1. La Incidencia de la pobreza y la concentración del ingreso.

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1
La incidencia de la pobreza y la concentración
del ingreso en México
Fernando Cortés1
INTRODUCCIÓN
E
n este trabajo se consideran las relaciones entre el ingreso de los hogares, la pobreza y la desigualdad. En general, la pobreza de un país se
reducirá con ingreso constante si tiene lugar una redistribución progresiva consistente en extraer recursos de los sectores más acomodados en
favor de los pobres —redistribución pro-pobres—. También se puede abatir si
aumenta el ingreso y se mantiene constante la distribución, o lo que es lo
mismo, si aumenta el tamaño del pastel, pero no cambia la parte proporcional de la tajada que corresponde a cada quién. De estas dos situaciones polares se despliegan todas las combinaciones posibles entre el nivel de ingreso
y su concentración.
Para facilitar la exposición en las secciones 2 y 3, referidas a la pobreza, se
emplean las mediciones de la pobreza alimentaria y patrimonial, excluyéndose la de capacidades; sin embargo, al exponer los términos de la polémica
desatada por el comunicado oficial de que la pobreza habría disminuido entre 2000 y 2002 se decidió considerar las tres líneas: alimentaria, de capacidades y patrimonial.
Los datos de los cálculos de pobreza y de desigualdad provienen de las
Encuestas de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). Si bien se dispone de
los microdatos para las encuestas de 1977, 1984, 1989, 1992, 1994, 1996, 1998,
2000 y 2002, el cómputo de la incidencia de la pobreza se limita a la década
de los noventa y al 2002, esto se debe a que el método oficial distingue entre
pobreza rural y urbana, y las encuestas levantadas en los ochenta difieren de
las posteriores en la definición de la variable que diferencia ambos tipos de
contexto.
1
Doctor en Ciencias Sociales; Investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de
México. Correo electrónico: [email protected]
91
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
El análisis de la desigualdad en la distribución del ingreso (cuarta y quinta secciones) considera el cuarto de siglo comprendido entre los años 1977 a
2002, pero para lograr esta cobertura temporal se decidió pagar el precio de
considerar sólo el ingreso monetario y no analizar la concentración del ingreso en las zonas rurales y urbanas.
En la segunda sección se hace una revisión de las tendencias de la pobreza
y se analiza la validez de las explicaciones ofrecidas por Sedesol y el Banco
Mundial respecto a los factores que habrían provocado la disminución de la
incidencia en 2002. En la tercera parte se examinan las tendencias en la incidencia de la pobreza poniendo el foco de interés en hogares de asalariados.
En el cuarto apartado se documenta el hecho de que la crisis de los ochenta y la de los noventa han sido seguidas por una disminución en la desigualdad en la distribución del ingreso y que lo mismo ocurrió con la retracción
del periodo 2000 a 2002. En la quinta sección se ofrece una posible explicación a dicha regularidad basada en el examen de las contribuciones que hacen las distintas fuentes de ingreso al cambio en la desigualdad. En la última
parte se presentan las conclusiones principales.
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA EN LA DÉCADA DE LOS NOVENTA
En este estudio se emplean las cifras oficiales de pobreza2 que se basan en el
método preliminar3 elaborado por el Comité Técnico para la Medición de la
Pobreza (CTMP).4
2
En la medición de la pobreza predominan tres grandes enfoques: uno es el de la pobreza monetaria
que compara los recursos de los hogares, ya sea el ingreso o el gasto, con un valor preestablecido, una
línea; los hogares cuyos recursos quedan por debajo de ella son pobres. Otro enfoque es el de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), también denominado método no monetario, que en esencia consiste en
registrar el rezago en indicadores de bienestar tales como los servicios de la vivienda (agua, drenaje,
electricidad), calidad de la misma (materiales con que están construidas las paredes, los pisos, el techo),
etc. Estos indicadores pueden ser uni o multidimensionales, como por ejemplo el Índice de Necesidades
Básicas Insatisfechas. La tercera vía consiste en elaborar medidas mixtas que combinan las dos anteriores, como es el caso del método matricial y el Método Integrado de Medición de la Pobreza ( MIMP) en sus
distintas versiones (Boltvinik J, 1999: Cap. 2), en Boltvinik y Laos 1999.
3
La metodología fue considerada preliminar en tanto había claridad que dada la premura de las
instancias políticas por contar con una medición para el año 2000 se tomaron decisiones metodológicas
que requerían estudios específicos. En lugar de esperar a realizarlos se tomaron una serie de decisiones
provisionales. Esta es la razón por la que las estimaciones son preliminares.
4
En lo esencial, dejando a un lado un cúmulo de detalles, el CTMP decidió: i) medir la pobreza monetaria, ii) tomar el ingreso per capita como medida de los recursos de los hogares, iii) construir las líneas
de pobreza con base en una canasta alimentaria y iv) considerar la satisfacción de las necesidades no
alimentarias expandiendo la canasta alimentaria por el inverso del coeficiente de Engel.
92
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
El Comité optó por emplear, en la primera etapa, el método de línea de
pobreza, esta decisión tomó en consideración que en la medición por NBI hay
serios problemas metodológicos y técnicos, aún no resueltos, para agregar
tanto las carencias como los individuos.5 Estos problemas constituyen un
formidable obstáculo para utilizar esta estrategia metodológica. Descartado
NBI automáticamente se elimina la posibilidad de emplear cualquier método
mixto.
A pesar de que el gasto efectuado por los hogares parece estar mejor medido que el ingreso6 y que desde el punto de vista teórico se podría argumentar que es mejor indicador del ingreso permanente que el ingreso, el
CTMP decidió utilizar como medida de los recursos el ingreso corriente total
per capita de los hogares, descontando los regalos otorgados a los recibidos.
La medida de los recursos empleada en la medición de la pobreza es, entonces, el ingreso total por persona regalos netos.7
Las líneas de pobreza se construyeron a partir de canastas de alimentos.
De las disponibles en México, la de Coplamar y la de INEGI-CEPAL, se eligió
esta última; ambas instituciones construyeron canastas diferenciadas para
las zonas urbanas y rurales, valoradas en pesos de 1992, por lo que las estimaciones oficiales de pobreza proporcionan mediciones para ambos contextos por separado. En la actualización de la canasta a precios de agosto del
2000 se emplearon los correspondientes subíndices de precios del Índice Nacional de Precios al Consumidor.8 Para controlar la diversidad demográfica
5
Otra razón fue que la pobreza monetaria tiende a reflejar la pobreza coyuntural; es decir, es una
medida sensible a los avatares de corto plazo de la economía, mientras que la medición por NBI tiende a
representar la pobreza estructural, que refleja las variaciones en las condiciones de vida de largo plazo.
6
La subestimación de los ingresos es mayor que la del gasto cuando se comparan los datos de las
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) y las partidas correspondientes del
Sistema de Cuentas Nacionales. Sin embargo, hay que dejar asentado que esta comparación no está
exenta de críticas. Además, no hay porqué suponer que la subestimación afecta por igual a todos los
sectores sociales: sólo tendría incidencia en la medición de la pobreza si la subestimación afectara también a los estratos sociales más bajos. El estudio en profundidad respecto a las bondades de medir los
recursos por ingresos o gastos mostró que, en definitiva, no hay elementos de peso que inclinen la
balanza a favor de uno u otro (De la Torre R., 2004).
7
El ingreso corriente total resulta de la suma del ingreso monetario y las estimaciones del ingreso no
monetario. Se decidió considerar sólo los regalos netos para evitar contarlos más de una vez (Lydall H.,
1979).
8
La canasta de Coplamar está valorada a precios de 1982, pero fue construida con base en una encuesta
de hogares levantada en 1975. La de INEGI-CEPAL está expresada en pesos de 1992 pero para seleccionar la
canasta se usaron los datos de la ENIGH de 1984, en el año 2000; ambas canastas estaban obsoletas; el país
había vivido severas crisis económicas en 1976, 1982 y 1994, además hubo un cambio de orientación en el
modelo económico, se pasó de un modelo orientado hacia adentro a una economía abierta al exterior y
93
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
de los hogares se decidió utilizar el ingreso per capita. Además, se esgrimieron
buenas razones para no ajustar los datos de la ENIGH a Cuentas Nacionales.
Ahora bien, el Comité definió tres conceptos de pobreza que originó sendas mediciones para las zonas urbanas y rurales. El primer concepto, que el
CTMP calificó como de nivel I (LP1) califica como pobre a todo hogar cuyo
ingreso per cápita es inferior al valor de la canasta;9 el segundo concepto,
pobreza de nivel II (LP2), considera pobres a los hogares y sus miembros que
no pueden adquirir los alimentos de la canasta, además de no poseer el dinero suficiente para subsanar los gastos en vestuario y calzado, vivienda, salud, educación y transporte público, aun el caso hipotético de que gastasen
todo su ingreso nada más que en esos rubros. La tercera noción de pobreza
Nivel III (LP3), agrega a los gastos de los dos primeros conceptos a aquellos
que son necesarios para la vida cotidiana moderna, tales como los realizados
en la conservación de la vivienda, energía eléctrica y combustibles, comunicaciones, transporte fuera del lugar en que se radica, cuidado y aseo personal, esparcimiento y turismo.
La primera línea de pobreza corresponde a la canasta alimentaria. Para
generar la segunda y la tercera se identificó un decil de referencia.10 La segunda línea (LP2) resulta de dividir el valor de la canasta entre la relación
del gasto en alimentos y el gasto en: alimentos, vestuario y calzado, vivienda, salud, educación y transporte público, en el decil de referencia. La tercera línea (LP3) es igual al cociente entre el valor de la canasta alimentaria y la
relación entre el gasto en alimentación y el gasto total de los hogares del
decil de referencia.
además se firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Dado que en la coyuntura
que estaba trabajando el CTMP estaba fuera del horizonte construir una nueva canasta se decidió por la de
INEGI-CEPAL considerando que era la que tenía menos distorsiones respecto a la canasta actual, pero con
plena conciencia que es muy probable que no refleje la estructura del consumo de hoy en día.
Para evitar distorsiones en los precios relativos se decidió actualizar los precios de los bienes de la
canasta por medio de los subíndices del Índice Nacional de Precios al Consumidor del Banco de México
en lugar de emplear índice general.
9
La justificación pormenorizada de estas decisiones se encuentra en el Informe del Comité Técnico
(2002). Además, vale la pena señalar que este concepto no autoriza derivar que los hogares no pobres
satisfacen sus necesidades de alimentación. Califica como pobres a todos los grupos domésticos, que
aun gastando todo su ingreso en comprar los ingredientes crudos con los que se preparan los alimentos
no logran satisfacer los requerimientos nutricionales, por tanto no es un concepto derivado del mundo
empírico. Estas precisiones son válidas también para los restantes conceptos de pobreza.
10
Se construyó un decil móvil de referencia. Se entiende por tal aquel que se construye con el 5% de
los hogares por encima y por debajo del hogar cuyo ingreso es inmediatamente superior al valor de la
canasta alimentaria, una vez que se ordenó el archivo por el ingreso per capita.
94
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) introdujo dos modificaciones
a la propuesta elaborada por el CTMP. Por una parte, eliminó la línea LP3 e
introdujo otra, localizada entre LP1 y LP2, definida como el resultado de
dividir, en el decil de referencia, el valor de la canasta alimentaria entre la
relación del gasto en alimentos y los gastos en alimentos, educación y salud.
De este modo la primera línea, que el CTMP denominó LP1, fue nombrada
“pobreza alimentaria”, la tercera línea, LP3, se designó “pobreza de patrimonio” y la construida por Sedesol se bautizó como “pobreza de capacidades”. En consecuencia, la medición oficial proporciona nueve mediciones de
pobreza: pobreza alimentaria, pobreza de capacidades y pobreza patrimonial en zonas rurales y urbanas,11 más las tres nacionales.
Ahora bien, en la gráfica 1 se muestran las tendencias de la pobreza alimentaria y de patrimonio12 en los hogares,13 al nivel nacional y en las zonas
Gráfica 1. Incidencia de la pobreza y patrimonio. México, 1992-2002
FUENTE: Cálculos propios con base en los datos de las ENIGH.
11
Si el hogar está situado en una localidad menor de 15 mil habitantes se considera rural y si tiene
15 mil o más se califica como urbano.
12
Más adelante, al presentar los términos en que se dio y sigue dando la disputa en torno a la disminución de la pobreza entre 2000 y 2002 se considerarán la pobreza alimentaria, de capacidades y de
patrimonio. Por el momento, con el propósito expreso de aligerar la exposición, los cuadros sólo considerarán la pobreza alimentaria y de patrimonio.
13
La incidencia de la pobreza al nivel individual se basa en el supuesto de que todos los miembros
de un hogar pobre también son pobres. La información no permite distinguir la pobreza dentro de cada
hogar. En consecuencia, el número de pobres resulta de la suma de todos los miembros que forman
parte de un hogar calificado como pobre.
95
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
rurales y urbanas del país, aplicando el método propuesto por el CTMP a las
Encuestas Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) en los años
1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002.
En general, las seis series muestran la misma forma. La incidencia de la
pobreza alimentaria (nacional, urbana y rural) disminuye entre 1992 y 1994,
crece dramáticamente entre este último año y 1996 y posteriormente inicia
un descenso sostenido hasta el año 2000, que continúa hasta 2002, mientras
que la pobreza de patrimonio nacional y rural disminuyen y la urbana se
mantiene de 1992 a 1994 alcanzaron el máximo en 1996, y de ese año al 2000
se reducen. Sin embargo y por el momento se hará caso omiso de la caída
registrada en la pobreza entre los años 2000 y 2002. Este tema será tratado un
poco más adelante.
En la gráfica 2 se muestra la evolución del PIB per capita para el periodo. La
comparación a simple vista de esta gráfica con la 1 muestra la sincronía entre
la evolución de la pobreza y del PIB entre 1992 y 2000.
Con base en la descomposición propuesta por Ravallion (1992) se estimaron los aportes que hicieron el ingreso y la desigualdad al cambio en la incidencia de la pobreza. Los resultados que se presentan en el cuadro 1
corroboran que en los noventa predominó el efecto ingreso sobre el de desigualdad, esto es consistente con las conclusiones obtenidas de la comparación de las gráficas. Sin embargo no siempre ha sido así; análisis realizados
con datos de 1984 a 1992 han reportado que durante los años ochenta el prinGráfica 2. Producto Interno Bruto por persona (miles de pesos de 1993).
México 1992-2002
FUENTE: INEGI, BDI .
96
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
cipal componente del cambio en la incidencia de la pobreza se debió al deterioro en la distribución del ingreso (Székely M., 1998). El cuadro 1 muestra
que este fenómeno se habría observado nuevamente en el bienio 2000 a 2002.
En el primer bienio del siglo XXI la reducción en la desigualdad fue la principal fuerza que redujo la incidencia de la pobreza. La caída en la concentración del ingreso no sólo se habría debido a aumentos en las participaciones
relativas (relativamente mayores en los deciles inferiores que en los superiores) sino también al crecimiento en el ingreso medio de los hogares de todos
los deciles excepto los del décimo que sufrieron una merma: se observó una
redistribución progresiva del ingreso monetario que favoreció a los sectores
sociales que disponen de menores recursos económicos.
Cuadro 1. Descomposición de la pobreza de los hogares 1992-2002
(porcentajes)
Pobreza alimentaria
Descomposición
1992-1996
1996-2000
2000-2002
Estrato
Urbano
Rural
Nacional
Urbano
Rural
Nacional
Urbano
Rural
Nacional
Efecto ingreso
Efecto desigualdad
9.4
18.1
11.3
-9.9
-10.9
-9.2
0.6
0.9
0.7
0.2
-2.7
0.0
-0.8
2.3
-1.3
-2.2
-6.6
-3.7
Residual
Total
0.2
-1.6
0.0
0.4
-0.6
0.4
0.3
0.1
0.2
9.9
13.8
11.3
-10.3
-9.2
-10.1
-1.3
-5.6
-2.8
-0.2
-9.0
-0.1
-0.05
-0.3
-0.3
1.4
0.4
1.1
16.8
15.2
16.2
-13.6
-10.1
-12.6
-2.0
-1.3
-1.8
Pobreza de patrimonio
1992-1996
1996-2000
2000-2002
Urbano
Rural
Nacional
Urbano
Rural
Nacional
Urbano
Rural
Nacional
17.5
19.2
16.7
-15.1
-12.1
-13.7
1.0
1.3
1.1
-0.5
-3.1
-0.4
2
2.2
1.4
-4.5
-3.0
-4.0
FUENTE: Cortés et al. (2002), pp. 19 y 21 y cálculos propios.
97
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
La disminución de la pobreza en 2002, calculada con el método del CTMP,
dada a conocer pocos días antes de la elección parlamentaria de 2003, sabiéndose que la economía había estado deprimida en los últimos dos años y
que en los noventa había predominado el efecto ingreso sobre el de distribución, provocó fuertes reacciones y una aguda polémica. La discusión se centró
principalmente en establecer si la disminución era un artefacto inducido por el
instrumento de captación de la información. Secundariamente, la polémica se
concentró en las posibles fuentes que habrían provocado el aumento de los
ingresos de los pobres que les habría permitido escapar a tal condición.
La disputa giró en torno a las estimaciones puntuales de la pobreza alimentaria, de capacidades y patrimonial, olvidando que éstas provienen de
muestras aleatorias independientes y que por lo tanto están sujetas a fluctuaciones de muestreo. En general, desde el punto de vista estrictamente estadístico, si se desea saber si dos o más proporciones provenientes de sendas
muestras aleatorias son o no estadísticamente distintas es necesario realizar
pruebas de hipótesis.
Las discusiones acerca de si efectivamente la pobreza disminuyó, sólo tienen sentido después de conocer los resultados de las pruebas de hipótesis.
En el cuadro 2 se incluye la información relativa a la incidencia de la pobreza
alimentaria, pobreza de capacidades y pobreza patrimonial en 2000 y 2002, al
nivel nacional y en los contextos urbanos y rurales, el número de hogares en
situación de pobreza, las diferencias de las proporciones, los errores estándar
de las estimaciones, el valor del estadístico Z y los niveles de significación.14
De las tres mediciones de pobreza urbana la única que experimentó una
reducción significativa fue la pobreza de capacidades. En consecuencia, quedan eliminadas de la disputa la pobreza alimentaria y de patrimonio en las
localidades de 15 mil o más habitantes.
Por una parte, la caída de 5.6 puntos porcentuales en la pobreza alimentaria rural, en las localidades más pequeñas del país, no se debe al azar. Por
otra parte, la reducción de 4.9 y 1.3 puntos porcentuales en la pobreza de
capacidades y de patrimonio en zonas urbanas quizá se deban a fluctuaciones de azar y por tanto también deben eliminarse de la controversia.
Las pruebas de hipótesis de una cola, con un error de tipo I con probabilidad del 5%, enseñan que
al nivel nacional la disminución de 1.8 puntos porcentuales de la pobreza de patrimonio no es estadísticamente significativa, por lo tanto tiene alta probabilidad de que se deba a fluctuaciones de muestreo.
Por el contrario, la reducción de 2.8 puntos porcentuales de la pobreza alimentaria y de 4.2 en la pobreza de capacidades superan a las fluctuaciones de azar. De estos resultados se deriva que cualquier
discusión respecto a la reducción en la pobreza de patrimonio sería bizantina.
14
98
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
Cuadro 2. Prueba de hipótesis de la diferencia en la proporción
de hogares pobres en 2000 y 2002 según ámbito geográfico
y niveles oficiales de pobreza en México
Pobreza
Nacional
Alimentaria
Capacidades
Patrimonio
Urbana
Alimentaria
Capacidades
Patrimonio
Rural
Alimentaria
Capacidades
Patrimonio
Proporción/año
Variación 2000-2002
Número de hogares
en pobreza
2000
2002
0.186
0.253
0.459
0.158
0.211
0.441
0.028
0.042
0.018
4,370,075
5,950,765
10,769,504
0.098
0.162
0.374
0.085
0.122
0.354
0.013
0.040
0.020
0.341
0.414
0.607
0.285
0.365
0.594
0.056
0.049
0.013
Error estándar
Valor Z
Nivel
de significación
en %
2000
2002
3,899,371
5,192,812
10,876,387
0.0072
0.0081
0.0104
0.0085
0.0095
0.0120
2.508
3.361
1.138
1.215
0.078
25.521
1,464,305
2,422,268
5,589,169
1,337,724
1,909483
5 538,924
0.0074
0.0095
0.0135
0.0058
0.0069
0.0102
1.385
3.417
1.182
16.600
0.063
23.702
2,905,770
3,528,497
5,180,335
2,561,647
3,283,329
5,337,463
0.0157
0.0163
0.0165
0.0211
0.0234
0.0293
2.131
1.722
0.387
3.308
8.514
69.869
FUENTE: José Vences, “Estimaciones de pobreza, 2000-2002: pruebas de hipótesis”, cuadro 7.
Los errores estándar fueron calculados por la Dirección de Corto Plazo del
Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI); se utilizó el
método de Conglomerados Últimos en combinación con el de series de Taylor,
ya que se trata de diseños complejos de muestreo.
En suma, sólo las pobrezas de “capacidades urbana” y “alimentaria rural”
experimentaron una disminución suficientemente pronunciada para superar a las fluctuaciones de azar. Además, también fueron significativas las
caídas en la pobreza alimentaria y la de capacidades a nivel nacional.
La sedesol sostuvo que la disminución de la pobreza se debió al alza de
los salarios reales, al crecimiento de las remesas del exterior y al efecto de los
programas sociales, principalmente Oportunidades y Procampo.15 Sin embargo, la explicación ofrecida se basa en fuentes externas, no usa la información que proporciona la ENIGH y no deja claro si el crecimiento en los salarios
y las remesas observados al nivel nacional favorece a los hogares pobres.
Debido a que Oportunidades es un programa focalizado en los sectores más
pobres del país podría argumentarse que la expansión de la cobertura debie15
En un trabajo reciente, M. Székely y E. Rascón (mayo de 2004), plantean que la reducción de la
pobreza se debió al abatimiento del valor de la canasta, aumento en los salarios reales y a la expansión
de la cobertura de Oportunidades entre los años 2000 y 2002.
99
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
ra tener algún efecto sobre la pobreza; sin embargo, como se verá más adelante la ENIGH no tiene tamaño suficiente como para hilar tan fino.
El informe del Banco Mundial sobre la pobreza en México (2004), aporta
evidencia en favor de los factores que explicarían la disminución de la pobreza identificados por Sedesol. En efecto, con base en la Encuesta Nacional
de Empleo (ENE) dicho estudio muestra que aumentaron los salarios reales de
los trabajadores formales e informales, pero no se sabe qué lugar ocupan en
la jerarquía de los ingresos y por tanto no se demuestra, sino que se sugiere,
que favorecieron a los hogares pobres.
En cuanto a las remesas del exterior, el Banco Mundial reproduce la contabilizada por el Banco de México. El supuesto no explícito es que las remesas
favorecen a los hogares pobres.16 En cuanto a las transferencias del gobierno,
incluyen un cuadro en que distribuyen por quintiles las remesas del exterior
y las transferencias de Oportunidades y de Procampo, y concluyen que “el
hallazgo más importante del cuadro es la tremenda importancia de las
remesas y otras transferencias —becas de estudio, pensiones, transferencias
de otras familias— para los hogares más pobres” (pp. 83 y 84). Después de
afirmación tan rotunda agregan: “No presentamos los resultados de la contribución a los cambios en el ingreso por quintil y fuente de ingreso porque
la ENIGH no es representativa a ese nivel de desagregación” (p.84). Con base
en ambas afirmaciones se concluye que el hecho de que las remesas y las
transferencias de Oportunidades y Procampo tengan una tremenda importancia en los hogares pobres no explica la caída de la pobreza que experimentó México en el bienio 2000 a 2002.
Para identificar los rubros de ingreso “responsables” de la caída en la pobreza, con base en los datos de la ENIGH en el bienio en cuestión, es necesario
establecer que sus aumentos superan las fluctuaciones de azar. El análisis
debe comprender todos los rubros de ingresos y no limitarse a las remuneraciones del trabajo, las remesas del exterior ni a las transferencias del gobierno; pero hay que considerar que poco tendrá que ver con la reducción de la
pobreza el aumento en el ingreso en los hogares no pobres. Considerando
estas ideas y en ausencia de datos de panel, Aparicio R. y F. Cortés (2004)
siguieron la estrategia consistente en: i) identificar al conjunto de los hogares
pobres según las diferentes líneas de pobreza en 2000, enseguida se separó a
16
Esta duda se plantea a pesar de que tienen la precaución de medir el ingreso de los hogares antes
de transferencias ya que de no hacerlo así habría sido muy difícil evaluar sus efectos sobre la pobreza,
dada la pronunciada importancia que tienen en el ingreso de los pobres.
100
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
los grupos domésticos sitos en zonas rurales y urbanas y en cada una de ellas
se establecieron los centiles “frontera” que dividen a los pobres y no pobres
para cada línea en las zonas, ii) medir los valores de los diferentes rubros de
ingreso en 2000 y en 2002 en los centiles correspondientes a la pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio, en los contextos rurales y urbanos y iii) realizar las pruebas de hipótesis para cada rubro de ingreso en los
centiles correspondientes individualizando así a aquellos que tuvieron alzas
estadísticamente significativas y que por lo tanto habrían provocado la caída
de la pobreza alimentaria rural y de capacidades urbanas.
Este procedimiento arrojó los siguientes resultados: i) la disminución de
la pobreza alimentaria rural se originó en el aumento estadísticamente significativo en los ingresos monetarios per capita de los pobres alimentarios en
2000, que experimentaron un aumento estadísticamente significativo entre
ese año y el 2002. Es preciso destacar que el tamaño de la muestra rural de la
ENIGH no es lo suficientemente grande para discriminar los impactos sobre la
pobreza de los rubros de ingreso a mayores niveles de desglose; ii) en cuanto
a la reducción de la pobreza de capacidades urbanas los rubros que experimentaron alzas significativas fueron: los salarios reales, probablemente debido al control de la inflación durante este periodo; la estimación del valor
del alquiler por el uso de la vivienda propia, pero su contribución está bajo
sospecha debido a la posibilidad de que sea el reflejo de cambios en el cuestionario y no en el ingreso y; la renta de la propiedad17 que en los hogares
pobres de capacidades urbanas pasó de 0.6 a 3.2 pesos mensuales en promedio y que si bien fue estadísticamente significativo, su monto es despreciable,18 iii) las pruebas de hipótesis indican que la pobreza alimentaria y la de
capacidades al nivel nacional experimentaron una reducción estadísticamente
significativa.
17
El número de preguntas incluidas en el cuestionario de ingresos, destinadas a recabar la renta de la
propiedad aumentó entre los años 2000 y 2002 de ocho a 14 preguntas (Cortés F., 2003). Algunas de ellas
fueron nuevas, otras separaron conceptos que en la encuesta de 2000 inquirían en conjunto y otras se
abrieron, en el cuestionario del 2002 en varias categorías. Este hecho, que emerge con nitidez del análisis comparativo de los cuestionarios tiene escaso efecto sobre la medición de la incidencia de la pobreza
en virtud de la escasa importancia relativa en cuanto al monto de ingresos que capta la renta de la
propiedad entre las fuentes del ingreso que conforma el ingreso monetario de las Encuesta Nacional de
Ingresos y Gastos de los Hogares ( ENIGH).
18
El ingreso promedio por renta de la propiedad es muy pequeño debido a que la gran mayoría de
los hogares no tiene percepciones por este concepto, y menos aún los pobres. Además, es bien sabido,
que las ENIGH presentan serios problemas de captación de ingresos por este concepto de modo que las
cifras reportadas por las encuestas tienden a subestimar las entradas percibidas por los hogares por
dividendos, intereses, alquileres de casas y terrenos, etcétera.
101
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
LA POBREZA DE LOS ASALARIADOS
Durante los primeros años de la década de los noventa, el porcentaje de hogares cuyos ingresos provinieron exclusivamente de las remuneraciones del
trabajo se mantuvieron, con oscilaciones menores en el rango del 40% (gráfica 3). Dicho porcentaje se empezó a reducir en 1998 (38%) y en 2002 ya fue de
36 por ciento.
Los grupos domésticos en los que por lo menos un miembro fue asalariado
pero que contaron además con otro u otros que trabajaron como autónomos,
recibieron transferencias o renta de la propiedad, se mantuvieron alrededor
del 31 al 33% hasta 1996; de 1998 en adelante su importancia relativa empezó
a aumentar alcanzando el 37% en 2002. Hay que destacar que en los grupos
domésticos que combinan fuentes de ingreso las remuneraciones del trabajo
suelen ser las que más aportan; además, la mezcla más frecuente es la de pagos
al trabajo con “ingreso por negocios propios”, y con las “transferencias”.
Las dos tendencias contrapuestas que involucran al pago del trabajo dependiente, hicieron que en la década de los noventa entre el 72 y 73% de los
hogares mexicanos dependieran exclusiva o mayoritariamente de las remuneraciones devengadas por sus asalariados. Complementariamente, entre el
27 y 28% de los grupos domésticos obtuvieron ingresos por renta empresarial, renta de la propiedad o transferencias.
Los datos de la gráfica 3 parecieran avalar la hipótesis que después de la
crisis de 1994-1995, los hogares de asalariados siguieron la estrategia de realizar otras actividades para generar los recursos monetarios y solventar sus
necesidades (Rubalcava, R. M., 2000: 101 a 109), esta hipótesis se podría complementar sosteniendo que lo más probable es que este camino haya sido
seguido por los asalariados de menores ingresos, es decir, por aquellos que
sufren las mayores premuras económicas. En aras de la precisión se debe
decir que esta interpretación sólo se puede plantear a modo de hipótesis
pues no se dispone de datos de panel o bien de estudios específicos referidos
a las estrategias que han empleado los hogares mexicanos con relación a sus
ingresos durante este periodo.
Enseguida se examina la evolución de la pobreza en los asalariados distinguiendo entre pobreza alimentaria, de capacidades, patrimonial y pobreza;
esta última corresponde a la tercera línea propuesta por el CTMP.
Dejando a un lado la pobreza alimentaria, las tres restantes exhiben el
mismo patrón en los hogares “puros” de asalariados (gráfica 4a): se mantienen relativamente constantes hasta 1996, con una incidencia del orden del
102
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
Gráfica 3. Hogares según combinación de fuentes de ingreso.
México, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002
(Porcentajes)
FUENTE: Cálculos propios con base en los datos de las ENIGH.
33, 38 y 39% (capacidades, patrimonial y pobreza; respectivamente) y a partir de ese año se observa un abatimiento sistemático que culmina en el 2002
con cifras de 24.2, 32.1 y 33.9 respectivamente.
En cuanto a la pobreza alimentaria la disminución inicia en 2000; hasta
1998 el porcentaje de hogares de asalariados que fueron pobres alimentarios
alcanzó el 30% y en el año 2002 se redujo a 22 por ciento.
En las cuatro series destaca el impulso del error de diciembre sobre la
pobreza en los hogares que sólo reciben remuneraciones del trabajo, pero la
gráfica también muestra que su impacto fue relativamente mayor en los niveles de pobreza más angustiantes: de capacidades y alimentaria. Esta última tuvo un crecimiento tan pronunciado que retrasó su tendencia a la baja
en los años posteriores.
Por otra parte, la gráfica 4b hace patente que aquellos que combinaron
ingresos han experimentado una incidencia creciente de la pobreza, con un
103
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
Gráfica 4a. Incidencia de la pobreza en los hogares
que sólo reciben remuneracines al trabajo.
México, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002
FUENTE: Cálculos propios con base en los datos de las ENIGH.
Gráfica 4b. Incidencia de la pobreza en los hogares que combinaron
remuneraciones del trabajo con otras fuentes.
México, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002
FUENTE: Cálculos propios con base en los datos de las ENIGH.
104
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
Gráfica 4c. Incidencia de la pobreza en los hogares que no reciben ingresos
por remuneraciones del trabajo.
México, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002
FUENTE: Cálculos propios con base en los datos de las ENIGH.
pequeño bache en 1994 sin importar cuál sea la medida de pobreza que se
utilice.
En los grupos domésticos cuyos ingresos no dependen de la venta de fuerza de trabajo (gráfica 4c) se advierte una tendencia estacionaria con fluctuaciones, un pico en 1994, una retracción en 1996 y una leve alza en los años
posteriores que sitúa la incidencia de la pobreza en 2002 en guarismos similares a los de 1992. Las series de las tres gráficas tienen su cima en 1996,
corroborando la afirmación del Banco de México que sostuvo que la de 19941995 fue “la más severa crisis ocurrida desde la década de los años 30” (Banco de México, 1996: 1), y redujo con mucho mayor fuerza el ingreso monetario
de los hogares que la de 1982.19
Las regularidades observadas parecieran indicar, a primera vista, que los
asalariados estarían escapando a la pobreza después de la crisis, sin embargo, el proceso pareciera ser más complicado. De acuerdo con la hipótesis
planteada: los hogares asalariados de menores niveles de ingreso, es decir,
los que contaron con menos capital humano, que tenían los más bajos niveles
de productividad, buscaron generar mayores recursos económicos dedicando parte de la fuerza de trabajo familiar a actividades por cuenta propia o
19
Esta afirmación se basa en el análisis del Banco de México y en el examen de la evolución del
comportamiento de variables macroeconómicas tales como el crecimiento del PIB, la mayor participación de las remuneraciones del trabajo en la distribución funcional del ingreso, la evolución de las series
de salario y de empleo, etcétera.
105
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
bien algunos de ellos migraron a otro lugar, dentro o fuera del país, o bien se
enrolaron en algún programa social de gobierno.
En consonancia con esta estrategia, la caída de la pobreza en la categoría
hogares asalariados puros se debió a que los más pobres —los de menores ingresos— transitaron a la categoría de ingresos mixtos. A su vez, este mismo
proceso explicaría el por qué la pobreza tendió a aumentar sistemáticamente
en los grupos domésticos donde conviven asalariados con personas que tienen ingresos de otras fuentes.
Si bien la estrategia de explotar la fuerza de trabajo familiar aumenta las
corrientes de ingresos percibidas, no se debe inferir que estas conductas les
permitan escapar de la pobreza. Los recursos económicos que generan suelen ser reducidos e insuficientes. La estrategia de supervivencia familiar es
sólo un paliativo, y muy probablemente sea pagada con pobreza futura, particularmente en aquellos que recurren a la fuerza de trabajo infantil.
LA DESIGUALDAD EN LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO MONETARIO: 1977 A 2002
En esta sección se presenta una descripción del comportamiento del ingreso
de los hogares. El periodo está signado por las crisis de 1982 (Aspe P., 1993:
134), de 1994 y la contracción económica del inicio del siglo XXI; por un cambio profundo en la orientación del modelo económico (Banco de México,
1987: 21); cambio que se empieza a perfilar alrededor de 1985 y que se hace
visible con la firma del Pacto de Solidaridad Económica en diciembre de
1987 (Banco de México, 1988: 30).
La información que se expone proviene de las ENGH de 1977, 1984, 1989,
1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002. La primera fue levantada por la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP) y las restantes por el INEGI.
En las encuestas de ingreso-gasto se reportan los ingresos monetarios y no
monetarios recibidos por los hogares cuya suma arroja como resultado el ingreso total, sin embargo, el análisis se limitará al ingreso corriente monetario.20
20
Son tres las razones para tomar esta decisión: la primera es que la ENIGH de 1977 recabó pero no
publicó ni incluyó en la base de datos el ingreso no monetario. Si se trabajase con el ingreso total habría
que reducir la cobertura temporal al lapso 1984 a 2002, pues no se tendría punto de comparación para
registrar los cambios en el ingreso en los años inmediatamente posteriores a la crisis de 1982; la segunda
es que la información relativa a los aspectos técnicos del diseño de muestra de las diversas ENIGH enseñan que las mediciones del ingreso no monetario no son estadísticamente confiables (los errores de
estimación son exageradamente grandes) y la tercera es que los precios que se imputan a los consumos
no monetarios son discutibles.
106
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
El cuadro 3 muestra la distribución del ingreso monetario, según deciles
de ingreso monetario per capita,21 entre 1977 y 2002.
En el último cuarto del siglo XX los hogares mexicanos aumentaron su ingreso monetario, en términos reales, en poco menos de 3%. Sin embargo,
este incremento no fue sostenido ni estuvo exento de vicisitudes.
Las crisis de 1982 y 1994 provocaron una merma acentuada en la capacidad de compra. En promedio cayó un poco menos del 7% entre 1977 y 1984
(a pesar del alza que experimentó en los años de la primavera petrolera) y en
26% en el bienio 1994-1996. Las cifras muestran dos periodos de crecimiento
sostenido del ingreso monetario de los hogares. Uno que arranca en 1984 y
alcanza su máximo en 1994. A partir de 1996, después del error de diciembre
(1994-1995) la economía inicia una fase expansiva, con tasas de crecimiento
Cuadro 3. Ingreso monetario medio mensual, según deciles
de hogares ordenados por ingreso por persona (en pesos de agosto
del 2002). México, 1977, 1984, 1989, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002
Deciles
1977
1984
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
758.7
1 545.10
2 176.20
2 980.00
3 579.90
4 555.60
5 702.00
7 039.60
9 477.60
18 546.60
1 082.20
1 864.50
2 555.90
3 124.10
3 823.80
4 617.40
5 508.70
6 807.30
8 348.70
15 128.20
Total
6 500.60
6 074.60
1989
1992
1 025.80
838.7
1 989.30 1 844.20
2 661.20 2 707.70
3 290.90 3 239.10
3 982.30 3 929.00
4 751.90 4 605.30
5 513.20 5 523.70
6 808.10 6 720.90
8 647.80 9 303.10
19 770.40 22 389.40
6 798.30
7 108.70
1994
1996
1998
2000
2002
968.7
1 902.90
2 671.70
3 363.10
4 071.00
4 709.10
5 660.50
7 112.40
9 672.90
23 619.70
832.7
1 599.20
2 077.20
2 603.30
3 007.60
3 731.30
4 276.90
5 274.20
7 162.80
16 221.70
651.7
1 515.10
2 061.40
2 691.20
3 164.70
3 923.00
4 606.10
5 837.10
7 922.60
18 380.10
955.2
1 817.20
2 461.20
3 082.80
3 736.60
4 447.50
5 550.00
6 907.30
8 899.60
21 649.90
1 025.90
2 013.10
2 619.50
3 232.50
4 073.30
4 565.10
5 485.30
6 925.30
9 113.30
19 414.30
7 463.40
5 503.40
5 904.00
6 847.90
6 679.60
FUENTES: SPP, 1977; INEGI, ENIGH 1984, 1989,1992,1994, 1996, 1998, 2000, 2002.
21
La información por deciles que se presenta en este análisis difiere de la publicada por el INEGI en
que se distribuye el ingreso según deciles de hogares ordenados por ingreso monetario per cápita mientras que los cuadros correspondientes en las publicaciones del INEGI los presentan ordenados según
deciles de ingreso monetario total; esto quiere decir que la ordenación de los hogares, previa a la construcción de los deciles, se basa en el ingreso per capita del hogar en un caso y en el ingreso que aportan
todos sus miembros en el otro. La diferencia, de emplear uno u otro procedimiento, radica en que los
cuadros que siguen controlan por el tamaño del hogar, evitando así que unidades domésticas grandes,
con ingresos altos pero bajos al ser expresados por persona, queden incluidos en los deciles superiores.
El análisis del efecto que esto tiene sobre los deciles de hogares se puede consultar en Cortés F y R. M.
Rubalcava (1995: 11).
107
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
del PIB real por encima del 5% anual, con la excepción de 1998, año en que fue
de sólo 3.5%; en sintonía con esta tendencia el ingreso medio recabado por
las ENIGH aumentó sistemáticamente entre 1996 y el 2000. A pesar de la recuperación en este cuatrienio, el ingreso medio en 2000 fue del mismo orden de
magnitud que en 1989, pero está lejos de alcanzar el nivel de 1994 que, por lo
demás es el valor más alto en el periodo. Entre 2000 y 2002 se manifestó una
nueva recesión, aunque no tan pronunciada como las anteriores; esta vez el
ingreso promedio de los hogares cayó en 2.5 por ciento.
La descripción del comportamiento del ingreso medio desde 1977 al 2000,
permite afirmar que, en general, la serie construida con base en las ENIGH
muestra una sincronía con las épocas de contracción y de expansión macroeconómica. Sin embargo, esto no es así en los lapsos marcados por los años
1984 a 1989 y 1998 al 2000.22 En efecto, entre 1984 y 1989 la economía mexicana prácticamente no creció, sin embargo, el cuadro muestra un alza significativa en el ingreso medio de los hogares. Una situación similar acontece
entre 1998 y 2000: el aumento de los ingresos de las unidades familiares fue
muy superior al crecimiento del Producto Interno Bruto. En ambos casos la
discrepancia tiende a desaparecer si en lugar del ingreso monetario del hogar se observa la evolución del ingreso por perceptor. Esto se debe a que la
tasa de variación del ingreso de los hogares no es directamente comparable
con la del PIB, pues el primero está influido por el número de perceptores.
Hay que destacar que los ingresos monetarios de los deciles extremos,
aquellos que incluyen a los hogares más pobres, y el que comprende a los
grupos domésticos más acomodados, son los que han experimentado los cambios más palpables durante los últimos 25 años; mientras que los restantes
si bien fluctúan, su rango de variación es sensiblemente menor. Esta característica de los ingresos medios lleva a sospechar que las variaciones de la
desigualdad a lo largo del periodo estarán signadas en gran medida por la
suerte que corren los hogares más pobres y los más ricos.
22
El efecto de las crisis sobre el ingreso medio no queda bien documentado por las ENIGH. Como ya se
señaló en el texto, la comparación entre 1984 y 1977 subestima la caída del ingreso medio de los hogares
después de la crisis de 1982; se sabe que entre 1977 y 1981 los ingresos aumentaron significativamente y
que se redujeron violentamente a partir de agosto de 1982, de modo que la medición de 1984 sólo
permite observar parte de la disminución originada por la crisis de 1982. La reducción después de la
crisis petrolera de 1986 pasa desapercibida, pues la medición se realiza en un lapso de cinco años (1984
a 1989) periodo en que la reducción se compensó por los aumentos posteriores. Es claro que la comparación entre 1994 y 1996 está suficientemente acotada como para formarse una idea más o menos precisa
de la caída en la capacidad de compra de la población.
108
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
En el cuadro 4 se presenta la participación relativa en el ingreso monetario
de los deciles de hogares, ordenados según su ingreso per capita, para todos
los años del periodo bajo consideración, sus correspondientes Coeficientes
de Gini23 y el número de perceptores por hogar.24
El número de perceptores por hogar ha aumentado sistemáticamente de
poco más de 1.5 en 1977 a 2.0, en 2002. Este incremento es producto de tres
tendencias: i) mayor número de personas en edad de trabajar como consecuencia de la caída en la tasa de mortalidad y de la fecundidad (una de las
fases de la transición demográfica) (Cabrera G, 1990: 251), ii) tendencia creciente en la participación laboral de las mujeres como resultado del proceso
Cuadro 4. Participación porcentual en el ingreso monetario, número medio
de perceptores, Índice de Gini, según deciles de hogares ordenados
por el ingreso monetario per capita. México. 1977, 1984,
1989, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002
Deciles
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
Total
Núm. Percep.
Gini
1977
1.0
2.0
2.9
4.0
5.2
6.6
8.5
11.6
17.1
41.2
100.0
1.53
0.526
1984
1989
1.4
1.1
2.5
2.3
3.6
3.3
4.6
4.4
5.8
5.5
7.3
6.7
9.2
8.5
12.0
11.0
16.8
15.6
36.8
41.6
100.0
100.0
1.58
1.67
0.477
0.518
1992
1.0
2.1
3.1
4.0
5.1
6.3
8.1
10.8
15.9
43.6
100.0
1.69
0.532
1994
1996
1998
1.0
1.1
0.9
2.1
2.3
2.0
3.0
3.2
3.0
3.9
4.1
4.0
4.9
5.2
5.2
6.2
6.5
6.5
8.0
8.2
8.2
10.5
10.9
10.9
15.6
15.6
16.0
44.7
42.8
43.3
100.0
100.0
100.0
1.73
1.77
1.80
0.538
0.521
0.534
2000
2002
1.1
2.1
3.1
4.1
5.2
6.6
8.3
10.8
15.9
42.7
100.0
1.92
0.523
1.3
2.4
3.4
4.4
5.5
6.8
8.5
11.1
16.1
40.5
100.0
2.01
0.500
FUENTES: SPP, 1977, INEGI, ENIGH 1984, 1989,1992,1994, 1996, 1998, 2000, 2002.
23
El Índice o Coeficiente de Gini es una medida estadística que resume el grado de desigualdad de
una distribución. Si la variable está equitativamente distribuida el Índice toma el valor 0 y si hay total o
absoluta concentración asume el valor 1: a mayor desigualdad mayor valor del Coeficiente de Gini.
24
Estos índices se calcularon a partir de los datos agrupados y difieren de los reportados por el INEGI
que emplea deciles de hogares ordenados por su ingreso total. También son distintos a los calculados
Hernández Laos E. (2003: 103); en este último caso las fuentes de las divergencias son que: i) estudia la
distribución del ingreso total y no del ingreso monetario como se hace en este trabajo, ii) usa deciles de
“población” ordenados por ingreso total en lugar de ingreso per capita y iii) ajusta las cifras a cuentas
nacionales, es decir, corrige los datos de las ENIGH de acuerdo con el ingreso que según dichas cuentas debiera quedar en manos de las personas.
109
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
de modernización y desarrollo de la economía que expandió las actividades
económicas que emplean preferentemente mujeres (García B. y O. de Oliveira,
1990: 350) y iii) una de las estrategias que siguen los hogares pobres para
capear las tormentas económicas, (González de la Rocha y Escobar 1986,
González de la Rocha M., 1988; Oliveira O., 1988; Selby et al., 1990; De Barbieri
M. T., 1989; Cortés F. y R. M. Rubalcava, 1991; Tuirán R., 1993, González de
la Rocha M., 1994: 136 a 139; Escobar A. y M. González de la Rocha, 1995;
Hernández-Licona G., 1997: 547 a 560).
Por otra parte, el Coeficiente de Gini experimentó una disminución acentuada en 1984, en 1996 y en el 2002, y una reducción moderada en 2000. Entre
1977 y 1984 medió la crisis de 1982, aumentó la participación relativa de los
ocho primeros deciles y cayó la del noveno y décimo. Si bien hubo una retracción en el ingreso promedio ésta afectó los deciles de la cúpula de la
distribución. Una situación muy parecida se vuelve a vivir en el bienio 2000
a 2002 con la diferencia que esta vez hubo una reducción del ingreso promedio menos marcada, a la vez que aumentaron los de los primeros nueve deciles
así como sus correspondientes participaciones relativas. Al mismo tiempo se
observó una caída en los ingresos y en la participación porcentual de los
hogares del décimo decil.
La crisis de diciembre de 1994 provocó una violenta reducción del ingreso
(véase cuadro 3), que a diferencia de 1984 y 2002 fue seguida por una caída en
todos los deciles sin excepción, que se combinó con mayores ganancias relativas de los ocho primero deciles y una pérdida de significación en el décimo.
La reducción de la desigualdad en el año 2000 con respecto a 1998 se distingue sustancialmente de las anteriores pues ocurre, por primera vez en los
últimos 25 años, acompañado por un crecimiento económico sustancial que
tuvo lugar en el periodo 1996 al 2000, que llevó a un repunte sostenido de los
ingresos de los hogares (véase cuadro 3). En el año 2000 la disminución de la
concentración del ingreso se produjo por un leve aumento de la participación relativa de los siete primeros deciles, una tenue caída del octavo y noveno y una merma significativa del décimo.
En suma, en los cinco lustros considerados en este trabajo México experimentó cuatro caídas de la concentración del ingreso, tres a consecuencias de
crisis económicas y una en épocas de expansión. El nivel mínimo de
inequidad, medido por el Índice de Gini, se observa en 1984 año en que el
coeficiente cae cerca de cinco décimas respecto de 1977; las reducciones en
los años siguientes (1996, 2000 y 2002) son bastante más moderadas; del orden de uno y dos décimas.
110
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
Las conclusiones derivadas de la observación del comportamiento de los
ingresos del primero y décimo deciles a lo largo del periodo se corroboran y
refinan con el examen de sus participaciones relativas en el ingreso monetario total. En general y haciendo caso omiso de las participaciones relativas
de 1984 (cuadro 4) se observa que el porcentaje del ingreso monetario que
corresponde a cada decil presenta fluctuaciones leves excepto el del décimo.
Con base a estos resultados se podría afirmar que en México el nivel que
alcance la desigualdad en la distribución del ingreso monetario tiende a estar dominado por lo que acontece con la participación del decil en que se
encuentran los hogares más adinerados de la muestra: crece cuando aumenta, disminuye cuando se reduce.25
Esta regularidad adquiere su perfil propio en la caída que experimentó en
1984 comparado con 1977. En este periodo la desigualdad disminuyó no sólo
porque cayó la porción del pastel en manos de los hogares de mayores ingresos sino también porque fue reforzada por el aumento significativo en las
participaciones que les correspondieron a los ocho deciles inferiores, es decir, a los formados por los hogares más pobres. Esta excepción, registrada en
años en que aún la política económica del país se estructuraba de acuerdo
con la versión latinoamericana del modelo keynesiano, denominada etapa de
sustitución de importaciones, de desarrollo orientado hacia adentro o de desarrollo estabilizador, contrasta notablemente con el comportamiento de la
desigualdad en los años en que se pusieron en práctica las medidas de política económica derivadas del Consenso de Washington (Williamson J., 1990).
Esta evidencia se podría constituir en un punto de partida para iniciar investigaciones acerca de los mecanismos que vincularían el cambio en el perfil de
la desigualdad con las políticas económicas específicas propias de cada modelo económico.26
El análisis de los ingresos monetarios y de la desigualdad, así como la
evolución de ambas variables entre 1977 y el año 2002, permite dibujar una
25
Los efectos de las contracciones económicas de la década de los ochenta, noventa y principios del
2000 quedaron plasmados en las ENIGH que fueron levantadas en 1984, 1996 y 2002. En todos estos casos
se abatió la desigualdad por el desplo0me en la participación del decil más alto y se redujeron los
ingresos medios. La combinación de ambos movimientos ha llevado a caracterizar estas situaciones
como equidad por empobrecimiento (Cortés F. y R.M. Rubalcava, 1991 y Cortés F., 2000).
26
Si el aumento en la desigualdad deriva de la adopción de la economía de libre mercado (Cornya
G., 2004) y si es válida la relación que reza que a mayor desigualdad en la distribución del ingreso
menor crecimiento económico (Hernández Laos E. y Parás M., 1989) entonces la pobreza tendería a
crecer impulsada por los efectos ingreso y distribución aunque este último podría ser compensado por
redistribuciones de ingreso “pro-pobres” inducidas por la política social.
111
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
panorámica bastante general de lo acontecido. Este cuadro se puede enriquecer con un análisis más detallado, examinando cómo han variado las aportaciones que hacen a la concentración del ingreso las diferentes fuentes en
que abrevan los hogares para generar sus recursos económicos. Es posible
generar evidencia empírica que permita saber con cuánto contribuyen a la
desigualdad los pagos al factor trabajo, los ingresos generados por la explotación de negocios propios (renta empresarial), los ingresos provenientes de
las rentas obtenidas por el capital en manos de los hogares (intereses, dividendos, alquileres de casas y terrenos, etc.) así como de las transferencias
recibidas (por remesas originadas en el exterior o en el país, las entradas
monetarias por becas y donativos provenientes de instituciones y por jubilaciones, pensiones e indemnizaciones).
Una vez que se conoce el aporte de cada fuente de ingreso al Índice de
Gini es posible caracterizar su evolución a lo largo del tiempo. Este es el
tema de la siguiente sección.
LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO MONETARIO SEGÚN FUENTES
El ingreso monetario que recibe cada hogar puede provenir de las remuneraciones al trabajo, la renta empresarial (ingresos por la explotación de negocios propios), de la renta de la propiedad o de las transferencias.
Ninguna de estas fuentes es exclusiva pues un hogar puede recibir entradas
monetarias por una, dos, tres o las cuatro. A partir del hecho de que el ingreso monetario corriente que percibe un hogar resulta de la suma de los cuatro componentes señalados, aunque uno o más sean nulos, se puede calcular
el aporte que hace cada una a la formación del Coeficiente de Gini.27 Los
resultados se muestran en el cuadro 5.28
27
La descomposición del Índice de Gini que se utiliza en este trabajo se debe a Leibrandt, M. et al.
(1996). En lo fundamental la contribución de cada fuente es igual a la combinación de la desigualdad en
la distribución del ingreso dentro de cada una, de las correspondientes participaciones relativas y de las
correlaciones de Gini que son coeficientes de correlación por rangos que reflejan el grado de coincidencia entre las distribuciones de los órdenes de los hogares según el ingreso monetario total y el de cada
una de sus fuentes.
28
Los valores de los Coeficientes de Gini de los cuadros 4 y 5 no son directamente comparables. En
efecto, los del primero se calculan tomando en cuenta a toda la población, aunque la ordenación de las
observaciones se hace con el ingreso por persona del hogar y no con el ingreso individual; mientras que
los segundos se computan con base en los ingresos referidos a los hogares tomados como unidades, es
decir, no agrupados en ningún tipo de categorías estadísticas.
112
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
Cuadro 5. Descomposición del Índice de Gini según fuentes del ingreso
monetario. México, 1977, 1984, 1989, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002
Fuentes
1977
1984
1989
1992
1994
1996
1998
2000
2002
Remuneraciones al trabajo
Renta empresarial
Renta de la propiedad
Transferencias
Total
0.370
0.126
0.008
0.026
0.530
0.284
0.128
0.024
0.030
0.466
0.282
0.163
0.029
0.030
0.504
0.316
0.167
0.009
0.028
0.521
0.369
0.130
0.010
0.019
0.528
0.324
0.136
0.014
0.029
0.503
0.310
0.161
0.016
0.036
0.523
0.332
0.132
0.011
0.041
0.516
0.328
0.114
0.020
0.029
0.491
FUENTES: Cálculos propios a partir de las bases de datos de INEGI, bases de datos ENIGH 1977 , 1984, 1989,1992,
1994, 1996, 1998 y 2000.
Una somera mirada al cuadro lleva a la conclusión que las remuneraciones del trabajo y la renta empresarial son las fuentes que hacen la contribución más importante al valor del Gini.
Las remuneraciones al trabajo incluyen a todas las personas que reciben
un pago monetario en contrapartida a la venta de su fuerza de trabajo y la
renta empresarial comprende a quienes obtienen un ingreso por la explotación de un negocio propio o la venta de un servicio prestado en calidad de
autónomo. Investigaciones previas han mostrado que en esta fuente tienen
un peso significativo los trabajadores por cuenta propia y los empresarios
pequeños, con una participación menor de los patrones que emplean más de
cinco trabajadores (Cortés F., 2000).
Del cuadro se desprende que son las variaciones en la contribución de las
remuneraciones al trabajo las que signan el sentido del cambio en el coeficiente hasta el año 1998, sin embargo, la renta empresarial ha jugado un papel importante en la disminución del Índice de Gini en los años 2000 y 2002.
Según se ha visto un rasgo de la evolución de la desigualdad en México en
los últimos 25 años ha sido su disminución en épocas de contracción económica. Así aconteció en el periodo 1977 a 1984, crisis de 1982 mediante; entre
1994 y 1996, lapso que comprende las consecuencias del “error de diciembre” y en el bienio 2000 a 2002 caracterizado por un retraimiento, del ingreso
por persona, aunque no fue muy pronunciado. En las crisis de los años ochenta
y noventa la caída de la concentración del ingreso se debió a una reducción
en el aporte de las remuneraciones del trabajo; en la década del 2000 se originó en la renta empresarial.
La gráfica 5 muestra que en los años inmediatos posteriores a los tres periodos de retracción económica —1982, 1994/1995 y 2000/2002— se redujeron
113
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
drásticamente los ingresos que percibieron los hogares del décimo decil por la
venta de la fuerza de trabajo, sin embargo, en cada caso hubo especificidades.
En 1984 también cayeron las remuneraciones del noveno al cuarto deciles
y los tres primeros gozaron de mayores entradas monetarias por este concepto. En 1996 la contracción salarial afectó a todos los hogares, sin embargo,
fue mucho más marcada la del décimo. Durante el estancamiento del bienio
2000 a 2002 los asalariados del décimo decil vieron reducidos sus salarios y
todos los demás gozaron de aumentos aunque leves. Pero hay que tomar en
cuenta, como ya se ha señalado, no predominó el efecto remuneraciones del
trabajo.
En la gráfica 6 destacan las fluctuaciones en los ingresos por la explotación de los negocios propios de los hogares del décimo decil. Inmediatamente después de la crisis de 1982, en 1984 la renta empresarial recibida por los
hogares del décimo decil contrarrestó parcialmente la presión a la baja que
ejercieron las remuneraciones del trabajo sobre la desigualdad en la distribución del ingreso. Se sumó en la crisis de 1994-1995 y en la retracción de
2000 a 2002, sin embargo, sólo en este último caso predominó sobre las remuneraciones del trabajo (cuadro 5).
La cuantía de los pagos al factor trabajo recibidos por el décimo decil tienden a recuperarse en épocas de expansión lo que presiona a favor de aumen-
Gráfica 5. Evolución de las remuneraciones del trabajo, por hogar.
México, 1977, 1984, 1989, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002
FUENTE: Cálculos propios con base en los datos de las ENIGH.
114
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
Gráfica 6. Evolución de los ingresos por negocios propios, por hogar.
México, 1977, 1984, 1989, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2002
FUENTE: Cálculos propios con base en los datos de las ENIGH.
tos en la desigualdad. El crecimiento en el Índice de Gini en el quinquenio
1984 a 1989, época de estancamiento, se debió fundamentalmente al aumento en el ingreso de los hogares del décimo decil por la explotación de negocios propios.
Los deciles de hogares agrupados según su ingreso enmascaran una diversidad de sectores sociales. Análisis realizados con los datos de las ENIGH
(Cortés F. y R. M. Rubalcava, 1991; Cortés F., 2000: 57 - 75) han llevado a
perfilar que en la escala más baja de la pirámide social (tres primeros deciles)
predominan los hogares diseminados por el campo y en los pequeños poblados del país. A pesar de que en promedio están formados por casi seis personas cuentan, para su subsistencia, con muy pequeñas cantidades de dinero
para enfrentar los gastos cotidianos las que completan con producción doméstica de autosubsistencia. En un mismo hogar es probable encontrar miembros
que se dedican a labores agrícolas en calidad de jornaleros, a la producción
artesanal, a las actividades comerciales, a la venta de servicios menores y al
servicio doméstico.
Aquellos hogares clasificados entre el cuarto y séptimo deciles se localizan, preferentemente, en localidades de más de 2 500 habitantes y en promedio están constituidos por cinco personas. Con un magro ingreso por
hogar, que no tiene un complemento significativo en la producción para autoconsumo, deben adquirir en el mercado todos los bienes necesarios para ga115
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
rantizar la reproducción biológica y social: alimentación, vivienda, vestuario, salud, educación, etc. La fuerza de trabajo de los hogares de estos sectores encuentra empleo en calidad de asalariados no agropecuarios,
especialmente como trabajadores industriales, en los servicios personales y
públicos (en los puestos más bajos de la organización estatal), como empleados domésticos, operadores de equipos de transportes, en las fuerza armadas y personal de protección y vigilancia; o bien como “cuenta propistas” en
el comercio instalado, vendiendo bienes y servicios en calidad de ambulantes. De manera muy laxa los hogares de este estrato se podrían calificar como
pertenecientes a la clase media baja que viven en pequeños pueblos, o bien
en las zonas marginadas de las principales ciudades y que contando con
muy escasos recursos monetarios deben alimentar un número respetable de
bocas. El trabajo que desempeñan cubre un rango amplio que va desde la
venta ambulante de productos, prestación de servicios menores (plomeros,
tejedores de bejucos, ropavejeros, etc.) hasta algunos trabajadores de la educación y artistas.
Los hogares de clase media se encuentran en el octavo y noveno deciles.
Preferentemente habitan en zonas urbanas, sus ingresos ascienden a una suma
respetable, en comparación con el primero y segundo estratos y su tamaño
está por debajo de la media nacional (sólo cuatro personas por hogar). Los
miembros de estos hogares “se ganan la vida” realizando trabajos por cuenta propia y en actividades asalariadas no agrícolas. En este estrato destacan
los trabajos “de cuello blanco” como oficinistas, comerciantes, vendedores y
agentes de ventas, personal de control en las actividades fabriles y artesanales,
en servicios personales y servicios públicos, así como profesionistas y técnicos. También hay algunos trabajadores de “cuello azul” relativamente bien
remunerados que trabajan como operadores de equipo de transportes y trabajadores industriales. Es probable que éstos sean obreros especializados o
bien personas que han prestado sus servicios durante muchos años de modo
que tienen primas de antigüedad relativamente jugosas. También se encuentran miembros de las fuerza armadas.
En el último decil están los hogares de la clase media alta. Son de tamaño
reducido y disponen de un ingreso respetable. Se desempeñan como empresarios y como asalariados no agropecuarios. En este estrato se encuentran
profesionistas, ya sea que trabajen por cuenta propia o como asalariados,
técnicos, trabajadores de la educación y artistas, funcionarios públicos o funcionarios privados, oficinistas y comerciantes, vendedores y agentes de ventas. Considerando en conjunto las características de este decil resulta evidente
116
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
que los profesionistas que están en él son aquellos que han alcanzado suficiente prestigio en su actividad independiente o bien están en altos puestos
en las organizaciones en que prestan sus servicios, los funcionarios son los
de la cúpula de la burocracia, los comerciantes son los establecidos, que operan o laboran en empresas con volúmenes significativos de capital, los vendedores y agentes de ventas probablemente son los asociados a las grandes
firmas, etcétera.
Por último, debido a que las ENIGH están truncadas por la cola de la derecha (Cortés F. y R. M. Rubalcava, 1995; Cortés F., 2002) en esta descripción no
aparecieron hogares realmente adinerados. De acuerdo con los análisis presentados en esta sección son los ingresos de la clase media alta los que explican las variaciones en la desigualdad.
Con base en estos antecedentes es posible sostener a modo de hipótesis
que la relación entre crisis y disminuciones en los niveles de desigualdad se
origina en la política de gasto fiscal que suele emplear el Estado mexicano
para encarar las crisis económicas. Los recortes practicados al gasto fiscal no
sólo reducen los ingresos reales de los funcionarios, sino también conllevan
recortes de personal, afectando principalmente al décimo decil y a través de
este mecanismo se reduce la concentración del ingreso. En épocas de crecimiento económico tiene lugar el proceso inverso lo que lleva a aumentos en
la desigualdad en la distribución del ingreso. Se deberán realizar investigaciones en mayor profundidad para arrojar luz sobre el comportamiento de
los ingresos del décimo decil, en particular de aquellos hogares que reciben
ingresos por negocios propios, que ha dominado el cambio en la concentración del ingreso después de la crisis de 1994-1995. Es probable que por esta
vía sea posible establecer la conexión entre la desigualdad en la distribución
del ingreso, la pobreza, y el sector informal urbano.
CONCLUSIONES
El análisis de la información pone de relieve que: i) la evolución de la pobreza durante la década de los noventa estuvo relacionada más estrechamente a
las fluctuaciones del PIB que a los cambios en la distribución del ingreso; la
pobreza aumentó durante los años de contracción y disminuyó en épocas de
crecimiento económico; ii) Sin embargo, al inicio de la década del 2000 la
reducción de los índices de incidencia de la pobreza se originaron en una
redistribución progresiva del ingreso que superó las tendencias al alza pro117
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
vocadas por el estancamiento económico del bienio 2000-2002 y, iii) los años
de contracción económica han sido seguidos por disminuciones en la concentración del ingreso, excepto el bienio 1998 a 2000 en que simultáneamente hubo crecimiento y disminución de la desigualdad en la distribución del
ingreso.
El análisis estadístico practicado a la incidencia de la pobreza en el bienio
2000 a 2002 llevó a concluir que: i) sólo la pobreza alimentaria rural, de capacidades urbana y las correspondientes mediciones nacionales experimentaron caídas que superan las fluctuaciones de azar. Las reducciones en la
estimación puntual de la pobreza de patrimonio, alimentaria urbana y capacidades rural, en ese periodo, quizá se deban a errores de muestreo; ii) el
factor responsable de la disminución de la pobreza alimentaria rural fue el
ingreso monetario y de la pobreza de capacidades urbana lo fueron las remuneraciones del trabajo, la renta de la propiedad y la renta imputada por el
uso de la vivienda propia. Sin embargo, en este texto se expusieron buenas
razones para dudar de la confiabilidad de dicha renta y del alquiler imputado. Sin embargo, es necesario advertir, para evitar equívocos, que esta conclusión no significa que no hayan operado otros procesos en el abatimiento
de la pobreza; sólo permite señalar que con la información disponible sólo es
posible identificar el efecto de las fuentes señaladas, y iii) las dos conclusiones señaladas coinciden con las de Sedesol y las del Banco Mundial únicamente en lo relativo al efecto del crecimiento real en los pagos al trabajo
dependiente. No hay suficiente información para calibrar el impacto de las
remesas del exterior ni tampoco las transferencias del gobierno, en particular de los programas Oportunidades y Procampo.
El estudio de la evolución de la pobreza entre los asalariados mostró algunos procesos interesantes. En los hogares formados únicamente por trabajadores remunerados se observó que: i) hasta 1996 su proporción dentro del
total de hogares se mantuvo relativamente estable y a partir de 1998 empezó
a disminuir y ii) la pobreza exhibió el mismo perfil; su incidencia fue relativamente estable hasta 1996 y empezó a disminuir a partir de 1998. En los
hogares que combinan remuneraciones del trabajo con otras fuentes se registró que: i) el porcentaje disminuyó después de 1998; antes de esa fecha no
mostró fluctuaciones significativas, y ii) entre 1992 y 1996 la incidencia de la
pobreza tuvo oscilaciones y a partir de 1998 inició un ascenso sostenido.
Estas tendencias son consistentes con la hipótesis de que las difíciles condiciones económicas que debieron encarar los hogares de asalariados después de la crisis de 1994-1995 los orillaron a diversificar sus fuentes de ingreso,
118
LA INCIDENCIA DE LA POBREZA Y LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO EN MÉXICO
pero no fueron todos los que siguieron este camino, sino los de más bajos
salarios, con menor productividad, con menos capital humano. La estrategia
de supervivencia explicaría la disminución en la importancia relativa de los
hogares de asalariados exclusivos, el aumento de aquellos que combinan
fuentes de ingreso, la caída de la pobreza en los primeros y el aumento de la
misma en los segundos. La reducción de la pobreza en los hogares formados
únicamente por asalariados se debería a que los más pobres abandonaron la
categoría; la pobreza en este grupo se habría reducido por efecto composición, y el aumento observado en los hogares que combinan fuentes de ingreso habría tenido su origen en los contingentes pobres que migraron del
trabajo asalariado. La naturaleza de los datos no permiten ir más allá de
este punto, la investigación de esta hipótesis requeriría recabar información de panel.
La regularidad observada: crisis económica seguida por disminuciones en
la desigualdad se debió esencialmente a la reducción en la participación relativa del décimo decil, categoría en la que no se encuentran los miembros
más ricos de la sociedad sino la clase media alta. Dicha regularidad se complementa con la tendencia al aumento en la concentración del ingreso en
épocas de crecimiento económico que se explica principalmente por el aumento en la participación relativa del decil de los más adinerados incluidos
en las muestras.
Es probable que estos comportamientos sean reflejo de la estrategia de
reducir gastos fiscales en épocas de crisis y de aumentarlos sistemáticamente en años de expansión. La reducción del número de burócratas y de sus
salarios, la baja generalizada de los salarios reales de los profesionistas, profesores, técnicos, etc., se reflejan en retracciones significativas en la parte del
ingreso en manos de los grupos domésticos del décimo decil. En años de
expansión la marea vuelve a subir aumentando la parte del ingreso que queda en manos de estos sectores tanto por crecimiento en los empleos como
por mayores salarios reales.
Los cambios en la desigualdad en la distribución del ingreso monetario se
originaron en las remuneraciones al trabajo hasta 1996, desde 1998 en adelante se debieron a lo que aconteció con los ingresos por negocios propios.
Desde este último año hasta 2002 la contribución que hicieron los sueldos y
salarios a la desigualdad se mantuvo relativamente constante mientras que
el aporte decreciente de la renta empresarial a la concentración ha impulsado una caída sistemática. Aún más, el estudio mostró que fueron los hogares
del décimo decil los que recibieron remuneraciones y renta empresarial los
119
LA SITUACIÓN DEL TRABAJO EN MÉXICO, 2006
que determinaron el comportamiento global de la desigualdad en la distribución del ingreso.
A pesar de que son muchas las interrogantes que surgen de estos resultados, convocando a la realización de investigaciones más detalladas, en estas
conclusiones sólo se destacan las siguientes: i) ¿Qué modificaciones del mercado de trabajo explicarían la diversificación de las fuentes de ingreso después de la crisis de 1994-1995?, ii) ¿Qué aconteció con el ingreso por negocios
propios post crisis? y iii) ¿Qué vinculaciones hay entre estos fenómenos y el
crecimiento en los micronegocios o sector informal?
Para finalizar habría que señalar que si aún es válida la hipótesis de que la
desigualdad inhibe el crecimiento económico entonces ésta sería el pivote
que podría iniciar el círculo virtuoso “menor desigualdad, mayor crecimiento, menor pobreza”. La disminución de la concentración del ingreso tiene un
efecto directo en la reducción de la pobreza (en los términos planteados en
este trabajo) y otro indirecto a través del crecimiento económico que a su vez
lleva a menor pobreza. Si se acepta la idea de que dada la globalización sólo
es posible insistir en una economía de libre mercado, entonces la clave del
crecimiento del país estaría en una política fiscal, con objetivos sociales claros, que privilegie el crecimiento económico sobre la estabilidad financiera
(sin descuidarla) que redistribuya la asignación del ingreso primario, resultante de la operación del mercado libre, en favor de los pobres. Pero para
satisfacer simultáneamente estas condiciones es necesario diseñar una política fiscal eficiente no sólo en la recaudación sino también en el gasto y despertar la conciencia de los sectores más favorecidos de que una sociedad
menos desigual aumenta el bienestar de todos sus miembros.
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