Estructura e ideología. Dos discusiones detrás de la

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Esquema ampliado del artículo:
Estructura e ideología. Dos discusiones detrás de la institución.
Presentada por:
Gerardo Romo Morales.
CUCEA-Universidad de Guadalajara 1 .
A partir de la propuesta inicial, el trabajo final tendrá cuatro secciones.
En la primera parte presentaré un análisis crítico de algunas de algunas de las
definiciones más conocidas de institución.
Al respecto, los avances son los siguientes:
La mayoría de las definiciones de instituciones, desde las que se construyen en el
neoinstitucionalismo más económico (North 1993), hasta las del psicoanálisis más ortodoxo
o vanguardista (Freud 1991; Enriquez 2002; Zizek 1999, 2001, 2004; Fernández 1994),
pasando por las de la sociología contemporánea (Giddens 1995; March y Olsen 1997,
2005), reconocen rasgos comunes: por una parte, el estar relacionadas con normas, reglas,
rutinas y en general elementos restrictivos para la conducta humana o sus pulsiones. Y por
la otra, estar referidas a asuntos profundamente enraizados en la vida de las sociedades en
dos sentidos: las instituciones refieren a formas de acción individual que son relevantes
para la sociedad por lo amplio de las prácticas que representan (en el sentido de la cantidad
1
Agradezco, para este trabajo, la colaboración como asistente de Karla Pavón.
de personas que se ven constreñidas por ellas), y por el largo espacio de tiempo en el que se
perciben como hegemónicas. 2
Analizaré lo anterior en algunas de las definiciones más relevantes, empezando por
la del neoinstitucionalista económico más citado en el mundo académico, Douglass North.
Para él, las instituciones son “las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, las
limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Por
consiguiente, estructuran incentivos en el intercambio humano, sea político, social o
económico.” El autor señala que éstas incluyen “todo tipo de limitación que los humanos
crean para dar forma a la interacción humana […]. La función principal de las instituciones
en la sociedad es reducir la incertidumbre estableciendo una estructura estable.” (North
1993: 13-16)
Revisaré desde la perspectiva sociológica (aparte de la de Giddens, al que dedico
una sección especial) las definiciones de March y Olsen (1997, 2005), y las que desde esta
perspectiva se incluyen en Powell y Dimaggio (1999).
De los autores noruegos, recuperaré la definición que supone a las instituciones
como “… a relatively enduring collection of rules and organized practices, embedded in
structures of meaning and resources that are relatively invariant in the face of turnover of
individuals and relatively resilient to the idiosyncratic preferences and expectations of
individuals and changing external circumstances (March y Olsen 2005: 4).
Desde la perspectiva psicoanalítica, más allá de las consideraciones al gran Otro
como institución simbólica (ver Zizek 1999: 131-134) y la referencia que se podría
interpretar como genealógica de las instituciones, contenidas en el apartado cinco de la
Una característica relativamente compartida, pero no por el total de las visiones institucionales consideradas para
este texto, sería aquella que supone que las instituciones reducen incertidumbres en la interacción (o interpasividad de los sujetos, Zizek 1999).
2
segunda parte de Tótem y Tabú de Freud (1991), revisaré definiciones del análisis
institucional que resultan más prácticas para este artículo, como las de de Lidia M.
Fernández, para quien una institución “… es en principio un objeto cultural que expresa
cierta cuota de poder social. Nos refiramos a las normas-valor que adquieren fuerza en la
organización social de un grupo o ala concreción de las normas-valor en establecimientos,
la institución expresa la posibilidad de lo grupal o colectivo para regular el comportamiento
individual.” (Fernández 1994: 17). La autora argentina agrega un poco más adelante que
éstas, “representan, por consiguiente a aquellos custodios del orden establecido que dan al
individuo la protección de una lógica con la cual organizar su mundo, de otro modo caótico
y amenazante.” (Fernández 1994: 36).
Otra de las voces que serán relevantes desde esta perspectiva del análisis
institucional, será la de Eugene Enriquez, que destaca de las instituciones el que éstas sean
las que “normalmente van a permitir vivir en un mundo que ya no sea un mundo de
relaciones de fuerza sino, por el contrario, un mundo donde haya reglas morales y valores.”
(Enriquez 2002: 44)
Sin duda que hay diferencias entre estas visiones construidas en campos que son tan
lejanos por momentos. Sin embargo, haré omisión de ellas e insistiré con las constantes de
acercamiento señaladas: las instituciones al incentivar un tipo de comportamientos son
restrictivas (positiva a negativamente); restringen prácticas que se consolidan cristalizadas
en formas organizativas que se estructuran con rasgos que le definen como tales, y sólo son
instituciones, cuando han cubierto, con su forma específica, periodos prolongados de
tiempo histórico.
En la segunda sección analizaré la definición de instituciones de Giddens, que elabora
considerando como elementos fundamentales los de Estructura y Estructuración.
Para el autor inglés, entender lo que son las instituciones supone partir de la definición de
lo que él llama principios estructurales: “las propiedades estructurales de raíz más
profunda, envueltas en la reproducción de totalidades societarias, (las) denomino principios
estructurales.” Y aquellas prácticas “que poseen la mayor extensión espacio-temporal en el
interior de esas totalidades se pueden denominar instituciones” (Giddens 1995:54). El autor
agrega, que éstas últimas son, por definición, “los rasgos más duraderos de una vida social”
(1995:60).
Cuando analice a este sociólogo británico, lo haré a partir de un texto básico, el de
La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración en su edición de 1995 3 . De
donde tomo la idea base que supone a las instituciones como actividades sociales que
permanecen con ciertos rasgos constantes, por largos periodos de tiempo.
Para una comprensión global de esta idea de instituciones, se debe considerar que
ésta está enmarcada en lo que el sociólogo británico ha llamado, “teoría de la
estructuración”, la cual está fundamentada en lo que denomina “principios estructurales”,
los cuales, son aspectos que tienen precisamente esta característica, en sociedades globales
o totalidades societarias, las cuales se desarrollan dentro de una temporalidad (contados por
la historia como sucesos durables en secuencia lineal) y un espacio definido que por fuerza
tiende a reorganizarse.
Con respecto a la relación entre normas e instituciones, Giddens, sin hacerlo de
manera explícita, marca una línea de separación conceptual con los neoinstitucionalistas
más económicamente ortodoxos. Para él, la relación entre los dos conceptos se establece de
3
Este será el texto básico, pero no el único. Trabajaré también, por ejemplo, con Giddens 1997.
la siguiente manera: el ser humano conciente y racional se desarrolla dentro de una
sociedad mediante ciertas prácticas rutinarias que son parte de su conocimiento cotidiano, y
su actuar está limitado por normas que acepta. Dichas normas, cuando son aplicadas a
actividades que perduran por un periodo de tiempo y espacio se convierten en instituciones.
Revisaré en la versión final de este texto, la relación que establece este autor con lo
que Max Weber llamó “modo de conducción de vida” y con el que relaciona su noción de
instituciones. Lo cual permitirá fortalecer un argumento que a partir nociones como
“mentalidad”, o “portadores históricos de formas de comprensión del mundo”, permitirá
luego ligar la discusión con la ideología en Zizek, y además, fortalecer una línea de
discusión con algunos neo-institucionalismos. En ese sentido, una línea argumental posible
se podrá consolidar a partir de la diferencia en la forma de comprender a la reglas. Giddens
considera a las reglas como técnicas o procedimientos generalizables que se aplican a la
escenificación de prácticas sociales. El papel de las instituciones es albergar a estas reglas
que ofrecen cierta solidez por estar basadas en actividades rutinarias. Lo esencial de la
teoría de la estructuración es la explicación de cómo las limitaciones individuales (normas)
pueden lograr el “estiramiento” de las relaciones sociales en el tiempo y el espacio.
En un tercer apartado relacionaré las discusiones anteriores con algunas concepciones
de Zizek, --la relación entre nombres y objetos, ideología, y la recuperación
innovadora del Otro lacaniano, por ejemplo—que me permitan argumentar una
postura fresca en relación con las instituciones.
Un primer elemento a recuperar del discurso Zizekiano, será su postura en la discusión
entre descriptivistas y antidescriptivistas, en torno a cómo los nombres se refieren a los
objetos. Resumiendo la discusión, se puede decir que para los primeros, “el vínculo es el
resultado del significado de un nombre, es decir, cada nombre, implica un cúmulo de rasgos
descriptivos y se refiere a aquellos objetos en el mundo real que exhiben esos rasgos.”
Mientras que para los segundos, “… el nombre se refiere al objeto por medio de lo que
ellos llaman `bautismo primigenio` en el que el nombre sigue refiriéndose a ese objeto aun
cuando todos los rasgos descriptivos del objeto en el momento de su bautismo, hayan
desaparecido” (Laclau, 2001:17).
Para este trabajo, a partir de compartir la postura de Zizek, analizaré cómo es que
los nombres de las instituciones remiten a los rasgos que éstas tenían en el momento de un
hipotético bautismo primigenio.
Las características que uno supone cuando habla de Universidad, por ejemplo, son
precisamente las que hacen posible que las organizaciones que encarnan a está, funcionen
como instituciones a pesar de que se difícil en casos concretos, ver estos reflejados en un
análisis fáctico.
Zizek es un antidescriptivista crítico. La falta que Zizek pretende remediar en esta
postura es la siguiente: “Lo que se pasa por alto, al menos en la versión estándar del
antidescriptivismo, es que [la] garantía de la identidad de un objeto en todas las situaciones
que la contradicen con hechos –a través de un cambio de todas sus características
descriptivas—es el efecto retroactivo de la nominación: es el nombre, el significante, el que
es el soporte de la identidad del objeto. Este “plus” en el objeto que sigue siendo el mismo
en todos los mundos posibles es “algo en él más que él”, es decir, es el objet petit a
lacaniano: lo buscamos en vano en la realidad positiva por que no tiene congruencia
positiva – porque es simplemente la objetivación de un vacío, de una discontinuidad abierta
en la realidad mediante el surgimiento del significante” (Zizek: 2001: 134-35).
Es esta condición relacionada con el nombre y el objeto, lo que permite ligar a las
instituciones con la ideología. Para ello, será necesario profundizar en la definición que de
ésta se propone. Dice Zizek: La ideología no es simplemente una “falsa conciencia”, una
representación ilusoria de la realidad, es más bien esta realidad a la que ya se ha de
concebir como “ideológica” –Ideológica es una realidad social cuya existencia implica el
no conocimiento de sus participantes en lo que se refiere a su esencia--, es decir, la
efectividad social, cuya misma reproducción implica que los individuos “no sepan lo que
están haciendo”.”Ideológica” no es la “falsa conciencia” de un ser (social) sino este ser en
la medida en que está soportado por la “falsa conciencia”. (2001: 46-47)
En la cuarta de las secciones, se harán las consideraciones que permitan ligar una
noción de instituciones construida a partir del análisis anterior, con la de
organizaciones, de tal manera que se establezca una distinción que aporte claridad a
las posteriores aportaciones.
Las ideas aquí, irán por el siguiente derrotero:
Partiendo de una definición sencilla de organización que la asume como una entidad
concreta creada deliberadamente para cumplir con fines específicos vitales para su
subsistencia (Aldo Schlemenson, 2007), que además, vistas en plural, constituyen
“entidades singulares que interactúan entre sí, dentro de un contexto que, por su textura
cambiante y errática, genera una incertidumbre que las desestabiliza” (Schlemenson, 2002),
analizaremos como parte de ese contexto que les es intrínseco, el papel de las instituciones
para poder diferenciarles.
Para ello, será vital asumir que, en sentido estricto, las normas, las reglas y las
rutinas sólo son instituciones cuando se expresan cristalizadas, o hechas cuerpo en acciones
organizadas (Crozier y Friedberg 1990) con un importante sentido de ceremonia o
ritualización (Meyer y Rowan 1999).
Desde esta perspectiva, cierto tipo de organizaciones como las Universidades, los
Hospitales, o las Empresas modernas, por ejemplo, serán una institución que legitima una
forma de relación entre personas, cuando represente una acción organizada constituida por
actitudes ritualizadas, llenas de mitos y ceremonias que le caractericen, y les hagan
diferentes de otras; cuando sea hegemónica entre las formas de relación organizadas
socialmente para generar los fines específicos que les definen entre amplísimos sectores de
la sociedad moderna, y lo ha sido así por un prolongado tiempo histórico. Es entonces, un
conjunto de normas, costumbres, reglas, y rituales particulares que cristalizan en lo que
identificamos como Universidad, Hospital, o Empresa moderna, nada más escuchar la
palabra.
De esa manera, las instituciones sólo lo son cuando están expresadas en formas que
son perceptibles como acciones organizadas (también lo son en dispositivos socialmente
construidos como el cuerpo, al respecto ver, Carballo y Crespo 2003; Pedraza 2003).
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