El único Dream Team

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El único
Dream Team
por Antonio Rodríguez
En el verano de 1992,
el baloncesto cambió
para siempre.
Hubo un antes y
un después desde aquellos
Juegos Olímpicos.
Y todo por un equipo que,
20 años después, sigue en
la memoria de todos.
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El único Dream Team
Domingo, 26 de julio de 1992
E stados Unidos 116-48 Angola (64-16 al descanso). Debut del equipo
olímpico estadounidense. Tras un empate a 7 inicial, consiguen lograr un parcial
de 46-1 a su favor. Robaron 30 balones y dejaron a los rivales en un 25% en tiros de
campo. Barkley con 24 puntos, es el máximo encestador del partido.
Verano de 1992. La ilusión de todo un país por unos Juegos Olímpicos. La
emoción de todo un planeta por un equipo de baloncesto. La sensación de inquietud
por la llegada de un evento, cuyo final de su cuenta atrás parecía no llegar nunca,
dio paso al sosiego, a la admiración y al deleite de los sentidos. Desde el estadio o
delante de un televisor, la Ceremonia de Inauguración presentaba algo inédito hasta
ese momento. Juan Antonio San Epifanio, último portador de la antorcha olímpica,
elevaría su llama hacia una nueva era, presentando así los que fueron los Juegos
Olímpicos de Barcelona’92, los Juegos Olímpicos del BALONCESTO.
Y todo, por un equipo.
Juan Antonio San Epifanio: “El mejor equipo que ha habido nunca en la
historia del baloncesto. Y era para disfrutar. Tanto como aficionado como teniéndoles
delante”.
Santiago Segurola: “El Dream Team fue la mejor colección de estrellas que
puede reunir el baloncesto mundial. Aquello era un halo de misterio, una novedad.
Era ver en persona a todas aquellas estrellas que nos habían hecho soñar: a Magic
Johnson, a Larry Bird, a Michael Jordan, a David Robinson, a Barkley, Stockton...y
de repente, estaban todos allí”.
Tomás Jofresa: “Siempre vi ese Dream Team como un niño. Nosotros éramos
jugadores a nivel europeo. Y a ese nivel, por supuesto, admirados y respetados a
nivel internacional. Y enfrentarte a ellos, te hacía transportarte a la niñez”.
Juan Antonio Orenga: “Lo primero, es que estaban todos. Y por aquel entonces,
la NBA era otro mundo y la imagen que teníamos de ellos es distinta de la de ahora.
La verdad, es que cuando jugamos contra ellos, alucinábamos”.
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Miguel Ángel Paniagua: “Yo lo que hacía era ver al banquillo rival, cuando
jugaban frente a Estados Unidos. La sensación más curiosa que percibí era la
fascinación que tenían. Más fascinación incluso que el público. Fascinación de todos
los rivales, incluso los entrenadores. La sensación de ‘si he jugado con estos, ya me
puedo morir’. Eso no se ha producido nunca”.
Zan Tabak: “Estabas emocionado. Querías jugar como fuera. Significa mucho
más pensándolo ahora. Sobre todo, cuando estuve en la NBA y te das cuenta de
verdad con quién me enfrenté”.
Ramón Trecet: “Ahora vemos la importancia de aquello. No había entonces
perspectiva de lo que iba a suponer. En aquel momento para mí, los Juegos estaban
cambiando. No sé si eso me gustaba. Lo que sí te digo es que estaba encantado que
allí estuvieran los de la NBA”.
Los Juegos del BALONCESTO. Porque en Barcelona’92, aterrizó el mejor equipo
que jamás haya dado la historia de este deporte: el “Dream Team”.
Chris Mullin: (Declaraciones extraídas de un acto celebrado en el Hall of Fame,
en el verano de 2010) “Puedes llamarlo una increíble coincidencia de lugar y
momento. De qué manera nosotros queríamos traer el oro. Un puñado de jugadores
en su primera experiencia y otro puñado en el fin de sus carreras. Y todos dejando
fuera sus egos, estadísticas individuales y todas esas cosas. Preparados para llegar
a ser el mejor equipo jamás visto. No, esto no va a ocurrir otra vez”.
Michael Jordan: “Cuando tú reúnes a 12 Clint Eastwoods para salir a hacer su
trabajo, no les dices cuantas balas deben poner en sus pistolas”.
David Robinson: “Lo que me sorprendía era la generosidad con la que todos
afrontaron el torneo. Esto era el cielo del baloncesto”.
Lunes, 28 de julio de 1992
Estados Unidos 103-70 Croacia (54-37 al descanso). Drazen Petrovic, con
19 puntos, fue el único croata que dio la talla. Levantó al pabellón cuando anotó un
triple, robó el balón en el siguiente ataque, corrió toda la pista y anotó un segundo
triple de forma consecutiva. Aún así, no hubo oposición alguna. La mala noticia fue
la lesión de Magic Johnson a los ocho minutos y medio de partido, debiendo ser
retirado por una lesión en un tendón de la corva. Stockton sigue de baja. Jordan, con
21 puntos, es el máximo encestador del partido.
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Si algo fueron los Juegos de Barcelona, fueron el “Dream Team”. Ese término
acuñado para vivir con él, para situar un punto del “aquí fue” y que marque un
antes y un después en la historia del baloncesto. La muestra de la belleza que puede
atesorar nuestro deporte, durante dos semanas de competición. Once jugadores que
hoy día forman parte del Hall of Fame o Salón de la Fama de Springfield, se dieron
cita en la Ciudad Condal.
En Septiembre de 1990, Dave Gavitt, presidente de la recién creada USA
BASKETBALL (anteriormente, el organismo encargado del equipo olímpico
estadounidense era la ABAUSA, que como ente regulador del baloncesto
estadounidense amateur, ya no podía formar parte del mismo), afirmó que llevarían
el mejor equipo del mundo. Todos soñamos al ver la portada de la publicación
semanal “Sports Illustrated” del 11 de febrero de 1991, que da la vuelta al mundo.
En ella, Michael Jordan, Pat Ewing, Magic Johnson, Karl Malone y Charles Barkley
posan con el uniforme de la selección de Estados Unidos, mientras sujetan los cinco
aros olímpicos. Y en España, tiempo después, tuvimos confirmación de todo aquello.
Esteban Gómez: “Magic Johnson viene a España en el verano de 1991, entre
otras cosas a promocionar una marca por la que había firmado -la empresa de
industrias cárnicas Campofrío-. Y allí, en la rueda de prensa de un hotel madrileño,
le pregunto: “Magic, ¿vas a venir como olímpico a los Juegos de Barcelona? Y me
contesta sonriendo: “Sí, allí estaré”.
Con Magic en el equipo, sí se podía soñar con que estarían todos. Por encima de
todo y tras el desgraciado anuncio en rueda de prensa que era portador del virus
VIH, Earvin Johnson quería volver a sentirse jugador de baloncesto. Y era la mejor
ocasión y la mejor manera. Sin embargo, toda esta concatenación de circunstancias
que se dieron para la formación de este equipo, tuvo un principio.
Alexander Gomelski (extraído del libro “Crashing the borders” de Harvey
Araton): “En 1956, durante los Juegos de Melbourne, yo era asistente de la selección
de la Unión Soviética. Y cuando vi las evoluciones de Bill Russell, vi el futuro del
baloncesto (...) No podíamos competir, pero comenzamos a aprender. Y en 1972, en
la final de Munich, se mostró que ya podíamos jugar contra ellos”.
Esto lleva a los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, donde el equipo estadounidense,
con 4 futuros All Stars en sus filas (Mitch Richmond, Dan Majerle, Danny Manning
y David Robinson) claudica ante los soviéticos en semifinales (82-76). La URSS, se
proclamó campeón olímpico posteriormente, ganando a Yugoslavia (76-63).
Ramón Trecet: “¿Cuando empieza todo esto? En Seúl. Los soviéticos les pegan un
buen palo. Me acuerdo que yo hacía noches allí, que eran mañanas aquí, me levanto y
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me dicen ‘¿A que no sabes lo que ha pasado? No sé, ¿que los norcoreanos han invadido
Corea del Sur? No, ¡que la URSS ha ganado a Estados Unidos!’ Casi me da un síncope.
Pregunto, ‘¿dónde está la cinta? En la sala 4. Pues en esa sala, a partir de ahora y
durante las próximas dos horas, ¡no entra ni San Pedro!’ Aquel equipo estaba dirigido
por John Thompson, que era peor entrenador de lo que cuenta la leyenda. Era un
buen entrenador de hombres altos, nada más. Claro, Kurti, Volkov, Sabonis... Volkov
era el primer cuatro que veían los americanos que no hacía lo que se supone que hace
un cuatro: subía el balón, tiraba... ¡y era rápido, el condenado era rápido!”
Alexander Gomelski: (Extraído del libro “Crashing the borders”) “Fue la mejor
cosa que le ha podido pasar al baloncesto. Los chicos no se creían que se pudiera
romper esa presión. Yo les recordaba que los nuestros habían ganado a los Atlanta
Hawks en Moscú y que habían ganado a algunos equipos universitarios durante
las giras estadounidenses”.
Ramón Trecet: “A pesar de eso, ellos siguen manteniendo esa idea y van a
Argentina (Mundobasket de 1990). Y en semifinales se enfrentan a Yugoslavia. La
gran disputa en aquel equipo yugoslavo, es que Ivkovic se empeñaba en sacar a Zdovc
de base porque defendía más. Y nosotros, como periodistas, ‘¡pon a Petrovic de base!
Y a Kukoc y a Paspalj y a Divac...’ Los analistas americanos me preguntaban ‘El equipo
de Yugoslavia, ¿qué tal es?’ Y yo les contestaba ‘solamente el pívot, Divac, se va a
comer a Alonzo (Mourning) por las patas’. Y es cuando viene la famosa declaración
de Mike Krzyzewski, de no podemos mandar a chavales frente a hombres”.
En el verano del 91, Estados Unidos pierde en semifinales de los Juegos
Panamericanos. No solamente ya no son campeones de nada, sino que ni tan siquiera
habían llegado a la final de ninguna de las tres grandes competiciones que disputan.
En tierra USA, que ya estaban manos a la obra, deciden acelerar y mejorar el proceso
para recuperar cetros perdidos.
Primer paso. Durante la Final Four de la Copa de Europa de 1989, celebrada en
Munich (primer título de la Jugoplastika), la FIBA en una rueda de prensa, comunica
tras votación, que en los Juegos Olímpicos pueden actuar baloncestistas profesionales
–a pesar de la negativa del organismo estadounidense–, con lo que da carta libre al
desembarco de la NBA. Y es que, desde el Comité Olímpico Internacional, ya habían
cristalizado ciertas nuevas ideas.
Ramón Trecet: “Samaranch entrará en la historia. La visión de Juan Antonio
Samaranch como dirigente deportivo, independientemente de donde haya venido,
es aplastante. Un señor que saca los Juegos de semiamateurismo, para convertirlo
en el evento deportivo por excelencia. Por aquel entonces, se produce un encuentro
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en baloncesto entre: la necesidad americana por ganar de Dave Gavitt, la idea de
Samaranch de profesionalizar los Juegos y David Stern, que se da cuenta que puede
utilizar los Juegos como una plataforma brutal para globalizar la marca NBA. A
partir de Barcelona, cualquier persona que vea las siglas NBA, sabe exactamente lo
que es eso, no hace falta que le expliques nada”.
En Estados Unidos, se decantan por Chuck Daly como entrenador del futuro
equipo aún por formar. Daly había entrenado en high school, universidad y en la
NBA, donde consiguió 2 títulos con los Detroit Pistons (1989 y 1990). Por encima de
ese conocimiento, Daly era un entrenador de jugadores. Al profesional, sabía tratarle
como a tal. Lenny Wilkens (Cleveland Cavaliers), que fue otro candidato junto a
Don Nelson, será su asistente junto a P.J. Carlesimo (Seton Hall University) y Mike
Krzyzewski (Duke University). Toca la búsqueda de jugadores. Obligación de Comité
de Selección de la USA Basketball.
Para Magic Johnson, esto no era tan sólo un fin de semana como el All Star de
Orlando. Aquí se trataba de siete semanas de preparación y competiciones. Sin
embargo, su carisma y adorable sonrisa, no eran suficientes como para convencer
a los mejores jugadores de la liga, el verdadero objetivo de todos. Se necesita otro
apoyo.
Ramón Trecet: “Y aquí entra David Falk, que puede ser el agente que más
importancia pueda tener. Te recuerdo que David Falk, tras los Juegos de Los
Angeles’84, vuela a Chicago junto a Michael Jordan y firma contrato con los Bulls,
donde las estrellas eran Reggie Theus y Orlando Woolridge. Y de ahí se van a la sede
de Converse que es donde todo empieza. ¡Es que es una historia tan perfecta! Se
sientan allí con los de Converse, que les dicen ‘lo mejor que tenemos, para ti’. Jordan,
callado como un muerto. ‘¿Qué es lo mejor que tenéis? 50.000 dólares al año y todas
las zapatillas que quieras’, que era el convenio que tenían con Erving, Bird y Magic
entre otros (a propósito, Magic rompió ese convenio semanas antes de los Juegos).
Inicialmente, David Falk no les dice que no, sino que ‘no estamos aquí para ver lo
que podéis hacer por Michael Jordan, sino lo que Michael Jordan puede hacer por
vosotros’. Supongo que Falk ya había hablado con Nike. Y entonces aparece alguien a
quien el baloncesto le debe mucho: Spike Lee. Y hace esos anuncios del “Be like Mike”
y lo de ‘deben ser las zapatillas, porque no es tan bueno’ y consiguen que sean un
objeto de deseo, siendo carísimas. Esto, a colación de lo que estamos hablando, pues
que David Stern decide mandar a los mejores. Pero los mejores quieren descansar y
no jugar a nada en verano. Stern coge a David Falk y le dice que si Jordan dice que
va, automáticamente vienen todos. Porque se convierte en un símbolo de status: yo
estoy con el mejor. Y de ahí viene la operación siguiente”.
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Santiago Segurola: “Se rompe el antiguo código olímpico. Si algún deporte
y algún equipo representaba la profesionalidad extrema, las sumas millonarias, la
relación con la industria del marketing deportivo, ese era el Dream Team. Fue un
mensaje para el mundo del deporte”.
Y la siguiente operación es que, con la llegada del Dream Team eleva a un nuevo
nivel la comercialización olímpica. Pero sobre todo el de la NBA, que controlaba
gran parte de los contratos que vinieron a continuación. 40 grandes compañías
tuvieron acuerdos comerciales con el equipo olímpico estadounidense, gastando
aproximadamente 40 millones de dólares en promoción. De esas 40 compañías, 14
tuvieron unión con la USA Basketball. Las restantes 26, se encargaron de firmar
contratos individuales con los componentes del combinado. Algunas marcas como
Nike, que tuvieron a 6 jugadores representados (Barkley, Stockton, Pippen, Jordan,
Robinson y Mullin), no hicieron una estimación precisa del desembolso realizado
en promoción durante aquel verano de 1992. Les daba igual. Pensad que desde
la firma de Michael Jordan por ellos hasta aquel verano olímpico, sus ingresos se
vieron incrementados de 20 a 150 millones de dólares bajo el slogan del ‘Just do it’
en los modelos de “Air Jordan”, que no solamente caló en cierto orden económico,
sino social. Y esto, sin contar pequeñas empresas no estadounidenses como la textil
española “Abanderado”, cuyos slips y ropa interior fueron anunciados por Michael
Jordan bajo su ‘Abanderado, just I feel great’, que inundó las pantallas españoles por
unos meses aquel año.
A partir de entonces, merchandising en torno al Dream Team, hubo de todo lo
que se pudiese imaginar: posters, frutos secos, sombreros, pins, zapatillas, cromos o
productos de promoción en diarios y revistas especializadas. Absolutamente de todo.
Sin embargo, hubo situaciones controvertidas en las que una duplicidad de
sponsors, llevó al equipo a conflictos y muy serios. Ya durante la competición
olímpica, estalla en el seno de los jugadores y directivos, que algunos de ellos (tres
en particular: Scottie Pippen, Michael Jordan y Magic Johnson), se niegan a subir al
pódium tras la final con la ropa deportiva facilitada por USA Basketball, que era de
la marca Reebok, debido a los lucrativos contratos que tienen de forma individual
con otras marcas deportivas. Michael Jordan, en alarmantes declaraciones, llegó
a decir que “si los otros once jugadores quieren vestir ese chándal, es su elección.
Eso no significa que yo tenga que hacer lo mismo”. Tal queja se traslada a Dave
Gavitt, que tenía la complicada tarea de llegar a un acuerdo con tal empresa de
ropa y el área comercial del organismo que presidía. Finalmente, se llegó a un
pacto: los jugadores subirían en la ceremonia de entrega de medallas con camiseta
y el chándal de Reebok, pero con una pequeña condición consistente en tener la
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cremallera de la chaqueta del chándal abierta lo suficiente, como para que las
solapas taparan el logotipo de la marca y no se viese en ningún momento. Aún
así, Magic, Pippen y Jordan, desconfiados con tal medida, sacaron la genial idea
de ataviarse con una bandera estadounidense que sobre los hombros, les colgase
por el pecho y así no se viese en ningún momento ni un resquicio de la marca.
Verdaderos profesionales.
Con el motor en marcha y rugiendo, todo empieza a fluir.
Miercoles, 29 de julio de 1992
Estados Unidos 111-68 Alemania (58-23 al descanso). Único partido en
que Larry Bird se olvidó de su dolor de espalda. 7/11 en tiros de campo, 3 balones
recuperados y hasta 2 tapones se tradujeron en 19 puntos, máximo encestador del
partido y la última muestra de su grandeza.
Tras el nombramiento del entrenador y el resto del cuerpo técnico, hay que elegir
los 12 candidatos al oro olímpico. Trabajo perteneciente al gabinete de selección de la
USA Basketball. Preguntan a Daly qué tipo de juego quiere realizar y qué situaciones
especiales espera encontrar, para designar a los elegidos. Daly, tras estas directrices,
les envía una lista preferencias acorde al estilo que quiere instaurar, en la que al
menos 7 jugadores, eran estos: Pat Ewing, Michael Jordan, Magic Johnson, Karl
Malone, Chris Mullin, Scottie Pippen y David Robinson. De Chris Mullin decía que
necesitaba un tirador así, mientras que la gran sorpresa era Scottie Pippen. Su juicio se
basaba en que era un hombre capaz de defender a jugadores de 4 posiciones distintas
en el campo, desde un base a un ala-pívot. Michael Jordan puso sus condiciones:
que no hubiese ningún día con doble sesión de entrenamiento y que tuviese libertad
absoluta para negociar contratos de merchandising personales. Concedido.
De aquella lista había chocantes ausencias, una de ellas era Charles Barkley. Daly
tenía cierta preocupación por el comportamiento de Barkley, puesto que por aquel
entonces, había sido multado con 80.000 dólares en diferentes peleas y altercados.
Curiosamente, la más costosa para él fue de 57.000 en una sonada pelea contra los
Pistons de Detroit el 19 de abril de 1990. Sin embargo, Barkley entró finalmente en
el equipo, entre otras cosas por la insistencia de Magic Johnson. Michael Jordan
recordó de forma jocosa, que “Magic me ha prometido que me pagará un millón de
dólares si formaba parte de la selección. Y a Barkley le prometió otro. Con lo que
espero en algún momento dos millones suyos sobre la mesa”.
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Larry Bird tampoco se encontraba en ella. Ya se había encargado lo suficiente
de decir que él no quería formar parte de aquello. Tenía 35 años y grandes dolores
en la espalda como para participar. Éste fue el caso más difícil en convencer. Fue
casi una estrategia montada por Dave Gavitt, Red Auerbach, su esposa Dinah... y
sobre todo, Magic Johnson. “Larry, no puedes hacer esto. He estado toda mi carrera
esperando para jugar contigo de nuevo. No puedes dejar pasar esta oportunidad. Te
queremos para que pases el balón. Haz eso y no tendrás que volver a jugar nunca
más”. Tanto a Magic como a Dave Gavitt, básicamente les contestó “estoy demasiado
viejo. Dad oportunidades a los jóvenes”. Y Gavitt, que bien le conocía, supo qué tecla
tocar: “Larry, en los Juegos Olímpicos vamos a jugar con reglas internacionales
que incluyen defensas zonales. Tú las destruirás con tu lanzamiento exterior”. Bird
reflexionó sobre la propuesta y por primera vez, lo vio con buenos ojos. “Y piensa
lo que soñabas de crío, el tener colgada una medalla de oro sobre el cuello”. Era la
batalla más dura y se consiguió. Larry Bird aceptó entrar entre los candidatos.
Pero de la lista de Daly, cuando se sospecha que también había nombres de
jugadores suyos como Joe Dumars y Dennis Rodman, la mayor sorpresa venía en la
no inclusión de la estrella de su equipo, el base Isiah Thomas. Creó controversia. Y
mucha.
Chuck Daly no lo hizo porque sospechaba que si Thomas formaba parte de aquella
selección, Michael Jordan no iría. Y no le faltaba razón. Jordan, al margen de los
requisitos ya comentados, según un componente del organigrama directivo de los
Bulls, confesó off the record, que efectivamente no quería a Isiah de ninguna de las
maneras. Jordan nunca se pronunció, porque no hizo falta. El base de los Pistons,
a lo largo de los años, se encargó de tener peleas sobre una pista de baloncesto, con
Barkley, con Karl Malone -ésta con sangre incluída- y fuera de ella, como el hecho de
menospreciar a Larry Bird en la Final de Conferencia de 1987 y llegar a dudar de la
concentración de Chuck Daly en la anterior temporada 91-92, criticándole estar más
pendiente del equipo Olímpico que de su propia plantilla.
Y sí, Thomas tuvo una fuerte amistad personal con Magic Johnson, pero eso fue
tiempo pasado. El relaciones públicas de los Pistons, Matt Dovek, llamó al propio
Magic para que éste mediase en favor de su inclusión. Lo que no esperaba Dovek,
fue la contestación de la estrella de los Lakers: “Mi relación con él es extraña. Hace
años que no hablamos e Isiah sabe por qué. Él me cuestionó sobre mis hábitos
sexuales -posible homosexualidad- cuando anuncié que era portador del virus VIH
y estoy muy decepcionado por eso. El problema de Isiah es que él cree que tiene que
enfrentarse a todo y a todos. ¿Alguien cree que es necesario?”.
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La controversia entre Isiah Thomas y Michael Jordan se remonta hasta el All Star
de Indianapolis en 1985. Los rumores hablaban que Thomas fue el ideólogo de cierto
“apartamiento” a la estrella de los Bulls. Todo comenzó en el concurso de mates de la
jornada del sábado, cuando Michael lució durante el calentamiento y en la primera
ronda del mismo, un pantalón de chándal y una camiseta de hombreras, por supuesto
junto con las zapatillas, todos de la nueva línea que Nike había diseñado para él. Y lo
acompañó con un grueso y llamativo collar de oro alrededor de su cuello. Algunos de
los jugadores veteranos quedaron molestos por esa prueba de arrogancia de quien
no dejaba de ser un rookie, en definitiva. Esa ostentación de joyas y que fuese un
anuncio andante de Nike, no se vio bien por muchos, aunque en la semifinal y en la
final -que perdió ante Dominique Wilkins-, participara con el uniforme de los Bulls.
Sin embargo, el alcance de aquello no se vio hasta el día siguiente, en el All Star Game.
Johnny “Red” Kerr, por aquel entonces habitual comentarista televisivo de los
Bulls, estuvo comentando el partido a pie de pista y confiesa que fueron demasiadas
ocasiones en las que Jordan estaba abierto para el tiro o totalmente solo en un
contragolpe sin recibir el balón. Demasiadas para ser coincidencia. ‘El tipo que
llevaba el balón -supuestamente Thomas, que fue el base titular de la Conferencia
Este-, miraba hacia otro lado o lanzaba suspensiones, cuando la inercia del juego
te hace pasar el balón’ recuerda Kerr. En 22 minutos, Jordan se quedó en 7 puntos,
con 2/9 en tiros de campo y lo único que declaró es que no encontró el ritmo en
ningún momento, manteniendo la discreción. Pero sabía perfectamente qué pasaba.
Charles Tucker, amigo personal de Thomas y Magic Johnson por aquel entonces,
filtró a la prensa que efectivamente, algunos jugadores habían hecho ese desaire a
Jordan. Tucker confesó que alguien comunicó a algunos all stars veteranos la idea de
darle una lección. Supuestamente, Isiah Thomas. Y de hecho, tanto a Tucker, como
a Thomas junto a George Gervin, se les vio en el aeropuerto mientras esperaban el
viaje de vuelta, riendo de forma explícita sobre haberle dado una lección.
Todo tiende a olvidarse y Jordan asegura con los años, que aquello era agua
pasada. Lo que finalmente acabó en sentenciar aquella polémica fue el desprecio de
Thomas en la Final de Conferencia de 1991, cuando los Bulls eliminaron en Detroit
a los Pistons por 4-0, y que éste pasara por delante del banquillo de Chicago en su
retirada a los vestuarios, agachando la cabeza y escondiéndose entre los ayudantes
de Daly, para no dar la mano ni felicitar a sus rivales, eliminados precisamente por
los Pistons durante las anteriores 3 temporadas. Acción que sí dolió especialmente
en el seno de los Bulls y en el orgullo de su estrella.
Con todos estos antecedentes, es más que evidente que Jordan no tuvo ni que
pronunciarse en tal polémica. A pesar de la renuncia Jack McCloskey, general
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manager de los Pistons, de seguir formando parte del comité de selección de la
USA Basketball, en protesta a la no elección de Isiah, calificando tal descarte como
‘una decisión ridícula’, quedó claramente demostrado que nadie lo quería en aquel
equipo. En su lugar, John Stockton, máximo asistente de la liga en 4 temporadas,
fue el elegido.
Con lo que, el 13 de Septiembre de 1991, en un show televisivo en la NBC, se da la
lista inicial con 10 jugadores:
– Earvin “Magic” Johnson. Base, 2.06. Los Angeles Lakers
– John Stockton. Base, 1.85. Utah Jazz
– Michael Jordan. Escolta, 1.98. Chicago Bulls
– Chris Mullin. Alero, 2.01. Golden State Warriors.
– Scottie Pippen. Alero, 2.01. Chicago Bulls
– Larry Bird. Alero, 2.06. Boston Celtics
– Charles Barkley. Ala-pívot. 1.98. Philadelphia 76ers (traspasado a Phoenix ese
verano)
– Karl Malone. Ala-pívot, 2.06. Utah Jazz
– Pat Ewing. Pívot, 2.13. New York Knicks
– David Robinson. Pívot, 2.16. San Antonio Spurs.
Finalizada la temporada 91-92, se decidieron los otros dos nombres: el escolta
de Portland Trail Blazers, Clyde Drexler, y el ala-pívot de la universidad de Duke,
Christian Laettner.
Viernes, 31 de julio de 1992
Estados Unidos 127-83 Brasil (60-41 al descanso). Brasil, más conocedor
de estos jugadores que los anteriores rivales, plantó cara por momentos intentando
ofrecer espectáculo en ataque. Oscar (24 puntos), quien más lo disfrutó. Sin embargo,
en una 2ª parte frenética de contragolpes, Barkley logró 30 puntos, convirtiéndose
en el máximo encestador del partido.
La primera parada del equipo fue en La Jolla, población cercana a San Diego y en
el complejo Sheraton Grande Torrey Pines en concreto, del 21 al 26 de junio. Tras
una primera charla a los jugadores de lo que se iban a encontrar a partir de ahora,
tanto rivales como medios de comunicación o seguimiento de los aficionados, con las
primeras acciones con balón, Daly nota algo curioso en los entrenamientos:
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Chuck Daly (extraído de su diario en el libro “America’s Dream Team” de Chuck
Daly junto a Alex Sachare): “Me sentí realmente impresionado por el entusiasmo
que vi durante nuestro primer entrenamiento. Pero se excedían en los pases, como
si estuvieran haciendo un esfuerzo consciente para ceder protagonismo los unos a
los otros“.
A Daly le preocupa inicialmente tal generosidad, por temor a perder excesivos
balones. Para poner a prueba al equipo, se trae un combinado de élite de jugadores
NCAA que aún cursaban sus estudios, entrenados por George Raveling (entrenador
de Southern California) y Roy Williams (entrenador de Kansas). Los ocho convocados
son: Anfernee Hardaway (Memphis State), Grant Hill (Duke), Allan Houston
(Tennessee), Bobby Hurley (Duke), Jamal Mashburn (Kentucky), Rodney Rogers
(Wake Forest), Chris Webber (Michigan) y Eric Montross (North Carolina).
Willis Reed, componente del comité de selección de la USA Basketball ya le
convenció a Daly que “no hace falta que intentes enseñar nada a estos chicos. Ellos
saben jugar a baloncesto. Créeme”. Y de hecho, estos chavales no desentonaban nada.
Magic Johnson reconoció al ver a Anfernee Hardaway que cuando lo defendía era
“como mirarme en un espejo”. Tras dos jornadas en las que los partidillos parecían
igualados, al tercer día deciden jugar un partido de 20 minutos. Y Daly pidiendo a
Raveling y a Roy Williams, que sus chicos incrementaran el ritmo, así como buscar
constantemente los lanzamientos de 3 puntos, a imagen y semejanza del baloncesto
FIBA. Con marcador y cronómetro esta vez.
¿Y qué ocurrió? Que ocho chavales amateurs procedentes del baloncesto
universitario derrotaron a todo un equipo repleto de All Stars por 62-54. El base
Bobby Hurley imprimió un ritmo vertiginoso, Allan Houston encestó triple tras
triple, para un total de 10 entre el combinado de universitarios, los rebotes eran de
Webber... y como se vio en el documental del Dream Team emitido por la ESPN, antes
de la entrada de los medios de comunicación para realizar su trabajo tras esa sesión
a puerta cerrada, los operarios se encargaron de poner el marcador en un inicial
0-0, para que no quedaran en evidencia. Aunque Michael Jordan no participó en tal
enfrentamiento, Daly estaba preocupado. Al día siguiente, volvieron a enfrentarse.
Y fue muy distinto.
Lenny Wilkens: “(Extraído del libro “Unguarded” de Lenny Wilkens y Terry
Pluto) Al siguiente día fue la primera muestra del real Dream Team. El marcador
iba 19-0 antes que los universitarios pudieran anotar. A mitad del partido, ellos
ni tan siquiera podían pasar el balón de medio campo. Nuestra defensa era tan
presionante que ellos se deshacían del balón y también de su confianza. Tú podías
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ver en los ojos de esos chicos algo: el miedo. La duda. El asombro. Fue algo que
veríamos a cada partido durante los Juegos Olímpicos”.
Charles Barkley soltó el codo a Rodney Rogers en la lucha por un rebote,
impactando en su pecho, y con un “Bienvenido a la NBA”, el juego continuó. Daly,
con otro ánimo, dio el día siguiente como libre, convencido que se había trabajado
bien durante los cinco días de estancia en La Jolla.
Lenny Wilkens: “(Extraído del libro “Unguarded”) Cuando los jugadores más
grandes del mundo suben la intensidad, nadie tiene la más mínima oportunidad
contra ellos. Aquellos chicos eran grandes atletas, dotados físicamente, pero además
obsesionados con ganar. Eso da que sean verdaderos campeones. Jugadores
que no solamente juegan como lo hacen, sino que su grandeza hace elevar a sus
compañeros de equipo. Si juegas con Jordan, Bird o Magic, tú no quieres estar a un
nivel inferior. ¿Cómo no vas a luchar por un balón suelto cuando Jordan lo hace?
¿Cómo no pasas a un hombre abierto cuando Magic lo hace? ¿Cómo no matas por
un rebote cuando Karl Malone o Charles Barkley lo hacen?”
La siguiente parada, del 27 de junio al 5 de julio, era Portland. Allí se disputarían
los primeros partidos oficiales: el Preolímpico. Torneo que estaba programado
disputarse en San Juan de Puerto Rico, pero que empezando a intuir la magnitud del
combinado USA, la marca Nike ya se encargó de llevarlo “a casa”. Y todo estaba atado
y bien atado. Hasta el punto que meses antes, desde el departamento de marketing,
se preguntó: “En FIBA, ¿cual es el dorsal más alto? El 15, les respondieron. Ese será
el que llevará Magic”. La idea era que en cada presentación, el último jugador fuese
el más aplaudido, donde se viniera el pabellón abajo allá donde jugasen. Además, él
fue el encargado de portar la bandera americana en la ceremonia de inauguración del
Preolímpico. Lo dicho, todo bien calculado.
Chuck Daly recuerda el silencio en el autobús cuando se iban a enfrentar a Cuba
en el debut del Preolímpico. “Era un silencio de gran tensión. Parecía que nos íbamos
a enfrentar en el séptimo partido de un playoff por el título”. Ganaron por 79 puntos.
Tras el envite, el seleccionador cubano Carmelo Ortega declaró “No puedes tapar el
sol con un sólo dedo” refiriéndose a la cantidad de armas diferentes que poseían los
estadounidenses, mientras que Barkley era jocosamente más explícito: “Cuba tiene
habanos. Nosotros tenemos baloncesto”.
En el siguiente choque ante Canadá, John Stockton recibió un fuerte golpe en la
parte superior del tobillo, más grave lo que inicialmente parecía: sufrió una fisura sin
desplazamiento en la parte inferior del peroné. Tanto, que incluso se pensó en buscar
sustituto –Joe Dumars sería el elegido. Nunca Isiah Thomas–, lo que finalmente se
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El único Dream Team
Antonio Rodríguez
descartó. Era otro lesionado que se unía una lista inicial de dos: Larry Bird, tras el
encuentro frente a Cuba, no volvió a jugar por sus problemas de espalda hasta el día
de la final frente a Venezuela, en que por aclamación popular, Daly lo puso en pista;
y Pat Ewing, el día del infausto partido ante los universitarios, tuvo un golpe en la
mano con el aro que le produjo un corte y se dislocó uno de sus dedos, que necesitó
de reposo. Entre ellos dos, se dio una curiosa historia.
Tanto Bird como Ewing tenían que ejercitarse al margen y no podían formar
parte de los partidillos. Ese tiempo juntos, los comentarios que gastaban con sus
compañeros, el respeto mutuo, hizo que entre dos de los tipos más callados del
combinado, floreciera una amistad que en el momento de abandonar Portland,
llegó a convertirles en inseparables, para las mofas de Magic Johnson. Entre ellos
se hicieron llamar “Harry & Larry”, uno de los mayores logros de ambos en esta
experiencia olímpica.
Mientras que Ewing se tomaba su baja con buen humor (en un ‘alley-oop’ de David
Robinson en un entrenamiento, Ewing gritó “¡Disfruta esto, David, que cuando
vuelva yo, te vas a comer la red!”), Larry Bird lo pasaba peor. Tumbado en el suelo
de su habitación de hotel, era tratado por Ed Lacerte, el fisio de los Celtics quien lo
acompañó a Portland. Lacerte, viendo que no había manera de relajar el músculo
que comprimía uno de los nervios, le dijo “no sé qué más puedo hacer”.
Miguel Angel Paniagua: “John Stockton, ya en Barcelona, me decía sobre
Larry Bird, ‘Le tengo apuntado desde que empezó la concentración, y no hay día que
no diga ¿qué cojones hago yo aquí?’. Tenía la espalda destrozada y me imagino que
cuando le dolía, decía el ‘¿Qué cojones hago yo aquí?’ Stockton me recalcaba eso: que
no ha habido un solo día que no lo dijera”.
Los gestos amistosos crecían entre el grupo. Un fotógrafo de la prestigiosa
publicación “Newsweek” quería hacer una sesión de fotos para su portada, con Magic
Johnson y Michael Jordan posando. Magic se negó a hacerse la sesión si a ellos no
les acompañaba Larry Bird. Por supuesto que el fotógrafo accedió a tal petición. Y
además, le hicieron pagar tal afrenta: los parones e interrupciones a causa de bromas
y comentarios casi dignas de adolescentes, fueron constantes.
Y es que Magic Johnson tenía mucho peso. No obstante, fue uno de los protagonistas de
Portland. Volvía después de un año de inactividad, no lo olvidemos. Según el columnista
Mike LaPresti, “parece como siempre. Actúa como siempre. Juega como siempre. Nada
acerca de él es diferente. Y si eso es una sorpresa, es culpa nuestra, no suya”.
Al margen de la aclamación popular en Portland, se dieron curiosas circunstancias
en los partidos que jugaron, como cuando el base argentino Marcelo Milanesio,
Cuadernos de Basket
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mientras era defendido por Magic Johnson, al botar, se queda mirando a su banquillo
por unos segundos, olvidándose del juego. Karl Malone, asombrado, se percató de
“¡uno de sus compañeros le estaba haciendo una fotografía!”. Milanesio reconocía
“estar abrumado por la alegría”.
En una de las ocasiones en las que se cruzaron con la selección de Brasil, el
afamado alero Oscar Schmidt Bezerra buscaba a Larry Bird. “Para mí, Michael
Jordan es el mejor jugador del mundo. Pero Larry Bird es mi mayor ídolo. Es lo que
todos los jugadores que actúan como aleros les gustaría ser. ¡Quiero su autógrafo!”.
El columnista del Boston Globe, Bob Ryan, desplazado allí, que junto a Bird escribió
su biografía, “Drive”, al enterarse de la petición, rescató uno de sus libros que le dio
a Bird para que se lo regalara a Oscar, dedicado con un “Te quiero en un uno contra
uno en French Lick”. La paradoja fue que Oscar no sabía que esa era la población de
Bird, y tradujo textual lo de “French Lick” (lametón francés). El brasileño intentó
aclarar con una exclamación de “¿Esto? ¿Qué es?”.
El Preolímpico se saldó con 6 victorias y con una diferencia media en anotación
de 51.5 puntos y ningún rival aguantó más de los 10 minutos iniciales. Los resultados
fueron estos:
Estados Unidos 136-57 Cuba
Estados Unidos 105-61 Canadá
Estados Unidos 112-52 Panamá
Estados Unidos 128-87 Argentina
Estados Unidos 119-81 Puerto Rico
Estados Unidos 127-80 Venezuela
Domingo, 2 de agosto de 1992
Estados Unidos 122-81 España (65-35 al descanso). El Dream Team fue
un bálsamo para los españoles, tras el descalabro frente a Angola. Por iniciativa de
los estadounidenses, hubo foto de familia entre ambos equipos antes de comenzar
el partido, detalle que no habían tenido con ningún rival hasta ese momento. Se
vio claramente que no apretaron el acelerador como solían hacer. Volvieron Magic
Johnson y John Stockton. Daly tuvo a los 12 disponibles por primera vez. Un bravo
Andrés Jiménez, con 23 puntos, fue el máximo encestador del partido.
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El único Dream Team
Antonio Rodríguez
Tras dos semanas de descanso, el equipo volvió a reunirse en Montecarlo por
varios motivos, pero sobre todo porque era un lugar idílico para que los jugadores
pudiesen desconectar cuando lo decidiesen y que todos pudiesen disfrutar de sus
familiares. Stockton se llevó a su esposa y sus cuatro hijos. Karl Malone, esposa y a
su pequeño de un año, como así hizo Larry Bird... El querubín más joven fue el hijo
de Chris Mullin, Sean, con un mes de edad. Esto hizo que su estancia allí fuese lo más
parecido a unas vacaciones.
Chuck Daly tenía miedo que los jugadores bajaran el ritmo, que todo lo trabajado
anteriormente hubiese caído en saco roto. Lenny Wilkens, empezando ya a conocer
a Daly, le hizo saber tal preocupación a Magic Johnson: “No se preocupe, coach.
Tendremos cuidado en eso”. Pero ¿qué se iba a esperar de “El Príncipe del pesimismo”
como así lo denominaba Bob Ryan, afamado periodista de Boston?
Lenny Wilkens: “(Extraído del libro “Unguarded”) No me llevó mucho tiempo
aprender algo sobre Chuck Daly: él se preocupaba por todo. Y quiero decir, por
todo. Entrenando al Dream Team no había razón para la preocupación. Yo
desearía tener un dólar por cada vez que le dije esto a Chuck. ‘Nuestros chicos
pudieran tomarse algunos rivales a la ligera’, comentaba. ‘Chuck, mira quien está
en tu equipo: Magic, Michael, Larry. Con todos ellos, ¿tú crees que van a perder?’
Pero había algo que a Chuck le preocupaba, algo que él nunca dijo: si este equipo
perdía, el dedo ejecutor de la culpa se dirigiría solamente hacia él”.
Chuck Daly: “(Extraído del libro “America’s Dream Team”) La presión era fuerte.
Hay un viejo dicho en nuestra liga que dice que si a los jugadores se les paga por
jugar, a los entrenadores por ganar. De hecho, al principio deseaba hablar con
dos o tres personas para crear un grupo que tuviera un liderazgo interno. Magic
Johnson y Larry Bird eran obvios para ser los co-capitanes. Deseaba que también
lo fuera Michael Jordan. Me dijo que no, pero veía totalmente lógico que los otros
dos ejercieran tales funciones”.
A Daly le preocupaba la utilización de la línea de 3 puntos, sobre todo en Europa. El
que los encuentros durasen 8 minutos menos que en NBA y viendo a los rivales como hizo
con Lenny Wilkens un año antes en el Eurobasket de Roma, sus temores aumentaban.
Quedó totalmente fascinado por el equipo de Yugoslavia. Como él decía, Kukoc, Petrovic,
Divac... eran un demonio de equipo. “Nosotros vamos a llevar un gran equipo, pero
éste puede ser la madre de todos los partidos”. El talento que atesoraban, casi no tenía
medida. Eran jugadores atípicos que hacían cosas maravillosamente atípicas.
Zan Tabak: “Toni (Kukoc), tú has hecho mucho daño al baloncesto. Ahora hay
gente de 2.10 que quieren jugar todos por fuera, como tú”.
Cuadernos de Basket
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Desgraciadamente, Daly erró en su predicción. Yugoslavia, días antes de la
celebración del Preolímpico europeo disputado en diversas ciudades españolas,
fue sancionado por el Comité Olímpico Internacional, a no participar en ninguna
modalidad olímpica, sumergidos en plena guerra de los Balcanes.
Los jugadores lo vivían de otra manera. Desde el hotel Loews, a pesar de estar
totalmente rodeado de aficionados que querían ver a sus ídolos, disfrutaron de una
manera evidente.
Charles Barkley: “(Declaraciones recogidas del acto del Hall of Fame en 2010) El
primer día en Montecarlo, tras el entrenamiento, nos dirigimos algunos a la piscina.
Y descubrimos a montones de mujeres que iban en top-less. Y claro, empezamos a
avisar a todos. Así que, en los días posteriores, tras los entrenamientos, cuando
alguien preguntaba ‘¡Eh! ¿Dónde vas ahora? La respuesta era siempre la misma:
a la piscina”.
Muchos otros podían hacer vida familiar, aunque su forma de vida, un poco más
“espartana”, no podían concebir algunos excesos. Famosa es la anécdota de Larry
Bird junto a su esposa y su amigo Quinn Buckner, que tras pedir una cerveza en el
recinto de la piscina, la rechazó al quedar escandalizado por su importe. “¿Sabes que
piden 8 dólares?” le dijo a Ewing. “Yo no voy a pagar eso por una cerveza”.
Y luego, al margen se encontraban los, llamémosles “Cuatro jinetes de Apocalipsis”:
Jordan, Pippen, Barkley y Magic.
Miguel Angel Paniagua: “ Stockton me dio un cierto acceso al equipo, puesto
que su agente, Jim White, me pidió que le ayudase en lo que pudiese en su estancia
en Europa. Y las cosas que me contaba eran tremendas, aún sólo contándome
lo obvio, lo que todo el mundo veía allí. En Montecarlo, los “cuatro jinetes del
apocalipsis” devastaron aquello. Se dejaron mucho dinero y tenían un pasillo entre
el Hotel du Paris, que está justo enfrente del hotel donde ellos residían, y el casino
de Montecarlo. De hecho, el Hotel du Paris tiene un embarcadero propio, donde
la gente rica, aparcaba su yate abajo, sube con su pareja y juega. El Hotel du Paris
tiene caja fuerte, fichas y está montado para eso. Pues estos se establecieron aquí,
se conoce que cogieron dos o tres suites, establecieron un cuartel general y hacían
eso que se decía del coro al caño y del caño al coro: apuestas, hotel, hotel, apuestas...
Había días que unos salían con más dinero y otros con menos”.
Mientras, el pobre Daly preocupado por el escaso descanso de algunos de sus
jugadores. Pero lo más que podía o creía conveniente hacer, era jugar unos hoyos en
el campo de golf junto a Michael Jordan, para estrechar lazos, quedando gratamente
sorprendido por la facilidad con la que conectó con su eterno rival en las pistas NBA.
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El único Dream Team
Antonio Rodríguez
Miguel Angel Paniagua: “Stockton me llegó a comentar que en alguna
ocasión, alguno llegó sin acostarse, directo al entrenamiento. Pero, ¡es que iban
sobrados! Llegaban tardísimo, algunos ligaban, otros no... Lo que sí era cierto
es que las mujeres estaban permitidas. Chuck Daly marcaba una hora para el
entrenamiento y el que no estuviera, caería fulminado. Pero es que era inconcebible
que no estuvieran. Stockton era el tío más aburrido de ellos. Era perfecto para
mí. Y me contaba lo justo. El que éstos llegasen a las tantas y estuviesen como
nuevos. “No sé cómo lo hacen” me decía. Otro matador silencioso era Clyde
Drexler. Creo que era visitante esporádico del casino también, más del ramal de
los “hedonistas” que de los “espartanos”. Y el desenfreno era parecido al de los
otros cuatro”.
El 21 de julio, Estados Unidos disputa el único partido amistoso en Montecarlo,
ante la selección francesa, a la que derrotan por 111-71. Aquello fue una experiencia
en aquel lugar, porque las gradas del abarrotado pabellón se volcaron con el Dream
Team y al final del partido todos coreaban el nombre de “Ma-gique, Ma-gique”. De
hecho, el propio Johnson tuvo que subir al palco a saludar. “Yo, lo más cercano que
he estado a la realeza, ha sido jugar junto a Michael Jordan”.
El Príncipe Alberto, entregado a la magia de estos jugadores, le explicaba a su
padre, Rainiero de Mónaco, mucho más neófito en estas lides, todas y cada una de las
acciones durante el partido, algo que a Chuck Daly le hacía mucha gracia.
Chuck Daly: “(Extraído de su diario en el libro America’s Dream Team) Más
tarde me enteré que el Príncipe Rainiero solicitó mi presencia en el palco durante
el choque. Alguien le tuvo que explicar que mi papel allí abajo, en el banquillo,
también es importante”.
De un príncipe a otro. En esta ocasión, “El príncipe del pesimismo” seguía con
sus preocupaciones, ya que en el partido se cometieron hasta 8 violaciones de tres
segundos en la zona, se perdieron demasiados balones y no se hizo buena defensa en
los bloqueos. 40 puntos de diferencia. Cada uno se busca su cruz.
A la mañana siguiente, en el entrenamiento, sucedió aquello que parece tener sólo
cabida una vez cada cien años. James Naismith, inventor del baloncesto, creó este
maravilloso deporte para que 101 años después, diera lugar a lo acontecido aquella
mañana en aquel pequeño pabellón. Chuck Daly, molesto por algunos errores del
partido del día anterior, organiza un partidillo para rectificarlos.
Earvin “Magic” Johnson: “(Extraído del acto en el Hall of Fame) Una de las
cosas que hicieron los entrenadores fue dividirnos entre los del Este y los del Oeste.
Entonces estaba yo, Clyde, Mullie, Karl, David, contra Michael, Scottie, Larry,
Cuadernos de Basket
113
Patrick, Barkley... algo como eso. Así que empezamos el partido y yo le dije a Michael
“Yo voy a marcarte a ti, así que no cambies tú de asignación y cógeme a mí”.
El partido se inicia con un 14-2 de parcial inicial para el Oeste. “Estaría bien
que formaras parte del show” le dijo Magic a Jordan en ese momento. Jordan
y Pippen comenzaron a presionar en defensa a toda cancha y a robar balones. La
magnificencia de Michael Jordan fue expuesta en esos minutos de partido, llegando
a igualar el resultado. La intensidad en las acciones defensivas y del juego en general,
se incrementa y los entrenadores que ejercían como árbitros, comenzaron a tener
problemas. En una falta que señalizan a Magic, éste empieza a quejarse. “¡Esto es
como el Chicago Stadium! ¡Lo han traído aquí!” a lo que Jordan le contestó, muy
serio, con un “Bienvenido a los 90”. Scottie incentiva el pique con un “Would you like
‘Be like Mike’ (¿Te gustaría ser como Mike?).
Con el partido empatado, Chuck Daly lo para, asustado por la intensidad del
mismo, dando por finalizado el entrenamiento. “No necesito más lesionados”. Orden
que los componentes del Dream Team desoyen. Y esta fue la primera y única ocasión
en que los jugadores ignoraron los mandatos de su entrenador. En acuerdo común
de todos y por supuesto, sin la colaboración de Laettner -“Esto es algo entre nosotros.
No es asunto tuyo”-, siguieron jugando unos 5 minutos más, con la intensidad y
el orgullo que solamente estos jugadores podían dar. En aquel pequeño recinto,
los pocos testigos que lo presenciaron fueron verdaderos privilegiados. “El mejor
partido que jamás he llegado a ver”, según Dave Gavitt.
Hay que pensar, que poco a poco se iban aclimatando a las reglas FIBA. Y quizás
ese improvisado enfrentamiento tuviera encerrado una de las mayores joyas de pases
y movimiento del balón, entre otras cosas porque seguía vigente en el reglamento la
prohibición del ‘alley-oop’.
Larry Bird: “(Extraído de sus declaraciones en el acto del Hall of Fame) La principal
ventaja que sucedía con ellos en pista, es que el juego se aceleraba más y más, y tú
tenías que jugar un poco más deprisa. El baloncesto es tan simple...Podías jugar el
pick & roll a la perfección, dejar a un compañero abierto. Si no estabas abierto para
el tiro, seguir circulando el balón...Pero es cierto que no siempre ocurre así. Sí en este
equipo. No era una cuestión solamente de anotar, porque para eso dabas el balón a
Barkley y listo. Porque Charles era el jugador más dominante de ataque en el mundo
por aquel entonces. Pero no era eso: era cuestión de jugar correctamente”.
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El único Dream Team
Antonio Rodríguez
Martes, 4 de agosto de 1992
Estados Unidos 115-77 Puerto Rico (67-40 al descanso). En los cuartos
de final, los estadounidenses encajaron un parcial de 13-0 de los portorriqueños tras
un inicio fulgurante. Aún así, Chuck Daly no solicitó tiempo muerto. Mullin, 8/10 en
tiros de campo y 21 puntos, fue el máximo encestador del partido, que finalizó con
risas y saludos entre Karl Malone y Piculín Ortíz, antiguos compañeros en los Jazz.
Barcelona, ciudad perfecta para unos Juegos. Urbe multicultural que vio pasar por
sus calles más famosas, gentes de todas las nacionalidades. Acogedora, noctámbula,
desenfadada. Y con un testigo muy particular: su mascota Cobi.
Rick Reilly: “(De su columna semanal en la publicación “Sports Illustrated”) Las
primeras mil veces que tú lo ves, te parece mono. Las siguientes mil, piensas que su
sonrisa es falsa. Las terceras mil veces, juro que voy a matar a su creador. ¿Qué es?
¿Un perro, un gato, un hamster? ¿Qué clase de animal tiene tres dedos en una mano
y cuatro en la otra? Está en todos los lugares y en todas las cosas. En un mechero y
en la ventana de un autobús. Vende Coca-Cola, cerveza Estrella, electrodomésticos
Panasonic...lo que haga falta. Y luego hay un Cobi para cada deporte: nada, tira
con arco en postura de Robin Hood, practica taekwondo... Es el embajador de la
buena voluntad, con su lema perenne ‘Amigos para siempre’. Es algo para lo que
no estoy preparado”.
Mascota simple de trazo sencillo. Javier Mariscal, su creador, se jactaba de dibujar
uno en cuatro segundos. “Lo van a adorar, porque es mono”. Barcelona fue de la
mano en la fe por tal animal en los Juegos, y como se dijo en “Informe Robinson”, es
de largo, la mascota más rentable de la historia de los Juegos.
La selección de Estados Unidos aterriza, pero no en el aeropuerto del Prat.
Esteban Gómez: “Ellos, por cuestiones de seguridad, aterrizaron en el aeropuerto
de Reus, donde nos congregamos algunos periodistas para ver su llegada. Piensa que
en el aeropuerto del Prat no solamente llegaban deportistas por esas fechas, sino
también múltiples Jefes de Estado para ver la inauguración”.
Para la seguridad sobre el equipo olímpico estadounidense de baloncesto, no
se escatimaron esfuerzos. Sobre todo, tras la experiencia en Montecarlo, donde
el director del hotel Loews acabó pidiendo disculpas por no hacer caso a la
recomendación inicial de reforzar la seguridad ante la avalancha de aficionados.
“Disculpen, pero aquí se han hospedado jefes de estado y estrellas del mundo del
Cuadernos de Basket
115
espectáculo y nunca tuvimos ningún problema”. Jamás pudo imaginar la que se le
avecinó. En esta ocasión, sí había previsiones de lo que definían los periodistas como:
“Era como si estuviésemos siguiendo a los Beatles”. El hotel Ambassador, ubicado en
una de las calles perpendiculares de Las Ramblas, sí sabía a quienes alojaría.
Ramón Trecet: “El hotel donde estaban ellos fue construido para los Juegos.
De cinco estrellas, con todo. Ahí también se hospedó David Stern con su esposa y
su hijo pequeño. El Dream Team es la punta de lanza del cambio en los Juegos. Del
semiamateurismo al profesionalismo más absoluto. Los deportistas profesionales no
necesitan estar en una villa. Eso es para los amateurs. Acuérdate que los de baloncesto
en Atenas estaban hospedados en el “Queen & Mary II”, anclado en el Pireo”.
Chuck Daly: “(Extraído de su diario en “America’s Dream Team”) Antes de
instalarnos, jugadores y entrenadores fuimos a la Villa Olímpica para recoger
nuestras acreditaciones y ocurrió algo que les dará una idea que sitúa a este equipo
en un lugar aparte. Obtuvimos nuestras acreditaciones con bastante rapidez, pues
a veces se necesitan hasta cinco horas para ello, pero hicieron un sorprendente
trabajo arreglándolo. Luego algunos de los voluntarios empezaron a acercarse
en busca de autógrafos. Tuvimos que caminar como dos manzanas hasta nuestro
autocar y por el camino, muchos de los atletas empezaron a rodearnos. Decenas
y decenas de ellos. Salieron de sus terrazas y había gritos y vítores. A éstos se les
unieron periodistas, hasta que nos vimos empujados de un lado a otro. Tuvimos
que meternos a toda prisa en el autobús por motivos de seguridad. Subrayo la
naturaleza de los riesgos de seguridad implicados con estos jugadores allá donde
vamos. La gente piensa que podemos ir simplemente por ahí con toda normalidad,
pero no podemos”.
El autobús que les llevaba al Palau Olimpic estaba escoltado. Había un helicóptero
que les custodiaba, sobrevolando el autobús. Y al hotel se accedían con tarjetas que
tan sólo tenían la delegación de baloncesto, únicos clientes del recinto.
Ramón Trecet: “En Barcelona había hasta submarinos. Y en la ciudad, en cada
rotonda había dos vehículos blindados en cada una de ellas. Por si había algo, se
cerraban líneas”.
Haciendo un poco de historia, podemos entender tales medidas.
Ramón Trecet: “La Villa Olímpica había sido un centro de intercambio de ideas,
de empatía, hasta que pasó la tragedia de Munich. Automática y desgraciadamente,
la Villa Olímpica se convirtió en una prisión. Barcelona fue la primera fuga de la
prisión, porque la NBA se va fuera. Pero no era de lo más exagerado. Yo he visto
cosas peores en Seúl, por ejemplo. Seúl está a 60 km. de distancia con Corea del
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Norte. Allí te avisan que es que ellos no firmaron la paz, sino un armisticio. Había
una hilera de tanques todo el día...¡con los motores en marcha!”.
Junto a eso, la Villa Olímpica tampoco tenía ciertas comodidades para los hombres
altos, como las dimensiones de las camas. Aunque lo que más les sorprendía a los
estadounidenses y que a algunos les trajo de cabeza, era la falta de aire acondicionado.
Zan Tabak: “Recuerdo el partido que jugamos frente a Angola, que fue a las
nueve y media de la mañana. Estábamos perdiendo por 20 puntos al descanso. Era
muy complicado jugar por la mañana porque no podías dormir hasta las cuatro de la
madrugada, por el calor en la Villa Olímpica. Estabas cansado y no podías dormir”.
Era el contrapunto de una Villa Olímpica que disfrutaron todos, puesto que los
atletas pudieron permanecer durante todas las fechas de competición. Incluso tenían
playa propia.
Zan Tabak: “Ver a los deportistas, a toda la gente que arrastraba... era una gran
manifestación. Es un poco sentir todo el movimiento olímpico. Allí me encuentro a
Jim Courier, o estar al lado de Carl Lewis, o con Sotomayor. Y te vas a hacer pesas al
gimnasio y te encuentras a un campeón olímpico de halterofilia. Y estás en el comedor
y se presentaba alguien allí luciendo su medalla de oro. Estuve en Barcelona mucho
mejor que en Atlanta. En Atlanta si no llegabas a tiempo al comedor, no comías. Y en
Barcelona, increíble. Durante todo el día podías desayunar o comer o cenar. Abierto
las 24 horas del día”.
El sábado 25 de julio, día de la Ceremonia de Inauguración, el equipo olímpico
de Estados Unidos al completo, da una rueda de prensa en el salón central. Allí se
congregaron más de mil periodistas.
Esteban Gómez: “Mirabas detrás de ti y veías una hilera interminable de
cámaras. En aquella rueda de prensa, quien puso el toque fue Charles Barkley”.
En la víspera al debut frente a Angola, Barkley decía que “no conozco a Angola.
Sólo sé que tienen un problema”. O cuando le preguntaron sobre la derrota
estadounidense en Munich’72, “yo acababa de suspender mi examen de acceso al
jardín de infancia. Con lo que no sé mucho al respecto”. Los medios españoles se
hacían eco de las respuestas de un personaje como Barkley. Hubo artículos en diarios
elucubrando sobre la posibilidad de tener en nuestras ligas domésticas a tipos como
Barkley, que harían mucho más divertido el trabajo de cualquier periodista.
Sin embargo, la fanfarronada de Barkley sobre Angola tendría sus horas contadas.
Ya se encargarían los técnicos del equipo en tener cumplida información de su
primer rival.
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Miguel Angel Paniagua: “Carlesimo es que hizo scouting hasta de Angola, que
es de locos”.
Juan Antonio Orenga: “Yo salgo fuera a tirar una suspensión, porque en la
zona no tenía nada que hacer. Y de repente, sin pensarlo, viene Ewing y me coloca
un tapón. Él sabía que yo tiraba también desde fuera. Sabían perfectamente quienes
éramos. Sin embargo, yo no sabía tanto de él. Me sorprendió mucho el tiro exterior
que tenía”.
A la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona acudieron
ocho jugadores. Faltaron Michael Jordan y Chris Mullin, que ya habían vivido la
experiencia en Los Angeles’84, junto a Larry Bird y Pat Ewing. Bird, en las dos
semanas de descanso entre el Preolímpico y Montecarlo, fue a Boston y le pidió a
Dan Dyrek, médico de confianza del General Hospital de Boston, que le acompañara.
“No creo que pueda hacerlo sin tu ayuda”. Bird le pasó el calendario de actos para
que Dyrek permitiera o prohibiera asistir a ellos, para aguantar hasta el final. Y lo
mismo hizo para el nuevo e inseparable amigo de Bird, Pat Ewing, y que sus lesiones
casi crónicas en las rodillas, sufrieran lo menos posible. Tres horas de pie no era lo
más aconsejable para ninguno. El protagonista, por supuesto, fue Magic Johnson,
que se hizo fotos con multitud de deportistas.
Y llegó el gran día.
Ramón Trecet: “Llegamos al Palau Olimpic y el puesto de comentaristas de
televisión lo teníamos a pie de pista, casi en el centro de la cancha. Pues nos sentamos
y empiezan las ruedas de calentamiento. Y cuando los americanos hacen la entrada
a canasta y vuelven a medio del campo para incorporarse nuevamente a la rueda,
venían de frente a nosotros. Cuando se acerca el primero, detrás de nosotros oímos
un ruido de cientos y cientos de cámaras. Me lo quedo mirando a Pedro (Barthe) y le
digo “Sí, sí. Es la hostia”. Esa fue la primera percepción de que aquello fue algo más”.
En el partido, durante el parcial de 46-1, minutos después de un empujón de
Charles Barkley a un jugador angoleño llamado Herlander Coimbra, bastante liviano
de peso, al bajar a defender le dio un codazo en el pecho, por sorpresa, bastante
violento. Coimbra, dolorido por el golpe, oyó la sonora pitada de los aficionados
congregados en Badalona a Barkley. Desde ese momento, Sir Charles fue el motivo
de las iras de algunos aficionados. Posteriormente, se supo que el tal Herlander
Coimbra, estudiante de Económicas por aquel entonces, tenía como ídolo al propio
Barkley, al que había visto en infinidad de veces por televisión.
Al finalizar el partido, John Stockton encabezó a algunos compañeros para decirle
que “así, no”. No era la imagen que pretendían dar desde el primer día al mundo
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entero. Posteriormente, al margen de la promesa del ‘no se volverá a repetir’, Barkley
buscó a Coimbra para hacerse una foto con él a modo de disculpa.
Miguel Angel Paniagua: “El Dream Team era muy consciente de la fascinación
que transmitían a sus rivales. Les habían dado muy pocas directrices, pero sí una de
David Stern muy clara: “Don’t fuck up”. No la jodáis. Hemos venido a ganar, a dar
la sensación de que esto no está cerca y que hay que dejarlo muy claro. Pero, no la
jodáis”.
Estos Juegos Olímpicos marcaban una nueva época.
Ramón Trecet: “En aquel momento, para mí, los Juegos estaban cambiando.
El que la Unión Soviética y la República Democrática Alemana se disgregaran o se
disolvieran, era un gran percance para los Juegos, porque solían copar con USA
las tres primeras plazas en el medallero. Y esa cultura la habían adquirido algunos
países satélites. Eso me preocupaba por aquel entonces”.
Efectivamente, en baloncesto, tras la ya conocida sanción a Yugoslavia, se
incorporaron tres nuevas naciones al torneo olímpico: Croacia, Lituania y lo que
llegó a llamarse Equipo Unificado o CEI, que fue una colección de repúblicas ex
soviéticas.
Zan Tabak: “En aquel momento no sabes apreciar que jugué contra el Dream
Team, que tienes la oportunidad de formar parte de un equipo que quedó medalla de
plata. Tenía 21 años. Eso se valora con la distancia. Nosotros, con Goran Ivanisevic
y algún otro atleta, éramos toda la representación de Croacia. Como equipo, el
baloncesto éramos los únicos representantes. Estábamos en guerra y teníamos pesar
por lo que estábamos pasando en casa”.
Los croatas fueron la única representación balcánica. Otra selección, éstos sin
problemas bélicos, era Lituania. Los lituanos sintieron un gran orgullo al llegar
a los Juegos, algo que tenían más que seguro que llegarían, clasificándose en el
Preolímpico de España dos semanas antes. Porque Sarunas Marciulionis estuvo
recaudando fondos en Estados Unidos durante todo el año anterior. De tal noticia se
hicieron eco los medios locales por la zona de Oakland. El grupo musical “Grateful
Dead” precisamente leyeron el artículo e invitaron a Sarunas a un concierto, junto
a Donnie Nelson, aparte de donarles equipación deportiva, donde lo más destacado
fueron aquellas camisetas multicolores con esqueletos dibujados, auténtica tortura
del buen gusto.
Destacando que tanto Marciulionis y Homicius convencieron a Donnie Nelson y
Javier Imbroda como asistentes, el veterano seleccionador Vladas Garastas quería
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una medalla por encima de todo. Él, con 9 años, presenció en directo la medalla de
oro que su república, como Lituania, consiguió en el Eurobasket de 1937.
El Equipo Unificado estaba orquestado desde Moscú. Junto a deportistas rusos,
intentaron reclutar a jugadores que sabían que con sus repúblicas no tenían opción
de jugar unos Juegos Olímpicos. Por tal motivo, pudieron convencer a Alexander
Volkov, Alexander Belostenny o Valery Tikhonenko. Pero su mayor logro fue que
acudieran a la llamada los letones Igor Miglinieks y Gundras Vetra, posiciones de
base y escoltas en las que andaban muy escasos.
En un principio, la Federación rusa contactó con Alexander Gomelski para
facilitar ese proceso de “reclutamiento”. Gomelski vivía en San Diego, totalmente
apartado del régimen que le tocó vivir durante muchos años. Ese régimen que le
prohibió ser entrenador asistente en los Juegos Olímpicos de Munich’72, porque el
KGB le denegó el visado, ya que por su ascendencia judía, temían que pidiera asilo
en el país alemán, desertando así de la URSS. “Nuestro viejo sistema... no era tan
bueno”. Por historias pasadas como ésta, al reclamo del presidente de la Federación
Rusa, le preguntó que cuanto pagaban por tal servicio. “No hay dinero. Es un acto de
patriotismo”. Gomelski fue conciso: “No, gracias”.
Bajo este marco de extrema igualdad, puesto que a estos tres, se les unían Australia,
Puerto Rico, una Alemania fortísima con Detlef Schrempf, la siempre combativa
Brasil y los anfitriones, España -todo en teoría. Nuestras expectativas murieron
antes de iniciarse la competición-, los estadounidenses fueron a lo suyo. Y lo suyo,
en la segunda jornada, se llamó Croacia. Uno de los favoritos.
Estados Unidos-Croacia era un partido con muchos lazos entre los jugadores y
no amables, por cierto. Jerry Krause, general manager de los Bulls, tenía como ojito
derecho al croata Toni Kukoc, pues eran poseedores de sus derechos en el draft.
De hecho, el presidente Jerry Reinsdorf se negó a renegociar el contrato de Scottie
Pippen ese año, esperando la respuesta de Kukoc a la astronómica oferta que le
hicieron: 13 millones de dólares por 5 años. Scottie Pippen ganaba 700.000 dólares.
Si se uniesen los contratos anuales de Pippen y Michael Jordan, no llegaban a la
cantidad que ganaría Kukoc en un año. Con lo que para ambos, sobre todo para
Pippen, éste era un partido muy especial.
Charles Barkley: “(Extraído del acto del Hall of Fame) Recuerdo el partido frente
a Croacia, donde Jordan dijo: “Toni Kukoc va a ganar más dinero que Pippen y yo
juntos. Me da igual lo que él haga: a por él. Y ambos lo tumbaron. Fue tremendo”.
Scottie Pippen: “Fue un esfuerzo colectivo. Si yo era superado, detrás de mí
estaba David. Toni Kukoc no tuvo oportunidad ese partido”.
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El único Dream Team
Antonio Rodríguez
Tras el partido, Pippen declaró a la prensa “Yo no puedo poner a Jerry Krause en
la cancha. Eso será la siguiente gran cosa que haga. Pero sí le voy a comprar un gran
televisor para que pueda ver partidos como el de hoy”.
Zan Tabak: “Drazen lo vivió con más intensidad. Todos nos entregamos por
cuestiones patrióticas. Pero él en particular. Además, estaba en NBA y para él, era
algo especial. Y Kukoc estaba en el punto de mira porque había sido elegido en el
draft. Tenían claro que no querían que Kukoc hiciese un buen partido”.
Toni Kukoc ese día no podía apenas tirar desde fuera. Fintaba, entraba y en el
aire tenía que doblar complicados pases. Consiguió 4 puntos en 35 minutos, en una
pírrica serie de 2/11, con 5 asistencias, difuminadas ante las 7 pérdidas de balón.
Ramón Trecet: “Los periodistas americanos que me conocían, iban a darme la
brasa sobre el baloncesto europeo. Tras jugar con Croacia en la fase previa, viene
David Dupree y me dice “Hoy los croatas estos, tan bien como juegan... el Toni
Kukoc éste... a ver qué pasa”. Y al final del partido, “No contest, no contest”, como
criticándome a mí. Con los años, cuando yo volvía para allá, sacaba pecho”.
Charles Barkley también tuvo su “momento”. Fue sancionado con una técnica al ir
a hablar con un aficionado en la banda sobre una falta que acababa de cometer. “Si
en Estados Unidos me pitasen técnicas por cosas como éstas, no pasaría del primer
cuarto en ningún partido”.
Ramón Trecet: “Hay un momento en que Petrovic consigue dos triples
consecutivos. Chuck Daly se cabrea y según vuelven los americanos a defender,
desde la banda grita “¡Michaeeeeelllll!” Nada más que el grito, ¿eh? Seis minutos
estuvieron los croatas sin anotar desde ese momento. Ese día yo me fui al hotel
pensando en Daly. Si este tío tiene los huevos para gritar eso a Jordan...Y no sólo
eso, sino que Jordan le da razón con el parcial posterior”.
La competición siguió transcurriendo bajo el embrujo de este Dream Team.
Alemania, Brasil, España, Puerto Rico... No era lo que se había estado esperando,
sino mucho más. Los jugadores se divertían, disfrutaban con su intensidad.
Todos los partidos se rompían cuando junto a Michael Jordan, se incorporaban
al juego Scottie Pippen y Charles Barkley, junto a David Robinson como pívot.
Esos cuatro ponían tanta presión, que convertían aquel quinteto en la máquina
defensiva más perfecta que jamás haya visto este juego. Ya no era una cuestión
que los parciales fueran escalofriantes, sino el ver esa pose defensiva a Michael
Jordan, con las piernas flexionadas, y la mirada fija sobre los ojos del rival. Los
pases de fantasía de Magic Johnson para un triple de Larry Bird. Pases de béisbol
de cualquier pívot de un lado al otro del campo medidos al milímetro, con una
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facilidad pasmosa... Y en los contragolpes todos participaban con una sucesión de
pases a una velocidad digna de los mejores All Star Game. Hasta los abucheos de
Barkley se fueron transformando en gritos de admiración y posteriores aplausos.
Era un showman. Frente a Brasil anota una canasta tan bella que se permitió el
lujo de ir a una esquina y alzar los brazos para alentar al público. Caían rendidos,
a pesar de ser Barkley. O posiblemente, por el hecho de ser Barkley. Había que ser
consciente de lo que se estaba viviendo. De lo que se estaba disfrutando. De que
aquello era único.
Charles Barkley: “Cuando tú juegas con otros grandes jugadores, el baloncesto
puede ser tan sencillo. Cuando lanzas ciertos pases a un tipo normal, tiene que
haber una alineación de estrellas para que sea efectivo. Bien, a cualquiera de éstos
tú pasabas el balón y ellos se encargarían del resto. Siempre pensé que no puedes
pasar a un hombre alto en carrera, si éste no está muy cerca de canasta. Pues aquí
se lo pasaba a Karl Malone y asunto solucionado”.
Tomás Jofresa: “Yo, en esa época, era considerado uno de los jugadores más
rápidos de Europa. Extremadamente veloz. Antonio me dice que saltara a la cancha
y en la primera situación de juego, recibo un balón en la línea de fondo y es Scottie
Pippen quien me defiende. Y recuerdo que pensé “Bueno, voy a hacerle un quiebro,
me voy por velocidad y ya verás cómo esto se va a caer”. Recuerdo intentarlo y ver un
jugador de dos metros defenderme como uno de 1,80, con una lateralidad increíble y
delante de mí. Tuve que pasar el balón porque no me despegaba de él. Esto lo tengo
grabado. Una capacidad física bestial y ese momento de sentirme muy inferior al
contrario”.
Juan Antonio Orenga: “Me llamó la atención que Charles Barkley era mucho
más pequeño de lo que pensaba o que Bird, sin embargo, era más grande. Ellos eran
muy respetuosos, pero querían competir. Recuerdo que Scottie Pippen dijo a algunos
de sus compañeros durante el lanzamiento de unos tiros libres, “chavales, que vamos
20 puntos arriba tan sólo. Hay que apretar”. Y a los pocos minutos, íbamos treinta y
tantos puntos por debajo. Pippen tenía unos brazos larguísimos y una gran capacidad
atlética, que nos hacía entender por qué Michael Jordan también tenía ese éxito en
los Bulls”.
Juan Antonio San Epifanio: “Teníamos delante el mejor equipo de la historia.
Irrepetible. Estamos hablando que en esos momentos el baloncesto americano está
muy por encima de todos los demás, y además escogiendo a los mejores jugadores.
Por eso se llamó Dream Team”.
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El único Dream Team
Antonio Rodríguez
Jueves, 6 de agosto de 1992
Estados Unidos 127-76 Lituania (49-30 al descanso). En semifinales, no
hubo compasión con los lituanos, aunque tuvieron gran apoyo de los aficionados
españoles congregados en la grada. Pancartas como “Sabonis, dales caña. Te apoya
toda España”, fueron numerosas. Fue la mejor exhibición ofensiva y defensiva, con
9 jugadores superando los 10 puntos y Jordan y sus 21 puntos, siendo el máximo
encestador del partido.
El Dream Team tomó su estancia en Barcelona como algo natural, como un evento
para disfrutar, empaparse del espíritu olímpico. El mensaje de David Stern tampoco
era muy necesario. Aunque tenían fuertes medidas de seguridad alrededor, siempre
había tiempo para hacer escapadas por libre, disfrutando del entorno, de paseos
noctámbulos por Las Ramblas, de ver otros espectáculos.
Miguel Angel Paniagua: “Yo salí un día de paseo con Christian Laettner y no
hacía más que girar la cabeza viendo las mujeres que había en Barcelona. Decía que
eran las mujeres más bonitas que había visto nunca. Imagínate para un chaval de
22 años. ¡Es que miraba a todas! Él era sospechoso que fuese miembro del Dream
Team por su estatura. Además, era un guaperas salido de Duke. Pero, quien más
íntimamente ligado estaba a los jugadores, era Jack McCallum”.
Jack McCallum: “(Extraído de sus artículos en “Sports Illustrated”) Pat Ewing,
Karl Malone, Scottie Pippen y Chris Mullin se pasaban a menudo por la Villa
Olímpica, e hicieron muchas fotos. Incluso Larry Bird tomó un día el metro,
burlando la seguridad del hotel, puesto que quería ir a ver un partido de beisbol.
Pero se equivocó de estadio y no hizo más que dar vueltas por el metro, hasta que
le guiaron unos compatriotas que se encontró en una estación. Una vez en los
vestuarios de la selección estadounidense, se hizo fotografías y pidió autógrafos,
con la petición del entrenador, Ron Frazer, de volver a verlo al día siguiente. Karl
Malone fue un día a ver el boxeo e hizo buena amistad con Oscar de la Hoya y con
toda su familia, viendo con ellos el combate en la grada”.
Como mostró el documental de la ESPN, el jugador del equipo estadounidense
que más desapercibido pasaba era John Stockton. Acompañado de su mujer y sus
cuatro hijos, con sus gafas de sol, podía pasear tranquilamente, hasta el punto de
preguntar a una aficionada que tenía una camiseta con caricaturas del Dream Team,
quien era ese jugador pequeño de raza blanca que había en una esquina. La chica,
dudando, fue adelantada por uno de los niños de Stockton que gritó “¡es papá!”, para
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la perplejidad y el sonrojo de tal aficionada. Pero el rey de las salidas fue Charles
Barkley. Como bien decía, prefería repartir saludos y firmar cientos de autógrafos,
que estar encerrado en el hotel. Su carácter le hizo pasarlo bastante bien.
Jack McCallum: “Barkley en Las Ramblas, cercano al amanecer, se encontró con
una chica española que le reconoció y empezó a gritar “It’s him, it’s him!!”.Corrió
a pedirle un autógrafo. Otro joven, se paró delante de él, lo señaló y empezó a
desternillarse de risa. “¡Éste está más loco que yo!”. A Barkley le gustaba mezclarse
entre la gente, se sentaba en una terraza y pedía una botella de vino, rompiendo el
mito del aislamiento de los jugadores de la NBA”.
Entre todas estas historias, particularmente me quedo con ésta:
Harvey Araton: “(Extraído de su libro “Crashing the borders”) En el típico
revuelo tras un partido en el Olimpic de Badalona, montones de cazadores de
autógrafos y desesperados periodistas rodeaban a Magic Johnson. Yo había
acabado mi entrevista y de repente, noto cómo un tipo muy alto y delgado, con
un pase de prensa, posa la mano sobre su hombro, buscando un reclamo. Al darse
media vuelta, el tipo alto le dice “Earvin, me alegra volver a verte”. Magic lo miró
y automáticamente sacó a relucir su gran sonrisa. “¡Sten! ¿qué haces aquí?” Se
abrazaron y estuvieron charlando durante unos minutos. Intrigado, yo seguí a
Sten por el pasillo hasta la sala de prensa. “Te vi con Magic antes. ¿Sois viejos
amigos? Sten Feldreich, un sueco que estaba en Barcelona cubriendo los Juegos
para una revista, me contó que permaneció un año en la universidad de Michigan
State. Medía 2.11 y tenía 22 años, siendo internacional por su país. Jud Heathcote,
el entrenador de Michigan State, le dijo “si tú vienes con nosotros, tendrás una
beca y serás un verdadero ‘siete pies’. Feldreich fue a East Lansing, donde jugó con
el novato que causaba sensación, Earvin Johnson. Me contó que ellos no eran los
mejores amigos, pero que hubo varios domingos por la tarde, que Earvin le invitaba
a casa de sus padres, puesto que él vivía cerca de Lansing. Se sentaban alrededor
de la televisión, tomaban la bebida preferida de Earvin, una especie de zumo de
frutas llamado “Hawaiian Punch”, y todos veían el partido de la semana de la NBA.
Feldreich, cargado de nostalgia, volvió a su tierra tras aquel año (1978), antes que
consiguieran el título de la NCAA, y nunca volvió a ver a Magic hasta ese día en
Barcelona. “14 años después y me reconoce sin necesidad de leer la acreditación.
Mucha gente quizás no me recordase. Hubiese quedado sorprendido y un poco
decepcionado si él no lo hubiese hecho. No sería como el Earvin que conocí”.
Efectivamente, se trata del mismo Sten Feldreich que jugó en Zaragoza, en el
Helios Skol en la temporada 80-81.
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El único Dream Team
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Jack McCallum: “Tras una victoria en las primeras jornadas, Chuck Daly estaba
sentado solo, cercano a la pista, junto a un poblado macetero de plantas, sin ser
molestado, mientras que todos los periodistas de la zona mixta agasajaban a sus
jugadores. Se reclinó ligeramente hacia la planta y la susurró: ‘¿Tú qué crees, que
hacemos una bonita postal navideña?”
Toda la selección estadounidense al completo, pidió a la española hacerse una
foto con ellos, conocedores del mal momento que pasaba el equipo de Díaz Miguel
tras haber perdido frente a Angola en la jornada anterior. E incluso, al final de aquel
partido, Michael Jordan, siendo consciente de los abucheos que había oído sobre
el seleccionador español, se encargó de ir hacia él, pasar su brazo por el hombro
y charlar entre bromas con él, mientras se retiraban al vestuario, puesto que eran
viejos conocidos de sus estancias en North Carolina. Charles Barkley regaló la
camiseta de entrenamiento tras la petición de Dino Radja el día de la final, cuando
estaba terminantemente prohibido dar cualquier prenda deportiva a nadie y Magic
Johnson, tras acabar la final, se acercó a Toni Kukoc y le frotó la cabeza, reconociendo
así que había tenido un buen partido (16 puntos, 5 rebotes, 9 asistencias), olvidando
el anterior en la fase previa. Ser receptivos ante lo que tenían alrededor. Disfrutar
de ello. Ésta fue la grandeza del Dream Team, al margen de su valía como jugadores.
Chuck Daly: “La grandeza de aquel equipo es que nunca dieron nada por hecho”.
En semifinales, enfrentándose por primera vez a los lituanos, realizaron el mejor
encuentro, poniendo la mayor intensidad vista hasta ese momento en el torneo
olímpico. Ni Marciulionis ni Sabonis pudieron hacer nada. Eso sí, el bueno de
Arvidas se llevará para el recuerdo los dos tapones consecutivos que colocó a David
Robinson en sendos intentos de mate. Sin embargo, el huracán fue tal, que en los
últimos minutos, la mejor actitud que pudieran tomar los lituanos fue la de Arturas
Karnisovas, que de pie en el banquillo, comenzó a hacer fotografías sin descanso a
sus rivales.
Lituania consiguió la medalla de bronce, en lo que según Marciulionis, fue el
momento más feliz de su vida. Y Croacia, utilizando la estrategia del uno más uno en
tiros libres, regla que aún estaba presente en esos días, aprovechó para hacer faltas
a Alexander Volkov en la semifinal ante la CEI en los últimos minutos - llegó a fallar
cinco primeros intentos consecutivos-, valiéndoles para ganar una semifinal que en
muchos minutos vieron perdida.
Y en la final, se pudo soñar cómo sería poder jugar de tú a tú frente a una selección
como ésta. Con el mate de Franko Arapovic y su posterior tiro adicional, colocando
el 23-25 en el marcador, nos dimos cuenta de algo.
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Miguel Angel Paniagua: “El Dream Team marca una frontera entre ‘esto es
inalcanzable y esto es inalcanzable pero tenemos que llegar a ello’. Eso se dice en
Estados Unidos y creo que tienen razón”.
Sin embargo y aunque pensábamos que todavía faltaban muchos años para llegar
a ese nivel -nadie hubiese podido imaginar que 8 años después estuvieron a un triple
de Jasikevicius de ser derrotados-, estos jugadores formaron un equipo que estaba a
años luz del resto. Y lo dejaron claro también en la final.
Sabado, 8 de agosto de 1992
Estados Unidos 117-85 Croacia (56-42 al descanso). Finalizó la aventura
y finalizó con el oro. Como no podía ser de otra manera. Como buena final, los
estadounidenses tuvieron más problemas y llegaron a estar por debajo en el marcador
en el minuto 10: 23-25. Drazen Petrovic, con 24 puntos fue el máximo encestador del
partido. Magic Johnson ya tiene su soñado oro olímpico.
El torneo finalizó. La fiesta acabó. Y para los libros quedaron dos datos
escalofriantes: 43.8 fueron la media de puntos de diferencia a los rivales y que
Chuck Daly no solicitase ningún tiempo muerto a lo largo de la competición. No fue
necesario. Fue un broche a la imagen dada por este Dream Team de Barcelona’92.
Imagen que fue desvaneciéndose en los equipos que les siguieron.
Juan Antonio Orenga: “En el Mundial de Toronto del 94, el día antes de
nuestro debut, los americanos nos preguntan que contra quienes jugábamos. “Pues
contra vosotros”.
Andrew Gaze: “(Extraído del libro “Crashing the borders”) El primer Dream
Team tenía algo extraordinario. Esos jugadores eran los que teníamos en los posters
en nuestras habitaciones. Los chicos de Toronto, parecía que querían mandar otro
mensaje al mundo”.
Harvey Araton: “(Extraído de su libro “Crashing the borders”) Gaze y sus
compañeros sufrieron risas, mates con gestos humillantes...Era como “si no nos
rogáis una foto –como al Dream Team original– nosotros nos encargaremos de
“posterize you” –”posterizar”, expresión utilizada en USA que define al jugador
que está bajo alguien que acaba de hacer un mate– Don Nelson dijo que algunos de
aquellos chicos eran incontrolables (...) El día de la final, David Stern, en el Skydome,
admitió que no le gustó el comportamiento chulesco del equipo que habían enviado
y prometió adultos para los próximos Juegos Olímpicos”.
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El único Dream Team
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Charles Barkley: “El equipo de Atlanta’96 fue una pesadilla. Teníamos chicos
maldiciendo por sus minutos en la cancha, discutiendo con el entrenador Wilkens.
Yo decía a Scottie y a Karl, ¡tíos, nosotros hemos jugado con Larry Bird y Michael
Jordan y no hemos tenido ningún problema! ¿Qué demonios les pasa a estos
chicos?”
Scottie Pippen: “La experiencia en Barcelona’92 fue mejor que la de Atlanta’96.
En ningún momento llegué a pensar que podíamos perder en Barcelona. No puedo
decir lo mismo de Atlanta”.
Lenny Wilkens: “(Extraído del libro “Unguarded”) Entonces, Shaq me pregunta.
‘Coach, ¿tú has sido jugador a este nivel?’ Scottie Pippen, que estaba escuchando,
rompió a reír y empezó a decir a los demás lo que Shaq me preguntó. Al día
siguiente, Shaq vino y me dijo que había preguntado a su padre por mí”.
Miguel Angel Paniagua: “No han podido caer más bajo que en Atenas, con el
equipo dividido, con insultos a voces de Iverson a Larry Brown...En Atlanta llegaron
a las manos y hubo algún ojo morado por ahí... Por eso, cuando me hablan de
Dream Team, especifico entre el bien llamado Dream Team y el mal llamado Dream
Team. Fue Shaquille O’Neal quien intentó en Toronto preservar esa imagen. Pero
es que, lo de Barcelona, tanto por ética como por estética... es que eso es irrepetible.
El comportamiento, la imagen, el pensar que debían estar todos allí...yo creo que
todo se resume en el ‘¡Qué cojones hago yo aquí!’. En Pekin sí que siguieron varias
directrices de respeto”.
Llegó el momento del pódium. Una de las anécdotas más divertidas sucedidas
en los Juegos Olímpicos la protagonizaron los jugadores lituanos precisamente allí.
Juanma Iturriaga contó una vez como comentarista televisivo en Telemadrid, que fue
tal la juerga que se corrieron tras ganar el bronce, que estando en las habitaciones de
la Villa Olímpica, en un estado , digamos que etílicamente alto, ven por una televisión
el inicio de la ceremonia de entrega de medallas. “Oye, ¿no debiéramos estar nosotros
allí?” A toda prisa, llamaron a sus compañeros para poder llegar al Palau Olimpic a
tiempo. De ahí que, al margen de lucir las camisetas del grupo “Grateful Dead” de los
esqueletos en tal ceremonia, Sergei Iovaisha apareció en chanclas debido a las prisas.
El que no estuvo fue Sabonis. Fue imposible despertarlo.
Karl Malone: “Yo nunca he servido en el ejército. Así que escuchar el himno
estadounidense en el pódium, es lo más cercano que conozco en que haya ayudado
a mi país”.
David Robinson: “Yo miraba las caras de todos en el pódium. Y pude ver lo que
significaba aquello para cada uno de nosotros”.
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Larry Bird se acordó de su fallecido padre, que combatió en la guerra de Corea.
Y dijo entenderle en ese momento, mientras sonaban los acordes del himno
estadounidense.
David Robinson: “Por aquel entonces, no todos habían ganado un título.
Michael y Scottie lo tenían, Magic lo tenía y Larry lo tenía. Pero nadie más. Y todos
aprendieron de todos. Yo veía a Karl trabajar con las pesas realmente duro. Veía
a Chris Mullin en horas interminables lanzando a canasta y pensé ¿y si yo, cuando
regrese a San Antonio, comienzo a aplicar esto? La experiencia nos ayudó a ser
mejores y hacer mejores a nuestros equipos”.
Mike Krzyzewski: “El tipo que no ha tenido ninguna atención en esta medalla de
oro es Chuck Daly y él se merece mucha”.
Magic Johnson y otros cuantos jugadores pidieron acercarse al pódium a los
entrenadores y a los asistentes, pero ellos declinaron la invitación.
Karl Malone: “¿Chuck Daly? Su peinado y su aspecto debían ser perfectos.
Cuando saltábamos a la pista, yo miraba hacia atrás y le veía retocándose su
peinado y colocándose su cuello de la camisa”.
Charles Barkley: “Chuck Daly era un buen tipo. Yo no sé cómo podía entrenar a
esa panda de macarras en Detroit”.
Chuck Daly: “(En rueda de prensa posterior a la final) No creo que puedan llegar
a sentir ustedes lo grandes que son realmente estos jugadores. Estamos viendo a
los más grandes jugadores de la historia del baloncesto y es una auténtica alegría
formar parte de ello”.
Chuck Daly falleció de cáncer en mayo del 2009.
Lenny Wilkens: “Recuerdo estar próximo a Chuck durante la ceremonia de
entrega de medallas. Era un momento muy emocionante para nosotros y Chuck
me agarró el brazo y no lo soltó. Miré por encima y vi que se le estaba cayendo una
lágrima. Eso me dice todo de él”.
Magic Johnson: “¿Cuando volveremos a ver un equipo tan bueno como éste?
Creo que ninguno de vosotros vais a vivir para verlo...y nosotros, tampoco”.
Bibliografía
“When the game was ours” por Jackie McMullan.
“Crashing the borders” por Harvey Araton.
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“Unguarded” por Lenny Wilkens y Terry Pluto.
“Bulls session” por Johnny “Red” Kerr y Terry Pluto.
“America’s Dream Team” por Chuck Daly y Alex Sachare.
“American Hoops” por Carson Cunningham.
“Sports Illustrated”
“Gigantes del basket”
Agradecimientos:
Juan Antonio San Epifanio: Componente de la Selección Española en JJOO’92.
Juan Antonio Orenga: Componente de la Selección Española en JJOO’92.
Tomás Jofresa: Componente de la Selección Española en JJOO’92.
Zan Tabak: Componente de la Selección Croata en JJOO’92.
Ramón Trecet: Comentarista de TVE durante los JJOO’92.
Santiago Segurola: Periodista de “El País” durante los JJOO’92.
Miguel Angel Paniagua: Periodista de Cadena Cope durante los JJOO’92.
Esteban Gómez: Comentarista de TVE durante los JJOO’92.
Y a Esteban González Calleja, por hacerme vivir los Juegos de Barcelona’92 con la
intensidad con la que los vivimos.
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