Muerte de Tideo

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Muerte de Tideo
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MDERTE DE TIDEO
Los argivos quedan estupefactos ante la desapari
cidn de Anfiarao. Varios de ellos, testigos presenciales
del heclio, acuden a Adrasto con la noticia. El primero de ellos eà Palemdn, que considera necesaria la retirada
ante este presagio completamente desfavorable en su opinion. Adrasto, que en im principio duda de las palabras
de Palemón, se convence de su veracidad cuando otros gue
rreros, como Mopso y Actor, se las confimam. ^or ello los argivos, sin oir el ruido de las teompetas que llaman a la guerra, retroceden en desorden.
Pero su marcha la liace más lenta el cansancio, Las rodillas les fallan y los caballos no qiiieren obedecer las órdenes de sus conductores. Como si presintieran
el peligro, no quieren precipitar su marcha ni apartar los ojos de la tierra (153-158):
sponte agmina retro
non exspectato reuocantm more tubarum
praecipitant: sed torpet iter, falluntque ruentes
genua uiros; ipsique -putes sensisse- repugnant
comipedes n\illoque truces hortamine parent,
nec celerare gradum nec toliere lumina terra.
Los tebanos atacan con más ardor. Pero Véspero
hace su aparición anunciando los caballos de la luna y -
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la llegada de la noche concede un ligero descanso a los
guerreros, aunque durante ella sentirán a m e n t a r el temor (159-161):
fortius incursant Tyrii, sed Vesper opacus
lianares iam ducit equos; data fcedere patuo
maestà uiris requies et nox auctura timores.
Durante esa primera noche que sigue al combate,
los argivos se lamentan de la pérdida de su sacerdote y,
sobre todo, de que ellos ya no tienen a nadie que les in
dique lo que deben y no deben hacer, cuál es la voluntad
de los dioses, qué momento es propicio al combate y cual
a la paz. Tampoco sabrán, dicen, lo que les descubrirá él porvenir, qué les anunciarán los pájaros (17?-l8l):
qvds mihi sidéreos lapsus mentemque sinistri
fulguris, aut caesis saliat quod numen in extis,
quando iter, unde morae, quae saeuis utilis armis,
quae pacem magis hora uelit? quis iam omne futurum
proferet, aut cum quo uolucres mea fata loquentur?
Más adelante los argivos expresan su segiu^idad
de que Apolo, en señal de luto por la desaparición de su
sacerdote, que será para el delio una desgracia siempre
reciente y un dolor eterno, hará callar sus orác\ilOB. Esta seguridad de los argivos está expresada en los versos
195-202 que incluimos en el capítxilo III al comparar este silencio de los oráculos de Febo por la muerte de An-
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fiarao con el que se a n m c i a a causa del suicidio de
Meón,
Los argivos están convencidos de que un día los
pueblos honrarán a Anfiarao en m
temp lo al que también
acudirán para conocer el destino, y en el que un sacerdo
te, consagrado a su culto, dará sus respuestas (206-207):
iamque erit ille dies, quo te quoque conscia fatis
templa colant reddatque tuus responsa sacerdos,"
De la divinización de Anfiarao nos habla Ap olod£
ro en III, 6, 8:
καΐ άθίνατον ahxbv έποίησεν
y Pausanias nos dice que fueron los habitantes de Oropo
los primeros qn considerar dios a Anfiarao y, tras ellos,
todos los griegos (I, 34, 2 ) :
θεον òt Άμφκίραον πρώτοις Ώρωπίοις κατέστη νομίζειν, ϊίατερον òt καΐ οί πάντες "Ελληνες ηγενται.
Los lamentos por su desaparición son los liltimos
honores que los argivos rinden a Anfiarao, como si lo hi
cieran ante un pira cuyas llamas recibieran el cadáver del adivino o en un lugar bajo cuya tierra lo hubiesen enterrado. En ese momento, sus conmovidos corazones consideran odiosa la guerra (208-211):
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talla fatidico peragrmt sollemnia regi,
ceu flammas ao dona rogo tristesque rependant
exsequias mollique animam tellure reponant,
fracta dehinc cunctis auersaque pectora bello
En oposición a la tristeza que domina a los argivos, en Tebas reina un gran optimismo. Todos se dedican
a alegres juegos dentro y fuera de sios casas, e incluso
los guardianes abandonan su vigilancia.
También Edipo participa de esta alegría general.
Abandona su retiro voluntario en el interior del palacio,
donde se había ocultado de todas las miradas, y se sienta entre la muchedumbre. Ha limpiado su rostro de la saja
gre producida por sus manos al arrancarse los ojos y ha
puesto en orden su cabellera. Con amabilidad escucha y responde a sus conciudadanos, él que solo dirigía súplicas a Plutén y a las Furias y que tan sólo algunas veces
hablaba con Antígona (240-249):
Tune primum ad coetus sociaeque ad foedera mensae
semper inaspectum diraque in sede latentem
Oedipoden exisse ferunt uiiltuque sereno
canitiem nigram squalore et sordida fusis
ora comis laxasse manu sociumque benignos
adfatus et abacta prius s o l a d a passum,
quin hausisse dapes insiccatumque cruorem
deiecisse genis, cunctos auditque refertque,
qui Ditem et Furias tantum et si quando regentem
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Antigonen maestis solitiis pulsare querellis.
Nadie puede comprender que la auténtica causa de
la salida de Edipo no es la alegría que le proporciona la victoria. Tan sdlo le agrada la guerra en sí y, aunque
anima y felicita a Et^ocles, no desea que haya vencido.
Quiere, sobre todo, avivar el ardor de los primeros combates y sembrar las semillas de los crímenes que ha desea
do secretamente, A todo esto se debe su presencia en los
festines y la alegría que muestra su semblante (250-254):
causa latet, non huno Tyrii fors prospera belli,
tantum bella iuaant; natum hortaturque probatque,
neo uicisse uelit; sed primos commimxB enses
et soeleris tacito rimatur semina uoto.
inde epulae dulces ignotaque gaudia uultu.
Al amanecer del siguiente día, los argivos desi¿
nan un nuevo sacerdote, sucesor de Anfiarao. La elección
recae en Tiodamante, hijo de Melampo, el único de los ar
givos a quien el desaparecido adivino había iniciado en
los secretos de su arte (275-282):
concilim rex triste uocat, qiiaertintque gementes,
quis tripoàas succesor agat, quo prouida laurus
transeat atque orbum uittae decxis. haud mora, cunoti
insignem fama sanctoque Melampode cretum
Thiodamanta uolunt, quicumque ipse arcana deorum
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partir! et uisas uni sociare solebat
Amphiaraus aues, tantaeque haud inuidus artis
gaudebat dici similem iuxtaque seoundum,
Como ocurriera durante la noche anterior, también en este segundo día de guerra el estado de ánimo de
cada ejército es completamente diferente. Mientras los tebanos, inflamados por Tisífone y Belona, se precipitan
en gran tumulto hacia todas las puertas y obstruyen las
siete"^, los argivos marchan con lento paso tras su nuevo
sacerdote, q.ue todavía no ha ganado su confianza.
Tan pronto empiezan los combates, la Muerte se enseñorea del cielo y escoge a los guerreros que reclama
rá. No son los más oscuros sino açLuellos que, dignos de
la vida, brillan por su juventud y valor (377--381):
Mors frultur cáelo bellatoremque uolando
campiam operit nigroque uiros iniíitat hiatu,
nil uulgare legens, sed quae dignissima ulta
fuñera, praecipuos annis animisque cruento
ungue notât.
La primera fase del combate ofrece un espectácu
lo bello a la vista. Se lucha cuerpo a cuerpo, escudo con
tra escudo, espada contra espada; el pie oprime el pie y
la lanza golpea la lanza contraria. Los combatientes mez1 , - Ya Wilamowitz en Pie sieben Thore Thebens, "Hermes",
1891, pp. 191 S S . , hizo observar que las siete puertas son una invención de la Tebaida cíclica, imitada
por todos los autores posteriores. En realidad sdlo
había tres.
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clan sus alientos entrecortados, los penachos se confun
den. Todavía se mantienen las armaduras y los guerreros
en sus respectivos lugares (398-405):
iam clipexís elipsis, umbone repellitur umbo,
ense minax ensis,pede pes et cuspide cuspis:
sic obnixa acies; pariter suspiria fumant,
admotaeque nitent aliena in casside cristas,
pulcher adhuc belli uulttis: stant uertice coni,
plena armenta uiris, nulle sine praeside currus,
arma loco, splendent clipei pharetraeque decorae
cingulaque et nondum deforme cruoribus aurum.
Pero en seguida hacen su aparición l a Rabia y e l
Valor y ya no se lucha cuerpo a cuerpo, sino que se usan
armas arrojadizas.
Un guerrero de caSa bando destaca sobre sus alia
dos. Son, por el lado tebano, Hemdn y Tideo en el argivo.
Palas favorece al calidonio. Hércules al tebano (456-459):
Ingentes Fortuna tiiros inlustrat utrimque
sanguine in aduerso: Dañaos CadmeiíAS Haemon
stemit agitque, furens sequitur Tyxiaa agmina Tydeus;
Pallas huic praesens, illum Tirynthius implet.
Sobre la protección de Atenea a Tideo hemos hablado al mencionar los pasajes de Iliada IV, 390, V, 808 y
X, 285 correspondientes a la emboscada tendida a Tideo,
También Estacio nos habla de ella en el libro II, como ya
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hemos visto.
Ambos guerreros, Hemón y Tideo, caiisan estragos
en los ejércitos enemigos y hubieran sido mucho mayores
las bajas ocasionadas por Hemón en el ejército argivo,
ya que Hércules dirigía su brazo, si Atenea no hubiera
empujado contra él al tetrible Tideo (497-500):
Sterneret aduersos etiamnvmi Ismenius Haemon
Inachidas -nam tela regit uiresque ministrat
Amphitryoniades- saeuum sed Tydea contra
Pallas agit.
Antes de que se ataquen, en el Olimpo dice Hércu
les a Atenea que, a pesar de estar en bandos contrarios
en esta guerra, pues él defiende la ciudad en que nacié
y, sobre todo, a Hemén, jamás se enfrentará a Palas, que
le ayudé a realizar brillantemente sus trabajos y regresar al cielo,
Hemén siente que Hércules le ha abandonado. Sus
dardos ya no tienen la fuerza y precision anteriores. Sus fuerzas y valor le abandonan cada vez más, Tideo
-
percibe esta disminuoién de fuerzas y le lanza un dardo,
que tan sdlo él puede lanzar, a la garganta, en el 1-ugar
en que el extremo del escudo toca el borde del casco (519525):
Sensit abesse d e m , leuius Cadmeius Haemon
tela rotat nulloque manum cognoscit in ictu,
tune magis atque magis uires animusque recedunt,
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nec pudor ire retro; cedentem Achel oius lieros
impetit, et librane uni sibi missile tel um
direxit iactus, summae qua margine parmae
ima sedet gal ea et iuguli ul tal ia l ucent,
Tideo se dispone a asestar el golpe definitivo y
matar a Hemdn con la lanza, arma en cuyo manejo se desta
ca (526):
nec frustrata manus, mortemque inuenerat hasta
La habilidad de Tideo con la lanza la indica Ho­
mero en Ilíada ΣΙΥ, 124­125:
κέΚαστο 6è ηάντας * Αχαιούς
y en Eurípides Penicias 139-140, aunque la atribuye a to
dos loseíolios:
Σακεσφ^ροι γ&ρ πάντες ΑΧχωλοζ, τέκνον,
λόγχαις τ'άκόντιστηρες, εύστοχώτατοι.
Palas impide la acción de Tideo y obliga a la
-
lanza a herir tan sólo el hombro izquierdo de Hernán, Lo
hace apaciguada por las palabras de Hércules y le concede el faYor de la vida de Hemén, que no opone apenas resistencia; no tiene fuerzas para manteneree firme ni ade
lantarse a combatir, ni confianza en su corazón (527-531):
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sed prohibet paiilumque umeri libaré sinistri
praebuit et merito parcit Tritonia fratri.
ille tamen nec stare loco nec comminus ire
amplius aut uoltus audet perferre cruenti
Tydeos; aegra animo uis ac fiducia cessit:
El encuentro entre Hernán y Tideo está prefigura
do en el libro VI
cuando se nos describe el desarrollo
de la prueba de lucha entre Tideo y Agileo. Semejanzas
entre los oponentes de Tideo las encontramos, en primer
lugar, en su estrecha relación con Hércules: Agileo es
hijo suyo y a Hemén lo protege con especial interés, Y
otra es que al igual que Agileo se da cuenta en un momen
to dado de que está derrotado, Hemén pierde también completamente sus fuerzas y lo percibe.
Como ocurriese con Anfiarao, que antes de morir
adquirid importante gloria abatiendo a miiltiples enemigos,
en esta ocasidn es Tideo el que destaca sobre sus campañeros, Aimque Partenopeo, Hipomedonte y Capaneo causan estragos con sus flechas, caballos y venablos respectivamente, es Tideo el que hace huir y temblar con su presencia a sus enemigos. La razdn es que está disfrutando
los últimos momentos de su vida (659-663):
eminet Oenides, quamuis et harundine certa
Parthenopaeus agat, morientumque ora furenti
Hippomedon proculcet equo, Capaneaque piniAS
iam procul Aoniis uolet agnoscenda cateruis:
1.- The games.,. pp, 437-438
471
Tydeos illa dies, illum fugiuntqmè trem\in.tq.ue
Tideo, mostrando la misma ira que le dominara en
la emboscada, increpa a los tebanos diciendo que este es
el momento de vengar aquella funesta noche y hacerle pagar en ésta todas aquellas muertes. Con ironía pregunta
si aquellos cincuenta guerreros no han dejado padres ni
hermanos para vengarles y, si es así, que se reúnan en
número igual y lo ataquen a la vez (663-669):
Tydeos illa dies, illim fugiuntque tremuntque
clamantem: "quo terga datis? licet ecce peremptos
ulcisci socios maestamque rependere noctem.
ille ego inexpletis soliis qui caedibus hausi
quinquaginta animas: totidem, totidem heia gregatim
ferte manus! nulline patres, nulline iacentum
unanimi fratres? quae tanta obliuio luctus?
Al tiempo que, con gran ironia, afirma qué poco
valerosos son los defensores de Tebas y, sobre todo, pre
gunta dénde está Eteocles, ve al rey (670-674):
quam pudet Inachias contentum abiisse Mycenas f
hiñe super Thebis? haec robora regis? ubi autem
egregi US dsx ille mihi?" simxil ordine laeuo
ipsum exhortantem cuneos capitisque superbi
insignem fulgore uidet;
Rápidamente Tideo corre hacia él y calificándolo
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como "el más jtisto de los hombres de Áonia", le pregunta
si van a enfrentar sus espadas en pleno día o prefiere esperar a la oscuridad de la noche; de nuevo vemos una cairísima alusión a la emboscada en estas palabras carga
das de sarcasmo (677-679):
Aoniae rex o iustissime gentis,
imus in arma palam tandemque ostendimus enses,
an noctem et sólitas placet exspectare tenebras?
Eteocles calla, pero su respuesta la lleva un dar
do que lanza contra Tideo, pero éste ya lo ha visto y lo
daaría al tiempo que agarra un venablo y lo lanza con yxn
vigor desconocido que hubiera puesto fin a l^uerra, si
Erinis, que reservaba a Eteocles para Polinices, no hubiera desviado la jabalina de Tideo, que alcanza al escu
dero Plegias (680-688):
ille nihil contra, sed stridula corn\is in hostem
it referens mandata ducis, quam prouidus heros
iamiam in fine uiae percussam obliquât, et ipse
telum ingens auide et quanto non ante lacerto
impulit: ibat atrox finem positiara duello
lancea, conuertere oculos utrimque fauentes
Sidonii Graique dei; crudelis Erinys
obstat et infando differt Eteoclea fratri:
cuspis in armigerum Phlegyan peccauit.
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Tideo se lanza contra Eteocles con su espada en
la mano. Los tebanos rodean a su rey protegiéndole (688691):
ibi ingens
pugna uirum, stricto nam saeuior inruit ense
Aetolus, retroqué datum Thebana tegebant
arma ducem,
Tideo, como hiciera con los guerreros que le emboscaron, desdeña esta muchedumbre, la ataca sin reparar
en su ni5mero y, con extraordinaria fuerza, arranca las cabezas de los troncos y las lanza al aire. Todo el campo se llena de cadáveres. La piel de jabalí se eriza en
sus hombros; su casco, cuya cimera ya no está rematada
por Marte (triste presagio que Tideo no advierte) está
completamente cubierto de sangre y
viiñfsx
negro torrente mez_
ola de sudor y sangre cubre su pecho. Palas le ayuda en
principio, pero cuando Tideo dirige la mirada en derredor
la ve cubrirse con el escudo los ojos. Estaba dispuesta
a ablandar con sus plegarias a Júpiter (700-715):
et iam corporibus sese spoliisque cadentum
clauserat; imum acies circum consumit;ar, unum
omnia tela uouent: summis haec ossibus haerent,
pars frustrata cadunt, partem Tritonia uellit,
multa rigent clipeop densis iam consitus hastis
ferratum quatit umbo nemus, tergoque fatiscit
atque iMeris gentilis aper; nusquam ardua coni
474
gloria, quique apicem toruae Gradiuus habebat
cassidis, haud laetum domino ririt omen: inusta
temporibus nuda aera sedent, circiimque sonori
uertice percusso uoluuntur in arma molares,
iam cruor in galea, iam saucia proluit ater
pectora permixtus sudore et sanguine terrene,
respicit hortantes socios et Pallada fidam,
longius opposita celantem lumina parma:
ibat enim magnum lacrimis inflectere patrem.
Justificada está la actitud de Minerva que no qui_e
re ver lo que octurrirá inmediatamente: una jabalina, que
nadie sabe quién ha lanzado, atraviesa el aire llevando
consigo la celera y la fortuna del combate (716-717):
Ecce secat zephyros ingentem fraxinus iram
fortunamque ferens, teli non eminet auctor.
Melanipo, hijo de Àstaco, autor del disparo, trata de pasar desapercibido entre la multitud, pero los
-
apàausos de los tebanos lo descubren. Tideo, inclinado,
había dejado al descubierto su costado, en donde le alcanza el disparo de Melanipo. Los gritos y aplaiasos de los tebanos se mezclan con las exclamaciones de dolor de
los argivos (718-723):
Ástacides Melanippus erat, nec prodidit ipse,
et uellet latmsse manum, sed gaudia turmae
monstrabant trepid-um; nam flexus in ilia Tydeus
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submissum latus et clipei laxauerat orbem,
clamorem Aonii miscent gemitumque Pelasgi,
obiectantque maniis indignantemque tuentur.
Tideo busca con los ojos a Melanipo y, con lo que
le queda de fuerza, Iç lanza un dardo que le presenta Hopleo (724-726):
ille per oppositos longe rimatus amarum
Astaciden, totis animas se cogit in ictum
relliqiiiis telmque iacit, quod proximus Hopleus
praebuerat,
Con el ardor que le caracteriza, Tideo quiere se
guir combatiendo y pide sus armas. Se resiste a la muerte. Sus amigos lo recogen, lo dejan al pie de una colina
en donde sus miembros desfallecidos descansan en dos escudos. Los argivos le aseguram, llorando, que muy pronto
podrá volver al combate. Pero Tideo sabe que está a punto
de morir y suplica a Hipomedonte, Partenopeo y Capaneo que alguno de ellos le traigan la cabeza de Melanipo, pues
está seguro que ha muerto, víctima del último disparo de
sus miembros (733-744):
sed et ipse recedere caelum
ingentesque ánimos extremo frigore labi
sensit, et innixus terrae "misèrescite" clamât,
"Inachidae: non ossa precor referantur ut Argos
476
Aetolumue larem; nec enim mihi cura supremi
funeris: odi artus fragilemque h\mc corporis usum,
desertorem animi, caput, o caput, o mihi si q_uis
adportet, Melanippe, tuum! nam uolueris arijis,
fido equidem, nec me uirtus suprema fefellit,
i, precor, Atrei si quid tibi sanguinis umquam,
Hippomedon, uade, o primis puer inclyte bellis
Arcas, et Argolicae Capaneu iam maxime turmae."
Capaneo es el primero en encontrar al hijo de As
taco respirando todavía. Lo carga sobre su espalda, que
se enrojece con la sangre de la herida, cada vez más abier
ta, de Melanipo (745-748);
sed primus abit primusque repertum
Astaciden medio Capaneus e puluere tollit
spirantem laeimque super cerulee reportât,
terga cruentatem concussi uulneris unda
Tideo ve con alegría y furor la moribunda cara de
su enemigo, en el que se reconoce. Ordena que le corten
la cabeza y se la lleven. Así lo hacen y Tideo contempla
con vaia, alegría feroz los ojos que la muerte aún no ha in
movilizado.
Se contentaba con sostener la cabeza de Melanipo,
pero Tisífone le exige más; le ins|)ira un acto de canibalismo que, como dice P, Venini"^ tiene su fmdamento en la
1.- Furor e p s i c o l o g i a . . p . 210
477
feroz alegría con la q.ue Tideo contempla la cabeza de Me
lanipo, Tideo roe el cerebro de su enemigo impidiendo así
a Atenea ( que iba a solicitar la inmortalidad para él a
Júpiter) llevar a cabo su propósito, horrorizada por este
hecho (757-766):
infelix contentus erat: plus exigit ultrix
Tisiphone; iamque inflexo Tritonia patre
uenerat et misero decus immortale ferebat,
atque illum effracti perfusum tabe cerebri
aspicit et uiuo scelerantem sanguine faucesneo comités auferre ualent-: steti* aspera Gorgon
crinibus emissis rectiqui ante ora cerastae
uelauere deam; fuglt auersata iacentem,
nec prius astra subit, quam mystica lampas et insons
Elisos multa pujjgauit lumina lympha.
De la muerte de Tideo nos habitan varias fuentes.
Herddoto en Hist. Y, 67 afirma que Melanipo era e l más encarnizado enemigo de Adrasto, ya que mató a su hermano
Mecisteo y a Tideo, yerno del rey argivo:
W S ex-^LOTov lóvxa * A 6 p T i 0 T y ,
6^ T<5V T E ct6eX9e<5v oí
MTiHt0T¿a ¿TieHTÓvee -naC T Ò V yanppòv Tvòéa
Como vemos, nada nos dice Adrasto del acto de ca
nibalismo de Tideo, al que sí alude, en cambio, Eizrípides
en su Meieagro fr. 537 N.:
478
είς (5;νδροβρΠ)τας ήόον&ς άφίξεται,
Κάρηνα τιυρσαΓς γένυσΙ Μελανίππου σπάσας
versos que citan los escolios a PÍndaro Nemeas X, 12:
ΤυδεΙ)ς
άπεγεΰσατο xSív Μελανιππειων κρεων, ώς καΐ
Ευριπίδης έν τψ Μελείγρφ φησιν "είς-στιΛσας".
Perecidos (fr. 51 Müller I, 85, cf. Escolios a
Homero V, 126) da la misma versión que más tarde recoge­
rá Estacio. Todo es exactamente igual : Tideo es herido
por Melanipo, se enfurece y solicita l a xjabeza de su.eñe
migo; se la conceden y roe el cráneo, con lo que Atenea
no l o inmortalizará. Hay una divergencia: Estacio dice ­
que es Capaneo el q\xr llzva el cuerpo de Melanipo y no ­
da el nombre del que corta la cabeza, aunque podría ser
el mismo Capaneo, En Perecidos y todas las fuentes que ­
nos hablan de este hecho, es Anfiarao el que l e ofrece ­
la cabeza de Melanipo a Tideo quien, por tanto, muere an
tes que el adivino. Veamos el testimonio de Perecides:
ΦασΙν έν τφ Θηβα1*κφ τιολέμψ Τυδέα τρωθέντα ύπδ Μ ε λανίππου του *λσταηου σφόδρα άγανακτησαι, *Αμφι,3?ρεων
6fc φονεύσαντα αύτδν δούναι τί)ν κεφαλί)ν Τυδει. Τδν 6t
δϊκην θηρδς άναπτύξαντα ροφειν τδν έγκέφαλον. Κατ* εκείνο δ& καιρού παρειναι Άθηναν, άθανασίαν αύτφ
έξ ουρανού φέρουσαν, καΐ δι<£ τδ μύσος άπεστράφθαι,
τδν 6t θεασίμενον, παρακαλέσαι, καν τφ παιδί αύτου
χαρίσάσθαι τήν άθανασίαν. Ιστορεί Φερεκύδης.
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A Tideo lo menciona Licofrdn, como lo hiciera Eurípides, con el epíteto κρατοβρώς
al pablar de Diom_e
des, el hijo del devorador de cráneos, en Alejandra 1,066:
τοΐ5 κρατοβρωτος ηαιδός άτρίστου κάπρου
Tzetzes en su comentario a este verso nos da pri
mero un texto muy corto, que se limita a decir que en la
guerra de Tebas Tideo había comido la cabeza de Melanipo:
έπει,δίι έν τφ ΗηβαΙ'κφ πολέμφ λέγεται ο Τυδεί^ς τί)ν
κεφαλ?)ν του Μελ(£νιππου κατεδηδοκέναι
pero unas líneas más adelante es más explícito y nos explica toda la historia tal como Perecidos y muy similar
a Estacio, con la salvedad de que es también Anfiarao el
que entrega la cabeza a Tideo:
·.,<, έν τφ θηβαϊκφ πολέμφ οδτος 6 ΤυδεΙ>ς ύπδ Μελα ν ίπ­
που του Άστακοΰ παιδδς έτρώθη, ύφ'ής πληγής ύστερον
άπέθανεν, ετι δί: ςωντός του Τυδέος Αμφιάραος ο μάντις άνΐ3ρηκδ)ς τδν Μελίίνιππον ί^νεγκε τήν κεφαλήν αύτοΰ
τφ Τυδεΐ καΐ δς καιρίως δακνόμενος ύπδ της πληγής διασχίσας εκείνου τήν κεφαλί)ν άπερρίφησε τδν έγκέφαλον. Οθεν, ώς λίγουσιν, έμίσησεν αύτδν ή 'Αθηνα· φέ
ρούσα γ&ρ άθανασίαν άπεστράφη Εδουσα τδ έγγενονός
480
Ápolodoro en I, 8, 5 nos dice que Tideo, que luchd
con Adraste contra Tebas, muriá herido por Melanipo, sin
mencionar su canibalismo:
Tvóebs H^v of5v ínl
ad\ievoQ,
efjpac \ie'tt
'Abpdanov
axQaxev-
vtib MeXavÍTiitou Tpwdelg ání'&avev
Pero en III, 6, 8 nos da una versión mucho más amplia:
Melanipo hiri<5 a Tideo en el vientre, al que Atenea iba
a dar la droga que le haría inmortal, tras habérselo suplicado a Zeus, Pero Anfiarao, intérprete de los dioses,
conocié su intención y, como aborrecía a Tideo porque le
había obligado a participar en la expedición, cortó la
cabeza de Melanipo y se la entregó a Tideo, que la abrió
y sorbió el cerebro. Al ver esto. Atenea se negó a favorecerlo:
ί»ιελ{£νιππος 6έ ¿ λοιπδς των παίδων Τυδέα τιτρώσκει» ήμιμιθνητος δέ αίτου κειμένου, παρίι Δι'δς αίτησαμένη Άθηνα φείρμακον Ι)νεγκε. δι'οδ ποίειν'εμελλεν
άθίίνατον αυτόν. Αμφιάραος 6έ αίσθόμενος τοΰτο, μ ι ­
σών Τυδ^α, δτι παρ& τί}ν εκείνου γνώμην είς Β'^^ας επε_ι
σε χοΙ}ς Άργείους στρατεΰεσθαι, τήν Μελανίππου κεφαXt)v άποτεμίϋν εδωκεν αύτφ· (τιτρωσκόμενος δί: ΤυδεΙς εκ
τεινεν αΐτόν), ο 6t διελδ^ν, τδν έγκέφαλον έξερρόφησεν
αυτόν· ώς 5t είδεν Άθηνα, μυσαχθεισα, τί)ν εύεργεσίαν
ίηέαχε τε καΐ έφθόνησεν.
Εη Pausanias IX, 18, 1 encontramos corroborada
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la afirmación de q.ue Melanipo mató a Tideo y Anfiarao a
Melanipo. Pero no se dice nada de la criminal acción de
Tideo:
καΐ ήνίκα έπεστράτευσαν ot ΆργεΓοι, Τυόέα ο Μ ε λάννιπος ούτος καΐ άδελφίϋν των Αδράστου Μηκιστέα άπέκτεινε, κα(Γ οί κα(Γ αύτφ τί)ν τελευτΫ)ν ύπ5 *Αμφια~
ράου γενέσθαι λέγουσι»
Myth. gr. (Westermann) ρ. 374, 16 s. se reco­
ge la versión generaliáada desde Perecidos. No se da el
nombre del que mata a Melanipo:
ΤυδεΙίς 6t ύπδ Μελανίππου τρωθείς έδειτο των εταί­
ρων βοηθησαι τφ τεθνεώτι· κτείναντος δέ τίνος τδν Μελάννιπον καΐ κομίσαντος ετι ςωντι Τυδει τήν κεφαλιών,
6 μίν λαβ&ν'αυτήν τοις 6δουσιν έτιμψρειτο, τήν δ&
Άθηναν αύτφ φέρουσαν άθανασίαν τούτο έκώλυσέν έκδουναι
Εη la Antología Palatina bailamos el epíteto άνδροβρδ5τος
como en la tragedia Meleagro de Eurípides, al -
hablar de Diomedes, el hijo del devorador de hombres:
Ινίς τ*&νδροβρ2)τος.
En el libro VI veíamos que en la lucha entre Agileo y Tideo había reminiscencias al pasado, como la lucha
de Tideo y Polinices (1. I) y la emboscada de los cincuen
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ta guerreros en las afueras de Tebas. Creemos que, efectivamente, la prueba del libro VI no es más que un nexo
entre la auténtica prefiguracién de la muerte del calidonio y ésteu.
No creemos que sea en el libro VI donde haya que
buscar los antecedentes simbélicos de la muerte de Tideo,
sino en el libro II. Ni en el libro II ni en el VIII se
menciona la corta estatura de Tideo, ya que su uirtiis le
hace ser temible y poderoso para sus enemigos.
También en ambos pasajes Tideo ataca con furia
a sus enemigos sin tener en cuenta su elevado niSmero y,
fiado en su propio valor, no les teme sino que, antes bien, les provoca.
Y, quizá lo más importante, conforme lucha siente acrecentarse su valor y desea luchar cada vez más, Y
siente tina especié ..de codicia por la sangre que le va a
llevar a cometer su impía accién. En los dos pasajes Tideo es comparado a un leen. Así en II 675-581 es compara
do a un leen de Masilla que, tras haber bebido la sangre
de las ovejas hasta hartarse, nota como cede su ira y se
lame los labios:
ut leo, qui campis longe custode fugato
Massylas depastus oues, ubi sangxiine multo
Itixuriata fames ceruixque et tabe grauatae
consedere iubae, mediis in caedibus adstat
aeger, hians \iictusque cibis; neo iam ampliiis irae
crudeKcunt: tantum \iacuis ferit aera malis
molliaque electa delambit uellera lingua.
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En Vili 593-596 es comparado a im lean que, ya
saciado de matanzas, desprecia las víctimas débiles que
son dos novillas y desea dominar a m
toro:
innumeris ueluti leo forte polittis
caedibus imbellis uitulos mollesque iuuencas
transmittit: magno furor est in sanguine mergi,
nec nisi regnantis cerulee recumbere tauri,
Las situaciones son distintas, pero ambas presentan una mezcla de sangre y violencia, sobre todo la del
libro II, que anticipa la descripción de la enloquecida
furia que domina a Tideo cuando bebe la sangre y el cerebro de Melanipo,
Ya hemos visto cómo Estacio no sigue la versión
generalizada de que Anfiarao cortó la calseza de Melanipo,
Estacio ha trastocado el orden de las muertes de estos caudillos con un plan precpncebido. El cambio más importante es que los hermanos se batan después de que hayan
muerto todos los caudillos a excepción de Adrasto, cuando en las demás fuentes los caudillos mueren casi simultáneamente en "un segundo ataque que hicieron contra Tebas
inmediatamente después de la muerte fratricida. Hablaremos de ello en el capítulo X I .
El que haga desaparecer el primero de todos a An
fiarao puede deberse a una especie de respeto y simpatía
por el sacerdote de Apolo, que le induce a evitarle vivir
todas las jornadas del asedio. O bien presentar una nueva
prueba de la mala suerte que el destino depara a los argi^
vos, que se mantendrán en la incertidiMbre por la muerte
de su sacerdote y el silencio de los oráculos.
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