Perspectivas del pensamiento social

Anuncio
Vicerrectoría de Desarrollo Regional y
Proyección Comunitaria
Cátedra Latinoamericana
Orlando Fals Borda
Perspectivas
del pensamiento social
latinoamericano
1
Comité Cátedra Latinoamericana
Orlando Fals Borda
Hugo Zemelman Merino - (Chile – México)
Sociólogo y abogado. Director de Instituto de Pensamiento y Cultura en
América Latina, IPECAL. México.
Aníbal Quijano - (Perú)
Sociólogo, director del Centro de Investigaciones Sociales (CIE), Lima,
Perú.
Antonio Elizalde Hevia - (Chile)
Sociólogo, Rector Emérito de la Universidad Bolivariana de Chile,
Director de la Revista Polis.
Carlos Tünnermann Bernheim - (Nicaragua)
Abogado y educador, miembro del Consejo de Administración de
la Universidad de las Naciones Unidas (Tokyo) y del Club de Roma,
Presidente del Consejo Centroamericano para la Acreditación de la
Educación Superior (CCA) y Sub-director de la Academia Nicaragüense de
la Lengua.
Alejandro Acosta Ayerbe - (Colombia)
Director regional Bogotá, Profesor Doctorado Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud. Convenio Universidad de Manizales- CINDE.
Normando Suárez - (Colombia)
Sociólogo, Profesor en sociología Universidad Nacional de Colombia.
ISBN 978-958-651-490-3
2009 © Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD
Vicerrectoría de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria
Cátedra Latinoamericana Orlando Fals Borda
Comité Editorial:
Vicerrectoria de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria
Diseño y Diagramación:
Mauricio Quintero Castillo
Todos los derechos reservados.
2
Agradecimientos
El Rector y la Vicerrectora de Desarrollo Regional y Proyección
Comunitaria de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD,
agradecen al comité científico de la Cátedra Latinoamericana Orlando Fals
Borda por su comprometido esfuerzo en la construcción de pensamiento
social para crear futuros posibles en América Latina; a Becky Sanz de la
Rosa y Normando Suárez, discípulos del Maestro Fals, quienes recogiendo
sus semillas han apostado firmemente por el florecimiento de sus ideas,
a Héver Míguez cuidador de la siembra, a Víctor Jiménez quien recopiló
y trazó la ruta para la publicación de estos textos inéditos, al equipo de
la Vicerrectoria de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria, en
cumplimiento de la Secretaría Técnica de la Cátedra y, por supuesto, al
Maestro quien nos sigue regalando “sus destellos desde el limbo”.
3
Contenido
Presentación.
5
Prólogo.
7
Desafíos desde el presente potencial en Colombia y América
Latina
Hugo Zemelman.
13
Colonialidad del Poder y Subjetividad en América Latina
Aníbal Quijano.
31
ORLANDO FALS BORDA: Utopías Presentes y Futuros
Posibles del Ordenamiento Territorial y El Desarrollo
Regional
Normando José Suárez Fernández.
51
América Latina: Identidad y Diversidad Cultural.
El aporte de las universidades al Proceso Integracionista
Carlos Tünnermann Bernheim.
79
La utopía profunda de Abya Yala: la visibilización de los
invisibles
Antonio Elizalde Hevia.
101
EFECTOS DE LOS MODELOS DE DESARROLLO SOBRE LA
NIÑEZ Y LA JUVENTUD
Alejandro Acosta Ayerbe.
123
4
Presentación
La Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, hace entrega
del libro “Perspectivas del Pensamiento Latinoamericano”, como parte
del compromiso institucional que caracteriza a nuestra comunidad
académica, de compartir las experiencias generadoras de aprendizajes
significativos, cuyo valor radica en el proceso de interpretación a
partir de teorías y en la búsqueda de sentido desde la cultura, con sus
determinantes históricos, sociales, políticos y económicos.
Es preciso evocar los primeros ejercicios de reflexión que la UNAD
ha venido trabajando durante sus 28 años de existencia en torno a
la responsabilidad de la universidad y su inmersión en los contextos
sociales. Acompañada siempre de ilustres intelectuales, líderes del
pensamiento social en América Latina, convocó a un primer debate en
diciembre de 1993 en el Primer Congreso Universidad y Marginalidad;
allí estuvieron presentes Antonio Elizalde, Alejandro Acosta, Andrés
Franco y Jairo Chaparro. El encuentro confirmó la misión de la
Universidad, trazada hacia la búsqueda de sentido e identidad cultural
en forma vital, práctica y ética, con sus estudiantes en interactuación
con el contexto histórico, principios sustantivos que hoy son vigentes
en el Proyecto Académico Pedagógico y Solidario de la Universidad
Nacional Abierta y a Distancia, fundamentado en el pensamiento del
nuestro recordado maestro Miguel Antonio Ramón Martínez.
Esta búsqueda se ha traducido en acciones que conducen a la
generación de conocimiento y capacidades que potencian la vida
en comunidad y despliegan capacidades productivas propias de
todo ser humano promoviendo un pensamiento democrático, crítico
y participante. Se asume con clara intencionalidad la incorporación
del componente regional para el desarrollo de una gestión responsable
articulada de acuerdo con los multicontextos socioculturales, y es una
de las 8 zonas en las que se organiza la UNAD, la que instala el Foro
sobre este componente que agregue valor a la apuesta que tiene la
Universidad.
5
Surge así el desarrollo del primer encuentro de reflexión sobre este
tópico de interés denominado “Construcción del conocimiento y
Desarrollo Regional realizado el día 16 de junio de 2006 en la Zona Centro
Bogotá Cundinamarca, en el marco de la celebración de los 25 años
de la Universidad. La discusión permitió ahondar en el tema de región y
su construcción a partir de la articulación sistémica de actores en redes
sociales organizadas. Nos acompañaron entre otros intelectuales, los
doctores Normando Suárez, Francisco Cajiao y Jairo Chaparro. Como
uno de los legados más interesantes de este encuentro, fue la dinámica
generada de discusión permanente en el tema de regionalización a nivel
nacional a través de Foros de Configuración Regional. Se constituyen
mesas en las zonas para abrir el diálogo con expertos en temas como
ordenamiento territorial, autonomía regional, planes de desarrollo local,
entre otros, dinámicas que actualmente se mantienen y enriquecen con
el ejercicio investigativo de mapas de conociemiento regional.
El primero de Marzo de 2007 fue invitado el Doctor Orlando Fals
Borda por la Universidad para proponerle la instalación de la Cátedra
Latinoamericana que hoy lleva su nombre. Se propuso la cátedra
como el espacio abierto de encuentro para “la reflexión, el debate
democrático de ideas, la elaboración de propuestas, el establecimiento
del libre intercambio de experiencias y la articulación de acciones en
los distintos ámbitos de actuación de la Universidad Nacional Abierta y
a Distancia, UNAD”.
La apertura de este diálogo, se concretó nacional e internacionalmente
con el primer Foro Latinoamericano El Compromiso de la Universidad
con el desarrollo Humano y Social, durante los días 10,11,y 12 de
Septiembre de 2007 donde se posibilitó el debate académico
sobre los temas de desarrollo regional y sus componentes con la
instalación y primera versión de la Cátedra Latinoamericana Orlando
Fals Borda, empoderándose el concepto de proyección social como
una responsabilidad de intercambio y construcción de saberes con
las comunidades. Se constituye allí el comité científico de la Cátedra
con intelectuales representantes de los países amigos: los maestros
Antonio Elizalde y Manfred Max Neef de Chile, Carlos Tunnermann de
Nicaragua, Normando Suárez, Miguel Ramón y Alejandro Acosta de
Colombia.
El pasado Noviembre de 2008 se realizó la segunda versión de la
CLOFB, consagrada In Memorian al Maestro Fals con el nombre Utopías
presentes y futuros posibles: Pensamiento y prácticas sociales para un
nuevo continente. En está contamos con la presencia y participación de
infaltables compañeros de trayecto como los maestros Antonio Elizalde,
Normando Suárez y Alejandro Acosta Acosta, sumándose además al
Comité Científico los maestros Hugo Zemelman y Aníbal Quijano, todos
ellos artífices de esta joya, patrimonio académico del pensamiento
latinoamericano que sin duda alguna será un apoyo teórico para la
recuperación y hallazgo intelectual en América Latina.
La reflexión y el debate continúan. Haciendo uso de la mediación virtual,
la UNAD y la Cátedra Latinoamericana Orlando Fals Borda, construyen
insumos en torno al legado del Maestro en temas de ordenamiento
6
territorial, crisis económica, investigación acción participativa,
comunicación alternativa y pensamiento social latinoamericano. Los
invitamos a caminar y construir en comunidad.
La UNAD, entrega así, un producto de valor incalculable, con el orgullo
de haberse sostenido en el esfuerzo y con el compromiso de seguir
generando estos espacios de construcción intelectual.
Jaime Alberto Leal Afanador
Rector, UNAD
7
8
Prólogo
He encontrado con sorpresa en diferentes culturas la premisa de “la
palabra caminada” queriendo significar con esto, que no es suficiente
decir, que es necesario actuar en consecuencia. Los autores que hoy
nos hacen entrega de este maravilloso libro, hacen parte de los, no
muchos, intelectuales de América Latina que pueden con orgullo ser
una referencia de la “palabra caminada”. Este material da cuenta de
las subjetividades que tejidas nos permiten mostrar un pensamiento
latinoamericano, una referencia a la presencia y la reflexión sentida de
cada uno de los intelectuales, para encontrarse efectivamente con “la
América Latina caminada”, sentida, proyectada y comprometida con
el futuro.
El nombre de este libro es Perspectiva del pensamiento social
Latinoamericano, que hace justicia a la pléyade de intelectuales que
con sus propuestas entretejen el continente desde México hasta Chile
y que, en lo que podríamos llamar análisis paradigmáticos, aportan de
manera significativa sintetizando la experiencia reflexionada de mitad
del siglo 20 como un regalo para enfrentar el nuevo milenio.
Los lectores tendrán la posibilidad de: partir de los aportes del sociólogo
Hugo Zemelman que, siendo chileno, desarrolla una gran parte de su
trabajo en México, uniendo de punta a punta el continente; encontrarse
con la reflexión de Carlos Tünnermann quien recuperando hechos,
actores y realidades en toda América Latina, construye desde su
Nicaragua una mirada para redescubrir el continente; hacer una parada
en Colombia, donde Alejandro Acosta y Normando Suarez, desde el
Centro de América Latina y desde la lectura por las apuestas básicas
del Maestro Orlando Fals Borda, y visibilizando la idea del territorio, así
como una mirada crítica de los modelos de desarrollo; continuar con la
reflexión de Aníbal Quijano que desde el Perú deconstruye realidades
históricas, políticas y culturales que a partir de la lucha de los peruanos,
nos permite reconocer un país que, como los otros en el continente,
sufre desde la colonización procesos de des-nacionalización, desfragmentación, des-democratización y des-integración pero que
también es capaz de levantarse y hacer una propuesta totalmente
9
diferente para pensar una América Latina en este Milenio y hacia
adelante; y cerrar este viaje intelectual con Antonio Elizalde, quien
desde Chile plantea la posibilidad y la realidad de que grupos, aún
invisibles, puedan tener un espacio político, social y cultural en los
distintos escenarios de América Latina, señalando su emergencia en
el hecho de que hoy tengamos como presidentes en América Latina un
trabajador, un indígena y una mujer.
Partiendo de este escenario Latinoamericano, es posible establecer
también, algunas categorías centrales las cuales paseándose en un
mapa de ideas, de sentimientos y realidades culturales le permitirá al
lector, construir a partir del texto, logrando saltar de una parte del libro
a la otra, pero también, resaltando, recreando y potenciando estas
categorías encontradas entre los artículos y entre los textos que se
escribieron.
La primera y más evidente es la categoría de identidad, que todos
recogen como fundamental y como estructurante, que al comprenderla
como un detonante y a la vez un contenedor, dibuja caminos hacia la
reconfiguración de nuevas democracias, solidaridades y subjetividades
y, de alguna manera, la única posibilidad de configurarse como sujeto
histórico a partir del reconocimiento.
La identidad como categoría fundamental, se mueve en contextos
diferentes, reconstituye las personas, pero por supuesto explica dando
contexto a la realidad histórica de los pueblos y, si es parte de la
comprensión de la problemática realidad que hemos vivido, es también
parte sustantiva en la realidad que queremos vivir.
De acuerdo con lo anterior, podemos plantear como una categoría
mayor la comprensión histórica de nuestra realidad, como esa que
viene siendo, que no se constituye en eventos aislados, como esa
historia que se construye de manera particular en cada contexto y
que magistralmente señalan todos nuestros autores. En esta idea de
“ir siendo” se definen asuntos que están por resolver, como deudas
que debemos comprender para pararnos como sujetos históricos
latinoamericanos y asumir con voluntad el futuro. Estos asuntos sin
resolver, estos vacios históricos, todavía no resueltos, producen
sociedades fragmentadas, desestructuradas, desnacionalizadas, que
naturalizan la pobreza, el analfabetismo, la miseria, el conflicto, el
desplazamiento, entre otros. Recogiéndose un absoluto acuerdo en que
hay que desnaturalizar esta situación que se constituye históricamente
a partir de identificarnos como latinoamericanos, como afros, como
colonos, como campesinos y como ciudadanos al, como dice Aníbal
Quijano, reorganizar la experiencia y la subjetividad.
Se evidencia pues, una perspectiva histórica, comprensiva y critica pero
no lastimera, quitando el énfasis en la producción o en las competencias,
para poner el acento en la subjetividad y la experiencia humana como
la principal posibilidad de refundar y reestructurar.
Otra categoría para navegar en los textos que aquí compilamos es, la que
podríamos denominar herramientas de transformación, proponiendo
conceptualizaciones o acciones que ubicadas históricamente pueden
10
partir del sujeto y terminar en procesos político/administrativos
específicos, como en la apuesta de ordenamiento territorial que
desde el maestro Fals Borda recupera el profesor Normando Suárez
o los escenarios académicos, universitarios, que presenta el profesor
Tünnermann al retar a la institución universitaria en América Latina.
Los y las invitamos a navegar por estas páginas que además de ideas,
categorías y reflexiones de muy alto nivel, tienen entre sus líneas una
muy importante carga de afecto por nuestros pueblos y de compromiso
con un futuro más digno, solidario y democrático para nuestra América
Latina.
Claudia Patricia Toro Ramírez
Vicerrectora de Desarrollo Regional y
Proyección Comunitaria, UNAD
11
12
Desafíos desde el presente potencial en
Colombia y América Latina
Hugo Zemelman
13
14
En lo que respecta a la relación entre el proceso de formación y
otros aspectos en el contexto latinoamericano, mis referencias
tienen su origen en algunos países. Los siguientes planteamientos
no necesariamente serían aplicables a algunos de ellos; ustedes
como colombianos se encargarán de confrontar con su propia
realidad, en cuanto sientan que les pertenecen.
Hay que partir de una premisa de orden general: estamos viviendo
un momento de tránsito hacia algo desconocido. Se presenta un
cambio de la situación, donde las ideas estaban relativamente
claras, donde se pensaba con optimismo, con convicción y desde
donde se permitió el surgimiento del pensamiento crítico y a la vez
pro-positivo, correspondiente a un momento de victoria; cuando el
pensamiento en general, incluyendo el de las ciencias naturales,
pero especialmente el de las humanidades, se organizaba a partir
de premisas que llevaban a un optimismo obligado. Estas premisas
eran la condición para que la sociedad humana avanzara en torno
a la Ley del Progreso Histórico. En este marco surgieron una serie
de visiones de futuro, entre las que podemos contar a las utopías.
Desde este punto fundamental se generaron construcciones teóricas
e ideológicas, a veces confundidas, que apostaban a lo inevitable
del futuro como la expresión de algo mejor; fue el momento de las
teorías del cambio social, de tránsitos o transiciones a una sociedad
mejor. Desde allí también surgieron n número de especulaciones
y de investigaciones concretas sobre obreros, sindicatos, partidos
políticos, campesinos, clase media, transformaciones del estado,
reflexiones de la democracia creciente y democratización de la
democracia, en fin, el pensamiento optimista de Paulo Freire
con respecto al valor de la educación como un mecanismo
emancipatorio; se presentó el momento de pensar el futuro como
algo inevitable, que la sociedad humana obedecía a leyes y el
desafío, por lo tanto, era intelectual, y que consistía en conocer esas
leyes para poder influir sobre ellas en el devenir social; esto fue el
gran siglo XX.
15
A partir de los grandes procesos revolucionarios europeos de
comienzos de siglo, que se iniciaron con la Revolución Rusa en
el año 1917, se reprodujeron una serie de movimientos en Asia,
África y América Latina, que dieron lugar a una serie de proyectos
y de emergencias sociales importantes que hacían parte de este
optimismo histórico: fueron los proyectos revolucionarios, los
proyectos de liberación, los proyectos nacionalistas. Es el gran
momento del estado benefactor en América Latina.
El estado se transformó en el actor económico y cultural, y fue el
momento de la creación de universidades, de la aparición de la prensa,
de la formación de partidos, de sindicatos, de personas electorales,
del gran gasto social de inspiración keynesiana; fue el momento del
surgimiento de una inteligencia que apareció comprometida con
sus países en torno a una idea central: el proyecto de nación. Eso
se terminó en muy poco tiempo; la etapa histórica y lo que haya
permitido la inteligencia crítica desde su estado académico, que
aparece construyendo un pensamiento comprometido, a la postre,
resultó falso.
Esto ocurrió porque se estimaba que eran premisas indiscutibles,
resumen de la idea de progreso histórico, que no resultó, y de la
cual se comenzó a dudar y, en su lugar, se empezó a problematizar
la idea de que la historia era un gran actor en sí mismo, como una
entelequia aristotélica, como el actor supremo de la propia historia;
que los hombres eran espectadores de sí mismos, y que bastaba
con conocer las leyes. Esto se convirtió en un ethos, que influyó
fuertemente en la intelectualidad y en la clase política comprometida
con políticas de cambio. Se dio entonces lugar a una serie de
procesos de cambio social, que caracterizaron los años cincuenta,
sesenta y setenta, en muchos de los países del continente.
Una situación histórica que no se ha terminado de entender para
tratar de explicar este continente es que, a partir de una serie de
situaciones concretas “de la revolución rusa, de los procesos
revolucionarios de Europa del Este, los movimientos nacionalistas
emancipatorios africanos y asiáticos y la revolución cubana”, se dio
lugar a un fenómeno que aparecía como natural: el capitalismo de
bienestar.
Este tipo de capitalismo tuvo inspiración teórica en los grandes
economistas europeos, entre los que se destaca a Keynes. En esta
forma apareció un posible engaño histórico, porque el capitalismo
fue tomando una forma benéfica, como regulador del mercado y
de la discusión del ingreso. El capitalismo de la inversión extranjera
impulsó gastos sociales en salud, educación, cultura; generó el
momento propicio para la creación de las grandes universidades del
continente, que comenzaron a operar en muchos lugares con gasto
público; fue el momento de las grandes inversiones en infraestructura
y en industrias de capital.
El desarrollo hacia dentro ha sido teorizado por mucha gente de
nuestro continente, como el economista brasileño Anibal Pinto y el
16
chileno Raul Prebisch, el primer Secretario Ejecutivo de la Comisión
Económica para América Latina, CEPAL, que desarrolló la llamada
teoría centroperiférica. Este fue el momento en el cual se dio el
auge de la teoría de la dependencia, como lectura de un proceso
de crecimiento histórico donde el actor fundamental era el sector
público.
El capitalismo keynesiano, o de bienestar, obedecía a un hecho
histórico que no fue suficientemente analizado en su momento,
porque había que obedecer al hecho de responder a la emergencia
que comenzó a darse en todos los países del mundo. Con la
revolución bolchevique y el proceso de las revoluciones posteriores,
incluyendo la revolución cubana, cabía el riesgo de que comenzara
a emerger un movimiento social de carácter internacional con
posiciones ideológicas anticapitalistas.
La crisis económica financiera que estamos viviendo hoy día en
Wall Street, ya se había dado antes, la más grave ocurrió en el
año 1929. La situación debía ser manejada con cuidado para que
la crisis económica no se transformara en crisis política. Las crisis
del capitalismo que se manifestaron durante mucho tiempo aún
continúan, estaban creando cesantías, marginalidad, inseguridad,
falta de perspectiva a un contingente importante de la población
del mundo; población que podía transformar esa crisis económica
en un problema político al afiliarse a movimientos o proyectos
anticapitalistas. El capitalismo keynesiano que dominó casi todo el
siglo XX fue la respuesta a este riesgo político.
Sería cosa de revisar los textos de Eric Hobsbawn en “La Breve
Historia del Siglo XX”; ¿Que pasó en el siglo XX? Ese modelo
alternativo al capitalismo había inspirado movimientos de cambio,
movimientos revolucionarios, movimientos de liberación y
movimientos nacionalistas de carácter populista como en el Brasil.
Al mismo tiempo en América Latina se dieron políticas desarrollistas
con gran intervención del Estado, hasta el momento de colapsar. A
partir de esta situación se eliminó el riesgo y el peligro; a partir de
ese momento lo que había sido la lógica de crecimiento económico
capitalista, la ley de la concentración, la ley de la centralización, la
ley del lucro decreciente… y la desregularización para hacer eso
posible, volvió a tomar su espacio. A finales de los ochenta, para
fijar una fecha arbitraría, comenzó de nuevo a recuperarse su
verdadero rostro y comenzaron las políticas de desregularización,
de privatización y de apertura de las fronteras: la globalización.
Ese fenómeno no es nuevo, viene desde el siglo XIX. En los primeros
años del siglo XX, entre 1908 y 1915, había sido analizado en el
plano económico y financiero, en las universidades, los institutos
de investigación económica, en la transnacionalización del capital
y la división internacional del trabajo. Se facilitó por la reducción
económica, donde una gran empresa podía descentralizar las
distintas fases de su producción por razones técnicas en distintos
lugares del mundo, donde los costos fueran menores.
17
Surgió el factor de la maquiladora, fase del proceso de producción
que no pudo ser sustituído: la mano de obra. Se descentralizó el
sector productivo y comenzó en esa fase a acomodarse en los
países en donde la mano de obra era ínfimamente más barata que
en los países centrales, como fue el caso de México y, también, de
algunos países africanos.
Esta situación se acompañó con otro fenómeno con el que se ha
pretendido confundir: la desregulación del capital ante el riesgo de
su propia crisis, que llegó a transformarse en fenómeno político.
El problema político se acompañó de la revolución tecnológica,
referida a la informática; entonces, ambos procesos que tienen
ciertas dinámicas independientes pero que se vinculan entre si, se
han confundido con el gran concepto de la globalización.
Me interesa destacar que en el proceso tecnológico, lo que se llamó
la innovación tecnológica ha subido en la ecuación de la dinámica
económica del capital, produciéndose una simetría entre los dos
grandes factores que de alguna manera deben tenerse en cuenta
en un desarrollo económico: el factor trabajo y el factor capital. La
tecnología permitió algo que era previsible a fines del siglo XIX: que
el capital prescindiera de la mano de obra gracias a la innovación
tecnológica; esto generó un proceso productivo con una población
económicamente activa cada vez menor - como sigue siendo el
proceso -.
En este momento se comenzaron a presentar cosas curiosas: Subió
la curva del producto bruto interno o la tasa de crecimiento de un
país y paralelamente se dio el inverso en la baja del empleo. La
revolución tecnológica tuvo otro efecto, puesto que hizo complejo
el factor trabajo en el sentido de que lo estratificó en la población
económicamente quieta, de una manera no prevista hasta ese
momento, y comenzó un nuevo modo de colocarse en el proceso
productivo, como es lo que deberíamos llamar el proceso de
descentralización a través de las subcontrataciones.
¿Quién es el obrero de esa industria? Ellos lograron un fenómeno
ideológico y teórico: un individuo que era empleado de una
textilera no se sentía obrero, sino pequeño empresario textil, pero
de hecho era obrero y ese fenómeno jurídicamente dio lugar a
otras subcontrataciones, donde el obrero o empleado no tenía una
relación con la empresa con la que realmente trabajaba, sino con
un señor que trabajaba para la empresa y que no era propiamente
el productor del bien, sino un intermediario entre la población
económicamente activa y la empresa.
Estos son los fenómenos que estamos viviendo: parte de la
población económica activa sufrió consecuencias inevitables,
hay recomposiciones de tipo ideológico, pérdidas de identidades,
se produjeron crisis de las organizaciones sindicales y políticas,
la clase política dejó de ser representativa de algo -dejó de tener
discursos ideológicos coherentes-, los partidos ya no representaban
nada o representaban todo que es lo mismo que nada, se produjo
una atomización de la población que estuvo siendo estimulada por
18
esta lógica económica y a la vez se produjo una disminución de la
participación del Estado como el gran regulador.
Estamos viviendo un momento coyuntural enorme. Aparecieron
los primeros síntomas con la crisis financiera y ahora se están
transformando; dejó de ser una crisis financiera con liquidez y
comenzó a hacer una crisis la economía real. Estamos viviendo ese
síntoma, pero lo que se está enfrentando es un problema mucho
más profundo, un cambio en el esquema teórico ideológico de lo
que es el capitalismo del siglo XXI.
El fenómeno hay que procesarlo teóricamente. No es el capitalismo
manchesteriano que analizó Marx en el siglo XIX, ni es el capitalismo
de comienzos del siglo XX, ni es el capitalismo de Keynes; es un
capitalismo mucho más complejo que va a necesitar, probablemente,
como podría ser el caso de las políticas de Obama en Estados
Unidos, de un regreso a ciertas formas de inclusiones en una lógica
de aceptación, más allá de las exclusiones estructurales.
Este es un punto sobre el cual no se puede decir la última
palabra porque estamos viviendo una transformación del modelo
económico. No es simplemente una crisis normal, una crisis de la
industria automotriz o la industria del acero.
En este momento, la crisis China se está reproduciendo de manera
brutal; en este país el crecimiento, al momento, es de un 12 a un 8 %
de su crecimiento anual; si los chinos crecen menos de un 8% van
a empezar a tener problemas políticos entre sí. En América Latina
hay países que crecen al 2% como es el caso de México -o el 1,5%
para el año 2009-; y si hablamos de cifras de 8% en el caso de China,
se creería que está en un momento espectacular, pero tomando
como muestra 1.300 millones de chinos, el 8% no es suficiente.
Parece que están contrayéndose porque la prensa publicaba sobre
los USD 1.600 millones que los chinos pusieron keynesianamente;
estimulación de la demanda interna de los 1.300 millones de chinos
para que puedan mantener la capacidad de importación de aquellas
industrias de otros países que viven de las exportaciones a China.
Se viene dando una crisis del modelo con incalculables
consecuencias. No existe una suma en dólares que se pueda
aplicar para salvar el banco, o salvar la industria. El modelo en crisis
necesariamente debe enfrentarse en los planos teórico e ideológico,
aunque eso está por verse… Estamos recién empezando la fiesta, el
baile no se sabe cómo va a terminar. Lo que si debe preocuparnos
es el papel que cumplen los países de América Latina.
Los países de America Latina se han convertido en mercados, pero
su transformación puede producir situaciones graves a causa de la
lógica económica. El punto es importante y no se sabe hasta dónde
pueda ser susceptible de corrección de acuerdo con las nuevas
políticas de intervencionismo estatal que ya se están dando en la
Unión Europea, en Japón, probablemente en los países asiáticos y
en los Estados Unidos.
19
La lógica que se debe entender es la relacionada con la reproducción
del capital, si no la comprendemos, no podemos entender ni la
educación ni la cultura. Esta lógica supone algo elemental como es
el valor agregado, factor sin el cual no puede darse la reproducción
del capital. El valor agregado es la capacidad que tiene el capital
de invertir para mejorar la calidad de su producción a través de
innovaciones tecnológicas; si no es capaz de hacerlo pierde el
mercado, es desplazado por otro producto. El valor agregado debe
ser pagado por el propio capital que se está reproduciendo y por lo
tanto aumenta sus costos hasta el punto que por el alto precio de
venta del producto no lo puede comprar nadie.
¿Cómo se enfrenta esta situación dentro de esta lógica de
reproducción del capital? Con la masificación de la producción.
Cuando se aumenta el volumen de producción se abaratan los costos
por unidad, pero para aumentar el volumen de la producción se
tiene que aumentar el tamaño de la oferta, y no se puede multiplicar
el volumen de la producción sin contar con los mercados pequeños.
Esta lógica hace algunos años comenzó a operar como integración
regional, es la más clara expresión de lo que estoy diciendo.
La Unión Europea es quizá la que mejor funciona, en América Latina
lo estamos viendo. Los Tratados de Libre Comercio apuntan a eso,
a multiplicar la masa de consumidores para que el valor agregado
pueda tener un costo que no se parezca al precio de venta, que
siempre se encuentre un comprador.
La masificación de los mercados no sólo es un problema económico
y financiero, mirado desde esa lógica sus consecuencias se van
manifestando. Es el caso de como el tema vinculado a la educación
comienza a disolverse, así como el concepto de sociedad nacional
y el sentido de país. Se deja de hablar de proyecto de país, se van
debilitando las referencias colectivas, se provoca la liberación de
una crisis de identidad, los ciudadanos dejan de ser ciudadanos
con proyectos para transformarse en consumidores, la democracia
deja de ser un espacio público para convertirse en un conjunto de
administradores eficientes del mismo proyecto.
Como somos testigos de lo que acontece en Chile, donde las ideas no
cuentan, donde da lo mismo ser conservador que liberal o socialista,
porque están todos metidos y administran lo mismo, y la clase política
termina por diluirse, deja de tener personalidad política e ideológica,
se transforma en lo que en Chile se llama la clase transversal, donde
se puede pelear en la cámara o en el senado y después todos se
juntan a tomar te, a comer y a ponerse de acuerdo con el negocio.
El negocio es el proyecto que se administra desde el Estado y, por lo
tanto, lo que se termina por disputar no son proyectos de sociedad
sino quién administra el mismo proyecto. Esas consecuencias se
están repitiendo en distintos grados con particularidades nacionales
en todos los países de América Latina.
Este es un punto sobre el cual se debe ser muy cauteloso porque
abarca las particularidades nacionales que debemos tener en
cuenta; pero la lógica va para allá donde hay crisis de partidos
20
políticos, donde hay crisis de representación, donde el concepto
de ciudadanía deja de tener un contenido para recurrir a una
democratización que no es propia; un proceso que además, si
comenzamos a analizar con detenimiento en el ámbito del sistema
político, nos vamos encontrando.
No estoy hablando de cualquier país que no sea Colombia, quiero
ser claro en ese sentido. La democracia termina siendo un estado
de excepción. En la democracia también aparece el estado de
excepción, tal como lo priorizó en el año 1922 Karl Schmitt, autor
del libro La dictadura, y del planteamiento acerca del estado de
excepción, recientemente retomado, entre otros autores, por
Agamben.
El libro de las dictaduras anticipó lo que era el estado ideal político
del capitalismo altamente conservador. Estado de excepción es un
régimen que dicta leyes para justificar la no aplicación de las leyes,
donde la ilegalidad se legaliza y toma muchas formas, una de ellas,
la más conocida de todas es la llamada la delegación de jurisdicción
o delegación de atribuciones.
En este momento en muchos países del continente vemos que
los parlamentos constantemente están cediendo sus facultades al
poder ejecutivo y cada vez más el poder ejecutivo está delegando
sus atribuciones en una autoridad unipersonal, en la figura del
presidente. Estamos viendo presidentes que son verdaderos
monarcas constitucionales, pero a diferencia de las monarquías no
son reyes, son presidentes electos, que supuestamente gobiernan
con el congreso, tienen cámara de diputados y tienen senadores.
Lo que Schmitt llamó el estado de excepción no debe ser solamente
una preocupación exclusiva de los politólogos, este es un fenómeno
global en el sentido de que es un fenómeno económico y político
en el que se condiciona uno con otro y que desde luego está
teniendo consecuencias culturales, por lo tanto educativas y, por
último, psicológicas. Al ir conformando subjetividad en las personas,
procurando que acepte, que haga lo que sea aceptable, que sea
aceptable la inseguridad, la falta de perspectivas para el futuro, la
marginalidad, que sea aceptable todo, es decir, la naturalización de
la injusticia, de la pobreza, de la falta de derecho, la naturalización
de no estar incluido.
Ese es el problema, porque si no hubiese naturalización habría una
conciencia de lo que significa ser pobre, de lo que significa no tener
derecho, de lo que significa no tener inserción en la economía. Pero
en la medida que se naturaliza, se acepta que no se tiene derecho,
en ese momento empieza acuñarse un concepto como el de la
población que sobra.
En este momento el orden económico mundial lo está entendiendo
y de ahí la política del Banco Mundial, la política focal de la asistencia
a la pobreza a través de los respectivos gobiernos de los países que
están orientados a tratar a la gente que nunca va a tener el acceso
a la estructura económica, porque está excluida como la población
21
económicamente activa, como la gente que hay que atender con la
vieja política del emperador Julio Cesar: pan y circo; y como me lo
decía un colega: “No te preocupes por estos problemas, el problema
se puede resolver de una manera simple: que la gente no proteste”.
Suena muy interesante. Entonces hay que diseñar estrategias para
que la gente no proteste, para que la gente no haga preguntas,
para que la gente no adelante, para que todos se hagan pequeñitos
y entremos en la pedagogía bonsái: hombres bonsái, mujeres
bonsái, algo estéticamente armonioso; todos muy inteligentes pero
sin conciencia, sin voluntad, sin sueños, sin fuerza, sin capacidad
de pregunta. Todos aplastados por la lógica de la discriminación
que tiene muchas formas, la más conocida por todos es el
amedrentamiento, el miedo y la autocensura: ¡Cuidado no te
muevas porque te va ir mal!; y también está la lógica del zoológico,
es la lógica de los animales: no te metas en mi terreno porque si te
metes en mi territorio, te va ir mal. Quédate en el tuyo, como decían
los militares chilenos a la gente de las poblaciones; que sus hijos
protesten pero que protesten en su casa, que protesten frente a la
puerta de su casa, si se van a la casa contigua o si se van a la plaza
pública, lugares más transitados, después usted no reclame porque
no es responsabilidad nuestra que le pase algo a sus hijos.
Esa lógica en este momento es una lógica social generalizada de
legitimación de un cierto orden, de un simple orden, de un orden
que corresponde a un estado de excepción, que es el estado que
requiere la recesión del capital hasta hoy. De aquí para delante va
depender de cómo se arregle el paquete de la reflexión del capital y
los valores agregados.
Estamos como en el umbral de una situación por venir, que no
podemos anticipar cuál sea. Aquí es donde surge el problema que
de alguna manera quiero comentar, como punto de fundamental
interés: el gran problema que tenemos en este momento y que se
agudiza dentro del contexto económico y político es que América
Latina se está quedando sin cabeza.
Hay un proceso de capitalización colectiva que tiene como forma
conocida la estulticia hecha inteligencia, la estupidez colectiva, para
lo cual hay instrumentos inteligentes y eficaces como los medios de
comunicación de masas, los programas televisivos y mucha prensa
que apunta a eso, a lo bonsái: no piense, no se preocupe por el otro,
resuelva sus problemas familiares, en el mejor de los casos los de
sus hijos, de sus padres, de sus abuelos; pero los problemas del país
son incumbencia de otros, no moleste, no pregunte, no participe, no
se interese por la comunidad. Lo uno como consecuencia de lo otro.
Lo que se está naturalizando en los jóvenes es una suerte de
nihilismo acompañado de empatía con el desinterés por los demás,
de individualismo narcisista, como si creyeran que contemplando
su propio ombligo van a resolver el futuro. Lo único que hacen
es pintarse el pelo de todos los colores y vestirse de mil maneras
manifestando una rebeldía que no tiene perspectiva, una rebeldía
altamente conformista sin consecuencias sociales de ningún tipo.
Se estimula a la sociedad civil para que no funcione, a la ciudadanía
22
para que la gente no sea ciudadana, para repetir un proverbio chino
de Mao Tse-Tung: “Que crezcan las mil flores”, pero en el caso
nuestro que las mil flores sean secas, que no florezca ninguna.
De eso somos en gran medida responsables los intelectuales,
porque apenas nos estamos dando cuenta de esa decapitación.
Partimos de la base de que el continente no es que se esté quedando
sin ideas, sin discusión, sin teorización o sin información; se está
quedando sin pensamiento, lo que es diferente. Cuando hablo de
pensamiento, y estoy en presencia de gente preocupada por la
educación, lo reduzco a algo elemental de lo que es fundamental en
la historia del hombre: nos estamos quedando sin la capacidad de
hacer preguntas. ¿Cuáles? ¿Cuál?, son las preguntas que se están
haciendo los colombianos sobre Colombia, los chilenos sobre Chile,
los mexicanos sobre México; hablamos de América Latina como
una especie de abstracción total.
¿La clase política sabe lo que es América Latina? ¿Está interesada
en saber qué es América Latina? ¿Cuáles son las preguntas sobre
América Latina? ¿Cuáles son las preguntas que nos estamos
haciendo sobre nuestro contexto histórico cultural? ¿Eso es
pensamiento?
En este momento en las ciencias sociales no hay preguntas, en
educación no hay preguntas. La mejor demostración de la falta
de preguntas en el plano de la educación es la famosa lógica de
las competencias que no se si llegó a Colombia; allí el individuo,
la humanidad del individuo, es ser competente, y nadie sabe para
quién es competente, ni para qué se es competente y de qué se es
competente, como si el ser humano se agotara en la capacidad de
inserción laboral.
¿Y qué pasa con la revolución tecnológica que está transformando
el mercado constantemente? Hay que estar competentemente,
o sea que la vida se convirtió en una serie de carreras por la
competencia sucesiva. Una de estas carreras es insuficiente
porque un individuo debe insertarse no una sino muchas veces en
el mercado, porque el mercado le está exigiendo competencias
diferentes y lo está exigiendo de acuerdo con sus transformaciones.
Por esta lógica de reproducción es que el capital necesita cambiar
su estructura productiva y la población económicamente activa y las
competencias necesitan involucrarse en los cambios. Eso significa
que nos estamos quedando sin pensamiento, porque algo está
involucrado.
¿Qué pasa con el pensamiento en el continente? Nos estamos
quedando sin sujetos, desde un riesgo que se expresa por medio
de muchos síntomas, donde se destaca la subalternidad creciente,
reforzada por la falta de referencias colectivas. Los jóvenes
mexicanos preguntaban: “Díganos profesor, ¿desde qué colectivo
CLACSO, dedicado a la clase obrera, nos quedamos sin obreros, sin
objeto de estudio? Porque no hay más solidaridad, no hay sentido
de pertenencia colectiva”.
23
¿Qué son los roles que debemos cumplir: ser respetable, reconocido,
tener carrera, ser promovido, ganar más, pero ese es el rol?.
En este momento cuando se conversa con un profesor, no habla el
profesor, habla el rol profesor, el ingeniero, el médico, para tomar
cualquier profesión. No son ellos los que hablan, son los roles; por lo
tanto el pensamiento y lo que uno es como persona es lo que hace,
eso simplemente es la máxima expresión de ellos, es una adaptación
sin perspectivas a un orden de cosas que están cambiando y que
constantemente me están cambiando, por lo tanto si no tengo la
capacidad de entender el cambio de esa circunstancia me quedo
fuera de ella.
El anterior punto nos lleva a una cuestión central en esta discusión: a
partir de la idea de falta de referente colectivo y de carencia de visión
de futuro, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Si la realidad socio
histórica no obedece necesariamente a leyes como se creyó en mi
época, entonces, qué decir, si ya no tenemos la convicción, como
partía señalando de que el futuro está garantizado?, entonces ¿que
es el futuro? Si no tenemos la certeza de que la sociedad camina y
evoluciona sometida a ciertas leyes hacia un futuro mejor, entonces
¿qué es esa realidad? Esa es la pregunta que debemos hacernos
todos los días; hablamos de la realidad de la historia y, qué significa.
la palabra, la palabra realidad, la palabra historia y qué significa
la palabra ser sujeto en la historia, porque seguramente se puede
estar de acuerdo en alguna cosa: somos sujetos humanos, somos
personas, somos sujetos históricos, y todo eso ¿qué significa?, ¿hay
claridad?
Esa es la pregunta que hay que hacerse, no está claro y eso hay que
discutirlo en espacios académicos. Este es un problema, porque no
en todos los espacios académicos es un problema. Y si la mayor parte
de las universidades son simplemente fábricas sociales para formar
puros profesionales, pura lógica instrumental sometida a la lógica de
las competencias para ser un buen electricista o un buen agrónomo,
pero sin la capacidad de hacer una sola pregunta inteligente, de
¿cómo está la agricultura? o ¿cómo está la construcción?
Ahí no se están formando seres humanos, sino robots de Rolex, y en
esa dirección se impulsa a la universidad, como ha sido la propuesta
de la propia UNESCO y de occidente: terminar las universidades
y remplazarlas por institutos de altos estudios profesionales. El
concepto mismo de formación se reduce a la lógica instrumental
de un buen especialista. ¡Cuidado con los especialistas!, han dicho
los Alemanes hace mucho tiempo con experiencia, ha dicho Apel,
cuidado con los especialistas ha dicho Bloch, dos autores de mi
preferencia que desafortunadamente no son latinoamericanos.
Todavía no escucho pausas en algunos intelectuales, podría ser
Elizalde; que alguien diga alerta con los especialistas de Colombia.
En estos momentos en el Consejo Latinoamericano de Ciencia se
reúnen 6000 especialistas y uno se pregunta: ¿Dónde está la eficacia
de su producción? ¿Se hace sentir en algún lugar? ¿Dónde está?,
24
¿Qué están diciendo en sus respectivos países?, ¿Hay propuestas?
Los especialistas están financiados, tienen año sabático y jubilaciones
garantizadas y hacen lo que les plazca, porque las instituciones se lo
garantizan y ¿dónde están esos proyectos?, ¿hacia dónde apuntan?
Acabo de recibir una invitación para participar en Buenos Aires en
un Simposio sobre el Problema Metodológico, hay alrededor de
1500 temas, pero de todos ellos, es triste decirlo, pocos plantean
problemas. Pero es parte del debate: ¿hacia dónde están apuntando
estos navegantes de la inteligencia?, ¿hacia cualquier lado?, ¿hacia
dónde se está construyendo?, ¿qué se puede llegar a componer
como visión de continente?, ¿sobre qué articulamos todo este
conocimiento altamente especializado? Son las preguntas que
estoy haciendo. ¿Hay pensamiento especializado o solamente
información, o sofisticación técnica o manipulación de información?
El pensamiento no solamente es información, no solamente es
tecnología aplicada, es una visión de la tierra. Nos estamos quedando
sin pensamiento, sin una visión capaz de articular el conocimiento
de los especialistas.
Nos estamos quedando sin esa visión capaz de articular ese
pensamiento especialista, porque no tiene sentido articular, porque
estamos sin visión de futuro, porque no tenemos referente de
colectivo, porque no hay visión de país que construir, sólo administrar
y administrar. Muy poco nos importa en este sentido dónde hay un
cuestionamiento del pensamiento, dónde hay un cuestionamiento
del sujeto.
¿Qué sujeto hay en América Latina, qué sujeto se está formando?
¿Qué grado de compromiso tiene ese sujeto con su propia realidad
o solamente está comprometido con los libros? Se compromete
con los libros llamados estados de arte, es lo que se le exige a quien
cursa una maestría o un doctorado. Los señores que navegan en
los estados de arte no tienen ni la menor idea de lo que es su país,
ni le interesa. Le interesa la colección de títulos bibliográficos para
citarlos a pie de página, ojala en varios idiomas, pero no se hace
ninguna pregunta inteligente sobre su país.
Hay que decir algo en forma descarnada: ¿Por qué se hace
inversión? ¿Alguien hizo estructura? No podemos decir que nadie,
con pocas excepciones en este momento alguien discrepa. Los
stand académicos no están comprometidos en contestarse la
pregunta del contexto actual desde el quinto país, no es el caso de
Colombia. Entonces, ¿qué pasa con el hombre de América Latina?
Salta la premisa inicial, ¿si la historia no obedece a la ley entonces qué
es una construcción y quién construye la historia de los hombres?,
¿hay hombres constructores de historia en este momento? Esa
es la pregunta, ¿dónde se construye?, ¿En las grandes batallas?
También se construye desde la derrota. No es que se construya en
los grandes espacios reformados de la historiografía, se construye
desde la vida cotidiana, la de todos los días, al ejercerse un trabajo,
un pensamiento, al construirse una relación con otro se está
25
Esta afirmación está demostrando que esos expertos en América
Latina, que no son pocos, piensan así, se quedan sin pensamiento.
La pregunta es ¿Cuáles son los colectivos, si tengo una convicción
de país, una convicción de nación, dónde están esos colectivos
o esos sujetos sociales en los cuales se organiza con sentido
de trascendencia histórica un pensamiento? Este es un punto
fundamental, se ve en los maestros de México y de Chile; no voy
hablar de otro país donde viven en la anomia total en la parte afectiva,
donde cualquier intento que se haga en el sentido de formar a la
gente desde la pertenencia colectiva, pensando en lo colectivo,
es una hazaña histórica; porque esos colectivos a veces hay que
descubrirlos de nuevo.
Emergen algunos problemas de carácter intelectual: ¿si no tengo
visión de colectivo no puedo tener visiones de futuro? Puedo tener
deseos de futuro, imaginación de futuro, puedo hacer poesía de
futuro, pero no voy a tener una visión que movilice fuerzas como
algo fundamental de la lógica del orden económico, con implicación
política. Hay cosas claramente diseñadas para cercenar esas
visiones de futuro, lo que evidentemente es muy grave, porque la
carencia de visiones de futuro, como consecuencia de que no hay
referentes de colectivo con los cuales yo enfrente mi vida o la vida
con los otros, debilita al sujeto en extremo, lo obliga a buscar refugio
y el refugio se lo ofrece el sistema.
UNA ANÉCDOTA.
Un grupo de maestros de básica en Chile organizaron un congreso
sobre pedagogía, formación y recursos pedagógicos. Entonces
me decían: “Hemos aprovechado para mostrar los progresos de
Chile… cuando no estamos en los cursos, nos íbamos a mostrarles
los centros comerciales”. No discutían las escuelas, no iban a
demostrarles cómo funcionaban, pero si cómo la gente compraba
y vendía la misma mercadería que tenía México o Río de Janeiro; la
máxima enajenación, la enajenación en función de pertenecer a la
sociedad por un mecanismo absolutamente respetable, pero que
no puede agotar la concepción del hombre, como lo es el consumo.
Como lo dice el colega chileno Tomás Moulian: “el consumo me
consume, como persona autónoma, como persona con capacidad
de leer mi circunstancia, pero no para quedarme en la contingencia
de mis circunstancias, sino para leer las perspectivas de visión de
futuro”.
Esto tiene que ver con el rescate del sujeto. Perdone que hable de
sujeto, pero entiendo que estoy hablando en términos genéricos
porque no me gusta la palabra sujeta; sujeto equivale también a
mujer, no me acusen de género aquí, estoy hablando en términos
genéricos, los hombres genéricamente, la especie humana. Yo diría
que si el hombre está en riesgo es no solamente por cuestiones
ecológicas, es porque nos estamos quedando sin ser personas, nos
estamos quedando en los atributos que la sociedad nos impone,
26
construyendo historia, se está trascendiendo, trascendiendo al
sujeto más allá de su individualidad egotista, de su narcisismo, de
su conformismo, se está conformando un sujeto que es constructor
de realidades, que lo exceden.
La realidad siempre excede al individuo, en tanto la realidad era el
resultado de la relación del individuo. Por lo tanto, la relación del
individuo no son sólo esos individuos en relación, sino que ahí
está el punto: el sujeto que construye y cómo construye. Ustedes,
¿cómo construyen su realidad?; tenemos unas claves. Eso tiene
implicaciones en el plano de la formación, formación de la enseñanza
básica hasta el postgrado.
Un programa de postgrado en la UNAD, de calificación: el
Programa de Estudios Latinoamericanos, que tiene una gran
cantidad de alumnos becados. A todos se les preguntó: “Díganme,
con los años de experiencia universitaria, ¿qué libro lo ha influido
a instruir respuestas?” ¡Ninguno!, ¿entonces que pasó con esos
presupuestos?, ¿leyeron entonces?, ¿cómo leyeron?, ¿o, leyeron
fichas?, ¿hicieron una especie de anatomía de los textos, un
descuartizamiento de los textos?: leo una partecita de este, una
partecita del otro… ¿Por qué consultaron 3000 fichas?, ¿lograron lo
que querían o no lograron nada? Para una memoria frágil que a
los tres años ya ha olvidado, cuando nos preguntamos cuál es el
constructor, no hay una respuesta clara.
En la coyuntura de este momento hay una crisis evidente de lo
humano, no solamente en lo económico y lo financiero, sino en
lo ideológico y lo teórico. En este momento no hay una idea que
permita decir, lo voy a remplazar por este modelo. Esta coyuntura
está abriendo todas las posibilidades, no hay pensamiento para
llenar esos vacíos que el propio modelo nos está mostrando. La
pregunta fundamental, la recupero no en el plano de la filosofía
de la historia, si no en el plano de la formación. Se construye con
inteligencia, pero no la hay; se construye con conciencia, y ¿qué es
conciencia? Los intelectuales como tenemos conocimiento somos
conscientes, ¿hay alguien consciente sobre la intelectualidad, la
erudición o la especialidad?, eso no es conciencia, es simplemente
información o entrenamiento o experticia.
La historia nos ha atrapado con experticia que se construye con
un entendimiento, con una capacidad pensante de manejar la
información, de una perspectiva que trascienda lo que pasó. No
es extraño que los grandes cambios que haría la humanidad en
el ámbito de las ciencias naturales hayan estado precedidos o
acompañados de grandes elaboraciones filosóficas. Los grandes
físicos, los grandes biólogos, los grandes clínicos, los grandes que
han transformado la astronomía, siempre han tenido de alguna
manera una concepción filosófica de lo que están haciendo, esa
filosofía en esos años, por lo menos en los siglos XVIII y XIX, cumplía
esa función de sintetizador, dándole una perspectiva de síntesis del
conocimiento especializado que va más allá del consumismo.
27
Hoy tenemos una filosofía capaz de sintetizar el conocimiento
especializado. Existe la posibilidad de poder repetir las llamadas
reglas del método; tenemos una noción unificada de lo que es razón,
de lo que es ciencia, de lo que es teoría, de lo que es realidad; eso
es lo relativo que tenemos, y que tiene que ver con las relaciones
conceptuales que estoy analizando, porque hay gente que ha
planteado su demanda en ese sentido. Tenemos la noción método,
la noción compartida de la teoría, de realidad; eso es parte de la
solución de lo que estamos llamando una función articuladora del
conocimiento disciplinario, si queremos entender que la construcción
del imperio se hace no sólo con entendimiento sino también con
conciencia.
Una conciencia que me permite articular los distintos conocimientos
especializados que están de alguna manera enclaustrados en
diferentes campos disciplinarios, que no se comunican entre
sí. Tenemos que agregarle una dimensión muy poco trabajada,
incluida la filosofía en América Latina: la conciencia histórica. No
tenemos conciencia histórica, hablamos de ella, hablamos de que
somos históricos y del pensamiento crítico; si hay un pensamiento
sin conciencia histórica es el pensamiento crítico.
Las experiencias políticas del continente en los últimos 30 años son
proyectos de sociedad y proyectos de cambio en políticas agrarias,
políticas industriales, políticas en educación y de cultura, que se
encontraron sin conciencia histórica a través de los recursos de
analogismo, como resulto allá y acá.
Chile es un caso paradigmático. La experiencia de Allende, donde
todo se concebía, no desde las exigencias contextuales del pueblo
chileno, del campesino chileno, del obrero chileno, de la clase media
chilena, de los profesionales chilenos, como había sido en Cuba o en
Rusia Zarista o en Polonia de Rosa Luxemburgo.
¿Estoy caricaturizando? no, estoy poniendo un ejemplo. ¿Como
resultó en Cuba tiene que resultar en America Latina?, ¿con el mismo
recetario de los cubanos? El drama y la tragedia tienen en Bolivia un
ejemplo tremendo y podemos repetir muchas experiencias. Éste es
un laboratorio devastador de la falta de pensamiento histórico, de
un pensamiento ideológico sano, comprometido, honesto, nadie lo
discute.
Para mostrar sociedades futuras de cambio, se tiene que ver con
el elemento psicológico de la voluntad, y esto es muy importante
porque detrás de la voluntad hay mucho más que detrás de la
inteligencia analítica, mucho más que la conciencia. Detrás de la
voluntad, como definición de la persona en la subjetividad, está
el deseo de algo, el valor de hacer algo, el deber de hacer algo, el
atreverse a hacer algo. Para que yo me atreva a cambiar algo, como
democratizar la democracia, hay una condición.
No es de sentido común que para poder cambiar algo, ese algo no
puede ser una externalidad, porque estamos plagados de discursos
28
con buenas intenciones, discursos retóricos que nos pretenden
cambiar la historia con puros adjetivos o construcciones de
predicados, pero con un rasgo sin sujeto, como si los predicados
construyeran en sí mismos la historia, donde el sujeto se limita a ser
un sujeto gramatical en el mejor de los casos.
Si es gramatical, ni siquiera es la primera persona del plural. Si fuera
la primera persona del plural, estaríamos por lo menos hablando de
un sujeto colectivo o comunitario como lo busca esta universidad.
No estamos hablando de un sujeto Prometeo individual, con una
voluntad individual, donde el deseo de construir es un deseo
puramente individual. ¿Qué pasa si ese Prometeo en el que nos
queremos transformar es un Prometeo con reumatismo, es un
Prometeo con Alzheimer, o un Prometeo que tiene que andar con
bastón? Que no puede ser más Prometeo, es un caso único. ¿Dónde
está la fuerza de ese Prometeo?, está en ese sujeto yo, yo sujeto;
ahí hay un cambio paradigmático fundamental que nos obligó a
romper con los paradigmas anteriores.
Desde el siglo XVII en adelante, ese yo, no es un yo individual, y
entonces, como me señalaba un intelectual mapuche: “Ustedes me
decían o estaban muy preocupados por la notredad y yo le pregunto
a ustedes ¿dónde está nuestra notredad, donde está la notredad?”
Porque si no la tengo clara no puedo tener claro la notredad. Lo que
quiero decir es que dónde está el yo, ese yo que no solamente es
un yo solista, un yo refugiado en el nihilismo, un yo bueno narcisista
en el que se están transformando gran parte de los intelectuales del
continente con pocas excepciones.
Y lo digo en este espacio donde supongo que se está en contra de
eso. Esa notredad, ese yo colectivo, es un problema que tiene que
ver con la voluntad, la voluntad de querer hacer algo, de atreverse a
hacer algo, es la necesidad de ser sujeto. Si no tengo la necesidad
de ser sujeto no tengo la necesidad de construir, no tengo necesidad
de pensar, no tengo la necesidad de futuro y me basta para calmar
mi conciencia lo inmediato de la circunstancia, el conformismo,
la apatía, la indiferencia, constantemente estimulados por toda la
propaganda subliminante.
Usted no se preocupe de nosotros, porque los otros no existen, porque
ya no hay espacio público y entonces eso nos lleva, por ejemplo,
a que tengamos cada vez más sistemas políticos democráticos sin
vida pública. ¿Qué es la democracia sin vida pública?: es un conjunto
de procedimientos. La democracia en el continente se expresa con
conciencia, no con inconsciencia, dicen los especialistas. La mayor
parte de los estudios sobre la democracia en estos momentos son
estudios sobre procedimientos democráticos, donde el problema
de la vida pública no aparece. Retomando el concepto en la vieja
concepción de la polis, la paideia surge en la vida pública de la polis,
porque formar ciudadanos no era formar expertos, era formar gente
capaz de participar en la vida ciudadana.
29
Hoy día tenemos un problema a escala mayor, no existe vida pública,
no hay información, no hay intercambio. La gente se refugia en el
televisor, en sus cavernas, se refugia en sus casas y cree que porque
ve televisión participan en la vida pública, porque está informado
cree que está en la vida pública. Y no está en la vida pública sino
simplemente es un objeto más; eso debilita la voluntad de construir,
en tanto se debilita la necesidad de ser sujeto. Ahí hay un deber,
una tarea impostergable en la lógica de formación, es decir, la
educación es en este momento el discurso clave. Si nosotros no
somos capaces de corregir los procesos formativos del actual
proceso histórico, difícilmente podemos pensar un futuro diferente.
Si esto lo pusiera en términos más formales, se trataría de algo muy
técnico, pero no es técnico de manera muy sintética; lo que estoy
diciendo es el tratar de incorporar al sujeto a su propio discurso,
porque en estos momentos hay muchos sujetos que no tienen
discursos y hay muchos discursos que no tienen sujeto. Ese es un
problema no menor, que de alguna manera pretende dar cuenta de
lo que está pasando en este momento.
Esto deriva en una serie de cuestiones que tienen que ver con el
conocimiento general: qué conozco, qué es lo que hay que conocer.
No puedo comentar desde dónde conozco. Para qué conozco, si
conozco la vivencia, conozco la pobreza, conozco el analfabetismo,
conozco la participación ciudadana, el tema que sea. La pregunta
que haría es ¿desde dónde usted lo está pensando y para qué lo
está pensando? ¿Por qué le interesa a usted la democracia, si lo
tiene claro y desde donde la está mirando?, ¿por qué la democracia
se puede pensar desde una perspectiva?
El problema de Chile: una democracia donde hay gente que le gusta
la democracia para enriquecerla o para debilitarla. Hay gente que
le preocupa el analfabetismo para lograr no solamente la cobertura
estadísticamente hablando de la atención de la población analfabeta,
sino que le interesa alfabetizar para formar ciudadanos. A algunos no
les interesa el ciudadano, les interesa quitarse presiones de encima
o pontificar frente a las empresas o los organismos internacionales
que le están midiendo su calidad de vida a los países para darle
o no un préstamo. El desde dónde y para qué ustedes se están
planteando preguntas, es un tema que tiene que ver con el conocer
todo, un todo en donde hay ciertas cosas que significan sobre otras.
Aquí es donde entramos en un debate fundamental, si la realidad
social es una realidad que la construyen los hombres.
La pregunta que yo tendría que hacerme sería ¿tengo que conocer
entonces aquella realidad en la cual el hombre puede intervenir? En
toda la realidad puede intervenir, esos son problemas concretos de
tipo epistémico, no todo tiene la misma importancia, hay una realidad
que yo puedo conocer y que actuando sobre ella produce un efecto
multiplicador. No todas tienen ese efecto multiplicador, desde allí
viene la crítica al problema de ese conocimiento fragmentado, lo
que nos lleva a una serie de problemas metodológicos, a una serie
de problemas epistémicos.
30
Evidentemente hay problemas enormes de carácter epistémico
metodológico, no solamente en lo referente a diseños de
investigación, sino en lo que tiene que ver en el proceso de
formación: ¿cómo estamos formando a la gente en términos de
desarrollar su imaginación, de fortalecer su intuición, de desarrollar
su capacidad de asombro?, ¿cómo estamos formando a la gente
para que enfrente su contexto, para que lo lea?, ¿cómo leemos la
historia, sabemos leer o solamente sabemos leer libros, como se lee
un contexto?, ¿Cómo poder aprovechar la teoría para enriquecer el
pensamiento del contexto?, ¿cómo se lee un libro, cómo se potencia
un libro, para poder leer no sólo el libro sino que se transforme en un
instrumento, en un sujeto para leer aquello que está inédito, aquello
que está en la real historia? Esos son los desafíos de tipo formativo
de lo que estamos pensando. ¿En ese campo la universidad qué
papel cumple?
Uno de los papeles fundamentales de la universidad es la
potenciación del pensamiento con el esfuerzo de colocarse frente
a las circunstancias. Este colocarse frente a las circunstancias
ayudará, no solo a resolver los problemas que otro le planteó, sino
para poder reconocer las potencialidades que se mantienen en el
contexto, en la medida que se sepa leer ese contexto en términos de
sus dinámicas históricas y culturales, y eso implica una formación
rigurosa no solamente de la inteligencia analítica, sino de la
capacidad de nosotros de colocarnos en el contexto.
Pregunto: ¿ustedes cómo se colocan en su contexto, se colocan en
su contexto o el contexto los transforma en un objeto disciplinario de
estudio, un objeto es un contexto o un contexto se puede reducir?
Un objeto disciplinario económico, antropológico, o como fuere, es
algo que incluye a la disciplina y me obliga a un corte interdisciplinario
que supone un razonamiento más complejo que el de cada una
de las disciplinas por separado; es parte del proceso de formación,
donde es una enorme carga epistémica, y eso es un espacio
privilegiado que deberían cumplir las universidades, en lugar de
transformarse en fábricas sociales… pero si se están transformando
en fábricas sociales.
Creo importante plantear problemas de ese tipo que en definitiva
podría reducir a los siguientes dos enunciados: por una parte,
recuperar el pensamiento no como construido sino como acto de
pensar, que implica un problema tanto psicológico-educacional
como epistémico. El acto de pensar es el sujeto, el sujeto potenciado,
y esto no es una salida que comienza con los poblados, comienza
con los niños, comienza con los adolescentes, porque si no se
resuelve con los niños y con los adolescentes ya no se resuelve
con los poblados, donde se llega a la gente joven con la cabeza
completamente endurecida; porque se defienden en el conocimiento
como en el agua y le cuesta mucho romper con la bibliografía,
abrirse al mundo desde el cual esa bibliografía ha surgido y para la
cual debe servirnos no como conjunto de respuestas canónicas sino
como conjunto de instrumentos que deben permitirnos potenciar
nuestra propia capacidad de leer el contexto histórico.
31
Algo que me parece muy importante en nuestro contexto es el
principio de la esperanza. El hombre tiene la tendencia a quedarse
aprisionado en el pasado, el hombre tiene la tendencia de quedarse,
el hombre tiene la tendencia de lo verdadero aceptado como
verdadero. Toda vez que la historia es finalmente lo que no está, la
historia es lo que está viviendo el hombre, éste se encuentra en esa
tensión y es una tensión entre lo ocurrido, lo pasado, lo conocido, lo
clasificado, lo aclarado, lo dosificado y lo que no está, lo que no tiene
forma, lo que está por venir y que no es ajeno al sujeto, en tanto que
eso que está por venir no es una inferencia sino una construcción de
los hombres, una construcción compleja porque no la construye un
hombre en un colectivo, la construyen muchos hombres en muchos
colectivos a la vez.
Ese es el gran desafío de la historia, una construcción de muchos en
distintas direcciones pero a la vez, y ese a la vez supone apropiarnos
de ese momento donde el hombre puede conocer para construir
qué es el presente. El presente no como acabado, no como presión
de algo anterior, no como resultado de un proceso histórico
genérico; sino el presente como umbral, como puerta abierta al
presente potencial. Porque allí es donde está el futuro, donde están
las posibilidades que se nos han dado y eso supone entender el
pensamiento siempre como un acto de resistencia a la inercia, a la
tranquilidad, a la conformidad, a la conformidad de conciencia, a la
pasividad. Es siempre una aventura, que a veces angustia.
Antonio Elizalde citaba uno de los autores para mí más importantes
en este sentido que es Spinoza: conocer desde la potencia la
potencia del propio sujeto, tener una gran angustia, una angustia
que no inhabilita, que no impide, que potencia, que permite elevarse.
Lo que necesitamos en este momento precisamente es desplegar
las alas y emprender el vuelo, esa es evidentemente la función de
una universidad como esta.
32
Colonialidad del Poder y Subjetividad en
América Latina
Aníbal Quijano
33
34
Cada vez que llega un tiempo nuevo, el que no es la mera
prolongación del pasado sino portador de un mundo nuevo o de
cambios radicales y masivos en el que está en curso, nada vuelve a
significar lo mismo. Los símbolos y los signos conspiran contra sus
representados y contra sus significados o se evaden para dejar lugar
a otros que se constituyen para la nueva existencia. Nadie, ninguna
persona, ningún acto, ninguna relación, volverán a ser los mismos.
Cambiarán las referencias, los horizontes. Incluso puede no ser fácil
distinguir las esperanzas de los recuerdos. Así, un mundo nuevo
emergió hace 500 años con América, no sólo para los vencidos o
para los vencedores del comienzo, sino para toda la historia. Nada
ha sido desde entonces como antes, en ninguna parte del mundo.
La experiencia social partió de nuevo, totalmente. Ese mundo aún
está con nosotros, lo habitamos, nos habita. Pero ha cambiado
profunda y masivamente varias veces.
El más reciente cambio, el ingreso en todo un nuevo período
histórico, ocurrió en el último tercio del Siglo XX con la derrota
global de los movimientos de liberación social, con la drástica y
global reconcentración del control del poder del capitalismo y con
el comienzo del agotamiento del proceso de mercantilización de la
fuerza de trabajo, en los niveles dominantes del capitalismo colonial/
moderno. Áreas muy vastas y muy profundas de la experiencia de
todas las gentes de todo el mundo han sido transformadas. Nada
volverá a reproducir las familiares formas, relaciones, instituciones,
aspiraciones, sueños o esperanzas. Los actos no tienen el mismo
sentido que hasta mediados de los años 70s. Las referencias
son otras. El horizonte parece no estar. Eso es lo que es una reoriginalización de la experiencia y de la subjetividad. Porque la
experiencia se hace históricamente (no ontológicamente) original.
Pero el mundo es siempre muy heterogéneo y son discontinuas las
relaciones entre sus diversos elementos. Por eso el impacto de un
tiempo nuevo es también heterogéneo y discontinuo en el mundo,
en el espacio y en el tiempo. Los efectos de la derrota mundial de
los trabajadores están aún en pleno curso. Pero hay ahora nuevos
35
movimientos de la sociedad, nuevos horizontes de sentido histórico
están siendo producidos en esos movimientos. El tiempo de esa
derrota puede estar comenzando a terminar.
“GLOBALIZACIÓN” Y REORIGINALIZACIÓN DE LA
EXPERIENCIA Y DE LA SUBJETIVIDAD.
Desde la formación de la sociedad colonial, cada una de estas
encrucijadas de nuestra historia cultural fue producida por un
proceso de re-originalización de la experiencia, tumultuoso y masivo,
pero que no encontró, o que no logró fraguarse, una perspectiva y
un cauce seguros para ir definiéndose y estructurándose como un
nuevo patrón de existencia social y terminó re-encauzado dentro
del poder establecido. Así por ejemplo lo “cholo”, como fenómeno
específico en el proceso cultural del Perú, emergió asociado al
proceso de urbanización de la sociedad inmediatamente después
de la Segunda Guerra Mundial. Por su carácter abrupto, magmático
y casi caótico, dicho proceso implicó una drástica, rápida y profunda
re-originalización de la experiencia social del conjunto de la
población, en particular por la irrupción masiva y turbulenta de la
experiencia cultural de los dominados, junto con sus demandas y
presiones en todos los otros ámbitos de la sociedad.
En el momento actual ocurren fenómenos equivalentes. Desde la
crisis mundial que comenzó a mediados de los 70s. se ha hecho
visible un proceso que afecta a todos y a cada uno de los aspectos de
la existencia social de las gentes de todos los países. El mundo que se
formó desde hace 500 años está culminando con la formación de una
estructura productiva, financiera y comercial, que es percibida como
más integrada que antes porque su control ha sido reconcentrado
bajo pocos y reducidos grupos. Con una drástica reconcentración
del control del Estado, del trabajo y de los recursos de producción,
en manos de los funcionarios del capital, especulativo sobre todo.
Con la universalización final del núcleo de la civilización capitalista:
la mercantización de todos los elementos, los modos y los ámbitos
de la existencia social. Con la formación de un bloque central de
poder que aparece como la autoridad de todo el orden mundial. A
todo eso se llama “globalización”, término cuya aptitud para señalar
y describir tales tendencias es innegable, pero que sirve también
para escamotear la naturaleza social del proceso ante la mirada de
los dominados, ya que la drástica reconcentración del control del
poder en manos de los funcionarios del capital, da cuenta de que el
proceso se lleva a cabo como una contrarrevolución capitalista que
se desarrolla a escala….global. Por eso mismo, no es difícil admitir
que ha producido una profunda y masiva modificación de la vida
de todas las sociedades y de todas las gentes. Se trata de una real
mutación, no sólo de cambios dentro de una continuidad.
Esos cambios no afectan de modo orgánico, sistémico, coherente, a
todos los países o a todos los grupos, a cada fenómeno, a cada aspecto,
a cada institución de la existencia social contemporánea. Bien al
contrario, todo ocurre de modo irregular, discontinuo, heterogéneo,
36
contradictorio, conflictivo. Así, la brutal reconcentración del control
de poder político, de fuerza militar y de recursos de producción, es
la otra cara de la fragmentación, de la desintegración, de la desestructuración, sobre todo en el mundo del trabajo, de las grandes
líneas de agrupamiento social, de clasificación, de identificación y
organización de intereses y de conflicto social.
La formación del Bloque Imperial que forman los 7 Grandes (ahora
formalente 8, con la incorporación de Rusia; pero la situación de ese
país sólo le permite una participación subordinada), es la otra cara
de la des-nacionalización de los estados débil e incompletamente
nacionalizados, de la des-democratización de las sociedades donde
la colonialidad del poder no fue, o no terminó de ser, evacuada. Pero
implica también la globalización de las luchas de los explotados y
dominados del mundo, de la entrada de un nuevo período de los
conflictos sociales marcado, precisamente, por su globalización. Y
todo ese amasijo de contradicciones hace aún más intenso este
momento de profunda y radical re-originalización de la experiencia.
Y como siempre en tales condiciones, se desencadenan impulsos
y tendencias hacia la constitución de nuevas perspectivas y nuevos
cauces culturales, en la dimensión subjetiva de las relaciones
sociales y de nuestras relaciones con el resto del universo. Por eso,
la universalización de la civilización capitalista es la otra cara de la
irrupción de la diversidad y de la heterogeneidad de las experiencias
culturales que existen en el mundo y que circulan en las mismas
autopistas de la comunicación global. Algunas de éstas llevan, o
pueden llevar, a procesos de re-originalización cultural. La abierta
crisis del eurocentrismo como perspectiva de conocimiento, es una
de sus muestras. En América Latina, por su lugar fundamental en la
historia del poder colonial/moderno, estas son cuestiones centrales
que hoy es imperioso indagar, discutir y optar.
COLONIALIDAD DEL PODER, DEPENDENCIA HISTÓRICOESTRUCTURAL, EUROCENTRISMO.
Quizás es menos difícil ver con claridad esas cuestiones si volvemos
brevemente a la experiencia histórica de la formación de la
colonialidad del poder en América, sin duda uno de los ejemplos
claves de esos momentos de bruscas y drásticas mutaciones de la
experiencia histórica en el mundo. Como es sabido, la destrucción
de las sociedades y de las culturas aborígenes implicó la condena
de las poblaciones dominadas a ser integradas a un patrón de poder
configurado, básicamente, por los siguientes rasgos:
1) El patrón de dominación entre los colonizadores y los otros, fue
organizado y establecido sobre la base de la idea de “raza”, con todas
sus implicaciones sobre la perspectiva histórica de las relaciones
entre los diversos tipos de la especie humana [1].
37
Esto es, los factores de clasificación e identificación social no se
configuraron como instrumentos del conflicto inmediato, o de las
necesidades de control y de explotación del trabajo, sino como
patrones de relaciones históricamente necesarias y permanentes,
cualesquiera que fueran las necesidades y conflictos originados en
la explotación del trabajo y permanentes, cualesquiera que fueran
las necesidades y conflictos originados en la explotación del trabajo
[2].
2) Desde esa perspectiva, los colonizadores definieron la nueva
identidad de las poblaciones aborígenes colonizadas: “indios”.
Para esas poblaciones la dominación colonial implicaba, en
consecuencia, el despojo y la represión de las identidades originales
(mayas, aztecas, incas, aymaras, etc., etc., etc.) y en el largo plazo la
pérdida de éstas y la admisión de una común identidad negativa. La
población de origen africano, también procedente de heterogéneas
experiencias e identidades históricas (congos, bacongos, yorubas,
ashantis, etc., etc., etc.), fue sometida a una situación equivalente en
todo lo fundamental y a una común identidad colonial, igualmente
negativa: “negros”. Los colonizadores se identificarían al comienzo
como “españoles”, “portugueses”, o “ibéricos”, “británicos”, etc.,
etc. Ya desde fines del siglo XVIII, y sobre todo tras las guerras
llamadas de “Emancipación”, se identificarían como “europeos”o,
más genéricamente, como “blancos” (categoría tardía, producida
durante el Siglo XVIII, en el área colonial britano-americana). Y los
descendientes de las relaciones genéticas entre todas esas nuevas
identidades, serían conocidos como “mestizos”.
3) Esa distribución de identidades sociales sería, en adelante, el
fundamento de toda clasificación social de la población, primero en
América y desde el Siglo XVIII, en el resto del mundo. Con él y sobre
él se irían articulando, de manera cambiante según las necesidades
del poder en cada período, las diversas formas de explotación y de
control del trabajo y las relaciones de género.
4) Fue impuesto así un patrón de poder cuyas ejes específicos
eran: a) la existencia y la reproducción continua de esas nuevas
identidades históricas “racializadas”; b) la relación jerarquizada y de
[1] La idea de “raza” venía, probablemente, formándose durante las guerras llamadas
de “Reconquista” en la península ibérica. En esas guerras, los cristianos de la
Contrarreforma y de la Inquisición amalgamaron en su percepción las diferencias
religiosas con supuestas diferencias biológicas que se trasmitían por la sangre. Es
difícil explicar de otro modo la exigencia de “certificados de limpieza de sangre” que
los vencedores establecieron contra musulmanes y judíos. Pero como sede y fuente de
relaciones sociales y culturales concretas fundadas en supuestas diferencias biológicas,
la idea de “raza” se constituyó junto con América, como parte de y en el mismo
movimiento histórico que el mundo del capitalismo colonial, junto con Europa como
centro de ese nuevo mundo y con la modernidad.. Acerca de esta cuestión, mi texto
“Raza, Etnia, Nación, Cuestiones Abiertas”, en Roland Forgues, ed.: JOSE CARLOS
MARIATEGUI Y EUROPA, EL OTRO DESCUBRIMIENTO. Ed. Amauta 1992, Lima,
Perú. También mi texto “Qué tal Raza”, en CECOSAM, 1999. FAMILIA Y CAMBIO
SOCIAL, Lima, Perú. Reproducido en varias revistas de América Latina, entre otras,
REVISTA VENEZOLANA DE ECONOMIA Y CIENCIAS SOCIALES, No. 1, Universidad
Central de Venezuela, 2000. Caracas, Venezuela.
[2] “Raza” ha sido, desde entonces, el criterio de clasificación social básica y universal
de toda la población del planeta. Es decir, la forma básica de las relaciones de
poder, su colonialidad.
38
desigualdad entre tales identidades “europeas” y “no-europeas” y de
dominación de aquellas sobre éstas, en cada instancia del poder:,
económica, social, cultural, intersubjetiva, política; c) debido a eso, las
instituciones y mecanismos de la dominación societal, los subjetivos
y los políticos en primer lugar, tenían que ser diseñados y destinados,
ante todo, para la preservación de ese nuevo fundamento histórico
de clasificación social, marca de nacimiento de la experiencia
histórica americana, reproducida e impuesta después sobre todo
el mundo, en el curso de la expansión del eurocéntrico capitalismo
colonial/moderno.
5) Las poblaciones colonizadas fueron reducidas a ser campesinas
e iletradas. Antes de la colonialidad del poder, las sociedades
originales más desarrolladas tenían una sofisticada cultura urbana
y algunas de ellas escritura. La letra era aún, es verdad, patrimonio e
instrumento exclusivo de los dominantes y de sus grupos urbanos.
Pero aquella cultura urbana y su escritura eran un producto original
y propio, es decir autónomo, modos y vehículos de expresión
de una subjetividad de antigua y rica historia, de un imaginario
excepcionalmente activo y creativo. Ese era un patrón cultural
dominante, sin duda. Es decir, una de las instancias de la dominación
existente en esas sociedades. No obstante, como en toda sociedad
de dominación con una cultura propia y autónoma, ese patrón
era también expresión de la experiencia histórica del conjunto de
la población. Despojados de su cultura urbana y de su escritura,
aquellas que la tenían, las poblaciones sometidas fueron encerradas
en subculturas que no eran sólo campesinas e iletradas, sino, peor,
reprimidas e interferidas continuamente por patrones y elementos
ajenos y enemigos. Y en la sociedad colonial, sólo algunos entre los
colonizados podrían llegar a tener acceso a la letra, a la escritura, y
exclusivamente en el idioma de los dominadores y para los fines de
éstos.
6) Serían impedidas de objetivar sus propias imágenes, símbolos
y experiencias subjetivas, de modo autónomo, es decir, con sus
propios patrones de expresión visual y plástica. Sin esa libertad de
objetivación formal, ninguna experiencia cultural puede desarrollarse.
7) No podrían ejercer sus necesidades y facultades de objetivación
visual y plástica, sino única y exclusivamente con y por medio de los
patrones de expresión visual y plástica de los dominadores.
8) Fueron compelidas, bajo represión, a abandonar las prácticas
de relación con lo que originalmente consideraban sagrado, o a
realizarlas sólo de modo clandestino con todas las distorsiones
implicadas.
9) Fueron llevadas a admitir, o simular admitir frente a los
dominadores, la condición deshonrosa de su propio imaginario y de
su propio y previo universo de subjetividad [3].
[3] Sobre las cuestiones del imaginario y de colonización del imaginario, es útil ver
el libro de Serge Gruzinsky: “La Colonisation de l’Imaginaire: Societés Indigënes et
Colonisation dans le Mexique Espagnol, XVI-XVIII”. Gallimard, 1988. Paris, Francia.
39
10) Sólo en lo que pudo ser preservado de su propio mundo, aunque
sus formas institucionales fueron modificadas según los patrones de
sus dominadores, especialmente en las “comunidades”, y en el seno
de la familia y de las redes de parentesco y de relaciones rituales,
los valores propios, la reciprocidad, la igualdad social, el control de
la autoridad pública, pudieron ser practicados, aunque readaptados
continuamente a las exigencias cambiantes del patrón global de la
colonialidad.
11) Conjuntamente con esos elementos y procesos del nuevo sistema
de dominación social, fue organizado el nuevo sistema de explotación
social, por la configuración de todas las formas históricamente
conocidas, la esclavitud, la servidumbre, la reciprocidad, la pequeña
producción mercantil simple y el capital, en una única estructura
de producción de mercaderías para el nuevo mercado mundial,
bajo la hegemonía del capital. De ese modo, emergió lo que ahora
llamamos el colonial/moderno capitalismo mundial.
12) Del patrón de poder configurado con esas bases, rasgos y
tendencias de movimiento o desenvolvimiento histórico y de sus
implicaciones en el largo plazo, es de lo que da cuenta el concepto
de “colonialidad del poder” [4]. Dada esa configuración del poder, la
conflictividad le era inherente y se explicitó como un rasgo necesario
y permanente. Por eso, si bien la inicial resistencia militar de las
poblaciones aborígenes fue derrotada en pocas décadas durante el
siglo XVI (la de los Incas duró cuarenta años y fue la más prolongada),
las rebeliones de “indios”, “negros” y “mestizos”, es decir ya con sus
nuevas identidades y con un nuevo universo intersubjetivo y cultural,
se hicieron frecuentes a lo largo de todo el siglo XVIII, y la resistencia
política y cultural se hizo masiva y generalizada. Las guerras de
emancipación tuvieron su origen en esas rebeliones, aunque por
determinaciones históricas bien conocidas terminaron bajo el
control y en beneficio de los dominadores [5].
[4] El debate internacional actual sobre la perspectiva epistémica/teórica/histórica/estética/
ética/política, implicada en la propuesta sobre la Colonialidad del Poder, proviene
originalmente de Aníbal Quijano: “Colonialidad y Modernidad/Racionalidad” . Escrito
en 1991, fue originalmente publicado en PERU INDIGENA, # 29, 1992, Lima, Perú.
Véase también de Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein: “Americanity as a Concept
or the Americas in the Modern World-System”, en
INTERNATIONAL JOURNAL
OF SOCIAL SCIENCES, No.134., 1992,
París, Francia; “Colonialidad del Poder,
Eurocentrismo y América Latina”, en COLONIALIDAD DEL SABER, EUROCENTRISMO
Y CIENCIAS SOCIALES, Edgardo Lander, comp., CLACSO-UNESCO, 2000, pp. 201 ss.
“Colonialidad del Poder y Clasificación Social”, originalmente en FESTSCHRIFT FOR
IMMANUEL WALLERSTEIN. En Journal of World Systems Research, vol. VI, No. 2,
Fall/Winter 2000, pp.342-388. Special Issue. Giovanni Arrighi and Walter L. Goldfrank,
eds. Colorado, USA. Reproducido en EL GIRO DECOLONIAL, Santiago Castro-Gómez
y Ramón Grosfoguel, eds., Siglo del Hombre,2007, pp. .93-127. Bogotá, Colombia ;
“Colonialité du Pouvoir et democratie en Amerique Latine”, en
AMERIQUE LATINE:
DEMOCRATIE ET EXCLUSION. L’Harmattan 1994, pp. 93-101, París, Francia. “América
Latina en la Economía Mundial”, en PROBLEMAS DEL DESARROLLO, Instituto
de Investigaciones Económicas, UNAM,vol. XXIV, No. 95, Oct.-Nov. 1993, México.
Puede verse también “Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina”, Ediciones
SOCIEDAD Y POLITICA, 1988, Lima, Perú.
[5] Una discusión general de este punto, en Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein,
op. cit.
40
13) Después de la Emancipación, las minorías dominantes “blancas”
controlaban estados independientes, pero sus sociedades seguían
siendo coloniales, pues continuó por largo tiempo la colonial
asociación entre la clasificación racial de los dominados y el control
colonial/capitalista del trabajo y de la producción. Por esa colonialidad
del poder y su inherente e inevitable conflictividad, el antagonismo
histórico central quedó establecido entre los “europeos”o “blancos”
y los “indios” siervos, “negros” esclavos y “mestizos” en una u
otra situación. Dada esa estructura de poder, los grupos sociales
dominantes de América ibérica, postcolonial, tenían intereses
sociales antagónicos con los “negros” esclavos o con los “indios”
siervos y en, consecuencia, ningún interés común nacionalizable.
Se encontraron de ese modo siempre más dispuestos a identificar
sus intereses con los dominadores del capitalismo eurocéntrico,
a pesar de sus recíprocas difererencias y conflictos sectoriales. Y
dada su situación sólo podían asociarse con aquellos en condición
de socios menores, sometiéndose ellos mismos y sometiendo a sus
sociedades al control de los dueños del poder capitalista mundial
y a las exigencias de las “lógicas” históricas de desenvolvimiento
o de movimiento histórico de dicho patrón global de poder. Así, la
colonialidad del poder implicaba necesariamente, implica desde
entonces, la dependencia histórico-estructural [6].
14) Por esas determinaciones, los dominadores tendieron a percibir
las relaciones entre los “centros” del mundo colonial capitalista y
las sociedades coloniales exclusivamente en el nivel de sus propios
intereses sociales. Esto es, como si esas relaciones ocurriesen
entre unidades históricamente homogéneas, no obstante la radical
[6] Esta es la idea básica de mis propuestas acerca de la “dependencia históricoestructural” en América Latina. Como puede notarse, están sólo parcial y tangencialmente
emparentadas con las que mayor influencia y fortuna editorial ganaron en el debate
sobre “la dependencia”. La sugerí inicialmente en 1964, siguiendo la “Sociologie de
l’Afrique Noire”, de George Balandier, en “La Emergencia del Grupo “Cholo”en el Perú”,
originalmente publicado en MEMORIAS DEL IV CONGRESO LATINOAMERICANO DE
SOCIOLOGIA,
1964, Bogotá, Colombia. Reimpreso en
el volumen “Dominación y
Cultura”, con el título de “Lo Cholo y el Conflicto Cultural
en el Perú”, Mosca
Azul, 1980, Lima Perú. Volví sobre eso en el verano de 1966 en “El Proceso de
Urbanización en América Latina”, CEPAL, Santiago, Chile. La presenté, en forma
general, en agosto de 1967, en “Dependencia, Cambio Social y Urbanización en
América Latina”, CEPAL, Santiago, Chile. Ambos textos fueron incluidos en el volumen
El Proceso de Urbanización en América Latina”, Mosca Azul 1977. Una discusión más
extendida de este concepto de dependencia histórico-estructural en “Colonialidad del
Poder, Eurocentrismo y América Latina”, op.cit.
[7] Sobre el eurocentrismo hay un debate mundial en curso que en parte desarrolla
las cuestiones planteadas en la investigación científico-social latinoamericana, primero
en la década de los 20, y después de la IIa. Guerra Mundial, en particular sobre la
heterogeneidad histórico-estructural de todo complejo de relaciones sociales perceptible
como totalidad. Además de mis ya citados textos, he vuelto sobre esas cuestiones,
principalmente en “Colonialidad del Poder, Eurocentrismo y América Latina”, en
Edgardo Lander (ed.): Colonialidad del Saber, CLACSO-UNESCO, 2000. Buenos Aires,
Argentina. También en “El Sueño Dogmático”, Prólogo a “Mariátegui o la Experiencia
del Otro” de Oswaldo Frnández, Amauta 1994, Lima,Perú ; “Introducción” a TEXTOS
BASICOS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI, Fondo de Cultura Económica, MéxicoLima 1990 ; “La Nueva Heterogeneidad Estructural de América Latina”, en Heinz R.
Sonntag et al. DUDA, CERTEZA, CRISIS, Caracas 1988, Venezuela ; “El Precio de
la racionalidad” en GACETA SANMARQUINA, Universidad de San Marcos, año 5, No.
22, pg. 4, Lima, Perú. Fuera de América Latina, un enfoque relacionado es el de
Samir Amin: “Eurocentrism”, Monthly Review Press, 1989. New York, USA.
41
heterogeneidad histórico-estructural entre las sociedades de ambas
partes del mundo del capitalismo y dentro de cada una de ellas.
La colonialidad del poder y la dependencia histórico-estructural,
implican ambas la hegemonía del eurocentrismo como perspectiva
de conocimiento [7].
15) En el contexto de la colonialidad del poder, las poblaciones
dominadas de todas las nuevas identidades fueron también
sometidas a la hegemonía del eurocentrismo como manera de
producir y de controlar las relaciones intersubjetivas, el imaginario,
la memoria social y el conocimiento, sobre todo en la medida
que algunos de sus sectores pudieron aprender la letra de los
dominadores. Así, con el tiempo largo de la colonialidad, que aún
no termina, esas poblaciones ( “india” y “negra”) fueron atrapadas
entre el patrón epistemológico aborígen y el patrón eurocéntrico
que, además, se fue encauzando como racionalidad instrumental
o tecnocrática, en particular respecto de las relaciones sociales de
poder y en las relaciones con el mundo en torno.
ENTRE LA IMITACIÓN Y LA SUBVERSIÓN CULTURAL.
De esa manera, las poblaciones colonizadas fueron sometidas a la
más perversa experiencia de alienación histórica. Empero, la historia
que es cruel con los vencidos suele ser también vengativa con los
vencedores. Las consecuencias de esa colonización cultural no
fueron solamente terribles para los “indios” y para los “negros”. Ellos
fueron, es verdad, obligados a la imitación, a la simulación de lo
ajeno y a la verguenza de lo propio. Pero nadie pudo evitar que ellos
aprendieran pronto a subvertir todo aquello que tenían que imitar,
simular o venerar.
La expresión artística de los colonizados de América da clara cuenta
de esa continuada subversión de los patrones visuales y plásticos,
de los temas, motivos e imágenes de ajeno origen, para poder
expresar su propia experiencia subjetiva, si no ya la previa, original
y autónoma, sí en cambio su nueva, dominada sí, colonizada sí,
pero subvertida todo el tiempo, así convertida también en espacio
y modo de resistencia. No hay sino que volver a mirar los cuadros
de las escuelas de Cusco y Quito, las esculturas del Aleijadinho, la
maravillosa puerta de la Iglesia de Potosí, los altares barrocos, la
fachada barroca de las iglesias de Juli (Puno, Perú), con marzorcas de
maiz en lugar de racimos de uva, la cerámica y el tejido de las áreas
mexicano-centroamericana y andino-amazónica o la vestimenta,
los adornos, las fiestas y las danzas de antillanos y brasileños o de
las poblaciones del Altiplano peruano-boliviano. Y todo el mundo
sabe ahora, inclusive los sectores más recalcitrantes de las iglesias
cristianas, que sus cultos, sus ritos, sus prácticas religiosas, fueron
igualmente subvertidos en todas partes.
En breve, los dominados aprendieron, primero, a dar significado
y sentido nuevos a los ajenos símbolos e imágenes, y después, a
transformarlos y subvertirlos por la inclusión de los suyos propios
42
en cuanta imagen o rito o patrón expresivo de ajeno origen. No era
posible, finalmente, practicar los patrones impuestos sin subvertirlos,
ni apropiárselos sin reoriginalizarlos. Eso hicieron.
En cambio, para los herederos y continuadores de los colonizadores
sólo quedaron dos caminos: uno, la repetición servil e imitativa
de los modelos europeos. Y puesto que eso tenía que ser hecho
desde la ausencia de todos los recursos materiales y subjetivos
de la experiencia socio-cultural europea [8], el resultado inevitable
fue - sigue siendo - la mediocridad, incluso la banalidad, de todo lo
que intentaron por su propia cuenta en esa perspectiva. Dos, para
poder expresar sus propias experiencias, a su pesar no-europeas,
para desarrollar su propio talento y sus recursos y facultades
creativas, habría sido necesario aprender e imitar el trabajo de los
dominados o, mejor, identificarse con ellos, porque sólo en ellos
podía encontrarse las fuentes y las perspectivas de algo distinto,
original y propio frente a lo eurocéntrico.
Ese segundo camino no pudo ser recorrido, en realidad, sino por las
nuevas capas medias entre lo “europeo” y lo “indio”o lo “negro”, que
se han formado social y culturalmente conforme se fue ampliando
el espacio ganado por las luchas contra la colonialidad del poder.
En la mayor parte de América Latina, esto no ha podido ocurrir
claramente sino desde comienzos de este siglo, sin duda no por
coincidencia, junto con la primera gran revolución social del Siglo
XX , la revolución mexicana. Probablemente tampoco sea una
coincidencia que, tanto en las artes plásticas, como en la música y
la literatura, la gran renovación cultural latinoamericana que ingresa
en esa perspectiva, desde la década de los 20s., sea coetánea del
descubrimiento de las artes plásticas y visuales africanas por la
vanguardia artística europea, y de la irrupción de la música “negra”
en el Caribe y en Estados Unidos, todo eso en el contexto de los
primeros grandes conflictos sociales y políticos de alcance mundial
[9].
SUBVERSION-REORIGINALIZACIÓN CULTURAL Y
REVOLUCIÓN - CONTRARREVOLUCIÓN SOCIAL.
La subversión, sea de un patrón global de poder o solamente de
sus patrones expresivos, de imágenes y símbolos, o de patrones de
conocimiento y de producción del conocimiento, nunca produce
por sí sola otros patrones alternativos, a menos de ser exitosa o
continuada y duradera por un largo tiempo. Es sólo un paso en
esa dirección. Es verdad que sin subversión, no es posible que
se produzca ninguna alternativa y mucho menos que ésta sea
[8] Acerca de esa relación entre América Latina y Europa, “Modernidad, Identidad y
Utopía en América Latina” op.cit.
[9] Las revoluciones de México, 1910; de China, 1911; de Rusia, 1917; de Turquía,
1919; las luchas anticoloniales en la India en esos mismos años; el turbión revolucióncontrarrevolución
en Europa entre 1917 y 1936; y las dos guerras mundiales de
1914-1918 y 1939-1945.
43
victoriosa y que se consolide como una nueva hegemonía. Pero,
igualmente, con sólo la subversión, si no triunfa, es más probable
que sus productos, propuestas y virtualidades, sean o puedan ser
cooptados y asimilados dentro del patrón dominante, en tanto sean
útiles y compatibles con los cambios y ajustes requeridos en él y, por
supuesto, a costa de la adaptación de esos elementos a los fines
y exigencias de tal patrón, es decir, procusteados, distorsionados,
incluso desnaturalizados o degradados.
Si es el patrón global de poder lo que de modo inmediato está en
juego en la subversión, ésta no puede ser duradera, no puede ser
continuada por largo tiempo. El nivel y la intensidad del conflicto
implicado llevan siempre a su pronta y drástica resolución. Si la
subversión es radical y masiva y desemboca en una revolución,
es decir en una redistribución democrática de la autoridad y no
en otra reconcentración del poder, todas las relaciones entre las
vertientes, instituciones y elementos culturales podrán desarrollarse
en la misma dirección y profundidad. Pero si esa subversión es
derrotada, la más probable secuencia es una contrarrevolución y
no sólo la preservación del orden hasta entonces vigente. En ese
caso, si alguno de los elementos producidos por los dominados
y la subversión aparecen como útiles al reajuste del poder, ellos
serán totalmente expropiados de sus productores y serán devueltos
a ellos como originales de sus dominadores. Esto es, mutados en
instrumentos de dominación.
Eso es precisamente lo que parece haber ocurrido con los elementos
que estaban constituyéndose con lo “cholo” en el proceso cultural
peruano, tras la derrota de la subversión implicada en el movimiento
popular que se desarrolló entre la Segunda Guerra Mundial y fines
de los 70s.
En sus orígenes, lo “cholo” emergía como un complejo en que no
sólo se articulaban los rasgos que los dominantes celebraban: la
tremenda energía, la persistencia, la sobriedad, la disciplina, la
capacidad de trabajo organizado, y ciertamente el rápido aprendizaje
de las técnicas de trabajo y de las reglas de mercado del capital, con
todo lo que allí puede estar implicado respecto de la conducta y de
la subjetividad de los portadores de esa nueva orientación cultural.
Empero, en ese complejo también estaban presentes la reciprocidad,
la solidaridad, la compleja densidad de la subjetividad, producto del
des-encuentro entre las perspectivas aborígenes de conocimiento, y
de otra parte, el creciente impulso de la razón tecnocrática del capital.
En fin, el sentido de igualdad social elaborado en una larga historia
comunal, sin duda, pero también en el prolongado sometimiento a
una única identidad, “india”, impuesta a identidades heterogéneas y
desiguales, pero ya virtualmente disueltas en la mayor parte de los
casos. Todo eso, producto de una larga historia de las relaciones
entre la colonialidad y la resistencia, entre el Estado y la comunidad,
de las luchas de resistencia y de subversión contra la dominación
del capitalismo, colonial y republicano.
En ese sentido, lo “cholo” podría ser considerado como el primer
gran producto del desarrollo de esa dialéctica de imitación-
44
subversión-reoriginalización cultural entre una parte de la población
dominada, en las nuevas condiciones del proceso de urbanización
de la sociedad peruana. Todos esos componentes estaban ya
produciendo una identidad social, cultural y política nueva entre
una parte importante de la población peruana. Con ellos apuntaba
una propuesta de democratización, es decir, de descolonialidad y
nacionalización de la sociedad peruana y de sus instituciones de
autoridad, el Estado en primer lugar. Era esa peculiar asociación de
elementos heterogéneos en una articulación específica, lo que daba
a lo “cholo” su potencialidad de autonomía y de originalidad cultural y
lo enfrentaba por igual a lo “criollo-oligárquico” de la Costacosteño y
a lo “gamonal-andino” de la Sierra, las dos maneras centrales, ahora
en escombros, del patrón de dominación cultural que fue vigente en
el Perú hasta la culminación de la urbanización de la sociedad [10].
Así, lo “cholo” implicó una primera perspectiva de reoriginalización
cultural en el Perú y quizás en todo el mundo llamado “andino”,
porque era la primera vez que se producía una re-estructuración
de elementos culturales no simplemente como “aculturación” o
“transculturación” o “mestizaje” o “hibridación”, es decir como algo
de todos modos dependiente de otro patrón de estructuración, sino
como un proceso que se va constituyendo con elementos nuevos
e innovando los previamente adquiridos, cualquiera que fuera su
procedencia, y con nuevos patrones de articulación, de desarrollo
y de cambio. Era, ante todo, una alternativa de des/colonialidad del
imaginario, de las prácticas, valores e instituciones de las relaciones
culturales entre los pobladores del país. En tal sentido, era una
genuina propuesta de reconstitución de identidad para la amplia
mayoría de la población peruana.
Dadas esas condiciones, para su desarrollo ese proceso implicaba
la descolonialidad, una profunda re-estructuración de la sociedad
peruana en su conjunto, de cambio de sus patrones centrales de
articulación. En primer término, de las relaciones entre lo “europeo”
y lo “indio”, lo “negro” y lo “mestizo”, haciendo que la diferencia y
la heterogeneidad dejaran de ser un modo o un argumento de la
desigualdad social y llevando así a la descolonización de las relaciones
materiales e intersubjetivas de poder. Es decir, a la democratización
de la sociedad, de las relaciones sociales entre todos los pobladores
del país y a la generación y gestión democráticas de sus estructuras
de autoridad y, en ese sentido específico, a la ciudadanización de
todos los miembros de esta sociedad.
Esa redistribución democrática del control sobre los recursos del
país y sobre la autoridad política habría significado, en ese período,
no sólo la nacionalización de la sociedad y del estado. Puesto que
[10] Acerca de esto puede verse mi texto “Lo “cholo” en el conflicto cultural peruano”,
op. cit.
El concepto de “gamonal-andino”, como una vertiente cultural distinta de
lo “criollo-oligárquico”, en el Perú anterior a los 70s., se refiere a la dimensión
intersubjetiva o cultural de las relaciones de dominación/explotación/conflicto entre el
señorío terrateniente y los “indios” y los “mestizos, en la zona llamada la Sierra o
Andina. La vertiente “criollo-oligárquica” tenía su principal espacio en la Costa, y se
constituyó originalmente en el contexto de la dominación entre el señorío terratenientecomerciante, y los esclavos “negros” y “mestizos”.
45
tal redistribución democrática del poder no era posible realmente
sino en la trayectoria de una revolución social y cultural global, lo
que en ese momento habría implicado una presencia decisiva de
las virtualidades de lo “cholo”, en el mismo proceso habrían estado
presentes también tendencias hacia la consolidación y la expansión
de relaciones de reciprocidad, con sus valores de igualdad social
y de solidaridad social y de estructuras de autoridad con carácter
o tendencias comunales. Pero el proceso no llegó a ocurrir de ese
modo. Otras tendencias e intereses sociales resultaron más fuertes
en la sociedad peruana y el conjunto del proceso fue recanalizado
hacia un sucedáneo, el “velasquismo” [11].
El “velasquismo” fue un régimen político con características muy
peculiares. Era, de una parte, expresión y vehículo de los intereses y
de las aspiraciones de los grupos emergentes de las capas medias,
de su interés de intermediar políticamente entre la burguesía y los
explotados y dominados del país, de conseguir espacio propio en
el Estado y lugar en la administración del capital, . Y para todo eso,
de presionar por la “modernizaciön” del poder [12]. De otro lado,
era una asociación de los dos grupos más representativos de tales
intereses de las capas medias de ese período, ambos imbuídos de la
“teoría de la modernización”: de una parte, la tecnocracia militar en el
comando y en el control del régimen, con sus propias necesidades
de autoritarismo y de eficiencia, y de la otra, una “inteligencia” en
la cual se asociaban, no sin conflicto, profesionales con marcada
proclividad tecnocrática e intelectuales políticamente formados con
el vago discurso de una posible “utopía humanista”.
Estos últimos fueron pronto subordinados o, muchos, ganados a las
necesidades tecnocráticas de un régimen conducido por las fuerzas
armadas. Y muy pronto el régimen se desarrolló en alianza con los
sectores más “modernos” de la burguesía local e internacional [13].
Por tales características, el “velasquismo” en la práctica terminó
estimulando más bien los elementos de pragmatismo, de arribismo
[11] “Velasquismo” es la denominación del autodenominado Gobierno Revolucionario de
la Fuerza Armada, que controló el Estado después de un Golpe de Estado contra el
Presidente Fernando Belaunde Terry el 3 de Octubre de 1968, bajo el comando del
General Juan Velasco Alvarado. Fue una dictadura militar que combinaba un discurso
nacionalista y “populista” con una política corporativista en la reforma del Estado y que
realizó reformas parciales, en especial las llamadas Reforma Agraria y la Comunidad
Laboral. Velasco Alvarado fue reemplazado por el General Morales Bermudez, por
medio de otro golpe militar en Agosto de 1975. Eso inauguró la llamada “segunda
fase” del Gobierno Revolucionario de la FFAA, que confrontado con la creciente
movilización de las masas y de parte de la burguesía, terminó convocando a una
Asamblea Constituyente y a Elecciones Generales en las que resultó ganador Fernando
Belaunde Terry, en 1980.
[12] El discurso de la “modernizaciön” en ese momento era casi opuesto al que hoy
tiene el predominio. Se dirigía a la necesidad de flexibilizar la estructura de poder,
en cada una de sus instancias, para ampliar el espacio de las capas medias, para
ampliar la representación social del Estado y sus respectivas instituciones, acogiendo a
los grupos mas organizados de trabajadores. En algunos países, semejantes cambios
eran y sobre todo parecían radicales, llegaron a tener discursos para-revolucionarios,
aunque en una perspectiva de largo plazo tuvieran más bien el sentido de una
contrarrevolución, ya que se dirigían a bloquear tendencias, que sin duda estaban en
curso, hacia una real subversión y una profunda y masiva redistribución democrática
del poder, es decir, hacia una revolución. El “velasquismo” fue uno de los más ceñidos
ejemplos de tal tipo de políticas de “modernización”.
46
y de imitación en las relaciones intersubjetivas y de autoritarismo
y de corporativismo en las relaciones políticas y sociales. De ese
modo, las virtualidades y posibilidades de lo “cholo”, en especial la
redistribución democrática del poder, la legitimación de la diversidad
y de relaciones de autonomía e igualdad entre todas las vertientes
históricas que concurren en el proceso de nuestra sociedad,
terminaron siendo mutiladas.
La descomposición del “velasquismo”, atrapado entre los conflictos
internos de sus agentes y las tormentas de la crisis mundial de
mediados de los 70s., abrió paso a los movimientos de resistencia
de los trabajadores, pero éstos fueron contenidos y derrotados
al borde de los años 80. Esa derrota ha facilitado que la actual
contrarrevolución capitalista, global o mundialmente en curso,
cuya ideología se llama “neoliberalismo” y cuyo primer régimen
político plenamente representativo en el Perú es el “fujimorismo” ,
en este país fuera llevada a cabo en su más extrema versión. Esta
contrarrevolución ha puesto en acción una presión masiva para
canalizar las relaciones intersubjetivas del conjunto de la sociedad
peruana, en un cauce que sólo admite y estimula la asociación
del ventajismo individualista, el afán de lucro a cualquier costo, el
pragmatismo y el arribismo social, de un lado, con las celebradas
cualidades que emergían con lo “cholo”, energía, sobriedad, trabajo
y disciplina, del otro lado. De ese modo, de lo “criollo-oligárquico” se
coopta la “viveza” sin la “gracia”.Y de lo “gamonal-andino” la “fuerza”
sin la “delicadeza” [14].
[13] Fujimorismo es un régimen suigeneris en América Latina, que combina un carácter
dictatorial, basado en las Fuerzas Armadas y articulado en torno de un núcleo
de control militar-civil cuasi-fascista, con una parafernalia de instituciones liberales,
controladas directamente desde un Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y utilizadas
para el control político de la población. Se funda en un Proyecto elaborado en el
Comando Conjunto de la Fuerza Armada, entre 1987 y 1990,
para imponer en
el Perú un gobierno dictatorial de 15 a 20 años de duración, con el propósito de
implantar una política económica radicalmente neoliberal y reorganizar el Estado en las
mismas líneas. El régimen comenzó con un Golpe de Estado, en Abril de 1992, con
Fujimori como el personaje principal, ganador de las eleciones de 1990 contra Mario
Vargas Llosa. Tras la reacción nacional e internacional, la dictadura se vio obligada
a simular las instituciones del Estado Liberal. La dictadura impuso fraudulentamente
la reelección de Fujimori en 1995 y volvió a hacerlo en el 2000. Esta vez con un
fraude tan escandaloso que produjo la protesta nacional e internacional. La OEA fue
obligada a discutir la situación, pero el Fujimorismo evitó las sanciones gracias a
la defensa de los gobiernos de Brasil y de México. La consiguiente ilegitimidad e
inestabilidad del régimen han derivado ahora en el desocultamiento documentado de
escándalos de corrupción política, fiscal, de narcotráfico y de tráfico de armas, bajo
la dirección de Vladimiro Montesinos, el hombre fuerte del SIN y principal socio de
Fujimori en el gobierno, acusado además de ser el cerebro del terrorismo de estado
impuesto desde 1990. La crisis desembocó en la desintegración del Fujimorismo.
Véase mis textos El Fujimorismo y el Perú, Ediciones SEADE 1997, Lima, Perú, y
La OEA, el Fujimorismo y el Perú, en AMERICA LATINA EN MOVIMIENTO. ALAI
2000, Quito, Ecuador.
[14] “Gracia” es un término que, en ese contexto, mienta una manera personal en la
cual se asocian cierta levedad y extroversión del carácter con el donaire del ademán,
muy apreciada en la vertiente “criollo-oligárquica”, costeña, del anterior patrón cultural
dominante y que se presume producto de la convivencia entre “hispanos” y “negros”.
El término “delicadeza” mienta la asociación entre cortesía, pudor y discreción, código
esperado en la conducta social de lo “gamonal-andino”, producto del des/encuentro
entre “indios” y “gamonales”.
47
El “fujimorismo” es expresión y vehículo de este patrón cultural que
se impone en la sociedad y que calza, como anillo al dedo, a las
conveniencias del actual capitalismo periférico. El resultado está a
la vista. En lo inmediato, la tendencia más fuerte en la subjetividad
social de los peruanos es la asociación entre el ventajismo privado, el
pragmatismo y la rudeza, “potros de bárbaros atilas” (frase que robo
a Los Heraldos Negros, de César Vallejo) con los cuales el capital
galopa sobre las espaldas de la mayoría de los peruanos, con una
alforja donde la ausencia de escrúpulos es colmada de cinismo.
Sin embargo, reconocer como dominante un patrón en las relaciones
intersubjetivas y materiales de una sociedad, en un dado momento,
no equivale a desconocer la existencia, o mejor co-existencia, en
la misma historia y en el mismo espacio socio-cultural, de otros
patrones, inclusive de elementos no claramente ubicables en un
patrón distinguible, y que son o pueden ser no solamente subalternos
e integrados en el patrón que domina, sino también diferentes,
conflictivos y alternativos, del mismo modo como en su momento
emergía lo “cholo” en el Perú. Pero esa es otra historia.
Esa otra historia está comenzando. Están emergiendo las
poblaciones llamadas ahora “indígenas”, en lugar de “indios”, con
una nueva subjetividad producida durante mas de quinientos
años de racialización/dominación/discriminación y explotación,
pero también de resistencias, de luchas, de aprendizajes de otras
racionalidades, de subversión/imitación y de re-originalización
de experiencias históricas. Este es el nuevo movimiento de la
sociedad que pone en crisis las bases mismas de la colonialidad del
poder. Ese movimiento no está ocurriendo solamente en América
Latina, sino en todo el mundo colonial/moderno, porque el control
eurocéntrico de este patrón de poder convirtió en “indígenas” a
todos los racializados/dominados/discriminados, en particular a los
explotados del capitalismo colonial/moderno [15].
La frustración del proyecto liberal eurocéntrico de Moderno Estado/
Nación para todas las víctimas de la colonialidad del poder, se ha
hecho claramente perceptible para todas ellas. En América Latina,
todos los racializados/dominados ahora presionan por estados plurinacionales, no solo en la letra de nuevos textos constitucionales, sino
en un nuevo universo de instituciones políticas en las cuales la nueva
ciudadanía plurinacional y pluricultural pueda ser realmente ejercida,
en especial formas comunales de autoridad colectiva. De otro lado,
[15] Mi debate de estas cuestiones, puede encontrarse en Los Movimientos “Indígenas”
y las Cuestiones Pendientes en América Latina, originalmente en POLITICA EXTERNA,
Vol.12, No. 4, marzo-abril 2004, pp. 77-97, Universidad de Sao Paulo, USP, Sao
Paulo, Brasil. Reproducido en Español en
ARGUMENTOS, Estudios Críticos de la
Sociedad, Nueva Epoca, No. 50, enero-abril 2006, pp. 51-81, Universidad Autónoma
Metropoliticana (UAM), México D.F. Véase también Estado-Nación y Movimientos
Indígenas en la Región Andina. En OSAL-CLACSO, Año VII,
No. 19, Enero-Abril
2006, pp. 3-12, Buenos Aires, Argentina. “Solidaridad” y Capitalismo Colonial/Moderno.
En AMERICA LATINA EN MOVIMIENTO (ALAI), No. 430, marzo 2008, pp. 4-8. Quito,
Ecuador. Y Des/Colonialidad: El Horizonte Alternativo. En BOLETIN DEL PROGRAMA
ESTUDIOS DE TRANSFORMACION Y DEMOCRATIZACION UNIVERSIDAD NACIONAL
MAYOR DE SAN MARCOS., Julio 2008. Lima.
48
en el mismo movimiento, sectores crecientes de esas poblaciones
vuelven a orientarse hacia la expansión y al desarrollo de las formas
de reciprocidad en la organización del trabajo, de la producción y de
la distribución de los productos, tangibles o no. Son ahora cada vez
más conscientes de que son productores y portadores de un nuevo
imaginario social, de nuevas formas de producir conocimiento, de
establecer formas no/explotativas de relación con el universo.
De ese modo va creciendo en todo el mundo, pero su actual centro
es América Latina, un movimiento de la sociedad que produce un
horizonte nuevo de sentido histórico, de cuyo desarrollo depende,
en rigor, el otro mundo posible liberado de la colonialidad del poder
y capaz, en esa misma medida, de defender las condiciones de vida
en nuestro planeta.
49
50
Orlando Fals Borda: Utopías [16]Presentes
y Futuros Posibles del Ordenamiento
Territorial y El Desarrollo Regional
Normando José Suárez Fernández
51
52
“La Provincia tenía la autonomía de un mundo propio
y una unidad cultural compacta y antigua, en un cañón feraz
entre la Sierra Nevada y la sierra de Perijá, en el Caribe colombiano.
Su comunicación era más fácil con el mundo que con el resto del país,
pues su vida cotidiana se identificaba mejor con las Antillas
por el tráfico fácil con Jamaica o Curazao, y casi se confundía
con la e Venezuela por una frontera de puertas abiertas
que no hacia distinciones de rangos y colores.
…pero los cuatro años de convivencia bien avenida con todos
me infundieron una visión unitaria de la nación, descubrí cuán diverso
éramos y para qué servíamos, aprendí para no olvidarlo nunca
que en la suma de cada uno de nosotros estaba todo el país”.
Gabriel García Márquez. Vivir para contarla. Páginas 83 y 228.
Una mirada retrospectiva nos sitúa y coloca en contexto para
valorar el esfuerzo de Orlando Fals Borda en sus múltiples facetas de
sociólogo, académico, intelectual orgánico, constituyente, educador
y político, en relación al tema del ordenamiento y desarrollo territorial.
Desde sus primeros trabajos académicos para su formación
postgraduada, fueron evidentes sus inquietudes por lo espacial y lo
territorial. Lo anterior se puede observar en sus estudios de casos
“Campesino de los Andes. Estudio sociológico de Saucio” [17](1955)
y “El hombre y la tierra en Boyacá” (1957), al igual que desde su
inicial experiencia laboral como Director General del Ministerio de
Agricultura en 1959, cargo desde el cual contribuyo a la redacción
de la ley 135 de 1961 (Reforma Social Agraria).
En las investigaciones y trabajos que adelantó desde 1959 en la
naciente Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de
Colombia con docentes e investigadores de las ciencias sociales
[18], persiste la preocupación por lo territorial. Su ponencia en el I
Congreso de Sociología [19] en 1963, como las de antropólogos,
geógrafos, historiadores, abogados nacionales y extranjeros, así lo
evidencia [20].
[16] Fals Borda, Orlando. La subversión en Colombia. El cambio social en la historia.
Bogotá: Coedición FICA-CEPA. 4ª edición actualizada, 2008.
ttopía: la realidad del
orden social existente, y la otra cara de la moneda , Utopía: imagen objeto soñada,
deseada y visionada que una vez asumida y apropiada mueve a proceso de cambios
estructurales donde los individuos en grupos alcanzan su plena realización .Página
24-26
También en Fals Borda, Orlando.
Historia Doble de la Costa.
Bogotá:
Carlos
Valencia Editores.
(4 Volúmenes) 1986.. En el Tomo 2: “Siguiendo a Karl
Mannheim(Ideología y Utopía, 1941, pag 169), por Utopía entendemos
aquellos
“orientaciones que trascienden la realidad cuando al pasar al plano de la práctica
tienden a destruir (..) el orden de cosas existente en una determinada época.”,
Página 36B
[17] University of Florida Press. Gainesville. 1955. Primera edición (Inglés) y 5ª edición
Punta de Lanza, 1979.
[18] Miguel Fornaguera y Ernesto Guhl. Colombia. Ordenación del territorio con base
en epicentrismo regional. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia – Facultad de
Ciencias Humana – Centro de Investigaciones para el Desarrollo, 1969.
53
En el marco de la incipiente Investigación Acción Participativa, trata
de superar los estudios de caso realizando un trabajo de alcance
regional [21], luego avanza con una investigación de orden nacional
[22], y retorna nuevamente a uno de carácter regional: Historia
doble de la Costa, [23]. En esta última investigación, integrada
por cuatro tomos, aplica los resultados de otros trabajos previos
como “Revoluciones inconclusas en América Latina. México” (1970)
[24], “Influencia del vecindario pobre colonial en las relaciones
de producción de la Costa Atlántica”(1977) [25], “Por la praxis: el
problema de cómo investigar la realidad para transformarla”(1979)
, “La ciencia y en pueblo” (1980) [26], “Ciencia propia y colonialismo
intelectual” (1981) [27] y “Subversión y cambio social” (1968).
Desde la lectura en 1947 del trabajo “Tabio: estudio de la organización
social rural” , elaborado por Thomas Lynn Smith, hasta el año 2008,
se va prefigurando un interés por el origen y desarrollo de la Nación
colombiana a partir de provincias y regiones; el planteamiento de
la construcción social del territorio, así como la inconveniencia
de la imposición de formas de organización político-administrativo
como los Departamentos, de factura francesa, que desconocen la
diversidad de Colombia.
En la revisión del estado del arte sobre el tema [28] el profesor Fals
Borda acumula soportes desde la época de la emancipación nacional
y transito a los albores de la República, pero especialmente, del
ordenamiento territorial impulsado por el presidente Rafael Reyes
en los inicios del siglo XX. Igualmente, estudió con detenimiento los
documentos relacionados con la Asamblea Nacional Constituyente
convocada en 1908 y 1909, así como el Acto Legislativo N°1 de 1909
y las leyes 1ª y 65 de ese mismo año. También incluye el análisis de
la ley 62 de 1939 que reglamentó sin éxito correcciones de límites
entre Departamentos, como consecuencia de “sus complicados
procedimientos verticales, que referían todo conflicto de límites a
decisiones únicas de los cuerpos colegiados y a sus comisiones
reglamentarias” [29].
[19] Desarrollo y perspectivas de la Sociología Rural en Colombia y la América Latina
En: Memorias del I Congreso Nacional de Sociología. Bogotá: ACS, 1963. Páginas
153 -172
[20] Memorias del I Congreso Nacional de Sociología. Bogotá: ACS, 1963.
[21] Capitalismo, hacienda y poblamiento en la Costa Atlántica en dos ediciones 1973
y 1975.
[22] Historia de la cuestión agraria en Colombia publicado en 1975.
[23] FALS BORDA, Orlando. Historia Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia
Editores. (4 Volúmenes) 1986. Tomo 1 Mompox y Loba 1980, Tomo 2 El presidente
Nieto 1981.
[24] México, 1970. Tomo 1 Mompox y Loba 1980 en la página 141B.
[25] En Francisco Leal y otros. El agro en el desarrollo histórico colombiano, Bogotá,
1977, 129-160. Tomo 1 en la página 41B.
[26] Bogotá, 1979. Tomo 1 en las páginas 29B, 57B.
[27] III Congreso de Sociología. Bogotá, 1980. Tomo 2 El presidente Nieto 1981 en
la página 48B.
[28] Universidad Nacional de Colombia. Orlando Fals Borda. Inventario documental
1644-2002. Bogotá: Archivo de Investigadores. Archivo general, 2004.
Referencias
a 1)Vereda de Saucío; 2)Documentos antiguos de apoyo;
3) ORDENAMIENTO
TERRITORIAL; 4)Visiones de Colombia. Páginas 32 - 48.
54
Las hipótesis de que Colombia es un país de regiones y provincias, y
no de Departamentos, como forma de organización de los territorios,
se verifica con los resultados y hallazgos evidenciados por Orlando
Fals Borda a partir de un cierto eclecticismo teórico y metodológico
en los tomos que integran su libro “Historia doble de la Costa”.
En el tomo 1, parte del concepto de Región y Cultura en el marco de
una categoría del materialismo histórico: la formación económicosocial [30]. La asume como un proceso histórico natural que
permite inferir dos características esenciales que, a su vez, ayudan
a entender el de región como se quiere emplear: la dinamicidad y
la historicidad.
En la dirección de la construcción social del territorio, afirma: “El
espacio geográfico puede determinarse social y económicamente.
Por tanto, no puede entenderse una formación social sin expresiones
geográficas, políticas y temporales concretas: se mueve cada vez en
un tiempo, en un espacio, y en una estructura social determinados.
[31]
De allí entonces deduce que una formación social puede
estudiarse como una interacción de regiones vinculadas histórica
y políticamente, que dejan de verse como entes naturales o
geográficos para recomponerse como entidades sociales y
económicas dinámicas que tienen una base espacial común [32].
Fals Borda infiere de los resultados consignados en el tomo I que,
“en el caso que nos ocupa –la depresión momposina y secciones
históricamente vinculadas a ella en el mundo del riberano-, no puede
discutirse su realidad: ella se siente y se vive desde la época colonial.
Durante la colonia esta entidad fueron provincias combinadas de
Cartagena, Santa Marta y el Nuevo Reino de Granada, que constituían
una formación social colonial; y desde el siglo XIX hasta hoy, toda
esta zona forma parte de la región costeña del norte del país, y de la
formación social nacional. La zona riberana aquí descrita ha sido y
es por lo tanto, una subregión” [33].
Para la validación de esta hipótesis aplica la técnica de Investigación
Acción Participativa, IAP, en formación en aquellos momentos.
La IAP combina la información sobre hechos con la reflexión y la
comunicación (devolución sistemática) basadas en observaciones
sucesivas que denomina imputación [34]. Recurre también a la
ilación de eventos, basada en la reconstrucción de situaciones con
[29] COTC. Misión Cumplida. Fin del mandato constitucional de la COT 1991-1994.
Boletín de Ordenamiento Territorial No 29. Diciembre de 1994. Pagina 2.
[30] Concepto de región aplicado a la llamada depresión monposina y sus alrededores.
No se deriva de la tradición marxista (viene de antes, de Montesquieu), sino
porque los estudiosos marxistas lo han incluído indirectamente, a veces sin llegar a
mencionarlo, en otra gran categoría clásica: la de la formación económico-social (p
16B, 17B)
[31] Historia Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia Editores. (4 Volúmenes)
1986. Tomo 1, Mompox y Loba 1980. Página 17B.
[32] Ibidem. Página 18B.
[33] Ibidem. Página 19B.
55
documentos antiguos de notaría y archivos oficiales, la recuperación
crítica de la historia y devolución sistemática, búsqueda en archivos
de baúl, entrevistas con ancianos informantes, proyección ideológica,
análisis de fuentes secundarias publicadas, documentación
fotográfica, recolección de escritos de intelectuales locales,
observación dirigida, participación activa y alguna experimentación
social, en vista de la casi inexistencia de fuentes decantadas sobre
la estructura social de la región costeña en general y de la subregión
momposina en particular. [34]
En el contexto de la violencia y el capitalismo, referido en el Tomo
2 de la misma obra [35], el maestro Fals Borda recupera para su
propuesta de ordenamiento territorial la regionalización de Estado o
Estado regional, encarnado en un anticaudillo, el presidente Nieto,
cuando la forma de organización política del país eran los Estados
soberanos (de Bolívar grande y el Magdalena grande para la región
del Caribe colombiano continental e insular) y la formación social
nacional se caracterizaba por un modo de producción campesino.
El Tomo 3 de la Historia Doble de la Costa recrea la historia de
los movimientos sociales regionales, y en particular, de cómo se
construye socialmente la resistencia campesina en la cuenca del rio
San Jorge, y de esta forma, presenta la formulación de su tesis de
la construcción social del territorio. [35]
El tema del ordenamiento del espacio local, provincial y regional
para el control territorial, es estudiado en el Tomo 4. En el capítulo
3, canal A (relato, la descripción, el ambiente, la anécdota) titula el
“Congregador de pueblos” [36] y se refiere a Antonio de la Torres
y Miranda quién adelantó entre 1770 y 1779 la tarea de fundar y
refundar 44 nuevas poblaciones en la provincia de Cartagena en
seis salidas. Como se indica en el canal B del texto (interpretación
teórica, los conceptos, las fuentes y la metodología), la “Reordenación
del Agro” [37] tuvo como propósito, en primer lugar, racionalizar y
centralizar el control de esta actividad a nivel estatal e imperial. En
segundo lugar, reordenar el agro mediante composiciones de tierras
y congregaciones de habitantes, así como política de gran entidad
–asimilable a hoy llamaríamos reformas agrarias-, que tuvo efectos
duraderos en la formación colonial. De la experiencia de Antonio
de la Torres y Miranda se aprende para un “Retorno a la Tierra” por
parte de l@s sin tierra.
Un texto que desarrolla, en forma concurrente el ordenamiento
territorial y la integración regional en Colombia como proyecto
político es “Insurgencia de las provincias”, publicado en 1988 [38].
A partir de tópicos como límites y fronteras, provincias y regiones
y mecanismos para ejecutar la propuesta regional (investigaciones
sobre espacio-historia y movilizaciones y participación populares),
[34] Ibidem.
[35] Historia
1986. Tomo
[36] Historia
1986. Tomo
[37] Historia
1986. Tomo
56
Página 26B y Tomo 2, 3 y 4.
Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia Editores. (4
3 Resistencia en el San Jorge. 1984. Página Página 136B
Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia Editores. (4
4 Retorno a la tierra. 1986. Página 53A y ss.
Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia Editores. (4
4 Retorno a la tierra. 1986. Página 53B y ss
Volúmenes)
y 164B.
Volúmenes)
Volúmenes)
reconoce “que la división territorial vigente encubre malos manejos
políticos-administrativos que deben ser extirpados…” y se pregunta:
“¿Cómo cambiar la defectuosa institucionalidad territorial actual?
Su repuesta- propuesta anticipa los resultados de la Asamblea
Nacional Constituyente y lo consignado en la Constitución Nacional
de 1991: “Queda de nuevo en entredicho la apaleada Constitución
de 1886, aunque reconozcamos que las reformas constitucionales
o la expedición de una nueva Carta, por sí solas, no resuelven los
problemas planteados”. [39]
Un hecho ocurrido dos años antes de la publicación referida, es
la aprobación del Acto Legislativo No 1 de 1986 que modificaba la
Constitución 1886 y ordenaba la elección popular de los alcaldes
en los municipios colombianos, novedad esta que se inició en 1988
y se contextualiza en lo que alguna literatura denomina la primera
generación de la descentralización política.
También de esa época es la creación de los Consejos Regionales de
Política Económica y Social, CORPES [40], mecanismo impulsado
por un movimiento regional del caribe colombiano. En desarrollo y
puesta en funcionamiento de estos Consejos, Orlando Fals publica
“Guía práctica del ordenamiento territorial en Colombia: contribución
para la solución de conflictos” en 1988.
Su propuesta de Ordenamiento territorial y desarrollo regional,
contenida en la Constitución de 1991, la inicia con el Foro Provincial
en Mompox (Bolívar) en 1988 y la continúa en la Asamblea Nacional
Constituyente y en la Comisión Constitucional de Ordenamiento
Territorial (COTC) entre 1991-1994, de la cual fue Secretario General.
De la propuesta de Ordenamiento Territorial que promovió desde
la Comisión de Ordenamiento Territorial de la Asamblea Nacional
Constituyente, además de la consideración del lo social en el Estado
de derecho, se incluyeron en la Constitución Nacional los siguientes
aspectos:
• Problematización en términos unívocos, equívocos o análogos
de las categorías espacio, territorio y territorialidad. Esta última
se asume como el sentido de pertenecía de una comunidad a
un territorio determinado; y alcanza su mayor expresión cuando
la sociedad se identifica y se integra con el territorio y posee la
capacidad para orientar su rumbo.
• El reordenamiento de la unidad nacional a partir del
reconocimiento de la diversidad territorial que se construye
socialmente y una territorialidad entendida a partir del reparto
[38] Fals B. Orlando, Ernesto Guhl y otros. Hacia un nuevo ordenamiento territorial
para Colombia. Bogotá: UN – IEPRI Siglo XXI Editores. Pag 11-70.
[39]El material que recopiló Orlando Fals en su archivo personal, además de cartas y
memorando enviados, recortes de presa (El Espectador, 1988-1999 y revista Semana),
documentos varios, mapas y cuadros se centraron en la formulación de la “Guía
práctica del ordenamiento territorial en Colombia: contribución para la solución de
conflictos”.
[40] Ley 76 de 1985 y sus decretos 3083, 3084, 3085 y 3086 para los CORPES
de Amazonía, Orino quía, Occidente y Centro Oriente.
57
del poder en término de una relación directa entre competencias
atribuidas a la Nación y a las entidades territoriales, así como
los correspondientes recursos asignados (concebida como de
participaciones y no transferencias).
• Autonomía de las entidades territoriales plenas en los cuatro
sentidos (art. 287 de la Constitución de 1991): autogobiernos,
ejercicio de competencias, administración de los recursos y
participación en las rentas nacionales y su articulación con
procesos descentralizadores, esto más allá de la centenaria
“centralización política y descentralización administrativa”
• El reconocimiento de los cuatro pueblos originarios y fundantes
de la nacionalidad colombiana y de su progresiva constitución en
entidad territorial con autonomía: resguardos indígenas, territorios
de las comunidades afrocolombianas, raizales del archipiélago
de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y la población Room.
Este planteamiento es lo que da origen a lo declarado como lo
multiétnico y pluricultural.
• La posibilidad de creación de Provincias; Entidades Territoriales
Indígenas, ETIS; las Area de Desarrollo Territorial, ADT; las
Regiones Administrativas de Planeación, RAP; así como la Región
como Entidad Territorial, RET, a partir del acuerdo y aprobación
de una ley orgánica de ordenamiento territorial (artículo 288) y
los círculos electorales diputacionales. (articulo 299)
• El ordenamiento del territorio que se define en la ley 388 de 1997
se expresa, por una parte, en la división político-administrativa
resultante del proceso histórico y político que se está ajustando
con los desarrollos constitucionales y, por otra, (el Desarrollo
territorial) en la transformación física del territorio como resultado
de la acción humana y de la misma naturaleza.
En desarrollo de la misión encomendada a la Comisión de
Ordenamiento Territorial, COTC, (artículo 38 transitorio de la
Constitución Nacional), Orlando Fals Borda planteó las características
y la institucionalidad del nuevo ordenamiento territorial contenido en
la carta política promulgada el 4 de julio de 1991.
En esa oportunidad anotó que el “Sistema de Ordenamiento
Territorial debe ser abierto, flexible, autónomo, descentralizado
y dinámico; y que la Constitución si permite hablar de un sistema
para el ordenamiento territorial, el cual debe ser reglamentado por
la ley orgánica” [41]. Igualmente, señaló cuatro tipo de integrantes:
“los nacionales, los territoriales (comisiones y planeaciones
territoriales), los sectoriales (instituciones que desarrollan políticas
de descentralización y ambiental) y los tácticos (sociedad civil).” [42]
Concibe por ordenamiento territorial un conjunto de acciones
concertadas para orientar la transformación, ocupación y
[41] Constitución Nacional de la República de Colombia.. Art 288.
[42] Comisión de Ordenamiento Territorial Constitucional, COTC. Colombia hacia el
milenio. Memorias del Taller sobre Sistemas de Ordenamiento Territorial, Autonomía y
Descentralización. Bogotá: Octubre 28-29 de 1993. Páginas 259 – 260.
[43] Comisión de Ordenamiento Territorial Constitucional, COTC. Misión complicada. Fin
del mandato constitucional de la COT 1991-1994. Boletín de Ordenamiento Territorial
No 29. Diciembre de 1994.
58
utilización de los espacios geográficos, buscando su desarrollo
socioeconómico, teniendo en cuenta las necesidades e intereses
de la población, las potencialidades del territorio considerado y la
armonía con el medio ambiente.
En diciembre de 1994, Orlando Fals, en su calidad de Secretario
General de la Comisión de Ordenamiento, presenta la primera etapa
de un ejercicio técnico y evaluativo denominado “PREFIGURANDO
EL TERRIORIO NACIONAL” [43], en donde fundamenta su propuesta
de reordenamiento territorial posterior a la aplicación de lo contenido
en la nueva Constitución.
El modelo falsbordiano asume las tres entidades territoriales
clásicas, municipios, distritos y departamentos, con salvedades. Al
primero, reforzarlo y permitir su multiplicación; congelar la creación
de los segundos salvo fenómenos de conurbación y proceder
a su descentralización en localidades; y, para los terceros, la
inconveniencia de estimular la creación de nuevos departamentos
sino trabajar en la creación de la Región con los existentes.
La prefiguración territorial se fundamenta en las potenciales
entidades autorizadas por la Constitución de 1991 y los dos proyectos
de ley orgánica de ordenamiento territorial (178/1992 y 089/1993):
Las Regiones, las ETIS (territorios indígenas) y las Provincias. Para
estas últimas, se incluyeron las Asociaciones de Municipios y los
Círculos Diputacionales en cada Departamento, por cuanto tienen
componentes y efectos espaciales convergentes o duplicatorios.
El mapa de la regionalización de Colombia en su primer momento
lo asume Fals Borda como hipótesis de trabajo o “profecía
autorrealizable”, apelando al principio de indeterminación de
Heisenberg.
Propone ocho Regiones Administrativas de Planeación, RAP [44]–
RET; cincuenta (50) posibles Entidades Territoriales Indígenas, ETIS;
cincuenta y cinco (55) provincias históricas en los Santanderes,
Boyacá y Nariño; la introducción de cincuenta y dos (52) Asociaciones
de Municipios en todos los Departamentos, con excepción de los de
la Orino quía y Amazonía, y el perfilamiento de Círculos Electorales
Diputacionales incardinados en las provincias. [45]
El ejercicio de las regiones propuestas se basa en dos principios:
[44] En la ley orgánica del Plan de Desarrollo (152 de 1994) se establece un
plazo para transformar los CORPES en RAP. Artículo 51. Régimen de Transición de
los Corpes. Los Consejos Regionales de Planificación, creados por las disposiciones
legales, promoverán dentro del término de dos años contados a partir de la
promulgación de esta Ley, la organización de las regiones de que trata el artículo
306 de la Constitución y los gobernadores deberán definir los términos de dicha
transición, dentro de los seis meses siguientes a la entrada en vigencia de esta Ley.
[45] Mediante el Acto Legislativo 01 de 1996 fue suprimido esta posibilidad. “El
Consejo Nacional Electoral podrá formar dentro de los límites de cada departamento,
con base en su población, círculos para la elección de diputados, previo concepto
de la Comisión de Ordenamiento Territorial.
59
1. La normas constitucional que ordena las RAP (artículo 306)
como primera etapa de las Región Entidad Territorial - RET, sujeta
a decisiones de dos o más Departamentos, a lo que se añade
el principio de contiguidad en el Proyecto de Ley Orgánica de
Ordenamiento Territorial - PLOOT, todo lo cual limita la escogencia
de socios o compañeros a un universo muy estrecho o rígido.
2. las actas de compromisos o convenios de integración suscrito
por gobernadores vecinos que pueden ser prolegómeno a una
conformación de Región [46].
A juicio de Orlando Fals, la posible estructura regional que muestra
el mapa general, parece tener lineamientos predecibles, enraizados
en la historia y en la antroprogeografía conocidas. Reconoce la
diversidad cultural y geográfica, busca reducir las desigualdades
de desarrollo económico y social entre las entidades, promovería
la solidaridad y complementariedad, más que la rivalidad y la
competencia, corrige los desequilibrios y facilita la igualdad de
acceso de la población a los servicios públicos.
1. AVANCES Y RETROCESOS DEL ORDENAMIENTO
TERRITORIAL.
Concluido el trabajo como Secretario General de la Comisión
de Ordenamiento Territorial, Fals Borda persiste en el tema, y en
forma complementaria escribe los textos “Región e Historia” y
“Acción y Espacio: autonomías en la Nueva República”, en 1996
y 2000, respectivamente. En este, último texto, auspiciado por el
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI,
de la Universidad Nacional, aporta un esfuerzo teórico sobre el
ordenamiento territorial en los siguientes términos:
1. El concepto de Ordenamiento Territorial, sin desconocer los tres
pilares discutidos por los clásicos (el político-administrativo, el
geopolítico y el ambiental), se refiere a políticas macro de amplia
visión estatal basadas en la epistemología del territorio y en la
humanización de las relaciones en el espacio/tiempo.
2. El ordenamiento territorial ocupa contenedores espaciales
flexibles y variables, donde las comunidades ejercen funciones
sociales ligadas a la economía, la cultura y el medio ambiente en
defensa de sus formas de vida.
3. Potencia los conceptos de bioespacio y tecnoregión y formula
una propuesta sobre el qué hacer con el ordenamiento territorial.
[46] Comisión de Ordenamiento Territorial Constitucional, COTC. Misión complicada. Fin
del mandato constitucional de la COT 1991-1994. Boletín de Ordenamiento Territorial
No 29. Diciembre de 1994. Páginas 4-6.
[47] Registro del reciente despertar territorial en Colombia. Bogotá: Ediciones desde
abajo, 2001.
60
Desde el trabajo preconstituyente de la “Insurgencia de las
Provincias” en 1988, su participación en la Asamblea Nacional
Constituyente, la promulgación de la Constitución Nacional de 1991,
la Secretaria General de la COTC, los trabajos de “Región e historia” y
“Acción y Espacio, Orlando Fals continúa recorriendo con razonable
optimismo, entre 1998 y 2001, los diversos territorios insulares y
continentales del país en su calidad de promotor del nuevo orden
territorial contenido en la Carta Política promulgada en 1991.
Compila su peregrinaje en un texto titulado Kaziyadu, término que
en lengua Huitoto significa “despertar” o “renacer”. En él actualmente
es miembro del Comité Cientifico de la Catedra Latinoamericana
Orlando Fals Borda. trata de recoger y describir algunos de aquellos
brotes de expectativas locales y regionales de los años 1999-2001;
en particular, el proceso de la Alianza Sur por la surcolombianidad
[47], y el del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia
y Santa Catalina [48]. Reconoce que la iniciativa desde abajo del
ordenamiento territorial ya no está en el norte colombiano sino que
se desplaza al sur.
En este período, el reformismo institucional [49] de los gobiernos
nacionales de turno termina presentado un balance negativo de
todos los Proyectos de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial
- PLOOT, aplazando una vez más la concreción del nuevo orden
territorial y el desarrollo regional. Las quince (15) propuestas
presentadas sobre el tema entre 1992 y 2001 [50] terminan archivadas
en el Congreso de la República, muy a pesar de esfuerzos parciales
de sacar adelante la región y las ETIS (territorios indígenas).
De otra parte, entre 1999-2001, el gobierno nacional de turno, en
cumplimiento del mandato de organismos multilaterales y para
resolver el déficit fiscal de la Nación en el marco de los proceso
[48] Ibidem. “Puede deducirse entonces, que el caso de San Andrés Islas, no
convendría, en principio, hacer por ahora una alianza ciega o ligera con los otros
siete departamentos costeños que hoy están a la deriva y en crisis. Además, no
conviene repetir el anterior error de imponer instituciones donde no corresponde, en
este caso por obvias diferencias culturales, religiosas y lingüísticas entre la Costa y
las Islas. Más valdría insistir en la aplicación del Artículo 287 C.P. sobre autonomía
administrativa y proponer alguna de estas vías para San Andrés:
1. La conformación de una Región Insular Especial incluyendo todas las áreas
reconocidas del mar territorial con los bancos y cayos nacionales;
2. La conformación de de una Provincia Autónoma del Departamento Archipiélago con
el municipio de Providencia, dentro de la futura Región Caribe u otra que surja.
3. Posibilidad de organizar una Áreas de Desarrollo Territorial (ADT) con miras a la
Provincia y a la Región, que son los dos pivotes del futuro ordenamientos ante la
globalización nacional e internacional.
4. La proclamación de las Islas como Reserva de la Biosfera abre grandes
perspectivas, actuales y virtuales, para construir aquí una potente ¡tecno región!, y con
personas, técnicos y científicos isleños que son los que mejor conocen los secretos
del medio ambiente insular.” Páp 39 -40.
[49] En términos del profesor Miguel Borja, el ordenamiento territorial se entiende como
redefinición de las relaciones entre el espacio socialmente construido y la geografía
política del Estado.
[50] Suarez Normando. Organización político-administrativa del ordenamiento territorial
colombiano en las visiones gubernamentales 1991-2004: Balance y perspectivas. Bogotá;
ESAP, 2005.Tabla 1, pag 7.
61
de ajuste fiscal, reduce la autonomía territorial [51], retrocede el
proceso de descentralización y termina modificando la Constitución
Nacional.
Para ello, en el marco del programa de ajuste y estabilización, en la
búsqueda del equilibrio fiscal, terminó imponiendo a las entidades
territoriales medidas para recortar los gastos (ley 617/00, Acto
legislativo 01/01 y ley 715/01), incrementar los ingresos, sanear
pasivos (ley 550/99 y 549/99), reorganización administrativa (ley
617/00), y reestructuración de la deuda (ley 671/00 y Decreto 192/01),
con el objeto de generar ahorro corriente para hacerlas viables fiscal
y financieramente
En este orden de ideas, la autonomía y la descentralización de las
entidades territoriales terminó siendo inversamente proporcional
al programa de ajuste que asumían en forma “voluntaria”
departamentos, distritos y municipios. Todos los instrumentos
de la planeación y gestión territorial quedaron sin ningún valor y
expuesto a procesos revocatorios de mandato por incumplimiento
de los programas de gobierno suscritos y sometidos al voto de los
ciudadanos de la respectiva entidad territorial. [52]
Con el anterior panorama, las perspectivas que plantea el actual
gobierno para el 2010 en cuanto a la redistribución del poder y
fortalecimiento de la democracia en los territorios, son un retroceso
a lo ganado desde 1986. Más responsabilidades para las entidades
territoriales con menos recursos de la Nación. Más esfuerzo fiscal
para autofinanciamiento de municipios, distritos y departamentos.
Mas intervencionismo del nivel nacional para direccionar y controlar
la inversión local con recursos propios. Más evasión y elusión de la
responsabilidad nacional con el argumento del déficit fiscal
Ante este panorama, Fals Borda afirma en su texto del 2001,
Kaziyadu: “ Quiero que esta obra equilibre un poco las campañas
contra la regionalización que se están de nuevo organizando por la
vieja clase política, al sentir el aumento de la presión de los pueblos
de la provincia por la transformación social. Vuelven a escucharse
los sofismas sobre el ritmo del cambio, como que había que hacer
primero la descentralización y después el ordenamiento territorial.
El Congreso se dejó convencer, con los catastróficos resultados de
tan ilógico razonamiento que hoy saltan a la vista. Ahora algunos
políticos sugirieron reforzar primero a los departamentos antes de
construir Regiones. ¡Cuidado con esta maniobra sofística y dilatoria
por la ley orgánica territorial! [53]
[51] Para Max Weber, la autonomía significa, al contrario de heteronomía, que el
orden de la asociación no esté otorgado -impuesto- por alguien fuera de la misma
y exterior a ella, sino por sus propios miembros y en virtud de la calidad de tales
(cualquiera que sea la forma en que esto tenga lugar). Economía y Sociedad, México:
FCE, 1974 Tomo I, página 40.
[52] Ley 131 de 1994.
[53] Kasiyadu. páginas 6 y 7.
62
Estoy de acuerdo con reforzar las entidades territoriales, pero como
fórmula de transición a la Regiones Administrativas y de Planificación
y con la clara intención constitucional de transformarlas en Regiones
Territoriales, Provincias y ETIS (entidades indígenas). [54]
Paradójicamente, la Presidencia de la República, en un ejercicio
prospectivo preparado entre 2003-2005, parte de considerar que
la Constitución Política reconoce la posibilidad de creación de
regiones y provincias como figuras administrativas y de planificación
y como entidades territoriales. Y afirma: “A la fecha, estas figuras no
se han desarrollado debido a que no existe el marco jurídico que
las posibilite, pero sobre todo, porque las actuales necesidades y
dinámicas socioeconómicas territoriales demandan mecanismos
de organización e integración territorial que trasciendan los límites
político-administrativos de las entidades territoriales”. [55]
Recogiendo y coincidiendo con algunos de los planteamientos de
Orlando Fals, para el Departamento Nacional de Planeación, DNP, el
crecimiento y los cambios socieconómicos cada vez más complejos
y acelerados demandan una organización territorial flexible y abierta
a la integración, que responda a los siguientes problemas: [56]
• La información y el conocimiento sobre organización territorial y
su evolución en los nuevos contextos del desarrollo son limitados
y dificultan la previsión, la planificación y la gestión.
• El modelo actual de organización político-administrativa del
Estado no reconoce aún plenamente la diversidad territorial del
país, pues establece en algunos casos competencias iguales
sin considerar las necesidades y capacidades de los entes
territoriales para asumirlas.
• Se privilegian las acciones individuales de las entidades
territoriales y no la asociatividad, la solidaridad y la cooperación
entre las mismas.
• Predominan las políticas sectoriales del nivel central y no existen
políticas territoriales que articulen armónicamente los procesos
urbanos-regionales-rurales y que promuevan la estructuración
de redes de ciudades intermedias y menores, articuladas con los
espacios rurales y que dinamicen e integren las zonas periféricas
del país.
• No hay definición clara frente a las ETIS en su articulación
con las demás entidades territoriales y el respeto a la identidad
cultural.
[54] Registro del reciente despertar territorial en Colombia. Bogotá: Ediciones desde
abajo, 2001. pag 6-7
[55] Departamento Nacional de Planeación. Visión Colombia Segundo Centenario; 2019.
Bogotá: Presidencia de la República – Planeta –DNP. 2ª edición, 2005. página.339.
[56] Ibídem. página.339
63
El análisis de la situación por el actual gobierno confirma la ausencia
de una política pública clara que conllevara a la adopción de una
norma que desarrollara el artículo 288 de la Constitución Nacional,
en el sentido de adoptar el nuevo paradigma de ordenamiento
territorial.
La propuesta para el 2010 (bicentenario de la independencia) del
reformismo institucional es expedir una ley orgánica de ordenamiento
territorial - LOOT por la instancia competente, con un conjunto de
por lo menos diez supuestos prácticamente inviables. [57]
Para finales de 2005, el profesor Fals Borda realiza un balance
de los desarrollos territoriales. En él nos dice que “para lo que
vengo sugiriendo, hay tres tipos de avances territoriales en pleno
desarrollo en nuestro país, que merecen destacarse: 1) asambleas
constituyentes de base local; 2) regiones nacientes de administración
y planificación (RAP); y 3) mesas regionales de gobierno indígena
y negro. [58]
Para las primeras, a juicio del profesor, las gentes de las comunidades,
que sienten en carne propia los problemas, al advertir la frustración
de los empeños autonómicos expresados en la Constitución Política
y en los proyectos sucesivos de la ley de ordenamiento territorial,
decidieron dar vida al principio de que como constituyentes primarios
pueden tomar decisiones concurrentes. Ayudó en ello la crisis de
guerra y paz que nos afecta, pues además de autonomía civil plena,
se han querido aislar de grupos armados.
A comienzos de 2006 existían 64 procesos de asambleas
constituyentes locales, lo cual es índice de la fuerza que dicho
movimiento ha venido tomando. Ya se ha observado que con la
participación de los ciudadanos y la adopción de mandatos concretos
de gobierno local, que la gente puede entender y supervisar, ha
aumentado y mejorado el nivel de gobernabilidad de municipios y
de algunos departamentos.
A su criterio, la meta final de estos procesos es llegar a una nueva
Asamblea Nacional Constituyente que defienda lo pertinente en la
Carta de 1991 y abra el cauce a un Estado Regional Unitario para la
Segunda República, en la que los departamentos se combinarían
en nuevas formas administrativas, llamadas Regiones Plenas con
Provincias internas de municipios afines.
Sobre el segundo aspecto, las Regiones Administrativas de
Planeación, destaca como basados en las asambleas locales
[57] Ibidem. Ver los veinte escenarios previstos.(Consolidar una economía que garantice
un nivel mayor de bienestar, cerras las brechas sociales, construir cuidades amables,
forjar una cultura para la convivencia, lograr un país en paz, profundizar el modelo
democrático, garantizar una justicia eficiente, forjar una cultura ciudadana, consolidar
un Estado eficiente y transparente y fortalecer la descentralización y adecuar el
ordenamiento territorial.
[58] Fals Borda, Orlando. La región caribe: ¿todavía se puede?. Ponencia para el
Quinto
Encuentro de Historia Regional. Valledupar: Universidad Popular del Cesar,
Noviembre 25 de 2005. Páginas 3 – 6.
64
mencionadas, entre 2001 y 2004 se organizó a los seis departamentos
meridionales del país como una primera Región Administrativa de
Planeación, RAP: la Región Surcolombiana, o del Suroccidente.
Fue una RAP informal por falta de ley orgánica, aunque protegida
por los Artículos 306, 307 y 321 de la Carta Política, y ello tuvo
el extraordinario efecto de combinar presencias, propósitos y
organismos de los seis departamentos involucrados. De allí provino
el reconocimiento de la Unión Europea a esta Región como tal, para
establecer el Laboratorio de Paz del Macizo Colombiano, el segundo
de la serie, que está en actividad. También, iniciativas como Bogotá
y Cundinamarca (Ciudad Región), con Boyacá y parte del Meta. El
Eje Cafetero con los tres departamentos del Quindío, Risaralda y
Caldas, preparan lo mismo.
En lo que tiene que ver con las mesas regionales de gobierno indígena
y negro, subraya como por la falta de atención gubernamental,
y en protesta por el aplazamiento de las Entidades Territoriales
Indígenas (ETIS) previstas en la ley orgánica de ordenamiento
territorial, algunas comunidades indígenas han procedido a
organizar lo que llaman Mesas Regionales con representación de
sus resguardos. La más prominente y activa es la de la Región
Amazónica, con sedes alternas en Leticia y Mitú, que reúnen a casi
un centenar de resguardos. Presume el profesor Fals que la futura
Región Amazónica, así en preparación, comprenderá los actuales
departamentos de Amazonas y Vaupés, y partes de Putumayo y
Caquetá. “Hay que preparar bien este paso fundamental para la
autonomía zonal, porque la península de la Guajira, como el Vaupés,
es 90 por ciento territorio indígena. Estas dos secciones serían los
primeros Departamentos-ETIS del país, si se deciden a hacerlo”. [59]
En relación con la Región Caribe, Orlando Fals propone
particularmente cuatro recomendaciones que permiten concluir
que dicha Región todavía se puede y hasta se debe construir.
Hay aspectos específicos en la reconstrucción de la Región Caribe
que merecen ser enfatizados. El primero, es el respeto a la autonomía
ambiental y cultural como unidades de manejo ecológico, que
requieren la Sierra Nevada de Santa Marta, hoy despedazada por
tres departamentos y 21 municipios; la Depresión Momposina
con su extraordinaria cultura anfibia, hoy fraccionada en cinco
Corporaciones Regionales Autónomas, así llamadas, cuando no
debería haber sino una; y por último, el litoral del Urabá y del Darién
afrocolombiano, extendible a todo el Litoral Pacífico, para que se
suspendan las guerras de desplazamiento y destierro, y se respete
y utilice mejor su espléndida biodiversidad tropical y las leyes sobre
intangibilidad de las tierras colectivas de las comunidades étnicas.
Además, para combatir en buena parte la centralización regional
y el monopolio de la tierra que hoy existen, exige que Barranquilla,
Santa Marta y Cartagena renuncien a ser capitales de departamentos
si quieren seguir siendo también Distritos marítimos, fluviales y
culturales.
[59] Ibídem. página.7 - 10
65
Reconoce que falta todavía ajustar y reestructurar los límites internos
municipales y departamentales, y hacerlos funcionales a las
necesidades y vínculos de los pueblos, en cumplimiento del Artículo
290 Constitucional. También ajustar departamentos inviables, como
el de Bolívar cuya zona sureña debe quedar como otra entidad
territorial. Lo mismo ocurre con el sur de Córdoba y el sur del Cesar.
2. REGIONALIZACIÓN DEL ESTADO O EL ESTADO REGIONAL.
Para Orlando Fals Borda lo regional se constituye en fundamento de
la propuesta del ordenamiento territorial y su desarrollo está en la
base del proyecto de regionalización del Estado o el Estado regional.
Las dos fórmulas anteriores se plantearon a partir de las regiones
como unidad de reordenamiento de la territorialidad.
Las dos posiciones de l@s constituyentes terminaron pactando
una formula híbrida con posibilidades en el tiempo de potenciales
entidades territoriales. Una República unitaria fundamentada en
un nivel intermedio como los departamentos o una República que
se reconstruye históricamente desde la diversidad territorial de las
regiones, provincias, entidades territoriales indígenas, comunidad
afrocolombianas, raizales del archipiélago y las comunales room.
Fals Borda, como presidente de la Comisión de Organización
Territorial de la Asamblea Nacional Constituyente, planteó con
mucha fuerza el tema de lo subnacional que se concretó en forma
transicional en los artículos 306 y 307 de la Constitución Política
promulgada en 1991. El artículo 1º de la Constitución reconoce la
condición descentralizada de la República y la autonomía [60] de
sus entidades territoriales. De igual manera, consagra que además
de la división general del territorio, habrá las que determine la ley
orgánica de ordenamiento territorial para el cumplimiento de las
funciones y servicios a cargo del Estado. [61]
Transcurridos 18 años de promulgada la Carta política de 1991,
una revisión conceptual y metodológica por parte de Orlando Fals,
a partir del desarrollo regional y su relación con el conflicto, la
institucionalidad y la paz, arroja una valoración con más sombras
que luces en la perspectiva de la visión de la regionalización del
Estado, y mucho más lejana del escenario de un Estado Regional.
Desde 1991 hasta el 2008, las evidencias gubernamentales lo
que muestran es recentralización del poder en el nivel nacional,
perdida progresiva de la autonomía de las entidades territoriales,
recortes de recursos (participaciones) para municipios, distritos y
departamentos, inviabilidad en la aprobación de la norma que debe
hacer posible la creación de regiones, provincias y ETIS, así como
insostebilidad de la institucionalidad para el modelo agotado de
ordenamiento territorial actual.
[60] Constitución Nacional República de Colombia. Artículo 287
[61] Constitución Nacional República de Colombia. Artículo 285.
66
A partir de la última entrevista del profesor Fals Borda, a finales del
2007 [62], es posible retomar conceptualmente lo que entendía como
desarrollo, región, desarrollo regional y el papel de la Investigación
Acción Participativa en la construcción de región en conflicto y paz
y su tensión con relación al logro de la regionalización del Estado o
el Estado Regional.
Con relación al polisémico y controvertido concepto de desarrollo,
precisa: “Pero yo tengo ciertas reservas con el uso del concepto
de desarrollo como tal. Porque, en mi opinión, ha servido para
implementar políticas que tienen que ver mucho más con los
aspectos económicos y políticos que con los aspectos sociales.
Entonces, el desarrollo económico o económico-social ha venido
siendo un caballo de batalla para imponer a los llamados países
subdesarrollados, determinado tipo de políticas provenientes de
Europa y Norteamérica, donde la idea de desarrollo - o development
o développement - se originó, y fue recogida por las Naciones
Unidas. En realidad fue una imposición del gobierno de los Estados
Unidos. Ustedes saben por los estudios de Arturo Escobar y otros
grandes analistas de este asunto que fue una directriz del gobierno
de Harry Truman, el que inventó todo lo que tiene que ver con el
famoso desarrollo, en el año de 1949.” [63]
Se pregunta el entrevistado: “¿Cuál era la idea o cuál sigue siendo
- hasta cierto punto, porque ya está pasado de moda -? La idea
era que el desarrollo debía consistir en imitar a las instituciones
- con todos sus pasos históricos, políticos y económicos que
hubieran dado - de los países llamados avanzados: Estados Unidos,
Inglaterra, Francia, Alemania. Eso era desarrollo”. Y su respuesta
no pudo ser más contundente: “A copiar se dijo!, tercer mundo a
copiar. Pobres y tropicales a copiar. Y eso implicó una colonización
intelectual y política de nuestras clases gobernantes, lo cual nos
produjo, entonces, un desfase que, en mi opinión, sigue influyendo
en nuestras instituciones educativas. También porque ignoran esa
idea de desarrollo, impuesta desde afuera”.
Invoca en esa oportunidad que “El desarrollo eurocéntrico, ignora
una de las leyes básicas de los fenómenos sociales mundiales,
cual es la ley de contexto. Si la idea de desarrollo, tal como nos la
impusieron, es resultado de la aplicación de una ley de contexto,
que es la que importa, esa ley de contexto implica que se inspiró
el concepto en Europa, Estados Unidos y Canadá, y que refleja,
entonces, su historia, su cultura, su ambiente. Y, eso sí, díganme
si no son muy distintas las estepas de Siberia de las selvas del
Amazonas. Acá nosotros somos tropicales porque hay un sistema
integrado de manejo ambiental, de recursos de la naturaleza, que
vincula a los Andes en sus puntos más fríos y nevados, con las
[62] Entrevista a Orlando Fals Borda realizada por Normando Suárez con motivo del
lanzamiento de la CLOFB de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia,UNAD.
En Revista de Investigaciones de la UNAD – 2007 – Volumen 6 – Número 2. Página
[63] Ibidem
[64] Ibidem
67
selvas húmedas del sur. Todos somos tropicales en este país, en
Colombia. Y entonces, ese es el contexto y consistencia de nuestro
propio «desarrollo», entre comillas; pero no el desarrollo externo
ni el desarrollo eurocéntrico o el desarrollo de Truman. Por eso mi
resistencia a seguir empleando ese concepto”.[64]
Trece meses antes de morir, Orlando Fals, quien como se ha
mencionado, fuera en su momento constituyente y Secretario
General de la COCT, precisa la definición de lo regional como una
construcción social. Sobre el particular afirmaba: “a mí se me ocurre
que el concepto de región, desarrollado por diversas instituciones
educativas, ha tenido unas expresiones bastante complejas, y que
son más frecuentes de lo que uno cree. Ese concepto de región, según
se ha definido por diferentes instituciones, ha dado base a diferentes
tipos de mapas con los cuales se administra la institución respectiva.
Las regiones existen no porque haya decretos o decisiones rectoras;
por el contrario, estos reconocen la realidad de la región y tratan de
responder con los recursos institucionales.” [65]
Los dos conceptos (desarrollo – región) anteriormente replanteados,
le permite ratificar que los departamentos no son la entidad
territorial para un nuevo modelo de ordenamiento del territorio que
reconozca la diversidad territorial de Colombia. “En lo que tiene que
ver con el tema del desarrollo regional y de las instituciones, yo diría
que estamos llegando a un punto de saturación en Colombia, en
relación con el uso del espacio nacional y marítimo. Incluyo también
a las islas de San Andrés, Providencia y a su entorno marítimo. ¿Por
qué? Porque esas islas son nuestra región insular especial y no es
posible, en mi opinión, que un país como Colombia, por la diversidad
que tenemos, pueda seguir arrojado a una estructura de división
territorial interna tan obsoleta, tan mal concebida y tan malamente
gobernada.
Suficiente con la imitación que se hizo a finales del siglo XIX:
como Francia organizaba los espacios por departamentos - así
llamados, sin tomar en cuenta sus componentes provinciales - una
colonia intelectual de Francia dice que aquí en Colombia teníamos
que tener iguales departamentos y, entonces, acabamos con los
Estados independientes. De esto hace ya 130 años, pero eso hace
imposible que un país - cualquier país del mundo -, especialmente
con el dinamismo del nuestro, pueda sostenerse con una estructura
de administración territorial que heredamos. [66]
En una revisión retrospectiva, advierte que “la regionalización es
mal interpretada como soberanía política en diferentes secciones”.
Fíjense ustedes: en el caso colombiano lo que se fomentó fue la
guerra civil. Por ejemplo, Antioquia contra Santander, y las guerras
de independencia que nosotros en la Costa Atlántica hicimos para
separarnos formalmente del interior del país. Era una especie de
interpretación de la región y de lo regional, que buscaba desintegrar
los espacios y no integrarlos.
[64] Ibidem
[65] Ibidem
[66] Ibidem
68
“Entonces, un concepto de región de ese tipo, del siglo XIX, yo
creo que ya se ha superado. No hay duda de que Colombia se ha
integrado y ha pasado ahora a la problemática de la integración
regional al reconocer que las regiones existen si su historia, su
cultura, su contexto ambiental, lo imponen. Por eso, me parece a mí
que es lindo, que vale la pena, que un país sea diverso y que no sea
como en algunas partes de Asia; pero acá, con esta riqueza triétnica,
cósmica, según Vasconcelos, el mexicano, con estas bellezas que
se ven acá, triétnicas, cósmicas, ¿para qué China? [67]
En el presente, con el nuevo enfoque y en una perspectiva de
futuro, Fals Borda revindica los procesos de regionalización para
avanzar al postconflicto. Al respecto señalaba: “Pues las regiones,
ahora diversas, como están, permiten enriquecer las regiones de
un país moderno y buscar equilibrio de uno con otro, buscar ese
entendimiento de uno con otro, de lo diverso, de hablar del otro con
respeto y con amor. Esas características de una nueva concepción,
la de regionalización, para eso estamos. Si no hay esa comprensión
con base en la tolerancia por la diversidad regional, si no hay ese
aprecio por la riqueza de la diversidad regional, la consecuencia
no es la paz, es el conflicto. Cuando ese mutuo respeto quede
ya interiorizado por los colombianos, tendremos un país en paz.
Ahora, eso no quiere decir que no existan conflictos, es parte de la
naturaleza humana; nos engañamos, creemos que si resolvemos
problemas regionales, esto va a ser como la Arcadia, y no. Parte del
encanto de la vida real es el intercambio de las diferencias toleradas
y el afán y el deseo de comprender al otro. Y por eso una política de
regionalización bien entendida, bien ejecutada, podría dar las bases
para esa paz tan elusiva para los colombianos.” [68]
También, ratifica el profesor la opción metodotologica de la
Investigación Acción Participativa, IAP, para entender el conflicto
y avanzar en la profundización de un proceso de regionalización.
Destaca las vertientes de la filosofía que están aportando desarrollo
teórico para superar y trascender el enfoque de sociedades en
equilibrio y funcionales: “Hablando, de nuevo, de la ley de contexto,
aquí la vemos otra vez aplicada, porque la idea del paradigma
funcional era analizar las situaciones de equilibrio social, no de
conflicto social, o buscaban una sociedad de ángeles, donde
el conflicto se viera como una disidencia, o como un fenómeno
patológico de la sociedad, una desviación; entonces, un paradigma
de ese tipo impedía ver otros ángulos de la realidad del mundo”.
“Entonces, cuando vinimos a Colombia, a la India, a Tanzania, a
México, aquí era guerra, violencia, narcotráfico, paramilitarismo,
presidentes abusivos del poder, aquí hay que aplicar otro paradigma
distinto; y fueron apareciendo esas posibilidades, siendo la IAP una
de esas posibilidades, privilegiaba la praxis. En cambio, por la filosofía
venía otra corriente, buscaba también paradigmas alternos muy
interesantes. Aparecen, entonces, filósofos como Gregory Batenson,
[67] Ibidem
[68] Ibidem
69
que propone el estudio de conjuntos, conjuntos complejos y de ahí
salen las teorías del holismo, que me parece hoy están dominando
las ciencias sociales. Ya no es el positivismo de Talcott Parsons, de
Robert Merton, de Descartes; inclusive el dualismo de Descartes
hoy no tiene asidero filosófico. Pues bien, Batenson y Gadarmer,
con sus teorías de los sistemas abiertos, incluso en Chile, Maturana,
Prigogini, todos estos autores, los de la teoría del caos” [69].
Igualmente, perfila el alcance y compromiso ético de la IAP: “Se
ponen las bases de una nueva universidad y de una nueva sociedad
y ese es el momento del reconocimiento mundial que se le ha hecho
a esta nueva, relativamente nueva, metodología que no es solamente
una colección de técnicas para investigar y actuar o participar, sino
también una filosofía de vida que aquel que la ejecuta, para la IAP,
es un sentipensante que sabe combinar el corazón y la cabeza y que
sabe cómo ejercería empatía y no sólo simpatía, con los demás y
con los otros. Que respeta las diferencias, que las aprecia inclusive, y
que busca la explicación de los fenómenos actuales, especialmente
en países conflictivos como Colombia, en la dinámica o en la
dialéctica de grupos que conformaron su actual esencia unitaria,
los grupos indígenas, los grupos negros libres de los palenques, los
campesinos y artesanos antiseñoriales que vinieron de España - por
fortuna con esa actitud antiseñorial - y fundaron muchos pueblitos -,
los que vinieron a pie y no a caballo, como Jiménez de Quesada-, y
los colonos y patriarcas de la frontera agrícola” [70].
En la dirección de construir una base axiológica, Fals Borda propone
las fuentes de los valores raizales a seguir: “Para mí son cuatro
pueblos originarios que son los que la IAP contemporánea quiere
enfocar para recuperar de ellos sus valores fundantes. No regresar
atrás, no un romanticismo, primitivista, no, es reconocerles valores
a estos pueblos olvidados, explotados, oprimidos por los ricos, los
capitalistas, los salvajes de la riqueza acumulada, mal acumulada.
Estos valores, son de alcance universal, porque uno diría, bueno de
los grupos originarios, los indígenas, que nos enseñan el respeto a la
naturaleza y cómo ser solidarios; la solidaridad es un valor fundante.
Los negros palenqueros nos enseñan el valor de la libertad y eso lo
han tenido por mucho tiempo y lo han defendido; los campesinos
y artesanos nos enseñan la dignidad, especialmente la dignidad
política; y los colonos patriarcas de la frontera agrícola nos enseñan
el valor de la autonomía. Son cuatro valores fundantes” . [71]
Infiere la correlación del compromiso de la IAP con los valores
fundantes de los pueblos originarios y el desarrollo en paz de la
región latinoamericana. “Un privilegio como las bases valorativas
que busca la IAP, y que si recobra esos valores y los impulsa hacia
delante en la historia, permite pensar en otros horizontes - distintos
de los que nos presentan el desarrollismo ya fracasado o capitalista
[69] Ibidem
[70] Ibidem
[71] Ibidem
70
salvaje que nos ha llegado - de una alternativa de progreso para los
pueblos de América Latina, el tercer mundo. Se dibuja de esta forma,
y esa es mi esperanza en este foro que la UNAD ha organizado y
que nos privilegia el desarrollo, entendida como ese paso adelante,
la paz, la reestructuración social” [72].
3. ÚLTIMOS PLANTEAMIENTOS Y RETOS DEL
ORDENAMIENTO TERRITORIAL.
Contrastar en los últimos tres años (2006-2008) las acciones
gubernamentales relacionadas con la descentralización, autonomía
y ordenamiento territorial y los últimos planteamientos de Orlando
Fals, permite hacer un primer inventario de problemas a resolver
relacionados con la redistribución del poder entre la Nación y las
entidades territoriales en términos de competencias y recursos.
Desde la perspectiva del postconstituyente, para Fals Borda no
puede ser más desalentador el balance:
• En cuanto a la autonomía, su progresivo recorte y reducción
a su mínima expresión en términos de gobiernos cooptados,
conflicto de competencias, intervención de otros niveles en la
administración de los exiguos recursos que les corresponden a
las entidades territoriales.
• Bajo la presunción del conflictos, recentralización de poder en el
nivel nacional en detrimento de las entidades territoriales
• Sectorialización y fragmentación de las competencias
territoriales
• Reducción y recortes de los recursos a las entidades territoriales,
particularmente de la principal fuente como lo es el Sistema
General de Participaciones -SGP [73].
Derivado de la situación anterior, Orlando Fals observa y evalúa
un modelo de ordenamiento territorial propuesto por el gobierno
nacional en la perspectiva del 2010-2019 [74] (Celebración del
bicentenario) con las siguientes características contradictorias:
• Una propuesta de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial
- LOOT para su adopción en el 2010 con enfoque asociativo y
“flexible” para la competitividad y no para la solidaridad y la
disminución de los desequilibrios socioespaciales. En ella la
Nación se desentiende y se substrae de sus responsabilidades
cuando termina por colocarle énfasis a los esquemas asociativos
públicos -privados.
[72] Ibidem
[73] Acto Legislativo 04/2007 y Ley 1176/200
[74] Departamento Nacional de Planeación. Visión Colombia Segundo Centenario; 2019.
Bogotá: Presidencia de la República – Planeta –DNP. 2ª edición,
2005.
página
344-345
71
• El territorio es concebido como una condición necesaria de
localización y proveedor de recursos para generar ventajas
comparativas y no como una territorialidad que se construye
socialmente.
• Se pervierte la relación teleológica de medio a fin. El
Ordenamiento territorial se concibe como medio para el fin que es
la descentralización, cuando la relación es inversa. Así lo establece
el artículo 1º de la Constitución Nacional: la autonomía de las
entidades territoriales se canaliza mediante la profundización del
proceso de descentralización.
• Se privilegia el concepto de asociatividad a partir de la entidad
territorial departamento, y no de provincias y regiones como
potenciales formas de organización y contenedor del poder en
los territorios históricamente reconocidos.
• Se propone descentralizar sectores como el agrícola, vías,
educación técnica y grupos vulnerables. No hay claridad de
la transferencia de los recursos suficientes para asumir estas
competencias.
• Reducción de las transferencias y compensaciones territoriales.
• Aumento de la tributación para la progresiva autofinanciamiento
de las entidades territoriales. La cuarta parte de la base tributaria
general debe provenir de municipios, distritos y departamentos.
• Mayores recursos propios, menos gastos, menos dependencias,
mayor capacidad y uso de la capacidad de endeudamiento y
mayor ahorro corriente para cada vez mayor autarquía de las
entidades territoriales de los recursos que recauda, acumula,
concentra y centraliza la Nación.
• Antes que acciones orientadas a una mayor equidad, equilibrio
e igualdad territorial, se privilegia la eficiencia de la gestión de
los 1100 municipios, cuatro distritos, 32 departamentos y 780
resguardos indígenas.
En los dos recientes documentos que recapitulan la línea de
pensamiento del profesor Fals Borda, en 2007 y 2008, se presentan
consideraciones generales relacionadas con el desarrollo territorial.
En el
primero, “La Investigación Acción en convergencias
disciplinarias”, escrito para recibir en Montreal –Canadá, el premio
de la Asociación de Estudios Latinoamericana (LASA) en septiembre
último, además de la teoría del contexto, recomienda volver los ojos,
respetar y reaprender de los cuatro pueblos que han conformado
la esencia de la Nación Colombiana: los indígenas, los negros de
palenques, los artesanos y campesinos antiseñoriales y los patriarcas
colonos de las fronteras agrícolas.
72
En el segundo, “Continuidad y disidencia entre científicos activistas”,
leída para recibir en Memphis –Tennesse, el premio Malinoski en
marzo de 2008, plantea que ante un eventual paradigma holístico
alternativo tiene la probabilidad de tener los siguientes elementos
representativos del ordenamiento territorial:
• Estudio de las raíces (pueblos fundantes) de la conducta
humana en sistemas territoriales abiertos y no cerrados.
• Cosmovisión contextualizada por dimensiones socioeconómica
y política-institucional.
• Reconocimiento de las diversidades culturales y étnicas.
A partir de admitir que el tema de desarrollo regional no está
concluido, los retos que se sugieren a continuación para su
investigación, se contextualizan en el nuevo paradigma alternativo
del ordenamiento territorial que se propone por parte de Orlando
Fals, el cual se asume con la capacidad para redistribuir el poder
del Estado en los territorios, reconocer las formas de organización
del espacio identificadas históricamente en el país, recuperar lo
público para la sociedad civil, garantizar el ejercicio pleno de la
autonomía, mantener el equilibrio entre competencias y recursos,
mejorar los niveles de gobernabilidad, legitimar y hacer sostenible la
institucionalidad territorial y facilitar el tránsito al postconflicto.
Retos para la diversidad territorial colombiana:
• Desafíos teóricos/prácticos de la IAP desde la perspectiva de
la línea de pensamiento de Orlando Fals en una territorialidad
diversa.
• Concordancias y diferencias de la investigación experimental, la
etnometodología y la IAP en contextos regionales diversos.
• Investigación interdisciplinaria y la IAP en sectores, instituciones
y entidades territoriales de diverso orden.
• El papel del@ intelectual orgánico en contextos territoriales
conflictivos y situación de violencia.
• Validez de la IAP en estudios de casos territoriales.
• Puntos críticos de la propuesta del ordenamiento territorial.
• Alcance y límite de la propuesta de desarrollo regional 19912007.
• Distribución de recursos en la propuesta de ordenamiento
territorial.
• Descentralización política, administrativa y fiscal
en las
propuestas gubernamentales de ordenamiento territorial.
73
• Propuesta de regionalización y el proyecto de ley orgánica de
ordenamiento territorial en Visión Colombia 2019/II Centenario
• Organización de las Regiones, provincias, ETIS, reservas
campesinas, comunidades afrocolombianas, regionalización de
San Andrés, Providencia y Santa Catalina, fronteras y límites. [75]
• La propuesta de ordenamiento territorial, el desarrollo endógeno
y la responsabilidad social.
• Segunda parte de “Historia doble de la Costa”, para la provincia
de Santa Marta y el Estado del Magdalena Grande.
• La propuesta de desarrollo regional falbordiana y el Compromiso
Caribe 2008-2011.
• La propuesta de ordenamiento territorial y la revisión y ajuste de
los POT municipales, distritales y metropolitanos.
Retos con relación a la IAP en el marco de un paradigma alterno:
[76]
• Construcción de un paradigma alterno, estudiando los grupos
originarios o fundantes regionales, destacando sus valores de
solidaridad humana.
• Entender y combinar, en el contexto regional, las complejidades
de las sociedades: lo oral, lo particular, lo local.
• Métodos para resistir la homogeneización de la globalización
para defender las identidades y vida como naciones y pueblos
autónomos.
4. PROPUESTA POSTUMA DE ORDENAMIENTO
TERRITORIAL.
A propósito de un mensaje “En defensa de la costeñidad y la paz: mis
frustración” [77] Orlando Fals Borda dejó su legado en perspectiva
y en un fraternal llamado de atención: “Según mis orígenes
presbisterianos de la Arenosa (Barranquilla), parece que tendré
[75] Orlando Fals Borda. Le ley territorial y la crisis política. Documento leído en la
entrega de la Gran Cruz de la Orden del Congreso Nacional de Colombia, Salón de
la Constitución, Capitolio Nacional. Bogotá, Febrero 28 de 2007. p 113
[76] Orlando Fals Borda. Situación contemporánea de la IAP y vertientes afines.
Ponencia para el I Encuentro Internacional de Investigadores en Acción, Universidad
Nacional Experimental Rafael María Várala. Cabimas Estado Zulia, Venezuela, Junio
22 de 2006
[77] Publicados en El Heraldo de Barranquilla y en la revista Foro de Bogotá, marzo
28 de 2004.
[78] Orlando Fals Borda.. De vuelta a Mompox en compañía de Candelario Obeso.
Homenaje a Obeso en Bogotá, organizado por la fundación Candelario Obeso, Marzo
28 de 2005. En
Hacia el socialismo raizal y otros escritos. Ediciones CEPA y
Desde Abajo. 2007
74
licencia de seguimiento de estos reclamos y de la contradictoria
vida terrenal, desde el sitio del otro mundo que el hado me asigne.
Tenga la seguridad, de que me seguiré examinando con los demás
para que los colombianos lleguemos por fin a ganar la paz con
justicia, dignidad y prosperidad general, que nos merecemos por lo
menos desde la misteriosa llegada de Bochica a estos trópicos. No
sigamos siendo los “dejaos” del paseo de la historia.”
Para cumplir la voluntad del Maestro Fals Borda, manifestada
expresamente en los videos de la serie Trópicos: “El científico social
del siglo XXI” y “El Caribe de Fals Borda”, así como en el documento
que tituló “De vuelta a Mompox en compañía de Candelario Obeso”
[78], se acuerda distribuir parte de sus cenizas en las ocho regiones
propuestas por él en 1994 como Secretario General de la COTC:
Caribe, Andina norte, Pacífica norte, Central. Orinoquía, Andina sur,
Pacífica sur y Amazonia.
El mejor homenaje a su memoria es continuar impulsando
la discusión de su propuesta de reordenamiento territorial en
escenarios, eventos y latitudes diferentes, para avanzar en la
autodeterminación de los territorios diversos, y “ganar la paz con
justicia, dignidad y la prosperidad general, que nos merecemos”
BIBLIOGRAFÍA.
Asociación Colombiana de Sociología. Memoria del Primer congreso
Nacional de Sociología. Editorial Iqueima. Bogotá, 1963.
BONILLA, Víctor Daniel; CASTILLO, Gonzalo y FAS BORDA, Orlando. Por ahí
es la cosa. Ensayos de Sociología e Historia Colombiana. Publicaciones de
la Rosca. Bogotá, 1972. 2ª. Edición.
CAMACHO GUIZADO, Álvaro. Orlando Fals y el ordenamiento territorial.
Artículo en el Espectador. Opinión 23 agosto 2008.
Comisión de Ordenamiento Territorial.
Colombia hacia el milenio.
Memorias del taller sobre sistemas de ordenamiento territorial, autonomía
y descentralización. Bogotá: 1994.
DÁGUER, Carlos. Historias de provincia. Artículo en el Tiempo. 17 agosto
2008
FALS BORDA, Orlando. Acción y conocimiento. Puesta al día de la IAP en
el mundo. 1991.
FALS BORDA, Orlando. Acción y espacio. 2000
FALS BORDA, Orlando. Ciencia propia y colonialismo intelectual. Los
nuevos rumbos. Carlos Valencia Editores. Bogotá, 1987.
75
FALS BORDA, Orlando. Conocimiento y poder popular. Lecciones con
campesinos de Nicaragua, México, Colombia. Siglo Veintiuno Editores.
Bogotá, 1986
FALS BORDA, Orlando. Consejo Regional Indígena del Cauca. Manifestación,
1974.
FALS BORDA, Orlando. Continuidad y disidencia entre científicos activistas.
Ponencia en Sociedad de Antropología Aplicada. Premio Malinowski.
Memphis, Tennesse, 28 marzo 2008.
FALS BORDA, Orlando. Cuadro comparativo sobre normas orgánicas,
regiones administrativas y planificación, 1995 – 1996.
FALS BORDA, Orlando. Demografía del Cauca. 1958
FALS BORDA, Orlando. Documentos sobre poblaciones de Cundinamarca
(Fúquene, Machetá, Fusagasuga) y de Caldas (Riosucio, Supía). Periódico
Proceso Santandereano, 1984.
FALS BORDA, Orlando. El problema de cómo investigar la realidad para
transformarla por la praxis. Tercer Mundo Editores.
FALS BORDA, Orlando. El reformismo por dentro en América Latina. Siglo
Veintiuno Editores. 1974. 2ª. Edición.
FALS BORDA, Orlando. El vínculo con la tierra y su evolución en el
departamento de Nariño. Notas de viaje, 1959.
FALS BORDA, Orlando. Entre los paisas. Reconociendo su misión en la
historia. Tesis para el título Honoris y Causa de Sociología. Paraninfo.
Medellín, 2005.
FALS BORDA, Orlando. Experiencias Teórico – prácticas. En libro:
Participación popular: Retos del futuro. Orlando Fals Borda (compilación y
análisis) ICFES – IEPRI – COLCIENCIAS. Bogotá, 1998.
FALS BORDA, Orlando. Guía práctica del ordenamiento territorial en
Colombia: contribución para la solución de conflictos, 1998.
FALS BORDA, orlando. Hacia el socialismo raizal y otros escritos. Ediciones
CEPA. Bogotá, 2007.
FALS BORDA, Orlando. Historia Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia
Editores. (4 Volúmenes) 1986.
FALS BORDA, Orlando. Historia de la cuestión agraria en Colombia.
Publicaciones de la Rosca. Bogotá, 1975. 2ª. Edición.
FALS BORDA, Orlando. Insurgencia de las provincias. Hacia un nuevo
ordenamiento territorial para Colombia. Bogotá: Siglo Veintiuno Editores.
1988. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad
Nacional. 1ª. Edición.
FALS BORDA, Orlando. Kasiyadu. Registro del reciente despertar territorial
en Colombia. Bogotá: Ediciones desde abajo. 2001. Primera Edición.
FALS BORDA, Orlando. La consigna del nuevo radicalismo. En Revista
CEPA. Págs. 34 – 40 Bogotá, 2007
76
FALS BORDA, Orlando. La cuestión agraria en Colombia. Bogotá: Carlos
Valencia Editores. 1986.
FALS BORDA, Orlando.
La investigación acción en convergencias
disciplinarias. Ponencia en Latin American Studies Association (LASA).
Montreal – Canadá, 8 septiembre 2007.
FALS BORDA, Orlando. La Violencia en Colombia. Discurso en Feria del
Libro, Bogotá, 28 abril 2005.
FALS BORDA, Orlando. Memoria del Primer Congreso Nacional de
Sociología. Bogotá: Asociación Colombiana de Sociología. 1963
FALS BORDA, Orlando. Movimiento de convergencia costeña, 1972 – 1991.
FALS BORDA, Orlando. Obando. Publicación de la exprovincia. Barbacoas
(fotos), 1972 – 1973.
FALS BORDA, Orlando. Ordenamiento Territorial. Memorandos y cartas
enviadas por orlando Fals Borda.
FALS BORDA, Orlando. Polémica sobre región, 1991 – 1995. Mapa regional
de Colombia, 1994 - 1995
FALS BORDA, Orlando. Publicaciones en los municipios de Cundinamarca.
Notas de viaje, San Isidro, Machetá (Cundinamarca), 1974. Resguardo de
Tocancipá, 1970.
FALS BORDA, Orlando. Región e historia. 1996
FALS BORDA, Orlando. Regiones administrativas de planificación R.A.P.
Caribe, 1996 – 2000
FALS BORDA, Orlando y RODRIGUES BRANDAO, Carlos. Investigación
participativa. Instituto del Hombre – Ediciones de la Banda Oriental.
Buenos Aires, 1985.
FALS BORDA, Orlando. Misión cumplida. Fin del mandato constitucional
de la COT 1991 – 1994. Prefigurando el Territorio Nacional. En Boletín de
Ordenamiento Territorial. Bogotá, 1994.
LANDER, Edgardo. Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocentrismo.
En libro: La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp) Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2000.
Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar
MATURANA, Humberto y VARELA, Francisco. De máquinas y seres vivos.
Autopoiesis: La organización de lo vivo. Santiago de Chile: Ed. Universitaria,
1995. p. 9-63.
MIGNOLO, Walter. La colonialidad a lo largo y a lo ancho: El hemisferio
occidental en el horizonte colonial de la modernidad. El Libro: La
colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp) Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2000. Disponible en la World
Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar
77
MOLANO BRAVO, Alfredo. Orlando Fals Borda. Artículo en el Espectador.
Opinión. 16 agosto 2008
PATIÑO, Frank. Orlando Fals Borda.
cultual. 23 agosto 2008.
Artículo en El Pilón. Suplemento
PARK, Meter. Qué es la investigación acción participativa. Perspectivas
teóricas y metodológicas. Traducción de María Cristina Salazar. Universidad
nacional de Colombia. 1990.
QUIJANO, Anibal. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina. En libro: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias
sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp) Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2000.
Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar
RESTREPO DOMINGUEZ, Manuel Humberto. Fals Borda, un intelectual
que no claudicó. En la revista CEPA. Volumen I No. 8 Bogotá, 2009
Revista Aportes No. 20.
desafíos. Bogotá, 1998
Investigación acción participativa.
Aportes y
Revista FORO. Orlando Fals Borda; Investigación y acción. Bogotá, 2008
Suárez Normando. Bases conceptuales y metodológicas del OT/DT en
Colombia. Bogotá: ESAP. 2005.
Suárez Normando. Guia para la formulación de los PDT 2008-2011. UNAD
2007
Universidad de la Salle. Investigación Acción y Educación en contextos
de pobreza. Un tributo a la vida y obra del Maestro Orlando Fals Borda.
Bogotá, D.C., 2007
VERANO DE LA ROSA, Eduardo; TÉLLEZ DUARTE, Walfa Constanza
SANDOVAL BRITO, Luis Yesid. Región y Estado: Una propuesta para la
conformación de Institucional y Financiera de la Región en Colombia.
Bogotá: Presidencia de la República. Consejería Presidencial para la Costa
Atlántica- Departamento Administrativo de la Función Pública. s.f.
78
América Latina: Identidad y Diversidad
Cultural.
El aporte de las universidades al proceso
Integracionista
Carlos Tünnermann Bernheim
79
80
1. AMÉRICA LATINA: IDENTIDAD Y DIVERSIDAD
CULTURAL.
El concepto de Nación fue acuñado en Europa. En sus orígenes,
esto es en los primeros siglos de la Edad Media, careció de
connotaciones políticas y más bien aludía al origen de las personas
y los pueblos. Se hablaba así de la “nación inglesa”, de la “nación
francesa”, etc...
La escisión de la Cristiandad hacia el Siglo XVI por efecto de la
Reforma protestante, más la crisis de los poderes imperiales,
desembocó en el surgimiento en una serie de “naciones”, esta vez
vinculadas políticamente a centros de poder encarnados en los
príncipes. Más tarde, y por obra de la Revolución francesa, surge el
concepto de soberanía nacional asumida por el propio pueblo frente
a la soberanía de los reyes. La colectividad nacional soberana es
desde entonces identificada con la universalidad de los ciudadanos.
Como puede verse, el surgimiento del “Estado-Nación” fue en Europa
el producto de un largo y lento proceso histórico, en el cual el Estado,
entidad jurídica, se ajustó a la Nación, fenómeno de carácter sociocultural. En cambio, en nuestro continente, las Naciones surgieron
como consecuencia de la acción de los próceres y caudillos de
la Independencia. Algunos “estados-naciones”, como Bolivia, por
ejemplo, fueron el producto de la voluntad de un líder (en este caso,
del propio Libertador Simón Bolívar) o del fraccionamiento provocado
por los localismos (Sarmiento decía que en Centroamérica hicimos
una República de cada aldea).
Pero mientras en Europa el Estado se acopló a la Nación, en América
Latina el Estado se creó antes que la Nación estuviera plenamente
forjada. Y esto no sólo es válido en relación con nuestros “estadosnaciones”, sino también en relación con la llamada “nacionalidad
latinoamericana”, que en todo caso es un concepto en proceso de
formación.
81
No debe, entonces, extrañarnos que haya quienes se pregunten
si América Latina es un mito o una realidad. ¿Tienen validez los
análisis y las afirmaciones de carácter global, referidas a una región
donde abundan las diversidades y contrastes?
La expresión América Latina comprende una realidad sumamente
compleja, donde se dan casi por igual las diversidades y similitudes.
De ahí que si se pone el acento en las diferencias y regionalismos, es
posible negar la existencia de América Latina y de la unidad esencial
que brota de su misma diversidad. Si seguimos esa línea, se llega a
afirmar que no existe una América Latina, sino tantas como países
o subregiones la componen, por lo que cualquier pretensión de
reducirla a una sola entidad no es más que aceptar, a sabiendas, un
mito o una ficción.
Nuestro continente ni siquiera ha sido conocido con el mismo
nombre en el decurso de su historia. Sus distintas denominaciones
han respondido más a las aspiraciones de las potencias que siempre
codiciaron sus tierras y riquezas que a las suyas propias. “Las Indias”,
designación popular en el siglo XVI, debe su existencia, nos recuerda
John L. Phelan, al sueño de Colón de llegar al Asia de Marco Polo. En
el pensamiento del historiador franciscano Gerónimo de Mendieta,
el otro nombre para las Indias en el siglo XVI, el Nuevo Mundo, tenía
sus connotaciones bastantes precisas. Para Mendieta y algunos de
sus colegas misioneros, América era sin duda un “nuevo mundo” en
el cual la cristiandad del viejo mundo podía ser perfeccionada entre
indios sencillos e inocentes. Como se sabe, el término América no
llegó a ser común sino hasta el siglo XVII. La acuñación de este
nuevo nombre, por gentes no hispánicas de Europa, fue un desafío
al monopolio español de las tierras y las riquezas del Nuevo Mundo.
En cuanto a la expresión “L’Amérique latine”, ésta no fue creada
de la nada. “Latinoamérica” fue concebida en Francia durante la
década de 1860, como un programa de acción para incorporar el
papel y las aspiraciones de Francia hacia la población hispánica del
Nuevo Mundo.
Una de las denominaciones, América, le ha sido arrebatada por
los Estados Unidos, no obstante que le correspondía con mayor
propiedad. “Para franceses e ingleses del siglo XVIII, dice Arturo Uslar
Pietri, Benjamín Franklin era el americano , y en cambio un hombre
como Francisco de Miranda, que podría encarnar con mejores títulos
la realidad del nuevo mundo, era un criollo, un habitante de la Tierra
Firme, o un exótico indiano”... A su vez, la expresión Hispanoamérica,
nos trae reminiscencias del antiguo imperio español. El concepto de
“hispanidad” fue promovido por intelectuales de la España franquista.
El término América Latina merece consideración especial, desde
luego que es hoy día el más utilizado. Vimos antes que su origen
se halla ligado a la expansión capitalista de Francia: fue acuñado
por los teóricos del Segundo Imperio de Napoleón III para justificar
las intenciones de Francia de servirse de las materias primas y
mercados de una región cuya “latinidad” se consideraba suficiente
título para reservar a Francia, y no a las potencias anglosajonas, sus
posibilidades neocoloniales.
82
Aunque el término haya sido inventado por otros, a los
latinoamericanos nos corresponde “inventar” su contenido y darle
nuestra propia significación. Si la intención de quienes lo crearon
fue subrayar nuestra dependencia y definirla como zona neocolonial
del continente, nuestro desafío consiste en utilizar el concepto como
expresión de un nuevo nacionalismo que venga a fortalecer la
unidad de nuestros pueblos.
Al proponernos esta tarea, no haríamos sino retomar los ideales que
inspiraron a nuestros próceres, para quienes la idea de americanidad
precedía a la de los particularismos nacionalistas. Jamás existió
entre nosotros una conciencia más profunda de unidad que en la
época de la Independencia. Bolívar nunca pensó que su misión
era liberar únicamente a Venezuela o a la antigua Nueva Granada.
“Para nosotros, había dicho, la Patria es América”. Y es Bolívar quien
mejor encarna esa conciencia a través de su incomparable gesta
libertadora y de su malogrado sueño de la Liga o Confederación
Americana. Desafortunadamente, prevalecieron los separatismos,
inspirados por las clases dominantes, que jamás vieron con simpatía
el grandioso proyecto de Bolívar. La ideología democrática y liberal
que lo inspiraba era contraria a los intereses de las oligarquías
criollas, más preocupadas en conservar sus privilegios locales.
A pesar de más de siglo y medio que llevan nuestros países en
ensayar, aislados los unos de los otros, su propia vida independiente,
la Nación latinoamericana, “subyacente en la raíz de nuestros
Estados Modernos, persiste como fuerza vital y realidad profunda”.
Aun reconociendo las diferencias, a veces abismales, que se dan
entre nuestros países, no cabe hoy día negar la existencia de
América Latina como entidad ni las posibilidades que encierra su
unidad esencial. Tampoco es válido aceptar su existencia como
simple ficción.
Por el lado del futuro es donde más cabe afirmar su identidad y
unidad, en lo que éste tiene de promisorio para una región en busca
de un destino común. Este es el criterio de quienes como Darcy
Ribeiro han examinado, desde distintos ángulos, las posibilidades
de una América Latina integrada o integrable: “Latinoamérica,
afirma Ribeiro, más que una entidad sociocultural diferenciada
y congruente, es una vocación, una promesa. Lo que le confiere
identidad es fundamentalmente el hecho de ser el producto -tal
como se presenta actualmente- de un proceso común de formación
que está en curso y que puede, eventualmente, conducir a un
congraciamiento futuro de las naciones latinoamericanas en una
entidad sociopolítica integrada”.
El hecho de que nuestra unidad se afinque más en el futuro que en
el pasado, no significa desdén por nuestra historia ni adhesión a la
actitud de querer vivir en el futuro y no en el presente. En realidad,
sólo apoyándonos en nuestro pasado, sin negarlo sea cual fuere,
es que podremos construir nuestro futuro con los materiales del
presente. Construirlo día a día, no simplemente esperarlo. Negar
el pasado es como negarnos a nosotros mismos. Sin él dejamos de
ser lo que realmente somos, sin llegar a ser tampoco algo distinto.
83
La construcción de nuestro futuro tiene como condición sine qua non
un compromiso de autenticidad, en el sentido de que debemos hacer
frente a tan extraordinaria empresa partiendo de nosotros mismos:
lo que hemos sido, lo que somos y lo que podemos ser, gracias a los
esfuerzos de nuestros propios pueblos. Es el ideal de autenticidad,
de que nos habla Francisco Miró Quesada, que comenzó a prender
en la conciencia de los latinoamericanos, al comprobar el carácter
inauténtico de nuestra cultura: “Al darse cuenta de que no es
auténtico, el latinoamericano quiere ser auténtico, al comprender
que su mundo es una mera copia, comprende también que jamás
podría resignarse a vivir en él y decide transformarlo en un mundo
real y verdadero, capaz de crear de acuerdo con sus propias pautas
y sus propios valores”. Sólo así podrá encontrar su propio destino,
que es la plenitud del hombre: “la autenticidad de América Latina
consiste en el reconocimiento humano, en la liberación. Este
proceso entrañará la originalidad creadora, la verdad cultural en
todos los campos”... “Al afirmar su propio ser, al reconocer el valor
de su humanidad por el sólo hecho de poseer la condición humana,
América Latina descubre su realidad profunda”.
Afirmándonos en nosotros mismos es como podemos llegar a ser
auténticos y transformar la denominación que en un principio sirvió
para diferenciarnos y atribuirnos el carácter de colonizables, de
sub-hombres, en la fuerza misma de nuestra unidad y de nuestra
liberación. Es partiendo de las esencias de nuestra nacionalidad
latinoamericana como podremos dar forma a nuestra propia
realidad y vencer los obstáculos que se oponen a la estructuración
de nuestro proyecto histórico.
Para afirmarnos en nosotros mismos tenemos que comenzar
por conocernos. ¿Qué somos en realidad? ¿Cuáles son las
características que configuran el perfil particular de nuestro pueblo
y de nuestro continente? Somos por excelencia un continente
mestizo. Y es que sin negar los distintos componentes étnicos y
las diferencias culturales que se dan entre las distintas regiones,
el hecho es que, como dice Jacques Lambert, “la América Latina
se ha convertido en la tierra del mestizaje”. Ese es el rasgo más
característico de su composición étnica. ¿Qué queremos decir
por “mestizo”, se pregunta Maradiaga. “¿Mezclado de sangre?”.
Desde luego, así, en general; pero también algo menos y algo más.
Algo menos porque no es menester que Pérez o Fernández tenga
sangre india para que sea mestizo; basta que viva en el ambiente
hispanoamericano o indiohispano que condiciona su ser físico y
moral. Y algo más, porque la mesticidad de Hispanoamérica es en
último término fruto de un injerto del tronco-ramaje español en el
tronco-raigambre indio; de modo que el español no arraiga en la
tierra americana más que a través del indio”.
“No somos europeos... no somos indios… Somos un pequeño género
humano”, decía Simón Bolívar. “Poseemos un mundo aparte,
cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias
aunque, en cierto modo, viejo en los usos de la sociedad civil”. Ese
“pequeño género humano” de que hablaba Bolívar es en realidad
84
la raza mestiza, aunque mucho tiempo debía transcurrir antes de
que los latinoamericanos nos reconociéramos como tales y más
aún para que comprendiéramos las potencialidades creadoras del
proceso de mestizaje y lo transformáramos en motivo de legítimo
orgullo.
Es necesario, sin embargo, precaverse de transformar el
reconocimiento de las potencialidades del mestizaje en otra forma
sutil de racismo, dirigido esta vez contra nuestras masas indígenas.
Tampoco suponer que el mestizaje conduciría a la supresión de
las desigualdades, a la homogeneización social, y a la integración
nacional de América Latina. Esto sería atribuirle virtudes que no
posee. Desde luego que la simple aceptación del mestizaje biológico
o cultural no cambia las estructuras sociales vigentes.
La revalorización de las culturas indígenas y la plena incorporación
de las comunidades aborígenes a la Nación es otro de los retos
que enfrentamos los latinoamericanos. Recordemos el apóstrofe de
José Martí: “¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan porque
llevan delantal indio, de la madre que los crió!”... “¡Estos hijos de
nuestra América, que ha de salvarse con sus indios!”... ¿En qué patria
puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas
dolorosas de América, levantadas entre las masas de indios, al ruido
de la pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un
centenar de apóstoles?”.
Cabe señalar que hay momentos en nuestra historia en que el
sentimiento latinoamericano se hace sentir con mayor vehemencia.
Son los momentos en que América Latina se afirma frente a la
agresión exterior. Entonces, más que nunca, es evidente que
América Latina es una realidad innegable.
En marzo del año 1999, reunidos en Cartagena de Indias (Colombia),
casi un centenar de intelectuales latinoamericanos llegamos a la
conclusión que la construcción de América Latina “más que una
simple sumatoria de mercados, debería ser un verdadero proyecto
político de profunda raíz democrática, que promueva la solidaridad
entre nuestros pueblos, se asiente sobre sus propios valores y
reconozca la realidad de su contexto pluriétnico y pluricultural”.
América Latina es, por definición, tierra de mestizaje, de encuentro
de pueblos y culturas. Ese es su signo y su esperanza, su verdadero
capital humano y cultural. “Nuestra América mestiza”, decía José
Martí. La raza a través de la cual “hablará el espíritu”, según el lema
vasconceliano. El poeta caribeño Derek Walcott, Premio Nobel de
Literatura de 1992, dice en uno de sus extraordinarios poemas:
“Sólo soy un negro rojo que ama el mar
...tengo holandés, negro e inglés dentro de mí,
y o no soy nadie o soy una nación”...
El mestizaje es lo que define nuestro ser y quehacer como
latinoamericanos. Define nuestra personalidad y, a la vez, define
85
nuestras posibilidades como pueblos, nuestra originalidad y poder
creador. Nuestro presente y nuestro futuro están construidos sobre
la base del mestizaje.
Nos corresponde reivindicar entonces la riqueza del mestizaje étnico
y cultural. Somos los precursores de lo que un día será la humanidad:
una humanidad mestiza y, por lo mismo, verdaderamente universal.
“Soy un mestizo, proclamaba, Luis Cardoza y Aragón, tengo mi lugar.
Un lugar entre Apolo y Coathicue. Soy real, me fundo en dos mitos”.
Un doble reto se presenta ante nosotros: robustecer nuestra
identidad, de raíz profundamente mestiza, y a la vez, incorporarnos
en un contexto internacional donde la globalización y las economías
abiertas están a la orden del día, con su tendencia hacia la
homogeneización cultural.
De ahí que el tema de la unidad y diversidad cultural adquiera
singular relevancia en la agenda internacional. Alguien ha dicho
que “la diversidad cultural es a la historia y a la política, lo que la biodiversidad es a la naturaleza”.
La “Declaración de Oaxaca”, adoptada en el Seminario Internacional
sobre “Educación, Trabajo y Pluralismo Cultural”, que bajo los
auspicios de la UNESCO tuvo lugar en Oaxaca en mayo de 1993,
dice que “La reafirmación de la diversidad y la consolidación de
las identidades culturales son baluartes frente al peligro de una
sociedad tecnológica que sucumba por su impotencia de realizar la
democracia a la que aspira la humanidad, por incapacidad de crear
instrumentos eficaces para avanzar hacia un desarrollo que ponga
al ser humano y sus valores en el centro de sus preocupaciones.
Identidades, en suma, que impulsen la historia, que no sean herencias
congeladas, sino síntesis vivas, en constante movimiento, que se
alimenten de las diversidades de su interior y reciban y reelaboren los
aportes que les lleguen del exterior. Un espacio planetario requiere
de valores comunes que se articulen con las especificidades de
naciones, etnias y regiones”.
Para aproximarnos al tema de la unidad y diversidad cultural,
conviene partir del concepto de cultura.
En 1982, la “Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales”
convocada por la UNESCO, adoptó la “Declaración de México”, en
la cual se incluye una definición de cultura que mereció aceptación
universal. Según dicha Declaración, cultura es el conjunto de los
rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos
que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba,
además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos
fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones
y las creencias” [79].
[79] Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales, México, D.F. 26 de julio - 6
de agosto, UNESCO, París 1982
86
Igualmente amplia es la noción de cultura que nos ofrece el ex
Director General de la UNESCO, Dr. Federico Mayor, en su libro “La
nueva página”: “La cultura es el conjunto de elementos simbólicos,
estéticos y significativos que forman la urdimbre de nuestra vida y
le confieren unidad de sentido y propósito, de la cuna a la tumba.
La cultura modula la forma en que ejercemos el ocio, la dimensión
y amplitud que damos a la vida, los horizontes que le fijamos y la
forma en que superamos lo cotidiano e inmediato para buscar
valores trascendentes.
La “Declaración de México” proclamó el derecho de los pueblos,
naciones y comunidades a su identidad cultural. “Cada cultura, se
dijo, representa un conjunto de valores únicos e irreemplazables, ya
que las tradiciones y formas de expresión de cada pueblo constituyen
su manera más lograda de estar presente en el mundo”. De ahí que
la afirmación de la identidad cultural contribuye a la liberación de
los pueblos. Por el contrario, cualquier forma de dominación niega
o deteriora dicha identidad.
La afirmación de la identidad cultural no significa promover el
aislamiento ni la confrontación con otras culturas. En realidad, la
identidad cultural de un pueblo se enriquece en contacto con las
tradiciones y valores de otras culturas. “La cultura es diálogo, dice
la “Declaración de México” antes citada, es intercambio de ideas y
experiencias, apreciación de otros valores y tradiciones; se agota y
muere en el aislamiento”.
La UNESCO y sus Estados Miembros han proclamado el principio
de que identidad cultural y diversidad cultural son indisolubles. La
esencia misma del pluralismo cultural lo constituye el reconocimiento
de múltiples identidades culturales allí donde coexisten diversas
tradiciones. La comunidad internacional ha proclamado que es un
deber velar por la preservación y la defensa de la identidad cultural
de cada pueblo, partiendo del reconocimiento de la igualdad y
dignidad de todas las culturas, así como el derecho de cada pueblo
y de cada comunidad a afirmar y preservar su identidad cultural y a
exigir su respeto.
Una cultura de la diversidad implica el respeto al derecho a ser distinto
o diferentes, hoy en día considerado como uno de los derechos
humanos de tercera generación. La negación del “otro” conduce
a diferentes formas de opresión y desemboca en la violencia. El
“otro” puede ser la mujer, el indio, el negro, el mestizo, el marginal
urbano, el campesino, el inmigrante, el extranjero. Esta cultura de
la negación del otro genera la cultura de violencia, que ha sido una
de las principales limitantes para nuestros esfuerzos democráticos
y para la construcción de una cultura de paz.
En el caso de América Latina el pluralismo cultural adquiere especial
relevancia en relación con los pueblos indígenas, cuya cultura
generalmente ha sido menospreciada o marginada, en vez de
considerarla como lo que realmente es: uno de los factores raigales
de nuestra identidad.
87
Nuestras sociedades multiétnicas tienen que institucionalizar el
diálogo pluricultural, franco e igualitario, que incluya a los pueblos
indígenas, afroamericanos y de origen europeo y asiático. América
Latina puede aportar al concierto de naciones una sensibilidad propia,
una especificidad cultural, fruto de ese crisol de razas y culturas
que realmente somos. “Este mensaje de espiritualidad, creatividad
artística, vitalismo existencial y convivialidad, son los valores que
puede transmitir América a un mundo marcado hoy por la ruptura
brutal de las matrices sociales que ligan a los hombres. El nuevo
orden tribal fractura naciones, etnias, religiones, clases, partidos,
sindicatos, familias, dando lugar al resurgimiento de particularismos
beligerantes” [80] .
2. LA INTEGRACIÓN DE AMÉRICA LATINA.
La integración de América Latina es, como señalamos antes, el viejo
sueño de nuestros próceres de la Independencia, la reconstrucción
de la gran “Patria de Naciones”, a que se refería Bolívar.
El reto para nuestros pueblos, de cara al siglo XXI, es transformar
ese sueño en realidad, es decir, impedir que siga siendo una utopía
irrealizable o un simple recurso retórico en el discurso de nuestros
políticos o en las declaraciones de los foros latinoamericanos.
El desafío adquiere características vitales y hasta de sobrevivencia
para nuestros países; desde luego que su necesidad se impone
cada día más ante la consolidación de grandes espacios o bloques
económicos. También la integración pareciera ser el camino lógico
a seguir para que nuestro continente esté en mejores condiciones de
hacer frente a la llamada “Iniciativa Bush”. Desunidos, desintegrados,
seremos presa fácil de los designios económicos de los Estados
Unidos, a quien le resultará más sencillo lograr sus objetivos de
dominación de nuestras economías negociando tratados de libre
comercio bilaterales, que dentro del contexto de una negociación
regional, donde el intercambio podría ser más equilibrado, menos
desigual. Sólo hablando en nombre de una América Latina integrada
es que tenemos más posibilidades de ser un interlocutor en la mesa
de negociaciones y no sólo un simple suscriptor, que se adhiere a lo
que ya fue decidido por el más poderoso.
En las relaciones económicas internacionales, “todos los dados
suelen estar cargados en contra de los países más débiles”, ha dicho
el ex Secretario Ejecutivo de la CEPAL, Bert Rosenthal. La necesidad
de actuar colectivamente es un imperativo de los tiempos. Si otros
países, con historias, lenguas y tradiciones distintas logran integrar
grandes espacios económicos, no se justifica que la integración
latinoamericana sea siempre vista como un hermoso sueño
irrealizable cuando se trata de pueblos con una historia, una lengua
y un destino compartidos.
[80] “América en la historia y el futuro de UNESCO”, documento de trabajo elaborado
por Edgard Montiel, experto de la UNESCO y profesor visitante de la Universidad
de París I.
88
En el Prólogo al libro de Felipe Herrera, América Latina Integrada
(Losada, Buenos Aires, 1967), Gustavo Lagos identifica cinco
etapas o tendencias en la formación de la conciencia y estrategia
integracionista. “Estas cinco etapas y tendencias son las siguientes:
1ª La época del movimiento de la independencia de los países
latinoamericanos en la cual la generación de los libertadores
y personeros de la élite política e intelectual de esos tiempos,
desarrolló una conciencia integracionista sin una estrategia
adecuada para realizar la unidad latinoamericana. 2ª La época de la
formación y desarrollo de los nacionalismos latinoamericanos que
se inicia cuando desaparece del escenario político la generación
de los libertadores, y que se extiende durante todo el siglo XIX
hasta la primera guerra mundial. Esta etapa se caracteriza por el
desarrollo de una corriente integracionista al nivel del más alto
pensamiento latinoamericano y por el debilitamiento manifiesto de
dicha conciencia al nivel gubernativo, político y económico. Es la
época en que existe una conciencia unitaria en un nivel puramente
intelectual sin apoyo de grupos políticos o económicos que hagan
viable una acción concreta. 3ª La época de desarrollo de una
conciencia integracionista a nivel político con una estrategia de
penetración partidaria. Esta corriente se inicia en la década del 20
con la creación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana
(APRA) y se extiende hasta nuestros días, reforzándose con la
creación de partidos demócratas cristianos en diversos países y con
la fundación del Parlamento Latinoamericano de Lima en 1964. 4ª
La época en que la corriente integracionista latinoamericana logra
expresarse en una conciencia y en una estrategia de tipo económico
que al principio se concibe en términos limitados para alcanzar
posteriormente caracteres globales. Esta corriente que empieza
a prepararse en la década del 30 alcanza una primera expresión
institucional con la creación de la CEPAL, se fortalece con la creación
del Mercado Común Centroamericano y de la ALALC y se consolida
con la creación del Banco Interamericano de Desarrollo. 5ª La
etapa actual de la integración que se caracteriza por una conciencia
y estrategia globales de la integración al nivel económico, político
e intelectual y que es como la síntesis y la proyección de todas las
anteriores”.
En nuestra opinión, a las cinco etapas identificadas por Lagos en 1967,
correspondería agregar ahora una sexta, la actual, caracterizada por
la revisión crítica del proceso integracionista y su asunción como
pieza clave de un Proyecto Latinoamericano diseñado sobre la base
de proyectos nacionales de desarrollo autónomo. Es la etapa a la cual
se refiere Marcos Kaplan en su lúcido ensayo “Crisis y perspectivas
de la Integración Latinoamericana” (Colección DESLINDE) No. 119
– México, 1979).
La crítica va dirigida al modelo de integración que se promovió a
partir de la década de los años sesenta, acorde con los parámetros
de un neocapitalismo subdesarrollado y dependiente y, a la vez,
presentado como “panacea universal” que, por sí mismo y de modo
casi automático, promovería el crecimiento y la modernización de
América Latina. “En todo caso, asegura Kaplan, la integración que,
89
bajo diversas formas, se propuso y se intentó realizar en las dos
últimas décadas, sólo requiere cambios restringidos y prefijados;
permite el mantenimiento de las estructuras sociopolíticas vigentes;
respeta y refuerza la ubicación de los países de América Latina y de
la región como conjunto bajo la hegemonía de Estados Unidos.
La “sociedad deseada” es el Proyecto Nacional, que cada país
tiene que concebir y llevar adelante mediante amplios procesos
de concertación política, económica y social. Es el Proyecto de
país posible, que a su vez deberá insertarse en el gran Proyecto
Latinoamericano, que es la imagen de la América Latina que
queremos edificar y de sus posibilidades reales, el proyecto de
sociedad que deseamos heredar a las futuras generaciones,
construida con realismo pero sin descartar la utopía, lanzado hacia
el futuro con optimismo y fe en nuestras capacidades creadoras.
Tenemos que inventar ese proyecto de desarrollo viable, endógeno,
humano, alternativo, sustentable y liberador. “El desarrollo nacional
y la autonomía e integración internacionales, concluye el Dr. Marcos
Kaplan, son dos caras indisociables de una misma realidad y de
una misma exigencia”… “La integración latinoamericana –y más
en general un nuevo orden mundial- también se funda a través de
un proceso de libre diálogo y libre acuerdo mediante una escala
de estructuras autogestionadas, autogobernadas y federativas
ascendentes, la marcha hacia instituciones políticas y de sistemas
de planificación democrática a escala supranacional. Ello incorpora
supuestos, riesgos, y efectos. En primer lugar, una integración
latinoamericana digna de ese nombre se basa en la libertad, la
igualdad, la buena voluntad recíproca de los países participantes.
Excluye así fuerzas, estructuras, tendencias y comportamientos que
generan y refuerzan la dominación, la hegemonía y la explotación
de una nación sobre otra. La nación es sometida a una dinámica de
reafirmación – superación”.
“Un nuevo empeño prometeico, afirma Leopoldo Zea, deberá
impulsar a nuestros pueblos para hacer suyo el fuego de la libertad.
Un empeño que alcanzará mayores posibilidades si se empieza
por buscar otras relaciones, lo mismo entre pueblos que entre
hombres, que no sigan ya descansado en la situación vertical de
dependencia. Frente a cualquier forma de relación de dependencia,
oponer la relación horizontal de solidaridad. La solidaridad, como la
más eficaz forma de integración dentro de la libertad. Solidaridad,
como también la imaginaba el Libertador” .[81]
En la “Carta de Guadalajara”, suscrita por un grupo distinguido de
universitarios latinoamericanos el 1ro. de diciembre de 1989, se dice
que “para realizar la integración, se requiere de una voluntad política
que sólo puede surgir de sistemas democráticos, representativos,
participativos, descentralizados, igualitarios, y con un vital sentido de
justicia social”.
Cuando afirmamos que la integración debe ser la pieza clave del
gran Proyecto Latinoamericano, estamos asumiendo un concepto
[81] Leopoldo Zea: “La integración cultural y social Latinoamericana”, en LATINOAMERICA,
Anuario de Estudios Latinoamericanos, Nº 8, México, 1975 p. 25
90
amplio de integración, no el estrecho, limitado a la integración
de los mercados. Se trata de una concepción humanística de
la integración, es decir de una filosofía proyectada a todos los
ámbitos del quehacer de nuestros pueblos. Es este el concepto que
corresponde a nuestras Universidades promover, en el ejercicio de
su alto cometido de organismo forjador y difusor de un pensamiento
latinoamericano. De esa suerte, la integración devendrá en la forma
contemporánea de la independencia latinoamericana y en el canal
más apropiado para alentar su proceso de transformación social.
3. LAS UNIVERSIDADES Y LA INTEGRACIÓN DE AMÉRICA
LATINA.
El tema de la integración latinoamericana no ha estado ausente de
las preocupaciones de nuestras Universidades. Incluso, en 1967, al
presentar su ponencia ante la V Asamblea General de la Unión de
Universidades de América Latina y el Caribe, UDUAL, el entonces
Rector de la Universidad de San Marcos de Lima, Luis Alberto
Sánchez, dijo que “uno de los temas más socorridos con respecto
a la integración americana es el que se refiere al papel que en ella
tiene la Universidad”.
Tuviese o no razón el Rector Sánchez, lo cierto es que el tema ha
estado en la agenda de numerosos foros universitarios, sin que esto
signifique que esté agotado, mucho menos si lo examinamos en el
actual contexto internacional y con el ánimo de ver cuál podría ser
el aporte concreto de las Universidades en la promoción de una
filosofía humanista de la integración, ligada al ser y quehacer de
nuestro continente. En palabras del ex Presidente de la UDUAL, el
Dr. Bruno Rodolfo Schlemper Jr, Rector de la Universidad Federal
de Santa Catarina, nuestras Casas de Estudios Superiores deben
contribuir a formar “el sentimiento nacionalista latinoamericano
creando una convivencia social, racial y cultural, pues es la
Universidad la encargada de patrocinar la síntesis globalizante, de
crear la convicción integradora” . [82]
En sus más de cuarenta años de existencia, la UDUAL ha mantenido
el tema de la Universidad y la Integración como una de sus
preocupaciones básicas, en total consonancia con lo que desde
1949, en el “Primer Congreso de Universidades Latinoamericanas”,
celebrado en la Universidad de San Carlos de Guatemala, que dio
origen a la UDUAL, se señalara en el texto de la llamada “Carta de las
Universidades Latinoamericanas”, como una de las finalidades de
nuestras Universidades: “Estimular en los universitarios y en todos
los miembros de la colectividad, la noción unitaria de Latinoamérica,
y contribuir a que se extiendan y afiancen los conocimientos
recíprocos entre los pueblos de nuestras naciones”.
Es interesante observar que en este Primer Congreso se
adoptaron acuerdos relacionados con la necesidad de crear un
[82] Bruno Rodolfo Schlemper Jr.: “Universidad e integración latinoamericana” en revista
UNIVERSIDADES de la UDUAL, Julio a Diciembre de 1991, Año XLI, Nueva Época,
Nº 2, p. 3
91
Departamento de Coordinación de las Investigaciones Científicas
Latinoamericanas, la conveniencia de introducir cursos sobre
Sociología Latinoamericana, la unificación de planes y programas
de estudio, etc.
Pero fue en la V Asamblea de la UDUAL, ya aludida (Lima, 1967),
donde nuestras universidades definieron con mayor precisión su
rol en el proceso integracionista. En esa oportunidad, y al examinar
el tema: “Papel de las Universidades en la Integración Espiritual y
Cultural de América Latina”, se adoptó una resolución que creemos
conveniente reproducir aquí:
“La V Asamblea de la Unión de Universidades de América Latina;
CONSIDERANDO:
1º. Que la Universidad, por su propia naturaleza, es totalizadora
del saber humano y esencialmente integradora de la cultura;
2º. Que por su carácter de institución rectora del saber, debe
asumir el liderazgo del proceso de integración espiritual y cultural
de América Latina;
3º. Que la integración constituye un proceso cultural largo y
complejo, necesario para acelerar el desarrollo de los pueblos
de América Latina, y, en consecuencia, no puede realizarse al
margen de la Universidad.
La V Asamblea de la Unión de Universidades de América Latina.
RECOMIENDA:
1º. Que las Universidades de Latinoamérica tomen conciencia
de la realidad histórica, social y cultural de sus propios países y
estudien sus recursos y necesidades humanas.
2º. Como deber de las Universidades de América Latina el estudio
de los valores culturales latinoamericanos, su promoción y difusión,
tanto de sus creaciones como de sus hombres representativos, a
fin de que se perfile la personalidad espiritual de América Latina y
su función en la cultura humana universal.
3º. Para contribuir a la formación de la conciencia integradora de
América Latina, se recomienda, que las Universidades promuevan
la revisión de los textos de historia de nuestros países, en todos
los niveles.
4º. Que, además de coordinar el proceso de integración con
los Organismos ya existentes para la ciencia y la cultura, se
institucionalicen en todas las Universidades Latinoamericanas
organismos que la promuevan; Cátedras, Institutos, Oficinas de
Relaciones Latinoamericanas, Seminarios Inter-Universitarios
Internacionales.
5º. La urgencia de crear centros multinacionales especializados
en el estudio de la cultura latinoamericana.
6º. Que se creen, asimismo, centros de investigación de interés
común a varias universidades y países.
92
7º. Que, a fin de conseguir la integración cultural, más sólida
en América Latina, se promueva también la integración de las
Instituciones Universitarias de cada país y a nivel regional.
8º. Que la integración no constituya una esquemática y
empobrecedora síntesis de aspiraciones comunes, sino que se
realice sin detrimento del tesoro cultural de cada país.
9º. Que se intensifique el intercambio recíproco de profesores y
alumnos, se coordinen los programas de estudio; y se facilite la
homologación de Títulos y Grados.
10º. Que la UDUAL para facilitar la comunicación entre los
universitarios, gestione ante los Gobiernos Latinoamericanos
el otorgamiento de tarifas reducidas para los delegados a los
Congresos y Seminarios, promovidos por las Universidades de
América Latina.
11º. Que, para promover los valores humanos latinoamericanos, la
UDUAL estudie la posibilidad de crear un “Premio Latinoamericano
de Humanidades” y otro de Ciencias”.
Como puede verse, varios de los puntos incluidos en la resolución
transcrita, pese a su pertinencia, no pasaron de ser una declaración
de buenos propósitos. Pero estimamos que varios de ellos conviene
rescatarlos y buscar la forma de llevarlos a la realidad.
Por ahora, subrayemos los aspectos más bien conceptuales de la
resolución: la obligación de las Universidades de asumir el liderazgo
del proceso de integración espiritual y cultural de América Latina;
el reconocimiento de que la integración es fundamentalmente un
proceso cultural, largo y complejo, que no puede realizarse al margen
de la Universidad; la necesidad de que nuestras Universidades
contribuyan a la formación de una conciencia integradora.
Existe ya todo un cuerpo de pensamiento o teoría acerca
del compromiso de nuestras Universidades con el proceso
integracionista. Varios de nuestros más eminentes universitarios
han reflexionado sobre el tema y nos han aportado valiosas
consideraciones al respecto.
Carlos Martínez Durán, quien fuera Rector de la Universidad de San
Carlos de Guatemala y fundador de la UDUAL, saludó la instalación
del Primer Congreso de 1949 como ocasión propicia para “un seguro
renacimiento de la conciencia universitaria americana, un bullir de
hechos tales que afirmen sin reservas ni claudicaciones la fraternidad
de nuestros pueblos, guiados y orientados por la Universidad nueva
y responsable, exaltadora de la personalidad humana en función de
la comunidad y directriz valorativa para la vida”.
El papel de las Universidades en los procesos de integración tiene
que tener presente la nueva realidad mundial y las características
de la globalización que se nos ha impuesto, que es la globalización
[83] Sobre este tema es importante consultar el libro colectivo coordinado por la Dra.
María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera: Las universidades de América Latina en la
construcción de una globalización alternativa, Editado por la Universidad Iberoamericana
de Puebla, México, 2004.
93
neoliberal. Las tareas que las Universidades y demás instituciones
de Educación Superior de la región deberían asumir, como parte de
una “Agenda Latinoamericana” podrían ser, las siguientes:
• Las Universidades deberían plantearse el tema de la integración
de América Latina como uno de sus grandes temas de
investigación interdisciplinaria, en el contexto de una reflexión
más amplia sobre lo que podría ser un Proyecto Latinoamericano
de Desarrollo Humano Endógeno y Sostenible.
• Correspondería a las Universidades, en esta nueva etapa del
proceso integracionista, contribuir a esclarecer el papel de
América Latina y el Caribe en el presente escenario mundial y su
inserción, en los términos más favorables para nuestros pueblos,
en la economía mundial. Deberían así contribuir a proponer un
modelo de globalización alternativo, distinto del modelo neoliberal
. [83]
• Tarea importante de nuestras Universidades sería crear una
“conciencia integracionista” en nuestras sociedades, ligada a
una “cultura integracionista”. Sería preciso promover, en todos
los sectores sociales, el concepto de “Nación-continente”, único
que nos permitiría asumir el rol de verdaderos interlocutores,
en un mundo cada vez más caracterizado por reservar la toma
de decisiones únicamente a los grandes bloques económicos.
No estamos abogando por un simple compromiso de nuestras
Universidades con el “discurso integracionista”. Se trata de
algo más profundo: nos referimos a la difusión de una auténtica
“convicción integracionista”, que debe ser el resultado de
los análisis e investigaciones interdisciplinarias que sobre el
particular emprendan nuestras Universidades, si aceptan el reto
actuar como co-protagonistas del proceso y no como simples
espectadoras.
• Asumir el estudio de la integración latinoamericana en sus aspectos
económicos, sociales, culturales, ecológicos, políticos, etc., como
tarea universitaria, compromete todo el quehacer de nuestras
Casas de Estudios Superiores: su docencia, su labor investigativa
y su proyección social. El tratamiento interdisciplinario de estos
temas demanda de nuestras Universidades nuevas formas de
trabajo académico. El estudio de la integración necesariamente
parte del conocimiento de nuestra historia y de nuestra realidad
presente. Por lo tanto, las Universidades deberían enfatizar el
estudio de nuestro pasado, de los factores que nos separan o son
causa de fricciones entre nuestros países, y elaborar, en conjunto,
una Historia de América Latina que analice ese pasado como
etapas de un largo proceso de integración y desintegración,
hasta llegar al momento presente en que la integración se vuelve
ineludible. Tal empresa no se reduciría a los desenvolvimientos
políticos, sino que debería comprender la historia de las ideas, de
la cultura, de la educación, de la literatura, etc.
• Las Universidades deberían contribuir a elaborar
un
pensamiento integracionista para el momento actual, que
contribuya a dar respuestas lúcidas a preguntas urgentes como
las siguientes: ¿Cómo lograr la convergencia de los actuales
procesos subregionales de integración, en la perspectiva de una
94
integración regional? ¿Cuál debe ser la posición de América
Latina, como región, frente al Tratado de Libre Comercio de
América del Norte y las propuestas de “regionalismo abierto” e
“integración hemisférica”? ¿Cómo debe relacionarse América
Latina con la Unión Europea y el bloque encabezado por
Japón? ¿No es más conveniente para la región entender el
“regionalismo abierto” como la posibilidad de relacionarse con
los tres grandes bloques económicos, sin dejarse absorber por
uno de ellos, en una “integración subordinada” o dependiente?
¿No es mejor propiciar una opción estratégica de diversificación
en las relaciones internacionales? ¿Cuál es la experiencia, sobre
todo en términos de reformas educativas y universitarias y de
apropiación de tecnologías, que América Latina podría extraer
de la experiencia del llamado “milagro del Sudeste Asiático”?
¿Cuáles son los costos de la no-integración?, etc...
• Complemento de lo anterior sería el reto de emprender los
estudios prospectivos que nos permitan vislumbrar lo que será
nuestro futuro. La elaboración de los futuros escenarios posibles
para nuestra región es una tarea donde el oficio universitario
encontraría un amplio campo de ejercicio. Al concepto, siempre
válido, de “Universidad crítica”, será preciso agregar el de
“Universidad Anticipadora”, es decir, de la Universidad instalada
en el futuro, que hace de la reflexión prospectiva un tema central
de sus preocupaciones.
• No podrían faltar, en esta Agenda Latinoamericana, las
contribuciones de las Universidades a la definición de políticas
regionales y subregionales de desarrollo cultural, educativo,
científico y tecnológico. Una mayor competitividad internacional
implica la incorporación deliberada y sistemática del progreso
tecnológico al proceso productivo y la formación de recursos
humanos de alto nivel. Pero, no hay progreso técnico sin
desarrollo científico. Y no hay desarrollo científico sin educación
científica, en todos sus niveles, de la más alta calidad.
• Para adelantar estas tareas, las Universidades deberían
establecer Institutos o Departamentos de Estudios e
Investigaciones sobre América Latina. Siempre nos han parecido
un contrasentido que este tipo de entidades existan en mucho
mayor número en los medios universitarios norteamericanos o
europeos que en los de nuestra propia región, donde son muy
pocos los Institutos o Departamentos que asumen la problemática
latinoamericana como tema central. Si estos Institutos existieran
en todos nuestros países, sería más fácil organizar una red de
colaboración interinstitucional que permitiera enfrentar los
estudios sobre la integración latinoamericana mediante la
cooperación universitaria regional o subregional.
• Otra recomendación, que ha surgido de los numerosos foros que
se han ocupado del tema, es la que se refiere al establecimiento
de una red de estudios de postgrado dedicados al estudio de
diferentes aspectos relacionados con la integración. De esta
manera, cada curso podría especializarse o poner énfasis en el
estudio de determinado aspecto y mantener, a la vez, una fluida
comunicación con los otros cursos que hacen parte de la red.
(Cursos de postgrado especializados en temas como los siguientes:
marco jurídico de la integración,; derecho laboral y prestaciones
95
sociales en la integración, papel de las inversiones extranjeras
y de las multinacionales, los procesos de transnacionalización;
el rol de la ciencia y la tecnología, con especial referencia a las
políticas de cambio e innovación tecnológica; nuevas tecnologías
y transferencia de tecnologías, las políticas de comunicación, la
informática, la deuda externa, etc.)
• El rol más importante de la educación superior en el proceso
de integración es la formación del personal de alto nivel y el
fomento del desarrollo científico de la región. El saber tecnológico,
elemento esencial de la competitividad, la transferencia lúcida de
tecnología, su asimilación y desagregación, requieren una base
sólida de conocimientos científicos, que sólo puede lograrse
mediante el cultivo de las disciplinas científicas fundamentales.
La pregunta que surge es: ¿están nuestras Universidades
preparadas para asumir los retos que les plantea la integración
latinoamericana? Los diagnósticos más recientes sobre el
estado actual de la ciencia y de la investigación en nuestras
Universidades no son alentadores [84]. No solo hay insuficiencia
de recursos financieros, materiales y humanos (el promedio de
[84] Ver Capítulo III del libro de José Joaquín Brünner “Educación Superior en América
Latina: Cambios y desafíos”, Fondo de Cultura Económica, Santiago de chile, 1990,
página 133 y sigts. También el ensayo de Miguel Casas Armengol “Estado de la
investigación en la Universidad Latinoamericana” – DOCENCIA, Enero-Abril, 1967, p.
37 y sigts.
[85] “Entre las tendencias que actualmente existen en América Latina sobre la visión y
alternativas que deben seguirse con respecto a los desafíos que presentan las nuevas
tecnologías en las políticas de la región se van a señalar dos y a destacar de manera
especial una de ellas, por ser esta última la que sugiere, un poco más enfáticamente,
ciertos horizontes de cambio en la educación superior.
En primer lugar, Amílcar
Herrera y su grupo de Campinas, así como el Programa de UNITA, representan en
la región posiciones que tratan de combinar realismo y sentido crítico con la voluntad
de encontrar soluciones a una perspectiva que ofrece pocas esperanzas. En ese
sentido, Herrera señala la incapacidad que han tenido los Sistemas de Investigación
y Desarrollo en América Latina en las últimas décadas para resolver los problemas
específicos de estas sociedades; también señala que estos países no parecen estar
ahora en mejores condiciones que las que tuvieron en el pasado para absorber la
nueva onda de innovaciones; por el contrario, observa este autor, la creciente crisis
económica, la tendencia a la concentración del capital, y la tecnología asociada a
las recientes innovaciones, hacen el proceso de la nueva onda tecnológica todavía
más difícil de lo que fue en la etapa anterior. En una posición más optimista se
encuentra la economista Carlota Pérez, quien ha venido haciendo proposiciones sobre
las nuevas tecnologías y su relación con el Tercer Mundo, especialmente con América
Latina. El rasgo más resaltante de la posición de esta autora es que exhorta a los
latinoamericanos a no quedarse al margen de la revolución científica y tecnológica
y sobre todo presenta algunas propuestas sobre las formas de conseguirlo. En ese
sentido, Pérez considera que, mientras más incipiente es una tecnología, mayores son
las posibilidades de entrada autónoma, dado un cierto nivel de dotación de recursos
humanos calificados. Para los países de América Latina (y considerando, por supuesto,
las diferencias que cada país tiene en particular), no existe otra opción que buscar
la forma de participar en la revolución tecnológica, procurando aprovechar el período
de transición para utilizar las innovaciones que generen las nuevas tecnologías en el
desarrollo de sus economías y en el mejoramiento de las condiciones de vida de
sus pueblos. Es indudable que una mayor claridad sobre estos planteamientos es
crucial para definir el rol que la educación superior va a jugar en las alternativas
que se consideren más adecuadas. Pero, al mismo tiempo, es indispensable una
mayor injerencia de las propias instituciones de educación superior en el diseño de
las políticas de ciencia y tecnología a nivel nacional y regional”.
Carmen García
Guadilla: “Educación Superior en América Latina: Desafíos da Educacao na America
Latina” – CLACSO – REDUC, Sao Paulo, 1990, p. 125 y sigts.
96
la inversión en Ciencia y Tecnología en la región es menor del
0.5% del P.N.B), sino también serios obstáculos que se derivan
de las propias estructuras académicas de las Universidades. El
modelo estructural de la Universidad latinoamericana tradicional
no dejó un lugar adecuado para el cultivo de las ciencias puras
ni para la investigación básica. Construida sobre un esquema
eminentemente profesionalista, la universidad latinoamericana
clásica se preocupó más por las aplicaciones profesionales de la
ciencia que por la ciencia misma, relegada a posición subalterna.
El modelo tampoco contempló la investigación científica como
tarea primordial de la Universidad, cuyo quehacer se ha centrado,
en gran medida, en preparar los profesionales que la sociedad y
el Estado demandan.
• Es cierto que frente a la situación general de atraso en el
desarrollo científico y en las tareas de investigación podemos
señalar excepciones notables, es decir, constatar la existencia
de núcleos o centros de excelencia capaces de competir
internacionalmente en su propia especialidad. Pero, la verdad
es que la debilidad científica de América latina es una de sus
más graves limitaciones para insertarse favorablemente en la
economía mundial. Un gran esfuerzo, deliberado y consciente,
tendrá que hacer la región para superar esta dificultad, esfuerzo
que deberá ser asumido por el Estado, las Universidades y los
sectores productivos empresariales [85] .
• El conocimiento es ahora reconocido como el cuarto factor
de la producción. No será posible avanzar en los procesos de
integración si se descuidan los sistemas nacionales y regionales
de Ciencia, Tecnología e Innovación. Al respecto, Francisco
Sagasti señala que “la agenda de temas por examinar en el umbral
del siglo XXI abarca aspectos tales como el carácter que debe
adoptar el esfuerzo regional de investigación científica, el diseño
de estrategias para armonizar el acervo de técnicas tradicionales
con las tecnologías modernas, y las medidas para lograr que
las actividades productivas satisfagan la doble exigencia de
competitividad y equidad”… “En resumen, sería posible desarrollar
una actividad científica con un perfil latinoamericano que, sin
dejar de ser universal, responda a las inquietudes de la región,
se desarrolle sobre la base cultural de América Latina, y a la vez
contribuya al desarrollo de la ciencia considerada como empresa
internacional” [86].
• El enorme esfuerzo regional de desarrollo científico hará
necesaria la “integración científica”, es decir, el diseño de proyectos
de cooperación interuniversitaria que permitan sumar esfuerzos
y constituir las indispensables “masas críticas” de científicos e
investigadores de las que no se dispone al nivel nacional. Esto se
facilita mediante las redes académicas, de las cuales ya existen
varias en América Latina (Red Latinoamericana de Ciencias
Biológicas, Red Regional de Intercambio de Investigadores
para el Desarrollo en América Latina y el Caribe (RIDALC), Red
[86] Francisco R. Sagasti: “Conocimiento y desarrollo en América Latina: Ciencia,
técnica y producción quinientos años después del encuentro con Europa”, en REVISTA
INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES, Nº 134, diciembre de 1992, UNESCO,
p. 615 y sigts.
97
Latinoamericana de Estudios de Postgrado, Red Latinoamericana
de Información y Documentación en Educación (REDUC), CLAF,
OYTED, Programa Bolívar, etc… ligadas, a su vez, a las redes
telemáticas mundiales (INTERNET), que permitan el acceso a las
grandes bases de datos [87].
• Para contribuir eficazmente al proceso de integración
latinoamericana, nuestras universidades deberán emprender
un proceso de transformación que las prepare para ingresar
en el próximo siglo. En la actualidad, como lo advierte Simón
Schwartzman, “el sentimiento general es de deterioro y falta
de calidad, y de una idealización del pasado”. Sin embargo,
se pueden constatar tendencias hacia la innovación, las que
priorizan aspectos como los siguientes: un replanteamiento
de las relaciones entre la Universidad, el Estado y la sociedad
civil productiva; aceptación del concepto de “accountability”,
en el sentido de responsabilidad y rendición social de cuentas
del desempeño de la Universidad, más la instauración de
procedimientos de evaluación institucional; búsqueda de nuevas
fuentes de financiamiento, incluyendo el aporte de los propios
estudiantes; mejoramiento substancial de la gestión financiera,
administrativa y académica; reforma de los planes de estudio
y de los métodos de enseñanza; adopción de nuevos Modelos
Educativos y Académicos, elaboración de planes estratégicos de
desarrollo; apertura al mundo académico internacional, etc.
Cuando fue derribado el muro de Berlín, algunos intelectuales
europeos se apresuraron a decir que el siglo XXI ya estaba con
nosotros. Si bien creemos que Ernesto Sábato es más acertado
cuando nos dice que los siglos no terminan ni se inician para todos
los pueblos al mismo tiempo, al son de un silbato único, lo cierto
es que nuevos muros mentales, raciales y económicos siguen
dividiendo a las naciones y a los pueblos. No menos real que el
muro de Berlín es el muro que aun separa al Norte rico del Sur
empobrecido. Quizás el siglo XXI realmente comenzará para la
humanidad cuando ese muro caiga. Creemos que la integración
será uno de los arietes más poderosos para derribarlo, siempre que
la diseñemos a como la vislumbran no solo nuestros economistas
sino también nuestros filósofos y nuestros poetas, pues la integración
debe también revalorizar nuestros mitos y nuestros sueños para que
no renunciemos a la utopía.
Managua, noviembre de 2007.
[87] “En este sentido, la nueva Universidad debe transformarse en un vasto y
coherente sistema de información y conocimiento, que funcione de manera integrada
para planificar, conducir y evaluar los procesos de adquisición, creación, conservación
y difusión del conocimiento, que caracteriza una verdadera y sistemática gestión del
conocimiento. En el marco de ese sistema, que nunca ha existido, podrían coordinarse
diversas acciones de investigación, enseñanza y extensión, que con el auxilio de la
informática y la telemática podrían inyectar más coherencia a los diversos conjuntos
universitarios. La nueva Universidad debe ser una Universidad del conocimiento y para
el conocimiento”. José Silvio: “Un nuevo rol para la Universidad Latinoamericana como
gestora del conocimiento. Ponencia presentada al Seminario Internacional “Reinvención
de la Universidad”, Santafé de Bogotá, 2 y 3 de junio de 1994
98
BIBLIOGRAFÍA
1. “América en la historia y el futuro de UNESCO”, documento de trabajo
elaborado por Edgard Montiel, experto de la UNESCO y profesor visitante
de la Universidad de París I.
2. Bruno Rodolfo Schlemper Jr.: “Universidad e integración latinoamericana”
en revista UNIVERSIDADES de la UDUAL, Julio a Diciembre de 1991, Año
XLI, Nueva Época, Nº 2.
3. José Joaquín Brünner “Educación Superior en América Latina: Cambios
y desafíos”, Fondo de Cultura Económica, Santiago de chile, 1990.
4. Miguel Casas Armengol: ensayo “Estado de la investigación en la
Universidad Latinoamericana” – DOCENCIA, Enero-Abril, 1967.
5. Carmen García Guadilla: “Educación Superior en América Latina: Desafíos
da Educacao na America Latina” – CLACSO – REDUC, Sao Paulo, 1990.
6. Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales, México, D.F. 26 de
julio - 6 de agosto, UNESCO, París 1982.
7. Francisco R. Sagasti: “Conocimiento y desarrollo en América Latina:
Ciencia, técnica y producción quinientos años después del encuentro con
Europa”, en REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES, Nº 134,
diciembre de 1992, UNESCO.
8. José Silvio: “Un nuevo rol para la Universidad Latinoamericana como
gestora del conocimiento. Ponencia presentada al Seminario Internacional
“Reinvención de la Universidad”, Santafé de Bogotá, 2 y 3 de junio de 1994.
9. Leopoldo Zea: “La integración cultural y social Latinoamericana”, en
LATINOAMERICA, Anuario de Estudios Latinoamericanos, Nº 8, México,
1975
10. Libro colectivo coordinado por la Dra. María Eugenia Sánchez Díaz de
Rivera: Las universidades de América Latina en la construcción de una
globalización alternativa, Editado por la Universidad Iberoamericana de
Puebla, México, 2004.
99
100
La utopía profunda de Abya Yala: la
visibilización de los invisibles
Antonio Elizalde Hevia
101
102
Es un pueblo cautivo, levantado, en la tierra ajena de una hacienda.
José María Arguedas, Los ríos profundos
Dicen los mayores que un indígena sin tierra no es indígena. Dice la historia que
de La Gaitana a Quintín Lame los indígenas hemos tenido que pelear por nuestros
derechos. Dicen los espíritus que la fortaleza está en la acción soportada en la
prudente palabra. Dicen los hechos que aquí y allá nos siguen violentando, despojando e incumpliendo.
Por esto los Pueblos Indígenas del Cauca, las Naciones Originarias de Colombia,
no cejamos en nuestra meta de liberar a la madre tierra. Liberarla de aquellos que
dicen ser sus dueños sin saber siquiera que la tierra no le pertenece a nadie, se
pertenece a si misma.
Cabildo Indígena Cerro Tijeras (etnia Nasa de Colombia)
¿Cuál es la palabra que más se escucha en casi todas las lenguas? La palabra yo,
yo, yo, yo. Si embargo un estudioso de las lenguas indígenas, Carlos
Lenkensdorf, ha revelado que la palabra más usada por las comunidades mayas, la
que está en el centro de sus decires y vivires, es la palabra nosotros. En Chiapas
nosotros se dice tik
Eduardo Galeano (palabras pronunciadas en el Foro Social Mundial de Porto
Alegre, el 26 de enero de 2003
INTRODUCCIÓN
Esta presentación tiene como propósito demostrar tres cuestiones
principales. La primera es que la actual calidad de vida y bienestar
del cual disfrutamos ha sido producto de procesos históricos en
los cuales ha habido ganadores y perdedores y que las grandes
mayorías de habitantes latinoamericanos, conformadas por
campesinos, indígenas y pobres urbanos, han estado siempre entre
los perdedores.
La segunda, es que no sólo los discursos y prácticas de los sectores
(reaccionarios) conservadores y defensores del injusto statu quo
han sido los responsables de esta situación, sino que también
el propio discurso y la práctica histórica de muchos sectores
autodenominados progresistas en nuestro continente han sido
colaboradores concientes o inconscientes de esa condición de
exclusión y marginación.
La tercera cuestión es que las formas de vida propias de campesinos e
indígenas siempre han sido menos destructivas del medio ambiente
que las formas hegemónicas, ya que mientras en las primeras el
principio fundante es el respeto de la vida en todas sus expresiones,
en las actualmente hegemónicas el lucro como propósito medular
desconoce la eficiencia de la vida.
LA “OCCIDENTALIZACIÓN” DE AMÉRICA LATINA.
Latinoamérica [88] se hizo parte de la historia universal, en un
momento histórico coetáneo al surgimiento de la modernidad y
del capitalismo [89] en los países europeos, mediante los procesos
103
sucesivos del descubrimiento, conquista y colonia, que despojaron
a los habitantes originarios del continente de sus territorios, de
sus identidades, de sus lenguas y de sus dioses, dando así inicio
en forma paralela a un proceso de invisibilización humana, que
continua hasta el día de hoy.
… en el momento en que los ibéricos conquistaron, nombraron y
colonizaron América (cuya región norte o Norte América, colonizarán
los británicos un siglo más tarde), hallaron un gran número de
diferentes pueblos, cada uno con su propia historia, lenguaje,
descubrimientos y productos culturales, memorias e identidad. Son
conocidos los nombres de los más desarrollados y sofisticados
de ellos: aztecas, mayas, chmús, aymaras, incas, chibchas, etc.
Trescientos años más tarde todos ellos quedarán reunidos en una
sola identidad: indios. Esta nueva identidad era racial, colonial y
negativa. Así también sucedió con las gentes traídas forzadamente
desde la futura África como esclavas: ashantis, yorubas, zulús,
congos, bacongos, etc. En el lapso de trescientos años, todos ellos
no eran ya sino negros. [90] (Quijano 2000:220-221)
Aníbal Quijano[91] sostiene que la modernidad se inicia en América
a fines del siglo XV y que la idea de ciudadanía universal es un
producto de ella y de su racionalidad específica. Esta idea implica
en primer lugar la hegemonía de las nociones de igualdad, libertad
y autonomía de los individuos, que representan un cambio absoluto
respecto a la subjetividad previamente existente. Asimismo, significa
principalmente una importante redistribución del control del trabajo,
de la autoridad pública, y más limitadamente sobre el sexo. Esto
se traduce en cambios radicales en la dimensión material de las
relaciones sociales, en la subjetividad y reconstituye el patrón de
poder.
Continua su análisis señalando que el nuevo patrón de poder se
constituyó basado en dos componentes: el primero, un nuevo
sistema de dominación configurado en torno del invento ideológico
de “raza”, entendida como desigualdad de naturaleza entre los
colonizadores ibéricos y los colonizados aborígenes de lo que será
América; el segundo, un nuevo sistema de explotación que articuló
todas las formas previamente existentes de explotación (esclavitud,
[88] Abya Yala = Latinoamérica. Según la Wikipedia es el nombre dado al continente
americano por las etnias kuna de Panamá y Colombia antes de la llegada de
Cristóbal Colón y los europeos. Aparentemente, el nombre también fue adoptado por
otras etnias americanas, como los antiguos mayas. Hoy, diferentes representantes de
etnias indígenas insisten en su uso para referirse al continente, en vez del término
“América”. Quiere decir “tierra madura”, o según algunos “tierra viva” o “tierra en
florecimiento”.
[89] El descubrimiento de América y la colonización de América Hispana ocurren en
momentos en los cuales España se está unificando como Nación.
[90] Anibal Quijano (2003)
“Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina” en La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
latinoamericanas, Edgardo Lander (compilador), CLACSO, Buenos Aires.
[91] Aníbal Quijano (2003b),. “Notas sobre “raza” y democracia en los países andinos”
en Revista Venezolana
de Economía y Ciencias Sociales, 2003, volumen. 9, nº 1
(enero-abril), pp. 53-59.
104
servidumbre, reciprocidad, pequeña producción mercantil
independiente) en torno de la hegemonía del capital y del mercado
mundial.
Ese nuevo patrón de poder se desarrolló eurocentrándose y se
impuso mundialmente en el curso de expansión del colonialismo
eurocéntrico. Es sin duda, el producto históricamente más
importante de ese específico colonialismo y por eso le es inherente
un inextricable carácter de colonialidad eurocéntrica, que se
expresa en una contradicción tan insanable como inevitable o
necesaria: produce la racionalidad moderna y la idea de igualdad,
autonomía y libertad de los individuos y, al mismo tiempo, la
negación radical de esas calidades en los individuos pertenecientes
a las “razas inferiores”. Estos son naturalmente desiguales, en tanto
que naturalmente inferiores, a los individuos de la “raza superior”.
En rigor, fue la duradera experiencia de la colonización y de la
colonialidad lo que naturaliza en la mentalidad de los colonizadores,
que se identificarán como “europeos” o “blancos” desde el siglo XVIII,
la idea de que ellos son iguales entre sí respecto de los colonizados,
no obstante sus propias desigualdades sociales. En ese sentido,
la colonialidad del poder es, notablemente, la madre de la idea de
igualdad, autonomía y libertad de los individuos humanos. Y sólo
la lucha de los colonizados del mundo contra el colonialismo, les
permitió apropiarse también de esa idea y universalizarla como una
conquista por realizar. [92]
En Iberoamérica, luego de la Conquista propiamente dicha, vale
decir después de la invasión e inmediata destrucción de las culturas
existentes en el nuevo territorio, se inició la Colonización, mediante
la distribución de tierras a los beneméritos, con todo lo que sobre
ellas se encontrara, incluyendo a los indígenas (quienes eran
considerados - de hecho- como no personas).
En todo el continente, la colonización se inició con la institución de
la Encomienda, la cual constituye la forma de pago de la Corona
a los conquistadores. Con el tiempo, éstas se convirtieron en
grandes posesiones en las cuales se adoptaron las condiciones de
explotación del feudalismo europeo (la servidumbre): los indígenas
tenían que aportar su fuerza de trabajo en favor del encomendero, al
principio en forma total, rayando su condición en la esclavitud; luego
parcialmente, concediéndoseles unos días para trabajar su parcela
y/o las tierras comunales indígenas.
La encomienda y las diversas formas de reparto de tierras que la
sucedieron, en particular a partir de inicios del siglo XVIII (mercedes,
composiciones, confirmaciones y remates), están al origen del
latifundio actual, por cuanto ese modo de explotación de la tierra
atraviesa toda la Colonia y se traslada intacto al período iniciado
a partir de la Independencia y las constitución de las diversas
repúblicas en todo el continente, ello a pesar de las promesas y
expectativas generadas durante la gesta independentista, siendo su
[92] Ibidem.
105
principal característica no tanto la extensión, sino la ociosidad de
buena parte de las tierras y la forma de “trabajar” el resto, a través
de terceros, incluyendo a los llamados medieros o medianeros,
auténticos siervos que repartían sus cosechas a medias con el
“propietario”.
James Petras [93] sostiene al respecto que: “La piedra angular
de todo el sistema era la disponibilidad y explotación del trabajo
de los pueblos nativos o de los esclavos africanos, a través de la
coerción del Estado. La explotación era “extensiva” y en menor grado
“intensiva”: la ampliación de la jornada de trabajo predominaba
sobre el cambio tecnológico. Dada la abundancia de tierras
en relación con los trabajadores disponibles, y las condiciones
terriblemente explotadoras del trabajo, la única manera en que el
latifundio podía actuar y extenderse (y con él el sistema entero de
exportación mercantilista) era a través de un sistema de dominación
abrumadora por la fuerza y control total. La estructura interna del
latifundio se basaba en un sistema social cerrado, en el que todas
las interacciones de la mano de obra rural tenía lugar en el latifundio
y con el “patrón”, aislándolas así de la multiplicidad de actividades
comerciales, financieras e industriales que pudieran estimular el
descontento, la fuga o la rebelión. Para retener el trabajo rural dentro
de este sistema social cerrado “paternalista” la coerción violenta era
habitual: se castigaba arbitrariamente la indisciplina y la protesta
pública se reprimía ferozmente con una violencia ejemplar. Las
“relaciones recíprocas” y las “obligaciones mutuas” se basaban en el
funcionamiento de este sistema de control total dentro de un sistema
social cerrado, viable por la coerción violenta. Las apariencias se
mantenían la amenaza y la realidad ocasional de las ejecuciones
por machete”.
La llegada de los españoles a América y su regreso a la península
Ibérica, planteó con dramatismo la cuestión de los “justos títulos”, o
los argumentos que legitimaran los viajes, posible enriquecimiento
de los conquistadores y la incipiente colonización de aquellos
territorios. Es importante recordar aquí la posición de Juan Ginés de
Sepúlveda, quien con su historia de la conquista del Nuevo Mundo,
De rebus hispanorum gestis ad Novum Orbem, se convirtió en el
defensor oficial de la conquista, colonización y evangelización de
la población autóctona de América, justificando el derecho de unos
pueblos a someter a otros por su civilización superior o derecho del
dominador sobre el dominado para evangelizarlo y elevarlo a su
misma altura, ya que eran pueblos sin civilizar, esto en contra de
la opinión iusnaturalista de Francisco de Vitoria, quien se oponía al
criterio de quienes pretendían legitimar tales hechos en el poder del
Emperador, en el que le hubiera concedido el Papa por medio de
Bulas, o en el hecho de que aquellas tierras supuestamente eran
“res nullius”. Vitoria, incluso, “en pleno contexto inquisitorial, supo
reconocer que “estaban ellos (los indios) pública y privadamente
[93] James Petras y Henry Veltmeyer. El campesinado y el Estado en América Latina.
Publicado en Rebelión, 7 de marzo de 2002. Disponible en: www.rebelion.org/petras/
petras070302.htm :[fecha de consulta: 02 de febrero de 2008].
106
en pacífica posesión de sus cosas”, luego a los españoles no les
asistían más títulos que el “ius communicationis”. Según esta
reformulación del derecho de gentes, todas las personas y los
pueblos tenemos derecho a comunicarnos con otras personas
y pueblos, intercambiando información, bienes y servicios sin
causarles, ni causarnos daño.” [94]
Ginés de Sepúlveda, a su vez, era contrario al espíritu de las Leyes
Nuevas de 1542, al igual que los encomenderos, que consiguieron
su derogación por los virreyes en América, lo que motivó la llegada
a España de Bartolomé de las Casas. Sepúlveda publicó su De
justis belli causis apud indios y Las Casas replicó con sus Treinta
proposiciones muy jurídicas, situación que condujo a la celebración,
convocada por Carlos V, de una reunión de teólogos en Valladolid
(Junta de Valladolid)) entre los meses de agosto y septiembre de
1550 con el objetivo de solucionar la disputa, que recibió el nombre
de «polémica de los naturales» o «de los justos títulos».
En la reunión Sepúlveda, partidario de un consuetudiranismo
aristotélico y de la razón de estado de Maquiavelo, defendió sus
ideas sobre la justicia de la guerra contra los indios a causa de
sus pecados e idolatrías, por su inferioridad cultural y para evitar
guerras entre ellos, argumentos a los que ya se había opuesto el
iusnaturalismo de Francisco de Vitoria. Además, él creía que las
conquistas eran necesarias por el adelantamiento cultural de España,
de forma que la civilización equivalía a derecho del dominador
sobre el dominado para evangelizarlo y elevarlo a su misma altura.
Su rival, Bartolome de Las Casas, propugnaba, por el contrario, la
igualdad genérica del ser humano al margen de cualquier posición
política, y la necesidad de que los españoles abandonaran América,
limitándose a enviar predicadores para evangelizar, sin apoyo militar
ninguno. La polémica no tuvo una resolución final y cada uno de los
contrincantes se mantuvo en sus posiciones.
En la reunión Sepúlveda, partidario de un consuetudiranismo
aristotélico y de la razón de estado de Maquiavelo, defendió sus
ideas sobre la justicia de la guerra contra los indios a causa de
sus pecados e idolatrías, por su inferioridad cultural y para evitar
guerras entre ellos, argumentos a los que ya se había opuesto el
iusnaturalismo de Francisco de Vitoria. Además, él creía que las
conquistas eran necesarias por el adelantamiento cultural de España,
de forma que la civilización equivalía a derecho del dominador
sobre el dominado para evangelizarlo y elevarlo a su misma altura.
Su rival, Bartolome de Las Casas, propugnaba, por el contrario, la
igualdad genérica del ser humano al margen de cualquier posición
política, y la necesidad de que los españoles abandonaran América,
limitándose a enviar predicadores para evangelizar, sin apoyo militar
ninguno. La polémica no tuvo una resolución final y cada uno de los
contrincantes se mantuvo en sus posiciones.
[92] Rovetta Klyver, Fernando. Personalismo comunicativo y bien común. Polis, Revista
de la Universidad Bolivariana [en línea] 2005, 4 (012):[fecha de consulta: 01 de
febrero de 2008] Disponible en: <http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.
jsp?iCve=30531209> ISSN 0717-6554 .
107
Vale la pena recordar aquí que la polémica de Valladolid se anticipó
a las modernas corrientes que han hecho posible la existencia de
unas Naciones Unidas, al aceptar la discusión jurídica y teológica
sobre una acción colonizadora que se estaba llevando a cabo en
América. Esta polémica propició ya en su tiempo el reconocimiento
de los derechos del hombre sin distinción de raza, color y religión, y
en la formación de una doctrina defensora de esos derechos, cuyos
principios poco han avanzado desde entonces.
LA CONFORMACIÓN DE LOS ESTADOS-NACIONES EN AMÉRICA
LATINA.
Lograda la independencia en los países de América Latina se
conformaron en ellos, a partir de la estructura político administrativa
heredada desde el período colonial, los diferentes estados-naciones
actuales. Algunos de ellos mantuvieron prácticamente intocados
los límites territoriales definidos por el Imperio español: virreinatos
y gobernaciones. Pero a la vez, se mantuvo intacto el modo de
producción instalado desde la colonia. De ese modo subsistieron y
se consolidaron las bases materiales de su sustentación: el régimen
latifundiario y la ciudadanía censitaria.
En vista de que el movimiento emancipador no puso fin a la
estructura social del antiguo orden, dictaminada por la verticalidad
de todo reino y donde a prerrogativas de sangre le suceden las
castrenses, quienes se hicieron con el poder se hallaron en la cima
de una pirámide listos para ejercer todo tipo de autoritarismos. Y para
asegurar las fronteras de sus feudos, además de inventar y propiciar
nacionalismos extremos, llevaron a cabo el sometimiento por la
fuerza de la masa campesina indígena; y cuando ésta representó
algún problema, como recuerda Fuentes [93] no les tembló el pulso
para ordenar su exterminio. [94]
A lo largo de los dos siglos transcurridos desde la Independencia,
en las sociedades latinoamericanas se fue construyendo el EstadoNación moderno mediante sucesivos procesos de conflicto
y consenso. Un primer momento fue el de la constitución del
respectivo estado-nación en el territorio, es el período o momento de
la integración nacional. Integración en torno al concepto de nación,
[93] Hace referencia al siguiente texto de Carlos Fuentes publicado en El País,
domingo 1 de julio de 2001, p. 18. “El difícil camino de Latinoamérica”: “La legislación
de las repúblicas independientes, es cierto, abolió la esclavitud, pero no aseguró,
como angelicalmente sostiene Carlos Malamud, el tránsito de una sociedad de súbditos
a otra de ciudadanos. Más protegidas estuvieron bajo la Corona de España, tierras,
aguas y bosques de muchas comunidades indígenas que al ser liberadas a la voluntad
del desarrollo liberal (...). Cruel y destructiva como fue la conquista española, en
nada quedan atrás las campañas racistas y de exterminio de indios de los regímenes
republicanos, como las de Bulnes en Chile y Roca en Argentina. Más humanista,
más protector en muchos sentidos, fue el régimen imperial español que el régimen
republicano hispanoamericano. No sin razón, Emiliano Zapata fundó explícitamente su
revolución agraria en cédulas concedidas a las comunidades por Carlos V.”
[94] Ernesto Escobar. “Del indigenismo a la cultura chicha. Primera parte: Marxismo,
historia y José María Arguedas.” Disponible en: http://www.cuadernoscervantes.com/
enportada_36.html
108
de patria y de soberanía. Se construyeron los límites que definen la
nación y para ello fue necesario reafirmar aún más una identidad
construida que fue impuesta negando las identidades originales
previas, destruyendo las culturas, las lenguas, las creencias y las
instituciones que habían logrado subsistir y adaptarse bajo el poder
del imperio español. Los sucesivos conflictos bélicos internos y
externos que vivió el continente fueron parte del acomodo de los
límites y territorios de acuerdo a los intereses de las respectivas
burguesías nacionales y de los intereses imperiales del momento
(Inglaterra y Estados Unidos).
La siguiente descripción, posiblemente es válida para todos y
cada uno de los países latinoamericanos: El “ecuatoriano” fue
trabajosamente definido en el curso del siglo XIX, con ciertos
referentes a una historia patria en construcción, con sus héroes y
símbolos, el himno nacional, la progresiva institucionalización del
castellano y la creación de un imaginario de fronteras territoriales,
que realmente constituían la apelación a un sentimiento de
comunidad de destino… [95]
Los logros obtenidos, en términos de universalización de la
ciudadanía, fueron el producto de las diversas luchas que los
sectores dominados o subalternos llevaron a cabo durante este
período. Fueron al igual que en Europa las luchas sociales iniciadas
por los sectores obreros, las que abrieron progresivamente las
anchas alamedas de la participación y de la ciudadanía. La historia
del continente está plagada de sucesos donde fue derramada la
sangre de los pobres que demandaban justicia social.
La progresiva incorporación de los sectores de los artesanos y
obreros iniciada desde mediados del siglo XIX y la aparición de una
creciente capa media desde comienzos del siglo XX, debida a los
procesos de urbanización y de modernización de las sociedades
latinoamericanas, jugaron un rol central en el establecimiento de la
democracia política en el continente. Fueron las luchas populares,
con líderes de estas capas, las que lograron la instauración de
una democracia más incluyente y representativa en países que
sólo habían conocido prácticas políticas caudillistas, personalistas
y antidemocráticas, así como gobiernos casi exclusivamente al
servicio de los intereses de las clases y grupos dominantes. No
obstante ello, el campesinado quedó excluido hasta bastante
avanzado el siglo XX de dicha democratización.
En casi todos los países se constituyó un movimiento obrero que
tuvo expresión política en partidos de clase, con mayor o menor
éxito en cada uno de ellos. Las reivindicaciones planteadas
por estos, así como las propias de las capas medias, fueron
ampliando sucesivamente la proporción de población integrada
social y económicamente al sistema y beneficiaria del Estado de
bienestar que fue progresivamente construyéndose en los países
latinoamericanos, a partir de la gran crisis (1929).
[95] Hernán Ibarra (1992), “La identidad devaluada de los “modern indians” en Indios.
Una reflexión sobre el levantamiento indígena de 1990. Ediciones Abya-yala/Ildis, Quito.
109
En la última mitad del siglo XX, el ascenso de una burguesía cuasi
industrial, que comparte el poder con los trabajadores y con sectores
de la élite agrícola, redefinió la relación del Estado; éste promovió
una industrialización de sustitución de importaciones financiada por
las ganancias del sector agroexportador. El papel del campesinado
en este sistema de “subordinación de la agricultura al fomento de la
industrialización” consiste en suministrar mano de obra barata a las
ciudades y alimentos a bajo coste para la mano de obra urbana, sin
reformas paralelas. (Petras op.cit.)
La gran ausente en dichas dinámicas de integración fue la clase
campesina, conformada por distintos estamentos, como pequeños
campesinos, renteros, aparceros, mano de obra migratoria,
trabajadores obligados, inquilinos, inquilinos-medieros, medieros,
pequeños propietarios minifundistas, trabajadores transitorios.
Como lo señalan Petras y Veltmeyer quienes afirman que:
El Estado federal canalizaba los recursos hacia la industria y asignaba
las divisas ingresadas por el sector primario para la importación de
bienes de capital y productos semielaborados para las nacientes
industrias de bienes de consumo. A escala regional o estatal, los
terratenientes retuvieron el control sobre el poder estatal, a fin de
transferir al campesinado los “costes” de su subordinación. Mientras
que, formalmente, los partidos marxistas hablaban de una alianza
de campesinos y obreros, de hecho se alineaban con las llamadas
burguesías “nacionales”, o buscaban su alianza, o se dedicaban
estrictamente a luchas “obreristas” y a actividades de organización.
La aparición de movimientos de base campesina debió poco a los
partidos de izquierdas y populistas de base urbana; por lo menos a
sus principales líderes y organizaciones (con algunas excepciones
locales e individuales).
Durante los años treinta, surgieron importantes movimientos
campesinos de masas en México, El Salvador, Nicaragua, Colombia,
Brasil y Perú. Los trabajadores rurales, en particular los trabajadores
del azúcar en las modernas plantaciones de Cuba, República
Dominicana y Puerto Rico se iniciaron en la lucha de clases. En cada
caso, se tomaron medidas sumamente violentas y represivas para
destruir las rebeliones rurales; en el caso excepcional de México, el
Presidente Cárdenas profundizó y amplió la reforma agraria a cientos
de miles de familias. En El Salvador el levantamiento campesino fue
ahogado en sangre, con 30 000 muertos. En Nicaragua, República
Dominicana y Cuba el ejército de ocupación de EE.UU. y sus recién
nombrados presidentes-tirano Somoza, Trujillo y Batista diezmaron
los movimientos de campesinos y de trabajadores urbanos. En Brasil
y Chile, respectivamente, el régimen de Vargas derrotó al ejército
guerrillero rural de Prestes, a la vez que proseguía la industrialización
nacional, mientras que en Chile un frente popular de radicales,
socialistas y comunistas incitó a los campesinos a la lucha y luego
los abandonó en sus demandas de reforma agraria, en un “pacto de
caballeros” implícito con la oligarquía tradicional (ibid).
110
SOBRE EL CONCEPTO DE INVISIBILIDAD.
Las ciencias sociales han buscado, desde su orígenes, dar cuenta de
las asimetrías sociales mediante diversas nomenclaturas, algunas
más ampliamente usadas como aquellas proveniente desde la
tradición marxista, como la dicotomía explotadores y explotados,
hasta otras más referidas a las concepciones centro periféricas
como incluidos - excluidos.
Sin embargo, es posible pensar también los conflictos, como lo
sugiere Touraine[96], ya no solamente en términos intrasistémicos,
como entre “los de arriba” y “los de abajo”, sino también en una
oposición incluso aún más profunda entre “los de adentro” y “los
de afuera”. Desde esa perspectiva es posible introducir también
la distinción entre “lo nombrado” y “lo innombrado”, o entre “lo
visible” y “lo invisible”. En razón de que sabemos que todo sistema
de dominación, incluido el actual, está sustentado en los sistemas
de conocimiento mediante los cuales operacionalizamos el
mundo en que vivimos y del cual formamos parte, y que estos son
condicionados por nuestros sistemas de lenguaje, por medio de los
cuales al nombrar las cosas las hacemos parte de nuestro mundo
interior y las tornamos relevantes para nuestra existencia.
Manfred Max-Neef [97]señala como “… en nuestras lecturas de
Historia faltaron aquellos que sembraron y cosecharon campos,
derribaron bosques, abrieron caminos, construyeron palacios,
castillos, fortalezas, ciudades y casas. De todos los que pagaron
impuestos, mantuvieron a clérigos, ediles y funcionarios sólo hemos
tenido visiones fugaces aquí y allá. De todos aquellos ejércitos caídos
por la Madre Patria en tierra extranjera nos faltan los soldados rasos,
sus esposas que los esperaban en el hogar, toda la clase de los
servidores, hombres y mujeres… los vagabundos desposeídos, los
“indefensos” que no tenían tierra, ni hogar. Esta gente que integra las
filas de aquellos “invisibles” a los ojos de la Historia es paradojalmente
la misma gente que ha hecho posible la Historia “visible”…
Y refiriéndose a las formas de medición del producto generado por
las actividades económicas sostiene que: “las teorías económicas
dominantes no asignan valor a las tareas realizadas a nivel doméstico
o de subsistencia. En otras palabras, estas teorías son incapaces de
incluir a los sectores más pobres del mundo y a la mayoría de las
mujeres. Eso significa que casi la mitad de la población mundial - y
más de la mitad de los habitantes del Tercer Mundo - resultan ser,
en términos económicos, estadísticamente “invisibles”. Los sectores
“invisibles” para la Historia son prácticamente los mismos que
resultan “invisibles” para la Economía.” (1986:40-41)
De allí entonces que sea necesario, como lo sugiere Fernando Mires,
el incursionar fuera del sistema y escuchar los voces soterradas de
[96] Alain Touraine (1987), Actores sociales y sistemas políticos en América Latina,
Santiago de Chile.
[97] Manfred Max-Neef (1986) La economía descalza. Señales desde el mundo
invisible. Nordan Comunidad, Montevideo.
111
los que habitan en esos ámbitos, de manera de poner nombre a lo
hasta entonces innombrable. Y que los nuevos nombres hagan su
acto de presencia, atravesando las que Neruda llamaba las “puertas
del silencio”.
Una muy interesante y productiva aproximación al tema la provee
Joaquín García Roca [98], quien señala que: “Las representaciones
colectivas inducen comportamientos, orientan la búsqueda y
conforman expectativas individuales. En su interior bullen metáforas,
que se han construido con el legado de distintas tradiciones. La
primera proviene de la transposición de la física al mundo de la
exclusión; su visual procede de la comprensión de los objetos y
enfatiza “el quedar fuera y al margen” como la piedra angular en
el proceso de exclusión. La segunda es la transposición del campo
de lo orgánico; su visual proviene de la epidemiología y subraya “el
estar desviado” como el elemento decisivo del proceso de exclusión.
La tercera es la transposición del mundo de lo social y subraya la
ruptura de los lazos que constituyen la desafiliación y debilitamiento
de la vida en relación. El cuarto relato se adentra por la experiencia del
naufragio y encuentra allí las piezas para entender la trayectoria del
excluido. Finalmente, el sistema social ofrece intersticios suficientes
para representar los mecanismos estructurales que orillan y expulsan
a los desechables.” (2006:9)
Se puede afirmar que el concepto de invisibilidad surge por
contraste al aumento de los niveles de conciencia respecto a los
derechos humanos, que en sucesivas conquistas a lo largo de la
historia humana fueron obteniendo los sectores dominados. Al irse
progresivamente instalando en el imaginario colectivo el rechazo a
la injusticia, fueron incorporándose limitaciones al ejercicio del poder
absoluto del cual inicialmente disponían las clases dominantes en
las sociedades complejas.
Desde otra perspectiva, la invisibilidad es la cara reversa de la
ciudadanía. Cuando surge el Estado, esto es cuando la sociedad
política se diferencia de la sociedad civil, los ciudadanos son
quienes pueden practicar la ciudadanía. Así en la Grecia y en la
Roma clásicas no bastaba con residir en la ciudad para recibir el
status de ciudadano y poder así practicar la ciudadanía. No la tenían
allí los foráneos, ni tampoco los esclavos, los niños y las mujeres.
Tampoco la Revolución Francesa, precursora de los derechos de los
ciudadanos, otorgó a todos los habitantes de la ciudad la carta de
ciudadanía. Se le negó a las mujeres, a los niños y a los sirvientes
de la familia de un ciudadano. Al igual que en el mundo clásico,
es la propiedad la que otorgaba la condición ciudadana. Nuestras
sociedades latinoamericanas herederas de la tradición modernizante
no fueron ajenas a esas discriminaciones.
[98] Joaquín García Roca (2006), “Prólogo. Relatos, metáforas y dilemas. Para
transformar las exclusiones” en V Informe de Políticas Sociales. La Exclusión Social
y el Estado de Bienestar en España. Icaria, Barcelona.
112
SOBRE LAS FORMAS DE INVISIBILIZACIÓN
(DESCONOCIMIENTO Y NEGACIÓN DEL “OTRO”): UN PAR DE
ANÉCDOTAS PERSONALES.
Sobre la dolorosa conquista de la dignidad humana
Mi propia historia personal está vinculada al surgimiento y
organización del movimiento campesino chileno. Participé
activamente en los procesos de “concientización” [99] y organización
que posibilitaron la masificación del sindicalismo campesino en
Chile. Asimismo, posteriormente estuve a cargo de la reforma agraria
durante el gobierno del Presidente Allende (1970-1973) en la región
que corresponde al corazón agrícola de mi país, las provincias de
Curicó, Talca, Linares y Maule.
Si de algo puedo dar fe es del notable incremento de la dignidad
de los campesinos chilenos como resultado de estos procesos.
Recuerdo que en las primeras reuniones con campesinos a las
cuales asistí, a mediados de los años 60, algo que me llamó
notablemente la atención es que la mayor parte de ellos no te
miraba a los ojos. Posiblemente ello era producto del sentimiento
de sometimiento y de inferioridad que había generado en estas
personas una estructura agraria de tipo latifundista, en la cual el
campesino era considerado un vasallo, un ser de categoría inferior,
un minusválido social y político.
Con posterioridad al golpe militar, me tocó asistir a una reunión social
(bautizo o matrimonio de alguien conocido) y allí pude escuchar
en una conversación entre dos agricultores [100] a quienes había
conocido previamente en el Movimiento Familiar Cristiano.
- Supiste que fusilaron a XX
- Si,
- Bien merecido lo tenía, era un roto muy insolente, mira eso de
atreverse a mirarte a los ojos y a levantarte la voz.
¿Es posible justificar el asesinato de un ser humano por haber
tenido la osadía o atrevimiento de intentar hacerse visible a los ojos
de otros seres humanos? Mucha agua ha corrido bajo los puentes
desde esos ya más de 25 años. Se había realizado en Chile una
radical reforma agraria y se hizo también una profunda contra
reforma agraria. Pasamos desde el ineficiente latifundio oligárquico
a la empresa agrícola moderna orientada a los mercados
internacionales. Desaparecieron los inquilinos y los medieros.
Desaparecieron los patrones. Se multiplicaron los trabajadores
temporeros y hoy sólo tenemos “empresarios agrícolas”. Ya casi no
[99] Proceso en el cual un agente externo, en este caso sectores políticos de origen
urbano, desarrollaba acciones de motivación, formación social y política y organización
de los sectores campesinos.
[100] Se denomina agricultor a alguien que es propietario de tierras. Mientras que es
campesino quien no las posee o sólo posee un pequeño pedazo de tierra insuficiente
para el sustento familiar, razón por la cual debe trabajar las tierras de otro a cambio
de un salario
113
hay campesinos unicamente trabajadores agrícolas. Actualmente,
sin embargo, ya nadie en Chile oculta su mirada y baja sus ojos
frente a otro ser humano.
AUTONEGACIÓN.
Hacia comienzos de los años 90 participé en un seminario
realizado en el pueblo de Panajachel, situado a orillas del Lago
Atitlán. Terminado éste decidí ir a conocer Chichicastenango, una
de las mayores ferias indígenas que se realiza en la región andina
centroamericana. Tomé un microbús para viajar hacia ese lugar. Al
subirme vi que el bus iba bastante ocupado. Pagué mi pasaje y de
inmediato el ayudante del conductor, a mis ojos otro indígena más
aunque con vestimenta más occidentalizada, comienza a empujar
a un par de mujeres y a tironear a otra - todas ellas vestidas con sus
típicas vestimentas indígenas - para obligarla a levantarse y dejar el
asiento libre para que yo me sentara, mientras les decía: “Córranse
de aquí, indias mugrientas, y dejen que el señor se siente”. Miré
entonces hacia el fondo del microbús y pude apreciar que todos
los extranjeros (gringos) iban sentados mientras que los indígenas
viajaban de pie.
La pregunta que me he hecho desde entonces es: ¿cuán
profundamente anclados están esos sentimientos de menosprecio
y rechazo hacia la condición indígena, que incluso hasta quienes
poseen esa condición se autodesvalorizan? ¿qué tragedias humanas
y sufrimientos de todo tipo en esas historias individuales y colectivas
habrán tejido esa autonegación?
LOS MUROS DE LA INVISIBILIDAD.
A mediados de los años 90 participaba como profesor invitado en
un curso de postgrado en Planificación Territorial de la Universidad
del Magdalena en Santa Marta, Colombia. La dirección del curso
nos había alojado en un pequeño hotel, a mí y a mi esposa que
en esa oportunidad me había acompañado, en una playa muy
cercana a la ciudad de Santa Marta, llamada Taganga. Después
de una semana de comer pescado, preparado en muy distintas y
sabrosas formas, tanto al almuerzo como en la cena, decidimos ir a
cenar a Santa Marta a un restaurante ubicado a orillas del mar. Me
llamó la atención una vez que nos sentamos esperando disfrutar al
atardecer de una magnífica vista al mar, que la impedía un alto muro
que tapiaba absolutamente toda la vista. Pedimos nuestros platos
y cuando una vez llegados estos, me disponía a tragar un trozo de
buen filete, apareció una cara cadavérica que se asomó sobre el
muro, y luego otra y otra. El filete se me atragantó. Las caras eran
de aquellos pobres que habían sido invisibilizados por el muro, para
que “no molestaran con su mendicidad a los clientes”, pero ellos
saltaban y saltaban para hacer así manifiesta su presencia… y su
hambre.
114
LA FICCIÓN, PÁLIDO REFLEJO DE LA REALIDAD [101].
Creo que es una tarea casi imposible dar cuenta de los absolutamente
habituales atropellos a la dignidad humana que han caracterizado
la historia de nuestro continente, en especial los innumerables
agravios inferidos a campesinos e indígenas. Sin embargo, creo
posible hacer uso de algunas descripciones, encontradas en nuestra
literatura, que relatan vívidamente las condiciones de inhumanidad,
de injusticia y de abusos reiterados que han afectado a los invisibles.
Es posible mencionar de partida la novela María, de Jorge Isaacs,
en la cual se da cuenta, como lo señala García Losada,[102] de “la
condición trágica de un país sometido al implacable rigor del sistema
esclavista y machista sostén del orden eclesiástico-señorial español.
Para nadie es un secreto que la esclavitud indígena y africana en
Colombia, al igual que en otros países de América Latina, fue una
-por no decir que la más- de las áreas que erigió y fortificó las bases
del capitalismo ibérico y europeo. El imperio colonial hispánico
llegó a ser uno de los más vastos. La trata de negros africanos, que
posibilitaría la implantación de un sistema enfermo desde sus fueros
más profundos, fue el pivote, la piedra angular de la colonia, así se
llamara española, francesa, inglesa u holandesa. Por otra parte, la
trata fue una de las constantes más firmes en el Caribe, área que
nuestro país comparte extensamente con otros.
Dicho status colonial, entre nosotros, creó una sociedad cuya
estructura correspondería al trazado piramidal. Es decir, que al
observar primero la base y al final la cima, encontraríamos una
gran masa de negros esclavos, campesinos e indígenas. En el
medio se encuentra una clase media incipiente que batalla por
mantener o acrecentar su status económico y en muchos casos
engrosa las filas de los arruinados o empobrecidos y en la cima
de las pirámides están los comerciantes (en los puertos del Caribe
fundamentalmente) y los terratenientes o amos de la tierra. Dentro
de este contexto, Isaacs, deliberadamente o no, elaboró una novela
cuyo sentido dramático de su personaje central representa una
faceta innegable de la sociedad colombiana y con la cual podemos
establecer vínculos de identidad.”
Asimismo, creo importante mencionar la obra Pedro Páramo de
Juan Rulfo, en la cual -independientemente de su indiscutido valor
literario - éste “con trazos finos y certeros va dibujando la árida
geografía, la explotación campesina, el machismo, el abuso político,
la sociología popular y el simbolismo de una cultura milenaria,
dejando abierta la posibilidad de que los acontecimientos de Juan
[101] El realismo mágico, escuela literaria surgida en América Latina, definido como
una preocupación estilística e interés por mostrar lo irreal o extraño como algo
cotidiano y común, es una expresión propia de un continente donde los sueños y las
fantasías fueron uno de los pocos ámbitos de escape en la búsqueda de libertad del
espíritu humano, un punto de fuga simbólico en sociedades profundamente autoritarias
aunque siniestramente hipócritas.
[102] Ver de Antonio García Losada, “María: identidad, construcción /(re)afirmación
nacional” en Revista Aleph N° 139, octubre/diciembre de 2006; http://www.revistaaleph.
com.co/article.php3?id_article=81
115
Preciado en Comala sean pura literatura o la verdad más rotunda…
En este caso, se entiende que Pedro Páramo es un padre ausente y
que la imagen que tiene Juan en su cabeza la ha ido moldeando su
madre tras años y años de rencor ciego. “No vayas a pedirle nada”, le
indica ella en la partida, “exígele lo nuestro”. Tanto vivo como muerto,
Juan Preciado es, entonces, un personaje trágico, cuyo destino ha
sido trazado desde la cuna, desde el pecho materno, desde el día en
que cargó con el apellido Páramo.
Otra obra muy importante porque retrata la condición indígena es El
mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría. Novela que pese a su gran
contenido social se desarrolla dentro de una admirable poética que
convierte al indio en sustancia literaria, universalizando y creando
personajes arquetípicos válidos para cualquier parte. Con justicia se
la valora como un símbolo de la lucha del hombre americano por
la tierra, su reivindicación como persona y reclamo de respeto a su
cultura, y por ello, una de las obras de obligada referencia en toda la
literatura de la América hispánica. Reconocida como la novela más
importante de las letras peruanas de todos los tiempos, El mundo es
ancho y ajeno denuncia el atropello en contra de una comunidad de
los Andes del norte del Perú.
Uno de los mayores logros de esta novela es ofrecer indígenas
más verosímiles que novelas anteriores. El protagonista del libro,
el alcalde Rosendo Maqui, es memorable por su sabiduría, su trato
con la comunidad y las logradas descripciones del narrador. El
dueño de la hacienda de Umay, Álvaro Amenábar, pretende que
los comuneros de Rumi trabajen para él. Por eso, les quita sus
tierras, pero como no logra sus objetivos reclama Yanañahui, último
refugio de los indígenas, un lugar anegado y pedregoso. Lleno de
trampas contra los pobres, el Poder Judicial acoge a magistrados
corruptos, testigos comprados y tinterillos desleales. “Han ganao
la plata y la maldá”, se resigna el alcalde de Rumi. En defensa del
sistema, los gendarmes y los efectivos del ejército aparecen como
perros de presa del gamonalismo. Mencionado en la novela, el
alcalde Atusparia es un referente de la lucha contra la explotación.
Se recuerda el levantamiento indígena que encabezó en Ancash en
1885. Asimismo, la vida al margen de la ley del avezado bandolero
Fiero Vásquez atrae las simpatías de los comuneros. Como muestra
de su afecto a Rumi, este ofrece sus hombres para defender los
derechos pisoteados. La rebelión de Benito Castro, hijo adoptivo
de Rosendo Maqui que fue educado por un dirigente sindical en el
Callao, se inspira en un hecho real ocurrido en 1914: la sublevación
liderada por el mestizo Rumi Maqui, seudónimo del ex sargento
mayor del ejército Teodomiro Gutiérrez. Su insurrección a favor de
los indígenas acabó con la respuesta de los militares.
El sistema organizativo, la solidaridad y el trabajo colectivo de los
comuneros tienen antecedentes en los ayllus precolombinos. Sin
embargo, entre las herencias negativas se encuentra la superstición.
Preocupado por el progreso de la comunidad, Benito Castro dinamita
una parte de la laguna de Yanañahui para mejorar las tierras. Las
viejas creencias aseguraban que ahí habitaban una mujer peluda y
116
un enano llamado chacho. Es importante señalar que Rumi cultiva la
democracia al elegir a sus autoridades. Cuando algunos indígenas
emigran a la costa y a la selva, el libro amplía su territorio. En Lima,
Benito Castro trabaja en diversos oficios: panadero, camarero,
canillita. Su azarosa vida en la capital es un anticipo de la narrativa
neorrealista urbana, surgida en la década de 1950. En las montañas,
las condiciones laborales para el cultivo de coca y la extracción del
caucho son miserables. Cansado de los abusos, el hijo adoptivo de
Rosendo Maqui afirma que “pa’ nosotros, los pobres, el mundo es
ancho y ajeno”.
UNA HISTORIA DE “INVISIBLES”. LOS HABITANTES
ORIGINARIOS DE LA TIERRA DEL FUEGO.
Hacia fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX se inicia la
colonización de la Tierra del Fuego en el extremo sur del continente
americano. Proceso que busca instalar un modo de producción
agroextensivo caracterizado por la crianza de ganado ovino
aprovechando la existencia de grandes extensiones de empastadas
naturales. Instaladas las primeras haciendas ganaderas en la zona,
se inicia el exterminio sistemático de las poblaciones aborígenes
correspondientes a las etnias Onas, Yaganes y Alacalufes.
Aunque los onas, yaganes y alacalufes compartían el pequeño
territorio de Tierra del Fuego, sus costumbres, su lengua y su
aspecto físico eran disímiles. Los onas, residentes en la parte este
de Tierra del Fuego, al norte y al sur del Río Grande, se dedicaban a
la caza del guanaco y solían recorrer grandes distancias a pie. Esa
gimnasia los hizo altos, con tallas de entre 1,70 y 1,90 metro. Se los
conocía como “los indios de a pie” por contraste con los yaganes
y alacalufes, verdaderos lobos de mar, que pasaban gran parte de
su tiempo arriba de canoas, dedicados a la pesca. Este oficio les
confería a los yaganes, que vivían al sur, entre el canal de Beagle
y el cabo de Hornos, cierta desproporción: el remo les desarrolló
tórax y brazos, pero sus piernas, siempre replegadas dentro de
las embarcaciones, eran arqueadas y débiles; y su estatura, más
reducida. Los alacalufes, por su parte, se ubicaban en los canales
próximos al estrecho de Magallanes, donde además de pescar
también cazaban guanacos, y esto los ayudaba a tener un físico
algo más proporcionado.
Se piensa que los onas derivaron de un grupo de tehuelches que
desde el continente se aventuró hacia el sur y no logró regresar,
ya que ambas tribus se parecen; en cambio, alacalufes y yamanes
serían parientes de los indios chonos, que habitaban los canales
patagónicos.
La vestimenta de los onas consistía en un cuero de guanaco o zorra
echado sobre la espalda, mientras que yaganes y alacalufes usaban
pieles de foca y nutria; pero todos andaban casi desnudos. Alberto
de Agostini contó un diálogo entre un indígena y un misionero
sorprendido de verlo con brazos y hombros al aire. “¿Y usted por
117
qué no siente frío ahí”?, preguntó el indígena, señalándole la cara.
“Natural, -respondió el misionero- porque ésta es la cara”. “Pues bien,
para nosotros todo el cuerpo es la cara”, concluyó el indio.
La rapidez con que disminuyeron los indígenas en Tierra del Fuego
desde fin del siglo XIX y principios del XX, es impresionante. En 1880,
según un censo de Tomás Bridge, la población ona era de 3.600
habitantes; en 1891, Julio Popper la estimó en 2.000; y hacia el verano
de 1929, Alberto De Agostini comprobó que quedaban unos 100.
Hoy, los onas ya no existen. Hacia 1883 existían unos 3.000 yaganes;
para el año siguiente, Tomás Bridges contó sólo a 945; en 1886, una
epidemia de sarampión redujo ese número a la mitad; y en 1929, De
Agostini estimó que “no alcanzan a 70 individuos”.
Fueron muy pocos los que se opusieron al exterminio de las etnias
originarias que fueron salvajemente presionadas para abandonar
sus dominios ancestrales. A los conquistadores españoles y a la
Campaña al Desierto suelen achacárseles en exclusiva los males
sufridos por nuestros indígenas; pero el exterminio prosiguió durante
el siglo XX por parte de mercaderes y estancieros ante los que sólo
se alzó el temple de los misioneros salesianos en procura de frenar
tanta barbarie.
A tal punto llegó en el invasor el desprecio y el odio contra los
indígenas, que para librarse para siempre de ellos -pues eran un
obstáculo para la multiplicación de sus rebaños- ofreció una libra
esterlina por cada par de orejas o por cada calavera humana que se
le presentase, denunció el sacerdote salesiano, monseñor Alberto
de Agostini en su libro “Mis viajes a la Tierra del Fuego”, publicado
en 1929. Las víctimas eran los alacalufes, los yaganes y los onas,
habitantes de aquellas regiones del extremo sur de Argentina y
Chile, con quienes de Agostini convivió como misionero y a quienes
fotografió como nadie, a sabiendas de que su obra quedaría como
testimonio de una existencia condenada al exterminio.
“El koliot (forastero), llegado de remotos países, sediento de riquezas
y dueño de armas mortíferas, habrá acabado muy pronto su nefasta
obra, destruyendo para siempre la secular felicidad de esta raza
primitiva, que vivía solitaria e inofensiva en la más singular región del
globo… Exploradores, estancieros y soldados no tuvieron escrúpulo
en descargar su máuser contra los infelices indios, como si se tratase
de fieras o de piezas de caza, ni de arrancar del lado de sus maridos
y de sus padres a las mujeres y a las niñas para exponerlas a todos
los vituperios.”
Los primeros que sufrieron el pernicioso influjo de los “civilizados”
fueron los yaganes y alacalufes, que vivían en los canales donde
era frecuente el paso de naves con hombres blancos. En tanto, los
onas fueron perseguidos por los estancieros, que mandaban a sus
peones ovejeros a matarlos a tiro de Winchester y a envenenarlos
con estricnina, para quedar como dueños de los campos antes
ocupados por los indios. Tanto de Agostini como el misionero
anglicano Tomás Bridges desmitificaron el juicio desfavorable de
118
Carlos Darwin sobre los indios del sur, a quienes el científico acusó
de “bestias” y “caníbales”: ambos aseguraron que eso no era cierto.
Más aun, Bridges compuso una gramática y un diccionario con más
de treinta mil voces yagánicas, lo que testimonia que poseían una
lengua riquísima.” [103]
LA CIEGA Y ESTÚPIDA VALORACIÓN DEL MERCADO.
¿Cuál es el valor económico presente o futuro del conocimiento
y de la cultura desarrollada por estos pueblos que les permitía
transitar y llevar a cabo su existencia casi desnudos a temperaturas
promedio de una a dos décimas de grado bajo cero?, ¿Cuáles
eran los elementos culturales que les hacían posible lo anterior?,
¿Quizás una ingesta alimenticia que les permitía elevar los niveles
de tolerancia al frío extremo, o un sistema de creencias que
modificaba significativamente su metabolismo, o talvez algún tipo
de recubrimiento de la piel para protegerse del frío?, ¿Existió en ellos
algún tipo de modificación genética producto de su adaptación a
las condiciones ambientales extremas?
Nunca lo sabremos pues la sociedad “civilizada” los exterminó a
todos. No podemos entonces más que hacer conjeturas sobre un
saber similar a los tantos saberes perdidos de nuestras culturas
originarias. Todas estas son preguntas que nunca podremos
responder y cuya respuesta habría tenido un valor inconmensurable
no sólo para la ciencia, sino también para la industria. Imaginemos
por ejemplo pastillas tomadas previamente a la realización de un
viaje a lugares muy fríos. O incluso preguntémonos cuanto ahorro
energético en calefacción podría haberse evitado la humanidad
gracias a estos conocimientos y su aplicación tecnológica.
Cada libra esterlina pagada por asesinar a un indígena produjo
externalidades negativas de miles de millones de libras esterlinas.
Cálculo este absolutamente carente de toda consideración ética. Sin
embargo hasta un simple cálculo mercantil puede demostrarnos la
ceguera y estupidez del “racional” cálculo crematístico propio de la
búsqueda mercantil del lucro individual.
EL DESCONOCIMIENTO Y NEGACIÓN DE LOS SABERES DE LOS
INVISIBLES.
Un par de historias me permitirán dar cuenta de la absoluta
desconsideración de los conocimientos adquiridos y desarrollados
por los pueblos indígenas a lo largo de siglos y generaciones.
Durante el período extensionista de la revolución verde en el
altiplano boliviano, estamos hablando de la década de los setenta,
los ingenieros agrónomos y especialistas asumieron como
explicación para los bajos rendimientos de los cultivos realizados en
[103] Fuente: http://r.com.ar/modules.php?name=News&file=article&sid=757
119
el altiplano, el hecho de que los campesinos realizaban una rotura
muy superficial de las tierras. Por tal razón se buscó modificar las
técnicas de labranza mediante capacitaciones e introduciendo el
uso de rastras y arados que permitiesen profundizar los surcos y así
elevar los rendimientos.
¿Qué pasó? Un profundo fracaso, los rendimientos no aumentaron
sino que decrecieron. La razón era muy simple: el aprendizaje
realizado por quienes habían logrado aclimatar especies, a un
clima absolutamente inhóspito, a lo largo de muchas generaciones
mediante el ensayo y el error, había sido menospreciado por
especialistas formados en tradiciones agrícolas universalistas y
válidas solo para situaciones climáticas normales. Debido a las
muy bajas temperaturas que experimentan esos suelos durante
la noche, se trata de un territorio situado a casi 4.000 metros de
altura, los campesinos no roturaban los suelos sino que perforaban
un agujero donde depositar la semilla, de ese modo la capa salina
superficial protege a las semillas del frío excesivo evitando que éstas
se quemen.
Una situación similar ocurrió cuando se diagnosticó por especialistas
(occidentales) que los bajos rindes del maíz en esa zona eran
producidos por la tradicional costumbre de hacer transitar el ganado
por entre las melgas. Al ocurrir eso los animales pisaban las plántulas
y se reducía la cantidad de ejemplares que lograban alcanzar la
condición adulta. Se dejó de hacerlo y sin embargo los rindes en vez
de aumentar decrecieron. La explicación nuevamente era tan simple
como la anterior: los excrementos y orines de los animales contienen
un tipo de componente bioquímico que impide el crecimiento de
orugas u otro tipo de parásitos que afectan al maíz. Aprendizaje
este adquirido por la observación cotidiana realizada durante siglos
por indígenas considerados ignorantes, pero que hacen uso desde
tiempos inmemoriales de las más avanzadas técnicas y métodos de
“control biológico” o natural de pestes.
CONTRIBUCIONES PARA UNA RECONSTRUCCIÓN DEL
SUEÑO LATINOAMERICANO.
Es posible afirmar que las utopías en nuestro continente nacieron con
la autodefinición de éste como tal, esto es cuando sus poblaciones
se asumieron como sujetos portadores de una identidad territorial
compartida, de una lengua común y de una cultura similar, en una
condición periférica y por tanto diferente de la identidad parcialmente
compartida con el centro del imperio colonial. Sin embargo, tal
interpretación es solo parcialmente válida ya que también se
puede sostener que las utopías más bien llegaron desde afuera
para constituirse en un elemento casi intrínseco de la identidad
latinoamericana, en razón de los distintos procesos migratorios a
que éstos territorios fueron sometidos por poblaciones provenientes
de otros continentes, con lenguas, costumbres, creencias y visiones
de mundo radicalmente diferentes de los pobladores originarios,
dando origen a un crisol de identidades humanas que se mezclaron,
mixturaron e hibridaron carnal y espiritualmente durante los cuatros
120
siglos transcurridos desde la llegada de los españoles a este espacio
geográfico llamado América, nuestra América. Período en el cual, al
igual que todos los seres humanos hacen, estos pueblos híbridos y
mixturados continuaron soñando sus sueños ancestrales de libertad
y de buen vivir.
La América sufriente desde hace ya varios siglos, lo ha sido
principalmente, como lo hemos mostrado en las páginas anteriores,
por la invisibilización de amplios sectores de su población, sus
etnias originarias y la población de origen africano esclavizada y
traída en tal condición a este continente. A todos ellos se les quitó la
voz y la presencia, en un principio con la conquista y colonización
europea y posteriormente dicha condición se mantuvo incluso
cuando nuestros países se constituyeron como Estados Naciones
independientes.
A lo largo de los casi cinco siglos de historia transcurrida,
sistemáticamente nuestras sociedades negaron sus derechos a
estos seres humanos depreciándolos y despreciándolos, ignorando
su especificidad cultural, su riqueza de costumbres, saberes,
valores, creencias y visiones de mundo. Ha sido el avance en la
conciencia de la humanidad y en las conquistas de dignidad para
todos los hombres y mujeres obtenidas tras largas y dolorosas
luchas populares durante el siglo pasado y en las últimas décadas
en las movilizaciones en defensa de los derechos humanos, las que
han hecho posible una creciente visibilización de nuestros invisibles.
Ello se ha dado a pesar de un contexto en el cual las burocracias
privadas que hoy gobiernan el mundo imponen una globalización
desaforada que simultáneamente, por una parte refuerza la exclusión
y la marginación y por tanto la invisibilidad de las mayorías pobres y
excluidas, mientras que por otra parte, los convierte en íconos de sus
políticas consumistas, folclorizándolos y usándolos como objetos de
consumo cultural.
Los notables avances que en la doctrina y en las teorías
constitucionales han significado y significarán aún más en el futuro,
los conceptos de buena vida (sumak kawsay), de plurinacionalidad
y de derechos de la naturaleza introducidos en la Constitución
ecuatoriana recientemente aprobada, abren las puertas hacia una
visibilización de lo invisibilizado ya que: “La declaratoria del Estado
Plurinacional…, representa, por un lado, un acto de resarcimiento
histórico para los pueblos y nacionalidades indígenas. Y, por otro
lado, es simultáneamente una oportunidad para que nuestra
sociedad aprenda de los otros, asumiendo un compromiso de
convivencia democrática y equitativa, en el que la armonía debe ser
la marca de las relaciones de los seres humanos entre sí, y de éstos
con la Naturaleza.” [104]
[104] Alberto Acosta y Esperanza Martínez (compiladores) (2009) Plurinacionalidad.
Democracia en la diversidad, Ediciones Abya Yala, Quito, pág. 7.
121
122
EFECTOS DE LOS MODELOS DE
DESARROLLO SOBRE LA NIÑEZ Y LA
JUVENTUD
Alejandro Acosta Ayerbe [105]
123
124
El presente documento aporta a la reflexión sobre el pensamiento
sociológico desarrollado por Orlando Fals Borda desde los temas de
niñez y juventud y el impacto que sobre ellas ha tenido la evolución
de los modelos de desarrollo predominantes en América Latina en
los últimos lustros.
Los miembros de la Cátedra Latinoamericana de Sociología Orlando
Fals Borda se han ocupado de resaltar valiosas dimensiones de
su pensamiento, las cuales quiero complementar mencionando
las contribuciones que hizo a los temas de niñez y juventud, María
Cristina Salazar, no solamente por el hecho de haber sido su esposa
sino porque ella fue la primera mujer socióloga en Colombia que
dedicó toda su vida a la investigación y a contribuir con Orlando Fals
Borda a varias de las dimensiones que hoy se han resaltado.
Para hacerlo, el presente documento está estructurado en cuatro
partes. En la primera, me refiero a discusiones que actualmente se
dan en los contextos nacional e internacional acerca de los modelos
de desarrollo, pero considerándolas desde otra perspectiva que
demuestra una posibilidad de dialogo con la que se ha venido
construyendo en la Cátedra, a partir de la presentación inicial de
Antonio Elizalde. La segunda parte recoge aportes del Profesor
Orlando Fals Borda a esta reflexión sobre modelos de desarrollo
y sobre el tema de la globalización y lo local. El tercer relaciona
modelos predominantes y sus efectos en la niñez y juventud para,
en la cuarta parte, hacer alusión a algunos aportes del pensamiento
de María Cristina Salazar y Orlando Fals Borda en los campos de la
niñez y la juventud.
[105] Economista, Sociólogo, Diplomado en M&E y Doctor en Educación.
En la
actualidad se desempeña como Director Regional de CINDE en Bogotá. Es profesor
de la Universidad de Manizales en el Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud que ofrece el convenio UMZ-CINDE, en el cual es el Director del Grupo
de Investigación en Políticas Públicas de Niñez y Juventud y Desarrollo Social. Es
miembro de la Junta Directiva del Consultative Group on Early Childhood, Care and
Development. Es Coordinador de la Secretaría Técnica de la Red del Grupo Consultivo
para la Primera Infancia en América Latina y miembro del Comité Académico de la
Cátedra Latinoamericana de Sociología Orlando Fals Borda.
125
1. MODELOS Y MODELOS DE DESARROLLO
En esto texto la categoría “modelo” se considera desde dos
significados. Uno, se refiere a l proceso de construir conocimiento
a partir del contexto, en el cual el investigador “modela” con base
en dicho contexto, para construir teoría. Este modelaje se hace de
muy distintas maneras, -con modelos matemáticos, con historias de
vida, con narraciones, mediante la interpretación de dibujos, etc-.;
mediante los cuales el investigador va seleccionando elementos
de dicho contexto, a partir de los cuales construye fundamentos
teóricos.
La segunda, es que a partir de la teoría se construyen “modelos”
que guían la acción. En esta segunda acepción, el “modelo” se
deriva de una teoría y, cuando se trata de modelos de desarrollo,
implica unas políticas que se traducen en planes y estos en
programas y proyectos. Y, en esta acepción unos de los modelos,
son los “modelos de desarrollo”, que desde los años 50 han sido
postulados por la teoría del desarrollo y las agencias multilaterales,
como el instrumento que permitiría a los países del llamado “Tercer
Mundo”, salir del “subdesarrollo”, para llegar a ser sociedades
modernas por su semejanza con las sociedades occidentales de
los países enriquecidos en las sucesivas revoluciones industriales y
conflictos locales y globales durante los siglos XVII a XX. La siguiente
gráfica ilustra las interrelaciones entre algunas de las categorías
mencionadas:
126
Las múltiples flechas en la gráfica expresan que las relaciones
entre las diferentes categorías no se dan en un orden sucesivo
o jerárquico, sino que hay que considerarlas en sus múltiples y
variadas interrelaciones, surgidas de acuerdo con las características
de los contextos.
Por tanto en la reflexión sobre modelos de desarrollo es necesario
considerar sus fundamentos conceptuales, las políticas que los
expresan y su traducción en planes, programas y proyectos; de
acuerdo con los momentos históricos en los cuales se formulan y
desarrollan. Así, de las categorías del modelo como construcción
teórica, es que el diseño de elementos guía, de pautas para la acción,
debe comprender elementos de otros campos de conocimiento
que permitan la intervención en procesos y acciones concretas.
Así se supone ocurre con la definición de políticas de desarrollo
económico, social, político y cultural que debe corresponderse en la
época contemporánea con la formulación de planes de desarrollo
que se concretan en programas, proyectos, basados por ejemplo
en uno de los modelos, en políticas de apertura, liberalización,
privatización y focalización.
En consecuencia, es necesario que las categorías implicadas en los
modelos de desarrollo se discutan a la luz de los contextos y de las
problemáticas actuales de manera que se pueda develar su real
significación.
Los fundamentos Neoclásicos de autores como Hayek y Milton
Friedman parten de considerar que el ser humano actúa motivado
por la búsqueda del propio interés, de aquello que le reporta utilidad.
Para lo cual tiene que tomar decisiones racionales, las cuales lo
ponen frente a frente con otros individuos que en el mercado están
haciendo lo propio, permitiendo en virtud de la competencia que
se genera, lograr decisiones que garantizan el equilibrio para la
sociedad, basado en la “elección individual”. De esta manera, para
las corrientes neoliberales, la realidad se constituye por la acción del
sujeto por la vía de la razón y en competencia con otros, con base
en que tiene la información necesaria para la toma de decisiones, la
cual le es proporcionada por el mercado.
Estos planteamientos, tal como lo han señalado los ponentes que
me han precedido, desconocen que existen diversidad de formas
de poder y de control a escala internacional, que para los tiempos
recientes, autores como Hardt y Negri califican, al referirse a que la
soberanía ha adquirido una forma nueva compuesta por una serie
de organismos nacionales y supranacionales unidos por una única
lógica de dominio; como “imperio”.
Autores como Amartya Sen se han referido, por ejemplo, a la
importancia que tienen las dotaciones - las cuales además deben
considerarse en su multiplicidad-, para el desarrollo del ser humano.
Pero al mismo tiempo destaca que no basta con que la sociedad y
la familia proporcionen más dotaciones a sus miembros, si no están
garantizadas las titularidades para poder usar tales dotaciones.
Y, aún teniendo las dotaciones y las titularidades, sigue siendo
127
insuficiente, por que se necesitan que los sujetos y los colectivos
tengan capacidades para usarlas. Pero finalmente, lo importante es
que las dotaciones, las titularidades y las capacidades, se traduzcan
en realizaciones que expresen el proyecto de vida que cada
ciudadana y cada ciudadano valora en el contexto de su sociedad.
Otro ángulo de análisis es proporcionado por Paul Krugman, reciente
premio Nobel de Economía quien al hacer un balance de las teorías
del desarrollo concluye en que la reflexión sobre estos temas salió de
la corriente principal de la economía, por su incapacidad de modelar
sus hipótesis y construir teoría a partir de ella. Es decir, le critica su
baja capacidad de producir conocimiento, de hacerlo circular y de
impactar los procesos.
William Easterly quien fuera un reconocido economista en el
Banco Mundial y hoy vinculado a la investigación y la docencia en
la Universidad de Columbia, al hacer un balance de los primeros
cincuenta años de la teoría del desarrollo, señalaba como los
economistas han ensayado las más diversas soluciones tales como
la promoción de la inversión en capital, la educación, los préstamos
condicionados, y otros por el estilo, sin lograr el esperado desarrollo.
Desde otra perspectiva, la de los estudios culturales, autores como
Arturo Escobar han señalado que lo ocurrido se debe a que se
nos ha impuesto una concepción de desarrollo y un modelo para
lograrlo que no corresponde a nuestras realidades, capacidades, y
posibilidades. Tal como decía el profesor Zemelman, por que hemos
enfrentado un proceso de “colonización” del pensamiento.
También se presentan discusiones que tienen como referente
la teoría de la complejidad y que se preguntan por las distintas
dimensiones del desarrollo, más allá de lo solo técnico y económico,
para incluir en los aportes de Edgar Morin, el desarrollo humano, la
sostenibilidad ambiental y la ética.
Más recientemente se ha generado una interesante discusión entre
el ya mencionado William Easterly, quien, basado en un conocido
poema de la época victoriana escrito por Rudyard Kipling, tituló un
reciente libro, “El pesado fardo del hombre Blanco”, para subtitularlo
a continuación, por qué los esfuerzos de Occidente para ayudar al
resto han hecho tan poco bien y tanto mal. Y una de las razones
que encuentra, es el papel de los que llama los planificadores. Y, a
partir de dicho trabajo ha establecido una sugestiva polémica con
Jeffrey Sachs, quien en contraste está convencido que esta es la
primera generación que en la historia está en capacidad de acabar
con la pobreza. Y, que puede hacerlo, movilizándose tras una serie
de objetivos claros.
En otro sentido, los desarrollos del trabajo del Panel Intergubernamental
sobre el calentamiento global, de estudios como el de Nicholas
Stern sobre el calentamiento global y la actividad de líderes políticos
como Al Gore, han puesto de presente la magnitud de l devastación
ecológica causada por estos modelos de desarrollo.
128
Pero, tal como ha sido el planteamiento de los expositores que me
precedieron, no solo se trata de la devastación ambiental causada
por la sociedad contemporánea sino también del hecho de que
después de 60 años de la llamada “teoría del desarrollo” y de que
decenas de países del denominado desde los años 50, “tercer
mundo”, han asumido los diversos modelos, los han implementado
dedicando a ellos los recursos que con su trabajo han generado y
los han complementado con sustanciales préstamos. Y, cuál ha sido
el resultado?.
Uno, es que cincuenta países que fueron importantes civilizaciones
en sus respectivos continentes, hoy se consideran inviables, tal como
los han denominado diversos autores a partir de investigaciones
como las de Paul Collier. Así, por ejemplo, baste recordar para el
caso de América Latina que Haití en el Siglo XIX dominaba a la hoy
República Dominicana, que fue el refugio de Simón Bolívar durante la
reconquista española y le sirvió de apoyo para conformar el ejército
con el cual empezó la liberación de 5 países. Ese rico e importante
país es hoy el que tiene mayores índices de pobreza en el hemisferio
occidental. Otro tanto se puede señalar respecto a reinos e imperios
africanos los cuales en la época del medioevo era más prósperos
que muchas partes de Europa y hoy tienen su futuro comprometido
al punto señalado.
2. LA CONTRIBUCIÓN DE ORLANDO FALS BORDA
Con el anterior marco se comprende más el aporte dado por el
profesor Fals a la discusión sobre el desarrollo y los modelos para
lograrlo. De manera muy clara señaló que el dilema no consistía
solamente en que el concepto de desarrollo se hubiese traducido
del inglés, sino que en las distintas lenguas de nuestras culturas
tiene otro sentido.
“Esta palabra desarrollismo o desarrollo se traduce al concepto
inglés develop no development, de los gringos, ni es tampoco el
desarrollo como concepto de planificación que han impuesto
muchos economistas en el poder. Si se tradujera la palabra desarrollo
o development a lenguas indígenas incontaminadas, la idea se da
en otra dimensión, la dimensión cultural, síquica, personal, es más
dinámica, más viva. Se puede asimilar,
por ejemplo con
el suahili afgano, levantarse y andar con el Maya, opar, avanzar y
aquí development traducido a lengua huitoto, Ka Zi Du, significa el
amanecer, el despertar de un pueblo y eso no es ‘desarrollo’.“ (Fals
Borda, 01, p.2)
Y además destaca el papel destructor que tan concepción ha
jugado en cuanto a la capacidad de construcción y movilización
de la sociedad: “Desarrollo en el enfoque desarrollista se reduce
a simple metáfora materialista, a la forma de tejer una realidad
económica o financiera, olvidando esta otra ilusión humana, social,
129
viva que permite respirar otro aire no y el aire pesado de una ciudad
como Bogotá o de una región donde ha ocurrido una catástrofe, una
matanza o han tenido que huir tantos hermanos, los desplazados.
Amanecer al verdadero desarrollo humano y social, está en el fondo
de la cuestión porque no sirve un desarrollo material simple, ya lo
describió Bulte, lo que surge de este tipo de desarrollo materialista
financiero es un pacto con el diablo, se vende el alma por placeres
pasajeros o por fenómenos que no satisfacen el ansia de vivir y, en
últimas, no hay desarrollo sino pérdida del alma. “(Fals Borda, 01,p.2)
Y, esta situación se hace mucho más crítica en las condiciones
actuales, no solo en cuanto la hegemonía ganada por el modelo
neoliberal, con sus ajustes a partir de la crisis de Septiembre del 2008,
sino también en cuanto la comprensión de los cambios en curso
en la sociedad contemporánea, con sus enormes oportunidades y
complejas amenazas.
Al respecto, considero que la llamada “globalización” no se
corresponde con uno de los imaginarios que ha predominado
recientemente y que la ubica como la política de la teoría neoliberal.
Tampoco considero que la “globalización” sea la política de los
organismos internacionales para el control de los países del “tercer
mundo”. Ni creo que sea una teoría o un fenómeno exclusivamente
económico. El neoliberalismo es una teoría, pero no solamente
económica que surgió en los países más ricos y de la cual se
derivaron políticas que asumieron países como Estados Unidos e
Inglaterra para superar la crisis que les afectó desde los inicios de la
década del 70. Y, esta teoría se fue adecuando a lo largo del tiempo
para convertirse en la base de los planes y procesos de reforma que
iniciaron países como los latinoaméricanos a finales de la década
de los 90.
La globalización comprende un conjunto de profundas y continuas
transformaciones que se han dado en la sociedad contemporánea
que han cambiado de manera significativa las formas del ser humano
habitar el tiempo y el espacio de manera individual y colectiva. Este
proceso ha enriquecido la reflexión sobre las limitaciones e impactos
negativos de los modelos de desarrollo imperantes, contribuyendo a
que se intensifiquen las preguntas respecto al desarrollo humano, los
derechos, los géneros, la diversidad cultural, los cuerpos, el habitar,
el espacio, el lugar, y ha llevado a recuperar una nueva percepción
del territorio en términos de construcción cultural y de actor social.
Y, por ello comparto el reconocimiento que hace el profesor Fals de
la relación entre lo global y lo local: “Según Boaventura de Souza
Santos en su libro Hacia un nuevo sentido común, se trata de
‘localismos globalizados’ y de ‘globalismos localizados’, que muchas
veces van acompañados por movimientos sociales y políticos y
otras expresiones de la sociedad civil. Esta es una hipótesis feliz
que favorece nuestros enfoque crítico. Coloca bases para nuevas
prácticas de ciudadanía global que convergen en lo que hemos
bautizado ya como ‘glocalización’,” (Fals Borda, 08)
130
Por tanto, es cierta la hegemonía de la teoría neoliberal y del modelo
y políticas que de ella se derivan, pero al mismo tiempo, con el
marco de la globalización, que no por su causa, se está generando
la recuperación de la historia, de la cultura y del territorio, en lo que
algunos enfoques denominan la localización. Y, que con la crisis en
curso como referencia, están exigiendo la revisión tanto del modelo
de desarrollo de los países ricos, que prácticamente colapsó, como
de los modelos de desarrollo para los países del tercer mundo, por
las consecuencias enunciadas.
3. ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LOS MODELO DE
DESARROLLO SOBRE LA NIÑEZ
La discusión sobre éste tema ya tiene varios lustros en la teoría y la
investigación social Latinoamericana. A raíz del “Año de la Niñez”
decretado en 1979 por Naciones Unidas, CEPAL y UNICEF hicieron
un balance sobre la situación de la niñez, concluyendo en que:
“La guerra contra la pobreza es un desafío para alcanzar la paz
del desarrollo compartido por todos.” “Fue un consenso de dicho
Simposio que en las familias cuos medios no son suficientes para
cubrir sus necesidades ás esenciales y que, por lo tanto, están en la
categoría de extrema pobreza, son los niños de edades tempranas
quienes sufren con mayor rigor las carencias. No sólo su desarrollo
físico es limitado sino que su vda está en constante riesgo y su
insuficiente desarrollo intelectual y afectivo representará una
constante carta para toda la sociedad. Estos niños son potenciales
ciudadanos que conformarán nuevas familias, las mismas que
tendrán claras desventajas para afrontar la vida y proporcionar a sus
descendientes medios para su crianza y formación. Se constituye
así un círculo vicioso de la pobreza que limita, por su magnitud, la
capacidad de desarrollo de las comunidades”. (CEPAL y UNICEF,
81, p.10)
Planteamiento que se enriquece con los desarrollos presentados en
esta Cátedra por los diversos ponentes internacionales y nacionales
que me han precedido, y que debe ser reflexionada en el marco de
la recesión internacional que estalló a partir de la crisis del sector
inmobiliario y el financiero de los Estados Unidos, en Septiembre
del 2008.
En el período previo a la ocurrencia de esos acontecimientos, aunque
en varios sectores se tenía la claridad de lo que estaba sucediendo,
la discusión pública y en los círculos decisorios de las principales
economías, estuvo dominada por planteamientos que señalaban
unos que con los modernos desarrollos de la teoría económica la
sociedad estaba en condiciones de manejar sin traumatismos las
fases depresivas de los ciclos y otros por la consideración de que
USA solo sufría una desaceleración económica, relativamente lógica
después de años de crecimiento; o que si entraba su economía en
crisis, el dinamismo de las economías emergentes, particularmente
el grupo llamado BRIC (Brasil, Rusia, India y China), compensaría
dicho fenómeno.
131
Y, para el caso de América Latina, en los medios políticos se
consideraba, y aún muchos siguen convencidos de que es así,
que la región, por el crecimiento logrado en los últimos años, la
consolidación de las reformas y el desarrollo institucional estaba
suficientemente preparada para soportar y superar la crisis sin
mayores transtornos.
Sin embargo el desarrollo de la crisis por su magnitud, profundidad e
impactos muy rápidamente se extendió a todo el sistema financiero
mundial y al sector real de las economías, se convirtió en recesión
y ha amenazado con llegar a depresión. No es del caso analizar
las diferencias entre una recesión y una depresión, pero si vale la
pena destacar que la depresión es mucho más grave y al ocultar
o no realizar la reflexión al respecto ni actuar en consecuencia, se
camuflan las posibles consecuencias y no se toman las precauciones
necesarias.
Y, esto es más grave para el caso de América Latina si se consideras
que el período previo a la crisis fue desde el punto de vista económico
un período de relativa expansión de la economía mundial y de la
propia de la Región. Que además fue un período en el cual hubo cierta
recuperación de esfuerzos por desarrollar programas sociales. Pero
que pese a todo ello, en muchos indicadores de problemas sociales
antiguos como la mortalidad infantil, la materna, la desnutrición,
la morbilidad, el trabajo infantil, la violencia intrafamiliar, etc; los
aumentos fueron más que modestos cuando se comparan con el
ritmo de crecimiento económico que se logró en paralelo. Y, además,
que nuevos problemas como el VIH-SID, el matoneo (bulling) ó
violencia entre pares, la vinculación a los conflictos armados o
las emergencias; fueron insuficientemente entendidos y tratados.
Y además, en general se incrementó la brecha con respecto a los
países más ricos
Entonces, si como es dable suponer dada la experiencia de crisis y
recesiones anteriores, sus efectos se harán sentir seriamente sobe
las economías de nuestros países. Y, estas dificultades se traducirán
simultáneamente en un incremento en las necesidades de la
población y en los factores de exclusión, junto con una reducción
de la capacidad económica, institucional y política de los estados
para atenderlas. Es entonces que los efectos negativos pueden ser
sumamente significativos y que pueden multiplicar si no se hace
transparente a todo nivel la situación que se puede avecinar y que
ya ha tenido sus primeras manifestaciones graves.
Es importante que la región recupere su experiencia de procesos
previos de crisis tales como la crisis de la deuda en los 80 cuando
fue necesario demostrar con una serie de estudios el impacto de
la crisis sobre la niñez y la familia, y promover que los procesos de
ajuste no se hicieran incrementando los impactos negativos sobre
la población. Y, también, que la atención a la niñez no implicaba solo
protegerla de los efectos de la crisis sino también hacerla parte de
los esfuerzos generales por la recuperación y el desarrollo. Esfuerzos
que se tradujeron en propuestas como por ejemplo la del ajuste con
rostro humano, que levantó el Sistema de Naciones Unidas.
132
Pero además de las relaciones que existen entre niñez, pobreza y
desarrollo, adicionalmente hemos aprendido de la investigación
reciente, como planteamos en Cartagena en la instalación de la
Cátedra Latinoamericana de Sociología Orlando Fals Borda, que los
primeros años del ser humano, su infancia y niñez, son vitales para
su presente, para el curso futuro de su vida y para su proyección
como ciudadano y miembro de una comunidad.
La investigación ya no deja dudas, el ser humano se constituye
como tal por la interacción entre su genética, la sociedad y la
cultura que lo rodean y por su acción misma. Pero en un sentido
se puede decir que somos la especie más ecológica en cuanto
nos complementamos más por efecto de la cultura y el ambiente
que por la herencia genética. El ser humano nace con el 20% del
cerebro, eso quiere decir que el 80% se conforma en los primeros
meses y años de vida.
El Profesor Fraser Mustard en el Primer Foro de Primera Infancia y
Desarrollo el Desafío de la Década, celebrado por Colombia en el
2003, demostró como los estudios longitudinales y la investigación
concluyen en que las principales oportunidades de desarrollo del
ser humano están en sus primeros años, tal como puede verse en el
gráfico con que ilustró sus afirmaciones.
Por ello Sydney Brenner, premio Nobel de Medicina ha señalado
que el desarrollo del cerebro es un asunto de transformación cultural
más que de manipulación genética.
En tal sentido, la promoción del desarrollo de la infancia y la
adolescencia es uno de los temas que deben estar en el centro de
la agenda de las sociedades contemporáneas pues no puede ser
133
asumido solo como un asunto menor de la política pública, como un
tema de la vida privada de las familias o como una responsabilidad
exclusiva del Estado.
Es indispensable que el Estado juegue su papel de garante principal
de los derechos de la niñez, pero igualmente es indispensable que la
familia y la sociedad concurran para hacerlo. Y, es por ello, que con
la reserva que hemos planteado respecto al concepto de desarrollo,
se ha señalado que hay una relación intrínseca entre desarrollo
humano y desarrollo en general, y entre niñez y desarrollo humano y
social. Por tanto la atención a la niñez es más que proteger a sectores
de población de las condiciones de pobreza, es una condición
indispensable para la promoción de los procesos de desarrollo
individuales y colectivos en cualquier sociedad.
Esta realidad implica que se le reconozca como una prioridad
para las políticas públicas, y que ello se exprese en la existencia
de capacidades institucionales, programas y proyectos concretos,
asignaciones presupuestales, formación de talento humano,
generación de información, seguimiento, monitoreo y evaluación
entre otros componentes.
Sin embargo, éste no es el comportamiento actual de las sociedades,
pese al espacio que ha ganado el discurso acerca de la importancia
de la primera infancia, como puede verse en el siguiente gráfico.
En esta gráfica citada por Vargas en una presentación en el Doctorado
en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud del Convenio Universidad de
Manizales y CINDE, al cruzar la edad con el desarrollo del cerebro,
134
se ve que el mayor desarrollo de éste ocurre en los primeros años
de vida, como ilustra la curva superior. Pero cuando se cruza la edad
contra la inversión per cápita promedio de los países, se ve que el
comportamiento es el contrario, se invierte menos en los primeros
años, precisamente cuando la inversión es más importante para
el ser humano y cuando se puede traducir en mayores beneficios
individuales y colectivos, como lo ilustra la curva inferior, cuando lo
deseable sería la situación que ilustra la curva punteada.
4. LOS APORTES DE MARÍA CRISTINA SALAZAR Y
ORLANDO FALS BORDA A LOS TEMAS DE NIÑEZ
Miremos algunas ideas desde el pensamiento de María Cristina
Salazar y Orlando Fals Borda con gran potencial para ayudar a
corregir incongruencias como las mencionadas. María Cristina
Salazar, que además de ser la esposa de Orlando Fals Borda, ha
sido una de las científicas sociales más rigurosas y comprometidas
que ha tenido Colombia, era proveniente de una familia con
reconocida posición económica y social y dueña de una tradición
en la cultura, pues, por ejemplo, era descendente de don Salvador
Camacho, uno de los padres de la economía nacional; dedicó su
vida a la construcción de conocimiento sobre la realidad social del
país y a la búsqueda de alternativas.
Fue la primera mujer que obtuvo en Colombia el grado de Doctorado
y desde que regresó a trabajar en la Universidad Pontificia Javeriana
hizo trabajo de investigación y trabajo activo con las comunidades.
En dicho proceso conoció al padre Camilo Torres y a Orlando Fals
Borda con quien terminaría formando un hogar hasta el fin de su
vida.
En su trayectoria profesional comprendió la importancia del tema
de la infancia y la adolescencia para Colombia y su relación con
asuntos centrales de la historia de nuestro país, como la violencia. .
Al respecto fue taxativa al señalar: “La violencia en la región
latinoamericana hunde sus raíces en la historia y en los patrones
culturales de cada país, y tiene, por lo mismo, características
estructurales….La guerra y los conflictos armados de diversa índole
han caracterizado la historia: la violencia, la separación de las
familias, las muertes de niños y adultos, los desplazamientos, las
condiciones muchas veces horrendas de los campamentos de
refugiados, la ausencia de políticas estatales para los damnificados,
las pérdidas materiales, la cárcel y la tortura son, uno por uno,
factores que afectan fundamental y severamente –a veces por
períodos relativamente largos, a veces para siempre, a los niños y
jóvenes de los países.” (Oakley, Salazar, 93, ps. 25 y 41
En su momento fue un gran aporte el reconocer que en América
Latina la violencia es estructural y que sus diversas manifestaciones
han tenido efectos devastadores en la población y, diría yo, en un
doble sentido sobre la niñez, por los que recibe la niñez directamente
y por los que reciben quienes interactúan con los niños y niñas.
135
E hizo una serie de investigaciones para demostrar las diversas
formas en que se genera y se expresas la violencia. Una de ellas fue
con la Universidad Pedagógica Nacional, en la cual se analizaron las
prácticas educativas, y en la cual destacó que:
“Dada la estructura autoritaria de este Hogar Infantil, por lo
menos hasta agosto de 1983, a las jardineras no se les había
dado oportunidad de reflexionar sobre las mismas metodologías
pedagógicas que se imponen a los niños. Su práctica en educación
preescolar es empírica; muchas de las jardineras son autodidactas
si se quiere, y conocen poco acerca de las diferentes teorías sobre
el desarrollo del niño. Se aplican los criterios de disciplina, orden,
atención, impuestos por la antigua directora. Reflejo de métodos
tradicionales, todo ello reposa en la concepción de que el niño
debe desarrollarse dentro de la inmovilidad y el silencio, y sobre
la extraña idea de que el niño debe mantenerse en una posición
determinada para que se beneficie de la educación.” (Salazar,
93, p.)
La narración de estas prácticas y las conclusiones del estudio ilustran
con claridad la comprensión que logró acerca de la importancia y
de la infancia y como decía, de la relación que tiene su atención
con procesos sociales generales de mucha significación para un
país. Dimensione que siguen vigentes cuando por ejemplo hoy
sabemos que una de las tensiones en el campo de la primera
infancia relacionada con la educación inicial, es evitar que después
de posicionar la necesidad de garantizar como dice la Ley 1098 de
Infancia y adolescencia, desarrollando el principio constitucional del
interés superior del niño, en cuanto a que el derecho al desarrollo
junto con la salud y la nutrición son impostergables, y por lo tanto
debe garantizarse no solo desde los 5 años, sino que debe un ciclo
del sistema educativo que cubra a todas y todos los menores de
8 años. Ahora debe protegerse la educación inicial de que no se
le aplaste con modelos pedagógicos que han demostrado sus
bajos resultados en la educación primaria, como se evidencia en la
investigación María Cristina Salazar y tal como lo ilustraba uno de
los ponentes en éste panel.
Para la educación, como lo es para la violencia, para la pobreza, para
la promoción del desarrollo, etc, para mencionar solo algunos de los
temas referidos en las páginas anteriores, es vital que logre garantizar
la educación inicial pero que se haga con base en la centralidad en
el niño, en su actividad, en la participación directa, en la lúdica y se
desarrollen de manera flexible, contextuada y pertinente.
En CINDE nos estamos esforzando por contribuir a fundamentar
iniciativas que contribuyan a hacer realidad estas implicaciones del
conocimiento que ya se ha generado. Por ejemplo, se ha desarrollado
desde nuestra Regional en Manizales los programas Niños y Niñas
y el de Jóvenes, Constructores de Paz. Estamos participando en
el Grupo Internacional de Reconciliación y Construcción de Paz.
Hemos adelantando una serie de proyectos y de investigaciones
relacionadas con la participación infantil, adolescente y juvenil. Y, un
136
trabajo en generación de innovaciones para el trabajo con la primera
infancia y la familia, con las instituciones que interactúan con ellas,
así como de apoyo a la formulación de políticas y programas para
hacerlo a nivel nacional y territorial en Colombia y en otros países.
En estos procesos hemos aprendido que ocuparse del tema de las
relaciones entre niñez y violencia es clave para cualquier sociedad
contemporánea, pero aún más vital para Colombia. En el imaginario
popular del país se ha generalizado la idea de que la cesación del
conflicto va a resolver el problema de la violencia. Y, la historia de
Colombia, con experiencias tan dramáticas como las del Siglo XIX, o
de la violencia de los años 50 del Siglo pasado, no ha comprendido lo
que muestra la investigación contemporánea sobre las sociedades
afectadas por un conflicto. Y, es que el post-conflicto, cuando se
maneja inadecuadamente –lo cual incluye no prepararse durante
el conflicto-, puede afectar negativamente la vida de la población,
incluso más que en el período del conflicto propiamente dicho. Por
tanto, desarrollar la línea de reflexión en cuanto las relaciones entre
violencia y niñez a la que contribuyó de manera tan significativa
María Cristina Salazar, es uno de los puntos que la Cátedra Orlando
Fals Borda debe resaltar.
Una segunda línea de pensamiento que cubrió una parte importante
del quehacer intelectual del profesor Fals es el tema de lo territorial
y la descentralización. El proceso de ordenamiento territorial del
país al cual tanto buscó contribuir y el de profundizar y cualificar
la descentralización en vez de reversarla, son asuntos que tienen
mucho que ver con la niñez.
En el país se ha iniciado un proceso animado por la Procuraduría
General de la nación, el ICBF y UNICEF, con apoyo de varias
organizaciones de la ALIANZA POR LA NIÑEZ COLOMBIANA, para
revisar con gobernadores y con alcaldes el contenido de los planes
de desarrollo en lo referente a niñez. La articulación del trabajo de
María Cristina Salazar en niñez con los desarrollos del Profesor Fals
en lo local y en la construcción cultural de lo local, ofrecen una vena
de análisis muy prometedora para contribuir a que el país avance
en ambos temas.
Y, la tercera línea de pensamiento con la que cierro estas reflexiones
es respecto al tema de la participación, también motivo de
constantes preocupaciones de los dos. Hemos comprendido que
en la sociedad contemporánea, particularmente en un momento de
recesión como el que estamos viviendo, es indispensable además
escuchar la voz de todas y todos, hacerlo con la de niños y las niñas.
Pero no para recuperar su voz y tomar decisiones que los adultos
queremos, sin considerar su interés. Sino, de manera que además
de escucharlos, propiciemos que se enuncien en la acción por la vía
de la palabra. Pues son tales tipos de procesos los que enriquecen
el potencial cultural para el buen trato infantil. El cual implica a su
vez que reconozcamos en los niños y niñas su carácter de sujetos
de derechos en ejercicio de estos, y por tanto de ciudadanas y
ciudadanos. Y, para ello, el pensamiento de los autores que nos
ocupan es un enorme aporte.
137
Bibliogafía.
ACOSTA AYERBE, Alejandro. (2008). Infancias, educación y desarrollo.
Unidad 2. Seminario infancias y género. PRIGEPP. FLACSO. Argentina.
ACOSTA AYERBE, Alejandro. (1993). El impacto de la deuda externa en
la niñez colombiana. Serie Documentos Ocasionales No. 13. CINDE.
Publicación conjunta de CINDE y Save The Children (UK). Bogotá, Abril.
CEPAL y UNICEF. (1981). Pobreza Crítica en la niñez. América Latina y
el Caribe. CEPAL y UNICEF. Compilador: Fernando Galofre.Impreso en
Calderón y Cía. Ltda.. Chile
Collier, Paul. (2007). The Bottom Billion. Why the poorest countries are
mailing and what can be done about it. Oxford University Press. New York.
Cornia, Giovanni Andrea; Jolly, Richard y Stewart, Frances. (1987). Ajuste
con Rostro Humano. Protección de los grupos vulnerables y promoción
del crecimiento. Siglo XXI de España, Editores, S:A. Closas-Orcoyen, S.L.
Polígono Igarza Paracuellos del Jarama, Madrid.
FALS BORDA, Orlando. (2008). GLOBALIZACIÓN Y SEGUNDA REPÚBLICA.
En publicación: Cuadernos del pensamiento Crítico Latinoamericano no.
7. CLACSO. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Publicado
por Le Monde Diplomatique, España. Septiembre. Disponible en: http://
bibliotecavirtual.clacso.org.ar/libros/secret/es/fals.pdf
FALS BORDA, Orlando.
(2001). Kaziyadu: reciente despertar del
ordenamiento territorial. Ediciones desde Abajo. Bogotá.
Jolly, Richard y Cornia, G Andrea. (1984). Efectos de la recesión mundial
sobre la infancia. Estudio especial del UNICEF. Siglo Veintiuno de España.
Editores S.A. Closas-Orcoyen, S.L. Polígono Igarsa, Paracuellos del Jarama,
Madrid.
Krugman, Paul. (2009). The return of Depress on Economics and the crisis
of 2008. W.W. Norton&Company. INC. New York.
MUSTARD, Fraser. (2203). Desarrollo infantil inicial: salud, aprendizaje
y comportamiento a lo largo de la vida. En: . ICBF, DABS, UNICEF, Save
The Children Reino Unido y CINDE. Primera infancia y desarrollo, el
desafÍo de la dÉcada. ACOSTA AYERBE, Alejandro y BOTERO MORENO,
Patricia (Coordinadores Edición). Memoria del Primer Foro Internacional
CARGRAPHICS. Bogotá.
OAKLEY, Peter; SALAZAR, María Cristina. (1993). NIÑOS Y VIOLENCIA. El
caso de América Latina. Save The children Fund. Uk, Tercer Mundo. Bogotá.
1993
SALAZAR, María Cristina. (1993). Educación preescolar: la definición social
de la primera niñez. En Controversia. CINEP. Bogotá.
138
139
140
Comité Cátedra Latinoamericana
Orlando Fals Borda
Hugo Zemelman Merino - (Chile – México)
Sociólogo y abogado. Director de Instituto de Pensamiento y Cultura en
América Latina, IPECAL. México.
Aníbal Quijano - (Perú)
Sociólogo, director del Centro de Investigaciones Sociales (CIE), Lima,
Perú.
Antonio Elizalde Hevia - (Chile)
Sociólogo, Rector Emérito de la Universidad Bolivariana de Chile,
Director de la Revista Polis.
Carlos Tünnermann Bernheim - (Nicaragua)
Abogado y educador, miembro del Consejo de Administración de
la Universidad de las Naciones Unidas (Tokyo) y del Club de Roma,
Presidente del Consejo Centroamericano para la Acreditación de la
Educación Superior (CCA) y Sub-director de la Academia Nicaragüense de
la Lengua.
Alejandro Acosta Ayerbe - (Colombia)
Director regional Bogotá, Profesor Doctorado Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud. Convenio Universidad de Manizales- CINDE.
Normando Suárez - (Colombia)
Sociólogo, Profesor en sociología Universidad Nacional de Colombia.
ISBN 978-958-651-490-3
2009 © Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD
Vicerrectoría de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria
Cátedra Latinoamericana Orlando Fals Borda
Comité Editorial:
Vicerrectoria de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria
Diseño y Diagramación:
Mauricio Quintero Castillo
Todos los derechos reservados.
2
Agradecimientos
El Rector y la Vicerrectora de Desarrollo Regional y Proyección
Comunitaria de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD,
agradecen al comité científico de la Cátedra Latinoamericana Orlando Fals
Borda por su comprometido esfuerzo en la construcción de pensamiento
social para crear futuros posibles en América Latina; a Becky Sanz de la
Rosa y Normando Suárez, discípulos del Maestro Fals, quienes recogiendo
sus semillas han apostado firmemente por el florecimiento de sus ideas,
a Héver Míguez cuidador de la siembra, a Víctor Jiménez quien recopiló
y trazó la ruta para la publicación de estos textos inéditos, al equipo de
la Vicerrectoria de Desarrollo Regional y Proyección Comunitaria, en
cumplimiento de la Secretaría Técnica de la Cátedra y, por supuesto, al
Maestro quien nos sigue regalando “sus destellos desde el limbo”.
3
Contenido
Presentación.
5
Prólogo.
7
Desafíos desde el presente potencial en Colombia y América
Latina
Hugo Zemelman.
13
Colonialidad del Poder y Subjetividad en América Latina
Aníbal Quijano.
31
ORLANDO FALS BORDA: Utopías Presentes y Futuros
Posibles del Ordenamiento Territorial y El Desarrollo
Regional
Normando José Suárez Fernández.
51
América Latina: Identidad y Diversidad Cultural.
El aporte de las universidades al Proceso Integracionista
Carlos Tünnermann Bernheim.
79
La utopía profunda de Abya Yala: la visibilización de los
invisibles
Antonio Elizalde Hevia.
101
EFECTOS DE LOS MODELOS DE DESARROLLO SOBRE LA
NIÑEZ Y LA JUVENTUD
Alejandro Acosta Ayerbe.
123
4
Presentación
La Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, hace entrega
del libro “Perspectivas del Pensamiento Latinoamericano”, como parte
del compromiso institucional que caracteriza a nuestra comunidad
académica, de compartir las experiencias generadoras de aprendizajes
significativos, cuyo valor radica en el proceso de interpretación a
partir de teorías y en la búsqueda de sentido desde la cultura, con sus
determinantes históricos, sociales, políticos y económicos.
Es preciso evocar los primeros ejercicios de reflexión que la UNAD
ha venido trabajando durante sus 28 años de existencia en torno a
la responsabilidad de la universidad y su inmersión en los contextos
sociales. Acompañada siempre de ilustres intelectuales, líderes del
pensamiento social en América Latina, convocó a un primer debate en
diciembre de 1993 en el Primer Congreso Universidad y Marginalidad;
allí estuvieron presentes Antonio Elizalde, Alejandro Acosta, Andrés
Franco y Jairo Chaparro. El encuentro confirmó la misión de la
Universidad, trazada hacia la búsqueda de sentido e identidad cultural
en forma vital, práctica y ética, con sus estudiantes en interactuación
con el contexto histórico, principios sustantivos que hoy son vigentes
en el Proyecto Académico Pedagógico y Solidario de la Universidad
Nacional Abierta y a Distancia, fundamentado en el pensamiento del
nuestro recordado maestro Miguel Antonio Ramón Martínez.
Esta búsqueda se ha traducido en acciones que conducen a la
generación de conocimiento y capacidades que potencian la vida
en comunidad y despliegan capacidades productivas propias de
todo ser humano promoviendo un pensamiento democrático, crítico
y participante. Se asume con clara intencionalidad la incorporación
del componente regional para el desarrollo de una gestión responsable
articulada de acuerdo con los multicontextos socioculturales, y es una
de las 8 zonas en las que se organiza la UNAD, la que instala el Foro
sobre este componente que agregue valor a la apuesta que tiene la
Universidad.
5
Surge así el desarrollo del primer encuentro de reflexión sobre este
tópico de interés denominado “Construcción del conocimiento y
Desarrollo Regional realizado el día 16 de junio de 2006 en la Zona Centro
Bogotá Cundinamarca, en el marco de la celebración de los 25 años
de la Universidad. La discusión permitió ahondar en el tema de región y
su construcción a partir de la articulación sistémica de actores en redes
sociales organizadas. Nos acompañaron entre otros intelectuales, los
doctores Normando Suárez, Francisco Cajiao y Jairo Chaparro. Como
uno de los legados más interesantes de este encuentro, fue la dinámica
generada de discusión permanente en el tema de regionalización a nivel
nacional a través de Foros de Configuración Regional. Se constituyen
mesas en las zonas para abrir el diálogo con expertos en temas como
ordenamiento territorial, autonomía regional, planes de desarrollo local,
entre otros, dinámicas que actualmente se mantienen y enriquecen con
el ejercicio investigativo de mapas de conociemiento regional.
El primero de Marzo de 2007 fue invitado el Doctor Orlando Fals
Borda por la Universidad para proponerle la instalación de la Cátedra
Latinoamericana que hoy lleva su nombre. Se propuso la cátedra
como el espacio abierto de encuentro para “la reflexión, el debate
democrático de ideas, la elaboración de propuestas, el establecimiento
del libre intercambio de experiencias y la articulación de acciones en
los distintos ámbitos de actuación de la Universidad Nacional Abierta y
a Distancia, UNAD”.
La apertura de este diálogo, se concretó nacional e internacionalmente
con el primer Foro Latinoamericano El Compromiso de la Universidad
con el desarrollo Humano y Social, durante los días 10,11,y 12 de
Septiembre de 2007 donde se posibilitó el debate académico
sobre los temas de desarrollo regional y sus componentes con la
instalación y primera versión de la Cátedra Latinoamericana Orlando
Fals Borda, empoderándose el concepto de proyección social como
una responsabilidad de intercambio y construcción de saberes con
las comunidades. Se constituye allí el comité científico de la Cátedra
con intelectuales representantes de los países amigos: los maestros
Antonio Elizalde y Manfred Max Neef de Chile, Carlos Tunnermann de
Nicaragua, Normando Suárez, Miguel Ramón y Alejandro Acosta de
Colombia.
El pasado Noviembre de 2008 se realizó la segunda versión de la
CLOFB, consagrada In Memorian al Maestro Fals con el nombre Utopías
presentes y futuros posibles: Pensamiento y prácticas sociales para un
nuevo continente. En está contamos con la presencia y participación de
infaltables compañeros de trayecto como los maestros Antonio Elizalde,
Normando Suárez y Alejandro Acosta Acosta, sumándose además al
Comité Científico los maestros Hugo Zemelman y Aníbal Quijano, todos
ellos artífices de esta joya, patrimonio académico del pensamiento
latinoamericano que sin duda alguna será un apoyo teórico para la
recuperación y hallazgo intelectual en América Latina.
La reflexión y el debate continúan. Haciendo uso de la mediación virtual,
la UNAD y la Cátedra Latinoamericana Orlando Fals Borda, construyen
insumos en torno al legado del Maestro en temas de ordenamiento
6
territorial, crisis económica, investigación acción participativa,
comunicación alternativa y pensamiento social latinoamericano. Los
invitamos a caminar y construir en comunidad.
La UNAD, entrega así, un producto de valor incalculable, con el orgullo
de haberse sostenido en el esfuerzo y con el compromiso de seguir
generando estos espacios de construcción intelectual.
Jaime Alberto Leal Afanador
Rector, UNAD
7
8
Prólogo
He encontrado con sorpresa en diferentes culturas la premisa de “la
palabra caminada” queriendo significar con esto, que no es suficiente
decir, que es necesario actuar en consecuencia. Los autores que hoy
nos hacen entrega de este maravilloso libro, hacen parte de los, no
muchos, intelectuales de América Latina que pueden con orgullo ser
una referencia de la “palabra caminada”. Este material da cuenta de
las subjetividades que tejidas nos permiten mostrar un pensamiento
latinoamericano, una referencia a la presencia y la reflexión sentida de
cada uno de los intelectuales, para encontrarse efectivamente con “la
América Latina caminada”, sentida, proyectada y comprometida con
el futuro.
El nombre de este libro es Perspectiva del pensamiento social
Latinoamericano, que hace justicia a la pléyade de intelectuales que
con sus propuestas entretejen el continente desde México hasta Chile
y que, en lo que podríamos llamar análisis paradigmáticos, aportan de
manera significativa sintetizando la experiencia reflexionada de mitad
del siglo 20 como un regalo para enfrentar el nuevo milenio.
Los lectores tendrán la posibilidad de: partir de los aportes del sociólogo
Hugo Zemelman que, siendo chileno, desarrolla una gran parte de su
trabajo en México, uniendo de punta a punta el continente; encontrarse
con la reflexión de Carlos Tünnermann quien recuperando hechos,
actores y realidades en toda América Latina, construye desde su
Nicaragua una mirada para redescubrir el continente; hacer una parada
en Colombia, donde Alejandro Acosta y Normando Suarez, desde el
Centro de América Latina y desde la lectura por las apuestas básicas
del Maestro Orlando Fals Borda, y visibilizando la idea del territorio, así
como una mirada crítica de los modelos de desarrollo; continuar con la
reflexión de Aníbal Quijano que desde el Perú deconstruye realidades
históricas, políticas y culturales que a partir de la lucha de los peruanos,
nos permite reconocer un país que, como los otros en el continente,
sufre desde la colonización procesos de des-nacionalización, desfragmentación, des-democratización y des-integración pero que
también es capaz de levantarse y hacer una propuesta totalmente
9
diferente para pensar una América Latina en este Milenio y hacia
adelante; y cerrar este viaje intelectual con Antonio Elizalde, quien
desde Chile plantea la posibilidad y la realidad de que grupos, aún
invisibles, puedan tener un espacio político, social y cultural en los
distintos escenarios de América Latina, señalando su emergencia en
el hecho de que hoy tengamos como presidentes en América Latina un
trabajador, un indígena y una mujer.
Partiendo de este escenario Latinoamericano, es posible establecer
también, algunas categorías centrales las cuales paseándose en un
mapa de ideas, de sentimientos y realidades culturales le permitirá al
lector, construir a partir del texto, logrando saltar de una parte del libro
a la otra, pero también, resaltando, recreando y potenciando estas
categorías encontradas entre los artículos y entre los textos que se
escribieron.
La primera y más evidente es la categoría de identidad, que todos
recogen como fundamental y como estructurante, que al comprenderla
como un detonante y a la vez un contenedor, dibuja caminos hacia la
reconfiguración de nuevas democracias, solidaridades y subjetividades
y, de alguna manera, la única posibilidad de configurarse como sujeto
histórico a partir del reconocimiento.
La identidad como categoría fundamental, se mueve en contextos
diferentes, reconstituye las personas, pero por supuesto explica dando
contexto a la realidad histórica de los pueblos y, si es parte de la
comprensión de la problemática realidad que hemos vivido, es también
parte sustantiva en la realidad que queremos vivir.
De acuerdo con lo anterior, podemos plantear como una categoría
mayor la comprensión histórica de nuestra realidad, como esa que
viene siendo, que no se constituye en eventos aislados, como esa
historia que se construye de manera particular en cada contexto y
que magistralmente señalan todos nuestros autores. En esta idea de
“ir siendo” se definen asuntos que están por resolver, como deudas
que debemos comprender para pararnos como sujetos históricos
latinoamericanos y asumir con voluntad el futuro. Estos asuntos sin
resolver, estos vacios históricos, todavía no resueltos, producen
sociedades fragmentadas, desestructuradas, desnacionalizadas, que
naturalizan la pobreza, el analfabetismo, la miseria, el conflicto, el
desplazamiento, entre otros. Recogiéndose un absoluto acuerdo en que
hay que desnaturalizar esta situación que se constituye históricamente
a partir de identificarnos como latinoamericanos, como afros, como
colonos, como campesinos y como ciudadanos al, como dice Aníbal
Quijano, reorganizar la experiencia y la subjetividad.
Se evidencia pues, una perspectiva histórica, comprensiva y critica pero
no lastimera, quitando el énfasis en la producción o en las competencias,
para poner el acento en la subjetividad y la experiencia humana como
la principal posibilidad de refundar y reestructurar.
Otra categoría para navegar en los textos que aquí compilamos es, la que
podríamos denominar herramientas de transformación, proponiendo
conceptualizaciones o acciones que ubicadas históricamente pueden
10
partir del sujeto y terminar en procesos político/administrativos
específicos, como en la apuesta de ordenamiento territorial que
desde el maestro Fals Borda recupera el profesor Normando Suárez
o los escenarios académicos, universitarios, que presenta el profesor
Tünnermann al retar a la institución universitaria en América Latina.
Los y las invitamos a navegar por estas páginas que además de ideas,
categorías y reflexiones de muy alto nivel, tienen entre sus líneas una
muy importante carga de afecto por nuestros pueblos y de compromiso
con un futuro más digno, solidario y democrático para nuestra América
Latina.
Claudia Patricia Toro Ramírez
Vicerrectora de Desarrollo Regional y
Proyección Comunitaria, UNAD
11
12
Desafíos desde el presente potencial en
Colombia y América Latina
Hugo Zemelman
13
14
En lo que respecta a la relación entre el proceso de formación y
otros aspectos en el contexto latinoamericano, mis referencias
tienen su origen en algunos países. Los siguientes planteamientos
no necesariamente serían aplicables a algunos de ellos; ustedes
como colombianos se encargarán de confrontar con su propia
realidad, en cuanto sientan que les pertenecen.
Hay que partir de una premisa de orden general: estamos viviendo
un momento de tránsito hacia algo desconocido. Se presenta un
cambio de la situación, donde las ideas estaban relativamente
claras, donde se pensaba con optimismo, con convicción y desde
donde se permitió el surgimiento del pensamiento crítico y a la vez
pro-positivo, correspondiente a un momento de victoria; cuando el
pensamiento en general, incluyendo el de las ciencias naturales,
pero especialmente el de las humanidades, se organizaba a partir
de premisas que llevaban a un optimismo obligado. Estas premisas
eran la condición para que la sociedad humana avanzara en torno
a la Ley del Progreso Histórico. En este marco surgieron una serie
de visiones de futuro, entre las que podemos contar a las utopías.
Desde este punto fundamental se generaron construcciones teóricas
e ideológicas, a veces confundidas, que apostaban a lo inevitable
del futuro como la expresión de algo mejor; fue el momento de las
teorías del cambio social, de tránsitos o transiciones a una sociedad
mejor. Desde allí también surgieron n número de especulaciones
y de investigaciones concretas sobre obreros, sindicatos, partidos
políticos, campesinos, clase media, transformaciones del estado,
reflexiones de la democracia creciente y democratización de la
democracia, en fin, el pensamiento optimista de Paulo Freire
con respecto al valor de la educación como un mecanismo
emancipatorio; se presentó el momento de pensar el futuro como
algo inevitable, que la sociedad humana obedecía a leyes y el
desafío, por lo tanto, era intelectual, y que consistía en conocer esas
leyes para poder influir sobre ellas en el devenir social; esto fue el
gran siglo XX.
15
A partir de los grandes procesos revolucionarios europeos de
comienzos de siglo, que se iniciaron con la Revolución Rusa en
el año 1917, se reprodujeron una serie de movimientos en Asia,
África y América Latina, que dieron lugar a una serie de proyectos
y de emergencias sociales importantes que hacían parte de este
optimismo histórico: fueron los proyectos revolucionarios, los
proyectos de liberación, los proyectos nacionalistas. Es el gran
momento del estado benefactor en América Latina.
El estado se transformó en el actor económico y cultural, y fue el
momento de la creación de universidades, de la aparición de la prensa,
de la formación de partidos, de sindicatos, de personas electorales,
del gran gasto social de inspiración keynesiana; fue el momento del
surgimiento de una inteligencia que apareció comprometida con
sus países en torno a una idea central: el proyecto de nación. Eso
se terminó en muy poco tiempo; la etapa histórica y lo que haya
permitido la inteligencia crítica desde su estado académico, que
aparece construyendo un pensamiento comprometido, a la postre,
resultó falso.
Esto ocurrió porque se estimaba que eran premisas indiscutibles,
resumen de la idea de progreso histórico, que no resultó, y de la
cual se comenzó a dudar y, en su lugar, se empezó a problematizar
la idea de que la historia era un gran actor en sí mismo, como una
entelequia aristotélica, como el actor supremo de la propia historia;
que los hombres eran espectadores de sí mismos, y que bastaba
con conocer las leyes. Esto se convirtió en un ethos, que influyó
fuertemente en la intelectualidad y en la clase política comprometida
con políticas de cambio. Se dio entonces lugar a una serie de
procesos de cambio social, que caracterizaron los años cincuenta,
sesenta y setenta, en muchos de los países del continente.
Una situación histórica que no se ha terminado de entender para
tratar de explicar este continente es que, a partir de una serie de
situaciones concretas “de la revolución rusa, de los procesos
revolucionarios de Europa del Este, los movimientos nacionalistas
emancipatorios africanos y asiáticos y la revolución cubana”, se dio
lugar a un fenómeno que aparecía como natural: el capitalismo de
bienestar.
Este tipo de capitalismo tuvo inspiración teórica en los grandes
economistas europeos, entre los que se destaca a Keynes. En esta
forma apareció un posible engaño histórico, porque el capitalismo
fue tomando una forma benéfica, como regulador del mercado y
de la discusión del ingreso. El capitalismo de la inversión extranjera
impulsó gastos sociales en salud, educación, cultura; generó el
momento propicio para la creación de las grandes universidades del
continente, que comenzaron a operar en muchos lugares con gasto
público; fue el momento de las grandes inversiones en infraestructura
y en industrias de capital.
El desarrollo hacia dentro ha sido teorizado por mucha gente de
nuestro continente, como el economista brasileño Anibal Pinto y el
16
chileno Raul Prebisch, el primer Secretario Ejecutivo de la Comisión
Económica para América Latina, CEPAL, que desarrolló la llamada
teoría centroperiférica. Este fue el momento en el cual se dio el
auge de la teoría de la dependencia, como lectura de un proceso
de crecimiento histórico donde el actor fundamental era el sector
público.
El capitalismo keynesiano, o de bienestar, obedecía a un hecho
histórico que no fue suficientemente analizado en su momento,
porque había que obedecer al hecho de responder a la emergencia
que comenzó a darse en todos los países del mundo. Con la
revolución bolchevique y el proceso de las revoluciones posteriores,
incluyendo la revolución cubana, cabía el riesgo de que comenzara
a emerger un movimiento social de carácter internacional con
posiciones ideológicas anticapitalistas.
La crisis económica financiera que estamos viviendo hoy día en
Wall Street, ya se había dado antes, la más grave ocurrió en el
año 1929. La situación debía ser manejada con cuidado para que
la crisis económica no se transformara en crisis política. Las crisis
del capitalismo que se manifestaron durante mucho tiempo aún
continúan, estaban creando cesantías, marginalidad, inseguridad,
falta de perspectiva a un contingente importante de la población
del mundo; población que podía transformar esa crisis económica
en un problema político al afiliarse a movimientos o proyectos
anticapitalistas. El capitalismo keynesiano que dominó casi todo el
siglo XX fue la respuesta a este riesgo político.
Sería cosa de revisar los textos de Eric Hobsbawn en “La Breve
Historia del Siglo XX”; ¿Que pasó en el siglo XX? Ese modelo
alternativo al capitalismo había inspirado movimientos de cambio,
movimientos revolucionarios, movimientos de liberación y
movimientos nacionalistas de carácter populista como en el Brasil.
Al mismo tiempo en América Latina se dieron políticas desarrollistas
con gran intervención del Estado, hasta el momento de colapsar. A
partir de esta situación se eliminó el riesgo y el peligro; a partir de
ese momento lo que había sido la lógica de crecimiento económico
capitalista, la ley de la concentración, la ley de la centralización, la
ley del lucro decreciente… y la desregularización para hacer eso
posible, volvió a tomar su espacio. A finales de los ochenta, para
fijar una fecha arbitraría, comenzó de nuevo a recuperarse su
verdadero rostro y comenzaron las políticas de desregularización,
de privatización y de apertura de las fronteras: la globalización.
Ese fenómeno no es nuevo, viene desde el siglo XIX. En los primeros
años del siglo XX, entre 1908 y 1915, había sido analizado en el
plano económico y financiero, en las universidades, los institutos
de investigación económica, en la transnacionalización del capital
y la división internacional del trabajo. Se facilitó por la reducción
económica, donde una gran empresa podía descentralizar las
distintas fases de su producción por razones técnicas en distintos
lugares del mundo, donde los costos fueran menores.
17
Surgió el factor de la maquiladora, fase del proceso de producción
que no pudo ser sustituído: la mano de obra. Se descentralizó el
sector productivo y comenzó en esa fase a acomodarse en los
países en donde la mano de obra era ínfimamente más barata que
en los países centrales, como fue el caso de México y, también, de
algunos países africanos.
Esta situación se acompañó con otro fenómeno con el que se ha
pretendido confundir: la desregulación del capital ante el riesgo de
su propia crisis, que llegó a transformarse en fenómeno político.
El problema político se acompañó de la revolución tecnológica,
referida a la informática; entonces, ambos procesos que tienen
ciertas dinámicas independientes pero que se vinculan entre si, se
han confundido con el gran concepto de la globalización.
Me interesa destacar que en el proceso tecnológico, lo que se llamó
la innovación tecnológica ha subido en la ecuación de la dinámica
económica del capital, produciéndose una simetría entre los dos
grandes factores que de alguna manera deben tenerse en cuenta
en un desarrollo económico: el factor trabajo y el factor capital. La
tecnología permitió algo que era previsible a fines del siglo XIX: que
el capital prescindiera de la mano de obra gracias a la innovación
tecnológica; esto generó un proceso productivo con una población
económicamente activa cada vez menor - como sigue siendo el
proceso -.
En este momento se comenzaron a presentar cosas curiosas: Subió
la curva del producto bruto interno o la tasa de crecimiento de un
país y paralelamente se dio el inverso en la baja del empleo. La
revolución tecnológica tuvo otro efecto, puesto que hizo complejo
el factor trabajo en el sentido de que lo estratificó en la población
económicamente quieta, de una manera no prevista hasta ese
momento, y comenzó un nuevo modo de colocarse en el proceso
productivo, como es lo que deberíamos llamar el proceso de
descentralización a través de las subcontrataciones.
¿Quién es el obrero de esa industria? Ellos lograron un fenómeno
ideológico y teórico: un individuo que era empleado de una
textilera no se sentía obrero, sino pequeño empresario textil, pero
de hecho era obrero y ese fenómeno jurídicamente dio lugar a
otras subcontrataciones, donde el obrero o empleado no tenía una
relación con la empresa con la que realmente trabajaba, sino con
un señor que trabajaba para la empresa y que no era propiamente
el productor del bien, sino un intermediario entre la población
económicamente activa y la empresa.
Estos son los fenómenos que estamos viviendo: parte de la
población económica activa sufrió consecuencias inevitables,
hay recomposiciones de tipo ideológico, pérdidas de identidades,
se produjeron crisis de las organizaciones sindicales y políticas,
la clase política dejó de ser representativa de algo -dejó de tener
discursos ideológicos coherentes-, los partidos ya no representaban
nada o representaban todo que es lo mismo que nada, se produjo
una atomización de la población que estuvo siendo estimulada por
18
esta lógica económica y a la vez se produjo una disminución de la
participación del Estado como el gran regulador.
Estamos viviendo un momento coyuntural enorme. Aparecieron
los primeros síntomas con la crisis financiera y ahora se están
transformando; dejó de ser una crisis financiera con liquidez y
comenzó a hacer una crisis la economía real. Estamos viviendo ese
síntoma, pero lo que se está enfrentando es un problema mucho
más profundo, un cambio en el esquema teórico ideológico de lo
que es el capitalismo del siglo XXI.
El fenómeno hay que procesarlo teóricamente. No es el capitalismo
manchesteriano que analizó Marx en el siglo XIX, ni es el capitalismo
de comienzos del siglo XX, ni es el capitalismo de Keynes; es un
capitalismo mucho más complejo que va a necesitar, probablemente,
como podría ser el caso de las políticas de Obama en Estados
Unidos, de un regreso a ciertas formas de inclusiones en una lógica
de aceptación, más allá de las exclusiones estructurales.
Este es un punto sobre el cual no se puede decir la última
palabra porque estamos viviendo una transformación del modelo
económico. No es simplemente una crisis normal, una crisis de la
industria automotriz o la industria del acero.
En este momento, la crisis China se está reproduciendo de manera
brutal; en este país el crecimiento, al momento, es de un 12 a un 8 %
de su crecimiento anual; si los chinos crecen menos de un 8% van
a empezar a tener problemas políticos entre sí. En América Latina
hay países que crecen al 2% como es el caso de México -o el 1,5%
para el año 2009-; y si hablamos de cifras de 8% en el caso de China,
se creería que está en un momento espectacular, pero tomando
como muestra 1.300 millones de chinos, el 8% no es suficiente.
Parece que están contrayéndose porque la prensa publicaba sobre
los USD 1.600 millones que los chinos pusieron keynesianamente;
estimulación de la demanda interna de los 1.300 millones de chinos
para que puedan mantener la capacidad de importación de aquellas
industrias de otros países que viven de las exportaciones a China.
Se viene dando una crisis del modelo con incalculables
consecuencias. No existe una suma en dólares que se pueda
aplicar para salvar el banco, o salvar la industria. El modelo en crisis
necesariamente debe enfrentarse en los planos teórico e ideológico,
aunque eso está por verse… Estamos recién empezando la fiesta, el
baile no se sabe cómo va a terminar. Lo que si debe preocuparnos
es el papel que cumplen los países de América Latina.
Los países de America Latina se han convertido en mercados, pero
su transformación puede producir situaciones graves a causa de la
lógica económica. El punto es importante y no se sabe hasta dónde
pueda ser susceptible de corrección de acuerdo con las nuevas
políticas de intervencionismo estatal que ya se están dando en la
Unión Europea, en Japón, probablemente en los países asiáticos y
en los Estados Unidos.
19
La lógica que se debe entender es la relacionada con la reproducción
del capital, si no la comprendemos, no podemos entender ni la
educación ni la cultura. Esta lógica supone algo elemental como es
el valor agregado, factor sin el cual no puede darse la reproducción
del capital. El valor agregado es la capacidad que tiene el capital
de invertir para mejorar la calidad de su producción a través de
innovaciones tecnológicas; si no es capaz de hacerlo pierde el
mercado, es desplazado por otro producto. El valor agregado debe
ser pagado por el propio capital que se está reproduciendo y por lo
tanto aumenta sus costos hasta el punto que por el alto precio de
venta del producto no lo puede comprar nadie.
¿Cómo se enfrenta esta situación dentro de esta lógica de
reproducción del capital? Con la masificación de la producción.
Cuando se aumenta el volumen de producción se abaratan los costos
por unidad, pero para aumentar el volumen de la producción se
tiene que aumentar el tamaño de la oferta, y no se puede multiplicar
el volumen de la producción sin contar con los mercados pequeños.
Esta lógica hace algunos años comenzó a operar como integración
regional, es la más clara expresión de lo que estoy diciendo.
La Unión Europea es quizá la que mejor funciona, en América Latina
lo estamos viendo. Los Tratados de Libre Comercio apuntan a eso,
a multiplicar la masa de consumidores para que el valor agregado
pueda tener un costo que no se parezca al precio de venta, que
siempre se encuentre un comprador.
La masificación de los mercados no sólo es un problema económico
y financiero, mirado desde esa lógica sus consecuencias se van
manifestando. Es el caso de como el tema vinculado a la educación
comienza a disolverse, así como el concepto de sociedad nacional
y el sentido de país. Se deja de hablar de proyecto de país, se van
debilitando las referencias colectivas, se provoca la liberación de
una crisis de identidad, los ciudadanos dejan de ser ciudadanos
con proyectos para transformarse en consumidores, la democracia
deja de ser un espacio público para convertirse en un conjunto de
administradores eficientes del mismo proyecto.
Como somos testigos de lo que acontece en Chile, donde las ideas no
cuentan, donde da lo mismo ser conservador que liberal o socialista,
porque están todos metidos y administran lo mismo, y la clase política
termina por diluirse, deja de tener personalidad política e ideológica,
se transforma en lo que en Chile se llama la clase transversal, donde
se puede pelear en la cámara o en el senado y después todos se
juntan a tomar te, a comer y a ponerse de acuerdo con el negocio.
El negocio es el proyecto que se administra desde el Estado y, por lo
tanto, lo que se termina por disputar no son proyectos de sociedad
sino quién administra el mismo proyecto. Esas consecuencias se
están repitiendo en distintos grados con particularidades nacionales
en todos los países de América Latina.
Este es un punto sobre el cual se debe ser muy cauteloso porque
abarca las particularidades nacionales que debemos tener en
cuenta; pero la lógica va para allá donde hay crisis de partidos
20
políticos, donde hay crisis de representación, donde el concepto
de ciudadanía deja de tener un contenido para recurrir a una
democratización que no es propia; un proceso que además, si
comenzamos a analizar con detenimiento en el ámbito del sistema
político, nos vamos encontrando.
No estoy hablando de cualquier país que no sea Colombia, quiero
ser claro en ese sentido. La democracia termina siendo un estado
de excepción. En la democracia también aparece el estado de
excepción, tal como lo priorizó en el año 1922 Karl Schmitt, autor
del libro La dictadura, y del planteamiento acerca del estado de
excepción, recientemente retomado, entre otros autores, por
Agamben.
El libro de las dictaduras anticipó lo que era el estado ideal político
del capitalismo altamente conservador. Estado de excepción es un
régimen que dicta leyes para justificar la no aplicación de las leyes,
donde la ilegalidad se legaliza y toma muchas formas, una de ellas,
la más conocida de todas es la llamada la delegación de jurisdicción
o delegación de atribuciones.
En este momento en muchos países del continente vemos que
los parlamentos constantemente están cediendo sus facultades al
poder ejecutivo y cada vez más el poder ejecutivo está delegando
sus atribuciones en una autoridad unipersonal, en la figura del
presidente. Estamos viendo presidentes que son verdaderos
monarcas constitucionales, pero a diferencia de las monarquías no
son reyes, son presidentes electos, que supuestamente gobiernan
con el congreso, tienen cámara de diputados y tienen senadores.
Lo que Schmitt llamó el estado de excepción no debe ser solamente
una preocupación exclusiva de los politólogos, este es un fenómeno
global en el sentido de que es un fenómeno económico y político
en el que se condiciona uno con otro y que desde luego está
teniendo consecuencias culturales, por lo tanto educativas y, por
último, psicológicas. Al ir conformando subjetividad en las personas,
procurando que acepte, que haga lo que sea aceptable, que sea
aceptable la inseguridad, la falta de perspectivas para el futuro, la
marginalidad, que sea aceptable todo, es decir, la naturalización de
la injusticia, de la pobreza, de la falta de derecho, la naturalización
de no estar incluido.
Ese es el problema, porque si no hubiese naturalización habría una
conciencia de lo que significa ser pobre, de lo que significa no tener
derecho, de lo que significa no tener inserción en la economía. Pero
en la medida que se naturaliza, se acepta que no se tiene derecho,
en ese momento empieza acuñarse un concepto como el de la
población que sobra.
En este momento el orden económico mundial lo está entendiendo
y de ahí la política del Banco Mundial, la política focal de la asistencia
a la pobreza a través de los respectivos gobiernos de los países que
están orientados a tratar a la gente que nunca va a tener el acceso
a la estructura económica, porque está excluida como la población
21
económicamente activa, como la gente que hay que atender con la
vieja política del emperador Julio Cesar: pan y circo; y como me lo
decía un colega: “No te preocupes por estos problemas, el problema
se puede resolver de una manera simple: que la gente no proteste”.
Suena muy interesante. Entonces hay que diseñar estrategias para
que la gente no proteste, para que la gente no haga preguntas,
para que la gente no adelante, para que todos se hagan pequeñitos
y entremos en la pedagogía bonsái: hombres bonsái, mujeres
bonsái, algo estéticamente armonioso; todos muy inteligentes pero
sin conciencia, sin voluntad, sin sueños, sin fuerza, sin capacidad
de pregunta. Todos aplastados por la lógica de la discriminación
que tiene muchas formas, la más conocida por todos es el
amedrentamiento, el miedo y la autocensura: ¡Cuidado no te
muevas porque te va ir mal!; y también está la lógica del zoológico,
es la lógica de los animales: no te metas en mi terreno porque si te
metes en mi territorio, te va ir mal. Quédate en el tuyo, como decían
los militares chilenos a la gente de las poblaciones; que sus hijos
protesten pero que protesten en su casa, que protesten frente a la
puerta de su casa, si se van a la casa contigua o si se van a la plaza
pública, lugares más transitados, después usted no reclame porque
no es responsabilidad nuestra que le pase algo a sus hijos.
Esa lógica en este momento es una lógica social generalizada de
legitimación de un cierto orden, de un simple orden, de un orden
que corresponde a un estado de excepción, que es el estado que
requiere la recesión del capital hasta hoy. De aquí para delante va
depender de cómo se arregle el paquete de la reflexión del capital y
los valores agregados.
Estamos como en el umbral de una situación por venir, que no
podemos anticipar cuál sea. Aquí es donde surge el problema que
de alguna manera quiero comentar, como punto de fundamental
interés: el gran problema que tenemos en este momento y que se
agudiza dentro del contexto económico y político es que América
Latina se está quedando sin cabeza.
Hay un proceso de capitalización colectiva que tiene como forma
conocida la estulticia hecha inteligencia, la estupidez colectiva, para
lo cual hay instrumentos inteligentes y eficaces como los medios de
comunicación de masas, los programas televisivos y mucha prensa
que apunta a eso, a lo bonsái: no piense, no se preocupe por el otro,
resuelva sus problemas familiares, en el mejor de los casos los de
sus hijos, de sus padres, de sus abuelos; pero los problemas del país
son incumbencia de otros, no moleste, no pregunte, no participe, no
se interese por la comunidad. Lo uno como consecuencia de lo otro.
Lo que se está naturalizando en los jóvenes es una suerte de
nihilismo acompañado de empatía con el desinterés por los demás,
de individualismo narcisista, como si creyeran que contemplando
su propio ombligo van a resolver el futuro. Lo único que hacen
es pintarse el pelo de todos los colores y vestirse de mil maneras
manifestando una rebeldía que no tiene perspectiva, una rebeldía
altamente conformista sin consecuencias sociales de ningún tipo.
Se estimula a la sociedad civil para que no funcione, a la ciudadanía
22
para que la gente no sea ciudadana, para repetir un proverbio chino
de Mao Tse-Tung: “Que crezcan las mil flores”, pero en el caso
nuestro que las mil flores sean secas, que no florezca ninguna.
De eso somos en gran medida responsables los intelectuales,
porque apenas nos estamos dando cuenta de esa decapitación.
Partimos de la base de que el continente no es que se esté quedando
sin ideas, sin discusión, sin teorización o sin información; se está
quedando sin pensamiento, lo que es diferente. Cuando hablo de
pensamiento, y estoy en presencia de gente preocupada por la
educación, lo reduzco a algo elemental de lo que es fundamental en
la historia del hombre: nos estamos quedando sin la capacidad de
hacer preguntas. ¿Cuáles? ¿Cuál?, son las preguntas que se están
haciendo los colombianos sobre Colombia, los chilenos sobre Chile,
los mexicanos sobre México; hablamos de América Latina como
una especie de abstracción total.
¿La clase política sabe lo que es América Latina? ¿Está interesada
en saber qué es América Latina? ¿Cuáles son las preguntas sobre
América Latina? ¿Cuáles son las preguntas que nos estamos
haciendo sobre nuestro contexto histórico cultural? ¿Eso es
pensamiento?
En este momento en las ciencias sociales no hay preguntas, en
educación no hay preguntas. La mejor demostración de la falta
de preguntas en el plano de la educación es la famosa lógica de
las competencias que no se si llegó a Colombia; allí el individuo,
la humanidad del individuo, es ser competente, y nadie sabe para
quién es competente, ni para qué se es competente y de qué se es
competente, como si el ser humano se agotara en la capacidad de
inserción laboral.
¿Y qué pasa con la revolución tecnológica que está transformando
el mercado constantemente? Hay que estar competentemente,
o sea que la vida se convirtió en una serie de carreras por la
competencia sucesiva. Una de estas carreras es insuficiente
porque un individuo debe insertarse no una sino muchas veces en
el mercado, porque el mercado le está exigiendo competencias
diferentes y lo está exigiendo de acuerdo con sus transformaciones.
Por esta lógica de reproducción es que el capital necesita cambiar
su estructura productiva y la población económicamente activa y las
competencias necesitan involucrarse en los cambios. Eso significa
que nos estamos quedando sin pensamiento, porque algo está
involucrado.
¿Qué pasa con el pensamiento en el continente? Nos estamos
quedando sin sujetos, desde un riesgo que se expresa por medio
de muchos síntomas, donde se destaca la subalternidad creciente,
reforzada por la falta de referencias colectivas. Los jóvenes
mexicanos preguntaban: “Díganos profesor, ¿desde qué colectivo
CLACSO, dedicado a la clase obrera, nos quedamos sin obreros, sin
objeto de estudio? Porque no hay más solidaridad, no hay sentido
de pertenencia colectiva”.
23
¿Qué son los roles que debemos cumplir: ser respetable, reconocido,
tener carrera, ser promovido, ganar más, pero ese es el rol?.
En este momento cuando se conversa con un profesor, no habla el
profesor, habla el rol profesor, el ingeniero, el médico, para tomar
cualquier profesión. No son ellos los que hablan, son los roles; por lo
tanto el pensamiento y lo que uno es como persona es lo que hace,
eso simplemente es la máxima expresión de ellos, es una adaptación
sin perspectivas a un orden de cosas que están cambiando y que
constantemente me están cambiando, por lo tanto si no tengo la
capacidad de entender el cambio de esa circunstancia me quedo
fuera de ella.
El anterior punto nos lleva a una cuestión central en esta discusión: a
partir de la idea de falta de referente colectivo y de carencia de visión
de futuro, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Si la realidad socio
histórica no obedece necesariamente a leyes como se creyó en mi
época, entonces, qué decir, si ya no tenemos la convicción, como
partía señalando de que el futuro está garantizado?, entonces ¿que
es el futuro? Si no tenemos la certeza de que la sociedad camina y
evoluciona sometida a ciertas leyes hacia un futuro mejor, entonces
¿qué es esa realidad? Esa es la pregunta que debemos hacernos
todos los días; hablamos de la realidad de la historia y, qué significa.
la palabra, la palabra realidad, la palabra historia y qué significa
la palabra ser sujeto en la historia, porque seguramente se puede
estar de acuerdo en alguna cosa: somos sujetos humanos, somos
personas, somos sujetos históricos, y todo eso ¿qué significa?, ¿hay
claridad?
Esa es la pregunta que hay que hacerse, no está claro y eso hay que
discutirlo en espacios académicos. Este es un problema, porque no
en todos los espacios académicos es un problema. Y si la mayor parte
de las universidades son simplemente fábricas sociales para formar
puros profesionales, pura lógica instrumental sometida a la lógica de
las competencias para ser un buen electricista o un buen agrónomo,
pero sin la capacidad de hacer una sola pregunta inteligente, de
¿cómo está la agricultura? o ¿cómo está la construcción?
Ahí no se están formando seres humanos, sino robots de Rolex, y en
esa dirección se impulsa a la universidad, como ha sido la propuesta
de la propia UNESCO y de occidente: terminar las universidades
y remplazarlas por institutos de altos estudios profesionales. El
concepto mismo de formación se reduce a la lógica instrumental
de un buen especialista. ¡Cuidado con los especialistas!, han dicho
los Alemanes hace mucho tiempo con experiencia, ha dicho Apel,
cuidado con los especialistas ha dicho Bloch, dos autores de mi
preferencia que desafortunadamente no son latinoamericanos.
Todavía no escucho pausas en algunos intelectuales, podría ser
Elizalde; que alguien diga alerta con los especialistas de Colombia.
En estos momentos en el Consejo Latinoamericano de Ciencia se
reúnen 6000 especialistas y uno se pregunta: ¿Dónde está la eficacia
de su producción? ¿Se hace sentir en algún lugar? ¿Dónde está?,
24
¿Qué están diciendo en sus respectivos países?, ¿Hay propuestas?
Los especialistas están financiados, tienen año sabático y jubilaciones
garantizadas y hacen lo que les plazca, porque las instituciones se lo
garantizan y ¿dónde están esos proyectos?, ¿hacia dónde apuntan?
Acabo de recibir una invitación para participar en Buenos Aires en
un Simposio sobre el Problema Metodológico, hay alrededor de
1500 temas, pero de todos ellos, es triste decirlo, pocos plantean
problemas. Pero es parte del debate: ¿hacia dónde están apuntando
estos navegantes de la inteligencia?, ¿hacia cualquier lado?, ¿hacia
dónde se está construyendo?, ¿qué se puede llegar a componer
como visión de continente?, ¿sobre qué articulamos todo este
conocimiento altamente especializado? Son las preguntas que
estoy haciendo. ¿Hay pensamiento especializado o solamente
información, o sofisticación técnica o manipulación de información?
El pensamiento no solamente es información, no solamente es
tecnología aplicada, es una visión de la tierra. Nos estamos quedando
sin pensamiento, sin una visión capaz de articular el conocimiento
de los especialistas.
Nos estamos quedando sin esa visión capaz de articular ese
pensamiento especialista, porque no tiene sentido articular, porque
estamos sin visión de futuro, porque no tenemos referente de
colectivo, porque no hay visión de país que construir, sólo administrar
y administrar. Muy poco nos importa en este sentido dónde hay un
cuestionamiento del pensamiento, dónde hay un cuestionamiento
del sujeto.
¿Qué sujeto hay en América Latina, qué sujeto se está formando?
¿Qué grado de compromiso tiene ese sujeto con su propia realidad
o solamente está comprometido con los libros? Se compromete
con los libros llamados estados de arte, es lo que se le exige a quien
cursa una maestría o un doctorado. Los señores que navegan en
los estados de arte no tienen ni la menor idea de lo que es su país,
ni le interesa. Le interesa la colección de títulos bibliográficos para
citarlos a pie de página, ojala en varios idiomas, pero no se hace
ninguna pregunta inteligente sobre su país.
Hay que decir algo en forma descarnada: ¿Por qué se hace
inversión? ¿Alguien hizo estructura? No podemos decir que nadie,
con pocas excepciones en este momento alguien discrepa. Los
stand académicos no están comprometidos en contestarse la
pregunta del contexto actual desde el quinto país, no es el caso de
Colombia. Entonces, ¿qué pasa con el hombre de América Latina?
Salta la premisa inicial, ¿si la historia no obedece a la ley entonces qué
es una construcción y quién construye la historia de los hombres?,
¿hay hombres constructores de historia en este momento? Esa
es la pregunta, ¿dónde se construye?, ¿En las grandes batallas?
También se construye desde la derrota. No es que se construya en
los grandes espacios reformados de la historiografía, se construye
desde la vida cotidiana, la de todos los días, al ejercerse un trabajo,
un pensamiento, al construirse una relación con otro se está
25
Esta afirmación está demostrando que esos expertos en América
Latina, que no son pocos, piensan así, se quedan sin pensamiento.
La pregunta es ¿Cuáles son los colectivos, si tengo una convicción
de país, una convicción de nación, dónde están esos colectivos
o esos sujetos sociales en los cuales se organiza con sentido
de trascendencia histórica un pensamiento? Este es un punto
fundamental, se ve en los maestros de México y de Chile; no voy
hablar de otro país donde viven en la anomia total en la parte afectiva,
donde cualquier intento que se haga en el sentido de formar a la
gente desde la pertenencia colectiva, pensando en lo colectivo,
es una hazaña histórica; porque esos colectivos a veces hay que
descubrirlos de nuevo.
Emergen algunos problemas de carácter intelectual: ¿si no tengo
visión de colectivo no puedo tener visiones de futuro? Puedo tener
deseos de futuro, imaginación de futuro, puedo hacer poesía de
futuro, pero no voy a tener una visión que movilice fuerzas como
algo fundamental de la lógica del orden económico, con implicación
política. Hay cosas claramente diseñadas para cercenar esas
visiones de futuro, lo que evidentemente es muy grave, porque la
carencia de visiones de futuro, como consecuencia de que no hay
referentes de colectivo con los cuales yo enfrente mi vida o la vida
con los otros, debilita al sujeto en extremo, lo obliga a buscar refugio
y el refugio se lo ofrece el sistema.
UNA ANÉCDOTA.
Un grupo de maestros de básica en Chile organizaron un congreso
sobre pedagogía, formación y recursos pedagógicos. Entonces
me decían: “Hemos aprovechado para mostrar los progresos de
Chile… cuando no estamos en los cursos, nos íbamos a mostrarles
los centros comerciales”. No discutían las escuelas, no iban a
demostrarles cómo funcionaban, pero si cómo la gente compraba
y vendía la misma mercadería que tenía México o Río de Janeiro; la
máxima enajenación, la enajenación en función de pertenecer a la
sociedad por un mecanismo absolutamente respetable, pero que
no puede agotar la concepción del hombre, como lo es el consumo.
Como lo dice el colega chileno Tomás Moulian: “el consumo me
consume, como persona autónoma, como persona con capacidad
de leer mi circunstancia, pero no para quedarme en la contingencia
de mis circunstancias, sino para leer las perspectivas de visión de
futuro”.
Esto tiene que ver con el rescate del sujeto. Perdone que hable de
sujeto, pero entiendo que estoy hablando en términos genéricos
porque no me gusta la palabra sujeta; sujeto equivale también a
mujer, no me acusen de género aquí, estoy hablando en términos
genéricos, los hombres genéricamente, la especie humana. Yo diría
que si el hombre está en riesgo es no solamente por cuestiones
ecológicas, es porque nos estamos quedando sin ser personas, nos
estamos quedando en los atributos que la sociedad nos impone,
26
construyendo historia, se está trascendiendo, trascendiendo al
sujeto más allá de su individualidad egotista, de su narcisismo, de
su conformismo, se está conformando un sujeto que es constructor
de realidades, que lo exceden.
La realidad siempre excede al individuo, en tanto la realidad era el
resultado de la relación del individuo. Por lo tanto, la relación del
individuo no son sólo esos individuos en relación, sino que ahí
está el punto: el sujeto que construye y cómo construye. Ustedes,
¿cómo construyen su realidad?; tenemos unas claves. Eso tiene
implicaciones en el plano de la formación, formación de la enseñanza
básica hasta el postgrado.
Un programa de postgrado en la UNAD, de calificación: el
Programa de Estudios Latinoamericanos, que tiene una gran
cantidad de alumnos becados. A todos se les preguntó: “Díganme,
con los años de experiencia universitaria, ¿qué libro lo ha influido
a instruir respuestas?” ¡Ninguno!, ¿entonces que pasó con esos
presupuestos?, ¿leyeron entonces?, ¿cómo leyeron?, ¿o, leyeron
fichas?, ¿hicieron una especie de anatomía de los textos, un
descuartizamiento de los textos?: leo una partecita de este, una
partecita del otro… ¿Por qué consultaron 3000 fichas?, ¿lograron lo
que querían o no lograron nada? Para una memoria frágil que a
los tres años ya ha olvidado, cuando nos preguntamos cuál es el
constructor, no hay una respuesta clara.
En la coyuntura de este momento hay una crisis evidente de lo
humano, no solamente en lo económico y lo financiero, sino en
lo ideológico y lo teórico. En este momento no hay una idea que
permita decir, lo voy a remplazar por este modelo. Esta coyuntura
está abriendo todas las posibilidades, no hay pensamiento para
llenar esos vacíos que el propio modelo nos está mostrando. La
pregunta fundamental, la recupero no en el plano de la filosofía
de la historia, si no en el plano de la formación. Se construye con
inteligencia, pero no la hay; se construye con conciencia, y ¿qué es
conciencia? Los intelectuales como tenemos conocimiento somos
conscientes, ¿hay alguien consciente sobre la intelectualidad, la
erudición o la especialidad?, eso no es conciencia, es simplemente
información o entrenamiento o experticia.
La historia nos ha atrapado con experticia que se construye con
un entendimiento, con una capacidad pensante de manejar la
información, de una perspectiva que trascienda lo que pasó. No
es extraño que los grandes cambios que haría la humanidad en
el ámbito de las ciencias naturales hayan estado precedidos o
acompañados de grandes elaboraciones filosóficas. Los grandes
físicos, los grandes biólogos, los grandes clínicos, los grandes que
han transformado la astronomía, siempre han tenido de alguna
manera una concepción filosófica de lo que están haciendo, esa
filosofía en esos años, por lo menos en los siglos XVIII y XIX, cumplía
esa función de sintetizador, dándole una perspectiva de síntesis del
conocimiento especializado que va más allá del consumismo.
27
Hoy tenemos una filosofía capaz de sintetizar el conocimiento
especializado. Existe la posibilidad de poder repetir las llamadas
reglas del método; tenemos una noción unificada de lo que es razón,
de lo que es ciencia, de lo que es teoría, de lo que es realidad; eso
es lo relativo que tenemos, y que tiene que ver con las relaciones
conceptuales que estoy analizando, porque hay gente que ha
planteado su demanda en ese sentido. Tenemos la noción método,
la noción compartida de la teoría, de realidad; eso es parte de la
solución de lo que estamos llamando una función articuladora del
conocimiento disciplinario, si queremos entender que la construcción
del imperio se hace no sólo con entendimiento sino también con
conciencia.
Una conciencia que me permite articular los distintos conocimientos
especializados que están de alguna manera enclaustrados en
diferentes campos disciplinarios, que no se comunican entre
sí. Tenemos que agregarle una dimensión muy poco trabajada,
incluida la filosofía en América Latina: la conciencia histórica. No
tenemos conciencia histórica, hablamos de ella, hablamos de que
somos históricos y del pensamiento crítico; si hay un pensamiento
sin conciencia histórica es el pensamiento crítico.
Las experiencias políticas del continente en los últimos 30 años son
proyectos de sociedad y proyectos de cambio en políticas agrarias,
políticas industriales, políticas en educación y de cultura, que se
encontraron sin conciencia histórica a través de los recursos de
analogismo, como resulto allá y acá.
Chile es un caso paradigmático. La experiencia de Allende, donde
todo se concebía, no desde las exigencias contextuales del pueblo
chileno, del campesino chileno, del obrero chileno, de la clase media
chilena, de los profesionales chilenos, como había sido en Cuba o en
Rusia Zarista o en Polonia de Rosa Luxemburgo.
¿Estoy caricaturizando? no, estoy poniendo un ejemplo. ¿Como
resultó en Cuba tiene que resultar en America Latina?, ¿con el mismo
recetario de los cubanos? El drama y la tragedia tienen en Bolivia un
ejemplo tremendo y podemos repetir muchas experiencias. Éste es
un laboratorio devastador de la falta de pensamiento histórico, de
un pensamiento ideológico sano, comprometido, honesto, nadie lo
discute.
Para mostrar sociedades futuras de cambio, se tiene que ver con
el elemento psicológico de la voluntad, y esto es muy importante
porque detrás de la voluntad hay mucho más que detrás de la
inteligencia analítica, mucho más que la conciencia. Detrás de la
voluntad, como definición de la persona en la subjetividad, está
el deseo de algo, el valor de hacer algo, el deber de hacer algo, el
atreverse a hacer algo. Para que yo me atreva a cambiar algo, como
democratizar la democracia, hay una condición.
No es de sentido común que para poder cambiar algo, ese algo no
puede ser una externalidad, porque estamos plagados de discursos
28
con buenas intenciones, discursos retóricos que nos pretenden
cambiar la historia con puros adjetivos o construcciones de
predicados, pero con un rasgo sin sujeto, como si los predicados
construyeran en sí mismos la historia, donde el sujeto se limita a ser
un sujeto gramatical en el mejor de los casos.
Si es gramatical, ni siquiera es la primera persona del plural. Si fuera
la primera persona del plural, estaríamos por lo menos hablando de
un sujeto colectivo o comunitario como lo busca esta universidad.
No estamos hablando de un sujeto Prometeo individual, con una
voluntad individual, donde el deseo de construir es un deseo
puramente individual. ¿Qué pasa si ese Prometeo en el que nos
queremos transformar es un Prometeo con reumatismo, es un
Prometeo con Alzheimer, o un Prometeo que tiene que andar con
bastón? Que no puede ser más Prometeo, es un caso único. ¿Dónde
está la fuerza de ese Prometeo?, está en ese sujeto yo, yo sujeto;
ahí hay un cambio paradigmático fundamental que nos obligó a
romper con los paradigmas anteriores.
Desde el siglo XVII en adelante, ese yo, no es un yo individual, y
entonces, como me señalaba un intelectual mapuche: “Ustedes me
decían o estaban muy preocupados por la notredad y yo le pregunto
a ustedes ¿dónde está nuestra notredad, donde está la notredad?”
Porque si no la tengo clara no puedo tener claro la notredad. Lo que
quiero decir es que dónde está el yo, ese yo que no solamente es
un yo solista, un yo refugiado en el nihilismo, un yo bueno narcisista
en el que se están transformando gran parte de los intelectuales del
continente con pocas excepciones.
Y lo digo en este espacio donde supongo que se está en contra de
eso. Esa notredad, ese yo colectivo, es un problema que tiene que
ver con la voluntad, la voluntad de querer hacer algo, de atreverse a
hacer algo, es la necesidad de ser sujeto. Si no tengo la necesidad
de ser sujeto no tengo la necesidad de construir, no tengo necesidad
de pensar, no tengo la necesidad de futuro y me basta para calmar
mi conciencia lo inmediato de la circunstancia, el conformismo,
la apatía, la indiferencia, constantemente estimulados por toda la
propaganda subliminante.
Usted no se preocupe de nosotros, porque los otros no existen, porque
ya no hay espacio público y entonces eso nos lleva, por ejemplo,
a que tengamos cada vez más sistemas políticos democráticos sin
vida pública. ¿Qué es la democracia sin vida pública?: es un conjunto
de procedimientos. La democracia en el continente se expresa con
conciencia, no con inconsciencia, dicen los especialistas. La mayor
parte de los estudios sobre la democracia en estos momentos son
estudios sobre procedimientos democráticos, donde el problema
de la vida pública no aparece. Retomando el concepto en la vieja
concepción de la polis, la paideia surge en la vida pública de la polis,
porque formar ciudadanos no era formar expertos, era formar gente
capaz de participar en la vida ciudadana.
29
Hoy día tenemos un problema a escala mayor, no existe vida pública,
no hay información, no hay intercambio. La gente se refugia en el
televisor, en sus cavernas, se refugia en sus casas y cree que porque
ve televisión participan en la vida pública, porque está informado
cree que está en la vida pública. Y no está en la vida pública sino
simplemente es un objeto más; eso debilita la voluntad de construir,
en tanto se debilita la necesidad de ser sujeto. Ahí hay un deber,
una tarea impostergable en la lógica de formación, es decir, la
educación es en este momento el discurso clave. Si nosotros no
somos capaces de corregir los procesos formativos del actual
proceso histórico, difícilmente podemos pensar un futuro diferente.
Si esto lo pusiera en términos más formales, se trataría de algo muy
técnico, pero no es técnico de manera muy sintética; lo que estoy
diciendo es el tratar de incorporar al sujeto a su propio discurso,
porque en estos momentos hay muchos sujetos que no tienen
discursos y hay muchos discursos que no tienen sujeto. Ese es un
problema no menor, que de alguna manera pretende dar cuenta de
lo que está pasando en este momento.
Esto deriva en una serie de cuestiones que tienen que ver con el
conocimiento general: qué conozco, qué es lo que hay que conocer.
No puedo comentar desde dónde conozco. Para qué conozco, si
conozco la vivencia, conozco la pobreza, conozco el analfabetismo,
conozco la participación ciudadana, el tema que sea. La pregunta
que haría es ¿desde dónde usted lo está pensando y para qué lo
está pensando? ¿Por qué le interesa a usted la democracia, si lo
tiene claro y desde donde la está mirando?, ¿por qué la democracia
se puede pensar desde una perspectiva?
El problema de Chile: una democracia donde hay gente que le gusta
la democracia para enriquecerla o para debilitarla. Hay gente que
le preocupa el analfabetismo para lograr no solamente la cobertura
estadísticamente hablando de la atención de la población analfabeta,
sino que le interesa alfabetizar para formar ciudadanos. A algunos no
les interesa el ciudadano, les interesa quitarse presiones de encima
o pontificar frente a las empresas o los organismos internacionales
que le están midiendo su calidad de vida a los países para darle
o no un préstamo. El desde dónde y para qué ustedes se están
planteando preguntas, es un tema que tiene que ver con el conocer
todo, un todo en donde hay ciertas cosas que significan sobre otras.
Aquí es donde entramos en un debate fundamental, si la realidad
social es una realidad que la construyen los hombres.
La pregunta que yo tendría que hacerme sería ¿tengo que conocer
entonces aquella realidad en la cual el hombre puede intervenir? En
toda la realidad puede intervenir, esos son problemas concretos de
tipo epistémico, no todo tiene la misma importancia, hay una realidad
que yo puedo conocer y que actuando sobre ella produce un efecto
multiplicador. No todas tienen ese efecto multiplicador, desde allí
viene la crítica al problema de ese conocimiento fragmentado, lo
que nos lleva a una serie de problemas metodológicos, a una serie
de problemas epistémicos.
30
Evidentemente hay problemas enormes de carácter epistémico
metodológico, no solamente en lo referente a diseños de
investigación, sino en lo que tiene que ver en el proceso de
formación: ¿cómo estamos formando a la gente en términos de
desarrollar su imaginación, de fortalecer su intuición, de desarrollar
su capacidad de asombro?, ¿cómo estamos formando a la gente
para que enfrente su contexto, para que lo lea?, ¿cómo leemos la
historia, sabemos leer o solamente sabemos leer libros, como se lee
un contexto?, ¿Cómo poder aprovechar la teoría para enriquecer el
pensamiento del contexto?, ¿cómo se lee un libro, cómo se potencia
un libro, para poder leer no sólo el libro sino que se transforme en un
instrumento, en un sujeto para leer aquello que está inédito, aquello
que está en la real historia? Esos son los desafíos de tipo formativo
de lo que estamos pensando. ¿En ese campo la universidad qué
papel cumple?
Uno de los papeles fundamentales de la universidad es la
potenciación del pensamiento con el esfuerzo de colocarse frente
a las circunstancias. Este colocarse frente a las circunstancias
ayudará, no solo a resolver los problemas que otro le planteó, sino
para poder reconocer las potencialidades que se mantienen en el
contexto, en la medida que se sepa leer ese contexto en términos de
sus dinámicas históricas y culturales, y eso implica una formación
rigurosa no solamente de la inteligencia analítica, sino de la
capacidad de nosotros de colocarnos en el contexto.
Pregunto: ¿ustedes cómo se colocan en su contexto, se colocan en
su contexto o el contexto los transforma en un objeto disciplinario de
estudio, un objeto es un contexto o un contexto se puede reducir?
Un objeto disciplinario económico, antropológico, o como fuere, es
algo que incluye a la disciplina y me obliga a un corte interdisciplinario
que supone un razonamiento más complejo que el de cada una
de las disciplinas por separado; es parte del proceso de formación,
donde es una enorme carga epistémica, y eso es un espacio
privilegiado que deberían cumplir las universidades, en lugar de
transformarse en fábricas sociales… pero si se están transformando
en fábricas sociales.
Creo importante plantear problemas de ese tipo que en definitiva
podría reducir a los siguientes dos enunciados: por una parte,
recuperar el pensamiento no como construido sino como acto de
pensar, que implica un problema tanto psicológico-educacional
como epistémico. El acto de pensar es el sujeto, el sujeto potenciado,
y esto no es una salida que comienza con los poblados, comienza
con los niños, comienza con los adolescentes, porque si no se
resuelve con los niños y con los adolescentes ya no se resuelve
con los poblados, donde se llega a la gente joven con la cabeza
completamente endurecida; porque se defienden en el conocimiento
como en el agua y le cuesta mucho romper con la bibliografía,
abrirse al mundo desde el cual esa bibliografía ha surgido y para la
cual debe servirnos no como conjunto de respuestas canónicas sino
como conjunto de instrumentos que deben permitirnos potenciar
nuestra propia capacidad de leer el contexto histórico.
31
Algo que me parece muy importante en nuestro contexto es el
principio de la esperanza. El hombre tiene la tendencia a quedarse
aprisionado en el pasado, el hombre tiene la tendencia de quedarse,
el hombre tiene la tendencia de lo verdadero aceptado como
verdadero. Toda vez que la historia es finalmente lo que no está, la
historia es lo que está viviendo el hombre, éste se encuentra en esa
tensión y es una tensión entre lo ocurrido, lo pasado, lo conocido, lo
clasificado, lo aclarado, lo dosificado y lo que no está, lo que no tiene
forma, lo que está por venir y que no es ajeno al sujeto, en tanto que
eso que está por venir no es una inferencia sino una construcción de
los hombres, una construcción compleja porque no la construye un
hombre en un colectivo, la construyen muchos hombres en muchos
colectivos a la vez.
Ese es el gran desafío de la historia, una construcción de muchos en
distintas direcciones pero a la vez, y ese a la vez supone apropiarnos
de ese momento donde el hombre puede conocer para construir
qué es el presente. El presente no como acabado, no como presión
de algo anterior, no como resultado de un proceso histórico
genérico; sino el presente como umbral, como puerta abierta al
presente potencial. Porque allí es donde está el futuro, donde están
las posibilidades que se nos han dado y eso supone entender el
pensamiento siempre como un acto de resistencia a la inercia, a la
tranquilidad, a la conformidad, a la conformidad de conciencia, a la
pasividad. Es siempre una aventura, que a veces angustia.
Antonio Elizalde citaba uno de los autores para mí más importantes
en este sentido que es Spinoza: conocer desde la potencia la
potencia del propio sujeto, tener una gran angustia, una angustia
que no inhabilita, que no impide, que potencia, que permite elevarse.
Lo que necesitamos en este momento precisamente es desplegar
las alas y emprender el vuelo, esa es evidentemente la función de
una universidad como esta.
32
Colonialidad del Poder y Subjetividad en
América Latina
Aníbal Quijano
33
34
Cada vez que llega un tiempo nuevo, el que no es la mera
prolongación del pasado sino portador de un mundo nuevo o de
cambios radicales y masivos en el que está en curso, nada vuelve a
significar lo mismo. Los símbolos y los signos conspiran contra sus
representados y contra sus significados o se evaden para dejar lugar
a otros que se constituyen para la nueva existencia. Nadie, ninguna
persona, ningún acto, ninguna relación, volverán a ser los mismos.
Cambiarán las referencias, los horizontes. Incluso puede no ser fácil
distinguir las esperanzas de los recuerdos. Así, un mundo nuevo
emergió hace 500 años con América, no sólo para los vencidos o
para los vencedores del comienzo, sino para toda la historia. Nada
ha sido desde entonces como antes, en ninguna parte del mundo.
La experiencia social partió de nuevo, totalmente. Ese mundo aún
está con nosotros, lo habitamos, nos habita. Pero ha cambiado
profunda y masivamente varias veces.
El más reciente cambio, el ingreso en todo un nuevo período
histórico, ocurrió en el último tercio del Siglo XX con la derrota
global de los movimientos de liberación social, con la drástica y
global reconcentración del control del poder del capitalismo y con
el comienzo del agotamiento del proceso de mercantilización de la
fuerza de trabajo, en los niveles dominantes del capitalismo colonial/
moderno. Áreas muy vastas y muy profundas de la experiencia de
todas las gentes de todo el mundo han sido transformadas. Nada
volverá a reproducir las familiares formas, relaciones, instituciones,
aspiraciones, sueños o esperanzas. Los actos no tienen el mismo
sentido que hasta mediados de los años 70s. Las referencias
son otras. El horizonte parece no estar. Eso es lo que es una reoriginalización de la experiencia y de la subjetividad. Porque la
experiencia se hace históricamente (no ontológicamente) original.
Pero el mundo es siempre muy heterogéneo y son discontinuas las
relaciones entre sus diversos elementos. Por eso el impacto de un
tiempo nuevo es también heterogéneo y discontinuo en el mundo,
en el espacio y en el tiempo. Los efectos de la derrota mundial de
los trabajadores están aún en pleno curso. Pero hay ahora nuevos
35
movimientos de la sociedad, nuevos horizontes de sentido histórico
están siendo producidos en esos movimientos. El tiempo de esa
derrota puede estar comenzando a terminar.
“GLOBALIZACIÓN” Y REORIGINALIZACIÓN DE LA
EXPERIENCIA Y DE LA SUBJETIVIDAD.
Desde la formación de la sociedad colonial, cada una de estas
encrucijadas de nuestra historia cultural fue producida por un
proceso de re-originalización de la experiencia, tumultuoso y masivo,
pero que no encontró, o que no logró fraguarse, una perspectiva y
un cauce seguros para ir definiéndose y estructurándose como un
nuevo patrón de existencia social y terminó re-encauzado dentro
del poder establecido. Así por ejemplo lo “cholo”, como fenómeno
específico en el proceso cultural del Perú, emergió asociado al
proceso de urbanización de la sociedad inmediatamente después
de la Segunda Guerra Mundial. Por su carácter abrupto, magmático
y casi caótico, dicho proceso implicó una drástica, rápida y profunda
re-originalización de la experiencia social del conjunto de la
población, en particular por la irrupción masiva y turbulenta de la
experiencia cultural de los dominados, junto con sus demandas y
presiones en todos los otros ámbitos de la sociedad.
En el momento actual ocurren fenómenos equivalentes. Desde la
crisis mundial que comenzó a mediados de los 70s. se ha hecho
visible un proceso que afecta a todos y a cada uno de los aspectos de
la existencia social de las gentes de todos los países. El mundo que se
formó desde hace 500 años está culminando con la formación de una
estructura productiva, financiera y comercial, que es percibida como
más integrada que antes porque su control ha sido reconcentrado
bajo pocos y reducidos grupos. Con una drástica reconcentración
del control del Estado, del trabajo y de los recursos de producción,
en manos de los funcionarios del capital, especulativo sobre todo.
Con la universalización final del núcleo de la civilización capitalista:
la mercantización de todos los elementos, los modos y los ámbitos
de la existencia social. Con la formación de un bloque central de
poder que aparece como la autoridad de todo el orden mundial. A
todo eso se llama “globalización”, término cuya aptitud para señalar
y describir tales tendencias es innegable, pero que sirve también
para escamotear la naturaleza social del proceso ante la mirada de
los dominados, ya que la drástica reconcentración del control del
poder en manos de los funcionarios del capital, da cuenta de que el
proceso se lleva a cabo como una contrarrevolución capitalista que
se desarrolla a escala….global. Por eso mismo, no es difícil admitir
que ha producido una profunda y masiva modificación de la vida
de todas las sociedades y de todas las gentes. Se trata de una real
mutación, no sólo de cambios dentro de una continuidad.
Esos cambios no afectan de modo orgánico, sistémico, coherente, a
todos los países o a todos los grupos, a cada fenómeno, a cada aspecto,
a cada institución de la existencia social contemporánea. Bien al
contrario, todo ocurre de modo irregular, discontinuo, heterogéneo,
36
contradictorio, conflictivo. Así, la brutal reconcentración del control
de poder político, de fuerza militar y de recursos de producción, es
la otra cara de la fragmentación, de la desintegración, de la desestructuración, sobre todo en el mundo del trabajo, de las grandes
líneas de agrupamiento social, de clasificación, de identificación y
organización de intereses y de conflicto social.
La formación del Bloque Imperial que forman los 7 Grandes (ahora
formalente 8, con la incorporación de Rusia; pero la situación de ese
país sólo le permite una participación subordinada), es la otra cara
de la des-nacionalización de los estados débil e incompletamente
nacionalizados, de la des-democratización de las sociedades donde
la colonialidad del poder no fue, o no terminó de ser, evacuada. Pero
implica también la globalización de las luchas de los explotados y
dominados del mundo, de la entrada de un nuevo período de los
conflictos sociales marcado, precisamente, por su globalización. Y
todo ese amasijo de contradicciones hace aún más intenso este
momento de profunda y radical re-originalización de la experiencia.
Y como siempre en tales condiciones, se desencadenan impulsos
y tendencias hacia la constitución de nuevas perspectivas y nuevos
cauces culturales, en la dimensión subjetiva de las relaciones
sociales y de nuestras relaciones con el resto del universo. Por eso,
la universalización de la civilización capitalista es la otra cara de la
irrupción de la diversidad y de la heterogeneidad de las experiencias
culturales que existen en el mundo y que circulan en las mismas
autopistas de la comunicación global. Algunas de éstas llevan, o
pueden llevar, a procesos de re-originalización cultural. La abierta
crisis del eurocentrismo como perspectiva de conocimiento, es una
de sus muestras. En América Latina, por su lugar fundamental en la
historia del poder colonial/moderno, estas son cuestiones centrales
que hoy es imperioso indagar, discutir y optar.
COLONIALIDAD DEL PODER, DEPENDENCIA HISTÓRICOESTRUCTURAL, EUROCENTRISMO.
Quizás es menos difícil ver con claridad esas cuestiones si volvemos
brevemente a la experiencia histórica de la formación de la
colonialidad del poder en América, sin duda uno de los ejemplos
claves de esos momentos de bruscas y drásticas mutaciones de la
experiencia histórica en el mundo. Como es sabido, la destrucción
de las sociedades y de las culturas aborígenes implicó la condena
de las poblaciones dominadas a ser integradas a un patrón de poder
configurado, básicamente, por los siguientes rasgos:
1) El patrón de dominación entre los colonizadores y los otros, fue
organizado y establecido sobre la base de la idea de “raza”, con todas
sus implicaciones sobre la perspectiva histórica de las relaciones
entre los diversos tipos de la especie humana [1].
37
Esto es, los factores de clasificación e identificación social no se
configuraron como instrumentos del conflicto inmediato, o de las
necesidades de control y de explotación del trabajo, sino como
patrones de relaciones históricamente necesarias y permanentes,
cualesquiera que fueran las necesidades y conflictos originados en
la explotación del trabajo y permanentes, cualesquiera que fueran
las necesidades y conflictos originados en la explotación del trabajo
[2].
2) Desde esa perspectiva, los colonizadores definieron la nueva
identidad de las poblaciones aborígenes colonizadas: “indios”.
Para esas poblaciones la dominación colonial implicaba, en
consecuencia, el despojo y la represión de las identidades originales
(mayas, aztecas, incas, aymaras, etc., etc., etc.) y en el largo plazo la
pérdida de éstas y la admisión de una común identidad negativa. La
población de origen africano, también procedente de heterogéneas
experiencias e identidades históricas (congos, bacongos, yorubas,
ashantis, etc., etc., etc.), fue sometida a una situación equivalente en
todo lo fundamental y a una común identidad colonial, igualmente
negativa: “negros”. Los colonizadores se identificarían al comienzo
como “españoles”, “portugueses”, o “ibéricos”, “británicos”, etc.,
etc. Ya desde fines del siglo XVIII, y sobre todo tras las guerras
llamadas de “Emancipación”, se identificarían como “europeos”o,
más genéricamente, como “blancos” (categoría tardía, producida
durante el Siglo XVIII, en el área colonial britano-americana). Y los
descendientes de las relaciones genéticas entre todas esas nuevas
identidades, serían conocidos como “mestizos”.
3) Esa distribución de identidades sociales sería, en adelante, el
fundamento de toda clasificación social de la población, primero en
América y desde el Siglo XVIII, en el resto del mundo. Con él y sobre
él se irían articulando, de manera cambiante según las necesidades
del poder en cada período, las diversas formas de explotación y de
control del trabajo y las relaciones de género.
4) Fue impuesto así un patrón de poder cuyas ejes específicos
eran: a) la existencia y la reproducción continua de esas nuevas
identidades históricas “racializadas”; b) la relación jerarquizada y de
[1] La idea de “raza” venía, probablemente, formándose durante las guerras llamadas
de “Reconquista” en la península ibérica. En esas guerras, los cristianos de la
Contrarreforma y de la Inquisición amalgamaron en su percepción las diferencias
religiosas con supuestas diferencias biológicas que se trasmitían por la sangre. Es
difícil explicar de otro modo la exigencia de “certificados de limpieza de sangre” que
los vencedores establecieron contra musulmanes y judíos. Pero como sede y fuente de
relaciones sociales y culturales concretas fundadas en supuestas diferencias biológicas,
la idea de “raza” se constituyó junto con América, como parte de y en el mismo
movimiento histórico que el mundo del capitalismo colonial, junto con Europa como
centro de ese nuevo mundo y con la modernidad.. Acerca de esta cuestión, mi texto
“Raza, Etnia, Nación, Cuestiones Abiertas”, en Roland Forgues, ed.: JOSE CARLOS
MARIATEGUI Y EUROPA, EL OTRO DESCUBRIMIENTO. Ed. Amauta 1992, Lima,
Perú. También mi texto “Qué tal Raza”, en CECOSAM, 1999. FAMILIA Y CAMBIO
SOCIAL, Lima, Perú. Reproducido en varias revistas de América Latina, entre otras,
REVISTA VENEZOLANA DE ECONOMIA Y CIENCIAS SOCIALES, No. 1, Universidad
Central de Venezuela, 2000. Caracas, Venezuela.
[2] “Raza” ha sido, desde entonces, el criterio de clasificación social básica y universal
de toda la población del planeta. Es decir, la forma básica de las relaciones de
poder, su colonialidad.
38
desigualdad entre tales identidades “europeas” y “no-europeas” y de
dominación de aquellas sobre éstas, en cada instancia del poder:,
económica, social, cultural, intersubjetiva, política; c) debido a eso, las
instituciones y mecanismos de la dominación societal, los subjetivos
y los políticos en primer lugar, tenían que ser diseñados y destinados,
ante todo, para la preservación de ese nuevo fundamento histórico
de clasificación social, marca de nacimiento de la experiencia
histórica americana, reproducida e impuesta después sobre todo
el mundo, en el curso de la expansión del eurocéntrico capitalismo
colonial/moderno.
5) Las poblaciones colonizadas fueron reducidas a ser campesinas
e iletradas. Antes de la colonialidad del poder, las sociedades
originales más desarrolladas tenían una sofisticada cultura urbana
y algunas de ellas escritura. La letra era aún, es verdad, patrimonio e
instrumento exclusivo de los dominantes y de sus grupos urbanos.
Pero aquella cultura urbana y su escritura eran un producto original
y propio, es decir autónomo, modos y vehículos de expresión
de una subjetividad de antigua y rica historia, de un imaginario
excepcionalmente activo y creativo. Ese era un patrón cultural
dominante, sin duda. Es decir, una de las instancias de la dominación
existente en esas sociedades. No obstante, como en toda sociedad
de dominación con una cultura propia y autónoma, ese patrón
era también expresión de la experiencia histórica del conjunto de
la población. Despojados de su cultura urbana y de su escritura,
aquellas que la tenían, las poblaciones sometidas fueron encerradas
en subculturas que no eran sólo campesinas e iletradas, sino, peor,
reprimidas e interferidas continuamente por patrones y elementos
ajenos y enemigos. Y en la sociedad colonial, sólo algunos entre los
colonizados podrían llegar a tener acceso a la letra, a la escritura, y
exclusivamente en el idioma de los dominadores y para los fines de
éstos.
6) Serían impedidas de objetivar sus propias imágenes, símbolos
y experiencias subjetivas, de modo autónomo, es decir, con sus
propios patrones de expresión visual y plástica. Sin esa libertad de
objetivación formal, ninguna experiencia cultural puede desarrollarse.
7) No podrían ejercer sus necesidades y facultades de objetivación
visual y plástica, sino única y exclusivamente con y por medio de los
patrones de expresión visual y plástica de los dominadores.
8) Fueron compelidas, bajo represión, a abandonar las prácticas
de relación con lo que originalmente consideraban sagrado, o a
realizarlas sólo de modo clandestino con todas las distorsiones
implicadas.
9) Fueron llevadas a admitir, o simular admitir frente a los
dominadores, la condición deshonrosa de su propio imaginario y de
su propio y previo universo de subjetividad [3].
[3] Sobre las cuestiones del imaginario y de colonización del imaginario, es útil ver
el libro de Serge Gruzinsky: “La Colonisation de l’Imaginaire: Societés Indigënes et
Colonisation dans le Mexique Espagnol, XVI-XVIII”. Gallimard, 1988. Paris, Francia.
39
10) Sólo en lo que pudo ser preservado de su propio mundo, aunque
sus formas institucionales fueron modificadas según los patrones de
sus dominadores, especialmente en las “comunidades”, y en el seno
de la familia y de las redes de parentesco y de relaciones rituales,
los valores propios, la reciprocidad, la igualdad social, el control de
la autoridad pública, pudieron ser practicados, aunque readaptados
continuamente a las exigencias cambiantes del patrón global de la
colonialidad.
11) Conjuntamente con esos elementos y procesos del nuevo sistema
de dominación social, fue organizado el nuevo sistema de explotación
social, por la configuración de todas las formas históricamente
conocidas, la esclavitud, la servidumbre, la reciprocidad, la pequeña
producción mercantil simple y el capital, en una única estructura
de producción de mercaderías para el nuevo mercado mundial,
bajo la hegemonía del capital. De ese modo, emergió lo que ahora
llamamos el colonial/moderno capitalismo mundial.
12) Del patrón de poder configurado con esas bases, rasgos y
tendencias de movimiento o desenvolvimiento histórico y de sus
implicaciones en el largo plazo, es de lo que da cuenta el concepto
de “colonialidad del poder” [4]. Dada esa configuración del poder, la
conflictividad le era inherente y se explicitó como un rasgo necesario
y permanente. Por eso, si bien la inicial resistencia militar de las
poblaciones aborígenes fue derrotada en pocas décadas durante el
siglo XVI (la de los Incas duró cuarenta años y fue la más prolongada),
las rebeliones de “indios”, “negros” y “mestizos”, es decir ya con sus
nuevas identidades y con un nuevo universo intersubjetivo y cultural,
se hicieron frecuentes a lo largo de todo el siglo XVIII, y la resistencia
política y cultural se hizo masiva y generalizada. Las guerras de
emancipación tuvieron su origen en esas rebeliones, aunque por
determinaciones históricas bien conocidas terminaron bajo el
control y en beneficio de los dominadores [5].
[4] El debate internacional actual sobre la perspectiva epistémica/teórica/histórica/estética/
ética/política, implicada en la propuesta sobre la Colonialidad del Poder, proviene
originalmente de Aníbal Quijano: “Colonialidad y Modernidad/Racionalidad” . Escrito
en 1991, fue originalmente publicado en PERU INDIGENA, # 29, 1992, Lima, Perú.
Véase también de Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein: “Americanity as a Concept
or the Americas in the Modern World-System”, en
INTERNATIONAL JOURNAL
OF SOCIAL SCIENCES, No.134., 1992,
París, Francia; “Colonialidad del Poder,
Eurocentrismo y América Latina”, en COLONIALIDAD DEL SABER, EUROCENTRISMO
Y CIENCIAS SOCIALES, Edgardo Lander, comp., CLACSO-UNESCO, 2000, pp. 201 ss.
“Colonialidad del Poder y Clasificación Social”, originalmente en FESTSCHRIFT FOR
IMMANUEL WALLERSTEIN. En Journal of World Systems Research, vol. VI, No. 2,
Fall/Winter 2000, pp.342-388. Special Issue. Giovanni Arrighi and Walter L. Goldfrank,
eds. Colorado, USA. Reproducido en EL GIRO DECOLONIAL, Santiago Castro-Gómez
y Ramón Grosfoguel, eds., Siglo del Hombre,2007, pp. .93-127. Bogotá, Colombia ;
“Colonialité du Pouvoir et democratie en Amerique Latine”, en
AMERIQUE LATINE:
DEMOCRATIE ET EXCLUSION. L’Harmattan 1994, pp. 93-101, París, Francia. “América
Latina en la Economía Mundial”, en PROBLEMAS DEL DESARROLLO, Instituto
de Investigaciones Económicas, UNAM,vol. XXIV, No. 95, Oct.-Nov. 1993, México.
Puede verse también “Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina”, Ediciones
SOCIEDAD Y POLITICA, 1988, Lima, Perú.
[5] Una discusión general de este punto, en Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein,
op. cit.
40
13) Después de la Emancipación, las minorías dominantes “blancas”
controlaban estados independientes, pero sus sociedades seguían
siendo coloniales, pues continuó por largo tiempo la colonial
asociación entre la clasificación racial de los dominados y el control
colonial/capitalista del trabajo y de la producción. Por esa colonialidad
del poder y su inherente e inevitable conflictividad, el antagonismo
histórico central quedó establecido entre los “europeos”o “blancos”
y los “indios” siervos, “negros” esclavos y “mestizos” en una u
otra situación. Dada esa estructura de poder, los grupos sociales
dominantes de América ibérica, postcolonial, tenían intereses
sociales antagónicos con los “negros” esclavos o con los “indios”
siervos y en, consecuencia, ningún interés común nacionalizable.
Se encontraron de ese modo siempre más dispuestos a identificar
sus intereses con los dominadores del capitalismo eurocéntrico,
a pesar de sus recíprocas difererencias y conflictos sectoriales. Y
dada su situación sólo podían asociarse con aquellos en condición
de socios menores, sometiéndose ellos mismos y sometiendo a sus
sociedades al control de los dueños del poder capitalista mundial
y a las exigencias de las “lógicas” históricas de desenvolvimiento
o de movimiento histórico de dicho patrón global de poder. Así, la
colonialidad del poder implicaba necesariamente, implica desde
entonces, la dependencia histórico-estructural [6].
14) Por esas determinaciones, los dominadores tendieron a percibir
las relaciones entre los “centros” del mundo colonial capitalista y
las sociedades coloniales exclusivamente en el nivel de sus propios
intereses sociales. Esto es, como si esas relaciones ocurriesen
entre unidades históricamente homogéneas, no obstante la radical
[6] Esta es la idea básica de mis propuestas acerca de la “dependencia históricoestructural” en América Latina. Como puede notarse, están sólo parcial y tangencialmente
emparentadas con las que mayor influencia y fortuna editorial ganaron en el debate
sobre “la dependencia”. La sugerí inicialmente en 1964, siguiendo la “Sociologie de
l’Afrique Noire”, de George Balandier, en “La Emergencia del Grupo “Cholo”en el Perú”,
originalmente publicado en MEMORIAS DEL IV CONGRESO LATINOAMERICANO DE
SOCIOLOGIA,
1964, Bogotá, Colombia. Reimpreso en
el volumen “Dominación y
Cultura”, con el título de “Lo Cholo y el Conflicto Cultural
en el Perú”, Mosca
Azul, 1980, Lima Perú. Volví sobre eso en el verano de 1966 en “El Proceso de
Urbanización en América Latina”, CEPAL, Santiago, Chile. La presenté, en forma
general, en agosto de 1967, en “Dependencia, Cambio Social y Urbanización en
América Latina”, CEPAL, Santiago, Chile. Ambos textos fueron incluidos en el volumen
El Proceso de Urbanización en América Latina”, Mosca Azul 1977. Una discusión más
extendida de este concepto de dependencia histórico-estructural en “Colonialidad del
Poder, Eurocentrismo y América Latina”, op.cit.
[7] Sobre el eurocentrismo hay un debate mundial en curso que en parte desarrolla
las cuestiones planteadas en la investigación científico-social latinoamericana, primero
en la década de los 20, y después de la IIa. Guerra Mundial, en particular sobre la
heterogeneidad histórico-estructural de todo complejo de relaciones sociales perceptible
como totalidad. Además de mis ya citados textos, he vuelto sobre esas cuestiones,
principalmente en “Colonialidad del Poder, Eurocentrismo y América Latina”, en
Edgardo Lander (ed.): Colonialidad del Saber, CLACSO-UNESCO, 2000. Buenos Aires,
Argentina. También en “El Sueño Dogmático”, Prólogo a “Mariátegui o la Experiencia
del Otro” de Oswaldo Frnández, Amauta 1994, Lima,Perú ; “Introducción” a TEXTOS
BASICOS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI, Fondo de Cultura Económica, MéxicoLima 1990 ; “La Nueva Heterogeneidad Estructural de América Latina”, en Heinz R.
Sonntag et al. DUDA, CERTEZA, CRISIS, Caracas 1988, Venezuela ; “El Precio de
la racionalidad” en GACETA SANMARQUINA, Universidad de San Marcos, año 5, No.
22, pg. 4, Lima, Perú. Fuera de América Latina, un enfoque relacionado es el de
Samir Amin: “Eurocentrism”, Monthly Review Press, 1989. New York, USA.
41
heterogeneidad histórico-estructural entre las sociedades de ambas
partes del mundo del capitalismo y dentro de cada una de ellas.
La colonialidad del poder y la dependencia histórico-estructural,
implican ambas la hegemonía del eurocentrismo como perspectiva
de conocimiento [7].
15) En el contexto de la colonialidad del poder, las poblaciones
dominadas de todas las nuevas identidades fueron también
sometidas a la hegemonía del eurocentrismo como manera de
producir y de controlar las relaciones intersubjetivas, el imaginario,
la memoria social y el conocimiento, sobre todo en la medida
que algunos de sus sectores pudieron aprender la letra de los
dominadores. Así, con el tiempo largo de la colonialidad, que aún
no termina, esas poblaciones ( “india” y “negra”) fueron atrapadas
entre el patrón epistemológico aborígen y el patrón eurocéntrico
que, además, se fue encauzando como racionalidad instrumental
o tecnocrática, en particular respecto de las relaciones sociales de
poder y en las relaciones con el mundo en torno.
ENTRE LA IMITACIÓN Y LA SUBVERSIÓN CULTURAL.
De esa manera, las poblaciones colonizadas fueron sometidas a la
más perversa experiencia de alienación histórica. Empero, la historia
que es cruel con los vencidos suele ser también vengativa con los
vencedores. Las consecuencias de esa colonización cultural no
fueron solamente terribles para los “indios” y para los “negros”. Ellos
fueron, es verdad, obligados a la imitación, a la simulación de lo
ajeno y a la verguenza de lo propio. Pero nadie pudo evitar que ellos
aprendieran pronto a subvertir todo aquello que tenían que imitar,
simular o venerar.
La expresión artística de los colonizados de América da clara cuenta
de esa continuada subversión de los patrones visuales y plásticos,
de los temas, motivos e imágenes de ajeno origen, para poder
expresar su propia experiencia subjetiva, si no ya la previa, original
y autónoma, sí en cambio su nueva, dominada sí, colonizada sí,
pero subvertida todo el tiempo, así convertida también en espacio
y modo de resistencia. No hay sino que volver a mirar los cuadros
de las escuelas de Cusco y Quito, las esculturas del Aleijadinho, la
maravillosa puerta de la Iglesia de Potosí, los altares barrocos, la
fachada barroca de las iglesias de Juli (Puno, Perú), con marzorcas de
maiz en lugar de racimos de uva, la cerámica y el tejido de las áreas
mexicano-centroamericana y andino-amazónica o la vestimenta,
los adornos, las fiestas y las danzas de antillanos y brasileños o de
las poblaciones del Altiplano peruano-boliviano. Y todo el mundo
sabe ahora, inclusive los sectores más recalcitrantes de las iglesias
cristianas, que sus cultos, sus ritos, sus prácticas religiosas, fueron
igualmente subvertidos en todas partes.
En breve, los dominados aprendieron, primero, a dar significado
y sentido nuevos a los ajenos símbolos e imágenes, y después, a
transformarlos y subvertirlos por la inclusión de los suyos propios
42
en cuanta imagen o rito o patrón expresivo de ajeno origen. No era
posible, finalmente, practicar los patrones impuestos sin subvertirlos,
ni apropiárselos sin reoriginalizarlos. Eso hicieron.
En cambio, para los herederos y continuadores de los colonizadores
sólo quedaron dos caminos: uno, la repetición servil e imitativa
de los modelos europeos. Y puesto que eso tenía que ser hecho
desde la ausencia de todos los recursos materiales y subjetivos
de la experiencia socio-cultural europea [8], el resultado inevitable
fue - sigue siendo - la mediocridad, incluso la banalidad, de todo lo
que intentaron por su propia cuenta en esa perspectiva. Dos, para
poder expresar sus propias experiencias, a su pesar no-europeas,
para desarrollar su propio talento y sus recursos y facultades
creativas, habría sido necesario aprender e imitar el trabajo de los
dominados o, mejor, identificarse con ellos, porque sólo en ellos
podía encontrarse las fuentes y las perspectivas de algo distinto,
original y propio frente a lo eurocéntrico.
Ese segundo camino no pudo ser recorrido, en realidad, sino por las
nuevas capas medias entre lo “europeo” y lo “indio”o lo “negro”, que
se han formado social y culturalmente conforme se fue ampliando
el espacio ganado por las luchas contra la colonialidad del poder.
En la mayor parte de América Latina, esto no ha podido ocurrir
claramente sino desde comienzos de este siglo, sin duda no por
coincidencia, junto con la primera gran revolución social del Siglo
XX , la revolución mexicana. Probablemente tampoco sea una
coincidencia que, tanto en las artes plásticas, como en la música y
la literatura, la gran renovación cultural latinoamericana que ingresa
en esa perspectiva, desde la década de los 20s., sea coetánea del
descubrimiento de las artes plásticas y visuales africanas por la
vanguardia artística europea, y de la irrupción de la música “negra”
en el Caribe y en Estados Unidos, todo eso en el contexto de los
primeros grandes conflictos sociales y políticos de alcance mundial
[9].
SUBVERSION-REORIGINALIZACIÓN CULTURAL Y
REVOLUCIÓN - CONTRARREVOLUCIÓN SOCIAL.
La subversión, sea de un patrón global de poder o solamente de
sus patrones expresivos, de imágenes y símbolos, o de patrones de
conocimiento y de producción del conocimiento, nunca produce
por sí sola otros patrones alternativos, a menos de ser exitosa o
continuada y duradera por un largo tiempo. Es sólo un paso en
esa dirección. Es verdad que sin subversión, no es posible que
se produzca ninguna alternativa y mucho menos que ésta sea
[8] Acerca de esa relación entre América Latina y Europa, “Modernidad, Identidad y
Utopía en América Latina” op.cit.
[9] Las revoluciones de México, 1910; de China, 1911; de Rusia, 1917; de Turquía,
1919; las luchas anticoloniales en la India en esos mismos años; el turbión revolucióncontrarrevolución
en Europa entre 1917 y 1936; y las dos guerras mundiales de
1914-1918 y 1939-1945.
43
victoriosa y que se consolide como una nueva hegemonía. Pero,
igualmente, con sólo la subversión, si no triunfa, es más probable
que sus productos, propuestas y virtualidades, sean o puedan ser
cooptados y asimilados dentro del patrón dominante, en tanto sean
útiles y compatibles con los cambios y ajustes requeridos en él y, por
supuesto, a costa de la adaptación de esos elementos a los fines
y exigencias de tal patrón, es decir, procusteados, distorsionados,
incluso desnaturalizados o degradados.
Si es el patrón global de poder lo que de modo inmediato está en
juego en la subversión, ésta no puede ser duradera, no puede ser
continuada por largo tiempo. El nivel y la intensidad del conflicto
implicado llevan siempre a su pronta y drástica resolución. Si la
subversión es radical y masiva y desemboca en una revolución,
es decir en una redistribución democrática de la autoridad y no
en otra reconcentración del poder, todas las relaciones entre las
vertientes, instituciones y elementos culturales podrán desarrollarse
en la misma dirección y profundidad. Pero si esa subversión es
derrotada, la más probable secuencia es una contrarrevolución y
no sólo la preservación del orden hasta entonces vigente. En ese
caso, si alguno de los elementos producidos por los dominados
y la subversión aparecen como útiles al reajuste del poder, ellos
serán totalmente expropiados de sus productores y serán devueltos
a ellos como originales de sus dominadores. Esto es, mutados en
instrumentos de dominación.
Eso es precisamente lo que parece haber ocurrido con los elementos
que estaban constituyéndose con lo “cholo” en el proceso cultural
peruano, tras la derrota de la subversión implicada en el movimiento
popular que se desarrolló entre la Segunda Guerra Mundial y fines
de los 70s.
En sus orígenes, lo “cholo” emergía como un complejo en que no
sólo se articulaban los rasgos que los dominantes celebraban: la
tremenda energía, la persistencia, la sobriedad, la disciplina, la
capacidad de trabajo organizado, y ciertamente el rápido aprendizaje
de las técnicas de trabajo y de las reglas de mercado del capital, con
todo lo que allí puede estar implicado respecto de la conducta y de
la subjetividad de los portadores de esa nueva orientación cultural.
Empero, en ese complejo también estaban presentes la reciprocidad,
la solidaridad, la compleja densidad de la subjetividad, producto del
des-encuentro entre las perspectivas aborígenes de conocimiento, y
de otra parte, el creciente impulso de la razón tecnocrática del capital.
En fin, el sentido de igualdad social elaborado en una larga historia
comunal, sin duda, pero también en el prolongado sometimiento a
una única identidad, “india”, impuesta a identidades heterogéneas y
desiguales, pero ya virtualmente disueltas en la mayor parte de los
casos. Todo eso, producto de una larga historia de las relaciones
entre la colonialidad y la resistencia, entre el Estado y la comunidad,
de las luchas de resistencia y de subversión contra la dominación
del capitalismo, colonial y republicano.
En ese sentido, lo “cholo” podría ser considerado como el primer
gran producto del desarrollo de esa dialéctica de imitación-
44
subversión-reoriginalización cultural entre una parte de la población
dominada, en las nuevas condiciones del proceso de urbanización
de la sociedad peruana. Todos esos componentes estaban ya
produciendo una identidad social, cultural y política nueva entre
una parte importante de la población peruana. Con ellos apuntaba
una propuesta de democratización, es decir, de descolonialidad y
nacionalización de la sociedad peruana y de sus instituciones de
autoridad, el Estado en primer lugar. Era esa peculiar asociación de
elementos heterogéneos en una articulación específica, lo que daba
a lo “cholo” su potencialidad de autonomía y de originalidad cultural y
lo enfrentaba por igual a lo “criollo-oligárquico” de la Costacosteño y
a lo “gamonal-andino” de la Sierra, las dos maneras centrales, ahora
en escombros, del patrón de dominación cultural que fue vigente en
el Perú hasta la culminación de la urbanización de la sociedad [10].
Así, lo “cholo” implicó una primera perspectiva de reoriginalización
cultural en el Perú y quizás en todo el mundo llamado “andino”,
porque era la primera vez que se producía una re-estructuración
de elementos culturales no simplemente como “aculturación” o
“transculturación” o “mestizaje” o “hibridación”, es decir como algo
de todos modos dependiente de otro patrón de estructuración, sino
como un proceso que se va constituyendo con elementos nuevos
e innovando los previamente adquiridos, cualquiera que fuera su
procedencia, y con nuevos patrones de articulación, de desarrollo
y de cambio. Era, ante todo, una alternativa de des/colonialidad del
imaginario, de las prácticas, valores e instituciones de las relaciones
culturales entre los pobladores del país. En tal sentido, era una
genuina propuesta de reconstitución de identidad para la amplia
mayoría de la población peruana.
Dadas esas condiciones, para su desarrollo ese proceso implicaba
la descolonialidad, una profunda re-estructuración de la sociedad
peruana en su conjunto, de cambio de sus patrones centrales de
articulación. En primer término, de las relaciones entre lo “europeo”
y lo “indio”, lo “negro” y lo “mestizo”, haciendo que la diferencia y
la heterogeneidad dejaran de ser un modo o un argumento de la
desigualdad social y llevando así a la descolonización de las relaciones
materiales e intersubjetivas de poder. Es decir, a la democratización
de la sociedad, de las relaciones sociales entre todos los pobladores
del país y a la generación y gestión democráticas de sus estructuras
de autoridad y, en ese sentido específico, a la ciudadanización de
todos los miembros de esta sociedad.
Esa redistribución democrática del control sobre los recursos del
país y sobre la autoridad política habría significado, en ese período,
no sólo la nacionalización de la sociedad y del estado. Puesto que
[10] Acerca de esto puede verse mi texto “Lo “cholo” en el conflicto cultural peruano”,
op. cit.
El concepto de “gamonal-andino”, como una vertiente cultural distinta de
lo “criollo-oligárquico”, en el Perú anterior a los 70s., se refiere a la dimensión
intersubjetiva o cultural de las relaciones de dominación/explotación/conflicto entre el
señorío terrateniente y los “indios” y los “mestizos, en la zona llamada la Sierra o
Andina. La vertiente “criollo-oligárquica” tenía su principal espacio en la Costa, y se
constituyó originalmente en el contexto de la dominación entre el señorío terratenientecomerciante, y los esclavos “negros” y “mestizos”.
45
tal redistribución democrática del poder no era posible realmente
sino en la trayectoria de una revolución social y cultural global, lo
que en ese momento habría implicado una presencia decisiva de
las virtualidades de lo “cholo”, en el mismo proceso habrían estado
presentes también tendencias hacia la consolidación y la expansión
de relaciones de reciprocidad, con sus valores de igualdad social
y de solidaridad social y de estructuras de autoridad con carácter
o tendencias comunales. Pero el proceso no llegó a ocurrir de ese
modo. Otras tendencias e intereses sociales resultaron más fuertes
en la sociedad peruana y el conjunto del proceso fue recanalizado
hacia un sucedáneo, el “velasquismo” [11].
El “velasquismo” fue un régimen político con características muy
peculiares. Era, de una parte, expresión y vehículo de los intereses y
de las aspiraciones de los grupos emergentes de las capas medias,
de su interés de intermediar políticamente entre la burguesía y los
explotados y dominados del país, de conseguir espacio propio en
el Estado y lugar en la administración del capital, . Y para todo eso,
de presionar por la “modernizaciön” del poder [12]. De otro lado,
era una asociación de los dos grupos más representativos de tales
intereses de las capas medias de ese período, ambos imbuídos de la
“teoría de la modernización”: de una parte, la tecnocracia militar en el
comando y en el control del régimen, con sus propias necesidades
de autoritarismo y de eficiencia, y de la otra, una “inteligencia” en
la cual se asociaban, no sin conflicto, profesionales con marcada
proclividad tecnocrática e intelectuales políticamente formados con
el vago discurso de una posible “utopía humanista”.
Estos últimos fueron pronto subordinados o, muchos, ganados a las
necesidades tecnocráticas de un régimen conducido por las fuerzas
armadas. Y muy pronto el régimen se desarrolló en alianza con los
sectores más “modernos” de la burguesía local e internacional [13].
Por tales características, el “velasquismo” en la práctica terminó
estimulando más bien los elementos de pragmatismo, de arribismo
[11] “Velasquismo” es la denominación del autodenominado Gobierno Revolucionario de
la Fuerza Armada, que controló el Estado después de un Golpe de Estado contra el
Presidente Fernando Belaunde Terry el 3 de Octubre de 1968, bajo el comando del
General Juan Velasco Alvarado. Fue una dictadura militar que combinaba un discurso
nacionalista y “populista” con una política corporativista en la reforma del Estado y que
realizó reformas parciales, en especial las llamadas Reforma Agraria y la Comunidad
Laboral. Velasco Alvarado fue reemplazado por el General Morales Bermudez, por
medio de otro golpe militar en Agosto de 1975. Eso inauguró la llamada “segunda
fase” del Gobierno Revolucionario de la FFAA, que confrontado con la creciente
movilización de las masas y de parte de la burguesía, terminó convocando a una
Asamblea Constituyente y a Elecciones Generales en las que resultó ganador Fernando
Belaunde Terry, en 1980.
[12] El discurso de la “modernizaciön” en ese momento era casi opuesto al que hoy
tiene el predominio. Se dirigía a la necesidad de flexibilizar la estructura de poder,
en cada una de sus instancias, para ampliar el espacio de las capas medias, para
ampliar la representación social del Estado y sus respectivas instituciones, acogiendo a
los grupos mas organizados de trabajadores. En algunos países, semejantes cambios
eran y sobre todo parecían radicales, llegaron a tener discursos para-revolucionarios,
aunque en una perspectiva de largo plazo tuvieran más bien el sentido de una
contrarrevolución, ya que se dirigían a bloquear tendencias, que sin duda estaban en
curso, hacia una real subversión y una profunda y masiva redistribución democrática
del poder, es decir, hacia una revolución. El “velasquismo” fue uno de los más ceñidos
ejemplos de tal tipo de políticas de “modernización”.
46
y de imitación en las relaciones intersubjetivas y de autoritarismo
y de corporativismo en las relaciones políticas y sociales. De ese
modo, las virtualidades y posibilidades de lo “cholo”, en especial la
redistribución democrática del poder, la legitimación de la diversidad
y de relaciones de autonomía e igualdad entre todas las vertientes
históricas que concurren en el proceso de nuestra sociedad,
terminaron siendo mutiladas.
La descomposición del “velasquismo”, atrapado entre los conflictos
internos de sus agentes y las tormentas de la crisis mundial de
mediados de los 70s., abrió paso a los movimientos de resistencia
de los trabajadores, pero éstos fueron contenidos y derrotados
al borde de los años 80. Esa derrota ha facilitado que la actual
contrarrevolución capitalista, global o mundialmente en curso,
cuya ideología se llama “neoliberalismo” y cuyo primer régimen
político plenamente representativo en el Perú es el “fujimorismo” ,
en este país fuera llevada a cabo en su más extrema versión. Esta
contrarrevolución ha puesto en acción una presión masiva para
canalizar las relaciones intersubjetivas del conjunto de la sociedad
peruana, en un cauce que sólo admite y estimula la asociación
del ventajismo individualista, el afán de lucro a cualquier costo, el
pragmatismo y el arribismo social, de un lado, con las celebradas
cualidades que emergían con lo “cholo”, energía, sobriedad, trabajo
y disciplina, del otro lado. De ese modo, de lo “criollo-oligárquico” se
coopta la “viveza” sin la “gracia”.Y de lo “gamonal-andino” la “fuerza”
sin la “delicadeza” [14].
[13] Fujimorismo es un régimen suigeneris en América Latina, que combina un carácter
dictatorial, basado en las Fuerzas Armadas y articulado en torno de un núcleo
de control militar-civil cuasi-fascista, con una parafernalia de instituciones liberales,
controladas directamente desde un Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y utilizadas
para el control político de la población. Se funda en un Proyecto elaborado en el
Comando Conjunto de la Fuerza Armada, entre 1987 y 1990,
para imponer en
el Perú un gobierno dictatorial de 15 a 20 años de duración, con el propósito de
implantar una política económica radicalmente neoliberal y reorganizar el Estado en las
mismas líneas. El régimen comenzó con un Golpe de Estado, en Abril de 1992, con
Fujimori como el personaje principal, ganador de las eleciones de 1990 contra Mario
Vargas Llosa. Tras la reacción nacional e internacional, la dictadura se vio obligada
a simular las instituciones del Estado Liberal. La dictadura impuso fraudulentamente
la reelección de Fujimori en 1995 y volvió a hacerlo en el 2000. Esta vez con un
fraude tan escandaloso que produjo la protesta nacional e internacional. La OEA fue
obligada a discutir la situación, pero el Fujimorismo evitó las sanciones gracias a
la defensa de los gobiernos de Brasil y de México. La consiguiente ilegitimidad e
inestabilidad del régimen han derivado ahora en el desocultamiento documentado de
escándalos de corrupción política, fiscal, de narcotráfico y de tráfico de armas, bajo
la dirección de Vladimiro Montesinos, el hombre fuerte del SIN y principal socio de
Fujimori en el gobierno, acusado además de ser el cerebro del terrorismo de estado
impuesto desde 1990. La crisis desembocó en la desintegración del Fujimorismo.
Véase mis textos El Fujimorismo y el Perú, Ediciones SEADE 1997, Lima, Perú, y
La OEA, el Fujimorismo y el Perú, en AMERICA LATINA EN MOVIMIENTO. ALAI
2000, Quito, Ecuador.
[14] “Gracia” es un término que, en ese contexto, mienta una manera personal en la
cual se asocian cierta levedad y extroversión del carácter con el donaire del ademán,
muy apreciada en la vertiente “criollo-oligárquica”, costeña, del anterior patrón cultural
dominante y que se presume producto de la convivencia entre “hispanos” y “negros”.
El término “delicadeza” mienta la asociación entre cortesía, pudor y discreción, código
esperado en la conducta social de lo “gamonal-andino”, producto del des/encuentro
entre “indios” y “gamonales”.
47
El “fujimorismo” es expresión y vehículo de este patrón cultural que
se impone en la sociedad y que calza, como anillo al dedo, a las
conveniencias del actual capitalismo periférico. El resultado está a
la vista. En lo inmediato, la tendencia más fuerte en la subjetividad
social de los peruanos es la asociación entre el ventajismo privado, el
pragmatismo y la rudeza, “potros de bárbaros atilas” (frase que robo
a Los Heraldos Negros, de César Vallejo) con los cuales el capital
galopa sobre las espaldas de la mayoría de los peruanos, con una
alforja donde la ausencia de escrúpulos es colmada de cinismo.
Sin embargo, reconocer como dominante un patrón en las relaciones
intersubjetivas y materiales de una sociedad, en un dado momento,
no equivale a desconocer la existencia, o mejor co-existencia, en
la misma historia y en el mismo espacio socio-cultural, de otros
patrones, inclusive de elementos no claramente ubicables en un
patrón distinguible, y que son o pueden ser no solamente subalternos
e integrados en el patrón que domina, sino también diferentes,
conflictivos y alternativos, del mismo modo como en su momento
emergía lo “cholo” en el Perú. Pero esa es otra historia.
Esa otra historia está comenzando. Están emergiendo las
poblaciones llamadas ahora “indígenas”, en lugar de “indios”, con
una nueva subjetividad producida durante mas de quinientos
años de racialización/dominación/discriminación y explotación,
pero también de resistencias, de luchas, de aprendizajes de otras
racionalidades, de subversión/imitación y de re-originalización
de experiencias históricas. Este es el nuevo movimiento de la
sociedad que pone en crisis las bases mismas de la colonialidad del
poder. Ese movimiento no está ocurriendo solamente en América
Latina, sino en todo el mundo colonial/moderno, porque el control
eurocéntrico de este patrón de poder convirtió en “indígenas” a
todos los racializados/dominados/discriminados, en particular a los
explotados del capitalismo colonial/moderno [15].
La frustración del proyecto liberal eurocéntrico de Moderno Estado/
Nación para todas las víctimas de la colonialidad del poder, se ha
hecho claramente perceptible para todas ellas. En América Latina,
todos los racializados/dominados ahora presionan por estados plurinacionales, no solo en la letra de nuevos textos constitucionales, sino
en un nuevo universo de instituciones políticas en las cuales la nueva
ciudadanía plurinacional y pluricultural pueda ser realmente ejercida,
en especial formas comunales de autoridad colectiva. De otro lado,
[15] Mi debate de estas cuestiones, puede encontrarse en Los Movimientos “Indígenas”
y las Cuestiones Pendientes en América Latina, originalmente en POLITICA EXTERNA,
Vol.12, No. 4, marzo-abril 2004, pp. 77-97, Universidad de Sao Paulo, USP, Sao
Paulo, Brasil. Reproducido en Español en
ARGUMENTOS, Estudios Críticos de la
Sociedad, Nueva Epoca, No. 50, enero-abril 2006, pp. 51-81, Universidad Autónoma
Metropoliticana (UAM), México D.F. Véase también Estado-Nación y Movimientos
Indígenas en la Región Andina. En OSAL-CLACSO, Año VII,
No. 19, Enero-Abril
2006, pp. 3-12, Buenos Aires, Argentina. “Solidaridad” y Capitalismo Colonial/Moderno.
En AMERICA LATINA EN MOVIMIENTO (ALAI), No. 430, marzo 2008, pp. 4-8. Quito,
Ecuador. Y Des/Colonialidad: El Horizonte Alternativo. En BOLETIN DEL PROGRAMA
ESTUDIOS DE TRANSFORMACION Y DEMOCRATIZACION UNIVERSIDAD NACIONAL
MAYOR DE SAN MARCOS., Julio 2008. Lima.
48
en el mismo movimiento, sectores crecientes de esas poblaciones
vuelven a orientarse hacia la expansión y al desarrollo de las formas
de reciprocidad en la organización del trabajo, de la producción y de
la distribución de los productos, tangibles o no. Son ahora cada vez
más conscientes de que son productores y portadores de un nuevo
imaginario social, de nuevas formas de producir conocimiento, de
establecer formas no/explotativas de relación con el universo.
De ese modo va creciendo en todo el mundo, pero su actual centro
es América Latina, un movimiento de la sociedad que produce un
horizonte nuevo de sentido histórico, de cuyo desarrollo depende,
en rigor, el otro mundo posible liberado de la colonialidad del poder
y capaz, en esa misma medida, de defender las condiciones de vida
en nuestro planeta.
49
50
Orlando Fals Borda: Utopías [16]Presentes
y Futuros Posibles del Ordenamiento
Territorial y El Desarrollo Regional
Normando José Suárez Fernández
51
52
“La Provincia tenía la autonomía de un mundo propio
y una unidad cultural compacta y antigua, en un cañón feraz
entre la Sierra Nevada y la sierra de Perijá, en el Caribe colombiano.
Su comunicación era más fácil con el mundo que con el resto del país,
pues su vida cotidiana se identificaba mejor con las Antillas
por el tráfico fácil con Jamaica o Curazao, y casi se confundía
con la e Venezuela por una frontera de puertas abiertas
que no hacia distinciones de rangos y colores.
…pero los cuatro años de convivencia bien avenida con todos
me infundieron una visión unitaria de la nación, descubrí cuán diverso
éramos y para qué servíamos, aprendí para no olvidarlo nunca
que en la suma de cada uno de nosotros estaba todo el país”.
Gabriel García Márquez. Vivir para contarla. Páginas 83 y 228.
Una mirada retrospectiva nos sitúa y coloca en contexto para
valorar el esfuerzo de Orlando Fals Borda en sus múltiples facetas de
sociólogo, académico, intelectual orgánico, constituyente, educador
y político, en relación al tema del ordenamiento y desarrollo territorial.
Desde sus primeros trabajos académicos para su formación
postgraduada, fueron evidentes sus inquietudes por lo espacial y lo
territorial. Lo anterior se puede observar en sus estudios de casos
“Campesino de los Andes. Estudio sociológico de Saucio” [17](1955)
y “El hombre y la tierra en Boyacá” (1957), al igual que desde su
inicial experiencia laboral como Director General del Ministerio de
Agricultura en 1959, cargo desde el cual contribuyo a la redacción
de la ley 135 de 1961 (Reforma Social Agraria).
En las investigaciones y trabajos que adelantó desde 1959 en la
naciente Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de
Colombia con docentes e investigadores de las ciencias sociales
[18], persiste la preocupación por lo territorial. Su ponencia en el I
Congreso de Sociología [19] en 1963, como las de antropólogos,
geógrafos, historiadores, abogados nacionales y extranjeros, así lo
evidencia [20].
[16] Fals Borda, Orlando. La subversión en Colombia. El cambio social en la historia.
Bogotá: Coedición FICA-CEPA. 4ª edición actualizada, 2008.
ttopía: la realidad del
orden social existente, y la otra cara de la moneda , Utopía: imagen objeto soñada,
deseada y visionada que una vez asumida y apropiada mueve a proceso de cambios
estructurales donde los individuos en grupos alcanzan su plena realización .Página
24-26
También en Fals Borda, Orlando.
Historia Doble de la Costa.
Bogotá:
Carlos
Valencia Editores.
(4 Volúmenes) 1986.. En el Tomo 2: “Siguiendo a Karl
Mannheim(Ideología y Utopía, 1941, pag 169), por Utopía entendemos
aquellos
“orientaciones que trascienden la realidad cuando al pasar al plano de la práctica
tienden a destruir (..) el orden de cosas existente en una determinada época.”,
Página 36B
[17] University of Florida Press. Gainesville. 1955. Primera edición (Inglés) y 5ª edición
Punta de Lanza, 1979.
[18] Miguel Fornaguera y Ernesto Guhl. Colombia. Ordenación del territorio con base
en epicentrismo regional. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia – Facultad de
Ciencias Humana – Centro de Investigaciones para el Desarrollo, 1969.
53
En el marco de la incipiente Investigación Acción Participativa, trata
de superar los estudios de caso realizando un trabajo de alcance
regional [21], luego avanza con una investigación de orden nacional
[22], y retorna nuevamente a uno de carácter regional: Historia
doble de la Costa, [23]. En esta última investigación, integrada
por cuatro tomos, aplica los resultados de otros trabajos previos
como “Revoluciones inconclusas en América Latina. México” (1970)
[24], “Influencia del vecindario pobre colonial en las relaciones
de producción de la Costa Atlántica”(1977) [25], “Por la praxis: el
problema de cómo investigar la realidad para transformarla”(1979)
, “La ciencia y en pueblo” (1980) [26], “Ciencia propia y colonialismo
intelectual” (1981) [27] y “Subversión y cambio social” (1968).
Desde la lectura en 1947 del trabajo “Tabio: estudio de la organización
social rural” , elaborado por Thomas Lynn Smith, hasta el año 2008,
se va prefigurando un interés por el origen y desarrollo de la Nación
colombiana a partir de provincias y regiones; el planteamiento de
la construcción social del territorio, así como la inconveniencia
de la imposición de formas de organización político-administrativo
como los Departamentos, de factura francesa, que desconocen la
diversidad de Colombia.
En la revisión del estado del arte sobre el tema [28] el profesor Fals
Borda acumula soportes desde la época de la emancipación nacional
y transito a los albores de la República, pero especialmente, del
ordenamiento territorial impulsado por el presidente Rafael Reyes
en los inicios del siglo XX. Igualmente, estudió con detenimiento los
documentos relacionados con la Asamblea Nacional Constituyente
convocada en 1908 y 1909, así como el Acto Legislativo N°1 de 1909
y las leyes 1ª y 65 de ese mismo año. También incluye el análisis de
la ley 62 de 1939 que reglamentó sin éxito correcciones de límites
entre Departamentos, como consecuencia de “sus complicados
procedimientos verticales, que referían todo conflicto de límites a
decisiones únicas de los cuerpos colegiados y a sus comisiones
reglamentarias” [29].
[19] Desarrollo y perspectivas de la Sociología Rural en Colombia y la América Latina
En: Memorias del I Congreso Nacional de Sociología. Bogotá: ACS, 1963. Páginas
153 -172
[20] Memorias del I Congreso Nacional de Sociología. Bogotá: ACS, 1963.
[21] Capitalismo, hacienda y poblamiento en la Costa Atlántica en dos ediciones 1973
y 1975.
[22] Historia de la cuestión agraria en Colombia publicado en 1975.
[23] FALS BORDA, Orlando. Historia Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia
Editores. (4 Volúmenes) 1986. Tomo 1 Mompox y Loba 1980, Tomo 2 El presidente
Nieto 1981.
[24] México, 1970. Tomo 1 Mompox y Loba 1980 en la página 141B.
[25] En Francisco Leal y otros. El agro en el desarrollo histórico colombiano, Bogotá,
1977, 129-160. Tomo 1 en la página 41B.
[26] Bogotá, 1979. Tomo 1 en las páginas 29B, 57B.
[27] III Congreso de Sociología. Bogotá, 1980. Tomo 2 El presidente Nieto 1981 en
la página 48B.
[28] Universidad Nacional de Colombia. Orlando Fals Borda. Inventario documental
1644-2002. Bogotá: Archivo de Investigadores. Archivo general, 2004.
Referencias
a 1)Vereda de Saucío; 2)Documentos antiguos de apoyo;
3) ORDENAMIENTO
TERRITORIAL; 4)Visiones de Colombia. Páginas 32 - 48.
54
Las hipótesis de que Colombia es un país de regiones y provincias, y
no de Departamentos, como forma de organización de los territorios,
se verifica con los resultados y hallazgos evidenciados por Orlando
Fals Borda a partir de un cierto eclecticismo teórico y metodológico
en los tomos que integran su libro “Historia doble de la Costa”.
En el tomo 1, parte del concepto de Región y Cultura en el marco de
una categoría del materialismo histórico: la formación económicosocial [30]. La asume como un proceso histórico natural que
permite inferir dos características esenciales que, a su vez, ayudan
a entender el de región como se quiere emplear: la dinamicidad y
la historicidad.
En la dirección de la construcción social del territorio, afirma: “El
espacio geográfico puede determinarse social y económicamente.
Por tanto, no puede entenderse una formación social sin expresiones
geográficas, políticas y temporales concretas: se mueve cada vez en
un tiempo, en un espacio, y en una estructura social determinados.
[31]
De allí entonces deduce que una formación social puede
estudiarse como una interacción de regiones vinculadas histórica
y políticamente, que dejan de verse como entes naturales o
geográficos para recomponerse como entidades sociales y
económicas dinámicas que tienen una base espacial común [32].
Fals Borda infiere de los resultados consignados en el tomo I que,
“en el caso que nos ocupa –la depresión momposina y secciones
históricamente vinculadas a ella en el mundo del riberano-, no puede
discutirse su realidad: ella se siente y se vive desde la época colonial.
Durante la colonia esta entidad fueron provincias combinadas de
Cartagena, Santa Marta y el Nuevo Reino de Granada, que constituían
una formación social colonial; y desde el siglo XIX hasta hoy, toda
esta zona forma parte de la región costeña del norte del país, y de la
formación social nacional. La zona riberana aquí descrita ha sido y
es por lo tanto, una subregión” [33].
Para la validación de esta hipótesis aplica la técnica de Investigación
Acción Participativa, IAP, en formación en aquellos momentos.
La IAP combina la información sobre hechos con la reflexión y la
comunicación (devolución sistemática) basadas en observaciones
sucesivas que denomina imputación [34]. Recurre también a la
ilación de eventos, basada en la reconstrucción de situaciones con
[29] COTC. Misión Cumplida. Fin del mandato constitucional de la COT 1991-1994.
Boletín de Ordenamiento Territorial No 29. Diciembre de 1994. Pagina 2.
[30] Concepto de región aplicado a la llamada depresión monposina y sus alrededores.
No se deriva de la tradición marxista (viene de antes, de Montesquieu), sino
porque los estudiosos marxistas lo han incluído indirectamente, a veces sin llegar a
mencionarlo, en otra gran categoría clásica: la de la formación económico-social (p
16B, 17B)
[31] Historia Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia Editores. (4 Volúmenes)
1986. Tomo 1, Mompox y Loba 1980. Página 17B.
[32] Ibidem. Página 18B.
[33] Ibidem. Página 19B.
55
documentos antiguos de notaría y archivos oficiales, la recuperación
crítica de la historia y devolución sistemática, búsqueda en archivos
de baúl, entrevistas con ancianos informantes, proyección ideológica,
análisis de fuentes secundarias publicadas, documentación
fotográfica, recolección de escritos de intelectuales locales,
observación dirigida, participación activa y alguna experimentación
social, en vista de la casi inexistencia de fuentes decantadas sobre
la estructura social de la región costeña en general y de la subregión
momposina en particular. [34]
En el contexto de la violencia y el capitalismo, referido en el Tomo
2 de la misma obra [35], el maestro Fals Borda recupera para su
propuesta de ordenamiento territorial la regionalización de Estado o
Estado regional, encarnado en un anticaudillo, el presidente Nieto,
cuando la forma de organización política del país eran los Estados
soberanos (de Bolívar grande y el Magdalena grande para la región
del Caribe colombiano continental e insular) y la formación social
nacional se caracterizaba por un modo de producción campesino.
El Tomo 3 de la Historia Doble de la Costa recrea la historia de
los movimientos sociales regionales, y en particular, de cómo se
construye socialmente la resistencia campesina en la cuenca del rio
San Jorge, y de esta forma, presenta la formulación de su tesis de
la construcción social del territorio. [35]
El tema del ordenamiento del espacio local, provincial y regional
para el control territorial, es estudiado en el Tomo 4. En el capítulo
3, canal A (relato, la descripción, el ambiente, la anécdota) titula el
“Congregador de pueblos” [36] y se refiere a Antonio de la Torres
y Miranda quién adelantó entre 1770 y 1779 la tarea de fundar y
refundar 44 nuevas poblaciones en la provincia de Cartagena en
seis salidas. Como se indica en el canal B del texto (interpretación
teórica, los conceptos, las fuentes y la metodología), la “Reordenación
del Agro” [37] tuvo como propósito, en primer lugar, racionalizar y
centralizar el control de esta actividad a nivel estatal e imperial. En
segundo lugar, reordenar el agro mediante composiciones de tierras
y congregaciones de habitantes, así como política de gran entidad
–asimilable a hoy llamaríamos reformas agrarias-, que tuvo efectos
duraderos en la formación colonial. De la experiencia de Antonio
de la Torres y Miranda se aprende para un “Retorno a la Tierra” por
parte de l@s sin tierra.
Un texto que desarrolla, en forma concurrente el ordenamiento
territorial y la integración regional en Colombia como proyecto
político es “Insurgencia de las provincias”, publicado en 1988 [38].
A partir de tópicos como límites y fronteras, provincias y regiones
y mecanismos para ejecutar la propuesta regional (investigaciones
sobre espacio-historia y movilizaciones y participación populares),
[34] Ibidem.
[35] Historia
1986. Tomo
[36] Historia
1986. Tomo
[37] Historia
1986. Tomo
56
Página 26B y Tomo 2, 3 y 4.
Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia Editores. (4
3 Resistencia en el San Jorge. 1984. Página Página 136B
Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia Editores. (4
4 Retorno a la tierra. 1986. Página 53A y ss.
Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia Editores. (4
4 Retorno a la tierra. 1986. Página 53B y ss
Volúmenes)
y 164B.
Volúmenes)
Volúmenes)
reconoce “que la división territorial vigente encubre malos manejos
políticos-administrativos que deben ser extirpados…” y se pregunta:
“¿Cómo cambiar la defectuosa institucionalidad territorial actual?
Su repuesta- propuesta anticipa los resultados de la Asamblea
Nacional Constituyente y lo consignado en la Constitución Nacional
de 1991: “Queda de nuevo en entredicho la apaleada Constitución
de 1886, aunque reconozcamos que las reformas constitucionales
o la expedición de una nueva Carta, por sí solas, no resuelven los
problemas planteados”. [39]
Un hecho ocurrido dos años antes de la publicación referida, es
la aprobación del Acto Legislativo No 1 de 1986 que modificaba la
Constitución 1886 y ordenaba la elección popular de los alcaldes
en los municipios colombianos, novedad esta que se inició en 1988
y se contextualiza en lo que alguna literatura denomina la primera
generación de la descentralización política.
También de esa época es la creación de los Consejos Regionales de
Política Económica y Social, CORPES [40], mecanismo impulsado
por un movimiento regional del caribe colombiano. En desarrollo y
puesta en funcionamiento de estos Consejos, Orlando Fals publica
“Guía práctica del ordenamiento territorial en Colombia: contribución
para la solución de conflictos” en 1988.
Su propuesta de Ordenamiento territorial y desarrollo regional,
contenida en la Constitución de 1991, la inicia con el Foro Provincial
en Mompox (Bolívar) en 1988 y la continúa en la Asamblea Nacional
Constituyente y en la Comisión Constitucional de Ordenamiento
Territorial (COTC) entre 1991-1994, de la cual fue Secretario General.
De la propuesta de Ordenamiento Territorial que promovió desde
la Comisión de Ordenamiento Territorial de la Asamblea Nacional
Constituyente, además de la consideración del lo social en el Estado
de derecho, se incluyeron en la Constitución Nacional los siguientes
aspectos:
• Problematización en términos unívocos, equívocos o análogos
de las categorías espacio, territorio y territorialidad. Esta última
se asume como el sentido de pertenecía de una comunidad a
un territorio determinado; y alcanza su mayor expresión cuando
la sociedad se identifica y se integra con el territorio y posee la
capacidad para orientar su rumbo.
• El reordenamiento de la unidad nacional a partir del
reconocimiento de la diversidad territorial que se construye
socialmente y una territorialidad entendida a partir del reparto
[38] Fals B. Orlando, Ernesto Guhl y otros. Hacia un nuevo ordenamiento territorial
para Colombia. Bogotá: UN – IEPRI Siglo XXI Editores. Pag 11-70.
[39]El material que recopiló Orlando Fals en su archivo personal, además de cartas y
memorando enviados, recortes de presa (El Espectador, 1988-1999 y revista Semana),
documentos varios, mapas y cuadros se centraron en la formulación de la “Guía
práctica del ordenamiento territorial en Colombia: contribución para la solución de
conflictos”.
[40] Ley 76 de 1985 y sus decretos 3083, 3084, 3085 y 3086 para los CORPES
de Amazonía, Orino quía, Occidente y Centro Oriente.
57
del poder en término de una relación directa entre competencias
atribuidas a la Nación y a las entidades territoriales, así como
los correspondientes recursos asignados (concebida como de
participaciones y no transferencias).
• Autonomía de las entidades territoriales plenas en los cuatro
sentidos (art. 287 de la Constitución de 1991): autogobiernos,
ejercicio de competencias, administración de los recursos y
participación en las rentas nacionales y su articulación con
procesos descentralizadores, esto más allá de la centenaria
“centralización política y descentralización administrativa”
• El reconocimiento de los cuatro pueblos originarios y fundantes
de la nacionalidad colombiana y de su progresiva constitución en
entidad territorial con autonomía: resguardos indígenas, territorios
de las comunidades afrocolombianas, raizales del archipiélago
de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y la población Room.
Este planteamiento es lo que da origen a lo declarado como lo
multiétnico y pluricultural.
• La posibilidad de creación de Provincias; Entidades Territoriales
Indígenas, ETIS; las Area de Desarrollo Territorial, ADT; las
Regiones Administrativas de Planeación, RAP; así como la Región
como Entidad Territorial, RET, a partir del acuerdo y aprobación
de una ley orgánica de ordenamiento territorial (artículo 288) y
los círculos electorales diputacionales. (articulo 299)
• El ordenamiento del territorio que se define en la ley 388 de 1997
se expresa, por una parte, en la división político-administrativa
resultante del proceso histórico y político que se está ajustando
con los desarrollos constitucionales y, por otra, (el Desarrollo
territorial) en la transformación física del territorio como resultado
de la acción humana y de la misma naturaleza.
En desarrollo de la misión encomendada a la Comisión de
Ordenamiento Territorial, COTC, (artículo 38 transitorio de la
Constitución Nacional), Orlando Fals Borda planteó las características
y la institucionalidad del nuevo ordenamiento territorial contenido en
la carta política promulgada el 4 de julio de 1991.
En esa oportunidad anotó que el “Sistema de Ordenamiento
Territorial debe ser abierto, flexible, autónomo, descentralizado
y dinámico; y que la Constitución si permite hablar de un sistema
para el ordenamiento territorial, el cual debe ser reglamentado por
la ley orgánica” [41]. Igualmente, señaló cuatro tipo de integrantes:
“los nacionales, los territoriales (comisiones y planeaciones
territoriales), los sectoriales (instituciones que desarrollan políticas
de descentralización y ambiental) y los tácticos (sociedad civil).” [42]
Concibe por ordenamiento territorial un conjunto de acciones
concertadas para orientar la transformación, ocupación y
[41] Constitución Nacional de la República de Colombia.. Art 288.
[42] Comisión de Ordenamiento Territorial Constitucional, COTC. Colombia hacia el
milenio. Memorias del Taller sobre Sistemas de Ordenamiento Territorial, Autonomía y
Descentralización. Bogotá: Octubre 28-29 de 1993. Páginas 259 – 260.
[43] Comisión de Ordenamiento Territorial Constitucional, COTC. Misión complicada. Fin
del mandato constitucional de la COT 1991-1994. Boletín de Ordenamiento Territorial
No 29. Diciembre de 1994.
58
utilización de los espacios geográficos, buscando su desarrollo
socioeconómico, teniendo en cuenta las necesidades e intereses
de la población, las potencialidades del territorio considerado y la
armonía con el medio ambiente.
En diciembre de 1994, Orlando Fals, en su calidad de Secretario
General de la Comisión de Ordenamiento, presenta la primera etapa
de un ejercicio técnico y evaluativo denominado “PREFIGURANDO
EL TERRIORIO NACIONAL” [43], en donde fundamenta su propuesta
de reordenamiento territorial posterior a la aplicación de lo contenido
en la nueva Constitución.
El modelo falsbordiano asume las tres entidades territoriales
clásicas, municipios, distritos y departamentos, con salvedades. Al
primero, reforzarlo y permitir su multiplicación; congelar la creación
de los segundos salvo fenómenos de conurbación y proceder
a su descentralización en localidades; y, para los terceros, la
inconveniencia de estimular la creación de nuevos departamentos
sino trabajar en la creación de la Región con los existentes.
La prefiguración territorial se fundamenta en las potenciales
entidades autorizadas por la Constitución de 1991 y los dos proyectos
de ley orgánica de ordenamiento territorial (178/1992 y 089/1993):
Las Regiones, las ETIS (territorios indígenas) y las Provincias. Para
estas últimas, se incluyeron las Asociaciones de Municipios y los
Círculos Diputacionales en cada Departamento, por cuanto tienen
componentes y efectos espaciales convergentes o duplicatorios.
El mapa de la regionalización de Colombia en su primer momento
lo asume Fals Borda como hipótesis de trabajo o “profecía
autorrealizable”, apelando al principio de indeterminación de
Heisenberg.
Propone ocho Regiones Administrativas de Planeación, RAP [44]–
RET; cincuenta (50) posibles Entidades Territoriales Indígenas, ETIS;
cincuenta y cinco (55) provincias históricas en los Santanderes,
Boyacá y Nariño; la introducción de cincuenta y dos (52) Asociaciones
de Municipios en todos los Departamentos, con excepción de los de
la Orino quía y Amazonía, y el perfilamiento de Círculos Electorales
Diputacionales incardinados en las provincias. [45]
El ejercicio de las regiones propuestas se basa en dos principios:
[44] En la ley orgánica del Plan de Desarrollo (152 de 1994) se establece un
plazo para transformar los CORPES en RAP. Artículo 51. Régimen de Transición de
los Corpes. Los Consejos Regionales de Planificación, creados por las disposiciones
legales, promoverán dentro del término de dos años contados a partir de la
promulgación de esta Ley, la organización de las regiones de que trata el artículo
306 de la Constitución y los gobernadores deberán definir los términos de dicha
transición, dentro de los seis meses siguientes a la entrada en vigencia de esta Ley.
[45] Mediante el Acto Legislativo 01 de 1996 fue suprimido esta posibilidad. “El
Consejo Nacional Electoral podrá formar dentro de los límites de cada departamento,
con base en su población, círculos para la elección de diputados, previo concepto
de la Comisión de Ordenamiento Territorial.
59
1. La normas constitucional que ordena las RAP (artículo 306)
como primera etapa de las Región Entidad Territorial - RET, sujeta
a decisiones de dos o más Departamentos, a lo que se añade
el principio de contiguidad en el Proyecto de Ley Orgánica de
Ordenamiento Territorial - PLOOT, todo lo cual limita la escogencia
de socios o compañeros a un universo muy estrecho o rígido.
2. las actas de compromisos o convenios de integración suscrito
por gobernadores vecinos que pueden ser prolegómeno a una
conformación de Región [46].
A juicio de Orlando Fals, la posible estructura regional que muestra
el mapa general, parece tener lineamientos predecibles, enraizados
en la historia y en la antroprogeografía conocidas. Reconoce la
diversidad cultural y geográfica, busca reducir las desigualdades
de desarrollo económico y social entre las entidades, promovería
la solidaridad y complementariedad, más que la rivalidad y la
competencia, corrige los desequilibrios y facilita la igualdad de
acceso de la población a los servicios públicos.
1. AVANCES Y RETROCESOS DEL ORDENAMIENTO
TERRITORIAL.
Concluido el trabajo como Secretario General de la Comisión
de Ordenamiento Territorial, Fals Borda persiste en el tema, y en
forma complementaria escribe los textos “Región e Historia” y
“Acción y Espacio: autonomías en la Nueva República”, en 1996
y 2000, respectivamente. En este, último texto, auspiciado por el
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI,
de la Universidad Nacional, aporta un esfuerzo teórico sobre el
ordenamiento territorial en los siguientes términos:
1. El concepto de Ordenamiento Territorial, sin desconocer los tres
pilares discutidos por los clásicos (el político-administrativo, el
geopolítico y el ambiental), se refiere a políticas macro de amplia
visión estatal basadas en la epistemología del territorio y en la
humanización de las relaciones en el espacio/tiempo.
2. El ordenamiento territorial ocupa contenedores espaciales
flexibles y variables, donde las comunidades ejercen funciones
sociales ligadas a la economía, la cultura y el medio ambiente en
defensa de sus formas de vida.
3. Potencia los conceptos de bioespacio y tecnoregión y formula
una propuesta sobre el qué hacer con el ordenamiento territorial.
[46] Comisión de Ordenamiento Territorial Constitucional, COTC. Misión complicada. Fin
del mandato constitucional de la COT 1991-1994. Boletín de Ordenamiento Territorial
No 29. Diciembre de 1994. Páginas 4-6.
[47] Registro del reciente despertar territorial en Colombia. Bogotá: Ediciones desde
abajo, 2001.
60
Desde el trabajo preconstituyente de la “Insurgencia de las
Provincias” en 1988, su participación en la Asamblea Nacional
Constituyente, la promulgación de la Constitución Nacional de 1991,
la Secretaria General de la COTC, los trabajos de “Región e historia” y
“Acción y Espacio, Orlando Fals continúa recorriendo con razonable
optimismo, entre 1998 y 2001, los diversos territorios insulares y
continentales del país en su calidad de promotor del nuevo orden
territorial contenido en la Carta Política promulgada en 1991.
Compila su peregrinaje en un texto titulado Kaziyadu, término que
en lengua Huitoto significa “despertar” o “renacer”. En él actualmente
es miembro del Comité Cientifico de la Catedra Latinoamericana
Orlando Fals Borda. trata de recoger y describir algunos de aquellos
brotes de expectativas locales y regionales de los años 1999-2001;
en particular, el proceso de la Alianza Sur por la surcolombianidad
[47], y el del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia
y Santa Catalina [48]. Reconoce que la iniciativa desde abajo del
ordenamiento territorial ya no está en el norte colombiano sino que
se desplaza al sur.
En este período, el reformismo institucional [49] de los gobiernos
nacionales de turno termina presentado un balance negativo de
todos los Proyectos de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial
- PLOOT, aplazando una vez más la concreción del nuevo orden
territorial y el desarrollo regional. Las quince (15) propuestas
presentadas sobre el tema entre 1992 y 2001 [50] terminan archivadas
en el Congreso de la República, muy a pesar de esfuerzos parciales
de sacar adelante la región y las ETIS (territorios indígenas).
De otra parte, entre 1999-2001, el gobierno nacional de turno, en
cumplimiento del mandato de organismos multilaterales y para
resolver el déficit fiscal de la Nación en el marco de los proceso
[48] Ibidem. “Puede deducirse entonces, que el caso de San Andrés Islas, no
convendría, en principio, hacer por ahora una alianza ciega o ligera con los otros
siete departamentos costeños que hoy están a la deriva y en crisis. Además, no
conviene repetir el anterior error de imponer instituciones donde no corresponde, en
este caso por obvias diferencias culturales, religiosas y lingüísticas entre la Costa y
las Islas. Más valdría insistir en la aplicación del Artículo 287 C.P. sobre autonomía
administrativa y proponer alguna de estas vías para San Andrés:
1. La conformación de una Región Insular Especial incluyendo todas las áreas
reconocidas del mar territorial con los bancos y cayos nacionales;
2. La conformación de de una Provincia Autónoma del Departamento Archipiélago con
el municipio de Providencia, dentro de la futura Región Caribe u otra que surja.
3. Posibilidad de organizar una Áreas de Desarrollo Territorial (ADT) con miras a la
Provincia y a la Región, que son los dos pivotes del futuro ordenamientos ante la
globalización nacional e internacional.
4. La proclamación de las Islas como Reserva de la Biosfera abre grandes
perspectivas, actuales y virtuales, para construir aquí una potente ¡tecno región!, y con
personas, técnicos y científicos isleños que son los que mejor conocen los secretos
del medio ambiente insular.” Páp 39 -40.
[49] En términos del profesor Miguel Borja, el ordenamiento territorial se entiende como
redefinición de las relaciones entre el espacio socialmente construido y la geografía
política del Estado.
[50] Suarez Normando. Organización político-administrativa del ordenamiento territorial
colombiano en las visiones gubernamentales 1991-2004: Balance y perspectivas. Bogotá;
ESAP, 2005.Tabla 1, pag 7.
61
de ajuste fiscal, reduce la autonomía territorial [51], retrocede el
proceso de descentralización y termina modificando la Constitución
Nacional.
Para ello, en el marco del programa de ajuste y estabilización, en la
búsqueda del equilibrio fiscal, terminó imponiendo a las entidades
territoriales medidas para recortar los gastos (ley 617/00, Acto
legislativo 01/01 y ley 715/01), incrementar los ingresos, sanear
pasivos (ley 550/99 y 549/99), reorganización administrativa (ley
617/00), y reestructuración de la deuda (ley 671/00 y Decreto 192/01),
con el objeto de generar ahorro corriente para hacerlas viables fiscal
y financieramente
En este orden de ideas, la autonomía y la descentralización de las
entidades territoriales terminó siendo inversamente proporcional
al programa de ajuste que asumían en forma “voluntaria”
departamentos, distritos y municipios. Todos los instrumentos
de la planeación y gestión territorial quedaron sin ningún valor y
expuesto a procesos revocatorios de mandato por incumplimiento
de los programas de gobierno suscritos y sometidos al voto de los
ciudadanos de la respectiva entidad territorial. [52]
Con el anterior panorama, las perspectivas que plantea el actual
gobierno para el 2010 en cuanto a la redistribución del poder y
fortalecimiento de la democracia en los territorios, son un retroceso
a lo ganado desde 1986. Más responsabilidades para las entidades
territoriales con menos recursos de la Nación. Más esfuerzo fiscal
para autofinanciamiento de municipios, distritos y departamentos.
Mas intervencionismo del nivel nacional para direccionar y controlar
la inversión local con recursos propios. Más evasión y elusión de la
responsabilidad nacional con el argumento del déficit fiscal
Ante este panorama, Fals Borda afirma en su texto del 2001,
Kaziyadu: “ Quiero que esta obra equilibre un poco las campañas
contra la regionalización que se están de nuevo organizando por la
vieja clase política, al sentir el aumento de la presión de los pueblos
de la provincia por la transformación social. Vuelven a escucharse
los sofismas sobre el ritmo del cambio, como que había que hacer
primero la descentralización y después el ordenamiento territorial.
El Congreso se dejó convencer, con los catastróficos resultados de
tan ilógico razonamiento que hoy saltan a la vista. Ahora algunos
políticos sugirieron reforzar primero a los departamentos antes de
construir Regiones. ¡Cuidado con esta maniobra sofística y dilatoria
por la ley orgánica territorial! [53]
[51] Para Max Weber, la autonomía significa, al contrario de heteronomía, que el
orden de la asociación no esté otorgado -impuesto- por alguien fuera de la misma
y exterior a ella, sino por sus propios miembros y en virtud de la calidad de tales
(cualquiera que sea la forma en que esto tenga lugar). Economía y Sociedad, México:
FCE, 1974 Tomo I, página 40.
[52] Ley 131 de 1994.
[53] Kasiyadu. páginas 6 y 7.
62
Estoy de acuerdo con reforzar las entidades territoriales, pero como
fórmula de transición a la Regiones Administrativas y de Planificación
y con la clara intención constitucional de transformarlas en Regiones
Territoriales, Provincias y ETIS (entidades indígenas). [54]
Paradójicamente, la Presidencia de la República, en un ejercicio
prospectivo preparado entre 2003-2005, parte de considerar que
la Constitución Política reconoce la posibilidad de creación de
regiones y provincias como figuras administrativas y de planificación
y como entidades territoriales. Y afirma: “A la fecha, estas figuras no
se han desarrollado debido a que no existe el marco jurídico que
las posibilite, pero sobre todo, porque las actuales necesidades y
dinámicas socioeconómicas territoriales demandan mecanismos
de organización e integración territorial que trasciendan los límites
político-administrativos de las entidades territoriales”. [55]
Recogiendo y coincidiendo con algunos de los planteamientos de
Orlando Fals, para el Departamento Nacional de Planeación, DNP, el
crecimiento y los cambios socieconómicos cada vez más complejos
y acelerados demandan una organización territorial flexible y abierta
a la integración, que responda a los siguientes problemas: [56]
• La información y el conocimiento sobre organización territorial y
su evolución en los nuevos contextos del desarrollo son limitados
y dificultan la previsión, la planificación y la gestión.
• El modelo actual de organización político-administrativa del
Estado no reconoce aún plenamente la diversidad territorial del
país, pues establece en algunos casos competencias iguales
sin considerar las necesidades y capacidades de los entes
territoriales para asumirlas.
• Se privilegian las acciones individuales de las entidades
territoriales y no la asociatividad, la solidaridad y la cooperación
entre las mismas.
• Predominan las políticas sectoriales del nivel central y no existen
políticas territoriales que articulen armónicamente los procesos
urbanos-regionales-rurales y que promuevan la estructuración
de redes de ciudades intermedias y menores, articuladas con los
espacios rurales y que dinamicen e integren las zonas periféricas
del país.
• No hay definición clara frente a las ETIS en su articulación
con las demás entidades territoriales y el respeto a la identidad
cultural.
[54] Registro del reciente despertar territorial en Colombia. Bogotá: Ediciones desde
abajo, 2001. pag 6-7
[55] Departamento Nacional de Planeación. Visión Colombia Segundo Centenario; 2019.
Bogotá: Presidencia de la República – Planeta –DNP. 2ª edición, 2005. página.339.
[56] Ibídem. página.339
63
El análisis de la situación por el actual gobierno confirma la ausencia
de una política pública clara que conllevara a la adopción de una
norma que desarrollara el artículo 288 de la Constitución Nacional,
en el sentido de adoptar el nuevo paradigma de ordenamiento
territorial.
La propuesta para el 2010 (bicentenario de la independencia) del
reformismo institucional es expedir una ley orgánica de ordenamiento
territorial - LOOT por la instancia competente, con un conjunto de
por lo menos diez supuestos prácticamente inviables. [57]
Para finales de 2005, el profesor Fals Borda realiza un balance
de los desarrollos territoriales. En él nos dice que “para lo que
vengo sugiriendo, hay tres tipos de avances territoriales en pleno
desarrollo en nuestro país, que merecen destacarse: 1) asambleas
constituyentes de base local; 2) regiones nacientes de administración
y planificación (RAP); y 3) mesas regionales de gobierno indígena
y negro. [58]
Para las primeras, a juicio del profesor, las gentes de las comunidades,
que sienten en carne propia los problemas, al advertir la frustración
de los empeños autonómicos expresados en la Constitución Política
y en los proyectos sucesivos de la ley de ordenamiento territorial,
decidieron dar vida al principio de que como constituyentes primarios
pueden tomar decisiones concurrentes. Ayudó en ello la crisis de
guerra y paz que nos afecta, pues además de autonomía civil plena,
se han querido aislar de grupos armados.
A comienzos de 2006 existían 64 procesos de asambleas
constituyentes locales, lo cual es índice de la fuerza que dicho
movimiento ha venido tomando. Ya se ha observado que con la
participación de los ciudadanos y la adopción de mandatos concretos
de gobierno local, que la gente puede entender y supervisar, ha
aumentado y mejorado el nivel de gobernabilidad de municipios y
de algunos departamentos.
A su criterio, la meta final de estos procesos es llegar a una nueva
Asamblea Nacional Constituyente que defienda lo pertinente en la
Carta de 1991 y abra el cauce a un Estado Regional Unitario para la
Segunda República, en la que los departamentos se combinarían
en nuevas formas administrativas, llamadas Regiones Plenas con
Provincias internas de municipios afines.
Sobre el segundo aspecto, las Regiones Administrativas de
Planeación, destaca como basados en las asambleas locales
[57] Ibidem. Ver los veinte escenarios previstos.(Consolidar una economía que garantice
un nivel mayor de bienestar, cerras las brechas sociales, construir cuidades amables,
forjar una cultura para la convivencia, lograr un país en paz, profundizar el modelo
democrático, garantizar una justicia eficiente, forjar una cultura ciudadana, consolidar
un Estado eficiente y transparente y fortalecer la descentralización y adecuar el
ordenamiento territorial.
[58] Fals Borda, Orlando. La región caribe: ¿todavía se puede?. Ponencia para el
Quinto
Encuentro de Historia Regional. Valledupar: Universidad Popular del Cesar,
Noviembre 25 de 2005. Páginas 3 – 6.
64
mencionadas, entre 2001 y 2004 se organizó a los seis departamentos
meridionales del país como una primera Región Administrativa de
Planeación, RAP: la Región Surcolombiana, o del Suroccidente.
Fue una RAP informal por falta de ley orgánica, aunque protegida
por los Artículos 306, 307 y 321 de la Carta Política, y ello tuvo
el extraordinario efecto de combinar presencias, propósitos y
organismos de los seis departamentos involucrados. De allí provino
el reconocimiento de la Unión Europea a esta Región como tal, para
establecer el Laboratorio de Paz del Macizo Colombiano, el segundo
de la serie, que está en actividad. También, iniciativas como Bogotá
y Cundinamarca (Ciudad Región), con Boyacá y parte del Meta. El
Eje Cafetero con los tres departamentos del Quindío, Risaralda y
Caldas, preparan lo mismo.
En lo que tiene que ver con las mesas regionales de gobierno indígena
y negro, subraya como por la falta de atención gubernamental,
y en protesta por el aplazamiento de las Entidades Territoriales
Indígenas (ETIS) previstas en la ley orgánica de ordenamiento
territorial, algunas comunidades indígenas han procedido a
organizar lo que llaman Mesas Regionales con representación de
sus resguardos. La más prominente y activa es la de la Región
Amazónica, con sedes alternas en Leticia y Mitú, que reúnen a casi
un centenar de resguardos. Presume el profesor Fals que la futura
Región Amazónica, así en preparación, comprenderá los actuales
departamentos de Amazonas y Vaupés, y partes de Putumayo y
Caquetá. “Hay que preparar bien este paso fundamental para la
autonomía zonal, porque la península de la Guajira, como el Vaupés,
es 90 por ciento territorio indígena. Estas dos secciones serían los
primeros Departamentos-ETIS del país, si se deciden a hacerlo”. [59]
En relación con la Región Caribe, Orlando Fals propone
particularmente cuatro recomendaciones que permiten concluir
que dicha Región todavía se puede y hasta se debe construir.
Hay aspectos específicos en la reconstrucción de la Región Caribe
que merecen ser enfatizados. El primero, es el respeto a la autonomía
ambiental y cultural como unidades de manejo ecológico, que
requieren la Sierra Nevada de Santa Marta, hoy despedazada por
tres departamentos y 21 municipios; la Depresión Momposina
con su extraordinaria cultura anfibia, hoy fraccionada en cinco
Corporaciones Regionales Autónomas, así llamadas, cuando no
debería haber sino una; y por último, el litoral del Urabá y del Darién
afrocolombiano, extendible a todo el Litoral Pacífico, para que se
suspendan las guerras de desplazamiento y destierro, y se respete
y utilice mejor su espléndida biodiversidad tropical y las leyes sobre
intangibilidad de las tierras colectivas de las comunidades étnicas.
Además, para combatir en buena parte la centralización regional
y el monopolio de la tierra que hoy existen, exige que Barranquilla,
Santa Marta y Cartagena renuncien a ser capitales de departamentos
si quieren seguir siendo también Distritos marítimos, fluviales y
culturales.
[59] Ibídem. página.7 - 10
65
Reconoce que falta todavía ajustar y reestructurar los límites internos
municipales y departamentales, y hacerlos funcionales a las
necesidades y vínculos de los pueblos, en cumplimiento del Artículo
290 Constitucional. También ajustar departamentos inviables, como
el de Bolívar cuya zona sureña debe quedar como otra entidad
territorial. Lo mismo ocurre con el sur de Córdoba y el sur del Cesar.
2. REGIONALIZACIÓN DEL ESTADO O EL ESTADO REGIONAL.
Para Orlando Fals Borda lo regional se constituye en fundamento de
la propuesta del ordenamiento territorial y su desarrollo está en la
base del proyecto de regionalización del Estado o el Estado regional.
Las dos fórmulas anteriores se plantearon a partir de las regiones
como unidad de reordenamiento de la territorialidad.
Las dos posiciones de l@s constituyentes terminaron pactando
una formula híbrida con posibilidades en el tiempo de potenciales
entidades territoriales. Una República unitaria fundamentada en
un nivel intermedio como los departamentos o una República que
se reconstruye históricamente desde la diversidad territorial de las
regiones, provincias, entidades territoriales indígenas, comunidad
afrocolombianas, raizales del archipiélago y las comunales room.
Fals Borda, como presidente de la Comisión de Organización
Territorial de la Asamblea Nacional Constituyente, planteó con
mucha fuerza el tema de lo subnacional que se concretó en forma
transicional en los artículos 306 y 307 de la Constitución Política
promulgada en 1991. El artículo 1º de la Constitución reconoce la
condición descentralizada de la República y la autonomía [60] de
sus entidades territoriales. De igual manera, consagra que además
de la división general del territorio, habrá las que determine la ley
orgánica de ordenamiento territorial para el cumplimiento de las
funciones y servicios a cargo del Estado. [61]
Transcurridos 18 años de promulgada la Carta política de 1991,
una revisión conceptual y metodológica por parte de Orlando Fals,
a partir del desarrollo regional y su relación con el conflicto, la
institucionalidad y la paz, arroja una valoración con más sombras
que luces en la perspectiva de la visión de la regionalización del
Estado, y mucho más lejana del escenario de un Estado Regional.
Desde 1991 hasta el 2008, las evidencias gubernamentales lo
que muestran es recentralización del poder en el nivel nacional,
perdida progresiva de la autonomía de las entidades territoriales,
recortes de recursos (participaciones) para municipios, distritos y
departamentos, inviabilidad en la aprobación de la norma que debe
hacer posible la creación de regiones, provincias y ETIS, así como
insostebilidad de la institucionalidad para el modelo agotado de
ordenamiento territorial actual.
[60] Constitución Nacional República de Colombia. Artículo 287
[61] Constitución Nacional República de Colombia. Artículo 285.
66
A partir de la última entrevista del profesor Fals Borda, a finales del
2007 [62], es posible retomar conceptualmente lo que entendía como
desarrollo, región, desarrollo regional y el papel de la Investigación
Acción Participativa en la construcción de región en conflicto y paz
y su tensión con relación al logro de la regionalización del Estado o
el Estado Regional.
Con relación al polisémico y controvertido concepto de desarrollo,
precisa: “Pero yo tengo ciertas reservas con el uso del concepto
de desarrollo como tal. Porque, en mi opinión, ha servido para
implementar políticas que tienen que ver mucho más con los
aspectos económicos y políticos que con los aspectos sociales.
Entonces, el desarrollo económico o económico-social ha venido
siendo un caballo de batalla para imponer a los llamados países
subdesarrollados, determinado tipo de políticas provenientes de
Europa y Norteamérica, donde la idea de desarrollo - o development
o développement - se originó, y fue recogida por las Naciones
Unidas. En realidad fue una imposición del gobierno de los Estados
Unidos. Ustedes saben por los estudios de Arturo Escobar y otros
grandes analistas de este asunto que fue una directriz del gobierno
de Harry Truman, el que inventó todo lo que tiene que ver con el
famoso desarrollo, en el año de 1949.” [63]
Se pregunta el entrevistado: “¿Cuál era la idea o cuál sigue siendo
- hasta cierto punto, porque ya está pasado de moda -? La idea
era que el desarrollo debía consistir en imitar a las instituciones
- con todos sus pasos históricos, políticos y económicos que
hubieran dado - de los países llamados avanzados: Estados Unidos,
Inglaterra, Francia, Alemania. Eso era desarrollo”. Y su respuesta
no pudo ser más contundente: “A copiar se dijo!, tercer mundo a
copiar. Pobres y tropicales a copiar. Y eso implicó una colonización
intelectual y política de nuestras clases gobernantes, lo cual nos
produjo, entonces, un desfase que, en mi opinión, sigue influyendo
en nuestras instituciones educativas. También porque ignoran esa
idea de desarrollo, impuesta desde afuera”.
Invoca en esa oportunidad que “El desarrollo eurocéntrico, ignora
una de las leyes básicas de los fenómenos sociales mundiales,
cual es la ley de contexto. Si la idea de desarrollo, tal como nos la
impusieron, es resultado de la aplicación de una ley de contexto,
que es la que importa, esa ley de contexto implica que se inspiró
el concepto en Europa, Estados Unidos y Canadá, y que refleja,
entonces, su historia, su cultura, su ambiente. Y, eso sí, díganme
si no son muy distintas las estepas de Siberia de las selvas del
Amazonas. Acá nosotros somos tropicales porque hay un sistema
integrado de manejo ambiental, de recursos de la naturaleza, que
vincula a los Andes en sus puntos más fríos y nevados, con las
[62] Entrevista a Orlando Fals Borda realizada por Normando Suárez con motivo del
lanzamiento de la CLOFB de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia,UNAD.
En Revista de Investigaciones de la UNAD – 2007 – Volumen 6 – Número 2. Página
[63] Ibidem
[64] Ibidem
67
selvas húmedas del sur. Todos somos tropicales en este país, en
Colombia. Y entonces, ese es el contexto y consistencia de nuestro
propio «desarrollo», entre comillas; pero no el desarrollo externo
ni el desarrollo eurocéntrico o el desarrollo de Truman. Por eso mi
resistencia a seguir empleando ese concepto”.[64]
Trece meses antes de morir, Orlando Fals, quien como se ha
mencionado, fuera en su momento constituyente y Secretario
General de la COCT, precisa la definición de lo regional como una
construcción social. Sobre el particular afirmaba: “a mí se me ocurre
que el concepto de región, desarrollado por diversas instituciones
educativas, ha tenido unas expresiones bastante complejas, y que
son más frecuentes de lo que uno cree. Ese concepto de región, según
se ha definido por diferentes instituciones, ha dado base a diferentes
tipos de mapas con los cuales se administra la institución respectiva.
Las regiones existen no porque haya decretos o decisiones rectoras;
por el contrario, estos reconocen la realidad de la región y tratan de
responder con los recursos institucionales.” [65]
Los dos conceptos (desarrollo – región) anteriormente replanteados,
le permite ratificar que los departamentos no son la entidad
territorial para un nuevo modelo de ordenamiento del territorio que
reconozca la diversidad territorial de Colombia. “En lo que tiene que
ver con el tema del desarrollo regional y de las instituciones, yo diría
que estamos llegando a un punto de saturación en Colombia, en
relación con el uso del espacio nacional y marítimo. Incluyo también
a las islas de San Andrés, Providencia y a su entorno marítimo. ¿Por
qué? Porque esas islas son nuestra región insular especial y no es
posible, en mi opinión, que un país como Colombia, por la diversidad
que tenemos, pueda seguir arrojado a una estructura de división
territorial interna tan obsoleta, tan mal concebida y tan malamente
gobernada.
Suficiente con la imitación que se hizo a finales del siglo XIX:
como Francia organizaba los espacios por departamentos - así
llamados, sin tomar en cuenta sus componentes provinciales - una
colonia intelectual de Francia dice que aquí en Colombia teníamos
que tener iguales departamentos y, entonces, acabamos con los
Estados independientes. De esto hace ya 130 años, pero eso hace
imposible que un país - cualquier país del mundo -, especialmente
con el dinamismo del nuestro, pueda sostenerse con una estructura
de administración territorial que heredamos. [66]
En una revisión retrospectiva, advierte que “la regionalización es
mal interpretada como soberanía política en diferentes secciones”.
Fíjense ustedes: en el caso colombiano lo que se fomentó fue la
guerra civil. Por ejemplo, Antioquia contra Santander, y las guerras
de independencia que nosotros en la Costa Atlántica hicimos para
separarnos formalmente del interior del país. Era una especie de
interpretación de la región y de lo regional, que buscaba desintegrar
los espacios y no integrarlos.
[64] Ibidem
[65] Ibidem
[66] Ibidem
68
“Entonces, un concepto de región de ese tipo, del siglo XIX, yo
creo que ya se ha superado. No hay duda de que Colombia se ha
integrado y ha pasado ahora a la problemática de la integración
regional al reconocer que las regiones existen si su historia, su
cultura, su contexto ambiental, lo imponen. Por eso, me parece a mí
que es lindo, que vale la pena, que un país sea diverso y que no sea
como en algunas partes de Asia; pero acá, con esta riqueza triétnica,
cósmica, según Vasconcelos, el mexicano, con estas bellezas que
se ven acá, triétnicas, cósmicas, ¿para qué China? [67]
En el presente, con el nuevo enfoque y en una perspectiva de
futuro, Fals Borda revindica los procesos de regionalización para
avanzar al postconflicto. Al respecto señalaba: “Pues las regiones,
ahora diversas, como están, permiten enriquecer las regiones de
un país moderno y buscar equilibrio de uno con otro, buscar ese
entendimiento de uno con otro, de lo diverso, de hablar del otro con
respeto y con amor. Esas características de una nueva concepción,
la de regionalización, para eso estamos. Si no hay esa comprensión
con base en la tolerancia por la diversidad regional, si no hay ese
aprecio por la riqueza de la diversidad regional, la consecuencia
no es la paz, es el conflicto. Cuando ese mutuo respeto quede
ya interiorizado por los colombianos, tendremos un país en paz.
Ahora, eso no quiere decir que no existan conflictos, es parte de la
naturaleza humana; nos engañamos, creemos que si resolvemos
problemas regionales, esto va a ser como la Arcadia, y no. Parte del
encanto de la vida real es el intercambio de las diferencias toleradas
y el afán y el deseo de comprender al otro. Y por eso una política de
regionalización bien entendida, bien ejecutada, podría dar las bases
para esa paz tan elusiva para los colombianos.” [68]
También, ratifica el profesor la opción metodotologica de la
Investigación Acción Participativa, IAP, para entender el conflicto
y avanzar en la profundización de un proceso de regionalización.
Destaca las vertientes de la filosofía que están aportando desarrollo
teórico para superar y trascender el enfoque de sociedades en
equilibrio y funcionales: “Hablando, de nuevo, de la ley de contexto,
aquí la vemos otra vez aplicada, porque la idea del paradigma
funcional era analizar las situaciones de equilibrio social, no de
conflicto social, o buscaban una sociedad de ángeles, donde
el conflicto se viera como una disidencia, o como un fenómeno
patológico de la sociedad, una desviación; entonces, un paradigma
de ese tipo impedía ver otros ángulos de la realidad del mundo”.
“Entonces, cuando vinimos a Colombia, a la India, a Tanzania, a
México, aquí era guerra, violencia, narcotráfico, paramilitarismo,
presidentes abusivos del poder, aquí hay que aplicar otro paradigma
distinto; y fueron apareciendo esas posibilidades, siendo la IAP una
de esas posibilidades, privilegiaba la praxis. En cambio, por la filosofía
venía otra corriente, buscaba también paradigmas alternos muy
interesantes. Aparecen, entonces, filósofos como Gregory Batenson,
[67] Ibidem
[68] Ibidem
69
que propone el estudio de conjuntos, conjuntos complejos y de ahí
salen las teorías del holismo, que me parece hoy están dominando
las ciencias sociales. Ya no es el positivismo de Talcott Parsons, de
Robert Merton, de Descartes; inclusive el dualismo de Descartes
hoy no tiene asidero filosófico. Pues bien, Batenson y Gadarmer,
con sus teorías de los sistemas abiertos, incluso en Chile, Maturana,
Prigogini, todos estos autores, los de la teoría del caos” [69].
Igualmente, perfila el alcance y compromiso ético de la IAP: “Se
ponen las bases de una nueva universidad y de una nueva sociedad
y ese es el momento del reconocimiento mundial que se le ha hecho
a esta nueva, relativamente nueva, metodología que no es solamente
una colección de técnicas para investigar y actuar o participar, sino
también una filosofía de vida que aquel que la ejecuta, para la IAP,
es un sentipensante que sabe combinar el corazón y la cabeza y que
sabe cómo ejercería empatía y no sólo simpatía, con los demás y
con los otros. Que respeta las diferencias, que las aprecia inclusive, y
que busca la explicación de los fenómenos actuales, especialmente
en países conflictivos como Colombia, en la dinámica o en la
dialéctica de grupos que conformaron su actual esencia unitaria,
los grupos indígenas, los grupos negros libres de los palenques, los
campesinos y artesanos antiseñoriales que vinieron de España - por
fortuna con esa actitud antiseñorial - y fundaron muchos pueblitos -,
los que vinieron a pie y no a caballo, como Jiménez de Quesada-, y
los colonos y patriarcas de la frontera agrícola” [70].
En la dirección de construir una base axiológica, Fals Borda propone
las fuentes de los valores raizales a seguir: “Para mí son cuatro
pueblos originarios que son los que la IAP contemporánea quiere
enfocar para recuperar de ellos sus valores fundantes. No regresar
atrás, no un romanticismo, primitivista, no, es reconocerles valores
a estos pueblos olvidados, explotados, oprimidos por los ricos, los
capitalistas, los salvajes de la riqueza acumulada, mal acumulada.
Estos valores, son de alcance universal, porque uno diría, bueno de
los grupos originarios, los indígenas, que nos enseñan el respeto a la
naturaleza y cómo ser solidarios; la solidaridad es un valor fundante.
Los negros palenqueros nos enseñan el valor de la libertad y eso lo
han tenido por mucho tiempo y lo han defendido; los campesinos
y artesanos nos enseñan la dignidad, especialmente la dignidad
política; y los colonos patriarcas de la frontera agrícola nos enseñan
el valor de la autonomía. Son cuatro valores fundantes” . [71]
Infiere la correlación del compromiso de la IAP con los valores
fundantes de los pueblos originarios y el desarrollo en paz de la
región latinoamericana. “Un privilegio como las bases valorativas
que busca la IAP, y que si recobra esos valores y los impulsa hacia
delante en la historia, permite pensar en otros horizontes - distintos
de los que nos presentan el desarrollismo ya fracasado o capitalista
[69] Ibidem
[70] Ibidem
[71] Ibidem
70
salvaje que nos ha llegado - de una alternativa de progreso para los
pueblos de América Latina, el tercer mundo. Se dibuja de esta forma,
y esa es mi esperanza en este foro que la UNAD ha organizado y
que nos privilegia el desarrollo, entendida como ese paso adelante,
la paz, la reestructuración social” [72].
3. ÚLTIMOS PLANTEAMIENTOS Y RETOS DEL
ORDENAMIENTO TERRITORIAL.
Contrastar en los últimos tres años (2006-2008) las acciones
gubernamentales relacionadas con la descentralización, autonomía
y ordenamiento territorial y los últimos planteamientos de Orlando
Fals, permite hacer un primer inventario de problemas a resolver
relacionados con la redistribución del poder entre la Nación y las
entidades territoriales en términos de competencias y recursos.
Desde la perspectiva del postconstituyente, para Fals Borda no
puede ser más desalentador el balance:
• En cuanto a la autonomía, su progresivo recorte y reducción
a su mínima expresión en términos de gobiernos cooptados,
conflicto de competencias, intervención de otros niveles en la
administración de los exiguos recursos que les corresponden a
las entidades territoriales.
• Bajo la presunción del conflictos, recentralización de poder en el
nivel nacional en detrimento de las entidades territoriales
• Sectorialización y fragmentación de las competencias
territoriales
• Reducción y recortes de los recursos a las entidades territoriales,
particularmente de la principal fuente como lo es el Sistema
General de Participaciones -SGP [73].
Derivado de la situación anterior, Orlando Fals observa y evalúa
un modelo de ordenamiento territorial propuesto por el gobierno
nacional en la perspectiva del 2010-2019 [74] (Celebración del
bicentenario) con las siguientes características contradictorias:
• Una propuesta de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial
- LOOT para su adopción en el 2010 con enfoque asociativo y
“flexible” para la competitividad y no para la solidaridad y la
disminución de los desequilibrios socioespaciales. En ella la
Nación se desentiende y se substrae de sus responsabilidades
cuando termina por colocarle énfasis a los esquemas asociativos
públicos -privados.
[72] Ibidem
[73] Acto Legislativo 04/2007 y Ley 1176/200
[74] Departamento Nacional de Planeación. Visión Colombia Segundo Centenario; 2019.
Bogotá: Presidencia de la República – Planeta –DNP. 2ª edición,
2005.
página
344-345
71
• El territorio es concebido como una condición necesaria de
localización y proveedor de recursos para generar ventajas
comparativas y no como una territorialidad que se construye
socialmente.
• Se pervierte la relación teleológica de medio a fin. El
Ordenamiento territorial se concibe como medio para el fin que es
la descentralización, cuando la relación es inversa. Así lo establece
el artículo 1º de la Constitución Nacional: la autonomía de las
entidades territoriales se canaliza mediante la profundización del
proceso de descentralización.
• Se privilegia el concepto de asociatividad a partir de la entidad
territorial departamento, y no de provincias y regiones como
potenciales formas de organización y contenedor del poder en
los territorios históricamente reconocidos.
• Se propone descentralizar sectores como el agrícola, vías,
educación técnica y grupos vulnerables. No hay claridad de
la transferencia de los recursos suficientes para asumir estas
competencias.
• Reducción de las transferencias y compensaciones territoriales.
• Aumento de la tributación para la progresiva autofinanciamiento
de las entidades territoriales. La cuarta parte de la base tributaria
general debe provenir de municipios, distritos y departamentos.
• Mayores recursos propios, menos gastos, menos dependencias,
mayor capacidad y uso de la capacidad de endeudamiento y
mayor ahorro corriente para cada vez mayor autarquía de las
entidades territoriales de los recursos que recauda, acumula,
concentra y centraliza la Nación.
• Antes que acciones orientadas a una mayor equidad, equilibrio
e igualdad territorial, se privilegia la eficiencia de la gestión de
los 1100 municipios, cuatro distritos, 32 departamentos y 780
resguardos indígenas.
En los dos recientes documentos que recapitulan la línea de
pensamiento del profesor Fals Borda, en 2007 y 2008, se presentan
consideraciones generales relacionadas con el desarrollo territorial.
En el
primero, “La Investigación Acción en convergencias
disciplinarias”, escrito para recibir en Montreal –Canadá, el premio
de la Asociación de Estudios Latinoamericana (LASA) en septiembre
último, además de la teoría del contexto, recomienda volver los ojos,
respetar y reaprender de los cuatro pueblos que han conformado
la esencia de la Nación Colombiana: los indígenas, los negros de
palenques, los artesanos y campesinos antiseñoriales y los patriarcas
colonos de las fronteras agrícolas.
72
En el segundo, “Continuidad y disidencia entre científicos activistas”,
leída para recibir en Memphis –Tennesse, el premio Malinoski en
marzo de 2008, plantea que ante un eventual paradigma holístico
alternativo tiene la probabilidad de tener los siguientes elementos
representativos del ordenamiento territorial:
• Estudio de las raíces (pueblos fundantes) de la conducta
humana en sistemas territoriales abiertos y no cerrados.
• Cosmovisión contextualizada por dimensiones socioeconómica
y política-institucional.
• Reconocimiento de las diversidades culturales y étnicas.
A partir de admitir que el tema de desarrollo regional no está
concluido, los retos que se sugieren a continuación para su
investigación, se contextualizan en el nuevo paradigma alternativo
del ordenamiento territorial que se propone por parte de Orlando
Fals, el cual se asume con la capacidad para redistribuir el poder
del Estado en los territorios, reconocer las formas de organización
del espacio identificadas históricamente en el país, recuperar lo
público para la sociedad civil, garantizar el ejercicio pleno de la
autonomía, mantener el equilibrio entre competencias y recursos,
mejorar los niveles de gobernabilidad, legitimar y hacer sostenible la
institucionalidad territorial y facilitar el tránsito al postconflicto.
Retos para la diversidad territorial colombiana:
• Desafíos teóricos/prácticos de la IAP desde la perspectiva de
la línea de pensamiento de Orlando Fals en una territorialidad
diversa.
• Concordancias y diferencias de la investigación experimental, la
etnometodología y la IAP en contextos regionales diversos.
• Investigación interdisciplinaria y la IAP en sectores, instituciones
y entidades territoriales de diverso orden.
• El papel del@ intelectual orgánico en contextos territoriales
conflictivos y situación de violencia.
• Validez de la IAP en estudios de casos territoriales.
• Puntos críticos de la propuesta del ordenamiento territorial.
• Alcance y límite de la propuesta de desarrollo regional 19912007.
• Distribución de recursos en la propuesta de ordenamiento
territorial.
• Descentralización política, administrativa y fiscal
en las
propuestas gubernamentales de ordenamiento territorial.
73
• Propuesta de regionalización y el proyecto de ley orgánica de
ordenamiento territorial en Visión Colombia 2019/II Centenario
• Organización de las Regiones, provincias, ETIS, reservas
campesinas, comunidades afrocolombianas, regionalización de
San Andrés, Providencia y Santa Catalina, fronteras y límites. [75]
• La propuesta de ordenamiento territorial, el desarrollo endógeno
y la responsabilidad social.
• Segunda parte de “Historia doble de la Costa”, para la provincia
de Santa Marta y el Estado del Magdalena Grande.
• La propuesta de desarrollo regional falbordiana y el Compromiso
Caribe 2008-2011.
• La propuesta de ordenamiento territorial y la revisión y ajuste de
los POT municipales, distritales y metropolitanos.
Retos con relación a la IAP en el marco de un paradigma alterno:
[76]
• Construcción de un paradigma alterno, estudiando los grupos
originarios o fundantes regionales, destacando sus valores de
solidaridad humana.
• Entender y combinar, en el contexto regional, las complejidades
de las sociedades: lo oral, lo particular, lo local.
• Métodos para resistir la homogeneización de la globalización
para defender las identidades y vida como naciones y pueblos
autónomos.
4. PROPUESTA POSTUMA DE ORDENAMIENTO
TERRITORIAL.
A propósito de un mensaje “En defensa de la costeñidad y la paz: mis
frustración” [77] Orlando Fals Borda dejó su legado en perspectiva
y en un fraternal llamado de atención: “Según mis orígenes
presbisterianos de la Arenosa (Barranquilla), parece que tendré
[75] Orlando Fals Borda. Le ley territorial y la crisis política. Documento leído en la
entrega de la Gran Cruz de la Orden del Congreso Nacional de Colombia, Salón de
la Constitución, Capitolio Nacional. Bogotá, Febrero 28 de 2007. p 113
[76] Orlando Fals Borda. Situación contemporánea de la IAP y vertientes afines.
Ponencia para el I Encuentro Internacional de Investigadores en Acción, Universidad
Nacional Experimental Rafael María Várala. Cabimas Estado Zulia, Venezuela, Junio
22 de 2006
[77] Publicados en El Heraldo de Barranquilla y en la revista Foro de Bogotá, marzo
28 de 2004.
[78] Orlando Fals Borda.. De vuelta a Mompox en compañía de Candelario Obeso.
Homenaje a Obeso en Bogotá, organizado por la fundación Candelario Obeso, Marzo
28 de 2005. En
Hacia el socialismo raizal y otros escritos. Ediciones CEPA y
Desde Abajo. 2007
74
licencia de seguimiento de estos reclamos y de la contradictoria
vida terrenal, desde el sitio del otro mundo que el hado me asigne.
Tenga la seguridad, de que me seguiré examinando con los demás
para que los colombianos lleguemos por fin a ganar la paz con
justicia, dignidad y prosperidad general, que nos merecemos por lo
menos desde la misteriosa llegada de Bochica a estos trópicos. No
sigamos siendo los “dejaos” del paseo de la historia.”
Para cumplir la voluntad del Maestro Fals Borda, manifestada
expresamente en los videos de la serie Trópicos: “El científico social
del siglo XXI” y “El Caribe de Fals Borda”, así como en el documento
que tituló “De vuelta a Mompox en compañía de Candelario Obeso”
[78], se acuerda distribuir parte de sus cenizas en las ocho regiones
propuestas por él en 1994 como Secretario General de la COTC:
Caribe, Andina norte, Pacífica norte, Central. Orinoquía, Andina sur,
Pacífica sur y Amazonia.
El mejor homenaje a su memoria es continuar impulsando
la discusión de su propuesta de reordenamiento territorial en
escenarios, eventos y latitudes diferentes, para avanzar en la
autodeterminación de los territorios diversos, y “ganar la paz con
justicia, dignidad y la prosperidad general, que nos merecemos”
BIBLIOGRAFÍA.
Asociación Colombiana de Sociología. Memoria del Primer congreso
Nacional de Sociología. Editorial Iqueima. Bogotá, 1963.
BONILLA, Víctor Daniel; CASTILLO, Gonzalo y FAS BORDA, Orlando. Por ahí
es la cosa. Ensayos de Sociología e Historia Colombiana. Publicaciones de
la Rosca. Bogotá, 1972. 2ª. Edición.
CAMACHO GUIZADO, Álvaro. Orlando Fals y el ordenamiento territorial.
Artículo en el Espectador. Opinión 23 agosto 2008.
Comisión de Ordenamiento Territorial.
Colombia hacia el milenio.
Memorias del taller sobre sistemas de ordenamiento territorial, autonomía
y descentralización. Bogotá: 1994.
DÁGUER, Carlos. Historias de provincia. Artículo en el Tiempo. 17 agosto
2008
FALS BORDA, Orlando. Acción y conocimiento. Puesta al día de la IAP en
el mundo. 1991.
FALS BORDA, Orlando. Acción y espacio. 2000
FALS BORDA, Orlando. Ciencia propia y colonialismo intelectual. Los
nuevos rumbos. Carlos Valencia Editores. Bogotá, 1987.
75
FALS BORDA, Orlando. Conocimiento y poder popular. Lecciones con
campesinos de Nicaragua, México, Colombia. Siglo Veintiuno Editores.
Bogotá, 1986
FALS BORDA, Orlando. Consejo Regional Indígena del Cauca. Manifestación,
1974.
FALS BORDA, Orlando. Continuidad y disidencia entre científicos activistas.
Ponencia en Sociedad de Antropología Aplicada. Premio Malinowski.
Memphis, Tennesse, 28 marzo 2008.
FALS BORDA, Orlando. Cuadro comparativo sobre normas orgánicas,
regiones administrativas y planificación, 1995 – 1996.
FALS BORDA, Orlando. Demografía del Cauca. 1958
FALS BORDA, Orlando. Documentos sobre poblaciones de Cundinamarca
(Fúquene, Machetá, Fusagasuga) y de Caldas (Riosucio, Supía). Periódico
Proceso Santandereano, 1984.
FALS BORDA, Orlando. El problema de cómo investigar la realidad para
transformarla por la praxis. Tercer Mundo Editores.
FALS BORDA, Orlando. El reformismo por dentro en América Latina. Siglo
Veintiuno Editores. 1974. 2ª. Edición.
FALS BORDA, Orlando. El vínculo con la tierra y su evolución en el
departamento de Nariño. Notas de viaje, 1959.
FALS BORDA, Orlando. Entre los paisas. Reconociendo su misión en la
historia. Tesis para el título Honoris y Causa de Sociología. Paraninfo.
Medellín, 2005.
FALS BORDA, Orlando. Experiencias Teórico – prácticas. En libro:
Participación popular: Retos del futuro. Orlando Fals Borda (compilación y
análisis) ICFES – IEPRI – COLCIENCIAS. Bogotá, 1998.
FALS BORDA, Orlando. Guía práctica del ordenamiento territorial en
Colombia: contribución para la solución de conflictos, 1998.
FALS BORDA, orlando. Hacia el socialismo raizal y otros escritos. Ediciones
CEPA. Bogotá, 2007.
FALS BORDA, Orlando. Historia Doble de la Costa. Bogotá: Carlos Valencia
Editores. (4 Volúmenes) 1986.
FALS BORDA, Orlando. Historia de la cuestión agraria en Colombia.
Publicaciones de la Rosca. Bogotá, 1975. 2ª. Edición.
FALS BORDA, Orlando. Insurgencia de las provincias. Hacia un nuevo
ordenamiento territorial para Colombia. Bogotá: Siglo Veintiuno Editores.
1988. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad
Nacional. 1ª. Edición.
FALS BORDA, Orlando. Kasiyadu. Registro del reciente despertar territorial
en Colombia. Bogotá: Ediciones desde abajo. 2001. Primera Edición.
FALS BORDA, Orlando. La consigna del nuevo radicalismo. En Revista
CEPA. Págs. 34 – 40 Bogotá, 2007
76
FALS BORDA, Orlando. La cuestión agraria en Colombia. Bogotá: Carlos
Valencia Editores. 1986.
FALS BORDA, Orlando.
La investigación acción en convergencias
disciplinarias. Ponencia en Latin American Studies Association (LASA).
Montreal – Canadá, 8 septiembre 2007.
FALS BORDA, Orlando. La Violencia en Colombia. Discurso en Feria del
Libro, Bogotá, 28 abril 2005.
FALS BORDA, Orlando. Memoria del Primer Congreso Nacional de
Sociología. Bogotá: Asociación Colombiana de Sociología. 1963
FALS BORDA, Orlando. Movimiento de convergencia costeña, 1972 – 1991.
FALS BORDA, Orlando. Obando. Publicación de la exprovincia. Barbacoas
(fotos), 1972 – 1973.
FALS BORDA, Orlando. Ordenamiento Territorial. Memorandos y cartas
enviadas por orlando Fals Borda.
FALS BORDA, Orlando. Polémica sobre región, 1991 – 1995. Mapa regional
de Colombia, 1994 - 1995
FALS BORDA, Orlando. Publicaciones en los municipios de Cundinamarca.
Notas de viaje, San Isidro, Machetá (Cundinamarca), 1974. Resguardo de
Tocancipá, 1970.
FALS BORDA, Orlando. Región e historia. 1996
FALS BORDA, Orlando. Regiones administrativas de planificación R.A.P.
Caribe, 1996 – 2000
FALS BORDA, Orlando y RODRIGUES BRANDAO, Carlos. Investigación
participativa. Instituto del Hombre – Ediciones de la Banda Oriental.
Buenos Aires, 1985.
FALS BORDA, Orlando. Misión cumplida. Fin del mandato constitucional
de la COT 1991 – 1994. Prefigurando el Territorio Nacional. En Boletín de
Ordenamiento Territorial. Bogotá, 1994.
LANDER, Edgardo. Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocentrismo.
En libro: La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales.
Perspectivas Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp) Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2000.
Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar
MATURANA, Humberto y VARELA, Francisco. De máquinas y seres vivos.
Autopoiesis: La organización de lo vivo. Santiago de Chile: Ed. Universitaria,
1995. p. 9-63.
MIGNOLO, Walter. La colonialidad a lo largo y a lo ancho: El hemisferio
occidental en el horizonte colonial de la modernidad. El Libro: La
colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp) Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2000. Disponible en la World
Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar
77
MOLANO BRAVO, Alfredo. Orlando Fals Borda. Artículo en el Espectador.
Opinión. 16 agosto 2008
PATIÑO, Frank. Orlando Fals Borda.
cultual. 23 agosto 2008.
Artículo en El Pilón. Suplemento
PARK, Meter. Qué es la investigación acción participativa. Perspectivas
teóricas y metodológicas. Traducción de María Cristina Salazar. Universidad
nacional de Colombia. 1990.
QUIJANO, Anibal. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina. En libro: La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias
sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Edgardo Lander (comp) Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. 2000.
Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar
RESTREPO DOMINGUEZ, Manuel Humberto. Fals Borda, un intelectual
que no claudicó. En la revista CEPA. Volumen I No. 8 Bogotá, 2009
Revista Aportes No. 20.
desafíos. Bogotá, 1998
Investigación acción participativa.
Aportes y
Revista FORO. Orlando Fals Borda; Investigación y acción. Bogotá, 2008
Suárez Normando. Bases conceptuales y metodológicas del OT/DT en
Colombia. Bogotá: ESAP. 2005.
Suárez Normando. Guia para la formulación de los PDT 2008-2011. UNAD
2007
Universidad de la Salle. Investigación Acción y Educación en contextos
de pobreza. Un tributo a la vida y obra del Maestro Orlando Fals Borda.
Bogotá, D.C., 2007
VERANO DE LA ROSA, Eduardo; TÉLLEZ DUARTE, Walfa Constanza
SANDOVAL BRITO, Luis Yesid. Región y Estado: Una propuesta para la
conformación de Institucional y Financiera de la Región en Colombia.
Bogotá: Presidencia de la República. Consejería Presidencial para la Costa
Atlántica- Departamento Administrativo de la Función Pública. s.f.
78
América Latina: Identidad y Diversidad
Cultural.
El aporte de las universidades al proceso
Integracionista
Carlos Tünnermann Bernheim
79
80
1. AMÉRICA LATINA: IDENTIDAD Y DIVERSIDAD
CULTURAL.
El concepto de Nación fue acuñado en Europa. En sus orígenes,
esto es en los primeros siglos de la Edad Media, careció de
connotaciones políticas y más bien aludía al origen de las personas
y los pueblos. Se hablaba así de la “nación inglesa”, de la “nación
francesa”, etc...
La escisión de la Cristiandad hacia el Siglo XVI por efecto de la
Reforma protestante, más la crisis de los poderes imperiales,
desembocó en el surgimiento en una serie de “naciones”, esta vez
vinculadas políticamente a centros de poder encarnados en los
príncipes. Más tarde, y por obra de la Revolución francesa, surge el
concepto de soberanía nacional asumida por el propio pueblo frente
a la soberanía de los reyes. La colectividad nacional soberana es
desde entonces identificada con la universalidad de los ciudadanos.
Como puede verse, el surgimiento del “Estado-Nación” fue en Europa
el producto de un largo y lento proceso histórico, en el cual el Estado,
entidad jurídica, se ajustó a la Nación, fenómeno de carácter sociocultural. En cambio, en nuestro continente, las Naciones surgieron
como consecuencia de la acción de los próceres y caudillos de
la Independencia. Algunos “estados-naciones”, como Bolivia, por
ejemplo, fueron el producto de la voluntad de un líder (en este caso,
del propio Libertador Simón Bolívar) o del fraccionamiento provocado
por los localismos (Sarmiento decía que en Centroamérica hicimos
una República de cada aldea).
Pero mientras en Europa el Estado se acopló a la Nación, en América
Latina el Estado se creó antes que la Nación estuviera plenamente
forjada. Y esto no sólo es válido en relación con nuestros “estadosnaciones”, sino también en relación con la llamada “nacionalidad
latinoamericana”, que en todo caso es un concepto en proceso de
formación.
81
No debe, entonces, extrañarnos que haya quienes se pregunten
si América Latina es un mito o una realidad. ¿Tienen validez los
análisis y las afirmaciones de carácter global, referidas a una región
donde abundan las diversidades y contrastes?
La expresión América Latina comprende una realidad sumamente
compleja, donde se dan casi por igual las diversidades y similitudes.
De ahí que si se pone el acento en las diferencias y regionalismos, es
posible negar la existencia de América Latina y de la unidad esencial
que brota de su misma diversidad. Si seguimos esa línea, se llega a
afirmar que no existe una América Latina, sino tantas como países
o subregiones la componen, por lo que cualquier pretensión de
reducirla a una sola entidad no es más que aceptar, a sabiendas, un
mito o una ficción.
Nuestro continente ni siquiera ha sido conocido con el mismo
nombre en el decurso de su historia. Sus distintas denominaciones
han respondido más a las aspiraciones de las potencias que siempre
codiciaron sus tierras y riquezas que a las suyas propias. “Las Indias”,
designación popular en el siglo XVI, debe su existencia, nos recuerda
John L. Phelan, al sueño de Colón de llegar al Asia de Marco Polo. En
el pensamiento del historiador franciscano Gerónimo de Mendieta,
el otro nombre para las Indias en el siglo XVI, el Nuevo Mundo, tenía
sus connotaciones bastantes precisas. Para Mendieta y algunos de
sus colegas misioneros, América era sin duda un “nuevo mundo” en
el cual la cristiandad del viejo mundo podía ser perfeccionada entre
indios sencillos e inocentes. Como se sabe, el término América no
llegó a ser común sino hasta el siglo XVII. La acuñación de este
nuevo nombre, por gentes no hispánicas de Europa, fue un desafío
al monopolio español de las tierras y las riquezas del Nuevo Mundo.
En cuanto a la expresión “L’Amérique latine”, ésta no fue creada
de la nada. “Latinoamérica” fue concebida en Francia durante la
década de 1860, como un programa de acción para incorporar el
papel y las aspiraciones de Francia hacia la población hispánica del
Nuevo Mundo.
Una de las denominaciones, América, le ha sido arrebatada por
los Estados Unidos, no obstante que le correspondía con mayor
propiedad. “Para franceses e ingleses del siglo XVIII, dice Arturo Uslar
Pietri, Benjamín Franklin era el americano , y en cambio un hombre
como Francisco de Miranda, que podría encarnar con mejores títulos
la realidad del nuevo mundo, era un criollo, un habitante de la Tierra
Firme, o un exótico indiano”... A su vez, la expresión Hispanoamérica,
nos trae reminiscencias del antiguo imperio español. El concepto de
“hispanidad” fue promovido por intelectuales de la España franquista.
El término América Latina merece consideración especial, desde
luego que es hoy día el más utilizado. Vimos antes que su origen
se halla ligado a la expansión capitalista de Francia: fue acuñado
por los teóricos del Segundo Imperio de Napoleón III para justificar
las intenciones de Francia de servirse de las materias primas y
mercados de una región cuya “latinidad” se consideraba suficiente
título para reservar a Francia, y no a las potencias anglosajonas, sus
posibilidades neocoloniales.
82
Aunque el término haya sido inventado por otros, a los
latinoamericanos nos corresponde “inventar” su contenido y darle
nuestra propia significación. Si la intención de quienes lo crearon
fue subrayar nuestra dependencia y definirla como zona neocolonial
del continente, nuestro desafío consiste en utilizar el concepto como
expresión de un nuevo nacionalismo que venga a fortalecer la
unidad de nuestros pueblos.
Al proponernos esta tarea, no haríamos sino retomar los ideales que
inspiraron a nuestros próceres, para quienes la idea de americanidad
precedía a la de los particularismos nacionalistas. Jamás existió
entre nosotros una conciencia más profunda de unidad que en la
época de la Independencia. Bolívar nunca pensó que su misión
era liberar únicamente a Venezuela o a la antigua Nueva Granada.
“Para nosotros, había dicho, la Patria es América”. Y es Bolívar quien
mejor encarna esa conciencia a través de su incomparable gesta
libertadora y de su malogrado sueño de la Liga o Confederación
Americana. Desafortunadamente, prevalecieron los separatismos,
inspirados por las clases dominantes, que jamás vieron con simpatía
el grandioso proyecto de Bolívar. La ideología democrática y liberal
que lo inspiraba era contraria a los intereses de las oligarquías
criollas, más preocupadas en conservar sus privilegios locales.
A pesar de más de siglo y medio que llevan nuestros países en
ensayar, aislados los unos de los otros, su propia vida independiente,
la Nación latinoamericana, “subyacente en la raíz de nuestros
Estados Modernos, persiste como fuerza vital y realidad profunda”.
Aun reconociendo las diferencias, a veces abismales, que se dan
entre nuestros países, no cabe hoy día negar la existencia de
América Latina como entidad ni las posibilidades que encierra su
unidad esencial. Tampoco es válido aceptar su existencia como
simple ficción.
Por el lado del futuro es donde más cabe afirmar su identidad y
unidad, en lo que éste tiene de promisorio para una región en busca
de un destino común. Este es el criterio de quienes como Darcy
Ribeiro han examinado, desde distintos ángulos, las posibilidades
de una América Latina integrada o integrable: “Latinoamérica,
afirma Ribeiro, más que una entidad sociocultural diferenciada
y congruente, es una vocación, una promesa. Lo que le confiere
identidad es fundamentalmente el hecho de ser el producto -tal
como se presenta actualmente- de un proceso común de formación
que está en curso y que puede, eventualmente, conducir a un
congraciamiento futuro de las naciones latinoamericanas en una
entidad sociopolítica integrada”.
El hecho de que nuestra unidad se afinque más en el futuro que en
el pasado, no significa desdén por nuestra historia ni adhesión a la
actitud de querer vivir en el futuro y no en el presente. En realidad,
sólo apoyándonos en nuestro pasado, sin negarlo sea cual fuere,
es que podremos construir nuestro futuro con los materiales del
presente. Construirlo día a día, no simplemente esperarlo. Negar
el pasado es como negarnos a nosotros mismos. Sin él dejamos de
ser lo que realmente somos, sin llegar a ser tampoco algo distinto.
83
La construcción de nuestro futuro tiene como condición sine qua non
un compromiso de autenticidad, en el sentido de que debemos hacer
frente a tan extraordinaria empresa partiendo de nosotros mismos:
lo que hemos sido, lo que somos y lo que podemos ser, gracias a los
esfuerzos de nuestros propios pueblos. Es el ideal de autenticidad,
de que nos habla Francisco Miró Quesada, que comenzó a prender
en la conciencia de los latinoamericanos, al comprobar el carácter
inauténtico de nuestra cultura: “Al darse cuenta de que no es
auténtico, el latinoamericano quiere ser auténtico, al comprender
que su mundo es una mera copia, comprende también que jamás
podría resignarse a vivir en él y decide transformarlo en un mundo
real y verdadero, capaz de crear de acuerdo con sus propias pautas
y sus propios valores”. Sólo así podrá encontrar su propio destino,
que es la plenitud del hombre: “la autenticidad de América Latina
consiste en el reconocimiento humano, en la liberación. Este
proceso entrañará la originalidad creadora, la verdad cultural en
todos los campos”... “Al afirmar su propio ser, al reconocer el valor
de su humanidad por el sólo hecho de poseer la condición humana,
América Latina descubre su realidad profunda”.
Afirmándonos en nosotros mismos es como podemos llegar a ser
auténticos y transformar la denominación que en un principio sirvió
para diferenciarnos y atribuirnos el carácter de colonizables, de
sub-hombres, en la fuerza misma de nuestra unidad y de nuestra
liberación. Es partiendo de las esencias de nuestra nacionalidad
latinoamericana como podremos dar forma a nuestra propia
realidad y vencer los obstáculos que se oponen a la estructuración
de nuestro proyecto histórico.
Para afirmarnos en nosotros mismos tenemos que comenzar
por conocernos. ¿Qué somos en realidad? ¿Cuáles son las
características que configuran el perfil particular de nuestro pueblo
y de nuestro continente? Somos por excelencia un continente
mestizo. Y es que sin negar los distintos componentes étnicos y
las diferencias culturales que se dan entre las distintas regiones,
el hecho es que, como dice Jacques Lambert, “la América Latina
se ha convertido en la tierra del mestizaje”. Ese es el rasgo más
característico de su composición étnica. ¿Qué queremos decir
por “mestizo”, se pregunta Maradiaga. “¿Mezclado de sangre?”.
Desde luego, así, en general; pero también algo menos y algo más.
Algo menos porque no es menester que Pérez o Fernández tenga
sangre india para que sea mestizo; basta que viva en el ambiente
hispanoamericano o indiohispano que condiciona su ser físico y
moral. Y algo más, porque la mesticidad de Hispanoamérica es en
último término fruto de un injerto del tronco-ramaje español en el
tronco-raigambre indio; de modo que el español no arraiga en la
tierra americana más que a través del indio”.
“No somos europeos... no somos indios… Somos un pequeño género
humano”, decía Simón Bolívar. “Poseemos un mundo aparte,
cercado por dilatados mares, nuevo en casi todas las artes y ciencias
aunque, en cierto modo, viejo en los usos de la sociedad civil”. Ese
“pequeño género humano” de que hablaba Bolívar es en realidad
84
la raza mestiza, aunque mucho tiempo debía transcurrir antes de
que los latinoamericanos nos reconociéramos como tales y más
aún para que comprendiéramos las potencialidades creadoras del
proceso de mestizaje y lo transformáramos en motivo de legítimo
orgullo.
Es necesario, sin embargo, precaverse de transformar el
reconocimiento de las potencialidades del mestizaje en otra forma
sutil de racismo, dirigido esta vez contra nuestras masas indígenas.
Tampoco suponer que el mestizaje conduciría a la supresión de
las desigualdades, a la homogeneización social, y a la integración
nacional de América Latina. Esto sería atribuirle virtudes que no
posee. Desde luego que la simple aceptación del mestizaje biológico
o cultural no cambia las estructuras sociales vigentes.
La revalorización de las culturas indígenas y la plena incorporación
de las comunidades aborígenes a la Nación es otro de los retos
que enfrentamos los latinoamericanos. Recordemos el apóstrofe de
José Martí: “¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan porque
llevan delantal indio, de la madre que los crió!”... “¡Estos hijos de
nuestra América, que ha de salvarse con sus indios!”... ¿En qué patria
puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas
dolorosas de América, levantadas entre las masas de indios, al ruido
de la pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un
centenar de apóstoles?”.
Cabe señalar que hay momentos en nuestra historia en que el
sentimiento latinoamericano se hace sentir con mayor vehemencia.
Son los momentos en que América Latina se afirma frente a la
agresión exterior. Entonces, más que nunca, es evidente que
América Latina es una realidad innegable.
En marzo del año 1999, reunidos en Cartagena de Indias (Colombia),
casi un centenar de intelectuales latinoamericanos llegamos a la
conclusión que la construcción de América Latina “más que una
simple sumatoria de mercados, debería ser un verdadero proyecto
político de profunda raíz democrática, que promueva la solidaridad
entre nuestros pueblos, se asiente sobre sus propios valores y
reconozca la realidad de su contexto pluriétnico y pluricultural”.
América Latina es, por definición, tierra de mestizaje, de encuentro
de pueblos y culturas. Ese es su signo y su esperanza, su verdadero
capital humano y cultural. “Nuestra América mestiza”, decía José
Martí. La raza a través de la cual “hablará el espíritu”, según el lema
vasconceliano. El poeta caribeño Derek Walcott, Premio Nobel de
Literatura de 1992, dice en uno de sus extraordinarios poemas:
“Sólo soy un negro rojo que ama el mar
...tengo holandés, negro e inglés dentro de mí,
y o no soy nadie o soy una nación”...
El mestizaje es lo que define nuestro ser y quehacer como
latinoamericanos. Define nuestra personalidad y, a la vez, define
85
nuestras posibilidades como pueblos, nuestra originalidad y poder
creador. Nuestro presente y nuestro futuro están construidos sobre
la base del mestizaje.
Nos corresponde reivindicar entonces la riqueza del mestizaje étnico
y cultural. Somos los precursores de lo que un día será la humanidad:
una humanidad mestiza y, por lo mismo, verdaderamente universal.
“Soy un mestizo, proclamaba, Luis Cardoza y Aragón, tengo mi lugar.
Un lugar entre Apolo y Coathicue. Soy real, me fundo en dos mitos”.
Un doble reto se presenta ante nosotros: robustecer nuestra
identidad, de raíz profundamente mestiza, y a la vez, incorporarnos
en un contexto internacional donde la globalización y las economías
abiertas están a la orden del día, con su tendencia hacia la
homogeneización cultural.
De ahí que el tema de la unidad y diversidad cultural adquiera
singular relevancia en la agenda internacional. Alguien ha dicho
que “la diversidad cultural es a la historia y a la política, lo que la biodiversidad es a la naturaleza”.
La “Declaración de Oaxaca”, adoptada en el Seminario Internacional
sobre “Educación, Trabajo y Pluralismo Cultural”, que bajo los
auspicios de la UNESCO tuvo lugar en Oaxaca en mayo de 1993,
dice que “La reafirmación de la diversidad y la consolidación de
las identidades culturales son baluartes frente al peligro de una
sociedad tecnológica que sucumba por su impotencia de realizar la
democracia a la que aspira la humanidad, por incapacidad de crear
instrumentos eficaces para avanzar hacia un desarrollo que ponga
al ser humano y sus valores en el centro de sus preocupaciones.
Identidades, en suma, que impulsen la historia, que no sean herencias
congeladas, sino síntesis vivas, en constante movimiento, que se
alimenten de las diversidades de su interior y reciban y reelaboren los
aportes que les lleguen del exterior. Un espacio planetario requiere
de valores comunes que se articulen con las especificidades de
naciones, etnias y regiones”.
Para aproximarnos al tema de la unidad y diversidad cultural,
conviene partir del concepto de cultura.
En 1982, la “Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales”
convocada por la UNESCO, adoptó la “Declaración de México”, en
la cual se incluye una definición de cultura que mereció aceptación
universal. Según dicha Declaración, cultura es el conjunto de los
rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos
que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba,
además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos
fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones
y las creencias” [79].
[79] Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales, México, D.F. 26 de julio - 6
de agosto, UNESCO, París 1982
86
Igualmente amplia es la noción de cultura que nos ofrece el ex
Director General de la UNESCO, Dr. Federico Mayor, en su libro “La
nueva página”: “La cultura es el conjunto de elementos simbólicos,
estéticos y significativos que forman la urdimbre de nuestra vida y
le confieren unidad de sentido y propósito, de la cuna a la tumba.
La cultura modula la forma en que ejercemos el ocio, la dimensión
y amplitud que damos a la vida, los horizontes que le fijamos y la
forma en que superamos lo cotidiano e inmediato para buscar
valores trascendentes.
La “Declaración de México” proclamó el derecho de los pueblos,
naciones y comunidades a su identidad cultural. “Cada cultura, se
dijo, representa un conjunto de valores únicos e irreemplazables, ya
que las tradiciones y formas de expresión de cada pueblo constituyen
su manera más lograda de estar presente en el mundo”. De ahí que
la afirmación de la identidad cultural contribuye a la liberación de
los pueblos. Por el contrario, cualquier forma de dominación niega
o deteriora dicha identidad.
La afirmación de la identidad cultural no significa promover el
aislamiento ni la confrontación con otras culturas. En realidad, la
identidad cultural de un pueblo se enriquece en contacto con las
tradiciones y valores de otras culturas. “La cultura es diálogo, dice
la “Declaración de México” antes citada, es intercambio de ideas y
experiencias, apreciación de otros valores y tradiciones; se agota y
muere en el aislamiento”.
La UNESCO y sus Estados Miembros han proclamado el principio
de que identidad cultural y diversidad cultural son indisolubles. La
esencia misma del pluralismo cultural lo constituye el reconocimiento
de múltiples identidades culturales allí donde coexisten diversas
tradiciones. La comunidad internacional ha proclamado que es un
deber velar por la preservación y la defensa de la identidad cultural
de cada pueblo, partiendo del reconocimiento de la igualdad y
dignidad de todas las culturas, así como el derecho de cada pueblo
y de cada comunidad a afirmar y preservar su identidad cultural y a
exigir su respeto.
Una cultura de la diversidad implica el respeto al derecho a ser distinto
o diferentes, hoy en día considerado como uno de los derechos
humanos de tercera generación. La negación del “otro” conduce
a diferentes formas de opresión y desemboca en la violencia. El
“otro” puede ser la mujer, el indio, el negro, el mestizo, el marginal
urbano, el campesino, el inmigrante, el extranjero. Esta cultura de
la negación del otro genera la cultura de violencia, que ha sido una
de las principales limitantes para nuestros esfuerzos democráticos
y para la construcción de una cultura de paz.
En el caso de América Latina el pluralismo cultural adquiere especial
relevancia en relación con los pueblos indígenas, cuya cultura
generalmente ha sido menospreciada o marginada, en vez de
considerarla como lo que realmente es: uno de los factores raigales
de nuestra identidad.
87
Nuestras sociedades multiétnicas tienen que institucionalizar el
diálogo pluricultural, franco e igualitario, que incluya a los pueblos
indígenas, afroamericanos y de origen europeo y asiático. América
Latina puede aportar al concierto de naciones una sensibilidad propia,
una especificidad cultural, fruto de ese crisol de razas y culturas
que realmente somos. “Este mensaje de espiritualidad, creatividad
artística, vitalismo existencial y convivialidad, son los valores que
puede transmitir América a un mundo marcado hoy por la ruptura
brutal de las matrices sociales que ligan a los hombres. El nuevo
orden tribal fractura naciones, etnias, religiones, clases, partidos,
sindicatos, familias, dando lugar al resurgimiento de particularismos
beligerantes” [80] .
2. LA INTEGRACIÓN DE AMÉRICA LATINA.
La integración de América Latina es, como señalamos antes, el viejo
sueño de nuestros próceres de la Independencia, la reconstrucción
de la gran “Patria de Naciones”, a que se refería Bolívar.
El reto para nuestros pueblos, de cara al siglo XXI, es transformar
ese sueño en realidad, es decir, impedir que siga siendo una utopía
irrealizable o un simple recurso retórico en el discurso de nuestros
políticos o en las declaraciones de los foros latinoamericanos.
El desafío adquiere características vitales y hasta de sobrevivencia
para nuestros países; desde luego que su necesidad se impone
cada día más ante la consolidación de grandes espacios o bloques
económicos. También la integración pareciera ser el camino lógico
a seguir para que nuestro continente esté en mejores condiciones de
hacer frente a la llamada “Iniciativa Bush”. Desunidos, desintegrados,
seremos presa fácil de los designios económicos de los Estados
Unidos, a quien le resultará más sencillo lograr sus objetivos de
dominación de nuestras economías negociando tratados de libre
comercio bilaterales, que dentro del contexto de una negociación
regional, donde el intercambio podría ser más equilibrado, menos
desigual. Sólo hablando en nombre de una América Latina integrada
es que tenemos más posibilidades de ser un interlocutor en la mesa
de negociaciones y no sólo un simple suscriptor, que se adhiere a lo
que ya fue decidido por el más poderoso.
En las relaciones económicas internacionales, “todos los dados
suelen estar cargados en contra de los países más débiles”, ha dicho
el ex Secretario Ejecutivo de la CEPAL, Bert Rosenthal. La necesidad
de actuar colectivamente es un imperativo de los tiempos. Si otros
países, con historias, lenguas y tradiciones distintas logran integrar
grandes espacios económicos, no se justifica que la integración
latinoamericana sea siempre vista como un hermoso sueño
irrealizable cuando se trata de pueblos con una historia, una lengua
y un destino compartidos.
[80] “América en la historia y el futuro de UNESCO”, documento de trabajo elaborado
por Edgard Montiel, experto de la UNESCO y profesor visitante de la Universidad
de París I.
88
En el Prólogo al libro de Felipe Herrera, América Latina Integrada
(Losada, Buenos Aires, 1967), Gustavo Lagos identifica cinco
etapas o tendencias en la formación de la conciencia y estrategia
integracionista. “Estas cinco etapas y tendencias son las siguientes:
1ª La época del movimiento de la independencia de los países
latinoamericanos en la cual la generación de los libertadores
y personeros de la élite política e intelectual de esos tiempos,
desarrolló una conciencia integracionista sin una estrategia
adecuada para realizar la unidad latinoamericana. 2ª La época de la
formación y desarrollo de los nacionalismos latinoamericanos que
se inicia cuando desaparece del escenario político la generación
de los libertadores, y que se extiende durante todo el siglo XIX
hasta la primera guerra mundial. Esta etapa se caracteriza por el
desarrollo de una corriente integracionista al nivel del más alto
pensamiento latinoamericano y por el debilitamiento manifiesto de
dicha conciencia al nivel gubernativo, político y económico. Es la
época en que existe una conciencia unitaria en un nivel puramente
intelectual sin apoyo de grupos políticos o económicos que hagan
viable una acción concreta. 3ª La época de desarrollo de una
conciencia integracionista a nivel político con una estrategia de
penetración partidaria. Esta corriente se inicia en la década del 20
con la creación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana
(APRA) y se extiende hasta nuestros días, reforzándose con la
creación de partidos demócratas cristianos en diversos países y con
la fundación del Parlamento Latinoamericano de Lima en 1964. 4ª
La época en que la corriente integracionista latinoamericana logra
expresarse en una conciencia y en una estrategia de tipo económico
que al principio se concibe en términos limitados para alcanzar
posteriormente caracteres globales. Esta corriente que empieza
a prepararse en la década del 30 alcanza una primera expresión
institucional con la creación de la CEPAL, se fortalece con la creación
del Mercado Común Centroamericano y de la ALALC y se consolida
con la creación del Banco Interamericano de Desarrollo. 5ª La
etapa actual de la integración que se caracteriza por una conciencia
y estrategia globales de la integración al nivel económico, político
e intelectual y que es como la síntesis y la proyección de todas las
anteriores”.
En nuestra opinión, a las cinco etapas identificadas por Lagos en 1967,
correspondería agregar ahora una sexta, la actual, caracterizada por
la revisión crítica del proceso integracionista y su asunción como
pieza clave de un Proyecto Latinoamericano diseñado sobre la base
de proyectos nacionales de desarrollo autónomo. Es la etapa a la cual
se refiere Marcos Kaplan en su lúcido ensayo “Crisis y perspectivas
de la Integración Latinoamericana” (Colección DESLINDE) No. 119
– México, 1979).
La crítica va dirigida al modelo de integración que se promovió a
partir de la década de los años sesenta, acorde con los parámetros
de un neocapitalismo subdesarrollado y dependiente y, a la vez,
presentado como “panacea universal” que, por sí mismo y de modo
casi automático, promovería el crecimiento y la modernización de
América Latina. “En todo caso, asegura Kaplan, la integración que,
89
bajo diversas formas, se propuso y se intentó realizar en las dos
últimas décadas, sólo requiere cambios restringidos y prefijados;
permite el mantenimiento de las estructuras sociopolíticas vigentes;
respeta y refuerza la ubicación de los países de América Latina y de
la región como conjunto bajo la hegemonía de Estados Unidos.
La “sociedad deseada” es el Proyecto Nacional, que cada país
tiene que concebir y llevar adelante mediante amplios procesos
de concertación política, económica y social. Es el Proyecto de
país posible, que a su vez deberá insertarse en el gran Proyecto
Latinoamericano, que es la imagen de la América Latina que
queremos edificar y de sus posibilidades reales, el proyecto de
sociedad que deseamos heredar a las futuras generaciones,
construida con realismo pero sin descartar la utopía, lanzado hacia
el futuro con optimismo y fe en nuestras capacidades creadoras.
Tenemos que inventar ese proyecto de desarrollo viable, endógeno,
humano, alternativo, sustentable y liberador. “El desarrollo nacional
y la autonomía e integración internacionales, concluye el Dr. Marcos
Kaplan, son dos caras indisociables de una misma realidad y de
una misma exigencia”… “La integración latinoamericana –y más
en general un nuevo orden mundial- también se funda a través de
un proceso de libre diálogo y libre acuerdo mediante una escala
de estructuras autogestionadas, autogobernadas y federativas
ascendentes, la marcha hacia instituciones políticas y de sistemas
de planificación democrática a escala supranacional. Ello incorpora
supuestos, riesgos, y efectos. En primer lugar, una integración
latinoamericana digna de ese nombre se basa en la libertad, la
igualdad, la buena voluntad recíproca de los países participantes.
Excluye así fuerzas, estructuras, tendencias y comportamientos que
generan y refuerzan la dominación, la hegemonía y la explotación
de una nación sobre otra. La nación es sometida a una dinámica de
reafirmación – superación”.
“Un nuevo empeño prometeico, afirma Leopoldo Zea, deberá
impulsar a nuestros pueblos para hacer suyo el fuego de la libertad.
Un empeño que alcanzará mayores posibilidades si se empieza
por buscar otras relaciones, lo mismo entre pueblos que entre
hombres, que no sigan ya descansado en la situación vertical de
dependencia. Frente a cualquier forma de relación de dependencia,
oponer la relación horizontal de solidaridad. La solidaridad, como la
más eficaz forma de integración dentro de la libertad. Solidaridad,
como también la imaginaba el Libertador” .[81]
En la “Carta de Guadalajara”, suscrita por un grupo distinguido de
universitarios latinoamericanos el 1ro. de diciembre de 1989, se dice
que “para realizar la integración, se requiere de una voluntad política
que sólo puede surgir de sistemas democráticos, representativos,
participativos, descentralizados, igualitarios, y con un vital sentido de
justicia social”.
Cuando afirmamos que la integración debe ser la pieza clave del
gran Proyecto Latinoamericano, estamos asumiendo un concepto
[81] Leopoldo Zea: “La integración cultural y social Latinoamericana”, en LATINOAMERICA,
Anuario de Estudios Latinoamericanos, Nº 8, México, 1975 p. 25
90
amplio de integración, no el estrecho, limitado a la integración
de los mercados. Se trata de una concepción humanística de
la integración, es decir de una filosofía proyectada a todos los
ámbitos del quehacer de nuestros pueblos. Es este el concepto que
corresponde a nuestras Universidades promover, en el ejercicio de
su alto cometido de organismo forjador y difusor de un pensamiento
latinoamericano. De esa suerte, la integración devendrá en la forma
contemporánea de la independencia latinoamericana y en el canal
más apropiado para alentar su proceso de transformación social.
3. LAS UNIVERSIDADES Y LA INTEGRACIÓN DE AMÉRICA
LATINA.
El tema de la integración latinoamericana no ha estado ausente de
las preocupaciones de nuestras Universidades. Incluso, en 1967, al
presentar su ponencia ante la V Asamblea General de la Unión de
Universidades de América Latina y el Caribe, UDUAL, el entonces
Rector de la Universidad de San Marcos de Lima, Luis Alberto
Sánchez, dijo que “uno de los temas más socorridos con respecto
a la integración americana es el que se refiere al papel que en ella
tiene la Universidad”.
Tuviese o no razón el Rector Sánchez, lo cierto es que el tema ha
estado en la agenda de numerosos foros universitarios, sin que esto
signifique que esté agotado, mucho menos si lo examinamos en el
actual contexto internacional y con el ánimo de ver cuál podría ser
el aporte concreto de las Universidades en la promoción de una
filosofía humanista de la integración, ligada al ser y quehacer de
nuestro continente. En palabras del ex Presidente de la UDUAL, el
Dr. Bruno Rodolfo Schlemper Jr, Rector de la Universidad Federal
de Santa Catarina, nuestras Casas de Estudios Superiores deben
contribuir a formar “el sentimiento nacionalista latinoamericano
creando una convivencia social, racial y cultural, pues es la
Universidad la encargada de patrocinar la síntesis globalizante, de
crear la convicción integradora” . [82]
En sus más de cuarenta años de existencia, la UDUAL ha mantenido
el tema de la Universidad y la Integración como una de sus
preocupaciones básicas, en total consonancia con lo que desde
1949, en el “Primer Congreso de Universidades Latinoamericanas”,
celebrado en la Universidad de San Carlos de Guatemala, que dio
origen a la UDUAL, se señalara en el texto de la llamada “Carta de las
Universidades Latinoamericanas”, como una de las finalidades de
nuestras Universidades: “Estimular en los universitarios y en todos
los miembros de la colectividad, la noción unitaria de Latinoamérica,
y contribuir a que se extiendan y afiancen los conocimientos
recíprocos entre los pueblos de nuestras naciones”.
Es interesante observar que en este Primer Congreso se
adoptaron acuerdos relacionados con la necesidad de crear un
[82] Bruno Rodolfo Schlemper Jr.: “Universidad e integración latinoamericana” en revista
UNIVERSIDADES de la UDUAL, Julio a Diciembre de 1991, Año XLI, Nueva Época,
Nº 2, p. 3
91
Departamento de Coordinación de las Investigaciones Científicas
Latinoamericanas, la conveniencia de introducir cursos sobre
Sociología Latinoamericana, la unificación de planes y programas
de estudio, etc.
Pero fue en la V Asamblea de la UDUAL, ya aludida (Lima, 1967),
donde nuestras universidades definieron con mayor precisión su
rol en el proceso integracionista. En esa oportunidad, y al examinar
el tema: “Papel de las Universidades en la Integración Espiritual y
Cultural de América Latina”, se adoptó una resolución que creemos
conveniente reproducir aquí:
“La V Asamblea de la Unión de Universidades de América Latina;
CONSIDERANDO:
1º. Que la Universidad, por su propia naturaleza, es totalizadora
del saber humano y esencialmente integradora de la cultura;
2º. Que por su carácter de institución rectora del saber, debe
asumir el liderazgo del proceso de integración espiritual y cultural
de América Latina;
3º. Que la integración constituye un proceso cultural largo y
complejo, necesario para acelerar el desarrollo de los pueblos
de América Latina, y, en consecuencia, no puede realizarse al
margen de la Universidad.
La V Asamblea de la Unión de Universidades de América Latina.
RECOMIENDA:
1º. Que las Universidades de Latinoamérica tomen conciencia
de la realidad histórica, social y cultural de sus propios países y
estudien sus recursos y necesidades humanas.
2º. Como deber de las Universidades de América Latina el estudio
de los valores culturales latinoamericanos, su promoción y difusión,
tanto de sus creaciones como de sus hombres representativos, a
fin de que se perfile la personalidad espiritual de América Latina y
su función en la cultura humana universal.
3º. Para contribuir a la formación de la conciencia integradora de
América Latina, se recomienda, que las Universidades promuevan
la revisión de los textos de historia de nuestros países, en todos
los niveles.
4º. Que, además de coordinar el proceso de integración con
los Organismos ya existentes para la ciencia y la cultura, se
institucionalicen en todas las Universidades Latinoamericanas
organismos que la promuevan; Cátedras, Institutos, Oficinas de
Relaciones Latinoamericanas, Seminarios Inter-Universitarios
Internacionales.
5º. La urgencia de crear centros multinacionales especializados
en el estudio de la cultura latinoamericana.
6º. Que se creen, asimismo, centros de investigación de interés
común a varias universidades y países.
92
7º. Que, a fin de conseguir la integración cultural, más sólida
en América Latina, se promueva también la integración de las
Instituciones Universitarias de cada país y a nivel regional.
8º. Que la integración no constituya una esquemática y
empobrecedora síntesis de aspiraciones comunes, sino que se
realice sin detrimento del tesoro cultural de cada país.
9º. Que se intensifique el intercambio recíproco de profesores y
alumnos, se coordinen los programas de estudio; y se facilite la
homologación de Títulos y Grados.
10º. Que la UDUAL para facilitar la comunicación entre los
universitarios, gestione ante los Gobiernos Latinoamericanos
el otorgamiento de tarifas reducidas para los delegados a los
Congresos y Seminarios, promovidos por las Universidades de
América Latina.
11º. Que, para promover los valores humanos latinoamericanos, la
UDUAL estudie la posibilidad de crear un “Premio Latinoamericano
de Humanidades” y otro de Ciencias”.
Como puede verse, varios de los puntos incluidos en la resolución
transcrita, pese a su pertinencia, no pasaron de ser una declaración
de buenos propósitos. Pero estimamos que varios de ellos conviene
rescatarlos y buscar la forma de llevarlos a la realidad.
Por ahora, subrayemos los aspectos más bien conceptuales de la
resolución: la obligación de las Universidades de asumir el liderazgo
del proceso de integración espiritual y cultural de América Latina;
el reconocimiento de que la integración es fundamentalmente un
proceso cultural, largo y complejo, que no puede realizarse al margen
de la Universidad; la necesidad de que nuestras Universidades
contribuyan a la formación de una conciencia integradora.
Existe ya todo un cuerpo de pensamiento o teoría acerca
del compromiso de nuestras Universidades con el proceso
integracionista. Varios de nuestros más eminentes universitarios
han reflexionado sobre el tema y nos han aportado valiosas
consideraciones al respecto.
Carlos Martínez Durán, quien fuera Rector de la Universidad de San
Carlos de Guatemala y fundador de la UDUAL, saludó la instalación
del Primer Congreso de 1949 como ocasión propicia para “un seguro
renacimiento de la conciencia universitaria americana, un bullir de
hechos tales que afirmen sin reservas ni claudicaciones la fraternidad
de nuestros pueblos, guiados y orientados por la Universidad nueva
y responsable, exaltadora de la personalidad humana en función de
la comunidad y directriz valorativa para la vida”.
El papel de las Universidades en los procesos de integración tiene
que tener presente la nueva realidad mundial y las características
de la globalización que se nos ha impuesto, que es la globalización
[83] Sobre este tema es importante consultar el libro colectivo coordinado por la Dra.
María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera: Las universidades de América Latina en la
construcción de una globalización alternativa, Editado por la Universidad Iberoamericana
de Puebla, México, 2004.
93
neoliberal. Las tareas que las Universidades y demás instituciones
de Educación Superior de la región deberían asumir, como parte de
una “Agenda Latinoamericana” podrían ser, las siguientes:
• Las Universidades deberían plantearse el tema de la integración
de América Latina como uno de sus grandes temas de
investigación interdisciplinaria, en el contexto de una reflexión
más amplia sobre lo que podría ser un Proyecto Latinoamericano
de Desarrollo Humano Endógeno y Sostenible.
• Correspondería a las Universidades, en esta nueva etapa del
proceso integracionista, contribuir a esclarecer el papel de
América Latina y el Caribe en el presente escenario mundial y su
inserción, en los términos más favorables para nuestros pueblos,
en la economía mundial. Deberían así contribuir a proponer un
modelo de globalización alternativo, distinto del modelo neoliberal
. [83]
• Tarea importante de nuestras Universidades sería crear una
“conciencia integracionista” en nuestras sociedades, ligada a
una “cultura integracionista”. Sería preciso promover, en todos
los sectores sociales, el concepto de “Nación-continente”, único
que nos permitiría asumir el rol de verdaderos interlocutores,
en un mundo cada vez más caracterizado por reservar la toma
de decisiones únicamente a los grandes bloques económicos.
No estamos abogando por un simple compromiso de nuestras
Universidades con el “discurso integracionista”. Se trata de
algo más profundo: nos referimos a la difusión de una auténtica
“convicción integracionista”, que debe ser el resultado de
los análisis e investigaciones interdisciplinarias que sobre el
particular emprendan nuestras Universidades, si aceptan el reto
actuar como co-protagonistas del proceso y no como simples
espectadoras.
• Asumir el estudio de la integración latinoamericana en sus aspectos
económicos, sociales, culturales, ecológicos, políticos, etc., como
tarea universitaria, compromete todo el quehacer de nuestras
Casas de Estudios Superiores: su docencia, su labor investigativa
y su proyección social. El tratamiento interdisciplinario de estos
temas demanda de nuestras Universidades nuevas formas de
trabajo académico. El estudio de la integración necesariamente
parte del conocimiento de nuestra historia y de nuestra realidad
presente. Por lo tanto, las Universidades deberían enfatizar el
estudio de nuestro pasado, de los factores que nos separan o son
causa de fricciones entre nuestros países, y elaborar, en conjunto,
una Historia de América Latina que analice ese pasado como
etapas de un largo proceso de integración y desintegración,
hasta llegar al momento presente en que la integración se vuelve
ineludible. Tal empresa no se reduciría a los desenvolvimientos
políticos, sino que debería comprender la historia de las ideas, de
la cultura, de la educación, de la literatura, etc.
• Las Universidades deberían contribuir a elaborar
un
pensamiento integracionista para el momento actual, que
contribuya a dar respuestas lúcidas a preguntas urgentes como
las siguientes: ¿Cómo lograr la convergencia de los actuales
procesos subregionales de integración, en la perspectiva de una
94
integración regional? ¿Cuál debe ser la posición de América
Latina, como región, frente al Tratado de Libre Comercio de
América del Norte y las propuestas de “regionalismo abierto” e
“integración hemisférica”? ¿Cómo debe relacionarse América
Latina con la Unión Europea y el bloque encabezado por
Japón? ¿No es más conveniente para la región entender el
“regionalismo abierto” como la posibilidad de relacionarse con
los tres grandes bloques económicos, sin dejarse absorber por
uno de ellos, en una “integración subordinada” o dependiente?
¿No es mejor propiciar una opción estratégica de diversificación
en las relaciones internacionales? ¿Cuál es la experiencia, sobre
todo en términos de reformas educativas y universitarias y de
apropiación de tecnologías, que América Latina podría extraer
de la experiencia del llamado “milagro del Sudeste Asiático”?
¿Cuáles son los costos de la no-integración?, etc...
• Complemento de lo anterior sería el reto de emprender los
estudios prospectivos que nos permitan vislumbrar lo que será
nuestro futuro. La elaboración de los futuros escenarios posibles
para nuestra región es una tarea donde el oficio universitario
encontraría un amplio campo de ejercicio. Al concepto, siempre
válido, de “Universidad crítica”, será preciso agregar el de
“Universidad Anticipadora”, es decir, de la Universidad instalada
en el futuro, que hace de la reflexión prospectiva un tema central
de sus preocupaciones.
• No podrían faltar, en esta Agenda Latinoamericana, las
contribuciones de las Universidades a la definición de políticas
regionales y subregionales de desarrollo cultural, educativo,
científico y tecnológico. Una mayor competitividad internacional
implica la incorporación deliberada y sistemática del progreso
tecnológico al proceso productivo y la formación de recursos
humanos de alto nivel. Pero, no hay progreso técnico sin
desarrollo científico. Y no hay desarrollo científico sin educación
científica, en todos sus niveles, de la más alta calidad.
• Para adelantar estas tareas, las Universidades deberían
establecer Institutos o Departamentos de Estudios e
Investigaciones sobre América Latina. Siempre nos han parecido
un contrasentido que este tipo de entidades existan en mucho
mayor número en los medios universitarios norteamericanos o
europeos que en los de nuestra propia región, donde son muy
pocos los Institutos o Departamentos que asumen la problemática
latinoamericana como tema central. Si estos Institutos existieran
en todos nuestros países, sería más fácil organizar una red de
colaboración interinstitucional que permitiera enfrentar los
estudios sobre la integración latinoamericana mediante la
cooperación universitaria regional o subregional.
• Otra recomendación, que ha surgido de los numerosos foros que
se han ocupado del tema, es la que se refiere al establecimiento
de una red de estudios de postgrado dedicados al estudio de
diferentes aspectos relacionados con la integración. De esta
manera, cada curso podría especializarse o poner énfasis en el
estudio de determinado aspecto y mantener, a la vez, una fluida
comunicación con los otros cursos que hacen parte de la red.
(Cursos de postgrado especializados en temas como los siguientes:
marco jurídico de la integración,; derecho laboral y prestaciones
95
sociales en la integración, papel de las inversiones extranjeras
y de las multinacionales, los procesos de transnacionalización;
el rol de la ciencia y la tecnología, con especial referencia a las
políticas de cambio e innovación tecnológica; nuevas tecnologías
y transferencia de tecnologías, las políticas de comunicación, la
informática, la deuda externa, etc.)
• El rol más importante de la educación superior en el proceso
de integración es la formación del personal de alto nivel y el
fomento del desarrollo científico de la región. El saber tecnológico,
elemento esencial de la competitividad, la transferencia lúcida de
tecnología, su asimilación y desagregación, requieren una base
sólida de conocimientos científicos, que sólo puede lograrse
mediante el cultivo de las disciplinas científicas fundamentales.
La pregunta que surge es: ¿están nuestras Universidades
preparadas para asumir los retos que les plantea la integración
latinoamericana? Los diagnósticos más recientes sobre el
estado actual de la ciencia y de la investigación en nuestras
Universidades no son alentadores [84]. No solo hay insuficiencia
de recursos financieros, materiales y humanos (el promedio de
[84] Ver Capítulo III del libro de José Joaquín Brünner “Educación Superior en América
Latina: Cambios y desafíos”, Fondo de Cultura Económica, Santiago de chile, 1990,
página 133 y sigts. También el ensayo de Miguel Casas Armengol “Estado de la
investigación en la Universidad Latinoamericana” – DOCENCIA, Enero-Abril, 1967, p.
37 y sigts.
[85] “Entre las tendencias que actualmente existen en América Latina sobre la visión y
alternativas que deben seguirse con respecto a los desafíos que presentan las nuevas
tecnologías en las políticas de la región se van a señalar dos y a destacar de manera
especial una de ellas, por ser esta última la que sugiere, un poco más enfáticamente,
ciertos horizontes de cambio en la educación superior.
En primer lugar, Amílcar
Herrera y su grupo de Campinas, así como el Programa de UNITA, representan en
la región posiciones que tratan de combinar realismo y sentido crítico con la voluntad
de encontrar soluciones a una perspectiva que ofrece pocas esperanzas. En ese
sentido, Herrera señala la incapacidad que han tenido los Sistemas de Investigación
y Desarrollo en América Latina en las últimas décadas para resolver los problemas
específicos de estas sociedades; también señala que estos países no parecen estar
ahora en mejores condiciones que las que tuvieron en el pasado para absorber la
nueva onda de innovaciones; por el contrario, observa este autor, la creciente crisis
económica, la tendencia a la concentración del capital, y la tecnología asociada a
las recientes innovaciones, hacen el proceso de la nueva onda tecnológica todavía
más difícil de lo que fue en la etapa anterior. En una posición más optimista se
encuentra la economista Carlota Pérez, quien ha venido haciendo proposiciones sobre
las nuevas tecnologías y su relación con el Tercer Mundo, especialmente con América
Latina. El rasgo más resaltante de la posición de esta autora es que exhorta a los
latinoamericanos a no quedarse al margen de la revolución científica y tecnológica
y sobre todo presenta algunas propuestas sobre las formas de conseguirlo. En ese
sentido, Pérez considera que, mientras más incipiente es una tecnología, mayores son
las posibilidades de entrada autónoma, dado un cierto nivel de dotación de recursos
humanos calificados. Para los países de América Latina (y considerando, por supuesto,
las diferencias que cada país tiene en particular), no existe otra opción que buscar
la forma de participar en la revolución tecnológica, procurando aprovechar el período
de transición para utilizar las innovaciones que generen las nuevas tecnologías en el
desarrollo de sus economías y en el mejoramiento de las condiciones de vida de
sus pueblos. Es indudable que una mayor claridad sobre estos planteamientos es
crucial para definir el rol que la educación superior va a jugar en las alternativas
que se consideren más adecuadas. Pero, al mismo tiempo, es indispensable una
mayor injerencia de las propias instituciones de educación superior en el diseño de
las políticas de ciencia y tecnología a nivel nacional y regional”.
Carmen García
Guadilla: “Educación Superior en América Latina: Desafíos da Educacao na America
Latina” – CLACSO – REDUC, Sao Paulo, 1990, p. 125 y sigts.
96
la inversión en Ciencia y Tecnología en la región es menor del
0.5% del P.N.B), sino también serios obstáculos que se derivan
de las propias estructuras académicas de las Universidades. El
modelo estructural de la Universidad latinoamericana tradicional
no dejó un lugar adecuado para el cultivo de las ciencias puras
ni para la investigación básica. Construida sobre un esquema
eminentemente profesionalista, la universidad latinoamericana
clásica se preocupó más por las aplicaciones profesionales de la
ciencia que por la ciencia misma, relegada a posición subalterna.
El modelo tampoco contempló la investigación científica como
tarea primordial de la Universidad, cuyo quehacer se ha centrado,
en gran medida, en preparar los profesionales que la sociedad y
el Estado demandan.
• Es cierto que frente a la situación general de atraso en el
desarrollo científico y en las tareas de investigación podemos
señalar excepciones notables, es decir, constatar la existencia
de núcleos o centros de excelencia capaces de competir
internacionalmente en su propia especialidad. Pero, la verdad
es que la debilidad científica de América latina es una de sus
más graves limitaciones para insertarse favorablemente en la
economía mundial. Un gran esfuerzo, deliberado y consciente,
tendrá que hacer la región para superar esta dificultad, esfuerzo
que deberá ser asumido por el Estado, las Universidades y los
sectores productivos empresariales [85] .
• El conocimiento es ahora reconocido como el cuarto factor
de la producción. No será posible avanzar en los procesos de
integración si se descuidan los sistemas nacionales y regionales
de Ciencia, Tecnología e Innovación. Al respecto, Francisco
Sagasti señala que “la agenda de temas por examinar en el umbral
del siglo XXI abarca aspectos tales como el carácter que debe
adoptar el esfuerzo regional de investigación científica, el diseño
de estrategias para armonizar el acervo de técnicas tradicionales
con las tecnologías modernas, y las medidas para lograr que
las actividades productivas satisfagan la doble exigencia de
competitividad y equidad”… “En resumen, sería posible desarrollar
una actividad científica con un perfil latinoamericano que, sin
dejar de ser universal, responda a las inquietudes de la región,
se desarrolle sobre la base cultural de América Latina, y a la vez
contribuya al desarrollo de la ciencia considerada como empresa
internacional” [86].
• El enorme esfuerzo regional de desarrollo científico hará
necesaria la “integración científica”, es decir, el diseño de proyectos
de cooperación interuniversitaria que permitan sumar esfuerzos
y constituir las indispensables “masas críticas” de científicos e
investigadores de las que no se dispone al nivel nacional. Esto se
facilita mediante las redes académicas, de las cuales ya existen
varias en América Latina (Red Latinoamericana de Ciencias
Biológicas, Red Regional de Intercambio de Investigadores
para el Desarrollo en América Latina y el Caribe (RIDALC), Red
[86] Francisco R. Sagasti: “Conocimiento y desarrollo en América Latina: Ciencia,
técnica y producción quinientos años después del encuentro con Europa”, en REVISTA
INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES, Nº 134, diciembre de 1992, UNESCO,
p. 615 y sigts.
97
Latinoamericana de Estudios de Postgrado, Red Latinoamericana
de Información y Documentación en Educación (REDUC), CLAF,
OYTED, Programa Bolívar, etc… ligadas, a su vez, a las redes
telemáticas mundiales (INTERNET), que permitan el acceso a las
grandes bases de datos [87].
• Para contribuir eficazmente al proceso de integración
latinoamericana, nuestras universidades deberán emprender
un proceso de transformación que las prepare para ingresar
en el próximo siglo. En la actualidad, como lo advierte Simón
Schwartzman, “el sentimiento general es de deterioro y falta
de calidad, y de una idealización del pasado”. Sin embargo,
se pueden constatar tendencias hacia la innovación, las que
priorizan aspectos como los siguientes: un replanteamiento
de las relaciones entre la Universidad, el Estado y la sociedad
civil productiva; aceptación del concepto de “accountability”,
en el sentido de responsabilidad y rendición social de cuentas
del desempeño de la Universidad, más la instauración de
procedimientos de evaluación institucional; búsqueda de nuevas
fuentes de financiamiento, incluyendo el aporte de los propios
estudiantes; mejoramiento substancial de la gestión financiera,
administrativa y académica; reforma de los planes de estudio
y de los métodos de enseñanza; adopción de nuevos Modelos
Educativos y Académicos, elaboración de planes estratégicos de
desarrollo; apertura al mundo académico internacional, etc.
Cuando fue derribado el muro de Berlín, algunos intelectuales
europeos se apresuraron a decir que el siglo XXI ya estaba con
nosotros. Si bien creemos que Ernesto Sábato es más acertado
cuando nos dice que los siglos no terminan ni se inician para todos
los pueblos al mismo tiempo, al son de un silbato único, lo cierto
es que nuevos muros mentales, raciales y económicos siguen
dividiendo a las naciones y a los pueblos. No menos real que el
muro de Berlín es el muro que aun separa al Norte rico del Sur
empobrecido. Quizás el siglo XXI realmente comenzará para la
humanidad cuando ese muro caiga. Creemos que la integración
será uno de los arietes más poderosos para derribarlo, siempre que
la diseñemos a como la vislumbran no solo nuestros economistas
sino también nuestros filósofos y nuestros poetas, pues la integración
debe también revalorizar nuestros mitos y nuestros sueños para que
no renunciemos a la utopía.
Managua, noviembre de 2007.
[87] “En este sentido, la nueva Universidad debe transformarse en un vasto y
coherente sistema de información y conocimiento, que funcione de manera integrada
para planificar, conducir y evaluar los procesos de adquisición, creación, conservación
y difusión del conocimiento, que caracteriza una verdadera y sistemática gestión del
conocimiento. En el marco de ese sistema, que nunca ha existido, podrían coordinarse
diversas acciones de investigación, enseñanza y extensión, que con el auxilio de la
informática y la telemática podrían inyectar más coherencia a los diversos conjuntos
universitarios. La nueva Universidad debe ser una Universidad del conocimiento y para
el conocimiento”. José Silvio: “Un nuevo rol para la Universidad Latinoamericana como
gestora del conocimiento. Ponencia presentada al Seminario Internacional “Reinvención
de la Universidad”, Santafé de Bogotá, 2 y 3 de junio de 1994
98
BIBLIOGRAFÍA
1. “América en la historia y el futuro de UNESCO”, documento de trabajo
elaborado por Edgard Montiel, experto de la UNESCO y profesor visitante
de la Universidad de París I.
2. Bruno Rodolfo Schlemper Jr.: “Universidad e integración latinoamericana”
en revista UNIVERSIDADES de la UDUAL, Julio a Diciembre de 1991, Año
XLI, Nueva Época, Nº 2.
3. José Joaquín Brünner “Educación Superior en América Latina: Cambios
y desafíos”, Fondo de Cultura Económica, Santiago de chile, 1990.
4. Miguel Casas Armengol: ensayo “Estado de la investigación en la
Universidad Latinoamericana” – DOCENCIA, Enero-Abril, 1967.
5. Carmen García Guadilla: “Educación Superior en América Latina: Desafíos
da Educacao na America Latina” – CLACSO – REDUC, Sao Paulo, 1990.
6. Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales, México, D.F. 26 de
julio - 6 de agosto, UNESCO, París 1982.
7. Francisco R. Sagasti: “Conocimiento y desarrollo en América Latina:
Ciencia, técnica y producción quinientos años después del encuentro con
Europa”, en REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES, Nº 134,
diciembre de 1992, UNESCO.
8. José Silvio: “Un nuevo rol para la Universidad Latinoamericana como
gestora del conocimiento. Ponencia presentada al Seminario Internacional
“Reinvención de la Universidad”, Santafé de Bogotá, 2 y 3 de junio de 1994.
9. Leopoldo Zea: “La integración cultural y social Latinoamericana”, en
LATINOAMERICA, Anuario de Estudios Latinoamericanos, Nº 8, México,
1975
10. Libro colectivo coordinado por la Dra. María Eugenia Sánchez Díaz de
Rivera: Las universidades de América Latina en la construcción de una
globalización alternativa, Editado por la Universidad Iberoamericana de
Puebla, México, 2004.
99
100
La utopía profunda de Abya Yala: la
visibilización de los invisibles
Antonio Elizalde Hevia
101
102
Es un pueblo cautivo, levantado, en la tierra ajena de una hacienda.
José María Arguedas, Los ríos profundos
Dicen los mayores que un indígena sin tierra no es indígena. Dice la historia que
de La Gaitana a Quintín Lame los indígenas hemos tenido que pelear por nuestros
derechos. Dicen los espíritus que la fortaleza está en la acción soportada en la
prudente palabra. Dicen los hechos que aquí y allá nos siguen violentando, despojando e incumpliendo.
Por esto los Pueblos Indígenas del Cauca, las Naciones Originarias de Colombia,
no cejamos en nuestra meta de liberar a la madre tierra. Liberarla de aquellos que
dicen ser sus dueños sin saber siquiera que la tierra no le pertenece a nadie, se
pertenece a si misma.
Cabildo Indígena Cerro Tijeras (etnia Nasa de Colombia)
¿Cuál es la palabra que más se escucha en casi todas las lenguas? La palabra yo,
yo, yo, yo. Si embargo un estudioso de las lenguas indígenas, Carlos
Lenkensdorf, ha revelado que la palabra más usada por las comunidades mayas, la
que está en el centro de sus decires y vivires, es la palabra nosotros. En Chiapas
nosotros se dice tik
Eduardo Galeano (palabras pronunciadas en el Foro Social Mundial de Porto
Alegre, el 26 de enero de 2003
INTRODUCCIÓN
Esta presentación tiene como propósito demostrar tres cuestiones
principales. La primera es que la actual calidad de vida y bienestar
del cual disfrutamos ha sido producto de procesos históricos en
los cuales ha habido ganadores y perdedores y que las grandes
mayorías de habitantes latinoamericanos, conformadas por
campesinos, indígenas y pobres urbanos, han estado siempre entre
los perdedores.
La segunda, es que no sólo los discursos y prácticas de los sectores
(reaccionarios) conservadores y defensores del injusto statu quo
han sido los responsables de esta situación, sino que también
el propio discurso y la práctica histórica de muchos sectores
autodenominados progresistas en nuestro continente han sido
colaboradores concientes o inconscientes de esa condición de
exclusión y marginación.
La tercera cuestión es que las formas de vida propias de campesinos e
indígenas siempre han sido menos destructivas del medio ambiente
que las formas hegemónicas, ya que mientras en las primeras el
principio fundante es el respeto de la vida en todas sus expresiones,
en las actualmente hegemónicas el lucro como propósito medular
desconoce la eficiencia de la vida.
LA “OCCIDENTALIZACIÓN” DE AMÉRICA LATINA.
Latinoamérica [88] se hizo parte de la historia universal, en un
momento histórico coetáneo al surgimiento de la modernidad y
del capitalismo [89] en los países europeos, mediante los procesos
103
sucesivos del descubrimiento, conquista y colonia, que despojaron
a los habitantes originarios del continente de sus territorios, de
sus identidades, de sus lenguas y de sus dioses, dando así inicio
en forma paralela a un proceso de invisibilización humana, que
continua hasta el día de hoy.
… en el momento en que los ibéricos conquistaron, nombraron y
colonizaron América (cuya región norte o Norte América, colonizarán
los británicos un siglo más tarde), hallaron un gran número de
diferentes pueblos, cada uno con su propia historia, lenguaje,
descubrimientos y productos culturales, memorias e identidad. Son
conocidos los nombres de los más desarrollados y sofisticados
de ellos: aztecas, mayas, chmús, aymaras, incas, chibchas, etc.
Trescientos años más tarde todos ellos quedarán reunidos en una
sola identidad: indios. Esta nueva identidad era racial, colonial y
negativa. Así también sucedió con las gentes traídas forzadamente
desde la futura África como esclavas: ashantis, yorubas, zulús,
congos, bacongos, etc. En el lapso de trescientos años, todos ellos
no eran ya sino negros. [90] (Quijano 2000:220-221)
Aníbal Quijano[91] sostiene que la modernidad se inicia en América
a fines del siglo XV y que la idea de ciudadanía universal es un
producto de ella y de su racionalidad específica. Esta idea implica
en primer lugar la hegemonía de las nociones de igualdad, libertad
y autonomía de los individuos, que representan un cambio absoluto
respecto a la subjetividad previamente existente. Asimismo, significa
principalmente una importante redistribución del control del trabajo,
de la autoridad pública, y más limitadamente sobre el sexo. Esto
se traduce en cambios radicales en la dimensión material de las
relaciones sociales, en la subjetividad y reconstituye el patrón de
poder.
Continua su análisis señalando que el nuevo patrón de poder se
constituyó basado en dos componentes: el primero, un nuevo
sistema de dominación configurado en torno del invento ideológico
de “raza”, entendida como desigualdad de naturaleza entre los
colonizadores ibéricos y los colonizados aborígenes de lo que será
América; el segundo, un nuevo sistema de explotación que articuló
todas las formas previamente existentes de explotación (esclavitud,
[88] Abya Yala = Latinoamérica. Según la Wikipedia es el nombre dado al continente
americano por las etnias kuna de Panamá y Colombia antes de la llegada de
Cristóbal Colón y los europeos. Aparentemente, el nombre también fue adoptado por
otras etnias americanas, como los antiguos mayas. Hoy, diferentes representantes de
etnias indígenas insisten en su uso para referirse al continente, en vez del término
“América”. Quiere decir “tierra madura”, o según algunos “tierra viva” o “tierra en
florecimiento”.
[89] El descubrimiento de América y la colonización de América Hispana ocurren en
momentos en los cuales España se está unificando como Nación.
[90] Anibal Quijano (2003)
“Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina” en La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
latinoamericanas, Edgardo Lander (compilador), CLACSO, Buenos Aires.
[91] Aníbal Quijano (2003b),. “Notas sobre “raza” y democracia en los países andinos”
en Revista Venezolana
de Economía y Ciencias Sociales, 2003, volumen. 9, nº 1
(enero-abril), pp. 53-59.
104
servidumbre, reciprocidad, pequeña producción mercantil
independiente) en torno de la hegemonía del capital y del mercado
mundial.
Ese nuevo patrón de poder se desarrolló eurocentrándose y se
impuso mundialmente en el curso de expansión del colonialismo
eurocéntrico. Es sin duda, el producto históricamente más
importante de ese específico colonialismo y por eso le es inherente
un inextricable carácter de colonialidad eurocéntrica, que se
expresa en una contradicción tan insanable como inevitable o
necesaria: produce la racionalidad moderna y la idea de igualdad,
autonomía y libertad de los individuos y, al mismo tiempo, la
negación radical de esas calidades en los individuos pertenecientes
a las “razas inferiores”. Estos son naturalmente desiguales, en tanto
que naturalmente inferiores, a los individuos de la “raza superior”.
En rigor, fue la duradera experiencia de la colonización y de la
colonialidad lo que naturaliza en la mentalidad de los colonizadores,
que se identificarán como “europeos” o “blancos” desde el siglo XVIII,
la idea de que ellos son iguales entre sí respecto de los colonizados,
no obstante sus propias desigualdades sociales. En ese sentido,
la colonialidad del poder es, notablemente, la madre de la idea de
igualdad, autonomía y libertad de los individuos humanos. Y sólo
la lucha de los colonizados del mundo contra el colonialismo, les
permitió apropiarse también de esa idea y universalizarla como una
conquista por realizar. [92]
En Iberoamérica, luego de la Conquista propiamente dicha, vale
decir después de la invasión e inmediata destrucción de las culturas
existentes en el nuevo territorio, se inició la Colonización, mediante
la distribución de tierras a los beneméritos, con todo lo que sobre
ellas se encontrara, incluyendo a los indígenas (quienes eran
considerados - de hecho- como no personas).
En todo el continente, la colonización se inició con la institución de
la Encomienda, la cual constituye la forma de pago de la Corona
a los conquistadores. Con el tiempo, éstas se convirtieron en
grandes posesiones en las cuales se adoptaron las condiciones de
explotación del feudalismo europeo (la servidumbre): los indígenas
tenían que aportar su fuerza de trabajo en favor del encomendero, al
principio en forma total, rayando su condición en la esclavitud; luego
parcialmente, concediéndoseles unos días para trabajar su parcela
y/o las tierras comunales indígenas.
La encomienda y las diversas formas de reparto de tierras que la
sucedieron, en particular a partir de inicios del siglo XVIII (mercedes,
composiciones, confirmaciones y remates), están al origen del
latifundio actual, por cuanto ese modo de explotación de la tierra
atraviesa toda la Colonia y se traslada intacto al período iniciado
a partir de la Independencia y las constitución de las diversas
repúblicas en todo el continente, ello a pesar de las promesas y
expectativas generadas durante la gesta independentista, siendo su
[92] Ibidem.
105
principal característica no tanto la extensión, sino la ociosidad de
buena parte de las tierras y la forma de “trabajar” el resto, a través
de terceros, incluyendo a los llamados medieros o medianeros,
auténticos siervos que repartían sus cosechas a medias con el
“propietario”.
James Petras [93] sostiene al respecto que: “La piedra angular
de todo el sistema era la disponibilidad y explotación del trabajo
de los pueblos nativos o de los esclavos africanos, a través de la
coerción del Estado. La explotación era “extensiva” y en menor grado
“intensiva”: la ampliación de la jornada de trabajo predominaba
sobre el cambio tecnológico. Dada la abundancia de tierras
en relación con los trabajadores disponibles, y las condiciones
terriblemente explotadoras del trabajo, la única manera en que el
latifundio podía actuar y extenderse (y con él el sistema entero de
exportación mercantilista) era a través de un sistema de dominación
abrumadora por la fuerza y control total. La estructura interna del
latifundio se basaba en un sistema social cerrado, en el que todas
las interacciones de la mano de obra rural tenía lugar en el latifundio
y con el “patrón”, aislándolas así de la multiplicidad de actividades
comerciales, financieras e industriales que pudieran estimular el
descontento, la fuga o la rebelión. Para retener el trabajo rural dentro
de este sistema social cerrado “paternalista” la coerción violenta era
habitual: se castigaba arbitrariamente la indisciplina y la protesta
pública se reprimía ferozmente con una violencia ejemplar. Las
“relaciones recíprocas” y las “obligaciones mutuas” se basaban en el
funcionamiento de este sistema de control total dentro de un sistema
social cerrado, viable por la coerción violenta. Las apariencias se
mantenían la amenaza y la realidad ocasional de las ejecuciones
por machete”.
La llegada de los españoles a América y su regreso a la península
Ibérica, planteó con dramatismo la cuestión de los “justos títulos”, o
los argumentos que legitimaran los viajes, posible enriquecimiento
de los conquistadores y la incipiente colonización de aquellos
territorios. Es importante recordar aquí la posición de Juan Ginés de
Sepúlveda, quien con su historia de la conquista del Nuevo Mundo,
De rebus hispanorum gestis ad Novum Orbem, se convirtió en el
defensor oficial de la conquista, colonización y evangelización de
la población autóctona de América, justificando el derecho de unos
pueblos a someter a otros por su civilización superior o derecho del
dominador sobre el dominado para evangelizarlo y elevarlo a su
misma altura, ya que eran pueblos sin civilizar, esto en contra de
la opinión iusnaturalista de Francisco de Vitoria, quien se oponía al
criterio de quienes pretendían legitimar tales hechos en el poder del
Emperador, en el que le hubiera concedido el Papa por medio de
Bulas, o en el hecho de que aquellas tierras supuestamente eran
“res nullius”. Vitoria, incluso, “en pleno contexto inquisitorial, supo
reconocer que “estaban ellos (los indios) pública y privadamente
[93] James Petras y Henry Veltmeyer. El campesinado y el Estado en América Latina.
Publicado en Rebelión, 7 de marzo de 2002. Disponible en: www.rebelion.org/petras/
petras070302.htm :[fecha de consulta: 02 de febrero de 2008].
106
en pacífica posesión de sus cosas”, luego a los españoles no les
asistían más títulos que el “ius communicationis”. Según esta
reformulación del derecho de gentes, todas las personas y los
pueblos tenemos derecho a comunicarnos con otras personas
y pueblos, intercambiando información, bienes y servicios sin
causarles, ni causarnos daño.” [94]
Ginés de Sepúlveda, a su vez, era contrario al espíritu de las Leyes
Nuevas de 1542, al igual que los encomenderos, que consiguieron
su derogación por los virreyes en América, lo que motivó la llegada
a España de Bartolomé de las Casas. Sepúlveda publicó su De
justis belli causis apud indios y Las Casas replicó con sus Treinta
proposiciones muy jurídicas, situación que condujo a la celebración,
convocada por Carlos V, de una reunión de teólogos en Valladolid
(Junta de Valladolid)) entre los meses de agosto y septiembre de
1550 con el objetivo de solucionar la disputa, que recibió el nombre
de «polémica de los naturales» o «de los justos títulos».
En la reunión Sepúlveda, partidario de un consuetudiranismo
aristotélico y de la razón de estado de Maquiavelo, defendió sus
ideas sobre la justicia de la guerra contra los indios a causa de
sus pecados e idolatrías, por su inferioridad cultural y para evitar
guerras entre ellos, argumentos a los que ya se había opuesto el
iusnaturalismo de Francisco de Vitoria. Además, él creía que las
conquistas eran necesarias por el adelantamiento cultural de España,
de forma que la civilización equivalía a derecho del dominador
sobre el dominado para evangelizarlo y elevarlo a su misma altura.
Su rival, Bartolome de Las Casas, propugnaba, por el contrario, la
igualdad genérica del ser humano al margen de cualquier posición
política, y la necesidad de que los españoles abandonaran América,
limitándose a enviar predicadores para evangelizar, sin apoyo militar
ninguno. La polémica no tuvo una resolución final y cada uno de los
contrincantes se mantuvo en sus posiciones.
En la reunión Sepúlveda, partidario de un consuetudiranismo
aristotélico y de la razón de estado de Maquiavelo, defendió sus
ideas sobre la justicia de la guerra contra los indios a causa de
sus pecados e idolatrías, por su inferioridad cultural y para evitar
guerras entre ellos, argumentos a los que ya se había opuesto el
iusnaturalismo de Francisco de Vitoria. Además, él creía que las
conquistas eran necesarias por el adelantamiento cultural de España,
de forma que la civilización equivalía a derecho del dominador
sobre el dominado para evangelizarlo y elevarlo a su misma altura.
Su rival, Bartolome de Las Casas, propugnaba, por el contrario, la
igualdad genérica del ser humano al margen de cualquier posición
política, y la necesidad de que los españoles abandonaran América,
limitándose a enviar predicadores para evangelizar, sin apoyo militar
ninguno. La polémica no tuvo una resolución final y cada uno de los
contrincantes se mantuvo en sus posiciones.
[92] Rovetta Klyver, Fernando. Personalismo comunicativo y bien común. Polis, Revista
de la Universidad Bolivariana [en línea] 2005, 4 (012):[fecha de consulta: 01 de
febrero de 2008] Disponible en: <http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.
jsp?iCve=30531209> ISSN 0717-6554 .
107
Vale la pena recordar aquí que la polémica de Valladolid se anticipó
a las modernas corrientes que han hecho posible la existencia de
unas Naciones Unidas, al aceptar la discusión jurídica y teológica
sobre una acción colonizadora que se estaba llevando a cabo en
América. Esta polémica propició ya en su tiempo el reconocimiento
de los derechos del hombre sin distinción de raza, color y religión, y
en la formación de una doctrina defensora de esos derechos, cuyos
principios poco han avanzado desde entonces.
LA CONFORMACIÓN DE LOS ESTADOS-NACIONES EN AMÉRICA
LATINA.
Lograda la independencia en los países de América Latina se
conformaron en ellos, a partir de la estructura político administrativa
heredada desde el período colonial, los diferentes estados-naciones
actuales. Algunos de ellos mantuvieron prácticamente intocados
los límites territoriales definidos por el Imperio español: virreinatos
y gobernaciones. Pero a la vez, se mantuvo intacto el modo de
producción instalado desde la colonia. De ese modo subsistieron y
se consolidaron las bases materiales de su sustentación: el régimen
latifundiario y la ciudadanía censitaria.
En vista de que el movimiento emancipador no puso fin a la
estructura social del antiguo orden, dictaminada por la verticalidad
de todo reino y donde a prerrogativas de sangre le suceden las
castrenses, quienes se hicieron con el poder se hallaron en la cima
de una pirámide listos para ejercer todo tipo de autoritarismos. Y para
asegurar las fronteras de sus feudos, además de inventar y propiciar
nacionalismos extremos, llevaron a cabo el sometimiento por la
fuerza de la masa campesina indígena; y cuando ésta representó
algún problema, como recuerda Fuentes [93] no les tembló el pulso
para ordenar su exterminio. [94]
A lo largo de los dos siglos transcurridos desde la Independencia,
en las sociedades latinoamericanas se fue construyendo el EstadoNación moderno mediante sucesivos procesos de conflicto
y consenso. Un primer momento fue el de la constitución del
respectivo estado-nación en el territorio, es el período o momento de
la integración nacional. Integración en torno al concepto de nación,
[93] Hace referencia al siguiente texto de Carlos Fuentes publicado en El País,
domingo 1 de julio de 2001, p. 18. “El difícil camino de Latinoamérica”: “La legislación
de las repúblicas independientes, es cierto, abolió la esclavitud, pero no aseguró,
como angelicalmente sostiene Carlos Malamud, el tránsito de una sociedad de súbditos
a otra de ciudadanos. Más protegidas estuvieron bajo la Corona de España, tierras,
aguas y bosques de muchas comunidades indígenas que al ser liberadas a la voluntad
del desarrollo liberal (...). Cruel y destructiva como fue la conquista española, en
nada quedan atrás las campañas racistas y de exterminio de indios de los regímenes
republicanos, como las de Bulnes en Chile y Roca en Argentina. Más humanista,
más protector en muchos sentidos, fue el régimen imperial español que el régimen
republicano hispanoamericano. No sin razón, Emiliano Zapata fundó explícitamente su
revolución agraria en cédulas concedidas a las comunidades por Carlos V.”
[94] Ernesto Escobar. “Del indigenismo a la cultura chicha. Primera parte: Marxismo,
historia y José María Arguedas.” Disponible en: http://www.cuadernoscervantes.com/
enportada_36.html
108
de patria y de soberanía. Se construyeron los límites que definen la
nación y para ello fue necesario reafirmar aún más una identidad
construida que fue impuesta negando las identidades originales
previas, destruyendo las culturas, las lenguas, las creencias y las
instituciones que habían logrado subsistir y adaptarse bajo el poder
del imperio español. Los sucesivos conflictos bélicos internos y
externos que vivió el continente fueron parte del acomodo de los
límites y territorios de acuerdo a los intereses de las respectivas
burguesías nacionales y de los intereses imperiales del momento
(Inglaterra y Estados Unidos).
La siguiente descripción, posiblemente es válida para todos y
cada uno de los países latinoamericanos: El “ecuatoriano” fue
trabajosamente definido en el curso del siglo XIX, con ciertos
referentes a una historia patria en construcción, con sus héroes y
símbolos, el himno nacional, la progresiva institucionalización del
castellano y la creación de un imaginario de fronteras territoriales,
que realmente constituían la apelación a un sentimiento de
comunidad de destino… [95]
Los logros obtenidos, en términos de universalización de la
ciudadanía, fueron el producto de las diversas luchas que los
sectores dominados o subalternos llevaron a cabo durante este
período. Fueron al igual que en Europa las luchas sociales iniciadas
por los sectores obreros, las que abrieron progresivamente las
anchas alamedas de la participación y de la ciudadanía. La historia
del continente está plagada de sucesos donde fue derramada la
sangre de los pobres que demandaban justicia social.
La progresiva incorporación de los sectores de los artesanos y
obreros iniciada desde mediados del siglo XIX y la aparición de una
creciente capa media desde comienzos del siglo XX, debida a los
procesos de urbanización y de modernización de las sociedades
latinoamericanas, jugaron un rol central en el establecimiento de la
democracia política en el continente. Fueron las luchas populares,
con líderes de estas capas, las que lograron la instauración de
una democracia más incluyente y representativa en países que
sólo habían conocido prácticas políticas caudillistas, personalistas
y antidemocráticas, así como gobiernos casi exclusivamente al
servicio de los intereses de las clases y grupos dominantes. No
obstante ello, el campesinado quedó excluido hasta bastante
avanzado el siglo XX de dicha democratización.
En casi todos los países se constituyó un movimiento obrero que
tuvo expresión política en partidos de clase, con mayor o menor
éxito en cada uno de ellos. Las reivindicaciones planteadas
por estos, así como las propias de las capas medias, fueron
ampliando sucesivamente la proporción de población integrada
social y económicamente al sistema y beneficiaria del Estado de
bienestar que fue progresivamente construyéndose en los países
latinoamericanos, a partir de la gran crisis (1929).
[95] Hernán Ibarra (1992), “La identidad devaluada de los “modern indians” en Indios.
Una reflexión sobre el levantamiento indígena de 1990. Ediciones Abya-yala/Ildis, Quito.
109
En la última mitad del siglo XX, el ascenso de una burguesía cuasi
industrial, que comparte el poder con los trabajadores y con sectores
de la élite agrícola, redefinió la relación del Estado; éste promovió
una industrialización de sustitución de importaciones financiada por
las ganancias del sector agroexportador. El papel del campesinado
en este sistema de “subordinación de la agricultura al fomento de la
industrialización” consiste en suministrar mano de obra barata a las
ciudades y alimentos a bajo coste para la mano de obra urbana, sin
reformas paralelas. (Petras op.cit.)
La gran ausente en dichas dinámicas de integración fue la clase
campesina, conformada por distintos estamentos, como pequeños
campesinos, renteros, aparceros, mano de obra migratoria,
trabajadores obligados, inquilinos, inquilinos-medieros, medieros,
pequeños propietarios minifundistas, trabajadores transitorios.
Como lo señalan Petras y Veltmeyer quienes afirman que:
El Estado federal canalizaba los recursos hacia la industria y asignaba
las divisas ingresadas por el sector primario para la importación de
bienes de capital y productos semielaborados para las nacientes
industrias de bienes de consumo. A escala regional o estatal, los
terratenientes retuvieron el control sobre el poder estatal, a fin de
transferir al campesinado los “costes” de su subordinación. Mientras
que, formalmente, los partidos marxistas hablaban de una alianza
de campesinos y obreros, de hecho se alineaban con las llamadas
burguesías “nacionales”, o buscaban su alianza, o se dedicaban
estrictamente a luchas “obreristas” y a actividades de organización.
La aparición de movimientos de base campesina debió poco a los
partidos de izquierdas y populistas de base urbana; por lo menos a
sus principales líderes y organizaciones (con algunas excepciones
locales e individuales).
Durante los años treinta, surgieron importantes movimientos
campesinos de masas en México, El Salvador, Nicaragua, Colombia,
Brasil y Perú. Los trabajadores rurales, en particular los trabajadores
del azúcar en las modernas plantaciones de Cuba, República
Dominicana y Puerto Rico se iniciaron en la lucha de clases. En cada
caso, se tomaron medidas sumamente violentas y represivas para
destruir las rebeliones rurales; en el caso excepcional de México, el
Presidente Cárdenas profundizó y amplió la reforma agraria a cientos
de miles de familias. En El Salvador el levantamiento campesino fue
ahogado en sangre, con 30 000 muertos. En Nicaragua, República
Dominicana y Cuba el ejército de ocupación de EE.UU. y sus recién
nombrados presidentes-tirano Somoza, Trujillo y Batista diezmaron
los movimientos de campesinos y de trabajadores urbanos. En Brasil
y Chile, respectivamente, el régimen de Vargas derrotó al ejército
guerrillero rural de Prestes, a la vez que proseguía la industrialización
nacional, mientras que en Chile un frente popular de radicales,
socialistas y comunistas incitó a los campesinos a la lucha y luego
los abandonó en sus demandas de reforma agraria, en un “pacto de
caballeros” implícito con la oligarquía tradicional (ibid).
110
SOBRE EL CONCEPTO DE INVISIBILIDAD.
Las ciencias sociales han buscado, desde su orígenes, dar cuenta de
las asimetrías sociales mediante diversas nomenclaturas, algunas
más ampliamente usadas como aquellas proveniente desde la
tradición marxista, como la dicotomía explotadores y explotados,
hasta otras más referidas a las concepciones centro periféricas
como incluidos - excluidos.
Sin embargo, es posible pensar también los conflictos, como lo
sugiere Touraine[96], ya no solamente en términos intrasistémicos,
como entre “los de arriba” y “los de abajo”, sino también en una
oposición incluso aún más profunda entre “los de adentro” y “los
de afuera”. Desde esa perspectiva es posible introducir también
la distinción entre “lo nombrado” y “lo innombrado”, o entre “lo
visible” y “lo invisible”. En razón de que sabemos que todo sistema
de dominación, incluido el actual, está sustentado en los sistemas
de conocimiento mediante los cuales operacionalizamos el
mundo en que vivimos y del cual formamos parte, y que estos son
condicionados por nuestros sistemas de lenguaje, por medio de los
cuales al nombrar las cosas las hacemos parte de nuestro mundo
interior y las tornamos relevantes para nuestra existencia.
Manfred Max-Neef [97]señala como “… en nuestras lecturas de
Historia faltaron aquellos que sembraron y cosecharon campos,
derribaron bosques, abrieron caminos, construyeron palacios,
castillos, fortalezas, ciudades y casas. De todos los que pagaron
impuestos, mantuvieron a clérigos, ediles y funcionarios sólo hemos
tenido visiones fugaces aquí y allá. De todos aquellos ejércitos caídos
por la Madre Patria en tierra extranjera nos faltan los soldados rasos,
sus esposas que los esperaban en el hogar, toda la clase de los
servidores, hombres y mujeres… los vagabundos desposeídos, los
“indefensos” que no tenían tierra, ni hogar. Esta gente que integra las
filas de aquellos “invisibles” a los ojos de la Historia es paradojalmente
la misma gente que ha hecho posible la Historia “visible”…
Y refiriéndose a las formas de medición del producto generado por
las actividades económicas sostiene que: “las teorías económicas
dominantes no asignan valor a las tareas realizadas a nivel doméstico
o de subsistencia. En otras palabras, estas teorías son incapaces de
incluir a los sectores más pobres del mundo y a la mayoría de las
mujeres. Eso significa que casi la mitad de la población mundial - y
más de la mitad de los habitantes del Tercer Mundo - resultan ser,
en términos económicos, estadísticamente “invisibles”. Los sectores
“invisibles” para la Historia son prácticamente los mismos que
resultan “invisibles” para la Economía.” (1986:40-41)
De allí entonces que sea necesario, como lo sugiere Fernando Mires,
el incursionar fuera del sistema y escuchar los voces soterradas de
[96] Alain Touraine (1987), Actores sociales y sistemas políticos en América Latina,
Santiago de Chile.
[97] Manfred Max-Neef (1986) La economía descalza. Señales desde el mundo
invisible. Nordan Comunidad, Montevideo.
111
los que habitan en esos ámbitos, de manera de poner nombre a lo
hasta entonces innombrable. Y que los nuevos nombres hagan su
acto de presencia, atravesando las que Neruda llamaba las “puertas
del silencio”.
Una muy interesante y productiva aproximación al tema la provee
Joaquín García Roca [98], quien señala que: “Las representaciones
colectivas inducen comportamientos, orientan la búsqueda y
conforman expectativas individuales. En su interior bullen metáforas,
que se han construido con el legado de distintas tradiciones. La
primera proviene de la transposición de la física al mundo de la
exclusión; su visual procede de la comprensión de los objetos y
enfatiza “el quedar fuera y al margen” como la piedra angular en
el proceso de exclusión. La segunda es la transposición del campo
de lo orgánico; su visual proviene de la epidemiología y subraya “el
estar desviado” como el elemento decisivo del proceso de exclusión.
La tercera es la transposición del mundo de lo social y subraya la
ruptura de los lazos que constituyen la desafiliación y debilitamiento
de la vida en relación. El cuarto relato se adentra por la experiencia del
naufragio y encuentra allí las piezas para entender la trayectoria del
excluido. Finalmente, el sistema social ofrece intersticios suficientes
para representar los mecanismos estructurales que orillan y expulsan
a los desechables.” (2006:9)
Se puede afirmar que el concepto de invisibilidad surge por
contraste al aumento de los niveles de conciencia respecto a los
derechos humanos, que en sucesivas conquistas a lo largo de la
historia humana fueron obteniendo los sectores dominados. Al irse
progresivamente instalando en el imaginario colectivo el rechazo a
la injusticia, fueron incorporándose limitaciones al ejercicio del poder
absoluto del cual inicialmente disponían las clases dominantes en
las sociedades complejas.
Desde otra perspectiva, la invisibilidad es la cara reversa de la
ciudadanía. Cuando surge el Estado, esto es cuando la sociedad
política se diferencia de la sociedad civil, los ciudadanos son
quienes pueden practicar la ciudadanía. Así en la Grecia y en la
Roma clásicas no bastaba con residir en la ciudad para recibir el
status de ciudadano y poder así practicar la ciudadanía. No la tenían
allí los foráneos, ni tampoco los esclavos, los niños y las mujeres.
Tampoco la Revolución Francesa, precursora de los derechos de los
ciudadanos, otorgó a todos los habitantes de la ciudad la carta de
ciudadanía. Se le negó a las mujeres, a los niños y a los sirvientes
de la familia de un ciudadano. Al igual que en el mundo clásico,
es la propiedad la que otorgaba la condición ciudadana. Nuestras
sociedades latinoamericanas herederas de la tradición modernizante
no fueron ajenas a esas discriminaciones.
[98] Joaquín García Roca (2006), “Prólogo. Relatos, metáforas y dilemas. Para
transformar las exclusiones” en V Informe de Políticas Sociales. La Exclusión Social
y el Estado de Bienestar en España. Icaria, Barcelona.
112
SOBRE LAS FORMAS DE INVISIBILIZACIÓN
(DESCONOCIMIENTO Y NEGACIÓN DEL “OTRO”): UN PAR DE
ANÉCDOTAS PERSONALES.
Sobre la dolorosa conquista de la dignidad humana
Mi propia historia personal está vinculada al surgimiento y
organización del movimiento campesino chileno. Participé
activamente en los procesos de “concientización” [99] y organización
que posibilitaron la masificación del sindicalismo campesino en
Chile. Asimismo, posteriormente estuve a cargo de la reforma agraria
durante el gobierno del Presidente Allende (1970-1973) en la región
que corresponde al corazón agrícola de mi país, las provincias de
Curicó, Talca, Linares y Maule.
Si de algo puedo dar fe es del notable incremento de la dignidad
de los campesinos chilenos como resultado de estos procesos.
Recuerdo que en las primeras reuniones con campesinos a las
cuales asistí, a mediados de los años 60, algo que me llamó
notablemente la atención es que la mayor parte de ellos no te
miraba a los ojos. Posiblemente ello era producto del sentimiento
de sometimiento y de inferioridad que había generado en estas
personas una estructura agraria de tipo latifundista, en la cual el
campesino era considerado un vasallo, un ser de categoría inferior,
un minusválido social y político.
Con posterioridad al golpe militar, me tocó asistir a una reunión social
(bautizo o matrimonio de alguien conocido) y allí pude escuchar
en una conversación entre dos agricultores [100] a quienes había
conocido previamente en el Movimiento Familiar Cristiano.
- Supiste que fusilaron a XX
- Si,
- Bien merecido lo tenía, era un roto muy insolente, mira eso de
atreverse a mirarte a los ojos y a levantarte la voz.
¿Es posible justificar el asesinato de un ser humano por haber
tenido la osadía o atrevimiento de intentar hacerse visible a los ojos
de otros seres humanos? Mucha agua ha corrido bajo los puentes
desde esos ya más de 25 años. Se había realizado en Chile una
radical reforma agraria y se hizo también una profunda contra
reforma agraria. Pasamos desde el ineficiente latifundio oligárquico
a la empresa agrícola moderna orientada a los mercados
internacionales. Desaparecieron los inquilinos y los medieros.
Desaparecieron los patrones. Se multiplicaron los trabajadores
temporeros y hoy sólo tenemos “empresarios agrícolas”. Ya casi no
[99] Proceso en el cual un agente externo, en este caso sectores políticos de origen
urbano, desarrollaba acciones de motivación, formación social y política y organización
de los sectores campesinos.
[100] Se denomina agricultor a alguien que es propietario de tierras. Mientras que es
campesino quien no las posee o sólo posee un pequeño pedazo de tierra insuficiente
para el sustento familiar, razón por la cual debe trabajar las tierras de otro a cambio
de un salario
113
hay campesinos unicamente trabajadores agrícolas. Actualmente,
sin embargo, ya nadie en Chile oculta su mirada y baja sus ojos
frente a otro ser humano.
AUTONEGACIÓN.
Hacia comienzos de los años 90 participé en un seminario
realizado en el pueblo de Panajachel, situado a orillas del Lago
Atitlán. Terminado éste decidí ir a conocer Chichicastenango, una
de las mayores ferias indígenas que se realiza en la región andina
centroamericana. Tomé un microbús para viajar hacia ese lugar. Al
subirme vi que el bus iba bastante ocupado. Pagué mi pasaje y de
inmediato el ayudante del conductor, a mis ojos otro indígena más
aunque con vestimenta más occidentalizada, comienza a empujar
a un par de mujeres y a tironear a otra - todas ellas vestidas con sus
típicas vestimentas indígenas - para obligarla a levantarse y dejar el
asiento libre para que yo me sentara, mientras les decía: “Córranse
de aquí, indias mugrientas, y dejen que el señor se siente”. Miré
entonces hacia el fondo del microbús y pude apreciar que todos
los extranjeros (gringos) iban sentados mientras que los indígenas
viajaban de pie.
La pregunta que me he hecho desde entonces es: ¿cuán
profundamente anclados están esos sentimientos de menosprecio
y rechazo hacia la condición indígena, que incluso hasta quienes
poseen esa condición se autodesvalorizan? ¿qué tragedias humanas
y sufrimientos de todo tipo en esas historias individuales y colectivas
habrán tejido esa autonegación?
LOS MUROS DE LA INVISIBILIDAD.
A mediados de los años 90 participaba como profesor invitado en
un curso de postgrado en Planificación Territorial de la Universidad
del Magdalena en Santa Marta, Colombia. La dirección del curso
nos había alojado en un pequeño hotel, a mí y a mi esposa que
en esa oportunidad me había acompañado, en una playa muy
cercana a la ciudad de Santa Marta, llamada Taganga. Después
de una semana de comer pescado, preparado en muy distintas y
sabrosas formas, tanto al almuerzo como en la cena, decidimos ir a
cenar a Santa Marta a un restaurante ubicado a orillas del mar. Me
llamó la atención una vez que nos sentamos esperando disfrutar al
atardecer de una magnífica vista al mar, que la impedía un alto muro
que tapiaba absolutamente toda la vista. Pedimos nuestros platos
y cuando una vez llegados estos, me disponía a tragar un trozo de
buen filete, apareció una cara cadavérica que se asomó sobre el
muro, y luego otra y otra. El filete se me atragantó. Las caras eran
de aquellos pobres que habían sido invisibilizados por el muro, para
que “no molestaran con su mendicidad a los clientes”, pero ellos
saltaban y saltaban para hacer así manifiesta su presencia… y su
hambre.
114
LA FICCIÓN, PÁLIDO REFLEJO DE LA REALIDAD [101].
Creo que es una tarea casi imposible dar cuenta de los absolutamente
habituales atropellos a la dignidad humana que han caracterizado
la historia de nuestro continente, en especial los innumerables
agravios inferidos a campesinos e indígenas. Sin embargo, creo
posible hacer uso de algunas descripciones, encontradas en nuestra
literatura, que relatan vívidamente las condiciones de inhumanidad,
de injusticia y de abusos reiterados que han afectado a los invisibles.
Es posible mencionar de partida la novela María, de Jorge Isaacs,
en la cual se da cuenta, como lo señala García Losada,[102] de “la
condición trágica de un país sometido al implacable rigor del sistema
esclavista y machista sostén del orden eclesiástico-señorial español.
Para nadie es un secreto que la esclavitud indígena y africana en
Colombia, al igual que en otros países de América Latina, fue una
-por no decir que la más- de las áreas que erigió y fortificó las bases
del capitalismo ibérico y europeo. El imperio colonial hispánico
llegó a ser uno de los más vastos. La trata de negros africanos, que
posibilitaría la implantación de un sistema enfermo desde sus fueros
más profundos, fue el pivote, la piedra angular de la colonia, así se
llamara española, francesa, inglesa u holandesa. Por otra parte, la
trata fue una de las constantes más firmes en el Caribe, área que
nuestro país comparte extensamente con otros.
Dicho status colonial, entre nosotros, creó una sociedad cuya
estructura correspondería al trazado piramidal. Es decir, que al
observar primero la base y al final la cima, encontraríamos una
gran masa de negros esclavos, campesinos e indígenas. En el
medio se encuentra una clase media incipiente que batalla por
mantener o acrecentar su status económico y en muchos casos
engrosa las filas de los arruinados o empobrecidos y en la cima
de las pirámides están los comerciantes (en los puertos del Caribe
fundamentalmente) y los terratenientes o amos de la tierra. Dentro
de este contexto, Isaacs, deliberadamente o no, elaboró una novela
cuyo sentido dramático de su personaje central representa una
faceta innegable de la sociedad colombiana y con la cual podemos
establecer vínculos de identidad.”
Asimismo, creo importante mencionar la obra Pedro Páramo de
Juan Rulfo, en la cual -independientemente de su indiscutido valor
literario - éste “con trazos finos y certeros va dibujando la árida
geografía, la explotación campesina, el machismo, el abuso político,
la sociología popular y el simbolismo de una cultura milenaria,
dejando abierta la posibilidad de que los acontecimientos de Juan
[101] El realismo mágico, escuela literaria surgida en América Latina, definido como
una preocupación estilística e interés por mostrar lo irreal o extraño como algo
cotidiano y común, es una expresión propia de un continente donde los sueños y las
fantasías fueron uno de los pocos ámbitos de escape en la búsqueda de libertad del
espíritu humano, un punto de fuga simbólico en sociedades profundamente autoritarias
aunque siniestramente hipócritas.
[102] Ver de Antonio García Losada, “María: identidad, construcción /(re)afirmación
nacional” en Revista Aleph N° 139, octubre/diciembre de 2006; http://www.revistaaleph.
com.co/article.php3?id_article=81
115
Preciado en Comala sean pura literatura o la verdad más rotunda…
En este caso, se entiende que Pedro Páramo es un padre ausente y
que la imagen que tiene Juan en su cabeza la ha ido moldeando su
madre tras años y años de rencor ciego. “No vayas a pedirle nada”, le
indica ella en la partida, “exígele lo nuestro”. Tanto vivo como muerto,
Juan Preciado es, entonces, un personaje trágico, cuyo destino ha
sido trazado desde la cuna, desde el pecho materno, desde el día en
que cargó con el apellido Páramo.
Otra obra muy importante porque retrata la condición indígena es El
mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegría. Novela que pese a su gran
contenido social se desarrolla dentro de una admirable poética que
convierte al indio en sustancia literaria, universalizando y creando
personajes arquetípicos válidos para cualquier parte. Con justicia se
la valora como un símbolo de la lucha del hombre americano por
la tierra, su reivindicación como persona y reclamo de respeto a su
cultura, y por ello, una de las obras de obligada referencia en toda la
literatura de la América hispánica. Reconocida como la novela más
importante de las letras peruanas de todos los tiempos, El mundo es
ancho y ajeno denuncia el atropello en contra de una comunidad de
los Andes del norte del Perú.
Uno de los mayores logros de esta novela es ofrecer indígenas
más verosímiles que novelas anteriores. El protagonista del libro,
el alcalde Rosendo Maqui, es memorable por su sabiduría, su trato
con la comunidad y las logradas descripciones del narrador. El
dueño de la hacienda de Umay, Álvaro Amenábar, pretende que
los comuneros de Rumi trabajen para él. Por eso, les quita sus
tierras, pero como no logra sus objetivos reclama Yanañahui, último
refugio de los indígenas, un lugar anegado y pedregoso. Lleno de
trampas contra los pobres, el Poder Judicial acoge a magistrados
corruptos, testigos comprados y tinterillos desleales. “Han ganao
la plata y la maldá”, se resigna el alcalde de Rumi. En defensa del
sistema, los gendarmes y los efectivos del ejército aparecen como
perros de presa del gamonalismo. Mencionado en la novela, el
alcalde Atusparia es un referente de la lucha contra la explotación.
Se recuerda el levantamiento indígena que encabezó en Ancash en
1885. Asimismo, la vida al margen de la ley del avezado bandolero
Fiero Vásquez atrae las simpatías de los comuneros. Como muestra
de su afecto a Rumi, este ofrece sus hombres para defender los
derechos pisoteados. La rebelión de Benito Castro, hijo adoptivo
de Rosendo Maqui que fue educado por un dirigente sindical en el
Callao, se inspira en un hecho real ocurrido en 1914: la sublevación
liderada por el mestizo Rumi Maqui, seudónimo del ex sargento
mayor del ejército Teodomiro Gutiérrez. Su insurrección a favor de
los indígenas acabó con la respuesta de los militares.
El sistema organizativo, la solidaridad y el trabajo colectivo de los
comuneros tienen antecedentes en los ayllus precolombinos. Sin
embargo, entre las herencias negativas se encuentra la superstición.
Preocupado por el progreso de la comunidad, Benito Castro dinamita
una parte de la laguna de Yanañahui para mejorar las tierras. Las
viejas creencias aseguraban que ahí habitaban una mujer peluda y
116
un enano llamado chacho. Es importante señalar que Rumi cultiva la
democracia al elegir a sus autoridades. Cuando algunos indígenas
emigran a la costa y a la selva, el libro amplía su territorio. En Lima,
Benito Castro trabaja en diversos oficios: panadero, camarero,
canillita. Su azarosa vida en la capital es un anticipo de la narrativa
neorrealista urbana, surgida en la década de 1950. En las montañas,
las condiciones laborales para el cultivo de coca y la extracción del
caucho son miserables. Cansado de los abusos, el hijo adoptivo de
Rosendo Maqui afirma que “pa’ nosotros, los pobres, el mundo es
ancho y ajeno”.
UNA HISTORIA DE “INVISIBLES”. LOS HABITANTES
ORIGINARIOS DE LA TIERRA DEL FUEGO.
Hacia fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX se inicia la
colonización de la Tierra del Fuego en el extremo sur del continente
americano. Proceso que busca instalar un modo de producción
agroextensivo caracterizado por la crianza de ganado ovino
aprovechando la existencia de grandes extensiones de empastadas
naturales. Instaladas las primeras haciendas ganaderas en la zona,
se inicia el exterminio sistemático de las poblaciones aborígenes
correspondientes a las etnias Onas, Yaganes y Alacalufes.
Aunque los onas, yaganes y alacalufes compartían el pequeño
territorio de Tierra del Fuego, sus costumbres, su lengua y su
aspecto físico eran disímiles. Los onas, residentes en la parte este
de Tierra del Fuego, al norte y al sur del Río Grande, se dedicaban a
la caza del guanaco y solían recorrer grandes distancias a pie. Esa
gimnasia los hizo altos, con tallas de entre 1,70 y 1,90 metro. Se los
conocía como “los indios de a pie” por contraste con los yaganes
y alacalufes, verdaderos lobos de mar, que pasaban gran parte de
su tiempo arriba de canoas, dedicados a la pesca. Este oficio les
confería a los yaganes, que vivían al sur, entre el canal de Beagle
y el cabo de Hornos, cierta desproporción: el remo les desarrolló
tórax y brazos, pero sus piernas, siempre replegadas dentro de
las embarcaciones, eran arqueadas y débiles; y su estatura, más
reducida. Los alacalufes, por su parte, se ubicaban en los canales
próximos al estrecho de Magallanes, donde además de pescar
también cazaban guanacos, y esto los ayudaba a tener un físico
algo más proporcionado.
Se piensa que los onas derivaron de un grupo de tehuelches que
desde el continente se aventuró hacia el sur y no logró regresar,
ya que ambas tribus se parecen; en cambio, alacalufes y yamanes
serían parientes de los indios chonos, que habitaban los canales
patagónicos.
La vestimenta de los onas consistía en un cuero de guanaco o zorra
echado sobre la espalda, mientras que yaganes y alacalufes usaban
pieles de foca y nutria; pero todos andaban casi desnudos. Alberto
de Agostini contó un diálogo entre un indígena y un misionero
sorprendido de verlo con brazos y hombros al aire. “¿Y usted por
117
qué no siente frío ahí”?, preguntó el indígena, señalándole la cara.
“Natural, -respondió el misionero- porque ésta es la cara”. “Pues bien,
para nosotros todo el cuerpo es la cara”, concluyó el indio.
La rapidez con que disminuyeron los indígenas en Tierra del Fuego
desde fin del siglo XIX y principios del XX, es impresionante. En 1880,
según un censo de Tomás Bridge, la población ona era de 3.600
habitantes; en 1891, Julio Popper la estimó en 2.000; y hacia el verano
de 1929, Alberto De Agostini comprobó que quedaban unos 100.
Hoy, los onas ya no existen. Hacia 1883 existían unos 3.000 yaganes;
para el año siguiente, Tomás Bridges contó sólo a 945; en 1886, una
epidemia de sarampión redujo ese número a la mitad; y en 1929, De
Agostini estimó que “no alcanzan a 70 individuos”.
Fueron muy pocos los que se opusieron al exterminio de las etnias
originarias que fueron salvajemente presionadas para abandonar
sus dominios ancestrales. A los conquistadores españoles y a la
Campaña al Desierto suelen achacárseles en exclusiva los males
sufridos por nuestros indígenas; pero el exterminio prosiguió durante
el siglo XX por parte de mercaderes y estancieros ante los que sólo
se alzó el temple de los misioneros salesianos en procura de frenar
tanta barbarie.
A tal punto llegó en el invasor el desprecio y el odio contra los
indígenas, que para librarse para siempre de ellos -pues eran un
obstáculo para la multiplicación de sus rebaños- ofreció una libra
esterlina por cada par de orejas o por cada calavera humana que se
le presentase, denunció el sacerdote salesiano, monseñor Alberto
de Agostini en su libro “Mis viajes a la Tierra del Fuego”, publicado
en 1929. Las víctimas eran los alacalufes, los yaganes y los onas,
habitantes de aquellas regiones del extremo sur de Argentina y
Chile, con quienes de Agostini convivió como misionero y a quienes
fotografió como nadie, a sabiendas de que su obra quedaría como
testimonio de una existencia condenada al exterminio.
“El koliot (forastero), llegado de remotos países, sediento de riquezas
y dueño de armas mortíferas, habrá acabado muy pronto su nefasta
obra, destruyendo para siempre la secular felicidad de esta raza
primitiva, que vivía solitaria e inofensiva en la más singular región del
globo… Exploradores, estancieros y soldados no tuvieron escrúpulo
en descargar su máuser contra los infelices indios, como si se tratase
de fieras o de piezas de caza, ni de arrancar del lado de sus maridos
y de sus padres a las mujeres y a las niñas para exponerlas a todos
los vituperios.”
Los primeros que sufrieron el pernicioso influjo de los “civilizados”
fueron los yaganes y alacalufes, que vivían en los canales donde
era frecuente el paso de naves con hombres blancos. En tanto, los
onas fueron perseguidos por los estancieros, que mandaban a sus
peones ovejeros a matarlos a tiro de Winchester y a envenenarlos
con estricnina, para quedar como dueños de los campos antes
ocupados por los indios. Tanto de Agostini como el misionero
anglicano Tomás Bridges desmitificaron el juicio desfavorable de
118
Carlos Darwin sobre los indios del sur, a quienes el científico acusó
de “bestias” y “caníbales”: ambos aseguraron que eso no era cierto.
Más aun, Bridges compuso una gramática y un diccionario con más
de treinta mil voces yagánicas, lo que testimonia que poseían una
lengua riquísima.” [103]
LA CIEGA Y ESTÚPIDA VALORACIÓN DEL MERCADO.
¿Cuál es el valor económico presente o futuro del conocimiento
y de la cultura desarrollada por estos pueblos que les permitía
transitar y llevar a cabo su existencia casi desnudos a temperaturas
promedio de una a dos décimas de grado bajo cero?, ¿Cuáles
eran los elementos culturales que les hacían posible lo anterior?,
¿Quizás una ingesta alimenticia que les permitía elevar los niveles
de tolerancia al frío extremo, o un sistema de creencias que
modificaba significativamente su metabolismo, o talvez algún tipo
de recubrimiento de la piel para protegerse del frío?, ¿Existió en ellos
algún tipo de modificación genética producto de su adaptación a
las condiciones ambientales extremas?
Nunca lo sabremos pues la sociedad “civilizada” los exterminó a
todos. No podemos entonces más que hacer conjeturas sobre un
saber similar a los tantos saberes perdidos de nuestras culturas
originarias. Todas estas son preguntas que nunca podremos
responder y cuya respuesta habría tenido un valor inconmensurable
no sólo para la ciencia, sino también para la industria. Imaginemos
por ejemplo pastillas tomadas previamente a la realización de un
viaje a lugares muy fríos. O incluso preguntémonos cuanto ahorro
energético en calefacción podría haberse evitado la humanidad
gracias a estos conocimientos y su aplicación tecnológica.
Cada libra esterlina pagada por asesinar a un indígena produjo
externalidades negativas de miles de millones de libras esterlinas.
Cálculo este absolutamente carente de toda consideración ética. Sin
embargo hasta un simple cálculo mercantil puede demostrarnos la
ceguera y estupidez del “racional” cálculo crematístico propio de la
búsqueda mercantil del lucro individual.
EL DESCONOCIMIENTO Y NEGACIÓN DE LOS SABERES DE LOS
INVISIBLES.
Un par de historias me permitirán dar cuenta de la absoluta
desconsideración de los conocimientos adquiridos y desarrollados
por los pueblos indígenas a lo largo de siglos y generaciones.
Durante el período extensionista de la revolución verde en el
altiplano boliviano, estamos hablando de la década de los setenta,
los ingenieros agrónomos y especialistas asumieron como
explicación para los bajos rendimientos de los cultivos realizados en
[103] Fuente: http://r.com.ar/modules.php?name=News&file=article&sid=757
119
el altiplano, el hecho de que los campesinos realizaban una rotura
muy superficial de las tierras. Por tal razón se buscó modificar las
técnicas de labranza mediante capacitaciones e introduciendo el
uso de rastras y arados que permitiesen profundizar los surcos y así
elevar los rendimientos.
¿Qué pasó? Un profundo fracaso, los rendimientos no aumentaron
sino que decrecieron. La razón era muy simple: el aprendizaje
realizado por quienes habían logrado aclimatar especies, a un
clima absolutamente inhóspito, a lo largo de muchas generaciones
mediante el ensayo y el error, había sido menospreciado por
especialistas formados en tradiciones agrícolas universalistas y
válidas solo para situaciones climáticas normales. Debido a las
muy bajas temperaturas que experimentan esos suelos durante
la noche, se trata de un territorio situado a casi 4.000 metros de
altura, los campesinos no roturaban los suelos sino que perforaban
un agujero donde depositar la semilla, de ese modo la capa salina
superficial protege a las semillas del frío excesivo evitando que éstas
se quemen.
Una situación similar ocurrió cuando se diagnosticó por especialistas
(occidentales) que los bajos rindes del maíz en esa zona eran
producidos por la tradicional costumbre de hacer transitar el ganado
por entre las melgas. Al ocurrir eso los animales pisaban las plántulas
y se reducía la cantidad de ejemplares que lograban alcanzar la
condición adulta. Se dejó de hacerlo y sin embargo los rindes en vez
de aumentar decrecieron. La explicación nuevamente era tan simple
como la anterior: los excrementos y orines de los animales contienen
un tipo de componente bioquímico que impide el crecimiento de
orugas u otro tipo de parásitos que afectan al maíz. Aprendizaje
este adquirido por la observación cotidiana realizada durante siglos
por indígenas considerados ignorantes, pero que hacen uso desde
tiempos inmemoriales de las más avanzadas técnicas y métodos de
“control biológico” o natural de pestes.
CONTRIBUCIONES PARA UNA RECONSTRUCCIÓN DEL
SUEÑO LATINOAMERICANO.
Es posible afirmar que las utopías en nuestro continente nacieron con
la autodefinición de éste como tal, esto es cuando sus poblaciones
se asumieron como sujetos portadores de una identidad territorial
compartida, de una lengua común y de una cultura similar, en una
condición periférica y por tanto diferente de la identidad parcialmente
compartida con el centro del imperio colonial. Sin embargo, tal
interpretación es solo parcialmente válida ya que también se
puede sostener que las utopías más bien llegaron desde afuera
para constituirse en un elemento casi intrínseco de la identidad
latinoamericana, en razón de los distintos procesos migratorios a
que éstos territorios fueron sometidos por poblaciones provenientes
de otros continentes, con lenguas, costumbres, creencias y visiones
de mundo radicalmente diferentes de los pobladores originarios,
dando origen a un crisol de identidades humanas que se mezclaron,
mixturaron e hibridaron carnal y espiritualmente durante los cuatros
120
siglos transcurridos desde la llegada de los españoles a este espacio
geográfico llamado América, nuestra América. Período en el cual, al
igual que todos los seres humanos hacen, estos pueblos híbridos y
mixturados continuaron soñando sus sueños ancestrales de libertad
y de buen vivir.
La América sufriente desde hace ya varios siglos, lo ha sido
principalmente, como lo hemos mostrado en las páginas anteriores,
por la invisibilización de amplios sectores de su población, sus
etnias originarias y la población de origen africano esclavizada y
traída en tal condición a este continente. A todos ellos se les quitó la
voz y la presencia, en un principio con la conquista y colonización
europea y posteriormente dicha condición se mantuvo incluso
cuando nuestros países se constituyeron como Estados Naciones
independientes.
A lo largo de los casi cinco siglos de historia transcurrida,
sistemáticamente nuestras sociedades negaron sus derechos a
estos seres humanos depreciándolos y despreciándolos, ignorando
su especificidad cultural, su riqueza de costumbres, saberes,
valores, creencias y visiones de mundo. Ha sido el avance en la
conciencia de la humanidad y en las conquistas de dignidad para
todos los hombres y mujeres obtenidas tras largas y dolorosas
luchas populares durante el siglo pasado y en las últimas décadas
en las movilizaciones en defensa de los derechos humanos, las que
han hecho posible una creciente visibilización de nuestros invisibles.
Ello se ha dado a pesar de un contexto en el cual las burocracias
privadas que hoy gobiernan el mundo imponen una globalización
desaforada que simultáneamente, por una parte refuerza la exclusión
y la marginación y por tanto la invisibilidad de las mayorías pobres y
excluidas, mientras que por otra parte, los convierte en íconos de sus
políticas consumistas, folclorizándolos y usándolos como objetos de
consumo cultural.
Los notables avances que en la doctrina y en las teorías
constitucionales han significado y significarán aún más en el futuro,
los conceptos de buena vida (sumak kawsay), de plurinacionalidad
y de derechos de la naturaleza introducidos en la Constitución
ecuatoriana recientemente aprobada, abren las puertas hacia una
visibilización de lo invisibilizado ya que: “La declaratoria del Estado
Plurinacional…, representa, por un lado, un acto de resarcimiento
histórico para los pueblos y nacionalidades indígenas. Y, por otro
lado, es simultáneamente una oportunidad para que nuestra
sociedad aprenda de los otros, asumiendo un compromiso de
convivencia democrática y equitativa, en el que la armonía debe ser
la marca de las relaciones de los seres humanos entre sí, y de éstos
con la Naturaleza.” [104]
[104] Alberto Acosta y Esperanza Martínez (compiladores) (2009) Plurinacionalidad.
Democracia en la diversidad, Ediciones Abya Yala, Quito, pág. 7.
121
122
EFECTOS DE LOS MODELOS DE
DESARROLLO SOBRE LA NIÑEZ Y LA
JUVENTUD
Alejandro Acosta Ayerbe [105]
123
124
El presente documento aporta a la reflexión sobre el pensamiento
sociológico desarrollado por Orlando Fals Borda desde los temas de
niñez y juventud y el impacto que sobre ellas ha tenido la evolución
de los modelos de desarrollo predominantes en América Latina en
los últimos lustros.
Los miembros de la Cátedra Latinoamericana de Sociología Orlando
Fals Borda se han ocupado de resaltar valiosas dimensiones de
su pensamiento, las cuales quiero complementar mencionando
las contribuciones que hizo a los temas de niñez y juventud, María
Cristina Salazar, no solamente por el hecho de haber sido su esposa
sino porque ella fue la primera mujer socióloga en Colombia que
dedicó toda su vida a la investigación y a contribuir con Orlando Fals
Borda a varias de las dimensiones que hoy se han resaltado.
Para hacerlo, el presente documento está estructurado en cuatro
partes. En la primera, me refiero a discusiones que actualmente se
dan en los contextos nacional e internacional acerca de los modelos
de desarrollo, pero considerándolas desde otra perspectiva que
demuestra una posibilidad de dialogo con la que se ha venido
construyendo en la Cátedra, a partir de la presentación inicial de
Antonio Elizalde. La segunda parte recoge aportes del Profesor
Orlando Fals Borda a esta reflexión sobre modelos de desarrollo
y sobre el tema de la globalización y lo local. El tercer relaciona
modelos predominantes y sus efectos en la niñez y juventud para,
en la cuarta parte, hacer alusión a algunos aportes del pensamiento
de María Cristina Salazar y Orlando Fals Borda en los campos de la
niñez y la juventud.
[105] Economista, Sociólogo, Diplomado en M&E y Doctor en Educación.
En la
actualidad se desempeña como Director Regional de CINDE en Bogotá. Es profesor
de la Universidad de Manizales en el Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud que ofrece el convenio UMZ-CINDE, en el cual es el Director del Grupo
de Investigación en Políticas Públicas de Niñez y Juventud y Desarrollo Social. Es
miembro de la Junta Directiva del Consultative Group on Early Childhood, Care and
Development. Es Coordinador de la Secretaría Técnica de la Red del Grupo Consultivo
para la Primera Infancia en América Latina y miembro del Comité Académico de la
Cátedra Latinoamericana de Sociología Orlando Fals Borda.
125
1. MODELOS Y MODELOS DE DESARROLLO
En esto texto la categoría “modelo” se considera desde dos
significados. Uno, se refiere a l proceso de construir conocimiento
a partir del contexto, en el cual el investigador “modela” con base
en dicho contexto, para construir teoría. Este modelaje se hace de
muy distintas maneras, -con modelos matemáticos, con historias de
vida, con narraciones, mediante la interpretación de dibujos, etc-.;
mediante los cuales el investigador va seleccionando elementos
de dicho contexto, a partir de los cuales construye fundamentos
teóricos.
La segunda, es que a partir de la teoría se construyen “modelos”
que guían la acción. En esta segunda acepción, el “modelo” se
deriva de una teoría y, cuando se trata de modelos de desarrollo,
implica unas políticas que se traducen en planes y estos en
programas y proyectos. Y, en esta acepción unos de los modelos,
son los “modelos de desarrollo”, que desde los años 50 han sido
postulados por la teoría del desarrollo y las agencias multilaterales,
como el instrumento que permitiría a los países del llamado “Tercer
Mundo”, salir del “subdesarrollo”, para llegar a ser sociedades
modernas por su semejanza con las sociedades occidentales de
los países enriquecidos en las sucesivas revoluciones industriales y
conflictos locales y globales durante los siglos XVII a XX. La siguiente
gráfica ilustra las interrelaciones entre algunas de las categorías
mencionadas:
126
Las múltiples flechas en la gráfica expresan que las relaciones
entre las diferentes categorías no se dan en un orden sucesivo
o jerárquico, sino que hay que considerarlas en sus múltiples y
variadas interrelaciones, surgidas de acuerdo con las características
de los contextos.
Por tanto en la reflexión sobre modelos de desarrollo es necesario
considerar sus fundamentos conceptuales, las políticas que los
expresan y su traducción en planes, programas y proyectos; de
acuerdo con los momentos históricos en los cuales se formulan y
desarrollan. Así, de las categorías del modelo como construcción
teórica, es que el diseño de elementos guía, de pautas para la acción,
debe comprender elementos de otros campos de conocimiento
que permitan la intervención en procesos y acciones concretas.
Así se supone ocurre con la definición de políticas de desarrollo
económico, social, político y cultural que debe corresponderse en la
época contemporánea con la formulación de planes de desarrollo
que se concretan en programas, proyectos, basados por ejemplo
en uno de los modelos, en políticas de apertura, liberalización,
privatización y focalización.
En consecuencia, es necesario que las categorías implicadas en los
modelos de desarrollo se discutan a la luz de los contextos y de las
problemáticas actuales de manera que se pueda develar su real
significación.
Los fundamentos Neoclásicos de autores como Hayek y Milton
Friedman parten de considerar que el ser humano actúa motivado
por la búsqueda del propio interés, de aquello que le reporta utilidad.
Para lo cual tiene que tomar decisiones racionales, las cuales lo
ponen frente a frente con otros individuos que en el mercado están
haciendo lo propio, permitiendo en virtud de la competencia que
se genera, lograr decisiones que garantizan el equilibrio para la
sociedad, basado en la “elección individual”. De esta manera, para
las corrientes neoliberales, la realidad se constituye por la acción del
sujeto por la vía de la razón y en competencia con otros, con base
en que tiene la información necesaria para la toma de decisiones, la
cual le es proporcionada por el mercado.
Estos planteamientos, tal como lo han señalado los ponentes que
me han precedido, desconocen que existen diversidad de formas
de poder y de control a escala internacional, que para los tiempos
recientes, autores como Hardt y Negri califican, al referirse a que la
soberanía ha adquirido una forma nueva compuesta por una serie
de organismos nacionales y supranacionales unidos por una única
lógica de dominio; como “imperio”.
Autores como Amartya Sen se han referido, por ejemplo, a la
importancia que tienen las dotaciones - las cuales además deben
considerarse en su multiplicidad-, para el desarrollo del ser humano.
Pero al mismo tiempo destaca que no basta con que la sociedad y
la familia proporcionen más dotaciones a sus miembros, si no están
garantizadas las titularidades para poder usar tales dotaciones.
Y, aún teniendo las dotaciones y las titularidades, sigue siendo
127
insuficiente, por que se necesitan que los sujetos y los colectivos
tengan capacidades para usarlas. Pero finalmente, lo importante es
que las dotaciones, las titularidades y las capacidades, se traduzcan
en realizaciones que expresen el proyecto de vida que cada
ciudadana y cada ciudadano valora en el contexto de su sociedad.
Otro ángulo de análisis es proporcionado por Paul Krugman, reciente
premio Nobel de Economía quien al hacer un balance de las teorías
del desarrollo concluye en que la reflexión sobre estos temas salió de
la corriente principal de la economía, por su incapacidad de modelar
sus hipótesis y construir teoría a partir de ella. Es decir, le critica su
baja capacidad de producir conocimiento, de hacerlo circular y de
impactar los procesos.
William Easterly quien fuera un reconocido economista en el
Banco Mundial y hoy vinculado a la investigación y la docencia en
la Universidad de Columbia, al hacer un balance de los primeros
cincuenta años de la teoría del desarrollo, señalaba como los
economistas han ensayado las más diversas soluciones tales como
la promoción de la inversión en capital, la educación, los préstamos
condicionados, y otros por el estilo, sin lograr el esperado desarrollo.
Desde otra perspectiva, la de los estudios culturales, autores como
Arturo Escobar han señalado que lo ocurrido se debe a que se
nos ha impuesto una concepción de desarrollo y un modelo para
lograrlo que no corresponde a nuestras realidades, capacidades, y
posibilidades. Tal como decía el profesor Zemelman, por que hemos
enfrentado un proceso de “colonización” del pensamiento.
También se presentan discusiones que tienen como referente
la teoría de la complejidad y que se preguntan por las distintas
dimensiones del desarrollo, más allá de lo solo técnico y económico,
para incluir en los aportes de Edgar Morin, el desarrollo humano, la
sostenibilidad ambiental y la ética.
Más recientemente se ha generado una interesante discusión entre
el ya mencionado William Easterly, quien, basado en un conocido
poema de la época victoriana escrito por Rudyard Kipling, tituló un
reciente libro, “El pesado fardo del hombre Blanco”, para subtitularlo
a continuación, por qué los esfuerzos de Occidente para ayudar al
resto han hecho tan poco bien y tanto mal. Y una de las razones
que encuentra, es el papel de los que llama los planificadores. Y, a
partir de dicho trabajo ha establecido una sugestiva polémica con
Jeffrey Sachs, quien en contraste está convencido que esta es la
primera generación que en la historia está en capacidad de acabar
con la pobreza. Y, que puede hacerlo, movilizándose tras una serie
de objetivos claros.
En otro sentido, los desarrollos del trabajo del Panel Intergubernamental
sobre el calentamiento global, de estudios como el de Nicholas
Stern sobre el calentamiento global y la actividad de líderes políticos
como Al Gore, han puesto de presente la magnitud de l devastación
ecológica causada por estos modelos de desarrollo.
128
Pero, tal como ha sido el planteamiento de los expositores que me
precedieron, no solo se trata de la devastación ambiental causada
por la sociedad contemporánea sino también del hecho de que
después de 60 años de la llamada “teoría del desarrollo” y de que
decenas de países del denominado desde los años 50, “tercer
mundo”, han asumido los diversos modelos, los han implementado
dedicando a ellos los recursos que con su trabajo han generado y
los han complementado con sustanciales préstamos. Y, cuál ha sido
el resultado?.
Uno, es que cincuenta países que fueron importantes civilizaciones
en sus respectivos continentes, hoy se consideran inviables, tal como
los han denominado diversos autores a partir de investigaciones
como las de Paul Collier. Así, por ejemplo, baste recordar para el
caso de América Latina que Haití en el Siglo XIX dominaba a la hoy
República Dominicana, que fue el refugio de Simón Bolívar durante la
reconquista española y le sirvió de apoyo para conformar el ejército
con el cual empezó la liberación de 5 países. Ese rico e importante
país es hoy el que tiene mayores índices de pobreza en el hemisferio
occidental. Otro tanto se puede señalar respecto a reinos e imperios
africanos los cuales en la época del medioevo era más prósperos
que muchas partes de Europa y hoy tienen su futuro comprometido
al punto señalado.
2. LA CONTRIBUCIÓN DE ORLANDO FALS BORDA
Con el anterior marco se comprende más el aporte dado por el
profesor Fals a la discusión sobre el desarrollo y los modelos para
lograrlo. De manera muy clara señaló que el dilema no consistía
solamente en que el concepto de desarrollo se hubiese traducido
del inglés, sino que en las distintas lenguas de nuestras culturas
tiene otro sentido.
“Esta palabra desarrollismo o desarrollo se traduce al concepto
inglés develop no development, de los gringos, ni es tampoco el
desarrollo como concepto de planificación que han impuesto
muchos economistas en el poder. Si se tradujera la palabra desarrollo
o development a lenguas indígenas incontaminadas, la idea se da
en otra dimensión, la dimensión cultural, síquica, personal, es más
dinámica, más viva. Se puede asimilar,
por ejemplo con
el suahili afgano, levantarse y andar con el Maya, opar, avanzar y
aquí development traducido a lengua huitoto, Ka Zi Du, significa el
amanecer, el despertar de un pueblo y eso no es ‘desarrollo’.“ (Fals
Borda, 01, p.2)
Y además destaca el papel destructor que tan concepción ha
jugado en cuanto a la capacidad de construcción y movilización
de la sociedad: “Desarrollo en el enfoque desarrollista se reduce
a simple metáfora materialista, a la forma de tejer una realidad
económica o financiera, olvidando esta otra ilusión humana, social,
129
viva que permite respirar otro aire no y el aire pesado de una ciudad
como Bogotá o de una región donde ha ocurrido una catástrofe, una
matanza o han tenido que huir tantos hermanos, los desplazados.
Amanecer al verdadero desarrollo humano y social, está en el fondo
de la cuestión porque no sirve un desarrollo material simple, ya lo
describió Bulte, lo que surge de este tipo de desarrollo materialista
financiero es un pacto con el diablo, se vende el alma por placeres
pasajeros o por fenómenos que no satisfacen el ansia de vivir y, en
últimas, no hay desarrollo sino pérdida del alma. “(Fals Borda, 01,p.2)
Y, esta situación se hace mucho más crítica en las condiciones
actuales, no solo en cuanto la hegemonía ganada por el modelo
neoliberal, con sus ajustes a partir de la crisis de Septiembre del 2008,
sino también en cuanto la comprensión de los cambios en curso
en la sociedad contemporánea, con sus enormes oportunidades y
complejas amenazas.
Al respecto, considero que la llamada “globalización” no se
corresponde con uno de los imaginarios que ha predominado
recientemente y que la ubica como la política de la teoría neoliberal.
Tampoco considero que la “globalización” sea la política de los
organismos internacionales para el control de los países del “tercer
mundo”. Ni creo que sea una teoría o un fenómeno exclusivamente
económico. El neoliberalismo es una teoría, pero no solamente
económica que surgió en los países más ricos y de la cual se
derivaron políticas que asumieron países como Estados Unidos e
Inglaterra para superar la crisis que les afectó desde los inicios de la
década del 70. Y, esta teoría se fue adecuando a lo largo del tiempo
para convertirse en la base de los planes y procesos de reforma que
iniciaron países como los latinoaméricanos a finales de la década
de los 90.
La globalización comprende un conjunto de profundas y continuas
transformaciones que se han dado en la sociedad contemporánea
que han cambiado de manera significativa las formas del ser humano
habitar el tiempo y el espacio de manera individual y colectiva. Este
proceso ha enriquecido la reflexión sobre las limitaciones e impactos
negativos de los modelos de desarrollo imperantes, contribuyendo a
que se intensifiquen las preguntas respecto al desarrollo humano, los
derechos, los géneros, la diversidad cultural, los cuerpos, el habitar,
el espacio, el lugar, y ha llevado a recuperar una nueva percepción
del territorio en términos de construcción cultural y de actor social.
Y, por ello comparto el reconocimiento que hace el profesor Fals de
la relación entre lo global y lo local: “Según Boaventura de Souza
Santos en su libro Hacia un nuevo sentido común, se trata de
‘localismos globalizados’ y de ‘globalismos localizados’, que muchas
veces van acompañados por movimientos sociales y políticos y
otras expresiones de la sociedad civil. Esta es una hipótesis feliz
que favorece nuestros enfoque crítico. Coloca bases para nuevas
prácticas de ciudadanía global que convergen en lo que hemos
bautizado ya como ‘glocalización’,” (Fals Borda, 08)
130
Por tanto, es cierta la hegemonía de la teoría neoliberal y del modelo
y políticas que de ella se derivan, pero al mismo tiempo, con el
marco de la globalización, que no por su causa, se está generando
la recuperación de la historia, de la cultura y del territorio, en lo que
algunos enfoques denominan la localización. Y, que con la crisis en
curso como referencia, están exigiendo la revisión tanto del modelo
de desarrollo de los países ricos, que prácticamente colapsó, como
de los modelos de desarrollo para los países del tercer mundo, por
las consecuencias enunciadas.
3. ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LOS MODELO DE
DESARROLLO SOBRE LA NIÑEZ
La discusión sobre éste tema ya tiene varios lustros en la teoría y la
investigación social Latinoamericana. A raíz del “Año de la Niñez”
decretado en 1979 por Naciones Unidas, CEPAL y UNICEF hicieron
un balance sobre la situación de la niñez, concluyendo en que:
“La guerra contra la pobreza es un desafío para alcanzar la paz
del desarrollo compartido por todos.” “Fue un consenso de dicho
Simposio que en las familias cuos medios no son suficientes para
cubrir sus necesidades ás esenciales y que, por lo tanto, están en la
categoría de extrema pobreza, son los niños de edades tempranas
quienes sufren con mayor rigor las carencias. No sólo su desarrollo
físico es limitado sino que su vda está en constante riesgo y su
insuficiente desarrollo intelectual y afectivo representará una
constante carta para toda la sociedad. Estos niños son potenciales
ciudadanos que conformarán nuevas familias, las mismas que
tendrán claras desventajas para afrontar la vida y proporcionar a sus
descendientes medios para su crianza y formación. Se constituye
así un círculo vicioso de la pobreza que limita, por su magnitud, la
capacidad de desarrollo de las comunidades”. (CEPAL y UNICEF,
81, p.10)
Planteamiento que se enriquece con los desarrollos presentados en
esta Cátedra por los diversos ponentes internacionales y nacionales
que me han precedido, y que debe ser reflexionada en el marco de
la recesión internacional que estalló a partir de la crisis del sector
inmobiliario y el financiero de los Estados Unidos, en Septiembre
del 2008.
En el período previo a la ocurrencia de esos acontecimientos, aunque
en varios sectores se tenía la claridad de lo que estaba sucediendo,
la discusión pública y en los círculos decisorios de las principales
economías, estuvo dominada por planteamientos que señalaban
unos que con los modernos desarrollos de la teoría económica la
sociedad estaba en condiciones de manejar sin traumatismos las
fases depresivas de los ciclos y otros por la consideración de que
USA solo sufría una desaceleración económica, relativamente lógica
después de años de crecimiento; o que si entraba su economía en
crisis, el dinamismo de las economías emergentes, particularmente
el grupo llamado BRIC (Brasil, Rusia, India y China), compensaría
dicho fenómeno.
131
Y, para el caso de América Latina, en los medios políticos se
consideraba, y aún muchos siguen convencidos de que es así,
que la región, por el crecimiento logrado en los últimos años, la
consolidación de las reformas y el desarrollo institucional estaba
suficientemente preparada para soportar y superar la crisis sin
mayores transtornos.
Sin embargo el desarrollo de la crisis por su magnitud, profundidad e
impactos muy rápidamente se extendió a todo el sistema financiero
mundial y al sector real de las economías, se convirtió en recesión
y ha amenazado con llegar a depresión. No es del caso analizar
las diferencias entre una recesión y una depresión, pero si vale la
pena destacar que la depresión es mucho más grave y al ocultar
o no realizar la reflexión al respecto ni actuar en consecuencia, se
camuflan las posibles consecuencias y no se toman las precauciones
necesarias.
Y, esto es más grave para el caso de América Latina si se consideras
que el período previo a la crisis fue desde el punto de vista económico
un período de relativa expansión de la economía mundial y de la
propia de la Región. Que además fue un período en el cual hubo cierta
recuperación de esfuerzos por desarrollar programas sociales. Pero
que pese a todo ello, en muchos indicadores de problemas sociales
antiguos como la mortalidad infantil, la materna, la desnutrición,
la morbilidad, el trabajo infantil, la violencia intrafamiliar, etc; los
aumentos fueron más que modestos cuando se comparan con el
ritmo de crecimiento económico que se logró en paralelo. Y, además,
que nuevos problemas como el VIH-SID, el matoneo (bulling) ó
violencia entre pares, la vinculación a los conflictos armados o
las emergencias; fueron insuficientemente entendidos y tratados.
Y además, en general se incrementó la brecha con respecto a los
países más ricos
Entonces, si como es dable suponer dada la experiencia de crisis y
recesiones anteriores, sus efectos se harán sentir seriamente sobe
las economías de nuestros países. Y, estas dificultades se traducirán
simultáneamente en un incremento en las necesidades de la
población y en los factores de exclusión, junto con una reducción
de la capacidad económica, institucional y política de los estados
para atenderlas. Es entonces que los efectos negativos pueden ser
sumamente significativos y que pueden multiplicar si no se hace
transparente a todo nivel la situación que se puede avecinar y que
ya ha tenido sus primeras manifestaciones graves.
Es importante que la región recupere su experiencia de procesos
previos de crisis tales como la crisis de la deuda en los 80 cuando
fue necesario demostrar con una serie de estudios el impacto de
la crisis sobre la niñez y la familia, y promover que los procesos de
ajuste no se hicieran incrementando los impactos negativos sobre
la población. Y, también, que la atención a la niñez no implicaba solo
protegerla de los efectos de la crisis sino también hacerla parte de
los esfuerzos generales por la recuperación y el desarrollo. Esfuerzos
que se tradujeron en propuestas como por ejemplo la del ajuste con
rostro humano, que levantó el Sistema de Naciones Unidas.
132
Pero además de las relaciones que existen entre niñez, pobreza y
desarrollo, adicionalmente hemos aprendido de la investigación
reciente, como planteamos en Cartagena en la instalación de la
Cátedra Latinoamericana de Sociología Orlando Fals Borda, que los
primeros años del ser humano, su infancia y niñez, son vitales para
su presente, para el curso futuro de su vida y para su proyección
como ciudadano y miembro de una comunidad.
La investigación ya no deja dudas, el ser humano se constituye
como tal por la interacción entre su genética, la sociedad y la
cultura que lo rodean y por su acción misma. Pero en un sentido
se puede decir que somos la especie más ecológica en cuanto
nos complementamos más por efecto de la cultura y el ambiente
que por la herencia genética. El ser humano nace con el 20% del
cerebro, eso quiere decir que el 80% se conforma en los primeros
meses y años de vida.
El Profesor Fraser Mustard en el Primer Foro de Primera Infancia y
Desarrollo el Desafío de la Década, celebrado por Colombia en el
2003, demostró como los estudios longitudinales y la investigación
concluyen en que las principales oportunidades de desarrollo del
ser humano están en sus primeros años, tal como puede verse en el
gráfico con que ilustró sus afirmaciones.
Por ello Sydney Brenner, premio Nobel de Medicina ha señalado
que el desarrollo del cerebro es un asunto de transformación cultural
más que de manipulación genética.
En tal sentido, la promoción del desarrollo de la infancia y la
adolescencia es uno de los temas que deben estar en el centro de
la agenda de las sociedades contemporáneas pues no puede ser
133
asumido solo como un asunto menor de la política pública, como un
tema de la vida privada de las familias o como una responsabilidad
exclusiva del Estado.
Es indispensable que el Estado juegue su papel de garante principal
de los derechos de la niñez, pero igualmente es indispensable que la
familia y la sociedad concurran para hacerlo. Y, es por ello, que con
la reserva que hemos planteado respecto al concepto de desarrollo,
se ha señalado que hay una relación intrínseca entre desarrollo
humano y desarrollo en general, y entre niñez y desarrollo humano y
social. Por tanto la atención a la niñez es más que proteger a sectores
de población de las condiciones de pobreza, es una condición
indispensable para la promoción de los procesos de desarrollo
individuales y colectivos en cualquier sociedad.
Esta realidad implica que se le reconozca como una prioridad
para las políticas públicas, y que ello se exprese en la existencia
de capacidades institucionales, programas y proyectos concretos,
asignaciones presupuestales, formación de talento humano,
generación de información, seguimiento, monitoreo y evaluación
entre otros componentes.
Sin embargo, éste no es el comportamiento actual de las sociedades,
pese al espacio que ha ganado el discurso acerca de la importancia
de la primera infancia, como puede verse en el siguiente gráfico.
En esta gráfica citada por Vargas en una presentación en el Doctorado
en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud del Convenio Universidad de
Manizales y CINDE, al cruzar la edad con el desarrollo del cerebro,
134
se ve que el mayor desarrollo de éste ocurre en los primeros años
de vida, como ilustra la curva superior. Pero cuando se cruza la edad
contra la inversión per cápita promedio de los países, se ve que el
comportamiento es el contrario, se invierte menos en los primeros
años, precisamente cuando la inversión es más importante para
el ser humano y cuando se puede traducir en mayores beneficios
individuales y colectivos, como lo ilustra la curva inferior, cuando lo
deseable sería la situación que ilustra la curva punteada.
4. LOS APORTES DE MARÍA CRISTINA SALAZAR Y
ORLANDO FALS BORDA A LOS TEMAS DE NIÑEZ
Miremos algunas ideas desde el pensamiento de María Cristina
Salazar y Orlando Fals Borda con gran potencial para ayudar a
corregir incongruencias como las mencionadas. María Cristina
Salazar, que además de ser la esposa de Orlando Fals Borda, ha
sido una de las científicas sociales más rigurosas y comprometidas
que ha tenido Colombia, era proveniente de una familia con
reconocida posición económica y social y dueña de una tradición
en la cultura, pues, por ejemplo, era descendente de don Salvador
Camacho, uno de los padres de la economía nacional; dedicó su
vida a la construcción de conocimiento sobre la realidad social del
país y a la búsqueda de alternativas.
Fue la primera mujer que obtuvo en Colombia el grado de Doctorado
y desde que regresó a trabajar en la Universidad Pontificia Javeriana
hizo trabajo de investigación y trabajo activo con las comunidades.
En dicho proceso conoció al padre Camilo Torres y a Orlando Fals
Borda con quien terminaría formando un hogar hasta el fin de su
vida.
En su trayectoria profesional comprendió la importancia del tema
de la infancia y la adolescencia para Colombia y su relación con
asuntos centrales de la historia de nuestro país, como la violencia. .
Al respecto fue taxativa al señalar: “La violencia en la región
latinoamericana hunde sus raíces en la historia y en los patrones
culturales de cada país, y tiene, por lo mismo, características
estructurales….La guerra y los conflictos armados de diversa índole
han caracterizado la historia: la violencia, la separación de las
familias, las muertes de niños y adultos, los desplazamientos, las
condiciones muchas veces horrendas de los campamentos de
refugiados, la ausencia de políticas estatales para los damnificados,
las pérdidas materiales, la cárcel y la tortura son, uno por uno,
factores que afectan fundamental y severamente –a veces por
períodos relativamente largos, a veces para siempre, a los niños y
jóvenes de los países.” (Oakley, Salazar, 93, ps. 25 y 41
En su momento fue un gran aporte el reconocer que en América
Latina la violencia es estructural y que sus diversas manifestaciones
han tenido efectos devastadores en la población y, diría yo, en un
doble sentido sobre la niñez, por los que recibe la niñez directamente
y por los que reciben quienes interactúan con los niños y niñas.
135
E hizo una serie de investigaciones para demostrar las diversas
formas en que se genera y se expresas la violencia. Una de ellas fue
con la Universidad Pedagógica Nacional, en la cual se analizaron las
prácticas educativas, y en la cual destacó que:
“Dada la estructura autoritaria de este Hogar Infantil, por lo
menos hasta agosto de 1983, a las jardineras no se les había
dado oportunidad de reflexionar sobre las mismas metodologías
pedagógicas que se imponen a los niños. Su práctica en educación
preescolar es empírica; muchas de las jardineras son autodidactas
si se quiere, y conocen poco acerca de las diferentes teorías sobre
el desarrollo del niño. Se aplican los criterios de disciplina, orden,
atención, impuestos por la antigua directora. Reflejo de métodos
tradicionales, todo ello reposa en la concepción de que el niño
debe desarrollarse dentro de la inmovilidad y el silencio, y sobre
la extraña idea de que el niño debe mantenerse en una posición
determinada para que se beneficie de la educación.” (Salazar,
93, p.)
La narración de estas prácticas y las conclusiones del estudio ilustran
con claridad la comprensión que logró acerca de la importancia y
de la infancia y como decía, de la relación que tiene su atención
con procesos sociales generales de mucha significación para un
país. Dimensione que siguen vigentes cuando por ejemplo hoy
sabemos que una de las tensiones en el campo de la primera
infancia relacionada con la educación inicial, es evitar que después
de posicionar la necesidad de garantizar como dice la Ley 1098 de
Infancia y adolescencia, desarrollando el principio constitucional del
interés superior del niño, en cuanto a que el derecho al desarrollo
junto con la salud y la nutrición son impostergables, y por lo tanto
debe garantizarse no solo desde los 5 años, sino que debe un ciclo
del sistema educativo que cubra a todas y todos los menores de
8 años. Ahora debe protegerse la educación inicial de que no se
le aplaste con modelos pedagógicos que han demostrado sus
bajos resultados en la educación primaria, como se evidencia en la
investigación María Cristina Salazar y tal como lo ilustraba uno de
los ponentes en éste panel.
Para la educación, como lo es para la violencia, para la pobreza, para
la promoción del desarrollo, etc, para mencionar solo algunos de los
temas referidos en las páginas anteriores, es vital que logre garantizar
la educación inicial pero que se haga con base en la centralidad en
el niño, en su actividad, en la participación directa, en la lúdica y se
desarrollen de manera flexible, contextuada y pertinente.
En CINDE nos estamos esforzando por contribuir a fundamentar
iniciativas que contribuyan a hacer realidad estas implicaciones del
conocimiento que ya se ha generado. Por ejemplo, se ha desarrollado
desde nuestra Regional en Manizales los programas Niños y Niñas
y el de Jóvenes, Constructores de Paz. Estamos participando en
el Grupo Internacional de Reconciliación y Construcción de Paz.
Hemos adelantando una serie de proyectos y de investigaciones
relacionadas con la participación infantil, adolescente y juvenil. Y, un
136
trabajo en generación de innovaciones para el trabajo con la primera
infancia y la familia, con las instituciones que interactúan con ellas,
así como de apoyo a la formulación de políticas y programas para
hacerlo a nivel nacional y territorial en Colombia y en otros países.
En estos procesos hemos aprendido que ocuparse del tema de las
relaciones entre niñez y violencia es clave para cualquier sociedad
contemporánea, pero aún más vital para Colombia. En el imaginario
popular del país se ha generalizado la idea de que la cesación del
conflicto va a resolver el problema de la violencia. Y, la historia de
Colombia, con experiencias tan dramáticas como las del Siglo XIX, o
de la violencia de los años 50 del Siglo pasado, no ha comprendido lo
que muestra la investigación contemporánea sobre las sociedades
afectadas por un conflicto. Y, es que el post-conflicto, cuando se
maneja inadecuadamente –lo cual incluye no prepararse durante
el conflicto-, puede afectar negativamente la vida de la población,
incluso más que en el período del conflicto propiamente dicho. Por
tanto, desarrollar la línea de reflexión en cuanto las relaciones entre
violencia y niñez a la que contribuyó de manera tan significativa
María Cristina Salazar, es uno de los puntos que la Cátedra Orlando
Fals Borda debe resaltar.
Una segunda línea de pensamiento que cubrió una parte importante
del quehacer intelectual del profesor Fals es el tema de lo territorial
y la descentralización. El proceso de ordenamiento territorial del
país al cual tanto buscó contribuir y el de profundizar y cualificar
la descentralización en vez de reversarla, son asuntos que tienen
mucho que ver con la niñez.
En el país se ha iniciado un proceso animado por la Procuraduría
General de la nación, el ICBF y UNICEF, con apoyo de varias
organizaciones de la ALIANZA POR LA NIÑEZ COLOMBIANA, para
revisar con gobernadores y con alcaldes el contenido de los planes
de desarrollo en lo referente a niñez. La articulación del trabajo de
María Cristina Salazar en niñez con los desarrollos del Profesor Fals
en lo local y en la construcción cultural de lo local, ofrecen una vena
de análisis muy prometedora para contribuir a que el país avance
en ambos temas.
Y, la tercera línea de pensamiento con la que cierro estas reflexiones
es respecto al tema de la participación, también motivo de
constantes preocupaciones de los dos. Hemos comprendido que
en la sociedad contemporánea, particularmente en un momento de
recesión como el que estamos viviendo, es indispensable además
escuchar la voz de todas y todos, hacerlo con la de niños y las niñas.
Pero no para recuperar su voz y tomar decisiones que los adultos
queremos, sin considerar su interés. Sino, de manera que además
de escucharlos, propiciemos que se enuncien en la acción por la vía
de la palabra. Pues son tales tipos de procesos los que enriquecen
el potencial cultural para el buen trato infantil. El cual implica a su
vez que reconozcamos en los niños y niñas su carácter de sujetos
de derechos en ejercicio de estos, y por tanto de ciudadanas y
ciudadanos. Y, para ello, el pensamiento de los autores que nos
ocupan es un enorme aporte.
137
Bibliogafía.
ACOSTA AYERBE, Alejandro. (2008). Infancias, educación y desarrollo.
Unidad 2. Seminario infancias y género. PRIGEPP. FLACSO. Argentina.
ACOSTA AYERBE, Alejandro. (1993). El impacto de la deuda externa en
la niñez colombiana. Serie Documentos Ocasionales No. 13. CINDE.
Publicación conjunta de CINDE y Save The Children (UK). Bogotá, Abril.
CEPAL y UNICEF. (1981). Pobreza Crítica en la niñez. América Latina y
el Caribe. CEPAL y UNICEF. Compilador: Fernando Galofre.Impreso en
Calderón y Cía. Ltda.. Chile
Collier, Paul. (2007). The Bottom Billion. Why the poorest countries are
mailing and what can be done about it. Oxford University Press. New York.
Cornia, Giovanni Andrea; Jolly, Richard y Stewart, Frances. (1987). Ajuste
con Rostro Humano. Protección de los grupos vulnerables y promoción
del crecimiento. Siglo XXI de España, Editores, S:A. Closas-Orcoyen, S.L.
Polígono Igarza Paracuellos del Jarama, Madrid.
FALS BORDA, Orlando. (2008). GLOBALIZACIÓN Y SEGUNDA REPÚBLICA.
En publicación: Cuadernos del pensamiento Crítico Latinoamericano no.
7. CLACSO. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Publicado
por Le Monde Diplomatique, España. Septiembre. Disponible en: http://
bibliotecavirtual.clacso.org.ar/libros/secret/es/fals.pdf
FALS BORDA, Orlando.
(2001). Kaziyadu: reciente despertar del
ordenamiento territorial. Ediciones desde Abajo. Bogotá.
Jolly, Richard y Cornia, G Andrea. (1984). Efectos de la recesión mundial
sobre la infancia. Estudio especial del UNICEF. Siglo Veintiuno de España.
Editores S.A. Closas-Orcoyen, S.L. Polígono Igarsa, Paracuellos del Jarama,
Madrid.
Krugman, Paul. (2009). The return of Depress on Economics and the crisis
of 2008. W.W. Norton&Company. INC. New York.
MUSTARD, Fraser. (2203). Desarrollo infantil inicial: salud, aprendizaje
y comportamiento a lo largo de la vida. En: . ICBF, DABS, UNICEF, Save
The Children Reino Unido y CINDE. Primera infancia y desarrollo, el
desafÍo de la dÉcada. ACOSTA AYERBE, Alejandro y BOTERO MORENO,
Patricia (Coordinadores Edición). Memoria del Primer Foro Internacional
CARGRAPHICS. Bogotá.
OAKLEY, Peter; SALAZAR, María Cristina. (1993). NIÑOS Y VIOLENCIA. El
caso de América Latina. Save The children Fund. Uk, Tercer Mundo. Bogotá.
1993
SALAZAR, María Cristina. (1993). Educación preescolar: la definición social
de la primera niñez. En Controversia. CINEP. Bogotá.
138
139
140
Descargar