XVI ENCUENTRO NACIONAL DE PROFESORES DE DERECHO ROMANO Córdoba, 22 al 24 de Mayo de 2003.- SECUESTRO EXTORSIVO AYER Y HOY -UN DELITO EN TIEMPOS DE CRISIS POLITICAS, SOCIALES Y ECONOMICAS- Un trabajo de investigación de la Cátedra “A” de Derecho Romano de la U.N.C., a cargo del Dr. Juan Carlos Ghirardi Coordinado por la profesora Laura L. Micieli, y realizado con la colaboración de los profesores María Elena Bazán, Graciela Liliana Fernández y Jorge García Sumario 1.- Introducción 2.- Delito. Etimología. Caracterización. 3.- Un case de Secuestro en Roma 4.- Plagio, Secuestro y Rapto: Concepto 5.- Ley Favia de Plagiariis: Diversas hipótesis 6.- Secuestro: Recepción en el Código Penal Argentino 7.- Plagio, Secuestro Extorsivo y Rapto: Modos Comisivos de la Figura 7.1.- El Plagium 7.2.- El Rapto 7.3.- El Secuestro 8.- Conclusión 1.- Introducción La realidad social y económica de nuestro país sufrió un vuelco en los últimos años. La pobreza, los conflictos sociales y el delito avanzaron vertiginosamente generando desazón e inseguridad; comenzando de esta forma los argentinos a observar la reaparición de delitos que no eran frecuentes desde 20 años atrás, tal el caso de los secuestros extorsivos. Ha crecido el número de secuestros extorsivos de personas, reclamando distintos importes de rescate según la clase social a la cual pertenezca la víctima. Bien sabemos que este tipo delictivo estuvo presente en nuestra realidad en la década del 70, mas actualmente, presenta diversas modalidades no conocidas anteriormente, tal el caso de los llamados “Secuestros Virtuales”, en los que sólo existen llamadas telefónicas extorsivas informando sobre el secuestro de algún familiar, amigo o mascota, exigiendo bajo estos signos el pago de rescate a través de tarjetas telefónicas pre -pagas. El resurgimiento de esta modalidad delictiva llevó a preguntarnos sobre los orígenes de este delito y si en el sistema jurídico romano fue considerado como tal. Es así como el Dr. Alfredo Di Pietro en su obra “Derecho Privado Romano”, se refiere a esta figura expresando textualmente: “... También se puede cometer el Furtum de personas libres, como p.ej., si se sustrae la libertad de los filiifamiliae, de la uxor in manu (Gayo, 3.199; I. 4.1.9). En estos casos, la Actio Furti podía ocurrir juntamente con el crimen de ‘plagio’ (secuestro o enajenación de personas libres, D.48.11) ...” Desde este punto de partida nos abocamos al tratamiento de la figura delictiva conocida bajo la denominación de “Secuestro”. 2.- Delito: Etimología, características El origen del término se encuentra en la expresión “delictum”, sustantivo neutro correspondiente al verbo “delinquo” y éste a su vez es un compuesto delinquo, que significaba dejar de lado, abandonar. El prefijo “de” cumple una función de activar la idea, tratando de reafirmar la falta o descuido que se producía dentro del ámbito jurídico social. El delito, nos señala Maynz, es una voz que indica todo acto por el cual faltamos o contravenimos a un precepto legal que prohíbe hacer alguna cosa. Antes del periodo clásico, se utilizaron para referirse al delito otras denominaciones como “selus” que tenía un sentido religioso y cósmico; pues también se lo empleaba para referirse a desastres naturales, pero en la época bizantina esta expresión desaparece. Otra expresión usual para referirse a los delitos fue la de “maleficio” (I.4.1 / 4.5), que también desaparece en la edad media adquiriendo otro giro en la significación (magia negra y brujería). Definitivamente para la mayoría de los autores, la expresión delito se terminó por imponer en la época del imperio. El derecho la eligió para designar la acción delictual y su empleo en lugar de crimen resultó oportuno pues se prestaba para el uso neutral que hace la ciencia jurídica. Otro minoritario grupo de autores señalan que la expresión que luego toma el derecho actual no es “delito”, sino la de “crimen” (D. 48.2.14 que dice: “ Dispuso el Senado , que ninguno fuese hecho reo de un mismo crimen por muchas leyes” D.48.16.1.1 dice : “ Calumniar es imputar falsos delitos ; prevaricar , ocultar verdaderos delitos ; tergiversar ,desistir por completo de acusación “ D.50.17.109 señala : “ No consiente ningún crimen el que no lo prohibe , cuando no lo puede prohibir” La expresión Crimen deriva del verbo “Cerno” que primitivamente significaba tamizar el grano, separar la paja del trigo, pero este sentido agrario fue dejado de lado y adquirió una multiplicidad de significados en cuanto a la acusación, del hecho que se acusa y de la situación del autor. En las fuentes clásicas también encontramos para referirse al delito la expresión “Noxa” utilizada en C. 9.16.1 que dice: ” Vuestro hermano obraría más rectamente , si el mismo se presentare al presidente de provincia ; y si a éste le probare que el hombre fue herido por él no con ánimo de matarlo , proferirá sentencia con arreglo a la disciplina militar , remitiéndole la pena del homicidio . Porque se comete crimen si mediara también la voluntad de dañar . Mas lo que sucede por accidente imprevisto más bien que por fraude , se imputa de ordinario a fatalidad , y no a delito “ o en D. 47.1.1.2 que textualmente dice: “ Es regla de Derecho Civil , que no estén sujetos a las acciones penales los herederos , ni los demás sucesores. Y por lo tanto , ni por la acción de hurto pueden ser demandados .Pero aunque no están obligados por la acción de hurto , es , sin embargo , conveniente que estén ellos obligados por la acción de exhibición , si poseyeran , o con dolo malo hubieren hecho de modo que no posean . Porque también estarán obligados por la reivindicación , exhibida la cosa. Asimismo compete contra ellos la condicción.” A criterio del Dr. Rabinovich-Berkman, se lo relaciona con la voz “Nox”, que significa noche y con todo aquello que trae aparejado lo tenebroso, lo peligroso. Esta palabra se presenta como las faltas cometidas a una comunidad o a otro individuo, sin perjuicio que esta opinión no es totalmente compartida por otros autores. Así Ulpiano (D.16.3.1.18) se refiere a la Noxa como algo separado de delito. Así la cita dice: “... Si yo hubiere depositado en poder de un esclavo, y reclamara contra él. Manumitido, dice Marcelo, que no obliga la acción, aunque solemos decir, que cualquiera debe estar obligado aun por el dolo cometido en esclavitud, porque así los delitos, como los daños siguen al agente; así, pues, se habrá de recurrir a otras acciones competentes.” Mientras que Gayo en D.50.16.238.3 expresa que Noxa está contenida en cualquier delito. Literalmente dice: De todas formas la creación de estos términos, requirió de un lento y trabajoso proceso que por lo demás nunca quedó completado en forma total. Ahora, se ignora si en la época monárquica la distinción entre delitos públicos y privados se estaba perfilando, pero sí con la Ley de las XII Tablas que amenazó con la vindicta pública a muchos delitos tales como la traición, el asesinato, el crimen de incendio, el robo de frutos, el perjurio, y permite inferir la distinción indicada anteriormente. Los delitos públicos, que a criterio de gran parte de los autores eran denominados con la voz “crimina”, ponían en peligro a toda la comunidad, se perseguían de oficio y se sancionaban con penas públicas (decapitación, ahorcamiento en el árbol infelix, lanzamiento de la roca tarpeia, etc.) y se le adjudican orígenes militares y religiosos. En la época del Imperio estos delitos son sometidos a un proceso extraordinario, ya que se los incluía como delitos extraordinarios. Los delitos privados eran de persecución de los particulares lesionados, que obtienen por la vía civil la pena impuesta al delito y la reparación del daño que han podido experimentar. Fueron evolucionando desde la venganza privada, pasando por el sistema del Talión y por el de “composición voluntaria”, culminando con las composiciones obligatorias fijadas por la ley. No se trataba de actos necesariamente dolosos, sino que también entraban en esta categoría actos meramente culposos. Nuestras fuentes señalan como delitos privados: Furtum, Rapiña, Damnum Iniuria Datum e Iniuria. Respecto al Furtum todos sabemos que presenta dos grandes variantes: Manifestum y Nec Manifestum, de los cuales omitimos su tratamiento ya que no es tema central de nuestro trabajo. Nos cabe indicar que dentro de la hipótesis del Furtum se incluye el de personas libres, conocido también bajo la denominación de “plagio”, (secuestro o enajenación de hombres libres – D.48.11); en estos supuestos el Derecho Romano previó diversas acciones idénticas que para el resto de las hipótesis de Furtum, sin perjuicio que no se podía usar de la condictio furtiva (D.47.2.38.1), porque la misma era usual para el Furtum de dinero, o cosas consumibles, o en general cosas que no es posible identificar y que no podrían ser reivindicadas. He aquí entonces los interrogantes a responder:¿Fue el secuestro extorsivo un delito? ... , ¿Qué tipo de delito era? ... , ¿Se aplicaba para los hombres libres y esclavos o sólo para los primeros? ... , ¿Fue un delito frecuente? ... , ¿Cómo estaba sancionada esta conducta antijurídica? La respuesta a estas preguntas serán el objetivo de nuestra investigación. 3.- Un caso de Secuestro en Roma La hipótesis del llamado actualmente Secuestro Extorsivo, existió como modalidad delictiva desde los tiempos de la República, sólo basta recordar el secuestro de Julio César por los piratas en oportunidad en que emprendió viaje para Bitinia con el fin de obtener del rey Nicomedes, que estaba ya en su lecho de muerte, algunas concesiones en esa zona. Los historiadores señalan que César había emprendido una misión secreta y apenas bordeaba las costas de Asia, próximo a la isla de Farmacusa, su barco fue capturado por los piratas cilicios.1 Los secuestradores eran carniceros brutales, capaces de asesinar sin mayores miramientos a sus rehenes. Los piratas fijaron el importe del rescate, el que fue originariamente previsto en veinte talentos, César se sintió agredido y molesto por tan escaso monto exigido, ya que consideraba que su trascendencia política y social justificaba un rescate de mayor envergadura. De esta forma se estableció definitivamente en cincuenta talentos. César permaneció treinta y ocho días entre ellos y señalamos que “permaneció” porque en realidad no tuvo una condición de prisionero, puesto que ocupó su tiempo en redactar y practicar extensos discursos en los cuales los piratas actuaban como oyentes; mientras tanto desde Mileto trajeron el rescate que fuera reunido entre los amigos mercaderes y armadores. Al ser liberado César se dirige al Puerto de los Milesios, en donde equipó algunas embarcaciones y atacó a los piratas a fin de recuperar el pago efectuado. Logró su objetivo y más, ya que cubrió los gastos y remuneraciones prometidas a la tripulación como también restituyó el rescate pagado a sus amigos. Llevó como prisioneros a los secuestradores y los colocó en principio, a disposición de Junio, quien gobernaba en Asia, mas al ver que el gobernante no tomaba una sanción contra los cautivos, se dirigió a Pérgamo, reuniendo a todos en un mismo sitio, los dejó atados a cada uno en un palo y librados a su suerte. 1 Plutarco en su obra “Vidas Paralelas”, al tratar la vida de Cayo Julio César, refiere esta anécdota, bajo otras referencias de hechos, indica que luego de salvar su vida y libertad de manos del ejército de Sila que rescataban a los refugiados, partió a Bitinia cerca del rey Nicomedes e indicando que luego de una prolongada estancia junto al monarca, regresaba a Roma y es apresado - secuestrado por los piratas cerca de la misma isla que indicamos anteriormente (Farmacusa hoy Fermaco). 4- Plagio, Rapto y Secuestro: Concepto El Dr. Di Pietro, en su obra “Derecho Privado Romano”, al abordar la temática del Furtum, incluye la figura del Furtum del hombre libre, indicando que recibe la denominación de Plagio, secuestro o de enajenación de personas. Empezamos entonces nuestra indagación sobre las características del “Plagio”. Se lo define en D.48.15 como: “...si el comprador hubiera comprado a sabiendas un hombre libre, nace contra él la acusación de delito capital en virtud de la Ley Favia sobre el plagio a la cual queda sujeto también el vendedor si a sabiendas que es libre lo hubiere vendido”. En igual manera los diccionarios de Derecho Romano consultados, nos remiten a esta cita cuando explican el significado de ese término. Así, el diccionario del Dr. Faustino Gutiérrez Alviz dice: Plagium: es el delito consistente en hacer pasar a un hombre libre por esclavo, y en el cual incurre quien lo adquiere, enajena o trafica, con conocimiento de su estado de libertad o simplemente usa de él como tal (esclavo). El Dr. Humberto Vázquez, en su obra “Diccionario de Derecho Romano” explica que Plagio es el delito que consiste en comprar o vender un hombre libre, donarlo o darlo en dote, a sabiendas de que es libre. En sí el delito de plagio presenta algunos elementos semejantes al secuestro extorsivo que está receptado en nuestra legislación, si bien resulta más amplio el primero, atendiendo a la inclusión de los esclavos y el sometimiento a la condición de tal para el hombre libre. Terminológicamente, el significado que nos brinda del vocablo Plagio, el Diccionario de la Lengua Española - Real Academia Española, dice: entre los antiguos romanos comprar un hombre libre sabiendo que lo era y retenerlo en servidumbre o utilizar un siervo ajeno como si fuera propio. Agrega como una segunda acepción, apoderarse de una persona para obtener rescate por su libertad. La expresión en el Derecho Romano secuestro o sequestrum, estaba destinada para referirse a una conducta vinculada con las cosas ajenas y no con las personas. De esta manera define D.50.16.110 “Se dice secuestrador a aquel en cuyo poder depositaran varios la misma cosa sobre la que hay controversia”, igualmente, D.16.3.5 y D.16.3.17, utilizan la expresión secuestrador en idéntico sentido que el anterior. Existen otros términos que suelen actualmente utilizarse como sinónimos de secuestro extorsivo, tal la expresión rapto que en realidad desde los orígenes de la institución es totalmente distinto, ya que el vocablo se relaciona con la acción de arrebatar, rapto de una doncella casada, o viuda o mujeres vírgenes o viudas consagradas a Dios. Este delito está tratado en C.9.13.1, previéndose también la pena capital. El Rapto, de acuerdo al Diccionario de la Lengua Española – Real Academia Española dice: “Es el delito que consiste en llevarse de su domicilio, con miras deshonestas, a una mayor, por fuerza o por medio de ruegos o promesas engañosas; o tratándose de niñas de menos de 12 años.” El Dr. Gutiérrez Alviz, en su Diccionario de Derecho Romano, expresa que el Rapto es la acción de arrebatar, rapto de una doncella, casada o viuda. El rapto de una mujer o de un hombre cuando no es punible como violencia, puede dar lugar a una persecución del padre o del marido por la acción de injuria en razón de la ofensa que afecta a estos últimos, pero no fue castigado como crimen público antes de Constantino. Este emperador es el primero que introdujo en derecho penal como crimen independiente el rapto de una mujer libre, casada o no, con miras a relaciones sexuales, revistan o no la forma de matrimonio. El crimen es excluido, cuando el padre y la madre o los demás parientes de la persona raptada han dado su consentimiento (A decir verdad, la ley de Constantino castiga a los propios padres, C.9.13.1.3c). El elemento esencial del delito reside en que la persona raptada ha llegado a manos del raptor contra la voluntad de sus parientes. Respecto del raptor, es indiferente que el raptado haya consentido o no, el único efecto de este consentimiento es de hacer incurrir a esta persona (el raptado) en una pena (este absurdo de Constantino fue suprimido por Justiniano). En la época cristiana este crimen se lo asimiló al rapto de una virgen o de una viuda que hace votos de castidad, cuando es contra la voluntad de la persona raptada. Se comprende que esta regla se refiere al rapto que tiene lugar con consentimiento del raptado pero contra la voluntad de los superiores eclesiásticos (La Constitución más antigua que menciona el rapto de las monjas es la de Constancio II de 354 – C.Th. 3, 25, t – la prohibición, al menos al principio, sólo contempló el rapto contra la voluntad del raptado, más adelante fue más lejos – Cod. Just. 9, 13, t, 3 a. 3 b.). La represión consiste en una pena capital rigurosa, además el crimen se castiga de la manera más severa. La acción se extingue en un plazo de 5 años. 5.- Ley Favia de Plagiariis A fines del siglo II y comienzos del I a. de C. (no hay precisión en la fecha) se sanciona la Ley Favia de Plagiariis, ley rogada, que castiga a los autores del delito de plagio o secuestro. En ella se plantean diversas hipótesis para la sanción de la conducta con la pena prevista en la propia ley. Se aborda el tratamiento de la misma en el Libro IX, Título XX del Código y se plantean en ella diferentes situaciones: 1° Hipótesis: “C.9.20.1” Sustracción del esclavo y venta del mismo. Indica que si la sustracción fue con violencia puede optar por la acción respectiva. 2° Hipótesis: “C.9.20.2” El supuesto del esclavo sustraído y ocultado por un tiempo que por consejo del autor del delito se da posteriormente a la fuga. 3° Hipótesis: “C.9.20.5” El caso de ocultamiento, sustracción (secuestro) de un familiar (hermano) 4° Hipótesis: “C.9.20.6” No se puede vender ni ceder los esclavos fugitivos a excepción del supuesto de los coherederos y los copropietarios. 5° Hipótesis: “C.9.20.10” El comprador cómplice del delito de plagio. 6° Hipótesis: “C.9.20.12” El caso de quien recibió a un esclavo fugitivo con cosas hurtadas, procederá la actio furtiva por las cosas y la Lex Favia con relación al esclavo fugitivo. Gayo en I.III.199 expresó: “... que serán autores de furtum del hombre libre los que sustrajeron los liberii “que están bajo nuestra potesta” , o la “uxor” que está bajo nuestra manus, o también un “iudicatus” o un “autoratus” ...”. Cabe señalar aquí que las expresiones de iudicatus y autoratus cayeron ambas en desuso en época del Derecho Justinianeo. Ahora bien, Paulo, en las Sentencias (2.31.31) se refiere a la figura delictiva en cuestión expresando textualmente: “Quien por causa de deseo, robó una esclava no meretriz, estará obligado por la acción de hurto y si lo oculta será castigado por la pena de la Ley Favia”. Las penas previstas para la comisión de este delito corresponden ser aplicadas por juicio público. Al principio de la vigencia de esta ley se establecieron como pena una indemnización pecuniaria de 50.000 sextercios a aquellos que incurrían en esta conducta antijurídica, luego, tal lo señala C.48.15.7, fue sustituida por la condena de trabajo en las minas (C.9.20.16 y D.48.15.7), o ser arrojado a las fieras o exterminado por la espada en el supuesto del hombre ingenuo. Es de destacar la entidad que tenía esta conducta antijurídica y que se advierte en la expresión que transcribimos textualmente C.48.15.7: “La pena pecuniaria establecida en la Ley Favia dejó de estar en uso porque las que fueron descubiertas en este delito son castigadas según la gravedad del delito y las más de las veces son condenadas en las minas”. Se incluiría a este delito dentro de aquellos sancionados con penas capitales, tal lo expresa I.4.18.10 en relación con lo indicado por Instituta en el mismo libro y título, parágrafo 1 y 2. 6.- Secuestro: Recepción en el Código Penal Argentino Luego de haber abordado el secuestro o plagio y rapto en el Derecho Romano, nos sumergimos en este momento a nuestra fuente actual, a través del Código Penal Argentino realizando una breve exposición de la evolución y ubicación de las distintas figuras mencionadas con sus títulos respectivos. Del mismo modo que en el Derecho Romano, en nuestro derecho la libertad resulta afectada por todos los delitos. Así el Código Penal de 1886 no contaba con un título sobre los delitos contra “La Libertad”. Gran parte de la materia comprendida en el Código vigente bajo éste título, se encontraba en el de 1886 distribuida entre el título de los “Delitos contra las Garantías Individuales y el de los Delitos peculiares a los Empleados Públicos”, mientras que el actual “Secuestro Extorsivo”, resultaba un ataque a la propiedad siendo ubicado por lo tanto en dicho título. En cuanto al Proyecto de 1891 fue el que siguiendo el ejemplo del Código Italiano de 1889, agrupó en un solo título, bajo el rubro de “Delitos contra la Libertad”, todas las disposiciones protectoras de la libertad individual, de la inviolabilidad del domicilio, del secreto epistolar e industrial, de la libertad de trabajo, de reunión, de cultos y política, porque todas esas disposiciones tienen un solo objeto: “Garantizar la Libertad del Hombre”. Mientras tanto, el Proyecto de 1906 mantiene unificados en un solo título los atentados contra la libertad, y con modificaciones parciales, sobre todo agregados, sigue el Proyecto del 91 respecto de la distribución de aquellos y de los particulares tipos delictivos. Luego, el Proyecto Peco incluye el “Rapto” en éste título, siguiendo a Francesco Carrara, quien consideró el Rapto como delito contra la libertad, porque subjetiva y objetivamente se agota en la ofensa de ésta, en tanto que el fin libidinoso o de matrimonio, que puede llegar o no a consumarse, es solo una condición para distinguir el “rapto del plagio”, pero no es un criterio aceptable por Ricardo Núñez. Si bien, el “rapto propio” afecta siempre de manera efectiva la libertad de la víctima, la finalidad de ésta ofensa lesiona la honestidad o integridad sexual de una manera suficiente para incluir el delito en éste último título; siendo que además, en el “rapto impropio” y en el de la menor de doce años, la lesión de la libertad se diluye. Por otra parte, la figura del “Secuestro Extorsivo”, es recibida tanto en el Proyecto Tejedor como en el Código de 1886, como delito de robo siguiendo al Código Español de 1848 fuente de Tejedor y es así que el Proyecto de 1891 fue el que aumentó la pena, llevó el delito al capítulo de la “Extorsión”; salvo el Proyecto de Peco –que como dijimos ubica la figura como atentado contra la libertad por considerar que “el menoscabo a la libertad personal es más valioso que el menoscabo al patrimonio”-mantuvieron el delito en el capítulo señalado por considerar que según la finalidad del autor la ofensa a la libertad aparece subordinada al rescate en la consumación y permanencia del delito. Ahora, los Proyectos de 1906 y 1917 mantuvieron la figura y su calificación. Actualmente el “Secuestro Extorsivo” es una forma calificante de la extorsión. De tal modo, se describe que ésta figura ataca la libre determinación de la persona y la propiedad de ésta, pero la primera es solo un medio para lograr la segunda; por lo tanto tenemos así, estas figuras distribuidas en tres títulos distintos, según el bien jurídico protegido: • “La integridad sexual” (Rapto), • “La libertad” (Reducción a sevidumbre – Plagio), • “La propiedad” (Secuestro Extorsivo). 7.- Plagio, Secuestro Extorsivo y Rapto: Modos comisivos de las figuras 7.1.- Adentramos al estudio del Plagium y así como encontramos en el actual Art. 140 del C.P., que no fue receptado por nuestra legislación en el Código de 1886, pero sí tuvo su origen en el Proyecto de 1891 donde contempla la situación “ ... el que redujere a una persona a servidumbre o a otra condición análoga y el que la recibiere en tal condición para mantenerla en ella”, recibiendo así, la noción del Plagium romano (interpretado como la situación dada cuando ardidosamente se vendía un hombre libre como esclavo). No se trata en la especie de la esclavitud abolida por el Art. 15 de la Constitución Nacional que dice “En la Nación Argentina no hay esclavos ...”, consistente en la pertenencia, en propiedad, de una persona a otra; y por considerar que en nuestro país ya no existía la esclavitud; en cambio la considerada en el Art. 140 es una situación de hecho. Los Arts. 140, 141 y 142 del Código Penal de la Nación regulan los delitos contra la libertad individual, los que literalmente dicen: “Art. 140. Serán reprimidos con reclusión o prisión de tres a quince años, el que redujera a una persona a servidumbre o a otra condición análoga y el que la recibiere en tal condición para mantenerla en ella. Art. 141. Será reprimido con prisión o reclusión de seis meses a tres años, el que ilegalmente privare a otro de su libertad personal. Art. 142. Se aplicará prisión o reclusión de dos a seis años, al que privare a otro de su libertad personal, cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes: 1°) Si el hecho se cometiere con violencias o amenazas o con fines religiosos o de venganza; 2°) Si el hecho se cometiere en la persona de un ascendiente, de un hermano, del cónyuge o de otro individuo a quien se deba respeto particular; 3°) Si resultare grave daño a la persona, a la salud o a los negocios del ofendido, siempre que el hecho no importare otro delito por el cual la ley imponga pena mayor; 4°) Si el hecho se cometiere simulando autoridad pública u orden de autoridad pública; 5°) Si la privación durare más de un mes.” El Código Penal Argentino no ha consagrado pena alguna para los que celebren un contrato de compra y venta de personas, a pesar que el Art. 15 de la Constitución declara que éste hecho “ ... es un crimen del que serán responsables los que lo celebren y el escribano o funcionario que lo autorice ...” no obstante, los redactores del proyecto de 1891 creyeron que su art. 168, igual al 140 del Código preveía el caso contemplado en el Art. 15 de la C.N. Cuando se establece que la reducción de una persona a servidumbre no equivale a la reducción jurídica de esclavitud; ésta no puede tener vigencia en nuestro país en atención a lo establecido por el Art. 15 de la Constitución Nacional. La norma del Art. 140 cuando se refiere a la “reducción a servidumbre”, tiene en vista la ofensa que se le causa a la libertad individual, reduciendo a un individuo a la condición material de servidumbre, por lo tanto no puede afirmarse entonces que servidumbre y esclavitud sean expresiones equivalentes, si bien Sebastián Soler afirma que con el término “servidumbre” se ha sustituido la palabra “esclavitud”, pero no se ha corregido fundamentalmente el concepto. Esta estructura, ya se encuentra en el Código de 1887, que solo modificó aspectos señalados como crimenes y delitos contra la religión contenidos en el Proyecto Tejedor, anterior al mismo. Sucesivos proyectos como los proyectos de 1891 y 1906 no le quitan nada a éste capítulo. Por otra parte la noción del crimen vis, en éste bien jurídicamente protegido, es adquirido en la calificación (art. 142 inc. 1º ) de la figura básica de la Privación ilegítima de la libertad mediante el uso de violencia. El delito de Privación ilegítima de libertad agravado por el propósito de lucro, lo comete para nuestra ley de fondo el que “ ... sustrajere, retuviere u ocultare a una persona con el fin de obligar a la víctima, o a un tercero, a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad ...”, esto lo encontramos expresado en el art. 142 bis ley 20.642. Esta figura penal, es una de las pocas en que en toda la historia argentina, se aplicó efectivamente la pena de muerte. Así, en 1976 se modificó el C.P. introdujendo la ley 21.338 modificatoria de la ley 20.509 que estableció dicha pena cuando se diere un resultado mortal por derivación de un delito contra la libertad, existiendo condenas a tal pena que no llegaron a efectivizarse, resultando las últimas efectivamente aplicadas las de 1930 al caso de Severino Di Giovani y Paulino Scarfo. No obstante ésta figura se diferencia claramente del Secuestro extorsivo, porque si bien, el autor tiene la intención de sacar un provecho o ganancia de la comisión del ilícito, y éste puede ser de cualquier índole, debe ser un lucro a lograr por el hecho de privar de la libertad a la víctima (haciéndolo trabajar, exhibiéndolo, enajenándolo,etc), no de un rescate, que es la finalidad del Secuestro extorsivo. 7.2.- En el tratamiento del Secuestro Extorsivo. En el Derecho Romano de la Época Imperial, en concepto del Dr. Sebastián Soler, la extorsión correspondía el de la concussio, que aparece como un abuso de autoridad y como simulación, si simulato praesidis iussu, comisible tanto por los funcionarios como por particulares. Estas infracciones, por un lado determinan una estrecha vinculación con los delitos contra la libertad y por otro con los delitos contra la propiedad, es tan manifiesto que la “extorsión” podría definirse como el resultado complejo de esos dos tipos simples: es un atentado a la propiedad cometido mediante una ofensa a la libertad. Este carácter mixto, determinó en nuestra historia legislativa que la figura fuere colocado entre las amenazas y coacciones y dentro del capítulo de los robos y hurtos se incluyeran evidentes figuras de extorsión como el caso del secuestro extorsivo. Esto originó que la Comisión de 1891 introdujera la sistemática actual, incluyendo el título de “Extorsión”, aunque el mismo no fue llevado bajo el de los delitos contra la propiedad; lo que resultó de la aplicación de los principios de Carmignani y Carrara, acerca de la clasificación de las infracciones, tomando en cuenta preferentemente el bien jurídico cuya lesión constituye la llamada objetividad ideológica o final de la acción, salvo cuando el hecho delicitivo empleado como medio objetivamente supere de modo considerable la gravedad del delito fin. En el proceso histórico general y el propio experimentado por nuestra legislación nos muestran, con respecto al delito de amenazas y coacciones, que la extorsión se presenta como una forma específica subsistente de la antigua figura genérica del crimen vis. Mientras en éste era indiferente la naturaleza del acto impuesto, en la extorsión ese acto debe estar dotado de un significado patrimonial y constituir un perjuicio para la víctima de la coacción o para un tercero, y un beneficio para el autor u otro. Pero no solamente guarda relación éste delito con la forma genérica de coacción, sino también con las privaciones de la libertad. Aunque el delito ofende efectivamente la libertad individual y se satisface con el solo peligro para la propiedad ajena, es ésta ofensa de peligro la que determina el título del delito. Peco, en su proyecto, consideraba que el “menoscabo a la libertad personal es más valioso que el menoscabo al patrimonio” ubicando entonces el hecho entre los delitos contra la libertad, no obstante el Código vigente, ha hecho predominar la finalidad del autor, en la cual la ofensa a la libertad aparece subordinada a la consumación y permanencia del delito. Las características son dos: medio intimidatorio (detención de rehenes) y ofensa de puro peligro a la propiedad ajena (existencia de rescate). No se exige el logro del rescate, sino como objeto del dolo del autor, el cual debe privar de libertad para sacar rescate. Esta finalidad del autor constituye un dolo especifico que estructura el corpus del delito, ya que no concurriendo, no desaparece únicamente la culpabilidad del agente, sino también la figura del delito. Si el precio no se pide por la libertad sino por otro motivo, el secuestro extorsivo queda eliminado y sustituido por un delito contra la libertad. Como el secuestro extorsivo es una privación de la libertad personal especializada por la finalidad del autor, la posibilidad de la segunda sólo recobra autonomía si desaparece el tipo del primero. 7.3.- En cuanto a la figura de “Rapto”, mirado a veces como delito cometido contra la libertad, en nuestra legislación es receptado como figura delictiva en contra de la honestidad o actualmente contra la integridad sexual, porque el legislador pensó que la ofensa a la reserva sexual de la víctima privaba sobre la que se infiere a su libertad, como y se dijo supra. Los distintos proyectos del Código Penal le han asignado distintas ubicaciones, en el de Peco lo consideraba “Delito contra la Libertad Física”, y el de 1951 lo incluye dentro de los “Delitos contra la moralidad pública y las buenas costumbres” son los llamados delitos sexuales; mientras tanto, el Proyecto de 1960 lo ha colocado en el titulo de los “Delitos contra el pudor y la moralidad sexual”. La mujer que es víctima, debe ser sustraída o retenida por el autor, no consiste en el apartamiento de la mujer de su hogar o residencia, sino en apoderarse de ella para fines deshonestos, con o sin desplazamiento de lugar. El dolo del autor es específico y es el elemento escencial del rapto, está constituido por la intención de sustraer o retener a la mujer, por medio de fuerza, intimidación o fraude, con mira deshonesta Ahora, se distingue entre Rapto propio, impropio y de una mujer impúber, en función a la existencia o no de consentimiento y edad de la víctima. El estado civil funciona como calificante de la figura. Recientemente, la ley 25.087, modificó la redacción de las presentes normas, elevando la edad de la víctima. 8.-CONCLUSION Las diversas formas de comisión de este delito en la actualidad nos despertó el interés por averiguar acerca de sus orígenes , remontándonos a nuestro Derecho Romano . Nos preguntamos si existió realmente la figura delictiva y si esta tuvo entidad como tal. La respuesta fue positiva . Si bien es un delito no tratado con frecuencia por los autores , tal vez por estar incluido dentro los Delitos Públicos (CRIMINA ). Trabajar en el tema resultó todo un desafío , lo que hizo aún más satisfactorio el resultado. Comprobamos la existencia de hechos de Secuestro Extorsivo , relatando tal vez el más divulgado , el “Secuestro de Julio César“ , perfilamos los caracteres de la figura antijurídica mediante el análisis de los textos de nuestra fuente madre, el Corpus Iuris Civilis. La figura delictiva existió en el Derecho Romano bajo otra denominación “Plagio “ o “Enajenación de Personas“ , las que comparativamente tratadas con las tipificadas en nuestro Código Penal , en los arts. 140, y siguientes presenta semejanza, remontándose los doctrinarios del Derecho Penal al concepto de “Plagio “. En este trabajo hemos planteado con una visión histórica la realidad que día a día azota nuestras calles y concluimos reflexionando que este tipo delictivo nace y resurge en épocas de crisis política , social , económica y moral en un paralelismo trágico con la que azotaba en los tiempos finales de la República Romana. Sólo basta hacer una mirada retrospectiva en nuestra historia reciente y la realidad que desde hace aproximadamente quince años azota a algunos países hermanos de nuestro continente. Por lo que debemos aprender del pasado , errores . superando los Bibliografía • Alba Crespo, Juan José – Manual de Derecho Romano II – 3ra. Edición – Ed. Eudecor. 1998 • Arias Ramos J.A. – Arias Bonet – Derecho Romano – Volumen II – Editorial Revista de Derecho Privado. Madrid. 1977 • Bonfante, Pedro – Instituto de Derecho Romano – 4ta. Edición – Instituto Editoral Reus. Madrid. 1965. • Cayo Suetonio Tranquilo. Los Doce Césares. Obras Maestras. Barcelona. España. 1972 • Di Pietro, Alfredo. 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