InvestigacioÂn EpidemiologõÂa de la fascioliasis humana: revisioÂn y propuesta de nueva clasificacioÂn M. S. Mas-Coma,1 J. G. Esteban2 y M. D. Bargues2 La situacioÂn epidemioloÂgica de la fascioliasis humana ha cambiado en los uÂltimos anÄos. Desde 1980 ha aumentado considerablemente el nuÂmero de notificaciones de personas infectadas por Fasciola hepatica, y en varias zonas geograÂficas se han descrito verdaderas endemias humanas, con cifras de prevalencia e intensidad entre bajas y muy altas. Las zonas de alta prevalencia de fascioliasis en el ser humano no coinciden necesariamente con las zonas donde la enfermedad constituye un problema veterinario de primera magnitud. La fascioliasis humana ya no puede considerarse simplemente una enfermedad zoonoÂtica secundaria, sino una enfermedad parasitaria humana importante. Por ello, en este artõÂculo se propone una nueva clasificacioÂn epidemioloÂgica de la fascioliasis humana. Se distinguen las siguientes modalidades: casos importados; casos autoÂctonos, aislados y esporaÂdicos; hipoendemias, mesoendemias, hiperendemias y holoendemias; epidemias en zonas donde la fascioliasis es endeÂmica en los animales pero no en el ser humano; y epidemias en zonas donde es endeÂmica en el ser humano. ArtõÂculo publicado en ingleÂs en el Bulletin of the World Health Organization, 1999, 77 (4): 340±346. IntroduccioÂn La fascioliasis, infeccioÂn causada por el trematodo del hõÂgado Fasciola hepatica, se ha considerado tradicionalmente una importante enfermedad veterinaria a causa de las importantes peÂrdidas productivas y econoÂmicas que provoca entre el ganado, particularmente ovino y bovino. En cambio, la fascioliasis humana siempre se ha considerado una enfermedad secundaria (1, 2). La importancia de la fascioliasis humana para la salud puÂblica, no obstante, ha aumentado en los uÂltimos anÄos, como demuestra el elevado nuÂmero de casos humanos registrados en el periodo 1970±1990: 2594 personas infectadas en 42 paõÂses repartidos por todos los continentes (3). Anteriormente, los casos de fascioliasis humana siempre se habõÂan asociado a casos surgidos entre el ganado de la zona afectada. Tipos de fascioliasis humana Los trabajos publicados sobre la fascioliasis humana pueden agruparse en las siguientes categorõÂas amplias (3, 4): ± la mayorõÂa de los artõÂculos versan soÂlo sobre notificaciones de casos individuales; ± varios artõÂculos informan de que la incidencia se concentra de forma significativa dentro de grupos familiares porque sus miembros han compartido los mismos alimentos contaminados; 1 Presidente y Director, Departamento de ParasitologõÂa, Facultad de Farmacia, Universidad de Valencia, Av. Vicent AndreÂs EstelleÂs s/n, 46100 Burjassot±Valencia, EspanÄa. 2 Profesores Titulares, Departamento de ParasitologõÂa, Facultad de Farmacia, Universidad de Valencia, Av. Vicent AndreÂs EstelleÂs s/n, 46100 Burjassot±Valencia, EspanÄa. 70 # OrganizacioÂn Mundial de la Salud 1999 ± en varios artõÂculos se han comunicado brotes que no necesariamente afectan a miembros de la misma familia; y ± unos cuantos artõÂculos dan cuenta de estudios epidemioloÂgicos de un gran nuÂmero de personas infectadas. Novedades recientes La situacioÂn epidemioloÂgica tradicional de la fascioliasis humana ha cambiado notablemente en los uÂltimos anÄos, como se expone a continuacioÂn. DistribucioÂn geograÂfica El nuÂmero de casos clõÂnicos notificados de fascioliasis humana provocada por F. hepatica, asõ como el de personas infectadas detectadas durante las encuestas epidemioloÂgicas, ha aumentado considerablemente desde 1980. En un reciente estudio realizado por Esteban et al. (4) se compilaron en total 7071 casos humanos notificados por 51 paõÂses durante los uÂltimos 25 anÄos, distribuidos como sigue: AÂfrica (487 casos), AmeÂrica (3267), Asia (354), Europa (2951), y OceanõÂa (12). Los maÂs graves problemas sanitarios asociados se encuentran en los paõÂses andinos de AmeÂrica del Sur, AÂfrica septentrional, la RepuÂblica IslaÂmica del IraÂn y Europa occidental. No cabe duda de que el nuÂmero real de casos humanos es mucho mayor que el notificado (4). Las caracterõÂsticas epidemioloÂgicas y de transmisioÂn de la fascioliasis hacen que la enfermedad tenga una distribucioÂn irregular; los focos guardan relacioÂn con la distribucioÂn local de las poblaciones del molusco que actuÂa como hueÂsped intermedio en las masas de agua dulce, asõ como con las condiciones fisiograÂficas y climaÂticas generales. Asõ pues, no procede hablar de las caracterõÂsticas de la fascioliasis a BoletõÂn de la OrganizacioÂn Mundial de la Salud, RecopilacioÂn de artõÂculos No 1, 1999 EpidemiologõÂa de la fascioliasis humana: revisioÂn y propuesta de nueva clasificacioÂn nivel de los paõÂses, sino maÂs bien de las correspondientes a una determinada zona fisiograÂfica y climaÂticamente homogeÂnea. Zonas de endemia humana Los estudios efectuados en varias regiones indican que hay zonas con verdadera fascioliasis humana endeÂmica, con valores de prevalencia e intensidad desde muy bajos hasta muy altos (5). Las estimaciones recientes sugieren que hay entre 2,4 millones (6) y hasta 17 millones de personas (7) infectadas por F. hepatica en el mundo. La OMS (8) ha insistido en el gran problema sanitario que representa la fascioliasis en varios paõÂses, y Hillyer y Apt (9) han destacado la situacioÂn en las AmeÂricas. Estos datos revisten gran importancia debido a la gran patogenicidad reconocida de la fascioliasis para el ser humano (3, 5, 10). El anaÂlisis mundial de la distribucioÂn geograÂfica de casos humanos muestra que la supuesta correlacioÂn entre la fascioliasis animal y la humana soÂlo se produce en el nivel baÂsico. No parece haber correlacioÂn entre el hallazgo de una elevada prevalencia en seres humanos y las zonas donde la fascioliasis constituye un importante problema veterinario (4). Por consiguiente, parece justificado clasificar la fascioliasis como una de las principales enfermedades tropicales (11). Prevalencia de la fascioliasis humana Mientras que la prevalencia de la fascioliasis humana puede ser insignificante en las zonas donde se da la forma veterinaria de la enfermedad, las tasas varõÂan ampliamente en las zonas donde la enfermedad es endeÂmica en el ser humano. Como ejemplos de prevalencia muy reducida cabe citar los siguientes: 0,34±3,1 casos por 100 000 habitantes en la Baja NormandõÂa (Francia) (12, 13); 0,83±1,16 casos por 100 000 habitantes en CoÂrcega (14, 15) y 0,7% de prevalencia (41 casos entre 5861 individuos estudiados) en la RegioÂn VII de Chile (16). Entre los ejemplos de niveles intermedios figuran el 3,2% detectado en la zona interior de Oporto (Portugal) (17); 7,3% en el Delta del Nilo (Egipto) (18); 8,7% en Cajamarca (PeruÂ) (19) y 10,9% en Corozal (Puerto Rico) (20). Como ejemplos de alta prevalencia pueden citarse un 15,64% en la regioÂn de Puno (21) y un 34,2% en el valle de Mantaro (22), ambos en el PeruÂ. Las cifras maÂs altas de prevalencia en el ser humano se han registrado en el altiplano boliviano: hasta un 66,7% utilizando teÂcnicas coproloÂgicas (23±26), y hasta un 53% con meÂtodos inmunoloÂgicos (23, 27±29); trabajadores bolivianos locales han comunicado tasas maÂs elevadas, del 72% y del 100%, respectivamente (30). La relacioÂn entre la prevalencia de fascioliasis humana y la edad es distinta en las zonas endeÂmicas y en las no endeÂmicas. En las zonas de alta prevalencia, las tasas maÂs elevadas suelen aparecer entre los ninÄos menores de 15 anÄos (16, 18, 19, 21, 24, 25), a diferencia de lo que ocurre actualmente en las zonas no endeÂmicas para el ser humano. BoletõÂn de la OrganizacioÂn Mundial de la Salud RecopilacioÂn de artõÂculos No 1, 1999 Intensidad de la infeccioÂn humana Entre los casos humanos, hasta hace poco tiempo lo maÂs comuÂn era una baja expulsioÂn de huevos, por ejemplo 1±2 huevos por gramo de heces (hpg) (20) y 1±4 hpg (19); una cifra de 440 hpg (31) se consideraba rara. Estos valores son, no obstante, muy inferiores a los encontrados en las zonas endeÂmicas para el ser humano. Por ejemplo, entre ninÄos bolivianos se hallaron en las heces entre 24 y 5064 hpg, con unas medias aritmeÂtica y geomeÂtrica de 474±1001 hpg y 201±309 hpg, respectivamente, los niveles maÂs altos notificados hasta la fecha (24, 25). En Oporto (Portugal), un estudio prospectivo arrojo una media geomeÂtrica de 233 hpg (intervalo 25±2100 hpg) en las heces, aunque la mayorõÂa de los individuos presentaban valores de entre 101 y 300 hpg (17). Si bien por lo general la prevalencia y la magnitud del contenido de huevos son maÂs altas en los ninÄos (75%, 24±4440 hpg) que en los adultos (41,7%, 144±864 hpg), en las zonas de hiperendemicidad los adultos bien mantienen los paraÂsitos que adquirieron de joÂvenes, o bien pueden ser võÂctimas de una nueva infeccioÂn por vivir en una zona de alto riesgo (25). El paraÂsito La mayorõÂa de las zonas de alta endemicidad de fascioliasis humana estaÂn afectadas por F. hepatica. No obstante, en Asia F. hepatica y F. gigantica se solapan, lo que dificulta la identificacioÂn de la especie en cuestioÂn, que a menudo se designa simplemente como Fasciola spp. Asõ ocurre sobre todo en China (Provincia de TaiwaÂn), el JapoÂn, la RepuÂblica de Corea y Filipinas (32). Un problema anaÂlogo se observa en Egipto, donde la fascioliasis ha irrumpido como un problema de salud emergente (33), con algunas zonas rurales endeÂmicas y con prevalencias en el intervalo 7%± 17% (34). Un total de 27,7 millones de personas estaÂn expuestas, y el nuÂmero de infectados se eleva a por lo menos 830 000 (8). Se han detectado tanto F. hepatica como F. gigantica, asõ como formas intermedias, lo que explica por que en la mayorõÂa de los casos no se ha determinado la especie de trematodo de que se trata (4). Tanto el tipo espermatogeÂnico anormal (TEA, que incluye tipos cromosoÂmicos diploides, triploides y mixoploides en los que no se produce fecundacioÂn) como el tipo espermatogeÂnico normal (TEN) de Fasciola spp. se han encontrado en varios paõÂses asiaÂticos: China (Provincia de TaiwaÂn), la India, el Nepal, Filipinas, Tailandia y Viet Nam. El TEA aparece particularmente en el JapoÂn y la RepuÂblica de Corea. En Asia Sudoriental los trematodos TEA aparecen junto con F. hepatica TEN y F. gigantica TEN. En Europa, AmeÂrica del Sur y del Norte y OceanõÂa, donde aparece principalmente F. hepatica, y en AÂfrica, donde predomina F. gigantica, soÂlo se han encontrado especõÂmenes TEN (35). Los trematodos japoneses se reproducen por partenogeÂnesis debido a su gametogeÂnesis anormal, 71 InvestigacioÂn con independencia de su caraÂcter diploide, triploide o mixoploide (36). Los estudios han distinguido diversas lõÂneas partenogeneÂticas que han surgido de forma independiente entre sõÂ, supuestamente por hibridacioÂn independiente entre cepas. La existencia de esos hõÂbridos explicarõÂa la persistencia de la confusioÂn taxonoÂmica en relacioÂn con el rango taxonoÂmico de los trematodos hepaÂticos japoneses (36). Los estudios enzimaÂticos no han permitido dirimir esta cuestioÂn, quiza porque los gusanos se reproducen de forma partenogeneÂtica, y las poblaciones examinadas estaÂn formadas por descendientes de un solo individuo (37, 38). En cambio, las teÂcnicas moleculares han dado una respuesta a esta controversia. Los estudios de la secuencia del ADN ribosoÂmico (ADNr) han demostrado que F. hepatica y F. gigantica son diferentes, siendo la secuencia de ADNr de Fasciola sp. japonesa proÂxima a la de F. gigantica (38, 39). Muy recientemente, Hashimoto et al. (40) han descubierto que las formas intermedias del JapoÂn pueden adscribirse a F. gigantica, basaÂndose en sus secuencias de ADN mitocondrial y nuclear. De momento, no obstante, la situacioÂn no esta clara en los paõÂses asiaÂticos. Animales domeÂsticos que actuÂan como reservorio En el altiplano boliviano, los estudios sobre la prevalencia y la intensidad demuestran que, ademaÂs de las ovejas y las vacas, los cerdos y los burros tambieÂn son reservorios eficientes del paraÂsito; las cifras correspondientes a los cerdos son de un 27,1% de animales infectados, 4±65 hpg (media, 21,6 hpg), y una produccioÂn estimada de 2000±195 000 huevos por hueÂsped y por dõÂa, y en el caso de los burros, 15,4% de animales infectados, 3±101 hpg (media, 38,8 hpg) y una produccioÂn estimada de 9000± 808 000 huevos por hueÂsped y por dõÂa (41). AdemaÂs, estudios recientes han demostrado que los huevos expulsados por los cerdos y los burros son viables, es decir, capaces de infectar a un molusco limneido, y que las metacercarias producidas despueÂs son infectivas para otro hueÂsped definitivo (Bargues et al., datos ineÂditos, 1999). EÂsta es la primera ocasioÂn en que se ha senÄalado la necesidad de tener en cuenta a los cerdos y los burros en las medidas preventivas y de lucha contra la fascioliasis humana (41). Reservorios en animales silvestres En CoÂrcega, donde el nivel de endemicidad de la fascioliasis humana es bajo, se han descubierto haÂbitats en los que los limneidos estaÂn infectados a pesar de que no hay ganado. Los estudios helmintoloÂgicos mostraron que las ratas negras (Rattus rattus) eran infectadas repetidamente por trematodos del hõÂgado (42, 43). Los estudios morfoanatoÂmicos (44) e isoenzimaÂticos (37) de la fase adulta no han revelado diferencias de importancia entre los trematodos encontrados en roedores y ganado. Se han hallado casos de fascioliasis en R. rattus en distintos enclaves 72 de toda CoÂrcega. En un estudio de seis anÄos de duracioÂn en cierto endemiotopo de esa isla se encontro una elevada prevalencia media (45,13%) de infeccioÂn por F. hepatica en R. rattus, con una carga de adultos de F. hepatica por rata de 3,04 (intervalo 1±12). AdemaÂs, la patologõÂa inducida por los trematodos, localizados en el conducto biliar principal, no redujo la longevidad de las ratas; las ratas infectadas por võÂa natural alojadas en el laboratorio sobrevivieron hasta 22 meses (Valero et al., datos ineÂditos, 1999). Los estudios experimentales han demostrado la viabilidad de F. hepatica aislada de ratas negras, tanto en lo que se refiere al desarrollo de la fase larvaria dentro del molusco (Mas-Coma et al., datos ineÂditos, 1999) como a la infeccioÂn ulterior de ratas negras con metacercarias (45). Por consiguiente, se concluyo que R. rattus puede desempenÄar un papel importante como reservorio y participar en la difusioÂn geograÂfica de la enfermedad (46). Moluscos hueÂsped intermedios El anaÂlisis de secuencias de ADNr nuclear y mitocondrial ha resultado uÂtil para determinar tanto la especie como la filogenia supraespecõÂfica de los limneidos (47±50). La importancia de esas teÂcnicas resulta evidente a la vista de los problemas de la determinacioÂn de la especie en los moluscos de la familia Lymnaeidae. AdemaÂs, especialmente la heÂlice E10±1 de la regioÂn variable V2 del gen de ARN ribosoÂmico 18S ha resultado uÂtil para distinguir entre especies de limneidos transmisores y no transmisores de paraÂsitos fascioÂlidos, asõ como para diferenciar las especies que transmiten F. hepatica y las que transmiten F. gigantica (47, 48, 51). Los estudios de secuencias de ADN y de isoenzimas demostraron no soÂlo que la especie europea Lymnaea truncatula aparece asimismo en AmeÂrica del Sur, sino tambieÂn que es la uÂnica especie de molusco que participa en la transmisioÂn de la fascioliasis en el altiplano boliviano (47, 48, 52). Se han obtenido varias sondas de ADN capaces de detectar F. hepatica en limneidos (47, 48, 53±56). Un ensayo de ese tipo detecta a los moluscos infectados inmediatamente despueÂs de la exposicioÂn a los miracidios y a lo largo de todo el periodo de desarrollo del paraÂsito (55), aunque auÂn no se han evaluado las posibles reacciones cruzadas con otras especies digeÂneas que se hospedan en la misma especie de molusco. Kaplan et al. comunicaron la obtencioÂn de una sonda sumamente sensible y especõÂfica para la deteccioÂn por radioisoÂtopos de moluscos infectados por F. hepatica, junto con un protocolo eficiente de extraccioÂn de ADN apropiado para el ensayo en gran escala de moluscos recogidos sobre el terreno (56). Una variante de esa teÂcnica que emplea quimioluminiscencia y es maÂs eficiente (sensibilidad, 100%; especificidad > 99%) detecta los moluscos infectados inmediatamente despueÂs de la penetracioÂn del miracidio y no presenta problemas de hibridacioÂn cruzada con el ADN de otras especies BoletõÂn de la OrganizacioÂn Mundial de la Salud RecopilacioÂn de artõÂculos No 1, 1999 EpidemiologõÂa de la fascioliasis humana: revisioÂn y propuesta de nueva clasificacioÂn digeÂneas que comparten con F. hepatica los mismos moluscos hospedantes y parecidas caracterõÂsticas enzooÂticas (57). Recientemente se comunico en Egipto el primer caso de transmisioÂn de una especie de Fasciola por un molusco no perteneciente a la familia Lymnaeidae (Biomphalaria alexandrina, Planorbidae) (58). AuÂn no se ha evaluado la importancia de este descubrimiento en lo que atanÄe a la transmisioÂn de la fascioliasis. TransmisioÂn Estudios recientes han demostrado que los seres humanos desempenÄan un papel importante en la transmisioÂn de trematodos del hõÂgado, al menos en zonas de hiperendemicidad para el ser humano como el altiplano boliviano. Para ello concurren todas las caracterõÂsticas necesarias (24, 25, 59): las prevalencias humanas son suficientes y se mantienen a lo largo del tiempo; la expulsioÂn de huevos por el ser humano es lo suficientemente alta, y los huevos de paraÂsitos expulsados con las heces humanas han demostrado ser viables. Por primera vez, se ha demostrado que los seres humanos participan en la transmisioÂn de la enfermedad en aquellos lugares donde se practica la defecacioÂn al aire libre (Bargues et al., datos ineÂditos, 1999). EcologõÂa Los estudios sobre el terreno y en el laboratorio han demostrado que la fascioliasis tiene una gran capacidad de propagacioÂn, que guarda relacioÂn con la capacidad de ampliacioÂn de nichos ecoloÂgicos de los limneidos hueÂspedes y con la considerable capacidad de colonizacioÂn y adaptacioÂn del paraÂsito. En CoÂrcega pueden distinguirse (61, 62) muchos tipos diferentes de haÂbitats ocupados por la uÂnica especie de molusco transmisora (60). Varios haÂbitats atõÂpicos representan una ampliacioÂn de nichos ecoloÂgicos que guarda relacioÂn con la extraordinaria distribucioÂn de la enfermedad en la isla (63, 64). TambieÂn cabe mencionar la presencia de la fascioliasis a gran altitud (3500±4200 metros) en distintas regiones andinas. Las maÂs altas cifras de prevalencia y de contenido de huevos en el ser humano aparecen precisamente en esas zonas de gran altitud de Bolivia y el Peru (23±27, 30). Esto significa no soÂlo que el molusco y el paraÂsito han sido capaces de colonizar con eÂxito condiciones extremas de gran altitud sino tambieÂn que han sabido poner en praÂctica distintas estrategias de adaptacioÂn que permiten tasas maÂs elevadas de transmisioÂn del paraÂsito (65). ContaminacioÂn humana Estudios recientes han demostrado que en la infeccioÂn humana pueden intervenir muchas especies vegetales de agua dulce distintas del berro, seguÂn las zonas geograÂficas y los haÂbitos alimentarios humanos en las zonas afectadas: en Francia, Taraxacum dens leonis (hojas de diente de leoÂn), Valerianella olitora (hierba del canoÂnigo) y Mentha viridis (menta) (4); en la BoletõÂn de la OrganizacioÂn Mundial de la Salud RecopilacioÂn de artõÂculos No 1, 1999 RepuÂblica IslaÂmica del IraÂn, otras frondosas verdes, Nasturtium spp. y Mentha spp. (8); y en el altiplano boliviano, Juncus andicola (Juncaceae), Juncus ebracteatus (Juncaceae), Mimulus glabratus (Scrophulariaceae), Nostoc sp. (Cianofitas), entre otras (24, 27, 30). El agua ha sido citada como la fuente de infeccioÂn humana, ya sea directamente por la bebida o indirectamente por la contaminacioÂn de hortalizas o utensilios de cocina (3, 5). Recientemente se han comunicado casos de infeccioÂn por ingestioÂn de ensaladas contaminadas con agua de riego portadora de metacercarias (13). En Bolivia, el 13% de las metacercarias obtenidas experimentalmente siempre se encuentran flotando (66); esto puede guardar relacioÂn con muchos de los casos de contaminacioÂn de seres humanos en la zona, donde no existen instalaciones apropiadas de eliminacioÂn de desechos o de aguas residuales. Esto concuerda con lo que ya se sabõÂa acerca de la infeccioÂn humana en las AmeÂricas en zonas donde la poblacioÂn no tiene antecedentes de consumo de berros (9). Resultados experimentales obtenidos recientemente sugieren que los seres humanos que consumen alimentos crudos preparados a partir de hõÂgado fresco infectado por trematodos inmaduros podrõÂan verse afectados por la fascioliasis (67). Propuesta de nueva clasificacioÂn epidemioloÂgica Es evidente que hoy dõÂa tenemos un concepto epidemioloÂgico distinto de la fascioliasis humana, pues eÂsta es endeÂmica en varias zonas del mundo, y que la enfermedad tiene una considerable capacidad de propagacioÂn geograÂfica debido a la gran adaptabilidad del paraÂsito y al importante poder de colonizacioÂn del limneido vector. La fascioliasis humana ya no puede considerarse simplemente como una enfermedad zoonoÂtica secundaria, sino como una importante enfermedad parasitaria del ser humano (11). Todos estos datos destacan la necesidad de revisar los conocimientos actuales sobre la epidemiologõÂa de la fascioliasis humana en las zonas en las que aparece F. hepatica. A continuacioÂn presentamos una propuesta de nueva clasificacioÂn epidemioloÂgica de la fascioliasis humana. . Casos importados. Casos humanos diagnosticados en una zona sin F. hepatica (ni siquiera entre los animales), pero infectados en una zona de transmisioÂn de F. hepatica (68, 69). . Casos autoÂctonos, aislados, no constantes. Personas que han contraõÂdo la infeccioÂn en la zona en la que viven, cuando en eÂsta tambieÂn existe fascioliasis animal. Esos casos humanos aparecen esporaÂdicamente, sin constancia alguna (70). . EndeÂmica. Pueden distinguirse tres tipos de situaciones de endemicidad seguÂn la prevalencia en la poblacioÂn total obtenida por diagnoÂstico coproloÂgico (la prevalencia estimada a partir de pruebas seroloÂgicas puede ser algo maÂs alta): 73 InvestigacioÂn . ± hipoendeÂmica: prevalencia < 1%; media aritmeÂtica de la intensidad < 50 hpg; altos niveles de hpg soÂlo en casos esporaÂdicos; la intervencioÂn humana en la transmisioÂn mediante la expulsioÂn de huevos quiza no ha recibido la debida atencioÂn; el saneamiento suele incluir letrinas y sistemas de eliminacioÂn de desechos o aguas residuales; la defecacioÂn al aire libre no se practica comuÂnmente (14±16, 71); ± mesoendeÂmica: prevalencia 1%±10%; los ninÄos de 5 a 15 anÄos de edad pueden presentar prevalencias maÂs altas (holoendemicidad); la media aritmeÂtica de la intensidad en comunidades humanas suele ser de 50±300 hpg; los niveles individuales de hpg pueden ser altos, aunque las intensidades superiores a 1000 hpg son raras; los sujetos humanos pueden intervenir en la transmisioÂn mediante la expulsioÂn de huevos; el saneamiento puede incluir o no letrinas e instalaciones de eliminacioÂn de desechos o aguas residuales; y puede haber casos de defecacioÂn al aire libre (17, 19); ± hiperendeÂmica: prevalencia > 10%; los ninÄos de 5 a 15 anÄos suelen presentar prevalencias maÂs altas (holoendemicidad); la media aritmeÂtica de la intensidad en comunidades humanas suele ser > 300 hpg; se encuentran casos de niveles de hpg muy altos, siendo relativamente frecuentes las intensidades > 1000 hpg; los casos humanos intervienen de modo significativo en la transmisioÂn mediante la expulsioÂn de huevos; el saneamiento no incluye el uso de letrinas y de instalaciones apropiadas de eliminacioÂn de desechos o aguas residuales; la defecacioÂn indiscriminada es una praÂctica comuÂn (20, 22± 26). EpideÂmica: hay distintos tipos de brotes seguÂn la situacioÂn de endemicidad de la zona: ± epidemias en zonas donde la fascioliasis es endeÂmica en animales pero no en seres humanos: los brotes aparecen en zonas donde las notificaciones anteriores de casos humanos siempre han sido aisladas y esporaÂdicas; esos brotes suelen afectar a muy pocos individuos, que resultan infectados a partir de la misma fuente de contaminacioÂn (familia o pequenÄo grupo; berros u otras hortalizas silvestres, de cultivo domeÂstico o comercializadas, portadoras de metacercarias) (72±74); y ± epidemias en zonas endeÂmicas humanas: brotes en zonas donde la enfermedad es endeÂmica en el ser humano; puede estar afectado un nuÂmero mucho mayor de individuos; por lo general guarda relacioÂn con condiciones climaÂticas favorables tanto para el paraÂsito como para el molusco; las epidemias pueden producirse en zonas hipoendeÂmicas (75±78), mesoendeÂmicas (79) o hiperendeÂmicas (27). Esta clasificacioÂn podrõÂa ser un valioso instrumento para la evaluacioÂn global de la importancia de la fascioliasis humana. TambieÂn se necesita una clasificacioÂn de este tipo por el hecho de que, tras el reciente registro del triclabendazol para uso humano contra la fascioliasis (80), hoy contamos con nuevas oportunidades para combatir el paraÂsito que la causa. n Nota de agradecimiento El presente examen se basa en los resultados de estudios efectuados principalmente en CoÂrcega y Bolivia. Los estudios en CoÂrcega recibieron apoyo de la OMS (Proyecto PDP No B2/181/125), el Ministerio de EducacioÂn y Ciencia de EspanÄa (Proyecto DGICYT PB87-0623), Acciones Integradas FrancoespanÄolas 68/240 (AÂrea 4), 91/89 y HF-121/90, y por ayuda financiera al VI Acuerdo Interuniversitario Valencia-ParõÂs. Los estudios realizados en Bolivia recibieron apoyo del Programa de STD de la ComisioÂn de las Comunidades Europeas (DG XII: Ciencia, Investigacio n y Desarrollo (Contrato No TS3-CT94-0294)), el Programa de CooperacioÂn CientõÂfica con LatinoameÂrica del Instituto de CooperacioÂn Iberoamericana de la Agencia EspanÄola de CooperacioÂn Internacional (I.C.I.-A.E.C.I.) y el Ministerio de EducacioÂn y Ciencia de EspanÄa (Proyecto DGICYT No UE96-0001). Referencias 1. Malek, E. A. Snail-transmitted parasitic diseases, Vols 1 y 2. Boca Raton, FL, CRC Press, 1980: 1±334 y 1±324. 2. Boray, J. C. Fascioliasis. En: Hillyer GV, Hopla CE, eds. Handbook series in zoonoses, section C. Parasitic zoonoses, vol. 3. Boca Raton, FL, CRC Press, 1982: 71±88. 3. Chen, M. G., Mott, K. E. Progress in assessment of morbidity due to Fasciola hepatica infection: a review of recent literature. Tropical diseases bulletin, 1990, 87: R1±R38. 4. Esteban, J. G., Bargues, M. D., Mas-Coma, S. 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