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H I S T O R I A DE LÀ A N E S T E S I A
Dr.
MARCOS
KLEIMAN
Publicado con motivo de la celebración del primer centenario
del descubrimiento de la Anestesia el 16 de Octubre de 1846
G E N T I L E Z A
DE
E.
R.
S Q U I B B
&
SONS
Químicos Manufactureros para la Profesión Médica desde 1858
HISTORIA DE LA ANESTESIA
Dr. M A R C O S K L E I M A N
"El dolor ha hecho presa en mi cuerpo. Quiera Dios arrancarme este dolor".
Este es el grito angustiado de la hija de
un rey de Babilonia hace miles de años.
Ni aún los dioses de la Mitología, dueños
y señores de la raza humana, escapan al
zarpazo del dolor orgánico. En las tumbas y murallas de los templos de Grecia
y Egipto, en los vasos etruscos y decoraciones murales de Pompeya, hay retratados ojos cerrados a la luz, cuerpos deformados, bocas contorsionadas por el dolor
hace miles de años. Aún Adán y Eva, primeros habitantes sobre la Tierra, conocen
también la angustia del dolor. El dolor es
tan viejo como el mundo, y el tormento
que provoca, viejo como el mundo también.
Pero no sólo la angustia del dolor espontáneo sufre el hombre; debe resistir
también el dolor provocado por el cuchillo del cirujano que osa combatir las fuerzas destructivas de la Naturaleza sobre el
organismo humano. "Resuelto a curar al
enfermo colocado a su guidado, el cirujano debe ignorar los gritos y súplicas y
realizar su trabajo sin tomar en cuenta
las quejas", dice Celso, médico del emperador romano Augusto en el siglo I de
Cristo. Toda la cirugía de los barberos-cirujanos de la Edad Media, y aún la de los
Hospitales hasta mediados del siglo XIX,
es una larga y continua historia de sufrimientos y agonías. 4 o 5 fuertes ayudantes son necesarios para sujetar la pobre
víctima a la mesa operatoria; si la Naturaleza sé apiada, el paciente pierde la
BANCKIK
conciencia ante el tormento de los dolores y el cirujano ya puede continuar más
tranquilo su cruel trabajo. Este no cuenta con otro recurso que el colapso psíquico de su enfermo para evitar los sufrimientos del bisturí.
DEMONIOS Y MENJUNJES
El hombre percibe con sus propios sentidos todo lo que le rodea, animales o cosas. Pero el dolor es algo intangible, inconmensurable, incomprensible. Sólo puede ser provocado por factores sobrenaturales, espíritus malignos, demonios de
maldad. ¿Cómo dominarlos? ¿Cómo combatirlos? Fuegos humeantes de hierbas
aromáticas, talismanes y amuletos sacados de plantas, animales o piedras, palabras especiales de conjuro y bailes convulsivos adecuados a la ocasión, son empleados para ahuyentar a los demonios.
Personas especialmente capacitadas para
la realización de estos exorcismos, brujas
y hechiceros, hacen de esta práctica una
profesión. Como luchan contra seres sobrenaturales, las brujas y hechiceros deben ellos mismos estar rodeados de cierto
secreto que los diferencia del resto de la
comunidad. Visten hábitos especiales, viven en chozas separadas, y se rodean de
aires misteriosos acordes con su rango.
Con el correr del tiempo, los demonios se convierten en dioses y entonces el
dolor ya no es el azote de un espíritu maléfico, sino el justo castigo impuesto al
hombre por los dioses todopoderosos. Los
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Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE
hechiceros son entonces reemplazados por
los sacerdotes de los cultos paganos, quienes tratan de aplacar con oraciones la furia de los dioses, pero sin dejar de mezclar la religión con ciertos exorcismos.
Cristo viene al mundo como hijo de
Dios. Gracias a su origen divino puede aliviar el dolor de los que sufren. Después
de su muerte, su facultad curativa pasa a
la Iglesia. Posteriormente, la Iglesia, por
intermedio del Papa, concede a los reyes
la facultad de curar simplemente tocando a los enfermos.
Uno de los primeros misterios que
el hombre observa es que el sueño domina o disminuye el dolor. ¿Cómo provocar entonces un sueño artificial para combatir el dolor? ¿No será posible conseguirlo con el empleo de drogas especiales?
El hombre comienza a buscar en las raíces y cortezas de hierbas y arbustos ( amapola, mandràgora, hashish o cáñamo índigo, beleño, etc.), el gran recurso del sueño artificial. La diosa Afrodita encuentra
alivio durmiendo sobre una cama de amapolas rojas. El dios-sól Ra, es el primero
en administrar mandràgora como soporífero. Helena de Troya ingiere disuelta en
vino cierta droga para "adormecer todo
dolor y rabia, y traer olvido para cualquier sufrimiento". Los antiguos escitas
acostumbran a inhalar el humo producido
por combustión del cáñamo índico, obteniendo así un estado de excitación mental seguido de sueño. El cáñamo índico se
propaga a través de los tiempos, alcanzando gran popularidad en India y China.
Siglos más tarde, se conocerá en México
con el nombre de marihuana.
¿Y por qué esas drogas no pueden también servir para evitar el dolor de las operaciones quirúrgicas? El rey hindú Boj a
es puesto a dormir por sus cirujanos con
los humos de una hierba antes de trepanarle el cráneo. Dioscórides, famoso médico griego del siglo I de Cristo, emplea
una cocción de raíces de atropa mandràgora en vino para calmar los dolores de
las intervenciones quirúrgicas.
Galeno,
contemporáneo de Dioscórides, emplea
también la mandràgora con el objeto de
paralizar las sensaciones y los movimientos. San Benedicto hace dormir al emperador Enrique II sobre una almohada impregnada de mandràgora para amputarle
un pierna. Pero la mandràgora no se emplea sola, Desde mucho antes es usada en
CIRUGIA
Asia por los chinos y los judíos en forma
de infusión con el agregado de diversas
drogas para dar de beber a los criminales, produciendo en ellos un estado mental especial que les hace confesar sus delitos. También se utiliza esa poción para
disminuir la intensidad de los sufrimientos y torturas a que se somete a los acusados; es la "poción de los condenados".
Curiosa psicología la de estos tiempos;
por un lado, se castigaba al condenado sometiéndolo a horribles tormentos; por otro
lado, se le administra una poción soporífera para calmar sus dolores.
Plinio, historiador romano, observa que
la poción de los condenados es corrientemente empleada en su país para disminuir
los sufrimientos de la agonía a las víctimas de la crucificación. Hay cierta evidencia de que se hizo beber a Cristo dicha
poción mientras agonizaba en la cruz.
Sigue el auge de la poción de los condenados dominando toda la Edad Media.
En el siglo XII, Hugo de Lucca, prepara
un aceite soporífero a base de opio, cicuta, hiosciamo, mandràgora, semillas de lechuga y otras hierbas. De Lucca utiliza
con éxito este menjunje para anestesiar
a los pacientes en los cuales puede así
practicar pequeñas operaciones dolorosas.
Se ensaya también la anestesia por inhalación, aplicando bajo la nariz del paciente una esponja empapada en la infusión
medicamentosa o haciendo respirar al enfermo los vapores de una cocción de las
hierbas soporíferas. Pero estos métodos
no se generalizan. Los resultados son muy
variables. En algunos casos, el sueño es
escaso y la prevención del dolor nula. En
otros, el sueño es tan profundo que el paciente no despierta más.
Los alquimistas son los primeros en
darse cuenta que se necesita separar la
parte útil de la que no lo es en las hierbas narcóticas para obtener un producto
más puro, más seguro y parejo en sus resultados, más dosificable. Pero dados más
a la búsqueda de la piedra filosofal que a
otra cosa, no es mucho el progreso que
hacen. En medio de sus experimentaciones químicas descubren una cantidad de
productos nuevos a los que, aparte de bautizar con nombres ribombantes, no prestan mayor atención. Raymond Lully, en el
siglo XIII, descubre un fluido blanco, "vitriolo dulce" lo llama, cuyas propiedades
analgésicas ni siquiera sospecha.
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
200 años más tarde, Paracelso, médico
y químico del siglo XV, recorre todo el
mundo estudiando las enfermedades y
buscando un remedio útil para el dolor.
Incapaz de encontrarlo en la Naturaleza,
vuelve a su laboratorio de alquimista para perfeccionar por destilación, purificación y extracción, lo que la Naturaleza
proporciona tan imperfectamente. Un día
mezcla ácido sulfúrico con alcohol, calienta la mezcla y condensa el vapor, redescubriendo así el "vitriolo dulce" de Raymond Lully. Ensaya este vitriolo en pollos y descubre que caen profundamente
dormidos, despertando en seguida sin demostraciones de haber sufrido daño. Paracelso recomienda entonces utilizarlo en
el hombre para calmar el dolor. Pero su
observación no se generaliza ni su indicación es tomada en cuenta.
Valerio Cordus, aprendiz de boticario
y discípulo de Paracelso, tiene la manía
de tomar notas y apuntar detalladamente
todos los conocimientos que adquiere sobre las drogas. Entre estas notas hace una
descripción completa sobre el "vitriolo
dulce". En 1542, un año después de la
muerte de Paracelso, vende en Nuremberg
su libro de notas por 100 ducados de oro
a un comité de médicos. El libro de notas
de Cordus es archivado en una polvorienta farmacopea de Nuremberg. Junto con
el libro de notas, comienza a dormir el
sueño de los años todo lo que Cordus sabía
sobre el "vitrolo dulce", producto conocido hoy día con el nombre de éter sulfúrico.
QUIRURGICA
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dolor. Pero la creencia en fuerzas superiores y sobrenaturales no puede tampoco
desaparecer tan bruscamente. Lo que se
espera ahora para dominar el dolor debe
ser científico, pero puede ser también al
mismo tiempo inexplicable, misterioso. El
cosmos se interpreta como una combinación de fuerzas vitales, de las cuales una
de las más intensas es el dolor. Una parte
del cosmos es el hombre. Si éste es caoaz
de almacenar en sí mismo suficiente fluido
magnético vital del cosmos, podrá transmitirlo a los pacientes y mejorarlos. Nace
así la teoría del vitalismo curador.
Todo lo que se necesita entonces es alguien capaz de concentrar estas nuevas
ideas en un sistema, y suficientemente
audaz para ponerlo en práctica. Franz Antón Mesmer, de origen suizo, estudiante
primero de culto divino, luego de Derecho, para terminar por doctorarse médico
en Viena en 1766, es el hombre que se
anuncia capaz de curar en flüido vital.
La humanidad doliente está preparada
para aceptar esta nueva revelación. Mesmer es esperado y recibido como un mesías. Los pacientes comienzan a llenar su
consulta en grandes números. Mesmer está instalado en París, justo en la época
anterior a la Gran Revolución Francesa.
Paracelso fué el primero en administrar el fierro magnético como tratamiento médico. Muchos, después de él, trataron también de aprovechar esta misteriosa
fuerza atractiva para la curación de las
enfermedades. Mesmer es el primero en
anunciar la teoría del flüido curador. Por
lo demás, desde antiguo, los persas, egipcios e indúes habían utilizado procediMAGNETISMO ANIMAL
mientos enigmáticos parecidos. Mesmer
La fe puesta en los exorcismos y en las coloca sus pacientes entre dos magnetos
prácticas religiosas no es suficiente para de modo que la misteriosa energía cósmicurar el dolor. Los narcóticos derivados ca encerrada en ellos fluya a través del
de las plantas, pese a la multitud de com- enfermo, restaurando su alterado cuerpo
binaciones químicas y formas diversas de en armonía con el Universo. Esta es la priaplicación ensayadas, sólo rinden resulta- mera fase del "mesmerismo".
dos variables, contradictorios e inseguros.
El éxito es formidable. El número de
La alquimia no ha sido capaz de corregir enfermos aumenta tanto que ya Mesmer
esta situación. El dolor sigue mortifican- no puede atenderlos individualmente. Endo impunemente a la humanidad. Pero el tonces se le ocurre transmitir el poder
hombre siempre espera y vuelve los ojos magnético a una varilla de madera, señacon renovada fe a cada nueva posibilidad lar con ella a cierta distancia a un grupo
de vencer a su torturante enemigo. En el de enfermos, desde 30 a 100, y curarlos
siglo XVIII la química y la medicina en- así al por mayor. Es ésta la segunda fase
tran por cauces más rígidos, más discipli- del "mesmerismo".
nados, más científicos. El hombre confía
Pronto Mesmer descubre que no es la
entonces en que la Ciencia lo librará del varilla sostenida por su mano el" factor
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VI CONGRESO CHILENO DE CIRUGÍA
curador, sino que su mano misma. Sólo
le basta tocar a sus pacientes o hacer pases sobre ellos desde los hombros hasta
las manos para curarlos eficazmente. Se
revive así en una nueva fase del "mesmerismo" el poder de tocar ejercido antes
por los monarcas, con nuevo nombre
derivado de la doctrina del vitalismo:
magnetismo animal. En seguida Mesmer
descubre que también su toque personal
es superfluo, basta su voluntad de curar al
enfermo para lograr los resultados apetecidos, y el mesmerismo evoluciona así a
una nueva fase.
El éxito de Mesmer es clamoroso. La
reina María Antonieta, el Duque de Borbón, el príncipe de Condé, Lafayette y
muchos otros notables de la época se cuentan entre sus pacientes y amigos. El número de enfermos aumenta en tal forma
que Mesmer tiene que idear un nuevo sistema para satisfacer la demanda sin perjudicar su prestigio. Descubre entonces
que puede transmitir su poder magnético
a objetos inanimados que adquieren fuerza curadora, y se renueva así en una nueva fase del mesmerismo la virtud curadora de los amuletos y de las reliquias tocadas en vida por los santos. En un gran
baño de madera, al aue da el nombre de
baqueta, coloca una doble fila de botellas
a las que carga con magnetismo animal;
estas botellas están unidas por una barra
de acero de la cual parten numerosos conductores hacia los pacientes. Un gran número de enfermos son tratados simultáneamente por este método. Se sientan por
una hora alrededor de la baqueta y guardan un silencio religioso como ante un altar. Estas curas se popularizan tanto que
es necesario pedir hora con muchos días
de anticipación. Pero una vez más la demanda excede a la oferta, y entonces este
mago de último cuño "mesmeriza" para la
venta baquetas de bolsillo primero, y objetos diversos después: espejos donde mirarse, recipientes donde lavarse, instrumentos musicales que deben tocarse, etc.
De esta fase de sus actividades Mesmer
pasa a la de transferir sus poderes a jardines, parques y bosques enteros. Los enfermos se amarran a los árboles cargados
con fluido magnético por Mesmer.
Francia comienza entonces a preocuparse. Todos los objetos dotados con flüido
magnético necesitan ser recargados de
tiempo en tiempo por Mesmer. ¿Quién lo
hará cuando éste muera? Es imprescindible que Mesmer transmita sus poderes a
discípulos capaces de continuar su obra.
El Estado ofrece a Mesmer una pensión
de 40 a mil libras y la construcción de un
instituto si acepta transferir sus poderes
a las personas que se designe. Mesmer
acepta con una condición: que se reconozca oficialmente sfl descubrimiento por las
autoridades científicas. Pero aunque muchos médicos y hombres de saber creen
en Mesmer, la Academia de Ciencias se
niega a reconocerlo oficialmente. Interviene entonces Luis XVI y obtiene de la
Sociedad Médica el nombramiento de un
comité investigador. Forman parte de este
comité, entre otros, el Dr. Guillotin, Benjamín Franklin y Lavoissier. Después de
una prolija investigación el comité informa que, aunque las actividades de Mesmer envuelven ciertamente algo inexplicable y no desprovisto de valor, la ciencia
no puede aprobar lo que no es capaz de
explicar.
Ese fracaso ante las autoridades científicas, junto con los altos honorarios cobrados por Mesmer y que no dicen relación con sus declaraciones humanitarias,
comienzan a mellar su popularidad. Madame Dubarry le critica abiertamente en
sus Memorias. La lucha entre la credulidad mística y el escepticismo científico,
entre la admiración excesiva y la reserva
desconfiada, crece paulatinamente y se
desarrolla hasta terminar bruscamente
junto con la Revolución. Mesmer, favorito de la Nobleza y en consecuencia candidato excelente para la guillotina, huye a
Viena, abandonando junto con la ciudad
de sus triunfos todos sus aparatos, manuscritos y propiedades. En Viena se le sospecha de jacobino enmascarado y se le encarcela por dos meses. Al recobrar la libertad se retira a su ciudad natal, Meesburg, a la orilla del Lago Constanza. La
marcha de los acontecimientos europeos
posteriores a la Revolución es demasiado
fascinante para que nadie se acuerde de
Mesmer, y éste muere en 1815 completamente olvidado.
Algunos discípulos de Mesmer tratan
de continuar su obra. El conde Máximo
de Puységur, que recibiera instrucción en
magnetismo previo pago de 400 luises a
su maestro, había "mesmerizado" en su
jardín un árbol al que acudían los campesinos de la comarca, esperando obtener
V X l I I S E M A N Á DÉ LA E X P E R I E N C I A
mejoría con la ayuda de su aristocrático
patrón. Un día un pastor es amarrado al
árbol y el conde hace pases sobre su cuerpo para aumentar la influencia magnética^
Algo anormal, inesperado, sucede entonces. El pastor se duerme profundamente.
El conde, asustado, le ordena desamarrarse del árbol. El joven obedece, y con los
ojos cerrados camina a través del parque
hablando como en un sueño, pero obedeciendo prontamente todas las órdenes impartidas por el conde. Es incomprensible.
¿Es posible quizás producir mediante el
poder de magnetismo animal un trance artificial, un estado de sueño parecido al
que producen las hierbas soporíferas?
Puységur continúa estas experiencias y
anuncia entonces la nueva doctrina del
sonambulismo.
La teoría del sonambulismo se difunde
rápidamente por Francia y otros países,
adquiriendo gran auge en Alemania donde es oficialmente reconocida como método de cura. Pronto comienza a ensayarse
este sueño artificial producido por el magnetismo animal como un medio de calmar el dolor primero, como un medio de
evitarlo en las intervenciones quirúrgicas
después. El primero en ensayarlo como
método anestésico es el Barón de Potel.
Luego Recamier, cancerólogo de fama, y
Jules Cloquet, profesor de Cirugía, en
Francia. Pero es en Edimburgo donde el
sonambulismo adquiere su mayor desarrollo en cirugía gracias a los esfuerzos de
John Ellioston y James Eisdale.
Ellioston introduce sus propios métodos de sonambulismo, muy parecidos a
los actuales de hipnotismo. Convencido de
los resultados, y a pesar de las burlas y
persecución de sus colegas, Ellioston se
dedica exclusivamente a inducir el. sueño
artificial mediante magnetismo animal
para evitar el dolor en Cirugía. Eisdale
se dirige a la India para continuar sus experimentos lejos del escepticismo de sus
colegas. Además, India es buen terreno
para esta clase de experiencias. Numerosos pacientes son operados sin dolor en estado de trance inducido por el médicoLas autoridades de Calcuta colocan un
hospital a disposición de Eisdale. Los informes que llegan de Calcuta a Europa
son tan entusiastas que la Facultad médica, a pesar de su escepticismo y desconfianza, se ve obligada a ensayar el nuevo
método. Pero los milagros de India no se
QUIRURGICA
45
reproducen en Europa. Strohmeyer
en
Viena, Augusto Nelaton en Francia y el
profesor Warren en Boston, no logran evitar con el sonambulismo el dolor provocado por las intervenciones quirúrgicas.
El veredicto de la ciencia occidental es
desfavorable. Bajo presión oficial, el hospital de Eisdale es cerrado en Calcuta.
Los nativos se amotinan, pero tanto ellos
como Eisdale son calificados de lunáticos
por la prensa médica.
Lajayette había llevado el "mesmerismo" a América, pero cuando la anestesia
sonambulística fracasa, el "mesmerismo"
se hunde junto con ella. Mientras la ciencia estaba en pañales, mientras los médicos e investigadores daban manotazos en
la obscuridad, pudieron ser fácilmente derrotados por la f e anticientífica de Mesmer en las fuerzas sobrenaturales. Pero
a comienzos del siglo XIX las ciencias
exactas, afianzándose en sus primeros pasos, son capaces ya de derrotar a los métodos milagrosos basados en la fe de fuerzas misteriosas.
DEL PULPITO A LA CERVEZA
A mediados del siglo XVIII vive en
Leeds, Inglaterra, un joven sacerdote de
espíritu inquieto e investigador, Joseph
Priestley, que dedica sus ratos de ocio a
observar las burbujas de fermentación en
una cervecería cercana a su casa. Intrigado por la naturaleza de esas burbujas, creyendo servir mejor a Dios si se dedica a
comprender los fenómenos naturales que
son revelaciones de la gloria del Todopoderoso, comienza a gastar todo su dinero
en utensilios y su tiempo libre en experimentos químicos. Su primera dedicación
química es analizar la naturaleza de las
burbujas de fermentación, lo que lo conduce al descubrimiento de gas carbónico.
Lord Shelburn, secretario de Estado,
conoce por esta época a Priestley, se interesa por sus trabajos en Química, lo toma
bajo su protección y lo lleva a su mansión de Calne, donde el joven sacerdote y
químico debe hacer demostraciones con
sus experimentos para entretener a los
huéspedes de su protector. A Priestley no
le importa, ya que así dispone de amplios
fondos y facilidades para su trabajo, y va
descubriendo sucesivamente en sus experiencias, diversos elementos químicos. Pero es a los gases a los que dedica sus me-
46
Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE
CIRUGIA
diz de éste, Humphry Davy, joven de 1?
años, de humilde origen, pero inteligente,
de espíritu inquieto e investigador, cuya
única aspiración es llegar algún día a ganarse la vida como médico. La avidez propia de su juventud y deseo de instruirse
le hacen escuchar con marcado interés las
discusiones de su maestro con otros médicos sobre el tratamiento de las enfermedades con los gases recién descubiertos. Y
es el peligroso protóxido de N, el gas
que nadie se atreve a usar, el que más
pica la curiosidad de Davy. ¿Por qué no
ensayarlo en sí mismo para comprobar sus
efectos? Corre el riesgo de morirse con el
experimento, pero los jóvenes no son prudentes.
Después de sus obligaciones diarias,
Humphry Davy devora libros de Química, especialmente uno escrito por Priestley en el que aprende a preparar el protóxido de N. Y una noche de 1795, un año
después de haberse ido Priestley a Norteamérica, mientras el Dr. Borlase duerme
el sueño de los justos, el joven Davy baja
al laboratorio, prepara protóxido de N, y
lo inhala audazmente. En lugar de morir,
comienza a sentir una impresión rara de
bienestar, de euforia, cada vez mayor, hasta que no puede evitar el romper en carcajadas que cesan sólo cuando deja de inhalar el extraño gas. Se comprende entonces que el inquieto joven bautice el
gas con el raro apodo de "gas hilarante".
Davy continúa sus experiencias noche
a noche, hasta que en una oportunidad
descubre que la inhalación del gas le calma el dolor de una encía inflamada. ¿Será
éste por ventura un gas analgésico? Davy
decide investigarlo y lleva a efecto sus experimentos con el mayor secreto. Pero
una noche acude un enfermo a la consulEL EMBRUJO DE LOS GASES
ta para ser atendido de urgencia, el Dr.
Aunque la facultad médica mira con Borlase baja de su dormitorio con ese obdesprecio a la Química, la posibilidad de jeto, nota algo raro en el laboratorio, y
curar las enfermedades mediante la in- descubre en él a su ayudante desternillánhalación de gases, como lo había sugerido dose de risa. Davy se ve entonces obligado
Priestley, comienza a ganar terreno, na- a poner en conocimiento de su maestro
ciendo y desarrollándose rápidamente la todo lo que ha investigado respecto al pe"medicina neumática". Sin embargo, hay ligroso gas. Davy y Borlase prosiguen junentre esos gases uno catalogado como muy tos las experiencias y acuerdan emplear
peligroso después de haber ocasionado la el protóxido de N en los enfermos. Pero
muerte de algunos animales de laborato- aún antes de que alcancen a llevar esa
rio y que nadie se atreve a ensayar de idea a la realidad, se difunde un rumor
por la ciudad sobre cosas raras que sucenuevo: es el protóxido de nitrógeno.
En el pueblecito de Penzance vive jun- den en la consulta del Dr. Borlase y la
to con el cirujano John Borlase, un apren- clientela comienza a disminuir. Asustado,
jores esfuerzos, descubriendo entre ellos
el oxígeno y el protóxido de N en 1772, y
Priestley sugiere su inhalación como recurso terapéutico para el tratamiento de
las enfermedades respiratorias.
Con la diseminación de las ideas liberales nacidas en la Revolución Francesa,
la Iglesia se divide en Ortodoxa, partidaria de la tradición, y Unitaria, partidaria
de las nuevas ideas. Joseph Priestley ve
en ello la mano de Dios y abandona sus
experimentos químicos para volver al pùlpito. Se dirige a Birmingham y toma el
partido de los unitarios. Pero, después de
la caída de la Bastilla, la Iglesia Unitaria
comienza a perder terreno en Inglaterra
y Priestley es abandonado por sus feligreses. Vuelve entonces a sus experimentos
químicos. Pero no lo dejan vivir tranquilo. A pesar de haber abandonado las actividades religiosas, su situación empeora
progresivamente, y un día el populacho
le quema la casa y con ella uno de los
laboratorios químicos mejor montados de
la época. Priestley escapa apenas de ser
linchado, se dirige a Londres, trata de organizar un nuevo laboratorio, pero molestado continuamente por la persecución de
que le siguen haciendo víctima, huye en
1894 a Estados Unidos, donde vive hasta
1904, fecha de su muerte en Pensilvania.
Mesmer estaba en su apogeo cuando
Priestley había empezado sus experimentos químicos. Con la muerte de Mesmer
desaparece el último de los grandes embaucadores, mientras que Joseph Priestley, con sus descubrimientos químicos,
deja abierto a làs generaciones venideras
el camino de las investigaciones científicas.
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
Borlase abandona todo intento de utilizar
el gas hilarante y ordena a su ayudante
olvidarlo también.
Humphry Davy se retira entonces del
lado de Borlase y pide protección a su padrastro el Dr. Tonkin, en cuya casa continúa secretamente sus experimentos químicos hasta que una noche provoca una
explosión que conmueve a todo el vecindario. Esto parece poner fin a los planes
y esperanzas de Davy, ya que Tonkin le
prohibe estrictamente continuar con esas
"locuras de muchacho".
La Providencia acude entonces en ayuda del novel investigador. Llega un día
a Penzance el Dr. Giddy, oye hablar del
"demoníaco gas" y del incorregible joven
Humphry Davy, se interesa por ellos y
busca una entrevista con Davy. Reconociendo su capacidad e inteligencia, le consigue el cargo de Superintendente en el
Instituto Neumático del Dr. Thomas Beddoes, ubicado en Clifton, cerca de Bristol.
En 1789 el joven Davy se hace cargo de
tan importante puesto que le abre perspectivas maravillosas para sus posibilidades de investigador.
En el Instituto Neumático, fundado por
el Dr. Beddoes para el tratamiento de las
enfermedades por la inhalación de gases,
Humphry Davy encuentra todo lo que puede apetecer: un laboratorio bien equipado, amplias reservas de gases, toda clase
de facilidades de trabajo, comprensión y
estímulo para sus experimentaciones. Sigue investigando el protóxido de N y a
pesar de que su inhalación le pone en peligro de muerte en dos ocasiones, no ceja
en sus propósitos hasta que consigue preparar y almacenar el gas químicamente
puro. Emplea el protóxido de N en el tratamiento de algunas enfermedades, asma
entre ellas y, sea por sugestión o por lo
que fuere, obtiene buenos resultados que
le ganan amplio prestigio. A los 22 años,
Humphry Davy es popular y admirado en
toda Inglaterra.
Pero al joven investigador le preocupa
la posibilidad de suprimir el dolor con el
gas hilarante. No olvida los efectos analgésicos que su inhalación provoca. En su
libro "Vapores Médicos", publicado en
1800, Humphry Davy escribe: "Como el
protóxido de N parece capaz de suprimir
el dolor físico, puede ser ensayado en operaciones quirúrgicas en las que no haya
mucha efusión de sangre".
QUIRURGICA
•47
Por esa época comienzan a circular
rumores desfavorables. Muchos médicos
informan alteraciones en el pulso y crisis
de vértigo en sus paciente tratados con
el gas hilarante. Los métodos neumatológicos de tratamiento caen en desprestigio
y el Dr. Beddoes es obligado a convertir
su Instituto en un hospital común. Entonces Davy, temeroso de perder su difundido prestigio, abandona también el empleo de los gases y se dedica a investigaciones científico-químicas con las que alcanza gran renombre. Entre otras muchas
innovaciones, descubre en 1815 la lámpara para mineros que lleva su nombre.
Humphry Davy alcanza durante su
carrera de investigador los más altos honores. Había sido investido Caballero en
1812. Es hecho Barón en 1818. En 1820
alcanza la posición más codiciada a que
puede aspirar un hombre de ciencias británico: es elegido presidente de la Royal
Society. Hacía ya 20 años que Humphry
Davy dejó de preocuparse de los gases.
Uno de los ayudantes de Davy es Miguel Faraday. Se trata de un muchacho
salido de las clases más humildes, pero
de una inteligencia y espíritu de investigación a toda prueba. Aunque es contratado por Davy como sirviente y lavador
de copas, estudia continuamente, aprende
mucho, se independiza de su maestro, realiza numerosas investigaciones de utilidad
práctica en el campo de la electricidad, y
logra surgir firmemente en el ambiente
científico. Su fama comienza a opacar la
de Davy; éste, molesto y celoso, cae en
la bajeza de intrigar y difamar a su ex
ayudante. Faraday continúa imperturbable sus investigaciones y es propuesto su
ingreso a la Royal Society, a la que entra
con un solo voto en contra, el del presidente, Humphry Davy.
Durante sus investigaciones químicas
con gases y vapores, a las que también se
dedica por algún tiempo, Faraday descubre la naturaleza soporífera del vapor de
éter. Cien años después que Valerio Cordus había vendido su libro de notas a la
ciudad de Nuremberg, Isaac Newton hizo
renovadas referencias al "vitriolo dulce",
pero éste es olvidado de nuevo por largos
años. Hasta que en 1792 el boticario alemán Frobenius lo saca a luz de nuevo y lo
bautiza con su actual nombre de "éter".
Poco a poco se generaliza su empleo en el
48
Vi CONGRESO CHILENO DE CIRUGÍA
Sertiirner experimenta semanas y más
semanas con el opio crudo, hasta que un
día, en 1803, después de tratarlo con amoníaco, extraños cristales aparecen ante
sus ojos asombrados. Lava dichos cristales con ácido sulfúrico y alcohol hasta obtener un residuo blanco cristalino que denomina "principio somnífero del opio". Comienza a experimentarlo en perros y ratas, observa los resultados soporíferos obtenidos, y aumenta la cantidad de droga
hasta matar los animales para determinar
así la dosis letal. Agotadas esas experiencias, llega el momento de determinar la
dosis que debe usarse en el hombre, y
para ello ios ensayos deben continuar ahora en seres humanos. Como Humphry Davy con el protóxido de N, decide ensayar
primero en sí mismo, pero convence a 3
amigos que lo acompañen en el experimento.
Secretamente, los 4 jóvenes se reúnen
en el laboratorio una noche y se sientan
alrededor de una mesa. Sertiirner reparte
una dosis de más o menos 3,5 cgrs. a cada
U N FARMACEUTICO AUDAZ
uno, y cada cual la traga heroicamente.
En Paderborn, pueblo de Westfalia, Al cabo de un momento, los 4 muchachos
Alemania, vive a comienzos del siglo XIX experimentan una rara sensación de bienun joven ayudante de químico-farmacéu- estar, de euforia, de confort. Al cabo de
tico, Federico Guillermo Sertiirner. Como media hora Sertürner reparte una nueva
Humphry Davy, su colega británico, no dosis, tomando él mismo una mayor, y piha recibido educación especial. Como de a sus amigos fijarse bien en lo que suHumphry Davy, no tiene otra fuente de cede por ser de la mayor importancia para
aprendizaje que lá que le significa el tra- los experimentos. Ellos tratan de fijarse,
bajo diario de ayuda a su patrón en la pero no pueden. Comienzan a sentir fatifarmacia. Como Davy también, dedica sus ga, peso en las piernas, sueño. . . sueño. . .
sueño. Los párpados están pesados, muy
noches a devorar libros de Química.
Tanto doctores como farmacéuticos pesados, se cierran irresistiblemente. Serson incapaces de combatir el dolor. Entre tiirner resiste mejor sus efectos, observa
los muchos derivados de vegetales ya en- que sus 3 amigos están próximos a caer
sayados, tal vez el más efectivo es el ju- dormidos y se da cuenta que no hay tiemgo desecado de las semillas de la amapola po que perder, que deben tomar una terblanca, Papaver somnijerum. Pero sus re- cera dosis mientras quede en ellos un ressultados son incostantes, muy variables to de conciencia. Consigue hacer tomar a
y hasta peligrosos. ¿Por qué? ¿Por qué en sus amigos una tercera dosis de 3 y medio
algunos pacientes no da resultados y en cgrs., ingiriendo personalmente de nuevo
cambio mata a otros al parecer en las mis- una dosis mayor. Trata en seguida de obmas dosis? Muy posiblemente porque con- servar los resultados, pero no puede evitar
tiene un principio activo aún desconocido, el caer dormido junto con sus amigos.
un principio activo que, una vez aislado, Despierta después de muchas horas con
séguramente puede dosificarse en forma sensación de malestar, náuseas y vómitos.
de obterier resultados más uniformes. Sertürner es lo suficientemente inteligenMientras en Inglaterra Davy y Faraday te para darse cuenta que la dosis ha sido
emplean la electricidad para descomponer excesiva, y sigue experimentando en sí
compuestos químicos en sus elementos, mismo día tras día, por semanas, por meSertiirner trata de encontrar el principio ses.
activo de las plantas mediante el uso de
Pasan los años y el joven aprendiz se
solventes y procesos de cristalización.
convierte en un farmacista independiente.
tratamiento del asma y otras enfermedades respiratorias.
Beddoes y sus ayudantes habían utilizado la inhalación de éter para el tratamiento del asma, pero sin descubrir su
efecto narcótico. En 1818 Faraday escribe en una revista científica: "Cuando el
vapor. de éter es mezclado con aire e inhalado, produce efectos muy similares a
los del protóxido de N. Por la descuidada
inhalación de vapor de éter, un hombre
cayó en una condición letárgica que, con
pocas interrupciones, duró 30 horas".
Desgraciadamente, esta observación de
Faraday no despierta mayor interés. Además, como Faraday tiene muchas otras cosas a que dedicarse, especialmente experimentos electro-magnéticos que le absorben todo su tiempo y atención, se olvida
también del éter y de sus propiedades
narcóticas y no vuelve a preocuparse más
de ello. El descubrimiento de la anestesia
quirúrgica debe esperar aún largos años.
y XIII
S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
Trabaja ahora en Einbeck, ciudad de Hannover, pero sin abandonar sus experiencias con el principio sómnífero, cuyas propiedades analgésicas ya conoce por haberlo tomado durante fuertes dolores de
muelas que cedieron fácilmente a la ingestión de la droga. Por producir también
sueño le da el nombre de morphium, derivado de Morpheus, dios del sueño de la
mitología griega. Después de 14 años de
experiencias, Sertürner da a conocer los
resultados de sus investigaciones, las que
son ampliamente aceptadas por el mundo
científico, y diversas academias de Alemania y otros países le distinguen con nombramientos honoríficos.
Pero la envidia de los expertos y la
calumnia de pueblo chico comienza a hacer su obra. Se tilda a Sertürner de amateur estúpido, estafador, charlatán. Tanto
progresa la calumnia que Sertürner debe
abandonar Einbeck para refugiarse en
Hamelin. Amargado por la ingratitud de
la gente, abandona, al igual que Humphry Davy, toda nueva tentativa de progreso en la ciencia de curar el dolor y se
dedica a experiencias con cañones y proyectiles. Realiza en este nuevo campo de
investigaciones diversos progresos, por los
que el Gobierno de Hannover le concede
honores oficiales. Ahora, que en lugar de
trabajos en beneficio de la humanidad se
dedica a perfeccionar los elementos para
su destrucción, ninguna voz se alza en
contra de Sertürner.
Pero, a pesar de todo, la desilusión
amarga su vida. No puede olvidar la estupidez del mundo al criticarle el descubrimiento de su maravilloso remedio para
calmar el dolor. Se convierte en misántropo, evita todo contacto con la gente, y cae
al fin en la melancolía. Para llenar su copa
de amargura, vive sus últimos años atormentado por el dolor de un gota incurable. Al comienzo su remedio le concede
alivio, hasta que su estómago alterado no
es capaz de retenerlo. Incapaz entonces
de calmar sus agónicos dolores, los sufre
semana tras semana hasta que la muerte
lo alivia definitivamente en 1841.
UN ALMA SENSIBLE
Una tarde de Primavera, en los primeros años del siglo XIX, un grupo de
niños juega alegremente en un parque
cuando oyen de pronto gritos de agonía
QUIRURGICA
•49
que provienen del camino vecino. Corren
al lugar del suceso y encuentran tendido
ein el suelo, retorciéndose de dolor, un
obrero que acaba de sufrir un accidente.
Se envía al instante por un médico, quien
indica la hospitalización inmediata para
someterlo a una operación de urgencia.
"Pero yo no tengo dinero, señor", se
lamenta el pobre paciente. A pesar de todo, es llevado al hospital en una carreta.
Los muchachos olvidan el incidente y
vuelven a sus juegos, menos uno: Henry
HUI Hickman. Su sensibilidad ha sido herida al escuchar la queja del infortunado
enfermo que no tiene dinero para pagar
por su atención. Decide entonces hacerse
médico para curar a los pobres, para operar sin cobrar honorarios a quien lo necesite, para hacer de su profesión un sacerdocio de sacrificio y caridad.
A la edad de 21 años asiste por vez
primera a una intervención quirúrgica en.
Edimburgo. Los gritos del paciente le desgarran el alma. Qué estupidez ser médico
si no se puede hacer nada para evitar ese
dolor, piensa el sensible joven. Hickman
asiste a muchas otras operaciones, su
friendo siempre la misma desesperación
al escuchar los desgarradores quejidos de
los pobres operados. Los narcóticos vegetales son inseguros y peligrosos; ya nadie
se atreve a usarlos. El "mesmerismo" ha
pasado hace mucho tiempo a la categoría
de charlatanería. No se dispone de otros
recursos. ¿Qué hacer?
Hickman inicia la práctica de su profesión en Ludlow, condado de Sropshire,
dedicando un día de la semana a la atención gratuita de los enfermos pobres. Muchas veces debe operar, y lo hace con habilidad, pero en el fondo de su conciencia
no puede aceptar que el dolor quirúrgico
sea inevitable y los sufrimientos que provoca con su bisturí le atormentan tanto a
él como a sus enfermos.
Para reemplazar a otro médico, Hickman se dirige por un tiempo a Shifnal, lugar de nacimiento de Thomas Beddoes, el
fundador de la neumatología. Esta ya se
ha desacreditado como recurso terapéutico, pero a pesar de ello Hickman oye hablar mucho al respecto en Shifnal, Y después de todo, ¿por qué no puede ensayarse algo con los gases? Hickman vuelve a
Ludlow y comienza a dedicar su tiempo
libre al estudio de los gases. Lee los trabajos de Priestley, Davy y Farad'ay, y
50
Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A
comienza a realizar experiencias en ratas,
perros y pollos. Ensaya primero el oxígeno, el anhídrido carbónico en seguida, y
por último el protóxido de N, anotando
cuidadosamente los resultados en su libro
de notas.
En sus primeros experimentos observa que puede realizar operaciones sin dolor en animales asfixiados por la falta de
aire, y que dicha falta de sensibilidad se
obtiene mucho más rápidamente cuando
a la falta de aire se agrega la presencia de
anhídrido carbónico. Sin embargo, Hickman reconoce que no debe ser muy aconsejable practicar en el hombre estos métodos de sofocación para conseguir anestesia. Continúa entonces sus experiencias
con protóxido de N, y obtiene resultados
tan satisfactorios que resuelve solicitar
autorización para ensayar su empleo en
el hombre. Ya decidido, escribe una carta a su amigo T. A. Knight, botánico de
fama, pidiéndole ayuda. Knight es muy
amigo a su vez de Davy y Faraday, a quienes expone los experimentos de Hickman
y les solicita llevar el asunto a la Royal
Society.
Pero Davy ya estaba dedicado a las industrias químicas y había abandonado hacía muchos años todo interés en el gas hilarante, Faraday no quería saber nada
fuera de sus problemas electro-magnéticos; no se interesan en absoluto por los
experimentos de Hickman y, en consecuencia, no hay posibilidad alguna de conseguir el apoyo de la Royal Society.
Hickman continúa sus experiencias sin
desmayar y poco tiempo después lee un
informe con el resultado de ellas ante la
Sociedad Médica de Londres. La audiencia le escucha con respeto, pero sin interés. Molesto por ello, el conferenciante,
después de leer su trabajo, recuerda con
patéticas palabras los sufrimientos provocados a los enfermos por el cuchillo del
cirujano. Se nota ahora cierta intranquilidad en los concurrentes. "Me parece que
este Dr. Hickman es un soñador, por no
decir un loco", manifiesta uno de ellos, y
éste es el sentir general.
El joven visionario regresa a Ludlow
desanimado, pero no vencido. Sabe que ha
descubierto un medio para evitar el dolor
en las operaciones quirúrgicas, y no le
quieren dejar demostrarlo. Pero si en Inglaterra no lo escuchan, puede ser que
en Francia tenga mejor suerte. En 1828
atraviesa el Canal de la Mancha y en abril
de ese año escribe al rey Carlos X pidiendo permiso para hacer una demostración
de su método ante la Facultad médica de
París. El rey remite la carta a la Academia de Medicina de París y ésta se reúne
el 23 de diciembre de 1828 para escuchar
el informe de Hickman leído por uno de
sus miembros, Monsieur Guérardin. Pero
los franceses no son menos excépticos que
sus colegas británicos. "¿Operar con gas
hilarante? Qué tontería más peligrosa!".
Unicamente uno de los miembros de la
Academia, el barón Larrey, cirujano que
fuera de Napoleón y que como tal había
conocido en toda su majestad la tragedia
del dolor humano en los campos de batalla, manifiesta que por lo menos debe darse una chance al método de Hickman y se
ofrece él mismo como sujeto de experimentación para dejarse administrar el gas
hilarante. Pero la mayoría de la Academia
está en contra y el joven médico británico
es derrotado.
Desilusionado, Hickman vuelve a Inglaterra, donde a pesar de todo continúa
sus experiencias; pero la muerte las suspende antes de conseguir una ocasión para convencer a sus colegas. El 5 de abril
de 1830, a la temprana edad de 29 años,
Henry Hill Hickman pasa a mejor vida.
Davy había descubierto las propiedades analgésicas del gas hilarante. Faraday
había llamado la atención hacia la potencia narcótica del éter. Sertíirner había
descubierto la morfina. Hickman habla
realizado operaciones sin dolor en animales bajo anestesia con protóxido de N. Pero debido a la ignorancia y estupidez humanas, el dolor ha de seguir atormentando a la Humanidad por algunos años más
todavía.
FIESTAS DE ETER EN LOS ESTADOS
UNIDOS
Para la enseñanza de la Química y la
Física en las escuelas de instrucción secundaria y superior, los profesores de Estados Unidos recurren a demostraciones
prácticas que concentran la atención de
sus discípulos. Entre dichas demostraciones les administran vapores de éter y gas
hilarante para demostrarles los efectos que
su inhalación provoca. Los muchachos
gustan esas experiencias y comienzan a
repetirlas fuera de la escuela hasta que,
progresivamente, se organizan, difunden
y XIII
S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
y popularizan en las Universidades Americanas, reuniones especiales, verdaderos
"parties", para administrarse éter y obtener el estado de excitación, de alegría artificial, de "ether-frolics" que su inhalación provoca. Las fiestas de éter llegan a
constituir un vicio muy difundido en la
juventud americana.
Algunos charlatanes conciben entonces la idea de viajar de pueblo en pueblo
dando conferencias sobre el protóxido de
N y haciendo demostraciones públicas con
el gas para provocar las risas de los asistentes al observar los curiosos efectos que
su inhalación produce en el conferenciante y en los voluntarios que se lo dejan administrar. Llevan un laboratorio portátil
en un carretoncito de mano y hacen sus
demostraciones en las plazas públicas o
bajo cualquier tienda. Atraen al público
con avisos en los diarios y con propaganda en alta voz, cobrando 25 cts. por la
entrada. El 6 de noviembre de 1921, Stockman, uno de estos químicos ambulantes,
hace una demostración en Roma, pueblo
del estado de New York. Al terminar, el
conferenciante entra a una pieza posterior
v encuentra a un joven dormido junto a
la llave abierta de un cilindro lleno de
nrotóxido. El muchacho había entrado
furtivamente a robar gas para provocarse
sus efectos hilarantes. ¿Consiguió reírse o
alegrarse? No lo sabe, porque perdió el
conocimiento. Stockman, charlatán ambulante, no tiene la suficiente inteligencia
para darse cuenta aue lo que ha sucedido
es sólo una anestesia general.
La costumbre de la fiesta de éter, a cuya diseminación contribuyen los químicos
ambulantes con sus demostraciones públicas, llega también a Atenas, capital del
estado de Georgia. La juventud acostumbra reunirse una vez por semana en las
afueras del pueblo para emborracharse
con éter. Durante una de estas fiestas y
cuando ya los asistentes estaban en la cúspide de su francachela con éter, uno de
ellos sorprende a un niño negro atisbando
curioso a través de la puerta entreabierta.
El negrito es cogido y arrastrado al medio
de la pieza, donde se le ofrece éter para
inhalar entre risas y aplausos de aprobación. Como el niño se resiste, se le obliga
a la fuerza a inhalar éter de un pañuelo
empapado, en medio del general regocijo
y vocinglería. El chico lucha con todas
sus débiles fuerzas, trata de zafarse, re-
QUIRURGICA
•51
tiene la respiración, luego la sofocación le
obliga a inhalar profundamente, sigue defendiéndose, pero pronto sus ojos se cierran, sus músculos se relajan, cae profundamente dormido, y allí queda tendido en
el suelo, respirando regularmente, pero
quieto, muy quieto. No despierta ni a los
gritos ni a los pellizcos ni a los golpes que
se le propinan. Sigue quieto y dormido.
"Está muerto", vocifera una de las jóvenes asistentes al "party", y todas ellas huyen aterrorizadas. Un sirviente es enviado
a buscar un médico. Este llega al cabo de
unos momentos y arroja un balde de agua
fría sobre el niño, sin resultados. Le frota
en seguida enérgicamente la región del corazón, sin conseguir despertarlo con ello
tampoco. Le aplica entonces dos fuertes
golpes en las orejas, con lo cual el porfiado dormilón recobra la conciencia y
vuelve el alma al cuerpo de los asustados
muchachos. Ninguno de ellos es capaz de
comprender que lo que ha sucedido es
nada más ni nada menos que una anestesia etérea, y sólo atinan a prometer al médico no practicar nunca más el "étherfrolics".
Pero el "ether-frolics" prospera en todas partes y se propaga también a Jefferson, otro pueblo del mismo estado de Georgia. El médico de Jefferson,
Crawford
Williamson hong, un joven de menos de
30 años, muy estimado por todos, suele
tener en su casa fiestas de éter con sus
amigos y amigas en las que se divierten
en grande. El joven médico aprovecha el
"ether-frolics" para obtener besos de todas las bellas de la localidad.
Pero al mismo tiempo, Long observa
con espíritu crítico que ni él ni sus amigos parecen sufrir dolor al recibir golpes
durante el "ether-frolics". golpes que en
condiciones normales serían muy sensibles. Deduce entonces que la inhalación
de éter suprime la sensibilidad al dolor
y comienza a pensar en la posibilidad de
aprovechar esta cualidad de la droga para
suprimir el dolor en las intervenciones
quirúrgicas. Hasta que el 30 de Marzo de
1842 se decide a ensayarlo. James Venable. un estudiante, tiene dos tumores en el
cuello que deben ser resecados. Venable
es convencido de inhalar éter profundamente de un pañuelo empapado hasta quedar inconsciente, y entonces Long lleva a
cabo la intervención quirúrgica sin la menor muestra de dolor. El resultado ha sido
52
Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A
Hartford, capital de estado de Connecticut, el siguiente aviso: "Una gran exhibición de los efectos producidos por el
protóxido de N, gas hilarante, se dará esta noche en Unión Hall. 12 jóvenes voluntarios inhalarán el gas para comenzar la
entretención. 8 hombres fuertes ocuparán
los asientos delanteros para evitar que las
personas bajo la acción del gas se hagan
daño a sí mismas o a terceros".
Este aviso es leído por Horacio Wells,
un joven dentista de 26 años, quien a la
hora oportuna se dirige a la demostración
en compañía de su esposa. El conferenciante, Gardner Colton, hace primero una
divertida exposición sobre los efectos del
gas y luego lo inhala en cantidades considerables para inspirar confianza en la
audiencia. Solicita en seguida voluntarios.
El primer espectador en subir a la plataforma es Samuel Cooley, empleado de la
mayor botica de Hartford. Después de inhalar una bolsa llena de gas, Cooley comienza a comportarse como un lunático,
saltando, bailando, pegando golpes en el
aire contra un enemigo invisible. De pronto, observa en la segunda fila de asientos a un pequeño fulano, empleado en una
botica rival, que se ríe desaforadamente.
Cooley se lanza sobre él y comienza a perseguirlo entre las butacas burlando la interferencia de los 8 hombres fuertes, en
medio de la alarma y excitación de los
asistentes. Tropieza, cae, se levanta, continúa la persecución, y está a punto de
alcanzar su presa cuando se detiene bruscamente y parece sorprendido. El efecto
del gas ha pasado. Mientras la audiencia
ríe y aplaude, Cooley, avergonzado, se
sienta en la primera butaca desocupada
que encuentra. A su lado está el dentista
Horacio Wells.
La exhibición prosigue su curso. Cooley percibe un fuerte dolor en una pierna. Se levanta el pantalón y descubre
asombrado una gran herida debajo de la
rodilla. ¿Cómo, cuándo se la hizo? Wells
le recuerda que mientras perseguía al otro
empleado de botica había tropezado en un
banco donde recibió un violento golpe.
Cooley no lo ha sentido. La demostración
continúa en medio de la hilaridad general. Pero ni Coolley ni Wells ríen. El primero, preocupado por su herida y el dolor
EL DENTISTA DE HARTFORD
que le ocasiona. El segundo, pensando cóEl 10 de diciembre de 1844, aparece mo pudo recibir tan tremendo golpe sin
con llamativos caracteres en los diarios de darse cuenta, sin sentir dolor en el mo-
tan maravilloso que el mismo Long no lo
cree, y atribuye el éxito más bien a cualidades "mesméricas" que él tal vez posee
sin saberlo. Sus amigos que han presenciado la operación piensan lo mismo.
Long decide seguir ensayando y su
mejor oportunidad llega cuando un niño
negro se quema dos dedos de la mano y
hay que amputarlos. Amputa el primer
dedo bajo sueño etéreo sin ninguna molestia para el paciente. Espera en seguida que
éste despierte y amputa ahora el otro dedo en medio de desgarradores quejidos
de dolor del pobre chico. Se convence así
en forma definitiva que la falta de sensibilidad se debe al éter y no a "mesmerismo" de ninguna clase. ¡Crawford Williamson Long ha descubierto al fin la anestesia quirúrgica, tan ansiada por la humanidad entera! Pero su maravilloso descubrimiento no se divulga, no se difunde por
todo el mundo con la velocidad del rayo
como debiera suceder. Es que la perfidia
humana va a anotarse un nuevo triunfo
sobre la majestad de la ciencia.
Aunque Long es muy popular y tiene
una clientela numerosa y selecta, no le
faltan enemigos. Estos se encargan de difamarlo, difundiendo el rumor de que usa
una droga muy peligrosa y que conviene
cuidarse de caer en manos de tal médico.
Aunque su esposa lo anima, la envidia y
la calumnia le atemorizan. Su clientela
comienza a disminuir y la gente deja de
saludarlo en la calle. Cierto día, las personas mayores del pueblo lo visitan y le
advierten que si no abandona sus locos
experimentos con éter y por desgracia mata a alguien, será linchado. Long no es
capaz de resistir más esta corriente adversa y renuncia a la anestesia, con lo que
gana de nuevo la confianza del pueblo,
recuperando su prestigio y clientela.
Antes de abandonar esa práctica, Long
ha alcanzado a realizar 8 intervenciones
quirúrgicas bajo narcosis etérea. Pero
Long no publica sus experiencias y nadie,
fuera de los limitados confines de Jefferson, llega a conocer la magna nueva del
maravilloso descubrimiento. La humanidad doliente debe esperar aún dos años
para que le sea concedida la gracia de la
anestesia quirúrgica.
Y XLLL S E M A N A Í3É LA EXPERIENCIA
mentó mismo del traumatismo. Inmediatamente la imaginación de Wells comienza
a trabajar. Una idea fija, fantástica, comienza a bullirle en el cerebro: extraer
dientes sin dolor bajo la influencia del gas
hilarante.
Esa noche Wells la pasa medio desveladlo con su loca idea revolviéndole el
magín. Al día siguiente, temprano en la
mañana, visita a Colton en su hotel, le
expone sus ideas, lo convence, y ya decididos, esa misma tarde Wells se convierte
en el primer sujeto de experimentación
de sus propios planes. Se hace administrar el gas por Colton mientras su colega
John Riggs le extrae una muela sana. Al
salir de la influencia del gas, Wells exclama loco de entusiasmo: "Empieza una
nueva era en la extracción dentaria". Confiesa no haber sentido la más mínima traza de dolor.
Wells se había recibido en 1842 y
abierto oficina en Boston con otro cirujano dental, Morton, condiscípulo de la Universidad. La consulta no progresaba, por
lo que a fines de 1843 Wells se había separado para instalarse por su cuenta en
Hartford. Pero aquí tampoco las cosas
iban muy bien. Wells se encuentra en una
situación económica precaria. El incidente
de Cooley y el éxito de la extracción indolora de uno de sus propios dientes, le
abren las puertas de la esperanza para el
futuro. Mediante las extirpaciones indoloras podrá progresar en Hartford, sobrepasar a todos sus colegas, y aún volver a
Boston para descollar como lumbrera en
la gran ciudad que presenciara antes su
fracaso.
Wells comienza a ensayar y perfeccionar su método anestésico para llevarlo a
Boston lo antes posible. Obtiene buenos
resultados sólo en el 50 % de los casos.
¿Qué debe hacer? Tratar de mejorar ese
porcentaje naturalmente. Pero no tiene
paciencia, la atracción de Boston es demasiado poderosa, y a pesar de su todavía
muy escasa experiencia, allá se dirige a
comienzos de Enero de 1845. Por supuesto, su primera visita es para su amigo,
colega y ex socio Morton, a quien pone
en antecedentes del nuevo descubrimiento.
Morton le sugiere aconsejarse con el conocido hombre de ciencias Charles Thomas
Jackson, y allá se dirigen ambos. Jackson,
hombre maduro y reposado, escucha las
observaciones vehementes de los dos jó-
QUIRURGICA
53
venes y les aconseja no seguir adelante.
El método es muy peligroso. Los hombres
de ciencia del mundo entero habían rechazado la posibilidad de inducir analgesia mediante la inhalación del gas hilarante. Entrometerse en ello puede desacreditar a Wells como dentista para toda
su vida.
i
Pero Wells no puede olvidar su propia
extracción sin dolor y no hace caso al prudente consejo de Jackson. Wells continúa
sus tramitaciones hasta conseguir permiso para hacer una demostración ante los
estudiantes y la Facultad médica de la
Universidad de Harvard. Morton le presta el instrumental necesario y le ayudará
en la administración del gas. Uno de los
estudiantes de Harvard se ofrece como voluntario. Wells le administra el gas, aplica los fórceps y comienza la extracción.
Pero los agudos gritos del paciente revelan la falta absoluta de anestesia.
"¡Engaño. Estafa!", gritan indignados
los presentes. Los más, irritados, suben a
la plataforma y echan a Wells a empujones, cubriéndolo de injurias. Wells ha pagado duramente con un fracaso sonoro su
falta de paciencia para esperar adquirir
mayor experiencia en la administración
del gas.
Humillado y abatido, Wells regresa a
Hartford al día siguiente. Tal vez su fracaso se debió a retirar la bolsa con gas demasiado pronto. Hace en Hartford una
nueva demostración, administrando esta
vez una dosis mucho m^yor que induce
una profunda insensibilidad, pero casi mata al paciente. Wells pierde la confianza
en sí mismo y el coraje para continuar sus
experimentos, Tanto se desanima que no
sólo no piensa ya en convertirse en un especialista para extracciones sin dolor, sino que abandona definitivamente su malhadada profesión.
Amargado para el resto de sus días,
Wells ensaya nuevas ocupaciones con qué
ganarse la vida. Primero comercia con canarios cantores, viajando de una ciudad a
otra. Fracasa. En seguida se dedida a vender baños y filtros de carbón. Fracasa. Los
nuevos ricos comienzan a demostrar una
afición petulante por las pinturas y grabados de renombrados artistas europeos.
Wells, buscando siempre un modo de ganarse la vida, decide dedicarse al comercio de obras de arte.
14ViCONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A
EL DENTISTA DE BOSTON
William Thomas Green Morton ha tenido la suficiente entereza para seguir luchando solo en Boston después que le
abandonara su amigo Wells para irse a
Hartford, y la suerte le ha acompañado.
Especializándose en la colocación de coronas de oro, ha logrado formarse una numerosa clientela. Pero la preparación de
las piezas dentarias es tan sensible que
muchos pacientes prefieren interrumpir el
tratamiento antes que seguir soportando
los dolores. La situación económica de
Morton corre entonces peligro de venirse
abajo. Debe encontrar alguna forma de
evitar el dolor para mantener su posición.
Ensaya primero los métodos de Mesmer,
sin ningún resultado. En seguida hace ingerir a sus pacientes bebidas alcohólicas,
láudano y otras medicaciones, pero los resultados son igualmente negativos. Sin saber ya qué hacer, Morton decide continuar
los estudios médicos que había iniciado
antes de seguir Dentística, para familiarizarse con la terapéutica y ver si así consigue descubrir algo mejor en el terreno
de la analgesia dental.
Morton se hace muy amigo de Jackson, uno de sus maestros, y es alojado en
casa de éste. Así tiene la ventaja de instruirse frecuentemente con su anfitrión
s o f c r e problemas científicos durante las
horas de comida y en los ratos de ocio.
En medio de esas conversaciones Morton aprende todo lo que Jackson sabe sobre el éter sulfúrico. Más aún, en cierta
ocasión, Jackson manifiesta que salpicando la piel con éter puede calmarse localmente el dolor.
»
—"¿Cree Ud. que yo podría usarlo en
mi práctica dental?" —pregunta entonces
Morton.
—"¿Por qué no?" —contesta Jackson.
—"Le daré una botella-gotero con éter
para ensayarlo".
Pocos días más tarde una dama recurre a la consulta de Morton para tratarse
una caries, pero manifiesta su ansiedad
ante la perspectiva del dolor. Morton la
tranquiliza, deja caer algunas gotas de
éter en el hueco del diente, y en seguida
trabaja. La analgesia no es completa, pero sin duda la intensidad del dolor ha disminuido. En otras ocasiones, al emplear
una cantidad de éter mayor que la habitual, Morton se da cuenta que toda la den-
tina se insensibiliza. Sin embargo, eí método es inseguro, de resultados variables
y de muy corta duración. Por esta época
llega Wells a Boston para hacer su infortunada demostración que tanto lo desanima, induciéndole finalmente a abandonar
la profesión. Pero el método de Wells es
para Morton fuente de nuevas ideas. Si
la inhalación de gas hilarante fracasa,
¿por qué no puede dar buenos resultados
la inhalación de vapores de éter? Morton
da vueltas día y noche esta idea en su
magín. ¿Con quién aconsejarse? El más
indicado es Jackson, pero Morton, aunque
conserva relaciones cordiales con él, se ha
retirado de su casa después de un disgusto
y no se decide a recurrir de nuevo a su
maestro. Se decide entonces a leer todo lo
que en la Biblioteca puede hallar sobre
éter, hasta que encuentra la publicación
hecha por Faraday en 1818, en que compara los efectos anestésicos del éter con
los del gas hilarante. Esto da confianza a
Morton, pero el fiasco de Wells le recuerda que no debe apurarse.
Morton sigue averiguando en todas las
fuentes posibles lo que se sabe respecto
a éter, y conoce así muchas relaciones sobre el "ether-frolics", las fiestas de éter
tan populares entre los estudiantes pocos
años antes. Sin embargo, la información
obtenida por Morton es tan contradictoria, que nuevamente no sabe qué hacer.
Nada puede ganar ya leyendo o informándose. Imposible aprender algo nuevo
sobre el éter en esas fuentes. Ha llegado
el momento de experimentar por sí mismo. Morton entrega su clientela a un colega y se retira a una quinta que había
comprado en West Needham, a 15 millas
de Boston, llevando consigo a su familia
y una buena provisión de éter para sus
experimentos.
El primer experimento lo realiza en
Nig, un perro "de aguas" regalón de Elizabeth, su mujer. Satura un pedazo de algodón en éter, lo coloca en un platillo,
llama al perro, y sujetándole la cabeza,
le acerca el hocico al platillo. Al cabo de
un momento el perro se relaja totalmente
y se hace insensible a todos los estímulos
con que Morton trata de despertalo. Al
fin el perro se recobra, pero su marcha es
insegura por algunas horas.
Al día siguiente, desaparece misteriosamente de la pecera el pez dorado que
en ella habita. Elizabeth corre al estudio
y
X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
de Morton para comunicárselo, pero allí
la espera una desagradable sorpresa: el
pececillo yace sobre la mesa, muerto en
apariencia. Elizabeth comienza a llorar.
Morton sonríe, la tranquiliza, y coloca al
pez dentro de la pecera llena de agua. En
un instante, ante los asombrados ojos de
Elizabeth, el pez está nadando como si nada hubiera sucedido. El dentista explica a
su mujer que se trata sólo de experimentos con un nuevo remedio. Elizabeth acepta estas explicaciones, pero le hace prometer que no experimentará de nuevo ni en
el perro ni en el pez, sus regalones.
Al día siguiente Morton se dirige a un
arroyo vecino, caza con sus propias manos
algunos peces vivos, los trae a su estudio
y los anestesia con éter uno tras otro. Al
día siguiente se va al bosque por varias
horas, regresa con un buen número de cucarachas, orugas, gusanos y otros insectos, y a estos también les aplica éter. Morton se levanta habitualmente a las 4 de
la mañana para encerrarse todo el día en
su estudio a proseguir sus investigaciones.
Aunque Elizabeth no entiende claramente qué es lo que pretende su marido con
tan raras experiencias, decide dejarlo tranquilo. Pero un día no puede encontrar a
Nig, y sospechando lo peor, corre al estudió de Morton y golpea furiosa la puerta.
—"Andate!"—Le contesta desde dentro. —"Estoy ocupado".
Elizabeth espera unos momentos y sin
preguntar de nuevo abre resueltamente
la puerta. Una terrible escena aparece
ante sus ojos. Nig está bien, pero Morton
yace en el suelo, sin conocimiento, con
un pañuelo aplicado sobre su nariz. Elizabeth comienza a gritar y a llorar pidiendo ayuda, pero pronto Morton vuelve
en sí.
—"No estoy dispuesta a tolerar más
esto!" —exclama Elizabeth. A lo que Morton contesta en forma profética:
—"Tengo un trabajo que cumplir en
esta vida. Día llegará, querida, en que
desterraré el dolor del mundo".
Cierto es que Morton había intentado,
quebrantando su promesa, anestesiar de
nuevo a Nig. Pero tan pronto como el perro reconoció el olor, luchó por zafarse
y dió vuelta el frasco de éter que estaba
en el suelo. Cogido por una súbita determinación, Morton empapó su pañuelo en
el éter antes que se evaporara, lo aplicó a
QUIRURGICA
•55
su propia nariz y respiró profundamente
hasta perder la conciencia.
Morton decide regresar a Boston para
continuar ahora sus experiencias con seres humanos. En Boston convence a sus
dos ayudantes, estudiantes de Dentística,
que inhalen éter. Uno de ellos había asistido a fiestas de éter y estaba dispuesto
a dejarse practicar una extracción dentaria bajo la acción del medicamento. Pero
cuando la experiencia se lleva a efecto,
ante el asombro de Morton, sus dos ayudantes, a las primeras inhalaciones, entran en un estado de violenta excitación
y Morton debe recurrir a todas su fuerzas
para evitar que le hagan daño a él o a sí
mismos. Este resultado imprevisto, tan en
contraste con su experiencia anterior, hace dudar a Morton. Los dos jóvenes rehusan volver a inhalar éter y no ceden ni
a los efectos de recompensa en dinero.
¿Qué hacer?
Morton se dirige a los muelles y ofrece
a marineros borrachos, changadores y
otros obreros, 5 dólares por dejarse extraer un diente sin dolor. Nadie acepta.
No le queda otra solución que volver a
ensayar el éter en sí mismo y así lo hace.
Pero esta vez, en lugar de dormirse, es
cogido por el mismo estado de excitación
que observara en sus dos ayudantes. ¿Se
debe esto a una falla en el método de administración? ¿Sería tal vez útil un aparato diseñado especialmente para ello?
¿O quizás la falla está en la calidad del
éter? Sólo un hombre en Boston puede
contestar estas preguntas: Jackson. Morton .hace tiempo que no le visita y sabe
que, aunque cordiales en apariencia, las
relaciones han quedado un poco tirantes
en realidad. Además, Jackson trató en
una oportunidad hace ya varios años de
robar a Morse el descubrimiento del telégrafo, y Morton teme que trate ahora de
hacer lo mismo con él. Pero no queda otro
remedio, y el 30 de septiembre de 1846,
con el corazón oprimido y el temor a revelar su secreto, Morton visita a Jackson
para buscar la información que necesita.
-—"¿Puede Ud. prestarme una buena
bolsa para administrar gas?" —pregunta
Morton después de los saludos de rigor.
—"Tengo un paciente que no se deja extraer un diente por miedo al dolor".
—"Mejor que no ensaye esa treta"—
responde Jackson, "para evitar lo-que le
sucedió al pobre Wells con el protóxido de
56
V i CONGRfeSO C H I L E N O DE
CIRUGIA
N; ¿por qué no hace inhalar a su paciente que lo gana a montones, parece no intevapor de éter? Se dormirá y Ud. puede resarse tanto por el dinero. Comienza de
entonces hacer lo que le venga en gana". nuevo a encerrarse en su estudio días enMorton tiene que reprimir su sorpre- teros, comienza de nuevo a repetir todos
sa, temeroso que Jackson pueda estar en sus experimentos. Día tras día inhala masi rastro de su descubrimiento. Sigue con- yores y más peligrosas cantidades de éter
versando en forma de disimular su turba- para estudiar sus efectos. ¿Qué le pasa a
ción, y aprende de Jackson que debe con- Morton? ¿Qué pretende ahora?
Morton había buscado el descubriseguir éter sulfúrico puro, altamente rectificado, donde Burnett, el principal far- miento de un método que le permitiera
macista de Boston. Morton le agradece, se ganar más dinero, pero el descubrimiento
despide, y mientras corre donde Burnett ha resultado demasiado grande para tan
recuerda que .sus primeras provisiones de pequeño objetivo. Morton tiene ahora la
éter las compró allí, que para no desper- ambiciosa idea de aplicar su método a la
tar sospechas compró después éter en otra Cirugía y convertirse así en benefactor de
parte, que fué éste el éter que excitó a sus la Humanidad. Y ésa es su actual preocuamigos y a sí mismo, y que esa puede ser pación. ¿Cómo regular a voluntad la dula explicación de la contradicción en los ración y profundidad de este sueño artiresultados observados. Llega donde Bur- ficial para poderlo utilizar en intervencionett, ordena un poco de éter entre varias nes quirúrgicas mayores? Morton se da
otras compras para disimular, se dirige a cuenta desde el primer momento que la
su oficina, se sienta en su silla dental, re- inhalación de éter de un pañuelo empaloj en mano, y aprieta un pañuelo empa- pado no es suficiente. Alguna clase de
pado en éter contra su boca y nariz. Pier- aparato debe ser especialmente inventado
de la conciencia y al recobrarla comprue- para ese objeto. Morton diseña un ingeba que han pasado 7 minutos, tiempo de nioso artefacto en que el paciente inhala
sobra para una extracción dentaria. Deci- aire a través de una superficie de éter
dido a hacer la prueba máxima inmedia- contenido en una botella. Y lo hace constamente, solicita al colega que había de- truir. En seguida, como de costumbre, lo
jado a cargo de su clientela que le haga ensaya en sí mismo una y otra vez.
una extracción bajo inhalación de éter.
En seguida el visionario dentista coJusto en ese momento, las 6 P. M. del 30 mienza a recorrer de uno en uno los cirude septiembre de 1846, un vecino de Bos- janos de Boston, proponiéndoles efectuar
ton, el músico Eben Frost, atormentado una operación quirúrgica bajo sueño artipor una intensa inflamación a la encía, ficial para evitar el dolor. Se hace acomentra a la oficina y solicita una extrac- pañar siempre y a todas partes del músición dentaria previa "mesmerización" pa- co Eben Frost, el primer paciente en que
ra evitar el dolor. Morton le comunica que efectuara una extracción indolora, para
tiene algo mejor, le convence que inhale que le sirviera de testigo. Ya no es el avaéter de un pañuelo empapado y le practi- ricioso dentista ávido de ganar dinero.
ca la extracción sin dolor alguno. El pa- Ahora sólo le guía el fuego sagrado de haciente se recobra en un minuto.
cer un bien a la Humanidad. Pero, por
Al día siguiente aparece publicado en una parte, Morton no es médico sino un
el "Boston Daily Journal" un párrafo obscuro dentista que ya ha ganado fama
de metalizado; por otra parte, ningún cidando cuenta de esa maravilla.
Se ha descubierto la anestesia quirúr- rujano se arriesga a arruinar su carrera
con la posibilidad de que el enfermo, una
gica.
vez dormido en la mesa quirúrgica, no
despierte más.
SU PACIENTE ESTA LISTO
Habiendo fracasado con todos los ciMorton había buscado un método in- rujanos, Morton se decide a hablar con el
doloro para colocar coronas de oro a fin más importante de ellos, John Collins
de ganar más dinero, y había logrado éxi- Warren, cirujano jefe del "Massachussetts
to. Su oficina está llena todo el día y gana General Hospital". Warren, por su prestilo que quiere. Sin embargo, Morton co- gio, puede arriesgarse en un ensayo de
mienza a descuidar su consulta, dejando esta naturaleza. Warren, humano y sensitodo el trabajo a sus ayudantes. Ahora ble a pesar de su importancia, sufre con
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A Q U I R U R G I C A •17
la agonía que su bisturí provoca en el paciente. Y aunque escéptico ya debido al
fracaso de tantos métodos anestésicos
probados antes en el Hospital, el último
de ellos el de Wells, escucha a Morton con
simpatía y le promete una chance para
ensayar su método.
Morton se dedica entonces a perfeccionar su aparato probándolo continuamente
en sí mismo. Hasta que un día recibe una
carta en que se le comunica que el 16 de
octubre de 1846, a las 10 de la mañana,
el Dr. Warren va resecar un tumor del
cuello y le ofrece esa oportunidad para
demostrar su método de evitar el dolor.
Morton se prepara, y lleva su inhalador
de éter al técnico para las últimas modificaciones.
Se difunde la noticia y en la mañana
del día señalado para la operación el anfiteatro operatorio del "Massachussetts General Hospital" está atestado de médicos
y estudiantes ávidos por presenciar la demostración de Morton. El enfermo está ya
sobre la mesa de operaciones y el cirujano listo, pero Morton no llega. Se le espera. A las 10 y cuarto el Dr. Warren mira
nerviosamente su reloj, coge el bisturí
para iniciar la operación, y dirigiéndose
a los asistentes dice con cierta sorna:
—"Puesto que el Dr. Morton no ha venido, debo presumir que está ocupado en
otra cosa".
En la audiencia hay risas reprimidas.
El Dr. Warren está a punto de hacer la
primera incisión, cuando se abre bruscamente la puerta y aparece Morton jadeando, cómicamente seguido del inseparable
Eben Frost. Morton se disculpa, explicando que su aparato anestésico necesitaba
ciertas reformas y no se lo habían tenido
listo a la hora convenida.
—"Bien señor" —contesta Warren.
—"Su paciente está listo".
Un silencio religioso domina ahora el
amplio anfiteatro. Se oye sólo el susurro
de las respiraciones. Flota en el ambiente
una espectación dramática. Disimulando
su nerviosidad, Morton prepara su inhalador y lo aplica sobre la cara del enfermo,
comenzando la administración de un líquido cuya naturaleza nadie conoce aparte de él. El enfermo comienza a moverse
en forma inquieta, a respirar irregularmente, luego a proferir palabras ininteligibles, hasta que queda quieto, callado,
respirando profunda y regularmente. Mor-
ton se separa un poco de la cabecera de la
mesa, e inclinándose ante el Profesor, le
dice con voz grave:
—"Dr. Warren, su paciente está listo".
En el anfiteatro repleto de espectadores y silencio, sus palabras resuenan con
vibraciones agoreras. Sin vacilaciones, el
cirujano se acerca al enfermo y con su habilidad acostumbrada realiza la resección
del tumor en un instante, sin que el paciente haga un movimiento, sin que profiera una queja. Terminada la operación,
el paciente vuelve lentamente en sí, y confiesa no haber sufrido dolor alguno. El
Dr. Warren, emocionado y convencido, se
vuelve hacia los asistentes y exclama jubiloso :
—"Caballeros, esto no es engaño".
Uno de los asistentes, el Dr. Henry
Jacob Bigelow, Profesor de prestigio en la
Universidad de Harvard, exclama entusiasmado :
—"Hoy he visto algo que dará la vuelta al mundo!"
La anestesia quirúrgica había sido demostrada con éxito al mundo científico.
Dos operaciones se programan para el
día siguiente. En la primera de ellas, un
ayudante del Dr. Warren extrae un tumor del hombro con todo éxito, bajo anestesia. En la segunda, otro ayudante de
Warren realiza una operación con cauterio en la cara de una mujer anciana. A
la primera aplicación del hierro candente
la enferma parece demostrar signos de
dolor. Morton entonces administra una
mayor dosis del anestésico. La enferma
se pone muy pálida y deja de respirar.
El Dr. Bigelow comprueba un pulso débil e irregular, por lo que indica a Morton retirar el inhalador. El pulso mejora
en seguida y la enferma vuelve a respirar. Este incidente prueba ser de máxima
importancia, pues encierra una gran lección: primero, el método no está desprovisto de peligros; segundo, el pulso debe
ser vigilado constantemente para apreciar
la condición del enfermo mientras dura
el sueño artificial.
El uso de la inhalación etérea durante
las operaciones quirúrgicas se convierte
en práctica rutinaria en el "Massachussett General Hospital" después que "Morton, presionado por las circunstancias, ha
revelado su secreto, y aunque no sin lu-
58
VI CONGRESO CHILÉNO DE CIRUGÍA
cha, sinsabores, envidia y escepticismo, se
divulga por todo Estados Unidos.
A mediados de Diciembre de 1846 el
Dr. Bott, de Londres, recibe una carta de
Bigelow en que le da cuenta del magno
descubrimiento. El 19 de Diciembre un
dentista extrae sin dolor una pieza dentaria a una sobrina de Bott. El 21 del mismo mes el conocido cirujano Robert Listón
realiza en Londres la primera intervención quirúrgica bajo anestesia etérea, la
amputación de una pierna. La anestesia
etérea comienza a difundirse en Inglaterra.
Morton envía un inhalador a su amigo
Willis Fischer, un bostoniano que vive en
París, con las instrucciones del caso. Pero
en París residen dos magnates de la Cirugía, Roux y Velpeau, que se oponen a todo intento de anestesia quirúrgica. Y es
el mismo Velpeau quien, hacía pocos años,
había escrito que "librarse del dolor en
las operaciones quirúrgicas es una quimera que no nos está permitido esperar
en nuestros días". Pero Fisher, dominado
por el mismo fuego de Morton, no se deja
amedrentar por la nombradía de Roux y
Velpeau y los convence al fin de darle
una oportunidad. Esta se lleva a cabo y el
éxito es rotundo. La anestesia etérea se
difunde por toda Europa.
Después de su primera intervención
quirúrgica bajo anestesia etérea, el conocido cirujano británico Listón había vaticinado que "en 6 meses ninguna operación se llevará a efecto sin esta preparación previa". Habían sido palabras proféticas. En Estados Unidos, en Inglaterra,
en Europa, en Rusia, en dondequiera la
bendición de su descubrimiento llega y se
difunde, Williams Thomas Green Morton,
el joven y visionario dentista de Boston,
es colmado de elogios tanto por la' prensa
médica como profana y es comparado con
Jenner, Franklin y otros benefactores de
la Humanidad.
PARIRAS CON DOLOR
Vive en Edimburgo a mediados del siglo XIX un joven y habilidoso médico escocés, James Young Simpson. Cuando niño, le habían contado que al nacer había
provocado tantos sufrimientos a su madre
que ésta casi había muerto. Esto quedó
impreso en su inmaginación para toda la
vida. ¿Deben las madres, para poder ser
tales, sufrir tan terriblemente? ¿No es
posible prevenir en alguna forma los dolores del parto? Influenciado por esos pensamientos, el joven Simpson decide estudiar Medicina, se recibe y se dedica a la
Obstetricia. Ahora tiene ocasión de comprobar personalmente, día tras día, noche
tras noche, los semblantes angustiados de
las parturientas torturadas por el dolor.
Atormentado por el sufrimiento de sus
enfermas, Simpson busca afanosamente el
modo de evitarlo. Ensaya todas las drogas
analgésicas conocidas por ese tiempo y
también el "mesmerismo", pero sin resultados satisfactorios.
A fines de Diciembre de 1846 llegan a
Edimburgo las noticias de la operación
sin dolor efectuada por Listón. Simpson
se dirige a Londres sin mayor demora,
obserVa personalmente a Listón intervenir bajo anestesia etérea, y vuelve feliz a
Edimburgo a ensayar el nuevo método para calmar los dolores del parto. Los resultados son desalentadores. Cierto es que
la inhalación del vapor de éter produce
inconciencia y analgesia, pero provoca
también vahídos, náuseas, vómitos y excitación. El método no le satisface y sigue
buscando.
Simpson se dedica a ensayar en sí mismo y en sus ayudantes cuanta droga cae
en sus manos. En una ocasión, un químico le recomienda un fluido volátil, el bromuro de etilo, pero al enterarse que Simpson, como de costumbre, lo va a emplear
en sí mismo y sus ayudantes, le ruega que
ensaye primero en animales de laboratorio. Simpson acepta, lo administra a un
par de conejos, y éstos mueren sin mayores trámites.
En 1831, más o menos al mismo tiempo e independientemente, Guthrie en Estados Unidos, Souberain en Francia y Liebig en Alemania, habían descubierto el
triclorometano, un líquido pesado y de
olor dulce conocido posteriormente con el
nombre de cloroformo. Un químico de Liverpool llama la atención de Simpson hacia esta droga y éste decide ensayarla.
El 4 de Noviembre de 1847, junto con
sus dos ayudantes, su esposa, una sobrina
y un oficial naval, se sientan después de
comida alrededor de una mesa y cada
cual comienza a inhalar cloroformo de un
vaso con la droga que tienen ante sí. La
primera persona en notar sus efectos es
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
la sobrina de Simpson, que exclama extasiada:
—"Estoy empezando a volar. Soy un
ángel, oh!, soy un ángel!" —En seguida
"deja de volar" pues cae pesadamente dormida sobre la mesa.
Pronto uno de los ayudantes, y luego
todos los demás excepto el oficial naval,
se sienten felices, locuaces, y comienzan
a gritar y a reir. El oficial naval los mira
extrañado por algunos minutos, pero en
seguida comienza a cacarear como un gallo, lo que provoca aún mayores risas en
los demás. En medio de esta alegría colectiva Simpson salta de su silla y se para
de cabeza en medio de la pieza. Su esposa
trata de sacarlo de esta indigna postura,
pero antes que lo alcance el doctor cae al
suelo y comienza a roncar. Lo mismo sucede a los demás asistentes a este "cloroformo-party". Al despertar, el primer pensamiento de Simpson es que "esto es más
fuerte y mejor que el éter". Simpson comienza al día siguiente la aplicación del
nuevo método a todas sus parturientas con
los más satisfactorios resultados. Al cabo
de 6 días informa de su descubrimiento y
del resultado obtenido en 30 partos sin
dolor a la Sociedad Médica de Edimburgo.
El cloroformo gana rápidamente popularidad. La maldición divina "parirás con
dolor" ha sido anulada.
"Invención satánica" exclaman los calvinistas escoceses. ¡Qué vergüenza! Suprimir el dolor del parto es ir contra la
voluntad de Dios. Toda la Iglesia se rebela indignada en contra del hereje Simpson.
Comienza entonces una larga y enconada lucha. La Iglesia niega el bautismo
a los hijos de madres que han evitado el
dolor del parto. Muchos médicos, temerosos de ir contra el clero, tan fuerte en
esa época, lo apoyan con la teoría de que
el dolor es una necesidad fisiológica.
Simpson busca recursos en las mismas
escrituras sagradas con que se le combate,
y recuerda a sus enemigos que Jehová,
antes de extraer una costilla de Adán para formar a Eva, lo hizo caer dormido, lo
"anestesió". Y algo que no es pecado en
Jehová no puede tampoco serlo en los humildes mortales. Pero el sueño de Adán
tuvo lugar antes de la introducción del
dolor en el mundo, contesta la Iglesia. Y
la polémica prosigue violenta durante algunos años más.
QUIRURGICA
•59
Hasta que en Abril de 1853, la Reina
Victoria da nacimiento a su séptimo hijo
sin dolor gracias al cloroformo. No sólo
se inicia con ello el "cloroformo a la reina", sino que la ya larga contienda con la
Iglesia termina en favor de Simpson. Sobre éste comienzan a llover los honores y
las distinciones desde Inglaterra y del exterior. El cloroformo se difunde como anestésico por el mundo entero.
LA SOMBRA DE UN MUERTO
El 17 de Octubre de 1846, al día siguiente de su primera demostración en el
"Massachussetts General Hospital", Morton escribe una carta a Hartford dirigida
a su ex socio Horacio Wells, en que le participa su triunfo, le manifiesta su intención de patentar el invento, y le sugiere
patentarlo en New York también, y volver, tal vez, a trabajar juntos. Wells recibe esta carta mientras prepara una exhibición de cuadros y grabados, pero se dirige inmediatamente a Boston a visitar a
su viejo amigo. Una vez allí y después de
una cordial entrevista con su ex socio, la
idea de patentar el descubrimiento no le
parece tan brillante, piensa que su negocio
de pinturas y grabados puede ser más provechoso económicamente, desea buena
suerte a Morton y regresa a Hartford.
La exposición de arte es un fracaso.
Wells decide ir a París a comprar allí
obras de arte a bajo precio y obtener buena utilidad con su venta posterior en Estados Unidos. Pero en los diarios de Hartford aparece una publicación tras otra
dando cuenta del éxito que está obteniendo Morton y de los honores que se le confiere. La envidia comienza a roerle el alma. Recuerda que fué él antes que Morton quien trató de demostrar al mundo
científico las bondades de la anestesia quirúrgica y que falló sólo por la falta de perseverancia. Sigue pensando en lo mismo,
le da una y otra vuelta en su magín y se
autosugestiona hasta que termina por convencerse que Morton está tratando de robarle el honor de su descubrimiento. Y el
7 de Diciembre de 1846, un día antes de
embarcarse a Europa, publica un párrafo
en un diario de Hartford en el que relata
sus experiencias anteriores con el gas hilarante y pide al público decidir a' quien
pertenece el honor de tan magno descu-
tío
Vi CONGRÉSO CHILENO í>E CIRUGÍA
brimiento, si a él, Horacio Wells, o a Morton y Jackson, los bostonianos.
Al llegar a Francia, Wells se encuentra con una sorpresa: en París no se habla de otra cosa que el maravilloso descubrimiento de Morton, al que nada menos que Roux, y Velpeau han dado su
aprobación. Y aunque había ido a comprar obras de arte, se olvida de ello y sólo
se preocupa de hacerse reconocer como el
primer descubridor de la anestesia. En
Febrero de 1847, envía una comunicación
en este sentido a la Academia de Medicina de París y vuelve a Estados Unidos a
buscar las pruebas que justifiquen su demanda, dejando encargado a un amigo en
París el que se preocupe de la tramitación de sus asuntos.
A su llegada de regreso a Norteamérica se dirige a Boston y visita el "General Hospital", pero nadie allí quiere reconocerle la prioridad en el descubrimiento.
¿Qué ha hecho Wells? Fracasar en una demostración científica con el gas hilarante y nada más. El mérito pertenece a Morton. Desanimado, Wells abandona el Hospital y visita a Morton. Después de una
corta entrevista, los antiguos socios y amigos se separan como enemigos irreconciliables. Wells abandona Boston derrotado
una vez más.
De vuelta en Hartford, llega a oídos
de Wells la noticia del descubrimiento en
Escocia de un nuevo anestésico, el cloroformo. Aquí está su chance. Hacer demostraciones con el cloroformo, probar que
es superior al éter, y eclipsar a Morton.
Se procura una buena cantidad de la droga y se dirige a New York, dejando en
Hartford, a donde no había de regresar
más, a su mujer y a su hijo, a quienes
tampoco volvería a ver.
En New York ningún cirujano quiere
probar el nuevo anestésico. Todos están
conformes con el empleo del éter. ¿Para
qué ensayar algo nuevo que a lo mejor
es peligroso? Wells resuelve entonces usar
el cloroformo en sí mismo para estudiar
la forma más correcta de su aplicación y
comienza a inhalarlo diariamente. Paulatinamente, sin quererlo, adquiere el hábito de la droga. Por lo demás, la inhalación
de cloroformo es el único medio con que
logra olvidar su amargura y su fracaso.
Sus facultades mentales comienzan a fallar debido a las repetidas inhalaciones del
narcótico. Horacio Wells se convierte en
un vago. Todo el día no fyace más que recorrer la Avenida Broadway buscando la
compañía de prostitutas y otros desechos
humanos como él. Un día, sin darse cuenta claramente por qué, arroja vitriolo a la
cara de dos prostitutas. Es detenido y encerrado en prisión, a la que logra llevar
consigo un frasco de cloroformo. A los dos
días, dándose cuenta en un momento de
lucidez de la triste condición a que ha
descendido, decide quitarse la vida. Escribe dos cartas, una de ellas a su esposa, y
se abre la arteria femoral en el muslo izquierdo. Horacio Wells se desangra mientras inhala cloroformo de un pañuelo empapado, en la noche del 23 de Enero de
1848.
Pocos días después llega de Francia a
Hartford una carta a nombre de Horacio
Wells. En ella se le da cuenta que la Sociedad Médica de París le reconoce el honor de ser el primer descubridor de la
anestesia y se le ha hecho miembro honorario de la Sociedad. La carta llega demasiado tarde para salvar al infortunado
Wells de la locura y el suicidio. Pero llega a tiempo para que su publicación y difusión empañe la gloria de Morton y le
amargue la existencia por el resto de sus
días. Morton tiene pruebas y testigos más
que suficientes para demostrar que es el
verdadero descubridor de la anestesia quirúrgica. Pero no es fácil luchar contra la
sombra de un muerto.
DE BARRO E R E S . . .
Al principio, Jackson no había demostrado mayor interés por hacer reconocer
su participación en el descubrimiento de
la anestesia etérea. Temía que pudiera suceder alguna desgracia que perjudicara su
amplio prestigio científico. Pero al comprobar la repetición de buenos resultados
y los honores que se confieren a Morton,
envía un largo informe a la Academia de
Ciencias de París en que reclama la prioridad en el descubrimiento de la anestesia
y recurre en seguida a toda clase de artificiosos recursos, como el de hacer publicar en los diarios de Boston el resumen
de una sesión científica un día antes que
ésta se lleve a efecto realmente, para conseguir sus torcidos propósitos.
Morton está furioso y quiere luchar
abiertamente en defensa de sus derechos.
Pero él es sólo un obscuro dentista en
y
XIII
S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
tanto que Jackson, un prestigioso y conocido hombre de ciencias. Sus amigos le recomiendan llegar a un acuerdo amistoso
con Jackson. Este también acepta, pero
comienza a demorar tanto como puede las
negociaciones de arreglo a fin de ganar
tiempo para enviar a Europa informes favorables a sí mismo en cada vapor que
parte, mientras Morton espera la concertación del acuerdo sin adoptar ninguna
medida en defensa de sí mismo. Al fin
las conversaciones de arreglo amistoso
fracasan abiertamente. Morton y Jackson
se convierten en enemigos irreconciliables
por el resto de sus días.
Morton envía un informe preliminar
a la Academia de Ciencias de París y ofrece remitir en seguida las pruebas de su
descubrimiento. Se dedica a juntar entonces testimonios de testigos, publicaciones,
informes, todo lo que pueda probar que
es él y no Jackson el verdadero descubridor de la anestesia, y junta 5 cajones con
documentos que remite a París. Pero la
suerte está en contra suya. Los cajones
son retenidos en la Aduana francesa durante 7 meses. En seguida, no teniendo
en París quién se preocupara por él pues
Fisher se ha ido a Londres, por consejo
de un amigo, hace entregar los cajones a
un tal Brewster, para que éste se preocupe de hacerlos llegar a la Academia de
Ciencias. Pero pasan los meses y Brewster
no contesta. ¿Por qué? No puede preguntárselo al amigo que se lo recomendara,
porque ha muerto. Al fin Brewster escribe que ya ha pasado la oportunidad de
aprovechar los documentos y le aconseja
venderlos como papel viejo. Morton está
furioso. ¿Vender como papel viejo toda la
evidencia de su descubrimiento? ¿Quién
es este Brewster que así le perjudica? Por
un abogado de Hartford se informa que
Brewster es el amigo de Wells en París,
que mantiene aún correspondencia con la
viuda de éste, y que todos sus esfuerzos
se dirigen a obtener para Wells el reconocimiento oficial como descubridor de la
anestesia. Se explica así que no sólo no
entregara a la Academia de Ciencias los
documentos enviados por Morton, sino
además que no contestara a éste, dejando
pasar el tiempo. Han transcurrido dos
años desde que Morton remitiera sus 5
cajones con documentos.
La Academia de Ciencias de París comienza a discutir quién es el descubridor
QUIRURGICA
•61
de la anestesia y merece por tanto el título oficial de Benefactor de la Humanidad.
Junto con el título va un premio de 5 mil
francos. 3 nombres se disputan el honor:
Horacio Wells, Williams Morton y Charles
Jackson. Wells es fácilmente eliminado.
Pero la decisión entre Morton y Jackson
es muy difícil. Se nombra un comité en el
que forman Roux, Velpeau, el fisiólogo
Magendie, Flourens, descubridor de las
cualidades del cloruro de etilo como anestésico general, y otros notables, para que
decidan. Tanto Jackson como Morton tienen sus defensores y sus pruebas. Los informes que se reciben son contradictorios.
Al fin, el 25 de Febrero de 1850, el comité decide que Jackson por sus indicaciones
y Morton por su realización práctica, merecen por igual el honor de ser los descubridores de la anestesia quirúrgica y el
premio de 5 mil francos debe repartirse
entre ellos.
Jackson recibe, cabeza baja, el dinero
y el diploma en que ambos nombres figuran juntos. Morton rechaza indignado su
parte. Mientras tanto, va llegando a la
Academia de Ciencias mayor evidencia
en favor de Morton. Entonces se decide
invertir los 2.500 francos en una medalla
de oro con la cabeza de Minerva por un
lado, y el nombre de Morton rodeado por
una corona de laureles por el otro, medalla que es enviada a Boston con el diploma correspondiente.
Jackson, loco de envidia al saberlo, difunde la calumnia que Morton ha ordenado hacer esa medalla él mismo, y no es
un premio conferido por la Academia de
Ciencias. ¡Si Jackson hasta conoce el joyero que confeccionó la medalla por orden de Morton!
Mientras tanto los soberanos y potentados de toda Europa envían distinciones
y premios en dinero, unos a Jackson, otros
a Morton. Entre las distinciones recibidas
por Morton figura la Cruz de Vladimiro
concedida por el Czar de todas las Rusias
y la Orden de Vasa concedida por el rey
de Suecia. Entre las distinciones recibidas por Jackson, la Legión de Honor, el
Aguila Roja de la Prusia y la Media Luna
Turca. Esto no hace más que exacerbar la
enemistad entre los dos adversarios. Un
comité en Londres junta 10 mil libras esterlinas para donar al descubridor de la
anestesia. No pudiendo decidir si éste es
62
Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A
Jackson o Morton, el comité se disuelve
y el dinero es devuelto a los donantes.
La sorda lucha entre Jackson y Morton
prosigue implacable en Boston. Jackson,
hombre rico, influyente y astuto, lleva la
mejor parte. Valiéndose de toda clase de
calumnias y malas artes logra desprestigiar y arruinar completamente a Morton.
Morton está en la miseria. Aconsejado
por sus amigos y apoyado por los médicos
del "Massachussetts General Hospital",
dirige una petición al Congreso de los Estados Unidos solicitando una recompensa
de 100 mil dólares por su descubrimiento.
Debido a la guerra con México, esta petición es archivada durante 2 años. Pero
luego Su pobreza comienza a despertar la
simpatía de la gente, la opinión pública se
manifiesta en su favor, y progresivamente
se levanta un clamor general reclamando
el pronto despacho por el Congreso de la
recompensa solicitada por Morton. Este
se dirige entonces a Washington donde es
recibido como un héroe, aclamado por la
multitud, y cubierto de honores oficiales.
Jackson, loco de envidia, traza sus planes y se dirige también a Washington. En
el momento mismo en que el Congreso va
a votar la recompensa de 100 mil dólares
a favor de Morton, un senador lee un informe declarando a Jackson descubridor
de la anestesia. La decisión se pospone y
se nombra un comité que estudie y decida
quién es el verdadero descubridor. El comité se informa principalmente con el personal del "General Hospital" en Boston y
sus conclusiones, después de mucha investigación, son favorables a Morton.
Mientras Morton regresaba feliz a su
hogar en Boston, Jackson, considerando la
partida perdida para sí mismo, se dirige
a Hartford y convence a la viuda de Wells
que debe reclamar para sí la recompensa
de 100 mil dólares, pues fué su difunto
esposo el real descubridor de la anestesia.
La viuda accede a poner el asunto en manos de Truman Smith, abogado y senador
por el estado Conneticut. Ahora Jackson
no descansa buscando pruebas en favor
de Wells.
Después de 5 años de haber presentado
su petición, el Congreso está por fin listo
para acordar a Morton la recompensa. Se
reúne el Senado y cuando ya está a punto de aprobar la moción, se levanta Truman Smith y expone en términos patéticos los derechos del difunto Horacio Wells.
Se suscita una discusión que termina con
el nombramiento de un comité para llevar
a efecto una nueva investigación. A pesar
de toda la evidencia presentada por Truman Smith en favor de Wells, el comité aprueba unánimemente recomendar a
Morton como el único acreedor a cualquier
honor o recompensa que se acuerde para
el descubridor de la anestesia.
Jackson está a punto de perder de nuevo, pero no es un hombre que desmaye. No
está"dispuesto a dejar que Morton, su odiado rival, goce de los honores y recompensas por el glorioso descubrimiento. Ha perdido la partida para sí. La ha perdido también para Wells. Hay que buscar entonces
nuevos recursos. Recuerda que en el año
1849 leyó en un diario del Sur, un artículo
en que se refería que Crawford Long, un
médico de Atenas, Georgia, había informado a la Sociedad Médica de ese Estado
haber realizado con éxito, en 1842, operaciones sin dolor bajo anestesia etérea en
el pueblo de Jefferson, 4 años antes que
Morton hiciera su primera demostración,
pero que no había publicado oportunamente los resultados. .Jackson busca y encuentra en sus archivos el recorte correspondiente y en Marzo de 1854 se dirige a Atenas a entrevistarse con Long. Después de
una detenida conversación, lo convence
que debe presentar todos sus antecedentes al Congreso en Washington, reclamando para sí el mérito del descubrimiento de
la anestesia y la recompensa correspondiente.
Cuando el Congreso se reúne de nuevo y por tercera vez está a punto de votar
la recompensa en favor de Morton, se levanta el senador Dawson de Georgia y
reclama el honor del descubrimiento para
el Dr. Long. De toda la documentación
que presenta como evidencia, lee dos; un
recibo del estudiante Venable, fechado en
1842, en el que prueba haber pagado
Dr. Long dos dólares por la resección de
un tumor bajo anestesia etérea en 1842,
y una carta de Jackson en que éste reconoce que Long descubrió antes que él la
anestesia etérea.
La decisión se pospone una vez más.
El Congreso está perplejo. Para complicar
más las cosas, del Norte y del Sur, y también del extranjero, comienzan a llegar
numerosas presentaciones reclamando el
honor del descubrimiento de la anestesia.
Entre ellas vale mencionar la del mucha-
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
cho de Atenas, Georgia, que había hecho
inhalar éter a la fuerza a un negrito durante la celebración de una fiesta de éter;
la de un amigo de la familia Hickman en
Inglaterra, reclamando la prioridad para
el difunto Henry Hill Hickman; la de Esdaile, ahora retirado en Syndenham, que
con tanto éxito había utilizado el hipnotismo como método anestésico en la India.
Después de revisar todas esas nuevas
presentaciones, Morton es aún reconocido
como el descubridor de la anestesia, pero
ya no logra juntar la unanimidad de las
opiniones. Han pasado 8 años. El proyecto de gratificación es archivado definitivamente. Morton, cansado y aburrido,
abandona todo y se retira a su quinta de
West Needham para dedicarse pacíficamente a la agricultura, lejos de las turbulencias, angustias y preocupaciones de su
agitada vida anterior.
Morton vive ahora feliz y tranquilo
en el retiro de su quinta. Con las labores
del campo ha pagado sus deudas y gana
lo suficiente para él y su familia. Pero
la tentación lo agarra de nuevo, y esta
vez sin remedio. De Washington le escriben que los congresales están prontos a
compensarle por haber infringido el Gobierno su patente de invención al emplear, sin pagar los derechos correspondientes, la anestesia etérea en Hospitales
marinos y militares durante la pasada
guerra con México, pero que con ese objeto debe dirigirse personalmente a Washington. Desgraciadamente, Morton es
convencido y abandona su feliz refugio
de West Needham.
En Washington el Presidente de la República le promete ayuda. Pero pasan dos
años de trajines inútiles, tiempo durante
el cual Morton se ha endeudado terriblemente de nuevo. Se le aconseja entonces
iniciar una demanda en contra del Gobierno por haber infringido su patente.
Desesperado por su mala situación económica, lo hace, pero sólo para endeudarse
más. El juicio le es desfavorable. Los diarios le difaman y toda la opinión pública
se vuelve contra él. Jackson ejerce cuanta influencia puede para empeorarle la situación. Vencido, humillado, acosado por
sus acreedores, Morton abandona Washington. Su quinta de West Needham es
rematada, por suerte para Morton por
unos amigos que le permiten seguir habitando la casa sin pagar alquiler. El des-
QUIRURGICA
•63
cubridor de la anestesia quirúrgica se encuentra en la más absoluta miseria.
Un día, entra a una casa de empeños
en el barrio portuario de Boston, un hombre envejecido, con el aspecto típico de
aquéllos que son duramente golpeados por
el Destino, mal vestido, demacrado, con
la mirada temerosa y angustiada de un
animal perseguido. Viene a empeñar un
pequeño objeto, lo último de valor que le
queda para conseguir algún dinero con
qué comer él y los suyos un bocado de alimento. Es una medalla de oro, una hermosa medalla de oro macizo, con la cabeza de Minerva esculpida por un lado, y
por el otro una guirnalda alrededor de un
nombre grabado en caracteres de relieve:
Morton.
En Abril de 1861 estalla la guerra de
Secesión. Morton forma parte del ejército
del Norte y trabaja como anestesista todo
el día. Esto le sirve para olvidar su miseria y su fracaso. Crawford Long trabaja
al mismo tiempo como cirujano en el ejército del Sur.
Al terminar la guerra en Abril de
1865, Morton regresa a West Needham,
donde, enfermo y abatido, lleva una vida
gris y sin esperanzas durante 3 años. El
5 de Julio de 1868 llega a sus manos un
artículo escrito por Jackson para una revista de New York, en que reincide de
nuevo en su campaña de calumnias y mentiras. La desesperación que ello le provoca lo hace caer en cama presa de una profunda depresión nerviosa. A pesar de los
ruegos de su mujer y las advertencias de
su médico, se levanta al día siguiente y
se dirige a New York para contestar a
Jackson. En esta ciudad sufre un nuevo
y más violento ataque del que recobra
gracias a los cuidados de su mujer.
Es un Verano extremadamente caluroso. Al atardecer del 15 de Julio de 1868,
Morton y su mujer salen a dar un paseo
por Central Park en un carruaje que les
ha prestado un amigo de Elizabeth. Al
obscurecer, detiene repentinamente los
caballos. Se siente mareado. En seguida,
sintiéndose mejor, continúa el paseo. Al
cabo de un rato, sintiéndose mal de nuevo,- detiene el coche, salta al suelo y comienza a mirar vagamente en la obscuridad. Elizabeth le pregunta angustiada
qué sucede, pero Morton. en lugar de contestar, cae inconciente al pie de un árbol.
Diversos transeuuntes se agrupan y uno
64
Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A
de ellos ofrece ir en busca de una ambulancia. Las horas pasan. La pobre Elizabeth, arrodillada al lado de su marido que
agoniza en el suelo, debe esperar hasta
las 11 de la noche, rodeada de curiosos,
que llegue una ambulancia del St. Luke's
Hospital, en donde William Thomas Green
Morton pasa a mejor vida a los 49 años
de edad.
En el cementerio de Mont Auburn en
Boston, al pie de un monumento, hay una
lápida con las siguientes palabras grabadas para la eternidad:
ble controversia. Pero es difícil luchar
contra un fantasma. La sombra de Morton le persigue. Jackson se da a la bebida. Durante 5 años después de la muerte de Morton dedica todos sus esfuerzos
a escribir un nuevo panfleto con el único objeto de socavar la reputación de su
fallecido rival. Pero las largas noches de
insomnio y de trabajo junto con el exceso de alcohol, terminan por alterarle las
facultades mentales.
Una tarde, a mediados de Julio de
1873, hace una visita al Cementerio de
Auburn. Allí tropieza con la tumba de
Morton. Y al contemplar el monumento
Willam Thomas Green Morton
que se le ha erigido, la elogiosa inscripción grabada indeleblemente en su lápiInventor y revelador de la anestesia eté- da certificándolo a la posteridad como el
rea.
descubridor de la anestesia quirúrgica,
Por él, el dolor de la Cirugía se ha evitado Jackson se siente vencido después de tan
y anulado
larga lucha. Alterado su cerebro por las
Antes de él, la Cirugía en todo tiempo fué continuas libaciones, las largas noches de
agonía.
trabajo y la desesperación de su derrota
Después de él, la Ciencia tiene control del que la lápida de Morton tan claramente le
dolor.
demuestra, Jackson es cogido por una crisis de locura. Comienza a patear la tierra,
Entre los arruinados oficiales del ejér- a chillar, a lanzar sus brazos al aire cocito del Sur que retornan a sus desolados mo peleando contra una sombra.
hogares después de la guerra, figura el
Charles Thomas Jackson es recluido
Dr. Crawford Long. Aunque se acomoda en un asilo de insanos donde muere el 28
difícilmente a las nuevas condiciones de de Agosto de 1880 a los 75 años de edad.
vida, reasume el ejercicio de su profesión.
Una tarde de Invierno en 1878, es llamado a atender una parturienta. Se le adEXTRACCIONES AL POR MAYOR
vierte que la enferma está sufriendo dolores intolerables y entonces Long lleva,
Gardner Q. Colton es un de los más
junto con su maletín médico, un frasco prósperos demostradores ambulante de
de éter. Al llegar al lado de la pobre mu- las características del protóxido de N.
jer, empapa una esponja con éter y está Fué durante una de sus muchas charlas
pronto a aplicarla bajo la nariz de su pa- que Wells concibió la idea de practicar
ciente, cuando sus manos comienzan a extracciones dentarias sin dolor. Después
temblar, se le suelta la esponja y el éter, del fracaso de Wells, Colton ha continuay en seguida cae muerto sobre la cama de do siendo el mismo químico ambulante
la enferma.
que gana dinero divirtiendo a la gente con
la administración del gas hilarante. No olDespués de su muerte, todos los dia- vida las propiedades analgésicas de éste
rios, todas las sociedades, reconocen los y al final de cada una de sus demostracioméritos de Morton. Morton fué el descu- nes, año tras año, repite incansablemente
bridor de la anestesia, Morton el Bene- la misma cantinela: "Allá por el año 1844,
factor de la Humanidad. Esto es demasia- un dentista de Hartford llamado Horacio
do para Jackson. Aunque ya está viejo, Wells. . ." Pero no es tan fácil desafiar
aunque ya su rival ha muerto, su odio es la fama del éter y cloroformo. Todos esinextinguible. Pasa las noches sentado a cuchan la historia de Wells sin concedersu escritorio, leyendo y escribiendo notas, le mayor importancia. Así pasan 17 años.
revisando documentos, redactando artícuEn 1863, Colton llega a hacer una delos para los diarios y largas cartas, todo mostración en New Haven, Connectitcut.
ello relacionado con la misma intermina- Al final de ella, repite como de costum-
•25
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
bre la historia de Wells. El dentista J.
H. Smith se interesa por lo que ha oído y
decide repetir la experiencia de su infortunado colega. Colton, que ha adquirido
gran habilidad en la administración del
gas, lo aplica a una paciente de Smith
en la que éste realiza 7 extracciones sin
dolor. Colton, Smith y otros dentistas, forman entonces una sociedad y comienzan
a efectuar extracciones indoloras al por
mayor. Se trasladan a New York donde,
4'años después, en 1867, completan una
estadística de 20 mil extracciones indoloras.
El empleo del gas hilarante como anestésico dental se difunde por todo Estados
Unidos. Colton se dirige a Europa para
divulgar su empleo. En 1868, año del fallecimiento de Morton, se lleva a efecto
la primera intervención quirúrgica mayor
bajo anestesia gaseosa. Un cirujano de
Chicago, Edward Willys Andrew, aconseja el empleo de oxígeno en lugar de aire
con el gas hilarante, evitando así el peligro de la anoxia, lo que convierte al protóxico de N en un anestésico de primer
orden.
En 1870, año de la muerte de Simpson,
el gas hilarante prueba ser un formidable
rival del cloroformo en la analgesia obstétrica. James Fox informa de partos indoloros bajo la acción del gas. Klikovich,
famoso partero de San Petersburgo, adopta el método preconizado por Fox. Pero
de nuevo el gas hilarante cae prácticamente en el olvido.
Hasta que llega la Gran Guerra. La
Cirugía hace prodigios y progresa en forma fantástica. Pero un grave problema
se presenta: el de la anestesia. La mayoría de los heridos son enfermos en mal
estado general, sea por la anemia, sea por
la gangrena o infecciones secundarias,
sea por el shock psíquico y traumático,
sea por estar intoxicados con gases de
guerra. En todos estos casos son peligrosos los métodos anestésicos conocidos. Y
entonces sale de nuevo a luz el protóxidó
de N. Cierto es que no da una anestesia
muy profunda, cierto es también que no
proporciona una relajación muscular adecuada, pero su inocuidad lo convierte en
el anestésico de elección para la Cirugía
de guerra. Una gran fábrica de protóxido
es montada en Francia.
Al fin los esfuerzos de Davy, Hickman
y Wells, han dado sus frutos. Se diseñan
QUIRURGICA
aparatos especiales para su empleo, se
perfecciona la técnica de su administración, en ló que se distingue el Dr. McKesson de Toledo, Ohio, y el protóxido de N>
adquiere gran difusión y popularidad como analgésico y anestésico general, especialmente en los países de habla inglesa.
VICISITUDES
Después de su empleo en analgesia
obstétrica por Simpson, el cloroformo se
difunde como anestésico general, y, gracias a sus evidentes ventajas, entra en
franca rivalidad con el éter, al que llega
a sobrepasar en Inglaterra y diversas partes de Europa. Pero para la anestesia no
ha sido, no es, ni posiblemente será nunca un camino cubierto de rosas, sino de
espinas. El 28 de Enero de 1848 se produce la primera muerte causada por el
cloroformo. En Winleton, cerca de New
Castle, Inglaterra, el Dr. Maggison aplica
la anestesia clorofórmica a una niña de
18 años y ésta fallece bruscamente con las
primeras inhalaciones. Varias muertes se
siguen después, de origen anestésico.
Comienza entonces un período de enconadas discusiones y polémicas interminables sobre los efectos tóxicos de los
anestésicos. Numerosas comisiones de estudio son nombradas por las diversas Sociedades científicas de Inglaterra y Escocia para determinar las características
químicas, farmacológicas, terapéuticas y
tóxicas de los anestésicos. Sus conclusiones son contradictorias y las discusiones
se exacerban, mientras transcurren los
años.
A medida que pasa el tiempo, se estudia y conoce mejor las ventajas e inconvenientes de la anestesia quirúrgica, la
técnica de administración, las indicaciones y contraindicaciones, la prevención y
curación de los accidentes anestésicos, etc.
Se distingue en estos esfuerzos por perfeccionar la anestesia el Dr. John Snow,
miembro del Colegio Real de Cirujanos
de Londres. Tan pronto como, en 1846, llegan del otro lado del Atlántico las noticias sobre inhalación de éter para evitar
el dolor en Cirugía, Snow se dedica a ello
y al poco tiempo diseña un inhalante propio para administrar mejores anestesias.
Con el correr del tiempo John Snow se
convierte en el principal anestesista de
Londres. Es él quien, en 1853, administra
66
VI CONGRESO C H Í L É N O DE CIRUGIA
cloroformo a la reina Victoria durante
su séptimo parto. John Snow es también
el primer autor de un libro sobre anestesia.
A medida que se perfecciona la anestesia quirúrgica, se ensayan diversas combinaciones de cloroformo y éter, solos o
con alcohol. Muchos aparatos se inventan
para su administración, se ensayan, se
perfeccionan y se abandonan para ser
reemplazados por nuevos diseños. Las investigaciones científicas y publicaciones
consiguientes menudean. En 1869, Claude
Bernard descubre las ventajas que significa para la anestesia la medicación previa con morfina.
Luego del descubrimiento de los primeros anestésicos, en el período comprendido entre 1842 y 1847, una serie de médicos, fisiólogos, químicos y farmacólogos,
se lanzan a una búsqueda febril de nuevos narcóticos, ensayando sobre animales
de laboratorio y en ellos mismos una variedad enorme de gases y líquidos más o
menos volátiles, en la esperanza de encontrar algún anestésico superior a los recién
descubiertos. Uno de los médicos que más
activamente se dedica a estas búsquedas
es Thomas Nunneley, cirujano de Leeds,
quien en 1849 publica sus ensayos con 37
substancias diferentes, una de las cuales
es un hidrocarburo al que llama "gas olefiante". Los resultados que obtiene no son
satisfactorios.
El fisiólogo L. Hermán comienza a ensayar de nuevo el gas olefiante en animales y sobre él mismo, notando una discreta acción tóxica del gas; pero en 1847.
casi se mata por inhalar un gas olefiante
con una proporción excesiva de CO. Es
tal vez debido a ese percance que nunca
cumplirá su promesa de dar una información de la acción del gas sobre sí
mismo.
En 1885, Luessen informa de varios casos fatales con este gas, en ranas, conejos y un canario, pero atribuye su acción
tóxica a la presencia de CO. Utilizando
un producto puro, anestesia dos perros y
un cerdo con 20 % de oxígeno, sin consecuencias tóxicas. Emplea posteriormente sobre él mismo esta mezcla anestésica,
y aunque después de inhalarlo 18 minutos
siente debilitamiento y un estado vertiginoso, no comprueba sensación de analgesia ni menos de anestesia. El gas olefiante, conocido hoy día con el nombre
de etileno, es completamente abandonado.
En 1888, Redart aconseja el cloruro de
etilo como anestésico local. Esta droga
había sido descubierta en 1795 por diversos químicos holandeses, pero sus propiedades anestésicas fueron descubiertas muchos años después por Meret y Lens, en
1830. En seguida, el cloruro de etilo fué
ensayado como anestésico por diversos
experimentadores, entre, ellos Flourens,
quien lo había recomendado junto con el
cloroformo, y Heyjeider, a quien se debe
la primera aplicación de esta droga en
el hombre. Vino después un período de
olvido para el cloruro de etilo, hasta que
Redart sugiere su empleo localmente. Inmediatamente comienzan a ensayarlo los
dentistas con relativo éxito en su profesión.
En 1894, Carlson, practicando una ex
tracción dentaria bajo anestesia local de
cloroetilo, observa asombrado que, al enviar un chorro de la droga sobre la encía
de su paciente, éste se queda profundamente dormido en forma casi instantánea. Thiessing corrobora esta observación,
pues de 50 casos de extracciones dentarias con anestesia clóretílica, comprueba
en 5 oportunidades que el paciente se
duerme bruscamente. Desde entonces el
cloruro de etilo se emplea como anestésico
general.
En 1893 se foma en Inglaterra la primera Sociedad de Anestesistas. Ese mismo año, en el Congreso Alemán de Anestesistas, queda demostrado que el éter es
mucho más inofensivo que el cloroformo,
y el empleo de este anestésico comienza
a ser abandonado. La anestesia ha nacido
como especialidad médica.
ANESTESIAS PARCIALES
A mediados del siglo XIX un médico
alemán visita Sudamérica y de vuelta a
su patria lleva una planta llamada Erythroxilon coca, cuyas hojas mascan los indios bolivianos para engañar los síntomas
del hambre y la fatiga. El Dr. Alberto
Niemann aisla el principio activo contenido en esas hojas, un alcaloide al que da
el nombre de cocaína.
Pronto, un médico, probando el sabor
de la droga, descubre la insensibilidad
que provoca en la lengua y mucosa bucal. En 1884, Sigmund Freud y Cari Koller, conociendo ese efecto, comienzan a
ensayar la cocaína como paralizador de la
sensibilidad local. Freud abandona estas
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
investigaciones, prosiguiéndolas Koller solo, quien ensaya con éxito su aplicación
en la cirugía, y a fines de ese año informa
de sus resultados a las Sociedades científicas. Pocos años después, Ludwig Schleich, ensaya la inyección subcutánea de
soluciones de cocaína. Así nace la anestesia local.
Apenas un año después del descubrimiento de Koller, el neurólogo norteamericano Leonard Corning ensaya la introducción de solución de cocaína entre dos
apófisis espinosas de la columna vertebral, sin atravesar la duramadre, para obtener un tipo de anestesia regional. Emplea su método primero en perros y luego en el hombre, haciéndolo por primera
vez en un paciente con incontinencia nocturna de orina. En 1891, Quinche demuestra la facilidad con que puede efectuarse
la punción lumbar sin peligro alguno para
el paciente, aún retirando cierta cantidad
de líquido si se desea.
El 16 de Agosto de 1898, el Prof. Augusto Bier, de Kiel, debe practicar la amputación de un pie en un tuberculoso. La
anestésico recurrir, Bier se decide y le intraindicada por el mal estado orgánico
del paciente. No sabiendo a qué método
anestésico recurir, Bier se decide y le inyecta en el canal raquídeo 3 ce. de una
solución de cocaína al 0,5 %; 20 minutos
más tarde realiza la intervención con todo
éxito sin sufrimiento alguno para el paciente. Posteriormente Bier se somete él
mismo al nuevo método anestésico con el
sólo objeto de estudiarlo. Así nace la anestesia raquídea.
Junto con esos descubrimientos, la
química sintética progresa a grandes saltos y se descubre un gran número de
sucedáneos de la cocaína, en una búsqueda constante de drogas más efectivas y
menos tóxicas. Entre ellas, la principal,
descubierta hasta hoy día es la novocaína,
dada a conocer por el químico Alfred Einhorn en Munich, en 1905. En marcha paralela con el descubrimiento de nuevas
drogas, el conocimiento sobre las anestesias regionales y raquídeas progresa
continuamente.
NUEVAS TECNICAS
Junto con el progreso general de la
anestesia por inhalación, se perfecciona
sus métodos de administración y se bus-
QUIRURGICA
•67
ca otras vías de administración narcótica.
En 1847, Nicolás Pirogoff, el famoso cirujano ruso, ensaya por primera vez la
administración rectal de éter, empleando
vapores de éter calentado. Posteriormente se emplea el éter líquido en combinación con agua, pero el método debe abandonarse debido a las marcadas reacciones
locales que provoca en la mucosa del intestino. En 1913, James Tayloe
Gwathmey
revive y perfecciona el método de administración rectal de éter al emplearlo mezclado con aceite de oliva, forma en la que
no irrita la mucosa rectal. Los resultados
son muy satisfactorios y el método se populariza.
Ercholtz descubre la Avertina en 1927
y, al poco tiempo, se establecen los principios de la narcosis basal. Pronto comienzan a ensayarse otras drogas para obtener anestesia general por vía rectal, distinguiéndose entre ellas el paraldehido,
tricloroetanol y barbitúricos.
En 1871, Federico
Trendelemburg
practica un traqueotomía preliminar y pasa un tubo hacia la tráquea por intermedio del cual administra anestesia con cloroformo, para prevenir la aspiración de
sangre a los pulmones durante una operación sobre las vías aéreas superiores.
Antes, John Snow había ensayado el mismo procedimiento en animales.
En 1880, William Me. Ewen introduce
un tubo a la tráquea por vía oral, evitando así la traqueotomía, y administra
anestesia con cloroformo para la resección de un carcinoma localizado en la base de la lengua.
La técnica e instrumental siguen perfeccionándose progresivamente hasta convertir a la intubación traqueal en uno de
los recursos corrientes en el arsenal del
anestesista moderno.
En 1872, Pierre Oré, de Lyon, trata
de obtener anestesia general mediante la
inyección endovenosa de hidrato de clora!. Su método es vuelto a ensayar con
éxito variable en numerosas ocasiones,
con drogas diferentes y por muy diversos
autores, pero no se populariza hasta que
la química descubre derivados barbitúricos menos tóxicos para ese objeto. La introducción del Evipan en 1933 (Alemania) y del Pentothal
en 1934 (Estados
Unidos), permiten conceder a la anestesia endovenosa la importancia y rango
que merece.
6'8
Vi CONGRESO CHILENO DE CIRUGÍA
En 1902, el físico francés Esteban Leduc trata de provocar sueño artificial mediante el empleo de una corriente eléctrica. Esta experiencia se repite más tarde
tanto en el hombre como en animales de
laboratorio, pero sin alcanzar el grado
de progreso necesario para su aplicación
práctica.
En 1915, Dennis Jackson publica un
notable artículo en que da cuenta de sus
ensayos anestésicos en animales, empleando una nueva técnica: el circuito cerrado
(rebreathing)
con absorción de C 0 2 mediante un alcalino apropiado. En 1920,
Ralph Waters, profesor de anestesia en la
Universidad de Wisconsin, se interesa por
este método, lo estudia, lo perfecciona, lo
aplica en el hombre y logra convertirlo
en una de las técnicas habituales de anestesia hoy en día. Inmediatamente las firmas manufactureras de aparatos anestésicos se ajustan a nuevos diseños adaptados a la aplicación práctica de la nueva
técnica anestésica.
CLAVELITOS
A comienzos de este siglo vive en Chicago un jardinero que se dedica al cultivo de los claveles más lindos y finos que
se conocen en Estados Unidos. El negocio
prospera viento en popa. Pero un día, al
entrar al invernadero, el jardinero descubre asombrado que sus flores se han
marchitado y muerto repentinamente. Día
tras día sucede el mismo fenómeno inesplicable. Nadie puede descubrir por qué
las flores mueren en cuanto se abre el
botón.
Hasta que al fin un día el jardinero
percibe un olor especial en el invernadero. Buscando la causa, encuentra un escape de gas de alumbrado. Esto lo hace
entrar en sospechas. Toma un clavel recién abierto y lo acerca al sitio de donde
el gas escapa. La flor se cierra como si
cayese dormida. El jardinero saca entonces este clavel "dormido" al aire puro,
donde inmediatamente se recobra y "despierta". Toma en seguida otra flor y la
aplica al escape de gas por un tiempo prolongado. La flor se "duerme", pero ya no
despierta al aire libre. El jardinero hace
plomar el escape de gas y el negocio de
los claveles recobra su prosperidad habitual.
La noticia de que el gas de alumbrado
provoca "sueño" a los claveles llega a los
oídos de los doctores Knight y Crocker,
dos botánicos de la Universidad de Chicago, quienes repiten el experimento, lo estudian científicamente, y descubren que
el responsable de esta acción es el e tileno, el cual forma parte de un 4 % del gas
de alumbrado. Entonces dos zoologistas
de la misma Universidad, Amo B. Luckhardt y Thompson, comienzan a estudiar los efectos tóxicos del etileno sobre
animales, descubriendo sus propiedades
analgésicas y anestésicas. La Gran Guerra interrumpe estos trabajos antes de
que alcancen a ser divulgados.
En 1922, Luckhardt, esta vez en compañía de Cárter, reinicia sus investigaciones con el etileno, confirmando plenamente los primeros experimentos. Se amplían
las experiencias a diversas especies animales, se emplea el etileno en comparación con otros gases diversos, se compara
sus efectos tanto del punto de vista asfíxico como anestésico con el protóxido
de N, usando ambos gases con iguales
proporciones de oxígeno. Así llegan a
comprobar que -el etileno es un anestésico más potente que el gas hilarante, tan
inocuo como éste, que permite el agrega-»
do de oxígeno en proporciones fisiológicas
y que no tiene ninguna acción nociva sobre los diversos órganos y tejidos del organismo.
Comienzan en seguida a ensayar el
etileno sobre ellos mismos y otros voluntarios, confirmándose las conclusiones anteriores. Convencidos de sus bondades, los
anestesistas del "Hospital Presbiteriano"
de Chicago comienzan a utilizar el etileno en los hospitales operatorios. El empleo del etileno se difunde rápidamente y
al cabo de 10 años una estadística de un
millón de anestesias con este gas en Estados Unidos habla elocuentemente de su
preciosa utilidad.
LA PUREZA DE UNA IMPUREZA
Los hidrocarburos en general han demostrado tener propiedades anestésicas.
El etileno se emplea ampliamente. El acetileno, amileno, narcileno, etc., todos ellos
de fórmula hidrocarbonada, han sido ensayados como anestésicos con resultados
variables. ¿Habrá algún hidrocarburo superior al último? Es posible. Desde lúe-
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
go el propileno tiene efectos anestésicos.
Lucas y Henderson estudian su acción en
animales de laboratorio en el Instituto de
Fisiología de la Universidad de Toronto.
Pero parece que el propileno no sirve.
Sus anestesias son irregulares, difíciles,
poco satisfactorias, con muchos signos de
intoxicación,
especialmente
cardíacos.
¿Será porque contiene alguna impureza?
Se analiza cuidadosamente el gas y se descubre que, en realidad, contiene una impureza, un gas insómero al propileno que
tiene su misma fórmula química, que ya
había sido descubierto por Augusto von
Freund en 1882, quien lo consideró inútil
y no se preocupó de estudiarlo mayormente. Esta impureza se llama ciclopropano.
Lucas y Henderson utilizan el propileno químicamente puro. Pero observan
que sus características anestésicas irregulares, persisten igual. Experimentan entonces con el ciclopropano y descubren
que es un anestésico tan potente como el
éter, agradable, de acción rápida, inocuo
y fácil de manejar.
Impresionado por los excelentes resultados experimentales obtenidos por sus
colegas canadienses, Ralph Waters, el famoso anestesista de Wisconsin, aplica el
ciclopropano al hombre por primera vez
en Diciembre de 1930. Los resultados obtenidos son ampliamente satisfactorios.
Día tras día Waters y sus ayudantes siguen realizando amplias experiencias con
esta droga hasta que, en 1933, totalmente
franqueada ya la fase experimental, el
ciclopropano se convierte en anestésico de
uso cotidiano.
QUIRURGICA
•69
apnea del enfermo y mantenerlo en seguida con respiración artificial mediante
compresiones rítmicas de la bolsa anestésica por todo el tiempo que se quiera, regulando el anestesista a voluntad el ritmo
y amplitud respiratorios de su paciente.
En 1941, la Sociedad Real de Medicina de Londres confiere a Guedel la medalla "Henry Hill Hickman", premio trienal que se concede a los médicos que se
distinguen por méritos sobresalientes en
el campo de la anestesia. Este premio es
conferido en 1944 al Dr. Ralph
Waters.
Chauncey Leacke, profesor de Farmacología en la Universidad de California,
San Francisco (hoy día decano de la Universidad de Galveston), ha demostrado
siempre gran interés por los anestésicos,
pero le descorazona los inconvenientes de
que suelen estar rodeados. Un día, en
1931, jugando con fórmulas químicas en
su escritorio, Leake forma una molécula
híbrida utilizando las estructuras características del etileno y éter etílico. Estudiando esta molécula híbrida salida de su
imaginación, Leake llega a la conclusión
que, por su fórmula química, debe ser un
buen anestésico, y solicita a un laboratorio la preparación de la substancia correspondiente a esta fórmula química empírica.
La nueva substancia es preparada v
resulta un líquido incoloro, muy volátil,
de olor característico, que en experiencias
con animales primero, en el hombre después, demuestra ser un excelente anestésico general por inhalación. Químicamente el nuevo anestésico es éter
divinílico,
conociéndose en el comercio con el nombre de "Vinethene". Su empleo se ha difundido en Estados Unidos como anestéPROGRESOS RECIENTES
sico general, especialmente para analgesia dental, anestesias cortas e inducción
Desde 1920 adelante, con diversas pu- para anestesias etéreas en mascarilla.
blicaciones y en 1937 mediante un libro,
Arthur Guedel, famoso anestesista de Los
En 1934, Barach da cuenta del empleo
Angeles, recalca la importancia de los del helio en el asma y otras enfermedades
factores fisiológicos en la anestesia por obstructivas de las vías respiratorias.
inhalación y estudia y clasifica, por pri- Eversole, anestesista de la Lahey Clinic,
mera vez, los signos y planos de la anes- Boston, informa en 1938 de los resultados
tesia. Esta clasificación de Guedel ha sido satisfactorios obtenidos con el agregado
aceptada por los anestesistas del mundo de helio a las mezclas anestésicas para alientero.
viar las obstrucciones respiratorias produEntre las muchas otras contribuciones cidas por laringoespasmo. El helio queda
de Guedel al desarrollo y progreso de la convertido en uno de los recursos teraanestesia, figura su técnica de respiración péuticos útiles en el arsenal del anestecontrolada, que consiste en provocar una sista.
70
Vi
CONGRfeSO C H I L E N O DE
En 1939, a diversos farmacólogos de
la Universidad de Maryland se les ocurre
preparar una molécula híbrida entre éter
y ciclopropano. Consiguen desarrollar un
método de síntesis apropiado y obtienen
el éter ciclopropil metílico, al que dan el
nombre de "éter ciproma". Las investigaciones experimentales demuestran que este nuevo producto es más potente que el
éter y, en 1940, comienza a ensayarse en
el hombre con buenos resultados.
Los últimos adelantos en el campo de
la anestesia son: la introducción del empleo del curare, por Stuart Cullen ( Iowa),
para obtener relajación muscular completa con anestesia superficial o media; la
técnica de anestesia raquídea continua,
ideada por William T. Lemmon (Filadelfia), y la anestesia caudal continua para
analgesia obstétrica, ideada por Edward y
Higson (Los Angeles). Estos métodos, a
pesar de su reciente descubrimiento, están alcanzando gran difusión gracias a
sus evidentes ventajas y beneficios en la
práctica diaria.
COMEDIA DRAMATICA EN 3 ACTOS
Y UN EPILOGO
Comedia y tragedia se han dado de la
mano en el curso de la historia de la anestesia, como en todas las cosas humanas.
Hay comedia en los exorcismos y rituales con que las brujas y hechiceros de la
antigüedad tratan de mejorar a sus enfermos; hay tragedia en la agonía que sufren éstos sin la menor esperanza de alivio. Hay comedia en la euforia y risa artificial que Humphry Davy descubre en
el gas hilarante; hay tragedia en el fracaso de Hickman con el mismo gas y su
muerte prematura. Hay comedia en la farsa de Mesmer, el embaucador más notable de todos los tiempos; hay tragedia en
el escarnio y persecución de Eisdale en
India, a pesar de sus éxitos con el hipnotismo. Hay comedia en la persecución que
un empleado de farmacia hace objeto a
otro empleado de una farmacia rival bajo la acción del protóxido de N a través de una sala llena de concurrentes
alarmados y divertidos por el incidente;
hay tragedia en el fracaso de Wells con
el mismo gas, la alteración de sus facultades mentales y muerte a mano de sí mis-
CIRUGIA
mo en una celda de prisión. Hay comedia en la alegría de las fiestas de éter;
hay tragedia en la amarga lucha que
arruinó material y moralmente a Morton
por el resto de sus días después de su
magno descubrimiento. Hay comedia en la
exclamación alada de la sobrina de Simpson que se cree un ángel al inhalar cloroformo; hay tragedia en la primera muerte anestésica que esta misma droga provoca poco tiempo después.
Tres actos y un epílogo pueden distinguirse en esta comedia dramática. El primer acto, largo muy largo, dura miles de
años. Comienza en la pre-historia, cuando
el hombre, al sufrir el primer dolor, trata
de suprimirlo por cualquier medio. Hechiceros y brujas primero, sacerdotes de
diversas religiones después, toman a su
cargo la misión de curar a los enfermos y
aliviar sus dolores. El fracaso de sus métodos obliga al hombre a buscar métodos
más positivos y comienza el auge de las
hierbas soporíferas y la "poción de los
condenados", dominando toda la Edad Media. En poco contribuye la alquimia, cegada por su ambición de la piedra filosofal.
Hasta que el hombre, aburrido de tanto fracaso, comienza a buscar en las ciencias exactas la solución a sus males y con
ello cae el telón sobre el primer acto, a
fines del siglo XVIII.
Se descorre el telón del segundo acto
cuando Joseph Prielstley, sacerdote con
espíritu de investigador científico, observa curioso las burbujas formadas por la
fermentación de la cerveza. Llevado al
laboratorio por su afán de comprender
mejor a Dios a través de los fenómenos
naturales, descubre sucesivamente el gas
carbónico, el oxígeno y el protóxido de N.
Los descubrimientos de Priestley despiertan gran interés por los gases, se les
supone propiedades terapéuticas, y se crea
la neumatología. Sólo el protóxido de N
es abandonado por peligroso. Hun\phry
Davy, aprendiz de cirujano, lo experimenta en sí mismo con la temeridad propia
de su juventud, descubriendo sus cualidades analgésicas e hilarantes. Alcanza el
alto cargo de superintendente en el "Instituto Neumático" de Bristol, pero se deja
vencer por el escepticismo popular y, más
preocupado en resguardar su prestigio que
en descubrir la anestesia, abandona sus
investigaciones con el gas hilarante,
y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A
QUIRURGICA
•71
Faraday, discípulo de Davy, descubre administración, se diseña aparatos espelas propiedades soporíferas del éter, pero ciales para anestesia, se perfeccionan y se
interesado más en los fenómenos electro- abandonan por otros nuevos, se descubre
magnéticos que en el estudio de gases y las anestesias regionales y raquídeas y se
vapores, no se preocupa de persistir en la perfeccionan progresivamente, nacen nueinvestigación del éter como anestésico y vas técnicas anestésicas, y lenta pero sesu obseravción cae en el vacío ,
guramente la Anestesia se afirma como
Hery Híll Hickman lleva a cabo el especialidad médica diferenciada en una
primer ensayo serio de anestesia quirúr- evolución general. Grandes progresos de
gica. Lo realiza con éxito en animales, la cirugía, especialmente torácica y nerutilizando el protóxido de N. Pero no lo- viosa, son posibles gracias a los progresos
gra conseguir una oportunidad para de- de la Anestesia.
mostrar su método en el hombre. Y con
El epílogo en la historia de la anestesu muerte prematura cae el telón sobre el sia quirúrgica no ha terminado aún. Quisegundo acto. Priestley, Davy, Faraday y zás no termine nunca. Sólo puede termiHickman, pueden ser considerados los pre- nar con el descubrimiento de la anestecursores de la anestesia quirúrgica.
sia ideal, perfecta, si es que ésta algún
Se descorre el telón del tercer acto día se descubre.
con las fiestas de éter en Estados Unidos.
Pero mientras tanto, la anestesia conCrawford Long descubre durante ellas las tinúa su evolución de progreso y desarropropiedades analgésicas del éter y lo uti- llo a pesar de las dificultades que encuenliza como anestésico para intervenciones tra en su camino. No hubo ocurantismo
quirúrgicas menores. Desgraciadamente, sólo en el populacho que quemó la casa
no divulga su descubrimiento.
de Priestley. No hubo oscurantismo sólo
Dos años después, Horacio Wells se en la fuerte corriente de opinión que iminteresa por las propiedades analgésicas pidió a Humphry Davy continuar sus exdel gas hilarante y lo utiliza en extraccio- periencias con el gas hilarante en el "Insnes dentarias con éxito relativo. Pero fra- tituto Neumático". No hubo oscurantismo
casa rotundamente en su primera demos- sólo en la Academia de Medicina de Patración y se desanima por el resto de sus rís cuando negó a Hickman una oportudías. En lugar de perseverar, perfeccio- nidad para ensayar la anestesia con gas
narse en la administración del gas y es- hilarante en el hombre. No hubo oscurantudiar mejor sus propiedades para asegu- tismo sólo en la gente del pueblo de Jefrar el éxito en una segunda demostración, ferson que prohibió a Long continuar
abandona su carrera de dentista y al fin usando el éter y le amenazaron con lintermina en la locura y el suicidio, perse- charlo si lo h?.cía. No hubo oscurantismo
guido siempre por el amargo recuerdo de sólo en los exaltados que injuriaron y
su humillación y su fracaso.
echaron a empujones a Wells después de
Dos años después, William Morton, su fracaso, en lugar de estimularlo a perbuscando un método analgésico para colo- severar y perfeccionarse. No hubo oscucar coronas de oro, descubre y demuestra rantismo sólo en el clero de Escocia que
al mundo científico la anestesia etérea, luchó enconadamente en contra de la analayudado por los eficaces consejos de Char- gesia obstétrica con cloroformo.
les Jackson. Un año después, Simpson desLa incomprensión y el oscurantismo
cubre el cloroformo..
de los medios científicos hacia las dificulLong, Wells, Jackson, Morton y Simp- tades de la anestesia y las amarguras del
son son los descubridores de la anestesia anestesista sujeto a continua tensión nerquirúrgica. Sobre ellos cae el telón del viosa por la naturaleza misma de su tratercer acto.
bajo, persisten hasta hoy día. Cuando suComienza entonces el epílogo. Cloro- cede un accidente a un avión con conseformo y éter se disputan la supremacía, cuencias fatales, nadie piensa en suprimir
se informa sobre las primeras muertes los aviones, sino en perfeccionar los aoaanestésicas, se perfecciona la técnica de ratos, mejorar la técnica de vuelo, estuadministración, se comienza a estudiar la diar la mejor adaptación a las condicioquímica, fisiología y farmacología en re- nes meteorológicas, en fin, tratar de aprolación con la anestesia, se descubren nue- vechar todas las ventajas de la aviación,
vos narcóticos, se prueba nuevas vías de eliminando sus peligros e inconvenientes.
72
Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A
Guando hay un desrielamiento o choque comprensión inteligente; no la burla sode trenes con un subido número de muer- carrona del cirujano, sino su estímulo cortos, nadie piensa en volver a la carreta dial; no la crítica acerba del cirujano, sio las postas a caballo, sino en perfeccio- no su simpatía comprensiva; no el escepnar las medidas de seguridad para evitar ticismo sarcàstico del cirujano, sino su
esos accidentes.
colaboración gentil.
La anestesia se encuentra actualmenLa anestesia seguirá progresando como
te en un período de transición. Se cuen- lo ha hecho hasta ahora a pesar de todas
ta con un gran número de anestésicos y las dificultades. Pero su desarrollo puede
técnicas de posibilidades maravillosas, pe- verse grandemente facilitado si cuenta
ro muy nuevos aún para aprovechar sólo con la necesaria ayuda, protección, estísus ventajas eliminando sus peligros e in- mulo y simpatía de parte de los cirujanos,
convenientes. Estos nuevos anestésicos y ya que con ellos trabaja el anestesista y
técnicas no deben suprimirse sino que es a ellos a quienes debe satisfacer priperfeccionarse. No deben eliminarse por mordialmente con su trabajo. Y una comlos inconvenientes que suelen revelar, si- prensión mutua de sus dificultades, una
no que deben mejorarse para obviar esos colaboración gentil entre Cirujano y
inconvenientes, aprovechando sus venta- Anestesista, redunda en último término
jas. Pero para ello hace falta no la ter- en beneficio de la Cirugía, de la Anestequedad oscurantista del cirujano ; sino su sia.y del enfermo.
Una misión piadosa • .
Es difícil imaginarse el sufrimiento de la raza humana antes
que el éter fuera aplicado como
anestésico. Probablemente ninguna otra contribución de la
ciencia médica ha hecho tanto
bien a la humanidad como esta,
droga verdaderamente misericordiosa.
Hace casi un siglo, el doctor
E. R. Squibb perfeccionó un sistema para la preparación del
éter. Este sistema se ha superimpuesto a la prueba del tiempo
y de la aplicación clínica. Act u a l m e n t e , la C a s a S q u i b b
cuenta también con un método
para envasar el éter de modo
que conserve indefinidamente
su estabilidad y eficacia. Por
esto, el éter de Squibb, no solamente ha gozado la confianza
absoluta de la profesión médica
al través de los años, sino que
es también, en la actualidad, el
éter más usadoen todo el mundo.
Este mismo alto grado de calidad y perfección distingue a
todos los productos Squibb.
E R : SQUIBB &SONS
Químico« M a n u f a c t u r e r o s
p a r a l a Profesión M é d i c a desde 1151
Entre
los
productos
Squibb
más
prominentes se encuentran: Penicilina—
S u l f o n a m i d a s — Anestésicos — A n t i venéreos — V i t a m i n a s — Hormonas —
F a r m a c é u t i c o s — Dentífricos—Prepara*
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