limonium papillatum Melica teneriffae Limonium puberulum Monanthes laxiflora var. microbotrys Lotus lancerottensis Olea cerasiformis Matthiola bolleana Orobanche berthelotii Minuartia platyphylla Pancratium canariense Minuartia webbii Patellifolia webbiana Pulicaria canariensis ssp. canariensis Polycarpaea divaricata Reichardia famarae Reseda lancerotae Rutheopsis herbanica Rhamaus crenulata Satureja varia ssp. rupestris Rumex lunaria Senecio bollei Salsola marujae Sideritis pumila Scilla haemorrhoidalis Volutaria bollei Sonchus bourgeaui var. imbricatus Fig. 84. Endemismos canarios y de las islas orientales presentes en el macizo de Famara. Fuente: Marrero, 1991 y Gobierno de Canarias, 2006. 2,50 2,00 Nº de especies por Km2 Canarios 1,50 1,00 0,50 0,00 Canarias El Hierro La Palma La Gomera Tenerife Gran Canaria Fuerteventura Lanzarote Famara Fig. 85. Endemismos por km2 del macizo de Famara con respecto a las islas Canarias. Fuente de los datos: Arechavaleta et al., 2010 y Gobierno de Canarias, 2006. Como se puede observar en la figura 85, el macizo de Famara presenta un número de endemismos por km2 muy superior a las islas que componen el archipiélago, concentrando la mayor parte de las especies endémicas existentes en la isla de Lanzarote (fig. 86). Asteriscus intermedius Helichrysum monogynum Aeonium lancerottense 105 Helichrysum gossypinum Convolvulus lopezsocasi Echium lancerottense Fig. 86. Flora de Famara. Fotos de Gerardo García Casanova (http://www.floralanzarote.com). La cultura agrícola en terrenos volcánicos. La Geria 106 Es un paisaje que se formó a partir de materiales de la erupción de Timanfaya, sobre todo lapillis que se depositaron en la zona comprendida entre el actual Parque Nacional y la alineación de volcanes que hay entre Guatisea (San Bartolomé) y Tinasoria (Yaiza). En medio de esta vaguada de ricos y fértiles suelos vegetales se depositó a modo de velo un importante manto de arenas volcánicas (en Lanzarote se denominan rofe), constituyendo un singular paisaje que hoy día es la principal zona de viñedos de la isla. Se distinguen dos espacios: La Geria propiamente dicha, que ocupa la parte meridional; y la zona de MasdacheTinajo localizada en la parte occidental y septentrional. Esta superficie abarca aproximadamente unas 1.200 ha, es decir un 20% de la superficie de la isla. Se extiende por tres municipios: Yaiza, Tias y San Bartolomé. En la actualidad es un paisaje protegido (LENAC, 1994; DL 1/2000). En algunos lugares el lapilli alcanza hasta más de un metro de espesor. Por ello, para cultivar en este espacio, se han tenido que realizar adaptaciones previas como son los hoyos y los muros cortavientos. Aparte de las viñas, sobre todo de la variedad malvasía, se localizan en La Geria otra Fig. 87. Representación de la preparación de un cultivo en geria. serie de cultivos: guayabos, higueras, almendros, etc. Los efectos beneficiosos del lapilli en los cultivos y el suelo son varios: el efecto higroscópico, que le permite captar la humedad ambiental de la noche; el efecto mulching, que le permite mantener una elevada temperatura del suelo; impedir la escorrentía de las aguas torrenciales y, por último, el color negro del picón absorbe gran cantidad de calor y hace madurar antes los cultivos (figs. 87 a 89). 107 Fig. 88. Cultivos sobre lapilli en el ámbito de La Geria. La importancia turística de la Geria es indiscutible. Precisamente, este espacio ha sido escogido para representar a toda España, como candidatura única, en el premio Europeo del paisaje de 2013, galardón que entrega el Consejo Europeo. Ello es así toda vez que fue la propuesta avalada por el Parlamento de Canarias a un proyecto realizado por el Cabildo Insular de la isla denominado: “Revitalización de la Geria: un paisaje único y sostenible.” Fig. 89. Cultivo de vid en geria. La Geria se ha convertido en un espacio de numerosas visitas turísticas, pues constituye uno de los paisajes más singulares de Lanzarote y también de Canarias. Las visitas son tanto organizadas por los touroperadores a distintas bodegas de la zona, como también en la modalidad de usar el coche particular por los turistas directamente y recorrer la zona. En los últimos años han proliferado las actividades tendentes a utilizar La Geria como un recurso turístico. 108 Por un lado están los itinerarios a pie, a tal efecto existen varias rutas, propuestas y preparadas por los ayuntamientos de Tias, Tinajo y Yaiza, y por el Cabildo Insular de la isla que, en su Guía Oficial de Senderismo, propone una ruta desde el norte de este espacio hacia el sur, atravesándola en su totalidad. Por otro lado están los paseos en bicicleta o a caballo, que también recorren parte de este espacio vinícola. Esta es una manera muy recomendable de apreciar este paisaje, pues no sólo se puede observar el viñedo (fig. 90) sino también los otros frutales y cultivos que encierra este espectacular espacio, además del resto del patrimonio cultural (figs. 91 a 93). Fig. 90. Cultivos de vid con zocos cortaviento. Las visitas turísticas a las bodegas (fig. 94) tienen una doble finalidad: por un lado, permitir la compra de vino embotellado con denominación de origen en Lanzarote y, por otro, la de disfrutar de las exquisiteces gastronómicas que ofrecen los distintos bares y restaurantes asociados a las bodegas. Canarias en general, y Lanzarote en particular, cuentan con una variada oferta gastronómica de pescados (cherne, mero, cabrillas,..), carnes (cabra, oveja, cerdo,..), y cereales y leguminosas (potajes, caldos, pucheros,..), incluso existe una página web (www.saborealanzarote.org.) donde se puede consultar la variedad de vinos y las comidas que maridan con ellos. Hay varias bodegas que cuentan con museos o centros de interpretación del vino. En este caso se encuentra Bodegas El Grifo, Bodegas Rubicón, Bodegas La Geria y las Bodegas Stratus. Estas últimas son las más recientes, pues no tienen todavía una decena de años, frente a las más antiguas que datan de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Una oferta también significativa de La Geria es la pernoctación en casas y hoteles rurales que se hallan en la zona o en sus inmediaciones, siendo la mayoría de ellos establecimientos realizados con muy bien criterio de restauración y puesta en servicio para el turismo rural. Fig. 91. Cultivos tradicionales sobre lapillis. Fig. 92. Cultivo en grieta de colada (Chaboco). Otros aspectos lúdicos relacionados con el turismo y La Geria, son los eventos deportivos, como es la cada vez más famosa carrera del vino (Wine Run Lanzarote), donde los participantes, muchos de ellos turistas extranjeros, degustan los vinos de la zona al mismo tiempo que realizan una actividad deportiva (Acosta y Ferrer, 2013). Otras pruebas deportivas relacionadas con carreras que atraviesan La Geria son el Stratus lavatrail y el internacionalmente conocido Ironman. Asimismo se puede practicar ala delta y parapente desde la montaña próxima de Tinasoria, cerca de las bodegas Rubicón, Chupadero y La Geria. La Geria acumula también un importante patrimonio arquitectónico y artístico, destacando las construcciones de bodegas del siglo XVIII y XIX como El Grifo y Rubicón respectivamente. También hay numerosas casas rurales de gran valor patrimonial, al igual que dos ermitas: la de La Caridad, frente a la bodega Rubicón, construida en 1706, es decir antes de la erupción de Timanfaya, por mandato del beneficiado D. Diego Laguna Ayala; también se encuentra la ermita de La Magdalena en las proximidades de Conil, con un precioso balcón de madera de tea. Interesante construcción artística es el 109 Monumento al Campesino, obra del ilustre artista lanzaroteño César Manrique, donde destaca una recreación del hábitat rural insular y una escultura denominada Fecundidad, que simboliza la traída del agua a los campos sedientos de Lanzarote. museos como el Tanit, en el casco de San Bartolomé, dedicado a la etnografía insular, donde se puede apreciar la reconstrucción de una bodega familiar, incluso una prensa de madera de 1780. Otro de los museos relacionados con el mundo rural es El Patio, en el pago de Tiagua, perteneciente al municipio de Teguise, el que ha sido distinguido con el premio Importante del Turismo, en 2012, por su interesante muestra de la vida tradicional agraria de Lanzarote. El 15 de agosto se celebra en La Geria, en las inmediaciones de la bodega el mismo nombre, una romería de la vendimia, donde se pueden observar los diferentes trabajos que se llevan a cabo en esta actividad agrícola. 110 Fig. 93. Cultivo de vid en ladera sobre lapilli. Hay, asimismo, interesantes muestras de restos arqueológicos, como por ejemplo el taro de Testeina, estructura habitacional aborigen, luego reutilizada por pastores de la isla, aljibes, pozos, fuentes, chabocos, maretas, (León, 2008). Por último hay una serie de En síntesis, La Geria constituye un espacio donde se pueden realizar una gran variedad de actividades relacionadas, tanto con el patrimonio cultural, como con los deportes o con la gastronomía. Por supuesto, también reúne valores naturales significativos que hacen de este entorno un paisaje econatural. vegetación. La composición de este sedimento se caracteriza por presentar un alto contenido en carbonatos, provenientes de organismos marinos que le confieren un color muy claro. Con posterioridad, sobre estos depósitos antiguos se genera un extenso campo de dunas que nace en la playa de Famara, recorre la isla de norte a sur cubriendo la zona NE y S de los antiguos depósitos, que se diferencian de estos últimos por presentar un color más oscuro debido a su contenido en material terrígeno. Fig. 94. Bodega tradicional. Conil, Tías. Sistema sedimentario eólico de El Jable. Alteraciones antropogénicas El término jable hace referencia a la arena que desde el mar se adentra en las islas gracias al transporte eólico. El Jable de Lanzarote es un sistema eólico que se ha ido formando desde el Pleistoceno Inferior, marcado por la alternancia de periodos húmedos y secos que han dejado como evidencia estratos intercalados de paleodunas, con estratos más arcillosos por lo general acompañados de una gran cantidad de nidos de himenópteros que evidencian la existencia de De este sistema de dunas móviles se tienen referencias históricas desde el SXVII, que cuentan como un “rio de arena” atravesaba la isla generando problemas tanto para la agricultura, como para los propios núcleos de población de la zona. Este gran sistema de dunas fue desapareciendo, disminuyendo tanto en número de dunas como en volumen de arena del manto eólico. Esto ha tenido lugar debido tanto a causas naturales como antrópicas. Las primeras responden principalmente a la disminución de la entrada de sedimento al interior de la isla, mientras que las segundas han sido principalmente la actividad extractiva unida a la construcción y la modificación del sedimento de la superficie con la finalidad de adecuar los terrenos para la agricultura. 111 Zona de cultivos 112 Debido a la escasez de lluvias, y a que un tercio de la isla de Lanzarote quedó cubierta en el siglo XVIII por productos volcánicos, los agricultores desarrollaron sus técnicas de cultivo intentado adaptarse a todas estas adversidades. De este modo cultivaron sobre jable beneficiándose de la capacidad de este material para retener la humedad, y haciendo uso de técnicas como la de mezclar el jable con rofe (piroclastos) con el fin de aumentar esta propiedad. Además, suelen utilizar una serie de recursos como poner bardos en los bordes de las áreas de cultivo o esparcir rocas más grandes sobre la superficie para retener el sedimento. En El Jable (fig. 95), como en el resto de la isla, los cultivos en general, y de cereales y leguminosas en particular, han sufrido un importante abandono y, como consecuencia, se observa gran parte de su superficie cubierta por parcelas abandonadas. Los cultivos que aún persisten son principalmente de batata y de forma puntual se pueden encontrar hortalizas, cereales y leguminosas, incluso aloe, millo, viñas y tomates, todos productos de subsistencia y autoconsumo que rara vez se comercializan. Fig. 95. Campo de cultivo en jable. El Jable, Teguise-San Bartolomé. Zona de extracción de áridos Aunque se sabe que las extracciones de áridos comenzaron con anterioridad, seguramente coincidiendo con el desarrollo urbanístico de la isla a principios de la década de 1970, es en las fotografías aéreas de 1982 en las primeras donde se han conseguido observar con claridad las huellas que deja esta actividad. En esta fecha las extracciones se localizan en un área reducida alrededor de la pista principal que une los dos extremos de El Jable (fig. 96). En 1998 estas huellas aumentan su tamaño casi 6 veces y ya comienzan a extenderse hacia el norte. Ya en el año 2008, el área que ocupan estas extracciones es de alrededor de 12 veces el tamaño que tenían en 1982 (fig 97). En la actualidad, estas extracciones llegan a alcanzar profundidades de más de diez metros. En general, suelen extraer el sedimento de las paleodunas, paralizando la excavación vertical cuando encuentran estratos arcillosos más duros. 113 Fig. 976. Huella extractiva al NO de El Jable. Como escala, una persona de pie en el interior de la cata que se observa a la derecha de la foto. Fig. 967. Evolución de las áreas extractivas desde 1982 a 2008 al este de Muñique. Urbanización Island Homes (Urbanización Famara o Los Noruegos) A finales de los años 60 se comienza a construir esta urbanización, situada en la ladera del Risco de Famara. La zona baja de esta urbanización, próxima al mar, se edificó sobre el manto eólico activo y debido a esto, los bungalows de esa zona sufren severos enterramientos, siendo estos más importantes durante los meses de verano cuando los vientos alisios son más constantes (figs. 98 y 99). 114 Fig. 99. Cartografía de 1998 de la urbanización Famara sobre la fotografía aérea de 1966, donde se observa que la zona más próxima al mar se encuentra sobre el manto eólico activo, que se diferencia del resto por su color más claro. Fig. 98. Bungalow enterrado en la urbanización Famara. BIBLIOGRAFÍA Ancochea, E., Barrera, J.L., Huertas, M.J., Benito, R., Brändle, J.L., Cebria, J.M., Coello, J., Cubas, C.R., De la Nuez, J., Doblas, M., Gómez, J.A., Hernán, F., Herrera, R., López Ruiz, J., Martí, J., Muñoz, M. y Sagredo, J. 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