ARISTOTELES Y LAS ESCUELAS

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Índice
1
◗ Marco histórico y filosófico
2
◗ La filosofía de
la naturaleza:
los seres corpóreos
2.1. El movimiento y la
teoría hilemórfica
2.2. Las cuatro causas
3
◗ La filosofía primera:
el ser en cuanto ser
3.1. El ser y el principio de
no contradicción
3.2. Clasificación de los
seres: las categorías
3.3. La causa primera
4
◗ Los seres vivos y
el ser humano
4.1. La teoría hilemórfica
y los seres vivos
4.2. La vida intelectiva:
conocimiento y apetitos
en el hombre
4.3. El origen y destino del
alma humana
5
◗ La ciencia y sus clases
Aristóteles y
las escuelas
postaristotélicas
«La composición de las lecciones, [que forman] las obras
existentes de Aristóteles, pertenece probablemente a los doce o
trece años durante los cuales dirigía el Liceo, y la reflexión e
investigación implícitas en ellas […] indica una energía
espiritual acaso sin par. Durante este tiempo Aristóteles fija las
líneas esenciales de la clasificación de las ciencias en la forma
que conservan todavía actualmente y lleva la mayor parte de
ellas a un grado de desenvolvimiento más avanzado que el
obtenido antes de él. En alguna de ellas, en Lógica, por ejemplo,
no tuvo predecesor […] y se puede decir que, durante siglos, no
tuvo sucesor digno de él. Y, al mismo tiempo, por su interés en
materias de orden práctico, como la ética y la política, su escuela
ejerció sobre la vida ordinaria una influencia comparable a la de
Sócrates o Platón, y muy superior a la que ejercen los estudiosos
enclaustrados en la Academia de la misma época.»
(W. D. Ross, Aristóteles, Charcas,
Buenos Aires, 1981, pág. 18)
6
◗ La ética
6.1. El bien y el fin último
6.2. La naturaleza de la
virtud
6.3. Las clases de virtudes
7
◗ La política
8
◗ Influencias recibidas y
repercusión posterior
9
◗ Las escuelas
postaristotélicas
9.1. El helenismo
9.2. El neoplatonismo
Fachada del Partenón, templo de la Acrópolis
de Atenas (Grecia), s. V a. C.
Estudiaremos cómo...
✔ Aristóteles fue el último gran defensor de las
polis, que habían entrado en crisis a causa de
la supremacía de Macedonia.
✔ Admitió, como Platón, que hay elementos no
sensibles en la realidad, pero, frente a este,
mantuvo que no se encuentran separados de
las cosas individuales.
✔ Aportó una nueva teoría sobre la realidad
sensible, sobre el ser, sobre la vida y sobre el
conocimiento.
✔ Desarrolló una ética teleológica y reflexionó
sobre las virtudes; asimismo, sostuvo que la
polis es necesaria para que el hombre sea feliz.
✔ Fue deudor de los presocráticos y de Platón,
su pensamiento resurgió con fuerza en la filosofía medieval y ha sido un referente de la
cultura occidental hasta nuestros días.
✔ Posteriormente, la filosofía se desarrolló en las
escuelas helenísticas y en el neoplatonismo.
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
SEMBLANZA
Aristóteles nació en el seno de una familia aristocrática en el año 384 a. C. en Estagira (Tracia), ciudad de
la que proviene su sobrenombre, el Estagirita. Su
padre, médico en la corte macedónica, fue quien posiblemente le transmitió el interés por la observación y
el saber científico. Huérfano en la adolescencia, se
trasladó a Atenas, donde ingresó en la Academia sobre
el año 366 a. C. Allí descubrió y desarrolló su vocación
filosófica durante veinte años. Permaneció en esta
escuela hasta la muerte de Platón, en 347 a. C.
Sus diferencias con el rumbo que tomaba la Academia tras la desaparición de su fundador y la posibilidad de participar en la helenización de Asia Menor,
lo empujaron a trasladarse a Assos y Mitilene. En
estas ciudades se dedicó a la enseñanza y a la reflexión
filosófica. Durante este tiempo su pensamiento se
alejó progresivamente de la filosofía de su maestro y
adquirió una entidad propia y original. Probablemente, el Estagirita dedicó los tres años
que vivió en Assos a la filosofía, mientras que
en Mitilene debió de centrarse en el estudio
de las ciencias naturales. En cualquier caso,
fueron años de intensa labor académica
junto a su condiscípulo y heredero intelectual
Teofrasto de Ereso (372-287 a. C.).
Entre los años 343 y 336 a. C. Aristóteles residió en la corte del rey
Filipo II de Macedonia y se
ocupó de la educación de su hijo
Alejandro, que posteriormente se
convertiría en Alejandro Magno.
Regresó a Atenas en 335 a. C., donde creó una escuela
a la que dio el nombre de Liceo (likeion), por haberse
construido en un recinto próximo a un templo dedicado a Apolo Likaios. Los estudiantes del Liceo se
denominaron peripatéticos, ya que lo más probable es
que discutieran sus puntos de vista mientras paseaban por el jardín de la escuela (el término griego perípatos significa «paseo» o «lugar de paseo»).
A la muerte de Alejandro Magno, se produjo una
reacción antimacedónica en Atenas, por lo que Aristóteles tuvo que refugiarse en la isla de Eubea, donde
murió al año siguiente, en 322 a. C.
OBRAS
Los escritos de Aristóteles se dividen en dos grandes
grupos. Por una parte, tenemos los denominados
exotéricos, escritos en forma de diálogo y destinados
al gran público. Fueron elaborados fundamentalmente durante su época en la Academia platónica y ninguno de ellos ha
llegado hasta nosotros. Por otra parte,
están las obras llamadas esotéricas, que
probablemente provienen de los apuntes
tomados por sus alumnos de las escuelas de
Assos y del Liceo, y que en su mayoría se
han conservado. Estos últimos están lejos
del estilo poco sistemático de los diálogos platónicos y contienen exposiciones metódicas y ordenadas sobre
temas muy variados.
Aristóteles, arte romano, anónimo.
Principales escritos de Aristóteles
Exotéricos
Solo se conservan algunos títulos y fragmentos: Sobre la retórica, Sobre la filosofía…
Seis tratados de lógica denominados Órganon: Categorías, Sobre la interpretación,
Primeros y Segundos analíticos, Tópicos y argumentaciones sofísticas.
Esotéricos
Obras de filosofía natural y biología: Física (ocho libros), Acerca del alma (tres libros),
Sobre el cielo, Sobre la generación y la corrupción, etc.
Catorce libros de Metafísica.
Tratados de ética y política: Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo, Gran ética y Política.
◗◗ 56
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
A pesar de su victoria en la guerra del Peloponeso en 404 a. C., Esparta no
logró que su superioridad sobre el resto de las polis griegas durase mucho
tiempo, de modo que, en la primera mitad del siglo IV a. C., hubo tres ciudades que se disputaron la hegemonía en el mundo helénico: Esparta,
Tebas y Atenas.
Atenas había quedado maltrecha tras su derrota frente a Esparta y nunca
llegó a restablecer del todo su pasado esplendor. Sin embargo, fue recuperándose poco a poco hasta recobrar el dominio del mar y del comercio
marítimo. Además, después del gobierno de los Treinta Tiranos impuesto
por Esparta, consiguió mantener una constitución democrática que duró
varios siglos.
No parece que Aristóteles apoyara el
imperialismo de Alejandro, porque significaba la eliminación de las ciudades-estado dentro de su vasto imperio.
Por otra parte, desaprobó abiertamente que tratase a los persas y otros
pueblos enemigos en un plano de
igualdad, que se mezclase con ellos y
adoptase algunas de sus costumbres.
Hacia el año 360 a. C., Macedonia –un amplio territorio al norte del mar
Egeo que no era una ciudad-estado, sino un reino bien unido y fuerte–
alcanzó una posición predominante en Grecia. Filipo II había subido al
trono de Macedonia en el año 356 a. C. Aprovechó la falta de acuerdo
entre las polis griegas para imponer su dominio sobre ellas con la intención de lograr la unidad entre los griegos y vencer a los persas. Atenas y
otras polis declararon la guerra a Macedonia, pero fueron derrotadas en
Queronea (338 a. C.) y sometidas a una paz bajo duras condiciones. En
336 a. C. Filipo fue asesinado mientras preparaba la guerra contra los persas; le sucedió en el trono su hijo Alejandro Magno (356-323 a. C.).
Filipo II encargó la educación del joven Alejandro a Aristóteles, quien
marchó en 343 a. C. a la corte real en la ciudad de Pella para desempeñar
esta tarea. Es posible que Aristóteles aprobara la idea de Filipo de unir las
polis griegas para poder dominar a los persas. Sin embargo, el joven Alejandro tuvo una visión mucho más ambiciosa que su padre y proyectó
crear un imperio que, en la práctica, las hacía desparecer. Con sus
conquistas, Alejandro extendió la cultura helénica y fundó Alejandría, que pasó a ser la nueva capital de todas las manifestaciones culturales, a excepción de la filosofía, cuyo centro se mantuvo en Atenas.
Todo parece indicar que Alejandro aprendió de su maestro la importancia de virtudes como la sabiduría, la magnanimidad, la amistad
y la justicia.
Para Aristóteles, la mejor organización política seguía
siendo la polis, aunque no pudo poner en práctica sus teorías en los largos periodos en que vivió en Atenas, ya que
era extranjero (meteco) y no podía participar en sus instituciones democráticas. Analizó las constituciones de
las ciudades de su época para tratar de descubrir las
mejores formas de gobierno y concluyó que lo ideal
sería el gobierno de uno solo (monarquía) bien preparado y
que buscase el bien común, pero le pareció más realista una
politeía o «república», donde gobernase una mayoría de
ciudadanos con buena capacidad y rentas medias.
Alejandro Magno (356-323 a. C.) rey de Macedonia
desde 336 a. C. hasta su muerte.
57 ◗◗
»
1. Marco histórico y filosófico
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
Entre el final de la guerra del Peloponeso y la
muerte de Filipo II, las polis habían visto mermado
su poder económico: su agricultura y su comercio
no alcanzaban el rendimiento de épocas anteriores;
además, tenían que pagar grandes sumas de dinero
a mercenarios, ya que de esta manera los ciudadanos evitaban alistarse en el ejército. Esto, en parte,
explica que un Estado más amplio como Macedonia estuviera mejor preparado para afrontar esos
gastos y sometiera a las polis.
Las condiciones sociopolíticas (véase la unidad 2)
hicieron que los políticos y los filósofos se propusieran revitalizar las ciudades-estado mediante un
nuevo enfoque en la educación de sus ciudadanos.
Por un lado, surgieron escuelas que intentaban mantener la herencia sofística, como la de Isócrates (436-338 a. C.) en Atenas. En ella, la enseñanza
giraba en torno a la retórica, con la esperanza de formar individuos selectos que fuesen capaces de controlar la Asamblea de los ciudadanos y, de
esta manera, la elección de los estrategas que gobernarían la polis. Por otro
lado, se desarrollaron escuelas de raíz socrática que fundamentaban sus
enseñanzas más en la reflexión filosófica que en la praxis política cotidiana; entre ellas destacaron la Academia platónica, el Liceo fundado por
Aristóteles y las escuelas cínica y cirenaica, conocidas como escuelas
socráticas menores.
La Academia de Atenas pretendía preparar a los futuros gobernantes
mediante el estudio de las matemáticas y la filosofía. En el Liceo se cultivaban todos los saberes del momento, aunque se distinguió entre el estudio de ciencias naturales (como la zoología y la botánica) y el de saberes
de carácter más práctico (como la ética y la política). La escuela cínica,
fundada por Antístenes (444-365 a. C.) fue muy crítica con la situación
política de Atenas y defendió un ideal de vida desligado de lo material y
fundamentado en la fuerza de la voluntad. Finalmente, la escuela cirenaica, fundada por Aristipo de Cirene (435-350 a. C.), consideraba que el
bien supremo consistía en el máximo placer, sensible o espiritual, y que la
filosofía era el instrumento adecuado para alcanzarlo.
ACTIVIDADES
1. Señala algunas causas por las que Macedonia llegó a ser la primera potencia en la Grecia del siglo IV a. C.
2. Indica cuáles de las siguientes afirmaciones son verdaderas y cuáles falsas. Razona tu respuesta.
a) Atenas nunca se recuperó de su derrota en la guerra del Peloponeso; b) Filipo II logró someter a las polis griegas bajo su dominio;
c) Aristóteles promovió el imperialismo de Alejandro Magno; d) En
la Academia de Atenas se enseñaba zoología y botánica; e) La
escuela cirenaica proponía como bien supremo el placer.
◗◗ 58
La vida filosófica de la época giró alrededor de estas escuelas, aunque el sabio
más relevante fue Aristóteles. Con él,
la filosofía seguía irradiándose desde
Atenas, a la vez que alcanzaba una
extensión y profundidad que pocas
veces después se ha igualado. Gracias al
Estagirita, el saber filosófico y las ciencias naturales vieron sus fronteras tan
dilatadas como el nuevo imperio que
su discípulo Alejandro había creado.
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
2. La filosofía de la naturaleza:
los seres corpóreos
En los libros de la Física, Aristóteles se ocupó de los seres corpóreos naturales y se propuso explicar sus cambios y los elementos que los componen.
Platón también había admitido la realidad del mundo sensible, pero apenas se había preocupado por observarlo y explicarlo, ya que para él la verdadera realidad se hallaba en el plano suprasensible; de hecho, consideraba que las realidades sensibles son causadas por las ideas en cuanto
participan de ellas.
Aristóteles, por el contrario, centró sus investigaciones en las cosas materiales, individuales y cambiantes. De hecho, el Estagirita criticó a su maestro por dividir innecesariamente la realidad en dos mundos: solo existe
uno, el mundo sensible, individual y concreto, que contiene, a la vez, unos
principios –unas esencias o formas– que son los que configuran las diversas realidades. Así, por ejemplo, se ha de afirmar que lo que existe realmente es este caballo (singular y concreto), que contiene una esencia universal que lo hace ser lo que es.
◗ 2.1. EL MOVIMIENTO Y LA TEORÍA HILEMÓRFICA
Todos los filósofos anteriores, de un modo u otro, enfrentaron el «ser» (lo
estable e inmutable) con el devenir (el no ser). Para estos pensadores era
absurdo que los entes –es decir, lo que es– dejaran de ser. No es extraño,
por ello, que algunos negaran la posibilidad del cambio y condenaran a los
entes móviles (como los denominaba Aristóteles) al mundo de la apariencia, o que otros afirmaran que nada es y que la única realidad es el movimiento.
Figura cinética, de E. G. Klien, s. XX. Aristóteles dio
una nueva solución a un problema con el que se
habían enfrentado todos los filósofos anteriores: el
movimiento.
Aristóteles, sin embargo, aceptó como evidente lo que observaba a su alrededor: la existencia de una gran diversidad de seres singulares que se mueven y se transforman. Pero del hecho de que las cosas sensibles estén sujetas al devenir no dedujo que fueran meras apariencias (como había
afirmado Parménides) ni que constituyeran una especie de realidad disminuida (como había sostenido Platón). Partiendo de esta premisa, la
tarea se centraba en desvelar cómo eran compatibles el cambio y la transformación de las cosas con su carácter de entes.
En primer lugar, Aristóteles se enfrentó con el problema del movimiento.
Para desvelar su auténtica naturaleza recurrió a las nociones máximamente universales de acto y potencia. Para el Estagirita, el análisis del cambio revela que:
a) Frente a la opinión de Heráclito, en todo cambio siempre hay algo, un
sustrato o sujeto que permanece y que gana o pierde algo. Así, lo que
cambia o se mueve es siempre un sujeto. Pero, además, ese sujeto
adquiere siempre una perfección. Denominó a esta perfección acto, y
constituye el término y fin del movimiento. Es decir, este cesa cuando
el acto ya se ha adquirido;
Esencia: aquello que hace que algo sea lo
que es, lo que determina la naturaleza o
modo de ser y obrar de una cosa, y le proporciona unidad y estabilidad. Esta palabra
procede del latín essentia, que es la traducción del término griego ousía. A veces, Aristóteles entendió este término como sinónimo de forma o idea, o de sustancia.
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3
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Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
b) Para adquirir un acto o perfección, el sujeto tiene que poder realmente
adquirirlo, es decir, debe estar en potencia respecto a aquel. Así, por
ejemplo, una semilla de olivo está en potencia de engendrar otro olivo,
pero una semilla de almendro no lo está. La potencia es una realidad
intermedia entre el ser y el no ser; es un no ser todavía que hace posible el movimiento. No es algo terminado, como el acto; pero no es solo
carencia, sino capacidad real de llegar a uno o a varios actos o perfecciones.
1 «Así, en un sentido se llama naturaleza [sustancia] a la materia primera
que subyace en cada cosa que tenga
en sí misma un principio del movimiento y del cambio. Pero, en otro sentido, es la forma o la especie según la
definición. […] Así, en este otro sentido, la naturaleza [...] sería la forma o la
especie, la cual solo conceptualmente
es separable de la cosa.»
Aristóteles, Física, II, 1, 193 a-b,
Gredos, Madrid, 1998, pág. 133.
Según lo anterior, Aristóteles definió el movimiento en el libro III de la
Física como «la actualidad de lo potencial en tanto que está en potencia»,
es decir, como el paso de ser en potencia a ser en acto. Es un acto imperfecto que está entre la potencia y el acto.
A partir de su explicación del movimiento, Aristóteles pudo elaborar su
teoría sobre la estructura última de los seres materiales, a la que se ha
denominado hilemorfismo. Así, Aristóteles llamó al sustrato que permanece en el cambio de los entes materiales materia (hylé), que constituye el
principio potencial y, por lo tanto, indeterminado. A aquello que cambia
lo llamó forma (morfé), y constituye el principio que actualiza o determina –da forma– a la materia. Ambos, materia y forma, no existen ni tienen realidad en sí mismos, sino que son dos coprincipios de una realidad:
cada uno de ellos solo puede ser en el otro. 1
Así como el análisis del movimiento condujo a Aristóteles al descubrimiento de los principios intrínsecos de la realidad sensible –materia y
forma–, la indagación de los tipos de movimiento le permitió concluir
que hay, esencialmente, dos tipos de composición entre estos dos principios: sustancia/accidentes y materia prima/forma sustancial.
a) La realidad corpórea puede sufrir cambios en los que adquiere o pierde
perfecciones que no transforman su naturaleza. Así, la planta de trigo
cambia de color al madurar, pero no deja de ser trigo. Este movimiento
se llama accidental, porque las perfecciones aludidas reciben el nombre de accidentes o formas accidentales.
Detalle de un friso del Partenón, s. V a. C. El análisis
del movimiento condujo a Aristóteles al descubrimiento de los principios intrínsecos de la realidad
sensible.
Hilemorfismo: teoría aristotélica según la
cual toda la realidad sensible está constituida, en último término, por dos principios:
materia y forma. El término hilemorfismo es
el resultado de unir las palabras griegas hylé
y morfé, que significan «materia» y «forma»,
respectivamente.
Además, Aristóteles dedujo que debe de existir un sujeto que sufra este
tipo de cambio, al que designó como sustancia o materia segunda. De
este modo, una planta de trigo considerada en sí misma sería la sustancia y el color verde o amarillo serían accidentes en esa planta. Los accidentes serían, por lo tanto, propiedades sensibles de las cosas que son
en la sustancia.
b) Observamos que hay cambios en los que unas sustancias se transforman
en otras completamente distintas, como cuando una semilla de trigo se
convierte en una planta de trigo: es el denominado cambio sustancial.
Según Aristóteles, este tipo de cambio exige distinguir dos principios en
toda sustancia: la materia prima y la forma sustancial. La materia
prima es el sujeto que permanece en este tipo de cambio, mientras que
lo que cambia es la forma sustancial, que es sustituida por otra nueva.
◗◗ 60
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
En el ejemplo anterior, la materia prima es común a la semilla y a la
planta, pero en la transformación la forma sustancial de la semilla se ha
sustituido por la forma sustancial de planta.
Aristóteles concibió la materia prima como el sustrato del que están
hechas todas las cosas materiales y la forma sustancial como el acto que
determina la potencialidad de la materia prima y dota a la sustancia de
una determinada naturaleza o forma de ser. Como la forma sustancial es
lo que proporciona la esencia a las cosas concretas, recuerda a la idea platónica, pero sin estar separada de las cosas mismas.
◗ 2.2. LAS CUATRO CAUSAS
Siguiendo las huellas de los presocráticos y de Platón, Aristóteles consideró que, frente a la opinión, el verdadero saber –la ciencia– exige conocer el porqué de las cosas. Por tanto, una vez que se ha mostrado la articulación interna del movimiento y, a través de este, la de las sustancias
corpóreas, es necesario remontarse a sus causas y principios.
En el libro VII de la Metafísica formuló el principio de causalidad, donde
afirmó que «todo lo que llega a ser es por una causa», es decir, todo lo que
se mueve ha de ser movido por otro ser en acto y, por consiguiente, es la
causa de la que necesariamente depende ese movimiento.
Según el de Estagira, Tales y los primeros presocráticos solo habían buscado la causa material (el arjé); Platón había dado un paso más, pues añadió a la causa material la causa formal (las formas o ideas). Sin embargo,
para él, era preciso postular dos causas más que dieran razón completa del
porqué de las cosas. Distinguió, por tanto, cuatro causas: material, formal, motora y final. La primera de ellas está relacionada con la potencia y
las otras tres, con el acto. 2
a) Causa material: materia a partir de la cual se produce algo.
b) Causa formal: forma que otorga a la cosa un determinado modo de ser.
c) Causa motora o eficiente: ser en acto que produce el movimiento propiamente dicho, sea este accidental o sustancial.
d) Causa final: término al que tiende el movimiento; para Aristóteles es la
causa de la que dependen todas las demás. En la naturaleza nada se hace
sin una finalidad, pues todas las causas motoras dirigen sus efectos
hacia algún fin.
Esclavo atlante (inacabado), de Miguel Ángel, s. XVI.
El principio de causalidad afirma que «todo lo que
llega a ser es por una causa».
2
«Se dice que es causa aquel constitutivo interno de lo que algo está
hecho, como por ejemplo, el bronce
respecto de la estatua. […] En otro
sentido es la forma o el modelo, esto
es, la definición de la esencia y sus
géneros, […] y las partes de la definición. En otro sentido es el principio primero de donde provienen el cambio o
el reposo, como el que quiere algo es
causa, […] y en general el que hace
algo respecto de lo hecho. […] Y en
otro sentido causa es el fin, esto es,
aquello para lo cual es algo, por ejemplo el pasear respecto de la salud.»
Aristóteles, Física, II, 3, 194 b,
Gredos, Madrid, 1998,
págs. 139-140.
ACTIVIDADES
3. Revisa la teoría de las ideas en la unidad 2 e indica
las semejanzas y diferencias entre la noción de idea
platónica y la de forma aristotélica.
4. Elabora un esquema donde se distingan los dos géneros de movimiento, según Aristóteles, y su correspondencia con los dos tipos de composición de materia
y forma.
5. En el cambio de una semilla de olivo a una nueva
planta intervienen, según Aristóteles, las cuatro causas: una materia prima común (causa material); una
nueva forma sustancial que aparece en la planta (forma sustancial); un olivo anterior, que produjo la
semilla (causa motora); y una finalidad: perpetuar la
especie olivo (causa final). Argumenta si el ejemplo
es adecuado. ¿Podrías proponer otro?
61 ◗◗
3
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Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
3. La filosofía primera:
el ser en cuanto ser
»
El término metafísica en griego significa «más allá de la física». Fue
empleado por Andrónico de Rodas
(siglo I a. C.) para designar los libros
que venían a continuación de la
Física. Además de reflejar una cuestión de orden material, expresa con
acierto que esta disciplina se ocupa
de aquello que trasciende lo material
y sensible.
A la vez que mostró un gran interés por la filosofía de la naturaleza, cuyo
objeto de estudio es la realidad sensible y cambiante, Aristóteles también
se dedicó a la filosofía primera o metafísica, que tiene como fin el estudio
de las realidades permanentes y no materiales que solo pueden ser captadas mediante el intelecto.
El de Estagira señaló que el objeto de la metafísica es el ser en cuanto ser,
es decir, todo lo que es, y las primeras causas y primeros principios. Para
él, la filosofía primera también incluye una reflexión sobre Dios, ya que es
la causa suprema de toda la realidad y trasciende el mundo físico.
◗ 3.1. EL SER Y EL PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN
»
Por su relación con el significado, los
conceptos o términos se dividen en: a)
unívocos: tienen un único significado
(por ejemplo, animal respecto a los
vivientes dotados de sensibilidad); b)
equívocos: sus significados se refieren
a realidades diferentes (por ejemplo,
vela); c) análogos: tienen una razón
común, aunque se refieren a realidades diferentes (por ejemplo, sano
remite a un ser humano, a su aspecto
y a un alimento).
La noción de ser ya había sido formulada anteriormente por Parménides,
quien la entendió de un modo unívoco, es decir, como un todo compacto,
único e inmutable. Sin embargo, Aristóteles no aceptó esta visión y aportó
un nuevo enfoque al sostener que «el ente [ser] se dice en varios sentidos,
aunque en orden a una sola cosa y a cierta naturaleza única, y no equívocamente […]» (Metafísica IV, 2, 1003 a). De este modo mostraba cómo,
por una parte, el término ser es análogo: mantiene un significado fundamental (todas las cosas son) y, por otra, se aplica a la vez a muchas realidades (ya que todas las cosas son de modos distintos).
A partir de la analogía aplicada al ser, Aristóteles ofreció una explicación
de la realidad que hacía compatibles elementos inmutables y suprasensibles –el ser no cambia y es común a todo lo real– con la pluralidad y el
cambio –los modos de ser son enormemente variados–. Con este planteamiento, no solo superó la postura de Parménides, sino también la de
Heráclito, quien había concebido el ser como algo equívoco, es decir,
como una multiplicidad de seres en perpetuo movimiento y sin conexión
entre sí.
Otra consecuencia de la analogía del ser fue la nueva formulación aristotélica del principio de no contradicción: «es imposible ser y no ser al
mismo tiempo y en el mismo sentido». Parménides también lo había formulado, pero sin el matiz que aportaba la segunda parte del enunciado:
«al mismo tiempo y en el mismo sentido». Esto lo había conducido al
monismo y al inmovilismo exagerado, al no dejar resquicio alguno entre
el ser y el no ser.
Aristóteles afirmó que el principio de no contradicción no se puede
demostrar, ya que es el primer principio –evidente y necesario– de la realidad física y del conocimiento racional. Por ser evidente, solo se puede
mostrar, es decir, advertir a quien lo niegue de lo incoherente y absurdo de
su tesis. En el libro IV de la Metafísica llegó a decir que quien lo negase
sería semejante a una planta y no debería hablar, ya que sin este principio
es imposible afirmar o negar cosa alguna.
◗◗ 62
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
◗ 3.2. CLASIFICACIÓN DE LOS SERES: LAS CATEGORÍAS
Aristóteles clasificó los seres en diez categorías o modos generales de ser
en el orden real (ontológico), que se corresponden con la clasificación
general de los conceptos en el orden lógico. Son la sustancia y nueve tipos
de accidentes: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación, posesión, acción y pasión. 3
Como ya se ha indicado, la sustancia es aquello que permanece en los
cambios accidentales, por lo que, según el de Estagira, se define como
aquello que es en sí, ya que no se sustenta en otro sujeto, y es por sí, porque no depende de otro para existir. En sentido estricto, Aristóteles aplicó
el término sustancia (ousía) a los seres individuales, a los que denominó
sustancia primera, ya que son lo primero que conocemos (por ejemplo,
Sócrates o este gato). También utilizó el término sustancia en sentido
secundario, sustancia segunda, aplicado al concepto universal que se
forma en la mente por la abstracción a partir de los individuos (por ejemplo, el concepto de hombre o el de animal). Solamente las sustancias primeras existen en la realidad; las sustancias segundas, en cambio, solo están
en nuestro entendimiento.
3 «Las [categorías] significan la sustancia, la cantidad, la cualidad, la relación, el lugar, el tiempo, la posición, la
posesión, la acción y la pasión. Es sustancia, por ejemplo, ser humano; cantidad, de dos varas de largo, de tres
varas de largo; cualidad, blanco, gramático; relación, doble, mitad, más
grande; lugar, en el Liceo, en el Foro;
tiempo, aquí, el año pasado; posición,
acostado, sentado; posesión, calzado,
armado; acción, corta, quema; pasión,
cortado, quemado.»
Aristóteles, Categorías, IV, lb,
Gredos, Madrid, 1988, pág. 10.
Los accidentes, por su parte, son modificaciones que sobrevienen a la sustancia; son algo real, pero en cuanto se unen a ella. A diferencia de la
sustancia, no existen en sí y por sí, sino en otro sujeto del que dependen,
que es la sustancia.
◗ 3.3. LA CAUSA PRIMERA
La filosofía primera también tiene por objeto la causa primera de todos
los entes, cuestión que Aristóteles desarrolló en el libro VIII de la Física y
en el XII de la Metafísica.
En el libro VIII de la Física, sostuvo que todo movimiento requiere una
causa motora, distinta de lo movido. Como es imposible una serie infinita
de motores y cosas movidas, ha de concluirse que ha de existir una primera causa del movimiento, a su vez inmóvil, a la que llamó Primer
Motor Inmóvil. Esta sustancia tiene que ser, por lo tanto, eterna e inmaterial.
Por otro lado, en el libro XII de la Metafísica partió de
la generación y corrupción de los seres para llegar a la
realidad de una sustancia superior o Acto Puro. Si no
existiera esta sustancia superior, todas las demás sustancias no existirían, es decir, no habría generación ni
corrupción, pues, para pasar de la potencia al acto,
hace falta que haya algo en acto que cause ese cambio.
Ese algo, en último término, solo puede ser el Acto
Puro, ya que, si tuviera algo de potencia, debería haber
sido causado por otro acto. Aristóteles entendió que
este ser superior ha de ser trascendente al mundo, pues
no hay en él mezcla alguna con la potencia.
ACTIVIDADES
6. Recuerda las posturas de Heráclito y de Parménides analizadas en la unidad 1 e indica las semejanzas y diferencias respecto a la posición aristotélica.
7. Indica si las siguientes afirmaciones responden al
pensamiento de Aristóteles. Justifica tu respuesta.
a) Las categorías son accidentes de los seres; b) La
sustancia primera es aquella que es en sí y por sí,
y además es real; c) El Primer Motor Inmóvil es
eterno y acto sin mezcla de potencia.
63 ◗◗
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
4. Los seres vivos y el ser humano
Además de sus investigaciones acerca de la filosofía de la naturaleza y de
la filosofía primera, Aristóteles dirigió su atención hacia la realidad de la
vida, los principios que la constituyen y las clases en que se divide. Se ha
llegado a afirmar que fue el primer biólogo de la historia, por ser el primero que trató de observar, clasificar y describir a los seres vivos.
4
«El alma es la entelequia [acto] primera de un cuerpo natural que en
potencia tiene vida. Tal es el caso de
un organismo. […] Por tanto, si cabe
enunciar algo en general acerca de
toda clase de alma, habría que decir
que es la entelequia primera de un
cuerpo natural organizado.»
Aristóteles, Acerca del alma, II,
1, 412 a-b, Gredos, Madrid,
1988, págs. 168-169.
En primer lugar, distinguió entre seres animados e inanimados. Los primeros son aquellos que están dotados de movimiento propio, es decir, que
tienen su origen en un principio intrínseco. Un ser animado actúa y se
mueve por sí mismo, a diferencia de los seres inanimados que, en todo caso,
son movidos: su movimiento les viene de algún principio extrínseco (una
piedra, por ejemplo, puede sufrir transformaciones, pero estas no dependen
de ella, sino de agentes exteriores: la erosión, el ser humano, etc.).
El primer principio de la vida es el alma, que Aristóteles definió como
«acto primero de un cuerpo organizado». De ella dependen los que denominó «principios segundos». Estos son los órganos corporales y las facultades cognoscitivas y apetitivas a través de los cuales los seres animados (es
decir, dotados de ánima, «alma» en latín) realizan sus operaciones vitales.
El alma, en definitiva, es lo que hace que un ser esté vivo y posea un determinado modo de vida. 4
◗ 4.1. LA TEORÍA HILEMÓRFICA Y LOS SERES VIVOS
Como se desarrolló en el epígrafe 3, Aristóteles profundizó en la estructura
de los seres corpóreos a través de la teoría hilemórfica. De manera semejante, el filósofo de Estagira aplicó la teoría hilemórfica para desvelar la
estructura de los seres vivos.
En efecto, el alma constituye la forma de un cuerpo apto para la vida. El
cuerpo es entonces el principio material (materia) y potencial al que el alma
da forma y actualiza. Por consiguiente, Aristóteles sostuvo la unión sustancial entre alma y cuerpo; no son dos sustancias, sino dos coprincipios de
una única realidad: el ser vivo. De este modo, resolvió el problema del dualismo antropológico de Platón, para quien solo cabía una unión accidental
entre alma y cuerpo.
Según las distintas funciones que poseen los seres vivos, Aristóteles distinguió tres tipos de alma, que dan lugar a otros tantos tipos de vida:
a) vida vegetativa, cuyas funciones son la nutrición, el crecimiento y la
generación;
b) vida sensitiva, que, además de las funciones anteriores, se caracteriza
por el conocimiento sensible, el apetito sensible y la capacidad locomotriz;
Escuela de Atenas (detalle), de Rafael, s. XVI. Lo propio del ser humano es la inteligencia –por la que
conoce las esencias de las cosas- y la voluntad –por
la que quiere libremente–.
c) vida intelectiva, que añade a las funciones anteriores el conocimiento
intelectual y el apetito racional o voluntad. Esta vida corresponde exclusivamente al ser humano.
◗◗ 64
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
◗ 4.2. LA VIDA INTELECTIVA: CONOCIMIENTO
Y APETITOS EN EL HOMBRE
Aristóteles, como ya hiciera anteriormente Platón, diferenció entre conocimiento sensible e intelectual.
El conocimiento sensible
Este tipo de conocimiento es común al ser humano y a los animales, y en
él se perciben solamente formas sensibles que se corresponden con formas accidentales o cualidades en las cosas reales. El conocimiento de las
formas sensibles se realiza a través de dos tipos de sentidos:
• Sentidos externos: son la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, y captan las cualidades simples que se encuentran en las cosas, como un color
o un sabor.
• Sentidos internos: son el sentido común, cuya función consiste en unificar los cinco sentidos externos de manera que se aprecie el objeto sensible en su unidad, y la imaginación, que permite conservarlo y reproducirlo cuando no está presente. No obstante, en algunos lugares añadió
la memoria sensible y la experiencia sensible. Además, los sentidos
internos captan las cualidades complejas que se dan también en las cosas,
como un movimiento local o la figura de un cuerpo.
El conocimiento intelectual
El intelecto humano, a su vez, es exclusivo del ser humano y en él se obtienen formas inteligibles. Sin embargo, el intelecto necesita partir de los
datos de los sentidos, ya que sin ellos es como un papel en blanco. No consideró, como Platón, que el alma tuviese un conocimiento previo de lo universal que se actualizase con el conocimiento de lo sensible.
Aristóteles, de P. Berruguete, s. XVI. Según Aristóteles, gracias al intelecto paciente es posible el conocimiento ordenado y sistemático de la ciencia.
El de Estagira consideró que la imaginación aprehende las formas inteligibles que existen realmente en las cosas concretas. Ahora bien, en las imágenes estas formas están presentes solo en potencia. Ha de existir, por lo tanto,
un principio que actualice esa potencialidad, de manera que de la imagen
sensible pueda surgir el concepto universal. Aristóteles llamó a este principio intelecto agente.
Así, por ejemplo, gracias al intelecto agente, se abstrae la idea de caballo a
partir de la imagen sensible de este caballo. A esta actualización se la ha
denominado abstracción. Una vez abstraído el concepto, entra en escena
otro principio de la inteligencia –que Aristóteles denominó intelecto
paciente–. Este intelecto es, en realidad, la misma inteligencia que recibe los
conceptos y los une o separa en juicios y razonamientos, lo que posibilita el
conocimiento ordenado y sistemático de la ciencia.
Los apetitos o tendencias
Conocer: acción mediante la que, según
Aristóteles, se poseen formas de un modo
intencional –el objeto conocido remite a una
realidad que está más allá del sujeto que
conoce– e inmaterial –el sujeto capta una
imagen o una idea, pero respetando la realidad aprehendida–.
En cuanto a los apetitos o tendencias, Aristóteles afirmó que el ser humano
comparte con los animales irracionales el apetito sensible, es decir, aquel
por el que tendemos hacia lo que los sentidos presentan como agradable y
rechazamos lo que aparece como desagradable.
Abstraer: separar intelectualmente las cualidades de una cosa para contemplar su esencia o forma inteligible. Para Aristóteles,
conocer intelectualmente es abstraer, ya que
el intelecto agente accede al concepto universal o idea, separando la forma inteligible
de las formas sensibles.
65 ◗◗
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
Por encima del apetito sensible se encuentra el apetito racional o voluntad, que es el que mueve hacia el bien captado por el intelecto. La
voluntad es exclusiva del ser humano. Así, este se mueve a obrar gracias al
bien que el intelecto conoce. Además, frente al intelectualismo socrático,
Aristóteles presenta en este punto dos novedades. Por un lado, la acción
humana supone, por parte del intelecto, un acto de deliberación sobre
los medios más convenientes para alcanzar aquel bien y, tras este, el acto
de elección donde ha de intervenir activamente el apetito racional o
voluntad.
◗ 4.3. EL ORIGEN Y DESTINO DEL ALMA HUMANA
Aristóteles no habló de forma explícita sobre un origen del alma humana
distinto de la del resto de los seres animados, lo que parece indicar que
sostenía que provenía de los padres por generación. Solo origina dudas
acerca de esto un pasaje de difícil interpretación, donde escribió que el
intelecto «viene de fuera y que solo él es divino».
Victoria de Samotracia, escultura griega, s. II o III a.
C. Aristóteles no dejó nada escrito sobre el destino
de la dimensión inmortal del hombre tras separarse
del cuerpo.
También resulta confusa la doctrina aristotélica acerca de la inmortalidad
del alma humana. La interpretación más común es que, tras la muerte,
solo permanece la parte intelectiva del alma, que en el tratado Acerca del
alma redujo al intelecto agente. 5 En cualquier caso, nada dejó escrito
sobre lo que le ocurre a esa parte inmortal después de sobrevivir al cuerpo.
Con estos planteamientos, parece lógico que la filosofía cristiana medieval, en un principio, secundara la explicación platónica sobre el hombre y
mirara con recelo la aristotélica.
5. La ciencia y sus clases
5 «Una vez separado [el intelecto
agente] es solo aquello que en realidad
es y únicamente esto es inmortal y
eterno.»
Aristóteles, Acerca del alma, III,
5, 430 a, Gredos, Madrid,
1988, pág. 234.
Aristóteles, al igual que su maestro Platón, consideró que la ciencia es un
conocimiento intelectual sobre lo universal y permanente, pero rectificó la
doctrina de su maestro al sostener que las sustancias corpóreas no están
excluidas del saber científico.
Como se ha señalado con anterioridad, el Estagirita pensó que las realidades sensibles poseen una forma o esencia permanente, susceptible de ser
captada por el intelecto. De este modo, definió la ciencia como aquel
conocimiento que es universal y necesario, que aprehende las esencias de
las cosas y las explica por sus causas.
Por otro lado, Aristóteles clasificó las ciencias en tres grandes grupos:
• Ciencias teóricas o especulativas: su fin es el conocimiento en cuanto
tal y no la acción o producción de algo. Entre ellas se encuentran:
a) Física: su objeto son los seres corpóreos y sus movimientos;
b) Matemática: se ocupa de realidades relacionadas con la materia,
pero inmóviles;
c) Filosofía primera (metafísica): trata de principios no materiales y
no sometidos al movimiento.
◗◗ 66
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
• Ciencias prácticas: su fin es la acción o praxis en cuanto encaminan al
ser humano a obrar adecuadamente. Entre ellas se encuentran:
a) Política: estudia la organización y el gobierno de la polis;
b) Económica: reflexiona sobre el gobierno de la casa;
c) Ética o moral: versa sobre la dirección de la conducta del ser
humano individual.
Aristóteles distinguió entre praxis y póiesis. La acción o praxis es el
obrar humano cuyo fin es él mismo y beneficia o perjudica, en primer
lugar, al agente. Un ejemplo de praxis sería el estudio. La producción o
póiesis, en cambio, es el obrar humano cuyo fin es exterior al agente y
no lo perfecciona éticamente. Un ejemplo de póiesis sería la construcción de una vivienda o la fabricación de una jarra.
• Ciencias productivas: orientan a la producción o póiesis y son tan
numerosas como numerosas son las cosas que puede construir el ingenio humano; ejemplos de estas ciencias serían la medicina o la música.
A los tres grupos anteriores, el de Estagira, añadió un cuarto:
• Ciencias instrumentales: resultan imprescindibles para poder desarrollar el
resto de las ciencias. Distinguió dos ciencias de este tipo:
a) Lógica: examina el funcionamiento
del conocimiento humano en sus operaciones fundamentales: los conceptos, los juicios y los razonamientos;
b) Gramática: estudia la estructura y el
orden de las palabras.
Página ilustrada de una edición de la obra de Aristóteles Sobre el cielo, s. XVI. Este filósofo sostuvo que
también las realidades materiales pueden ser objeto
de estudio del saber científico.
ACTIVIDADES
8. Señala cuáles de las siguientes afirmaciones son aristotélicas
y cuáles son platónicas. Justifica tu respuesta.
a) El intelecto humano, al nacer, es como un papel en blanco;
b) El alma humana preexiste al cuerpo; c) El conocimiento
intelectual se realiza mediante abstracción; d) Conocer intelectualmente es despertar ideas que ya habíamos conocido;
e) El alma humana es inmortal.
9. Realiza un esquema de los tipos de ciencia según Aristóteles.
6. La ética
La ética como saber filosófico surgió en Grecia cuando Sócrates se planteó, como una exigencia de cada ser humano, el logro de una vida buena,
es decir, la perfección del propio modo de ser del hombre. Por lo tanto,
frente a los sofistas, Platón y su maestro no buscaron la virtud en el poder
social y político, sino en una dimensión del alma que permite aquella perfección interior. Pero el alma, según la doctrina platónica, solo puede ser
virtuosa si se esfuerza por retornar al mundo de las ideas (véanse las unidades 1 y 2).
Aristóteles siguió los pasos de su maestro, por lo que su moral se puede
caracterizar también como una búsqueda de la vida buena, es decir, de la
felicidad (eudaimonía). Sin embargo, en coherencia con su visión del ser
humano y del mundo físico, rechazó el recurso platónico a un mundo
separado de ideas.
67 ◗◗
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
Aristóteles se ocupó extensamente del obrar humano, al que dedicó tres
de sus obras: Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo y Gran ética. En ellas,
dedicó amplio espacio a dos conceptos fundamentales:
a) El bien: lo entiende como fin de la conducta humana y en él funda toda
su reflexión sobre la moral; de ahí que se haya calificado su ética de
teleológica;
b) La virtud: es el camino que conduce al bien propio del hombre; por
ello, la ética aristotélica se puede considerar también como una ética de
virtudes.
◗ 6.1. EL BIEN Y EL FIN ÚLTIMO
El bien, para Aristóteles, ya no es la idea suprema platónica, separada de la
realidad sensible y principio de todo. El bien depende de la manera de ser
(naturaleza) de cada tipo de realidad; como existe una pluralidad de
seres diferentes, también existe una gran variedad de bienes. El bien se
identifica con la perfección de cada tipo de ente por lo que es causa final
o término de sus acciones; de ahí que lo defina como aquello hacia lo que
todas las cosas tienden.
El bien supremo o fin último propio del ser humano, para Aristóteles, es
aquel al que se subordinan todos los demás bienes sin estar él subordinado
a ningún otro. Los seres humanos se hacen buenos en la medida en que
aprenden a identificar este bien y tratan de alcanzarlo.
Fotograma de la película Alejandro Magno, dirigida
por O. Stone, en 2004. Aristóteles dialoga en esta
escena con el joven Alejandro. El filósofo intentó
enseñar a vivir virtuosamente a su discípulo.
6
«El bien del hombre es una actividad del alma de acuerdo con la virtud,
y si las virtudes son varias, de acuerdo
con la mejor y más perfecta, y además
en una vida entera. Porque una golondrina no hace verano, ni un solo día, y
así tampoco ni un solo día ni un instante [bastan] para hacer venturoso y
feliz.»
Aristóteles, Ética a Nicómaco, I,
1098 a, Gredos, Madrid, 1995,
pág. 142.
En efecto, el fin último es el único bien que proporciona la felicidad plena;
sin embargo, existen otros bienes que también ejercen un atractivo sobre
el ser humano y que pueden ser confundidos con el bien supremo. Así, los
placeres del cuerpo, que esclavizan al hombre, pues lo someten a lo sensible; las riquezas, que son solo medios, pero no fines; y los honores, que
provienen de la estima de los demás y que nos hacen dependientes de
ellos.
El auténtico bien supremo para el ser humano, según Aristóteles, se
encuentra en la vida intelectual, porque esta consiste en el ejercicio de la
inteligencia, que es la facultad más alta del alma. Por ello, el hombre solo
puede ser plenamente feliz cuando se ocupa de la ciencia teórica más elevada, la filosofía primera, ya que su objeto es el ser en general y el Acto
Puro, cumbre de todos los seres y perfecciones. 6 Es posible, de hecho,
que alguien no pretenda como fin último la vida intelectual y persiga el
honor o el placer, pero ese hombre, afirma Aristóteles, nunca alcanzará la
verdadera felicidad.
◗ 6.2. LA NATURALEZA DE LA VIRTUD
Teleología: doctrina filosófica que estudia la
realidad en función de sus fines; esta palabra procede del griego telos, «fin» y logos
«argumento» o «razón».
Al igual que Sócrates y Platón, Aristóteles estimó que la virtud es algo que
perfecciona al ser humano, lo ayuda a actuar bien y lo pone en el camino
hacia una vida plena. Sin embargo, ofreció explicaciones más precisas que
ellos acerca de su naturaleza. La verdadera virtud se define, según él, como
un hábito que reúne tres rasgos: es adquirido, operativo y voluntario.
◗◗ 68
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
7
• La virtud es un hábito adquirido; porque es una cualidad o disposición estable (hábito) que se asienta sobre alguna facultad del hombre
como, por ejemplo, la inteligencia y que se obtiene por la constante
repetición de actos. 7; no es algo, por lo tanto, con lo que el ser humano nazca.
«De ahí que las virtudes no se produzcan ni por naturaleza ni contra
naturaleza, sino que nuestro natural
puede recibirlas y perfeccionarlas
mediante la costumbre [hábito].»
• La virtud es un hábito operativo; porque posibilita la adecuada realización de los actos propios de la facultad que perfecciona. De este
modo, predispone al hombre a actuar de un modo determinado.
Aristóteles, Ética a Nicómaco, II,
1103 a, Gredos, Madrid, 1995,
pág. 169.
8
• La virtud es un hábito voluntario; porque el camino de la virtud conlleva deliberación y elección, es decir, requiere la intervención del intelecto y la voluntad.
«Es, por tanto, la virtud un modo de
ser selectivo, siendo un término medio
relativo a nosotros, determinado por la
razón y por aquello que decidiría el ser
humano prudente. Es un medio entre
dos vicios, uno por exceso y otro por
defecto.»
Como ya se expuso, el acto voluntario requiere el conocimiento del fin, la
decisión de alcanzarlo, la elección de los medios y la firmeza en el obrar.
Esto se opone al intelectualismo de la ética socrática, ya que el hombre no
siempre se aparta del bien por ignorancia, sino que a veces, voluntariamente, decide subordinar el bien superior a otros bienes inferiores o sensibles. El ser humano, por lo tanto, es responsable de su propio carácter ya
que él mismo lo forma mediante los hábitos que adquiere.
Aristóteles, Ética a Nicómaco, II,
1106 b-1107 a, Gredos, Madrid
1995, pàg. 169
◗ 6.3. LAS CLASES DE VIRTUDES
Aristóteles dividió las virtudes en éticas o morales y dianoéticas o intelectuales. Las primeras se refieren a la praxis. Gracias a ellas, la parte apetitiva del alma –los apetitos sensibles y la voluntad– realiza bien sus actos;
las segundas perfeccionan los actos de la inteligencia humana.
Las virtudes éticas se definen como hábitos voluntarios que consisten en
un término medio entre dos extremos, que son el exceso y el defecto a la
hora de actuar. Así, por ejemplo, serían vicios tanto el comer habitualmente en exceso como comer demasiado poco; la virtud, por el contrario,
consistiría en el hábito de comer lo que es adecuado en cada momento. El
término medio no se entiende en un sentido matemático, sino en relación
al ser humano y sus circunstancias. Según Aristóteles, la razón del hombre
prudente es la que ha de determinar el término medio virtuoso 8. Por
otro lado, término medio no es sinónimo de mediocridad, porque la virtud ética con respecto al bien es excelencia y plenitud.
Aristóteles describió numerosas virtudes éticas. Así, por ejemplo, la fortaleza constituye el medio entre los extremos de la cobardía y la temeridad;
consiste en vencer el temor ante el mal y el sufrimiento. La templanza
establece el justo medio entre la insensibilidad y la intemperancia, moderando el deseo de placer. La justicia consiste en la obediencia a las leyes e
instaura una relación de igualdad con los demás ciudadanos.
Distinguió, asimismo, entre la justicia legal –que relaciona al ciudadano
con la polis–, la justicia distributiva –que reparte proporcionalmente los
bienes y las cargas entre los ciudadanos– y la justicia conmutativa –que
regula las relaciones entre los individuos–.
Miniatura gótica que representa la justicia. Aristóteles dio mucha importancia a la educación ética de los
ciudadanos, especialmente la de aquellos que estaban
destinados a gobernar la polis.
69 ◗◗
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
9
«La amistad es una virtud o algo
acompañado de virtud, y, además, es lo
más necesario para la vida. En efecto,
sin amigos nadie querría vivir, aunque
tuviera todos los otros bienes; incluso
los que poseen riquezas, autoridad o
poder parece que necesitan sobre todo
amigos; porque ¿de qué sirve esta
abundancia de bienes sin la oportunidad de hacer el bien, que es la más
ejercitada y la más laudable hacia los
amigos?»
Aristóteles, Ética a Nicómaco, VIII,
1155 a, Gredos, Madrid, 1995,
pág. 322.
A la justicia hay que añadir la virtud de la equidad, que es el hábito de
interpretar y aplicar la ley respetando la intención del legislador. En la
Ética a Nicómaco resaltó, además, la virtud ética de la magnanimidad, que
es el medio entre los extremos de la pequeñez de ánimo y la vanidad que
exagera el propio mérito. También concedió mucha importancia a la virtud de la amistad. 9
Las virtudes dianoéticas perfeccionan el intelecto y el conocimiento. Las
que hacen bueno al intelecto práctico son el arte, que hace referencia a la
producción o póiesis, y la prudencia, que ayuda a realizar bien la praxis o
acciones cuyo fin se encuentra en ellas mismas y cualifican a quien las realiza. Esta última es reguladora de las virtudes éticas.
En relación con el intelecto teórico surgen tres virtudes: la ciencia, el
entendimiento y la sabiduría. La ciencia ayuda a razonar bien, de manera
que facilita el conocimiento demostrativo de las cosas universales y necesarias. El entendimiento ayuda a conocer bien lo que es evidente, por lo
que favorece el conocimiento de los primeros principios. La sabiduría
viene a ser la suma de entendimiento y ciencia, por lo que perfecciona el
conocimiento de las cosas superiores y divinas. Para Aristóteles, estas virtudes son las más valiosas y, entre ellas, sobresale la sabiduría como virtud
suprema.
Clasificación de las virtudes
Fortaleza
Templanza
Éticas
Perfeccionan los apetitos
sensibles y la voluntad
Justicia
Magnanimidad
Amistad
Perfeccionan el intelecto práctico
Arte y prudencia
Perfeccionan el intelecto teórico
Ciencia, entendimiento
y sabiduría
Dianoéticas
7. La política
bl «De todo esto resulta, pues, manifiesto que la ciudad es una de las
cosas naturales, y que el hombre es por
naturaleza un animal social [zôon politikón], y que el insocial por naturaleza
y no por azar o es mal hombre o más
que hombre.»
Aristóteles, Política, I, 2, 1253 a,
Instituto de Estudios Políticos,
Madrid, 1970, págs. 3-4.
La sociabilidad, para el Estagirita, brota de la misma esencia del ser humano bl. De hecho, quien creyese no necesitar de la sociedad sería una bestia o un dios, pero no un ser humano; este sólo puede desarrollar sus capacidades en su seno. Observó que existen tres niveles de comunidad social:
a) la familia, a la que se pertenece por nacimiento;
b) la aldea, que consiste en una reunión de familias;
c) la polis o ciudad-estado, que es una agrupación de aldeas organizadas
bajo un mismo gobierno. La familia y la aldea anteceden a la ciudad
cronológicamente, pero la polis es anterior a ellas en cuanto a perfección y excelencia, ya que es el fin al que tienden el individuo y las otras
comunidades naturales.
◗◗ 70
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
La polis ha de satisfacer las necesidades materiales de
sus ciudadanos, pero su fin principal consiste, para
Aristóteles, en proporcionar a los ciudadanos una vida
buena y feliz, y para ello ha de promover, ante todo, las
virtudes intelectuales y la justicia (que es la principal
virtud de la sociedad política).
La ciudad se define, por tanto, como la comunidad de
hombres libres orientada a la vida buena. El fin del
individuo y el de la comunidad coinciden: si los individuos son buenos, la polis alcanzará la justicia y viceversa.
Aristóteles rechazó el comunismo platónico, aunque juzgó que la polis
debe impedir que se acumule excesiva riqueza en manos de unos pocos.
Por otro lado, pese a que los individuos y las familias se encuentren
subordinados al fin general de la polis, eso no impide que posean unos
derechos naturales que nunca pueden ser abolidos.
Aristóteles consideró que la mejor organización política es aquella donde
los que gobiernan son idóneos y buscan el bien común por encima de
intereses particulares bm. Distinguió tres sistemas de gobierno buenos y
tres malos:
Vista general del senado de Priene (Asia Menor),
antigua ciudad griega.
• Monarquía o gobierno de un individuo superior en virtud a los demás,
cuya degradación es la tiranía, que es la peor forma de gobierno de
todas las conocidas.
• Aristocracia o gobierno de unos pocos hombres selectos; su degeneración es la oligarquía.
• Politeía («república») o gobierno de muchos hombres buenos, cuya
corrupción es la democracia o, más bien, la demagogia.
bm
«Es evidente, pues, que todos los
regímenes que se proponen como objetivo el bien común son rectos desde el
punto de vista de la justicia absoluta, y
los que solo tienen en cuenta el de los
gobernantes son defectuosos y todos
ellos son desviaciones de los regímenes rectos, pues son despóticos y la
ciudad es una comunidad de hombres
libres.»
Aristóteles, Política, III, 6, 1279 a,
Instituto de Estudios Políticos,
Madrid, 1970, pág. 80.
La monarquía es una forma de gobierno ideal, ya que el gobernante natural sería el hombre que sobresale por encima de los demás en su vida
pública y privada. Sin embargo, este hombre perfecto rara vez existe. Por
ello, la aristocracia parecería ser la solución. Sin embargo, esta sigue
siendo un régimen demasiado ideal, por lo que Aristóteles se inclinó por
la politeía como el más realista.
La politeía constituiría una posición intermedia entre la oligarquía y la
democracia. No podría considerarse una oligarquía, porque gobernarían
los ciudadanos de rentas medias (y no solo los ricos), ni tampoco una
democracia, porque los dirigentes serían una mayoría más o menos competente (se excluiría así a los ignorantes).
Aristóteles presentó sus ideas sobre la adecuada configuración de la polis
en los libros VII y VIII de la Política. Señaló que el número de ciudadanos
debería ser suficiente para poder cumplir su fin pero no excesivo, porque
dificultaría la convivencia. El territorio, a su vez, no debería ser demasiado extenso, ya que fomentaría el lujo y la riqueza, ni debería ser
demasiado reducido, ya que imposibilitaría el cultivo de la inteligencia.
71 ◗◗
Sistemas de gobierno
Persiguen
el bien común
Miran solo el
interés personal
Monarquía
Tiranía
Aristocracia
Oligarquía
Politeía o
«república»
Democracia
o demagogia
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
A semejanza de Platón, el Estagirita concedió gran importancia a la educación de los ciudadanos; toda ella, afirmó, debería estar sujeta al control del
estado (polis). Como su maestro, se opuso a una educación sofística (utilitaria y externa). Lo primero que hay que educar es el cuerpo, como base
para educar el alma. Dio mucha importancia a una educación ética desde
la infancia que preparase bien a los futuros gobernantes de la ciudad.
ACTIVIDADES
10. Explica por qué se ha denominado teleológica y ética de la virtudes
a la moral aristotélica.
Lógica y dialéctica (Platón y Aristóteles), relieve de la
catedral de Florencia (Italia), s. XVI.
11. Señala con qué tipo de virtudes se relacionan estas acciones.
a) Devolver un préstamo; b) Saber muchas matemáticas; c) Reprender a un compañero por haber mentido; d) Esforzarse por estudiar;
e) Reflexionar sobre Dios.
12. Explica la doctrina aristotélica según la cual el fin principal de la
comunidad política es «vivir bien». Indica si, según este autor, es
compatible con otros fines.
13. Repasa la filosofía política platónica analizada en la unidad 2 y señala los puntos de coincidencia y divergencia con el pensamiento político de Aristóteles.
8. Influencias recibidas
y repercusión posterior
Es indudable que la principal influencia sobre el pensamiento de Aristóteles fue Platón. Sin embargo, es necesario recordar en primer lugar cómo
el de Estagira tuvo presentes en sus reflexiones los argumentos y principios de los filósofos presocráticos. De hecho, Aristóteles consideró que su
filosofía era una síntesis y superación del pensamiento anterior.
bn «Pero la dificultad más grande sería
esta: ¿qué es lo que aportan las especies [formas, ideas] a los entes sensibles, tanto a los eternos como a los
sujetos a generación y corrupción? No
son para ellos, en efecto, ni causas del
movimiento ni de ningún cambio. Por
otra parte, tampoco ayudan nada a la
ciencia de las demás cosas (pues las
especies [formas] no son sustancia de
estas; si lo fueran estarían en ellas), ni
a su existencia, ya que no están en los
entes que participan de ellas.»
Aristóteles, Metafísica, XIII,
1079 b, Gredos, Madrid, 1970,
vol. 2, pág. 271.
Así, al describir la causalidad y sus tipos, por ejemplo, advirtió que los primeros filósofos habían identificado únicamente la causa material en sus
análisis del arjé y que la causa formal no había sido conjeturada hasta Platón, quien la situó en las formas o ideas. Confrontó también su noción
análoga de ser con el concepto unívoco de Parménides y, en consecuencia, pudo formular adecuadamente el principio de no contradicción; respecto a Heráclito, rechazó que la realidad fuese un mero fluir sin término.
Aristóteles, tal y como había aprendido en la Academia, defendió la existencia de elementos que trascienden lo material. Sin embargo, a diferencia
de Platón, consideró innecesario suponer la existencia de dos mundos ya
que, en su opinión, solo es posible que una forma determine la esencia de
una cosa si constituye la cosa misma; además, no era preciso otro mundo
para garantizar la inmaterialidad de las formas. La teoría hilemórfica le
pareció suficiente para dar razón de la realidad tanto en su aspecto permanente e inteligible (forma) como en el cambiante y sensible (materia) bn.
◗◗ 72
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
El pensamiento aristotélico repercutió, en primer lugar, entre los alumnos
de la escuela peripatética. Teofrasto (372-287 a. C.), quien le sucedió al
frente del Liceo, defendió las doctrinas de Aristóteles. Posteriormente,
Alejandro de Afrodisia, que dirigió el Liceo entre los años 198 y 211 d. C.,
realizó una interpretación de su pensamiento que sostenía la divinidad del
intelecto agente; estas doctrinas fueron recogidas, a través de la filosofía
árabe, por la filosofía escolástica tardomedieval.
Sin embargo, el pensamiento aristotélico quedó relegado a un segundo plano tanto en la filosofía helenística como en el primer pensamiento cristiano; ambos
se inclinaron por la filosofía platónica. Además, las escasas ideas aristotélicas que lograron perdurar no quedaron libres de interpretaciones platónicas. Los escritos de
Aristóteles, a excepción de sus tratados de lógica (vigentes prácticamente hasta nuestros días), cayeron en el
olvido.
En el mundo árabe, Avicena (980-1037) y Averroes
(1126-1198), entre otros, promovieron su estudio y
comentario. Es famosa la interpretación de la noción
aristotélica de intelecto agente de estos autores: común a
todos los seres humanos, separado de ellos e inmortal.
A través de los autores árabes, las doctrinas aristotélicas influyeron en la
escolástica del siglo XIII. En la universidad de París surgió una corriente
denominada averroísmo latino que defendió una interpretación del aristotelismo poco compatible con la fe y la teología cristianas.
Detalle de un capitel del palacio de los Doges (Venecia, Italia) en el que se representa a Aristóteles, s.
XIV. A través de los autores árabes, las doctrinas aristotélicas influyeron en la escolástica del siglo XIII. En
este siglo, Tomás de Aquino realizó una gran tarea
de asimilación de la filosofía de Aristóteles.
Tomás de Aquino (1225-1274) se enfrentó al averroísmo, pero utilizó la
filosofía aristotélica para explicar racionalmente el mundo en armonía
con la fe. Adoptó, no sin matices, numerosos planteamientos aristotélicos
(el hilemorfismo, la analogía del ser, la abstracción, etc.). También se sirvió el de Aquino de los conceptos aristotélicos de bien, de fin y de su doctrina sobre la virtud.
El interés por la lógica, la gnoseología y la física aristotélicas recobró
fuerza en los siglos XV y XVI, debido al éxodo de intelectuales que huían
desde Bizancio hacia Occidente –especialmente hacia Italia– por la presión de los turcos.
La filosofía moderna, a partir de Descartes (1596-1650), se apartó del
realismo aristotélico. El empirismo y Kant (1724-1804) tuvieron parcialmente en cuenta su pensamiento, pero hasta el siglo XIX –con el resurgir
del tomismo y de filósofos como Franz Brentano (1838-1917)– no reapareció el pensamiento aristotélico.
Ya en el siglo XX, el pensamiento de Aristóteles se ha dejado sentir en
muchos intelectuales. Entre ellos, cabe destacar a algunos filósofos anglosajones como Alasdair MacIntyre (1929), quien propone una ética de virtudes frente a propuestas de corte racionalista o nietzscheano.
73 ◗◗
ACTIVIDADES
14. Confecciona un cuadro cronológico con las principales influencias y repercusiones del
pensamiento aristotélico.
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
9. Las escuelas postaristotélicas
◗ 9.1. EL HELENISMO
La filosofía del helenismo se desarrolló a partir de las escuelas socráticas,
de la Academia y del Liceo, y se concretó en tres corrientes principales: el
epicureísmo, el estoicismo y el escepticismo. Estas reflexionaron principalmente sobre cuestiones éticas y prácticas; solo dedicaron alguna atención a la física o a la metafísica en la medida en que podían fundamentar
el propio sistema ético.
El epicureísmo se apoyó en las enseñanzas de Epicuro (341-270), nacido
en Samos y fundador de una escuela en Atenas. Influido por el materialismo de Demócrito, negó la existencia de todo aquello que no fuera material, por lo que identificó la felicidad con el placer individual.
Según Epicuro, el máximo placer no es el sensible –siempre efímero–, sino
la ausencia de dolor o la tranquilidad del alma (ataraxia). Esta puede
lograrse mediante la virtud de la prudencia (phrónesis). Aunque Epicuro,
según parece, consideró los placeres intelectuales superiores a los sensibles, sus discípulos terminaron por identificar la felicidad solo con estos
últimos.
Estatua de Séneca (Córdoba, España).
La escuela estoica fue fundada en 306 a. C. por Zenón de Citio (Chipre).
Se opuso al materialismo de los epicúreos y sostuvo la existencia de una
ley o logos del universo de la que nada ni nadie puede escapar. Aunque el
hombre puede rebelarse contra su destino, la verdadera libertad consiste
en dejarse llevar «como un perrillo que está atado a un carro en marcha,
para quien lo mejor es seguir su rumbo y no intentar ir en otra dirección».
bo
La felicidad, según los estoicos, no se encuentra en una vida placentera,
sino en vivir según la razón. El alma humana –parte de esa razón universal– es capaz de conocer naturalmente la ley del universo. En consecuencia, la actitud del sabio es la búsqueda de la imperturbabilidad (apátheia);
esto es, la supresión de las pasiones o sentimientos y una vida conforme a
la razón.
«A los inmaduros y los mediocres y
a los menos juiciosos va destinada esta
plática mía, no al sabio. Este no ha de
andar temerosamente ni tanteando con
el pie; pues es tan grande su confianza
en sí mismo que no duda en hacer
frente a la suerte y no está dispuesto a
cederle su posición.»
Séneca, Sobre la tranquilidad
del espíritu, 11, 1. En Diálogos,
Gredos, Madrid, 2000, pág. 353.
Helenismo: período de la cultura griega que
abarca desde Alejandro Magno (siglo IV a. C.)
hasta Augusto (siglo I d. C.). Gracias a la
pretensión de Alejandro de homogenizar
todos los pueblos conquistados, se extendió
por todo el Imperio una variedad de la lengua griega, la koiné o «lengua común». Con
ella, los ideales racionales de Grecia se
difundieron por todo el Mediterráneo.
Estoico ilustre, Séneca nació en Córdoba en el año 4 y murió en Roma
sesenta y un años después. Fiel a la doctrina estoica, aseguró que es sabio
quien se sobrepone a las pasiones y a los males porque los somete a la
razón; en el caso de no poder superarlos, la prudencia lo instará a someterse al destino. Propuso la total serenidad ante la muerte: si solo se debe
temer lo que es incierto, esta no solo se muestra como lo más cierto e
indudable sino que, además, constituye la liberación definitiva. bo
El escepticismo se inició con la escuela fundada por Pirrón (365-270 a.
C.). A diferencia de epicúreos y estoicos, Pirrón supuso que la felicidad no
se encuentra en ninguna certeza o verdad, sino en la ausencia de toda verdad, es decir, en abstenerse de todo juicio (afasia) y en mostrarse indiferente ante todo (ataraxia).
◗◗ 74
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
El escepticismo tuvo éxito en la Academia platónica. Dentro de ella destacó Sexto Empírico (siglo III d. C.). Este autor afirmó que lo único que
podemos conocer son los fenómenos sensibles y, además, solo podemos
saber de ellos que aparecen ante nosotros, pero no si realmente existen
fuera de nuestra mente.
Con estas ideas, Sexto Empírico se adelantó en muchos siglos al fenomenismo de Hume y de Kant. También sugirió Sexto la ataraxia, que cifraba
en la actuación moderada de cada individuo, especialmente, mediante el
respeto a las leyes y a las costumbres sociales.
Con las escuelas helenísticas se cerró una fase de la historia del pensamiento y comenzó otra en que la filosofía se desplazó geográficamente
hacia Alejandría y Roma, ciudades donde nació y tuvo lugar el neoplatonismo.
◗ 9.2. EL NEOPLATONISMO
El neoplatonismo convivió con los primeros siglos del cristianismo y
supuso el intento por recoger y unificar las doctrinas de todas las escuelas
helenísticas. Tuvo una enorme influencia en significativos autores cristianos, como Agustín de Hipona o Pseudo-Dionisio.
Busto de Plotino, procedente de las ruinas de Ostia
(Italia).
Plotino (204-270 d. C.), que fue uno de los neoplatónicos más destacados,
se inspiró fundamentalmente en Platón. Sus obras se han recogido bajo el
nombre de Enéadas. Defendió la existencia de un Primer Principio trascendente (el Uno) que es antes que el ser. No hay que demostrar su existencia, pues basta ver que, si hay multiplicidad, es porque hay unidad.
Todo procede, según Plotino, del Uno por emanación, es decir, gradualmente y en descenso o degradación de la unidad. El Uno presenta dos
tipos de actividad: la que se identifica con Él mismo y la que provoca otras
realidades distintas de Él. Esta segunda actividad emana necesariamente
en tres fases: primero surge el Espíritu (Nous o Logos), luego el Alma universal (Psiché) y, finalmente, el mundo sensible y material.
Así como todo procede del Uno, todo retorna a Él. Para que el ser humano
pueda ascender hacia el Espíritu y lo Uno, debe volverse sobre su propia
alma y purificarla de lo material, que la dispersa en lo múltiple y la aleja
del Uno.
Emanar: proceder necesariamente de algo
de cuya sustancia se participa. Así, Plotino
defendía que el mundo sensible, múltiple y
cambiante, no se diferenciaba realmente del
Uno, aunque este trascendía la multiplicidad de las cosas.
Tras Plotino surgieron diversas escuelas y autores neoplatónicos. Entre ellos cabe señalar a Porfirio, que difundió
los escritos de la lógica de Aristóteles e influyó en el pensamiento cristiano posterior. También destaca Proclo, que
sería profusamente leído entre los medievales.
En el año 529 d. C. Justiniano cerró la Academia de Atenas
y las demás escuelas paganas. Aunque esta circunstancia
contribuyó a poner término a la filosofía grecorromana, lo
cierto es que la fuerza arrolladora con que irrumpió el
mensaje cristiano facilitó su desaparición.
ACTIVIDADES
15. Indica a qué autor y escuela corresponde
cada una de las siguientes afirmaciones.
a) La actitud del sabio es la búsqueda de la
imperturbabilidad (apátheia); b) La felicidad
se identifica con los placeres intelectuales;
c) Todo procede del Uno por emanación; d) La
felicidad consiste en abstenerse de todo juicio y en mostrarse indiferente ante todo.
75 ◗◗
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
SÍNTESIS
● Marco histórico y filosófico
1 Aristóteles, preceptor del futuro Alejandro Magno, no aceptó el imperialismo macedónico ante
el que sucumbieron las polis griegas y defendió la
ciudad-estado como mejor organización social.
2 La Academia platónica, el Liceo fundado por
Aristóteles o las escuelas cínica y cirenaica pretendieron revitalizar las ciudades-estado mediante un nuevo enfoque educativo.
● La filosofía de la naturaleza
3 Cambiar es para Aristóteles el paso de la potencia
al acto. Según su teoría hilemórfica, todos los
cuerpos están compuestos de dos principios:
materia (potencia) y forma (acto) y se manifiestan
en dos tipos de cambio: sustancial y accidental.
4 Profundizó en el principio de causalidad y distinguió cuatro tipos de causas: material, formal,
eficiente y final.
● La filosofía primera
5 La analogía del ser lo ayudó a explicar que el ser
puede ser uno y múltiple a la vez, y lo llevó a
reformular el principio de no contradicción.
6 Los seres se pueden clasificar en diez categorías:
la sustancia y nueve accidentes. La sustancia primera es el individuo real y concreto, y la sustancia segunda es el concepto universal en la mente.
7 Existe un ser superior, primera causa motora
(Motor inmóvil) y causa final (Acto puro).
● Los seres vivos y el ser humano
8 Los seres animados están dotados de alma: acto
primero de un cuerpo organizado. El cuerpo y el
alma son dos coprincipios que se unen sustancialmente.
9 Todo conocimiento intelectual comienza en los
sentidos. El intelecto agente separa o abstrae la
forma sensible de la forma inteligible o concepto,
que es recibido por el intelecto paciente.
◗◗ 76
● La ciencia y sus clases
10 La ciencia es un conocimiento universal y necesario sobre la esencia de las cosas, explicadas por
sus causas. Existen ciencias teóricas, prácticas y
productivas, a las que se añaden otras ciencias
instrumentales.
● La ética y la política
11 Existe un fin último para el hombre y consiste en
la vida intelectual. El medio para lograrlo es la
virtud, que se define como un hábito adquirido,
operativo y voluntario.
12 Las virtudes éticas son un término medio excelente entre dos extremos viciosos y las dianoéticas conducen a conocer lo más perfecto.
13 La polis es necesaria para que el hombre pueda
vivir bien, esto es, llevar una vida virtuosa y justa. La monarquía, la aristocracia y la politeía son
formas de gobierno adecuadas. Sus opuestos son
la tiranía, la oligarquía y la demagogia.
● Influencias recibidas
y repercusión posterior
14 Recibió influencias de los presocráticos y, especialmente, de su maestro Platón.
15 Su pensamiento pasó a un segundo plano hasta
su resurgimiento en los siglos XII y XIII en la filosofía árabe y cristiana, y ha pervivido –con
mayor o menor fortuna– hasta nuestros días.
● Las escuelas postaristotélicas
16 El helenismo se agrupó en tres corrientes: epicureísmo, estoicismo y escepticismo.
17 El último movimiento filosófico no cristiano de
la Antigüedad fue el neoplatonismo, cuyo principal representante fue Plotino.
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
El renacer de la ética
de las virtudes
Dos puntos de vista
sobre el hombre
Aristóteles: el hombre, ser perfectible
y social. La mirada aristotélica sobre
el ser humano era esperanzada. Confiaba en su inteligencia y en su fuerza de voluntad. Veía a los individuos
como seres orientados a su propia
perfección moral, capaces de alcanzar la excelencia. Pensaba que con la
fuerza del hábito las personas podían
conquistar actitudes y disposiciones
virtuosas. Al subrayar el carácter perfectible del ser humano, Aristóteles
confirmaba, al mismo tiempo, la responsabilidad de cada uno. El mensaje de Aristóteles puede resumirse en
la siguiente frase: «Si quieres, puedes ser un hombre valeroso, bueno y
fuerte. Si no, serás vencido y condenado a vivir de forma superficial».
El renacer de la virtud
en el siglo XX
Hobbes y la crisis de la antropología
clásica. En la Edad Moderna la concepción aristotélica entró en crisis y
la antropología se tiñó de cierto pesimismo. Hobbes, por ejemplo, pensaba que los seres humanos eran por
naturaleza unos seres egoístas, que
buscaban exclusivamente su propio
beneficio y que su interés natural por
las relaciones sociales se reducía a
imponerse sobre los demás ciudadanos. De ahí que Hobbes no pudiera
garantizar una convivencia pacífica,
porque cada uno de los individuos
buscaba su propio provecho. Según el
autor inglés, solo a través de un pacto entre los hombres, por el que se
comprometieran a restringir su albedrío y, en caso de no hacerlo, a acatar
las sanciones correspondientes, podría inaugurarse la vida social.
Para Aristóteles el hombre era también un ser naturalmente social, lo
que significaba que requería del contacto con los demás, no solo desde un
punto de vista material (para subsistir), sino también desde la perspectiva moral, pues la perfección y la verdadera virtud solo pueden adquirirse
en contacto con el prójimo. Expresamente, advertía el pensador griego
que quien no requiere a los demás «o
es un dios o es una bestia».
El optimismo aristotélico no se engañaba respecto a la naturaleza humana. Sabía lo poderoso que, en ocasiones, puede ser el instinto y conocía la
fragilidad de los seres humanos. Tal
vez su magnífico conocimiento de la
naturaleza de la persona explique que
la ética de corte aristotélico haya
pasado a convertirse en uno de los
ejes principales de la cultura occidental.
Para Aristóteles –ha recordado Alasdair MacIntyre–
la perfección y la verdadera virtud solo pueden
adquirirse en sociedad.
En 1984, Alasdair MacIntyre publicó
Tras la virtud, un ensayo donde pretendía adecuar a nuestros tiempos la
moral de Aristóteles. Se apoyó en el
pensador griego para advertir que la
vida moral depende de prácticas en
función de las cuales se adquieren
determinados bienes. Distingue entre
dos tipos de bienes:
• Bienes extrínsecos: aquellas capacidades o resultados que no son
propios ni exclusivos de la práctica
en cuestión, aunque se sigan de
ella. Es decir, se pueden adquirir
de otra manera.
• Bienes intrínsecos: son los propios
y exclusivos de la práctica y no
pueden adquirirse sin ella.
MacIntyre pone el ejemplo de la pintura. Un pintor puede cosechar éxito
y dinero, pero estos serían consecuencias extrínsecas de su actividad,
pues se pueden adquirir de otra
manera. Un bien intrínseco sería la
propia obra de arte, su belleza, que
depende de la pericia y técnica del
pintor.
Según MacIntyre, la moral aristotélica tiene beneficios sociales, frente a
otras propuestas que se sustentan
solo en el individuo. En efecto, para
parte de la ética del siglo XVIII y para
el hedonismo contemporáneo, el fin
principal de la acción era la felicidad
personal. MacIntyre sostiene que,
precisamente, la diferencia entre
bienes extrínsecos e intrínsecos consiste en que los primeros se disfrutan
individualmente, mientras que los
segundos benefician al cuerpo social.
Así, el pintor puede satisfacer su
ansia de éxito, pero su obra enriquece culturalmente a todos los hombres. En ellos, por lo tanto, radica la
verdadera virtud.
77 ◗◗
3
3
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
E L C O M E N TA R I O D E T E X TO F I LO S Ó F I C O
2. ANÁLISIS
Texto para comentar
2.2. Aclarar el significado de los términos y conceptos
filosóficos más importantes
Una parte importante del comentario de texto consiste en
esclarecer el significado filosófico de algunos términos o
frases. Además de explicar su sentido, puede ser conveniente indicar también si dichas expresiones son nuevas
aportaciones del autor o, si no lo son, relacionarlas con
sus antecedentes.
En cualquier caso, lo importante es definir o describir
correctamente los términos fundamentales, ya que son la
base para exponer con precisión las ideas contenidas en
el texto.
En algunos ejercicios o pruebas de comentario de texto
se incluyen cuestiones específicas sobre determinadas
palabras o expresiones filosóficas.
Sin embargo, aunque no se exigiera de modo explícito,
para realizar un buen comentario es imprescindible identificar los principales términos filosóficos y determinar su
sentido.
Recuerda
• Lee el texto dos o tres veces, si es necesario, hasta
que detectes la idea básica del texto y el tema
sobre el que versa.
• Subraya los términos o conceptos filosóficos que
creas significativos.
• Analiza cada término y averigua:
a) el significado que le otorga el autor;
b) si tiene o no un significado propio dentro del
pensamiento del autor:
c) la función que desempeña en el conjunto de la
filosofía de este;
d) su función dentro del propio texto.
◗◗ 78
«Así resulta también manifiesto que la ciudad que
verdaderamente lo es, y no solo de nombre, debe preocuparse de la virtud; porque si no, la comunidad se
convierte en una alianza que solo se diferencia localmente de aquellas en que los aliados son lejanos, y la
ley en un convenio y, como dice Licofrón el sofista, en
una garantía de los derechos de unos y otros, pero
deja de ser capaz de hacer a los ciudadanos buenos y
justos.»
(Aristóteles, Política, III, 9, 1280 b, Instituto
de Estudios Políticos, Madrid, 1970, pág. 84.)
Preparación del comentario
Este texto de Aristóteles versa sobre filosofía política o
ética cívica. Según este autor, la polis es necesaria para
que el hombre pueda vivir bien, es decir, para que alcance una vida virtuosa y justa. Sabemos, además, que la
moral aristotélica se ha denominado ética de las virtudes,
ya que la virtud es el camino que conduce al ser humano al bien. El texto propuesto para comentario trata sobre
aquello (el fin) que posibilita que una ciudad sea tal y no
un simple agregado de individuos. Tras esta contextualización inicial pueden analizarse los términos detectados
como más significativos.
El vocablo ciudad (o polis) se ha tratado en las tres unidades acerca de la filosofía antigua. Por tanto, se debe
saber que la ciudad era la estructura política y social por
antonomasia en la Grecia clásica hasta la llegada del predominio macedónico. Al tratarse aquí de un texto de Aristóteles, conviene ajustarse al significado que él le otorga
dentro de su pensamiento político, aunque se puede
mencionar a Platón, quien aspiró a la polis ideal.
Las voces virtud y justos son fáciles de encontrar en esta
unidad dedicada a Aristóteles, puesto que son centrales
para entender su ética y su política. Bastaría con describir las nociones de virtud y de justicia, y con señalar que
el auténtico fin de la ciudad es promover las virtudes,
especialmente la justicia.
Aristóteles y las escuelas postaristotélicas
La virtud fue un concepto muy arraigado en la cultura
griega: Sócrates y Platón ya habían reflexionado sobre
ella. Sin embargo, Aristóteles las desarrolló con importantes matizaciones.
Finalmente, para explicar la voz sofista hay que recurrir a
la primera unidad del libro, en la cual se habla sobre este
grupo de pensadores que hacen su aparición en Atenas
en el siglo V a. C. Aristóteles confronta aquí su tesis con
la del sofista Licofrón porque era crítico con las tesis
sofistas (como lo habían sido también Sócrates y Platón).
La solución siguiente puede servir de pauta para practicar el análisis de los términos en un comentario de texto.
EJERCICIO RESUELTO
Ciudad. Siguiendo la tradición anterior y a su maestro
Platón, Aristóteles entendió que la polis es la organización política por excelencia. Para él, consiste en una
agrupación de aldeas bajo un gobierno común y su finalidad es vivir bien, es decir, justa y virtuosamente.
Virtud. Es un hábito adquirido, operativo y voluntario,
que hace al hombre bueno y lo conduce a la felicidad.
La ciudad, según Aristóteles, debe procurar que los
ciudadanos practiquen las virtudes, especialmente las
intelectuales y la justicia. Aristóteles enriqueció y
desarrolló el sentido de este término, que provenía de
la cultura griega arcaica y que ya había sido utilizado
por Sócrates y Platón.
Sofista. Los sofistas fueron un conjunto de maestros
que, debido al desarrollo de la democracia ateniense en
el siglo v a. C., preparaban a los jóvenes para que alcanzasen el poder político. Destacaron por su dominio de la
retórica y no por su amor a la verdad, pues consideraban que todo era relativo. Aristóteles, al igual que
Sócrates o Platón, los consideró falsos sabios.
Justos. La justicia es una de las virtudes morales, consistente en obedecer las leyes de la ciudad y relacionarse con los demás ciudadanos en condiciones de igualdad. Como indica el texto, hacer que los ciudadanos
sean justos forma parte del fin de la ciudad. Aristóteles
distinguió entre justicia legal, distributiva y conmutativa.
Comentario propuesto 1
«Entre los cuerpos naturales los hay que tienen vida
y los hay que no la tienen; y solemos llamar vida a la
autoalimentación, al crecimiento y al envejecimiento.
De donde resulta que todo cuerpo natural que participa de la vida es entidad [sustancia], pero entidad en
el sentido de entidad compuesta. Y puesto que se trata de un cuerpo de tal tipo –a saber, que tiene vida–
no es posible que el cuerpo sea el alma: y es que el
cuerpo no es de las cosas que se dicen de un sujeto,
antes al contrario, realiza la función de sujeto y materia. Luego el alma es necesariamente entidad en cuanto forma específica de un cuerpo natural que en potencia tiene vida. Ahora bien, la entidad es entelequia
[acto], luego el alma es entelequia de tal cuerpo.»
(Aristóteles, Acerca del alma, II, 1, 412 a,
Gredos, Madrid, 1988, pág. 168.)
Cuestión
Explica el significado de los términos o expresiones destacados en negrita.
Comentario propuesto 2
«La prudencia no podrá ser ni ciencia ni arte: ciencia,
porque el objeto de la acción puede variar; arte, porque el género de la acción es distinto del de la producción. Resta, pues, que la prudencia es un modo
de ser racional verdadero y práctico, respecto de lo
que es bueno y malo para el hombre. Porque el fin de
la producción es distinto de ella, pero el de la acción
no puede serlo; pues una acción bien hecha es ella
misma el fin.»
(Aristóteles, Ética a Nicómaco, VI, 1140 a-b,
Gredos, Madrid, 1995, pág. 273.)
Cuestión
Explica el significado de los términos o expresiones destacados en negrita.
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