3. Platón

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Introducción a la Filosofía
3. Platón
UOM
Joaquín Valdivielso
Sócrates de Atenas
470-399 a. C.
«una vida sin examen no es digna
de ser vivida para un hombre»
«docta ignorancia»
«conócete a ti mismo».
basileía —basileus significa rey—
como monarquía recta que
degeneraba en tiranía; y a
aristocracia como oligarquía recta
que degenera en plutocracia.
El vulgo carece de arte política
thaumatsein, el asombro, la
desorientación
Aristocles de Egina, llamado Platón
(427-347 a.C.)
Familia aristocrática
Nacido en Egina, frente
a la costa de Atenas
Seguidor de la filosofía
de Elea
Repudiaba el
materialismo de
Demócrito
La muerte de Sócrates
399 a. C.
Sócrates, el maestro ágrafo
El círculo socrático:
Cármides y Critias, en el
gobierno del Pireo bajo el
régimen de los Treinta
Tiranos. Familiares directos
de Platón
Sócrates, acusado de
impiedad por los
demócratas
La muerte de Sócrates
Modelo de integridad moral para los siglos
posteriores, preferirá tomar la cicuta antes que
huir
El exilio de los socráticos
Tras la muerte de Sócrates, Platón se retiró a
Mégara con otros socráticos, como Euclides
Visitó Cirene, dónde estaba Aristipo
Visitó a los pitagóricos como Arquitas y
Timeo en el sur de Italia
Incluso quizás viajara a Egipto, ampliando
una formación eminentemente matemática.
O bien pasó directamente a Italia o pasó una
breve temporada en Atenas
Las excelencias en los primeros diálogos
platónicos
Las virtudes cardinales cívicas griegas
En general, la virtud, Critón, su enseñanza,
Protágoras, y la sabiduría/prudencia (sophía)
Valor (andreía), Laques
Templanza o moderación (sophrosýne), Cármides
Piedad (hosiótes), Eutifrón
Justicia (dikaiosýne), Trasímaco (República, I)
Amistad o estimación (philía), Lisis
Y el homenaje a Sócrates, Apología y
Los viajes a Siracusa, Sicilia
Primer viaje: 388 a. C.
Quedó impresionado por el joven Dión —«que
enloqueció mi alma de amor»—
Su cuñado, Dionisio el Viejo, era entonces «tirano» o
caudillo de Siracusa. Dionisio lograría la unificación de
las poleis helénicas de la Magna Grecia, contra los
cartagineses, conocido por su crueldad y su persecución
de los demócratas.
En siglos posteriores circuló incluso la historia de que
Dionisio el Viejo acabó vendiendo a Platón como esclavo
Platón volvería a Sicilia dos décadas después.
Academia
De vuelta a Atenas, fundó la Academia, en el barrio
ateniense del Dípilon, una especie de comunidad
formalmente religiosa —un thíasos— pero cuyo
ceremonial se centraba en reuniones o simposios
de tipo filosófico y conferencias enfocadas a la
formación en el conocimiento del «Bien».
Su método consistirá en llegar a establecer, a través
de una sucesión de preguntas y respuestas, el
campo semántico de la «justicia», el «amor», la
«técnica», etc., identificando diferencias en su uso,
y desplegando dicotomías que van llevando desde
lo más general a lo más singular
Diálogos de la etapa creativa
De transición:
Gorgias (retórica y justicia), Menón (virtud),
Crátilo (lenguaje), Hipias Mayor (belleza),
Hipias Menor, Eutidemo (erística sofística),
Menéxeno (parodia de la oración fúnebre)
De madurez:
Banquete (amor), Fedón (Sócrates y la
inmortalidad del alma), Fedro (amor, belleza
y alma), República (justicia)
Teoría del alma: La reminiscencia
el mito del carro alado
En Fedro, el alma es explicada a
través del mito como una biga o
carro alado, errante en el mundo de
las esencias inmortales, donde
tiene conocimiento directo de «las
cosas en sí», del «ser» o «lo que
es», de «lo que es
verdaderamente», como la belleza
en sí, la justicia, la prudencia, en
definitiva, lo bueno
Una vez mezclada con lo mortal
—el cuerpo—, el alma, inmortal y
motor de sí misma, deja de
«gobernar el universo» y se ase a
los entes imperfectos y diversos
que la rodean.
El alma tripartita
1.
2.
3.
La naturaleza conflictiva del alma —compuesta por
un conductor y dos caballos, «uno bello y bueno y de
padres iguales, el otro contrario y de padres
opuestos»— le lleva a desequilibrarse y caer en el
mundo de lo mortal y cambiante, lejos de la
perfección.
Las tres partes son:
razón, noûs —el auriga o conductor—;
la parte apetitiva, thymós —dedicada a satisfacer las
necesidades y rutinas de la vida—, el caballo bueno;
y la parte pasional, epithymíai —instintos
incontrolables y pasiones—, el caballo malo.
Las esencias, lo “en sí”
Las idéai, «ideas», «formas», «paradigmas» o
«figuras», serían pues realidades últimas,
existencias absolutas, «universales [que] tienen una
existencia permanente y sustancial, independiente
de nuestras mentes y de los objetos particulares
que reciben el mismo nombre que ellos», una ousía
o esencia, a «lo que una cosa es», «en sí», en un
sentido absoluto e ideal
«el ojo del alma», el noûs o facultad intelectual más
abstracta y pura, es la única forma de acceso no
mediado a la verdad
El mito de la caverna: República, Libro VII
Metafísica: el mito de la caverna (I)
"I. -Y a continuación -seguí- compara con la siguiente escena
el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de
ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de
cavernosa vivienda subterránea provista de una larga
entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda
la caverna y unos hombres que están en ella desde niños,
atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que
estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las
ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz
de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el
fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo
largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo
parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el
público, por encima de las cuales exhiben aquéllos sus
maravillas.
-Ya lo veo -dijo.
Metafísica: el mito de la caverna (I)
"-Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos
hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura
sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales
hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre
estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan
hablando y otros que estén callados.
-Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños pioneros!
-Iguales que nosotros -dije-, porque, en primer lugar ¿crees que
los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus
compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la
parte de la caverna que está frente a ellos?
-¡Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a
mantener inmóviles las cabezas?
-¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
-¿Qué otra cosa van a ver?
-Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que
creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar
ante ellos? Forzosamente.
Metafísica: el mito de la caverna (II)
-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente?
¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban,
creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que
veían pasar?
-No, ¡por Zeus! -dijo.
-Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real
ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
-Es enteramente forzoso -dijo.
-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus
cadenas y curados de su ignorancia y si, conforme a naturaleza ,
les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y
obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a
mirar a la luz y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por
causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos
cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera
alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora
cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a
objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera
mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus
preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que
estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería
más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
Metafísica: el mito de la caverna (II)
-Mucho más -dijo.
II. -Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que
le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos
objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos son
realmente más claros que los que le muestran?
-Así es -dijo.
-Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la
áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle
arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal
el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan
llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a
las que ahora llamamos verdaderas?
-No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
-Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las
cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las
sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros objetos
reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y
después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas
del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y
la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
-¿Cómo no?
Metafísica: el mito de la caverna (III)
-Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes
reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el
propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo
que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
-Necesariamente -dijo.
-Y, después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él
quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de
la región visible y es, en cierto modo, el autor de todas
aquellas cosas que ellos veían.
-Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar
en eso otro.
-¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de
la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel,
¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que
les compadecería a ellos? Efectivamente.
Metafísica: el mito de la caverna (III)
-Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o
alabanzas o recompensas que concedieran los unos a
aquellos otros que, por discernir con mayor penetración
las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles
de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás
o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de
profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees
que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que
envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes
entre aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es
decir, que preferiría decididamente «ser siervo en el
campo de cualquier labrador sin caudal » o sufrir
cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de
lo opinable?
-Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría cualquier
otro destino antes que aquella vida.
Metafísica: el mito de la caverna (IV)
Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo,
ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se
le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja
súbitamente la luz del sol?
-Ciertamente -dijo.
-Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían
permanecido constantemente encadenados, opinando
acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele
asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería
muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber
subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que
no vale la pena ni aun de intentar una semejante
ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de
echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y
hacerles subir ?
-Claro que sí-dijo.
Metafísica: el mito de la caverna (IV)
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh,
amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la
región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión y la luz
del fuego que hay en ella con el poder del sol. En cuanto a la subida
al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las
comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no
errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas
conocer y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto.
En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo
último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una
vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y
lo bello que hay en todas las cosas, que, mientras en el mundo
visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible
es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que
tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su
vida privada o pública.
-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo
estarlo."
Metafísica: el mito de la caverna
Metafísica: el mito de la caverna
Región o ámbito de «lo que es realmente»,
«plenamente», y la de «las sombras», la de «lo que se
genera y deviene». Accesible gracias a los sentidos,
forma el mundo sensible, empírico, «visible» u
«opinable», frente al cual el hombre está como un
esclavo encadenado en una cueva, de espaldas a un
fuego exterior, confiado en que las sombras
proyectadas al fondo forman la realidad. De este
modo, se convierte en una prisión para nuestra
auténtica naturaleza.
Gracias a una educación adecuada y esforzada
podemos, no obstante, acceder a la epistéme, a la
ciencia de lo verdadero y lo real, a las esencias
absolutas de la justicia, lo bueno y lo bello.
El papel de la educación dialéctica
Es gracias al intelecto del alma, en contraposición a los sentidos,
cómo, después de recorrer un camino dificultoso y desagradecido,
puede salirse de la cueva hacia la región exterior, «de arriba», «del
sol».
El papel de la educación y del método pedagógico dialéctico es
abrir el «órgano del intelecto», iluminar la razón en el camino
hacia la idea, forma o esencia absoluta e inmutable del bien.
Entre las formas inteligibles domina la idea del Bien, la más difícil
de alcanzar en el ascenso del alma, «causa de todo lo recto y lo
bello», «maestra que produce la verdad y el conocimiento». Una
vez que la idea del Bien es percibida, puede inferirse que es
responsable de todo lo correcto y bueno, de todas las formas.
El auténtico saber es la contemplación de las esencias, el resto
de artes se mueven en el ámbito de lo fugaz y mundano. Platón
rechaza a quienes se dedican a «lo mortal», como los poetas, lo
relativo al cuerpo y reafirma que sólo aquellas actividades que
forman el ojo del alma nos ponen en contacto con las esencias
inteligibles e inmutables.
La idea de justicia
La justicia consistirá «en hacer lo que propio de
cada uno, sin dispersarse en muchas tareas».
Lo que es propio es lo correspondiente a la
naturaleza de cada uno como efecto del predominio
del alma de un tipo u otro, ya que «cada una de las
clases podrá participar de la felicidad que la
naturaleza le ha asignado».
Dado que «no es acorde a la naturaleza que el
piloto ruegue a los marineros que se dejen
gobernar»
El guardián y el filósofo
Los gobernantes serán elegidos de entre el tipo más
excelso de ciudadanos de la pólis, los guardianes o
soldados.
El guardián, cual perro de raza, debe ser «manso con
sus compatriotas y feroz con sus enemigos».
la comunidad de bienes entre guardianes-gobernantes,
elegidos y formados desde niños, es necesaria para el
control de sus deseos menos mesurados.
Los guardianes no tendrán posesiones privadas, vivirán
en comunidad absoluta, incluso de niños y mujeres, y
cobrarán un salario de subsistencia.
Dado que define la areté en términos intelectuales, las
mujeres deben ser tratadas igual que los hombres
El modelo de Esparta
homonioi, espartiatas; ilotas dependientes, y perioikoi
Apella o asamblea de espartiatas, un tribunal gerontocrático o
gerousía, cinco funcionarios o éforos, dos reyes, militar y religioso
Austeridad guerrera y comunidad de infantes
Los guardianes filósofos
Eugenesia: «ingeniosos sorteos», los
acoplamientos funcionales a cada naturaleza se
lleven a cabo, ya que «es necesario que los
mejores hombres se unan sexualmente a las
mejores mujeres la mayor parte de las veces; y al
contrario, los más malos a las más malas»
Su forma de vida le blinda contra cualquier sentido
de la pertenencia, ningún rasgo de su identidad
personal: el filósofo impuro, mezclado en sus
cualidades o metales constitutivos, será «arrojado
entre los artesanos y labradores»
“Lo que es deber hacer”
Rep., III, 415a.
“Vosotros, todos cuantos habitáis la ciudad, sois
hermanos, Pero el dios que os modeló puso oro en
la mezcla con que se generaron cuantos de
vosotros son capaces de gobernar, por lo cual son
los que más valen; plata, en cambio, en la de los
guardias, y hierro y bronce en las de los labradores
y demás artesanos. [...] E incluso si sus propios
hijos [de los gobernantes] nacen con una mezcla de
bronce o hierro, de ningún modo tendrán
compasión, sino que, estimando el valor adecuado
de sus naturalezas, los arrojarán entre los artesanos
y labradores”
Crítica de la democracia (I)
Los discursos falsos de los demócratas...
denominan «idiotez» al pudor y lo arrojan fuera,
convirtiéndolo en fugitivo deshonorable; al control
de sí mismo lo llaman «falta de virilidad», lo injurian
y lo destierran, y lo convencen de que la
moderación y la mesura en los gastos son
«rusticidad» y «servilismo» [...]. Reintroducen la
desmesura, la anarquía, la prodigalidad y la
impudicia, resplandecientes, coronadas y
acompañadas por un gran coro; las elogian, y
llaman eufemísticamente «cultura» a la desmesura
Crítica de la democracia (II)
Rep., III, 392b
“Cuando la multitud se sienta junta, apiñada en la
asamblea, en los tribunales, en los teatros y
campamentos o en cualquier otra reunión pública, y
tumultuosamente censura algunas palabras o
hechos y elogia otras, excediéndose en cada caso,
dando gritos y aplaudiendo, de lo cual hacen eco
las piedras y el lugar en que se hallan, duplicando el
fragor de la censura y del elogio. En semejante
caso, ¿cuál piensa que será su ánimo, por así
decirlo?”
Crítica de la democracia (III)
La democracia: «en semejante constitución» —
señala alarmado Platón—, los jóvenes rivalizan con
los maestros, «el meteco es igualado al
ciudadano», «los hombres y mujeres que han sido
comprados no son menos libres que quienes los
han comprado», «cuánta libertad e igualdad ante la
ley existe allí en relación de hombres con mujeres y
de mujeres con hombres», incluso «los animales
sujetos al hombre son allí más libres que en
cualquier otra parte»
La metafísica política de las ideas
El segundo viaje a Sicilia y Dionisio el Joven
Cuando Platón rondaba los sesenta años de edad
murió Dionisio el Viejo, a quien sucedió su hijo, un
joven inseguro, conocido por su afición al vino, y
protegido por su tío político, Dión
Dión dará a Platón la oportunidad de dar forma
concreta a sus ideales políticos en Siracusa.
Platón acudió alrededor del 366, pero, a los pocos
meses, los recelos políticos y el clima
conspiratorio le empujaron a regresar a Atenas,
donde al poco se le uniría Dión.
La metafísica política de las ideas
El tercer viaje a Sicilia
Dión se enfrentó a Dionisio el Joven, al que llegó
a expulsar de Siracusa, cuando sus propiedades
fueron confiscadas y su mujer obligada a casarse
con otro.
Al poco Dionisio el Joven, entonces enfrentado a
Dión, hizo llamar a Platón con urgencia. Todo
acabó con gran violencia y el asesinato de Dión.
Como consecuencia, Platón escribirá Leyes, y
conservará una desazón sobre los asuntos
públicos y los hombres de su tiempo. Su teoría se
convierte en teología
Cosmología: los últimos diálogos
El Uno de los
pitagóricos como Bien
El Uno como
demiurgo de un
mundo fijo y ordenado
Las esferas celestes,
en perfecta armonía
El mundo terrenal,
sometido a la
corrupción de la
materia
Influencias posteriores
El estoicismo, Polibio, Cicerón, Averroes
La Ciudad de Dios de San Agustín
En el cristianismo, su cosmología dominó entre los
siglos III y XIII
Los utopistas del Renacimiento,
La caverna de Saramago
Los críticos de su política: Karl Popper, Leo Strauss
o Hannah Arendt
Los críticos de su metafísica idealista: el
materialismo y el escepticismo
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