Para sentencia definitiva estos autos caratulados “METZEN Y SENA S

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Montevideo, veintiocho de setiembre de dos mil once
VISTOS:
Para sentencia definitiva estos autos caratulados “METZEN Y
SENA S.A. CONCURSO. EXCEPCION DE INCONSTITUCIONALIDADARTS.
111 A 113 Y 255 DE LA LEY No. 18.387 Y ART. 1o. DE LA LEY No. 18.411”,
Ficha 2-55980/2009.
RESULTANDO:
I)
En el caso de autos, se sigue el proceso concursal de
Metzen y Sena S.A. conforme a la nueva legislación que rige la materia, esto
es, la Ley No. 18.387.
El expediente se encuentra en la etapa del procedimiento de
verificación de créditos (arts. 101, 102 y 103 de la citada Ley).
En el marco de lo dispuesto por los arts. 101, 102 y 103 de la
Ley No. 18.387, el síndico designado confeccionó la lista de créditos
verificados, incluyéndose, entre ellos, los que consideró subordinados —por la
relación de los acreedores con el deudor—, según lo preceptuado en los arts.
108, 111 y 112 de la Ley mencionada.
A su vez y como lo prevé el art. 104, la lista elaborada por el
síndico quedó de manifiesto en el Juzgado por el plazo de quince días, dentro
del cual se presentó la acreedora Savills Investments Portfolio S.A.,
deduciendo oposición a la calificación de su crédito, conjuntamente con la
excepción de inconstitucionalidad en análisis.
II)
La referida sociedad comercial adujo que los arts. 111 a
113 y 255 de la Ley No. 18.387 y el art. 1o. de la Ley No. 18.411 (modificativo
del art. 255 de la Ley No. 18.387) son inconstitucionales porque vulneran los
derechos de propiedad y a la seguridad de los negocios jurídicos, consagrados
en los arts. 7, 32 y 72 de la Carta.
En tal sentido, expresó, en síntesis, los siguientes argumentos:
a)
Sin perjuicio de que sus créditos no pueden ser calificados
como subordinados, tal categorización los convierte en incobrables. Es titular
de créditos garantizados con prendas e hipotecas. Si prospera la calificación de
subordinados sugerida por la sindicatura, tales créditos perderán su privilegio
especial, quedando colocados por detrás de los créditos quirografarios, con lo
cual, en su opinión, se afecta el derecho de propiedad.
b)
Una de las manifestaciones del principio de seguridad
jurídica es el mantenimiento de las condiciones en que fueron entabladas las
relaciones contractuales. En el presente caso, la categoría de créditos
subordinados no existía en el momento en que la excepcionante adquirió estos
créditos, y ella contaba con el privilegio que suponía el hecho de estar
respaldados por garantías reales que aseguraban su cobro (fs. 3126 vto.-3134
vto.).
III)
El expediente fue recibido en la Suprema Corte de
Justicia el 14 de febrero de 2011 (fs. 3181).
IV)
Por auto No. 138 del 16 de febrero de 2011, se confirió
traslado a las partes por el plazo de diez días y, cumplido, se dispuso otorgarle
vista al Sr. Fiscal de Corte por el término de veinte días (fs. 3182).
V)
La Liga de Defensa Comercial, en su calidad de síndico
designado en autos, evacuó el traslado correspondiente en los términos que
surgen de sus escritos de fs. 3301-3303 y 3305-3306.
VI)
El Sr. Fiscal de Corte evacuó la vista otorgada,
expresando que, en su opinión, correspondería desestimar el
excepcionamiento deducido (fs. 3312-3312vto.).
VII)
Por decreto No. 822 del 20 de mayo de 2011, se
dispuso el pasaje de los autos a estudio para sentencia (fs. 3315), al término
del cual se acordó el presente pronunciamiento en forma legal y oportuna.
CONSIDERANDO:
I)
La Suprema Corte de Justicia, por decisión unánime de sus
integrantes naturales y por fundamentos diversos, desestimará la excepción
de inconstitucionalidad opuesta, en virtud de lo que se expresará a
continuación.
II)
Los Sres. Ministros Dres. Ruibal y Larrieux consideran que
la promotora carece de legitimación activa para deducir la excepción de
inconstitucionalidad de las normas que considera contrarias a la Carta.
Antes del ingreso al mérito de la cuestión que se somete
a consideración de un órgano jurisdiccional, es preciso determinar la idoneidad
de quienes actúan en cuanto a poder pretender aquello que solicitan.
La declaración de inconstitucionalidad solo puede entablarse
cuando exista quien se considere lesionado en su interés directo, personal y
legítimo, legitimación que se requiere según lo previsto en el art. 258 de la
Constitución y en los arts. 509 nal. 1) y 510 nal. 1) del C.G.P.
La titularidad efectiva de dicho interés por la parte
excepcionante, así como su real afectación por la disposición legislativa
impugnada, es, por consiguiente, un presupuesto indispensable para la
obtención de una sentencia eficaz sobre el mérito de lo pretendido (cf. Vescovi,
Enrique, Cuadernos de Derecho Procesal, Tomo 1, 1973, pág. 123).
La Corporación ha definido con claridad las calidades que debe revestir el
interés en actuar, fundamento de la legitimación aditiva, señalando que:
“... además de tener la característica de legítimo (no contrario a
la regla de derecho, la moral o las buenas costumbres), personal (invocando un
interés propio, no popular o ajeno), debe ser directo, es decir que el mismo sea
inmediatamente vulnerado por la norma impugnada”. Partiendo de la opinión de
uno de los Maestros del constitucionalismo nacional, se afirmó que este interés
es también el “... inmediatamente vulnerado por la aplicación de la Ley
inconstitucional. No lo es, en cambio, el interés que remotamente pudiera llegar
a ser comprometido si la Ley se aplicara” (Justino Jiménez de Aréchaga, La
Constitución de 1952, Tomo 3, pág. 183).
En tesis coincidente con la postulada, ilustrada doctrina
administrativista sostiene que:
“Interés directo significa interés inmediato, no eventual o futuro.
La existencia de un interés directo implica que el particular se encuentra en una
situación jurídica definida y actual con relación a la Administración” (Giorgi,
Héctor, El contencioso administrativo de anulación, pág. 188), (cf. Sentencias
Nos. 335/1997, 105/2003, 1.687/2008, 1.198/2009 y 21/2010 de la Suprema
Corte de Justicia, entre otras).
Según los referidos Sres. Ministros, surge claramente de autos
que la impetrante de la declaración de inconstitucionalidad por vía de defensa
carece de legitimación activa por ausencia de interés directo.
En efecto, como surge del propio libelo de impugnación de
calificación de crédito y de oposición de excepción de inconstitucionalidad, la
promotora expresó que: “Sin perjuicio de considerar que los créditos de mi
representada no pueden ser calificados como subordinados, interpongo la
excepción de inconstitucionalidad contra...” (fs. 3126 vto.).
Es decir, la propia excepcionante sostuvo que la normativa que
tacha de inconstitucional no le es aplicable porque su crédito no reviste la
calidad de subordinado.
Además, el proceso aún no ha llegado a la etapa en que
la normativa cuestionada le resulte ineludiblemente aplicable a la
excepcionante. Ello, ya que según lo establecido en los arts. 104 a 106 de la
Ley No. 18.387, luego de impugnada la lista de acreedores y el inventario
formulado por el síndico (art. 104), debe recaer pronunciamiento del Juez de la
causa aprobando la lista de acreedores y el inventario originalmente
presentados por éste, o introducirle las modificaciones que corresponda, según
las impugnaciones deducidas (art. 105). Luego, esta sentencia (de carácter
interlocutorio, porque resuelve un incidente) puede ser recurrida al solo efecto
devolutivo por quien se considere agraviado, conforme lo prevén los arts. 106 y
252 nal. 1 de la Ley No. 18.387.
En autos, el Juez de la causa, a raíz de la interposición
de la defensa de inconstitucionalidad, todavía no se ha podido pronunciar sobre
las oposiciones a la lista de acreedores y al inventario presentados por el
síndico y, por ende, respecto de la impugnación efectuada por la excepcionante
por la calificación de su crédito como subordinado. En dicho pronunciamiento,
el magistrado podrá o no acoger alguna de las oposiciones planteadas y así
establecerlo en la resolución que culmine este incidente del proceso concursal.
De lo expuesto, surge palmariamente claro —en opinión
de estos dos Sres. Ministros— que la promotora carece de legitimación activa
en esta etapa del proceso para plantear la inconstitucionalidad de normas que
pueden no aplicársele, ya que el juzgador de la causa bien puede acoger su
posición e introducir las modificaciones del caso al informe del síndico; y, si no
lo hiciere, le queda la opción de recurrir la interlocutoria, abriendo la segunda
instancia.
Por lo tanto, la inconstitucionalidad deducida por vía de
excepción no revela un interés directo vulnerado y constituye un planteo
subordinado, en los hechos, a una resolución judicial que aún no ha recaído en
la causa.
En realidad, lo que está impugnando la excepcionante es
la supuesta designación de sus créditos como subordinados para el caso
hipotético o eventual de que el Juez así lo considere, pues, como señaló el
síndico, si bien la Liga de Defensa Comercial presentó un informe en el cual
indicó que había una serie de acreedores cuyos créditos podrían llegar a
considerarse subordinados, el Sr. Juez actuante todavía no se ha expedido al
respecto, por lo que una remota posibilidad de que pudiera eventualmente
sufrir algún perjuicio no es idónea para declarar la inconstitucionalidad de las
disposiciones legales impugnadas.
El interés que invocó la compareciente es abstracto, no
basado en la lesión actual o inmediata de su interés. Por consiguiente, una
declaración de inconstitucionalidad como la impetrada importaría un juicio
genérico y abstracto, no aplicable a un caso concreto, como lo requieren la
Constitución y la Ley (cf. sentencia No. 179/2006 de la Corporación).
III)
Por su parte, el Sr. Ministro Dr. Gutiérrez y el redactor
de la presente sentencia entienden —en posición que es compartida en la
hipótesis en estudio por el Sr. Ministro Dr. Larrieux— que la excepcionante
adoptó una actitud contradictoria que conduce al rechazo de la declaración de
inconstitucionalidad pretendida.
En efecto, por un lado, afirma que las normas en
cuestión no resultan aplicables al caso de autos por cuanto su crédito no puede
catalogarse como subordinado, y, por otro, aduce que esas disposiciones
serían violatorias del derecho de propiedad y de la seguridad jurídica, por lo
que solicita que sean declaradas inconstitucionales.
De tal forma, expresó que:
“La calificación de subordinado de un crédito, conforme lo disponen los
artículos 111 y 112, depende de que su titular esté especialmente relacionado
con el deudor: sometido al poder de dirección o actuando sistemáticamente en
concierto.
(...)
“Dado que no se configura ninguno de los presupuestos
para que los créditos de mi representada puedan ser calificados como
subordinados, la sede deberá rechazar la propuesta efectuada por la
Sindicatura” (fs. 3125 vto.-3126; el destacado en negrita no figura en el texto
original).
En tales coordenadas, corresponde poner de relieve que
la Corporación ha sostenido que para que un sujeto pueda promover la
declaración de inconstitucionalidad de una disposición legal tiene que
considerar que dicha normativa le resulta aplicable, esto es, que se encuentra
comprendido en el supuesto de hecho regulado por la norma. Solo así estará
legitimado para cuestionar la regularidad constitucional de la Ley.
No resulta admisible, entonces, afirmar que la Ley no le
es aplicable porque su situación no resulta alcanzada por la norma y, a la vez,
solicitar su declaración de inconstitucionalidad, actitud procesal contradictoria
que conduce al rechazo de la defensa ensayada (cf. Sentencias Nos. 25/2003,
42/2003, 356/2003 y 426/2003 de la Suprema Corte de Justicia, entre otras).
IV)
A su vez, el Sr. Ministro Dr. Van Rompaey considera
que si bien es cierto que la defensa de inconstitucionalidad se hizo valer
conjuntamente con la oposición a la calificación de créditos como subordinados
hecha por el síndico —calificación que no vincula al Juez del concurso, quien
adoptará decisión definitiva al respecto, susceptible de ser revisada por el
tribunal de alzada—, no lo es menos que, reiterando la postura amplia que ha
mantenido en este sentido, la promotora posee legitimación para oponer la
excepción de inconstitucionalidad.
Señala que, a su juicio, la excepcionante es titular de un
interés directo, personal y legítimo, en la medida en que le es aplicable la
norma cuya declaración de inconstitucionalidad solicitó.
Como sostuvo el referido Sr. Ministro en su discordia en
la sentencia No. 231/2002 de este Colegiado:
“En un plano estrictamente teórico, comparto en líneas
generales las consideraciones formuladas por la mayoría de la Corporación,
relativas a la exigencia de que el interés legítimo sea „directo‟ implica que el
mismo „... sea inmediatamente vulnerado por la norma impugnada...‟ y que „...
Interés directo significa interés inmediato, no eventual o futuro...‟”.
“El motivo de la discordia radica en la interpretación del
alcance que corresponde otorgarle a una de las calidades exigibles a la
situación jurídica de „interés legítimo‟ mencionada por el art. 258 de la
Constitución Nacional y por el art. 509.1 del C.G.P. Específicamente, la
diferencia con la mayoría de la Corte estriba en el alcance de la calidad de
„directo‟ que debe revestir dicho „interés legítimo‟ y en la forma en la que se
configura la „lesión‟ al referido „interés‟”.
“... la interpretación restrictiva de la calidad „directo‟
exigible al interés, en función de la cual solamente sería titular de un interés
directo aquella persona a la que efectivamente se le aplicó la norma
inconstitucional, no resulta de recibo”.
Vescovi indica que, al requerir interés, se excluye, expresa y correctamente, la
exigencia de reclamar la violación de un derecho subjetivo concreto como
condición para plantear la inconstitucionalidad. No se exige, como presupuesto,
la lesión efectiva al derecho sino, simplemente, la apreciación subjetiva de su
existencia. Al decir que se “considere lesionado”, se recalca este aspecto, que
tiende a consagrar un concepto amplio en la materia.
Con relación al mérito del asunto, expresa el Dr. Van
Rompaey que la lesión al derecho de crédito no puede asimilarse a la privación
o limitación del derecho de propiedad (arts. 7 y 32 de la Carta).
En el bien entendido de que existen, en el caso, razones
de interés general válidas para limitar los derechos mencionados en dichas
normas (incluso, la titularidad de un crédito), este fundamento sería bastante
para el rechazo de este agravio (cf. sentencia No. 525/2000 de la Suprema
Corte de Justicia).
Además, corresponde invocar las consideraciones que
en términos completamente revalidables al sub judice— efectuó la Corporación
con relación al derecho de crédito en su sentencia No. 101/1991.
En esa ocasión, se expresó:
“... Por lo que se dice en la demanda, resulta evidente la
existencia de ese desconcierto: el que implica asimilar la noción de titular de un
derecho obligacional, con la propiedad del mismo, confusión que es el sustento
real para la invocación de los arts. 7 y 32 de la Carta. Enredo que se ha
procurado destruir, poniendo cada concepto en su lugar, a los fines de permitir
que cumplan con los fines que le son propios.
Y sobre lo que vale la pena insistir: el acreedor no es
propietario de un derecho, es titular de un derecho, que consiste en estar
habilitado para exigir cierta prestación de un deudor determinado. Como
propietario, el dominio opera ante y contra todos; como acreedor el derecho
sólo actúa ante el obligado. Ello marca la diferencia entre ambos conceptos,
cuya asimilación deriva de la utilización por comodidad, de un léxico no técnico,
sino de mera utilidad en la comunicación del pensamiento.
De lo contrario no existirían derechos obligacionales,
sino exclusivamente objeto de dominio, pues los créditos, como vínculos
legales ante el deudor, serían sólo „objeto‟ de un solo tipo de relación jurídica
entre las personas, el dominio.
Por lo que, entonces, no se es „propietario‟ de un crédito,
pues el derecho que éste confiere es a cierta conducta del deudor, sólo exigible
frente a él, no frente a todos, ya que no hay un poder directo del acreedor
sobre el objeto de la prestación obligacional”.
En cuanto a la violación al derecho de seguridad jurídica
(arts. 7 y 72 de la Constitución), parece claro —continúa el razonamiento del
referido Sr. Ministro— que no se trata de un derecho absoluto, sino que, por el
contrario, admite limitación por norma legal que se fundamente en razones de
tutela del interés general (art. 7 in fine).
En el caso, las razones de interés general surgen de la
propia lectura de las normas legales cuya colisión con la norma constitucional
se alegó (arts. 111 y, especialmente, 112 de la Ley No. 18.387), en la medida
en que la subordinación de los créditos es acotada a los créditos de personas
“especialmente relacionadas con el deudor”.
Y no se trata de una enumeración genérica, cuya
efectiva concreción queda en manos de la discrecionalidad del Juez del
concurso, sino que la especialidad de la relación, determinante de la
subordinación, queda reservada a ciertas actuaciones enumeradas
taxativamente por los incisos 1, 2 y 3 del art. 112.
En todos los casos, nos hallamos frente a vínculos de
naturaleza familiar, social, contractual o estatutaria que permiten inferir, prima
facie, el conocimiento de la situación deficitaria de la empresa y la realización
de maniobras para privilegiar su situación crediticia en desmedro de los
derechos de los acreedores quirografarios y del principio par conditio creditoris.
A este tipo de conductas atrapadas por la norma en
estudio (frontalmente contrarias al principio general de buena fe, también de
raigambre constitucional) hace referencia la oposición de la Liga de Defensa
Comercial (fs. 3301 vto.-3302).
Nótese que la propia excepcionante recoge la postura de Recasens Siches (fs.
3131 vto.), para quien la “seguridad es el valor fundamental de lo jurídico, sin el
cual no puede haber derecho, pero no es lo único ni lo supremo, pues en el
derecho deben plasmarse una serie de valores de rango superior: justicia,
utilidad común, etc....”.
El interés general y las razones de orden público
impulsan a combatir las maniobras fraudulentas que buscan privilegiar a un
grupo de acreedores en desmedro del derecho igualitario de los demás,
contemplan el valor superior de justicia que las normas jurídicas deben,
prioritariamente, contemplar; y en el eventual conflicto entre este principio axial
y el de la seguridad jurídica, éste debe ceder.
V)
Las costas de cargo de la promotora y sin especial
condenación en costos (art. 523 del C.G.P.).
Por los fundamentos expuestos y las normas citadas, la
Suprema Corte de Justicia, por unanimidad,
FALLA:
DESESTIMASE
LA
DE INCONSTITUCIONALIDAD OPUESTA, CON COSTAS.
EXCEPCION
NOTIFIQUESE A DOMICILIO Y, OPORTUNAMENTE,
DEVUELVASE.
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