Guía de Campo - ulpgc - Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

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XXIX JORNADAS DE CAMPO DE GEOGRAFÍA FÍSICA
Lanzarote 17 al 20 de junio de 2014
Guía de Campo
XXIX JORNADAS DE CAMPO DE GEOGRAFÍA FÍSICA
Grupo de Geografía Física de la Asociación de Geógrafos
Españoles
Departamento de Geografía de la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria
Departamento de Geografía de la Universidad de La
Laguna
ISBN: 978-84-940784-3-9
Depósito Legal: M-17259-2014
2
Coordinación:
Emma Pérez-Chacón Espino
Edición:
Emma Pérez-Chacón Espino
Antonio Ramón Ojeda
Maquetación y Diseño:
Antonio Ramón Ojeda
Edición cartográfica:
Leví García Romero
Carolina Peña Alonso
Impresión:
Copi@s Ansite Inversores S.L.U.
© De los textos: los autores
© De las fotos y figuras: los autores del capítulo, salvo
otros indicados
Foto de portada: Fotosaereasdecanarias.com.
A. Márquez®
Facultad de Geografía e
Historia
Departamento de
Geografía
4
Contenido
INTRODUCCIÓN. Emma Pérez-Chacón Espino .......................... 7
CLAVES GENERALES DE LOS PAISAJES ........................... 10
Conjunto volcánico hidromagmático de El Golfo. Javier Dóniz
Páez y Amalia Yanes Luque ...................................................... 41
Contexto geológico. José Mangas Viñuela ............................ 10
Geoformas y procesos litorales. Los Hervideros. Amalia Yanes
Luque ................................................................................ 43
Componentes geológicos y geomorfológicos. Amalia Yanes
Luque ................................................................................ 13
Evolución turística y conflictos ambientales. Antonio Ramón
Ojeda ................................................................................. 44
Características climáticas. Pablo Máyer Suárez .................... 14
Los recursos hídricos. Victoria Marzol Jaén .......................... 17
Las salinas de Janubio. Alejandro González Morales y José Mangas
Viñuela ............................................................................... 46
Vegetación y fauna. Emilio Fernández Negrín y Antonio Hernández
Cordero.............................................................................. 18
Vulcanismo y erosión. El macizo de los Ajaches. José Mangas
Viñuela y Amalia Yanes Luque .................................................. 48
Población y poblamiento. Alejandro González Morales .......... 20
MIÉRCOLES 18. LA GRACIOSA ........................................ 53
Actividades económicas. Antonio Ramón Ojeda ................... 22
Rasgos generales. Natalia Cruz Avero ................................... 54
Espacios protegidos. Antonio Ramón Ojeda .......................... 24
Componentes abióticos del paisaje. Luis Hernández
Calvento ............................................................................. 55
Problemática ambiental. Antonio Ramón Ojeda ................... 27
MARTES 17. TIMANFAYA Y EL SUR DE LANZAROTE ...... 31
Vulcanismo histórico. Javier Dóniz Páez .............................. 32
Parque Nacional de Timanfaya. Javier Dóniz Páez ............... 34
Conjunto volcánico de Pico Partido. José Mangas Viñuela ... 38
Componentes bióticos del paisaje. Leví García Romero y Antonio
Hernández Cordero ............................................................... 57
La actividad humana: usos históricos y actuales. Luis
Hernández Calvento .............................................................. 59
5
6
Diagnóstico de la dinámica sedimentaria actual. Carolina
Peña Alonso y Emma Pérez-Chacón Espino ................................. 61
La colonización vegetal en malpaíses. Antonio Hernández
Cordero .............................................................................. 88
La erosión de las playas. El Salado. Elisabeth Fernández Cabrera
y Emilio Fernández Negrín ...................................................... 64
El paisaje de la cochinilla. Las vegas de Mala y Guatiza
Alejandro González Morales y Emma Pérez-Chacón Espino ............. 90
Los afloramientos de rocas volcánicas y sedimentarias.
Litoral meridional. José Mangas Viñuela ............................... 66
VIERNES 20. FAMARA Y LA GERIA .................................. 93
Los sistemas sedimentarios eólicos y la dinámica de la
vegetación. Leví García Romero............................................ 69
Usos tradicionales en los barrancos. Alejandro González
Morales .............................................................................. 96
Procesos hidromagmáticos y estrombolianos de Montaña
Amarilla. José Mangas Viñuela .............................................. 71
Estructura y desmantelamiento del macizo de Famara.
Amalia Yanes Luque............................................................... 99
JUEVES 19. NORTE DE LANZAROTE ................................ 73
Remodelación volcánica en macizos antiguos. El volcán de
La Corona. Javier Dóniz Páez ................................................ 74
Acantilados y paleoacantilados en macizos antiguos. Amalia
Redes de drenaje. Amalia Yanes Luque ................................. 94
La captación de agua de la niebla. Victoria Marzol Jaén ..... 101
Características de la vegetación y endemicidad. Antonio
Hernández Cordero ............................................................. 103
Yanes Luque ........................................................................ 77
La cultura agrícola en terrenos volcánicos. La Geria.
Alejandro González Morales y Lidia Romero Martín ..................... 106
Tubos volcánicos y recursos turísticos. Cueva de los Verdes
y Jameos del Agua. José Mangas Viñuela y Antonio Ramón
Ojeda ................................................................................ 80
Sistema sedimentario eólico de El Jable. Alteraciones
antropogénicas. Laura Cabrera Vega .................................. 111
Procesos, formas y materiales en litorales volcánicos. José
Mangas Viñuela y Amalia Yanes Luque ....................................... 83
BIBLIOGRAFÍA ................................................................ 115
INTRODUCCIÓN
Bienvenidos a las islas de Lanzarote y La Graciosa. Seguro
que les sorprenderán. No sólo por su singularidad, por la
curiosidad y el interés científico que despiertan, sino
también por la capacidad de sus habitantes para
relacionarse con el medio de una manera muy especial,
tanto en el pasado como ahora.
Entre volcanes y arenas resume dos de los componentes
esenciales de estas islas. Mientras que su naturaleza
volcánica se evidencia claramente en el paisaje, las arenas
son más sutiles, pues a veces aparecen escondidas bajo las
coladas. Procesos volcánicos y dinámica sedimentaria se
interfieren, tanto en el interior de los edificios insulares
como en su litoral, dando lugar a una notable variedad de
hábitats. En ellos se han adaptado diversas formas de vida
y, en la actualidad, algunas localidades de Lanzarote
presentan una de las mayores tasas de endemicidad de
Canarias.
Por su parte, la actividad humana ha transformado el
medio, originando paisajes culturales de gran belleza que,
sin embargo, contrastan en ocasiones con otros que bien
podrían calificarse de “maltratados”. La merecida
consideración de Reserva de la Biosfera sitúa a estas islas
en la difícil encrucijada que supone conciliar el desarrollo
turístico con la protección de su principal activo: una
peculiar geografía.
Las XXIX Jornadas de Campo del Grupo de Geografía Física,
de la Asociación de Geógrafos Españoles, permitirán el
encuentro de profesionales que hacen del contacto con el
territorio, en primera persona, su principal fuente de
información y compromiso con la sociedad. Los
departamentos de Geografía de las universidades de Las
Palmas de Gran Canaria y de La Laguna serán las
anfitrionas de estas jornadas y, desde estas líneas, quieren
agradecer la colaboración de todas las personas,
entidades e instituciones que han hecho posible su
realización en tiempos de crisis.
La guía de campo consta de dos partes. En la primera se
muestran las claves generales de los paisajes, realizando
una breve aproximación general al medio físico y humano.
En la segunda, se exponen brevemente los aspectos
fundamentales de los cuatro recorridos que realizaremos
a lo largo de estas Jornadas.
Comenzamos.
7
¿Real o ficticia?
Sólo una de estas imágenes
es real, la otra es un modelo digital.
8
XXIX Jornadas de Campo de Geografía Física
MAPA GENERAL DE ITINERARIOS
9
CLAVES GENERALES DE LOS PAISAJES
Contexto geológico
10
El archipiélago canario es un ejemplo de islas volcánicas
asociadas a punto caliente intraplaca (pluma del
manto), con actividad magmática ininterrumpida desde
el Oligoceno, hace unos 36 Ma, y cuyos materiales se
dispusieron sobre una corteza oceánica jurásica de
unos 170 Ma y de 15 km de potencia. No obstante, si
consideramos también los montes volcánicos
sumergidos alrededor del archipiélago, tanto al norte
como al sur, el punto caliente canario habría estado
activo desde los 140 Ma hasta la actualidad (Bogaard,
2013).
Las islas de Lanzarote y La Graciosa, objeto de análisis
en estas jornadas, son parte de un único edificio
volcánico mayor, que engloba también la isla de
Fuerteventura y Lobos, y los otros islotes del
archipiélago Chinijo. Este edificio volcánico en forma de
tejado a dos aguas, asimétrico, irregular y alineado en
dirección NE-SO, sobresale sobre fondos marinos de
profundidades que van desde 1.300 m al este a 3.300 m
al oeste, y alcanza altitudes de 807 m en Fuerteventura
y 674 m en Lanzarote.
Lanzarote es la isla situada más al noreste del
archipiélago, a unos 125 km de la costa africana, con una
longitud de unos 60 km y una superficie de 846 km2, si se
incluyen los islotes del archipiélago Chinijo. Desde el
punto de vista geológico, esta isla tuvo una primera fase
de construcción volcánica submarina y otra subaérea. Así,
en el Oligoceno se produjeron erupciones basálticas
efusivas de lavas almohadilladas junto con episodios
explosivos cuando estaba el edificio insular en
condiciones someras, formándose entonces niveles de
hialoclastitas y brechas volcánicas. Al mismo tiempo, se
intercalaron sedimentos fosilíferos. Todos estos
materiales submarinos se han descrito en un sondeo
geotérmico de 2.700 m que realizó el IGME en 1972 en el
Parque Nacional de Timanfaya (Sánchez Guzmán y Abad,
1986) y no afloran en superficie.
Posteriormente, durante el Mioceno y el Plioceno, tuvo
lugar la fase de construcción subaérea, con erupciones
poligénicas centradas en dos volcanes en escudo y/o
estratovolcanes. Así, está el volcán mioceno de Los
Ajaches, en el sur de la isla, que muestra apilamientos
tabulares de varios centenares de metros de coladas y
piroclastos, atravesados por diques. Estos materiales son
típicos de erupciones fisurales, aunque hubo emisiones
puntuales con conos estrombolianos y etapas de
inactividad con formación de sedimentos. Estos
materiales volcánicos tienen composiciones geoquímicas
que varían desde ultrabásicas a intermedias y fueron
emitidos de forma continuada entre 15,5 y 12,3 Ma
(Coello et al., 1992; Ancochea et al. 2004). Por otra parte,
está el volcán mio-plioceno de Famara, situado al norte
de la isla, que se formó en tres etapas eruptivas entre
10,2 y 3,7 Ma, separadas por periodos de inactividad
volcánica y formación de sedimentos intercalados. Los
restos del volcán muestran más de 600 m de
apilamientos de coladas y piroclastos ultramáficos y
máficos, atravesados por diques de la misma
composición. Durante el proceso constructivo plioceno
del edificio Famara se produjo un deslizamiento
gravitacional de grandes dimensiones cuyo anfiteatro es
el acantilado de Famara. También existen unos pequeños
afloramientos de coladas basálticas en el sector de Tías,
con edades comprendidas entre 6 y 7 Ma, similares
temporalmente al tramo intermedio de Famara pero sin
conexión espacial. Por todo ello, Lanzarote en tiempos
mio-pliocenos estaría representado por dos islas, Los
Ajaches en el sur y Famara en el norte, con un estrecho
entre ambas.
A esta construcción volcánica subaérea mio-pliocena, le
sigue un periodo de inactividad volcánica en el Plioceno
superior, donde predominaron los procesos erosivos de
desmantelamiento de los edificios volcánicos antiguos.
Ya en el Cuaternario, desde 1,8 Ma hasta épocas
históricas, existe una fase de reactivación volcánica
insular con la formación de edificios monogénicos con
coladas y depósitos piroclásticos de caída, de
composiciones ultramáficas y máficas (Ancochea et al.,
2004). Podemos señalar que las erupciones se centran en
un rift NE-SO, denominado Dorsal Central, durante el
Pleistoceno inferior y medio, generándose la conexión
entre los edificios antiguos de Los Ajaches y Famara, y
formando algunos islotes del archipiélago Chinijo.
Finalmente, en el Pleistoceno superior, Holoceno y en
etapas históricas, hay erupciones estrombolianas e
hidromagmáticas localizadas que se distribuyen en el
centro-norte de la isla y en los islotes.
Esta historia geológica configura la morfología actual de
la isla de Lanzarote y del archipiélago Chinijo. El mapa de
su evolución se muestra en la figura 1.
11
12
Fig. 1. Esquema geológico de Lanzarote según Ancochea et al. (2004)
Componentes geológicos y geomorfológicos
La interacción entre la naturaleza, cantidad, disposición y
edad de los materiales, las condiciones climáticas actuales
y pasadas, y el trabajo del mar, permiten individualizar en
Lanzarote unidades morfoestructurales de caracteres
específicos (Dóniz et al., 2002; Romero, 2003). Se trata de:
a) Macizos volcánicos antiguos, edificios poligénicos,
complejos y voluminosos, como Famara (216 km2) y Los
Ajaches (107 km2), en el norte y sur de la isla,
respectivamente. La alternancia de múltiples coladas y
paquetes de piroclastos miopliocenos y una erosión
intensa y continuada determinan el vigor de su relieve, a
pesar de la remodelación introducida por el volcanismo
cuaternario. Siendo muchos los rasgos comunes:
a.1) El macizo de Famara se caracteriza por la
transformación de su flanco occidental en un imponente
acantilado. Su base está protegida de las olas, en amplios
tramos, por abanicos torrenciales de gran desarrollo
lateral y, de modo puntual, por plataformas lávicas que se
adentran en el mar. El oriental es un dorso entallado por
barrancos largos y encajados en coladas antiguas,
mientras que en recientes la erosión dibuja cuencas y
cauces aún poco definidos.
a.2) El macizo de Los Ajaches se distingue por el
protagonismo absoluto de las formas de modelado en su
área oriental, donde valles amplios y profundos dan paso
a escarpes marinos discontinuos, labrados en la
terminación de sus interfluvios. El relieve de la parte
occidental se resuelve en un antiguo acantilado, cuyo
retroceso generó una amplia plataforma de abrasión. La
misma ha sido cubierta, en su mayor parte, por malpaíses
cuaternarios que evolucionan en superficie a pavimentos
pedregosos discontinuos.
b) Cadenas volcánicas, construcciones monogénicas,
cuaternarias e históricas, que ocupan el centro insular
(538 km2). Son centros de emisión magmáticos e
hidromagmáticos agrupados en sistemas lineales
paralelos, cuyas lavas crean extensas y suaves rampas.
Aunque predominan las formas volcánicas directas, en
ellas aparecen costras de carbonato y mantos de alteritas,
al tiempo que son recubiertas por arenas eólicas en
algunos sectores. En los espacios que median entre las
alineaciones volcánicas se reconocen pequeñas
depresiones endorreicas.
13
14
Características climáticas
El régimen térmico y pluviométrico
Para explicar las características singulares del clima de
Canarias es preciso considerar, al menos, tres escalas de
análisis: la zonal, que hace referencia a su posición en el
Atlántico medio, próxima al continente africano y bajo la
influencia de la corriente fría de Canarias; la insular, de
espacios aislados y fragmentados, y la escala local, donde
la orografía imprime contrastes climáticos notables,
especialmente debidos a la altitud y orientación de las
vertientes (Marzol y Máyer, 2012). En el caso de
Lanzarote, su posición, en el extremo nororiental y
próximo al continente africano, le confiere una situación
marginal respecto a las borrascas del frente polar, hecho
que explica los escasos registros pluviométricos (Romero y
Mayer, 2002). Además, la reducida altitud de sus máximos
relieves (Macizo de Famara, en el norte con 674 m de
altitud máxima y Los Ajaches en el sur con 562 m) hace
que, casi siempre, permanezcan por debajo del nivel de la
inversión térmica propia de los alisios, y sean muy pocas
las áreas que se benefician del aporte adicional de
humedad que supone el mar de nubes. No obstante, pese
a su reducida superficie, Lanzarote presenta algunos
matices diferenciados en el comportamiento de sus
elementos climáticos, tal y como se define a continuación.
La temperatura media del aire en Lanzarote se caracteriza
por su gran homogeneidad espacial y temporal, oscilando
los valores entre 18,7°C y 21,6°C. La altitud del relieve y la
distancia al mar constituyen los dos factores geográficos
más importantes en los matices espaciales de la
temperatura en Lanzarote (fig. 2). Así, las medias anuales
inferiores a 19°C sólo se consiguen por encima de 200
metros de altitud en el macizo de Famara en el norte, el
sector central y los Ajaches en el sur.
El verano es cálido, pues se superan los 20,0°C de
temperatura media. Sin embargo, hay que señalar que los
meses de agosto y septiembre son los más cálidos (entre
22°C y 25°C). Los inviernos son moderados, con
temperaturas medias del aire en torno a los 17°C, e incluso
frescos, pues llega a descender hasta los 15,3°C en zonas
del interior, siendo enero el mes más frío en la mayoría de
las localidades. De esos registros resulta una amplitud
térmica media anual moderada, entre 4°C y 6°C, con
diferencias en función de la altitud y lejanía al océano. Así
pues, la influencia del océano queda de manifiesto no sólo
en el atemperamiento del régimen térmico, sino también
en el retraso de los meses más cálido y más frío del año.
indica Marzol et al. (2006), no se superan los 200 mm
anuales, con lluvias en tan solo el 5% de los días del año. Los
máximos de pluviosidad se localizan en dos áreas: el norte,
en el macizo de Famara y el centro, a una altitud de 295 m,
entre el campo de volcanes que compone el conjunto de
Zonzomas al sureste, el volcán de Guatisea al suroeste y el
de Tao al norte (fig. 3).
Fig. 2. Isotermas medias anuales.
Con respecto al régimen pluviométrico, la escasez de lluvia
y el reducido número de días en la que precipita en el año
son dos de los rasgos más característicos. Los 144,7 mm de
precipitación media anual, que caen en 28 días, dan claras
muestras de los rasgos desérticos de esta isla. Esos valores
tan exiguos de precipitación son similares a los que se
obtienen en el archipiélago de Cabo Verde, donde, como
Otros rasgos característicos de las precipitaciones son su
acusada irregularidad interanual, y su desigual reparto a lo
largo del año. Esto lo demuestra el hecho de que en todas
las localidades se supera el 40% de coeficiente de variación
(similares a los del levante español —Martín Vide, 1996—).
Las medias mensuales evidencian que el mes de diciembre
es el más lluvioso, con altos valores, alrededor de 50,0 mm
en las zonas norte y centro, y exiguas cantidades, de 20,0
mm de los sectores de costa. La lluvia se concentra durante
el invierno, cuando cae el 56% del total anual. Las demás
estaciones del año acumulan menos de un tercio del total.
Estas lluvias invernales obedecen básicamente al descenso
en latitud de las borrascas procedentes del frente polar.
Cuando esas perturbaciones se sitúan muy próximas a
nuestras islas, sobre todo en el extremo NE del archipiélago,
los frentes perturbados penetran por el S y SO, afectando
15
así a todas las islas, incluso a las más orientales. Con la
llegada de la primavera, la incidencia de esas
perturbaciones es cada vez menor, hasta que se restablece
el régimen de los alisios en los meses del verano.
del año supone el 50% de la lluvia recogida en ese mes. Si
esa relación se establece con respecto al total anual, la
lluvia de ese día es el 20% del año. Esos valores muestran
la importancia de las precipitaciones de carácter torrencial
(Marzol y Máyer, 2012).
La nubosidad y el viento
Fig. 3. Isoyetas medias anuales.
La abundante nubosidad característica de Lanzarote
cumple un importante papel termorregulador, pues, junto
con el viento, contribuye a suavizar los valores extremos.
El número de días nubosos representa el 70% anual, frente
al 22% de días con cielos despejados. Estos datos
generales del aeropuerto de Lanzarote debe matizarse en
otros lugares de la isla, especialmente en La Graciosa que
recibe el 60% de la insolación que le corresponde por su
latitud frente al 70% del aeropuerto. Ello es debido al
efecto de pantalla que ejerce el macizo de Famara a las
masas nubosas propias de los alisios. Esto se evidencia aún
más en los meses de verano, frente a los de la primavera y
el otoño.
En ocasiones, en un único día precipita toda la lluvia de un
mes y ese día posee la efeméride del año. En general, en
Lanzarote el porcentaje de agua caída el día más lluvioso
La escasez de calmas (menos de un 1% en la mayoría de
las localidades) demuestra que es una isla carente de
grandes obstáculos. Predominan los vientos del primer
16
cuadrante, N y NE, con velocidades medias entre 18 y 23
km/h, direcciones que, en verano, suponen más del 70%
de las frecuencias. Durante esta estación se producen las
mayores intensidades del viento, que varían entre los 28
km/h de Playa Blanca y los 33 km/h del aeropuerto en
julio. Por el contrario, en los meses de noviembre y
diciembre se producen los valores más bajos de intensidad
del viento.
Los recursos hídricos
En Canarias los recursos hídricos convencionales proceden
de la extracción del agua subterránea, mediante galerías y
pozos, y del embalse del agua de la precipitación (fig. 4).
Entre los recursos no convencionales, el agua desalada del
mar sobresale de la depositada por el mar de nubes y de
la depurada. La desalinización del agua marina tiene un
papel cada vez más relevante, y en islas como Lanzarote y
Fuerteventura representa el 100% de la consumida. En
Canarias hay 319 desaladoras, 278 en la provincia de Las
Palmas y 41 en la de S/C de Tenerife, con una capacidad
de producción de agua potable de 663.463 m3/día
(Gobierno de Canarias, 2014). La primera desaladora del
país se instaló en Lanzarote en el año 1964.
El 70% del agua potable desalada se destina al
abastecimiento, el 29,6% a la agricultura y el 0,4% a la
industria.
Fig. 4. La presa de Mala, en
el municipio de Haría, es la
única existente en la isla. Se
inauguró en los años 70 y
presenta problemas de
filtraciones y retención de
sedimentos.
Una isla con problemas de agua y escasez de
precipitaciones como Lanzarote ha tenido que utilizar
estrategias para obtener recursos hidrológicos y así
desarrollar una agricultura de secano. Dos de ellas son el
enarenado, que reduce la evaporación, aumenta la
infiltración del agua de lluvia, la condensación del rocío,
también mitiga los efectos nocivos del boro tanto en el
suelo como en los cultivos y optimiza el balance hídrico de
los cultivos (Riebold, 1993; Graf et al., 2008; Díaz et al.,
2011, 2013), y, por otro lado, las gavias que, a partir de un
particular sistema de drenaje, utiliza las aguas de lluvia
después de cada tormenta.
17
Vegetación y fauna
18
Su localización en la zona más oriental de Canarias y junto
a la escasa altitud que alcanza, condicionan los tipos de
vegetación y la fauna de la isla de Lanzarote y de sus
islotes. Por este motivo, están ausentes la vegetación de
laurisilva, pinar y matorral de alta montaña. Los principales
tipos de vegetación presentes en Lanzarote son el
matorral xerófilo costero y el bosque termófilo. A éstos
hay que sumar la existencia de otros tipos de vegetación
azonal, como la de los campos de dunas, en las lavas
recientes (malpaíses), las comunidades halófilas costeras,
las comunidades rupícolas o los palmerales de Phoenix
canariensis (fig. 5).
En Lanzarote el matorral xerófilo costero, que se
distribuye hasta los 400 metros de altitud, está dominado
por la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), que forma
los denominados tabaibales dulces (asociación
fitosociológica Odontospermo intermedii-Euphorbietum
balsamiferae). Le acompañan otras especies como
Asparagus nesiotes, Caralluma buchardii, Euphorbia regisjubae, Kleinia neriifolia y Helianthemum canariense. La
mayor parte de las especies vegetales presenta
adaptaciones a la escasez de agua, como la suculencia,
reducido tamaño de las hojas, la transformación de las
hojas en espinas y la pérdida parcial o total de las hojas
durante la estación desfavorable desde el punto de vista
hídrico (verano). Los tabaibales dulces se encuentran muy
localizados en la isla, estando sus principales núcleos en el
malpaís de La Corona, macizo de Famara, Parque Nacional
de Timanfaya, Montaña Roja-Pechiguera, además de los
islotes de Montaña Clara y Alegranza.
El bosque termófilo (Convolvulo lopezsocasi-Oleetum
cerasiformis), desaparecido en la actualidad debido a las
actividades humanas, se distribuía por encima del tabaibal
dulce y estaba compuesto por diferentes especies
arbóreas y arborescentes esclerófilas. Entre ellas
destacaban el acebuche (Olea cerasiformis), el lentisco
(Pistacia lentiscus), el peralillo africano (Maytenus
senegalensis), el olivillo (Phillyrea angustifolia) y el espino
negro (Rhamnus crenulata), además de arbustos como
Convolvulus floridus (Del Arco et al., 2006). Individuos
aislados de estas especies se pueden encontrar todavía en
el macizo de Famara, sector que ocuparon los principales
bosques termófilos de Lanzarote. En la actualidad la mayor
parte del territorio insular está ocupado por comunidades
de sustitución, destacando los salsolares (Chenoleoideo
tomentosae-Salsoletum vermiculatae) y
(Cenchro ciliaris-Launaeetum arborescentis).
aulagares
La fauna de Lanzarote está dominada por los
invertebrados, las aves y los reptiles. Con respecto a la
avifauna destacan las aves esteparias, como la avutarda
hubara (Chlamydotis undulata), el corredor (Cursorius
cursor), el alcaraván (Burhinus oedicnemus), la terrera
marismeña (Calandrella rufescens) y el camachuelo
trompetero (Bucanetes githagineus).
También son importantes las aves marinas y las rapaces,
en especial las colonias de pardela cenicienta (Calonectris
diomedea), las mayores de Canarias, y poblaciones de
halcón de tagorote (Falco pelegrinoides) y águila
pescadora (Pandion haliaetus). Los reptiles integran tres
especies, todas ellas endémicas de las islas orientales:
lagarto atlántico (Gallotia atlantica), perenqué majorero
(Tarentola angustimentalis) y lisneja (Chalcides simonyi).
Finalmente, hay que resaltar la existencia de un mamífero
endémico, la musaraña canaria (Crocidura canariensis).
19
600
600
Vega Chica
400
400
Cercado del Coronel
200
200
Playa
Del Risco
0
19.900
Arrieta
8.000
0
6.000
4.000
2.000
Fig. 5. Perfil de vegetación atravesando el macizo de Famara. Fuente: González, 2008
Población y poblamiento
20
Lanzarote presenta dos etapas bien diferenciadas en
cuanto al desarrollo de su población. Por un lado, está el
periodo de la demografía histórica que abarca desde el
momento de la conquista de la isla (1402) hasta 1857, año
del primer censo oficial. En esta etapa la población se
caracteriza por una elevada natalidad y una importante
tasa de mortalidad, con lo cual el crecimiento vegetativo
no podía ser muy elevado Si a ello le unimos una constante
emigración hacia las islas centrales (Gran Canaria y
Tenerife) y también a América (con principal destino en la
isla de Cuba) y a la entonces provincia española del Sáhara
Occidental, se comprende que el crecimiento real no podía
ser muy elevado.
Por otro lado, tenemos el periodo moderno, que va desde
el año ya mencionado de 1857 hasta la actualidad. En esta
dilatada etapa se distinguen al menos cuatro subperiodos:
el primero abarca desde 1857 hasta el final de la guerra
civil española, tiene las mismas características
poblacionales del periodo anterior, es decir, elevada
natalidad y mortalidad y, por consiguiente, un exiguo
crecimiento (fig. 6).
Fig. 6. Poblamiento de Lanzarote. 1970
A ello hay que añadir una serie de crisis que impiden el
normal desarrollo demográfico como son las de la cochinilla
a finales del siglo XIX, la primera conflagración mundial, el
crack de 1929, y la guerra civil española (1936 -1939). A
partir de este último año comienza la denominada etapa
de transición, que se subdivide en dos periodos: la
autarquía (1939-1959), de escaso crecimiento; y la del
desarrollismo (1959-1973), con una importante expansión
poblacional auspiciada por el cambio de modelo
económico, que pasa de una base eminentemente agraria,
a una terciarización, donde el turismo juega un papel
preponderante y de gran importancia. Desde 1973 hasta
la actualidad, y a pesar de atenuarse los índices de
natalidad, la población sigue creciendo, gracias al
fenómeno de la inmigración, pues la isla pasará de ser un
frecuente territorio emisor de contingentes demográficos,
a convertirse en receptor de población que viene a
trabajar sobre todo en la hostelería y la construcción. Sólo
a partir de 2007 las tasas de crecimiento demográfico se
han atenuado, y ello es debido a la crisis económica que
ha supuesto un freno a la inmigración. El último dato
estadístico del padrón da para Lanzarote una cifra de
141.953 habitantes (fig. 7).
21
Fig. 7. Poblamiento de Lanzarote. 2014
22
Desde comienzos de la década de 1960 Lanzarote inició su
tránsito hacia el turismo y el sector servicios,
abandonando paulatinamente actividades históricas como
la pesca y la agricultura. La primera había dotado a la isla
de numerosos ingenios salineros a lo largo de toda su costa
(Janubio, El Río, del Carmen), y de importantes fábricas de
transformación asentadas en Arrecife (Rocar, Garavilla).
La agricultura ha pasado a un segundo plano (fig. 8),
logrando mantener en cultivo una superficie de unas
3.500-4.500 has (la décima parte de la registrada en el
Catastro de 1959), siendo ahora mismo la viticultura el
subsector más dinámico, con el 60,6% de la superficie total
cultivada.
4.000
3.000
2.000
1.000
Secano
Regadío
2012
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
0
2001
Como en el resto del archipiélago, las actividades
económicas de Lanzarote están marcadas por la
terciarización acontecida durante la segunda mitad del
siglo XX. Este proceso deviene en una importante
transformación de sus paisajes, donde cada vez tienen
menos presencia los elementos propios de actividades
tradicionales: molinos, salinas, hornos de cal, industrias
conserveras y, por supuesto, el rico patrimonio
etnográfico asociado a la singular agricultura lanzaroteña.
5.000
2000
Actividades económicas
TOTAL
Fig. 8. Evolución de la superficie cultivada.
Fuente: Centro de datos Cabildo de Lanzarote.
La industria ha sido siempre un sector que ha jugado un
papel secundario. Aparte la mencionada industria
pesquera, ya desmantelada, hoy apenas cabe reseñar la
industria energética y la pequeña central de suministro de
Punta Grande, de la que se surte tanto Lanzarote, como
Fuerteventura. Puerto y aeropuerto concentran a su
alrededor la actividad logística, y las vías de conexión con
Arrecife constituyen los principales corredores
industriales, basados más en tareas comerciales y de
distribución, que en actividades transformadoras.
Las futuras prospecciones en busca de recursos fósiles (gas
y petróleo) a 60 km de las costas lanzaroteñas no parece
que vayan a cambiar esta situación, pero sí amenazan con
generar un conflicto entre desarrollo industrial y turístico,
sin contar el riesgo medioambiental que pueda generarse.
Las actividades económicas vinculadas con el sector
terciario han crecido exponencialmente, al ritmo que han
decaído las más tradicionales.
El turismo se ha convertido en el motor económico y, junto
a él, comercio y restauración en sus diversas modalidades
(fig. 9). La especialización constituye una de las más
importantes debilidades de la economía insular,
resultando una dependencia excesiva del turismo.
Las plazas turísticas alcanzan las 73.717, repartidas
principalmente en los núcleos de Puerto del Carmen (Tías),
Playa Blanca (Yaiza) y Costa Teguise (Teguise), y dan
cobertura a unos dos millones de turistas anuales, con una
ocupación que según ASOLAN alcanzó en 2013 el 75,4%.
En conclusión, los últimos 50 años han supuesto un cambio
radical en las estructuras económicas lanzaroteñas, lo que
ha tenido como resultado notables repercusiones
territoriales y ambientales.
AGRICULTURA Y PESCA
INDUSTRIA
B. Industrias extractivas
C. Industria manufacturera
D. Sum. de energía
E. Sum. de agua, actividades de saneamiento
y gestión de residuos y descontaminación
CONSTRUCCIÓN
SERVICIOS
G. Comercio y reparación de vehículos
H. Transporte y almacenamiento
I. Hostelería
J. Información y comunicaciones
K. Actividades financieras y de seguros
L. Actividades inmobiliarias
M. Actividades científicas y técnicas
N. Actividades administrativas
TOTAL
523
1470
26
886
40
%
1,2
3,2
0,1
2,0
0,1
518
1,1
2290
41011
9354
2387
13196
238
175
569
1201
5,1
90,5
20,7
5,3
29,1
0,5
0,4
1,3
2,7
2636
5,8
O. Admón Pública y Defensa; S. Social
3956
8,7
P. Educación
1744
3,9
Q. Actividades sanitarias y de servicios
2628
5,8
R. Activ. artísticas, recreativas y de
934
2,1
entretenimiento
S. Otros servicios
1344
3,0
T. Activ. hogares como empleadores y
651
1,4
productores de bienes y servicios uso propio
TOTAL
45294 100
Fig. 9. Población ocupada por sectores económicas (2013).
Fuente: Centro de datos Cabildo de Lanzarote.
23
Espacios protegidos
24
Desde 1993 Lanzarote es Reserva de la Biosfera, la primera
de Canarias en hacerse extensiva a toda la isla. Además,
cuenta con 13 espacios protegidos, entre ellos el Parque
Nacional de Timanfaya, declarado en 1974 bajo la
cobertura de la Ley de Montes de 1957, y el segundo más
visitado del archipiélago y tercero de España. La superficie
protegida asciende a 356 km2, lo que representa el 42,1%
del total insular, incluido el archipiélago Chinijo. Sobre
éste, y los Riscos de Famara, se trabaja para la declaración
de un nuevo Parque Nacional, marítimo-terrestre, lo que
supondría un hito para un territorio de 887 km2.
Timanfaya se declaró con la finalidad de proteger el relieve
más espectacular de las erupciones históricas de 17301736. Sin embargo, sus algo más de 51 km2 de extensión
superficial, no incluyen la totalidad de los nuevos relieves
volcánicos, una carencia que se corrigió en 1994 mediante
la declaración del Parque Natural de los Volcanes, cuyos
terrenos bordean por completo Timanfaya a modo de
anillo o colchón de seguridad.
El Paisaje Protegido de La Geria completa la salvaguarda
de este entorno, de manera que entre estos tres espacios
casi se protege íntegramente más del 90% de los terrenos
afectados por las erupciones históricas del siglo XVIII. La
Geria es un espacio ecocultural, cuya singularidad resulta
de la combinación entre la naturaleza y el ingenio del
campesino lanzaroteño, que ha convertido las estrategias
de supervivencia en un valor añadido de su paisaje.
Existen también otros espacios protegidos de interés,
como puede ser el caso de los macizos antiguos de Famara
y Ajaches, o el espectacular sistema volcánico de La
Corona, que alberga los Jameos del Agua y la Cueva de los
Verdes, unidades ambas del sistema que conforma el
Túnel de la Atlántida, un largo tubo volcánico de algo más
de 6 km de longitud.
Famara conforma junto al archipiélago Chinijo un Parque
Natural, en cuyo interior se encuentra la Reserva Natural
Integral de Los Islotes, que comprende los Roques del Este
y del Oeste. Los valores naturales son indudables, tanto de
sus ecosistemas terrestres, como marítimos. Un
espectacular paisaje es soporte de endemismos florísticos
locales en los andenes de Famara, de los que más adelante
se da cuenta, y dispone también de una más que
interesante avifauna, realmente excepcional en los islotes,
donde campean halcones, paíños y otras aves
amenazadas.
Ajaches, como Famara, es otra de las muestras de los
materiales más antiguos de la isla y constituye una unidad
destacada y de singular interés geomorfológico.
En la lista también hay lugar para los ecosistemas
troglobios, representados por el Monumento Natural de la
Cueva de los Naturalistas y el Sitio de Interés Científico de
los Jameos, y para barrancos que, como el de Tenegüíme,
se incide sobre materiales de la serie I y constituye un
Paisaje Protegido en razón tanto a sus valores naturales,
como a los de carácter etnográfico.
A la Reserva de la Biosfera y los trece Espacios Naturales
se suman otras figuras de protección de competencia
comunitaria e internacional. La isla cuenta con once Zonas
de Especial Conservación o ZEC (estipuladas según
Directiva 92/43/CEE o Directiva Hábitats. Fig. 10 a), de los
que 4 son marítimos (Sebadales de La Graciosa, ES
7010020; Sebadales de Guasimeta, ES 7010021; Los
Jameos, ES 7010054, y Cagafrecho, ES 7011002) y siete,
terrestres: incluidos los Parques (Nacional y Naturales), la
Reserva Natural Integral de los Islotes, El Monumento
Natural de La Corona y, junto al Islote de la Santa, el
Malpaís del Cuchillo y los Risquetes, que no forman parte
de la lista de Espacios Naturales contemplada en el vigente
Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, por el que se
aprueba el Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del
Territorio de Canarias y de Espacios Naturales de Canarias,
heredera de aquéllas de 1987 y 1994 que marcaron la
política conservacionista de Canarias.
También cuenta la isla con cinco Zonas de Especial
Protección para las Aves o ZEPA (figura de protección de la
Directiva 79/409/CEE o Directiva Aves. Fig. 10 b): Islotes
del Norte de Lanzarote y Riscos de Famara, Salinas de
Janubio, Los Ajaches, La Geria y el Parque Nacional de
Timanfaya.
ZEC y ZEPAS conforman la Red Natura 2000.
a
b
Fig. 10. ZEC (a) y ZEPA (b) de Lanzarote. Fuente: Gobierno de
Canarias.
25
ESPACIOS NATURALES DE LANZAROTE
26
La primera Ley de Espacios Naturales de Canarias (Ley
12/1987, de 19 de junio, de declaración de Espacios
Naturales de Canarias), contemplaba en Lanzarote tres
Parajes Naturales de Interés Nacional (Los Ajaches,
Janubio y Barranco de Tenegüíme) y tres Parques
Naturales (Islotes y Famara, Volcán de La Corona y Malpaís
de La Corona y La Geria). Hoy, vigente el DL 1/2000, la lista
asciende a trece y sus denominaciones han variado:
Parque Nacional
Parque Natural
Reserva Natural Integral
Monumento Natural
L-02
Paisaje Protegido
Sitio de Interés
Científico
L-04
L-11
L-0 Parque Nacional de Timanfaya
L-1 Reserva Natural Integral de los Islotes
L-2 Parque Natural del archipiélago Chinijo
L-3 Parque Natural de los Volcanes
L-4 Monumento Natural de La Corona
L-5 Monumento Natural de los Ajaches
L-6 Monumento Natural de la Cueva de los Naturalistas
L-7 Monumento Natural del Islote de Halcones
L-8 Monumento Natural de las Montañas del Fuego
L-9 Paisaje Protegido de Tenegüíme
L-10 Paisaje Protegido de La Geria
L-11 Sitio de Interés Científico de los Jameos
L-12 Sitio de Interés Científico del Janubio
L-09
L-03
L-0
L-07
L-08
L-06
L-10
L-12
L-05
Fuente: Gobierno de Canarias
Problemática ambiental
Una población de 142.000 habitantes en 846 km2 y más de
dos millones de turistas anuales, suponen una presión
muy considerable sobre el medio para un territorio
reducido y frágil como es Lanzarote.
Su densidad demográfica (168 habitantes/km2) duplica la
media del Estado, pero el dato tiene mayor alcance por
tratarse de un territorio limitado y por la polarización del
poblamiento y las actividades humanas en la franja
oriental de la isla.
El paisaje ha experimentado rápidos procesos de
transformación en los últimos cincuenta años como
consecuencia del cambio de modelo económico. Éste ha
ido aparejado al abandono agrícola (hoy sólo un 4,1% de
la isla se encuentra cultivada) y a una expansión
desmedida del espacio edificado, que afecta
especialmente al litoral de naciente.
La población ha experimentado en el último medio siglo
un crecimiento del 470% (fig. 11). Para satisfacer su cada
vez mayor demanda energética se produce anualmente en
la central de Punta Grande 825.000 Mwh, central que está
al límite de su capacidad, según estudio del Plan Especial
de Infraestructuras Energéticas. También el consumo
hídrico se ha disparado y supera los 10,3 millones de m3
anuales, con una dependencia casi total del proceso de
desalación (en 2014 está previsto que entre en
funcionamiento Lanzarote V, el quinto módulo de
desalación por ósmosis inversa), pues el acuífero se
encuentra agotado o resulta casi inaprovechable (Consejo
Insular de Aguas).
150.000
125.000
27
100.000
75.000
50.000
25.000
Año
1950
1960
1970
1981
1991
2001
2011
Población 29.985 34.818 41.912 53.452 96.781 96.781 142.517
Fig. 11. Evolución la población insular (1950-2011).
Fuente: Nomenclátor y Censos de población.
En cuanto a residuos urbanos, el volumen de los mismos
ronda ya las 100.000 toneladas anuales para un único
vertedero, el de Zonzamas, que manifiesta una congestión
y sobresaturación próxima al colapso (PTEOR).
La fortísima actividad constructora asociada al crecimiento
demográfico y al desarrollo turístico ha supuesto un
incremento del consumo de cemento, pero también una
demanda de áridos que ha derivado en la apertura de
numerosas canteras, la práctica totalidad de las cuales
carece de plan de restauración (fig. 12).
28
Fig. 12. Cantera ilegal en La Corona con desestabilización de
ladera.
Pero también existen indicadores positivos, comenzando
por los más de 356 km2 protegidos con los que cuenta la
isla, ya declarados desde 1987 (LENAC), y que representan
el 42’1% de la superficie total, y a lo que se suma su
condición de Reserva de la Biosfera obtenida en 1993.
Y si bien es cierto que la presión sobre el litoral se ha
incrementado (el censo de vertidos recoge 60 registros, el
95% de ellos no autorizados), al menos los informes de
Salud Pública indican que existe una calidad excelente de
las zonas de baño de toda la isla. Además, no debe
olvidarse que los niveles de polución son, en conjunto,
espléndidos, bien sea por el todavía contenido parque
automovilístico (109.000 vehículos), o bien por las
condiciones atmosféricas favorables.
Por otra parte, el Plan Territorial Especial de Ordenación
de Infraestructuras Energéticas trabaja en alternativas
para la central térmica, algunas de las cuales pasan por
dotar a Fuerteventura de la suya propia, descargando así
a la saturada central de Punta Grande. Pero lo más
interesante es que se ha incluido el soterramiento de las
líneas eléctricas, lo que sin duda revertirá en la mejora
ambiental.
Otro Plan, en este caso el de Ordenación de Residuos
(PTEOR), ya contempla la recuperación paisajística de
canteras y roferas ilegales y acondicionar mediante
mejoras ambientales el vertedero de Zonzamas.
El nuevo Plan Insular (en redacción) baraja un escenario de
crecimiento muy contenido, consolidando las estrategias
del PIOT vigente (pionero en Canarias, fue aprobado en
1991) y concentrando los crecimientos y desarrollos en el
sector más oriental de la Isla, la zona denominada “de
transición” de las contempladas por la Reserva de la
Biosfera.
Estas estrategias permitirían en teoría salvaguardar los
valores naturales más interesantes y singulares de la isla,
a cambio de concentrar los desarrollos en la franja de
naciente. Es precisamente en esta parte de la isla donde se
concentran
las
infracciones
urbanísticas
y
medioambientales (fig. 13).
En conjunto, Lanzarote resulta un territorio saludable,
aunque no exento de problemas, que está adaptándose
aún a los crecimientos recientes que han generado tensión
y desequilibrios territoriales, y una sobre presión respecto
de los escasos y frágiles recursos naturales. Existen las
herramientas y mecanismos adecuados para permitir a los
gestores territoriales diseñar estrategias que, mediante
una planificación acertada, se encaminen en pos de un
desarrollo sostenible y duradero.
29
Fig. 13. Infracciones urbanísticas y medioambientales con
expediente abierto. Fuente: MAPA, Grafcan 2014.
30
MARTES 17. TIMANFAYA Y EL SUR DE LANZAROTE
31
Vulcanismo histórico
32
Las erupciones históricas hacen referencia a aquéllas de
las que se tiene alguna constatación escrita, gráfica o
audiovisual. En el caso de Canarias son las que han
tenido lugar desde la incorporación a La Corona de
Castilla, entre 1402 y 1492 (Romero, 2003), hasta la
actualidad (erupción de El Hierro en 2011). A lo largo de
estos años el volcanismo histórico canario no ha sido
continuo ni temporal ni espacialmente (La Palma,
Tenerife, Lanzarote y El Hierro son las islas que se han
visto afectadas por erupciones históricas) (fig. 14); sin
embargo, puede afirmarse que el siglo XVIII es el que
mayor actividad eruptiva ha registrado (Romero, 2000).
Este aspecto se pone de manifiesto tanto por el número
de erupciones, como por el número de días activos y
por la superficie cubierta por los materiales emitidos
(Romero, 1991).
En efecto, durante el siglo XVIII se produjeron en
Canarias cinco erupciones: la triple erupción de
Sietefuentes-Fasnia-Arafo (1704-1705), la de Garachico
(1706) y la de Chahorra (1798) en Tenerife, la del Charco
en La Palma (1712) y la de Timanfaya en Lanzarote
(1730-36).
Fig. 14. Mapa de las erupciones históricas subaéreas de
Canarias. Fuente: Romero, 2000.
Las manifestaciones volcánicas históricas de Lanzarote
corresponden a los estadios geológicos más jóvenes de la
isla. Se trata de conjuntos holocenos de la Serie IV (Fúster
et al., 1968), volcanes postmiocénicos recientes
(Carracedo y Badiola, 1993) e incluso históricos
(Ancochea et al. 2004). En cualquier caso, este ciclo
volcánico se caracteriza por presentar tasas eruptivas
inferiores a las de los edificios mio-pliocenos (Famara,
Ajaches y Tías), con valores de 0,013-0,027 km3/ka
(Romero 2003). En Lanzarote se han producido dos
episodios eruptivos en época histórica: el desarrollado
entre el 1 de septiembre de 1730 y el 16 de abril de 1736
(Timanfaya), y el ocurrido entre el 31 de julio y el 24 de
octubre de 1824, con la triple erupción de Tao-TinguatónChinero (Romero, 1991. Fig. 15). Por tanto, según el
número de eventos eruptivos, Lanzarote es la isla donde
el volcanismo histórico presenta menor frecuencia. Sin
embargo, ello no significa que la tasa eruptiva de este
período posea en esta isla menor entidad que en el resto
de las islas activas históricamente, pues ambas son
manifestaciones múltiples y corresponden, en realidad, a
los procesos eruptivos de mayor envergadura y magnitud
de los ocurridos en Canarias en período histórico
(Romero, 2003). La actividad eruptiva está marcada por
la emisión de rocas de carácter alcalino, que
posteriormente evolucionan hacia magmas basálticos
con descenso de la alcalinidad, para terminar emitiendo
basaltos olivínicos de carácter toleítico (Carracedo et al.,
1988; Carracedo y Badiola, 1993). Estos rasgos
geoquímicos parecen coincidir con los de Timanfaya,
donde los magmas ricos en SiO2 evolucionaron a
composiciones olivino-toleíticas (Carracedo et al., 1998 y
Carmona et al., 2009).
Las dos erupciones históricas de Lanzarote son de rasgos
fisurales; de naturaleza basáltica; de dinámicas que varían
desde las hawaianas con emisión de fuentes de lava y
spatter, a las vulcanianas con episodios explosivos aguamagma (Tinguatón), pasando por las estrombolianas o
estrombolianas violentas, de carácter monogénico y de
tipo múltiple. Ahora bien, las repercusiones son distintas
de una sobre la otra en relación con el mayor periodo
activo. Así, la mayor área cubierta, la mayor envergadura,
la mayor complejidad estructural, dinámica y morfológica
y los mayores efectos en el paisaje de Lanzarote ha sido la
de Timanfaya (Romero, 2003). Todos estos aspectos hacen
que este paroxismo fuese la mayor erupción registrada en
época histórica en el archipiélago Canario (Romero, 1991)
y una de las erupciones estrombolianas fisurales basálticas
históricas más importantes en el mundo (Carracedo et al.,
1988). Según Solana et al. (2004) la segunda, ya que
durante seis años Timanfaya emitió unos 3-5 km3
(Carracedo et al., 1988), por detrás de los 14 km3 de la
erupción de Laki–Grimsvötn en Islandia durante 17831785 (Thordarson y Self, 1993).
Uno de los rasgos más llamativos de los volcanes históricos
de Lanzarote es su rica geodiversidad, hasta el punto que
33
la erupción de Timanfaya ha generado la mayor gama de
formas y procesos asociados a este tipo de erupciones en
Canarias. Entre ellas destacan la multitud de conos
volcánicos, coneletes escoriáceos y hornitos con y sin raíz,
la variedad de tipos de cráteres cerrados, abiertos,
múltiples, etc., los tipos de lavas pahoehoe, aa, bloques,
bolas, etc.; además de los procesos y formas que
introducen la erosión torrencial, eólica, el mar, los
procesos de gravedad y el propio ser humano. Todos estos
rasgos denotan la importancia del patrimonio
geomorfológico generado durante las erupciones
históricas de la isla.
34
Parque Nacional de Timanfaya
Fig. 15. Croquis morfológico del Chinero.
Fuente: Romero, 1991.
Mucha de la información volcanológica de Timanfaya se ha
extraído del manuscrito encontrado en el Archivo de
Simancas, y de la transcripción que hace Von Buch del
documento escrito por el cura Curbelo (Romero, 1991). De
las erupciones históricas de Canarias (Lanzarote, Tenerife,
La Palma y El Hierro), Timanfaya corresponde a la de
mayor periodo activo, con unos 2055 días, la de mayor
área cubierta y la de mayor volumen emitido (Romero,
2003. Fig. 16).
del Fuego, Santa Catalina); los nudos estructurales donde
los aparatos volcánicos muestran una clara disposición en
cruz (Timanfaya y Miraderos-Corazoncillo-Rodeos), y las
aglomeraciones, donde las fracturas se disponen en red,
configurando una malla relativamente densa que origina
conjuntos
volcánicos
de
gran
complejidad
morfoestructural (Macizo del Fuego o Pico Partido-Señalo).
Fig. 16. Superficie ocupada por la
erupción de Timanfaya.
Fuente: Romero et al., 2006.
La erupción de Timanfaya se generó a partir de un
complejo sistema eruptivo, a lo largo de una fractura de
unos 13 km y de dirección dominante ENE-OSO (Romero,
1991). Los diferentes edificios de esta erupción aparecen
siempre en el cruce de varias fracturas de distinto rumbo
(fig. 17), lo que da lugar a la construcción de volcanes de
gran complejidad estructural. Para el conjunto de los
aparatos eruptivos de Timanfaya se pueden reconocer
diferentes tipos de agrupaciones (Romero, 1991): las
alineaciones eruptivas donde los edificios aparecen
articulados en torno a una fractura dominante (Montañas
35
Fig. 17. Esquema estructural de Timanfaya.
Fuente: Romero, 2003.
Los materiales fueron emitidos a partir de más de 180
bocas eruptivas de unos 27 conos volcánicos mayores
(Romero, 1991. Fig. 19), de un gran número de centros
menores tipo coneletes de escorias y hornitos (Romero et
al., 2006), al tiempo que importantes superficies (170 km2)
quedaron recubiertas por lapilli y campos de lavas.
Los volcanes de Timanfaya se edificaron a partir de
magmas basálticos e índices de viscosidad bajos (Romero,
36
1991). Estos aspectos determinan ciertas semejanzas en
los materiales de los conos, se trata de piroclastos
groseros, generalmente soldados, tipo escoria, jirones y
plastrones y, en menor medida, materiales finos tipo ceniza
y lapilli. Ahora bien, a pesar de cierta homogeneidad en los
materiales, éstos muestran una gran diversidad
morfológica que está en relación con factores como el tipo
de fracturación, la inclinación o no del conducto eruptivo,
la topografía previa o la dirección de soplo del viento
durante la erupción (Romero, 1991). Así, es posible
identificar desde edificios de planta circular y subcircular
con cráter cerrado o abierto, hasta volcanes de plantas
elípticas con cráteres cerrados, abiertos en herradura o con
bocas imbricadas, yuxtapuestas y coalescentes. Todos
estos rasgos nos permiten reconocer toda la gama de
morfologías descritas para este tipo de edificios volcánicos
(Dóniz-Páez, 2009): volcanes anulares simétricos y
asimétricos (Calderas Quemadas, Caldera Colorada,
Corazoncillo), volcanes abiertos en herradura típica,
diapasón y arco (Conos de Macizo del Fuego), edificios
múltiples (Pico Partido, Montaña Rajada) y montañas de
lapilli (fig. 19). Las lavas emitidas por Timanfaya ocuparon
una superficie mayor que los piroclastos. Las lavas son
fluidas y desgasificadas y muestran morfologías
superficiales muy variadas: pahoehoe en losas, cordadas,
en tripas, drapeadas, bulbosas, tubulares-digitadas, aa,
losas basculadas, tableteadas, en bolas, bloques, etc. En
estos flujos lávicos son abundantes las estructuras como:
tubos, microtubos, túmulos, hornitos de lava, canales de
derrames, leveés marginales, centrales y frontales, arcos
de empuje, etc. A todo ello debemos sumarle los efectos
derivados de la denudación de los volcanes: taludes,
ripples, dunas, incisiones, playas, etc.
La mayoría de los relieves generados durante la erupción
forman parte del Parque Nacional Timanfaya. Se trata del
segundo parque canario más visitado (fig. 18).
Fig. 18. Visitantes a los Parques Nacionales Canarios (20062012). Fuente: OAPN.
La visita al parque, en bus-guagua, sigue un recorrido de 14
km a través de la ruta de los volcanes, así como en un
conjunto de visitas guiadas por algunos de los senderos más
emblemáticos. Tanto una como otra ponen de manifiesto la
geodiversidad del relieve originado durante la erupción,
seleccionando los geomorfositios más sobresalientes de la
misma (Islote Hilario, Hornitos Manto de la Virgen, Caldera
Rajá, Montañas Quemadas, canales lávicos, etc.).
Además de los recorridos por el parque, se pueden realizar
georrutas por los relieves eruptivos que quedan fuera del
parque: Caldera de los Cuervos, Montaña Colorada o Pico
Partido, que disponen de un rico patrimonio
geomorfológico, representativo de la geodiversidad de
formas y procesos eruptivos recientes generados por la
erupción de Timanfaya.
Cono volcánico
CROQUIS MORFOLOGICO DEL SISTEMA
ERUPTIVO DE TIMANFAYA
(1730-1736)
Montaña de lapilli
Portillo
Coneletes escoriáceos
Hornitos
Lago de lava
Borde de cráter
Embudo explosivo
Fisura efusiva
Colada de lava
Dirección flujo lávico
Canales de derrame
lávico
Bloques erráticos
Simas volcánicas
Cota altitudinal
Acumulación piroclástica
Fig. 19. Mapa geomorfológico de Timanfaya. Fuente: Romero, 1991.
ERUPCIONES HISTÓRICAS
Corrientes lávicas
de 1824
Erupción de 1730-36
Corrientes lávicas
de las Montañas
del Fuego
Emisiones del Macizo
del Fuego y del Nudo
Estructural
Corrientes lávicas
de Pico Partido
Emisiones lávicas
de los volcanes
periféricos
ERUPCIONES PLEISTOCENAS
Aparatos volcánicos
y acumulaciones
lávicas
37
Conjunto volcánico de Pico Partido
38
El conjunto volcánico de Pico Partido está asociado a la
erupción histórica de Timanfaya. Esta erupción resulta
geoquímicamente particular puesto que, mientras que en la
mayoría de las islas predominan los productos basálticos
alcalinos (que manifiestan bajas tasas de fusión parcial del
manto superior terrestre, alrededor del 10%), por el
contrario en Timanfaya aparecen también materiales
basálticos toleíticos (mayor fusión parcial del manto, 20%
aproximadamente), similares a los que se encuentran en las
islas Hawai.
La erupción denominada Pico Partido y los materiales,
morfologías y estructuras volcánicos asociados están
dentro del Parque Natural de los Volcanes, colindante con
el Parque Nacional de Timanfaya (fig. 20). La actividad del
conjunto de Pico Partido tuvo lugar en las etapas precoces
de la actividad volcánica de la erupción de Timanfaya y se
cree que comenzó sobre el 10 de octubre de 1730 y finalizó
en Febrero 1731 (Carracedo et al., 1990, Carracedo y
Badiola, 1991, Romero 1991). Así, en estos casi tres meses
se desarrollaron varios conos volcánicos estrombolianos de
escorias y lapilli de distintos tamaños, teniendo el cono
principal una altura de 502 m (fig. 20). Estos edificios
monogénicos están alineados a lo largo de fisuras de
centenares de metros de longitud y de dirección NE-SO, y
varios de ellos se encuentran adosados, puesto que se
fueron formando unos junto a otros. Otra característica
significativa de estas primeras erupciones de Timanfaya es
que, en zonas próximas a los cráteres, es fácil encontrar
bombas volcánicas conteniendo xenolitos mantélicos de
composición dunítica (compuestos principalmente por
olivino magnésico -forsterita 85-, ortopiroxeno magnésico enstatita- y espinela), con dimensiones que llegan a
alcanzar los 30 cm. Estos xenolitos son testigos de la
composición del manto superior residual que existe bajo la
isla de Lanzarote, más allá de la discontinuidad de
Mohorovicic (unos 15 km) y que fueron arrastrados por el
magma basáltico ascendente. Por otro lado, este conjunto
volcánico de Pico Partido se caracterizó por la emisión de
abundantes flujos de coladas efusivas vacuolares, sobre
todo malpaíses (lavas aa), y en menor proporción, lisas
(lavas pahoehoe) que se dirigen mayoritariamente hacia la
costa noroeste de Lanzarote. Estas lavas variaron sus
composiciones geoquímicas ligeramente a lo largo de los 3
meses de la erupción, desde basanitas a basaltos alcalinos
(SiO2 entre 43,6 y 47,3%, MgO 11,3 y 7,6%, y álcalis 4,7 y
3,4%, Carracedo et al., 1990). También los flujos lávicos
pueden presentar xenolitos mantélicos peridotíticos,
descritos anteriormente. Por otro lado, durante la actividad
volcánica se generaron, en menor proporción, depósitos de
piroclastos de caída (lapilli y escorias) que se distribuyen
alrededor de los edificios cónicos. Además, se pueden
observar en el conjunto una gran cantidad de morfologías y
estructuras volcánicas de menor dimensión como, por
ejemplo, canales lávicos con desbordamientos, cráteres con
lagos de lava solidificada (La Cazoleta), cascadas lávicas en
las laderas de los conos, morrenas lávicas, tubos volcánicos,
salideros de lava y hornitos, lavas cordadas o en tripas,
estafilitos, entre otras.
etc. Al llegar al cráter de La Cazoleta se aprecia un lago de
lava solidificada con fracturas de enfriamiento, que
proviene de una cascada lávica del cráter de mayor altura,
cuyo desbordamiento da lugar al canal lávico que hemos
subido. En los alrededores de los cráteres hay piroclastos
lapíllicos, de escorias y bombas conteniendo xenolitos de
dunitas. Más adelante se pasa por otro pequeño lago
solidificado y se empieza a descender y bordear el cono en
herradura de la Caldera Escondida, formado por
acumulación de escorias y lapilli, y donde se apreciará un
hornito lateral. Finalmente llegamos de nuevo al camino
que atraviesa el malpaís donde iniciamos el recorrido.
El sendero que vamos a realizar se inicia en el km 9 de la
carretera de Yaiza a Tinajo, atravesando primeramente un
flujo lávico de tipo aa (malpaís) del cráter de Montaña El
Señalo, que estuvo activa desde abril a junio de 1731,
constituido por lavas basálticas vacuolares, escoriáceas y
afaníticas (fig. 20). Luego se llega a un campo de piroclastos
de dispersión del conjunto de Pico Partido (depósitos de
lapilli), y se empieza a subir a los cráteres por un canal lávico
donde se observan estructuras como, por ejemplo, lavas
cordadas, estalacticas de lava (lavacycles), goteos, grietas
de contracción, superficies barnizadas, desbordamientos,
Desde los cráteres del conjunto de Pico Partido se pueden
observar el paisaje volcánico general donde aparecen varios
edificios cónicos (en la terminología local se denominan
islotes) del Pleistoceno medio (Montaña de los Miraderos,
Montaña de Santa Catalina y Montaña Tingafa) rodeados
por las coladas históricas, junto con conos posteriores a Pico
Partido, como son los cráteres de Montaña El Señalo (abril
de 1731) o el edificio del Tinguatón de la erupción de 1828.
39
Fig. 20. Sendero para la visita del
conjunto volcánico de Pico
Partido y Caldera Escondida,
dentro del Parque Natural de Los
Volcanes. A) Ortofoto con
algunas morfologías volcánicas.
B) Mapa topográfico y sendero a
seguir en rojo. C) Límite entre el
Parque Nacional de Timanfaya y
el Parque Natural Los Volcanes.
D) Mapa geológico con algunos
de los materiales que se van a
observar. Fuente: figuras
modificadas a partir de la IDE del
Gobierno de Canarias.
40
Pico
Partido
Conjunto volcánico hidromagmático de El Golfo
El hidromagmatismo es resultado de la interacción
explosiva del magma, durante su ascenso, con fuentes de
agua subterráneas o superficiales. Los edificios volcánicos
más comunes generados por este tipo de erupciones son
los anillos (tuff ring) y los conos de tobas (tuff cone). El
volcanismo hidromagmático en Lanzarote está presente
en múltiples edificios de la isla (fig. 21) y en volcanes del
archipiélago Chinijo, al norte de la misma.
El volcán de El Golfo es un cono de tobas complejo con
predominio de oleadas piroclásticas basales (Marti y
Colombo, 1990), originadas a partir del colapso continuo
de sucesivas columnas altamente turbulentas y de gran
energía, y emplazadas en cortos intervalos de tiempo y a
gran velocidad (Romero, 2003). Aunque existan algunas
etapas erosivas entre los depósitos piroclásticos, los datos
sugieren que la formación de El Golfo se produjo durante
un episodio eruptivo único, en el que se sucedieron varias
fases explosivas de caracteres hidromagmáticos (Martí y
Colombo, 1990). En los estratos del edificio se pueden
identificar todas las formas y procesos propios del
hidromagmatismo:
laminaciones,
estratificaciones
cruzadas, dunas, antidunas, lapilli acrecionales, huellas de
impacto, líticos de distinta naturaleza y canales de erosión
(García y Romero, 2000).
Montaña Cavera
Montaña Chica
Montaña Mosta
Caldera del Cuchillo
Montaña Saga
Volcán de Tao (erupción de 1824)
Caldera Blanca
Volcán de Tinguatón (erupción de 1824)
Caldera del Corazoncillo (erupción de 1824)
Montaña Encantada
Halcones
El Golfo
Montaña Bermeja
Caldera Riscada
Salinas del Janubio
Montaña Roja
41
Cono hidromagmático aguas someras
Tuff cone
Cono con fases hidromagmáticas iniciales y estrombolianas
finales
Conos magmáticos con fases hidromagmáticas
Conos estrombolianos con explosiones hidromagmáticas
Conos estrombolianos con fase finales de emisión de agua
caliente
Edificios de origen hidromagmático discutible
Sectores con depoósitos hidromagmáticos
Fig. 21. Volcanismo hidromagmático en Lanzarote.
Fuente: Romero, 2003.
Parece existir una diferenciación en el grado de
explosividad y aumento de la energía de las explosiones
entre las primeras fases húmedas (wet surge) y las finales
secas; en éstas últimas los materiales están más
fragmentados (dry surge) (Romero, 2003 y González et al.,
2012). Al edificio de El Golfo se le superpone un cono de
escorias magmáticas posterior a su formación, pues sus
productos recubren los sectores previamente erosionados
por el oleaje (Romero, 2003).
42
A la singularidad de tal génesis se une la belleza de un
paisaje modelado por el mar. Evidencia su importante
labor el gran desmantelamiento del edificio, quedando su
estructura interna a merced de las olas. Éstas han tallado
un acantilado en el flanco que permanece en pie; una
pared rocosa surcada por protuberancias y hendiduras, al
progresar la erosión a costa de la disposición de los
materiales proyectados en bandas de distinta
consolidación y soldadura.
La acumulación de cantos y arenas que se extiende en su
base explica su falta de funcionalidad. Se trata de la playa
del Charco Verde o de Los Clicos; una playa encajada de
500 metros de longitud y 60 metros de anchura, en la que
sobresale la berma que marca las oscilaciones diarias de
las mareas, a la que se suma la de temporal, y la laguna
litoral emplazada en el backshore (fig. 22). A pesar de su
reducida dimensión —200 metros— y escasa profundidad,
su interés es notable por ser un ecosistema salobre.
Alimentado por la infiltración marina, es hábitat de
diversos microorganismos adaptados a las condiciones de
salinidad y temperatura del agua. Entre ellos destaca
Ruppia marítima, alga a la que la laguna debe su
coloración. El modelado de este conjunto comporta, por
último, la formación de pequeños conos de deyección
activos, que enlazan la base del cantil con el ecosistema
lagunar.
Fig. 22. Playa de Los Clicos. El Golfo, oeste de
Lanzarote. Autor: J. Dóniz, 2011.
Geoformas y procesos litorales. Los Hervideros
El origen insular, el carácter activo del volcanismo y la
intermitencia de las manifestaciones eruptivas hacen de la
costa de Lanzarote una franja muy dinámica y contrastada,
en la que coexisten sectores muy desmantelados y
espacios en los que aún se reconoce la estructura
volcánica (Yanes, 2006; Yanes y Beltrán 2009). Esto último
ocurre en amplios tramos del centro y suroeste de la isla,
tras la emisión de lavas recientes e históricas. Su avance
diferencial en el mar genera un frente articulado, donde
bate un oleaje de cierta intensidad (fig. 23).
1995-2013
Hs
(m)
Tp (s)
2-4
5-7
8-10
>10
Total
0,5-2
0,06
12,8
24,1
26,7
63,6
2-3
---
0,3
6,2
19,6
26,1
3-4
---
---
0,8
6,8
7,6
>4
---
---
---
2,7
2,7
Total
0,06
13,1
31,1
55,8
100
Fig. 23. Distribución media anual (%) de la altura de ola
significante y período pico. Oeste de Lanzarote. Fuente: Puertos
del Estado, Wana 1025017.
En este tipo de costa, la abrasión marina progresa, de un
lado, por la falta de homogeneidad de las coladas, pues su
base y techo son escoriáceos, al enfriarse con rapidez en
contacto con el aire, mientras su núcleo es masivo (fig. 24).
A este hecho se suma la retracción de las lavas, que se
solidifican creando un diaclasado prismático. Y, de otro
lado, por lo reducido de la plataforma litoral, de modo que
las olas se refractan en escasa medida; además se encajan
en los canales de derrame y muros laterales de
enfriamiento de las coladas que se prolongan bajo las
aguas, aumentando su altura y fuerza al romper (Yanes,
2006, y Yanes y Beltrán 2009). Los bufaderos, grutas, arcos
naturales y una balma más o menos incipiente
caracterizan a un litoral marcado por la funcionalidad.
Fig. 24. Costa en
fase inicial de
remodelación. Los
Hervideros, oeste
de Lanzarote.
Autor: J.L.
Sánchez, 2005.
43
44
Evolución turística y conflictos ambientales
- Playa Blanca (municipio de Yaiza)
En la evolución del paisaje de Lanzarote se pueden
distinguir al menos cuatro etapas, marcadas cada una de
ellas por hechos puntuales de especial relevancia: la
llegada del primer contingente humano de procedencia
africana en el siglo II, la conquista y colonización europeas
a partir del siglo XIV, las erupciones de 1730-36, que
supusieron la remodelación de más de una quinta parte de
la superficie insular y, finalmente, la implantación y
desarrollo turísticos de la segunda mitad del siglo XX.
El Hotel Fariones fue el primer complejo destinado al
nuevo turismo masivo de sol y playa (fig. 25). Obra de
Manuel Roca, se levantó sobre terrenos de una colada
reciente en el litoral de Tías, sobre un promontorio que
divide las playas de La Tiñosa (fig. 26).
Tal es la importancia y magnitud de este último proceso
que, asociado a una paralela terciarización económica, ha
supuesto un cambio radical en las estructuras territoriales
y también en otros aspectos: sociales, económicos,
estructura de la propiedad, demanda de recursos, etc.
Fig. 25. Titular del Eco de Canarias de 27 de octubre de 1966.
Lanzarote comenzó su transición hacia el nuevo modelo de
forma algo más tardía que Gran Canaria y Tenerife, pero
reprodujo a otra escala sus mismos esquemas y premisas.
Como resultado de ello existen hoy tres polos turísticos
principales:
- Puerto del Carmen (o Fariones). Municipio de Tías.
- Costa Teguise (municipio de Teguise)
Tras él se produjo la eclosión, y en apenas dos décadas se
había consolidado Puerto del Carmen, que desde entonces
ha seguido creciendo y expandiéndose a lo largo de la
costa, formando el núcleo turístico de mayor entidad de la
Isla (30.942 camas).
La oferta alojativa de Lanzarote en 2013 era de 73.717
camas, repartidas casi equitativamente entre hoteleras y
extrahoteleras. El incremento de plazas ha supuesto un
desarrollo de infraestructuras y un paralelo crecimiento de
la población residente, que ha derivado en una mayor
presión sobre el territorio y sus recursos.
45
Fig. 26. Turismo y afección territorial. A) Hotel Fariones de Puerto del Carmen (Tías), 1966. Fuente: Memoria digital de Canarias; B)
Puerto del Carmen en la actualidad. Fuente: www.fotosaereasdecanarias.com; C) Principales zonas turísticas de Lanzarote; D)
Transformación reciente en Playa Blanca (GoogleEarth ®).
Las salinas de Janubio
46
Las salinas marítimas de Janubio están situadas en la costa
suroeste de la isla y antiguamente se consideró que
estaban enclavadas en un anillo de cenizas o ash ring,
(Carracedo, 1988), pero en la cartografía geológica de
Balcells et al. (2005), esta zona aparece como una
depresión costera rodeada al norte por coladas basálticas
del Pleistoceno inferior de la alineación de Femés e
históricas de la erupción de Timanfaya, al este y sur por
materiales basálticos miocenos de los edificios Los
Ajaches y Dorsal Central, y un pequeño afloramiento de
eolianitas pliocenas, y al oeste por una berma-barra de
materiales detríticos marinos actuales (arenas y gravas),
que conforma el muro natural de la laguna costera. Aquí
se almacena el agua del mar, utilizadas como materia
prima para la obtención de sal común (halita, ClNa).
Esta salina se sitúa en un ambiente costero donde las
precipitaciones
son
escasas
(<150
mm/año),
temperaturas templadas (media anual de 23° C) y una
fuerte evapotranspiración (media de 1.200 mm/año).
Además, esta laguna se rellena de agua de forma natural
con los temporales de invierno y por la continua
infiltración marina. La explotación minera artesanal para
la obtención de halita se desarrolla a partir de agua del
mar. Así, se parte del agua marina con una salinidad de 35
g/l y se sube por medio de molinos de viento a las
primeras piscinas artificiales (fgs. 27 y 28), para que el
agua se evapore, aumente su salinidad a valores de 80 a
140 g/l y su volumen se reduzca a la mitad. En estas
primeras piscinas se decantan las arcillas y limos, casi toda
la biomasa muere (plancton, microorganismos, etc.),
existiendo
bacterias
anaerobias,
y
precipitan
mayoritariamente carbonatos cálcicos (aragonito-calcita
CO3Ca). El agua resultante se traspasa a otras piscinas,
donde se sigue evaporando, y su salinidad alcanza valores
de 325 g/l, reduciéndose el volumen de 1/4 a 1/9, hay
cianobacterias, el agua muestra coloraciones diversas y
precipitan principalmente sulfatos (yeso SO4Ca 2H2Oanhidrita SO4Ca 1/2H2O). Posteriormente, esta salmuera
se deja evaporar en otras piscinas y su volumen se ha
reducido a la décima parte, la salinidad ha aumentado
hasta 370 g/l y precipitan los haluros (sobre todo halita).
Las salmueras restantes, ricas en sales de Mg y K muy
solubles, se devuelven al mar o se dejan cristalizar con la
evaporación total del líquido precipitando carnalita
Cl3MgK 6H20, silvita ClK, entre otras.
Las salinas y el patrimonio cultural
En el lugar en el que hoy se encuentran las salinas de
Janubio hubo con anterioridad una caleta de notable
importancia en el tráfico marítimo interinsular y de
cabotaje. Esta caleta aparece representada en el mapa
que hizo para la isla en el siglo XVI, por encargo de Felipe
II, el ingeniero cremonés Leonardo Torriani. Sin embargo
las erupciones de 1730 -1736 transformaron la bahía en
una laguna. Ésta tiene una superficie de aproximadamente
1.000.000 de m², y hoy día suministra el agua necesaria
para el funcionamiento de las salinas. Esta charca también
tiene importancia como ZEPA y además constituye uno de
los espacios protegidos de Lanzarote, con la categoría de
Sitio de Interés Científico (LENAC, 1994; DL 1/2000).
En 1895, el salinero Víctor Fernández construye las salinas
junto a la charca, debido a las inmejorables condiciones
que hay en la zona para la producción de la sal, esto es
elevada insolación y también un viento persistente e
intenso.
Las salinas disponen de unas charcas mayores
denominadas cocederos, que es donde se va configurando
la salmuera (fig. 27).
47
Fig. 27. Salinas de Janubio
El agua del mar llega hasta estos calentadores mediante
un sistema de acequias y de molinos de viento, que se
encargan de elevarla hasta la parte alta de la instalación
(fig. 28). Una vez que se tiene el deseado grado de
salmuera, el agua se pasa a los tajos, que es donde se
termina de hacer la sal. Hoy día las salinas se encuentran
en franca decadencia debido al desarrollo de la industria
del frío (alternativa a la conservación en sal del pescado)
y a la crisis del sector pesquero (salazón), que era su
principal mercado.
Vulcanismo y erosión. El macizo de los Ajaches
Características geológicas del edificio mioceno de Los
Ajaches
El edificio volcánico de Los Ajaches forma un macizo que
se sitúa al suroeste de la isla de Lanzarote, desde el sur de
Yaiza se extiende por Femés y alcanza la costa en la zona
de Papagayo (fig. 1). Sus materiales volcánicos han sido
datados en el Mioceno medio con edades comprendidas
entre 15,5 y 12,3 Ma (Coello, et al., 1992, Ancochea et al.
2004), edificándose en dos fases (15,5 a 14, y 13,5 a 12
Ma). En esta época Los Ajaches constituiría una isla
independiente, asociada a un volcán poligénico en escudo
o estratovolcán.
48
Fig. 28. Salinas de Janubio. Vista general y detalle.
Este macizo está constituido por apilamientos tabulares de
coladas ultramáficas y máficas (basanitas y basaltos
alcalinos, hawaitas y mugearitas), junto con algún cono
estromboliano, y depósitos de piroclastos de dispersión de
la misma composición, fosilizados por nuevas coladas.
También, en menor proporción, existen afloramientos de
rocas lávicas, piroclásticas y diques de composiciones
intermédias (benmoreitas y traquitas), que afloran cerca
de la costa que va desde Punta del Águila a la Playa de
Papagayo y en las Salinas de Janubio. Todos ellos se
localizan en las partes bajas del macizo, y el IGME en su
cartografía geológica los ha denominado como Tramo
Inferior (Balcells et al., 2005). En las partes intermedias y
altas de los macizos aparecen coladas tabulares, diques y
piroclastos de composiciones basálticas, que se encuadran
en el llamado Tramo Superior (fig. 29) y Episodios Tardíos
(Balcells et al., 2005). Además, hay que indicar que hubo
episodios de inactividad volcánica, pues se formaron
algunos suelos y también se produjo algún basculamiento,
puesto que se ha descrito alguna discordancia angular
entre coladas, como las que se han citado en los Picos
Redondo y de la Aceituna, al sur de Femés (Coello et al.,
1992). Los diques y fracturas del macizo tienen
predominantemente direcciones NE-SO.
Los apilamientos lávicos ultrabásicos y básicos son coladas
de potencias métricas, que se disponen de forma
subhorizontal o con inclinaciones bajas (10°) al E-SE. Las
coladas son masivas, de tipo pahoehoe y aa, tienen
texturas
vacuolares,
frecuentemente
porfídicas
conteniendo fenocristaldes de olivino (forsterita 85),
clinopiroxeno (diópsido-augita) y magnetita, en una matriz
con microcristales de plagioclasa, clinopiroxeno, opacos y
vidrio volcánico. Con frecuencia, las coladas muestran
49
Fig. 29. Cono estromboliano y enjambre de diques en Ajaches.
En la parte superior de la imagen se observa apilamiento de
coladas basálticas del Tramo Superior de este macizo.
disyunciones columnares y están atravesadas por diques
verticales y subverticales de potencias métricas, siendo
éstos más numerosos en el Tramo Inferior del macizo.
También como consecuencia de la edad de los materiales,
estos se encuentran alterados, encontrándose los olivinos
transformados en iddingsita de colores rojizos y,
frecuentemente, se pueden observar minerales de
neoformación claros del grupo de las arcillas, zeolitas y
carbonatos, tanto en fisuras como en las vacuolas. Por lo
que se refiere a las coladas de características más
diferenciados (mugearitas y traquitas), éstas contienen
fenocristales de feldespatos (plagioclasas y anortoclasa) y
piroxenos sódicos (egirina, kaersutita), siendo los olivinos
y clinopiroxenos escasos o ausentes, en una matriz fluidal
de feldespato más vidrio, como los que aparecen en la
Punta de Papagayo y Salinas de Janubio.
50
Teniendo en cuenta la morfología, mineralogía y
petrología de estos materiales volcánicos que aparecen
en Los Ajaches, podemos indicar que las coladas
ultrabásicas y básicas están asociadas a la fase de
construcción subaérea en escudo de este edificio con
erupciones fisurales, algunas estrombolianas, y tasas
eruptivas altas. Los términos diferenciados estarían
asociados a la fase de declive alcalino, con menor tasa
eruptiva y con erupciones más explosivas, que darían
lugar a coladas piroclásticas (tobas) como las que
aparecen en Papagayo y Salinas de Janubio. Se habrían
producido procesos de cristalización fraccionada en la
cámara magmática. Estas dos fases son típicas en el
modelo de formación subaérea de islas volcánicas
asociadas a puntos calientes. A ellas le seguiría la fase
erosiva, donde se habría desmantelado la mayor parte
del edificio de Los Ajaches, del que ahora sólo se
conservan restos erosivos. En el macizo no se observan
evidencias de una posterior reactivación volcánica y
consiguiente aporte de materiales recientes.
El valle de Femés es una cuenca endorreica en el macizo
mioceno de Los Agaches que se formó cuando se
produjeron las erupciones del Pleistoceno inferior de
Calderas Gritana y Riscana, y la pleistocena de la Atalaya
de Femés, con la formación de conos de piroclastos y
coladas asociadas. Estas taponaron el valle y
favorecieron la acumulación de sedimentos de limos
arenosos. Estos sedimentos han servido de base para
explotaciones agrícolas durante muchos años pero
actualmente están siendo objeto de extracción en
canteras a cielo abierto y usados para los enarenados y
jardines de la isla. El impacto ambiental de esta práctica
ha sido significativo.
Formas del modelado en los Ajaches
El paleoacantilado existente en el oeste del macizo
volcánico antiguo de Los Ajaches, entre Montaña de La
Cinta y Morros de Hacha Chica, es uno de los elementos
más destacado del modelado del sur de Lanzarote. Se
trata de una pared festoneada de unos 10 km de largo
y 400-500 metros de altura, que dista de la línea costa
actual entre 3 y 9,5 km (fig. 30).
Tal alejamiento se debe, inicialmente, a la denudación
de Los Ajaches durante una etapa de calma eruptiva de
unos 10 Ma. El resultado es la disposición a su pie de
una extensa plataforma de abrasión. El enlace entre
ésta y el acantilado primitivo se produce mediante
taludes y abanicos detríticos, que tapizan su parte
media y baja.
El sector distal de esos depósitos de gravedad y
torrenciales es modelado en amplios glacis de
acumulación poligénicos. Los mismos avanzarían sobre
la plataforma costera, a modo de suaves planos
inclinados, al pasar su pendiente de 10° en su tramo
más alto a desniveles prácticamente nulos en el más
alejado (Romero, 2003:125). Su continuidad espacial se
reduce allí donde son recortados por ramblas y
barranqueras.
El carácter fósil de esta pared obedece también a la
reanudación del volcanismo en la periferia del macizo a
lo largo del cuaternario. Las coladas procedentes de
Atalaya de Femés, Caldera Masión y Montaña Roja,
entre otros centros eruptivos, no sólo recubren la
antigua plataforma de abrasión, sino que amplían el
frente costero (El Rubicón). La dinámica subaérea
incrementa aún más su protagonismo.
51
Fig. 30. Vista general del acantilado fósil del macizo de Los
Ajaches y de las formaciones sedimentarias acumuladas a su pie
(Autor: C. Romero, 2003)
52
MIÉRCOLES 18. LA GRACIOSA
53
Rasgos generales
La Graciosa se localiza al norte de Lanzarote, encima de
una plataforma marina cuaternaria sobre la que también
se sitúan los islotes de Alegranza, Montaña Clara y los
Roques del Este y del Oeste (fig. 31). En conjunto forman
el archipiélago Chinijo, denominado así por analogía con el
adjetivo empleado en Lanzarote para referirse a un niño u
objeto pequeño.
54
Su origen geológico se considera una prolongación hacia el
norte de las líneas de debilidad estructural que organizan
el vulcanismo reciente del norte de Lanzarote.
Geomorfológicamente, La Graciosa es la isla del
archipiélago Chinijo que presenta una estructura más
compleja. Destaca la combinación de conos
estrombolianos con otros de carácter hidromagmático, así
como las superficies cubiertas por malpaís y por arenas
eólicas.
Los rasgos desérticos y la marcada influencia de los vientos
alisios son algunos de los rasgos más destacables de su
clima, condicionado por las reducidas dimensiones de la
isla, su escasa altitud y su cercanía a Lanzarote. Éstos y
otros factores determinan asimismo una importante
diversidad de geoambientes de gran riqueza biológica.
Fig. 31. (A) archipiélago Chinijo y (B) La Graciosa.
Aunque su población es reducida, La Graciosa es la única
isla del archipiélago Chinijo habitada de forma
permanente. La mayor parte de sus habitantes se
concentra en el núcleo de Caleta del Sebo,
tradicionalmente pesquero aunque cada vez más
orientado al sector turístico. En la actualidad, la isla se
encuentra en buen estado de conservación, a lo que
contribuye su condición de espacio protegido (PérezChacón y Suárez, 1993; Pérez-Chacón, 2010), a través de
diferentes figuras de protección (Parque Natural, Reserva
Marina, Reserva de la Biosfera, entre otras).
Componentes abióticos del paisaje
La plataforma marina sobre la que se alza La Graciosa se
localiza a unos 100 m de profundidad. Sobre ella se
emitieron materiales de erupciones volcánicas durante el
Pleistoceno medio, formando el basamento sumergido de
la isla. El vulcanismo posterior originó una alineación de
conos estrombolianos, también pleistocenos, que siguen
una dirección NE-SO: Las Agujas, Montaña del Mojón y
Montaña Amarilla. En varios de estos edificios aparecen
depósitos que indican el carácter hidromagmático que
tuvieron algunas de estas erupciones. Durante el
Pleistoceno superior-Holoceno se formó otro cono
volcánico (Montaña Bermeja), que se sitúa al NO de esa
alineación. Los materiales procedentes de estos edificios
volcánicos, fundamentalmente depósitos de piroclastos de
caída y coladas, forman la base de las llanuras y de los
acantilados de la isla. La composición geoquímica de estos
materiales es basanítica y basáltica alcalina.
Coincidiendo en el tiempo con las erupciones volcánicas, los
procesos sedimentarios cuaternarios dieron lugar, en las
zonas costeras, a depósitos sedimentarios marinos y en las
zonas subaéreas interiores, se formaron depósitos eólicos
que actualmente se encuentran ligeramente cementados
(eolianitas), así como suelos. Ambos contienen
gasterópodos terrestres e icnitas de himenópteros y, en el
caso de los suelos, también fragmentos de materiales
volcánicos y restos de bioclastos marinos (moluscos,
equinodermos, rodolitos, etc.), también cuarzo y otros
minerales procedentes del Sahara y el Sahel (Menéndez et
al., 2014).
Actualmente, una parte significativa de la superficie de la
isla (50%: 13,96 km2) está cubierta por arenas eólicas
sueltas, de edad holocena, que forman el denominado
“jable”. Se trata de mantos de arenas de potencia variable,
cuyos sedimentos son movilizados por los vientos y, con
frecuencia, configuran dunas en montículo asociadas a
ejemplares vegetales. Algunos de estos depósitos se
presentan estabilizados por la vegetación.
Desde el punto de vista petrológico estas arenas contienen
una gran cantidad de granos carbonatados biogénicos
(abundancia superior al 70%), entre los que se encuentran
bioclastos marinos de flora y fauna (mallas de algas
coralináceas, moluscos, gasterópodos, equinodermos,
briozoos y foraminíferos, entre otros), bioclastos terrestres
(gasterópodos) e intraclastos principalmente carbonatados
(Mangas et al., 2012). Los escasos litoclastos presentes en
55
los jables están caracterizados por fragmentos detríticos de
rocas y minerales basaníticos y basálticos. Desde el punto
de vista sedimentológico, la mayor parte de las arenas son
de tamaño medio de grano entre 0,25 y 0,5 mm (arenas
medianas).
56
Por lo que respecta a sus características climáticas, La
Graciosa tiene los rasgos propios de las costas canarias
orientadas al norte. Su localización en el sector nororiental
del archipiélago implica una posición de marginalidad ante
el tránsito de las borrascas templadas de procedencia
atlántica, pero, por el contrario, la coloca en una exposición
abierta a los vientos dominantes en Canarias, los alisios, de
componente NE. La primera de las características citadas es
la principal causa de que los registros pluviométricos sean
reducidos en cuantía y en frecuencia. Así pues, las
precipitaciones son escasas pero intensas (el valor de lluvia
media anual es de 116 mm, los cuales se reparten, también
en promedio, en apenas 32 días de lluvia al año); presentan,
además, una elevada irregularidad interanual y una fuerte
estacionalidad: los meses de diciembre, enero y noviembre
son los más lluviosos, con valores medios de 27,7 mm, 26,5
mm y 20,2 mm, respectivamente. Por el contrario, el verano
es el período más seco, destacando julio con un registro de
lluvias nulo. Por otro lado, las reducidas dimensiones de la
isla, su escasa altitud y suave configuración orográfica, así
como su vecindad con la isla de Lanzarote, determinan los
principales rasgos geográficos que inciden directamente en
su clima. El macizo de Famara favorece el estancamiento de
la nubosidad, capa de estratocúmulos propia de los alisios,
sobre todo durante el verano, afectando de manera
significativa a La Graciosa.
La temperatura media anual es de 19,7°C. Los promedios
mensuales de la temperatura oscilan entre 17°C en enero y
22,7°C en el mes más cálido del año, que es agosto. Por ello,
la amplitud térmica media anual presenta un valor
moderado, de apenas 5,7°C.
El viento es un elemento de presencia constante en La
Graciosa, de modo que los días de calma tan sólo
representan el 1%. La dirección dominante es la norte, con
una frecuencia del 32% y 22 km/h de velocidad media anual
(“brisa moderada”). Esta velocidad supera el umbral de los
5,1 m/s (18,3 km/h), considerado como el valor por encima
del cual el viento comienza a tener efectividad en el
transporte de sedimentos de fracción arenosa (vientos
efectivos).
Componentes bióticos del paisaje
En la vegetación de la isla de La Graciosa se pueden
diferenciar tres tipos principales, según sea el sustrato
predominante:
Vegetación estrictamente psamófila.
Vegetación de sustratos volcánicos.
Vegetación ruderal.
La vegetación psamófila, vinculada a los arenales, la
componen seis comunidades vegetales principales. Entre
ellas destaca la comunidad de Traganum moquinii (fig. 32),
que es la que alcanza una mayor altura, con individuos que
pueden superar los cinco metros.
Otras comunidades psamófilas están compuestas por
especies herbáceas o subarbustivas, como es el caso de las
praderas de Ononis serrata y la comunidad de Euphorbia
paralias (fig. 34).
La vegetación de sustratos volcánicos se localiza sobre
materiales lávicos o piroclásticos, sobre sustratos más
evolucionados como suelos arcillosos o sobre áreas donde
se combinan materiales volcánicos y arena. Está
representada por ocho comunidades vegetales (fig. 33).
De ellas, la comunidad de Salsola vermiculata (fig. 35) es
la que ocupa la mayor superficie de la isla. Se trata de un
tipo de vegetación subarbustiva, que sustituye a la
vegetación original. Se localiza en las laderas de los conos
volcánicos y en zonas donde existe una mezcla de
materiales volcánicos y arena. También destacan las
comunidades de Launaea arborescens y de Euphorbia
regis-jubae. Otra comunidad vegetal que existió asociada
a los sustratos volcánicos fue el tabaibal dulce (comunidad
de Euphorbia balsamífera). Ésta desapareció debido a las
actividades antrópicas, principalmente la extracción de
leña y el pastoreo.
La vegetación ruderal la integran 3 comunidades vegetales
(fig. 33), de entre las que destacan los barrillares de
Mesembryanthemum
crystallinum
y
de
Mesembryanthemum nodiflorum.
Uno de los grandes valores naturales de La Graciosa es su
fauna, especialmente la avifauna. En esta isla están
presentes las principales especies esteparias, incluida la
avutarda hubara (Chlamydotis undulata). Existen colonias
de aves marinas como la pardela cenicienta (Calonectris
diomedea), pardela chica (Puffinus assimilis), petrel de
bulwer (Bulweria bulwerii), paíño europeo (Hydrobates
57
58
pelagicus), paíño de madeira (Oceanodroma castro),
además de rapaces como el halcón de tagorote (Falco
pelegrinoides). Asimismo se puede avistar el halcón de
Eleonora (Falco eleonorae) y el águila pescadora (Pandion
haliaetus), que crían en los islotes vecinos. También hay
que resaltar las poblaciones de chorlitejo patinegro
(Charadrius alexandrinus), así como los contingentes de
aves migratorias que utilizan el archipiélago Chinijo como
zona de descanso o invernada. Existen dos especies de
reptiles: lagarto atlántico (Gallotia atlantica) y perenqué
majorero (Tarentola angustimentalis).
Comunidad vegetal
Biotipo dominante
Vegetación psamófila
C. de Traganum moquinii
Arbustivo (nanofanerófitos)
C. de Ononis serrata
Herbáceo (terófitos)
C. de Polycarpaea nivea
Arbustivo (caméfitos)
C. de Ononis natrix
Arbustivo (caméfitos)
C. de Euphorbia paralias
Arbustivo (caméfitos)
C. de Cakile maritima
Herbáceo (terófitos)
Vegetación de sustratos volcánicos
C. de Salsola vermiculata
Arbustivo (nanofanerófitos)
C. de Launaea arborescens
Arbustivo (nanofanerófitos)
C. de Euphorbia regis-jubae
Arbustivo (nanofanerófitos)
C. de Chenoloides tomentosa
Arbustivo (nanofanerófitos)
C. de Frankenia ericifolia
Arbustivo (caméfitos)
C. de Suaeda vera
Arbustivo (nanofanerófitos)
C. de Astydamia latifolia
Arbustivo (caméfitos)
C. de Plantago coronopus
Herbáceo (terófitos)
Vegetación ruderal
Fig. 32. Comunidad de Traganum moquinii
C. de Mesembryanthemum nodiflorum
Herbáceo (terófitos)
C. de Mesembryanthemum crystallinum
Herbáceo (terófitos)
C. de Lotus glinoides
Herbáceo (terófitos)
Fig. 33. Comunidades vegetales de La Graciosa
La actividad humana: usos históricos y actuales
Teniendo en cuenta la relación entre la actividad humana y
el medio natural, se han definido y caracterizado seis etapas
históricas en La Graciosa (Hernández et al., 2013):
Fig. 34. Comunidad de Euphorbia paralias
1) Antes de 1730: La Graciosa era un enclave deshabitado,
aprovechado por habitantes de Lanzarote para cazar, pescar
y recolectar. También se utilizaban los pastos: entre invierno
y verano se mantenían en régimen de suelta los ganados de
Lanzarote. La afección al medio debió ser reducida y ejercida
de forma discontinua en el tiempo.
2) 1730-1880: tras la erupción de Timanfaya y ante la
disminución de los pastos en Lanzarote, las autoridades
permitieron trasladar ganado de forma permanente a La
Graciosa. La presión sobre el medio se incrementó
notablemente, y hubo que reglamentar los usos y
aprovechamientos de la isla en un sentido restrictivo.
Fig. 35. Comunidad de Salsola vermiculata
3) 1880-1943: se fundó Caleta del Sebo, que pasa de 6
viviendas, a unos 80 hogares hacia 1943, en su mayoría
chozas de piedra, barro y leña. Con ello se incrementó la
demanda sobre los escasos recursos vegetales de la isla,
utilizados tanto para la construcción como para combustible.
En la década de 1930 se fundó el caserío de Pedro Barba.
59
60
4) 1943-1967: con la visita del Jefe del Mando Económico de
Canarias se inició una etapa de inversiones en
infraestructuras básicas (muelle, escuela, iglesia,
cementerio, aljibes, etc.), se repartieron 65 lotes de tierra de
labor y se construyó una aguada en el interior de la isla. Se
produjo un incremento poblacional considerable y un
aumento en el número de viviendas. Desde el punto de vista
de la estabilidad del sedimento, debió ser significativo el
incremento de la tala de arbustos para los hornos de cal,
recurso demandado para las nuevas construcciones. La leña
fue también un recurso para los hogares y las panaderías.
Otro de los usos de más prolongada explotación fue el
pastoreo. La consecuencia de esta presión sobre la
vegetación alteró la estabilidad del sustrato, causando su
removilización y su transporte eólico hacia el sur de la isla,
acumulándose la arena en determinados enclaves. Así, se
han identificado tres grandes dunas móviles: una cerca de
Caleta del Sebo, otra en El Salado y, la mayor, detrás del
cementerio, que fue utilizada para la extracción de áridos.
5) 1967-1987: la presión agraria se redujo
considerablemente y, con ello, se inició una progresiva
regeneración natural de la vegetación. Las causas de ello son,
básicamente, cuatro: el descenso en el número de
habitantes, que emigran a Lanzarote para trabajar en el
turismo o en el puerto pesquero; la llegada del gas; la
disponibilidad de energía eléctrica a partir de 1977 y el fin del
uso de la vegetación para la quema en hornos de cal (hacia
1967). El único uso que pervivió, con incidencia sobre la
vegetación, fue el ganadero.
6) A partir de 1987: la isla es declarada Parque Natural por la
Ley 12/1987, de 19 de julio, de Declaración de los Espacios
Naturales de Canarias. Toda la isla, salvo Caleta de Sebo, se
clasifica como Suelo Rústico de Protección. Se produce un
cambio radical en los usos del suelo: el ganado se estabula y
los usos agrarios tradicionales se reducen drásticamente.
Todo ello crea condiciones favorables para el incremento de
la cobertura vegetal.
La figura 36 esquematiza la evolución de los usos, así como
la presión relativa que debieron ejercer sobre la vegetación
y sobre la dinámica de los sedimentos.
P: Pastoreo; H: Hogar; C: Caleras
Fig. 36. Evolución de los usos del suelo y de la presión relativa
sobre la vegetación entre 1730 y 2012. (Hernández et al., 2013).
Diagnóstico de la dinámica sedimentaria actual
Las intervenciones humanas han tenido efectos
ambientales de diferente signo en este territorio. Unas
veces han sido positivas, como por ejemplo las iniciativas
relacionadas con la protección (Beltrán et al., 1991) hace
ya décadas, y otras negativas. Entre estas últimas se
encuentra las alteraciones, directas o indirectas, del
sistema sedimentario eólico.
Los habitantes de La Graciosa han detectado que, en los
últimos años, las playas situadas al sur de la isla presentan
menos arena. Vinculan este hecho al crecimiento del
matorral xerofítico tras el cese del pastoreo, y proponen
medidas que suponen la eliminación parcial de la
vegetación en el entorno de esas playas. Antes de tomar
una decisión, el Centro “Isla de La Graciosa”,
perteneciente al Organismo Autónomo Parques
Nacionales (Ministerio de Agricultura Alimentación y
Medio Ambiente), encarga un informe técnico (PérezChacón et al., 2010 y Pérez-Chacón et al., 2012) para
diagnosticar la situación y orientar las medidas de gestión.
Los resultados del trabajo ponen de manifiesto que el
ámbito sedimentario del norte presenta, en los sectores
estudiados (Lambra), estabilidad dinámica, pues las
pérdidas de arena compensan las entradas. Mientras que
en el del sur hay inestabilidad, con diferencias entre la
parte occidental de la costa (playa Francesa), que sólo
tiene signos de erosión en un pequeño sector de la playa,
y la parte oriental (El Salado), con evidencias de una
dinámica erosiva litoral significativa.
A su vez, el seguimiento realizado mediante parcelas de
observación ratifica esta afirmación (fig. 37), pues
precisamente la parcela situada en el litoral de El Salado es
la que muestra una pérdida de sedimentos mayor entre
2009 y 2012, que afecta al 44,3% de su superficie.
Mientras que en la de Lambra las pérdidas de sedimento
se equilibran con las ganancias.
Tipo de
variación
Superficie afectada en la parcela (%)
Lambra
Playa
Francesa
El
Salado
interior
El
Salado
costa
Disminución
19,6
21,8
16,4
44,3
Estabilidad
63,7
50,4
54,7
55,1
Incremento
16,7
27,8
28,8
0,6
Fig. 37. Variación porcentual del volumen de sedimentos
(m3/m2) en las parcelas de observación entre 2009 y 2012.
61
Por lo que respecta al papel de la vegetación, en el interior
de las parcelas se observa que la dinámica global está
relacionada con la existencia de una cobertura vegetal
arbustiva y herbácea, que favorece la acumulación de
sedimentos. Pero, a su vez, también permite la circulación
estacional de los mismos cuando la planta pierde
cobertura durante la estación seca. Las plantas ejercen por
lo tanto un papel regulador, limitando los procesos
erosivos.
Su eliminación en algunos sectores de La Graciosa,
especialmente en aquellos en los que actualmente no se
está produciendo entrada de sedimentos desde el mar,
supondría la pérdida progresiva de los mantos eólicos que
actualmente protege la vegetación. Ello se deduce al
comparar la parcela de Lambra (fig. 38), donde la
vegetación contribuye al equilibrio dinámico del balance
sedimentario, con la de El Salado-costa (fig. 39), donde los
sectores sin vegetación son los que presentan la pérdida
de sedimentos más alta.
Fig. 38. Variación volumétrica de sedimentos entre mayo de
2009 y abril de 2012 en la parcela de Lambra.
Fig. 39. Variación volumétrica de sedimentos en la parcela de El
Salado-costa entre noviembre de 2009 y abril de 2012.
62
En paralelo, otro resultado del diagnóstico realizado pone
de manifiesto que, entre 1954 y 2009, apenas se han
producido cambios en las geoformas del ámbito
sedimentario del norte de la isla, mientras que en el sur,
correspondiendo con las zonas históricamente más
antropizadas, los cambios (artificialización, estabilización y
removilización) han afectado más de la mitad de la
superficie del ámbito eólico meridional.
La progresión de la artificialización en el entorno de Caleta
del Sebo (fig. 40) es muy significativa, y podría estar en el
origen de la erosión que se observa en el litoral de El
Salado.
Fig. 40. Evolución de las edificaciones e infraestructuras
en el núcleo de Caleta de Sebo (1954-2009).
Fuente: de la imagen de 1954, Ministerio de Defensa;
de la imagen de 2009, Stereocarto SL, para el OAPN.
63
La erosión de las playas. El Salado
La Bahía del Salado presenta evidencias de que se está
produciendo un déficit de sedimentos. Esta bahía se
localiza al sureste de La Graciosa y forma una banda de
dirección SO-NE, que va desde zonas intermareales
hacia ambientes supramareales.
64
Se trata de un subsistema, caracterizado por ser el área
de salida de los sedimentos desde el interior de la isla
hacia el mar, proceso que tiene lugar tanto a través de
transporte eólico, como por escorrentía y por erosión
marina. Esta última tiene una alta incidencia en la zona,
en especial cuando se producen temporales del
suroeste.
A esta dinámica erosiva se añade que los sedimentos
que son erosionados, de ésta y otras playas ubicadas al
sur de la isla, no son compensados por nuevos aportes
procedentes del mar, sino, en todo caso, se ven
sustituidos por materiales removilizados, erosionados
en el interior de la propia isla, que acceden a estos
sistemas a través de mecanismos de erosión hídrica.
Estudios recientes (Pérez-Chacón et al., 2012) revelan
que se ha producido un progresivo retroceso del cantil,
que alcanza unos cuatro metros lineales entre
noviembre 2009 y octubre 2010 (fig. 43). Los períodos
principales en los que tiene lugar el retranqueo del
cantil se produce durante los meses de otoño e
invierno, debido a la acción erosiva del oleaje generado
por temporales del suroeste (figs. 41 y 42).
Fig. 41. Cantil costero de la playa de El Salado (noviembre
2009-octubre 2010)
Esta zona debe haber recibido en el pasado continuos
aportes procedentes del sistema de dunas interior, a
través de procesos de transporte eólico; pero también
debe haber recibido aportes de arena a través de la
deriva litoral de los sedimentos. Previsiblemente la
construcción de las infraestructuras portuarias en
Caleta del Sebo ha modificado estos procesos de
transporte y, al interrumpirlos, se ha reducido el
volumen de arena que podría alcanzar la playa de
Caleta del Sebo, y que ahora son retenidas al norte del
puerto. En la actualidad esta área experimenta un
importante retroceso por erosión marina. También son
fácilmente detectables las manifestaciones de los
procesos de erosión hídrica, especialmente en
regueros, en el sector occidental de esta zona, que
muestra una gran cantidad de incisiones (Mangas et al.,
2012) (fig. 42).
Fig. 42.
Cárcavas
incipientes en
la playa de El
Salado
65
Fig. 43. Evolución del cantil de la parcela del Salado (2009-2012).
Los afloramientos de rocas volcánicas y sedimentarias.
Litoral meridional
66
En la isla de La Graciosa se observan materiales volcánicos
(lavas y piroclastos) que se emitieron desde el Pleistoceno
medio hasta el Holoceno. En paralelo, los procesos
sedimentarios cuaternarios insulares dieron lugar a
diversos depósitos eólicos (eolianitas) y a paleosuelos
ligeramente
cementados
en
zonas
subaéreas
(supramareales e interiores) y, en las zonas costeras
(intermareales y submareales), a beachrock y niveles de
rocas sedimentarias detríticas (areniscas y conglomerados
marinos). En la actualidad una parte significativa de la isla
está cubierta por arenas eólicas bioclásticas que forman
dunas en montículo o mantos eólicos. No obstante, hay un
déficit sedimentario en algunas playas del sur de la isla, la
arena va desapareciendo y aflora de forma continua el
sustrato rocoso (figs. 44 y 45).
Por lo que respecta a las rocas volcánicas de la costa
meridional de La Graciosa, aparecen afloramientos
discontinuos de lavas subaéreas, cuyos centros de emisión
no se reconocen, pues están cubiertos por materiales
posteriores. Así, afloran coladas escoriáceas con potencias
métricas que son las más antiguas de la isla, por ejemplo,
en Caleta del Sebo (fig. 44), Punta Corrales, Punta de la
Herradura (fig. 45) y Playa Francesa. Desde el punto de
vista petrológico, son basaltos vesiculares, porfídicos que
contienen fenocristales de olivino y, en menor proporción,
también plagioclasa cálcica. Geoquímicamente, estos
materiales se han definido como basaltos alcalinos (De la
Nuez et al., 1997).
Fig. 44. Costa de Caleta del Sebo donde se aprecian
afloramientos de una colada basáltica y un beachrock.
Los estudios geológicos generales de Lanzarote y de los
islotes del archipiélago Chinijo (Fuster et al., 1968,
Ancochea et al., 2004 y Balcells et al., 2005, entre otros),
sitúan temporalmente estas coladas antiguas de La
Graciosa en el Pleistoceno medio, sin llevar a cabo ninguna
datación radiométrica. De la Nuez et al. (1997) las
considera del Pleistoceno superior a partir de dataciones
de fósiles en paleoplayas y paleodunas asociados a esos
y
afloramientos
volcánicos,
utilizando
C14
aminocronología, y otorgándo una edad de más de 43.000
años . Entre playa Francesa, Punta Marrajos y playa de la
Cocina también se encuentran otras coladas basálticas
olivínico-piroxénicas asociadas a las etapas subaéreas
estrombolianas de la erupción de Montaña Amarilla y que
han sido datadas por De la Nuez et al. (1997) en 28.700
años BP, mientras que los autores citados anteriormente
las consideran del Pleistoceno medio.
En la zona intermareal y submareal de Playa del Salado
aparece un beachrock de unos 275 m de largo, con 15 m
de ancho y menos de 1,5 m de potencia (fig. 45). Este
depósito costero muestra aproximadamente 10
horizontes de calcarenitas, con potencias variables
comprendidas entre 5 y 40 cm, que buzan ligeramente
hacia el mar (menos de 10° hacia el S). Este beachrock está
cementado por calcita isopaca (microesparita y esparita),
altamente magnesiana (HMC), con una composición
Fig. 45. Materiales sedimentarios pleistocenos y holocenos que
aparecen en la Bahía del Salado.
media de 13% CO3 Mg y 2400 ppm de Sr. Este cemento se
habría formado a partir de aguas marinas en los poros de
los sedimentos detríticos, en un régimen hidrológico
freático, y en zonas intermareales o submareales.
A su vez, este beachrock presenta fracturaciones y
disoluciones importantes. También entre Caleta del Sebo
y playa Francesa (fig. 46) aparecen plataformas de
abrasión marina constituidas de calcarenitas marinas y, en
menor medida, por conglomerados, con cementación
carbonatada importante y formas erosivas notables. Por
ello, creemos que se corresponden con depósitos
sedimentarios costeros asociados a la subida del nivel del
67
mar del interglaciar MIS 5e (126.000 años BP, límite
Pleistoceno superior-medio). No obstante, Balcells et al.
(2005), relacionan estos niveles sedimentarios con el
interglaciar actual holoceno (MIS 1).
68
Por otro lado, en la Playa del Salado y hasta La Lagunilla,
existe un escarpe litoral de menos de tres metros, donde
afloran paleosuelos arenoso-limosos, amarillentos, poco
cementados y conteniendo nidos de himenópteros y
gasterópodos terrestres, que hemos datado por
aminocronología como del Pleistoceno superior, con
edades entre 15.000 y 23.000 años BP (fig. 47).
Fig. 46. Vista de los afloramientos de capas de paleosuelos del
Pleistoceno superior (izquierda) y de las eolianitas holocenas
(derecha) en la Bahía del Salado.
Encima de estos paleosuelos también se observan
eolianitas masivas que contienen gasterópodos terrestres
y otras con estratificaciones cruzadas de gran ángulo,
asociadas a dunas (fig. 47). Estas eolianitas muestran una
cementación carbonatada incipiente (cemento isopaco de
microesparita) y por ello podrían ser holocenas.
En la zona costera meridional de la isla y encima del
sustrato rocoso, que está constituido por diversas rocas
volcánicas y sedimentarias descritas anteriormente,
aparecen los sedimentos detríticos actuales. Estos
sedimentos están constituidos principalmente por arenas
de grano medio y, en menor medida, de grano fino. Así, los
sistemas playa-duna del sur, tanto en medios submareales,
intermareales y supramareales, las arenas son
generalmente de tamaño medio (0,4-0,5 mm) y los granos
contienen porcentajes de 70% de bioclastos (37%
fragmentos de mallas de algas coralináceas y 33% de restos
de fauna marina) y un 30% de litoclastos (20% de
fragmentos de roca volcánica, 8% intraclastos
carbonatados y 2% de minerales). Las calcimetrías de estas
arenas organógenas costeras siempre dan valores por
encima del 80%. No obstante, en algunos sectores costeros
aparecen en épocas de temporales, gravas y cantos
redondeados, de composición basáltica y calcarenítica.
Los sistemas sedimentarios eólicos y la dinámica de la
vegetación
Actualmente, un área significativa de la isla de La Graciosa
está cubierta por arenas eólicas sueltas de edad holocena,
que forman el denominado "jable" o sistema sedimentario
eólico (fig.47).
Fig. 47. Sistemas sedimentarios eólicos de La Graciosa.
Estos arenales ocupan una superficie amplia (13,1 km2),
tanto en el norte como en el sur de la isla. Se trata de una
zona cubierta por mantos de arenas de potencia variable,
que son movilizadas por los vientos efectivos y, con
frecuencia, configuran dunas en montículos asociadas a
especies vegetales. Algunos de estos depósitos se
presentan estabilizados por la vegetación, caracterizada
por un matorral subarbustivo y arbustivo en el que se
combinan especies halófilas, psamófilas y xerófilas. En el
norte se localizan tres sistemas sedimentarios eólicos, que
se han diferenciado por tener distintas fuentes de
alimentación desde el mar: el sistema eólico septentrional
(A) es el más extenso (4 km2), le sigue el de Las Conchas (B)
con 0,3 km2 y, finalmente, el de Pedro Barba (C), que es el
más pequeño de todos (0,085 km2). En el ámbito del sur se
ha considerado un solo sistema (D) pues, a pesar de su
amplia extensión (8,7 km2), parece que toda el área está
conectada desde el punto de vista de la dinámica
sedimentaria.
Tal y como muestra la figura 48, entre las geoformas que
aparecen en estos sistemas hay reducidas zonas con
láminas de arenas o con eolianitas con gasterópodos
terrestres (a) y dunas en montículos asociadas a especies
69
vegetales (Traganum moquinii, Salsola vermiculata y
Launaea arborescens), siendo en ocasiones mixtas por la
combinación de estas especies (b). También se producen
afloramientos rocosos de origen volcánico y una zona
ocupada por una laguna litoral (c).
70
Fig. 48. Ejemplos de geoformas.
La cobertura vegetal es uno de los elementos que
intervienen en la dinámica sedimentaria de forma
significativa, ya que permite la acumulación de
sedimentos en los sistemas dunares (Hesp, 1991), siendo
también un factor estructurante para el paisaje. Los tipos
de cambios que ha sufrido la cobertura vegetal en el
período 1954-2009 son el resultado de los distintos usos
que se han sucedido en la isla. Considerando el conjunto
de los sistemas sedimentarios eólicos, la cobertura vegetal
ha aumentado en más del 46% en los mismos; y en cambio,
un 21% de la superficie ha sufrido una reducción de la
cobertura. Por otro lado cabe mencionar que un 30% de la
superficie no ha sufrido cambios significativos en su
recubrimiento vegetal, y que poco más del 1,5% ha sido
alterado por cultivos o edificaciones. Estos resultados
confirman que los sistemas arenosos de La Graciosa han
experimentado una recolonización vegetal en las últimas
décadas. Las coberturas más densas se localizan en zonas
más abrigadas o sectores interiores de la isla (fig. 49, a). En
cambio, las coberturas menos densas están sobre todo en
zonas litorales asociadas a las entradas de sedimentos (fig.
49, b).
a
b
Fig. 49. Localización de los tipos de cobertura vegetal.
Cobertura más densa en zonas de interior (a) y cobertura laxa
en zona litoral donde la vegetación se ve limitada por entrada
de sedimento (Playa de Lambra) (b).
Procesos hidromagmáticos
Montaña Amarilla
y
estrombolianos
de
El cono volcánico hidromagmático de Montaña Amarilla
está situado en el extremo SO de la Graciosa. En la
actualidad se encuentra desmantelado parcialmente por
la erosión marina (fig. 50), mostrando una altura de 175 m,
unos radios de la base de 400 m y 200 m del cráter, y un
volumen de materiales de 0,046 km3 (De la Nuez et al.,
1997). El desmantelamiento del edificio original ha
provocado que se puedan observar los materiales
piroclásticos amarillentos que lo constituyen (y le dan
nombre al volcán), junto con sus texturas y estructuras
volcanogénicas, la cuales confirman su origen relacionado
con erupciones surtseyanas explosivas submarinas. Así,
Montaña Amarilla está compuesta principalmente por
depósitos submarinos de oleadas piroclásticas húmedas y
secas (base surges), de unos 135 m de potencia, y por
pequeños depósitos estrombolianos de caída (fall
deposits) de unos 20 m situados en la parte superior del
edificio (fig. 50). El color amarillento que presentan los
materiales piroclásticos vítreos, sobre todo cenizas y
lapillis, es debido a los procesos de alteración bajo el agua
del mar (palagonitización), que les afectó durante o poco
después de su formación, cuando todavía estaban
calientes. Así, el vidrio básico (sideromelana) se
transforma a arcillas (esmectitas), zeolitas y óxidos de
hierro, tomando una coloración amarillenta, marrón o
rojiza, y además es común que aparezca una cementación
en los poros y grietas de halita y yeso, que procederían de
la evaporación del agua de mar entre los piroclastos. Por
otra parte, también hubo emisiones lávicas asociadas a
este volcán, procedentes de los salideros distribuidos
principalmente en la parte norte del edificio. Además, en
la parte oeste del cono se observan diques subverticales
que lo atraviesan y que serían las fracturas de evacuación
del magma. Finalmente, algunos de estos materiales
volcánicos están hoy tapizados por eolianitas pleistocenas
y arenas eólicas actuales de tonos ocres (fig. 50).
Los piroclastos hidromagmáticos (tobas de ceniza y lapilli)
frecuentemente presentan aspecto masivo o laminaciones
paralelas, a veces con pliegues (slumping) debido a
procesos de deslizamiento del material fragmentario,
poco consolidado y empapado en agua, por las laderas del
edificio durante su formación (fig. 50). A su vez se
observan algunas estructuras de impacto de bombas y
escorias sobre los niveles de lapillis, que se originaron
71
cuando estaban aún sin consolidar, y algunas capas
conteniendo lapillis acrecionales típicos de erupciones
hidromagmáticas.
72
estudios geológicos generales (Fuster et al., 1968,
Ancochea et al., 2004, Balcells et al., 2005), se señala que
estas erupciones son del Pleistoceno medio.
Desde el punto de vista geoquímico (De la Nuez et al.,
1997), los materiales de Montaña Amarilla son de
composición basáltica. Los coladas son de tipo aa
(malpaíses), vesiculares y porfídicas, conteniendo
fenocristales de olivino (forsterita 84), y en menor
proporción clinopiroxenos (diópsido) junto con una matriz
vítrea con microcristales de plagioclasas Ca (labradorita) y
opacos (espinela y magnetita).
Todavía existe controversia sobre la edad de Montaña
Amarilla y de los conos volcánicos gracioseros de El Mojón
y las Agujas (alineación N45E), puesto que no hay
dataciones geocronológicas absolutas de sus materiales.
Así, De la Nuez et al. (1997), a partir de dataciones
geocronológicas de materiales de una playa levantada
conteniendo fósiles marinos, situada en la base de
Montaña Amarilla y de eolianitas con caracoles terrestres
que la cubren en parte, determinan una edad de erupción
en el Pleistoceno superior, entre 28.700 y 11.300 BP,
respectivamente. Sin embargo, en las distintas
cartografías geológicas de Lanzarote y los islotes, y en
Fig. 50. Cono hidromagmático de Montaña Amarilla (La
Graciosa) y estructuras de slumping en las tobas asociadas a
oleadas piroclásticas húmedas.
JUEVES 19. NORTE DE LANZAROTE
73
Remodelación volcánica en macizos antiguos. El volcán
de La Corona
74
Se trata de un área cuya morfología está condicionada por
el volcanismo reciente instalado en una zona de drenaje
antiguo y en uno de los sectores orientales más afectados
por el retroceso del cantil de Famara (Dóniz et al., 2002:
392). Los volcanes se alinean según una fractura de rumbo
NE-SO de unos 5,7 km de longitud, con concentración de
la actividad en tramos concretos (fig. 51). Esto se refleja en
la construcción de volcanes independientes (Quemada de
Órzola y La Corona) y otros no (Quemada-Helechos-Cerca).
Las coladas emitidas desde estos volcanes dieron lugar a
rampas lávicas homogéneas, con superficies de detalle
caóticas, más o menos alteradas por procesos de erosión
según la edad de las mismas, aunque aún sin drenaje
superficial concentrado.
El centro eruptivo más antiguo es La Quemada de Órzola,
cuyo cono y coladas aparecen semienterradas por las
emisiones lávicas del volcán La Corona y por abanicos
aluviales procedentes del flanco oriental de Famara
(Romero, 2003: 225). El segundo es La QuemadaHelechos-Cerca con edades de 92.000+2.000 años
(Carracedo, et al., 2003: 277). Por último, el más reciente
es La Corona con edades radiométricas de 40Ar/Ar21 de
21.000±6.500 años (Carracedo, et al., 2003: 277). Estos
datos suponen que el volcán más antiguo posee más de
90-100.000 años y el más reciente en torno a los 21.000.
Fig. 51. Alineación del volcanismo reciente en Famara. Base
cartográfica de Grafcan.
Los datos cronológicos apuntan dos aspectos importantes:
que hubo una migración de la actividad eruptiva desde los
extremos hacia el centro de la fractura y que el intervalo
temporal entre las erupciones de los extremos es reducido
si lo comparamos con el lapso de tiempo de unos 70.000
años de calma eruptiva entre los volcanes de La Quemada
de Órzola y Los Helechos, y el de La Corona. Estos tres
aparatos eruptivos y sus lavas corresponden a un
volcanismo de tipo basáltico, monogénico y que presenta
unas dinámicas eruptivas caracterizadas por la alternancia
de fases explosivas (estrombolianas y estrombolianas
violentas) y efusivas (hawaianas). Las construcciones
típicas resultantes constan de un cono volcánico mayor y
algunos centros menores (hornitos y coneletes) resultado
de fases explosivas y una o varias coladas de lava que son
consecuencia de fases más efusivas.
El volcán de La Corona es una seña de identidad muy
emblemática del norte de Lanzarote en relación con su
majestuosa presencia que puede observarse desde
múltiples lugares y con su malpaís y tubo volcánico. La
Corona es un volcán basáltico monogénico de piroclastos
(cenizas, lapilli, bombas y escorias soldadas) (González et
al., 2012: 114), de morfología anular, con unos 300 m de
altura y 1,2 km de diámetro, y con un gran cráter central
de unos 480 m de diámetro y más de 180 m de
profundidad. Estas dimensiones morfométricas son más
elevadas que las habitualmente definidas para los conos
de cínder (Dóniz et al., 2012: 515) y se relacionan con
cámaras magmáticas profundas entre los 35-40 km de
profundidad (Carracedo, et al., 2003: 287). El cráter
principal presenta una escotadura en su borde oriental,
por donde se produjeron desbordamientos del lago de
lava (fig. 52). Tanto desde el cráter principal hacia el NE y
el E, como desde las fisuras efusivas localizadas en la base
oriental, se emitieron grandes volúmenes de lava, que
hacia el oeste desbordaron el cantil del Risco de Famara y
generaron varias cascadas lávicas y una pequeña
plataforma lávica costera —isla baja—, parcialmente
sepultada por taludes detríticos, aluviones y arenas
eólicas. Pero, sin duda, los flujos lávicos más importantes
se derramaron al este y formaron el extenso malpaís de La
Corona, una plataforma costera de unos 40 km2, que
descansa sobre una amplia superficie de abrasión marina,
excavada en el flanco oriental de Famara (Carracedo, et
al., 2003: 280) y donde es posible reconocer morfologías
pahoehoe, aa y en bloques y todo el cortejo de formas
propias de este tipo de lavas (tubos, jameos, canales,
túmulos, grietas de resalida, etc.) (fig. 53). En el volcán de
La Corona se pueden definir dos grandes fases eruptivas:
la primera formó el cono y los campos de piroclastos y la
segunda las emisiones de lava. En el conjunto del malpaís
es posible reconocer tres unidades lávicas: la más antigua
75
procede de las fisuras basales, es pahoehoe y es la que
formó el tubo volcánico; la segunda del desbordamiento
del cráter, mientras que las más recientes fluyen del cráter
principal, son aa y cubrieron una mayor superficie
(Carracedo, et al., 2003: 279). Los retoques erosivos del
volcán son mínimos y están relacionados con la acción la
dinámica de vertiente, los procesos torrenciales, eólicos y
marinos, pero sobre todo la acción del hombre.
76
Fig. 52. Modelo Lidar del Volcán de La Corona.
Fuente: Grafcan.
Fig. 53. Croquis morfológico de La Corona. Fuente: Luis y
Quirantes, 1984.
Acantilados y paleoacantilados en macizos antiguos
La forma de modelado más representativa del litoral de
Lanzarote son los acantilados, ya que suponen el 74% de
los 213 km de su perímetro, mientras que el resto son
playas (16%), costa baja (1%) y obras artificiales (9%). La
disposición en su costa de construcciones volcánicas de
distinta cronología, envergadura, extensión superficial y
constitución interna da lugar a escarpes marinos de
fisonomía específica, al diferir en altura, perfil, grado de
funcionalidad y morfología de detalle (Yanes, 2006; Yanes
y Beltrán 2009).
Su remodelación por dinámica marina y subaérea, y por
procesos ligados a cambios ambientales cuaternarios
permite identificar, por un lado, cantiles de continuidad
espacial y magnitud apreciables, como son los vinculados
a los macizos antiguos. Son paredes rocosas que unen a su
gran altura, de hasta 500 metros, una marcada inclinación
y funcionalidad en amplios tramos de su desarrollo. Por
otro lado, escarpes de dimensión más modesta, al tener
entre 5 y 100-150 metros de desnivel, y extensión en
muchos casos puntual. Derivan de la denudación de
estructuras simples, como coladas, conos de piroclastos e
hidromagmáticos, en los que las olas forman y ensanchan
de manera progresiva grutas, muescas basales y arcos
naturales, evidenciando su carácter activo. Esta diversidad
formal es acrecentada por la presencia de depósitos de
vertiente y barranco, cuyo tramo final presenta, con
frecuencia, un fuerte acantilamiento (fig. 54).
77
Fig. 54. Tipos de acantilados en Lanzarote: A) en macizo antiguo
(Famara, autor: E. Ferreras, 2006); B) en cono hidromagmático
(El Golfo, autor: J. Dóniz, 2011); C) en coladas (Los Hervideros,
autor: J.L. Sánchez, 2005) y D) en depósito fluviotorrencial (La
Santa, autor: A. Yanes, 2004).
En este contexto, el acantilado de Famara, en el noroeste
de la isla, presenta una gran espectacularidad, hasta el
punto de ser el más destacado de Lanzarote y uno de los
más sobresalientes de Canarias. Y lo es por tratarse de un
escarpe de trazado rectilíneo de NE a SO, con una longitud
de 22 km y una altura media entre 300 y 500 metros, por
lo que entra en la categoría de megaacantilado (Yanes,
2004). A ello se suma su constitución por coladas de entre
dos y cuatro metros de potencia, aunque llegan a los
veinte en su cima. Entre ellas se intercalan niveles y conos
de piroclastos, paleosuelos y acúmulos torrenciales y
dunares (Romero, 2003) (fig. 55).
78
Fig. 55. Acantilado de Famara de perfil compuesto e
importante dinámica de vertiente (Autor: J. Dóniz, 2011)
El interés de este gran escarpe radica, además, en las
variaciones de su perfil, funcionalidad y morfología. Así, su
parte central (Los Mariscales-Punta del Lomo Banco)
corresponde a un cantil activo vertical, cuya base jalonan
estrechas superficies de arrasamiento. En los extremos
norte (Punta del Lomo Banco-Los Fariones) y sur (Los
Mariscales-Morro del Hueso), es fosilizado por abanicos
detríticos potentes y de continuidad lateral notable, que
arrancan a 300 metros de altura y mueren en la costa.
Tales abanicos son acúmulos de gravedad y torrenciales y
coluviales, que pertenecen al menos a dos generaciones
diferentes. La más antigua está recubierta por costras de
caliche y recortada por incisiones de las que surgen los
conos de deyección recientes (fig. 56). En su frente, el mar
labra pequeños acantilados estabilizados por playas. De
ahí que su perfil sea de tipo slope-over-wall o compuesto,
al contar con un tramo inferior cóncavo (≤ 30°) y uno
superior vertical (70-90°) (Yanes, 2004).
La inactividad se debe también a la presencia, por un lado,
de antiguas superficies de abrasión. Enmascaradas en
parte por abanicos detríticos, resultan del fuerte retroceso
del macizo de Famara. Y, por otro, de plataformas lávicas
recientes, al reanudarse la actividad eruptiva en el dorso
de dicho macizo. Su formación responde al derrame de
coladas de los de Chimia, San Rafael, Guanapay y, en
menor media, Los Helechos, La Quemada y La Corona por
el frente de este escarpe.
asimismo grandes deslizamientos gravitacionales (Canals
et al.; 2000 y Carracedo et al., 2009) y una activa
morfogénesis torrencial cuaternaria, coincidiendo con
lluvias breves y violentas. Ésta desalojaría un notable
volumen de material de acarreo que, en diversos enclaves
de este litoral, se solapan a formas dunares hoy
consolidadas (fig. 57). Ello evidencia la simultaneidad de
procesos de vertiente y eolizaciones ligadas a un nivel
marino diferente al actual (Yanes, 2004).
79
Fig. 56. Abanicos detríticos incididos. Risco de Famara
(Autor: C. Romero, 2011).
La dinámica marina es un factor destacado de la
configuración del cantil de Famara. Lo ponen de
manifiesto barrancos colgados como el Gusa, cuyo nivel de
base se localizaría a unos 4 km al NO de la costa actual
(Romero, 2003). En su génesis y evolución intervienen
Fig. 57. Imbricación de masas de derrubios y dunas
cementadas en el sector meridional del acantilado de Famara
(Autor: A. Yanes, 2004)
Tubos volcánicos y recursos turísticos. Cueva de los
Verdes y Jameos del Agua
80
Los tubos volcánicos son morfologías cilíndricas
asociadas a erupciones efusivas de tipo fisural o
estromboliano, de magmas básicos y ultrabásicos
(basanitas y basaltos), que pueden tener diámetros que
van desde centímetros a metros y longitudes que
oscilan entre metros y kilómetros. En nuestro caso, el
tubo del volcán de La Corona es el más espectacular de
Canarias y uno de los más importantes a nivel mundial,
ya que se extiende desde el cono hasta la orilla del mar,
con una longitud de 6,1 km subaéreos (fig. 58 A y B),
muestra diámetros que alcanzan los 25 m en tramos de
los Jameos del Agua y Cueva de Los Verdes (fig. 58 C),
presenta 1,6 km de longitud bajo el mar (fig. 58 D), y se
han contabilizado unos 22 jameos (desplomes del
techo) en su recorrido.
Fig. 58. A) Trazado del tubo volcánico del volcán de La Corona, 6,1
km, B) Corte geológico del volcán, C) Corte vertical y secciones de
la Cueva de los Verdes (762 m), y D) Corte vertical del Túnel de la
Atlántida submarino (800 m) (tomados de Bravo, 1964, Carracedo,
1984, y Díez, 1992).
A
B
C
D
En Lanzarote se han estudiado 13 tubos volcánicos
(Hernández et al., 1998), entre los que destacan las
cuevas de Los Naturalistas (1.640 m de longitud), de Las
Breñas (950 m) y del Covón (300 m).
Las principales características geológicas y reológicas de
los magmas efusivos que pueden formar grandes tubos
son: bajos contenidos en sílice (<45 a 52% SiO2), por lo
tanto bajas tasas de polimerización Si-O, viscosidad y
proporción de volátiles (<1% de H2O). Por otro lado,
estos líquidos magmáticos son densos, pues son ricos
en MgO, FeO y CaO, y sus temperaturas de emisión
oscilan entre 1.300 y 1.200°C. En conclusión son
erupciones de magmas calientes, muy fluidos, por lo
tanto sus flujos alcanzan longitudes de kilómetros y
muestran baja explosividad. La formación de grandes
tubos volcánicos está relacionada, casi siempre, con el
encauzamiento de la lava por un valle, donde los
magmas emitidos pierden calor en contacto con las
laderas y el fondo rocoso, y con la atmósfera, por lo que
se forma una costra rocosa. Ésta da lugar a un túnel que
aísla al magma del exterior (flujo en condiciones
adiabáticas, sin pérdida de calor), por lo que puede
seguir fluyendo mientras dura la erupción. Al parar el
flujo, el tubo se vacía, quedando las paredes
solidificadas. Este proceso genético se puede
reproducir a lo largo del tiempo y por lo tanto generar
varios túneles en distintos niveles. Con el paso del
tiempo, los techos pueden colapsar y formar ventanas
que se denominan localmente jameos. Estos flujos
lávicos no producen erosión mecánica en el substrato
preexistente, puesto que son fluidos Bingham. Por otro
lado, la erosión térmica de estos flujos es insignificante
y sólo crean bordes centimétricos de metamorfismo en
los extremos.
Las coladas que originaron el tubo del volcán de La
Corona se emitieron hacia el SE del cono hace 21.000
años, y se encauzaron por un paleovalle conformado al
oeste por coladas basaníticas del volcán de Los
Helechos y al este por lavas basálticas del La Quemada,
ambos datados en 91.000 años BP (Carracedo et al.,
2003). Las primeras coladas, que forman el techo y los
muros del tubo, son basálticas y se apoyan sobre
materiales basaníticos meteorizados de Los Helechos y
piroclastos precoces del volcán La Corona. Los flujos
que circularon por el interior fueron lavas basálticas
subalcalinas (Carracedo et al., 2003).
81
Aprovechamiento turístico
El túnel volcánico de La Corona constituye un recurso
turístico notable que no sólo alberga Los Jameos del Agua,
sino también la Cueva de los Verdes, además de otras
menos conocidas y de momento no visitables, como la
Cueva de Las Palomas o la de Los Lagos.
82
En 1964 se habilitó la Cueva de Los Verdes para su
aprovechamiento turístico, proveyendo las visitas a través
de sus galerías mediante una intervención mínima de
acceso e iluminación. En 1966 se inauguraron los Jameos
del Agua, diseño de César Manrique y su entusiasta grupo
de colaboradores. A partir del jameo natural del tubo
volcánico, Manrique aprovechó la presencia del lago
interior para modelar en torno a él un espacio único al que
se accede despacio, mediante una escalera circular que va
desvelando al visitante poco a poco el tesoro que acoge.
Pero lo más espectacular se reserva para el denominado
Jameo Grande, al que se llega tras atravesar el lago
suspendido de una pasarela que lleva al espectacular
auditorio que se diseñó aprovechando el interior de la
gruta volcánica y donde asistir a una audición constituye
una experiencia única, el epílogo perfecto del recorrido
por el interior del volcán.
Jameos acoge en torno a 600.000 visitantes anuales, lo
que lo convierte en el segundo recurso natural más
visitado de la isla, por detrás únicamente del Parque
Nacional. Se calcula que genera unos ingresos cercanos a
los cinco millones de euros, sólo en concepto de entrada,
sin contar los beneficios de sus instalaciones de
restauración.
Pero el uso turístico de este recurso también acarrea
problemas. El elevado número de visitantes ocasiona una
indudable presión sobre este frágil ecosistema troglobio.
Desde 2002 está prohibido arrojar al lago monedas o
cualquier otro objeto, pues su descomposición estaba
contaminando las aguas y afectando a su fauna, el
“jameito” (Munidopsis polymorpha), el pequeño cangrejo
ciego que, con no más de un centímetro, constituye un
endemismo único. En 2008 el CSIC instaló medidores de
temperatura del agua en los lagos de Jameos con el fin de
realizar un seguimiento a las condiciones térmicas de las
mismas y mantener en lo posible el sistema estabilizado.
En lo anecdótico, Jameos tiene una particular relación con
los premios “turísticos”. El primer “Guanche de Oro”,
galardón que distinguía a personas, entidades o empresas
por su participación en aras del desarrollo del turismo en
Canarias, fue a parar a manos del Cabildo de Lanzarote en
1966, a quien se le hace entrega “por la magnífica tarea
de revalorización turística llevada (sic) a lo largo del año,
con obras tan meritorias como instalación de luz y sonido
en la Cueva de los Verdes y las llevadas a cabo en el Jameos
del Agua, fabulosa sala de fiestas única en el mundo, que
gracias a los cuidados y celo desplegados por dicha
corporación fueron sometidas a trabajos de
embellecimiento y decoración.” (Rev. Costa Canaria,
30/09/1966, p. 21). La peana del premio, una figurita obra
de orfebres cordobeses, recreación de los guanches según
la descripción hecha por Torriani a finales del siglo XV,
consistió en una hermosa piedra obtenida en los propios
Jameos.
Procesos, formas y materiales en litorales volcánicos
Procesos y formas litorales
La costa de islas volcánicas, como Canarias, goza de
entidad propia, pues su historia geológica resulta, en lo
esencial, de la combinación de lavas y mar. Su
interferencia explica la cambiante configuración de un
litoral en el que se emplazan centros de emisión y al que
llegan coladas de muy distinta edad y naturaleza,
remodelando su morfología.
83
Fig. 59. Adelantamiento de la costa noreste de Lanzarote por
actividad volcánica reciente. Vista desde el volcán de La Corona.
Las muestras de tal interferencia son numerosas en el
perímetro de Lanzarote, si bien resaltan cuando
convergen, en el mismo tramo costero, estructuras volcánicas
antiguas y recientes. Así sucede, por ejemplo, en el litoral
entre Arrieta y Órzola, en el noreste de la isla, al ser
remodelado por las lavas de los volcanes de Los Helechos
(92.000±2.000 años), La Quemada y La Corona (21.000±6.500
años) (Carracedo et al., 2003). Las mismas crean un nuevo
frente marino y rejuvenecen el entorno próximo. En efecto,
en su avance hacia la costa, fosilizan el acantilado de unos 200
metros de altura, existente en el flanco oriental del macizo de
Famara y la superficie de abrasión extendida a su pie
(Carracedo et al., 2003). El resultado es la aparición de una
plataforma lávica estructural; una isla baja, según
denominación popular en Canarias (Yanes et al., 1988), de
unos 40 km2, que se adentra en el mar unos 3 km; el litoral
inicial queda, así, retranqueado (fig. 59).
84
Este mecanismo de crecimiento de los territorios volcánicos
insulares modifica de forma sustancial el modelado, pues
mientras el escarpe fosilizado evoluciona sólo por dinámica
de vertiente, la plataforma lávica lo hace por erosión marina
(Yanes et al., 1988 y Yanes, 2006).
El frente de esa plataforma es, por lo común, recortado e
irregular. Está abierto y expuesto a los alisios, cuya constancia
hace que el mar de viento del N-NE sea lo habitual. Las olas
tienen entre uno y dos metros de altura, si bien en ocasiones
rebasan los cuatro metros. Así ocurre cuando Lanzarote es
alcanzada por un mar de fondo del NO muy desarrollado,
siendo máxima su frecuencia en invierno. En cualquier caso,
la litología y la estructura condicionan la labor de las olas. Su
efectividad es apreciable considerando el predominio en este
litoral de coladas ásperas y rugosas como las aa. La naturaleza
escoriácea de su base y techo favorece la erosión, sobre todo
si las coladas se superponen. La denudación progresa,
entonces, a partir de las fisuras y grietas que marcan el
contacto entre unas y otras (Yanes, 2006).
La combinación de estos factores está en el origen de un
litoral de fisonomía específica, ya que se trata de una costa
rocosa baja (fig. 60). El escarpamiento del borde del malpaís
de Los Helechos, La Corona y La Quemada no es tan notorio
como en otros enclaves de la isla. Ello es comprensible si se
tiene en cuenta, por un lado, que sus cantiles son modestos,
aunque su altura varía según la potencia y el número de las
coladas apiladas; y, por otro lado, que las superficies de
abrasión están muy presentes en este ámbito.
La acción mecánica del oleaje labra, en las coladas de este
malpaís, plataformas horizontales o de muy suave inclinación
hacia el mar, que suelen ser intermareales y, en menor
medida, de marea alta. Más allá de los resaltes topográficos
que las olas crean en la estructura de las coladas, estas
superficies muestran una morfología de detalle rica y variada
(fig. 61). Destaca la profusión de charcas, cubetas y marmitas
de gigante, formadas a expensas de las digitaciones que
resultan del enfriamiento de las lavas, una vez que las olas
eliminan, en gran medida, su nivel escoriáceo superficial
(Yanes, 2006).
Fig. 60. Costa rocosa baja formada por coladas basálticas
recientes. Punta Mujeres, NE de Lanzarote. Fuente: Google
Panoramio.
En algunos puntos de este litoral, las superficies de
abrasión están recubiertas en parte por areniscas claras y
conglomerados con fósiles marinos litorales o beachrocks,
correspondientes a una playa cuya berma alcanza los 3
m.s.n.m. (fig. 62). La datación por radiocarbono de dichos
fósiles apunta un ascenso marino a continuación del
máximo térmico holoceno, probablemente entre 4.000 y
6.000 años. Hay además una segunda oscilación de menos
de 2.000 años, cuyos restos se relacionan con el relleno de
cubetas abiertas en los depósitos marinos anteriores
(Carracedo et al., 2003:298).
Fig. 61. Incidencia del sustrato en la fisonomía de las
plataformas de abrasión. Punta Mujeres (NE de Lanzarote).
Fig. 62. Beachrock modelado en cavidades y depresiones
ovaladas y festoneadas. Costa de Los Jameos del Agua (NE de
Lanzarote). Autor: J. Mangas, 2003.
85
Materiales en el entorno de costa de Usuaje
En el entorno de la costa rocosa de Usuaje, cerca de los
Jameos del Agua, se observa una plataforma de abrasión
marina con materiales volcánicos procedentes de la
erupción del volcán de La Corona, y algunas rocas
sedimentarias del interglaciar actual y sedimentos
marinos actuales.
86
En referencia a los afloramientos de rocas volcánicas, se
observan varias coladas del tipo pahohoe (lisas), asociadas
a la Etapa Corona 1, definida por Carracedo et al. (2003),
que generó el tubo volcánico del volcán de La Corona y que
ha sido datado por el método K/Ar en 20.000 ±7.400 años
BP. Durante esta primera etapa se emiten varios flujos
basálticos que varían en composición geoquímica, siendo
basaltos alcalinos al principio, cuando se forma el tubo
volcánico, y por éste circularan flujos de basaltos
subalcalinos (pobres en álcalis). Estas coladas presentan
diferente grado de vesicularidad, a veces muestran
texturas porfídicas con fenocristales de olivino y
plagioclasa, y otras veces son más vítreas (afaníticas). La
potencia de los flujos volcánicos es inferior al metro y es
frecuente observar texturas cordadas y en tripas (fig. 63).
MIS
Fig. 63. Afloramientos costeros de coladas del volcán de La
Corona con formas lisas y texturas cordadas (A y B), y rocas
sedimentarias y sedimentos costeros actuales.
Sobre estas coladas aparecen niveles de calcarenitas y
calciruditas conteniendo algunos fragmentos de
gasterópodos del género Patella sp. y que han sido
datadas por C14 por Zazo et al. (2002) en 5.265±130 años
BP, por lo que corresponde con el nivel isotópico marino
IOS 1 del Interglaciar actual (fig. 64). Las calciruditas
contienen gravillas, gravas y cantos redondeados de
basaltos de las coladas cercanas y restos de moluscos
marinos, cementados por una matriz arenosa bioclástica
(restos de fauna y flora marina) y cemento esparítico
alrededor de los granos (carbonato cálcico). Estas rocas
sedimentarias se presentan, en uno o varios niveles de
potencias centimétricas, con buzamiento hacia el mar de
menos de 10° y son niveles de playa cementados
(beachrocks). A lo largo de la costa y en dirección sur, se
observan pequeñas calas donde afloran calcirudidas y en
otras ocasiones calcarenitas, lo que nos indica distintas
condiciones energéticas de formación.
Sobre las rocas volcánicas y sedimentarias aparece una
berma con cantos de basaltos muy redondeados y en
pequeñas zonas intermareales y supramareales hay cierta
acumulación dispersa de arena bioclástica que origina
microsistemas playa-duna.
87
Fig. 64. Aspectos de afloramientos de calcarenitas (A) y
calciruditas (B) del beachrock del interglaciar actual MIS 1, junto
con cantos redondeados y arenas sueltas actuales.
La colonización vegetal en malpaíses
Las coladas de lavas recientes presentan diferentes
estadíos de colonización. Ésta depende de varios factores:
el ambiente climático, las variaciones microclimáticas, la
aportación de suelo alóctono, el tipo de sustrato, la
salinidad, la proximidad a terrenos antiguos y la edad de
los materiales (González-Mancebo et al., 1996; Beltrán,
2000).
88
tanto, facilitan la retención de finos y nutrientes (Beltrán y
Dóniz, 2009: 32).
En el caso concreto de Lanzarote, se pueden diferenciar
dos tipos de hábitats de coladas (fig. 65) en función del
ambiente climático (Beltrán y Dóniz, 2009): territorios
volcánicos recientes en ambiente climático cálido con
precipitaciones anuales inferiores a 350 l/m2 (Timanfaya,
malpaís de La Corona y archipiélago Chinijo) y territorios
volcánicos recientes en ambiente climático templadocálido con precipitaciones anuales entre 200 y 600 l/m2
(parte superior del volcán de La Corona).
El sustrato es muy importante, ya que las coladas de lava
presentan mejores posibilidades para la colonización
vegetal que los piroclastos. Esto se debe al carácter móvil
de estos últimos. A su vez, dentro de las coladas, las lavas
pahoehoe son más aptas que las aa para el asentamiento
de las plantas, debido a que son más continuas y, por lo
Fig. 65. Distribución de las coladas de lava y mantos de
piroclastos más recientes en Lanzarote.
La colonización vegetal de las lavas tiene diferentes fases
(González-Mancebo et al., 1996; fig. 66). En el estadio 1,
con ausencia de suelo, las únicas especies son líquenes,
briófitos y algas. La colonización de las lavas de las zonas
áridas, marcadas por la insolación y las bajas
precipitaciones, comienza con especies de líquenes
pioneras, generalmente con talo crustáceo y reproducción
sexual. Entre ellos están Dimelaea radiata, Diploicia
canescens, Diploicia subcanescens y varias especies del
género Caloplaca (González-Macebo et al., 1996: 211).
Después del dominio de líquenes crustáceos se pasa a la
etapa dominada por Ramalinetum bourgaeanae. En las
zonas más húmedas, por encima de los 300 m., la
colonización vegetal la encabeza Sterocaulon vesuvianum
(González-Macebo et al., 1996: 106). Cuando hay suelo en
grietas y oquedades (estadio 2), aparecen las primeras
plantas vasculares, destacando los helechos. Las primeras
plantas fanerógamas en las coladas pahoehoe son
terófitos autóctonos, mientras que en las lavas aa son
fanerófitos que presentan adaptaciones rupícolas
(González-Mancebo et al., 1996; Beltrán y Dóniz, 2009).
En Lanzarote, los mejores ejemplos de coladas en los
primeros estadíos de colonización vegetal se encuentran
en el Parque Nacional de Timanfaya. Por el contrario, en el
malpaís de La Corona se pueden apreciar coladas con un
estado sucesional muy avanzado, presentando una
vegetación de tabaibal dulce (Euphorbia balsamífera).
Tiempo
aa
pahoehoe
Dominancia de plantas no vasculares
Dominancia de plantas no vasculares
Dominancia de plantas no vasculares
Primeras plantas vasculares
(abundancia de terófitos)
Plantas vasculares
Terófitos
perennes
Dominancia de plantas no vasculares
Primeras plantas vasculares
(abundancia de helechos)
Fig. 66. Etapas
de la
colonización
vegetal en
coladas de lava
aa y pahoehoe.
Fuente:
GonzálezMancebo et al.,
1996: 255.
Dominancia de plantas no vasculares
Abundancia de terófitos
Primeras fanerógamas perennes
Plantas vasculares
Perennes
Plantas vasculares
anuales
Fanerófitos
Dominancia de plantas no vasculares
Abundancia de helechos y fanerófitos
Dominancia de plantas no vasculares
Primeros fanerófitos
Dominancia de plantas no vasculares
Abundancia de fanerófitos y terófitos
Dominancia de plantas no vasculares
89
El paisaje de la cochinilla. Las vegas de Mala y Guatiza
La cochinilla en realidad no es un cultivo, pues lo que de
verdad se planta es la tunera (Opuntia maxima). Es en ésta
donde se inserta el parásito de la cochinilla (Dactylopius
coccus, antes, nopaleacocielifera), del cual se obtiene la
materia prima para elaborar los colorantes de color
púrpura. Éste tiene diversas aplicaciones: en alimentación
como colorante; en la industria textil para teñir las telas;
en la cosmética para elaborar las pinturas de labios, etc.
El insecto se adhiere a las pencas de la tunera y tarda en
procrear unos cuatro meses, mientras tanto está viviendo
del jugo de la tunera. Una vez la hembra del insecto ha
alcanzado el volumen y peso suficiente, se recoge con una
cucharilla para proceder a su secado y descascarillado,
finalmente se separa la bolsa de sangre que es de donde
se obtiene el tinte. La cochinilla posee un aguijón que es el
que le permite clavarse a la tunera y a través de éste se
obtiene el jugo del nopal (figs 67 y 68).
90
Fig. 67. Cochinilla y nopal.
Fig. 68. Recogiendo cochinilla
La plantación de los nopales se realiza en invierno, para
que alcancen mayor vigor con la humedad y las lluvias. Se
colocan en hileras, dejando una separación de dos metros
entre fila y fila, el espacio justo para poder operar en la
recogida. Los suelos deben ser de baja calidad o calidad
media, para que las pencas no se vigoricen mucho e
impidan que la cochinilla se desarrolle bien. La recolección
se realiza a mano y es un trabajo muy fatigoso que se
realiza bajo condiciones duras.
La introducción de este cultivo se llevó a cabo a lo largo del
siglo XIX a partir de “madres” traídas desde Latinoamérica.
El mayor auge de la cochinilla se produjo a finales del siglo
XIX, momento en el que se alcanzaron las mejores
producciones, pero también los más altos precios en el
mercado. Hoy día constituye un cultivo testimonial de otra
época, sólo presente en localizaciones muy concretas y,
sobre todo, en las localidades de Mala y Guatiza.
En efecto, las vegas de Mala (fig. 69) y Guatiza representan
los últimos reductos del paisaje de la cochinilla en la Unión
Europea, lo que les otorga una gran singularidad.
Prácticamente desaparecido hoy en Canarias, este paisaje
se ha conservado en Lanzarote gracias a una arraigada
tradición familiar.
Los cultivos se localizan tanto en las zonas más llanas,
sobre depósitos aluviales, como en otras levemente
onduladas que se corresponden con las coladas lávicas.
Para acondicionar las parcelas se utiliza la técnica agrícola
del enarenado (Díaz y Jiménez, 1990). Un elemento muy
significativo de este paisaje es el sistema de muros de
piedra volcánica con el que se delimitan parcelas y
caminos. Incluso, cuando se abandona el cultivo (fig. 70),
su permanencia junto al matorral colonizador de aulagas
(Launaea arborescens) imprime una enorme singularidad.
Un informe encargado por la Fundación César Manrique
(Ruiz et al., 2001) pone de manifiesto el alto valor natural
y cultural de la vega de Mala-Guatiza y su entorno. El
86,4% del territorio presenta interés para la conservación
(Tavío et al., 2002a). Una buena parte de ese valor se
deriva precisamente de la intervención humana. Casi el
68% de la superficie tiene un alto valor paisajístico, y el
54% de la superficie de la vega presenta valor cultural alto.
Las prácticas agrícolas tradicionales han originado un
paisaje cultural dotado, además, de una gran belleza
estética (Tavío et al., 2002b).
91
92
Fig. 69. Cultivos de cochinilla en la vega de Mala.
Fig. 70. Muros de piedra y colonización de aulagas en los
cultivos de cochinilla abandonados en el entorno de Mala.
(Foto: Feliciano Tavío Álvarez).
VIERNES 20. FAMARA Y LA GERIA
93
Redes de drenaje
94
Aunque pareciera que las estructuras volcánicas directas
son lo esencial del relieve de Lanzarote, su configuración
no puede entenderse sin el concurso de las formas de
modelado, entre las que destacan las incisiones
torrenciales. La morfología lanzaroteña también es
producto de los barrancos que la surcan; cauces de
desarrollo variable y funcionamiento esporádico pero muy
torrencial, en relación con lluvias mediocres y en extremo
irregulares. La hidrología insular se manifiesta a través de
un total de 1.262 cauces, que dibujan redes de drenaje de
muy desigual jerarquía. Las mismas conforman 140
cuencas de dimensiones y rasgos contrastados, en función
de los caracteres que concurren en las estructuras en las
que se insertan. De ahí la identificación de modalidades de
organización de la escorrentía según se trate de macizos
antiguos o cadenas volcánicas (Romero, 2003). Famara y
Los Ajaches son las morfoestructuras que concentran el
mayor número de cuencas, siendo, además, las de mayor
tamaño, orden y densidad de drenaje, en respuesta a la
edad miopliocena de sus materiales y a la intensa erosión
sufrida antes de la reactivación eruptiva plio-pleistocena.
Como señala Romero (2003), la linealidad de ambos
macizos hace que cuencas y redes adopten una disposición
paralela a partir de una divisoria principal. Desde la misma,
las aguas vierten sobre todo hacia el este, ante el
obstáculo que suponen el acantilado de Famara y El
Rubicón en Los Ajaches.
Las cuencas de estos macizos son, por lo común, alargadas
y suelen alcanzar el orden 4. Su extensión media es de 3-5
km2 (68%), al tiempo que la densidad de drenaje es de 3 a
5 cauces/ km2. Los valles en U, como el de Temisas (fig. 71),
son el tipo morfológico más representativo.
Fig. 71. Amplitud y suavidad topográfica propias de los valles en
U. Barranco de Temisas (norte de Lanzarote). Autor: E. Ferreras.
Se trata de barrancos de hasta 300 metros de desnivel, que
se definen por su cabecera polilobulada, fondo recorrido
por ramblas de amplio perfil longitudinal y transversal y
vertientes alomadas. De ellas parten importantes masas
detríticas, origen de conos torrenciales de diferentes
edades. No son desconocidos, sin embargo, los valles
largos, estrechos y encajados, si la potencia de las coladas
es notable (Los Dises y Tenegüime). Asimismo, también los
hay que han sido transformados en cuencas endorreicas,
como el de Femés (Los Ajaches), al emplazarse los
volcanes cuaternarios de Caldera Riscada y Gritana en sus
tramos medio/bajo (Romero, 2003). Por último, allí donde
aparecen materiales recientes, no existe drenaje
concentrado o es éste muy incipiente. Ocurre en el 40% y
33% de Famara y Los Ajaches, respectivamente.
Las cadenas volcánicas del área central de la isla sólo
disponen de un 13% de su territorio con drenaje
organizado. Y lo está por cuencas de orden 1 y 2 inferiores
a 2 km2, que avenan barrancos pequeños, de cabecera
poco definida y mínimo encajamiento, por lo que apenas
cuentan con depósitos detríticos.
La combinación de productos volcánicos recientes e
históricos, la acumulación de arenas y una muy escasa
pendiente general determinan el predominio de las áreas
arreicas y endorreicas (fig. 72). Las primeras son
superficies extensas carentes de escorrentía, pues la
porosidad del sustrato favorece la infiltración. Las
segundas son pequeñas cubetas emplazadas en los
pasillos que se conforman entre los conos volcánicos. En
su interior se pueden concentrar las aguas, surgiendo una
red hídrica primitiva. Es el caso de La Geria, donde las
incisiones de los volcanes próximos escurren hacia el este,
perdiéndose bajo las lavas del S. XVIII. Muchas de estas
depresiones intervolcánicas tienen suelos profundos y
fértiles. De ahí su denominación local de vega (Romero,
2003).
Fig. 72. Ausencia de escorrentía concentrada. A) Malpaís en
torno a Caldera Blanca (Autor: J. Dóniz, 2011); B) Vega de Tiagua
(Teguise). Fuente: Google Panoramio.
95
Usos tradicionales en los barrancos
96
El barranco de Temisas (Haría), tiene su cabecera polilobulada
en la parte oriental del Macizo de Famara-Guatifay y
desemboca en la zona de Arrieta, conformando una llanura
aluvial y una playa de callaos y arenas del propio barranco (fig.
73). Se trata del clásico barranco en forma de “U” originado
por la acumulación de glacis y sedimentos cuaternarios en su
lecho. Este barranco, al igual que otros muchos de la isla, ha
tenido un intenso aprovechamiento agrícola y para ello ha
sido necesario que el hombre interviniera de forma decidida
cambiando su fisonomía y paisaje.
Fig. 73. Barranco de Temisas, al norte de Lanzarote.
Entre las principales obras de infraestructura hidráulicas que
encontramos en este barranco están las dos galerías que hay
en la zona de la cabecera, el lugar conocido como Chafarí (fig.
74), que precisamente en portugués significa fuente.
Estas galerías del Chafarí son de factura posterior a las de
Famara, y se horadaron debido a la existencia de fuentes en el
lugar. Tienen una perforación inferior a la de Famara y sus
aguas vierten a un estanque que en estos momentos se
encuentra abandonado, tanto el depósito como las galerías.
Tanto las de Chafarí, como las de Famara, se realizaron junto a
almagres y están perforadas en basaltos antiguos.
Fig. 74. Galería de Chafarí.
Los sistemas de cultivos principales que encontramos en los
barrancos son los siguientes:
1.- El cultivo sobre suelo natural para cereales y leguminosas
destinadas al mercado interior o bien, en años de abundancia, a
la exportación (Península, Madeira y Azores).
2.- El cultivo en gavias y nateros (fig. 75). Son terrenos
delimitados por un caballón de tierra y piedra en el caso de las
gavias y un murete de piedras en el sentido trasversal de la
corriente de agua en el barranquillo, en el caso del natero. Su
finalidad es recoger el agua de lluvia y facilitar la infiltración,
formando al mismo tiempo una espesa capa de suelo limoso de
alta fertilidad. Muy rara vez se construyen nuevos y los
existentes se están perdiendo.
97
Fig. 75. Natero en el valle de Temisas.
3.- Los arenados artificiales (fig. 76) consisten en aplicar la
técnica del arenado natural en lugares de suelo vegetal, en
terrenos que el hombre mejora, añadiendo estiércol y el polvillo
para separar el abono del picón. Se encuentran por toda la isla.
4.- Los traveseros (fig. 77), beberos y cadenas, son
construcciones perpendiculares a la pendiente del barranco
para frenar la escorrentía, en ellas se suelen plantar cereales
y leguminosas, también algunos frutales como almendros e
higueras.
Fig. 76. Arenado artificial en Temisas.
98
Fig. 77. Traveseros en Temisas.
Los beneficios del picón en el cultivo son de índole
diversa. En primer lugar cabe citar el carácter
higroscópico del lapilli, es decir, que es capaz de captar
humedad directamente del medio a pesar de no haber
llovido en mucho tiempo. Otro de los efectos
beneficiosos es que evita la evaporación, ya que esta
capa de rofe aísla el suelo del ambiente impidiendo que
la humedad se escape por evaporación hacia la
atmósfera. Esta causa, junto con la anterior, facilita el
cultivo en la zona de productos que, por condiciones
climáticas, no le corresponden, pues son más propios de
climas mediterráneos y no subdesérticos como es el de
Lanzarote. Un tercer efecto beneficioso es el
denominado mulching, que consiste en que la capa de
picón hace de colchón aislante para la temperatura, es
decir, es capaz durante el día de captar la radiación solar
y elevar la temperatura del suelo, sin embargo por la
noche no pierde la radiación terrestre y así el suelo se
mantiene a una temperatura siempre por encima de la
ambiental. Al aumento de la temperatura del suelo
contribuye también el hecho de que el color negro del
picón absorbe la radiación solar, y al tener un albedo
muy bajo apenas refleja los rayos solares. Por último, la
capa de lapillis impide, o por lo menos reduce, que se
produzca escorrentía superficial, pues si bien es verdad
que en Lanzarote llueve muy poco, cuando lo hace suele
ser de forma torrencial, con chubascos de gran
intensidad horaria, lo que propicia la pérdida de suelo si
éste no está a salvo gracias a una cubierta vegetal, casi
inexistente, o por un manto protector de lapilli.
Toda esta serie de razones son las que explican en última
instancia el milagro de la vida y de la agricultura en
Lanzarote.
Estructura y desmantelamiento del macizo de Famara
El macizo de Famara es una construcción volcánica
tabular. De edad miopliocena, es fruto de la sucesión de
múltiples eventos eruptivos, separados por amplios
períodos de inactividad, que dotan al modelado de
indudable importancia. Es así un edificio complejo y
poligénico (Dóniz et al., 2002; Romero, 2003).
estratigráfica el volcanismo pliopleistoceno, que genera
más de una veintena de centros eruptivos con sus
correspondientes derrames lávicos (Atalaya de Haría, La
Corona-Los Helechos, Montaña Temeje o Volcán de
Guanapay) (Dóniz et al., 2002).
Su estructura está conformada por el apilamiento y
yuxtaposición de capas lávicas subhorizontales y de ligera
inclinación hacia el este y sureste. Son de naturaleza
exclusivamente basáltica, escasa potencia y largo
recorrido, consecuencia de la baja explosividad y carácter
fisural de las erupciones. Estos hechos determinan el
escaso porcentaje de productos de proyección aérea que
se intercalan entre las coladas y la presencia de los diques
que las intruyen (fig. 78).
La mayor parte de los materiales del macizo es emitida en
una primera fase volcánica, registrada entre hace 10,2 y
8,3 Ma. Sobre los mismos se disponen de modo
discordante los pertenecientes a una segunda y tercera
fase, con edades que oscilan entre 6,6 y 5,3 Ma. y entre
3,9 y 3,8 Ma., respectivamente (Dóniz et al., 2002;
Romero, 2003). Sucede a esta secuencia crono-
99
Fig. 78. Superposición de coladas y piroclastos que
arman el macizo volcánico antiguo de Famara
(Autor: C. Romero, 2003).
La evolución de Famara está marcada por un intenso
desmantelamiento. Éste podría vincularse en parte a
grandes deslizamientos, propiciados por las tensiones que
suponen los múltiples episodios eruptivos que edifican el
macizo y la inyección de diques (Canals et al., 2000 y
Carracedo et al., 2009). Con todo, su fisonomía actual
obedece a una prolongada erosión, de la que son muestras
el acantilado de su flanco oeste y las formas de incisión y
excavación que accidentan su relieve, aspectos a los que
se hace referencia en otros apartados de esta guía.
100
La acumulación de sedimentos evidencia, asimismo, la
enérgica morfogénesis que denuda el macizo. En unos
casos, son amplios depósitos de vertiente, como los
adosados a dicho acantilado; en otros, formaciones
aluviales integradas por elementos heterométricos, que
cubren el fondo de muchos valles (fig. 79). Según Romero
(2003), esas formaciones son, en lo esencial, pleistocenas
y recientes, pues escasean los depósitos ligados a la
apertura de los cursos miopliocenos. Las acusadas
pendientes del macizo y una muy vigorosa erosión
torrencial los habrían eliminado.
Fig. 79. Depósito fluviotorrencial incidido. Barranco del Rincón
de La Paja (SO de Famara) (Autor: A. Yanes, 2014).
No obstante, allí donde aparecen lo hacen como pequeñas
terrazas aisladas, que recortan las ramblas actuales. En
algunos barrancos llegan a reconocerse dos niveles de
terrazas encajadas, correspondientes a dos etapas de
acumulación separadas por otra de marcada incisión
(Romero, 2003:118). Es el caso del barranco de La Poceta,
en el sector meridional del macizo.
La captación de agua de la niebla
El interés suscitado por el recurso hídrico obtenido de la
captación del agua del mar de nubes en Canarias, tanto
por la vegetación como a partir de sistemas artificiales, no
ha disminuido desde la primera referencia, en el siglo I,
hasta la actualidad (Kämmer, 1974; Hernández, 1998;
Marzol, 2003, 2010; Sánchez, 2007). Hoy se puede afirmar
que es un recurso muy importante en algunas áreas
insulares por su frecuencia, por el volumen de agua
colectado y porque su carácter estival suaviza los efectos
de un largo período de sequía en las islas.
velocidad del viento húmedo y el tamaño de las gotas de
la nube).
En Lanzarote, en el año 2005 comienzan experiencias de
este tipo con el fin de reforestar para reducir la erosión del
suelo en un sector del acantilado de Famara. En la figura
82 se compara el volumen de agua medio mensual
contabilizado en el norte de Tenerife, en el período de diez
101
El instrumental diseñado en la investigación básica (fig. 80)
es el SFC (Standard Fog Collector, Schemenauer y
Cereceda, 1994) y el QFC (Quarter Fog Collector, Marzol,
2002) mientras que en la fase aplicada se utilizan
diferentes modelos de pantallas o atrapanieblas de
tamaños y diseños muy variados (fig. 80).
Los requisitos que debe reunir una captación eficiente son
de índole geográfico (la altitud del lugar y la distancia a la
costa, una topografía de collado que canalice el viento así
como pendientes suaves) y atmosférico (la fluctuación
altitudinal y el espesor del manto nuboso, la dirección y
Fig. 80. El SFC y el QFC son pantallas de 1 m2 y 1/4 m2,
forradas con malla de polipropileno, conectadas a estaciones
meteorológicas automáticas y colocadas perpendicularmente
al viento húmedo dominante, que atrapan las gotas de niebla a
su paso por ellas.
1
3
2
4
años, en el sentido vertical (precipitación) y en el
horizontal (QFC), distinguiendo el total de agua colectada
de la proveniente de sólo de la niebla, siendo ésta
alrededor de 6 veces más que la registrada en forma de
lluvia.
En las distintas fotos de la figura 81 se ilustran diferentes
usos del agua colectada de la niebla. La figura 82 refleja
gráficamente las cantidades de agua colectadas en Anaga.
L/m2 Cantidades de agua colectadas en Anaga, Tenerife (2000-2010)
102
5
Fig. 81. Diferentes usos del agua
colectada de la niebla con fines forestales
(1 y 2: pantallas de 10 m2 y 12 m2 en
Tenerife), agrícolas (3: pantalla de 10 m2
en Tenerife, para el riego de 54
manzanos), en fuentes públicas (4: mallas
en Binto, El Hierro) y domésticos (5:
modelo utilizado en Valleseco, Gran
Canaria, para embotellar agua de la
niebla).
800
700
600
500
400
300
200
100
0
E
F
a: 546 l/m2
M
A
M
B: 3.808 l/m2
J
JL
A
S
C: 2.541 l/m2
O
N
D
D: 3.361 l/m2
Fig. 82. a: Lluvia; B: total de agua colectada en el QFC; C: agua
sólo de niebla los días con niebla; D: agua sólo de niebla las
horas con niebla.
Características de la vegetación y endemicidad
La altitud que alcanza Lanzarote en el macizo de Famara
determina la existencia, en esta unidad, de unas
condiciones climáticas más húmedas con respecto a las
características áridas predominantes en el resto de la isla.
Esto permite la existencia de plantas y comunidades
vegetales singulares en el contexto insular, por lo que
Famara constituye en sí mismo una isla ecológica dentro
del propio marco territorial de Lanzarote. De esta forma,
en el 6% del territorio insular que representa Famara se
concentra el 75% de la flora endémica de la isla (Marrero,
1991: 198). Esto supone 18 endemismos insulares (4
exclusivos del macizo de Famara), 24 endemismos de las
islas orientales, 25 endemismos canarios y 12
macaronésicos (Gobierno de Canarias, 2006; figs. 83 y 84).
Insulares
Macaronésicos
Aeonium lancerottense
Andryala glandulosa ssp. varia
Allium subhirsutum ssp. obtusitepalum
Carlina salicifolia var. inermis
Argyranthemum maderense
Ceterach aureum
Asteriscus intermedius
Dactylis smithii ssp. hylodes
Atractylis arbuscula ssp. arbuscula*
Hypericum grandifolium
Convolvulus lopezsocasi *
Lavandula pinnata
Echium lancerottense
Melica canariensis
Helianthemum bramwelliorum *
Patellifolia procumbens
Helianthemum gonzalezferreri *
Ranunculus cortusifolius
Helichrysum gossypinum
Rubia fruticosa
Helichrysum monogynum
Rumex bucephalophorus ssp
canariensis
Ononis hebecarpa
Wahlenbergia lobelioides
Ononis laxiflora var. flexipes
Plantago famarae
Pulicaria canariensis ssp. lanata
Sedum nudum ssp. lancerottense
Spergularia fimbriata var. Interclusa
Tres tipos de vegetación principales definen el macizo:
Thymus origanoides
El tabaibal dulce (Odontospermo intermedii-Euphorbietum
balsamiferae), el bosque termófilo (Convolvulo
lopezsocasi-Oleetum cerasiformis) y la vegetación rupícola
(Reichardio famarae-Helichrysetum gossypini y Aeonietum
lancerottensis).
Fig. 83. Endemismos de insulares y macaronésicos presentes en
el macizo de Famara. Fuente: Marrero, 1991 y Gobierno de
Canarias, 2006. * Endemismos exclusivos de Famara.
Canarios
Islas orientales
Asparagus arborescens
Aeonium balsamiferum
Atalanthus pinnatus
Aichryson tortuosum
103
Avena canarienses
104
Islas orientales
Asparagus
purpuriense
nesiotes
3,00
ssp.
Campylanthus salsoloides
Bupleurum handiense
Carduus clavulatus
Caralluma burchardii
Ceballosia fruticosa
Echium famarae
Convolvulus floridus
Ferula lancerottensis
Crepis canariensis
Helianthemum thymiphyllum
Erucastrum canariense
Kickxia sagittata
Forsskaolea angustifolia
Lavatera acerifolia var. hariensis
Ifloga spicata ssp. obovata
Limonium bourgeaui
Kleinia neriifolia
Limonium papillatum
Melica teneriffae
Limonium puberulum
Monanthes laxiflora var. microbotrys
Lotus lancerottensis
Olea cerasiformis
Matthiola bolleana
Orobanche berthelotii
Minuartia platyphylla
Pancratium canariense
Minuartia webbii
Patellifolia webbiana
Pulicaria canariensis ssp. canariensis
Polycarpaea divaricata
Reichardia famarae
Reseda lancerotae
Rutheopsis herbanica
Rhamaus crenulata
Satureja varia ssp. rupestris
Rumex lunaria
Senecio bollei
Salsola marujae
Sideritis pumila
Scilla haemorrhoidalis
Volutaria bollei
Sonchus bourgeaui var. imbricatus
Fig. 84. Endemismos canarios y de las islas orientales presentes
en el macizo de Famara. Fuente: Marrero, 1991 y Gobierno de
Canarias, 2006.
2,50
2,00
Nº de especies por Km2
Canarios
1,50
1,00
0,50
0,00
Canarias
El Hierro
La Palma
La Gomera
Tenerife
Gran Canaria Fuerteventura
Lanzarote
Famara
Fig. 85. Endemismos por km2 del macizo de Famara con
respecto a las islas Canarias. Fuente de los datos: Arechavaleta
et al., 2010 y Gobierno de Canarias, 2006.
Como se puede observar en la figura 85, el macizo de
Famara presenta un número de endemismos por km2 muy
superior a las islas que componen el archipiélago,
concentrando la mayor parte de las especies endémicas
existentes en la isla de Lanzarote (fig. 86).
Asteriscus intermedius
Helichrysum monogynum
Aeonium lancerottense
105
Helichrysum gossypinum
Convolvulus lopezsocasi
Echium lancerottense
Fig. 86. Flora de Famara. Fotos de Gerardo García Casanova (http://www.floralanzarote.com).
La cultura agrícola en terrenos volcánicos. La Geria
106
Es un paisaje que se formó a partir de materiales de la
erupción de Timanfaya, sobre todo lapillis que se
depositaron en la zona comprendida entre el actual Parque
Nacional y la alineación de volcanes que hay entre Guatisea
(San Bartolomé) y Tinasoria (Yaiza). En medio de esta
vaguada de ricos y fértiles suelos vegetales se depositó a
modo de velo un importante manto de arenas volcánicas
(en Lanzarote se denominan rofe), constituyendo un
singular paisaje que hoy día es la principal zona de viñedos
de la isla.
Se distinguen dos espacios: La Geria propiamente dicha,
que ocupa la parte meridional; y la zona de MasdacheTinajo localizada en la parte occidental y septentrional.
Esta superficie abarca aproximadamente unas 1.200 ha, es
decir un 20% de la superficie de la isla. Se extiende por tres
municipios: Yaiza, Tias y San Bartolomé. En la actualidad es
un paisaje protegido (LENAC, 1994; DL 1/2000).
En algunos lugares el lapilli alcanza hasta más de un metro
de espesor. Por ello, para cultivar en este espacio, se han
tenido que realizar adaptaciones previas como son los
hoyos y los muros cortavientos. Aparte de las viñas, sobre
todo de la variedad malvasía, se localizan en La Geria otra
Fig. 87. Representación de la preparación de un cultivo en geria.
serie de cultivos: guayabos, higueras, almendros, etc. Los
efectos beneficiosos del lapilli en los cultivos y el suelo son
varios: el efecto higroscópico, que le permite captar la
humedad ambiental de la noche; el efecto mulching, que le
permite mantener una elevada temperatura del suelo;
impedir la escorrentía de las aguas torrenciales y, por
último, el color negro del picón absorbe gran cantidad de
calor y hace madurar antes los cultivos (figs. 87 a 89).
107
Fig. 88. Cultivos sobre lapilli en el ámbito de La Geria.
La importancia turística de la Geria es indiscutible.
Precisamente, este espacio ha sido escogido para
representar a toda España, como candidatura única, en el
premio Europeo del paisaje de 2013, galardón que entrega
el Consejo Europeo. Ello es así toda vez que fue la
propuesta avalada por el Parlamento de Canarias a un
proyecto realizado por el Cabildo Insular de la isla
denominado: “Revitalización de la Geria: un paisaje único
y sostenible.”
Fig. 89. Cultivo de vid en geria.
La Geria se ha convertido en un espacio de numerosas
visitas turísticas, pues constituye uno de los paisajes más
singulares de Lanzarote y también de Canarias. Las visitas
son tanto organizadas por los touroperadores a distintas
bodegas de la zona, como también en la modalidad de usar
el coche particular por los turistas directamente y recorrer
la zona.
En los últimos años han proliferado las actividades
tendentes a utilizar La Geria como un recurso turístico.
108
Por un lado están los itinerarios a pie, a tal efecto existen
varias rutas, propuestas y preparadas por los
ayuntamientos de Tias, Tinajo y Yaiza, y por el Cabildo
Insular de la isla que, en su Guía Oficial de Senderismo,
propone una ruta desde el norte de este espacio hacia el
sur, atravesándola en su totalidad. Por otro lado están los
paseos en bicicleta o a caballo, que también recorren parte
de este espacio vinícola. Esta es una manera muy
recomendable de apreciar este paisaje, pues no sólo se
puede observar el viñedo (fig. 90) sino también los otros
frutales y cultivos que encierra este espectacular espacio,
además del resto del patrimonio cultural (figs. 91 a 93).
Fig. 90.
Cultivos de vid
con zocos
cortaviento.
Las visitas turísticas a las bodegas (fig. 94) tienen una doble
finalidad: por un lado, permitir la compra de vino
embotellado con denominación de origen en Lanzarote y,
por otro, la de disfrutar de las exquisiteces gastronómicas
que ofrecen los distintos bares y restaurantes asociados a
las bodegas. Canarias en general, y Lanzarote en
particular, cuentan con una variada oferta gastronómica
de pescados (cherne, mero, cabrillas,..), carnes (cabra,
oveja, cerdo,..), y cereales y leguminosas (potajes, caldos,
pucheros,..), incluso existe una página web
(www.saborealanzarote.org.) donde se puede consultar la
variedad de vinos y las comidas que maridan con ellos. Hay
varias bodegas que cuentan con museos o centros de
interpretación del vino. En este caso se encuentra Bodegas
El Grifo, Bodegas Rubicón, Bodegas La Geria y las Bodegas
Stratus. Estas últimas son las más recientes, pues no
tienen todavía una decena de años, frente a las más
antiguas que datan de finales del siglo XVIII y principios del
XIX. Una oferta también significativa de La Geria es la
pernoctación en casas y hoteles rurales que se hallan en la
zona o en sus inmediaciones, siendo la mayoría de ellos
establecimientos realizados con muy bien criterio de
restauración y puesta en servicio para el turismo rural.
Fig. 91. Cultivos tradicionales sobre lapillis.
Fig. 92. Cultivo en grieta de colada (Chaboco).
Otros aspectos lúdicos relacionados con el turismo y La
Geria, son los eventos deportivos, como es la cada vez más
famosa carrera del vino (Wine Run Lanzarote), donde los
participantes, muchos de ellos turistas extranjeros,
degustan los vinos de la zona al mismo tiempo que realizan
una actividad deportiva (Acosta y Ferrer, 2013). Otras
pruebas deportivas relacionadas con carreras que
atraviesan La Geria son el Stratus lavatrail y el
internacionalmente conocido Ironman. Asimismo se
puede practicar ala delta y parapente desde la montaña
próxima de Tinasoria, cerca de las bodegas Rubicón,
Chupadero y La Geria.
La Geria acumula también un importante patrimonio
arquitectónico y artístico, destacando las construcciones
de bodegas del siglo XVIII y XIX como El Grifo y Rubicón
respectivamente. También hay numerosas casas rurales
de gran valor patrimonial, al igual que dos ermitas: la de
La Caridad, frente a la bodega Rubicón, construida en
1706, es decir antes de la erupción de Timanfaya, por
mandato del beneficiado D. Diego Laguna Ayala; también
se encuentra la ermita de La Magdalena en las
proximidades de Conil, con un precioso balcón de madera
de tea. Interesante construcción artística es el
109
Monumento al Campesino, obra del ilustre artista
lanzaroteño César Manrique, donde destaca una
recreación del hábitat rural insular y una escultura
denominada Fecundidad, que simboliza la traída del agua
a los campos sedientos de Lanzarote.
museos como el Tanit, en el casco de San Bartolomé,
dedicado a la etnografía insular, donde se puede apreciar
la reconstrucción de una bodega familiar, incluso una
prensa de madera de 1780. Otro de los museos
relacionados con el mundo rural es El Patio, en el pago de
Tiagua, perteneciente al municipio de Teguise, el que ha
sido distinguido con el premio Importante del Turismo,
en 2012, por su interesante muestra de la vida tradicional
agraria de Lanzarote.
El 15 de agosto se celebra en La Geria, en las
inmediaciones de la bodega el mismo nombre, una
romería de la vendimia, donde se pueden observar los
diferentes trabajos que se llevan a cabo en esta actividad
agrícola.
110
Fig. 93. Cultivo de vid en ladera sobre lapilli.
Hay, asimismo, interesantes muestras de restos
arqueológicos, como por ejemplo el taro de Testeina,
estructura habitacional aborigen, luego reutilizada por
pastores de la isla, aljibes, pozos, fuentes, chabocos,
maretas, (León, 2008). Por último hay una serie de
En síntesis, La Geria constituye un espacio donde se
pueden realizar una gran variedad de actividades
relacionadas, tanto con el patrimonio cultural, como con
los deportes o con la gastronomía. Por supuesto, también
reúne valores naturales significativos que hacen de este
entorno un paisaje econatural.
vegetación. La composición de este sedimento se caracteriza
por presentar un alto contenido en carbonatos, provenientes
de organismos marinos que le confieren un color muy claro.
Con posterioridad, sobre estos depósitos antiguos se genera
un extenso campo de dunas que nace en la playa de Famara,
recorre la isla de norte a sur cubriendo la zona NE y S de los
antiguos depósitos, que se diferencian de estos últimos por
presentar un color más oscuro debido a su contenido en
material terrígeno.
Fig. 94. Bodega tradicional. Conil, Tías.
Sistema sedimentario eólico de El Jable. Alteraciones
antropogénicas
El término jable hace referencia a la arena que desde el mar
se adentra en las islas gracias al transporte eólico. El Jable de
Lanzarote es un sistema eólico que se ha ido formando desde
el Pleistoceno Inferior, marcado por la alternancia de
periodos húmedos y secos que han dejado como evidencia
estratos intercalados de paleodunas, con estratos más
arcillosos por lo general acompañados de una gran cantidad
de nidos de himenópteros que evidencian la existencia de
De este sistema de dunas móviles se tienen referencias
históricas desde el SXVII, que cuentan como un “rio de arena”
atravesaba la isla generando problemas tanto para la
agricultura, como para los propios núcleos de población de la
zona.
Este gran sistema de dunas fue desapareciendo,
disminuyendo tanto en número de dunas como en volumen
de arena del manto eólico. Esto ha tenido lugar debido tanto
a causas naturales como antrópicas. Las primeras responden
principalmente a la disminución de la entrada de sedimento
al interior de la isla, mientras que las segundas han sido
principalmente la actividad extractiva unida a la construcción
y la modificación del sedimento de la superficie con la
finalidad de adecuar los terrenos para la agricultura.
111
Zona de cultivos
112
Debido a la escasez de lluvias, y a que un tercio de la isla
de Lanzarote quedó cubierta en el siglo XVIII por productos
volcánicos, los agricultores desarrollaron sus técnicas de
cultivo intentado adaptarse a todas estas adversidades. De
este modo cultivaron sobre jable beneficiándose de la
capacidad de este material para retener la humedad, y
haciendo uso de técnicas como la de mezclar el jable con
rofe (piroclastos) con el fin de aumentar esta propiedad.
Además, suelen utilizar una serie de recursos como poner
bardos en los bordes de las áreas de cultivo o esparcir
rocas más grandes sobre la superficie para retener el
sedimento.
En El Jable (fig. 95), como en el resto de la isla, los cultivos
en general, y de cereales y leguminosas en particular, han
sufrido un importante abandono y, como consecuencia, se
observa gran parte de su superficie cubierta por parcelas
abandonadas. Los cultivos que aún persisten son
principalmente de batata y de forma puntual se pueden
encontrar hortalizas, cereales y leguminosas, incluso aloe,
millo, viñas y tomates, todos productos de subsistencia y
autoconsumo que rara vez se comercializan.
Fig. 95. Campo de cultivo en jable. El Jable, Teguise-San
Bartolomé.
Zona de extracción de áridos
Aunque se sabe que las extracciones de áridos
comenzaron con anterioridad, seguramente coincidiendo
con el desarrollo urbanístico de la isla a principios de la
década de 1970, es en las fotografías aéreas de 1982 en las
primeras donde se han conseguido observar con claridad
las huellas que deja esta actividad. En esta fecha las
extracciones se localizan en un área reducida alrededor de
la pista principal que une los dos extremos de El Jable (fig.
96).
En 1998 estas huellas aumentan su tamaño casi 6 veces y
ya comienzan a extenderse hacia el norte. Ya en el año
2008, el área que ocupan estas extracciones es de
alrededor de 12 veces el tamaño que tenían en 1982 (fig
97).
En la actualidad, estas extracciones llegan a alcanzar
profundidades de más de diez metros. En general, suelen
extraer el sedimento de las paleodunas, paralizando la
excavación vertical cuando encuentran estratos arcillosos
más duros.
113
Fig. 976. Huella extractiva al NO de El Jable. Como escala, una
persona de pie en el interior de la cata que se observa a la
derecha de la foto.
Fig. 967. Evolución de las áreas extractivas desde 1982 a 2008 al
este de Muñique.
Urbanización Island Homes (Urbanización Famara o Los
Noruegos)
A finales de los años 60 se comienza a construir esta
urbanización, situada en la ladera del Risco de Famara. La
zona baja de esta urbanización, próxima al mar, se edificó
sobre el manto eólico activo y debido a esto, los
bungalows de esa zona sufren severos enterramientos,
siendo estos más importantes durante los meses de
verano cuando los vientos alisios son más constantes (figs.
98 y 99).
114
Fig. 99. Cartografía de 1998 de la urbanización Famara sobre la
fotografía aérea de 1966, donde se observa que la zona más próxima al
mar se encuentra sobre el manto eólico activo, que se diferencia del
resto por su color más claro.
Fig. 98. Bungalow enterrado en la urbanización Famara.
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