TRIBUNAL FISCAL DE LA NACIÓN En la ciudad de Buenos Aires, a

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TRIBUNAL FISCAL DE LA NACIÓN
En la ciudad de Buenos Aires, a los 21 días del mes de mayo de 2012, se reúnen los
miembros de la Sala “D” del Tribunal Fiscal de la Nación, Dres. Edith Viviana Gómez
(Vocal titular de la 10ª Nominación), María Isabel Sirito (Vocal titular de la 11ª Nominación)
y Sergio Pedro Brodsky (Vocal titular de la 12ª Nominación) para resolver en el Expte. N°
26.816-I y su acumulado N° 26.820-I caratulado: “AREPO S.A. s/ recurso de apelación”
La Dra. Gómez dijo:
I.- Que a fs.17/31vta. y fs.68/80 se deducen sendos recursos de
apelación contra las resoluciones Nº346/05 y N°347/05, ambas de fecha 22/12/05 y
suscriptas por la Jefa (Int.) de la División Revisión y Recursos I de la Dirección Regional
Palermo de la A.F.I.P.-D.G.I., determinándose de oficio, por la primera de ellas, la
obligación por el Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta, períodos fiscales 2000, 2001 y
2002, con más intereses resarcitorios y se aplica una multa en los términos del artículo 45 de
la ley 11683 (t.o. en 1998 y modif.), equivalente al 80% el impuesto omitido. Por la segunda
de ellas, se determina de oficio la obligación por el Impuesto a las Ganancias, períodos
fiscales 2000, 2001 y 2002, con más intereses, aplicándosele una multa de conformidad a lo
dispuesto en el artículo 46 de la ley 11683, equivalente a tres veces el impuesto evadido.
En primer término relata la sociedad ser propietaria de un inmueble
respecto del cual mediara contrato de locación con la firma “Alameda 455 S.R.L”., empresa
que, a su vez, explotara dicho local a los fines de la elaboración de bienes relacionados con
las actividades de confitería, pastelería y bombonería. Manifiesta que a partir del año 2000,
dadas las condiciones económicas adversas, la locataria se habría visto imposibilitada de
efectuar los pagos de los alquileres y que, pese a ello, (en su carácter de locadora) habría
decidido permitir la utilización del inmueble. Esto último, en el entendimiento de que el
futuro alquiler del bien podría no resultar un buen negocio, apuntando a las vicisitudes que
lo rodearían, tales como las intimaciones formales de pago y desalojo, el desalojo mismo,
etc. Agregándole a ello, la confianza nacida de una larga relación contractual de más de diez
años, la regularidad en el pago que habría tenido la locataria durante varios años, la
esperanza de que la situación se revirtiera y las peculiarmente negativas características del
inmueble respecto de la ubicación y del uso que se hiciera del mismo. Remarca también la
difícil situación económica que habría atravesado la locataria, señalando que el consumo de
los bienes a cuya producción se dedicara habría decaído considerablemente por razones de
índole alimenticio.
Hecha tal descripción, invoca el principio de la realidad económica
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consagrado en la ley 11683, indicando en tal sentido que dicha parte no habría cobrado
nunca los alquileres cuya deducción como incobrables efectuara y, sin embargo, se vería
obligada a abonar el impuesto atento a la impugnación efectuada por el Fisco Nacional. Es
así que sostiene que su obligación impositiva no podría nacer por la mera existencia de un
contrato y que, para ello, habría sido indispensable que el ente fiscal probase el cobro
efectivo o potencial de los alquileres. Concluye entonces, sobre este punto, que la norma
que sólo permitiría tomar el criterio del percibido por el cobro cuando se iniciaron acciones
judiciales es inconstitucional e irrazonable, al no reconocer como válidos los acuerdos
extrajudiciales, devengando un monto sobre el cual se aplicaría un impuesto que jamás se
llegare a cobrar.
Explica que el índice de incobrabilidad existente en el caso sería la
propia cesación de pagos del deudor; a lo cual agrega que dicha incobrabilidad se vería
concretada y confirmada por la existencia de un convenio de desocupación que se hubiera
realizado con el deudor.
Acto seguido, se agravia de la resolución recurrida por desestimar su
planteo defensivo sin fundamentos suficientes. En tal sentido, indica que en la misma no se
habría apreciado debidamente la prueba documental ofrecida a los fines de acreditar la
intención de cobro, así como no se habría considerado que dicha parte hubiera tenido la
intención de conservar al inquilino ni se habría hecho lugar a medidas probatorias ofrecidas
tendientes a acreditar que no hubiera mediado efectivo cobro de las sumas.
Efectúa observaciones respecto de la determinación de oficio sobre base
presunta, resaltando su carácter excepcional y la validez de su aplicación únicamente ante la
imposibilidad de reconstruir la situación tributaria del contribuyente. Sostiene en virtud de
ello que el acto administrativo resulta arbitrario, irrazonable, nulo y carente de causa dado
que el Fisco Nacional habría presumido el cobro de los alquileres – a partir del indicio de la
existencia de un contrato de locación –, sin haberse abocado previamente a la prueba
respecto de si hubiera sido posible o no dicho cobro.
Se agravia asimismo de las multas aplicadas en las resoluciones
recurridas. En relación a la multa aplicada por la resolución 347/05, respecto del Impuesto a
las Ganancias, en los términos del artículo 46 de la ley 11683, entiende que no surgirían
antecedentes ni pruebas suficientes para acreditar el elemento objetivo de la misma, así
como tampoco se habría determinado en base a qué presunción de dolo se habría inferido el
elemento subjetivo. A más de ello, alega una supuesta desproporción entre la conducta
reprochable y el perjuicio fiscal causado, entendiendo que la aplicación de la sanción del
artículo 46 resultaría excesiva e irrazonable. Respecto de la multa del artículo 45 de la ley
11683 aplicada por la resolución 346/05, con respecto al Impuesto a la Ganancia Mínima
Presunta, entiende que no se configura el elemento objetivo de la misma, al no adeudar
suma alguna por dicho impuesto, así como por no haber tenido obligación de presentar
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declaración jurada en tal concepto.
Cita doctrina y jurisprudencia, ofrece prueba, hace reserva del caso
federal y solicita se revoquen la resoluciones apeladas, con costas.
II.- Que a fs. 42/50 y fs. 90/98 la representación fiscal contesta los
traslados que de los recursos le fueran conferidos, exponiendo los hechos y los
correspondientes argumentos de derecho en virtud de los cuales solicita se confirmen las
resoluciones recurridas, con expresa imposición de costas. Ofrece prueba y hace reserva del
caso federal.
III.- Que a fs.123 se abre la causa a prueba, produciéndose la misma a
fs. 139/166vta. y a fs. 184/221 vta.. A fs. 224 se clausura el período probatorio y se elevan
los autos a conocimiento de la Sala “D”. A fs. 227 se ponen los mismos a disposición de las
partes a fin que produzcan sus alegatos de bien probado, obrando a fs. 232/242vta el
acompañado por la recurrente y a fs. 231/231vta. el relativo al Fisco Nacional. A fs. 244 se
pasan los actuados a sentencia.
IV.- Que en primer término cabe advertir que el planteo de nulidad
desarrollado por la recurrente se dirige a controvertir la procedencia del ajuste practicado,
es decir que los argumentos vertidos para que dicha defensa prospere se entremezclan con los
agravios esgrimidos para lograr la revocación del acto apelado, razón por la cual corresponde
sean analizados conjuntamente con la cuestión de fondo.
Que ello así, se desestima la petición formulada por el apoderado fiscal a
fs. 46 y 93vta., de imponer costas por dicha defensa atento que no puede considerarsela como
una cuestión incidental (conf. CNACAF, Sala I in re: “Caledonia Argentina Cía. de Seguros
S.A. (TF 13.687-I) c/DGI” del 19/3/1998 y 9/12/1999, “Banco del Sud S.A. (TF 13960-I)
c/DGI” del 11/12/1997, “Productora Televisiva Platense S.A.” del 22/10/2009, “Química
Petrosil S.A. (TF 21.306-I) c/ DGI” del 19/08/2010, “Riasa SA (TF 23871-I) c/ DGI” del
15/9/2011; Sala II in re: “Huaqui Babic Maragua UTE y H S.A. de Const. (TF 15441-I)
c/DGI” del 2/11/2000; Sala III in re: “Procesamiento Industrial Laminados Arg. SA (TF
19.396-I) c/DGI” del 13/10/2006).
V.- Que en el presente caso el tema a resolver se circunscribe a
establecer si la apelante ha procedido conforme a derecho al deducir como pérdida los
créditos que consideró incobrables para determinar el resultado final de los ejercicios 2000 y
2001, a los efectos de liquidar el Impuesto a las Ganancias y a la Ganancia Mínima Presunta
de dichos períodos y en consecuencia la procedencia, o no, del ajuste practicado por el ente
recaudador
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En consecuencia, procede que este Tribunal se expida sobre la
admisibilidad de las deducciones de incobrables efectuadas por la recurrente, atento los
términos en que ha quedado trabada la litis.
Que el art. 87 inc. b) de la Ley del Impuesto a las Ganancias establece
que "De las ganancias de tercera categoría y con las limitaciones de esta ley también se
podrán deducir: b) los castigos y previsiones contra los malos créditos en cantidades
justificables de acuerdo con los usos y costumbres del ramo. La Dirección General
Impositiva podrá establecer normas respecto de la forma de efectuar esos castigos". A su
vez, el decreto reglamentario N° 1344/1998 (vigente para el período), en su art. 136,
disponía que "Cualquiera sea el método que se adopte para el castigo de malos créditos, las
deducciones de esta naturaleza deberán justificarse y corresponder al ejercicio en que se
produzcan, siendo índices de ello: la cesación de pagos, real o aparente, la homologación del
acuerdo de la junta de acreedores, la declaración de quiebra, la desaparición del deudor, la
prescripción, la iniciación del cobro compulsivo, la paralización de las operaciones y otros
índices de incobrabilidad".
Cabe aclarar que castigo de los malos créditos significa la imputación
directa al resultado de esos conceptos generados en cada período fiscal en el balance
impositivo. Que el art. 139 del Decreto Reglamentario del Impuesto a las Ganancias
ratifica la procedencia de la deducción "por castigos sobre créditos dudosos o incobrables
que tengan su origen en operaciones comerciales...".
Que el tercer párrafo del art. 140 prevé la inclusión en el balance
impositivo de las sumas recuperadas en el respectivo ejercicio fiscal, correspondientes a
malos créditos deducidos oportunamente. Queda entendido por sumas recuperadas la
percepción en dinero en efectivo o también en especie con activos de mediata liquidación y
realización.
Si bien resultaba difícil definir un criterio general para establecer cuáles
eran los otros índices admisibles tal que no se generaran liberalidades, la doctrina y la
jurisprudencia desarrollaron distintas soluciones basadas en casos particulares que
permitieron marcar un rumbo definido (cfr. Enrique J. REIG, "Impuesto a las Ganancias",
pág. 567, parágrafos 6960 a 6985 del Digesto Práctico La Ley del Impuesto a las Ganancias
y Dictamen 12/98 DAT AFIP - DGI), admitiéndose la deducción en la medida que se
demostrara la dificultad en el cobro de la acreencia. El Fisco aceptó tal metodología de
acuerdo con la realidad económica de cada caso al afirmar que, "Para la determinación de
los malos créditos deducibles es viable la utilización de índices alternativos a los
mencionados en el referido art. 142 (hoy art. 136 del DRLIG), siempre y cuando tales
parámetros justifiquen la impractibilidad de cobro de acuerdo a las particulares
características de cada situación..."(cfr. Dictamen 12/98, Boletín AFIP-DGI 12, p. 1215).
Que no se trata de eliminar para siempre el monto del mal crédito, sino
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de diferir su cómputo en el cuadro de resultados impositivos hasta que el mismo sea
recuperado, esto es, hasta que ingrese efectivamente en el patrimonio del contribuyente. Que
así lo ha entendido nuestro más Alto Tribunal in re "Banco Francés SA (TF 18.280-I) c/
DGI", sentencia del 9/11/2010 cuando expresó que “A ello cabe agregar que el criterio fiscal
de diferir la deducción hasta el momento de inicio del cobro compulsivo importaría
asignarles a los 'créditos dudosos' un tratamiento incompatible con su naturaleza que
colocaría al contribuyente en la situación de soportar una carga financiera sin causa al
ingresar un impuesto sobre el monto de una pérdida insusceptible de deducción”.
De acuerdo con la normativa citada y ante la flexibilidad de admitir
otros índices, se está reconociendo que no tienen un carácter restrictivo, habida cuenta que
se da la posibilidad que se verifiquen otros parámetros. Vale la pena resaltar que ello será así
en la medida que existan elementos que justifiquen que el deudor se encuentra
imposibilitado de cancelar la deuda, por cuanto la presunción de insolvencia de éste no
puede determinar el castigo del crédito, a falta de una demostración de su incobrabilidad.
Que al ser ello así, los precitados parámetros deben permitir, razonable
y prudentemente, tener por configurada la incobrabilidad, siendo un elemento decisivo la
evaluación del comportamiento concreto del titular del crédito, en orden a merituar la
relevancia de los actos debidamente acreditados desarrollados con relación al mismo, como
indicadores fehacientes de la imposibilidad de cobro alegada.
VI.- Que los agravios de la apelante con respecto a la supuesta carga del
Fisco Nacional de probar el cobro efectivo o potencial de las sumas en cuestión – a los fines
de proceder a la impugnación de las deducciones por créditos incobrables –, y que al no
haber procedido de tal modo habría obrado en base a presunciones, no se condicen con la
normativa en cuestión. En efecto, y tal como surge de los considerandos precedentes, es el
contribuyente quien debe justificar la incobrabilidad de los créditos que deduzca en tal
concepto y no – como pretende la apelante – el ente fiscal quien deba probar la cobrabilidad
de los mismos a los fines de impugnarlos. Precisamente por ello, de no estar acreditada la
incobrabilidad, el Fisco Nacional se limita a impugnar las referidas deducciones, no
necesitando recurrir al método presuntivo en virtud de que los montos de las mismas
debieron ser previamente devengados y declarados como tales.
Que ello así, corresponde entonces analizar el material probatorio
producido a lo largo de las presentes actuaciones.
Que comenzando con la prueba producida en la presente instancia, a
fs.139/166vta. obra la información brindada por la firma “Alameda 455 S.R.L.” (sociedad
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locataria del inmueble de la apelante, y cuya deuda por alquileres fuera deducida por esta
última en calidad de incobrables), en donde se afirma – en lo relevante – que no se han
abonado a la apelante las sumas en concepto de alquileres desde el mes de agosto del año
1996, inclusive, que el monto de la deuda es de $ 405.411,60, y que han sido intimados al
pago – intimaciones que adjunta y que, en lo referente a los períodos en discusión, consisten
en dos notas de intimación fechadas el 21/06/2000 y 22/05/2001 (sin fechas de recepción), y
una carta documento con acuse de recibo de fecha 30/01/2002 –. Asimismo, informan que
no han firmado convenio de desalojo.
Que a fs. 184/221vta. los peritos contadores presentan su informe,
acompañando copia del contrato de locación en cuestión y señalando que los alquileres a
cobrar ascendían a $150.479,57.- al 31/07/2000, a $197.160,00.- al 31/07/2001 y a
$229.570,78.- al 31/07/2002; así como también que le fueron exhibidos recibos por cobro de
alquileres desde julio del 1994 a agosto del 1996, ambos inclusive. Por otro lado, adjuntan
también copias de las intimaciones y cartas documentos comentadas respecto de la prueba
informativa e indican que no se les exhibió ningún convenio de desocupación.
Por último, y tal como se indica en las resoluciones apeladas, la única
prueba que se produjera en sede administrativa – vide fs. 15/17 del cuerpo I de Impuesto a
las Ganancias – a los fines de acreditar la incobrabilidad de los créditos deducidos fueron
dos cartas documento (una, ya previamente mencionada con fecha de recibo 30/01/2002, y
la restante con fecha de envío de 28/03/1996).
VII.- Que sentado ello, cabe remitirse a lo expuesto por la Sala “A” de
este Tribunal en la causa “Telecom Argentina Stet France Telecom S.A.”, de fecha
25/07/2005, en donde se dijo: “(...) la sustantividad de otros índices de incobrabilidad puede
constituir causal suficiente para justificar la deducción de malos créditos, especialmente
cuando la actora demuestra que realizó gestiones extrajudiciales debidamente documentadas
y/o judiciales, todas ellas tendientes a efectivizar su crédito. Mas en aquellos casos donde
solamente se exigió a los deudores el cobro a través de distintos mecanismos (llamadas
telefónicas, envíos de telegramas, telefonogramas, visitas personales o cartas documento
bajo apercibimiento de promover acciones judiciales) y no se obtuvo respuesta favorable por
parte de los mismos, quienes suscriben consideran que tales acciones constituyen tan sólo
intentos de cobro de las acreencias -no importando su cuantía-, resultando entonces
improcedente la deducción de dichos créditos, por entender que estos hechos, aisladamente
considerados, no son indicios suficientes para justificar el descargo como incobrables dentro
del contexto legal”.
Que del análisis efectuado en el considerando precedente respecto de
las pruebas ofrecidas y producidas en autos, no se ha demostrado en forma fehaciente que
la actora haya realizado las gestiones y diligencias necesarias para acreditar en forma
inequívoca que el deudor se hallaba imposibilitado de cumplir con sus obligaciones de pago,
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sino que a lo sumo se ha logrado probar que se habían producido demoras o atrasos pero no
que el deudor se encontraba en un estado de insuficiencia financiera o económica
proyectada en el tiempo.
Como se dijera, son índices admitidos -conforme las normas vigentes
en los ejercicios cuestionados-, la cesación de pagos real o aparente, la homologación del
acuerdo de la junta de acreedores, la declaración de quiebra, la desaparición del deudor, la
prescripción, la iniciación del cobro compulsivo, la paralización de las operaciones y otros
índices de incobrabilidad, no siendo requisito para el cómputo como incobrables que se
hayan iniciado las acciones judiciales, pero sí es necesario que se demuestre que uno de los
índices enunciados se encuentra cumplido, es decir que se exteriorice de alguna forma la
verosimilitud de la intención del acreedor de hacer efectivo su crédito.
Que a tenor de lo expresado, debe señalarse que, a los fines de acreditar
la incobrabilidad de los créditos deducidos, las constancias arrimadas (una carta documento
y dos notas de intimación) resultan insuficientes para demostrar el alegado estado de
cesación de pago del deudor; atento lo cual, teniendo en cuenta que una presunción de
insolvencia de los deudores no puede determinar el castigo del crédito, a falta de una
demostración de su incobrabilidad (conf. C.N.A.C.A.F., Sala I, "Río de la Plata SA
Teledifusión CIF", del 31/07/1984).
Por todo ello debe concluirse que el criterio del Fisco Nacional resulta
ajustado a derecho y por lo tanto debe confirmarse el ajuste practicado en el impuesto a las
ganancias.
VIII- Que en cuanto a la determinación del impuesto sobre la ganancia
mínima presunta, a tenor de lo expresado en relación al ajuste practicado como
consecuencia de la impugnación de créditos castigados por la actora, corresponde disponer
la confirmación de la resolución apelada atento los motivos expuestos en los Considerandos
precedentes.
IX.- Que por lo resuelto procede analizar los agravios expuestos por la
recurrente dirigidos a que este Tribunal establezca la improcedencia de las sanciones
aplicadas en las resoluciones recurridas
1.- Respecto de la multa impuesta por la resolución 347/05, respecto del
Impuesto a las Ganancias, períodos fiscales 2000, 2001 y 2002, se agravia de la aplicación
de la misma, así como del encuadre efectuado por el ente fiscal, en tanto entiende que no ha
existido conducta dolosa alguna, por lo que no procede la aplicación de la sanción dispuesta
por los artículos 46 y 47, inciso c), de la ley 11683 (t.o. en 1998 y modif.).
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Que es dable advertir que a fin de aplicar las sanciones previstas en el
artículo 46 de la ley de rito, se exige al ente recaudador acreditar no sólo la conducta
omisiva del gravamen sino también el proceder engañoso o malicioso mediante hechos
externos y concretos. Al respecto, el Fisco Nacional debe probar el soporte fáctico de la
presunción de dolo, el que debe ser cierto y no meramente conjetural. Una vez probado el
mentado soporte, luego se infiere la conducta dolosa; empero, la vinculación entre el soporte
fáctico y el hecho presunto, tiene que ser unívoca, sin margen razonable para una
consecuencia distinta (cfr. "Ramazzotti, Raúl Enrique s/apelación", 24/04/98).
Que demostrado el elemento objeto del ilícito,
las presunciones
establecidas en el artículo 47 admiten prueba en contrario y en tal sentido es resorte de la
actora proponer y ofrecer las pruebas que hagan a su derecho a fin de desvirtuar las
afirmaciones vertidas por el ente recaudador
Analizadas las actuaciones administrativas, la resolución que se recurre,
y las pruebas aportadas por la actora, debe remarcarse que las razones y argumentos
expuestos por el juez administrativo para aplicar la multa
bajo examen no han sido
conmovidos y resultan suficientemente aptos para fundar la pertinencia de la sanción. Al
respecto, basten las consideraciones efectuadas por la División Jurídica en respectivo
Dictamen Jurídico, al cual se remitiera la resolución apelada, y que obra a fs. 292/297 del
Cuerpo II del Impuesto a las Ganancias de los antecedentes adminitrativos.
2.- Asimismo, la apelante se agravia de la multa impuesta en la
resolución 346/05, relativa al Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta, períodos fiscales
2000, 2001 y 2002, la cual fuera subsumida por el ente fiscal en el artículo 45 de la ley
11683 (t.o. en 1998 y modif.), graduándola en un 80% el impuesto omitido.
Si bien es correcto que las infracciones deben ser imputables tanto
objetiva como subjetivamente para justificar la imposición de una sanción (doctrina de
Fallos 271:297; 303:1548; 322:519), el artículo 45 de la Ley Nº 11.683 no exige una
intención dolosa, sino que resulta suficiente la culpa del contribuyente en el cumplimiento
de sus obligaciones fiscales (conf. CNACAF, "Velocidad Tiempo Cero S.A. c/ DGI", Sala
II,del 28/06/2007; "La Rueca Porteña SA c/ AFIP – DGI", Sala IV, del 27/10/1998) y es la
actora quien debe demostrar la falta del elemento subjetivo requerido para tener por
configurado el ilícito que se le imputa, en atención a la inversión de la carga de la prueba
que se produce en las infracciones tributarias, sin que la recurrente haya arrimado elementos
que sirvan para desvirtuar la pretensión tributaria en que se funda la sanción.
Que en el derecho represivo tributario rige el criterio de la
responsabilidad de la pena que responde al principio fundamental de que sólo puede ser
reprimido quien sea culpable, es decir aquél a quien la ación punible pueda ser atribuída
tanto objetiva como subjetivamente (C.S.J.N. Fallos: 271:2997; 303:1548; 312:149) y que si
bien es inadmisible la existencia de responsabilidad sin culpa, aceptado que una persona ha
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cometido un hecho que encuadra en una descripción de conducta que merezca sanción, su
impunidad sólo puede apoyarse en la concreta y razonada aplicación al caso de alguna
excusa admitida por la legislación (Fallos: 316:1313 y CNACAF -Sala V-, “Martinez,
Rodolfo Francisco” y “Basf Argentina SA” sentencias de fecha 12/5/99 y 14/6/2000)
Para que se configure el “error excusable” se requiere que éste sea
esencial e inculpable y las razones
invocadas por el recurrente no poseen la entidad
suficiente para demostrar un accionar diligente que lo llevara a creer razonablemente que su
conducta no lesionaría el interés del erario (conf. “Capri Muebles S.R.L.” CNACAF Sala II,
de fecha 28/4/94) y toda vez que el apelante no ha arrimado elementos que sirvan para
desvirtuar la pretensión tributaria en que se funda la sanción, corresponde su confirmación.
X.-Que con respecto a los intereses resarcitorios,
toda vez que la
recurrente no ha cuestionado su liquidación y que los mismos se ajustan a lo dispuesto por el
art. 37 de la ley N° 11.683 (t.o. 1998 y modif.), corresponde que sean confirmados.
XI-Que, por lo expuesto, corresponde confirmar las resoluciones
apeladas, en todas sus partes, con costas.
La Dra. Sirito dijo:
Que adhiero a las conclusiones del voto precedente por las cuales se
arriba a propiciar las confirmaciones de las resoluciones apeladas en todas sus partes, con
costas.
Abona esta decisión el haberme pronunciado en lo esencial es sentido
análogo al votar en la causa “MICROCOMP S.A.s/apelación” Expte. N° 20.327-I sentencia
de esta Sala D del 10 de marzo de 2005, confirmada por la sala 2 de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal con fecha 25 de febrero de 2010.
El Dr. Brodsky dijo:
I – Que adhiero a la conclusión adoptada en el Considerando IV del
voto de la Dra. Gómez.
En cambio disiento respecto a la solución propiciada en cuanto
confirma las resoluciones recurridas en todas sus partes, ya que conforme lo sostuve en mi
voto en la causa N° 19.279-I caratulada “BANCO VELOX S.A. s/recurso de apelación impuesto a las ganancias” de fecha 5 de noviembre de 2004, “...la existencia de pautas
normativas precisas para definir los supuestos en virtud de las cuales procede dar de baja las
sumas que se considera incobrables, resulta ser flexible al admitir que la presencia de una
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cualquiera de tales pautas -no son concurrentes- así como que, de verificarse la existencia
de "otros índices de incobrabilidad", es causal para justificar la deducción de los incobrables
en el ejercicio que se produzcan”.
Que en dicha causa expresé “... que la reglamentación del tributo (en su
texto vigente durante el período examinado), establece una serie de indicios y que en el caso
de verificarse alguno de ellos, la deducción del importe incobrable resulta admisible, esto es,
si se prueba de forma inequívoca que ha cumplido con una serie de diligencias tendientes al
cobro, como es el caso de enviar carta documento o telegrama intimando el pago bajo
apercibimiento de iniciar las acciones judiciales, situación ésta que da inicio al cobro
compulsivo, o haber comprobado que el deudor se encuentra en cesación de pagos real o
aparente”.
Que conforme lo expuesto, en el caso analizado la recurrente
ha
enviado a la locataria dos cartas documentos (ver fs. 94), lo que resulta suficiente como
medio para intentar obtener el cobro de lo adeudado, y por lo tanto, para admitir la
deducción de dicho importe como incobrable.
II - Por lo que voto por revocar las resoluciones apelados en todas sus
partes, con costas.
Que en virtud de la votación que antecede, por mayoría
SE RESUELVE:
Confirmar las resoluciones apeladas, en todas sus partes, con costas.
Regístrese, notifíquese, devuélvanse los antecedentes administrativos
acompañados y oportunamente archivese-
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