SENTENCIA NUMERO: CIENTO CINCUENTA Y UNO En la Ciudad de Córdoba, a los siendo las once once días del mes de junio de dos mil nueve, horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, con asistencia de las señoras Vocales doctores Aída Tarditti y Luis Enrique Rubio, a los fines de dictar sentencia en los autos "Banegas, Mario César p.s.a. abuso sexual con acceso carnal agravado -Recurso de Casación-" (Expte. "B", 27/2007), con motivo del recurso de casación interpuesto por el Dr. Augusto C. Vega, en su condición de defensor del imputado Mario César Banegas, en contra de la sentencia número siete, de fecha dieciséis de abril de dos mil siete, dictada por la Cámara del Crimen de Quinta Nominación de esta Ciudad. Abierto el acto por la Sra. Presidente se informa que las cuestiones a resolver son las siguientes: 1°) ¿Es nula la condena recaída en contra de Mario César Banegas, por carecer de motivación? 2°) ¿Qué solución corresponde dictar? Los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. María Esther Cafure de Battistelli, Aída Tarditti y Luis Enrique Rubio. A LA PRIMERA CUESTION: La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo: I. Por Sentencia n° 7, de fecha 16 de abril de 2007, la Cámara del Crimen de Quinta Nominación de esta Ciudad declaró a Mario César Banegas autor de abuso sexual con acceso carnal calificado por el vínculo, en la modalidad de delito continuado, por su accionar en el hecho único de la requisitoria fiscal de fs. 177/192 (art. 119 cuarto párrafo, incs. b y f en función de los párrafos 3° y 1°, y 55, a contrario, C.P.), y lo condenó a la pena de nueve años de prisión, accesorias legales y costas (arts. 12, 40, 41, 29 inc. 3° del C.P.; 550 y 551 C.P.P.). II. Contra dicha resolución, recurre en casación el Dr. Augusto C. Vega, en su condición de defensor del imputado Mario César Banegas, invocando el motivo formal previsto en el segundo inciso del artículo 468 del C.P.P. (fs. 281/286). Sostiene que la sentencia exhibe una fundamentación aparente puesto que luego de pasar vista de los elementos de prueba de manera superficial, sin efectuar un análisis minucioso y exhaustivo de los mismos y llegando a omitir partes esenciales y decisivas de las cuales se había pedido constancia en acta, se concluye dando por acreditada con certeza la existencia de los hechos y autoría del imputado. Por ello, se vulneran los principios de la lógica que gobiernan el arte del razonamiento correcto, conforme la sana crítica racional (fs. 281 vta./282). Bajo el rótulo "embate a las circunstancias que la Cámara considera completamente probadas", señala que en primer lugar se desvirtúa la preocupación del imputado por el estudio de su hija con base en la comunicación telefónica realizada por Banegas al Colegio para hablar con la menor. Sobre este supuesto hecho el único testimonio es el de María Cristina Ortiz, tutora en la Escuela, quien no pudo identificar quién era el que llamaba. Por ello, no se puede concluir con certeza que el autor del llamado haya sido el encartado. La Psicopedagoga Videla tampoco hizo alusión a llamada telefónica alguna (fs. 282). Pasa el impugnante luego a abordar la conclusión de la a quo en cuanto a que el relato de la niña era constante, sin fisuras ni contradicciones. Estima que ocurre todo lo contrario, ya que se verifican las siguientes "contradicciones graves, relevantes y decisivas": *en la primera declaración en Cámara Gessell refirió que el abuso ocurría en la cama matrimonial; en la segunda deposición dijo que su padre fue a su habitación y se acostó en su cama (fs. 282 vta.); *en la primera declaración la niña dijo que el 22 de junio de 2005 concurrió a la vivienda de barrio Las Tejas, donde el imputado la accedió carnalmente previo hacerla saltar la verja del patio trasero, ya que a la llave la tenía la dueña. Ello motivó que la Fiscal ordenara una inspección ocular del lugar para verificar si se podía acceder de dicha manera al inmueble. En la segunda Cámara Gessell, O. S. B. dijo que fueron en reiteradas oportunidades a dicha vivienda, a la que ingresaban por la puerta o portón mediante las llaves que tenía su padre, y que los hechos ocurrían a veces en el patio y a veces en la piecita de herramientas del fondo, de la que su padre tenía llave. A su vez, la cuidadora Corradi dijo que Banegas no tenía llaves (fs. 283); *sobre el tocamiento recibido por la menor por parte de dos compañeros en la escuela, en su primer declaración la menor dijo que ello era mentira, que fue una excusa de su padre para concurrir al colegio y ver qué hacía ella. La testigo Videla dijo haber interrogado a todos los compañeros de la menor, los que negaron todo, aunque uno de ellos reconoció ser novio de O. y que su amigo -otro alumno- sí le había tocado la cola. En consecuencia, no era un invento del padre sino un acontecimiento ciertamente ocurrido (fs. 283); *respecto de la existencia de una motocicleta tipo scooter, en el debate la menor dijo que su papá nunca la llevó en moto; pero la testigo Ortiz indicó que Banegas tenía un vehículo de ese tipo, y que en una oportunidad la trasladó en él a la escuela (fs. 283 vta.); *sobre el abuso supuestamente sufrido el día 22 de junio de 2005, el informe médico de fs. 5 refiere "existencia de desgarros y/o escotaduras: antiguo", y "congestionado: no". Ello evidencia que no existió tal abuso, ya que de lo contrario el informe realizado al día siguiente debería decir "reciente" (fs. 283 vta.); *en la segunda declaración, la joven dijo no haberle comentado nada de lo ocurrido a la Dra. Zapata, cuando la revisó al día siguiente. Pero al ponérsele de manifiesto el contenido del certificado de fs. 4, rectificó que "entonces sí le conté, no me acordaba" (fs. 283 vta.). Concluye el quejoso que la reseña que precede pone en evidencia que los dichos de la menor sí presentan fisuras y contradicciones, lo que lleva a inferir que está mintiendo; que sus dichos carecen de credibilidad por no ser constantes (fs. 283 vta./284). A continuación, y titulando "ineficacia de la pericia psicológica de la menor y del imputado", señala que el dictamen que refiere que la menor no muestra tendencia a la fabulación o confabulación se da de bruces con la efectiva acreditación de dicha tendencia. Ello autorizaba al Juzgador a apartarse del mismo. Cita una noticia periodística (fs. 284 y vta.). Más abajo, alude a la "omisión de valorar pruebas decisivas". Allí destaca que en su testimonio la Dra. Zapata dijo no recordar haber revisado a O. S.. Con dicha respuesta, no se adquiere el grado de certeza necesario en cuanto haya sido ella quien examinó a la niña el 23 de junio de 2005. A su vez, al pedírsele explicaciones sobre el contenido del informe de fs. 5, dijo que los desgarros o escotaduras que allí se consignan también son compatibles con masturbación de la propia menor, lo que pone en duda que las lesiones constatadas tengan origen exclusivo en actividad sexual (fs. 284 vta.). Por último, indica que carecen de total relevancia probatoria las demás circunstancias referidas por el a quo en cuanto a la existencia de una carrera de caballos en la que unos jóvenes que pasaron por el lugar saludaron a todos menos a la menor. Dicho hecho no tiene ningún significado, al igual que ocurre con la concurrencia al baile en diciembre de 2004, extremo del cual el sentenciante pretende extraer una actitud posesiva del acusado, cuando en realidad su negativa se basaba en la corta edad de la niña para asistir a dicho evento (fs. 285). Agrega consideraciones generales acerca de la fundamentación de las sentencias, y concluye que "la justicia ha sancionado a aquel progenitor que por ser un buen padre de familia hoy se encuentra privado de su libertad desde hace ya casi dos años y el resultado es lo que él no quería, su hija concurre a los bailes con su novio de 27 años cuya fotografía fue reconocida, y mantiene relaciones sexuales y está embarazada..." (fs. 285). III. La argumentación construida por el recurrente no es de recibo, puesto que en lugar de ofrecer una visión crítica sobre la totalidad del marco convictivo meritado por la sentenciante, su estrategia defensiva se basa en análisis parciales que desatienden la univocidad que emana de su apreciación integrada. Sobre el punto, esta Sala ha dicho que si la obligación constitucional y legal de motivar la sentencia impone al Tribunal de mérito –entre otros recaudos– tomar en consideración todas las pruebas fundamentales legalmente incorporadas en el juicio (DE LA RÚA, Fernando, La casación penal, Depalma, 1994, p. 140; T.S.J., Sala Penal, S. n° 44, 8/06/00, “Terreno”, entre muchos otros), y efectuar dicha ponderación conforme la sana crítica racional (art. 193 C.P.P.), resulta claro que el recurso que invoca la infracción a las reglas que la integran –lógica, psicología, experiencia– debe también contraponer un análisis de todo el cuadro convictivo meritado, y en función de éste, a su vez, evidenciar la decisividad del vicio que se denuncia (art. 413 inc. 4°, C.P.P.). De allí que resulte inconducente una argumentación impugnativa que se contente sólo con reproches aislados que no atiendan al completo marco probatorio o que esgrima un defecto carente de trascendencia en una apreciación integrada de aquél. En tales supuestos, al no efectuar un abordaje que agote las distintas premisas que sostienen la conclusión que causa agravio, la crítica no alcanza a enervarla y la decisión transita incólume el control casatorio (T.S.J., Sala Penal, "Martínez", S. n° 36, 14/03/2008; "Fernández", S. n° 213, 15/08/2008; "Crivelli", S. n° 284, 17/10/2008). Ello es lo que ocurre en el caso, toda vez que la defensa acota su embate a críticas parciales que en modo alguno ponen en crisis la integral valoración efectuada por el sentenciante. En efecto, advierto que el impugnante procura menguar la credibilidad del relato de la víctima, cuando éste ha sido corroborado por diferentes elementos de juicio. *en primer lugar, el a quo descartó que la denuncia en contra de Banegas fuese producto de un complot pergeñado por su esposa, su cuñada y su hija. Entendió el sentenciante que ello, además de ser fútil en las razones que supuestamente sustentarían la venganza (no dejar a su hija ir a bailar), no se compadecía con la imagen que los vecinos, docentes y conocidos tenían de la familia, y en especial, "el compañerismo entre el matrimonio" (fs. 272 vta./273); *por el contrario, puso de manifiesto que el detonante del conflicto fue el llamado que efectuara el imputado al colegio de O. S. para pedirle que fuera a la casa de barrio Las Tejas, situación que -a contrario de lo alegado por el recurrente- no surge sólo de los dichos de María Cristina Ortiz. Es cierto que esta tutora no estaba segura de que quien llamaba fuese el padre (aunque se presentó como tal), pero también lo es que es la propia víctima quien indica que fue Banegas el que realizó el llamado. Ello es además compatible con lo acreditado luego en cuanto a la falsa excusa que proporcionara el imputado cuando fue interrogado por su esposa, acerca de haberse encontrado trabajando en lo de Volpe. Incluso a la psicopedagoga Videla, Banegas reconoció haber llamado a su hija para pedirle que se bajara en la Terminal para hablar sobre su rendimiento escolar, aduciendo no poder hacerlo en la casa porque la madre se ponía celosa (fs. 273 y vta.); *no es cierto que haya una contradicción en cuanto al lugar de la vivienda familiar donde Banegas violentaba a la menor, toda vez que es claro que cuando en la primera Cámara Gessell refiere a la habitación matrimonial lo es en referencia a la primera vez que su padre abusó de ella, y luego generaliza sobre los hechos siguientes (fs. 269). Además, también se extrae que el episodio ocurrido en la habitación de ella fue único ("una vez su papá fue a la pieza donde dormía con las chicas...", fs. 267), situación de excepción que no obsta a la generalización arriba aludida; *la cuestión relativa a si el imputado poseía o no llave de la puerta delantera de la vivienda de barrio Las Tejas resulta intrascendente, en tanto los hechos no tenían lugar dentro de la casa sino en el patio trasero (al cual se podía acceder saltando la verja, tal como lo indican la víctima y la vecina Corradi -fs. 265 vta.-), o en un cuarto de herramientas del que sí tenía llave Banegas, aspecto éste no contradicho por otro elemento de juicio ni negado por la defensa (fs. 267). La vecina mencionada incluso indicó que si bien el imputado solía trabajar cuando está la dueña de casa, "muy de vez en cuando salta la verja... y riega el pasto" (fs. 266); *sobre el tocamiento recibido por la menor por parte de dos compañeros en la escuela, desconoce el impugnante que la propia psicóloga Videla resta dirimencia a que haya sido verdad que otro alumno lo haya hecho o no, puesto que lo que pretendía Banegas era "involucrarlo al novio" (fs. 261); *no es trascendente que la testigo Ortiz haya dicho que Banegas tuviera una motocicleta tipo scooter en la cual haya llevado a su hija a la escuela, y que O. S. negara el dato, toda vez que dicho vehículo no tiene conexión alguna con los hechos investigados, que ocurrían en el domicilio familiar o en la casa de barrio Las Tejas, a la que la víctima concurría en colectivo. *en cuanto a los desgarros y escotadura constatados en el informe médico de fs. 5, su antigüedad no controvierte el relato de la denunciante sino que por el contrario lo corrobora, ya que evidencia que el abuso sexual no se acotó al hecho del día 22 de junio, sino que éste estuvo precedido por un importante lapso y número de accesos reiterados; *tampoco es relevante que la niña recordara o no recordara haberle comentado lo ocurrido a la Dra. Zapata, no sólo porque puede haberse confundido con las varias oportunidades en que debió reiterar su relato, sino porque la médica da cuenta de que la menor "contestaba lo que ella le preguntaba, no hizo un relato espontáneo" (fs. 265). Lo arriba expuesto evidencia que la sentencia en crisis no presenta los defectos de motivación que se le achacan, y que la crítica recursiva se ha estructurado en base a reproches aislados que desatienden la univocidad convictiva hilada por el Tribunal de mérito: la futilidad de la excusa defensiva de la venganza familiar (fs. 272 vta.), la especial atención y actitud posesiva que desplegaba Banegas sobre su hija O. S. (testimonios de Rosa Alvarez, Vanessa Videla, Silvana Gómez), el episodio desencadenado a partir de la llamada telefónica que efectuara Banegas al colegio (relato de la víctima corroborado, en distintos tramos, por los testimonios de María del Carmen Alvarez y Vanessa Videla, y reconocido -aunque no su contenido- por el imputado), el informe médico que evidencia signos físicos compatibles con lo denunciado (fs. 275), la pericia psicológica realizada sobre el encartado que denota una conflictividad psicosexual pasible de desencadenar conductas como las que se le atribuyen (fs. 275), y primordialmente, la solidez del relato de la víctima, que se mantuvo constante ante la médica de Unquillo y en las dos entrevistas en Cámara Gessell, y que fuera validado por la pericia psicológica realizada sobre ella. Debe resaltarse, en este sentido, que la a quo dió las razones por las cuales la segunda narración fue más completa que la primera (una inicial actitud de resistencia y evasivas, que luego dio lugar a una mejor predisposición tal vez por el paso del tiempo y madurez, que le permitieron brindar mayores precisiones, aunque siempre mostrando angustia y resistencia por abundar en detalles íntimos) (fs. 274/275). Toda esta conjunción probatoria pone de manifiesto la correcta ponderación efectuada por el a quo conforme las reglas de la sana crítica racional, y desluce la pretensión impugnativa. Voto, en consecuencia, negativamente. La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo: Estimo correcta la solución que da la señora Vocal que me precede, por lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma. El señor Vocal doctor Luis Enrique Rubio, dijo: La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido. A LA SEGUNDA CUESTION: La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo: Atento al resultado de la votación que precede, corresponde rechazar el recurso interpuesto, con costas (arts. 550 y 551, C.P.P.). Así voto. La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo: Estimo correcta la solución que da la señora Vocal que me precede, por lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma. El señor Vocal doctor Luis Enrique Rubio, dijo: La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido. En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala Penal; RESUELVE: Rechazar el recurso de casación interpuesto por el Dr. Augusto C. Vega, en su condición de defensor del imputado Mario César Banegas, con costas (CPP, arts. 550/551). Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y las señoras Vocales todo por ante mí, el Secretario, de lo que doy fe. Dra. María Esther CAFURE DE BATTISTELLI Presidenta de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia