contestación - real academia de bellas artes de murcia

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C O N T E S TA C I Ó N
DEL
Ilmo. Sr. D. VICENTE RUIZ MARTÍNEZ
Excelentísimo Señor Director de la Real Academia de Bellas Artes de Santa
María de la Arrixaca;
Ilustrísimos Señores Académicos,
Señoras y Señores:
Es para mí un honor recibir en nombre de esta institución y dar la bienvenida como miembro de número a la Ilustrísima Señora Doña María Dolores
Fernández Arcas, como reconocimiento a una larga e intensa trayectoria, a
pesar de su juventud, en el campo de la escultura. Tengo que expresar, asimismo, mi profunda satisfacción de hacer de portavoz de la Academia en este
solemne acto. Es doblemente satisfactorio para mí recibir a María Dolores, no
solamente por su importante obra escultórica, que admiramos, sino porque
nació en Lorca, como yo, y es gran amiga desde hace muchos años. Quiero
también expresar la admiración personal hacia su familia, con las que también
me une una intensa amistad desde hace varias décadas. De todos es sabido
que los padres de María Dolores regentan una galería de arte en Lorca,
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Galería Thais, que ha hecho una gran labor, y en la que he expuesto mis obras
numerosas veces, y en la que me di a conocer en mis inicios como pintor.
También es la galería en la que consolidaron su prestigio en Lorca los pintores Muñoz Barberán y Molina Sánchez, cuando en ella exponían periódicamente.
Con el ingreso de María Dolores Fernández Arcas en esta Real Academia
de Bellas Artes, se le concede un reconocido homenaje, tanto más cuanto fueron los escultores Antonio Campillo y José Carrilero, miembros de nuestra institución, quienes hicieron la propuesta para que la escultora formara parte de
nuestra Academia. Es obvio que María Dolores continúa con la tradición escultórica de estos dos grandes maestros, que ha sabido perfectamente asimilar. Está
claramente definida la trayectoria de los últimos años de la escultura murciana.
Nuestra región es tierra que engendra excelentes escultores, que tienen ya un
nombre en el panorama nacional.
Estudiando cuidadosamente esa trayectoria, comprobamos cómo hay
un lenguaje de inspiración lírica, que se repite de uno a otro artista, y que lo
hace significativo. Esa forma de modelar tan poética la ha heredado sin duda
nuestra nueva académica. Podríamos decir que ella es un nuevo eslabón en
la cadena que la tradición escultórica murciana ha venido manteniendo a través de los años.
Fernández Arcas ha sabido ejercer su forma de trabajar, con persistencia valiente y arriesgada. Su línea creativa, sin altibajos, ha seguido un proceso depurativo, que se pone de manifiesto cuando comparamos sus primeras
esculturas para las plazas públicas lorquinas con la obra, el Monumento a la
Semana Santa de Lorca, ubicada en la Plaza del Óvalo. Una impresionante
escultura ecuestre de cuatro metros de ancho y otros cuatro de alto, elevada
sobre una columna de doce metros, que se levanta majestuosa y se contempla
de lejos, desde numerosos rincones de la ciudad. Fue un trabajo agotador para
María Dolores, pues tuvo que luchar con numerosas dificultades para lograr
construir esta hermosa mole de bronce y acero, con la imagen de un caballo
y su amazona en actitud de levada. Conversando amigablemente cierta tarde
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con María Dolores, me comentaba lo dificultoso que fue para ella hacer en
metal la colosal figura ecuestre. Bromeando, recordábamos cómo Leonardo
da Vinci, con ser un inmenso genio, no pudo realizar su proyecto del llamado
Caballo Sforza, y no consiguió llevarlo al bronce, por su descomunal tamaño, después de tenerlo hecho en barro a tamaño natural. Recordábamos los
dos la anécdota ocurrida en el año 1504, cuando Miguel Ángel, disgustado en
cierta ocasión, porque Leonardo le ponía obstáculos para la ubicación en
Florencia de su recién terminada escultura de David, le dijo en tono irritado a
Leonardo: “¡Diseñaste un caballo para fundirlo en bronce y al no poder hacerlo tuviste que abandonarlo cubriéndote de vergüenza!”. María Dolores contaba las semanas tan duras de trabajo en el taller de fundición, para lograr colocar aquel caballo y amazona colosales, solamente con las patas traseras del
caballo apoyadas en el pedestal. Pero, al fin, todo trabajo hecho con amor y
dedicación tiene su recompensa; y ahí está la hermosa escultura, señoreando
el centro de Lorca y admirada por todos.
La escultora María Dolores Fernández Arcas nace en Lorca en 1962 y
hoy está con nosotros como compañera académica de número. Son muchos
sus recuerdos de infancia. Guarda un especial cariño hacia sus abuelos.
Desde muy niña hacía figuritas de barro con imágenes de orondas señoras, y
animalitos, empleando una botella vacía para comenzar la obra. Recuerda
con agrado cómo estas obras las obsequiaba a los conocidos y familiares. Me
contaba que llevaba al Escarambrujo, como regalo, cerditos de barro para
engrosar la conocida y numerosa colección de mi tío, Francisco Martínez
Guijarro.
Uno de los primeros éxitos de María Dolores fue en el año 1984, cuando es galardonada con el premio al concurso de ideas para el Monumento a la
Bordadora Lorquina. Posteriormente, realizó una escultura de gran tamaño,
casi el doble del natural, con la imagen de una muchacha en actitud de bordar, que actualmente ocupa el centro de la lorquina Plaza de Concha
Sandoval. Anteriormente a 1984, María Dolores participó y quedó finalista en
el Certamen Regional de Jóvenes Artistas, organizado por la Caja de Ahorros
de Alicante y Murcia, con un prestigioso jurado, compuesto por Martín
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Chirino, Pablo Serrano, y José Luis Sánchez. Esto fue en el año 1981, y María
Dolores volvió a ser finalista en 1984 y 1986. Un año después de hacer la
escultura de la bordadora lorquina, en 1985, realizó una exposición individual
en la galería familiar de Lorca, Thais, con unas poéticas imágenes de cabezas
de damas y personajes.
En 1988 hace una exposición individual en Galería Argar, de Almería,
con grandes formatos de temas mitológicos. En 1989 quedó finalista en el
concurso de becas para jóvenes artistas Revlon, de la Facultad de Bellas
Artes de Madrid, con una escultura de formas sintetizadas, que recordaban
un ánfora. Este mismo año repite exposición individual en Thais, con una
serie de piezas, que representaban gheisas, cabezas de picadores, toreros y
meninas, con algún trabajo de desnudo a un tamaño aproximado al natural.
En la década de los noventa realiza María Dolores dos exposiciones
individuales en la galería murciana Chys, una en 1990 y otra en 1993, con
temas de toros y toreros. Para el Festival del Cante de Las Minas de La
Unión, en 1995, realizó una exposición titulada Figuras Flamencas. Este
mismo año se le encargó una obra en bronce del músico universalmente
conocido, el lorquino Narciso Yepes. Nuestra escultora realizó numerosos
bocetos en barro del guitarrista, y, después de muchas vicisitudes para modelarla definitivamente, fue fundida en Madrid y hoy preside la entrada del
Conservatorio de Música de Lorca, en la mágica y legendaria calle de La
Cava.
Remontándonos ahora a la niñez de María Dolores, cuando aún no
había cumplido los nueve años, se disponía a buscar como todas las tardes a
su amiga Alicia Parra. Llevaba dentro de una bolsita pequeñas figuras de
barro hechas por ella, que representaban toscos toreros y caballos. Paseaba
caminando por las Alamedas lorquinas, y en el cruce de la de los Tristes y la
Plaza de los Toros, se detuvo un momento para comprobar que ninguno de sus
trabajos se hubiera estropeado. Cuidadosamente envueltas en telas esponjosas, cada figurita se mantenía intacta.
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La tarde otoñal lorquina cubría las plataneras con su color dorado característico. María Dolores contempló pensativa el espacio amplio y luminoso de
la explanada donde estaba la puerta principal de la Plaza de Toros. !Que espacio para una de sus figuritas de toreros realizada a gran tamaño! Por un
momento, su imaginación de niña inquieta y soñadora se entretuvo en proyectar una de aquellas figuras de toreros de barro que llevaba consigo sobre un
pedestal, convertida en bronce. ¿Pensaría si podría ella alguna vez realizar una
gran obra, para situarla en aquella hermosa esquina de su ciudad natal?
Años después se cumplió y en 1988 se le concedió el primer premio
para el concurso llamado Monumento al torero Pepín Jiménez. María
Dolores realizó en 1999 una escultura en bronce, de tamaño natural, del
conocido torero, que hoy preside la entrada a la Plaza de Toros.
Es obligatorio resaltar también las importantes obras públicas que, además de las ya comentadas, ha realizado nuestra escultora; el busto del párroco
Antonio Llamas (1996), que hermosea una pequeña placita frente a la Iglesia
del Carmen lorquina, y el de Rafael Méndez en la Plaza de Colón. En Totana
están las importantes esculturas del músico Miguel Marín, el Monumento al
Nazareno Totanero (2002) y el Monumento a Santa Eulalia (2005).
Entre sus exposiciones colectivas más importantes está su participación
en la Expo-92 de Sevilla, dentro del pabellón murciano, donde presentó una
cabeza de picador. También merece la pena resaltar su presencia en Madrid
con unas esculturas en la Galería Asunción Isorna, (1993), y en la Galería
Kreisler (1995) en una exposición denominada Pequeño formato. Aparte de
estas exposiciones colectivas es de destacar su presencia en la exposición
retrospectiva 25 Años de Galería Thais (1986) y su participación en la importante exposición 100 años, 100 artistas, en el 2003, con una escultura en terracota, Salomé, que fue expuesta en el Palacio del Almudí de Murcia.
Respecto a su vida como estudiante, a los 17 años vino a Murcia, para
seguir cursos monográficos de modelado en la Escuela de Artes y Oficios.
En ella conoció a compañeros que se hicieron posteriormente un nombre en
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el mundo del arte y tuvo como profesor al escultor Dionisio Page. En 1984
se licenció en Historia del Arte por la Facultad de Murcia, Guarda María
Dolores un gratísimo recuerdo hacia muchos de aquellos profesores que le
inculcaron sus enseñanzas. En 1999 se licencia en Bellas Artes por la
Facultad de Madrid. Tuvo como profesores a Paco Toledo, Joaquín Donaire,
Florencio Galindo y Cayetano Portellano.
Nuestra nueva académica ha recorrido toda una extensa carrera artística con un muy peculiar estilo personal, y ha transitado por las distintas etapas de su caminar, dejando retazos de poesía en cada momento de su trabajo. Su vida y su obra van estrechamente unidas a todas las vivencias que
durante sus años ha experimentado.
María Dolores nos ha ofrecido un discurso de gran interés por sus apreciaciones sobre los caracteres de 1a escultura mediterránea. Una escuela levantina autóctona que recoge las enseñanzas de Maillol, el escultor que tradujo a
formas la cultura mediterránea, con una luz portentosa que miraba a la figura
humana como un reencuentro con la cultura clasicista, recuperando para siempre, en esa exaltación de la figura humana, la figura de mujer, robusta, definitiva, con todo el concepto cultural de nuestra latitud. Nuestra nueva académica ha definido a la perfección los valores de Clará y ha recogido esa herencia
que Planes, síntesis de lo “mediterráneo” y González Moreno, recuperador del
volumen, así como Campillo, Carrilero, Toledo y tantos otros, en ese eslabón
cultural de nuestro sentimiento artístico, han generado una forma estética que
crea escuela y valora la propia personalidad de nuestra tierra.
Todos deseamos que su nombramiento como académica de número sea
un aliciente para que progrese personalmente en su trabajo creativo y redunde en la calidad de su obra. Y, asimismo esperamos su colaboración para el
mayor enriquecimiento de esta Real Academia de Bellas Artes Santa María
de la Arrixaca.
Nuestra enhorabuena, pues, y nuestra confianza. Muchas gracias.
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