SEGUIMIENTO NEUROLÓGICO DEL RECIEN NACIDO CON ASFIXIA: CORRELACIÓN CON LA NEUROIMAGEN NEONATAL A. Macaya Ruiz Sección de neurología Infantil, Hospital Materno-infantil Vall D’Hebron, Barcelona La asfixia perinatal mantiene una incidencia de 1,5-6 /1000 rn vivos en los paises desarrollados. En el grupo de recién nacidos a término, se calcula que la asfixia perinatal ocasiona secuelas neurológicas graves en un 20-30% de casos (1). Por otro lado, es factor etiológico en un 10-25% de los niños con parálisis cerebral (el 21% en el estudio colaborativo prospectivo americano, NCPP). Sin embargo, usando las definiciones más amplias de asfixia, se conoce que la mayoría de niños con asfixia perinatal no desarrollan secuelas (2). La falta de una definición de asfixia perinatal uniformemente aceptada dificulta notablemente las comparaciones de los diferentes estudios sobre las secuelas a largo plazo. Se acepta que cualquier definición de asfixia debe comprender la constatación de signos antenatales de distress fetal, signos clínicos y bioquímicos de asfixia intraparto y el desarrollo subsiguiente de una encefalopatía neonatal. La mayoría de recién nacidos a término con encefalopatía hipóxico- isquémica (EHI) de grado I de Sarnat y Sarnat (3) no presentan secuelas neurológicas a medio plazo, aunque los datos en niños de edad escolar son escasos. Los que presentan con encefalopatía grado III, mueren o se ven abocados a muy graves secuelas. Donde el pronóstico es realmente complicado es en los recién nacidos con formas moderadas de asfixia, habitualmente asociada a encefalopatía grado II. De ellos, aproximadamente un 25 % presentan secuelas neurológicas moderadas o severas (4). Además, en los pacientes con EHI grados II-III, la necesidad de cuidados intensivos neonatales, incluída la ventilación mecánica, y el uso de fármacos antiepiépticos en aquellos casos con crisis comiciales clínicas o eléctricas, limitan la utilidad de herramientas pronósticas como la exploración neurológica neonatal y el EEG. Son diversos los instrumentos utilizados en el intento de establecer un pronóstico neurológico precoz en la EHI neonatal: Exploración neurológica, marcadores bioquímicosenolasa específica neuronal, GFAP, lactato- EEG, Monitor de función cerebral (aEEG), potenciales evocados visuales y somatosensoriales, ecografía, eco-Doppler, TAC, RM, espectroscopia por RM (Tabla 1). De entre ellos, se atribuye a las técnicas de imagen la mayor información pronóstica, dado que permiten reconocer precozmente la existencia de lesiones características de la EHI, con patrones bien diferenciados en función de la extensión y severidad de la asfixia. En los casos de asfixia parcial, suele ocurrir lesión por hipoxia ligera o moderada o por hipotensión que, en el RNAT, recae en la substancia blanca periventricular, substancia blanca subcortical y córtex cerebral en regiones limítrofe de los grandes territorios vasculares. La lesión predominante inicial es el edema. En los de asfixia global, suele existir hipotensión severa o paro cardiocirculatorio y se afectan las áreas de mielinización activa del RNAT: ganglios basales (especialmente núcleos lenticulares), tálamos, córtex perirolándico, cápsula interna, e incluso radiaciones ópticas, todas ellas áreas donde la tasa metabólica es más elevada. Tabla 1. Poder predictivo de secuelas neurológicas graves de los datos obtenidos durante el periodo neonatal (modificado de 18, 19 y 20). DATO Alt. FCF PH cordón (< 7) Test de Apgar Encefalopatía (II-III) aEEG (MFC) EEG alterado +++ EEG alterado ++ PEVs SEPs Ecografia alta frecuencia Hemodinámica cerebral TAC RM 31 P ERM GFAP en LCR SENSIBILIDAD ESPECIFICIDAD Baja Muy baja (<1%) 20% <10% <10% 95% 80% 94% 84-89% 95% 64% 95% 73% 90% 67% 100% 83% 57% 88% Elevada 90% 91% 100% 72% 92% 78% 50% VPP 85% 36% 82% 77% 94% 100% 91% 64% (FCF: frecuencia cardíaca fetal; PEVs: potenciales evocados visuales; PES: potenciales evocados somestésicos; RM: resonancia magnética; ERM: espectroscopia por RM; GFAP: proteína glial fibrilar ácida; VPP: valor predictivo positivo). La ecografia transfontanelar posee un fuerza predictiva importante en el caso de la hemorragia peri- intraventricular, pero su sensibilidad disminuye en el RNAT con EHI. El uso de sondas de alta frecuencia (10 MHz) parece haber mejorado la correlación entre imagen y neuropatología en casos graves (5). En cualquier caso, razones de manejabilidad, disponibilidad y bajo coste hacen de la ecografía la mejor elección inicial como estudio de imagen en el recién nacido encefalopático. La valoración de la velocidad del flujo sanguíneo en la arteria cerebral anterior mediante Eco-doppler parece ofrecer un elevado valor predictivo positivo, si bien estudios a largo plazo parecen no corroborar este punto (resultados no publicados). En el caso de la TAC, existen también limitaciones para delimitar las lesiones isquémicas en el cerebro inmaduro derivadas de su baja sensibilidad para la detección de los cambios madurativos del cerebro en desarrollo. Como en el caso de la ecografí a (6), sin embargo, la TAC puede detectar lesiones talámo-basales que se correlacionan con mal pronóstico neurológico (7). A pesar de su baja sensibilidad al daño cerebral en fases precoces, la RM cerebral realizada a partir de la semana de vida es la técnica de imagen con mejor correlación pronóstica. Diversos autores han recurrido a clasificaciones de grupos pronósticos en función de la topografía de las lesiones detectadas por RM en el periodo neonatal (Tabla 2), pero sólo algunos de estos estudios proporcionan información sobre el seguimiento neurológico a medio plazo (Tabla 3). Tabla 2.- Patrones radiológicos (RM cerebral) en la EHI neonatal. 1) Kuenzle et al. 1994 (9) Hiperintensidad difusa hemisferios Hiperintensidad parasagital de territorios frontera Cambios en ganglios basales y tálamos Hiperintensidad periventricular Isquemia o hemorragia parenquimatosa focal Bandas hipointensas periventriculares centrípetas Normal 2)Baenzinger et al. 1993 (21) Hiperintensidad difusa Hiperintensidad T2 en territorios frontera parasagitales (watershed) Ganglios basales y tálamos 3) Barkovich et al. 1995 (22) Substancia gris subcortical ± perirolándica Córtex cerebral y substancia blanca en territorios frontera Substancia blanca periventricular Combinación de los anteriores 4) Barkovich et al. 1998 (10) GB (tálamo- lenticular- córtex perirolándico) Territorios frontera (SB /SG, anterior/ posterior) GB + territorios frontera 5) Aida et al. 1998 (23) GB (substancia gris profunda) Cambios en el parénquima hemisférico Hemorragia intracraneal Alteraciones periventriculares 6) Sie et al. 2000 (24) Lesión periventricular Ganglios basales- tálamo Encefalopatía multiquística 7) Mercuri et al. ,2000 y Biagioni et al.,2001 (12,13) PLIC BGTL Anomalías de substancia blanca Anomalías corticales (highlighting) Tabla 3.- Estudios correlacionales entre RM neonatal y pronóstico neurológico. AUTOR AÑO CRITERIOS EHI CASOS ENCEFALOPATIA EDAD RM NEONATAL (DÍAS) RM Nl TIEMPO TESTS SEGUIM. Kuenzle et al. (9) (NOS) 1994 laxos 43 29/43 (67%) 1-14 (6) 9/43 6-30 m Griffiths, Prechtl Barkovich et al. (10) 1998 muy laxos 53 ND 1-17 (7) ND 12 m Bayley (MDI) Aida et al. (23) 1998 equívocos 15 15/15 1-28 0/15 11-36 m MMCT (Cattel) Mercuri et al. (12) 2000 estrictos 52 52/52 1-28 12/52 12 m Griffiths Biagioni et al.(13) Dubowitz 2001 estrictos 25 25/25 0-27 (12) 5/25 24 m Griffiths, Tabla 3 (cont.) AUTOR AÑO CASOS Hallazgos de RM Neonatal y proporción de casos con secuelas moderadas-severas Normal LGBT PLIC SBC/RC SBPV HDH Kuenzle et al. (9) Barkovich et al. (10) Aida et al. (23) Mercuri et al. (12) Biagioni et al.(13) 1994 1998 1998 2000 2001 43 53 15 52 25 9 (0) -# 0 (0) 12 (0) 5 (0) 5(4) 9 (3) 26(18) 13 (7)* 13(12) 10 (7)** 7(0) 7(3) 9(9) 7(5) 2(0) 3(0) 5(2) (?) - 14(7) - (LGBT: lesión ganglios basales-tálamos; PLIC: brazo posterior cápsula interna; SBC/RC: substancia blanca central/realce cortical; SBPV: substancia blanca periventricular; HDH: hiperintensidad difusa hemisferios cerebrales). (#) no proporciona datos sobre tipo de secuelas; *3 pacientes y **5 pacientes fallecieron. Las alteraciones de la señal de RM en el recién nacido asfíctico cambian de características a lo largo de los primeros días de vida: días 1-2: prolongación T2 (y alteración de la ERM y RM con difusión). A partir del día 3: acortamiento de la señal en T1 y/o señal amentada en T2 en las áreas vulnerables. Días 6 y siguientes: acortamiento de la señal en T2. Martin y Barkovich (8) afirman que el hallazgo en la RM de edema cortical difuso, con borramiento del ribete cortical o las lesiones de los nucleos ventro- laterales del tálamo y estriados dorsales comportan un mal pronóstico neurológico, con independencia del resto de variables clínico-biológicas, como el test de Apgar o el pH de cordón. Estas anomalías de la RM neonatal se asocian además a desarrollo ulterior de microcefalia (9). Barkovich et al. desarrollaron un sistema de puntuación basado en la presencia de alteraciones en ganglios basales y zonas terminales de perfusión, que se correlaciona con el desarrollo neuromotor a los 3 y 12 meses. La secuencia de primer eco de T2 fue la que mejor se correlacionó con el pronóstico neurológico (10). Rutherford et al., señalaron que el hallazgo de una intensidad de señal anómala en el brazo posterior de la cápsula interna entre los días 1 y 17, se asoció a alteraciones del neurodesarrollo en el 100% de los casos, mientras que la normalidad en dicha región predijo un desarrollo normal en 28/32 casos (11). Estudios recientes del mismo grupo, sugieren que la lesión difusa de substancia blanca, pero también la lesión severa de ganglios basales predicen la evolución a microcefalia y/o crecimiento cefálico deficiente al año de edad (12). Los mismos autores han confirmado recientemente estos hallazgos en 25 pacientes con asfixia estudiados mediante RM y EEG: el EEG discrimina en los primeros días entre los pacientes con buen o mal pronóstico, y en estos últimos la RM a la semana de vida puede dar información más específica sobre el tipo y severidad de las secuelas (13). La RM precoz (primera semana de vida) presenta varias limitaciones: como la señal del tejido cerebral no mielinizado es similar a la del tejido dañado, es importante reparar en la señal del brazo posterior de la cápsula interna, que debe aparecer brillante en T1 en el RN normal y está hipointenso en el RNAT asfíctico. Además del mencionado estudio de Rutherford et al. (11), es interesante señalar que, alrededor de la edad gestacional de término, la asimetría en la mielinización de dicho brazo posterior de la cápsula interna es altamente predictiva de hemiplejia en neonatos que han sufrido infarto hemorrágico periventricular (14). Otro dato a tener en cuenta es que las circunvoluciones pre y postcentrales presentan una señal brillante en T1 y oscura en T2 en el RN normal, pero esta alteración de la señal está aumentada en la profundidad del surco en los niños con asfixia perinatal (8). Por último, aunque no se trata de lesiones comunes, la RM también puede detectar lesiones en cerebelo, tronco o médula espinal en casos de EHI severa. Ocasionalmente, las lesiones parenquimatosas cerebrales se acompañan de trombosis venosas. En nuestro centro, en los años 1996-2000, han ingresado 30 pacientes en UCIN con el diagnóstico de EHI neonatal. El tiempo de seguimiento medio ha sido de 25 m (rango 6-61). En diez casos se realizó RM cerebral en el periodo neonatal (figuras 1-3). Todos los casos con lesión bilateral del neoestriado y tálamo han desarrollado la combinación tetraparesia espástico-distónica, retraso mental y alteración visual, con o sin microcefalia. Un pronóstico similar se asocia al edema cerebral difuso con borramiento del ribete cortical, con evolución a infartos múltiples en los supervivientes. Los pacientes de ambos grupos de riesgo mostraron también patología en la ecografia o la TAC craneal, al menos parcialmente. La RM fue aún de mayor utilidad identificando lesiones focales de substancia blanca lobar o subcortical, o realce cortical asociado necrosis petequial en neocórtex o hipocampos. Estos pacientes a menudo presentaron normalidad o hallazgos inespecíficos por TAC o ecografía. En el seguimiento, presentan desarrollo psicomotor subóptimo (border- line), que en los casos con lesión hemorrágica extensa de substancia blanca se convierte en franco retraso y microcefalia. Figura 1: Patrones de RM en la asfixia perinatal del RNAT. A) imágenes hipointensas asociadas a infartos hemorrágicos de localización parasagital B) Lesión focal de infarto hemorrágico en asfixia asociada a distocia y hematoma subdural. C) Leucomalacia periventricular D) Edema severo: evolución a encefalomalacia multiquística y focos hemorrágicos en fase subaguda. A C B B D D Figura 2: Lesión cortical en asfixia perinatal. A) Imágenes de realce cortical en la profundidad de los surcos B) Hiperintensidad bilateral en hipocampos. C) Hiperintensidad perirolándica. D) Aspecto de la lesión perirolándica a la edad de 12 meses. A C B C D Figura 3: Lesión de ganglios basales en asfixia perinatal. A) Hiperintensidad bilateral de neostriado y tálamo, con pérdida de la hiperseñal del brazo posterior de la cápsula interna en T1, que aparece normal en (B). C) Edema severo con hipodensidad bihemisférica difusa en la TAC neonatal. D) En el mismo paciente, RM a los 12 meses, que revela lesión en lenticular y tálamo derechos con isquemia focal asociada en el territorio de la ACM derecha y leve afectación contralateral. La espectrocopia por RM (ERM) ha sido utilizada para estudiar el metabolismo energético cerebral durante y después de la EHI neonatal. La ERM con 31P revela una caída en el cociente fosfocreatina/fósforo inorganico, como reflejo de la reducción en la concentración de fosfatos de alta energía en el cerebro. Se ha hallado correlación entre alteraciones en el neurodesarrollo y fosfocreatina y ATP en la ERM practicada en el periodo neonatal (15). Usando ERM con 1H se ha demostrado que la elevación del cociente lactato/N-acetil aspartato conlleva un riesgo elevado de secuelas neurológicas a la edad de 12 meses. Esta técnica puede detectar anomalías en las horas siguientes a la hipoxia- isquemia. La RM potenciada con difusión (diffusion-weighted) detecta lesiones aún en fases más precoces, habiéndose descrito cambios a los 15 minutos del insulto (16), pero es posible que esta herramienta deje de apreciar parte de la lesión relacionada con la fase de reperfusión, especialmente la asociada a muerte celular retardada (17), de aparición más tardía. REFERENCIAS 1. Hill A. Current concepts of hypoxic- ischemic cerebral injury in the term newborn. Pediatr Neurol 1991;7:317-325. 2. Latchaw RE, Truwit CE. Imaging of perinatal hypoxic- ischemic brain injury. Semin Pediatr Neurol. 1995;2(1):72-89. 3. 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